El Parnaso Español Antonio Palomino

Breve introducción a la obra

Las piezas geográficamente en Guía del arte


El museo pictórico Antonio Palomino

Publicado en 1715 el Tomo I, y 1724 el tomo II y III

Saltar preludio ir a inicio>> , o Índice alfabético de artistasTomo-3 , El Parnaso

EL MUSEO PICTÓRICO, Y ESCALA ÓPTICA.

TEÓRICA DE LA PINTURA, EN QUE SE DESCRIBE SU ORIGEN, ESENCIA, ESPECIES Y CUALIDADES, CON TODOS LOS DEMÁS ACCIDENTES QUE LA ENRIQUECEN E ILUSTRAN, Y SE PRUEBAN CON DEMOSTRACIONES MATEMÁTICAS Y FILOSÓFICAS SUS MÁS RADICALES FUNDAMENTOS.

POR DON ANTONIO PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO.






EL PARNASO ESPAÑOL PINTORESCO LAUREADO.
CON LAS VIDAS DE LOS PINTORES, y ESTATUARIOS EMINENTES ESPAÑOLES, QUE CON SUS HEROICAS OBRAS HAN ILUSTRADO LA NACIÓN:
Y DE AQUELLOS EXTRANJEROS ILUSTRES QUE HAN CONCURRIDO EN ESTAS PROVINCIAS, Y LAS HAN ENRIQUECIDO CON SUS EMINENTES OBRAS;
GRADUADOS SEGÚN LA SERIE DEL TIEMPO EN QUE CADA UNO FLORECIÓ: PARA ETERNIZAR LA MEMORIA QUE TAN JUSTAMENTE SE VINCULARON EN LA POSTERIDAD TAN SUBLIMES y REMONTADOS ESPÍRITUS. POR DON ANTONIO PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO.
TOMO TERCERO. EN MADRID:
EN LA IMPRENTA DE SANCHA. AÑO DE MDCCXCVI.
Se hallará en su Librería en la calle del Lobo.

PRELUDIO DE ESTA OBRA.
La naturaleza inconstante de las cosas terrenas , y el sucesivo curso de los tiempos son causa de que aquellas no permanezcan en un estado, y de que estos borren las huellas de lo sucedido. Por eso advertidamente los antiguos procuraban perpetuar la memoria de aquellos ínclitos varones, cuyas hazañas les constituyeron acreedores del inmarcesible laurel de la Fama; ya grabando sus efigies en los escudos, para animar y los combatientes que seguían su ejemplo (N.Palominio. Ciypeum argenteum pondo centmn triginta octo cum Imagine Barchini Asdrubalis. Liv. 33. ab Urbe. Ardentes Clypeos, atque ora. minantia cerno, Virg. AEn); ya colocando en los atrios, y fachadas de sus mansiones, en debida custodia, aquellos mudos simulacros, para que su memoria, y ejemplo estimulasen a los presentes a la imitación de sus mayores (N.Palomino. Perlege dispositas generosa per atria ceras, Ovid. Fast.I. AEraque tot scripto viventes limine ceras. Stat.3 in Here).
No de otro modo en este tratado pretendemos delinear en la descripción de sus vidas las efigies de los eminentes ingenios españoles, que en las artes del dibujo se aventajaron, y ascendieron a la cumbre de la inmortalidad por alguna de las veredas que felizmente les conducen a lograr el merecido premio de sus deliciosos afanes, para que su ejemplo y memoria sirvan de estímulo a los que siguen sus huellas.
Empresa es verdaderamente difícil retroceder en la veloz carrera de los siglos, investigando las huellas que dejó, sino del todo borradas, desconocidas la repetición de los sucesos. Por esto algunos de nuestros eminentes héroes apenas han dejado la memoria de su nombre desfigurados ya ios vestigios que los constituyeron inmortales: Otros han sido más felices, no tanto por mas conspicuos, cuanto por mas afortunados , habiéndoles dispensado la suerte la aplicación de algún curioso en el apuntamiento de sus vidas, o la de algún escritor que las perpetuase en las prensas.
Por eso discurría mi cortedad, que no hay asunto tan difícil como el histórico, porque los demás dependen de las voluntarias sutilezas del discurso, o la artificiosa composición del ingenio; pero lo historial está ligado a las precisas puntualidades del hecho, y a las indefectibles circunstancias, que le abonan : y así, o ha de haber instrumentos, por donde conste tradición invariable que lo asegure, o experiencia propia, que lo acredite.  
Y como a esto se llegue la poca o ninguna aplicación de nuestros españoles a perpetuar la memoria de sus naturales, se hace la empresa mas difícil. ¿Qué fuera si nuestra fortuna, o nuestra desgracia trajese el origen de nuestros eminentes pintores de siglos mas remotos? Pues apenas pasa de dos la serie de sus vidas. Mil años estuvo sepultada la Pintura en estas provincias de Occidente , como dijimos en el tomo primero , y dice en sus discretas octavas Pablo de Céspedes, sin dejar ni aun vestigio leve de sí misma; y en España tardó aun doscientos años más en convalecer, porque la preocuparon cuidados de mayor importancia a la religión, y a la patria.
En la real pública librería de esta Corte, que a beneficio común está manifiesta a expensas de su Majestad, Dios le guarde, hay un libro manuscrito, que es la exposición del Apocalipsis, cuyas misteriosas visiones, e historias, o figuras están expresadas de pincel, cosa tan indigna, y abominable en el arte, que no se pueden mirar sin risa, o sin desprecio, en que se califica la suma impericia que había, especialmente en esta arte, no solo en estos reinos , sino en todas las provincias de Europa; pues estando, como lo está, dedicada esta obra al señor Rey D. Fernando I, el año de 1045. es claro que seria lo mejor que hubiese en Europa, pues aun dudo que dicha pintura, tal cual, fuese hecha en España, donde solo comenzó a renacer en tiempo del Señor Rey Don Fernando V, llamado el Católico, por los años de 1500.
Así no extrañará el curioso que esta serie histórica no comience en los años antecedentes, para lo cual nos ha socorrido un manuscrito de don Lázaro Diez del Valle, criado que fue del señor Felipe IV, en tiempo de don Diego Velázquez, y aficionadísimo a la Pintura , en cuyo obsequio escribió un libro traduciendo de Jorge Vasari las vidas de los pintores italianos , e introduciendo las de algunos españoles, siendo en los antiguos de estos tan diminuto, que apenas toca lo que de ellos dicen de paso Pacheco, Carducho, Arfe, y Butrón: y en los de su tiempo tan desaliñado, como no era de la profesión, que ha sido menester fundirlo para vaciarlo, además de colocarlo con el debido orden sucesivo.
1 Apad Pacheco, lib. de Pict.
2 Ínter quas, seiliét Artes Pic Pictura ne mínimum quidem sui vestigium reliquisset. Petron. opud Schef-I
También nos ha hecho al caso, la curiosa aplicación de don Juan de Alfaro, en haber recogido varios fragmentos de Pablo de Céspedes, con algunos apuntamientos de su vida y sobre todo la de Velázquez, su maestro, tan difusa, y adornada de erudición, con la asistencia de su hermano el doctor don Enrique de Alfaro , que sin duda debiera de intentar formar un libro de sola ella, pues habiéndola castigado mucho, quitándole más de otro tanto, bien que se le han añadido otras cosas, que oí a Carreño, y a otros antiguos, aun ha quedado bastantemente difusa.
Con esto, y los referidos autores, ayudado de la propia experiencia, y observación de muchos años, transmigrando la mayor parte de España, e informándome de los hombres antiguos de la profesión, se ha podido formar este catálogo de nuestros eminentes españoles en estas artes; y también de aquellos extranjeros que han estado en España, y la han ilustrado en sus obras: en que prevengo, se han puesto sin cuidado sucesivamente, atendiendo solo a graduarlos, según la serie en que florecieron, con poca diferencia, como en el tomo primero, en aquel breve resumen, según ocurrieron a la memoria, dando a cada uno el tratamiento con que en la estación de su vida fue conocido: pues el uso, o abuso cortesano de los Dones, que en otros tiempos fué particular merced de los Reyes (1), no estaba tan extendido ahora cincuenta años como al presente. Léanse nuestras historias, y se escandalizará el escrupuloso de ver a un conde de Castilla Fernán González: a el gran capitán Gonzalo Fernández de Córdoba: al señor Antonio de Leiva, y otros de la primera nobleza de España, y del mundo, sin mas ornato en su nombre que la sencilla imposición que recibió en el sacro bautismo. Y así Pablo de Céspedes, Alonso Cano , el uno racionero de la santa iglesia de Córdoba, y el otro de la de Granada: Pedro Pablo Rubens, embajador y estos reinos , y algunos otros de conocida excepción , se nombran llanamente sin el cortesano epíteto del Don, porque con él fueran desconocidos, no porque no mereciesen aditamentos mas gloriosos, sino porque en la estación de su tiempo no estaba en estilo. (N.P.1 Manuel Faria en el discurs. antes de la 3.p.del Epit.de la Hist.Portug.)
Mengua vergonzosa parece de nuestra nación sacar a la pública palestra del mundo las vidas de nuestros eminentes artífices, de los cuales los más han vivido en suma cortedad ; y los que han llegado a la senectud, han declinado a el ultraje de la laceria, buscando su último refugio en la piedad de los hospitales, cuando en las vidas de los extranjeros los vemos abundar en riquezas, y cuantiosos vínculos, terminando en magníficos sepulcros, y honrosos epitafios.
Desventura de nuestro clima , convertir en delito la naturaleza del pais, y en castigo las especiosas cualidades del premio. Por eso exclama justamente el caballero Carlos Ridolfi en la vida del Ticiano (pag. 166. part,I), que fue tan favorecido de la fortuna, Felice ctade ! fortunato secólo essentó  la pittura dalle liberali maní de Grandi in cosi gran maniera riconosciuta! Tanto avenne negli antiqi tempi di Alesandro con Apelle. Porque verdaderamente en tiempo infeliz, y malaventurado clima en vano se desvelan los ingenios en merecer, si los astros son esquivos en influir! No está pues la desgracia todas veces de parte del que ha de dar, sino de parte del que ha de recibir. Y si en este superabundan los méritos, se encona más la ojeriza de la fortuna, que se esmera en abatir cuanto el ingenio procuró sublimar.
Yo quedaré gozoso de haber dado motivo a que otros adelanten este asunto, no permitiendo queden sepultadas en el olvido las noticias de nuestros mayores, porqué logren al menos el honor del aplauso en la memoria de la posteridad, en que es menester advertir, que muchos se han omitido, por no saber de ellos mas que su nombre; y también, que para ser eminentes , y dignos del laurel de la fama, no es necesario que lo sean en todo lo que abraza la facultad de la Pintura, basta que lo hayan sido en algo , porque lo demás es casi imposible que se halle en alguno con igual excelencia: porque siempre se miran unas cosas de recto, y otras de oblicuo; y no alcanza la vida, ni las fuerzas humanas para empeño tanto. Muchos de estos eminentes varones han sido venerables en la virtud, y de una vida ejemplar, e irreprehensible; pero no es mi ánimo se le dé a este tratado más crédito de lo que permite la sencilla relación de lo histórico. Vale. 

NOTICIAS, ELOGIOS, Y VIDAS DE LOS PINTORES, Y ESCULTORES EMINENTES ESPAÑOLES,

I
ANTONIO DEL RINCÓN, PINTOR.

Antonio del Rincón no nos dejó, por la injuria de los tiempos, mas testimonio de su eminente habilidad en aquel dichoso oriente de este arte , que la calificación de haber sido Pintor de Cámara del invictísimo Señor Rey Don Fernando el Católico , de que se infiere sería lo mas adelantado de aquel siglo. Que si bien duraba todavía en estos reinos la manera bárbara inculta de la pintura antigua, no obstante comenzaba a renacer con la comunicación de las fértiles regiones de Italia, cuyas eminentes obras se difundían ya por estas provincias. Y se tiene por cierto , que en Roma aprendió Rincón esta facultad, y que son de su mano las pinturas del retablo antiguo de la iglesia parroquial de Robledo de Chabela (#), villa del arzobispado de Toledo. Y también en la iglesia de san Juan de los Reyes en dicha ciudad los dos retratos de los Reyes Católicos Don Fernando, y Doña Isabel: como también otros muchos en los sitios reales de esta corte, y de la ciudad de Granada, sin los que perecieron en el incendio del palacio real del Pardo el año de 1608 Posiblemente Ant.del Rincón son varios pintores mezclados, Hay un grabado de finales del XIX que remite a desde la obra original de Ant.Rincon, pero con poco fundamenteo (#) .
Fue Antonio natural de Guadalajara , y tan estimado de aquel gran Rey , que le hizo merced del hábito de Santiago, y Ayuda de su Real Cámara, en atención y su nobleza, virtud, y eminente habilidad: circunstancias todas, que le constituyen acreedor de este lugar , como sujeto el mas conspicuo, antiguo, y condecorado, que hallamos desde la restauración de la Pintura en estos reinos. Murió en servicio del Rey en dichos empleos por los años de mil quinientos, y a los cincuenta y cuatro de su edad, no se sabe donde.

II.
VIDA DEL TORRIGIANO, ESCULTOR.

Torrigiano Torrigiani , nombrado así del Vasari, (N.P. -1 Giorgio Vasari primo volume de la 3. parte.) fue natural de Florencia, y escultor insigne, y tan estudioso, que era uno de los muchos que acudían para este efecto en aquella célebre academia del palacio, y jardín del magnífico señor Lorenzo de Médicis, Gran Duque de Florencia, y Toscana, de cuyo célebre estudio, ya en las estatuas, y relieves más insignes; ya en los dibujos, y pinturas mas selectas, salieron los mas señalados ingenios de aquel fertilísimo clima , y bien afortunado siglo. Entre los cuales sobresalían Miguel Ángel Bonarrota, y el Torrigiano, escultor: pero este de tan desmesurado, y presuntuoso genio, cuanto el otro de modesto, y apacible trato, acompañado de gran aplicación al estudio, y tan superior adelantamiento en todas las tres artes, que con justa razón usurpaba Bonarrota los primeros aplausos de todos, y disfrutaba la mayor estimación del Gran Duque acompañándola con dádivas, y premios magníficos.
Era el Torrigiano tan altivo, que no se contentaba con ser eminente , sino que quisiera ser único; no por la ambición virtuosa del saber, sino por la hinchazón viciosa de dominar.
Y así sucedía, que en viendo alguna cosa que los demás ejecutaban, o la borraba , o la deshacía, afectando corrección, y magisterio: siguiéndose a esto grandes quimeras, que acompañaba con vituperosas palabras, y obras. Y como en Miguel Ángel había más abundante materia en que cebar su rabiosa envidia, trabó con él un día tal contienda, que viniendo a las manos, le dio a Miguel tal puñada en las narices, aunque otros dicen que fue con un tintero de piedra, que se las desbarató, dejándole señalado para toda su vida, como nos lo manifiesta su retrato. (# Probablemente dice del grabado de Vasari en su vida)
De esta demasía se dio tan justamente por ofendido el Gran Duque, que a no haberse a toda diligencia escapado a Roma el Torrigiano, hubiera experimentado bien a su costa su indignación. Llegó pues a Roma a tiempo que el Papa Alejandro VI hacía obra en el palacio de Torre Borgia, donde el Torrigiano se introdujo, y ejecutó con gran acierto varías cosas de Estuco. Después ofreciéndose la guerra del Duque Valentín contra la Romanía, alentado de otros paisanos, y amigos suyos, se transformó de escultor en soldado , en que se portó grande aquel espíritu verdaderamente belicoso. Y lo mismo hizo con Paulo Vitelli en la guerra de Pisa, y con Pietro do Medici se halló también en el asedio del Garilhno, donde adquirió la insignia , y renombre del valiente Alférez Torrigiano. Finalmente , conociendo , que aunque lo mereciese, no llegaba a obtener el grado de capitán, que mucho anhelaba, y que en la guerra no había adelantado nada, habiéndose aventurado mucho, antes sí había perdido el tiempo, y el curso de su facultad, se volvió a ejercer la escultura, e hizo algunas piezas pequeñas de mármol, y bronce, para diferentes mercantes florentinos, que hoy se ven en dicha ciudad en casas particulares; y también algunos dibujos hechos con gran valentía, y magisterio.
Fue después de esto conducido de dichos mercantes a Inglaterra , donde hizo para aquel Rey diferentes cosas de mármol, bronce, y madera, en oposición de otros grandes artífices, quedando el Torrigiano superior en todo, en que interesó tanto caudal, que a no haber sido tan desbaratado, y soberbio, pudiera haber pasado una vida feliz; pero la misma viveza, y altivez de su espíritu, no le permitían sosiego , ni moderación en cosa alguna.
Después fue conducido a España , donde hizo muchas obras, que están esparcidas en diferentes lugares con gran estimación, y especialmente en Granada, donde se tiene por cierto ser de su mano un medio relieve, que está sobre la puerta de la torre en aquella santa iglesia, donde pretendió la obra de las urnas, o sepulcros de los Reyes en aquella real capilla: para cuya oposición hizo aquella célebre figura de la Caridad, de mas de medio relieve, del tamaño del natural, que está en dicha iglesia hacia los pies al lado del evangelio, que verdaderamente parece de Miguel Ángel (# Debe confundir la obra de Diego de Pesquera). Y también es de su mano un Ecce Homo, que está sobre el postigo de los abades en dicha santa iglesia (# Es de Diego de Siloe). Y se tiene también por cierto serlo las figuras de medio relieve del natural, que están en la portada en la puente de Córdoba, aunque ya muy robadas, por lo deleznable de la piedra, y la injuria del tiempo (1799 Se tiran abajo las torres de la puerta del osario).
Finalmente pasó a Sevilla, donde hizo pie, y ejecutó un crucifijo de barro, cosa estupenda, que hoy está en el monasterio de Gerónimos , fuera de aquella ciudad; y un san Gerónimo (#) con el león (# El del monasterio de Guadalupe tiene el león), cosa maravillosa. Y últimamente hizo entre otras cosas una imagen de nuestra Señora con su hijo precioso en los brazos (#), tan bella, que habiéndola visto cierto gran Señor, que a la sazón moraba en Sevilla, le mandó hacer otra, ofreciéndole remunerársela cuanto quisiese. La hizo pues el Torrigiano, que según las promesas del Duque (Enrique Ponce de León), esperaba quedar rico para toda su vida. Mas el tal Señor, habiéndola recibido, y celebrado mucho, le envió a otro día dos mozos cargados de dinero, todo en maravedises, que entonces había muchos en Andalucía, y aun hoy hay bastantes. El Torrigiano que vio tanto dinero, y extrañó la calidad de él, llamó a un paisano suyo, que tenia comprensión de las monedas de España, y de Italia, que le dijese a qué cantidad correspondía aquella suma en su tierra, y se halló, que apenas llegaba a treinta ducados: con lo cual, el Torrigiano atribuyéndolo a befa, y escarnio, se fue colérico a casa del Duque con una hacha, e hizo pedazos la imagen, la cual era del tamaño del natural, porque una mano, que se libró del estrago, y anda vaciada entre los modelos de los pintores, aplicándola a el pecho, para dársela a el niño, es de dicha efigie, y del tamaño del natural, cosa superior, y le llaman la Mano de la Teta: y aun también la cabeza de la virgen, y el niño, permanecen entre los pintores. El Duque pues, teniéndose por agraviado de semejante exceso, dio cuenta a el santo Tribunal de la Inquisición, calumniando de hereje a el Torrigiano. Lo cierto es, que la acción, y habiendo venido de Inglaterra, aunque entonces no estaba allí tan declarada la herejía, junto con otros desvaríos de su genio, eran vehementes indicios. Pero no sé yo si el Duque cumplió en lo uno, ni en lo otro con las leyes de gran Señor, ni aun de caballero: por cuya razón, y por ser español, no le nombro y más con un extranjero, hombre eminente, y de genio altivo, cuyo furor le precipitó, herido del desprecio de su obra, a quien tuvo por objeto su intrepidez, prescindiendo de la representación que tenia.
El santo Tribunal, substanciada la causa, con tan malos visos, y con un contrario tan poderoso, después de larga prisión, le sentenció a muerte ignominiosa. Lo cual entendido por el Torrigiano, que ya se hallaba poseído de una profundísima melancolía, dio en no comer, o por industria, o por desgana, y de esta suerte murió infelizmente en la cárcel de la Inquisición de dicha ciudad de Sevilla por los años de mil quinientos y veinte y dos, y a los cincuenta de su edad, con poca diferencia. ¡O fuerza de un destino infeliz!


III
JULIO Y ALEJANDRO, PINTORES.

No he querido pasar en silencio la noticia que encontré en unos papeles curiosos de estos dos ínclitos varones Julio, y Alejandro, pintores eminentes, aunque la haya de sugerir con el desaliño, que me la deparó el acaso; pero lo señalado de sus obras les constituye dignos de este lugar, aunque su naturaleza no se sabe: bien que se presume con gran fundamento fueron italianos, así por lo poco práctico de sus nombres en estas provincias, como porque aprendieron el arte de la pintura en Roma, en la escuela de Juan de Udine, discípulo de Rafael de Urbino; y de allí fueron llamados por el invictísimo señor Emperador Carlos V para pintar las bóvedas, salones, pasillos, miradores, y otros sitios de la casa real de la Alhambra de Granada, sin duda por informes de Alonso Berruguete, quien había estado allá, lo que hicieron con tan superior gusto, y excelencia, que habiendolas yo visto, y admirado mucho el año de mil setecientos doce, deseé notablemente saber su artífice, y nunca lo pude conseguir, hasta que lo encontré en dichos papeles, que tuve gran complacencia, como también de que ellos mismos pintaron las célebres casas de Cobos, secretario qué fué de dicho Señor Emperador Carlos V, en la ciudad de Ubeda, del reino de Jaén; y especialmente la del hospital de Santiago en dicha ciudad, sin otras muchas obras.(Hasta aquí lo toma de Francisco Pacheco ) Y también las que había, y conocí yo en las casas del Excelentísimo Señor Duque de Alba en esta Corte, y las que hoy permanecen en el célebre alcázar de la villa de Alba de Tormes, aunque no todas son iguales, porque debió de pintar algunas piezas algún discípulo suyo ( Los frescos que quedan #  , son de Cristoforo Passini, Giovanni Battista Passini y Miguel Ruiz de Carvajal).
Y se tiene también por cierto, que las célebres pinturas de Mérida en los acueductos son también de mano de Julio, y Alejandro, los cuales se volvieron a Italia, donde murieron sobre los años de mil quinientos y treinta : hace también mención de ellos Pacheco, en su tratado de la Pintura lib.3 cap.3 con grandes elogios.


IV ALONSO BERRUGUETE, PINTOR, Escultor, y Arquitecto.

Alonso Berruguete, natural de Paredes de Nava, lugar cercano a Valladolid, pasó a Florencia, donde curso las artes de la Pintura, Escultura, y Arquitectura en la escuela del gran Miguel Angel, en compañía de Andrea del Sarro, Bachio Bandinelo y otros; y después paso a Roma a estudiar en aquellos célebres vestigios de la antigüedad, donde examinó, e inquirió tan de veras la proporción, y simetría de los cuerpos humanos, que fue de los primeros , que la trajeron, y enseñaron en España, no obstante que a los princicipios hubo opiniones contrarias (N.P. Juan de Arfe var.comm. lib2 tit-1); porque unos aprobaban la simetría de Pomponio Gaurico, que era de nueve rostros: otros la de un maestre Filipo de Borgoña, que añadió un tercio más: otros la de Durero; pero al fin venció Berruguete, mostrando las obras que hizo tan raras en estos reinos, como fueron el retablo de san Benito el Real de Valladolid (# Ahora en el MAN ), y el de la Mejorada en pintura, (En 1840 el retablo fue trasladado desde el Monasterio de Mejorada al lado de Olmedo, a la iglesia de San Andrés de Olmedo, hay fotografías #,#, en 1932 se llevó a la capilla del Colegio san Gregorio, actual MAN en Valladolid, donde permanece #) escultura, y arquitectura , porque en todas tres artes fue eminente y el medio coro de sillas del lado de la epistola, con historias de medio relieve de la Sagrada Escritura en la santa iglesia de Toledo (#,#, la mitad son de Felipe Vigarny) como también el trascoro, donde ejecutó la célebre historia de mármol (Es alabastro) del monte Tabor (#), todo hecho de una pieza, que es una admiración, y el mas clásico testimonio de su eminente ingenio, y habilidad.
También son de su mano los cajones del archivo de dicha santa iglesia (# Los cajones que están en la antesala capitular de invierno son de Gregorio Pardo), cosa muy singular.
También la portada que sale al claustro hacia los pies de la iglesia (Es de Juan Mancano y Toribio Rodríguez).
La santa Leocadia de la puerta del Cambrón por la parte de dentro (Es de Juan Bautista Monegro); y el san Eugenio de la de Visagra en dicha ciudad (Es de Nicolás de Vergara), donde hay otras muchas obras de su mano de todas las tres artes, porque en todas fué eminentísimo ; y así fué Pintor de Cámara, y maestro mayor de las obras reales del invictísimo Señor Emperador Carlos V, y su Ayuda de Cámara (N.P Butrón disc. 15. fol. 121.).
Y valió tanto este ilustre varón por su industria , que compró el lugar de la Ventosa, cerca de Paredes de Nava, y otras muchas rentas , con que dejó fundado el mayorazgo, que hoy vive titulado, como dijimos en el tomo primero (N.P.Lib.2.cap. 9. §. 4.).
Y por sus muchas, y aventajadas partes , le honró el Señor Emperador, y Rey de España Carlos V con la llave de su Ayuda de Cámara, oficio, que le sirven caballeros cruzados, o muy notorios, en atención, sin duda, a lo que sirvió a su Majestad en la fábrica de los palacios de Madrid, el Pardo, y Alhambra de Granada.
Y con razón por cierto , porque fue hombre de espíritu sublime, y en todas las tres artes tan eminente, como sí en cada una sola hubiera empleado todo su estudio. Y sobre todo por haber sido el primero que acabó de extinguir en España la manera bárbara, e inculta que en todas tres artes había: Que si en la Pintura no son sus obras tan notorias, fue porque la ocupación en las otras artes fue tan continua, que no le dieron lugar a explayarse en las de la Pintura; pero aun duran algunas de su mano en su casa del dicho lugar de la Ventosa, hechas con singular primor. Y así le debemos los profesores de estas facultades inmortal gratitud , y España el inmarcesible laurel de la Fama , pues empleó sus lucidos desvelos en honor , y beneficio de la nación española. Murió en Madrid, siendo de crecida edad, por los años de mil quinientos cuarenta y cinco. (1561 Valladolid)


V.

ANTONIO FLORES, PINTOR.

Antonio Flores, eminente pintor, no nos ha dispensado la injuria de los tiempos más noticia que haber sido contemporáneo de Maese Pedro Campaña, y de iguales créditos, y ambos flamencos; bien, que es el Flores oriundo de España. Floreció también en Sevilla , donde dejó obras eminentes, y murió mozo, mucho antes que el dicho Campaña en dicha ciudad, por los años de mil quinientos cincuenta (¿Frans Floris?, trayéndolo mal desde Pacheco, que mienta a "Francisco Flores").


VI.

FERNANDO GALLEGOS, PINTOR.

Fernando Gallegos, natural, y vecino de la ciudad de Salamanca, fue pintor insigne, y de la escuela del gran Alberto Durero: no se sabe si aprendió del mismo Alberto en Alemania, o si aquí aprendió de algún discípulo suyo, pues no hay noticia efectiva de que Alberto estuviese en España; pero sí de que en ella hay innumerables pinturas de aquella misma casta suya, especialmente en iglesias, tabernáculos, y capillas antiguas, y algunas con gravísima presunción de ser de su mano. Y es muy creíble, que habiendo Alberto florecido a los principios del reinado del Señor Emperador Carlos V, como vasallo suyo, y a quien estimó, y honró mucho su Majestad Cesárea, hiciese venir a España algunas pinturas suyas, y por este medio dejase establecida su escuela; pues no consta, que éste, ni otros fuesen a aprender a Alemania, por lo menos, que algún gran discípulo suyo la dejase aquí sembrada, como entonces estaba tan estéril de pintores España.
Sentadas estas conjeturas , fue nuestro Fernando excelente, tanto en aquella escuela de Alberto, que a no estar firmadas sus pinturas, sin agravio alguno se pudieran tener por originales de Alberto Durero: bien lo califican las que tiene ejecutadas en diferentes capillas de las parroquias de Salamanca, y especialmente en la iglesia vieja, o antigua en las capillas del claustro hay muchas, y con singularidad una, que está en el medio del nicho la Virgen con el niño, y a la mano derecha el apóstol san Andrés, y a la izquierda san Cristóbal , y está firmado así: Fernandus Gallecus, de cuyo apellido hay hoy familias, y título en aquella ciudad (#).
Hay allí mismo entre otras muchas un san Ignacio mártir, cosa verdaderamente peregrina, porque está hecha con tan extremado primor, y delicadeza, que sino iguala, creo que excede a las de Alberto Durero. Y es gran lástima, que esta, y las demás estén tan sin reparo en aquel claustro, que muchas de ellas ya están perdidas: y también la pintura del retablo de escuelas mayores de aquella Universidad, que es la capilla de san Gerónimo (#), es de la misma mano. Murió en Salamanca ya de crecida edad por los años de mil quinientos cincuenta. (Documentado entre 1468 y 1507, muy lejos del dato de Palomino)



VII
DIEGO DE ARROYO, PINTOR.

De Diego de Arroyo hace mención Juan Cristóbal Calvete de Estela en el viaje del príncipe de España Don Felipe II , libro I. fol. 6. diciendo: Diego de Arroyo, Pintor de Cámara de su majestad, a quien ninguno de nuestra edad sobrepuja en iluminación.
Fue sin duda excelente en pintar de miniatura, y porcelana; y especialmente en retratos pequeños fue muy primoroso.
Murió en esta villa de Madrid por los años de mil quinientos cincuenta y uno, y a los cincuenta y tres de su edad.


VIII.
BLAS DE PRADO , PINTOR.

Blas de Prado, natural, y vecino de la ciudad de Toledo, fue insigne pintor, discípulo de Berruguete.
Floreció en tiempo del Señor Felipe II, cuyo pintor fue, y pasó a vivir a Madrid, siguiendo su empleo, y por cuyo mandato fue a Marruecos, a petición de aquel Rey, quien le estimó, y agasajó mucho, porque le hizo un excelente retrato de su hija.
Se dice que estuvo allá mucho tiempo, y que cuando volvió, vino en el traje de africano, y por algún tiempo le vieron comer en el suelo sobre cojines, o almohadas de estrado a la usanza morisca.
Venia muy rico, y con grandes, y excelentes preseas.
En Toledo hay muchas, y famosas pinturas de su mano, que son muy estimadas; y especialmente en aquella santa iglesia, en un ángulo del claustro, junto a la puerta de la capilla de san Blas, hay una pintura suya de una imagen de nuestra Señora sentada, y con el niño Jesús en su regazo, y a un lado san Blas, y a el otro san Antonio Abad, y delante del santo un caballero armado de rodillas, que debe de ser el patrono de aquella capilla ¿#?, y a los lados de esta pintura están otras dos de san Cosme, y san Damián: son todas las dichas figuras del tamaño del natural; y aunque deslucidas de la injuria del tiempo, manifiestan bien la eminencia de su autor, de quien hay otras muchas en diferentes partes, así en Toledo, como en los lugares comarcanos, y casas particulares.
En esta Corte también hay algunas en retablos antiguos, y especialmente en la parroquial de san Pedro hay un célebre cuadro del Descendimiento de la Cruz #, bien grande, que hoy está en la sacristía, y se tiene por cierto ser de su mano , y es cosa excelente. Y allí mismo hay un retablito antiguo con sus puertas, que en él está pintada la Encarnación del Hijo de Dios, y en la puerta de mano derecha está san Pedro, y en la otra san Francisco de Asís, y en el remate de en medio el Padre Eterno, que todas son de su mano, y califican su grande habilidad para aquel siglo ; y mucho más la acreditan las dos tablas de los colaterales de la capilla del señor obispo de Plasencia, contigua a la parroquial de san Andrés (En Madrid), la una del bautismo de Cristo Señor nuestro, y la otra del martirio de san Juan Evangelista en la tina de aceite ; y también la colgadura que ponen la semana santa en dicha capilla, ejecutada de aguazo de claro, y obscuro sobre lienzo blanco toda la pasión de Cristo Señor nuestro (# Son de Juan de Villoldo). Pintó frutas con superior excelencia; y cuando fue a Marruecos llevó algunos lienzos de frutas muy bien pintados, como lo dice Pacheco en su libro de la Pintura, pag. 421.
Murió Blas de Prado en esta Corte por los años de mil quinientos cincuenta y siete, y a los sesenta de su edad, con poca diferencia.


IX.
CRISTOBAL DE UTRECHT, PINTOR.

Cristóbal de Utrecht, natural de Holanda, y pintor insigne, discípulo de Antonio Moro, también ultrayectino, paso con un embajador de Portugal al servicio del Rey Don Juan III de aquel reino, donde hizo eminentes obras, y especialmente retratos; y fue tan estimado de aquel Rey, que le armó caballero del Hábito de Cristo por los años de mil quinientos cincuenta; y colmado de riquezas, y mercedes de tan gran Príncipe, murió poco después por los años de mil quinientos cincuenta y siete, a los cincuenta y nueve de su edad.


X.

ANTONIO MORO, PINTOR Ultrayectino.(N.P.Iuxta Ioachim de Sandrart in Academ,Nobiliss, Artis Pictoriae.)
Cita el texto de J.Sanders quizás lo trae desde allí, seguramente copiando éste a Van Mander sin aportar un solo dato nuevo, Advierto que quizás mejor leer la fuente del original y sus notas. Antonio Moro
Fue Antonio Moro natural de la villa de Utrecht en Holanda: mostró desde sus primeros años singular afición a el Arte de la Pintura; y llevado de la fama de las obras de Juan Escorelio, pintor insigne en dicha villa, se entregó Antonio a su disciplina, en la cual aprovechó tanto, que en breve tiempo consiguió la verdadera imitación del natural, especialmente en los retratos, en que se aventajó a muchos de su tiempo. Pasó a Italia, y en Roma estudió en las más célebres obras de Miguel Ángel, y Rafael de Urbino, de donde volvió muy aprovechado, de suerte, que daba tal viveza a lo que ejecutaba, así en color, como en dibujo, y en las mas exquisitas menudencias, que parecía desmentir el natural.
Pasó a España, y llegado a Madrid por los años de mil quinientos cincuenta y dos, retrató principalmente al Señor Felipe II, Rey de España, Príncipe entonces; y habiéndole promovido por el Cardenal Grambeli al servicio del Señor Emperador Carlos V, fue enviado por su majestad Cesárea a ejecutar el retrato de la Señora Princesa de Portugal Doña María, primera mujer del Señor Felipe Segundo , y así mismo el retrato del Rey Don Juan el Tercero dé Portugal, y el de la Reina Doña Catalina su esposa, hermana menor del Señor Emperador, por los cuales tres retratos recibió Antonio Moro seiscientos ducados de paga, además del salario que le estaba señalado, y otros muchos dones de gran precio, entre los cuales fue un anillo de oro, estimado en mil florines, con que le regalaron los estados de aquel reino.
Y habiendo retratado al mismo tiempo muchos Príncipes, y caballeros de Portugal, cada uno le dio por su retrato cien ducados, y un anillo de oro, según su posibilidad, que en aquel tiempo era suma excesiva.
Después de esto fue enviado por su majestad Cesárea a Inglaterra, para hacer el retrato de la princesa Doña María; segunda mujer que fue del Señor Felipe II, por el cual retrato recibió también un anillo de oro de gran precio, y cien libras esterlinas anglicanas , además del salario anual de otras cien libras esterlinas , que corresponde a quinientos pesos de moneda castellana , por valer cinco pesos cada libra esterlina. Y respecto de ser esta señora princesa de extremada hermosura, hizo varias copias de este retrato, con las cuales regalo a diferentes magnates de aquel reino, de quienes fue remunerado superiormente, y entre otros regaló también con una copia al Cardenal Grambeli, y sirvió con otra a el mismo Señor Emperador, el cual le mandó dar por ella doscientos florines de Oro.
Ajustadas pues las paces entre España, y Francia, volvió otra vez Antonio Moro a el servicio del Señor Felipe II , siendo muy bien visto , y estimado de toda la nobleza, donde hizo varios retratos, así de su majestad, como de muchos príncipes, y caballeros, de que fue muy bien remunerado y llego a ser tan favorecido de su majestad, que usando con él de extraordinaria familiaridad, bajando a su cuarto, que tenia en palacio, a verle pintar, y poniéndole el Rey la mano sobre el hombro algunas veces, le daba con el tiento cariñosamente , para que no le embarazase: acción verdaderamente peligrosa, cuanto expresiva de singular honra, y llaneza, y mas en la seriedad de tan gran Rey; lo cual llegó a extrañarse tanto, que pudo serle a Antonio sumamente dañosa esta familiaridad, si uno de los grandes Ministros de España, muy especial protector suyo, no le hubiese amparado contra los Ministros de la Inquisición, sospechosos ya de que hubiese Antonio traído de Flandes algún hechizo, para granjear la gracia del Rey, de suerte, que faltó muy poco para ponerlo en la cárcel del Tribunal Y así amonestado secretamente, hubo de pedir licencia a su majestad para ir a Bruselas, fingiendo otros motivos que le forzaban a ello, y ofreciendo indubitable, y prontamente la vuelta.
Obtenida la licencia, y ejecutada su partida, a los pocos días era continuamente solicitado del Rey con repetidas cartas por lo mucho que apreciaba su habilidad, y persona: se excusaba él siempre con profundo respeto, con el motivo de los retratos que estaba ejecutando del Duque Albano, y sus madamas. Entretanto el Rey usando de su grandeza, honró con diferentes mercedes y sus hijos, como de canonicatos, y Otras semejantes; aunque también el Duque Albano a una hija del dicho Antonio le dio las rentas de la aduana de Amberes, para tomar estado, y pasar con gran esplendidez, donde se retiró Antonio para vivir con mas libertad.
Y últimamente, para decirlo de una vez, fue tan favorecido del arte de la Pintura, que por ella adquirió honra, fama, y hacienda para él, y para sus hijos, no siendo escaso para sus amigos, con quienes fue muy espléndido, y generoso.
Además de los retratos pintó también algunas historias con excelencia, entre las cuales fue un Cristo resucitado, acompañado de ángeles; también dos apóstoles san Pedro, y. san Pablo, ejecutados con tal viveza de colorido, que podía persuadirse la vista a que eran vivientes.
Copió también para el Rey una pintura de Dánae, original de Ticiano, y la aventajó mucho; y dejando otras diferentes obras, la última de su mano, y en la que parece se excedió a sí mismo, fue la Circuncisión de Cristo Señor nuestro para la iglesia de Santa María de Amberes, la cual pintura fue celebrada con grandes elogios.
De este famoso pintor había excelentes pinturas en el Pardo, antes que se quemase, el año de 1608. y especialmente retratos; si bien Pacheco dice fue en el 1604; pero me atengo a Carducho, que fue pintor del Señor Felipe III, en cuyo tiempo se quemó dicho palacio, y después pintó en él. Murió finalmente en Amberes a los cincuenta y seis años de su edad, con universal sentimiento, por la pérdida de un tan singular artífice en lo mas florido de sus años en los de mil quinientos sesenta y ocho.


XI.

EL BERGAMASCO, PINTOR.

Juan Bautista el Bergamasco , fue natural de Bérgamo, y discípulo de Miguel Ángel; vino a España juntamente con Becerra, y en tiempo del Señor Emperador Carlos V, cuando se fabricó este palacio de Madrid, donde pintó de su mano al fresco dos cubos, que están junto a la galería del cierzo del cuarto del Rey: y en la pieza del despacho ayudó a Becerra, como también lo hizo en una de las torres del palacio del Pardo, aunque Pacheco se engañó diciendo que fue Rómulo, donde está pintada la historia, o fábula de Medusa #, compartida en diferentes historias al fresco, en paredes, y techo, enlazadas con excelentes adornos, estuques, y oro, todo con gran gusto, magisterio, y diligentísimo dibujo. Murió de crecida edad por los años de mil quinientos y setenta, en esta villa de Madrid.
Tuvo dos hijos, llamados Orando, y Fabricio, los cuales fueron excelentes, en especial en los grutescos, de que dan testimonio los que ejecutaron con gran acierto, hermosura , y variedad en la sala de capítulo #, del real monasterio de san Lorenzo del Escorial; variando los contrapuestos de suerte, que parecen todos diferentes con gran recreo de la vista.


XII.
CRISTÓBAL LÓPEZ, PINTOR.

Cristóbal López, pintor eminente portugués, aunque oriundo de Castilla, fue discípulo del gran Alonso Sánchez Coello, y Pintor de Cámara del Rey Don Juan III de Portugal , de quien recibió entre otras singulares mercedes la de Caballero del Hábito de Avis; y después de haber inmortalizado su nombre en repetidas obras públicas y particulares en aquel reino, y especialmente en servicio de aquel Rey, a quien retrató diferentes veces, y a toda la familia Real. Murió en Lisboa por los años de mil quinientos y setenta, a los cincuenta y cuatro de su edad.


XIII.
GASPAR BECERRA, PINTOR, Escultor, y Arquitecto.


Fue Gaspar Becerra natural de la Ciudad de Baeza en Andalucía (N.P.Juan de Arfe var. comm. lib.2.tit.I), una de las principales del reino de Jaén: Se inclinó desde sus primeros años al Arte de la Pintura, y habiendo visto la manera de pintar y dibujar que Alonso Berruguete trajo de Italia de la escuela del gran Miguel Ángel, deseando coger el agua en la fuente, partió a Roma, donde estudió de las estatuas, y medios relieves antiguos, y de las obras de Miguel Ángel, dé quien fue discípulo, aunque también de Rafael de Urbino; y así adquirió una manera de mejor gusto, que aun la de Berruguete, por ser sus figuras mas carnosas, y de más galantes contornos.
Concuerda con esto lo que dice Pacheco por estas palabras:(N.P.Francisco Pacheco Arte de la Pintura, lib.2.cap.5.fol.248) Gaspar Becerra quitó a Berruguete gran parte de la gloria que se había adquirido, siendo celebrado dicho Becerra no solo en España, pero en Italia, por haber seguido a Miguel Ángel, y ser sus figuras más enteras, y de mayor grandeza; y así imitaron a Becerra, y siguieron su camino los mejores escultores, y pintores de España.
Lo cierto es, que a Berruguete, y Becerra se les debe el haber desterrado de España las tinieblas de aquella bárbara inculta manera antigua, que de muchos años estaba introducida, y encender la luz verdadera del arte para que los ingenios pudiesen ir adelantando, cultivándola con el estudio, la especulación, y la práctica.
Fue nuestro Becerra grandísimo Anatomista, y hoy permanecen unas anatomías, una grande como de a vara, y otra como de a sesma (vara=0,83 metros = 6 sesmas), que son suyas, y otra como de un crucifijo, cosa excelente, y yo las tengo, juntamente con una pierna de anatomía de barro cocido, que es izquierda, original suya, como la mitad del natural, que admira a cuantos la ven; y en mi tiempo ha escusado de cortar algunas piernas, llevándola, y sirviéndoles de luz, a los cirujanos, para reconocer por la organización de sus músculos, tendones, y nervios, por donde va, o viene la corrupción, y cauterizar, o manifestar la parte que convenga para su curación.
Confirma también esto, lo que dice Pacheco, hablando de los autores, que han escrito de la anatomía (N.P.ibid.cap.8); pero mucho mejor, dice, en el doctor Juan de Valverde, cuya historia se imprimió en Roma año de 1556. dibujadas las figuras valientemente de mano de Gaspar Becerra ilustre ingenio español. De que podemos inferir, que su nacimiento sería sobre los años de 1500. pues siendo elegido para la delineación de las figuras de aquel libro, ya sería hombre de edad, y de crédito por los años de 1556. en que se imprimió dicho libro; y algunos años antes se harían los dibujos: aunque esta conjetura no ha lugar, si atendemos a lo que dice el Abad Filipo Titi, que en Roma en la iglesia de la santísima Trinidad del Monte, que es convento de los Mínimos de san Francisco de Paula , hay una pintura de la Natividad de la Virgen # en la tercera capilla a el lado de la epístola de mano de nuestro Becerra (N.P.Abate Philipo Titi lib. di stud.di pitt. nelle Chiese di Rom.): y esta iglesia se consagró, y comenzó a ilustrar de pintura el año de 1595, a expensas de algunos Señores Cardenales, y otros personajes; si no es que la hubiese hecho antes, y después se colocase allí; aunque si es al fresco, como lo puede ser, por estar en uno de los costados de la capilla, no pudo ser esto, si no es que la hubiese pintado muchos años antes de consagrarse dicha iglesia; pero lo que no admite duda es el crédito en que estaba en Roma, pues para este empeño se eligieron sujetos de aventajada habilidad en la pintura.
Fue además de esto excelente escultor, y arquitecto, como lo testifican el retablo de la iglesia catedral de Astorga, y el de las señoras descalzas de esta Corte (Se quemó en 1862 queda un dibujo #), que son de su mano, y dirección, donde mostró muy bien su raro ingenio , y comprensión en estas artes, pues en ellos hay pintura, escultura, y arquitectura.
En el monasterio de san Gerónimo de la ciudad de Zaragoza, en una capilla que está a el lado del evangelio, hay una celebre estatua de Cristo crucificado, ya difunto, y de cosa de dos varas y tercia de alto, de mano de Becerra, que es la mas peregrina escultura que hay dentro de Zaragoza; y así la tienen en gran veneración (El cristo de las injurias actualmente en la Catedral , se da a Diego de Siloe).
Y en el convento de san Francisco, contiguo a el de san Gerónimo, hay un esqueleto, o figura de la muerte, con una guadaña en la mano, que aun tocándola se duda si es natural, y tiene una mortaja al hombro, que también engaña.(Es de Gil de Ronza #)
Y en la ciudad de Burgos en la capilla de los Condestables de Castilla hay un san Gerónimo, como de dos tercias de alto, que por ser tan peregrino, lo tienen asegurado con una cadena contra el nicho donde está, por haberle hurtado algunas veces.(Es de Gil de Siloe #)
Y en la ciudad de Salamanca, hay otro san Gerónimo, también de nuestro Becerra, en casa de un arcediano de aquella santa iglesia, de una tercia de alto, cuyo modelo está en poder de un aficionado en esta Corte, que es maravilloso.
Y en el palacio del rey de Portugal, hay otro san Gerónimo de bajo relieve del mismo Becerra, de que también he visto un vaciado, cosa estupenda.
Y aunque hay poca noticia de estas obras de escultura de su mano, o bien porque el tiempo ha borrado la memoria, o bien porque las ocasiones no serian tan frecuentes, la mas heroica obra suya de escultura, y corona de sus estudios, fue la que hizo por mandado de la serenísima reina de España Doña Isabel de Valois, llamada de la Paz, que es la imagen de nuestra Señora de la Soledad, de lo cual trata largamente el Padre Fray Antonio de Arcos en el origen, y excelencias de esta santa imagen, que se imprimió el año de 1640. Sucedió pues que habiéndole pedido a la reina Fray Diego de Valbuena, del Orden de san Francisco de Paula, y confesor de su majestad una imagen de nuestra Señora para su convento, de que tenían necesidad, concediéndolo su majestad, mostró complacerse de la petición, por ser tan piadosa, y muy afecta a la religión de san Francisco de Paula , y deseando se pusiese en ejecución, mandó llamar a Don Fadrique de Portugal, su caballerizo mayor, al cual le propuso su intento , y dijo cuanto se serviría de que se hiciese con toda perfección aquella santa imagen. Don Fadrique le respondió : nadie podrá , Señora , conseguir lo que vuestra majestad manda como Gaspar Becerra, por ser peritísimo en la Escultura , y Pintura. A lo cual, por tener la reina noticia de su ingenio , respondió , tenéis razón , y me alegro que os acordéis de él : Decidle , que con el asunto , y a imitación de la imagen que está en el oratorio de pintura , haga una , donde muestre cuanto puede el arte: y advertirle que la tengo de ver yo antes que se lleve a el convento , y encargadle la brevedad. Se volvieron los religiosos a su convento, y dieron noticia del caso a los demás , y como su majestad les mandaba que lo encomendasen a Dios para que se acertase , pues era negocio que a todos importaba.
Se llevó la pintura a casa de Gaspar Becerra, y le intimó don Fadrique el deseo que su majestad tenia del acierto de la imagen, y así , que pusiese todo conato en el desempeño; lo ofreció hacer con mucho gusto, teniendo por digno empleo de sus estudios la ocasión de servir a su Reina.
Ostentaba mucho Gaspar la devoción que tenia a san Francisco de Paula, que la había traído de Calabria , por lo cual le fue de gran gusto el que la imagen fuese para su convento.
Empezó a discurrir como lo hacen todos los artífices que quieren conseguir el acierto de sus obras, inquiriendo de la fisonomía lo mas perfecto , y formando en su idea un afectuoso semblante, que representase la tristeza de este misterio de la Soledad.
Empezó la imagen , y aunque diestro en el obrar , le duró mucho tiempo, no por falta de solicitud de Don Fadrique, a quien la reina lo había encargado, ni, de los religiosos del convento que no se descuidaban , sino por no poder conseguir todo lo que juzgaba alcanzar en el arte.
La acabó al fin, aunque no tan a su satisfacción como quisiera , después de un año poco menos: se llevó a palacio a vista de la reina, no le agradó, y mandó que lo pensase mejor, e hiciese otra sin tardarse tanto: se ofreció así; volvió con no menor cuidado a hacer otra , que le pareció había adelantado más , y juzgaba agradaría a su majestad : la mostró a don Fadrique, y a los religiosos, a quien les agradó tanto , que quisieran tenerla ya colocada. La llevó a Palacio como tenia orden: nadie se persuadía a que pudiera ser la inteligencia de la reina tal , que sin poner defecto particular, dijese que no le contentaba , solo atribuyéndolo a secretos juicios de Dios que a todo asiste.
Le mandó la reina hiciese otra si se atrevía a hacerla mejor y que si no, la haría otro artífice.
Quedó Becerra corrido de ver que habiendo hecho todo cuanto alcanzaba en el arte , no agradase a su Majestad , deseando él tanto el acierto, y dijo que haría otra , y que de no conseguir lo que su majestad deseaba, se rendiría. Fuese desconsolado , poniendo el defecto en la imaginación de la reina , y no en la imagen ; pues habiéndola mostrado, á los de su facultad , la juzgaron todos por excelente obra , y que mostraba bien ser discípulo del Bonarrota.
Volvió con nuevo espíritu a formar ideas , y con varias especulaciones, no desconfiando del buen fin que había de tener su intento: con esta imaginación estaba una noche de invierno sobre sus papeles haciendo diseños, por expresar la hermosa fisonomía, que tantos afectos había de tener , y mostrar a un tiempo; dificultad vencida de pocos , y la que le dio tanto nombre a Corezó. Se quedó en esta suspensión dormido , pues fuera letal el continuo estudio, sí no diera treguas , cuando sonó que le hablaba un bulto de persona , sin discernir quien era, solo conoció que le decía : Despierta, levántate, y de ese tronco grueso, que arde en ese fuego , esculpe tu idea., y conseguirás tu intento, sacando la imagen que deseas. Despertó despavorido , dando crédito a su imaginación , no juzgándolo como fantástico sueño , ni ilusión del sentido;  - pues ya despierto aun parecía oír los ecos de quien le había hablado, lo atribuyó a cosa milagrosa: se levantó, aunque con alguna turbación , y vio que en el hogar ardía el tronco que le habían informado : le arrojó agua , lo que bastó para apagarle , lo atribuyó siempre a las muchas oraciones , misas , y ayunos de la comunidad que le habían ofrecido hacer para el acierto de lo que tanto deseaban: llegó el día, y con su claridad se afirmó mas, teniendo aquel tronco por muy a propósito para el intento ; y así le comenzó luego a desbastar, y formar, creciendo en perfección: y finalmente sacó un milagro del arte, que es la portentosa imagen de nuestra Señora de la Soledad , que hoy se venera , donde se ve expresada hermosura, dolor, afecto, ternura , constancia, y conformidad; y sobre todo un refugio para nuestras aflicciones, remedio para nuestros males, alivio para nuestros trabajos , y una dispensadora de las divinas misericordias, Se mostró a la reina, la cual se dio luego por bien servida, y Becerra quedó bien pagado. Se vistió luego esta santa imagen , por el dictamen de la reina, según el estilo que practicaban entonces las señoras viudas de primera clase, desde el tiempo de la reina Doña Juana, mujer de Felipe I, que llamaron el Hermoso, que arrebatada del desmesurado amor que le tuvo, habiendo muerto su marido, se vistió como si se amortajara en vida: y así la imitaron todas las señoras viudas, hasta el tiempo de la reina nuestra Señora Doña María-Ana de Neoburg. Y esta fue la causa de ponerle a esta santa imagen dolorosa un traje tan extraño, por ser entonces practicado solamente en España, y por él se hace mas señalada, y más conocida en todas las naciones, y se colocó el año de 1565.(La obra se perdió en 1936 al incendiar la colegiata de San Isidro. Quedan algunas pobres fotografías del original  #, El relato parece creado, para explicar las copias que hizo, una al parecer en Bruselas, pero muy restaurada #)
Pintó también al fresco nuestro Becerra con singular excelencia, como se ve en este palacio de Madrid en diferentes sitios que están pintados de su mano, como son el paso (N.P.vicent.Carduchi de pict.dialog.8.) de la sala de las Audiencias a la galería de poniente, adornado de estucos , y grutescos; y consecutivamente otra cuadra, donde están pintados los cuatro Elementos, y otro cubo que hay en esta galería, que su forma es un semicírculo con ventana al parque, donde solía comer el Señor Felipe IV; y en lo alto de la bóveda están pintadas las Artes liberales, y en sus paredes varios grutescos, y subientes: todo ejecutado al fresco de su mano con excelente dibujo, y buen manejo en el estilo de aquel tiempo.
También (N.P.idem.ibid) la torre del despacho de su majestad, que mira a el mediodía, pieza de singular adorno, y traza, la pintó al fresco bóvedas, y paredes hasta el suelo el mismo Becerra, ayudándole en todo esto el Bergamasco, adornándola de fíbulas, estucos, y oro, que todo publica majestad, y el peregrino ingenio de sus artífices; juntamente con la alcoba, y otros dos pasillos que hay mas adentro, aunque muy injuriado hasta donde alcanzan las manos, ya de la incuria de los barrenderos, o ya de la travesura de los pajes, ¡cosa lastimosa!.
Pintó también en el real palacio del Pardo la cuadra de una de las torres, adornada de estucos, y oro, no solo la bóveda, sino también las paredes con la historia, o fábula de Medusa #, en que le ayudó el Bergamasco: aunque Pacheco dice que Rómulo; pero me atengo a Carducho que pintó allí, para la cual historia hizo Becerra un cartón, donde dibujo un Mercurio #, por un modelo hecho de su mano, y mostrándoselo a el Señor Felipe II, le dijo su Majestad: ¿Y no habéis hecho más que esto? Con lo cual él se desconsoló mucho y así suelo yo decir, que en las obras de fuera se estudia para las del Rey , porque no gustan los Reyes de dilaciones , aunque conduzcan a la mayor perfección de las obras. Y también pintó muchas cosas en el Escorial, como lo dice Vicencio Carduchi (N.P.Carduch.Dialog.2.fol.32). No se tiene noticia del año en que murió, ni donde está enterrado, por la poca aplicación de nuestros naturales a perpetuar las memorias de sus compatriotas: se tiene por cierto que fue en Madrid donde tuvo su ordinario domicilio, y que murió por los años de mil quinientos y setenta, a poco más de los cincuenta de su edad, como lo significa Juan de Arfe, que da a entender su temprana muerte.



XIV.

MAESE PEDRO CAMPAÑA, PINTOR.


Maese Pedro Campaña, de nación flamenco, fue pintor de gran opinión, y discípulo de Rafael de Urbino.
Estuvo en Italia veinte años estudiando en aquella celebre Atenas de la Pintura, cuyo aprovechamiento manifestó bien, hallándose en Bolonia, cuando aquella gran ciudad prevenía el debido ornato para recibir del invictísimo Señor Emperador Carlos V, pasando a celebrar su coronación año de 1530, en que hizo Maese Pedro un célebre arco triunfal, que le dio gran crédito, y utilidad, siendo entonces apenas de veinte y siete años de edad.
Después de algunos años se vino a España, y paró en Sevilla, donde hizo obras inmortales, y en especial las del retablo del Mariscal, a la entrada del cabildo de aquella santa iglesia.
Y sobre todo aquella elegantísima tabla de la Purificación en la capilla de este nombre, tan celebrada, como de su mano y no menos la del Descendimiento de la cruz, que pondera en su libro de la Pintura Francisco Pacheco (N.P.Pacheco de la Pintura, lib. I. fol.57. y 485); y otra del Nacimiento de la Virgen en el banco de un retablo en san Lorenzo de dicha ciudad ; como también otra de la Circuncisión del Señor, que está en el convento de san Pablo en una capilla junto a el capítulo: bien que nunca perdió del todo aquella manera seca flamenca, que entonces había en su país, donde tuvo los principios.
Se volvió a Flandes, ya de crecida edad, y allá murió en la ciudad de Bruselas, de donde era natural, por los años de mil quinientos setenta; y la ciudad, honrando su persona, hizo colocar su retrato en las casas de su Consistorio, o Cabildo, por honor de la Patria, y por hombre eminente, con una inscripción que lo declara.



XV.

JUAN FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Pintor, llamado el mudo.


Juan Fernández Jiménez de Navarrete, conocido de todos por el mudo, y aclamado de todos los grandes artífices por el Ticiano Español, fue natural de Logroño, hijo de padres honrados, y nobles.
Nació mudo, según dicen; pero yo digo que nació sordo totalmente, que esa es la causal de la mudez , porque como no oyen, no aprenden, y así no hablan, con lo cual se entorpecen los órganos de la pronunciación, y se quedan mudos. Con que todos los que lo son de nacimiento son sordos, porque mudos todos nacen, pero no sordos; mas a esto le acompañaba , como suele suceder, una gran viveza, e ingenio , porque próvida la naturaleza, lo que le falta en uno, lo reparte en los demás sentidos, y potencias.
Y habiendo manifestado gran genio en pintar , y dibujar; pues con carbones, y tierras, y con lo que hallaba más a mano dibujaba , y contrahacía lo que encontraba: le llevaron a la hospedería del monasterio de la Estrella de la orden de san Gerónimo, para que allí aprendiese algo de un religioso de aquella casa llamado Fr. Vicente de Santo Domingo , que tenia la habilidad de pintar, de que dan testimonio las pinturas suyas del claustro, y retablos de dicha santa casa (En 1865 con la desamortización, el abandono, perdidos claustro y pinturas, queda una #), y las del monasterio de santa Catalina en Talavera de la reina (No parece quedar nada), donde murió. Este pues le dio algunos principios al Mudo, y descubriendo desde luego grande ingenio, y habilidad en el muchacho, trató con sus padres que le enviasen a Italia, para que en alguna de aquellas eminentes escuelas se hiciese hombre de importancia.
Se dispuso así, hallándose ya algo adelantado, y pasó a Roma, donde vio todas sus maravillas, como también en Florencia, Venecia, Milán, y Nápoles. Estuvo en la escuela del Ticiano mucho tiempo, y en la de otros eminentes hombres de aquella era; bien que el Peregrin de Bolonia admirándose de las cosas que aquí hacia el Mudo, dijo que en Italia no había hecho cosa que mereciese estimación; sin duda por haber sido allí sus principios, no obstante que asegura Fray José de Sigüenza en la tercera parte de la Historia de la Orden de san Gerónimo, lib. 4. discurso 5. que llegó a tener en Italia tanto nombre, que luego que se comenzó el ornato de la fábrica de san Lorenzo el Real del Escorial, tuvo el Rey noticia de él por don Luis Manrique, su limosnero mayor, y le mandó llamar para que pintase algunas cosas para aquel Real Sitio. Obedeció al punto el Mudo, y lo primero que ejecutó de orden de su majestad fueron unos Profetas de blanco, y negro en las puertas de un tablero de la quinta angustia, que está ahora en la pared de la sacristía encima de los cajones, que por estar de continuo abiertas no se gozan: aunque otros dicen que fue primero el cuadro del Bautismo de Cristo # Señor nuestro, muestra que hizo de muy diferente manera de la que después siguió, el cual esta hoy en la celda prioral de aquel real monasterio.
Copió luego un crucifijo grande, y excelentísimo, que estaba entonces en el altar de la misma sacristía muy bien coloreado al natural; aunque la Virgen, y san Juan, no más que de blanco, y negro.
Le contentó mucho al Rey esta copia, y la mando poner en una capilla que tiene su majestad en el bosque de Segovia y le ordeno después pintase cuatro cuadros grandes para que sirviesen de retablos en la sacristía de prestado, que se hizo entonces en el lienzo del claustro grande donde esta la escalera. Acabados estos, le mandó su majestad pintar otros cuatro, para que sirviesen de lo mismo en la sacristía del colegio, que estaba de la otra parte de la escalera en el mismo paño.
Estos ocho cuadros grandes son los que están ahora en el claustro alto, entre los cuales hay uno de la degollación de Santiago, donde retrató a Santoyo en la figura del verdugo, con el cual estaba mal el Mudo: y como Santoyo era Secretario del Rey, se quejó, suplicándole mandase a el Mudo que lo borrase de lo cual se excusó el Rey diciendo: que era lástima, porque estaba muy bien hecho, y así se quedó.
Son también de su mano los doce Apóstoles, #,#,#,#,#,#,#  y san Marcos, san Lucas, san Bernabé (Posible error y sea San Pedro y San Pablo), y san Pablo, que están de dos en dos, en los ocho altares de los dos pilares grandes de la iglesia mas inmediatos a el altar mayor.
le visitaba su majestad en su oficina en el Escorial frecuentemente, experimentando de su benignidad repetidas honras, y demostraciones de agrado: Y habiendo traído en este tiempo el cuadro de la Cena de mano de Ticiano para el refectorio de dicho monasterio, y tratando de cortarle, por ser mayor que el sitio, se ofreció el Mudo, por señas, a copiarla en seis meses, o dar la cabeza, reduciendo la copia a proporción del sitio, porque no se cortase la original; pero su majestad, por no esperar tanto tiempo, se resolvió a que se cortase (Simulación aprox. #  y resultado final #), sobre que el Mudo hacia grandes extremos, ofreciéndose a copiarla con toda brevedad, y sin interés alguno bien viene esto con los siete años de Ticiano en ejecutarla, como se verá en su vida, y que si quedase su majestad agradado, le hiciese merced de un Hábito de las Ordenes Militares, haciendo la señal con la mano en el pecho y se tiene por cierto lo hubiera alcanzado, si no le preocupara la muerte, así por su calidad tan conocida, como por la; eminencia de su pincel, de que su majestad se hallaba tan satisfecho, que solía decir, después de muerto el Mudo, que no había sido conocido, viendo que los que venían a pintar de Italia a el Escorial, no igualaban con las obras que dejó de su mano el Mudo, que parecían de Ticiano.
Lo último, y lo mejor que hizo el Mudo fue un cuadro del recibimiento de Abrahán a los tres ángeles, que está en dicho monasterio en el primer recibo de la portería al salir al Claustro: bien que dejó otro cuadró por acabar del martirio de san Lorenzo, cuando el tirano le dejó ya muerto sobre las parrillas, y vinieron de noche san Hipólito, y otros para llevarse el santo cuerpo, y darle sepultura; y este lo acabó un discípulo del Mudo, y está en la capilla del colegio #: Y en fin vino a ser el Mudo el Ticiano de España.
Todo lo recopiló en una estancia del Laurel de Apolo, nuestro insigne español Fray Lope Félix de Vega Carpió (N-P.Laur.de Ap. fol. 79.).

El Mudo insigne muerto conocido,
Desdicha que las Artes han tenido,
Y que oponer España a Italia pudo,
Ningún rostro pintó que fuese mudo.
Hasta la envidia habló; mas era cierto
Que también él habló después de muerto.

Murió el Mudo en aquel real sitio por los años de mil quinientos setenta y dos, de poco mas de cuarenta de su edad ; y por haber muerto tan mozo, ha sido preciso ponerle antes que a Ticiano su maestro, que le sobrevivió algunos años.
Dejó fundada su madre del Mudo doña Catalina Jiménez, una memoria en el convento de la Estrella, que dijimos, a favor de su hijo, la cual hoy se mantiene; y comenzó a celebrarse, ya dotada, el año de mil quinientos ochenta, para lo cual dio la madre trecientos ducados, y se le dice a el Mudo todos los años su Misa cantada de réquiem el día veinticinco de Junio, dejó dispuesto el Mudo se trajese allí su cuerpo; pero no se ha ejecutado, no se sabe porque.


XVI.

SOFONISBA ANGUISSOLA Y SUS HERMANAS, Pintoras.



Sofonisba Anguissola, Cremonense, con tres hermanas suyas, virtuosísimas doncellas, fueron hijas de Amilcare Anguissola, y de Blanca Punzona, ambas nobilísimas familias en Cremona; y en cuanto a Sofonisba, escribe Jorge Vasari que fue pintora eminente,(N.A. Jorge Vasari 2. volume della 3. parte, pag. 562 Dentro de la vida de Propercia de Rosi) y que vio en Cremona de su mano en casa de su padre un cuadro hecho con toda diligencia, con los retratos de sus tres hermanas jugando, y con ellas una dueña anciana #, con tal puntualidad ejecutados los retratos de mano de Sofonisba, que parecía que respiraban, y solo se extrañaba su silencio, y más habiendo niñas, y dueña.
En otro cuadro vio de su misma mano retratado al dicho su padre, que tiene a un lado otra hija , hermana de Sofonisba, llamada Minerva, que en Pintura, y en las letras fue peregrina, y desempeñó su nombre, y a el otro lado Asdrúbal, hijo del mismo, y otro hermanito #; y todos estos tan bien hechos, que parece que tienen espíritu, y que viven.
En Piacenza están de mano de la misma en casa del Arcediano de aquella iglesia mayor dos cuadros bellísimos; en el uno está retratado dicho Arcediano; y en el otro Sofonisba, de suerte que a la una y la otra figura no les falta sino hablar.
Esta Señora pues fue conducida por el Señor Duque de Alba para dama de la reina de España nuestra Señora Doña Isabel de la Paz, de quien fue muy favorecida, y estimada, que no eran sus prendas dignas de menor empleo.
Hizo retratos, y pinturas cosa excelente, por cuya fama el Papa Pio IV hizo saber a Sofonisba que deseaba tener de su mano el retrato de la Serenísima reina de España: lo cual puso en ejecución con todo el cuidado posible, y por mano del Embajador de España se lo presentó a su Santidad con una carta del tenor siguiente.

CARTA DE SOFONISBA AL PAPA.

Santísimo Padre. Por el Reverendísimo Nuncio de vuestra Santidad he sabido que deseaba vuestra Santidad un retrato de mi mano de la Majestad (Atención de Sofonisba digna de notarse.) de la reina mi Señora y como aceptase esta empresa por singular gracia, y favor, habiendo de servir a vuestra Beatitud, pedí licencia a su majestad, la cual en ello tuvo mucha complacencia, reconociendo en eso la paternal afición, que vuestra Santidad le demuestra, y yo, con la ocasión de aqueste Caballero, se le envió; y si en esto satisficiere el deseo de vuestra Santidad, yo recibiré infinito consuelo, no dejando de decirle, que si con el pincel se pudiera representar los ojos de vuestra Beatitud la belleza del ánimo de aquesta Serenísima Reina, no se podría ver cosa mas maravillosa. Mas en aquellas partes que con ei pincel se pueden figurar no he faltado a usar de toda aquella diligencia que yo he sabido , para representar a vuestra Beatitud lo verdadero. Y con esto dando fin con toda reverencia, y humildad, le beso el santísimo pie. Madrid 17. de Septiembre de 1561. años.
De vuestra Beatitud su humildísima Sierva
Sofonisba Anguissola.

RESPUESTA DEL PAPA A SOFONISBA.

A la cual carta respondió su Santidad con la infrascripta, y habiéndole complacido mucho el retrato, la acompaño con dádivas dignas de la mucha virtud de Sofonisba, y magnificencia de su Santidad.

PIUS PAPA IV. DILECTA IN CHRISTO FILIA.

Hemos recibido el retrato de la Serenísima Reina de España, nuestra carísima hija, que me habéis enviado y nos ha sido muy agradable, tanto por la persona que representa, la cual amamos paternalmente, como por otros respetos por la buena religión, y otras bellísimas partes de su animo, y así también por ser hecho de vuestra mano muy bien, y con mucho cuidado os lo agradecemos, certificándoos, que le tendremos entre nuestras cosas muy estimadas loando esta vuestra grande habilidad, la cual hasta ahora, creyendo que sea maravillosa, intendiamo pero che e la piu piccola tra le molte, che sono in voi. Y con tal fin os enviamos de nuevo nuestra bendición, que nuestro Señor Dios os conserve. Dada en Roma a 15 de Octubre, año de 1561. (El cuadro no está en los museos vaticanos, lo cual extraña )

Esto baste para mostrar cuan grande fue la virtud de Sofonisba, y su eminente habilidad en la Pintura.
Una hermana suya, llamada Lucía, muriendo, dejó de sí no menor fama en muchas pinturas de su mano, que hoy se ven en Cremona, en especial un retrato que hizo de Pedro María, médico excelente, y otro aun superior del Excelentísimo Señor Duque de Sesa, tan parecido, que no se puede hacer mejor, ni con mayor viveza.
La tercera hermana Anguissola, llamada Europa, que en edad pueril dio muestras con sus obras, y diseños, no ser inferior a Sofonisba, ni a su hermana Lucía, pintó muchos retratos de gentiles hombres en Cremona , muy bien hechos. Uno envió a España de Blanca su madre , que le agradó mucho a Sofonisba, y a todos los pintores que lo vieron en la Corte. Y porque Ana, cuarta hermana, era pequeña, y atendía con mucho provecho el dibujo, no se ha podido tener noticia de sus obras, ni relación de lo que llego a ejecutar su pincel cuando mayor. Solamente podremos decir, que tuvo tan gran genio para la pintura como sus hermanas. Se discurre murió Sofonisba en esta Corte por los años de mil quinientos setenta y cinco, a poco mas de los cincuenta de su edad (Cremona 1535-1625 Palermo): en cuyo obsequio se ha hecho mención de sus hermanas, bien que no estuvieron en España.


XVII.

EL GRAN TIZIANO VECELIO, Pintor Veneciano.

Tiziano Vecelio de Cador, Veneciano, Pintor de Cámara excelente del Señor Emperador Carlos V, y del prudentísimo Rey el Señor Felipe II, nació en Cador año de 1480, de la muy noble familia de Vecellí: y llegando a la edad de diez años, fue llevado a Venecia en casa de un tío suyo, ciudadano honrado, el cual viendo el gran genio que mostraba el muchacho para la Pintura, le aplicó á la escuela de Juan Belino, pintor insigne de aquella edad, donde estuvo algunos años con gran aprovechamiento.
Pero habiendo venido a Venecia en aquella sazón Jorge de Castelfranco año de 1507 y viendo su manera de pintar más libre, y magisteriosa, imitando solo el natural, sin hacer dibujos, con gran frescura, y manejo, se aplicó de suerte Tiziano a su escuela, que en poco tiempo hacía cosas que todos las tenían por de mano de Jorge.
Emprehendió también Tiziano en este tiempo algunas cosas al fresco, que condujo con gran magisterio , y comenzó a manifestar lo singular de su genio para los retratos en uno que hizo de un Gentilhombre amigo suyo, que si no le hubiera firmado, le tuvieran todos por de mano de Jorge su maestro; y así hay algunos retratos, especialmente de aquel tiempo , que es imposible distinguir de cual de los dos sean, si no están firmados.
Y en fin llegaron a ser tan famosas sus obras , que no hubo en su tiempo varón señalado, o puesto en dignidad, que no solicitase tener alguna pintura, de retrato de su mano, por ser tan aventajado artífice en esta parte. Y así retrató a el Duque Alfonso de Ferrara, a Federico Gonzaga Duque de Mantua, a Francisco María Duque de Urbino , a el Marques del Basto , a el de Pescara , a el Gran Duque de Alba Don Fernando, a Francisco Esforcia Duque de Milán a el Señor Antonio de Leiva , a Don Diego de Mendoza, a el Aretino, a el Bembo, a el Fracastorio, a Ferdinando Rey de Romanos, y a su hijo Maximiliano, ambos después Emperadores , a el Papa Sixto IV, a Julio Segundo, y a Paulo Tercero, hasta al Emperador de los Turcos Solimán, y a Rosa su mujer, compitiendo cada cual en premiarle.
Pero quien excedió a todos en la estimación de este gran artífice, fue el invictísimo Señor Emperador Carlos V, a quien retrató en Bolonia el año de 1530.
Y después llamado a la corte de España, retrató a su majestad Cesárea diferentes veces, y por cada retrato le daba mil escudos de oro, que en aquel tiempo era una gran suma, sin permitir que otro le retratase: le premió también un mediano cuadro en dos mil ducados. (Hasta Aquí sigue a Vasari desde Pacheco mejor aconsejo las fuentes)
Y habiendo hecho otro de la Encarnación del Hijo de Dios (Anunciación) para Murano en el Estado de Venecia, no queriendo darle por él doscientos escudos, se lo presentó al Señor Emperador, el cual le dio mil escudos de ayuda de costa para colores, y lo hizo colocar el Señor Felipe II en la capilla real del palacio de Aranjuez (Perdida, antes de la instalación ya la restauró Sánchez Coello, queda un grabado #), y lo retocó Lucas Jordán el año pasado de 1698, por estar ya muy deteriorado.
Estimó en tanto a Tiziano su majestad Cesárea, que lo armó Caballero del Hábito de Santiago en el palacio de Bruselas, señalándole doscientos ducados de renta en Nápoles, y entiendo que fueron de plata, que por allá no corre el vellón.
Hizo después muchas pinturas al Señor Felipe II, el cual después de haberle retratado, le dio otros doscientos ducados de renta , además de trecientos, que tenia por la Señoría de Venecia: e hizo de él tanta estimación que colocó su retrato entre los de su real casa en Madrid. Y el Señor Rey Don Felipe III, cuando se quemó la casa real del Pardo año de 1608, donde perecieron muchas pinturas originales, solo preguntó si se había quemado la Venus de Tiziano, Y respondiendo que no, dijo su majestad: Pues lo demás no importa, que se volverá a hacer.
fue Tiziano príncipe del colorido, el cual poseyó con gran hermosura, y valentía por lo cual llego a tanto su fortuna, que el Señor Emperador Carlos V le creó Conde Palatino en Barcelona año de 1553 con otros muchos honores, y demostraciones de singular estimación, como dejamos notado en el tomo 1. 4 ib. 2. cap. 9. Y aunque algunos han querido dudar que estuviese Tiziano en España, es error, procedido de que Carlos Ridolfi dice que pasó Tiziano a la Corte del Emperador el año 1548, llamado de su majestad Cesárea; y entonces el Señor Emperador Carlos V estaba en, España, y aquí, tenia su Corte sino que por la Corte del Emperador han entendido la de Viena.
Y así es indubitable que estuvo Tiziano en España; y se puede creer, que por lo menos estuvo desde el año 48, en que fue llamado, hasta en que su Majestad Cesárea le creó Conde Palatino en el palacio de Barcelona, como lo dice dicho Autor, y en cuyo tiempo se dice ejecutó las pinturas de la capilla mayor del convento de San Francisco de la Puebla de Sanabria. (No estuvo en España, esta última nota forzosamente la tomó de oídas,  Muy cerca, en Otero de Sanabria, hay frescos renacentistas y un retablo, muy llamativos, pero es imposible llegar a identificar eso con Tiziano #)
Y es dignó de ponderar, que con ser su majestad Cesárea Señor de tantos reinos, y provincias, no apreció menos haberlos alcanzado, que el haber adquirido las obras que obtuvo de Tiziano, deseando sumamente conseguir más.
Pues estimaba tanto las pinturas de este singular artífice, que tenía por felicidad alcanzarlas, y le solicitaba con cartas, y le hacía muchos favores, honras, y mercedes, como se puede colegir de las que refiere de su Majestad Cesárea el caballero Ridolfi, en que le nombra a Tiziano su gentilhombre, y se colige también por las siguientes cartas del Señor Felipe II.

Carta que el Señor Rey Don Felipe II escribió al Tiziano desde Flandes.

DON FELIPE POR LA GRACIA DE DIOS.
Rey de España, de las Indias, de Jerusalén.

Amado nuestro, vuestra carta de 19 del pasado he recibido , y holgado de entender por ella lo que escribís, que teniades acabadas las dos fábulas, la una de Diana en la fuente, y la otra de Calixto, y porque no suceda el inconveniente que sucedió a la pintura del Cristo, he acordado que se envíen a Génova, para que de allí se me encaminen a España, y escribo a Garci Fernández sobre ello; vos se las entregaréis a él, y procuraréis que vengan muy bien puestas, y en sus cajas, y empacadas de manera, que no se gasten en el camino. Y para esto será bien, que vos que lo entendéis, los pongáis de vuestra mano; porque será gran pérdida que llegasen dañadas. También holgaré mucho que os deis prisa a acabar el Cristo en el sepulcro como la que se perdió, porque no querría carecer de una tan buena pieza.
Y os agradezco el trabajo que ponéis en hacer estas obras, que las tengo en lo que es razón, por ser como de vuestra mano: y me ha desplacido que no se haya cumplido lo que mandé, que se os pagase en Milán, y Génova: ahora he mandado tornar de escribir sobre ello de manera, que tengo por cierto que de esta vez no habrá falta. De Gante a 13. de Julio de 1558.
YO EL REY

Le Envió últimamente Tiziano al Señor Felipe II aquel célebre cuadro de la Cena de Cristo Señor nuestro, que está en el refectorio de san Lorenzo del Escorial, que verdaderamente es maravilla del arte; y en la carta que le escribe al Rey dice: que había, siete años, que lo comenzó, y que casi no había dejado de trabajar en él. Cosa verdaderamente increíble! Porque si dijera que siete meses, aunque se me hiciera duro de creer , ya pudiera pasar; pero siete años, es menester atribuirlo más a misterio, que no a realidad (N.A. Ridolfi part.I.fol.172.). El cual habiéndolo recibido su majestad, y estimándolo como era justo, le remunero con dos mil escudos de oro por la vía de Génova: enviando asimismo órdenes muy estrechas para que se le asistiese a Tiziano puntualmente con las pensiones que su majestad le tenia situadas en Italia (N.A.Idem.ibi.fol.173). Pero si los siete años fueron ciertos, no le salía bien la cuenta a Tiziano con los dos mil escudos de oro.

Carta de recomendación del Señor Felipe II a favor de Tiziano a el Gobernador de Milán.

DON FELIPE POR LA GRACIA DE DIOS,
Rey de España, de las dos Sicilias, Duque de Milán,
Ilustre Duque , Primo , nuestro Gobernador del Estado de Milán, y su Capitán General. Yo he entendido que de las dos pensiones de que hizo merced en ese Estado el Emperador mi señor, que está en gloria, de Tiziano Vecelio, Pintor Veneciano , la una en el año de 41 y la otra en el el 48. no ha podido hasta ahora cobrar cosa alguna por mucho que lo ha procurado y solicitado y porque además de ser muy justo, que las mercedes que su Majestad Cesárea le hizo, le sean fructuosas, por lo bien que a mi me ha servido, y sirve, y buena voluntad que le tengo, holgare mucho que se cumpla con él de manera que no haya falta. Os encargamos, que recibiendo esta, hagáis ver los privilegios de su Majestad, que el dicho Tiziano tiene de las dichas dos pensiones, y habiendo averiguado lo que en virtud de cada una de ellas ha de haber de lo pasado, proveáis, y deis orden que todo aquel se le pague, y satisfaga con efecto, y lo más presto que se pudiere, a él, o a su legitimo procurador de maravedises de esta nuestra Cámara Ducal, ordinarios ó extraordinarios, o de algún otro expediente de que allá se viere que se podrá mejor cumplir: dando asimismo tal orden para lo de adelante, que las dichas dos pensiones se paguen cada año al dicho Tiziano a sus tiempos, sin que haya falta, dilación, ni esperar sobre ella otro mandamiento, ni consulta nuestra. Porque tal es nuestra voluntad, no obstante las órdenes de V. Vorner , ni otros algunos de ese estado, que en contrario haya.
Datas en el monasterio de Grunedal a 25 de Diciembre de 1558.
Y escribió de su real mano los renglones siguientes: Ya sabéis el contentamiento que Yo tendré de esto , por tocar a Tiziano, y así os encargo mucho, que luego le hagáis pagar, de manera que para ello no haya menester acudir más a mi para que os lo vuelva a mandar.
YO EL REY.

Pero todo cuanto hubo de escasez en las pinturas de Tiziano, mientras vivió, tuvieron de abundancia después de muerto; pues así por las que recogió Velázquez en su jornada a Italia, como por las que se compraron en la almoneda del Príncipe de Gales, y otras con que muchos Señores regalaron a sus majestades, están los palacios de nuestros ínclitos Reyes llenos de ellas, pues en solo este de Madrid hay muchísimas, especialmente en las bóvedas que llaman de Tiziano, por haber allí tantas fábulas suyas, que cada una es un milagro.
El célebre cuadro de santa Margarita, que en otro tiempo debió de estar en este convento de san Gerónimo de Madrid, según dice Pacheco (N.A.P. Pachec. lib. de la Pint. pag. 187.), los retratos de los doce Emperadores Romanos, aunque el de Vitelio, por haber faltado, es de Vandic (Perdidos por el fuego en 1734).
El retrato del Señor Emperador Carlos V a caballo, y el del Señor Felipe II de cuerpo entero, ofreciendo a Dios al Señor Felipe III, niño entonces; las cuatro Furias 1,2 , , aunque las dos son copias de mano de Alonso Sánchez, de que se hace mención en su vida, sin otros muchos retratos de diferentes personajes, y madamas, y especialmente el del gran Marques de Pescara, y otras muchas que omito.
En el real monasterio de san Lorenzo del Escorial hay también muchas, y en especial aquel célebre cuadro de la Gloria, que está en la Áulica, y es como de tres varas de alto, y dos de ancho, y en él está la Trinidad Santísima, y la Virgen a la mano derecha, algo más abajo, y en medio del cuadro la Iglesia en figura de doncella hermosa, que está ofreciendo a Dios los héroes del viejo, y nuevo Testamento y entre ellos muchos de la Imperial Casa de Austria: como el Señor Carlos V, y su consorte, y el Señor Rey Don Felipe II, y la reina Doña Juana su hermana, que aunque están las figuras diminutas, y aniebladas con el esplendor de la gloria, se conocen los retratos: pintura de muy singular ingenio, y artificio, y que verdaderamente le dio gran gloria a su artífice, pues le llaman la Gloria de Tiziano.
Además de esta hay otras muchas, sin la célebre de la Cena en el refectorio, como son las dos de la ante sacristía, una de la Oración del Huerto, extremadamente caprichosa, y otra de Santa Margarita, que sale del dragón reventado por los ijares; y es una gentil figura, aunque ofendida con una ropa falsa, que le echaron por cubrir el desnudo de una pierna, que verdaderamente le desgracia: y desgracia tuvo en ser sola, y haber caído en un sitio tan religioso; que si estuviera en un cuadro del Juicio Final, no se reparara en esa menudencia, aunque estuviese en el Vaticano. Pero a bien, que Jordán puede muy bien subsanar allí este, y otros muchos escrúpulos, en lo que dejó ejecutado.
También dentro de la sacristía hay una imagen de nuestra Señora con el niño en los brazos (Por descartes ¿#?) del tamaño del natural, cosa extremada.
Y el san Sebastián de Tiziano, que fue dadiva del Excelentísimo Señor conde de Benavente (Perdido).
Y en el mismo sitio hay otra suya de la pregunta que hicieron a Cristo Señor nuestro los Fariseos sobre pagar el tributo a el Cesar, cosa excelente. Como lo es también la Magdalena tan celebrada, de más de medio cuerpo, de que hay muchas copias .
Y también están allí los dos cuadros de Jesús, y María dolorosos, de que no hay menos; y así mismo una Santa Catalina mártir, mayor que del natural.
Otras dos pinturas suyas están en el tránsito que hay desde la sacristía a el altar mayor, delante de la puerta del cuarto del Rey, que son un crucifijo difunto #, y un san Juan Bautista en el desierto, de excelente actitud, luz, y relieve.
Y en el oratorio del Rey sirve de altar un Cristo con la cruz a cuestas #, devotísima, y singular figura, y digna de aquel lugar.
En el Capitulo está san Jorge con nuestra Señora, y santa Catalina mártir #.
También la Oración del Huerto, y san Gerónimo en la penitencia; como también el martirio de san Lorenzo, la Adoración de los Santos Reyes, y el Sepulcro de Cristo, que están en la sala de profundis.
Y en la capilla de la enfermería hay otro Ecce Homo con Pilatos, también de Tiziano, cosa superior, y una copia del martirio de san Pedro Mártir ¿#?, aunque otros dicen que es repetida del mismo Tiziano, cuyo primer original está en Venecia (Destruida el original por incendio en 1867 #).
Y en fin, fuera nunca acabar, si todas las pinturas de Tiziano, que hay solamente en los palacios, y sitios reales, y casas de Señores en España se hubiesen de recitar.
Perecieron, sin embargo, en el incendio lastimoso del palacio del Pardo muchas pinturas de Tiziano, y especialmente retratos de la antigua Casa de Austria, entre los cuales estaba aquel célebre suyo, que habiéndoselo enviado a pedir su majestad se le envió, mostrando en su mano el del Señor Emperador: dando a entender con esta discreción, que la honra que se diese a aquella pintura, sería por el retrato que tenia de su majestad, no por el suyo.
Murió en fin Tiziano, herido de peste el año de mil quinientos setenta y seis, y a los noventa y nueve de su edad; mas no murió su nombre, porque este vivirá, lo que duraren los siglos. Y aun parece, que la muerte no se juzgó bastante para vencerle, y así se valió de la peste para acabarle.
Quien quisiere ver más por extenso la relación de sus muchas, y admirables obras, y su vida muy por menor, lea a el Caballero Cario Ridolfi (n) en la primera parte de las Vidas de los Pintores Venecianos, desde la página 134 hasta 198, escritas en lengua toscana, donde hallará su retrato, honroso sepulcro, y exequias suntuosas.


XVIII.


LUQUETO, o LUCAS CANGIASO, PINTOR. (Luca Cambiaso)


Luqueto, o Lucas Cangíaso, excelentísimo pintor genovés, fue llamado del Señor Felipe II para suplir la falta del Mudo en las pinturas del Escorial, y así pinto en aquella excelsa máquina diferentes cosas.
En el claustro bajo, hay algunas estaciones de su mano: también lo son los Evangelistas, que están en los nichos de la escalera principal, los cuales no quiso retocar Jordán cuando pinto la escalera, aunque se lo mandó el señor Carlos II, por venerar las obras de Lucas Cangiaso. Es también de su mano la pintura de la Asunción de nuestra Señora en el presbiterio de la iglesia, como también las de la bóveda del colegio a la entrada del refectorio, que son las once mil Vírgenes ¿#?, y la caída de Luzbel: bien que no agradaron por el poco ornato, y menos gusto en el colorido. También es suyo el san Juan Bautista al oleo, que está en un altar de la iglesia, y la pintura del de Santa Ana, y el san Lorenzo, y san Gerónimo, que están en el coro sobre la sillería: y así mismo las Virtudes, y el techo, y bóveda de los entierros de, los Reyes en el presbiterio donde también es suya la Coronación de la Virgen, suponiendo que todo lo que está pintado sobre la albañilería es al fresco. Y finalmente pintó la Gloria, tan celebrada vulgarmente, de la bóveda del coro, y habiéndola concluido, y tasándosela en ocho mil ducados, le dio el Señor Felipe II doce mil: y cierto que fue acción de su grandeza porque no hizo cosa Luqueto, en que menos complaciese a los del Arte, por haberse aquello dirigido por dictámenes de teólogos de orden de su majestad.
Y verdaderamente hay cosas, que aunque en lo escrito, y discurrido son muy buenas, en el arte no tienen capricho ni armonía pintoresca. Pero sobre todo fue muy fácil, fecundo, y pronto inventor: bien, que son mejores sus dibujos que su pintura; porque en ella no tuvo buen; gusto, y los dibujos son excelentes, y de gran magisterio; de que hay gran copia, porque en ello tuvo gran facilidad. Y en fin lleno de riqueza , y honras, que recibió de su Majestad, murió en aquel Real Sitio de San Lorenzo, ya de crecida edad, cerca de los años de mil quinientos ochenta, dejando su retrato en la gloria del coro, que fue lo último que hizo, detrás del de Fray Antonio el Obrero.
De este gran Artífice, hace mención Juan Paolo Lomazo entre sus Pintores Eminentes, y Fray José de Sigüenza en la Historia de la Orden de san Gerónimo, part. 3. lib. 4. disc. 13, pag. 794.


XIX.


EL VENERABLE PADRE FRAY NICOLÁS

Fattor, del Arte de la Pintura.

Fray Nicolás Fattor, natural de la ínclita ciudad de Valencia, y de la Orden del Seráfico Padre San Francisco, después de haber estudiado en el siglo la gramática, se aplicó a el Arte de la Pintura; y aunque contra la voluntad de su padre, que le deseaba para sí en el siglo, tomó el hábito de la Observancia en el convento de Santa María de Jesús de dicha Orden, un cuarto de legua distante de Valencia.
Fue de soberano ingenio, y excelente pintor; y viviendo en dicho convento, pintó muchas imágenes de María Santísima, de quien fue muy regalado: y a las que hallaba pintadas, las ponía versos latinos, en su alabanza, en que fue también peregrino, que nunca, o rara vez dejan de andar juntas estas dos honoríficas facultades.
Tuvo en la Orden diferentes prelacías, y empleos, en que siempre se portó con extremada humildad , y ejemplo en todo linaje de virtud , como lo podrá ver el curioso en el libro, que de su portentosa vida escribió el muy Reverendo Padre Fray Cristóbal Moreno, Provincial que fue de aquella santa provincia, colegida del proceso que para seguir su causa en la Rota, se escribió de orden de aquel gran prelado, y siervo de Dios el Excelentísimo Señor Don Juan de Ribera, Patriarca de Antioquía, Arzobispo, y Virrey de Valencia.
La trae también Villegas en su Flos Sanctorum 3. part.
Y entre otros empleos que tuvo, fue el de confesor del real convento de las Señoras Descalzas de esta Corte, de que se retiró voluntariamente, no pudiendo su gran austeridad sufrir el bullicio, y visitas de la Corte, y tomando el camino de Valencia, entró a visitar la imagen de nuestra Señora de Atocha, la cual le reprendió ¿por qué desamparaba las esposas de su Hijo santísimo?. El absorto, y lleno de temor, no respondió palabra; pero la Virgen le dijo se fuese en paz, y usando de esta licencia prosiguió su camino. (N.A.P.Maestro Gil Gonzal. Davila, Historia de Madrid,fol.a86.),
Hay en el claustro de dicho convento de Santa María de Jesús un san Miguel abatiendo la soberbia de Lucifer, y sus secuaces, ejecutado de mano de este siervo de Dios de aguada de añil en la pared, cosa excelente, y también a la subida de la escalera del convento de Chelva en dicho, reino, hay un Cristo a la columna, hecho de su mano, también de aguada cosa superior.
Y en los márgenes de los libros del coro en su convento de Jesús dejó hechos diferentes adornos, historiejas, y figuras de los Apóstoles, y otros Santos, todo con extremado primor.
Murió en fin Fray Nicolás con créditos de ejemplar varón a los sesenta y un años de su edad en el mil quinientos ochenta y tres, en dicha ciudad de Valencia, en su convento de Santa María de Jesús, donde quedó depositado su cuerpo con gran veneración de los fieles de aquel reino que acudían a su sepulcro para encontrar el remedio de sus necesidades: y se trató la causa de su canonización, que no sé en que estado se halla.


XX.

EL DIVINO MORALES, PINTOR.

El divino Morales , español , cuyo nombre propio se ignora, fue natural de Badajoz, y pintor famoso; fue cognominado el Divino, así porque todo lo que pinto fueron cosas sagradas, como porque hizo cabezas de Cristo con tan gran primor, y sutileza en los cabellos, que al mas curioso en el arte ocasiona a querer soplarlos para que se muevan, porque parece que tienen la misma sutileza que los naturales.
Fue discípulo de Maesse Pedro Campaña, que lo fue de Rafael de Urbino, con cuya ocasión pasó a Sevilla, donde estuvo muchos años, y dejó allí muchas pinturas de su mano, especialmente en algunas capillas antiguas de aquella santa iglesia.
No se ha visto pintura suya que exceda de una cabeza, o medio cuerpo, y siempre en tabla, o lámina, con la delicadeza, y primor que acostumbraba.
Bien lo acredita la Verónica, que está en la capilla de nuestra Señora de la Soledad de la iglesia del convento de Trinitarios Calzados de esta Corte: Y otra de Ecce Homo, que está en el colateral del evangelio en la iglesia del convento de Religiosas de Corpus Christi: Otra de Cristo Señor nuestro a la columna, con san Pedro llorando, y de medio cuerpo, cosa excelentísima, en la sacristía del colegio Imperial (La colegiata de San Isidro ardió en 1936, queda fotografía de la obra #):
Y en el de santa Catalina de la ciudad de Córdoba, también de la compañía de Jesús, en el colateral del Evangelio, donde estaba un cuadro de la Asunción de nuestra Señora de Pablo de Céspedes, han colocado en estos tiempos otra tabla de nuestro Morales, de cosa de vara y tercia de alto con María Santísima dolorosa, y su Hijo sacratísimo, difunto en los brazos, de medios cuerpos, cosa superior #.
Y sin estas hay otras muchas en las casas reales, y fuera de ellas, especialmente en oratorios; bien que hay algunas bautizadas por originales, aunque es dificultosísimo de copiar, y por tanto más fácil de conocer.
Fue llamado del Señor Felipe II , como se dijo en el tomo primero, para pintar en el Escorial, en que se porto como buen vasallo, ofreciendo al servicio de su Majestad cuanto tenia, por haber extrañado el Rey el fausto con que había venido.
Pero habiendo servido a su majestad en muchas cosas de su devoción, porque su habilidad no se extendía a mas, ni era para obras de magnitud, se retiró a su tierra muy recompensado, y favorecido de la grandeza de su majestad.
Y después de algunos años, pasando el Señor Felipe II a tomar posesión del reino de Portugal en el de 1.581, llegó a Badajoz donde estaba nuestro Morales, el cual fue luego a ponerse a los pies del Rey, y habiéndolo recibido su majestad con singular agrado, le dijo: Muy viejo estáis Morales, y él respondió: Sí Señor, muy viejo, y muy pobre. Y entonces volvió el Rey a su Tesorero, y le dijo: que en las Arcas Reales de aquella ciudad le señalasen doscientos ducados para comer. Replicó al punto Morales, y dijo: ¿Señor, y para cenar? Volvió el Rey, y dijo: Que se le señalasen otros ciento. En que se califica la liberalidad de aquel Gran Rey, y la discreción, y donaire de aquel vasallo, junto con la prontitud de gozar de la ocasión, y hablar a tiempo, que es una grande felicidad.
Llegó pues Morales a experimentar la saña de la fortuna en la vejez, porque en ella vino a faltarle el pulso firme, y la vista perspicaz, indispensables en aquella manera de pintar, tan definida, que verdaderamente no es para viejos.
Murió pues en Badajoz por los años de mil quinientos ochenta y seis, a los setenta y siete de su edad.
Hay en este Monasterio de san Gerónimo de Madrid una tabla excelente de su mano, de vara de largo, y tres cuartas de alto, de medios cuerpos del tamaño del natural, de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas, acompañado de su Madre santísima, y san Juan Evangelista, con grandes expresiones de dolor, y ternura, y con aquella extremada hermosura, y delicadeza de su pincel. (Si no son falsos, la descripción coincide al menos en 2 # , #)
Fue dádiva del Señor Felipe II en el año de 1.564.


XXI.
SOFONISBA GENTILESCA, PINTORA (Es Sofonisba Angissola)

Sofonisba Gentilesca, fue aquella ilustre Dama, y famosa en esta Arte, que la serenísima reina de España Doña Isabel de la Paz (Isabel de Valois), nuestra Señora, que está en el cielo, trajo de Francia a esta Corte, y fue insigne en hacer retratos, especialmente pequeños.
Y así hizo muchos de sus majestades, y del serenísimo Príncipe Don Carlos, hijo del Señor Felipe II muestro Señor, y de otras damas, y señoras de palacio, donde murió el año de mil quinientos ochenta y siete.


XXII.
LUIS DE VARGAS, PINTOR.

Luis de Vargas , natural de Sevilla, fue gran pintor al fresco, y al óleo; siguió la manera de pintar del Perino, o Perin del Vago, en siete años que estuvo en Italia: y habiendo vuelto a su patria, y viéndose excedido, en algunas obras que hizo, de Antonio Flores, y de Maese Pedro Campaña, Flamencos, se volvió a Italia, donde estudió otros siete años, que parece fue el Jacob de la Pintura, que fue su hermosa Raquel, y volvió a Sevilla enteramente capaz en el Arte: aunque Pacheco dice que fueron veintiocho años los de su estudio en Italia (N.A.P. Pach.lib. de la Pint.fol.118) y me hace gran fuerza, por ser paisano, y casi contemporáneo , sino es que fuesen los que tenía de edad cuando volvió a Sevilla.
Sus obras en la iglesia mayor de aquella ciudad, y casa arzobispal, dan testimonio de la excelencia de su pincel al fresco, y al oleo.
Principalmente la pintura del arco del sagrario, y de la torre (Perdida #); la historia de Cristo Señor nuestro con la cruz acuestas, que está en gradas a las espaldas del sagrario antiguo, que la injuria del tiempo ha maltratado (queda una copia #); la célebre tabla de Adán y Eva, que viéndola Mateo Pérez de Alesio, insigne pintor, que hizo el célebre san Cristóbal de aquella santa iglesia, de que haremos mención, dijo, mirando el Adán , que tiene una pierna muy bien escorzada: "Pin vale la tua gamba, cl´l mió San Christoforo".#
Y últimamente se volvió Mateó Pérez a Italia, viendo su eminente habilidad, diciendo, que no era justo que viviendo Vargas pusiese en otro la estimación su patria; acción verdaderamente digna de inmortal gratitud, y que dudo tenga ejemplo, y mucho menos en el siglo presente.
Pintó el retablo del Nacimiento en la Santa Iglesia y otras muchas obras, como la Virgen del Rosario en un ovalo grande, que está en un pilar del convento de san Pablo, sí bien ya muy deteriorada (Desaparecida).
Fue insigne retratador; y entré los muchas retratos que hizo, fue uno del Chantre de aquel tiempo en el banco del retablo de Adán y Eva, # que está en dicha santa iglesia junto a la capilla de la Antigua, y a la puerta que sale a la lonja, donde se ponía el Chantre a rezar sus horas, y le cercaban los muchachos, mirando el retrato, y el original con admiración de la semejanza, y propiedad. Pintó también el de la excelentísima Señora Doña Juana Cortés, Duquesa de Alcalá, que parece de mano, de Rafael de Urbino.
Y sobre todo fue su vida muy ejemplar, y en el tiempo que vivió en Sevilla, dio muestras de sus raras virtudes: confesaba, y comulgaba con gran frecuencia, y devoción: era muy humilde, y sufrido con sus émulos: y algunos ratos del día, que hurtaba a sus ocupaciones, se encerraba en su estudio, y se tendía en un ataúd, que para este efecto tenia reservado, contemplando en la muerte y ajustando la vida, y toda ella tuvo grandísima devoción con el dulcísimo nombre de Jesús, por la cual le sucedieron casos milagrosos: se hallaron en su muerte asperísimos silicios, y disciplinas.
Murió poco después de haber acabado las pinturas de la torre de aquella santa iglesia, por los años de mil quinientos noventa, y a los sesenta y dos de su edad.
La fama de su eximia virtud obligó a un grave, y docto Varón, que yendo a predicar a otro intento, se explayase en sus alabanzas, y ponderación de sus virtudes: las cuales acreditan hoy día sus sagradas pinturas, demostrando el espíritu de donde procedían.
Fue muy ingenioso, y de agudos dichos: Y así mostrándole un pintor ignorante un Cristo crucificado, y vivo, rogándole le dijese su parecer le dijo: Cierto que está con gran propiedad, porque parece que dice: Perdónalos tú Señor que no saben lo que se hacen.


XXIII

MIGUEL BARROSO, PINTOR.

Miguel Barroso, gran pintor, y discípulo de Becerra, fue grandemente instruido en las lenguas griega, y latina, y otras muchas.
Y además de esto fue famoso arquitecto, perspectivo, y músico excelente.
De mano de éste insigne varón hay pintada una estación en el Claustro principal del Escorial, que basta para crédito de su eminente habilidad, y pericia en el Arte de la Pintura, en que fue muy dulce en el colorido, aunque con poca valentía en el dibujo.
Murió en esta Corte por los años de mil quinientos noventa, a poco mas de los cincuenta de su edad.


XXIV.

ALONSO SÁNCHEZ COELLO, Pintor.

Alonso Sánchez Coello, de nación Portugués, excelentísimo pintor de su majestad católica del Señor Felipe Segundo, fue singular retratador, y le intitulaba el Rey en sus cartas Tiziano Portugués, y en los sobrescritos: A el muy amado hijo Alonso Sánchez Coello.
Este noble artífice aprendió el Arte de la Pintura en Roma, en la escuela de Rafael de Urbino, y después en la de Antonio Moro en España.
Pasó a Portugal, donde habiendo servido al Príncipe Don Juan, y Princesa Doña Juana, ya viuda, hermana del Señor Felipe II, quien le solicitaba por haberle faltado Antonio Moro, se le recomendó mucho al Rey esta Señora, y así le honró su majestad a nuestro Alonso Sánchez con extraordinarias demostraciones en esta corte de Madrid; y lo hizo aposentar en unas casas principales junto a palacio, sin duda en las que hoy llaman del Tesoro, de donde teniendo el Rey llave, por un tránsito secreto, con ropa de levantar, que así llamaban entonces en España las Batas, solía muchas veces entrar en su casa a deshora, y en ocasión de estar comiendo con su familia Alonso Sánchez, y queriendo levantarse a hacer a su majestad la debida reverencia, como a su Rey, les mandaba se estuviesen quietos, y se entraba a entretener a el obrador.
Otras veces le cogía sentado pintando, y llegando quedito por las espaldas , le ponía las manos sobre sus hombros, y queriendo Alonso levantarse a hacer el debido comedimiento, le hacia sentar, y proseguir en su pintura, de que el Rey gustaba mucho. Hizo el año de 1.585, el retrato del glorioso patriarca san Ignacio, por el modelo de pasta de cera que se vació en la hembra, que se hizo sobre su sagrado rostro difunto, que lo trajo el Padre Pedro de Ribadeneyra, con cuya asistencia, como testigo de vista, se perfeccionó lo demás, y fue el retrato más parecido, que se ha hecho de este gran patriarca (Perdido queda copia y grabados #).
Hizo para el Escorial algunas cosas, como son la pintura de San Lorenzo, y san Esteban para un altar de la iglesia; y para otro San Vicente, y san Jorge; también Santa Catalina, santa Inés, y otras Santas.
Son también de su mano el Sisifo, y Licio, de las cuatro pinturas, que llaman las Furias en este palacio de Madrid; no siendo sino los condenados, que hoy están en el salón grande, y antes estuvieron en otra pieza menor, que se llama de las Furias, por haber tomado de ellas el nombre. Pero el Tántalo, e Ixíon son de Tiziano originales; y por no haberse podido conseguir las otras dos, las copio Alonso Sánchez de orden del Rey.
Y yo he visto en esta Corte otras cuatro copias de las dichas Furias, de Condenados , que aunque son menores, son del tamaño del natural, y están firmadas de Alonso Sánchez en el año de 1554, y copiadas con excelencia.
Mas lo que espero me han de estimar los Pintores, es ver un cuadro suyo historiado, y en público en esta Corte, el cual está en la cuarta capilla de la iglesia de san Gerónimo, a mano derecha, entrando por la puerta principal, y es de san Sebastián, y al lado derecho Cristo Señor nuestro, a el otro María santísima, y más abajo san Bernardo, y san Francisco, y arriba el Padre Eterno, que cada figura de por sí, no se puede mejorar #.
Retrató a su Majestad muchas veces, armado #, a pie (No está claro si de Coello o Moro # aunque múltiples réplicas son de Coello #,#), y a caballo (No se conoce o perdido, podría ser el que dio pie a la obra de Rubens), de camino con capa y gorra ¿#?: y asimismo diez y siete personas Reales, entre reinas, Príncipes, e Infantes, que lo honraban, y estimaban tanto, que se entraban a festejar, y divertirse en su casa con su familia.
No menos le honraron por su fama los mayores Príncipes del orbe, hasta los Pontífices Gregorio XIII , y Sixto V, el Gran Duque de Florencia, el de Saboya (Hay un retrato en el escorial pero no se da de su mano #), el Cardenal Alexandro Farnesio (El original discutido si Moro o Coello, hay una replica segura de su mano #), hermano del serenísimo Señor Duque de Parma.
No faltó a su mesa jamas algún Título, o principal Caballero; porque viéndole tan favorecido de un tan Gran Monarca, muchos le cortejaban, y se valían de su protección : Y así fue su casa frecuentada de los mayores personajes de su tiempo, como del Cardenal Grambela; de Don Gaspar de Quiroga Arzobispo de Toledo; de Don Rodrigo de Castro Arzobispo de Sevilla.
Y lo que más es de admirar, del Señor Don Juan de Austria, y del serenísimo Príncipe Don Carlos, y de otros muchos Señores, Títulos, y embajadores; de suerte, que muchos días los caballos, literas, coches, y sillas ocuparon dos grandes patios de su casa.
Y así vino a llegar su caudal a 55 mil ducados, que en aquel tiempo era una gran suma.
Fundó en Valladolid una obra pía de niñas huérfanas, que hoy se mantiene, como dijimos en el tomo i. fol. 178. aunque ha tenido varios contrastes, por las intercadencias de los tiempos, y menoscabos de su dotación.
Murió el año de mil quinientos y noventa, aunque otros dicen, que murió después del año de mil seiscientos, a los setenta y cinco de su edad, con gran sentimiento del Arte, y especialmente de su majestad, que le estimaba mucho.
Perecieron en el incendio lastimoso del palacio del Pardo diferentes retratos de su mano, y otras pinturas con gran quebranto de los inteligentes de la profesión.
No careció de elogio este varón insigne en el Laurel de Apolo de nuestro Fénix Español Lope de Vega, que dice así (N.A.P. Lope de Vega, fol.79.Laurel de Apolo.),

Y el español Protógenes famoso ,
El noble Alonso Sánchez, que envidioso
Dejara el más antiguo y celebrado,
De quien hay han quedado ,
Honrando su memoria,
Eternos cuadros de divina historia.


XXV.


EL HERMANO DOMINGO BELTRÁN
de la Compañía de Jesús Escultor y Arquitecto.


El hermano Domingo Beltrán, religioso coadjutor de la Compañía de Jesús, fue recibido en el colegio de Alcalá de Henares el año de 1.561, a 21 de Abril.
Fue natural de la ciudad de Victoria, y aprendió en el siglo las facultades de la Escultura, y Arquitectura en Italia, en que salió muy aventajado y así las continuó en la religión, ejecutando los retablos del colegio de Murcia, y los de la primera iglesia del de Madrid.
Hizo estatuas de gran estimación, y tuvo singular eminencia en las efigies de Cristo crucificado, como se califica en las que hoy se ven con admiración en este Colegio Imperial: como son la de la capilla del santísimo Cristo en la iglesia (El cristo de la buena muerte es de Juan de Mesa); y otra en la bóveda de la Congregación de los Señores Abogados, que esta sin encarnar; y cierto que parece de Miguel Ángel; y también otra que está en el altar mayor del colegio de Alcalá de Henares (El cristo de los doctrinos se da al taller de Leoni); unas y otras, con tan extremada perfección, que todos los artífices le daban la primacía.
Y el Señor Felipe II celebró su eminencia en estas Artes, y aun deseó llevarle a el Escorial, para que de su mano labrase algunas estatuas que ennobleciesen aquel suntuoso templo.
Juntó con esta maravillosa habilidad un sencillez de paloma, con que se hacía amar de todos, y en especial de los Señores, y Príncipes, que gustaban de frecuentar su oficina, por verle labrar, y por oír la santa candidez de su conversación.
Y habiendo ido a Alcalá de Henares, a dar principio al retablo de la Iglesia del colegio de la Compañía, le llamó Dios para sí a veintisiete de Abril de mil quinientos noventa; siendo ya de crecida edad.


XXVI

JUAN BAUTISTA MONEGRO
Escultor y Arquitecto

Juan Bautista Monegro se tiene por cierto ser el mismo que Juan Bautista de Toledo, por ser de allí oriundo, aunque natural de Madrid, eminente escultor, y discípulo de Berruguete.
Pasó a Roma, donde hizo cosas, tan eminentes que le apodaron el Valiente Español.
Ejecutó allí buena parte de la iglesia de San Pedro. y por ser tan notorio su crédito, fue llamado por el Señor Felipe II para la obra de san Lorenzo del Escorial, donde ejecutó el modelo para aquella gran Basílica (N.A.P. Maestro Gil Gonzalo. Dávila, Historia de Madrid, fol. 222.); y donde entre otras cosas, hizo aquellas siete eminentes estatuas, de San Lorenzo #, y los seis Reyes de la fachada de aquel gran templo #: figuras que ejecutó de tan desmesurada grandeza, que con su zócalo tienen de alto diez y siete pies; y salvo las carnes, que son de mármol blanco, todo lo demás es de piedra berroqueña, y todas siete salieron de un peñasco, o trozo de piedra de aquella montaña: y es fama, que en él, dejaron grabado los artífices el siguiente epígrafe: De este canto salieron seis Reyes, y un Santo, y quedó para otro tanto.
Lo cierto es, que de todas maneras son grandes Estatuas, y por ellas merece su artífice nombre inmortal: Las insignias, o instrumentos son de bronce, doradas de molido, y las coronas de los Reyes pesan de tres a cuatro arrobas. Son también de su mano las cuatro estatuas de los Evangelistas (No está clara la atribución #), que están en la fuente de en medio del patio del claustro principal, y son de mármol, que se trajo de Génova, aunque otros dicen que son de Pompeyo. Murió en esta corte por los años de mil quinientos noventa, siendo ya de edad muy adelantada.


XXVII

TEODOSIO MINGOT, PINTOR,

Teodosio Mingot, pintor español, y natural del Principado de Cataluña, fue discípulo de Miguel Ángel, llamado de Becerra , con el motivo de las obras de pintura que entonces se ofrecían, con ocasión de la fábrica de este real palacio de Madrid , y el del Pardo, por el Invictísimo Señor Emperador Carlos V.
Vino pues España, donde manifestó muy bien en diferentes obras su eminente habilidad, y desempeñó los créditos de la escuela en que se había criado, como lo acredita la pintura de la antecámara, y una de las torres del real palacio del Pardo, que ejecutó en compañía de Gerónimo de Cabrera, y también las que hizo en el Escorial.
Fue Teodosio grandísimo dibujante, y anatomista, como lo califican diferentes dibujos suyos, que yo he visto, y tengo en mi poder.
Murió en esta Corte por los años de mil quinientos noventa, y a los treinta y nueve de su edad.
Lastimoso malogramiento en lo mas florido de sus años, y de sus lucidas esperanzas, dejó algunas obras comenzadas, que acabaron otros.


XXVIII

LUIS DE CARVAJAL, PINTOR.

Luis de Carvajal , natural de Toledo, y hermano uterino de Juan Bautista Monegro, excelente escultor, de quien ya hicimos mención: fue pintor famoso en tiempo del Señor Felipe II, de cuya orden pintó una estación en el claustro del Escorial #, que le dará fama eterna, por haber inmortalizado sus obras en lugar tan conspicuo, y destinado solo a los hombres mas eminentes de aquel siglo en esta facultad; y también hizo otras pinturas al óleo para algunos altares de aquel gran templo.
Murió en esta Corte por los años de mil quinientos y noventa y uno, y a los cincuenta y siete de su edad.


XXIX.

JUAN DE ARFE VILLAFAÑE, PLATERO, Escultor, y Arquitecto.

Juan de Arfe Villafañe, natural de la ciudad de León de España , aunque de profesión platero , es muy digno de este lugar , no tanto por lo ilustre de su facultad, en que fue tan aventajado, cuanto por haberlo sido en la parte mas principal de la Pintura, que es el dibujo, y también en la Escultura de plata, y la Arquitectura; pues el dibujo no desconoce facultad alguna de las que militan debajo de su jurisdicción, ni la Escultura excluye el oro, ni la plata , en que se han ejecutado tantas maravillas; y mas no contentándose nuestro Arfe en ser solo para sí, que era lo bastante, sino franqueándonos sus lucidos estudios en la estampa de su erudito libro de "Varia Commensuracion", donde no solo nos dispensa a los pintores acertadísimas reglas del dibujo en la simetría, y anatomía de músculos, y huesos, así del cuerpo humano, como de los animales cuadrúpedos, y aves, sino también muy importantes reglas de las cinco órdenes de Arquitectura , y piezas de platería, con muy singulares noticias en esto, y lo demás, así de antiguos, como de modernos artífices, en que no fueron los menos célebres, especialmente en la platería, sus ascendientes: precediendo a esto muy importantes reglas de Geometría, y de los Círculos de la Esfera, Relojes horizontales, y las Tablas de los grados, y alturas de España, exornándolo todo con oportunísima erudición.
Fue pues nuestro Juan de Arfe hijo de Antonio de Arfe, y nieto de Enrique de Arfe, ambos plateros eminentes, como dijimos, pues el abuelo hizo las célebres custodias de la santa iglesia de León (Expropiada y fundida en 1809 en la casa de la moneda de Sevilla), la de Toledo #, la de Córdoba #, y la de Sahagún #, sin otras muchas piezas de iglesia muy singulares.
Su padre desterrando la Arquitectura bárbara gótica, comenzó a usar la romana en la custodia de Santiago de Galicia #, y la de Medina de Rioseco #, y en las andas de León (Expropiada y fundida en 1809 en la casa de la moneda de Sevilla).
Nació pues nuestro Juan de Arfe por los años de mil quinientos veinticuatro, y murió el año de mil quinientos noventa y cinco en Madrid, aunque vivió algunos años en la ciudad de Valladolid; su edad setenta y dos años con poca diferencia.
Fue consumadísimo platero, como lo acredita su libro, y los grandes maestros que tuvo en su padre, y abuelo; aunque efectivamente no se sabe de obra pública suya, porque las recató su modestia, sino es la célebre custodia de la santa iglesia de Sevilla #, y la de Ávila #: y también la de san Pablo de Burgos (En 1813 la sustrajo El general francés barón de La Martinière, teóricamente fundida), Orden de Predicadores, que se dice ser suyas (N.A.P.Idem var. commens I.4.c.5.). Imprimió un libro que se intitula "el Quilatador" de gran utilidad para la platería, y Ensayadores de moneda.
Escribió también sin duda de la Perspectiva, porque en el prólogo de su libro ofrece darlo en breve a la estampa, y bien que no se tiene noticia que llegase este caso, acreditan su inteligencia en ella las reglas que suministra para los escorzos, que es la Perspectiva mas difícil: confusión grande de los plateros, que se contentan con poco, negándose a la especulación fundamental de su profesión: y efecto lamentable de la miseria de los tiempos, así por la falta de las ocasiones, como por el corto fruto del trabajo, pues los ingenios españoles los mismos son ahora que antes; pero desmayan los ánimos cuando ven infructuoso su desvelo.


XXX.
JUANES, PINTOR VALENCIANO.

Juan Bautista Juanes tuvo por cognomento Juanez, apellido antiguo en España, deducido del nombre de Juan, como Fernandez de Fernando , Martínez de Martin, sino que como los valencianos pronuncian la z, como s, se ha quedado con el nombre de Juanes; que si fuera este su nombre propio, se llamara Juan, que es nombre castellano, y no Juanes, que es palabra latina, aunque algo corrupta: bien que este apellido hoy se halla transmutado por la mayor parte en Ivañez, aunque en nuestros tiempos hemos conocido a el señor don Juan Juanez de Echalaz, Oidor del Real Consejo de Castilla, y otros de este apellido.
Fue pues nuestro Juanez pintor de gran fama; hizo imágenes de mucha devoción; porque además de ser varón de conocida virtud, se preparaba con la confesión, y comunión antes de pintarlas, como lo escriben Pacheco (N.A.P. Pacheco lib.I.de la Pint. pag.118) y Laurencio Surio (N.A.P.Sur.tom.3.fol.195.).
Fue discípulo de Rafael de Urbino, y también imitó a el divino Morales; pero con tan superior excelencia a los dos, que les aventajó en la hermosura, y belleza del colorido, y fisonomías, igualándoles en lo demás: con que solo por este camino se distinguen.
Bien lo acredita el san Francisco de Paula del tamaño del natural en tabla, que está en el convento de su orden, que es el de san Sebastián de Valencia, extramuros de aquella ciudad: como también la portentosa imagen del Salvador del mundo, que está en la puerta del Sagrario de la capilla de san Pedro de la Seu de dicha ciudad, cuya belleza es tan divina, que desmiente toda diligencia humana, y con facilidad nos pudiéramos persuadir ser verídico retrato, pues parece que Cristo Señor nuestro no pudo tener otro semblante, porque este es el mas hermoso que puede haber en los hijos de los hombres (A.P. trabajó al fresco en esa capilla, ahora medio perdidos, hay dos piezas ¿1 , 2? A.P. no distingue V.Macip padre de Juan de Juanes hijo. El trasaltar fue reconstruido en el XVIII, así como el retablo de la capilla de San Pedro fue destruido en 1936, Resulta difícil hacer suposiciones).
No lo es menos la que está en santa Inés en la capilla de san Francisco de Borja, y otras tres que hay suyas en las Monjas Agustinas de san Julián en la capilla de santo Tomás de Villanueva. Y la de en medio, que es cuadrada, es del Nacimiento de Cristo ¿#?, y las otras dos redondas del martirio de santa Inés (+ la visitación , pero son de su padre); y allí está la sepultura del venerable Mosen Bautista Agnesio # (La alegoría estaba inicialmente en la capilla de San Francisco de Borja en la catedral), su devotísimo capellán.
También la que está en el sagrario de la capilla de la comunión de la iglesia del Carmen en dicha ciudad; donde hay otras muchas del Salvador, y todas tan parecidas, y con tan superior belleza, que con mas justo título que Morales, pudiera usurpar el renombre de Divino: porque además de no hallarse pintura suya que no sea sagrada, fue el estilo dulcísimo, el dibujo soberano, la belleza singular, y tan sutilmente peleteado en los cabellos, y barba, que parece que si se soplan se han de mover.
Es también de su mano otra tabla que hay en un pilar de la Seu de dicha ciudad, donde está pintado el desposorio espiritual que celebró el venerable sacerdote Mosen Bautista Agnesio con santa Inés.
También otra de santo Tomás de Villanueva de medio cuerpo, dando limosna a los pobres, que está en la sala del Cabildo de la Seu ; y se tiene por verdadera efigie del Santo, sin otras muchas que hay en dicha ciudad, donde son muy estimadas, y lo pueden ser en todo el mundo, especialmente en aquella iglesia mayor, en la parroquia de san Nicolás, en el convento de san Agustín ¿#?, y otros templos: bien que en casas particulares es muy rara la que se encuentra.
Pero sobre todas las obras que hizo nuestro Juanez, la que más dignamente puede inmortalizar su nombre es la imagen purísima de la Concepción, que hoy se venera en singular capilla, y verdaderamente singular, en la casa profesa de la compañía de Jesús en la ínclita ciudad de Valencia, con el titulo de la Purísima, la cual ejecutó por relación, y revelación del V. siervo de Dios el P. Martin Alberto de la dicha religión, a quien esta soberana señora le dijo un día, que fue víspera de su gloriosa Asunción, y lo es cuando esto se escribe, que la hiciese pintar en la forma que la veía; que fue con su túnica blanca, y manto azul, la luna a sus pies, y arriba el Padre Eterno, y su hijo sanísimo en acción de coronarla, y encima de la corona el Espíritu Santo en forma de paloma. Obedeció el siervo de Dios; y para su ejecución llamó a Juanez, que además de ser eminente en la facultad de la Pintura, era su hijo de confesión, y varón de muy acreditada virtud. Le hizo la relación el siervo de Dios, mediante la cual formó nuestro Juanez un diseño, o borroncillo del asunto, el cual visto por dicho padre, no le agradó, porque no conformaba con lo que había visto, y después de advertirle algunas circunstancias, le dijo se preparase con la oración, y otras cristianas diligencias para lograr, mediante la divina gracia, el desempeño de esta obra, a que contribuiría él por su parte, y otras personas de su devoción a quien lo encomendaría.
Precediendo pues las referidas diligencias, puso Juanez en ejecución su pintura, con infalibles prenuncios del acierto desde las primeras líneas del dibujo; y jamás puso el pincel, especialmente en el rostro de esta sagrada imagen, que no hubiese confesado, y comulgado aquel día; y aún le sucedió muchas veces estarla mirando algunas horas, sin atreverse a poner el pincel en la tabla, por no sentir en lo interior de su espíritu aquel estímulo que necesitaba para emprenderlo, hasta que corroborado con el auxilio de la oración, se encendía en fervoroso aliento; y de esta suerte prosiguió hasta concluirla, tan a satisfacción de dicho padre Alberro, que aseguró estar puntualmente semejante a el original que había visto.
Haga aquí reflexión del artífice cristiano, con qué preparaciones se deben pintar, o esculpir las imágenes sagradas, para lograr su debida perfección, confusión grande de aquellos que groseramente atrevidos ponen la mano en tan sagrados simulacros, sin mas reflexión que un Alfarero en la casualidad de sus vasijas. Y muchos hallándose en infeliz estado, y en desgracia de Dios. ¡O Bondad infinita, y cuanto tienes que suplir en nuestra miseria!
Yo vi, y adoré en Valencia, aunque indigno, repetidas veces esta sagrada imagen; y lo que puedo decir es, que infunde suma reverencia, que está modestísima, y hermosa, con una compostura, y honestidad peregrina; pero sin aquellas bizarrías del arte, que hoy practican algunos, tan ajenas de la gravedad , y modestia de tan superior personaje , que mas parecen figuras de farsa , volatines, o danzantes, que imágenes reverentes, modestas, y sacras.
Desventura de nuestro genio, buscar siempre en la novedad el deleite, y despreciar los caminos reales, por buscar las intrincadas veredas, y caprichos de extravagantes genios, y más cuando nos debemos hacer cargo, que esta gran señora, sobre ser un abismo de perfección en toda virtud, fue un soberano portento, y única, y celestial maestra de humildad, modestia, honestidad, y recato.
Murió pues nuestro Juanez en dicha ciudad por los años de mil quinientos noventa y seis, y apenas a los cincuenta y seis de su edad, con créditos do eximia virtud, ingenio feliz, y habilidad eminente.
Hace de él mención Pacheco en su libro de la Pintura en el fol. 118. por eminente en la virtud, y en el arte: como también Laur. Surio tom.3.f.195, con uno, y otro carácter.


XXXI.

JUAN LABRADOR, PINTOR

De Juan Labrador, español, que floreció en tiempo del Señor Felipe II, no tenemos mas noticia que la que nos dispensan sus eminentes obras, y haber sido discípulo del divino Morales: con que es muy posible que fuese también extremeño, ya que no fuese de la misma ciudad de Badajoz. Se inclinó más a las frutas, y flores, por ser de suyo labrador: que haciéndolas repetidamente por el natural, llego a expresarlas con tan superior excelencia, que ninguno le ha igualado primor, y así son sus tablas tan conocidas por la delicadeza, y puntualidad en lo definido de las frutas, y otras baratijas, como las del divino Morales en la sutileza de los cabellos de las figuras.
Pintó también algunos bodegoncillos con diferentes cosas comestibles, vasijas, y otros adherentes con singular primor.
Murió por los años de mil seiscientos, de crecida edad en esta corte, a donde pasó, para dar a conocer, y estimar su eminente habilidad.


XXXII.

MATEO PÉREZ DE ALESIO,

Mateo Pérez de Alesio, natural de la ínclita ciudad de Roma, fue gran dibujante, y tallador: pintó el célebre san Cristóbal en la santa iglesia de Sevilla, donde se vino de Italia, no se sabe con qué motivo, obra que no se le halla semejante, no solo en calidad, sino en grandeza, pues tiene treinta pies de alto; y ejecutada al fresco, con tal arte, que no se le encuentra la división de las tareas: tiene cada pantorrilla una vara de ancho, para cuya perfectísima, y singular figura, que llega a la cornisa de la nave, desde poco mas que un estado del suelo, hizo su cartón de igual grandeza y que era una admiración, y estuvo puesto muchos años, en una gran sala del alcázar de aquella ciudad, donde dice Pacheco que lo vio, siendo mozo, y que tenia en su poder uno de los muchos dibujos que hizo Alesio para dicha figura, la cual acabó año de 1584 (N.A.P. Pachec. lib. de la Pint. fol. 136 Lo recoge todo desde Pacheco).
Siguió este gran artífice la manera de Miguel Ángel Buonarrota, en cuya escuela se crió.
Dejó en Sevilla obras inmortales, que acreditan su gran pericia en el arte; y a el mismo paso era tan modesto, que viendo el Adán, y Eva que pintó Luis de Vargas, y en el Adán una pierna grandemente escorzada , dijo: Piu vale la tua gamba, che l´ mio San Crisóforo.
últimamente , viendo la superior habilidad de Luis de Vargas, le dijo un día que se quedase con Dios , que él se volvía a Italia; pues no era razón, que viviendo Vargas, pusiese en otro la estimación su patria; como con efecto se volvió a Italia, donde murió por los años de mil y seiscientos , ya de crecida edad:
Atención fue esta de Alesio, que merecía estatua inmortal, así por la hidalguía del ánimo , como por la singularidad del ejemplo.
Cuando vino a España trajo muchos dibujos excelentes de su mano, y con especialidad uno de aguada y realce, de la muerte de Moisés, cosa tan superior, que viéndolo Gerónimo Fernández , excelente escultor , dijo , que si aquel dibujo era de su mano , le admitiese por su discípulo: cosa que él sintió mucho, porque se pusiese en duda su verdad; pero se calificó ser suyo, así por sus obras, como por sujetos que habían estado en Roma, y visto la misma pintura para que lo hizo.


XXXIII

CRISTÓBAL ZARIÑENA, PINTOR.

Cristóbal Zariñena fue natural, y vecino de la ciudad de, Valencia, se aplicó al Arte de la Pintura; y para perfeccionarse pasó a Italia, donde logró su intento en la célebre escuela del Tiziano.
Volvió a Valencia muy ventajoso después de algunos años, donde hizo excelentes obras, de las cuales yo he visto muchas, que verdaderamente parecen de Tiziano: como lo acreditan las que tiene en el real monasterio de san Miguel de los Reyes, instituto del doctor Máximo, extramuros de aquella ciudad, sin otras muchas en diferentes sitios de ella
Murió de más de cincuenta años, por el mil seiscientos.


XXXIV.

FERNANDO YAÑEZ, PINTOR.

Fernando Yañez, natural de la Almedina, fue gran pintor y discípulo de Rafael de Urbino, como lo muestran las pinturas del retablo del lugar referido (Retablo de Almedina, suponemos, queda una tabla #), donde vivió, y murió con grandes créditos por los años de mil seiscientos, y de su edad poco mas de cincuenta.
De él hace mención Quevedo en un epigrama que hizo a su pincel en el Parnaso de sus obras.



XXXV.

DIEGO POLO, PINTOR.

Diego Polo, fue Pintor de mucha opinión, y muy buen colorista, y en testimonio de su gran habilidad, dejó en el Escorial muchas obras de su mano, y en este real palacio de Madrid en la alcoba que había en la galería de Grandes, hubo muchos retratos de los Reyes antiguos de España de su mano, excelentemente ejecutados, y con muy buen dibujo, y colorido.
Murió en lo más florido de su edad, cuando apenas tenía cuarenta años, en el mil seiscientos.


XXXVI

LOS PEROLAS, PINTORES.

Los Perolas, Juan, y Francisco, hermanos, y naturales de la ciudad de Almagro, fueron excelentes pintores, escultores, y arquitectos, discípulos de la escuela del gran Miguel Ángel, aunque más participaron aquí de Bergamasco y Becerra, especialmente en los adornos, y pintura al fresco, de que dan claro testimonio las casas, y palacio de los Señores Marqueses de Santa Cruz en el Viso #, pues todo está pintado por dentro desde el zaguán de excelentes adornos, arquitectura, fábulas, e historias de griegos, y romanos, cartagineses, y godos, con valientes estatuas fingidas, vichas, tritones, y sátiros; todo hecho por aquella gran casta de Miguel Ángel; y los adornos de fístulas, vichuelas, y sabandijas, por la del Bergamasco, y Becerra.
También lo acredita la iglesia de Villanueva de los Infantes donde hay de todas las tres Artes cosas excelentes de su mano.
Ayudaron también a Antonio Mohedano en la pintura que hizo en la media nave del sagrario de la santa iglesia de Córdoba, desde la puerta del costado, hasta la capilla, con muchas figuras de Profetas, e historias de la Escritura Sagrada, alusivas a el Sacramento , que todavía duraban, aunque maltratadas del tiempo, el año de a 713 (No queda nada), que estuve yo en Córdoba, y las vi con gran complacencia mía; bien que compadecido de verlas tan deterioradas. Por lo cual, y por dar mayor claridad a aquel gran templo, determinó aquel ilustrísimo Cabildo levantar las armaduras de las techumbres, y formar bóvedas en todas las naves, blanqueándolas, y abriendo luces; de suerte , que la que antes parecía una mezquita de sarracenos, como lo fue, parece ahora verdaderamente templo de católicos, y centro de la gloria. No se tiene noticia de cuando murieron estos dos hermanos: solo se sabe florecieron por los años de mil y seiscientos, y murieron con créditos de hombres eminentes en todas las tres Artes.


XXXVII.

FEDERICO ZUCCARO, PINTOR.

Federico Zuccaro pintor famoso de Italia, natural de Urbino, fue enviado a España a suplir la falta que hizo Luqueto en san Lorenzo el Real, y suplir también, como el mismo Lucas, la del Mudo.
Vino pues Federico con tanto aplauso dirigido al servicio del Señor Felipe II , por medio de personas tan graves, y de tan buen juicio; y las estampas suyas le hablan hecho tan famoso, que no faltó más que salirlo a recibir con palio.
Se le entregó luego todo lo mejor que él podía desear para su lucimiento, que fueron las pinturas del retablo principal, y de los colaterales de las reliquias, que el uno es de la Anunciación (2), y el otro de San Gerónimo (2), aunque retocados de mano de Juan Gómez, y algunas estaciones al fresco en el claustro grande.
Todo esto hizo, y poco de ello dio gusto al Rey, ni a otro alguno; y ninguna cosa pintó que llenase con mucho las esperanzas que se habían concebido de su nombre, pues el Rey mandó borrar lo que pintó en el claustro, y lo ejecutó Peregrin, como se verá adelante.
Las dos historias últimas del retablo, que ejecutó Zúcaro con el mayor cuidado y estudio que supo, y las que habían de estar a el lado de la custodia en el altar mayor, y muy a los ojos, que son la Natividad de nuestro Señor, y la Adoración de los Santos Reyes, cuando los acabó, escribe el Padre Sigüenza, que quedó tan pagado de su habilidad Federico, que solicitó las viese su majestad antes que se colocasen, lo que no osó hacer en las otras del mismo retablo, pareciéndole, que como les había dado tanta fuerza para que relevasen de lejos, no serian tan apacibles mirándose de cerca, pero estas sí. Mas cuando llegó su Majestad a verlas, habiéndolas puesto Federico a la luz, que le pareció responderían mejor, le dijo a el rey con gran satisfacción: Señor esto es hasta donde puede llegar el arte y estas están para de cerca y de lejos. No le respondió su Majestad cosa alguna, mostrándole aquel buen semblante, y gracia, que daba por respuesta a todos, y jamás lo supo dar malo a ninguno.
De allí a un rato que las estuvo mirando el Rey, le preguntó su majestad si eran huevos los que tenia una pastorcilla en una cesta, ¿asiendo de ellos a dos manos, por presentarlos a la recién parida madre?, Respondió que sí. Lo notaron todos los que allí se hallaron, entendiendo había hecho poco caso el Rey de lo demás; y que, sobre no estar bien expresados los huevos, parecía impropio que una pastora, que venia de su ganado a media noche, y aun corriendo, pudiese haber juntado tantos huevos, si no es que era pastora de gallinas.
Se pusieron al fin estos dos cuadros en su sitio; y después de haberle despedido su majestad, haciéndole muchas mercedes, como se esperaba de su grandeza, mandó quitarlos del retablo, y con ellos el cuadro principal del martirio de san Lorenzo, que también era de su mano (No llegó a ejecutarlo)(N.A.P. Fray José de Siguenza 3. párt. lib. 4. fol. 743) . Este se puso fuera del monasterio en una capilla que se hizo en aquel Real Sitio para que los oficiales de la fábrica oyesen misa, y se les administrasen los santos Sacramentos. Las otras dos, que eran para de cerca, y de lejos, como dijo su autor, las mandó poner su majestad en otras dos aulas, que a pocos dan gusto, aunque sin duda son de lo mejor que ejecutó en aquel real monasterio y tal vez puede ser que el no satisfacer a la vista procediese de venirles mal la luz, que en la pintura fresca del óleo, y reluciente, es un contratiempo irremediable para un artífice. Y la desgracia es, que esto no lo conocen todos, pero lo habrán experimentado muchos.
Hechas estas historias al óleo, con las dos de las reliquias, de la Anunciación, y san Gerónimo, iba pintado al fresco junto con los discípulos que trajo de Italia, la mitad de las historias del claustro principal: de las cuales, las cuatro, o cinco que hizo, desde la Concepción de la Virgen, hasta la Visitación, descontentaron tanto a el Rey, y a cuantos las veían, que se le dio a entender a el mismo Zúcaro, el cual se disculpó diciendo, que no las había labrado de su mano, sino aquellos mancebos que se las habían echado a perder; y así se dio traza que pintase él una de su mano toda, que fue la primera de la Concepción de la Virgen; pero salió tan perdida cosa, que aun parecían las otras mejores.
Visto esto, su majestad le dio licencia para irse a Italia: le dio seis mil ducados cada año, de los tres que estuvo; con que sin otras mercedes que el Rey le hizo, muy particulares le valió la venida más de diez y ocho mil ducados: y sin esto, dicen, le mandó dar su majestad más de cuatrocientos ducados de renta de por vida en Italia, de que él fue muy contento, dejando acá muy poco gusto con sus obras.
Cuando ya le había despedido el Rey, y le echó tantas mercedes, Fray Antonio el Obrero llegó, y le besó la mano diciendo: Le beso a Vuestra majestad por las mercedes que ha hecho a Zúcaro ; y le respondió el Rey: No tiene él la culpa, sino quien le encaminó acá: aludiendo a el disfavor del despedirle; y no a las mercedes que se le daban las gracias.
Mandó luego su majestad que se picasen las historias del claustro, y las tornase a pintar Peregrin, como lo ejecutó, y se ve en el claustro grande; y él se volvió a Italia, aunque desairado, muy enriquecido de la magnificencia de tan gran Rey.
Murió en Florencia por los años de mil seiscientos diez, donde tuvo mas créditos de los que por acá se adquirió; y sin duda bien merecidos, por lo que se ve en muchas estampas, y obras suyas lo acredita aquella célebre cúpula que pintó en la iglesia mayor de aquella gran ciudad #, de que hace mención Vicencio Carducho (n.A.P. Libro de la Pintura Dialog. I.) y las pinturas de la Escritura Sagrada de aquel célebre salón del Vaticano; y en la santa iglesia de Córdoba, en un pilar junto al punto, hay una santa Margarita de su mano, muy gentil figura: que si bien no tuvo fortuna de complacer por acá, debió de ser algún astro adverso, que le influyó en este clima, o el hallarse entonces mozo, y sin la debida práctica en el fresco: pues yo he conocido hombres muy prácticos al óleo, que llegando a pintar al fresco, y aun al temple, se hallan perdidos.
Escribió Federico, y dio a la estampa el año de 1607, un libro muy erudito y discreto de la Idea de los Pintores, Escultores , y Arquitectos , donde trata difusamente del dibujo interno, y externo, con discursos muy delicados, y peregrinos.


XXXVIII

RÓMULO CINCINNATO, PINTOR,

Rómulo Cincinnato, que fue pintor del señor Felipe II, de nación italiano en la muy ilustre ciudad de Florencia, vino a España, y vivió en ella muchos años; y así dejó muchas obras, aunque dicen no era hombre de mucha invención. En las casas del Excelentísimo Señor Duque del Infantado en Guadalajara hizo muchas cosas al fresco, con muchos, y varios adornos, que satisfacen a todos los que lo entienden #. Pintó en el Escorial en el claustro bajo al fresco, como lo escribe el Padre Figueroa, part. 3. lib. 4. p. 7 1 9. Y el cuadro de la capilla de san Mauricio y sus compañeros, que está en aquella iglesia es de su mano; y en el coro las dos historias al fresco de san Lorenzo, cuando iba siguiendo al Papa San Sixto; y la otra, de cuando entregó los pobres al tirano, que le pidió los tesoros: como también las otras dos pinturas, la una de san Gerónimo escribiendo, y la otra del mismo santo, dictando a sus discípulos.
Fue pues Rómulo artífice de gran talento, y gracia.
De su excelente pincel es el cuadro principal de la iglesia del colegio de la Compañía de Jesús de la ciudad de Cuenca, que es de la Circuncisión del Señor, donde está una figura de espaldas, y arrodillada, que saca fuera un pie, y pierna, que es la admiración de todos, porque parece estar fuera del cuadro.
Y celebrándole a este artífice lo que había pintado en el Escorial, dijo: Que valía mas un Zancajo, que había pintado en los Jesuitas de Cuenca, que todo cuanto había hecho en el Escorial.
Pintó también al fresco en este palacio de Madrid dos piezas, que están inmediatas a la galería del cierzo del cuarto del Rey, en compañía de Eugenio Cajés, con gran acierto, y magisterio.
Murió en esta Corte por los años de mil y seiscientos, de edad muy crecida, con gran sentimiento de toda la profesión, por su amable trato, y eminente habilidad.


XXXIX.

POMPEO LEONI, ESCULTOR.

En tiempo del Señor Felipe II, para hacer las estatuas de la octava maravilla de san Lorenzo el Real, fue traído de Italia a estos reinos Pompeo Leoni, por ser el mas señalado artífice que se hallaba en toda Europa en el Arte de la Escultura, como lo acreditan las eminentes estatuas de diversas materias que allí ejercitó, especialmente en los Apóstoles del retablo principal #, y demás figuras, que todas son quince, de bronce, doradas de molido mayores que el natural; y también las de los dos sepulcros de los Reyes (1 , 2), y en otros sitios, así de bronce, como de mármol, y piedra berroqueña, que adornan aquella gran basílica del Escorial.
Es de su mano una estatua de mármol de una Infanta, que está en las Descalzas Reales de esta Corte: y los retratos de los Duques de Lerma (1 , 2), que están en san Pablo de Valladolid, convento de Predicadores: y el célebre crucifijo, que llaman de Pompeo, que no es el de mármol del trascoro, el cual es de mano de Benbenuto Cellini #, que se le presenta al Rey el Gran Duque de Florencia, si no el de bronce que está en el altar mayor #: y también la escultura del altar mayor de los Carmelitas Descalzos de Valladolid, de unos santos ermitaños #, y medios relieves, que sin duda debió de asistir allí alguna temporada.
Se volvió a Italia, y allí murió por los años de mil seiscientos.


XL

CESAR ARBASIA, PINTOR.

Cesar Arbasia, gran pintor italiano, y de la escuela de Leonardo de Vinci, vino a España por los años de 1600, y entre otras obras que hizo, fue la mas señalada la que pintó al fresco en la capilla del sagrario de la santa iglesia de Córdoba, bóveda , y paredes hasta el suelo, con varios casos de la vida de Cristo, y otros misterios, e historias alusivas al Sacramento, con superior excelencia, y magisterio en aquella manera antigua, en que se conoce que era muy práctico.
Hizo también excelentes paisajes, como lo dice Pacheco en el libro de la Pintura , pag, 422.
Concluida aquella obra, volvióse a Italia, de donde dicen fue llamado para este efecto, por la amistad que con él había tenido en Roma Pablo de Céspedes, Racionero de dicha santa iglesia de Córdoba, y que en ella se detuvo solos dos años, no se tiene de él mas noticia, sino que su vuelta fue el año de mil seiscientos dos, y en Italia su muerte.


XLI.

BARTOLOMÉ DE CÁRDENAS, PINTOR.


Bartolomé de Cárdenas, natural del reino de Portugal, aunque oriundo de Castilla, y vecino de Madrid, fue pintor de mucha opinión y así ejecutó al óleo la parte principal del claustro del convento de nuestra Señora de Atocha de Religiosos Dominicos de esta Corte (Desaparecidos), siendo lo restante, de mano de Juan Chirinos.
Lo llevó el Excelentísimo Señor Duque de Lerma a Valladolid, donde a la sazón estaba la Corte del Rey nuestro Señor Felipe III, y allí ejecutó las pinturas del claustro del convento de san Pablo de Valladolid (Hay dos obras con esa procedencia # , #) de la misma sagrada Religión, y también las del retablo principal, que son de la vida de Cristo Señor nuestro: y en el coro de dicho convento tiene otro gran lienzo de una gloria de mas de cuarenta pies en cuadro, que ocupa todo el testero; como también otro de la Cena de Cristo nuestro bien, cosa excelente, que está en el refectorio, sin otras pinturas en una de las capillas del claustro.
Y en la capilla que hay debajo del salón del convento de nuestro Padre San Francisco de dicha ciudad tiene un cuadro excelente de la Porciúncula con las demás pinturas que adornan el retablo, sin otras muchas que hay en diferentes sitios de dicha ciudad, donde ganó opinión, y fama eterna, como uno de los excelentes pintores de España, y donde murió el año de mil seiscientos seis a los cincuenta y nueve de su edad.


XLII. PEREGRIN DE BOLONIA, PINTOR.(Pellegrino Tibaldi)

Peregrin de Bolonia, o Peregrin de Peregrini, pintor bolones, fue eminente en el Arte de la Pintura, de mucha invención, y caudal, así en el historiado, como en el dibujo.
Fue uno de los mas señalados discípulos, y secuaces de la escuela de Miguel Ángel, como se califica en todas las obras que quedaron de su mano en san Lorenzo el Real, para donde vino desde Bolonia, especialmente las que ejecutó en el claustro bajo al fresco (#,#,#), cuyas figuras están conducidas con gran consideración, y vagueza, por decirlo a la italiana, y son las que dijimos había pintado el Zúcaro.
Pintó el techo de la librería de aquel real monasterio con admirable majestad, donde hay varias figuras desnudas, como que sustentan la fabrica: cosa tan maravillosa, que parecen del mismo Miguel Ángel.
Y en unas claraboyas que se fingen en la bóveda, están las siete Artes Liberales, escorzadas con tanto acierto, que al moverse, quien las mira, parece que realmente ellas se mueven: para cuyo acierto hizo dibujos muy acabados en cartones grandes por modelos de su mano, los cuales se los hurtaron así que acabó la obra, de que se lamentaba mucho.
Es también de su mano la pintura de la batalla de San Miguel en una capilla de aquella iglesia, dedicada a este Santo Arcángel,
Y el cuadro de las once mil Vírgenes, que estuvo en su capilla de esta advocación, hizo el dibujo, y lo ejecutó Juan Gómez; y sobre todo, en el retablo de la capilla mayor, son de su mano el martirio de san Lorenzo, y los dos cuadros de los lados, del Nacimiento de Cristo, y la Adoración de los Reyes, que son los que se mandaron quitar del Zúcaro, y también lo son de Peregrin las historiejas de la Custodia.
Premió el Señor Felipe II a Peregrim de tal manera, que llevó a su tierra cincuenta mil ducados, y una plaza de Senador de Milán para un hijo suyo.
Murió en Módena por los años de mil seiscientos seis, a los sesenta y siete de su edad; y fue honrado con singulares demostraciones, así de los artífices, como de aquel Senado, con muy honorífica sepultura, y escribiendo a su muerte los mas lucidos ingenios muy elegantes poemas, y agudísimos epitafios: verdaderamente, que saben honrar a los artífices eminentes en aquellas provincias; y así, no me admiro que sean tan fértiles en producirlos, como estériles las provincias donde no los conocen, ni los honran.


XLIII

EL INSIGNE PINTOR PABLO DE CÉSPEDES,
Racionero de la Santa Iglesia de Córdoba.

Pablo de Céspedes, Racionero de la Santa Iglesia de Córdoba, y natural de ella, fue excelente Pintor, gran Filósofo, Escultor, y Arquitecto, y peritísimo en varias lenguas, especialmente en la hebrea, griega, latina, y toscana: fue gran poeta, y humanista. (Recomiendo leer el origen Francisco Pacheco donde tiene 50 entradas esparcidas que Palomino reordena en un bloque)
Escribió grandes discursos, que yo he visto manuscritos, y entre ellos uno de la antigüedad de su Iglesia , y como fue templo del Dios Jano.
Escribió también un libro de la Pintura en estancias poéticas, en que trataba de las tres Artes, del dibujo, del cual hace mención Francisco Pacheco, y le celebra en varias partes de su libro de Pintura, poniendo muchas de ellas. Trae algunas cartas en que escribió muy doctos discursos de la Pintura, como es la del folio 31, en que traía de la duración de la Pintura al Fresco.
Y otra en el folio 33 en que le da cuenta de un gran vaso antiguo de barro, que vio en el estudio de Tomao, caballero ilustre romano, labrado el vientre de follajes, y alrededor del cuello Troya, en figura de una grave matrona, y puestos por orden los héroes que se hallaron en aquella guerra, con unas letras griegas, que contenían el nombre de cada uno.
Y en el lib. 3. cap.11. de la Pintura al Temple, folio 342. pone otra declarando a Plinio, y dice así: Particularmente Plinio, como hemos visto y para probar su antigüedad, no se pudo ofrecer mejor testimonio, que los excelentes lugares suyos, traídos, y declarados por uno de los mas doctos pintores que ha tenido España, que fue Pablo de Céspedes, Racionero de la Santa Iglesia de Córdoba  cuyas letras honran asaz nuestros libros; el cual hablando de este intento dice. Otra pone en el fol. 378. lib. 3. de la Pintura Encáustica. Todas estas cosas muestran su eminente erudición en todas buenas letras.
También escribió otro libro intitulado: Comparación de la antigua y moderna Pintura; y otro de Perspectiva, teórica, y practica; que el uno, y el otro se desean, pues no salieron a la luz pública, ni se sabe donde paran.
Estuvo dos veces en Italia, y en Roma (n.A.P. Pacheco lib. de la Pintura pag. 336), donde estudio como en universidad, y Atenas de esta facultad; y de donde se tiene por cierto trajo la prebenda que obtuvo en la Santa Iglesia de Córdoba; si no es que fuese en coadjutoría de la de otro Racionero tío suyo, llamado Pedro de Céspedes, en tiempo del Ilustrísimo Señor Don Cristóbal de Rojas y Sandoval, año de 1567, por donde se infiere, hubo allí familia antigua de este apellido; aunque su origen es de la Villa de Ocaña, y muy ilustre linaje.
Vicencio Carducho pone a nuestro Racionero entre los que han florecido en España, habiendo estudiado en Italia (n.A.P. Carduchi Dial. 2. fol. 31); y aun dice son celebradas sus pinturas en su patria; cosa que han conseguido pocos, como él pondera, fol. 7. comunicó los mas celebrados en el Arte, y en particular a Federico Zúcaro, con quien tuvo estrecha amistad; estudió mucho de las obras de Miguel Ángel, a quien poco debió de alcanzar en vida, por haber muerto el año de 1564. Siguió a Miguel, Estudió en las otras no solo en la Pintura, y Arquitectura , sino también en la escultura de Miguel Ángel, en que se aventajó tanto, que viendo que no tenía cabeza la estatua de su compatriota Séneca, la hizo de mármol, que amaneció un día puesta en Roma, y le rotularon "Víctor il Spagnolo"; cuyo modelo trajo a Córdoba, y se conserva hoy entre los pintores con esta tradición, y yo le tengo en mi estudio; y así modelaba primero muchas de las figuras que habia de pintar.
Volvió a España, y a Córdoba su patria, donde tomó posesión de su prebenda, y donde pintó famosas obras, y en particular el celebre cuadro de la Cena de Cristo nuestro Señor, que está en la iglesia mayor junto a la sacristía nueva del Señor Cardenal Salazar, donde mostró muy bien su ingenio; pues no hay Apóstol, en cuyo aspecto no muestre la santidad, y amor; en Cristo la hermosura, y grandeza; y en Judas lo descortés, y lo falso. Estando pintando este cuadro en su casa, los que lo iban a ver, celebraban mucho unos vasos, y jarrones, que están pintados en ella en un enfriador, de admirable traza, y disposición , sin atender a la valentía de lo demás. Viendo el Racionero que se les iban los ojos a todos a aquel juguete, enfurecido daba voces a su criado, diciendo: Andrés, bórralo luego, quítalo de aquí; pues no se repara en tantas cabezas, figuras, movimientos, y manos, que con tanto cuidado, y estudio he hecho, y reparan en esta impertinencia. Y fue menester darle mucha satisfacción, para que desistiera de borrarlo. Otro cuadro hay en la misma Iglesia, no inferior a el antecedente, en que está pintado san Andrés, y san Juan Bautista, y en lo alto una gloria, donde está santa Ana, y nuestra Señora con el niño Jesús, y en el banco del retablo dos cuadros de la historia de Tobías.
Están estas pinturas en la segunda capilla de la nave del Sagrario, entrando por el patio de los naranjos; y es de notar, que esté san Juan Bautista ya barbado, y Cristo Señor nuestro niño, cosa que es un anticronismo contra el Texto Sagrado, de donde consta, que solo le excedía san Juan en seis meses de edad, y no se le pudo ocultar esta circunstancia a un hombre tan erudito como Céspedes, ni a aquel ilustrísimo Cabildo; si no que esta es pintura de devoción, no de historia; y a esto llaman en Italia pensiero , que es pintar el pensamiento, y no la realidad, como estar santo Domingo con santa Catalina de Siena al pie de la Cruz, como lo puso Vandic (# posiblemente dice desde algún grabado de la obra), y san Francisco con la Virgen , y el niño; santa Ana , y san José, no en gloria, si no acá en la tierra, como lo puso Rubens (1,2 posiblemente dice desde algún grabado de la obra), y otros innumerables ejemplares que pueden servirnos de documento para semejantes casos, y para desvanecer las nieblas de algunos escrupulosos y sobre todo María Santísima Señora nuestra ha favorecido a muchas santas almas con su Hijo Santísimo en su infancia, sin que deje de estar a la diestra de Dios Padre en la integridad respectiva a su edad.
En el convento de santa Clara hay también otro cuadro suyo de las once mil Vírgenes con singular belleza, y elegante disposición (Cea Bermudez ya lo da desaparecido).
Hizo también la pintura, y traza del retablo del colegio de santa Catalina de la compañía de Jesús de aquella ciudad, que es admiración de los bien entendidos.
El cuadro principal es del entierro de santa Catalina mártir, con una gloria, donde está Cristo, nuestra Señora, y san Juan Bautista, todo con admirable armonía, y composición: los demás cuadros que contiene el retablo, son de la historia de la Sierpe de metal: otro del sacrificio de Abrahán: otro de la degollación de santa Catalina, y el que le corresponde, del martirio de la Rueda; y en lo superior del retablo un Cristo crucificado, y a sus lados nuestra Señora, y san Juan; y en el banco del retablo un Ecce Homo, y la Oración del Huerto. Otros dos cuadros hay en los colaterales de la misma iglesia, el uno de la Asunción de nuestra Señora, y el otro de los dos san Juanes Bautista, y Evangelista, y en la gloria un Niño Jesús. También en Sevilla, y otras ciudades de Andalucía hay diferentes pinturas suyas; y fue tan extendido su crédito en la pericia del arte, así a el óleo, como al fresco, que en Italia fueron muy celebradas sus obras; y tanto, que habiendo enviado a pedir a Federico Zúcaro un cuadro de santa Margarita para un retablo, que está en un pilar de la iglesia mayor de Córdoba, cerca del punto, como dijimos en su vida, lo resistió mucho, diciendo: que donde estaba Pablo de Céspedes, ¿cómo enviaban por pinturas a Italia?
Y no lo extraño, pues, según dice el Abad Filipo (n.A.P. Filip. Titi estudio di pittura aelle chiese di Roma.pag.412) , en Roma en la iglesia de la Santísima Trinidad del Monte, donde hay pinturas de mano de Federico al óleo, y al fresco, hay también al fresco en una de las capillas pintada la Natividad de Cristo, y en la bóveda historias de la Virgen, y en las pilastras Profetas, y otras cosas con excelente manera de mano de Céspedes, habiéndose elegido para esta iglesia los hombres de mayor pericia en el arte: pues entre ellos fueron Julio Romano, Tadeo, y Federico Zúcaro, Pelegrin de Bolonia, Perin del Vago, y otros semejantes.
Pintó también nuestro Céspedes de relieve en Roma, con ceras de varios colores conforme al natural (n.A.P. Pacheco lib. i.cap. 3.foI.29.) también dice Pacheco en el prologo de su libro en elogio de nuestro gran Céspedes , acerca de lo que dijimos , que escribió de la Pintura: Pudiera , dice , haber colmado nuestro deseo la obra de Pintura en verso heroico , que Pablo de Céspedes , Racionero de la Santa Iglesia de Córdoba , escribió doctísimamente a imitación de las Geórgicas de Virgilio en honra de nuestra nación, y de aquella famosa ciudad y patria suya, siguiendo los heroicos ingenios hijos de ella, que en la poesía han florecido en todas las edades; pero con su muerte perdió España la felicidad de tan lucidos trabajos, y la dilatación, y fama de su nombre.
Algunas de aquellas sus famosas estancias, de que hicimos mención al principio llegaron a mis manos, después que pasó a mejor vida, que esparciremos en esta obra para ilustrarla, y para que no perezcan en la obscuridad del olvido: y juntamente otros lugares, que en una doctísima carta de Pintura me escribió el año de 1608, en el cual murió el 26 de Julio.

Hace de él mención este autor a el fol. 300 hasta el fin , y en el fol. 317.
Las pinturas que dijimos dejó en público en Sevilla este incomparable artífice, son ocho cuadros de diferentes historias del viejo, y nuevo Testamento (1,2,3,4,5,6,7,8,), que perfectamente llenan el II cuerpo , que está sobre la cornisa del primero en la sala de cabildo de la Santa Iglesia de Sevilla, y es dicho sitio de quince pies de alto, son cosa maravillosa; y solo les acompaña una lápida de mármol negro, donde está escrito con letras de oro el significado de dichas historias. También hay otra pintura de su mano del triunfo, y refección de Cristo Señor nuestro en el desierto, que está colocada en el refectorio de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de dicha ciudad.
Fue últimamente nuestro Racionero observantísimo en el dibujo, puntual en la anatomía, diligente en la expresión, firme en el claro  y obscuro, solicito en la Perspectiva, gracioso en la fisonomía, y excelente en el colorido, y relieve; en que parece le bebió el gusto a el gran Corezo (Correggio): y así dice su muy aficionado Francisco Pacheco, que Pablo de Céspedes fue gran imitador de la hermosa manera de Antonio Corregio, y uno de los mayores coloristas de España; a quien puedo decir con razón, que le debe Andalucía la buena luz de las tintas en las carnes, como lo tiene mostrado en esta ciudad, y en Córdoba, su patria, en el famoso retablo del colegio de la Compañía de Jesús de aquella ciudad, en el cuadro principal del entierro de la gloriosa Virgen santa Catalina Mártir, donde se ven ángeles bellísimos y tales , que parece que bajaron del cielo al monte Sinaí a hacer las exequias a aquella santa Virgen. Y a la verdad tiene razón, porque hasta su tiempo ninguno otro dio luz de buen colorido en aquella provincia. Entre las muchas lenguas que supo, no ignoro la arábiga, antes tuvo de ella muy buena noticia; y así en el tratado de la antigüedad de Córdoba, discurrió con gran propiedad en los nombres que han quedado arábigos en nuestro idioma castellano.
Fue íntimo amigo de Benedicto Arias Montano, y así dice en sus fragmentos, describiendo el Monte Tauro que ocupa gran parte del Asia: Arias Montano doctísimo Varón, a quien debo suma referencia, así por su singular erudición, e incomparable bondad, como por la amistad grande que tantos años hubo entre nos.
Se eclipsó esta radiante antorcha del Arte, y abismo de toda erudición, el año de mil seiscientos ocho, a los veintiséis de Julio en que entregó el espíritu a su creador, causando universal sentimiento en aquella ciudad, y especialmente en su iglesia; cuyo ilustre cabildo le hizo grabar en la lápida de su sepulcro, que está debajo de uno de los arcos del crucero, como se va hacia el punto, el epitafio siguiente.
Paulus de Cespedes , hunius almae ecclesiae porcionarius, Pictura, Sculturae , Architecturae; , omniumque bonarum artium, variarumque linguarum peritissimus hic situs est: obijt anno Domini M.DCVIII. septimo Kalendas sextillis.
Tanta era la opinión de sus relevantes prendas, que aun en su patria llego a merecer estos elogios; y más cuando las acompañaba con el ejemplo de singular virtud, profunda humildad, y modestia. He visto su retrato, y a lo que demuestra, parece tendría más de setenta años cuando pasó a mejor vida.


XLIV.

BARTOLOMÉ CARDUCHO, PINTOR.


Bartolomé Carducho, famoso pintor italiano, fue natural de Florencia , y vino a España en compañía de Federico Zúcaro , su maestro, a pintar en el Escorial , como lo ejecutó en compañía de Peregrin, en las historias que en las paredes corresponden a las siete Artes liberales, que están arriba en el techo de la librería de mano de Peregrin. Y cierto que se desempeñó muy ventajoso a su maestro, porque están grandemente expresados aquellos célebres ingenios, que en cada una de las artes fueron mas señalados ; ejercitando varios actos de su facultad, acompañados de muchos discípulos, con gran variedad de trajes, y aspectos: Aristóteles en filosofía inquiriendo las esencias, y cualidades de las cosas, que parece se le pueden leer los discursos, Euclides en la geometría, que se le perciben sus problemas. Arquímedes con la esfera examinando los astros, que se le notan sus influjos. Cicerón en la retorica, que se escuchan sus tropos; y asi de los demás.
Pintó también algunas estaciones del claustro muy a satisfacción de su majestad, y de: todos los del arte, todo lo cual fue al fresco.
Y fue menos excelente al óleo, como lo mostró en las ocho historias de las once, que están repartidas, en los claustros bajos del colegio, que son cosa excelente.
Fue también gran escultor, y arquitecto, en las cuales artes tuvo por maestro a Bartolomé Amanato, que en ellas fue muy aventajado, como lo manifestó en servicio del serenísimo Duque de Florencia.
Le honró mucho su Majestad, y le dio doscientos ducados , además de sus gastos, sintiendo en gran manera, que fuese llamado del Rey cristianísimo por su embajador, a que no asintió Bartolomé, excusándose con la debida atención, y respetó.
Hay también en Valladolid varias pinturas de su mano, lo que me hace creer que estuvo Bartolomé en dicha ciudad el tiempo que estuvo allí la corte, y así son de su mano las pinturas de las puertas de los colaterales de la iglesia de san Diego (1,2), en unas la Anunciación de nuestra Señora, y en otras la impresión de las llagas de nuestro Padre San Francisco (1,2); y en el claustro de dicho convento una pintura de san Gerónimo, cosa excelente.
Y en el convento de san Agustín el Bautismo de Cristo en un colateral, sin otras muchas en diferentes sitios de dicha ciudad, y al fresco los cuatro Evangelistas en las pechinas de la capilla mayor de san Andrés, y encima de la puerta de dicha iglesia hay un sepulcro de Cristo de su mano, cosa superior, y se mantiene muy bien por estar con alguna defensa.
Lo que no sucede a los cuatro Apóstoles que allí ejecutó, también al fresco, por estar más descubiertos a las inclemencias del tiempo, los cuales son san Pedro, y san Pablo, san Andrés, y Santiago (Sustituidas en 1733 por Ignacio de Prado), con lo cual se califica que estuvo en Valladolid en el tiempo que hemos dicho.
Pintó también Bartolomé dos cuadros para el oratorio de la reina en este Palacio de Madrid; el uno de la Cena, y el otro de la Circuncisión de Cristo Señor nuestro, cosa peregrina.
Y sobre todo, lo que sin dificultad se puede ver, y basta para darle a este artífice nombre inmortal, es un cuadro del Descendimiento de la Cruz, que está en una capilla, junto a la puerta del costado de la iglesia de san Felipe el Real de esta Corte, que parece de Rafael Urbino.
Como también otro de la impresión de las llagas del Seráfico Patriarca #, que está en la iglesia de san Gerónimo, en la segunda capilla a mano derecha, cosa excelente, como lo es también un cuadro de la adoración de los Santos Reyes, y otro encima con el Padre Eterno (1862 perdido en el incendio), que está en la Capilla Real del célebre Alcázar de Segovia.
Y últimamente fue elegido Bartolomé para pintar en este palacio del Pardo, en tiempo ya del Señor Felipe III, la galería del medio día del cuarto del Rey; hizo la traza, y los estucos, o adornos de a bóveda; y prevenido ya para pintar las hazañas del Señor Emperador Carlos V, acabó la vida en aquel real Sitio por los años de mil seiscientos diez, antes de los cincuenta de su edad, según nos dice Vicencio Carducho su hermano y discípulo en su libro de la Pintura, dialog. 5 y 7. Prosiguió esta obra el dicho Vicencio, mudando el asunto en la historia de Aquiles.
Fue su muerte muy sentida, especialmente del Rey, que lo amaba mucho por sus buenas prendas, virtud, y habilidad; bien que fue siempre de tan escasa fortuna, cuanto de gran aplicación, y estudio.


XLV.

JUAN PANTOJA DE LA CRUZ PINTOR.

Juan Pantoja de la Cruz, fue natural de esta Villa de Madrid, y discípulo muy adelantado del insigne Alonso Sánchez Coello; y así le sucedió en el empleo de pintor, y Ayuda de cámara del señor Felipe II, de quien, y de la Serenísima Reyna su Esposa, Príncipe, e Infantes, hay innumerables retratos de su mano, así en el Escorial, como en este palacio de Madrid, que son muy conocidos por su manera tan acabada, y definida, y por estar firmados todos, o los más, en que era muy diligente: como también lo están los dos cuadros de los colaterales de la iglesia del colegio de Doña María de Aragón de esta Corte, que el uno es de san Agustín, y el otro de san Nicolás de Tolentino, harto bien hechos; con otros muchos que tiene en esta Corte, que acreditan su gran habilidad, no solo en los retratos, sino en otras figuras e historias, con gran acierto.
Hizo también los dibujos, o trazas, que están en mi poder, para los bultos del Señor Felipe II, y su Esposa, que se ejecutaron en los dos sepulcros regios, a los costados del Altar Mayor de san Lorenzo el Real; y cierto que están los tales dibujos coloridos, y tocados de oro, con el más extremado primor que se puede hacer (1,2).
Murió en esta Corte por los años de mil seiscientos diez, a los cincuenta y nueve de su edad.


XLVI

BARTOLOMÉ GONZÁLEZ, PINTOR.

Bartolomé González fue natural de la ciudad de Valladolid, y discípulo en el Arte de la Pintura de Patricio Cajés.
Se vino a Madrid, cuando se restituyó la corte a esta villa en tiempo del señor Felipe III, año de 1606.
Fue Pintor de su majestad, en cuyo servicio ejecutó diferentes pinturas para las Casas Reales; y especialmente para el Palacio del Pardo pintó muchos retratos de la Casa de Austria con gran acierto y semejanza.
Son de su mano los cuadros de los ángulos del claustro de los Recoletos Agustinos de esta Corte, que dan testimonio de su mucha habilidad.
Murió en el año de 1611, a los 63 de su edad.


XLVII

JUAN DE JUNI, y GREGORIO HERNÁNDEZ, (Se lo encontrará comúnmente  por Gregorio Fernández)
Escultores.

En tiempo del señor Felipe III florecieron en Valladolid Juan de Juní, y Gregorio Hernández, escultores eminentes que mostraron su gran ingenio en los pasos de la Pasión de nuestro Salvador en aquella ciudad, que a juicio de grandes artífices, que los han ido a ver ex profeso, son lo más selectos que tiene España, y cada cual de los dos referidos artífices se desempeñó igualmente en el paso que le tocó.
El Gregorio Hernández fue natural del reino de Galicia; y en esta Corte, en el convento de la Merced Calzada hay una efigie de san Ramón (En 1800 Cea Bermudez también lo da. Los franceses saquearon el convento al poco tiempo, y en 1840 con la desamortización destruido, San Ramón Nonato se da por desaparecido, o destruido), de tamaño natural, muy excelente de su mano, y la del Santísimo Cristo del Pardo en el Sepulcro; y otra que se venera en esta Casa Profesa de la Compañía lo son también #. (Tengo que utilizar el término evita, no cabe olvida en Madrid, Descalzas Reales, San Plácido y Encarnación, lugares que conocía y relata muy bien, tenemos que suponer que los creía réplicas del taller)
Está el dicho Gregorio en opinión de venerable, por sus muchas virtudes ; pues no hacia efigie de Cristo Señor nuestro, y de su Madre Santísima, que no se preparase con la oración, ayunos, penitencias, y comuniones, porque Dios le dispensase su gracia para el acierto.
Vivió junto a la puerta del campo en Valladolid, y su casa era tan conocida de los pobres, como pudiera serlo un hospital, y así acudían a ella con todas sus necesidades; pues no se contentaba Gregorio con remediarles el hambre , y socorrerles su desnudez, sino curarles también sus dolencias; y así le tenían en gran opinión en Valladolid, donde murió por los años de mil seiscientos catorce, con poca diferencia, y poco mas de sesenta de edad.
Son suyos en Valladolid el Paso del Descendimiento de la Cruz, el de Cristo nuestro bien a la columna, el de Jesús Nazareno (Ant.Palomino. no pudo ver el original que sigue desaparecido desde 1612 en pleito de separación del convento de San Agustin, con la cofradía, por lo que se encargó una copia a posiblemente a Juan de Ávila #); y en la Parroquia de san Lorenzo el Jesús, María , y José , y nuestra Señora de la Candelaria ; y en el colegio de la Compañía las tres efigies de san Ignacio, san Francisco Javier, y san Francisco de Borja (Destruida en Oña Burgos al final de la guerra civil); en el convento de santa Catalina el retablo mayor, adornado todo de estatuas, y medios relieves, que es una admiración; en el convento de los Carmelitas Descalzos el bautismo de san Juan; y en el de los Calzados la historia de nuestra Señora dando el escapulario a san Simón Estoch, y otra imagen de la virgen (La virgen del Carmen 1ª Desaparecida. No tengo claro si A.P. vio la original o una réplica), y una santa Teresa, y cuatro ángeles en las cuatro boquillas de la capilla mayor, que todo es un pasmo.
En el convento de las Huelgas de esta ciudad, la Asunción de nuestra Señora, y otros santos de la orden de san Bernardo #; y en el convento de monjas de san Nicolás un Sepulcro de Cristo (En 1893 Se incendió la iglesia), que es una maravilla.
En el de san Pablo, del Orden de Predicadores, la efigie del glorioso Patriarca Santo Domingo, y otras efigies, y un Sepulcro, que es un asombro.
En la Nava del Rey un san Antonio Abad; (El retablo entero es suyo)
En Zaragoza una santa Teresa; (En Zaragoza capital no hubo carmelo, en Toro en Zaragoza si, y hay una santa teresa que puede ser del taller #)
en el monasterio de la Cartuja de Aniago un san Bruno maravilloso;
en la Villa de Vergara una efigie peregrina de san Ignacio (Se entrega el Seminario de los Jesuitas en 1769); y en fin es casi imposible el referir todas las obras, en que inmortalizó su nombre este eminente escultor.

De Juan de Juni he visto una medalla de todo relieve en la Catedral de Segovia, que es el entierro de Cristo, de figuras del natural, que iguala a cuanto se ha visto del gran Miguel Ángel; y tiene a los lados dos soldados caprichosísimamente vestidos, y con rostro tan afligido que mueven a ternura, y llanto; y otra de la misma calidad, y de su mano hay en Valladolid en el Convento de nuestro Padre San Francisco en la capilla del Sepulcro #, y en los intercolunios san Francisco , y san Buenaventura; y en la Antigua (El retablo se trasladó a la catedral de Valladolid en 1922) varios santos, como san Joaquín, san Esteban, san Andrés, san Mateo , y diferentes tableros de medio relieve de la vida de nuestra Señora, san Joaquín, y santa Ana, la Asunción de nuestra Señora, y en el remate Cristo crucificado, y su Madre Santísima, y san Juan, y la Magdalena al pie de la Cruz; en la puerta de la Custodia un Ecce Homo de medio relieve, y muchos niños, y serafines en el discurso del retablo, todo hecho con gran valentía, dibujo, y magisterio; siendo en esta obra, y otras muchas, todos los retablos de su mano.
En la iglesia de san Martin de dicha ciudad hay una historietita de barro cocido del Descendimiento de la Cruz, que la han vaciado algunos Escultores, por ser tan peregrina.
Hay en Rioseco una capilla de unos caballeros Benaventes donde tiene mucha escultura excelente este artífice, así en estatuas, como en medio relieves (Murió allí, terminó algunas figuras #); y en el convento de san Francisco, en los dos colaterales de la capilla mayor, un san Gerónimo en el desierto, y un san Sebastián en el martirio.
Es también obra de su mano un retablo de piedra, que está en la iglesia antigua de Salamanca, con un Descendimiento de la Cruz, y a un lado santa Ana dando lección a su Hija santísima, y a el otro san Juan Bautista y en el frontal de la mesa de altar el bulto del sepultado de bajo relieve, sobre dos almohadas en su féretro muy bien puesto en perspectiva, en que se conoce la sabia muy bien; y así mismo la arquitectura del retablo con muy buenos adornos, niños, y serafines, y algunas calaveras.
También es de su mano el retablo de la Catedral de Osma, que se compone de muchas estatuas y medios relieves, todo muy diligentemente acabado (Lado izquierdo del evangelio, Juni, lado derecho de la epístola, Picardo).
Es de su mano también una imagen de nuestra Señora de las Angustias en dicha ciudad de Valladolid, en el templo de esta advocación.
Y en la iglesia Parroquial de Santiago tiene también dicho Juni una Adoración de los Reyes (Es de Alonso Berruguete #) muy buena; y en el mesón que llaman de los Reyes, tres bultos de los santos muy excelentes.
En Aranda de Duero tiene ejecutado un púlpito ¿? de su gran mano, ochavado, que así el buen gusto en el todo, como en las partes en medallas, santos Padres, y Profetas, niños, y adornos, una maravilla (Pegando a Aranda, la iglesia de San Nicolás tiene un retablo de Francisco de Logroño,  ayudante de Juni, #). Y finalmente es casi imposible elogiar condignamente, y referir todas las obras de este incomparable artífice, el cual dicen, que era de nación flamenco, y que aprendió en Roma el arte de la Escultura en la escuela de Miguel Ángel, como lo acreditan sus eminentes obras.
Murió en Valladolid por el mismo tiempo que Hernández, con poca diferencia.


XLVIII.

EL R.P.D. FRANCISCO GALEAS, MONJE Cartusiano, Pintor.

El V. P. D. Francisco Galeas fue natural de la ciudad de Sevilla, y profesor de ambos derechos en el siglo, que continuó siendo abogado de grandes créditos en aquella Audiencia no dejando de aplicar los ratos ociosos, ya en fuerza de su virtud que desde luego practicó, ya por contemplar a su inclinación, a el arte de la Pintura, de cuya dulce violencia era atraído por una propensión natural, y la cursó, a lo que se entiende, en la erudita, y virtuosa escuela del gran Luis de Vargas, en que aprovechó con tal felicidad, que mereció un elogio de Francisco Pacheco en su libro de la Pintura , fol. 116. colocándole entre los eminentes de esta facultad: lo que no se le pudo ocultar a Pacheco, pues fue contemporáneo, y compatriota suyo: bien, que no sabemos de obra pública; porque como no lo tenia de profesión, solo sería su habilidad privativamente destinada para algunos amigos, y cosas de su gusto, pero se califica haberla tenido grande, por lo que veremos en el discurso de su vida en la Religión, no obstante que siendo llamado a este sagrado instituto de la Santa Cartuja, en la de las Cuevas de Sevilla, abandonó todo lo que era mundo, deleite , y diversión, tratando solo de vacar a Dios , y a las obligaciones de su estado; que con ellas es moralmente imposible que sobre tiempo para otra cosa, como me lo dijo cierto prelado de esta Religión; y más siendo monjes, que han de seguir otros empleos de gobierno en sus Provincias.
Fue pues llamado a la sagrada Religión Cartusiana nuestro don Francisco en aquella santa casa de Sevilla, donde profeso el dia del glorioso Patriarca san Bruno del año de 1.590 siendo ya de más de 30 años de edad, floreció tanto en la religiosa observancia de su instituto, que habiendo muerto el Prior de aquella casa, fue electo en su lugar, por no haber hallado otro que le prefiriese.
Tuvo anexo también el oficio de Convisitador Ordinario; y por especial comisión del capítulo general , visito las casas de cartuja del reino de Portugal: y sino hubiera sido tan sumamente celoso de la observancia, hubiera gobernado muchos años la Provincia.
Pero sin embargo, habiendo concluido con este cargo, le hicieron Prior de la cartuja de Cazalla; y pasados dos años suplicó le admitiesen la dejación ; la cual obtenida , se retiró a la casa de su profesión, donde pasados tres años descansó en el Señor a veinte y seis de Mayo de mil seiscientos catorce, y a poco más de los cincuenta y cuatro de su edad.
Fue este venerable Padre de un ingenio peregrino , y así escribió mucho en verso, y prosa; y estuvo para sacar a luz la vida del glorioso Patriarca san José, y otro tratado de jeroglíficos, enriquecido con gran erudición de todas buenas letras; sin otros escritos de que usa la misma casa en algunas solemnidades, todos de su mano, con tan extremado primor, que más parecía pintar las letras, que escribirlas, y especialmente un hebdomadario de oraciones pertenecientes a cada misterio, y solemnidad, con las efigies de los santos, o historias sagradas, ejecutadas de su mano con singularísimo primor, y delicadeza de pincel muy diestro: en que se califica, no había olvidado la afición de su primera edad, que cultivó su bien disciplinada juventud, cambiando aquellas flores en opimos frutos de virtudes en la religión, en que fue muy ejemplar, con indubitables créditos de Venerable.


XLIX.

EL VENERABLE F. JUAN DE LA MISERIA,
Carmelita Descalzo , Pintor.

Fray Juan de la Miseria, Religioso Lego de los Carmelitas Descalzos , se llamó en el siglo Juan Narduch, fue natural de Casar Chipratio del Condado de Molico en el reino de Nápoles: aunque después pasó a vivir con sus Padres a la ciudad de Boyano.
Se llamaba su Padre Angelo Narduch: intentó varias peregrinaciones en la Italia , pero Dios que le iba preparando para otros fines, le trajo a España en traje de ermitaño, con el motivo de visitar el santo Sepulcro del Apóstol Santiago.
Y de allí mudó varios sitios, donde intentaba hacer vida eremítica, hasta que llegó al desierto del Tardón, no lejos de la ciudad de Córdoba, en el partido de Hornachuelos, donde halló a Ambrosio Mariano, que era paisano suyo, y después fue también Carmelita Descalzo, y en el siglo había sido Doctor en Leyes , y Comendador de san Juan, y vino a ser el primer Prior de este Convento de san Hermenegildo de Madrid , y juntos pasaron a esta Villa en el hábito eremítico, donde los estimaron mucho los Reyes; y en tanto que se desocupaba Mariano de los negocios que llevaba acerca de su comunidad , que entonces no era mas que eremitorio, acomodó a Juan Narduch de orden de la Princesa Doña Juana, hermana del señor Felipe II, y madre del Rey Don Sebastián de Portugal, en casa de Alonso Sánchez Coello, famoso pintor de Cámara de su majestad, por tener a esta Arte grande afición, desde que en Nápoles tuvo algunos principios, especialmente en la Escultura; y con efecto se dedicó a la escuela del dicho Alonso Sánchez que vivía entonces en la Casa del Tesoro. Y después de haber aprovechado muy bien en el arte de la Pintura, así en retratos, como en historias, estuvo el referido Juan en casa de una señora en esta Corte, que se llamaba Doña Leonor de Mascareñas, persona de eximia virtud, con el motivo de que le pintase de su mano algunos lienzos, como lo hizo, aunque no consta los que fueron.
Era esta señora Doña Leonor muy buena cristiana, y muy gran señora, que había sido aya del Rey, y lo fue después del Príncipe Don Carlos, y fundó el real convento de los ángeles, de la cual hace mención el Maestro Gil González Dávila.(n.A.P. Historia de Madrid, fol. 287.)
Esta pues era muy íntima de la santa madre Teresa de Jesús, (n.A.P.Santa Teresa fundación del convento de Pastrana) cuando andaba en las fundaciones de sus conventos; y así le dio cuenta a la santa madre del dicho Juan Naiduch, y de su compañero Mariano, y su mucha virtud: y habiéndolos comunicado la santa , hizo alto concepto de estos siervos de Dios , y ambos trataron de tomar el habito, como de hecho lo tomaron de Carmelitas Descalzos en el convento que entonces se fundaba en la villa de Pastrana, cerca de esta de Madrid, y fue el día 13 de Julio del año de 1.569, y la misma santa madre les corto, y cosió los hábitos, y fue su madrina, tomando Fray Juan el apellido de la Aliseria, por mayor humildad suya, y vivió en la religión cuarenta y siete años.
Fue religioso de eximia virtud, ejemplarísimo, y de gran sencillez en las cosas del mundo, y así ejercitó las virtudes todas en grado muy heroico; tuvo don de profecía; hizo muchos milagros en vida, y en muerte ; fue muy devoto de nuestra Señora, a quien llamaba su Paloma, y de quien recibió muy singulares favores: retrato por su propia persona a la santa madre Teresa de Jesús (n.A.P. Pachec. lib. de la Pintura fol.590), lo que permitió la santa por obediencia a su confesor, cuya circunstancia basta para constituirle a Fray Juan eminente en esta profesión : el cual retrato se conserva hoy original vinculado en la casa de los Señores Marqueses de Malangón #, heredado de aquella señora Doña Leonor Mascareñas, a cuya instancia se ejecutó, aunque otros dicen ser el que está en el convento de sus monjas en la ciudad de Sevilla #; pero siendo uno y otro de la mano de Fray Juan, todos son originales.
Hizo de este retrato varias copias que se repartieron en los conventos de la religión, y entre personas devotas de la santa; y además de esto hizo Otras muchas pinturas para diferentes conventos, y personas de su devoción.
Y últimamente, habiendo hecho otras muchas obras heroicas, en cumplimiento de las obligaciones del estado religioso, guardando puntualísimamente las constituciones, y los tres votos de Obediencia, Castidad, y Pobreza, le llamó Dios a el eterno descanso el día 15 de Septiembre del año de 1616, día octavo de la Natividad de nuestra Señora, en el cual murió en el convento de su religión de esta villa de Madrid, siendo de mas de noventa años de edad; quedó su cuerpo incorrupto, y así se conserva hoy en la capilla de santa Teresa de dicho convento, donde está depositado, a la entrada, en el lado de la Epístola, y donde está una lápida que contiene un resumen de todo lo dicho. fue especialísimo devoto del Santísimo Sacramento, y de la beatísima virgen, con cuya imagen, que traía, hecha de su mano, obraba muchas maravillas. fue profundísimo en la humildad, puntualísimo en la obediencia, observantísimo en la pobreza , y cautísimo en la honestidad; y así conserva su cuerpo la integridad de su pureza, que tanto observó en vida , con la incorrupción de su carne, en testimonio de su virginidad.
En el convento de Carmelitas Descalzos de Pastrana, que en su primitivo origen fue ermita de san Pedro, hay una efigie de Cristo Señor nuestro de Ecce Homo, de más de medio cuerpo , con una inscripción abajo que dice ser de mano de este siervo de Dios , y que su majestad le habló diferentes veces.


L.

EL DOCTOR PABLO DE LAS ROELAS, Pintor. (Es Juan de Roelas)

El Doctor Pablo de las Roelas, natural , y vecino de la ciudad de Sevilla, aunque sus padres eran Flamencos, fue insigne pintor, y discípulo del Tiziano: estuvo en esta Corte, donde dejó muchas pinturas de su mano; y en el claustro del convento de religiosos calzados de nuestra Señora de las Mercedes hay algunos cuadros de su mano, y especialmente uno de la Concepción de nuestra Señora (No hay consenso, yo la supongo #), muy historiado de gloria, que está junto a la puerta de la capilla de nuestra Señora de los Remedios; que aunque es de figuras pequeñas en cantidad, son sin límite en la perfección, según yo lo conocí cuarenta años atrás, que hoy con la injuria de los tiempos, ha sido preciso aderezarlo, y retocarlo, con lo cual ha degenerado mucho; pero no en la buena composición, y organización del todo, en que da muestras de su eminente pincel, gran destreza, excelente dibujo, y famoso colorido atizianado.
Fue Canónigo de la santa Iglesia Colegiata de Olivares, muy ejemplar, y buen eclesiástico; y sin embargo de las obligaciones de su estado, siguió en toda forma, y con gran estudio la facultad de la Pintura, asistiendo a las academias del Arte, y a todo linaje de especulación que le pudiese sublimar, sin omitir en la matemática la inteligencia profunda de la perspectiva; en la anatomía la organización, y contextura del cuerpo humano; en la simetría la conmensuración respectiva del todo, y las partes; y en la observación del natural la hermosura del colorido, y los varios accidentes que le inmutan.
De su heroico pincel es aquel celebre cuadro, que hizo cuando se tornó a Sevilla, del tránsito de san Isidoro, donde manifestó su gran eminencia en el Arte, que está colocado en la parroquia de su nombre en dicha ciudad; y no es menos el del sagrado apóstol Santiago en la célebre batalla de Clavijo, que esta colocado en la capilla de su nombre en aquella santa iglesia, donde se ostenta animoso el sagrado adalid excitando la cólera de su arrogante enfrenado cisne, a cuyos pies se postran muchas turbas de bárbaros, implicados entre sus arneses, y banderas.
Tampoco es inferior el de la capilla de las Angustias, donde está aquella gran reina dolorosa, con su hijo sacratísimo difunto, y desangrado en su regazo, con expresiones tan vivas de dolor, que parece dejó apurados los tropos de la muda retorica de los pinceles #.
También es de su mano la pintura del martirio de san Andrés en la capilla de los Flamencos en el colegio de santo Tomás, en que sucedió un gracioso cuento, y fue: que habiendo tardado mucho en acabar dicho cuadro, últimamente le acabó en breve: lo cual visto por los dueños, así por esto, como por lo que se había tardado, intentaron que hiciese alguna rebaja en el precio ajustado, que se tiene entendido eran mil ducados, mas él lo subió otro tanto, y se convinieron en enviarlo a tasar a Flandes, porque allí no había quien lo tasase: se hizo así, y vino tasado en tres mil ducados, y no quiso Roelas bajar un maravedí de la tasa.
Y en el convento de la Merced Calzada de aquella ciudad hay muchas pinturas suyas ; y entre ellas el cuadro que llaman de las Cabezas ¿#?.
Y en la parroquia de san Pedro, en la capilla que es de la Universidad de los beneficiados, el célebre cuadro del santo Apóstol en la cárcel.
Y en la santa iglesia colegial de Olivares, donde tuvo su canonicato, se veneran dos lienzos suyos con tal estimación, que no han querido hacer retablo, como hoy se estila, por no quitarle a una de ellas el lugar del altar mayor #.
También es de su mano un cuadro excelente, que está en medio del altar mayor en la casa profesa de la compañía de Jesús; con otros dos a los lados del Nacimiento, y Adoración de Reyes de Cristo Señor nuestro (Al parecer las pinturas del retablo enteras son suyas, Pacheco solo le cita una, El nacimiento, de ahí que solo se le atribuía el nacimiento del retablo de la casa profesa, pero una 2ªnota también despectiva lleva a creer que fue su competencia, Roelas salta del manierismo al barroco, dejando anticuado a Pacheco).
Tiene su pintura gran fuerza, junto con gran dulzura como tan aplicado a el estudio del natural, en medio de tener grandísima practica, y facilidad; y así pintó tanto, que fuera nunca acabar el referir solamente las pinturas que dejó en público.
Pero no se permite al silencio la que hay en Córdoba de su mano en el cuerpo de la iglesia del colegio de santa Catalina de la compañía de Jesús, que es cuando a san Ignacio se le apareció Jesús Nazareno a la entrada de Roma, que tiene en lo alto un rompimiento de gloria, donde está el Padre Eterno, hecho todo con gran magisterio, y bizarría, de suerte, que es una pintura de todas maneras grande.(Perdido, nada coincide con la descripción, aunque maestros posteriores pudieron tomar de esta obra, Cea Bermudez lo refleja pero no le consta)
Fue nuestro Roelas un hombre muy pío , y gran limosnero; de suerte, que a la mas humilde viejecita que le pidiese una pintura, no la dejaba desconsolada aunque fuese sin interés alguno.
Murió en dicha ciudad de Sevilla por los años de mil seiscientos veinte, y a mas de los sesenta de su edad, con créditos de eximia virtud.


LI.

JUAN DE SOTO, PINTOR.

Juan de Soto, insigne pintor español, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue discípulo de Bartolomé Carducho, en cuya escuela aprovechó grandemente, y así adquirió gran crédito; y después de otras muchas obras , en que dio claro testimonio de su grande habilidad, pintó con gran acierto en el real palacio del Pardo la pieza del tocador de la reina, cosa excelente.
Murió mozo, pues apenas tenia cuarenta años, por el mil seiscientos y veinte. 


LII.

JUAN DE CHIRINOS, PINTOR.

Juan de Chirinos, natural , y vecino de esta villa de Madrid, fue discípulo de Luis Tristán, y aprovechó tanto en el Arte, que en compañía de Bartolomé de Cárdenas, ejecutó gran parte de las pinturas del claustro del real convento de nuestra Señora de Atocha; que aunque ya muy deterioradas del tiempo, y de haberse retocado diferentes veces, dan claro testimonio de su excelente habilidad, y escuela de tan buena casta.
Hizo otras muchas obras públicas, y particulares, de que se tiene poca noticia señaladamente.
Murió en esta Corte por los años de mil seiscientos y veinte, y a los cincuenta y seis de su edad.


LIII.

EL VENERABLE PADRE D. LUIS PASCUAL
Gaudin, Monje Cartujo, y Pintor. (No es Lluis Gaudin)

El padre don Luis Gaudin, monje de la santa cartuja de Scala Dei en el Principado de Cataluña, conocido en su religión por el Padre don Luis Pascual, fue natural de Villafranca, obispado de Barcelona: profesó en dicha santa casa año de 1595, y llegó a ser Vicario en ella.
Fue muy excelente dibujante, y pintor eminente, tanto, que se llevaba el primer crédito entre los de la profesión, como lo manifiestan las pinturas del capítulo en dicho monasterio que son de su mano. Como también lo son otras muchas que hizo para el de Montealegre poco distante de la ciudad de Barcelona, que unas y otras acreditan la eminente habilidad de su artífice: con cuyos créditos , y de su religiosa observancia, murió en dicha casa de Scala Dei por los años de mil seiscientos veintiuno, y a los sesenta y cinco de su edad.
Y aseguran que de las prendas que tuvo dicho Padre , fue la mejor la de la Pintura, con ser en ella tan superior, pues en la Teología sagrada fue eminente, y en la virtud eximio.
Hace de él mención Pacheco en su libro de la Pintura, por eminente en esta Arte: y asegura haber ilustrado aquella santa casa de las Cuevas de Sevilla con historias de pintura, dignas de su caudal, y crédito en el Arte; sin otra que hizo para la gran cartuja, como lo dice Pacheco en otra parte, y entendiéndolo así, será en la de Francia, y estas eran de la vida de san Bruno (n.A.P. Pachec. lib. de la Pint, fol. 483. ), porque las de Sevilla parecen ser de la vida de la virgen, según dice al fol. 495. en que nota el traje que tiene la Virgen en el cuadro de los Desposorios, que está en el coro del convento de la cartuja, en que muchos han reparado.


LIV.

FELIPE DE LIAÑO. PINTOR.

Felipe de Liaño, pintor insigne, y natural de esta villa de Madrid, fue discípulo en este Arte del gran Alonso Sánchez; y aunque su habilidad fue muy general, como lo acreditó en repetidas obras públicas, y particulares, fue con singularidad eminente en retraticos pequeños; tanto, que fue cognominado el Ticiano pequeño.
Murió por los años de mil seiscientos y veinte y cinco, y a poco mas de los cincuenta de su edad.
Le celebra Pacheco en su libro de la Pintura al folio 442.


LV

PATRICIO CAXES, PINTOR, y ARQUITECTO, (Patricio Cajés)

Patricio Cajés, noble Florentino, fue excelente pintor del Señor Felipe III, en cuyo tiempo tradujo la cartilla de Arquitectura del Viñola a nuestro idioma castellano, como hoy la vemos, y la dedicó a el Señor Felipe III, príncipe entonces.
Pintó al fresco con gran acierto en el palacio del Pardo la galería de la reina, que mira, a el cierzo, donde ejecutó la historia del casto amigo de Dios, José, cuando defendió su pureza de la adultera mujer de Putifar, su dueño, con todos los demás sucesos de su vida; que no me parece la mejor elección para galería de Señoras, habiendo tantas mujeres ilustres en la Escritura Sagrada, que pudieran servir de ejemplo, y estímulo virtuoso.
Adornó pues, y enlazó las historias con molduras, estucos, y ornatos de muy buen gusto, y que nos dan claro testimonio de su eminente habilidad en la traza, y ejecución y aunque la injuria del olvido nos ha ocultado otras muchas obras de su mano, que sin duda; ejecutaría en el Escorial, y otras partes, pues sirvió a el Señor Felipe II: y esto del Pardo fue en tiempo del Señor Felipe III, después del incendio lastimoso de aquel gran palacio del Pardo, y lo califica el haber pintado en este de Madrid dos piezas al fresco en compañía de Rómulo Cincinnato con singular, acierto, como lo dice Vicencio Carducho en sus diálogos.
Murió en Madrid de muy crecida edad por los años de mil seiscientos veinticinco.


LVI.

ANTONIO MOHEDANO, PINTOR.

Antonio Mohedano, natural de Antequera, fue Jurado de aquella ciudad , y excelente pintor, y de gran fama, la cual adquirió en fuerza de su estudio, siguiendo la escuela de Pablo de Céspedes; habiendo sido sus principios pintar sargas , y guadamecíes, que en aquellos tiempos se usaban, en vez de tapices, o brocateles; y almohadas de estrado, en especial en gente de mediana esfera.
Llegó también a pintar al fresco con tal magisterio en dibujo, y colorido, que ninguno en su tiempo le excedió en este manejo, si es que lo igualó alguno, lo cual aprendió de Cesar Arbasia, que pintó al fresco la capilla del Sagrario de la santa iglesia de Córdoba; como también los paisajes que los hizo con eminencia, y de Julio, y Alexandro, que pintaron la casa real de Granada, y otras cosas: y para el mayor acierto de sus obras, después de la invención, hacia Antonio modelos de las principales figuras, y estudiaba los desnudos, y extremos por el natural, y los paños por el maniquí, que es el camino real del acierto.
Bien lo acredita una obra de esta especie, que ejecutó en el altar mayor, y presbiterio de la iglesia mayor de la ciudad de Lucena, en que se incluyen todas las especies que abrazan el dibujo, y colorido, ejecutadas con singular gusto, y magisterio #, y la que después hizo en la nave del Sagrario de la santa iglesia de Córdoba, desde la capilla, hasta la puerta del costado, en compañía de los Perolas; y aunque a el óleo no fue tan aventajado, fue siempre muy corregido, como lo califican diferentes obras particulares que hay en dicha ciudad de Lucena.
Pintó también en Sevilla muchas cosas, y especialmente al fresco en el claustro de la casa grande de san Francisco, en compañía de Alonso Vázquez, insigne pintor sevillano, en que hizo Antonio unos festones de frutas cosa excelente.
Tuvo mucho comercio con el eminente Racionero de la santa iglesia de Córdoba Pablo de Céspedes, como lo acreditan repetidas cartas, que yo he visto suyas, del tiempo que le alcanzó.
Murió en dicha ciudad de Lucena por los años de mil seiscientos veinticinco, siendo de más de sesenta de edad.


LVII.

DOMINICO GRECO, PINTOR, ESCULTOR, y Arquitecto.

Dominico Greco, llamado vulgarmente el Griego, porque lo era de nación, fue gran pintor, y discípulo de Ticiano, a quien imitó de suerte, que sus pinturas las equivocaban con las de su maestro, como se ve en muchas de las que ejecutó en España, y particularmente en Toledo el célebre cuadro del Expolio, para la crucifixión de Cristo Señor nuestro, que está en la sacristía grande de aquella santa iglesia, basta para calificarlo, pues tiene algunas cabezas, que totalmente parecen de Tiziano; como también el Apostolado, que está en dicho sitio (1,2,3,4,5,6,7,8,9,10,11,12, 13).
Pero sobre todo, lo acredita el cuadro del entierro del Conde de Orgaz Don Gonzalo Ruiz de Toledo, por manos de san Agustín, y a san Esteban, de quienes fue el buen Conde muy devoto, y así edificó el convento de los Agustinos de aquella ciudad con el titular de san Esteban, la cual pintura está en la iglesia parroquial de santo Tomé fundación suya donde está enterrado el dicho conde, y donde sucedía este caso; y está empeñada dicha pintura en dos mil ducados, como lo hacía con otras muchas, por la razón que diremos adelante; y aunque sea digresión, no dejaré de decir, que esta, pintura se mandó ejecutar el año de 1584, por el Eminentísimo Señor Don Gaspar de Quiroga, Cardenal, y Arzobispo de Toledo, a instancias del cura de dicha parroquia siendo muerto el dicho Conde el año de 1.323.
Y en la casa profesa de la Compañía hay otro cuadro también de su mano (La copia 1626 no es de su mano, ni de su hijo. #), y del mismo asunto en dicha ciudad, pero sin gloria arriba; el cual ejecutó el Dominico a instancias de aquellos padres, en demostración de gratitud, por haber sido aquel suelo donación del Conde de Orgaz, que lo era el año de 1.569, y eran casas del mayorazgo de dichos Condes, y se fundó dicha casa con el titular de san Ildefonso, por ser tradición inmemorial que el dicho santo había nacido en ellas; y lo cierto es, que uno y otro cuadro parecen de Ticiano (La casa profesa, actual delegación de hacienda, está a 200 metros de Santo Tomé, el argumento dado para pedir realizar una copia prácticamente exacta, sin la gloria, no tiene sentido, y yo no lo encuentro).
No he querido omitir estas noticias, aunque sea digresión , por ser muy exquisitas.
También en el convento de la reina, de religiosas de la Visitación Gerónima hay un Cristo crucificado, del tamaño natural, con dos retratos abajo, de un clérigo a la derecha, y un seglar a la izquierda, de lo mas regalado que hizo el Griego; y especialmente en los retratos fue sin duda superior, como se ve en muchos que hay en esta Corte, que con singularidad las cabezas parecen de Tiziano.
Y no menos lo parece una Magdalena, de mas de medio cuerpo, que está en poder de un aficionado, que no he visto de su mano cosa tan regalada, y de tan buen gusto de color (Al menos 6 atribuidas).
Como también la pintura de Cristo resucitado ¿# Harold Ewin Wthey pag.70 << posiblemente no, pues o estaba allí, o en el retablo de María de Aragón, y por estilo valiendo la nota más abajo no gusta a Ant.Palomino, creo que Harold no interpreta correctamente eso, más bien yo interpreto que debería parecerse a #, Cea Bermudez lo recoge de nuevo, luego, o desaparecido, o no formaba parte del retablo de María de Aragón 2º problema añadido?, que está en la sacristía del colegio de Atocha, del tamaño del natural, cosa excelente.
Y en el altar mayor de la iglesia de la villa de Bayona de España, junto a Ciempozuelos, es toda la pintura de su mano (El retablo de Titulcia es de Jorge Manuel Teotocopuli, esparcido, In situ solo queda # ), de la historia, y vida de la Magdalena; pero tan excelente, que el Eminentísimo Señor Cardenal Portocarrero, habiéndolas visto, ofreció a aquella iglesia cinco mil pesos por dichas pinturas, y poner otras de mano de Lucas Jordán, y no quisieron aceptar el partido, no sé si lo acertaron.
En el convento de la Sisla de Toledo tiene también pinturas excelentes, y en el hospital de afuera (Así llamado popularmente el Hospital de Tavera, las piezas del retablo están repartidas 1 ,2, 3, 4, 5).
Pero sobre todo, una pintura pequeña (140x110, para un juicio final pequeña, quizás una prueba) del juicio, que está en el Escorial en aquella capillita de la Virgen, como salimos de la sacristía a la iglesia que no se puede hacer más.
Pero él viendo que sus pinturas se equivocaban con las de Tiziano, trató de mudar de manera, con tal extravagancia, que llegó a hacer despreciable, y ridícula su pintura, así en lo descoyuntado del dibujo, como en lo desabrido del color.
Bien lo acreditan las pinturas del famoso retablo del colegio de Doña María de Aragón de esta Corte (Los expertos proponen por temática, tamaño de las obras y estilo en fechas, las siguientes obras 3 arriba 3 abajo en orden 1,2,3,4,5,6 no obstante hay fuertes discrepancias, quizás fueran solo 3), donde también es suya la escultura, traza del retablo, y aun la de la iglesia, sin otras muchas pinturas, que no merecen nombrarse.
Y así el cuadro que hizo para el Escorial del martirio de san Mauricio, y sus compañeros, mandó el Señor Felipe II que se lo pagasen, pero que no lo trajesen, aunque él por su crédito procuró que se pusiese en la sala de capitulo; mas el de la capilla de este santo lo ejecutó Romulo Cincinnato, como dijimos en su vida.
Pero verdaderamente, que no solo fue varón docto en esta Arte, sino gran filósofo, y de agudos dichos, y que escribió de la Pintura, Escultura, y Arquitectura, como lo dice Pacheco , lib. 3. pag. 446. porque fue no solo gran pintor, y escultor, sino consumado arquitecto.
Pues en el convento de religiosas de santo Domingo el Antiguo en la ciudad de Toledo, es suya la traza de la iglesia, retablos, pinturas, y estatuas, hecho todo con gran primor (a, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8): como lo es también la iglesia, retablos, y estatuas de nuestra Señora de la Caridad de la villa de Illescas (1, 2, 3, 4, 5), de que resultó, que un alcabalero de dicha villa le apremió a que pagase alcabala, y de ahí procedió el primer pleito que tuvo la Pintura de esta calidad, en que la defendió tan honradamente, que lo venció a favor de la Pintura el año de 1600 de que hicimos mención en el tom. I. lib. 2. cap. 3. §. 3 y así le debemos inmortales gracias a Dominico Greco todos los profesores de esta facultad por haber sido el que rompió con tal fortuna las primeras lanzas en defensa de la inmunidad de esta Arte; y en cuya ejecutoria se fundaron los demás juicios: de aquí dicen que procedió el no querer el Greco vender sus pinturas, sino que las empeñaba durante la demanda; porque como la alcabala se paga solo de lo que se vende; no vendiendo, no causaba alcabala; y así aseguran que el cuadro referido del Espolio de Cristo Señor nuestro, que dijimos estar en la sacristía de la santa iglesia de Toledo, está empeñado, y aun hecha escritura de ello.
No será justo omitir el célebre retrato por tantos títulos recomendable, que hizo el Griego de aquel peregrino ingenio, ornamento de su sagrada religión de la Santísima Trinidad, y honor de su siglo, el Padre Maestro Fray Felix Hortensio Palavicino, que es cosa eminente, y para hoy en poder del Excelentísimo Señor Duque de Arcos, en cuyo reconocimiento le hizo dicho Padre Maestro a el Griego su célebre Soneto, que hoy se registra en sus obras póstumas, intituladas, Obras de Don Felix de Artiaga, folio 63. página I, que es el siguiente.

Divino Griego, de tu obrar no admira,
Que en la imagen exceda a el ser el arte;
Sino que de ella el cielo, por templarte,
La vida , deuda a tu pincel, retira.
No el sol sus rayos for su esfera gira ,
Como en tus lienzos; basta el empeñarte
En amagos de Dios ; entre a la parte
Naturaleza , que vencerse mire.
Emulo a Prometheo en un retrato ,
No afectes lumbre ; el hurto vital deja ,
Que hasta mi alma de tanto ser ayuda.
Y contra veinte y nueve años de trato,'
Entre tu mano , y la de Dios , perplexo. ,
Qual es el cuerpo, en que ha de vivir duda.

Precede a este Soneto otro, no menos excelente, que hizo el mismo autor en alabanza del gran túmulo, que el Dominico fabricó en Toledo para celebrar las honras de la Serenísima reina Doña Margarita, que no merece menos atención, por el autor, y el asunto; y uno y otro cede en aplauso de nuestro Dominico Greco, y dice así:

SONETO.

Huésped curioso, aquí la pompa admira
De este aparato real, milagro griego.
No lúgubres exequias juzgues ciego ,
Ni mármol fiel en venerable pyra.
El sol , que Margarita estable mira ,
Le arrancó del fatal desasosiego
De esta vana región , y en puro fuego
Vibrantes luces de su rostro aspira.
A el nácar , que vistió cándido , pone
Toledo agradecido , por valiente
mano, en aquesta caja peregrina.
Tosca piedra la máquina compone ,
Que ya, su grande Margarita ausente.
No le ha quedado a España piedra fina.

Murió finalmente nuestro Dominico en dicha ciudad por el año de mil seiscientos y veinticinco , y a los setenta y siete de su edad , aunque otros dicen que murió mas anciano, y está enterrado en la parroquial de san Bartolomé, y sobre la sepultura pusieron, no sé con qué motivo, una reja en lugar de losa, para que allí no se enterrase persona alguna, la cual no se conserva hoy; porque habiéndose hundido la iglesia, la quitaron cuando se reedificó.
Dejó un hijo, que se llamó Jorge Manuel, y fue maestro mayor de Arquitectura de dicha santa iglesia y también dos grandes discípulos, entre otros, que fueron Luis Tristán, y Fray Juan Bautista Maino, de quien hacemos particular mención.
Francisco Pacheco en su libro de la Pintura lo mal que sentía el Griego de la habilidad de Miguel Ángel y a la verdad yo no lo extraño: porque si el Griego estaba pagado de su dibujo, y desnudos tan extravagantes, precisamente le había de disgustar lo que le era "ex diametro" opuesto. Sin embargo que fue tan estudioso, que dice Pacheco que le mostró una gran alacena llena de modelos de barro, que había hecho para estudio en sus obras; y un gran cuadro lleno de borroncillos de todas las obras que había ejecutado en su vida.


LVIII

AGUSTÍN DEL CASTILLO, PINTOR.

Agustín del Castillo, natural de la ciudad de Sevilla, y vecino de la de Córdoba, fue insigne pintor, y gran dibujante: manejó con excelencia las colores: vivió en Córdoba, donde hizo muchas, y famosas obras; y especialmente a el fresco, se conservan algunas, aunque mal defendidas de las inclemencias del tiempo: como son la Concepción de nuestra Señora en los libreros de la calle de la Feria; las pinturas del costado del claustro del convento de san Pablo, que cae hacia la iglesia; también la pintura del pórtico de la iglesia del hospital de nuestra Señora de la Consolación, y una efigie del Padre Eterno, que hay dentro en la capilla colateral de la Epístola, aunque las antecedentes están indignamente retocadas al temple.
También es de su mano, la pintura al fresco en la bóveda de la capilla mayor de la iglesia de san Francisco de dicha ciudad, aunque muy deteriorada por el humo de las luces, e inciensos, como no tiene respiración.
De otras obras suyas se tiene poca noticia, aunque se tiene por cierto que hay muchas en Córdoba, pero el tiempo ha borrado su memoria.
Fue padre, y maestro de Antonio del Castillo, pintor insigne en Córdoba.
Murió en ella Agustín por los años de mil seiscientos veintiséis, y a los sesenta y uno de su edad.


LIX.

DIEGO DE RÓMULO, pintor.

Diego de Rómulo Cincinnato, natural de Madrid, hijo, y discípulo del otro Rómulo, pintor del Señor Felipe II, teniendo ya muy aventajada habilidad, y siendo todavía mancebo, pasó a Roma en servicio de Don Fernando Enríquez de Ribera, tercer Duque de Alcalá, cuando fue por embajador extraordinario a dar la obediencia a la Santidad del Señor Urbano Octavo, por el Rey nuestro Señor Don Felipe IV; el cual, no hallando retrato verídico de su Santidad, procuró que lo retratase este su pintor.
Lo hizo a tanta satisfacción de todos en tres veces (No se localiza ningún retrato, lo cual extraña. Lo cuenta igual Pacheco), que le dio lugar su Santidad, que el Papa lo celebró mucho; y habiéndole acabado uno de cuerpo entero, sentado en su silla con bufete, y otros adornos, muy celebrado de los Señores Duques de Pastrana, y Alcalá, y de todos los pintores de Roma: queriendo su Santidad honrarle, como a tan eminente artífice, le envió a su casa con un camarero suyo una cadena de oro de mucho valor, con la medalla de su retrato de medio relieve con su reverso; y por hacerle mayor merced, como a hombre noble, y honrado artífice, le dio el Hábito de Cristo de Portugal, y cometió a el Cardenal Trexo Panlagua , español, que se le pusiese , y armase Caballero; lo cual ejecutó en presencia del Duque, su dueño, y de toda su familia, y amigos, en casa del mismo Cardenal, que le tuvo prevenida otra lucida vuelta de cadena de oro y pendiente de ella la venera del Hábito: de donde con gran aplauso, y aclamación le volvieron a su casa en 14 de Diciembre año de 1625.
Le duró poco esta temporal gloría, porque murió dentro de breves días, y fue sepultado en la iglesia de san Lorenzo de Roma con las insignias de Caballero de aquella Orden, y con la pompa debida a tan gran sujeto, por los años de mil seiscientos y veintiséis. Y el señor Felipe IV , en continuación de esta honra , alcanzó de su Santidad el traspaso de la merced del Habito de Cristo a Francisco de Rómulo, hermano del referido, y no inferior en méritos, y habilidad en la Pintura, de que dio testimonio en repetidas, y excelentes obras que ejecutó en esta Corte, y en la de Roma, donde murió por los años de mil seiscientos y treinta y cinco.


LX

FRAY JUAN SÁNCHEZ COTAN,
Religioso de La Santa cartuja, y Pintor.

Fray Juan Sánchez Cotan, religioso lego profeso de la real cartuja de Granada, fue hijo de Bartolomé Sánchez Cotan, y Ana de Quiñones, naturales de Orgaz, y vecinos de Alcázar de Consuegra: pasó a Toledo, donde logró Fray Juan algunos principios en el arte de la Pintura, en la escuela de Blas de Prado, y especialmente se aventajó en pintar frutas.
Habiéndole Dios llamado a la cartuja, hizo su profesión el día de la Natividad de María Santísima, ocho de Septiembre del año de 1604, y a las grandes prendas de religioso, y admirables virtudes que practicó, y que según noticias de aquellos tiempos, y la tradición común, fue digna de encuadernarse entre los varones más ilustres de la religión pues le llamaban todos el santo Fray Juan, se agregaron otras muy singulares, y entre ellas la mas celebrada fue, la de la Pintura en que sobresalió tanto, que lo numeraron entre los grandes pintores de aquel siglo: en cuya confirmación hizo viaje de Madrid a Granada solo por conocerle Vicencio Carducho, célebre Pintor de Cámara del señor Felipe III, y IV.
Con muchas obras de su mano dejó enriquecida la real cartuja de Granada, y aquellas que al presente están colocadas en especiales sitios, son las siguientes: En la capilla mayor de la iglesia hay cuatro lienzos de la pasión de Cristo Señor nuestro: En los dos colaterales de en medio de la iglesia hay dos lienzos, que sirven de retablo, uno de la Huida a Egipto, y otro del Bautismo de Cristo Señor nuestro por san Juan Bautista. En el claustro pequeño hay ocho lienzos, los cuatro (1) de la vida de san Bruno, y los otros cuatro de los mártires de dicha religión, que con exquisitos tormentos murieron en Inglaterra:
En el mismo claustro hay cuatro lienzos en cuatro capillas pequeñas de Señora santa Ana, san José, santa María Magdalena, y san Ildefonso, en que resplandece con mayor primor la imagen de María Santísima de peregrina belleza.
En el retablo del capítulo de los monjes hay seis lienzos, y dos tablas, que ocupan el plano de las pilastras, en que se levantan las columnas del retablo, y la una es del Nacimiento ¿#?, y la otra de la Epifanía.
El cuadro principal del retablo es de la Asunción de nuestra Señora, muy celebrado de todos los del Arte: A los lados hay otros dos lienzos, uno de San Juan Bautista, y otro del glorioso San Bruno: En la parte superior del retablo hay otro lienzo de Cristo crucificado, que está en perspectiva, respecto de salir los brazos de la cruz sobre un semicírculo dorado (Posiblemente el efecto de relevado pintado en pared, Hay los siguientes en m. Granada, destino de las obras de la cartuja. 1,2,3); de forma que parece mas efigie de escultura, que de pincel: Y los otros dos lienzos que están a sus lados son de forma aovada, uno de María Santísima, y otro de san Juan Evangelista acompañando a Cristo crucificado.
En el mismo capítulo hay otros cinco lienzos, que el lino es de la Asunción de María Santísima, cosa tan admirable, que una Señora Título, teniendo noticia de él, ofreció un cortijo de gran valor si se lo querían alargar, y no se le concedió ¿Coronación?.
En la capilla de san Hugo hay un lienzo, que sirve de retablo, donde se representa la visión que tuvo este santo Obispo, que nuestro Señor, y su santísima Madre, acompañados de ángeles fabricaban una casa para sus delicias en los montes de cartuja, que fue uno de los prenuncios de esta sagrada religión #.
Esta capilla está en el claustro pequeño de dicha santa casa de Granada.
En la capilla de los Apóstoles, que también está en dicho claustro, hay un lienzo de estos santos, que sirve de retablo con su marco dorado, y negro: y también de su mano una perspectiva de un retablo de blanco y negro, que adorna toda la parte exterior del cuadro, fingido con tal arte, que a la verdad parece corpóreo: yo lo he visto, como todo lo demás, y es cierto cosa maravillosa, y lo sumo a que puede llegar el Arte de la Perspectiva, no solo de cuerpos, sino de luces, y sombras.
En el refectorio hay otros dos lienzos, que el uno es muy grande, y es de la Cena de Cristo Señor nuestro, y sirve de testero, fingiéndose en él dos ventanas, por donde parece que realmente se introducen las luces: y encima de este lienzo hay una cruz fingida de madera con sus clavos, con tal propiedad en la perspectiva, que se ha visto repetidas veces querer los pájaros sentarse en los clavos, y de su engaño venir, por haberles faltado el asiento, aleteando hasta el marco del cuadro: Y el otro lienzo, que está enfrente de la puerta, es del misterio del Rosario de nuestra Señora, que, entre otros religiosos, está al natural él mismo Fray Juan Cotan, que se retrató en él.
En los cuatro ángulos del claustro grande de los monjes, hay cuatro lienzos de la Pasión de Cristo Señor nuestro: uno de la Oración del Huerto; otro del Ecce Homo; otro con la Cruz a cuestas; y otro del Descendimiento de la Cruz
Y últimamente, en lo que hoy sirve de portería, hay dos lienzos, uno del Ángel san Miguel, y otro del glorioso Patriarca san Bruno en el desierto; que aunque son lienzos de gran estimación, no están en otro sitio, por no haberlo desocupado para colocarlos.
Asimismo en la Real cartuja del Paular dejó algunos lienzos de su mano, y especialmente los seis de la vida de Cristo Señor nuestro, que estaban con otros colocados en el, sagrario antiguo, y además de estos, tiene en dicha santa casa, el cuadro de santa Ana en la capilla particular de su nombre, y otro de las Angustias de nuestra Señora son su hijo santísimo en el regazo difunto #, a la entrada de la clausura en el primer patio sin otros muchos en diferentes sitios, y celdas de la misma casa. Y estas son las pinturas mas señaladas de nuestro Fray Juan. 
Hay tradición de que cuando Vicencio Carducho fue a verle, el Prior quiso probar la gran habilidad, e inteligencia de este insigne pintor; y no conociendo el a Fray Juan Cotan , juntó el Prior a todos los religiosos legos, y entre ellos a Fray Juan, y le dijo: Entre estos religiosos está, el pintor que V. md. viene a ver: ¿cuál de ellos, le parece que es?.
Se suspendió Vicencio, y atendiendo a las pinturas de Fray Juan, y a los rostros de todos, dijo, éste, señalando a Fray Juan, es el pintor: que se tuvo por gran observación del ingenio de aquel insigne artífice.
Fue además de esto su virtud tan extremada que es tradición en aquella santa casa, que se le apareció la Virgen para que la retratase, cuando pintó a su majestad en la capilla en el cuadro de san Ildefonso.
Era muy parco en el comer y su habilidad, y su celda era el refugio, y remedio de todas las calamidades de la casa, ya fuese para reparar las ornamentos, ya para las cañerías, ya para los relojes, y despertadores y sin que a nada pusiese mal semblante, aunque le llevasen cuanto tenia en la celda; porque su trato era amabilísimo, y su conversación muy santa, su desapropio extremado , y su intención muy sencilla: y se tiene por cierto que no perdió la gracia bautismal; y consiguientemente la pureza de la virginidad, y así, murió con crédito de venerable el día 8 de Septiembre de 1627 años en dicha santa casa de la ciudad de Granada a los sesenta y seis de su edad, día de la Natividad de nuestra Señora, que fue el mismo en que hizo su profesión.
Hace memoria de este venerable varón, por insigne pintor, entre otros Francisco Pacheco en su libro de la Pintura en el fol. 116. (y en)


LXI

FRANCISCO RIBALTA Y SU HIJO, Pintores.

Francisco Ribalta y su hijo Juan fueron con tal igualdad excelentes, que las obras que dejaron los dos en aquel reino de Valencia, no se distinguen cuales sean del padre, o cuales del hijo, y solo hay alguna mediana diferencia en que la manera del padre fue mas definida, y la del hijo algo más suelta, y golpeada.
Y así hablaremos sin distinción de las obras de los dos, porque aún en Valencia las confunden.
Fue Francisco Ribalta natural de un lugar del reino de Valencia, tres leguas distante de la raya de Cataluña: estudió el arte de la Pintura en Italia, se dice que en la escuela dé Aníbal pero más en las obras de Rafael.
Volvió a Valencia, donde hizo muchas, y eminentes pinturas: tuvo un hijo de su matrimonio, llamado Juan, a quien enseñó también este arte, con tan buena fortuna, que en pocos años se adelantó, de suerte que ya no se distinguían las pinturas del padre de las del hijo: y así hicieron muchas, y excelentes obras, y especialmente son de su mano las de la capilla mayor del convento de santa Catalina de Sena; las de todos los retablos del colegio, que llaman del Señor Patriarca, que en especial la de la institución del Santísimo Sacramento en la capilla mayor, es una maravilla; las del retablo de todos los santos, y del de san Mena en la parroquial de san Martin, y casi todo el reino está lleno de pinturas de los Ribaltas, como es en la villa de Andilla (Son de Juan #), y en la de Carcajente (Debe ser Algemesi al lado); en la de Torrente hay excelentes pinturas de la Pasión de Cristo de mano de los Ribaltas, en el rebanco del retablo de una capilla, que esta a el lado del Evangelio: y en san Miguel de los Reyes hay muchísimas, y muy buenas (1).
Son finalmente las pinturas de Ribalta muy estimadas en todo el reino de Valencia, y también fuera de él, aunque no son conocidas por suyas, pues su manera fue muy semejante a la de Vicencio Carducho; y así por acá, si hay algunas, son tenidas por de Vicencio, pues el cuadro de la Cena de mano de Ribalta, que está en el altar mayor de dicho colegio del Señor Patriarca en Valencia, viendo el que Carducho tiene aquí en Madrid en el altar mayor de las monjas de Corpus #; o ambos los tuvieran por de Ribalta, si los vieran juntos; o ambos por de Carducho.
Pero porque no carezcamos en la Corte de pintura pública de Ribalta , nos deparó la Providencia dos tan superiores , que no se pueden mejorar, pues para que ninguna de ellas supere a la otra, ambas son una misma repetida, y es la efigie de Cristo crucificado del tamaño natural, que está en el claustro del colegio de Doña María de Aragón junto a la escalera: y la otra en la misma forma, que está a la mitad de la escalera del convento real de san Felipe de esta Corte, que ambas son del padre, y no se sabe cual es mejor; salvo, que el de Doña María de Aragón está muy malparado del temporal.
Fue también la manera de pintar de Francisco Ribalta algo semejante a la de Rafael de Urbino: y así sucedió, que habiendo hecho un Cristo crucificado para un Señor Nuncio de estos reinos, este lo llevó a Roma; y habiéndolo mostrado a uno de los mejores pintores de aquel tiempo, admirándolo mucho, exclamó, diciendo: ¡ O Divino Rafaelo ! juzgando ser de mano de Rafael. Y habiéndole asegurado el Monseñor que era de mano de un español: volviéndolo a examinar mucho, concluyó diciendo aquel adagio vulgar español: Que verdaderamente donde yeguas hay potros nacen.
Murió en fin Francisco en Valencia de edad muy crecida, por los años de mil seiscientos; y su hijo cosa de treinta años después, que es lo más que se ha podido rastrear y fue el primer maestro de Ribera el Españoleto.


LXII.

EL HERMANO ADRIANO , PINTOR,
Donado de los Carmelitas Descalzos.

Adriano , Donado de los Carmelitas Descalzos, fue excelente pintor: vivió, y murió en Córdoba en su convento de dicha Orden, donde hay muchas pinturas suyas, especialmente una de Cristo crucificado en la ante sacristía de aquel convento, acompañado de su Madre Santísima, san Juan, y la Magdalena, y otras figuras de mas de medio cuerpo #, siguiendo la manera de Rafael Sadeler, a que fue muy aficionado, cosa excelente: como lo es también en la iglesia, junto a la puerta que va a la sacristía, una Magdalena penitente, que parece de Tiziano.
Murió en dicha casa por los años de mil seiscientos y treinta, ya en edad crecida.
Fue tan superior su habilidad, que mereció un elogio de Francisco Pacheco en su libro de la Pintura a el fol. 116. en que le llama Valiente pintor, colocándole entre los eminentes de aquella edad.
Pero fue tan maniático en la desconfianza de sí propio, que en acabando alguna pintura, o la borraba, o la hacia pedazos, diciendo que no valía nada; y para que no lo hiciese, era menester pedírselo por las Animas del Purgatorio, de quienes era muy devoto; y aun amenazarle con ellas, porque también tenia gran miedo a las Animas en pena; y de esa suerte se lograba que la dejase.


LXIII:

PEDRO DE LAS CUEVAS, PINTOR.

Pedro de las Cuevas, natural, y vecino de esta villa de Madrid, y de profesión pintor, es digno de este lugar, por hombre eminente, no tanto en el arte de la Pintura, en que sin duda, tuvo suficiente y notoria pericia, cuanto por haberlo sido en el arte de enseñar, pues tuvo por discípulos los más eminentes hombres que se siguieron a su tiempo, que no es pequeña excelencia: pues si bien no se sabe de cosa señalada de su mano en público, hay mucho en casas particulares; y sin duda fue hombre de gran crédito en el arte, pues era su casa un seminario continuo de discípulos; de suerte, que parece que de primera instancia ninguno intentaba entrar en otra escuela, hasta ver si podía lograr la suya.
Y así fueron sus discípulos José Leonardo, Juan de Ricalde, Antonio Pereda, Antonio Arias, don Juan Carreño, Juan Montero de Rojas, don Simón de Leal, Francisco de Burgos, Francisco Camilo, y don Eugenio de las Cuevas, cuyos laureles bastan para coronar de triunfos su eminente habilidad en la buena escuela, y doctrina.
Se tiene por cierto, que fue uno de los maestros, que en aquel tiempo se tenían en la Real casa de los Desamparados en esta Corte, de diferentes facultades, para instruir, según los genios, aquella inocente puericia: Providencia digna del ardiente celo del superior Magistrado de esta Imperial Villa de Madrid.
Murió en esta Corte por los años de mil seiscientos treinta y cinco, y a los setenta y siete de su edad.
Y se tiene también por cierto que vivió, y murió en dicha Casa de los Desamparados, donde tenia su escuela, y domicilio.


LXIV.

JUAN DE PEÑALOSA, PINTOR.

Juan de Peñalosa, natural de Baena, fue discípulo del gran Pablo de Céspedes, librándonos la injuria del tiempo sus noticias en las pocas obras que permanecen en la ciudad de Córdoba, en donde vivió, estando ya consumidas gran parte de ellas, por estar en sitios descubiertos: como se ve en las del claustro del convento de la Victoria, extramuros de dicha ciudad, que son de la vida de Cristo Señor nuestro; y están hechas con excelente dibujo, por la manera de nuestro racionero, con otras muchas que adolecen del mismo trabajo.
Es también de su mano la efigie de san Diego de Alcalá, que está en la portería del convento de la Arrizafa de Córdoba, de Recoletos de nuestro Padre san Francisco.
Murió nuestro Peñalosa por los años de mil seiscientos treinta y seis, a los cincuenta y cuatro de su edad.


LXV.

VICENCIO CARDUCHO, PINTOR.

Vincencio Carducho, Gentilhombre Florentino, hermano, y discípulo de Bartolomé Carducho, y heredero de su opinión, y honroso título de pintor de la católica Majestad de los Señores Reyes Don Felipe III, y IV fue muy estimado de sus majestades, a quienes sirvió en las pinturas de las casa real del Pardo, y fue tan adornado de buenas letras, habilidad, e ingenio, que escribe del Montalban en su Para todos, que para ser uno de los mayores artífices que la antigüedad celebra, le estorbaba solamente haber nacido después.
Dejó escrito un tratado en Diálogos, este maestro, y discípulo, de las excelencias de la Pintura, y dibujo, que se dio a la estampa año de 1633, por el cual, y por sus admirables obras se conoce su gran capacidad, y relevante ingenio para esta arte, y para otras cualesquiera facultades, fue maestro de don Francisco Rizi, pintor de su Majestad católica Felipe IV, y Carlos II, y de otros muchos discípulos.
No ha habido pintor eminente en España de quien haya tantas pinturas en público como de Vicencio Carducho; pues demás de lo que pinto en la casa real del Pardo al fresco, y al óleo en las galenas, capilla, y patio, y otras piezas, de que hace mención en su libro, dialogo 7, cuya tasación llegó a veinte mil ducados, son de su mano todas las pinturas al óleo de la capilla mayor #, y colaterales de la iglesia del convento de la Encarnación de esta Corte (1,2,3,4,5,6,7,8,9,10): el cuadro de la capilla de santo Domingo Soriano en el convento de Santo Domingo el Real (Desaparecido queda un grabado #); y las del retablo de la Concepción (Perdido) en la misma iglesia colateral del Evangelio: también dos de las mazmorras de Túnez, donde están los Redentores Trinitarios padeciendo con gran tolerancia los trabajos del calabozo hasta que llegase el socorro, para cumplir el precio del rescate, y estaban en una capilla del claustro del convento de la Santísima Trinidad de esta Corte, al otro lado de la Iglesia (Desaparecidos o destruidos). También son suyos dos excelentes cuadros, que están a los pies de la iglesia del convento del Rosario el uno del sueño de san José, cuando le avisó el Ángel la huida a Egipto; y el otro de san Antonio de Padua, cuando hizo que el difunto declarase la inocencia de su padre, imputado de la muerte que no había hecho, que uno y otro son de lo más corregido que hizo Vicencio, y más bien historiado, y expresado de afectos (Desaparecidos o destruidos).
Son también de su mano todos los cuadros de la vida de san Félix, y san Juan de Mata, que están en el cuerpo de la iglesia de los Trinitarios Descalzos de esta Corte, y los del altar mayor, y colaterales: también el cuadro principal, y accesorios de la capilla mayor de la iglesia de san Gil de Recoletos Franciscos (José Bonaparte mandó exclaustrarlo Se supone la tabla central # , y alguno #).
El del refectorio del convento grande de nuestro Padre san Francisco, junto con él de la predicación de san Juan Bautista, como se sale de la portería al claustro, cosa superior; y los que están en la capilla antigua de la Orden Tercera, de cuya junta fue Discreto muchos años, y últimamente Ministro de dicha Orden.
Son también de su mano las pinturas de la primera capilla que está a los pies de la iglesia de san Felipe el Real (demolido en 1838), como entramos a mano izquierda: y todos los cuadros de la vida del glorioso Patriarca san Bruno, que están en el claustro del monasterio del Paular de Segovia, de esta sagrada religión Cartusiana, que son cincuenta y cuatro #, y están firmados desde el año 628. hasta el de 632, Y en los dos colaterales de la iglesia tiene otros dos, el uno de la Encarnación del Verbo Divino, y el otro de la Degollación de san Juan Bautista, y un san Bruno de medio cuerpo, que está en la portería.
Puso su retrato, según dicen, en dicha casa, en uno de los cuadros del claustro, que es de la muerte del venerable Padre Dodon, hacia la cabecera del siervo de Dios; y está dicho cuadro encima de la puerta, que va a el leñero.
Y en Salamanca en el convento de Capuchinos, en el altar mayor, es de su mano el cuadro principal, donde está el glorioso Patriarca san Francisco, con gran pedazo de gloria arriba, y Cristo Señor nuestro, y su Madre Santísima, y abajo gran número de santos de su orden (Se perdió con la desamortización del convento).
En la iglesia del convento del Carmen de esta Corte (Se perdió con la desamortización del convento), en la Victoria (Demolido en el 1836), Santa Cruz (iglesia destruida varias veces), y san Miguel , hay diferentes capillas pintadas de su mano: como lo es toda la pintura de la capilla mayor , y colaterales de la iglesia de santa Bárbara, de Mercenarios Descalzos de esta Corte (destruido en la invasión francesa). Las pechinas, y entrepaños, y otros vaciados de la capilla de nuestra Señora del Sagrario de Toledo están pintadas al fresco de mano de Carducho, y Eugenio Cajés; y el san Andrés, que está a el lado de la puerta de la sacristía de dicha iglesia, es de Carducho, compañero del san Pedro de Cajés, que está a el otro lado.
En la iglesia dé san Antonio de los Portugueses de esta Corte hay también en el retablo, y sacristía varias pinturas suyas de la vida del santo (1,2), con las demás pinturas, traza, y dibujo de las estatuas de dicho retablo, juntamente con otro cuadro de nuestra Señora del Rosario, que está sobre la puerta de la sacristía, que es cosa excelente ¿?.
Y también es de su mano el santo Cristo de Burgos, con nuestro Padre, san Francisco a mano derecha, y a la siniestra santa Clara arrodillados y que está en la capilla mayor de la iglesia de las madres capuchinas de esta Corte (Convento destruido en el XX, desaparecido o destruido), y otro cuadro de Concepción que está en la sacristía nueva del colegio de santo Tomás (1836 desamortizado exclaustrado, la obra pasó de Trididad al Prado y a Escuela Modelo Municipal de Madrid, donde desapareció), y también lo es el cuadro principal de la iglesia de las Monjas de Corpus, que es de la Cena, e Institución del Santísimo Sacramento.
Es de su manó también el cuadro de Cristo Señor nuestro a la columna, en un ángulo del claustro de la Merced de esta Corte (convento desamortizado y destruido); y otro de la misma calidad en el de san Gil(Derribado en la guerra de independencia); y otro de santa Catalina mártir en el retablo colateral de la Epístola en la parroquial de Santa Cruz  (iglesia destruida varias veces, dicha más arriba): los dos cuadros antiguos del martirio de san Sebastián, y de san Ginés, que estuvieron en el retablo antiguo de la capilla mayor de una, y otra iglesia y el del crucifijo en el de san Sebastián, que hoy está colocado en él retablo nuevo, y a el lado del Evangelio el del martirio del santo (Párrafo farragoso, al parecer se incrustaron en el retablo de la iglesia de San Lorenzo en Madrid, y de san Sebastián, de donde desaparecieron).
También tiene otra pintura maravillosa del glorioso doctor, y mártir san Eulogio en la capilla de su nombre, en la santa iglesia de Córdoba e inmediata al arco de las Bendiciones, hacia el patio de los naranjos.
Y en Valladolid, el cuadro principal de la capilla mayor del convento de San Diego es de su mano #, cosa excelente, junto con las demás pinturas de los pedestales de diferentes santos, y también los de las pechinas.
En el claustro del convento de san Pablo de dicha ciudad tiene un célebre cuadro de nuestra Señora del Rosario; con gran historia de santos, y otros personajes abajo: y también tiene otro gran cuadro de la Asunción de nuestra Señora en el convento de las Descalzas Reales de dicha ciudad, entre otros que hizo Matías de Velasco pintor de crédito en aquella tierra.
Y al fresco tiene también otras pinturas, como en el tocador de la Reina, en aquel palacio unas batallas, y en el salón de las comedias de dicho palacio, pintó unas perspectivas, cosa excelente, donde no se puede dudar que estuvo también en Valladolid, y debió de ser en tiempo que estuvo allí la Corte.
Murió pues Vicencio en esta Corte el año de 1638, como consta de un cuadro de san Gerónimo de su mano, que 1638 está en la iglesia mayor de Alcalá de Henares, en un nicho, junto a la puerta del costado del Evangelio, donde está la inscripción siguiente: Vincentius Carduchi Florentinus hic vitam, non opus finiit, anno 1638, y a los setenta de su edad: y está enterrado en la bóveda de la capilla antigua de la Orden Tercera, como Hermano, y Ministro que fue de dicha Venerable Orden el año de 1625, 26 y 27 por reelección.
Le debe el arte inmortal gratitud por haber sido el que litigó su inmunidad de la alcabala en compañía de Angelo Nardi, con tan buena fortuna, que se ejecutó a favor de la Pintura en el año de 1633, como dijimos en el tomo I. libro 2. capítulo 3. y tuvo también la dicha de lograr un gran Seminario de. discípulos, como se verá en el discurso de esta historia.


LXVI

JUAN LUIS ZAMBRANO, PINTOR.

Juan Luis Zambrano, el discípulo más adelantado del Racionero Pablo de Céspedes, fue natural de la ciudad de Córdoba, pero no nos ha dejado la antigüedad, sobre el año de 600 más noticia de su persona, y habilidad, que la que nos subministran sus obras en dicha ciudad, donde además de algunas en casas particulares, vemos en el colegio de santa Catalina de la Compañía de Jesús  un excelente cuadro del Ángel de la Guarda (en 1767 se repartieron las obras por las parroquias, se propone ¿#?, pero no me cuadra que terminase en un monasterio de Jerónimos), mayor que el natural, y un san Cristóbal, hechos con superior magisterio, y valentía por la manera del gran Miguel Ángel, que era la escuela de nuestro Céspedes: y asimismo unas vírgenes de medio cuerpo, santa Flora, y María, mártires de Córdoba, mayores que del natural, que están en los lunetos sobre el coro # de la iglesia de los Padres Agustinos de dicha ciudad, hechas con manera gallarda, y espirituosa: por cuya causa, dicen se descompuso con Cristóbal Vela, autor de aquella obra, y no prosiguió en ella; pero sobre todo el cuadro del martirio de san Acisclo, y Victoria en el altar mayor del convento de los Mártires de aquella ciudad; y otro del martirio de san Esteban en la iglesia mayor, en una capilla del costado, hacia el patio de los naranjos, son una maravilla, como lo es también otro, que yo he visto en esta Corte en poder de un aficionado, y es del Sacrificio de Abrahán, figuras del natural, cosa excelente, y está firmado así: Juan Luis Zambrano faciebat, año 1636.
De Córdoba pasó a Sevilla, donde murió apenas, de edad de cuarenta años, en el de mil seiscientos treinta y nueve.


LXVII

EL R.P. FRAY AGUSTÍN LEONARDO, Pintor. (Agustín Leonardo de Argensola)

i R. P. Fray Agustín Leonardo, religioso del esclarecido Orden de nuestra Señora de la Merced, en el convento de esta Corte, fue excelente pintor, particularmente en los retratos al natural, como se colige del siguiente Soneto, que don Gabriel Bocangel, Cronista de su majestad, hizo, hablando con su retrato, hecho de mano de dicho Padre con extremado acierto; el cual Soneto anda en la lira de las Musas, y obras del referido Cronista, fol. 43. Soneto 26. .

SONETO.

Habla , vulto animado , no tu esquivo
Silencio a tu moderno padre ofenda :
Más deja que hable yo , porque se entienda,
cual el pintado es, o cual el vivo.
Tu no sientes, ni yo, puesto que vivo,
De dar a mi dolor la infausta rienda.
Tu callas, yo también, aunque me encienda
Un ardor, en que muero, y me concibo.
Nada tu vulto de mi vulto ignora;
Firme semblante ofreces, y no acaso,
Porque retratas mi contraria suerte.
¡O arbitrio del amor! formar ahora
Otro yo, que padezca, lo que paso,
¡Por negarme el alivio de la muerte!

Fue sacerdote, y predicador insigne, y no solo se aplicó a los retratos, sino también a cuadros de historia, como se califica en los dos que hay de su mano en la escalera principal de este convento de Madrid: el uno de san Ramón (no se encuentra), cuando se le apareció la Virgen santísima, estando en custodia del ganado: y el otro, cuando los Caballeros de la Orden perdieron el pleito ante su Santidad, en concurso de los religiosos sacerdotes.
Uno y otro conducido con gran acierto, y este último está firmado del año 1624, y el otro de 25.
También ejecutó otro cuadro grande, que ocupa el testero del refectorio del convento de la Merced de la ciudad de Toledo, cuyo asunto es el milagro de panes y peces, con tanta multitud de figuras, variedad de trajes, distancias, y términos, que acredita bien la gran pericia que tenia su autor en el Arte (Sospecho que podría confundir el de Herrera el Viejo # aparece la obra en 1813 en el Depósito del Rosario, y el convento de la Merced de Toledo fue ocupado por tropas francesas, Herrera el viejo pintó en Toledo, tamaño y descripción concuerdan).
Murió en esta Corte en su convento por los años de mil seiscientos cuarenta con poca diferencia, y a poco mas de los sesenta de su edad.


LXVIII

ANTONIO LANCHARES, PINTOR.

Antonio Lanchares, natural de Madrid, fue excelente pintor, y discípulo de Eugenio Cajés, y de los más adelantados, como lo acreditan repetidas obras suyas, públicas, y particulares.
De su excelente mano es una de las Estaciones del claustro de la Merced Calzada de esta Corte (1840 destruido), a cuya obra, concurrieron los primeros hombres de crédito en esta facultad, y es cosa excelente; en especial el cuadro del coro, cuando la Virgen suplió con los ángeles la falta de los religiosos.
Es también de su mano una gloria de ángeles, que estaba en la iglesia antigua de la Casa Profesa de la Compañía, con el niño Jesús en medio, cosa de muy excelente gusto: como también lo son dos cuadros de a dos varas, que están en la santa cartuja del Paular, el uno de la Ascensión del Señor, y el otro de la Venida del Espíritu Santo, cosa excelente, y muy parecido a la manera de su maestro, con quien se equivocan otras muchas obras que tiene en esta Corte. Murió en ella por el año de mil seiscientos cuarenta, a los cincuenta y cuatro de su edad.


LXIX.

JUAN ANTONIO CERONI, ESCULTOR,

Juan Antonio Ceroni, milanés, y escultor insigne, fue llamado por el Señor Felipe IV para la ejecución de las estatuas de los ángeles de bronce, que están en el panteón nuevo del Real Monasterio de san Lorenzo del Escorial; en cuyo tiempo ejecutó también la célebre portada, o fachada de san Esteban de Salamanca: lo cual hizo con tan superior acierto, que cualquiera de las dos obras basta para merecerle nombre inmortal.
Murió en Madrid por los años de mil seiscientos cuarenta, y a los sesenta y uno de su edad.


LXX.

VIDA DE PEDRO PABLO RUBENS PINTOR

Pedro Pablo Rubens, natural de Amberes, pintor famosísimo, nació en dicha villa a 28 de Junio de 1577, fue criado en mucha nobleza, y abundancia; y su padre, varón de grandes prendas, fue Secretario de un gran Príncipe de Flandes; tuvo un hermano llamado Filipo Rubenio, muy docto en las letras humanas, que por excelencia fue cognominado segundo Lipsio, cuyos escritos son crédito de sus grandes estudios, e ingenio: el cual fue Enviado, con carácter de tal, de los Señores Archiduques Alberto, e Isabela Clara Eugenia, a la majestad del Señor Felipe III, y murió Secretario de la ciudad de Amberes.
No se descuidó Pedro Pablo Rubens en la aplicación a las buenas letras, en que aprovechó mucho y en la Pintura fue discípulo de Octavio Vanveen da Leyden, pintor flamenco, paso a Italia , donde estuvo mas de doce años; y en Venecia estudió mucho de las obras de Tiziano, y de Pablo Veronés; de donde volviendo muy aprovechado a su patria, por las grandes obras que dejaba ejecutadas, labró unas regias casas en que vivió.
El Señor Archiduque Alberto, y la Serenísima Señora Infanta Doña Isabel, su Esposa, hicieron de él mucha estimación: porque habiéndoles retratado con gran acierto sentados en sus sillas #,#, le ciñó espada dicho Señor Archiduque en presencia de su consorte, y le puso al cuello una riquísima cadena de oro, llamándole honra de su patria.
Le sacó también un hijo de pila, y le pusieron por su Alteza el nombre de Alberto; y muchas veces le venia a ver a sus casas cuando asistía en Amberes.
Pasó Pedro Pablo Rubens de Flandes a París, donde enriqueció con admirables pinturas de su mano todo el nuevo palacio de Lucemburgo, que labró la reina Madre.
Al Rey de Inglaterra hizo varias pinturas, de que Rubens quedó muy largamente remunerado: como también del Señor Emperador de Alemania, a quien hizo Rubens muchos, y excelentísimos cuadros.
Siguió a esto por el año de 1623, la venida del Príncipe de Gales a Madrid, a tratar el casamiento con la Infanta de España ; y siendo este Príncipe muy aficionado a la Pintura, trajo consigo a Rubens, a quien el Señor Felipe IV honró mucho: y deseando regalar al Príncipe con algunas pinturas de Tiziano, a que se había inclinado, se las mando copiar su majestad a Rubens, para quedarse con las copias, como eran la Europa, y los Baños de Diana; pero no habiéndose efectuado dicho matrimonio, se quedaron acá los originales, y las copias
Y vuelto Rubens a Flandes, y habiendo su majestad fabricado el palacio de la Torre de la Parada, a tres leguas de Madrid, gustó de adornarle de diferentes pinturas de Fábulas, y Monterías de mano de Rubens, para lo cual se le enviaron a Flandes los lienzos ajustados a los sitios los cuales ejecutó con grande acierto, y para los animales se valió de Azneira, y Pedro de Vos, discípulos suyos, eminentes en esta línea.
Hizo también Rubens de orden del Señor Felipe IV los cuadros, y los cartones para aquella celebre tapicería de los Triunfos de la nueva ley de la Iglesia, y el Sacro Evangelio; abatido el gentilismo, y todos los ritos antiguos, cuya composición es en extremo caprichosa, y erudita, como se ve en dicha tapicería, y en los cuadros originales #, que están en la iglesia de Carmelitas Descalzas de la villa de Loeches, fundación del excelentísimo Señor Conde Duque de Olivares, cerca de esta Corte.
Después habiendo venido a Francia el Duque de Buckingham, para tratar el casamiento del Rey de Inglaterra, de quien era muy valido, con hermana del Rey cristianísimo, que se efectuó año 1625, comunicó muy estrechamente con Rubens, por su gran capacidad, y letras, sobre las paces de Inglaterra, y España de parte de su Rey de donde se originó su venida a Madrid segunda vez, por orden de su Alteza la Serenísima Señora Infanta Doña Isabel, de quien como queda dicho, fue muy estimado, la cual envió a llamar a Rubens, y le despachó por la posta desde la Corte de Bruselas a la de España por embajador Extraordinario para el tratado de Paces, donde llegó por el mes de Agosto año de 1628, trajo a la majestad de nuestro Católico Rey, y Señor Don Felipe IV, ocho cuadros de diferentes asuntos, y tamaños, que están colocados en el salón antiguo entre otras famosas Pinturas (n.Ant.P. Pacheco trat. de la Pintura.), y de ellos son el robo de las Sabinas, y la batalla entre Sabinos y Romanos (Taller de Rubens #,# ).
Asistió en Madrid nueve meses, y sin faltar a los negocios de importancia, a que había venido: y estando indispuesto algunos días de la gota, pintó muchas, y excelentes cosas, tan grande fue su destreza, y facilidad.
Retrató a los Señores Reyes ¿#,#?, e Infantes de medios cuerpos, para llevar a Flandes, hizo de su majestad cinco retratos, y entre ellos uno a caballo (Perdido 1734 incendio del Alcázar queda un copia #) con otras figuras que hoy están en el salón grande, que es valiente pintura, de que su majestad le remunero largamente ; y además de armarle caballero, y connaturalizarle en España, le hizo Gentilhombre de su Cámara, y de la Llave dorada. Retrató también a la Serenísima Señora Infanta de las Descalzas, de más de medio cuerpo, e hizo de ella diferentes copias, de personas particulares hizo cinco o seis retratos.
Copió las pinturas de Tiziano, que tiene su majestad, que son el Adonis y Venus; la Venus y Cupido; el Adán y Eva, y otras muchas, de que llevó también diferentes borroncillos de su mano, como lo dice el Bellori: y de retratos copió el de Lanagrave ; el del Duque de Sajonia; el de Alba; el de Cobos el simple, un Dux Veneciano; y otros muchos cuadros, fuera de los que su majestad tiene.
Copió el retrato del Señor Rey Don Felipe II entero, y armado (Hay copias de Rubens armado pero no entero, o yo no he dado con ella), mudó algunas cosas en el cuadro grande de la Adoración de los Reyes, de su mano, que está en Palacio en las bóvedas.
Hizo para Don Diego Mejía (Marqués de Leganés), gran aficionado suyo , una imagen de la Concepción de dos varas, y a Don Jaime de Cárdenas (Duque de Nájera); hermano del Duque de Maqueda, un san Juan evangelista del tamaño natural (Debería ser, ¿#? ,no cabe otra obra, pero la propiedad el museo del Prado insiste en que entró desde la colección del duque de Lerma, datándolo en 1618); y también, hizo el célebre cuadro del martirio del Apóstol san Andrés, que está en la iglesia de su nombre del Hospital de los Flamencos en esta Corte: como también el de san Agustín, en aquel duplicado favor de Cristo y su Madre Santísima, el cual está hoy eh la capilla de las Santas Formas del Colegio de la Compañía de Jesús de Alcalá de Henares #, que parece cosa increíble haber pintado tanto en tan poco tiempo, y en tantas ocupaciones, y negocios de tan superior entidad.
Con pintores comunicó poco, como dice Pacheco, solamente con Diego Velázquez de Silva, con quien antes se había correspondido por cartas, hizo amistad por su modestia, favoreciéndole mucho sus obras, y fueron juntos a ver el Escorial.
También comunicó mucho con Juan Bautista Crescencio, Marques de la Torre, Caballero de la Orden de Santiago, Superintendente de las Obras Reales, hermano del Señor Cardenal Crescencio, y persona de gran voto en todo lo tocante a esta nobilísima Arte, de quien se hablará en su lugar.
Últimamente todo el tiempo que estuvo en esta Corte, su majestad Católica, y Ministros mayores hicieron gran estimación de su persona, y talento, y su majestad le hizo merced de un Oficio de Secretario del Consejo Privado en la Corte de Bruselas por toda su vida; y de la futura sucesión para su hijo Alberto, que valía mil ducados de plata cada año.
Acabados los negocios, cuando se despidió de su majestad, le dio el Conde-Duque de Olivares, de parte del Rey, una sortija que valía dos mil ducados.
Partió por la posta a 26 de Abril del año siguiente de 1629, y fue en derechura a Bruselas a verse con la Señora Infanta; y de allí a Inglaterra, donde ajustadas las paces, el Rey Carlos I, honrando su persona, y conocida nobleza, y estimando su diligencia, su gran talento, letras, y eminencia en esta nobilísima Arte de la Pintura, le armó tercera vez Caballero, y le dio para adorno mayor del Escudo de sus Armas un Leopardo, así como lo traen los Reyes de Inglaterra en las suyas: y vuelto a Amberes, siendo de cincuenta años de edad, con poca diferencia, y con cien mil ducados de hacienda, casó segunda vez el año de 1630. Hizo otros juegos de cuadros, y cartones para otras célebres tapicerías; una de la, Historia de Decio Cónsul (#,#,#,# ..), cuando se sacrificó por la libertad del Pueblo Romano; y otra de la Historia de Aquiles (#,#,..).
Hizo también las trazas de las máquinas, y pinturas de los arcos triunfales para la entrada del Señor Infante Cardenal en Amberes el año de 1635, el día 17, mostrando su gran erudición en las inscripciones, de que sacó libro particular con todas las estampas Gaspar Guebario Lugdunense, varón eruditísimo, con muy excelentes comentarios.
Son también de su mano las pinturas de la iglesia de la Compañía de Jesús de Amberes: como también las del colegio de la Compañía de Jesús de Namur, en que está pintada, la vida de nuestra Señora.
Y finalmente son tantas las obras de Pintura de este eminente artífice, que las menos son las que se han nombrado: pues no hay iglesia, o templo principal en Flandes, que no esté ilustrado con sus pinturas; y lo mismo en palacios de Príncipes, y casas de personas nobles, y acomodadas en todas las provincias de Europa.
Pero no pasaré en silencio la célebre pintura suya, que está en la capilla mayor del convento de Religiosas de la Concepción Francisca en la villa de Fuensaldaña, a una legua de Valladolid, cuya belleza es tan maravillosa, como portentosa su grandeza, que dudo haya otro cuadro suyo mayor en España; y dicen le costó al Fundador setenta mil reales (no se conoce la obra, quizás se expolió con las guerras Napoleónicas, pero se duda que fuera suyo).
fue verdaderamente Pedro Pablo Rubens, entre los modernos, el que más ilustró los pinceles con su persona, calidad, virtud, literatura, pericia de lenguas, empleos, dignidades, privanzas, y honores extraordinarios de Príncipes, y Personas Reales, acompañando todas estas prendas con una gran modestia, y trato apacible; y así fue muy estimado del Rey Carlos de Inglaterra; y después de haberle servido en diferentes cuadros para la pieza de la audiencia de los Embajadores en el palacio de Londres, le remuneró grandemente, y lo creó Caballero a su usanza, (quitándose la espada de la cinta delante del Parlamento, y poniéndosela a Rubens: y entre otras preseas, le dio un anillo con un diamante, que se quito del dedo, junto con otro cintillo, que todo valía diez mil escudos.
La señora Archiduquesa Isabela Eugenia le hizo también su Gentilhombre de Cámara.
Y últimamente, cargado de riquezas, y de honores, vivió más como gran Príncipe, que como gran Pintor, pues solo su gabinete, cuando se; fue a Inglaterra, se lo ferió el Duque de Buckingham en cien mil florines.
Pero finalmente llegó la fatal de su muerte en Amberes el día 30 de Mayo de 1640, a los sesenta y tres de su edad, dejando inmortal nombre y eterna fama a los siglos venideros:(n.Ant.P. Gio Pietro Bellori nele vite di Pittori) pues por sus grandes méritos, adornados de nobleza, dignidades, y riqueza le armaron Caballero, como dijimos, el Rey de España, el de Francia , y el de Inglaterra,(n.Ant.P.Juan Meisens en el libro de las imágenes de diferentes Varones de espíritu sublime) Y he sabido por cierto, que la Señora Condesa de Verguei, mujer del conde de Verguei Flamenco, que ha estado en esta Corte por el año 715 en grandes negociaciones de la: Monarquía, es nieta de Pedro Pablo Rubens.


LXXI

JUAN DEL CASTILLO, PINTOR.

Juan del Castillo; fue natural de la ciudad de Sevilla, y hermano de Agustín del Castillo, el que vivió en Córdoba fue discípulo de Luis de Vargas, y de los mas adelantados de su tiempo: hizo excelentes obras en aquella ciudad, con las cuales adquirió tan gran fama, que su casa era la escuela más frecuentada de cuantos deseaban aprovechar en el Arte de la Pintura: y así fue maestro del Racionero Alonso Cano, de Bartolomé Murillo, y Pedro de Moya.
Después pasó a Granada, donde hizo algunas obras: y yo he visto en casa de un aficionado una pintura de un santo Domingo, de su mano, azotándose con unas cadenas, en que se conoce la gran manera de pintar que tenía, muy fresca y pastosa.
Últimamente, pasó a Cádiz, donde murió por los años de mil seiscientos cuarenta, a los cincuenta y seis de su edad.


LXXII

JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS, ESCULTOR.

Juan Martínez Montañés, natural, y vecino de la ciudad de Sevilla, fue eminente escultor, como lo acredita el heroico simulacro del santo mártir godo Hermenegildo, que se venera en la capilla de su nombre en la santa iglesia de aquella ínclita ciudad ; y también la imagen peregrina de la Concepción purísima en la capilla de este sagrado misterio en la mima iglesia.
Y en el real convento de la Merced, casa grande, hay también de su mano una portentosa imagen de Jesús Nazareno, con el título de la Pasión, y con la cruz a cuestas, con expresión tan dolorosa, que arrastra la devoción de los mas tibios corazones: y aseguran que el mismo, artífice, cuando sacaban esta sagrada imagen la semana santa, salía a encontrarla por diferentes calles, diciendo, que era imposible que él hubiese ejecutado tal portento.
También en la capilla de Montserrat, sita en el real convento de san Pablo de aquella ciudad, hay un calvario de su mano, figuras del natural, donde Cristo Señor nuestro le habla a el buen Ladrón, que parece se le puede escuchar la voz (Es de Juan de Mena #, ).
Y en el real monasterio de la cartuja de las Cuevas en dicha ciudad, hay en el trascoro dos altares con: los simulacros de los dos santos Juanes, que admira su elegante simetría (Existen varias parejas de San Juan, de Montañés, pero ninguno con origen de la cartuja), y proporción: como también el santo Cristo, que dio a este Monasterio don Mateo Vázquez, Arcediano de Carmona; el Santo Domingo de Porta-Coeli y las dos cabezas de  san Ignacio, y san Francisco Javier de la Casa Profesa (Arrastra el error desde Pacheco. Es San Francisco de Borja también Jesuita): y sobre todo el San Gerónimo en la penitencia, en san Isidro del Campo.
Obras todas con otras muchas de igual estimación, que le hicieron digno, no solo de grandes aplausos en Sevilla, sino de extendidos créditos en Italia.
Murió en dicha ciudad por los años de mil seiscientos cuarenta, siendo ya de muy crecida edad.


LXXIII


EUGENIO CAJÉS, PINTOR.

Eugenio Cajés, pintor del Rey nuestro Señor Felipe IV, fue natural de esta villa de Madrid, hijo, y discípulo de Patricio Cajés, arquitecto, y pintor insigne, y natural de la muy ilustre ciudad de Florencia, fue uno de los famosos pintores de esta Corte, como lo testifican muchas obras suyas, especialmente las pinturas del retablo de la capilla mayor del convento de la Merced Calzada de esta Corte, excepto los dos de en medio, juntamente con otras que tiene en los ángulos del claustro, que por ser unas y otras de su primera manera, no son tan conocidas: como también todas las de la bóveda de la sacristía de la capilla de nuestra Señora de los Remedios en dicha casa: y asimismo un cuadro de la Invención de la Cruz, el cual estaba en poder del Contador Obregón, pintura, que así en la disposición, como en el dibujo, colorido, y perspectiva, es admirable, y de lo mejor que se pueda ver.
Ejecutó también las pinturas de la capilla mayor del convento de Religiosos de la Orden de san Agustín calzados de esta villa de Madrid, y en ella el martirio de san Felipe, advocación de dicho convento, y arriba la Asunción de nuestra Señora los cuales perecieron lastimosamente con todo el retablo, y otras muchas pinturas, órganos, y sillería del coro en el incendio que padeció aquel sagrado templo el día 4 de Septiembre de 1718 años.
Se libraron de esta desgracia otras del mismo autor, que una de ellas es el martirio de santa Águeda, que estaba en un pilar de la misma iglesia, y otro de san Joaquín, y santa Ana, cuando se encontraron en la puerta Dorada, que es muy excelente cuadro, y está hacia los pies de la iglesia, en la segunda capilla, como entramos a mano izquierda, en una hornacina a mano derecha, que es de lo mejor que hizo.
Y en la iglesia del convento de la Victoria de esta Villa (1836 desamortización destruido), una historia de la Venida del Espíritu Santo: y enfrente de esta pintura está otra de su mano de la Trinidad de la tierra : y en un ángulo del claustro del colegio de Doña María de Aragón, hay otra excelente de Cristo Señor nuestro desnudo en su pasión santísima, y su madre amantísima dolorosa contemplándole (Podría ser desde un Ecce Homo hasta una piedad, proponen #).
Y en san Martin de Madrid, pintó un Nacimiento del Hijo de Dios en una capillita, que está junto a la pila del agua bendita, hacia la puerta del costado de la iglesia, y a el otro lado, otra pintura de la Adoración de los Santos Reyes Magos (Múltiples obras encajarían en la pareja), que son obras maravillosas: como también lo es el tránsito de nuestro Padre San Francisco, sostenido de dos ángeles, que está en la capilla que llaman del Obispo, contigua a la Parroquial de san Andrés, al lado de la Epístola, a los pies de la capilla, que parece de Tintorero.
Y para el cuerpo de la iglesia de la Parroquial de Santa Cruz (Se incendió en 1763) hizo también una Anunciata, y por remate la Venida del Espíritu Santo. Y en el hospital de san Antonio de los Portugueses, hoy de las Niñas del Refugio, dos pinturas en los dos altares colaterales, que la una es de santa Isabel reina de Portugal, y la otra de santa Engracia con el clavo en la frente; todas las cuales obras, y otras muchas que hizo, son honra del Arte, y de los artífices españoles.
Hizo también dos cuadros célebres del Nacimiento de Cristo Señor nuestro, y la Adoración de los Santos Reyes para el claustro del convento de la Santísima Trinidad de esta Corte; donde también tiene otros dos, aunque menores, del mismo asunto, y composición en una capilla, que está en dicho claustro a el otro lado de la Iglesia; y para la del convento de santo Domingo  el Real (Derribado en el 1869), hizo la pintura del retablo de Jesús, María, y José, y arriba otro de la Encarnación, con otras historiejas abajo.
Y sobre todo, el célebre cuadro de san Joaquín, y santa Ana con su hija santísima de la mano, y dos angelitos llevándole la faldas y arriba el Espíritu Santo, que está en la iglesia de san Bernardo de esta Corte junto a la puerta principal hacia el altar mayor, que es honra de los pintores españoles, y que pudiera competir con las más excelentes de los Italianos: como también la que tiene del gran Jubileo de la Porciuncula, en un ángulo del claustro del convento de nuestro Padre san Francisco, además de otras muchas en diferentes sitios, y capillas, que son cosa maravillosa, y en especial la del Seráfico Patriarca, difunto, y en pie, como le registró el Papa Nicolao IV, que está en el ángulo que sale a la portería, y es maravilloso cuadro.
También pintó en compañía de Vicencio Carducho al fresco las pechinas, y otros vaciados, y entrepaños, que hay en la capilla de nuestra Señora del Sagrario de la santa iglesia de Toledo; y el cuadro de san Pedro crucificado, compañero del san Andrés de Carducho , que está a los lados de la puerta de la sacristía de dicha santa iglesia: y en la capilla de los Reyes nuevos, un cuadro de la Adoración de los Santos Reyes en competencia de otro de Pedro Orrente del Nacimiento de Cristo.
Pintó también al fresco en el palacio del Pardo la sala donde su majestad da las audiencias, que la trazó, y adornó de estucos, y cartelas doradas: y en medio de la bóveda pintó aquella célebre Historia del primer Juicio de Salomón del dividir el infante.
En unos espacios pintó virtudes alusivas al intento, y en las lunetas algunos países; todo con gran magisterio, y bizarría: también es de su mano toda la pintura de una capilla, que es de la Pasión de Cristo Señor nuestro, que está detrás del sagrario de la santa iglesia de san Justo y Pastor de Alcalá de Henares: está repartida la historia en diferentes cuadros, que son cosa extremada; porque en ellos hay admirables desnudos.
Murió en esta Corte por los años de mil seiscientos cuarenta y dos, y a los sesenta y cinco de su edad.


LXXIV.

PEDRO ORRENTE, PINTOR.

Pedro Orrente, que otros llaman Pedro Rente, natural de Murcia, Familiar del Santo Ofio de la Inquisición de aquella ciudad, y pintor insigne, fue discípulo del Basan, y de los mas adelantados: estuvo en esta villa de Madrid, y en ella hizo famosas obras, y en el Buen-Retiro hay muchas pinturas de su mano, que se recogieron por orden del Señor Conde-Duque de Olivares don Gaspar de Guzmán, para adorno de aquel palacio; y sin estas hay otras innumerables en casas particulares  y en una he visto yo un juego de Fábulas (No necesariamente la que cita, pero el tema lo tocó #), cosa excelente, de su mano: y en la enfermería de la Orden Tercera de esta Corte hay una pintura suya del Juicio final, y otra del Calvario en la Sacristía, cosa superior (Pudieron desaparecer en la guerra civil).
Hizo asimismo en su patria muchas, e insignes obras, y en particular el retablo de la Concepción de nuestra Señora en la iglesia de su advocación; y un cuadro de un Pastor bueno en la portería de san Francisco de Murcia (convento e iglesia fueron asaltados 1835, en 1931 un incendio las destruye); y otro retablo pintó en la Murta, convento de Religiosos de la Orden de san Gerónimo (1835 exclaustrado, las obras fueron a la iglesia de Santa Catalina de Alcira, que en el 1936 fue incendiado, se perdieron las obras juntas de 3 monasterios) de diferentes historias de Cristo, y de nuestra Señora; y también pintó en la ciudad de Valencia un martirio de Santiago el Menor, siguiendo la escuela; Veneciana, e imitando a el Basan (Jacopo Bassano); y otro del martirio de san Sebastián, que está en una capilla a los pies de la Seu de aquella ciudad, junto a la puerta principal, cuyo primer diseño, o borroncillo, está en el claustro alto de las Señoras Descalzas de esta Corte.
Además de esto, hay en la santa iglesia de Toledo el célebre cuadro de santa Leocadia, cuando salió del sepulcro, que está encima de la puerta de la sacristía, por la parte de dentro; y en la capilla de los Reyes Nuevos, en dicha santa iglesia, un cuadro del Nacimiento de Cristo Señor nuestro en competencia de la Adoración de los Reyes de Eugenio Cajés, en que, a la verdad, quedó muy ventajoso Orrente (me pesa la calidad de la imagen #).
Y en el convento de la reina, de religiosas Gerónimas, hay dos cuadros en los altares colaterales, que serán de tres varas de alto, el uno de la Degollación de san Juan Bautista, y el otro de san Juan Evangelista en la Tina de aceite; uno y otro cosa superior.
Y en la santa iglesia de Córdoba tiene Orrente una pintura soberana de su mano, de la incredulidad de santo Tomé, que está en una capillita a la parte de fuera del coro, hacia el patio de los naranjos, frente de la capilla de san Eulogio.
Y finalmente, son tantas las pinturas que hay suyas en templos, y casas particulares, y especialmente de historias de la Escritura Sagrada, que es caso imposible el referirlas: fue pues muy estudioso del natural, gran dibujante, y colorista.
Falleció de crecida edad en Toledo, donde vivió muchos años, cerca del mil seiscientos cuarenta y cuatro, y está enterrado en la Parroquial de san Bartolomé.


LXXV.

FRANCISCO FERNÁNDEZ, PINTOR.

Francisco Fernández, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue excelente pintor, y discípulo de los más adelantados de Vicencio Carducho: de su heroico pincel son los dos cuadros de san Joaquín, y santa Ana, que están en un ángulo del claustro de la Victoria, a los lados de un cuadro de la Concepción purísima ¿#?, que está en un nicho junto a la puerta que sale a la lonja, que la injuria del tiempo los tiene muy deteriorados: y yo los conocí cuando estaban en su ser, y eran cosa excelente.
Y en dicho convento en la ante-sacristía tiene otro cuadro del Entierro de san Francisco de Paula, cosa superior.
Finalmente fue uno de los mejores ingenios de su tiempo, y como tal fue elegido para pintar en el salón de los retratos de los Reyes de este Real Palacio de Madrid: en los cuales se puede ver lo excelente de su ingenio, y natural grande para la Pintura, aunque ya están disipados en diferentes sitios, por haberse dividido aquel gran salón en diferentes estancias.
Fue segundo maestro del insigne José Donoso, y murió desgraciadamente en lo mejor de su edad por los años de mil seiscientos cuarenta y seis, pues le mató un amigo suyo, llamado Francisco de Varas, maestro de niños en la calle del Prado, sobre unas palabras que tuvieron después de haber merendado con gran amistad.
¡Desengaño de los placeres de este mundo! fue su muerte muy llorada de toda la Profesión, pues apenas tenia cuarenta y dos años cuando murió, dejando marchitas las esperanzas que se habían concebido de tan lucido ingenio.


LXXVI

JERÓNIMO HERNÁNDEZ, ESCULTOR.

Jerónimo Hernández, natural, y vecino de la ciudad de Sevilla, fue escultor eminente: para cuyo abono basta el informe de aquel mudo elegante simulacro, del máximo de los Doctores, que se venera en la capilla de su nombre en aquella gran metrópoli de la santa iglesia de Sevilla.
Además de la de Cristo Señor nuestro resucitado, que celebra Pacheco, libro 1. cap. 3., que está en la de san Pablo de dicha ciudad, donde murió este gran artífice por los años de mil seiscientos cuarenta y seis, y a poco mas de los sesenta de su edad, dejando en otras muchas obras de su mano, otros tantos panegíricos de su eminente habilidad.
Fue también grandísimo arquitecto, y tan gran dibujante, que para cualquiera cosa que se le ofrecía, al instante sacaba el lápiz, de que siempre andaba prevenido, y la dibujaba con gran prontitud: tan dueño estaba del dibujo.


LXXVII

LUIS TRISTÁN, PINTOR.

Luis Tristán fue natural de un lugar cerca de Toledo, y fue discípulo de Dominico Greco, a quien excedió en el buen gusto, y corrección del dibujo, en que aprovechó tanto, que aun estando en casa de su maestro, se le ofreció a este pintar un cuadro de la Cena de Cristo Señor nuestro ¿#? para el refectorio del convento de la Sisla, extramuros de la ciudad de Toledo, y los Religiosos querían que fuese allá a pintarlo; y no pudiendo darles ese gusto, por hallarse ya muy anciano, e impedido, les dijo, que allí tenia un muchacho de toda su satisfacción, que le desempeñaría muy bien, y los daría todo gusto.
Aceptaron los Religiosos, y fue Luis Tristán, y ejecutó dicho cuadro muy a la satisfacción de toda la Comunidad; pero llegando a el precio dijo, que no lo podía dar menos de doscientos ducados; los Religiosos se escandalizaron, y acudieron a su maestro para que mediase.
El hizo le buscasen un coche para ir allá, como con efecto fue ; y habiendo visto el cuadro, comenzó a dar de palos a Tristán con la muleta, diciendo, que era un pícaro, deshonra de los pintores, que cómo había pedido doscientos ducados por aquella pintura, que bien se conocía su poco talento, que la arrollase, y se la llevase a Toledo, pues no la había de dejar, aunque le diesen quinientos ducados por ella.
Los Religiosos, que al principio entendieron le reñía por lo mucho que había pedido, se quedaron yertos, cuando oyeron el final de la cuestión; y después de muchos debates, le hubieron de dar lo que quiso, y cierto que es un excelentísimo cuadro.
No lo es menos el de san Luis Rey de Francia, dando limosna a los pobres, que está en un ángulo del claustro de san Pedro mártir en Toledo: como también las cuatro pinturas de las cuatro Pascuas, que están en el altar mayor del convento de Religiosas Jerónimas, que llaman de la reina, que son cosa superior.
También hizo otro célebre cuadro de la Disputa de los Doctores, que se puso en público un día de función en Toledo, y fue muy aplaudido.
Y finalmente lo fue tanto su habilidad, que mereció que Velázquez se aplicase a seguir su manera de pintar, por lo bien que le pareció, abandonando la de Pacheco su maestro.
Murió Luis Tristán en Toledo por el año de mil seiscientos cuarenta y nueve, y a los cincuenta y cuatro de su edad, y se tiene por cierto que murió Sacerdote, pues de los pintores antiguos era llamado el Licenciado Tristán, pintor y no se tiene noticia de otro de su apellido.


LXXVIII.

ELOGIO DE DON DIEGO DE LUCENA, Pintor

Don Diego de Lucena , caballero de ilustre sangre, oriundo de Andalucía, y vecino de esta Corte, además de otras buenas prendas, con que le enriqueció la naturaleza, fue excelente en el arte de la Pintura, y discípulo del gran Velázquez, y especialmente en los retratos se aventajó mucho; del cual hay varios en esta Corte, hechos con superior excelencia, en lo grande, y en lo pequeño.
Y con singularidad hizo el de Anastasio Pantaleón, ingenio bien conocido por sus heroicas prendas, así en la poesía, como en todas buenas letras: a cuyo asunto le hizo Anastasio a don Diego un célebre Soneto, que está impreso en sus obras a el fol. 6 1 . pág.. que se dice así:

A DON DIEGO D LUCENA, PINTOR
famoso, y grande ingenio, habiendo retratado al Poeta,

SONETO.

En esa, Diego, lámina excedida
Ni del griego pincel, ni del toscano
A los esfuerzos debe de tu mano
Segundo aliento mi segunda vida,
Muda la imagen , vive consentida ,
No a mas que el bulto persuadir humano.
Nada el pincel la oculta soberano a
Solo la voz le niega colorida.
No te adquiere esta copia la alabanza
Por imitada bien que los primores
Siempre son en tu obrar la menor parte.
Mayor admiración, Diego, te alcanza,
De que anime tu diestra los colores,
Y pueda dar espíritus el Arte.
Murió pues nuestro don Diego en esta Corte, en lo más florido de sus años, por el mil seiscientos cincuenta, con gran sentimiento de los que habían desfrutado sus amables prendas.


LXXIX,

ALONSO VÁZQUEZ, PINTOR.

Alonso Vázquez fue natural de Ronda, y vecino de Sevilla, donde aprendió en la escuela de Luis de Vargas; fue pintor de muy buen gusto, y colorido; sus figuras son esbeltas, y muy airosas; fue gran dibujante, y supo muy bien la anatomía, como lo muestran los muchos, y buenos desnudos que ejecutó en sus obras en dicha ciudad, en cuya santa iglesia hizo las pinturas del retablo de san Isidoro (Ya dijo que es Roelas ¿? si es el de la catedral, se atribuye a murillo).
Y en el convento de la Merced Calzada muchos cuadros #,#,#  en el claustro principal, en competencia de los de Pacheco.
Y en el de san Francisco (1810 incendiado por las tropas francesas, 1840 demolido) , pintó también mucho en compañía de Antonio Mohedano en el ángulo que cae a el lado del estanque del claustro.
Hizo también frutas con excelencia, como lo manifestó en el célebre cuadro del Rico Avariento para el Duque de Alcalá; donde entre otras cosas comestibles, pintó varias frutas con superior eminencia; fue muy excelente en pintar al fresco: tuvo sus principios en la pintura de las sargas al temple, que servían de colgaduras, o brocateles, a manera de tapices, lo cual duró y los guadamecíes muchos años en España, según dice Pacheco, fol. 344: hizo los paños con eminencia; pero los de terciopelo sin igual.
Murió en dicha ciudad por los años de 1650 (1608 México). y a los 61 de su edad.


LXXX

FRAY JUAN BAUTISTA MAYNO,
del Orden de Predicadores, Pintor.

Fray Juan Bautista Mayno , del esclarecido Orden de Predicadores, fue discípulo de Dominico Greco, antes de tomar el hábito en la ilustre casa de san Pedro Mártir en la ciudad de Toledo.
Llego a ser de los mas eminentes pintores de su tiempo, como lo califican sus obras en dicha casa, especialmente en el altar mayor de aquella iglesia los cuatro lienzos de las cuatro Pascuas (#,#,#,#,#,#,#,#,#,#), donde hay excelentes desnudos, y otras cosas hechas grandemente por el natural.
Y a un lado hay también de su mano un san Pedro llorando, cosa maravillosa. Y también las pinturas debajo del coro son de su mano, y otras muchas en dicha casa.
Pintó también para el saloncete de las comedias del Buen-Retiro, un cuadro de una batalla, en que está el Conde-Duque de Olivares mostrando a las tropas un retrato del Rey nuestro Señor Felipe IV #, cosa verdaderamente estupenda, y maravillosa.
También hay muchas pinturas suyas en el colegio de san Esteban de Salamanca, especialmente en el Oratorio de Casa de Novicios, hechas con extremado gusto, y magisterio.
Y en fin, llegó a ser su habilidad tan notoria, que fue elegido para maestro del Señor Felipe IV, a quien enseñó a dibujar, siendo Príncipe.
Últimamente murió en dicha casa de san Pedro Mártir de Toledo con grandes créditos de virtud, y habilidad, por el año de mil seiscientos cincuenta y cuatro, y a los sesenta de su edad, con poca diferencia.


LXXXI.

ANTONIO DE CONTRERAS , PINTOR.

Antonio de Contreras, natural de la ciudad de Córdoba, de familia muy ilustre de este apellido, aprendió el arte de la Pintura en la escuela de Pablo de Céspedes: pasó a Granada, donde estuvo algunos años, y se acabó de perfeccionar en el Arte, en que logró una manera muy fresca, y corregida.
Pasó después a Bujalance , ciudad muy ilustre del reino de Córdoba, donde tomó estado de matrimonio, y se avecindó, y allí vivió hasta su muerte, por tener en aquella tierra un pedazo de hacienda de su mujer, y dos hermanas, que también fueron pintoras.
Hizo muchas obras, así para aquella iglesia, como para el convento de nuestro Padre san Francisco, y otros, que hay en ella; y especialmente para casas particulares, donde hay muchas, y buenas, y las alcancé yo también en la casa de mis padres, como naturales, y vecinos que fueron de dicha ciudad; aunque después de mi nacimiento se transfirieron a Córdoba.
Tuvo muy especial habilidad para retratos nuestro Contreras; y así hizo el de don Alonso Laynez de Cárdenas, natural de dicha ciudad, y del Consejo de su majestad en el Real de Hacienda, que yo le vi entre otras pinturas de mano de Contreras; y habiéndolo hecho en la juventud de este caballero, y hallándose ya en la edad mayor, se conoce grandemente lo parecido que estaba, sobre bien pintado, y bien dibujado.
Vi también otro retrato de su mano, de gran parecido, de don Diego de Ángulo, un caballero de Córdoba, que fue allí veedor de las reales caballerizas, el cual tenia otras pinturas de nuestro Contreras, sin otras muchas que habia en aquella ciudad entre particulares, y aficionados, que a la fama de tal artífice acudían a Bujalance, con el motivó de la cercanía de solo seis leguas, que dista de Cdrdobar
Murió pues en Bujalance por los años de mil seiscientos cincuenta y cuatro, a los sesenta y siete de su edad.


LXXXII.

LUIS FERNÁNDEZ, PINTOR,

Luis Fernández, vecino , y natural de Madrid , fue excelente pintor, y discípulo de los más adelantados de Eugenio Cajés, no solo al óleo, sino al temple, y fresco, como lo acredita una capilla, que está en la parroquial de santa Cruz, junto a la puerta de la sacristía, cerrada con una reja, que toda está pintada de su mano, donde hay muy excelentes cuadros de Historia a el óleo de la vida de la Virgen todo enlazado con muy buenos adornos, targetas, y oro, según el estilo de aquel tiempo.
Y después de haber hecho otras muchas obras públicas, y particulares, murió antes de los sesenta años, en el mil seiscientos cincuenta y cuatro, con gran sentimiento de la profesión, y de todos sus amigos, que tenía muchos, por su amable trato, y excelentes prendas.


LXXXIII.

PEDRO NUÑEZ, PINTOR,

Pedro Nuñez, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue pintor insigne; estudió esta facultad en Roma, y fue uno de los famosos artífices , que pintaron retratos de los Reyes, en el salón que llamaban de las comedias en este palacio de Madrid; y también pintó algunos cuadros en el claustro de la Merced de esta Corte, donde hizo demostración de su excelente habilidad.
Murió en Madrid de poco mas de cuarenta años en el de mil seiscientos cincuenta y cuatro.
Mereció ser coronado con el Laurel de Apolo del gran Lope de Vega, en el fol. 80. donde dice así :

Pero porque es razón que participe
Del Laurel La Pintura generosa,
Juntos llegaron a la cumbre hermosa
Surcando varios mares
Vincencio, Eugenio, Nuñez, y Lanchares.


LXXXIV.

FRANCISCO PACHECO, PINTOR.

Francisco Pacheco, natural, y vecino de la ciudad de Sevilla, fue pintor de fama en aquellos tiempos , tanto por sus excelentes obras, como por su ingenio, capaz talento, y erudición: parece haber nacido por los años de 1580, de muy ilustre Familia. fue discípulo de Luis Fernández, como él lo afirma en su lib. pag. 344. pero no sabemos si fué el de Madrid, u otro en Sevilla de este mismo nombre; aunque también estuvo algunos años en Italia, donde estudió mucho por las obras de Rafael, a quien fue sumamente aficionado, y le procuró imitar, como lo dice en su libro de la Pintura fol 243. y 265 (Cualquiera de las múltiples citas de Pacheco, puede llevar a engaño, pareciera que visitó Italia, pero NO).
Y también estuvo dos años en esta Corte, como lo dice al fol 361, y parece haber sido por el 1610, y el de 611, según dice al fol. 451, pero eso no quita que estuviese también el año de 625.
Hizo pues nuestro Pacheco muchas, e insignes obras en aquella ciudad, y lugares de su contorno, con que adquirió gran fama, y aplauso popular entre todos los artífices de su tiempo.
Hizo con especial estudio las seis pinturas del claustro de la Merced Calzada de Sevilla, #,#, en competencia de Alonso Vázquez, y otras muchas obras, que pone en su libro; y especialmente la del Juicio fínal #, en santa Isabel, y el gran cuadro del Arcángel san Miguel con el demonio a los pies, en san Alberto.
Y la pintura del camarin del Duque de Alcalá # al temple, que contenia ocho fábulas, por la cual obra le dieron mil ducados: y también las dos piedras ágatas, que pinto para el colegio de san Hermenegildo: donde también tiene pintado el desengaño de los celos de san José por el Ángel del Señor # , la cual pintura está en la capilla de la Anunciata de dicho colegio al lado de la Epistola, y después de describir el caso dice: que lo demás es un paisaje, y un alegre cielo; bien que yo tengo por sin duda, que el caso fue de noche; y así lo persuaden todas sus circunstancias. (N.A.P. Pacheco lib.de la Pint.pag.503)
También tiene otra pintura de su mano en san Clemente el Real del Triunfo, y Refección de Cristo Señor nuestro en el desierto #, muy bien acompañada, e historiada: y otra de san Juan Bautista en aquel ejemplar monasterio de la santa cartuja de Sevilla, y en Alcalá de Guadaira, el célebre cuadro de san Sebastián para el hospital de su nombre (Destruida en 1936 #) , donde hay una celebre cofradía de la Misericordia, que hace muchas obras de piedad, con que gano la fama, que ha dejado a la posteridad, que si bien no tuvo gran gusto en el colorido, fue muy diligente, y observante en el dibujo y sobre todo muy teórico, y especulativo en lo fundamental del Arte: y así escribió un Tratado de la Pintura, su antigüedad, y grandezas, los hombres eminentes que ha habido en ella, así antiguos, como modernos: donde también pone algunas poesías suyas, en que tuvo gran genio: allí trata del dibujo, y colorido: del pintar al temple, y al óleo; de la iluminació, y estofado, en que fue eminente como lo manifestó en diferentes retablos, y en especial en la imagen de talla de nuestra Señora de la expectación, que está en Olivares, en el convento de Recoletos Franciscos, que la encarnó, y estofó Pacheco, con gran primor.
Y también trata del pintar al fresco: de las encarnaciones de pulimento, y de mate: del dorado bruñido, y mate; y advierte el decoro con que se han de ejecutar las pinturas sagradas.
Se Imprimió dicho libro en Sevilla año de 1649.
Fue Maestro en esta Arte, en sus principios, de don Diego Velázquez, a quien por su habilidad, y buenas partes caso con su hija, y llegó a ser Pintor de Cámara del Rey nuestro Señor Don Felipe IV.
Fue Pacheco de familia muy ilustre, y conocida en aquella ciudad; y como tal fue recibido en ella por Familiar del Santo Oficio de la Inquisición, y Censor de las pinturas sagradas, de que le hizo merced aquel santo Tribunal, y se le despachó título en 7 de Marzo de 1618 años; y Juan Pérez Pacheco su hermano fue también Familiar del Santo Oficio de aquella santa Inquisición, y un tio suyo, el Licenciado Francisco Pacheco, fue canónigo de aquella santa iglesia: fue tan modesto, que no se desdeñaba de ceder a su yerno, y discípulo Velázquez, como lo dice en su libro primero de la Pintura, cap. 9. así, aunque su pintura no fue la más grata a la vista, es muy digno de este lugar, por pintor especulativo, filósofo, docto, erudito, modesto, poeta, escritor, y maestro del gran Velázquez.
Murió en Sevilla, por los años de mil seiscientos cincuenta y cuatro, y a los setenta y cinco de su edad.
Le notaron seco, y desabrido en su manera de pintar; y así dicen, que habiendo pintado un Cristo desnudo, que yo no sé si sería el que pondera tanto, que pintó para don Fernando de Córdoba, tomando su majestad la túnica después de los azotes, le pusieron esta copla, que por ser muy notoria, no he querido omitirla.

¿Quién os puso así, Señor,
Tan desabrido, y tan seco?
Vos me diréis que el Amor,
Más yo digo que Pacheco.
Tanto puede la emulación de los contemporáneos de la misma facultad.


LXXXV.

DIEGO POLO, EL MENOR, PINTOR,

Diego Polo, pintor excelente fue sobrino de otro Diego Polo, buen pintor, y natural de Castilla la Vieja.
Tuvo los principios de este Arte con Antonio Lanchares, español, y famoso artífice, y después de haber aprovechado muy bien en su escuela, paso a el Escorial a estudiar por las pinturas de los famosos artífices, que en aquel Real Monasterio están colocadas, donde se aprovechó mucho; y volviéndose a Madrid, hizo algunas obras excelentes, como son un cuadro del Maná del desierto para Alonso Portero, escribano del número de esta Villa, él cual siendo visto por el famoso don Diego Velázquez, fue muy celebrado.
Le Hizo también un san Juan Bautista, y a el otro lado un san José con el Niño Jesús de la mano; también un san Roque, todas con singular acierto.
Y en la iglesia de Santa María de Madrid (Derribada en 1868), pinto una Anunciata, que está en la cúpula de la capilla mayor, que también es excelente pintura, y todos la tienen por de Carreño.
Pintó también el Bautismo de san Juan, que está en el cuerpo de la iglesia del Carmen Calzado de esta Corte (Interior destruido en la guerra civil), que es una pintura muy celebrada.
Y en el salón de los retratos de este real palacio de Madrid, pintó el del Rey Don Ramiro II, con el succesor, que está en el mismo lienzo; que aunque no es lo mejor que hizo, por ser entonces mozo, todavía compite con los demás, especialmente en el colorido, en que fue muy imitador del Tiziano.
Hizo otras muchas obras, con que en el poco tiempo que vivió, ganó mucha opinión: y a no cortarle la Parca el hilo de la vida en lo mejor de su edad, hubiera sido de los más sublimes ingenios de España. Murió a los treinta y seis años de su edad en esta Corte, por el mil seiscientos cincuenta y cinco.


LXXXVI.

JOSÉ LEONARDO, PINTOR.

José Leonardo, natural  y vecino de esta villa de Madrid, fue condiscípulo de Francisco Camilo en sus principios, en la célebre escuela de Pedro de Jas Cuevas, y llegó a ser pintor insigne entre todos los de su timpo y así obtuvo la honra de Pintor de su Majestad.
Pintó con mucha frescura , y suavidad siendo muy general en todo lo que abraza esta facultad, y tan agudo, y estudioso, que después de haber ganado mucha opinión entre todos los famosos artífices de su tiempo, y hecho muchas y excelentes obras en esta Corte, ejecutó para el salón del Retiro un gran cuadro de la entrega de una Plaza #, con grandes expresiones de afectos, y grandemente dibujado.
Perdió después el juicio, y con este trabajo vivió algunos años, y últimamente murió con la demencia en lo mejor de su edad; con gran sentimiento de todos los que le conocieron, y trataron en su sano juicio, cuando apenas tenia cuarenta años de edad, y en el mil seiscientos y cincuenta y seis.


LXXXVII

DOMINGO DE LA RIOJA, MANUEL DE CONTRERAS, Y JUAN DE VEJARANO, Escultores.

En tiempo del Señór Felipe IV, fue muy excelente escultor Domingo de la Rioja, Español, y vecino de Madrid, el cual hizo una estatua de san Pedo del tamaño del natural, que se venera en la iglesia de Antón Martín de esta Corte, cosa excelente, y enfrente de ella hay un san Lázaro de un discípulo suyo, llamado Manuel de Contreras, que a mi ver se puede connumerar con las mejores estatuas que hay en la Corte.
Concurrió dicho Rioja, con su discípulo al vaciado, y reparo de las estatuas de bronce, que están en la pieza ochavada de este palacio de Madrid en tiempo de Velázquez; y también a las demás que se vaciaron de estuco.
Y en este tiempo hizo los leones de los bufetes del cuarto del Rey, y el santísimo Cristo crucificado, que está en la célebre capilla del convento de Antón Martín.
Murió Domingo de la Rioja en esta Corte, por los años de mil seiscientos cincuenta y seis.
De el otro Juan de Vejarano tengo noticia que fue eminente escultor, y contemporáneo de los dos referidos, aunque no he podido saber de obra pública señalada suya; pero sí de algunas particulares, hechas con superior excelencia.
Murieron éste, y Contreras, poco después de Domingo de la Rioja en esta villa de Madrid.


LXXXVIII

JOSÉ DE RIBERA, EMINENTE PINTOR,
llamado en Italia il Spagnoletto.

José de Ribera, español, fue natural de Játiva en el reino de Valencia, bien que oriundo de Murcia, como lo acredita el apellido de Ribera, que es castellano, y familia muy conocida por ilustre en estos reinos.
Fue discípulo de Francisco de Ribalta, insigne pintor; y habiendo aprovechado mucho en su escuela, pasó a Italia, donde estudio en las eminentes obras de los antiguos, así de estatuas, como de pinturas, y especialmente en la Academia Romana se señaló tanto, que viéndole tan muchacho, le llamaban il Spagnoleto, de donde le quedó este, renombre; y pasaba con tanta miseria, que a fuerza de su industria, y las migajas de los dibujantes de la Academia, se mantenía, sin mas arrimo, ni protección.
Y estando un día dibujando por una de aquellas pinturas, que adornan las calles de Roma, le vió, y miró con atención un Señor Cardenal, que casualmente pasaba en su carroza, y considerando con piadosa y noble reflexión aquella puerilidad, tan atenta a la especulación de sus dibujos, y tan olvidada de la fortuna, que aun apenas tenía andrajos con que cubrir sus carnes, le llamó, y mandó ir a su casa, donde le vistió, y favoreció tanto, que los regalos hicieron en él lo que no pudo la necesidad, pues se iba viciando, y apartando del fín que le sacó de su casa, y patria. Pero como en él era propensión, lo que en otros seria violencia, volvió en sí, y abandonando la casa, y conveniencias que lograba, se fue sin despedirse, y se restituyo a su primer modo de vivir, y de estudiar, y encontrándole tal vez el Cardenal, le afeó la acción, y el mal término, motejándole de ingrato, y desconocido Spagnoleto.
Pero satisfecho de la pureza de su intención, le alabo virtuoso, y le admiró peregrino; pues prefería los intereses de su estudio, a las comodidades de su casa, y le ofreció de nuevo su protección, que siempre agradeció con palabras, y nunca admitió con obras.
Se aplicó mucho a la escuela del Carabagio, y consiguió aquella valiente manera de claro, y obscuro, en que iba cada día adelantando, con la repetida imitación del natural: y considerando que en Roma tendría muchos competidores, y menos utilidad, pasó a Nápoles saliendo de Roma sin capa, por dejarla empeñada en una hostería y llegando, como buen soldado, a valerse de un pintor de obrador público, le mandó este pintar una cabeza, para reconocer el guiado de su habilidad; pero él la hizo tan aventajada, y con tan valiente manejo, que admirado, y gustoso el referido artífice, le regaló, y acarició mucho; y habiéndole mostrado toda su casa, y bienes, le dijo: todo lo que has visto, y sabido de mis haberes, que eran bastantes, será tuyo, si quieres casarte con mi una hija única, que me ha dado el cielo, mediante el santo matrimonio, y para quien es todo cuanto tengo.
Mas pareciéndole a Ribera, que este ofrecimiento mas era hacer donaire de su astroso pelaje, que aprecio de su corta habilidad, algo abochornado, y con alguna española alteración, le dio a entender su sentimiento.
Pero el dicho artífice, que con seguro pronóstico penetraba lo que tan ciertos indicantes prometían, repitiendo sus ofertas, le aseguró de su satisfacción, diciéndole: que aunque su hija, por sus prendas, y dote multiplicaba por instantes pretendientes, a ninguno la daría de mejor gana, que a un Español tan virtuoso, que así llaman en Italia al que tiene alguna habilidad: que hacia él mas aprecio de un pobre virtuoso, y aplicado, que de un rico ignorante, y presumido.
En fin nuestro Ribera quedó casado, y abundante de todos los bienes de fortuna, continuando su estudio, y aplicación a la escuela del Carabagio, en que se aventajó tanto, que llegó a lo sumo de la eminencia del Arte, dando relievo a sus obras con tal ferocidad, que si no compitió, se aventajó a los mas afamados de su tiempo.
Vivió pues en dicha ciudad de Nápoles, donde no solo floreció en la fama, sino que abundó en riquezas, y llegó a tener cuarto dentro del mismo Palacio del Virrey, con toda su familia.
Pintó al óleo los Profetas sobre los arcos de la iglesia de san Martin de aquella ciudad (#,.. ver resto); y en el altar de la sacristía el cuadro de la Asunción de nuestra Señora.
Con esto, y la protección del Virrey, no quería reconocer superior en el Arte; y especialmente a el Dominiquino le dio muchas pesadumbres, hasta decir que no sabia pintar; y habiendo muerto este, hizo aquella gran pintura en la capilla del Tesoro, con el milagro de san Genaro, cuando salía del fuego, cosa superior.
Y llegó a tanto su crédito, que abundaba en riquezas, honra, y estimación, pues el Pontífice le hizo merced del Hábito de Cristo, no tanto por lo ilustre de su Casa, de que no se duda, cuanto por lo eminente de su habilidad; pues eran sus obras solicitadas de todos los Príncipes, y Naciones de Europa.
No se deleitaba tanto Ribera en pintar cosas dulces, y devotas, como en expresar cosas horrendas, y ásperas, cuales son los cuerpos de los ancianos, secos, arrugados, y consumidos, con el rostro enjuto, y macilento, todo hecho puntualmente por el natural, con extremado primor, fuerza, y elegante manejo, como lo manifiesta el san Bartolomé en el martirio (Múltiples obras ¿#?), quitándole la piel, y descubierta la anatomía interior del brazo: el célebre Ticio, a quien el Buitre le saca las entrañas, por castigo de su insolente atrevimiento: los tormentos de Sisifo, de Tántalo, y de Ixion, expresando, especialmente en este, con tal extremo el dolor, atado a la rueda donde era continuamente herido, y despedazado, que teniendo los dedos encogidos, para esforzar el sufrimiento, y estando la pintura en casa de la Señora Jacoba de Uffel en Ámsterdam, a tiempo que estaba preñada, parió un chicuelo con los dedos encogidos, a semejanza de dicha pintura, por cuya causa fue trasladada a Italia, y después, con las tres compañeras, y otras muchas, transferida a Madrid en el Palacio del Buen Retiro.
Pinto también a Catón Uticense rascándose las entrañas con raro afecto espirando, y con gran pasmo de los circunstantes (# Se atribuyó durante tiempo, aunque se da a L.Giordano en su taller, posiblemente es la pieza, o hubo otra ahora perdida, que dio origen a los muchos de Giordano): también a el Sileno gruesísimo, desnudo, y recostado lampiño, y coronado de pámpanos, y racimos, tomando el vaso de vino, que un sátiro le echa de un odre, que tiene sobre sus hombros; con otros muchos sátiros, y faunos embriagados, y caídos, cuya obra poseía en Nápoles Gaspar de Romer, gran protector, y aficionado de estas artes #.
Hizo también una gran figura de Hércules sentado, y mayor que el natural, cosa prodigiosa, que hoy la tiene el Señor Conde de Salvatierra, con otras dos de Sisifo, y Tántalo de la misma mano; pero estas muy deterioradas.
Hizo también nuestro Ribera célebres cuadros del Nacimiento de Cristo con expresiones muy singulares en los Pastores, y Zagales, siempre buscando asuntos, ocasionados a su genio, para lograr con la obscuridad de la noche el mayor esfuerzo para el relievo; y así aunque pintó algunos cuadros que hemos visto de Concepción, y otros asuntos gloriosos, bien que siempre es bueno, se conoce que no campea tanto como en los demás, donde podía usar contrapuesto obscuro, y tener en todo presente el natural.
Y así hay en el Escorial en el cuarto del Rey, un célebre cuadro del Nacimiento, con estas observaciones, y otro en el espolio del Excelentísimo Señor Marques de Heliche sin omitir el san Juan, que hay de su mano, mancebito, y riéndose abrazado con el Cordero, con tal propiedad, que mueve a risa a cuantos lo miran, la cual pintura está en la sala de Capítulo del Escorial (En 1772 figura en el palacio real pero pudo llegar del Escorial #, es el único san Juan riendo que le he localizado, aunque abrazado al cordero no está).
Es de su mano también el gran cuadro de la Concepción de nuestra Señora , que está en el altar mayor de la iglesia de santa Isabel de esta Corte (Ardió en 1936 queda fotografía ), bien que la cabeza de la Virgen, habiendo entendido las Religiosas que era retrato de una hija de Ribera, se la hicieron mudar a Claudio, pero todo el cuadro es del Españoleto, juntamente con el Apostolado, que circunda dicha iglesia, y otro de una Mater Dolorosa, con su hijo santísimo difunto, que está debajo del coro, que es cosa admirable.
También es de su mano un crucifijo maravilloso del tamaño del natural, que está en la Sala de Profundis del colegio de Atocha de esta Corte. También el cuadro de Concepción #, que está en el altar mayor de la iglesia de san Pascual Bailón, fundación del Señor Almirante de Castilla, junto con otras cuatro, que están en el crucero, la una de san Andrés, y la otra de san Pablo ermitaño, al lado de la Epístola; y a el otro lado el bautismo de Cristo Señor nuestro #, y la otra el martirio de san Sebastián; sin otras muchas que hay en esta Corte en casas de Señores, y de algunos particulares aficionados, transferidas por los Virreyes de Nápoles.
En el Escorial hay también muchas pinturas de su mano, además de las que se han dicho, así en aquel gran monasterio, como en el palacio. En Salamanca también en el convento de Monjas Agustinas, que llaman Monte Rey hay diferentes pinturas suyas en la iglesia, especialmente un cuadro bellísimo de Concepción, un san Agustín, y un san Genaro.
En Córdoba en la sacristía del convento de san Agustín hay un bellísimo cuadro del Nacimiento de Cristo Señor nuestro (La que había allí se la considera copia #), y un san Gerónimo en el oratorio de las casas de los Señores Acebedos (La iglesia de Nuestra Señora de Gracia fue expoliada en 1808 por el general Dupont), cosa estupenda; y en fin fuera nunca acabar hacer relación de todas sus obras, que verdaderamente fueron portentosas, y muchas: y con tal fuerza, y relieve, que no parecen pintadas, sino naturales, sobre que se me ofrece prevenir una cosa, en que muchos han consentido de lo relevado de sus pinturas, que parece están abolladas por atrás; y asimismo otras de los antiguos, y no es así, sino que consiste en la calidad del lienzo, que con el tiempo se abolla en aquellas partes que están mas cargadas del albayalde, lo cual tengo experimentado, si el lienzo es delgado, muy abierto de poros.
Últimamente después de haber ilustrado a toda Europa nuestro Ribera con sus pinturas, murió en Nápoles con universal sentimiento por los años de mil seiscientos cincuenta y seis, y a los sesenta y siete de su edad, dejando inmortalizado su nombre por todo el dilatado curso de la posteridad. Le quedó una sola hija de su matrimonio, la cual caso con cierto Título de Nápoles.
Fue Ribera Académico Romano, lo cual, y su naturaleza consta de un cuadro de su mano del Evangelista san Mateo, que yo he visto, y está firmado en un papel fingido, que dice así: Jusepe de Ribera Español de la ciudad de Xativa, reyno de Valencia, Académico Romano, año de 1630 (Perdido).
Y en la estampa del Baco, abierta de agua fuerte de mano del Españoleto #, está en una piedra esta firma: José a Ribera Hisp. Valen. Setabens. F. Partenope, an. 1628. Partenope, es lo mismo que en Nápoles, y Setabensis, es natural de Xátiva, hoy san Felipe, dejó entre otros papeles de su mano una célebre escuela de principios de la Pintura, tan superior cosa, que la siguen, no solo en Italia, sino en todas las provincias de Europa, como dogmas infalibles el Arte.


LXXXIX.

GREGORIO BAUSÁ, PINTOR VALENCIANO.

Gregorlo Bausá, natural de Mallorca, y vecino de la ciudad de Valencia, fue pintor excelente, y discípulo de Francisco Ribalta, y de los más aprovechados de su escuela, como lo califican sus obras en dicha ciudad; y especialmente en el convento de san Felipe de Carmelitas Descalzos, donde el cuadro del altar mayor, que es el martirio del santo, es de su mano, cosa excelente, y que parece del mismo Ribalta; y en el convento de los Trinitarios Calzados, todas las pinturas de los claustros, que son martirios de diferentes santos de la Orden, son de su mano, también cosa superior, aunque ya deteriorados del tiempo.
Murió de más de sesenta años en dicha ciudad de Valencia, por el mil seiscientos cincuenta y seis.


XC

FÉLIX CASTELO, PINTOR.

Félix Castelo, natural, y vecino de esta villa de Madrid, pintor célebre, fue discípulo de Vicencio Carducho, y salió tan aventajado, que fue uno de los que pintaron en el gran salón de los retratos de los Reyes de España en este palacio de Madrid, donde desempeñó muy bien la buena escuela en que se había criado, y el gran ingenio que le había dotado el cielo para esta facultad.
Son de su mano los dos cuadros del martirio, que hicieron los Judíos en la efigie del santo Cristo de la Paciencia, que están a el lado del Evangelio en la capilla del santísimo Cristo del convento de Capuchinos de la Paciencia en esta Corte, y están hechos con gran propiedad, dibujo, y expresión de afectos.
Murió en Madrid, después de haber adquirido gran fama con sus eminentes obras, por el año de mil seiscientos cincuenta y seis, y a los cincuenta y cuatro de su edad.


XCI.


FRANCISCO DE HERRERA, llamado el Viejo, Pintor.

Francisco de Herrera el Viejo, pintor, arquitecto, y tallador de bronces, vecino, y natural de la ciudad de Sevilla, fue discípulo en el Arte de la Pintura de Francisco Pacheco, con cuya doctrina, y su natural inclinado a el trabajo, se hizo lugar, y ganó opinión de muy buen pintor entre los artífices de su tiempo.
Hizo muchas, y excelentes pinturas, así en dicha ciudad, como en esta villa de Madrid, a donde pasó por el año de 1640.
Es de su mano una estación del claustro do la Merced Calzada de esta Corte, que contiene parte de la vida de san Ramón.
fue Padre, y maestro de don Francisco de Herrera, que fue pintor del Rey, y maestro mayor de las obras reales.
Fue el padre hombre verdaderamente insigne, y mucho más pintor que el hijo; pues de las muchas obras que dejó en Sevilla, ninguna ha descaecido, como las de su hijo, porque no empastaba tanto de color como el padre, cuyas figuras parecen de bulto, por la gran pasta de color que tienen, además del gran dibujo, y fuerza de claro obscuro: bien lo acredita el gran cuadro del Juicio universal, que está en la parroquial de san Bernardo de Sevilla: y dos lienzos que tiene en el convento de Religiosas de santa Inés en dos retablos, cuya valentía, fuerza, y relievo de las figuras admira a cuantos las ven; y la casta parece totalmente italiana; y con tal magisterio, que parece lo pintaba todo con brochas.
Hay un cuadro de Concepción de su mano en la iglesia del convento de la Merced, casa grande en Sevilla; y en la iglesia de san Alberto debajo del coro, un san Miguel (Desamortización 1835 Perdido) muy aventajado de su mano.
Estuvo indiciado nuestro Herrera no menos que de monedero falso, y se retrajo en la iglesia de san Hermenegildo, donde había hecho el cuadro principal del santo #; y viéndolo el Señor Felipe IV cuando pasó a honrar aquellos reinos de la Andalucía (1624), le pareció tan bien, que preguntando de qué mano era, se lo dijeron, y como estaba retraído entonces en aquella casa; y preguntando el Rey la causa, le dijeron, que por indiciado en labrar moneda: y dijo el Rey: en eso yo soy Juez, y parte, llamádmele aquí. Vino el pobre Herrera, se puso a los pies del Rey, implorando su clemencia; y su Majestad le dijo: Quien tiene está habilidad ¿para qué ha menester más oro, ni plata? Andad que libre estáis, como no volváis a incurrir en ello.
Con lo cual debió a la Pintura, y a la benignidad de tan gran Rey el salir de un tan notorio peligro, que le costara no menos que la vida, y la honra.
Tuvo también singular gusto en pintar bodegoncillos con diferentes baratijas de cocina hechas por el natural, con tal propiedad, que engañan.
Fue también excelente en pintar al fresco, y al temple, como lo manifiestan diferentes obras, que en dicha ciudad dejó hechas en sitios públicos, que inmortalizan su nombre: tal fue la que ejecutó en la fachada de la portería de dicho convento de la Merced, que pereció por haber flaqueado la pared, pero de ella hay estampa abierta de su mano en madera.
Son también de su mano al fresco las pinturas de la media naranja, y pechinas de la iglesia de san Buenaventura #.
Pero al mismo tiempo siempre aseguran, fue rígido e indigesto de condición; con lo cual no le paraban los discípulos en casa, pues a pocos lances buscaban maestro, como lo hizo Velázquez, mudándose en casa de Pacheco: y así su hijo don Francisco, y una hermana suya tuvieron forma de quitarle a su padre seis mil pesos, y huir de su casa por su rígida condición; con los cuales la hija se entró Religiosa, y el don Francisco se fue a Roma, donde se acabó de perfeccionar en la Pintura.
Tuvo otro hijo, a quien llamaron Herrera el Rubio: pintó mucho ridículo, como bodegones, y figurillas a manera de las de Calot; pero muy dibujado, y de rara invención, y murió muy mozo en Sevilla; pero el Padre murió en esta Corte el año de mil seiscientos cincuenta y seis, y está enterrado en la parroquia de san Ginés. Mereció nuestro Herrera este elogio del gran Lope de Vega en su Laurel de Apolo en la estancia siguiente, fol.18.

De Francisco Pacheco los pinceles,
Y la pluma famosa,
Igualen con la tabla verso, y prosa.
San Bético Apeles,
Y como rayo de su misma esfera,
Sea el planeta con que nazca Herrera:
Que viniendo con él, y dentro de ella,
A donde Herrera es sol, Pacheco estrella.


XCII

FRANCISCO VARELA, PINTOR.

Francisco Várela, natural, y vecino de la Ciudad de Sevilla, fue discípulo en el Arte de la Pintura del clérigo Roelas; y con tan buena escuela consiguió una manera muy rumbosa, tierna, y de un colorido muy fresco, y así logró en sus obras gran aplauso.
Bien lo acreditan tres lienzos #, que adornaban el altar mayor de la parroquial de san Vicente en dicha ciudad; historias del martirio del santo, que se transfirieron a la sacristía, por haberse hecho nuevo retablo de escultura.
También es de su mano un gran cuadro de san Miguel ¿#?, que está en el convento de la Merced, casa grande, en la capilla de la Espiración.
Y además de esto, hay muy excelentes cuadros suyos en casas particulares, que los tienen con gran estimación.
Murió en dicha ciudad por los años de mil seiscientos cincuenta y seis, y a poco mas de los cincuenta de su edad.


XCIII.

FRANCISCO COLLANTES, PINTOR.

Francisco Collantes, natural y vecino de esta villa de Madrid, fue gran pintor, especialmente en hacer pasajes, como se ven en muchos, que están con gran estimación en esta Corte, en diferentes casas particulares, y algunos en el retiro.
Floreció en tiempo del reinado del Señor Felipe IV.
Es de su mano un Apostolado, que está en la sala de capitulo de la Casa Reglar de san Cayetano y un san Gerónimo, cosa excelente, que parece del Españoleto, que hoy está en poder de los herederos de don Juan de Montufar, sin otros muchos cuadros en sitios públicos, y secretos, que acreditan la eminencia de su pincel.
Tuvo también, mucha gracia para historiejas de mediano tamaño que las hizo con excelencia, de las cuales hay algunas en el Buen-Retiro, y especialmente una de la resurrección de la carne, cosa maravillosa, donde se ven muchos cadáveres salir de los sepulcros; otros a medio vestir los huesos de carne; otros ya enteramente resucitados, que es cierto es un cuadro de extremado capricho, y habilidad.
Quiso también pintar bodegoncillos, de que yo he visto algunos en poder de un aficionado, cosa excelente.
Murió en esta Corte el año de mil seiscientos cincuenta seis, y a los cincuenta y siete de su edad.


XCIV.

PEDRO DE OBREGÓN, PINTOR.

Pedro de Obregón, pintor insigne, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue discípulo de Vicencio Carducho, y de los que más acreditaron su escuela: hizo muchas obras excelentes para casas particulares; y aunque en público tiene pocas, basta sola una, por superior, para hacerle digno de este lugar.
Y es la que está en un retablo, que hay en la Sala de Profundis, antes del refectorio del convento de la Merced de esta Corte, que es de la Trinidad Santísima, donde está el Padre Eterno con su Hijo santísimo difunto en los brazos para nuestro remedio, y el Espíritu Santo arriba, según aquel texto de san Juan: Sic Deus dilexit mundum, ut Filiun suum iinigenitum daret. (Perdido)
Es, cierto, cosa maravillosa, y está firmado año de 1657.
Son también de su mano los dos cuadros de san Joaquín, y santa Ana (Perdidos), que están a los lados de la efigie de la Concepción purísima en la parroquial de Santa Cruz, que acreditan bien la eminente habilidad de su artífice.
Murió poco después de dicho año, de más de sesenta de edad: tuvo un hijo Sacerdote, don Marcos de Obregón, que fue Abridor de buril, y murió muy anciano pocos años ha, en esta Corte.


XCV.

FRANCISCO GASSEN, PINTOR,

Francisco Gassen, natural del Principado de Cataluña, fue pintor insigne, y muy semejante a Pedro Cuquet su paisano, y compañero en obras, y así pintaron juntos los lienzos del claustro de san Francisco de Paula (Destruido en 1902), de la vida del santo en su convento de la ciudad de Barcelona, y la mitad de los de la vida de san Agustín del claustro de su convento (en 1716 fue destruido) en dicha ciudad, donde murió de edad de sesenta años, por el de mil seiscientos cincuenta y ocho.


XCVI.

DON JUAN GALVÁN, PINTOR.

DDon Juan Galvan, pintor excelente de Zaragoza, fue natural de la villa de Loesia, y de casa solariega en el reino de Aragón de muy antiguo solar, y de conocida nobleza: tuvo muchos parientes caballeros de Hábito, especialmente de san Juan, y se paseaba en su coche por Zaragoza con mucha ostentación, y grandeza.
Fue insigne en el arte de la Pintura, e hizo muchas, y admirables obras, con que ganó crédito para los presentes, y futuros siglos, especialmente la cúpula, que pintó al óleo de santa Justa, y Rufina en la Seo #, el cuadro principal de los Carmelitas Descalzos de santa Teresa, que es la Trinidad de la tierra, uno y otro de muy excelente gusto, y grato colorido.
Aprendió esta Arte en Roma, en que salió muy aventajado: y así son sus pinturas muy estimadas en todo el reino de Aragón, y fuera de él.
Murió en Zaragoza por los años de mil seiscientos y cincuenta y ocho, a los sesenta de su edad.


XCVII

CRISTÓBAL VELA, PINTOR.

Cristóbal Vela, natural de la ciudad de Jaén, y vecino de la de Córdoba, fue pintor de muy buena habilidad; y aunque tuvo en dicha ciudad algunos principios en la escuela de Pablo de Céspedes, pasó a Madrid, donde se acabó de perfeccionar en la de Vicencio Carducho, y llegó a ser muy buen inventor, y gran dibujante, aunque de poco gusto en el colorido.
Volvió a Córdoba, donde hizo muchas obras públicas, y en especial la de la iglesia, y claustro del convento de san Agustín, donde hay de su mano innumerables pinturas, así de historias, como de figuras solas, cosa excelente, en especial algunos Profetas, con bien raros, y caprichosos trajes (#,#).
También son de su mano, los cuadros antiguos, que estuvieron en la capilla mayor de aquella santa iglesia, y los dos cuadros, que están en el hospitalico de los santos mártires Acisclo, y Victoria, junto a la puerta de Colodro; que habiéndose hecho para dicha santa iglesia, parecieron tan desmesurados, que no sirvieron, y se colocaron en dicha ermita, donde como les falta la altura, y distancia que debían tener, parecen unos gigantes.
Murió en dicha ciudad año de mil seiscientos, cincuenta y ocho, a los sesenta de su edad, con poca diferencia, y fue desgraciadamente, porque teniendo en su casa un jardinico, a que era tan aficionado, que gustaba no solo de regarlo por su mano, sino también sacar el agua del pozo, por hacer ejercicio, para lo cual tenia dos cubos de cobre, puesto cada uno al extremo de la soga; sucedió que quiso beber de uno de ellos, para lo cual lo sopesó un poco, y en este tiempo se llenó de presto el de abajo, y se hundió tan rápidamente, que arrebatando el cubo de arriba, le dio tal golpe a Cristóbal en la garganta con el borde, que le rompió una arteria, de lo cual murió sin remedio aquella noche, y sin poder recibir el Santo Viatico, no siendo posible restañar la sangre, que incesantemente echaba.


XCVIII.

BARTOLOMÉ ROMÁN, PINTOR.

Bartolomé Román, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue discípulo de Vicencio Carducho, y de los más adelantados que tuvo, bien que se perfeccionó en la escuela de Velázquez, como lo acredita el cuadro que está sobre los cajones de la sacristía del real convento de la Encarnación de esta Corte, cuyo asunto es aquella misteriosa parábola de las Nupcias, que Cristo Señor nuestro predicó, para ejemplo del ornato, y disposición con que debemos llegar a la Mesa al Soberano Sacramento de la Eucaristía, cuando el Padre de Familias mandó arrojar a las tinieblas exteriores a aquel infeliz que no traía el vestido nupcial, cuyo asunto está delineado con tan superior magisterio, que por solo esta obra se constituye acreedor de este lugar (La obra desapareció existe un dibujo no suyo #); y también por haber sido segundo maestro de don Juan Carreño.
Hizo otras muchas obras públicas, y particulares, con que dilató su nombre, y especialmente en Alcalá de Henares en la capilla de san Diego, de aquel célebre convento de la Observancia de N. P. S. Francisco (1859 derribado), son de su mano todas aquellas pinturas, excepto la de san Francisco en la impresión de las llagas, que es de Alonso Cano; pues la de san Antonio, aunque la comenzó Cano, la acabó Román.
También son de su mano las cuatro pinturas de los ángulos del claustro del colegio de Doña María de Aragón en esta Corte, que las otras son de los principios de Carreño, y de Eugenio Cajés.
Y también en la sacristía de los Padres Cayetanos de esta Corte hay un san Pedro llorando, hecho de su mano, con tal blandura, y relievo, que parece cosa de Rubens.
Murió en esta Corte por los años de mil seiscientos cincuenta y nueve, a los sesenta y uno de su edad.


XCIX.

MICIER PABLO, PINTOR, Y JUEZ, de la ciudad de Zaragoza.

Micier Pablo, fue Juez de aquella Real Audiencia de Zaragoza, donde llevado de su afición aprendió el Arte de la Pintura, en que llegó a ser excelente, como lo manifiesta, entre otros muchos, el cuadro que hizo para el oratorio del Conde de san Clemente, muy celebrado de todos los artífices, y tasado con grande estimación.
Murió en dicha ciudad por los años de mil seiscientos cincuenta y nueve, a los setenta y seis de su edad.


C.

ANTONIO DE HORFELIN, PINTOR.

Antonio de Horfelin fue natural, y vecino de la ciudad de Zaragoza, de donde habiendo tenido algunos principios en el Arte de la Pintura, pasó a Roma, deseando su mayor adelantamiento, como lo consiguió, con su gran aplicación a el estudio de esta Arte; y después de algunos años volvió a Zaragoza, donde dio testimonio de su eminente habilidad en diferentes obras, especialmente en el cuadro de san José de los carpinteros, y los dos colaterales de la iglesia de los Agustinos Descalzos (Destruido en la batalla de Zaragoza), que uno y otro son cosa excelente.
Murió en dicha ciudad por los años de mil seiscientos sesenta, y a los sesenta y tres de su edad.


CI

JUAN VANDERHAMEN, PINTOR. (Juan van der Hamen)

Juan Vanderhamen y León, pintor de los aventajados de su tiempo, fue natural de esta villa de Madrid: su padre era flamenco, y pintor, de quien se tiene por cierto donde aprendió el Arte de la Pintura, su madre era española; y fue tan notorio el crédito de Vanderhamen en la facultad de la Pintura, que Montalbán en su libro de "Para todos", le numera entre los excelentes ingenios de Madrid, donde elogiando sus pinceles, dice: que en el dibujo, en el colorido, y en lo historiado aventajó a la naturaleza; bien que si lo hubiera dicho Velázquez, u otro pintor de su tiempo, me hiciera más fuerza, porque no dejó de tener alguna sequedad de la manera antigua flamenca; pero de buen gusto.
Dice también que hizo extremados versos castellanos, con que probó el parentesco que tienen la Pintura y la Poesía. En esto me convence más.
Es obra de su mano un cuadro que está en un ángulo del claustro de san Gil (Derribado en la guerra napoleónica) de esta Corte de nuestra Señora con el Niño Jesús, y san Antonio (El convento era Franciscano, ¿quizás # ?, pero no se aprecia la fecha en la imagen), cuando logró aquel estupendo favor, que verdaderamente está hecho con extremado gusto, y muy de sus primeros años, pues está firmado del año de 1.628, y lo cierto es que se anticipó a su edad.
No son menos excelentes seis cuadros de a dos varas de la vida, y pasión de Cristo Señor nuestro, que están en la santa cartuja del Paular; y otros hay en esta Corte en el claustro de la Santísima Trinidad, entre los de Eugenio Cajés, sin otros muchos en diferentes partes, que son poco conocidos.
Fue su habilidad muy universal, pues no se redujo solo a la historia, sino también a los retratos, que los hizo excelentes, y asimismo las frutas, flores, paisajes, y bodegoncillos, de que yo tengo dos de su mano grandemente hechos; pero en las flores- fue tan eminente, que por tal le celebra Pacheco en su libro de la Pintura, fol. 421.
Y así fue muy digno, no solo del referido elogio de Montalbán, sino de otro no menos apreciable del gran Lope de Vega, que dice así:

SONETO.

Sí cuando coronado de laureles,
Copias, Vander, la Primavera amena,
El lirio azul, la cándida azucena,
Murmura la ignorancia tus pinceles:
Sepa la envidia, castellano Apeles,
Que es una tabla, de tus flores llena,
Cantó una vez, burlada, filomena,
Y libaron abejas tus claveles.
Pero si las historias vencedoras
De cuanto admira en únicos pintores y
no vencen las envidias detractaras,
Y callan tus retratos sus favores;
Vuelvan por ti, Vander, tantas auroras,
Que te coronan de tus mismas flores.

Murió pues nuestro Vander en esta Corte de edad de sesenta y seis años, en el de 1660, dejando inmortalizado su nombre con los testimonios de sus eminentes obras: y fue Archero del Señor Felipe IV.


CII.

ANGELO NARDI, PINTOR.

Angelo Nardi, pintor insigne italiano, fue discípulo de Pablo Veronés, y vecino de esta villa de Madrid, donde vivió muchos años, y fue pintor del Señor Felipe IV.
Hizo muchas obras públicas, y particulares, en que se conoce la escuela de Pablo Veronés, como lo acredita el cuadro del Ángel Custodio de su mano, que está junto al pulpito en la iglesia del Carmen calzado de esta Corte, juntamente con el de encima, que es de Jesús, María, y José.
Y también otro muy grande del Nacimiento de Cristo Señor nuestro que está en el retablo de la Sala de Profundis, junto a la sacristía del convento de nuestro Padre san Francisco de esta Corte, que es excelentísimo cuadro.
Y otro de la Concepción purísima en la sala de Culpas de la capilla de la venerable Orden Tercera en dicha casa.
Y en la enfermería de dicha venerable Orden Tercera, sobre la mesa del refectorio de las viudas de aquella habitación, hay otro excelente cuadro de la Visitación de santa Isabel.
Y a los lados del retablo de la capilla, de santa a Teresa en la iglesia de los Carmelitas Descalzos hay dos cuadros suyos, el uno del Arcángel san Miguel, y él otro del Ángel Custodio, cosa excelente.
Y también son de su mano, las pinturas de la capilla mayor de convento de nuestra Señora de Atocha, y un cuadro de la Anunciata, que está en la sacristía de la parroquial de san Justo.
En Alcalá de Henares, todas las pinturas del retablo de la capilla mayor del colegio de la Compañía de Jesús son de su mano (Desaparecidas definitivamente en 1936, quedan fotografías #,#,#): como también lo son las de todos los altares de la iglesia de las religiosas Bernardas de dicha ciudad #,#.
Fue compañero de Vicencio Carducho en el pleito que siguió del Arte de la Pintura, sobre la exención de la alcabala; y así les debe el Arte inmortal gratitud por tan señalado beneficio.
Murió nuestro Ángelo en esta Corte por los años de mil seiscientos y sesenta, y a los cincuenta y nueve de su edad.


CIII

ESTEBAN MARCH, PINTOR.

Esteban March fue natural de Valencia, gran pintor, y discípulo de Pedro Orrente, en cuya escuela aprovechó mucho, y en especial tuvo gran genio para batallas, las cuales hizo con superior excelencia.
Era de genio algo lunático y atronado; y para poder pintar con propiedad algunos instrumentos bélicos en las batallas, había recogido gran número de armas y arneses, los cuales tenia colgados en su obrador, hasta la caja de guerra, lanzas, alfanjes, y dardos: y poniéndose a discurrir el lance de batalla que se le ofrecía pintar, se enfervorizaba de suerte, que tomaba la caja, o el clarín, tocaba a embestir, y echando mano de una cimitarra, u otro instrumento, comenzaba, a disparar golpes, y cuchilladas por todo el aposento, de suerte, que las paredes eran el blanco de sus iras, y aun los trastos no estaban seguros de manera que el mancebo que le asistía procuraba escapar el bulto cuanto antes, no fuera caso que participase de la colación que se repartía; y en estando poseído de este furor, hacía maravillas las batallas y no siendo menos en otras historias, pues en la capilla de la Comunión de la parroquial de san Juan, del Mercado hay un cuadro suyo de la Cena de Cristo Señor nuestro cosa excelente.
No fue solo extravagante Esteban March en el furor de las batallas, sino también desbaratada en el gobierno de su casa, y de su persona; y así era poco aplicado al trabajo, si no es cuando le estimulaba el furor venático, o la fuerza de la necesidad.
Solía pues salir por la mañana de su casa, y no venir hasta muy a deshora de la noche.
Su mujer, que no llevaba muy bien estas jornadas, lo recibía ásperamente, y a pocos lances venia a descargar la tempestad sobre ella.
La pobre afligida, consultó su trabajo con su confesor para ver qué medio tomaría.
El confesor como prudente le aconsejo lo que debía, y fue, que lo llevase por amor de Dios, pues veía imposibilitado el remedio, y que no le recibiese ásperamente, sino con mucha caricia y amor.
Ella estudio muy bien la lección, pero le salió siempre a la cara, que pensar domesticar una fiera, es trabajo inútil sobre arriesgado, y así le sucedieron lances graciosísimos, que por no ser muy decentes los omito.
Acaeció pues un día, que habiendo salido de casa muy de mañana, sin dejar providencia alguna para comer, no vino hasta la una de la noche, y solo trajo unos peces que cenar y mandó que se los friesen luego.
La mujer dijo que no había aceite: le dijo a Juan Conchillos, que entonces era su discípulo, que fuese por él.
Conchillos dijo: Señor ¿dónde tengo de ir por el aceite, sí están ya todas las tiendas cerradas?. Pues dame el aceite de linaza, le dijo, que por Dios que se han de freír con él: se hizo así, y después de fritos los peces, comenzaron a comer, y apenas los gustaron, cuando cada uno pensó echar las entrañas, porque el aceite de linaza gustado es infame, y hervido es una peste.
Esteban que vio tal pistraje, cogió la cazuela con peces y todo, y la tiró por la ventana. Conchillos, que ya le conocía el humor, tomó el foguer, que así llaman en Valencia los alnafes, o braserillos de barro, y lo arrojó también por la ventana: le dio tanto gusto esta acción a su maestro, que le abrazó, y levantó tan alto, diciendo: ¡A visarro, per Deu, que tas portat! Pero el Conchillos no las tuvo todas consigo, porque temió no le arrojase a él por la ventana tras la cazuela, y el foguer.
Después de todo esto dijo la mujer: Y ¿que tenim de sopar? que mencheu vanes frechides per Deu: que mes sopar, que esta, festa: dijo, y se metió en la cama.
Todo lo cual supe yo del mismo Conchillos, que cuando le traté era ya hombre de sesenta años, de muy buena razón, y de mucha verdad.
Con esta extravagancia vivió nuestro Esteban March, pero lo cierto es, que especialmente en las batallas hizo cosas estupendas, y dignas de eterna memoria, de que hay muy repetidos ejemplares, que yo he visto en dicha ciudad en poder de algunos aficionados.
Murió en ella por los años de mil seiscientos sesenta, siendo ya de crecida edad.


CIV.

JUAN DE LA CORTE, PINTOR.

Juan de la Corte, natural, y vecino de esta Villa de Madrid, fue muy buen pintor de paisajes, batallas, y perspectivas como lo demuestran sus muchas obras, que están repartidas por diferentes casas, y palacios dentro y fuera de esta Corte y especialmente en el Retiro en el saloncete. Fue pintor del Rey, aunque no el de más lucida habilidad; pero en lo que más se aventajó, fue en historietas pequeñas, ya de Fábulas, o ya de la Sagrada Escritura, con algún trozo de perspectiva, o paisaje.
Murió por el año de mil seiscientos sesenta, a los sesenta y tres de su edad.


CV.

DON JUAN BAUTISTA CRESCENCIO, Pintor y Arquitecto.

Don Juan Bautista Crescencio, hermano del Señor Cardenal Crescencio, fue excelente pintor y arquitecto, de cuya mano hay en palacio un lienzo de frutas y flores, que dan testimonio de su excelente ingenio, y habilidad en este arte; como también en el de la arquitectura lo manifestó en la maravillosa traza que dio para el panteón de san Lorenzo del Escorial (La traza no es suya, solo mal supervisó la obra), cuya descripción pedía más dilatado campo y donde a 16 y a 17 del mes de Marzo del año pasado de 1654, con vigilia, misa, y sermón, trasladó el Rey nuestro Señor Don Felipe IV los Imperiales cuerpos del Augustísimo Señor Emperador Carlos V, y su religiosísima consorte la Serenísima Emperatriz Doña Isabel; y el del muy prudente Rey Don Felipe II, y su consorte la Señora reina Doña Ana; y los del Señor Rey Don Felipe III, y su esclarecida consorte Doña Margarita de Austria; y el Real cuerpo de la reina nuestra Señora Doña Isabel de Borbón, primera esposa del Señor Felipe IV; quien hallándose tan bien servido del dicho don Juan Bautista Crescencio, le honro con el Hábito del sagrado Orden, y Caballería de Santiago, y con el título de Marques de la Torre; y le hizo Otras muchas mercedes en premio, de lo que trabajo en la superintendencia de las obras Reales de alcázares, y palacios, además de lo que se merecía por la recomendación de su gran sangre, y eminente ingenio en todas las buenas Artes.
Murió en esta villa de Madrid año de mil seiscientos sesenta, y a los sesenta y cinco de su edad.


CVI.

DON DIEGO VELÁZQUEZ DE SILVA, (Palomino va incrustar las notas de Pacheco + las de Juan Alfaro, podemos contrastar nuevo y viejo en Pacheco pero no en Juan de Alfaro, así que incluso errores no podemos achacarlos a Palomino, podrían venir ya de Alfaro)

Caballero de la Orden de Santiago, de la Cámara de su majestad. En que se incluye la "venida de Rubens a España, la de Miguel Colona, y Agustin Miteli y sus obras, y también la venida de Moreli.

NACIMIENTO, PADRES, PATRIA Y EDUCACIÓN de Velázquez en el Arte de la Pintura.

Don Diego Velázquez de Silva nació el año de 1594. en la ínclita ciudad de Sevilla, entre cuantas ilustra el sol celebérrima; sus padres fueron Juan Rodríguez de Silva, y doña Jerónima Velázquez: en ambos concurrieron prendas de virtud, calidad, y nobleza, y ambos fueron naturales de Sevilla: usó mas del apellido de la madre, abuso introducido en algunas partes del Andalucía, y que ocasiona grandes tropiezos en casos de pruebas: sus abuelos paternos fueron del reino de Portugal, de la nobilísima familia de los Silvas, a quien dio este renombre Silvio Postumo hijo de Eneas Silvio, de los Reyes de Alvalonga de quien proceden por tradición inmemorial.
Sus mayores sirvieron a los Reyes de aquel reino, y experimentaron el imperio de los hados: ascendieron a dignidades grandes, fulminó la suerte sus iras; alteró su estado, descendiendo desde su eminencia a padecer infortunios; no les dejaron otros mayorazgos más que sus servicios, y valor, teniendo siempre por norte los méritos de sus progenitores.
Tiene la nobleza principio de la virtud de alguno de nuestros mayores, pero la generosidad se deriva de no degenerar de aquella primera naturaleza.
Velázquez desde los primeros años dio indicios de su buen natural, y de la buena sangre que estaba latiendo en sus venas, aunque en moderada fortuna; sus padres le criaron, bien que sin ornato y grandeza, con la leche del temor de Dios; se aplicó al estudio de las buenas letras, excediendo en la noticia de las lenguas, y en la filosofía a muchos de su tiempo.
Dio muestras de particular inclinación a pintar; y aunque descubrió ingenio, prontitud, y docilidad para cualquier ciencia, para esta la tenia mayor; de suerte, que los cartapacios de los estudios le servían a veces de borradores para sus ideas.
Su viveza imprimió en los pechos de sus padres opinión muy alta de su ingenio, que después con el transcurso de los años desempeñó tan aventajadamente.
Lo dejaron seguir su inclinación, sin que se adelantase en otros estudios, porque a estos le hallaban ya dedicado con propensión natural, o fuerza de su destino. Le entregaron a la disciplina de Francisco de Herrera, a quien en Andalucía llaman Herrera el Viejo, hombre rígido, y de poca piedad, más en la Pintura y otras Artes de consumado gusto.
A poco tiempo dejó esta escuela, y siguió la de Francisco Pacheco, persona de singular virtud, y de mucha erudición, e inteligencia en la Pintura, de la cual escribió varios libros, y compuso muy elegantes poesías, siendo celebrado de todos los escritores de su tiempo.
Era la casa de Pacheco cárcel dorada del Arte, academia, y escuela de los mayores ingenios de Sevilla. Y así Diego Velázquez vivía gustoso en el continuo ejercicio del dibujo, primer elemento de la Pintura, y puerta principal del Arte.
Así nos lo dice el mismo Pacheco con la sencillez, y llaneza que acostumbra, y con la verdad de maestro.
Con esta doctrina, dice,(N.Ant.P. Pacheco Arte de la Pintura, cap.8) se crió mi yerno Diego Velázquez de Silva, siendo muchacho, el cual tenía cohechado un aldeanillo, que le servía de modelo en diversas acciones y posturas; ya llorando ya riendo, sin perdonar dificultad alguna.
Y hizo por él muchas de carbón, y realce en papel azul, y de otros muchos naturales, con que granjeó la certeza en el retratar.
Se inclinó a pintar con singularísimo capricho, y notable genio, animales, aves, pescaderías, y bodegones con la perfecta imitación del natural, con bellos paisajes, y figuras: diferencias de comida, y bebida; frutas, y alhajas pobres, y humildes, con tanta valentía, dibujo, y colorido, que parecían naturales, alzándose con esta parte, sin dejar lugar a otro, con que granjeó grande fama, y digna estimación en sus obras, de las cuales no se nos debe pasar en silencio la pintura que llaman el aguador: el cual es un viejo muy mal vestido, y con un sayo vil, y roto, que se le descubría el pecho, y vientre con las costras, y callos duros, y fuertes, y junto a sí tiene un muchacho a quien da de beber (difiere en algo con la descripción #), esta ha sido tan celebrada, que se ha conservado hasta estos tiempos en el palacio del Buen Retiro.
Otra pintura hizo de dos pobres comiendo en una humilde mesilla, en que hay diferentes vasos de barro, naranjas, pan, y otras cosas, todo observado con diligencia extraña (difiere en algo con la descripción #).
Semejante a esta es otra de un muchacho mal vestido, con una monterilla en la cabeza, contando dineros sobre una mesa, y con la siniestra mano haciendo la cuenta con los dedos con particular cuidado; y con él está un perro detrás, atisbando unos dentones, y otros pescados, como sardinas, que están sobre la mesa; también hay en ella una lechuga romana, que en Madrid llaman cogollos, y un caldero boca abajo y al lado izquierdo está un vasar con dos tablas en la primera están unos arencones, y una hogaza de pan de Sevilla sobre un paño blanco; en la segunda están dos platos de barro blanco, y una alcuzilla de barro con vidriado verde; y en esta pintura puso su nombre, aunque ya esta muy consumido, y borrado con el tiempo.
Igual a ésta, es otra donde se ve un tablero, que sirve de mesa, con un alnafe, y encima una olla hirviendo, y tapado con una escudilla, que se ve la lumbre, las llamas, y centellas vivamente, un perolillo estañado, una alcarraza, unos platos, y escudillas, un jarro vidriado, un almirez con su mano, y una cabeza de ajos junto a él, y en el muro se divisa colgada de una escarpia una esportilla con un trapo, y otras baratijas, y por guarda de esto, un muchacho con una jarra en la mano, y en la cabeza una escofieta, con que representa con su villanísimo traje un sujeto muy ridículo, y gracioso. A esto tono eran todas las cosas que hacia en aquel tiempo nuestro Velázquez, por diferenciarse de todos, y seguir nuevo rumbo: conociendo que le habían cogido el barlovento el Tiziano, Alberto, Rafael, y otros, y que estaba más viva la fama, cuando muertos ellos, se valió de su caprichosa inventiva, dando en pintar cosas rústicas a lo valentón, con luces, y colores extrañas.
Le objetaron algunos el no pintar con suavidad, y hermosura asuntos de mas seriedad, en que podía emular a Rafael de Urbino, y satisfizo galantemente diciendo que más quería ser primero en aquella grosería que segundo en la delicadeza.
Celebrados han sido los que en esta especie de pintura han salido eminentes, y de consumado gusto.
No solo nuestro Velázquez siguió dictamen tan bajo: muchos ha habido, llevados de esta afición, y genio particular de su idea; pues Pireico, célebre pintor de la antigüedad, dice Plinio (N.at.P.Plinio lib.35.c10), que siguiendo cosas humildes, alcanzó suma gloria, y gran estimación en sus obras: por lo cual le dieron por sobrenombre Riparografos, dicción griega, que quiere decir pintor de cosas bajas y groseras.
Con estos principios, y los retratos, que los hacia excelentes, no contentándose solo con que fuesen parecidos en extremo, sino expresar el aire, y movimiento del sujeto, que tanta era su eminencia, halló la verdadera imitación del natural, alentando los ánimos de muchos a seguirle con su poderoso ejemplo, como refiere Pacheco (N.Ant.P.Pacheco lib.3 de la Pint.c.8), por haberle sucedido a él, pintando cosas de esta especie a su imitación.
Compitió Velázquez con Carabagio en la valentía del pintar, y fue igual con Pacheco en lo especulativo, A aquel estimó por lo exquisito, y por la agudeza de su ingenio, y a este eligió por maestro, por el conocimiento de sus estudios, que le constituían digno de su elección.
Traían de Italia a Sevilla algunas pinturas, las cuales daban gran aliento a Velázquez a intentar no menores empresas con su ingenio.
Eran de aquellos artífices que en aquella edad florecían; un Pomerancio, Caballero Ballioni, el Lanfranco, Ribera, Guido, y otros.
Las que causaban a su vista mayor armonía eran las de Luis Tristán, discípulo de Dominico Greco, pintor de Toledo, por tener rumbo semejante a su humor, por lo extraño del pensar, y viveza de los conceptos; y por esta causa se declaró imitador suyo, y dejó de seguir la manera de su maestro, habiendo conocido muy desde el principio no convenirle modo de pintar tan tibio, aunque lleno de erudición, y dibujo, por ser contrario a su natural altivo, y aficionado a grandeza. Le dieron el nombre de segundo Carabagio, por contrahacer en sus obras el natural felizmente, y con tanta propiedad, teniéndole delante para todo, y en todo tiempo. En los retratos imitó a Dominico Greco, porque sus cabezas en su estimación nunca podían ser suficientemente celebradas; y a la verdad tenía razón en todo aquello que no participó de la extravagancia en que deliró a lo último, porque del Griego podemos decir, que lo que hizo bien, ninguno lo hizo mejor, y lo que hizo mal, ninguno lo hizo peor..
Y últimamente lució el Arte Velázquez con la energía de los Griegos, con la diligencia de los Romanos, y con la ternura de los Venecianos, y Españoles, en cuyas obras se transformó, de suerte que si faltara el número inmenso de ellas, se pudieran conocer en el breve mapa de las suyas.
Se ejercitaba en la lección de varios autores, que han escrito de la Pintura elegantes preceptos: inquiría en Alberto Durero la simetría del cuerpo humano; en Andrés Bexalio la anatomía; en Juan Bautista Porta la fisionomía; la perspectiva en Daniel Bárbaro, la geometría en Euclides; la aritmética en Moya; la arquitectura en Vitrubio, y el Viñola y otros autores, en quienes y con solicitud de abeja, escogía ingeniosamente para su uso, y para provecho de la posteridad, lo mas conveniente y perfecto.
La nobleza de la Pintura examinaba en Romano Alberti, escrita a instancias de la Academia Romana, y venerable Hermandad del glorioso Evangelista san Lucas: con la idea que escribió Federico Zúcaro de los pintores ilustres la suya, y la adornaba con los preceptos de Juan Bautista Armenini.
Y a ejecutarlos con presteza y brevedad aprendía en Miguel Ángel Viondo.
El Vasari le animaba con las vidas de los pintores ilustres; y el Riposo de Rafael Borghíni le constituía erudito pintor.
Se Adornó también con la noticia de Sagradas, y Humanas Letras, y otras cosas importantes, para fecundar la mente con todo linaje de erudición, y noticia universal de las Artes.
Así lo aconseja León Baustista Alberti (libro3 de la pintura) por estas palabras: Má ben vorrei che Pittore fosse dotto, quanto possibil fosse, in tute l´ Arte Liberali; má sopra tuto gli desidero che sin perito ne la Geometría.
Era también familiar, y amigo de los poetas, y de los oradores, porque de semejantes ingenios recibía ornamento grande para sus composiciones.
Y finalmente era Velázquez tan estudioso, como requería la dificultad de esta Arte, perseverando en ella sin atender a más que la gloría y alabanza que con la sabiduría se adquiere, fiando en el tiempo, y el trabajo, que nunca dejaron de dar honroso premio al que le busca.
Cinco años tuvo de educación, y en ellos adelantó las obras a su edad.
Tomó estado, escogiendo para su gusto y honor a Doña Juana Pacheco, hija de Francisco Pacheco, Familiar del Santo Oficio del número de Sevilla, y de familia muy calificada.
Excedió Velázquez a su suegro y maestro en el Arte, sin que le causase emulación ni envidia; antes lo regulaba, y con razón, por gloria propia: así lo confiesa él mismo, donde también se lamenta de alguno que quería atribuirse a sí la honra de haber sido el preceptor, quitándole la corona de sus postreros años, pues pasaba cuando lo escribió, de setenta; y habiendo hecho un elogio de Rómulo Cincinnato, y entre Otros, de Pedro Pablo Rubens, dice (N.Ant.P. Pacheco lib.I.de la Pintura cap.9): Diego Velázquez de Silva, mi yerno, ocupa con razón el tercer lugar, a quien después de cinco años de educación y enseñanza, casé con mi hija, movido de su virtud limpieza, y buenas partes, y de las esperanzas de su natural, y gran ingenio, y porque es mayor la honra de maestro, que la de suegro, ha sido justo estorbar el atrevimiento de alguno que se quiere atribuir esta gloria, quitándome la corona de mis postreros años.
No tengo por mengua aventajarse el discípulo al maestro, habiendo dicho la verdad, que es mayor.
No perdió Leonardo de Vinci en tener a Rafael por discípulo; ni Jorge de Castelfranco de Tiziano; ni Platón de Aristóteles y pues no le quitó el renombre de divino.
Esto se escribe, no tanto por alabar el sujeto presente; que tendrá otro lugar y cuanto por la grandeza del arte de la Pintura y mucho más por reconocimiento, y reverencia a la Católica Majestad de nuestro Gran Monarca Felipe IV, a quien el cielo guarde infinitos años, pues de su liberal mano ha recibido, y recibe tantos honores.


II.

DEL PRIMER Y SEGUNDO VIAJE que hizo Velázquez a Madrid.

En estos ejercicios divertía Velázquez los años de su juventud, mas no se olvidó la fortuna de sus méritos, pues revolviéndose el Universo, fue preciso que también alterase su sosiego.
Nadie está tan olvidado, que algún día no se acuerde de él la fortuna, o para derribarle de su felicidad, o para levantar su dicha a nuevas prosperidades.
¿Quien murió en el mismo estado en que abrió los ojos, para reconocerse frágil porción de su primera madre la tierra?
Puso suspensión a sus estudios, y quiso en la Corte hacer demostración del valor de su ingenio, y adelantarse en el Arte, viendo las pinturas admirables de palacio, y otros Sitios Reales, templos, y casas de señores, junto con las del Real Monasterio de san Lorenzo el Real, octava de las maravillas del mundo, y primera en dignidad: obra digna del gran Monarca, y segundo Salomón Felipe II, Rey de las Españas.
Partió al fin Velázquez de Sevilla acompañado solo de un criado, dispuso su camino para Madrid, Corte de los Reyes de España, y noble teatro de los mayores ingenios del orbe.
Llegó a ella por el mes de Abril del año mil seiscientos veintidós, aquí se declaró la felicidad por su parte: le visitaron muchos nobles, unos movidos de la amistad, otros de las noticias que tenían de su habilidad, y gran ingenio: fue muy agasajado de los dos hermanos Don Luis, y Don Melchor de Alcázar, florido ingenio; sevillano, que murió en la Corte de 37 años, en 1625 llorado de, las Musas con debidos lamentos, por faltarles en él uno, de sus mayores laureles.
Le mostró particularmente afecto Don Juan de Fonseca y Figueroa, Sumiller de Cortina de su majestad, Maestre Escuela, y Canónigo de Sevilla, varón clarísimo, que con la agudeza de su ingenio, y mucha erudición, no desdeñaba el ejercicio noble de la Pintura, y muy aficionado a la de Velázquez.
Hizo este a instancia de Francisco Pacheco su suegro, un retrato del insigne, y admirable Poeta don Luis de Góngora y Argote, (hay varias réplicas #,#) Racionero de la santa Iglesia de Córdoba, y Capellán de honor de su majestad, que fue muy celebrado de todos los cortesanos, aunque de aquella manera suya, que degenera de la última.
Y no habiendo tenido por entonces ocasión de retratar a los Reyes, aunque lo procuró, se volvió a su patria.
El año de 1623, fue llamado del mismo Don Juan de Fonseca, librándole una ayuda de costa de 50 ducados por orden de don Gaspar de Guzmán, Conde de Olivares (Le hizo muchos, el primero fechado 1624 #, pero por tamaño y fecha según lo que sigue debería ser pequeño y de 1622/23) , y Duque de san Lucar, gran Canciller, Camarero mayor, y valido del Señor Felipe IV: se hospedó en su casa, donde fue bien regalado, y servido; hizo su retrato, lo llevó a palacio aquella noche un hijo del Conde de Peñaranda, Camarero del Serenísimo Señor Cardenal, y en una hora lo vieron todos los Grandes, y los Señores Infantes Don Carlos, y Cardenal Don Fernando, y el Rey, que fue la mayor calificación que tuvo.
Se ordenó que retratase al Señor Infante; pero pareció mas conveniente hacer el de su majestad primero, aunque no pudo ser tan presto, por grandes ocupaciones; en efecto se hizo en 30 de Agosto de 1623 años a gusto de su majestad, y de los Señores Infantes, y del Conde Duque, que afirmó no haber retratado al Rey ninguno hasta entonces, habiéndolo emprendido Vicencio Carduchi, y Bartolomé su hermano, Ángelo Nardi, Eugenio Cajés, y José Leonardo, y lo mismo sintieron todos los Señores que lo vieron, como don Juan Hurtado de Mendoza Duque del Infantado Mayordomo mayor, el Almirante de Castilla, y el Duque de Uceda, el Conde de Saldaña, el Marques de Castel-Rodrigo, el Marques del Carpió, y otros Señores.
Estaba su majestad en el retrato armado, y sobre un caballo hermoso (Perdido en el incendio del Alcázar, no obstante del relato de F.Pacheco, que sigue y modifica, se desprende que le hizo antes otro retrato que el ecuestre), todo hecho con el estudio y cuidado que requería tan grande asunto, en cuadro grande, de la proporción del natural, y por él imitado hasta el paisaje.
Hizo también de camino un bosquejo del Serenísimo Señor Don Carlos, Príncipe de Gales, Jurado Rey de Escocia, hijo único, y heredero de los reinos, y dominios de Jacobo, Rey de la Gran Bretaña, Escocia e Irlanda, que a la sazón estaba en la Corte, y aposentado en palacio, le dio cien escudos a Diego Velázquez, honrándole con singulares muestran de amor, por ser este Príncipe aficionadísimo a la Pintura Escribió la entrada de este Príncipe en Madrid Gil González Dávila, Cronista de su majestad, que fue Viernes a 17 de Marzo del año de 1623.(N.Ant.P.Teatro de las grandezas de Madrid,c.14.fol.195)
Le alentó desde luego el Señor Conde-Duque de Olivares a honra de la patria, y le prometió que él solo había de retratar a su majestad, y los demás retratos se mandarían recoger, gozando la misma preeminencia que tuvo Apeles, que solo él podía pintar la imagen de Alexandro; y Lisipo esculpirla en bronce y en mármol Pirgoteles: edicto bien observado de los Griegos, como lo refiere Mario Equicola de Albeto en su Libro de Natura, & Amore, lib.2.fol. 96.
Le mandaron traer su casa a Madrid, y que se le despache título de Pintor de Cámara último día de Octubre de 1623 con veinte ducados de salario al mes, y sus obras pagadas, juntamente con médico, y botica, y casa de Aposento.
Después de esto, habiendo acabado Velázquez el retrato de su majestad a caballo, con tan airosa postura, tan arrogante, y brioso, que no cedía al de Apeles, que tanto celebraron las plumas de los Griegos, y de los Romanos, con su licencia, y gusto se puso en la calle mayor, enfrente del convento de san Felipe, con admiración de toda la Corte, envidia de los del Arte, y emulación de la naturaleza. A cuyo asunto se hicieron grandes poemas, de los cuales pone algunos Pacheco en su Tratado de la Pintura, lib.I.cap. 8. habiendo estado por este tiempo en Madrid, año de 1625 (4 veces cita Pacheco su estancia en Madrid en 1625), como lo dice en su libro, pag. 430.
Pero no es de omitir el celebre Soneto del esclarecido ingenio don Juan Vélez de Guevara.

SONETO.

Pincel, que a lo atrevido, y a lo fuerte
Les robas la verdad, tan bien fingida,
Que la ferocidad en ti es temida,
Y el agrado parece que divierte.
Di ¿Retratas, o animas?; pues de suerte
Esa copia Real está excedida,
Que juzgara que el lienzo tiene vida,
Como cupiera en lo insensible muerte.
Tanto el regio dominio, que ha heredado,
El retrato publica esclarecido,
Que aun el mandar la vista le ha escuchado.
Y ya que en el poder es parecido,
Lo mas dificultoso has imitado,
Que es mas fácil el ser obedecido.

Le mandó dar su majestad a don Diego Velázquez en esta ocasión trecientos ducados de ayuda de costa, y una pensión de otros trecientos, que, para obtenerla, dispensó la Santidad del Papa Urbano Octavo, y el año de 1626, se siguió la merced de casa de Aposento, que vale doscientos ducados cada año.
Últimamente hizo de orden de su majestad el lienzo de la expulsión de los moriscos por el piadoso Rey Don Felipe III (Perdido en el incendio del Alcázar), bien merecido castigo de tan infame, y sediciosa gente; pues siendo infieles a Dios y al Rey, permanecían obstinados en la secta Mahometana, y tenían inteligencia secreta con los turcos, y moros de Berbería para rebelarse.
Pintó don Diego Velázquez esta Historia en oposición de tres Pintores del Rey (N.Ant.P.Pacheco de la Pint.cap. 8. fol. 117), Eugenio Cajés, Vicencio Carduchi, y Angelo Nardi, y habiéndose aventajado a todos, por parecer de las personas que para este efecto, nombró su majestad que fueron el Reverendo Padre Fray Juan Bautista Maíno, y don Juan Bautista Crescencio, Marques de la Torre, fue elegido para colocarse en el Salón grande, donde hoy permanece.
En el medio de este cuadro está el Señor Rey Felipe III armado, y con el bastón en la mano, señalando a una tropa de hombres, mujeres, y niños, que llorosos van conducidos por algunos soldados, y a lo lejos unos carros, y un pedazo de marina, con algunas embarcaciones para transportarlos. Hay diversos autores que de esto tratan (N.Ant.P. El P.Ordoño y el Mercurio Francés, y otros.), y algunos aseguran que pasaban de ochocientos mil, y otros de novecientos mil.
A la mano derecha del Rey está España, representada en una majestuosa matrona, sentada al pie de un edificio, en la diestra mano tiene un escudo, y unos dardos, y en la siniestra unas espigas, armada a lo romano, y a sus pies esta inscripción en el zócalo.
Philippo III. Hispan. Regi Cathol. Regtim pientissimo, Bélgico, Germ. Afric. Pacis, & Justitiae cultori; publicae quietis assertori; ob eliminatos faeliciter Mauros, Philipus IV. robore ac virttute magnus, in magnuis maximus ad maiora natus, propter antiq. tanti parentis, & pietatis, observantiaeque ergo trophaeum hoc erigit anno 1627.
Lo acabó Velázquez en el dicho año, como se califica de la firma que puso en una vitela, que fingió en la grada inferior, que dice así: Didacus Velazquez Hispalensis. Philip. IV. Regis Hispan. Pictor, ipsiusque jussn fecitxnno 1629
En este año le hizo merced su majestad a Velázquez de la Plaza de ujier de Cámara, con sus gajes oficio muy honroso, como consta en los libros de los asientos de la Real Junta del Bureo. Y el año de 1628, hallándose su majestad bien servido, y agradado de las buenas partes de Velázquez, le hizo merced de la ración de Cámara de doce reales cada día; y de un vestuario de noventa ducados cada año.
En este mismo año vino a España Pedro Pablo Rubens, monstruo de ingenio, de habilidad, y de fortuna (N.Ant.P.Juan Fabrus historia de plantis, fol.831, Pietro Bellori nelle vitte de Pitori), como lo dicen diferentes autores, y lo publican sus, obras, por Embajador Extraordinario del Rey de Inglaterra a tratar de las paces con España, por disposición del Señor Archiduque Alberto, y la Serenísima Señora Doña Isabel Clara Eugenia su esposa, por lo mucho que estimaban a Rubens, y por la gran fama de su erudición, y talento, de que hicimos mención en su vida.
Con pintores, como dice Pacheco, comunicó poco: solo con don Diego Velázquez, con quien antes por cartas se había comunicado, trabo muy estrecha amistad, y favoreció sus obras, por su gran virtud, y modestia; y fueron juntos al Escorial a ver el célebre Monasterio de san Lorenzo el Real: tuvieron los dos especial deleite en ver, y admirar tantos, y tan admirables prodigios en aquella excelsa máquina, y especialmente en las pinturas originales de los mayores artífices que han florecido en Europa, cuyo ejemplo servía a Velázquez de nuevo estímulo para excitar los deseos qué siempre había tenido de pasar a Italia a ver, especular y estudiar en aquellas eminentes obras, y estatuas, que son antorcha resplandeciente del Arte y digno asunto de la admiración.


III

DEL PRIMER VIAJE QUE DON DIEGO VELÁZQUEZ hizo a Italia con licencia de su Majestad.

En cumplimiento del gran deseo que don Diego Velázquez tenia de ver Italia, y las grandes cosas que en ella hay, habiéndoselo prometido varias veces su majestad, cumpliendo su Real palabra, y animándole mucho, le dio licencia, y para su viaje cuatrocientos ducados de plata, haciéndole pagar dos años de su salario; y despidiéndose del Conde Duque, le dio otros doscientos ducados en oro, y una medalla con el retrato del Rey, y muchas cartas de favor.
Partió de Madrid con don Alonso Espínola, Marqués de los Balbases, Capitán General de las armas católicas en los países de Flandes: Se embarcó en el puerto de Barcelona por el mes de Agosto, tiempo el más acomodado para la navegación, día de san Lorenzo del año de 1629.
Fue a parar a Venecia (Entendemos que entraría por Génova), ciudad famosa, fundada en el mar Adriático, donde tuvo que ver, y admirar la grandeza, y singularidad del sitio, y las varias naciones que allí comercian; y fue a posar en casa del embajador de España, que lo honró mucho, y le sentaba a su mesa; y por las guerras que había, cuando salía a ver la ciudad, enviaba sus criados con él que guardasen su persona.
Lo llevaron a palacio, y al templo de san Marcos, estupendo en grandeza, traza, y majestad, adornadas todas las salas de pinturas de Jacobo Tintoreto, de Pablo Veronés, y de otros grandes artífices: más la que le causó gran admiración, fue la sala del Gran Consejo, en que dicen caben doce mil personas, (Carduchi Díalog.I.de la Pintura) que el verla causa respeto y admiración, en que está aquella célebre pintura de la Gloria, que Jacobo Tintoreto, excelentísimo, y doctísimo pintor, como otro Zeuxís en la antigüedad, superior a todos los de su tiempo, pintó, con tanta armonía de coros de ángeles, tanta diversidad de figuras, con tan varios movimientos, Apóstoles, Evangelistas, Patriarcas, y Profetas, que parece igualó la mano a la idea.
Está el techo pintado, y las paredes de historias, y retratos de los Duques de aquella República; y para ello tuvieron con salario de seiscientos ducados a Tintoreto.
Vio de mano de Tiziano en una gran sala pintadas las guerras de Geradada, provincia, que confina con el Imperio (El palacio Ducal ardió en 1577, Velázquez no pudo ver esas pinturas).
Asimismo vio la escuela de san Lucas, o Academia, donde se juntan a estudiar los pintores, y de donde han salido tantos famosos, acreditando a su patria por escuela del colorido: como el Gran Tiziano, Veronés, Tintoreto, Antonio Licinio de Pordonon, Jacobo Basan, y su hijo el Basanno, Fray Sebastián del Piombo, Juan Bellino maestro de Tiziano, Gentil Bellino, su hermano, Juan Bautista Timoteo, Jacobo Palma, Jacobo Palmeta su nieto, Zorzon, Andrés Eschiabon, Jacobo San Sobino, escultor, Simón Petencano, discípulo de Tiziano, y otros muchos de quien hay famosas obras, cuyos retratos ilustran, y adornan la Academia.
En los días que estuvo, dibujo mucho, y particularmente del cuadro de Tintoreto, de la crucifixión de Cristo nuestro Señor, copioso de figuras, con invención admirable que anda en estampa.
Hizo una copia de un cuadro del mismo Tintoreto, donde está pintado Cristo, comulgando a los discípulos #, el cual trajo a España, y sirvió con el a su majestad.
Quedó muy aficionado a Venecia: mas por la gran inquietud a causa de las guerras que había entonces, trató de dejarla, y pasar a Roma.
Fue a Ferrara, donde a la sazón estaba por orden del Papa gobernando el Cardenal Julio Sacheti florentino, Obispo de Frascati, que había sido Nuncio en España, a quien fue a dar unas cartas, y besar la mano. Le recibió muy bien, e hizo gran instancia en que los días que allí estuviese había de ser en su palacio, y comer con él: se excusó modestamente Velázquez, con que no comía a las horas ordinarias; mas con todo eso, si su Eminencia era servido, obedecería, y mudaría de costumbre.
Visto esto, mandó a un gentilhombre español de los que le servían, que tuviese mucho cuidado de asistirle, y le hiciese aderezar aposento para él y su criado, y le regalasen con los mismos platos que se hacían para su mesa; y que le enseñasen las cosas más particulares de la ciudad.
Estuvo allí dos días, y aunque de paso, vio con atención las obras del Garofoli; y la noche última que se fue a despedir de su Eminencia, le tuvo más de tres horas sentado tratando de diferentes cosas: mandó al que le cuidaba que previniese caballos para el siguiente día, y le acompañase diez y seis millas, hasta un lugar llamado Cento, donde estuvo poco, pero muy regalado; y despidiendo la guía, siguió el camino de Roma por nuestra Señora de Loreto, y Bolonia, donde no paró ni a dar cartas al Cardenal Nicolás Ludovisío de Bolonia, gran Penitendario, y Obispo de Policastre, ni al Cardenal Baltasar Espada, Patriarca de Constantinopla, Obispo de Sabina que estaban allí, por no mortificar sus impacientes deseos.
Llegó en fin a la ciudad de Roma, donde estuvo un año muy favorecido del Cardenal don Francisco Barberino, sobrino del Pontífice Urbano VIII, por cuya orden le hospedaron en el Palacio Vaticano. Le dieron las llaves de algunas piezas; la principal de ellas estaba pintada al fresco, todo lo alto desde las colgaduras arriba, de historias de la Sagrada Escritura de mano de Federico Zúcaro. Dejó aquella estancia por muy retirada y por no estar tan solo, contentándose con que le diesen lugar las guardas para entrar cuando quisiese a dibujar de las cosas de Rafael, y del Juicio Universal, que por mandado del Papa Julio II pinto al fresco Miguel Ángel Bonarrota en la capilla pontifical, en que gastó ocho años, y la descubrió el de 1.541.
Asistió aquí muchos días Velázquez, con gran aprovechamiento del Arte, haciendo varios dibujos, unos con colores, otros con lápiz, del Juicio, de los Profetas, y Sibilas, del martirio de san Pedro, y de la Conversión de san Pablo, obras todas maravillosas, ejecutadas con profunda ciencia.
Dibujó también de las excelentes pinturas de Rafael Sanzio de Urbino en las salas del Papa, de un gran cuadro donde se acomoda la Teología con la Filosofía, y en medio la Hostia Sacra sobre el Altar, con los Doctores alrededor, y detrás de ellos otros Santos, que sobre este misterio disputan #, todo con singular decoro, y admirable disposición.
También Dibujó de otra historia, donde se finge san Pablo en Atenas, el cual predica a los Filósofos #; y más acá otra famosa pintura del celebrado monte Parnaso, con las Musas, y los Poetas, y Apolo en medio tocando una lira #.
Después viendo el palacio, o Viña de los Médicis, que está en la Trinidad de Monte Monasterio, y es de la Orden de los Mínimos, y pareciéndole el sitio a propósito, y acomodado para estudiar, y pasar allí el verano, por ser la parte más alta y mas airosa de Roma, y haber allí excelentísimas estatuas antiguas de que contrahacer, pidió a don Manuel de Zúñiga y Fonseca, Conde de Monte-Rey, que en aquel tiempo estaba en Roma por embajador de la majestad Católica, negociase con el de Florencia le diesen allí lugar; y aunque fue menester escribir al Gran Duque, se facilito esto con la protección del Conde, que estimaba mucho a Velázquez, así por sus prendas, como por lo que su majestad le honraba.
Estuvo allí más de dos meses, hasta que unas tercianas le forzaron a bajarse cerca de la casa del Conde; el cual en los días que estuvo indispuesto, le hizo grandes favores, enviando su médico, y medicinas por su cuenta, y mandando se le aderezase todo lo que quisiese en su casa, fuera de muchos regalos de dulces, y frecuentes recados de su parte, hasta que sanó de su enfermedad, y continuó sus estudios en las eminentes pinturas, y estatuas, que se admiran en aquella Gran Metrópoli del mundo.
Pinto don Diego Velázquez en este tiempo aquel celebre cuadro de los hermanos de José, cuando envidiosos de su prevista fortuna, después de otros ultrajes, le vendieron a aquellos mercaderes ismaelitas, y trajeron la túnica manchada con sangre de un cordero a su Padre Jacob, que lleno de amargura, se persuadió a que alguna fiera lo había despedazado (N.Ant.P. Genes.cap.37). está con superiores expresiones demostrado, que parece compite con la verdad misma del suceso.
No lo está menos otro cuadro que pintó en este mismo tiempo de aquella fábula de Vulcano, cuando Apolo le notició su desgracia en el adulterio de Venus con Marte, donde está Vulcano, asistido de aquellos jayanes Ciclopes en su fragua, tan descolorido, y turbado, que parece que no respira.
Estas dos pinturas las trajo Velázquez a España, y las ofreció a su majestad, que haciendo de ellas la debida estimación, las mandó colocar en el Buen-Retiro, aunque la de José fue después trasladada al Escorial, y está en la Sala de Capítulo.
Determinó Velázquez volver a España, por la mucha falta que hacia al servicio del Rey; y a la vuelta de Roma paró en Nápoles, donde pintó un bello retrato para traerlo a su majestad, de la Serenísima Infanta Doña Mariana de Austria, reina de Hungría, que nació en Valladolid a 18 de Agosto, año de 1606, y casó el de 1631 con el Serenísimo Señor Ferdinando III, Rey de Bohemia, y Hungría, su primo, hijo del Emperador Ferdinando II, que con felicísimo acierto fue electo Rey de Romanos en 22 de Diciembre, año de 1636.
Volvió Velázquez a Madrid, después de año y medio de ausencia, y llegó al principio del de 1.631.
Fue muy bien recibido del Conde-Duque: le mandó fuese luego a besar la mano a su majestad, y le diese las gracias, de no haberse dejado retratar de otro pintor, le aguardó para retratar al Serenísimo Príncipe Don Baltasar Carlos (Los 2 primeros que se conservan #,#), lo cual hizo puntualmente, y su majestad mostró mucho gusto con su venida. No es creíble la liberalidad, y agrado con que fue recibido nuestro Velázquez de un tan gran Monarca, mandándole tuviese obrador dentro de su Real Palacio, en la galería que llaman del cierzo, de la cual tenia su majestad llave, y silla, para verle pintar despacio: así como lo hizo el Magno Alexandro con Apeles, a quien muy de ordinario iba a ver pintar a su oficina, honrándole con tan singulares favores, como los que refiere Plinio en su Historia Natural (N.Ant.P. Fuitenim & comitasilli, propterquam gratior Alexandro Magno etat, frequenter in officinam ventitanti. Plinio natura hist.lib.35. cap.10.). Y como la majestad Cesárea del Señor Emperador Carlos V, aunque ocupado en tantas guerras, gustaba de ver pintar al gran Ticiano. Y el Católico Rey Felipe II iba muy frecuentemente a ver pintar a Alonso Sánchez Coello, favoreciéndole con singulares muestras de amor (Pachec. lib.I. cap. 6.). Así honró su majestad a Velázquez, imitando, y aun excediendo a sus heroicos predecesores, con la Plaza de Ayuda de la guardarropa, uno de los oficios, o empleos que en la Casa Real son de grande estimación: honrándole asimismo con la llave de su Cámara, cosa que desean muchos caballeros de Hábito.
Y continuando Velázquez su ascenso, vino a obtener la Plaza de Ayuda de Cámara, aunque no tuvo el ejercicio hasta el año de 1643.
De los retratos mas señalados que hizo don Diego Velázquez en este tiempo, sea el primero el de don Francisco III de este nombre, Duque de Módena y Regio #, estando en esta Corte de Madrid, año de 1638, donde fue padrino de la Serenísima Infanta Doña María Teresa, con Madama María de Borbón, Princesa de Cariñan, a quien la Majestad del Señor Don Felipe IV, su Tío, estimó con singulares demostraciones, honró mucho el Duque a Diego Velázquez, celebrando su raro ingenio, y habiéndole retratado muy a su voluntad, le premió liberalísimamente, en especial con una cadena de oro riquísima, que solía ponerse Velázquez algunas veces al cuello, como era costumbre en los días festivos de Palacio.
Hizo también Velázquez por este tiempo un célebre cuadro de Cristo crucificado difunto, del tamaño natural, que está en la clausura del convento de san Plácido de esta Corte; aunque otro hay en la Bueña-Dicha, que es copia muy puntual (Hay una copia en el Prado, que en general no se cree de su mano, a lo sumo del taller. Aunque procede del convento de las Bernardas, el hospital de Buena-Dicha a principios del XIX se perdió, pudo ser trasladado entonces allí, ¿#?), en el Altar primero de mano derecha, como se entra a la iglesia; y uno, y otro están con dos clavos en los pies sobre el supedáneo, siguiendo la opinión de su suegro acerca de los cuatro clavos.
El año de 1539, hizo el retrato de don Adrián Pulido Pareja (Desaparecido queda una fotografía #), natural de Madrid, Caballero de la Orden de Santiago, Capitán General de la armada, y Flota de Nueva España, que estuvo aquí en aquella sazón a diferentes pretensiones de su empleo con su majestad. Es del natural este retrato, y de los muy celebrados que pintó Velázquez, y por tal puso su nombre, cosa que usó rara vez: lo hizo con pinceles y brochas que tenia de astas largas, que usaba algunas veces para pintar con mayor distancia y valentía, de suerte que de cerca no se comprehendía, y de lejos es un milagro; la firma es en esta forma.
Didacus Velázquez fecit. Plilip. IV a cubiculo, eiusque Píctor, anno 1639.
Aseguran que estando acabado este retrato, pintando Velázquez en palacio, y teniéndole puesto hacia donde había poca luz, bajó el Rey, como solía, a ver pintar a Velázquez, y reparando en el retrato, juzgando ser el mismo natural, le dijo con extrañeza: ¿Qué todavía estás aquí,? ¿No te he despachado ya, como no te vas?
Hasta que extrañando que no hacia la justa reverencia, ni respondía, conociendo ser el retrato, volvió su Majestad a Velázquez, que modestamente disimulaba, diciendo: Os aseguro que me engañé.
Está hoy este peregrino retrato en poder del Excelentísimo Señor Duque de Arcos.


IV.

COMO VELÁZQUEZ FUE SIRVIENDO a su majestad en la jornada que hizo al reino de Aragón.

En el año de 1642, fue sirviendo a su majestad en la jornada que hizo al reino de Aragón, para pacificar el Principado de Cataluña, y volvió a su Corte el sábado seis de Diciembre.
El año de 1643. mandó su majestad a don Gaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares, se retirase a vivir a la ciudad de Toro, de donde no saliese sin expresa licencia suya, y donde murió el 22 de Julio del año de 1645, de donde fue transferido por esta Corte al sepulcro del convento de Carmelitas Descalzas de la Villa de Loeches.
No dejó Diego Velázquez de sentirlo, por ser hechura suya, y a quien debía especiales honras; pero su majestad continuó en honrarle como hasta allí.
Y así el año de 1644, mandó fuese sirviendo en la jornada que su majestad repitió a Aragón, para dar fuerza y valor a sus soldados con la cercanía de su persona en la guerra de Cataluña.
Estuvo Velázquez en Zaragoza, donde su majestad asistió, y en Fraga. Y estando la ciudad de Lérida oprimida de las armas francesas, habiéndose rendido a la presencia de su Rey, y Señor natural, Domingo 31 de Julio de dicho año, donde entró su Majestad con soberano aplauso el Domingo 7 de Agosto: Diego Velázquez pintó un gallardo retrato de su majestad #, de proporción del natural, para enviarlo a Madrid, de la forma que entró en: Lérida, empuñado el militar bastón, y vestido de felpa carmesí, con tan lindo aire, tanta gracia, y majestad, que parecía otro vivo Filipo; y se pudiera decir con razón lo que del retrato de Alejandro, que, por ser tanta su presteza para acometer a los enemigos, y para poner en buena orden sus soldados, lo pintó Apeles con un rayo en la mano (N.Ant.P. Plin.lib.35cap.-10), representando esta figura tan al vivo a su original, que decían los Macedonios, que de los dos Alejandros, el que había engendrado Filipo, no se podía vencer y el que había pintado Apeles, no se podía imitar.
Pintó también Diego Velázquez dos retratos, uno de la majestad Católica del Rey nuestro Señor Don Felipe IV; y otro de su hermano el Serenísimo Señor Cardenal Infante Don Fernando de Austria, del natural, en pie, vestidos de cazadores #,#, con las escopetas en las manos, y los perros asidos de la traílla, descansando: parece los vio en lo mas ardiente del día llegar fatigados del ejercicio penoso, cuanto deleitable de la caza, con airoso desaliño, polvoroso el cabello, no como usan hoy los cortesanos, bañado en sudor el rostro, como pinta Marcial en semejante caso, hermoso con el sudor y el polvo a Domiciano (Epigramas 8-65):

Hic stetit Arctoi formosus pulvere belli, y
Purpureun fundens Caesar ab ore iubar.

Y otros muchos poetas pudo imitar Diego Velázquez, que explican cuanto donaire añade a la belleza el cansancio, el descuido, y el desaliño. Estas dos pinturas están en la Torre de la Parada, Sitio de recreación de sus majestades.
Retrató también admirablemente Velázquez a la muy alta, y católica Señora Doña Isabel de Borbón, reina de España, ricamente vestida, sobre un hermoso caballo blanco, a quien el color pudo dar nombre de cisne: tiene grandeza real, y muestra ser ligero, y grave; y aunque se conoce ser elegido entre muchos por el más galán, más airoso, más dócil, y seguro, está tan ufano, no tanto por eso, como porque parece tasca reverente el oro que le enfrena suave, por venerar el celestial contacto en las riendas que toca la mano, digna de empuñar el cetro de Imperio tan grande: es de la proporción del natural, y con el del Rey nuestro Señor a caballo, de quien hemos hecho mención, está en el salón dorado del Buen-Retiro, a los lados de la puerta principal; y encima de esta pintura está otro cuadro con el retrato del Serenísimo Príncipe Don Baltasar Carlos; y aunque de pocos años, armado, y a caballo, con el bastón de Generalísimo en la mano, en una acá, la cual corriendo con gran ímpetu, y veloz movimiento, parece que con impaciente orgullo, respirando fuego, solicita ansiosa la batalla, prevista ya en su dueño la victoria.
Otro cuadro pintó, muy historiado, con el retrato de este príncipe, a quien enseñaba a andar a caballo don Gaspar de Guzmán, su Caballerizo mayor, Conde-Duque de Sanlucar #. Esta pintura tiene hoy la Casa del Señor Marques de Liche, su sobrino, con singular aprecio, y estimación.
Otro retrato pintó don Diego Velázquez de su gran protector y Mecenas don Gaspar de Guzmán, tercer Conde de Olivares, que está sobre un brioso caballo andaluz, que bebió del Betis, no solo la ligereza con que corren, sus aguas sino la majestad con que carninan, argentando el oro del freno con sus espumas; tan dificultosas de imitar al antiguo, cuan eminente Protógenes. (N.Ant.P.Plin.lib.35.cap.10) Está el Conde armado, grabadas de oro las Armas, puesto el sombrero con Vistosas plumas, y en la mano el bastón de General; parece que corriendo en la batalla, suda con el peso de las armas, y el afán de la pelea. En término mas distante se divisaban, las tropas de los dos ejércitos, donde se admira el furor de los caballos, la intrepidez de los combatientes, y parece que se ve el polvo se mira el humo, se oye el estruendo, y se teme el estrago. Es este retrato de proporción del natural, y de las mayores pinturas que hizo Velázquez, en su alabanza escribió un panegírico don García de Salcedo Coronel, Caballerizo del Serenísimo Señor Infante Cardenal, ingenio tan relevante, y de tan superior espíritu, que puede decir con muy justa razón con Ovidio (N.Ant.P. Ovid. lib. I. amor. Ele. 15.)

Mortale est quod quaris opus: mihi fama perennís
Quaritur, ut toto semper in orbe canar.

Otro retrato hizo Velázquez de don Francisco de Quevedo Villegas, Caballero de la Orden de Santiago, y Señor de la villa de la Torre de Juan Abad, de cuyo raro ingenio dan testimonio sus obras impresas, siendo en la poesía española divino Marcial, y en la prosa segundo Luciano: para cuya alabanza solo Lucrecio puede decir lo que canta de Enio (N.Ant.P.Lucrecius lib.3. de naturarerum):

Ennius, ut noster cecinit, qui primus amaena.
Detulit ex Helicone perenni fronde coronam.

Lo pintó con los anteojos puestos (Perdido, quedan copias #), como acostumbraba de ordinario traer; y así el Duque de Lerma en el romance que escribió en respuesta de un Soneto que le envió don Francisco de Quevedo, en que le pedía las ferias de una esfera y de un estuche de instrumentos matemáticos, dijo: .

Lisura en verso y en prosa.
Don Francisco conservad:
Ya que vuestros ojos son
Tan claros como un cristal.

Retrató también Velázquez al Excelentísimo Señor don Gaspar de Borja y Velasco, Cardenal de la Santa Iglesia, del título de Santa Cruz en Jerusalén, Arzobispo de Sevilla y de Toledo, Presidente del Consejo Real, y Supremo de Aragón, que está hoy en el palacio de los Señores Duques de Gandía (Perdido, queda un dibujo preparatorio #, hay múltiples copias).
También retrató a don Nicolás de Cardona Lusigniano, Maestro de Cámara del Rey nuestro Señor Don Felipe IV.
Es también muy celebrado el retrato de Pereyra, del Hábito de Cristo, también Maestro de la Cámara, pintado con singular magisterio, y destreza .
También retrató a don Fernando de Fonseca Ruiz de Contreras, Marques de la Lapilla, Caballero de la Orden de Santiago, de los Consejos de Guerra, y Cámara de Indias ¿#?.
Otro retrato pintó de su majestad, armado, y sobre un hermoso caballo #; y después de concluido con el estudio que acostumbraba, escribió en un peñasco.
PHILIPPUS MAGN. HVIVS, NOM. IV.
POTENTISSIMVS HISPANIARUM REX,
INDIAR. MAXIM. IMP.
ANNO CHRIST. XXV. SAECULI XVII.
ERA XX. A.
Y en una piedrezuela fingió estar pegado con unas obleas un papel algo arrugado, pintado por el natural, con alguna diligencia, como lo muestra él mismo, para habiendo el cuadro salido a la censura y parecer de todos, poner su nombre, y considerar las faltas que le ponían, prefiriendo por más diligente juez al vulgo, que a sí mismo. Propuso su obra Velázquez a la censura pública, y fue vituperado el caballo, diciendo estaba contra las reglas del arte, con dictámenes tan opuestos, que era imposible convenirlos; con que enfadado, borró la mayor parte de su pintura, y puso en vez de la firma como él lo había borrado: Didacus Velazquius, Pictor Regís, expinxit: no sé si fue con fundamento profundo del arte este juicio, porque no todo lo que parece defectuoso a los ojos del vulgo, lo es: ni tampoco lo que celebran por bueno, que en esta parte vemos cada día engañarse, no solo el vulgo ignorante, sino personas de mucha erudición, calidad, y alto juicio; por lo cual siempre es peligroso meter la hoz en la mies ajena, pues muchas veces los que al vulgo parecen borrones, para el Arte son milagros: lo que admiro es el ejemplo que nos dio Velázquez en esta acción; lo uno en la modestia de borrar; y lo otro en la desconfianza de complacer: pues dejando borrado lo que notaron, se contentó con que supiesen que él mismo lo borró, excusando repetir el trabajo de ejecutar lo propio que ya tenia hecho; pues para quedar con acierto había de estar como antes; y para quedar según la indiscreta corrección mejor quedaba borrado, pues la variedad de juicios hacia imposible la empresa. Bien semejante a lo que sucedió a Lucas Jordán en la expresión del caballo que ejecutó en el cuadro de las Señoras Comendadoras de Santiago en esta Corte #, que pintándole en el salón de las comedias de palacio, llegó a ser tanta la variedad de encontrados pareceres en la simetría, y disposición del caballo, que no hallando forma de ajustarlo al dictamen de tantos como se juzgaban prácticos en esta pericia, hubo de mandar el Señor Carlos II, por dictamen de sujeto de la profesión, que lo dejase como estaba, porque de otro modo nunca se acabaría. ¡Bien acertada resolución!, Pues no es lo mismo tener inteligencia en el manejo de los caballos, y en la simetría y disposición de su talle si esto se puede conceder a todos los que lo presumen, que tener comprensión de los contornos que ofrecen a la vista los varios accidentes de su movimiento, y la degradación de sus escorzos, junto con los efectos de la distancia y ambiente que le circunda. Plinio en su Historia Natural, lib. 35. dice, que Alejandro Macedonio solía venirse muchas veces a la oficina de Apeles, como ya dijimos, gustando, no solo de su artificio, sino también de su urbanidad: el cual le dijo estando en su obrador tratando imperitamente muchas cosas del Arte, que se persuadiese en amistad a guardar silencio sobre aquella materia, porque los muchachos que molían los colores no se riesen (N.Ant.P.:Plin. natur. histor. lib. 35. cap.10). Esto que de Alejandro escribe Plinio, Plutarco lo refiere a Megabiso en aquel tratado, en que disputa, que diferencia hay entre el adulador, y el amigo; donde dice, que estando Megabiso, noble de Persia, sentado junto a Apeles, pretendiendo decir algo acerca de las líneas y las sombras, le dijo Apeles: No ves que los muchachos que están moliendo la tierra melina, ponían la atención en ti, que poco ha estabas callando, y se admiraban de la púrpura y el oro que te ilustra? Pues estos mismos ahora se ríen de ti que empiezas a hablar sobre aquellas cosas que no has aprendido.
Escribe Eliano (N.Ant.P. Helianus lib. 5. varias hist. cap.2.) la misma historia, solo difiere en decir fue el Pintor Ceuxís; bien pudo ser también: que un Megabiso basta para enfadar muchos Ceuxís, y Apeles. Este retrato pues en la forma referida estaba en el pasadizo de palacio a la Encarnación.
Retrató también en este tiempo Velázquez con superior acierto una dama de singular perfección, a cuyo asunto escribió don Gabriel Bocangel este epigrama, que no me ha parecido omitir, por su mucha agudeza en tan pocos números, para lisonjear con ellos el gusto de los lectores.

Llegaste los soberanos
Ojos de Lisi a imitar,
Tal, que pudiste engañar
Nuestros ojos, nuestras manos.
Ofendiste su belleza,
Silvio, a todas desigual.
Porque tu la diste igual,
Y no la naturaleza.

También pintó el retrato del V. P. M. Fr. Simón de Rojas, (Actualmente se da a Carducho) estando difunto, varón eximio en letras y virtud,
Se retrató también a sí mismo en diferentes ocasiones, y especialmente en el cuadro de la Señora Emperatriz, de que se hará especial mención.
En este tiempo pintó también un cuadro grande historiado, de la toma de una plaza por el Señor don Ambrosio Espínola # para el salón de las comedias en Buen-Retiro, con singular eminencia; como también otro de la Coronación de nuestra Señora, que estaba en el oratorio del cuarto de la reina en palacio, sin otros muchos retratos de sujetos célebres, y de placer, que están en la escalera que sale a el jardín de los Reinos en el Retiro, por donde sus majestades bajan a tomar los coches.


V.

SE DA NOTICIA DEL SEGUNDO VIAJE que hizo a Italia don Diego Velázquez de orden de Su majestad.

En el año de 1648, fue don Diego Velázquez enviado por su majestad a Italia con embajada extraordinaria a el Pontífice Inocencio X, para comprar pinturas originales, y estatuas antiguas, y vaciar algunas de las mas celebradas, que en diversos lugares de Roma se hallan, así de artífices romanos, como de griegos; distinguiéndolos en el modo de obrar, y de vestir, porque los romanos usaban esculpir los simulacros vestidos; y los griegos desnudos, por descubrir el primor del Arte, como lo muestran las obras de Glicon Ateniense en la estatua de Hércules (Dice seguramente desde grabados, para el hércules de Jacob Bos u otro, #), Praxiteles, y Fidias en el Bucéfalo de Alejandro Magno; Apolonio Néstor en el Torso de Hércules, tan celebrado de Miguel Ángel, y otras muchas estatuas griegas.
Partió pues de Madrid don Diego Velázquez por el mes de Noviembre del dicho año de 1.648, se embarcó en Málaga con don Jaime Manuel de Cárdenas, Duque de Nájera, que iba a Trento a esperar a la reina nuestra Señora Doña María-Ana de Austria, hija del señor Emperador Ferdinando III, y de la Señora Emperatriz Doña María, Infanta de España.
Fueron a parar a Génova, donde vio de paso algunas obras de Lázaro Calvo, y en la plaza mayor del Consejo el retrato de Andrea Doria, Capitán de Mar famosísimo, esculpido en mármol de mano de Fray Angelo de Montersoli, de alto de seis brazas, armado a lo antiguo, con un bastón en la mano, y con algunos turcos a los pies, sobre un gran pedestal, que todo junto hace un espectáculo formidable en magnitud (Destruida en 1797).
Paso a Milán, y aunque no se detuvo a ver la entrada de la reina, que se prevenía con gran ostentación, no dejó de ver algunas de las excelentes obras de Escultura y Pintura que hay en esta ciudad como la maravillosa Cena de Cristo, y de sus Apóstoles, obra de la feliz mano de Leonardo de Vinci; y últimamente vio todas las pinturas y templos que hay en aquella ilustre ciudad.
Pasó a Padua, y de allí a Venecia, a cuya República era muy aficionado, por ser la oficina donde se han labrado tan excelentes artífices. Vio muchas obras de Tiziano, de Tintoreto, de Paulo Veronés, que son los autores a quien procuró seguir, e imitar desde el año de 1629, que estuvo en Venecia la primera vez.
Aquí halló ocasión de comprar las pinturas de un techo de historias del antiguo Testamento, de mano de Jacobo Tintoreto; la principal de ellas tiene su forma aovada, y en ella están pintados los hijos de Israel cogiendo el Maná, como lo escribe el Éxodo, todo maravillosamente conducido: otro cuadro de la Conversión de san Pablo; y otro de la Gloria que llaman de Tintoreto, copiosísimo de figuras, con gran armonía y disposición, y obrado con suma facilidad y soltura; por lo cual se juzga ser de mano de Tintoreto, como lo es el grande que pinto en Venecia, para el cual debió de hacer este diseño, obra de las suyas, la mas digna de celebrarse por su perfección y grandeza estupenda (las tres de Tintoretto posiblemente para adorno del Alcázar perecieron en 1734).
Compró también un Adonis y Venus abrazados, con un Cupidillo a los pies, de mano de Pablo Veronés, y algunos retratos.
Del mismo Veronés halló dos cuadros grandes de historias de la ida de Cristo; el uno era el milagro de aquel ciego, a quien dio vista su majestad, y ambos milagros del Arte; mas por estar pintados al temple, no se atrevió a traerlos, teniendo por más acertado carecer de ellos, que ponerlos al riesgo de su deslustre en la embarcación.
Tomo el camino de Bolonia, para ver en san Juan del Monte la singular tabla de santa Cecilia, que con otros cuatro santos fue pintada de Rafael de Urbino; y el san Petronio  de mármol de mano de Miguel Ángel (Hay discrepancias en la atribución a Miguel ángel): y sobre la puerta de san Petronio el retablo del Papa Julio II de bronce (La escultura estaba enfrente, de San Petronio y fue destruida en 1511, El mismo Vasari que nos informó de la pieza, dice que la usaron para balas de artillería, luego Velázquez no pudo verla).
Se vio con Miguel Colona, y Agustin Miteli, bolonienses, insignes pintores al fresco, de quien hay muchas obras en Italia, que dan testimonio de su excelencia, para tratar con ellos de traerlos a España.
Estuvo aposentado en casa del Conde de Sena, de quien fue muy agasajado el tiempo que se detuvo en Bolonia, y cuando entró en ella le salió a recibir con otros caballeros en coches más de una milla de la ciudad.
Fue a Florencia, donde halló mucho que admirar, por haber favorecido tanto los Duques siempre las Artes del dibujo, que de su ilustre academia han salido tan excelentes ingenios, como lo fue el Dante Aligero, no menos pintor (Quiero entender, alegóricamente. No hallo ningún escrito que lo de como pintor de algo a Dante, y no se desprende tal cosa de lo escrito en la Divina Comedia, quizás lo escrito en otra obra lo hace escribir esto) que poeta y el divino Miguel Ángel Bonarrota, el cual solo es bastante a hacerla famosa en el mundo. Y habiendo visto lo mas célebre de aquella excelsa oficina de las Artes, y de ingenios, pasó a Módena, donde estuvo muy favorecido del Duque: le mostró su palacio, y las cosas curiosas, y de estimación que tenia; y entre ellas el retrato que Diego Velázquez pintó del Duque cuando estuvo en Madrid.
Le Envió a que viese el palacio, y casa de recreación, que tiene siete leguas de Módena, pintada al fresco por Colona, y Miteli #; todas las paredes de figuras, compartimientos, cartelas, y adornos con artificio tanto, que se persuade dificultosamente el que lo mira a que es pintura.
Pasó a Parma a ver la cúpula de Antonio Correggio, tan celebrada en el mundo, y las pinturas que hizo Mazzolino el Parmesano, que aunque dijimos en el tomo primero se llama Lactancio Cambera, fue siniestro informe, siendo cada uno nuevo lustre de su patria.
De aquí partió a Roma, y llegando, fue preciso el ir á Nápoles a verse con el Conde de Oñate, Virrey de aquel reino en aquella sazón, el cual tenia orden de su majestad para asistirle larga y profusamente de todo lo necesario para su intento.
Visitó a José de Ribera, del hábito de Cristo, que en Nápoles acreditaba con sus obras a la nación Española, llamado en Italia Spagnoleto.
Volvió a Roma, donde fue muy favorecido del Cardenal Patrón Astali Pamphilio Romano, sobrino del Papa Inocencio X, y del Cardenal Antonio Barberino, del Abad Pereti, del Príncipe Ludovisio, y de Monseñor Camilo Máximo, y de otros muchos Señores; como también de los mas excelentes pintores, como el caballero Matias, del Hábito de san Juan, de Pedro de Cortona, de Monseñor Pusino, y del caballero Alexandro Algardi bolones, y del caballero Juan Lorenzo Bernini, ambos estatuarios famosísimos.
Sin faltar a sus negocios, pinto muchas cosas, y la principal fue el retrato de la Santidad de Inocencio X, de quien recibió grandes, y señaladísimas mercedes, Y en remuneración, queriendo el Santo Padre honrarle, reconociendo su gran virtud y merecimiento, le envió una medalla de oro, con la efigie de su Santidad, de medio relieve, pendiente de una cadena: trajo copia a España de este retrato.
De él se cuenta, que habiéndole acabado, y teniéndole una pieza más dentro de la antecámara de aquel palacio, fue a entrar el Camarero de su Santidad, y viendo el retrato, que estaba a luz escasa, pensando ser el original, se volvió a salir, diciendo a diferentes cortesanos que estaban en la antecámara, que hablasen bajo, porque su Santidad estaba en la pieza inmediata. Retrató al Cardenal Pamphilio, a la ilustrísima Señora doña Olimpia, a Monseñor Camilo Máximo, Camarero de su Santidad, insigne pintor, a Monseñor Abad Hipólito, Camarero también del Papa, a Monseñor Mayordomo de su Santidad, y Monseñor Miguel Angelo, barbero del Papa, a Ferdinando Brandano, Oficial mayor de la Secretaría del Papa, a Gerónimo Bibaldo, a Flaminia Triunfi excelente pintora (¿Olimpia Triunfi?, Se fantasea su nombre, como su amante, como la madre de su hijo Antonio, y como la modelo de la Venus del Espejo. El Marques de Eliche se hizo con el cuadro de la Venus en 1551, de la fecha parte la fantasía, no obstante podría ser el retrato de Triunfi, alguna de las sibilas que pintó). Otros retratos hizo, de los cuales no hago mención, por haberse quedado en bosquejo, aunque no carecían de semejanza a sus originales: todos estos retratos pintó con astas largas, y con la manera valiente del gran Tiziano, y no inferior a sus cabezas: lo cual no lo dudará quien viere las que hay de su mano en Madrid.
Cuando se determinó retratase al Sumo Pontífice quiso prevenirse antes con el ejercicio de pintar una cabeza del natural: hizo la de Juan de Pareja, esclavo suyo, y agudo pintor, tan semejante, y con tanta viveza, que habiéndolo enviado con el mismo Pareja a la censura de algunos amigos, se quedaban mirando el retrato pintado, y a el original con admiración y asombro, sin saber con quien habían de hablar, o quien les había de responder. Este retrato, que era de medio cuerpo, del natural, contaba Andrés Esmip, Pintor Flamenco en esta Corte, que a la sazón estaba en Roma, que siendo estilo que el día de san José se adorne el claustro de la Rotonda, donde está enterrado Rafael de Urbino, con pinturas insignes antiguas y modernas, se puso este retrato con tan universal aplauso en dicho sitio, que a voto de todos los pintores de diferentes Naciones, todo lo demás parecía pintura, pero este solo verdad: en cuya atención fue recibido Velázquez por Académico Romano año de 1650.
Determinó volver a España, por las repetidas cartas que recibía de don Fernando Ruiz de Contreras, en que su majestad le ordenaba se volviese.
Las estatuas que entresacó de tan gran número, fueron principalmente la del Troyano Laoconte, que está en Belvedere, sus dos hijos rodeados con intrincadas vueltas de dos serpientes que los ciñen con admirables enlazaduras: de estas tres estatuas, la una está en acto de gran dolor, la otra de morir, la tercera de haber compasión. Dice Plinio que es obra que se puede preferir, y anteponer a todas las demás de Pintura, y de la Estatuaria, y que fue hecha de una sola piedra, con acuerdo y consejo del Senado de Atenas, de mano de tres excelentes artífices que fueron Agesandro, Polidoro, y Atenodoro, rodianos: lo refiere Plinio con elegantes palabras, y notable encarecimiento. (N.Ant.P. Sicuti Laoconte, qui est in Titi Imperatoris domo, opus omnibus & Pícturae & Statuariae Arti preponendum. Ex uno lapide, cum & liberos, draconumque mirabiles nexus de consilij sententia fecere sumni Artífices Agesander, Polidorus,& Athenodorus, Rhodis. Plin.nat.bist.lib.36.cap.5.)
También un bello Coloso de Hércules desnudo, que llaman el Hércules viejo, puesto sobre un tronco del mismo mármol, y la piel del León Ñemeo sobre él, y con la clava en la mano; las piernas, y las manos son modernas, de mano de Jacobo de la Porta di Porlez, raro escultor, y arquitecto: en el tronco están esculpidas unas letras griegas, que quieren decir, que Glicon Ateniense hizo aquella estatua.
Otra de Antinoo, desnuda, que otros dicen ser Milon, está en pie, entera, mas sin un brazo, y fue tan venerada de Miguel Ángel Bonarroti, que no se atrevió a suplirlo: tiene una banda revuelta sobre el hombro izquierdo. fue Antinoo un bellísimo mancebo, amigo impúdicamente del Emperador Adriano.
Trajo otra estatua, o simulacro maravilloso del Nilo, rio de Egipto, que descansa el lado izquierdo sobre una esfinge; tiene con la mano izquierda la cornucopia de la Abundancia, y sobre sí tiene diez y siete niños del mármol mismo, y la basa en que se ven esculpidos cocodrilos, y varias suertes de animales de Egipto, que en el mismo Nilo se esconden. fue esta admirable estatua hallada cerca de san Esteban, por sobrenombre de Caco, y hace mención de ella Plinio (N.Ant.P.Plinio lib.35. cap.7).
También trajo la estatua de Cleopatra, que tiene el brazo derecho sobre la cabeza, y parece que está amortecida, y desmayada del veneno introducido en el pecho por la mordedura del áspid, que para quitarse la vida eligió, por no venir a manos de su enemigo Augusto, ya triunfante de ella y de su amante Marco Antonio.
Otra de un Apolo en pie, y desnudo, con un paño a las espaldas, y sobre el brazo izquierdo: está en acto de haber disparado la flecha, mas el arco esta roto: tiene la aljaba al cuello, pendiente de una cinta, y la mano derecha sobre un tronco de mármol, en el cual se ve una sierpe revuelta; es celebrada por de algún excelente estatuario griego.
También un Mercurio desnudo bellísimo, que tiene en la cabeza la gorrilla con alas, en la mano izquierda el caduceo, y en la derecha una bolsa, porque los antiguos hicieron a Mercurio Dios de la Elocuencia, y de las mercancías, y ganancias, y embajador de los Dioses.
Trajo también otra estatua de Niobe, en acto de correr, y vestida de una camisa sutilísima, que parece que la mueve el aire: tiene el brazo derecho levantado, y con el izquierdo recoge un manto que tiene revuelto en él.
También compró la estatua de Pan, Dios de los Pastores, desnudo, solo con una piel de animal revuelta: está puesto en un tronco, en el cual se ve esculpido un albogue: un Fauno viejo, Dios de las Selvas, y de los Bosques, con un niño en los brazos: está en pie, y desnudo, arrimado a un tronco, y revuelto en una piel de tigre.
Trajo también otra estatua de Baco, desnudo, arrimado a un tronco, y a los pies un perro comiendo uvas: una venus desnuda, cuando nace de la espuma del mar: tiene un delfín abajo con la espuma en la boca, y sobre sí algunos Cupidillos: es famosísima estatua, y menor que el natural, y de singular hermosura, pues no le hace falta el alma para parecer viva.
También otra estatua de un hombre desnudo, con el brazo derecho levantado, y cerrada la mano, y con la izquierda tiene la ropa, y al pie una tortuga: dicen que es un jugador de la morra, y el que tiene la original en Roma, la tiene por tal: otros dicen ser Bruto Cónsul, el cual fue cabeza de los conjurados contra Julio Cesar.
También trajo una estatua pequeña de una Ninfa, medio vestida, reclinada sobre el brazo izquierdo en una peña, y en ella esculpida una concha marina: se cree que es la diosa Venus #.
Otra estatua de un hombre desnudo, que cae en tierra como desmayado: tiene una herida en el lado derecho, y el semblante de gran dolor: tiene un cordel al cuello, y las armas caidas en tierra: y se tiene por un gladiator sentenciado a muerte: otros creen que será uno de los tres hermanos Curiacios de Albania, que combatieron con los tres Horacios Romanos por la libertad de la Patria; y fueroh vencidos, y muertos, dejando a Albania sujeta a los Romanos.
También trajo un Hermafrodita desnudo, que descansa sobre un colchón, aquel que los poetas fingen ser coagulado de la unión de la Ninfa Salmacis, compañera de las Nayades, y del hijo; de Mercurio y Venus, mancebo de singular perfección; que habiendo los dioses, por ruegos de la Ninfa Salmacis y convertidos en un sugero, quedó con demostración de entrambos sexos es la más bella estatua que se puede pensar.
Otro Hermafrodita en pie, y una estatua pequeña de la Diosa Vesta; otra de una Ninfa desnuda, sentada, con una concha en la mano, como que vierte agua: la tienen por Diana.
Una lucha de dos hombres desnudos, menores que el natural, de valiente artífice, que sin duda son Gladiatores.
También un Gladiator en pie, con feroz, y fortísimo movimiento, es obra de griegos, como lo muestra la inscripción griega, que tiene esculpida en un tronco marmóreo, que quiere decir en nuestro idioma, que Agasias Dositeo lo hizo colocar.
Tiene este Gladiator contra sí a un hombre desnudo, y sentado, con la espada en la mano, y a los pies un pequeño muchacho, con el arco en la mano, y un escudo, y un yelmo en tierra: es muy bella estatua, y muy carnosa, tanto, que parece que respira: créese que sea un Gladiator de aquellos que antiguamente, de su voluntad, se conducían a la palestra con las armas en la mano, y se exponían por un vil precio a peligro de la vida.
Trajo también una estatua de Marte desnudo, solo con el yelmo en la cabeza, está en pie, y con la espada en la mano, y un Narciso desnudo, en pie, con los brazos abiertos, enamorado de sí mismo, y de la hermosa forma que ve debajo del agua, la cual piensa que sea cuerpo animado, costándole la vida esta loca pasión; por lo cual fue convertido en una flor, llamada de su propio nombre, cumpliéndose la profecía del adivino Tiresias. (N.Ant.P. Ovid.lib.3.Methamor.)
Trajo también Velázquez el simulacro de una diosa de grandeza gigantea: tiene en la mano siniestra una corona de hojas atadas con una cinta, con la otra levanta la vestidura, que es delgada, y sutil, y descubre los pies: tiene los brazos desnudos, y parte del pecho; y sobre los hombros unos botoncillos que detienen la vestidura, y está ceñida de una cinta con un lacillo: es de mármol (No es de mármol, es un vaciado en yeso y éste se conserva), y de mano de noble artífice; y se tiene en reputación de la diosa Flora.
También un Baco, mozo, desnudo, arrimado a un tronco, en que tiene una vestidura: tiene el brazo derecho levantado, y en la mano un racimo de uvas.
También una figura desnuda, sacándose una espina de un pie con extremada atención y cuidado: una diosa incógnita vestida: la tienen por Ceres, mas no tiene insignias propias.
Un León grande (fueron 12), con el cuello y espaldas vestidas de crecida greña, que muestra su ferocidad, y nobleza.
Asimismo muchos retratos vestidos, armados y desnudos, (Se suponen vaciados de yeso que adornaban el Alcazar) como el de Adriano, sucesor de Trajano, que fue excelente Príncipe, y gustó de todas las Artes, tanto, que fue arquitecto, escultor, y músico, y en la disciplina militar famosísimo, más que en otra cosa: el de Marco Aurelio filosofo, y Emperador: el de Livia, mujer de Cesar Augusto, y madre de Tiberio Emperador: el de Julia, hija de Julio Cesar, y mujer del Gran Pompeyo: el de Faustina: el de Numa Pompilio: el de Septimio Severo: el de Antonino Pió: el de Germánico: el de Domiciano: el de Scipion Africano: el de Tito, hijo de Vespasiano, cortés Príncipe, y el que venció a los Judíos, y arruinó la ciudad de Jerusalén en venganza de la muerte de Cristo; y otros muchos Emperadores, Cónsules, y grandísimo número de cabezas, solo con cuello, de hombres, y mujeres; y la cabeza del Moisés de Miguel Ángel, que está en el sepulcro de Julio II en san Pedro Advíncula, de quien dijo el Cardenal de Mantua, que esta figura sola bastaba a honrar al Papa Julio II: tanta es su grandeza y majestad. (N.Ant.P.Giorgio Vasari último volumen de la 3.part.)
El deseo de ver París, le obligó a Diego Velázquez a intentar venir por tierra a España, mas no se determinó por la inquietud de las guerras, aunque tuvo pasaporte del Embajador de Francia.
Se embarcó en Génova año de 1651, cumpliendo con la puntualidad con que siempre obedeció las órdenes de su Majestad y aunque combatido de grandes borrascas, que fueron muchas, llegó al puerto de Barcelona por el mes de Junio: pasó a Madrid, y habiéndose puesto a los pies del Rey, le honró de suerte, que escribiendo su majestad de su Real mano una carta a don Luis Méndez de Haro, decía entre otras cosas: El señor Velázquez ha llegado, y traído unas pinturas, Refirelo don Bernardino Tirado de Leiva en la deposición del pleito del Soldado de esta villa, de que se hizo mención, libro 2. cap. 3. en el tom. I. fol. 109.
En este entretiempo de la ausencia de Velázquez, murió la Reina Doña Isabel de Borbon, y el Rey casó de segundas nupcias con la Serenísima reina Doña María Ana de Austria, que aportó en Denia; y habiendo el Rey celebrado sus bodas en la villa de Navalcarnero, entró en Madrid año de 1649, con que no se halló Velázquez en estas funciones; pues volvió de Italia el año 51, habiendo salido el de 48. Se trató luego de ir vaciando las estatuas, lo cual hizo Gerónimo Ferrer, que vino de Roma para este efecto, en lo cual era eminente, y Domingo de la Rioja, excelente escultor de Madrid; de bronce se vaciaron algunas estatuas para la pieza ochavada, que fue traza y disposición de Velázquez; como también el ornato del salón grande, y la escalera del Rubinejo, por donde sus majestades bajan a tomar los coches, que fue elección como de su ingenio: porque antes bajaban sus majestades a tomarlos por los corredores, y escalera principal hasta los zaguanes. Las demás estatuas se vaciaron de estuco, y se colocaron en la bóveda del Tigre, y galería baja del cierzo, y otros sitios.


VI

EN QUE LA MAJESTAD DEL SEÑOR Felipe IV le hace merced a don Diego Velázquez de Aposentador mayor de Palacio.

En el año de 1652. hizo su majestad a don Diego Velázquez merced de Aposentador mayor de su imperial palacio, sucediendo en este oficio a don Pedro de Torres, y permaneció en él hasta el año de 1660. que murió, ejerciéndolo con entera satisfacción, y gusto de su majestad; y tuvo por sucesor a don Francisco de Rojas y Contreras, Secretario, y Ayuda de Cámara de su majestad, y que en Flandes lo fue del Señor Infante Cardenal Don Fernando de Austria.
De este oficio de Aposentador de palacio dice Gil González Dávila, Coronista de su majestad Católica del rey Felipe IV nuestro Señor, en el Teatro de las Grandezas de Madrid, las calidades, ejercicios, y preeminencias que le tocan, con gran puntualidad.
Gran honor fue éste para Velázquez: bien que no falta quien discurra necesitaba este punto de más alta reflexión; porque parece debe atenderse con gran diferencia el premio de los hombres de facultad, que el de otro linaje de méritos, o servicios; pues recayendo estos en hombres desocupados, el darles en qué servir, es aumentarles el mérito con el premio, pero en los hombres de profesión, es defraudarles con el premio el mérito: porque si se se fundó en el ejercicio de su facultad, mal podrá continuarle quien no tiene ocasión de ejercerlo; y así los premios de los artífices parece debían ser puramente honoríficos, y pecuniarios: cuando son precisamente personales, honoríficos, para estímulo, y premio de la virtud; y pecuniarios, para que puedan lisonjear con el descanso los primores más ocultos del arte, atendiendo solo al interés de la fama de la posteridad, dándoles más y más ocasiones en que contribuyan al honor con los primores de su estudio, que este es el premio que más acredita la excelencia del artífice; porque suspender el uso de su facultad, aunque con empleos honoríficos, es un linaje de premio, que parece viste disfraces de castigo; porque al que ha delinquido en la administración de su oficio, le suspenden el uso: ¿pues cómo para unos ha de ser premio, lo que para otros es castigo? Bien se deja considerar que lo mas apreciable del honor es el servir a la majestad, pero sirvan estos en aquella línea, por donde se encaminaron a obtener la gracia de su Soberano, y no en otras tan extrañas al curso de su ingenio; que por mucho que sirva en ellas, malogran lo mas precioso del servir, y del merecer: pues para los empleos domésticos, sin más estudios que la común práctica, es hábil cualquier mediano talento; mas para una habilidad superior, no es hábil cualquiera, porque la misma naturaleza parece nos da a entender lo mucho que le cuesta el sacar un hombre eminente, echando a perder a tantos como vemos en varias facultades quedarse en la falda de la montaña, sin poder pisar de la cumbre la eminencia.
Y últimamente, para servir en cualquiera empleo doméstico se hallarán muchos que igualen, y aun excedan al mas celebrado artífice; más para una obra de ingenio peregrino se hallaran muy pocos, y tal vez ninguno: luego será dictamen acertado desfrutar a un sujeto en aquello en que puede ser singular, y no en lo que solo viene a ser común.
Bien lo practicó así la Católica majestad del Señor Carlos II, pues habiéndole hecho a Lucas Jordán casi innumerables mercedes para sí, y para los suyos, nunca le hizo merced que le impidiese el curso de su habilidad, antes procuró excitarla con más y más ocasiones en que fructificase, ilustrando sus palacios, capillas, y templos; pues aun la llave de Furriera, de que su majestad le hizo merced luego que vino a España, que es ayuda de Aposentador, solo fue para lo honorífico de la entrada, reservándole de lo oneroso de servirla.
La Plaza de Aposentador mayor de Palacio, por ser de tanto honor, es de tanto embarazo, que ha menester un hombre entero. Y aunque los profesores de la Pintura nos gloriamos tanto de la exaltación de Velázquez a puestos tan honoríficos, también nos lastima el haber perdido muchos más testimonios de su habilidad peregrina para multiplicar documentos a la posteridad; pero la aptitud de su persona a cualquier empleo, y el alto concepto que su majestad había formado, así de su virtud, como de su talento, le constituyeron acreedor de mayores honras, pues todas parecían estrechas a la profusión dilatada de sus méritos.
Debió don Diego Velázquez a su majestad tanto aprecio de su persona, que tenia con él confianzas más que de Rey a vasallo, tratando con él negocios muy arduos; especialmente en aquellas horas más privativas en que los Señores, y los demás áulicos están retirados.
Sucedió en comprobación de esto, que cierto hijo de un Gran Señor, con el ardimiento de los pocos años, tuvo unas palabras algo destempladas con Velázquez por no haber querido relajar alguna formalidad de su oficio; y habiéndoselo contado a su padre entendiendo haber hecho alguna gentileza, le dijo el padre: Con un hombre, de quien el Rey hace tanto aprecio, y que tiene horas enteras de conversación con su majestad habéis cometido semejante yerro. Andad, y sin darle mucha, satisfacción, y quedar en su amistad, no tenéis que volver a mi presencia.
Tanto era el concepto en que le tenían hasta los mismos Señores; y tanto lo que Velázquez se supo merecer por su trato, por su persona, por su virtud, y honrados procedimientos, a pesar de la torpe emulación que nunca duerme, cebándose siempre en los esplendores ajenos: contagio preciso de los dichosos, y de que solo se indultan los infelices.


VII

EN QUE SE DESCRIBE LA MÁS ILUSTRE obra de don Diego Velázquez. (Las Meninas)

Entre las pinturas maravillosas que hizo don Diego Velázquez, fue una del cuadro grande con el retrato de la Señora Emperatriz, entonces Infanta de España, Doña Margarita María de Austria, siendo de muy poca edad: faltan palabras para explicar su mucha gracia, viveza, y hermosura; pero su mismo retrato es el mejor panegírico.
A sus pies está de rodillas Doña María Agustina, Menina de la reina, hija de don Diego Sarmiento, administrándole agua en un búcaro, Al otro lado está doña Isabel de Velasco, hija de don Bernardino López de Ayala y Velasco, Conde de Fuensalida, Gentilhombre de Cámara de su majestad, Menina también, y después Dama con un movimiento, y acción muy propia de hablar: en principal término está un perro echado y junto a él Nicolasico Pertusato, enano, pisándolo, para explicar al mismo tiempo que su ferocidad en la figura, lo doméstico, y manso en el sufrimiento; pues cuando le retrataban se quedaba inmóvil en la acción que le ponían: esta figura es obscura, y principal, y hace a la composición gran armonía: detrás está Mari Bárbola, enana, de aspecto formidable: en término más distante, y en media tinta está doña Marcela de Ulloa, Señora de Honor, y un Guarda Damas, que hacen a lo historiado maravilloso efecto. Al otro lado está don Diego Velázquez pintando: tiene la tabla de los colores en la mano siniestra, y en la diestra el pincel, la llave de la Cámara, y de Aposentador en la cinta, y en el pecho el Hábito de Santiago, que después de muerto le mandó su Majestad se le pintasen; y algunos dicen que su majestad mismo se lo pintó, para aliento de los profesores de esta nobilísima Arte con tan superior Cronista; porque cuando pintó Velázquez este cuadro no le había hecho el Rey esta merced.
Con no menos artificio considero este retrato de Velázquez, que el de Fidias escultor, y pintor famoso, que puso su retrato en el escudo de la estatua que hizo de la diosa Minerva, fabricándole con tal artificio, que si de allí se quitase, se deshiciese también de todo punto la estatua. (N.Ant.P. Plinio natur. hist. lib. 35.¿?) No menos eterno hizo Tiziano su nombre con haberse retratado teniendo en sus manos otro con la efigie del Señor Rey Don Felipe II; y así como el nombre de Fidias jamás se borró, en cuanto estuvo entera la estatua de Minerva, y el de Tiziano, en cuanto durase el de el Señor Felipe II; así también el de Velázquez durará de unos siglos en otros, en cuanto durare el de la excelsa, cuanto preciosa Margarita, a cuya sombra inmortaliza su imagen con los benignos influjos de tan soberano dueño.
El lienzo en que está pintado es grande, y no se ve nada de lo pintado, porque se mira por la parte posterior que arrima a el caballete.
Dio muestras de su claro ingenio Velázquez en descubrir lo que pintaba con ingeniosa traza, valiéndose de la cristalina luz de un espejo que pintó en lo último de la galería, y frontero al cuadro, en el cual la reflexión, o repercusión nos representa a nuestros Católicos Reyes Felipe, y Mariana.
En esta galería, que es la del cuarto del Príncipe, donde se finge, y donde se pintó, se ven varias pinturas por las paredes, aunque con poca claridad: se conocen ser de Rubens, y historias de las Metamorfosis de Ovidio.
Tiene esta galería varias ventanas, que se ven en diminución, que hacen parecer grande la distancia: es la luz izquierda que entra por ellas, y solo por las principales, y últimas.
El pavimento es liso, y con tal perspectiva, que parece se puede caminar por él, y en el techo se descubre la misma cantidad.
Al lado izquierdo del espejo está una puerta abierta que sale a una escalera, en la cual esta José Nieto, Aposentador de la reina, muy parecido, no obstante la distancia, y degradación de cantidad y luz, en que le supone; entre las figuras hay ambiente; lo historiado es superior; el capricho nuevo; y en fin, no hay encarecimiento que iguale al gusto, y diligencia de esta obra: porque es verdad, no pintura.
La Acabó don Diego Velázquez el año de 1.656, dejando en ella mucho que admirar, y nada que exceder.
Pudiera decir Velázquez, a no ser más modesto, de esta pintura lo que dijo Ceuxís de la bella Penélope, de cuya obra quedó tan satisfecho: Invisurum aliquem facilius quam imitaturum: que más fácil seria envidiarla que imitarla (Plinio35-63).
Esta pintura fue de su majestad muy estimada, y en tanto que se hacía asistió frecuentemente a verla pintar; y asimismo la reina nuestra Señora Doña María-Ana de Austria bajaba muchas veces, y las Señoras Infantas, y Damas, estimándolo por agradable deleite y entretenimiento.
Se colocó en el cuarto bajo de su majestad, en la pieza del despacho entre otras excelentes; y habiendo venido en estos tiempos Lucas Jordán, llegando a verla, le preguntó el Señor Carlos II viéndole como atónito: ¿Qué os parece?. Y dijo: Señor, esta es la Teología de la Pintura: queriendo dar a entender, que así como la Teología es la superior de las ciencias, así aquel cuadro era lo superior de la Pintura.


VIII.

DE LAS PINTURAS QUE LLEVÓ Velázquez al Escorial de orden de su Majestad; y de las Pinturas del salón grande que llaman de los espejos.

En el año de mil seiscientos y cincuenta y seis, mandó su majestad a don Diego Velázquez llevase a san Lorenzo el Real cuarenta y una pinturas originales, parte de ellas de la almoneda del Rey de Inglaterra Carlos Estuardo, primero de este nombre: otras que trajo Velázquez, y de que hicimos mención en el §.5. y otras que dio a su majestad don García de Avellaneda y Haro, Conde de Castrillo, que había sido Virrey de Nápoles, y a la sazón era Presidente de Castilla, de las cuales hizo Diego Velázquez una descripción y memoria, en que da noticia de sus calidades, historias, y autores, y de los sitios donde quedaron colocadas, para manifestarla a su Majestad, con tanta elegancia y propiedad que calificó en ella su erudición, y gran conocimiento del Arte, porque son tan excelentes, que solo en él pudieran lograr las merecidas alabanzas (Palomino parece que reivindica la autoría original de Velázquez de ese listado, que luego se publicó por el Padre Santos en 1667).
El año de 1657 quiso Diego Velázquez volver a Italia, y el Rey no lo permitió por la dilación de la vez pasada.
Pero deseando su majestad ver pintados al fresco los techos, o bóvedas de algunas piezas de palacio (del Alcázar destruido en 1737, queda algún boceto #), por ser este modo de pintar el más apto para las paredes, y bóvedas, y el mas eterno de todos los que los pintores usan, y muy ejercitado de los antiguos, vinieron de Italia para este efecto Miguel Ángel Colona, y Agustín Miteli, a los cuales había comunicado don Diego Velázquez en Bolonia, como ya hemos dicho.
Llegaron a Madrid el año de 1658, donde fueron muy agasajados y asistidos de don Diego Velázquez: los aposentó en la casa del Tesoro en un cuarto principal, y a su Cargo estuvieron las pagas que cada mes se les hacían; en cuya disposición y concierto intervino también el Duque de Terranova, como Superintendente de las obras reales.
Pintaron los techos de tres piezas consecutivas del cuarto bajo de su majestad; en la una el Día; en la otra la Noche en otra la caída de Faetón en el rio Eridano, todo con nobilísima forma, acciones, y artificio, y excelentes adornos de mano de Miteli, que en esto tuvo muy singular ingenio, como se califica en todas sus obras.
En el mismo cuarto pintaron una galería, que tiene vista al jardín de la Reina; en esta pintó Miteli todas las paredes, enlazando algo la arquitectura verdadera con la fingida, con tal perspectiva, arte, y gracia, que engañaba la vista, siendo necesario valerse del tacto, para persuadirse a que era pintado.
De mano de Colona fueron las figuras fingidas de todo relieve, e historias de bajo relieve de bronce, y realzadas con oro, y los delfines, y muchachos de las fuentes, que también eran fingidas, y los festones de hojas, y de frutas, y otras cosas movibles, y un muchacho negrillo, que bajaba por una escalera, que este se fingió natural, y una pequeña ventana verdadera, que se introdujo en el cuerpo de la arquitectura fingida. y es de considerar, que dudando los qué miraban esta perspectiva que fuese fingida esta ventana, que no lo era, dudaban que fuese verdadera, cavilando esta equivocación la mucha propiedad de los demás objetos que eran fingidos.
Pero la vicisitud de los tiempos deterioró de suerte el edificio, que fue forzoso repararle, y abandonar tantos primores y maravillas del Arte, como lo califiqué yo cuarenta años atrás, y no he querido pereciese su memoria.
En este tiempo se consideró lo que se había de pintar en el salón grande, que tiene las ventanas sobre la puerta principal de palacio; y habiendo hecho elección de la Fábula de Pandora, hizo Diego Velázquez planta del techo con las divisiones, y forma de las pinturas, y en cada cuadro escrita la historia que se había de ejecutar.
Comenzaron esta obra el año de 1679 por el mes de Abril y le tocó a don Juan Carreño el pintar al fresco el dios Júpiter, y a Vulcano su Herrero, e Ingeniero mayor, mostrándole aquella estatua de mujer, que Júpiter le había mandado formar con la mayor perfección, que su ingenio alcanzase, y en donde había echado el resto de su saber: y así sacó una estatua prodigiosa, y de singular hermosura. En término mas distante pintó la fragua, y oficina de Vulcano con sus yunques, vigornias, y otros instrumentos de herrería; y en ella trabajando los Ciclopes, a quien tenia por oficiales, cuyos nombres eran Bromes, Esteropes, Piragmon (N.Ant.P.Virg.lib.8.Eneid.)
A Miguel Colona le tocó pintar cuando Júpiter mandó a los Dioses que cada uno la dotase de algún don, para que con esto quedase mas perfecta; Apolo la música; Mercurio la discreción y elocuencia; y en fin, cada uno la enriqueció de aquello que era de su cosecha; y por haber alcanzado tantos dones de los Dioses, le llamaron Pandora en griego: de Pan, que quiere decir todo; y de esta palabra Doran, que significa dotación y los dos nombres juntos quieren decir, dotada de todo. Se ven los Dioses, y Diosas bellísimamente colocados en tronos de nubes, con las señas propias para ser conocidos, presidiendo a todos Júpiter sobre el águila, y abajo Pandora, y Vulcano: esta es la principal historia, y la de en medio del techo: su forma es algo aovada, y la de todo el techo algo cóncava.
A don Francisco Rizi le tocó pintar a Júpiter dándole a Pandora un riquísimo vaso de oro, diciendo que allí dentro llevaba la dote para su remedio, que fuese a buscar a Prometeo, que era persona que la merecía, y que se dotase con lo que llevaba.
En otra parte pintó a Pandora ofreciéndole a Prometeo aquel vaso de oro, el cual con vivísima acción y movimiento la desprecia, y despide de sí, sin quererla acabar de oír, que como tan prudente y discreto conoció que era cosa contrahecha, y algo fingida su compostura, gallardía, y eficacia que tenia en el persuadir.
En término mas distante se ve Himeneo, Dios de las Bodas, y un cupidillo que se sale por una puerta viendo inútiles allí sus armas.
Conociendo Prometeo que Pandora había de ir a encontrarse con su hermano Epimeteo, le advirtió, y dio aviso por ser menor y poco advertido, que si acaso aquella mujer llegase por su puerta, por ningún caso la dejase entrar, porque era engañadora; Pandora se fue a casa de Epimeteo en ocasión que supo estaba ausente Prometeo, y pudo obligarle tanto con el halago de sus dulces palabras, y persuadirle con tanta eficacia, que sin atender al consejo de su hermano, ni a las consecuencias que podían resultar de aflicciones, y desasosiegos, y otras cosas que trae consigo el matrimonio, se casó con ella: este casamiento de Epimeteo y Pandora comenzó a pintar Carreño; y estando muy adelantado le atajó una muy grave enfermedad, y así fue preciso lo acabase Rizi, de quienes son también las historias de las tarjas fingidas de oro, que están en los cuatro ángulos de la sala, aunque después de algunos años, habiéndose ofrecido hacer andamios para reparar lo que maltrató la pintura una lluvia que sobrevino, volvió Carreño a pintar la dicha historia casi toda al óleo.
A Miteli tocó el ornato, que lo hizo con gran manera, enriqueciéndolo con tan hermosa arquitectura, fundado, y macizo ornamento, que parece pone fuerza al edificio; y lo que es muy digno de toda ponderación, la mucha facilidad y destreza con que está obrado.
Colona pintó algunas cosas movibles, festones de hojas, de frutas, de flores, escudos, trofeos, y algunos Faunos y Ninfas, y niños bellísimos, que plantan sobre la cornisa relevada que se fingió de jaspe, y una corona de laurel dorada, que ciñe toda la sala en torno.
Quedó la pieza tan hermosa, que deleita los ojos, recrea la memoria, aviva el entendimiento, se apacienta el ánimo, se incita la voluntad, y está finalmente publicando todo majestad, ingenio, y grandeza.
El Rey subía todos los días, y tal vez la Reina nuestra Señora Doña María-Ana de Austria, y las Señoras Infantas, a ver el estado que llevaba esta obra, y preguntaba a los artífices muchas cosas con el amor y agradó que siempre trató su majestad a los profesores de esta Arte.
Para todas estas historias se hicieron excelentes dibujos, 6 cartones del mismo tamaño en papel teñido, que servía de medía tinta al realce blanco; la cual manera de dibujar es muy celebrada, y seguida de grandes hombres (N.Ant.P. Vasari I. part. cap. 19, ), por lo cual dijo el Vasari: Questo modo é molto alla pittoresca, e monstra piu l´ordine del colorito.
Y los que hizo Colona fueron de extremado gusto, porque parecían coloridos: y fue la causa, que siendo el papel de un color azul natural, realzaba con yeso, mezclado con tierra roja, siguiendo la misma orden que en el pintar.
Muchos pintores hay que para las obras al óleo, huyen de hacer cartones del mismo tamaño, más para las obras al fresco no se puede excusar, para compartir la obra que venga justa y medida, y ver el efecto que hace la elección y juicio de toda junta.
Habiendo pues acabado Miteli y Colona las obras de palacio, los llevó el Marques de Heliche al Buen-Retiro para pintar la ermita de san Pablo (Desaparecida), primer ermitaño; lo cual hicieron con no menor grandeza y arte. Ejecutaron allí la Fabula de Narciso con admirable arquitectura, adornos, y columnas, que desmienten lo cóncavo de la bóveda. Y en el oratorio de esta ermita está un cuadro de la visita de san Antonio Abad a san Pablo ermitaño de mano de Velázquez, cosa excelente.
En un jardín, que el dicho Señor Marqués tiene dentro de Madrid, cerca de san Joaquín, pintaron también muchas cosas, y es de admirar de mano de Colona el Atlante agobiado, y sobre las espaldas una esfera, con todos los círculos, y signos celestes. Está con tal arte obrada, que parece una estatua de todo relieve, y que hay aire entre la pared y la figura, causado del esbatimento o sombra, que supone sacudir con la luz en la pared.
También pintaron en una fuente un adorno con dos términos, cosa de gran capricho; pero ya todo muy deteriorado de las injurias del tiempo.
Había en este jardín muy excelentes obras de Escultura, y Pintura, que ya todo se ha disipado.
De aquí los llevaron al Convento de nuestra Señora de la Merced (Destruida), para pintar toda la iglesia; y teniendo los dos concertada la obra con los Religiosos, al pintar la cúpula, murió Agustín Miteli a 2 de Agosto del año de 1660, Lunes, día de nuestra Señora de los ángeles, causando común sentimiento en toda la Corte la muerte de un tan ilustre pintor, y en los Religiosos muy gran pérdida: le enterraron en el mismo convento con gran solemnidad; y a su muerte se hicieron muy elegantes versos, y el siguiente epitafio.

TÚMULO HONORARIO, Y ELOGIO FUNERAL en las exequias, que se hicieron a Agustín Miteli a cuyas cenizas le hizo, en nombre de la Escuela de los Estudiosos, un su Aficionado.

D. M. S.

AUGUSTINUS MITELI BONONIENSIS,

Pictor praclarus, natura aemulus admirandus, ac perspectiva incomparabilis, cuius inanu prope vivebant imagines, ipsa invida, occubuit Mantuae Carpetanae, postridie Kalendas Angustí y Anno M.D.C.L.X.

H.S.E.S.T.T.L. .

Se suspendió esta obra con tan funesto, como impensado accidente a y en tanto pintó Colona los, techos de la casa de la huerta del de la huerta, que labró el Señor Marques de Heliche en el camino del Pardo, la cual hoy posee el Marques de Narros, camino del Pardo, y donde también pintaron muchos pintores, así españoles, como extranjeros: estuvo esta obra a cargo de don Juan Carreño, y de don Francisco Rizi.
Se copiaron en las paredes los mejores cuadros que se pudieron haber con mucha puntualidad. Hay de Rafael, de Tiziano, de Veronés, de Vandic, de Rubens, de Velázquez, y de otros muchos, y con marcos de oro, también pintados, y colgadura de telas fingidas famosísimamente; y en las paredes de la casa, por la parte exterior, se pintó al fresco, y se delinearon algunos relojes, con notables curiosidades, que había de mostrar en tales días el sol: lo cual la injuria del tiempo tiene ya arruinado.
Aunque se suspendió la obra de la Merced por algún tiempo, se acabo la cúpula con gran acierto y aplauso de toda la Corte de mano de Miguel Colona, que aunque se aplicaba más a las figuras que a los adornos, no era por lo que ignoraba, sino por dejarle a Miteli aquel linaje de obra en que era más excelente; y concluida, partió de Madrid para Italia por el mes de Septiembre del año de 1662, aunque otros dicen pasó a Francia.


IX.

EN QUE SE TRATA DE LA IMAGEN del Santo Cristo del Panteón, y de la venida de Moreli a España.

El año de 1659 llegó a España la imagen del Cristo crucificado de bronce, y dorado, que mandó hacer en Roma de orden del Rey el Duque de Terranova para la capilla Real del panteón (El que encargó el duque de Terranova fue el de Bernini #), entierro de los Católicos Monarcas de España.
Fue su artífice un sobrino de Julián Fineli, alievo (término italiano de "estudiante", se trata de Domenico Guidi), o discípulo del Algardi, que siendo mozo mostró en esta obra más de lo que se esperaba.
Lo trajeron a palacio por el mes de Noviembre, y fue visto de su majestad en la pieza ochavada, y luego mandó a Diego Velázquez diese orden de llevarlo a san Lorenzo el Real, y que fuese también allá para ver la forma que se había de tener en su colocación; lo hizo como su majestad lo mandaba (El único motivo para mandar cambiar el de Bernini, ya allí presidiendo el panteón, por el de Domenico Guidi, es que el segundo tiene 4 clavos, pero no lo tengo por motivo suficiente, a no ser que Velázquez lo usara, para dejar claro con recado a los artífices italianos, que los encargos reales tenían que pasar por él).
En este año vino de París a Valencia Juan Bautista Moreli, natural de Roma, famoso estatuario, discípulo del Algardi, con el motivo de haberle sucedido en Francia no sé que contratiempo, el cual le hizo forzosa la fuga, habiendo sido allá escultor muy estimado del Rey cristianísimo: y habiendo labrado maravillosas cosas de barro, en figuras redondas, y de bajo relieve, como se ve en las historias que labró en Val deCristo (destruido en el XIX), uno de los monasterios de la santa cartuja en aquel reino (de Valencia), y en otras cosas que yo he visto en Valencia en casa de don Juan Pertusa, Caballero del Orden de Montesa, de las más ilustres casas de aquella Ciudad, y en otras partes, con tal excelencia, que parece le infundió Tintoreto su espíritu, y viveza; determinó de enviarle a don Diego Velázquez alguna obra de su mano, como a protector de este Arte, y en quien siempre los profesores de todas, hallaron la debida estimación y amparo, como se experimentó en muchas ocasiones, de que pudiera hacer larga mención; y así le envió una carta, y con ella unos niños alados, con las insignias de la Pasión de Cristo de medio relieve; lo cual visto por don Diego Velázquez, y Juan Bautista del Mazo, su yerno, pintor de su majestad, que le sucedió en la plaza de Pintor de Cámara, lo tuvieron por cosa superior, y digna de la vista de su majestad, a quien se lo manifestaron con gran aprobación y complacencia del Rey, y así se colocaron en palacio, puestos en sus marcos; y de su majestad, por mano de Velázquez, fueron remunerados.
Después, habiendo visto cuan bien habían parecido, envió Moreli otros barros, y un Cristo difunto de todo relieve, grande, y con algunos ángeles que le tienen llorando, con mucha propiedad: un san Juan Bautista: Niño Jesús dormido: un san Felipe Neri de medio cuerpo, y de todo relieve, como las antecedentes.
Deseó Velázquez ver a Moreli, y traerlo a palacio para que hiciese algunas obras; y habiéndole escrito en esta conformidad, no pudo venir a Madrid hasta el año de 1.661, con el sentimiento de haberle faltado, ya Velázquez trajo un buen número de estatuas pequeñas de los Dioses, observando en cada una aquellas partes en que fueron los griegos únicos, que es el semblante y acción vivísima, conforme al sujeto que representa.
Si es Orfeo, tocando su cítara, explica lo sonoro del canto un chiquillo dormido a la dulce melodía de su acento. Cibeles con una corona de torres en sus sienes, que así la pintaban los antiguos, representa su grandeza, porque los poetas fingieron que esta fue la madre de todos los dioses. En Mercurio, como dios de la Paz, la quietud de ánimo. En Marte, el furor. En Júpiter, el poder; y asimismo expresada en todas las demás, como Neptuno, Vulcano, Saturno, y otros, que todas son dignas de gran aprecio y estimación. Estas estatuas se colocaron en palacio en una estancia de las bóvedas del Jardín de la Reyna (fuentes de Aranjuez).
Le mandó su majestad a Moreli labrase una figura del natural del Dios Apolo desnudo, solo con una banda que le honestase, y al lado derecho un niño bellísimo que le tiene la lira; porque los antiguos le atribuyeron la música. Bajaba su majestad frecuentemente a verle modelar, y esculpir; y concluida esta figura, se puso en un jardín.
Hizo otra estatua de barro de una Musa, con un chicuelo al lado, que le tiene el instrumento músico; esta se puso en un nicho de la escalera secreta del cuarto del Rey.
Hizo el modelo de los Mascarones de bronce dorados que están en la fuente, que se labró el año de 1662 en Aranjuez (Todas las fuentes del jardín de la isla son de esa fecha), con muchos caños de agua, y adornada de muchas estatuas de mármol.
Y habiendo comenzado unos adornos de estuque en algunas piezas de aquel palacio, se quedaron sin acabar por muerte del Señor Felipe IV, y también por estar mal asistido de medios; y Moreli se volvió a Valencia, con ánimo de venir después a concluirlos, como con efecto vino; y preocupándole la muerte en Madrid, se quedaron así.
Fue superior, especialmente en labrar, o modelar de barro.


X.

COMO VELÁZQUEZ ASISTIÓ DE ORDEN de su Majestad al embajador Extraordinario de Francia, que vino a tratar las bodas con la Serenísima Señora Infanta de España Doña María Teresa de Austria; y de algunos retratos que hizo Velázquez en este tiempo.

Volviendo pues a el año de 1659. en el dia 16. de Octubre entró en Madrid el Mariscal Duque de Agramont, Gobernador de Vearne, Burdeos, y Bayona, embajador Extraordinario del cristianísimo Rey Luis XIV, cerca de las felices Nupcias de aquella majestad con la Serenísima Señora Doña María Teresa Bibiana de Austria, y Borbón, entonces Infanta de España: entró en palacio, apadrinado del Señor Almirante de Castilla: le recibió su Majestad en el salón, arrimado a un bufete, y en pie; y así estuvo todo el tiempo que duró la función.
Estaba la pieza de los Espejos adornada espléndida, y ricamente; y debajo del dosel una silla de inestimable precio.
Este adorno estuvo a cargo de don Diego Velázquez, como Aposentador mayor, y del Tapicero mayor y habiendo gustado el Monsieur Mariscal de ver despacio el cuarto del Rey, mandó su Majestad a don Diego Velázquez le asistiese con mucho cuidado, mostrándole lo mas precioso, y notable de palacio. Lunes veinte de Octubre, a las dos de la tarde, entró el Monsieur Mariscal en palacio por la escalera secreta, que sale al jardín del parque. Venia acompañado de sus dos hijos, el Conde de Guiche, Maestre de Campo de uno de los Regimientos de las Guardias del Rey cristianísimo, y el Conde de Lovini, y otros Señores. fue don Diego Velázquez mostrándoles todas las piezas del palacio, en que tuvieron mucho que admirar, por la multitud de pinturas originales, estatuas, pórfidos, y demás riquezas de que se adorna su gran fábrica.
Asimismo tuvo mucho que admirar en el adorno de las casas que visitó, y singularmente en la del Almirante de Castilla, la de don Luis de Haro, y Duque de Medina de las Torres, Conde de Oñate, que tienen excelentísimas pinturas originales.
Cuando se fue el Monsieur Mariscal a Francia, le dejó a don Cristóbal de Gaviria, de la Orden de Santiago, Teniente de Capitán de las Guardias Españolas, y Conductor de embajadores, un reloj de oro riquísimo para que se lo diese a don Diego Velázquez.
Este año de 1.659, ejecutó Velázquez dos retratos, que su Majestad mandó hiciese para enviarlos a Alemania al Señor Emperador: el uno fue del Serenísimo Príncipe de las Asturias Don Felipe Próspero, que nació el año de 1651. Miércoles 28 de Noviembre, a las once y media de la mañana: es uno de los más excelentes retratos que pintó, con ser tan dificultosos los de los niños, por la viveza, e inquietud que tienen: le pintó en pie, y con el traje que requerían tan pocos años: tiene junto a sí la montera con un plumaje blanco sobre un taburete raso; al otro lado una silla carmesí, y sobre ella descarga blandamente la mano derecha: en la parte superior del cuadro hay una cortina: en lo distante de la pieza, en que se finge una puerta abierta, todo con extremada gracia y arte, y con aquella belleza de color, y manera grande de este ilustre pintor; sobre la silla está una perrilla que parece viva, y es retrato de una que estimaba mucho Velázquez.
Parece que le sucedió lo mismo que a Publio, excelente pintor, que retrató a su querida perrilla Isa, para hacerla inmortal, como lo dijo agudamente Marcial (N.Ant.P. Marcial, lib.5.Epigr.), y lo pudo también decir de Velázquez.

Hanc, nè lux rapiat suprema, totam,
Picta Publius exprimit tabella;
In qua, tam similem videbis, Issam,
Ut sít tàm similis sibi, nec ipsa.
Issam denique pone cum tabella:
Aut utramque putabis esse pictam;
Aut utramque putabis esse veram.

El otro retrato fue de la Serenísima Infanta Doña Margarita María de Austria, muy excelentemente pintado, y con aquella majestad y hermosura de su original: a la mano derecha está sobre un bufetillo un reloj de ébano, con figuras, y animales de bronce, y con muy garbosa forma; en medio tiene un círculo, donde está pintado el carro del sol; y en el mismo círculo hay otro, pequeño, en el cual están compartidas las horas.
En este tiempo hizo otro retrato de la reina nuestra Señora en una lámina de plata redonda, del diámetro de un real de ocho segoviano, en que se mostró no menos ingenioso que sutil, por ser muy pequeño, muy acabado, y parecido en extremo, y pintado con gran destreza, fuerza, y suavidad; y cierto, que quien en tan pequeño espacio infunde tanto espíritu como se ve en este retrato, que parece, si pudieran caber, celos en la naturaleza, los tuviera de él. Merece nombre inmortal, con más justa razón que alabanza Merceli, de escultor famoso, por haber esculpido en un hueso de una guinda un navío con todas sus jarcias, de suerte, que puesta una abeja sobre la entena, le cubría todo con sus alas: causando tanto asombro esta obra, que dice Cicerón, que por ella le quisieron poner en el número de los Dioses siendo así, que esto lo consigue quien tiene, junto con perspicaz vista, un gran lago de flema, y una delicada pintura, que parezca tiene alma, la consigue el que tiene profundo ingenio con muy largo estudio, y práctica de muchos años.
Pocas veces tomó los pinceles Diego Velázquez después y así podemos decir fueron estos retratos las últimas obras, y última en perfección de su eminente mano, que le elevó a tan superior estimación y aprecio, habiéndole favorecido tanto la fortuna, la naturaleza, y el ingenio, que sobre ser muy envidiado, se conservó nunca envidioso.
Era muy agudo en sus dichos y respuestas: le dijo un día su majestad, que no faltaba, quien dijese que toda su habilidad se reducía a saber pintar una cabeza; a lo que respondió: Señor: mucho me favorecen, porque yo no sé que haya quien la sepa pintar.
Notable efecto de la emulación en un hombre que con tan soberanos testimonios de cuadros historiados había acreditado su universal comprensión del Arte, en que dejó otros tantos documentos a la posteridad.


XI.

DE LA MERCED MÁS SINGULAR, que hizo su majestad a don Diego Velázquez en premio de su virtud y servicios.


El año de 1658, hallándose don Diego Velázquez con el Rey en el Escorial, considerando su majestad que el ingenio, habilidad, y méritos personales de otros servicios en don Diego Velázquez le constituían acreedor de mayores adelantamientos, le honró con la merced de Hábito, el que eligiese un dia de la semana de Ramos, de una de las tres Ordenes Militares, y Velázquez eligió el de la Orden Militar de la Caballería de Santiago: y a no haberle preocupado la muerta, hubiera sido principio para ascender a mayores honras, según la aptitud de su persona, que ofrecía materiales para labrar mas elevadas fortunas.
Oí decir a persona de todo crédito, que habiéndose dilatado el despacho de las Pruebas, por algún embarazo ocasionado de la emulación, que la tuvo grande, habiéndolo entendido el Rey, mandó al Presidente de Ordenes, Marqués de Tabara, le enviase los informantes, que tenia su majestad que decir en las Pruebas de Velázquez; y habiendo venido, dijo el Rey; Poned, que a mí me consta de su calidad: con lo cual no fue menester más examen. ¡O magnanimidad digna de tan Gran Rey! perfeccionando por su mano la hechura que había labrado, y se la pretendían deslucir; y excusándole al mismo tiempo el rubor de la detención, y los crecidos gastos del nuevo informe.
En fin salió su despacho del Consejo de las Ordenes el Jueves 27 de Noviembre, y el Viernes día de san Próspero mártir 28 de dicho mes y año en el convento de religiosas de Corpus Christi con las ceremonias acostumbradas, y con gran gusto de todos recibió el Hábito por mano del Señor don Gaspar Juan Alonso Pérez de Guzmán el Bueno, Conde de Niebla, que después fue Duque de Medina-Sidonia: fue su Padrino el Excelentísimo Señor don Baltasar Barroso de Ribera, Marques de Malpica, Comendador de la Orden de Santiago.
Lo volvieron a Palacio, y fue de su majestad muy bien recibido, y de todos los señores, y criados del cuarto del Rey. Era este dia muy festivo en Palacio, por ser de san Prospero, en que el Serenísimo Príncipe Prospero cumplía años; y así pudo don Diego Velázquez atribuirlo todo a muestras de su prosperidad, y aun el experimentar en esta ocasión los combates de la envidia; porque la oposición perfecciona la virtud, y suele desmentir su esplendor el no tener tinieblas en que lucir. Horóscopo feliz, y próspero fue sin duda el de su nacimiento, según el que describe Julio Firmico, en el cual, el que naciere, será en la Pintura excelente, y de ella con superiores honras ilustrado.
Este año escribió don Lázaro Diez del Valle un elogio, y nomenclatura de algunos pintores, que por famosos han sido honrados con Hábitos de Ordenes Militares, y lo dirigió a don Diego Velázquez, de que hicimos mención en el tomo 1.lib.2.cap.9.§.4.


XII

DE LA JORNADA QUE HIZO Velázquez con su majestad a Irún, y de su enfermedad y y muerte.

El año de 1660, por el mes de Marzo salió de Madrid don Diego Velázquez a aposentar a nuestro Gran Monarca Felipe IV, en la jornada que su majestad hacía a Irún, acompañando a la Serenísima Señora Infanta de España Doña María Teresa de Austria.
Salió de Madrid don Diego Velázquez algunos días antes que su majestad: llevaba consigo a José de Villa-Real, Ayuda de la Furriera, y Maestro mayor de las reales obras, y otros criados de su majestad, necesarios en la jornada, todos de su jurisdicción, y a su orden.
Por Aposentador de la reina cristianísima iba José Nieto: la jornada empezó por Alcalá, y Guadalajara: llegaron a Burgos, donde Velázquez tuvo orden de su majestad para que se quedase allí el ayuda de la Furriera, porque su majestad se había de detener en aquella ciudad, y prosiguieron los demás su camino hasta Fuenterrabía, donde aposentó Velázquez a su majestad en el Castillo que ya tenia prevenido el Barón de Batevilla, Gobernador de la ciudad de San Sebastián; y a su cargo estuvo la fábrica de la Casa de la Conferencia, que se formó en la isla de los Faisanes, que hace el rio Bidasoa junto a Irún, en la Provincia de Guipúzcoa.
Se embarcó en una gabarra don Diego Velázquez con el Barón para ir a la Casa de la Conferencia, que dista poco de Fuenterrabía, y ver en el estado que estaba, porque se había aumentado mucho a la forma que tuvo el año de 1659,  que el Cardenal don Julio Mazarino, y el Señor Conde-Duque de san Lucar, ajustaron las paces entre el Católico Rey de España, y cristianísimo de Francia.
Tuvo orden de su majestad para asistir a la exornación de esta casa, y la del castillo, y que estuviese en la ciudad de San Sebastián para cuando su majestad llegase, donde había de detenerse algunos días.
Volvió con su majestad a Fuenterrabía a primeros de Junio, y asistió en todas las funciones que su majestad tuvo en la sala general de la Casa de la Conferencia, hasta el lunes siete de Junio, que fueron las entregas de la dicha Serenísima Señora Infanta al cristianísimo Rey de Francia Luis XIV, donde hago pausa: porque para contar la grandeza y lucimiento que tan grandes monarcas ostentaron en tan feliz día, es necesario mas dilatado papel, y mas elegante pluma.
El regalo que a su majestad hizo el Rey cristianísimo este día, de un Toison de diamantes, un reloj de oro, enriquecido de diamantes, y otras joyas riquísimas y primorosas de inestimable precio, se le entregó a don Diego Velázquez, para que lo condujese al palacio del castillo de Fuenterrabía.
No fue don Diego Velázquez el que en este día mostró menos su afecto en el adorno, bizarría, y gala de su persona; pues acompañada su gentileza y arte, que eran cortesanas, sin poner cuidado en el natural garbo, y compostura, le ilustraron muchos diamantes, y piedras preciosas: en el color de la tela no es de admirar se aventajara a muchos, pues era superior en el conocimiento de ellas, en que siempre mostró muy gran gusto: todo el vestido estaba guarnecido con ricas puntas de plata de Milán, según el estilo de aquel tiempo, que era de golilla, aunque de color, hasta en las jornadas, en capa la roja insignia; un espadin hermosísimo, con la guarnición y contera de plata, con exquisitas labores de relieve, labrado en Italia; una gruesa cadena de oro al cuello, pendiente la Venera, guarnecida de muchos diamantes, en que, estaba esmaltado el hábito de Santiago, siendo los demás cabos correspondientes a tan precioso aliño.
Martes a ocho de Junio salió su majestad de Fuenterrabía, y Velázquez sirviéndole, que así se lo había su Majestad ordenado, y que fuese adelante José de Villa-Real, su Ayuda, haciendo el aposento.
La jornada de la vuelta fue por Guadarrama y el Escorial a Madrid.
Cuando entró Velázquez en su casa, fue recibido de su familia, y de sus amigos con más asombro que alegría, por haberse divulgado en la Corte su muerte, que casi no daban crédito a la vista: parece fue presagio de lo poco que vivió después.
Sábado día de san Ignacio de Loyola, y ultimo del mes de julio, habiendo estado Velázquez toda la mañana asistiendo a su majestad, se sintió fatigado con algún ardor, de suerte que le obligo a irse por el pasadizo a su casa.
Comenzó a sentir grandes angustias y fatigas en el estomago, y en el corazón: le visitó el Doctor Vicencio Moles, médico, de la familia; y su majestad, cuidadoso de su salud, mandó al Doctor Miguel de Alva, y al Doctor Pedro de Chavarri, médicos de Cámara de su majestad, que le viesen; y conociendo el peligro dijeron era principio de terciana sincopal minuta sutil ¿Peritonitis?: afecto peligrosísimo por la gran resolución de espíritus; y la sed que continuamente tenía, indicio grande del manifiesto peligro de esta enfermedad mortal.
Le visitó por orden de su majestad don Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno, Arzobispo de Tiro, Patriarca, de las Indias; le hizo una larga plática para su consuelo espiritual; y el Viernes 6. de Agosto, año del Nacimiento del Salvador 1660, día de la transfiguración del Señor, habiendo recibido los Santos Sacramentos, y otorgado poder para testar a su íntimo amigo don Gaspar de Fuensalida, Grefier de su majestad, a las dos de la tarde, y a los sesenta y seis años de su edad dio su alma a quien para tanta admiración del mundo le había criado, dejando singular sentimiento a todos, y no menos a su majestad, que en los extremos de su enfermedad había dado a entender lo mucho que le quería y estimaba.
Pusieron al cuerpo el interior humilde atavío de difunto, y después le vistieron como si estuviera vivo, como se acostumbra hacer con los Caballeros de órdenes Militares: puesto el manto capitular, con la roja insignia en el pecho, el sombrero, espada, botas, y espuelas; y de esta forma estuvo aquella noche puesto encima de su misma cama en una sala enlutada; y a los lados algunos blandones con hachas, y otras luces en el altar donde estaba un Santo Cristo, hasta el sábado, que mudaron el cuerpo a un ataúd, aforrado en terciopelo liso negro, tachonado, y guarnecido con pasamanos de oro, y encima una Cruz de la misma guarnición, la clavazón, y cantoneras doradas, y con dos llaves: hasta que llegando la noche, y dando a todos luto sus tinieblas, le condujeron a su último descanso en la Parroquia de san Juan Bautista, donde le recibieron los Caballeros Ayudas de Cámara de su majestad, y le llevaron hasta el túmulo que estaba prevenido en medio de la capilla mayor; encima de la tumba fue colocado el cuerpo: a los dos lados había doce blandones de plata con hachas, y mucho número de luces.
Se hizo todo el oficio de su entierro con gran solemnidad, con excelente música de la Capilla Real, con la dulzura, y y compás, y el número de instrumentos y voces que en tales actos, y de tanta gravedad se acostumbra.
Asistieron muchos Títulos, y Caballeros de la Cámara, y criados de su majestad luego bajaron la caja, y la entregaron a don José de Salinas, de la Orden de Calatrava, y Ayuda de Cámara de su majestad, y otros Caballeros de la Cámara que allí se hallaron, y en hombros le llevaron hasta la bóveda, y entierro de don Gaspar de Fuensalida, que en muestra de su amor le concedió este lugar para su deposito.
Le consagró el siguiente epitafio, y le hizo imprimir su muy caro, e ingenioso discípulo don Juan de Alfaro, insigne cordobés, a quien se debe lo mas principal de esta historia, que con gran erudición de su hermano el doctor don Enrique Vaca de Alfaro recopiló en estas pocas líneas lo que aun vivió estrecho en muchos años.

EPITAFIO A LA MUERTE DE DON DIEGO VELÁZQUEZ.
POSTERITATI SACRATUM. D. DIDACUS VELAZQUIUS DE SILVA
Hispalensis. Pictor eximius, natus anno m.D.LXXXXIV.
Picturae nobilissima Arti sese dicavit, Prceceptore
accuratissimo Francisco Pacieco, qiti de Pictvra
pereliganter scripsit. lacet hic: proh dolor! D.D. Philippi IV.
Hispaniarum Regís Augustissimi a Cuibiculo Pictor Primus,
Camera excelsa adjutor vigilantissimus,
in Regio Palatio, & extra ad hospititim Cubicularius
maximus, a quo studiorum ergo, missus, ut Roma,
aliarum Italiae Urbium Pictura tabulas admirandas
vel quid aliud huius suppelectilis veluti statuas marmóreas,
l. aereas conquiret, perscutaret, ac secum ipse pro tune etiam INNOCENTIJ X. PONT
MAX.faciem coloribus mire expresserit, áurea
catena pretij supra ordinarij eum remuneratus est,
numismate gemmis caelato cum ipsius Pontif. efigie,
insculpta, ex ipsa ex annulo, appenso; tandem
D.Iacobi stemmate fuit condecoratus; post redditum
ex Fonte Rápido Galliae confini urbe Matritum versus
cum Rege suo Potentissimo, e Nuptijs Serenissima
D.Mariae Theresia Bibianae de Austria & Borbon, e
connubio scilicet cum Rege Galliarum cristianissimo,
D.D. Ludovico XIV. labore itineris febri praehensus,
obijt Mantue Carpetanae postridie nonas Augusti,
etatis LXVI. anno M.DC.LX. sepultusque est honorifice
in D. Ioannis Parroquiali Ecclesia, nocte, septimo
Idus mensis sumptu máximo, immodicisque expensis
sed non inmodicis tanto viro; Haroum concomitatu, in
hoc Domini Gasparis Fuensalida Grafierij Regij
amicissimi subterráneo sarcophago: Suoque Magistro praeclaroque
viro saeculis omnibus venerando, Pictura
collacrimante hoc breve epicedium Ioannes de Alfaro Cordubensis
maestus possuit, Henricus frater Medicus.

Aun después de muerto le persiguió la envidia, de suerte que habiendo intentado algunos malévolos destituirle de la gracia de su Soberano, con algunas calumnias siniestramente impuestas, fue necesario que don Gaspar de Fuensalida, por amigo, por testamentario, y por el oficio de Grefier, satisficiese a algunos cargos en audiencia particular con su majestad, asegurándole de la fidelidad, y legalidad de Velázquez y la rectitud de su proceder en todo, a lo cual su majestad respondió: Creo muy bien todo lo que me decís de Velázquez, porque era bien entendido. Con lo cual calificó su majestad el alto concepto en que le tenia, desmintiendo algunas bastardas sombras que habían pretendido empañar el claro esplendor de su honrado proceder, y de la buena ley con que sirvió siempre a tan soberano dueño de cuya Real esplendor generoso recibió tantas mercedes, que apenas se pueden sumar; pero aunque en el discurso de su vida se han tocado algunas, se recopilarán aquí, con otras que se ha podido adquirir noticia.


XIII.

RECOPILACIÓN: DE LAS MERCEDES que la Majestad del Señor Felipe IV hizo a don Diego Velázquez, juntamente con los Oficios y Empleos que ocupó en la Casa Real.

El año de 1630. le hizo merced su majestad a don Diego Velázquez de Silva de la ración de doce reales al día, y de un vestuario de noventa ducados al año,
Le hizo merced de un paso de Vara de Alguacil de Corte, que se regula en cuatro mil ducados.
Le hizo merced de Casa de Aposento, distinta de la que le tocó par sus Plazas, valuada en doscientos ducados cada año.
Le hizo merced su majestad de una pensión de trecientos ducados, que gozó, con dispensación de su Santidad, año 1626.
Una ayuda de costa de quinientos ducados de plata el año de 1637.
Le hizo merced de un Oficio de Escribano, acrecentado en el Repeso mayor de la Corte, igual al que ponen los Escribanos del Crimen, y se regula en seis mil ducados.
Le hizo merced su majestad desde el año de 640 en adelante de quinientos ducados al año, pagados en los ordinarios de la despensa de la Casa Real.
Le hizo merced de sesenta ducados al mes, por la asistencia a las obras reales, debajo de la mano del Excelentísimo Señor Marques de Malpica, Superintendente de ellas.
Le hizo merced de la vivienda capaz en la casa del Tesoro, que es dentro de palacio, quedando en pie los aposentos que gozaba.
Le hizo merced del Hábito de la Orden del Señor Santiago, que se le puso.
Le hizo su majestad diferentes mercedes para su yerno y nietos, así en la Casa Real, como en Plazas de Audiencias, de mucha consideración y grado.

LOS OFICIOS Y PUESTOS, QUE TUVO EN LA Casa Real,

Su primer asiento fue de Pintor de Cámara, y lo ejerció desde el año de 1623.
Juró de Ugier de Cámara, puesto muy honorífico, el año 1.627.
Pasó a Ayuda de la Guardarropa; el año de 1642 a Ayuda de Cámara, y el de 1643. Aposentador mayor de Palacio, que murió ejerciendolo con suma satisfacción y gusto de su Majestad, de cuya Real mano recibió otras mercedes, y considerables ayudas de costa, además de las citadas, y goces de sus Plazas que ejerció, dignas de la grandeza de tanto Rey, y de los méritos de tan vigilante vasallo, y excelente artífice: cuya fortuna, habilidad, e ingenio, con sus honrados procederes, le constituyeron modelo, y dechado de artífices eminentes, y le erigieron estatua inmortal para ejemplo de los futuros siglos, y enseñanza de la posteridad.


CVII.

FRANCISCO LÓPEZ CARO, PINTOR.

Francisco López Caro, natural y vecino de la ciudad de Sevilla, fue muy buen pintor, y discípulo del Canónigo Roelas: y aunque se aplicó a todo lo que comprende el Arte de la Pintura, sobresalió con especialidad en los retratos, de que dejó muy repetidos testimonios; por los cuales, y otras obras de su mano que se ven en Sevilla., y algunas en esta Corte, alcanzó gran opinión: y pasó sobre los años de 1608 a pintar en el Real palacio del Pardo la bóveda de la pieza donde se viste su majestad, así de estucos, y grutescos de muy excelente gusto, como de victorias del Invictísimo Señor Emperador Carlos V. para inmortalizar la memoria del primer fundador de aquel Real sitio.
Murió pues nuestro Caro en esta villa de Madrid en el año de mil seiscientos y sesenta y dos, y a los setenta de su edad.


CVIII.

FRANCISCO ZURBARÁN, PINTOR.

Francisco Zurbarán, natural de la villa de Fuente de Cantos, y vecino de la ciudad de Sevilla, tuvo sus principios en Extremadura con algún discípulo del divino Morales, y después pasó a perfeccionarse a Sevilla en la escuela del doctor Pablo de las Roelas, y aprovecho tanto, que ganó fama de excelente pintor con las muchas obras que hizo, y en particular con las que hay de su mano en el claustro segundo de la Merced Calzada de dicha ciudad, en la historia de san Pedro Nolasco (Entre el 1628 y 33 dos series de 22+12 obras señalan lo expertos, las que he logrado localizar imagen >> #), que es obra famosa, y a todas luces excelente donde es una admiración ver los hábitos de los religiosos, que con ser todos blancos, sé distinguen unos de otros, según el grado en que se hallan, con tan admirable propiedad en trazos, color, y hechura, que desmienten al mismo natural: porque fue este artífice tan estudioso, que todos los paños los hacia por maniquí, y las carnes por el natural y así hizo cosas maravillosas, siguiendo por este medio la escuela del Carabacho, a quien fue tan aficionado, que quien viere sus obras, no sabiendo cuales son, no dudará de atribuírselas a el Carabacho.
En el dicho sitio tiene un cuadro, que llaman el de la Perra, donde tiene hecha una tan, al natural, que se teme no embista a los que la miran ¿#?: y allí mismo está una figura de un mancebo con unas mangas de lama, o tela de plata, que cualquiera conoce de que tela son.
Un aficionado tiene en Sevilla un borreguillo de mano de este artífice, hecho por el natural, que dice lo estima más que cien carneros vivos (supongamos un Agnus Dei ¿#,#?).
También son de su mano las pinturas del claustro de los Mercenarios Descalzos (#,#,#,#,#,#,#), y las del retablo del convento de la Merced de Villagarcía, y el cuadro de la Magdalena de la iglesia de Pallares  que es advocación de la Santa; y en la sacristía del convento de san Pablo (exclaustrado 1835, destruido 1953), Orden de Predicadores en dicha ciudad: además de otras muchas pinturas suyas, hay un crucifijo de su mano, que lo muestran cerrada la reja de la capilla, que tiene poca luz, y todos los que lo ven, y no lo saben, creen ser de escultura.
Las pinturas de la iglesia de los Descalzos (interpretemos que no repite y son los trinitarios descalzos, 1810 expoliado, obras del taller, excepto #) en dicha ciudad, y del colegio de san Buenaventura (1810 expoliado, 1835 desamortizado, #,#,#,#) son también de su mano.
También pinto un retablo en el colegio de san Alberto (1810 expoliado, 1835 desamortizado, #,#,#,# en competencia de Alonso Cano, y de Pacheco. Y en la santa iglesia hizo también las pinturas de la capilla de san Pedro: y en fin dejó en Sevilla tantas, y aun en toda Andalucía, así en público, como en casas particulares parece no tienen número.
En el colegio de san Pablo de Córdoba hay muchas de santos de la Orden de Predicadores, de medios cuerpos (Son de Juan de Sevilla Romero), cosa superior; especialmente debajo de la escalera principal.
Es fama, que habiéndose retirado a vivir a Fuente de Cantos, su patria, la ciudad de Sevilla le envío su diputación, pidiéndole se dignase de venir a vivir a Sevilla para honrarla con su persona y eminente habilidad: siendo así que había entonces en ella otros pintores célebres, él lo hizo así, como lo merecía honra tanta.
Lo cierto es, que además de su habilidad, por su persona, trato, y buenas prendas era sumamente recomendable; y aun dicen que le ofrecieron casa, y a la verdad era consecuente.
Últimamente vino a Madrid por los años de mil seiscientos cincuenta (El Prado las fecha en 1634) llamado de Velázquez, de orden de su Majestad, donde ejecutó las pinturas de las fuerzas de Hércules, que están en el saloncete del Buen-Retiro sobre los cuadros grandes #,#,#,#,#,#,#,#,#,#,: y aseguran que estándolas pintando, entre muchas veces que el Señor Felipe IV pasaba a verle pintar, se llego a él una vez, y poniéndole la mano en el hombro, le dijo: Pintor del Rey, y Rey de los Pintores.
Hizo otras muchas pinturas para la casa de campo, y otros Sitios Reales; como también para algunos particulares, y diferentes templos, donde no son conocidas por suyas: pues en la sacristía de la iglesia de Peñaranda vi yo un cuadro suyo de la Encarnación (Por descartes se propone #), sin que nadie le conociese por suyo. Se Tiene por cierto que murió en esta Corte el año de mil seiscientos sesenta y dos, y a los sesenta y seis de su edad, con créditos no solo de su eminente habilidad, sino de eximia virtud, así en Sevilla, como en esta Corte.


CIX.

LOS DOS CÉLEBRES HERMANOS MIGUEL y Jerónimo García, Pintores, y Escultores en Granada

Los dos hermanos Miguel, y Jerónimo García, fueron naturales de la ínclita ciudad de Granada: y según consta de un epigrama, o silva laudatoria, que yo he visto impresa, con otros papeles curiosos de don Juan de Alfaro, y que escribió a los dos Pedro de Araujo Salgado, célebre ingenio granadino, parece fueron gemelos, o nacidos de un parto. Y sin duda nacieron debajo de un mismo influjo, pues ambos se inclinaron a la Pintura, y Escultura; pero según parece del dicho poema, el uno era eminente, o se señalaba más en hacer las efigies de bulto, y el otro en colorearlas, o pintarlas, que no es lo menos importante: pues muchas buenas esculturas vemos echadas a perder por mal encarnadas, o coloreadas y a otras las sublima de modo, que les acrece otro tanto de primor, y de estimación, como lo vemos en las de Cano, Herrera, Mena, Mora, y otros.
Y últimamente, exhalándose este autor en elogios de la superior habilidad de los dos referidos hermanos, haciendo anagrama del apellido de García dice, que todo lo convirtieron en gracia.
Sus obras están esparcidas en la ciudad, y reino de Granada, donde florecieron; aunque determinadamente no hay señalada noticia individual de alguna: como tampoco del año de su nacimiento, y muerte, más que haber florecido en tiempo del Señor Felipe IV, que falleció el año 1665.


CX.

JUAN DE TOLEDO, PINTOR.

Juan de Toledo, vecino de Madrid, natural de la ciudad de Lorca, en el reino de Murcia, hijo de Miguel de Toledo, y de doña Ginesa Calderón su mujer, descendiente de los pobladores de aquella tierra: aprendió el Arte de la Pintura con su padre, que también fue pintor, y por sus travesuras sentó plaza de soldado, y pasó a Italia sirviendo al Rey, en cuyo empleo se dio tan buena maña, que en breve tiempo llegó a ser capitán de caballos.
Pero no olvidado de su afición a la Pintura, dejó el Rel servicio, y se aplicó mucho a la escuela de Miguel Ángel de las batallas, y también a la de Annelo Falconi; y habiendo aprovechado grandemente en este manejo, se volvió a España, y pasó a Granada, donde hizo asiento algunos años, y pintó muchas marinas y batallas con singular excelencia, y algunas marchas, e historiejas de noche, tocadas de la luz de la luna, o de algún hachón, con extremado gusto y capricho, que para esto le tuvo muy singular, no contentándose su gran genio con estas menudencias, porque se extendió también a historias de gran magnitud, como lo manifestó en diferentes pinturas que hay de su mano en el convento de san Francisco el Grande de aquella ciudad.
También estuvo una gran temporada en Murcia, donde hizo diferentes obras, y especialmente el cuadro principal de la Asunción de nuestra Señora para la congregación de caballeros seculares en el colegio de san Esteban de la Compañía de Jesús de aquella ciudad, cuya excelencia acredita grandemente la pericia de su autor
se vino a Madrid, donde hizo muchas y excelentes obras, como lo demuestran las que ejecutó para la iglesia de las monjas de don Juan de Alarcón #, que fueron el célebre lienzo de la Concepción de nuestra Señora, con mucho triunfo de ángeles en la gloria, con la Santísima Trinidad arriba, y es de diez varas castellanas de alto, y la figura principal tiene tres: y viéndolo algunos pintores de esta Corte, no faltó quien dijo, que si fuera la Virgen una marcha de noche, y a caballo, fuera gran cosa.
Llegó a sus oídos, y habiendo inquirido quien había sido el autor de esta sátira, hubo de haber un disgusto muy pesado, porque él gastaba muy mal humor: lo cierto es, que la figura principal no es lo mejor que tiene el cuadro; pero en lo demás de la historia hay muy buenas cosas.
También son de su mano las demás pinturas del retablo, y las del altar colateral del lado del Evangelio de la misma iglesia.
También pintó en el techo de la iglesia nueva del colegio de Atocha de religiosos dominicos la historia de cuando Santo Tomás ofreció su obra a Cristo crucificado, y le respondió su majestad: Bene scripsisti de me, Thoma, quid ergo retribuam tibi? Y el Santo le respondió: Nihil aliud quam te, Domine. El cual es muy excelente cuadro, y se califica la gran opinión que tenía en esta Corte; pues fue nombrado para pintar en aquel sitio, para donde se eligieron los primeros hombres que había entonces en ella.
Es también de su mano un gran cuadro, que está en el altar mayor de los Trinitarios Descalzos de Alcalá de Henares de aquella visión misteriosa de la Redención, con la Trinidad Santísima arriba, y gran acompañamiento de gloria. Murió en esta Corte por los años de mil seiscientos sesenta y cinco, a los cincuenta y cuatro de su edad.


CXI.

PEDRO CUQUET, PINTOR. (Pere Cuquet)

Pedro Cuquet, natural de la ciudad de Barcelona, fue excelente pintor, como lo manifiesta el gran cuadro que pintó del Concilio Efesino, en que presidio san Cirilo, Carmelita: y está colocado en el frontispicio de la sacristía del convento de nuestra señora del Carmen de dicha ciudad (Desamortizado en 1835, destruido en el 1874).
También son de su mano la mayor parte de los lienzos del claustro de san Francisco de Paula, que contiene la vida de dicho Santo, sin otras muchas pinturas en diferentes retablos de dicha ciudad, donde murió de mas de setenta años, en el mil seiscientos sesenta y seis.


CXII.

PEDRO DE MOYA, PINTOR.

Pedro de Moya, natural de la ciudad de Granada, pasó a Sevilla, donde tuvo algunos ligeros principios en la escuela de Juan del Castillo. De allí paso a Flandes, y a Inglaterra, sirviendo al Rey en la milicia, y se aplicó a la escuela de Vandic, donde aprovechó grandemente.
Volvió a España, y pasó a Sevilla, y vivió allí muchos años, y dejó obras eminentes, que fueron muy celebradas de los mejores pintores de aquel tiempo.
Pasó después a Granada, donde también hizo excelentes obras; y fue el primero que introdujo en ella la buena manera avandicada, como se califica en una pintura de la Concepción de nuestra Señora de su mano, que está en la iglesia de nuestra Señora de Gracia (Arrasada en 1810 con las guerras napoleónicas, Desamortización 1835, Palomina usa Concepción como inmaculada concepción, así como encarnación, para anunciación, dada la poca obra para tomarle el estilo, cualquiera puede presentan esta obra, ¿#? y yo no puedo rebatirlo) en dicha ciudad; en cuya escuela, y la que había dejado Juan Fernández Machuca, discípulo que fue de Rafael de Urbino, se formó en Granada una gran casta de pintura, donde murió nuestro Moya por los años de mil seiscientos sesenta y seis, a los cincuenta y seis de su edad.


CXIII.

EL HERMANO IGNACIO RAETH, PINTOR.

El hermano Ignacio Raeth, flamenco, natural de Amberes, religioso Coadjutor de la Compañía de Jesús, discípulo en este Arte del Padre Daniel Segers, de su misma religión, fue recibido en la Compañía a los diez y ocho años de su edad, en el 1.644.
Asistió de compañero muchos años en el noviciado de Madrid al Eminentísimo Señor Juan Everardo, cuando era confesor de la reina reinante nuestra Señora Doña María-Ana de Austria, madre del Señor Carlos II: y por el mismo tiempo pinto la vida de nuestro Padre san Ignacio en treinta y seis cuadros, que están colocados hacia las tribunas en la iglesia nueva de dicha casa, que se dedicó el año de 1662 (1767 fueron expulsados). y un día de Corpus Christi se puso en público un retrato de su mano del venerable Padre Eusebio Nieremberg, de la misma Compañía, varón eximio en virtud y letras; que sobre estar muy parecido, estaba excelentemente pintado: y así fue de todos muy aplaudido, y celebrada la habilidad de su artífice, bien acreditada en esta, y en todas sus obras. El año 60, pasó al Colegio Imperial, donde estuvo dos años; y después se tiene por cierto se volvió a su provincia de Flandes, o a Alemania, y por allá murió, con grandes créditos de su habilidad, y religiosa virtud, por el año de mil seiscientos y sesenta y seis, siendo ya de crecida edad.


CXIV.

CRISTÓBAL GARCÍA SALMERÓN, PINTOR,

Cristóbal García Salmerón, natural de la ciudad de Cuenca, fue discípulo de Pedro Orrente: hizo diferentes obras en dicha ciudad, como son en la sacristía del convento de san Francisco ¿?, enfrente de la puerta un cuadro del Nacimiento de Cristo Señor nuestro de a vara, cosa excelente.
Y en la sobre-escalera de dicho convento las cuatro pechinas, con santa Clara, santa Rosa de Viterbo, y las dos Isabeles Franciscas de medio cuerpo. Y para don Fernando de la Encina, canónigo, y dignidad que fue de aquella santa iglesia, un san Juan en el desierto cosa superior.
Pareciéndole que en la cortedad de aquella tierra no podía lograr el merecido premio, vino a esta Corte, donde ejecutó diferentes pinturas, y especialmente la del Buen Pastor, que está en el claustro chico del convento del Carmen Calzado (Desamortizado exclaustrado en 1836), junto a la puerta que va a la iglesia al lado que mira al claustro grande, que parece de Orrente.
Es también de su mano, una pintura de fiesta de toros, celebrada en Cuenca al feliz nacimiento del Señor Carlos II, donde está copiada la misma ciudad, y el pintor en acto de pintarla, de cuya orden la ejecutó para enviar a su majestad y cuando yo la vi estaba colocada en el pasadizo de palacio a la Encarnación (Por la situación es posible que se librara en el incendio del Alcazar, démosla como desaparecida).
Murió en esta Corte por los años de mil seiscientos sesenta y seis, a los sesenta y tres de su edad.


CXV.

JOSÉ DE ARFE, ESCULTOR.

José de Arfe, insigne escultor, y nieto del insigne Juan de Arfe, el que escribió el libro de Varia Commensuracion, fue natural de Sevilla, donde tuvo sus principios con muy lucidas muestras de su ingenio.
Pasó a Roma para perfecionarse en su facultad; y lo consiguió con tales ventajas, que dejó en ella acreditado su nombre en repetidas obras.
Volvió después de muchos años a su patria, donde ademas de otras muchas estatuas que ejecutó, inmortalizó su fama en las figuras de plata que tiene la custodia de aquella santa iglesia, haciendo para ellas los modelos por donde se vaciaron, y reparándolas después #.
Son también obra de su ingenio las estatuas de los Evangelistas y Doctores de mármol que están en la capilla del Sagrario de aquella santa iglesia, figuras de mas de veinte pies de alto, cosa superior (Son de José de Arce #,#,#,#,#).
Murió en dicha ciudad por los años de mil seiscientos sesenta y seis, a los sesenta y tres de su edad.


CXVI

PABLO PONTONS, PINTOR.

Pablo Pontons fue natural, y vecino de la ciudad de Valencia, y discípulo en el Arte de la Pintura de Pedro Orrente: tuvo gran manera de pintar a la moda italiana, y con gran manejo.
Hay muchas pinturas suyas en dicha ciudad, especialmente en el convento de la Merced (1834 desamortizado), así en la iglesia, como en los claustros; y en el monasterio de la cartuja del Puche ¿? hay también muchas que acreditan su excelencia en el arte.
Murió en dicha ciudad de más de sesenta años, por el mil seiscientos sesenta y seis.


CXVII.

DON FRANCISCO JIMÉNEZ, PINTOR, (Francisco Jiménez Maza)

Don Francisco Jiménez natural de la ciudad de Tarazona, habiendo tenido en ella algunos principios en el Arte de la Pintura, pasó a Roma, donde estuvo algunos años estudiando en aquella célebre Atenas de la Pintura, y de donde vino muy aprovechado a Zaragoza, y allí ejecutó excelentes obras, y algunas de gran magnitud, especialmente tres cuadros de cuarenta palmos de altura, para la célebre capilla de san Pedro Arbues # en el Aseu de dicha ciudad.
Y también pintó la vida de san Elias para el claustro de los Carmelitas Calzados (Desaparecidos, 1808-9 formaba parte de la muralla defensiva al asedio francés, 1835 desamortizado. Ceán Bermúdez corregía a Palomino dándolos a Juan Pérez Galbán) cosa de gran gusto y capricho en el historiado.
Fue nuestro Jiménez hombre poderoso y rico, así de lo que adquirió por su industria, y profesión, como por la hacienda que heredó de sus padres de suerte, que dejó fundadas dos obras pias en Zaragoza: la una para dotar hijas huérfanas de pintores, para tomar estado; y la otra de capellanías para estudiantes hijos de pintores: circunstancias que le hacen muy recomendable a la posteridad, y ejemplar que debiera tenerse presente en esta Corte, y ciudades grandes para semejante providencia, en que le debe el Arte a nuestro Jiménez inmortal gratitud.
Pero no solo se debia atender a estos dos fines tan importantes, sino también para la manutención de pintores ancianos, cuya decrepitud los inhabilita, y despeña al abismo de la miseria, como he conocido yo a muchos, y algunos, cuyas vidas por eminentes en esta Arte, se verán en este catálogo. Murió nuestro don Francisco en dicha ciudad de Zaragoza por los años de mil seiscientos y sesenta y seis, y a los setenta y ocho de su edad, dejando inmortalizado su nombre, no solo en las eminentes obras de su pincel, sino en las heroicas fundaciones de su piedad.


CXVIII.

MANUEL PEREIRA, INSIGNE ESCULTOR.

En el feliz reinado del Señor Felipe IV floreció Manuel Pereyra, excelente escultor, noble portugués, de que dan testimonio las muchas estatuas que tiene en esta Corte: siendo testigos fidedignos el San Bruno de piedra que está en la portada de la hospedería de la cartuja, que fue tan de la aprobación del Señor Felipe IV, que tenia mandado a su cochero del tronco, que pasando por la calle de Alcalá, y llegando al sitio de la hospedería de la cartuja parase, fingiendo que se le había descompuesto alguna hebilla o correa, para dar lugar a que su majestad lo viese.
Y también otra estatua del mismo santo que hizo para la cartuja de Miraflores #, junto a Burgos; bien que esta es de madera.
También la de san Antonio de los Portugueses, que está encima de la puerta de su templo # (¿?, Palomino no menciona el San Antonio del interior, posiblemente en su visita estaba en construcción el 1º retablo barroco 1724 y la pieza no figuraba); el san Isidro, también de piedra, que está sobre la de su capilla (Se perdió en 1936): y el san Andrés que está en la de la Parroquial de dicho santo (medio destruida se restauró, faltaba la cabeza, mano izquierda y brazo derecho, se puso sustituyendo a san Isidro #); y una imagen de nuestra Señora en la otra puerta de dicha capilla: y los labradores santos que circundan el tabernáculo, en que se venera el sagrado cuerpo de san Isidro (Todos destruidos el 1936, queda una fotografía de uno).
También la célebre estatua de piedra del glorioso Patriarca san Benito, que está en la portada del convento de san Martin (monasterio destruido entre el XIX y XX): todos mudos panegíricos del nombre inmortal de tan eminente artífice. No siendo menos otras efigies que tiene en Alcalá de Henares, así en la iglesia de las religiosas Bernardas #, como en aquel colegio mayor y sobre todo la soberana efigie del santísimo Cristo del Perdón, que se venera en el convento de Dominicos del Rosario (Destruido en 1936 queda una fotofrafía) en esta Corte, cosa portentosa, a que ayudó mucho la encarnación de mano de Camilo, que dándose la mano estas dos facultades, suben mucho de punto la perfección. También son de su mano los cuatro santos Benitos, y Bernardos, que están en la iglesia del convento de san Plácido (Demolido en 1903, reconstruido el 1912  #,#,#,#).
Pero lo que excede todo encarecimiento es, que estando casi ciego, trabajo que le sobrevino a lo último de su vida, ejecutó el modelo de la estatua de san Juan de Dios, que está en la portada del claustro de su convento en esta Corte, que llaman de Antón Martin (Se derribó y se hizo un nuevo Hospital en 1918. Queda un fotografía de la fachada, donde no se logra apreciar la obra), y aun dirigió la estatua de piedra por el tacto, la cual ejecutó Manuel Delgado, escultor de razonable habilidad, y discípulo suyo, y cierto que es una bellísima figura.
Y en fin tuvo obras de tanta entidad, que llego a estar muy acomodado, favorecido de la fortuna, y estimado de todos, y así casó una hija que tuvo con don José Mendieta, Caballero que fue de la Orden de Santiago, Ayuda de Cámara del Rey, y Veedor de las obras reales.
Y también tuvo otro hijo Sacerdote de muy buenas prendas, que se llamó don Bartolomé.
Murió en esta Corte nuestro Pereira por los años de mil seiscientos y sesenta y siete, a los sesenta y tres de su edad.


CXIX.

DON EUGENIO DE LAS CUEVAS, PINTOR.

Don Eugenio de las Cuevas, aunque tomaba los pinceles en la mano por solo deleite, merece se haga memoria de sus buenas prendas por la eminencia de su ingenio, asi en la Pintura, como en otras buenas artes.
Fue pues natural de Madrid, hijo de Pedro de las Cuevas, y de su mujer doña Clara Pérez, por cuya línea fue hermano de Francisco Camilo, y desde sus primeros años tuvo notable propensión al Arte de la Pintura, y a la música.
Comenzó en su niñez a dibujar, debajo de los preceptos de su padre, que fue, como lo tengo dicho, muy práctico, y teórico, aprendiendo juntamente a leer y a escribir, 5 y con la mucha codicia que tenía de saber, le vino un corrimiento a los ojos, que le obligaba a dar de mano a estos ejercicios: y así, aunque le llevaba la afición, no podía dibujar, ni escribir; y conociendo su padre que tenía muy buen natural para la música, porque se divirtiese, le dio maestro que se la enseñase; y juntamente que acudiese al estudio de la Gramática en el colegio de la Compañía de Jesús.
Llegó pues a cantar un papel de música de repente, y en la Gramática, hasta la Retórica; y después se dio a los estudios de las Matemáticas, en los cuales se hizo muy práctico, porque para cualquiera cosa tenia natural aptitud.
Estando en esto, y entreteniéndose algunos ratos en el dibujo, fue elegido para maestro en él, del Señor Don Juan de Austria, hijo del Rey nuestro Señor Don Felipe IV, siendo su Ayo don Pedro de Velasco, Caballero de la Orden de Santiago. Después teniendo noticia de su ingenio don Rodrigo Pimentel, Marques de Viana, le llevó consigo, con título de su Secretario, señalándole juntamente gages por Ingeniero; y así hizo en Orán cosas muy señaladas del servicio de su majestad: y si hubiera seguido solamente el Arte de la Pintura, según su habilidad, y excelente ingenio, sin duda fuera eminente en él; porque en pequeño pintaba cosas de muy buen gusto, como son laminitas para joyas, y retratos pequeños, en que gastaba los ratos ociosos.
Además de'estq Tenia otras muchas hacia muy buenos versos castellanos, y cantaba a la vihuela; muy bien punteada, con singular gusto, con que virtuosamente se entretenia con sus amigos, que por sus buenas prendas y habilidades, tuvo muchos, y grandes Caballeros que le estimaban. Murió en esta villa de Madrid el año de mil seiscientos sesenta y siete, y a los cinduenta y cuatro de su edad.


CXX.

DON FRANCISCO CARO PINTOR

Don Francisco Caro, natural de la ciudad de Sevilla, vecino de esta Corte, e hijo de Francisco López Caro, de quien ya hicimos mención, fue discípulo de su padre en el Arte de la pintura, y se perfeccionó con Alonso Cano.
Vivió en esta villa de Madrid, donde hizo muchas, y buenas pinturas para diferentes personas particulares; y tuvo ajustado el hacer toda la pintura de la Real capilla del glorioso san Isidro, repartida en diferentes casos de la vida. del santo Patrón de esta villa de Madrid, la cual se estaba ejecutando entonces por el año de 1658, indicio claro de su gran crédito aunque después se determinó fuese la vida de la Virgen en el recinto del tabernáculo, y los cuatro grandes de fuera, de la historia del Santo (Todos ardieron en 1936): y estas las ejecutaron Rizi y Carreño, y nuestro don Francisco tomó a su cargo la vida de la Virgen, en que se desempeñó con gran magisterio, y se conoce bien la escuela de Alonso Cano, y así adelantó mucho su crédito; como también en otro gran cuadro que hizo para el claustro de san Francisco de Segovia, que es el Jubileo de la Porciuncula, donde está el retrato de don Antonio de Contreras, y su mujer, dueños de aquella obra.
Y después de haber ejecutado otras muchas obras públicas, y particulares, murió de harto poca edad en esta Corte, pues apenas tenía cuarenta años, por el mil seiscientos sesenta y siete.


CXXI. 

SEBASTIÁN MARTÍNEZ, PINTOR.

Sebastián Martínez, natural y vecino de la ciudad de Jaén, fue pintor insigne, y por una manera muy caprichosa, extravagante, y rara; pero con buen gusto y corrección, y con gran templanza y vagueza de términos, como lo acreditan repetidas obras que tiene en aquella ciudad, públicas y particulares, especialmente las; del patío de la Compañía de Jesús y entre otras un gran cuadro del martirio de san Sebastián en una capilla de la iglesia mayor, cosa verdaderamente admirable en lo historiado, caprichoso, y bien observado de luz.
En Lucena, tengo noticia que hay algunas pinturas (Retablo) de nuestro Martínez con gran aprobación de los del Arte.
En Córdoba en la, iglesia del convento de religiosas de Corpus Christi, hay cuatro lienzos suyos cosa excelente: el uno es de la Concepción purísima, y está en el altar mayor a el lado del Evangelio y en su correspondencia hay otro de san Francisco de Asís cuando el ángel significó la pureza que debía tener el sacerdote, en la diafanidad de la redoma de agua. Otro del Nacimiento de Cristo Señor nuestro, sobre la puerta de la sacristía que es un lienzo muy caprichoso, y pintado como de día. El otro es de san Jerónimo en la penitencia, muy flaco, y consumido, que todos muestran bastante la eminencia, y capricho de su autor.
Vino a Madrid, habiendo muerto don Diego Velázquez, y el Señor Felipe IV le hizo su pintor, no obstante que dijo su majestad ser su pintura de poca fuerza, y que era menester mirarla junto a los ojos, porque lo hacia todo muy anieblado, pero con un capricho peregrino.
Y sucedió, que pintando un día en palacio, y estando sentado, llegó el Rey por detrás cogiéndole descuidado; y habiendo él conocido a su majestad, se levantaba para hacer el debido acatamiento, y entonces el Rey le puso las manos sobre los hombros diciéndole estate quedo, Martínez; y él desde entonces, venerando esta: honra, acostumbró poner en sus obras "Martínez fecit", que antes ponía su nombre entero.
Pero yo extraño mucho no haber visto pintura alguna suya en ninguno de los Sitios Reales, que las conozco muy bien; sí entre particulares.
He visto algunas, y discurro que seria por haber vivido poco en esta Corte.
Hizo también paisajes con excelencia, y yo vi uno en poder de don Antonio reinoso, discípulo suyo, y de quien adquirí estas noticias, que era una Aurora, cosa superior.
Murió pues en Madrid por el año de mil seiscientos y sesenta y siete, y a los sesenta y cinco de su edad.


CXXII.

ANTONIO DEL CASTILLO, Y SAAVEDRA, Pintor Cordobés.

Antonio del Castillo y Saavedra, natural de la ciudad de Córdoba, y de las familias ilustres de sus apellidos, conocidas por tales en aquella gran ciudad, fue hijo de Agustín del Castillo, pintor excelente, de quien tuvo Antonio sus principios, que aunque en el primer tomo dijimos que su padre se llamó Juan, fue equivocación con otro hermano de Agustín; pero siendo de pocos años Antonio, y estando muy tierno en los rudimentos del Arte, le faltó su padre, con cuyo motivo pasó a Sevilla a perfeccionarse en el Arte en compañía de José de Sarabia, también ilustre pintor cordobés y lo consiguieron en la escuela de Francisco Zurbarán.
Viéndose Castillo ya adelantado en el arte volvió su patria, donde hizo excelentes obras públicas y particulares, especialmente un gran cuadro de san Acisclo mártir, y patrono de aquella ciudad, en oposición de Cristóbal Vela para la obra de aquel gran retablo de la santa iglesia, la cual no tuvo fortuna de lograr, y se colocó el cuadro junto a la capilla del Ilustrísimo Señor don Fray Alonso Salizanes, que entonces era donde estaba la pila del bautismo, que siendo como es una figura gigantesca, muestra muy bien la eminencia de su artífice, por estar muy dibujada, y con gran proporción y simetría, y bien actuada de claro-obscuro; aunque el tiempo la tiene muy maltratada, por estar, como estaba, inmediata a las claraboyas de aquel sitio.
Tiene también en aquella santa iglesia las pinturas de una capilla que cae al costado del patio de los naranjos, junto a la figura del cautivo: que son la Virgen del Rosario, san Roque, y san Sebastián a los lados, cosa de lo mejor gusto que hizo.
No lo son menos los dos santos Apóstoles san Felipe, y Santiago, figuras mayores que el natural, hechas con gran magisterio, que están casi en frente de dicha capilla en un pilar de aquella santa iglesia antes del coro.
Pero sobre todo, en materia de lo historiado, el cuadro del martirio de san Pelagio, apaisado, que está en una capillita al lado del coro por la parte de fuera, que mira hacia el punto, donde mostró mucho Castillo la eminencia de su ingenio en lo historiado. Así en las figuras del primer termino, donde se demuestra la sentencia que pronunció aquel rey Bárbaro, contra la ínclita pureza, y constancia invencible de aquel arrogante mancebo; como en el segundo término la ejecución del martirio, desmembrándole vivo en menudos pedazos su santísimo cuerpo: es sin duda este cuadro de lo mas excelente que hizo Castillo en materia de historia.
Tiene también en dicha santa iglesia las pinturas al fresco que están en la puerta del Perdón, por la parte de fuera donde están los santos Apóstoles san Pedro y san Pablo, los santos mártires Patronos de Córdoba Acisclo, y Victoria, y la Asunción de nuestra Señora, con san Miguel, y san Rafael a los lados, todo ejecutado con tan superior magisterio e inteligencia del manejo y calidades del fresco, que con haber hoy mas de ochenta años que se hicieron, parecen tan frescas como si estuvieran recién acabadas.
Tiene además de esto en público en dicha ciudad, diferentes cuadros de Concepción, como son la de la calle de Armas, la del Potro, y la de la Herrería, aunque ya la inclemencia del tiempo las tiene muy deterioradas (Seguramente hornacinas populares al exterior, no han sobrevivido).
También tiene una excelente figura de san Rafael en las casas de Cabildo, o cuadras de Rentas de aquella ciudad. Y en el Real colegio de san Pablo, del sagrado Orden de Predicadores, son de su mano todas las pinturas de aquella célebre escalera, de figuras mayores que el natural, donde se ve en el testero principal aquel gran cuadro del santo Rey Don Fernando, consagrando al Apóstol de las gentes aquel religioso convento y colegio, fundación, y dotación suya el año de 1236. Adornan los demás espacios de esta insigne escalera los dos ínclitos Patriarcas san Francisco, y santo Domingo, san Buenaventura (¿Perdido? estaba en 1961 en el museo de Bilbao. #), y santo Tomás, y otros santos de ambas religiones, hecho todo con singular magisterio, y bizarría.
Tiene también dos hornacinas en el sagrado hospital de Jesús Nazareno de aquella ciudad, pintadas al óleo sobre la misma pared; en la una la reina santa Helena, con una historieja de la invención de la Cruz ¿#?, en segundo término, cosa excelente. Y en la otra hornacina está el dichoso san Dimas, o el Buen Ladrón, crucificado, figura tan natural, y tan expresiva de aquellas ansias y afectos, con que pronuncio aquellas dulces palabras ác Domine y memento mei que le salen de la boca, que parece que se le escuchan, y que fueron tan eficaces, que bastaron a conquistarle el Paraíso. Y en la parte inferior se mira la ciudad de Jerusalén, hecha con extremada gracia y capricho.
Confieso con ingenuidad, que de figura sola, y desnuda, ni él hizo más, ni parece que se puede hacer. Tiene en esta misma casa un cuadro grande de la Asunción de nuestra Señora, y su Coronación, con gran acompañamiento de ángeles, y serafines, aunque no tan observado de contraposiciones, y graduación de términos como lo hizo en otras cosas.
También tiene en el salón del santo Tribunal de aquella ciudad un gran cuadro de Cristo Señor nuestro crucificado, con san Juan, y la Virgen a los lados, cosa excelente.
En la iglesia del convento de san Francisco tiene en una capilla, junto a la de la Vera-Cruz, una pintura de los dos santos Juanes, también cosa superior. Y en el remate del retablo de la capilla de la Concepción tiene un cuadro del Espíritu Santo, con una guirnalda de serafines alrededor, alumbrados todos del centro, cosa maravillosa. No lo es menos otro cuadro de san Ildefonso, con el favor soberano que recibió de la reina de los ángeles como capellán suyo, aunque ya muy deteriorado por estar a la inclemencia del tiempo en uno de los ángulos del claustro: donde también tiene otro del bautismo de nuestro seráfico Padre san Francisco #, que hizo en competencia de los de Alfaro, como decimos en su vida, a devoción de Sebastián de Herrera compadre suyo, donde irritado de ver tan repetida la firma de Alfaro en todos sus cuadros, puso en el suyo, no queriéndole firmar, aquel celebre epígrafe: "Non fecit Alfarus"; con cuya discreta frase reprehendía tácitamente la repetida jactancia de la firma, si así cabe decirse; porque en obras publicas, y de consecuencia no tengo por delito el firmarlas.
Es también de su mano el cuadro principal de la Visitación de santa Isabel (Perdido en la invasión francesa) en el convento de religiosas de santa Isabel de los ángeles de aquella ciudad, donde cometió Castillo un absurdo involuntario, a contemplación de don Gómez de Córdoba y Figueroa, caballero de superiores prendas y calidad, a cuya devoción se hizo: que siendo muy aficionado a todas buenas artes, era con tal extravagancia, que en todas había de haber correspondencia y aunque esto es muy práctico en las cosas artificiales, en las naturales, o que imitan el natural es absurdo tan grande, que antes consiste su primor en la casualidad y descuido, huyendo la repetición en la correspondencia de los colaterales. Y así en dicho cuadro están en el medio la Virgen, y santa Isabel abrazándose, imitadas en todo las acciones, hasta en los semblantes; y al lado de la Virgen está san José; y al de la santa Zacarías en la misma actitud, perfil, y postura de rostro; y a este mismo respecto se van correspondiendo los ángeles, y serafines, que hay en la gloria: es un cuadro, que cada cosa de por sí está muy buena pero todo junto no se puede digerir,
Y a este modo tan extravagante le hizo Castillo a este Caballero otras muchas pinturas, con gran mortificación suya; pues aunque lo conocía, no lo podía remediar; así por complacer al dueño, que era de la primera nobleza de aquella ciudad, como porque no estaba tan sobrado de medios, ni de obras, que pudiese abandonar algunas; y más cuando el don Gómez no era nada escaso en satisfacerlas cuando los artífices le daban gusto. ¡Cuántas veces los dueños de las obras quedaran mas bien servidos, no obedeciéndoles en lo que mandan! pues piden contra lo mismo que desean; porque deseando que la obra salga con la debida perfección, mandan cosas que totalmente la deslucen. Con que el no obedecerles seria el mejor modo de servirles: solo falta que lo entiendan así.
Tiene también Castillo en dicha ciudad dos cuadros de san Pedro y san Pablo en el altar mayor del Hospital de la Caridad, y otros dos de san Acisclo, y Victoria, medios cuerpos en el de la Consolación.
También tiene otro del bautismo de Cristo Señor nuestro en la iglesia de la Santísima Trinidad de Calzados (Exclaustrado 1835 aunque regresaron en el 93).
Y en la sacristía del convento de la Arruzafa, de Recoletos Franciscos (Exclaustrado, actualmente el parador de Córdoba), tiene otros dos cuadros de san Francisco, y san Buenaventura ¿#?, de medios cuerpos, cosa excelente; como también otras cuatro pinturitas pequeñas de santas vírgenes, de medio cuerpo, y un crucifijo en una cruz pequeña, que está en un altar, cosa peregrina.
Fue también nuestro Castillo excelente paisajista, para lo cual se salía algunos días a pasear con recado de dibujar, y copiaba algunos sitios por el natural, aprovechándose así mismo de las cabañas, y cortijos de aquella tierra, donde copiaba también los animales, carros, y otros adherentes que hallaba a mano; y algunas casualidades en aquel arroyo de las peñas con singularísimo primor.
Fue también gran arquitecto, perspectivo, y retratista, de quien hay en dicha ciudad repetidos testimonios en las casas de aquellos Caballeros, especialmente en la del Conde de Hornachuelos, y en casa del dicho don Gómez de Córdoba, como también en casas particulares, así de paisajes, como de retratos; y especialmente tuvo singular gracia en las ciudadelas, que de ordinario ponía en los paisajes.
Y sobre todo en las historiejas de mediano tamaño fue superior, como lo manifestó en un juego de cuadros de la Vida de Cristo, y martirios de Apóstoles, de los cuales tenía algunos el Prior de la Vereda don Pedro Carranza en dicha ciudad de Córdoba; y otro juego de historias de la Pasión de Cristo, que hizo para don Francisco de Alfaro, de vara de alto: de los cuales he visto cuatro en la iglesia de san Felipe Neri de aquella ciudad, y otros cuatro en Granada en poder de don Francisco de Torres y Liñan, Contador de aquella santa iglesia, junto con otros cuatro paisajillos del mismo autor, de a tres cuartas de alto con historiejas, la una del sacrificio de Abrahán; la otra del Hijo Pródigo; otra del triunfo de Judith; y la otra del Sueño de san José en los celos: todas hechas con singular gracia y primor.
En casas particulares hay también en esta Corte algunas pinturas suyas especialmente en casa del Excelentísimo Señor Conde de Priego, y en casa de la viuda de don Francisco Eminente, y también en la mía hay un cuadro de santa Catalina mártir, con la historieja de su martirio a lo lejos y otro del Arcángel san Miguel con el demonio a los pies, valiente figura, y bien esforzada.
Otra pintura hay de Cristo Señor nuestro caído con la cruz a cuestas, que está al subir la escalera interior de san Cayetano.
Y otras dos pinturas, la una de Santiago, y la otra de san Juan, figuras del tamaño del natural, que están dentro de la clausura en el Real convento de las Señoras de la Encarnación, Agustinas Recoletas en esta Corte.
Tuvo también gran facilidad nuestro Castillo, en hacer dibujos de cuanto se le ofrecía y así quedaron innumerables cuando murió: de los cuales no tengo yo la menor parte, los los más hechos de pluma y algunas cabezas especialmente de viejos, hechas con pluma de caña: para lo cual buscaba unos carrizos, o cañas delgadas, que tienen lo canutos largos de que hacen en Córdoba las cerbatanas para que los muchachos arrojen los huesos de las almezas y los cortaba como plumas de gordo, y con aquellas gustaba de dibujar cabezas grandes, con plumeadas gruesas, con gran magisterio y libertad.
Hizo también muchas trazas de varios adornos, y arquitectura para su muy intimo amigo Melchor Moreno, hombre de muy acreditada habilidad en esta línea, y así mismo para piezas de platería, y otros artefactos; y también modeló muy bien de barro, que yo vi algunas figuras desnudas y cabezas hechas con excelente gusto.
Últimamente pasó a Sevilla por el año de 1666, a donde no había vuelto desde sus primeros años, y donde viendo las pinturas de Murillo, que estaba entonces en lo florido de su edad, pasmado de ver que se llevaba el aura popular, con aquella belleza de colorido que a él le faltaba, sobrándole tanto el dibujo, dijo: ¡Ya, murió Castillo! y así fue porque volviéndose a Córdoba, entró en él tal melancolía, que vivió muy poco después, y pintó muy pocas cosas; y entre ellas el san Francisco de medio cuerpo que tenia Lorenzo Mateo, mercader de aquella ciudad, y de gran ingenio, muy aficionado a las cosas de Castillo: y lo cierto es, que este san Francisco excede en el buen gusto y dulzura en la cabeza y manos a todo lo que hizo en su vida Castillo, porque a la verdad le faltó una cierta gracia y buen gusto en el colorido.
Y así cuentan, que habiendo visto Alonso Cano unas pinturas de los Evangelistas de mano de Castillo, que están hoy en Córdoba, dijo, que dibujando tan bien, era lástima que no viniese a Granada para enseñarle a pintar: lo cual habiéndolo sabido Castillo, dijo: Mejor será que él venga por acá, le pagaremos la buena intención con enseñarle a dibujar.
Fue viveza de su ingenio, aunque no tuvo razón, porque era muy pronto y agudo en sus dichos.
Sucedió también, que un pintor de aquella ciudad, que se llamaba Acisclos (Por fechas no puede ser el mismo autor del libro Asciclo Antonio Palomino de Castro y Velasco, posiblemente se trate de Acisclo Leal Gaete), cuyo nombre, corrompiéndole el vulgo, llaman Ciscos, habiendo hecho alguna pintura, de que estaba mas satisfecho de lo qué debía, dijo con gran jactancia: mis pinturas castillean. Se lo dijeron a Castillo y el respondió sus pinturas cisquean, que no castillean. 
Hizo también Castillo muy buenos versos, y fue hombre de lindo trato, discreción, buena estatura, y muy buen arte.
Murió finalmente en dicha ciudad el año de mil seiscientos y sesenta y siete, a los sesenta y cuatro de su edad, dejando tal crédito en aquella ciudad, que el que no tiene pintura de Castillo, no se tiene por hombre de buen gusto.
Tuvo varios discípulos, y especialmente Pedro Antonio, y Manuel Francisco, pero ninguno que llegase a la eminencia de su maestro.


CXXIII

ALONSO DE MESA, PINTOR.

Alonso de Mesa, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue excelente pintor, no se sabe de quien fue discípulo, aunque algunos quieren lo fuese de Alonso Cano.
Pintó toda la vida de nuestro Seráfico Padre san Francisco, y otros santos, y varones insignes de su primitiva fundación, que están en el claustro de su convento de Religiosos de la Observancia en esta Corte (Los cuadros marcharon al convento de San Francisco de Guadalajara Ceán Bermúdez los ve allí y durante la ocupación francesa se perdieron). Por la cual obra se conoce su virtud, ingenio, y ventajoso natural para el Arte, según el gran manejo y práctica; facilidad que muestra en la invención, y expresión de afectos. dejó su retrato en el cuadro del entierro del santo Patriarca entre los que van acompañando con luces. Murió de poco mas de cuarenta años en esta Corte, por el de mil seiscientos y sesenta y ocho, con gran sentimiento de toda la profesión.


CXXIV.

LICENCIADO PEDRO VALPUESTA, Pintor.

El Licenciado Pedro Valpuesta, Presbítero, natural de la villa de el Burgo de Osma, hijo de Pedro Valpuesta, agente de negocios, y de Ana de Medina, vecinos y naturales de dicha villa, fue discípulo de Eugenio Cajés, pintor de su majestad, a quien ningún discípulo suyo ha imitado tanto: pues muchas de las obras que hizo las tenían por de mano de su insigne maestro. Entre las cuales es una la pintura que está en el coro de la iglesia de san Francisco de esta Corte (desaparecido o destruido), que es parte de la historia del Serafín Patriarca.
Y en la Parroquial, de san Miguel, en una capilla que está frontera de la puerta del costado de la iglesia, que es de Juan de Arigon, pintó las Festividades de nuestra señora (Desaparecidos o destruidos).
En el hospital real del Buen suceso, hay de su mano una pintura de san Joaquín, santa Ana, y san José, y el Niño Jesús, cosa que parece de Eugenio Cajés. Y en santa Clara, convento de Religiosas Franciscas, pinto la historia de la Santa en seis cuadros  (Desaparecidos o destruidos) excelentísimos, que están colocados en el cuerpo de la iglesia: y también otras cuatro pinturas tiene ejecutadas en el cuerpo de la iglesia del convento de la Concepción Francisca queda #, y destruido # . Por las cuales obras se conoce el gran ingenio, y loable virtud de este honrado Sacerdote; pues con ellas alcanzó el mérito de ser puesto en el catálogo de los eminentes artífices de España.
Murió en esta Corte el año de mil seiscientos y sesenta ocho, a los cincuenta y cuatro de su edad.


CXXV

JOSÉ DE SARABIA, PINTOR CORDOBÉS.

José de Sarabia natural de la ciudad de Sevilla, donde nació el año de 1608.
Fue hijo, y discípulo de Andrés Ruiz de Sarabia, el cual se partió a la ciudad de Lima en Nueva-España, donde murió.
Quedó en esta sazón José de Sarabia de muy tiernos años: se pasó  a Córdoba, a donde tenia algunos parientes, a tiempo que habiéndole sucedido lo mismo de faltarle su padre a Antonio del Castillo, se fueron juntos a Sevilla, donde se acabaron de perfeccionar en el Arte en la escuela de Zurbarán.
Se volvieron ambos a Córdoba, y Sarabia comenzó a adquirir crédito con su habilidad, valiéndose de las estampas de Rafael Sadeler, a que fue muy inclinado, como se conoce en sus obras: hizo muchas públicas, especialmente de cuadros de Concepción, y retocó el de la platería de aquella ciudad, por estar ya deteriorado del tiempo, donde está san Eloy, y otros santos de mano de Valdés #.
También es de mano de Sarabia el cuadro de la Concepción purísima, que está en la Ribera, con mucha gloria y hermosura; y no lo es menos el que hizo para la subida de la escalera del real convento de san Francisco de aquella ciudad, donde tiene otro del Nacimiento de Cristo Señor nuestro que está en la iglesia, casi debajo del órgano. Y en el claustro grande, además de otro cuadro junto a la portería, que está ya destruido, y es hecho por una estampa de Rubens, tiene otro de su invención, de cuando el glorioso san Francisco entro a visitar la ermita de san Damián, donde oyó de la boca de Cristo crucificado aquellas misteriosas palabras: Vade, Francisce, repara domum meam, que está expresado el caso con gran propiedad, y sobre todo un Cristo crucificado, que está en el otro ángulo, junto a la puerta que entra al salón grande, superiormente dibujado, y pintado, que también es de su mano. Y lo pinto para un médico que se llamaba Nicolás de Vargas; y este lo hizo colocar allí con su retablo, sin otras muchas obras suyas que hay en Córdoba en diferentes conventos, y sitios públicos.
Tiene también otro excelente cuadro en el convento de san Francisco de la Arruzafa, que vulgarmente llaman hoy de san Diego, porque allí tomó el hábito este glorioso santo, y es de la elevación de Cristo Señor nuestro en la cruz en el Calvario; que aunque está hecho por la estampa que hay de Rubens de este caso, merece todo aplauso, porque está ejecutado con superior manejo, y magisterio. Pero no se permite al silencio otro cuadro excelente, y de su invención, que tiene en la iglesia del convento de la Victoria de dicha ciudad, muy bien historiado, y es la huida a Egipto, y está firmado, cosa que hizo pocas veces: está colocado en la capilla de don Francisco de las Infantas; y el mismo Sarabia confesaba que ningún otro cuadro había hecho tan de su satisfacción como este, y cierto que tenia razón.
Hizo innumerables cuadros para casas particulares, y en la de mis padres había diferentes, y especialmente una Concepción purísima de muy excelente gusto.
Murió finalmente en dicha ciudad el año de mil seiscientos y sesenta y nueve, a veinte y uno de Mayo, de edad de sesenta y un años, y ocho meses. Yo le conocí en su mayor edad, y era de muy noble aspecto, buena estatura, y de muy amable y apacible trato.


CXXVI.

EL HERMANO ADRIANO RODRÍGUEZ, Pintor. (Sobrino de Van Dyck)

El hermano Adriano Rodríguez, religioso Coadjutor de la Compañía de Jesús, de nación flamenco, natural de Amberes, tomó el apellido de Rodríguez, por ser el suyo por acá tan extraño. Fue hijo de Adriano Dieriex, y de Catalina Vanderte: siendo ya pintor de profesión, y en edad de 30 años, fue recibido por hermano Coadjutor en este Colegio Imperial de Madrid a 13 de Octubre de 1648, y en el de 1654 era morador del mismo colegio, y compañero del venerable Padre Eusebio Nieremberg.
Después pasó a la Casa Profesa de esta Corte, donde hizo varias pinturas y especialmente cinco, que hoy están en el costado derecho del refectorio del Colegio Imperial, que son: (Tras la expulsión de 1767 nada se sabe de ellas)
1 - El Convite de Abrahán a los tres ángeles.
2 - El de los Discípulos de Cristo en Emaús,
3 - El del Fariseo a Cristo, y Unción de la Magdalena,
4 - El de la Virgen, y san José, con el Niño Jesús.
5 - Y el de las Bodas de Cana de Galilea.
Murió finalmente en dicha Casa Profesa a treinta de Octubre de mil seiscientos y sesenta y nueve, a los cincuenta y uno de su edad, con gran sentimiento de aquella casa, y de toda la Provincia, por sus amables prendas, virtud, religiosidad, e ingenio para la Pintura, en que era de mucha utilidad.


CXXVII.

DON ANTONIO PEREDA, PINTOR,

Don Antonio Pereda, natural de Valladolid, pintor, y vecino de esta villa de Madrid, hijo de Antonio Pereda, y de su mujer doña María Saldado vecinos de la dicha ciudad de Valladolid fue uno de los insignes artífices que han dado honor a la nación española con sus pinceles.
Habiendo pues muerto su padre, y quedando él de tierna edad, conociendo un tío suyo la gran afición que tenia al Arte de la Pintura le condujo a Madrid, donde aprendió los principios del Arte con Pedro de las Cuevas, en compañía de don Francisco Camilo su hijastro, y de otros que han con su buena doctrina venido a ser famosos en este Arte.
En poco tiempo dio muestras de su buen ingenio y natural para el Arte de la Pintura; tuvo suerte en que conociéndole don Francisco Tejada Oidor del Consejo Real, le llevo a su casa deseoso de ayudarle para que aprendiese: con este amparo dibujaba y pintaba copiando pinturas originales de grandes artífices, que le fue de mucha utilidad.
Y viendo su aplicación el dicho Señor Oidor, le daba con gran cuidado todo lo necesario para arrimarle a los estudios. Estando en esto, tuvo noticia de él, por algunas cosas de su mano, don Juan Bautista Crescencio Marques de la Torre, hermano del Cardenal Crescencio, Caballero de gran voto en todas facultades, especialmente en este Arte, así en lo teórico, como en lo práctico: y viniendo en ello el Señor don Francisco, llevó a su casa, en la cual, debajo de sus documentos, cuando llegó a edad de diez y ocho años era pintor excelente, tanto, que sus primeras obras que salieron a la luz, parecían de artífice muy experto.
La primera pintura de su mano, con que comenzó a ganar opinión, fue una de la Concepción de nuestra Señora, del tamaño del natural, con una gloria de ángeles, y serafines alados, que envió el Marques a Roma a su hermano el Señor Cardenal. Este lienzo hizo mucho ruido en esta Corte, y despertó muchas envidias.
Después de esta famosa obra hizo otra, en competencia de otros insignes pintores, que fueron electos para el adorno del Buen-Retiro, en tiempo del Señor Conde-Duque de Olivares. La historia de este lienzo es el socorro que introdujo en Génova el Marqués de Santa Cruz, cuyas figuras son del tamaño del natural, y en ella algunos retratos de personas conocidas: todo muy bien dibujado, y con excelente colorido, así en los paños como en las cabezas. Con esta pintura dio del todo gallardas muestras de su ingenio: le dieron por ella quinientos ducados: esta pintura está en el salón de comedias del Buen Retiro en compañía de otras de este género de grandes artífices de aquel tiempo.
Pintó un lienzo del Desengaño de la vida, con unas calaveras, y otros despojos de la muerte, que son cosa superior. Esta Pintura por ser cosa insigne la colocó el Señor Almirante padre en la sala destinada para pinturas de los eminentes españoles.
Otra semejante para hoy en poder de los herederos de Pereda ¿#?.
Y en la sacristía de san Miguel de esta Corte (Muy deteriorada en la guerra de la independencia, demolida en 1891 reconstruida como de San Justo y Pastor), hay otra pintura suya por el mismo estilo de un Niño Jesús, con un pedazo de gloria, y abajo unas calaveras, y varios instrumentos de la Pasión, hecho con tan extremado gusto y paciencia, que es a todo lo que puede llegar lo definido.
Pintó también una efigie del Salvador del mundo, que está en una capilla del cuerpo de la iglesia de las Madres Capuchinas (Derruida en 1976)  de esta Corte al lado del Evangelio, con tan extremada belleza, que parece no pudo tener otra fisonomía Cristo Señor nuestro, por ser tanta su perfección, que arrebata los corazones, de suerte que por solo esta imagen merece su Autor nombre inmortal. Es también de su mano el cuadrito de la Encarnación, que está en el remate de dicho retablo. Son también otros dos cuadros de la Encarnación, y Adoración de los Santos Reyes, que están en otras dos capillas de dicha iglesia.
Como también otro del glorioso Patriarca san José con el Niño Jesús Santísimo en los brazos, que está en el colateral del Evangelio en la iglesia de las Niñas de Loreto de esta Corte.
Y también es de su mano otro cuadro de la Encarnación, que está en el colateral del Evangelio de la iglesia de la Magdalena en Alcalá de Henares (Desaparecida o destruida en 1936).
Pintó este artífice muy al natural, tierno, y fresco: su dibujo, disposición, y pincel fue de la escuela veneciana; y aunque le faltó al mejor tiempo el amparo del Marques que con la muerte corto el hilo de sus esperanzas, no le desamparó la fortuna: porque prosiguiendo sus estudios, se adelantó tanto con su natural, e inclinación a la Pintura, que generalmente fue tenido por uno de los más valientes artífices de aquel tiempo; y así hizo otras muchas e insignes obras que están con su debida estimación en diferentes templos, y casas particulares de esta Corte: como es el santo Domingo Soriano en el colegio de Atocha, en la capilla de don Fernando Ruiz de Contreras, Marques de la Lapilla, Secretario que fue del Despacho Universal, que es obra admirable, juntamente con el cuadro de la Trinidad Santísima que está en el remate.
Y también el san Pedro, y san Pablo, con los cuatro Evangelistas que están en el altar mayor de la Parroquial de san Miguel; y el célebre cuadro de san Elías que está en la iglesia del Carmen Calzado, con el de su discípulo Elíseo, y el de la Santísima Trinidad que está en el remate de la capilla mayor.
Pintó también las bóvedas del crucero y presbiterio de la iglesia de la Merced Calzada (1840 Destruida junto con el convento); y aun la traza de la historia de la cúpula, que ejecutaron los Colonas, fue suya, y el célebre cuadro principal del altar mayor de la iglesia de san Antonio de Capuchinos del Prado (Desamortizado en 1834, derribado en 1890), y otras muchas obras que por no ser prolijo no refiero, que ellas están diciendo, aunque mudas, mucho mejor lo eminente de su artífice.
Hizo también bodegoncillos con tal excelencia, que ningunos le hacen ventaja, según los que yo he visto en casas particulares.
Murió en esta Corte el año de 1669, a los setenta de su edad.
fue un hombre, que tuvo el mayor estudio de la Pintura que se ha conocido, no solo en estampas, papeles, y borroncillos, originales, modelos, y estatuas excelentes, sino una librería admirable; y especialmente de la Pintura, en varios idiomas, tenia libros excelentes: y con todo esto no sabia leer, ni escribir, cosa indigna, y más en hombre de esta clase: de suerte, que para firmar un cuadro, le escribían la firma en un papel, y él la copiaba; y gustaba de que los discípulos, y algunos amigos le leyesen historias, y especialmente las que había de pintar; y de este modo disfrutaba su librería, y solían decirle los que veían libros latinos, y extranjeros: V.md. será, latino, y entenderá la lengua italiana y la francesa, y él respondía: Yo, señor, no soy nada; y con esto les engañaba con la verdad.
Pero tenia un cierto sindéresis, o dictamen de razón tan bien regulado, que desmentía con sus obras este defecto.
Fue su mujer doña Mariana Pérez de Bustamante, y se preciaba de muy gran Señora, que lo era, y se visitaba con algunas de clase, y que tenían dueña en la antesala y echando ella menos esta ceremonia, Pereda la dijo que no se afligiese, que ya le daría gusto en eso; y le pinto una dueña con tal propiedad en una mampara, sentada en su almohada, con sus anteojos, haciendo labor, y como que volvía a ver quien entraba: que a muchos les sucedió hacerle la cortesía, y comenzarle a hablar, hasta que se desengañaban, quedando corridos de la burla, cuanto admirados de la propiedad.
Esta Señora doña Mariana se trató con gran fausto mientras vivió su marido, y aun algunos años después de viuda; pero habiendo sido muchos los que le sobrevivió, llegó a verse en suma miseria, y en ella murió el año de 1698.


CXXVIII.

JUAN DE PAREJA, PINTOR.

Juan de Pareja, natural de Sevilla, de generación mestizo, y de color extraño, fue esclavo de don Diego Velázquez: y aunque el Amo, por el honor del Arte, nunca le permitió que se ocupase en cosa que fuese pintar ni dibujar, sino solo moler colores, y aparejar algún lienzo, y otras cosas ministeriales del Arte, y de la casa, el se dio tan buena maña, que a vueltas de su Amo, y quitándoselo del sueño, llegó a hacer en la Pintura cosas muy dignas de estimación.
Previniendo en esto el disgusto forzoso de su Amo, se valió de una industria peregrina: había pues observado Pareja que siempre que el Señor Felipe IV bajaba a las bóvedas a ver pintar a Velázquez, en viendo un cuadro arrimado, y vuelto a la pared, llegaba su majestad a Volverlo, o lo mandaba volver para ver qué cosa era.
Con este motivo, puso Pareja un cuadrito de su mano, como al descuido vuelto a la pared: apenas lo vio el Rey, cuando llegó a volverle; y al mismo tiempo Pareja, que estaba esperando la ocasión, se puso a sus pies, y le suplicó rendidamente le amparase para con su Amo, sin cuyo consentimiento había aprendido el Arte, y hecho de su mano aquella Pintura.
No se contentó aquel magnánimo espíritu Real con hacer lo que Pareja le suplicaba, sino que volviendo a Velázquez, le dijo; No solo no tenéis que hablar más en esto, pero advertid que quien tiene esta habilidad no puede ser esclavo.
Aludiendo a lo que dijimos en este tomo primero, que este Arte fue prohibido a los esclavos en el griego, y romano Imperio; y no en el sentido que en España entendemos la palabra esclavo, sino en el que aquellas Repúblicas lo entendían, que eran los pecheros, que los llamaban siervos, a quienes solo se concedían las artes mecánicas, llamadas por esto serviles, por ser dedicadas a los siervos, o esclavos; a distinción de las liberales, que eran reservadas para los libres, ingenuos, o nobles, que todo era uno.
Velázquez, hallándose preocupada la libertad con precepto tan soberano, obedeció ciegamente a su majestad en todo, dándole desde luego carta de libertad absoluta a Juan de Pareja, el cual procedió tan honradamente, que todo lo restante de su vida sirvió no solo a Velázquez lo que sobrevivió a este caso, sino después a su; hija, que casó con don Juan Bautista del Mazo.
Y así por esta noble acción, como por haber tenido tan honrados pensamientos, y llegado a ser eminente en la Pintura y no obstante la desgracia de su naturaleza, ha parecido digno de este lugar pues el ingenio, habilidad, y honrados pensamientos son patrimonio del alma: y las almas todas son de un color, y labradas en una misma oficina; y más cuando le debemos considerar artífice de su fortuna, y que él por sus honrados procederes, y aplicación se labró nuevo, ser y otra segunda naturaleza.
Tuvo especialmente nuestro Pareja singularísima habilidad para retratos, de los cuales yo he visto algunos muy excelentes, como el de José Ratés, arquitecto en esta Corte, en que se conoce totalmente la manera de Velázquez de suerte, que muchos lo juzgan suyo.
Murió el dicho Pareja en esta villa por el año de 1670, y a poco más de los sesenta de su edad.


CXXIX.

DON JUAN BAUTISTA DEL MAZO, Pintor de Cámara de su Majestad.

Don Juan Bautista del Mazo Martínez, vecino, y natural de esta villa de Madrid, Pintor de Cámara de su Majestad, yerno, y discípulo del gran don Diego Velázquez, fue general en el Arte de la Pintura, e hizo retratos de sus majestades con excelencia, y en particular de la reina nuestra Señora Doña María-Ana de Austria ¿#?, con tan grande acierto, que aumentó la buena opinión que tenia: porque un día de Corpus Christi se vio uno de su mano en la Puerta de Guadalajara, tan natural, que causó admiración a todos, tanto por ser de los primeros que se vieron de su majestad en esta Corte, como por ser maravilla del pincel.
Pinto admirablemente cosas de montería, y sitios de ciudades, por lo cual fue de orden de su majestad a hacer una pintura de la ciudad de Zaragoza, y el fuerte castillo de Pamplona (perdido en el incendio del Alcázar, quedan restos, no se aprecian si son de una copia), las cuales pinturas yo he visto en palacio en el pasadizo de la Encarnación antes que se colocase allí la Real Librería, y cierto que son cosa excelente; pues no solo están los sitios ejecutados con gran puntualidad, sino con historiejas de aquellas casualidades que en el campo suelen ocurrir, merendando unos, y paseando otros, ya a pie, o ya a caballo, observando los trajes de aquel tiempo, o estilo de la tierra, con tal propiedad, y tan bien regulada la degradación de las figuras según sus distancias, que es una maravilla; pues de la proporción de las inmediatas al castillo, o murallas, se puede inferir la grandeza de sus fábricas.
En copiar fue tan único, y especialmente en las cosas de su maestro, que es casi imposible distinguir las copias de los originales. Yo he visto diferentes aun de los originales de Tintoreto, Veronés, y Tiziano en poder de sus herederos, que transferidas a Italia, donde no tienen noticia de su habilidad, no dudo que pasen por originales; y soy de sentir, que como una copia llegue a tal estado, que sea capaz de engañar a hombres prácticos, e inteligentes de la profesión, es también capaz de gozar del indulto de original. ¡O cuántas estarán bautizadas con este nombre! Pero el caso es la dificultad de llegar a este grado porque como los que copian, ordinariamente son los de mediana habilidad, siempre se conoce la tibieza del manejo en la sujeción. Lo que no sucede en hombre ya hecho, que obra con magisterio, y libertad, como se califica en las copias de Tiziano de mano de Rubens, que están en el Pardo, que realmente aun son mejores que las originales.
Retrató también en su menor edad al Señor Carlos II, y a la reina Madre nuestra Señora en su viudedad, con gran acierto y semejanza. Murió en esta Corte por el año de 1670, y a poco más de los cincuenta de su edad. Dejó muchos hijos, que los vimos acomodados en honrosos oficios de palacio.


CXXX.

JUAN SÁNCHEZ BARBA, ESCULTOR.

Juan Sánchez Barba fue contemporáneo de Pereira, y natural de las Montañas de Burgos: fue escultor eminente, y vecino de esta Corte, donde hay de su mano muchas efigies en el altar mayor de la iglesia del convento del Carmen Calzado (hay un grabado #, Queda la virgen del carmen) , con otra imagen de la Concepción en la capilla que está junto a la puerta de las gradas (desaparecida); y las efigies del altar mayor de la Parroquial de Santa Cruz; y el Santo Cristo de la Agonía, que se venera en el convento de los Padres Agonizantes (Destruido en la ocupación francesa), en capilla aparte, que esta sola efigie basta para hacerle digno de este lugar, y del inmarcesible laurel de la fama; porque en simetría, y en el afecto espirante, no he visto figura con mas soberana expresión, y propiedad.
Y en el convento de la Merced (Saqueado por los Franceses, destruido 1840) son suyos los dos santos de los colaterales de la capilla mayor; y en el monasterio de san Bernardo una estatua de san Benito (perdida) ; y otra de san Bruno (perdida) en la ermita de este santo, que está en el Retiro; sin otras muchas estatuas suyas, que yo he visto, que califican a su autor por hombre eminente, y digno de inmortal memoria.
Murió por los años mil seiscientos setenta, y a los cincuenta y cinco de su edad.


CXXXI.

JUAN DE ARELLANO, PINTOR.

Juan de Arellano, natural de la villa de San-Torcaz, del Arzobispado de Toledo, hijo legítimo de Juan de Arellano, y de Ana García, nació el año de 1614, le faltó su padre en la edad de ocho años, y su madre le llevó a Alcalá de Henares, y le acomodó con un pintor, con quien estuvo ocho años; y cuando a su maestro se le ofrecía haber menester algunos recados para pintar, lo enviaba a pie a Madrid por ellos: y no teniendo a la noche donde recogerse, se quedaba en las gradas de san Felipe hasta que amanecía, y tomaba otra vez el camino a pie para Alcalá con los recados; y así lo continuó hasta que salió de casa de su maestro: y después pasó a Madrid, donde trabajó por oficial en casa de Juan de Solís, de donde habiendo salido, aunque no muy aventajado, continuó en su habilidad, y se caso de primer matrimonio con doña María Vanela; y habiendo enviudado a los seis años, casó de segundo matrimonio con doña María de Corcuera, natural de Madrid, y parienta de Juan de Solís.
Llegó a la edad de treinta y seis años, sin haber mostrado sobresaliente habilidad en cosa alguna: hasta que estimulado de su gran genio, y honrado natural, se aplicó a copiar algunos floreros del Mario (Mario Nuzzi); y después estudiando las flores por el natural, las llegó a hacer tan superiormente, que ninguno de los españoles le excedió en la eminencia de esta habilidad, de que hay varios testimonios en los templos, y Casas de señores, y aficionados; y especialmente en las del Señor Conde de Oñate hay muchos, y excelentes floreros de Arellano; y en el cuerpo de la capilla de nuestra Señora del Buen-Consejo hay cuatro que son superior cosa.
Y no fue menor su estudio en las frutas; y era tanta su aplicación, que pintaba tanto de noche como de día.
Murió por el año de 1670 a los sesenta y cinco de su edad, y se enterró en la iglesia de san Felipe el Real de esta Corte, frente de cuyas gradas vivió: y tuvo obrador público de Pintura cerca de cuarenta años, y fue una de las mas célebres tiendas de pintura que hubo en esta Corte, donde conocí yo muchas recién venido de Andalucía, y hoy no ha quedado una; que aunque para el refugio de algunos Pintores viandantes no es lo mejor, para el decoro, y decencia del Arte, importa mucho, como lo exclama en su libro de Diálogos de la Pintura Vicencio Carducho.
Fue nuestro Arellano hombre de muy buena razón, y muy temeroso de Dios. Le preguntaron un día, ¿por qué se había dado tanto a las flores, y había dejado las figuras? Y respondió: Porque en esto trabajo menos y gano mas; y así era verdad: porque no solo ganaba en los intereses pecuniarios, sino mucho más en los de la fama póstuma de su eminente habilidad.


CXXXII.

MIGUEL MARCH, PINTOR.

Miguel March, natural, y vecino de la ciudad de Valencia, fue hijo, y discípulo de Esteban March, y siguió el genio de su padre en la aplicación a las batallas; pero mas universal, y sin la extravagancia de su humor.
Y así hizo, además de las batallas, cosas muy excelentes, y con especialidad.
Hay una pintura suya de N.P. san Francisco en la capilla de la Tercera Orden de aquella ciudad, cosa superior.
Y también hay otra del mismo santo en la Impresión de las Llagas en el convento de las Madres Capuchinas, que es una admiración, sin otras muchas que hay en diferentes sitios en gran concepto de los del Arte.
Y a no haberle preocupado la muerte en lo mejor de su edad, hubiera dejado otros muchos testimonios de su gran genio, porque fue excelente dibujante, y tuvo gentil manejo en las colores.
Murió por los años de mil seiscientos y setenta, y a los treinta y siete de su edad.


CXXXIII.

JOSÉ DE LEDESMA, PINTOR.

José de Ledesma, natural de Castilla la Vieja, de donde trajo algunos principios, se tiene por cierto que fueron en Burgos, fue discípulo en esta Corte, de don Juan Carreño; y habiendo aprovechado mucho en tan buena escuela, salió al público, manifestando su gran habilidad en diferentes obras que se le ofrecieron; como fue la de un cuadro de san Juan Bautista, que está en un pilar de la iglesia del colegio de santo Tomás (Exclaustrado desamortizado en 1836) , y en lo alto otro de la Santísima Trinidad, y abajo otros tres, cuadritos; el de en medio, de la Encarnación, y los otros de san Francisco, y santo Domingo, que unos y otros parecen de Carreño.
Y en el convento de los Agustinos Recoletos (Derribado en 1837), en la capilla del Santísimo Cristo, que está en el cuerpo de la iglesia a el lado del Evangelio, tiene pintado en el remate del retablo un cuadro de Cristo Señor nuestro difunto, acompañado de su madre santísima, san Juan, y la Magdalena, hecho con tan excelente capricho, y tan bien ejecutado el escorzo del Cristo, que por solo este cuadro merece su Autor nombre inmortal; sin otros que hay en el retablo, y pechinas, no menos dignos.
Y habiendo hecho otras muchas obras particulares, murió en esta Corte antes de los cuarenta años de su edad, con gran sentimiento de toda la profesión, por el de mil seiscientos setenta.


CXXXIV.

BENITO MANUEL DE AGÜERO, PINTOR

Benito Manuel de Agüero, natural, y vecino de Madrid, fue discípulo de Juan Bautista del Mazo, pintor de Cámara; de su majestad; y aunque en lo que toca a las figuras salió bastante aprovechado, sobresalió con especialidad en los paisajes, en que sin duda llegó a ser eminente, como la manifiestan los muchos que hay de su mano en el palacio de Aranjuez (De la galería de paisajes, quedan 20 en depósito del museo del Prado), hechos con singularísimo gusto; y no menos las figuras, e historiejas que hay en ellos.
Como también los paisajes de muchas sobre puertas, y ventanas del Buen-Retiro, que los grandes son de mano de unos Italianos, en que se conoce su eminente habilidad en esta parte.
Fue hombre de extremadísimo humor, y como su maestro pintaba en el obrador de palacio, donde el Señor Felipe IV solía concurrir, y gustaba su majestad mucho de oírle, porque tenia dichos muy agudos, y sentenciosos.
De su mano es el cuadro de san Ildefonso, cuando recibió de la reina de los ángeles aquel soberano favor de la casulla, que está colocado en uno de los cuatro pilares del crucero de la iglesia de santa Isabel de esta Corte (la iglesia ardió en 1936), que aunque no compite con los demás, se conoce que no le faltaba habilidad para la historia, y con un cierto humor de tinta rebajada y atiianada.
Murió por los años de mil seiscientos setenta, y a los cuarenta y cuatro de su edad.


CXXXV

JUAN ANTONIO ESCALANTE, PINTOR,

Juan Antonio Escalante, natural de la ciudad de Córdoba, después de haber tenido allí algunos principios en el Arte de la Pintura, vino a esta Corte, donde aprendió con gran estudio, y aprovechamiento en la escuela de don Francisco Rizi.
Fue hijo de Alonso de Fonseca, y de doña Francisca Escalante, abuso introducido en Andalucía de tomar los apellidos de la madre, y aun de abuela, o tío.
Fue buen dibujante; y la primera obra de Pintura suya en público fue una historia de san Gerardo, que está en el claustro del convento de Religiosos Calzados de la Orden de nuestra Señora del Carmen de esta villa de Madrid (El convento desapareció, desamortización), en el cual lienzo se conoce su espíritu, y grande genio que tuvo para esta Arte, pues aun no tenia entonces veinticuatro años; donde también tiene otro de santa María Magdalena de Pazis subiéndola los ángeles al cielo.
En el convento de nuestra Señora de la Merced de esta Corte (1840 destruido) hay mucha pintura suya, especialmente en la ante-sacristía un san José , y santa Teresa, que hoy están en la capilla del santísimo Cristo del Rescate; y en la Sala de Profundis otros dos de san Pedro Nolasco, cuando los ángeles le llevaron al coro; y el otro de san Ramón predicando, con el candado a los labios (Palomino no mienta la obra en Carducho, y, Ponz cita Ramón Nonato en la iglesia de los mercedarios de Vicente Carducho # , pero hay otros inventarios que dan el de Carducho procedente de la iglesia de Santa Bárbara, lo hago notar, como que está firmado, "opus Vicentii Carduchi pictotirs regis M", o se equivocó, o era otro cuadro que desconocemos); y al medio de la escalera principal un santísimo Cristo en expiración, que es una maravilla; pero sobre todo el cuadro de la Redención, que está en la fachada del refectorio, donde puso su retrato, entre la turba de los cautivos, y todos los diez y ocho que están en la sacristía, excepto uno, cuando el Pueblo de Dios pasó el mar Bermejo a pie enjuto ¿#?, que es de mano de Juan Montero de Rojas, y es el primero que está a la izquierda hacia 3 ventanas, y todos son de misterios alusivos al Sacramento, que cierto son una admiración, y se descubre el gran genio que tenia, y la afición a Tintoreto, y Veronés, porque sigue en todos aquel estilo en la composición y gracia de actitudes.
Son también de su mano dos cuadros, que hay en dos pilares de la Parroquial de san Miguel de esta Corte; el uno de la Concepción ¿#?, cosa peregrina, que está junto a la puerta del costado de dicha iglesia; y el otro enfrente, que es de santa Catalina virgen, y mártir, figura graciosísima, y caprichosa, que parece del Tintorero; y también son suyos los dos cuadritos en que rematan los retablos, que el uno es de san Francisco y san Agustín, y el otro de san José con el Niño Jesús dormido ¿#?, como que le va a poner en su camita, que son cosa peregrina; como lo es también otro de la Virgen con el Niño en el mismo acto, y san Juan, y santa Ana ¿#?, que está en casa de un aficionado, que no se puede hacer cosa de más excelente gusto y capricho.
Bien lo manifestó también, y su gran gusto, en un cuadro que hizo para la iglesia de Religiosas Benitas de la ciudad de Corella, que es de la Asunción de nuestra Señora, y está colocado sobre la reja del coro (El convento se incendió en 1936, se lo da por perdido).
En la sacristía del Carmen Calzado de esta Corte hay algunas copias de cosa suya, que aunque de mala mano, se conoce el buen gusto, y composición de los originales, pero en lo que se excedió a sí mismo, fue en una efigie de Cristo Señor nuestro difunto, que estaba en la segunda capilla, a la derecha, entrando por los pies de la iglesia del Espíritu Santo, convento de los Clérigos Menores en esta Corte, pues Verdaderamente parece de Ticiano y hoy le han retirado adentro, por haber mudado de asunto en la dicha capilla.
Ayudó a su maestro en el monumento de la santa iglesia de Toledo, y poco después murió en esta Corte de mal de pecho por el año de 1670, y a los cuarenta de su edad, con gran sentimiento de toda la profesión, que esperaba de tan peregrino ingenio adelantamientos muy superiores.


CXXXVI

DON SEBASTIÁN DE HERRERA, PINTOR, Escultor, y Arquitecto.

Don Sebastián de Herrera Barnuevo, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue hijo legítimo de don Antonio de Herrera Barnuevo, natural de Alcalá de Henares, y de Sus padres, doña Sebastiana Sánchez, natural de Madrid, ambas familias muy ilustres: nació el año de mil seiscientos y diez y nueve. fue discípulo de su padre, que fue excelente escultor, como se califica en el ángel, y las otras figuras, que coronan la portada de la cárcel real de esta Corte, que son de su mano, y el escudo de las Armas Reales  #; y después se arrimó a la escuela de Alonso Cano, más por imitación qué por disciplina, y así siguió sus pisadas; pues no solamente salió excelente pintor, sino escultor, y arquitecto consumado, como se califica en repetidas obras de su mano que se admiran en esta Corte de todas las tres facultadlas.
De su eminente pincel es el célebre cuadro del triunfo de san Agustín, que está en la capilla mayor del convento de los Recoletos Agustinos (1837 derruido), junto con la traza del retablo, y de las esculturas que hay en él, que son el san Juan Bueno, y san Guillermo, de la dicha orden, que los ejecutó Eugenio Guerra, escultor eminente.
También las pinturas y traza del retablo de la capilla de Jesús, María, y José en la iglesia del Colegio Imperial de esta Corte.
Otro cuadro del nacimiento de nuestra Señora, que está en la iglesia de san Gerónimo, en el pilar junto a la reja a el lado de la Epístola.
Otro del martirio de san Lorenzo, que quedó en poder de sus herederos, y hoy está en el de un aficionado, que parece de Tiziano, de Tintoreto, y de Pablo Veronés, porque de todos tiene lo mejor.
Es también de su mano la traza del retablo, y adornos de la capilla de nuestra Señora del Buen consejo (destruida en 1936), y de las pinturas de la cúpula, y bóveda.
La traza del retablo, y estatuas de nuestra Señora de los Siete Dolores, que está en la iglesia del colegio de santo Tomás de esta Corte (destruida incendio 1756, de nuevo 1876).
Como también el retablo, y estatua de san Antonio, que está en la iglesia de los Agonizantes (destruida en la ocupación francesa), sin otras muchas trazas de retablos, y de obras reales, de que primero fue trazador, y después maestro Mayor, en tiempo del Señor Felipe IV, y lo continuó, en tiempo del Señor Carlos II, junto con la plaza de pintor de Cámara, y Ayuda de la Furriera.
Fue también Conserje del Palacio del Escorial, Maestro mayor de esta villa de Madrid, y del alcázar del Buen retiro; y en todo se portó con gran modo, y superior inteligencia, porque mas debió a su gran genio, altamente dotado del cielo, y a su aplicación y estudio, que a la instrucción de maestro alguno.
Una efigie de pasta de cera anda entre los pintores de cosa de cuatro dedos de alto, de Cristo Señor nuestro atado a la columna, que no hizo más Miguel Ángel, ni cuantos escultores eminentes ha habido, de la cual yo tengo el vaciado de plata, tan bien reparado, y con una urnica tan preciosa, que sin duda fue alhaja suya, y para ella se hizo el modelo.
Pretendió con grandes instancias plaza de Ayuda de Cámara de su majestad en tiempo del Señor Felipe IV, con ocasión de haberle servido tan a su satisfacción en las trazas, y disposiciones del ornato de la entrada de la Serenísima reina nuestra señora Doña María-Ana de Austria; y especialmente en aquel célebre Monte Parnaso, que se ejecutó entonces en el prado con retratos de bulto, parecidos, de todos los mas célebres poetas antiguos españoles y modernos, y con tan peregrina disposición y ornato, que pasmó a toda la Corte, y aun a toda España: y no habiendo podido lograr dicha pretensión, vacó a este tiempo la plaza de Maestro mayor de las obras reales; y discurriéndose en sujeto apto para este empleo, dijo a el Rey el Marques de Malpica, Mayordomo de Semana entonces, que ninguno como Herrera seria apto para él; pero dudando el Rey lo quisiese admitir por la pretensión tan diferente que tenia interpuesta, le dijo a el Marques lo dispusiese, el cual llamó a Herrera a el cuarto del Rey: y habiendo llegado a hablar con el Marques, muy ajeno de este intento, salió el Rey.
Se turbó Herrera, y el Marques le dijo: no tiene que turbarse, sino bese la mano a su majestad que le ha hecho merced de Maestro mayor, y Ayuda de la Furriera. El se quedó cortado, sin poderse ya resistir. Besó la mano al Rey, quien admiró la maña con que el Marques lo dispuso.
Últimamente sirvió muchos años dicho empleo, a quien agregó después el de pintor de Cámara, en cuyo tiempo ejecutó diferentes retratos de sus majestades en la menor edad del Señor Carlos II, ya reinante, que fue cuando lo obtuvo, logrando aplauso universal en todas sus obras, y en el aprecio de sus majestades.
Murió a los sesenta años de su edad, en mil seiscientos y setenta y uno, en la Casa del Tesoro, donde se le continuó muchos años la habitación a la viuda, y a su hijo don Ignacio, y se enterró en la Parroquia de san Juan de esta Corte.


CXXXVII

BERNABÉ JIMÉNEZ, PINTOR.

Bernabé Jiménez de Illescas, natural de la ciudad de Lucena, hijo de padres nobles, fue desde sus primeros años muy inclinado a la Pintura; y aunque entonces tuvo de ella algunos ligeros principios, los interrumpió con la afición a la milicia, en que se empleó algunos años, con mas ardimiento que fortuna. Y con el trato de las naciones, y personas de todas esferas, se hizo muy capaz, y de muy aventajado talento.
Hallándose pues en Roma en la edad juvenil todavía, aprovecho la ocasión de cultivar su genio para la Pintura en el espacio de seis años, que estuvo en aquella ciudad; de donde vino a Lucena muy aprovechado, especialmente en la puntualidad del copiar, y en la caprichosa inventiva de los grutescos, y follajes. No lo ejercitó mucho, porque el resto de su vida siguió con demasiada afición sus principios marciales.
No obstante dejó en dicha ciudad muy honrados vestigios de su ingenio, y habilidad en la Pintura, y algunos muy buenos discípulos, y entre ellos el Licenciado don Leonardo Antonio de Castro, Presbítero, de quien hicimos mención en el tomo primero, y Miguel de Parrilla, natural de Málaga.
Murió nuestro Jiménez en la ciudad de Andújar por el año de mil seiscientos y setenta y uno, habiendo sido llamado para una obra pública, que preocupado de la muerte, no la pudo ejecutar, siendo ya su edad de cerca de sesenta años.


CXXXVIII

FRANCISCO CAMILO, PINTOR.

Francisco Camilo, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue hijo de Domingo Camilo, natural de Florencia, de la ínclita familia de los Camilos, y de su mujer doña Clara Pérez, española, muy buena cristiana, y temerosa de Dios, natural de Villafranca.
Fue discípulo de Pedro de las Cuevas, pintor teórico, y práctico en esta Arte, segundo marido de su madre de Camilo, del cual, en compañía de otros muchos condiscípulos, aprendió los primeros principios del dibujo, y colorido: y conociendo el padrastro su excelente natural, y aplicación a esta Arte, tuvo particular cuidado de su enseñanza, y doctrina; y así salió famoso pintor, con excelente colorido, tierno, fresco, y dulce. Y además de ser grande historiador, y muy noticioso de las Fábulas, y general en la Pintura, así en grande, como en pequeño; y por concurrir en su persona todas las partes, de que se compone un gran artífice, fue señalado, siendo de edad, de veinte y cinco años, con otros escogidos pintores, en tiempo del Señor Conde Duque de Olivares, para hacer las pinturas de los Señores Reyes Católicos de las Españas, que adornaban el salón grande de las comedias, que ya está dividido en diferentes piezas, donde se veían dos cuadros, el uno del Rey Don Alonso VI, y su nieto Don Alonso VII, hijo de la reina Doña Urraca, y de su consorte primero Don Ramón, Conde de Galicia, y el otro del Rey Don Juan II, y Don Enrique IV; y en la alcoba de su majestad el retrato que estaba del Rey Don Sila, y de la reina su mujer Doña Adosinda, o Usenda, y otra del Rey Don Fruela, y de su consorte Doña Munia, o Momerana (destruidos en el incendio del Alcázar de 1734).
Y así mismo pintó al fresco en la galería del poniente muchas Fábulas de las transformaciones, o Metamorfosis de Ovidio, que serán más de catorce, sin otras que retocó, que el tiempo había consumido (igualmente desaparecidas en el Alcazar).
Y era su genio tan inclinado a lo dulce, y devoto, que para la propiedad de este linaje de pintura, le faltó alguna que expresar en las fisionomías, trajes, y desnudos de los dioses, con semblantes adustos, y fieros, que en cierto modo degeneren hasta en esto de nuestra Religión; de suerte, que el Señor Felipe IV no quedó muy satisfecho de esta pintura, porque dijo que Júpiter parecía Jesucristo, y Juno la Virgen Santísima: reparo digno de la discreción, e inteligencia de tan católico Rey, y de que lo observemos los artífices como documento.
Antes de esto, siendo de edad de diez y ocho años, pintó el cuadro principal en la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de esta Corte, donde estaba san Francisco de Borja en pie, de estatura mayor que el natural, con una custodia del Santísimo Sacramento en la mano, y a los pies un mundo, y algunos trofeos militares, y capelos; la cual pintura estaba en la sacristía de dicha casa.
Y en el convento de los Capuchinos del Pardo, en una capilla colateral enfrente de la del Santo Cristo, pintó un san Félix, y la Virgen nuestra Señora con su preciosísimo hijo dándosele en los brazos.
En el convento de san Felipe de esta Corte, de Religiosos Agustinos Calzados, en una capilla junto a la puerta que sale al claustro, hay una pintura suya de san Joaquín, y nuestra Señora niña (El M.Prado cree que la que posee es la del Paular citada más abajo), a quien lleva de la mano; y otro cuadro, en correspondencia de este, de san José con el Niño Jesús en los brazos.
Y otros dos cuadros de estos mismos asuntos, figuras mayores que el natural, tiene en la capilla, y altar mayor de nuestra Señora de la Fuencisla en Segovia #, cosa excelente.
Hizo también en la iglesia del colegio de Atocha (desamortizado 1836) de esta villa en el techo dos pinturas una de san Pedro mártir, y otra de la Santísima trinidad, adornada de ángeles, y serafines con instrumentos músicos, que son cosa aventajada. Como también otra de Jesús, María, y José, que está en el colateral del Evangelio en la iglesia del convento de las Vallecas (1841 la iglesia convertida en teatro).
También es de su mano el célebre cuadro de santa María Egipciaca, cuando le administró la sagrada Comunión el Abad Sozímas; y tiene arriba un gran pedazo de gloria, donde está la Trinidad Santísima, san José, y san Francisco, excelentes figuras; y sobre todo María Santísima, tan bella, y tan adornada, que se conoce ser la reina de los ángeles; y en fin es un cuadro tan excelente, que por él solo merece Camilo este lugar.
Este cuadro está en la iglesia de los Padres Capuchinos de Alcalá de Henares (destruido quedan fotografías #,#), donde también tiene otro de san José, no inferior a este, en el colegio de los Reverendos Padres Clérigos Menores en el altar mayor, con un gran pedazo de gloria arriba, cosa superior.
Tiene también tres cuadros de su mano excelentes en el claustro de los Trinitarios Descalzos de esta Corte, que son, el Nacimiento de la Virgen, Presentación, y Desposorios.
Y otra pintura de san Joaquín con su hija santísima de la mano, que esta en una capilla a los pies de la iglesia de la santa cartuja del Paular ; donde también tiene un cuadro de Santiago a caballo, y otro de san Bruno en la hospedería, y el que está en la sala de la Procuración, y el san Pedro, y san Pablo ¿#? en la capilla detrás de la sala del Capítulo.
Y otro cuadro de san Bruno tiene en el oratorio de la hospedería de esta Corte.
Y en los dos altares colaterales de los Carmelitas Descalzos pintó dos lienzos, el uno del martirio de san Elpidio, primer Arzobispo de Toledo, y el otro de nuestra Señora echando el escapulario a san Simón Esthok, que hoy están colocados en la sacristía de dicha casa a los lados de la puerta.
Son también de su mano las pinturas de los retablos colaterales de la iglesia de la Merced de esta Corte, sin otras muchas dentro, y fuera de ella.
Pues en el altar mayor de la iglesia de los Padres Clérigos Menores en Salamanca, hay un gran cuadro de san Carlos Borromeo de su mano.
Y otro excelente del Descendimiento de la Cruz, en Segovia en la sala de Capítulo de la Congregación, o hermandad de san Justo, y Pastor.
Y también en el convento de los Padres Capuchinos de Toledo (Destruido en 1936 en el asalto al Alcazar) son de su mano las dos historiejas de santa Leocadia, que están debajo del cuadro grande de Rizi en el altar mayor #.
También encarnó el santo Cristo del Perdón (Destruido en 1936 queda un fotografía), que está en el convento de Dominicos, llamado vulgarmente el Rosarico, cuya figura de bulto es del gran Escultor Manuel Pereira, como ya dijimos en su vida, que así la Pintura, como la Escultura, dándose las manos, componen un prodigioso, espectáculo; y bien considerado estremece las carnes de los católicos que le miran, y le admiran.
Últimamente fueron tantas las obras públicas, y particulares que hizo nuestro Camilo, que fuera nunca acabar el referirlas todas.
Solo no se permite al silencio la ínclita imagen de nuestra Señora de Belén, que en esta Corte se venera en capilla particular de la iglesia de san Juan de Dios, convento que llaman de Antón Martin, su fundador, la cual es de mano de nuestro Camilo; que aunque es pequeña en la cantidad, es sin límite en la perfección, y acredita bien la que tuvo el artífice para las efigies de María Santísima, y otras santas y vírgenes, con extremada gracia, y belleza (ardió en 1936, fue modelo de múltiples réplicas).
Fue asimismo hombre de linda pasta, y trato apacible; y así tuvo muchos amigos, y buenos.
Murió con créditos de eximia virtud en el año de 1671, por el mes de Agosto; dejando inmortalizado su nombre en tan repetidas obras, y en mucho número de discípulos, que uno de ellos fue don Francisco Ignacio, Pintor de Cámara de su majestad.


CXXXIX.

LUIS DE SOTOMAYOR, PINTOR.

Luis de Sotomayor, natural del reino de Valencia aunque oriundo de Castilla, como lo califica su apellido, tuvo gran genio para la Pintura, en que fue su Maestro Esteban Marc en dicha ciudad de Valencia, en cuya escuela no se acabó de perfeccionar, por el extravagante humor del maestro; y así paso a Madrid, donde continuó en casa de Carreño, y de donde salió tan adelantado, como lo manifiestan sus obras en el buen gusto del colorido, gran dibujo, y caprichosa composición, lo cual he visto yo, especialmente en Valencia, donde sé volvió, en la iglesia del convento de san Cristóbal de Religiosas Agustinas (desamortizado), donde todas las pinturas son de su mano, y cosa verdaderamente superior.
Se volvió a la Corte, donde a poco tiempo murió, cuando aun no tenia cuarenta años, por el mil seiscientos setenta y tres.


CXL.

JUAN DE CABEZALERO, PINTOR.

Juan Martin de Cabezalero, natural del Almadén, raya del reino de Córdoba, fue discípulo de don Juan Carreño, en cuya escuela aprovechó, como lo testifican sus obras, así públicas, como particulares.
En la Parroquial de san Nicolás de esta Corte hay un óvalo de la Asunción de nuestra Señora de su mano (1805, 1825 varias restauraciones) al lado del Evangelio, cosa soberana: y también es de su mano la que está al otro lado en cuadro, que es de san Ildefonso, cuando la Virgen le trajo la casulla.
Y en el techo de la capilla del Señor Almirante, junto a los Recoletos Agustinos (1837 desamortizado), hay pintado al fresco de su mano un Padre Eterno, con unos chicuelos teniendo el mundo, que no se puede hacer cosa mejor.
En otra capilla, que está a los pies de la iglesia de san Plácido de esta Corte, hay también algunas historias de la Pasión de Cristo, pintadas de su mano al fresco, aunque muy emborronado; pero se conoce el gran magisterio, y la gallardía de los conceptos, y manchas de claroscuro, muy caprichosas.
También son de su mano las cuatro pinturas grandes, que están en la célebre capilla de la Orden Tercera en el convento de nuestro seráfico Padre san Francisco, que son el Ecce Homo, Calle de la Amargura, Crucifixión, y Monte Calvario; y también los otros seis menores que están en la sacristía de dicha capilla, todos de la Pasión de Cristo Señor nuestro, cosa superior, como lo es también un cuadro muy caprichoso de Cristo Señor nuestro Sacramentado, muy acompañado de los santos Doctores, y Evangelistas, aunque no acabado, que está a los pies de la capilla de nue stra Señora de los Remedios en el Convento de la Merced de esta Corte ¿#?.
También pintó al fresco un cuadro de la historia de san Bruno, que está en la sala Capitular del monasterio del Paular de Segovia en el techo junto al, altar, que los otros dos son de Claudio, y Donoso.
Fue un pintor sumamente estudioso, y modesto, y se malogro en lo mejor de su edad, pues no llegaba a los cuarenta años cuando murió en esta Corte en el de mil seiscientos setenta y tres.


CXLI.

ANDRÉS DE VARGAS, PINTOR.

Andrés de Vargas fue natural de la ciudad de Cuenca; y estando en edad competente, lo enviaron sus padres a esta Corte para que aprendiese el Arte de la Pintura de Francisco Camilo, por haberle reconocido muy inclinado a ella; y así aprovechó tanto, que en breve tiempo ayudaba mucho a su maestro: y llegó a ser tan de su confianza, que le fiaba cosas de mucha consecuencia, pues tomó una manera de pintar tan semejante a la de Camilo, que muchos cuadros suyos están reputados por de su maestro, bien lo acredita el que tiene en la capilla del santo Cristo de la Paciencia, al lado de la Epístola, junto a la puerta de los pies de la capilla, que es el del martirio del brasero con aquella santa imagen, que la perfidia de aquellos viles Judíos añadió a los de la Pasión de su original (Ardió en el Ayuntamiento de Oporriño rn 1976 queda un fotografía), la cual pintura es tan semejante a la manera de Camilo, que sin ver la firma ninguno hallará razón de dudar.
Y después de haber hecho en esta Corte otras muchas obras públicas y particulares, se volvió a Cuenca, con el motivo de habérsele ofrecido una obra en el Cabildo de aquella santa iglesia, que fue la pintura al fresco de la capilla de nuestra Señora del Sagrario, la cual ejecutó con gran acierto, en oposición de otros pintores que para este efecto fueron llamados; y también los cuadros al óleo del altar mayor, y colaterales, en que ya fue degenerando de la primera manera.
Pintó también cuatro lienzos excelentes de la vida de san Antonio para el claustro segundo del convento de san Francisco de dicha ciudad ¿?.
También en la villa de Hiniesta en la iglesia parroquial, hay un gran cuadro suyo de la Concepción en la capilla de este misterio, cosa superior.
Y en casas particulares hay muchos suyos, aunque no todo es igual; porque seguía la máxima de que conforme pintaban, pintaba.
Pero sobre todo, es cosa excelente el Apostolado que hizo de figuras mayores que del natural con grandes pedazos de perspectiva para la Sala del Cabildo de aquella Catedral (Son de Cristóbal García Salmerón, 2 de Pedro Paez).
Y no lo es menos, el de la Oración del Huerto de Cristo nuestro bien, que está en un ángulo del claustro de los Trinitarios Descalzos de esta Corte.
Murió en dicha ciudad por los años de mil seiscientos y setenta y cuatro, y a poco mas de los sesenta de su edad.


CXLII.

AMBROSIO MARTÍNEZ, PINTOR.

Ambrosio Martínez, natural, y vecino de la ciudad de Granada, pintor de mucho crédito, de la escuela del Racionero Alonso Cano, como lo dicen sus obras en el Real monasterio de san Gerónimo de aquella ciudad, y en el convento de san Antón, de Religiosos Terceros de la Orden de nuestro seráfico Padre san Francisco, y las del claustro del convento del Carmen.
Fue también poeta insigne, y tuvo otras muchas buenas prendas.
Murió mozo en dicha ciudad de Granada por los años de mil seiscientos setenta y cuatro, y fue muy sentida su muerte, así de los de la profesión, como de sus amigos, que tenia muchos, por su amable trato, y excelentes prendas.


CXLIII.

JOSÉ MORENO, PINTOR.

José Moreno, natural de la Ciudad de Burgos, tuvo allí algunos principios del Arte de la Pintura; y después pasó a esta Corte, donde continuó con don Francisco de Solís, y aprovechó tanto, que fue su manera de pintar muy semejante a la de su maestro, y aun algo mas corregida, y de mejor gusto, como lo acreditan diferentes obras particulares que yo he visto: como son una huida a Egipto (#,#,# al menos 5 dicen.), un san Antonio Abad, y una santa Catalina mártir, cosa excelente, aunque no logró tener alguna en público que yo haya sabido, así por su cortedad, y poca introducción, como porque siendo apenas de edad de treinta años, se fue a Burgos a instancia de algunos parientes, donde murió de allí a pocos años, por el mil seiscientos y setenta y cuatro.


CXLIV

FELIPE GIL PINTOR.

Sobre los años de seiscientos floreció en Valladolid Felipe Gil de Mena, natural de dicha ciudad, y excelente pintor: aprendió en esta Corte en la escuela de Juan Vanderhamen, pintor Flamenco, de quien ya hicimos mención, donde se aventajó mucho; pues habiéndose vuelto a su patria, hizo demostración de su habilidad en diferentes obras que se le ofrecieron, y en especial en el colegio de Niñas huérfanas, y en el claustro del convento de nuestro Padre san Francisco, donde las más pinturas son de su mano: como lo son también las del claustro del convento de dicho seráfico Patriarca en Segovia, y también las del Rioseco, junto con las del claustro de san Pedro mártir, del sagrado Orden de Predicadores. Y en Valladolid, Zamora, Tordesillas, Peñafiel, Cuellar, y otros lugares, hay muchas obras suyas, así en retablos, como en casas particulares.
Pintó también un Auto General, que celebró en su tiempo aquel santo Tribunal, el cual está hoy en la Suprema, y otra copia quedó en aquella santa Inquisición de Valladolid, donde también hay varias historias de su mano en los pedestales del altar mayor.
Fue también muy excelente en los retratos, y muy naturalista; y así tuvo academia en su casa muchos años, y un estudio tan célebre de papeles, borroncillos, modelos, y otras cosas del Arte, que por su muerte se apreció en tres mil ducados.
Murió en fin en dicha ciudad, por los años de mil seiscientos setenta y cuatro, el día primero de Enero, y a poco más de los setenta de su edad.


CXLV.

MATEO CEREZO, PINTOR.

Mateo Cerezo fue natural de la ciudad de Burgos, su padre se llamó del mismo nombre, por donde algunos han pensado que las imágenes del santo Cristo de Burgos (# múltiples réplicas) que están firmadas con dicho nombre, son de nuestro Mateo Cerezo: pues aunque es verdad que su padre fue su primer maestro, y a este le ayudaría el hijo en algunas cosas, sin embargo, no podía estar todavía capaz de firmar sus obras, pues vino a Madrid cuando apenas tenia quince años, y entró en la escuela de don Juan Carreño, donde continuó en el estudio de la Pintura con tal felicidad, frecuentando las Academias, y el pintar por el natural, retratando a algunos, solo por el estudio, y copiando diferentes originales de palacio, además de la buena escuela de gran colorido en que se hallaba, que totalmente le bebió el espíritu a su maestro, pues ninguno de los muchos discípulos que tuvo llegó a imitarle tanto, de suerte, que es menester mucho para distinguir sus obras de las de Carreño.
Poco más tenia de veinte años cuando salió de la escuela de su maestro a adquirir grandes créditos con las maravillosas obras que hacía, así de Concepciones, como de otros asuntos devotos para personas particulares; en especial un pensamiento de la Huida a Egipto, cosa caprichosísima, y de buen gusto, de que hay entre los pintores algunas copias: como también de otro misteriosísimo pensamiento de la Natividad de Cristo Señor nuestro con el Padre Eterno, y el Espíritu Santo, y algunos ángeles con la Cruz, y otros instrumentos de la Pasión ¿#?, aludiendo a aquel texto de san Juan: Sic Deus dilexit mundum, c. todo colocado con excelente gusto, y caprichoso concepto.
Para el público hizo también obras maravillosas, como son los dos cuadros que están en los dos pilares colaterales del altar mayor de la iglesia de santa Isabel de esta Corte (Incendiada en 1936), el uno de santo Tomás de Villanueva dando limosna a los pobres, y el otro de san Nicolás de Tolentino sacando las Animas del Purgatorio; y también el de la Visitación de santa Isabel (desaparecidos o destruidos en 1936, Del retablo con la visitación queda fotografía), que está en el remate del altar mayor, todos cosa verdaderamente soberana, y que llega a lo sumo de los primores del Arte, así en el dibujo, como en el colorido.
También es de su mano un san Miguel, que está en la capilla del santo Cristo de la Espiración en el convento de los Agonizantes de esta Corte (Elías Tormo lo dijo perdido, la galería caylus propuso este #, parece flojo para Mateo), y un Cristo crucificado, que está en el primer nicho a mano izquierda, a la entrada de la capilla de nuestra Señora de la Soledad.
Y una Concepción, que está en la primera capilla como se entra a la Sala de Capítulo del monasterio de la santa cartuja del Paular de Segovia, doce leguas de esta Corte, junto con la tablita del Sagrario, del misterio del Apocalipsis, cap. 12 (Perdidos).
Pero lo que excede toda ponderación, es el célebre cuadro del Castillo de Emaus, que está en el refectorio de este convento de Recoletos Agustinos, donde parece, que como el cisne, cantó sus exequias, pues fue lo último que hizo, y donde se excedió a sí mismo en la Majestad de Cristo Señor nuestro partiendo el pan, la admiración de los discípulos que entonces le conocieron, y el pasmo de los asistentes a la Cena, que verdaderamente parece que está sucediendo el caso (Perdido, queda un boceto de su mano #).
Pintó también bodegoncillos, con tan superior excelencia, que ningunos le aventajaron, si es que le igualan algunos, aunque sean los de Andrés de Leito, que en esta Corte los hizo excelentes.
Con el motivo de dar una vuelta a su patria, siendo bien mozo en Valladolid, hizo mansión una temporada en Valladolid, donde entre otras cosas hizo un Cristo crucificado, maravilloso, para aquella santa iglesia, y donde ejecutó diferentes obras, especialmente para el público, que son, en la capilla mayor del convento de nuestro Seráfico Padre san Francisco (expoliado por los franceses) un gran cuadro con este glorioso Patriarca arrodillado delante de la imagen de María Santísima #, con su hijo en los brazos, del tamaño natural, sobre un cerezo, con gran acompañamiento de ángeles, cosa hermosísima: como también en el cuerpo de la iglesia un cuadro grande de la Concepción Purísima, cosa peregrina.
En el convento de Jesús María, de la misma Orden, en la capilla mayor una Asunción de nuestra Señora de su mano, en el remate del retablo, y más abajo dos Santos de la Orden y más abajo de estos están dos cuadros del Nacimiento de nuestro Señor, y la Adoración de los Santos Reyes : y en la puerta del Sagrario una hermosa efigie del Salvador, y a un lado del Sagrario está san Pedro de cuerpo entero, y en lejos la historia de su martirio; y al otro lado san Pablo, y a lo lejos su Conversión: y en el banco de los pedestales está nuestro Padre san Francisco en la Impresión de las Llagas, y en correspondencia san Antonio de Padua, y será cada pintura de éstas de tres cuartas de alto (Evidentemente el retablo ha cambiado y se han perdido obras.  #).
Y en el convento de Religiosas de san Bartolomé (Expoliado 1812, derribado 1837) hay dos cuadros muy grandes de mano de nuestro Cerezo, que el uno sirve de retablo principal, y es de la Asunción de nuestra Señora, con el Apostolado, mayor que del natural, y al lado del Evangelio está el otro, que es de nuestra Señora sentada con el Niño Jesús de la mano, el cual huella con el pie a un dragón, y a un lado está san José, y al otro Adán, y Eva, y una tropa de ángeles, que traen el estandarte glorioso de la Cruz; y aunque este cuadro está por acabar, se estima mucho, por ser obra de tan gran artífice.
Hay también otro cuadro suyo del sepulcro de Cristo, con unos ángeles llorando, que le tienen en la sacristía de la Parroquial de san Lorenzo, y lo ponen el viernes santo en el altar mayor, y es cosa peregrina.
Don Pedro Salinas, regidor de dicha ciudad de Valladolid, tiene de mano de Cerezo los cuatro tiempos del, año, de dos varas de largo, apaisados, cosa excelente, y también un san Sebastián, del tamaño del natural: y una señora viuda tiene un san Antonio, también del tamaño del natural, cosa soberana.
Se volvió a Madrid, donde hizo otras muchas obras particulares, y es fama que ayudó a don Francisco de Herrera en la pintura de la cúpula de nuestra Señora de Atocha. Murió en fin Mateo Cerezo en esta Corte, por el año de mil seiscientos y setenta y cinco, y a los cuarenta de su edad, con poca diferencia.


CXLVI.

EL REVERENDO PADRE MAESTRO FRAY JUAN RIZI, Pintor,

El R. Padre Maestro Fray Juan Andrés Rizi, del esclarecido Orden Benedictino, fue natural de esta villa de Madrid, hijo legítimo de Antonio Rizi, muy buen Pintor, natural de Bolonia, y de doña Gabriela de Chaves, natural de Madrid, casados en la Parroquial de san Ginés de esta Corte el año de 1588 el 18 de Septiembre, de cuyo matrimonio tuvieron al dicho Padre Rizi.
No se sabe en que año, solo sí, que tomó el santo hábito de monje benedictino en el Real monasterio de Monserrate en Cataluña, el año de 1626, y que ya llevaba la habilidad de pintar: cuyo maestro fue Fray Juan Bautista Mayno, del sagrado Orden de Predicadores; y que habiendo cursado la filosofía en la Universidad de Hirache, en que tuvo por maestro a Fray Diego de Silva, Obispo que fue de Guadix, y Astorga, pasó a estudiar la teología en Salamanca por su voluntad, de donde con sus pinturas se pagó sus tercios: pues siendo estilo en aquel colegio, que cada colegial o su casa de filiación, ha de dar cien ducados al año, un tercio adelantado, y no queriendo recibirle el Abad de san Vicente de Salamanca por no llevar dicho tercio adelantado, le pidió Fray Juan término de dos días para buscarlo, en cuyo tiempo pintó un Cristo crucificado, por cuya hechura le dieron mucho más de lo que había menester, y así continuó hasta que se acabó su curso, y en dicha casa dejó muchas pinturas de su mano. En Monserrate fue donde menos pintó, porque administró algunos cargos en aquel santo monasterio.
fue también Abad de san Bartolomé de Medina del Campo.
Hizo las pinturas del claustro de san Vicente de Salamanca (1812 Destruido en el sitio de Salamanca), y las de san Millán de la Cogolla en la Rioja, con otras de su iglesia #,#; las del claustro de san Martin de Madrid (Derruido, #); y las seis pinturas grandes, tres de la Pasión de Cristo Señor nuestro, y las otras tres de varios martirios de santos de la sagrada Orden de la Merced en esta Corte, que están en la sacristía de nuestra Señora de los Remedios; y se tiene por cierto que estas las ejecutó antes de entrar en la religión: como también otras de unos santos mártires, y arriba la Santísima Trinidad, que está en el convento de este inefable misterio, en un retablo frente de la puerta de la lonja de dicha iglesia.
También son de su mano las pinturas de la iglesia, y claustros de la Metropolitana de Burgos #, y del monasterio de san Juan #, #, #.
Y en el lugar de la Seca, a seis leguas de Valladolid, tiene en la iglesia Parroquial más de veinte pinturas de su mano (De quedar, solo una Asunción actualmente atribuida a Jerónimo Calabria, al parecer tiene la firma  # no he podido confirmar la imagen en el MNE).
Tuvo gran comercio en esta Corte con la Excelentísima Señora, mi Señora doña Teresa Sarmiento de la Cerda, Duquesa de Bejar, de quien fue maestro en esta Arte, y en cuya casa dejó varias pinturas de su mano; y en cuyo tiempo escribió un libro excelente de la Pintura, que yo he visto, con gran dolor de que no se diese a la estampa, y lo dedicó a esta gran Señora.
Después de haberse hecho estimar mucho en España, así por su gran habilidad, como por otras muchas prendas que ilustraban su persona, pasó a Roma, donde se incorporó en aquella sagrada congregación de Monte Casino, y donde hizo muchas pinturas, que fueron en Roma celebradas.
Y habiendo visto el Papa dos Apostolados de su mano, los admiró mucho, y gustó de conocerle, y le hizo muchas honras: y aseguran algunos Padres ancianos de Monserrate, que le conocieron, que poco antes de morir le había dado el Papa un obispado en Italia.
Murió en Monte Casino por el año de mil seiscientos y setenta y cinco, y a los ochenta de su edad.


CXLVII.

PEDRO ANTONIO, PINTOR CORDOBÉS,

Pedro Antonio, cuyo apellido se ignora, fue natural, y vecino de la ciudad de Córdoba, y discípulo en el Arte de Antonio del Castillo: tuvo un colorido muy hermoso, y grato al vulgo, y así se llevó el aplauso de su, tiempo, en especial, después que murió su maestro.
De su mano es el cuadro de la Concepción Purísima que está en la calle de san Pablo de aquella ciudad, en que se califica lo grato de su colorido, gracia, y donaire en las figuras.
También es de su mano el cuadro de la capilla de santa Rosa, en la iglesia del Real Convento de san Pablo, Orden de Predicadores.
Y otro de santo Tomás de Aquino, cuando los dos Apóstoles, san Pedro, y san Pablo le interpretaron aquel lugar de Isaías, sobre que estaba discutiendo, que está colocado en un medio punto de la nave de en medio de dicha iglesia, sin otras muchas obras públicas, y particulares, que acreditan su gran habilidad.
Vivió; siempre, y murió en una casa junto a la Concepción de los libreros, en la calle de la Feria de dicha ciudad; y fue su muerte por los años de mil seiscientos y setenta y cinco, y a los sesenta y uno de su edad: yo le conocí, y fue hombre de linda representación, buen arte, y buena estatura, y muy respetoso; y así fue muy estimado, en aquella ciudad.


CXLVIII

DON JOSÉ ANTOLÍNEZ, PINTOR.

Don José Antolínez fue natural de Sevilla, donde tuvo sus principios del Arte de la Pintura; y para perfeccionarse, vino a la Corte, donde cursó algún tiempo en la escuela de don Francisco Rizi.
Frecuentó las Academias, que entonces las había excelentes, y aprovechó, de suerte que llegó a ser uno de los primeros de su tiempo, como lo acreditan repetidas obras públicas, y particulares suyas, que se ven en esta Corte; en que especialmente se descubre un gran gusto, y tinta atizianada.
Tuvo gran genio para los paisajes, que los hizo con extremado primor y Capricho y así mismo retratos muy parecidos.
Era muy altivo, y vano; y sucedió que saliendo un día a pasearse con Juan de Cabezalero, mozo muy modesto, y humilde, dijo Antolínez: verdaderamente, amigo, que dos mozos como nosotros, en la Pintura, no los hay hoy en Madrid.
A lo que respondió Cabezalero: que por sí mismo lo podía decir, que él no merecía tanta merced, Y dijo Antolínez: pues agradece que vas conmigo, que sino, yo solo había de ser.
Al mismo tiempo era de genio tan mordaz, que viendo que Claudio, y Cabezalero comenzaron a pintar al fresco algunas obras: como esto se hace en las paredes, dijo: Dos mozos que había en Madrid de buenas esperanzas, después que han dado en pintar por esas paredes, han dado por esas paredes.
Y en otra ocasión, viendo los cuadros de Cabezalero, que hoy están en la sacristía de la Orden Tercera de nuestro Padre san Francisco respecto de estar muy emborronados, dijo: ve aquí una pintura, que aunque es buena, fuera muy fácil persuadir que no valía nada, ya que no pudo absolutamente ejecutarlo.
Se pintaba en aquel tiempo mucho al temple para las mutaciones de las comedias célebres que se hacían a sus majestades en el Buen-Retiro y como Antolínez no concurría a estas funciones, las despreciaba, llamando pintores de paramentos a los que las ejecutaban. Lo supo Rizi, que las gobernaba entonces de orden del Rey y. en una prisa que se ofreció, dispuso que un Alcalde de corte le notificase, pena de 100 ducados, fuese a pintar al Retiro. Fue el dicho Antolínez, y habiéndole dado Rizi a pintar un lienzo al temple, mandando que nadie le advirtiese nada, estuvo todo el día Antolínez haciendo, y deshaciendo sin entrar, ni salir, al cabo de lo cual le dijo Rizi: ve aquí vmd. lo que es pintar paramentos. Anda muchacho, le dijo a un mancebo, y lava ese lienzo en aquel pilón: y así se ejecutó, quedando corrido nuestro Antolínez, corregida, y castigada su vanidad.
Porque verdaderamente el pintar bien al temple con yeso, en lugar de blanco, tiene suma dificultad, y más en quien nunca lo ha practicado.
Tuvo la fortuna de que el Señor Almirante Padre quisiese colocar una pintura suya en la sala que tenia destinada para los eminentes españoles; y habiéndose ofrecido en este tiempo una grave disputa con los demás pintores acerca de una pintura que compró el Almirante, sobre si era, o no original, en que salió vencedor Antolínez: pintó un cuadro de la incredulidad del Apóstol santo Tomás, para satisfacer a su hinchazón y vanidad.
Es también de su mano la pintura del retablo de la Virgen del Pilar, que está en la Parroquial de san Andrés de esta Corte, junto a la del santo Cristo: y también las pinturas de los Sagrarios de los tres altares, mayor, y colaterales de la iglesia de la Magdalena de Alcalá de Henares, que la del mayor es de la Concepción #, y las otras dos son del Buen Pastor, cosa excelente.
También son de su mano las pinturas de la capilla mayor de la iglesia Parroquial de la villa de Navalcarnero #, y en ella la de Otro retablo del Apóstol san Andrés en el martirio. 
No tuvo menos vanidad en la destreza de la espada negra, a que fue tan aficionado, que en su mismo obrador tenia en un rincón dos espadas de esgrima, blasonando que teniendo él la espada en la mano, era su cuerpo fantástico, pues nadie le tocaba.
Y habiendo ido a verlo un día don José Arlegui, amigo suyo, con otro aficionado; viendo este las espadas, tomo una, y comienzo a tentarla, y vibrarla, y dijo Antolinez: parece que vmd. es aficionado: un poquito dijo el tal, pues veamos, prosiguió Antolínez, y tomando la otra espada, echaron una venida, en que anduvo algo demasiado Antolínez, y hubo de mediar el don José, Arlegui y por vía de ajuste, quedaron citados para otro día en casa de un maestro de armas, llamado don Matías, que vivía hacia el Caballero de Gracia, donde acudieron en dicho muchos aficionados; y tomando unos y otros la espada Antolínez, además del dicho, fue tanto lo que se molió, y los golpes que llevó, que, o bien fuese del molimiento o bien de no haber quedado tan airoso como quisiera, se fue a su casa, y se encendió luego en una calentura tan maligna, que en pocos dias acabó con él, por el año de mil seiscientos y setenta y seis, a los cuarenta de su edad, con poca diferencia: vivía en la Puerta del Sol, y se enterró en la Parroquial de san Luis de esta Corte.


CXLIX.

EL LICENCIADO DON ANTONIO  BELA (Antonio Vela Cobo)

El Licenciado don Antonio Bela fue natural, y vecino de la ciudad de Córdoba, hijo y discípulo de Cristobal Bela, pintor de crédito en aquel tiempo.
Fue Sacerdote, y de muy suficiente literatura, y virtud, muy modesto, y de linda persona, y habilidad señalada en el Arte de la Pintura, dorado, y estofado, con singularísimo primor.
Mediante lo cual, tuvo en Córdoba y fuera de ella muchas obras, así de pintura, como de dorado, y estofado de los retablos, que entonces se practicaba mucho, y él lo hacia con extremado gusto, tomando a su cargo todo el ornato de un retablo, sin excepción de escultura, y pintura.
Y es de su mano el dorado, y pinturas del retablo de la capilla mayor del convento de Regina, que es de Religiosas Dominicas (Abandonado en 1804), sin otros muchos que hizo en aquella ciudad y fuera de ella: como es el que está frente de la puerta, en la iglesia del hospital de la Caridad (varios sitios dicen del Hospital caridad, el hospital es el m.b.a. donde están, puede ser un error dar esto como origen y el origen ser convento Señora de Gracia de estas 2 obras) #, #, en la plazuela del Potro de dicha ciudad.
Pintó también dos estaciones del claustro del convento de san Agustín de la vida de este santo doctor.
Murió de mal de pecho el año de mil seiscientos setenta y seis, con poco más de cuarenta de edad: yo le conocí, y traté, y era sujeto de muy recomendables prendas.


CL

FRANCISCO PALACIOS, PINTOR

Francisco Palacios, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue discípulo de Velázquez, y de los que más imitaron su manera; y aunque no se sabe de obra pública de su mano, hay excelentes cuadros suyos, que yo he visto, en casas particulares, y especialmente retratos, que los hizo con excelencia, y en que se conoce la buena escuela en que se crio, y lo mucho que adelantó en ella.
Murió de unos, treinta y seis años de edad, por el mil seiscientos setenta y seis, en esta villa de Madrid.


CLI

CORNELIO SCUT, PINTOR. (Cornelis Schut III, el Mozo)

Cornelio Scut, de nación flamenco, y vecino de la ciudad de Sevilla, fue pintor excelente, sobrino., y discípulo de otro Cornelio Scut, de quien hay algunas estampas de agua fuerte, y de quien es el cuadro grande, que está en la, escalera principal del Colegio Imperial de Madrid.
Fue pues el sobrino muy célebre en la Pintura, habiendo florecido en los tiempos de Murillo, y Valdés, porque tuvo una gran casta de pintar, y aunque sus obras imitan a los Flamencos en lo prolijo, son corregidas, y dignas de toda estimación
Bien se califica en el cuadro de la Concepción Purísima, que pintó para la puerta de Carmona (¿Iglesia de San Bartolomé?) en dicha ciudad, sin otras muchas pinturas de su mano, que dan claro testimonio de su eminente habilidad.
Fue muy gran dibujante, a cuya causa presidia de ordinario en la Academia, dando a todos muy buenos documentos, así con sus palabras como con sus obras.
Para retratos tuvo también superior habilidad, pues fue el que hizo mayor número de ellos.
Fue también de genio muy amistoso, dócil, y apacible; con lo cual tuvo gran séquito, y muchos amigos. Murió de crecida edad por el año de 1676 en dicha ciudad de Sevilla.


CLII.

EL RACIONERO ALONSO CANO, PINTOR.

El Racionero Alonso Cano, pintor, escultor, y arquitecto, con quien viene corta toda alabanza, según sus excelentes, y generales partes en las honrosísimas facultades de su profesión, nació en la insigne ciudad de Granada, de padres nobles el año de 1600, y se bautizó en la iglesia Parroquial de san Ildefonso.
Su padre fue Miguel Cano, natural de Almodóvar del Campo, varón hacendado, y adornado de virtud, e ingenio para la arquitectura, en que fue científico artífice.
Su madre se llamó doña María de Almansa; natural de Villa-Robledo, lugar de la Mancha: criaron con muy buena doctrina a Alonso Cano; el cual parece que heredó el genio de su padre, pues desde niño se inclinó al ejercicio de su nobilísima arte, debajo de su educación y doctrina. Y conociendo el padre su grande natural, e ingenio, le enseñó los primeros principios de la arquitectura, sin mas letras que los rudimentos de la puericia, con que en breve tiempo dio muestras de lo que había de venir a ser; pues salió tan aventajado en dicha arte, que dio mucha luz a los artífices de su tiempo para que la supiesen ornar, como se conoce en los nuevos templos que en esta villa de Madrid desde entonces se han fabricado.
Desde aquí halló fácil entrada a la escultura, ayudado de su gran genio, altamente favorecido del cielo para ilustración de estas artes,
Y últimamente pasó a Sevilla para perfeccionarse en ellas; por cuyo motivo entró a dibujar en casa de Francisco Pacheco, donde estuvo ocho meses, y pasó a continuar en la escuela de Juan del Castillo, aunque también dicen en la de Herrera el viejo, en que se dio tan buena maña, que a poco tiempo se alzó con la habilidad de la Pintura en grado tan superior, que ejecutó de su mano diferentes obras públicas en dicha ciudad, como son las del retablo del altar mayor de Monte Sion, del Orden de Predicadores (Desamortizado 1835, queda la iglesia) #.
Y en el colegio de san Alberto las de otros tres retablos #,#, en competencia de otras pinturas de Zurbarán, y de Pacheco: y en el de santa Paula, en el retablo de san Juan Evangelista, la escultura, pinturas, y traza de la arquitectura es suya (El Retablo original y obras que estaban en ese retrablo #, #, #, #); bien que siendo de edad de veinte y cuatro años, y llamándole el Provincial de la Merced para que ejecutase las pinturas del claustro de aquel convento, se excusó diciendo, que conocía su insuficiencia para el desempeño y que mas estimaba la reputación que el interés que le podía resultar de aquella obra.
Hizo también para la villa de Lebrija en la iglesia mayor un gran retablo #, en que ejecutó de su mano tres estatuas de talla entera: la una de nuestra Señora con su precioso Hijo niño en los brazos, y las otras dos de san Pedro, y san Pablo, todas mayores que el natural, con tan superior acierto, que pasmó a todos los artífices de aquella comarca, extendiéndose de tal suerte la fama, especialmente de la imagen, que vinieron de Flandes escultores a copiarla en pequeño tamaño, para reducirla a grande en su tierra.
No es menos admirable la efigie de Cristo Señor nuestro crucificado que hizo para aquella santa iglesia (Lo suponen de José de Arce).
Se aplicó también en este tiempo a la destreza y manejo de las armas, en que salió aventajadísimo; lo que, junto con lo impaciente, y mal sufrido de su natural, le ocasionó algunos lances muy pesados, porque el Cano en todo se explicaba mejor con las obras que con las palabras.
Y así habiendo entrado a pintar en casa de don Sebastián de Llanos y Valdés a pintor de crédito en aquella ciudad, a pocos lances tuvo con él un disgusto tan pesado, que riñeron los dos desafiados, de suerte, que Cano hirió muy mal a Valdés en la mano derecha, pasándole la guarnición de la espada, de lo que resultó el quedar lisiado; con cuyo motivo, y el de pasar por aquella ciudad el Señor Felipe IV a registrar aquellos reinos del Andalucía, se resolvió a seguir la Corte, agregado a la familia del Señor Conde Duque de Olivares, con cuya protección vino a Madrid, y continuó su habilidad, favorecido de tan gran Mecenas, con cuyo auxilio obtuvo la plaza de Maestro mayor, de que tomó posesión el año de 1638 ejecutándose por su dirección diferentes obras y reparos en los palacios y casas reales.
Hizo en este tiempo el arco triunfal que tocó a los mercaderes en la Puerta de Guadalajara el año de 1649 en entrada, y suntuoso recibimiento de la Serenísima reina, y Señora Doña Mariana de Austria, segunda consorte del Rey nuestro Señor Don Felipe IV, obra de tan nuevo gusto en los miembros, y proporciones de la arquitectura, que admiró a todos los artífices, porque se apartó de la manera que hasta aquellos tiempos habían seguido los antiguos.
También hizo el monumento que los Religiosos Descalzos Franciscos ponen en su convento de san Gil la semana santa, que es muy visitado de los artífices para su aprovechamiento.
Después de algunos años de su venida a Madrid, en que granjeó el merecido crédito en repetidas obras de todas las tres Artes, vino a lograr el honroso empleo de Pintor de su majestad, y Maestro del Príncipe don Baltasar Carlos de Austria, en cuyo tiempo ejecutó para el salón antiguo de los retratos de los Reyes tres cuadros, que el uno es el del Señor Rey Don Fernando el Católico, y su dignísima consorte la reina Doña Isabel, que ya no están en su sitio, por haberse dividido aquel gran salón, que llamaban de las comedias, en diferentes piezas; y los otros dos de otros Reyes Godos, que estaban en el pasadizo de la Encarnación #,#.
En este tiempo hizo también diferentes obras de pintura públicas, y particulares, y especialmente el célebre cuadro el milagro del pozo de san Isidro, que está en el segundo cuerpo del altar mayor de la Parroquial de Santa María en esta Corte: pintura de tanto acierto dibujada, y colorida, que verdaderamente es un milagro, y habiéndola visto Fray Juan Bautista Mayno, pintor eminente, se la celebró de suerte al Señor Felipe IV, que fue su majestad a verla, con el pretexto de hacer oración a nuestra Señora de la Almudena, que se venera en aquel sagrado templo.
No es menos digna de inmortales aplausos la de N.S.P.S. Francisco, cuando el Ángel le mostró la redoma de agua, símbolo de la pureza que debe tener el Sacerdote, la cual está en el colateral de la Epístola en la Iglesia Parroquial de Santiago (Derribada en las guerras napoleónicas): como también lo es el Buen Pastor (desaparecida también), que está abajo en la tablita del sagrario, que es un primor.
También la santa Catalina virgen y mártir, que está en un pilar de la Parroquial de san Miguel (Seguramente destruido en el incendio de 1790, Quizás el bosquejo), junto a la puerta del costado de dicha iglesia. Y otra del Patriarca san José, que está en otro pilar de la de san Ginés de esta Corte, frente del pulpito; con otro cuadrito arriba de la Encarnación, cosa verdaderamente maravillosa.
Así mismo otra pintura de Cristo Señor nuestro desnudo, en el calvario, sentado en una peña, y la Virgen Santísima dolorosa, con san Juan, y la Magdalena, en segundo término #: todo tan admirablemente ejecutado, que parece del Corezo; la cual está en la capilla del Santo Cristo de dicha iglesia al lado de la Epístola.
Así mismo hizo para el Colegio Imperial de esta Corte (1767 son expulsados los Jesuita, se anexa a la colegiata de San Isidro y muchas obras a ella, que luego ardieron en 1936), un célebre cuadro de la Concepción Purísima, con gran acompañamiento de ángeles para la capilla de esta advocación en dicha iglesia y encima otro cuadro de la Coronación de nuestra Señora, uno, y otro tan admirable, como suyo (ardieron en 1936 queda un fotografía de la concepción). Está hoy transferido este cuadro de Concepción a la sacristía de dicha iglesia, por haberse puesto en su lugar una imagen de talla del mismo título, de mano del eminente artífice don José de Mora ¿#?, discípulo suyo, a causa, de que habiéndose reconocido el testamento de doña Isabel de Tebar, Patrona de dicha capilla, se halló, según la clausula, que no se cumplía con el tenor de su última voluntad, siendo la imagen. de pintura, sino que debía ser de talla; y así se ejecutó, transfiriendo dicha pintura a sitio tan decoroso, como en el que hoy está en el costado de dicha sacristía, frente de las ventanas. Bien que como Alonso Cano la hizo para aquella capilla obscura, y procuro que sobresaliese en claros; habiéndola mudado de sitio, no le favorece la demasiada luz, porque se destempla la composición del todo, aunque cada parte de por sí es un milagro.
Otras dos pinturas de mano de nuestro Racionero hay en dicha iglesia, que están a la entrada de la capilla del Buen consejo, la una de nuestra señora con su Hijo santísimo Niño en los brazos, y la otra del glorioso Patriarca san Ignacio, una y otra de medio cuerpo (Destruidos).
Pero sobre todo, en la iglesia de los Padres Capuchinos de la ciudad de Toledo hay una pintura suya de san Bernardo, que es una admiración ¿#?.
También lo es, otra de nuestro Padre san Francisco en la Impresión de las Llagas en el Monte Alberne, que está en la capilla de san Diego en Alcalá de Henares (Desamortizado, derrumbado 1856): y el san Antonio, que está enfrente, lo hizo también Alonso Cano; pero dicen que no lo acabó por las extravagancias de su genio, y por lo mismo dejó de hacer todas las demás pinturas de aquella santa capilla, pues querían fuesen de su mano; y a la verdad lo hubieran acertado.
No era melindroso nuestro Cano en valer de las estampillas más inútiles, aunque fuesen de unas coplas; porque quitando, y añadiendo, tomaba de allí ocasión para formar conceptos maravillosos: y motejándole esto algunos pintores por cosa indigna de un inventor eminente, respondía: Hagan ellos otro tanto, que yo se lo perdono. Y tenia razón, porque esto no era hurtar, sino tomar ocasión; pues por último, lo que él hacía, ya no era lo que había visto.
En retratos fue también peregrino, de que yo he visto muchos testimonios que lo califican; y especialmente el de aquel gran Ministro del Rey, que llamaron el Señor José González, Presidente de Indias, y dignísimo sujeto a todas luces, el cual está hoy en poder de los herederos de aquel gran mayorazgo que fundó en Boadilla, dos leguas distante de esta Corte.
Llegó pues nuestro Alonso Cano en este tiempo a la eminencia de la fortuna, y de la habilidad, y opinión en las tres Artes, sin que bastasen a disputársela tantos eminentes hombres como produjo fecunda la estación feliz de aquella edad; pero la inconstante condición de la fortuna, cansada ya de sublimarle, trató de aplicar los medios de abatirle, pues viniendo una noche a su casa, halló a su mujer muerta a el rigor de muchas puñaladas; saqueadas sus joyas, y desparecido un Oficial italiano que albergaba en ella. La voz que se divulgó fue, que este por robarla había cometido tal atrocidad; pero el dictamen de la Justicia, después de haber hecho algún examen de esta causa, fue que Alonso Cano la había muerto, o por sospechas mal fundadas de aquel Oficial, o por tomar de aquí ocasión para casarse con cierta dama de quien se hallaba notoriamente prendado.
No faltó quien le avisase a Cano del proceso, que contra él se iba fulminando, y el riesgo que corría su persona con cuyo motivo alzó velas, y se pasó a Valencia secretamente, echando voz que se había ido a Portugal.
En cuyo tiempo, aunque de secreto, ejecutó algunas pinturas, y especialmente las que están en la iglesia de san Juan de la Ribera (1898 Convento demolido) de dicha ciudad, que son la del Bautismo de Cristo Señor nuestro, y arriba el de la Trinidad Santísima, cosa superior.
Y otra de la Predicación de san Vicente Ferrer (Dos obras disputan ser la original) # , #, que está en el convento de san Francisco en una capilla al lado de la Epístola; pero la desgracia de la voz le descubrió luego, y le fue preciso pasarse a la cartuja de Porta-Coeli, tres leguas distante de aquella ciudad, donde hizo algunas pinturas, que yo he visto, y donde pretendió tomar el hábito: y, o bien fuese por no poder aguantar la austeridad de aquel santo instituto, o bien por andar fugitivo de la Justicia, o por otros motivos reservados a el tribunal de la conciencia, no tuvo hechura.
Y de este tiempo que estuvo Cano en Valencia, tenia Gaspar de la Huerta, pintor de crédito en aquella ciudad, algunos modelos que dejó Cano, y otras cosas del Arte que yo vi cuando estuve allá por el año de 700, y supe toda esta historia.
No sé si es de este tiempo un cuadro de san Miguel, de cosa de siete cuartas, que está en la capilla de este glorioso Arcángel al lado del Evangelio, en la Real cartuja del Paular, tan excelente, como suyo.
Después no sé con qué motivos volvió a Madrid, y estuvo oculto algún tiempo en casa de su padre de don Rafael Sanguineto, Regidor que fue de este Ayuntamiento de Madrid, en cuya ocasión hizo varias pinturas, que yo vi en casa de dicho don Rafael, de quien tuve esta noticia.
Y pasado algún tiempo, se descuidó en salir fuera, y le prendieron; y en virtud de los vehementes indicios del proceso, le pusieron a cuestión de tormento; y habiéndole pretendido defender con la Ley Excellens in arte; y no bastando, se determinó, de orden del Rey, que no le ligasen el brazo derecho. Se hizo así, y sufrió el tormento aquel risco animado, sin que se le oyese un ay, de que el Rey tuvo placer.
Salió en fin libre de tan acervo trabajo, y volviendo a la gracia de su majestad, trato de ordenarse: y para poderlo conseguir, hizo traer de Roma la dispensación de bigamia, por haber sido casado con viuda, y con esto vistió hábito clerical.
Prosiguió todavía en la instrucción del Príncipe Don Baltasar en el Arte de la Pintura, con quien se portó tan agriamente, vituperando lo que hacia, que el Príncipe se quejó a su padre, el cual sonriéndole, le ofreció que lo castigaría.
Mandó pues su majestad saber qué vacantes Eclesiásticas había en la Cámara, en que se había declarado pretendiente nuestro Cano; y habiendo sabido, que entre otras, había una Ración en la santa iglesia de Granada, se la confirió su Majestad: y habiendo acudido a tomar la posesión, se la negó aquel Cabildo diciendo, tenia que representar a su majestad sobre ello, para lo cual enviaron dos diputados, los cuales, habiendo representado al Rey, entre otras nulidades, el que Alonso Cano era hombre puramente lego, e idiota, les atajó el Rey diciendo: Bien está: ¿Quién os ha dicho que si Alonso Cano fuera hombre de letras, no había de ser Arzobispo de Toledo?, Andad, que hombres como vosotros los puedo yo hacer: hombres como Alonso Cano, solo Dios los hace. Con que se volvieron corridos, y trataron de darle la posesión, concediéndole término para habilitarse, y dispensándole el Nuncio Apostólico el rezo eclesiástico, entre tanto, en no sé que partes de Rosario. Entró de esta suerte nuestro Racionero en aquella santa iglesia, a quien procuró captar la benevolencia con algunas obras de todas tres Artes.
Y así hizo para el altar mayor una imagen de talla de la Concepción Purísima, tan aventajada y peregrina, que ofreció por ella diferentes veces un Caballero Genovés cuatro mil doblones, y no se la quisieron dar, de que dicen hay testimonio guardado en el archivo de aquel Ilustrísimo Cabildo.
Hizo también la traza del facistol de maderas preciosas, bronces, y piedras, con tan exquisita forma y primor, que es la admiración, y el estudio de todos los artífices; como también la traza para dos lámparas de plata #, que están en la capilla mayor de dicha santa iglesia, ejecutadas con su dirección.
Hizo también de escultura otra imagen de nuestra Señora del Rosario, de poco más de media vara, para remate de dicho facistol; y habiendo visto el Cabildo la gran estimación que el pueblo, y los artífices hacían de ella, la retiró, y colocó con toda decencia en la sacristía, para mostrarla por una de las más preciosas joyas que tiene aquella santa iglesia.
Para lo cual hizo también las trazas de las portadas nuevas; y así mismo nueve cuadros de la vida de nuestra Señora para aquel presbiterio, como lo son también las dos cabezas de Adán, y Eva, que hizo para el mismo sitio.
En este tiempo también trazó, y gobernó la insigne obra de la capilla mayor del convento de Religiosas del Ángel (derribado y expoliado en guerras napoleónicas), en la cual se admira la gallarda disposición del todo y partes, ilustrada con admirables estatuas; que aunque trabajó en ellas Pedro de Mena, fue con la corrección, y modelos de Cano, y su encarnación, cosa maravillosa, como lo es también un, cuadro de Cristo Señor nuestro despidiéndose de su Madre Santísima para ir a padecer, que está en la sacristía, y otro de nuestra Señora con su Hijo Santísimo Niño, y acompañamiento de ángeles, que está sobre la reja del coro; y la estatua de piedra mármol del Ángel Custodio, colocada en el nicho sobre la puerta de dicha iglesia, donde también se ha colocado en estos tiempos, a devoción del ilustrísimo Señor don Martin de Ascargorta, otra pintura de nuestro Racionero, de Jesús Nazareno en la calle de la Amargura #, cosa soberana, y que hace milagros sin número.
Hizo también varias pinturas para la iglesia de san Diego, convento de Descalzos Franciscos, extramuros de aquella ciudad, que son tantas, y tan buenas, que se queda absorta la admiración a vista de tan repetidos primores: como también para el convento de Capuchinos, en la iglesia, y refectorio, y un Apostolado de mas de medio cuerpo, que está colocado en la iglesia del convento de Religiosas Dominicas de santa Catalina, junto a la Carrera del Darro.
Consiguió en este tiempo el ilustrísimo Señor don Fray Alonso de santo Tomás, Obispo de Málaga, el que pasase Cano a esta ciudad para hacer las trazas del tabernáculo del altar mayor de aquella santa iglesia, y para la sillería del coro, como las ejecutó con grande acierto.
Y habiendo sabido que el Obrero trataba de darle una muy corta remuneración por las trazas, dijo a un confidente suyo, que, o presentadas, o dos mil ducados; y diciendo, y haciendo, tomó una mula, y arrolló sus trazas, y marchó para Granada; pero luego que lo supieron, enviaron a toda prisa un alcance, ofreciéndole cuanto quisiese; y con efecto volvió, y entregó las trazas, y le dieron lo que él quiso por ellas.
En el discurso de este tiempo sobrevino en Málaga una inundación tan horrorosa, que creyeron todos que la ciudad se arruinase.
Llegó el caso a términos, que habiendo acudido a la iglesia dicho Señor Obispo con el Cabildo a hacer las preces acostumbradas para implorar la divina clemencia en semejante conflicto, fue creciendo de suerte la inundación, que se hubieron de subir al Coro: y no teniéndose allí por seguros, poseídos de la tribulación dicho Señor don Fray Alonso, temiendo por instantes la última fatalidad, se metió en el hueco del órgano y preguntándole nuestro Racionero porqué hacia aquello, le respondió: porque si hemos de morir, más quiero que al hundirse esta gran máquina, me estrelle, que verme fluctuando en las aguas: a lo que replicó el Racionero: pues, Señor, si hemos de morir como huevos, ¿qué más tiene estrellados, o hechos tortilla, que pasados por agua? Dicho verdaderamente agudo, y gracioso; y mucho más, por ser en una coyuntura, en que el buen humor no hallaría entrada sino en un corazón tan magnánimo.
Últimamente dispuso la divina clemencia que las aguas se recogiesen todas al mar, con lo cual se vieron milagrosamente libres de tan horroroso conflicto.
Volvió pues a Granada nuestro Racionero, donde ejecutó diferentes pinturas y esculturas para algunos amigos, y personas particulares. Y en este tiempo hizo todos los dibujos para las pinturas del claustro del Real convento de Santa Cruz, Orden de Predicadores, de la vida de su glorioso Patriarca, los cuales tengo yo en mi poder; pero las pinturas en dicho claustro las ejecutó por los dibujos de Cano un Fulano del Castillo, y están ya muy deterioradas del tiempo.
Solía algunas veces nuestro Cano, cansado ya de pintar, pedirle al discípulo que le asistía las gubias, el mazo, y otros instrumentos para trabajar de escultura, diciendo que quería descansar un rato. Se reía de esto el mancebo, y le decía: Señor, pues ¡es buen modo de descansar dejar un pincelito, y tomar un mazo! a que respondió el Racionero: eres un gran mentecato. Ahora ignoras que es mas trabajo dar forma y bulto a lo que no le tiene, que dar forma a lo que tiene bulto. Sentencia digna de observar en quien practicaba ambas facultades, y que no la dictó la pasión de una ni otra, sino la fuerza de la razón, y la experiencia de ambas.
Y así le decía a don Juan Niño, su discípulo, que en ninguna de las tres Artes que manejaba, hallaba tanta dificultad como en la Pintura: de suerte que trasudaba para hacer cualquier cosa.
Sucedió pues que un Oidor de aquella Real Chancillería muy devoto de san Antonio de Padua, le mandó hacer a el Racionero una efigie de escultura de este santo, como una vara de alto, con grandes encarecimientos de que echase todo el resto de su habilidad en esta obra. Lo hizo así Alonso Cano, y estando concluido, fue a verle el Oidor: le pareció grandioso; y suponiendo que no tenía precio, instó que le dijese en cuanto se daría por servido, y Cano le respondió, que diese cien doblones para ayuda de costa. Se Quedó atónito el Oidor, y después de una gran pausa, le preguntó, cuantos días habría gastado en hacerle?. A lo que respondió Cano, que habría gastado unos veinticinco días. Pues según eso, dijo el Oidor, sale a cuatro doblones cada día. Muy mal contador es V.S. dijo Cano: porque cincuenta años he estado yo estudiando para saberlo hacer en veinticinco días. Yo también, dijo el Oidor, he gastado mi patrimonio y mi juventud estudiando en la Universidad; y hoy, hallándome Oidor de Granada, y en facultad más noble, apenas me saldrá a doblón cada día. Alonso Cano, que ya se le apuraba la paciencia, dijo, ¿qué es eso de facultad más noble? Voto a N. que Oidores los puede hacer el Rey del polvo de la tierra pero solo a Dios se reserva el hacer un Alonso Cano. Y sin esperar más razones aquel intrépido espíritu impaciente, tomó la efigie del santo, y la tiró al suelo con tal violencia, que la hizo menudos pedazos.
El Oidor admirado de semejante desatino con la efigie de un santo, sin que le valiese la inmunidad de tan sagrada representación; temió no estar seguro a vista de tan desmesurado frenesí, y se fue corrido, y abochornado: cosa verdaderamente muy sensible en cualquier hombre de obligaciones, cuanto más en un Oidor de Granada, donde son venerados como Dioses de la tierra y negocio en que pude intervenir el Santo Tribunal, a no hacerse cargo del intrépido furor de aquel natural, y de que los artífices, en cierto modo, son como los sacristanes, que con el mucho trato, tienen perdido el respeto a los santos. Se quejó pues agriamente el Oidor con algunos Canónigos amigos, que tenia muchos en aquel Cabildo; y viendo estos que habían ya pasado los diez años, y que no se había ordenado Cano, ni tenia; traza de ello, por su insuficiencia, trataron con el Cabildo que se diese por vacante la Prebenda.
Habiendo pues sabido Alonso Cano esta resolución, partió a Madrid a ponerse a los pies del Rey, a quien representó su vejación, y la causa de ella; y que aunque no dudaba su insuficiencia, no era tanta, como el considerarse indigno de tan superior estado; y así suplicaba a su majestad interpusiese su grandeza con el Señor Nuncio para que le ordenase de todas las Ordenes, aunque nunca celebrase Misa por conocerse sumamente indigno. El Rey ofreció hacerlo así; y habiendo entendido la reina nuestra Señora Doña María-Ana de Austria esta coyuntura, y que Cano había dejado sin acabar un crucifijo, del tamaño del natural, cuando se fue a Granada, que es el que estaba en la iglesia del convento de Monserrate de esta Corte en una capilla al lado de la Epístola, y hoy le han transferido a la iglesia nueva, le dijo á Cano, que hasta que acabase aquella santa efigie, no había de consentir que le volviesen la Ración. Lo hizo así Alonso Cano, dando gusto a la reina; y ya ordenado de todas las Ordenes, volvió a Granada, y a la posesión de su Prebenda por el año de 1658, pero siempre con aquel escozor al Cabildo de aquella santa iglesia, donde nunca más lograron cosa suya, ni jamás quiso celebrar Misa, por los motivos referidos del conocimiento propio de su indignidad, u de otros ocultos, que no penetramos.
Empleó lo restante de su vida en obras de suma piedad, de suerte que nunca le sobraba el dinero, porque luego lo distribuía en los pobres; y especialmente a viudas, y huérfanas hacia limosnas muy cuantiosas: y nunca pudo ver necesidad que no socorriese; y así solía suceder muy de ordinario encontrar algún pobre necesitado, y habiéndosele ya apurado el dinero, que para este fin llevaba, se entraba en una tienda, y pedía un papelillo, y recado de escribir, y le dibujaba con la pluma alguna figura, o cabeza, o cosa semejante, como tarjeta, u otro adorno de arquitectura, y le decía al pobre: vaya en casa de Fulano, donde sabia que lo habían de estimar, y dígale que le de tanto por este dibujo: con que usando de este medio, nunca le faltaba que dar. Y tuvo tal facilidad en dibujar cualquier cosa, que dejó innumerables dibujos, de que no tengo yo la menor parte.
Tuvo nuestro Cano gran antipatía con los judíos; y como en Granada andan por las calles los penitenciados por el Santo Oficio con sus capotillos, o sambenitos, vendiendo lienzo, y otras cosas, y las más calles son tan angostas, ponía gran cuidado en que no le topase la ropa del ensambenitado a la suya; o bien pasándose a la otra acera, o metiéndose en un zaguán: de tal suerte, que si por casualidad, a la vuelta de una esquina, o salir de alguna casa, le topaba en su ropa, al instante se entraba en un zaguán, y se quitaba el manteo, o la sotana, o lo que le hubiese tocado, y enviaba por otro a casa; y aquello que había tocado el judío, se lo daba al criado, no para que se lo pusiese, sino para que lo vendiese; porque si sabía que el criado se lo ponía, le echaría de casa. Con que el criado, que era algo bellaco, en habiendo duda si le había tocado, o no el judío a la ropa, gozaba con disimulo de la ocasión, diciéndole, que no había sido más que un restregoncillo, que no era cosa de cuidado. ¡Cómo no! decía nuestro Racionero, en esto no hay parvidad de materia; y al instante tenia manteo el criado.
Sucedió pues que un día, estando fuera de casa Alonso Cano, el ama, que era nueva, y no sabia su humor, llamó a uno de los hebreos penitenciados que pasaba por la calle para comprar un poco de lienzo: vino el amo a esta sazón, vio al judío, alborotó la casa a voces; y por no tocar a él, andaba buscando con que darle para echarle fuera: el pobre hombre se dio toda prisa a recoger el fardo, y escapar el suyo y después chocó el amo con la criada, y ella se refugio en casa de un vecino; y aunque después echo muchos rogadores, no hubo forma de volverla a recibir hasta que hiciese cuarentena: y entre tanto hizo Cano muy exacta información de la limpieza de aquella mujer, y de si acaso tenia alguna amistad, adherencia, o parentesco con aquel, u otro judío y hasta que estuvo purificada de esta sospecha, no la volvió a recibir.
Más hizo nuestro Racionero en este caso, y fue quitarse aquel calzado que tenia entonces, sin volvérselo más a poner, por si acaso había pisado con ellos donde había puesto los pies el judío: y aun no paró aquí su tema, sino que mandó desempedrar, y desenladrillar, y volverlo a poner de nuevo todo lo que discurría que el hebreo había pisado.
Y finalmente, era tal la manía, que así se puede llamar, que tenia con aquella gente, que estando malo de la enfermedad que murió; y viviendo a la sazón en el Albaicín, en la Parroquia de Santiago, donde está la cárcel de la Inquisición, le fue a ver el Cura de la dicha Parroquia, y viéndole tan malo, le dijo, que cuando quisiese confesarse, y recibir el Viático, le avisasen, vendría él en persona con mucho gusto a administrárselo: y Alonso Cano muy serenamente le preguntó si administraba también los Sacramentos a los judíos penitenciados. Y él dijo que sí: pues V. md. Señor Licenciado, dijo el Racionero, se vaya con Dios, y no tiene que volver por acá, porque quien da los Sacramentos a los judíos penitenciados, no me los ha de dar a mí, y luego envió un recado al Provisor para que mandase al Cura de san Andrés, que era la Parroquia más cercana, que le diese los Sacramentos, y así se ejecutó.
Sucedió pues que estando ya moribundo, le llegó el Cura un santo Crucifijo de bulto, que no era de muy buena mano, para exhortarle, y Cano le dijo que quitase allá, el Cura se sobresaltó de suerte, que estuvo para conjurarle. Y diciéndole: hijo, ¿qué hace? mire que este Señor es quien le redimió, y quien le ha de salvar. Y él respondió: así lo creo, Padre mío, ¿pero quiere que me irrite, si está mal hecho, y me lleve el diablo? Deme una cruz sola, que yo allí con la fe le venero, y reverencio como es en sí, y como yo le contemplo en mi idea: y así se ejecutó, y murió con gran ejemplo, y edificación de los circunstantes en el año de 1.676 y a los setenta y seis de su edad.
Está enterrado en aquella santa iglesia mayor de Granada en la bóveda debajo del coro, en un nicho que hay enfrente de la puerta de dicha bóveda.
Fue hombre verdaderamente digno de memoria inmortal, príncipe en todas las tres Artes de Pintura Escultura, y Arquitectura.
Fue también gran matemático, y muy diestro en el manejo de la espada; y en fin hombre, que más se supo explicar con las obras que con las palabras: dejó muchos discípulos; pero los mas señalados fueron don Pedro Mena en la Escultura; y en la Pintura don Juan Niño, y don Pedro Atanasio, Ciezar, y otros de quienes se hará especial mención.


CLIII.

DON ANTONIO GARCÍA REINOSO, PINTOR.

Don Antonio García Reinoso, natural de la villa de Cabra, fue discípulo de Sebastián Martínez, pintor excelente en la ciudad de Jaén, a quien imitó en gran manera, si bien con poco estudio del natural, y así salió algo amanerado, pero con una gracia muy singular, y de buen gusto, en historias, paisajes, paños, y celajes.
Tuvo gran facilidad en la invención, de que dejó gran copia de dibujos, que los hacia con extremado primor, de aguadas, pluma, carbón, o lápiz, sin contentarse en hacer de un asunto un dibujo, sino muchos y muy excelentes, y muy diferentes.
Hizo un gran cuadro para la iglesia de los Padres Capuchinos de la ciudad de Andújar (Muy deteriorado por la ocupación Francesa, y 1845 desamortizado), que ocupa todo testero de la capilla mayor, con un gran pedazo de gloría, donde está la Santísima Trinidad, María Santísima, nuestro Padre san Francisco, san Ildefonso, y el glorioso Patriarca san José, todo acompañado de ángeles, y serafines: y en la parte inferior san Miguel, y san Jorge armados, y en medio un gallardo tarjetón, donde están las armas de los Patronos, que cierto es un bellísimo cuadro; y que habiéndolo visto Sebastián Martínez, y Fray Manuel de Molina, ambos grandes pintores, lo celebraron mucho.
También pintó un célebre cuadro del baño de santa Susana para don Antonio de Ayala, un caballero muy aficionado a la Pintura, y vecino de la villa de Linares: y habiéndolo concluido, y puesto en el patio a enjugar, un gorrioncillo viendo desde el tejado al paisaje, las aguas, y el estanque, bajó diferentes veces a ponerse en los remates del estanque, hallando siempre burlada su diligencia, con admiración de los circunstantes, en crédito de la propiedad con que estaba ejecutado.
Fue también gran arquitecto, e hizo varias trazas para retablos, y piezas de platería.
También fue excelente en el dorado bruñido, y los estofados, que en aquel tiempo se hacían, no solo de hojas de talla, y tarjetas coloreadas, y rajadas; sino de subientes, y follajes relevados sobre plano con el claro, y obscuro, mezclando entre ellos algunos chicuelos, vichas, y faunos, y otras sabandijas, con extremado primor, y gracia, al temple, con albayalde, porque por allá no se toma, como acá sucede; y así tomaba por su cuenta las obras de pintura, y dorado de los retablos; y aun de algunos la arquitectura, encomendándola a quien fuese de su satisfacción.
Hizo muchas obras públicas en el reino de Jaén, donde asistió lo mas de su vida, especialmente en Andújar, donde tiene muchas, y buenas, además de la referida de los Capuchinos; pero las mas señaladas que hizo en aquel reino, fueron las capillas que pintó en la villa de Martos, de la portentosa imagen de Jesús Nazareno (Por el texto en el INRI, se atribuye #), que allí se venera, y la de nuestra Señora del Rosario, cosa excelente una y otra.
Paso a Córdoba por los años de seiscientos setenta y cinco, donde hizo diferentes pinturas públicas, y particulares y especialmente un cuadro de la Concepción de nuestra Señora, que está en la calle de las Cabezas, y otra en la Herrería, por haberse consumido la de Castillo; dos cuadros en lo alto del presbiterio de la capilla mayor de la santa iglesia; y otros dos en la de los Capuchinos de dicha ciudad; y en la capilla del santo Cristo de la iglesia del Carmen Calzado, pintó a san Juan, y la Virgen, y otras cosas.
También retrató al muy Reverendo Padre Fray Juan Benítez; Provincial, que fue por entonces, de aquella Provincia de Granada, de la Religión Seráfica.
A. este tiempo, que fue por el año de seiscientos y setenta y cinco, vino a Córdoba don Juan de Alfaro, y visitándose cortésmente, y viendo lo que Alfaro pintaba, parece que se compungió reinoso, y alguna vez me dio a entender quería mudar de manera en algunas cosas, por lo que había visto en Alfaro, como que estaba pesaroso de no haberlo visto antes; y, o bien fuese de esto, o lo que más cierto es al estar ya cumplidos sus días, murió el año de mil seiscientos y setenta y siete, a doce de Julio, y a los cincuenta y cuatro de su edad, con poca diferencia, y se enterró en la iglesia mayor, y Parroquial de aquella ciudad.


CLIV

MIGUEL JERÓNIMO BE CIEZAR, PINTOR,

Miguel Jerónimo de Ciezar fue natural; y vecino de la ciudad de Granada; de muy ilustre, y limpio linaje, como lo testifican los repetidos actos de nobleza, y limpieza qué ha habido en su familia.
Fue de los mas lucidos discípulos que tuvo el Racionero Alonso Cano, como sé infiere de repetidas obras públicas, y particulares, que hizo en aquella ciudad y especialmente en el convento del Ángel, y en el hospital del Corpus.
Murió el año de mil seiscientos, y setenta y siete, siendo ya de crecida edad, dejó un discípulo muy adelantado, que fue Felipe Gómez, cuyas obras en la iglesia de san Antón acreditan la buena escuela de su maestro; y murió Gómez de cerca de sesenta años en el mil seiscientos y noventa y cuatro


CLV

FRAY MANUEL DE MOLINA, PINTOR

Fray Manuel de Molina, fue excelente pintor, natural de la ciudad de Jaén, y competidor de Sebastián Martínez: y para poderle hacer mayor oposición, siendo todavía seglar, pasó a estudia a Roma; de donde habiendo aprovechado muy mucho, volvió a Jaén: y tocado de inspiración divina, por una gran tormenta que padeció en la mar, se entró en la religión de nuestro Padre san Francisco en aquella ciudad, donde hizo obras maravillosas; y especialmente las pinturas del claustro de dicho convento (1867 Demolido) de la vida de este Seráfico Patriarca, que acreditan grandemente la eminencia de su pincel.
Hizo también retratos con superior acierto, de quien yo vi uno en Córdoba, que a la verdad no se podía mejorar.
Fue Religioso Lego, y murió en aquel convento por los años de mil seiscientos y setenta y siete, de edad de sesenta y tres años.
Se dice, que habiéndole pedido a su Guardián algún dinero para colores, y otros recados de que necesitaba para hacer unas pinturas que le mandó ejecutar, no se lo quiso dar, y lo envió a trabajar a la huerta, de lo cual enfermó, y murió: bien que esto me hace gran repugnancia entre religiosos de tan santo y prudente instituto.


CLVI.

JERÓNIMO DE BOBADILLA, PINTOR.

Jerónimo de Bobadilla fue, además de muy razonable pintor por su camino, hombre de mucha virtud, loables costumbres, y muy gran, talento.
Fue natural de Antequera; pero criado en Sevilla en que aprendió el arte de la Pintura, en la escuela de Zurbarán, donde aprovechó mucho, y especialmente en la perspectiva, y en pintar historias de mediano tamaño, con muy buena pasta, y hermosura de color, como lo manifiestan seis lienzos de la vida de Cristo Señor nuestro, que pinto para un platero muy aficionado a la pintura, llamado Salvador de Baeza, en que había algunos pedazos de perspectiva, cosa excelente; pero saliendo de figuras de mayor tamaño que media vara, se descuadernaba, pues parece que el cielo le había dotado para lo pequeño; lo cual hacía con tan extremada gracia y primor, que mereció que Murillo le encargase algunas cosas de esta calidad; y viéndolas, le decía: amigo: esto tiene cristal por encima; porque era tan curioso, y esmerado, que en medio de llevar su pintura un dedo de color y lo dejaba tan unido y lustroso, que no parecía ser pintado, sino bruñido. Además de esto, tenia unos barnices tan diáfanos, y secantes, que parecían una vidriera; de suerte, que estando un lienzo barnizado, era menester irle buscando la luz, para poderlo mirar.
Su casa toda era un camarín continuado de cosas del estudio de la Pintura, pues todas las piezas las tenia llenas de modelos exquisitos, figuras de Academia, muchos dibujos Originales, y borroncillos de hombres eminentes: todo colocado con gran arte, y primor; pero no para prestarlo a nadie, sino solo para su gusto, y aprovechamiento.
Murió en dicha ciudad de poco más de sesenta años, por el mil seiscientos ochenta.
Lo cierto es, como tuvo el buen gusto, y capricho en la composición, con hermosura en el colorido, si le ayudara más el Dibujo, hubiera' sido completamente perfecto; pero por su camino fue de los célebres ingenios de la Pintura en esta facultad


CLVII

DON JUAN DE ALFARO, PINTOR.

Don Juan de Alfaro y Gámez, natural de la ciudad de Córdoba, Notario del Santo Oficio de la Inquisición de ella, hijo de don Francisco de Alfaro, hombre ingeniosísimo, y aficionado a la Pintura, nació en dicha ciudad por los años de 1640, y viendo el padre la singular inclinación que su hijo tenía a la Pintura desde sus tiernos años le dedico para instruirse en ella a la escuela de Antonio del Castillo, pintor de crédito en aquella ciudad, y en breves días aprovechó de suerte, que pareciéndole a el padre que adelantaría más en la Corte, le envió a Madrid con recomendaciones bastantes para que entrase bajo la disciplina de don Diego Velázquez de Silva, pintor dignísimo de la majestad Católica del Señor Felipe IV, en cuya escuela aprovechó tan superiormente, que en especial los retratos que hizo, parecían tan buenos como de Velázquez; y si algo degeneró fue inclinándose a la manera de Vandic, a cuyas obras fue aficionadísimo y copio algunas con tan superior eminencia que desmentían los originales, no siendo inferior en las de Tiziano, y Rubens, que con la ocasión de discípulo de Pintor de Cámara lograba con facilidad: y especialmente en pequeño llegó a hacer retratos con tan extremado primor, que no se podían adelantar.
Volvió a Córdoba a ver a sus padres, y patria, cuando aun no tenia 20. años; y como la novedad en las ciudades es tan ruidosa, y más siendo la habilidad tan sobresaliente, y con el baño de la Corte, y discípulo del Pintor de Cámara, no se ofrecía obra pública, o particular, que no le buscasen: especialmente se determino en este tiempo ilustrar el claustro de nuestro P.S. Francisco de aquella ciudad (Desamortizado en el XIX y destruido), a devoción de diferentes particulares, a quienes concedió el convento el entierro correspondiente en dicho claustro. Y siendo así que unos estaban inclinados a José de Sarabia, y otros a Antonio del Castillo, pintores antiguos, y de crédito en aquella ciudad, todos, o los más, sé iban a nuestro Alfaro, llevados de la novedad, y de que la manera suya era, a la verdad, de mejor gusto: con cuya ocasión ejecutó para dicho sitio repetidos cuadros de la vida del seráfico Patriarca #, poniendo en todos su firma: Alfaro pinxit. De lo cual sentido Antonio del Castillo su maestro, consiguió de un su compadre el Jurado Sebastián de Herrera, que tomase a su devoción uno de estos cuadros, que fue el del Bautismo de dicho Santo #, y lo ejecutaría Castillo, como lo hizo, con superior excelencia; y en el lugar de su firma puso: Non pinxit Alfarus: motejando por este medio la repetición de la firma de Alfaro, cosa que Castillo hizo rara vez y dando a entender al mismo tiempo, que la obra seria el pregonero de su autor. Hizo entonces Alfaro el célebre cuadro de la Encarnación del Verbo Divino, que está en el oratorio de los Carmelitas Descalzos, extramuros de Córdoba , que parece increíble que de tan corta edad hiciese semejantes obras: como también el retrato del Señor don Francisco de Alarcón, Obispo entonces de aquella santa iglesia, y los de todos los Obispos antecesores #, #, que están en aquel palacio en el salón que llaman de los obispos, valiéndose para la semejanza de otros antiguos de mala mano, que aseguro parecen de Vandic. Se casó en este tiempo en dicha ciudad nuestro Alfaro con doña Isabel de Heredia, persona de muy conocida calidad, y con ella se volvió a la Corte, donde manifestó su gran ingenio en repetidas obras públicas, y particulares; y especialmente en retratos pequeños, que entonces se practicaban mucho, y se pagaban mejor.
Y en este tiempo ejecutó aquel célebre cuadro del Ángel de la Guarda, que está en una capilla a los pies de la iglesia del Colegio Imperial de esta Corte, al lado del Evangelio (Anexado a San Isidro ardería en el 1936), donde se conoce su gran gusto, y capricho; que si bien se ve, no era melindroso en aprovecharse: está tan bien organizado, que se le puede perdonar; y más en lo artificioso de aquellos senos infernales, que causa horror el mirarlos, al paso que deleita la hermosura de la gloria con la Trinidad Santísima, la reina de los ángeles, y acompañamiento de bienaventurados, todo conducido con gran gusto, y belleza.
Y porque en este tiempo quisieron gravar al Arte de la Pintura con el repartimiento de un montado, cuyo pleito se venció, como notamos en el tomo primero, lib. 2. cap. 5, entre tanto tuvo forma nuestro Alfaro de irse y ser administrador de rentas reales en diferentes partidos, por librarse de las extorsiones de los ministros reales con dicho motivo.
Y este debió de ser el que tuvo para desdeñarse, según decían, del nombre de Pintor: pues sucedió muchas veces ir a preguntar a su casa si vivía allí un pintor, y respondían que no pero fue sin duda por esta causa, y después por la del pleito de la Hermandad de nuestra Señora de los siete Dolores, porque yo le experimenté sumamente desvanecido; si cabe decirse así, del renombre de pintor.
Y aun me dijo a mí, que ahora ya se podía preciar de pintor en Madrid cualquier hombre honrado; pero que antes era cosa indigna, porque en tiempo de su maestro habían pretendido allanar la Pintura, y hacerla gremio, para que pagase como los oficios, y artes mecánicas: de que salió triunfante, como dijimos en dicho tomo, cap. 3, de dicho libro.
Serenada pues ya esta borrasca, se volvía a la Corte a gozar de su quietud, y habilidad, como la practicó en casa de don Pedro de Arce, Regidor de esta Villa de Madrid, y Caballero de la Orden de Santiago, aficionadísimo a la Pintura: con cuyo motivo le hizo diferentes cuadros, unos de invención, y otros de la vida de san Cayetano, copias puntualísimas de unos originales de Andrea Vacaro, cosa superior, que los tenía don Cristóbal Ontañon, Caballero de la misma Orden, y aficionado a todas buenas Artes, y especialmente a esta de la Pintura, de que tenia excelentes originales.
Retrató también en este tiempo a dicho don Pedro de Arce, y a doña Antonia de Arnolfo su esposa, extremadamente parecidos, y tan bien pintados, que parecían de mano de Vandic. Y en este tiempo le hizo a dicho don Pedro diferentes retratos de medio cuerpo, de hombres eminentes, y poetas insignes para su museo, en que se deleitaba con singular afición a todas las Musas, y a donde concurrían los mas lucidos ingenios de aquel tiempo; y entre ellos nuestro don Juan de Alfaro, que no era de los menores, por ser en extremo aficionado a la poesía, música, historia, y representación; de que hubo funciones lucidísimas en casa de dicho don Pedro, ejecutadas con superior excelencia, por los concurrentes a su museo, a que asistía lo mas lúcido de la Corte, con repetidas aclamaciones, y aplausos.
Y en consecuencia de esto, dejó Alfaro en su espolio varios libros, y papeles muy cortesanos y entre ellos algunos apuntamientos de la vida de Velázquez su maestro, de Pablo de Céspedes, y de Becerra, que nos han sido de mucha utilidad para este tratado.
Hizo también el celebre retrato, y muy parecido del Reverendísimo Padre Mateo de Moya, de la Compañía de Jesús, de más de medio cuerpo, que está en la librería del Colegio Imperial, como entramos a mano izquierda.
También hizo en este tiempo el retrato de aquel fénix español don Pedro Calderón de la Barca ¿#?, que está hoy colocado en su sepulcro en la Parroquial de san Salvador (1843 Arruinada y derribada), como entramos a mano izquierda.
Fue también pintor del Excelentísimo Señor Almirante de Castilla, padre del que murió en Portugal: y de tanto aprecio fue su persona, y habilidad a dicho Señor, que llegó a extremo de familiaridad muy íntima, como otro Apeles con Alejandro Magno; de suerte, que se regalaban recíprocamente, como si fueran dos iguales, experimentando Alfaro de la grandeza del Almirante, no solo asistencias muy competentes, sino otros intereses muy relevantes.
Sirviendo en este tiempo a su Excelencia en diferentes retratos grandes, y pequeños, aderezo de las pinturas con que enriqueció la casa de la huerta, que está junto a los Recoletos Agustinos de esta Corte; aunque para aderezarlas, y limpiarlas, y disponer la mecánica de estas cosas en las preparaciones antecedentes al pincel, había otro muy hábil para esto, que se llamaba Diego Ungo. Pero en lo que tocaba al pincel, solo Alfaro lo ejecutaba; ya en retocar lo maltratado de algunas; ya en suplir lo que se añadía, para igualar con otras, o para llenar los sitios donde se habían de colocar, por ser todas originales buscados, a costa de grandes expensas, de los primeros artífices de Europa, antiguos, y modernos: ejecutando también Alfaro algunas pinturas, o paisajes, que los hizo con excelencia, para algunos sitios pequeños.
A este tiempo, en el año de 1675, habiendo enviudado Alfaro, y tratando de ir a Córdoba don Gaspar de Herrera, paisano, y amigo suyo, y Jurado de dicha ciudad, a diferentes dependencias, y a ver una hija suya, que había dejado religiosa en el convento de la Encarnación, pidió licencia Alfaro al Almirante para ir acompañando a dicho Jurado, y dar una vuelta a su Patria, y ver a sus parientes, que tenia muchos, y buenos.
Lo hizo así, con cuya ocasión retrató con superior acierto a la hija de dicho don Gaspar, e hizo otras pinturas a diferentes aficionados, especialmente algunos retratos de la familia de don Juan de Morales #,#,#,#, Caballero Venticuatro de dicha ciudad, quien le regaló muy bien, y le presentó un caballo excelente cuando se volvía a Madrid, lo cual fue por los años de 1676. Y en este tiempo habiendo concurrido con él diferentes veces el autor de esta obra, que entonces era estudiante de Teología, y principiante en la Pintura, le preguntó una de ellas: qué juicio había hecho de aquel epígrafe de Antonio del Castillo, que notamos en los cuadros de san Francisco, a que respondió: Había sido gran honra, suya, que se dignase de competir con él un Varón tan singular, siendo él entonces tan barbiponiente en la persona, como en la pintura. Tan modesto, y discreto era en todo, como se deja inferir de dicha respuesta. Y en esta, y otras ocasiones alentó mucho al autor a que fuese a la Corte, donde esperaba había de aprovechar, viendo algunas indicaciones, que favoreció más de lo justo, y ofreciéndole su amparo, y protección en cuanto valiese, como lo hizo.
Volvió finalmente a Madrid nuestro Alfaro, de donde a pocos días salió dicho Señor Almirante desterrado de orden del Rey a Medina de Rioseco, a donde deseó llevar consigo a Alfaro. El cual, por dejar ya tratado en Córdoba negocio de matrimonio, se excusó de irle sirviendo, cosa que sintió en extremo el Almirante, como lo manifestó después. Y finalmente compuso Alfaro sus cosas, y menaje de casa, y se partió con todo a Córdoba el año de 78, en el cual se vino el autor a Madrid, para cuyo efecto le dio muy buenas cartas de recomendación, y algunas, para que le dejasen acabar diferentes, pinturas que él había comenzado, de que hizo el autor el debido aprecio.
Se celebró el dicho matrimonio de don Juan de Alfaro con doña Manuela de Navas y Collantes, de familia muy ilustre y conocida en aquella ciudad. Ejecutó en este tiempo varias pinturas, así para el público, como para particulares, y especialmente las del monumento nuevo, que hizo entonces aquella santa iglesia #, y el retrato del ilustrísimo Señor don Fray Alonso Salizanes, Obispo de Córdoba, el cual está hoy en la sacristía de la célebre capilla, que fundó en ella su ilustrísima; y a poco mas de un año comenzó a adolecer Alfaro de hipocondría, y mal de pecho, de suerte, que creyendo mejorar, trató de volverse a Madrid, donde llegó por el mes de Septiembre del año de 680, y habiendo acudido a a ponerse a los pies del Almirante, que ya había vuelto de su destierro, no se dejó ver: lo que fue para Alfaro de increíble sentimiento con lo cual, y el verse sin tener que pintar para mantener sus obligaciones: y que habiendo hecho la diligencia de buscarlo en las tiendas de pintura, que entonces había muchas, que hasta a esto se humilló, aun no se pudo hallar, se melancolizó mucho; y tanto, que después se agravó de suerte su dolencia, que a pocos días acabó con él por el mes de Noviembre de dicho año, con muy cristiana disposición, y ejemplo de santa conformidad, y se enterró en la Parroquia de san Millán de esta Corte.
Murió a los cuarenta años de su edad, con poca diferencia, con alguna vehemente sospecha de maleficio; y sucedió un raro infortunio, estando ya agonizando, y su mujer en otra cama muy mala de un gran tabardillo, y fue, pegarse fuego en el cuarto de abajo del que él habitaba, y atribulada la vecindad, y los circunstantes del moribundo, unos sacaban trastos a toda prisa, otros descolgaban pinturas, y quitaban cortinas, otros envolviendo a la mujer en los colchones, cargaban con ella, otros con la cama, sin saber que hacerse con el moribundo, por el peligro de moverle, que aseguro fue la mayor tribulación que en mi vida he visto. ¡O impenetrables juicios del Altísimo! hasta que la divina Providencia dispuso que el fuego se apagase: con lo cual, ya todo sosegado, acabó de cumplir el curso de su destino.
Dejó un legado de una pintura original para dicho Señor Almirante, en muestra de su buena ley, y para que le encomendase a nuestro Señor; y no la quiso recibir su Excelencia, diciendo, que sin ese motivo le encomendaría a Dios.
Murió nuestro Alfaro en lo mas florido de sus años, malogrando las esperanzas que ofrecía su lucido ingenio; y sino se hubiera dejado tanto llevar en su juventud del aura lisonjera de su fortuna, entonces tan propicia, y se hubiera aplicado más al estudio de la pintura, hubiera sido de los primeros hombres del mundo; pues aun así fue un ingenio de los mas floridos de esta facultad.
Dejó mandado en su testamento que acabase el autor de esta obra las pinturas que él dejaba comenzadas, que fue el retrato de don José Iñiguez de Abarca, Abad de Roncesvalles, en que solo estaba hecha la cabeza, una Concepción de dos varas y media para don Lorenzo Delgado, vecino de Córdoba, que solo estaba en bosquejo, y no de su mano, y un cuadro apaisado del Entierro de Cristo Señor nuestro, cuyo santísimo cuerpo solo estaba en bosquejo, y lo demás ni aun dibujado, para la sacristía de la iglesia de nuestra Señora de la Fuensanta de dicha ciudad: todo lo cual se ejecutó puntualmente; y la señora viuda se volvió a su patria, con un hijo que le quedó de muy tierna edad, acompañada de don Francisco del Hierro, cuñado suyo, y de una criada, que para este efecto vinieron de orden de su madre de dicha señora, la cual se mantuvo en su viudez con créditos de ejemplar virtud, con los cuales murió cerca de los años de mil setecientos.


CLVIII.

ENRIQUE DE LAS MARINAS, PINTOR.

Enrique de las Marinas fue natural de la ciudad de Cádiz, donde tuvo sus principios en el Arte de la Pintura; y habiendo, aprovechado bastante, se aficionó a pintar naves, y marinas, con la ocasión que ofrece aquel delicioso puerto; y granjeado por este medio algún pedazo de caudal, pasó a Italia: y después de haber peregrinado por diferentes regiones, hizo pie en Roma, donde practicando la habilidad a que le inclinaba su genio, llegó a conseguir tal crédito, que en Roma le pusieron el nombre de Enrique de las Marinas, y por el fue tan conocido, que su apellido se ignora.
Y a la verdad, llegó a hacerlas con tan extremado primor, que ninguno le excedía, si es que alguno le igualaba: y yo he visto algunas de su mano; y lo cierto es, que parece que no se pueden adelantar.
Tuvo grande amistad con Fray Juan de Guzmán, seglar entonces, el cual contaba, que viendo que Guzmán se quería volver a España, se lo abominaba mucho, diciendo, que él no volvería por todos los intereses del mundo: pues Provincia, donde no los estiman, no merece tenerlos.
Yo no sé si tenia razón: júzguelo el desapasionado.
Lo cierto es, que él llegó a lograr allá tanta estimación, y conveniencias, como que vino a ser único en aquella materia.
Y si viniera por acá, no sabiendo hacer otra cosa, pereciera; porque sobre no pagarle como allá, lo mas del año estuviera ocioso.
Murió finalmente en Roma por los años de mil seiscientos ochenta, y a los sesenta de su edad, con poca diferencia.


CLIX.

JERÓNIMO JACINTO DE ESPINOSA Pintor.

Jerónimo Jacinto de Espinosa, natural, y vecino de la ciudad de Valencia, fue excelente pintor, y discípulo de Ribalta, muy estudioso, y naturalista: su pintura tiene gran fuerza de claro y obscuro, como se ve en la capilla mayor de la Parroquial de san Esteban de dicha ciudad, cuyas célebres pinturas son de su mano #,#,#.
Así mismo las de la capilla de san Luis Beltrán en el Real convento de Predicadores (Desamortizado en 1842 actual capitanía general); y otras en la Parroquia de san Nicolás #, y en la Casa Profesa de la Compañía un san Luis Obispo, que en la casta, y fuerza de claro, y obscuro parece del Caballero Máximo.
También hay muchas pinturas en el convento de la Merced (Desamortizado 1835) #,# y en otros muchos sitios públicos, sin las de casas particulares, que son sin número.
Murió de muy crecida edad en Valencia por los años de mil seiscientos ochenta.


CLX.

FRAY JUAN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Religioso Carmelita Descalzo Pintor. (Juan de Guzmán)

Fray Juan de Guzmán, que en la Religión se llamó del Santísimo Sacramento, fue natural de la Villa de la Puente de don Gonzalo, del reino de Córdoba, discípulo, y consanguíneo de Bernabé Jiménez de Illescas, vecino de la ciudad de Lucena, de quien ya hicimos mención.
Pasó a Roma, donde acabó de vencer las primeras dificultades del Arte, y comunicó mucho, como paisano, con Enrique de las Marinas. Se Volvió a España, y pasó a Sevilla, donde hizo demostración de su gran habilidad.
Fue muy inclinado a las letras, a que se aplicó, lo que pudo permitirle el estudio de la Pintura: y juntamente, con más fogosidad que convenía, al manejo de las armas, en cuyo ejercicio se le ofrecieron varios lances, ocasionados de su impaciente condición, y osada temeridad: a lo que se siguió haberse enredado demasiado en aquel ruidoso vulgar motín de Sevilla por los años de mil seiscientos y cuarenta y seis ¿1643 Conspiración Duque Medina Sidonia, 1652 Motín de Feria, hubo en 1647 en Alhama, Lucena y Ardales pero no encuentro datos de Sevilla amotinada o revuelta en esa fecha?; y temeroso de sus peligrosas consecuencias, se refugió en el convento del Carmen Calzado de aquella ciudad, donde por último tomó el hábito de religioso lego, y profeso, aunque algo violento.
Y como áspero de condición, y no acostumbrado a las mortificaciones que se ofrecen entre varios genios, y naturales opuestos, por un sangriento disgusto, que el poco, sufrimiento le ocasiono, fue transferido a la Recolección, o Descalzez; y le fue asignado el convento de Aguilar (De la Frontera suponemos) para su morada, donde paso su vida, sino contento, resignado al menos con la divina voluntad.
Pintó mucho en aquella ciudad, así para su convento, como para otros de la Provincia: fue muy grande teórico en el Arte; en la Arquitectura consumado; y en la Aritmética, Geometría, y Perspectiva: de esta dejó un libro manuscrito, en que tradujo a Pietro Accolti, italiano, y en que reforma algunos descuidos de su autor, y añade varias anotaciones con muchas prácticas utilísimas para los estudiosos.
Tuvo gran deseo de darle a la prensa, para lo cual dejó comenzadas algunas láminas; está hoy en la librería de dicho convento de Aguilar, donde yace sepultado tan erudito trabajo, con bastante dolor de los que saben su importante doctrina.
Estuvo una temporada, sobre los años de 1666, en el convento de Carmelitas Descalzos, extra-muros de la ciudad de Córdoba, con el motivo de ilustrar de pinturas aquella casa, como lo hizo en repetidos cuadros en el claustro, y sacristía #,#,# , así de su invención, como de estampas de diferentes autores, en que no era melindroso, ejecutadas con superior gusto, dulzura, y magisterio; porque fue su pintura muy bien empastada, y de muy grato colorido, imitando la manera de Rubens, y Vandic #. Bien lo acreditan las referidas pinturas de dicho convento, junto con las de la iglesia, especialmente el cuadro principal del altar mayor.
Hizo también diferentes pinturas para el palacio del Ilustrísimo Señor don Francisco de Alarcón, y Covarrubias, dignísimo Obispo, que fue de aquella ínclita ciudad, y muy devoto de aquel religioso convento, donde ordinariamente solía celebrar las Órdenes, y donde yo, aunque indigno, recibí de su mano las menores.
También hizo un cuadro de la Asunción de nuestra Señora para uno de los ángulos del claustro del convento de san Agustín de aquella ciudad.
Y últimamente por el año de 1676, se volvió a su retiro del convento de Aguilar, donde murió con créditos de Religioso muy ejemplar, y de pintor erudito, y práctico por el año de mil seiscientos y ochenta, y a los sesenta y nueve de su edad.
Yo le visité, y le vi pintar diferentes veces el tiempo que estuvo en Córdoba: y era de muy apacible trato en aquella edad mayor, y de muy excelente manejo, y buen gusto en los colores.


CLXI

JOSÉ ROMANI, PINTOR,

José Romani, boloñés, y de la escuela de Miguel Colona, fue gran pintor al temple, y al fresco, y vivió en esta Corte muchos años en servicio del Excelentísimo Señor Almirante de Castilla, padre del que murió en Portugal, y en la casa célebre de la huerta de los Recoletos Agustinos (1837 derribado, que fue el erario de las mejores pinturas del mundo; pintó varias cosas, como algunos frontis de puertas, y ventanas, y algunos techos, con aquel extremado gusto de tan buena escuela, no, solo en la arquitectura, y adornos, sino también en la figuras, y chicuelos, con grande acierto, e inteligencia de los escorzos, y de la perspectiva, así común, como de techos; como lo manifiestan sus obras, y especialmente las que están al público, como son el presbiterio de la iglesia de los Italianos de esta Corte, donde se ve, no solo el suplemento, y perspectiva de la cornisa, y arcos torales, que engañan, sino las figuras de la gloria, y los chicuelos: todo ejecutado con grande primor, dibujo, y fuerza de claro, y obscuro.
También es de su mano la pintura de la hornacina del Santísimo Cristo de la iglesia del convento de Antón Martin, y la de otra capilla de Cristo Señor nuestro crucificado, que está a los pies, de la iglesia del convento de nuestra Señora de Atocha; donde, además de la Arquitectura, Perspectiva, y adornos de muy excelente gusto, están santo Domingo, y santa Catalina de Sena a los lados del Santo Cristo, grandemente ejecutados.
También es de su mano la pintura de las pechinas de la capilla de la venerable Orden Tercera de nuestro Padre san Francisco, donde están unos chicuelos, imitados a bronce, y unos escudos de dicha Orden, ejecutados con harta gracia.
No lo está menos el ornato al fresco de una imagen de nuestra Señora, que está en una esquina en el barrio del Barquillo en esta Corte, junto a las casas del Señor Marques de Astorga, que hoy se conserva con extremado primor y frescura; en que es de advertir, que a esta pintura supe, que luego que estuvo seca, la baño toda con aceite de linaza, cosa muy importante para estar a la inclemencia del tiempo, donde el aire, y el sol purifican la amarillez que le podía causar el aceite de linaza, lo cual no aconsejaría yo en sitio cerrado, porque se abotagaría la pintura.
También pintó muchas cosas en el palacio alto de Boadilla, y en especial la lucha, y vencimiento de Hércules, y Anteo, valientes figuras, pero ya consumidas del tiempo: lo que no está es la pintura que ejecutó debajo del cobertizo, donde hizo diferentes fábulas, con muy excelente arquitectura, y galantes adornos.
Murió por el año de 1680, a los sesenta y cuatro de su edad. y se enterró en la Parroquia de san Ildefonso de esta Corte.
Yo le conocí, y le traté, y era de genio muy modesto, humilde, y amable.


CLXII.

JOSÉ MARTÍNEZ, Y SU HIJO, Pintores. (Jusepe Nicolás Martínez y Lurbez)

José Martínez, natural, y vecino de la ciudad de Zaragoza, estudio en Roma el Arte de la Pintura; y habiendo salido muy aventajado en él, se volvió a su patria, y llegó a ser pintor de su majestad, y de mucha opinión en aquel reino: pues hallándose el Señor Felipe IV en aquella ciudad el año de 1642, a pacificar el Principado de Cataluña, tuvo forma este artífice de pretender plaza de pintor del Rey ad honorem. Y habiéndose informado su majestad de don Diego Velázquez, su pintor de Cámara, que a la sazón le iba sirviendo, respondió Velázquez como prudente, que la habilidad del dicho Martínez era la mejor que había visto en aquella tierra, además de sus honrados procederes, con lo cual su majestad le hizo la gracia: de él hay muchas obras en aquella ciudad, especialmente los cuatro lienzos de los ángulos del claustro del monasterio de Jerónimos (Arruinado en los sitios de Zaragoza); y también pintó muchos de la vida de Cristo Señor nuestro, cosa excelente.
Tuvo un hijo, de no menos habilidad que su padre, quien le envió a estudiar a Roma con crecidas asistencias; y de vuelta tomó el hábito de monje en la Santa cartuja de Aula Dei, una de las célebres de aquel reino, donde pintó la vida de san Bruno con gran capricho, y hermoso colorido.
Y allí murió en opinión de gran siervo de Dios por el año de mil seiscientos y noventa, y de su edad cincuenta años, y seis meses.
Se llamó Fr. Antonio Martínez; el Padre estuvo siempre en Zaragoza, donde murió el año de mil seiscientos y ochenta y dos, y a los setenta de su edad.


CLXIII.

JUAN MONTERO DE ROJAS, PINTOR.

Juan Montero de rojas fue natural, y vecino de esta villa de Madrid, y discípulo en el Arte de la Pintura de Pedro de las Cuevas.
Pasó a estudiar a Italia, donde se adelantó, de suerte que muchas pinturas suyas las tenían por de mano del Carabacho, volvió a esta Corte, donde hizo muchas obras excelentes, y en especial el cuadro de la Asunción de nuestra Señora (desaparecido destruido), que está en la bóveda de la iglesia del colegio de Atocha sobre el coro (1808 arrasado, 1834 exclaustrado 1888 derribada para reconstrucción, en 1936 ardió).
Y también es de su mano el cuadro del colateral de la Epístola del Sueño de san José, en la iglesia de don Juan de Alarcón.
Y en la sacristía del convento de la Merced, también en esta Corte, es de su mano uno de los cuadros de los misterios alusivos al Sacramento, que es cuando el Pueblo de Dios pasó a pie enjuto el mar Bermejo con el Arca del Testamento, quedando Faraón y sus gentes, y caballos anegados en sus ondas ¿#?. Esta Pintura es la primera que está a la mano siniestra como entramos en dicha sacristía: que todos los demás son de mano de don Juan Antonio Escalante, y solo éste es de otra mano.
Pero sobre todas son cuatro pinturas suyas de figuras solas del natural, que representan los cuatro Elementos, que yo he visto en casa de un aficionado a la Pintura, tan superior cosa, que por ellas solas merece este lugar.
Murió en esta Corte por el año de mil seiscientos ochenta y tres, y a los setenta de su edad, y está enterrado en la Parroquial de san Sebastián. Yo le conocí en sus últimos años.


CLXIV.

DON FRANCISCO DE SOLÍS, PINTOR.

Don Francisco de Solís, fue natural de esta Villa de Madrid: nació en la Colación de san Ginés: fue hijo de padres nobles, y recibido por tal en esta Villa.
Su padre, y maestro fue Juan de Solís, que también fue pintor, aunque deseando que el hijo siguiese la iglesia, no le permitía el noble ejercicio de la Pintura, sino en los ratos ociosos. Y así le aplicó a los estudios, en que salió muy aprovechado, especialmente en la Gramática, y Filosofía, de que resultó el ser sumamente aficionado a los libros, y a todas buenas letras, y de trato muy apacible, discreta, y erudita conversación, con muchas noticias de historia, y dichos muy agudos, y sentenciosos; fue pintor muy práctico, y de una manera muy fresca, hermosa, y grata al vulgo. Y así tuvo muchas obras, y hubiera logrado grandes haberes, si fuera de genio ambicioso, pues más estimaba su comodidad, y descanso, que todos los intereses del mundo.
Siendo de edad de diez y ocho años hizo un cuadro para el convento de Capuchinos de Villarubia de los Ojos; y antes de llevársele, le pusieron en la iglesia de los Capuchinos de la Paciencia de esta Corte, en función que concurrían sus majestades; y habiéndolo visto el Señor Felipe IV, e informado de las circunstancias del autor, mandó su majestad que lo firmase, y pusiese la edad, y así lo ejecutó.
También hizo muchas pinturas para el convento antiguo de los Capuchinos del Prado (Desamortizado derribado 1890), especialmente una Concepción Purísima, con el Arcángel san Miguel batallando con el dragón, que fue muy celebrada.
Hizo también todas las pinturas de la capilla de nuestra Señora de Copacabana en los Recoletos Agustinos (1837 derribado), con otras muchas que hay en el convento, y portería.
También son de su mano todas las pinturas del retablo principal de la iglesia del convento de Carmelitas Descalzas de Boadilla, donde entró una hija suya religiosa; y otra de la Visitación de santa Isabel, en una capilla al lado de la Epístola en la misma iglesia, sin otras menores, que tiene dentro del convento, también hizo muchas para la iglesia, y convento de los Recoletos Agustinos de Alcalá de Henares #.
Y en Viana en el convento de nuestro Padre san Francisco, está todo el claustro pintado de su mano de historias de este glorioso Patriarca.
También hizo una gran obra de pinturas para la iglesia del convento de Religiosas Dominicas de Villanueva de los Infantes.
Hizo también dos cuadros de la Purificación, y Visitación de nuestra Señora, que están en el claustro de los Trinitarios Descalzos de esta Corte.
Pintó las fuerzas de Hércules para la entrada de la reina Doña María Luisa de Orleans, en el ornato de la plazuela de san Salvador de esta Villa.
Hizo también muchas pinturas para el claustro del glorioso Patriarca santo Domingo en la villa de Marchena, aunque preocupado de la muerte no lo acabó.
Para Valladolid, en la iglesia del convento de la Laura de Religiosas Dominicas (Demolido en 1980) ejecutó dos cuadros grandes que hicieron gran ruido cuando se colocaron (Por otros cronistas, Santa María Egipciaca y Santa María Magdalena, el tamaño excluiría esta #).
Y para Indias, y casas particulares, y otros sitios públicos hizo tantas pinturas que no se pueden numerar.
Pero no permite pasarse en silencio el cuadro de santa Teresa, que está colocado en un pilar de la iglesia Parroquial de san Miguel de esta Corte, junto con el cuadro del remate, que uno y otro es de lo mejor que hizo: como también dos cuadros grandes del Sacrificio de Abel y Caín el uno, y el otro del de Abrahán (Desaparecidas), que están en poder de un aficionado, y son cosa superior.
Murió en esta villa de Madrid a veinticinco de Setiembre del año de mil seiscientos ochenta y cuatro, y a los cincuenta y cinco de su edad; y se enterró en la iglesia del convento de la victoria de Religiosos Mínimos de san Francisco de Paula, en el entierro de los Barraganes, que le tocaba por su mujer doña Lucía Barragán; y está con su lápida delante del altar de nuestra Señora del Buen Alumbramiento.
Fue de muy buena estatura, muy galán, y bien proporcionado: dejó una librería, y estudio de Pintura, que se estimó en seis mil ducados; y una armería, como pudiera un gran Príncipe, porque en todo tuvo pensamientos de tal.
Tuvo muchos años Academia en su casa, y esto le adelantó mucho, y le dio gran facilidad en el inventar; aunque se dio mucho a pintar amanerado, sin valerse del estudio del natural, sino en muy rara cosa.
Dejó escrito un libro de aquellos pintores eminentes españoles, en quienes florecieron las tres Artes de Pintura, Escultura, y Arquitectura; y tan adelantado, que tenia ya abiertas muchas láminas de los retratos: y por diligencias que se han hecho, no se ha podido descubrir, con que no se sabe donde para.


CLXV.

DIONISIO MANTUANO, PINTOR.

Dionisio Mantuano fue boloñés, y gran pintor al temple, y fresco; pero solamente de la arquitectura, perspectiva, y adornos: porque para las figuras, aunque fuese un mascaron, o una vichuela, necesitaba de valerse de otros. Cosa corriente en los extranjeros.
Estuvo en Génova por los años de 1656.
Después vino a Madrid en tiempo del Señor Marques de Heliche, Alcaide del Buen-Retiro, por ingeniero para las tramoyas y mutaciones de las comedias célebres, que en aquel tiempo se hacían a sus majestades en dicho Real Sitio: porque era también grande arquitecto, de que le sobrevino un contratiempo muy pesado de haber concurrido como ingeniero a cierta manufactura de mucha entidad, sobre que estuvo preso, y en un encierro en la cárcel de Corte muchos meses, cargado de grillos y cadenas (1662 intento de regicidio, con pólvora en la pintura de los telones, al parecer fue Heliche), de que enfermó gravemente de las piernas; pero lo peor fue, que llegó a estar muy a pique sobre el caso o de un tormento cruel, o de un suplicio fatal.
En cuya aflicción se encomendó muy de veras a la Virgen Santísima del Carmen, de quien era muy devoto, que sabia de su inocencia, le sacase con bien de aquella tribulación, que ofrecía ayunarle todos los Sábados a pan y agua mientras viviese, como lo cumplió. Y afirman personas que le trataron, que la Virgen Santísima se le apareció, y le consoló, asegurándole que no temiese, que presto saldría libre, como con efecto sucedió, habiéndose averiguado que él no había influido en nada, o que el caso había sido incierto y así salió libre, y sin costas.
Hizo también variar trazas para diferentes obras, y especialmente para la fachada de las casas del señor Marques de los Balbases (Derribada a mediados del XIX), cuya pintura ejecutaron el dicho Mantuano, y Don Vicente de Benavides; y a cada uno mientras pintaron dicha fachada le daba el señor Marqués un doblón cada día
Pintó también la arquitectura, y ornatos del techo de la galería de las Damas de este palacio de Madrid, que ya se blanqueo.
También los adornos de la capilla del Santísimo cristo en el Colegio Imperial de esta Corte, de cornisa abajo #; la sobrescalera de las casas del señor Nuncio; y el techo del coliseo del Buen-Retiro (a principios del XX se demolió), y otras muchas cosas en las casas, de san Joaquín de dicho, señor Marques de Heliche. Y finalmente, viviendo en la calle de los Reyes, hacia Leganitos, murió por los años de mil seiscientos ochenta y cuatro, de poco mas de sesenta años, y está enterrado en la Parroquial de san Marcos.
Tuvo el Hábito de Cristo, que le dio su Santidad por mano del señor Nuncio de España don Sabo Milini.


CLXVI.

ANTONIO DE ARIAS FERNÁNDEZ, Pintor.

Antonio de Arias Fernández natural, y vecino de esta villa de Madrid, hijo de Bartolomé Fernández: Arias, natural de Toyran en Galicia, Obispado de Lugo, y de su legítima mujer Juana Erbás, natural de Espinosa de los Monteros.
Tuvo por maestro en sus principios a Pedro de las Cuevas, y con su enseñanza en breve tiempo, juntándose su gran natural, y aplicación, cuando llegó a los catorce años de su edad, hizo toda la pintura, que está en el retablo del altar, mayor del Carmen Calzado de la ciudad de Toledo (desaparecido), y le dio tanto crédito esta pintura, y le alentó de suerte el aplauso, que continuando el estudio, cuando cumplió los veinticinco años, era ya uno de los grandes artífices de esta Corte, que eligieron para pintar los retratos de los Reyes de España, en tiempo del Conde-Duque de Olivares, cuando se renovó el salón de su majestad en su Real Palacio, que llaman de las Comedias, y ya se dividió en diferentes estancias. En él se veían en un cuadro retratados el Rey Don Alonso VI, con su madre la reina Doña Urraca de Castilla; y en otro el Señor Emperador Carlos V, y su hijo Don Felipe II; y otros dos lienzos del mismo, tamaño en la alcoba de su majestad, también de Reyes, y en cada uno dos personas Reales.
Tuvo opinión de pintor muy diestro, y largo: su manera de pintar de gran fuerza; y si hubiera de hacer relación de las muchas obras que hizo este artífice, fuera salir de asunto en que deseo no ser molesto. Y así solamente digo, que era muy continuo trabajador, y nunca le faltaba que hacer.
Hizo once cuadros para el claustro alto del Real convento de san Felipe, de Religiosos Agustinos Calzados de esta Villa #,#,#, de la Pasión de Cristo Señor nuestro, que son cosa excelente, como también un gran cuadro del Bautismo de Cristo Señor nuestro (Desaparecido o destruido), que está en la iglesia de san Ginés en la capilla de la Pila del Bautismo.
No puedo dejar de decir algo de otras buenas partes suyas; pues fue uno de los que hermanaron la Pintura, y la Poesía, haciendo muy gentiles Versos castellanos, enriquecidos con muy buenas noticias de las fábulas, e historias.
Después de esto, era muy jovial, de muy gustosa, y entretenida conversación, sin ser cansado; amigo de sus amigos; y generalmente con todos muy agradable, y cortés.
Estuvo casado con una muy virtuosa Señora, de quien tuvo, entre otros hijos, una hija que se aplicó a esta Arte ¿Ursula?; y en su buena doctrina dio muestras con sus diseños en sus primeros años del natural que se suele heredar de los padres.
Nada le faltó a Antonio Arias sino es la fortuna; pues en su mayor edad llegó a declinar tanto, y estar ya tan inhábil, que le mantenía la conmiseración de sus amigos: ya me espantaba yo, que pintor y poeta no declinase al abismo de la desventura. Y últimamente vino a morir con suma miseria en el hospital general de esta Corte el año de 1684. ¡O fuerza de una estrella infeliz!. Yo le conocí en este mísero estado, con gran quebranto de mi corazón.


CLXVII.

DON JUAN DE REVENGA, ESCULTOR.

Don Juan de Revenga, escultor insigne, fue natural de la ciudad de Zaragoza, y caballero de lo mas ilustre de aquel reino, y con muy honrado patrimonio, con el cual pasó a Italia en su juventud, llevado de la afición a el arte de la Escultura, donde logró su adelantamiento con tan superiores ventajas, que fue de los más eminentes de su tiempo, como lo acreditó, volviendo a España, en diferentes obras particulares, que hizo muchas para regalar a sus amigos, y otras personas de su obligación, a causa de no querer declararse por profesor de la Escultura, sino solamente como aficionado, que lo tenia para su entretenimiento; y de ordinario se socorría de hacer cosas de cera para urnas, cajones, escaparates, de que vi yo muchas en casa de don Diego Villa-Toro, caballero muy conocido en esta Corte por sus grandes negociados, y afición a estas artes, y lo hacia con tan extremado primor, que desmentía el natural. Y esta fue la causa de que no hiciese obras para el público, pero instado de algunos amigos, y estimulado de otros, que este retiro lo atribuían a falta de ánimo, o de inteligencia, se resolvió, para complacer a unos, y desengañar a otros, a ejecutar la celebérrima estatua de nuestra Señora, que está sobre la portada de la lonja del convento de los Ángeles de religiosas Franciscas de esta Corte (Derribado en 1838, Ponz describe la pieza "Virgen con el niño en brazos coronada por dos ángels"); la cual ejecutó con tan superior gusto, e inteligencia, que es una de las mas eminentes estatuas que se admiran en ella; y por esta sola efigie merece nombre inmortal; pues ella sola acredita otras muchas, que sin duda ejecutaría con igual acierto: porque para llegar a la eminencia de una obra sublime, no se consigue de un acto solo, sino con la repetición de muchos. Pero, ¡o fuerza de un fatal destino!. Con la decadencia de la edad, que ya pasaba de mas de setenta años, y lo apurado ya de su patrimonio, llegó a tanta miseria, que vino a morir en el hospital general de esta Corte, por los años de mil seiscientos ochenta y cuatro.
¡Desventura de nuestra nación, que no tenga providencia para semejantes acaecimientos!


CLXVIII

DON FRANCISCO RIZI, PINTOR DE SU MAJESTAD, y arquitecto.

Don Francisco Rizi, pintor del Rey nuestro Señor Don Felipe IV, y Carlos II, y hermano de Fray Juan Rici, de quien ya hicimos mención.
Fue natural de esta villa de Madrid, y discípulo en el Arte de la Pintura de Vicencio Carducho, y de los más adelantados que tuvo, como lo manifiestan muchas, y famosas obras de su mano en esta Corte: una de las cuales es la pintura de un Santiago a caballo, que está en el altar mayor de la Parroquial de su Advocación (Derribada en tiempos Napoleónicos); y otra grande del Expolio de Cristo Señor nuestro, que está en el convento de Capuchinos, llamados de la Paciencia, en el altar mayor: es lienzo este, en que se conoce el gran genio, y talento de su artífice, por la admirable composición, y armonía de la historia del Calvario, que mueve a gran ternura, y devoción donde también tiene otro cuadro de la Concepción Purísima en una capilla al lado de la Epístola. También es de su mano otro de los Agravios, que en la santa imagen de Cristo de la Paciencia ejecutaron aquellos pérfidos Judíos, por los años de mil seiscientos y cincuenta, en que le están hiriendo, y azotando con varios instrumentos, y está colocado el inmediato al lado de la Epístola.
Y en san Bernardo es también de su mano un cuadro de este santo (Desaparecido o destruido) en el remate de un retablo a los pies de la iglesia de su convento, juntamente con otros dos pequeños, que están abajo en los pedestales.
Como también las pechinas y medallas bronceadas #, en la iglesia de las monjas de san Placido, junto con la Concepción en la bóveda del presbiterio, y las figuras de la bóveda de la capilla del santo Sepulcro (Convento derribado en 1908 junto con la capilla del sepulcro).
Y también son, de su mano dos cuadros, el uno del desposorio de santa Catalina al lado de la Epístola; y el otro de san Ignacio mártir al lado del Evangelio en el crucero del Noviciado de la Compañía de Jesús.
También es de su mano el cuadro del altar mayor del convento del Santo Cristo del Pardo #.
Y el del altar mayor de la iglesia Parroquial de Vallecas, que es del Apóstol san Pedro, cuando el Ángel le quitó las prisiones, y le sacó de la cárcel.
También es de su mano, el célebre cuadro de santa Leocadia, que está en el altar mayor de la iglesia del convento de Capuchinos, de la ciudad de Toledo, que como entonces trazaban, los pintores los retablos, había en ellos pintura; pero como ahora los trazan los ensambladores, todo es madera, sin advertir los incendios lastimosos que en estos años se han experimentado; pues una vez prendido el fuego, por desgracia, en una montaña de madera seca, no hay fuerzas humanas para apagarlo: y que las tres Artes juntas dan el complemento de la perfección a las obras, como se ve en los retablos antiguos.
Es también de su mano el cuadro de Cristo crucificado, que está en el salón de Ayuntamiento de esta villa de Madrid; la traza, y ejecución de la arquitectura, y adornos de la cúpula de san Antonio de los Portugueses.
También la traza, y ejecución, junto con Carreño, de la pintura del ochavo de la santa iglesia de Toledo (Mariano Maella en 1778 pintó frescos nuevos destruyendo los viejos), con otros dos cuadros de la historia de santa Leocadia, que están en la sacristía de dicha santa iglesia.
Son de su mano también, las dos historias, de la Pasión de Cristo Señor nuestro #,#, que están en, la capilla del Santo Cristo del Colegio Imperial de esta Corte, junto con el san Pedro, y la mujer Verónica, de medios cuerpos, que están en dos óvalos sobre las puertas. También las pinturas de los dos colaterales de dicha iglesia, que son de san Francisco de Borja, y san Luis Gonzaga (ardió en 1936 queda alguna fotografía), con las demás que están en el recinto de uno y otro retablo, y la principal de san san Francisco Javier en el altar mayor (Este retablo ardió completamente en 1936).
Son también de su mano, los dos celebres cuadros de la capilla de san Isidro en esta Corte, al lado del Evangelio, el uno del milagro del Pozo del Santo (Lo dio ya a Alonso Cano en el mismo lugar de quien se cree, o es otra obra que no se conoce), y el otro de la Batalla de las Navas de Tolosa, cuando san Isidro condujo por aquellas montañas al Rey Don Alonso el Octavo (1936 ardió en la parroquia de San Andrés, queda fotografía), para que lograse la victoria, que uno y otro cuadro son cosa maravillosa; como también otro del mismo santo, con el milagro referido del niño en el pozo, que está en la Parroquial de san Pedro en esta Corte debajo del coro; y el del Apóstol san Andrés del colateral de la Epístola en la Parroquial de san Salvador: como también las pinturas del retablo de nuestra Señora de la Soledad, todo en esta Corte; y la de santa Catalina mártir ¿#?, junto a la puerta de las gradas de san Felipe; y otra de santa Águeda, en un pilar hacia los pies de la iglesia de la Santísima Trinidad.
También las tres pinturas que están en la capilla de don Andrés de la Torre, en el convento de los ángeles (Derribado en 1838), al pie del retablo del Nacimiento, que son la Adoración de los Santos Reyes, y la Purificación, y el Ecce Homo en la puerta del sagrario; y así mismo, dos cuadros de san Lucas y santa Lucía, que están entre las rejas del coro, a los lados del retablo, figuras enteras del natural; y también la pintura de la Santísima Trinidad, que está en el remate del retablo; y otro del mismo asunto sobre el cuadro de la Concepción, también de su mano, que está en el pilar del arco toral de la iglesia de santa Cruz (se incendia en 1756 y 1876, se dan por perdidos); y abajo tres cuadritos, el del medio el Bautismo de Cristo, y a los lados san Francisco, y santo Domingo.
También es de su mano el cuadro de san Francisco de Borja (o repite, o hizo 2), que está en el cerramiento del retablo de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, y fue lo último que acabó.
Hizo también la traza del retablo, y el cuadro grande del martirio de san Ginés de Arlés en la Parroquial de esta Corte (Pereció en no se cual de los tres incendios, actualmente hay una copia). Y habiendo muerto; Rizi, y pareciendo que estaba algo confuso dicho cuadro, lo retoco José Donoso; y aunque lo dispertó alguna cosa, no le adelantó nada, ni fue bien vista la acción.
Es también de su mano, un cuadro de la Concepción Purísima, que está en la iglesia de las monjas de la Magdalena de Alcalá de Henares al lado de la Epístola; como también lo son otros dos cuadros de la vida de santa Teresa #, que están en el crucero de la iglesia del convento de Carmelitas Descalzas de la villa de Alba de Tormes, cosa excelente.
Y en el claustro de religiosos Jerónimos del Parral de Segovia, un gran cuadro del máximo Doctor san Jerónimo.
Fue nuestro Rizi pintor de su majestad, y ayuda de la Furriera, desde que pintó lo que dijimos en la vida de Velázquez en el salón de los espejos, y fue muy erudito, especialmente en letras humanas; y así sus obras, e inventivas fueron siempre muy bien fundadas en erudición, como lo manifestó en la traza, idea, y modelo que hizo para el célebre monumento de la santa iglesia de Toledo, muy adornado de misterios alusivos a el intento. Obra portentosa, y de todas maneras admirable, en que le ayudaron Carreño, Mantuano, y Escalante. También lo manifestó en la traza que hizo para el techo de la galería de las Damas en este palacio de Madrid, muy llena de erudición de letras humanas: la que ejecutó juntamente con Carreño, y Mantuano, aunque ya se blanqueó. Y en este conocimiento estaba el Señor Carlos II, y así le estimaba mucho.
Sucedió un día, que saliendo el Rey para el cancel de la capilla, y yendo delante el ayuda de Furriera, que lo era Rizi, como es estilo, para abrir las puertas, con el movimiento de alguna de ellas, se cayó un cuadro, y con el marco le hirió a Rizi en la cabeza; lo cual visto por su majestad se le puso un pañuelo, y se entraron adentro a toda prisa, y de orden del Rey, y su barbero de cámara, que acababa de hacerle la barba, y con los mismos paños, y palancana del Rey, le tomó la sangre: y viéndole su majestad tan sereno a Rizi, como si le hubiera sucedido una cosa de mucho gusto, le dijo: que mayor susto habían tenido los demás que él, según mostraba. Y él respondió: Sí, señor, estoy muy gozoso de que a mí me haya sucedido, porque no sucediese a V. majestad.
Y no era menos prudente que discreto; pues habiendo herido un soldado de la guardia a Isidoro Arredondo, discípulo suyo, que después fue pintor del Rey, lamentándose mucho Rizi de este atrevimiento delante del Rey, a cuya noticia llegó el caso, y preguntándole su majestad quien había sido el agresor para castigarle, respondió Rizi, siendo así que le conocía muy bien, que con la confusión del suceso no le podría decir a su majestad quien era.
Tuvo Rizi muchos años a su cargo la dirección de los teatros de mutaciones de las comedias que se hacían entonces con gran frecuencia en el Retiro a sus majestades, en cuyo tiempo sirvió mucho, y hizo grandes trazas de mutaciones, porque era grandísimo arquitecto, y perspectivo. Y así ejecutó también otras muchas para diferentes retablos: y de esto, y de dibujos dejó un sin número.
Tenia gran facilidad en el manejo, y decía que tanto importaba saber pintar, como el saber ganar de comer, porque el pintor largo no perecería. Y así lo que una vez intentaba, no lo mudaba, por decir que sería nunca acabar y que cualquiera cosa, y en cualquiera positura, se puede hacer bien, no habiendo reparo substancial.
Últimamente le mandó su Majestad fuese al Escorial para la dirección de aquella capilla de las Santas Formas, que fue traza suya, y pintar el cuadro, que decimos en la vida de Claudio #, quedo bosquejado, y allí le dio el mal de la muerte, y quedo enterrado en aquel santo monasterio por el año de mil seiscientos ochenta y cuatro, y a los setenta y siete de su edad con poca diferencia.


CLXIX.

ALONSO DEL BARCO, PINTOR PAISAJISTA.

Alonso del Barco, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue paisajista excelente; tuvo sus principios con José Antolínez; y viendo lo poco que adelantaba en las figuras, se aplico a los paisajes, que los hacia muy bien su maestro, y aprovecho en ellos de suerte Alonso, que llegó a hacerlos con superior excelencia, y manejo y pues sin ver cosa alguna, los hacia de práctica con tal variedad, y hermosura, que causaba admiración; y de su mano hay muchísimos, así en conventos, como en casas particulares.
Fue casado, y habiendo muerto su mujer, se vistió de eclesiástico, con ánimo de ordenarse; y ya por falta de congrua, ya por incapacidad natural, de que tenía algún trabajo, no lo pudo conseguir. Y fatigado de flatos, que continuamente le molestaban, y de que siempre se andaba quejando, murió en esta corte por los años de mil seiscientos ochenta y cinco, a los cuarenta de su edad, con poca diferencia, y está enterrado en la parroquial de Santa Cruz. Y he tenido noticia cierta que obtuvo, no sé porqué medios, un Canonicato de la santa iglesia de Covarrubias; en el Obispado de Burgos; pero murió poco después, sin poder obtener órdenes mayores.


CLXX

IGNACIO DE IRIARTE, PINTOR.

Ignacio de Iriarte, pintor célebre en paisajes, fue natural de Vizcaya, y tan aplicado a éste linaje de pintura, que llegó a ser en Sevilla, a voto de todos los de su tiempo, el único en el manejo, y buen gusto de los paisajes; y tanto que Murillo dijo, que Ignacio hacía los paisajes por inspiración divina, que de otro modo parecía imposible hacer lo que hacía, según los varios conceptos, y caprichos que se le ofrecían en la ejecución de ellos, de que hay gran número en Sevilla, especialmente en casas particulares, con gran estimación
Murió en dicha ciudad por el año de mil seiscientos ochenta y cinco, y a poco más de los cincuenta de su edad.


CLXXI.

DON FRANCISCO DE HERRERA EL MOZO, Arquitecto y Pintor de su Majestad.

Don Francisco de Herrera, el Mozo, hijo del que dijimos de este mismo nombre, a quien llamaron el Viejo, fue natural de Sevilla, y discípulo de su padre, a quien imitó en sus principios con gran propiedad. Y hallándose ya muy adelantado, pasó a Roma, donde estudió con gran aplicación, así en las Academias, como en las célebres estatuas, y obras eminentes de aquella ciudad, con que se hizo, no solo gran pintor, sino consumado arquitecto, y perspectivo y habiéndose aplicado a pintar bodegoncillos, en que tenia gran genio, y especialmente con algunos pescados hechos por el natural, para hacerse por este camino mas señalado, y socorrer su necesidad en el desamparo de aquella Corte.
Llegó a tan superior excelencia en estas travesuras, que mereció en Roma ser conocido con el nombre de il Spagnolo de gli pexe: por cuyo medio logró, no solo la fama, sino la utilidad.
Y volvió a Sevilla su patria, donde hizo algunas pinturas con universal aprobación, y admiración, especialmente la del cuadro de san Francisco de Asís, que está en la fachada de la sala capitular de la Cofradía del Santísimo Sacramento, del sagrario de aquella santa iglesia, que es una admirable pintura, y bien extraña en lo caprichoso de luces, y sombras, en que fue singularísimo.
Hizo también algunos retratos con singular grandeza, y primor; y especialmente el de un Francés en traje de cazador, cargando la escopa.; que aseguran los que lo han visto que es un milagro.
Después vino a esta Corte, donde lo primero que hizo fue el cuadro de san Hermenegildo, Rey de España, que está colocado en el altar mayor de la iglesia de los Carmelitas Descalzos.
Y era tan vano nuestro Herrera, que se dejó decir, que aquél cuadro se había de poner con clarines y timbales. Cosa que bastó a conciliarle muchos émulos, pero él tenia para todos, porque era de genio muy ardiente, y voraz.
Pintó también en este tiempo la bóveda, que está sobre el coro de san Felipe el Real, de esta Corte (Derruido en 1838), cosa cierto en extremo caprichosa, y rara, en que se descubre la inquietud, y travesura de aquel genio, aunque maltratada del incendio lastimoso del año pasado de 718, fue preciso retocarla de otras manos, aunque por su propio borroncillo.
Consiguió en este tiempo el pintar la cúpula de la capilla de nuestra Señora de Atocha del convento de este nombre del Sagrado Orden de Predicadores (Ardió en 1936); porque tratándose de esto, y discurriendo el Señor Felipe IV con don Sebastián de Herrera, quien la pintaría, le dijo el Rey a don Sebastián: me han dicho que hay un pintor de vuestro Apellido, que tiene habilidad para esto. A lo que él respondió, si Señor, lo hará muy bien. Y en esta conformidad, fue elegido para dicha obra, la cual ejecutó con extremado primor, pintando en ella la Asunción de nuestra Señora, con el Apostolado en la barandilla, que finge sobre el anillo de la cornisa, recibida sobre muy galante arquitectura de columnas salomónicas; y en el presbiterio, y pechinas diferentes medallas, y adornos de estuco, con extremado gusto, y capricho; que aunque algo de esto se inmutó del anillo abajo, cuando lo prosiguió Lucas Jordán de orden del Rey, todavía quedó lo bastante para descubrir el capricho de la primera invención.
De aquí resultó el hacerle el Rey su pintor, como después el Señor Carlos II le hizo Maestro mayor, por muerte de don Sebastián de Herrera.
Y en este tiempo ejecutó aquel célebre cuadro de san Vicente Ferrer predicando, que esta en la iglesia del hospital de Aragón (1903 Derribado, el retablo destruido, la obra se supone perdida o destruida ) de esta Corte, al lado de la Epístola.
Y otra pintura de la Oración del Huerto, que está por remate del retablo del Santo Cristo de las Lluvias en la Parroquial de san Pedro.
Y también pintó la capilla del Sagrario, sita al lado del Evangelio en la iglesia del Noviciado de la Compañía de Jesús de esta Corte (Derribada la iglesia).
Y últimamente los sagrados Doctores #,#,#,#,#,#, y otras pinturas, que están en la bóveda, y arcos torales de la iglesia de los Agustinos Recoletos de esta villa y el Triunfo de la Cruz, en el cerramiento de la bóveda de la capilla de nuestra Señora de los Siete Dolores, sita en el Colegio de Santo Tomás (Ardió en 1872); y el Salvador de la puerta del sagrario, con los dos cuadros grandes de la Pasión de Cristo Señor nuestro #,#, que están a los lados; que aunque Francisco Ignacio los adelantó por los mismos borroncillos de Herrera, él los acabó, y golpeó a su modo en toda forma, como se ve, donde también tiene un peregrino cuadro del Sueño de san José, en la capilla inmediata, que es la de este santo Patriarca, en el remate del retablo, que aseguro es de lo más regalado, y de buen gusto que he visto suyo, como también otros dos cuadritos de los dos san Antonios cosa excelente, en una capillita obscura, que está en la iglesia del Colegio Imperial, entre las dos capillas del Santo Cristo, y Jesús, María, y es del Patriarca san José.
Y últimamente, el cuadro de la Concepción Purísima ¿#?, que está en el convento de Religiosas de nuestra Señora de Constantinopla, sobre la capilla del Santo Cristo junto a la puerta principal de dicha iglesia.
Y últimamente, no merecen pasarse en silencio las preciosas pinturas de un retablo, que está junto al coro del convento de Religiosas de Corpus Cristi en esta Corte, que son san José con el Niño Jesús ¿#?, mi Señora santa Ana dando lección a la Virgen, san Agustín con el Niño, cuando le desengañó del misterio de la Santísima Trinidad, san Martin partiendo la capa con el Pobre, y el Salvador del mundo en la puertecita del sagrario, todas cosa peregrina; como lo es también un borroncillo de la Cena de Cristo Señor nuestro, que está en la sacristía de san Justo.
Hay un cuadro de Jesús Nazareno caído con la Cruz acuestas, y ayudándole el dichoso Cirineo, que está en casa de un aficionado, tan superiormente conducido, y observado de luz, que parece de Tiziano.
Y en fin, llegó a merecer nuestro Herrera que el Señor Almirante padre colocase una pintura suya, que fue la del Samaritano, en la sala, que tenia destinada para pinturas de los eminentes españoles.
Tuvo singularísima habilidad nuestro Herrera, como se dijo, para bodegoncillos, de que he visto algunos peregrinos, pero mucho más en las flores, que las hizo con tal frescura, travesura, y ligereza, que parece que si se soplan, se han de mover.
Especialmente hizo un cuadro de cosa de dos varas de alto con una custodia, con gran puesta en perspectiva, y unos chicuelos, con un festón de flores, como que la quieren adornar, que es un milagro. Hoy para esta preciosa alhaja en poder de los herederos de don Antonio de Soto-mayor, íntimo amigo de Herrera: como también el mono célebre que hizo con ocasión de haberle mandado el Señor Conde-Duque de Olivares que fuese a ver las pinturas que había en cierta almoneda, y eligiese para su Excelencia las mejores, y se las dejase señaladas.
Lo hizo así Herrera; pero habiendo ido a verlas el Conde-Duque, las despreció todas, o las más, y eligió otras de muy inferior calidad, abominando el mal gusto, y elección de Herrera: el cual abrasado de este vejamen, pintó la sátira de un mono, que hallándose en un vergel de flores, y junto a él unas rosas muy bellas, eligió un alcarcil de jumento, con el cual estaba muy gozoso.
Lo hizo con ánimo de presentárselo a dicho Señor; pero el don Antonio de Soto-Mayor, su amigo, que era más prudente, le represento las malas consecuencias que de ahí se podían seguir, y lo eligió para sí regalándole con cosa equivalente.
¡Tal era su genio de satírico y diabólico!. Y así era menester mucho cuidado para tratar con él, porque de todo se escocia, y siempre hablaba satirizando, y con misterio, recelándose de los demás, y juzgando que lo trataban con doblez, y con disimulada intención a y así en Atocha puso en los pendientes de estuco un lagarto mordiendo el rótulo, donde está su nombre, y un chicuelo riéndose, y haciendo higas.
En el cuadro de san Vicente del hospital de Aragón puso un perro royendo una quijada de asno, y otro muchacho haciendo la higa.
En otras partes un ratón royendo el papelillo donde está su nombre: y es el caso, que él sabia por su mordacidad que no merecía le hiciesen merced alguna, y así se curaba en salud.
Tuvo muchos cuentos con Carreño, y especialmente por haberle el Señor Carlos II encomendado a este la dirección de la célebre estatua del san Lorenzo de plata que se colocó en la iglesia de este santo en el Escorial, en la capilla de las Reliquias del colateral de la Epístola, en que intervino también don Francisco Filipin, hombre de agudo ingenio, relojero de su majestad, y su ayuda de la Furriera, que murió siendo aposentador de la reina, o ya fuese esto por especial inclinación que el Rey tuviese a estos sujetos, o por hallarse Herrera al tiempo que se trató la erección de esta figura, en Zaragoza para la traza, y disposición de aquel sagrado templo, que hoy se está concluyendo Pero habiendo venido, y sabiendo lo que pasaba en este particular, y creyendo que por Maestro mayor, y pintor del Rey, debiera tocarle esta incumbencia a su regalía, los abrasaba a los dos cada dia con papelones satíricos, a que nunca respondía Carreño, ni hacia caso, diciendo con su acostumbrada paz; y prudencia, que no podía creer de su compañero semejantes cosas: que sin duda, alguno que le quería mal, le levantaba aquellos testimonios, introduciendo en su nombre aquellos papeles. Especialmente uno que se halló estando yo en el obrador de palacio, lo cual sentí mucho, porque a no estar yo tan bien opinado de Carreño, pudiera presumir que lo había dejado caer, y el título era de Turibio ramplón de Piquineli mozo de trabajo, que suponía ser criado de Herrera, y que hablaba con otro paisano suyo, apasionado de Carreño; aludiendo a este en lo de Turibio por lo asturiario y en lo ramplón por no ser de tan pulidos píes como Herrera presumía; y en lo de Piquineli aludiendo a Filipini, que era Italiano Y en este tal papel le iba buscando la vida a cada uno, y sus principios, y flaquezas; y últimamente concluía diciendo: que su amo con los ojos vendados le enseñaría a pintar a él, y a todos cuantos había en España y fuera de ella; y que si esto no bastase, que a leñazos, por vida del jijo de &c. tan atroz era, y tan voraz como todo esto.
Confieso que yo entonces con mis pocos años, y por subsanar el escrúpulo que pudiese haber, le ofrecí a Carreño responder a este papel; pero su mucha modestia, y prudencia no me lo consintió, dándome en todo buen ejemplo, cuanto escandalizándome lo espinoso de aquel natural de Herrera; por cuya causa, yo, aunque paisano, nunca le comuniqué.
La lástima fue, prescindiendo de su natural, que pintó pocas cosas, porque la ocupación de Maestro mayor, con el tazar, y asistir diferentes obras reales y particulares, junto con el servir la plaza de la Furriera, le tiranizaba el tiempo que había de menester para la Pintura, de la cual solía decir alguna vez, afectando modestia: ¡El diablo tiene esta Pintura en el cuerpo! Porque si he querido ser geómetra, lo he conseguido; si aritmético también; si arquitecto lo mismo: y en este diablo de la Pintura, con tanto como me he desvelado en ella, voto a N. que aun no sé dibujar un ojo.
Solían preguntarle algunos amigos si tenia mucho que pintar, y él respondía, cuando estaba de humor, ahí me entretengo en pintar algunas corozas, para que cuando vayan los amigos, se las prueben, y cada uno se lleve la que le viniere mejor.
Pasó un día por su puerta don Francisco Pérez, de quien haremos mención, que había sido su compañero en Roma, lo vió en su zaguán con una jaquetilla blanca, y un virrete colorado, que era verano, y como era andaluz, y tenia el pelillo amoriscado, le dijo Pérez a otro amigo que iba con él: ¡mira que arráez de galera! Y le respondió él tan aprisa: y tú pareces forzado de la chusma. Y era fiesta oír a los dos, porque no se quedaban a deber nada y cada uno el genio era peor que el otro.
Murió en fin por el mes de Junio de 1685 años, a los sesenta y tres de su edad, con gran sentimiento de toda la Corte, y especialmente de los artífices, que todos le amaban por su grande ingenio, y habilidad.
Se halló Carreño en su entierro en la Parroquial de san Pedro, y le dijo a un su amigo: esto no es más que llevarnos un poco de delantera, y así fue, pues él murió a tres de Octubre de aquel mismo año.
Fue grandísimo arquitecto, y así hizo repetidas trazas para retablos, y otras obras de arquitectura, que hoy las estiman los artífices cada una como una joya.
Y era de tan agudo, y vivaz ingenio, que en algunas cosas que disputaba con hombres doctos, sin haber él estudiado, los hacia titubear.
Y demás de esto fue muy guapo, bizarro, y galante.


CLXXII.

DON JUAN CARREÑO, pintor de Cámara del Señor Carlos II.

Don Juan Carreño de Miranda, vecino de esta villa de Madrid, y natural de la de Avilés, en el Principado de Asturias, nació año de 1614, el 25 de Marzo: fue hijo de Juan Carreño de Miranda, y de su mujer doña Catalina Fernández Bermúdez, naturales del Concejo de Carreño en dicho Principado; y nieto de Álvaro Meléndez de Prendes Carreño, y de su consorte doña Lucía de Miranda: y por parte de madre, nieto de Albar Fernández Bermúdez, y de doña María de la Pola Quirós y Valdés, su legítima mujer; todos nobles Hijosdalgo, descendientes de las ilustres, y antiguas familias de las Asturias de Oviedo, como consta por papeles auténticos que vi en poder de dicho don Juan Carreño, cuyo, padre fue Alcalde de los Hijosdalgo en la villa de Avilés, de donde vino a esta Corte en seguimiento de algunos pleitos, ya viudo, con su hijo de edad de once años; el cual, siendo de vivo ingenio, y naturalmente inclinado a la Pintura, contra la voluntad de su padre, quiso aprender el Arte, y se fue a la escuela de Pedro de las Cuevas, donde acudían hijos de padres muy honrados, debajo de cuya educación aprendió a dibujar, y continuó en el colorido con Bartolomé Román: y prosiguiendo en sus estudios, cuando llegó a la edad de veinte años, dio muestras en las Academias de esta Corte de su habilidad, y aprovechamiento, de que dan testimonio algunas pinturas de este tiempo, que tiene en el claustro de doña María de Aragón (destruidos), y en el del convento del Rosario.
Se fue haciendo lugar, y ganando opinión; y al paso que iban saliendo a luz sus obras de Pintura, crecían los aplausos, con los cuales animado, se igualó con su gran aplicación, y desvelo, con los mayores artífices de su tiempo, como lo están publicando las muchas, y famosas obras que hay dentro, y fuera de Madrid, de su excelente pincel.
Al óleo hizo obras maravillosas: la santa María Magdalena penitente en el desierto, que está en un altar colateral del convento de las Recogidas (Destruido varias veces), en un lienzo de tres varas castellanas de alto, y dos de ancho, es de su excelente mano; y otra también que hizo para el Señor Almirante de Castilla, para la sala de los eminente españoles, nada inferior a la antecedente ¿#?.
Fue electo Alcalde de Hijosdalgo de la villa de Avilés de donde era natural, el año de 1657, y el de 1658. salió por Fiel de esta villa de Madrid por el estado Noble.
Y viéndole un día don Diego Velázquez en esta ocupación, compadecido de que emplease el tiempo en cosa que no fuese de la Pintura, le dijo le había menester para el servicio de su majestad en la pintura que se trataba de hacer en el salón grande de los espejos en este palacio de Madrid, donde ejecutó al fresco la fragua de Vulcano, cuando hizo aquella hermosa estatua, que le mandó Júpiter, a quien se la está mostrando; y también los Desposorios de Pandora (Todo destruido, queda un dibujo preparatorio), que este fue su nombre, con Epimeteo, que por haberle sobrevenido a Carreño una grave enfermedad, lo acabó Rizi; y después de algunos años, habiéndose ofrecido reparar en el techo algunos daños que causó una gran lluvia, para lo cual se hicieron andamios, volvió Carreño a pintar toda esta historia al óleo, con singular belleza, y magisterio; pero desde aquella primera entrada le hizo el Rey merced de su pintor.
A esto se siguió la pintura al fresco, que ejecutó en compañía de Rizi, en la cúpula de san Antonio de los Portugueses, donde hizo toda la historia de la bóveda, y las ligaras del recinto, cosa superior.
También la cúpula del ochavo, y camarín de nuestra Señora del Sagrario en la santa iglesia de Toledo, y el célebre monumento que pintaron los dos en dicha santa iglesia.
Es también de su mano un san Sebastián, que está en la capilla de don Sebastián de Agramón en el convento de Religiosas Bernardas de las Vallecas de esta Corte, y un cuadrito de Concepción, que está en el remate del retablo.
También es obra suya una pintura de Jesús, María, y José, que está en la iglesia del convento de monjes Benitos, Advocación de san Martin (Derribado en 1809 por orden de José Bonaparte), en un altar colateral de la capilla del Santo Cristo: este lienzo es de tres varas y media de alto en medio punto; y el colorido es muy celebrado de todos los pintores, por ser cosa superior.
Son también de su mano, aunque más a los principios, los dos cuadros de los colaterales de la iglesia del Caballero de Gracia, que son de san Francisco, y san Antonio predicando uno a las aves, y otro a los peces.
También es de su mano un cuadrito de san Hermenegildo, que está en la iglesia de san Ildefonso junto a la sacristía.
Pintó también un san Antonio de Padua (Desaparecido o destruidos) para la capilla que tiene en el convento de las Capuchinas de esta Corte don Miguel de Salamanca, Consejero que fue de la Real Hacienda; y en la misma iglesia, junto a la puerta, a la derecha, hay otra pintura del Santísimo Cristo de los Dolores de su mano (Desaparecido o destruidos).
Y también un cuadro bellísimo de la Concepción de nuestra Señora (Desaparecido o destruidos), que está en el costado de la iglesia Parroquial de san Ginés, al lado de la Epístola, junto a la capilla de san Gerónimo, cosa superior; como también lo es otro de Jesús Nazareno que está a un lado de la iglesia de la Magdalena, convento de religiosas en Alcalá de Henares, cosa ternísima.
Y asimismo tiene en las Carmelitas Descalzas de dicha ciudad un célebre cuadro del martirio del apóstol san Andrés (Desaparecido o destruido en 1936 queda fotografía), con el cual sucedió un gran cuento, y fue: que a un pintor de muy corta habilidad de aquella era, llamado Gregorio Utande, le mandaron hacer aquel cuadro: lo hizo, como supo, y pidió por él cien ducados; pareció demasiado precio a los dueños de la obra; y después de varios debates, se convino Utande en traerlo a Madrid, y que ellos nombrasen quien lo tasara. Convenidos en esto, vino a Madrid a toda prisa nuestro Gregorio con su lienzo, y una cantarilla de miel, la cual entregó a Carreño para paladearle, pidiéndole que se sirviese de retocarle aquel cuadro, sin manifestarle el motivo. Carreño, con su gran bondad, y honrado genio, lo hizo tan bien, que todo el cuadro lo revolvió de arriba abajo, porque otro retoque no tenia. En esto nombraron los dueños por tasadores a Carreño, y a don Sebastián de Herrera. Carreño, que no se podía descubrir, calló; y llegando el caso, dijo que él no podía tasar aquel cuadro, porque el que lo había hecho era muy íntimo amigo suyo, y no quería parecer apasionado, y así se conformaría con lo que dijese su compañero. Herrera, que conoció la casta, y supo el cuento, lo tasó en doscientos ducados; los cuales, o poco menos, le dieron por el cuadro al buen Utande; pero a los tasadores solo les dio las gracias de palabra, sin que al pobre Carreño que lo había trabajado le valiese más que la dichosa cantarilla de miel: del cual supe yo todo este cuento a la letra, que lo contaba con mil gracias; y es tan notorio en Alcalá, que todos los del Arte, y aficionados le llaman a aquella pintura: el cuadro de la cantarilla de miel.
También es obra suya la pintura del retablo principal de san Luis Obispo, del convento de Descalzos Franciscos de la villa de Paracuellos (destruido en 1815-1818), del tamaño del natural: tiene tres varas y media de alto, y lo son también los dos cuadritos de san Antonio, y san Pascual Bailón del remate de los colaterales.
Son de su mano también los dos eminentes cuadros de los colaterales de la Parroquial de san Juan de esta Corte (derribada por José Bonaparte), el uno del Bautismo de Cristo Señor nuestro por san Juan; y el otro de la cabeza del Bautista, presentada por Herodías en la mesa de Herodes (destruido junto con el retablo, queda el cuadro bosquejo).
También lo son otros dos de la célebre capilla de san Isidro Labrador (La iglesia de san Andrés ardió en 1936), que están al lado de la Epístola; el uno del milagro que este Santo obró con su Amo Iván de Vargas en aquellos cerros de Manzanares, cuando le pidió agua, e hizo brotar aquella milagrosa fuente (Queda una fotografía), que hoy permanece en gran beneficio de los devotos que acuden a usar de sus raudales para medicina de muchas dolencias. Y el otro, cuando habiéndole manifestado el cuerpo del santo al Rey Don Alonso el Octavo, conoció ser aquel el Pastor que le había guiado por las montañas de las Navas de Tolosa para el logro de aquella gran victoria; a cuya vista enmudece toda alabanza, acogiéndose a la admiración.
También es de su mano el cuadro de mi Señora santa Ana, que está en el remate del retablo principal de las Carmelitas Descalzas de esta Corte; Y así mismo el de la Calle de la Amargura, copia del de Rafael #, que está en palacio, y la copia en dicho retablo #.
Son también de su mano otras pinturas de la vida de Cristo Señor nuestro, que están en el convento de Capuchinos de Segovia, en la capilla de don Antonio Ruiz de Contreras (Al parecer se quemaron, el convento es ahora un hotel).
Y en el convento de Predicadores, en la ante capilla de la gruta del glorioso Patriarca Santo Domingo en dicha ciudad, sobre las puertas colaterales del retablo, están dos cuadros suyos, el uno de santo Domingo con la Virgen del Rosario, y el otro de santo Tomás, cuando se le aparecieron san Pedro, y san Pablo, a explicarle aquel lugar de Isaías.
También hizo el célebre cuadro para el convento de Trinitarios de la ciudad de Pamplona del Instituto misterioso de esta Religión Sagrada #, donde se apuran todos los primores del Arte; pues aun el borroncillo, que hoy está en poder de un discípulo suyo, es una admiración, en que es de notar, que cuando los religiosos vieron el cuadro de cerca, lo abominaron de suerte, que no lo querían recibir; y sino hubiera sido por la aprobación de Vicente Berdusan, pintor de crédito en aquella tierra, no lo hubieran admitido. O que desgraciados son los primores del arte en algunas comunidades ¡Qui habet aures audiendi, audiat!
Hizo también las pinturas para la capilla de san Pascual Bailón en la iglesia de san Gil de esta Corte (Destruida junto con el convento por José Bonaparte); y otro cuadro grande de san Buenaventura, para otro convento de la Orden, un san Miguel Arcángel en un cuadro de a vara, que tenia en gran estimación el Conde de Peñaranda don Gaspar de Bracamonte;
Y una santa Isabel reina de Portugal, que está en Peñaranda (En 1971 ardió la iglesia de San Miguel Arcángel de Peñaranda, la santa isabel con ella), donde tiene su entierro el Conde (no obstante de tener los nichos en la citada iglesia, se enterró en el convento de las carmelitas de Peñaranda);
Y dos cuadros, que hoy están en la ante sacristía de la capilla de la Venerable Orden Tercera de esta Corte, el uno de la Encarnación del Hijo de Dios, y el otro del Desposorio de santa Catalina, cosa superior.
También lo es otro cuadro de nuestra Señora del Carmen, con la turba de los fieles debajo de su manto, que está en la Parroquial de la Almeida, lugar del partido de Sayago.
Hizo también una Asunción de nuestra Señora para el retablo del altar mayor de la iglesia Parroquial de Alcorcón, villa que está dos leguas de esta Corte, el lienzo es de cuatro varas en alto, y en él están también los doce Apóstoles, de la estatura del natural, admirándose de la maravillosa Asunción de la reina de los ángeles al cielo.
Otro del mismo asunto está en la Iglesia Parroquial de la villa de Orgaz, cinco leguas de Toledo, con otra pintura de la incredulidad de santo Tomé, que uno y otro dicen ser de su mano (Retablo completo quemado en 1936 queda fotografía).
Pintó en el Colegio de Atocha (Derruido), convento de religiosos Dominicos de esta villa de Madrid, en el techo de la iglesia un cuadro del sueño del Papa Honorio III (perdido o destruido), cuando se trataba de la confirmación de la regla del glorioso patriarca santo Domingo de Guzmán, y el glorioso, y seráfico padre san Francisco de Asís, cayéndose el templo de san Juan de Letran, y teniéndole estos dos bienaventurados Patriarcas. Es obra de gran perspectiva, y en mi opinión, una de las mejores que este artífice hizo; por la cual dijo Miguel Colona, preguntándole el Rey nuestro Señor Felipe IV, que quien era en su concepto el mejor pintor de la Corte: Que quelque aveba fatto la testa de la Domenica, porque a la verdad la cabeza del Pontífice es un pasmo, y por ella definió toda la Pintura, según el estilo de Italia, que dicen: Fa una buona testa, e vístela de un costalo. Pintó también al fresco en compañía de Rizi gran parte del camarín de nuestra Señora de Atocha.
Últimamente le hizo el Señor Carlos II su pintor de Cámara, y Ayuda de Aposentador, por muerte de don Sebastián de Herrera, en cuyo empleo granjeó en extremo la gracia de su Majestad, y tanto, que en la menor edad, retratándole ¿#? en presencia de la reina nuestra Señora su madre, dijo su majestad como había conocido diferentes pintores de Cámara, y a Velázquez que había sido del hábito de Santiago, y entonces dijo el Rey: ¿Y tú, Carreño, de qué hábito eres? él respondió: yo, Señor, no tengo mas hábito que el ser criado de vuestra majestad; ¿pues por qué no te le pones? replicó el Rey, con la sencillez de aquella edad, y dijo el Almirante padre, que estaba presente: ya se le pondrá, Señor y pareciéndole al Almirante que esta era merced redonda, le envió a Carreño una venera muy rica de su hábito, que era de Santiago, diciendo, que ya que se había de poner el hábito, por la merced que su majestad le había hecho, que se holgaría fuese del suyo: a que respondió Carreño, después de estimar la honra que le hacía el Almirante, que él no había menester más hábito que la honra de criado de su majestad; e instado de algunos amigos, diciéndole que siquiera por dar ese honor a la Pintura se lo pusiese, respondía: Que la Pintura no necesitaba, que nadie la diese honores, que ella era capaz de darlos a todo el mundo, no lo entienden todos así, y de aquí no había quien le sacase: tan modesto, y humilde era su natural.
Ejerció con grande aprobación la plaza de pintor de Cámara: hizo muchos, y excelentes retratos así de sus majestades, como del señor Don Juan de Austria ¿#?; de don Fernando Valenzuela; del señor Patriarca Benavides; del señor Cardenal Nuncio don Sabo Milini, y del embajador Moscovita #, que estuvo aquí por el año de 1682, que hoy está colocado en el palacio de la Zarzuela, y de otros personajes; como también de algunas sabandijas de palacio, que están en la galería del cierzo del cuarto del Rey; y la monstrua, que trajeron por el año de 80, que por ser gruesísima, y pequeña, hizo de ella un Dios Baco, de que se sacaron muchas copias que él retocó.
Y últimamente hizo aquel célebre retrato armado del Señor Carlos II, para enviarla Francia, cuando se trató el primer casamiento de su majestad con la Serenísima reina Doña María Luisa de Orleans. Y todos tan parecidos, que era una maravilla además de aquel soberano gusto que le dio el cielo, en una tinta entre Tiziano, y Vandic, que igualándose a los dos, era superior a cada uno; y al mismo tiempo tan modesto, e ingenuo, que de cualquiera admitía la corrección, y enmendaba lo que le advertían; de suerte, que ya era nimio en esto: pues a veces borraba cosas que era lástima, no contentándose con enmendar, sino con borrar: y en prueba de su gran modestia, me hallé yo un día con nuestro Carreño en casa de don Pedro de Arce, Regidor que fue de esta villa de Madrid, donde vimos entre otras cosas una copia muy indigna del célebre cuadro de la santa Margarita de mano de Tiziano, que está en Palacio; y abominándola mucho los que la veíamos, dijo Carreño: pues para que ninguno desconfíe de aprovechar, sepan ustedes que ese cuadro es de mi mano en mis principios. ¡Tanta era su ingenuidad, y modestia!
dejó bosquejado aquel célebre cuadro del santo Rey Don Fernando, que acabó Jordán para la capilla de las once mil Vírgenes en la iglesia del Escorial.
Imágenes de Concepción hizo maravillosas, y otros cuadros de diferentes historias, y especialmente uno que yo he visto del martirio de san Bartolomé # , cosa de superior gusto.
Y de la misma suerte que era amable, y dulce su pintura, lo era también su genio, y su trato apacible, prudente, y enemigo de discordias.
Bien lo manifestó en los tropiezos que tuvo con don Francisco de Herrera sobre la erección de la estatua de san Lorenzo de plata para el Escorial, que de orden del Rey estuvo a la dirección de Carreño, de que hacemos mención en la vida de Herrera.
La última pintura que hizo Carreño fue un Ecce Homo ¿#? para Pedro de la Abadía, muy amante de la Pintura, y que tenía otras muchas excelentes de Carreño.
Y también hizo un san Miguel para el Real Consejo de Hacienda, pero no quedó del todo concluido, aunque ya muy a los fines, y lo acabo un discípulo suyo, a instancia de la señora viuda doña María de Medina, por cumplir con el Consejo.
Murió últimamente por el mes de Septiembre año de mil seiscientos ochenta y cinco, y a los setenta y dos de su edad.
Yo le vi espirar, a cuyo tiempo arrojó una postema por la boca, que en los que frecuentan los palacios con la modestia que Carreño, ¡no es maravilla se fragüen postemas de muchas cosas que no se pueden digerir!.
Su cuerpo está sepultado en la bóveda del Real convento de san Gil.
El Rey sintió mucho su muerte, porque hacía gran estimación de su persona, por su ingenuidad, modestia, y bondad, además de su eminente habilidad. Gozaba por privilegio de su casa el vestido del Rey, del día de Jueves Santo, como dijimos en el tomo primero, y otras mercedes que se continuaron en doña María de Medina su esposa.


CLXXIII.

DON BARTOLOMÉ MURILLO, PINTOR.

Don Bartolomé Esteban Murillo fue natural de la villa de Pilas, que dista cinco leguas de Sevilla, y de familia muy ilustre, y conocida en aquella tierra, y bien proveída de los bienes de fortuna.
Nació año de 1613, y a su tiempo pasó a Sevilla a estudiar el Arte de la Pintura, y lo consiguió en la escuela de Juan del Castillo, tío suyo, y natural de ella; y después de haber aprendido lo que bastaba para mantenerse pintando de feria, lo cual entonces prevalecía mucho, hizo una partida de pinturas para cargazón de Indias; y habiendo por este medio adquirido un pedazo de caudal, pasó a Madrid, donde con la protección de Velázquez, su paisano, pintor de Cámara entonces, vio repetidas veces las eminentes pinturas de palacio, y del Escorial, y otros Sitios Reales, y casas de Señores: y copió muchas de Tiziano, Rubens, y Vandic, en que mejoró mucho la casta del colorido, no descuidándose en el dibujo por las estatuas, y en las academias de esta Corte; y más con la corrección, y gran manera de Velázquez, cuya comunicación le importó mucho.
Volvió a Sevilla, donde estudiando por el natural, según la práctica que había observado en Velázquez, como se ve en sus primeras obras, comenzó a sacar algunas pinturas al público; y como antes no era conocido, todos las admiraban, y ninguno las conocía, hasta que se fue divulgando el crédito del autor: y como no sabían su historia, ni la observaron, por no haber sido antes hombre de señalada opinión en el Arte, decían que se había estado encerrado todo aquel tiempo en su casa estudiando por el natural, y que de esa suerte había adquirido la habilidad; y así lo oí yo decir a pintores en mis primeros años.
Pintó entonces aquel célebre claustro del convento de san Francisco (En 1810 los franceses lo incendiaron, y las pinturas las robó el mariscal Soult), #, #, #, #, #, #, #, #, #, #, que está junto a la portería, en el cual se nota una fuerza de claro y obscuro, tan diferente de lo que practicó después, que si no fuera tan notorio ser suyo, apenas habría quien lo conociese. Lo hizo todo por el natural, conservando todavía las especies de lo que había visto, y estudiado.
Y aunque algunos autores extranjeros, como Joaquín de Sandrart, y otro italiano, han dicho, que pasó a las Indias, cuando mozo, y después a Italia, estuvieron mal informados; pues con exacta diligencia he investigado este punto de sujetos muy ancianos, y de toda excepción, íntimos suyos, y tal cosa no hubo, sí solo la venida a Madrid. Ni es creíble que en su patria, ni en los sujetos mas íntimos que le trataron, se ignorase este punto; cuando en hombres tan señalados, aun los átomos mas mínimos se observan.
Pero quien es cierto que pasó a Indias fue su hijo don José Murillo, sujeto de grande habilidad en la Pintura, y de mayores esperanzas, y allá murió bien mozo. Ni es tan antiguo nuestro Murillo, que se pueda presumir que el transcurso del tiempo haya podido obscurecer esta noticia, pues yo le alcance cerca de treinta años; y aunque no le traté, le conocí, y traté muchos sujetos familiares suyos, y que contaban toda la serie de sus fortunas. Y es el caso, que los extranjeros no quieren conceder en este Arte el laurel de la fama a ningún español sino ha pasado por las aduanas de la Italia, sin advertir que la Italia se ha transferido a España en las estatuas, pinturas eminentes, estampas, y libros; y que el estudio del natural, con estos antecedentes, en todas partes abunda: además de los hombres insignes que han venido de allá, y nos han dejado aquí su escuela, y sus obras, desde el tiempo del Señor Felipe II, hasta el presente, junto con los Españoles, que han pasado a Italia, y han venido instruidos de allá.
Después de la obra de dicho Claustro, o por fuerza de su destino, o por lisonjear el aplauso popular, dio Murillo en endulzar mas la tinta, y aflojar los obscuros; pero con tan extremado gusto, que en esta parte ninguno de los naturales, ni extranjeros le aventajo. Y así hoy día, fuera de España, se estima un cuadro de Murillo más que uno de Ticiano, ni de Vandic.
¡Tanto puede la lisonja del colorido para granjear el aura popular!. Que verdaderamente los hombres que han logrado los mayores aplausos, no es porque han sido los mayores dibujantes, que esos logran su merecido crédito en los profesores, sino los que han sobrepujado en el buen gusto del colorido. Pues no podemos negar que Miguel Ángel, Rafael, Aníbal, y toda la escuela de los Carachels, sin faltarles lo esencial del colorido, dibujaron mas que Ticiano, Rubens, Vandic, Corezo, y nuestro Murillo; pero en medio de todo, éstos se alzaron con el aplauso popular, porque aquella superior excelencia de lo mas acendrado, y transcendental del dibujo el vulgo no lo penetra. Y como en estos no faltaba en lo substancial; y por otra parre excedían en la belleza atractiva del colorido, arrastraban tras sí el común aplauso del vulgo, que excede incomparablemente a todo el cúmulo de los artífices.
Bien lo acreditan las obras que en esta Corte alcanzamos de nuestro Murillo. Una bellísima imagen de cuerpo entero, del natural, con su Hijo santísimo Niño en el regazo, tiene hoy el Marques de Santiago, que embelesa, y encanta su dulzura, y atractiva belleza. Otra tiene del mismo tamaño, y por diferente camino don Juan Bautista Olabarrieta, que no se sabe cual es más aventajada (suponemos la virgen del rosario, al menos hay 6 variantes, y por tamaño se proponen ¿#,#?).
Otra de más de medio cuerpo, también de nuestra Señora con el Niño ¿#?, tiene don Francisco de Herrera, que es un encanto. Fuera de estas, tiene otros cinco cuadros, de a tres varas de largo, y dos de ancho, don Francisco Artier, que fueron de don Juan Francisco Eminente, que cada cual es una admiración. El uno es apaisado, de una gloria de angelitos, traveseando con varias flores en diferentes actitudes, que verdaderamente es una gloria el verlo. El otro es a lo alto, del glorioso Patriarca san José, con el Niño Jesús de la mano (al menos 4 variantes quizás ¿#?), y arriba un rompimiento de gloria. Los otros tres son de san Francisco de Asís ¿#?, san Francisco de Paula ¿#?, y san Francisco Javier ¿#?, que cada uno por su camino es una admiración, sin otras muchas que hay en poder de diferentes aficionados.
Otra del Patriarca san José, de medio cuerpo, con el Niño Jesús (Destruida o desaparecida 1938), que está en la iglesia del Carmen Calzado, en la capilla de mi Señora santa Ana.
En Sevilla, que podemos decir, su patria, por haberse criado, y vivido allí, tiene muchas, y soberanas pinturas, como lo acredita en la capilla de la Pila del Bautismo de aquella santa iglesia el grande, y célebre cuadro del milagroso Paduano, experimentando el repetido, cuanto soberano favor del Niño Dios, con gran acompañamiento de gloria, y un pedazo de templo de bien dirigida perspectiva y a un lado un bufete, puesto con tal arte, que ha habido quien depusiese haber visto un pajarillo trabajar por asentarse en él para picar las azucenas que están en una jarra #.
No son menos recomendables las dos efigies de los dos santos hermanos Leandro, e Isidoro, arzobispos de aquella gran metrópoli, hechas de mano de nuestro Murillo, con singular viveza, y perfección, que están en dicha santa iglesia; como también el maravilloso cuadro de la Concepción purísima, con admirable tropa de ángeles, y rompimiento de gloria; y así mismo el Nacimiento de esta divina aurora #; y otro cuadro de Concepción en los venerables sacerdotes, que todos acreditan la eminencia del pincel de tan superior artífice.
No dan menor testimonio de su ventajosa habilidad los mudos panegíricos de los dieciséis lienzos de la iglesia de los Capuchinos #,#,#,#,#,#,#,#,#,# de dicha ciudad, todos muy grandes, y verdaderamente grandes lienzos. Y especialmente uno, que él llamaba su lienzo, que es de santo Tomás de Villanueva dando limosna a los pobres, donde está uno de espaldas recibiéndola, que parece verdad. En el altar mayor tiene el del Jubileo de la Porciuncula, de más de seis varas de alto (era un retablo #), que verdaderamente parece estar allí la gloria; porque está Jesucristo con la Cruz, mirando a su Madre santísima a la mano derecha, intercediendo por aquel gran beneficio de los mortales, y tanta diversidad, y hermosura de ángeles, que cuando lo vieron los pintores dijeron, que hasta entonces no habían sabido que cosa era Pintura, ni colocar un cuadro en aquella distancia.
No son menos panegiristas de su alabanza los cuadros de la iglesia de la Caridad de dicha ciudad, donde está uno de san Juan de Dios con un pobre acuestas, y un ángel que le alivia el peso, a cuyo beneficio vuelve la cara el santo con tal admiración, que disculpa la de todos los que la admiran. Tiene allí otro de santa Isabel reina de Hungría, donde hay un pobrecillo tiñoso que le están quitando el casquete de la cabeza, y él encogiéndose de hombros, y haciendo tal gesto con el dolor, que verdaderamente se echa menos el chillido, porque todo lo demás se halla. Otros dos lienzos grandes tiene allí, el uno de Moisés, cuando hirió la peña para satisfacer la sed del Pueblo de Dios; y el otro del estupendo milagro de panes, y peces, donde es tanta la multitud de figuras, y la diversidad de trajes, afectos, y edades, que no se sabe a cual de los dos darle la ventaja; y a este tenor son todos los demás: de suerte que cualquier aficionado, o profesor del Arte que allí entra, se queda tan absorto, que en muy gran rato no vuelve en sí, ni acierta hablar palabra.
Hizo también para Cádiz muchas pinturas, especialmente de la Concepción purísima.
Y en lo público es muy señalada la del altar mayor de la iglesia de la Congregación del Oratorio de san Felipe Neri #, y por cada una le daban cien doblones, siendo de dos varas y media.
Y en casa del Marques del Pedroso, hay otro cuadro grande de cerca de seis varas, donde están Jesús, María, y José, y arriba el Padre Eterno, y el Espíritu Santo, con un pedazo de gloria, que es una admiración #.
Para casas particulares hizo también muchos cuadros; pero hoy han quedado muy pocos, porque los extranjeros se han aprovechado de la ocasión que ofrece la calamidad de los tiempos, para irlos sacando de España.
También hay en Granada un buen Pastor niño en la puerta del Sagrario del convento de religiosas del Ángel, cosa maravillosa; como lo es también una lamina pequeña de la Concepción, que está en la celda prioral del monasterio de la cartuja de aquella ciudad.
En Córdoba también hay algunas; aunque un cuadro de Concepción, que está debajo del coro del convento de la Victoria, que dicen ser suyo, no lo tengo por original.
En retratos fue también eminente, como lo testifica el de don Faustino de Nebes, Canónigo de Sevilla, que por su muerte lo dejó en los Venerables, que es extremo de lo parecido, y bien pintado. Pero sobre todo, a una perrilla inglesa, que tiene junto a sí, la suelen ladrar los perros, y ella parece que los quiere embestir, y se extraña que no les ladre, según parece estar viva.
Hizo también su retrato # a instancias de sus hijos, cosa maravillosa, el cual está abierto en estampa en Flandes por Nicolás Amazurino, y otro de golilla quedo en poder de don Gaspar Murillo, hijo suyo.
Fue últimamente nuestro Murillo, no solo favorecido del cielo por la eminencia de su habilidad, sino por los dotes de naturaleza: de buena persona, y amable trato, humilde, y modesto, tanto, que no se desdeñaba de tomar corrección de cualquiera. Y así en el célebre cuadro de san Antonio, que dijimos estar en aquella santa iglesia, dicen se valió de Valdés para la perspectiva del templo, y del bufete; cosa que para Murillo fue un elogio de modestia grande, cuanto para Valdés un desmesurado asunto de vanidad.
Supe, recién venido a esta Corte, que por el año de 670 se había puesto en público el día de Corpus Christi un cuadro de Concepción de mano de Murillo que pasmó a Madrid; y habiéndolo visto el Señor Carlos II, y sabiendo de qué mano era, insinuó tener voluntad de ocupar en su servicio al artífice, cuya insinuación, que no sé que fuese orden expresa, se participó a don Francisco Eminente, gran protector de nuestro Murillo, y quien fomentó esta tentativa, por lo que deseaba sus aumentos, y habiéndoselo participado a Murillo, respondió con la debida estimación a tanta honra; pero que se hallaba ya en edad mayor, imposibilitado de servir a su majestad. Y precisado Eminente de enviar al Rey alguna cosa de mano de Murillo, el cual pedía mucho término para ejecutarla por su gran desconfianza, le envió Eminente a su majestad un san Juan en el desierto ¿#? de mano de Murillo, que le compró de don Juan Antonio del Castillo en dos mil quinientos reales de plata.
Nada de esto hace repugnancia en los méritos de nuestro Murillo: solo se me hace duro el ser en la menor edad del Señor Carlos II, que entonces apenas tendría diez años; pero basta que fuese insinuado por alguno de los magnates de su gobierno. Lo cierto es, que yo oí decir en aquel tiempo, que el Rey le había llamado para su pintor, y que él se excusó, con el motivo de su edad: aunque ésta verdaderamente no era tanta como su mucha modestia, y cortedad; que hay genios tan recoletos, que en el retiro de su estudio harán milagros, y en público se hallan con las manos atadas, por su mucha desconfianza, que a veces es sumamente perjudicial.
Fue también nuestro Murillo tan honesto, que podemos decir que de pura honestidad se murió; pues estando subido en un andamio para pintar un cuadro muy grande de santa Catalina, que hacía para el convento de Capuchinos de la ciudad de Cádiz, tropezó al subir del andamio, y con ocasión de estar él relajado, se le salieron los intestinos, y por no manifestar su flaqueza, ni dejarse reconocer por su mucha honestidad, se vino a morir de tan inopinado accidente el año de 1685 a los setenta y dos, poco más de su edad. Y era hombre tan desinteresado, que habiendo hecho tantas, y tan eminentes obras, cuando murió no le hallaron en dinero más que cien reales, que había tomado el día antes, y sesenta pesos en una gaveta.
Pero tuvo en vida tanta estimación, que casó una hermana suya, doña Tomasa Josefa Murillo, con don José de Beitia, que fue Secretario del Despacho Universal que aunque en el primer tomo dijimos que fue hija suya, fue incierta noticia, por cuyo medio y sus muchos méritos, consiguió también don Gaspar Murillo su hijo una canonjía en aquella santa iglesia de Sevilla, además de un gran Beneficio que tenia en Carmona; y su hermano don José, logro por los influjos de su padre otro gran Beneficio, que le valía más de tres mil ducados cada año.
No es de omitir la célebre habilidad que tuvo nuestro Murillo para los paisajes que se ofrecían en sus historias. Y así sucedió, que el Marques de Villa-Manrique determinó hacer un juego de historias de la vida de David de mano de Murillo, y que los paisajes fuesen de Ignacio Iriarte, que los hacía muy bien, como ya dijimos. Murillo decía, que Ignacio hiciese los paisajes, y él después acomodaría las figuras. El otro decía, que Murillo hiciese las figuras, y él les acomodaría los paisajes. Murillo enfadado de estos debates le dijo: que si pensaba que le había menester para los paisajes, se engañaba: y así él solo hizo las tales pinturas con historias, y paisajes, cosa tan maravillosa como suya, las cuales trajo a Madrid dicho Señor Marqués.


CLXXIV.

DOCTOR DON JOSÉ RAMÍREZ, PINTOR.

El Doctor don José Ramírez, presbítero en la ciudad de Valencia, de donde fue natural, Beneficiado en la Parroquial de san Salvador de ella, y Doctor en Sagrada Teología, graduado en aquella ilustre Universidad, fue discípulo en el Arte de la Pintura de Jerónimo de Espinosa, y tan parecido a su maestro en la manera de pintar, que muchos tienen sus obras por de mano de su maestro. fue además de esto muy célebre escripturario, como lo califica un libro que escribió de la vida de san Felipe Neri, todo en continuados textos de Escritura Sagrada. ¡Trabajo inmenso, y nunca pisada senda! más para admirada que para seguida. Le dedicó a el Señor Inocencio Undécimo, y fue ilustrado con grandes aprobaciones, donde hay una del R.P. Maestro Marona, equiparando la habilidad de la pluma en la del pincel en su autor: otra del Señor Caramuel, en que dice prodigios, y otra del Canónigo Losa también con grandes hipérboles, y encomios: y últimamente mereció singular aprecio en el concepto de su Santidad.
Se imprimió este peregrino trabajo en Valencia el año de mil seiscientos y setenta y ocho, en cuarto.
Tiene entre otras obras en Valencia las pinturas del claustro de la Congregación de san Felipe Neri; y una Imagen de nuestra Señora de la Luz, en el oratorio de dicha Casa, que es muy célebre en aquella tierra, y de singular devoción; y otras muchas en diferentes retablos.
Murió en dicha ciudad con grandes créditos de virtud, erudición, y habilidad, por el año de mil seiscientos ochenta y seis, y a poco más de los sesenta de su edad.


CLXXV.

DON JOSÉ DONOSO, PINTOR, y Arquitecto.

Don José Jiménez Donoso, natural de la villa de Consuegra, Priorato de san Juan, fue hijo de Antonio Jiménez Donoso, del Arte de la Pintura, con quien tuvo su hijo los primeros rudimentos de ella, y después pasó a Madrid, donde continuó el Arte en la escuela de Francisco Fernández, pintor de crédito en aquellos tiempos, hasta la edad de diez y ocho años; en la cual, por muerte de su maestro, pasó a proseguir sus estudios en las academias de Roma, por espacio de siete años, donde consiguió salir gran pintor, perspectivo excelente, y consumado arquitecto.
Se volvió después de este tiempo a España, precisado de una destilación, ocasionada de las repetidas tareas de sus estudios, y vino a esta Corte, donde se acabó de perfeccionar en el colorido en la escuela de don Juan Carreño, pintor de Cámara entonces, de donde habiendo salido, hizo en compañía de Claudio Coello las obras que en su vida notaremos; y además de esas hicieron entre los dos las historias del glorioso san Ignacio, y san Francisco Javier, que están en el techo de la sacristía del colegio Imperial de esta Corte (Destruidos); donde también hizo Donoso dos cuadros de medio punto de los que están sobre los cajones, de algunos casos históricos de dichos santos, donde se conoce cuan grande arquitecto, y perspectivo era su autor.
También hizo el primer cuadro del techo de la Sala de Capítulo, que está hacia los escaños en la Real cartuja del Paular, cuando san Benito, y san Antonio Abad le ofrecían sus hijos a san Bruno para flores de su Religión; y el retrato del Señor Don Juan de Austria, hijo del Señor Felipe IV, que está en la Sala de la Procuración de dicha Casa.
También pintaron los dos, Claudio, y Donoso, las pechinas de la iglesia del convento de los Basilios (demolido 1850) de esta Corte, y las de la iglesia de la Santísima Trinidad, donde el dicho Donoso pintó el cuadro principal de este sagrado Misterio; e hizo la traza del retablo, y de la caja del órgano: como también el cuadro de san Francisco de Paula, con la Pinturas que hizo traza del retablo del altar mayor de su convento de la Victoria en la Victoria, con otro cuadro de la vida del santo Patriarca, que está en la ante-sacristía; y todos los retratos de los Reverendísimos Generales de la Orden, y otros venerables, y señalados varones, que están en la portería de dicho convento, en los cuales hay pasmosas cabezas, y pedazos de arquitectura, y perspectiva excelentes.
Y en la capilla de nuestra Señora de la Soledad, son también suyas las pinturas de las dos hornacinas de los dos altares colaterales, y un san Francisco de Sales que está en la sacristía.
Es también de su mano el cuadro de la Encarnación del altar mayor de la iglesia de nuestra Señora de Loreto; y otro del mismo misterio, que está en un altar colateral del Evangelio en la iglesia de los Basilios, con otro arriba del Sueño de san José, y otros cuatro pequeños en el banco del pedestal.
Y también hizo otro cuadro excelentísimo de la Canonización de san Pedro Alcántara, de mas de tres varas en cuadro, que está en la capilla de la Concepción de este convento de san Francisco de Madrid.
Hizo también muchos para diferentes iglesias de estos reinos, como en la ciudad de Valencia en la capilla de la Comunión del convento de la Merced Calzada dos cuadros grandes, y otro en la antesacristía, que son de lo más regalado que hizo recién salido de la Escuela de Carreño.
Y en la Santa cartuja de Valdecristo (Perdido en la desamortización) de aquel reino, junto al Puche, toda la pintura del altar mayor es suya: como también la del altar mayor del Monasterio de Ara Cristi (Perdido en la desamortización), de la misma Religión, en la ciudad de Segorbe.
Y en la ciudad de Corella, para la iglesia del convento de Benitos hizo otros dos cuadros excelentes #, en compañía de Claudio Coello, que hizo otros dos  #.
Retocó también el cuadro de don Francisco Rizi, que está en el altar mayor de san Ginés, cosa que no pareció muy bien pero lo pagó con que Francisco Ignacio le retocó otro suyo, que es el de san Felipe Neri en el altar mayor de esta sagrada Congregación en esta Corte (Derribado en la desamortización), y es muy excelente cuadro.
Hizo también el del altar mayor de la Parroquial de san Millán, y la traza del retablo, y órgano; que uno, y otro pereció en el incendio lastimoso del año de 1720 el 16 de Marzo.
Pintó también Donoso otros seis cuadros de la vida del glorioso Patriarca san Benito, que están en el convento de san Martin de esta Corte (Derribado en 1809 por José Bonaparte), como se sale de la antesacristía al claustro.
Es de su mano también una pintura en óvalo de la Concepción de nuestra Señora, que está en el presbiterio de la parroquial de san Nicolás de esta Corte al lado del Evangelio y es de lo mas excelente, y de mejor gusto que hizo: como también un cuadro de san Nicolás Obispo de Bari (Desaparecido o destruido), con el milagro de los Niños en la cuba de escabeche, que está en una capilla a los pies de la iglesia del Caballero de Gracia.
Trazó también el claustro del Colegio de santo Tomás de esta villa de Madrid, que ejecutó Rodrigo Carrasco, hasta donde hoy se halla.
Hizo también la traza de la Panadería en la plaza mayor, y la del sepulcro de los Señores Marqueses de Mejorada, que está en la iglesia de Recoletos Agustinos de esta Corte.
Trazó también la portada de la Parroquial de Santa Cruz (Destruida, queda fotografía). Y para otras muchas obras que se ven en esta Villa, y en todo el Arzobispado de Toledo hizo trazas, como pintor, y Maestro mayor que fue de aquella santa iglesia.
Era de genio muy mordicante nuestro Donoso; y, o bien fuese porque no logró el ser pintor del Rey, aunque lo merecía muy mucho, o fuese porque en aquel tiempo se dieron algunas plazas a sujetos de corta habilidad, hallándose en una conversación, le dijo uno de los presentes: V.md. ¿No es pintor del Rey? A lo que él respondió: No soy tan mal pintor como todo eso: no me haga usted tan foco favor.
Sucedió un día un cuento muy gracioso con una criada nueva que tenia Claudio, a el cual fue a buscar José Donoso: la criada respondió, que su amo no estaba en casa; dijo él: pues dígale V.md. que ha estado aquí Donoso. Tardó en venir el amo, y olvidó el nombre la criada; y como no le conocía, no sabia como atinarle, y así le dijo al amo: Señor, aquí ha venido a buscar a V.md. un Señor, que dijo se llamaba Don, Don. ¡válgame Dios! Viendo el amo que no acertaba con el nombre, comenzó a nombrar algunos de sus amigos, y dijo la criada: que no señor, que tiene nombre de animal.
El amo reventando de risa, le dijo: pues qué, ¿Es caballo, o jumento? No, señor, dijo, que es animal de monte. Pues qué, ¿Es león?, dijo el amo. No señor, replicó la criada. Pues qué, ¿es tigre, u oso? dijo el amo: ay, sí señor, dijo la criada: Oso con Don. Y fue el cuento muy celebrado entre los dos, y todos los amigos de Claudio, y Don-Oso.
Pintó también dos historiejas de la vida, y martirio de los dos santos niños Justo, y Pastor, que están sobre los cajones de la sacristía de la Parroquial de su nombre en esta Corte (Destruida o desaparecida); y Otra de la Cena de Cristo Señor nuestro, con excelentes pedazos de arquitectura, y perspectiva, que ilustran de suerte las historias, que parecen cosa de Pablo Veronés.
Y así mismo tiene en una capilla, a los pies de dicha iglesia, los dos santos Justo, y Pastor, del tamaño del natural, en dos lienzos, cosa superior.
Últimamente trazo la iglesia de san Luis de esta Corte (Destruida, ardió en 1936), y asistió la obra, hasta donde entonces se hizo, que fue, menos el primer tramo de la portada (la portada se trasladó a la iglesia de nuestra señora del Carmen), y ejecutó la pintura al fresco de la capilla de don Diego Ignacio de Córdoba, hoy de los Marqueses de Canillejas, sus herederos, la cual está muy ilustrada de arquitectura, adornos, y figuras, ejecutadas con gran acierto, y excelente dibujo. Fue la última pincelada de esta capilla la última respiración de su vida; pues sobreviniéndole una noche una apoplejía de sangre, se quedó muerto, a los cincuenta y ocho años de su edad, y en el mil seiscientos ochenta y seis, y se enterró en la iglesia de san Ginés de esta Corte.
Quedó la pintura de esta capilla tan recién acabada, que no se había tratado de ajuste, y fue menester que se nombrasen tasadores por ambas partes; y así fue nombrado don Claudio Coello por parte de la viuda, y yo por la de don Diego Ignacio de Córdoba, y tasamos, la dicha pintura en tres mil ducados, en que se incluía la del retablo, que era al óleo, de mano de don Claudio; y es un san Diego en lo alto, y la Cena de Cristo Señor nuestro en la puerta del Sagrario.
Dejó nuestro Donoso escrito un libro excelente de cortes de Cantería, y otras curiosidades de arquitectura, y muy curiosos papeles de perspectiva, rompimiento, de ángulos, y figuras fuera de la sección, que cierto era un tesoro, porque fue esmeradísimo en estas cosas; y hoy no se sabe donde paran.


CLXXVI

MANUEL GUTIÉRREZ, ESCULTOR.

Manuel Gutiérrez, natural de la villa de Palacios de Benayel, en la cercanía de Burgos, fue eminente escultor, y contemporáneo de Pedro Alonso de los Ríos en esta Corte, y muy imitador de su estudio, cuya eminente habilidad acredita el célebre simulacro de san Elías ¿#?, que se venera en su capilla particular en el convento del Carmen Calzado de esta Corte; y también el san Juan Bautista (destruido o desaparecido), en la misma iglesia; y los cuatro ángeles, que están en el altar mayor de la iglesia del Noviciado de la Compañía de Jesús; y el san Pablo, y san Mateo en la Parroquial de san Pedro; y el Paso de nuestra Señora de Belén (destruido o desaparecido), que está en su capilla en la iglesia de los Trinitarios Descalzos, todo en esta Corte.
y una estatua de mármol en la portada de los Agustinos Calzados de la ciudad de Toledo (1835 Derribado).
Murió en esta villa de Madrid, de edad de poco más de cincuenta años, en el mil seiscientos ochenta y siete.


CLXXVII.

DON SIMÓN DE LEÓN LEAL, PINTOR. (Simón Francisco de León Leal) 

Don Simón de León Leal, natural, y vecino de esta villa de Madrid, hijo de Diego de León Leal, oriundo del Principado de Cataluña, vecino de esta Corte, y de su mujer Doña Juana Duran.
Fue discípulo en los principios del arte de la Pintura de Pedro de las Cuevas, debajo de cuya doctrina y dirección salió muy aventajado.
Y continuando su estudio por el natural, y copiando pinturas eminentes, llegó a, ser uno de los grandes pintores de esta Corte, como lo acreditan sus muchas, y famosas obras; siendo una de ellas la pintura principal del altar mayor de la iglesia del convento Premonstratenses de esta Corte (Convento e Iglesia fueron derribados en 1811 por orden de José Bonaparte), en que pinto el triunfo de san Norberto, de mayor tamaño que el natural, con la insignia del Santísimo Sacramento en la mano derecha, y con la izquierda señalando a la Concepción purísima en una gloria de ángeles, y serafines; y a la parte baja del lienzo está la herejía vencida a sus pies, en significación de haber triunfado de ella este glorioso santo ¿# la descripción y el tamaño no coinciden plenamente, puede ser una réplica?. Y en la ante-sacristía de dicha Casa, tiene en el techo otro cuadro del mismo santo recibiendo de la Virgen las vestiduras sacerdotales.
Y en la iglesia de los capuchinos del Prado (1890 Derribada), un cuadro de la Concepción en la última capilla al lado de la epístola.
Y en el hospital de los Niños de nuestra Señora de la Inclusa (Derribado), hay una pintura de su mano, donde está la Virgen en la Gloria intercediendo con su Hijo bendito por las animas de los congregantes de aquella casa, y piadoso instituto.
Y también hizo toda la pintura del techo de la iglesia nueva del Noviciado de la Compañía de Jesús, que es la infancia de Jesucristo, repartida en veintiún lienzos, de a cuatro, y cinco varas, y el lienzo principal del altar mayor, en que pintó aquella aparición maravillosa, en que el Padre Eterno le dijo a su Hijo Santísimo, estando con la Cruz acuestas, y en su presencia san Ignacio: Ves ahí tu compañero. Este lienzo será de siete varas de alto, y las figuras mayores que el natural: lo hizo don Simón de orden del Eminentísimo Señor Cardenal Everardo, de la Compañía de Jesús, y confesor de la reina nuestra Señora doña María Ana de Austria. Y en atención a esta obra tan lucida, le premió su Eminencia, además de pagarle espléndidamente, con la plaza de Ujier de Saleta de la Casa de la reina, después ascendió a la de Guarda Damas de la reina nuestra Señora Doña María Luisa de Orleans, en cuyo empleo le conocí yo.
Hay también otro cuadro suyo excelente en Toledo, en el cuerpo de la iglesia de las madres Capuchinas en frente de otro de Carlos Marati #,#. Y asimismo fue este virtuoso artífice tan aplicado, e inclinado al trabajo, que hizo otras muchas, y excelentes obras, en que acreditó, lo que había aprovechado en el Arte, ganando fama eterna, y dignamente lugar entre todos los insignes hombres de esta facultad.
Siguió la escuela de Vandic, así en grande, como en pequeño con mucha belleza, y frescura.
Murió siendo Guarda Damas en Palacio, oficio de gran honra, y confianza, en tiempo de la Reina nuestra Señora Doña María Luisa de Orleans y Borbón, por el año de mil seiscientos ochenta y siete, a los setenta y siete de su edad, y se enterró en la Parroquial de san Marcos.


CLXXVIII

DON LORENZO DE SOTO PINTOR.

Don Lorenzo de Soto nació en Madrid por el año 1636.
Aprendió el arte de la Pintura con Benito Manuel, insigne paisajista; y así don Lorenzo más se dedicó a los paisajes que a las figuras, aunque no le faltó en esto habilidad, pero no tan cultivada como en los paisajes, en que fue sin duda excelente, y los hizo muy semejantes a los de su maestro.
Practicó este ejercicio algunos años en esta Corte, haciendo juegos de paisajes diferentes para casas particulares, y algunos con historiejas, o santos, y santas Anacoretas, con singular crédito, y estimación, sin negarse a cuadros de figura, y de historia, de que da testimonio el de Santa Rosa María, que tiene en un retablo, que está en uno de los pilares de la iglesia del convento de Atocha, al lado de la capilla de nuestra Señora; hasta que habiéndose ofrecido el repartimiento del soldado, que intentaron los Ministros Reales que pagara nuestra profesión, como dijimos en la vida de Alfaro, él, que se preciaba de muy caballero, como verdaderamente lo era, se dedicó a ser administrador de rentas reales, como lo fue en Yecla, y otros puertos secos, cosa que entonces era refugio de muchos hombres honrados, y en este empleo gasto muchos años, aunque no dejaba por eso de ejercitar su afición, ya en pintar, ya en dibujar de aguada, lápiz, o carbón algunos paisajes de aquellos sitios naturales que le parecían más ocasionados, y caprichosos, de que yo tengo algunos con que me favoreció; y especialmente del peñasco de la Magdalena de Yecla, muy célebre, y caprichoso sitio, y harto bien dibujado de aguada.
Volvió a Madrid nuestro Soto, donde comenzó luego a ejercitar su habilidad en algunos juegos de paisajes, que ya por la edad, que seria de mas de cincuenta años, ya por la falta de práctica en tanto tiempo, no eran tan superior cosa como antes.
Respecto de lo cual, y de haberse ya adormecido su crédito en tan larga ausencia, y mudanza de empleo, fue menester ponerlos en público a vender en palacio, y en la Puerta de Guadalajara, con harto poca fortuna, y estimación.
Verdaderamente que la Pintura es una señora muy grata, con quien la sirve; pero muy esquiva con quien la desprecia.
Supe cierto que este artífice, y Alfaro se desdeñaban del nombre de pintores; y cuando le quisieron tener, no le encontraron, aunque para ello parece que tuvieron algunos honrados motivos, pues no se desdeñaban del arte, sino del vilipendio.
Últimamente despechado, y consumido de su poca fortuna, murió, por el año de mil seiscientos ochenta y ocho, y a los cincuenta y cuatro de su edad, y está sepultado en la Parroquial de san Justo de esta Villa, en la bóveda de la capilla de san Joaquín, que era de sus abuelos.


CLXXIX.

DON PEDRO ATANASIO, PINTOR,

Don Pedro Atanasio Bocanegra fue natural de la ciudad de Granada, y discípulo del racionero Alonso Cano en el arte de la Pintura, en que sobresalió con un gran gusto, y dulzura de colorido, no desayudándole para esto las obras de Pedro de Moya con la manera avandicada, a que se aplicó mucho, y la consiguió con tal felicidad, que con eso, y su buen modo, y gran porte que tuvo siempre, disfrutó en gran manera el aplauso popular, porque su casa era muy frecuentada de la primera nobleza de Granada, hasta de los Oidores de aquella Real Cancillería, que es más que todo, portándose en esto don Pedro con gran garbo de refrescos, y chocolate a sus horas: con que tuvo siempre muchísimo que hacer, así para el público, como para particulares.
Especialmente hay en aquella santa cartuja muchos, y muy buenos cuadros de su mano, no solo en la iglesia, sino también en las celdas, y capillas:#, ¿#,#? y con singularidad dos cuadros de historias de la Orden, y testimonios de la protección de la Reina de los ángeles en ella, que los hizo para el presbiterio, y hoy están en la capilla de los santos apóstoles san Pedro, y san Pablo, que son cosa excelente.
Tiene así mismo dos cuadros de la Pasión de Cristo Señor nuestro a los lados de la capilla mayor en aquella santa iglesia: y especialmente en el claustro de nuestra Señora de Gracia (Ocupado en 1810 por los Franceses ) tiene muchos, y buenos, y con singularidad uno de la Concepción purísima ¿#?, cosa peregrina.
Y en el colegio de la Compañía de Jesús tiene muchas pinturas, y en especial del altar mayor, que es de la Conversión de san Pablo, advocación de aquella Casa, cosa excelente.
Pintó siempre en las festividades de Corpus en oposición de Juan de Sevilla con grande acierto en misterios alusivos a aquel soberano Sacramento.
Estuvo una temporada en Sevilla, donde hizo demostración de su habilidad en algunas obras particulares: y después de algunos años pasó a esta Corte por el de 1686, y favorecido de los Señores Marqueses de Montalvo, y don Pedro de Toledo, su hermano, que fue Marqués de Mancera, logró el servir a su majestad con una pintura, jeroglífico de la Justicia, con lo cual, y la protección de dichos Señores, logró el título de pintor de su majestad ad honorem. En cuyo tiempo hizo diferentes pinturas para regalar a algunos Señores, y a don Cristóbal Ontañon, que era el trujiman de todos los aventureros.
Tenia gran ventolera nuestro Atanasio, y con el título de pintor del Rey ya le parecía estaba canonizada de suerte su habilidad, que en el mundo no tenia igual; y así despreciaba a todos los pintores de Madrid, en que yo le iba a la mano por paisano, y por amigo, porque antes de conocernos, nos habíamos comunicado por cartas, y solo decía que cedía a Lucas Jordán, sin duda, por complacer a Ontañon, su valedor, que era muy jordanista, pero a otro ninguno no.
Sucedió que un día viendo algunas cosas de mi mano, bien que era yo entonces muy principiante, que aun no tenia treinta años, las celebró mucho, diciendo que no creyera que había en Madrid quien hiciera otro tanto; sin duda seria por estar yo presente, a que yo le respondí, que no tenia razón, porque había hombres en Madrid de quien yo me honraría mucho de parecer discípulo; y era así, porque vivían Claudio Coello, José Donoso, Matías de Torres, Francisco Ignacio, y otros muchos mozos de grandes esperanzas.
Estas, y otras farfantonadas llegaron a oídos de don Matías de Torres, el cual, o por menos sufrido, o por más desocupado, le envió un papel de desafío a pintar, y dibujar, dándose asuntos el uno a el otro de repente, y de invención, delante de testigos, añadiendo, que aunque él decía que solo temía a Lucas Jordán, y no a Pintor alguno de España, que él, que era el menor de todos, esperaba desengañarle de su vanidad.
Se turbó con este papel nuestro Atanasio, y acudió con él a dicho Señor don Pedro de Toledo, en cuya casa estaba hospedado entonces, acriminando la osadía de enviarle papel de desafío, estando en casa de su Señoría; quien como Ministro que era entonces del Consejo Real, quiso proceder en todo rigor de justicia, y llamar a un Alcalde. Y sin duda lo hubiera ejecutado, sino se hubiera interpuesto persona que le templase, diciendo: que las cuestiones de ingenio no pertenecían a la voluntad; y que antes era loable aquel ardimiento por la emulación del Arte, y la defensa de sus compañeros, y amigos. Con esto, y con haber templado también a don Matías de Torres, cesó aquel empeño; y después decía nuestro Atanasio que ni a Lucas Jordán cedía: debió sin duda de soñar que había quedado victorioso en la palestra.
Lo cierto es, que sí como él tenía el dominio en los colores, y en el buen gusto, le tuviera en el dibujo, bien podía tendérsela a cualquiera; pero fue totalmente amanerado, y nada naturalista, y por consiguiente muy tibio en el dibujo, dejándose llevar solo del aura lisonjera del vulgo: de todo lo dicho fui testigo.
Se Volvió pues a Granada nuestro Atanasio, y a pocos días acertó a pasar a aquella ciudad don Teodoro Ardemans, que entonces era pintor, y arquitecto en esta Corte, a oponerse a la plaza de maestro mayor de aquella santa iglesia; en cuyo tiempo hizo Ardemans algunas pinturas, que habiendo parecido bien, se suscitaron algunos rumores de oposición entre Atanasio, y Teodoro: y este con los fervores de la edad, que entonces apenas tendría veinticinco años, a pocos lances se presentó al certamen; y porque no fuese muy sangriento el combate, se conformaron en retratarse el uno al otro; y el primero que se plantó en la palestra fue Ardemans, y sin dibujarlo ni aun con el pincel, comenzó a meter colores, y en poco mas de una hora retrató a Atanasio ¿# , #?, tan parecido, que más no podía ser; y a vista de un concurso muy numeroso que acudió al certamen, y a la verdad, yo lo vi en poder de un beneficiado de la parroquia de la Magdalena, don Simón de Costela, el año de doce, cuando estuve en Granada, y al instante le conocí, habiendo pasado veinte y seis años desde que le había visto en vida; y en lo dibujado, y pintado no se podía hacer mas, con estar hecho de la primera, sin haberle vuelto a tocar sino cosa muy poca. Visto esto, enmudecieron todos los de la parcialidad de Atanasio, y a él se le debieron de enmudecer los pinceles, pues habiendo quedado aplazado día para que ejecutase el retrato de Teodoro, y concurrido a este acto lo primero de aquella ciudad, los dejó a todos burlados, sin concurrir, ni avisar a don Francisco de Toledo, en cuya casa era la función: cosa que pareció a todos muy mal; y después de día en día fue dilatando el retrato de Teodoro: y por último dentro de muy pocos días se murió sin hacerlo.
¡Gran cosa es la modestia!, pues ella sola desarma insensiblemente la más engreída oposición, cuanto una altivez presuntuosa despierta la emulación mas dormida.
Cierto que fue desgraciado nuestro Atanasio en sus contiendas, pues la primera le costo la fama, y la segunda le costó la vida.
Así lo discurrieron muchos, y pudo ser que no fuese así; pero no se puede negar que le cogió la muerte en mala ocasión. No seria maravilla que viéndose él constituido en el primer crédito de aquella ciudad, y aun de toda España, en su concepto, ya que no me alargue más, se repudriese interiormente de verse en cierto modo sojuzgado de un barbiponiente.
Murió en fin don Pedro Atanasio por el año de 1688 y a poco más de los cincuenta de su edad.
Lo cierto es, que dejando aparte estos deslices de nuestra miseria, pues nemo sine crimine vivit fue sin duda hombre eminente, por su camino, y por tanto muy digno de este lugar; pues dejó inmortalizado su nombre con la fama póstuma, que le merecieron sus muchas, y loables obras públicas, y particulares dentro y fuera de Granada, pues aun en esta Corte hay muchas.
Aseguro que vi en poder de la Excelentísima Señora Duquesa de Bejar mi Señora doña Teresa Sarmiento de la Cerda, una Mater Dolorosa, del tamaño del natural, de mano de Atanasio, con unos angelitos abajo llorando, y con algunos instrumentos de la Pasión, que no parece se podía hacer cosa de más tierna expresión, y de más excelente gusto; sin otras muchas que dejó en las casas de dicho Señor don Pedro de Toledo Sarmiento, que son cosa excelente.


CLXXX.

DON NICOLÁS DE VILLACIS, PINTOR.

Don Nicolás de Villacis, natural de la ciudad de Murcia, hijo de don Nicolás Alonso de Villacis, y de doña Juana Martínez Arias, ambos de ilustre, y bien conocido linaje, y abundantes de bienes de fortuna, fue excelente en el arte de la Pintura, la cual aprendió en dicha ciudad de un mediano pintor; pero sus padres, deseando su mayor adelantamiento, le enviaron a Madrid, donde se mejoró mucho en la escuela de don Diego Velázquez; y después pasó a Roma para perfeccionarse del todo, como lo consiguió en los primores más exquisitos del Arte. Se volvió a su patria, donde lo ejercitó con muy acordado dibujo, siendo en extremo primoroso, y prolijo en concluir sus obras.
El estilo de su colorido, al fresco, y al óleo, fue muy agradable, como lo había aprendido en la Italia.
Hizo en Murcia diferentes obras particulares, y públicas: y en unas, y en otras era mas impelido del deseo de complacer a sus amigos, que del estímulo de sus intereses. Entre las obras públicas de su mano, la principal es la de la capilla mayor, y costado entero de toda la Iglesia del lado del Evangelio del Real convento de la Santísima Trinidad de Calzados de aquella ciudad (Destruido), donde pintó al fresco la vida de san Blas, con elegante estilo, y agradable composición, obra, aunque no acabada, por haber muerto, bien celebrada de cuantos inteligentes la han visto, pues en la fachada del altar mayor no tienen mas retablo que el que fingió la grande habilidad de Villacis, con bizarra arquitectura, y perspectiva, y sobre las cornisas un gran targeton, donde pintó la Trinidad Santísima; y está con tal arte fingida la perspectiva, que los pájaros que casualmente entran por las ventanas, se van a poner sobre los vuelos de la cornisa, y suelen caer revoloteando hasta las gradas del altar; el cual conservan con tanta veneración, que solo tienen en el medio un Sagrario de nogal, sin mas ornato.
La pintura del costado, que dijimos, de la iglesia, se compone de cuatro estaciones, o intercolumnios, donde están cuatro historias de la vida del glorioso san Blas, con sus marcos fingidos, y sus molduras, y targetas, que parecen verdad. En el primer caso está el santo predicando a diferentes animales, ejecutados con gran propiedad, y un bello pedazo de paisaje.
En el segundo está poniendo la mano en la garganta a un niño ahogado, que su madre le tiene en los brazos, con gran aflicción, y dos soldados con el preciso estupor del caso.
En el tercero está el santo en la prisión, puesto en un cepo, con singularísima propiedad.
En el cuarto está caminando sobre las aguas a vista de un numeroso concurso. Y encima de estos cuadros hay fingidos unos corredores, con balaustres de piedra, y en ellos algunas figuras, y algunos retratos de caballeros de aquella ciudad, muy conocidos entonces; y también religiosos de la casa, que los daban algunos pañuelos con panecillos, o rollos benditos del santo, que todo parece verdad.
Y en los pilares que dividen las capillas, hay sobre unas repisas algunos retratos de los Reyes de España, plantados con estupenda gallardía: como también algunas virtudes entre las dos columnas, que hacen división a los cuatro espacios de las historias.
Otro lienzo grande hizo para el lado siniestro de la escalera del Real convento de santo Domingo de la misma ciudad, de san Luis Beltrán, en aquel caso del Marques de Albayda, que el frontero es del mismo santo de mano de Conchillos. Otro en la librería, de santo Tomás, y san Alberto Magno, en que pintó unas fachadas de la célebre fábrica de la torre de la santa iglesia de dicha ciudad, en que manifestó especial acierto en la arquitectura, y perspectiva.
También hay en dicho convento otro cuadro de san Lorenzo, de mano de don Nicolás, en la capilla de nuestra Señora del Rosario, cosa excelente, sin otras muchas obras particulares.
Floreció este gran artífice hasta los años de mil seiscientos y noventa, en que murió de no muy crecida edad.
Hoy se hallan en poder de una señora, hija suya, diferentes cartas que le escribía su maestro don Diego Velázquez, llamándole para emplearle en servicio del Rey, y hacerle pintor de su majestad, lo cual nunca aceptó, por no abandonar el sosiego que le ofrecían las conveniencias que le dispensaba su honrado patrimonio.


CLXXXI.


ANTONIO CASTREJÓN, PINTOR.


Antonio Castrejón, natural, y vecino de esta Corte, fue pintor práctico; y aunque amanerado, tuvo gran facilidad en la invención: y especialmente hizo muy bien historiejas pequeñas, de que se ven muchas en las perspectivas de don Roque Ponce, y de José García, y en algunas guirnaldas de Gabriel de la Corte.
En grande también pintó mucho, como se ve en los dos cuadros que están en el crucero de la Parroquial de san Miguel de esta Corte, que el uno es de la revelación del Purgatorio a san Patricio: el otro del Triunfo de san Miguel contra el Dragón del Apocalipsis; y otro cuadro del martirio de santa Lucía, que estaba en el remate del retablo colateral del lado de la Epístola en la iglesia de san Felipe, el cual pereció en el incendio de aquel magnífico templo el día 4 de Setiembre de 1718 años.
También es de su mano, otro cuadro de la Presentación en el templo, en el colateral de la Epístola, en la Parroquial de san Ginés de esta Corte, y los de la vida de la Virgen en la capilla de nuestra Señora de la Cabeza de dicha iglesia; y los ángeles que están en la sacristía;
Y otro de la Concepción de nuestra Señora en la iglesia del Carmen Calzado, en la capilla del santo Cristo, que está junto a la puerta de las gradas, y los que están en los remates de los retablos en la capilla de los siete altares de la Pasión de Cristo Señor nuestro, en la virgen de Gracia;
Murió por el año seiscientos y noventa, a los sesenta y cinco de su edad, y se enterró en la Parroquial de san Luis de esta Corte.


CLXXXII.

DON SEBASTIÁN MUÑOZ, PINTOR

Don Sebastián Muñoz fue natural de la villa de Navalcarnero, y discípulo de Claudio Coello, de los más adelantados que sacó; y habiendo aprovechado muy bien en su escuela, pintó mucho al temple en las obras de la entrada, de la reina nuestra Señora Doña María Luisa de Orleans, con cuyo producto pasó a Roma a los veinte y seis años de su edad, donde asistiendo en las academias, y al estudio de las estatuas, y otras obras públicas de aquella gran ciudad, debajo de la escuela, y corrección de Carlos Marati, vino muy aprovechado a los treinta años de su edad; y habiéndole avisado de su Venida a su primer maestro, que a la sazón se hallaba en Zaragoza pintando al fresco aquella célebre capilla de santo Tomás de Villanueva en el colegio de la Mantería #, le respondió que se viniese por allí, y le ayudaría en aquella obra, como lo hizo: y concluida, se vinieron juntos a Madrid, donde comenzó a mostrar su gran habilidad, así en las academias, en el dibujo, como en diferentes pinturas al óleo, y al fresco que se le ofrecieron; y especialmente en palacio pintó el techo de un gabinete del cuarto de la reina, en que ejecutó la fábula de Angélica, y Medoro (queda un boceto), con muy buenos ornatos de arquitectura, en que tenia excelente gusto; y después pasó a ayudar en la pintura de la galería del cierzo del cuarto de la reina, que hoy está dividida en parte: y habiendo caído malo de un gran tabardillo, mando el Señor Carlos II que le fuese a visitar uno de los médicos de Cámara, y que le asistiese por la Botica de su majestad con cuantos medicamentos, hubiese menester, además de enviarle su majestad veinticinco doblones de ayuda de costa, y todos los días un plato de su Real mesa: circunstancias todas de singular honra, y estimación, y más no siendo todavía formalmente criado de su majestad, de que puedo deponer como testigo de vista, siendo como lo era yo entonces, compañero suyo. Y la reina nuestra Señora Doña María Luisa de Orleans también le envió veinte doblones de ayuda de costa; y convalecido que fue, en lo cual tardó mucho, porque la enfermedad había sido gravísima, pintó al óleo una de las historias de aquella bóveda, que era de la Fábula de Psique, o Siquis, y Cupido, el caso en que habiéndola llevado Cupido a su palacio, le tuvo un célebre convite, con música, y danzas, y todo linaje de placer.
Concluida esta obra por el año de 1686, su majestad le hizo merced de su pintor, junto con el otro que le había acompañado, dándoles así mismo cien doblones de ayuda de costa por fin de la obra, además de sus mesadas; y después logró el retratar a la reina, por su mandado, con gran acierto, cosa que su maestro sintió mucho por ser regalía suya: también retrató a una señora camarista doña Juana Rey; y fuera de palacio hizo otros retratos muy parecidos, porque en esto especialmente tenia singular habilidad.
Ejecutó también en este tiempo seis u ocho cuadros apaisados de la vida de san Eloy, que se pusieron en la tiesta que celebró la Hermandad de los plateros a dicho santo en la iglesia parroquial de san Salvador de esta Corte, a costa, y para el que fue mayordomo aquel año: cosa cierto excelentísima en dibujo, y colorido.
Después hizo un cuadro del martirio de san Sebastián, de cosa de tres varas de alto, y dos de ancho, muy estudiado, y con extremado gusto, y acierto, que se puso en publico un día de Corpus, con muy crecidos aplausos; y hoy está en poder de don Francisco Mezcorta, muy aficionado a la Pintura.
A esto siguió la inopinada, cuanto bien sentida muerte de la reina, en lo mas florido de sus años, de una cruel apoplejía en el de 1689, a los veintisiete de su edad; y habiendo su majestad determinado enterrarse con el santo hábito del Carmen, como se ejecutó, quiso el convento de Carmelitas Calzados de esta Corte dejar perpetuada esta memoria: y así le mandaron a dicho don Sebastián pintar el cuadro de este funeral en la misma forma, y aparato que estuvo puesto el Real cadáver en palacio, lo cual ejecutó Muñoz con gran estudio, y acierto, procurando hacerlo todo por el natural; de suerte, que los Reyes de Armas, el Sacerdote, y el Acolito, que están allí, todos son retratos de los mismos sujetos que asistieron en dicha función. habiéndolo llevado al convento, como el simulacro de la reina, ya por difunta, ya por lo extraño del traje, ya por lo escorzado, y diminuto, según la distancia en que se suponía, no conformaba con las especies que todos tenían de cuando viva, todos a una voz, con el Prior, comenzaron a despreciar el cuadro, diciendo que no estaba la reina parecida; y así, que no estándolo, no lo habían menester.
El pobre mozo, que se halló con toda una comunidad acuestas, sin bastarle razones para convencerla, y casi perdido el trabajo de un cuadro de tanto estudio, se vio en términos de desesperación, y se resolvió a convocar todos los pintores del Rey, y otros de crédito, a ver si podía su voto, y aprobación contrastar el dictamen de la comunidad.
El padre Prior, que entiendo lo era el reverendo padre Maestro Barrientos, que vio toda aquella turba pintoresca, dijo: Señores, ¿para qué es esto? V. mds. entenderán mejor que yo de lo bien pintado, y organizado, según arte; pero de si está, o no está parecida la reina, no solo yo, pero cualquiera entiende tanto como V. mds.
A esta razón del Prior todos enmudecieron; solo un compañero de Muñoz dijo: Padre Reverendísimo, el no parecerse ese retrato a la reina cuando viva, es la mayor perfección que tiene; porque la reina, cuando Agudiza del Prior, difunta, no se parecía a sí misma cuando viva. Dijo el Prior con gran risa: Señor mío, ese argumento tan agudo como sofístico, seria muy del caso como V. md. estuviese aquí a todas horas para decírselo a cada uno que llega a ver el cuadro.
¿Y si yo hallase medio, replicó el dicho, para que haya quien a todos lo diga, será bastante para que el cuadro se quede en casa? Como eso pueda ser, soy comento, dijo el Prior, juzgando imposible la empresa. Pues ponga don Sebastián, dijo el compañero, en aquel vacío, señalando al sitio donde está, una medalla con el retrato de la reina como estaba en vida, que la traigan dos cupidillos llorosos, con un lema, que de a entender que la diferencia que hay de aquel retrato y el otro, es la que hay de lo vivo a lo muerto.
Pareció bien a todos y al Padre Prior la proposición, y así se ejecutó, y se le puso por lema: Nec semper lilia florent y está hoy colocado dicho cuadro junto a la puerta que sale de la iglesia de dicho convento al claustro chico.
Todo esto fue menester para que aquella santa comunidad admitiese un cuadro como aquel, que es honra de la nación española; y creo que le dieron por él solos doscientos ducados, que no es la mitad de su justo precio.
Pero él decía, que como el cuadro quedase allí, mas que no le dieran un cuarto, en que se califica lo desinteresado, modesto, y honrado de su natural, que verdaderamente lo era.
Después de esto se ofreció en el Retiro pintar los techos de algunas piezas del cuarto de la reina para las segundas nupcias del Señor Carlos II, con la Serenísima reina Doña María Ana de Neoburg: y en esta sazón pintó al fresco don Sebastián una de las piezas de la Cámara de su Majestad con gran acierto, por las trazas que para ello hizo don Claudio Coello de orden del Rey, como pintor de Cámara de su majestad.
Concluido esto, se ofreció en el convento de nuestra Señora de Atocha reparar la cúpula de la capilla de esta santa imagen, cuya pintura al fresco de mano de don Francisco de Herrera estaba maltratada de los accidentes de la fábrica; y fue para este efecto nombrado nuestro Muñoz, junto con don Isidoro Arredondo, también pintor de su majestad.
Era don Sebastián sumamente aficionado a la música, y al danzar, y uno y otro lo hacía con primor, pero era su afición con tal extremo, que cuando estaba pintando solía estar cantando, y cuando se levantaba solía hacer algunas mudanzas de danzado.
Viendo él pues un día que aquel tablado que se había hecho para dicho reparo se cimbraba lindamente para danzar, comenzó a cabriolear de tal suerte, que falseando por un nudo una de las soleras donde cargaban las carreras, dio todo el andamio abajo, y los que en él estaban, que era un peón, y un oficial, porque don Isidoro no había ido aquel día a causa de un resfriado, y don Sebastián, que se levantó al punto muy ligero, diciendo que no se había hecho mal, se cayó luego en el suelo, echando un gran golpe de sangre por los riñones, a causa de haberse metido por ellos una de las manzanillas de bronce de la barandilla del altar de la Virgen. Y fue tan súbita su muerte, que no dio lugar a más Sacramentos que absolverle, apretando la mano y allí se quedó muerto junto a la misma barandilla, con increíble dolor de toda aquella santa comunidad, que acudió a tan inopinado estruendo, contribuyendo todos con sus preces, y oraciones a un espectáculo tan doloroso.
Los otros dos, aunque se maltrataron, no fue cosa de consideración.
Fue este tal suceso lunes santo del año de 1690 y el día antecedente domingo de Ramos había cumplido con la iglesia nuestro don Sebastián; lo cual, junto con los sagrados medios que permitió lo súbito del suceso, además de su mucha virtud y ejemplo, nos dan seguras prendas de su salvación: y más habiendo muerto a los pies de aquella gran reina, dispensadora de las divinas misericordias, y en tan santa, y religiosa casa, cuyos sufragios a favor del difunto fueron muy repetidos, y le dieron honorífica sepultura en la sala de Capítulo, celebrando a su costa las exequias con gran solemnidad.
Murió a los treinta y seis años de su edad, con poca diferencia, con gran dolor de toda la profesión, que esperaba de tan fragrantes flores muy sazonados frutos, pues estaba en lo mas florido de su edad, y aseguraban sus compañeros, que era el único que les ponía estímulo en el estudio para no quedarse atrás. El señor Carlos II lo sintió mucho, y envió para tocas a la viuda veinte y cinco doblones, señalándola una ración perpetua de cinco reales al día.
Estaba don Sebastián a esta sazón para hacer un cuadro muy grande del martirio de san Andrés para la iglesia Parroquial de Casa Rubios, de que tenia ya hecha la traza, y el cuadro imprimado, el cual ejecutó don Francisco Ignacio por el mismo borroncillo.


CLXXXIII.

DON JUAN DE VALDÉS, PINTOR Escultor y Arquitecto.

Don Juan de Valdés Leal, natural de la ciudad de Sevilla, y oriundo del noble solar de las Montañas, nació de padres ilustres por los años de 1630.
Se crió con buena doctrina; y habiéndose reconocido en sus primeros años la gran inclinación que tenia al arte de la Pintura, no se sabe cierto de quien fue discípulo en ella, aunque se presume que del clérigo Roelas, pero mas debió Valdés al cielo, a su estudio, y aplicación, que a la enseñanza de los maestros.
Pasó a Córdoba después de algunos años, en que venció con gran adelantamiento sus principios, y allí se casó con doña Isabel de Carrasquilla, de familia muy ilustre en aquella ciudad, la cual pintó también al óleo; no se sabe si con la instrucción de su marido, o si tenia antes algunos principios.
En este tiempo, ya colocado Valdés en opinión, y perfeccionado en la habilidad, hizo diferentes obras particulares en Córdoba, y especialmente en lo público la del retablo principal de la iglesia del Carmen Calzado, extramuros de aquella ciudad donde, además de las historias del santo Profeta Elías #,#,#,#, hechas con gran magisterio y bizarría, tiene en el sotabanco unas santas de medio cuerpo, hechas con tanta belleza en dibujo, colorido, y manejo, que parecen de Velázquez; y sin duda son hechas por el natural, porque tienen aquella misma viveza, y verdad.
Hizo también en este tiempo el cuadro célebre del Apóstol san Andrés, que está en un altar de la iglesia de san Francisco, estupenda figura, mayor que el natural, y a los pies un libro, como caído al descuido, y descompuesto, con un desaliño muy caprichoso.
Hizo también el cuadro de la Concepción que está en la platería, con san Eloy, y san Antonio, muy bien historiado y enriquecido de gloria, y acompañamiento de ángeles.
Pinto también el retrato del doctor don Enrique de Alfaro ¿#?, hermano de don Juan de Alfaro, de quien hacemos mención, sumamente parecido, cuando estaba todavía de licenciado, con tal viveza, que parece el mismo natural, y que promete las grandes prendas de que se enriqueció su ingenio, con el ornato de todas buenas letras, sin olvidar las de la Poesía, de que fue siempre tan fecundo aquel delicioso suelo cordobés.
Se volvió nuestro Valdés a Sevilla, donde hizo repetidas obras públicas, y particulares, y en especial un célebre cuadro para la Caridad, del triunfo de la Cruz, cosa maravillosa.
Y allí mismo tiene otros dos correspondientes a otros de Murillo, de unos jeroglíficos del tiempo, y de la muerte, y un cadáver corrompido, y medio comido de gusanos, que causa horror y espanto el mirarlo, pues está tan natural, que muchos al verle, inadvertidamente, o se retiran temerosos, o se tapan el olfato, temiendo ser contaminados del mal olor de la corrupción.
Así mismo tiene en las gradas de aquella santa iglesia dos lienzos en unos nichos, el uno de Cristo Señor nuestro crucificado (Destruido probablemente, Ceán ya no lo cita), y el otro de su majestad a la columna (También lo cita Ceán en la catedral, pero allí no está), donde está una figura de un sayón de los que le están azotando, que es una admiración; pues siendo mayor que el natural, está con tal arte escorzado, y con tal valentía contrapuesto, que no ocupando más que tres cuartas del lienzo toda la figura, parece desde abajo que se sale fuera del cuadro por no caber en él.
Fue en fin nuestro Valdés grandísimo dibujante, perspectivo, arquitecto, y escultor excelente. pues aunque no se ven obras señaladas suyas de escultura, aseguran que hizo algunas; y especialmente en el modelar de barro fue facilísimo, como lo manifestó en todas estas facultades en aquella celebérrima función tan plausible de la canonización del santo Rey don Fernando, que celebró aquella ínclita ciudad, con sus dos ilustrísimos Cabildos, y el afectuoso celo de sus opulentos moradores el año de 1671, donde manifestó nuestro Valdés los grandes caudales de su talento, acudiendo con sus trazas, modelos, y dirección de arquitectura, ornatos, historias, y jeroglíficos, a tan estupendas máquinas, y tanto número de oficiales como concurrieron al desempeño de tanto asunto, que fue la admiración de toda España, y aun de la mayor parte de Europa, por las muchas naciones que concurren siempre en aquella gran ciudad, cebadas del interés de su aplaudido, cuanto envidiado comercio.
Después pasó a Córdoba por el año de 1672, donde yo llevado de mi afición, aunque muchacho, le visité, y viendo algunos ligeros principios míos de aquella edad, y que allí faltaba quien pudiese entonces darme la luz conveniente para mi adelantamiento, me dio algunos documentos para mi gobierno, que estimé, y aprecié mucho, como de hombre verdaderamente erudito, y práctico en la facultad.
Pintó en este tiempo diferentes cuadros para particulares, y en especial un juego de lienzos de diferentes Vírgenes para el jurado Tomás del Castillo, en que yo le vi pintar algunas veces, y de ordinario era en pie, porque gustaba de retirarse de cuando en cuando, y volver prontamente a dar algunos golpes, y vuelta a retirarse; y de esta suerte era de ordinario su modo de pintar con aquella inquietud y viveza de su natural genio.
Se Volvió a Sevilla, donde presidió muchos años en la academia, y era el que con mayor magisterio y facilidad dibujaba en ella, porque Murillo la tenia en su casa, por no tropezarse con lo altivo de su natural: pues como decía el mismo Murillo, Valdés en todo quería ser solo; y así no podía su genio sufrir, no digo superior, pero ni igual en cosa alguna.
Sucedió una vez un caso gracioso con un pintor tunante italiano, que habiendo arribado a aquella ciudad, pidió licencia para entrar a dibujar en la academia. Valdés, que era el que presidia, no se la quiso dar. Se valió del Marques de Villa-Manrique, protector que era de la academia, y con eso pudo entrar a dibujar. Tomó su asiento, y sacó unos carbones como dedos, y un pliego de papel blanco de marca mayor, a el cual lo estregó todo con un carbón y hecho esto, comenzó a limpiar unos claros con miga de pan, y fue descubriendo, y determinando contornos, y apretando los obscuros, de suerte que en breve concluyó una figura muy bien dibujada; y de esta suerte hacia dos cada noche, y con tal destreza y blandura, que Valdés se quedó corrido, y no consintió entrase más que tres o cuatro noches. El tal, picado de esto, compró dos lienzos imprimados, y en el uno hizo un Cristo crucificado, y en el otro un san Sebastián, todo plumeado con los colores, cosa excelente, y por tan extraño camino, que causó admiración; de suerte, que habiéndolos puesto en gradas en un día de función, hicieron tanto ruido, que picado Valdés, pareciéndole que venia a hacer befa de la academia, dicen le quiso matar, y le precisó al pobre salirse huyendo, habiendo vendido muy bien los lienzos: cosa que le afearon todos mucho a Valdés, y especialmente Murillo, pues dijo, que la soberanía de Valdés era tanta, que no admitía competencia. A tanto como esto llegaba la altivez de su genio.
No dio lugar a esto otro pintor viandante, y desharrapado, que llego por aquel tiempo a Sevilla en casa de un flamenco pintor, que tenia obrador público, y se llamaba Juan Famon: le pidió que hacer, y preguntándole el flamenco ¿Qué cosa sabría pintar? Le respondió que lo que le mandase. Le puso un cuadro de vara y tercia, que es lo que ponían a los menos adelantados, y le dijo hiciese un san Antonio: el viandante hizo una media tinta de blanco, y negro, y carmín, y le dio una mano a todo el cuadro muy tirada: después tomó carmín, y sombra, y fue delineando el santo, y lo demás: después fue metiendo colores, y empastando de suerte, que aquel día dejó enteramente acabado su cuadro, y de su propia invención con tal acierto, que no solo el flamenco,: sino otros pintores que trabajaban en su obrador, lo admiraron tanto, que el flamenco le dijo: sí se quería quedar en casa, se le haría muy buen partido. El le respondió, que le pagase aquel cuadro, y después se vería en ello. Con esto, por acariciarle, le dio dos doblones por el cuadro, y valía cada doblón entonces mucho mas que ahora, por ser mucho antes de la baja de la moneda del año de 80. Nuestro viandante, que se vio con los dos doblones, le dijo al flamenco: V. md. se quede con Dios, que ya tengo yo con esto para trajinar unos días; que si yo quisiera estar sujeto, no anduviera como ando, pues mí designio es ver mundo: y si anduviera bien portado, me desnudaran los ladrones por esos caminos, y viéndome de esta suerte, voy libre de contingencias; y con esto marchó, y nunca mas se supo de él.
Volviendo pues a nuestro don Juan de Valdés, estuvo también en esta Corte, y se tiene por cierto fue por el año de 1664, para ver las célebres pinturas que hay en ella; y especialmente en los palacios Reales, y el Escorial, lo que admiró mucho.
No se sabe que hiciese cosa de pintura, solo sí me dijo Claudio Coello que había ido a la academia, y que dibujaba dos o tres figuras cada noche: debiera de seguir la pauta de aquel viandante, galantería que muchos la han ejecutado por bizarrear. Pero como allí se va a estudiar, y no a destajo, cuanto mas se especulare, y considerare el natural, tanto más se logrará el intento: bien que no todos los genios se pueden medir con un módulo mismo, porque la suma vivacidad de algunos les hace romper los márgenes del común estilo.
Finalmente hallándose ya Valdés con sesenta años de edad, le dio un accidente de perlesía, a tiempo que tenia ajustado con don Pedro Corvete el pintar de diferentes historias sagradas toda la iglesia de los venerables Sacerdotes, que por la imposibilidad de don Juan, las hubo de ejecutar su hijo don Lucas, muy heredero de las aventajadas prendas de su padre, quien murió cosa de dos años después de este accidente, en el mil seiscientos y noventa y uno, el día. catorce de Octubre.
Dejó, además del ya dicho don Lucas, dos hijas, la una doña María, que se entró religiosa, y la otra doña Luisa, ambas condecoradas con la habilidad de la pintura, así en miniaturas, como al óleo; y especialmente en retratos con gran felicidad.
Fue don Juan de Valdés de mediana estatura, grueso, pero bien hecho, redondo de semblante, ojos vivos, y color trigueño claro. Dejó muy buena escuela en aquella gran ciudad, y muchos discípulos.
Era espléndido, y generoso en socorrer con sus documentos a cualquiera que solicitaba su corrección, o le pedía algún dibujillo, o traza para alguna obra en todo linaje de artífices, al paso que era altivo, y sacudido con los presuntuosos, y desvanecidos.


CLXXXIV.

DON JUAN DE LAREDO, PINTOR.

Don Juan de Laredo, natural de Madrid, fue discípulo de Rizi en el arte de la Pintura.
Se aplicó a la asistencia de los teatros de perspectiva, que se hacían en el Retiro, y sobresalió en el manejo del temple en todo lo que allí se ofrecía, y en especial para bosques, jardines, y cabañas, en cuya atención le hizo el Señor Carlos II merced de su pintor ad honorem. Muy de caída anduvieron en este tiempo los pintores del Rey, pues nuestro don Juan de Laredo, habiéndose encerrado en su casa en un aposentillo separado, que tenia en lo alto de ella para trastear en algunas cosas de la pintura, y prevenir algunos recados para ella, en que tenia singular gracia, y primor, se le ofreció alcanzar de un sobradillo, o anaquel, que había en dicho aposento, no sé que cosa, para lo cual, por no alcanzar bien, se subió en un banquillo alto, que, o por mal asentado, o porque se le desvaneció la cabeza, cayó de celebro, y dio un porrazo tan grande, que habiéndolo oído abajo, subieron a ver lo que había sido; y llamándole una, y otra vez por su nombre, viendo que no respondía, trataban de romper la puerta, por que estaba echado el cerrojo, a tiempo que el pobre Laredo, como pudo, y arrastrando, quitó el cerrojo, y le hallaron todo quebrantado, y sin habla. Le Llevaron como pudieron a su cuarto, donde a pocas horas murió, con gran sentimiento de los que le conocían; porque era amabilísimo, de gran discreción, y placer en su trato, y de singular providencia, e inteligencia para aquel gobierno de las mutaciones, en que había substituido a don Francisco Rizi.
Murió a los sesenta años años de edad, con poca diferencia, en el 1692, y está enterrado en la Parroquial de san Luis de esta Corte.
Fue hombre de lindo humor; y para dar un chasco tenía gran discreción, y disimulo.
Sucedió pues, que hablándose un día de varios secretos de naturaleza delante de un sujeto muy sencillo, pero tan frecuente moledor, que deseaban echarle del salón donde pintaban en el Retiro, porque los embarazaba mucho, dijo Laredo con gran disimulo: para secreto el que yo sé de enfriar sin nieve. Saltó el otro tan aprisa, y dijo: ¿Y cómo es eso, amigo?, ¡porque eso es gran cosa!. No se puede decir, respondió Laredo, porque he dado palabra y juramento de callarlo, por el perjuicio que se les seguiría a los obligados de la nieve. Yo doy palabra de callarlo, replicó el otro; pero Laredo teniéndose firme, después de grandes instancias, y ofrecimientos, le dijo: amigo, lo que yo puedo hacer para no quebrantar mi palabra, ni el juramento es, que V. md. traiga mañana una buena merienda, y yo me obligo a enfriar sin nieve la bebida, de modo, que V. md. lo vea, y con eso lo sabrá V.md. sin decírselo yo. Soy contento, dijo al punto el amigo; y habiendo acudido al otro dia con su merienda, y dos garrafones, uno de vino, y otro de agua, Laredo, que ya estaba prevenido, sacó gran cantidad de hielos, que es lo que más de ordinario venden en Madrid para este efecto, y comenzó a echarlos en las corcheras. El otro que tal vio, dijo: ¿pues no había Vmd. ofrecido enfriar sin nieve? ¿Pues acaso, esto es nieve? dijo Laredo; sí señor, replicó el otro. No es sino hielo, dijo Laredo, y en todo el mundo no habrá quien diga lo contrario. El hombre se quedó tan corrido, que escapó al instante sin catar su merienda, y nunca más volvió a poner los pies allí. Y en fin son tantos, y tan célebres los cuentos de Laredo, que fuera nunca acabar el referirlos todos. Tuvo muy especial habilidad para aquellos teatros, y también para monumentos de perspectiva, que hizo muchos, y excelentes.


CLXXXV.

DON BARTOLOMÉ PÉREZ, PINTOR

Don Bartolomé Pérez, poco después de Laredo, fue también precipitado; pues pintando la sobre-escalera de las casas del Duque de Monteleón, que están en esta Corte en el barrio de las Maravillas, y se arruinaron con el incendio del mes de Septiembre del pasado 1.723, le mandó a un mozo que le asistía le trajese una regla que estaba al otro lado de donde pintaba, para lo cual era menester pasar por un tablón que estaba algo torcido, y se meneaba. Fue el mozo, y como vio que se meneaba el tablón, dijo que no se atrevía a pasar. Viendo esto Bartolomé, dio burlándose de él: ¡Que haya hombre tan cobarde que esto tema!, Y diciendo esto, fue a pasar, y cayó abajo, y allí se quedó muerto.
Fue cierto cosa dolorosa este suceso, y de gran quebranto para toda la Corte, porque era también amabilísimo, de linda pasta, y de muy buena habilidad para cualquiera cosa.
Fue natural de Madrid, y yerno de Arellano; y así llegó a hacer las flores tan bien como su suegro; y a este le pintaba el yerno las figuras en algunas guirnaldas que hacia.
Asistió también mucho tiempo a las funciones del Coliseo, y casi siempre que se pintaba cortina lo hacia él, porque tenia especial gracia, y primor para ello: y tuvo título de pintor del Rey ad honorem.
Fue su muerte el año de 1693, a los cincuenta y nueve de su edad, y está sepultado en la Parroquial de san Ildefonso de esta Corte.


CLXXXVI

DON CLAUDIO COELLO, PINTOR DE Cámara, y Arquitecto.

Don Claudio Coello, oriundo del reino de Portugal, y descendiente de aquella ilustre familia de los Coellos, de donde lo era también el gran Alonso Sánchez Coello, de quien hicimos mención, fue natural de esta villa de Madrid.
Su padre se llamó Faustino Coello, natural de la villa de Fulbusiño, Obispado de Viseo en dicho reino, y fue excelente broncista: y deseando que su hijo le pudiese ayudar en el dibujo de aquellas cosas que se le ofrecían, y especialmente para reparar, y cincelar los vaciados, le puso a dibujar en la escuela de don Francisco Rici, pintor de su majestad; donde viendo lo mucho que iba aprovechando, le dijo Ricí al padre que era lástima no dejarle continuar en la Pintura, porque daba infalibles esperanzas de ser en ella hombre eminente. Se hizo así, y fue continuando en el estudio con la dirección de tan gran maestro, de suerte que en pocos años se aventajó a otros muchos de su tiempo. Y ponderándole Rizi un día a cierto religioso la habilidad de aquel muchacho, dijo el religioso, que la fisionomía no demostraba grande ingenio. A que respondió Rizi: pues, padre, virtudes vencen señales. Lo cierto es, que el semblante no era muy grato, y además de esto adusto, y melancólico; pero la frente espaciosa, y los ojos vivos, y reconcentrados, mostraban ser de genio agudo, especulativo, y cogitabundo, como verdaderamente lo fue, con gran felicidad, gusto, y capricho en lo que pensaba y concebía en su mente, y gran facilidad en producirlo, y actuarlo.
Se hallaba muchas veces su maestro dibujando en horas desudadas, y decía Rizi: estos sí que son los verdaderos genios, y que dan seguras esperanzas de aprovechar aquellos que es menester reñirles, porque se ponen a deshora a dibujar, y no aquellos a que es menester aguijonearles para que dibujen. ¡Sentencia digna de observación!
Tenía costumbre su maestro de hacer en cualquiera papelillo algún rasguño, apuntamiento de lo que se le ofrecía, ya fuese de historia, o ya fuese de perspectiva, y luego los rompía, y los arrojaba; pero Claudio tenia gran cuidado de recogerlos y juntarlos, y estudiar en ellos, y observar con aquella demostración los documentos que había oído a su maestro.
Últimamente salió tan aventajado, así en la historia, como en la arquitectura, y perspectiva, y en el temple, y fresco, por haber asistido a su maestro en obras de todas calidades, que se hizo un artífice verdaderamente completo.
La primera obra que sacó a luz, aun estando todavía en casa de su maestro, fue el cuadro de la Encarnación del altar mayor de la iglesia de las monjas de san Plácido de esta Corte, en que muestra bien la valentía de su espíritu, y el gran genio que le asistía; pues además de lo bien expresado del misterio, le acompaño en la parte inferior con aquellos Profetas, y Sibilas que anunciaron la venida del Mesías. Y después continuó con los cuadros colaterales de santa Gertrudis #,#, y los demás que allí tiene, hechos con extremado gusto, y excelente dibujo. Y en los vaciados de los pedestales, y las dos pinturas del Nacimiento de Cristo Señor nuestro, y Adoración de los Reyes a los lados del Sagrario del altar mayor; junto con el frontis del arco a la entrada de la capilla del santo sepulcro a los pies de la iglesia.
Y bien de sus principios es también la pintura del retablo de san Roque, que está en la Parroquial de san Andrés de esta Corte (Ardió en 1936), donde hay una Magdalena en la tablica del Sagrario, y dos retratos de medio cuerpo a los lados, que parecen de Velázquez.
Y también las pinturas de la capilla de los ajusticiados, a los pies de la iglesia Parroquial de Santa Cruz (1869 Demolida), que son la Encarnación del Verbo Divino en lo alto, y abajo san Juan Bautista, y su Padre san Zacarías.
Como también lo es otra pintura apaisada de la Presentación de nuestra Señora en el templo, que está en la sacristía de la Parroquial de san Juan de esta Corte (Demolida 1810 por José Bonaparte).
Y el cuadro de la Cena ¿El Prado cree que es la pieza que cita Palomino, pero no tiene claro que sea de Coello y la mantiene como anónima #?, que está en el refectorio de los padres capuchinos del Prado.
Aun dicen también que el cuadro que tiene en el altar mayor de dicha Parroquia de Santa Cruz la hizo estando todavía en casa de su maestro, y que este le dijo que si quería que saliese en su nombre, se lo pagarían mejor; pero, él más quiso el crédito que el interés. Hizo también el que está en lo alto del retablo, del triunfo de la Cruz: y así mismo pintaron al fresco el presbiterio entre él, y José Donoso, que estaba entonces recién venido de Roma.
Y luego tomó Claudio gran amistad con Carreño, el cual con la ocasión de pintor de Cámara, le permitió copiar en Palacio muchos originales de Tiziano, Rubens, y Vandic, y otros.
Y con efecto se mejoró mucho desde entonces en el colorido, como lo manifestó en un célebre cuadro de san Luis Rey de Francia ¿#?, muy historiado, que hizo para don Luis Faures, Archero de la noble guardia de Corps, que hoy está en la ciudad de Bilbao.
Después hizo aquel Ángel san Gabriel, que está en uno de los pilares de dicha iglesia, figura verdaderamente angélica, por la hermosura, gallardía, y ligereza que demuestra, tan significativas de aquellos dotes celestiales de estas soberanas inteligencias; a que acompaña otro cuadrito de la Encarnación, que está en la parte superior del retablo: y en la inferior dos retratos grandemente hechos.
También ejecutó la pintura del apóstol san Felipe, que está en uno de los cuatro pilares del crucero de santa Isabel de esta Corte (Incendiado en 1936).
Después fue Claudio con José Donoso a pintar el techo de la sacristía pequeña de la santa iglesia de Toledo #, que ejecutaron con extremado gusto, y acierto: como también las dos historias de hacia los escaños del techo de la sala de Capítulo de la santa cartuja del Paular, que la del medio es de Claudio, como también el san José que está en la segunda capilla, como se va a el capítulo (1672 desaparecieron).
Siguió a esto, la capilla de san Ignacio, que llaman de los Borjas, de san Ignacio en el Colegio Imperial de esta Corte, que esta a el lado del evangelio, la cual pintaron al fresco los dos excelentes compartimientos de arquitecturas, bellísimos adornos, tocados de oro con gran gusto. Cuatro historias de aquel glorioso Patriarca sobre las cuatro puertas; y las cuatro partes del mundo en los intermedios, en demostración del fruto que ha logrado esta sagrada religión de la Compañía en todas ellas, mediante la semilla del santo Evangelio, y el infatigable celo de sus operarios: rematando el ornato de esta preciosa capilla con el triunfo de este glorioso capitán de tan sagrada Compañía, llevado por ministerio de ángeles a gozar del premio que le merecieron sus heroicas empresas; lo cual está ejecutado en el cañón del cupulino de dicha capilla con singularísimo primor, que desde abajo no se conoce, porque satisface a la vista como debe pero desde arriba se ve la deformidad de pies, y piernas de los ángeles, para que degradando la vista oblicua aquellas cantidades vengan a quedar desde abajo en debida proporción. Se siguió a esto la pintura de la bóveda de la sacristía de dicha casa, donde alternaron los dos en las cuatro historias que allí están ejecutadas al fresco, siendo la que está encima de la puerta de mano, de Claudio, y la siguiente, de Donoso (Cúpulas incendiadas en 1936, reconstruidas por Javier Barroso #).
Y este hizo después dos cuadros al óleo, el uno de san Francisco Javier; y el otro de san Ignacio diciendo misa que están, sobre los cajones de dicha sacristía, como se dijo en su vida.
Después pintaron también los dos el techo de aquella gran sala de la Panadería, que se reedificó después del formidable incendio de la plaza el año 673, donde sus Majestades concurrían para ver las fiestas de toros, que se celebraban en aquella plaza mayor; lo cual ejecutaron al temple con extremado gusto de arquitectura, y adornos, enriquecido con el escudo de las armas Reales, sostenidas de las cuatro Virtudes Cardinales, y a los lados de la longitud unas medallas con las fuerzas de Hércules; y a los de la altitud otras con las armas de esta coronada Villa #.
Pintaron también los dos la antecámara de este salón con bellísima arquitectura, y adornos, y unos chicuelos con festoneas de flores como también la sobre-escalera, con otra diferencia de adornos, y arquitectura, y en medio el escudo de armas de Castilla, y León.
Pintó también Claudio solo los ángeles de la cúpula del la capilla del santo Cristo en el Colegio Imperial de esta Corte, y lo que hay de cornisa arriba en la ante-capilla, con las medallas de las pechinas, todo con tan excelente primor, que decir que parece de Aníbal no creo que es ponderarlo, porque verdaderamente no se puede aventajar.
Después pintaron los dos Claudio y Donoso, el techo, o bóveda de la torre del cuarto de la reina de este palacio de Madrid, por traza que para ello hizo don Francisco de Herrera, maestro mayor entonces, y pintor de su majestad, con el motivo de la venida de la reina nuestra Señora Doña María Luisa de Orleans a las primeras nupcias del Rey nuestro Señor Don Carlos II, que sea en gloria, lo cual ejecutaron con gran acierto: concurriendo también a esta obra don Matías de Torres, no solo por su habilidad, sino también por lo que importaba se concluyese a tiempo; y más habiendo de acudir estos mismos a la disposición de los arcos triunfales, y otros ornatos de la entrada que se prevenía para dicha Serenísima reina, que fue de las más espléndidas, y solemnizadas que se han visto en España. Tomaron a su cargo, la pintura, y las mas trazas de esta función. Claudio, y Donoso y especialmente trazó Claudio el arco celebre del Prado, y la calle del Retiro, que uno y otro se dio a la estampa, donde estaban todos los reinos de esta Monarquía ofreciendo a la reina nuestra Señora sus coronas, frutos y riquezas, cosa verdaderamente de extremado gusto, y capricho: como también lo fue la traza del ornato de la plazuela de la Villa, en que se ejecutaron las fuerzas de Hércules por traza de Claudio de mano de don Francisco de Solís, con elegante disposición y bizarría. De todo lo cual trataba este nobilísimo Ayuntamiento sacar libro estampado, que por las intercadencias del tiempo, y omisión de algunos de los señores Comisarios se fue olvidando: estando ya tan adelantado, que además de lo escrito, se habían ya abierto diferentes láminas, cosa verdaderamente lastimosa, porque hubiera sido una obra heroica, y que con dificultad se verá otra entrada semejante en España.
Hizo también Claudio las pinturas de los dos retablos laterales de la iglesia de san Martin de esta Corte (destruidos o desaparecidos), con aquel acierto que acostumbraba en todas sus obras, y también las siete pinturas del retablo principal de las monjas del Caballero de Gracia (destruidos o desaparecidos), que son el de Jesús, María, y José, los dos san Juanes, san Miguel, san Francisco, san Antonio, y san Bernardino de Sena.
Y también el de san Pedro de Alcántara (destruido o desaparecido), que está sobre la capilla de este santo en la iglesia de san Gil de esta Corte.
Y un san Juanico mancebo, que está en un pilar de la iglesia Parroquial de san Nicolás (destruido o desaparecido), cosa peregrina.
También hizo el célebre cuadro de la Magdalena para la iglesia de la villa de Ciempozuelos.
Y otro de no menor tamaño para la villa de Torrejón, en la capilla mayor de su iglesia, y es del martirio de san Juan Evangelista en la tina de aceite, que es un cuadro de mucha historia, y grandemente estudiado.
También hizo dos cuadros de san Ignacio de Loyola, y san Francisco Javier, del tamaño del natural, para la iglesia de Valdemoro, que están puestos a los lados de la puerta de la sacristía.
También pintó otros dos cuadros en compañía de José Donoso, que hizo otros dos, que están en el convento de religiosas Benitas de la ciudad de Corella, el uno del martirio de san Plácido, y el otro de santa Gertrudis cosa excelente.
Después por el año de 1683, se le ofreció la obra célebre, que ejecutó al fresco en Zaragoza en el colegio de santo Tomás de Villanueva en la Mantería, en que estuvo más de un año, y la ejecutó muy a la satisfacción de todos los interesados, e inteligentes en el Arte, y en especial de aquel señor Arzobispo, a cuya instancia, y devoción logró Claudio el retratar por el mismo sagrado bulto, y en la capilla angélica, aquel celestial simulacro de María Santísima del Pilar, primitivo honor de España, en el feliz oriente de la religión Católica en ella, por la predicación del glorioso apóstol Santiago, y dispensado a aquella ínclita ciudad de Zaragoza por la presencia física real viviente de la reina de los Ángeles, como lo refieren nuestras historias, y lo acredita su inmemorial tradición; lo cual ejecutó Claudio con tanto acierto, que dejó satisfecha asaz la devoción de aquel gran Prelado, y se trajo acá el primer diseño que hizo por aquella sacratísima imagen, el cual para hoy en poder de sus herederos.
Habiendo pues Coello vuelto a Madrid, y vacado la plaza de pintor del Rey, por muerte de don Francisco de Herrera, se la confirió su majestad a don Claudio, por los buenos informes de Carreño, que era voto de justicia.
Después ejecutó el gran cuadro de santo Domingo, con nuestra Señora del Rosario, que está, en la iglesia del convento de este nombre (Exclaustrado 1834), que vulgarmente llaman el Rosarito, en la calle ancha de san Bernardo de esta Corte, y está colocado en el presbiterio al lado del Evangelio.
Son también de su mano las pinturas de los dos colaterales de san Jacinto, y santa Catalina de Sena, hecho todo con singular gusto, y, belleza, que hoy están en la capilla de santo Domingo de aquella iglesia. Y otros dos colaterales antiguos de santo Domingo, y santa Rosa, que también los quitaron de su sitio.
También pintó las figuras de las cuatro pechinas de la capilla de nuestra Señora de los siete Dolores, sita en el colegio de santo Tomás de esta Corte.
Y las dos colaterales en la capilla de nuestra Señora de los Remedios de san Ginés.
En este tiempo, habiendo muerto Carreño, y don Francisco Rizi también, el cual había comenzado el cuadro de la colocación de las Santas Formas para la gran capilla que su majestad hizo edificar en aquella gran sacristía de san Lorenzo el Real del Escorial, con la dirección de dicho don Francisco, hubo de ir don Claudio a suplir la asistencia de su maestro, y proseguir el cuadro comenzado. Y porque le pareció que el punto de la historia, y perspectiva estaba muy elevado, hubo de bajarle, y hacer nueva composición, de que hizo un borroncillo admirable. Y respecto de que el asunto del cuadro era la procesión solemne de la colocación de dichas Santas Formas, con asistencia del Rey nuestro Señor, y toda la primera nobleza, hubo de hacer retratos, no solo del Rey, sino de todos los asistentes a la función. Fue un cuadro, cierto, de increíble trabajo, y estudio. Y habiendo ido el Rey en el discurso de este tiempo a ver el estado de aquella obra, pidió licencia Claudio a su majestad para retratarle en dicho cuadro, lo cual concedido, y ejecutado por él con el acierto que acostumbraba, dijo el señor Conde de Benavente, que ya estaba bien informado de los méritos de Claudio: Señor, ya tiene vuestra majestad pintor de Cámara; y así fue, porque luego el Rey expidió su Real Decreto, declarándole por tal, y concediéndole todos los gages, Casa de Aposento, y llave de Furriera a ello accesorios.
Durante esta obra, por el año de 1686, se trató de pintar el techo de la galería del cierzo del cuarto de la reina; y habiendo venido Claudio para este efecto, y trazado la arquitectura, y adornos concernientes a la distribución de historias, o casos de la fábula de Siquis, y Cupido, que allí se ejecutó: y deseando su majestad que Claudio no hiciera falta a la continuación de la obra del Escorial, le preguntó: de quien podía fiarse la ejecución de dicha pintura de la galería. Y entonces le debí yo, que me prefiriese a muchos que sin duda lo merecían mejor. Y avisado de la orden de su majestad por el Excelentísimo Señor Conde de Benavente, mi protector, fui a verme con Claudio para tomar la orden; y en virtud de ella, comenzamos los dos dicha obra; y habiendo pintado juntos algunas tareas al fresco, se partió Claudio al Escorial, dejándome, de orden del Rey, la instrucción de todo lo que se había de ejecutar en dicha galería.
Concluido pues el cuadro, y la obra de dicha capilla de la sacristía del Escorial, y celebrada la fiesta de la colocación de las Santas Formas, se vino Claudio a Madrid, quedando su majestad muy satisfecho de su buena conducta, y él bien remunerado de su trabajo, como lo merecía.
Después se ocupó don Claudio en diferentes retratos, y otras cosas de la obligación de su empleo: como en reparar, y limpiar las pinturas, que estaban muy deterioradas del humo de las luces, y tomadas del tiempo.
Y a pocos días sucedió la dolorosa muerte de la reina nuestra Señora Doña María Luisa de Orleans en lo mas florido de sus años, en el 1689, a veinte y siete de su edad.
Retrató también a la reina Madre nuestra Señora Doña María-Ana de Austria (Ni de la Austria, ni de la Neoburg que dirá más adelante. Los hay, si, pero con origen en colecciones reales dados a Coello, no)  con superior acierto; de cuya orden ejecutó para Jerusalén (¿San Francisco el Grande?) dos cuadros grandes para los intercolumnios del retablo de aquel gran templo (Hacia el XIX se el retablo se cambió, debieron perderse entonces), el uno de la Circuncisión del Señor, y el otro de la Adoración de los santos Reyes; que los demás fueron de diferentes manos, según la voluntad de los devotos que los ofrecían.
También hizo en este tiempo el cuadro de san Diego de Alcalá dando limosna a los pobres, que está en el remate del retablo de la capilla de don Diego Ignacio de Córdoba, sita en la iglesia de san Luis de esta Corte (Incendiada en 1936. Derruida en 1943) junto con la tablita del Sagrario, que es de la Cena de Cristo Señor nuestro.
Y habiéndose celebrado el segundo matrimonio del Señor, Carlos II, en el año de 1690, retrató, también Claudio a la reina nuestra Señora Doña María-Ana de Neoburg, hoy reina viuda de España.
Por este tiempo, deseando el Señor Carlos II por la gran fama de Lucas Jordán especialmente en la pintura al fresco, ver cosa de esta calidad pintada de su mano en España, determino pintase este artífice al fresco la escalera del Escorial, y otras cosas, como decimos en su vida, le hizo venir para este efecto por el mes de Mayo del 692 cosa que a la verdad fue para Claudio muy sensible ponerle; otro delante, cuando él estaba preferido a todo: mas las determinaciones de los Soberanos solo toca a los inferiores obedecerlas, pero no examinarlas.
Era Claudio de un genio muy: podrido, y recóndito, y no sé si diga envidioso. Con que verdaderamente que este caso, con los repetidos aplausos del Jordán, aunque tan merecidos, no le hizo a Claudio buen estomago: y así solo acabo el cuadro que ya tenia comenzado del martirio de san Esteban, que no pareció acaso el que fuese martirio, para la capilla mayor del colegio de este santo en Salamanca, por orden del Reverendísimo Padre, Maestro Fray Pedro Matilla, confesor del Rey. Y luego que le, hubo concluido le llevó a palacio, y lo puso en la galería de Grandes para que todos lo viesen, y también al amigo Jordán a quien pareció muy bien porque es excelentísimo cuadro.
De allí a poco tiempo murió Claudio el año de noventa y tres, a veinte de Abril, y se enterró en la iglesia parroquial de san Andrés de esta Corte, con gran; sentimiento de, toda la profesión, que le amaba por su gran; habilidad, qué; por lo demás era en su trato desabrido, y poco amistoso; pero tanto como esto puede el mérito de la habilidad, que subsana cualesquiera otras nulidades: las mercedes que el Rey le hizo ya las dijimos en el primer tomo fol.181.
Todo los que le conocían fueron del sentir que la venida de Jordán le costó la vida; y si ello no fue así, tuvo la desgracia, de morirse en tan mala ocasión.
Dejó muchos y buenos discípulos, y en especial don Sebastián Muñoz, que fue pintor del Rey, y don Teodoro Ardemans, hoy maestro mayor, y pintor de Cámara de su Majestad.
Era también don Claudio muy agudo, y satírico en sus dichos; y así sucedió un día que don Cristóbal Ontañón le dijo: Ahora vendrá Jordán a enseñarle a usted, a ganar mucho dinero. Y le respondió Claudio: Si señor, y a absolvernos de muchas culpas, y quitarnos muchos escrúpulos. Y lo cierto es que fue dicho muy sentencioso, pues Jordán más atendía al todo que a las partes; pero Claudio por mejorar un contorno daría treinta vueltas al natural.


CLXXXVII.

DON PEDRO DE MENA, ESCULTOR.

Don Pedro de Mena y Medrano, eminente escultor, fue natural de Adra, una de las siete villas de la Alpujarra en el reino de Granada, hijo de padres ilustres.
Aprendió el arte de la Escultura de su padre, que fue de la misma facultad, con toda perfección, siendo el único entre todos los de su tiempo.
Y habiendo venido a Granada el Racionero Alonso Cano, pasó Mena a dicha ciudad, donde reconoció la gran ciencia que Dios había depositado en él, haciéndole igual en las tres artes de Pintura, Escultura, y Arquitectura; por cuya razón solicitó desde luego el verle, y obsequiar a hombre tan celebre, dejando su obrador, su mujer, y hijos en la forma que puede decirse, y sujetándose como el mas humilde siervo, y discípulo a empezar de nuevo a seguir tan eminente escuela; y a poco tiempo logró sus deseos, pagándole Alonso Cano este buen Celo, con no ocultarle cosa que pudiese conducir a su adelantamiento.
Emprendió después por sí algunas obras, sin apartarse de la luz viva de su maestro, y fue la primera una imagen de la Concepción de nuestra Señora del tamaño del natural para la villa de Alhendin, en que empleó las tareas de su estudio, saliendo tan a satisfacción de su maestro, que no tuvo cosa que corregirle: fue la admiración de todos; y habiéndola depositado en un convento de religiosas, solicitaron quedarse con ella por el tanto, alegando propiedad por la posesión, de lo cual formaron pleito, que perdieron.
Vino todo el lugar por ella, la llevaron en procesión, a la que concurrió la mayor parte de Granada, con tal celebridad, que fueron danzas, tarasca, y gigantones, como en la fiesta del Corpus, y con disparos de artillería. Salieron todas las doncellas del lugar a recibir su imagen a la mitad del camino, desde donde fueron acompañando hasta la iglesia de la villa de Alhendin, quedando dicho don Pedro de Mena con grandes créditos de esta obra.
Después ejecutó las que hoy se veneran en el santuario de las monjas del Ángel de dicha ciudad de Granada, que son una efigie del patriarca san José con el Niño Dios otra de san Antonio de Padua, también con el Niño; otra de san Pedro de Alcántara; y la otra de san Diego de Alcalá, todas de más del natural, las cuales ejecutó con el mayor arte, y expresión de afectos que es ponderable, pues son la admiración de Granada. Se hicieron con asistencia, y modelos de su maestro, quien dio las últimas encarnaciones; en cuyo tiempo hizo otras diferentes obras, con las cuales acabó de sentar su crédito en toda Andalucía, y aun en toda España.
Después pasó a Málaga en compañía de su maestro, quien fue llamado del señor don Fray Alonso de santo Tomás, Obispo de dicha ciudad, para la ejecución del tabernáculo, y adorno de esculturas, y de la sillería de la santa iglesia #. Y habiendo ejecutado la planta y diseño del tabernáculo Alonso Cano, dio todo lo demás de la obra a dicho su discípulo, por la entera confianza que tenia de su gran habilidad, quien concluyó toda la sillería, que hoy pudiera ser octava maravilla del mundo, a no haber otra que se lo disputase.
En este tiempo ejecutó un santísimo Cristo de más del natural (Cristo de la buena muerte, ardió en 1931, quedan fotografías #,#,#), de orden de dicho señor don Fray Alonso; y asimismo una imagen de nuestra Señora con el Niño, del natural (La virgen de Belén, también ardió en 1931, quedan fotografías #,), que está en el transparente del convento de santo Domingo de dicha ciudad, en el cual convento está también el Crucifijo en la sala de profundis, siendo estas obras la admiración de cuantos las ven.
En este tiempo corrió de suerte su fama que no pudo evadirse de tantos empeños como fueron de la Corte, y diferentes partes de España, solicitando lograr alguna cosa de su mano, haciendo de orden del Señor Don Juan de Austria una imagen de nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, con Santiago a sus pies arrodillado, en el cual echó todo el resto de su habilidad, saliéndole la cabeza del Santiago tan admirable, que se la hurtaron estando solo en madera, lo cual sintió mucho, por parecerle que no podría ejecutar otra que le igualase; y al cabo de muchos días se la restituyeron por haber sacado censuras, la cual obra se concluyó para regalar dicho Señor Don Juan de Austria a la reina madre nuestra Señora.
También ejecutó una efigie de un santo Cristo de la Agonía, de una tercia con poca diferencia, para el Príncipe Doria, en que gastó mucho tiempo estudiando por el natural, y en lo que puso su mayor cuidado, saliendo tan a su satisfacción, que se le oye decir no haber hecho otra cosa como ella; el cual remitió a Génova, a dicho Señor, quien habiéndola hecho ver a los primeros hombres de la facultad en aquella tierra, le envió muchas honras y aplausos en su carta, y un superabundante regalo. a
Fue general en madera, piedra, y marfil, aunque en esta materia última hizo poco, mas en la piedra hizo diferentes estatuas; y hoy se hallan en la Catedral de Granada las de los Reyes Católicos #,#, que son de mucho mayor grandeza que el natural; y junto a estas hay otras dos cabezas de Adán y Eva de su maestro.
Asimismo hizo para Córdoba por el año de 1673 un san Pedro de Alcántara para la capilla de su nombre, en el convento de nuestro padre san Francisco, que es una admiración.
Y después por el año de 79, hizo otras efigies de orden del señor don Fray Alonso Salizanes, Obispo de dicha ciudad, para la célebre capilla que fundó su Ilustrísima en aquella santa iglesia.
Y por estas, y otras muchas obras que se atravesaron, no pudo concluir las esculturas que se habían de poner en el tabernáculo de la santa iglesia de Málaga, las cuales hizo un buen escultor de dicha ciudad llamado Gerónimo Gómez.
En el Colegio de la Compañía de Jesús de Málaga se veneran cuatro efigies de medios cuerpos del natural de los santos de la religión, que admiran por su mucha excelencia: como también las efigies de María santísima dolorosa, san Juan, y la Magdalena, que están en la célebre capilla del santo Cristo en el Colegio Imperial de esta Corte; pero la del crucifijo es de otra mano, como hemos dicho.
Asimismo ejecutó una Magdalena penitente de cuerpo entero, del natural, que hoy se venera en la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de esta Corte, que admira su perfección, y expresión de afectos; como también otra de la misma disposición, en la capilla de santa Gertrudis, de la iglesia de san Martin, aunque en menor tamaño.
También guardan entre las cosas preciosas que hay en la sacristía de la santa iglesia de Toledo para enseñar a los forasteros, un san Francisco de Asís, tan peregrino como da a entender la estimación con que le enseñan y guardan; es del tamaño de una vara, con poca diferencia: Se dice le dieron por él una gran suma, y le enviaron el título de maestro de la santa iglesia, que apreció mucho dicho artífice.
Asimismo hizo innumerables obras con igual estimación y crédito; aunque es verdad que hay algunas cosas que corren por de su mano que no lo son, por haberse valido algunos de la industria de firmarlas con el nombre de Mena, por no ser fidedignos los agentes de algunas obras que no quiso ejecutar por bajos precios.
Tuvo el gusto de enseñar a dos hijas suyas tan noble Arte, que aprendieron con primor, y después entraron religiosas de la sagrada Orden del Cister, las cuales pasaron por fundadoras a la ciudad de Granada.
Fue don Pedro de Mena muy discreto, e igualmente caritativo: tuvo muchos discípulos, y entre ellos el más aventajado fue don Miguel de Zayas, natural de Úbeda.
No recibió ninguno en su casa, sin que primero hiciese información de su nacimiento, y limpieza de sangre, cosa digna de alabanza, y de observar en todos los artífices de tan nobles facultades.
Fue hombre de la primera estimación; y así nunca se acompañó sino con la primera nobleza, llevándole el señor don Fray Alonso a su lado en los paseos públicos, y recreos de la caza.
Murió de calentura continua por el año de mil seiscientos noventa y tres, siendo ya de crecida edad y se enterró en el convento de las religiosas del Cister de la ciudad de Málaga.


CLXXXVIII.

JUAN ARNAU, PINTOR.

Juan Arnau, natural de la ciudad de Barcelona, tuvo allí algunos principios del arte de la Pintura, y después pasó a esta Corte, donde se perfeccionó en la escuela de Eugenio Cajés, pintor que fue del Señor Felipe IV: se volvió a su patria, donde manifestó su gran habilidad en diferentes obras, y especialmente en la mitad de los lienzos del claustro de san Agustín de la vida de este santo doctor. Y también un cuadro del apóstol san Pedro, vestido de pontifical, a quien los ángeles le están entregando las llaves de la iglesia, que está colocado en la capilla de dicho santo en la iglesia de santa María de la Mar de dicha ciudad.
Y otro de san Francisco de Paula, y san Francisco de Sales, que está en una capilla de la iglesia de los Mínimos.
Murió en Barcelona por los años de mil seiscientos y noventa y tres, y a los noventa y ocho de su edad.


CLXXXIX.

GABRIEL DE LA CORTE, PINTOR.

Gabriel de la Corte fue hijo, y discípulo de Francisco de la Corte, pintor de perspectivas: nació en esta villa de Madrid, el año de 1648, y habiéndose inclinado a la Pintura, y no habiendo aprovechado mucho en la escuela de su padre, o porque es achaque de los hijos, o porque le falto de poca, edad, se aplico a pintar flores, copiando algunas del natural, y otras de Arellano, y Mario; y así llegó a hacerlas prácticamente con gentil bizarría, y manejo, de que hay muchos juegos en diferentes casas, así de cestillas, y jarrones de flores, como de targetas, y guirnaldas con historiejas de mano de Antonio Castrejón, de Matías de Torres, y de otros; pero como no sabía hacer otra cosa, vivió siempre con gran miseria, ya pintando en las tiendas, ya haciendo juegos de floreros de diferentes tamaños, y poniéndolos en público a vender, donde la fuerza de la necesidad hacía darlos por muy bajo precio.
Murió el año de mil seiscientos noventa y cuatro, a los cuarenta y seis de su edad, y se enterró en la Parroquial de san Sebastián.


CXC.

JUAN DE SEVILLA, PINTOR.

Juan de Sevilla Romero y Escalante, natural, y vecino de la ciudad de Granada, tuvo sus principios con Andrés Alonso Arguello, y después se perfeccionó en la escuela del eminente Pedro de Moya, y siguió muy bien la manera fresca, y avandicada de su maestro; y aun habiendo adquirido unos borroncillos de Rubens de unas fábulas, donde había muchos desnudos, hechos con gran frescura de color, que yo vi en Granada estando allí el año doce, se aplicó tanto a seguir aquel estilo, y buen gusto, que verdaderamente su manera de pintar parecía ser de la escuela de Rubens.
Se casó con doña Teresa de Rueda, y continuando su habilidad, pintó diferentes capillas en el convento del Carmen (1837 se demuele la iglesia, el convento ahora es el ayuntamiento de Granada), y otras iglesias de aquella ciudad, como es en la de san Agustín Calzados (1810 ocupado por los franceses, demolido); y otros muchos cuadros en el Colegio de la Compañía, especialmente el de la Cena (Ceán dice que ignora su localización), que está en el refectorio; también otros en la santa iglesia; y el de san Pantaleón mártir en san Felipe Neri, y otros en la sacristía del convento de san Gerónimo.
También hizo muchos cuadros para fuera de Granada, de los cuales hay tres en los ángulos del claustro grande de san Agustín de la ciudad de Córdoba, que el uno es de la Concepción de nuestra Señora; el otro de la Natividad de la Virgen; y el otro de la Encarnación del Hijo de Dios, que hoy están muy deteriorados de la inclemencia del tiempo.
Yo los vi recién puestos, y eran cosa regaladísima, de gran dulzura de color, y gran gusto de tocar de luces.
Pintó mucho nuestro Sevilla, así al temple como al óleo para las festividades del Corpus Cristi, que se celebran en aquella ciudad, y reino de Granada con gran solemnidad, haciendo excelentes altares, y pinturas para el ornato, siendo todo de nueva invención, en que tuvo siempre por opositor a Pedro Atanasio, y en que ambos lucían, y se desempeñaban muy bien.
Murió Juan de Sevilla en dicha ciudad de Granada por los años de mil seiscientos noventa y cinco, a veinte y tres de Agosto, y a poco mas de los sesenta y seis, de su edad, y se enterró en la Parroquia de san Miguel.
Fue hombre rígido, y fuerte de natural; y así tuvo pocos discípulos, y ninguno dentro de casa, por ser muy celoso.


CXCI

DON JOSÉ DE CIEZAR, PINTOR DEL Rey.

Don José de Ciezar, natural de la ciudad de Granada, fue hijo, y discípulo de don Miguel Jerónimo de Ciezar, de cuya escuela salió muy aprovechado, y de que dio testimonio en diferentes obras en aquella ciudad, y especialmente en las fiestas de Corpus, con cuya ocasión se hizo muy gran templista.
Y aunque todo lo hizo bien, sobresalió con especialidad en los paisajes, y en las flores, que las hacia con superior excelencia, y con tal primor, propiedad, y delgadez, que aun siendo hechas al temple en algunos biombos, parecía que el aire las había de mover.
Se vino a esta Corte, siendo de edad de unos treinta años, y mostró muy bien su excelente habilidad en las mutaciones del coliseo del Buen Retiro mediante lo cual, y buenos padrinos que tuvo, especialmente del señor Condestable don Iñigo de Velasco, entonces Mayordomo mayor, le hizo merced de su pintor ad honorem el Señor Carlos II.
Pintó también muchas cosas a el óleo nuestro Ciezar, y en especial para el público dos cuadros de los que hay en el cuerpo de la iglesia de san Francisco de Paula en esta Corte, que el uno es de una batalla, de donde tomó el nombre la Victoria, con el patrocinio de la reina de los ángeles; y el otro, cuando el santo glorioso hizo ver al Rey de Nápoles que era sangre de los pobres el dinero que le mostraba.
También hizo otros muchos cuadros para la iglesia nueva de las Mercedarias descalzas del barrio del Barquillo: y últimamente murió en esta Corte de calentura continua por los años de mil seiscientos noventa y seis, en lo mas florido de su edad, pues apenas tenia cuarenta años.
Fue muy modesto, y virtuoso; y habiéndole quedado aquí un hermano suyo menor, llamado don Vicente, obtuvo este la plaza que vacó por muerte de don José: y habiéndose retirado a Granada por muerte del Señor Carlos II, murió allí a muy poco tiempo en dicha ciudad.


CXCII.

JUAN CANO DE ARÉVALO pintor de la Reina.


Juan Cano de Arévalo fue natural de la villa de Valdemoro, cuatro leguas distante de esta Corte, donde tuvo sus principios en el arte de la Pintura: y habiéndose aplicado a pintar en pequeño, llego a hacerlo con tal primor, que algunos amigos le aconsejaron que pintase abanicos, y lograría, mejor el fruto de su trabajo. Lo hizo así, y llegó a pintarlos con tal excelencia, que en esta línea fue el único que se ha conocido en España; tanto, que habiendo hecho un invierno una gran partida de abanicos, y viendo que por ser hechos en España no tenían estimación, fingió que le habían venido de Francia, y de este modo logró el despacharlos a muy gran precio. ¡O desventura de nuestra Nación!
No pudo contenerse la viveza de su genio y ardiente espíritu en los estrechos márgenes de su patria, y aun de la Corte, y así pasó a Andalucía, donde mostró muy bien su gran ingenio en esta habilidad, como su inclinación, al manejo y destreza de la espada a que se aplicó mucho; y en este tiempo trató con don Antonio reinoso, pintor excelente, quien me dio muchas noticias del Juan Cano antes que yo viniese a Madrid, a donde se había vuelto ya en esta sazón. Se casó pues Juan Cano en esta Corte, con lo cual trató de sentar el pie pintando sus abanicos, en que llegó a adquirir tal crédito que granjeó plaza de abaniquero, o pintor de abanicos de la Reina, con muy honrados gages y emolumentos, en que continuó muchos años con grande aceptación de la reina nuestra Señora, y de todas sus damas, como también de las primeras señoras de la Corte.
Sucedió pues que habiendo ido a Alcalá de Henares en ocasión de una fiesta de toros, tuvo Cano unas palabras en el andamio sobre los asientos con un sujeto de aquella ciudad, con quien estuvo muy demasiado; y habiendo quedado allí mal compuesto el lance, y estimulado del gran ardimiento de su espíritu, y satisfacción de su destreza, acabada la fiesta, le desafió Cano, diciéndole a su contrario que llevara padrino, que él llevaría otro amigo que estaba con él; Salieron pues al sitio señalado; y el contrario, poco satisfecho de sus britos, tenia prevenidos otros dos amigos, además del padrino, por si se viese apretado. Y habiendo llegado el caso, dio voces, acudieron los otros; y no obstante que él se defendió valerosamente, le dieron una estocada en mitad del pecho, de que cayo mal herido. Huyeron los contrarios, y el padrino lo trajo a su posada; de donde, habiendo preparado su alma, y curándole la herida como se pudo, se vinieron a Madrid, donde continuando su curación, y pareciendo que ya estaba bueno; bien que él no estaba satisfecho, comenzó a sentir grandes dolores, y a reconocerse mortificado, y amoratado todo el sitio al rededor de la herida, por ser en el hueso esternón. Volvieron a llamar al cirujano, y habiendo este dicho que era menester volver a manifestar la herida, él no lo quiso consentir; pues estando ya penetrado, y putrefacto de la sangre lo esponjoso del hueso, era impracticable la curación; y así murió, cuando apenas tenía cuarenta años, por el mil seiscientos y noventa y seis.
No pintó solamente los abanicos, pues también pintó algunas obras de diferentes capillas: como es en la de las Santa Formas del Colegio de la Compañía de Jesús de Alcalá de Henares, en que ayudó a otro pintor de Madrid que fue a ejecutarla; y también en la pintura de la capilla mayor, y colaterales de la iglesia de Santa María de dicha ciudad.
Y pintó él solo una capilla de nuestra Señora del Rosario, que está al lado del Evangelio en la iglesia de Valdemoro, de donde era natural: todo esto fue al temple, y aunque también pintó algunas cosas al óleo, no fue tan aventajado; pero en los abanicos lo fue tanto, que habiéndome presentado uno para mi mujer, por otra cosa en que yo le serví, después de haber usado de él muchos años, porque no servía a todos aires, y estando ya inútil para su ministerio, le guardé yo, y le conservo por una alhaja de gran estimación.


CXCIII

DON DIEGO GONZÁLEZ DE LA VEGA, Presbítero, y Pintor.

El licenciado don Diego González, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue primero seglar, y casado; y en el arte de la Pintura excelente, en que fue discípulo de don Francisco Rizi, y de los mas adelantados que tuvo, y que más imitasen su manera, como lo acreditan repetidas obras suyas públicas y particulares.
De su mano es aquel célebre cuadro de los santos mártires de la Compañía de Jesús, que está en la capilla de san Francisco Javier, a los pies de la iglesia del Colegio Imperial de esta Corte, en que se conoce su buen gusto en el colorido, y gran capricho en la composición, variedad de actitudes, y expresión de afectos. Donde también tiene otros dos cuadros excelentes de la Pasión de Cristo Señor nuestro en la Calle de la Amargura; y el Descendimiento de la Cruz, que están en la bóveda de la Congregación de los señores Abogados en dicha casa.
También hay muchos cuadros de su mano en el claustro alto del convento de nuestro padre san Francisco de esta Corte (exclaustrado convertido en cuartel), de la vida de Cristo Señor nuestro, y de su Madre santísima.
Como lo son también todos los del claustro del convento de religiosas Mercedarias de don Juan de Alarcón de la vida de nuestra Señora (In situ, no he encontrado ningún ciclo de la virgen); pero a todos aventaja en el buen gusto el que tiene colocado en los Carmelitas Descalzos de esta Corte, encima de la puerta de la iglesia que sale al claustro, y es de san Juan de la Cruz escribiendo, y el Espíritu Santo ilustrándole, y con un gran pedazo de gloria, y acompañamiento de ángeles niños: todo ejecutado con gran gusto, y belleza de colorido.
No lo es menos el que está en la escalera principal del convento de la Merced de esta Corte, en el segundo tramo que sube al claustro alto, donde Cristo nuestro bien corona a san Ramón Nonato, en atención a la caridad que usó con aquel, pobre, a quien le dio su sombrero para que se defendiese del agua que llovía, en que se conoce su excelente gusto en el colorido, y buena invención.
Fue hombre de muy señalada virtud; y así, habiendo enviudado, se ordeno de sacerdote, continuando su profesión, la cual se consideró por parte de congrua: en cuyo tiempo hizo las pinturas del claustro de la Merced de Segovia (Demolido en el XIX), que son de las vidas de san Pedro Nolasco, y san Ramón, y están firmados todos en esta forma: Didacus González presbiter faciebat.
Antes de este tiempo hizo otros dos cuadros excelentes de la vida de santa Teresa, que están en el crucero de la iglesia de las Carmelitas Descalzas de la villa de Alba de Tormes #.
Y deseando seguir don Diego una vida recogida, y verdaderamente sacrificada a Dios, como buen ministro suyo, entró en la ejemplar Congregación de sacerdotes del Salvador en esta Corte: de donde después de algunos años, no se con qué motivo, se mudó a la de los italianos, asistiendo allí a la escuela de Cristo con mucho ejemplo, y donde murió con gran edificación de sus compañeros el 23 de Junio del año de 1697, a los setenta y cinco de su edad, y se enterró en público en aquella iglesia el día 24. Tenia una casa propia enfrente del Colegio de san Jorge; que rentaba más de mil quinientos reales, con lo cual, y otros efectos de la Villa que le agregó, fundo una capellanía de doscientos ducados de renta, la cual dejó a la dicha congregación del Salvador, con calidad que a una hermana suya la asistiesen con cincuenta ducados en cada año mientras viviese, y después la heredase dicha Congregación, donde hoy se mantiene, y donde hay también muchas pinturas de su mano; especialmente las del retablo de la Virgen, que está al lado del Evangelio en dicha iglesia, y en ella el Apostolado de cuerpo entero; y en la sacristía el de medios cuerpos #,#,#,#,#,#.


CXCIV.

DON JUAN NIÑO DE GUEVARA, PINTOR.

Don Juan Niño de Guevara, pintor insigne en la ciudad de Málaga, fue natural de esta villa de Madrid, hijo de don Luis Niño de Guevara, y de doña Mariana Enríquez: nació el 8 de Febrero del año de 1632, y pasando su padre en el empleo de capitán de la guardia del Excelentísimo Señor don Fray Antonio Enríquez, Virrey, y capitán general del reino de Aragón, le llevó consigo, y después a Málaga, de donde fue electo Obispo dicho Señor: el cual habiendo reconocido la habilidad que mostraba aquel muchacho, dibujando únicamente de su genio cuanto se le ponía delante, no omitiendo la principal aplicación a las letras, habló su Excelencia al capitán don Miguel Manrique, natural de Flandes, y discípulo de Rubens, para que le recibiese en su escuela, como lo hizo, y fue con quien tuvo los primeros principios, con muy lucidas muestras de adelantamiento.
Después dicho señor Obispo le envió a Madrid a la dirección del Marques de Montebelo, su cuñado, que fue excelente pintor, y este le encomendó a la escuela de Alonso Cano, entonces seglar, y vecino de Madrid, que después fue Racionero de la santa iglesia de Granada, el cual le acabó de perfeccionar en el arte de la Pintura, con tan superior excelencia, que llegó a igualar, sino aventajar, las pinturas de su maestro; porque siempre conservó aquella primera leche que había recibido, derivada de la escuela de Rubens.
Pasó después a Málaga, llevado del amor de sus padres, y de su gran protector el Excelentísimo Señor don Fray Antonio Enríquez; y allí casó con doña Manuela de León y Hermosilla, de familia muy ilustre, y conocida en aquella ciudad.
Se recibió en la hermandad de la santa Caridad, donde solo entran personas muy calificadas.
Pintó en aquella iglesia de la Caridad el Triunfo de la Cruz por el Emperador Heraclio, que es una admiración en lo numeroso de figuras, bien historiado, y de gran gusto. Y así mismo otro cuadro de igual tamaño, en que está la Virtud de la Caridad, y todos los Patriarcas de las religiones, que profesan el ejercicio de algunas obras de esta soberana virtud, que no se a cual de los dos cuadros se pueda dar la ventaja; sin otras muchas pinturas de las demás virtudes teologales, y otros asuntos que ejecutó en dicha iglesia.
Y en la catedral la de san Juan de Dios, difunto abrazado con el Crucifijo, y un ángel coronándole con una guirnalda de llores. Y en otra capilla dos cuadros grandes, el uno de la Ascensión del Señor, y el otro de la Asunción de su Madre santísima, ambos con apostolado, y gloria, de lo superior que se ha visto. Y también para la capilla de la Encarnación de aquella santa iglesia hizo un celebre cuadro de san Miguel, arrogantísima figura; y otro de san Francisco Javier para la capilla del santo Cristo ¿#?.
Como también dos pinturas de a dos tercias en cuadro, la una del pretorio de Pilatos, y la otra del Calvario con Cristo Señor nuestro crucificado, que están a los lados del sagrario de la capilla del santo Cristo de la Humildad en la iglesia de san Francisco, de la observancia, cosa maravillosa.
En el Real convento de la Victoria pintó la vida de san Francisco de Paula con superior excelencia.
Y para el claustro del convento de san Agustín de la ciudad de Córdoba, el año de 1676, los dos costados que caen hacia la iglesia, y portería, de la vida de este glorioso Doctor; y varios retratos, especialmente el del señor don Fray Antonio Enríquez, y del señor don Fray Alonso de santo Tomas, que verdaderamente parecen de Rubens, o de Vandic.
También pinto el claustro del convento de san Agustín (Demolido 1837) de la ciudad de Granada, aunque en él hay algunos cuadros de otra mano, sin otras muchas pinturas publicas y particulares que hizo, en que se conoce la eminencia de su pincel, que le constituyó acreedor legitimo de los inmortales aplausos de la fama, por su gran dibujo, fresco, y galante manejo, y superior gusto. Además de esto fue nuestro don Juan Niño muy dado a la virtud, y de la Escuela de Cristo, con tanta aceptación, que estando alguna vez indispuesto el Superior, le enviaba a mandar, en virtud de santa obediencia, que hiciese la plática a la Escuela; lo cual ejecutaba con gran admiración, y edificación de los que le oían; porque era hombre versado en buenas letras, y de virtud muy solida, de muy amable trato, y conversación.
Estuvo siempre cargado de obligaciones, y así vivió muy corto de medios; porque al mismo tiempo era sumamente desinteresado, y poco atareado al trabajo.
Le sucedió un caso célebre con un mercader muy rico de Cádiz, viendo que en aquella ciudad había algunos cuadros de Concepción de mano de Murillo, y que había llevado a cien doblones por cada uno, deseando tenerle más barato, y tan bueno, le mando hacer a Niño un gran cuadro del mismo asunto, en que echase el resto. Lo hizo, cuanto alcanzó su habilidad, que aseguran ser cosa superior. Se lo envió y cuanto al precio, lo dejaba a su arbitrio. Le Libró el mercader una cantidad corta, como cien pesos. Don Juan le respondió, que no ignoraba que Murillo había llevado a cien doblones por las suyas, y que lo qué él le enviaba era un precio muy desigual. El mercader le replicó, que a querer gastar cien doblones en aquella pintura, hubiera acudido a Murillo y no a él, y cierto que no tenia razón, porque yo no les hallo diferencia sino es en la fortuna.
Últimamente resolvió don Juan Niño, que si la quería presentada, eso muy en hora buena; pero que habiendo de ser pagada, o cien doblones, o el cuadro. El mercader que vio la resolución, le envió el cuadro. Llegó pues a tiempo que; al desarrollarle se halló presente un amigo suyo, y ponderándole mucho la belleza del cuadro, le contó Niño toda la historia que le había pasado con el mercader, a que exclamó el amigo diciendo. Se holgaría él tener los cien doblones para llevársele a su casa. Le dijo don Juan: pues Vmd. no se detenga en eso, sino llévesele, y deme lo que quisiere, o pudiere. No puede ser amigo, dijo el otro, que tasadamente me hallo con trescientos reales: pues aunque fueran trescientos maravedís fuera lo mismo; que mas quiero darlo a un amigo de balde que lo sepa estimar, que a un extraño por el dinero, no sabiéndolo pagar. Este maravilloso cuadro está hoy colocado en el altar mayor de la iglesia de san Pedro de Alcántara (1810 ocupación francesa, 1837 el convento se convierte en plaza de abastos) de dicha ciudad de Málaga con la debida veneración y culto.
Lo cierto es, que en mi concepto no fue inferior a Murillo, como dije, sino en la fortuna; y aun en el dibujo creo que Niño le llevaba ventaja. Pero verdaderamente que a la constelación de cada uno no la pueden mudar de aspecto los méritos, y así no todos encuentran la condigna remuneración del premio.
Murió don Juan Niño en dicha ciudad de Málaga en 8. de Diciembre de 1698, a los sesenta y siete de su edad, con créditos, no solo de pintor eminente, sino de virtuoso, docto, y discreto.


CXCV.

ALONSO DEL ARCO, PINTOR.

Alonso del Arco, llamado por antonomasia el sordillo de Pereda, fue natural de Madrid, y discípulo de don Antonio Pereda: era sordo de nacimiento, y consiguientemente mudo porque la causal de la mudez es la sordera natural, pues no oyendo no aprenden; y no aprendiendo, no pronuncian: y así por falta del uso se entorpecen los órganos de la pronunciación, como dijimos en otra parte.
Bien se acredita esta experimentada verdad en nuestro Alonso del Arco, pues en edad ya crecida entró totalmente mudo en casa de Pereda; y, o bien porque la sordera no era total, o bien porque se hubiese algo moderado, llegó a experimentarse que oía alguna cosa a con lo cual, y el trato de los mancebos, que harán hablar los mudos, y mas que Pereda tenia muchos, llegó a prorrumpir poco a poco en hablar, aunque con gran balbucencia; pues aun habiéndole yo conocido en los años mayores, se explicaba con tal torpeza, y con palabras tan siniestramente pronunciadas, y entendidas, que era la risa de cuantos le escuchaban; de suerte, que una conversación suya era un entremés muy divertido.
De esta manera pues prosiguió nuestro Alonso del Arco en casa de Pereda, aprendiendo el arte de la Pintura, en que aprovechó más que medianamente, llegó a hacer cosas muy buenas; y especialmente retratos los hizo muy excelentes, y parecidos. Bien lo acreditan los que tiene de su mano de los Reverendísimos Generales de san Juan de Dios, Orden de Hospitalidad, en el salón del convento de esta Corte, llamado de Antón Martin (Derribado 1858), que fue su fundador, donde los hay muy parecidos, y muy gentilmente pintados.
No lo son menos otros que tiene en la Merced Calzada de esta Corte (Saqueado por los Franceses, destruido 1840); y otro de la Señora fundadora de las Mercedarias, del título del santo Rey Don Fernando, también muy parecidos, y bien pintados, junto con otros cuadros de historia en una y otra parte, hechos con muy buen gusto; porque su manera de pintar era de muy grato colorido, aunque en el dibujo no muy especulada, especialmente en la mayor edad. Bien se califica en los cuadros que tiene en el claustro de los Trinitarios Descalzos de esta Corte, que son de la Concepción, y Asunción de nuestra Señora, hechos en su mocedad (la Concepción, anunciación , ya dije que A.Palomino usa anunciación como concepción, sobre todo si está el espíritu Santo, y Asunción , que las propiedades dan como origen los trinitarios no se parecen mucho, lo hago notar), con superior gusto en el colorido, y muy especulados en el dibujo, y todo de su invención; que aunque se hallan muchos cuadros suyos tomados, o hechos por estampas, es porque los discípulos los hacían por ellas, y él los retocaba, o los acababa.
Son de su mano todas las pinturas, que están en el retablo, lunetos, y pechinas de la capilla de nuestra Señora de la Novena, que es de los comediantes de esta Corte (Convertida en polvorín fue bombardeada y destruida en 1936), sita en la Parroquial de san Sebastián; y es de lo mas adelantado que hizo. Como también otro cuadro de san Juan Bautista, que está en la misma iglesia, con un retrato de un clérigo con su sobrepelliz, harto bien hecho.
También es de su mano la pintura de una santa Teresa, que está en la capilla del santo Cristo de san Salvador, hecha con muy excelente gusto.
Como también otra del patriarca san José, que está en la ermita del ángel, extramuros de esta Corte (Demolida por ruina en 1772), en el colateral del Evangelio.
Es de su mano también el cuadro de la Presentación de nuestra Señora, que está en el altar mayor de las niñas de Leganés (Derribado en 1911).
También tiene muchas pinturas de su mano en el Real Monasterio de san Gerónimo de esta Corte #.
Y en el convento que dijimos de Antón Martin, en el Hospital general, en el convento de nuestro padre san Francisco el buen Pastor del sagrario, y otros cuadros en la capilla de los Lujanes.
Pero sobre todo, las dos historiejas que tiene en la capilla de san Isidro, detrás del tabernáculo, que la una es de los celos de san Isidro; y la otra del Nacimiento de la Virgen: y a los lados de está san Joaquín, y santa Ana, que son de lo mejor que he visto suyo.
Como también el cuadro de san Joaquín con su hija santísima, que está en frente de la puerta principal en la iglesia de san Bernardo de esta Corte.
Tiene también algunos lienzos en el convento de los Capuchinos del Prado; pero muchos mas en los del Pardo, en la capilla del santo Cristo.
Y finalmente pintó tanto, que apenas hay iglesia, o casa en esta Corte, donde no haya algo suyo: y así mismo en los lugares del contorno, hasta en la ciudad de Toledo, donde he visto muchas cosas suyas #.
Pintó también al temple con excelencia, como lo manifestó en las entradas de reina, funerales, y canonizaciones que se ofrecieron en su tiempo.
Pero llegó en la mayor edad a estragarse de suerte en el pintar que era una mala vergüenza, porque además de lo decrepito de la edad, la miseria de los tiempos, viendo lo poco que lo pagaban, como estaba enseñado a mejor fortuna, lo aligeraba mucho, en que especialmente su mujer tenia gran parte: porque llegando a ajuste de cualquiera obra, viendo ella que no se convenían en el precio, se convenía ella con el dueño de la obra; y a su marido, como era tan sordo, le decía que sí, que ya estaba convenido en el precio que el quería, porque no se fuese el pecador sin absolución, a causa de las muchas obligaciones y necesidad que tenían: y así ella luego lo mandaba bosquejar a los discípulos por estampas, y él lo acababa, o retocaba; y si en esto se detenía mucho, ella le decía que bueno estaba, que despachase; y si él replicaba que no, porque le daban tanto por aquella pintura, entonces ella le decía la verdad, y con eso aligeraba; porque la mujer era la que recibía y manejaba el dinero: y porque este no faltase para la manutención de sus obligaciones, se ajustaba con el tiempo, y así acudían todos al baratillo.
Últimamente murió por los años de mil y setecientos, y a los setenta y cinco de su edad; y vino su casa a tan suma pobreza, que el Marques de Santiago, viendo la necesidad, y que Alonso del Arco le había servido en muchas pinturas, especialmente en las del Oratorio, que es pieza excelente, movido de su gran caridad, entró religiosas a su costa dos hijas que le quedaron, y a la viuda también la ayudó mucho.


CXCVI.

ELOGIO DE FRAY EUGENIO GUTIÉRREZ de Torices

Fray Eugenio Gutiérrez de Torices, religioso del Real y Militar Orden de nuestra Señora de las Mercedes, podemos decir que fue pintor de Escultura, y escultor de Pintura, porque habiéndose dedicado su peregrino ingenio a imitar con la cera las obras de naturaleza, llegó a ejecutarlo en grado tan sublime, que pintando con las ceras lo abultado, y abultando con buril lo colorido, dejaba en dudosa cuestión lo imitado con lo verdadero. Y así fue el mayor, a lo menos en este asunto, que se conoció en su tiempo, de cuya loable habilidad tuvo muchos discípulos, pero ninguno que le igualase; quedando él siempre único en el concepto de los primeros hombres de una y otra facultad. Por lo cual Colona, y Miteli, celebrados ingenios italianos en la Pintura, de quienes hicimos mención en la vida de Velázquez, viendo obras suyas decían: Che quello era un miracolo della natura.
Bien lo acredita hoy en esta Corte un escritorio que cada gaveta tiene un cajón, en que se representa un paisaje con diversas ideas, cosa en extremo peregrina, que está en poder de don Juan Gutiérrez de Torices su sobrino, hijo legítimo de don Juan Gutiérrez de Torices, criado mayor que fue del Excelentísimo Señor Conde de Santisteban.
Y a este tenor hizo otras muchas obras, de las cuales hay una en el Escorial del glorioso doctor san Gerónimo, que se guarda, y se enseña como joya peregrina: y algunas están colocadas en los mejores gabinetes de los mayores Príncipes de Europa, sin otras muchas que logramos en esta Corte.
Y en Trujillo el señor don Francisco de Mendoza, Marqués de san Miguel, conserva unos cajones de mano de Fray Eugenio como unas joyas preciosísimas #.
Fue sacerdote, y muy religioso, ejemplar, y observante; y murió de ochenta años de edad en este convento de Mercenarios calzados de esta villa de Madrid, en donde fue maestro de ceremonias, y eminente en la inteligencia de este importante y sagrado ministerio, y fue cerca del año de mil setecientos.


CXCVII

PEDRO ROLDAN, ESCULTOR.

Pedro Roldan, natural, y vecino de la ciudad de Sevilla y de muy ilustre familia, fue eminente escultor, pintor, y arquitecto, y el primero que hizo las cabezas de los niños con graciosa compostura de pelo, porque antes las hacían todas con tres moñitos, uno arriba, y dos a los lados: y así mismo en todo lo demás fue superior su habilidad, como lo acredita el San José de su mano, con el Niño Jesús en los brazos, que está en la capilla de su nombre en aquella santa iglesia con extremada gracia y donaire.
Fueron también de su mano las célebres estatuas del triunfo del santo Rey Don Fernando, que erigió aquella gran metrópoli en celebridad de su canonización el año de 1671.
Y entre otras obras públicas que este singular artífice tiene en aquella ciudad, son muy señaladas la historia del Descendimiento de la Cruz, que está en la capilla de los Vizcaínos; y la del entierro de Cristo, además de otras cosas, en el retablo de la iglesia de la Caridad, de figuras aun mayores que del natural. Y no las realza poco el haberlas encarnado y colorido el eminente pincel de don Juan de Valdés, de quien ya hicimos mención.
También es de su mano una imagen de la Concepción purísima, que está en Córdoba en la iglesia de los Trinitarios Descalzos, cosa peregrina, que la hizo en oposición de la de Mena, que esta en la capilla del Ilustrísimo señor don Fray Alonso Salizanes en aquella santa iglesia, donde también hizo la arquitectura de un retablo.
Y en las Becas, colegio de la Compañía en Sevilla (1827 ya como cuartel explotó el polvorín, quedó arruinado), hizo la traza para el templo, y la escultura de piedra; y la figura de la Concepción que está en la portada.
En la cartuja de dicha ciudad, hizo el sagrario, y las historias que le adornan #,#,#,#.
En el convento de san Pablo, Orden de Predicadores, el santo Apóstol que está en la portada, mayor que del natural (Destruida la portada en 1889 queda Fotografía). Y en la puerta de dentro, el santo Domingo de piedra; y de la misma materia los santos Doctores que están dentro de la iglesia, y unas historias en las pechinas. Y en la capilla de la entrada hizo también la sagrada imagen de María santísima de los Dolores, que llaman nuestra Señora de la Antigua, que es la devoción de toda Sevilla.
En santa María la Blanca hizo una capilla de talla de yesería #, con historias de medio relieve, cosa excelente, y otra en Regina (1836 destruida, sobrevive la capilla del rosario, 1905 destruida totalmente) por diferente camino.
En Jaén hizo en la Catedral unas historias de piedra de la vida de Cristo Señor nuestro el año de 1675, y también los Doctores, y Evangelistas de piedra; y el de 1694, hizo la estatua del santo Rey #, que está en la fachada de dicha iglesia.
Fue nuestro Roldan muy timorato, especulativo, y solitario, y muy sufrido en los agravios.
Estuvo casado con una señora muy principal llamada doña Teresa de Mena y Villavicencia, de cuyo matrimonio tuvo, entre otros, un hijo de su mismo nombre, muy su heredero en la virtud, y habilidad; y una hija, que fue doña Luisa Roldán, de quien haremos mención.
Murió el dicho su padre, y en dicha ciudad Sevilla, el año de mil setecientos, y a los 76 de su edad, no solo con créditos de eminente artífice, sino de venerable varón, por su eximia virtud, y buen ejemplo.


CXCVIII

DON PEDRO NÚÑEZ DE VILLAVICENCIO. Pintor.

Don Pedro Núñez de Villavicencio fue natural de la ciudad de Sevilla, y de ilustre familia de los Villavicencios, tan conocida como numerosa en estos reinos, por cuya causa el Señor Carlos II decía, que los Villavicencios no eran linaje sino nación. Fue Caballero Gran Cruz de la Religión de san Juan Jerosolimitano, y tan inclinado a la Pintura, que después de haber tenido algunos principios en Sevilla, se aplicó en Malta a la escuela del caballero Matías (Mattia Pretti), por otro nombre el Cavalier Calabrés, que fue de la misma Orden, y eminente pintor: y aprovecho tanto en el arte nuestro don Pedro, que en especial las cosas que copiaba de su maestro, no se distinguían de los originales.
De esta clase vi yo una santa María Magdalena de su mano ¿#?, que verdaderamente la tuve por del caballero Matías.
Hizo también muchos cuadros de su invención, siguiendo el estilo de Murillo en algunos juegos de chulillos desharrapados, hechos por el natural, de los cuales yo vi uno, ejecutado con extremada gracia, y propiedad, el cual lo presentó a el Señor Carlos II, y está en el palacio de la Zarzuela: y es un paseo, como el del arenal de Sevilla, con un aguador, y otras casualidades de aquel célebre sitio, hecho con extremado primor.
Otra diferente presento al señor Conde de Monterey don Domingo de Haro y Guzmán, gran aficionado, y protector de estas artes.
Y sobre todo hizo nuestro don Pedro, retratos con superior excelencia, así en lo parecido como en la gran fuerza de lo pintado, siguiendo aquella gran escuela de su maestro, que era la del Guarchino (Guercino), como lo manifiesta el celebre retrato que hizo del Ilustrísimo señor don Ambrosio Ignacio Spínola, y Guzmán, que anda en estampa, y en extremo parecido.
Continuó siempre don Pedro el servicio del Rey, y en decorosos empleos de su religión, en que murió por los años de mil setecientos, y a más de los sesenta de su edad, Se tiene entendido que fue en Sevilla su patria.


CXCIX.

LICENCIADO DON FRANCISCO OCHOA, y Antolínez, Pintor. Francisco Antolinez y Sarabia , Francisco Ochoa de Meruelo y Antolinez

El licenciado don Francisco Ochoa de Meruelo y Antolínez, hermano de don José Antolínez, y natural de la ciudad de Sevilla, fue Abogado de profesión, pero tan aficionado a la Pintura, que se aplicó a ella tanto en dicha ciudad en la escuela de Murillo, que solamente en los ratos ociosos de su estudio de las leyes, se adelantó de suerte en ella, que viendo yo en esta Corte una lámina de su mano, de cosa de una tercia, de nuestra Señora con su hijo santísimo niño, como cuando estuvo su majestad en Egipto, asistiendo algunas piadosas mujeres a lavar, y tender la ropa del Niño Dios, la tuve por de Murillo, y la tasé en cien pesos: cosa cierto extremada.
Y habiendo venido a esta Corte a diferentes pretensiones, como con efecto fue Alcalde mayor en varias partes, se ayudaba de la Pintura en estos vacíos; y entretanto se socorría pintaba algunas historiejas de la vida de Cristo, y de la Virgen; y también de la historia de Abraham, Isaac, y Jacob en paisajitos de muy buen gusto: y en la que se quería detener, era superior cosa; y los ponía a vender en Palacio, y otros sitios públicos, y los despachaba muy bien, porque parecían excelentes; y así hacía varios juegos de a seis, de a ocho, o doce historiejas de a vara, o tres cuartas, y al instante las despachaba; y con esto se mantuvo lo más de su vida, sin sacar la cara a decir suyas eran, por no perjudicar a su empleo, de que solo tenia el nombre, porque era de genio tan atronado, que si iba a algún lugar con algún empleo de justicia, a pocos lances salía a palos, o a uña de caballo, porque tenia fuertes cascos, y luego vuelta a pretender, y a pintar; y cierto que tratado, era hombre de linda conversación, muy noticioso, y erudito, y de tan feliz memoria, que a cada cosa sacaba un texto, y no solo de leyes, sino autoridades de humanistas, y de todas buenas letras; pero por otra parte era hombre de tecla, extravagante, y maniático.
También hacia retratitos pequeños con excelencia, de los cuales yo vi uno de una hija suya, que podía competir con todo lo mejor de esta línea: enviudó, y con ánimo de ordenarse de sacerdote vistió el hábito clerical; pero por sus extravagancias no llegó el caso.
Y en fin, con esto, y con la manía de soy letrado, y no pintor, le dio el mal de la muerte a los cincuenta y seis años de su edad, cerca del año de 1.700, viviendo en el barrio de Lavapiés, y se enterró en la Parroquial de san Millán.


CC

PEDRO ALONSO DE LOS RÍOS, ESCULTOR.

Pedro Alonso de los Ríos, natural de la ciudad de Valladolid, donde tuvo sus principios en la escuela de su padre, llamado Francisco Alonso, y muy gentil escultor, fue vecino de esta Corte, y escultor de gran crédito, como lo testifican sus obras, dignas del mayor aplauso.
De su eminente mano es aquella soberana imagen de la Concepción purísima que está en la capilla de los confiteros, en la Parroquial de santa Cruz de esta Corte (1763 incendio inmcaculada destruida), que es el esplendor de aquel sagrado templo. También lo es la célebre estatua de san Benito, que está en la capilla mayor de san Martin, y la de santa Gertrudis la Magna, dilectísima esposa de Cristo, que está en la capilla de su nombre en dicha Iglesia; como también la de santo Domingo de Silos, y la imagen de nuestra Señora de Valvanera, que está allí en su capilla particular (Todo perdido).
También es de su mano, la eminente estatua de san Juan de Sahagún, que está en san Felipe el Real (1718 incendio, destruido) de esta Corte en su capilla.
Y la de Cristo Señor nuestro crucificado, que llaman de la Buena muerte (Ardió en San Andrés en 1936), que está en el atrio, o pórtico del convento de nuestro Padre san Francisco de esta Corte.
Y la célebre estatua del glorioso patriarca san Bruno, que está en el retablo de la sala de Capítulo de la Real cartuja del Paular, se dice también ser suya; sin otras muchas estatuas que hizo para fuera de Madrid, y casas particulares.
Murió en esta Corte de poco mas de cincuenta años de edad, por el 1.700.


CCI

FRANCISCO GUIRRO, PINTOR CATALÁN. Francesc Guirró

Francisco Guirro, natural de la ciudad de Barcelona, fue muy excelente pintor, como lo acredita el gran cuadro que hizo de santa Mónica viuda, que está colocado en el altar mayor del convento de Recoletos Agustinos (1909 semana trágica, 1936 totalmente destruido), advocación de dicha santa: del cual no se ha podido adquirir mas noticia de su muerte, sino que fue, con poca diferencia, a los setenta de su edad, por los años de 700.


CCII

MATEO GILARTE, PINTOR.

Fue Gilarte natural de la ciudad de Valencia, donde aprendió con gran ventaja el arte de la Pintura en la escuela de los Ribaltas y después de haber cursado las academias de aquella tierra, pasó a la ciudad de Murcia, donde hizo demostración de su habilidad, con gran fundamento en el dibujo, y buen gusto en el colorido, así al óleo, como al fresco.
Pintó la iglesia de nuestra Señora del Rosario al fresco, a expensas de la ilustre cofradía de caballeros de aquella ciudad, donde ejecutó cuatro historias con singular acierto: la una de la reina Esther desmayada delante del Rey Asuero: la otra del glorioso patriarca santo Domingo cogiendo rosas en compañía de otros religiosos: la tercera es la lucha de Jacob con el Ángel: y la cuarta el misterio de la zarza que ardía sin consumirse. Y por premio de sus tareas le honraron aquellos caballeros haciéndole Mayordomo, siéndolo al mismo tiempo el ilustre caballero don Payo Afán de Ribera, y otros principales comisarios de la obra; y en elogio de sus aciertos se le escribió un certamen, que se dio a la estampa.
En el refectorio de dicha casa hay otro gran cuadro suyo apaisado, de aquel célebre caso en que habiendo faltado pan en un convento del glorioso patriarca santo Domingo, los ángeles milagrosamente lo trajeron; y está el refectorio hecho con admirable perspectiva, con la comunidad, y los ángeles sirviendo con unas cestas de pan.
En la dicha capilla junto a la reja de la iglesia del convento, está un gran lienzo de la batalla de Lepanto, en que echó el resto de su habilidad: y se dice que para hacer esta obra tan magnífica, se ayudó del célebre batallista capitán de caballos Juan de Toledo, que asistió mucho tiempo en aquella ciudad, siendo parciales e íntimos amigos; de suerte, que no se desdeñaba el uno de que sus obras las tuviesen por del otro: prueba de su recíproca confianza.
Y por eso habiendo hecho Toledo el lienzo principal de la Asunción de nuestra Señora, de la congregación de caballeros seculares en el colegio de san Esteban de la Compañía de Jesús de dicha ciudad (Convertido en cuartel 1777, ahora palacio presidencia regional), que solo en él pudiera conocerse lo ingenioso de su autor, pintó Gilarte la vida de nuestra Señora en la misma congregación, en diferentes lienzos #,#,#,#,#,#,#,#.
Hizo también otras muchas obras públicas, y entre ellas no son de omitir el lienzo de la Concepción, que está en un testero del claustro de la Trinidad; y el de los sueños de san José, frente del trascoro de la santa iglesia.
Y por omitir prolijidad, solo aseguro que no fueron menos célebres sus obras particulares que las públicas.
Murió cerca de los años de 700 en lo florido de su edad, que apenas tenia cincuenta y tres años.
Quedó una hija suya llamada doña Magdalena Gilarte, que parece le heredó a su padre la habilidad, y el ingenio.


CCIII.

BARTOLOMÉ VICENTE pintor de Zaragoza.

Fue Bartolomé Vicente natural de uno de los lugares de la comarca de Zaragoza: estudió el arte de la Pintura en esta Corte en la escuela de Carreño, y tuvo forma de pasar al Escorial a copiar muchas de aquellas célebres pinturas, en que gastó siete años: después de los cuales volvió muy aprovechado, y pasó a Zaragoza, donde hizo muchas, y excelentes obras, y especialmente un gran cuadro de su estudio para el teatro de aquella Universidad, cuyo asunto es la cárcel de san Pedro, cuando le libertó el ángel, donde se conoce su caprichoso concepto, y hermoso colorido, imitando la manera del Basano: fue muy dado a la Matemática, de que daba lección a muchos discípulos.
Hizo también paisajes con excelencia, y pintó al fresco muy bien como se ve en la media naranja, y pechinas de la Virgen de los Remedios, en el convento de Agustinos Descalzos (destruido en el sitio de Zaragoza) de dicha ciudad.
Murió en ella, ya de setenta años de edad por el 1.700.


CCIV.

DON FRANCISCO DE VERA CABEZA de Vaca

Don Francisco de Vera Cabeza de Vaca, natural de la ciudad de Calatayud en el reino de Aragón: fue persona de tan conocida calidad, que llegó a ser paje del Señor Don Juan de Austria, estando su Alteza en aquella ciudad de Zaragoza.
Y con el motivo de la gran afición que el Señor Don Juan tenia a la facultad de la Pintura, tuvo don Francisco la ocasión franca para lograr su natural propensión a esta arte, en que habiendo aprovechado mucho con las instrucciones de su Alteza, que aseguran fue su principal maestro, llegando el caso de venirse el Señor Don Juan a Madrid, obtuvo licencia don Francisco para retirarse a su tierra, por gozar de su apetecida quietud, a que le inclinaba su bien templado genio; y allí se mantuvo de su hacienda patrimonial con gran ejemplo, y decencia, ocupando los ratos ociosos en el virtuoso deleite de la Pintura, ya para el ornato de su casa en algunas cosas de gusto; ya para iglesias pobres; y ya para regalar a algunos amigos, especialmente con retratos, que los hizo con excelencia.
De esta suerte pasaba su vida con créditos de eximia virtud; y entre otras cosas, que publican de sus loables costumbres, y repetidos favores que recibió del Cielo, es fama en aquella tierra, que se le apareció María santísima Señora nuestra para que la retratase en un gran cuadro que hizo de la Familia Sacra, que hoy se venera en la sala capitular de los canónigos de Santa María la Mayor de aquella ciudad de Calatayud (muy deteriorada). Y también aseguran, que todos los días antes de pintar, confesaba y comulgaba con singular devoción y ejemplo.
Murió en dicha ciudad cerca de los años de 1.700, a los sesenta y tres de su edad, dejando inmortalizada su fama, aun más que con los rasgos de su pincel, con los esplendores de su virtud.


CCV.

DE OTROS PINTORES CELEBRES DE LA ciudad de Zaragoza.

En la inclita ciudad de Zaragoza ha habido otros pintores, que aunque su habilidad no ha sido general, la han tenido muy particular en algunas cosas: como en retratos Asensio, en flores Polo, en paisajes Pertus, en batallas Rabiella, y en arquitectura, y ornatos Francisco Plano, que aseguran no le hacían ventaja los célebres boloñeses Colona, y Miteli. Todos los cuales florecieron, y acabaron en el reinado del Señor Carlos II, y por los dichos nombres son allí conocidos.


CCVI.

GREGORIO DE MESA, ESCULTOR.

Gregorio de Mesa, natural de la ciudad de Calatayud, en el reino de Aragón, y vecino de la ciudad de Zaragoza, fue excelente escultor; y aunque no tuviéramos noticia de obra señalada suya, bastaba para su abono el haberlo celebrado por escultor famoso don Claudio Coello, pintor de Cámara del Señor Carlos II, cuando vino de Zaragoza de pintar aquella eminente obra del colegio de la Mantería.
Estudió dicho artífice en las academias de Tolosa de Francia, en que aprovecho tanto, que hizo célebres estatuas, y de crecido tamaño, y premio: como son el san Miguel de los navarros de estuco en Zaragoza, mayor que el natural; y otras dos de san Bruno, cosa eminente para la santa cartuja de Aula Dei ¿#?.
Murió en dicha ciudad de poco mas de sesenta años por el 1.701.


CCVII.

MIGUEL DE RUBIALES, ESCULTOR.

Miguel de Rubiales, natural, y vecino de esta villa de Madrid, fue escultor excelente, como discípulo del gran Pedro Alonso, cuya escuela y vecindad siempre observó, siendo muy estudioso y especulativo en sus obras, como lo manifiesta aquel célebre paso del Descendimiento de la Cruz (Destruido en 1936 en la ¿parroquia, o iglesia? de Santa Cruz, queda fotografía), que se saca la semana santa, y está en el Colegio de santo Tomás de esta Corte en la capilla de nuestra Señora del Rosario.
Y también es de su mano el paso de santa Helena, que está en la iglesia del Carmen Calzado ¿#?; y la imagen de nuestra Señora de la Soledad (desaparecida), que se venera en capilla particular en la iglesia del convento de la Merced Calzada (Desamortizado).
Murió de sesenta años de edad, con poca diferencia, por el 1702, y se enterró en la iglesia Parroquial de san Millán de esta Corte.


CCVIII

DON ISIDORO ARREDONDO, PINTOR de su Majestad. Isidoro Bernardo Arredondo

Don Isidoro Arredondo, natural de la villa de Colmenar de Oreja, nació por el año de 1653; y habiendo recibido sus padres en él gran inclinación a el arte de la Pintura, lo enviaron a Madrid a la escuela de don José García, hombre de raro, y extravagante humor: y habiendo estado allí algunos meses, lo traspasaron sus padres a la escuela de don Francisco Rizi, donde aprovecho tanto, que en pocos años, habiéndose empleado con su maestro en algunas obras del servicio de su majestad, la primera noticia que tuvimos de que tal pintor había en el mundo, fue haberle hecho merced de su pintor el Señor Carlos II, y con el goce, y gages desde luego.
A esto se siguió el casarle su maestro con una doncella que había criado en su casa desde niña, llamada doña María Veguillas, mujer de singular virtud, y habilidad en todo lo casero, y de un natural angélico, y no lo siendo menos el de don Isidoro, vivían con una paz celestial.
Murió Rizi, y le dejó a don Isidoro por heredero de todo el espolio, y estudio de la Pintura, que era muy cuantioso; pues solo de borroncillos, dibujos, y trazas de Rizi no tenían número, ni precio.
Mucho le importó a Isidoro esta herencia, pues ayudado de este caudal, no se le ofrecía obra en que no encontrase diseño, traza, o dibujo de su maestro para su desempeño.
Y así hizo muchas obras públicas, y particulares; especialmente un gran cuadro de la Encarnación para fuera de Madrid de veintiún pies de alto, muy historiado; así con el acompañamiento de gloria correspondiente, como en el de las Sibilas, y Profetas, en la parte inferior, que en algún modo anunciaron la Encarnación del Verbo, y venida del Mesías.
También hizo dos cuadros grandes para los colaterales de la iglesia del convento de nuestra Señora de Constantinopla en esta Corte: el uno de san Luis Obispo, y el otro de Santa Clara, cuando con el Santísimo en sus manos ahuyentó los bárbaros que intentaban asaltar el convento: y también es suyo el san Francisco de Asís, que está en el sagrario del altar mayor, son también de su mano otros dos cuadros, que hizo de la vida de San Eloy para los costados de la capilla mayor de la Parroquial de san Salvador de esta Corte.
Pintó también en palacio un gabinetillo de los del cuarto de la reina, y en la galería del cierzo dos historias de la fábula de Siquis, y Cupido, que allí se ejecutó, y fue la una, cuando su padre y hermanas la fueron a visitar en su palacio: y la otra, cuando Siquis curiosa quiso examinar con la luz el amante que la festejaba estando dormido, y despertó cayéndole una pavesa de la luz, de que se siguió su ruina, y desamparo,
Pintó también mucho Arredondo en los teatros de las comedias al temple, y en otras obras de entradas de reina, y exequias de personas Reales.
También pintó al fresco, especialmente en el Retiro, ayudando a sus compañeros en el ornato de la cámara, y cuarto de la reina, y frontis del despacho del Rey para la venida de la Serenísima reina Doña María Ana de Neoburg, segunda esposa del Señor Carlos II.
Fue muy querido del Rey nuestro Isidoro, no solo por su habilidad, sino por su mucha bondad, honrado, y apacible genio; y así tuvo el goce completo de su plaza desde luego, y logró algunas ayudas de costa muy considerables por el Real bolsillo de gastos secretos.
Pero desde el año de 700, comenzó a adolecer de unos flatos que le molestaban mucho; y después de varios remedios, se le subieron a la cabeza, y especialmente a un oído, donde era tal el tormento que padecía, que apuradas ya las medicinas, le mandaron sangrar; se ejecutó así, y en la misma sangría espiró.
Fue este fatal suceso por el mes de Marzo de mil setecientos dos, a los cuarenta y ocho años de su edad, con gran quebranto de sus compañeros, y amigos, y de todos los que le conocían, por su amable modesto, y apacible trato, además de su gran habilidad.


CCIX.

MOSEN VICENTE BRU, PINTOR,

Mosen Vicente Bru fue natural de la ínclita ciudad de Valencia, y desde sus tiernos años inclinado a las letras, en que aprovechó con tal felicidad, que en todas era el mas adelantado de su curso: pues de 18 años había ya concluido el de la sagrada teología con admiración de toda aquella insigne Universidad, de suerte, que los padres Dominicos, en cuya escuela estudió, solicitaban con grandes ansias que tomase el hábito de su Orden; y en medio de esto fue tal su afición a la Pintura, que a los 15 años comenzó a dibujar por su gusto en casa de Conchillos, y en breve tiempo aprovechó de suerte, que se dejaba atrás a los muy adelantados.
Y al mismo tiempo aprendió la solfa, tocar arpa, y vihuela con tal felicidad, que verdaderamente parecía un monstruo de ingenio.
Llegó pues a adelantarse de suerte en Pintura, que fue uno de los sujetos elegidos para las pinturas de los retablos del cuerpo de la iglesia de san Juan del Mercado de aquella ciudad, donde ejecutó tres: que son, la de Todos los Santos, la del Jordán, y la de san Francisco de Paula, que verdaderamente acreditan lo elevado de su ingenio; de suerte que parece que próvida la naturaleza, recopiló en breve tiempo lo que había de conferirle en muchos años, previniendo lo poco que había de vivir, pues murió a los veintiuno de su edad, el 22 de Febrero de 1.703, sin obtener órdenes mayores mas que la de Epístola, con gran quebranto de toda aquella ciudad, que admiraba no solo este portento, sino el de su ejemplar vida, y dichosa muerte.
Y si hubiera vivido, no hay duda que llegara a ser uno de los más lucidos ingenios de aquel reino en el arte de la Pintura; pues dejando en breves días los pocos rudimentos que tomó en casa de Conchillos, no tuvo mas maestro que el ver las obras de los otros, y especialmente del que fue a pintar la iglesia de san Juan del Mercado, y su propio estudio y especulación, estimulado de un ingenio altamente dotado del cielo.
Después de su muerte compró un francés aficionado a la Pintura sus dibujos por mucho precio, y estimación.


CCX.

DON VICENTE DE BENAVIDES, PINTOR.

Don Vicente de Benavides, natural del África, en el presidio de Oran, nació estando allí su padre ocupado en servicio del Rey; y continuándole, pasó a España, y a esta Corte con su hijo, donde este aprendió el arte de la Pintura en la escuela de don Francisco Rizi.
Son de su mano las efigies que están debajo de los portales de Santa Cruz (1868 derribada), hacia la Zapatería de viejo, y hacia la callejuela de la Sal.
Y aunque en lo que toca a las figuras no tuvo gran gusto, en la arquitectura, y adornos fue eminente; y así lo practicó casi toda su vida en la manipulación de los teatros, y mutaciones de las comedias, que continuamente se ejecutaban en el Retiro para el servicio, y diversión de sus majestades, haciendo el dicho don Vicente muy ingeniosas trazas para este efecto, y ejecutándolas con singularísimo acierto, por el gran manejo que llegó a adquirir en el temple, y superior inteligencia en la perspectiva: en cuya atención su majestad le hizo despachar título de su pintor ad honorem.
No tuvo menos inteligencia en el pintar al fresco, como se ve en diferentes obras que se le ofrecieron dentro y fuera de Madrid; y en especial la capilla del santísimo Cristo del Amparo, con su transparente, que está en la iglesia de la Victoria en esta Corte (1836 demolido) junto a la puerta del costado, Y sobre todo la fachada, que hoy se ve de las casas de los señores Alarqueses de loS Balbases, la cual ejecutó al fresco en compañía de Dionis Mantuano con grande acierto.
También pintó la ermita de nuestra Señora de los ángeles (Destruida en 1936), que está en un cerro junto a Getafe.
Era hombre rígido, y fuerte de condición, como verdaderamente africano; y aunque de muchos años atrás se había dejado ya la moda del bigote levantado, él nunca se lo quitó, y así parecía hombre de aspecto formidable, a que no desayudaba lo personal, por ser corpulento y de muy buena estatura, aunque de un pie claudicaba un poco.
Murió. en esta Corte por los años de 703. y a los sesenta y seis de su edad, viviendo en la calle de los Ministriles, y se enterró en la Parroquial de san Sebastián.
Le sucedió una cosa graciosa con don Juan de Laredo, además de otras muchas, y fue, que hallándose Benavides tan prendado de una mujer, que no había forma de sacarle de aquel mal estado por diferentes medios que se habían discurrido, un día estando durmiendo la siesta en el Buen Retiro, en tiempo de las comedias del coliseo, tuvo forma Laredo de meter una caña horadada por el resquicio de la puerta del aposento, y por el otro extremo le decía con voz muy dolorosa: Vicente, Vicente, mira por tu alma, y deja la comunicación de esa mujer que te trae distraído, porque sino serán muy pocos tus días.
Se levantó despavorido Benavides; y como la voz sonaba como si estuviera dentro del aposento quien la pronunciaba, abrió la ventana, lo examinó todo, y no hallando a nadie, salió fuera muy asustado: se encontró con Laredo, el cual le preguntó ¿qué traía? Se lo contó Benavides el caso, todo sobresaltado; y Laredo hallando la suya, le apretó la mano de suerte, que se logró el intento de sacarle de aquel mal estado.


CCXI.

DOÑA LUISA ROLDAN, ESCULTORA EMINENTE.

Doña Luisa Roldan, natural de la ciudad de Sevilla, fue hija, y discípula de Pedro Roldan, escultor eminente; no lo fue menos su hija, pues habiendo hecho en Sevilla excelentes obras, ya casada con don Luis de los Arcos, y con dos hijos, se vino a esta Corte, donde apadrinada de don Cristóbal Ontañón, caballero del Orden de Santiago, ayuda de Cámara del Señor Carlos II, y gran protector de estas artes, tuvo la fortuna de servir a su majestad en diferentes cosas de escultura, y especialmente en un san Miguel del tamaño del natural, que hizo para el Real Monasterio de san Lorenzo.
Tuvo singular gracia para modelar de barro en pequeño, de que hizo cosas admirables, que yo he visto en esta Corte en diferentes urnas; como de la Virgen con su hijo precioso, de santa Teresa; san Pedro de Alcántara; san Juan de Dios, con un pobre a cuestas, y un ángel que le ayuda, y otros semejantes.
Pero sobre todo dejó hecha una imagen de Jesús Nazareno del tamaño del natural, de tan extremada belleza, y afecto compasivo al mismo tiempo, que fue el pasmo y la admiración de toda la Corte. La hizo de orden del Señor Carlos Segundo, a lo que tengo entendido, para el Real convento de san Diego de Alcalá de Henares y por muerte de su Majestad, que sea en gloria, se quedo en poder de doña Luisa. Y después de haber sido pretendido este divino simulacro de diferentes personas, y comunidades, fue últimamente colocado en la villa de Sisante, en la Mancha, junto a san Clemente, y en un convento de religiosas descalzas, con el título de Jesús Nazareno, donde tiene su merecido lugar, por la gran veneración con que es frecuentado de los fieles, y obsequiado de aquella religiosa comunidad. Yo fui a visitar esta sagrada imagen antes que se la llevaran de esta Corte, cuando estaba en poder del dicho Don Luis de los Arcos, ya viudo,  y ¡la tenía en su sala! sobre un bufete, y cubierta con una cortina; la descubrió, y fue tal el estupor que me causo al verla, que me pareció irreverencia no mirarla de rodillas, porque verdaderamente se me representaba ser su mismo original. Y después de haberle estado admirando, y examinando gran rato, nos fuimos a sentar; y volviendo a mirarle, le dije a el don Luis, que si no volvía a cubrir a su majestad, no me sentaría. Tanto era el respeto y la reverencia que causaba, que aseguro me faltan palabras para significarlo; pues no solo la expresión que he dicho de la cabeza, sino las manos, y los pies estaban tan divinamente ejecutados, y con algunas gotas de sangre que corrían, que todo parecía el mismo natural.
A este soberano portento acompañó otra efigie de su madre santísima dolorosa no menos admirable, cuya descripción omito con decir que era de la misma mano, y nada inferior por su camino a la antecedente; y así fue, como lo hizo en vida, acompañando a su hijo santísimo al dicho lugar (Si leemos el párrafo detenidamente, está diciendo que es de su mano, porque podríamos dudarlo, y omite la descripción porque ya la hizo en Gaspar Becerra, con quien la confundiríamos obviamente #).
Murió esta eminente escultora dejando inmortal su nombre por los años de 1.704. en esta Corte, y apenas a los cincuenta de su edad.
Yo la conocí, y visité muchas veces; y era su modestia suma, su habilidad superior, y su virtud extremada.
Y aseguran que cuando hacia imágenes de Cristo, o de su madre santísima, además de prepararse con cristianas diligencias, se revestía tanto de aquel afecto compasivo, que no las podía ejecutar sin lágrimas.


CCXII.

EL INSIGNE LUCAS JORDÁN, PINTOR del Rey.

Lucas Jordán nació en Nápoles por los años de 1628, aunque oriundo de España, en el reino de Jaén de la provincia de Andalucía, donde hay familias muy ilustres de este apellido, por ser uno de los que están colocados en los trescientos escudos del arco célebre de Baeza (El arco fue picado por enfrentamiento contra la inquisición).
Su padre fue pintor de obrador público; por lo cual se aplicó en tan tiernos años, que delante de mí le dijo al Señor Carlos II: que de la misma suerte que a los niños les ponen a aprender la cartilla, al mismo tiempo a él le pusieron a dibujar; y de suerte se hizo en él naturaleza la Pintura, que a los siete años dijo, hacía ya cosas que por ser de un muchacho de aquella edad eran muy celebradas; y con esta ocasión, y la de atenderse solo en su casa a pintar como de feria, adquirió tal manejo que se dejaba atrás a los mas prácticos, y el padre le decía muy de ordinario dándole prisa: Luca fa presto, y por este nombre era en italiano mas conocido que por el suyo propio.
Se aplicó después a la escuela de José de Ribera el Españoleto: y se arrimó tanto a su manera, que hacia cosas de su propia invención, que parecían originales de su maestro, como lo manifestó en el discurso de su vida en varios cuadros que hizo, imitándole, que deja dudoso el juicio más perspicaz, y que a la primera vista hacen titubear al más inteligente.
Después pasó a Roma, donde estudió, y dibujó todas las obras y estatuas de los antiguos, copiando muchos originales de los primeros hombres, con tan extremada atención, y diligencia, que haciéndose dueño de la manera de cada uno, llegó a imitar de suerte a todos, que cada día nos engañan sus pinturas, imitando, ya a Rafael, ya a Tíciano, a Tintorero, a Corezo, y a cualquiera otro de los mas eminentes; de suerte que es menester gran perspicacia para distinguirlas.
Se aplicó también en este tiempo a la escuela de Pedro de Cortona, y le asistió en las célebres obras que pintó al fresco en Roma, adquiriendo en esta especie de pintura tan superior manejo, que llegó a lo sumo de lo que en esta materia se puede conseguir, así en la belleza y buen gusto, como en la celeridad del obrar, que era tanta, que lo que él hacia en un día, no lo haría otro en una semana.
Se volvió a Nápoles, donde fue tanto lo que pintó para diferentes Príncipes de Europa, que llegó a extenderse tanto su crédito, así por esto, como por lo que todos los Virreyes traían, y enviaban de pinturas suyas al Señor Carlos II, que deseando su majestad verle pintar, y que hiciese algo al fresco en san Lorenzo del Escorial, le hizo venir el año de 1692, para cuyo efecto le mandó dar su majestad mil quinientos ducados de plata, haciendo franco cuanto viniese en su navío, que fue muchísimo, y honrándole desde luego con el oficio y llave de ayuda de Furriera, relevándole de servirlo para que tuviese mas libre el tiempo.
Llegó a Madrid por el mes de Mayo de dicho año; y lo primero que pintó, fueron dos cuadros grandes, el uno de la batalla, y el otro del triunfo del glorioso Arcángel san Miguel contra la rebeldía de Lucifer.
Antes de pasar adelante, no puedo dejar de prevenir un error que está muy valido en el vulgo; y especialmente en los que van a ver las maravillas del Buen-Retiro, donde está el primer cuadro de estos dos del triunfo de san Miguel, del cual dicen que Jordán lo hizo en veinticuatro horas, en competencia de otro pintor, que suponen ser Claudio Cuello, que entonces era pintor de Cámara, y que no habiendo el otro podido acabar el suyo en dicho tiempo, se murió de la pesadumbre. Y así, en gracia de la verdad, digo con toda realidad, que todo esto es fábula; porque ni hubo tal competencia, ni tales veinticuatro horas, pues yo fui testigo de todo. Porque habiendo mandado el Señor Carlos II que ninguno entrase a ver pintar a Lucas porque no le embarazasen; y sabiendo que yo había ido, y obedecido su orden luego que se me intimó, le debí tanto a su majestad, que me envió a decir con don Cristóbal Ontañón, que conmigo no se entendía la orden; y así que fuese cuando gustase. Lo hice así, usando de tan grato indulto, y me hallé en todo; y aun el borroncillo para dicho cuadro, que es de blanco, y negro, no lo hizo en las veinticuatro horas, y el cuadro ni en veinticuatro días, ni se soñó tal competencia; pues aunque a Jordán no le contaban los días que pintaba, sino las horas, todavía fueron más de las que corresponden a los veinticuatro días que he dicho. Y afirmo, que una de las mañanas que yo estuve viéndole pintar acabo la cabeza de san Miguel, y no la dejó concluida, diciendo que estaba muy blando el color; y asi es menester advertir que le levantan muchos testimonios.
Después se trató de pintar al fresco la escalera del sagrado monasterio de san Lorenzo del Escorial (Para la descripción de los frescos, del escorial usa un estilo muy recargado que no parece suyo, encuentro que dicen, de un manuscrito de Francisco de los Santos, pero no lo he podido corroborar), donde se determinó expresar la batalla célebre de san Quintín, con su principio, asedio, y asalto, y prisión de el de Memoranci, lo cual se ejecutó en todo el friso de la escalera que va por debajo de las ventanas, por haber sido esta batalla el motivo de la erección de este Real monasterio, a causa de haberse logrado su victoria, que fue la primera después de la coronación del Señor Felipe II, y que dio principio a una paz general, el día del glorioso Levita san Laurencio en el año de 1554, en que su majestad votó la erección de este Real sitio.
Y así hacia la parte del oriente se mira ya en este friso la erección, planta, y disposición de la fábrica con asistencia de su majestad, como fundador, y que puso la primera piedra.
En la parte superior de la bóveda esta la gloria con la Trinidad Santísima, la reina de los Cielos, gran acompañamiento de ángeles, y santos, glorificando a su majestad, en demostración de celo de su mayor honra y gloria con que el Señor Felipe II lo fundó, con la advocación de san Lorenzo su devoto, y el instituto del máximo doctor san Jerónimo en las repetidas alabanzas de su incesante coro. Y así se miran allí en lugar muy señalado estos dos santos, como conduciendo a muchos de esta Regia estirpe, a quienes siguen el Señor Emperador Carlos V, y el Señor Felipe II, ofreciendo al Altísimo Dios sus coronas, y dominios.
En los cuatro ángulos están las cuatro virtudes Cardinales, acompañadas cada una de sus adyacentes, integrales, y subjetivas, en demostración de las que practicaron tan ínclitos Monarcas. Y en los dos espacios colaterales, están en el uno la majestad Regia, y en el otro la Iglesia Católica, por cuya exaltación empeñaron su poder tan excelsas majestades. En los huecos de las ventanas se ven grabadas, como de pórfido, varias hazañas del Señor Carlos V, y a los lados unos graciosísimos chicuelos con los escudos de armas de los reinos de esta vasta Monarquía.
Fue tan plausible esta pintura, que hizo su majestad varias jornadas para verla: y al principio, a un mes comenzada, envió al autor de esta obra su pintor para que reconociese el estado en que iba, y le informase a su majestad muy por menor, así de esto, como de la calidad de lo pintado al fresco, respecto de que hasta entonces en España solo se había visto pintura de Jordán al óleo; lo cual ejecutó muy a la satisfacción, y gusto de su majestad, y crédito de Jordán, el cual acabó esta obra en siete meses, que parece no era bastante tiempo para ejecutar los diseños, y borrones que hizo para ella, así del todo, como de cada grupo de historia particular.

II.
Con aplausos tan merecidos se hizo digno Jordán de ascender por esta célebre escala al cielo de la iglesia de aquel militante empíreo, y celestial emporio, determinando su majestad pintase las bóvedas de su excelsa fabrica, que estaban jaharradas de blanco; y principalmente las cuatro, donde terminan las dos naves colaterales.
La primera que se determinó pintar fue la que cae sobre el altar de nuestra Señora, al lado del Evangelio #, y donde está el depósito de singularísimas reliquias, así de esta gran reina, como de su Hijo santísimo, y de los tres santos Reyes que le adoraron. Y así hizo una maravillosa unión de la Concepción purísima de María Señora nuestra, de la Anunciación, Nacimiento de Cristo, y Adoración de los santos Reyes, como previsto todo en los decretos divinos de la eternidad, donde no hay sucesión de tiempos. Y así mismo puso la caída de Luzbel, arrojado del empíreo por el sagrado Arcángel Miguel, y a los ángeles buenos glorificando al Señor; procediendo efectos tan contrarios de la previsión de tan altos misterios, según la disposición que hallaron en los unos y en los otros.
En las cuatro pechinas de esta bóveda, ocasionadas de los cuatro arcos que la reciben, pintó las cuatro Sibilas, que más claramente anunciaron los misterios de nuestra redención. La primera es la Cumana, que vaticinó la Encarnación del Verbo Divino. La segunda la Eritrea, que predijo la abundancia, y tranquilidad que lograría el género humano con la venida del Salvador. La tercera es la Pérsica, que vaticinó la predicación del Bautista, y el Bautismo en el Jordán. La cuarta es la Líbica, que prenunció los milagros de Cristo, y especialmente el de los panes y peces.
En la bóveda correspondiente al lado de la Epístola se pintó una tropa numerosa de los bienaventurados, cuyas reliquias se veneran en el relicario de aquella capilla, así de mártires, y vírgenes, como de confesores. Y en las cuatro pechinas los cuatro sagrados doctores de la iglesia: con advertencia, que donde había de estar san Gerónimo, esta solo el león, como en guarda de su púrpura, y librería; y más arriba está un ángel tocando la trompeta del juicio final, que tan presente tuvo este santo doctor, a quien señala el ángel al mismo tiempo, que está figurado arriba ante el tribunal supremo, desnudo, y como llamado a juicio, que era su meditación continua.
En la bóveda tercera, que cae hacia la parte del Colegio, se pintó el triunfo de la Iglesia Militante, que en carro triunfal majestuoso, asistida del Espíritu Divino, como lo fue desde lo primitivo de su ser, enriquecida de sus dones, fertilizada de sus frutos, ilustrada de sus doctrinas, y verdades, acompañada de la fe, esperanza, y caridad, y de las demás virtudes, reforzada con los Sacramentos, de hermoso rostro, como de su cabeza Cristo, vestida, y coronada con los ornamentos pontificios: va representando en la silla apostólica la majestad suprema de los Vicarios de Cristo sobre todas las majestades de la tierra, ahuyentando con sus sacras, y divinas luces las horrorosas tinieblas de la herejía, y las obscuridades de los vicios, y descubriendo el verdadero camino del cielo.
Acompañan este soberano triunfo la hermosa comitiva de las virtudes, representadas en doncellas de suma belleza; y las ciencias, así divinas, como humanas, o filosóficas, y matemáticas, todas con la debida distinción, y significación, representada en sus divisas, y trajes. La sagrada Teología preside a otro lado con cetro en la mano, como reina de las humanas ciencias, que reconocidas la sirven. Y la Mística, o infusa, ilustrada con luz sobrenatural en suave reposo, y otros afectos virtuosos, repartidos en las cuatro pechinas; pero los vicios, y los errores abatidos, las herejías, y heresiarcas ahuyentados, y fugitivos, como las tinieblas de la luz.
Ayudan a tirar este triunfal carro los santos Padres, y sagrados Doctores, cuyas reliquias se veneran en las capillas correspondientes, y cuyas cuerdas de oro recoge, y une el doctor angélico santo Tomás, que recopilando todas las sentencias, y doctrinas de los santos Padres, colocó la suya en la alta esfera que la goza la iglesia. Y en el centro de esta bóveda se descubre la Gracia en forma de doncella hermosa, vestida de blanco, en significación de la pureza, adornada de una estola, por la inmortalidad que nos granjea, y alargando la mano, y trabándola con otra que sale de entre unas nubes, da a entender la amistad de Dios para con los hombres que la gozan; repartiendo al mismo tiempo gran copia de dones, significados en la variedad de flores que vierte, de que algunos ángeles forman guirnaldas para solemnizar con hermosos ademanes tan sagrado triunfo.
En la otra bóveda que corresponde sobre la capilla de las once mil vírgenes, cuyas reliquias insignes enriquecen también esta portentosa Basílica, se pintó otro no menos majestuoso triunfo de la pureza virginal; en el cual María santísima, con belleza superior a lo imaginable, acompañada de hermosa turba de aquellas que a costa de tiránicos martirios, o voluntarias mortificaciones, conservaron intacta la flor de su virginal pureza, va presidiendo en la popa del carro triunfal, como reina, y virgen de las vírgenes, suelto el cabello, con tunicela cándida, y manto azul, en demostración de la pureza celestial, con cetro de oro, y con hermoso ademán, conduciéndolas a las deliciosas nupcias del Cordero inmaculado, que se apacienta entre azucenas; el cual se mira expresado a la proa del carro, como sobre un lucido trono, y dos ángeles volando llevan la corona imperial en las manos, como que espera a su Madre santísima para coronarla por Emperatriz de los ángeles, y de las vírgenes: Veni, coronaberis, las cuales ayudan a conducir el carro, con los tirantes tejidos de las hermosas hebras, y obras de sus manos, que vienen a unirse en las del amor divino, que las conduce, y excita al curso de la eterna felicidad, a que aspiran. Hace compañía al Cordero una festiva tropa, de alados niños, con guirnaldas de flores blancas, y encarnadas, con palmas y laureles, para coronar los triunfos amantes de las escogidas esposas del Cordero.
Al amor divino acompañan los auxilios en hermosa volante copia de alados espíritus, disparando suaves flechas de amoroso fuego a las sagradas vírgenes; y otros ángeles de mayor magnitud, vertiendo rosas, llevando uno de ellos un título en que le dice al amor: Ductore sic te preavio. Y en el centro de esta bóveda se ve la Vigilancia, rodeada de ángeles de bello aspecto, con un reloj en la una mano, y en la otra un clarín, cuya sonora voz explica una letra que dice: Prudentes vírgenes, lampades aptate vestras; y todas parece que al impulso de esta voz van siguiendo presurosas con sus palmas, y trofeos la bandera de santa Ursula, como la siguieron las once mil de su compañía, cuyo triunfo se venera en dicha capilla.
Discurren también en otro coro gozosas las santas del estado conyugal, alegres de ver tan bien logrado el fruto del santo matrimonio. Se representa también en el recinto inferior, y pechinas de esta bóveda, algunas de las insignes matronas de la Escritura Sagrada, que fueron sombras de tan soberanas luces: como María la hermana de Aaron; Devora, juez, y profetisa del Pueblo de Dios; la hermosa Joel, que triunfó del General Sisara enemigo del Pueblo Hebreo; Abisag Sunamitis; Ruth con una macolla de espigas; Rebeca con una hidria, o cántaro; Raquel con su cayado de pastora; Susana, Abigail, Esther, y Judith, todas con extremada belleza, ornato, y acompañamiento, según lo requiere su significación, con símbolos muy apropiados a las superiores excelencias, y privilegios de esta gran reina, y Señora, que fue depósito de los tesoros del Amor divino.

III.
En consecuencia de estas cuatro bóvedas de los ángulos de la iglesia, determinó el Señor Carlos II que se pintasen también al fresco las otras cuatro bóvedas del crucero #; y la primera que se ejecutó fue la inmediata a la de la capilla mayor, donde está pintada la coronación de nuestra Señora de mano de Luqueto. Respecto de lo cual, y de estar también expresada su gloriosa Asunción en el retablo, pareció conveniente el delinear en esta bóveda los actos antecedentes de su glorioso tránsito. Este expresó el artífice hacia la parte del mediodía, sobre el llorido lecho virginal de esta soberana reina, a el cual cercan los Apóstoles con dolorosas expresiones de tan lamentable pérdida; y otros que se hallaban en distantes provincias se ven venir conducidos de los ángeles, y de estos asiste numerosa turba, repartidos en diferentes sitios ', cercando el sagrado lecho, y teniendo el pabellón: y en lo alto, con piadosa introducción, se ven descender los gloriosos padres de esta gran Señora, y su felicísimo esposo a recibir su Alma sacratísima; y a los lados de la ventana, en la una parte está Jesé con la floreciente vara que salió de su raíz, símbolo muy propio de esta gran reina; y en la otra Josafat, a cuyo valle había de ser conducido, como lo fue en hombros de los Apóstoles su sacratísimo cuerpo desde Jerusalén a el sepulcro nuevo, que por superior providencia estaba allí prevenido. Y en el capialzado de la ventana están Abrahán, y Isaac en el sacrificio, como principales Patriarcas del árbol genealógico de esta gran Señora, y como los primeros, a quien fue revelada la promesa del Mesías, que como Sol de Justicia había de nacer de esta soberana aurora.
A el otro lado que mira al norte se delineó el sepulcro en que fue colocado su castísimo, y sagrado cuerpo, debajo del cual, en el capialzado de la ventana se ve Jacob en el misterioso sueño de la Escala, suceso bien aplicado a el tránsito de esta gran Señora, a que llamó san Juan Damasceno gloriosa dormición, que conmovió a los Coros celestiales a bajar y subir con gozosas y suaves músicas a su celebridad; a los lados de la ventana están los santos Reyes Josías, y Ezequías, cuyos nombres, según el Doctor máximo, suenan lo mismo que fuego, y fortaleza del Señor, prerrogativas bien acreditadas en esta gran Reyna. Arriba circundan los Apóstoles el sepulcro en varios afectos de admiración, habiendo, echado menos el sagrado cadáver; y otros mirando a lo alto aun conducto de gloria, que se descubre, por donde se supone haber sido el camino de su milagrosa Asunción, lo cual acredita numerosa turba de ángeles, y serafines, que con flores, palmas, y ramos verdes, parece solemnizan la dicha que en su posesión interesan.
La segunda bóveda que se pintó de estas cuatro fue la que está hacia los pies de la iglesia, inmediata a la del coro, donde está ejecutada la pintura de la Gloria de mano de Luquete, y en esta se determinó pintar el juicio universal, en que, además del particular, ha de manifestar la divina Justicia su rectitud en la debida distribución del premio eterno para los buenos, y castigo sin fin para los malos. Para cuya expresión puso el artífice en el medio de la bóveda el majestuoso trono del Supremo Juez, con acompañamiento de ángeles, donde está sentado Cristo Señor nuestro, con corona, y cetro Real, y en la mano derecha una segur, levantado el brazo, como que llegó ya el tiempo de segar las humanas mieses, y separar de la cizaña el trigo, apurado, y limpio, para colocarlo en las deliciosas trojes del Cielo; y a su mano derecha se mira la reina de los ángeles majestuosamente vestida, intercediendo con su hijo santísimo, como Abogada de los pecadores; y a la una, y la otra parte cercan los sagrados Apóstoles la cumbre del trono, concurriendo también como Jueces en este horroroso, y severo tribunal.
El sagrado estandarte de la Cruz se mira en el aire a la vista del Juez Supremo, cercada de resplandores, y lo restante de aire se representa melancólico, y funesto: el Sol, Luna, y Estrellas, con desmayadas luces, dan señales de las que han de preceder a aquel tremendo día, que ha de ser parasismo de la naturaleza toda.
Hacia los cuatro ángulos de esta bóveda se miran cuatro ángeles con sus trompetas, esparciendo a las cuatro partes del mundo aquel horrendo sonido de la trompeta del juicio, que ha de resonar en las cavernas mas ocultas de la tierra, y en los sepulcros mas escondidos de todas las regiones del mundo. La Asia, y la Europa están a los lados de la una ventana, y a los lados de la otra están África, y la América, todas bien expresadas con sus divisas; y a la una, y la otra parte se descubren varios sepulcros abiertos, de donde van saliendo algunos esqueletos, y otros a medio vestirse de carne, otros milagrosamente subiendo ya resucitados: en cuya variedad de simetrías, y anatomías, con la diferencia de coloridos en la diversidad de sexos, en esta y las demás historias, se descubre la eminente comprensión que tenia el gran Lucas Jordán de la estructura, y organización de la figura humana en todos los estados y accidentes que la inmutan.
Sobre las ventanas en término distante se ven ya congregados numeroso concurso de hombres, y mujeres, unos i la mano derecha, y otros a la siniestra del Juez, separados por ministerio de ángeles, y conducidos a oír aquella última definitiva sentencia de su felicidad, o infelicidad eterna: cuya ejecución se ve en los de la mano derecha, que alegres caminan, acompañados de espíritus angélicos, a gozar del sumo bien que les está preparado: y en los infelices de la siniestra, que lamentando con desesperación su desdicha, son violentados de espíritus infernales a precipitarse por la horrible boca de un dragón, que vomitando con extraña ferocidad voraces llamas de azufrado fuego, manifiesta el infeliz, y despiadado tormento a que son destinados por su eterna condenación.
A esta bóveda se siguió la que está a la mano derecha del crucero, en que se representó el viaje de los Israelitas por el desierto a la tierra de promisión: alegoría muy propia de la Militante Iglesia, para los fieles, que por el mar sacrosanto del bautismo caminan seguros a la Triunfante del Cielo por las asperezas del desierto del mundo. En ella se ve expresada con tan maravillosa consonancia la numerosa multitud de familias, con la diversidad de trajes, sexos, y edades, que causan una deliciosa armonía a la vista mas atenta. Moisés está señalándoles el mar Bermejo, que han pasado a pie enjuto, a tiempo que se ve inundado en sus ya trabadas ondas el ejército de los egipcios que los seguía; y en lo alto se descubre el Señor de los Ejércitos mandando a una turba de ángeles, que con espada en mano, centellas, y rayos que despiden horrorosas nubes, muestren su indignación, y en ellos ejecuten el estrago.
A el otro lado se ve María la hermana de Moisés, con otras damas de Israel, cantando alabanzas a el Señor, con variedad de instrumentos músicos, dando gracias de haber logrado la deseada libertad.
Sobre las ventanas de esta bóveda están a una parte los dos artífices Beseleel, y Oliab, que fabricaron el Tabernáculo, el Arca del Testamento, las mesas, y los altares, conforme a las trazas que entregó Dios a Moisés en el monte Sinaí. A la otra parte están Eliecer, y Gerson, sobrinos de Moisés, que alegres salieron de Madian a darle la enhorabuena de sus triunfos.
En las enjutas del formalete, o medio punto, donde está la ventana que cae al norte, delineó Jordán a la una parte la copiosa lluvia del Maná, y en la otra a Sansón, sacando de la boca del león el panal de miel: prefiguración una y otra del augustísimo Sacramento, que en este sagrado templo se venera, y que es el objeto principal de los cultos que en él consagran nuestros ínclitos, y católicos Monarcas.
La última bóveda del crucero a la siniestra contiene la victoria grande contra los Amalecitas, que fue la primera que obtuvo el Pueblo de Dios después de haber pasado el mar Bermejo, de que resultó el edificar Moisés a Dios altar en el desierto en la mansión de Raphidin; a el cual altar puso por nombre: Dominus exaltatio mea, atribuyendo a Dios la gloria de este primer triunfo: atención que tuvo también el Señor Felipe II, fundador de esta maravilla, de este templo, y de este altar, fabricado en este desierto, después de haber obtenido la victoria de san Quintín, que fue la primera de su reinado como ya se dijo.
Se descubre en esta pintura en lo alto de un collado a Moisés orando entre Aaron, y Hus, que le tienen los brazos levantados porque no se le cansen, para asegurar el triunfo de los Israelitas. Y en medio del campo está Josué a caballo haciendo formidable estrago entre los Amalecitas, y mandando al Sol se detuviese hasta que fuesen, como lo fueron, enteramente derrotados: en que califica la importancia de la oración para superar cualesquiera adversidades, y triunfar de nuestros enemigos, como se practica de día y de noche en el sagrado instituto de este religioso monasterio.
A los lados de esta bóveda, y sobre las ventanas, están cuatro de los mas señalados jueces del Pueblo de Dios. A la una parte Othoniel, y Aod, el diestro en pelear con ambas manos, mostrando cada uno en la ferocidad de su semblante, traje, y armas, el esfuerzo con que vencieron el uno a Chusan, Rey de Mesopotamia, y Siria; y el otro a Eglon, Rey de Moab, conservando con esto la paz a el pueblo dilatados años.
A la otra parte están Gedeón, y Jepte, ambos héroes celebérrimos: este por la puntual adimplecion del sacrificio de su hija única, cuando salió la primera a darle la enhorabuena del vencimiento de los Amonitas; y el otro por haber sido a quien aseguró el cielo el triunfo grande de los Madianitas soberbios, con aquella señal del rocío sobre el vellocino, en que, según san Ambrosio, se prefiguró el misterio de la Encarnación. Y según los historiadores de los Duques de Brabancia, a este Vellocino de Gedeón, más que a el fabuloso de Jasón en Colcos, atendió Felipe Duque de Borgoña, cuando instituyó el Orden del Vellocino, o Toyson de Oro, que fue el año del Señor de 1430. de quien heredaron el gran Maestrazgo nuestros augustísimos Reyes, para suscitar en las repetidas mercedes que franquean a diferentes Príncipes de España y de Europa otros tantos Gedeones católicos, que en defensa de la cristiandad contrasten, y sojuzguen el poder de los otomanos, y de todos los madianitas enemigos de la paz, y de la iglesia.
Hay también aquí debajo del arco donde termina la bóveda otra ventana grande en el medio punto, con la luz del mediodía: y así se determinó pintar a un lado aquel suceso de Elías, cuando fugitivo de Jezabel, yacía rendido debajo del enebro, y reforzado con el pan, y el agua que le subministró el ángel, caminó hasta la cumbre del monte Oreb. Y al otro lado David recibiendo de Achimelec sacerdote los panes de la Proposición: una y otra, figuras del augustísimo Sacramento, que en este sagrado templo se venera; y con cuyo soberano alimento podrán esperar nuestros ínclitos Monarcas el triunfo de sus enemigos, aun mejor que lo consiguieron estos dos Profetas, cuando ambos se hallaban perseguidos de enemigos muy poderosos, siendo aquella la sombra, y ésta la verdadera luz.
Acabadas de pintar las cuatro bóvedas del crucero de la iglesia, mandó su majestad a Lucas Jordán pintase también otras dos bóvedas, que están a las entradas del coro; la una hacia la parte del convento; y la otra hacia la del colegio. Y respecto que cada una de estas descansa sobre cuatro lunetos, o medios puntos, se eligió para cada división diferente asunto. Y siendo aquella entrada de hacia la parte del convento por donde entran los monjes a cantar a Dios las divinas alabanzas, y a los demás santos, y religiosos ejercicios, se determinó pintar en una luneta a el santo Rey David, que fue el autor de los Psalmos, y alabanzas divinas que allí se frecuentan en todas las horas canónicas; y así le pintó Jordán penitente, y arrepentido delante del profeta Natán, cuando convencido de las culpas que cometió contra Dios y contra Urias, alcanzó con el dolor, y arrepentimiento el perdón, y la conmutación de la pena merecida: Dominus quoque transtulit peccatum tuum, como se lo dijo el Profeta.
En el otro luneto correspondiente a este, pintó el artífice al mismo Rey David arrepentido de la culpa de ambición, por haber hecho numerar el pueblo, y obligándole sin necesidad urgente a un tributo: y le acompaña el profeta Gaad, enviado de la majestad Divina para que eligiese uno de los tres castigos, o hambre universal por tres años, o guerras sangrientas por tres meses, o peste por tres días. Lo cual demuestra un ángel en lo alto entre los dos con las insignias que denotan estos tres horrorosos flagelos, que son: un azote, una espada, y una calavera. Se representa aquí David como cercado de angustias, profundamente humillado, para dar a entender que tenia por mejor caer en las manos de Dios, cuyas misericordias son infinitas, que no en las de los hombres, cuya saña es implacable; y así la Justicia divina envío la peste en Israel.
En la otra luneta, que es la del lado derecho, se mira ya á el Rey David ofreciendo holocausto a el Señor sobre el altar que edifico en la era que compró a Ornam Jebusco, dando rendidas gracias a su majestad por haberse dignado de aplacar su ira mediante sus ruegos, y lagrimas: en cuya demostración esta en lo alto el ángel envainando la espada de la divina Justicia como le vio David, y los demás que le acompañaban. Y a el contorno del altar se ven diferentes novillos, y reses, ejecutadas con gran propiedad, para ofrecerlas en el sacrificio. Y es de advertir, que el sitio donde se edificó este altar fue en el monte Moria, donde después Salomón, su hijo, edificó el celebrado templo de Jerusalén.
Bien semejantes circunstancias a las que concurren en este real, sagrado, y magnífico templo, edificado por el católico piadoso celo del Salomón de España.
En el cuarto luneto, correspondiente al referido, está el santo Rey cantando en el arpa los Psalmos que compuso para alabanza, y glorificación del Señor, a quien parece está mirando, puestos con reverente atención los ojos en el cielo.
En lo alto, entre doradas nubes, se descubre el dibujo, o traza que recibió de la mano de Dios para la fabrica del templo que había de ejecutar su hijo: señalando gozosos los ángeles que lo acompañan el sitio de su erección, por ver que habría en la tierra lugar donde los hombres imitasen el oficio que ellos ejercitan en el cielo.
La bóveda de la otra parte por donde entran los monjes del colegio a el coro, que son los que tratan de la ciencia, y sabiduría, contiene en sus cuatro lunetos, 6 divisiones otros cuatro sucesos del sabio Rey Salomón. En la primera se representa cuando le ungieron Rey en Sion, Sadoch sacerdote, y Nataa profeta. En el segundo, cuando el Señor le infundió en sueños la sabiduría, que humilde le había pedido: en cuya demostración se ve en lo alto un pedazo de gloria, de donde se difunden luces y resplandores que a él se encaminan. En el tercero luneto aquel célebre juicio, donde hizo este gran Rey el mayor examen de la verdad mandando dividir el chicuelo vivo, a quien las dos mujeres pretendían por su hijo cada una; y visto el consentimiento de la una en la división, como la repugnancia en la otra, se lo mando entregar a esta como a verdadera madre: pues más le quería vivo en poder ajeno, que muerto en el propio. Acción que sublimó mucho sus aplausos, y en que acredito el Pueblo de Israel lo justificado de su obrar.
En el cuarto luneto está el suceso cuando la reina Saba vino a visitarle en Jerusalén, atraída de la grande opinión de su sabiduría, y a experimentarla en disputas, y cuestiones ingeniosas, en que la hallo superior a la fama.
Tardo Lucas Jordán en pintar estas diez bóvedas, junto con los dibujos, y manchas del colorido, cartones, y otros estudios, solos dos años, incluyendo también la pintura de la escalera del Escorial, que viéndolo todo junto, parece que es menester la vida de un hombre para ejecutarlo. Muy célebre fue este artífice en la celeridad de pintar a el óleo; pero en el fresco, solo él se pudo exceder a sí mismo, porque el manejo era superior a todo cuanto se puede ejecutar: galante, bizarro, enriquecido, y bien trajeado, con hermosos aires, y gallardos adherentes. Y no podemos negar que le dio a este sagrado templo el último complemento de su hermosura, pues lo desierto de aquellas bóvedas en blanco en una fabrica tan magnífica, en que se tiene por defecto lo bueno si puede estar mejor, parece acusaban de negligente, o menos próvido el ánimo de tan ínclito fundador, cuanto el suceso nos le acredita de advertido en que se hubiesen quedado sin ornato alguno, por no harías a menos ingenio que el del gran Lucas Jordán; habiendo logrado el señor Felipe II en esta real fábrica tantos eminentes pintores del fresco, como lo testifican el claustro, librería, y las dos bóvedas del coro, y capilla mayor, que pintó Lucas Cangiaso, llamado Luqueto. Y después habiéndose procreado en España, y en servicio de nuestros ínclitos Reyes tantos pintores famosos en este manejo. Pero verdaderamente no podemos negar, que el de Lucas Jordán es superior en todo a la manera antigua, tan fatigada, y miniada, o punteada, que no sé como había paciencia para ejecutarlo. Pero la de nuestro Lucas era una manera labrada, empastada, y unida como al óleo; y por eso no le perjudicaba el manejo del fresco para el que practicaba al óleo, antes le facilitaba más, y lo mismo sucederá a todos los que así lo manejasen.

IV.
Acabadas estas obras se vino Lucas a Madrid, donde pintó al óleo diferentes historias de la Escritura Sagrada, así para el Buen-Retiro, como para el palacio de la reina Madre nuestra Señora en diferentes tamaños, y algunas láminas, así de fábulas, como de asuntos sagrados, imitando, de orden del Rey, a algunos de los eminentes pintores antiguos, como Rafael, Corezo, Tiziano, y el Españoleto, sin gozar del descanso preciso, ni aun los días de fiesta, en los cuales hacía diferentes pinturas para algunos particulares que se las encargaban, y pagaban muy bien, y para regalar a algunos sujetos que había menester gratos para sus intereses.
En este tiempo pintó también la vida de nuestra Señora ¿probablemente el expoliado de José Bonaparte #? para el gran camarín del real convento de san Gerónimo de nuestra Señora de Guadalupe (1385 desamortizado, se dió al pillaje). Y en el Palacio de Aranjuez pintó también varios cuadros de historia #, y de los elementos, y estaciones del año: y era de suerte lo atareado que estaba con estos motivos los días de fiesta, que extrañándolo, y reaprehendiéndoselo un amigo suyo de la profesión, le respondió: Lasciando un solo giorno ociosi, i penelli se mi vogliono possare di sopra, e io bisogno averli soto i piedi; que en dejando los pinceles descansar un dia, se le querían subir encima, y que el había menester tenerlos debajo de los pies: tanta era su aplicación, o bien fuese con el deseo de desembarazarse, y volverse a su patria; o con la codicia del interés, a que era muy apegado, según opinión de algunos: sin embargo de que su tarea era, especialmente en verano, desde las ocho de la mañana, hasta las doce; y de allí hasta las dos comía, y reposaba, volviendo después a la tarea, hasta las cinco o seis de la tarde; y después se salía al paseo en el coche que el Rey le tenia mandado reservar para sí siempre que le pidiese; pero sin que él en esto, ni en otras franquezas despendiese un maravedí: y así se discurría tener un caudal muy exorbitante. Se halló un día presente este tal su amigo de la profesión a tiempo que un platero le traía dos pares de pendientes de calabacillas de perlas cosa superior: preguntó Lucas el precio, y le respondió el platero, que las unas eran trecientos doblones, y las otras quinientos. Respondió Lucas, que eso era poca cosa, que buscara otras de más estimación. Se escandalizó el amigo de oír a un pintor semejante proposición y Jordán le dijo ¿de qué se admiraba? Que sí no había visto la gargantilla, o collar de perlas que había comprado Y diciéndole que no, la sacó, y era la cosa mas peregrina que se puede imaginar; porque sobre ser redondas, blancas, e iguales, eran mayores que los mas gordos garbanzos, y le habían costado una sin suma de doblones; y dijo: que a él le tenia mas cuenta el llevar el dinero en aquellas alhajas, que no en propia especie; porque sobre ser menos el bulto, y embarazo, tenían en Italia mucha más estimación que aquí. Con que el amigo se quedó santiguando de ver un pintor, que tenia ánimo de gastar diez u doce mil doblones sin que le hiciesen falta.

V.
Después de estas pinturas del óleo, determinó su Majestad que se acabase aquella gran pieza del Retiro, que por haber estado informe hasta entonces, le llamaban el Casón; y ahora es el más célebre salón que tiene el Monarca, y sirve para las funciones mas regias de embajadas, y otras semejantes.
Habilitado ya pues este salón con todos los antecedentes de albañilería necesarios para poderse pintar, mando su majestad a Lucas Jordán que le pintase al fresco #: en cuya consecuencia se determinó ejecutar la idea y origen de la sagrada Orden del Toyson, lo cual hizo con singularísimo acierto, poniendo en el medio de la bóveda, en el sitio mas directo a la vista, a el gran Felipe el Bueno, Duque de Brabante y Borgoña, a quien Hércules, como primero de los Argonautas compañeros de Jasón, le entrega el Vellocino Que si bien han querido algunos historiadores, que el motivo de esta empresa fuese el vellón misterioso de Gedeón, que significa Fe incorrupta, no es tan adecuado, porque este era solo un vellón de lana, y el otro toda la piel entera del ariete, cuyo vellón se decía ser de oro, como lo demuestra el que pende de dicho Toyson.
Al otro lado están los Titanes, que pretendieron asaltar el cielo, en cuya defensa se les opone triunfante la Diosa Palas.
Así como este sagrado Orden del Toyson triunfa de los enemigos que pretenden conquistar el cielo católico de esta monarquía española, que fue el asunto del gran Felipe en su institución.
Hacia el otro extremo de la bóveda está la Regia Majestad de la monarquía de España sobre el globo terrestre empuñando diferentes cetros, en demostración de los muchos reinos a que se extiende su dominio. Y hacia el lado siniestro varios rendidos, y prisioneros, como son indios, etíopes, y mahometanos. A el otro lado un gran dragón, que demuestra ser la herejía, que junto con el furor bélico, se mira encadenada, y abrasada en voraz incendio, a los impulsos de un gran león, que empuñando el cetro, parece que aterra con sus bramidos.
En la parte superior de esta figura de la majestad se mira una guirnalda de hermosas ninfas, que demuestran las Virtudes, y otras especiosas cualidades que la ilustran, con la Fama que la ensalza.
Circundan este hermoso teatro las nueve Musas, con Apolo entre las ventanas, cada cual con las insignias que la distinguen; y sobre el ornato de cada una dos figuras imitadas a mármol, de aquellos filósofos insignes que en cada una de estas facultades se señalaron en la antigüedad: como Aristóteles, Platón, Sócrates, Arquímedes, etc. Y hacia los cuatro ángulos están cuatro figuras que representan las cuatro Edades, de oro, plata, cobre, y hierro.
Desde la cornisa abajo hasta la barandilla están pintadas las fuerzas, y hazañas de Hércules, con extremada expresión, valentía, y fiereza, en atención a haber sido el conquistador del Vellocino, y el primer dominador de España.
En la antecámara de este gran salón ejecutó nuestro Jordán las guerras de Granada (#, tenemos que suponer por origen también las siguientes #,#) en cuatro cuadros a el óleo de cornisa abajo, y de cornisa arriba en los dos medios puntos y bóveda diferentes batallas, que precedieron a la toma de aquella gran ciudad por el invicto Rey Don Fernando el Católico, y su ínclita consorte Doña Isabel. En las pechinas están las cuatro partes del mundo, en demostración de los dominios que en todas ellas posee esta excelsa monarquía.
Al otro extremo, que es una pieza aovada, con puerta a los jardines, pintó Jordán en la bóveda el sol, conducido del Alba, su precursora, en su carro con los cuatro caballos, respecto de caer esta pieza hacia el oriente, y allí diferentes reses, y otras cosas que le ofrecían en sacrificio los egipcios, y otras naciones que adoraron a el sol; acompañando al sacerdote que los ofrece gran turba de todos sexos, y edades, con admirable hermosura, y variedad vistosa de trajes; y todo el circo de hermosos jarros, y festones de flores, que intenta enredar la travesura de varios chicuelos, con que remata este célebre recinto.

VI.
Después de esta magnífica obra, que a mi juicio es de lo más elegante que ejecutó Jordán, le mando su majestad que fuese a pintar al fresco la bóveda de la sacristía grande de la santa iglesia de Toledo, lo cual ejecutó pintando en ella el soberano favor que la Reina de los ángeles dispensó a su amantísimo capellán san Ildefonso, Arzobispo de aquella gran metrópoli, Y así en el testero principal, y parte superior de la bóveda, se mira descender a esta soberana Señora con grande acompañamiento de ángeles, y vírgenes a echar la casulla al santo, el cual se dispone a recibirla con gran júbilo y admiración, arrodillado sobre unas gradas, y abiertos los brazos. A la parte opuesta se ve gran cantidad de figuras, como canónigos, y otros ministros de la iglesia, admirados, así del extremo de tal favor, como deslumbrados del exceso del resplandor, y hermosura de la gloria.
A la mano derecha de la Virgen está Santiago, como Patrón de España, sobre una refulgente nube, con algunos chicuelos; y sobre otra semejante, al otro lado, está san Elpidio, Arzobispo de esta santa iglesia. Y en lo restante de la bóveda van continuando los coros de ángeles, vírgenes, mártires, apóstoles, confesores, patriarcas, obispos, y pontífices, y en el medio el Nombre de Dios, con los caracteres hebreos, con multitud de ángeles, en varias y hermosas actitudes, y bien delineados escorzos, con gran número de serafines; y de allí se difunde copiosísimo resplandor que baña toda aquella esfera, y especialmente se encamina hacia la Virgen, como objeto más grato a los divinos ojos.
En el otro testero, hacia la entrada de la sacristía, está la Justicia en un carro triunfal, con una vara en la mano derecha, y en la siniestra el peso, y un libro, y a sus pies muchos herejes, precipitados en diferentes y caprichosas posturas. Encima de la justicia está en el aire santa Leocadia, como Patrona de Toledo, señalando a la ciudad, que se mira delineada en un pedazo de paisaje. Y después de santa Leocadia se ve sobre una hermosa nube a san Juan Evangelista, escribiendo las maravillas del Apocalipsis, representativas de María Santísima en aquella ciudad santa de Jerusalén, que vió descender del cielo, como en este caso la está mirando, asistido de hermosa copia de chicuelos en diferentes acciones y ministerios: poblando lo restante de la bóveda varios coros de ángeles con papeles, e instrumentos músicos sobre seis tribunillas, tres a cada lado, caprichosamente fingidas a lo Mosaico, y debajo de cada tribunilla, una figura como de piedra mármol de uno de los santos Prelados de aquella iglesia: al lado derecho san Eugenio, primer arzobispo de Toledo, san Eugenio, tercer arzobispo, y san Eulogio mártir de Córdoba, electo arzobispo de esta santa iglesia: al otro lado san Eladio, y san Julián, arzobispos, y san Pedro de Osma arcediano de Toledo.
En los gruesos de las ventanas están hermosos chicuelos echando ñores, y en los lunetos de los lados de las ventanas caprichosos jarrones de flores, y su retrato en la ventana fingida inmediata a la Virgen. Y en el recinto de toda la bóveda fingidos por debajo de las nubes algunos pedazos de arquitectura, todo con gran acierto y consonancia, no obstante que esto lo hizo muy desazonado, según significó a un amigo suyo de la profesión: porque obras de comunidad, donde cada uno se va a comer a su casa, no tienen dueño; y Jordán en esta obra. Como ninguno en particular se da por obligado, echó menos Jordán algunas atenciones, que por su persona, por su habilidad, por la obra, y por quien se lo había mandado, esperaba merecer, de lo cual vino sumamente mortificado: y aun cuentan que el Rey habiéndolo entendido, envió a don José del Olmo, maestro mayor entonces de las obras reales, que hiciese quitar los andamios antes de acabarse la pintura, como se comenzó a ejecutar, no estando allí Lucas; el cual, habiéndolo entendido, acudió al instante, y lo hizo suspender hasta que suplicase a su majestad, como lo hizo, le dejase concluir la obra siquiera por su crédito, y así se ejecutó.

VII
Concluida esta obra, se vino Lucas Jordán a Madrid, donde pintó al fresco de orden de su majestad las bóvedas de la Real capilla, y en ellas ejecutó la historia de Salomón repartida en diferentes casos; y especialmente en el cuerpo de la capilla la fábrica de su célebre templo, lo cual expresó con singular gracia y primor, trabajando allí aquellos operarios, y maniobras con gran propiedad, y la fábrica como que está a medio hacer. La cual retrató con tal puntualidad nuestro Jordán en este sitio, que hasta en no oírse un golpe a los trabajadores le semeja.
Prosiguió dicha historia en los cuadros a el óleo que ejecuto de cornisa abajo. Y en las cuatro pechinas la Ley natural, tomando su principio con la creación de nuestros primeros Padres; y la escrita en las Tablas de la Ley, que entregó Dios a Moisés: siguiéndose a esta los sacrificios de los gentiles, y superando a todas la Ley de gracia, como verdadera luz de aquellas sombras, y destierro de las tinieblas de la gentilidad.

VIII.
Concluida esta obra, le mandó su majestad a Jordán que prosiguiese la pintura al fresco de la real capilla de nuestra Señora de Atocha, en que estaba pintada la cúpula y otras porciones de mano de don Francisco de Herrera, como lo dijimos en su vida, y así lo ejecutó Jordán, ilustrando el anillo de la media naranja con variedad hermosa de ángeles mancebos, y niños; especialmente san Miguel, y san Gabriel, y otros dos en las pechinas mas directas a la vista: y en las otras san Juan Evangelista, que escribió tantas maravillas alusivas a esta gran Señora en su Apocalipsis: y el glorioso Evangelista san Lucas delineando la suma perfección de aquel abismo de la gracia; acompañando lo restante de los arcos otros muchos de los espíritus angélicos con diferentes atributos y flores, que derraman gozosos hermosa turba de los alados chicuelos.
Se extendió esta pintura hasta lo restante del cuerpo de la capilla; y así ejecutó Jordán en la primera bóveda el Árbol de la cúpula donde pecaron nuestros primeros Padres. Y en su contraposición el Árbol de la gracia, María Santísima, debajo de cuya sombra se ampara el género humano, alimentándose de su fruto, y refrigerándose con el copioso torrente de aguas vivas, que de sus raíces brota, formándose un mar de gracia de sus deliciosos raudales.
Se sigue luego la segunda bóveda, en que ejecutó Lucas Jordán los sueños de Nabucodonosor, donde está la misteriosa estatua, y el árbol frondoso; y en la parte inferior está él dormido, y a su lado el Dios Morfeo para demostración del sueño, en que aquella piedra misteriosa que derribó la estatua, tiene alusión tan notoria a esta gran reina, y el maravilloso monte que de ella se formó.
Se sigue a esta la tercera bóveda, en que está delineada la ciudad santa de Jerusalén, que baja del cielo, con las calidades que la describe el Evangelista; siendo clara luz de esta misteriosa sombra María santísima en su sagrada imagen de Atocha, conducida en triunfante carro por el glorioso Apóstol Santiago, que la encamina a España, cuya monarquía está representada en una regia figura sobre un león, bien que circundada de las tinieblas de la gentilidad, que a impulsos de esta soberana Aurora, se van desplegando, y de que anhela a salir, mediante este soberano patrocinio, y la predicación de este sagrado Apóstol su Patrono.
En el primer luneto pintó a María, hermana de Aarón, figura hasta en el nombre de esta gran Señora, la cual parece que está entonando con su timbalillo aquel célebre cántico: Cantemus Domino, hizo en acción de gracias de haber librado Dios a el Pueblo Hebreo, que le acompaña gozoso, de la tiránica opresión de los Egipcios. Y en el otro,, luneto pintó Jordán el caso de la prudente Abigail, cuando templó con su mano liberal, y su discreta elocución la justa indignación de David: acompañando este acto con diferentes figuras, y bestias de carga, todo ejecutado con singular acierto, y propiedad.
En las pechinas de estas bóvedas, y otros sitios de esta gran capilla, pintó Lucas algunas de las mujeres insignes del Viejo Testamento a que por sus virtudes, y gloriosas acciones merecieron ser símbolos de esta gran Señora, como la Reina Esther; Termut, la hija de Faraón, Micol, hija de Saúl. Y entre las ventanas de luz algunos Profetas, y Patriarcas, ascendientes, y progenitores de esta gran Señora. Rematando todo este ornato con preciosos targetones, y otros adornos ungidos de exquisitos mármoles: y dos cuadros grandes al óleo de la restauración de Madrid del poder de los moros, mediante la protección de esta gran Señora.

IX.
Se siguió a esta portentosa obra, la que ejecutó Jordán en la celebre iglesia de san Antonio de los Portugueses #,#, que de orden de la reina Madre, nuestra Señora, Doña María-Ana de Austria se llama san Antonio de los Alemanes. Difícil empresa borrar de la memoria de las gentes el sello repetido, con la inveterada impresión de tantos años. Estaba pintada la bóveda la cornisa arriba excelentemente de mano de Rizi, y Carreño, como dijimos en sus vidas. Puso pues Jordán en ejecución dicha obra; y lo primero que hizo, fue retocar en muchas partes la bóveda que lo necesitaba, así por la injuria del tiempo, como por algunas aberturas que se habían reconocido. Puso al santo sobre una nube, que antes estaba solo volando en el aire. También mutó las columnas del recinto de la fabrica, que antes eran lisas, y él las hizo salomónicas, y estriadas. También retocó en gran parte las liguras de los santos, y santas, que están en los nichos fingidos en este recinto, en que no las adelantó nada sino porque siendo, como eran de mano de Carreño, y lo mejor que se podía hacer, no degenerasen de su manera.
Prosiguió pues Jordán la pintura de esta capilla de cornisa abajo, fingiendo ser una tapicería de la vida, y milagros del glorioso san Antonio de Padua; lo cual ejecutó en diferentes casos de su milagrosa vida, acompañándolos con variedad de ángeles mancebos, y niños, como que ayudan a levantar, y estirar los tapices. Y así mismo con elegantes figuras de aquellas más señaladas virtudes que el santo practicó, en aquellos casos. Parte inferior de Termina este ornato en la parte inferior con diferentes santos, y santas de las regiones de Alemania, España, Hungría, Francia, y Bohemia, para sellar con esto el intento de la reina nuestra Señora Doña María-Ana de Neoburg, que coadyuvaba este intento. Y así se pusieron a el lado del Evangelio santa Cunegunda; san Enrique Emperador; san Luis Rey de Francia; san Esteban Rey de Hungría, y padre de san Enrique. Y a el lado de la Epístola puso a santa Idicia; san Fernando Rey de España; san Hermenegildo Rey, y mártir y san Hemenerico Príncipe de Hungría. Rematando la obra con hermosos ornatos, y jarrones de flores.
También ejecutó Jordán en este tiempo de orden del Rey el célebre cuadro del santo Rey Don Fernando en la toma de Sevilla, que está colocado en la iglesia del Hospicio de esta Corte, cosa de excelentísimo gusto.
También es de su mano en este tiempo el cuadro de san Juan de Dios en su tránsito, que está en el remate de la capilla mayor del Hospital de Antón Martin en esta Corte (Ceán lo recoge, perdido o destruido guerra independencia Hospital como polvorín existe un dibujo); como también el del Nacimiento de la Virgen del altar mayor de la capilla de nuestra Señora de los Remedios en la iglesia de la Merced Calzada.
Acabó también el célebre cuadro del santo Rey Don Fernando, que dejó comenzado Carreño, para la capilla de las once mil Vírgenes en la iglesia del Escorial.
Y también ejecutó el cuadro de la batalla de Santiago para la capilla mayor de las señoras Comendadoras de dicha Orden en esta Corte.
Y también son de su mano otros cuadros excelentes, el de Jesús, María, y José, y el Padre Eterno arriba, que está en la iglesia del Oratorio del Caballero de Gracia en esta Corte, enfrente de la puerta (reconstruido en 1782 por ruina).
Como también los dos que están en la Parroquial de san Luis, en la capilla de don Diego Ignacio de Córdoba, el uno de la coronación de espinas de Cristo Señor nuestro, y el otro de Herodías con la cabeza del Bautista en la mesa de Herodes (destruidos o desaparecidos Saqueada 13/3/1935 , destruida 36 ) .
Y también dos cuadros grandes a los lados del presbiterio de la iglesia de los Capuchinos del Prado (1786 nuevo altar, 1834 desamortización, 1890 derribada), el uno de la conversión de la Magdalena, y el otro del Niño Jesús en la disputa de los Doctores (múltiples obras en los 2 temas),

X.
Concluidas estas obras, por tantos títulos maravillosas, murió el Señor Carlos II el año de 1.700, el primer día del mes de Noviembre; y se suspendieron con tan superior motivo el curso de las obras de Jordán por cuenta del Rey, hizo innumerables pinturas para particulares.
Y habiendo venido el Rey nuestro Señor Don Felipe V a enjugar nuestras lágrimas, y consolar a estos reinos, hizo Lucas de orden de su majestad un juego de láminas admirable para el Rey cristianísimo su ínclito abuelo el Señor Luis XIV. Y el año de 702. habiendo determinado su majestad pasar a Nápoles en el día 8. de Febrero, se fue Jordán sirviéndole; y el año de 704, murió en dicha ciudad, cumpliéndole Dios sus deseos de no morir fuera de su patria: lo cual le oí exclamar muchas veces, y con un gran suspiro concluía la oración diciendo: ¡O Napoli bene mio!
Fue nuestro Lucas hombre no solo eminente sino singular y único; porque sobre lo excelso de su habilidad en el arte, tuvo una presteza, y facilidad suma, y sobre todo la imitación a otros artífices eminentes, en que ninguno le ha competido. fue hombre muy rico, pues pasaba su caudal de 200 ducados. Murió lleno de honores, y mercedes, de que hicimos mención en el tomo primero.
Fue muy estimado de todos los Reyes, y Príncipes de Europa en su tiempo, tanto, que no habrá alguno que carezca de pintara suya.
El Excelentísimo Señor Conde de Santisteban, que fue Virrey de Nápoles, tenia el retrato de Lucas Jordán hecho de su misma mano; y dejó mandado en su testamento que dicho retrato se agregase al vínculo del mayorazgo, por ser de un hombre tan eminente como lo califican las innumerables pinturas que hizo para su Excelencia, así de historias sagradas, y fábulas, como de la célebre historia que describió el Taso (Torcuato Tasso), de la Jerusalén conquistada (#  El 28/5/1966, se declaran seis obras bienes de interés cultural, tenemos que suponer en colección privada, no doy con imagen, Rinaldo huye con sus compañeros de las islas Afortunadas, Armida en su carro de guerra, El Suplicio de Olindo y Sofronia, Rinaldo en los jardines de Armida, La exterminación del ejército de Sennacherib, Carlos y Ubaldo descubren a Rinaldo con Armida)); sin otras muchas de las virtudes, elementos, y otros diferentes asuntos, que lo pueden ser, para la admiración, y la envidia.
Otras muchas pinturas hay en esta Corte de mano de Jordán, antes de venir a España en sitios públicos, como son el célebre cuadro de las Ánimas que está en una capilla de España, colegio de santo Tomás, al lado de la Epístola; las dos pinturas que están en el presbiterio de nuestra Señora de la Soledad (Destruidos junto con la soledad 1936).
Otro cuadro de la Concepción en otra capilla, junto a la sacristía de la iglesia de nuestra Señora de la Almudena (derribada en 1868).
Otro de san Rafael en el convento de la Baronesa (Demolido en 1836), a el lado de la Epístola; sin otras muchas en Palacio, como la de la Toma de Mesina; y en el Palacio del Escorial otras, imitando a Ribera, a Tintorero, y a otros: y en la sacristía de la Santa Iglesia de Toledo otro cuadro apaisado del bautismo de san Juan #, imitando a Rafael de Urbino, cosa excelente.
Y cuatro lienzos apaisados de la vida de la Virgen en la sacristía de la Casa Profesa de esta Corte: y otros dos en la iglesia del Colegio Imperial, sobre las dos puertas colaterales.
Y los dos cuadros de la Encarnación (Es copia de Tiziano), y la Oración del Huerto ¿#?, que están en la capilla del Santísimo Cristo de san Ginés, a los lados del crucero de la cúpula; sin otros innumerables en casas de señores, y de particulares, Y últimamente podemos decir, que Lucas Jordán fue padre de la Historia con el pincel, como Herodoto lo fue con la pluma: pues así en la Sacra Historia, como en la Romana, Griega, Pérsica, Gálica, Hispánica, y Fabulosa fue peregrino, con gran propiedad, y caprichosa diferencia en los trajes, y singular expresión en los afectos, naciones, sexos, y edades; de suerte que dudo que en la universalidad del historiado con armoniosa composición, bien organizada de claro obscuro, y contraposición de luces, le haya excedido, si es que le ha igualado alguno.
Tuvo Lucas Jordán innumerables discípulos, pero pocos que aprovechasen; porque era mas práctico que teórico, y los discípulos se dejaban llevar de aquella facilidad, con que veían pintar a su maestro, y queriendo seguir lo mismo, se perdían, por faltarles aquellos fundamentos de estudio, con que fue dirigido Jordán en sus principios por José de Ribera, y Pedro de Gorrona sus maestros.
Pero de los mas adelantados discípulos de Jordán, los que hoy sabemos son Simoneli, Pablo de Matéis, y especialmente pudiéramos decir, que lo es Francisco Solimena, porque éste le imita en todo lo que Jordán hizo mejor; y en lo que no fue tal, lo adelanta con el estudio, de suerte que es lo superior que hoy se conoce en Europa.


CCXIII.

DON FRANCISCO IGNACIO RUIZ DE LA Iglesia, Pintor de Cámara.

Fue don Francisco Ignacio natural y vecino de esta villa de Madrid, y discípulo en el arte de la Pintura de Francisco Camilo: sí bien, después de muy adelantado, pasó a la escuela de don Juan Carreño, pintor de Cámara entonces, donde se perfeccionó mucho en el Arte; y mas con la compañía de Cabezalero, que aunque ya muy adelantado, estaba todavía en casa de su maestro; y así le fue muy aficionado, y le imitó mucho; no faltando a las academias, y al estudio de las estatuas, y pinturas de Palacio: con lo cual llegó a lograr la base fundamental del dibujo, con muy fresco y hermoso colorido, y colocarse en la eminencia del Arte, y a las resonantes voces de la fama.
Hizo muchas obras públicas y particulares, con singular estudio y acierto; porque fue muy aplicado a la observación del natural, y de los modelos, y en cierto modo tan atado a ellos, que el pelo, o las barbas que tuviesen, los hacia casi tan macizos como los representaba el modelo.
Fue tan amante, como dijimos, de la manera de Juan de Cabezalero, que a los principios le imitó mucho: como se manifiesta en el san Juan de la Cruz que ejecutó para una capilla que está a el lado de la Epístola, en el cuerpo de la iglesia de mi señora santa Ana, de Carmelitas Descalzas de esta Corte, con aquellas plazas francas y exentas que practicaba Cabezalero, todo hecho con gran acierto por el natural; como también las historiejas que circundan el nicho.
Después se aplicó mucho a José Donoso, a quien acompañó en algunas obras; y especialmente en la de la entrada de la Serenísima reina Doña María Luisa de Orleans, dignísima, y primera espora del Rey nuestro Señor Don Carlos II, y desde entonces degeneró algo en la manera, con alguna dureza; pero siempre muy corregido.
En este tiempo hizo aquel gran cuadro de las Señoras Comendadoras de la Orden de Calatrava (Demolido 1868), que estuvo en el altar mayor de su convento en la calle de Alcalá, y ahora está en el coro alto de dicha casa #: donde también es de su mano el Salvador que está en el sagrario: en que no se puede negar, que aunque el dicho cuadro grande está muy corregido, y bien historiado, parece pintado al temple.
No sucede así en los que ejecutó para el oratorio de la celda de la Comisaria de Indias en este convento de san Francisco de Madrid; donde hay un cuadro bellísimo de Concepción de su mano, y san Francisco de Asís, y Solano, cosa de muy excelente gusto.
También pintó los dos cuadros de la Asunción, y la Coronación de la Virgen, que están en los costados de la capilla de nuestra Señora de las Nieves en el Real colegio de Santo Tomás de esta Corte, junto con el del remate del retablo, y todo el demás ornato de la capilla, en la bóveda, y entrada, ejecutado al fresco con gran acierto; salvo lo de la parte inferior que es al óleo.
Es también de su mano el cuadro de Santo Tomás en el sagrario del altar mayor; y otro de san José, que está en un altar del cuerpo de la iglesia de san Felipe Neri; cuyo cuadro principal, que era de mano de José Donoso, lo retocó también con gran acierto.
Hizo también un célebre cuadro del martirio de san Andrés, para la iglesia de Casarrubios del Monte, por la traza que había dejado para él don Sebastián Muñoz, como ya dijimos.
Pintó mucho al fresco nuestro Ignacio, y muy bien, como se ve en la capillita de nuestra Señora de los Desamparados sita en la iglesia del Real hospital de los Aragoneses en esta Corte (Derribado en 1903); y otra de Jesús, María, y José, que está a los pies de dicha iglesia, que ambas están enteramente pintadas al fresco de su mano, con muy excelentes adornos, arquitectura, y perspectiva, en que tuvo gran pericia.
Pinto también al fresco en el Retiro una de las piezas de la antecámara del cuarto de la reina, por la traza de don Claudio; en cuya ocasión le hizo el Señor Carlos II la gracia de su pintor.
También pintó al fresco la capilla de nuestra Señora de los Remedios de san Ginés de esta Corte el año de 1.697, la cual por haberse abierto la cúpula por diferentes partes, fue preciso repararla, y retocarla toda el año pasado de 1.718. dando mas ambiente a la historia y ligereza a las nubes; que sin duda, con el humo de las luces, y los inciensos, y lo ahogado de la capilla, estaba muy apagada.
También pintó al fresco a San Juan, y la Virgen al pie de la cruz, en el respaldo del nicho del Santísimo Cristo crucificado que se venera en una capilla junto a la puerta de la iglesia de nuestra Señora de Constantinopla en esta Corte.
Llegó pues el año fatal de 700, y con él la muerte del Señor Carlos II, tan lamentable para España, cuanto plausible la venida de nuestro Rey, y Señor Don Felipe V, que Dios guarde, con cuya ocasión, hallándose ausente de esta Corte el que tenia la gracia de pintor de Cámara desde el tiempo del Señor Carlos II, solicitó Francisco Ignacio obtenerla; y después de varios contrastes, la vino a conseguir, juntamente con la plaza de Ayuda de la Furriera.
Y últimamente retrató a su majestad, aunque no tan a su satisfacción como quisiera; sin duda por la suma viveza del Rey en aquella edad, que apenas eran 7 años, y el poco tiempo que su majestad podía estar presente.
Sin embargo hizo diferentes retratos con el traje de golilla para el público como el del hospital de los Aragoneses; el de san Antonio de los Alemanes; y para las casas de Ayuntamiento de esta villa de Madrid.
Pintó también a el temple nuestro Ignacio con gran acierto, como lo manifestó en la entrada de la Serenísima reina nuestra Señora Doña María-Ana de Neoburg, en el ornato de la Plazuela de la Villa, que él, y otro compañero suyo tuvieron a su cargo en aquella función. Como también en diferentes teatros, y cortinas del coliseo del Buen-Retiro;
Y especialmente se ve hoy en un cuadro grande al temple que ponen en el monumento del Real hospital de los Aragoneses la semana santa, en que están el sepulcro, y las guardas, y unos chicuelos arriba con un rótulo, todo alumbrado de la luz que circunda al sepulcro en el centro maravillosamente, que a la verdad no se puede hacer más: y como dije del otro cuadro que parecía al temple; de este digo, que parece al óleo.
Últimamente fue nuestro Ignacio sirviendo a su majestad, como Ayuda de la Furriera hasta Barcelona el año 701, en que fue el Rey a celebrar sus primeras nupcias con la Serenísima reina nuestra Señora Doña María Luisa Gabriela de Saboya; después de lo cual embarcándose el Rey para Italia, lo ejecutó también Francisco Ignacio con la demás familia de la casa Real; pero fue tan corta su fortuna, que a pocas horas lo hubieron de sacar a tierra medio muerto de mareado, y se hizo a la vela el navío.
Pero habiendo ya Ignacio convalecido de este accidente, fue al oficio de Contralor, a ver si le querían adelantar algún socorro competente para ir por la Francia a incorporarse con la familia del Rey: y no habiendo esto tenido hechura, se salió muy desconsolado.
Pero un amigo, que le había oído la proposición, le busco después, compadecido de su cuita, y le consoló, y socorrió con doce doblones: diciéndole que se volviese a Madrid, y cuidase de su salud que era lo que le importaba: pues ya había experimentado que no tenía aguante para lo demás.
Con lo cual hubo de quedarse en asistencia de la reina, y venirse a Madrid sirviendo a su majestad: donde nunca volvió nuestro Ignacio a recobrar su salud, que desde este lance le quedo muy quebrantada; y medicándose cada día, iba de peor en peor, hasta que el año de 704 murió con gran sentimiento de todos los que le conocían: pues además de su eminente habilidad, era su virtud extremada, y muy ejemplar, asistiendo a la escuela de Cristo, y al Oratorio de san Felipe Neri, y a otros muchos actos de virtud con gran frecuencia de Sacramentos.
Tendría de edad cuando murió cincuenta y seis años con poca diferencia, y se enterró en la iglesia de san Felipe Neri de esta Corte.
No puedo dejar de contar para honra, y gloría de Dios, y de sus santos un célebre caso que me sucedió con el dicho don Francisco Ignacio; fue pues, que adoleció gravemente una temporada de dolor de riñones; y yo, viéndole tan afligido, le dije se encomendara a san Zoilo, mártir de Córdoba que era abogado de esa dolencia; porque al santo en su martirio le sacaron los riñones, y los echaron en un pozo, que hoy está en Córdoba en su ermita, cuya agua hace maravillas en los que con devoción la toman para remedio de este achaque. Apenas oyó esto mi Ignacio, cuando me pidió con grandes instancias le hiciese traer un poco de aquel agua: yo se lo ofrecí, y luego lo puse en ejecución, y con asistencia de un pariente mío, y un escribano que diese fe, se llenó del agua del pozo del santo un pomo nuevo de vidrio; el cual bien tapado, y puesto en su vasera, y caja, se lo entregaron a el ordinario con carta, dentro de la cual venia el testimonio del escribano.
Llegó a Madrid, me entregó el portador todo lo dicho, y yo le envié a nuestro Ignacio la caja con su pomo de agua, y el testimonio del escribano. Apenas comenzó a usar de ella, cuando me avisó que aquel agua era una cosa celestial: porque además de sentirse ya con ella muy mejorado, tenía una flagrancia maravillosa: con este aviso fui allá, probé, y olí el agua, y verdaderamente tenia razón, porque olía a agua de ámbar.
Yo hice gran admiración del caso, como que alababa a Dios, maravilloso en sus santos; y aunque entré en alguna sospecha, por haber yo muchas veces bebido el agua de aquel santo pozo, no se lo quise manifestar, por dejarle en su buena fe. Aguardé pues a que volviese el ordinario, estrécheme con él que me dijese la verdad, si era aquel que me había entregado el mismo pomo, y agua que allá le entregaron: entonces me dijo con ingenuidad, que en el camino al descargar los machos, se le había caído la cajita, y se había hecho pedazos el vidrio, y derramándose el agua y que él discurriendo que seria agua de olor, porque entonces se gastaba mucha en Madrid, y se traía en aquel género de pomos, o vidrios, así que llegó compró uno que viniese bien a la vasera, y en él echó un cuartillo de agua de ámbar, y lo acabó de llenar de la común, y tapándolo muy bien me lo entregó. Yo quedé maravillado de lo que puede la buena fe, y devoción fervorosa a los santos: pues nuestro Ignacio, no solo llegó a estar enteramente bueno de su dolor de riñones, mediante la buena fe del agua, y la deprecación a san Zoilo; sino que otras muchas personas usaron de ella para este, y otros males, interponiendo la protección del santo, en que se experimentaron maravillosos efectos. Y estaban tan bien hallados con la fragancia del agua, que entiendo que si fuesen al mismo pozo del santo, y viesen que el agua no tenía aquel olor, habían de decir que no era aquel el pozo milagroso de san Zoilo. Tanto puede una aprehensión fundada en buena fe. Y así yo los dejé en ella alabando a Dios, que así se complace de la devoción fervorosa de los fieles a sus gloriosos santos.


CCXIV.

FRAY JOAQUÍN JUNCOSA, RELIGIOSO Cartujo, y Pintor.

Fray Joaquín Juncosa, religioso de obediencia en el sagrado monasterio de la Santa cartuja de Scala Dei, en el Principado de Cataluña, de donde era natural, fue pintor excelente en el siglo, y después en su religión; como lo testifican las pinturas que ejecutó para la iglesia de dicho monasterio (desamortizado 1835) que son cosa superior: como también otras que hizo para el camarín del monasterio de Monte-Alegre (1835 desamortizado y saqueado), pocas leguas distante de la ciudad de Barcelona, que son de la historia de Moisés, grandemente ejecutados.
Pintó, también antes de ser religioso muchos cuadros de diferentes fábulas, en que era muy noticioso, y erudito, para casas particulares.
Y sobre todo hizo cuatro lienzos muy grandes, también de fábulas, para el Marqués de la Guardia en la ciudad de Caller, capital del reino de Cerdeña, que son cosa excelente.
Murió en dicho monasterio de Scala Dei a los setenta y siete años de su edad, en el mil setecientos ocho, no solo con créditos de gran pintor, sino de eximia aplicación a todo linaje de virtud.


ccxv.

SENÉN VILA, Y SU HIJO DON LORENZO, Pintores y don Nicolás Busi Nicolás Bussy, Escultor.

Senén Vila fue valenciano y discípulo muy aprovechado de Esteban Marc, que lo fue de Pedro Orrente, puntualísimo en el dibujo; tanto que sus obras hacían notable efecto con solas las líneas del clarión.
Trabajó incesantemente en Murcia más de treinta años hasta el de 1.707 o 1 708, fue hombre de honradísimos respetos, histórico en lo sagrado, y grande humanista: pues para descansar en sus tareas, tenia en su obrador, que era célebre, un trozo de librería de selectísimos autores en que se divertía; fue muy versado en las academias de Valencia, él y su condiscípulo el célebre Juan Conchillos: pintó muchas obras de conventos, mas nunca se le cumplió el deseo de hacer alguna al fresco, porque en su tiempo no se ofrecía pero apenas hay templo que no tenga obra de su mano; especialmente todo el claustro de santo Domingo el Real de Murcia, aunque en sus principios, muy acertado; el del convento nuevo de Capuchinos; y todos los lienzos de las capillas, tránsitos, y refectorio, en que logró considerables intereses por premio de su trabajo.
Y dejó su urbanidad el lienzo principal del altar mayor de san Antonio a su condiscípulo Conchillos, quien lo pintó en Valencia.
En la iglesia de las Madres Capuchinas son de su mano todos los lienzos del retablo.
También en el de la Madre de Dios (Convento destruido 1936) #; y sobre todos en santa Isabel: en que para confundir algunos émulos que tenia en la facultad, hizo una prodigiosa obra de historia en la capilla mayor, y cuadros del retablo, en que ninguno pudo negarle la superioridad en público, que para si, en secreto habían conservado.
Hizo en a enfermería de san Francisco superiores lienzos, y otras muchas obras de claustros, y pinturas principales de retablos para aquella ciudad de Murcia; y dentro y fuera de su reino fue muy extendido su nombre, y fue gran teórico, y práctico, paisajista, retratista, y muy modesto en la expresión de las historias, propio de su mucha virtud, sin embargo de ser tan grande anatomista.
Se portó siempre con mucha honra, y estimación; y así por él en su tiempo se estimaba mucho la facultad.
Don Lorenzo Vila, su hijo, después de haberle dedicado a estudios mayores, aprendió esta facultad que no parece sino que la heredó; y si no se ofendieran los respetos del padre, dijera que tuvo más caudal en lo inventado, hermoso, y tierno de sus obras, concluidas con gran práctica, limpieza, y alma de dibujo, en que todos los días había de estudiar, ya por modelos, ya por academia que del natural plantó en Murcia; y era tanta la afición, que de ordinario estaba modelando de cara, y barro, con singular aprobación del gran don Nicolás de Busi, italiano (Alemán), que vivió en Murcia, escultor del Señor Felipe IV, a quien retrató en bulto, y a la Serenísima Reina Madre nuestra Señora.
Le trajo de Italia el Señor Don Juan de Austria, para hacer las fachadas de Palacio; y habiendo muerto su Alteza, le dio el Señor Carlos II un hábito de Santiago, y caudal con que lo pasase decentemente toda su vida.
Murió Busi en la Cartuja de Valencia, cerca del año de mil setecientos nueve, de larga edad, habiendo dejado insignes obras en Murcia, que a excesivos precios labraba; pero no hay ojos con que mirarlas, ni palabras con que encarecerlas.
Fue este caballero tan apasionado a la habilidad de don Lorenzo, que cualquiera hechura de su estimación, concluyéndola, solía copiarla don Lorenzo al óleo, y se la daba a el autor del modelo, quien la estimaba, y decía, que solo él pudiera imitar sus obras, y esto con la ingenua realidad de su mucho conocimiento: hizo el don Lorenzo algunas obras públicas al óleo, con notable acierto, y murió de unos treinta años poco más, por el de a 712 o 713, habiendo seguido siempre el estado eclesiástico.


CCXVI.


DON JUAN VANCHESEL, PINTOR Jan van Kessel II el Mozo o el Joven

Don Juan Vanchesel, de nación flamenco, fue hijo, y discípulo muy adelantado de Juan Vanchescl, el cual fue discípulo de David Teniers, y tan adelantado, que muchas pinturas de su maestro están ayudadas de su mano; especialmente algunas que tienen orla al rededor, como que fueron hechas para tapicería, donde hay pescados, trofeos, aves, y animales con algunos chicuelos, de ordinario es de Vanchesel, padre de nuestro don Juan; el cual imitó a su padre en la grande habilidad de pescados, aves, animales, y paisajes; y aun creo que le excedió en los retratos, en que imitó tanto a Vandic, que no dudo yo que muchos retratos de Vanchesel sean tenidos con el tiempo por de Vandic. Vino pues a esta Corte por el año de 1680. y comenzó a ejercitar su habilidad en casa de un paisano suyo, donde hizo cosas excelentes; y en especial un cuadro de retratos de toda la familia de su amigo, y protector, historiado todo con tan grande arte; y él también retratado, asomándose por una ventana a escribir su nombre en la pared, que a no tener esta circunstancia, fuera reputado por de Vandic.
Pintó también un retrato a caballo tan al vivo, por el natural, en mediano tamaño, que fue providencia la desigualdad para evitar la duda, de cual era el pintado, o cual el vivo.
De este, y otros muchos retratos que hizo con extremadísimo primor, y acierto, y muchos también de las Señoras damas de Palacio, llegó a noticia de la reina nuestra Señora Doña María Luisa de Orleans su gran habilidad, y gustó que la retratase ¿#?, como lo ejecutó muy a satisfacción de su Majestad, y le hizo su pintor.
En este tiempo se trató de pintar la galería del cierzo del cuarto de la reina, con la fábula de Siquis, y Cupido, quien gustó, que Vanchesel hiciese alguna de las historias que se habían de ejecutar. Se hizo así, y se le repartió el caso de cuando Cupido llevó a Siquis a aquel suntuoso palacio; y apenas comenzó, cuando el Señor Carlos II, que frecuentemente asistía allí, le preguntó, ¿qué tiempo habría menester para acabarla? El respondió que seis semanas. Prosiguió pintando su historia, y, o bien por la poca curia que el tenia fuera de los retratos, o porque naturalmente era muy detenido en el pintar, y más viendo que no conseguía todo lo que quisiera, se detuvo mucho más de las seis semanas. El Rey, que sin duda se las debió de contar, le preguntaba cada vez que subía, que cuando acababa. Y él iba dando largas, de suerte que ya el Rey enfadado, no le preguntaba nada, hasta que un día le dijo a otro que pintaba allí: este hombre es flamenco, o flemenco le Respondió el tal: Señor, de todo tiene un poquito. Poquito, dijo el Rey, no sino muy mucho: Señor, dijo el compañero, como es para el servicio de vuestra majestad, él quisiera adelantarlo cuanto fuera posible. Pero dijo, replicó el Rey, que acabaría aquella pintura en seis semanas. A que respondió el compañero, por no ponerle en mal con el Rey, Señor, puede ser que no se hayan cumplido, y el Rey dijo tan aprisa: hombre, estas loco, son las semanas de Daniel. Que hubo el compañero de comerse la risa de ver la prontitud y agudeza del Rey, aludiendo a que nunca se cumplían aquellas semanas en el sentir de los judíos. Concluyó finalmente Vanchesel esta pintura; pero mejor se desempeñó en otra que hizo en el mismo sitio, cuando Siquis, desparecido el palacio, se quedó desconsolada en un desierto poblado de fieras, y vestiglos, en que pintó algunos leones, tigres, y otras fieras, con un buen pedazo de paisaje. Pero habiendo muerto la reina nuestra Señora Doña María Luisa, no se atrasó por eso la fortuna de Vanchesel, pues continuó en la gracia de la Serenísima reina nuestra Señora Doña Mariana de Neoburg, a quien retrató diferentes veces ¿Se le tribuye éste #, pero parece de Coello?, como también al señor Carlos II: después de cuya muerte se fue en asistencia de la reina viuda a Toledo, donde hizo muchos retratos; y después de haberse pasado a Bayona de Francia esta señora, se vino Vanchesel a Madrid, donde logró la ocasión de retratar al Rey nuestro Señor Don Felipe V, aunque no con tanto acierto como se esperaba; o por causa de la turbación, o de su poca salud de que adoleció, de suerte que de allí a poco murió por el año de mil setecientos ocho, a los sesenta y cuatro de su edad.


CCXVII

VIDA DE DON FRANCISCO PÉREZ SIERRA.

Don Francisco Pérez Sierra natural de la ciudad de Nápoles, y vecino de esta Corte, fue hijo de don Martin Pérez, español, y natural de Gibraltar, el cual sirviendo a su majestad en la milicia fue a parar a Nápoles, donde casó con una señora, hija del Gobernador de Calabria, de cuyo matrimonio tuvo, entre otros hijos, al dicho don Francisco, el cual salió en extremo inclinado a la Pintura; y aunque en Italia tuvo algunos principios con Annelo Falconi para las batallas, a que fue muy aficionado, la asistencia a su amo don Diego de la Torre, Secretario del Concejo de santa Clara de Nápoles, a quien servía de paje, no le dio lugar a adelantar todo lo que quisiera, y su genio permitía; pero habiéndose venido a España con dicho amo, que en esta Corte fue Secretario de Italia, continuó su aplicación a las batallas con Juan de Toledo, que a la sazón estaba en Madrid; y habiendo aprovechado superiormente, dejó la ocupación de servir, y se aplicó a pintar batallas con excelencia, y gracejo; y así mismo otras historias de cabañuelas, nochecillas, y cosas semejantes.
Se casó con doña Mónica do los Ríos, y continuó algunos años en este ejercicio, y también en el de otras historias; como lo manifiesta la de san Francisco de Paula, cuando pasó el mar con el compañero sobre su manto (#, Se da Velázquez + Jiménez Donoso), que está en el convento de la Victoria de esta Corte (Demolido 1836) a la entrada del refectorio, hecho con tanto acierto, que por solo este cuadro merece este lugar.
Pintó al fresco, y al temple, y ayudó en algunas obras a Carreño, y Rizi; especialmente en la huerta de Sora, camino del Pardo, que fue del Excelentísimo señor Marques de Heliche: y también son de su mano dos figuras de las Marías, que están a los lados de la capilla del santo sepulcro, a los pies de la iglesia del convento de san Plácido de esta Corte, al temple, con todo lo restante del ornato de la hornacina, y capilla, excepto las demás figuras de la bóveda, y medio punto de sobre la reja del coro bajo, que son de mano de Rizi.
También son de mano de Pérez los cuadros antiguos de la capilla de don Diego de la Torre, en que hay algunas copias del Españoleto, y otros de la invención de don Francisco #,# , la cual capilla está en la iglesia del convento de los ángeles (Derribado en 1838) en esta Corte, junto al altar mayor, donde también pintó un monumento que permaneció hasta estos años, aunque muy deteriorado: y en él se ayudó de Matías de Torres, y Mantuano. También hizo un celebre altar de perspectiva para la canonización de santa Rosa de Lima en el Real convento de Santo Domingo de esta Corte (Demolido finales XIX); y asimismo un carro triunfal muy célebre para la fiesta de la canonización. También pintó otro altar de perspectiva, para la fiesta que hacen los mercaderes en el convento de nuestro padre san Francisco (exclaustrado derribado), en obsequio de este glorioso patriarca; y esto con extremado primor, y acierto, de que yo vi varios despojos en su casa.
Después le pareció a don Diego de la Torre darle ocupación de otra clase, y fue la de Agente general de los presidios de España, en que se ocupó algunos años; pero nunca dejando del todo el empleo de su afición.
Y últimamente, habiéndose suspendido algo dicha agencia, se aplicó a pintar flores, y frutas por el natural, con ocasión de un muy pulido jardín que tenia en su casa, que era en la calle de las Infantas, mas abajo de los capuchinos de la Paciencia; y las llegó a hacer con tan superior gusto, que parecía no poderse adelantar. A cuyo intento don Diego de Nájera, agudo ingenio castellano, escribiéndole un romance, tan célebre como suyo, entre otras coplas, aludiendo a las flores, dijo lo siguiente.
Vos, por quien duda la vista,
Cuando curiosa os contempla,
Si en el jardín, o en el lienzo,
Las produces más perfectas.
También se aplicó a pintar algunos bodegoncillos con diferentes baratijas, hechas por el natural, y algunas legumbres, y hortalizas, colocadas con tanto arte, y buen gusto, que era un milagro.
Hizo también un retrato de nuestra Señora de la Soledad en su mismo camarín, la cual dejó a los capuchinos de la Paciencia (Derribado en 1837), junto con su retrato; además de otros dos cuadros de san Buenaventura, y san Félix, también de su mano, que están en la sacristía.
Últimamente, llegó a tiempo a la edad de más de setenta años, que ya no podía pintar; y así pasó algunos manteniéndose decentemente con su sueldo que le quedó, y hacienda que tenia bastante.
Murió de accidentes de perlesía, ya fatuo, y casi dementado, el año de 1.709, a los ochenta y dos de su edad; y se enterró en el convento de los Capuchinos de la Paciencia de esta villa de Madrid; y dejó por heredero a aquel Santísimo Cristo para sus festividades, y descubiertos.


CCXVIII.

DON PEDRO RUIZ GONZÁLEZ.

Don Pedro Ruiz González, natural y vecino de esta villa de Madrid, aprendió el arte de la Pintura, ya en edad crecida, en la escuela de Juan Antonio Escalante; y aunque ya endurecido el genio, adelantó muy bien, y le imitó mucho a su maestro en los principios: aunque después se aplicó a la comunicación de Carreño, y con efecto se mejoró mucho, como lo acreditan diferentes cuadros particulares que yo he visto suyos.
En la iglesia de la enfermería de la Venerable Orden Tercera de esta Corte, hay uno al lado de la Epístola, del tránsito de san José, de su mano, en que se conoce su habilidad, y buen gusto; y no menos en los tres que hizo para unos pilares de la iglesia de san Justo y Pastor de esta Corte (derruida en el XIX), con gran capricho, y buena composición, que el uno es del Nacimiento de Cristo Señor nuestro; otro de san Antonio Abad; y otro de san Blas.
Y también son de su mano los cuatro Cardenales que están en la sacristía del Colegio Imperial.
Como también otros tres cuadros que hizo para la iglesia Parroquial de san Millán, uno sobre la puerta de la sacristía, y otros dos en el presbiterio; que todos tres perecieron en el incendio lastimoso del año de 720 el día 16 de Marzo.
Otro cuadro tiene de la procesión del Santísimo, sobre la puerta del costado de la callejuela en la Parroquial de san Luis.
También un estandarte muy caprichoso de la congregación de san Millán; y otro de la Venerable Orden Tercera de nuestro Padre san Francisco.
Fue hombre, especialmente en el pensar, y componer muy caprichoso, y erudito, porque en sus primeros años estudió la gramática; y sí lo digerido fuese como lo pensado, hubiera sido el primer hombre del mundo, porque verdaderamente sus borroncillos lo parecían.
Yo vi uno del Pretorio de Pilatos con Cristo Señor nuestro, cuando le iban a poner la cruz a cuestas, que verdaderamente parecía de Pablo Veronés, no sé si lo ejecutó en Granada.
Otro vi del Sepulcro de Cristo, que aseguro parecía de Ticiano; aunque no corresponde la ejecución en lo grande, como se ve en el cuadro para el que lo hizo, que está en la sacristía de la Parroquial de san Ginés.
Tiene un cuadro muy bueno en un ángulo del claustro chico del convento de la Merced de esta Corte, del martirio del Beato Fray Serapio de esta sagrada religión; y otros retratos en la ante-sacristía.
Era hombre de lindo humor, discreto, y chistoso; y habiéndole prestado un real de a cuatro un amigo suyo, pintor del Rey, le dijeron a don Pedro en una conversación, que si él era pintor de su majestad. Respondió que no: y otro que estaba presente, amigo suyo, dijo: aunque el señor don Pedro no es pintor del Rey, no debe nada a ningún pintor del Rey; y entonces dijo él: con licencia de vmd. que a don fulano le debo cuatro de plata.
Encontró un día a don Juan de Laredo, y le preguntó si tenia mucho que pintar. Y como Laredo asistía en los teatros del Retiro, le respondió: que él ya no tenía que hacer, ni sabia donde vivía el imprimador de los lienzos. Le volvió a encontrar otro día con un mozo cargado con dos talegos de dineros y le dijo don Pedro: amigo, como vmd. sepa donde vive ese imprimador, no le de pena de no saber donde vive el otro.
Estaba un día en casa de Carreño a tiempo que este hacia un retrato del Señor Carlos II de cuerpo entero: y para plantarle a su gusto se puso Carreño en la planta, y le dijo a don Pedro que hiciese un apuntamiento para gobernarse por él. Lo hizo don Pedro, según veía el natural, el cual era muy mal trazado de pies, y piernas, y le pareció tan mal a Carreño, que le dijo a don Pedro se pusiese en la planta, que él lo dibujaría, era don Pedro mas bien dispuesto que Carreño. Se hizo así, y Carreño dijo: vea vmd. ahora si es todo uno.
Y respondió don Pedro: no señor, no es todo uno, que yo hice lo que veía, y no tengo yo la culpa de ser mas bien trazado que vmd.
Tuvo gran facilidad en hacer dibujos de cualquier asunto, y así dejó hechos innumerables; pero al mismo paso tenia tal flujo de firmar, que aunque fuese una mala figura de academia, o un mal rasguño, no había de quedar sin firma.
Y así no hay pintura suya grande ni pequeña que no esté firmada.
Y motejándole este exceso algún amigo, decía, que sus defectos no quería que se los atribuyesen a otro.
Fue muy virtuoso, y ejemplar, y asistió muchos años a la escuela de Cristo, y siempre se portó con grande estimación, y decencia no obstante, que en los últimos años pasó gran bajo por la falta de pulso, y vista para pintar. Murió última mente a los setenta y seis años de su edad, en el mil setecientos nueve, y se enterró en la iglesia Parroquial de san Millán de esta Corte.


CCXIX.

DON JERÓNIMO SECANO, PINTOR, y Escultor.

Fue don Jerónimo Secano natural de la ínclita ciudad de Zaragoza, y desde su niñez muy inclinado al arte de la Pintura y habiendo tenido en aquella ciudad algunos ligeros principios de esta facultad, pasó a esta Corte, donde con el trato, y comunicación de los eminentes pintores que había entonces, el estudio de las academias, y copiar excelentes originales, en que gastó algunos años, se hizo consumado artífice, hallándose dueño del dibujo, y experto en el colorido, en que tuvo singular gusto.
Se volvió con esto a Zaragoza, donde hizo muchas, y excelentes pinturas; como lo acreditan los cuadros de la capilla de san Miguel #,# de aquella ciudad, y su cúpula, pintada al fresco de su mano con superior gusto,
Hallándose pues nuestro Secano con mas de cincuenta años de edad, se aplicó a la escultura, en que logró con facilidad el salir eminente, que con el estrecho vínculo, y vecindad de estas dos ilustres facultades, fácilmente se encuentra el pasadizo; y aun muy de ordinario habitan en una misma casa.
Habiendo pues logrado Secano este nuevo empleo, ejecutó, entre otras estatuas, las de la capilla de san Lorenzo de aquella ciudad, con muy singular acierto.
Murió en ella de edad de setenta y dos años por el 1.710.


CCXX.

DON LORENZO MONTERO, PINTOR. Lorenzo Montero de Espinosa

Don Lorenzo Montero, natural de la ciudad de Sevilla, fue muy buen pintor al temple, y con especialidad en arquitectura, adornos, y targetas; pero sobre todo en frutas, flores, y paisajes. Bien lo acreditó cuando vino a esta Corte, por el año 1684, manifestando su gran habilidad en las ocasiones que se ofrecieron, así de jeroglíficos en funerales, y entradas de reina, como también en algunas capillas: y sobre todo en las mutaciones de las comedias que se hacían en el coliseo del Buen Retiro, a que asistió siempre por lo bien que se desempeñaba en todo; y especialmente en mutaciones de arboleda, jardín, u otras, donde hubiese algunos festones de flores, jarrones, de guirnaldas, era una maravilla; y mucho mas el ver la facilidad con que lo hacía, el silencio, y la modestia, con una aplicación incansable e inseparable de su trabajo.
Pinto una capilla que está a los píes de la iglesia de san Jerónimo en esta Corte. Y también todas las targetas que están repartidas en diferentes sitios del cuarto de Indias de este Real convento de nuestro seráfico Padre san Francisco, junto con el ornato de la Imagen de nuestra Señora de Guadalupe de México; donde se conoce bien su eminente habilidad en esta materia, y el superior gusto en los adornos, y flores.
No fue tan sobresaliente nuestro Montero en las figuras; pero tan modesto, e ingenuo en el propio conocimiento, que cuando se le ofrecía alguna cosa de importancia, se valía de persona de satisfacción que le desempeñase: lo que no hacen muchos ignorantes, que no atendiendo a su crédito ni a su conciencia, a todo embisten, y salga lo que saliere, en grave perjuicio de los pobres dueños de las obras, que dejándose llevar del nombre de pintor, que indignamente usurpan muchos que no lo son, discurren que sabrán hacer cualquier cosa que sea pintura; y después se halla burlada su confianza cuando no lo pueden remediar.
Murió pues nuestro don Lorenzo en esta Corte por el año setecientos diez, y a poco más de los cincuenta de su edad, con gran ejemplo de su mucha virtud, y cristiana disposición; y se enterró en la Parroquial de san Sebastián.


CCXXI.

DON MATÍAS DE TORRES, PINTOR.

Don Matías de Torres fue natural de Espinosa de los Monteros, y vecino de esta Corte, donde aprendió el arte de la Pintura en casa de un tío suyo, llamado Tomás Torrino, pintor vulgar, y de tienda: siguió en sus principios aquella mala escuela pintando adocenado, atendiendo solo a el vil interés sin corrección alguna.
Después con la comunicación de don Francisco de Herrera el maestro mayor, y la asistencia a las célebres academias de aquel tiempo feliz, y el trato de los pintores insignes que produjo aquella edad, mudó de estilo, y entró en corrección, de suerte que llegó a ser por su camino uno de los eminentes de esta facultad.
Era hombre de mucho punto, y vergüenza; y así la misma honra le hizo aplicarse, y llegó a tener gran facilidad en el inventar: y también hizo paisajes, historiejas, y batallas muy bien, y no menos historias de magnitud, de que hay muy excelentes cuadros suyos de la historia de Josué en el palacio de Boadilla, dos leguas de esta Corte; sin otras muchas en sitios públicos, y casas particulares: y especialmente en el Real Monasterio de san Jerónimo de esta Corte hay mucha pintura suya; como lo es el cuadro de san Matías, con el Señor Emperador Carlos V su devoto, adorándole, que está en el crucero de la iglesia al lado del Evangelio, también el cuadro de la Purificación que está en el mismo lado en el pilar junto a la reja, y debajo el del san Jerónimo, y santa Paula adorando al Niño Jesús, cuyo pesebre visitaron en Belén; y asimismo todo el apostolado del coro alto, y otro cuadro del Máximo Doctor a la entrada, sin otros muchos en el claustro alto, y bajo.
Era de genio muy altivo, y sucedió que habiendo comprado un caballero unas batallas suyas, de las que sacaban a vender en Palacio; preguntó donde vivía el artífice, porque quería otras: se lo dijeron, y fue a buscarle; y habiendo preguntado si vivía allí uno que pintaba batallas, salió él, y dijo: señor mío, yo no pinto solo batallas, que también pinto historias, santos, y retratos, aunque sean del demonio; y retrataré a vmd. si gustare.
Lo cierto es que tuvo habilidad para todo, aunque de muy corta fortuna.
La pintura de la capilla, y nicho del Santísimo Cristo de la Paciencia en el convento de Capuchinos (1837 derribado) de este nombre es suya también, como lo son los dos cuadros de san Francisco Solano que están a los lados de la escalera grande del convento de nuestro Padre san Francisco de esta Corte (exclaustrado); que cierto son cosa excelente, y de figuras del tamaño del natural.
También el cuadro del san Diego que está en un pilar de la iglesia de la Victoria (1836 demolido), junto a la capilla del Santísimo Cristo del Amparo.
Dos cuadros que están en el pasillo de la sacristía del convento de Trinitarios Descalzos de esta Corte (Demolido en 1922); el uno san José con el Niño Jesús dormido; y el otro de san Pedro en la prisión, cuando le libertó el ángel, sin otros muchos en casas particulares, así de Concepciones, como de historias de la vida de Cristo, y de su Madre Santísima, san José con el Niño Jesús, y otros santos; de que he visto muchos, y buenos cuadros.
Pintó muy bien al temple nuestro Torres, como lo manifestó en diferentes ocasiones de entradas de reinas, funerales, monumentos, y altares de perspectiva; especialmente en el de la canonización de santa Rosa de Lima, y en fiesta de los mercaderes en el convento de nuestro Padre san Francisco, de que yo alcancé algunos fragmentos, cosa excelente: como se reconoce en un altarico fingido a el temple que está en la capilla que llaman del Obispo, contigua a la Parroquial de san Andrés, al lado del Evangelio, junto a la puerta del costado de dicha capilla, con santa Águeda, y santa Bárbara en los intercolumnios, y en el nicho santa Lucía.
Afectó nuestro don Matías con grande extremo la templanza del claro, y obscuro, siguiendo el estilo de Herrera, de suerte, que en tocando de luz en una parte de la historia, aunque no fuese en la figura principal del asunto, lo demás se lo dejaba a escuras demasiado rebajado. Y así: el cuadrito que dije de san Diego, en la iglesia de los Mínimos, sucedió una cosa graciosa: está un pobre en primer término, tocado de luz solamente en un brazo, y todo lo demás tan rebajado, que como la iglesia estaba en aquel tiempo algo obscura por aquella parte, a poca distancia no se veía más que aquel brazo, que está tocado de luz. Y hallándose allí un día don Francisco de Solís pintor de crédito en esta Corte, le preguntó su amigo, que santo era el de aquel cuadro; a que respondió Solís, que era san brazo. Respuesta que aunque tuviese algo de mordacidad, tiene mucho de documento: porque a la verdad, la figura principal del asunto, o el héroe de la historia, debe gozar de la luz, y dominar a todo, de suerte que luego se haga por ella manifiesto el argumento de la obra; como dijimos en el tomo I cap.8.I;
Tuvo gran curiosidad nuestro Torres en hacer de miniatura, especialmente para privilegios, títulos, ejecutorias, y cosas semejantes. Para lo cual tuvo un hijo llamado don Gabriel, a quien impuso muy bien en ello, y lo ejecutaba con primor; pero su padre le hacia siempre los dibujos, en que tenia singular gracia, y facilidad, y así dejó hechos innumerables.
Llego pues a tiempo nuestro don Matías, que habiendo sido hombre de gran fausto, muy bien portado, respetoso, y de linda traza, se fue aplanando de modo, con los infortunios de los hijos, y su mala estrella, o mala conducta en la edad mayor, que se vió en suma miseria.
Enviudo, y también se le murieron dos hijas que tenia casadas, las cuales tuvieron la habilidad de pintar laminitas: y esto después de haberse descarnado para dotarlas, de suerte que se quedó sin más que su habilidad, que ya con la decadencia de los años había declinado mucho; y así totalmente llego a no pintar.
El hijo así por su parte, como por la de su mujer, se portó muy mal con él; y alguna vez no faltó quien le dijo, que había de experimentar el castigo del cielo. Y así fue, porque murió con harta miseria, mucho antes que su padre; con que quedó el buen don Matías tan solo, y desamparado, que apenas le mantenían las obras de la misericordia de sus amigos.
Y últimamente llegó a postrarse tanto, que habiéndole albergado de caridad un amigo abridor de buril, con el motivo, además de la caridad, de los dibujos que le había hecho para algunas cosas; se trató de que le recibiesen en el hospital General de esta Corte, en la sala que llaman de los Carrascos, porque el pobre mozo que le tenia en su casa, así por sus cortos medios, como por ser solo, y forastero, no podía Suplir un todo, y ni aun este linaje de alivio llegó a lograr; pues estándose tratando, murió consumido de la misma laceria, necesidad, senectud, y pobreza, a los ochenta años de su edad, en el mil setecientos once; y se enterró de limosna en la Parroquial de san Luis de esta Corte. ¡O fuerza de un destino fatal!


CCXXII

DON FRANCISCO LEONARDONI, Pintor.

Don Francisco Leonardoni natural de la ínclita ciudad de Venecia, aprendió en ella el arte de la Pintura; y habiendo aprovechado mucho en aquella eminente escuela, especialmente en los retratos se le ofreció un disgusto tan pesado, que le fue forzoso dejar su patria. Así transmigrando por diferentes provincias de Europa, vino a parar a España, y a esta Corte por los años de 1680, con poca diferencia, donde hizo pie, y donde comenzó a mostrar su habilidad en diferentes retratos de personas de todas clases con tan superior acierto, que no parece se pueden adelantar.
Y aseguro, que yo he visto algunos que califican bien esta verdad y especialmente una cabeza, retrato de su misma persona #, y mano, que no parecía en lo definido, y regalado, sino de mano de Lucas de Olanda. (Lucas de Heere)
También los hacía en pequeño con singularísimo primor, de los cuales yo vi algunos superior cosa, especialmente de sus majestades.
Pero no fue tan limitada su habilidad a les retratos, que no se extendiese también a las historias, si bien no en grado tan superior; pero siempre mostrando una gran manera, franca, y de mucho relieve por las buenas plazas de claro obscuro.
De su mano son los dos cuadros colaterales que están en la capilla de san José, en la iglesia del colegio de Atocha en esta Corte, de los desposorios, y tránsito de este glorioso Patriarca.
También es de su mano un cuadro de la Encarnación, que está en el remate del retablo de nuestra Señora de Guadalupe, en la iglesia de san Gerónimo el Real de esta Corte; y el cuadro principal de la capilla mayor de la iglesia de Leganés #.
Murió finalmente en esta Corte en el Buen-Retiro por el año de 711, a los cincuenta y siete de su edad.
Y en dicho palacio tuvo cuarto lo más del tiempo que vivió en España
Fue hombre de todas maneras grande, porque su estatura fue desmesurada de lo común, pero con gran proporción; y al mismo respecto era gruesísimo, de suerte que parecía de estatura gigantesca; y, era de trato muy amistoso, apacible, galante bizarro, y muy caballeroso, porque aseguran que en su patria lo era, y a la verdad lo calificaban sus honrados, y desinteresados procederes.


CCXXIII

JUAN CONCHILLOS, PINTOR. Juan Antonio Conchillos Falcó

Juan Conchillos Falcó fue natural de la ciudad de Valencia, y de muy ilustre familia, así por el apellido de Conchillos en Castilla, como por el de Falcó en Valencia.
Tuvo los principios del arte de la Pintura en la escuela de Esteban Marc, pintor insigne, especialmente en las batallas; pero de raro, y extravagante humor, como dijimos en su vida, por cuya causa paso muchos trabajos Conchillos en su casa, que solo su bondad los hubiera aguantado; en que hubo algunos lances preciosos de que hicimos mención, aunque se omitieron otros muchos por indecorosos.
Salió pues nuestro Conchillos muy adelantado en el arte de la Pintura, y especialmente en el dibujo; y después de algunos años pasó a Madrid a ver las eminentes obras, y tratar los grandes hombres que entonces había, en que se detuvo una buena temporada; y con esta ocasión comunicó a don José García, pintor, como paisano y condiscípulo que había sido de Conchillos: y respecto de que este se hallaba desocupado, y García entonces en el auge de su fortuna, le dio que hacer a Conchillos algunos cuadros de su cuenta; y entre ellos fueron dos bien grandes, e historiados de la vida de san Eloy, que están en la sacristía de la Parroquial de san Salvador de esta Corte: en los cuales, no obstante que García por hacer del maestro los retocó, en que no les hizo merced alguna, todavía se conoce muy bien que son de Conchillos, y descubren su gran ingenio, y capricho en la invención, y composición armoniosa de lo historiado con mucho fundamento de dibujo.
Se volvió pues Conchillos a Valencia muy mejorado en el colorido, y no menos en el dibujo; porque asistió con gran frecuencia a las academias que entonces hubo en esta Corte con gran formalidad, y a copiar las mejores pinturas que pudo, sin olvidar el estudio de las célebres estatuas de palacio. Y así lo continuó toda su vida, de suerte que procuró establecer la academia en Valencia, y aun la tuvo muchos años en su casa con hallarse ya en edad muy adelantada, sin faltar a ella noche alguna, haciendo una figura de carbón cada noche: de suerte que eran innumerables las que tenia; y así para cualquiera invención que se le ofreciese, sacaba un legajo de figuras de academia, y con facilidad encontraba lo que había menester, y lo acomodaba a su intento y componía su historia con muy buenos desnudos, y galantes actitudes.
En este tiempo hizo Conchillos aquellos dos célebres cuadros de más de veinte palmos de alto, el uno de la milagrosa venida del santísimo Cristo de Berito, contra la corriente de aquel rio Turia; y el otro de los martirios, y lanzada que unos bárbaros infieles de aquella región ejecutaron en dicha santa imagen: a cuyo golpe salió tanta sangre, que recogida en diferentes vasijas, después de muchos prodigios, se enriquecieron con ella las santas iglesias de Oriente, y aun de toda la cristiandad, como dijimos en el tomo primero, que son de lo mejor, y más bien historiado que hizo: los cuales están colocados a los lados del coro de la iglesia Parroquial de san Salvador (Reformada en 1826) de dicha ciudad.
Hizo también otro de la Concepción Purísima (Dada por desaparecida en 1936 la obra la presenta el bellas artes de Valencia ¿?) para el convento de Religiosas Franciscas de la Puridad (Desamortizado derribado en 1837), cosa excelente, aunque él quedó disgustado con este cuadro porque habiendo gastado mucho tiempo, y estudio en gran tropa de ángeles alrededor de la Virgen, todos gentilmente dibujados, y en diferentes coros de música y gloria; puesto el cuadro en su distancia, se confundían de suerte que se perdían. Esto fue a tiempo que yo estaba recién ido a Valencia, por el año de 1.697, para la visura de la obra de san Juan del Mercado, y con este motivo se había traído el cuadro a su casa; y habiéndole yo ido a ver, y consultándome la confusión en que se hallaba, y de que deseaba saber en que consistía: viendo yo su ingenuidad, y las veras con que me lo significaba, le dije con la misma, que consistía en la falta de contraposición; la cual, especialmente en las distancias, es indispensable para despegar unas cosas de otras. Cierto que me dio ejemplo su gran modestia, pues no solo lo estimó mucho, sino que aun quería que yo lo retocase: a lo cual me excusé diciendo, que los demás pintores lo conocerían, y que no le estaría bien a su crédito; y así lo ejecutó él con mucho acierto.
Tanta era su humildad, ingenuidad, y modestia.
Hizo también dos lienzos muy grandes de la historia, y vida del glorioso Patriarca san Benito para el Real monasterio de Valdigna (1835 desamortizado, expoliado), de la sagrada Religión del Cister, los cuales vi yo transitando por aquel célebre valle, camino de Gandía; y cierto que son cosa excelente, y están colocados en el presbiterio de aquel magnífico templo, que es de los mejores que he visto en aquel reino.
Hizo también otro gran cuadro de la vida de san Luis Beltrán para el lado derecho de la escalera del convento de Santo Domingo de la ciudad de Murcia (Desamortizado 1836, destruido).
Y también hizo el lienzo principal de san Antonio para el altar mayor del convento de Capuchinos de dicha ciudad, a expensas del conde del Valle de San Juan.
Y otros para el claustro de san Sebastián en la ciudad de Valencia, convento de los Mínimos.
Tuvo gran facilidad en hacer dibujos de aguada de cuanto se le ofrecía, o de algún sitio caprichoso que hubiese visto. Y así sucedió cuando yo fui a Valencia el dicho año de 1697, que habiendo salido Dionis Vidal, discípulo mío, a recibirme hasta la venta de Chiva, cinco leguas de Valencia, quiso también Conchillos hacerme la honra de ir en su compañía; y habiéndose ejecutado a la vista de dicha venta toda la función, pasamos a Valencia aquella tarde, y al otro día me enseñó Conchillos un dibujo de aguada de todo el recibimiento, con las calesas, la venta, y el pozo, y pilar que hay enfrente, con todas las demás circunstancias del país, y mi discípulo abrazándome, y todos los demás, y él mismo con tal propiedad, que en las acciones, y el traje se conocía quien era cada uno.
Lo mismo ejecutó en otra caminata que hicimos hacia Villa-Real, a visitar el cuerpo de san Pascual Bailón, y otros santuarios por aquel paraje, cosa que por allá se hace con gran frecuencia, en cuya ocasión hizo Conchillos diferentes dibujos, ya del célebre castillo de Murviedro, y las ruinas de su anfiteatro, donde fue la antigua, y memorable Sagunto, ya de otros sitios, y ermitas que visitamos; y sobre todo de un fracaso en que se volcó la galera donde iba Conchillos con otros amigos, y entre ellos un religioso, y un clérigo; y era de ver el dibujo con la gracia tan extremada que estaba hecho, que convertía en placer el susto de la caída; pues un galerero sofrenaba las mulas; otro estaba sacando la gente de la galera y otros salían a gatas; el religioso haciendo espantos; el sacerdote echando absoluciones y yo también andaba en la fiesta ayudando a sacar la gente, y el criado teniendo el caballo de mi silla volante; de suerte que estaba todo con tal propiedad en sitio, adherentes, y circunstancias, que cada vez que se veía el dibujo, parecía que estaba sucediendo el caso. Últimamente le dio a los últimos años un accidente de perlesía que le dejó baldado, e inútil, tanto que vino a cegar, y verse en grandes trabajos, y más con los contrastes de aquel reino desde el año cinco en adelante.
Y finalmente murió en el 7.011. en el dia 14 de Mayo, a los setenta de su edad.
Fue verdaderamente hombre amabilísimo, humilde, modesto, y ejemplarmente virtuoso y honrado, y de una masa de ángel.
Dejó innumerables dibujos que heredó su hijo Juan Antonio, con todo lo restante de su estudio, y hacienda, siguiendo la misma profesión que su padre.


CCXXIV

DON VICENTE VICTORIA, PRESBÍTERO, Canónigo, y Pintor.

Don Vicente Victoria fue natural de la ciudad de Valencia, donde cursó las letras, y algunos ligeros principios de la Pintura, a la que fue notablemente aficionado.
Pasó a Roma a pretender alguna congrua eclesiástica para poderse ordenar; y en este tiempo se aplicó mucho a la Pintura en la escuela del insigne Carlos Marati, donde aprovechó mucho, y en especial en los retratos, y en la buena inteligencia de la simetría y anatomía, en que era muy observante.
Obtuvo allí un canonicato de la Santa Iglesia de Játiva, hoy san Felipe, mediante lo cual se ordenó de sacerdote; y con eso se volvió a Valencia donde de ordinario residía, después de haber tomado posesión de la prebenda, y siempre extramuros de ella, por lograr su apetecida quietud estudiosa, y algún desahogo de jardín, y cercanía del campo, a que era muy aficionado.
Hizo en Valencia diferentes retratos, de los cuales vi yo algunos, que así en lo parecido, como en lo bien pintado no se podían adelantar: porque en esto, con especialidad, y en todo lo que era contrahacer el natural, fue verdaderamente insigne.
Y así vi en su estudio algunas travesuras de esta calidad que me pusieron admiración; pues totalmente me engañaron teniéndolas por naturales, hasta que él mismo me dio motivo al reparo, como son una tabla fingida en un lienzo, sobre la cual pendían algunos papeles, dibujos, y otras baratijas, que yo confieso con ingenuidad que me engañé.
Como también un trozo de librería fingido para llenar un vacío de la que tenia muy selecta, que yo no hallando diferencia entre la fingida, y la verdadera, pues una y otra estaban tocadas de una misma luz, y con un mismo relieve, la juzgué toda una: y a este tenor tenia otras muchas cosas de su mano ejecutadas por el natural, con gran observación, y puntualidad.
Era muy curioso, y aficionado a los libros, y así tuvo muchos y buenos; y especialmente de la Pintura nunca he visto tantos juntos.
Pintó también algunas historias, aunque no con tanta excelencia, y buen gusto como lo referido, según se ve en la sacristía de san Francisco de aquella ciudad;
Y también pintó al fresco la cúpula de la capilla de san Pedro de la Seu, que la demás pintura es de mi corta inteligencia, también la cúpula de la capilla de la Purísima en la Casa Profesa.
Fue muy espléndido y liberal, y amigo de sus amigos, portándose con gran garbo en las ocasiones.
Escribió un libro que sacó a luz en toscano, titulado: Observazioni sopra íl libro della Felsina pitrice, donde muestra bien su erudición, inteligencia en el Arte, y en todas buenas letras, y la nobleza de su genio en la defensa de Rafael, Aníbal y sus escuelas, y en que calificó bien su gran habilidad en grabar de agua fuerte, como lo muestra la empresa ingeniosa de las manos cortando la pluma: Ut scribat, non ut feriat. Y en otras muchas cosas que grabó, y en especial una estampa de Rafael con la Virgen arriba, y abajo san Juan Bautista, sin otras muchas cosas.
Y otro libro escribió en el mismo idioma, que tituló: Historia Pittoresca, que no he podido saber si lo sacó a luz en Roma, a donde se volvió por el año setecientos con ese ánimo, y de gozar de las delicias de su afición, así en la Pintura, como en otras academias, y arcadias pastoriles que allí se fomentaban, donde concurría nuestro Victoria con otros célebres ingenios, y donde se hacían grandes poemas y discursos de alta erudición, según los asuntos que se les repartían, y a que era sumamente aficionado nuestro don Vicente, y a todo género de buenas letras, especialmente de humanidad, y de historia; y sobre todo gran anticuario y observador de las lápidas, medallas, monedas, y otros monumentos antiguos: prendas todas que constituían un sujeto verdaderamente recomendable, y digno de la fama póstuma. Y así fue nombrado por anticuario del Papa, con salario señalado.
Supo con gran perfección la lengua italiana, en cuyo idioma, y el castellano hizo muy buenos versos, y otros discursos de mucha erudición.
Y así mereció un elogio que se imprimió en Roma en el libro de las Pinturas del sepulcro de Ovidio, que está en medio de la planta de dicho edificio que dice así; Li disegni di quest opera cavati da gli antichi originali, si ritrovano nella libraria dell Illustrísimo Signore canonico don Vicenzo Vittoria Spagnolo Nobile di Valenza, le cui generose qualità si stendono ancora nell eruditione delle antiche memorie, con le cuali si rende celebre il suo nobilissimo genio: Il cui elevato ingegno risplende non meno nella chiarezza de natali, che nella cultura de suoi eruditi studii, si nel pennello, come ne la penna.
Murió finalmente en Roma por el año de 1.712, y a los cincuenta y cuatro de su edad.
Tuvo título, que vi yo, de Pintor del Serenísimo Señor Gran Duque de Toscana, en cuyo museo hizo este Príncipe colocar su retrato por hombre eminente; y como tal mereció de aquella ilustre Academia muy repetidos elogios, y especialmente un anagrama de suma agudeza, e ingeniosidad con que cerraremos este discurso, y con un soneto que hizo nuestro Victoria en elogio de la Pintura, en que se califica la eminencia de su ingenio en todo.
PROGRAMMA,
Don Vicentius Victoria Canonicus
Setabensis
Excellentissimus Pictor.

ANAGRAMMA.
Is in Orbe Unicus.
Credo coniuncti sunt in isto
Apelles, Zeuxis, ac Timantes.
SONETO
DEL MISMO CANÓNIGO D. VICENTE VICTORIA
EN ELOGIO DE LA PINTURA.

Emula del Criador, arte excelente,
Misteriosa deidad, muda canora y
Sin voz sirena, y sabia encantadora,
Verdad fingida, engaño permanente;
Del alma suspensión, sombra viviente,
Erudita, y no gárrula oradora,
Libro abierto que más enseña, y ora,
Que el volumen mas docto, y elocuente;
cuanto el juicio comprende, ama el anhelo,
Se advierte en ti: y en tu matiz fecundo
Otra naturaleza halla el desvelo.
Admiro en ti casi un Criador segundo,
Pues Dios de nada crió tierra, y cielo:
De casi nada tu haces cielo, y mundo.


CCXXV.

GASPAR DE LA HUERTA, PINTOR Valenciano.

Gaspar de la Huerta fue natural del Campillo de Alto-Buey, de donde vino a Valencia, no sé porque accidente. Campillo cuando apenas tenia seis años, y se acomodó en casa de Jesualda Sanchiz, pintora, y viuda de Pedro Infant, también pintor: y con ella aprendió Gaspar aquellos primeros rudimentos del Arte, que le pudo subministrar la corta pericia de su la Pintura maestra. Después él con su buen natural, y gran genio, que a la verdad le tuvo, juntamente con mucha honra y punto, por no ser menos que otro, se aplicó de suerte al estudio de la Pintura, que llegó a lograr la primera estimación del Arte en aquella ciudad: porque su manera de pintar, además de tener suficiente dibujo, era de muy grato colorido. Y así se llevó en su tiempo todo, el aplauso popular, de suerte que apenas hay templo en aquella ciudad y reino de Valencia, donde no haya pintura suya.
Pero las más señaladas están en el convento de nuestro Padre san Francisco el lienzo del retablo principal, y en el presbiterio un lienzo de san Carlos en el primer cuerpo de un colateral; y otro de los santos Cosme y Damián en el segundo. También en la capilla de la Concepción de dicha iglesia el lienzo principal, y otros cuatro a los lados son de su mano: como también en la de san Antonio el cuadro principal, y el del sagrario.
En la parroquial de Santo Tomás Apóstol dos lienzos grandes que hay en el coro, asuntos del santo, y el de la capilla mayor, que es cuando tocó las llagas de Cristo Señor nuestro, y el Salvador del sagrario son suyos.
Y en la parroquial de san Martin el Salvador del sagrario, y dos ángeles de cuerpo entero en las dos puertas del camarín son también de su mano, y las pinturas de las puertas del órgano. También lo es el cuadro que cubre el nicho de la portentosa imagen de nuestra Señora de los Desamparados; y otros que hay en la sacristía de aquel célebre santuario.
Fue hombre verdaderamente digno de inmortal memoria, pues lo debió todo a su estudio y virtuosa aplicación, dirigida de un gran genio Porque llegar a ser eminente un hombre que ha tenido por maestro otro tal, gran cosa es, pero no lo tengo por gran maravilla; pero que aquel a quien la fortuna le negó el sufragio de un eminente maestro, llegue a colocarse en la eminencia del Arte esto si que es maravilla: y a este sí que con más justo título se le debe el inmarcesible laurel de la fama.
Fue tan curioso nuestro Huerta, que tenia anotado cuanto ganó a pintar en el discurso de su vida, y pasaba de 35 ¿mil? pesos, que para ser en Valencia, y sin mas obras que las del caballete, porque él jamás pintó al temple ni al fresco, fue buen ganar; pero lo empleaba mejor, porque más de la mitad daba de limosna; y especialmente a los religiosos de mi Padre san Francisco hacia mucho bien, y a el que le faltaba breviario se lo compraba.
Anduvo siempre con el santo hábito exterior de la Tercera Orden de penitencia, donde gastó mucho, y adelantó aquel santo instituto en aquella ciudad. fue casado con hija de la dicha Jesualda Sanchiz su maestra.
Murió en dicha ciudad el 18 de Diciembre de 1.714, a los setenta y tres años de edad, y se enterró en el convento de nuestro Padre san Francisco de dicha ciudad.


CCXXVI

DON JOSÉ DE MORA, ESCULTOR del Rey.


Don José de Mora natural de la ciudad de Granada y de muy ilustre familia, aprendió el arte de la Escultura en dicha ciudad en la escuela del racionero Alonso Cano; y hallándose ya muy adelantado en ella pasó a esta Corte, donde continuo en la escuela de don Sebastián de Herrera, insigne escultor, pintor, y arquitecto, y aprovechó tanto en ella, que sus obras se equivocaban con las de don Sebastián.
Bien lo acredita una imagen de la Concepción Purísima ¿#?, que en este tiempo está en poder de los herederos o testamentarios del señor Marqués de Mancera don Antonio Sebastián de Toledo; pues no solo la imagen, pero los niños totalmente parecen de mano de Herrera.
Comenzó su crédito viviendo en esta Corte en la calle de embajadores, a los principios del reinado del Señor Carlos II, quien atendiendo a la mucha habilidad y buenas partes de Mora le hizo su escultor con el goce de gages y emolumentos correspondientes al empleo; y en este tiempo sirvió a su Majestad en diferentes efigies de su devoción con singular acierto y primor; y para el publico hizo muchos, y en especial la efigie de la Concepción Purísima que está colocada en la capilla de doña Isabel de Tebar, inmediata al crucero, al lado del Evangelio, en la iglesia del Colegio Imperial de esta Corte, y los dos ángeles y niños de pasión, que están en la capilla de nuestra Señora de los Siete Dolores, en el Real colegio de Atocha, cosa superior.
Se volvió a Granada después de algunos años, abandonando el goce de su plaza por el interés de su salud, donde vivió más de treinta años, portándose en su persona y casa como un príncipe.
Hizo muchas y excelentes obras de escultura para dentro y fuera de Granada; y especialmente para el sagrado monasterio de la Cartuja de aquella ciudad, así de la Purísima Concepción, como de san Juan Bautista (Es de José Risueño); otra del glorioso Patriarca san José con el Niño Jesús en las manos; dos del gran Patriarca san Bruno, una del tamaño del natural que está en la capilla del sagrario de dicha casa, y la otra de vara y media de alto en la Sala de Capítulo #, todas cosa superior.
Y también hizo una célebre estatua de san Pantaleón mártir, para la congregación de los médicos y cirujanos de aquella ciudad.
Es también de su mano una efigie de Cristo crucificado, que se venera en la iglesia de los Padres Clérigos Menores, con el titulo de la Salvación; y otra de nuestra Señora que tienen dentro de la clausura las madres Capuchinas, que le llaman la Maestra.
Son también de su mano otras dos efigies de medio cuerpo, que son Ecce Homo, y Mater Dolorosa, que se veneran en los colaterales de la iglesia de la Santísima Trinidad, de Calzados (Desamortizado 1835, 1897 derribado, tiene 4 parejas al menos y no con ese origen, y al menos 5 piezas sueltas de mayor calidad que no se han ligado, que podrían formar la pareja, pero complicado intento ¿ #,# ?) de aquella ciudad.
También hizo para la sacristía, o capilla del Eminentísimo Señor Cardenal Salazar en la santa iglesia de Córdoba ocho estatuas de diferentes santos de la devoción de su Eminencia, del tamaño del natural #,#,#,#,#,#,#,#,# (En esa capilla pintó 3 cuadros Palomino sin embargo dice 8, no 9, ¡¿?!), que están en el recinto de aquella gran fábrica del eminente ingenio de don Francisco Hurtado insigne arquitecto. Y sobre todo otra del mismo tamaño de Santo Tomás de Aquino para la misma iglesia en la capilla del doctor don Alonso de Nava, cosa superior.
Yo le conocí y traté mucho a este artífice cuando estuve en Granada el año doce, a pintar la célebre capilla del Sagrario de aquella santa Cartuja, esmero primoroso del dicho don Francisco; y verdaderamente era hombre amable y muy caballeroso, y honrador de los artífices; pacífico, honesto, casto, y en todo linaje de virtud muy aprovechado: y me aseguraron que cuando mozo había sido lo mismo.
Nunca se dejó ver trabajar, ni aun sus amigos sabían donde estaba el taller, teniéndole en su propia casa: y culpándole yo un día esta esquivez, cuando yo no me recataba de que me viese pintar, me dijo: Si yo pudiera ejercitar mi profesión con una paleta, y unos pinceles sin hacer más ruido del que vmd. hace cuando pinta, ni usar de otros instrumentos, con gran gusto me dejaría ver obrar.
Y no había forma de sacarle de este dictamen; y por esto dicen trabajaba de noche, y de día se paseaba. Y sin embargo era tanta la estimación que hacia del Arte, que para mostrar a los dueños cualquiera obra, aunque estuviese solo desbastada, la ponía sobre un bufete grande que para este fin tenía cubierto de terciopelo carmesí; con lo cual sus obras fueron muy bien pagadas, y estimadas: porque además de su perfección, su gran porte y modo las sublimaba mucho. Y aunque vive en dicha ciudad este año de 1.724, y en los 86 de su edad, con poca diferencia, me ha parecido escribir su vida por haber muerto para el mundo, a causa de estar totalmente privado de la razón.














TABLA DE LOS PINTORES Y ESCULTORES, CUYAS VIDAS SE CONTIENEN EN ESTE TOMO TERCERO.
A


El hermano Adriano, Carmelita descalzo. Pag. 435.
Adriano Rodríguez. 546.
Agustín del Castillo. 429.
Fray Agustín Leonardo. 441.
Alonso del Arco. 670.
Alonso del Barco. 609.
Alonso Berruguete, pintor, escultor, y arquitecto. 355.
Alonso Cano. 575.
Alonso de Mesa. 544.
Alonso Sánchez Coello, pintor. 388.
Alonso Vázquez. 455
Ambrosio Martínez 565.
Andrés de Vargas. 564.
Angelo Nardi. 474.
Antonio Arias Fernández. 603.
Antonio del Castillo, y Saavedra. 538.
Antonio Castrejón. 639.
Antonio de Contreras. 456.
Antonio Flores. 357.
Don Antonio García Reynoso. 586.
Antonio de Horfelin. 473.
Antonio Lanchares. 442.
Antonio Mohedano. 424.
Antonio Moro. 360.
Don Antonio Pereda. 547.
Antonio del Rincón , pintor. 351.
Don Antonio Vela.573.

B


BARTOLOMÉ de Cárdenas. 405.
Bartolomé Carducho. 411.
Bartolomé González. 414.
Don Bartolomé Murillo. 621.
Don Bartolomé Pérez. 649.
Bartolomé Román. 472.
Bartolomé Vicente. 678.
Benito Manuel Agüero. 555.
El Bergamasco. 362.
Bernabé Jiménez. 559.
Blas de Prado. 358.

C


CESAR Arbasia. 404.
Cristóbal García Salmerón. 532.
Cristóbal López, 363.
Cristóbal de Utrecht. 359.
Cristóbal Vela. 471.
Cristóbal Zariñena. 398.
Claudio Coello. 650.
Cornelio Scut. 574.

D


DIEGO de Arroyo. 358.
Don Diego González. 665.
Don Diego de Lucena. 454.
Diego Polo. 369.
Diego Polo el menor. 478. diga 460.
Diego de Rómulo 430.
Don Diego Velázquez de Silva. 478.
I. Nacimiento , padres , y patria de Velázquez.
II. Primero y segundo viaje que hizo a Madrid. 483.
III. Primer viaje que hizo a Italia. 487.
IV. Fue sirviendo a su Majestad en la jornada de Aragón. 493.
V. Segundo viaje que hizo Velázquez a Italia. 498.
VI. En que el Rey le hizo a Velázquez Aposentador mayor. 506.
VII. En que se trata la mas ilustre obra de Velázquez. 508.
VIII. De las pinturas que llevó Velázquez al Escorial , y la pintura del salón de los espejos. 510.
IX. De la imagen del Santo Cristo del Panteón, y la venida de Moreli. 516.
X. De la venida del Duque de Agramont a tratar el casamiento de la Señora Infanta de España, con el Rey Cristianísimo, y de algunos retratos que hizo Velázquez en este tiempo. 518.
XI. De la merced de Hábito de las Ordenes Militares que hizo su Majestad a don Diego Velázquez. 520.
XII. De la jornada en que fue don Diego asistiendo a su Majestad a Irún, y de su enfermedad y muerte. 521.
XIII. Recopilación de las mercedes y oficios que obtuvo Velázquez en la Casa Real. 526.

Dionisio Mantuano. 602.
Hermano Domingo Beltrán de la Compañía de Jesús , escultor , y arquitecto. 390.
Domingo de la Rioja. 479. diga 461.
Dominico Greco. 425.

E


ESTEBAN March. 475.
Eugenio Cajés. 448.
Don Eugenio de las Cuevas. 563.
Fray Eugenio Gutiérrez de Torices. 672.

F

FEDERICO Zúcaro. 400.
Felipe Gil. 566.
Felipe Liaño. 423.
Félix Castelo. 466.
Fernando Gallegos. 357.
Fernando Yañez. 399.
Francisco Camilo. 560.
Don Francisco Caro.537
Francisco Collantes. 469.
Francisco Fernández. 452.
Padre don Francisco Galeas , monje. 416.
Francisco Gassen. 470.
Francisco Guirro. 677.
Francisco de Herrera el viejo. 467.
Francisco de Herrera el mozo. 6 1 o.
Don Francisco Ignacio Ruiz. 708.
Don Francisco Leonardoni. 724.
Francisco López Caro. 527.
Licenciado don Francisco Ochoa Antolínez. 675.
Francisco Pacheco. 458.
Francisco Palacios. 574.
Don Francisco Pérez Sierra. 726.
Francisco Plano. 679.
Francisco Ribalta, y su hijo Juan. 434.
Don Francisco Rizi. 605.
Don Francisco de Solís. 600.
Francisco Várela. 469.
Francisco de Vera Cabeza de Vaca. 679.
Francisco Jiménez. 534.
Francisco Zurbarán. 527,

G


GABRIEL de la Corte. 661 .
Gaspar Becerra , pintor , escultor, y arquitecto. 363.
Gaspar de la Huerta. 731.
Jerónimo de Bobadilla. 588.
Jerónimo Hernández. 452.
Don Jerónimo Secano. 720.
Gregorio Bausá. 466.
Gregorio Hernández. 414.
Gregorio de Mesa. 680.

H

ENRIQUE de las Marinas. 595.

I


IGNACIO Iriarte. 609.
Ignacio Raeth. 532.
Don Isidoro Arredondo. 681

J


Fray Joaquín Juncosa
José de Antolínez
JOSÉ de Arfe. 533.
Don José de Ciezar. 663.
José Donoso. 628.
José de Ledesma. 554.
José Leonardo. 479. diga 461.
José Martínez y su hijo. 599.
Don José de Mora. 733.
José Moreno. 565.
Doctor don José Ramírez. 627.
José de Ribera. 480. diga 462.
José Romani. 598.
José de Saravia. 545.
Juan Antonio Escalante. 556.
Juan Antonio Ceroni. 442.
Don Juan de Alfaro. 589,
Juan de Arellano. 553.
Juan de Arfe, platero, escultor y arquitecto. 393.
Juan Arnau. 661.
Don Juan Bautista Crescencio. 477.
Doctor Juan Bautista Mayno. 455.
Don Juan Bautista del Mazo. 551.
Juan Bautista Monegro, escultor y arquitecto. 391.
Juan de Vejarano. 479. diga 461
Juan de Cabezalero. 563.
Juan Cano de Arévalo 664.
Don Juan Carreño. 615.
Juan del Castillo. 447.
Juan de Chirinos. 422.
Don Juan Conchillos. 725.
Juan de la Corte. 477.
Juanes. 394.
Juan Fernández Navarrete el mudo, pintor. 370.
Juan Galván. 470.
Juan de Juni. 414.
Juan Labrador. 397.
Don Juan de Laredo. 648.
Juan Luis Zambrano. 440.
Juan Martínez Montañés. 448.
Fray Juan de la Miseria. 418.
Juan Montero de Rojas. 599.
Don Juan Niño de Guevara. 66j.
Juan Pantoja de la Cruz. 413.
Juan de Pareja. 550.
Juan de Peñalosa.
Don Juan de Revenga. 604.
Fray Juan Rizi. 569.
Juan Sánchez Barba. 552.
Fray Juan Sánchez Cotan. 431.
Fray Juan del santísimo Sacramento. 596.
Juan de Sevilla. 662.
Juan de Soto. 422.
Juan de Toledo 530.
Don Juan de Valdés. 644.
Don Juan Vanchesel. 714.
Juan Vanderhamen. 473,
Julio , y Alexandro, pintores. 354.

L


DON LORENZO Montero. 721,
Don Lorenzo de Soto. 633.
Doña Luisa Roldan. 684.
Lucas Jordán. 686. 1
II Cúpula Iglesia Escorial
III Bóvedas del crucero Escorial
IV Vuelta a Madrid
V Casón del Buen Retiro
VI Catedral de Toledo
VII vuelta a madrid Real Capilla
VIII Nuestra Señora de Atocha
IX San Antonio de los Portugueses-Alemanes
X Felipe V
Luis de Carvajal, pintor. 392
Luis Fernández. 457.
Padre don Luis Pascual, monje. 422.
Luís de Sotomayor. 563.
Luis Tristán. 453.
Luís de Vargas, pintor. 386.
Luqueto o Lucas Cangiaso, pintor,382.

M


MAESE PEDRO Campaña, pintor. 369.
Manuel de Contreras. 479 diga 461
Manuel Gutiérrez. 631 .
Fray Manuel de Molina 588
Manuel Pereira, 535.
Mateo Gilarte. 677.
Mateo Pérez de Alesio.397
Mateo Zerezo. 566.
Don Matías de Torres. 722.
Micier Pablo, juez, y pintor. 472.
Miguel Barroso. 388.
Miguel Jerónimo de Ciézar. 587
Miguel y Jerónimo García. 529
Miguel Marc 554.
Miguel de Rubiales. 680.
El divino Morales. 384.
Mosén Vicente Bru. 682.
Murillo

N


NICOLAS Factor, pintor. 383.
Nicolás de Villacís. 637.

P


PABLO de Céspedes. 406.
Pablo Pontons, 533.
Doctor Pablo de las Roelas. 420.
Patricio Cajés. 424.
Pedro Alonso de los Ríos. 676.
Pedro Antonio Cordobés. 570,
Don Pedro Atanasio. 634.
Pedro de las Cuevas. 43Ó.
Pedro Cuquet. 531.
Don Pedro de Mena. 658.
Pedro de Moya.531.
Pedro Núñez. 457.
Don Pedro Núñez de Villavicencio. 674.
Pedro de Obregon. 470.
Pedro Orrente. 45 1 .
Pedro Roldan. 673.
Pedro Pablo Rubens. 443.
Don Pedro Ruiz González. 718.
Licenciado Pedro Valpuesta. 544.
Peregrin de Bolonia. 405.
Los Perolas, hermanos. 399.
Pompeo Leoni. 403.

R


RÓMULO Cincinnato. 403.

S


DON SEBASTIÁN de Herrera. 557-
Sebastián Martínez. 537.
Don Sebastián Muñoz. 640.
Senén Vila, y su hijo. 713.
Don Simón de León Leal. 632.
Sofonisba Anguissola, y sus hermanas. pintoras. 373.
Sofonisba Gentilesca, pintora. 386.

T


Teodosio Mingot, pintor. 392.
Ticiano Vecelio, pintor. 375.
El Torrigíano, escultor. 352.

V


VICENCIO Carducho. 437.
Don Vicente de Benavídes.683.
Don Vicente Victoria. 728.


TABLA DE LOS APELLIDOS DE LOS PINTORES, CUYAS VIDAS SE CONTIENEN EN ESTE TOMO TERCERO, POR SER POR ELLOS MÁS CONOCIDOS.

A


EL HERMANO Adriano. Pag. 435 
Agüero.555,
Alesio. 397.
Alfaro. 582.
Anguissola y sus dos hermanas. 373,
Antolínez (José). 571.
Antolinez (Letrado). 675. 
Arbasia. 404.
Arco. 670.
Arellano. 553.
Arfe (José). 533.
Arfe (Juan). 390-
Arias. 603.
Arnau. 661.
Arredondo. 68 1,
Arroyo. 358.
Asensio. 679.
Atanasio. 634.

B

BARBA. 552.
Barroso. 388.
Bausá. 466.
Becerra. 363.
Beltrán. 390.
Benavides. 683.
Bergamasco.362.
Berruguete. 355.
Bobadilla. 588.
Bru. 683.

C

CABEZA de Vaca. 67.
Cabezalero. 563.
Camilo. 560.
Campaña. 369.
Cano (Alonso),575.
Cano (Juan). 664.
Carvajal. 392.
Cárdenas. 405.
Caro (el hijo), 537.
Caro (el padre). 527.
Carducho (Bartolomé). 411.
Carducho (Vicencio). 437.
Carreño. 615.
Castelo. 466.
Castillo (Agustín). 429.
Castillo (Antonio). 538.
Castillo (Juan). 447.
Castrejon. 639.
Cajés (Eugenio). 448.
Caxés (Patricio). 424.
Cerezo. 566.
Ceroni. 442.
Cespedes. 406.
Chirinos. 422.
Ciezar (hijo). 663,
Ciezar (padre). 587.
Cincinnato. 403.
Coéllo (Alonso). 388.
Coéllo (Claudio). 650.
Collantes. 469.
Conchillos. 725.
Contreras (Antonio de). 456.
Contreras (Manuel de). 461.
Corte (Gabriel). 661.
Corte (Juan). 477.
Cotán. 431.
Crescencio. 477.
Cuevas (Eugenio de las).
Cuevas (Pedro). 436.
Cuquet. 531.

D
DONOSO. 628.

E

ESCALANTE. 556.
Españoleto. 480. diga 462.
Espinosa. 596.

F

FAATOR. 383.
Fernández, Fra. 452. 
Fernández (Luis). 457.
Flores. 357.

G

Galeas. 416.
Galván. 470.
Gallegos. 41 6.
Garcías (dos). 529.
Garcia (Salmerón). 532.
Gassen. 470.
Gentilesca. 386.
Guevara
Gil. 566.
Gilarte. 677.
González (Bartolomé). 414.
González (don Diego). 665.
Gonzalez (Pedro). 718.
Greco. 425.
Guirro. 677.
Gutiérrez (Manuel). 631.
Gutierrez (de Torices) 672.

H

HUERTA.731.
Hernández (Jerónimo). 452.
Hernández (Gregorio). 41-4
Herrera el mozo. 610.
Herrera (Sebastián). 557.
Herrera el viejo. 467.
Horfelin. 473. -

I

IGNACIO (Ruiz). 708.
Iriarte. 609.

J

JORDÁN. 686.
Juanes. 394.
Julio, y Alexandro. 354,
Juncosa. 712.
Juni. 414.

L

LABRADOR. 397.
Lanchares. 442.
Laredo. 648.
Ledesma. 554.
Leonardo (Fray Agustín), 441 .
Leonardo (José). 479 diga 461.
Leonardoni. 724.
Leoni. 403.
León Leal. 632.
Liaño. 423.
López. 363.
Lucena. 454.
Luqueto. 382.

M

MANTUANO. 602,
Manuel. 555.
March (Esteban). 475.
Marc (Miguel). 554.
Marinas. 595.
Martínez (Ambrosio). 565.
Martínez (Jupese, y su hijo).
Martínez (Sebastián). 537.
Mayno. 455.
Mazo. 551.
Mena. 658.
Mesa (Alonso). 544.
Mesa (Gregorio). 680.
Micier (Pablo). 472.
Mingot. 392.
Miseria. 418.
Mohedano. 424.
Molina. 588.
Monnegro. 391.
Montañés. 448.
Montero (Lorenzo). 721.
Montero de Rojas. 599.
Mora. 733.
Morales. 384.
Moreno. 565.
Moro. 360.
Moya. 531.
Muñoz. 640.
Murillo. 621.

N

NARDI. 474.
Navarrete el mudo. 370.
Niño. 66j.
Núñez. 457.

O

Obregón. 470.
Orrente. 45 1 .


P

PACHECO. 476. diga 458.
Palacios. 574.
Pantoja. 413.
Pareja. 550.
Pasqual. 422.
Peñalosa. 436.
Pereda. 547. .
Peregrin, 405.
Pereira. ,535.
Pérez (don Bartolomé). 649.
Pérez Sierra. 716.
Perolas. 399.
Pertus. 679.
Plano. 679.
Polo. 679.
Polo (Diego). 399. .
Polo (Diego el menor). 478. diga 460.
Pompeyo. 403. .
Pontons. 533.
Prado. 358.


R


RABIELLA. 679.
Raeth. 532.
Ramírez. 627.
Reynoso. 586.
Revenga. 604.
Ribalta , Padre e hijo. 434.
Ribera. 479. diga 461.
Rizi (don Francisco). 605.
Rizi (Fray Juan). 569.
Rincón. 351.
Rioja. 479. diga 461
Ríos. 676-
Rodríguez (Adriano)
Rodríguez. 546.
Roelas. 420.
Roldan (Luisa). 684.
Roldan (Pedro). 673.
Román. 472.
Romani. 598.
Rómulo. 403.
Rómulo (Diego). 430.
Rubens. 443.
Rubiales. 680.

S

SACRAMENTO. 596
Sánchez. 552,
Saravia. 545.
Scut. 574.
Secano. 720.
Sevilla. 662.
Solís. 600.
Soto (Juan de). 422.;
Soto (don Lorenzo;),633.
Sotomayor. 563.

T

TIZIANO. 375.
Toledo. 530.
Torres. 722.
Torrigiano. 352.
Tristán (Luis). 453

V

VALDÉS. 644.
Valpuesta. 544.
Vanchesel. 714.
Vanderhamen. 473.
Varco. 609.
Varela. 469.
Vargas. 386.
Vargas (Andrés). 564.
Vázquez. 455.
Vejarano 461
Vela. 471 .
Velázquez 478
Vicente 678
Victoria 728.
Vila 713.
Villacis. 637-
Villavicencio 674

U

UTRECHT. 359.

X

JIMENEZ (Bernabé). 550.
Jiménez (don Francisco). 534.

Y

YAÑEZ. 399-

Z

ZAMBRANO. 440.
Zariñena. 398.
Zúcaro. 400.
Zurbarán. 527.


TABLA DE LAS FIGURAS MORALES O IDEALES, CONTENIDAS EN ESTOS DOS TOMOS.
El número denota la página , y en su margen se hallará el nombre, según las letras como en el índice antecedente.


A


AARON sacerdote simio y sus vestiduras , y significados. Pag. 278. m.
Abigail. 283. m.
Abundancia. 244. m.
Afabilidad. 230. f.
Agradecimiento y gratitud. 250. m.
Águila , constelación. 227. m. a-^^. m. sus propiedades- 240. p.
Alemania y sus armas. 228. f. 229. p.
Alusiones al Sacramento. 325. m.
Amor divino. 271. m.
Ángel Custodio , y su carácter. p48.
Anunciación. 290. f. Apóstoles , los doce frutos del árbol de la vida. 288. p.
Arcángel y su carácter. 249. m.
Armas de la iglesia. 306. m.
Armas antiguas y modernas de Madrid. 234. p.
Auxilio o socorro. 295. f.
Auxilios divinos. 691. m.

B
BELLEZA. 229. m.
Benignidad» 288. m.
Bienaventuranza. 295. m. 256. f.
Bondad. 288. f.
Buitre y sus propiedades, aos. f.

C

CARIDAD. 249.f.288.m.3io.m.
Castidad. 289. m. 292.111. 254.111.
Ciencia. 244. m.
Clemencia. 230. m. 238. f. 2^^. p.
Conmiseración , o compasión. 294. f.
Conocimiento. 291. f.
Coro de las dominaciones , y su carácter. 253. m.
de los serafines , y su carácter.
de las virtudes, y su carácter. 252. p.
de los querubines y su carácter. 254- f-
de los principados , y su carácter. 2 5 1 . p.
de los tronos, y su carácter. 2 54.p.
de las potestades , y su carácter. 252. f.
Constancia. 230. m. 2^6. m. 292. m.
Consuelo. 300. p.
Corrección , o reprehensión. 292. m.
Correspondencia. 253. p.
Cupido. 24. m.

D


ÉBORA. 284. m.
Devoción. 253. p. 311. p.
Dianldad. 293. m. Inmortalidad. 257. p.
Divinidad. Í294. m. Industria , 6 ardid. 255. m.
Doctores santos de la iglesia. 257- f- Ingenio. 2 2 9. f. 240. t.
Doctrina. 253. f. 244- P-

E

ENVIDIA. 240. f.
Error. 3 1 1
Espanto. 294. m.
España y sus armas. 228. f.
Esperanza. 310. m.
Esther. 283. m.
Esterilidad. 291. p.

E

JAEL. 282.P.
Juno, diosa. 232. n:. Diosa de las riquezas. 246. m.
Judith. 282. f.
Justicia. 251. m.
Justicia. 308. f.

F

FAVOR. 293. m.
Fe católica. 2^6. p. 288. m.
Fe. 309. f. 213. f. 123. p.
Fecundidad. 291. m.
Fortaleza. 309. m.
Furor bélico. 244. p. 294.

G

GEROGLÍFICOS fúnebres. 316. m. y sig. t.
Gozo.. 288. f.
Gracia divina. 255. m.

H

HEREJÍA. 31 2. p. 323. m. 236. m. 258. m.
Hermosura. 240. m.
Himeneo. 228. m. .
Honor. 292. f.
Humildad. 289. m.

I

IGLESIA militante. 304. p. *
Iglesia triunfante. 304. p. 306. f.
Ignorancisi. 240. f. 3 1 1 . m.

L

LARGUEZA. 249. p.
Liberalidad. 231. m. 239. f.
Libro de los siete sellos, y sus Significados. 272. m. 275. p.
Limosna. 248. m.
Longanimidad. 288. m.

M

LA Magestad regia de Espafía. 2 2 8. f.
Magnanimidad. 230. p. 238. p.
Maiiscdui-nhrp. 289. p.
Maravilla. 293. f. ^
Malaría de Aaron. 282. m.
Martirio. 293. f.
Minerva , diosa de sciencias y armas. 246. m.
Ministerio sacerdotal. 292. p.
Ministerio. 293. m.
Misterio. 293. m.
Modestia. 289. p. '
Muerte de los Justos. 295. p.

N

NEPTUNO. 244. m. - Nombre. 290. m.
Nueva España. 241. f.

OBEDIENCIA. 292.
O

PACIENCIA. 288. f, ....
Paloma , símbolo del Espíritu
Paz. 244. p. 288. m.
Piedad , o conmiseración. 248. m.
Premio. 236. nj.
Profecía. 291. f. 
Protección. 255. f. 290. f.
Providencia, 231. p.
Prudencia. 308. m.
Puericia. 291.- m.  ;
Pureza , d sinceridad. 253.
Pureza virginal. 691. p,

R

RAQUEL. 2?4. p.
Recato. 249. m.
Refugio. 299. m.
Religión. 237. p. 2yj. m.
Religión monástica. 314. m.
Ruth. 281. m..

S
SABIDURIA. divina. 294.
Santo. 272, p. Sus propiedades. 272. m. 273. t. ,
Salud. 298.
Santificación, 290. f.
Secta mahometana. 258. m.
Siete vicios. 3
Silencio. .315. p.
Signiferarios de los nueve coros de los ángeles. 286.,
Significados. 275:. hj6. y slg.
Soledad, 315. m. 294. p.
Sibilas que anunciaron la venida de Cristo , y sus maravillas.- 689. f.
Teología escolástica. 690. p. mística. 690. m.
Tetis, diosa. 244. m.
Tetragrammaton , símbolo de la Trinidad Santísima. 271. m.
Tres flagelos de la justicia divina. 696. f.
Turco. 26. f. oanclA
V

VENUS , diosa. 245. p.
Verdad. 289Í f. 307. f. 2^1. í.
Victoria. 09J. f. oenolA
Viento austro. 231. f. .. . ' '
Vigilancia. 254. m.
Virtud. 292. f. olovjftA
Virtud genéricamente. 235. f.'

z
Zelo santo 252,m 292m,

FE DE ERRATAS.
Pag. 4. lin. 2. de la nota 3. instrusit , léase instruxit. 9. lin. 37. arbitrio, léase árbitro. 89. lin. I . §. II. , léase §. III. 102. en el epígrafe marginal último, figura, léase figuras. 46. en el epígrafe marginal, imprimadura , léase imprimadera. 269. lin. 28. opera , léase operta. 477, 78, 79, 80, léase 459, 60, 61, 62. Tomo-3, índice alfabético de artistas EL MUSEO PICTÓRICO, Y ESCALA ÓPTICA.

TEÓRICA DE LA PINTURA, EN QUE SE DESCRIBE SU ORIGEN, ESENCIA, ESPECIES Y CUALIDADES, CON TODOS LOS DEMÁS ACCIDENTES QUE LA ENRIQUECEN E ILUSTRAN, Y SE PRUEBAN CON DEMOSTRACIONES MATEMÁTICAS Y FILOSÓFICAS SUS MÁS RADICALES FUNDAMENTOS.

POR DON ANTONIO PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO.

TOMO PRIMERO.

EN MADRID: EN LA IMPRENTA DE SANCHA. ANO DE MDCCXCV. Se hallará en su Librería en la Aduana vieja

ADVERTENCIA DEL EDITOR.

Como Don Antonio Palomino está ya reputado por autor clásico de la Pintura en los estudios de los profesores españoles, se ha tenido cuidado en la presente edición de sus obras de no mudar, ni alterar nada de lo que el autor publicó en sus tres tomos intitulados el primero, y segundo Museo pictórico, y el tercero Parnaso español pintoresco: de los cuales no se habia hecho sino una edición en vida de el autor, en 1715 de el tomo primero, y en 1724 de el segundo y tercero.
Las estampas son idénticas con las de la primera edición, favoreciendo a esta circunstancia el hallarme en posesión de las mismas láminas que para ella grabó Don Juan Bernabé Palomino, sobrino de el autor.
Aunque la reimpresión sola de estas obras de Don Antonio Palomino conforme en todo a la edición primera (que es la parte, ó función que me toca como a editor ) es un beneficio al publico de artistas y literatos, atendida la suma carestía que de ellas se experimentaba, y el deseo común de los unos y los otros de poderlas tener a precio cómodo; sin embargo considerando que desde el año de 24 de este siglo en que Palomino dejó las vidas y elogios de los eminentes profesores han florecido muchos, cuyas vidas nadie ha continuado en el Parnaso español pintoresco, y que en este mismo tiempo se han abierto en España las Academias Reales de Artes, y otras muchas escuelas públicas del Diseño, época feliz para las artes mismas por conservarse en estos establecimientos el aprecio, y estudio de la sabia antigüedad, me ha parecido que la ocasión de reimprimir a Palomino sería la mas oportuna para suplicar a los literatos aficionados a las Bellas Artes, y a los que las profesan se sirviesen comunicar las noticias que tuviesen de vidas, y obras de los eminentes profesores Españoles de nuestro siglo, como asimismo de las equivocaciones, inadvertencias, o errores que hubiesen notado en la teórica, o en la práctica, o en las vidas que escribió el autor, para hacer después que esté concluida la impresión, una continuación de vidas y elogios de profesores, y algunos apéndices con adiciones y correcciones a la teórica, o a la práctica, o a las noticias de las vidas, encargando la coordinación y disposición de estas noticias a persona situada al centro de las Artes para que el público las reciba con naturalidad, y toda la buena fe posible.
Este ha sido mi ánimo en la edición présente; y aunque lo hice notorio cuando empecé a imprimir este tomo, me ha parecido conveniente volverlo a repetir aquí, asegurando como entonces, que a los sujetos que se sirvan dar alguna noticia útil, 6 vida escrita de algún profesor, adición, corrección, nota, o reflexión importante en la historia de estas Artes, o en la teórica, ó práctica de ellas ¿ se hará el honor correspondiente expresando, si fuere de su agrado, su nombre y títulos, y aun si gustasen con sus mismas expresiones, y palabra.


PRÓLOGO AL LECTOR.


Lector amigo, habiendo sido las letras el empleo de mis primeros años: me amaneció tan desde luego la inclinación a el arte de la Pintura, que con una oculta insensible violencia, y natural propensión, me arrebató, tan del todo a su estudio, que en mí fue mas destino que elección; pues a costa de mis vigilias por no defraudar el tiempo a la principal obligación, continuaba los rudimentos del arte cambiando en sus apacibles delicias los ocios, que dispensan a los divertimientos de aquella edad la naturaleza próvida, y la educación mas rígida: y continuando en su especulación, adquirí algunos libros de los que en el idioma español nos dispensó el desvelo do nuestros mayores, para qué estos pudiesen suplir la voz viva que entonces me faltaba. Y habiendo en ellos observado otros autores que citaban, pasé de la ciudad de Córdoba a esta corte, donde hallé muchos en varios idiomas y en especial el de la Perspectiva práctica del Vignola en toscano, donde habiendo observado los comentarios con que la ilustra en doctísimos problemas el Padre Maestro Fray Ignacio Dante de la Orden de Predicadores, catedrático que fue de la Universidad de Bolonia, noté en ellos cierta profundidad maravillosa, que, a la verdad, aunque yo no la penetraba, sin embargo la conocía; y corrido por una parte, de que hubiese en la Pintura proposiciones a mi comprehension rebeldes, habiendo cursado facultades tan superiores; y por otra, ansioso de vencer la diiicultad, comunicándolo con un amigo en todas letras docto, llegué a conocer, que su inteligencia dependía de la matemática, en cuyos principios se fundaba, y sin cuya luz, siempre me parecía obscuridad y tinieblas: por lo cual me resolví a cursar la matemática, bajo la disciplina del Reverendo Padre Jacobo Kresa, maestro entonces de estas facultades en el Colegio Imperial de esta corte: con cuyo subsidio, volviendo después a examinar dichos problemas, me parecieron tan claros e Inteligibles, como si me hubieran quitado un velo de delante de los ojos, o hie hubiese amanecido una aurora muy clara después de una noche muy obscura. De aquí pasé a ver otros muchos autores, que tratan de la óptica demostrativamente, que es una de las ciencias matemáticas, que discurre acerca 'de la profusión, y proyección de los radios visuales y luminosos de la sección escénogrática; y hallé con evidencia, que esta facultad es indubitablemente la feórica de la Pintura; y que esta es forzosamente demostrativa en todos sus principios, y radicales fundamentos, como Jo son todas las ciencias matemáticas: circunstancia que califica la Pintura, no solo arte liberal, sino ciencia demostrativa que es lo sublime de las ciencias; pues por la demonstracion se constituyen tales. Mas cuando a esto ha de llegar el ornato de tanta erudición, como encía variedad de sus temas se ofrece, para la reducción de sus actos, en. que nada sobra; y siendo su práctica tan decente, como apetecida de la primera nobleza del mundo. Esta consideración me movió a tomar la pluma, junto con la de haber visto la pintura en diferentes; autores, así canonistas, como teólogos, si bien de lo mas favorecida, de muchos, injustamente vulnerada, connumerándola entre las artes mecánicas; o bien por no haberse detenido a examinar su naturaleza, o por haberse dejado llevar de la materialidad, con que algunos, o los más la ejercen, guiados solo, como los ciegos del bordón, del uso práctico de sus reglas, para no dar de ojos: y otros muchos, que abandonando aun estos ligeros principios, pintan mas abominaciones que imágenes; defecto que solo se queda en el artífice, sin transcender a los exquisitos primores del arte. Y así traté de escribir metódicamente de' esta facultad, sentando sus principios y fundamentos radicales, y deduciendo de ellos sus conclusiones infalibles, como hijas de las demonstraciones matemáticas y filosóficas. Principalmente, cuando, aunque en todos idiomas han escrito con tanto acierto de esta facultad; a los que han sido puramente matemáticos les ha hecho falta la circunstancia de pintores, para adaptar a esta arte sus problemas: y a los que han escrito como pintores, les ha faltado la inteligencia de lo científico, para calificar de infalibles sus dogmas, y saberlos con principios indubitables, para no obrar a tiento y al arbitrio de la contingencia. Estos motivos me estimularon a escribir, ademas de la obligación que, se gun dictamen de algunos, me compelía a ejecutarlo, por no sepultar aquella pequeña luz, que la divina bondad se hubiere dignado de dispensar a mi insuficiencia, para que pueda alumbrar a aquellos, en quien no concurre tanta obligacion, u ocasión de saberlo y especularlo. El asunto de la obra es la teórica y práctica de esta arte. La teórica se incluye en este presente tomo, de que hallará el lector un extracto o resumen muy ajustado en la censura del Reverendísimo Padre Bartolomé Alcázar: y ademas del índice de capítulos, y de las cosas mas notables, otro de los términos privativos
VII del arte de la Pintura, con su versión latina, para beneficio de los extrangeros. Bien conozco, que no todos comprenderán. lo demonstrativó del libro tercero; pero el que tuviere vivaz genio podrá suplir mucho, mediante los principios preliminares con que se introduce: y por lo menos, ninguno dejará de comprender la construcción y aplicación de todas las proposicionei y que es lo bastante para el intento. El tomo de la práctica, esperaren Dios sacarlo a luz con brevedad, con advertencias, y documentos importantísimos, para lograel mayor acierto en todo linaje de operaciones, al temple, óleo y fresco. Y para que con uno y otro toma quede el pintor enteramente capaz de todo lo que debe saber en su profesión, sin necesitar de voz viva., ni de mendigarlo de otros autores: y concluirá la obra con las vidas de los pintores eminentes españoles, para estimulo de los que siguen sus vestigios. He puesto a esta obra el título de Aluseo, así por el derecho que le vinculan las nueve Musas, que reparten sus nueve libros, con la inteligencia de sus nueve actos intelectuales que indican, como se manifiesta en la introducción de cada- libro, como por la variedad de artes y facultades que en ella se tocan, y que necesariamente acompañan e ilustran el nobilísimo arte de la Pintura. Y asimismo le compete el título de Escala óptica, por estar en ella repartidos los grados por donde ha de ir sucesivamente ascendiendo el principiante, hasta llegar a la eminencia de esta facultad, mediante los inconcusos fundamentos de la Óptica. Este ha sido, amigo lector, el bien nacido impulso que me ha persuadido a emprender este no pequeño trabajo, como se deja considerar: holgaréme haber logrado el intento, y desempeñado el asunto. Y si te pareciere que no es así, dale gracias a Dios que te repartid mas caudal que a mí, y difúndelo en beneficio de sus criaturas, pues para eso lo comunica; que yo quedaré gustoso de haber dado motivo para que tú lo adelantes: esto se entiende, si eres modesto e ingenuo; que si no lo eres, considera que hay paladares de diferentes gusto 5; y algunos tan estragados, que desprecian el mas delicado manjar por el alimento mas grosero; y que finalmente, lo que a unos disgusta a otros agrada; y lo que a algunos les sobra, a otros hace falta: y así, empéñate diligente y no calumnies perezoso. Neciamente abomina el sano las medicinas que apetece el enfermo. Insano, ya que no diga doliente, parece el presuntuoso. Escribe y sabrás estimar los trabajos ágenos. Saca a luz los tuyos, y se curará tu dolencia o fu insania, desahogando la hinchazón de tu presumida sciencia; y entonces disimularás
VIII lo que lees porque te perdonen lo que escribes. Si eres docto, no desprecies lo que sabes, que no porque lo sepas dejará de ser bueno. Sí no lo eres, avergüénzate de vituperar lo que no entiendes. Si deseas aprovechar, no malogres la ocasión: y dale a Dios la gloria de lo que hallares bueno pues es suyo; y a mí la venia de lo que encontrares malo pues es mió. Precisa conseqüencía de la ingenuidad con que . te presento este trabajo, lejos de toda vanidad; pues seria muy necia la que se engriese de lo ageno; y execrable la que se gloriase de lo malo: Unde igitur gloriabitur omnis caro ? Numquid de maldi Hac non est gloria, sed miseria. Sed numquid gloriabitur de bonol Numquid de alieno ? Tuum y Domine, est bonum j tua est gloria. D. August. Solilo% cap. 15. VALE.
IX
TABLA DE LOS LIBROS, Y CAPÍTULOS, CONTENIDOS EN ESTE TOMO.
LIBRO PRIMERO.
EL AFICIONADO.
CAPITULO PRIMERO.
CAPITULO VIII.
En que se prosigue la composición integral de la Pintura, pag, 65.
CAPITULO IX. renuncios de la Pintura en las obras En que se concluyen las partes intedivinas. pag. 1.
CAPITULO II.
Del origen de la Pintura, y sus primeros inventores, pag. 1 3.
CAPITULO III.
Composición metafísica de la Pintura, y su etimología, pag. 34.
CAPITULO IV. grales de la Pintura, pag. -jo.
LIBRO SEGUNDO.
EL CURIOSO. CAPITULO PRIMERO. Que el ser arte liberal, es propio esencial de la Pintura, pag. 79.
CAPITULO II.
Composición física de la Pintura, p. 28. Pruébase la ingenuidad de la Pintura en todos derechos, y en la común opinion de los doctos, pag. 88.
CAPITULO V. División de la Pintura en sus especies, pag. 36. CAPITULO VI. De la Pintura colorida, d manchada, y sus especies, pag. 47 CAPITULO VII. Composición integral de la Pintura, pag. 56. Tom. L CAPITULO III. Pruébase la ingenuidad del arte de la Pintura en el derecho divino, y en todas las clases de nobleza de estos reinos. pag. 102. . CAPITULO IV. Satisfácese a las objecciones, que pueden oponerse a los discursos antecedentes, pag. 112. h CA-
CAPITULO V.
CAPITULO XII. En que se concluye el intento del pasado, con otras objecciones de no . la Pintura, pag. 2 2 1 . menor importancia, pag. 123.
LIBRO TERCERO. EL DILIGENTE. CAPITULO PRIMERO. P
CAPITULO VI. Que es propiedad esencial de' la Pintura el ser compendio de las artes liberales, y el ser sciencia architectónica. pag. 136. CAPITULO VIL Que es propiedad esencial de la Pintura el ser sciencia demonstrativa en lo teórico, y práctica en lo operativo, pag. 146. CAPITULO VIII. Propiedades accidentales de la Pintura, pag. 150. CAPITULO IX. Estimación de la Pintura, y sus profesores en los siglos pasados, pag. 1 64.
CAPITULO X. De los grandes príncipes, y monarcas del mundo, y otras dignidades, señoras, y mujeres insignes, PROBLEMA I. 4 una línea recta dada, tirar tinapár alela por un punto dado. pag. 239.
PROBLEMA II. Sohre una linea recta, y de un punto dado en ella, levantar una perpendicular, ibid.
PROBLEMA III. Sobre una línea recta dada, y de un punto dado fuera de ella, tirar una. perpendicidar. pag. 240.
PROBLEMA IV. Levantar una perpendicular en el extremo de una recta dada pag. 240.
PROBLEMA V.: ti t no déla Pintura, y del culto de las Dada una linea recta terminada, por sagradas Imágenes, pag. 1 96. mar en ella una línea espiral.'. 241. l a CA- XI CAPITULO II. De la proyección scenografica, o perspectiva de cuerpos, y de todo aquello, que comprende la delincación de la Pintura, pag. 242. TEOREMA I. p r o r. 1. Toda la extensión de los ángulos, debajo de los cuales se pueden mirar las distancias,y las grandezas de los objetos, que están debajo de la, línea horizontal, se contiene dentro de los límites del ángulo recto, pag. 251. TEOREMA II. P R O P. II. La longitud igual a la distancia de illa a la 'vista, se mira debajo de mayor ángulo que toda la restante longitud, aunque se alargue infinitamente, pag. 253. TEOREMA III. P R O P. III. Los radios ópticos, que estuvieren mas inmediatos a la perpendicular, que cae de la vista a el plano inferior, son menores sucesivamente que los mas remotos, pag. 254. TEOREMA IV. P R O P. IV. Toda la extensión de los ángulos, de- bajo de los cuales se comprenden las especies de todos los objetos, que pueden representarse en el plano de la sección, no puede llegar a el ángulo recto, pag. 255. TEOREMA V. P R O P. V. Dados algunos triángulos de bases iguales, puestos entre dos líneas patom. I. ralelas de tal suerte; que concurran con el. ángulo superior en un punto, liaran en él mayor ángulo aquellos, que tuvieren menores lados, pag. 256. PROBLEMA I. P R O P. VI. Dada la situación de la vista, hallar tina grandeza, que en altura dada parezca de una pequenez dada. pag. 257. TEOREMA VI. P R O P. VII. La proyección, o imagen impresa en la superficie diáfana de la sección parece a la vista del mismo modo que el objeto de auien es imagen. pag. 258. TEOREMA VIL P R O P. VIII. Las Imágenes, o proyecciones de todas las líneas entre sí paralelas, y perpendiculares a la sección, esten superiores, o inferiores a la vis ta, concurren en aquel punto, en que la línea, que sale de la vista, paralela a dichas perpendiculares, toca, ¿penetra ala sección, pag. 260. TEOREMA VIII. P R O P. IX. Las Imágenes de las paralelas, perpendiculares a la sección, tienen a el residuo de las concurrentes la misma proporción, que las mismas paralelas a la distancia de la vista. pag. 261. TEOREMA IX. P R O P. X. Grandezas iguales, desigualmente apartadas en un mismo plano,y paralelas a la sección, no puede b 2 fbr- XII formar en ella una misma, o igual proyección, pag. 262. PROBLEMA II. PRO F. X I. Dada la proyección de una magnitud, y dada una distancia, hallar en ella la justa degradación de otra, magnitud igual d la figura dada pag. 264. TEOREMA X. p r o r. xii. Si cualquiera triangulo estuviere puesto entre dos limas paralelas, y ds dos puntos de la paralela superior, equidistantes del ángulo vertical del triangulo, se tiraren dos líneas a los ángulos opuestos de la basa, que corten los lados del triángulo, la línea que se tirare por las intersecciones, será paralela a la basa. pag. 266. TEOREMA XI. P R O P. XIII. Si dadas dos líneas paralelas, se dividiere la una de ellas en cualesquier partes iguales;y de las tales divisiones, se tiraren líneas rectas de un punto de la otra paralela. Y despues tomadas en la primera paralela, otras tantas partes a el otro lado, iguales a -las primeras, se tiraren de ellas otras tantas líneas, a otro punto de la segunda paralela; de suerte, que corten todas las primeras líneas 5 las rectas, que se tiraren por las comunes secciones serán paralelas entre sí, y a las dos primeras, pag. 269. T E O R E M A XII. P R O P. XIV. Si la pirámide fuere cortada por una superficie plana, paralela día basa, hará en la sección una figura semejante de la misma basa. TEOREMA XIII. p r o r. xv. Si la pirámide fuere cortada de una superficie plana, no paralela de la basa, la figura, que resultará en la sección, será desemejante a la dicha, basa. pag. 274. TEOREMA XIV. PROP. XVI. s A cualquiera superficie, paralela d el horizonte, no- estando la vista en el mismo plano, la verá degradada. pag. 2 7 6. TEOREMA XV. a f R o p. xvii. Si la vista estuviere en el mismo plano con una superficie plana horizontal,no la verá. pag. 277. P R OB L E M A In a P R o r. xv 1 11. Dada la proyección de un objeto en la línea perpendicular de la sección, hallar la misma, por medio de la diagonal, en cualquiera de las concurrentes principales con la misma distancia, y altura de la vista. pag. 278. PROBLEMA IV. ] l R o p. xix. Dada la altura, y distancia de la -vista,y dado un punto en el plano geométrico, hallar su justa proyección en el degradado, p or me dio de la diagonal, pag. 80. PROBLEMA V. P R O P. x X. Dada la altura, y distancia de la vista, y dada en el plano gcometri- XIII co una figura plana multilátera, hallar sujustá proyección en el de- PROBLEMA VI. r r o r. x x 1. Dada la proyección de una planta, hallar la exacta proyección de un sólido levantado sobre ella, en determinada grandeza, pag. 283. TEOREMA XVI. P R O P. XXII. Siempre que la línea liorizontal de la distancia no comprehendiere dentro de su ámbito toda la superficie de , la sección, se seguirá, que el degradado sea igual, o mayor que su perfecto, pag. 284. TEOREMA XVII. P R O P. XXIII. Siempre que la distancia en la sección fuere igual d la mayor linea, que desde el punto principal se pudiere TEOREMA X X. PROP. XXVI. Si la distancia fuere igual a el diámetro de la basa del cono, será el ángulo vertical de la pirámide menor, que el de el t i'tán guio equilátero, pag. 289. TEOREMA XXL P R O P. XXVII. La distancia en la sección, es igual per spectiv amenté a la de la vista, aunque esta sea mayor, y puesta la, vista en su situación; que es ia Diin- ta de la pirámide, no percibe otra distancia, que la que muestra el semidiámetro en la horizontal, pag. 200. CAPITULO III. En que se prosigue lo teórico, y demonstran vo de la Pintura, en orden á la luz, y el color, pag. 292. TEOREMA I. TROP. I. totalmente incluida en el ámbito de la basa cónica, y el degradado saldrá menor que su perfecto, pag. 285. T E O R E M A XVIII. P R O P. XXIV. Si la distancia, o altura del cono fuere igual -á el semidiámetro de la tirar en la superficie, esta quedará La acción de cualquiera cuerpo luminoso, inmutable en su forma y sitio, es siempre una- misma en el cuerpo homogéneo, opuesto a él inmediatamente, o por algún medio inalterable, pag. 296. TEOREMA II. PROP. II. basa, será recto su ángulo vertí- Si de Jos términos de las alturas paralelas del cuerpo luminoso mas alto,y del cuerpo umbroso mas bajo y se tirareh líneas concurrentes, serán proporcionales a dichas alturas, pag. 297. TEOREMA III. PROP. II I. listando invariada la altura de un cuerpo umbroso; con la luz mas baja f causará la sombra mas dilata- cal, pag. 288 TEOREMA XIX PROP. XXV. Si el ángulo vertical de la pirámide óptica, fuere de sesenta grados, ni podrá ser el exe áe la pirámide igual a el diámetro de la basa, ni tampoco a el semidiámetro, ibid. XIV tada, que con, la mas alta. pag. 298. TEOREMA IV. p r o r. iv. MI término de la extensión de cualquiera sombra ha de ser forzosamente radio luminoso, pag. 299. TEOREMA V. p r o p. v. Mn los cuerpos de igual altura, estando el luminar superior d ellos; aquel, que estuviere mas cerca del luminar, causará menor sombra, pag. 300. TEOREMA VI. p r o r. vi. Ningún luminar puede alumbrar enteramente la mitad de un cuerpo esférico, siendo este mayor que el luminar, ibid. TEOREMA VIL P R O P. V II. Los radios directos, haciendo su proyección sobre el cuerpo iluminado, harán su reflexión contra la misma via de sti incidencia, pag. 302. TEOREMA VIII. P R O P. VIII. Xa luz secundaria, o reflexa, hará su proyección en los cuerpos en Id parte de la adumbración, ibid. TE O R E M A IX. P R O P. IX. Todo esbatimento hará su proyección en la parte de la iluminación de los cuerpos, pag. 304. TEOREMA X. r r o p. x. Todo esbatimento será mas activo donde la luz directa habla, de ser mas activa, pag. 305. TEO.REMA XI. P R O P. XI. Todo esbatimento sigue la naturaleza del esbatimentante, y del esbatimentado, pag. 306. PROBLEMA I. P R O P. XII. Dada la altura, y situación del luminar, hallar la justa proyección de la luz,y la sombra, en un cuerpo rectilíneo, dado perpendicular a el horizonte, pag. 308. PROBLEMA II. P R O P. XIII. Dada la altura, y planta del luminar hallar la justa proyección de la luz en ttn cuerpo esférico, algo elevado sobre el plano horizontal, pag. 309. PROBLEMA III. P R O P. XIV. Dada la altura,y situación del luminar, hallar la proyección de la luz en una pared puesta en ángulo recto con otra. pag. 310. PROBLEMA IV. P R O P. XV. Dada la situación, y altura del luminar, hallar la proyección de la . luz en un pavimento, compuesto de diferentes términos, ibid. TEOREMA XII. P R O P. XVI. Si la vista se colocase en el centro del luminar, no verá obscuro, ni sombra alguna, pag. 311. TE O R E M A XIII. P R O P. XVII. Todo el empeño de la Pintura es desmentir la, superficie, que pinta. pag. 312. TEO- XV T E ORE M A XIV. r r o r. xviii. La contraposición esfuerza mucho el . rom-pimiento de la superficie, p. 3 1 3. TEOREMA XV. PROP, XIX. Sin contraposición no hay relievo. ibid. TEOREMA XVI. PROP. XX. Xa contraposición, tanto s¿ entiende en la oposición de la luz, como en la oposición del color, pag. 3 1 4. TEOREMA XVII. P R o P. XXI. Siempre que d un objeto iluminado le sobreviene un contrapuesto de luz, ó claro superior, dicho objeto se rebaja,y obscurece naturalmente, ibid. T E O R E M A XVIII. PROP. XXII. t Siempre que d un objeto iluminado, por débil que sea la luz, le sobreviniere un contrapuesto obscuro aparecerá el objeto mas claro, ibid. TEOREMA XIX. PROP. XXIII. El término principal debe superar en claro, y obscuro a los demás términos, pag. 316. TEOREMA XX. ' PROP. XXIV. La degradación de la cualidad es proporcional d la degradación de la cuantidad. pag. 31 7. TEOREMA XXI. PROP. XXV. En las distancias y primero se pierden de vista las quididades, que las cuantidades. pag. 3 1 8. TEOREMA XXII. PROP. XXVI. En las distancias, primero se pierde de vista la reflexión, que la iluminación, ibid. TEOREMA XXIII. PROP. XXVII. En llegando el objeto d tal distancia, que ocupe un ángulo indivisible, se perderá de vista, ibid. CAPITULO IV. En que se concluye el intento, con algunos problemas, muy útiles a las operaciones de la Pintura, pag. 3 1 9. PROBLEMA I. r r o p. 1. Dado un triángulo, resolverle en paralelogrammo rectángulo, ibid. PROBLEMA II. PROP. II. Sobre una línea recta dada, constituir un para le logra mino, igual en área a un par alelo grammo dado. pag. 320. PROBLEMA III. PROP. III. Constituir un cuadrado igual a un paralelogrammo dado. pag. 321. PROBLEMA IV. PROP. IV. jyfedir la área de un paralelogrammo, sea o no, rectángulo, ibid. PROBLEMA V. PROP. V. Constituir un cuadrado igual a dos cuadrados dados, pag. 322. PRO- XVI PROBLEMA VI. P R O P. q VI. Dado vn cuadrado, triplicarle, jawfc tuplicarle, o multiplicarle en cualqutera proporción de números, pares, o impares, pag. 324. PROBLEMA VIL P R O P. VII. Dado cualquiera paralelogrammo, constituir otro semejante, y semejantemente puesto, en cualquiera proporción, mayor, o menor, ¿#cío paralelogrammo dado. pag. 325. PROBLEMA VIII. P R O P. VIII. Constituir un cuadrado igual d un rectilíneo dado,por irregular que sea. ibid. PROBLEMA IX. p R o P. IX. Dado un círculo, constituir otro, que sea subduplo, o mitad suya. pag. 326. PROBLEMA X. P R O P. X. ñor, que la propuesta, pag. 328, PROBLEMA XII. P R O P. XII. Hallar el centro de cualquiera figura multilátera regular, pag. 330. PROPOSICIÓN XIII. Práctica universal, para la descripción de cuales quiera figuras regulares,y multiláteras, que se puedan inscribir en un círculo, pag. 331. PROPOSICIÓN XIV. Prácticas diferentes, para la formación de hi -óvalos regulares. pag. 333. PROPOSICIÓN XV. Práctica, para medir la área de un ovalo, pag. 334. Modo de medir una media-naranja, aunque sea aovada, pag. 335. PROPOSICIÓN XVI. un circulo dado. ibid. PROBLEMA XI. Constituir un paralelogrammo igual d Dividir una linea en las partes que se pidiere, o semejantes d las de otra dada. ibid. PROPOSICIÓN XVII. Modo de ochavar regularmente un paralelogrammo rectángulo, pag. 336. p r o P. XI. Dada cualquiera figura rectilínea, descrípta dentro, o fuera del círculo, hacer otra semejante, que sea cuanto se quisiere mayor, o me- - EL EL MUSEO PICTÓRICO, Ó ESCALA ÓPTICA. TOMO PRIMERO. TEÓRICA DE LA PINTURA. LIBRO P R a ME R O. EL AFICIONADO. Primum est velfe JDoctrinam. l ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. Oh gest canens transactls témpora reddit. Virgo., in Epigram. ir ,pl jA primera operación en el orden de saber, dice Fulgencio, es: Desear la enseñanza. x Esta es la primera de las musas, a quien los poetas: llaman Clio 2, que se interpreta: deseo de investigar la sciencia. Y como el deseo es acto de voluntad, y a él se debe suponer acto de entendimiento 3, trataremos en este primero libro de aficionar la voluntad, poniéndole en a conocimiento de la excelencia, y perfección de esta nobilísima ¡arte de la Pintura, por ser la razón motiva de sus afectos, debajo de cuya realidad, o aprehensión, se determina.. 4 Y porque el empleo de esta helicona deidad es lo histórico, en él declararemos el origen, e inventores de la Pintura, así en las operaciones divinas, como en las causas humanas, su composición física, y metafísica, división, especies, y partes integrales. CAPITULO PRIMERO. Prenuncios de ¡a Pintura en las obras divinas. ' G a Aquel Pintor divino, cuya idea fue dibujo de sus obras, 5 imprimid en. ellas alguna, aunque remota, semejanza de sus divinas perfecciones; y, lo que mas Tom. I. A es, i Fulgent. Planciad. Mytholog. r. fertur voluntas sub ratione boni. D. Tbam.ibi- i Clio; id est, cogitado quxrendx scien- dem, queest. 8. art. i. ad secundum. use. Fulgent Ibidem. 5 Tu cúnela Superno Ducis ab exempló, 3 Nihil volitu;n,quinpracognitum,í'a:cow;w. pulchrum pulcherrimus ipse axiom. F.t ex D. Tbom. 1. 2. quest. 10. art. 1. Mundum mente gerens, similique in imagine TVloius voluntatis sequitur actum intellectus. íbrmans. 4 Objectum autem voluntatis est bonum::::: Boet. Metr. 9. lib. 3. 2 MUSEO PICTÓRICO. es, en las espirituales substancias copió la imagen de su ser, y naturaleza intelectual. Extiéndese a mayor latitud la semejanza, que la' imagen; porque, según el águila de los doctores ': Toda imagen es semejanza; ptro no toda semejanza es ima °en. Y conforme a esto, dice el angélico doctor santo Tomás, que de tres maneras tienen todas las criaturas semejanza con Dios. 2 La primera, en cuanto tienen ser, que es la razón comunísima de ente; y en esta convienen todas las criaturas, sin exceptuar alguna. La segunda, en cuanto son vivientes, porque Dios es primer viviente; y en estas solo convienen las que tienen vida. La tercera, y mas especial, es en cuanto saben 6 entienden, porque Dios es la misma sabiduría, e inteligencia; y en esta solo convienen las criaturas de naturaleza intelectual, cuales son la angélica, y la humana; y estas solamente entre todas obtuvieron el glorioso renombre de imágenes de Dios. 3 No basta para la formalidad de imagen cualquiera semejanza, o ya sea genérica, o accidental 4: es menester que sea semejanza especíiíca S, que es en cuanto a la especie, o naturaleza; y aun a esto se ha de llegar la intención 6, o cuidado del operante, que intente y procure la imitación, o semejanza. Imago, dice Sandero, dicitur cuasi imitago 7 ipiagen es lo mismo que imitación. Y así como las criaturas de naturaleza intelectual tienen semejanza con Dios, en cuanto a la especie, porque la naturaleza, divina es intelectual 8; y la intención del divino agente fue la imitación: Faciamüs hominem ad imaginem 9; bastando para las otras una leve insinuación de su voluntad: Ipse dixit, & facta. sunt IO; sigúese, que entre todas las criaturas, solo las intelectuales tienen la felicidad de ser- imágenes de Dios. Es, pues, la imagen, según Aristóteles;! 1,'Una voz, que manifiesta y exprime el objeto, o l'a cosa en sí figurada. A esta voz llaman los filósofos verbo', y a este la versión castellana, palabra. Con que' voz, verbo, o palabra sea o no articulada I3,es un concepto, o parto del entendimiento, y este se 'llama imagen 3, por ser virtud intrínseca de esta potencia asemejar el concepto a el objeto concebido '4;-y cuanto fuere superior el agente, tanto superior será esta virtud intelectual. Es la Pintura la imagen de lo visible l S, pues en ella se procura la sei Ubi est itnago, continuó est & similitu- .sum ex illo, non dicitur ad imaginem ejus. Di do, sed ubi est similitudo non continuó est Tbom, ubi suprá. imago. Augustin. lib. 83. queest.;i- . 8 In Deo idem est intelligere, & esse. D. 2 Primo Enti asimiiantur omnia in quantum Thom. 1. part. q. 27. art. 2. unt entia: & prima: vita; in quantum sunt vi- Requiritur ad rationem imaginis, quód sit sí- ventia, & summa; sapientia: in quantum sunt in- milirudo secundum speciem. Ídem. q. 93. artic. 2. teliigentia. Div. Thom. 1 . part. quecsl. 93. artic. 2. 9 Genesi 1. 3 Sic ergó patet, quod solas intellectuales lo Psalm. 32. creatura:, proprié loquendo, sunt ad imaginem 11 Imago est vox, rem in se figuratam ex- Dei. D. Tbom. ubi suprá. primens, & manifestans. Aristotel. Periber. 1. 4 Si ergó similitudo sit secundum genus 12 Vox significat intellectus conceptum. tantóm, vel secundum aliquod accidens com- Ídem, ibidem, muñe v non propter hoc dicitur ahquid esse ad 13 Intellectus fit in actu per hoc, quod res imaginem alterius. D. Thom. ibidem. intellecta est in intellectu secundum suam si- 5 Secundum similitudinem in natura. Ídem, militudinem. D. Thom. .p. q. 97. art. 4. ibidem. 14 Hoc enim rerum ordo habet, quod quan- 6 Imago enim dicitur ex eo, quod agitur to aliquid est superius, tanto habeat virunem ad imitauoneni alterius. ídem, ibidem, artic. 1. magis unitam. Div. Thom. 1. part. quxst. 57. 7 Sander. apud fazq. de adoratione, ¡ib. 2. artic. 4. num. 12. ty Ars imitandi cuneta, qua; ccelum capa- Undé ovum quantumeumque sit alteri ovo cissimo circumflexu tegit. Jun. de Pict. vet. 1. 1. sirnile, S¿ xcuale, uuia tamen non est exprés- cap. t. Pie- LIBRO PRIMERO. 3 semejanza de todo lo criado: obra, cierto, tan maravillosa, como expresiva de la mas alta naturaleza, que es la intelectual; y en esta, del primer inteligente y artífice de las imágenes, Dios. Y así imago, diria yo, sin gran fatiga de su etimología, que es lo mismo que ima-ago: hago cosas profundas. Y atendiendo a otro signilicado de imus, según los lexicógrafos latinos, hago, o expreso cosas íntimas y ocultas, como lo son los conceptos e ideas del entendimiento. Y, §. II. por eso aquel concepto único interno del entendimiento divino, es la imagen primogénita ' que ab aterno está copiando el eterno padre, figura de su divina substancia 2, verbo increado, procedido y engendrado por emanación intelectual. 3 Y el que solamente en las operaciones cid intra 4, que dice el teólogo, es imagen, y se llama hijo $, por la identidad de la naturaleza, comunicada en fuerza de aquel acto nocional intelectivo o, de cuya intrínseca virtud, como ya dijimos, es la semejanza del concepto a el objeto concebido; y como la virtud intelectiva es infinita, la semejanza del concepto es infinita; y siendo el objeto concebido el mismo Dios 7, el concepto, voz, verbo, palabra o imagen, es el mismo Dios. Semejante es el Espíritu Santo a el Padre y í el Hijo en todas las perfecciones absolutas, que son las que pertenecen a la esencia divina; pero no es Hijo ni imagen 8; porque esta semejanza no es en virtud de su procesión ( por ser acto de voluntad, impulso, 6 amor, de cuya intrínseca razón no es la semejanza formalmente considerada) °, sino en fuerza de que no hay operación interna divina, que no sea Dios IO, por la identificación del entendimiento y voluntad con la divina esencia; pero en el verbo es propiedad relativa, y personalísima el ser imagen, porque procede por el entendimiento, de cuya intrínseca virtud es la semejanza del concepto; y esta la tiene en fuerza de su misma procesión; lo cual es requisito esencial para la generación verdadera, de donde le resulta la propiedad personal de hijo. 1 1 Tom. I. A 2 Por- Pictura est imago ejus quod est, seü potest esse. l'ítrub. ¿ib. j. cap.;. Pictura, quam imaginem vocamus, rem artifici propositam, exacté referentem ín plano. Schef. de art ping. §. 4. 1 Ego hodie genui te. Psalm. . Ego & Pater unum sumus. Qui videt me, videt &L Patrem meum. Joan. 10. ii 14. 2 Figura substanti ejus, ad Hebr. 1. Qui est imago Dei invisibiiis primogenitus omnis cre.iturse. Cotos. 1. Primogenitus omnis creatur est imago Pei perfecta. D. Ti-om. l.part. qutest. 93. art. I. ad secundum, 3 Procedit enim, Terbum, per modum intelligibilis actionis. D. Thom. l.part. 5.27 artic. 2. 4 Solus Filius est imago Patris. ¿4ugust. 7. de Trinit. 5 Et ipsum Verbum procedens diciturFilius. D. Tbom. ubi supra. 6 Consubstantialem Patri. Ex Symb. Fid. ab ecclesia recepta. Ex vi illius processionis. ¿4rist. 3. de anima, text. 34. in definit. generat. vivent. 7 Verbum divinum per se procedit ex cognitions divins es,entia, aitributorum, ck personarum Gonet. tom. 6. tiact. 6. cap. 7. §. 1. 8 Spiritus Sanctus a Patre, & Filio, non factus, nec crcatus, nec genitus, sed procedens. Ex Symbol Div. Athan. 9 Processio autem, qua; attenditur secundum rationem voluniatis, non condderatur secundum rationem similitudinis; sed magis secundum rationem impehentis, & moventis in aliquid. D. Tbom. I. parí, qu£St. 27. artic. 4. in corp. 10 Quidquid est in divinis, est unum cura divina natura D. Tbom. ibídem ad primum- 1 r Ad secundum dkendum, quod similitudo aliter pertir.et ad Verbum, & aliiér ad ainorem. Nam ad Verbum pertir.ent in quantum ipsum est qusdarr sinilitudo rei intellecras, sicut genitum est similitudo gencrantis: íed ad amorem pertinet, non quod ipse amor sit similitudo, sed in quantum similiiudo est principium amandi. Undé non sequitur, quod amor sit genitus, sed quod geniíum sit principium amoris. Div. Tbom. ibidem in resp. ad secundum. 4 MUSEO PICTÓRICO. Porque el amor, dice el doctor angélico, de su naturaleza no es semejanza, sino la semejanza es de su naturaleza principio del amor. Y así el amor no es hijo, sino el hijo es principio del amor. Cuyo subtilísimo discrimen hallo el angélico doctor, con profunda inteligencia, habiéndose fatigado antes las columnas mas descolladas de la Iglesia en investigarlo, y contentándose con cautivar el entendimiento í el obsequio de la fe. ' Esta es la primera imagen, en que Dios retrata su ser admirable, y la única en las operaciones ad intrd. 2 Esta la primogénita ante todas las criaturas. Este es el felicísimo oriente de la imagen, o arte de la imitación. La primera, si remotísima, aurora del arte de la Pintura en la mente divina, que entre sombras y lejos nos manifiesta su principio sin principio, donde toda sabiduría eminencial mente se contiene. § III. I ero descendiendo a las operaciones ad extra, la segunda imagen, en quien expreso Dios su semejanza, es la naturaleza angélica 3, y con mayor perfección que en otra de las naturalezas criadas 4, por su inmaterialidad, y modo de entender mas perfecto; pues sus operaciones no dependen de las especies materiales de las cosas S, sino de especies infusas, por el supremo autor suyo, a distinción del hombre que obra con dependencia del sentido común, y de las especies materiales de los objetos sensibles. Y no solo es preferida la naturaleza angélica en la preexcelencia de imagen de Dios, sino también en la antelación, o prioridad de tiempo; pues los sagrados doctores, y el concilio lateranense 6, parece sienten haber sido criados los angeles con el cielo empíreo, lo cual fue el primero dia de la creación; pero el hombre fue criado en el sexto dia. Demás, que los doctores de la iglesia griega afirman haber sido la creación de los ángeles antes del principio de las criaturas corpóreas 7: bien que seria temeraria proposición, después de haberla definido el concilio lateranense. §.IV. i Distinguere inter illam, & istam, nescio, non valeo, non sufficio. D. ¿4ug. tom. 6. lib. 3. contra Maxim, cap. 14. Ego nescio, non requiro, consolabor me tamen: archangeli nesciunt, angelí non audierunt, ssecula non tenent, propheta non sensit, apostolus ncn interrogavit, filius ipse non edidit, cesset dolor quxrelarum, &c. S. Hilar. 2. de Trinit. part. 4. S. Basil. lib. 5. conlr. Eunom. cap. 12. Div. Damasc. lib. 1 o. de Fide, cap. 1 o. Div. cimbros, lib. de Fide adGrat. cap. 3. 2 Vincent. cart. de imeginibus deorum, prueba ser lo mismo imagen, que retrato. Solus Christus est plena imago Dei, propter expressam in se paterna; claritudinis unitatem. D. Imbros. lib. 10. in Lucam. 3 Tu signaculum similitudinis. Ezecb. 28. 4 Imago Dei est magis in angelis. D. Thom. I. part. quxst. 93. art. 3. íbi notandum, quod non ad similitudinem Dei factus,sed signaculum similitudinis dici- tur, ¿ángelus, ut quó in eo subtilior est natura, eó ex illo imago Dei similius insinuetur expréssa. D. Gregor. Papa, sup. Ezecb. cap. 28. Ángelus dicitur signaculum similitudinis, quia in eo similitudo divina; itnaginis, magis insinuatur expressa.D.Greg.Hom. 34. in Evang. Et ideó cum quantum ad intellectualem naturam ángelus sit magis ad imaginem Dei, &c. Div. Thom. 1. part. queest. 93. art. 3. 5 Species quibus angelí intelligunt, sunt a Deo infusa;, non a rebus acceptas. Gonet tom. 6. tract. 7. cap. 7. §. 2. 6 Coelum empyreum:::::: quod statim factum angelis est repletum. Strab. Com. Gen. cap. I. Ex concil. later. cap. birmiter. Deus simül ab initio temporis, utramque de nihilo condidit creaturam spiritualem, & corpoream; angelicam videlicet, & mundanam, & deindé humanam. Genes, t. 7 Plures ex patribus gneis docuere olim, angelos ante mundum corporeum fuisse conditos. Gonet. tom. 6. tract. 7. cap. I. p LIBRO PRIMERO. $. IV. asemos, pues, a la tercera imagen, donde el divino artífice estampó su semejanza. No satisfecho su amor de comunicarse, habiendo formado de la nada una y otra criatura, ( espiritual, que es la angélica, y corporal, que es todo este mundo visible, a quien los griegos llamaron ornamento, y los latinos mundo, por su elegante estructura y absoluta perfección, ) junto en un mismo sujeto estas dos naturalezas, espiritual, y corpórea, formando un pequeño mundo, que es el hombre 2, a quien los griegos llaman microcosmo, por ser compendio y epílogo de todas las cosas criadas, incluyendo lo espiritual y corpóreo; y a este formó también a su imagen y semejanza 3: Faciamus hominem ad imaginem, & similitudinem nostram. 4 Favor soberano, en que dio principio a sus ensayos el amor divino, sellando en la primera respiración de un frágil barro las conseqüencias de un artíhce amante; prevista en la fragilidad la ruina, y la reparación en el estrago: soberano y perfectísimo pintor, cuyo natural afecto a sus obras le empeña en el retoque de cualquier accidente que las desaliñe. Y aunque sea preferido el ángel en la antelación, y superioridad de imagen de Dios, podemos gozarnos los hombres, con la reverencia debida a espíritus tan soberanos, en la felicidad de haberse dignado Dios de pronunciarlo por su misma boca: Hagamos al hombre d nuestra imagen y semejanza. R s. v. .esplandece en el hombre esta imagen con tan admirable perfección, absolutamente considerada, que no solo tiene semejanza a la esencia, o naturaleza divina 5, sino a toda la santísima Trinidad; pues demás de constar del sagrado texto, que habla en plural, denotando la pluralidad de las tres divinas personas, a quien se ha de referir la semejanza, reverbera por varios, y misteriosos modos; porque en una alma, representación de una esencia, resplandecen las tres potencias, representación de la Trinidad santísima. La memoria representa a el Padre, de cuya noticia, fecundada con la esencia, y atributos divinos 6, procedió el concepto, o verbo increado. El entendimiento representa a el Hijo, por ser engendrado por acto intelectual 7, o procedido por modo de acción inteligible. Y la vo- i Ut eum grseci ornamenti nomine appella- & quantum ad naturam divinam, & quantum verint; laiini vero mundum, a perfecta, abso- ad Trinitatem personarum. lutaque elegantia dixerint. Jun. de Pict. vet. D. Thom. i. p. q. 93. artic. 5. in corp. lib. 1. cap. í Sic D. Aug. lib. a 2. de Trin. cap. 6. 6? lib. 14. 2 Mundus demum abbreviatus est homo, cap. 16. & muti alii PP. super verba illa Genes. 2. quem grsci michrocosmum vocant, id est, mi- Faciamus hominem, i¿c. norem mundum, quód sit omnium rerum epi- 6 Verbum divinum per se procedit ex cog- logus, & compendium. Gaudin. curs. phil. tom. nitione divina essentia:, atiributorum, &c. Go- 3. queest. 1. de mundo. net. tom. 6. tract. 6. cap. 7. §. 1 3 Adam, primo conditum simulachrum, & 7 Procedit enim Verbum per modum intcllidivinitus. Suidas in AJam. gibilis actionis. D. Thom. 1. p. q. 27. artte. 1. 4 Genes. 1. yuod processio Verbi sit per intellectum; 5 Per hoc quod homo dicitur ad imaginern processio vero Spiritus Sineti per voluntatfem. Dei factus. ostendit pluritatem divinarum per- Gonet. ibid. cap. 3. § 3. Procedens per modum sonarum S. Hil. in 4. de Trinit. amoris. D. Thom. ubi siiprJ, artic. 5. -Picendum est,in nomine esse imaginem Dei, 6 MUSEO PICTÓRICO. voluntad representa a el Espíritu santo, por ser el amor procedido del Padre, y del Hijo. Y no como quiera es la semejanza a la Trinidad santísima, consideradas estas tres potencias como potencias en el hombre, sino mas especialmente como actos; que así es mas conveniente ', por ser Dios acto puro, y simplicísimo, que excluye toda potencialidad. Pues no solo, dice San Agustin, esta la imagen de Dios en el alma, en qiianto se acuerda de sí, y se entiende, y ama d sí misma, sino también en cuanto se acuerda, entiende,y ama d Dios, de quien es hechura. Y el angélico doctor santo Tomás, dice 3: Se entiende la imagen de Dios en el hombre, por el -verbo, que concibe de la noticia de Dios, y el amor de allí procedido. En que son de notar los tres términos, noticia, verbo, y amor, actos de las tres potencias, Memoria, Entendimiento, y Voluntad, respectivos al Padre, Hijo, y Espíritu santo. Y Cayetano se alarga mas, diciendo 4: Que el verbo, o concepto mental, fabricado en el alma, teniendo por objeto a Dios, conviene en especie de objeto con el verbo divino; y lo mismo dice del amor. E s §. vi. fsto es en los términos de la naturaleza; pero en los términos de la gracia se perficiona, y eleva esta imagen natural del hombre a el ser sobrenatural y divino, por ser la gracia una formal participación de Dios, no solo como uno, sino también como trino. S Y la razón es: porque así como la naturaleza divina no es participada por la gracia adecuadamente, en cuanto a la razón de substancia, sino solo en cuanto es raíz de las virtudes, y operaciones sobrenaturales, así la Trinidad santísima de las divinas personas se participa formalmente por la gracia, no en cuanto a la razón de subsistir, y personar, que solo es propio de la naturaleza substancial, sino en cuanto a las razones formales, con que se constituyen en las divinas personas. 6 Porque el Padre engendra a el verbo divino; el Hijo es la sabiduría del Padre; y el Espíritu santo el recíproco amor de entrambos. Estas razones imita formal, e inadecuadamente la gracia santificante; pues por el lumbre de gloria, y visión clara, a que aspira, que, según santo Tomás, consiste en acto de entendimiento, 7 imita a el verbo divino: Por el amor de la caridad, con que se une con Dios, imita a el Espíritu santo; y por sí misma, en cuanto es raíz de uno, y otro, imita la generación del Padre. Y si en el ser de na- i Deus est actus purissimus, omnem exclu- $ Per quem máxima, & pretiosa nobis pro- dens potentialiíatem. Sem. suffic. conc. tract. 2. missa donavit, ut per ha:c efñciamini divina coucl. 5. consortes natura:. 2. Petri 1. 2 Non proptereá est Dei imago in mente, 6 Juxta Sernam, in sufficientia concion. tract. quia sui meminit, &i diligit, & intelligit se, sed j. concl. 3$. quia potest etiam meminisse, intelligere, & Secundum acceptionem hujusmodi natura: diamare Deum, a quo facía est. August. 14. de cimur regeneran in filios Dei. D. Thom. 1. 2. Trinit. quiest. a 10. art. 3. 3 Attenditur igiturdivina imago in homine, Lumen gratiae, quod est participatio divinx verbum conceptum de Dei notiiia,& amurem naturas. ídem, ibidem. eximlé dcrivatum. Div. Ttom. 1. p. q. 93. ar- Agnosce, cristiane, dignitatem tuam, & tic. 8. divina; consors factus natura:, noli in veterem 4 Verbum autem in anima de Deo, ut ob- viiitatem degeneri conversatione rediré. Leo jecto eonvenit in specie objccti cum divino Papa,Serm. 1. de Nativit. Verbo::: &¿ sirmle est dicendum de amore. 7 Essentia Beatitudinis in actu intellectus C.iiet. ibid. super qu.-est. 93. ailic. 8. consistit. D. Thom. 1. 2. qutsst. 3. art. 4. LIBRO PRIMERO. 7 naturaleza, toda criatura intelectual es imagen de la Trinidad santísima; quánto mas lo será en el ser sobrenatural de la gracia, en que mas se purifican, y acrisolan estas operaciones del entendimiento, y voluntad, tan proprias de las divinas personas. l Imita asimismo la gracia a el Hijo de Dios natural, en cuanto nos hace hijos adoptivos de Dios, y conformes, y unidos a su Hijo, como hermanos suyos, hijos de un mismo Padre celestial. 2 Imita también a el Espíritu santo, y se incorpora con él, en cuanto constituye a el alma templo suyo por el amor. Y últimamente imita a el Padre, en cuanto engendra espiritualmente hijos adoptivos por la doctrina, e instrucción de la ley divina. 3 Y especialmente los sacerdotes, por muchos títulos, se asimilan a el Padre eterno, reengendrando por las palabras de la consagración a el mismo hijo suyo natural, en cuanto debajo de las especies sacramentales le reproducen substancialmente; aunque esta acción propiamente no sea generación, sino transubstanciacion. Y también, porque por medio del bautismo reengendran hijos adoptivos de Dios: por el sacramento de la penitencia, a los yá muertos por la culpa los resucitan, y como imágenes borradas, y desemejadas, las retocan, y renuevan. 4 Pero sobre todos los santos-, o puras criaturas intelectuales, sobresalió en esta semejanza a el Eterno Padre la reina de los ángeles y hombres MARÍA santísima señora nuestra, como imagen perfectísima, y superior a todas las de esta clase; pues verdadera, y realmente engendró a el hijo de Dios natural, de tal suerte, que no solo a la humanidad santísima de Cristo, sino también a el supuesto divino, en cuanto la terminaba se dirigiese su generación, y tuviese naturalmente, en virtud de la unión hypostatica v el mismo Hijo, que el Eterno Padre; porque como las acciones sonde los supuestos, y se dirigen a los supuestos, en todo rigor filosófico, el. mismo Hijo natural, y consubstancial de Dios Padre, fue Hijo natural, y consubstancial r de MARI A santísima 5 ( pues no subministró solamente aquella parte material, que 1 las otras madres a sus hijos, sino toda la substancia de que fue formado su santísimo cuerpo. S VTT ' X- esta, pues, maravillosa imagen del hombre, elevada por la gracia a el ser sobrenatural, realza, perficiona, o retoca otra formalidad de muy alta conside- . ? a: ra 1 Qui prsedestinavit nos, conformes fieri i. ai Cor. 4. cap. 1;. imagini Filii sui, ut sit ipse primogenitus ín 4 Veierem horoinem euentes, & novum, multis fratribus. Ad Rom. 8. qui secundum Deurtí creatus est, induentes, 2 Vnie ad fratres meos, & dices eis: Aseen- innocentes, immaculati . puri, innoxii, ac Dco doadPatrem meum,& Patfem strum.jfbj.So. drlecti filii effecti sunt. Concil. Trident. Sess. J. Videtecualem charitarém dedit nobis patef, cap. 5. ut filii Dei nominemur,& sinus. 1 . Joati. 3 .' De- Eratis enim alicuando tenebra:: nunc au- dit eis putestaiem filios Dei fieri. Joan. 1. ' tem lux ii Domino, ut filii lucis ambulate. ¿4d % Leatur D. Athanasius, irt thesauro-' de Epbes. 1 5. Renovamini Spiritu mentís vestía;, Trinit. ad Nemesium, explican' locum-ültím &í in-duite novum hominem. sfd Epbes. 4. ad Kphes. 1. In quo signati estis Spiritu- promis- 5 Genuisti qui te fecit, & in eternum per- sionis Soneto. Et D. Cynl. super illud Isaia: 44. manes Virgo, &c. Formavi te puerum meumt Eccesia, in í)t. Beata es Virgo Marta, (Se. Nam si decetn millia pedagOgorum habeatis Hec omnia apud Semam videbis, uli suprd. in Cristo, sed non muiros' -Patres. Nam in D. Cbrysostomus Homil. t. de Fide Slnnx, in Cristo Jesu, per evangelium, ego vos genui. verba illa. 1. Reg. 1. ¡3 peperit Fiiium,3c, 8 MUSEO PICTÓRICO. ración; porque la gracia santificante es como 'una- cierta birria sobrenatural, que eleva la natural a el ser deífico, Y asi como de nuestra. alma proceden las potencias-, v .mediante ellas, las operaciones de encender, y querer, así. déla gracia emanan unas como potencias en esta vida, que son la Fe, Esperanza, y Caridad ', que directa, e inmediatamente tienen por objeto a Dios j y por eso son tres, y apropiadas a las, tres divinas personas, per riciOnando. sobre naturalmente en el hombre la imagen de la Trinidad santísima. La Esperanza se atribuye a el Padre, en cuya omnipotencia se funda; la Fe a el Hijo-, de quien aprende los mas' ocultos arcanos de la divina sabiduría; y la candad a el Espíritu santo por cuyo don se derrama su amor en nuestros corazones. 2 §. V 1 1 1. habiendo considerado la eminencia de esta imagen y y semejanza de Dios en el. hombre, así en -el ser de naturaleza, como en el ¡de-la gracia; Tio.es de. omitir la superior elevación, que. adquiere en el de la gloria, donde la. Fe, y la Esperanza se desvanecen, coma imperfectas, Sustituyéndolas el lumbre de gloria ( con que se eleva, y proporciona nuestro entendimiento a tocar objeto tati infinitamente distante, y superior a sus fuerzas naturales ) oy la visión clara de Dios-, -con -que reduce a posesión lo que antes er3 esperanza, a Allí sí:que- llegará esta imagen a el ultimo grado de su perfeacipn, 4 Allí sí (quesera k: verdadera, y legítima semejanza en la proporción de muestro ser s ', no solo a la .naturaleza intelectual divina y- en la elevación del entendimiento, y voluntad, .sino a Ja Tri-. nidad: santísima r - en la perfección de sus operaciones; $ 'Allí sí' que el entendimiento.,. fecundado con la noticia intuitiva dej la esencia-, y atributos divinos 7 ¿. uniéndosele- Dios como especie impresa inteligible, según ¿el doctoií- angélico producirá el verbo, o especie expresa perfeerísima 'en la esferá¡' de su capacidad. 8 Allí sí que la voluntad, guiada de un claro ¿- y perfectísimo conoonaiento de Dios, se abrasará ien el incendio de su amor, arrebatada necesariamente de aquella dulce violencia del sumo bien- Allí- sí quedescansarán-yy hallaíán: quietud nuestros deseos, saciados, y como embriagados en la posesión de su último fin. i Sicut ab essentia animse efiuunt ejus po- _ In lmuiné tuo' vjejebinvos. lumen. Psal. 35. tentis, qua; sunt operum principia, iia etiatn Omne quod manifestatur, a lumine manifes- ab ipsa gratia efiuunt virtutes in potentias ani- tatur. Ad Ephes. 5. me, per quas potentix moventur ad actus. D. ¡143 sié-.iwugiitew ytí similittidtew.tíc. Id est, Tbom. 1. 2.. qutcst. no. art. 4, -. .,' w tendat-, ck-aspirt ad perfectam imaginero 2 Virtutes theologica Hpmediaté, -firdirec- nostram in se adqukendarn. té Deum, ut objectum respi.ciunt; ideóque tres - ít Ser#a:, ubt sapiéi, tr.act. 4. cap. 9. sunt, tribusque divinis pe.tspnis apropriar-tur, .4.; .S$imtJ6, quuniam cuín apparuerit, simi- imaginemque Trinitatis proximé perfieiunu lis ei |-¡mus,.quoniam videbimus eum sicuti Spes trib.uitur Patri, in cujus potencia init.itur. esfíi 1. Joan. 3. - FiJt's Filio, a quo oceulta,, & inepta jdjyins Vidérous nuoc prlspeculum in enigmate, sapiente discit; Cbaritas Spiritui sancto, -er tupe autem facie, adfacienf. nadCor. 13. quem diffunditur ipsa in cordibus nostris. V¡-- 6 Ego dixi, dij esiis, & filij excejsi omnes. na,u¿: s.tpr.i,tiact. 6. In altera autem vita Fi- Etal. 81. .. . . 1 des, & Spes evacuantur, quia imperfecté, & .j ha djv.iní&ssentia unitur intellectui crealumen gloria, & visio Dei clara succedum. to::: per se ipsam faciens intellectum in actu. Ídem íract. 5. in Corol. ad concl. 34. D. TJfOm+vN. stfp; t$ resp. ad 3. 3 Lumen divins gloripeconfortans intellectum, 8 .- ¿Sgatur. Sema, ubi:upá, concl. 2. ad videndumDeum.I?, Tbom. ¡.p. q. 12.,,,-. 2. .,._, LIBROi PRIMERO. 9 iin. J Allí sí que el divino Pigmaleori -celebrara fes bodas con la -bella imagen, que formo en nuestra naturaleza, animándola con nuevo inmortal ser, dotándola, y enriqueciéndola con toda una eternidad de gloria; (:: donde la Fe será ya evidencia; la Esperanza comprehension del sumo bien; la Caridad fruición, recreo y deleite de la amabilidad de Dios 2; ilustrando esta bella imagen, no soló estos dotes del alma, sino también los del cuerpo, para que esté de todas maneras enriquecida y adornada, y por todas partes guarnecida. 3 . El primero 6erá la impasibilidad, en que se entiende no solo la inmortalidad, sino la exclusión de todo linaje de pasión y corrupción. El segundo, la agilidad, que es libre ', y acelerada promptitud, con que los cuerpos gloriosos pueden moverse a cualquiera parte, sin que les obste su propia gravedad,-ni otro impedimento, alguno. El tercero, la sutileza, con que podran penetrar cualesquiera otros cuerpos:, y estar muchos en un mismo lugar, sin confusión,: ni ¿embarazo; El cuarto-,, la caridad, que es el esplendor del cuerpo,. semejante a aquel que Cristo nuestro bien mostró en su transfiguración, donde su rostro resplandecía como el sol, y sus vestiduras como la nieve 4, uniendo en maridaje apacible estas contrariedar des tan soberano pincel, si bien en Cristo fue por esencia v .y en. las criaturas por gracia. Con cuyo don se demuestra .mas la -hermosura, esplendor, y singular belleza de esta maravillosa imagen. O ! no permita la ¡divina bondad, que nuestra miseria nos defraude tan altos y soberanos dones-,:. borrando í y (obscureciendo la bella imagen, que delineó- en nosotros artífice tai soberano ¡q Sino, que así como á el César se le pagaba el tributo con la moneda, donde se veiá estampada su imagen; así a Dios, como dice .san Agustín ', se le pague;con la a moneda de nuestra alma, sellada con la imagen de su sagrado rostro. ? O! no permita su .bondad, vuelvo a decir, siguiendo la metáfora de mi propósito, que a el pagar el tributo, hallemos la moneda borrada, y destruida la imagen del supremo César ! 6 Pues si la culpa ejecutórió su imperio con el género humano desde nuestros primeros padres, aiinque asistidos de la original justicia, ..amancillando, ¿y. destruyendo esta imagen con tan horribles borrones 7, para defraudarle los! tesoros de la gracia, y de la gloria: El supremo artírice, enamorado de su hechura a y .lastimado de su rüina t (t Tom. I.: B lu- -ib i Satiabqrrum ap.paruerit gloria jua-. Psal. fígqrata. 165. lnebrirbuntur' ab ubettaie do mus, míe. 6 Facías t-nijn es, o (jomo, ad imaginero fisalw. 3;. Sicut adipe, &c pinguedine tepl-ea- Dei: per viuin ven') per.ersarri' & malsín per- tur -anima mea_. Psnivi. 62. turbásti ínte,& extermiuasu in te imaginen! (::) OviJ. Metbamor. líb. jo. Avterea y niveay .¡jm faUcitár.oxte. 7 Ex eoxoepunatur hominum adulteran, &qdpsU .ebftr ., tfgrjugfr ¡ue Jc.iit, qua femina nasfi acíyrai'.ni Egiiris;,,& nolis jiifrma ri::: Yerúm Nultf.potett i(g£gara sui lonL-epu.aworeta. ¡,, g ¡ jjffl.Fukite rnenl-.i;s,sti t ace uie riians'uia sertus Jioininis.-tu a dra_ .ic Wfpt¡, e gre- amote'langueo::":' Íüéaus rñeus miHi, &,.ego mió patris jpgg s¿ - ? demisit . & caro fa'cmide üli. Cantic. a. ' Spiritu sancto f csaac'tg.Jviiginé deipara' 3 JV¡a- 3 Sicut castrprum acies ordiháta. 'Canjeó. ¡3 apud Sernam,u6i supra conil. 9. partes Ínfima 5 4 . Resplendujt facie; c ju . Acv.i sol, vetí- .'esce;'d)f "_, .iuclequ.t:, prolapsum protopIasu.m menta autem ejQS facta sunt "alba sicut ryj. ecfúk'it r'fstUtaji.iagini prima Vv'cni-'dine g¿ 5 OueinaJmodum Cííar a vobrs, .exigiC" n:fe.l. PfiíHÍFi e.tmejrficiat instar p lC to- pjrewion-ai í-iuinii,-,ua;,sicqe.us.',Ut quernV ris suam pertiCTentis picturaní, ín eo, quud ¡n üdmodum üli redJjtur n'ummus ', sic' Dó i anima, luiniue vultü's ejus'iHjistraa,a,aL'¡uf "Ar: Osíende iriihi facífeiri fua.n. 10 MUSEO PICTÓRICO. baxó a deificarla, y repararla con el bello colorido de su encarnación; a retocarla con el purpureo carmín de su preciosa sangre a, lavándola con el agua del bautismo j resanándola con los pinceles de la penitencia; barnizándola cón el espíritu de la divina gracia, y dándole prendas de la gloria en el soberano sacramento de la Eucaristía 3; guarneciéndonos de todos los muros y defensas, de que proveyó a su esposa la iglesia 4 contra los asedios de la serpiente antigua, y enemigo común del género humano, s §. IX. E, m tres estados hemos considerado la imagen de Dios en el hombre; en el de naturaleza; en el de gracia, y en el de gloria; porque en todo reverbere la imagen de la Trinidad santísima; y los mismos se pueden considerar en el ángel, como superior a el hombre 6; pues también fue viador en aquellos indivisibles instantes de sus operaciones. Tres s,on asimismo los modos de pintar; d el temple, á el fresco, y a el óleo. En el estado de naturaleza, se considera esta imagen a ti temple, mejor diría templo, donde su autor ha de ser reverenciado 7, por ser la manera mas antigua, mas áspera y difícil de conseguir unión y dulzura. En el de gracia, se considera d el fresco, con el agua del bautismo, u de la penitencia 8, y la virtud del estuque de la divina misericordia, que eon lo ardiente de su amor atrae, y une en sí, dando valor y viveza a los colores de los méritos que se le aplican. En el de gloria, se considera d el óleo; bien a proposito para la luz, o lumbre de gloria, como prevenían las vírgenes prudentes, para que el esposo las hallase dispuestas a celebrar sus bodas 9; y porque la pintura a el óleo es la última, y en la que se consigue mayor dulzura y unión. I© c $. X. con que hemos visto el retrato, 6 imagen del Padre Eterno en el Hijo "; la imagen de Dios en el ángel ' a; y la misma en el hombre ' 3: bien que la del ángel, y el hombre sean imperfectas de parte de su limitación; porque en pura criatura no puede caber la verdadera perfección 4de imagen de Dios $; pues para eso, di- i Sicut per unius delictum in omnes homines in condemnationem, sic & per unius justitiam in omnes nomines in justificaüonem vita, sid Rom. $. 2 Qui laverunt stolas suas, & dealbaverunt eas in sanguine Agni. sfpoc. 7. Ecclesia in síntipb. O sacrum convivium! fitc. ::: & futurse gloria: nobis pignus da tur. 3 Qui est pignus, & arrha harreditatisrjostrae. Signavit nos, & dedit pignus in cordibus nos tris. 2. ad Cor. 1, ad Epbes. 1. 4 Vidi civitatem sanetam Hierusalem no¿ vam, sicut sponsam ornatam viro suo. sfpoc. 2t. Sacramentum hoc magnum est; ego autem dico in Cristo, & ecclesia. ¿id Epbes. 5. j Serpens antiquus, qui vacatur 1 diabolus, & Sathanas, qui seducit universum orbem. ¿4poc. 12. 6 Minuisti eum pauló minus ab angelis. Ptalm. 8. 7 Vos enim estis templum Dei viví. 2'. ad Cor. 6. ut infra,cap. 6. 8 Aquam vides, considera virtutem Dei ia aquis absconditam. Concil. Nicen. de baptitm. ante 8. canon. 9 Prudentes vero acceperuntoleutn íh vasis suis cum lampadibus::: & quas parata; erant intraverunt cum eo ad nuptias. Mattb. 2t. ' t-o Qui adharet Deo, unus spiritus tficitur cum eo. a . ad Cor. 6. ut infrá, cap. 6. 11 Coks. 1. 12 D. Thom. 1. p. 3. 93. art. 3. . 1 3 Genes, iv 14 Solus filius est imago patris. jfugust, ubi tuprd. 15 Homo vero, & propter similitudinem di- "chur imagó,& propter imperfeetionem similitudirris dicitur ad imaginetn; & quia similitudo perfecta Dei non potest esse nisi in identitate natura. D.Thom. t. p. a. 93. rr.i. LIBRO PRIMERO. n dice santo Tomás, se requiere identidad de naturaleza, lo cual repugna en pura criatura. Y así, con agudeza nota el santo, que la escritura sagrada no dice absolutamente que el hombre es imagen de Dios, sino hecho a imagen de Dios; porque la preposición ad significa cierta aproximación, que le compete a cosa distante; pero consideradas estas imágenes absolutamente, prescindiendo de estos respectos, son perfectísimas, y maravillosas en la esfera de su capacidad, como obras de artífice tan soberano retocadas, y periicionadas por divinos y extraordinarios modos. JL-is §. XI. ista indisputable gloria tiene la Pintura sobre todas las artes, en ser con singularidad hija del divino aliento. 2 Pues la razón de semejanza genéricamente universal en las obras divinas, y la especial de imagen en las naturalezas intelectuales 3, es tan propio dialecto suyo, que sin duda es ella misma. Mucha parte de esta felicidad le alcanza a la Escultura, por ser corpórea la imagen de Dios en el hombre, y haberse aplicado su majestad santísima a la manipulación del barro, para modelar aquella primera estatua, y universal modelo del género humano. Bien, que esta prerogativa no tenga lugar en la imagen del padre en el verbo, y la de Dios en los ángeles, por ser puros espíritus 4, reservándose estas únicamente a la Pintura, cuyas imágenes son incorpóreas en la realidad, y solo corpóreas en la representación. Y aun en el hombre, si prescindimos la razón de imagen de la formación de su fábrica, no es, ni puede entenderse de la parte corpórea; porque en esta no puede tener semejanza con Dios, que es puro espíritu 5, sino solo en la parte incorpórea, obumbrandose esta espiritual imagen con el velo corporal 6; pues aunque algunas veces en las sagradas letras se atribuye a Dios algo de corporeidad, se entiende solo metafóricamente. 7 Es pues constante, que el hombre, cuanto a el cuerpo, tiene conveniencia, y uniformidad con los demás animales; pero le fue infusa ánima espiritual y racional a imagen y semejanza de Dios 8; conformando los sagrados docto tom. I. B 2 res, i Et ideo in homine dicifur, esse imago Ídem habetur apud Euseb. Cesar, ib. x.Jede- Dei, non tamen perfecta, sed imperfecta; & monst. evang. cap. i. 6' apud Gregor. ¿Vaciarte. hoc significat scriptuta cum dicit rhominem fac- pag. 330. tum ad imaginem Dei. Praspositi' enim ad, ac- J S.iritus est Deus. Joan. 4. cessum quendam significat, qui competit rei 6 Cum divin similitudinis formam animad- distanti. Ídem,ihidem. vertit Deus, non posse omnium rerum esse di- 2 Pioprium autem artis hujus est, rerum ligentem, nisi eam mundano integumento conexhibere similitudinem in plano. Schefer. de arte tegeret, texit eam corpórea domo. ping. §. 2. Mercur. Trisito, apud Robert. Flud. tract. de Mi- 3 Sed tamen velut primis lineis designan- ebrocos. bitt. tur,ut plañe, cualis futura sit imago rei, sta- 7 Quoties autem aliquid corporis proprium tim appareat. Fabius, lib. 4. cap. 2. Deo in sacra scriptura tribuitur, metaphoricé Ideó pro, Pirtura, latini usurparunt ima- intellige. Sern. sujfic. conc. tract. 3. concita. 4. ginem; sicque appellarunt quidjuid a pictoie i¿ D. siug. sup. psalm. 18. vers. 1. pingeretur. Schef. ubi sup. §. 4. 8 Quantum ad corpus utique unum ex ani- Ut excellentem muliebris forma: pulchritudi- malibus terrx tactus est homo, fuit tamen illi nem muta in sese imago contineret. Cic. de in- infusa anima spiritualis, & rationalis ad ima- vent. 2. ginem, &i similimdinem Dei. Sern. lbid. tract. 4 Hierarchi coelestes sunt mátense exper- 4. cap. 8. tes. S. Dion. cap. t . de cales!, bierareb. I2 MUSEO PICTÓRICO. res, en que esta semejanza se entiende solo en el alma l, por ser esta la lámina donde se rabó la imagen de la naturaleza intelectiva, en la cual reverbera la esencia de su original; y como ésta es espiritual, e incorpórea, parece que prescindida la formalidad de imagen en este compuesto, solo le puede pertenecer a la Pintura, cuyas imágenes son incorpóreas, como ejecutadas en pura superficie, que según geometría, excluye la corporeidad. 2 Bien que la razón de hombre, que expresa el sagrado texto: Faciamus hominem, no parece puede subsistir, considerada el alma solamente; pues ni ésta separada se puede decir que es hombre, sino una substancia espiritual; ni el cuerpo en el estado de separación, donde luego se introduce otra forma, que es la cadavérica: con que debiendo entenderse del compuesto la denominación de hombre, parece que la razón de imagen, que de él se enuncia, no debe excluir lo corpóreo. Pero aunque esta objeccion tiene tan buenos padrinos en la filosofía, es común inteligencia, según santo Tomás con el Filosofo 3, y según preceptos retóricos en la figura sinédoque 4, tomar la parte por el todo, y al contrario; y esto se practica en partes, aun menos principales, que el alma lo es en el hombre: y así, lo que a el alma le conviene caracteristicamente, se puede también enunciar del compuesto, que es el hombre; por lo cual vemos que se llama inteligente, siendo sola el alma la que entiende. Y conforma con esto lo del Apóstol í '.Renovaos,dice, en el espíritu de vuestra alma, y vestid un nuevo hombre. Infiriendo de la renovación de la parte, que es el alma, la renovación del todo, que es el hombre: con que parece concluirse, que verificándose solo de el alma la razón de imagen de Dios, basta para poderse enunciar, y atribuirse a el compuesto donde reside; y consiguientemente, que siendo en la parte incorpórea esta imagen, parece privativa de la Pintura esta gloria. Mas no quiero ser avaro en estas prerogativas, que glorias hay para todos; pues consultando la agudeza de Tertuliano, y otros expositores sagrados 6, hallaremos, que en la formación maravillosa del hombre, no solo tuvo Dios presente en su idea la naturaleza intelectual divina, común e indivisible a todas las divinas personas, sino también la humanidad santísima de Cristo; por cuyo intelectual modelo iba contornando aquella primera estatua del universo. 7 Por lo cual atribuye Orígenes, con especialidad, a el hijo de Dios la denominación de pintor en esta obra: Y así, gloríese la Pintura de que lo incorpóreo de sus obras le vincule la gloria de emular, con la debida reverencia, lo espiritual, e incorpóreo de tan soberanas imágenes. Gloríese también la Escultura de que sus operaciones se i Est autem homo ad imaginem Dei secundum animam. D. Tbom. i. p. q. 9 o - art - em quest. 93. artic. 6. Esse ergo ad imaginera Dei pertinet soíum ad mentem. Imago Dei incus est, non est in corpore. D. August. in psalm. 48.::: Sed est facta tamen ubi est intellectus, ubi est mens, ubi ratio, &c. ibid. 2 Superficies est, qua; longitudinem, latitudinemque tantúm habet. Eucl. in elem. 1. 3 lllud potissimé videtur esse unumquodque, quod est principale in ipso::: & hoc modo alicuando, quod est principale in homine dicitur homo. D. Tbom. 1. p. q. 7$. articulo 4. ex Aristot. 9. Ethic. 4 Sinecdoche est tropus, in quo pars pro toto, vel totum pro parte sumitur. Cíe. in arte retborica. j Renovamini spiritu mentis vestra;, & induite novum hominem. Ad Epbes. 4. 6 Quotiescumque enim limus exprimebatur, Christus cogitabatur homo facturus. Tertul. in Genes. 7 Verbum Dei,quod est xternus conceptúa ejus, est similitudo ejemplaris totius creaturat. D. Tbom. 3. p. q. 3. artic. 8. Filius Dei est pictor hujus imaginis. Origen. Hom. 1 3. in Genes. LIBRO PRIMERO., 3 se ilustran con ser el hombre, hasta en lo corpóreo, imagen de la humanidad santísima de Cristo. Copie lo intelectual la Pintura; imite lo corpóreo la estatuaria; y una y otra se gocen en la gloriosa prerogativa de emular obras de tan soberano artítice. Con admiración se me permita reparar cuan ejecutóriada tiene su antigüedad la imagen o el arte de la imitación. Esta es la que se deriva de aquella intelectual naturaleza, a cuya semejanza fuimos copiados: ésta la que impele, y excita nuestros ánimos a la estudiosa fatiga de la imitación o imaginación. Este es aquel oculto sello ', que imprimió en nosotros la divina omnipotencia: éste el que está latiendo, y pulsando en nuestros entendimientos 2, como centellas de aquella inmensa luz de la divina sabiduría. Esta es la que nos convida a el trasunto bello de las obras divinas visibles e invisibles. 3 Esta la que en su deliciosa tarea nos propone la gloria de imitar a tan superior artífice. Esta la que nos ofrece entrada franca en sus amenos jardines, donde la variedad de matizados colores, nos formará mil vistosos vergeles: con la valentía de sus rasgos, hermosa copia de animados bultos, y con el dulce encanto de mentidas distancias, el repetido milagro de desmentir superficies. 4 CAPITULO II. Del origen de la Pintura,y sus primeros inventores. F §. I. ormó Dios a el hombre con parentesco tan inmediato a su naturaleza, no para que se quedase suprimido en las miserias de su ser terreno s, sino para que atento a la nobleza de su origen, investigase las sendas de la virtud, para conseguir la gloria de la inmortalidad. Esta poderosa razón, impresa en nuestros entendimientos, levanta los mortales ánimos del polvo, elevando sus consideraciones hasta el cielo: cual con heroyca osadía reduce a determinada mensura la máquina de los orbes: cual pretende apurar el número de las estrellas, y reducir a norma sus influjos. Este investiga, y descubre los secretos mas escondidos en los senos de la naturaleza: aquel, curioso especulador de las cosas naturales, todo lo inquiere, y todo juzga pertenecerle, imaginándose arbitro introducido en este amplísi- mo i Signatum est super nos lumen vultus tui. Psalm. 4. 3 ínsita sunt nobis omnium artium semina, magisterque ex occulto Deus producit ingenia. Senec. de benef. lib. 4. cap. 6. 3 Pictotes naturam arte imitantur::: omnia ea, qus oculis cetnuntur artis industria reprsesentant. Cbrysost. bom. in psalm. f o. Imagines earum quoque rerum, qua: subduxere se mortalium oculis. Jun. de Pict. met.lib. 1. cap. 2. 4 Usquead miraculumexcellunt opera. Oxigenes, adversas Celsum, de pictorum distint. 5 Hominem auteai non ideó proximum sibi genuit, ut vilitate juxta belluas esset; sed ut originis sus memor ad sternitatem gloriae vera virtutis via grassaretur:::ha:c sola ratio mortales ánimos tollit humo, atque in ipsum quasi coelum subducit::: hic prseclara audentia ipsius mundi mensuram animo agitans, ambitum ejus vocat ad dígitos, & stellas posteris annumerans sydera veluti ad normam expangit::: ille arcanissima quasque, ac veluti in ipsius natura? sinu involuta indagar, atque excutit::: Curiosus naturx speculator singula rimaturj omnia hsc ad se pertinere judicat; imó scit se in amplissimum hoc theatrum spectatorem, prseconemque tantorum operum introdüctum.íurf Junium, de pict. vettr. lib. 1 . cap. 1 . i4 MUSEO PICTÓRICO. mo teatro del mundo: los unos guiados de las concluyentes especulaciones matemáticas; los otros impelidos de los gloriosos desvelos filosóficos. 3 Pero no cesando su osadía en las espaciosas concavidades esféricas, remontándose aquilas 3 los entendimientos sobre los términos refulgentes del empíreo 4, elidieron por objeto primario de sus especulaciones a el principio, y fin de todas las cosas Dios 5, altísima, y sobrenatural teología 6, príncipe de todas las ciencias, midiéndose el exceso de su dignidad por las eminencias de su objeto. 7 De este conocimiento, o adquirido por fatigas de lo escolástico, d participado por delicias de lo místico, nace aquel intensísimo amor, en cuya dulce, apetecida hoguera, se han sacrificado a su criador tantos gloriosos bienaventurados espíritus, ya en incendios de extáticas dulzuras, o ya en constancias de ínclitos martirios. Representan aquellos actos scientíficos una limitada reverberación de la suprema sabiduría. 8 Figuran estos deliquios amorosos una leve centella del divino amor: aquella, por atribución, representa a el verbo divino 9: esta, como propiedad personal, figura a el Espíritu santo. I0 quejosa, a nuestro modo de entender, parece que debia estar la divina omnipotencia, que se atribuye a el Padre ", si faltase en las humanas especulaciones algún rasgo de su semejanza, para que en todo reverbere la imagen de su criador uno, y trino; habiendo andado tan próvido en la constitución maravillosa de nuestro ser I2, que infundió en las almas una cierta oculta luz, o virtud sobrenatural, como semilla, o fermento de las artes, siendo el maestro de los ingenios el criador, que ocultamente los produce. '3 No dudo que las accciones del poder humano son una sombra del poder divino, las empresas gloriosas del valor, y las fatigas repetidas de las artes mecánicas; pero aquellas, por no dejar cosa inmanente producida; y estas, por execuurse en materia presupuesta, son tan distantes en la representación, que se les puede desconocer el parentesco. Es la creación el mas glorioso y principal desempeño de la omnipotencia 4: con- i Geometría idem significat, quod, terram merior::: & non contenta suis finibus, sese ad corporá etiam coelestia dimetienda convertir. Clavius in proeg. invent. matbem. discipt. super Euclidem. i Objectum physica est,ens movile. Goudin. curs. pbilosopb. qutest. pneamb. 3 Anastasius Synaita ¿ib. a . in Examer. Theologos aquilas appellavin. 4 Coelum empireum,id est,igneum. J Gloss. Ord. super Genes. a . 5 Theologia nomen graecum idem significat, quod apud latinos Sermo de Deo. Sem. suffic. conc. tract. I. cap. i. 6 Alia scientia; dicuntur ancillat hujus. Proverb 9. Missit ancillas suas vocare ad arcem. D. Tbow. I. p. q. I. artic. J. 7 Qax contemplatur naturam, & proprietates divinas. Sema, ubi supra. 8 Vapor est enim virtutis Dei, & emanado quaedam est chritatis omnipotentis Dei sincera::: candor est enim lucis eterna;, & specu- lum sine macula Dei majestatis, & imago bonitatis illius. Sap. 7. 9 ln quo sum omnes thesauri sapientia, & scientia; Dei. Celos. 2. 10 Ipse Spiritus sancrus est amor. D.Gregor. in botnil. Pentecost. í¿ D. Tbom 1. p. q. 37. art, i. sic ait: Nomen amoris Securtdum, quod personalitér sumitur est proprium nomenSpiritus sancti. j 1 Patrem omnipotentem. Ex symbolo fidei ab Ecdsia recepto. 12 Animae illa vis est, quam Aristóteles intellectum agentem vocat,quam Plato, & a;gyptiorurn theologia calestem igniculum. lumenvé extrinsecus a.lveniers appelarunt, cuius proprium munus, est anium inventio. Ir. additione apud Pier, [ r al. ¿ib. 1 . in verb. Pron:etb£us. 1 3 Ínsita sunt nobis omnium arriu t, semina, magmerque ex occulto Deus producit ingenia. Senec. ¡ib. 4. de bmef.ciis 6. 14 Creatio est quasi specificariva omnipotente. Sem. tract. 3. assert 1. LIBRO PRIMERO. 5 consisto en producir las cosas, sin presuponer materia. Ninguna de todas las artJi se adorna de alusiones tan legítimas a la omnipotencia creativa, como la Pintura: anima bultos, donde solo se miraban superficies: registran los ojos cuerpos a, y el tacto solo examina planitudes. Son los colores tan tenuísima materia para empresa tan ardua, que su parvidad, como dice el filósofo, se reputa por nada: con que viene a inferirse, que todo lo visible, sujeto a el poder maravilloso de sus lineas, lo forma de casi nada; y por el consiguiente, ser una especie de creación, en cierto limitado modo, y una representación de la divina omnipotencia; pues del barro, o polvo de sus colores, ya que no del campo damasceno, parece que da ser y respiración a el hombre que forma, emulando, con sagrada reverencia, las obras de su hacedor. 3 dijolo un lucido ingenio con elegancia poética (::) Hurto es del cíelo, enjin, que le remeda y Arte todo le ceda; Pues apostar se atreve docta mano A su autor soberano, Unas como creaciones, De la nada elevando perfecciones; Para que el mundo vea, Que puede hacer lo que no es, que sea. En la esfera dilatada de sus pinceles 4 no hay asunto que no emprenda, ni empresa que no concluya. La atención mas perspicaz, no solo se deja persuadir de lo corpóreo de las figuras 5, pero está creyendo la respiración de los bultos; y así de muchos ha sido llamada 6: remedo de la creación, centella divina, vida de la memoria, imitación de la naturaleza, émula de las obras, y con otros epitectos semejantes. Con que dejamos sellada la presentación de la divina sabiduría, que se atribuye a el hijo, en las humanas especulaciones scientíficas. La del amor divino, que se atribuye a el Espíritu santo, en los extáticos o cruentos deliquios amorosos. Y de la omnipotencia creativa, que se atribuye a el padre, en las heroicas empresas de la Pintura, para que hasta en esto reverbere la imagen de artífice tan soberano. §. II. E s ísta pues, que oculta en la oficina de nuestros entendimientos, estaba latiendo, y como centelleando para manifestarse a nuestra vista, tiene tan descono - i Creare est aliquid ex nihilo faceré. Glossa super Genes, i. 2 Tot virides lucos, tot saxa imitantia vultus, draque tot scripto viventes limine ceras. Statius 3. sylv. in Hercule fur. vers. 94. 3 Compingit, qux ludibundirs dum fitcít, tnartum creatoris imitatur. S. Bastí, episc. Seieuc. orat. 1 . {::) Magister Josepb Valdivietso, in sylva de Pict. apud Carducb. 4 Pictoribus, atque poetis Quidlibet audendi semper fuit zqua potestas. Horat. de arte poética. Pictura: opera tamquam viventia extant; siquid vero rogaveris, verecundé admodum jilent. Plato in Phadro. 5 Hasrent, ac stupent hominum ociili::: in illis mutis membrorum lineamentis viva,ac spirantia corpora intueri credentes. faler. Maxim. ¡ib. j. cap. 4. ex 1. 6 D. Joannes de Butrón, in apolloget. de Pict. Et simiam ut ita dixerim natura;. Comes Natal, ¡ib. 7. mitbol. cap. 16. ,6 M U S E O V a C T O R a C O. nocidos sus principios, mas por remotos que por mal observados, que se juzga incierta la question de su origen. 1 Plinio afirma, que Giges lidio la halló entre los egipcios s; y estos, que seis mil años antes que pasase a Grecia, la inventaron ellos, cosa que a Plinio parece disonante, habiendo dicho en otra parte, que los años de los egipcios se median por las lunas 3; y de esta forma apenas hacen quinientos años solares, en que no hallo repugnancia: mas la hallo en que sea Giges lidio, como quiere el autor; pues de este hacen mención Heródoto, Cicerón y Justino 4, y todos concuerdan en haber sido criado de Candaules, rey de Lidia, a quien, por raros acontecimientos mató Giges, y vino a poseer el reino, sin hacer mención de la Pintura en todas sus prodigiosas fortunas. Si ya no es, que el tener Giges esta habilidad, aunque no fuese inventor de ella, diese motivo a el indiscreto deseo de Candaules en la celebrada perfección de su mujer desnuda, solicitando neciamente la aprobación de Giges, cuya bárbara, torpe, e indiscreta confianza, fue el estrago de su reino, de su honra y de su vida. 5 Bien que en estos casos no hacen dichos autores mención de la Pintura; pero la hace Plinio, hablando de Candaules 6, de quien arirma pesó a oro una tabla de la batalla de los magnetes, pintada de mano de Bularco: luego, sin controversia se infiere habia Pintura muchos años antes de la olimpiada 16 en que florecían Giges y Candaules 7; pues habia llegado a término tan superior, que mereció una tabla tan exorbitante precio. Y esto se califica con haber sido Candaules el ultimo rey de los heraclidas 8, cuyo imperio duró quinientos y cinco años, en veinte y dos sucesores de hijo a padre, hasta el- referido Candaules: y siendo el primero Argón ., hijo de Niño, y este, el que para templar el desconsuelo de la muerte de su padre Belo, mandó hacer Una estatua de. su semejanza, donde. comenzaron á prevaricar los hombres con la idolatría; de donde algunos quieren tuviese principio Ja Pintura con el reino de los asirios: con que la hallamos, según este cómputo., quinientos años antes del suceso de Giges lidio. Ni consta lo que dice en. otra parte, haber, sido el origen de la Pintura en Grecia sobre la olimpiada 8o 9, pues. según su opinión, ya tenia ser la Pintura antes de este tiempo, habiendo muerto Candaules en la 2 2-. lfx .:y. con evidencia se infle-. i De Picturaí initiis incerta, nec instituti ñau,lib. 7. cap. 38. i? ¡ib. 35. cap. 8. %dem re- operis quasstio est- Plinto, ¡ib. i.cap. 3. fert, ibique addit: tanta jam dignado Pictu- Jdem apud Polid. Firg. habetur, de ¡nvent. ras erat. fenmH ¡ib- '2. cap. 24. 7 Cuín hic fuerit-'aecualis Candairli, qni vi- 2 Gies Jydius picturam ¡invenir, in iEgyp- xit olimpiadem circa decimam & sextam, Scbe- to. Plin. lib. 7. cap. 56. fer. ubi tuprá. Egyptii sex milHbus annorum apud ipsos 8 Heraclydarum primus, sardium rex ex- inventam, priusquam in Grasciam transirá titit Argón, Nini fnius, Beli nepos, Alcaei affirmant: vana pra¡dicaúone, ut palain est. prone,pts: no issimusjCan,dauje$.Musi fiüus::: ídem, ¡ib. 35. cap. 3. Succedentis Heraclyda: imperivm ex oráculo 3. Quídam iunse senio, ut afgyptii,: ¡taque adepti sunt Jardane ancilla, & {jercule geniti: apud eos anquí, & singula' millia annorum vi- ídqúe per, quingentos &. quinqué annos,.duas & xisse prqdurx. Plin. ¡ib.]- cap. 48. _ viginti virorum arrales, tenuerunt., filius patri 4 HqrpdfttK líilicarncs. in Cíio ., sivé ¡ib. 1. deincepis' suqjedens u?que ad Canda ulero. H;- cap. 8., rodfitus .biChocap.q. Cicero, ¡ib. 3. de offic. Justinas, a Scbefer. 9 Pnmumque olimpiade nonagésima, &c. adductus,¿n ar.te .ping. § 3- octogésima tertia fuisse Paneum, &c. Plin. 35. f .üpud HdiijJu ubi suprd. cap. 8. 6 Candadles rex Bularchi Picturam mag- 10 Dup enim de .vicésima olimpiade interiit netumexitii mediocris'spatS rependit auro. í¿- Candaules. Ibi'd. LIBRO PRIMERO., 7 riere, con la venia de tan gran varón, que los pintores del tiempo de Candaules no serian de los griegos; y consiguientemente, que muchos siglos antes fue inventada entre los asyrios, caldeos y egipcios, naciones contérminas, y en ellas practicó el uso de esta arte '; pues no tenían otra escritura 2, otras sílabas, frases, ni tropos, mas que las expresiones simbólicas y geroglííicas de la Pintura, ó Escultura: sí bien no deja de notar Plinio en alguna manera esta inconseqüencia, culpando la poca puntualidad de los griegos 3, de cuyos monumentos recogía estas noticias, en la serie histórica de aquellos tiempos, cuanto a esta parte; pues juntando los 505 años del reinado de los heraclidas, y lo que va desde la olimpiada 22 en que falleció Candaules, hasta la 82 en que tuvo principio la Pintura en Grecia, que son 240 años, la hallaremos entre los egipcios y caldeos mas de 700 años antes que comenzase en Grecia. Pero si hemos de dar crédito a los hebreos, en el suplemento de las cró- nicas 4, fue el inventor de esta ingenua profesión Enós, hijo de Seth, y nieto de Adán 5, el cual, como consta de dicho suplemento, formó ciertas imágenes, para atraer el pueblo, y excitarle a reverenciar a el verdadero Dios, como a el presente usamos los católicos. Y si a esto se atiende, se pierde de vista su origen, pues nació Enós por los años 235 de la creación del mundo 6; y no se debe extrañar, cuando el texto sagrado le señala varón religioso: iste ccepit invocare nomen Domini, que parece concuerda con lo referido. Y cuando por aquel tiempo se inventaron otras artes 7, como la música entre las liberales, y la herrería y broncería entre las mecánicas; pues siendo ilustrado Adán con sciencia infusa 8, por don especial de Dios, y hallándose en él todas las artes y ciencias, era muy connatural que sus hijos y descendientes las fuesen cultivando, y poniendo en uso práctico. Y así, como los otros hijos y nietos de Adán se aplicaron a hacer instrumentos, y excrcicio de aquellas artes, a que les inclinaba su genio; Enós, como de genio religioso, se aplicó a usar de aquellos medios que conducían a excitar el culto y la religión, según el sentir de varios autores. 9 Sino es que siguiendo la autoridad de Suidas, con santo Tomás, se la atribuyamos a el mismo Adán, como depósito de todas las artes y ciencias IO; cuya frase le aplica Suidas en la imposición del nombre de animales, expresando con su inteli- Tom. I, g en " 1 Strati tapetibus pictis ex iEgypro. Pro- 7 Jubal ipre fuit pater canentium cythara, veri. 7. & órgano. Sella quoque genuit Tubal Caín, 2 Primi, sgyptii, per figuras animantiurn qui fuit maleator,& faber in cuneta opera xris, sensus mentís efiíngebant. Tacit. Ann. 1 1, c. 14. & ferri. Genes. 4. . Adjicequod & scribendi raiio apud aegyp- 8 Jure primus sapiens appellatur, Adam, t:: tios alia non fuerit temporibus antiquis, quarn hujus inventum sunt artes, & litterx; hujüs per imagines, & picturas. Sctefer. de arte sunt scientise, tám dissertas, quám muta;:::: hu- P" l g- § 3- jus sunt omnia inventa omnes doctrinar, & quid- 3 Non constat sibi in hac parte gracoram quid ad vitam degendam utile est,& necessadiligentia. Pitn. ubi suprá. rium. Suidas, in Adívno. 4 Ex Paulo Lomace, in probasmio de Pictura. Primus homo sic institutus est a Deo, ut ha- 5 vixit autem Adam centum triginta annis, beret omnium scientiam, in quibus homo natus c¿ genuit filium::::: Vocavitqüe nomen ejus est instruí. D. Tkom. 1. p. qutsst. 94. artic. 3. &etb.::::: . vixít quoque Serh centum quinqué ait- 9 Primus invocare ccepit nomen Domini tiis, cu genuit Eno¿. Gems. 5. Enos, qüia .secundum aliquds, primus invenir 1 30. imágenes quasdam, quibus oratíonis devotio ex- io'í. citatur.:::: Lypomanus, in Caten, itt Genes, c. 4. " lo Nam iis nominibus naturam, & vím in- 6 Genes. 4. 235. sitam, cuique anirnanti vtttti pennicülo expres- - sit. Suidas, in Adamo, 18 MUSEO PICTÓRICO. oencia, como con un pincel, la naturaleza de cada uno: mas este es refugio universal, y ahora le hemos menester mas particular. así, en aquellos primeros siglos parece haber sido Enós el que dio principio a ejercitar la Pintura. P e §. III. ero haciendo el examen después del diluvio general, parece haberla inventado Tares, padre de Abraham 2: y concuerdan con esto el haber comenzado por aquellos tiempos la idolatría, la cual, según san Epifanio 3, procedió del abuso de las imágenes en aquel ciego y obstinado siglo; y que estas fuesen de Pintura, afirma expresamente el santo, excluyendo las estatuas: bien que la sagrada escritura, haciendo mención de este lastimoso delirio, solo parece atribuirlo á ellas, nombrando los ídolos de leño, piedra y otros materiales de la estatuaria 4; y en varias partes maldiciendo las estatuas y sus artífices 5, y mandándolas demoler y abrasar, prohibiéndolas expresamente en los preceptos del decálogo, lo que no hace de las pinturas. Y concuerda con esto santo Tomás, y otros sagrados doctores 6, atribuyendo a Ismael, hijo de Abraham, la invención de los ídolos: pero no parece podia subsistir la Escultura 7 sin alguna noticia de la Pintura, por el estrecho vínculo de estas dos facultades, contribuyese d no a esta lamentable ruina. Y así, omitiendo varias opiniones, lo cierto es, que su primero oriente, después del diluvio general, fue entre los caldeos y egipcios 8, según la mas probable opinión, y habiendo comenzado la idolatría entre ellos en la segunda edad del mundo, o í los dos mil años, poco mas, de la creación; y debiendo preceder a esto el arte de la Pintura o Escultura, de cuyo abuso procedió, según hemos dicho, podemos inferir hoy en la Pintura, según este cómputo, mas de 360O años de antigüedad. Y si hemos de dar crédito a los que dicen, que aquellas columnas, que formaron los nietos de Adán o sus descendientes, para precaución del diluvio, y resguardo de las ciencias, estaban inscriptas con figuras grabadas de diferentes animales, nos volveremos a el principio., desde el cual fue derivada á los caldeos y egipcios. 9 § IV. 1 Omne enim, quod vocavit Adam anima: 7 Ñeque enim fieri potuisse videtur, ur, viventis, ipsum est nomen ejus. Genet. 2. sculptura, v¡el inveniretur, vel ejerceretur ábs- 2 Quia ergó pater Abraham fuit statuarius; que aliqua quacumque denique notitia Picturaf. Picturs aliquam habuisse notitiam necesse est. Scbefer. §.3. Scbeferus, de arte ping. §.3. .8 Inventa est ha?c ars in oriente a ehaldaeis, 3 Non in statuis,& sculpturislapidtim,lig- ac íegyptiis,atque indé data reliquas ad gentes, norum, argenti, aurive, aut alterius materias, ídem, ibidem. sed solummodb per imagines pictas mens humana Sed in secunda a?tate Iegitur esse adinven- á se ipsa malum hoc invenit. Epiphan. ¡ib. i. ta, idololat., vel a Nembroih, qui, ut dicitur, .adversus bceresim, íi de initiis idotolat. cogebat homines ignem adorare, vel a IVino, 4 Incommunicabile nomen lapidibus, & lig- qui imaginem patris sui BeJi adorari fecit. D. .nis imposuerunt. Sap. 14. Tbom. ubi suprá. 5 Maledictum est, &¿ ipsum, idolum, & qui Dicitur, & variis formis sculpsisse columfecit illud. Sap. 14. ñas. Unam perpetui de marmore roboris, ünám Maledictushomo,quifacitscuIptile.Dí'2í. 27. fictilibus tnuris. Bapt. Mant.. 1. part, ¡ib. 1. Confringite statuas:::: & sculptilia conibu- 9 Ut infrá, ¡ib. 2. cap. 2. §. 2. rite. Deuter. 7. 5646. Non facies tibi sculptile. Éxodo 20, 2100. 6 Judsei vero dicunt, quod Ismael primus simulachrum de lmo fecit. O. Tbom. 2. 2. 5. 94. 354. artic. 4. ' LIBRO PRIMERO, R §. iv. ero como quiera que sea, omitiendo estas opiniones, todos concuerdan en el modo con que fue hallada, que fue circunscribiendo, u delineando la sombra de una figura que siempre las cosas grandes comienzan de principios humildes 2: nada fue juntamente inventado y perfecto. 3 ¿Qué arte hay, que desde luego fuese arte? 4 ¿Qué cosa no la cultiva el tiempo? Así les llama Quintiliano: rudos principios de la que había de ser arte. J Y Eliano dice 6, se hallaba entonces Ja Pintura como en su infancia, envuelta en pañales y faxas, y que los primeros artífices tan rudamente, y con pincel tan inculto formaban las imágenes de las cosas, que les era forzoso subscribirlas el nombre de lo que pretendían representar. De los caldeos y egipcios la participaron los griegos, donde fueron celebrados por inventores aquellos, que en cada provincia d ciudad la usaron primero; motivo de la incertidumbre de su origen. Y así, Pirro, hermano de Dédalo 7, entre los griegos, Polignoto ateniense, entre los corintios, fueron tenidos en grande estimación, por ser entre ellos los primeros colones de este nuevo mundo. 8 Primero se comenzó a pintar solamente de claro, y obscuro, a manera de lo que hoy vemos en los dibujos y estampas; y en esto se aventajaron Ardices corintio, y Telefanes sicionio. 9 Después introdujo Cleofanto corintio el pintar de un color solo, a manera de tierra roxa, a lo cual llamaron monocromatón, no, como algunos quieren:, de teja molida a pues este era trabajo inútil, pudiendo usar del barro o tierra natural, de que se forjaba la teja, y escusarse la fatiga de molerla: y cierto, extraño la versión 1 1, cuando Plinio dice: Teste, ut ferunt, Arato, testigo Arato, según dicen; pues el Arato está con A grande, evidencia de ser nombre propio, como lo confirma el mismo autor en el cap. 1 1 . diciendo: haberle pintado Leontisco en forma de vencedor con sus trofeos. Ia Y Plutarco, en la vida de Arato, dice: que fue erudito y escritor; y siendo griego, es muy probable, ya fuese este mismo, u otro escritor de su nombre. ' 3 Tom. I. C 2 Y i Ab umbra hominis lineis circumducta. Aristot. problem. cap. lo. ídem opud Plin. 35. cap. 3. Ucnbratilis Pictura inventa a Saurio, equi in solé umbram circunscríbeme, Atbenagoras, in legat. pro ebristianis. 2 Omnium rerum principia parva sunt. Sed suis progressionibus usa, augentur. Cicer. lib. 5. & 1. tuscul. quxst. 3 ftihil est simul, & inventum, & perfectum. ídem de ciar. orat. 4 Quse porro ars statim fuit? Quid non cultu nitescit? Quintil. 9. 4. 5 Ut illa propé ruda, ac velut futurée mox artis primordia. ídem. lib. 12. de orat. cap. 10. 6 Primi illi artífices, quum ars jam primum excoli ccepisset, & quodammodó in lacte adhúc, fasciisque versaretur, adeó rudi,atque impolito pennicillo animalia expressere, ut necesse habuerint informibus figuris adscribere; hoc est bosjillud equus, hoc arbor. Mlian. var. bist. ¡ib. 10. cap. 10. Ideó & quod pingerent ascribere institutum. Plin. 35. cap. 3. 7 In Grsecia vero Pyrrhus Dedali cognatus, ut Aristoteli placuit, ut Theophrasto Polignotus atheniensis. Plin. ¿ib. 7. cap. 56. 8 Primi ejercuere Ardices corinthius, & Thelephanes sycionius, sine ullo etiam num colore, jam tamen spargemes lineas intus. Plin. 35. 3. 6 Secundam singulis coloribus, & monochromaton dictam:::: Primus invenit eos colores, teste ut ferunt Arato, Cleophantus corinthius. Plin, ubi suprá. 10 Licen. Huerta,inversione hispánica Plir.H. 1 1 Parisiis excussum ex officina Petri Gan— doul, anno 1 5:4. 12 Leontiscus Aratum victorem cura tropheo. Plin. ibid. 13 Ex commentariis ejus judicium facientes, quos Ule obitér,& raptim interagenduní quibuscumque obüs vocabulis cansciipsif. Plutarc. in Arato. 20 MUSEO PICTÓRICO. Y en el catálogo de los autores citados en su obra pone: Aratus Sycionius. x Y parece ser este mismo de quien hace mención Sidonio Apolinar, entre los filósofos de la universidad de Atenas. (:: ) Ademas, de que el color del barro, de que se fraguaba la teja, seria mas puro y perfecto antes de calcinarlo, que es lo mas común, según vemos en el barro colorado, almazarrón o tierra roxa, tan común en todas las provincias .del orbe, y de que hace mención el mismo Plinio: y aunque mejorase de color con el fuego, no concuerda con el texto, sino es que esté viciada la impresión, o que el barro adquiriese con el fuego aquel color, no teniéndole por naturaleza. E, s. v. (1 primero pues que pintó con pinceles fue Apolodoro Ateniense 2; pero todos con tan informe estilo, que admiró Higiemón 3, cuando distinguió el varón de la mujer: mas quien la ilustró mucho entonces, fue Zimón cleóneo, que halló los escorzos 4; el variar de aspectos los rostros, distinguir pliegues, o trazos en las vestiduras, y formar los músculos y venas. 5 Asimismo Polignoto Tasio, enriqueciendo las mujeres de lucidas ropas y vistosos turbantes. 6 Después adelantó mucho Paneo, hermano de Fidias, aquel grande estatuario, hallando; el modo de retratar, como lo ejecutó en la batalla de los atenienses contra los persas, donde hizo parecidos todos los capitanes. 7 Luego se aventajaron Zeusis, y Parrasio, empeñándose cada uno en diferentes primores del arte. El primero' halló las luces con observancia: el segundo examino los contornos con diligencia. Pero a mi ver, el que únicamente llegó entonces a penetrar, y poseer de raíz la esencia de la Pintura, fue Panfilo, maestro de Apeles, en todas letras erudito 8; aunque Butrón quiere contra Gutiérrez de los Rios, que fuese Eupompo: y lo extraño de su grande erudición, pudiéndose ver el texto a la letra; pero él mismo se deja prevenida la disculpa, buscándola para el otro, en los Discurs. Apolog. de la Pintura, discitrs. 7. Este pues afirmaba, que ninguno podia ser perfecto Pintor sin la geometría y aritmética; de que infiero llegó a poseer el arte radicalmente, por la identidad que tiene esta profesión con la óptica o perspectiva, facultades matemáticas, que sin la geometría y aritmética no pueden perfectamente saberse: y tengo por infalible proposición, que un Pintor sin perspectiva, es lo mismo que un filósofo sin lógica, y un médico sin filosofía, ó un cuerpo sin alma. Lo 1 Habetur etiam sirati plmnomena, ¡atinitate coloribus operuit. Ídem, cap. 9. donata Ciceronis beneficio, in ejus opusculis, 6" 6 Paneus quidem frater Phidi.'E, etiam prefragmentis. lium athenisnsium, ckc. ídem, cap. 8. (::) Sidon. sfpolin. ¿ib. 9. epist. 9. 7 Post Zeuxis, & Parrhasius, non multum 2 Primusque, Apolodorus, gloriam pennici- átate distantes, plurimum arti addiderunt; quo11o jure contulit. Plin. 35. 9. rum prior luminum, umbrarumque invenisse 3 Qui primus in Pictura marem, fceminam- rationem, secundus examinasse subtilius lineas que discrevii. Plin. 35. 8. traditur. Quintil, lib. 12. de orat. cap. 10. 4 Hic, Cleon., catagrafa invenit 5 hoc est, 8 Pamphili Pictura est cognatio,& prx- obliquas imagines, & varié formare vnltus res- lium ad Philiuntem, & victoria athenieiuium. picientes, &¿c articuiis etiam menibia distin- Ítem Ulisses in rate, &c. ipse Macedo natione, xit, &c. Plin. ibidem. sed primus in Pictura litteris ómnibus eruditus, 5 Polignotus Thasius,qui primus mulieres pra?cipué arithmeticx, & geometría?, sine quilucida veste pinxit, capita earum mitris versi- bus negabat artem perfici posse. Plin. 35. 10. LIBRO PRIMERO. 2 a
Lo que merece toda ponderación, es, que aquellos primeros campeones de la Pintura, con solas cuatro colores, que en aquellos siglos se descubrieron, hiciesen tan inmortales obras, que cada una de ellas valia las riquezas de una ciudad, según pondera Plinio. Estos fueron Apeles, Echion, Melando, Nicomaco, y otros famosísimos pintores de aquella edad. Los colores fueron, blanco, amarillo, roxo, y negro. Pero todo es menos con lo que dice Fabio de aquellos ilustres Monochiomadas, Polignoto, y Aglaofón 2, que pintando con solo un color, se adquirieron tan superior gloria, con el estudio repetido del arte, que no se la pudieron disputar sus mas acreditados sucesores. Cosa, cierto, que pone admiración, y que no se puede dudar poseerían el dibujo con gran valentía; pues este de tal manera predomina a la lisonja de los colores, que de solo claro, y obscuro vemos hoy milagros del arte, ya en la fatiga de las prensas, o ya en los borrones de las plumas.
VI.
Colocada pues en aquellos tiempos la Pintura en razón del arte perceptible y scientítico, la corono con el buen gusto, gracia, donayre, o bella maillera 3, que dice el italiano, el grande Apeles, lo cual afirmaba él de sí mismo, pero sin jactancia, como algunos quieren, pues con ingenuidad modesta cedia á lo que juzgaba superior en otros, aventajándose cada cual en diferentes partes de la Pintura 4: Zeusis en la osadía, Protógenes en la diligencia, Timantes en el ingenio, Nicofanes en la gravedad, Pántilo, y Melantio en lo scientítico, Antitilo en la facilidad, y Teon samio en los conceptos; pero en el ingenio, belleza y gracia, Apeles. Floreció este lucido emporio de la Pintura í sobre la olimpiada ciento y siete, tres mil seiscientos y treinta años de la creación del mundo, en que llegó la Pintura en Grecia a el auge de su perfección; pues sobre lo acordado y scientítico, si le falta el buen gusto y gracia, no llega a colocarse en la eminencia.
De Grecia la participaron en Italia: y en tiempo de los romanos llegó a tan superior grado de estimación 6, que de la nobilísima familia de los Fabios, ilustrada con magistrados y sacerdocios, no solo la ejercitaron muchos, pero se hon- ra- i Ouatuor coloribus solis inmortalia opera illa fecere, ex albis melino, ex silaceis athico, ex rubris sinopide pontica, ex nigris attramento, "Vpelles, Echion, Melanthius, Nicomachus clarissimi piciores; cum tabula eorum singula; oopidorum venirent opibus. Plin. lib. 35. cap. 7. Et bec, C¿ alia apud ipsum latías videbis ibi, taque ad caput 1 2 . 2 Ciari Pictores fuisse dicuntur Polignotus, atque Aglaophon, quorum simplex color tám sui studiosos adliúc habet, ut illa propé rudia, ac veluti futura: mox artis primordia maximis, qui post eos extiterunt auctoribus prxferantur. Eab. lib. a 2. cap. 10. _ 3 Ingenio & gratia, quam in se ipse máxime jactat, Apelles est prxstantissimus. (¿uint. lib. 12. de grat. cap. 10. Verum, ¿k omnes priüs genitos futurosque postea superávit Apelles::::: precipua ejus in arte venustas fuit. Et post pática: fuit autem non minoris simplicitatis quam artis; nam cedebat Amphioni de dispositione, & Adsclepiodoro de mensutis. Plin. 35. 10. 4 Zeuxidis audaciam, Prothogenis diligentiam.Timanthis ingenium,gravitatem Nicophanis. Jun. lib. 1. cap. 3. Nam cura Prothogenes, ratione Pamphilus,ac Melanthius, facilítate Antiphilus, concipiendis visionibus Theon samius, ingenio & gratia Apelles, &c. Quint. ubi suprá. 5 C 'ai ducho, de Pict. dialog. 2. 6 Apud romanos quoque honos maturé huic arti contigit: siquidem cognomina ea pictorum traxeruntFabiiclarissima; gentis:::: dignatio autem pra;cipua Roma: increvit a M. Valerio Máximo consule. Plin. lib. 35. cap. 4. 22 MUSEO PICTÓRICO raron con el renombre de Pintores, tomándolo por apellido, de que se dirá' en el lib. 2. cap. í¿ De aquí fue participada a las demás naciones de Europa, donde padeció un eclipse notable con la ruina del imperio romano. Volvió después a convalecer en Italia, y se extendió a las demás provincias; de suerte, que hoy no se hallará alguna donde no haya llegado a practicarse. Y que en España la hubiese en tiempo de los godos téngoío por infalible, y aun mucho antes, por haberse hallado esta nación en aquellos siglos debajo del yugo del imperio griego, y romano, y atemperada a sus costumbres: de lo cual nos dá testimonio el templo de Hercules en el Andalucía, y la estatua de Alexandro en Cádiz, donde admiró Julio Cesar, que en la edad, en que Alexandro habia sujetado al mundo, él no habia hecho cosa digna de memoria. También los toros de Guisando, que fueron hechos en tiempo de los romanos en honor del emperador Augusto, que pacificó estas provincias: que por haberse estas memorias defendido de las injurias del tiempo, lo que no puede hacer lo deleznable de la Pintura, nos dan claro testimonio de ella, por el vínculo estrecho de estas dos facultades: y lo que especialmente no se puede negar es, que la hubiese desde que se recibió la religión cristiana 1, y con ella el uso de las imágenes, por la predicación del apóstol Santiago, que trajo a estos reinos algunas de mano del glorioso evangelista san Lucas; aunque las que son de talla, o bulto, se dice ser de mano de Nicodemus, coloreadas por el evangelista, de quien solo afirman los autores que fue Pintor 2; aunque no hallo repugnancia en que fuese también Escultor. Y el pintar en las paredes de los templos las historias sagradas, y los martirios de los santos, fue providencia importantísima, y observada en la primitiva iglesia, para que sirviesen de libros a los ignorantes. 3 También se colige de aquel prodigioso caso del palacio de Toledo, de antiguo tiempo cerrado 4, según refieren algunas de nuestras historias, donde halló el rey don Rodrigo un lienzo pintado con las figuras y trajes de los africanos, y que se decia estar allí de tiempo inmemorial: funesto presagio de lamentable ruina ! Asimismo de muchos retratos de Florinda, llamada de Jos moros la Cava, con tradición de ser parecidos s; lo cual no pudiera ser sino hubiera Pintores, aunque en estilo inculto, según se practicaba en aquel tiempo: y yo he visto algunos retratos de la Cava entre curiosos; y en especial en palacio uno, que aunque por ser a el óleo no puede ser de aquel tiempo, en el cual no se habia descubierto este modo de pintar, seria precisamente copiado de otro hecho a el i Nam suevisse cristianos veteres virorum pietate insignium, martyrum, apostolorum, effigies, & res ab eis gestas, ceú praeclara, pubiicéque commendanda virtutum exempla, poneré in templis. Scbefer. de arte ping. §. {. Historiam Pictura refere Prudent. de Cassian. país. Ut hi, qui litteras nesciunt, saltém in parietibus videndo legant, quae legere in codicibus non valent. D. Bonavent. in Pbaret, lib. 4. 2 Sim. Metapbr. serm. de S. Luco. S. Petrus Dam. apud Sur. tom. 5. Euseb. bistor. lib. 3. cap. 4. ¿V 18. Nicephor. Calixt. lib. 1$. cap. 14. bistor. eccles. 3 Quia non omnes litteras norunt, nec lectioni incumbunt, patres nostri consueverunt hasc in imaginibus reprassentari. Damascen.lib.4. cap. 17. 4 tírant autem in panno depieta: facies, ut vultus, dispositio, & habitus arabum adhúc monstrat, qui sua capita tegunt vitis, sedentes in equis, habentes vestes diversis coloribus variegatas, tenentes gladios, & balistas, & vexija in altum tensa; qua pictura rex, & proceres tiniuerunt. Rod. areb. tolet. de reb. hispan, lib. 3. cap. 18. 5 Traditio est, nihil amplius quasras. S. Cbrysost. bomil. 4. ad Tkesal. LIBRO PRIMERO. 23 temple, que era lo que se practicaba entonces: y aun esto fue por los años setecientos adelante; pero mucho antes, sobre los años trescientos y treinta, se ven claros testimonios de practicarse la Pintura en estos reinos de España; pues en el concilio iliberitano, celebrado en Iliberis, que fue donde hoy está la ciudad de Granada, se prohibió el pintar en las paredes las imágenes, por evitar la deformidad en llegando a descostrarse (:: ): lo que ocasionaba la poca inteligencia de los artífices de aquel tiempo, y la grosería de los materiales; pues de edificios muy nobles, como la iglesia antigua del apóstol Santiago en Compostela, antes que la reedificase el rey don Alfonso el Sexto, y de otros templos de España consta en nuestras historias, que eran las paredes de tierra, material muy deleznable para semejante operación: lo que no sucede hoy en las que vemos ejecutadas, y pintadas de siglos atrás, así por la excelencia de los materiales, como por la pericia de los artífices: pero esto prueba con evidencia, que habia Pintores entonces en España, pues estas pinturas no se podian traer de fuera, aunque no hay noticia que llegase a grado superior en España la Pintura en aquellos siglos; antes sí de lo contrario, por las naciones bárbaras que la ocuparon l, cebadas mas del interés de sus minas, que de lo elevado de sus ingenios 2; cuya vivacidad, preocupada en las inquietudes bélicas, cedía a las especulaciones scientíiicas, continuándose este fatal destino en la sacrilega invasión lamentable de los sarracenos, donde todo el ardimiento español gótico empeñaba sus esfuerzos en sacudir el tirano . yugo de tan infame servidumbre, negados a las delicias de las artes, cuyos preciosos frutos solo cultiva el descanso de la paz, hasta que concluidas felizmente tan repetidas, como gloriosas empresas; especialmente desde el tiempo de aquel heroyco ejemplar de reyes el señor don Fernando el católico, comenzó España a convalecer de tan prolijos males, y á respirar de tan pesadas fatigas, dando lugar a las delicias de las artes, cultivándose ei de la Pintura con la superior inteligencia de
Alonso Berruguete, Antonio del Rincón, y
Gaspar Becerra, insignes .pintores españoles, que fueron a estudiar a Italia; y continuándose en tiempo del señor emperador Carlos V, dignísimo succesor. de tan excelsos campeones,; no porque el ardiente espíritu de su majestad cesárea permitiese un punto el ocio de los estruendos marciales, pues fueron sus arrullos pueriles, sino, porque, concluido el empeño mas importante (Je España, y de la religión, parece admitían los otros cuidados, no menos gloriosos, algún maridage con la cultura de las artes, mereciéndole el de la Pintura a su majestad tan especiales afectos, que se hizo retratar varias veces del gran
Tiziano, de quien adquirió otras muchas pinturas, y comenzó en España a plantarse aquella buena semilla de su escuela, fecundándose especialmente con la demás copia de artífices eminentes, que la grandeza del señor rey Felipe II condujo para la excelsa, 'maravillosa fábrica de San Lorenzo del Escorial, octava de las maravillas del mundo. Y (::) Marión, historia genera! de España, tom.t. A Pyreneo metallis referta, auri, argenti, fib. 4. cap. 16. ferri, plumbi nigri, albique. Plin. nat. bist. lib. 1 Barbari dicebantur antiquitus omnes gen- 4. cap. 20. tes exceptis grsecis. Fest::s. P'aseus. Hispania, non quam Italia modo, sed quam . 2 Metallis, plumbi, aris. argenti, auri, to- ulla pars terrarum, bello reparando aptiorem Iota fermé Hispani scatet. Rabil. Text. in offic. corum, bominumque ingeniis. Tit. Liv. román, bis- 2. tor. ab Urbe t lib. 28. 24 MUSEO PICTÓRICO. Y aunque la tiranía de tantos siglos habia sentado en los paisajes extranjeros la opinión de juzgar inculta en España la Pintura mas que en otras provincias, por haberse retardado en convalecer, a causa de los referidos contrastes, en el siglo presente pueden, y deben reformarla, pues en él han florecido tan relevan-, tes ingenios, que parece, que próvida la naturaleza, los ha producido en la Pintura tan fecundos, para desempeñar la esterilidad de tantos años. CAPITULO III. Composición metafísica de la Pintura, y su etimología. § I. E is la existencia de cualquiera entidad el último complemento de su ser r a antes de ella solo se constituye en potencia por una mera no repugnancia, con que se comparan entre sí el ser, y el existir, como la potencia y el acto 2: sutileza intelectual, con respecto a realidades, que dio motivo en la escuela tomística a distinguir la esencia de la existencia; pues aquella se considera dentro de las causas, antes de llegar a existir, y esta la saca fuera de los términos de la posibilidad a la última actualidad de su ser. Esta es la existencia física y real de las cosas, las cuales son en dos maneras, naturales, y artificiales: las unas tienen conocido su origen en el hacedor divino; las otras tienen incierto su principio en el ingenio humano: de aquellas se supone la existencia, como procedidas de causa infalible; de estas se averigua el origen, como causadas de principio incierto. Inútil es, dice Cicerón, el tratar de cualquiera cosa, sin comenzar por su difinicion 3; pero debe entenderse de las cosas naturales, en quien se supone la existencia, no de las artificiales, de quien se disputa el origen; pues pudiera, no encontrándolas la humana diligencia, quedarse sumergidas en los senos de la ignorancia. Y así, por ser el arte de la Pintura uno de los inventos mas prodigiosos del ingenio humano, de cuya contingencia dependía, como de segunda causa, el hallazgo de tan precioso tesoro, ha sido muy preciso investigar primero su origen, para que asegurada su existencia, o teniéndola ya extra causas, como dice el Filosofo, en su ser físico y real, pasemos a indagar su esencia, que es el ser metafísico que la constituye. Hasta aquí se pueden tener por cuestiones proemiales los capítulos antecedentes: desde aquí debe comenzar el camino real, y método de saber en lo que toca a lo especulativo de la Pintura, considerada en abstracto; como dice el metafísico, esto es, en sí misma, separada, d abstraída de sus profesores; ó, por mejor decir, no como es en muchos, sino como debe ser en todos. Es i Rei extra causas, & nihilum sistentia. & esse actualis existenthe distinguntur realicé Goudin. curs. pillos, tom. 4. qutest. i. art. 3. nt dua; diversa: res. 2 In omni ente creato essentia differt a suo 3 Omnem, quse de quacumque re suscip'itut esse, & ad ipsum comparatur, ut potentia ad institutio, deberé a definitione proficisci. Cicgr, actum. D. Tbom.'x. pan. qutest. 54. art. 3. ¡J ¡ib, 1. de offic. opuscul. 48. tract. de subst. cap. 2. ¿ss essentia;, LIBRO PRIMERO. 2 5 Es el método scientífico un ordenado modo de proceder en la investigación de la verdad. 2 Esta se busca de tres maneras: inquiriendo la esencia, dividiendo sus especies, y examinando sus propiedades. La primera pertenece a la difinicion; la segunda a la división; y a la argumentación la tercera: y este será el asunto de este primero y segundo libro, remitiendo las demostraciones a el tercero, y las prácticas a los siguientes en el segundo tomo. §. II. T ariamente dífinen los autores el arte de la Pintura; pero confieso con ingenuidad, que unas difiniciones me parecen demasiadamenre difusas, o redundantes; otras descriptivas y accidentales; otras diminutas, y pocas quiditativas. De estas pondré las que me parecen mas adecuadas.; Xenofonte en el coloquio de Sócrates con Parrasio dice 3: que es una semejanza de las cosas visibles. 4 Vitrubio: que es imagen de lo que es, o puede ser. J Alberto Durero se acerca mas diciendo: que es una idea de las cosas en todo incorpórea, si bien representa los cuerpos. Federico Zucaro aun se explica mas 6: es arte, dice, que con reglas y preceptos, sobre una superficie material imita todo lo criado. 7 León Baptista Alberti la difine con profunda inteligencia matemática: es, dice, un corte de la pirámide visual, según su distancia, representada con arte, con líneas, y colores. Schefero dice 8: es imagen, que exactamente representa en un plano lo que a el artífice se le propone a la vista o a la ide'a. Pero siéndome forzoso seguir el instituto comenzado, con la venia de tan doctos pinceles, y tan eruditas plumas, diré: Que la Pintura es imagen de lo visible delineada en superficie. Y siguiendo las reglas de la buena difinicion, que según los lógicos, debe constar- principalmente de género y diferencia; que el género es la razón común, en que conviene con otras artes; y la diferencia la razón específica, en que se distingue de todas: digo, que en ser imagen de lo visible conviene con la escultura, plástica, celatoria, y fusoria; y asimismo con la especularía, o arte de los espejos, y con la dioptrica,y catoptrica, que todas forman imágenes; una por los rayos directos, otra por los reflexos, y otra por los refractos. Distingüese de estas y de todas las demás artes en ser delineada en superficie; pues la escultura, plástica, celatoria, y fusoria se ejecutan en materia corpórea: las otras artes ópticas y especularías no forman imágenes delineadas, sino reverberadas por las especies visibles, o coaguladas por cierto artificio de la repercusión ó refracción de los rayos visuales, o por otra representación transeúnte, no real y permanente. Dicese imagen de lo visible, porque no solo representa las cosas naturales 9, Tom. I., D sino 1 Modus ordinatus procedendi in veritatis; Albeit. Durer. de Pictura. inquisitione. Goudin.curs.pkilos. tom. i.demetbodo. 6 Feder. Zu-car. in idea. Primó essentia, seu quid sit: secundó pac- ' 7 León Baptist. Alberti, tract. de Pictura. tes, seu quotuplex sit rtertió proprietates, seu 8 Pictura quam imaginem vocamus, rem ar- quid ipsi competat. ídem ibi., de modo sciendi. tifici propositam exacté referentem in plano. 3 Pictura est eorum, quae videntur imitatio. Sctefer. de arte pmg. §. 4. Xenoph. lid. 3. memorab. cap. 29. 9 Pictores naturam arte imitantur:::omnia 4 Pictura ¡mago fit ejus, quod est, seu po- ea, qu oculis cernunrur; apis industria retest esse. I'itrub. ¡ib. 7. cap. 5. prassentant. D. Joan Cbrysost. botml. i¡ psalm. 50. iG MUSEO PICTÓRICO. sino también las artificiales; y aunque representa muchas cosas invisibles, como lo es Dios, y los angeLs, por ser puros espíritus, esto, lo hace debajo de la razón de visibles, según nuestro modo de concebir y entender: y le conviene la razón de imagen t por ser expresada a imitación del prototipo, con diligencia, intención y cuidado del operante, como se dijo en el capítulo primero; y que no solo imita como quiera la forma y el bulto, sino también el color, los afectos y pasiones del ánimo, y los demás accidentes que ocurren en todas las cosas visibles. Dicese también delineada, porque toda la operación de los pinceles es una continua delineacion -, ya en los contornos, que son los, perfiles exteriores que circundan la figura, o ya en los dintornos, que son los que dentro de aquella circunscripción organizan los miembros 3, manchando con lineas repetidas los claros y obscuros que causa la luz en los cuerpos; de donde procede la viveza de la representación y relievo. Y dicese en superficie, así porque la materia de los colores es tan tenue, que, como díximos, se reputa por nada, como porque aunque se concediese formar algún cuerpo, la repetida imposición de los colores solamente constituye la representación de la Pintura, lo que a la vista se propone en la extima superficie, y último termino de la corporkdad; pues de allí hacia dentro, haya lo que hubiere, no tocándolo la vista, no sirve a la representación. Y el no determinar ser sus operaciones en superficie plana, aunque es lo mas común, es porque no excluye cualquiera linaje de superficie para su ejecución, como se ve en las cóncavas de las bóvedas, y las convexas de los escudos, globos, y otras semejantes. §. III. JLista es la difinicion quiditativa de la Pintura, según mi corta inteligencia, reservar¿d o las sutiles consideraciones de la pirámide visual en la común sección para la perspectiva, por no confundir uno con otro: bien que son tan inseparables como la luz y la claridad: el alma y el espíritu: la vida y el movimiento; pues quien dice Pintura, dice ser imagen delineada en superficie; y quien dice imagen d .lineada, incluye el transito de la pirámide visual por aquel medio, imaginado diáfano, a tocar los objetos allí representados: y quien esto dice supone los ángulos de los rayos visuales cortados en la superficie del diáfano, de cuya sección procede que vulgarmente llaman perspectiva en los rectilíneos, y escorzo en los cuerpos irregulares y tuberosos; siendo todo umversalmente perspectiva, pues todo procede de la sección, o corte de la pirámide visual, que es su constitutivo. Esto es, considerada la Pintura matemáticamente; aunque considerada según filosofía, se extiende su jurisdicion a otras especulaciones de afectos, movimientos, accidentes, y pasiones del ánimo, como ya dijimos, con otras innumerables cosas, no sujetas a las scicntíricas jurisdiciones de la óptica. r y por esto i Pi-it Apelles, & qux pini,i non posiunt. . 3 Fst au.tcm pinpere laiinis, figuram . seu P!i¡. r.at. bi;tor. Hb t 35. cup. 10. eftigiem aiicujus rú Jineis tfformare. Schefer. 2 O nria J.t. inearr.en'ú primum .describun de ríe pñtg. §. 1. :ur. síristot. lió. Z.ue geifyr, anim. cap. 3. . LIBRO PRIMERO. 27 to es legítimo constitutivo suyo el ser imagen, porque esta es un concepto adecuado de las cosas visibles; y esta adecuacion se ha de fundar en la verdad, esto es, en la total semejanza de ellas, según sus varios accidentes y cualidades, no perdonando las mas delicadas, y exquisitas alteraciones del ánimo. ' Bien que san Isidoro quiere que Pintura sea lo mismo que Fictura, porque es imagen fingida, no verdad; pero esto es en su ser físico, por lo que persuade a la vista contra las experiencias del tacto; no en su ser representativo, en que es fidelísima cultura de la verdad 2, como dice Filostrato, la cual está incluida en la naturaleza de las cosas 3, según que dicen conformidad con las ideas ejemplares de la mente divina, y en cuya especulación se desvela continuamente la Pintura 4; pues en otra parte dice se aventaja a la misma verdad. Y aunque concedamos ser la Pintura fingimiento, o Fictura, no por eso contradice a la verdad; pues, como dice el doctor angélico, s debajo de las semejanzas y figuras está latiendo la verdad figurada: porque fingir, no es mentir, sino una artificiosa fábrica del ingenio, o la mano, según los latinos; y así, dice el texto sagrado, hablando de Cristo nuestro bien, cuando se encontró con sus discípulos camino de Emaus 6, que fingió ir mas lejos: donde se halla calificado, que el fingir no es mentir, por ser esto negado en aquella impecable humanidad santísima, sino a manera de una ingeniosa metáfora, cuya arcana inteligencia reservó a los sagrados expositores; pero basta el material sonido de la letra, para que con tan sagrada autoridad quede canonizado el intento. A que alude también la respuesta del arcángel san Rafael a el anciano Tobías, a quien dijo, que era Azarías, hijo de Ananías el grande 7; porque la figura, o representación que tenia, era de aquel Israelita: luego la Pintura no miente en afirmar lo que representa, aunque le concedamos que finja. 5. iv. Suponiendo pues que fingir es formar artificiosamente alguna cosa con el ingenio o la mano, parece ser lo mismo pingo, que pinna Jingo, porque, según los gramáticos, pinna y penna significan la pluma, y esta sirve, no solo para la formación del pincel, de que viene su etimología castellana, como pennellus de penna en la latina, sino también, y mas principalmente, para el ejercicio del dibujo, que es la parte principalísima de la Pintura; y es como si dijesemos pinnactura, o pinna fictura, cosa que se ha de hacer con la pluma, o pincel, que es la etimología, que parece mas regular, por el parentesco que nuestro idioma tiene con el latino. Tom. I. D 2 CA- 1 Pictura dicta cuasi fictura; ést enim imago ficta, non veritas. S. Isidor. ¿ib. 19. cap. 16. 2 Pictura veritatem coJit. Pbilostrat. in icón. IVarcir. Pictura in totum imitatoria, cum procul a veritate abest, ipsius opus amat, & cum quadam in .nohis parte, non procul a sapientia remota conversatur, ipsique soda, ac amica est ob nihil sani, & veri. Plato 10. reip. 3 Res verssum intellectui divino compatata:, in quantum divinum assequuntur institu- tum. D. Tbom. q-iast. disp. deverit. artic. 2. Eorum omnium quasfiunt,in Deosunt exemplaria, & idea:. Ídem ibi, de idteis, queest. 3. artic. 1 . in concl. 4 Sunt quídam pictura;, qua: corpora veritatis excedunt. D. Isidor. ¿ib. 19. orig. 5 Sub similitudinibus, & (iguris latet veritas figurata. D. Thom. 2. 2. qu.rst. 8. artic. 1. m corp. 6 Et ipse se fínxit longius iré. Lúe. 24. 7 Ego sum Azarias Anania? magni filius. TobiiS, cap. j. 2 8 MUSEO PICTÓRICO. CAPITULO IV. Composición Jisica de la Tintura. %. I. D "os composiciones discurren los filósofos en todas las cosas, una metafísica, y otra risica; aquella consta de género y diferencia; esta de materia y forma. De la primera tratamos en el capítulo antecedente, difiniendo la Pintura: resta ahora discurrir la segunda en este capítulo. Compónese pues la Pintura como de materia y forma, de colorido y dibujo: el colorido en las cosas naturales es una cualidad especificativa de la vista, mediante la luz: este es el colorido que los filósofos llaman color atum, aquello que consta de algún color; pero esto es considerar el sujeto colorido, o constituido debajo de alguna denominación de color: otra cosa es considerar el color que denomina a el sujeto. Este, según Aristóteles l, es la extremidad de lo diafano en cuerpo determinado, donde por lo diáfano no se ha de entender solo lo transparente 2, sino todo aquello que de alguna manera es receptivo de la luz, o capaz de ser alumbrado, como interpreta doctísimamente el doctor angélico: y asimismo, que el ser extremidad no se entiende en orden a la cuantidad, porque de esta suerte el color fuera superficie, sino en orden a la cualidad, como lo es el diáfano, de quien es extremo: sino es que entendido rigurosamente ser el color extremidad del transparente, claro u diáfano, no se entiende en orden al cuerpo que informa, sino en orden al ambiente que le circuye en su ubicación; porque siendo el ayre mas propiamente diáfano, y formando extremidad en aquella superficie, que circunscribe en los cuerpos opacos, en la cual está el color continuo a el mismo diáfano o ambiente por donde se difunde, y comunica a la potencia visiva: sigúese que el color está en la extremidad de este diáfano, pues por todas partes le circuye; y que mediante la iluminación, constituye a el color en acto de visibilidad: y así parece entenderse, según el mismo doctor angélico en el 2. de anima, lect. 14. Bien que seria ocioso este recurso, si atendiésemos a la sutileza de un autor que dice: no carecer cuerpo alguno, por opaco que sea, de alguna especie de diafanidad, claridad o transparencia; pues esta es común, así a los cuerpos superiores, como a los inferiores, en cuanto estos son capaces de recibir las celestes influencias, de las cuales son penetrados, aunque esto se oculte a la torpeza de nuestros sentidos. De donde sin duda procede lo que los naturales afirman de el lince, que penetra con la agudeza de su vista los árboles, peñascos y montes; lo que no podia su- ce- 1 Color utique erit perspicui extremitas in cumque. D. Tbom. de sensu,(3 sensato, sup. pbideterminato corpore. ¿Iristot. de sensu, i¿ sen- losoph. lect. 6. sato, lect. 6. Et ideó color non est in genere quantitatis, 2 Quaravis autetn in solis corporibus medii sicut superficies, qux est extremum corporis; gradus-propiié dicatur perspicuum, vel dia- sed est in genere cualitatis, sicut & perspicui-¿ phanum secundum nominis proprietatem; com- tas. D. Tbom. ibi, ubi plura circa coloren videbtf, munilér tamen loquendo potest dici perspi- lect. 6. 7. & 8. cuum, quod est luminis susceptivum cualiter- LIBRO PRIMERO. 29 ceder, sino hubiese, ademas de la elevación de aquella potencia, alguna proporción pasiva en el objeto l, que los filósofos llaman potencia obediencial. Y qué diremos, si se ha de atender la vulgar opinión de los que llaman zahones, que dicen penetran los senos mas ocultos de la tierra, por especial gracia gratis data ? Y en este sentido diriamos, que ninguna cosa carece de diafanidad, absolutamente considerada, aunque respecto de la limitación de nuestra potencia parezca no tenerla. Y no es de estrañar que esto acaezca en el sentido de la vista, pues la misma especie de excelencia vemos en los demás sentidos en diferentes animales, como el jabalí en el oido, la mona en el gusto, el buytre en el olfato, y la araña en el tacto; de lo cual se leen prodigios en Plinio y otros naturales. 2 Pero si hemos de entender este diáfano respectivo a el color pictórico, diremos que es la extremidad del claro de cualquiera tinta en las plazas que gozrn de la luz, porque solo allí se ve el color en su perfección; pues luego que va declinando el claro hacia el obscuro, va alterándose su verdadera cualidad, porque le va faltando la luz, que es la razón formal de su representación, como lo dijo con su acostumbrada elegancia el Fresnoy 3: Sic tabulis lumen tota in compage colorum Primo d fonte minus sensim declinat eundo. Dos son los principios constitutivos del color; uno formal, que es la luz; otro material, que es el diáfano 4: y así, los griegos llamaban phanon a todo lo visible; y los pitagóricos a el color llamaban epiphania S, esto es, aparición; porque aquello que aparece en la superficie de los cuerpos es el color. s §. II. abido ya lo que es color y colorido en el natural, se hace fácil el investigarlo en la Pintura. Es pues el colorido pictórico un cierto temperamento de claro y obscuro, artificiosamente formado, con materia proporcionada d la representación de las cosas naturales; y concuerda en parte con lo que dice Schefero en su libro de arte pingendi 6, aunque parece aplicarse su difinicion en lo restante á los colores materiales mas que a el colorido formal, según que representa aquella forma accidental, o cualidad extrínseca, que reside en las cosas corpóreas, que es el que ahora difinimos, y en el que tan repetidamente batalla el Pintor. Los colores, o la materia con que se forma el colorido, dejando aparte lo que filosóficamente discurren acerca de su número los doctos, son una materia ido- 1 Verum cum omne corpus influentisecce- 2 Nos aper auditu, lynxvisu,symia gustu, lestissusceptivmn sit, necessario sequitur,nu¡- Vultur odoratu, prsceilit, aranea tactu. lum corpus omninó carere perspicuitate;cum & 3 Fresnoy, ¡ib. de arte graphica, vers. 3 ro. perspicuitas superioribus, & inferioribus cor- 4 Phanon enim in grseco idem est, quod. poribus sit communh. Ideoque nulla densitas visibile. D. Thom. ubi suprá. transitum virtutum, & specierum, quamvis nos j Et indé est, quod pkhagorici colorem vo- lateat, omninó prohibet. Hinc fortassé illud, cabant epipbaniam, id est,apparirionew: quia illud quod de lynceo dicitur, ortum est, quem per- quod apparet in superficie corporum, color est. hibent, saxa quoque, & arbores oculorum acie L. Tbom. ibid. penetrasse. Joan. Aichiep. Cantuar. in perspec. 6 Est certum lucis.umbrsque temperamen- comrn. lib. 1. propos. 51. tum in idónea materia factum ab arte, vel na- Sané inulti eos affirmant, convexa etiam mon- tura, cujus interventu alia possint colorari. tiiim visu penetrare. Pier. faler. in iynce. Scbef'er.%. 41. 3 o MUSEO PICTÓRICO. idónea para la representación de lo visible, según la discreción del artífice. Estos, unos son minerales, y otros artificiales: los minerales son los que produce la naturaleza por su propia virtud. Los artificiales son los que se forman con beneficio del ingenio y del arte: cuales, y cuantos sean, y a que operaciones sirvan, se verá en el capítulo sexto de este libro. §. III. DIFINICION DEL dibujo. Genero. P asemos ahora a indagar la esencia del dibujo in genere. Este es la forma universal de lo corpóreo, delineada según d la vista se nos representa. En ser forma universal conviene con el entendimiento divino, angélico, y humano '; con el divino, cuya idea es por esencia forma universal de todo lo criado; con el angélico, que por participación, en virtud de las especies infusas, contiene las formas o ideas de las cosas naturales; y con el humano, que en virtud de las especies impresas de los objetos, y depuradas de su materia por el entendimiento agente, forma con el entendimiento pasible la intelección, mediante la especie impresa, que es forma en su ser intencional representativo, ajustada a la naturaleza del objeto, por lo cual dijo el Filosofo 2: que nuestro entendimiento es en cierta manera todas las cosas, porque es la oficina donde todas se representan, mediante estas especies. Distingüese el dibujo de estas virtudes intelectivas, hablando en la proporción respectiva a cada una, en que en ellas están las formas, o ideas de las cosas como ellas son; pero en el dibujo, como a la vista se nos representan 3, esto es, según se ofrece a la vista, que inmóvil le mira, permaneciendo el objeto en una misma acción; porque si el que mira se mueve, aunque el objeto esté inmóvil, se altera el perfil, pues si ahora le miraba de frente, después le mira de costado, y ofrece diferentes contornos que antes; y aunque la vista esté inmóvil, si el objeto muda sitio, o actitud, por la misma razón se descuadernará toda la obra del dibujo 4: por lo cual es necesario elegir punto determinado para la vista, adonde se reduzcan todas las partes de la Pintura, que son los objetos de la imitación. Y en esto se confirma la semejanza que tiene el dibujo con nuestro entendimiento, como hijo suyo; pues así como se dice 5 que del objeto y la potencia se produce la noticia, pues la especie impresa concurre de parte del objeto a la intelección con la potencia intelectiva, así en el dibujo han de concurrir el objeto y la potencia visiva a la formación del concepto delineado. Y nótese, que de la Pintura se dijo ser imagen de lo visible por la total semejanza que para la imagen se re- quie- i In intellectu dú'ino sunt omnia creata, fer. §. 2. sicut omnia artinciata in intellectu artificis. D. 4 Undé sequitur, necessum esse, uti certus Tbom. quxst. de verit. art. 2. in corp. quídam oculis, statuique figatur terminus, ad 2 Intellectus noster est quodammodó om- cujus situm omnes pictura: partes referantur. nia. sirist. de sens. & sens. Scbefer. ibid. 3 Nimirum pront res se offert oculo irnmo- 5 Abobjecto & potentia paritur noticia. Ex bilí aspectantis ea:Ti in vesiigio endetn. Sebe- comm. axiom. LIBRO PRIMERO. 3l quiere; lo que no se puede decir del dibujo sino impropiamente, por faltarle para ello la representación del color y otros accidentes. E §. iv. DIVISIÓN DEL dibujo. fste dibujo ¡n genere se divide en intelectual y práctico. El intelectual es aquella idea o concepto mental que forma el Pintor de lo que previene ejecutar.Y es tan importante, especialmente en los inventores, que si no le forma primero que el externo, persuádanse que andarán tentando, como el ciego con el bordón, para no dar de ojos. dejó las prolixas y sutiles consideraciones del dibujo interno d intelectual a el caballero Federico Zucaro ', que por ahora me parece debo discurrir del dibujo interno, según que dice respecto y relación a el externo pictórico, de que tratamos, hablando circa subjectam materiam, no confundiéndole con otras operaciones intelectuales, de que debo considerarle distinto. E, S- v. i dibujo práctico o externo es aquella exterior delincación, que nos manifiesta en determinada forma las cosas que se han de pintar, porque en virtud de la simetría, ajustada í la forma de hombre, conocemos ser hombre lo que se ha de representar; y si la delincación se ajusta a la simetría y forma del caballo, conocemos que ha de ser cabadlo, ¿ve. Con que el dibujo práctico con aquella delineacion de la simetría y forma corpórea que a cada cosa le pertenece -, la constituye debajo de especie y naturaleza determinada. Y asi estraño que Pablo Lomazo le llame materia de la Pintura 3, siendo indisputablemente la forma. Y §. VI. SUBDIVISIÓN DEL dibujo. respecto de que las cosas corpóreas que caen debajo de la jurisdicion del dibujo, unas son naturales y otras artificiales, se subdivide el dibujo práctico en natural, y artificial: y porque se confirme la virtud intelectiva que milita en el dibujo, le dividiremos también en intencional o chimérico, porque también tiene virtud de formar entes de razón como nuestro entendimiento. El dibuxu natural, es el que exprime la semejanza de las cosas n atúrales. El artificial el que delinea las cosas artificiales: esto es, las que en su ser corpóreo y real son hechas con simetría y preceptos regulares del arte y el ingenio, como son las obras de arquitectura, platería, escultura, y de todas las demás artes, hata los oficios mecánicos; porque todas sus obras están sujetas, no solo a mendigar pre- cep- 1 Zucarus. tract. de ideea. tialis. D. Thcm. 2.:. qüxif 8. tttie. i. í Sub accideruibus latet natura rei substan- 3 Paulo Lomau,tib. i.cap.t. 3 MUSEO PICTÓRICO. ceptos del dibujo para su perfección, sino a ser objeto de la imitación, por la variedad de que se componen las historias en ediricios, ornatos, tr ages, instrumentos, y otras innumerables cosas pertenecientes a diversas artes y oficios. El dibujo intencional o chimérico es acpiel, cuyo ser objectivo solo está en el entendimiento, esto es, que no tiene existencia risica y real a parte rei, como dice el lógico, aunque los extremos de que se compone la tengan: tales son los grutescos de varios cogollos, hojas, tallos y cartelas, artificiosa y galanamente compuestas, y otros diferentes adornos, con grifos, sátiros, faunos, silvanos, centauros, vichas y otras varias y exquisitas sabandijas, cuya semejanza no hay in rertim natura, sino solamente en la idea del artífice, que hace un conjunto de varias naturalezas para formar un compuesto, cuya existencia repugna, en que fue extremadísimo el Bosco en sus exquisitos y extravagantes sueños. A estos llaman los lógicos entes de razón, o chíméricos, que solo tienen ser objectivo en el entendimiento, esto es, que no tienen objeto real y físico, a cuya semejanza se formen, sino solamente en la idea o concepto mental: con que podemos resolver que el dibujo práctico es una cierta virtud intelectual operativa, que pone los- conceptos del entendimiento en forma visible; porque todo lo interno del dibujo son actos intelectivos, como especie impresa, idea, concepto formal, verbo, ente de razón, y causa ejemplar; y llega el dibujo práctico, y saca a el teatro del mundo toda esta farsa de personajes para hacer sus representaciones. § VIL E, ís el dibujo tan hijo del entendimiento, y de toda naturaleza intelectiva, que no solo la humana, pero la angélica y divina han formado imágenes varias, física y realmente pintadas, como se verá adelante, no por metáforas ni analogías: y así, no hay criatura en quien se halle alma intelectiva que no le ame, admire y apetezca. Ninguno me parece, por de mediano ingenio que sea, habrá saludado tan desde lejos este encanto de los ojos, que no haya en su niñez, en que los actos, sin mas imperio que su innata propensión, intrépidamente deliberan, traveseado en hacer algún dibuxillo, o mal dirigida imagen, ya en la pared con el carbón, ó en los papeles con la pluma, u otros instrumentos: tan consiguiente es a la naturaleza racional, que apenas se llega a verificar el uso de la razón, cuando sella sus legitimaciones el dibujo, graduándose en primer lugar, como principal acreedor del caudal del entendimiento. Varios son los elogios que los autores le dan a este numen intelectivo; pero ningunos son condignos ásu merecimiento,pues todo el empeño del humano ingenio batalla en superarlo, sin que baste una vida a conseguirlo. Y no admire esta ponderada verdad, que si es imagen y forma delineada de las cosas visibles, estas fueron hechas con una sabiduría infinita: con que es preciso esté latiendo en la perfección de sus formas una infinita virtud que las produjo; y en su delineacion una oculta deidad que las esconde, como reservadas de la limitada jurisdicion de nuestra ignorancia, í el dominio de mas alta inteligencia. PAR- 1 Pictores talia per tabulas effingunt, quae catus, epist. 37. natura faceré non potest. TLeophilactus Simo- A LIBRO PRIMERO. 33 PARTES INTEGRALES DEL dibujo. el dibujo pertenece la circunscripción ajustada, o contorno cierto de la figura: la profunda consideración de la perspectiva de luces y cuerpos: la exacta observancia de la simetría; y la prolixa commodulacion de la anatomía. La circunscripción 6 contorno es aquel linearnento, que la figura demuestra en la extremidad, donde termina el perfil de su cuerpo, según la acción en que está, y el término de donde se mira: la perspectiva de luces muestra el bulto de los cuerpos con el claro y obscuro que causa en ellos la luz; la otra, la degradación de las cantidades continuas, según la distancia o cercanía en que se miran. La simetría muestra la proporción respectiva del todo y las partes; de suerte, que de un artejo se infiera la grandeza de la figura. La anatomía, la locación, forma y organización de los músculos, tendones, huesos y ligamentos: con que estas principalísimas cuatro partes son las que integralmente le constituyen, T §. VIII. odo esto pertenece a el dibujo: ¿ pues qué ingenio habrá tan feliz que pueda contener exactamente tanta variedad de simetrías y anatomías, cuanta es la multitud innumerable de las cosas criadas? Pues dejando aparte la maravillosa estructura del hombre, y las varias proporciones que de él pone Alberto Durero, diligentísimo especulador de estas artes, y la diferencia de sujetos, complexiones, sexos y edades, con la prolixa observancia de naciones, trajes, ritos y afectos: l quien podrá comprender en la naturaleza sensitiva la innumerable caterva de los cuadrúpedos de tantas y tan diferentes especies como pueblan este vasto elemento de la tierra, desde el formidable adusto coronado rey, hasta la humilde próvida hormiguela ? Quien bastará a delinear las extravagantes y horrorosas formas de las sabandijas y animales reptiles, desde la feroz escamada sierpe, hasta la torpe indefensa oruga ? Quien deste vago elemento aereo observará el numeroso vario escuadron volante en la matizada copia de vivientes plumas, desde la magestuosa dominante águila, hasta el sonoro incauto ruiseñor ? Quien de ese elemento undoso cristalino comprenderá las peregrinas escamadas formas, con la sañuda y horrorosa copia de marinos monstruos, desde la ballena, vacilante escollo, a el pequeñuelo humilde camarón ? Quien, de la naturaleza vegetable, bastará a observar la frondosa verde copia de vivientes plantas, desde el altivo descollado cedro, a la pobre terrera celidonia ? Quien del incierto vulgo de fragrantés flores, desde el amante altivo girasol, hasta la humilde prodiga violeta ? Quien la apetecible sazonada copia de gustosas frutas, desde la agridulce coronada reina, hasta el opimo fruto de la vid fecunda ? Quien la muchedumbre numerosa de legumbres, mieses y hortalizas ? Quien la varia insensible matizada naturaleza de piedras, jaspes y preciosas ? de montes, valles, grutas, riscos, metales, nubes, ráfagas, tempestades; y últimamente esos celestes luminares, que en dia, y noche Tom. I. E ilus- i In quantam magnitudinem totus leo e.ur- tus. Lucían, vi Hermot. geret, si juxtá miguú iaúonem fuisset foniva- 34 MUSEO PICTÓRICO. ilustran la etérea diáfana región? Quien la multitud ingeniosa de todo lo artificial? Quien pues bastará a delinear toda la máquina portentosa destos orbes visibles No sé quien se atreva a responderme: (:: ) solo sé, que en la antigüedad ninguno ha sido celebrado de universal imitador de la naturaleza l: unos se han señalado en una parte, otros en otra; pues cada especie consta de diferente simetría, y anatomía: y, según se ofrece a la vista situada en diferentes puntos de la esfera de su ubicación en debida distancia, cada individuo ofrece diferentes delincaciones por la perspectiva, y diferentes manchas de la luz, variando su situación en la misma esfera; y así ninguno es capaz de comprender esta cuasi infinita variedad, y mutación de lineamentos. 2 Pero tenemos por gigantes de nuestra facultad los que en alguna destas partes han sobresalido con perfección, especialmente en los desnudos del cuerpo humano, como depósito de todas las perfecciones corpóreas; en que en nuestros tiempos, después del nunca bastantemente alabado Miguel Ángel, y Rafael de Urbina, ha sido celebradísimo Aníbal Carache, por la hinchazón, gracia y valentía de contornos, y solida manera: en perspectivas Viviano: en batallas Anclo Falconí: en paisajes Artoes: en pescados Klieco Napolitano: en frutas Rio Polo: en flores Alario,y Segers el Jesuíta: en retratos Vandtch:en historias Rubens: y en el colorido, porque no lo olvidemos, Antonio Corezo, y el gran
Tiziano; y a estos han emulado en España algunos felicísimos ingenios: a Anibal en los contornos Claudio Coello: a Viviano en las perspectivas don Roque Ponce: a Anelo Falconi en las batallas Juan de Toledo: a Artoes en los paisajes Benito Manuel: a Rheco en los pescados don Francisco de Herrera, llamado en Italia ll Espagnolo de gli Pexe: a Ruó Polo en las frutas el sutil y observante Juan Labrador: a Mario en las flores Juan de Arellano: a Vandich en la dulzura y retratos Bartolomé Murillo: a Rubens en lo fecundo y crespo del historiar don Francisco Rizi: a Corezo en la solidez y buen color los dos racioneros andaluces Pablo de Céspedes, y Alonso Cano: a Guido Rheno nuestro insigne españoleto Josef de Ribera: y a
Tiziano en la bella tinta veneciana don Diego Velázquez, y don Juan Carreño Miranda, dignísimos pintores de cámara, que fueron el uno de la majestad católica del señor Felipe cuarto; y el otro del rey nuestro señor don Carlos II, a cuyo poder, y grandeza debió el arte de la Pintura habernos puesto delante de los ojos un cierto numeroso compendio de todos los grandes artífices en el insigne Lucas Jordán, dond - parece que en cierto modo coaguló el Omnipotente muchos hombres juntos; pues habilidad, y práctica tan universal no se ha visto jamas en artífice, con tan bue.a gracia y fresca manera, de que adelante se hará especial mención. E §. ix. ste pues es el dibujo, cuya universal comprehension es casi imposible; pero el que mas se aproximare a esta universalidad, será mas digno de inmortal nombre, (::) Hoc itaque máxime docetur: hoc nul- pict. vet. ¡ib. 3. cap. 1. ad fin. lus nisi arte adsequi potest: huc studium ad- 1 In quibus ipsis tatnen animadvertendum, hibendam: hoc ejercitatio petit: hoc imita- alium hac, aiimn illa parte máxime valuisse. tio quasrit: hic omnis a?tas consumitur: hoc Scbefer. % 67- uno artifex artífice prsstantior: hoc gene- 2 Leonardo de finci, trat. de a Pintura, ra ipsa pingendi alia aliis potiora. Jun. de cap. 271. LIBRO PRIMERO. 35- bre, como que participa mas de aquella soberana idea increada, de cuya suprema intelectiva fuente es porción derivada el dibujo. A este el Italiano llama disegno; y agudamente lo explica el Zucaro diciendo ': que es el segno di Dio, el sello ó signo de Dios, por Ijl virtud creativa que en él resplandece metafóricamente, y conforma con el verso de David: Signatum est super nos lumen vultus tui(::). Ni ha faltado quien discurra ser el dibujo diminutivo de divus, que significa cosa divina; como a los emperadores romanos aquella gentilidad supersticiosa, por atribuirles deidad, les llamaba divos, divus Julius, &e. 2 Pero si atendemos ¡ al dibujo práctico, mejor deducción se le puede hallar en el verbo divulgo, que es hacer notoria y patente al vulgo alguna cosa, por ser el que saca a luz las escondidas ideas del dibujo especulativo: y también, porque divulgo es verbo castellano, así como dibujo es voz castellana puramente; a quien no desfavorece lo que dice Plinio se observaba en Sycion y en toda Grecia, que los niños nobles aprendiesen ante todas cosas la diagrajica 3: estoes, picturam in buxo, pintar u dibujar en el box, por ser sus hojas d tablas tan tersas y aptas para esta operación, por carecer entonces del beneficio del papel: y no dudo que de ahí viniera su etimología; poique Dia t.ntre los Sycionios 4 era la diosa de la juventud, á quien preferían en este ejercicio: y así, de dia, y buxo, pudo venir la etimología de dibujo. Y hace al caso, según el mismo autor, el haber sido inventora del dibujo en Corinto la hija de Dibutades alfarero, la cual, prendada del amor de un mancebo $ que estaba para ausentarse, delineó con un carbón la sombra de su rostro, causada de la luz en la pared: con que en solo Dibutades hallamos gran fundamento para la deducción de la voz castellana dibujo, con antiguo y bien ejecutóriado origen; y no menos in buxo, por ser la materia en que se ejercitaba. $. X. D 'e este caso de la hija de Dibutades se infiere con evidencia haber sido el inventor del dibujo el amor, pues fue el estímulo de aquella primera delincación: y no se debe estrañar, porque aunque el dibujo es hijo del entendimiento, este no se actúa sin el impwiio de la voluntad, a cuya potencia pertenece la ejecución, y sin la cual no llegará a el perfecto, y último complemento de su ser. Y nótese, que no digo fue el amor causa efectiva del dibujo, sino inventiva; porque inventar es hallar; y el hallar supone ya constituido lo que se busca, aunque en estas operaciones intelectivas sea en cierto modo de potencialidad respectiva a la operación externa; pero aunque así sea, se supone constituido in actu primo, en cuanto en aquella esfera tiene toda la perfección que puede tener: bien que en el acto segundo aquella diligencia y solicitud de actuar se le deba a la voluntad, aunque, como potencia ciega, guiada del entendimiento. Por esto debe de ser práctica tan observada de los amantes el comunicarse los. retratos para remedio de la ausencia, como ejecutóriado estilo desde Tom. I. E 2 la i Feder. Zucar. inidaa,!ib. 2. cap. 16. cerentur. Plin. 3;. 10. (:: ) Psalm. 4. 4 Strabo, lib 8. 2 Suctomus,in Julio Cxsare.; Dibutades Sycionius primus invenitCorin- 3 Factum est Sycione primum, deinde- & in thi filis opera, qua: capta amore juvenis, illo tota Grscia, ut pueri ingsnui ante orr.nia dia- abeunte peregré, umbram ex facie ejus ad lucefgraphicem, hoc est, pictucara in buxo do- nam in pariete lineis citeumscripsit Plin. 3 j. 12. 36 MUSEO PICTÓRICO. la primera aurora del dibujo: no apruebo lo injusto, que no hay cosa, por buena o por indiferente, que no esté sujeta a las siniestras jurisdiciones del abuso; y en esta materia hay algunos, no solo indecentes, sino sacrilegos; pero en lo decente, es acreditado estilo del divino amor, cuando dice a su esposa en los cantares 2: Ponme como dibujo, o sello sobre tu corazón: dejando, como amante lino, en prendas de su ausencia su corazón, en semejanza de pintura 3, no solo en el inefable candido velo de la Eucaristía, sino en el sagrado dichoso, lienzo de los santos sudarios 4, con la semejanza y pintura de su sacratísimo cuerpo, y en otras divinas imágenes de su humanidad sacrosanta, todas ardentísimas demostraciones de su inefable amor, como se verá adelante. Coronen últimamente este discurso los elogios que el Belori apropia a el di-, buxo en su tratado de la idea. 5 Es, dice, el dibujo la perfección de la naturaleza: milagro del arte: providencia del entendimiento: ejemplo de la mente: luzde la fantasía: sol, que desde el oriente inspira la estatua de Mennon: fuego, queenciende a la vida el simulacro de Prometeo: este hace que Venus, las Gracias, y los Amores, dejando el idalio jardín, y las playas de Citherea, vengan a albergarse en la dureza de los mármoles, y en el vacío de las sombras: con su facultad las musas en la helicona orilla aplican los colores a la inmortalidad, y por su gloria desprecia Palas babilónicas telas, ostentando ufana dedaleos linos. Mas porque la idea de la eloqüencia cede tanto a el ejemplar de la Pintura, cuanto es mas eficaz lo que se ve que lo que se oye, sea refugio de mi ignorancia el sagrado del silencio. CAPITULO V. D'Sision de la Pintura en sus especies. E § i. is la división madre de la claridad 6, guia de la memoria, maestra de las ciencias; y es de tan alta consideración su importancia 7, que Sócrates ofrecia cultos de deidad a el que rectamente la ejecutase. Esta enseña el todo por sus partes 8, o el universal por sus particulares; y cuando aquel conviene a estos de un mismo modo, es división unívoca: esta es de la que necesitamos en el caso presente, considerando la Pintura en su género universalísimo y potencial, como participable de diferentes especies 9; y respecto de que todos aquellos, que de i Sponsabo te mihi in fide. Ossea. í. 2 Pone me ut signaculum super cor tuum. Cant. 8. 3 Cor suum dabit in similitudinem picturae. Eccl. 38. 4 Ut infrá, ¡ib. 2. cap. 4. 5 Pietro Bellori, Le vite de pittori, tom. 1, in id.va, ad initium. 6 Divisio claritatis parens, memorias dux, scientiarum sconoma. Goudin. curs. phiiosopb. tom. a rt. 4. de divis. 7 Si nactus fuero ducem, qui recté partiri sciat, ejus ego vestigia, ut dei cujusdam, sequar. Plato, in Pbxdro. 8 Distribuit lotum potentiale in partes, quas sub se continet, seu quae dividit universale in sua particularia:::: univoca est, cuando universale, seu toium potentiale eodem modo convenit suis inferioribus. Goud- ubi supra. 9 Pingere ij demuin veré, propriéque dicuntur, qui rerum naturalium, aut artiflcialium quasdam exprimunt imagines. Scbefer. de arte ping.%. 10. LIBRO PRIMERO. 37 de alguna manera imitan la naturaleza en una superficie, se debe entender que pintan propia y verdaderamente, dividiremos la Pintura en tantas especies, cuantos son los modos de imitar la naturaleza en superficie. Siguiendo pues los eruditos que de esta materia han escrito con inteligencia profunda, suponiendo la generalísima división de teórica, que es la que especula y ordena; y práctica, que es la que obedece y ejecuta. Divídese, pues, la pintura practica en toda su latitud en bordada, texida, embutida, encáustica, y colorida, o manchada. Esta última, como la potísima de nuestro instituto, reservaremos para el capítulo siguiente, procurando desembarazarnos en este de las antecedentes, y dejando la gráfica por ridicula, y mas para revocadores que para pintores. $. II. L PINTURA BORDADA. 'a pintura bordada 2 es la que imita d la naturaleza con sedas de varios colores, mediante la aguja, sobre superficie texida. Estos son los bordadores, á quien los antiguos Wnmnn frigiones 3, por haber sido los de Frigia los primeros inventores de esta arte, ilustrando sus vestidos con preciosos desvelos de la aguja 4, no de otro modo que hoy se practica en algunos vestidos y trajes en funciones nupciales, y otras semejantes; y especialmente en los ornamentos sagrados, matizándolos con oro, perlas, y piedras preciosas. Usáronla también los emperadores cristianos, haciendo bordar en sus vestiduras las historias de la sagrada escritura, y las imágenes de los santos, como lo testifica el palio, púrpura, o manto imperial, que dio el emperador Otdn, tercero de este nombre, a los santos Bonifacio y Alexo, en demostración del afecto que les tenia j en el cual palio estaban recamadas o bordadas con hilos de oro y seda las historias del apocalypsi, con todas sus imágenes y figuras s; pero aun prevengo la gratitud de mis comprofesores, para mas peregrino y singular exemplo que reservo a mas digno lugar. Es arte antiquísima y muy ilustre 6, como favorecida y blasonada de princesas y señoras de mucha clase, haciendo de su ejercicio virtuosa y loable tarea, no solo para sus domésticos usos, sino para sagrados ornamentos, de que es buen ejemplo la serenísima reina católica de España, que con sus damas hacia erario de piedad el conclave de su labor para socorro de iglesias pobres. Execútase, estirando la tela en un bastidor, con dos travesanos corredizos, y en sus extremos unos agujeros, atacando un clavo en el que conviene para dexarla bien tirada; y dibujado ya en un patrón de papel lo que se quiere ejecutar, y i Forma, ratioque, qua hsc ars consuevit hodieque utuntur qui auro, margaritis, gem- ejerceri, non est unius modi: fit enim imagi- mis vestes distinguunt. Schefer. §. n. nibus, aut insutis, aut intextis, aut immissis, s; Apud Fr. Francisc. Gom. ord. prcedic. in aut inustis, aut inlitis. Schefer. j. io- imag. S. Domin. in Sor. fot. 1 1;. Diva; memoria: a Pingunr frigiones acu,filisque diversi co- tertius Otto romanorum imperator locum hunc loribus. Schefer. §. t i. toto mentís diligebat affectu,cui dona multa 3 Pictas ves-es acu faceré friges invenerunt; largitus est, inter qua; mantum, quo tegebatur ideóque frigiones appellati sunt. Plin. ¡ib. 4. coronatus, in quo omnis apocalypsis opere phrycap. 4.9. gi t) e rat auro insignita, eis super obtulit. 4 Forte tamen non disimilis multum ei, qua 6 Est hxc ars antiqua plañe. Schefer. iéid. 3 8 MUSEO PICTÓRICO. y del tamaño que conviene, se pica con una aguja, y se estarce sobre la tela con un cisquero, y después se pasan los perfiles con tinta y pluma de escribir; y últimamente se va ejecutando, a fuerza de puntadas, cubriendo con igualdad la superficie contenida de los perfiles, guardando el claro obscuro y colores, según conviene a la. elección hecha de la pintura; y el perfecto modo es tener a la vista pintado o iluminado de mano de un pintor lo que se ha de ejecutar. En las provincias de Europa se hace hoy con notable primor y elegancia; y yo he visto una de Alemania, remitida a el rey nuestro señor Carlos Segundo, que está en gloria, que el pincel no parece la puede adelantar: y en España ha habido en esta facultad excelentes habilidades; aunque en lo que toca a figuras y cosa historiada, no por falta de inteligencia, sino de ocasión, se ha vis-, to poco. Tienen dos modos de bordar liso, fuera del realzado o relevado, que ese ya se avecina a la escultura: uno que llaman de saltaterandate, cuyas puntadas son muy largas, y después se aseguran, atravesando otras menudas y delicadas: otro que llaman de imaginería, que se compone de puntadas menudas y unidas. El primer género solo es bueno para cosas que han de estar siempre estiradas. El segundo es para todo. I A, § III. PINTURA TEXIDA. ía pintura texida t es la que imita, d la naturaleza, texiendo en la tela lo que pretende expresar, con estambre, lino y seda de varios colores, mediante lanzadera, o rajo textorio. Estos son los tapiceros, arte bien célebre, y muy antigua; pues parece haberse usado entre los griegos, según lo que se cuenta de Zeusis 3, que traía texido su nombre en la vestidura con letras de oro, cuando salía a los juegos olímpicos: y en las provincias de Europa está muy adelantada, especialmente desde los tiempos de Alberto Durero, de cuyos dibujos o pinturas vemos grandes cosas ejecutadas, continuándose después los de Rafael de Urbino, Pedro Pablo Rubens y otros muchos, que haciendo pinturas del mismo tamaño que han de ser los tapices, han conseguido extender sus obras, y dilatar su nombre por todas las provincias de Europa; y hoy se ven en grado de admirable perfección algunos tapices ejecutados por pinturas de David Teniers. Parece haber sido los babilonios los inventores de esta arte 3, aunque los autores llaman a los texedores de tapices polimitarios y harbaricarios; lo primero derivado de voz griega, que significa lizos y estambres; y lo segundo por las vestiduras barbáricas que texian, que según Schefero, es lo mismo que ka- i Pingunt polymitarii ac barbaricarii radio tentaret. Plin. 35. 9. textorio. Scbejer. §. 1 2. fide Herodotum, ¡ib. 3. 3 Colores diversos pictura: intejere babylon cap- 47. inaximé celebravit, ¿i nomen imposuit. Plin. 2 Opes quoque tantas acquisivit, ut in os- 8. 48. tentatione earum, Olympix aureis Jitteris in 4 Barbárica porro vestes illas ipsíe, qux & palliorum tesseris intextum nomen suuin os- babylonicaí dkuncur. Scbefer. §. 13. LIBRO PRIMERO. 39 babilónicas, en las cuales texian flores, yerbas, aves, y otros animales, y figuras; sin duda a la manera que hoy se practica en los rasos de varios colores, donde han llegado a tejer monterías de diferentes animales, en que en España se aventajaban los de Toledo, Valencia, y Granada. Usaron este linaje de pintura en la primitiva iglesia, en velos de lino sutil, texidas en ellos las imágenes, e historias de los santos mártires, colgándolas en sus sepulcros; de que hace mención Paulino describiendo el templo de san Félix, donde concurrían los católicos desde el Asia, África y Europa a la veneración de sus reliquias, dejando estos velos colgados de las puertas, en testimonio de su devoción, y religioso zelo. 2 Áurea nunc nheis ornantiir Imina velis, Vela Jerant foribus, sen -puro splendida lino, Sive color atnm textum Jiicata Jiguris. Frinaque cancellis curr entibas hostia pandunt, Martyribus, mediam pictis, media nomina signant. Quos par iti vario redimivit gloria sexu. 3 Sin que esta práctica fuese privativa de alguna provincia o reino, sino común en todo el orbe cristiano, como lo asegura Venancio Fortunato, donde se puede ver mas difusamente. 4 También usaron los cónsules, y senadores romanos de togas pintadas, donde tenían texidas unas palmas 5, las cuales ponían a los vencedores: y es de notar, que siendo texidas, las llamaban pintadas, estilo muy común entre los doctos, y que tácitamente condena la necia inscripción, que he notado en algunos tapices, que dice: Pictaram superávit acus. Venció d la pintura la aguja o lanzadera 6, siendo pintura texida la misma obra; y, cuando esto no se considere, procediendo el acierto de sus lineas del que le subministran las de la Pintura, cuyo ejemplar imitan 7: por donde se debe considerar, que no imitan inmediatamente la naturaleza, sino mediatamente; porque es mediante la pintura que copian, y nunca, d muy rara vez, la copia llega a la eminencia del original, aun siendo de una misma especie: ¿ qué será siendo de diferente, donde la torpe lanzadera ha de imitar libertades del pincel ? Conténtense los señores tapiceros en llegar a lo sumo de su arte; y en tanto podemos responder a la vanidad de su epígrafe lo que el león a el hombre en las fábulas de Esopo 8, que disputando la precedencia del valor, vieron en el timbre de una fuente una estatua de un hombre supeditando a un león; con cuyo testimonio, teniendo el hombre por difinida la cuestion, el león le dijo:yo te aseguro, que si i Ex speciebus autem reliquis vestis baby- 6 Negó ullam picturam, ñeque in tabulis, Iónicas, alia flores, alia herbas, alia aves, alia- ñeque textilem tuisse, quin qua: fierent, inspe- vé animantia figutis referebant. Scbef. ibid. xerit. Tul. ¡ib. 4. in Perrern. 2 Fr. Francisco Gómez, bistor. S. Dom. in Textilibus si in picturis, ostroque rubenti Sor. discurt. 3. §. 5. jacteris. Lucret. ¡ib. 11. verso 3 j. 3 Paulin. Nat. 3. 6" Nat. 6. 7 Vana & supervacua arte texendi inventa, 4 Venant. Fortun. ¡ib. 2. Car. in Hom. S. qux staminis, atque subteminis contextu pictocrucis. rum facultatem imitatur. síster. ¿imass. episc. í Vocabatur & toga picta, eo quod victorias ab Scbefero adductus, §. 12. cum palmis intextas haberet. Isidor. Orig. ¡ib. 19. 8 Essop. in fabulis moral. 4 o MUSEO PICTÓRICO. sí el que hizo la estatua fuera león, que él fustera a el león sobre el hombre. Fuera de que la Pintura, para creerse superior a todas las artes manuales, no necesita de blasonarlo; pues cosa notoria es que todas viven a expensas del dibujo. . IV. P PINTURA EMBUTIDA. asemos a la tercera especie, que es la embutida: esta imita la naturaleza, embutiendo fragmentos de varias materias, con la debida uni&n, según conviene d lo que intenta representar. Y respecto de que las materias con que esto se ejecuta son diferentes, de que procede el serlo sus operaciones; pues unas se hacen con metales, otras con piedras, otras con maderas, y otras con pasta, dividiremos la pintura embutida en metálica, marmórea ¡ó lapídea, lignaria y plástica. §. V. JLJLc PINTURA METÁLICA. ía metálica es la que imita la naturaleza con embutidos, y divisiones de varios metales, según lo ya grabado y delineado. J A estos llamaron los antiguos empestas, a imitación de los griegos, que asi los llamaron, y a toda la arte empestice. De esto se ve hoy mucho ejecutado con primor singular en arneses, corazas, venablos, espadas, paveses, zeladas, jarrones, y otros instrumentos bélicos, y políticos; y entre los antiguos fue practicada en materias muy preciosas. Tal debió de ser la que menciona Suetonio en la vida de Augusto César 2; y la imagen de Apolo, que describe Cicerón 3, en cuyo muslo estaba escrito el nombre de Mirón, que debió de ser el artífice, con menudas letras de plata. Tales las diademas de los reyes de Egipto, que refiere Junio, y testifica Eliano 4, grabadas de áspides, figurando sin duda en la cruel ponzoñosa mordedura del áspid la grave invencible potencia de una majestad ofendida. §. VI. PINTURA MARMÓREA. T J— Ja segunda especie de pintura embutida es la marmórea o lapídea: s Esta es la que imita d la naturaleza, con la unión de varios fragmentos de piedras aplicadas según conviene d la representación. Estas porciones las aseguran con i Emposta: pingunt auro, argentoque inmix- to, in exsculptos ante ductos imagines quas- cumque referentes. Empestas nominamus grasca iiritatione, grasci enim sic vocarunt; artemque totam empesticem dixere. Schefer. §. 13. 2 Nactus puerilemimagunculamejus a?ream veterem. Sueton. in vit. August. cap. 7. 3 Signurri Apollinis, cujus in fosmore litteruh's mináis argentéis nomen Mjronis erat ins- un culptum. Cic. in Vert. 6. 4 Diademata regnrr. segyptiorum variegata fuerunt imaginibus aspidum; mortífero sevissimi animalis morsu gravem, invictamque offensi semel regis potentiam adumbrante. Jun. ¡ib. 2. cap. 8. Etianus, ¿ib. 6. de animal, cap. 38. 5 Marmórea mussivarii pingunt tessellis diversi coloribus dispositis, immissisque arena;. Schefer. §. 14. Leo Baptist. ¿ib. 6. cap. 10. LIBRO PRIMERO. 4i un betún o argamasa ran fuerte que sufre todos los rigores del pulimento, quedando la superficie igual, tersa, y lustrosa, tanto, que parece haberla mas producido la naturaleza que el arte. He oido celebrar un san Miguel que hay en Roma ejecutado de esta calidad maravillosamente. Y yo he visto algunos bufutes con frutas, páxaros y flores, tan superiormente ejecutados de varias y preciosas piedras, que sino igualan, parece que exceden cuanto se puede pintar; porque a lo bien ejecutado, viveza, y propiedad de color en la elección de las piedras, junto con buenos perfiles, acompaña lo terso del pulimento, que no admite la pintura. A estos artífices llaman los antiguos musibarios; y a el arte llaman musayco. l ejecutáronla los griegos, especialmente en los pavimentos, como dice Apuleyo, y testifica Plinio, que eran formados de varios fragmentos de piedras preciosas, representando diferentes pinturas. Y Schefero hace mención de uno con singularidad 2, donde se veian figurados los gladiatores, carros, caballos, y otras cosas pertenecientes a el circo y anfiteatros de los romanos. Y si hemos de dar crédito í lo que dice Carducho, parece haberla ejercitado Apeles, por haberse hallado una pintura de esta calidad en Roma, subterránea, en tiempo del papa Clemente VIII. con la rúbrica de Apeles en griego. S. VIL JL PINTURA LIGNARIA. [a tercera especie de la pintura embutida, es la lignaria 3: Esta imita a la naturaleza- con porciones de varias maderas, aplicadas, según requiere la. pintura,y aseguradas con el engrudo o cola. Es cierta especie de evanistas, de que vemos ejecutado algo, especialmente en escritorios, bufetes, papeleras, y otras alhajas antiguas; y yo he visto una bien singular, de estraña, y bien peregrina arquitectura y distribución caprichosa, de senos y cajónes, con la historia del Hijo prodigo, ejecutada en los tableros con embutidos de madera: bien estraña cosa, por lo indócil de la materia, tan escasa de colores ! De cuya práctica trata Schefero con gran puntualidad, aplicando juntamente otras materias de hueso, concha, marfil, y plata. lom. l. Antiquitus enim lapillis cuadratis, &r minuté sectis, atque expolitis, in quibus icones quaedam erant intertextas,ornabantur regia; magnatum, ac principum a:des. Antón. Possevinus de poes. íí pict. cap. 28. íuam lepidé lexeis composita;,ut tesseru- la; orones. Arte, pavimento, atque emblemate vermi- culato. M. Tullius,é Lucitiw. 1 Pavimenta ipsa lapide prauioso eaesim diminuto in varia pictura; genera discriminantur. ¿vpulleyus, apud Scbefer. §.14. F § VIII. Pavimenta apud grscos originein habent,elaborata artis pictura; ratione. Plin. 36. cap. 25. 2 Extatque earum aliqua imago a Welsero edita in vindelicis, ubi pavimentum tali arte formatum, in quo gladiatorum, bigarum, aliarumque ad circum, & theatra pertinentium rerum figura; rominentur Schef. §. 14. 3 Lignarii pingunt tabellis ligneis tenuioribus diversomodó coloratis, quas immitunt tabula;, pro imaginum ratione exculprae, glutineque firmatas in superficie poliunt ascia, ut omnia sint plana. Scbejer. §. 15. 42 MUSEO PICTÓRICO. L §. VIII. PINTURA PLÁSTICA. ía cuarta y última especie de pintura embutida, es la plástica: Esta pinta con pasta de yeso, secretamente preparado, adjuntas las colores que conducen d la representación. De esto hay también poco, aunque en nuestros tiempos, y en esta corte, se hacen bufetes de esta pasta, con harto primor, imitando frutas, flores, páxaros, y otras cosas; y lo que mas admira es el pulimento que admite, como si fuera un jaspe. Es especie propiamente de pintura embutida, porque formados los senos de lo que se ha de ejecutar en la pasta del tablero principal, se van introduciendo en ellos pastas de diferentes colores según lo pide la pintura. En el reino de México usan los indios este género de pintura embutida para pintar las canoas, aljofaynas, y otras vasijas, y alhajas de madera, cubriéndolas con una pasta de aquel color, de que quieren que sea el campo de la pintura; y quedando esto bien pulido, y en moderada cantidad, para que no falte, van dibujando lo que han de pintar; y vaciandolo con un punzón y paletilla de hierro, van rellenando aquel vacío del color mas general de la figura; y entresacando después las demás partes que constan de otra y de otras tintas, van rellenando de ellas, hasta que estando en su perfección, lo pulen y barnizan con barnices muy fuertes que hacen de varias frutas, gomas, y gusanos de ciertos árboles, y queda a manera del charol, con gran lustre y fortaleza: con que hemos concluido con la pintura embutida y sus especies. Vamos ahora continuando las de la pintura en general. §. IX. CERIFICA. PINTURA ENCÁUSTICA. S: 'iguese la cuarta especie de la pintura in genere, que es la encáustica; esto es, pintar con fuego l, la cual se hace de tres maneras, o sobre tabla con cera, o sobre barro con colores metálicas, o sobre oro con vidrio o esmaltes. Y así, dividiremos la pintura encáustica en cerífica, figulina y porcelana, a que podemos añadir la vitrea. La cerífica es aquella que pinta con ceras de varios colores, uniéndolas con fuego, de suerte que igualen la superficie de la tabla. 2 Es pintura, a mi ver, la mas antigua de todas las que se han ejecutado con colores semejantes a el na- i Encausto pingunt inustione; est autem 2 Quod primi antiquissimique artis hujus artis hujus triplex tere ratio: nam fit,aut ce- conditores, opera sua facerenr in tabulis cera- ris, aut coloribus, aut vitro. Ceris in ligno, t is, sn lo férreo, sicuc formari littera; solebanc. coloribus in ebore, aut ferro, aut ficiilibus in Scbefer.%. 1. vitro, denique in auro. Scbef. %. 16. LIBRO PRIMERO. 43 natural. l Así lo siente Schefero, y lo aseguran los poetas y autores antiguos, en quien es muy práctico estilo y frase nombrar las ceras para explicar pinturas. Perkge dispositas cinerosa per atria ceras. a Devovet absentes stmulachraque cérea Jingit. 3 ¿Eraque tot scripto vívenles limine ceras. 4 Apellen cuperent te scribere cera. 5 Quid referam veteres ceraque arisque jiguras. 5 Ceris inurens januarum limina. Et atriorum pegmata. a Y en los funerales de los gentiles era estilo poner por los atrios pintada con ceras, como nota Plinio 8, la serie genealógica, en unos como escaparates, o armarios. Dos modos de pintar con fuego, nota dicho Autor, usaban los antiguos 9: el uno en ceras, el otro en marfil; y dejando este aparte, por menos artificioso, pues con un punzón encendido iban tostando las lineas y sombras que le querían dar, en el primero es donde no hallan punto rixo los autores; y mas quando añade Plinio otro tercero modo de pintar con fuego IO, que es, teniendo derretidas todas las ceras, usar de ellas con el pincel: y parece concuerda con el sentir de Séneca en el lugar citado ', donde explica la celeridad en la operación, cosa bien importante, para que no se elasen las colores antes de llegar a la tabla: y aun así lo tengo, sino por imposible, por dificultosísimo; bien que aplicando después el fuego con la moderación necesaria, se viniese a conseguir la unión. Pero en el primero modo usaban, como se ha dicho, en lugar de pincel un punzón de hierro en el un extremo agudo, y en el otro una paletilla, la cual servia para allanar, o borrar lo que estuviese errado; y sobre una tabla, barnizada con cera en suficiente grueso, se dibujaba el intento con el estilo, que asi se llamaba el punzón, como lo usaban también para escribir I2, de donde vino á llamarse buen estilo el escribir y hablar bien; y luego se vaciaban con la paletilla los espacios que habia de ocupar la figura; y usando del estilo, se iban aplicando las ceras, según convenia; y después, para lograr la unión, acercando la misma paletilla del estilo encendido u otro hierro apropdsito, se iba uniendo parte a parte, no todo junto, porque no confluyese confusa e indistintamente Tom. I. F 2 la 9 Encausto pingendi dúo fuisse antiquitus genera constat, cera & in ebore,cestro 5 id est, viriculo. Plin. 35. cap. n. 10 Tenium accessit resolutis igni ceris pennicillo utendi. ídem, ibidem. 1 1 Celerrimé denotat, &c. Senec. ubi suprd. 12 Et stylo scribere institutum est, ut vetustissimiauctores prodiderunt.Piw. 34. cap.14. Sed tamen disimili oratione sunt factx, ac stylo. Teren. in prolog. And. Descripsit radio totum qui gentibus orbem. firg. Suprá quod Sabinus ita ait: radio, hoc est, stylo, quia antiqui stylo pingebant, antequam usus pennicüli haberetur. 1 Pictor colores, quos ad reddendam similitudinem multos, variosque ante se posuit, celerrimé denotat, & Ínter cera? opusque facili vultu, ac manu commeat. Senec. epistol. 121. 2 Ovid.fast. i.vers. 59 1. 3 Ídem heroid. epigram. 6. aute Hipsip, ad Jason, vers. 91, 4 Stat. 3. Syh. in Herc. Surr. vers. 96. ídem Sylv. ídem. 2. Syh. in Surr. Poli. vers. 63. síuson. epigram. 25. Stemmata vero lineis discurrebant ad imagines pictas::: nec aera, aut marmoia, expraessi cera vultus singulis disponebantur armaras. Plin. 35. cap. 2. 6 7 8 44 MUSEO PICTÓRICO. la cera: y últimamente, para igualar del todo la superficie, se raía sutilmente con una cuchilla delgada y llana. Este es el modo que he podido inferir mas ajustado á las noticias que confusamente nos suministra la antigüedad, aunque Schefero discurre diferentemente 1, y quiere que con el estilo encendido fuesen haciendo los sulcos en la tabla; cosa que tiene grandes implicaciones, pues desde luego se conoce que los contornos no podían quedar bien recortados: y fundándose en el distico de Marcial Encaustus Phaethort tabula depictus in hac est. Quid tibi vis dipyron qui Phaetonta facis ? 2 donde por significar el dipyron, ser dos veces quemado 3, quiere que la una sea en la delineacion, y excavación de la tabla, con el estilo encendido, y la otra en la aplicación del fuego para la unión de las ceras; debiendo recurrir para la frase de ser dos veces quemado, una a el incendio de su precipicio, a inclemencias del rayo de Júpiter, y otra a la expresión de su imagen en la aplicación del fuego: y lo estraño en la grande erudición que muestra en esta materia el referido autor. Quien fuese el inventor de este artificio no consta 4, aunque algunos atribuyen a Aristides la inventiva, y a Praxiteles la perfección; pero aun se tiene por mas antiguo. Lo que puede acreditar este modo de pintura es lo que hoy vemos ejecutar en bulto con ceras a algunos ingenios en cosas pequeñas, de que se ven muchas urnas, imitando el color y forma de cada cosa con tan estremada paciencia, que no parece queda que adelantar: hasta hacer retratos pequeños, observando el color, mas o menos templado en diferentes partes, según lo vemos en el natural. § X. JL¿í PINTURA FIGULINA. ía segunda especie de la pintura encáustica es la Jiguina. a Esta pinta con colores metálicos sobre vasijas de barro, perficionandolas con el Juego. Estos son los alfareros de vidriado blanco fino, de cuya especie vemos cosas excelentes de la China y Genova; y en España de Talavera y Sevilla en las vasijas de barro 6, y los azulejos con historias enteras, como se ve en el claustro de san Felipe el real de esta corte, y en el de nuestra Señora de la Merced, y otros; y especialmente en el reino de Valencia los fabrican excelentes. No ha faltado quien neciamente atribuye a Rafael de Urbino haber sido alfarero, apropiándole la pintura de algunos platos, que se guardan con ese sobres- cri- i In tabulis ligneis, vel alterius materias Arisiidis inventum putant, postea consumma- urebantur ductus lineares, qui figurara refere- tam a Praxitele. Plin. 35. 11. bant futuras picturae. Scbejer. §. 16.; Hodié plumbagine pinguntur, aut vena 2 Marc. ¿ib. 4. cap. 47. plumbi cinerei usta. Scbefer. §. 16. 3 Dipyron, hoc est, bis crematum,quod non Agrippas, qui figulinum opus encausto pinposset, si non antequam admotus esseí ignis, xerit. Plin. 36. cap. 26. ejus aliqua in tabula extitisset imago. ídem, ibi- 6 Pictis istius modi testis forma cuadrata de 1 - parietes conclavium, pr;esenim circa solum in- 4 Ceris pingere ac picturam inurere quis crustare consueverunt. Scbejer. ibid. primus excogiiaverit non constat. Quídam PIBRO PRIMERO. 45 crito, que por ahora no lo disputo; pero lo cierto es, que no tuvo tales principios, pues el Vasari dice que su padre fue pintor J, y se llamajba Juan de Santi: y habiendo reconocido en el hijo ingenio superior a la suficiencia suya, lo encaminó a la escuela del Perugino, donde se perfkionó: que hasta aquí no fuese alfarero, consta del Vasari: que después no lo fuese, consta del mismo, y de las obras maravillosas de pintura con que ha ilustrado el mundo: con que no sé que fundamento tenga este conocido agravio, sino es que algún pintor de los alfares lo ejecutase por dibujos de Rafael, con lo cual se dice ser suyo; estilo muy práctico en esta profesión, denominar las cosas por el inventor, y no por el ejecutór: yo he visto los tales platos y fuentes, y si la fe no lo persuade, la evidencia no lo convence; bien que la tradición tenga el fundamento referido, que lo juzgo mas verosímil. Y el mismo deben tener los jarrones y vasijas de la botiga de Campo de Fiori en Roma, como también la de Loreto, ejecutada de orden del duque d¿ Urbino, que una y otra están en la opinión de ser de mano de Rafael; pues el Vasari, diligentísimo escritor de aquel siglo, no lo omitiera, aunque solo hubiese sido por juguete o travesura de ingenio. L
XI.
PINTURA DE PORCELANA.

La tercera especie de la pintura encáustica es la porcelana. Esta pinta 2 esmaltando de blanco sobre oro o cobre, usando de colores vitreos y minerales, uniéndolos y endureciéndolos con el fuego. Los colores se disponen con secreta arte: muelense muy bien con agua fuerte, no con pequeño trabajo, y lavándolos con agua clara; y enxutos, se desatan con el aceyte de espliego, usando de pinceles de meloncillo, y algunas veces con agujas sutiles, punteándolo curiosamente á manera de las miniaturas: y hecho esto, se pone sobre una chapa de hierro, algo mayor que la pieza, y se cortan en los lados de la chapa unas almenillas o puntas, las cuales se revocan para que sobre ellas asiente la lamina, y no sobre la chapa; y después con unas muelles o tenazas, a manera de pinzas, de tres cuartas de largo, como usan los plateros, se mete en el hornillo para que lentamente tome fuego y corra: y el hornillo se hace de ladrillo, y cubierto con una mufla á manera de ajofayna o cazuela; y entre esta y el hornillo se ha de dejar aliin respiradero para que desfogue, y arriba no esté agujereada, como se suele para otros casos, porque el fuego no suba, ni cause chispas, sino que se suprima abaxo la flamma, para que no anuble los esmaltes; y por lo mismo no se le ha de soplar, ni aventar, porque no levante pavesas, que ofendan la obra. De los colores, el esmalte, el amarillo, el azul, y la púrpura reciben mucho fueo, porque son duros en correr, y no se pasan; esto es, no falsea su color. El negro, le hay duro y blando; y conforme a esto, ha menester mas o menos fuego. El ro- i Vasari, vidas de Pint. 3. part. tallo, ut immissa igni fluant indurenturque::: 2 In superficie extrema inducto albo, flavo, prxter vitra habent alios ex quibuslibet mate- aut cerúleo fundo, pingunt quod volunt. Co- riis, qus ab igne difficultér absumuntur::: lores plerique vitra sunt, infecta singnlari, ac colores illi prajparantur oleo spicae, máxime secreta arte::: ea teruntur aqua forti magno pingunturque pennicillo. Scbefer,. 16. labore, ablutaque puris aquis inducuntur me- 4 6 MUSEO PICTÓRICO. roxo es muy tierno, y sirve para perfilar las carnes y ropas de su color; y así, se usa del después del negro, aunque sea blando, y de todas las colores, y quiere el fuego templado, porque en estando la chapa de hierro de color de higado, ya ha corrido; y si se deja mas, se pasa, y falsea el color, pero se puede volver a pintar y meter a el fuego. Es pintura de singularísimo primor y elegancia, por la dureza y lustre que adquiere, y la suma dificultad de su operación; pues hasta que el fuego lo manifiesta no se conoce el efecto: bien que se puede retocar, y volver al fuego; y así es muy estimada y pagada con precios muy excesivos. ' No se tiene noticia que los antiguos usasen de ella; pero en nuestros tiempos se han hecho primorosísimas cosas en Italia, Alemania y Francia: no siendo inferiores las que en España se han ejecutado, especialmente por Francisco de Pedraza, no desdeñándose de este precioso desvelo el serenísimo señor don Juan de Austria, de quien fue ayuda de aposentador, que hizo cosas de porcelana, tan dignas de su ingenio como de su grandeza; y yo vi una, hecha de su mano con singularísimo primor, que era una concepción de nuestra Señora, santificándola el Padre Eterno, conforme a una estampa que hay de Pedro de Cortona. JLj §. XII. PINTURA VITREA. fa quarta y última especie de pintura encáustica es la vitrea. Esta 2 pinta con colores secretamente preparados, usando del pincel, y endureciéndolos al fuego. 3 fue este linaje de pintura muy practicado en la primitiva iglesia, especialmente en los sagrados vasos, cálices, y patenas, que entonces, por disposición del papa Ceferino, eran de vidrio, y de ordinario estaba figurada en ellas la imagen de Cristo señor nuestro en traje de buen pastor, con la ovejuela sobre sus sagrados hombros, de que dieron repetidos testimonios las que de esta calidad se hallaron en Roma, con admiración de la curia, el año de mil quinientos y setenta y ocho, cavando el sagrado cementerio de santa Priscila, en la via salaria: y en nuestra España se conservan estas memorias en la santa iglesia de Avila, donde se venera en una patena de vidro la hermosísima imagen del buen pastor. 4 En esta especie de pintura fue excelente Guillermo de Marcilla, francés, llamado por Julio II para hermosear con las vidrieras pintadas los templos de Roma S; de donde lo continuaron muchos de Europa, especialmente las iglesias catedrales, representando varias historias y figuras, rosas, estrellas, y otras cosas semejantes, como se ve en España en los templos mas célebres; y algunos tienen en su archivo guardado el secreto de su manipulación. Los colores que en ella i An & veteres tenuerint illius rationem haurio.qui non potest frangí. Tertul. ¡ib. 4. apud ignotum est. Ídem,ibidem. epist. 7. ü 10. 2 At in vitro fitcoloribus pro modo imaginum 4 Fr. Francisco Gómez, historia de S. Doming. inductis pennicilIo,& duratis igne. Scbefer.%.6. Sor. discurs. 3. §. y. 3 A. parabolis Jicet incipias ubi est ovis per- 5 cualia deindé adhibentur in fenestris feré dita, a domino requisita, &í humeris ejus evec- adiutn sacrarum,ac in speciem variarum rerum, ta, procedant ipsae pictura? calicum vestrorutn::: rosarum, stellarum, &i simiJium, componunt. cui ille, si forte patrocinabitur pastor, quem in Schef. ibid. cálice depingis; at ego ejus pastoris scripturara Passari, nella sua vita, $.part. PIBRO PRIMERO. 47 ella se usan, a lo que yo entiendo, son, sin duda, los mismos que se gastan en la porcelana, por haberse de liquidar unos y otros ton el fuego. PINTURA FÉRREA. A. .qui se puede añadir lo que dice Schefero de la pintura férrea ', en cuya, materia imitan el oro o la plata, con aguas secretamente preparadas y aplicadas a el fuego: porque aunque esta no pinte imitando todo lo natural, ya imita el oro, y la plata, que es porción suya, y no la menos estimable; y así, tomando la parte por el todo, se puede decir que pinta 2: cuya manipulación es de pocos conocida, y cuidadosamente ocultada de sus profesores, de que trata algo Alexo piamontés. CAPITULO VI. 1 Js De la Pintura colorida o manchada, y sus especies. §. I. PINTURA COLORIDA. sta es la que por antonomasia se vincula el nombre de Pintura, nombrándose las demás por sus especiales ejercicios, como bordar, tejer, &c. Y así dice Plinio 3: que a ningún artífice era concedida la gloria del arte sino a aquellos que pintaban las tablas, que son los que ejecutan la pintura colorida o manchada. Y mas claramente lo dice Schefero 4, y lo aciedita la común inteligencia de la voz Pintor, o Pintura, que se entiende por ella, ser imagen ejecutada con pinceles y colores, en virtud de algún ingrediente que los liquide y asegure. Estos ingredientes son en tres maneras: unos son pegantes: otros atrayentes: y otros disecantes; y según es la diferencia del ingrediente, es la calidad o especie de la pintura: con que la dividiremos en sus tres comunes especies: d el temple, d el fresco,y d el óleo. La primera usa de los ingredientes pegantes; la segunda de los atrayentes; y la tercera de los disecantes. §. II. JUÍC PINTURA A EL TEMPLE. ía pintura a el temple es la que pinta con los colores liquidados con cola, goma, o cosa semejante; es, ámi ver, aunque entre la ceratíca, la mas antigua, considerando las tinturas monocromatas, u de un solo color: pues el que la hubiese en tiempo de los romanos no admite duda; porque entre ellos no hace Plinio tanta mención de las ceras, y la hace, no solo de toda la copia de colores, t Irt ferro fit aquis, arte secreta prsparatis, 3 Nulla gloria artificum, nisi eórum qui ta- qui: inductx speciem habebant auri, argenti- bulas iinxere. Plin. ¿ib. 35. cap. ió. que::: ferrum polúum fit primo iibidum, dein 4 Csterúm ut hi omnes suó triodo pingunt, pingitur pro arbitrio, denique igni admovetur, ita nemine laus pictoria:, vel recrius, vel usi- ut duret. Schefer. ibid. tatius tribuitur, quam iis, qui colores indu- 2 Quamquam vera huius artis sit ratio pau- cunt chartis. tabulisve, ac pictores propné di- cis rtota,studioseque a magistrisejusoceultetur. cuntur. Schefer. §. 17. Ídem, ibidem. 4 8 MUSEO PICTÓRICO res, de que hoy usamos a el temple J, sino también de la cola, goma, y huevo, de que usaban en sus pinturas: y lo comprueba el coloso de lienzo de ciento y veinte pies de alto 2, que se mandó hacer Nerón; lo cual no era tratable con ceras en materia tan flexible, cuya soberbia redujo a cenizas la severa indignación de un rayo 3, con gran parte de los huertos Lamíanos donde se ejecutd. Y asimismo el formidable dragón, pintado en pergamino, de desmesurada grandeza 4, para ahuyentar las aves, cuya desconcertada armonía quitaba el sueño a Lepido, que siendo en materia, no solo flexible, sino aun menos porosa que el lienzo, hace impracticable la pintura de las ceras; y así es forzoso que fuese a el temple, cuyos ingredientes nombra, barnizándola después como acostumbran, pues la del óleo es constante no llegó í noticia de los antiguos: bien, que usaban también los romanos la de .las ceras para los sitios que podían mojarse de continuo 5, especialmente en las naves, en que Plinio habla de presente: indicio de ejercitarse en.su tiempo. Y discurro tendría algún otro ingrediente disecante ademas de la cera, pues dice no le ofendía la sal ni el sol 6; pero que la usasen los griegos parece mas difícil de probar, por la repetida frase de las ceras para significar pinturas, como ya dijimos; pero, ademas de afirmarlo el Vasari 7, lo hallo con evidencia constante, pues para las lineas de la competencia de Apeles 8 y Protógenes, con libre y acelerado pulso tiradas y divididas, ni nos dice que Apeles mandó calentar los colores, cuando la criada le dijo que no estaba en casa su señor; de que se infiere estarían eladas las ceras: ni estas eran materia idónea para la libertad de aquellas lineas, ni el grueso o relieve que dejaria la cera en tal caso, era capaz de la división y subdivisión que asegura Plinio 9: con que es forzoso fuese í el temple, en que los colores corren con libertad. También el baño o barniz que daba Apeles a sus tablas IO para que cobrasen esplendor, con la debida templanza, lo asegura; pues si fuesen todas hechas con cera, no necesitaban de barniz, porque de su naturaleza tiene lustre la cera, y nunca se rebebe, que es lo que se pretende remediar con el barniz, y especialmente en el temple, donde siempre sucede el rebeberse; que aun hoy se suelen hacer así algunas cosas al temple, usando del albayalde para los blancos porque no los mate el barniz. Conlirmalo el hurtar el minio el Pintor, aun en presencia del dueño de la obra que lo habia dado, lavando el pincel con que lo labraba 1 ' en la porcelana del agua, de que se usa en semejante pintura, para que aposado abajo, se aprovechase del después, como dice Plinio, lo cual, si fuese con cera, se defraudaría i Sunt autem colores austera, & noridi,&c. bus genere,sedclasibus familiari. ídem, i.cap. 7. Pün. 35. cap. 6. 6 Qua? pictura in nuvibus, nec solé, nec Librarium,& rectorium glutino admixto, sale., ventisque corrumpitur. Plin. 35. ji. quod autem aceto liquefactum est, gre elui- 7 Part. r. cap. 20. tur::: pingentes sandice sublita mox ovo itidu- 8 Apelles, arreptoque pennicillo, lineam ex cernes purpurisum ex ovo inducunrur. ídem, ibid. colore duxit summse tenuitatis per tabulam, &c. 2 Ñero princeps jusserat coloseum se epin- Plin. 35. 10. gii2o. pedum i.i linteo. Plin. 35. 7. 9 Tertio colore lineas secuit, nullum relin- 3 Et pictura cum peracta esset in lamianis quens amplius subtilitati locum. Plin. ibidem. hortis accensa fulmine, cum óptima hortorum 10 Absoluta opera attramento illinebat ita parte conflagravit. Plin. ibid. tenui,ut id ipsnm, repercusu clatitates colorían 4 At iüi draconem in longissima membrana excitaret. ídem .ibidem. depictum circumdedere loco; eo quo terrore 11 Minium pingentium furto oportunum est ore aves tune siíuiise narratur. Plin. 35. n. plenossübiude abluentium penriicillbs. Sedee au- $ Cxrusa ce'.v tinguntur iisdem coloribus tem in aqua, constatque lúrantibus. Plin. 33. ad eas picturas, qua; inuruntur, alieno paneti- cap. 7. LIBRO PRIMERO. 49 ria el intento del Pintor lavándolo en agua: y así tengo por infalible que la usaron muy comunmente los griegos; pues el minio, que según el mismo autor es ti bermellón, aunque en el nombre parece ser el azarcón, lo usaron los griegos en las pinturas de un solo color, a que llamaron monocromatas; y es lo mas conforme, por gastarse el minio en ellas puro, y no mezclado con las demas colores, como sucede en las pinturas labradas: y esta fue la primera después de la linear 2, a que se siguió la de las ceras, labrada de colorido, semejante al natural, y la mas celebrada en aquellos primeros siglos. Confirmase con el suceso del fatigado perro, que pintó Protdgenes, y el espumoso caballo de Nealces; pues impaciente uno y otro artífice 3 de no poder formar la espuma a su satisfacion con los pinceles, arrojo la esponja, ya untada, de limpiar una y otra vez el no conseguido efecto, y vencido del acaso el arte, hallo ejecutada a su satisfacion la espuma con la impresión inopinada de Ja esponja: suceso, con evidencia, impracticable en las ceras; pues ni para ellas usaban de la esponja, ni aunque la usasen, podia mantener los colores ceríficos tan dóciles y líquidos que lograse un acaso tan prodigioso suceso. F 1 JS §. III. ísto supuesto, los colores del temple ya dixímos que entre los griegos solos fueron cuatro 4; pero entre los romanos ya usaron casi toda la copia de colores que hoy alcanzamos, como se puede ver en Plinio S, que hace distinción de los colores austeros y de poco valor, í los floridos y mas costosos; los cuales, dice, daba el dueño de la obra a el artífice, reservando este a su costa los mas baxos. Poco caudal debían de tener los Pintores de aquel tiempo, pues no teniendo mucho los de este, no estilan semejantes nimiedades. Son pues los colores mas preciosos que hoy usamos en el temple, el blanco de yeso de espejuelo, el ocre, tierra roxa, sombra de Venecia y del viejo, carmín, ancorca, tierra negra, esmaltes, añil, o indico, verdemontaña, tierra verde, o verdacho, y bermellón. Son accidentales el albayalde, especialmente necesario en los estofados, pero no en todos climas, porque se vuelve negro en algunos, el azul fino, y de santo Domingo, cenizas azules, ultramaro, urchilla, oropimente, genuli, claro y obscuro, guttagamba, o gutiambar, verde granillo, y verde vexiga, azafrán, ocre quemado, hollín, negro de humo, de hueso y de carbón, y cardenillo o verdete, aunque hace este lo que el albayalde en algunos temperamentos. Estos colores accidentales especialmente sirven para cosas delicadas, como iluminaciones, aguadas, y miniaturas, de que se dirá después; pero de todos ellos, solos el ocre, tierra roxa, sombras, tierra negra, y tiena verde, son mi- Tom. I. G nc- i Milton, vocant grxci miniúm, quídam cin- aptaverat, fecitque in pictura fortuna naturarrt. nabarim. Plin. 33. 7. Hoc ejemplo sirnilis, & Kealcem successus ia Cinnabari veteres, qua etiam nnnc vocant spuma equi similitér spongia impacta sequutus monochromata pingebant. Ídem, ibidem. dicitur. Plin. 35. 10. 2 Secundam sineulis co¡oribus,& mono- 4 Sed legentes meminerint, omnia ea conschromaton dictam. Plin. 35. cap. 3. tare quatuor coloribus. ídem, ibi. 3 Postremo iratus arti, quod intelligeretur, 5 Sunt autem colores austeri, aut floridi::: spongiam eam impegit inviso loco tabuls, ex floridi sunt, quos dominus fingenti prasstat. illaque reposuit ablatos colores, quaiiter cura Plin. ibi. cap. 6. 5 o MUSEO PICTÓRICO. nerales: los demás, o son totalmente artificiales, o al menos necesitan de algún beneficio del arte para poderse usar de ellos. Usase de la pintura al temple sobre pared, lienzo, tabla, pergamino, papel, seda y cabritilla; pero si se moja se destruye, y así no se puede lavar, ni usar de ella en sitios expuestos í la inclemencia del tiempo, aunque pudiera siendo barnizada. De la práctica, y observaciones de la Pintura al temple trataremos en su lugar: y ahora la dividiremos en iluminación, miniatura, aguazo, y labrada o manchada. . I J § IV. fa iluminación es la que se hace, reservando para el blanco, el que de su naturaleza tiene la superficie tersa de la vitela, papel o hueso donde se executa. Esta se hace unida o plumeada, dibujandola primero en otro papel del mismo tamaño; y después de estarcido, se pasa de perfiles con una aguadita suave de carmín, y luego se va rebajando, o cubriendo el color de cada cosa, mas 6 menos, conforme conviene, hasta conseguir el efecto que se pretende: de suerte, que nunca se usa de otro blanco que el de la superficie o materia en que se ejecuta; y este se reserva con gran cuidado donde conviene: y dando la primera aguada con tal suavidad, que sin violencia se una, y desperfile con el blanco de la superficie, se van cubriendo mas y mas las siguientes, cada una con la misma moderación, y respeto a su antecedente, hasta que tenga la fuerza que necesita; y después se suelen tocar de oro o plata molida las luces: de cuyas pra'cticas dice largamente Francisco Pacheco, en que me he detenido algo, porque no es mí intento hacer tratado especial de estas menudencias en adelante, sino de la pintura robusta, valiente y manchada de las obras grandes y espiritosas del temple, óleo y fresco, por enriquecer a el español de lo que necesita sin hacer empeño inútil de lo que abunda. -L¿ §. v. MINIATURA. fa miniatura es muy semejante a esta: solo se distingue en no ser plumeada ni unida por continuada extensión de la tinta, sino por la repetida imposición de sutiles puntos, reservando también el blanco de la superficie, y tocando de oro d plata los claros donde convenga, miniando o punteando, porque no disuene con lo demás: y en esta operación y la antecedente se gasta con notable hermosura en los verdes el cardenillo, con zumo de limón; y a falta de este, con el de naranja o vinagre. Tomo la miniatura su nombre del minio, por ser este color reservado por mas precioso para estas operaciones, y porque las pinturas monocromadas se hacían con él solo. § VI. i Pacheco, tract. de pía. ib. 3. cap. 3. E, LIBRO PRIMERO. 5 t $. VI. PINTURA DE AGUAZO. i aguazo se hace sobre lienzo blanco y delgado, humedeciéndolo por el reverso con agua natural, y sin mas blanco que el de la. superficie. Esto se dibuxa primero sobre el mismo lienzo en seco con un carbón muy suave y dócil, puesto en una caña, a proporción de la superficie; y lo que se yerra, se sacude con unas plumas; y asegurados que sean los perfiles, se van pasando en seco con una aguadita de carmín muy delicada, tanto cuanto se vea, con agua cola, o goma muy flaca; y después se va humedeciendo con una brocha grande por el reverso aquella porción que se ha de pintar, y la humedad no sea demasiada, y usando de las aguadas, según conviene a el color de cada cosa, se va concluyendo: con advertencia, que conviene acabar primero lo que se supone estar delante, y luego como se sigue, porque no se puede borrar lo hecho; y de esta suerte se pueden hacer cosas muy bellas, como se ve en las cortinas que cubren el teatro de las comedias que se hacen en esta corte: y esto mismo se puede usar para otros muchos casos, como para suplementos de tapices y otros semejantes, en que es muy a proposito, porque no salta, ni se desluce, aunque se arrolle la pintura. § VIL PINTURA LABRADA AL TEMPLE. J— ia pintura a el temple labrada es la que obra empastando y cubriendo de color la superficie, usando de blanco material para templar las tintas. Este blanco es comunmente de yeso, en que se necesita de alto magisterio y práctica, por el engaño que ocasiona su mudanza de fresco a seco; aunque en algunas partes, donde el albayalde no se toma o vicia, se suele usar de él en lugar de yeso; y aun en tablas, o cosa semejante, se usa, barnizando luego la obra para que no se tome, como ya dijimos; pero de su práctica se dirá en el to- mo segundo. P __ 2 5. VIII. PINTURA AL FRESCO. asemos ahora a la pintura a fresco. Esta es la que obra con sola el agua y los colores con la virtud atractiva del estuque fresco, que cubre la superficie donde se pinta: y es la mas robusta y valiente de todas las manetas de pintar; así por el gran magisterio con que pide ser obrada, como por no rendirse a las inclemencias del tiempo. Esta es la que ha dado inmortal renombre a los gigantes de esta facultad; a Miguel Ángel en el vaticano y sepulcro de Julio Setom. I. G 2 gun- I Passar. 3. part. tom. 3. in vita Mickael. MUSEO PICTÓRICO. giindo, en la capilla de Sixto en san Pedro Advincula: a Rafael de Urbina en el palacio del papa, y en el de los duques de Florencia 2: a Polidoro en las fachadas y frisos de las calles de Roma 3: a el Corezo en el domo de Parma: a Anibal en las de sus célebres, y estupendas galerías: a Pedro de Cortona en las del palacio del príncipe Panfilo, y las del cardenal Barberino: a Lanfranco en diferentes cúpulas y capillas de Roma y Ñipóles 4: a el Dominichino en la capilla del tesoro en Nápoles: a Pcregrin de Peregrini en la insigne librería del Escorial de España: y a Lucas Jordán en la escalera y bóvedas de la Iglesia de aquella justamente octava maravilla del mundo: a Miguel Colona, y Agustín Mitelli boloñeses, en el techo del salón de los espejos del cuarto del rey nuestro señor en el palacio de esta villa de Madrid, y en la cúpula de la Merced calzada, y en la ermita de san Pablo en buen retiro; siendo los primeros que en España dieron luz del manejo galante a fresco, y buena manera de adornos y perspectiva de techos; y de nuestros españoles don Juan Carreño, y don Francisco Rizi en el techo referido de palacio, donde pintaron algunas historias a fresca; y asimismo en la cúpula ovada de san Antonio de los Portugueses: aunque por haberle venido algún detrimento, retocó Lucas Jordán algunas cosas, sin alterar su composición, continuando lo restante de cornisa abajo; y no menos se esmeraron Rizi y Carreño en el ochavo célebre del camarín de nuestra señora del Sagrario de Toledo: don Francisco de Herrera en el coro de san Felipe el Real, y en la capilla de nuestra señora de Atocha, que después retoco, y continuó Lucas Jordán: Claudio Coello, José Donoso, y Juan Cavezalero en varias obras, que se ven exeeutadas con eminencia en esta Corte: y de la manera antigua, y mas fatigada,
Gaspar Becerra y Patricio Cajes en el paso de la sala de las audiencias de este palacio de Madrid: Vicencio Carducho, y su hermano Bartolomé, y Eugenio Cajes en el palacio del Pardo y otras partes: César Arbasia en la capilla del Sagrario de la santa iglesia de Córdoba: y Antonio del Castillo en las figuras de la puerta del perdón de dicha iglesia: Luis de Vargas en la torre de Sevilla: Alonso Vázquez en el claustro de san Francisco de Sevilla: Matheo Pérez de Alecio en el- san Cristoval, y puerta del Cardenal de dicha ciudad: a
Alonso Berruguete, Antonio Mohedano, y otros no inferiores, que omito por la brevedad. Que usasen los romanos este género de pintura lo hallo constante en Punió; así porque expresamente nota los colores, que en fresco se pueden gastar 5, que son los minerales, excluyendo los artificiales, como por la freqüente relación de templos pintados en tiempo de los romanos. Tal fue el de la salud por Favio Cónsul 6, y el de el honor, y la virtud por Accio Prisco, y Cornelio Pino 7: y sobre todo, las pinturas, que menciona en el templo de Juno arruinado en Árdea, mas antiguas que Roma 8, de mano de Marco Ludio Elota; y i fassar. j. fart. tom. i. in vita Rapkael. urbis conditae 401. &c. ídem, cap. 4. ibld. 2 ídem 3. part. tom. 1. in vita Polid. 7 CornelillS Pinus, & Actius Priscus, qtü 2 Ide a, ibid. in vita Antón. Covregii. honoris, &z virtutis íedes imperatori Vespasiano 4 Belori, in -vita ipsorum. Augusto restituendi pinxerunt. Ídem, ibid.c. 10. ? E om.iibus coloribus eretulam amare, 8 Extant certé, hudiéque aniiqniores Urbe ttdocj'te illiai recussant, purpurissum, indicum, picturx Árdese in adibus sacris, quibus, equi- &c. Piin. 35. cap. 7. dem millas a,' qué miror tam longo svo durantes 6' Ipse, Fabius, asdern salíais pinxit atino in orbiíate iecti,veluti recentes Similiier La- jiu- LIBRO PRIMERO. 53 y asimismo las de Atalanta y Elena, del mismo artiíice en Lanubio, ciudades contérminas a Roma, en cuyos subterráneos se han descubierto otras muchas en nuestros tiempos, como se verá adelante, lib. 2. cap. 9. Y que estos sitios no fuesen pintados con las ceras también lo asegura; pues dice ser este modo extraño a las paredes, pero apropósito para las naves, en que sin duda lo usaban; y porque llamándole pintura de las paredes, por antonomasia, se debe entender la del fresco, por ser privativa de estos sitios, que si bien pudieran ser a el temple, parece lo contradicen las referidas de los templos de Árdea y Lanubio, en que pondera la duración, conservando su esplendor y hermosura, con privación del techo, sin que las inclemencias repetidas del tiempo hubiesen bastado a devorar el lustre y frescura de los colores, lo cual era imposible al temple, cuya pintura, sin duda reservaban para las tablas, teniendo la cerífica destinada a las naves; pues si de esta usasen también en las tablas, no le pusiera aquella limitación: luego siendo, como lo es, impracticable el fresco en las tablas, precisamente usaban en ellas del temple, y consiguientemente el fresco en el muro, pues otro sitio no puede tener. parece concuerda con esto Vitrubio, pues dice largamente de la pintura de las paredes, en especial en lugares frescos, subterráneos y húmedos, en los cuales, ni el temple, ni las ceras podian subsistir, especialmente en la diuturnidad que suponen 2; aunque algunas pudiesen también ser a el temple, estando bien defendidas, y libres de toda humedad. También parece ser de este sentir Schefero, pues no ignorando cual sea en nuestros tiempos la pintura de las paredes, dice indistintamente, que es antigua costumbre 3, y consiguientemente practicada de los griegos, citando en su favor á Pausan ias, y el antiquísimo templo de Apolo Deifico, adornado con este género de pintura, y el de Eleusina, que pintó Athenion: Asimismo, dice Plinio, que Pausias, natural de Sicion en Grecia, discípulo de Panfilo, fue el primero que inventó el pintar las bóvedas y sótanos. 4 Pintábanse también en Grecia los sitios públicos, como plazas, portales, y las aulas o clases de las universidades de Atenas, donde se figuraban los filósofos y areopagitas del magistrado de los atenienses $: Píntase, dice Sidonio Apolinar, a Speusipo con la cabeza inclinada; a' Arato descubierta; d Zenon arrugada la frente; d Epicuro es tendida; d Diogenes barbado; d Sócrates peliroxo; d Aristóteles con el brazo levantado; d Xenocrates con la pierna encogida; d Heraclito con el llanto cerrados los ojos; d Democrito con l.i risa abiertos los labios; d Crisipo para indicar los números, encogidos los de- nubii, ubi Atalanta, & Helena cominus pictn: sunt nuda; ab eodem artiíice, utraqne excellentissima forma, sed altera, ut virgo, ne ruinis quidem templi concussa. Plin. 3;. cap. 3. Decet non sileri, & Ardeatis templi pictorem,&e.::::MarcusLudius ElotasiEtolia oriundus, &c. ídem, ibi. cap. lo. 1 Cera? tinguntur iisdem coloribus ad eas picturas, quat inurunrur, alieno parietibus genere, sed clasibus familiari. Ídem. ibi. cap. 7. 2 Csteris conclavibus, id est, vernis, autumnalibus, xstivis, etiam atriis, & peristiliis constitutae sunt ab antiquis ex certis rebus certa; raiiones picturarum. Vitrub. lib. 7. cap. j. Patentibus autem locis uti exedris. Ibid. 3 Pingere in parietibus antiqua consuetudo est::: Gra;ci quoque hoc in usu habuere, ut Pausa nias nos docet locis plurimis. Sclefer. de arte ping. §. 24. 4 Pausias Sicyonius, idem, & lacunaria primus pingere insiituit. Plin. lib. 3$. cap. 1 1. 5 Pingebantur & leca publica, ut fora, porticus, gimnasia. Schefer. ibid. 54 MUSEO PICTÓRICO. dedos; d Enclides para las dimensiones dilatados; d Chantes por uno y otro roídos. Y en sitios tan descubiertos es constante que no podia subsistir el temple. Confírmase esto con el templo de Árdea referido, cuyas pinturas, según se ha visto, eran mas antiguas que Roma; por donde se infiere no fueron hechas en tiempo de los romanos, ni por alguno de ellos, ademas de ser su autor oriundo de Étolia, una de las regiones de Grecia 2: y se corrobora esta razón en la elegante forma y perfección de Atalanta y Elena desnudas, que expresa Plinio; pues llegó a intentar Poncio, legado de Cayo, llevárselas, si lo permitiese la naturaleza del muro, o bien fuese con honesta estimación del arte, o con torpe incendio del deleite 3: y estas eran, sin duda, de mano de los griegos; pues antes de los romanos no se discurre otra nación que llegase a tanta eminencia en el arte; y al menos, como ya se ha dicho, es preciso persuadirnos a que estas eran a fresco, según su indemnidad, en los accidentes de la ruina, y las voracidades del tiempo. Lo cierto es, que desde Chimabue hasta el presente se ha usado, sin que conste de su especial inventor; pero si de haber este restituido en Italia la Pintura, participándola de los griegos, aunque imperfectamente, por estar allí consumida desde los estragos lamentables de Totila, y Constante II en aquel formidable imperio, como nos lo dicen las historias. Y así, soy de sentir que la pintura a fresco tuvo su principio en las prácticas y expoliciones de la arquitectura; pues sabemos que los egipcios no tenían otro idioma que el mudo lenguage de los geroglíficos, ya esculpidos, 6 ya pintados en sus pirámides, burbos, eremos, obeliscos y mausoleos: y cultivándose, especialmente en Grecia, el arte con el ingenio, llegó al auge de su perfección, sin que de esta especial inventiva se haga particular mención por autor alguno, que yo haya visto, no siendo despreciable la felicidad de quien lo hallase; pues, á juicio de todos los prácticos y doctos, es el mas galante y magisterioso modo de pintar: y es sin duda porque nació con el arte mismo, y porque no lo distinguieron del temple, por ser una y otra pintura de calidad aquosa, a distinción de la cerífica o untuosa. Y así, Plinio solo entra sencillamente a discurrir de los colores que en fresco se pueden gastar, y cuales no, sin hacer de ello mas especial consideración, como ya se ha dicho. 4 Consiste finalmente la maravillosa operación de este linaje de pintura en la virtud atractiva del estuque, formado de cal y arena, con cuyo ardor, a el parecer insaciable, chupa y embebe en sí la humedad que llevan los colores con tal violencia, que de ahí se sigue el incorporar, y unir en sí mismo aquellos colores que verdaderamente son homogéneos, o semejantes a su naturaleza; pues consideradas las tierras minerales, son de la naturaleza de la arena; y conside- ran- i Per gimnasia pingunturareopagitica, vel satis; Cleantes propter utrumque corrosis. Si prytaneum; Speusippus cervice curva; Aratus don. sipollin, lib. 9. cap. 9. panda; Zenon fronte contracta; Epicurus cute 2 Marcus Ludius Elotas JEtolia oriundus. disienta; Dtogenes barba cómante; Sócrates PHn. ubi supra. coma candente; Aristóteles brachio exserto; 3 Pontius, legatus Caii principis, eas tolle- Xenocrates crure colecto; Heraclitus fleiu ocu- re conatus est, libídine accensus, si tectoiii na- lis clausis; Democritus risu labris apertis;Chr¡- tura permisisset. PHn. 35. cap. 3. sippus digitis propter nuruerorum indina cons- 4 Qui colores udo non inducantur, &c. trictis; Kuclides propter mensurarum spatia la- PHn. 3J. cap. 3. LIBRO PRIMERO. ana- rando el blanco que con ellos se gasta, es la misma cal, aunque alo-unos le den mitad, o tercio de alabastro o mármol blanco: con que de este congreso de los colores y la cal viene a resultar otra especie de estuque, de tal modo trabado y unido con la túnica del otro que está debajo, en virtud de la humedad, que de los dos resulsa un mismo cuerpo, pues queda como inseparable uno de otro. Defraúdase este efecto por una de tres razones, o por demasiado yelo, d por demasiado calor, o por demasiado tiempo: el yelo demasiado cierra los poros a la superficie, con que le falta aquel atractivo, y toda la operación queda inútil como ceniza: el demasiado calor enxuga tan rápidamente la cal, que llega ya á fraguar en sí aquella trabazón y fortaleza que ha de obtener, con que se pasó aquella apta disposición que tenia antes de adquirir esta forma: el demasiado tiempo causa en la cal aquella telilla o espejuelo que vemos sobre el agua cuando la cal está en remojo; y cerrándosele con esto los poros, cesa también aquella virtud atractiva, y consiguientemente su efecto: pero de sus remedios, y los varios efectos de los colores, con otras importantísimas observaciones, se tratará en sus prácticas, lib. 7. tom. 2. P §. IX. PINTURA A óleo. asemos ahora a tratar de la pintura a óleo, que es hoy la üniversalísima en todas las provincias, especialmente de Europa. Esta es la que pinta en virtud de aceytes disecantes, con unión, firmeza y hermosura sobre todas materias. Es la invención mas prodigiosa que han hallado los hombres dentro de las jurisdiciones del pincel, porque si bien la del fresco es varonil, magisteriosa y franca, tiene la limitación de ser solo para las paredes o sitios de albañilería; pero esta es para todo linaje de superficies, admitiendo pintarse y retocarse muchas veces, hasta que el artífice esté satisfecho, lo que no se puede hacer en las otras sin grave perjuicio y contingencia de la obra: pueden justamente hacer honrosa competencia a griegos, egipcios y caldeos por tan precioso hallazgo las provincias de Europa, especialmente las bélgicas, donde nació; y las de Italia, donde adquirid su perfecto nutrimento. fue su inventor Juan de la Encina, natural de la ciudad de Mastric en Flandes, y morador en la de Brujas, a cuya causa otros le imponen este apellido, aunque otros el de Vaneik, l el cual, curioso y especulador, vino a descubrir sobre los años de 1 4 1 o 2 la cualidad disecante del aceyte de linaza, con el cual, mezclando los colores, y usando de ellos con unión, xugo y morbidez, mas que en Otra de las maneras de pintar, se consigue firmeza, hermosura y duración en la Pintura, como esté libre de las influencias del sol y de la luna. §.X. 1 Jo.innes Vaneik primus docuit oleum ]!- in tbeat. vit. humante. ni adhibere, & miscere cuín coloribus, quod 2 Según Cario FTimñander, en las vidas de antiquitas ignorasse videtur; at modo nihil pintores, que escribió en flamenco. toto orbe magis familiare. Laurent. Veyerlink. 5 6 MUSEO PICTÓRICO. D Flandes la trasladó a Italia Antonelo de Mecina: y de allí la participó a España
Alonso Berruguete, español, con mas perfección que otro alguno, hasta su tiempo, como discípulo del gran Miguel Ángel. He visto ¿n poder del excelentísimo señor duque de Uzeda una pintura de una imagen de nuestra señora con el niño Jesús en una tabla pequeña, de mano del referido Juan de Brujas, de una tercia de alto, y quarta de ancho, hecha con extremado primor y .sutileza; y otra de Antonelo de Mecina de un Ecce Homo, de medía vara de alto, y una tercia de ancho, no tan aventajado como la de su maestro, pero con muy buena manera: y lo que infiero es, que Alberto Durero le imitó mucho, porque es su manera muy semejante a la de Juan de Brujas. Los colores, son todos los minerales y artificiales que tienen cuerpo y pasta: bien que el cardenillo, azarcón, azul verde y oropimente no los tengo por seguros; porque el azarcón escupe un sarro con el tiempo, que destruye el xugo de lo pintado, y los otros con el tiempo se vuelven negros: bien que hay algunas provincias, como en el Andalucía, donde permanecen casi indemnes. Los azules, todos se pueden gastar; pero el esmalte en lo común, y ultramaro en lo precioso, es lo mas seguro, y algunas veces el añil o índico, especialmente para apretar los obscuros. Los azules y los blancos necesitan de labrarse con aceyte de nueces para mantenerse 5 y en los otros colores es mas robusto el de linaza. El albayalde, ocre, tierra roxa, y sombras se conservan en sus escudillas dentro del agua: el carmin, ancorca, verdacho, negro de hueso, de tierra o de carbón, y los demás, no la admiten, excepto el genuli, y el bermellón. Estos colores, así templados, se ponen en una paleta de madera preciosa, y muy delgada, en cantidad proporcionada a la obra; y es el mas cortesano, y menos embarazoso modo de pintar, porque no se necesita de tanta multitud de vasijas como en los demás. CAPITULO VIL Composición integral di la Tintura. § I. s iguiendo el método de la división actual, llegamos a considerar la Pintura según sus partes integrales: así lo juzgó conveniente Séneca en su filosofía, dividiendo su místico y grande cuerpo en las partes que le componen, para que por este medio se venga mejor en el conocimiento del todo. 1 Así como el hombre, después de considerarle animal racional, que son sus predicados metafísicos, según el género y la diferencia: y después de considerarle en lo físico, como com- 1 Rem utilem desideras, & ad sapientiam poni. Faóilius enim per partes ¡n cognitionem properanti utique necessariam, dividí philo- totius adducimur. Séneca ¡pisto!. 89. ., soph-iam, &¿ ingerís corpfts ejus in siembra dis- LIBRO PRIMERO, 57 compuesto substancial de materia y forma, alma y cuerpo, que es lo que hicimos de la Pintura en los capítulos antecedentes, pasan los hlcsofos a considerarle según sus partes integrales o corporales, como son cabeza, manos, pies,&c. de manera, que el todo no se puede perfectamente concebir sin alguna de aquellas partes. Y así, la Pintura, en esta consideración, se compone, o se divide en siete partes, que son: argumento, economía, acción, simetría, perspectiva, luz y gracia, o buena manera. No ignoro que otros discurren con diferencia alguna en esta materia, en que no quiero cansar al aficionado: baste decir, que después de confundir unas cosas con otras, viene todo a coincidir en un mismo intento; y también poner la delineacion, que es el dibujo, por parte integral, siendo la forma substancial, no lo tengo por acertado; ni tampoco el color, que es la parte material, si se considera el colorido pictórico; y si se considera abstraído de este respeto, es inseparable de la luz. Y así, con exacta diligencia he investigado únicas y precisas las referidas siete partes integrales. L $. II. ARGUMENTO HISTÓRICO. ía primera, que es el argumento, es el asunto, caso, historia, o concepto que se ha de expresar. Este es en dos maneras; uno, que todo pende del ingenio del artífice; otro, que está ceñido a las puntualidades de la historia 2: A este llamaremos argumento histórico; a el otro metafórico. El histórico comprende toda historia, sagrada, humana, y fabulosa: que si bien las fábulas rigurosamente no son historias, son fundadas en casos históricos, confabulizados por la ciega superstición de la gentilidad. Y es de notar, que aunque en términos pictóricos, no es historia la que no excede de dos figuras; si las dos figuras actuaren caso histórico, como Cain en el fatricidio de Abel, esta será historia precisamente j pero si fueren dos figuras tan independientes, que aunque se quite la una, no le hace falta a la otra, este no se llamará historiado. Y si el cuadro o superficie, donde hay una o dos figuras solas independientes, estuviere organizado de otros adherentes, como algún trozo de arquitectura, pais, cortina, bufete, &;c. aunque sea un retrato, en términos pictóricos llamamos también historiado; porque aunque no hava mas que una figura, aquel congreso, organizado de varias partes, de cuya armoniosa composición resulta un todo perfecto, se imagina historiado, pues para su constitución se ha de observar la misma graduación y templanza que en una historia; y porque los dichos adherentes substituyen el lugar y colocación de las figuras. §. III. Y así, dividese este argumento histórico en racional, sensitivo, vegetativo, inanimado, y mixto. Esto es, considerándole en toda su latitud, según los tértom. I. H mi- i Demetrius ipse putabat argumentum jpsum quod pendet totum ab ingenio pictoris; aliud partem esse attis pictorum. t'osüus,in grapb.2. quod ad certa constriétbim est excmplaria. JV: t -- 1 Observandum ergó, dúo esse geneta ai- fgr. §. 28. gumentorum, qU £ pingenda veniunt; aliud 5 3 MUSEO PICTÓRICO. minos pictóricos. El racional es el que se actúa de sucesos y figuras humanas, en que fueron maravillosos Rafael de Urbino, el Dominichino, Lanfranco y otros muchos. El sensitivo el que se compone de animales de una o varias especies, como aves, pescados y rieras, en que se aventajaron Pedro, y Martin de Bos, y Azneira, discípulos de Rubens, en monterías, cebaderos, hosterías, y otros semejantes asuntos. El vegetativo es el que se compone de árboles, frutas o' flores, como los paisajes, floreros y fruteros, en que se han señalado Artoes, el Jesuíta, Mario, y Ruó Polo. El inanimado es el que se organiza de varias cosas inanimadas, como edificios, arneses, aparadores, instrumentos, vestuarios, y otras riquezas y alhajas semejantes o inferiores l, en que ha habido célebres ingenios; y entre los nuestros fue aventajadísimo don Antonio Pereda. El mixto es el que se compone de todos, o algunos de los referidos; y es el mas agradable y deleytoso por la variedad, y el. que mas descubre la fecundidad del numen del artífice: bien que en Italia es muy práctico que sea una pintura de tantas manos quantas son las diferencias de los referidos argumentos; lo que no sucede en España, o porque el ardimiento de sus espíritus no sufre parcialidades en las glorias, o porque la fecundidad de sus ingenios precautela industriosa la esterilidad de las ocasiones, o' en estilo mas vulgar, porque no podria mantenerse un artífice con solo hacer flores o paisajes, como ha sucedido a muchos; y en esta inteligencia, cuando vemos un cuadro, aunque sea de pais, flores o frutas, &c. decimos estar bien o mal historiado, según observare en su colocación y degradación de cantidades y luces los preceptos de la historia. §. IV. E. ARGUMENTO METAFÓRICO. (1 argumento metafórico es el que en virtud de una metáfora ingeniosa manifiesta el concepto de su autor. Es la metáfora madre de toda sutileza intelectual: el mas ingenioso, peregrino, agudo, y admirable parto de nuestro entendimiento dice el conde Emanuel Tesauro, en cuyo precioso tesoro haliará el aficionado fértil materia para enriquecer el ingenio con este linaje de erudición 3, en que yo no me alargaré, por no propasarme de los términos, que me prescribe el asunto: solo diré algo de las especies de este argumento metafórico, que mas comunmente se ofrecen en la Pintura: de estas, unas pertenecen rigurosamente a el Pintor, otras a los humanistas: las que pertenecen a el Pintor son cinco: metáfora natural, moral, vultuosa, instrumental, e konológica. L §. V. METÁFORA NATURAL. (a metáfora natural es aquella, que mediante algún signo natural manifiesta el concepto del Pintor. Tal fue la que expresó Nealces, ingenioso artífice, el i Eadem consuetudo deindé transit ad alia, nita fieré varietate picta:. Schefr. §.;. ut arma, & utensilia, & supellectilem omnerri, 2 Emmanuel Tkesautus, in ccmocbiale aristo- & aitium diversa instrumenta, lpsa; vestes infi- teico. LIBRO PRIMERO. 59 el cual, habiendo pintado una batalla naval entre persas, y egipcios, para dar á entender que esta fue en el Ni lo, cuyas aguas no tenían diferencia de las demás, puso un jumentillo bebiendo, y un cocodrilo acechándole, por ser privativa de aquel célebre rio la producción de semejantes rieras. ' Tal fue la discreción del ingenioso Timantes, que para demostrar la grandeza del gigante Polifemo en la estrechez de una pequeña tabla, habiéndole puesto escorzado, puso unos satirillos de muy desigual tamaño a tan vasta mole, midiéndole el pulgar de un pie con un bastoncillo de cuatro palmos 2: con cuyo argumento se viene a inferir, que el jayán tenia cuarenta y nueve varas de alto; pues siendo el pie la séptima paite de la rigura, y siendo el pólice la séptima parte del pie, multiplicado el siete por sí mismo viene a cumplir las dichas cuarenta y nueve varas. Tal fue h discreción de un moderno, que pintando el desconsuelo de Agar, sedienta en el desierto, puso volcada la botella del agua que sacó de casa de Abraham. 3 Tal la discreción de otro, que pintando aquella misteriosa zarza de Moyses, que ardía sin consumirse 4, ni puso cenizas, ni humo, en cuyos dos extremos se resuelve cualquiera materia combustible; pues si para consumirse eran sio-nos naturales el humo y la ceniza; por el contrario, para no consumirse, es signo natural carecer de estos dos extremos. Y de esta clase son todos los conceptos, que en virtud de signos naturales se demuestran. L §. vi. METÁFORA MORAL. ía metáfora moral y de costumbre es aquella que manifiesta el concepto del artífice, en virtud de algún signo, que por la costumbre, o libre imposición de los hombres, adquirió derecho a aquel significado, observando los trajes, ritos y costumbres, conforme a los sujetos, naciones y tiempos 5; pues lo contrario seria grande absurdo, como si se pintase un senador romano con palio, y un griego con toga; estos sin barbas, y aquellos barbados; o un godo con golilla, y un español de estos tiempos con calzas atacadas, &c. que uno y otro es contrario a lo que se practicó en su tiempo: a cuyo intento dijo elegantemente el Fresnoy 6: Sit thematis genuino-, ac viva exprés sio juxta Textum antiquorum prepriis cum tempore formis. En la metáfora de costumbre loable fue la del caballero Centensis, llamado el Guarchino, en la muerte de Amnon a manos de su hermano Absalon, por Tom. I. H 2 la i Nealces venerem solers in arte ingenioso tes. Plin. 35. cap. 10. operi suppinxit. Siquidem cum pratlium navale 3 Cumque consumpta esset aqua in utre b- xgyptiorum, & persarum pinxisset, quod in jecii puerum si.bter unam arbortm, qLX ibi JVito, cujus aqua est mari similis, factutn vo- erat. Gen. 21. lebat intelligi;argumento declaravit quod arte 4 Ec videbat quod rubus arderet, & non non poterat; assellum namque in li'tore bí- combureretur. Exod. 3. bentem pinxit, & crocodilum insidiantem e¡.; Nequid preposteré, abhorrensve, vela Plin. 35. cap. 11. moribus publicis, privatisque pingatur: ut si 2 Sunt & alia ingenii eius ejemplaria, ve- romanus in palio, grscus in toga.hi imbtrbes, luti cyclops dormieua in parva tabella. Cujus, illi barbati formentur. Scbefer. §. 29. & sic magnitudinem exprimere cupiens, pin- 6 Carel, ¿llpb. de Fresnoy, de arte grapbica. xit juxta satyros thyrso polliceía ejus metien- 6o MUSEO PICTÓRICO. la infame fuerza que hizo a su hermana Thamár '; que habiendo sido el caso al fin del banquete, para demostrar esta circunstancia, puso en la mesa unos anises vertidos del plato con la turbación del suceso. No fue menos acertada la observación moral y ritual de otro, que habiendo pintado un caso acaecido dentro de un templo en dia solemne observó en los ornamentos aquellos colores que la iglesia manda en su ceremonial en tal dia. Y de esta clase son todos los argumentos que expresan semejantes cosas, dependientes de la libre imposición, costumbre y observancia de los hombres. L §. VIL METÁFORA VULTUOSA. fa metáfora -vultuosa es aquella en que por las indicaciones del semblante manifiesta el artífice las pasiones que ocultamente predominan en los sujetos. Es el semblante el reloj de muestra de todos nuestros ocultos movimientos; en él se manifiesta el sexo, la edad, el ingenio,y las perturbaciones del ánimo: el sexo, porque diferente es el rostro del varón que el de la mujer: la edad, porque el vi°"or juvenil es muy distinto que el de una debilitada senectud, y aun esto es lo mas fácil 5 pero en las otras dos cosas, lo mas precioso y elegante de la Pintura está colocado 3: pues en el genio se ha de atender cuanto se distingue en el semblante el modesto del atrevido; el sabio del necio; el continente del sensual; el robusto y diligente del flaco y perezoso, &c. En las perturbaciones quanto inmuten la propia y natural representación del semblante; pues diferente es el del ayrado; diferente el de el poseido de la liviandad; el de el que siente, o el de el que se alegra, &c. 3 Señalado fue en este linaje de agudeza Aristides tebáno, el primero, según Plinio, que pintó el ánimo, sus perturbaciones, y costumbres, a quien los griegos llaman Ethe 4: y así Aristóteles a su filosofía moral la intituló Ethica, por lo que pertenece a las costumbres 5 a cuya causa, lo que es costumbre observada se llama Ethiqueta. Y aunque este linaje de argumentos incluye la expresión de costumbres, no por eso es de la clase antecedente; pues en aquel, de una observancia, o costumbre universal en lo extrínseco se infiere un concepto interior; y en este, de un Índice exterior se deduce una costumbre interna y personal; y eso es pintar el alma, sin cuya expresión, la Pintura parecerá estatua, y no viviente; pues en los vivientes el alma solo se deja ver en estas indicaciones: luego si las mismas vemos representadas en la Pintura, disculpa tendrá el que la creyere animada. No fue menos excelente Zeusis, que en la Pintura de Penelope, parece que le 1 Obsérvate, cum tremulentus fuerit Amnon vino, & dixero vobis, petcutite eum, & interficite. 2. Reg. 13. 2 Ex omni autem philosophia, sed prascipué ex morali presidium pictori accersendum est, cum animuin pingere, ac sensus omnes exprimere, & perturbationes, atque alias animi affectiones summam Picturse conciüet laudein. Nam hunc variiim, iracundum, jusium, in- constantem, eundem execrabilem, clementem, dulcem, misericordem, excelsum, gloriosum, humilem, ferocem, fugacem, non nisi ingenii est. Antonio Possevin. de Pict. poesi. cap. 23. 3 Hxc omnia apud Scbef. vide §. 37. i£ apud Jun, lib, 3. cap. 7. 4 Aristides thebanus omnium primus animum pinxit, & sensus omnes expressit,quos vocant gixci Etee. Ítem perturbationes.i 3 ¿.35.io. LIBRO PRIMERO. 61. le pinto las costumbres. l Y asimismo Polignoto, según Aristóteles, en las efigies ó retratos de los hombres 3, en que Apeles fue tan puntual, que los astrólogos vaticinaban los sucesos del retratado por las expresiones del retrato 3: pero en los afectos fue singularísimo el ingenioso Timantes, pues en sus obras sé entendía mas de lo que pintaba; y con ser en el arte tan excelente, en el ingenio era superior al arte. 4 De su heroyco pincel fue aquel célebre sacrificio de Ifigenia, ilustrado de tantas lenguas como plumas, donde se miraba la doncella infelice expuesta en las aras a ser víctima de la fiera diosa de las fieras, y todos los circunstantes con tales afectos de tristeza, que habiendo consumido en ellos toda imagen expresiva del dolor; y debiendo exceder a todos la del padre, desconfiado de hallarla puntual, le cubrió el rostro, haciendo de la dificultad misterio, y del acaso expedición: efecto posible del paternal amor, o por no ver trajedia tan precisa, como lastimosa, o por enxugar las lagrimas tan lastimosas como precisas, dejando a la discreción mas diligente la puntual delineacion del semblante, y logrando con los elocuentes colores de la retórica lo que no pudo con las mudas frases de la Pintura. No carece de apoyo en las sagradas letras esta discreción de Timantes; pues delineando el sagrado historiador aquel funesto expectáculo de la muerte de Cristo señor nuestro, hablando de su madre santísima solo dice que estaba junto a la cruz; porque siendo madre, y estando junto a la cruz, es menos cualquiera otra expresión de dolor s: y así no quiso demostrar el que padecía, dejandolo a la consideración del que meditare, haciéndose cargo de las circunstancias. §. VIII. L METÁFORA INSTRUMENTAL. ía quarta metáfora del ingenioso Pintor es la instrumental: esta es la que mediante algún instrumento determina la representación personal de la figura: como en los sagrados Apóstoles, y otros santos mártires, o confesores, aquella insignia, atributo, o instrumento de su martirio, o de alguna excelencia singular, por donde vienen a ser conocidos; como las llaves a san Pedro; el montante a san Pablo; el aspa a san Andrés; las llagas a san Francisco, &c. Y asimismo en los dioses de la gentilidad; como el rayo a Júpiter; la segur a Saturno; la lyra á Apolo; las llaves a Jano, &c. Y a cualquiera otra figura aquel instrumento mas personal, e individual suyo, para que mediante aquel signo instrumental se venga en conocimiento del signado, que es el héroe que se pretende representar. De todo lo cual hay ilustres ejemplares entre los antiguos y modernos, por ser la metáfora mas comunmente practicada de los profesores de esta facultad. §.ix. i Zeusis fecit & Penelopem, in qua pin- Ejus enim est Iphigenia,oratorum laudibus ce- xisse mores videtur. Plin. 35.9. lebrata. Qua stante ad aras peritura, cum mas- 2 Polygnotus mores hominum belle expri- tos pinxisset omnes, prsecipué patruum, cum mebat. Axist. poet. 6. tristitia; omnem imaginero consumpsisset, pa- 3 Imaginum Ule similitudines adeó indis- tris ipsius vukum velavit, quem digné non pocreté pinxit, ut,incredibile dictu, Appion gram- terat ostendere::: in ómnibus ejus operibus inmaticus scriptum reliquerit, queniam ex facie telligitur plus semper quam pingitur. Et cum hominum ad divinitatem, quos metoposcopos ars summa sit, ingenium tamen ultra artem est. vocant, ex iis dixisse, aut futuras mortis annos, Plin. ibid. aut prxierit. Plin. 35. 10. 5 Stabant autem juxta crucem Jesu mate 4 Timanthi, vel plurimum affuit ingenii. . ejus, & sóror matris ejus,&c. Joan. 19. t 5 a MUSEO PICTÓRICO. §. IX. ARGUMENTO ICONOLOGICO. JLia quinta y última metáfora del Pintor es la iconológica. Esta es aquella, que mediante una figura humana, representa algún sujeto abstracto o invisible. Como las virtudes, los vicios, las ciencias, las artes, el dia, la noche, que no siendo figuras física y realmente, las representa como si lo fuesen: para cuya expresión se sirve de las otras metáforas; como la grulla para la vigilancia; el avestruz para la gula; la espada para la justicia; la oliva para la misericordia, sin olvidar la expresión de afectos, la propiedad de los colores, y todos los demás signos expresivos de aquel concepto doctrinal, satírico, o ridículo que se intenta demostrar. No se oculto a los antiguos este linaje de argumentos; pues el grande Apeles pretendiendo dar a entender que Alexandro no solo venció la Persia con la guerra, sino a la misma guerra con la paz, pintó el furor bélico en semejanza de un joven furibundo y embravecido, los ojos vertiendo fuego, los labios espumosos y sangrientos, cargado de heridas y cadenas, depuestas las armas, y atadas atrás las manos, atraillado al carro de Alexandro triunfante '; de cuyo original, mudada la cabeza de Alexandro en la de Augusto 2, copio Virgilio el furor bélico encadenado en el templo de Jano: Furor impius intus, Sava sedens super arma, & centum v'mctus ahenis Post tergum nodis ¡jrcemit horridus ore cruento. En cuya especie floreció asimismo el ingenioso Parrasio, el cual, por motejar la estraña inconstante naturaleza de los atenienses, compuesta de contrarios afectos, pintó un demonio fiero y benigno, constante y vario, intrépido y tímido, belicoso y pacífico 3: ¡ Pintura verdaderamente ingeniosa ! Pero en que forma lo figurase no lo dice Plinio, y lo declara con su natural viveza Manuel Tesauro: imagino, dice, que era un demonio con dos cabezas, la una de hombre, y la otra de fiera; con una pierna a manera de columna, y la otra de sierpe; en hábito compuesto de piel de león y de cordero; empuñando con la una mano la espada, y con la otra un ramo de oliva.,; Y quien se aseguraría, dice, de aquel monstruo, en quien estaban los vicios tan mezclados con las virtudes 4, que sin dispendio de la piedad no se le podia arrancar de lo íntimo la vileza ? Con esta especie de argumentos han ilustrado sus heroicas obras del fresco todos los autores antiguos y modernos mencionados en el capítulo antecedente. §.X. i ítem belli imaginem restrictis a tergo ma- mentó quoque ingenioso. Volebat namque va- nibus Alexandro in curru triumphante. Pin. 35. rium, iracundum,injustum,inconstantem.Eun- cíip. 10. Et super ipsum Emmanuel Tíesaur. in Ca- dem vero exorabilem, elementen!, misericor- nocb. slrist. in causis efficient. argutiee humana. dem, excelsum, glotiosum, humilem, ferocem, 2 Excisa facie Alexandti, divi Augusti ima- fugacemque, & omnia paritér ostenderc. Pin. ginem subdere. Pin. ibid. 35. 10. 3 Pinxit Si dosmonein atheniensium argu- 4 Tkesaur. ubi suprá. 3-j LIBRO PRIMERO. 6 3 §. X. EMBLEMA. as especies del argumento metafórico que se ofrecen en la Pintura, y rigurosamente pertenecen a los humanistas son: emblema, geroglífico, y empresa. Supongo, que si el Pintor fuese humanista, no habia menester mendigar de otros ingenios. Es pues el emblema una metáfora significativa de algún documento moral, por medio de figuras iconológicas, ideales o fabulosas, u de otra inge tiiosa y erudita representación, con mote o poema, claro, ingenioso y agudo. l De este linaje de erudición se usa mucho en galerías de príncipes y señores, para ilustrar las bóvedas y frisos, haciendo elección, según lo pide el instituto de la pieza, a discreción del ingenio. i XI. E, GEROGLÍFICO. geroglífico es una metáfora, que incluye algún concepto doctrinal, mediante un símbolo o instrumento sin figura humana, con mote latino de autor clásico, y versión poética en idioma vulgar. 2 De estos se usa en funerales de héroes, y grandes capitanes, y en coronaciones de príncipes, entradas de reina, y otras funciones semejantes; y asimismo en fiestas solemnes del santísimo, y de la purísima concepción, canonizaciones de santos, y otras festividades, en que se aplican figuras y símbolos de la escritura sagrada, y otros conceptos teológicos, arcanos y misteriosos. §. XII. L EMPRESA. la empresa es una metáfora significativa de un concepto particular y heroyco, por medio de figura y propiedad peregrina, ayudada de un mote agudo, equívoco y de poeta clásico. De estas se usa en los escudos, cimeros, insignias, armas y estandartes 3, sin versión vulgar; porque su concepto ha de ser mas oculto, enigmático, y sin figura humana, de suerte, que de estos tres linajes de argumento, el primero, que es el emblema, tiene mas latitud en el tema, figura é inscripción en la universalidad de sus documentos; en la libre elección de figuras, y ornato del epigrama propio. El geroglífico es algo mas limitado, porque su documento no es general, ni admite figura humana, ni poema latino: y mu- cho mas limitada es la empresa, pues el primor del mote ha de ser la aplicación, no la invención, con el sentido ambiguo, enigmático y escondido: que explique el concepto, como que lo encubre; y lo encubra, como que lo explica. fue eminente en los emblemas Andrés Alciato: en los geroglíficos Pierio Valeriano: y en las empresas Paulo Jobio en las militares y amorosas: en las heroicas y modernas Clau- 1 Emmanuel Tbesaur. in cav.ochale aristotélico. 2 Ídem, ibidem. 6 4 MUSEO PICTÓRICO. Claudio Paradino, y Gabriel Simeón: en las políticas don Diego de Saavedra; y en las sagradas el padre Francisco Nuñez de Cepeda, de la compañía de Jesús, sin otros muchos, a quienes cita el padre Antonio Posevino en su tratado De poesi, & pictura, cap. 28. Este linaje de argumentos solo es para ingenios elevados: por eso los antiguos en las puertas de los templos solían colocar la imagen de la esíinge enigmática en sus problemas y en su rigura, por demostrar, como interpreta Plutarco, que la divina sabiduría se manihesta a los sabios por medio de símbolos, y escondidos enigmas: y así, este género de lenguage no es concedido a los ignorantes, que aun guiados de alguna luz, vienen a quedarse a escuras, como dice agudamente Sófocles el trágico: Mysterla mimen iecta s apuntéis docet, Fatu'is magister prorsus est inutilis. Y como dijo Cristo señor nuestro a sus Apóstoles: a vosotros es concedida la inteligencia de los misterios del reino de Dios, a los demás en parábolas, que viéndolas no las vean, y oyéndolas no las entiendan. Bien se deja entender la gravedad del empeño en esta sola parte de la Pintura, en que ningún linaje de erudición parece está de mas, pues abraza toda la extensión de la historia divina y humana; gran parte de la filosofía natural; .de la sagrada teología en los misterios de la fe, y sacramentos que cada dia se expresan con artificiosos símbolos y metáforas sagradas; de la retórica en la expresión de afectos; de la fisonomía en la indicación de las complexiones y genios; de la etologia en la demostración de las costumbres; de la característica en la propiedad de las perturbaciones; de la poesía en la formación de conceptos y sutilezas simbólicas; de la mitología en la noticia de las fábulas, y de los dioses de la gentilidad; y últimamente, de la jurisprudencia en la noticia de las cosas divinas y humanas, guardando a cada uno el derecho que le compete, según la proporción de su esfera: ¡ No parece hay capacidad en la vida humana para tan universal comprehension ! 2 Pero es menester advertir, que la Pintura en todas estas artes y seiencias, y las que adelante se tocarán, sin hacer asunto particular de cada una, se compone artificiosamente de todas: y así, a el Pintor, sin empeñarse en saberlas, bastarále el no ignorarlas, de suerte, que el punto que se le ofreciere describir sepa donde lo puede hallar j para cuya expedición se propondrán algunos medios en su lugar, a CA- 1 Vobis datum est nosse mysteriam regni 2 Scientia autem, ac propemoduin omnium Dei: cseieris autem in parabolis, ut videntes notitia rerum ntrique, sciíicét pictur;e,& poesi, non videant, & audientes non intelligant. Lu- necessaria. Posseiin. de picta poesi. cap. 23. ees 8. 3 Lib. p. tora. 2. L LIBRO PRIMERO. fy CAPITULO VIII. En que -prosigue la composición integral de la Pintura. $. a ECONOMÍA. fa segunda parte integral de la Pintura es la Economía. Esta es la buena disposición, y colocación de las figuras, y demás partes de que se compone el asunto. l Estas, unas son esenciales, y otras accidentales: las esenciales son aquellas, sin las cuales no puede subsistir el argumento: y de estas, unas son mas principales que otras, como en la resurrección de Lázaro, las personas de Cristo y de Lázaro son de tal suerte indispensables, que sin ellas no se puede describir el asunto: y aunque también son indispensables las hermanas de Lázaro, y alguna figura que descubra el sepulcro, o le desate las ligaduras, pero son menos principales. Las accidentales son aquellas, sin las cuales el asunto puede subsistir, como en el caso referido algunos circunstantes admirando el suceso. 2 Entre los antiguos se aventajó en esta parte Anfión, a quien cedia Apeles en la disposición o economía. 3 Aquí entra el discreto juicio del artífice a graduar en la colocación los personages, reservando a el mas principal el lugar mas eminente, donde libre de otros embarazos, se encuentre sin diligencia 4: observando en la disposición del todo, especialmente en las obras grandes, una organización tan hermosa que de ella resulte un compuesto agradable 5: y que en la distribución de términos, o grupos de figuras, haya tan artificiosa unión y dependencia, que sin comisuras d divisiones venga a parecer toda la historia un cuerpo entero, no miembros divididos 5 ayudando esta hermosura con la variedad de sexos, edades y calidades, si lo permite el asunto, como dice elegantemente el Fresnoy. 6 Non eademjbrma species, non ómnibus cetas ¿Ecualis, similisque color, crines que figuris. No omitiendo otros muchos adherentes, que según la calidad del argumento, puedan y deban agregarse para ilustrar, y enriquecer con la variedad el asunto; con otras observaciones, que se dirán en su lugar, cuya jurisdicion pertenece Tom. I. a a 1 Dispositio est partiutn singularum situs, pem semper assignabimus locum. Jim. de Piesi recta collocatio. Demonsiosus, tract. de Pie- tur. lib. 3. cap. 5. §. 6. "'" J In operibus enormibus non quajrimus 3 Joann. 11. quid aecuratum sit in singulis partibus; sed po- 3 Cedebat Amphioni de dispositione, &c. tiüs ad universam rem attendimus, ut pulchrum Plin. 35. 10. sit loium. Sócrates, apud Stobccum, serm. 1. 4 Prima figurarían, seh princeps dramatis ultra 6 Prsesertim ctim in hac partium dispositioprosiliat media in tabula sub lamine primo, ne semper sit primus aliquis sensus, & secunpukbrior ante alias, reliquis iec opería figu- dus, & tertius; qui non modo, ut sint ordine ris. Fresn. de arte graphica. collocati elaborandum est, sed ut inter se junc- Prrecipuum, quod est in dispositione, a no- ti, aique ita coherentes, ne commisura pellu- bis ipsis cum argumento deliberantes pete- ceat; corpus sit, non membra. Jun. lib. 3. de mus; d¿ principalioribus in eo figuris princi- Pict. cap. j. §. 4. Frestwy, de art. grapb. 66 MUSEO PICTÓRICO. á la Política, Retorica, y Poesía: a la Política, en que sean conforme a estilo: a la Retórica, en que estén bien expresadas, y repartidas: y a la Poesía, en que estén caprichosamente colocadas. I §. II. ACCIÓN. a tercera parte integral de la Pintura es la acción. Esta es aquella actitud, positura, o movimiento en cada figura mas proporcionado ala expresión del asunto a, observando las diferencias respectivas a las figuras y a los sucesos. A las figuras, atendiendo la simplicidad y travesura en los chicuelos: la honestidad y decoro en las mujeres: la agilidad y bizarría en los mancebos: la debilidad y torpeza en los ancianos. Y í los sucesos, porque unos piden gravedad y modestia en las acciones, según el caso, y la autoridad de los personajes que lo componen; como en la adoración de los santos Reyes; en la circuncisión de Cristo nuestro señor y otros semejantes. Otros piden intrepidez y furia, como la expulsión de los mercaderes en el templo; y en el desorden de una batalla y otras semejantes, observando siempre la variedad de actitudes y perfiles, y que las figuras no estén ociosas. Y últimamente, que sean las acciones tan expresivas, que hablen como las de los mudos. 2 Mutorumque silens positura imitahitur actus. 3 Cuya regulación y propiedad pertenece a la retórica y filosofia: a esta, en que sean naturales; y a aquella, en que sean significativas. L, §. III. SIMETRÍA. (a quarta parte es la simetría. Esta es la commensuracion, y proporción de las partes entre sí 4, y del todo con las partes, según la naturaleza de la figura S, porque no todas tienen una misma organización y simetría; no solo siendo las especies distintas, pero aun en individuos de una misma especie, como doctamente lo demuestra el diligentísimo Alberto Durero: y así, los mas estudiosos no omiten la especulación de los mismos esqueletos para observar con puntualidad el infalible fundamento de la simetría, a que está anexa la anatomía 6; porque esta enseña la figura de los miembros, así como aquella el tamaño, ce- i Motus sequitur, quem intelligo actum in picturis gestum omnium, decentemque actionetn. Scbef. §. 37. In quo danda opera, ut membra omnia decentem motum habeant. Dúo autcm siint xqué pr¿estanda; primum ut convenientes sint naturaf;deindé ut & argumento competant.iít'w,. 2 Imago, ciim omnes lineas exprimat veritatis, vi tamen ipsa caret, non habens motum. Tert. lib. 2. adv. Marcionem. 3 Fresnoy, Je art. graph. 4 Symetria commensus partium sibi invicem. Ludov. Demont. Trac, de Pict. 5 Quatn voco rerum pingendarum justam conformationem lineis ratione legitima comprehensam. Quam intelligo justam partium ínter se convenientiam., . §. 30. & ii.Albert. Durer. de symetr. 6 In qua quidem commensuraüone juvat in animantibus pingendis primum ossa ingenio subtercelare. Leo Bapt. lib. 2. de Pict. LIBRO PRIMERO. 6 7 celando cuidadosos esta proporción, aun con los mismos trazos de las ropas, que galanamente la apunten, no que sucintamente la opriman: y procurando que tengan plazas francas, escusando la menudencia, que confunde el relievo, y se pierde con la distancia. A cuyo intento el Fresnoy r: Lati, amplique sinus pannorum, & nobilis ordo Memíra sequens, subter latitantia lamine, es? umbra Exprimet, Ule licet transversus sape feratnr. Et cir cumf usos pannorum por rigat extra siembra sinus, non contiguos, ipsisque figura Partibus impresos, quasi pannus adhereat illis; Sed mordice expressos, cum lumine servet, & umbris. Entre los griegos se aventajo en esta parte Asciepiodoro, a quien Apeles cedía en las medidas y proporciones. 2 Y entre los italianos de estos últimos siglos ha habido hombres eminentísimos en los paños. La §. IV. PERSPECTIVA. ía quinta parte integral de la Pintura es la perspectiva. Y aunque esta y la siguiente, que es la luz, pudieran agraviarse de ser partes, siendo el todo considerada la Pintura matemáticamente, no obstante en lo físico se consideran como partes integrales; pero es menester advertir, que en esta inteligencia hay algunas tan principales, que en ellas está depositada la vida de el todo que constituyen: así como la cabeza, y el corazón, o el alma en cualquiera viviente, son partes tan principales que en ellas consiste la vida del individuo. Tiene pues también la perspectiva dos consideraciones, una filosófica, y otra matemática 3: si se considera filosóficamente es la actualidad de la potencia visiva, o el ejercicio de la vista, con cuya virtud pasan las especies de las cosas visibles a informar nuestro entendimiento: si se atiende matemáticamente es la consideración de los rayos visuales, en forma cónica o piramidal, cuya basa está en los objetos visibles, y la punta en el centro de la vista 4: y porque entre estos rayos visuales se considera algún intervalo, o ya porque realmente le hay, o ya porque se imagina así, por terminarse en los ángulos y extremidades del objeto; ahora se haga la visión por emanación de la virtud visiva s, ahora por efusión de las imágenes de las cosas visibles 6: habiendo estos rayos de concurrir en la punta de la pirámide, es preciso que todo lo visible se vea debajo de alguno o algunos ángulos; y consiguientemente, que una misma cosa, mientras mas se acerque a la vista, termine en su basa mayor ángulo, o se haga hipotenusa de mayor ángulo, como también de menor, cuanto estuviere mas distante; de donde proceden las Tom. I. a 2 de- i Fresnoy, de art. grapb. nata reperitur. Joan, archiep. cantuar. I. i. persp. i Cedebat:::::: Asciepiodoro de mensuris, 4 Visio fit per pyramidem, cujus vértex est hoc est, cuanto quid a quo distare deberet. in visu, basis in visibili. Atacen, óptica, ¡ib. i. PUn. 3;. a o. prop. 19. 3 Iti qua, tatn phisices, tjuam mathematum 5 Juxtá Euclidem in perspectiva. gloria, & certitudo, utriusque fluribus ador- 7 Juxt Alhacen.(¿ P'itel. in óptica thesauro. 68 MUSEO PICTÓRICO. degradaciones de las cantidades, pues debajo de esta regulación, no se consideran las cosas como ellas son en la realidad, sino como parecen en la representación, como se demostrará adelante. Esta consideración de la perspectiva en los rayos que la óptica llama directos, que es la primera de las tres consideraciones del ver, es universalísima, y de gran beneficio, no solo a la Pintura, de quien es reina y gobernadora 2, sino á otras muchas facultades scientíficas, como la astrología, cosmografía, geografía y otras. En esta pues se distinguen tres modos de proyecciones, d terminaciones de los rayos visuales a los objetos. 3 El primero, que se dirige o encamina, no solo a los circuios de la esfera celeste, sino a todas las demás cosas visibles, en aquella exterior y simple representación, que es la fachada paralela a la misma superficie de la sección en montea llana, a el cual llaman ortografía. El segundo, considera toda la periferia y profundidad de los objetos, como si fueran transparentes; esto es, la planta o ubicación, que sellan en el pavimento inferior donde se asientan, y a este llaman los matemáticos stereografía, o ignografía. El tercero modo de proyecciones, y mas inseparable de la Pintura, es el que representa los cuerpos en un plano, considerando los rayos inviados desde el objeto a la vista, cortados en la superficie del diáfano interpuesto entre la vista y el objeto 4, y a este llaman scenografía. Esta superficie interpuesta viene á ser la tabla, lámina, lienzo o pared donde se pinta, imaginándola transparente ó cristalina, como una vidriera, en la cual se consideran cortados los rayos visuales, que pasan desde los objetos posteriores a la superficie hasta la vista, colocada en debida distancia, de cuya elección diremos en su lugar. ? A esta superficie, donde se forma esta cortadura de la pirámide visual llaman la sección, término verbal, derivativo de seco secas que significa cortar; de cuyo supino sectum sale sectio, que es el corte, o cortadura. No se estrañe esta menudencia, porque en pintores de crédito lo he visto muy siniestramente entendido. Esta pues superficie, o linea de la sección, si se considera en perfil, es el constitutivo esencialísimo de la scenografía, o perspectiva pictórica; y en virtud de la sección se forman las degradaciones de las figuras y las imágenes de todo quanto se comprende dentro de los límites de la Pintura, pues todo se supone de la superficie hacia dentro, como basa de la pirámide visual: de que se infiere, quan grande absurdo sea el creer algunos, como de fe, que se puede hacer figura zíguna, fuera de la sección; pues donde no hay sección no hay perspectiva; y donde no hay perspectiva no hay pintura, como se verá adelante (:: ), y como doctamente lo dice Fray Ignacio Dante en los comentarios de Viñola 6, y lo comprueba León Baptista Alberti en su difinicion de la Pintura, que dice ser el corte, o sección de la pirámide visual 1; pero son ignorancias del idiotismo, que solo debian mover a risa, y no a satisfacción. Asi- i Lib. 3. cap. 2. no eo modo, quo radii ab objecto ad oculum 2 Sileo opticam Pictune esse moderatricem, producti pyramidali serie inier mediam tabulara & reginam. Hugo Semp. de matbem. discip. ¡ib. 2. secare concipiuntur, &c. Hug, Semp. ubi su- 3 In opticis triplex est projectionum genus, pía, num. 12. ortograpbicum, sí bereograpbic um, (3 scenogvapbi- y Lib. 3. cap. 1. cum. Hug. Semp. roe. Jes. de matbem. discip. lib.. (::) Inftá, lib. 3. cap. 2. prop. 10. cor. 2. cap. 7. 6 In Comment. suprá definit. 1. regul. 1. 4 Reprassentat autem scenograpbia res in pía- 7 Leo Bapt. tract. de Pictur. LIBRO PRIMERO. 69 Asimismo entienden vulgarmente que la perspectiva solo es aquella que se practica en la delineacion de los edificios y otros cuerpos, o superficies rectilíneas, y esto procede de que allí sensiblemente se tocan las lineas de su degradación; pero en los cuerpos irregulares, esféricos y tuberosos, se imaginan; y lo que en estos llaman escorzo, que es estrecharse, o ceñirse la longitud o extensión de las cosas a el breve espacio de su degradación, no es otra cosa sino perspectiva ', y finalmente lo es todo lo que está comprehendido debajo de esta sección. 2 De lo cual se infiere, que no hay operación en la Pintura, que no milite debajo de los preceptos de la óptica, y por el consiguiente, que no sea demostrable, scientífica, y geométricamente, como se verá adelante (); sino porque en los cuerpos irregulares seria sumamente molesto el reducirlos a reglas de perspectiva, se demuestra solo en los regulares donde es mas comprehensible. Llamáronla los griegos scenografía por las scenas cómicas, trágicas, y satíricas, que en su tiempo se representaban, según lo pedia la calidad de la historia o fábula. Y el primero que en este género de pintura, de mutaciones o scenas se señaló entre ellos, parece haber sido iEschilo 3; y después su discípulo Agatarco, que de esta materia escribió un comentario, a quien siguieron Demócrito y Anaxigoras, que también escribieron, expresando la importancia de elegir punto determinado, adonde concurran las lineas físicas e imaginarias de toda la obra: a cuyo intento Fresnoy: Sin minits, & puncto vi'deantur. cuneta sub uno. 4 Es pues la perspectiva el alma y la vida " de la Pintura; el polo, donde se gira el arte del dibujo; el sol, que ilumina a este aparente orbe fingido, así como el celeste da luz y esplendor a el verdadero; es la que subministra las mas importantes reglas de la imitación; la que preside a todas las operaciones del arte de la Pintura, la que especula los mas escondidos primores de la naturaleza; la que investiga los ocultos prodigios del mas noble de los sentidos; pues la vista, no solo por estar colocada en lugar mas eminente, y por su admirable estructura y organización, es superior a los demás, sino que comunmente son los ojos el encarecimiento de lo que mas se estima 5, espejos del alma, Índices de los afectos: en las sagradas letras son repetido símbolo del favor o el menosprecio. Díganlo el acepto sacrificio de Abel, y el detestable de Cain, sin mas frase, que concederse o negarse los divinos ojos í su atención. 6 Los de su alta providencia y mi- i Nec solum perfectam rectilinearum fígu- curs. mathem. tom. 3. tract. i. ad init. ratum cognitionem asequitui scenographia, de 3 Primum Agatharcus Athenis iEschilo do- curvilineis eiiam, ut circulis, aliisque incerto cente tragasdiam scenam fecit, & de ea com- ambitu comprehensis, regulas prsescribit. Hug. mentarium reliquit. Ex eo moniti Democritus & Semp. ubi supra num. 14. Anaxagoras de eadem re scripserunt, quemad- 2 Ópticas est earundem partium pro varié- modum opporteret ad aciem oeulorum, radio- tate situs, & positura: disimilis, & inxquaiis rumque extensionem, certo loco cent ri consti- delineatio. Ludovic. Denwnt. tract de Pict. tuto, ad lineas ratione naturali responderé. F'i- () Ut infra, lib. 3. cap. 2. Ex quo fit, ut trub. in prcefat. lib. 7. Pictura omnis ad perspectivam pertineat. Quia 4 Fresnoy, de arte graph. lamen in multis corporibus irregularibus ope- 5 Nam apud omnes omninó homines in mori- rosum nimis esset ex arte & regulis procede- bus positum est prxstantissimas quasque resocu- re; ideó perspectiva pauló arctiús sumitur, fe- li nomine designare. Hug. Semp. ubi sup. cap. 2. réque tota in delineandis iis corporibus versa- 6 Respexit Dominus ad Abel, & ad mune- tur, quíe rectis lineis constant, aut quas ad illa ra ejus, ad Cain autem, & ad muñera illius possunt revocari. Franc. de Chales, soc. Jes. in non respexit. Gen. j. 7 o MUSEO PICTÓRICO. misericordia son repetidamente solicitados de nuestras humildes deprecaciones. El entendimiento, que es la principalísima parte del hombre, se denomina con la frase de los ojos. ' La mayor felicidad de nuestra naturaleza consiste en el acto de la visión beatífica. Elogian los poetas a el sol llamándole ojo del cielo. Y últimamente, a el que estuviese privado del beneficio de la vista es negada por las leyes la impetración de el magistrado 2, dando por causal, que aquel a quien el acaso privó de la dignidad de 'ios ojos, no es capaz de obtener la dignidad del magistrado. Baste por ahora esta breve delineacion de la perspectiva, remitiéndome a su especial tratado. 3 Y este breve elogio a tan eminente sentido, por ser la potencia regulativa de las operaciones de la Pintura, y esta su objeto especificativo. CAPITULO IX. En aue se concluyen las partes integrales de la Tintura. §. I. LA LUZ. L (a sexta parte de la Pintura es la luz, cuyo nombre soberano es el mayor elogio de sí misma: es alma y vida de todo lo visible: nada puede encarecer bastantemente este universal beneficio del orbe, sino el ser derivado de aquella suprema inmensa luz de la divina substancia. En la torpeza de nuestro conocimiento solo se descubren sus quilates con la oposición de sus contrarios: no estimaríamos la luz sino la abonasen las sombras 4: sin ella todo es un caos tenebroso S: la artificiosa perfección de tantas elegantes formas visibles se queda suprimida en los obscuros borrones de las tinieblas faltando la luz: con ella todo respira, y todo parece adquiere nuevo ser, como en sagrada analogía del divino atributo de la luz, con que repetidas veces se denomina Dios en las sagradas letras 6, que es guia, verdad, y vida de las almas. 7 Contemplo yo este milagro de la omnipotencia con qüatro respetos, uno histórico, otro teológico, otro físico, y otro matemático. Considerada históricamente la luz, es coeva, o coetánea del cielo y la tierra; pues fue formada en el primero dia de la creación 8 y presidiendo en la institución de los dias y las noches i An non ratio, qu potior hominis pars Unus erat toto naturas vultus in orbe, est, oculus appellatur? An non solein princi- Quem dixere chaos rudis, indigestaque mo- pem coeli lucem, mundi oculum nuncupamus? les. Ovid. Metam. i. An non Dei providentiam, & Justina: asqui- 6 Erat lux vera, qua: illuminat omnem ho- tatem, oculo adurabramus ? Hug. Semp. ubi minem venientem in hunc mundum. Joann. i. tuprá. Ego sum lux mundi, qui sequitur me, non 2 Hinc cscis postulare, & novum petere ambulat in tenebris; sed habebit lumen vitíe. magistratura legibus interdictum, Gíoss. i. C- Ídem. 8. cus, cap. de judiciis, quia quem oeulorum dig- Ego lux in mundum veni: ut omnis qui cre- nitate casus privavit e¡ non convenit magis- dit in me in tenebris non maneat. ídem. 12. tratus gerere dignitatem. ¿ípud P. Hug. Semp. Quoniam Deus lux est, Sí tenebrse in eo non de matbem. discipl. ¡ib. 4. cap. 2. sunt ullae. 1. Joann. 1. 3 Lib. 3. 7 Ego sum via, & veritas, & vita. ídem, 4 Lux in terebris lucet. Joan. 1. cap. 14. j Tenebrae erant superfaciemabysi.Gífj. 1. 8 Genes, cap. 1. LIBRO PRIMERO. ?l ches ', y dando principio a toda la serie temporal del universo, como lo canta la iglesia en el himno de la Dominica. s c S- II. considerada teológicamente la luz, según opinión de algunos sagrados doctores, en el primero dia de la creación fue la luz, no efecto de causa luminosa criada, sino inmediatamente procedida del mismo Dios 3; aunque según el angélico Doctor, fue la misma luz del sol 4, pero todavia informe, en cuanto solo era substancia de él, y solo tenia virtud iluminativa en común; pero después le filé dada especial y determinada virtud para otros efectos particulares: inteligencia que parece se ajusta mas a la letra del sagrado texto, que explica cosa criada o producida: Fiat lux, & acta est lux. Y no por emanación, aunque sea ad extra, de que no se puede verificar creación o producción; pero el águila de la iglesia quiere que debajo de este nombre de luz esté entendida la creación de la naturaleza espiritual o angélica, debajo de cuyo simbolo la incluyó Moyses, precautelándose de la facilidad de aquella gente bárbara e idolatra 5: aunque otros santos padres son de sentir que fueron los ángeles criados antes del cielo y la tierra, como se dijo en el capítulo primero, y por el consiguiente antes que la luz. Pero venerando la misteriosa discordia de los sagrados expositores acerca de este punto, que cautiva nuestros entendimientos en obsequio de la incomprehensibilidad de la divina sabiduría, paso a la tercera consideración de la luz. c §. III. considerada la luz filosóficamente: es la razón formal, debajo de la cual se actúa la potencia visiva, o se hace la visión. Disputase si es cuerpo ? Y resuelve la común de los filósofos la parte negativa: porque si la luz fuese cuerpo no podría ocupar los cuerpos diáfanos en quien se penetra; pues dos cuerpos, según filosofía, no pueden estar en un mismo lugar 6, ni muchas luces pudieran, por la misma razón, concurrir juntas. Ademas, de que si la luz fuese cuerpo, su movimiento no podria ser en un instante, debiendo ser movimiento local, que llama el filósofo, el cual ha de ir pasando por los medios hasta llegar á el extremo, sin que obste el decir, que este movimiento es imperceptible a nuestros sentidos; pues cuando esto pudiese acaecer en la breve distancia de un aposento, no es capaz de ocultarse en un espacio muy dilatado: pues vemos que el sol, en el mismo instante que se descubre en el oriente alumbra todo el emisferio hasta el extremo opuesto, sin que pueda penetrarse el mas mínimo inter- va- 1 Sema, suffic. concion. trot. 4. cap. 2. est ei specialis, & determinata virtus ad parti- 2 Lucís Creator optime! Lucero dierum pro- culares efiectus. Div. Tbom. 1. part. quxst. 67. ferens ! Primordüs lucis nova: ! Mundi parans art. 4. ad 2. juxta S. Dion. 4. cap. de div. nomin. originem! Eccles. Domin. ad desperas. y Formatio igitur spiritualis natura; signi- 3 'juxta Div Basil. Greg. Nazian. & Tbeodo- ficatur in productione lucis. Div. siugustin. lib. ret. a Sern. in suffic. conc. citatis, tract. 4. cap. 2. w. de civit. Dei. cap. 5. (¿ 33. tom. 5. apud Div. 4 Dicendum, quod illa lux fuit lux solis, Tbom. ubi supr. sed adhñc informis quantum ad hoc, quod jam 6 Vide fusius bxc, (3 quam plura alia apud erat substantia solis: Rt habebat virtutem illu- Div. Tbom. 1. part. quiest. 67. art. 1. minativam in communi; sed postmodum data 7 3 MUSEO PICTÓRICO. valo de tiempo. ' Y aun otra consideración hay de parte del movimiento, y es, dice santo Tomas, que cualquiera cuerpo tiene movimiento nat'iral determinado hacia alguna parte; pero la luz se mueve hacia todos los esp icios de su esfera: ni se puede afirmar que su movimiento sea esférico, circular ni recto; con que se concluye que la iluminación no es movimiento local de cuerpo alguno, y por el consiguiente, que la luz no es cuerpo. Y después de resolver que la luz solo metafóricamente es espíritu, en quanto fue instituida para manifestar los objetos a el sentido de la vista, y que tampoco puede ser forma substancial del sol, porque la forma substancial solo es objeto de el entendimiento y no de los sentidos, y la luz lo es del sentido de la vista 2, resuelve últimamente que la luz es cualidad; y que así como el calor es cualidad activa consiguiente a la forma substancial del fuego, así la luz es cualidad activa consiguiente a la forma substancial del sol, u de otro cuerpo de su naturaleza luminoso. 3 G §. iv. 'onsiderada pues la luz matemáticamente es la actualidad del diáfano 4; ahora se entienda en orden a los cuerpos, a quienes, mediante su iluminación, constituye en acto visible; entendido lo diáfano, como se dijo en el capítulo cuarto; ahora se entienda con mas propiedad en orden a el ambiente, cuya raridad iluminada se constituye capaz, y en acto para encaminar las especies del color y de los cuerpos a la potencia visiva: bien que en los cuerpos el color, que es lo visible, no le distinguen los matemáticos de la misma luz S, pues esta actúa á el diáfano o a el ayre, y el color le mueve a la transmigración de su especie, por cuyo medio se transfiere a la potencia, siendo este un acto tan indivisible, que solo le puede prescindir el entendimiento: y por eso esta difinicion parece confundirse con la que dijimos del color en el referido capítulo, porque la matemática trata de las cosas en cuanto sensibles, no solo en cuanto inteligibles o prescindibles por conceptos metafisicos. Tiene la luz para su representación no solo identificada la cualidad del color 6, sino también la de la sombra 7 por la opacidad de los cuerpos, con la cual se modifica, y adapta la luz a determinadas expresiones de color: y porque esta modificación de luz, y opacidad d sombra se puede hacer casi de infinitos modos, por eso son casi infinitas las especies de los colores. Y t Hoc enlm & rationis metas sgreditur, & 5 Et forma colorís semper est admixta curra est pra;terea nimirum qux apparent, in par- forma lucis, & non est distincta ab ea. Aiba- vo namque spatio motus fortassé lateret; sed cen. optic. ¡ib. 1 cap.;. de cualitate visionis. ab ortu solis ad occasum tanti corporis motum 6 Lux varium, viimmque dabit, nullum umbra latere magna nimium prefecto est postulatio. cohrem. Fresnoy,de arte grapb. veis. 267. Aristot. ubi suprd. 7 Est vero color lux per opacitatem adum- 2 D. Thom. ubi suprá artic. r. brata,& modificata:::Color est temperamen- 3 Dicendum est ergó, quod sicut calor est turn quoddam lucis, & opacitatis?:: Porro quia cualitas activa consequens formam substantia- h¿ec attertiperatio lucis & opacitatis infínitis lem ignis; ita lux est cualitas activa conse- irodis fieri potesr .infinita sunt colorum species. quens formam snbstantialem solis, &¿c.D.T¿oni. Goudin. curs. philos. tom. 3. §. de sensu visus. ubi suprá art. 3. Umbra lumini arelé adeo adheret, ut alterutn 4 Lumen autem actus est perspicui. Ais sine altero esse non possit. Jim. de Pict. vet.iib tot. de anini. ¡ib. 2. cap. 7. 3. cap. 3. §. 4. LIBRO PRIMERO. 73 Y así no se han puesto distintas entre las partes integrales de la Pintura la sombra, ni el color, pues en ella de estas tres cualidades resulta precisamente una, por ser inseparables entre sí en el acto de la representación o visión; pues el ayre solo es diáfano en potencia sin la luz: y aunque de la esencia del color es mover al diáfano para esta representación, como este no se actúa sin la luz, el color no es visible sin la luz; y como esta hace su proyección en los cuerpos por rayos 6 lineas rectas 2,de ahí preceden los esbatimentos y sombras. Y así, en este concurso debe ser preferida la luz para la denominación de esta parte integral de la Pintura, por ser la razón formal de esta actualidad, sin la cual se quedan en pura potencia las otras, y con ella se reducen a acto el diáfano, el color, y el sentido de la vista. Considera pues el matemático en la luz con las especulaciones de la óptica su profusión y propagación; el concurso y ocurso de diferentes luces; el modo de herir la luz en diferentes formas; la producción de las sombras; y las varias impresiones que forma la luz en un aposento cerrado, entrando solamente por un pequeño agujero 3, cuyas sutilezas son peregrino embeleso de los sentidos: mas por no hacer tratado especial de esta materia, ademas de lo que se dirá adelante 4, remito a los estudiosos a los insignes profesores de esta facultad. §. V. cuatro CONSIDERACIONES DE LA LUZ EN LA PINTURA. T odas estas cuatro consideraciones de la luz concurren en el arte déla Pin tura, de quien es principalísima parte integral 5 pues considerada históricamente la luz, ella fue el primer móvil de esta arte, siendo prenuncio del claro y obscuro en la división de la luz y las tinieblas í, y sacándola del obscuro caos de la ignorancia con la impresión de la sombra delineada, de cuyo ilustre principio procedió toda la serie histórica de la Pintura. Considerada teológicamente,.si fue la misma luz del sol, así como este preside único y singular a la ilustración de este orbe visible, así la luz o el luminar en la Pintura ha de ser uno y superior, y el que preside a la regulación ajustada del claro y obscuro no admitiéndose en su composición mas que una luz principal que predomine a toda la obra, permitiéndose solo algunas inferiores accidentales y de reflexión, como inviadas de los ángulos de la incidencia, que resultan de las proyecciones de la luz principal en los demás cuerpos; así como de la luz del sol resulta la de los astros y planetas, siempre inferior a este glorioso príncipe de las luces, como lo dice discretamente el Fresnoy: Non poterunt diversa locis dúo lum'ina eadem In tabula paria admitti, aut acualia pingi. 6 Y si la luz, considerada filosóricamente, es la razón formal con que se actúa la Tom. I. K po- I ILidé sequitur quod color secundutn 2 Euclides,in prorarmio od perspect. suam naiuram est visibilis. Et quia diaphanum 3 HugoSemp. de matiem. discipl. ¿ib. .cap.6. non fit in actu, nisi per lumen, sequitur quod 4 Lih. 2. cap. 12. §.;. ií ib. 3. cap. 3. color non sit visibilis sine lamine. D. Tbom, in 5 Et divisit lucem a tenebris. Genes. 1. metheor. ivact.de anima, ¡ib. 2. lect. 4. circa lucem. 6 Fresnoy, de ai te grapbic. lers, 312. 74 MUSEO PICTÓRICO. potencia visiva, ella es en la Pintura la que da tal extensión a la vista, que no solo ve lo tísico y real, sino lo aparente y ringido, persuadiendo cuerpos, distancias, y bultos, con la elegante disposición del claro y obscuro, sombras y luces: y últimamente, si considerada según matemática es la actualidad del diáfano, este es el principalísimo constitutivo de la Pintura; pues el romper y desmentir la superficie, fingiendo ambiente puro y diáfano entre las figuras y términos que se expresan, por cuyo medio se supongan transferidas a la vista sus imágenes, es el mayor empeño de esta facultad, gobernándose esta, para lo ajustado de las pro-, yecciones de la luz y de la sombra, que vulgarmente llaman claro y obscuro, por infalibles dogmas, y seguras demostraciones,debajo de los inconcusos fundamentos de la óptica, cuyas demostraciones se verán en el lib. 3. cap. 3. A cuatro puntos se reduce en la Pintura la inteligencia de la luz, dice Junio: iluminación, adumbración, esplendor y tinieblas. Jb.1 claro, o iluminación son aquellas plazas que bañan las proyecciones de la luz, hiriendo en ellas sus rayos. El obscuro, o adumbración es en los cuerpos toda aquella parte opuesta diametralmente a el claro, y donde no tocan los rayos luminosos, que comienza desde aquella extremidad donde dichos rayos solo son tangentes ¿ la superficie de los cuerpos, tocándole, y no hiriéndole. 2 Esplendor es lo mas intenso de la luz 3, o donde mas de recto hiere a la superficie, que parece relucir o relumbrar, según la proporción y naturaleza del objeto, tocándole en las demás partes, mas o menos de obliquo y es lo que vulgarmente llaman los pintores realces, o toques ds luz. Tinieblas: son cierta opacidad, o intensión del obscuro mas profundo 4, que es lo que los pintores llaman tocar de obscuro, cuando llega a el último grado de sombra, usando del negro puro en los términos principales y de mayor fuerza. Otras observaciones, pertenecientes a la graduación del claro y obscuro, y la diferencia de luz natural o material, se verán en las demostraciones del lib. 3. cap. 3. para que vaya sin violencia descendiendo el claro hasta el obscuro, rebajandose insensible y dulcemente, así en cada figura, como en el todo de la composición de una historia, como previene discretamente el Fresnoy: Quo magis adversum est corpus, lucís que propin quiun, Clarius est lumen; nam debilitatur eundo, extrema abscedant perdita signis Confusis, non pracipiti labentur in umbram Clara gradu; nec adumbrata in clara alta repente Prorrumpant. S Señaláronse en la observancia de la luz y sus efectos el insigne Apeles en el retrato de Alexandro con el rayo en la mano, cuyos dedos parecían rele-r vados, y el rayo estar fuera de la tabla 6: asimismo Pausias, y Ñicias ateniense 1 Jun. lib. 3. cap. 3. §. 4. Exindé requiritur, luminis intensio quredam. Jun. ubi supr. §. 7. Ut quatuor hac, prout exegerit rei natura, in 4 Tenebras nihil aliud hic dixeris,qua propicturis opporiuné adhiheamus: lumen, um- fundioris umbrs quasi quandam opacitaiem. bram, tenebr.-.s, splendorem. Jun. ubi supr á. Pictores lucida, ¿k splendida, umbrosis, &C 5 Fresnoy, de arte grapbica,-uers. 268. tenebrusis intendunt propé constituentes. Plu- 6 Apelles pinxk AleJiandrum fulmen tenen- tareb. de desenpt. adulat. i¿ amici. tem: digiti eminere videnrur, & fulmen extra 2 LucMsautem deliquio fit obscuritas. sfris- tabulam esse. Plin. 35. cap. 10. ut ¿que Pausias, tot. lib. de colorib. apud ipsum, cap. 1 1 . 3 Splendor nihil videtur aliud esse guam LIBRO PRIMERO. 7S se l: Zcr.xis, Polignoto, y Eufranor con la fuerza del claro y obscuro dieron gran relievo a sus obras. 3 §. VI. GRACIA, O BUENA MANERA. la séptima y última parte integral de la Pintura es la gracia, huen gusto, o buena, manera, que los antiguos llamaron Chantes y Venus 3; de donde vino a llamarse venustas, que es cierta especie de hermosura graciosa y deleytable, que no consiste precisamente en lo hermoso en razón de simetría d fisonomía: pues de Nerón se lee que era de rostro hermoso y perfecto, y no era el semblante grato, ni venusto 4; sino en una cierta y oculta especie de belleza, que tanto puede pertenecerle a lo hermoso como a lo fiero, teniendo en aquella especie de forma aquel linaje de perfección y gracia que le compete, lo cual es mas fácil entenderlo que dirlnirlo: así como de una mujer nada hermosa se suele decir que tiene un no sé qué, o un donayre, que a veces le falta a la mas linda; y así mas fácil es conocerlo que explicarlo. S Dihnidlo elegantemente un ingenio en esta quarteta: El no sé qué de las lindas Es un oculto -primor, Que lo conocen los ojos, Y lo ignora la razón. Y si esto pasa en términos de naturaleza, no será maravilla que en el arte, émulo suyo, suceda lo mismo; pues ninguno de los autores ha encontrado la genuina, y legítima esencia de esta gracia y donayre, oculta a el entendimiento, y manifiesta á el sentido. Demoncioso dice que es una excelencia que ninguno jamas pudo expresar con palabras. 6 Fresnoy le llama nobleza, y hermosura de las Charites d Gracias, don peregrino del hombre, mas dado del cielo, que investigado con el arte. 7 Junio dice que es sin duda una venus, que libremente nace del ingenio del artífice, y a quien la copia de los preceptos mas la entorpece que la aviva. 8 Schefero pretende explicarla, pero no difinirla. Es, dice, una singular amabilidad de toda la Pintura, nacida del ingenio del artífice: en esto imita a Junio, que todo lo ajusta a un bien templado deleite. 9 Tom. I. K 2 §. VIL tantia,quam nemo unquam scribendo potuit exprimere. Demont. in prxambul. ad trac, de Pictur. 7 Sit nobiütas, Chaíitumque venustas, rarum hotnini munus ccelo, non arte petendum. Fresn. de art. grapb. 8 Atque haec, est ptoculdubio venus illa, quam, ex ingenio artificis sponté sua nascente, nulls regula? artis ttadunt, quamque nulia, vel morosissima praeceptorum sedulitate artífices assequi valeant; nimia pra:sertim cura omnein picturarum leporem destruente inagis, quam adjuvante. Jun. ¡ib. 3. cap. 6. §. 2. 9 Venio ad gratiam, partem septimam hujus artis; quám nomino singularem pictura; totius amabilitatem ex ingenio artificis ad temperatam voiuptatem omnia accomodantis natam. Schefer. §. 39. ubi h¿ec fusius videbis. 1 Nicias atheniensis lumen & umbras custodivit, atque ut eminerent étabulis picturae máxime curavit. Pbilostrat. lconum, ¿ib. 2. de pictura venerts ebúrneas. 2 Zeuxis, Polygnotus, Euphranor, umbras etiam, atque spiritus,tilm emissa, tñm eminentia arte sua expresserunt. Pbilostrat. de vita ¿4ppollonii, lib. 2. cap. 9. 3 Venerem vocare Apelles solebat, primusque observare in picturis Plinio venustas estj Ouintiliano gratia, quod nomen nobis placuit. Schefer. §. 39. 4 Suelon. in Nerón, vit. cap. 51. Fuit vultu pulchro magis quam venusto. 5 Tantuin abest, ut illius regulas, prasceptave,qua:dam possint tradi, velut a quibus ómnibus cum ratione aliqua recedat. Schefer. §.39. 6 Tamensi quídam in ea arte lateret praes- 7 S MUSEO PICTÓRICO. S. VIL _Le aquí podemos inferir que esta parte consiste principalmente en una cierta felicidad de ingenio, buen gusto, y elección acertada de lo que en cada cosa se juza mas peregrino, que mueva, deleite, y no repugne a la naturaleza: pero en alun modo apartándose de ella, con tal discreción, que se acomode a el juicio y buen gusto de los que miran. Por eso decia Lisipo que las estatuas de los antiguos eran semejantes a los hombres, pero las suyas, como éi juzgaba que los hombres eran o debían ser f: ajustándose en esto mas a la perfección elegante de su idea que a los casuales descuidos, o deliquios de la frágil naturaleza; la cual, en solo un individuo nunca, d rara vez junta lo perfecto, hallándose próvidamente repartido en todos los de una especie. Y así, aquellos diligentísimos griegos no de una sola figura hacían estudio para el desempeño del arte, eligiendo de muchas las mejores, y de las mejores formando una sola, que siendo semejante a todas, venia a ser a ninguna semejante. Tal fue aquella celebrada Juno del eminente Zeuxís para los agrigentinos, en la cual habiendo visto desnudas sus doncellas, y elegido cinco las mas perfectas, tomando de cada una lo mas acertado, formo aquella eminentísima tabla de la diosa, que se colocó en su templo de Juno Lacinia 2, siendo ejemplo tan repetido de los oradores, y decantado de los poetas cuanto debe ser huido de los artífices católicos j pues menor inconveniente es declinar algo de la eminencia del arte, que peligrar en la corrupción del espíritu; que no es tan poderoso el embeleso de la Pintura, que baste a defraudarle su ejecutóriado imperio a la naturaleza. Para esto la diligencia de nuestros mayores nos ha proveído de bellísimas estatuas y modelos, donde se debe estudiar lo mas perfecto y elegante de la simetría de la mujer, sin buscarlo tan a costa de nuestra ruina: pero donde no interviniere este inconveniente, se debe seguir este ejemplo, procurando ver y contemplar el natural con la sub- ordinación, y respeto a las eloqüentes estatuas de los griegos, tan veneradas en Roma, y traducidas a nuestra España por el singular poder del señor rey Filipo cuarto, a diligencia de don Diego Velázquez su pintor de cámara; admirándose su elegante simetría en palacio y otros sitios reales, y transfiriéndose a nuestros estudios y obradores en modelos proporcionados para el manejo del dibujo 5 donde advertida la perfección de su elegante simetría, se habilita el ingenio para saber usar del natural, sin dejarse vencer de la imperfección que puede encontrarse en alguna de sus partes, como discretamente advierte el Fresnoy 3; Precipua in primis, artisqtie potisshna pars est Nosse quid in rebus natura crearit ad artem Pukhrius j idque modum juxta, mentemque vetustam. Y verdaderamente, el que no consigue esta singular gracia, aunque exprese todo el natural, mucho malogra en el común concepto, y en la integridad perfecta deí i Vulgoque dicebat, Lysipus,ab ¡Ilis factas Junonis Lacinias publicé dicarent, inspejerit cuales essem homines, a se cuales viderentur virgines eorum nudas, St quinqué elegerit, uc esse. Phn. hb. 34. cap. 8. quod in quaque laudatissimum esset pictura 2 Ahoqum, Zetixis, tantus diligentia, ut redderet. Plinio. 35. cap. 9. agrigentinis (acturus tabulam, quam in templo ¡ Fresnoy, de m. grapk. LIBRO PRIMERO. 77 cfcl arte T: mas como pende de la rectitud del ingenio, no se conseguirá' perfectamente, sino es por especial don de la naturaleza; pero podrá excitarse con lo dia cho, y con algunas observaciones que se pondrán en su lugar 2: previniendo dese de ahora, que la demasiada diligencia y cuidado, cuanto sirve a la admiración, a tanto le desfrauda del deleite, buen gusto, gracia y donayre, que en gran parte ! pende de una natural, y no afectada facilidad. 3 Así fue reprehendido Calimaco por nimio en la diligencia y cuidado, siempre calumniador de sí mismo, espei cialmente en las Lacenas danzando, obra por él repetidamente enmendada; pero :j en la cual su demasiada diligencia le quitó la gracia. 4 Lo mismo casi sucedía a , Protógcnes, según el dictamen de Apeles, que confesándole igual, y aun su- : rerior en otras cosas, le juzgaba inferior a sí; porque Protdgenes no acertaba a des- | viar la mano de la tabla: precepto memorable para calificar lo que daña í el buen ) gusto la demasiada diligencia S; como asimismo lo excita un natural descuido y facilidad. ) s- VIII. A sí fue singularísimo Apeles en la gracia y belleza entre los griegos, pues supero, no solo a los de su tiempo, sino a los antecesores, y a los que habían de suceder en el arte, según el sentir d. Plínio. 6 Tan poderosa es la fuerza de esta singular gracia, que confesando iguaidad y exceso a los otros en diferentes partes de la Pintura, en esta decia que ninguno le igualaba, y ella sola le hizo superior á todos, y le adquirió inmortal nombre en la posteridad. Don verdaderamente del cielo debemos considerar esta gracia, y por eso el nómbrelas adequado suyo es este, pues no se adquiere con diligencia, solo se comunica por gracia, como don gratuito,por la voluntaria y liberal distribución de la divina bondad. Como autor natural, en todo lo concerniente a la entera perfección de nuestra naturaleza, se constituyó Dios, en cierto modo, como deudor; porque en suposición de habernos criado, y ser sus obras perfectísimas 7, en cuanto lo admite la capacidad del objeto, es conseqüencia forzosa el organizarle de todas aquellas partes y asistencias que para su perfección y conservación necesita. Pero, ¡ o miserables de nosotros ! que aun este derecho de naturaleza perdimos desde la primera culpa, sino nos habilitara la divina misericordia ! Mas si i Qui hoc non observat, licet totam exprimat naturam, frustra est,nec amari potest. Denique destituí non levi parte artis intelligitur. Scbef. ubi supra. a Tom. 2. lib. 9. 3 Prsesertim cum nequidem ad consummationem pícturaj suffic¡at haec, de qua nunc agimus venus; nisi eam fcelix quídam firmae facilitaos decor commendet. Jun. lib. 3. cap. 6. 8. 3. In primis ergó cavendum, ne elaborata qua:titse venu.statis concinnitas,& quoddam aucupium delectationis manifesté deprehensum appareat. Etenim frígida illa nimia? subtilitatis affectatio frangit, atque concidit vividum incalescentis animi impetum. Et quidquid est in arte generosius. ídem, ibid. §. 4. 4 Ex ómnibus autem máxime cognomine insignis est Callimacbus semper calumniator sui. nec finem habens diligentis::: Hujus sunt saltantes Lacee n x, emendatum opus: sed in quo gratiam omnem diligentia abstulerit. Plin. 34. cap. 8. 5 Dixít enim omnia sibi cum il!o paria esse,aut illi meliora, sed uno se prasstare, quod manum ille de tabula nesciret tollere, memurabili precepto,nocere saspé nimiam diíigentiam. ídem, lib. 3 j . cap. 1 o. 6 Verum &i omnes priñs genitos, futu rosque postea superávit Apelles::: prafeipua ejus in arte venustas fuit, cum eademauate maximi pictores essent, quorum opera, cum admiraretur, collaudatis ómnibus, deesse iis unant illam venerem dicebat, quam grseci Charita vocant, cutera cmnia contigisse, sed hac sola sibi nerrinem parem. ídem, ibid. 7 Dei perfecta sunt opera. Dettter. 32. A. 4. 7 MUSEO PICTÓRICO. si este lamentable deliquio no hubiese amancillado el primer esplendor de la original justicia, los dones de naturaleza se juzgaran como deudas, considerando a Dios como autor suyo; pero considerado como autor sobrenatural, nada es deuda todo es °racia; y una de sus especies es la que llaman los teólogos gratis data. ' Y de esta clase juzgo yo, según el Apóstol, la que pertenece a la Pintura, pues tiene en su latitud varias especies 2; pero uno solo el espíritu que las gobierna, y obra en todos: a uno, dice, le comunica Dios el don de sabiduría j á otro de sciencia; a otro de fe; a otro la gracia, o el don de sanidad; a otro de las virtudes; a ono de la profecía; a otro de varias lenguas; a otro la discreción de espíritus; a otro la inteligencia de las sagradas letras. Y así, en esta serie celestial, gratuita, discurro yo incluida la gracia en el arte de la Pintura 3 ¿ pues como don excelente y perfecto, es preciso descienda del padre de las luces 4, cuyos maravillosos efectos, como se ha dicho, son el alma de la Pintura: y mas cuando dejamos convencido que esta gracia no puede grangearla nuestra diligencia S, sí solo dispensarla el divino espíritu a quien fuere su voluntad. 6 No estrañaria, que atendido lo que hasta ahora se ha dicho de la Pintura, exclamase alguno con Erasmo: Que no juzgaba hubiese tanta erudición en el arte de la Pintura cuando apenas alimenta un artífice; pero no es nuevo, responde, que los artífices eminentes se hallen mal premiados, ni es culpa del arte, sino ignominia de la fortuna. 7 i Etsi omnis gratia, quia donum supernaturale est, dici possit gratis data, quia naturas non debita, specialiori modo hic illa tantum gratis data dicitur, quae non ómnibus communi lege datur, sed quibus Spiritus sanctus vult. Serna, suffic. condón, tract. 5. concl. 33. in margine. 2 Divisiones vero gratiarum sunt, idem autem Spiritus:& divisiones ministrationum sunt, idem autem Dominus: & divisiones operationum sunt, idem vero Deus, qui operatur omnia in ómnibus. Unicuique autem datur roanifestatio Spiritus ad utilitatem. Alii quidem per Spiritum datur sermo sapientiae: alii autem sermo scientiée secundúm eundem Spiritum: alteri fides in eodemSpiritu:aliigratia saniiatum,in uno Spiritu: alii operatio virtutum: alii prophetia: alii discreuo spiruuum: alii genera linguarum: alii interpretaiio sermonum. 1. ad Corintb. cap. 12. 3 Pictori non exigua coelitus dona obtinenda sunt, quibus arte sua dignus videatur: ar- póte sine quibus veri pictoris nomine venire minimé potest. Rohert. Flud. de Michrocosmi hist. tom. I. tract. 2. part. 5. de arte pict. lib. 1 . cap. 1. 4 Omne datum optimum, & orane donum perfectum desursum est descendens a Patre luminum. Jacob. Epist. cap. 1. 5 Nam illa, qus curam fatentur, non consequuntur gratiam. Jun. ubi supr. §. 4. 6 Simulque sigmfícat, slpostclus, discrimen ínter utramque gratiam, gratum facientem, & gratis datam;quod illa omni prsesertim facicnti, quod in se ext, vel obicem non ponenti, indubitanter confertur; hc vero non nisi quibus Spiritus sanctus vult, alus, & alus, ut inquit Paulus. Serna, in suffi, canción, tract. 5. cancl. 33. 7 LEO. Non arbitrabar esse tantum eruditionis in arte pingendi,quz nunc vix aüt artificem. fRS. Non novum hoc est insignes artífices tenui re esse::: Principum est ignominia, non artis, si careat suis przmiis,&c. D. Erasmus, in dialogo de urso, (i ieone. EL EL CURIOSO. 9 LIBRO SEGUNDO. PROPIOS, Y ACCIDENTES L E LA PINTURA. Eutcrpe, sivé Musa secunda. Secundum est delectari, quod vellis. r Euterpe, seü bené delectans. Dulciloquis calamos Euterpe Jiatibus impkt. a ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. a segunda operación en el orden de la sciencia es deleytarse en lo que se inquiere, y desea saber. Esta es la segunda de las musas, a quien los poetas llaman Euterpe, que se interpreta: La que deleyta bien; pues a lo árido de su empleo hace grato la melodía de su acento. Y así, habiendo puesto ya a el aficionado en conocimiento de lo que busca, describiendo la esencia, constitución, y partes integrales de la Pintura, sigúese a este acto de entendimiento el imperio de la voluntad; y para excitarle con el recreo y deleite, delinear las nobles calidades, propios y accidentes de la Pintura, sin omitir los varios contrastes de su fortuna, de que siempre ha salido tan triunfante; los varones insignes, que la han profesado, e ilustrado con sus escritos; y las honras, premios, y buenos efectos que de ella han participado: para que constando por todas partes lo ilustre de su naturaleza, se recree el ánimo, y se exciten los afectos de la voluntad a los deliciosos afanes de esta arte con la dulce modulación de esta hermosa pieride. CAPITULO PRIMERO. Que el ser arte liberal es propio esencial de la Pintura. § I. JLisputar si la Pintura es arte liberal y noble es poner en cuestion la nobleza de un héroe esclarecido, descendiente de ilustres progenitores, de grandes príncipes, y valientes capitanes; o es dudar si hay artes liberales; porque si las hay, lo es la Pintura; y si la Pintura no lo es, no las hay. Véase su constitución; examínese su naturaleza; investigúese su origen 3 ¿ reconózcase su esencia, como lo describí- i Fulg. Plac. Mytol. i. 3 Origo ipsa nobilitas est. Casiodor.apud D.lUie- 2 Virgil. in Epigram. phon.NuñezdeCastro ¡ncbron.gotb.tom,2.indicat. 8o MUSEO PICTÓRICO. bimos en el libro antecedente; y hallaremos, que, o se ha de negar su constitución, su naturaleza, su origen, y su esencia, que es negar los principios ' jóse ha de conceder el dilemma propuesto, pues la hallaremos hija de todas las buenas artes 2; ilustrada de todas las ciencias 5 enriquecida de todo iinage de erudición y sostenida en los dos polos de la filosofía y matemática: con que, o hemos de decir que todas estas artes y ciencias que la constituyen no son nobles, ni liberales, o hemos de conceder que lo es la Pintura 3; pues si aquellas tienen este privilegio, se le han de comunicar; y sino se le comunican, es argumento de que no le tienen, pues seria absurdo notable que las partes fuesen nobles, quedando innoble el compuesto: porque cuando hay una razón igual en diferentes sujetos un mismo derecho les conviene 4: discurso, que sin mas exploración de los fundamentos legales, bascaría a convencer el mas obstinado juicio j que es flaqueza del entendimiento buscar ley que persuada S donde hay razón natural que convenza. Vemos que el hombre se llama intelectivo, siendo una sola de sus partes intelectiva, y siendo la otra, que es el cuerpo, de naturaleza muy inferior. ¿ que diriamos si todas sus partes fuesen inteligentes, como son liberales todas las que componen la Pintura ? Absurdo notable seria llamarle bruto a epitecto, que debia reservar para sí el denominador ! Es tan poderosa la fuerza de esta razón, que aunque la Pintura tuviese contra sí toda la severidad de los cánones; el ceño adusto de las leyes; la costumbre de las naciones, y el sentir de los eruditos, pudiera esperar la amaneciese aurora mas benigna: pues que diremos, si se califica que los cánones, las leyes, las naciones, y la opinión de los doctos la honran, ilustran, y califican ? En vano parece disputar lo que se debia suponer. Justamente se pudiera decir que no se escriben estos capítulos para los varones doctos y eruditos que la conocen y ensalzan; ni para los heroycos príncipes y caballeros que la ilustran, la honran, y la apadrinan j pues para unos seria ofensa suponerles tibios en el conocimiento de una verdad tan constante j y para los otros seria agravio persuadirles un supuesto evidente: sino para un cierto indiscreto vulgo que teniendo por ultraje el saber algo, hace razón de estado el ignorarlo todo; revestidos de una caballería fantástica, forjando de la ignorancia, el ocio, y el vicio los blasones de su nobleza. Raro Iinage de bárbaros ! 6 Hinchados con la soberbia de una vana prosperidad, siendo mudo argumento de una fortuna ciega, y tacita reprehensión de un hado injusto; mirando con menosprecio a los artífices y hombres eruditos, llenos de sciencia y experiencia, sin tener ellos mas or- na- i Contra negantes principia non est ar- guendum. Ex comm. dialect. axiom. 2 Ipsam Picturam omnium bonarum artium alumnam. Natal. Com. ¡ib. 7. rr.ytol. cap. 16. 3 Toto vitiato & quxlibet ejus pars vitiatur. Leg. Si nenio, D. de lestament. tutel. 4 Ubi par est rat¡o idem jus est. Leg. Illud, in princip. P. ad leg. Aquil. leg. a Titio, P. de verior. obligat. j Legem qurere ubi adest ratio naturalis inlirmitas est intellecius. ¿4xiom. Juris ex pbilos. desumptum, ¡ib. 8, phisic. cap. f. 5 Vüemus hodié tot passim homines, qui se n.obiles superciiiosé dicunt, profitentur, agunt, ut veluti apum, aut formicarum examina illos refertim congestos conspicias. Cum iiihil minus si ni quam nobiles: nec alus verbis, gestis, actisque nobilítatem prxseferant, quam quod fidem geniil's hominis, ubique testantur superbos se, ck minitabundos in inopes, rústicos,humiles exhibeni, D. O. M. & divos execrabilitér blasphemant,¿¿c. Tiraquel. de r.obilttate. cap. 37. num. 2 a . Nobilítatem ipsam, quje alioquin admirabilis, & máxime suspicienda, colendaque esset, contempiibilem, aspernabiletr.que facit, ac vilem quoque eíficit. ídem,ibidem. num. 22. LIBRO SEGUNDO. 81 nato que leer mal, y escribir peor: mas para estos en vano es disputarlo; porque ni ellos han de leerlo, ni su aprobación ha de ilustrarlo, como ni su desprecio abatirlo a pues estos son de aquellos, de quien dijo Pitágoras que solo son hombres enn-e los brutos, pero son brutos entre los hombres. Débanme por ahora el no perifrasear las autoridades abajo puestas, que según el profeta rey, aun no se contentan con esto '; pero en tanto que buscan quien se las construya, escuchen, no a mi pluma, sino otra mas acreditada y antigua: Jll que solo considerare, dice un erudito y discreto, el profundo estudio de la Pintura,y su inmensa dificultad de ingenio, le atribuirá, admirado, singular culto y estimación y los ípie descaecen de esta honra dan señas evidentes de grosera incapacidad. 2 Son muy exquisitos los primores de la Pintura: no se conceden í vulgares partidos: solo se dejan conquistar de continuas y profundas especulaciones, que son los intereses mas preciosos del alma. Bien pudiera decirse también, que hay cierto linaje de hombres que son discretos en latin, y necios en romance, juzgando a bulto las obras manuales, sin mas examen de su naturaleza y profunda especulación, para distinguir las unas de las otras 3; pero no es nuevo que se hallen cegueras en ojos claros. Otros hay, que sin ser doctos en su profesión, se persuaden serlo en la agena 5 siendo en una y otra precisamente indoctos. 4 Otros, que todo lo que no es su facultad, lo miran con menosprecio, sin advertir el estrecho vínculo que tienen entre sí todas las ciencias y artes nobles S; pues juntas componen la sabiduría, de quien son hijas, como centellas de la divina de donde dimanan. Pero aunque de estas clases son todos los que la injurian, no es mi animo tan osado que intente zaherir a nadie; ni tan satisfecho, que piense enseñar a algunos: solo pretendo cumplir con el instituto propuesto, delineando, con animo sencillo y desapasionado, para deleite y recreo del curioso, la ingenuidad y nobleza de la Pintura, procurando desempeñar el asunto con razones evidentes, con fundamentos eficaces, y autoridades inconcusas: porque siendo la nobleza, en el sentir de los jurisperitos, un don adventicio, y no infuso, no debe el derecho suponerlo; y así necesita la parte de probarlo. Tom. I. L §. II. 1 Nam si homines estis in honore positi, & non intelligitis, comparamini jumentis insensatas, & símiles eíficimini it lis. D. slugust. ¡n psalm. 48. i¿ juxta illud: Nolite fieri sicut equus & mulus,quibus non est intellectus. Psalm. 31. vers. 9. F,t homo, cum in honore esset, non intellexit: comporatus est jumentis insipientibus, & similis factus est Mis. Psalm. 48. vers. 13. Sautiatus sum in ómnibus a Syria Romam, usque cum hestiis depugnans, non ab irrationabilibus scilicét bestiis voraius; ilise enim volúntate Dei pepercerunt Danirli: Sed humanar fígurnvi babentibus, quee sunt immanes bestia:. D. Ignat. Episcop. ad Tarsenses, ep. 7. 2 Apui Carducki, in Dialogis de Pict. in diposit. D. Joannis de Xauregui, Mtpiitis Ord. Caiüt ravje. 3 Nota, primó quod non omnia opera cor- poralia sunt servilia; sed operum corporalium quxdam sunt ex suo genere servilia, qua? sunt propria servís, ut opera mxchanica, quae per se ordinantur ad pertectionem corporalis operis, scilicét ad perficiendam materiatn, formando lignum, ferrum, lanam, &c.:::: Aúa vero sunt opera corporalia, ex suo genere libera, qua: scilicét ¡.uní propria libttis, &c. Scncbez, corsil, moral, ¡ib. 5. cap. 2. dub. 6. num. 1. 4 Earum rerum unumquemque judicem esse idoneum, quarum ¿it eruditus.'vWí?. in 1. moral. 5 Omnis ingenuarur¡, ¿Vr hurranarum artium doctrina unoquodam societatis vinculo contintlur. Cicer. pro Arckia poeta. 6 Cum ex his, qux dicta sunt, liquidó appareat, nobilitatem rem esse adventitiam, & quae non nobib ihtst a natura, ideó non praísumitur nisi probetur. Tiraquel. de novilitet. c. 10. num. 13. 83 MUSEO PICTÓRICO- s- n. Anexárnosla pues constituida en el libro antecedente, en lo metafisico, en lo físico, y en lo integral, declarando el género, la especie, y la diferencia: resta ahora, para cumplir con los cinco predicables, o universales de la lógica, declarar los propios, y accidentes de la Pintura. Propio es un cierto sigilo con que cada especie, o -persona se señala, distingue y aparta de lo común x; como la risibilidad y sociabilidad en el hombre, propiedad no común a los demás animales; el relincho en el caballo, y el ladrido en el perro. Accidente es aquel que puede estar o no estar sin corrupción del sujeto, o de la especie 3: como en el hombre el ser blanco, roxo, o trigueño; y en el caballo el ser de color yayo, alazán, o tordillo. Comenzando pues a discurrir primeramente en los propios, o propiedades esenciales de la Pintura, una de las que inseparablemente la asisten, es el ser arte liberal, propio de todas las buenas artes, cuyo carácter las señala y distingue de las sórdidas y mecánicas, como sello especial de su naturaleza. A, §. III. .ntes de pasar a la prueba de esta conclusión es necesario declarar qué cosa es sciencia, qué arte, y en qué se distinguen las liberales de las mecánicas. La sciencia es un hábito del entendimiento, adquirido por demostración. 3 El arte es una segura,y recta razón de las obras factibles. 4 De suerte, que la sciencia tiene colocado su ser en los actos especulativos, sin dependencia de operaciones prácticas o manuales. El arte, sin excluir los actos especulativos, incluye respeto a los actos prácticos y manuales, ejecutados en materia externa y sensible, en orden a la construcción de obra determinada, con ajustados preceptos, y reglas infalibles. Divídese el arte en liberal y mecánico. 5 El arte liberal, definiéndolo quiditativamente, es aquel, donde los actos especulativos prevalecen a los actos prácticos, u operaciones corporales. 6 El arte mecánico o fabril es aquel, donde las operaciones corporales superan a los actos especulativos. De suerte, que la distinción de estas dos especies se reduce a que en el arte liberal es mas la especulación que el trabajo; en el otro es mas el trabajo que la especulación. Y para que no nos quede que desear, añadiremos aquí la arte sórdida, llamada comunmente oficio vil: esta es aquella que, sin mas actos especulativos, se adquiere solamente por la repetición de una simple y material práctica y ejer ciclo cor- po- i Proprium est, quo unaquaeque species, vel persona certo additatnento insignitur, & ab omni communione separatur. Potpbir. in insagoge, apud Casiod. in dialéctica. 2 Accidens esi, quod potest esse, vel abesse sine subjecti corruptione. Ex Pbiiosopb. 8. pbis. 3 Scientia est habitus per demonstratiunem adquisitus. Ex pbilos. 4 Ars est recta ratio operum faciendorum. Ex communi pbiacpborum contemu. ¡de Goudtn. curs. pbilos. tom. 2. tract. de críe, Ü artifictul. 5 Quídam enim ex his artibus ratione constant; suntque liberales ¿k honesta?: quídam contra contemptibiles, quod corporis laboribus constent, quas sedentarias ac manuarias vocant. Galen. in exlortat. ad tonas artes discen. 6 Ars vero dicta est, quod nobis regulis arctet, atque constringat. Casiod. de divin. lect. inpr.-ef. de arte gramm. Cic. iib. i. de offi— ciis, apud licenc. Rios, notic. de las art. Iib. 2. cap. 3. Et ex Xenoj. in teconom. (3 síristot. 8. polit. cap. 2. LIBRO SEGUNDO. 83 por al en humildes, bajas, y poco decentes operaciones l: Que por eso se llama sórdida, porque mancha, humilla y ensucia el esplendor del sujeto en la calidad y en la persona, como se califica en los que usan de mandil: y así, esta propiamente no es arte, sino impropia y latamente; y algunos confunden la mecánica y sórdida, sin hacer la distinción que debe justamente observarse. Otras dihniciones aplican a el arte liberal, que, aunque a mi ver, son mas descriptivas que esenciales, será bien tocarlas por la gravedad de sus autores. Sea la primera la de san Agustín que dice: Artes liberales son aquellas, que son dignas de hombre cristiano, y nos ensenan el camino de la verdadera sabiduría. 2 La segunda es de Séneca, en la epístola ochenta y ocho, donde dice, Que estudios liberales son aquellos, que son dignos de que los profesen hombres libres. 3 Es a saber, habia entre los romanos distinción entre los libres o ingenuos, y los esclavos o siervos; a estos les permitían solamente las artes sórdidas y mecánicas 4, de donde nació el llamarlas serviles; a los otros se reservaban las nobles, llamadas liberales, por estar destinadas para los libres o nobles í, y prohibidas a los siervos 6: distinción de estados, que en nuestra España corresponde a la de hijos-dalgo y pecheros. Dexemos sentado este principio, y vamos a discurrir en nuestro propósito. Q. §. IV. ue a la Pintura le convenga la difinicion de arte in genere, dejando por ahora la de la sciencia en su lugar, es indubitable; pues con preceptos ajustados, reglas infalibles, y profundas especulaciones, fundadas en la commensuracion de la simetría, anatomía, perspectiva, y otras artes que hemos notado, se dirige a operaciones prácticas en la materia externa de la superficie, delineando la historia o asunto que pretende representar, sensible a nuestra vista. Y este es el mas fteqüente y moderado elogio que le dan los que mas sin cuidado la tratan, con la común denominación de arte de la Pintura 7: con que en esto parece ocioso el detenernos, pues para ello le sobra mucho caudal. Como también en que no le convenga la difinicion de la arte sórdida, pues no habrá persona de juicio tan desigual, que a las heroyeas empresas de la Pinrura, tan elogiadas de los mas ilustres varones, y favorecidas de h mayor nobleza, le aplique epitecto tan indigno. Lo mismo pudiera decir de la difinicion de la arte mecánica o fabril; pero por ser el punto mas crítico de esta disputa, habrá de tener paciencia el curioso. Tom. I. L 2 La i Qua: artes ínfima: nota; sunt, & appellantur sórdida:, infames sunt, & mérito in civitatibus non magni ñunt. Etenim corpora illorum, qui vel eas ejercent . vel curant, corrumpuot. Xenofont. lib. 5. econont. cap. 4. 2 Eas disciplinas liberales esse definit. D. íagust. qua: nomine cristiano digna: sunt; id esr, qu-e Christum docent. Apud ComaJ. Brun. ¡ib 6. de hjrretic. cap. 5. num. 12. 3 Quaré liberalia studia dicta sunt, vides, quia nomine libero digna sunt. Séneca, epht. 88. 4 Artes serviles dicuntur quia liberos no- mines dedeceant. Tiraquel. de nobilit. cap. 31. num. 409. 5 Fac periculum in litteris, fac in palestra, in rnusicis, qua: liberum scire squum est adolescentem. Terent. iu Eunucbo. 6 Ex quo intelliges, has artes liberales esse interdictas servís. Tiraquel. ubi suprá. 7 Eiaboravit arte sua, ut simiiitudinem in melius figuraret. Sap. 14. Pictores imitantur arte naturam. D, Joan. Crbysost. in suprá script. od psalm. jo 84 MUSEO PICTÓRICO. La arte mecánica dixhnos ser aquella, donde las operaciones corporales superan d Jos actos especulativos, o en donde es mas el trabajo que la especulación. Veamos con qué instrumentos, y con qué acciones se practica el arte de la Pintura. Con un pincel, cuyo delicado primor suele ser la ponderación de lo perfecto y sutil, v con unas colores o tintas, en cantidad tan ligera, que toda la serie de sus especies se tiene en una tablita tan delicada, que en solo el dedo pulgar de la mano siniestra se sustenta todo el tiempo que dura la operación-: y esta se ejerce aplicando los colores con tan suave y mediana diligencia, como la que corresponde a la blandura del pelo de que se componen los pinceles, y de los colores en que se untan; y con tan modesta compostura, y acción tan decente, que lo puede ejecutar, sin descomponerse, la mas engreida beldad, como se ha visto en señoras de alta clase, y príncipes de noble y delicada naturaleza. ' Bien lo dijo Galeno, agregándola a las artes liberales de la primera especie siendo autor tan desapasionado para la Pintura: Porque aunque conste, dice, de obra manual, no necesita de fuerzas juveniles. 2 Estos son en suma los instrumentos precisos del pintar; estas sus acciones: los demás serán accidentes, que como accesorios, participan de la esencia del principal. 3 Ademas, que el moler los colores, y aparejar los lienzos no es pintar, como ni batir el papel, o hacer la tinta es escribir; ni el manipular los medicamentos es curar, ni lo hace el Pintor; porque estos son oficios ministeriales, destinados privativamente a personas que lo tienen por profesión aparte, como lo vemos en esta corte, y -en lugares grandes donde hay imprimadores, y moledores de colores; y donde no los hay, lo hacen los discípulos o criados. Este es el trabajo, que se hace con tanto deleite y embeleso del entendimiento y los sentidos, que por mera diversión lo ejecutan los mas 4, y ninguno por penosa tarea. El fin es delinear historias, proponer ejemplos, expresar virtudes, representar imágenes, imitar paisajes, formar retratos para estímulo de la virtud, incentivo de la devoción, recreo del ánimo, adorno de palacios, y casas de príncipes, y ejemplo a la imitación de héroes ilustres, y príncipes esclarecidos, inmortalizados en la muda respiración de una tabla 5, a expensas de esta secunda ingeniosa naturaleza; y en materia tan incorpórea como lo es la superficie, pues en su ejecución y representación no se toca otra cosa. Veamos cual es su especulación. Véase, por no repetir, lo que dijimos en el libro antecedente, y se hallará que no cabe, a el parecer, en la vida de un hombre la comprehension de tantas artes 6, la noticia de tantas historias, el ornato de tanta erudición, y el sub- si- i Cap. io. de este libro. a Adde his fingendi,pingendiqueartific¡um; nam licet has manuaria constant opera, earum tamen ejercitatio non eget robore jmenili. Galen. in exhortat ad tonas artes discendas. 3 Accessorium sui principalis naturam sequitur. síxiow. juris. 4 Amfici jucundius est pingere quam pinxisse. Illa in opere suo oceupata solicitado ingens obiecrarrentum habet in ipsa uceupatione. Senec. epist 9. Nulla fern e ars est, in qua perdiscenda, & ejercenda omnis setas & peritormn ¿k unpe- ritorum tanta cum voluptate versetur. Liceat de me ipso profueri, si cuando me animi voluptatisque causa ad pingendum fero, quod fació persepius, (anta cum voluptate in opere perficiendo insisto, ut tertiam & quartam quoque horam elapsam esse vix possem credere. Leo. Bapt. Pictor. lib. 2. de Picttir. 5 Kecit, scilicet Protbogenes, & imaginem matris Aristotelis pliilosophi.qui ei etiam suadebat, ut Alexandti Magni opera pingertt propter seternitatem reruin. Plzn. 35 10. 6 Vitaque tam longé brevior non sufficit arti. Fresnoy, de arte grapb. z'ers. 4.96. LIBRO SEGUNDO. % sldio de tantas sciencías y buenas letras: por cuya razón los pintores eruditos, especialmente inventores, tienen pieza separada, que llaman el estudio, donde están los libros, papeles y modelos, y donde se retiran a especular e inventar lo que se les ofrece. Pues cual de las artes liberales se adornará de especulaciones mas profundas ? cual de las mecánicas blasonará competencias tan eruditas ? Luego si la especulación de la Pintura llega a lo sumo de los humanos desvelos 2, y ía expresión de su práctica queda en lo intimo de las fuerzas mas débiles 3, prepondera considerablemente la especulación a el trabajo: pero el arte mecánica se dijo ser aquella donde prepondera el trabajo a la especulación: luego la diiinicion del arte mecánica de ningún modo le compete a la Pintura; porque si con estas calidades dijesemos que era la Pintura arte mecánica, pregunto: (¿ue denominación se le daría, si con medianas especulaciones concurriesen en ella martillos, mazos, yunques, fragua, fuelles, sierras, cepillos; y otros instrumentos y máquinas, comunes a las artes mecánicas, con afán, sudor, fatiga, cansancio, y desaseo corporal ? 4 Pues con algunas, o las mas de estas -calidades, hay artes que blasonan, ó están reputadas por liberales, que por no hacer odioso este tiatado no las nombro a y esto solo porqué participan algo del dibujo, mayorazgo privativo de la Pintura. ¿ Pues en qué habia pecado esta arte, que atrepellándole eminencias tan notorias, se le había de imponer denominación tan forastera a su naturaleza? Esto baste para convencer que la difinicion de la arte mecánica o fabril, por ningún modo le puede pertenecer a la Pintura, principalmente quanco esta oz tiene su deducción de las máquinas y artificios corpóreos y iru teiicaes, con estruendo, golpes, y gran trabajo corporal en materia dura y coipcica s; toco lo cual es ageno de esta profesión. Y seame lícito ahora formar un silogismo, que está latiendo en los principios antecedentes, y concluye el interyto picbnao el tercero punto. Siendo como es arte la Pintura, o ha de ser liberal, o mecánica, o sórdida; no es sórdida, ni mecánica, como queda probado: luego es forzosamente liberal. La mayor procede inductive d sufjicienti parthim ennumeratione. La menor queda probada: con que la conseqüencia es legítima; pues otra especie de artes no hay que se le pueda aplxar, y mas cuando la hallamos calibeada en este discurso, donde se ha demostrado quan imponderablemente supera en la Pintura la especulación a el trabajo: luego la dirinicion del arte liberal infaliblemente le pertenece a la Pintura: luego, sin controversia, es arte liberal. r Non arbitrabar esse tantum eruditionis in arte pingendi, qua nunc vix alit arti-cem. Erasm. RoteroJ. in dialog. de recta latini, gr ¡etique serm. pronunc. 2 Pictura eruditionem maximam príesefert, & comerrinm cum poeris, & oratoribus hahet. Francisc. Patrie, ¡ib. a . tit. a o. de inst. reipubiie. 3 f'ictura utitur óptica. rati"CÍnatione, nianu, & coloribus. Petrus Greg. Tolos sintax. artis mirab. ib. 31. de Pictur. cnp. 2 4 Artes illa, qua deterius disponunt corpus. Arist. ubi supr. Ü Petrus Gregor. Tolos. sin §.v. tax. artis mirab, lib. 3. de artibus fahilibus: fabrilis, seu mecanice, arns species varia; sunt: cum hoc nomen sit genérale ad omi es,qui operantur in materia ahqua dura, st u ¡a idta, lignaria, ferraria, áurea, argenua, & ad símiles pertineat, a quibus fabii, cum acidinone materia, in qua operantur, dicuntur. 5 Genérale esl non en faber, seu ars jobrilis, communeque iis ómnibus, qui circa dutan versantur materiam, in opificioque suo maleo uiuntur. Calepin. verbo jaber, ibi. 86 MUSEO PICTÓRICO. -Lc $. v. o mismo digo de la diíinicion de san Agustín para las artes liberales; pues s¡ estas, en sentir de este sagrado doctor, son aquellas, que son dignas de hombre christia.no, y nos enseñan el camino de la verdadera sabiduría, quál mejor que aquella arte, de cuyas mudas, si eloqüentes cláusulas, usaba la primitiva iglesia para enseñar a los fieles el camino de la verdad en los libros abiertos de las historias sagradas, vidas, y martirios de los santos, delineados con la tácita retórica de los pinceles 2: quál mejor que aquella que ha producido efectos tan maravillosos, convirtiendo los ánimos mas endurecidos al suave yugo de nuestra religión, y del temor de Dios ? 3 ¿ Quál mejor que aquella, cuyas sagradas flechas se introducen por el mas poderoso de los sentidos ? 4 logrando tan maravillosos efectos, no solo la reverente expresión de las sagradas imágenes, sino también la oculta fuerza poderosa del arte en retratos, o imágenes puramente humanas, o profanas, como de la imagen de Pojemon, filosofo, lo refiere el concilio niceno segundo; pues por solo su aspecto venerable se corrigió la torpeza de una mujercilla liviana, solicitada de un mancebo deshonesto, venerando como vivo a el que atendía solamente pintado 5 5 cuyo caso fue ponderado por los santos padres de aquel concilio con repetidos elogios. ¿ Quál pues mejor que aquella arte, en cuya ejecución el artífice delineando los altísimos y profundos misterios de nuestra fe y redención, es preciso esté contemplando en lo mismo que ejecuta, haciendo pasto delicioso del alma la que es gustosa diversión del cuerpo ? 6 Como no se remontará el entendimiento mas tibio con tan repetidas ocasiones a seguir el camino de la verdadera sabiduría ? Bien lo acredita la cristiana y loable diligencia que muchos de sus profesores ejecutan, disponiéndose con la oración, mortificaciones, disciplinas, y sacramentos, cuando han de em- t Nam quod legemibus scriptura, hoc idio- Segnius irritant ánimos dimissa per aures, tis ptíestat Pictura cernentibus; quia in ipsa Quam quse sunt oculis commissa fidelibus. etiam ignorantes vident.quid sequí debeant: Horat. de arte poet. in ip. c a legunt qui litteras nesciunt. Undé, & 5 Cosmas notarius, Cí cubicularius in concij. pnecipué gentibus pro lectione Pictura est. D. meen. 2. actio. 4. legit. ex carmine S. Gregorii Greg. papa, lib. 9. epist. 9. ad Serenum episcep. Theol. ex serm. de virtute, cujus initium est: Iinaginum aspectus saspé multum compunctio- Deum auctorem primum invoco. nis solet prestare contuentibus, & eis quoque, Scortum intemperans aliquzs ad se vocat juvenis; qui litteras ignorant quasi vivas dominiese his- Illa vero, ubi propé limen peivenisset, toriae pandere lectionem. Be Ja, tom. 8. cap. 9. de Le quo in imagine Polemonevi prospiciebaf, templ. Salom. lnspecta illa, erat autem veneranda, 9. Cap. 8. de este libro. Spect acula victa, mox recessit, Imaginum usum, velut pro emulienda plebe, Ut vivum reverita pictum. & omníum animis excitandis utilem in eeclesiis De qua scriptura patres sic senserunt. B. Basi- nostris mandamus. In sacra synodo mogunt- anuo Jius, episcopus Ancyra;, diüit: Gregorius patet 1 j 49 celebrata. divinus tr.irandam existimavit Polemonis ima- 3 Apud Petr.Gregor. Tolos, lib. iz.derepubl. ginem. Tharasius vero Saurissi patriarcha dixit: cap. 13. num. i.i¿ 13. cum sequent. (3 apud doct. Eter.im continentia ex ea orla est; nisi enim Prndes, de adorat. lib. 2. cap. 8. Polemonis imaginem vidisser, ab improbitaíe 4 Picturaplusvidetur moveré animam quam non destitisset. Nizephorus auiem, episcopus criptura. Per Picturam siquidem res gesta an- Dirrachii, dixit: Mira illa imago, & digna conté oculos ponitur; sed per scripturarn res gesta teinplatione, quia mulicrculam a delicio turpituquasi per auditum, qui minus movet animum, dinis vindicavit. ad menioriam revocatur. Joan, de Silva, de be- 6 Injrá, cap. 8. hujus libr. nef. quast. 1. part. 1. num. 58. 6" sequent ¡bus. LIBRO SEGUNDO. 2? emprender alguna obra sagrada, en especial para pintar las imágenes de Cristo señor nuestro, u de su madre santísima, que por vivir algunos, no los nombro; bastando por ahora la ejemplar vida, y loables costumbres del venerable varón Gerónimo Benet, profesor de esta arte, que poco ha murió en Valladolid con el sagrado hábito de la compañía de Jesús: luego la Pintura es arte digna de hombre cristiano: luego la difinicion de san Agustín le compete legítimamente: luego también, según esta difinicion, la pintura es arte liberal. N, $. vi. o lo es menos, según la difinicion de Séneca, pues si en el sentir de este erudito varón aquellas son artes liberales, que son dignas de que las profesen hombres libres: esto es, nobles, o ingenuos, como ya dijimos, hallamos en Grecia, erario de toda la economía y erudición, prohibida la arte de la Pintura a los esclavos con edicto público, y reservada para los nobles; y para no dexarnos que dudar colocada en el primer grado de las artes liberales. ' Lo mismo se observó en Roma, donde florecia Séneca 2, aprendiéndola muchos emperadores 3, senadores, cónsules, y caballeros romanos 4; siendo negado a los nobles en aquella ilustre república el usar de las artes mecánicas: y no contentándose Fabio, varón eruditísimo y nobilísimo s, con ser excelente en el arte de la Pintura, y dejar estampado su nombre en el templo de la salud que pintó en Roma, cuya memoria pereció con un incendio, sino dejando el apellido de Pintor por blasón de su linaje, ilustrado con triunfos, magistrados, y sacerdocios: y finalmente, siendo hijo de Numa Pompilio, aquel segundo sin segundo, pacífico y prudentísimo rey de los romanos 6, de que no necesitaba Fabio, por traer su descendencia desde Hércules, y haber sido esta familia tan fecunda á los principios del imperio romano, que de ella sola, con los criados, ponían en campaña un exército numeroso contra los Veyentes. 7 Y no es creible que Fabio, como príncipe, y noble, eligiese ocupación indigna de su sangre j y como jurisperito, y antiquario ignorase la naturaleza del arte de la Pintura, para pre- fe- i Et hujus auctoritate, tabla dePanfilo maestro de jípeles,effectum est Sycione primum,deindé, &i in tota Grascia, ut pueri ir.genui ante orr.nia Grapbicem, hoc est, Picturam, in buxo docetentur, recipereturque ars ea in primum gradum liberalium. Semper quidem honos ci fuit, ut ingenui eam ejercerent; mox, ut honesti, perpetuó interdicto, ne servitia docerentur. Plin. 3 j. cap. lo. 2 Apud romanos quoque honos maturé huic arti contigit: siquidem cognomenta ea pictorum traxerunt Fabii clarhsimai gentis 5 princepsqueejus cognominis ipse xdern saluiis pinxu auno urbis condiue 450. Qua; Pietura dulavit ad noiram memoriam aíde, Claudii principan!, exusta. Plin. ibi. cap. 4. & innúmera alia oidebis opud ipsum, dicto líbr. 35. 3 Ut supr. cap. a o. hujus libri. 4 Ci - a romano non licuisse cauponari, ñeque artes sórdidas ejercere. Sebast. Menticul. Instit. de patria putest. §. jitt autem. 5 Q. Fabius pictor, homo nobilissimus, juris, & littexarum antiquitatis hené peritus. Cic. in Brut. Nam quid sibi voluit C. Fabius, nobilissimus civis? Qui cum in sde saJutis, qtam C. Junius Bubulcus dedicaverat, parietes pinxisset, nomen his suum inscripsit. Id enirr demum ornamenti familia; cí'nsularibus, & sacerdotiis, & triumphis celebérrima: deerat. P'aier, Maxim, lib. 8. cap. 14. exemp. 6. 6 Ítem, upad ¿ílexand. ab sflexand. lib. i. genial, dierum cap. 9- 7 Tune Arcadius, sic fama, locabat ínter désenos fundata palana domos, Paupere sub populo ductor, cum regia virgo Hospite vita sacro, Fabium de crimine lsia Procreat, & magni commiscet seminis ortus Arcas in hercúleos maier ventura nepotes, Ter centum domus hxc Fabius armavit in hos- tem Limine progressos uno:::: Silius ltal. de bell. pun. lib. 6, 88 MUSEO PICTÓRICO. ferir su renombre a tan heroycos blasones: pues uno y otro acredita lo contrario, siendo por su persona ilustrado con empleos nobilísimos. También Pacubio, poeta, hijo de una hermana de Ennio, pintó el templo de Hercules en Roma. Turpilio, caballero romano, fue excelente Pintor, cuyas obras en tiempo de Plinio se admiraban en Verona. Y Aterio Labeon, pretor, que murió siendo procónsul de la provincia de Narbona, fue eminente en esta arte. Como también Q. Pedio el mudo, nieto de Q., Pedio triunfador, y cónsul, que fue dejado por coheredero de César dictador juntamente con Augusto, pues por consejo del orador Mésala, de cuya familia era la abuela del mudo, y con aprobación del emperador se le enseñó el arte de la Pintura; y habiendo en él dado muestras de grande ingenio y aprovechamiento, murió este príncipe de poca edad. 2 Últimamente fue la Pintura en Roma reputada en la misma estimación que en Grecia; así porque de allí participaron los romanos la misma política en las leyes de las doce tablas 3, como por otras leyes expresas de los emperadores 4, haciendo a sus profesores ciudadanos romanos, y concediéndoles otras franquezas bien singulares, como se verá en el capítulo siguiente í: luego la difinicion de Séneca le pertenece indefectiblemente a la Pintura, pues la hallamos en aquel imperio digna de hombres nobles, o libres, y caballeros: luego también, según la dihnicion de Séneca, es la Pintura arte liberal: luego esta es propiedad esencial e inseparable de su naturaleza. CAPITULO II. Pruébase la ingenuidad de la Pintura en todos derechos, y en la común opinión de los doctos. §1. TRES CLASES DE NOBLEZA. E, m el capítulo antecedente probamos la ingenuidad y nobleza de la Pintura dialécticamente, sacando la conclusión de las premisas de su naturaleza. En ei presente la hemos de probar en todos derechos, y en la común estimación de los doctos: asunto, que discreta y eruditamente describieron Gaspar Gutiérrez de los Rios 6, y don Juan Alonso de Butrón 7, profesores de ambos derechos; y que han favorecido otros muchos elevados ingenios, como se ve en el libro de Vicencio Calducho 8, en las deposiciones que recibieron a favor del arte de la Pintura, y también en el libro de Francisco Pacheco; y como se verá en este discurso, en cuyo fértil asunto se me permitirá hacer elección de lo que baste, omitiendo lo que i Hic autem est Q. ille Fabius pictor, quem philosophiam, & omnes ingenuas disciplinas ssepé Livius citat ex annalibus. Et eum prsto- habemus. Cieno, 2. de finibus. rem, flaminemque quirinalem fuisse tradit,. 7. 4 Ut infrá, cap. sequenti. belli rnaceJonici. Tir aquel, de nobilitat- cap. 34. 5 Et apud Buiron. discurs. r 3. §. 3. num. 3. 6 Rios, noticia de las artes liberales. 2 Has O quam plura alia apud Plinium vide- 7 Butrón, dircursos apologéticos de la Pintura, bis, ubi supra. 8 Carducha, diálogos de la Pintura. Pacheco, l Sint ista graecorum: quamquam ab his de la Pintura. LIBRO SEGUNDO. 89 que sobre, y remitiendo a el curioso a los autores referidos, donde podrá ver acreditada esta verdad tan difusamente, que habiendo delineado el asunto tan eruditos ingenios, solo parece dejaron que admirar, y no que discurrir; pero alguna obligación mas tendrá el profesor de indagar profundamente la esencia y naturaleza de su arte. Por eso advertidamente los doctores del derecho previenen que se de entero crédito a lo que afirmaren en cualquiera arte sus profesores, porque en ellos asiste con mas especialidad la obligación de penetrar sus calidades. Y es de notar que los extranjeros son los que menos lo han disputado, mirándolo como supuesto, y no como cuestion: efecto de haber pretendido allanar la Pintura solo en estos reinos, pero de donde ha resultado como en el oro la calificación de sus quilates. Bien estraña condición es perseguir la inocencia, y obscurecer la verdad: desventura de nuestra nación, iba a decir ignominia, hacernos singulares en injuriarla, cuando todas las demás se empeñan en favorecerla. Bien mereció Grecia, como pondera Sidonio Apolinar, ser el erario de tantos eminentes pintores y estatuarios 2, pues los supo fecundar con el estímulo de la honra, que es el nutrimento de las artes, como lo dijo el padre de la eloqüencia latina, así como el ultraje es la corrupción y el desmayo de los ingenios 3; pero donde no tuviere esta honra la Pintura, no será culpa suya, sino desgracia de sus méritos. 4 Construya otro la autoridad que acrimina este sentimiento, y vamos a nuestro propósito. $. II. L 'a nobleza en común, según Tiraquelo: Es una nota o señal, mas conocida que otras, clara, ilustre, manifiesta, atendida, refulgente, divulgada, y celebrada de la opinión de las gentes. 5 Deduciendo esta voz nobilis, de noscibilis. Yo discurría que de non vilis,cosa que no es vil, ni baja, sino superior, decorosa, y apreciable en el concepto común; pues el opuesto de nobilis es vilis. 6 El arte de la Pintura fue tenido entre los antiguos en superior grado de estimación, como lo acreditan los monumentos históricos de la venerable antigüedad. 7 Entre los egipcios no hubo otras letras mas que las mudas retóricas cláusulas de las figuras pintadas o grabadas, como hoy se ve en las pirámides de Roma, transferidas de Egipto 8, sin que este simbólico y arcano estilo se crea, según la opinión de algunos doctos, inventado por los egipcios sino muchos siglos antes del diluvio, pues afirman que en previsión de este universal naufragio (), las des Tom. I. M 1 Bart. in repert. ad leg. de quihus 31. P. de Jegibus, num. 31. Paul. Jurisc. in leg. sept. mens. P. de statu bominum. Justin. §. I. instit. de donatione. 2 Gnecia pictoribus, signifícibusque illustris. Sidon. sipolin. üb. 6. cap. 12. 3 Honos alit artes, omnesque incenduntur ad studia gloria; jacentque ea semper quas apud quosque improbantur. Cic. circa init. ¡ib. i.tusc. qua.it. 4 Principum est ignominia, non artis, si careat suis premiis. D. Erasmi Roterod. ad initium, ¡ib. Albert. Durer. de geometría. 5 IlluJ autem primúm scire oportet, nobiles a noscendo dici, veluti noscibiles, 6¿ nobi- cnp- Iitatem tanquam noscibilitatem, ut ita loquar, pr£ csteris notam, clararn.illustrem,apertam, spectabilem, conspicuas, vulgatam, atque bominum sermone celebiatam. Thaquel. de nobilit. cap. 2. num. 3. 6 Ibi enim, ut vides, contrarii ponuntur viles, & nobiles. Ídem, ibid. num. 62. 7 Pingendi anem apud veteres in pretio. admirationeque fuisse, nemo ignorare potest, nisi qui ignorat ab antiquis litterarum beneficio ad nos transinissa monuir.ema cmnia. Sclefer. de arte ping. in dedicat. 8 Ut suprá, ib. 1 . cap. 2 . () José. antiquü. judaic. lib. 1. cap. 4. 9 o MUSEO PICTÓRICO. capciones de aquellas dos próvidas columnas, una de ladrillo, y otra de mármol, eran expresadas con caracteres o figuras de animales, y de otras cosas, donde los filósofos poetas, y oradores, vieron estar escondidos los enigmas de la divina sa-j biduría '; creciendo tanto entre aquellos sacerdotes este estudio, y en la universal opinión su fama, aunque Henos de superstición, que aquel sapientísimo Pitáeoras, el divino Platón, y otros doctísimos griegos, tuvieron por bien de ir a Egipto, donde observaron de aquellos sacerdotes tan profundos arcanos de la naturaleza, que vinieron llenos de admiración. Por cuya causa se decia de Pitagoras freqüentemente este elogio: Mente déos adiit, & quee natura neganit Visibus humanis, oculis ea pectoris hansit. Discurra ahora el curioso y mas desapasionado en qué estimación seria reputada entre los egipcios aquella arte, que era deposito de los mas preciosos tesoros de su sabiduría ? hallándose en las divinas letras tan acreditado este enigmático estilo, que Cristo señor nuestro dijo: Me explicaré en parábolas, y os hablaré en los enigmas antiguos. - No en lengua vulgar, sino en idioma de príncipes y monar- ¡ cas, con estilo figurado y recóndito, como dice el Evangelista, e interpreta doctamente Manuel Tesauro. () Pues arte que fue mudo idioma, y escritura eloqüente en aquellos venerables siglos ce la antigüedad, acreditado con el testimonio de Cristo señor nuestro, qué mayor apoyo ha menester de su inveterada nobleza ? Y aun dura entre los gentiles no solo el uso de caracteres simbólicos, como se califica en los que usan en el gran reino de la China, y otros de aquellas regiones, sino el tener la Pintura en tanta estimación, que la prefieren a su jurisprudencia; pues en los tribunales tienen pintada toda la formidable serie de extraordinarios tormentos que están preparados para cada linaje de delitos, para corregir con esta representación las desordenadas pasiones de sus naturales 3, liando mas del horror de aquellos espectáculos mudos, que de la severidad de sus dogmas eloqüentes. Ni es forastera en la Pintura la eminencia de prestar subsidio a las demás facultades ilustres de quien no desconoce el parentesco. Díganlo las celebres tablas de Ptolomeo, y toda la cosmografía y geografía. Díganlo las esferas y globos de que usa la astrología, todos expresados con figuras delineadas. Díganlo los libros de Dioscdrides y otros autores de medicina y anatomía, expresando las figuras humanas, yerbas, y animales con el subsidio de la Pintura. Y dígalo el mismo Hypocrates, que hacia retratar en el templo de Esculapio los enfermos curados, con i Sunt enim, qui descriptionem hujusmodi & allegoricé vetusta retum proferam monu- animalium, exterarumque rerum figuris cons- menta. Pier. Valer, ubi suprá. tituisse adstruerent. li quibus lamen phiíoso- Híc autemomnia in figura contingebant illis. phi, poetíe, historici, divinarum etiam discipli- i. ad Corintb. 10. narum entsntias Jttitesceic viderunt. Pier. Va- () Non loqusebatur ut scriba,sed sicut -.o- ler. bieroglifi. de saevis xgyptiorum litteris,in epis- teslatem habens. sipud Conút. Man. Ti 'es. paneg. tol.nuncup.it. ad iilustr. Cosm. Medican. Et ibi sacr. tom. 2. il Comentario, paneg. 1 Et ibi ex Ter- hxc, ¿' qiiam plura alia. Vide apud Carducbo, in tul. erborum,& nominuin argumenta per alle- depes. D. Joan, de Xauregui,fol. 191. gorias, & figuras, & znigmara nobulis obum- 2 In nova vero lege, nqvqque instrumento, brata,ipsam mag; itudinem divini sermonis abs- cum aenor nosterait: Jípéfiam in parábolas oí condebant. meum, ií in ¿enigmate antiquo loquar, quid aiiud 3 Fr. Marcelo deRibadeneyra, historia de las siüi voluit, quam hierogülicé sermonem laciam, islas del archipiélago, ib. 2. cap. 1 1. I LIBRO SEGUNDO. 9 r con un resumen de su enfermedad y medicación para que sirviese de gobierno en semejante caso. A que alude aquel celebre distico de Tibulo en la historia del señor Fiiipo II, que escribió Antonio de Herrera, cronista de su majestad, y lo confirma don Antonio de Solís en su discreta historia de México. Dice: que cuando llego a las costas de la India la armada de Fernando Cortés, los avisos que inviaban los indios a su emperador Motezuma eran delineando en pinturas la armada, con todas las demás circunstancias dignas de noticiarse a su príncipe; poique en aquel imperio mexicano la memoria de las cosas pasadas, y la relación de las presentes, se ejecutaba con el pincel. ( ) Y aun dura hoy entre los etiopes este linaje de escritura figurada, como lo dice Diodoro Siculo 2: con que se halla no solo calificado el estilo de ser escritura muda, y gerolífica eloqüencia, como subsidio peregrino a facultades tan ilustres en el transcurso de tantos siglos, sino continuado sucesivamente hasta nuestros tiempos; pues aun en nuestras regiones y edades logramos muchas historias, ayudada su narración con los mismos sucesos estampados. 3 E $. III. [ntre los griegos parece se dijo lo bastante en el capítulo antecedente discurriendo sobre la difinicion de Séneca: í que solo podemos añadir, que entre ellos se tenia por ignorante, inútil, y despreciable entre los nobles el que no estudiaba el arte de la Pintura 4; y que si en ei derecho de los griegos tuvo tanta estimación, y fue reputada no solo por liberal, sino por la primera de las liberales, no admite duda, dice Butrón S, el que le baste la estimación de la Grecia para que en todo tiempo lo sea 6: porque si estos fueron los que mejor han conocido y tratado las artes 7, y ellos le dieron el primer grado entre las liberales 8, cosa cierta es que el rio caudaloso ha de tomar su nombre de donde pende lo ilustre de su origen, no de donde proceden los arroyuelos cenagosos que le enturbian. Y no es de omitir en confirmación de esto la parcialidad de Alcxandro con Apeles, pues llegó a extremos tan raros de familiaridad, que Plinio la explica en términos de amistad estrecha, como lo califica el ser tan freqüente en su obrador ó estudio un príncipe tan esclarecido, y ocupado en tan altas empresas, que parece no tuvo respiración ociosa; lo cual no haria con un artífice meca'nico, sino con un ingenio ilustre, que fuese digno asunto de sus honores, cuya narración Tom. I. M 2 no i Nunc dea, nunc suecurre mihi, nam posse Tovquato Tasso, en su Jerus. Tito Livio, Camelia mederi, Tácito, y ct ros muchos. Multa docet templis picta tabella tuis. 4 Indoctusque, & orrnium postremas habe- ( ) D. Antonio de Solís, historia di Nueva- batur, quisquís hujus artis nescius, aut expeis España, ¡ib. 2. cap. 1. foret. sílex, ab sílex, lib. 2. genial, dier. cap. 2;. 2 iEthiopum ¡itteríe variis animantibus, ex- 5 Butrón, aiscurs. 13. § 2. tremitatibusque hominum,atque artiticum prse- 6 Liberalia autem studia accipimus qux cipué instrumentis persimiles. Non enim sylla- gra?ci liberales disciplinas vocant. Upian, in leg. barum compositione, aut litteris verba eorum 1. ff. de var.(3 extraord. cognit. exprimuntúi, sed imaginum forma, earumque 7 Nam sicur a grxcis disciplina omnes exacsignificatione usu memoria; hominum tradita. tissimé tractatas sunt, &c. Ceius Calcugnin. in Diodor, de JEtbiop, encom. artium liber. 3 Denique in universum omnis histeria,an- 8 Consonant Plin. 35. cap. 10. ¿4lexander ai tiquitatis omnis explicatio hac arte multiplicitér sílex, ubi suprá. Possevinus, de picta poiisi. cap. 23. jubatur, ñeque tradi commodé ritus veteres, lí Celitts Calcagn. ubi suprá. opera, instrumenta sine ipsa possunt. Sebe)'. §.$. 9 MUSEO PICTÓRICO. no es de este lugar. Y concluyo este punto con lo que Butrón trae en su discurso doce: Si los griegos, dice, conocieron su perfección y provecho en el culto de su religión gentílica, < qué razón hay para que aventajándonos nosotros en la suma verdad de nuestra religión; si ellos la recibieron en el primer grado de las artes liberales, nosotros no la coloquemos donde ninguna de ellas se le iguale ? E, §. iv. mtre los romanos, ademas de lo que se dijo en el capítulo antecedente sobre la difinicion de Séneca, podemos traer leyes especiales de los emperadores. Sea la primera la ley Archiatros, que dice: Los Médicos del sagrado palacio, y de la cuidad de Roma, los maestros de las artes liberales,y los pintores ingenuos, mientras vivieren, son exentos y libres de huespedes, o bien soldados, o bien del aposento del príncipe. 2 Y aunque parece podiamos contentarnos con que a la Pintura se le hubiese concedido el mismo privilegio que a las artes liberales, no es eso lo que pretendemos; pues pudiera inferirse de este principio no ser la Pintura arte liberal, aunque gozase del mismo privilegio, sino que aun recibe con esta expresión mayor honra que las demás artes connumeradas. Lo primero, porque siendo la medicina indisputablemente arte liberal 3, no le obsta la separación del nombre; y mas en los médicos de cámara, que son los que llaman del sagrado palacio, pues aun en España, por ley expresa de estos reinos, están reputados por caballeros, u oficio de escalera arriba en palacio, que aun es mas. 4 Lo segundo, porque según Butrón 5 aun quedan los pintores mas favorecidos por esta ley que los profesores de la medicina, porque en los pintores se estendia el privilegio a todos los sujetos a el imperio romano, por donde comprehendia toda la profesión j pero en los médicos era limitado a los de la ciudad de Roma: con que la merced no se hizo a la profesión de la medicina, sino limitadamente a aquellos tales profesores. Lo tercero, porque habiéndose relaxado algo la observancia de que el arte de la Pintura no se enseñase a esclavos, según el edicto que se publicó en Grecia 6, previniendo la reforma de esta relaxacion, limita el privilegio a los ingenuos, o libres 7 j así porque de estos habia muchos, para que pudiesen usar del privilegio, como para que los otros fuesen menos viéndose excluidos de él. Lo que sucedía a el contrario en la medicina, como dice Butrón, ubi suprd, y lo dijo difu- 1 Fuit enim & comitas illi propter quam, & gratior Alexandro Magno erat,frequentér ia officinam ventitanti:::Tantuni auctoritatis, & juris erat in regem,alioquin iracundum. Quamquam Aiexander.&honorem clarissimo prsebuit ejemplo. Plin. iy. cap. io. Consonat Jwüus, de Pict. vet. ¿ib. 2. cap. 9. 2 Archiatros nostri sacri palatii, necnon urbis Romíe t Í£ magistros litterarum,pro necessariisartibus, vel liberalibus disriplinis, necnon Picturs professores, si modo ingenui sint,hospkali molestia, quoad vivent, liberan prascipi- tnus. In leg. archiatros, C. de metat. G epidem, lib. 12. 3 Andr. Tiraquel- de nobilitat.cap. 31. ex num. 73. ad num. 522. cum sequent. 4 Por el señor rey Filipo K''. en las reglas de ¡a media annata. 5 Butrón,discurs. 13. §.3. 6 Ideó ñeque in Fictura, ñeque in toreutice ulliiis, qui servierat, opera celebrantur..P2. 35. cap, 10. 7 Ingenuus est is, qui statim ut natus est liber est. Inst. de ingen, tit. 4. num. 1 . LIBRO SEGUNDO. 93 fusamente Tiraquelo ': con que si en ella se limitase solo a los ingenuos, era poner el indulto para que pocos 6 ningunos le gozasen. Lo cuarto, porque como las artes liberales se llamaron siete, por las razones que se dirán en el capítulo cuarto, no obstante haber otras muchas que lo eran y lo son; en diciendo las artes liberales, se entendían las siete, y las otras se expresaban por sus particulares nombres, como se hizo en este caso con la medicina, y la Pintura, sin que les obste la separación. Otras muchas alegaciones pone Butrón con ingeniosa agudeza, donde la¿ podrá ver el curioso. 2 La otra ley es de los emperadores Valentiniano, Valente, y Graciano, en el código teodosiano, donde conceden a los profesores de la Pintura tales inmunidades, que jamas se concedieron a arte alguna. 3 Dice pues así: Que siendo ingenuos, no sean empadronados por su persona, ni paguen el pecho y tributo que cada cabeza pagaba, ni aun en nombre de sus mujeres ni lujos: que no sean obligados tí el registro de los esclavos bárbaros: que no sean llamados ¿la contratación de los negociantes y tratantes, con tal que no excedan de las cosas que pertenecen ¿ su profesión: que puedan tener en lugares públicos sus obradores y oficinas, sin que para eso paguen alcavala, usando en ellas su propia atte. Habernos también mandado que contra su voluntad no reciban huespedes de aposento: que no estén sujetos a jueces pedáneos: que puedan estar en cual quiera ciudad que eligieren ujue no sean llamados para acompañar, o llevar caballos a los exércitos, ni para trabajar por jornales: ni los jueces los puedan forzar d que pinten las efigies de los dioses,;' de los emperadores; ni a retocar las obras públicas sin pagárselo. Todo lo cual les concedemos de manera, que si alguno contraviniere a lo aquí establecido, sea castigado con la pena que los sacrilegos. Dada a diez y ocho de Junio, siendo cónsules Graciano, tres veces Augusto, y E quicio. dejó a el juicio del mas desapasionado la ponderación de tan singulares y numerosas exenciones para que califique quan agena estaba la Pintura de connumerarse con los oficios mecánicos y menestrales, y con los negociantes y tratantes en aquella ilustre república; y solo cargo la consideración en la de no estar sujetos los pintores a jueces pedáneos: merced singularísima como saben mejor los jurisconsultos, que era eximirlos de la jurisdicción ordinaria de los jueces menores, y de poyo, reservándose a sí el pretor u otro juez particular el conocimiento de las causas de los pintores 4: argumento, que califica con singularidad que el i Tir aquel, de nobilit. cap. 31. num. 410. lllud auiem certum est olim apud antiquos illos rerum omnium xquissimos arbitratores fuisse médicos in numero servorum, quod & ex jurisconsultis nostris, & alus scriptoribus videre licet. 2 Butrón, discurs. 13. §. 3. 3 Ex leg. Picturee, C. Tbeod. de excusat. art'tfic. lib. 13. Picturae professores, si modo ingenui sint, plaeuit,nec sui capiüs censione, nec uxorum, aut liberorum nomine tributis esse muníficos; & nec seivos quidem barbaros in censuali adiCtiptione profiteri: ad negotiatorum qnoque CoUaiionem non devocari, si modo ea in mereibus habeant, qua? sunt propria artis ipsorum: pérgula, & officinas in locis publicis sine pensione obtiueant, si laaieninnis usum ero ma: artis ejerceant: nevé quemquam hospitem inviti recipiant lege prxscripsimus: Nevé pedaneorum judicum sint obnoxii potestati; arbitriumque habeant consistendi in civitate, quam elegerint: nevé ad prosecutionem equorum, vel ad prebendas operas devocentur: nevé a judicibus ad efficiendos sacros vuhus,aut publicorum opcruin expolitionem sine mercede cogantur. Quas omnia sic concessimus, ut siquis circa eos statma neglejerit, ea teneatur poena, qua sacrilegi coercentur. Dot. 22. Kal. Juiii. Grat. A. III. & Equicio consulibin. 4 Ordinarié prajtor non solet judicare ipse, sed jubere judicare alios, videlicet judices pedáneos . &c. Mottbteus U-vesembeck. in paratitla ad ttt. P. de variis cognit. ibi. 94 MUSEO PICTÓRICO. el arte de k Pintura era estimado por liberal; pues este linaje de conocimiento extraordinario se practicaba solo con las artes liberales, según el jurisconsulto Ulpiano ', habiendo ejercitado la Pintura su discípulo el emperador Alexandro Severo,, de quien fue también tutor, en atención a ser arte digna de una índole imperial. 2 Basten pues los fundamentos referidos, y los sagrados oráculos de estas imperiales constituciones para convencer que el arte de la Pintura es liberal, y nobilísimo en el derecho común, por especial diploma y rescripto particular, que es lo mas especioso, como mas largamente lo prueban los referidos autores. 3 E, §. v. mtre.los hebreos es muy ponderable lo que la ensalza Filón llamándola: Admirable, sciencia grande, obra sagrada, hecha con razón sapientísima; y con otros elogios bien dignos de observación 4: siendo la Pintura, según la opinión mas común, prohibida entre ellos por la detestable propensión de aquel ciego pueblo a la idolatría; aunque el Abulense quiere que esta prohibición solo se entendiese en el altar, que estaba patente a el pueblo, pero no en los lugares donde no era licito que entrase: y aun afirma Genebrardo, y Pedro Comestor, que en la mesa de la proposición estaban retratados con pincel ingenioso todos los reyes de Judá, hasta Sedequias, que fue el último 5: y en las cortinas, ó velos del tabernáculo las figuras de los querubines: y asimismo en las paredes y puertas del templo de Salomón 6, cuyas figuras eran unos hermosos mancebos con alas, bastante asunto para los primores del arte. 7 En la opulencia del convite del rey Asuero se pondera la variedad de pinturas que lo ilustraban. () Y como quiera que sea, es digno de toda ponderación, que aun haciendo memoria de haber sido desterradas por Moyses la Pintura y Escultura por la ocasión referida, habla de ellas Filón con tanta reverencia, que las llama alabadas y elegantes. 8 Pondere el desapasionado en que concepto serian tenidas aquellas cosas, que aun refiriendo sus ultrajes, se tratan con reverencia j como deberán tratarse en religión, donde a las sagradas imágenes se les rinde culto, sirviendo las demás a el deleite honesto, a el ornato, y a la admiración ? Siguieron esta práctica de los hebreos los mahometanos como secta compuesta de otras muchas: y es de admirar la razón que ponen en su alcorán, para excluir la 1 Upian, in leg. a . ff. de variis, & extraordinar. cogn. Et vide Uvesembecb. in P. tit. de var. O extraord. cogn. leg. i. Ptxses provincia de mercedibus jus dicere solet,sed prxceptoribus tantum studiorum liberalium. 2 yide Lampridiu'm. 3 Ríos, noticia de las artes, lib. 3. cap. 7. Butrón ubi suprá. 4 Ec non mirabimur Picturam,ut tnagnam scientiam,cujus sacratum opus extat factum ratione sapientissima ? Et pauto ante: Ego vero etiam numen ejus admiror:::Ita,& inve.ntorem veneror, & invenrum ejus honoro: operis vero ipsius spectaculo stupeo. Philon. lib. de somniis, fol. mibi 380. ; Dott. Joan. Rodiig. de León, apud Card. in dialogis de Pict. 6 D. Joan, de Xauregui, apud ipsttm Carducb. 7 Fuisse autem picturas,& criaturas varias in Dei tabernáculo mosayco apparer ex Éxodo, ubi praNer ambos cherubos operis statuarii, cortina; cherubis sparfi imperantur: latera item, & ut lamina claudemia sancta sanctorum templo salomónico, ubi omnia intrinsecus, & extrinsecus, pro templi etiam foribus, & introita,cherubis ornantur,quos alíalas fuisse puerorum imagines, docent thalmudici, & R. Salomón. Genebrard. ad psalm. 73. vers. 8. () Quod mira varietate Pictura decorabat. Esther.cap. 1. 8 Jdeó laudatas, elegantesque artes Picturam, atque Statuariam e sua rt publica rejecit. Pbiion. lib. de gigant. LIBRO SEGUNDO. 95 la Pintura, según informan sugctos de crédito que han estado allá , que es decir: que aquello solo se debe reservar para el criador de cielo y tierra, que crio el hombre y la mujer, dándoles alma y respiración: y que no pudiendo el hombre cuando los pinta infundirles alma, como lo hizo Dios cuando los crio, que es gran pecado dejarlos así: y que por esto solo se ha de reservar a Dios arte tan divina, porque solo él es capaz de darle la última perfección del alma. Tanto abunda h eminencia de la Pintura, que aun a los bárbaros no se les esconde aquella oculta deidad que la califica ! Los moscovitas, siendo así que no admiten estatuas de sus santos tutelares en los templos, admiten las imágenes pintadas en tablas, a las cuales primero las bautizan que las adoren: ceremonia que se practicó algún tiempo 2 en la iglesia católica, y después las colocan en sus iglesias, les dan culto, les ofrecen dones, y les encienden luces 3; pero las efigies de bulto de sus dioses Zares solo las tienen en sus casas, en sitios ocultos, retirados, y obscuros, de suerte, que prefieren la Pintura para el culto como en reputación de cosa mas divina. 4 Aunque esto que huele a idolatría no se entienda en lo interior y mas político de aquel vasto imperio, en que siguen la religión chrisriana, aunque cismáticos, según el padre Antonio Pose vino en la relación de su legacía a el Kzar de orden del papa Gregorio XIII. §. VI. V JLn las provincias de Europa dice largamente Vicencio Carducho en sus diálogos la superior esrimacion, preeminencias y honores con que son tratados los profesores de la Pintura, especialmente en Italia, donde los Pintores tienen tribunal aparte para sus causas, con un asesor, y con grandes exenciones en las academias, especialmente de Roma, Florencia, y Venecia 5; no siendo inferior la de Bolonia, las cuales han producido hombres tan eminentes, que han dado asunto a la fama,y admiración a el mundo, de que están llenos tantos libros, especialmente los del Vasari, el caballero Rodulfo, y Pedro Belori. 6 Y en estos reinos de España se han conservado siempre en el antiguo esplender de su nobleza, con la inmemorial exención de no tributar cosa alguna 7, a pesar de bastardas influencias, como consta de las informaciones que ha actuado, y testimonios que ha presentado de todos los oficios de rentas, en las át mandas que le han puesto algunos administradores de la real hacienda: circunstancia, que la califica de arte liberal, según la práctica de estas provincias, pues con ninguna de las me- ca- i D. Cbristoval de Ontañon, en ei phyto del nullus lis et fiónos Clemcns sfdamus, in respub. soldado, que para en el oficio de Juan Mazan de moscobit. de gentis religior.e Benavides. 4 Privai.s áedibus siaruas ins'ar penat'um 2 In ecclesia tamen romana olim consuetnm colunt. Has in obscurísima parte don us, ut fuiste, ut imagines priús oleo sacro ungeren- plurimum starimrítUr. Ídem . itíaem. lw . quam colocare uur in templis . & toii po- í Corducri, tn diatogis de Futura, pracipiié pulí) veneranda; pruponerentur. Vázquez, de ado- dial. r. & i. ii adfinem, in depositicne aott. Joan, tat . Ub. 2. disDut. t,. cap. 5 num. 156. Rodríguez de León; y en la ir.jormacion del pleito 3 Simi.lachra divnrum in tenipüs non ad- del soldado. mitiunt.Tabiilas tañen divoram imiginibus ins- 6 Passari, Rodulfo, & Eelor. de pictoium il- criptas, in ¡acris xdibus frequentér habeiit Fías lustrium vitis. adoran!, his duna offerum, his ceram accen- 7 Ut suprá, cap. 3. dunt. Has etiam sacro fonte aspergunt,alioquin 9 5 MUSEO PICTÓRICO. canicas, y oficios viles se practica semejante inmunidad, y lo acreditan las leyes municipales de estos reinos de Castilla '; pues en la nueva recopilación ademas de la institución de los jurisconsultos Cayo y Justiniano 2, declaran que la tabla ó lámina debe ceder a la Pintura; y la escritura, aunque sea poema, historia, lí oración, y esté escrita con letras de oro, cede a el pergamino o papel, porque la materia 'vence cuando la forma por su excelencia no es privilegiada, como en gracia de la Pintura lo explica Tiraquelo 3; y añade Bondo, que la razón de este privilegio no es por el valor de la Pintura, sino por su excelencia, que es mayor que la & de cualquiera cosa escrita. 4 Arte liberal es indisputablemente la poesía; pero si un poema de Homero se escribiese en papel ageno, según esta ley, seria del dueño del papel, y no del que le habia escrito. Arte liberal es la historia; pero si se escribiese la de Tito Livio en un pergamino ageno, seria del dueño del pergamino. Arte liberal es la retorica; pero si Cicerón escribiese sus oraciones selectas en una tabla agena, serian del dueño de la tabla, aunque unas y otras obras se escribiesen con letras de oro 5, siendo las materias de tan poco precio, como tabla, pergamino y papel. Pero si una pintura, aunque no fuese de Apeles, ni Parrasio, se°"un la extensión de lo favorable, se delinease en una lámina de plata u de oro; cedia su derecho el dueño de la lámina a el Pintor, que con buena fe la habia ejecutado 6; luego, según esta disposición legal, la Pintura en estos reinos no solo está reputada por arte liberal, sino con excelencias superiores a muchas artes liberales. Corroborase esta doctrina con los repetidos honores que ha recibido la Pintura de las reales manos de sus majestades católicas, y de los serenísimos príncipes de España, ocupando en tan noble ejercicio sus reales personas 7; lo que no harían con un oficio vil, o arte mecánica: circunstancia que bastaria a ennoblecerla, cuando de suvo no lo fuese; pues muchos de los que sirven a las personas reales, aunque sea en oficios humildes, por solo tocar su real persona quedan nobles, y gozan de fueros, y preeminencias bien singulares. 8 Pues qué deberá inferirse en una arte, cuya excelencia mereció tener suspendieia, y ocupada la real persona y atención, y recibió la honra con el contacto iisico de sus propias manos ? 9 Bien acreditada se halla esta conseqüencia en las repetidas mercedes honoríficas, así de las órdenes militares, como de otros empleos nobilísimos y preeminentes con que sus majestades han condecorado a diferentes profesores de la Pintura. IO § VIL i Leg. 37. tit. 28. part. 3. nuev. recop. 2 Ridiculum est enim picturam Apellis,vel Parrasii,¡n accessionem vilissims tabula cederé. Jnst. de rer.divis. %. Siquis in aliena. Cajus,in leg. jQ:ia ratione, §. SeJ non uti, D. de adquir. rcrum dominio. Sed non uti chartis, membranisve cedunt, ita solent pieturs tabulis cederé, sed ex diverso placuit tabulas Picturs cederé. 3 Denique les nostrae excusant Pictores a muneribus personalibus. Tiraquei. Je nobilitat. cap. 34. 4 Non pretium tantum Picturse spectandum sed máxime exceilentiam artis,quse nunquam in scriptura tanta esse potest, ut sit cum Pietura confeienda. Donel. ibi. 5 Liuerx quoque licét aures sint, perindé chartis, membianisve cedunt, &c. Justin. ubi supr. §. littercc quoque, instit. de rer. diiis. Jdeóque si in chartis, membranisve tuis carmen, vel historiam, vel orationem Titiusscripserit: Hujus corporis non Titius, sed tu dominus esse videtis. Slpud Butrón,discurt. 12. §. 3. 6 Leg. Cum aunan, D. auro tí arg. leg. §. lectum. Nec imagines argentes argenti appellatione continebuntur. Et vide Lhenc. León, apud Carduch. in ejus depotit. 7 Infra, cap. 10. kujus libri. 8 Bono deCurte,$. part. de nobilitat. nuni. 1 j j. Mascardo de Susana, 2. purt. de judiéis. ¿It atiis in fid. cap. 7. nuni. 8. tí Barbos. Je prtcstant. cardinal. I. p. q. 1. n. 4. 9 Ut injrd yCap. 10. bu jus libri. i o Ut infra, cap. 9. tí 10. LIBRO SEGUNDO. ? §. VIL EN EL DERECHO CANÓNICO. Jljti el derecho canónico, siendo principio sentado que se prohiben ejercitar en dias de fiesta las obras serviles y mecánicas, y que solo se permiten las liberales en atención a serlo la Pintura, está permitida ejercitarse en dia de fiesta, aunque sea por interés, o precio; porque este es accidente que no inmuta la esencia de el arte. 2 Así lo sienten Laymán, Diana, López, Medina, Trullench, Baco, Enriquez, Armilla, Azor, y Machado 3, con otros muchos canonistas, y teólogos, y entre los modernos fray Martin de Torrecilla, del orden de capuchinos 4: y el que mas adustamente lo ha juzgado no niega que sea permitido el dibujar en dia de fiesta s, donde por conseqüencia viene a serlo también el pintar; pues no tiene el pintar, y el dibujar entre sí mas diferencia que el dibujar con una sola tinta o color, o dibujar con varias tintas y colores, lo cual es poner el dibujo en la última esfera de su perfección, que es la semejanza de la naturaleza, que consta de colores diversos j y seria absurdo notable concederle el indulto a lo menos perfecto, y negárselo a lo mas perfecto; siendo así, que en cuanto al trabajo no hay diferencia, y si hay alguna, es por ser menos el del pintar, porque está el cuerpo mas libre, erguido, y desahogado, circunstancias por donde aun debe ser preferido. Ademas que el dibujo desde el primer siglo de la Pintura en Grecia se llamo Pintura linear, por componerse solo de las lineas o contornos que circunscriben la figura; y después se llamó Adonochromata, por componerse de un color solo; pero ya actuada de claro y obscuro, en que fueron célebres en la primera de líneas Philocles egipcio, y Cleantes corinthio; y en la segunda ya manchada, pero de un solo color, Ceo'anto corinthio 6: luego el dibujo no es mas que pintura de un color solo: luego aun en el sentir de los opuestos, por legítima conseqüencia es permitido el pintar en dia de fiesta, y consiguientemente es arte liberal. Ademas de esto, es permitido a los eclesiásticos y sacerdotes el arte de la Pintura, no solo por decente entretenimiento, sino por decorosa profesión, como lo fueron eminentes Pablo de Céspedes, racionero en la santa iglesia de Córdoba donde hay excelentes obras públicas de su mano; Alonso Cano en la de Granada; el doctor don Pablo de las Roelas, canónigo de la santa iglesia colegial de Olivares; el licenciado don Antonio Bela en Córdoba, donde hoy viven tres prebendados ilustrados con esta habilidad, que no se desdeñarían de que los nombrase, y el uno es discípulo mió. El licenciado don José Juncosa en Tarratom. I. N gy- i Ut festa omnia, & dominica, quoad ees- disp. i. cap. 3. sect. 1. num. 18 ü sea. sationem ab operibus servilibus celebrentur, a j Ut videre est apud Sánchez, ¿ altos. media nocte, usquead mediam noctem. TLom. 6 Omnes ab urnbra hoa inis ¿neis circumduc- Sánchez, soc. Jes. in consil. moral, ¡ib. j. cap. 2. ta. kaque talem primam Picturam fuisse. Secnn- dub. i. num. c. d am sirguiis coloribus, & Monochromaton dic- 2 guia spes lucri non mutat naturam operis. tam, postquam peíosior inventa erat, duratthom. Sánchez, soc. Jes. in consil. moral. Ibidem, que talis etiam num. Inventam Limarem dicunt dub. o. num. 2. 4 PhilocJe egyptio, vel Cieante corintr.io::: 3 Machado, lom. 2. lib. 6. parí. 8. tract. 8. Primu invenir eos colares, teste ut ferunt Aradoc. 6. num. 4. Diana, part. 6. tract. 6. resol. 1 5. to, Cleophantus cerintíius. Plin. Nat. iister. ¡ii. 4 Torrecilla, summa moral, tem. 1. tract. 3. $$.cap. 3. o MUSEO PICTÓRICO. oona fue pintor excelente; y en Valencia don Vicente Victoria, canónigo de la santa iglesia de Xátiva, de muy excelente ingenio y habilidad: en Lucx-na el licenciado don Leonardo Antonio- de Castro, con Otras prendas. muy amables, y muy dignas de su estado; y asimismo en esta corte el licenciado don Juan de Losa, donde poco ha murió; el licenciado, don Diego González, con créditos de varón ejemplar,y en la Pintura excelente: El. licenciado don Juan Estevan, presbítero, lo fue en las perspectivas; y no solo pintor de profesión, sino con obrador público en esta corte junto a nuestra "señora de la Soledad, o convento de los Mínimos: de todos los cuales,y otros muchos que omito, hay repetidas obras públicas. Siendo también principio asentado en el derecho. canónico que los sacerdotes no se ocupen en otícios viles y mecánicos, ni indecorosos a su estado l; y lo que es mas ponderable,, haberse considerado . en algunos la habilidad para parte de congrua, como se hizo con don Diego González, de que se recibió información. Asimismo de religiosos, y sacerdotes hay varios ejemplares; pues ademas de los antiguos, fray Sebastian de el Piombo, y fray Bartolomé el dominico, ambos excelentes, hay .otros muchos modernos, como fray Manuel de Molina en el convento de san Francisco de Jaén;y fray Francisco de Figueroa en el de santo Domingo de Granada; fray Juan del santísimo Sacramento en los carmelitas descalzos de Córdoba; y el Mudo del convento de predicadores de Valencia, de la casa de los marqueses de Boill, que aunque por ser mudo no fue sacerdote, fue corista con buleto especial '; y el padre César Bonacina, milanés, de la compañía de Jesús; el reverendísimo padre fray Cristoval del Viso, que murió en esta corte siendo comisario general de las Indias, de cuya mano hay varias pinturas en la sala de capítulo, o salón grande del convento de san Francisco de Córdoba; fray Juan Cotán en la real cartuja de Granada, donde se ven elegantes obras de su mano; fray Juan Bautista Mayno, del orden de predicadores, en Toledo, célebre pintor, y maestro de la majestad del señor Filipo cuarto. Fray Agustín Leornardo, del real orden de nuestra señora de la Merced, sacerdote, y predicador acreditado, pintó con grande acierto y decoro, como se califica en diferentes pinturas de su mano, que hay en este real convento de Madrid, y en el de Toledo, especialmente el cuadro del refectorio, donde está expresado el milagro de Pan y Peces. Fray Eugenio Gutiérrez de Torices, de la misma orden, también sacerdote, y maestro de ceremonias de este convento de Madrid, fue eminente en figuras, frutas y flores, coloreadas de cera, y sus obras muy estimadas de grandes príncipes, y personas de buen gusto: y en el convento de Valladolid, de la misma orden, vive hoy fray Manuel de Huerta, predicador jubilado, insigne en pintar de miniatura, con otros muchos casi innumerables de todas religiones. Y últimamente, aun podemos decir que lo menos que tiene la Pintura en el derecho canónico es ser arte liberal; pues el estar mandada por diferentes concilios, y decisiones canónicas la adoración de las sagradas imágenes 2 es circunstancia tan superior a todo linaje de nobleza, y tan singular en la Pintura y Escu 1- I In Clement. i. de vita, Ü honestat. clericor. tiatio proprié, sed artificium, &c. ¿4pud Prcsp. Potest etiarn locare, &c. vel tabulam, aut Fagn. in 2. part.tertii decretal-cap. Multa,num. 35. imaginem pingat, quia in talibus non est negó- 2 Ut injrá, cap. 11. bujus. libri. LIBRO SEGUNDO. 99 cultura, que no se concede a las obras de otra alguna de las artes liberales. ¿ Pues qué nobleza puede haber superior a aquella, cuyas sagradas obras se adoran y reverencian ? cuyo privilegio no puede negarse sin la execrable nota de la heregía de los iconómacos: luego en el derecho canónico es la Pintura indubitablemente arte liberal, sagrada, noble, decorosa, y honesta. E §. viii. n la común opinión de los doctos fuera nunca acabar referir todos los varios epitectos con que la ilustran, como se ve en todo el tratado; pero no es de omitir la autoridad de san Basilio el Magno, por especiosa y singular, pues describiendo el martirio de san Barlaan, cuya historia habían expresado con eminencia los profesores de la Pintura, los llama Doctores, y Esplendidos, y a su arte Sabiduría; gloriándose la altísima eloqüencia del santo doctor en ceder modestamente a la muda retorica de los pinceles por estas palabras l: Alas para qué, dice el santo menoscabo con pueril balbuciencia la gloria del vencedor ? cedamos pues sus alabanzas d las lenguas mas elocuentes. Convoquemos para sus elogios las resonantes trompas de los doctores. Levantaos pues o esplendidos Pintores de ¡os her óyeos hechos la imagen destrozada del emperador reparad con vuestras artes; ilustrad con los colores de vuestra sabiduría d el coronado luchador que solo ha podido bosquexarle mi lengua. Retiróme, vencido de vosotros en la pintura de los valientes hechos de este gran mártir. Alegróme de ser hoy superado de vuestra heroyea fortaleza. Veo divinamente pintada por 'vosotros la. lucha de la mano del santo con el fuego. Y finalmente veo d este glorioso mdr tir copiado en vuestra imagen con superiores ventajas. Estupendo elogio de esta arte ! que bastaría a calificar la que estuviese mas olvidada, y agena de todo linage de alabanza, gloria, y nobleza. No es menos lo que le resulta del himno de san Ambrosio, atribuyéndole á Dios el epitecto de Pintor, como frase dignamente apropiada a su altísima sabiduría y omnipotencia. 2 Y últimamente, de los santos padres, doctores, y teólogos que la favorecen, haré un breve compendio. San Ambrosio, serm. o.in psalm. 1 1 8. san Juan Damasceno,lib. 4. dejide orthod. cap. 1 7. san Atanasio, in libel. qui in synodo aesariensi, oblatus est d Tetro, Nicomedia urbis epis copo, san Basilio, homil. 4. de martyribus. san Gregorio, lib. 9. registri. Epistol. 9. ad Serenum episcopum masiliensem. 3 san Nilo, in 7. synodo allegatur: ubi etiam Gennadius, patriacha constantinopolitanus. san Agustín, epist. 119. ad Jannuarium. san Genaro, epistol. ad Thomam, episcopum claudiotom. I. N 2 po- 1 Sed quod puerili balbutie victorem exte- cum igne exactiús a vobis depictam: Video Juc j nuo, quin magniñeentioribus laudum ipsius tatorem in vestra imagine a vobis illustrius de- linguis cedamus; sonantiores doctorum tubas ad pictum. Divus husilius, komil. in Barlaam martyr, illius prxconia advocemus. Exurgite nunc, o 2 Candore pingit ígneo. Div. slmbrosi. in tpUndidi efíregiorum factorum Picioies ¡Impera- kymno: Ccoli Deus, quem can'tt ecclesia, verr. 3. toris imaginern mutilatam vestris artibus mag- 3 Nam quod legeruibus scriptura, hoc idio- nincate; coronatum athletam obscuris a me de- tis prxstat Pictura cerneniibus, quia in ipsa p¡rtum,vestr£ sapientix coloribus ¡Ilústrate; dis- etiam ignorantes vident quod sequi debeant, cedo foriium martyris factorum Pictura a vobis in ipsa legunt, qui Hueras nesciunt. Div. Gre- superatus; gaudeo tali vestra; fortitudinis vic- gor. Magn. epist. o. tona hodie vicius. Video manus hujus luctain I00 MUSEO PICTÓRICO. pokns, San Isidoro habló de esta arte de proposito, y explica con distinción sus colores. El Cardenal Paleoto imprimid un gran libro, y doctísimo de la Pintura. Tomás Moro, lib. i. dialogorum, cap. 16. Simeón Metafrastes, in vi tis sanctorum Luces, 8? Alexis. Sofronio, o Mosco Evirato, in prato spirituali,cap. 1 8o. Eusebio, lib. 2. histor. Sócrates, uttus ex anctorib. tripartita histor. Crantcio, lib. metrópolis, cap. 1 o. Jonás Aurelaniense, lib. 1 . de culto imaginum. Y todos los que han escrito del culto de las sagradas imágenes, con otros muchos que omito por escusar prolixidad. _Lir $. IX. mtre los filósofos oradores y humanistas fuera imposible empeño el referir los elogios con que ilustran la Pintura. El divino Platón en su república x, hablando de los dones que son dignos de ofrecerse al templo dice: que los dones de la Pintura son divinos en superlativo grado. 2 Y en otra parte dice: que las obras de la Pintura son vivientes, y que sino responden siendo preguntadas es, por ser en extremo vergonzosas, y modestas. 3 Y el grande Aristóteles su discípulo, abismo de la filosoíia, tratando en su política del ornato, disciplina y educación de una juventud noble, y habiendo sentado el principio de no ser instruida en obras viles, ni ejercicios mecánicos, señala especialmente cuatro de las artes liberales, que son: La Gramática, la Gimnástica, la Música, y la Pintura. La Gramática, por tener llave maestra para las demás facultades scientílicas. La Gimnástica y ó palestrica, para el ejercicio de las fuerzas, agilidad de los miembros, y conservación de la salud. La Música, para recrear el ánimo, y honestar el ocio. Y la Tintura, para el deleite, y la negociación, o utilidad. Todo el punto de la mayor importancia parece que apuró la Pintura en este literario concurso, pues juntó a el deleite la utilidad. 4 No solo, dice mas adelante, para tener conocimiento de las otras artes, y no ser engañados en la compra y venta de los vasos y alhajas preciosas, sino principalmente poique mueve a contemplar la hermosura de los cuerpos humanos, y obras de la naturaleza 5, llamándole repetidas veces pericia, que es lo mismo que sabiduría con experiencia, según los latinos. Y en otra parte compara, no el arte a la naturaleza, sino la naturaleza al arte, siguiendo la frase de las operaciones del Pintor en los ministerios de la naturaleza. 6 Cicerón en diferentes lugares la ilustró mucho, y especialmente escribiendo a su 1 Plato 10. í? 5. de repub. beralibus, patebit illa talia esse recipienda,qua- 2 Divinissima auttm sunt dona volucres,& cura utilia sim, faciunt extrcentem habemem effigies picturaix. P lato, apud Butrón, discurs. 12. non vilis ejercicii operationtm.£? cap. 3. Ex lis, 3 Picturs opera tanquam viventia extant 4 quas mentem ornant, quatuor discenda sunt (i quid vero rogaveris verecundé admodum pueris;Grammatica, Gimnástica, Música,Pic- íüent. ldem,in Pbadro. toria. Et postea: Videtur quoque figurandi pe- 4 Omne tulit punctuui qui miscuit utile ritia utilis esse ad judicandum rrelius artifícum dulci. opera. Et infrá: Simiiitér vero figurandi peri- Horat. de art. poet. tiam, non ut in venundando, emendoque vasa 5 síñst. 8. Poitic. Quibus moribus, disci- non decipiantur, sed potiüs quia contemplan plinique intruendi animi sint juventutis. Et facit pulchritudintm corpornm. cap. 2. ibi: Non enim ejerciti rum, & operum 6 Omnia delineamentis primum describun- vilium, sed liberaiium disciplinarum. Et post tur,deindé colores recipiunt & molitiem & du- pauca: Qnod igitur ex utilibus necessaria sint ritiem, quasi pictoris officio fungatur natura, addiscenda maiiifcsrum est. Quod autem non cum condit & creat. ¿irütat. ¡ib. 2. de genetat. omnia, disitngut;niibus hberalia opeía ab illi- anima, cap. 3. LIBRO SEGUNDO. IDI su amigo Attico, se apropia la frase de pintor, comparándose con Apeles en su celebrada Venus, y con Protogenes en su ponderado JalLo. Y en otra parte, admirando los precios exorbitantes de algunas estatuas y pinturas dice: que estas cosas se deben tener en aquel concepto que las tuvieron los que se desvelaron en su estudio y especulación. 2 ¡ Memorable ejemplo para los que hinchados de doctos, dejan correr la pluma a su voluntad, juzgando la eminencia de la Pintura por las comunes leyes de su antojo, sin tener ni aun mediana noticia de su profunda erudición, e irrefragables fundamentos ! Pero cada cual encontrará su merecido epitecto al principio y fin de estos discursos. De Plinio, aunque se han traído tantas autoridades, de que está lleno el libro 35 de su historia natural, no es de omitir lo que dice en el libro 34 Que lo maravilloso de esta, arte es, que a los varones nobles los hace mas nobles, 3 Y pudiéramos añadir, que en nuestros siglos ha hecho nobles e ilustres a muchos que no lo eran: pues cómo no ha de ser noble y liberal quien sabe dar tan liberalmente nobleza ? 4 ¿ no seria la primera vez que se ha disputado si el pintor, por serlo, se constituye noble ? ni seria estraña la decisión afirmativa, pues su Santidad concede hábitos de caballeros a los eminentes en esta arte, habilitándolos en la nobleza por su persona, aunque de suyo no lo sean: circunstancia que ha ocasionado no admitirlos muchos españoles; pues si son nobles por su naturaleza, es ocioso el privilegio; y sino lo son, es publicar el defecto, y es muy escrupuloso en las conseqüencias el ardimiento español. Últimamente, de los humanistas son sin número los que la ilustran, entre los cuales Filostrato dice: que todos los que no aman la Pintura, no solo hacen agravio a la verdad, sino también a la sabiduría, que pertenece a los poetas; pues el fin de las dos es uno mismo, así en la descripción de los héroes, como de sus ilustres hechos. í Celio Calcagnino en el encomio que hizo a las artes liberales la da el primer lugar. El padre Antonio Posevino hace mención del edicto de Grecia con muy singulares elogios. 6 Pedro Gregorio Tolosano la ilustra en diferentes lugares. 7 Dionisio alicarnaseo en sus libros de elocución. Y Quintiliano lib. 12. orat. cap. 10. AldoManucio en un discurso. Luis Vives en otro de sus exhortaciones latinas. Angelo Policiano en un diálogo. El conde Baltasar Castellón en su cortesano, lib. 1 . la honra mucho. Salmasio en sus notas plinianas sobre 1 Ut Apelles si venerem, aut si Protogenes Jalisum illum suum coeno oblitum videret, magnum credo acciperet dolorem: Sic ego hunc ómnibus a me pictum, & politum artis coloribus, súbito deformatum, non sine magno dolóte vidi. Cic. ad Tit. Pomp. Attic. ¡ib. 2. cap. 12. 2 Arbitror hsc a nobis ita spectari oportere quanü eorum jidicio, qui studiosi sutu harum rerum sestimantur. 7a. ¡ib. 4. in Perrern. (3 tusada, queest. ¡ib. 1. (3 aliis in locis. 3 Mirum in hac arte est, quod nobiles viros nobiliores faciat. Plin. 34. cap. 8. 4 Non habet unde audiat, qui tibi fecit linde audias?lpse non scit, qui te fecit scire? D. yíugust. sup psalm. 93. verso a o. Potestatem alicui dans aut majorem penes se retiñere dicitur. Philip. Probas, de jure rega- ¡i, quisst. 50. n. 2. ibi. Oabrie¡ Pereyra, decís. 113. disputat: An ignobilis ex sola arte Pictune nobilis efficiatur resolvit, non efflci, & quod itá judicatum fuit. Sufficit tamen disputan. 5 Quicumque picturam minimé amplectitur, non triodo veritatem, verum &¿ cam, qus ad poetas pertinet injuria afficit sapientiam. Eadem enim est utriusque ad heroum, tám species, quatn gesta intentio, &C. Piilostrat. in proam. iconum. 6 Perpetuó enim interdicto fuerat caututn ne tantam artem servitia docerentur. Possev. de picta poesi, cap. 23. ibi. 7 Magna prorsus ars, in xquo extantia ostendere, & in contracto solida omnia. Petrus Greg. sintax. art. mirab. lib. 3 1 . de Pict. cap. 7. Picturam vero liberaletn artem, sed non valdé necessariam dixerunt, &c. ídem, ¡ib. 15. de repitb. cap. I. num. 9. íí lib. 12. cap. 13. Ioa MUSEO PICTÓRICO. bre Solino. Luis Demoncioso tract. de Pictura. Eliano en muchos capítulos de su varia historia. Luciano en el Zeuxís. Bulengero, tract. de la Pintura y lib 2. de imperat. cap. 28. Natal Comité, lib. 7. mytol. cap. 16. Valentino Forstero, in historia juris Rom. lib. 2. cap. 18. Francisco Patricio, lib. 1. cap. 10. Xenofonte, lib. 3. memorab. cap. 29. Stobeo, serm. 58. Olao Magno, lib. 13. historia septentrión, cap. 15. Celio Rodiginio, lib. 29. cap. 24. Casaneo, Catálogo glories mundi,part. 1 1. consider. 44. Polidoro Virgilio, lib. 2. cap. 24. Petrarca lib. 1. de remed. utriusque fortuna, cap. 40. Laurent. Veyerlinch, in theatro vita humana. Frey Lope Félix de Vega Carpió, el maestro José de Valdivieso, don Juan de Xauregui, don Lorenzo V anderhamen, y el licenciado Antonio de León, como se ve al fin de los diálogos de Vicencio Carduchi, don-, de está una información en derecho de don Juan Alonso Butrón sobre la exención de la Pintura, obra, cierto, eruditísima, tanto como suya: y omito por aliofa otros innumerables instrumentos; y asimismo para otro lugar los que han escrito de profesión. CAPITULO III. Pruébase la ingenuidad de el arte de la Pintura en el derecho divino, y en todas las clases de nobleza de estos reinos. §. a JLividen algunos la nobleza en cuatro clases, natural, civil, teológica, y política ' las cuales tenemos ya discurridas en la Pintura en los dos capítulos antecedentes. La natural, la que inferimos de su misma constitución y naturaleza, Civil, la que asentamos en todos derechos. Teológica, la que consta en los sagrados cánones, doctores, y teólogos. política, la que inferimos de la costumbre de los reinos y provincias del orbe: resta ahora, según el estilo de España, subdividir la nobleza política en tres clases, de notoriedad, ejecutórias, y privilegios. TRES CLASES DE NO B LEZA. .1 Ja. nobleza de notoriedad, según Aristóteles, es cierto esplendor derivado de los mayores 2: aunque mas a nuestro intento, según los doctos jurisperitos, es una inmemorial posesión y costumbre legítimamente prescripta de antigua y acreditada exención. 3 Bien justificada parece tiene la Pintura esta ilustre prerogativa: oigámoslo de mas desapasionada pluma, calificada con la suprema autoridad de san Juan Damasceno 4: De su parte tiene, según explica un erudito au- 1 Laurent. Vanderbamen, apud Vincent. Car- non extat memoria. Tiraquel. de nobilit. cap. 14. dueb. in allegat. pro Pictur. num. i. 2 Nobihtas est qu&'dam majorum claritas. 4 Ipse Deus primus unigenitum Filium, & ¿íristot. lib. 2. ibetor. Verbum suum genuit, imaginem su ara vivam, 3 Nobilhas non prxscribitur ex usu, & qua- naturaleni, inconimutabilem figurara ¡eternkasi possessione, nisi tanti temporis, cujus initii tis su. Div. Joan. Damascen. orat. 3. ¡mag. LIBRO SEGUNDO, 303 autor, una eternidad que le calijica; una mensura infinita, que le alona y un Dios, que sin principio copió del original de su grandeza la imagen eterna y consubstancial de su hijo, traslado tan a el vivo, trasunto tan natural, que le representa con igualdad en las perfecciones sublimes de su divina naturaleza. ! No ha menester empeñarse mi ignorancia donde abunda tan erudita eloqüencia, que sin la nota de interesada, perifrasee tan a mi intento la venerable autoridad de san Juan Damasceno. Cortedad de ánimo parece buscar la pintura noble, cuando a el primer paso la encontramos divina. Temo justamente la censura de los discretos, por haber introducido como duda lo que se debe tratar como evidencia; pero prevengo la satisfacción en la boca del Espíritu santo que. dice: Que los obstinados con dificultad se corrigen, y que el número de los necios es infinito. 3 Tengo esta segunda sentencia por causal de la primera; pues si todos fueran discretos, y dóciles, todo es una misma cosa, no hubieran menester desvelarse las plumas en defender la pureza de la verdad, que como desnuda, es de los necios injustamente vulnerada. Veamos ahora lo que dice Renato Laurencio sobre Tertuliano en las obras exteriores de la divinidad: Dios, dice, fue el primer autor de las imágenes, pues fue el primero que pintó en el hombre su imagen, 3 ¿ cual de las artes liberales, pregunto, podra disputarle a la Pintura la precedencia de notoriedad en la nobleza ? pues abandonando siglos, presenta por testimonio de su prescripción to-t da una eternidad que la acredita; y por el mayor de sus mayores todo un Dios que la ilustra ? 4 Pues aunque constando el origen propio de la posesión, cesa la inmemorial 5: este es un principio a cuyo transcurso nadie puede aspirar. §. II. Y, para que algún zoylo no nos arguya que fundamos solo en metáforas y analogías nuestra opinión, no faltarán textos literales e imágenes, física y realmente delineadas en superiície plana, que sin alegorías califiquen esta indubitable verdad. Todas quantas demostraciones de amor pudo ejecutar Cristo señor nuestro con su esposa la iglesia, tantas ejecutd como infinitamente fino, hasta dejarla en repetidos retratos suyos otros tantos testimonios, ya de la integridad perfecta de su belleza natural, y humanidad santísima; ya de los tormentos de su pasión sacrosanta; y últimamente de su sagrado cuerpo difunto 6, consumando los extremos de su fineza, como ya dijimos, con dejarle a su esposa en la ausencia su corazón en forma de pintura 7, y repartiendo próvidamente estos retratos en todo el I Fr. Francisc. Gómez, ordin. pfcedicat. in bistor. sanct. Dom. Sorian. discurs. 3. §. 5. Et ut sufra diximus lib. 1 . cap. 1 . , 2 Perversi difficilé corriguntur; & stultolum infinitas est numerus. Eccles. 1. . 3 Deum primúm esse auctorem imaginum, qui primüm sui imaginem depinxic in nomine. Rer.at. Lau-rent. in Tertul. lib. 4. adv. Marc. 4. Nobilitas, quo antiquior est, eó quoque major est, &, ut ita dicain, nobilior. Tiroqueí. de nobilitat. cap. 19. num. 1. 5 D. Molin. de hispan, primog. lib. 2. cap. 6. num. 64. 6 Voluit nimirum Christus in sacris untéis, non sus tantum mortis, sed etiam externas corporis conformationis extare monumentum. Chiflet de lint, sepulcbr. cap. 32. 7 Qui sculpit signáculo sculptilia, & asiduitas ejus variat picturam, cor suum dabit in similitudinem picturae, & vigilia sua perficiet opus. Ecc. cap. 38. c. 28. io4 MUSEO PICTÓRICO. el orbe cristiano de su iglesia. ' Ocho imágenes de Chvisto señor nuestro, ex presadas con el soberano pincel de su omnipotencia, constan por tradiciones divinas y apostólicas, historias sagradas, concilios, y padres de la iglesia. 2 La primera, la que su majestad soberana formó de su sagrado rostro, imprimiéndole en un lienzo, y enviandosele a Abagaro rey de Edesa, que no pudiendo lograr la vista del original, solicitaba ansioso un retrato de su belleza; y la benigna esplendidez generosa de Cristo señor nuestro satisfizo tan nobles deseos, ya que no lo pudo lograr la turbada diligencia del artífice Ananías, que para este fin fue enviado. Venérase hoy en Roma esta divina imagen en el monasterio de religiosas de san Silvestre 3, de que yo he visto varias copias: y aseguro con realidad cristiana que es tan estremada su belleza y deidad, que aunque no hubiera tan repetidos testimonios de esta verdad histórica, nos lo persuadiera aquella oculta divina violencia, con que, sin mas imperio que dejarse ver, arrebata los corazones y los ojos: y si estos efectos causan las copias de la imagen, ¿ qué hará la imagen misma, ejecutada por la suprema inteligencia de la infinita sabiduría í ; Y qué el original supremo de donde dimana imperio tan soberano ? Las tres sagradas efigies de Cristo señor nuestro en su pasión sacrosanta impresas en los tres dobleces del lienzo, que aquella mujer piadosa, llamada comunmente Beronica, o Berenice, ofreció á. su majestad para enxugar su herido, sangriento, y fatigado rostro, constan por no menos auténticos y públicos testimonios 4; y según varios autores, por el evangelio que escribió Nicodemus J, pues una se venera hoy en la iglesia de san Pedro de Roma, y otra en la de Jaén, con el nombre de la santa Beronica; o bien deducido de el nombre de aquella mujer dichosa, o, lo que es mas cierto, de Vera-Icon. Y es tradición constante en aquella iglesia haberla traído allí de Roma san Eufrasio su primer obispo: y se muestran estas imágenes en dias solemnes y señalados, concurriendo la universal piedad cristiana a la veneración de aquel sagrado testimonio de nuestro remedio. Y la otra, no sé con qué fundamento, se dice estar en la mar, por un caso bien estraño, que por no constarme auténticamente, no lo refiero; pero no carecería de providencia para los fines reservados a la altísima, incomprehensible sabiduría: si ya no es la que hoy se venera en Alicante con el nombre de la santa Faz, autorizada por original con singulares prodigios, de que se hará mención adelante. Pero lo que admira mas que todo es la imagen sagrada de Cristo nuestro bien i Pone me ut signaculum super cor tuutn, Ut signaculum super brachium tuum. Cant. 8. 2 Fuisse autem permultas Christi imagines ab inirio nascentis ecclesiaeex historiis compertum est. Primúm, tempore ipsiusmet Christi fuerunt insignes imagines; prima quidem, quam ipse, facie sua expressa in linceo, missit Abbagaro, qux hodie Roma: ostenditur in ecclesia monasterii monalium sancti Silvestri: Hujus meuiinerunt Evagrius, lib. 4. cap. 26. Damasc. orat. 1. de imaginibus. Metaphrastes, in vita Consiant. eamque Leo lector, in 7. synodo, actione 5. Satis ante finem se vidisse testatur. Dúo etiam pontífices eam h¡3toriam approbarunt,&c. Pazquez, de adoratione, lib. 3. ditput. 3. cap. I. Ü alii quam plures. 3 fide doct. Jacob. Prades, lib. 2. de adorat. imag. cap. 2. ubi plurimum de hac imagine. 4 Antiqua etiam traditione constat vultum sanctum Domini tempore passionissua? in linteo expressum fuisse, cual¡s Romae in ecclesia sancti Petri, & in Hispania in ecclesia Aurigensi, nunc dicta Giennensi, ostenditur. Hujus meminit Albericus in suo dictionario, &i in bitliotheca vaticana extat historia manuscripta, a a qua narratur, qujmodo tempore Tyberii imago híecRomam fuerit delata. Vázquez, ubi supr. 5 Gervasiuí Telebensis (3 episcop. Belbacensis. Blondus, ¿í Petrus G-alesinus, priaie Non. Febr. Et vide doctor. Jacobum de Prades, in lib. 2. de adorat. imagin. cap. 3. LIBRO SEGUNDO. 105 bien difunto, estampado en la sabana santa todo su santísimo cuerpo l, tan venerada y acreditada en la iglesia católica, que hay especial oración destinada para esta sagrada imagen, cuyo tesoro posee la casa de los duques de Saboya en la ciudad de Turin, de la cual hay repetidas copias veneradas en la universal iglesia con el nombre del Santo Sudario; y en el está impresa la parte anterior y posterior de Cristo señor nuestro en dos efigies distintas. 2 Pero según persuade con indubitables fundamentos el doctor Chiflecio este santo sudario no es en el que su majestad santísima estuvo envuelto en el sepulcro, sino aquel con que por José fue bajado de la cruz, y cubierto su sagrado cadáver, herido, llagado, y sangriento, como lo dice la misma oración, y llevado hasta el sitio del sepulcro 3, donde fue lavado, y ungido, y después envuelto en otra sabana limpia, que parece lo mas congruente; o bien fuese la que trajo Nicodemus, como dice san Agustín 4, porque la otra la habia traído José, que fue quien pidió licencia a Pilatos para dar sepultura a Cristo señor nuestro s: o bien fuese texida, y dispuesta, como quiere este autor, por las soberanas manos de la reina de los ángeles MARÍA santísima para fin tan supremo, como era estilo entre los hebreos 6; pues aun hay quien diga para penetrar mas los corazones, que con las preciosas lágrimas de esta gran reina se lavaron las sacratísimas llagas de su hijo santísimo. Y lo que no admite duda es, que fuesen regadas con aquel peregrino rocío de los luminares mas preciosos del cielo. 7 Muy creíble conjetura es, que en previsión de este caso, que no tuvo ignorado MARÍA santísima, contribuyese a tan sagrado asunto con la tela de sus soberanas manos, como último empleo de su cuidado, quien supo acreditarlo tan vigilante desde el primer oriente de nuestra felicidad. Dice pues el referido autor que se venera hoy esta sagrada imagen en la iglesia de san Estevan de Vesoncio, o Vizancio, con el nombre del Santo Sudario, autorizada con maravillas singulares. 8 Y nota, que la imagen del santo sudario Tom. I. O de 1 Taurini vetó magna cum veneratione servatur, & nec minoti cum religione colitur sindon, qua Christus in sepulchro fuit involutus, cui impressamreliquitsuicorporisfiguram.iíZ'íw, ibiJem. 1 In ea sindone, tám partem anteriorem, quám posteriorem, ostendere hujus veli signa apertissima. Salmerón, tom. 10. tract. 36. (J apud Cbiftetium, de lint, sepulc. cap. 32. 3 Sindonem enim, qua recens e cruce exceptum fuerat, quilpe, undique cruentatam, pcrluto, per purgatoque corpori iterum admoveri non decuit. Illud igitur linteum, quo tectum Christi curpus a cruce ad pollinctura; locum deportatum est, sindon est taurinensis. Doct. Cbiflet. in crisi bistor. de lint, sepulc. Christi, cap. s;. 4 Ñeque hic repugnat quidquam recté intelligentibus nec enim illi, Mattbxus, Marcas, 6" Lucas, qui de Nicodemo tacuerunt afñrmaverunt a solo José Dorr.inum sepultum, quamvis solius commemoraiionem fecerint: Aut quia illi una sindone a José involutnm dixerunt, proptereá prohibuerunt intelligi, & alia lintea potuisse adferri a Nicodemo, 61 suptiaddi, ut verum narraret Joannes, quod non uno linteo, sed untéis involutus sit. D. August. Hb. 3. de consens. evang. cap. 23. 5 Pilatus donavit corpus José, José autem mercatus sindonem, & deponens eum, involvit sindone, Ge. Marc. cap. 1 5. 6 Ita ut non temeré credi possit, eam, qua; ínter asgypcios vixerat aliquandiü obnubendo filio sepukhrale sudarium propriis manibus laborasse; vel saltém, & linteo duplici, acu sacra per médium consuisse; sic enim confectum cetnitur Vesontione, sutura per médium excurrente. Et sané moris fuit antiquissimi a:vi matronis vela funebria tejere propinquis,& arm- éis. Cbiflet. ubi supra, cap. 6. 7 Pauim quidem, María, ulnis astringens, partim suis lacrymis plagas emundans:::: & Josepho iri manus tradens Sudarium, ait: Tibí autem deinceps curx erit, ut sepulturas tradens, hoc eum honesté componas, mvrrha condias, & ei justa facias. Metaphras. apud Barón, atino 34. 8 Cum sacrum sudarium Vesontina sancti Stefani ecclesia post omneni merrvoriam possederit. Cbiflet. ibi. cap. 9. io6 MUSEO PICTÓRICO. de Saboya está sangrienta, y las señales de las llagas mas expresas; pero la del santo sudario vesontino está mas pálida y descolorida, y solo tiene las señales de las cinco llagas, como que representa la impresión del sagrado cuerpo ya limpio, y ungido con la mirra, y los ungüentos aromáticos, según el sagrado texto, y la costumbre de los hebreos 2, lo cual parece califica su intento. Fuera de que no puede ser este copia del santo sudario de Saboya, porque ademas de lo pálido, tiene la diferencia de carecer de los pañetes sagrados de la honestidad 3, como parece convenia para ungirlo y lavarlo, los cuales, dice, se veneran en Aquisgran: y parece también que era inútil diligencia tenerlos en el sepulcro, donde habia de estar envuelto todo su santísimo cuerpo; bien que la imagen está con las manos cruzadas, en forma suficiente para honestarse, como se puede ver en el autor referido, que pone una y otra estampa. Y con el mismo nombre de sudario era venerado en Jerusalen el de su santísima cabeza en el sepulcro, ademas del referido de su santísimo cuerpo, que según el venerable Beda, se halló por los años del Señor de 676. en una de las iglesias de aquella tierra santa 4; y es de ocho pies de longitud, cuya sagrada imagen es la que se venera hoy en Oviedo con esa tradición, como lo dice don Pedro Calderón en la información del pleyto del soldado, que siguió nuestra profesión en esta villa de Madrid: y no contradice al sagrado texto esta pluralidad de sudarios o lienzos; pues con la misma lo explica el evangelista, distinguiendo el sudario de la cabeza de los demás lienzos o sudarios. 5 Pero en lo que ha menester aquí suspenderse la admiración cristiana, es en que, aunque todas estas ocho imágenes de Cristo nuestro bien son executadas por acción divina, por ser el supuesto divino, en las cuatro imágenes primeras tuvo alguna cooperación la humanidad santísima de Cristo; pero en estas cuatro últimas, solo la divinidad, en la persona sacratísima del Verbo, que no desamparó el sagrado cuerpo difunto 6, donde no tuvo acción la humanidad, por estar desunida entonces el alma del cuerpo, como profundamente discurre el doctor Angélico en la 3. part. quast. 50. desde el art. 2. hasta el 5. inclusive. Con que se concluye con evidencia infalible no solo la inmemorial exención y nobleza legítimamente prescripta del arte de la Pintura, sino el quedar cali- c 1 Primum est, quod in taurinensi linteo cruenti corporis existunt vestigia:::: IJlum autemconcretutn sanguinetn lotione,atque unctione detersura dubitari nequit, cum ñeque uüa eju-s appareant vestigia in vesontino sudario, quod curato jam corpori appresum, retulit tantum notas sanguíneas quinqué vulnerum grandiorum. Cbiflet. ibi. cap. 25. 2 Acceperunt corpus JESU, & ligaverunt illud liméis cum aromatibus, sicut mos est judaeis sepeliré. Joan. 1 9. 3 Aheiam rationem mihi suppeditat velum, quod Aquisgrani ostenditur, quo Christi crucifixi pudenda obtecta sunt, cujus veli in utraque sindonis taurinensis pane distinctissimé cernunmr vestigia:::: Mlud autem nemo jure dicet in sepulchro relictum, cum nulium ejus vestigium extet in vesontino sudario; ñeque sic ob- tectas unquam mortuorum partes, rationeulla velauctoritate probari possit. Ckiflet. ibi. cop. 25, 4 Venerab. Beda, de locis sanctis, cap. 25. Sudarium capitis Domini, post resurrectionem ejus moxcristianissi mus quid amjudaeus fura tus, usque ad obitum divitiis sibi afrluentibus habuit, &c. 5 Venit ergó, Simón sequens eum, & introivit in monumentum, & vídit iinteamina pósito, (3 sudarium, quod fuerat super caput ejus, non cum linteaminibus positum, std íeparatim involutum in unum locum. Joan. cap. 20. 6 Etsi Christus mrrtuus est ut homo, & sancta ejus anima ab incontaminato divisa est corpore r divinitas tamen inseparabilis ab utrisque permansit; ab anima dico& corpore. D. Tbom. 3. p. q. 50. artic. 3. ex Damascen. in argument. sed contra. LIBRO SEGUNDO. 10; cicada su ingenuidad por derecho divino, como ejecutada por la divinidad con soberano e incomprehensible modo ', que no se puede medir con la materialidad de nuestro estilo; pues estas son imágenes legítimamente expresadas en la superficie plana del lienzo, que hasta en esto material conforma con el que mas ¿comunmente usamos hoy en las pinturas, aunque el modo sea reservado a su altísima sabiduría y omnipotencia, que con solo un Fíat crio todo este mundo visible, lo cual no altera la esencia de la cosa, respecto de la cual, el modo es accidente: como ni la alteraría el que un principiante gastase todo un dia en pintar una cabeza, y uno experto con magisterio la hiciese en una hora: ni el dibujo hecho de mano, con tarda y prolixa atención, muda especie de la estampa, que con la lámina grabada se imprime en un instante. Lo cierto es, que sin milagro no es ni puede ser; pues cuando fuese capaz de ejecutarse por mera impresión, saldría una figura muy ancha, y contra las leyes comunes de la simetría humana, después de estendida la superficie que se habia ajustado a el sagrado bulto, como lo puede experimentar el curioso: y así están puramente en términos de óptica representación, o Pintura. Y aunque con tan sagrados fundamentos parece ha llegado la eminencia de esta arte a lo sumo de toda humana ponderación, y que todo es menos a vista de lo referido, no permite la piedad cristiana suprimir en el silencio una noticia singularísima v peregrina del venerable Beda, que dice, hablando de los santos lugares: Otro lienzo, algo mayor que el sudario, se venera en aquella iglesia, pintado con aguja por las soberanas manos de la reina de los angeles; por tin lado de color roxo, y por otro verde, con las ejigies de su hijo santísimo, y de los doce sagrados Apostóles 2, que siendo algo mayor que el sudario referido, tendrá nueve u diez pies de largo; bastante proporción para que las figuras fuesen del tamaño del natural. Noticia que espero me la estimen ios Pintores, y las señoras, para hacer vanidad cristiana de ejemplo tan peregrino: en que es de notar, que aunque lo milagroso no ha menester ensayos, siendo estas efigies ejecutadas por medios tan naturales, no sería esto solo lo que hiciese de esta calidad aquella divina señora; pues afirman los santos padres que fue excelente, y superior en labrar con el lino, estambre y seda 3, que aunque sea bordado d texido, como dijimos en el libro antecedente, es Pintura, como lo es todo aquello que con delincaciones, y claro, y obscuro, representa cuerpos en superficie plana con los preceptos de la óptica. No sé qué especial afecto se tiene vinculado esta soberana Señora, que a vista de Totn. I. O 2 pro- i Non enirn merienda est modulo nostro divina virtus; & cum certum sit aliquid miraculi intervenisse in illa sacrorum linteorum ad totius corporis similitudinem dclineatione; tam facilé Cristofuit plura simíil ederem miraeula quam unicum. Cbiflet. de lint, sepulchr. cap. 7. Ha?c pictura Dei est:Sic pingitur, qui hominum causa, quidquid homo non substineret, passus est: Sic pingit, qui ut tormenta sua, mortemque ostenderet, cruorem in coloretn vertit, & in sepulchro adumbratam simiil arómate inveniri voluit imaginera ab omni posteritate adorandam. Erici Puteani, epist. 2. ad Jacob. Kifletum, in crisi histor. de Untéis sepulc. Christi Domini. 2 Aliud quoque alicuanto majus linteum in ecclesia illa veneratur, quod fertur a sancta Maria contextum, duodecim apostolorum, & ipsius Domini continens imagines, uno latere rubro, & altero viridi. Beda, ubi suprá. 3 Juxtá illud: Qussivit lanam,& linum,& operata est consilio manuum suarum. Proverb. cap. ultim. Erat docilis,& amans doctrinam, non solum in sacris litteris, sed etiam in lana, & lino, & sérico, & bysso laborabat. S. Epipban. in vit. B. I'irgin. Opus vero manuum ejus erat lana, & lini, & serici. D. ¿4nselm. lib. de Vita B. Virg. IOÍ MUSEO PICTÓRICO. prodigios tan divinos, aun tienen su lugar estos primores mas que humanos ! Pero aunque estos son ag j nos de toda competencia, no se debe omitir otra pintura bordada, que está en el Escorial en el oratorio de la celda prioral de verano, la cual hay sus auténticas de ser de mano de la reina santa Elena; y es un Eccehomo de medio cuerpo, como de tres cuartas de alto, y media vara de ancho. Ceso en adquirir mas testimonios de esta clase, pues sobra el menor de los referidos para colocar la nobleza de la Pintura superior a toda estimación humana. § III.
JLin la segunda clase de nobleza, que es por ejecutórias ganadas en juicio contradictorio, tiene la Pintura bien acreditada su exención. La primera ocasión, según he podido saber, en que probó su fortuna y su justicia, fue cuando un alcavalero de Illescas pretendió que Dominico Greco, pintor insigne, pagase alcavala de la pintura y escultura del retablo de la capilla de nuestra señora de la Caridad de dicha villa, que aun la traza del retablo e iglesia se dice ser suya: y habiéndose defendido, fue dado por libre, y absuelto de la demanda por el real consejo de Hacienda, y declarada la pintura por exenta de tributos, en atención á su excelencia, e inmemorial posesión; lo cual sucedió por los años de 1600. Y está presentada esta ejecutória en los autos de la demanda siguiente; y hacen de ella mención Carduchi en la información de Butrón, y el licenciado Rios en su noticia de las artes. La segunda, fue por demanda que puso a los profesores de la Pintura en Valladolid Francisco de Sotomayor, arrendador de la alcavala del viento, sobre que la pagasen dichos pintores; y fueron absueltos de la demanda por el doctor Antonio de Salazar, teniente de corregidor de dicha ciudad, ante Pedro Albarez, escribano del número, y se ejecutórió en aquella real cnancillería en 22 de Abril de 1626 años.. La tercera, fue por demanda que puso a los profesores de la Pintura en 27 de Agosto de 1625 en esta villa de Madrid el doctor don Juan Balboa Mogrobejo, riscal que fue del real consejo de Hacienda, ante quien se siguió pleyto sobre la imposición de la alcavala en general; y se ejecutórió a favor de la Pintura, dándola por libre y absuelta de la dicha demanda a 1 1 de Enero de 1633, á pedimento de Vicencio Carducho, y Eugenio Caxes, pintores de su majestad en nombre de los demás: de que hace mención Carducho al lin de sus diálogos. La quarta, fue por demanda que puso a los profesores de la Pintura en esta villa de Madrid a 26 de Mayo de 1636 años Gabriel Pérez de Carrion, contador de resultas de su majestad, y su juez para la administración de las nuevas alcavalas de la concesión de millones, sobre que la pagasen los pintores de las pinturas que hacían y vendían, conforme a las nuevas ordenes de su majestad, en que mandaba: Pagasen alcavala todas las personas que hasta entonces hubiesen pretendido tener exención o causa para no pagarla. Y se ejecutórió por el real consejo de Hacienda a favor de la Pintura, dándola por libre, y absuelta de la dicha demanda a 14 de Agosto de 1638 años, a pedimento de Angelo Natdi, pintor de su majestad. La quinta, fue por demanda que pusieron a los profesores de la Pintura, en LIBRO SEGUNDO. IG9 en 9 de Junio de 1639 los diputados de rentas, y del servicio de uno por ciento de esta villa de Madrid, sobre que pagasen los pintores el derecho nuevo impuesto; y sé ejecutórió a favor de la Pintura por el real consejo de Hacienda, en 3 de Julio de 1640 años a pedimento de Francisco Barrera, y demás pintores de esta corte. Las cualcs ejecutórias, aqui mencionadas, excepto la de Valladolid, paran en mi poder, insertas en un testimonio auténtico; y a pedimento mió están protocolizadas en el registro de escrituras públicas en el oficio de Juan Mazon de Benavides, escribano del. rey nuestro señor, y del número de esta villa de Madrid, en doce de Septiembre de 1696 años: lo cual ejecuté porque en todo tiempo hallen el recurso cierto los profesores de esta arte, sin dejarlo a la contingencia de que se perdiesen unos instrumentos tan importantes, como todo consta mas largamente en el dicho testimonio; el cual, porque sirva de antorcha en la profesión, para justificar y defender con él sus inmunidades, tengo acordado se ponga después de mis dias, no siendo de la profesión alguno de mis sucesores, en poder del pintor de cámara que fuere, transfiriéndose siempre a el sucesor, para que este, como padre de la profesión, con estas armas la ampare y defienda en sus infortunios; y para que los demás comprofesores sepan, como sujeto mas conocido, por ser uno solo, y superior, donde han de recurrir mas prontamente para su gobierno. Y en todo caso dejarse compeler, y apremiar antes que rendirse; y luego buscar el recurso de la defensa, y no abandonar las exenciones que el arte se tiene tan merecidas, y que nuestros mayores ganaron como a lanzadas; y a ello estamos obligados en conciencia, y en justicia. He dicho esto por discurrir lo importante, y no dejar pasar la coyuntura. L LA SEXTA ejecutóRIA. ía sexta ocasión en que fue acometida esta invencible fortaleza del arte, fue por auto que proveyó a sus profesores el corregidor de la ciudad de Valladolid, como superintendente de las milicias, sobre que contribuyesen a el tercio provincial de aquella ciudad con un soldado; y se ejecutórió a favor de la inmunidad de la Pintura por aquella real cnancillería, dándola por libre de dicha demanda a 22 de Mayo de 167 1, y paso ante Manuel de Zitores Frias: la cual ejecutória está presentada en los autos de la demanda siguiente. JLíí PLEITO PENDIENTE. ía última demanda fue a 4 de Septiembre de 1676 años, en que pretendían el procurador general de Madrid, y los diputados de rentas, que el arte de la Pintura pagase cincuenta ducados cada año, de un soldado que se le repartía, con el ejemplar de haber servido a su majestad voluntariamente, por una vez, con un montado, en caso de necesidad pública: muy antiguo es recompesar con agravios los beneficios, pretendiendo hacer carga precisa lo que fue solo acción voluntaria. Llegó pues a estado de sentencia; y sin duda, viendo quan justificado 1 Officii sui auctoritatem defenderé quis- que debet. axioma jurit. no MUSEO PICTÓRICO. do tenia su derecho la Pintura, la dejaron estar pacificamente en su posesión: y los pintores, viendo que no los molestaban, lo han dejado, respecto de no ser actores, hasta que llegue el caso de inquietarlos; donde fio en Dios, en la notoria exención del arte, y en la inalterable justificación de los superiores tribunanales, sucederá lo que en los demás: pues con estas mismas armas se indultaron de esta carga los escultores de esta corte el año pasado de 1692. Cuyo pleito está en el oficio de don José García Remon. En el dicho pleito, que pasa en el oficio de don Juan Mazon de Benavides, están eruditísimas y discretas deposiciones de los mas ilustres ingenios de nuestro siglo a favor del arte de la Pintura, como fueron don Cristoval de Ontañon, caballero de la orden de Santiago, y ayuda de cámara de su majestad¿ don José Trejo, secretario del almirante de las Indias duque de Veraguas; don Juan de Tapia, caballero de la orden de Santiago, y regidor de esta villa de Madrid; don Diego de Bracamonte, caballero de la orden de Santiago; don Francisco Fabro, secretario de su majestad, y de lenguas de la secretaría de estado; don Bernardino Tirado de Leyba; y don Pedro Calderón de la Barca, caballero del orden de Santiago, capellán de honor de su majestad, con tan superior estilo, erudición profunda, y singulares noticias, que no dejaré de honrar mis balbucientes cláusulas con algunos de sus eloqüentes periodos, ya que no las ponga por extenso, por no cansar con la repetición de unos mismos puntos. Con que dejamos calificada la nobleza de la Pintura, por repetidas ejecutórias, en contradictorio juicio, sin otras muchas que no he podido adquirir. ' L §. III. a última clase de nobleza es por privilegios especiales de los príncipes y jueces superiores, que atendiendo a el ornato decoroso de una monarquía política, fecundan las artes, y alientan los ingenios con el estímulo de la honra, cifrada en el grato y benigno semblante del príncipe y de los jueces superiores, fertilizando con el aura apacible de sus benignas decisiones la penosa literal carrera de los estudios liberales, y artes honestas. 2 El primero que ha llegado a mi noticia, es concedido por el invictísimo señor emperador Carlos V en esta villa de Madrid a 30 de Septiembre de 1552a petición de Baltasar Alvarez, platero de la ciudad de Falencia, en favor de todas las artes de el dibujo, en cuyo concurso, sin controversia, es graduada la Pintura en primer lugar, declarando su majestad cesárea, y la señora reina doña Juana su madre, ademas de lo que se infería de la misma ley 3 promulgada, no ser comprehendidas dichas artes en la connumeracion de los oficios en dicha ley o pragmática de trajes, en que se prohibid el vestir seda a los oficiales, por haber intentado los ministros inferiores atropellar las artes del dibujo, y sujetarlas a la misma ley, juzgándolas comprehendidas en ellas. Está mencionado este privilegio en los autos del pleito antecedente, y lo describe el licenciado Rios con toda puntualidad 4: y aun supo- 1 Infra, cap. 6. 3 Leg. 2. titul. 12. lib. 7. §. 14. nov. re- 2 Artium, & ingeniorum incrementum bo- copilat. norum candor, honos, & humanitas Regis ex- 4 Gaspar Gutiérrez de los Rios, en su noticia citat. Plutarch. de Alexand. Fortun. Orat. 2. de las artes, lib. 3. cap. 18. LIBRO SEGUNDO. m pone ser tres, y que este solo pudo haber í las manos. De otra ejecutória d privilegio hace mención Pacheco (), del mismo señor emperador, y su madre, sobre el mismo caso, dada en 128 de Septiembre de 1558 años, a instancia de Pedro de Salamanca, escultor en la ciudad de Avila. . E, SEGUNDO P RIVILEGIO. 1 segundo privilegio fue el año en que entro la señora reina doña Isabel de la Paz, segunda mujer del señor Filipo II, donde habiéndose mandado a todos los oficios saliesen en zuiza y soldadesca, con capitanes, banderas, cajas, y arcabuces, solo se reservaron las artes del dibujo, como consta en los libros de ayuntamiento de esta imperial villa de Madrid. Hacese mención de este privilegio en el pleito de Vicencio Carducho, en la deposición de Lope de Vega. D TERCERO PRIVILEGIO. espues de este, cerca de los años de 1600, habiéndose hecho por los oficios un repartimiento de vestir soldados, y habiendo compelido a ello a los profesores de estas artes, recurrieron a la gran benignidad del señor rey Filipo III, y se vio con grande atención en. el consejo, tratando a las partes con demostraciones de grande humanidad y estimación; y fueron dados por libres, mandando se les restituyesen las prendas que se les habian sacado. Hace también mención deste privilegio el mismo autor. l E, cuarto P RIVILEGIO. il cuarto consta por un recudimiento que está en la renta de la especería, a la qu'al declaran pertenecer cualesquier imágenes o pinturas que Vengan de fuera; las cuales, dice, no deben pagar cosa alguna. Hacese mención de este recudimiento en el pleito de Vicencio Carducho. E QUINTO P RIVILEG 10. 1 quinto ha sido en estos últimos años desde el de 1694. hasta el de 1 71 4. inclusive, en que la villa de Madrid, por repetidas órdenes de sus majestades, así de el señor Carlos II, como de su majestad, que Dios guarde, ha pedido varios donativos para subvenir a las presentes urgencias de las guerras tan formidables,con extensión tan universal, especialmente en los años presentes, que no se han exceptuado abogados, ni médicos, ni otras muchas profesiones, agenas de todo linaje de contribución; siendo solamente privilegiada en estos casos la Pintura, como consta en el libro de donativos de esta villa, del cargo de don José García Remon, secretario de su majestad, y escribano del ayuntamiento de esta villa de Madrid. Y pudieran alegarse casi innumerables privilegios de esta calidad, si con exacta di- () Pacheco, trat.de la Pintura,lib.i. cap. i©. a Ríoí,-ubi supra. II3 MUSEO PICTÓRICO. diligencia se investigasen las prácticas de semejantes casos, así en esta villa, como en otras muchas ciudades de estos reinos. Donde es de notar, que en muchos de estos casos no solo ha sido privilegiada la Pintura, como subalternante, según los metarisicos, sino las demás artes subalternas del dibujo, que viven abrigadas debajo de su sombra y protección, participando del esplendor de su nobleza quanto lo dispensan las liberales preeminencias del dibujo. Con que hallamos a la Pintura ilustre, liberal, y noble, por derecho de loa egipcios, griegos, romanos, hebreos, y demás gentes: por derecho divino, humano, civil, canónico, y de nuestra España. En la opinión de los santos padres, de los teólogos, jurisconsultos, y humanistas, ilustrada con las tres clases de nobleza, de notoriedad, ejecutórias, y privilegios; y lo que no es menos, en el tribunal de la razón, como se probó en el capítulo primero. Persuádese mi cortedad por las corroboradas fuerzas de tan supremas autoridades, e indefectibles fundamentos que queda irrefragable la conclusión de que la Pintura es arte liberal, y noble, como se confirmará, satisfaciendo a algunas objecciones en los dos capítulos siguientes. CAPITULO IV. Satisfácese d las objecciones que pueden oponerse d los discursos antecedentes. A §. I. .unque la luz del sol es indefectible en su esfera, no faltan borrones bastardos de nubes, que oponiéndose a su esplendor, cuanto a su vista admiran de luces a la nuestra persuaden de sombras: ¿ Pero qué verdad hay que no admita contradicion o menoscabo, como exclamó el propheta rey ? Diminuta veritates d Jiliis hominum. Psalm. 1 1 . vers. a . ¿ Ni qué discurso hay que no pueda con otro discurso desvanecerse ? ! qué facultad de letras humanas que no haya tenido sus contrastes? Véase el libro de Vanitate stientiaritm,y habrán de confundirse las mas engreídas, hallando menos lastimada que otras la Pintura. A la medicina, con ser un arte por tantos títulos ilustre y liberal 2, no han faltado autores clásicos que la han puesto entre las sórdidas y mecánicas. 3 De la abogacía y otras artes ilustres véase lo que dice el mismo autor 4: Pero cuando la industria humana, haciendo vislumbres de divina,y con un hechizo de los ojos, en fantásticas formas, satisjaciendo d el mas noble de los sentidos hurta los pinceles d la naturaleza, y hace parecer con alma lo que aun no tiene cuerpo: i Quis enim sermo est, qui non recipiat contradictionem; & qux argumentan© est, qua: non possit alia argumentatione subvertí. S.Cletnens, lib. 8. recognit. Nulla foeditas sine amatore, nulla fatuitas sine patrono. Mastrius,in pbtsic. de constituí, eontinui. s Ut ¡ate Tir aquel, de nobilit. cap. 3 1 . num. 1 . €í sequent. 3 Non desunt tamen, qui hanc artem, medicinan!, tot, taañsque titulií, ac nominibus adornatam bellicare, & ínter artes sórdidas, mxchanicas,& minimé honestas reponere cunantur. Ídem, ibid. num. 408. 4 Ex quibus facilé constat viles admodum fuisse advocatos, cum etiam ex legum nostrarum constitutionibus, ii quidem abjccti, atque degeneres intei vilissimos compu(antur,qui vili preño,. si vé turpi compendio patrocinium praestant. Tir aquel, de nobilit at. cap. 29. num. 6. ü" ibi plur. a num. 1 . ad 10. & num. 54. ibi. ii vide apud ipsum de poetis,c. 34. -num. 5. (3 de musicis,num.6. LIBRO SEGUNDO. r 3 po: ¿ Qué ley, qué razón le puede negar el mas singular privilegio, o la menos concedida exención ? ' dice un lucido ingenio. Y aunque por la ignorancia del arte se obscurezcan sus actos virtuosos 2 también estos se ilustran con lo que padecen. 3 cuanto el fuego empeña con el oro su actividad, tanto realza los quilates de su valor. Los tropiezos del arroyuclo encrespan galanamente sus ondas. Los golpes repetidos del cincel multiplican primores a el metal. Los gemidos del noto en las ramas publican la firmeza de su tronco: así el arte de la Pintura ha ejecutóiiado su fortaleza invencible en las mayores adversidades 4; y los primores, que como ocultos vivían ignorados bajo el velo de su modestia, hizo manifiestos la sinistra oposición de la calumnia 5, formando de sus mismos naufragios sus mayores seguridades; y adquiriéndose, ademas de tan repetidas ejecutónas, los elogios de tantas auxiliares como eloqüentes plumas, cuyos eruditos cañones fueron inexpugnable artillería con que guarneció los preciosos baluartes de su recinto. Agradecida puede estar a sus desgracias, pues de ellas le resultan sus mas heroycos blasones. De solos fragmentos, que acaudalo en su defensa Butrón formó el eruditísimo libro de sus discursos apologéticos. En ellos dice: Que los contrarios son pocos, sus fuerzas débiles, ¡ajusticia grande,y nuestras armas infinitas. 6 Pero conviene sacarlos a campaña, para que mas campee la fuerza de la verdad, y no se quede suprimida su pureza en las confusas tinieblas de sofísticos e inválidos argumentos. 7 A, II. ntes de descubrirles la cara, prevengo que es estilo muy ordinario entre los eruditos matemáticos llamar mecánica a toda aquella práctica de sus demostraciones teóricas; no en cuanto esta voz mecánica se opone a la liberal, sino en cuanto se distingue de la voz teórica, y equivale a la voz práctica; y con esta las denominan otros mas advertidos: pues si se extendiese la voz mecánica en el estilo de su vulgar sonido, no habrá arte liberal, especialmente de las matemáticas, que no fuese mecánica; pues ninguna de ellas se reduce a acto sin este linaje de mecánica o práctica; sin la cual tampoco serian artes, sino puramente ciencias 8, permaneciendo solo en sus actos especulativos y demostrativos, y no constando de alguna obra manual en la reducción de sus actos 9, que es el distintivo que tienen las artes de las ciencias puramente especulativas, como ya diximos IO; y por eso se llaman artes liberales, porque junto con lo demostrativo, tietom. I. P nen i Licenciado Antonio de Leo;:, relator del supremo consejo de las indias,in deposit. ipsius,apud Carduch. in Jialogis de Pictura. 2 Propter ig..oramiam artis virtutes obscurantur. Vitrub. in priefac. lib. ?. 3 Virtus in intirmicate perfícitur. 2. adCorintb. 1 2. 4 Et fractis rebus viqlentiox ultima virtus. Silius Ital. lib 1 . bel. pun. 5 (¿u¿e latet, inque bonis cessat, non cognita rebus ¿ipparet virtus, nrguiturque malis. Ov:d. lib. 4. de a rist. 6 Butrón y discurs. 13. §. 3. 7 Necessarium duxi singulorum dicta refellere, ne veritas perspicua argumentorum ie- nebris ofúscala mancat. P. P'azquez, soc. Jes. da tídorat. lib. 1 . disp. 8. cap. 1. 8 Atque cum nuha sit ars, quse non sit habit us fadendi cum ratione, nec ulius habitus talis, qui non sit ars: Fit ut idem sit ars, atque habitus faciendi vera cum ratione. Aristotel, Ethic. 6. cap. 4. 9 Artifices dicti, quod scientiam suam per arctusejercent. Sext. Pox.p.Je verb. signif. vetb. artífices. . i o Cap. 1. kujus ¡ib. §. 3. II4 MUSEO PICTÓRICO. nen la práctica manual para reducir a acto sus operaciones scientíficas en las figuras planas, o sólidas, sobre las cuales forman sus demostraciones. Hállase manifiestamente calificada esta doctrina aun en el derecho civil, donde en este sentido llama mecánicos a los geómetras, siendo la geometría una de las siete connumeradas por liberales, sin que le obste la diferencia del nombre, así por lo referido, como porque la denominación no se atiende cuando consta la naturaleza de el denominado. 2 Por lo cual advertidamente el padre Jacobo Kresa maestro que fue dignísimo de matemáticas en el colegio imperial de esta corte, habiendo advertido el bajo concepto en que está recibida esta voz mecánica en estos reinos, llama a las operaciones lineales: la figura, o la práctica; y a las operaciones de la fortificación, que constan de varias máquinas y artificios, maquínica; teniendo horror a la voz mecánica, en el sentido, que vulgarmente la entienden: y en este mismo han hablado algunos matemáticos de la Pintura, como de otras artes matemáticas: y algunos hombres doctos, llevados de este material sonido, han dejado correr la pluma sin mas examen en oprobrio de este arte; lo cual no prueba contra el jntento; pues ninguno que se ha detenido a considerarla ha dejado de favorecerla. §. III. JEisto supuesto, la primera objeccion que se ofrece es, el no estar la Pintura colocada entre las siete artes liberales que connumeraron los antiguos; las cuales son: Gramática, Retórica, Dialéctica, Aritmética, Música, Geometría, y Astronomía. 3 Y parece que si la Pintura fuese arte liberal, debia estar connumerada entre ellas; pero ademas de lo que dijimos en el capítulo segundo de este libro, por ningún modo le obsta a la Pintura esta exclusión. Lo primero, porque tampoco le obsta a la jurisprudencia, a la filosofia, a la medicina, a la poesía, y otras muchas que indubitablemente son artes liberales. 4 Lo segundo, porque si la Pintura estuviese connumerada entre las siete artes liberales, se le hiciera manifiesto agravio; porque de ese modo sería solo una de ellas siendo como es un compendio de todas como se verá adelante. 5 Lo tercero, porque el reducir los antiguos a el número de siete estas artes, no fue porque no habia otras muchas, como se ha dicho, sino por la perfección colectiva de este número siete, que en sí encierra universidad; como por la misma razón se reduxeron a siete los sabios de Grecia en aquella sapientísima república, sin que dexen de serlo por eso Aristóteles, Platón, Sócrates, y otros muchos que no se incluyeron en aquel número: y asimismo el emperador Justiniano repartid en siete partes las leyes de las Pandectas: y el señor rey don Alonso el Sabio las suyas de la Partida, siendo muchas mas que siete. 6 Y se califica esta doctrina con t Máchameos geómetras, &architectos,&c. Lingua,tropus, ratio, numerus, tonus, angulas, In leg. mxchanicos, C. de excusat. artif. lib. a o. & astra. aqud Butrón, disc. a 3. §. 3. 4 Jvxtá Ulpian. ÜTir aquel, apud Butrón, dis- 2 Numen non attenditur, nec de eo cum de curs. 3. re constat curamus. Leg. Qua extrinsecus, D. 5 Ut infrá, cap. 6. de Verbor. obligat. leg. Labeo, D. de supelect. 6 Et septem partibus eos digessimus, non Jegat. perperam, ñeque sine ratione, sed in numero- 3 S. Isidor. ¡ib. 1. etbimolog. cap. 2. £3 quam rum naturam & artem respicientes. Justin. in plures alii. leg. 2. C. de veter. jur. enucl. i¿ Azor, apud Butr. Juxta illum versiculum: ubi suprá. LIBRO SEGUNDO. 115 con el edicto tantas veces repetido de Grecia, donde se recibid la Pintura en el primer grado de las artes liberales: y habiendo sido en esta ilustre república donde se reduxeron a siete, con evidencia se infiere, que a no ser genuína la inteligencia referida, hubieran aumentado el número, añadiendo a él la Pintura: luego pues no lo hicieron, se califica que fue por no ser el número siete de limitación, sino de colección, y multitud. No quedara satisfecho mi intento, sino canonizaran esta inteligencia innumerables textos sagrados. En solo el apocalypsi se pueden ver misterios singularísimos significados en el compendio del número siete; pero en cosa mas perceptible quiero acreditar el intento: Yo soy Rafael ángel, uno de los siete que estamos delante del Señor 1, dijo aquel celestial peregrino que acompañó a Tobías en su jornada y demás empresas, cuando confusos hijo y padre, discurrían en h. remuneración de tan superiores beneficios como habían recibido de este soberano arcángel. Siete dice que son los que están delante del Señor. () Y si consultamos a el profeta Daniel en el capítulo siete, hallaremos que dice servían a Dios en el trono millares de millares de los espíritus soberanos, y que diez mil reces cien mil le asistían. 2 Si a el evangelista san Juan en su apocalypsi, veremos también millares de millares de ángeles que cercaban el trono del Señor, y aclamaban, y bendecían a el cordero. 3 Pues si tantos innumerables espíritus asisten a el trono del Señor, le sirven y glorifican, como se compadece que sean solos siete los que están en su presencia ? porque Dios no tiene espaldas (); ni entonces había tomado carne el Verbo; ni Dios tiene sitio limitado donde estar j todo lo llena, no solo la tierra y el cielo, sino eminencialmente todo el espacio imaginario: luego todos los espíritus celestiales están delante del Señor. Es conseqüencia de fe infalible: (:: ) y aunque se quiera estar a el rigor del verbo Asto, hallaremos en Esdras, con la misma voz, un exército numeroso de ángeles que están en pie temblando en presencia del Señor. 4 Y es de advertir que esta voz ángeles, siendo indefinida; esto es, sin determinar gerarquía, equivale a universal, y es como razón genérica, que comprende a todos los espíritus celestiales de los nueve coros de los ángeles: luego se halla con evidencia calificado que el santo arcángel en aquel número siete comprehendid la-multitud innumerable de los espíritus angélicos, por denotar este número colección, multitud, y universidad; y por ser estos siete príncipes soberanos como caudillos y capitanes de diferentes legiones de ángeles: ( ) luego el estar reducidas a siete las artes liberales, acredita la universidad numerosa de todas ellas, de quienes son príncipes y Tom. I. P 2 1 Ego enim sura Raphael ángelus, unus ex septem qui astamus ante Dom'mnm. Tobías, cap. 12. () Ego sum Gabriel, qui asto ante Deum. Lucís 1. 19. 2 Millia millium ministrabant ei, & decies millies centena miliia assistebant ei. Dan. cap.j. 3 Et vidi, ¿k audivi vocem angelorum multorum in circuitu throni, & animalium, &¿ se niorum: et erat numerus eorum miilia millium, &c. sipoc. y. ( ) Non enim humanis membris statura Dei distincta est, qui abiv.e totus est, & millo continetur loco. D. Slugust. sup. psal 18. vers. 1. (::) Dico enim vobis, quia angelí eorum ia cau- coelis semper vident faciem patris mei, qui in ccelis est. flfattb. 18. 10. 4 Cujus thronus inxstimabilis, & gloria incompreherisibllis: cui astat ejercitus angelorum cum tremore. 4. Esdrce, cap. 8. () Septem sunt, quorum máxima est potentia primogeniti angelorum principes. Clem. Alex. 6. strom. Ecce ¡Vlichael, unus de principibus, venit in adtutorium meum. Dan 10. 13. Archangelus est quasi dux . &i princeps exterorum angelorum, qui ipsi subjiciuntur. Robert. Flud. tom. 2. de myebrocos. kistor. tract. 1. sect. 2. pan. 4. ¡¡b. 3. cap. 3. 6 MUSEO PICTÓRICO. caudillos las siete, representadas en aquellas siete misteriosas columnas que labró la sabiduría para la erección de su alcázar. l Tengo estas conseqüencias por infalibles, como calificadas con el testimonio de un ángel. Lo cuarto, porque el reducirlas a siete fue por ser estas la raiz y el origen de las demás, como la retórica lo es de la jurisprudencia y oratoria; y también, junta con la gramática, lo es de la poesía; la dialéctica de la filosofía; y esta de la medicina, &c. Lo quinto y último, porque estando incluidas en la geometría y aritmética! todas las artes matemáticas, que son muchas, por ser estas dos los polos en que estriva toda la sciencia matemática, según la división de la cantidad continua y discreta, lo está también la óptica, que es una de ellas; y esta es la que gobierna, y preside todas las operaciones de la Pintura, o por mejor decir, es la Pintura 2: y así, entre los doctos se llaman las obras de esta arte imágenes ópticas, a distinción de las corpóreas 3; porque lo que se ve en la Pintura es la práctica de la óptica; y lo que no se ve es la teórica, que se estudia en la perspectiva de luces y cuerpos para la inteligencia de la práctica, como se dijo en el capítulo 8. y o. del lib. i. y se dirá adelante. () Por eso el padre Juan de la Faille, catedrático de matemáticas que fue en el colegio imperial de esta corte, se indigna contra el vulgo ignorante de aquellos pintores que no estudian en la óptica la sciencia de su facultad 4; pero este será defecto del artífice, no del arte: que no hay facultad donde no haya idiotas 5; ni la naturaleza produce cosa alguna sin heces, o excrementos: con que no solo le obsta a la Pintura la exclusión, a el parecer, de el número de las siete; pero antes queda sin eso mas favorecida, y aun entre ellas connumerada por una de las artes matemáticas. Y últimamente, si por no estar expresada en las siete artes liberales se hubiese de formar argumento de exclusión, también por no estarlo entre las mecánicas, se infería no serlo. Estas se incluyen en este versículo: Rus, nemus,arma t Jaber, vulnera, lana, rales. Véase si está expresada ni incluida en alguna de ellas, pues son: La agricultura, la caza, la milicia, el arte de fabricar, o hacer otras obras corpóreas, la cirugía, el arte de tejer y coser, y el arte de navegar: luego no siendo arte mecánica, forzosamente ha de ser liberal. Li §. IV. ía segunda objeccion pudiera abochornar mi pluma, como ha hecho titubear. á otras mas remontadas, si investigada con exacta diligencia, no hallase en el nervio i Sapientia aedificavit sibi domum, excidit pius exprimendo, nullam pictoria artis, quatn columnas septem, &c. Proverb. 9. óptica suggerit scientiam adquirit. P. Joan, de 2 Süeo opticam Picturx esse moderatricem la Faille, in prolog. aur. libel. de centro gravit. & reginam. Hugo Sompil. soc. Jes. matbem dis- Non interea r.oscis, piciuram quoad proiorcip. lib. 2. cap. 1. n. 14. ü in cathalog. scriptorum tiones, lineasque ducendas, atque ad aptissimos de óptica connumerat eos omnes, qui de piel ur. & colores inducendos perünet, potissimum ab perspect. quocumque idiomate scripsere. arithmetica,& óptica mutare complura. Possev. 3 Siquidem ex vestigio, & ex sectione deriva- de poes. in ejus arg. tur in ópticas imagines congrua rerum singula- 5 Optarim hujusmodi esse médicos omnes, rum profunditas. síndr. Putceus, soc. Jes. tract. qui sua fide & indusiria, uti Hypocrates, ne- de perspect. in proicm. ad tyron. ibique frequentér. que falerent, ñeque falerentur::: Sed cuando ( ) Lib. 3. cap. 2. (¿ 3. id fieii nequii, non mais certé vituperanda est 4 Pictorum vulgu protothypon sa?pé ss- medicina, quód plurimi iliius peritiam sibi ven- dí- LIBRO SEGUNDO. 117 vio de su dificultad los fundamentos para su solución. Esta es la autoridad de Séneca en la epístola 88. donde dice: No me persuado d recibir en el número de las artes liberales d los pintores, como ni d los estatuarios o mármolistas, y otros ministros de la luxnria, como equiparándola con otros ejercicios inferiores. Supongo que aquí no dice Séneca que los pintores son mecánicos, sino que no los recibe por liberales; pero no me detengo en esta materialidad: digo que de esta autoridad se infiere con evidencia que la Pintura era liberal en la opinión de Séneca y de aquella ilustre república. Lo primero, porque sino lo fuese, bastaba la notoriedad, sin que hubiese menester empeñar su eloqüencia para impugnarla 2, como no lo hizo con otras que de su naturaleza eran mecánicas. Lo segundo, porque el intento de Séneca en la dicha epístola es decir a Lucilo lo que siente acerca de las artes liberales 3; luego por el mismo hecho se califica que lo era la Pintura; pues a no serlo, no iba consiguiente en su discurso, tratando de materia estraña a el asunto, lo cual tiene manifiesta repugnancia en un varón tan erudito y formal. Lo tercero, porque de todas las demás artes liberales hace lo mismo, suponiendo que lo eran, excluyéndolas de este renombre, llamándolas pueriles, aunque fuese por ser empleo de los primeros años y exaltando solo con este decoroso título de liberal a su filosolia. 4 De suerte, que si cupiese en un varón tan erudito y tan superior a sus pasiones el apasionarse, pudiera sin temeridad discurrirse que ofendido de no ver la filosofía moral colocada entre las artes liberales, se empeñó en vituperarlas a todas y elogiar solo la filosofía, de que fue tan amante: con que igualar en el tratamiento a la Pintura con las demás artes liberales, antes fue ilustrarla que ofenderla; y de no hacerlo así, le resultara agravio manifiesto, pues el asunto es tratar de las artes liberales; pero lo cierto es, como se colige de toda la epístola 88, que su intento no fue otro que abominar el vicio, y exaltar la virtud, por ver a los profesores de las artes liberales no libres, sino sujetos y esclavos de sus pasiones 5; y que el dominarlas solo lo enseñaba la filosofía moral, la cual hace al hombre fuerte, libre, magnánimo, y dueño de sus apetitos; y este es el único estudio que llama liberal 6 $ y lo que a esto no contribuye, en su sentir, no lo era. Lo cuarto, porque el emperador Nero'n aprendió la Pintura con no mediano aprovechamiento 7; y no es creíble le permitiese Séneca a su príncipe facultad indigna de su grandeza, habiendo sido su tutor y maestro desde la edad de once dicant, qu! omninó sunt imperíti; quam theolog'a, omnium scieiuiarum regina, quód ipsa tamen ineptos quosdam tractatores habuerit. Tiraq. denobilitat. cap. 31. num 541. (3 ubi plu: a. i Non enim adduor, ut in numerum liberalium artium pictores reciinam, non tr.agisquam statuarios, aut marmorarios, aut ca:teros luxuiiíe ministras. Séneca, epistoi. 88. ad Luciüum. 2 Notorium non indiget probatione. Ex comm. juris axiom. 3 De liberaiibus studiis quid sentiam scire desideras. ídem, ibi. ad initium. 4 Cajterum unum siudium veré libérale est quód liberum facit. Hoc sapiente studium est sublime, forte, magnaniu;um, estera pusila, & puerilia sunt. Senec. epist.BS. f An tu quiJquatn in istis esse credis boni, quorum professores turpissin os omnium, ac flagitiosissimos cernís ? Senec. ibidem. 6 Sola? autem libt rales sunt, imó ut dicam verius, libers, quibus curse vinus est::: una re consurratur animi.s, sciemia bonorum ac malorum itumutabili . qua; soli philosot hiae competa. Senec. epist. 88. 7 Habuit fingendi,FÍngendi;)uemaximc,non mediocre studium. Sueton. in Nexone, ixS MUSEO PICTÓRICO. Once años , en que procuro adornarle de todas aquellas disciplinas honestas, que eran ornato decoroso de un príncipe 2; pues aun a los meramente nobles era negado en aquella ilustre república el ejercicio de artes mecánicas como ya se dijo. 3 Lo quinto, porque no dice que a la Pintura no la recibe por liberal, sino a los pintores, y otros ministros de la luxuria. Como si dijese: aunque la Pintura es liberal en sí, son indignos de este nombre los pintores que abusando de las licencias del arte, emplean su habilidad en torpezas y representaciones impúdicas para estímulo de la luxuria 4: tanto era su amor a la virtud, y aborrecimiento a el vicio ! Este habia llegado a lo sumo de la desventura en aquel miserable imperio, discurriendo desenfrenadamente el apetito por toda la serie abominable de los insultos 5: de que hace mención el Apóstol en la epístola ad Romanos; y especialmente el de la luxuria se hallaba tan canonizado con el excmplo de los superiores, que para encender mas su desordenado impulso, usaban tener a la vista pinturas lascivas, representando los actos mas torpes que pudo idear el apetito mas deshonesto.; O lo que puede el ejemplo de los superiores, y mas en lo vicioso, donde tiene la lisonja tantos padrinos en nuestra flaqueza ! En el dormitorio de Tiberio 6 las hubo en extremo deshonestas, pretiriendo a todas una muy insolente de Parrasio: qué no habia en el de Nerón ? de quien dice Causino 7 que no hubo hombre que mas se dejase llevar de todo género de torpe zas, sin reparar en parentesco, en sexo, tiempo, lugar, o conveniencia. No había parte en su cuerpo que no estuviese dedicada a la deshonestidad 8: su espíritu corrompido le hacia inventar cosas execrables, que no pueden sufrir castos oidos, ni yo quiero manchar con ellas mi papel. Era Séneca, en cuanto filosofo y gentil, un varón integérrimo, y en las virtudes morales consumado: tan amante de la honestidad y de la continencia, que todos sus escritos están brotando pureza e integridad de ánimo honesto: pues un varón tan ilustre, dotado tan altamente del cielo, y tan fino amante de la virtud,; como no habia de abominar el vicio y todas las execrables armas auxiliares de su tirano imperio ? como no habia de vituperar, no a la Pintura, considerándola in abstracto, como buen metafisico, sino a aquellos pintores, considerándola in concreto, que contribuían con la leña de sus obscenas obras a el fuego abominable de la concupiscencia ? Por la misma razón san Valeriano abomina la mú- sica t Undécimo atatis anno a Claudio adoptatus est, Anneoque Senecse, jam tune senatori in disciplinam traditus. Sueton. in Nerone,cap. 7. 2 Ñero puerilibus statim annis vividum animum in alia detoisit. Cslare & pingere,canius, aut redimen xquorum ejercere; & alicuando carminibus pangendis, &c. Come. Tacit. anual, cap. 1 ?. 3 Liberales disciplinas omnes feré puer attigit. Ídem, ibidem. 4 Butrón, discurs. 14. 5 Repletos omni iniquitate, malitia, fornicatione, avariiia, nequitia, plenos invidia, homicidio, contentione, dolo, ina!h;nitate, su surrones . detractores, Deó odibiles, contumeliosos, superbos, elatos, inventores malurum, &c. M Rom. 1. 6 Cubicula plurifariam disposi'a, tabellis, & sygii lis lascivissimarum picturarum, & hgurarum adornavit. Sueton. de Tyber. cap. 43. Quaré Parrhasn quoque tabulnm, in quo Meleagro Atalanta ore morigeratur; legatam sibi sub conditione,ut si argumento offenderetur, decies pro ea sextertium acciperet, non modo prastulit, sed & in cubículo dedicari pra?cipit. Suet. cap. 44. íi ' Pbilippus Beroald. inteipiet, ibid. 7 Causin. tom. 7. corte sane, san Pablo, y Séneca. 8 Suam quidem pudicitiam usque adeó prostituir, ut contaminatis pené ómnibus membris, novissin e quasi genus lustis excogitan, quo fera pelle contectus emittereiur e cavea,virorunique, ac faeminarnm ad stineiri deligaiomm inguina invaderet. Sueton. in Nerón. LIBRO SEGUNDO. n 9 sica cuando canta torpezas y deshonestidades, ( ) siendo una cosa celestial, y una de las siete artes liberales. Es tan gcnuína esta exposición del sentir de Séneca, que hasta nuestros siglos llagaron los testimonios de esta verdad. Tanto llegó a ser el número de las estatuas que hubo en Roma, que pudo decirse habia otro pueblo de hombres y mujeres de piedra. Innumerables de estas llora hoy la memoria de los artífices, que por mandato de san Gregorio papa, y de otros vicarios de Cristo, fueron hechas cal y yeso para la fábrica de algunos edificios, por ser en extremo deshonestas y torpes, para que purgasen con el fuego material el que tantas veces encendieron de la luxuria. (.) Y aun permanecen algunas en Roma, que adolesciendo de este mismo achaque, han sido honestadas por mandado de los vicarios de Cristo, por no amancillar del todo los privilegios que les dexd vinculados la pericia de sus artífices, los cuales, aunque contemplan estos milagros del arte como estudio y no como ruina, deben considerar que los demás no tienen tan bien templados los ojos hacia los primores del arte, como destemplados hacia las miserias de la naturaleza; y que esta es tanto mas poderosa, cuanto la presencia del objeto se halla menos defendida por faltarle los respetosos rujbores de la vergüenza; de que se pueden ver en Butrón y otros autores bien lastimosos delirios. Siempre pues han corrido unas mismas fortunas la Pintura y Escultura: con que si las estatuas de aquel tiempo eran tan deshonestas, que aun siéndolo muchas de las que alcanzamos, se defendieron de la severidad de san Gregorio por menos indecentes, es indubitable que las pinturas de aquel siglo eran dignísimas por deshonestas, de la severidad pontificia. Calificada esta parte, se confirma la otra con haber sido Séneca, ademas de irreprehensible en lo exterior de gentil, ocultamente católico. 3 No se estrañe la proposición, que no la dicta el interés de compatriota, sino la autoridad de gravísimos historiadores: injuria notable de los cordobeses de aquel siglo mas inmediato a la muerte de Séneca, no haber purificado mas este punto ! Pero no es nuevo en Córdoba andar remisa en las glorías de sus hijos, porque como tiene tan ejecutóriado el ser cuna de los ingenios mas felices del orbe, la hacen adolecer de negligente los achaques de confiada. Gravísimos autores afirman, a quienes cita el padre Causino 4, que la sentencia que se dio en el senado de Roma í favor de san Pablo en su apelación, fue por voto y autoridad de Séneca, que í h sazón era cónsul, o primer ministro de estado de aquel imperio, como lo te- () Nam quotiscumque dulci voce mulcetur exsedibus vaticanis hujusmodi statuas alioaman- iuditus,ad turpe facinus invitatur aspectus.Ne- daré cogitaverit: alter e turre capitolina dejici mo insidiosis cantibus credat, nec ad illa libi- jusserit. Possevin.de piel, poesi, cap. 17. dinosa: voris incitamenta respiciat, qus cum 2 Butrón, discurs. apolog. discurs. 24. ublectant, sxviunt; cum blandiuntur, occi- 3 Correpti, qui fatebantur. Concursus de iunt. S. ¿aterían, serm. 6. domo caesaris ibat ad Paulum; sed & institutor i Meminit Arrianus historicus Roma tan- imperatori, Séneca, adeó fuit illi amicitia co- tam legimus fuisse statuarum copiam, ut alter pulatus, ut se alloquio illius temperare vix pos- idese lapideus populus diceretur. Celius Rodi- set, quominus si ore ad os alloqui illum non vin. a ib. 20. antiq. lect. cap. 24. valeret, frequentibus datis, & acceptis episto- () Pié iritur, sancteque,ctim Gregorius, lis, ipsius dulcedine, & amicabili colloquio, & :úm aiii pontífices fecerunt, quibas ita mandan- consilio frueretur. S. Lino pap. lib. de passion. tibus, ac snadentibus populus rómanus deorum Paul, apud Cattsin. cort. sanct. tom. 7. san Pablo signa, vel evertit ipse, vel ab alus e vertí passus y Séneca. est: quorum pictstem Pius V. &¿ Sixtus V. pon- 4 Causin. ibi. linces maximi,sic imitaii sunt,ut torum alter 1 20 MUSEO PICTÓRICO. tenemos en el derecho civil: y en virtud de ella se le permitió predicar el evangelio a el glorioso Apóstol en aquella ciudad, convirtiendo muchos a la fe; y entre ellos, alo-unos de la familia y casa del emperador, como lo dicen sus epístolas.; Quien puede dudar lograse el Apóstol el fruto de la predicación con mas facilidad en un espíritu en lo natural tan altamente dispuesto, y tan flexible hacia la parte de la virtud y de la verdad como lo era el de Séneca ? Y que en él aplicaría con especial eticada aquella ilustración divina de su alto espíritu, como en sujeto, cuyo ejemplo seria tan poderoso para los demás, a no haberlo atajado la sangrienta insaciable saña de su discípulo Nerón, o codicioso de sus riquezas, o sospechoso, no en vano, de que el pueblo, despechado de sus detestables insultos, acabando de ejecutarse el del incendio de Roma, tan grato a sus ojos, pretendía quitarle la vida, y dar el imperio a Séneca, como a varón de tan virtuosa integridad, y tan amado de todos ', aunque no se le probó ser cómplice en esta conjuración; pues hombre tan ageno de todo linaje ae ambición, que de su propia voluntad le cedió a su príncipe siete millones y medio que tenia de renta; bien clara demostración hizo de su desinterés, y abnegación de sí mismo (#) pues solia decir que no era digno de Dios el que no despizcaba las riquezas. Y ademas de esto, habiendo tenido el Apóstol con Séneca muy especial comercio, y habiéndose escrito varias cartas, de que hacen mención graves autores, y entre ellos san Lino papa 2, sucesor de san Pedro, y contemporáneo a estos sucesos, y también san Jerónimo, el cual dice hablando de Sé-| ñeca: Que fue de una vida continentísima, y que no le pusiera en el catalogo de los escritores eclesiásticos, sino se lo -persuadieran las cartas, que entonces comunmente se leían, de san Fallo d Séneca, y de Séneca d san Pablo, a Las cuales podrá ver el curioso en Sixto Senense. Flavio Dextio dice expresamente en el año 64. de nuestra salud: que Séneca sintió muy bien de nuestra religión; que fue discípulo de san Pablo; y que murió cristiano, aunque no declarado: que concordando esta opinión ton la de tan graves autores, se le debe dar todo el crédito que mereció tan ilustre varón; sin que se juzgue tocada del contagio que padecieron otras de este autor. Y lo mismo afirma Tertuliano 4 en orden a haber sido ocultamente católico nuestro gran Séneca. San Agustín hace memoria de las dichas cartas 5, y de un libro que escri bió Séneca contra la superstición gentílica 6; el cual libro fue después quemado por los enemigos de nuestra religión, contra la cual nada escribió, habiendo abominado mucho la de los judíos: que todos son indicios poderosísimos, como 1 Ut post occisum ope Pissonis Neronem Pisso quoque interficeretur, tradereturque imperium eneca:, quasi insunti clariiudine virtutum ad summum fastigium dilecto. Tacit. Hb. 1 5. annalium. Lypsius in Senecam. Comel. Tacit. lib. 3. Budxus de asse,lib. 5. Richard. Dinotbu, in sua bist. Mayolus, de metaUis, col. 1 9. 2 S. Lia. Pap. ubi suprá. 3 L. AnníEus Séneca::: continenrissims vita; fuit: quem non ponertm in cathalogo scriptorum, nisi me a lis epístola provocarent, qu£ leguntur a pluriniis, Pauli ad Senecam, & Séneca; ad Paultim. B. Hieíon. de scupt ecclesiast. 4 De chris:iana re bené sensit, taciusque cristianus, & occultus l'auli discipulus fuissej creditur. Flav. Dexfr. apudauszn. ubi sup. Sicut & Séneca oceulté noster. Tertui. ae ani ma, cap. 20. 5 Mérito ait Séneca, qui temporibus Apostolorum fuit,cujus etiam quídam ad Paulum 1 Apóstol, epistolas leguntur: Omnes oríit,qu¡ matos odit. B. siugust. epist. 54 macedonium. 6 ídem, de civit. L)ei,iib.(. cap. 10. LIBRO SEGUNDO. J3Í mo nota este santo doctor, de estar tocado de la luz evangélica. Y últimaméri te concluyo con las palabras del padre Cansino, donde se puede ver nías ampliamente este panto, y en los fragmentos y elogios de los autores que están a el principio en el tomo de las obras de Séneca: Es fuerza concluir, dice este autor, que nunca hombre habló tan ajustadamente de todas estas materias, es sobre punto de nuestra religión, habiendo escrito casi todas sus obras aun antes de presumirse chri-tiano. I unca conquistador alguno sojuzgó naciones con mas honra que este gran genio puso dsbajo de los pies todo el rey no de la fortuna, con magmjica e incomparable gloria. Todo lo que dice es vigoroso, ardiente, animado. Su corazón encendía su estilo cuando escribía para abrasar los corazones de todo el mundo. Su estilo sigue sus pensamientos; habla como verj 1 dadero filósofo; y mas como rey que como esclavo de las palabras y periodos. c ¡Su brevedad no es sin claridad: su fuerza trae consigo la hermosura; y la hermosura está sin afectación. lis pulido, recatado, copioso, ajustado y nuni a ea jloxo; impetuoso, invencible, y agradable en todo lo que dice. 2 De esta suerte habla de Séneca un autor tan desinteresado, como ser de naj ¡ cion francés; y lo contrario, entre varones de tan alta erudición como el padre Causino, mas se reputaría por delirio de la presunción, que por dictamen acertado del juicio. Alguno, que por interesado en ser español debiera defenderle, ; se atrevió, mas de caviloso que de justiíicado, a impugnarle. Hay en los ingenios sutilezas delinqüentes: hay en los asuntos empeños temerarios; pero no siempre faltan padrinos a la verdad. Previno Séneca esta osadía, culpando la dema- % siada sutileza de Protágoras y otros filósofos, que dixeron no haber cosa infali- , ble en el mundo, y que no pudiese probarse por ambos extremos 3: que en el sabio no tiene lugar la injuria dice en otra parte. 4 En lo primero culpa la sutileza J demasiada por nociva a la verdad. En lo segundo desprecia la diligencia de impugnarle por la imposibilidad de ofenderle. Bien vista fue de todos los eruditos la defensa que discretamente formo un caballero aragonés en favor de Séneca 5, cuyo duelo han apadrinado otros ingenios. Enseñado está aquel reino de Aragón a ser propugnáculo de españoles contra los estrañps; pero en este caso acre- 1 dita que aun contra los propios, que descomedidos profanan los respetos de- | bidos a el oráculo mayor del mundo en lo moral. Déxo con increible mortifii cacion esta empresa, por no propasarme de los términos que me prescribe el i asunto: Y no se estrañe, que si viendo a Séneca impugnado, un aragonés le i: defiende, y un francés le ilustra, un cordobés se queje; pues aun de Séneca podemos decir con mas razón lo que de Virgilio dijo Macrobio: que ni las alabanzas le engrandecen, ni los vituperios le disminuyen. 6 Colocado pues nuestro gran filosofo en el gremio de los católicos, d por lo ¡i menos dispuesto ya su ánimo para fin tan superior; y viendo una corrupción ' Tom. 1. Q tan i Ítem, cap. ii. ibidem. 4 Tutus est sapiens,nec Tilla affici aut x-. 2 Cautín. Corte santa, tom. 7. nombres de Dios, juria, aut contumelia potest. ídem in sapientem san Pablo y Séneca en la corte de Nerón. non cadete injuriam, cap. 2. 3 Audi )iiantum mali faciat nimia subtili- 5 D. Diego Ramírez de albelda, en su Sénetas, & quam infesta veritati sit. Pjrotagoras aic ca sin contradecirse. de omni re in utramqüe partem disputan posse, 6 Hsc est equidem Maronis gloria, ut nul- ex asquo, &c. Séneca, epistol. 88. ad fine m, ubi lis laudib.is crescat, nullius vituperatione mi- plura. nuatiu. Macrobíus,de Virgil. isa MUSEO PICTÓRICO. tan lastimosa en aquel miserable imperio, alimentado el vicio de la sensualidad á expensas de aquellos pintores: como no habia de abominarlos un sujeto de tan superiores cualidades, que le sobraba lo católico para ser continente; y le bastaba lo estoyco para ser amante de la virtud? escritor santísimo le llama Tiranuelo, anegado en la profundidad de sus documentos morales, aunque se le considerase entonces con el velo tenebroso de la gentilidad. Todas las cosas degeneran con el abuso. Introdúxose la Pintura en aquellos siglos para estímulo de la virtud, para ejemplo, para memoria, para libro abier to, para ornato y deleite, y otros fines decorosos. 2 Este era su instituto; pues sea arte liberal y noble dijeron las naciones mas políticas del mundo. Declinó en los profesores de aquella infausta monarquía a el detestable abuso de la torpeza, a los nefandos insultos de la lascivia: pues no pongo, dice mi gran Séneca, a estos pintores en el número de las artes liberales; porque aquellos que no sirven a la exaltación de la virtud, no merecen el decoroso título de nobles, pues la virtud moral es el depósito mas legítimo de la nobleza 3: sin ella todo es abominación, todo merece tratarse con desprecio: lo que no diria en nuestros siglos, si la viese restituida, no solo a su antiguo esplendor en lo político, sino a el supremo grado de la estimación en lo católico; pero todo está sujeto a los vayve-; nes del tiempo, y a los deslices del abuso. Los sagrados dogmas de nuestra fe,, legítimamente atendidos y observados, son religión verdadera, y teología sagrada pero en declinando del escopo de la verdad a siniestros fines y torcidas inteligencias, degenera tan del todo, que conmuta renombres tan gloriosos por los detestables de heregía y superstición. La justicia mal administrada declina a ser injusticia y soborno; pero estos defectos recaen personalmente en los malos profesores, no en la profesión ilustre rectamente observada 4, y abstraída de los que indignamente abusan sus licencias. Así en la nobleza común, el que olvidado de los heroycos ejemplos de sus progenitores degenera en acciones viles le inhabilita el derecho para gozar de aquellas inmunidades que le vincularon sus mayores, siendo la torpeza uno de los caminos por donde se pierde, según los doctos jurisperitos. í Así pues los pintores, si declinando de aquellos fines que les prescribió la política de las gentes, y lo sagrado de nuestros dogmas, degeneran en abominaciones y obscenidades, no merecían gozar en el concepto de los católicos los .renombres decorosos que les concedió . la estimación política. Con que dejamos concluido que Séneca no desconoció en la Pintura las especiosas cualidades de liberal, sino en los professores de aquel siglo el mérito para obtenerlas; y que hizo este juicio, sin perjuicio de los derechos del arte, í quien i Ex quo illutn a Séneca scriptore santissi- Apul Tiraquel. de nebilit. cap. 4. G ibi innúmera mo scri,Hum est, kc. Tiraquel. ¡ib. 16. connu- de hac re inventes: bial. num. 57. Tota licét vetevés exornent undique cer¡s 2 Quin etiam legendo picturas, in quibus Atvia,nobilii as sola est, atque única virtus. Ju prselara facinora exprimuntur, excitamur ad ven. Saty. 8. studium laudis, & ad magna negotia obeunda, 4 Non enim artis sunt ista, sed fcominum veluti si alicujus historia; monumenta volveri- vitia. Tiraquel. de nobilitat. rap. 33. num. 19. irías. Casaneus, in catbalog. glor. vr.und. part. ir. 5 Nobilitas aurem mukis modis amittitur::: consld. 44. ibi. primó igitur deperditnr per infamiam,& vitas 3 Si Pater est Adam cunctis, si mater 3 Eva, turpitudinem::: (juia nulla sine honéstate pocur ne omnes rumus nobilitate pares ? test esse nobilitas. Tiraquel. de nobilitat. cap. 24. Degénerant homines vitiis, fiuntque minores, num. I. Exultat virtus nobilis atgxe genus. LIBRO SEGUNDO. I23 quien suponia noble, como amante de la virtud, como aborrecedor del vicio, como gran filosofo, como gran político, y como gran católico; pues no condenó la Pintura sino los pintores obscenos: no abominó la virtud sino el vicio: no vituperó el arte sino el abuso, el cual no perjudica a la esenc;a y naturaleza de la profesión '; pues a semejantes deliquios están expuestas todas las artes y ciencias mas ilustres. a Y últimamente, que la opinión de Séneca está tan lejos de ofender la Pintura, que antes viene a ser la que mas la ilustra. CAPITULO V. En que se concluye el intento del pasado, con otras objecciones de no menor importancia. L §. I. 'amentable fue la ruina de España desde aquel funesto siglo en que vieron estos deliciosos reinos sobre sus altivas cervices el yugo abominable del sarraceno, sujetándose sus espíritus belicosos e la vil servidumbre de tan bárbaro infiel dominio ! Pero qué fácil es de introducirse el daño ! Qué dilicil de encontrarse el remedio ! En pocos años dominaron los moros toda España: en muchos siglos lloraron su desventura estos reinos, comprando su restauración con su sangre. Uno de los medios que tuvo por eficaces la prudencia de aquellos siglos para medicar achaques tan inveterados, fue la institución de las órdenes, y religiones militares de caballería, cuyos estatutos, dictados con el inculto idioma de aquella edad, han denigrado, en el sentir de los que menos bien lo consideran, muchas artes y profesiones decorosas. Una de las que fluctuaron a el parecer en este naufragio fue el arte de la Pintura; pues habiendo prevenido los dichos estatutos que el caballero que hubiere de ser de aquellas órdenes, o su padre o abuelos no hayan tenido oficios viles y mecánicos, dice después estas palabras: Y oficios viles y mecánicos se entiende platero, o pintor que lo tenga por oficio, bordador, canteros, mesoneros, taberneros, escribanos que no sean secretarios del rey, o de cualquiera persona real, procuradores públicos, u otros oficios semejantes d estos, o inferiores de ellos; como son sastres, y otros semejantes, que viven por el trabajo de sus manos. Este es a la letra el estatuto quinto de las órdenes militares de caballería, fielmente copiado de la historia de dichas órdenes, escrita por el licenciado Francisco Caro de Torres, con acuerdo de los señores del consejo real de dichas órdenes, e impresa en Madrid por Juan González año de 1629. 3 c ' erto S ue si a la veneración de tan sagrado instituto se permitiese algún examen, hubiera Tom. I. Q 2 mu- 1 Vitiosum est enim artem, aut scientiam, dum, & hanc & illam, scilicst picturam, & aut studi üii quempiam vituperare propter eo- pbilosepbiam, ad vita; dignitatem, & commodum ruin vjtia . qui in eo studio sunt. C.cero, lib. repertam, unius aut aherius culpa extennina- 3. ad Heren. ii Tir aquel, de nobilitat. cap. 31. re, cuando nulla sit ars,aut facultas, in qua num. 530. nemo alicuando peccarit. Possevin. depktapoe- 2 Ríos, noticia de las art?s, lib. 3. cap. 17. O si, cap. 21. fol. 25 '. apud Butrón, discurs. 14. Butrón, discurs 1 4. de su apolog. 3 Historia de las órdenes militares, ¡ib. 1 . cap, Iniquum enim torcí, & nulla parte fereo- i.|. 10. 124 MUSEO PICTORI C O. mucho que decir, bien atendida la desigualdad de cosas qué incluye esta mis- ¡ eelánea; pero lo ardiente de aquellos espíritus marciales de nada cuidaba menos que de los aliños retóricos, ni graduaciones scientíficas: en el robusto sentir de aquellos ínclitos varones el arte militar solamente era. sciencia de las ciencias; y las campañas de Marte los teatros mas eloqüentes. Las leyes de la partida llaman a los abogados voceros: de donde se colige cual seria la eloqüencia de los oradores de aquella edad,. y cual el patrocinio de las causas, en que la porfía, y la voz destemplada mejoraban las acciones y los pleitos x: y aunque quieran otros darle diferente inteligencia, no podrá negar el. mas arreglado juicio que Pedro Fernandez, que fue el primer maestre de las ordenes militares 2, no tuvo profesión de graduar las' artes, ni distinguir las calidades . de ellas; ni su rin fue ese, sino el establecer aquellas ordenanzas que tuvo por convenientes para el mejor lustre y conservación de estas religiones; y para que sus religiosos estuviesen libres de todo linaje de ocupación que pudiese impedirles el atender a las empresas de su instituto, pues no era ningún Licurgo, Solón, Justiniano, ni otro de los grandes y sapientísimos legisladores del orbe: y así porque convenia a el in-, tentó que fuesen hombres de gran valor, honra, y punto,puso otro en que se establece que el caballero retado u desafiado no sea recibido sino ha sido salvo del reto; y si contra de esto fuere recibido, le. quiten el habito 3: siendo esto contra la ley evangélica 4, contra los estatutos canónicos, que prohiben los duelos con grandísimas censuras 5, y contra. las leyes del reino. 6 Y como el mudar leyes, a quienes dan veneración los tiempos, tiene tanto inconveniente, se han dejado escritas, aunque en todo su rigor no hayan de ser observadas. Y así debemos entender, que cuando en lo literal se halla implicación manifiesta, debe estarse a la mente de el autor, no al sonido material de las voces. 7 Práctica es esta repetidamente observada de los expositores sagrados, cuando en el sentido literal de algún texto de la divina escritura ocurre algo implicante, absurdo, indecente, contrario a razón, o al contexto de las palabras 8, recurriendo a la mente de su autor, como escondida misteriosamente debajo de la corteza material de las voces; y es común opinión en el derecho practicada de los mas graves doctores 9 con que no seria estraño, si encontrando alguna antinomia, implicación, disonancia, o absurdo en la materialidad de la letra de esta constitución, omitiendo el literal sonido, indagásemos la mente de su fundador. Que nos hallemos en el caso preciso de usar de este medio, nos lo persuade con evidencia el ver la Pintura puesta en dicho estatuto, con denominación tan i In leg. 7. tit. 6. part. 3. ibi. 2 Caro de Torres, ubi suprá. 3 Estatuto 7. de dichas órdenes, ubi suprá. 4 Diligite mímicos vesiros, bené facite his, qui oderunt vos. Luc. cap. 6. 5 Ex cap. 2. q. 2. ü cap. 1. (3 cap. monomacbiam, de clericis pugnantibus in duello,leg. 8. tit. 14. part. 3. & in S. concií. trident. sess. 2$. de reformat. cap. IQ- 6 Leg. 10. tit. 8. ¡ib. 8. recopil. 7 Nomen non attenditur, nec de eo cum de re constat curamus. leg quee extrinsecus, D. de verbor. oblig. leg. Labeo, D. de suptiect. legat. 8 a . regula, quam tradit D. ¿4ugust. & amplectitur ab ómnibus: verba in sacra scriptura semper proprie accipienda sunt, nisi evidens ratio cogat ad tropos ¿k figuras confugere;eo qund in sensu aliquod impo.ssibile, absurdum, indecens, aut rationi contrarium, aut verboruin contextui, in ea manifesté contineatur. Sema, in suffic. condón, tract- 1. cap. 12. 9 Tom. 2. continua, opinión, fol. 172. pag. 2. (i jurecons. Paul. lib. 4. ad Plautum, bis verbis. Nec enim ordo scriptura; spectatur; sed potius ex jure sumiiur id, quod agi videlur. LIBRO SEGUNDO. I2? tan indigna a su calidad como el llamarla oficio vil y mecánico; pues aun el ser oticio no le cuadra, siendo arte liberal y noble, como queda probado con evidencia constante, leyes, y autoridades expresas, y se calificara mas en este capítulo; porque aun el mas opuesto a esta verdad no puede menos de, concederme una muy considerable diferencia entre el arte de la Pintura, y el mesonero y tabernero, y otros allí connumerados: luego si estos, así por la práctica de los reinos, como por la disposición de este estatuto, son otóos viles y mecánicos; la Pintura, que es muy otra cosa, no será lo mismo que estos: o sino, -qué serán estos, si la Pintura es oficio vil y mecánico ? Yo conlieso que me hace mas fuerza una razón concluyente que muchas graves autoridades; y discurro que sucederá lo mismo a todos los hombres que se precian de racionales, porque alias no lo serán: con que por estas y otras muchas razones que inferirá el curioso de los capítulos antecedentes, nos hallamos en términos precisos de indagar en el contexto del estatuto la mente de su autor. Esta se nos descubre con evidencia haber sido prohibir que los caballeros, o sus ascendientes hayan tenido o ten°an oficios viles y mecánicos. Esto no puede dudarse, porque aun son palabras expresas de la misma constitución, y tan legítima su mente, que en los estatutos de la orden de Alcántara no se expresan por menor los oficios, y solo dice: ítem que ni él, ni su padre hayan sido, ni sean oficiales mecánicos, ni tenido oficio vil, ni indecente d esta nuestra caballería; ni que hayan vivido, o vivan de oficios de sus manos, de cualquiera manera que sea, ni servido ellos ni sus padres en todos los sobredichos oficios: con que siendo como lo es esta la mente del fundador, no fue su ánimo excluir de esta honra las artes liberales y nobles: i luego tampoco lo fue excluir la Pintura: es conseqüencia forzosa; pues la hallamos infaliblemente calificada por arte liberal; sino es que cerrando todas las puertas a la luz de la razón, atropellemos ciegamente prerogativas tan ilustres como I las que la califican. Y no hizo el juicio tan deliberado en este caso el primer maestre Pedro Fernandez, que no dejase abierta la puerta a la interpretación, pues no dice: Que i oficios viles y mecánicos son platero, pintor, &c. sino que se entiende: con que i no afirma que lo son; dice que así lo entiende: luego resta calificar que lo sean; I y por el consiguiente, que los que no lo fueren, no se entiendan incluidos en | aquel catálogo. Y §. II. aun depuesta esta inteligencia tan canonizada con la práctica de las sagradas letras, en las mismas del estatuto está latiendo la inmunidad mas notoria del arte: de modo, que así el gran maestre, como la venerable inteligencia de aquellos siglos, no desconocieron en la Pintura las nobles cualidades de liberal. No me detengo aunque pudiera en que solo nombra a el Pintor y no a la Pintura, que eso ya está discurrido en el capítulo antecedente: voy a otro reparo mas peregrino, y en que ninguno que yo haya visto ha tocado. Nótense a la letra las palabras: Pintor que lo tenga por oficio, limitación que no mereció otro al- gu- i Tit, 13. cap. 1. 12$ MUSEO PICTÓRICO. runo de los mencionados, y que se debe poner en los interrogatorios que se imprimen: luego el Pintor que no lo tenga por oricio, no estará excluido de este honroso instituto: es conseqüencia necesaria. También esta: luego el arte de la Pintura, no teniéndolo por oficio, estaba en reputación de noble y liberal; porque a no ser así, en vano era ponerle la restricción de que lo tenga por qficio t sino nombrarle llanamente como a los demás. Parecerá que hemos llegado a la cumbre, pero aun estamos en la falda del monte, porque los pobres profesores nos quedamos en la piscina; y sino tenemos hombre que nos ayude, pocos son los treinta y ocho años del paralítico ': ¿ pero como habia de faltar hombre, cuando ha habido tantos príncipes y emperadores que la ilustren y la den la mano ? No hay que desconfiar, que la verdad no quiebra tan fácilmente; y cuando mas sutil, está mas robusta. Las mismas palabras nos le han de dar sin que metamos el pleito a voces: Pintor, dice, que lo tenga por oficio. Pues pregunto: ¿ tie'nelo alguno por oficio ? no; todos lo tienen por arte, y arte liberal: luego ninguno de los que lo profesan es incluido en esta nota, porque ninguno lo tiene por oficio, y mucho menos por oficio vil y mecánico. Parecerá sofístico este argumento; pues no es sino verdad práctica y física. Veamos lo que nos dicen las leyes de la nueva recopilación acerca de los oficios 2, sin que necesitemos de buscar leyes sufragáneas fuera de estos reinos: Y -porque conviene, dicen, que los dichos oficiales usen bien de sus oficios, y en ellos haya veedores, mandamos, que las justicias de cada ciudad, villa, ó lugar, vean las ordenanzas que para el uso y ejercicio de los tales oficios tuvieren, y platiquen con personas expertas,y hagan las que fueren necesarias para el uso de los dichos oficios; y dentro de sesenta dias las envien al nuestro consejo para que en él se vean, y provea lo que convenga. Y en conformidad de esta ley real en todos los oficios mecánicos hay veedores y examinadores que representan las cabezas de su comunidad d gremio, y tienen libros donde se matriculan los examinados para maestros, y ordenanzas con que se gobiernan; y tienen sus juntas donde hacen acuerdos para nombrar oficiales y repartidores de los tributos que pagan; y cofradías donde se tiene por preciso el ser hermanos, ademas del examen para ser maestros. Estos son los oficios mecánicos, y estos sus requisitos. Gran felicidad es del arte de la Pintura no haber tropezado en alguno de ellos en el transcurso de tantos siglos ! Pues ni en sus profesores hay examen, veedores, repartidores, cobradores, ordenanzas, matrículas, cofradías 3, ni otra cosa alguna por donde se le convenga aun ser comunidad ni cuerpo místico de artífices ni oficiales: luego no es oricio en los mismos profesores, porque si lo fuera, según esta disposición legal, y práctica de estos reinos, habia de arreglarse a su establecimiento: pues estas no son leyes estrañas, sino naturales y municipales de estos reinos de Castilla. Pero acabemos, que ya ha llegado el caso de que tengamos hombre, y no me- i Erat áutem quidam homo ibi triginta & 3 Quia matricula probat, quem esse talem octo an;ios habens in inñrmitate sua::: Domi- professorem artis, cualis in ea describnur. Ex ne, hominem non habeo, ut cum turbata fue- teg. matricula, C. de agentibus in retus. Riccio, rit aqua mmat me in piscinam. Joan. ?. collect. 1829. Mascará, de probat. concluí. 1037.; : Le¿. 4. tit. 14. ¡ib. 8. de ¡a reco£il. ibi. Golino ¡de procurat. p. 3. tap. 2. num. 60. LIBRO SEGUNDO. a, menos que el invictísimo señor emperador Carlos V, y la serenísima señora la reina doña Juana su madre; pues en la pragmática, .de trajes, que se I mencionó en el capítulo 3. deste libro, §. 3. 1 en que ganaron carta ejecutória ' los plateros y otros artífices que militan debajo de las reglas del dibujo, habiendo prohibido a los oficios mecánicos el vertir seda; y pretendiendo los ministros inferieres incluir a lus plateros, interpreta su mente la mageátad cesárea ; f en dicha ejecutória con estas palabras; Por la qiuil pragmática no se prohibía, Va los artífices y plateros el traer de la seda aporque su arte no era oficio; y ansí . los derechas les nombran artífices,y no oficiales. a Y mas adelante dice: Y por tanto, con mudia razón los derechos hacen muy gran diferencia entre oficio y artificio. E si nos quisiéramos que la dicha pragmática se estendiera en los artífices y plateros, fácilmente lo expresáramos y dix eramos y antes claramente , por la dicha pragmática parece haba- querido y sentido lo contrario, que no se , en fien. 'a con los artífices y plateros. Porque expresando los oficios con quien se 1 habia de entender la dicha pragmática, dice: Sastres, zapateros, texedores curvtidores. Y decía mas: Y otros ojicios semejantes y menores. Por lo cual se habia dado a entender no comprender a los artífices y plateros, porque caso que "vulgarmente se digan oficiales, era mas eminente oficio que los expresados &c-. Parece que hemos hallado cuanto pudiéramos desear; pues aun en las artes del dibujo, que son subalternas a la Pintura, pone la majestad cesárea del señor emperador Carlos V una distinción tan clásica de los oücios viles y mecánicos, discerniendo el oficio del artiticio; teniendo por vulgar y poco avisado el estilo de llamar oficiales a los artífices. Y parece que para calificar no ser oficio la profesión de la Pintura, en el sentir que lo dice el estatuto de las ordenes mili-r' cares, tenemos sobrado fundamento: pues aun falta lo mas especioso y singular para la Pintura, pues dá su majestad cesárea la razón de esta diferencia en la misma ejecutória, con discreción tan profunda, que se deja atrás la erudición mas vigilante de los Licurgos, Solones, y Justinianos: Porque propia y verdadera tnente, dice, se decia oficial el que hacia obra, para cuya composición no se requería seténela ni arte alguna liberal. Y artífice se dice aquel, cuya obra no se puede hacer sin sciencia e noticia de alguna de las artes liberales, como es la obra del artífice platero -.porque si el artífice platero no sabe y entiende el arte de la geometría, para proporción de la longitud y latitud de lo que labra, 6 no sabe el arte y sciencia de la perspectiva para el dibujo y retrato de lo que quiere obrar,&c. 110 puede ser artífice ni platero, sin saber ni entender todas las dichas s ciencias y artes. Esto si que es graduar advertidamente las facultades discerniéndolas con radical inteligencia ! Ahora sí que acabamos de salir purificados enteramente de la piscina; pues no solo tenemos príncipe tan soberano que nos patrocine., sino también la superior inteligencia de su majestad cesárea, para que moviendo las aguas, como otra inteligencia movia las de la piscina 3 de Jerusalen, salgamos limpios y purificados de toda siniestra y maculosa impostura; pues no cargo la consideración en que la Pin- 1 T está inJeg. 2. tit. 12. lib. 7. §. 14. nov. 3 Ángelus autem Dortiini descendebat serecopil. cundum tempusin piscinam,&inovebaturaqua. 2 Integré apud licenc. Ríos, in noticia de las Joan. 5. artes, lu. 3. cap. 1 8. I2 g MUSEO PICTÓRICO. Pintura ch sus profesores por este rescripto quede purificada de la indigna nota de tenerla por oficio, para ser por esto injustamente connumerada con los demás que lo son; pues -'esté mismo indulto les resulta a otras artes inferiores y subalternas a 18 Pintura, -Sino en aquello de necesitar el artífice para sus operaciones de la sciencia y noticia de algunas de las artes liberales: y poniendo el exemplo en el platero, después de aplicarle por necesario el arte de la geometría, prosigue su majestad cesárea diciendo: sino sabe el arte y sciencia de la perspec tlva para el dibujo y retrato de lo que quiere obrar. Qué mas claro ha de decir que la Pintura es arte liberal ? Pues la pone su majestad cesárea por una de aquellas artes liberales de que el platero necesita para la regulación de sus obras, no contentándose con llamarla arte como a la geometría, sino también sciencia y usando de los términos mas dialectos de la Pintura, que son perspectiva, dibujo y retrato: de donde viene a inferirse no solo la hidalga naturaleza de esta arte, calificada con autoridad tan superior, que contrapesa incomparablemente a la de el maestro Pedro Fernandez, sino el que esta ejecutória no se ganó a pedimento de los Pintores, porque no necesitaron de ella por su notoriedad, sino de los plateros y otros artífices, como consta de su mismo contexto; pero le resulta siempre a la Pintura la honrosa vanidad de comunicar el esplendor de su nobleza á" . otras artes que militan debajo de su protección. Y aunque autoridad tan suprema no necesita de apoyo, la ley 3 de la nueva recopilación prohibe expresamente que los caballeros no vivan de oficios viles por estas palabras: Y otrosí, siendo público y notorio que estos tales no viven, por oficios de sastres, ni de pellejeros, ni de carpinteros, ni pedreros, ni ferreros, ni tundidores, ni barberos, ni especieros, ni recatones, ni zapateros, ni usando de otros oficios bajos y viles. 1 Esta prohibición es odiosa, con que es lícito restringirla 2: luego no están incluidos en ella los pintores, pues ni están expresados, ni a los que están son semejantes ni inferiores; y la inclusión de los unos hace regla para la estimación de los otros: luego por leyes expresas de estos reinos los pintores no están excluidos de este honroso instituto. Y aunque la universal comprehension de las artes y ciencias es tan connatural en monarcas tan superiores, no se puede negar que el arte de la Pintura le debió á la majestad cesárea del señor emperador Carlos V afectos muy especiales; pues disputándose con el gran
Tiziano, que fue su Pintor de cámara, la nobleza del arte de la Pintura, a que no asentían algunos de los presentes, d por ignorancia, o por tema, dijo su majestad: No se hable de eso, porque a la Pintura se le debe dar la estimación primera entre todas las ciencias y artes liberales, y tenerla en palmas, y aun darle la palma. 3 Y diciendo esto, se volvió a el
Tiziano, y le dijo: Traed los pinceles y colores, que quiero que retoquéis este cuadro que está encima de la puerta: y habiéndolos traido dijo: señor, no alcanza, sin que se ponga algún andamio; a que respondió el señor emperador: esp rad, que con esta mesa alcanzaréis; y asiendo su majestad de ella, acudieron los señores y grandes que estaban presentes a llevar la mesa a donde es- ta- I Leg. 3. Ht. 1. de los caballeras, lib. 6. de la jur. ¡ib. 6. nueva recopil. ibi. 3 D. Cbristoval de Ontañon Enriquez, en su a Odia restringí convenit. Cap. odia, de reg. deposición del pleito del soldado, ut suprá, -c. 3. 5. 3. LIBRO SEGUNDO. I29 aba
Tiziano, el cual, poniéndose sobre ella, dijo: no alcanzo todavía, señor, i que respondió: esperad, que yo haré que alcancéis, y tomando el bufete por : .in lado, comenzó a levantarlo; y a los señores que estaban del otro lado les b dijo: Levantad, que todos debemos levantar d un hombre tan grande, y tek nerle en palmas, y dar d esta sckncia y arte el ser emperadora de todas: ' ion que quedaron confusos y respondidos los que la contradecían. N §. III. o era forastera esta inteligencia y afición a la Pintura en el señor emperador Carlos V, pues sabemos que su ínclito abuelo el señor emperador Maxímiliano ' pintó con grande acierto, a cuyos gloriosos progenitores imitaron los señolres reyes Filipo II y Fiíipo cuarto, y los infantes don Carlos y don Fer- ; nando sus hermanos; y el príncipe don Baltasar, y el señor don Juan de Aus- :: tria, hermanos del señor Carlos II, que está en gloria, favorecieron los - pinceles con sus reales manos: y aunque estos príncipes, y otras personas ilustres i la hayan excretado por mera diversión y no por interés, no contradice al intento; ' pues no eligieran un oficio vil y mecánico para divertimiento competente a su grandeza. Pero no es menester empeños tan arduos para empresas tan leves, que solo 1 pueden hacer disonancia en los presentes siglos, en que el esplendor del arte de I la Pintura se ha restituido a su primitivo lucimiento; pues vemos en las historias (que pereció la Pintura en todas estas provincias de occidente, desde el exterminio del imperio romano 2 por los años 546 de nuestra salud. Y en el sentir de i Ambrosio de Morales, insigne cronista del señor Filipo II, fue por los años 400 de nuestra redención, bajo el imperio de Arcadio y Honorio, desde cuyo tiempo nota este autor la ruina de estas artes en toda Europa, por la suma 1 impericia que desde enconces se nota en las monedas de los emperadores y reyes j Godos, que ni aun parece tienen figura de hombres. () Y se comenzó a resl taurar sobre los años de 1250 3, mucho después de la institución de las órdenes '4 militares de estos reinos, que comenzaron por los años de 1 1 70; y en el sentir I de otros en el de 846. 4 Esta es cuenta palmaria, y evidencia constante; pues aunque no hubiese estado sepultada en Europa muchos siglos antes, habia en Es- -I paña bastante motivo para deponer las artes del ornato y gusto, y atender a las "í que contribuían a la común necesidad; y así en ella tardó mucho mas en convale- : cer la Pintura, pues no se restituyó hasta los tiempos del señor rey don Fernando el católico sobre los años 1475; y cuando mucho, desde el tiempo del señor rey I don Juan el II, por necesitarse en estos reinos, desde el año de 714 de i su lamentable pérdida, mas de arneses que de pinturas: con que mas de 600 j años antes de la institución de las órdenes militares se habia perdido la Pintura Tom. I. R en 1 sfpud Garda de Rossende, in bist. vitje re- 4 Apud Aubertum Mirseum, in tract. de gis D. Joan. II. Luütan. cap. too. orig xquestrium, sivé militar, ordinum, ibi: 2 Pvocopius, reí: gotbor. ¿ib. 2. i¿ 3. atino 546. El breve dt la orden de Santiago por el papa ¿íle- () ¿Imbros. de Morales, círon. gen. de Esp. xandro III fue expedido año de 117;. El de la or lib. 1 1. cap. 2. den de Catatrava año de 1 1 64. por el mismo ¿4!e 3 Vassari, tom. 1 . in vita Joan, de Cbimabue, xandro III. T él mismo aprobC la de ¿f ¡cantar a uño O utüpie in vita Gioti ¡fiorent. de 1 1 77. !o MUSEO PICTÓRICO. j en todas estas provincias, y comenzó a restaurarse en España 250 años después de la institución de dichas órdenes.,; Pues qué pintores serian estos de quien habla el estatuto ? Yo no discurro que lo fuesen, ni es posible, o se han de borrar todas las historias de aquellos tiempos, sino es que algunos se honrasen con la posesión, sin tener la propiedad, como hoy sucede a muchos: y así entonces los que hacían los guadamecíes y paramentos, de que algunos vestigios han llegado a nuestros tiempos, y cualquiera que pintase un jaspe, d que diese de color a una reja d un coche, si lo había en España entonces, u otras cosas semejantes, se llamarían pintores: y si llegaba a emprender alguna mal digerida imagen, u delinear alguna figura en aquel modo imperfecto, que subministra el natural impulso, seria un Apeles; pues aun para lo preciso del culto de las sagradas imágenes se traían pinturas y pintores de aquellas partes de la Grecia, donde aun se hallaba ya en miserable decaimiento 2: luego se infiere con evidencia que los pintores de aquel siglo del establecimiento de las órdenes militares, o no lo eran en rigor, o lo eran en un grado sumamente imperfecto, e indigno del nombre de pintores; y como tales, incapaces de los honores de la profesión, pues para decir Plinio que en su tiempo no se hacia pintura buena, dice que no habia pintura noble 3, porque la mala no merece este título sino a espaldas de la buena. Pues qué hay que admirarse que aquellos belicosos espíritus, entregados totalmente a el orgullo de: las armas, en algún modo desconociesen los ocultos primores de la Pintura, si a aun los que entonces se tenían por pintores ignoraban totalmente los preceptos scientíncos de su arte, y los primores de su ejecución ? Fuerza grande de la eminencia, que late aun en sus mal formadas lineas, pues dio motivo a la restricción que no merecieron los otros sin echarle absolutamente la ley ! Qué hadan aquellos ínclitos varones si hoy la viesen en España y en todas estas provincias de Europa, envidiada de aquellos felices siglos del imperio de los caldeos, griegos, egipcios y romanos ? Justamente se debe creer que la venerarían como liberal, y le concederían las prerogativas absolutas de noble. Y esta es la mas genuína y legítima inteligencia de este punto; pues solo se debe entender el estatuto de los pintores que en el modo inculto de aquel siglo tenían solamente el nombre sin tener la realidad, no de los que en este son acreedores legítimos de las mas altas prerogativas del arte en el decoroso retiro de sus obradores y estudios, sin mezcla de empleos mecánicos y espurios áú arte, practicándolo con términos decentes, y cortesanos estilos. Punto es este a mi ver muy digno de ser atendido de los príncipes, y ministros superiores para los casos de pruebas, así por lo que mira a lo jurídico, como por lo que pertenece a lo económico: pues como la Pintura requiere un ingenio sutil y delicado, y una índole noble, y bien organizada naturaleza, como lo estamos practicando cada día, concurriendo estas buenas partes mas freqüentemente en los caballeros y gente principal, era defraudar a el lustre de esta mo- I Vassari, ubi tupra, bis verbis: Piu tostó 2 Vassari, ubi suprá. perduta, che smarrita. 3 Nunc, & purpuris in parietes migranti- Cueoi eausa-n excutere, quaré pulcherrimse bus,& India conferente fluminum suorum li- arces periii:eni,inrer quas píctura ne minirMim mum, & draconum, & elephantorum saniem, quidem sui vestigium reliquisset. Petronius,apud nulla nobilis fictura est. Plin. 35. cap. 7. Scbejerum, §. I. LIBRO SEGUNDO. a 3I monarquía los ingenios mas aptos, para enriquecerla con este linaje de ornamento político, sino se interpretase el material sonido de este punto: y así las partes y testigos lo deben tener entendido para cuando les convenga; pues si el interesado, o alguno de sus ascendientes ha sido pintor, se puede decir con verdad que no lo ha tenido por oficio, según los fundamentos alegados de la práctica de estos reinos en los oficios, y según las demás razones y pruebas que tengo por infalibles, depuesto todo linaje de pasión y de amor a esta arte: sin que se pueda entender que esta es anfibología ni restricción mental, sino una verdad práctica y física desnudamente atendida; pues no hay por donde se les pueda convenir con lo contrario, especialmente a los que no hubieren tenido tienda pública, por no haber libros, matrículas, ni examen donde estén escritos. Y §. IV. para que mas se califique este sentir tan racional, le hallamos autorizado con la interpretación virtual que nuestros ínclitos monarcas han dado a el referido estatuto en repetidas honras y mercedes de hábitos de estas órdenes militares, y otras de grande honra con que han condecorado a muchos de los profesores de esta arte, con el actual ejercicio y retención de profesores, y con respecto a el mérito de su habilidad, aun antes que esta estuviese bien convalecida en estos reinos, como se verá adelante, cap. 8. & 9. ,; Pues que mas claro testimonio han de dar las majestades católicas de la interpretación que se ha de aplicar a el referido estatuto ? declarando con tan repetidas decisiones no solo que no obsta el arte de la Pintura a los profesores de estos tiempos, en que se halla restituida a su integridad, para la opción de estas ordenes militares, sino que antes les ha servido de acto positivo de nobleza y de asunto capaz de empeñar la grandeza y liberalidad de monarcas tan superiores, constituyéndose la Pintura como acreedora de premios tan relevantes, y conservando su antigua naturaleza do hacer a los nobles mas nobles, como dice Plinio; pues en los artífices que han obtenido estas honras, no solo ha sido esta arte quien los ha elevado a la cumbre del honor, sino que condecorados con estas mercedes, han conservado el actual ejercicio de pintores, lo que no sucede en otras facultades muy ilustres, que es digno de observarse: Pero cómo había de obstar en el superior dictamen de monarcas tan esclarecidos, si el senado romano exaltó a grandes honores a Glaucón, y Aristipo su hijo, siendo por su naturaleza ignobilísimos, solo por ser descendientes de Filocares, el cual eternizó su memoria, acreedora de estos honores, en aquella célebre tabla del anciano con el hijuelo semejante a el padre, salva la diferencia de la edad ? O inmenso poder del arte ! Si solo atendemos esta tabla, podemos exclamar con Plinio 2; pues como habia de obscurecer a ninguno de sus profesores la nobleza heredada, cuando por él la han tenido tantos adquirida. Y ademas de esto están admitidos a los oficios del estado noble en todos los Tom. I. R 2 rey- 1 Mirum in hac arte est, quod nobiles vi- tabulam . xstimet, potentia artis; cum propter ros nobiliores facit. P¡¿. 34. cap. 8. ut infrd, Philocharem,ignobilisimosalioqúinGlauconem, cap. 9. filiumque ejus Arisüppum Senat. P. Q. R. tot 2 Iiumensa, vel unam,s¡quis tantiim hanc sseculi speciet. PJm. 3$. 4. edfin. 133 MUSEO PICTÓRICO. reinos y ciudades de España, siendo esto negado por derecho del rey no a los oficios viles y mecánicos, porque obscurecen la nobleza en cuanto a la posesión, aunque no en cuanto a la propiedad, descendiendo de casa solariega, por ser esta cualidad intrínseca ossibus inhcerens 2: pero la Pintura vemos que ni obsta a la propiedad ni a la posesión; y así en esta corte han tenido la vara de caballeros hijos-dalgo varios pintores, y uno de ellos fue don Juan Carreño, antes de ser Pintor de su majestad el año de 1659, después de haber sido en las Asturias de Oviedo, de donde era natural, alcalde de hijos-dalgo: y otro Pintor tuvo la dicha vara en esta corte el año pasado de 1698. Y donde ha habido alguna contradicion lo han litigado y ejecutóriado, como lo hicieron en la provincia de Álava, que se ejecutórió contra Salvatierra y la provincia en el real consejo en dos de Septiembre del año pasado de 1619, y lo menciona Butrón 3: y está presentada la ejecutória en los autos del pleito del soldado, que litigaron los escultores el año de 1692, que para en el oficio de don José García Remon, secretario de su majestad, y de este ayuntamiento de Madrid. Y en Zaragoza también, donde habiéndose acordado en seis de Diciembre del año de 1666 que el arte de la Pintura por ser liberal se apartase de cierta profesión, con quien estaba mezclado en una cofradía, quedando la otra en la servidumbre de los demás gremios. Tratando su majestad de celebrar las cortes en dicha imperial ciudad el año de 1677, los profesores de la Pintura dieron memorial a los cuatro brazos del reino para ser admitidos a ellas los que fuesen hijos-dalgo. Y visto por todos cuatro estamentos deliberaron: Que el arte de la Pintura era liberal y noble, y que a sus profesores no les debia obstar para entrar en las cortes, y obtener los demás empleos honoríficos de la república. fue proveído este decreto en cuatro de Diciembre de dicho año: y su majestad confirmó lo deliberado por los cuatro brazos del reino por estas palabras: Reconociendo ser empleo de tal primor el de la Pintura, que muchos de sus profesores han sabido imitar la naturaleza diestramente, acreditándose por esto de insignes,y mereciendo grande estimación; y porque es justo que los que se ocupan en ejercicio tan apreciable, se exciten con mayor ánimo a proseguirlo,y otros con nuevo aliento d comenzarlo, SU majestad, y en su real nombre, el excelentísimo señor don Pedro de Aragón, de voluntad de la corte,y cuatro brazos de ella, estatuye y ordena: Que el ejercicio de la Pintura es arte liberal, y que sus profesores, teniendo las calidades requeridas por filero, puedan entrar en las cortes que se celebraren en el reino, y también obtener los demás oficios honoríficos de las repúblicas. Como todo consta en los libros capitulares de dicha ciudad. Ley es esta tan expresa y poderosa, que ella sola bastaría a contrastar quantos estatutos, leyes y ordenanzas pudiese haber en contrario; pues es posterior í todas, por ser en nuestros tiempos, y sin limitación a aquel u otro territorio, y dic- 1 Nobilitatem etiam perdit qui vilibus & num. 5. bis verbis. mxchanicis artibus & officiis utitur. Tiraquel. Hsc quidem intellige, Ut perdat privilegia de nobilit. cap. 27. num. 1. (3 índreas Sliciat, nobilitatis tanrisper solum dum in his arti- tract. de prasumpt. qticest. 48. num. 6. bus & ofciis versatur. Nam si desistat, re- 3 Ex vulgata reguía, jur. sanguinis P. de re- deati|ue ad statum vitamque nobilium, eadem gul. jur. Joan. García de nobilit. gloss. 6. num. 19. recuperat. ¿3 gloss. 7. num. 17, (3 apud Tiraquel. ubi suprá 3 A pud Butrón, discurs. 13. §. ¡.fol. 72. LIBRO SEGUNDO. I33 dictada en cortes del reino por la superior inteligencia y suprema autoridad de nuestro gran monarca el señor Carlos II, que está en gloria, en aquella ínclita imperial corona de Aragón, y ciudad de Zaragoza. Y porque para la estimación de las artes se han de atender, según los jurisperitos, la costumbre de las provincias, y el concepto en que están comunmente reputadas a, con la autoridad de los superiores, y leyes municipales del reino. Con que dejamos concluido no obstar a la nobleza de la Pintura el referido estatuto de las órdenes militares, porque la mente del fundador fue solo prohibir los oficios viles y mecánicos, no las artes nobles y liberales: porque de las mismas palabras se colige estaba en reputación de arte liberal: porque ninguno de sus profesores la tiene por olicio, conforme a disposiciones de derecho, y leyes municipales del reino: porque en aquel tiempo, o no habia pintores, o no merecían el nombre de tales, como los que quedaron separados de los pintores en las cortes de Zaragoza: por las repetidas mercedes de estas órdenes con que sus majestades han condecorado a los profesores de la Pintura: por la costumbre de estos reinos en ser admitidos los pintores a los oficios del estado noble: y por leyes expresas que lo declaran y califican. s §. v. olo resta apurar un escrúpulo, que es el único a mi ver que puede ofrecerse a el menos afecto, y donde puede también herir el reparo de tenerlo por oficio, y es lo interesable, vendible, y quasi mercenario de la Pintura; pues en la opinión de Aristóteles, y otros filósofos y jurisperitos, todos los ejercicios mercenarios se reputan por viles. 2 Bastantemente podia estar satisfecho este punto con los salarios diputados a todas las artes y ciencias liberales desde los primeros legisladores del orbe 3, sin que inmute su naturaleza; pues este accidente no es capaz de perturbarla, en el sentir de gravísimos doctores 4, porque si así fuese, muy indigna conseqüencia les resultaría a las facultades mas ilustres; pues vemos a muchos, o los mas de los oradores evangélicos, a los abogados, médicos, músicos, y otros semejantes, ejercitando públicamente estas nobilísimas profesiones lucrt cansa, pero esto tan sin obstáculo a las nobles calidades de su profesión como es notorio; antes, como dice el mismo Aristóteles, es muy importante para estímulo de los ingenios s, y i Sed ita, ut primúm illud lectores monue- sextertia, quae egreisi repetundarum teneren- rimus, hac in re observandam, cuiuslibet na- tur. Tiraquel. de nobilit. cap. 29. num. 26. tionis consuetudinem; moremque, & commu- % 4 fasseo, Diana, Mochado, tí alii plures apud nem, uteum nostris loquar, patria; reputatio- Torrecilla, in summa moral, tom. 1. tract. 3. disp. nem, an ars quaepiam sit existimanda sórdida, 1. cap. 3. sect. 1. de tertio decalogi precepto, an honesta. Tiraquel. de nobilitat. cap. 34. num. I. num. 2. 12. tí 20. 2 Itaque,& artes illa;, quae deterius dispo- 5 Sed refert plurimum, cujus gratia quis nunt corpus, & cuneta mercenaria ejercitia agat, vel discat. Aristotel. ubi suprá. sórdida nuncupamus. ¿4rist. politic. ¿ib. 8. c. 2. Justis commodis consulamus, quia fructuo- 3 Vel liberalibus disciplinis. Mercedes etiam sus debet esse labor publicus. Casiod. in gnomoeis, & salaria reddi jubemus, quó facilius li- logia, verb. labor. beralibus studiis, & memoratis artibus inultos Ñeque enim video, quat justior esse possit instituant. Constata, imper. apud Butr. discurs. 13. ratio adquirendi, quam ex honestissimo labore. § 3- Jun. de pict. vet. lib. 2. cap. 9. §. 7. Clauditis Csar:::: Jam capiendis pecuniis Quis enim virtutetn amplectitur ipsam, modum imposuerat advocatis, usque ad dena Premia si tollas? Juven. sat. 10. 34 MUSEO PICTÓRICO. y lo contrario desfallece los mas alentados espíritus ': aunque este no es ni puede ser el fin adonde se dirigen tan honestas operaciones, que siempre tienen objeto superior, espiritual, y abstraído de esta materialidad, como lo tiene el arte militar, que con ser una de las artes mecánicas, como se ve en el versículo que notamos: Rus, nemas, arma, &c. y ejercitarse lucri causa, por estipendio ó sueldo; no solo no obsta a la nobleza de los que la profesan, sino que antes se la comunica y aumenta, porque el fin principal de este honroso instituto no es el sueldo diario o mensal que se interesa, sino el honor y la fama postuma que se alcanza, sujetándose a esta práctica la primera nobleza del mundo, y que profesan el instituto de las ordenes militares. Lo mismo se ha de entender de la Pintura: sus fines son los que ya hemos dicho en estos capítulos; y ademas de esos, el inmortalizar en cierto modo su nombre el artífice en los bronces de la fama que de sus acertadas obras resulta. ¿ Qué hombre, el menos versado en letras, no tendrá noticia de Apeles, de Zeuxís, de Parrasio, de Timantes, de Protógenes, y otros célebres ingenios que veneró la antigüedad por eminentes en esta arte, y que florecieron muchos siglos antes del imperio romano ? Pues este es un linage de nobleza que solo le consiguen las artes liberales y ocupaciones honrosas; v este es el único y verdadero interés a que han aspirado directamente varones tan ilustres, llevados casi insensiblemente de un impulso sobrenatural y divino, procedido del insaciable amor del arte 2, no de otro modo que de los poetas dice Ovidio. 3 Esto es lo principal: lo demás se mira indirectamente como accesorio, y de connotado, que llaman los lógicos 4; y este es el que empeña los ingenios mas esclarecidos en los deliciosos afanes de las letras y artes ilustres; y esto es lo que permanece aun en lo temporal; lo demás está sujeto a vayvenes del tiempo, á ultrajes de la fortuna, y a imperios de la muerte. Pero aun atendido en todo su rigor este punto, por ningún modo le comprende a la Pintura. Lo primero, porque en el mismo capítulo la pone Aristóteles por una de las artes liberales en que ha de ser instruida la juventud noble, como ya dijimos. 5 Lo segundo, porque, según los latinos, mercenario es aquello que está sujeto a jornales y estipendios diarios. 6 Ninguna cosa hay mas estraña en la Pintura, porque en ella no hay jornaleros; y consiguientemente no hay oficiales con este linaje de estipendio: cada cual se pinta sus cuadros en el retiro de su estudio, sirviéndose de sus discípulos para algunas cosas ligeras, sin mas interés que el que logran en su adelantamiento. Lo tercero, porque también, según los latinos, vil es aqnello que por bajo pre- i Languescunt omnia honesta, nísi illis etiam ab honore pretium accedat. Quis enim studio filios consecrabit, si nulla premia tám diuturno, tam incerto labori statuta sint. ¿4dam. Contzent. lib. 4. politic. cap. 16. 2 Undé persajpé videas cíim poetas, túm pictores, ad amorem artis, non tám próvido multum diúque pensitata: rationis consilio duci, quAm coeco quoddam ávida; metitis Ímpetu tiahi, atque impelli. 'jun. de pict. vet. lib. . c. . 3 Est Deus in nobis, agitante calescimus ¡lio. Ímpetus bic sacra: semina mentís babet. Üvid. Fast. 6. circa initium. ímpetus animi; & libido in haec quzdam artis eum, scilicét Prothogenes, potiüs tulere. Plin. 35. 10. 4 Sed famse primam semper, atque prscipuam rationem habendam puio; lucrum vero in secundis ponendum. Jun. ubi suprá. 5 Ex iis, qus mentem ornant, quatuor discenda sunt pueris; grammatica, gymnastica, música, pictoria. síristot. 8. polit. cap- 3. 6 Calepin. verb. mercenarius. El ¡malero de un día. LIBRO SEGUNDO. í35 precio se compra. No hay epitecto tan frequente en la Pintura como el decir que no tiene precio, y mas si es buena: de donde infiere Quintiliano que no hay cosa mas noble que la Pintura. 2 Véanse los precios tan exorbitantes que refieren los autores haberse dado por algunas pinturas; y especialmente Plinto en el lib. 25. cap. 1 o, donde se verá aquella gran suma de talentos por una pintura, cuando cada talento valia 6000 reales de nuestra moneda castellana 3: y de Apeles dice recibid por un retrato de Alexandro Magno un sin número de áureos o monedas de oro. 4 Y en nuestros tiempos baste decir que por el cuadro de santo Domingo soriano, que está en su capilla de el real colegio de Atocha de esta corte, orden de predicadores, le dieron a don Antonio de Pereda dos mil ducados y una plaza de ugier de cámara en palacio para don Joaquín de Pereda su hijo. Y por no hacer digresión omito otros ejemplos que se verán en su lugar. () Pues arte, cuyas obras no tienen precio, ¿ como ha de ser vil, si el mayor precio le viene corto? ¿Cómo ha de ser mercenaria, no pudiéndosele tasar sus jornales, ni pudiéndosele dar precio justo, de suerte que no pueda ser mas d menos a pintura alguna sino debajo de un juicio prudencial ? lo que no sucede en las cosas mecánicas que están sujetas a mensura precisa y determinado arancel. Lo cuarto y último, porque, según los consultos, lo enagcnable de la Pintura, como quiera que se entienda, no es venta sino locación, o contrato innominado, que llaman do ut facías; pues no se atiende a lo material de la obra sino a lo elegante del ingenio í, que consiste en la forma, no en la materia como latamente lo prueba don Juan de Butrón en el informe que escribid a favor de la Pintura sobre la exención de la alcavala 6: lo cual está tan lejos aun de ser venta d cosa vendible, que en atención a no serlo, fue declarada por libre de dicha imposición: con que podemos decir tiene ejecutóriado el que en sus obras no interviene compra y venta, porque de todo lo vendible se debe alcavala, según las leyes del reino 7, y de la Pintura no se ha pagado jamas, y tiene ejecutóriado el no pagarla: luego si el contrato de la Pintura no es venta tampoco es excrcicio mecánico, ni sujeto a las prácticas comunes de los oficios mecánicos: luego por todos títulos es liberal, noble, ilustre, y decorosa. Ni es estraño esto en las prácticas de sus artífices; pues usan en sus contratos otros términos políticos muy diferentes de los comunes de compra y venta :con bien antiguo y ejecutóriado estilo. Zeuxis presentaba sus pinturas, por pare- : cerle no habia precio competente para ellas 8, y así dio a los agrigentinos la famosa tabla de Alcmena, y la de Pan a el rey Archelao. Dominico Greco, que vivió en España por los años de 1600, nunca vendió pinturas suyas, sino las empeñaba, tomando sobre ellas la cantidad que le parecía sin que constase haberlas vendido: y por último, de ordinario se deja a la discreción y voluntad del dueño 1 Calep. in verb. viiis. Cosa de poco precio, 6 rum omnium, quorum opera, non quorum ar- vorato. tes einuntur. Cic. 1. de offíc. a Pleraque hoc ipso possunt videri vilia 6 Late apud Butrón, inDialogis. Vincent Card. quód pretium habent. Quintil, apttd Fresnoy, Fundam. i. num. i.{¿ sequent. allegationis butro- pag- 103. manx. 3 Juxtá Moya, in aritmet. lib. 8. cap. 18. 7 Leg. 1. tit. 17. lib. 9. nov. recopil. ibi. 4 Imrr.ane tabula: pretium accepit áureos 8 Postea donare opera sua instituit, quod mensura, non numero. Plin. 35. 10. ea nullo satis digno pretio permutan posse di- () Suprd cap. o. ceret, sicuti Akmenam agiigentinis, Pana Ar- 5 Iliberales & sordidi qusstus mercenario- chelao. Plin. 35. cap. 9. j 3 6 MUSEO PICTÓRICO. ño la satisfacción de la Pintura, sin usar de estilos mecánicos y civiles: con que por todos títulos está excluida de connumerarse entre los ejercicios mercenarios y venales. Hallamos finalmente en la serie histórica de esta arte que la superior eminencia de sus ocultos primores solo ha sido abandonada de los ignorantes, de los bárbaros, los judíos, los moros, y los hereges ': y me persuado que ninguno estará tan mal hallado consigo que quiera matricularse en alguno de estos gremios. Omito otras objecciones de menor importancia por no dilatarme mas, y porque cualesquiera que se ofrezcan hallarán solución en las doctrinas antecedentes, donde se han tratado los puntos mas críticos de la dificultad: y queda irrefragable la conclusión de que el ser la Pintura arte liberal es propiedad intrínseca e inseparable de su naturaleza, en que no se estrañe me haya dilatado, así por lo fecundo de la materia, como por haberla visto muy siniestramente entendida en autores clásicos. CAPITULO VI. Que es propiedad esencial de la Pintura el ser compendio de las artes liberales, y el ser sciencia arquitectónica. D §. I. iscretamente describid este asunto aquel cisne español don Pedro Calderón de la Barca en la deposición que hizo a favor de la Pintura, en el pleito del soldado que se mencionó arriba: y así, porque espero me lo han de agiadec¿r los curiosos y eruditos, he querido honrar mis balbucientes cláusulas con sus eloqüentes periodos; y porque se califique con el desapasionado sentir de un varón tan singular la conclusión del asunto, cautivándose mis deseos a solo adicionar en la estrechez de los márgenes lo que se me ofreciere en este discurso; por no interrumpir con la torpeza de mi inculto estilo el corriente vigoroso y discreto del suyo, porque sin duda la práctica jurídica de las deposiciones no permitid ilustrar con erudición su sentir; d porque con misteriosa providencia lo dispuso el acaso a el deponerlo, pues bastaba su autoridad para ilustrarlo: bien que justamente pudiera disuadirme esta deliberación la forzosa conseqüencia de obscurecer mis borrones con tan delicadas lineas; porque si entrase en un calabozo obscuro una estrella refulgente, cuanto le beneficiara de luces, tanto le desacreditara en horrores; pues los que se disimularan cubiertos con el velo de las tinieblas, hacían patente su abominación con el beneficio de las luces; pero aliéntame lo pocoque aventuro, y lo mucho que intereso. Lo poco que aventuro lo acredita mi ignorancia; lo mucho que intereso lo abona su eloqüencia; pues quedar superado de un varón en todas letras erudito añade a las disculpas de vencido los intereses de enseñado, como se verá en el siguiente panegírico. §- II. i Prter trtahumetanos & judseos, qui ma- eas tnalé tractantes, qui varié contra ipsarurtí nífesté odio imagines o'.nes priseqi'untur, fi¡e- cultum, & adorationem pugnarunt. Vázquez, de runr híretici permulti, dicii Ironomacl-i, vel Jco adorat. ¡ib. 2. cap. i. noclastx, id est, imaginum impugnaiores, aut LIBRO SEGUNDO. § II. 37 1 no connumerar la Pintura, dice pues don Pedro Calderón, entre las siete artes liberales, que son gramática dialéctica, retórica, aritmética, °eoiÁtnetria, música,y astronomía, no fue omisión sino cuidado j respecto de ser tan y ¡arte de las artes, que a todas las domina, sirviéndose de todas. La o- ra mática lo c- diga la primera, como primer elemento de ellas y de las ciencias; pues la trida buta las concordancias con que se avienen sus matices en la apacible unión de i- sus colores, puesto que el dia que no distribuyere lo blanco a la azucena lo oJroxO a el clavel, y lo verde a sus hojas, y así en lo demás, cometiera solecisi-|mos en su callado idioma contra los infalibles dogmas de la naturaleza. La dialéctica, juez que distingue por via de argumento lo bueno de lo malí) lo cierto de lo dudoso, y lo falso de lo verdadero, viendo cuanto, a fuer de i grande, vive expuesta a disputas y cuestiones, que a fuer de docta se obliga a sustentarlas, y argüirías, lo diga la segunda dialéctica, dando ásus academias si- J logismos en forma que con evidencias matemáticas persuaden demostración; scientíricas. La retorica, orden de bien hablar, a quien se remiten la oratoria y la poesía, cuyo principal asunto es la persuasión, también la asiste con la energía de; sus persuasiones 2; pues retórica muda, no persuaden menos pintadas sus voces, y articulados sus matices. 3 Qué mayor eloqüencia que la que representa ? Pues sabiendo que es un manchado lino de minerales y licores, la hace creer ó cuando no lo crea, que lo dude, que se ve presente lo historiado, y real lo fabuloso. Y en cuanto a que exprese interiores afectos, pasa su noble engaño de la eticada de los propios a el arrebatamiento de los ágenos. 4 Si pinta batallas fervoriza a empresas 5; si incendios, atemoriza a horrores; si tormentos, aflige si bonanzas, deleyta; si ruinas, lastima; si paisajes, divierte; si jardines, recrea; y si postuma fama de generosos héroes, acuerda en sus retratos sus proezas, y mueve a disculpada envidia de sus hechos; si doctos sujetos, a digna emulación de sus estudios; si santos varones, a gloriosa imitación de sus virtudes - 3 y finalmente, si reverentes simulacros, nos pone a la vista aun los mas remotos j si misterios de la fe, qué dormido corazón no se despierta a el silencioso ruido Tom. I. S del i Dialéctica est veri & falsi, quasi discep tatrix, &c judex. Cic. 4. acadtmic. qinest. 2 Pictura racens pus, & habitus semper ejusdem, sic in Íntimos penetrat affectus, ut ipsam vim dicendi nonnurnquam superare videatur. Quintil, ¿ib. 1 I. cap 3. 3 Sicut ergó sermo indicium, signumque eorum, quae sentimus anima, sic plané piciura eorum, quae contuemur oculis. Scbef. de art. Fictura eruditionem maximam praesefert, & comtnercium cum poetis, & oratoribus haber. Francisc. Patrie, lib. 1. tit. lo. de instit. reip. 4 Mover mentes &¿ atrox Pictura. Senec. 2. ie Ira. 5. í Res aut in bello gestas túm eloquentes homines saepenumeró, tüm pictores exprimuntj illi sermone ornantes, hi tabulis delineantes. Et utrumque mullos ad fortitudinem excitat. .£.£sil. in Matth. bom. 40. Amant enim se artes hae ad invicem. Ingenium Pictura expetit; ingenium eloquentia cupit, non vulgare, sed altum, & summum. Mirahile dictu est, dúm viguit eloquentia viguit Pictura; sicut Demcsthenis, & Ciceronis témpora docent. Postquam cecidit facundia, jacuit & Pictura, &c Félix Faber. ¡nonacbus tilmensis, in bistor. Suev. lib. l . cap. 8. Imago Julii Caesaris cera expressa, ac viginti tribus immaniter infliccis vulneribus conspicua, populi romani ánimos ad ulciscendam caedem miré inflammavit. Jun. de pict. vet. lib. 2. cap. 8. §. 6. I3 8 MUSEO PICTÓRICO. del culto de la religión, y del respeto? Tal es la eficacia de sus iluminadas y obscurecidas lineas! Y ya que lineas dije, corralas la aritmética en sus pautadas reglas. l Es la aritmética matemático punto, a cuya enseñanza, uso y conocimiento se reducen, con. las demás matemáticas, la arquitectura y escultura; y tan su- j perior a todas, que todas necesitan de ella, y ella de ninguna necesita, porque- 1 para la perfección de sus números no ha menester valerse de sus lineas; y ellas ' para la. .perfección de sus lineas han menester valerse de sus números; y. con ser-; 1 tal su dominio, es tal el vasallige que rinde a la Pintura, que no dará perfecto, 1 rasgo sin arismético precepto que las asista. La geometría, a quien sigue la simetría 2, que es lo mismo que proporción y la perspectiva, en quien resultan de ambas los efectos, tiene a su cargo la proporción de tamaños y medidas, creciendo, o rebajando a el compás de la estatura las facciones; y no solo a el compás de la estatura, pero a el compás de la distancia en que ha de colocarse; pues tal vez desplace de cerca ¿I lo que mirado de Jejos no desplace. 3 Estos dos contrarios extremos pone en razón de perspectiva, pues se ve que en un mismo cuadro proporciona cer-í canias y distancias,. cuando en el primera término demuestra el real frontis-; picio de suntuoso alcázar, tan regularmente ejecutadas arquitectura y escultu ra, que desprendidas del lienzo estatuas y columnas, dan a entender en sus resaltos que por detras de ellos se pasa a el término segundo; en cuyo espacio ¿ ejecutando la óptica sus grados, se van disminuyendo su fábrica y la vista hasta tocar en el tercero, tan cabal como el primero, con sus diseños, que unísonos., no dejan de carearse con la música; pues si ella tiene por objeto suspender el espíritu a sus cláusulas, no con menos acordes cláusulas le suspende la Pintu-? ra 4, con las ventajas que lleva el sentido de la vista a el de el oido ?; y mas si terminando el horizonte, se corona de nubes y de cielos, llevándose tras sí la imaginativa, y la especulación de signos y planetas. 6 Con que contribuyendo a la Pintura la gramática sus concordancias; la dialéctica sus conseqüencias; la retórica sus persuasiones; la poesía sus inventivas; sus tropos la oratoria; la aritmética sus números; la música sus consonancias; la simetría sus medidas; la arquitectura sus .niveles; la escultura sus bultos; la perspectiva y óptica sus aumentos y diminuciones; y finalmente, la astronomía, y astrología. sus caracteres para el conocimiento de las imágenes celestes 7, ¿ quieg du- I Fuit Pampbilius Víctor litteris ómnibus ap- consistit, proportionis: prorsus quasi altera al- ptime eruditus, praecipué aritrimetics & geo- terius auxilio indigeret. Jun. inde pict. vet. ¡ib. metri. sirte quibus negabat artem perfici posse. 3. cap. 2. t Plin.lib. 3?. cap. 10. 5 dijo un discreto que la Pintura era una a Parrhasi? Ephesi natus, & ipse multa música silenciosa de visibles consonancias, consiituit. Primus symmetriam Pictura; dedit. 6 Latissimé pateos coslum micantibus stcllis PHn. 3; cap. 10 Symmetria, id est, mensura- variegatum, atque distinctum; umbriferasque rum responsus. Dan. Barb. sup. Fitrub. ibi. nubes; debilem exsurgentis, cadentisque solis 3 Non turerea nesc; s Picturam quoad pro- fttlgorem, & cualis vertici nostro ardentissi- portiones, lineasque ducendas, atque ad aptis- mus insistit. Jun. de pict. vet. ¿ib. 1. cap. 5. simns colores inducendos pertinet, potissimum §. 2. aS aritmética, óptica mutuare complura. Pos- 7 Archimedes Siculus concavo xie si mi II— tevin. de pict. poesi, in ejus argum. tudinem, ac figuram mundi, & astrorum figu- ú. Videmus ergo non músicos tantum a pie- ras in a lio xre pictas, effíctasque machinatus toribus. sed piciores etiam a muicis vice versa esr. Martian. lib. 6. términos artis, non ob aliud mntuatos, quam ídem factitatum in pstronnmia, quia ingen.S Ut ostenderent parem prorsus in utraque arte illa srellarum multitudo vix discerní poterat rationem esse multiplieis iíiius, qux in numeris nisi certas ad efr¡gi;s relata. Scbefet. §. j. LIBRO SEGUNDO., 39 duda que el número transcendente de todas las artes sea el principal que comprende a todas ? §. III. JL Aasta aquí este felicísimo ingenio. Y ademas de esto, ¿ quien puede dudar que la Pintura es muda historia ? Pues en ella leen los imperitos lo que recatan de su noticia los volúmenes; y con ventaja tan conocida, cuanto hace lo que se mira a lo que se oye. ¿ Quien duda también que la Pintura es un idioma común, por lo cual la llaman los griegos diagrafia, que es lo mismo que escritura viva 2 sin limitarse su inteligencia a una sola nación, clima o pais ? Por ¡ donde emula la universal pericia de las lenguas, que esto parece quiso decir el real Profeta cuando dijo: El Señor contará sus maravillas en las escrituras de los pueblos, esto es, en las pinturas, que son idioma universal e in- | teligible a todas las naciones o pueblos. 3 No menos que para la suma importancia del evangelio, no hallando medio alguno para entrar en la China su ¡predicación, se valió el padre Miguel Rogerio de la compañía de Jesús, de ! un Pintor chino, que por medio de figuras pintadas le declarase la inteligencia i de su idioma 4, por cuyo medio se comenzó a sembrar la preciosa semilla del evangelio en aquellas populosísimas provincias, donde ha arrojado tan profundas raices, que hoy se cuentan por millones las almas que han abrazado la ley [evangélica. cuanto a la filosofía, no hay cosa mas practicada en la Pintura. En la natural, la forma, simetría, organización, y figura de todas las cosas naturales. 5 En la moral, la expresión de costumbres, en las indicaciones del semblante, y ¡ en los documentos morales de sus emblemas y geroglíficos. Y en la racional el I color, la luz, el movimiento, la esencia que en cada objeto reside según las ex- ternas expresiones y cualidades; la operación de las causas; la eficiente en los : actos operativos que expresa; la material en los cuerpos que actúa; la formal en (las formas que introduce; y la final en los fines decorosos a que impele, lojgrando el deleytoso y útil engaño de su representación. 6 La geografía practica repetidamente, así en la común delincación de los paitom. I. S 2 ses i Historiam Pictura refert, quts tradita ¡ibris Galatin. ¿ib. 8. cap. 6. exponit: sanctas imagines feram vetusti temporis monstrat fidem. quse in templis cristianorum ad instructionerrí Prudent. de Casian. passioñ. populorum fieri solent, in quibus, miracula Pictutis,ut audivi, & litterati nomines utnn- Christi::: litterarum ignari jugiter Jefunt. tur, cum quid memoratu difficile recitandum, 4 Chroiiica de la compañía de Jesús, en la vi vel describendum oceurrit, ad quod exprimen- da del padre Miguel Rogerio. dum, vel memoria, vel descriptio ipsa per lit- 5 In leonibus, equis, aquilis, serpentibus teras non sufficit, idque ea de causa prscipué & quibusvis alus animantibus, absolutam per- facere existiman!, quod ipsa; pictura, vel ima- fecté forma? gratiam curióse speculatitur ac gines clariús, & veriüs earum formas, impri- vivas omnium rerum species animis inscribunt. mam,quam qua: per lateras fiunt. Giraldas, in Jim. de pict. vet. ¡ib. i. cap. 5. §. 2. progimnasmat. 6 Ñeque alió referenda hierogliphica? xgyp- i: Non modo enim habet Pictura, &z delecta- tiorum nota?, seu pictura, si Kirchero credimus tionem mirificara prsbet, verum prauentam qui eas de philosophia regulis mysteriisque ex- rerum memoriam servat, & historiam rerum ponit, ut ex obelisco patet. Tota denique em- gestarum ante oculos nostros perpetuo refert. blematum multitudo hujus generis censenda Casan, in catbalog. glor. mund. part. nJconfid. 44. qua partem multó maximam instituendis olim a Xauregui, apud Carducbi. moribus serviens, nupér admodum per Ítalos 3 Dominus narrabit in scripturis populo- nounullos,hispanosque máxime Saavedram ad ium, &C. Psal. 8$. vers. 6. super quod Lorin. ex prxcepta reipub. accommod&ta. Scbefer §. 5. 140 MUSEO PICTÓRICO. ses montes, valles, y edificios, como en la puntual descripción de las quatrft partes del mundo, de sus regiones, pueblos y ciudades. La milicia, en la artificiosa variedad de las batallas, asedios, marchas, acampamentos, fortificaciones, ataques, bloqueos, y otros actos de guerra, que fróqüentemente expresa. 2 La náutica, en la repetida delineacion de las marinas, con los puertos, muelles, y bahías; las naves con sus xarcias, entenas, y gallardetes; ya sulcando el mar tranquilo con prospero viento; ya trepando las crespas cervices de sus ondas en la tempestuosa borrasca, con los demás accidentes que ocurren en semejantes casos. 3 La poesía, en la noticia de las fábulas y buenas letras, y en los conceptos caprichosos que concibe en el ánimo, para la delineacion de los asuntos, expresados en el silencioso poema y concepto armónico de una tabla; siendo en vistoso enálage, la poesía Pintura eloqüente; y la Pintura poesía elegante. 4 La medicina, en la organización de la anatomía, forma, tamaño, figura, y sitio de los músculos, no solo del cuerpo humano, sino de todos los vivientes sensitivos. 5 La jurisprudencia, en la expresión de las cosas divinas y humanas 6, en la repetida delineacion de los tribunales y otros actos jurídicos que cada dia se ofrecen; observando que en ellos concurran las calidades de juez, cámara., denunciador, y parte; expresando la sentencia con la ejecución; y observando justa-I mente en cada cosa aquello que por derecho le compete. 7 Y últimamente, la teología sagrada en los misterios mas profundos de nue.Sr tra religión, delineando, ya el de la trinidad santísima, ya el de la encarnación del verbo, la institución del santísimo sacramento, y todos los demás sucesos de la vida, pasión, y muerte de nuestro redemptor JesuCristo 8: sin omitir Ja visión beatífica de los bienaventurados, la predestinación de los buenos, y la condenación de los prescitos, como se ve en el juicio final del indigne Miguel Anr 1 Etiam ex geographia sic adjuta,sicut ex Propertio, üb. 4. el. 3. Cognovimus, qui tabulas commemorat cum pictis regionibus, sua etiam átate. Scbej'er. ibi. Ardua momium edita, nunc cuali dorso continua, nunc in piofundum absesa; silvas crebris arboribus condensas, pura interim humo inter arborum truncos internitente, collium flexa; porree a camporum; virentia prata; latas segetes; tomes perenmbus venis jugitér manantes;ribulos etiam dulce strepentibusaquis inter obstantes edículos decurrentes; humiles fumosasque villas; splendidas denique urbes, ac turrito murorum praesidio septas, non minus animo, quam oculis lustrant. Jun. de pict. vet. lib. 1. cap. 5. §-2. Pictura prodet descripti orbis in omni bello, Ut non sint incógnita loca ubi navigant, 61 bellum fiat. Julius Ferretus, de gabelüs, in principio, num. 9 a Castra denhue antiis, virisque horrenda, agrorum d.-populationes, urbium expugnatiortcs, queque in iis contingum animo complectuntur. Jun. ibi. 3 Nautas quoque solventes oraní, sereniraterrt, tempestates, & tnare nunc tranquillum nunc proceÜosum.t'i. de pict.lib.i. cap. 5. §.2 4 Pingendi ars cognationem quandam curr poesi habere deprebenditur; & utrique communis aliqua phantasia inesse videtur. Poeta enim deorum prasentiam in scenam suam inducunt,Ó¿ quacumque pompam, & gravitatem. & oblectationem adjunctam habent. Pictura sé militer ea in tabula designat, qua. poeta memorare queunt. Philostr, Jun. in proscm, Icom:ib 5 Ex anatomeque, atque ex libris Galenú quibus agit de usu partium corporis, miras utilitates Pictura capit. Possevin. de pkta poes% cap. 23. 6 Jurisprudentia est divinarum, atque hu manarum rerum notitia, justi .atque injust scientia. List. ¡ib. 1. de just. ü jur. tit. 1. 7 Justina est constans, & perpetua voluntas jus suum, cuique tribuendi. ibidem. 8 Quare, & theologi, ac quidern in rerunr sactarum h-sioriis apprimé versati consulend. de tota re sunt, priusquarn tabula manun? pic-i tor admoveat. Possevin. de pkta poesi, cap. ej j LIBRO SEGUNDO. 14I Ángel; hasta en los espíritus angélicos, demostrando su agilidad en las alas su diligencia en los pies descalzos, su pureza en la desnudez, su vigor en la juventud, y su penetralidad en lo diafano y resplandeciente: (#) ademas de las figuras morales en las virtudes y vicios, exaltando aquellas, y abominando estos. Luego la Pintura, así por lo discurrido en este capítulo, como en todos los antecedentes, es por su naturaleza compendio, cifra, y epílogo de todas las artes y ciencias, como propio esencial e inseparable de su naturaleza, pues sin ello no puede subsistir. a §. IV. , XjLsimismo es arte arquitectónica, señora y princesa de las demás artes, no . solo por la inteligencia y comprehension de las superiores, como se ha probado, sino transcendiendo eminencialmente su universal dominio hasta la mas ínfima , así como el sol, que no solo alumbra los palacios, obeliscos, y torres eminen- i tes sino las chozas humildes y sitios mas inmundos: y esta es verdad práctica, no afectación hiperbólica. Lo primero, porque así lo dijo el grande Aristóteles: Que la Pintura juzga, y da la razón de las operaciones de las demás artes. 2 Lo segundo, porque de la arquitectura lo afirman Vitrubio y otros autores diciendo, que ella es príncipe, seáora, juez, y; reina de todas las artes y artificios 3: Que es una sciencia, dice, adornada de varias disciplinas y erudiciones, con cuyo juicio se prueban las operaciones de las demás artes. 4 Lo cual yo no disputaré, si el arquitecto es pintor, ó. por lo menos dibujante, como lo han sido los mas excelentes, y como quiere, Vitrubio que lo sea, aunque no sea : como Zeuxís, ni Apeles; pero sino lo es, .corno sucede a los mas, será proposición disonante: mas este será defecto del arquitecto, no de la arquitectura: luego si el pintor no puede serlo sin ser - arquitecto ., pues continuamente está delineando, y ejecutando la arquitectura, alo menos en aquella forma exterior de . su representación, por conseqüencia forzosa se. .ha. de revestir de las excelencias de aquella arte; y esto, aun con mayor razón .íqtic.el arquitecto, pues el pintor no puede serlo sin ser arquitecto, pero el arquitecto lo puede ser sin ser pintor: luego si la arquitectura es juez, príncipe, reina, y arquitectónica de las demás attes y artificios, con mayor razón se le debe conceder a la Pintura esta excelencia por estar contenida en ella la arquitectura. 5 Lo tercero, porque cualquiera artefacto, y obras de los oficios mas humildes constan de una cierta simetría, organización, y buen perfil, cuyo acierto subministra el dibujo, como se califica en los que cada dia se ofrecen a los pin- -tores en algunas cosas, que contienen especial dificultad d novedad, poniendolas en dibujo y forma inteligible, para que. lo ejecuten los artífices inferiores, y () S. Dionis. de ccelesti hierarebia, cap. IJ. est arüfícíbrum, & inventorum omnium. Vi- Vidi Marinum, dieberie sacre, in i. i¿ 2. trub. de arebitect. ¡ib. l. part. 4 Architectura est scientia pluribus disci- . 2 Videtur quoque figurandi pericia qtilis plinis, & variis erudiiionibus ornata; cujus esse ad judicandum melius artificum opera, judicio probantur oninia . qux at exteris arü- ¿lristotel. politic. ¿ib. 8. cap. 3. bus perficiuntur opera. Ídem, ¡bidet. 3 Que sula omnium artium princeps, ac J Si vinco %¡ncentem te, a fortiori vincam domina, sola judex, sola, ut ita dicam, regina te. Axiom. comn. I42 MUSEO PICTÓRICO. y reduciéndolo a reglas de buena simetría, con medida y proporción. Y como se confirma en las mismas trazas que los arquitectos ejecutan para sus obras, alumbrándolas de claro y obscuro, las cuales son pinturas monocromadas, como ya dijimos; y en tanto serán mejores en cuanto el artífice tuviere mas noticia de la Pintura u del dibujo. Lo cuarto y último, y que solo lo podran dudar los ciegos, es porque cada dia estamos ejecutando en las pinturas las obras de las otras artes depuradas de las imperfecciones de su materialidad; pues ya ejecutamos el edificio; ya las piezas de platería y broncería; ya los recamados ricos; ya el bufete,1a silla, el vestido, el calzado; y últimamente todo cuanto es capaz de especificar la vista, lo es de especificar la Pintura: luego esta arte sin recelo de duda es arquitectónica, príncipe, señora, y reina de las demás artes, pues a todas les dispensa las reglas del acierto, y a todas las incluye debajo de las jurisdiciones de la imitación, y de la dirección del dibujo: con que dejamos concluido que la Pintura no solo es compendio de las artes y ciencias mas ilustres, sino que preside y gobierna como arquitectónica las operaciones de las artes inferiores. T §. V. emo que algún crítico apasionado de la estatuaria no quiera concederle a la Pintura esta preeminencia tan universal, que comprehenda también a la escultura: y confieso con ingenuidad que en mi aprecio una y otra consiguen igual amor y estimación, y que 4 no convencerme fundamentos muy sólidos a preferir la Pintura, cederia gustoso a la escultura la palma o al menos le concediera la igualdad; pues las reconozco hermanas, como hijas de un mismo padre, que es el dibujo, y como tales muy amantes 1; pero el amor pertenece a la voluntad; la verdad y la razón a el entendimiento, sin que obste a la verdad el amor, ni el amor obscurezca la verdad: Amiciis Plato, sed magis árnica veritas; pues a cada potencia se le ha de reservar su oficio. Y así, aunque esta es question muchas veces ventilada, y siempre a favor de la Pintura decidida, como se ve en Pacheco, Carducho, Jorge V asan, el Marino, y otros: para que no se fatiguen mas en disputarlo,; no dejaré de tocar ligeramente, en gracia de la verdad y de la razón, cuatro puntos, que hasta ahora no he visto tocados, que son, a mi ver, los que con evidencia convencen el intento, persuadiendo la superioridad de la Pintura respecto de la estatuaria: cediéndole a esta todo lo que hasta ahora se ha discurrido sobre este punto. El primero es histórico, por haber sido primero el origen de la Pintura 2, como lo vimos en él libro i. capítulo 2. en la delincación de una sombra, cuyos contornos excavados, y embutidos de barro, y sacados fuera, dieron principio a la plástica, madre de la escultura 3; precediendo a esto la delincación externa, que es la Pintura j aunque uno y otro en tan rudo estilo, que por eso se 1 Quique ingenios artes, ut picturs,& liger quoque observa vit. Scbef. deartepitig. §. 3. sculpturi?: Afriant enim se artes hse adinvicem. 3 Laudat Psit eJem,qui plasticem matrera sta- Felix Faber, monacb. ulmens. in histor. suevorum, tuarite, sculturaue, & celatutae esse dixit. Plin. ¡ib. 1. cap. 8. ¿ib. 35. cap. 12. ex M. Carroñe. a Picturam statuaria antiquiorem faceré Sea- LIBRO SEGUNDO., 43 5 llamaron rudimentos: y así, aunque ambas tienen por fin la imitación, bien que el modo es muy diverso; el mayorazgo, que es el dibujo externo, es privativo de la Pintura, como hermana mayor, y como tal subministra de él alimentos a las menores, como dijimos en el párrafo antecedente, y lo practicamos cada dia; y por eso es caso negado que un pintor lo sea sin dibujar, pues el pintar no es otra cosa que dibujar con colores, pero un escultor lo puede ser con solo modelar, aunque en rigor no sepa dibujar, como se ha visto en muchos, bastándoles el modelar con barro u otra materia dócil, porque los actos han de ser de la misma especie del hábito que se pretende adquirir. El segundo punto es filosófico, pues el empeño de la Pintura es mayor; y así consigue mayor triunfo, porque la escultura supone cuerpo o materia, e introduce solamente la forma; pero la Pintura produce a un tiempo no solo materia y forma, pues ni uno ni otro hay en la superficie que pinta, sino también cualidad, que es el color, con otros muchos accidentes: luego vence mayor dificultad, y por el consiguiente alcanza mayor triunfo, por el cual se le debe palma. El tercero punto es matemático, porque la Pintura no puede subsistir sin la óptica, como esencial constitutivo suyo, pues es su distintivo; y esta la eleva a tan superior grado, que la hace demostrativa y scientífica, como se verá en el c-apítulo siguiente, y en el libro 3. Lo cual por ninguna manera reside en la escultura, y esta sola parte bastaba a hacerla indisputablemente superior. El cuarto es teológico, por la inmaterialidad de las obras de la Pintura, que las hace de naturaleza superior a las obras corpóreas de la estatuaria; así como los ángeles en buena teología por su inmaterialidad son mas perfectos que el hombre, y que todas las demás naturalezas corpóreas: lo cual se califica en la formación del primer hombre, si vamos a lo metafórico; pues el Faciamus hominem demuestra la escultura, modelando aquella racional estatua: y el Spiravit ¡n faciem ejus spiraculum vita, juntamente con la idea que precedió en la mente divina, significa la Pintura; aquella el cuerpo, esta el alma; aquella aplicación al barro demuestra afán y trabajo a Faciamus; pero esta idea y animación solo indica ingenio y espíritu sin trabajo corporal: Spiravit, que es lo que pertenece a la Pintura; y siempre es indubitable principio, que las operaciones que pertenecen a el alma son de orden superior que las que pertenecen a el cuerpo. Y finalmente, aunque pase por hipérbole, porque parece que Dios mas quiso preciarse de Pintor que de Escultor, hablando a nuestro modo de entender, pues en diferentes imágenes que Cristo señor nuestro nos dejó de su sacratísima humanidad, de que hicimos mención en el capítulo 3. de este libro, ninguna dejó de escultura a siendo para su infinita sabiduría y poder igualmente fácil el pintar que el esculpir: Ipsc dixit, & facta sunt: luego haber preferido el pintar para dejar en su ausencia prendas de su amor a su esposa, y su corazón, en semejanza de pintura, como ya dijimos, lib. 1 . cap. 4. ' no careció de alto misterio. Si estas fueran acciones puramente humanas, pudieran tener el so- 1 Cor suum dabit in similitudinem pictu- supra, cap. 3. §. 2. xx. Et vigilia sua perficit opus. Eccle:. 38. ut 144 MUSEO PICTÓRICO. sobrescrito de casuales; pero siendo verdaderamente divinas tienen vinculado el renombre de misteriosas. Bastaba esto para conclusión del asunto: pero permítasele a mi cortedad rastrear algo del misterio. dejar el divino esposo su corazón en semejanza de pintura parece darnos á entender que tenia en la Pintura su corazón, por ser este indicativo del amors: y también se acredita en los amorosos deliquios de los cantares ': Ponme, le dice a la esposa, como sello, o estampa sobre tu corazón; sin duda para unir el suyo, figurado en la estampa o Pintura, con el de la esposa. 2 Por eso con admiración exclama el pacientisimo amigo de Dios 3: ¿Quién es el hombre, para que así le engrandtzcas ? o por qué pones junto a el tu corazón ? Como si ditera: Quién es la naturaleza humana, para que le dexes tu retrato, en que está incluido tu coiazon ? Pero dexemos alegorías, y busquemos a Minerva mas corpo'rea. Para la escultura se propone la materia informe; y desbastando o quitando, se le va introduciendo la forma. Para la Pintura nada se supone, y así es menester darle cuerpo, y darle forma: con que la escultura se ejecuta quitando, pero la Pintura dando; en aq.iella todo es quitar; en esta todo es dar. Pues bien: para manifestar Cristo señor nuestro que era hombre no necesitaba de testimonios porque eso todos lo veian; y así no habia menester quitar, que eso es propio de los hombres: mas para manifestar que era Dios, que eso no todos lo penetraban, necesitaba de dar, que ese es atributo inseparable de su divinidad: Z £ us diáiur a dando; y mas siendo persona divina la que obraba. 4 Pues no se ostente escultor Cristo señor nuestro, que esa es arte que no expresa su divinidad por ejecutarse quitando: precíese de Pintor, que es arte que le califica Dios, por ejecutarse dando. Y quede convencido el intento de la preexcelencia de la Pintura, pues parece que el mismo Cristo mas quiso preciarse de Pintor que de Escultor, para expresar en esto su divinidad, obumbrada con el velo de su sacratísima humanidad. Tanto parece se esmeró su amor ardiente en las expresiones de la Pintura, que así como Archimedes 5 de suerte se complacía de las demostraciones geométricas, que aun en las termas de su sepulcro parece delineaba con el dedo so bre el polvo que habia de cubrir su cuerpo las figuras que contemplaba: así Cristo señor nuestro delineó en su sepulcro sobre el polvo de los ungüentos y la myrra aquellas dos sagradas imágenes de la sabana santa, anterior y posterior, para demostrar, aun después de difunto, & vigilia sua perficit opas, el grande amor y deleite que tenia en la Pintura, por ser mas conforme a su divinidad. Poc t Pone me ut signaculum súper cor tuum. Cant. 3. 2 Sponsabo te mibi ¡n fíde. Osse¡e i. 3 Ouid est h it.o, quia magnificas eum ? Aut quia apponis erga eum c.ir tuum ? Job 7. 4 Acriones sunt suppositorum. Ex comm. ax.om. ? Manuel Tbcsaur. toni. 2. paneg. il Comentar, paneg. 2. lia iejrehens'js Archimedes captis Srracusis intentus furmis, quas in pulvere descripserat. Liv. Hb. 25. cap. 31. apud Scbefer. de arte ping. §. 24. Sarpé vi ad unguentum,& lavacrum perrractum.in foco figuras geométricas inscripsisse St in corpore unetc, digito lineas duxisse, prsemagna voluptate, quasi mentís impotem, veréque musaruní furcre correptum::: Áb -ir icis perhibetnr, & cognatis petiisse, ut S'bi raorruo, in sepulchro constituerent cylíndrum, sphael ram, cireumple:urn Plularcb. in vit. illuitr. de ¿irebimede in Marullo. LIBRO SEGUNDO. I45 Por esto parece la juzgó Filostrato, Arte inventada de los dioses ': pues, ademas do lo dicho, la formación de la escultura procede de materia presupuesta, y esa es producción, la cual es común a los hombres; pero la delincación de la Pintura solo procede del entendimiento, o por mejor decir, de nada; y esa es creación, la cual solo a Dios pertenece: y así, el pintar es acción mas expresiva de la divinidad, y por esto digna de ser preferida a todas las demás artes. ¿ Pues qué diremos, si se considera que una pintura mira a todas partes, y a todos cuantos la miran aunque sean innumerables; y si el que la mira se mueve, parece que se vuelve a mirarle hacia donde vá ? Señas son de la divina virtud que está latiendo en ella. ¿ Pues qué, si se atiende en una bóveda una figura escorzada, o muchas, miradas de diferentes sitios, que ya parecen caer de pies, ya de espaldas, ya de cabeza, ya de pechos, y que pasando de un tránsito a otro, parece se van volteando, de todo lo cual no es capaz la Escultura ? Verdaderamente mas parecen portentos divinos que desvelos humanos ! Pero nada de esto obsta a las grandes inmunidades y preeminencias de la estatuaria, que sin duda es arte antiquísima y muy ilustre, y como tal estimada de los mayores príncipes y monarcas del mundo. Arte divina la llamó Virgilio (): y de ella dice Plinio 2, que a los nobles los hace mas nobles. Con ella se ilustran los templos, se enriquecen los palacios, se adornan los edificios, se hermosean los jardines, se ennoblecen los atrios, se inmortalizan los héroes, se excitan los ánimos, se estimula la virtud, se fervoriza el espíritu, se aviva el culto, y se enciende la devoción cristiana con la viva expresión de las imágenes y sagrados bultos 3. Por ella inmortalizaron sus nombres, y ennoblecieron su fama tantos eminentes artífices: Fidias en el Júpiter Olímpico, y estatua de Minerva; Glicon en la célebre de Hércules, que hoy llaman de Farnesio; Ajesandro, Polidoro, y Atenodoro Rodiata, en el nunca bastantemente alabado Laoconte y sus dos hijos, todo hecho de una piedra 4; Policleto en el Mercurio, y en la célebre estatua de la Amazona, consagrada en el templo de Diana Efesia, y en la lucha de Hércules, y Anteo; el grande Mirón su discípulo en la eminente estatua de Hércules mozo; Leocras en el Ganimedes; Praxiteles en el Baco, y en la peregrina estatua de la Venus, que ennobleció a Gnido; el célebre Apolo de Leoncio; el carro del sol, con sus caballos, del gran Lisipo; el rio Eurota de Eutichides; el Hermafrodito de Policles; el Paris de Eufranor; los luchadores de Aristodemo; El gladiator de Agasias Dositeo; la tropa del toro, o fábula de Dirce, castigada a manos de Cero y Anfión, de mano de Apolonio y Taurisio; el otro Hércules del Ateniense Helioconis; y otros casi innumerables, que fueron ilustres y nobles por esta arte, habiendo en muchas concurrido juntamente la de la Pintura, como en Lesbócles, Prodoro, Pitodico, Polignoto, Protógenes, Fidias, Arístides, Eufranor, Pitágoras, y otros muchos; como también de los modernos, Tom. I. T Mi- i Deorum est inventum Pictura. Philostr. in viros nobiliores facit. Plin. ¡ib. 34. cap. 8. proiem. Icón. 3 Imaginibus sensum moventibus ad divi- () Instar montis equum divina Palladis arte ñas contemplationes. Dionis. de eccles. bierarcb. Edificant, sectaque intexunt abjctc costas. 4 Plin. nat. bist. ¡ib. 34. cap. 8. & 35. cap. V. firg. 2. Mneid. ¿? 10. & ¡ib. 36. cap. 5. 2 Mirumque in hac arte est quod nobiles i 4 6 MUSEO PICTÓRICO. Miguel Ángel, Bacho Brandinelo, Masacho; y de los nuestros
Gaspar Becerra, Pablo de Céspedes, don Sebastian de Herrera y Alonso Cano, para calificar la grande unión que tienen entre sí estas dos facultades por tantos títulos ilustres. CAPITULO VII. Que es propiedad esencial de la Pintura el ser sciencia demostrativa en lo teórico, y práctica en lo operativo. x.rduo empeño parecería a la primera vista este asunto, sino le tuviésemos ya zanjados los fundamentos en los discursos antecedentes; pues teniéndola constituida en razón de arte liberal, con las demás especiosas cualidades que la ilustran, se facilita el paso para elevarla a la excelsa cumbre de las ciencias, pues todas las artes liberales lo son, y aun son raiz y fundamento de las demás. s §. I. upuestos estos principios, se prueba con autoridad y con razón concluyente. En cuanto a la autoridad, ninguna es mayor que la de la escritura sagrada, que con este especioso título la denomina en el capítulo 13 de la sabiduría. Filón la llama: Sciencia grande, y obra sagrada, hecha con razón sapientísima. a El padre Juan de la Faille, gran catedrático de matemáticas que fue en el colegio imperial de esta corte, llama sciencia a la Pintura, sugerida o comunicada por la óptica 3, que es la que por ser matemática, y demostrativa, constituye mas scientífica a la Pintura, como veremos en el siguiente libro: y lo califica la difinicion de la Pintura, que anotamos en su lugar, de León Baptista Alberti 4, en que dice: ser la Pintura la sección, o corte de la pirámide visual; que considerada en términos de óptica, es la esencia radical y constitutiva de la Pintura, en que está incluida en términos de filosofía la imitación de lo visible, según su forma, color y movimiento. Y por no cansar con autoridades de esta clase, que pudiera traer innumerables, contentándome con citar algunas J, baste la de san Dionisio Areopagita 6, que llama a la Pintura sagrada teología simbólica, en cuanto por medio de figuras, símbolos, y geroglíficos, representa altos y profundos misterios teológicos; y según que describe la historia sagrada, será en este sentido teología, histórica. Y en cuanto por medio de imágenes representa las virtudes y los vicios, como dijimos en el capítulo antecedente, será teología iconológica, &c. De lo dicho se infieren dos conseqüencias, a mi ver, infalibles. La primera, que 1 Et per scientiam sux artis figuret illud, 5 D. Basil. suprá citat. homil. in Barloan. Pbi- & asimilet illud imagini hominis. Sap. 13. lostrat. in procem. Icón. Hug. Sempil. de discurs. 2 Et non mirabimur Picturam, ut magnam tnatbem. Aristotel. 6. etbic. cap. 7. de Sapient. scientiam, cujus sacratum opus extat factum ra- 6" 8. politic. cap. 3. Plin. 35. cap. n. de Methrotione sapient issima. Philon, ¡ib. de somniis,fol. doro pictore. Tirius maximus, serm. 17. Feder. Zumibi. 380. car. ¿ib. 1. cap. 6. Leonor d. de finci, tract. de pic- 3 Pictorise artis, quam óptica suggeritjj-cVw- tur. Tiraquel. de nobilitat. Bonel. G Petr. Greg. tiam adquirit Joan, de la Faylle, soc. Jes. in pro- Tolos. log. aurei libelii de centro gravit. 6 Dionis. de emlesti bierarcb.cap. 15.&? cap.i. 4 Lib. 1. hujus oper. cap. 3. & i¡. de divinis nominibus. LIBRO SEGUNDO. i47 que siendo la Pintura la sección de la pirámide -visual, como dijimos, que es lo mismo que perspectiva, siendo esta indubitablemente sciencia demostrativa, pues es la óptica, lo es precisamente la Pintura por identidad. l La segunda es, que siendo la Pintura sagrada teología simbólica, tomando el nombre de lo mas excelso de su especulación, como análogo mas principal, no solo será sciencia, sino superior, ya que no diga a las demás ciencias, como lo es la teología escolástica dogmática a todas las demás artes aun liberales; pues así como la teología sagrada tiene por objeto primario de su especulación a el mimo Dios, así también la Pintura sagrada mira como primario objeto de su especulación a Dios, en cuanto imitable, a nuestro modo de concebir, investigando aquella representación mas expresiva y adequada a su divinidad en la corta esfera de una material y limitada representación 3, expresando las tres divinas personas con aquellos símbolos mas significativos de sus propiedades, así absolutas como relativas, para que por medio de estas especies visibles y materiales se venga en conocimiento de las cosas puramente espirituales e invisibles 3, como repetidas veces se ve en la escritura sagrada. La divina esencia, circundando la cabeza del padre, como principio de las divinas procesiones, significada en un triángulo equilátero, en que siendo una la figura, incluye los tres ángulos iguales, con alusión a la igualdad de las tres personas divinas; inscribiéndose esta figura en un círculo, que por no tener principio ni fin conocido en su forma, según los matemáticos, representa el ser eterno, y abeterno, sin principio ni fin. El padre, con la representación de anciano, para denotar la paternidad. El cetro sobre el mundo, para demostrar su omnipotencia, y las obras externas de su poderosa mano. El hijo en forma de cordero, o con las señales de su humanidad santísima, circundada su cabeza con aquellas centellas de luz que demuestran su sabiduría. El Espíritu santo en forma de paloma, o con vestidura de color de fuego, para denotar el del divino amor, que como impulso y propiedad personal le constituye en su ser relativo. a este modo, discurriendo por otros sagrados misterios puramente teológicos y arcanos, por método tan arduo y diiicil como conocerán los eruditos; pues un objeto tan incomprehensible e inefable, como discretamente pondera san Juan Damasceno 4, expresarlo por frases tan ocultas, y por enigmas tan escondidos, que mas parece ocultarle que descubrirle, es incluir en la misma explicación su misma inefabilidad. Siendo este sagrado estilo tan acreditado en divinas y huma ñas letras como vimos en los discursos pasados. í Tom. I. T 2 Y 1 Si vero nobilitas, atque praestantia scientia ex certitudine demo¡istrario:ium, quibus utitur sit judicanda, haud dubié mathematicx disciplina inter cabreras omnes principem habebunt locum. Demonstiant enitn omnia, de quibus suscipiunt disputationem, firmissimis rationibus, confirmantque, ha ut veré scientiatn in auditoris animo gignant, omnemque pror.sus dubitationem lollant. Cristopb. Clavius, soc. Jes. in prolegomenis de pnestant. scientiarum matbem. tom. a . de e'.em. Euclii!. 2 Ñeque enim fas erat infirmitati riostra lucere divinum illum radium, nisi sacrorum varietate velaminum, quibus ad superiora ferremur, opertum: El his, qua; nobis familiaria sunt, providentia paterna, natura: mortalium sese accommodante, vestitum. S. Dion. de cce- ¡est. bierarch. cap. l. 3 Terrenis imaginibus coelestes spiritus pinxit, carnalique velamine, dum in sacris litteris dé illis loquitür, eternos ánimos texit: ut nos ex visibilibus ad intelligibilia, & ex fictione signorum ad simplices ccelesiium ordinum provehat summitates. ídem, ibi. adfinetn. 4 Invisibilis, incorporei, incircunscriptibilis, & infigurabilis Dei, quis posset conficere imitationem ? Damascen. ¡ib. 4. cap. 17. 5 Lib. 1. cap. 8. §. 12. ii ¡ib. 2. cap. 2. §. 2. Aperiam in parabolis os meum, & in enigmate antiquo loquar. Mattb. 13. 148 MUSEO PICTÓRICO. Y no le comprende limitadamente esta ilustre excelencia a la Pintura puramente sagrada, sino también a la Pintura en común, o ut sic, como dicen los doctos; pues aunque su objeto en común sea todo lo visible en cuanto imitable, se termina primariamente su especulación a Dios debajo de la razón de visible y de imitable, a nuestro modo de entender y concebir: y aunque desciende esta imitación a objetos inferiores, como lo son todas las criaturas corpóreas e incorpóreas, pues también imita a los ángeles debajo de esta misma consideración; esto lo hace con respecto a el autor de quien son hechuras: como el que pretende aprovechar en la escuela de un grande artífice, que no solo le retrata e imita, y sime su doctrina, copiándole repetidas veces en ella misma, sino que también copia las obras de su mano, procurando aprender en ellas aquella oculta sabiduría, que está latiendo en sus primores, admirando y venerando en ellas a el mismo autor que las crió. Así como la teología sagrada, no solo especula la esencia y atributos divinos, sino también desciende a tratar de las criaturas con subordinación a su Criador. Y así como a esta soberana sciencia no le obsta esta extensión para ser superior a todas, antes bien la ilustra, y realza mucho mas en lo extrínseco: así también a la Pintura en común no le obsta el estenderse a la imitación de las demás cosas visibles 2; pues su primaria imitación, especialmente en nuestra religión cristiana, se dirige y encamina directamente a Dios, y a la humanidad santísima de Cristo señor nuestro, con toda la serie histórica de su encarnación, vida, pasión y muerte, y de su madre santísima; y de este principalísimo fin, como análogo mas principal, se específica y recibe tan decoroso nombre esta por tantos títulos ilustre sciencia de la Pintura P, §. II. ruábase lo segundo nuestra conclusión dialéctica y racionalmente. La sciencia en la común y mas lata inteligencia es un hábito adquirido por demostración 3: la pintura es hábito adquirido por demostración, como constará en el libro siguiente: luego la Pintura es sciencia, pues le compete su ditínicion. La otra difinicion mas específica dice: Que la sciencia es un conocimiento de la cosa por su causa, y porque es su causa, y que de otra suerte no puede ser 4: esto le pertenece a la Pintura con mas justo título que a muchas de las artes nobles y ciencias, como veremos en dicho libro, por ser demostrativa: luego a la Pintura le compete la difinicion de la sciencia; y consiguientemente lo es, pues prueba sus conclusiones con demostraciones, así filosóficas como matemáticas. 1 Et ut totum simúl explicem, omnes mutorum animantium setisus, & partes in plura discissas, ad virtutum ccelesüum altissimas intelligentias, & únicas virtutes referentes. S. Dion. síreopag. de cceest. bierarcb. cap. 1 5 . 3 In significativa autetn theologia, quxnam sint a sensibilibus ad divina deducta: appellationes, qua; forma: divina:, quxnatn divina: figura:, quas membra, & instrumenta, qua: divina loca, qui ornatus, qui furores, qua: tristi- §. III. tia:, & ira:, quxnam ebrietates, & crápula:, qua: juramenta; & qua; maledictiones, & si qua: alia; significantis figurationis: sacratius ficta: formationes exprimuntur. S. Dion. Slreopag. de niystic. tbeolog. cap. 3. 3 Ex commun. pbilos. axiom. 4 Scientia est cognitio rei per causam, & quoniam illius est causa, & quod alitér se habere non potest. Ex ¿dristot. (3 communi pbiosopbtrum consensu. Q. LIBRO SEGUNDO. a 49 §. III. ué sea sciencia especulativa en lo teórico está claro; pues las ciencias especulativas se distinguen de las prácticas en que estas hacen su objeto, las otras le suponen: el de la pintura teórica es todo lo visible en cuanto imitable; esto precede a la Pintura: luego ella supone constituido su objeto, y solo trata de especularle debajo de esta formalidad reservando para objeto material la imitación y cosas imitables. Y qué sea sciencia práctica en lo operativo también está claro; pues si la sciencia especulativa es la que se emplea en la contemplación de la verdad, la práctica es la que ordena aquellas verdades d alguna obra externa. x no corpórea ni material sino puramente formal: esto es en lo que se emplea la pintura operativa; luego ella es verdaderamente sciencia práctica, pues usa de reglas y documentos deducidos de las infalibles demostraciones de la teórica, mayormente siendo su práctica con tan moderado y decente ejercicio, que mas fatiga el escribir que el pintar, como constará a los que hubieren practicado uno y otro ejercicio: y ejecutándose, no en materia corpórea, sino en mera superficie, como las demas facultades ilustres delinean, escriben o practican sus demostraciones en la superficie del papel, tabla, lámina, lienzo, o pared para reducir a la práctica sus especulaciones. Y aunque no seria impropio el distinguir dos hábitos en la Pintura, como los distinguen muchos autores en la lógica, docente, y lítente, no lo tengo por preciso, pudiendo ser solo uno con diferentes formalidades o respetos; pues aunque la práctica pertenezca a distinta potencia, y los actos sean en algún modo diversos, la dirección siempre es una, y el objeto formal especificativo, que como ya dijimos es todo lo visible debajo de la razón de imitable, siempre es uno mismo, siendo el material la imitación en que se emplea lo mas precioso de la práctica de la pintura. §. IV. R ero podrá oponer algún zoylo, que si la Pintura es sciencia, como no se cursa en las universidades y otras escuelas de literaria erudición, como se cursan las facultades que gozan de este decoroso título ? A que se responde que se engaña; pues ademas de las academias de la Pintura, tan notorias como ilustres en Roma, Florencia, Venecia, Paris, y en muchas partes de España, donde se estudia esta facultad, como es notorio 2, en las universidades y otras escuelas se cursan todas las ciencias matemáticas, de las cuales no es la menos principal la óptica y sus especies 3, que son la teórica de la Pintura, o la Pintura teórica j y estas no pue- i Scientia speculativa est, qua sistit in con- geometriam: In posteriori vero genere consti- templatione veritatis: practica vero, quae suas tuunt sex: astrologiam, perspectivam, geodz- veritates ordinat ad opus. Goudin. tom. 4. de me- siam, canonicam, sivé musicam, supputatri- tapb. qu.-est. 5. arrie. 2. cem, atque mechanicam. Cbristopbor. Clav. soc. 2 fincenc. Carducb. diálog. I. de ta Pintura. Jes. in prolegom. de discipli. matbent. divisione. 3 Prioris generis statuunc duas longé pri- tom. 1. de elem. Eucl. mas, prascipuasque sciemias, arkhmeticam, & Practica vero óptica communitér appella,- , 5 o MUSEO PICTÓRICO. pueden subsistir, como ni las demás ciencias matemáticas, sin el subsidio de la geometría y aritmética, con cuyos principios o elementos, ademas de los propios suyos, prueban sus conclusiones, sin que sea preciso ni conveniente que la práctica de las facultades se curse en las escuelas, bastando el estudio de la teórica en ellas, como lo hacen la música, la jurisprudencia, la medicina, y otras semejantes; pues aunque no todos la cursen regularmente, la estudian privativamente por otros medios, y cuando no lo hicieren, ese será defecto del pintor, no de la Pintura. Con lo cual queda convencido el intento de que la Pintura, de su naturaleza, no solo es arte liberal, sino sciencia demostrativa, especulativa, y práctica, pues propone sus principios, prueba sus conclusiones con demostraciones infalibles, de cuya naturaleza es engendrar sciencia ', reduciendo estas al acto externo no en material sino en formal representación. H; CAPITULO VIII. Propiedades accidentales de la Pintura. . abiendo ya delineado las propiedades esenciales de la Pintura, que son inseparables a su naturaleza, resta ahora para cumplir los cinco predicables de la lógica, declarar las propiedades accidentales que son aquellas que pueden estar o no estar en el sujeto, sin que este se perjudique ni destruya 3, como dijimos a el principio de este libro; y así las iremos delineando con la brevedad posible. §. I. la primera propiedad, que accidentalmente insiste en la Pintura, es ser virtuoso de ley te: y aunque esta es muy común a otras artes y ejercicios no tan decentes; pues sin expresar alguno, llama bienaventurado el psalmista Rey a el que vive del trabajo de sus manos 3, y lo aconseja de cualquiera ejercicio el doctor Máximo 4 por acto virtuoso contra la ociosidad; asiste sin embargo en la Pintura con singular preeminencia, pues la virtud es atributo tan suyo, que en Italia la frase que tienen para significar un hombre aplicado por mera afición u diversión a esta arte, es llamarle hombre virtuoso, homo virtuoso. Pero lo mas singular de esta virtud es lo útil y deleytable S: útil, no solo por el acto virtuoso, sino por el efecto que de él procede, logrando ver y poseer una obra tan plausible de su propia mano para ornato, culto, devoción, u obsequio, lo que no sucede a otros ejercicios que o no dejan cosa visible ejecutada después de con- tur perspectiva, id est pictura, & ha;c notitiam a Aecidens est, quod potest esse, vel abesse á speculativa haustam applicat variis usibus, sine subjecti corruptione. Ex pbilos. interque alia innúmera corporum, superficie- 3 Labores manuum tuarum quia mandu- rum, linearum projectiones, seü delineationes cabis beatus es. Psal. 127. in planis quibuscumque molitur, ac perficit. 4 Facito aliquid operis, ut te semper dia- Gaspar Scbot. soc. Jes. curs. matbem. lib. 19. de bolus inveniat occupatum. D. Hieran, epist. ad óptica, in prOiem. Rusticum. i Demonstrado generat scientiam. Jttxtd 5 Omne tulit punctum qui miscuit utile dulcí. Goudin. curs. pbilos. tom. 1 . qutest. única, de de- Horat. de arte poet, monstrat. art. 1. & omnium consensti. LIBRO SEGUNDO. 5 1 concluidos, como el cantar, o el danzar, y otros semejantes; o no son tan plausibles sus obras que puedan servir a fines tan honestos. Deleytable es, no solo por la fruición y recreo que causa después de obrado ', sino por el gusto con que se obra, que según el cordobés Filósofo, aun es mayor el de pintar que el de haber pintado 2: y con bien ponderado encomio lo depone de sí León Baptista Alberti, pues dice no podia persuadirse a que hubiesen pasado tres y quatro horas cuando estaba pintando. 3 Y no lo estraño, porque de tal suerte suele arrebatar el ánimo el deleite del pincel, que como si estuvieran en un éxtasis amoroso, llevan con displicencia el atender aun a los tributos mas forzosos de la naturaleza 4. A Dónatelo, pintor florentino, habiéndole hecho la república de Florencia merced de una heredad en premio de su virtud en esta arte, y en atención a su necesidad, viniendo después el rentero para tratar de ajustes con él, a tiempo que estaba en su retiro pintando con gran deleite a le dijo: que se fuera con Dios, que no queria tener cosa que tan presto le empezaba a ser molesta; y así, que el senado dispusiese de ella, o la reservase para sí. S A don Juan Carreño, cuando estaba pintando, era menester llamarle a comer media hora antes, y repetirlo muchas veces para que llegase a a tiempo: y un dia de ayuno, habiéndole sacado chocolate por la mañana, estando divertido en su pintura, y hallándose allí dos amigos de buen humor, dijole a la criada lo pusiese sobre un bufete que estaba cerca de uno de los amigos; el cual, viendo a Carreño tan divertido en su pintura, y que sin duda se le Jiabia olvidado el chocolate, pulsó la xícara, y hallándola ya templada, se la sorbió con disimulo, y la volvió a sentar en el plato: vino la criada, y hallando desocupada la xícara, llevabasela, y su amo la dijo: adonde vas, si aun no lo he tomado? cómo no, dijo la criada, si la xícara está vacia ? Y volviendo a los circunstantes Carreño, dijo: con efecto, señores, lo he tomado ? Los cuales le aseguraron que sí con todo disimulo; y respondió: íes aseguro d vuesas mercedes con toda verdad que estaba tan divertido que no me acordaba. Y habiendo pasado un buen rato, le desengañaron; con que se resarció el daño, y se celebró el chiste. Y no es nuevo este extático deliquio en los pintores mas especulativos, pues de Nicias Ateniense afirma Plutarco que muy de ordinario solia preguntar á sus domésticos si habia comido. 6 Tanto es el embeleso de la Pintura, y tanto el deleite de su ejecución, que algunos lo han preferido a los mayores intereses y dignidades del mundo 7, y i Scilicét in ómnibus picturse jucundum adferunt spectaculum, oculosque miré delectant: adeó ut ne ipsi pictores quidem non summam, licét magno labore in opere versentur, ex ea percipiant jucunditatem. Scbefer. de arte ping. § 5- 2 Artifici jucundius est pingere, quam pinxisse. Senec. epist. 9. 3 Liceat de me ipso profíteri, si cuando me animi, voluptatisque causa ad pingendum confero, quod fació persepius, tanta cum voluptate in opere perficiendo insisto, ut tertiam, & quartam quoque horam elapsam esse, vix possiin ciedere. Leo Baptist. ¡ib. 2. de Pictura. 4 Quam obrem etiam illud affirmare non veremur, istam in opere suo oceupatam solicitudinem, tám plenam ex ipsa oceupatione percipere voluptatem, ut laborem sedulitas commendet, reliquorumque omnium oblectamentorum memoriam, ac sensum excutiat. Jun. de pict. vet. ¡ib. 2. cap. 7. §. 1. 5 Vincent. Carduch. dialog. 5. de Pictura. 6 Srepé solitum, Niciam, a famulis quajrere suis, pransus ne esset? Adeó, ait, Picturs dediti afficiuntur operam suorum speciei. Plutarckus, in libello, apud Scbefer. §. J. de arte ping. 7 Nulla fermé ars est, in qua perdiscenda, aut ejercenda omnis stas, & peritorum, & imperitorum tanta cum voluptate versetur. Lee Baptist. A¡bert. ¡ib. 3. de pict ur. M 2 MUSEO PICTÓRICO. y por eso es tan apetecido de los especulativos x el retiro, soledad, y quietud 2, por ser estos los medios mas aptos para lograr a su salvo las delicias del arte 3. Los antiguos pintores se preciaban de sobrios y abstinentes en los manjares, porque el alimento demasiado no les obstruyese el ingenio 4; si ya no fuese por manifestar quan seguro medio era la virtud para lograr el empleo de esta facultad; 6 porque el empleo de esta facultad era seguro medio para la virtud: y así se verá, por especial providencia del cielo, que de ordinario no se inclinan á usar esta arte sino hombres de toda modestia y nobles costumbres S, porque con ella se reprimen las desordenadas pasiones de nuestra naturaleza 6 . De Protógenes asegura Plinio que era tan abstinente, que en tanto que pintó la célebre tabla de Jaíiso 7, por cuyo respeto el rey Demetrio dexd de tomar la ciudad de Rodas, después de un largo sitio 8, solo se alimentó de una legumbre que en Italia llaman lupinos, y en España altramuces o chochos, que no hiciera mas un austero ermitaño. Lo mismo confirma el modo que tenia Parrasio de rubricar sus mas especuladas obras; pues a su nombre anadia, Abrodhtos, que según los interpretes del griego idioma, quiere decir: Parrasio el abstinente, porque como gentiles hacían vanidad de sus virtudes 9 j y así dice otro autor, que se intitulaba Parrasio virtutis cultor: el amante y profesor de la virtud 10 . Pero cese todo con la multitud de mártires pintores, que refieren Zonaras, y el cardenal César Baronio ' l, en la detestable persecución de las sagradas imágenes, de que estaban llenas las cárceles, espeluncas, y montes, muriendo a inclemencias de la hambre y de otros tormentos, entre los cuales se señaló san Lázaro monje, que aun quemadas las manos por el tirano Teófilo, pintó milagrosamente imágenes devotísimas. s §. II. )ea la segunda propiedad accidental de la Pintura la eloqüencia y eficacia ett persuadir y predicar, pues se han visto efectos maravillosos logrados por medio de las pinturas sagradas con la asistencia de los divinos auxilios: por lo cual llama un autor a los pintores I2 Ministros del Verbo, u de la palabra de Dios. San Efren siró depone de sí que jamas pudo contener las lágrimas viendo pintado el sa- i Gerardi Petri Amstorodainensis tanta ad beneficio amoris sstum, ac furori similem im- pingendum non modo sedulitas, sed & ala- petum reprimí posse testatur. Propert. opud Jun. critas fuit, ut dicere solitus fuerit, se sceptra lib. i. cap. j. §. 9- regnorum Hispanice postponere pennicillo. Lau- 7 Quam cum pingeret traditur madidis lu- rent. Feyerlincb. tbeatr. vit. bum. de pictor. ali- pinis vixisse, quoniam simúl famem substineret, quod ilustribus. ac sititn. Plin. ubi supr. 2 Nemo unquam artium imitandi miracula 8 Proptér hunc Jalysum, ne cremaret tadigna a:stimatione pensavit, qui non alto, pin- bulas Demetrius rex, cum ab ea parte sola posgendique otio perfruens delicatum illud occu- set Rhodum capere, non incendit, & parcenpatissim contemplationis siudium seductiotis tem picturae fugit occasio victoria;. Plin. lib. etiam loci secreto adjuverit. Jun. de Pictur. vet. 35. cap. 10. lib. 1 . cap. 5 . 9 Plin. ibi. 3 Prsecellentium artificum opera delitix vo- 10 Clearco Atheneo, lib. 12. cantur. Jun. ibi. §.J. II Zonaras,in annalib. lib. 3. Barón, anno 832. 4 Ne sensus nimia cibi dulcedine obstrue- 12 Ignat. Monach. Grecus, in vita S, Tarsiiz ret, Plin. lib. 35. cap. 10. A Verbi tninistris attramento colorato, scilicét, 5 D. Joannes de Xauregui, apud Carducb. picturx coloribus, ut licét, annuntiatur. 6 Contemplationis hujus, id est, Picturx, LIBRO SEGUNDO., sacrificio de Isaac. ' La misma ternura causaba en los ojos y corazones de san Gregorio niseno, y san Asterio, obispo de Amacea, Ja pintura del martirio de santa Eufemia. 2 San Juan damasceno tenia por eficacísimos medios para ser santo las pinturas de los valerosos mártires, para encenderse con mayor estímulo í su imitación 3: y estas mismas convirtieron a nuestra fé católica a el glorioso san Atanasio. 4 Pero no es tanto de maravillar en tan católicos y bien templados espíritus lograse la Pintura efectos tan piadosos; mas digno es de admiración que los haya conseguido en pechos endurecidos, u obstinados en la ciega superstición de la gentilidad, pues haberse convertido muchos pecadores y gentiles por medio de las pinturas sagradas lo afirma san Basilio el Magno. 5 Y Cedreno afirma, que Bogaro, o Bogoris, rey pagano de Vulgaria, habiendo dejado a el arbitrio ¡de Metodio, rnonge, y pintor, el ornato de una casa de placer que había edificado para su recreo, ejecutó este discreto y virtuoso pintor una célebre tabla i del juicio universal, con el suplicio horroroso de los condenados, y el premio i imponderable de los escogidos, cuyo admirable espectáculo, descifrado por el prudente varón, bastó a mover el ánimo de aquel gentil, apellidando arrei pentido el bautismo. 6 Y esto mismo califica la práctica repetidamente observada de los oradores evangélicos,y en especial de los misioneros apostólicos 7, usando de imágenes i y pinturas diferentes, ya de Cristo señor nuestro, ya de los novísimos, teniendo estos medios por mas eficaces para mover los ánimos de los oyentes 8; pues siempre son mas activas las especies que entran:por los ojos, que las que solo se reciben por los oidos. 9 A cuyo intento dijo Quintiliano: que a veces mo- Ivia mas una pintura eminente que una oración elegante. I0 Y no asiste esta especiosa cualidad solamente en la pintura sagrada, pues aun en la que es puramente humana o indiferente se han experimentado efectos singulares de reverencia y corrección. Tal fue la que notamos del retrato de Polemon I filosofo ", cuyo reverente aspecto corrigió la flaqueza de aquella liviana mujer, ¡torpemente solicitada de un mancebo deshonesto: cuyo caso no se dignó de des- ícribirle el gran padre san Gregorio nacianceno I2 en muy elegantes versos. Tal fue el intento de los egipcios en adornar las escuelas de la primera juventud con los retratos de Canópo, Harpdcrates y otros filósofos, para ejemplo, mo- Tom. I. V de- i Quotieseumque sané pueri istius contemplatus suru hnaginem, numquam sine lacrymis praeterire potui, presertim dum efficax picturae artificium demuiceret animum. D. Efren. Sir. tfiact. de Abrabam, 6? Isaac. 2 Doit. Joannes Rodríguez de León, apud Carduch. in aiaog. de Pict. 3 Horum facta preclara, cruciatusque pietura expressos oculis meis propono, ut eo pac- 'to sanctus efficiar, & ad imitationis studium incendar. Damatc. orat. l.deimag. 4 Laurent. Sur. in vit. S. Atban. 5 D. Bas'd. in 2. synodo nizena, contra synoduw constantir.op. iconomacb. 6 Cedrenus, apud doct. Joannem Rodríguez de León, in informatiune de Pictur. cum diulog. ficene. Card. ti apud Euseb. Nieremb. in dijj'etent, tempor. i3 cstern. ¡ib. 2. cap. 9. §. 3. 7 Movet mentes &i atrox pictura. Séneca 2. de ora. cap. 2. 8 Pictura tacens opus, & hahitus semper ejusdem, sic in íntimos penetrat affectus, ut ipsam vim dicendi non numquam superare videatur. Quintilian. ¡ib. 11. cap. 3. 9 Segnius irritant ánimos demissa per aures Quam quee sunt oculis commissa fidelibus. Horat. de art. poet. 1 o Quintilian. lib. 5 . cap. 1 1 . I t Suprd, cap. a . bujus lib. 1 2 Div. Gregor. Nacianz. in opuscul. libel. de vil tute, ubi concludit: Abscessit isto, victaque est spectaculo. Timens perindé pictum, ut luce pneditum. J 54 MUSEO PICTÓRICO. dcracion y respeto. Y tal fue el intento de los romanos, llevando en sus exércitos las imágenes de sus altos proceres, y valerosos Césares para estímulo del valor e incitación de los animosa las .mas arduas y generosas empresas. 2 a Así lo confesaron Cayo Máximo y Publio Scipion, que con la vista de se-J meiantes imágenes se excitaron vehementísimamente a el amor de la virtud J para ilustrar su nombre, y eternizar su fama. 3 Y como nos lo describe Virgi-a lio en el naufragio del valeroso Eneas, donde para deponer el terror de que sel hallaba poseído, levantó el escudo donde estaban grabadas las efigies de sus mayores, con cuyo aspecto volvió a recobrar el ya perdido aliento. ( ) Y finalmente, han logrado efectos tan felices las mudas voces de las eloqüentes pinturas, que pudiera de esto solo formarse un gran volumen; pero podrá ver el curioso grandes maravillas de esta clase en Niceforo, ¡ib. 2. de Fascen. cap. 14. Gilberto, y Vincencio, ¡ib. 21. cap. 55. Grégoras, ¡ib. 8. Georgio Pachimero, ¡ib. 4. cap. 7. Regino, in chonicis, anno 804. ¡ib. 2. Juan Aventino, in Bojaria, ¡ib. 4. Volaterano, in antropología, Metafrastes, tom. 6. Aloisio, in ora t ion e de imagine Christi, Gagnero, ¡ib. 6. histor. franc. J3rencio, cap. 3. ad G alafas. Fr. Juan Herolt,del orden de predicadores, de mi racul. virg. MARI Ai, exefnpl. 21. sin otros muchos. s. ni. ea la tercera propiedad de la Pintura el ser libro abierto, y historia y es critura silenciosa 4, pues en ella leen así doctos como imperitos, los sucesos de la sacra y humana historia; la constancia de los mártyres; la austeridad de los penitentes; la meditación de los confesores; el retiro de los anacoretas: la observancia de los religiosos; y el ejemplo en la expresión de todo linaje de virtudes y documentos morales: siendo este medio de especialísima utilidad a vulgo de los idiotas S, pues por él leen, como ya dijimos, en el libro abierto de la Pintura lo que no aciertan a leer en los libros o: por cuya causa, prój vida nuestra madre la iglesia de todo espiritual alimento para sus hijos, man-" daba en su primitivo origen se colocasen en los templos, como hoy se pracncaj las historias sagradas, vidas, y martirios de los santos. De que procede también el especioso renombre de ser -idioma universal como notamos en el capítulo 6. párrafo 3. pues no solo entienden su lenguage los de una nación, sino los de todas; porque su estilo es italiano, francés, español, alemán, turco, griego, chino, caldeo; y todos los demás del universos imponderable excelencia de esta arte, y digna de superior aprecio, pues con tan ra 1 Goropio Becano, Hb. 7. de bieroglipb. 2 lmaginiferi, inter principalium militum nomina appeliantur, qui imperaturum imagines porrant. Peget. lib. 2. de re militar, cap. 7. Guilietin. di Coul, de antiqua román, religión. 3 Saiustius, in pr.rfatione belli jugurtini. () slttollens humero,famamaue, i¿ fata nepotum . (Se. Vir£il. -TEneid. 4 Historiam Pictura referí, qu.e tradita libris, Veiam vetusti temporis monstrat fidem. Prudent. de Casiani passione. Res,aut in bello fortitér gestas, túm eloquen-f tes nomines sxpenumero, tñm pictores e.xprimunt, illi sermone ornantes, ni tabulis delineantes. Kt uirumque multos ad fortitudinerq e.citat. D. Basil. in Matth. homil. 40. 5 Intdligunt, & rudiores, hisque virtutibus in tabula elncentibus miris modis capiuntur Schefer deart ping. in dicator. 6 Ut h¡, qui Hueras nesciunt, saltém in pa rietibus videndo legant, quse legere in codicibus non valent. D. Bonavent. ¡ib. 4. in pharetra LIBRO SEGUNDO. I55 :a diversidad de gentes, naciones, y lenguas, se explica con un solo idioma! Y no solo es universal idioma, sino lengua ge angélico; pues si los ángeles ron una mirada, como dice el teólogo, único intuitu, se manifiestan los conreptos unos a otros, así la Pintura, en una sola mirada, nos manifiesta el su- ,:eso o concepto, que con mucho espacio, palabra por palabra, nos relataría un iiscreto, o nos explicaría un libro; y por eso sin duda han sido tan eminentes pintores los Rafaeles y los Migueles, para calificar ser arte de ángeles, que en ana sola vista, in ictu oculi, manifiestan sus conceptos. ÍPues a quién no admira en la breve extensión de una tabla ver representados en un instante los varios acaecimientos de un asedio 2, que para desj:ribirle gastaría muchas páginas un libro ? En una parte manifiesta el acarrpai mentó de las tropas; en otra las lineas, los ataques, los reductos, las fortihcairiones, las baterías: ya se mira la expugnación de la plaza, ya el asalto de las murallas; ya rompen las puertas, y en tumultuosa multitud discurre por la ciudad La insaciable sana de los soldados, sin respetar el fuego ni la sangre la inmuni- ' dad mas sagrada: ya arruina el incendio un edificio j y el estruendo parece se mezcla con Jos alaridos de sus habitadores infelices, que cayendo en las sangrientas manos de los soldados, experimentan en su furor el colmo de su desventua: ya parece se confunde el clamor de las mujeres, el llanto de los chicuelos, ;1 sollozo de los vencidos, el estruendo de las cajas, el sonido de los clarines f las voces de los comandantes; formándose, a el parecer, de todo aquel funesto espectáculo un laberinto de horrores, y un babel formidable de lamentos. i Las desventuradas mujeres, con incierto destino, buscan la seguridad en el estrago: cual detiene a ti hijo que pelea; cual a el padre o a el marido, facilitando su ruina, pretendiendo embarazarla. Ya el semblante de tanta calamidad llega a ser tan vario, incierto, feo, horrible, y abominable, que aun los misamos que lo causan están perplexos en la elección de tantas iniquidades. Nada :iene por ilícito su temeridad ! Ni sexo, ni edad reserva, mezclándose con las muertes los estupros, y con los estupros las muertes. Los miserables ancianos, reservados para tanta infelicidad, con las mujeres inútiles de su tiempo, solo .sirven a la presa para el escarnio, y a el ultraje para el vilipendio: cuando la infeliz adulta doncella, cayendo en tan voraces y violentas manos, no solo es despedazada con la furia del rapto, tirada de unos, y arrebatada de otros, sino que pretendiendo cada uno el fruto de tal despojo, encendidos en iracundia las- :iva, unos a otros se matan con rabiosa desesperación. Ya parece se oye el ron co clamor de los vencedores que con la presa caminan, hasta que algunos, dando en manos de otros mas osados o mas ambiciosos, pierden con la vida el trofeo. Nada dirige el consejo; todo lo gobierna el furor: el mismo hado infausto es, aun para los dichosos, miserable. Los propios vencedores, faltándoles la materia mas que la ira para su voracidad, se entorpecen con indeterminable acción mirando a todas partes con iracundos ojos si algún fugitivo ocurre para satisfacer su saña. El fuego, el estrago, el clamor, las muertes, y los latom. I. V 2 men- i Parvum quidem dictu,sed immen.sum acs- velut una omnium lingua loquatur. Junius, de timatione, quod in tot gentium sermonibus, tot pictur. veter. ¿ib. 2. cap. 8. §. 2. linguis, tanta loquendi varietate, ut externus 3 Junius, de pict. vet. lib. 1. cap. j. §. 2. alieno pené non sic hominis vice, sola pictura 6 MUSEO PICTÓRICO. mentos, los tiene tan atónitos, que parece están enagenados de sentidos; pues ni oven ni ven, ni atienden los militares órdenes. Ya el estupor de tan público estrado, penetrando los mas retirados senos, hace esperar a los mas escondidos con Impaciente obstinación la fatal guadaña de la muerte. Ya salen por otra parte con última desesperación algunos de los naturales, temerariamente osados, a provocar su misma ruina, acometiendo los mayores peligros por lograr coé la muerte su remedio. Unos acometen, otros huyen, otros los animan; y todo es un funesto espectáculo de horrores! Y r a desamparan los mas el amado albetr jue en que nacieron, y en macilento escuadron, entregados al arbitrio del desaino, vacando por los talados campos, en vez de opimos frutos y fértiles plantas encuentran a cada paso fragmentos, cadáveres, armas, despojos, y sangrientos laos; y negándose a su propia conmiseración, emplean sus lágrimas en la agena. Ya se desbarata sin orden esta miserable tropa, viéndose en descubierto campo seguir de los victoriosos, y con ímpetu veloz, procurando cada uno su libertad, ni el padre se acuerda del hijo, ni el hijo del padre, ni el marido de la muser ! A unos siguen, a otros hieren, a otros matan, y el que mas, logra su seguridad a costa de la infelicidad agena, cebándose la impiedad en la codicia del despojo. Todo esto nos muestra la Pintura en una sola vista, en un abrir de ojos; y no solo esto, sino también por los trajes y divisas de qué nación sean los ven cedores, y de cual los vencidos; si fue el suceso de dia u de noche; si a la mañana o a la tarde; si en montañas o en llanuras; si junto a algún rio d al mar: si la batalla es naval o terrestre; si usaban de artillería u de arietes, balistas, catapultas, bastiones, o castillos armados sobre elefantes, como los usaron los persas y macedonios, arreglándose en todo a el estilo y observancia de cada imperio, nación, y estación de tiempo. Justamente pues obtiene el renombre de idioma angélico; pues en un instante nos manifiesta conceptos tan difusos, que a costa de muy largos periodos, apenas podra describirlos el orador mas eloqüente. A lo cual se llega también el ser lenguage de mudos, como se ha experimentado en muchos que han cursado esta facultad, explicándose mediante ella con singular viveza. Por esta causa Quinto Pedio, mudo, nieto de Quinto Pedio cónsul y coheredero de Augusto, como ya se dijo, por dictamen de el orador Mesalla, de cuya familia era el mudo, y con aprobación de Augusto, fue instruido en esta arte, en que aprovechó mucho, aunque vivió poco. 1 Nc fue menos útil en la trágicamente muda Filomena, que en pintura textil delinee su execrable injuria 2, supliendo con las freqüentes frases de la Pintura las bal bucientes cláusulas de la lengua. Ni es de omitir la calidad de ser espejo o idea ejemplar para la perfección de la prole, como se lee de un labrador 3, que siendo de rostro disforme, y te mi-i i Plin. lib. 35. cap. 4. remedium commentus est: Domi imagines egre-! 2 Ad hanc necessitatem refert etiam exem- gie formosas colocavit, in eas aspicere uxoplum Philomelas totam violentissimae injurias rem, quam minimé conniventibus oculis assiseriem textili pictura exprimentis. Jun. de pict. dué jussit. Ita de se quam pulcherrimam soné?, lib. 2. cap. 8. § 2. bolem propagavit. síngel. Polit. in prtej'at. in 3 Agrícola, inquiunt, defornii facie, me- Sueton. Tranquil. tuens ne sibi cunsimiles liberi gignerentur, hoc LIBRO SEGUNDO. J 57 miendo que los hijos saliesen semejantes a él, uso del arbitrio de poner a la vista diferentes imágenes de estraña hermosura, adonde su mujer mirase de continuo por cuyo medio logro el tener hijos muy hermosos. Y no carece de apoyo esta industria en las sagradas letras; pues de Jacob se lee que para que saliesen los corderillos manchados de varios colores les ponía a las ovejas a la vista aquellas varas blancas y negras, con que logró el intento. l s §. iv. ea la quarta propiedad de la Pintura la perspicacia, porque mediante ella, los pintores penetran los mas ocultos primores de la naturaleza 2, observando en cada una de sus obras lo mas especioso de su constitución y simetría, y los varios accidentes que la hermosean o inmutan, depositándolos en el archivo de la memoria para aprovecharse de ellos en la ocasión. Por eso dicen los mas eruditos del arte: Que el pintor siempre tiene el libro del estudio abierto, porque siempre está especulando, y estudiando en las obras de naturaleza, que a cada paso se encuentran y se notan: lo que no sucede a los demás, que aunque ven ¡as cosas, no las miran; pues el ver solo es acto material del sentido; pero el mirar es atención especial del entendimiento. 3 El ver es acción de la parte sensitiva y animal: el mirar es acto intelectivo y racional. Todos los animales ven, pero solo el hombre atiende lo que ve: y en esta parte se aventajan mucho los pintores 4, porque penetran mas los primores de los objetos con la perspicacia de la Pintura. í Por esto sin duda dijo Cicerón que los pintores veian en las sombras y en la eminencia algunas cosas que los demás no penetraban. 6 Y Eupompo, preguntado a que maestro seguía, respondió que a la misma naturaleza, señalando a una turba de gente; porque en ella aprendía, y estudiaba los primores mas exquisitos de sus obras. 7 Y aun lo acreditó mas el gran Lisipo, como ya dijimos, que eligiendo siempre de ella lo mejor, decía que las estatuas de los otros eran como eran los hombres; pero las suyas como los hombres debían ser 8: porque la naturaleza produce lo perfecto en toda la especie, pero no en todo individuo, por los varios accidentes e influjos que alteran la formación de la prole; y porque parece le faltarian perfecciones para otros si todas las concediese a uno v: y así no es perfecta una mujer en quien una u otra parte se ce- i Factumque est, ut in ipso calore coitus oves intuerentur virgas, & parerent maculosa & varia, & diverso colore respersa. Genes, cap. 30 G. 39. 2 Sed potiüs, quia contemplar! facit,Pz'írtura, pulchritudinem corpurum. síristot. polit. Hb. 8. cap. 3. 3 Videre est a natura: inspicere est speciale ejercitium videntis. Ex Aristot. 4 Multo vero;nagis hocacciJere consuevit doctis oculis, artisque usu, at peritia politis. Scbefer. de arte ping. in dicator. 5 Haud ómnibus videndi idem: udicium est. Nam visus isu, vel natura perfectior est, vel ejercitatior arte,ad discernendum meliora, nempé ad formas, speciesque judicandas, pic- tores ingenio, sensuque plus valenr. Stoboeus, serm. degenere, & símore, ex Plutarcb. de ornare. 6 Quam multa vident pictores in umbris, & in eminentia, quae nos non videmus. Cic. academ. qu¿est. Hb. 2. 7 Eupompus interrogatus, quem sequseretur antecedentium, dixil, demónstrala hominum multitudine: naturam ipsam imitandam, non artificem. Plín. 34. cap. 9. 8 A Lisipo dicere soliium: statuas a veteribus factas, cuales essent nomines, a se, cuales esse viderentur. Ídem, ibidem. 9 Tanquam non sit habitura quod cíeteris largiatur, si uni cuneta concesseris. Jun. de pict. vet. ¡ib. 1 . cap. 1 . §. 3 . ex Plin. Hb. 3; . cap. 9. j 5 g MUSEO PICTÓRICO. celebra, sino aquella en quien ninguna carece de perfección l; pero la discre-cion del artífice está en saber conocerlas y discernirlas 2 . Bien lo practico así el eminente Zeuxis en la hermosa Juno, que otros quieren fuese Elena, otros Alemena, que pintó para los agrigentinos 3, como notamos, lib. a . cap. 9; pues habiendo elegido cinco doncellas entre las mas perfectas de la Grecia, de todas cinco formó una sola, que siendo igual en perfección a todas, era superior a cada una, pues solo tomaba lo que en cada una halló mas peregrino 4. Y así, el mayor elogio de una hermosura es decir que es como una imagen, porque ninguna llega a tanta perfección quanta en la imagen se examina 5. Y a esto llamamos propiamente estudiar de el natural, no copiar, que esa solo se concede a un retrato, donde la total semejanza es el mayor argumento de su perfección, aunque la perfección no sea su mayor argumento: y aun en esto es necesaria también la discreción e inteligencia del artífice para saber elegir o la luz o el contorno mas grato a el natural, como lo manifestó Apeles en el retrato del rey Antigono, que siendo defectuoso de un ojo, le pintó de medio perfil, porque pareciese faltaba el ojo en la pintura y no en el original, huyendo el defecto de mentir con la discreción de ocultar 6: que en los soberanos es menester grande arte para tocar sus defectos, sin peligrar en la adulación, o tropezar en la irreverencia. Y no solo sirve esta perspicacia para penetrar y especular las obras de la naturaleza, sino también para juzgar las obras de las demás artes, como lo notamos con Aristóteles en el capítulo pasado 7; y lo observaron los lacedemonios, instruyendo en esta arte a la juventud para no ser engañados en la compra de las alhajas y vasos preciosos que entonces usaban, con adornos y relieves exquisitos 8 . Siendo esto así, no será mucho que tengan los ojos mas abiertos los pintores para juzgar las obras de su arte que aquellos que no lo profesan 9 ¡ pues estos solo desfrutan el deleite, pero aquellos la inteligencia. Por eso Nicómaco le respondió a cierto imperito en el arte, que dijo: no le parecía hermosa la Elena que pintó Zeuxis: Toma mis ojos,' y te parecerá una deidad. I0 Mas lo que es digno de reparo es que tengan también esta perspicacia para juzgar sus propias obras. Bien sabida es la célebre competencia de las lineas de Apeles y Pro- 1 Non est pulchra mulier, cujus crus laudatur, aut brachium; sed cuius nulla pars sine venustate est. Séneca, apud Nuñez de Castro, quarst. 23. num,;. 2 Statuarii e singulis corporibus, quse in iis pulchra sunt, mira arte coliigunt, & ex tam diversis unam imaginein efficiunt. Maxim. Tyr. dissert. 7. 3 Sciebat Zeuxis naturam nihil in simplici genere ornni ex parte perfecium polivisse. Junius, ibi. Cicer. lib. 2. de invent. ad initium. 4 Alioquin, Zeuxis, tantus diligencia, ut agrigentinis facturus tabulam, quam in templo Junonis Lacinia: publicé dicarent, inspejerit virgines eorum nudas, 6 1 quinqué elegerit, ut quod in quaaue laudatissimum esset pictura redderet. Plin. lib. 3;. cap. 9. 5 Ñeque invenías ullam naturalem pulchritudinem tám pulchram . ut cum imagine possit contendere. Maxim. Tyrius, dissert. 7. 6 Pinsit & Antigoni regís imaginem altero lumine orbam, primus e.xcogitata ratione vitia condendi, obliquam, namque fecit, ut quod corpoii deerat, pictura: potins deesse videretur. Plin. lib. 35. cap. 10. 7 Videtur quoque figurandi peritia utilis esse ad judicandum melius artiEcum opera, jristotel. lib. 8. Politic. cap. 3. 8 Ne in emptione vasorum deciperentur, apud síristotel. ibi. & cap. 1 . In poculis libídines celare iuvit,ac per obscenítates bibere. Plin. in piveem. lib. 33. 9 Docti raüonem artis intelligunt; indocti, voluptatem. Cíe. 3. de orat. 10 Quemadrr.odum Nicomáchum aiicuando dixisse ferunt ad rudem quendam, qui sibi Zeuxidis Helenam non pulchram videri dixejat, ita Ioquutus fertur: Sume tibi meos oculos, (f deam existimabis. Stobxus, se; m. de ven. ü amor. LIBRO SEGUNDO. '9 Protdgenes, cuya ingenuidad cedió a ta sutileza de la última línea de Apeles. l Y no menos la competencia de los dos eminentes Zeuxis y Parrasio; pues habiendo aquel pintado con tan extremada propiedad unas uvas que los páxaros volaban a picarlas, hinchado con la gloria de este suceso, instaba que descubriesen un velo que habia pintado Parrasio para ver lo que debajo del se ocultaba. Y habiendo reconocido su engaño, con ingenuo pudor le cedió í Parrasio la palma diciendo: que él habia engañado a las aves, pero Parrasio a él siendo artífice. no fue menos su ingenuidad cuando habiendo pintado un chicuclo que tenia las uvas, y volando a ellas las aves, exclamó ayrado contra su obra diciendo: mejor pinté las uvas que el chicuclo; pues si estuviese este bien pintado,no bajarian las aves a picarlas. 3 No era menos la ingenuidad con que Apeles cedia a Anfión en la disposición de una historia, y a Asclepiodoro en la simetría 4; pero no le faltaba por eso el conocimiento de que a estos y a los demás de su tiempo, cuyas obras celebraba, les excedía en la belleza y gracia s que el llamaba la venus, o venustas de la Pintura; que los griegos llaman Chantes:y esta es la verdadera e ingenua perspicacia del propio conocimiento, que no es menester desconocer la verdad en nuestras cosas para conocer la ventaja de las agenas, en que solo nos puede reconvenir la dificultad de ser juez en causa propia; pero despojándonos de todo linaje de pasión, la modestia, siendo virtud de discretos, no nos prescribirá leyes de tontos: la dificultad está en deponer el propio amor. No la desconoció el grande Apeles, exponiendo con ingenua desconfianza á la censura pública sus obras, para observar cautamente oculto; el juizio popular, sin que lo embarazase su presencia: cuando oyendo notar a un labrador en el paxarillo que habia pintado sobre una espiga de trigo el que estuviese tan derecha, debiendo el peso inclinarla, con ingenua modestia lo corrigió advertido. 6 No le sucedió así a el zapatero, que habiendo notado en tin retrato alnm defecto en el calzado, preguntándole Apeles su ejercicio, lo corrigió; pero queriendo con esta satisfacion propasarse otro dia a censurar otras cosas, le dijo Apeles: Sutor ne ultra crepidam a El zapatero no hable mas que del calzado. 7 Quedando esta sentencia por proverbio desde -entonces para corregir a aquellos que quieren meter la hoz en mies agena, hablando en lo que no entienden, ni es de su facultad. La i At Prothogenes victum se confessus, in portum devolavit hospicem quxrens. Plin. lib. 3; cap. a o. 2 Ut Zeuxis, alitum judicio tumens flagitaret tándem remoto linteo ostendi picturam; atque iiuellecto errore concederet palmam ingenuo pudore, quoniam ipse aves fefellisset: Parthaius autem se artificem. Plin. ubi supra. 3 Fertur, & postea Zeuxis pinxis; puerum Uvas ferentem, ad quas, cum advolarent aes, eademingeiiuitate processit iratus opcri.& dixit: Uas melius pinxi quam puerum. Nam si h c consummassem . avestimere debuerant. Plin. ibi. 4 Nam cedebat, Apeles, Amphioni de dis- positione,& Asclepiodoro de mensuris-. Plin. ibi. 5 Prascipua eju-s in arte venustas fuir, cum eadem jétate maximi pictores essent _, quorum opera cum admiraietur, collaudatis ómnibus, deesse iis unam illam Peñeren! dicebat, quam grci Charita vocant. Cxttra omnia coiuigisse; Sed hac sola sibi nemintm parerr,. ídem . ibideni. 6 Textor, in qf fitina, C¿ apud Carducb. diaiog . 4. 7 F.odem postero die superbé emendationem prístina; admonitionis caviliante circa crus, indignaium persptxisse denunrianiem, ne suprá cm idam sutor judicaret; quod &t ipsum in proverbium venit. Plin. ibidem. ,6o MUSEO PICTÓRICO. 5- V. L quinta cualidad de la Pintura es ser refugio de fortunas deshechas, y c:sos fortuitos, pues a muchos les ha servido para contrastar el ceño adusto de los hados. El emperador Constantino Octavo, habiendo ejercitado esta habilidad en las delicias de su imperio, siendo desposeído de él por varios accidentes de su fortuna, se acogió a el sagrado de esta facultad, ejercitándola de profesión, y manteniéndose de ella. 1 En grande conflicto se vio el eminente e ingenioso Apeles, cuando acusado por Antihlo pintor, movido de la envidia de que se habia conjurado contra el rev Ptolomeo, fue puesto en prisión; pero no probándole el delito, pintó con argumento ingenioso en una célebre tabla la Calumnia muy hermosa, y ricamente aderezada, pero con semblante astuto y maligno, teniendo en la mano siniestra una hacha encendida, y en la diestra un chicuelo asido de los cabellos, y él levantando las manos, como pidiendo favor a el cielo. Esto lo acompañó con diferentes figuras morales, que todas formaban una composición muy ingeniosa, y representaban la calumnia injusta de Antifilo, y la inocencia clara de Apeles; la cual vista por Ptolomeo, le dio libertad. 2 No fue menos el estrecho en que se vio cuando habiendo aportado a Alexandría en una tormenta, y no estando bien visto de Ptolomeo, por la grande intimidad que Apeles tenia con Alexandro Magno, dispusieron sus émulos que un truán le convidase de parte del rey a cenar en un célebre banquete que tenia dispuesto: y habiendo concurrido, e irritidose de ello Ptolomeo, preguntándole quien le habia mandado venir allí ? Ignorando el nombre del truán, tomó un carbón del fuego; y apenas comenzó a delinearle en la pared, cuando conociéndolo el rey, le recibió en su gracia, y le juzgó digno de su mesa. 3 No fue menos el conflicto en que se hallaba fray Filipo el carmelita, pintor florentino, que habiendo estado diez y ocho meses cautivo en poder de moros, un dia se puso con un carbón a retratar a su amo, y lo ejecutó con tal acierto, de cuerpo entero, vestido a la morisca, que viéndolo el amo, y juzgándolo como milagro, le dio libertad: y habiendo hecho después algunas cosas de colorido, lo envió el moro libre, y rico a Nápoles, y fue muy estimado del papa Eugenio IV. en cuyo tiempo floreció por los años de 1463.4 L §. vi. (a sexta cualidad de la Pintura es la inmortalidad, pues se oponen sus obras inmortales a las injurias del tiempo, a las inclemencias de la muerte, y a los 1 Constantinus imperator . opere manuum lorum, plano regio invitatus ad regis coenam suarum picturam excrcendo sibi ictum quassi- venit: Indignantique Ptoloma:o, & vocatores vit. Sigitbert. in ebron. anno 718. suos ostendenii, ut videret, a quo eorum invi- 2 Lucían, in dialogis. Francisc. Patrie, lib. 4. tatus esset, arrepto carbone extincto e fóculo cap. 5. Leo B¡¡ptiit. Atbevt. lib. 3. de Pict. imaginero in pariete delineavit,agnoscente vul- 3 Nr.n fuerat ei gratia in cornitatu Alexan- tum piani rege ex inchoato protinus. Plin. lib, dricum Ptolo tuyo: Quo regnanre Aiexandriaro, 35. cap. 10. vi iempestaiis,expulsussubornato fraude mu- 4 Jorge fassaú,part. 2. LIBRO SEGUNDO. i6¡ los descuidos del olvido. ' Y parece que así como la naturaleza es próvida para la conservación de la especie, mediante la propagación, así la Pintura, émula suya, es próvida, mediante la imitación, para la perpetuidad del individuo 3, vivificando los héroes ya difuntos, y eternizando su fama en la inmortal delincación de sus imágenes. 3 La de Alexandro ya difunto estaba pintada con expresión tan viva, y magostad tan suprema, que mirándola aquel gran capitán suyo Casandro, coofesó, haberse estremecido todo su cuerpo 4: ¿ qué mayor efecto pudiera causarle si le vicia vivo ? No en vano mandó promulgar Alexandro el edicto de que solo Lisipo le retratase en mármol, y Apeles en pintura S; reconociendo, no solo la importancia de artífices tan eminentes para lograr en su efigie perfecciones tan relevantes; sino, como quiere Cicerón, porque conocía que la eminencia del arte en tales artífices habia de eternizar, a el paso que sus nombres, la gloria de sus hazañas. 6 Por eso afirma Ovidio que si el famoso Apeles no hubiera pintado la hermosura de Venus, se hubiera quedado oculta, e ignorada debajo de las ondas del mar, de cuya espuma fingen los poetas que fue formada 7; porque la fama de Apeles hizo a Venus mas famosa 8 que la belleza que celebró en ella la superstición gentílica. A lo cual se llega el ser remedio de la ausencia para consuelo de los amantes, parientes, y amigos 9: haciéndonos también presentes los mas remotos climas, y las naciones y pueblos mas distantes. L §. VIL ía séptima propiedad accidental de la Pintura es el honor; pues no concedían los griegos la descripción de sus hazañas, y los retratos de los héroes, solo por hacer manifiestos los sucesos, y perpetuar la memoria de tan valientes camtom. I. X pio- i Eadem enim est utriusque picturte,scilicet, O poesis, tám ad heroum species, quám gesta iritentio. Philostr. in Proxm, Icón. Non nominibus tantúrn,sed& aliquomodo imaginibus, non passus, M. Varro, intercidere figuras, aut vetustaiem asvi contra homines valere, inventione tr.uneris etiam diis invidiosus, juando immortalitatem non solum dedit, verúm etiam in omnes térras missit, ut prassentes esse ubique, & ekiudi possent. Piv. lib. i.cap.z. 2 Omne reddit pictor orbi,mors, quod atra substulit. Vetus Trochaicus, apud Scbefer. 3 Quoniam regis etiam imago rex dicitur, & non dúo reges. D. Baúl, ad simphil. cap. 18. Subduxit mor ti vivax pictura Maronem, Sed ouem parca tulit reddit imago virum. Ex Hilario. 4 Pertinet hüc quoque, quod Plutarchus referí de Casandro, uno ex Aiexandri ducibus, Conspecta, scilicét, imagine regis, licét jam defunc!¡ . & in ipsa expressa majestate, toto coípore cohorruise. Scbefer. de arte ping. §. 5. ; Edicto cavit, nequis se prater ¿íppsiUm Pingeret, aut aiius Lisippí, ducerst iora Fortis sílexandri. Horat. de art. poet. 6 Qui ei etiam suadebat,ut Aiexandri Magni opera pingeret, propter a:temitatem rerum. Plin. lib. 3$. cap. 10. Ñeque enim Alexandcr ille, gratis causa ab Apelle potissimum pingi, & a Lisippo fingí volebat; Sed quod illorum artem, cüm ipsis, túm etiam sibi fore gloria; putabat, atque illi artífices corporis simulachra ignotis, nota faciebant. Cicer. ¿ib. 5. epistol. famil. 12. ad Luce jum. 7 Si fenerem Cous nunquam pinxisset slpelles, Ipsa sub aquoreis mersa lateret oquis. Ovid. 8 Artificibus secunda sors, a poesi, cessit daré famam rebus. Pacatus, apud Scbefer. §. 5. 9 Quod absentes faciat, Pictura, presentes, desideriumque amatarum rerum procul disitarum mhiget,ac corvsoleiur. Scbefer. §. j. Si celeritér ad nos reddire non potest, mitiga mihi per vim pictoris, vim amoris, ut tabulis pictura tux imaginis mihi spectaculum prxbeat. Simocates, epistol. 10. l62 MUSEO PICTÓRICO. piones, sino por especial honor que de ello les resultaba. J Así a Miltiades, habkndo libertado a Atenas y toda la Grecia, le concedió el senado, en premio de sus hazañas, el honor de que en el pórtico se pusiese pintada la batalla maratonia, y su retrato el primero, con otros diez pretores. - Lo mismo siguieron los romanos, siendo el primero que desfruto este honor Marco Valerio Máximo Mésala cuando coloco a el lado de la curia hostilia la descripción de la batalla, en que venció a los cartaginenses, y a Hierón en Sicilia. 3 Después continuó Scipion poniendo en el capitolio la pintura de la victoria asiática; y otros muchos en diferentes lugares públicos, como lo nota Plinio en el lugar citado. Y no ejercita la Pintura esta honorífica cualidad solamente en los héroes y príncipes, cuyos hechos y retratos describe, sino aun con mas eficacia en sus eminentes hijos y profesores. Ociosa diligencia parece persuadir este punto, cuando están llenos los autores mas clásicos de los nombres de Apeles, Parrasio, Zeuxis, Timantes, &c. 4 pero no se puede omitir la riqueza, ostentación, y fausto de Zeuxis; pues salia en Olimpia con corona de oro en la cabeza, y rica púrpura, texido en ella su nombre con letras de oro, honrándole con esta demostración el areopago de Atenas: y fue tan esplendido, que llegó a presentar sus obras, por parecerle no había precio digno dellas; y así presentó la Alcmena a los agrigentinos, y el Pana a Archelao, como ya se dijo. S ¿ Quien no celebra la discreción de Timantes en el sacrificio de Ifigenia, tan decantada de oradores y poetas ? 6 Quien la grande erudición y autoridad de Panfilo, que por ella fue colocada en Grecia la Pintura en el primer grado de las artes liberales ? 7 ¿ Quien no admira la seguridad de Protógenes, entre los estruendos marciales del sitio de Rodas, presidiándole sus mismos enemigos por mandado del rey Demetrio, gozoso de asegurar la persona de un artífice tan eminente ? 8 Quien no celebra la gravedad modesta de Amulio, cuya escuela era cárcel dorada del arte ? 9 La nobilísima casa de Gaddi, en Florencia, procede de las eminentes obras de Angelo Gaddi insigne pintor. I0 Las relevantes pinturas de fray Juan Feisol, de la orden de predicadores, le elevaron a la excelsa mitra de Florencia; y lo que mas es, que modestamente no la aceptó, y i Quinimó notamus, constitutum aliquando legibus, uc res bené gesta; pingerentur ejuscemodé in locis. Nempé, non mernoriam tantummodó servare; sed & decus, gloriainque afferre hoc volebant. S chofer. §.;. 2 Miltiadi,qui Athenas, totaraque Grxtiam liberavit, talis honos tributus est in porticu, qua; Piccele vocatur, cum pugna depingeretur Marathonia, ut in decem praetorum numero prima ejus imago poneretur. Corneí. Nepos, in vita ipsius, cap. 6. 3 Dignatio pictura; prsecipua Roma; increvit a Marco Valerio Máximo Messalla, qui princeps tabulam pictura; praelii quo carthaginenses, & Hieronem in Sicilia devicerat, proposuit in latere curia; hostilia;. Plin. 35. cap. 4. 4 JÍristotel. Cicer. Quintil. Plin. ií quam plures alti. 5 Ut Parrhasius pictor purpuream vestem gesta verit, & eoronam habuerit auream in capite. Elian. ib. 9. cap. II. Opes quoque tantas acquisivit, ut in ostenta- tione earum Olympix aureis litteris in palliotum tesseris ictexium nomen suum ostentaret; postea donare opera sua instituit, quod ea nullo satis digno pretio permutan posse diceret, &c. Plin. líb. 3;. cap. 9. 6 Timanthi vel plurimutn affuit ingenii. Ejus enim est Iphigenia,oratorum laudibus celebrata. ldem,ibid. cap. 10. 7 Pamphilius primus in pictura litteris ómnibus eruditus, &c. & hujus authoritate efíectum est Sycione primum, deindé & in tota Grsecia:::recipereturque ars ea in primum gradum liberalium. Ídem, ibidem. 8 Disposuit ergó rex in tutelam ejns stationes, gaudens quod posset manus servare quibus jam pepercerat. Plm. Ibidem. 9 Fuit, & nupér gravis, ac severus, idemque floridus,humilis rei pictor Ammulius. Carcer ejus artis domus áurea fuit. Plin. ibi. cap. id. 1 o yípud Carducb. in deposit. doct. Joan. Rodrig. de León. LIBRO SEGUNDO. 163 y la impetro para san Antonino, glorioso timbre de la misma Orden. Rafael de Urbino salía de su casa con la ilustre comitiva de cincuenta discípulos de la primera nobleza de Roma; y cuando el papa intentaba darle un capelo, le casó con su sobrina el cardenal de Biviena, haciendo grande aprecio de emparentar con el Apeles de aquel siglo. 2 A Miguel Ángel envió la república de Florencia por embajador í la santidad de Julio II. 3 Pedro Pablo Rubens, eminentísimo pintor, fue enviado por embajador para el tratado de paces entre Inglaterra y España, por el rey Carlos Primero de la gran Bretaña el año de 1628. Y fue tres veces armado caballero; una por el Archiduque Alberto en Amberes; otra en Francia por el rey cristianísimo; y otra por el referido Carlos Primero de Inglaterra: no siendo menos los honores que recibió del señor Filipo IV. el Grande en esta corte, donde en diferentes obras de pintura dejó repetidos testimonios de su eminente habilidad, y otros tantos documentos a esta profesión. 4 Y finalmente, son tantos los honores, preeminencias y dignidades, que por medio de la Pintura han obtenido sus profesores, que seria negocio imposible el referirlas todas aun en un gran volumen; pues parece no hay cosa tan decente y útil para una índole noble 5: y así me remito a el capítulo siguiente s donde se hará de ellas un breve resumen. u. §. VIII. ltimamente, son tantas las excelencias que ilustran la Pintura, y las utilidades que de ella resultan, que seria muy largo el referirlas 6; pues todo lo que es ingenioso, grato, honesto, útil, deleytable, y perfecto, concurre en esta arte tan cómoda, útil, y necesaria a todas las naciones políticas del mundo 7: y así concluyo con las excelencias que de ella han recopilado autores desinteresados, graves, y doctos. 8 Ha sido ilustrada, dicen, y engrandecida esta arte ingeniosísima por los sumos pontífices, sagrados concilios, emperadores, reyes, doctores, y santos, historias, y derechos, con honores grandes, premios, y privilegios singulares; por maestra de la antigüedad, vida de la memoria, aliento de la religión, defensa del olvido, despertadora de acciones mas que humanas, émula de la omnipotencia, en cuanto se permite a la naturaleza del arte; exquisito pensamiento del ingenio humano; invención de paternal providencia; muchas vidas artificiales a una muerte natural; muchas muertes a la ausencia de una vida; dulces engaños de los sentidos; entretenidas posesiones a la esperanza; semillas fértiles a la Tom. I. X 2 vi- 1 Idem,ibidem. ret. Schefer. de art. ping. §. y. 2 Apud fassí.ri, in vita ipsius. 7 Quidquid est ingeniosum, quidquid pul- 3 Ídem, in vita Micbael. ¿4ngel. chrum, venustumque copiosissimé in ea con- 4 Pietro Bellori, y Pacheco, ¡ib. I. de pictur. currere consuevit. Scbejer. de art. ping. in dicap. 8. catoria. 5 In qua nescio,an quicquam utilius juven- Artemque toti generi humano gratam maxituti proponi possit,quó crudiamr. Luduvic. De- me, ac amabilem, necnon necessariam subinmont. de pictur. de, atque utiiem absnlvent. ídem, in Prologo. 6 Ñeque mirum tantam ex hac arle sua,pic- 8 Magister fadiviesso, apud Carducb. in diatores, percipere lsetitiam, cum tot conjunctas logis.Et magist. Fr Cbristopborus de Torres, ord. habeat utiluates . qutid jam diximus, & multas prxdicat. ibi. D. Laurent. Vander-Hamen, (¿ alias, quas enumerare omnes nimis ióngum fo- León, ibi. 164- MUSEO riCTORICO. vida eterna de la memoria; eficaces principios a la perfecta noticia del entendimiento; universales alimentos a los afectos de la voluntad; culto agradecido a la majestad bienhechora; escrituras para los ojos de la multitud; libros de las vidas heroyeas; testamentos de las mejoras divinas; conocimientos de las verdades anticuas; informaciones de las hazañas pasadas; ejemplares de las vidas presentes 5 y pronósticos de las glorias venideras. Son las pinturas hijas de la verdad enamorada, y poderosa; accidentes de la substancia específica; personajes de representación natural, y substituciones personales, que ni dividen imperio, ni parten corona: son protestaciones de la inmortalidad; ajustados retratos de las costumbres; testigos eft abono del ausente; memorias agradecidas de sus servicios; sermones eternos de sus glorias, y bulas 1 auténticas de su canonización. CAPITULO IX. Estimación de la Pintura, y sus profesores en los siglos pasados. '" §. I. Vue el arte de la Pintura fuese tenido de los antiguos en grande aprecio y admiración ninguno lo puede ignorar, sino aquellos que desconocen los monumentos de la antigüedad transferidos a nuestra memoria por el beneficio de los libros. ' Los mismos reyes y príncipes soberanos emplearon su atención en tan delicioso ejercicio, no juzgando indecoroso a su grandeza que la mano misma que empuñaba el cetro de la majestad, o el instrumento del valor, ocupase las delicias del pincel. Ni hubo precio en la estimación de aquellos dorados siglos que dignamente compensase los milagros de esta ilustre y noble facultad 2; y así tenían por mas conveniente presentarlas que venderlas. 3 Las inmortales obras, que con solos cuatro colores, blanco, amarillo, roxo, y negro, ejecutaron Apeles, Echion, Melanchio, y Nicomaco, hicieron a sus autores ilustres y poderosos, pues cada una de sus tablas se vendía por tanto precio como una ciudad 4, si hemos de creer a Plinio: pero aunque esta no fuese estimación física, sino ponderación hiperbólica, basta para crédito del aprecio que llego a poseer la Pintura en aquellas ilustres Repúblicas de Grecia y Roma. 5 La célebre tabla de Bularco, que no seria muy ligera, en que estaba pin - tada 1 Pingendi artem apud veteres in pretio, adniirationeque fuisse, nemo ignorare potest, nisi qui ignorat ab antiquis litietarum beneficio ad nos transmissa monumenta omnia. Reges ipsi, principesque summi operam in ea collocarunt plurimam, nec inferiús putarunt majestate sua, qna manu sceptrum, gladiumve, ea penicillum alicuando tenerent. Schef. de art. ping. in dicat. 2 Usque ad miraculum excellunt opera. Orígenes, contra Celsum. Nemounquam artiumimitandi miracu Ja digna íestimatione pensa vit. Jun. de pict. vet. ¿ib. a .cap. 5 . 3 Quinimó, pictur¡e, quamdoque nullo satis justo pretio astimari posse putatje, ac idcircó dono date potiús, quam vendase. Sebe- fer. de art. ping. §. 7. 4 Quatuor coloribus solis immortalia opera illa fecere, ex albis mellino, ex silaceis attico, ex rubris sinopide pontica, ex nigris attramento, Apelles, Echion, Melantius, Nicomachus, clarissimi pictores, cum tabulx eorum singular oppidorum venirent opibus. Plin. lib. 3?. cap. 7. 5 Urbs Atheniensium multarum benigna mater, & nutrix fuit artium; quarum alias prima reperit, & in lucem protulit; alus honorem, vim, & incrementa contulit,non mínimum vero ab hac urbe provecta est ars pingendi. Plutarcb. bello ne,an pace clariones fuerint silben. Apud Romanos quoque honos rnaturé huic arti contigit..P¿. ibid. cap. 4. LIBRO SEGUNDO. i 6 5 tada la batalla de los Magnetos, la pesó a oro Candaules, rey de Lidia, y último de los Heraclidas. El rey Attálo compró otra pintura de mano de Arístides tebano en cien talentos. 2 Y por otra de Baco de la misma mano, llegó a' dar seismil sextercios: y admirado del precio el vendedor L. Mummio, recelando que en ella hubiese alguna virtud oculta, que e'l ignoraba, revocó la venta con gran disgusto de Attálo, y la colocó en el templo de Ceres. Mnason tirano dio por cada retrato o efigie de los doce dioses de mano de Asclepiodoro trecientas minas; y ciento por cada uno de los héroes de mano de Teomnesto, en la guerra que pintó de las persas. 3 M. Agripa compró de los Zizicenos dos pinturas de Ayax y Venus. por treccmil sextercios. El retrato de Alexandro, con el rayo en la mano, que ejecutó Apeles, fue pagado en veinte talentos: y por otra tabla le dio Alexandro a Apeles un sinnúmero de áureos, o monedas de oro: v por la celebrada yenus le dieron cien talentos. 4 El emperador Tiberio dio por la fábula de Archigalo de mano de Parrasio sesenta sextercios. El orador Hortensio pagó por una pintura de mano de Eufranor ciento y cuarenta y cuatro sextercios: y Nicias, por hallarse muy rico, no quiso dar otra a el rey Attálo por sesenta talentos, preciando mas el presentarla a su patria. Un Ayax y Medea de mano de Timomaco, se vendió en ochenta talentos. Y a este respecto no es de estrañar lo que dice Plinio, que cada pintura se estimaba tanto como una ciudad; y aun parece que mas, pues por no aventurar a el incendio el Jaliso, que notamos, de mano de Protogenes 5, dejó el rey Demetrio de entrar a fuego y sangre la ciudad de Rodas: y aun no satisface la ponderación de que estimó mas el rey la tal pintura que la célebre ciudad de Rodas, porque no quedaba dueño de la pintura librándola del incendio; sino que la inmunidad de aquella tabla estimó mas que la ciudad, pues dejó de tomarla por no abrasar u ofender la pintura, sia quedar dueño de ella. Y no es de estrañar esto,pues el mismo rey dijo de esta misma tabla, y sobre este caso: Que antes abrasaría a los simulacros de sus padres, que violase tan exquisitos primores del arte. 6 Y Apeles viéndola dijo después de una gran suspensión: Que no tenia el precio que merecía, pues no estaba colocada en el cielo. Mas para que mejor se entienda la estimación de los precios referidos, es menester entender que el talento, según los autores mas eruditos de esta materia 7, era cosa de peso, como quintal; y así, cada talento pesaba tresmil siclos, que eran docemil dragmas, que son mil y quinientas onzas, según contaban a ocho dragmas por onza, y venian a hacer ciento y veinte y cinco libras de a do- i Perindé est Bularchi pictoris tabula, in qua erat Magnetum praslium, a Candaule, rege Lydise, Heraclidarum novissimo, qui & Mirsilus vocitatus est repensam auro. Plin. ¡ib. 35. cap. 8. 2 Qua in arte tantum valuit, Aristides, ut Attalus rex, unam tabulam ejus cenmm talentis emisse tradaiur. Plin. ibi. cap. 10. Cum rex Attalus sex millibus sextertiis etnisset Aristidis tabulam, Liberum patrem continentem, pretium tniratus, suspicatusque aliquid in ea virtutis, quod ipse nesciret, revocavit tabulam, Attálo muhum quaerente, &L in ce- ce reris delubro posuit. Piin. ibi. cap. 4. 3 H¿e, Ci quam plura apud Pliniúm videbis, ubi suprá. 4 Ajúnt Cois pro Veneris Anadiomenes pietura de tributi imperati suma remissa fuisse centum talenta. Stxab. ¡ib. 14. Geoar. j Cap. 8. §. 1. 6 . Plutarcb. apud Etian. de var, bistor. ¡ib. 12. cap. 4 1 . 7 Pater Joan, de Pineda, ¡ib. j. cap. 3. num. 35. ylct. Salom. S. Epiph. ¡ib. de ponder. Barrad, tom. 2. iib. 13. cap. 12. sup. exed. cap. 38. l¿ 2J. i66 MUSEO PICTÓRICO. ce onzas; que si el talento era de oro, según la moneda castellana, a docientos y cuarenta reales de vellón cada onza, valia cada uno trecientos y sesenta mil reales de vellón; y si era de plata, a quince reales la onza, valia veinte y dosmil y quinientos reales, que aunque no fuesen mas que dosmil ducados cada talento, y fuesen de esta calidad los veinte talentos del retrato de Alexandro, quedaba en muy razonable precio, pues eran cuarentamil ducados; y a este respecto se puede ver la suma de los demás, pues no habia mas diferencia de talentos que de oro u de plata: y aunque entre los talentos hebreos y atticos hay alguna diferencia, siempre es desmesurado el precio de dichas pinturas. Resta también saber que según M. Varron cada talento tenia cien minas, y que diez y seis sextercios hacían un talento: y por este respecto se puede calcular el precio de las pinturas que fueron vendidas, o por talentos, o por minas, sextercios, siclos, o dragmas, que de todas maneras era exorbitante: indicio de la gran veneración con que miraban estas artes. ' Y así digo con Vincencio Carducho: Que si el caudal y riqueza se adquieren en el mundo estimación y honra, ni me admiro de la que aquellos artífices tuvieron, ni de la poca que tienen los de nuestro tiempo. 2 No dejaré de decir, que como el estilo de pintar en las tablas de aquel tiempo era a el temple, o con ceras, como dijimos en el lib. i. cap. 5, era imponderable el trabajo de sacar una pintura con unión y delicadeza, grata a el gusto y a la vista por la suma dificultad de borrar y corregir: y así, llego a ser tan singular el aprecio que hacían de los artífices eminentes y sus obras, que aquellas, que por su muerte se quedaban sin acabar, las conservaban intactas, estimando mas la memoria de los autores que vivia en aquellas breves líneas, que la perfección de ellas borrando esta memoria. Tal fue el Iris de Aristides; las Tindaridas de Nicomaco; la Medea de Timomaco; y la Venus para los de Coo, que preocupado de la muerte dejó Apeles sin concluir. 3 Lo que no se puede dudar es, que la Pintura llegó en aquel tiempo a lo sumo de su perfección, contra el dictamen de algunos que piensan lo contrario, diciendo: Que si una pintura de Apeles se viese hoy, seria cosa de risa; pues cuando no lo persuadan los precios tan exorbitantes con que fueron pagadas, lo califican las estatuas de bronce y mármol, y las columnas Trajana y Antoniniana, y otros obeliscos, que por la dureza de su materia se han podido defender de las injurias del tiempo, y hoy son en Roma mudos oráculos del arte, y reglas infalibles del acierto, sin que se haya hallado jamas quien las exceda, sí es que se ha encontrado quien las iguale. Y no hay duda que si las tablas hubieran podido resistir los contrastes del tiempo, y los accidentes de la fortuna en incendios, saqueos, y desolaciones de pueblos y monarquías enteras, nos darían claro testimonio de esta verdad; pero si ellas no pueden, podrán al menos las historias ha- 1 Insana denique tabularum, statuarumque Tindaridas Nicomachi; Medíeam Timomachi, pretia, quid aliud, quam venerationem artibus et quam diximus Veneren Apellis in majori olim prsestitam produnt? Junius, de pictur. vet. admiratione esse quam perfecta. Plin. ibi. c. II. lib. 2. cap. 9. §. 3. Apelles inchoaverat aliam Venerem Cois, su- 3 Carducb. dialog. 6. de pict. peraturus etiam suam illam priorem. Invidit 3 Illud vero perquam rarutn, & memoria mors peracta parte, nec qui succederet operi dignuio, etiam suprema opera artificium, im- ad pra:scripta lineamenta inventus est. ídem, perfectasque tabulas, sicut Irim Aristidis; ibidem, cap. xo. LIBRO SEGUNDO. 167 hacernos presentes sus maravillas. Plinio dice que Murena y M. Varron, siendo ediles en Laeedcmonia, cortaron las paredes de una casa por la excelencia de su pintura, y encajónadas en gruesos maderos, las trajeron a Roma para adornar el comido; la cual pintura, siendo admirable, admiro mas por su transportación. Volaron también las aves a las pintadas uvas de Zeuxis, y este se engañó del velo pintado de Parrasio. 3 Las perdices volaron a la que pintó Protógenes en la isla de Rodas. 3 El terror del dragón pintado en el triunvirato hizo callar las aves que interrumpían el sueño a Lépido. 4 Volaron los cuervos a sentarse sobre las tejas pintadas en el teatro de Claudio emperador. 5 A el pintado caballo de Apeles relinchaban las yeguas 6: y el caballo del mismo Alexandro relinchó viendo su retrato con el de su dueño. 7 Y siendo como es la Pintura imitación del natural, no puede negarse llegaría a lo sumo de su perfección, pues pudo lograr lo fingido créditos de verdadero. Ni hay que estrañar estas maravillas en la Pintura, que hoy solo puede desconocerlas la frecuencia de experimentarlas, especialmente en la arquitectura y ornatos fingidos de mano de Miteli y Colona en diferentes partes de esta corte, como también de Carreño, Rizi, y Herrera, y otros de los eminentes se engañan de tal suerte los ojos, que muchos no admiran lo pintado, porque lo suponen corpóreo. Así le sucedió a un pintor de estos tiempos, haber pintado algunos adornos, que era menester tocarlos para creerlos, costandole en cierta ocasión el dinero a alguno la porfía. Y en un retrato, cuyo dueño tenia un perro muy grande enseñado a que le echase las manos a el pecho para acariciarle, vino el perro, no estando allí el amo, y viendo el retrato, que estaba arrimado á el caballete, comenzó a colear con gran regocijo, y se avalanzó a echar las manos a el retrato, y asustado de la estrañeza del tacto, se retiró ladrandole; y reparándose, y mirándole atentamente, volvió a colear, y llegarse a oler el retrato diferentes veces con grande admiración de los circunstantes. No fue menos en otro caso en que llevando ya acabada la pintura de la bóveda de una iglesia, en que habia rompimientos de gloria, cornisas, y claraboyas, entró acaso por una ventana un paxarillo, y espantado de los que se hallaban en el tablado, acometió con intrépido vuelo a salirse, ya por las claraboyas fingidas, ya por los celages y rompimientos de la gloria; ya cansado, a sentarse sobre las cornisas y adornos fingidos, hasta que burlada repetidas veces su diligencia, rendido y aporreado, cayó en el andamio, y le cogieron los discípulos que allí se hallaban. Y de esta especie pudiera contar innumerables casos, que por fteqüentes no se estrañan. Pero también hemos de notar que estos engaños no suceden sino en pinturas hechas con especial acierto y primor, así en la buena dirección de las líneas, co- 1 Lacedemone exeisum lateritiis parietibus 4 At illi draconera in longissima membrana opus tettorium, propiér excellentiam picturae, depictum circundedere loco: eoque terrore aves licuéis formis inclusum, Romam deportavete tune siluisse narrantur. Plin. ibi. cap. 1 1. in aedüirare, ad comitium exornandum, Mu- 5 Claudii pulchri magnam admirationem rena, & Varro; quod optis cum per se mirum picturs, cuín ad tegularum similitudinem cor- esset, translatum tamen magis mirabatur. Plin, vi decepti imagine advolarent. Ídem, ibi. c. 4. 35. cap. 14. 6 Apeüis tantum equo adhinnivere. ídem, 2 Ut s:prJ, cap. precced. §. 4. cap. lo. 3 Elian. ¡ib. 2. nat. kistor. 7 Mlianus, lib. 2. nat. bistor. j68 MUSEO PICTÓRICO. como en la firmeza de las luces: luego si efectos semejantes se logran hoy en pinturas eminentes, quien duda lo serian las de los antiguos, donde acontecían semejantes efectos ? Todo lo cual confirman las celebradas pinturas del templo de Juno en la ciudad de Árdea, y las de Atalanta y Elena en Lanubio, de la misma mano, con otras de excelentísima forma, las cuales, dice Plinio, eran mucho mas antiguas que Roma; con que sin duda era griego su artífice, y mas siendo oriundo de Etolia región de la Grecia: y hace dicho autor gran ponderación de que el arte hubiese llegado en tan breve tiempo a tan superior grado de perfección, pues se sabia no la hubo en tiempo de los troyanos: lo cual yo estraño, pues en la destruicion de Troya hace memoria Virgilio de los dioses penates, y el Paladión con el arte de Palas 2, efigie y simulacro, que todo explica por lo menos dibujo y escultura; y uno y otro no pudo subsistir sin la Pintura. Esto es en cuanto a los griegos, que en cuanto a los romanos antiguos, aun hay vestigios y testimonios que goza nuestra edad. La pirámide de Cayo Cestio, pintada en el siglo de Augusto en la parte interior. Las pinturas i el fresco, que se hallaron en las ruinas de la casa y cámara de Tito emperador, donde se halló la estatua del Laoconte, que parecieron tan bien a Aníbal Carachel, que las dibujo, y después las talló, y dio a la estampa Pietro Santi Bartoli. El lecho nupcial o esponsalicio, sacado de unas ruinas junto a san Julián, en el pontificado de Clemente Octavo, y trasladado a el jardin del cardenal Aldobrandino, que después fue papa, Clemente Octavo, cuya manera es muy semejante a la de Rafael y Miguel por haber ellos estudiado de estos y otros fragmentos de la antigüedad; y es tan superior en el dibujo, y en la frescura del colorido, siendo así que no puede ser a el óleo, sino precisamente al fresco, que como dice Sandrart (), debe ser venerada por nueva academia de Pintura para nuestra enseñanza, como lo califica la estampa que de ella expresa en su libro. También se ve en Roma en el palacio Farnesio un follage o grutesco de excelente capricho y gusto, con una máscara y dos chicuelos, una media ninfa, y un medio caballo, como que salen del cogollo y de las hojas. El nacimiento de Adonis, que una ninfa arrodillada se le ofrece a Venus, y el mismo Adonis detenido de la diosa cuando quiere ir a caza, junto con un bayle de tres ninfas: ks cuales obras fueron halladas en sus ruinas junto a el Anfiteatro. El Ninfeo bar- i Extant certé, hodiéque antiquiores Urbe Incumbáis are, atque timbra complexa Penates. picturaa in sdibus sacris, quibus equidem mallas Tu, genitor, cape sacra manu, patriosque Pesqué miror tam longo xvo durantes in órbita- notes. te tecti, veluti recentes. Similitér Lanubii, ubi Pirg 2. ¿Eneid. Athalanta, & Elena cominus pictae sunt nuda; ¿4rte laborata vestes, ostroque superbo: ab eodem artífice, utraque excellentissima for- Ingev.s argentum mensis, ccslataque in auro ma, sed altera nuda, ut virgo, ne ruinis qui- Fortia jacta Patrum, series longissima rerum, dein terr.pli concusa;. Fatebiturque quisquís eas Per tot Jucta viros antiqua ab origine gentis. diligentér xstimaverit, niillain artium celerius ídem, 1. JEneid. consummatam,cum Iliacis temporibus non fuis- Intextusque puer frondosa regias Ida se eam appareat. Plin. 35. cup. 3. Veloces jaculo cervos, cursuque fatigat. 2 Instar montis equum divina Palladis arte ¿leer, anhelanti similis; quem prepes ab Ida JEdificant:::: Subimem pedibus rapuit Jovis armiger uncís. Fatale aggressi sacrato avellere templo ídem, sEneid. 5 . Palladium, cessis summee custodibus arcis. () Tanta tamen elaboratum est in designan- Corripuere sacram effigiem::::: do diligentia, & symmetria; ubibis cura; ut fix positum castris simulachrum:::: nova, quasi pro nestratium ejercitio, hinc erec- Sacra, suosque tibí comineadas Troia penates ta dici queat pingendi academia. Joach. de San' Hos cape fatorum comités:::: drart ¡ adfin., part. sícadem. Pictori?. LIBRO SEGUNDO.,6 9 Barberino, singularísimo por la erudición y excelencia del dibujo, que fue hallado sacando los cimientos para este palacio debajo de las ruinas de el circo de Flora en la valle Quirinal. Y últimamente, las de el sepulcro de Ovidio descubierto el año pasado de 1675, de cuya descripción hay libro particular, con la erudición de Bellori, que hace memoria de las referidas; sin otras muchas, que aunque algunas puedan ser de griegos, se califica por su excelencia que así estos como los romanos llegaron a la eminencia de la Pintura en aquellos siglos. A §. II. este mismo respeto fue la estimación de los autores de estas maravillas, pues la riqueza, el ingenio, la sciencia, y artes ilustres hacen a los hombres famosos, y los constituyen acreedores de la nobleza 1, y de la común estimación y honra popular. Raro extremo de honor y de amistad fue aquel tan sabido caso de Alexandro con Apeles, a quien cedió el príncipe su amada cuncubina Campaspe, por haber entendido estaba cautivo de su amor Apeles, cediéndole con ella su mismo afecto, sin desdeñarse de que fuese prenda de un pintor la que antes lo había sido de tan gran príncipe ! 2 Heroyco ejemplo de constancia, si extremo grande de honor, vencerse a sí mismo el que estaba enseñado a sujetar el mundo, dejando de amar a quien tanto lo merecia, por premiar a quien tanto estimaba ! La nobilísima casa del cónsul Cayo Fabio pintor, que pintó el templo de la salud en Roma, fue ilustrada con magistrados, sacerdocios, y triunfos 3, como notamos a otro intento en el capítulo 4 de este libro. Pacubio, poeta, hijo de una hermana del célebre poeta Ennio, se hizo tan famoso por sus pinturas, que fueron colocadas en el templo de Hércules. 4 Turpilio, cuyas obras fueron veneradas en Verona, fue ilustre caballero romano, s A Glaucon, y a su hijo Aristipo, aunque por su sangre eran ignobilísimos, los estimaba, y honraba el senado y pueblo romano, por ser descendientes de Philocares, insigne pintor: Lo cual pondera Plinio, con notable exageración del inmenso poder de esta arte 6; pues sola una tabla de este artífice les pudo grangear tan superior estimación como ya dijimos. No fue menor la que por sí se grangeó Methrodoro por eminente pintor y filósofo; pues enviando a pedir L. Paulo a los atenienses, habiendo vencido á Perseo, un eminente filósofo, para que enseñase a sus hijos, y un excelente Tom. I. Y pin- 1 Apud Tiraquel. de nobilit. mus civis?:::: Id enim demum ornamenti fami- 2 Nímque cum dilectse sibi ex pallacis suis lias consulatibus, sacerdotiis, & triumphis ceprxcipué nomine Campaspem nudam pingi ob leberrimse deerat. Paler. Max. lib. 8. cap. 14. admirationem forma? ab Apelle jussisset, tum- exem. 6. que cum pari captum amore sensisset, dono 4 Proximé celebrata est in foro boario xde dedit eam. Magnus animo, rr.ajor imperio sui; Herculis Pacuvii poeta; pictura. Plin. 35. c. 4. nec minor hoc facto, quam victoria aliqua: 5 Nisi forte quis Turpilium, equitem ro- ()nippé se vicit; nec torum tantum suum, sed manum e Venetia nostrse aftatis bellé referat, etiam arTectum donavit artifici: Ne dilecta; hodiéque pulchris ejus operibus Veronz extan- quidem respectu motus, ut quse modo regis fuis- tibus. Plin. ibi. ¿et, modo pictoris esset. Píin. lib. 35 cap. iu. 6 lmmensa, vel unam, si quis tantum banc 3 Cognomma ea pictoum traxerunt Fabii tabulam a?stimet, potentia anís, cum propter clarissimae gentis, princepsque ejus cognomi- PhilocharemignobilissimosalioquinGlauconemnis ipse a;dem s-alutis pinxit, anno urbis condi- que filitim ejus populusque rumantis tot sxtx 401. ídem, ibi. cap. 4. — culis spectet. ídem, ibidem. Nam quid sibi voluit C. Fabius, nobilissi- j 7 o MUSEO PICTÓRICO. pintor para delinear su triunfo, eligieron a Methrodoro para uno y otro desempeño, como lo calificó L. Paulo '. Y no es estraño que con esta arte tengan maridaje todas las buenas letras; pues ademas del indisoluble vínculo que con todas tiene, lo califican Pitágoras, Platón, Eurípides, Esquines, y Sócrates, insignes filósofos y matemáticos 2 que la profesaron. También Atterio Labeon, Pretor, que fue excelente pintor. 3 A que podemos añadir el céiebre jurisconsulto Ulpiano, que fue condecorado con esta facultad. 4 Es también digno de notar el honorífico epitafio con que la ciudad de Árdea ratificó a M. Ludio Elota 5 autor de la pintura del templo de Juno, que dejamos notado en el §. a . en versos latinos de letra muy antigua aun en aquellos tiempos de Plinio, que dicen así 6: Dignis digno loco picturis condecoravit Regina Jnnonis suprema conjugis templum Alarais Ludhis Elotas, ¿Etolia oriundas Quem mine, & post semper ob artem hanc Árdea laudat. Donde es digno de considerar, que la ciudad de Ardéa no se contentó en honrar el sujeto, sino que quiso expresar el motivo; y así dice: Ob artem harte] por esta arte; dando a entender, que ella le habia hecho merecedor de semejante honra. Siguieron este ejemplo los italianos, construyendo célebres mauseolos, y honoríficos túmulos a los pintores que llegaron a pisar la excelsa cumbre de esta eminente facultad. La famosa ciudad de Florencia, erario de las artes, y taller de ingenios, honró a el meritísimo Juan de Chimabue, ilustre restaurador de esta arte, con s f pulcro honorífico en la iglesia mayor, ilustrado con elegantes versos e inscripcL nes latinas 7, que omitiré en este y en los demás por no ser prolijo, remiden do a el curioso a Jorge Vasari en las vidas de los pintores ilustres, donde podrá satisfacer abundantemente su deseo. Lo mismo hizo a Giotto, excelente pintor, a quien honraron los pontífices, y los reyes de Nápoles y Calabria, y se mandó colocar su retrato de mármol en el sepulcro, por decreto del magnífico Lorenzo de Medicis el mayor, con un epigrama latino, que escribió Miguel Ángel Policiano, para estímulo de los profesores de estas ilustres facultades. 8 Pero a toda ponderación excede la honra que llegó a lograr el gran Miguel An- se- o- i Methrodorus, pictor, idemque philosophus magna: in utraque scientia auctoritatis, itaque cum L. I'aulus, devicto Perseo, petiisset ab atheniensibus, ut quam probaüssimum philosophum mitterent sibi ad erudiendos liberos, itemque pictoreni ad triumphum excolendum: athenienses Methrodotum elegerunt, professi eundem in utroque desiderio praestantissimúm, quod edicto quoque Paulus indicavit. Plin. ibi. cap. a t . 2 Ideó inter laudes Pythagoríe memoratPorphirius, Platonis, Apulejus, quod pictura; operam impenderint. Scbefer. §. 7. & Tiraq. de nob'tlit. cap. 34. Nec fortasse vero est repugnans; cuando pictor fuit Sócrates. Ídem. §. 17. 3 Atterius Labeo prauorius etiam proconsu; latu provincia? Narbonensis functus. Plin. 3$, cap. 4. 4 ¿4pud Pacheco, lib. 1. cap. 9. 5 Decet non sileri, & Ardeatis templi pictorem, pra?sertim chilate donatum, ibi, & carmine, quod est in ipsa pictura his versibus::: ea sunt scripta anüquiis htteris latinis. Plin. ibi, cap. 10. 6 Plin. ubi suprá. 7 yassari, Vine de pitt. Sculpt. & Archit., 8 Ídem, ibidem. LIBRO SEGUNDO. ! 7 a Ángel en vida y en muerte; pues sobre ser su origen de la ilustre casa de los condes de Canosa en Florencia, le elevó tanto su ingenio, no solo en la Pintura, sino en la escultura y arquitectura, que recibió increíbles honras en vida de los sumos Pontífices Julio II, León X, Clemente Séptimo, Paulo III, Julio III, Paulo cuarto, y Pió cuarto; sin quererlo jamas apartar de sí, siendo muy deseado de los duques de Florencia, pretendido de la señoría de Venecía; de Solimán, emperador de los turcos; del rey Francisco primero de Francia; y de nuestro invicto emperador Carlos V: preciándose de sus amigos muchos cardenales, obispos y prelados, príncipes, caballeros y ciudadanos muy ilustres. Y habiendo muerto en Roma el año de 1564 a los 90 de su edad, bien empleada en virtud temporal y espiritual, se empeñaron en honrarle en su muerte el sumo Pontífice, el gran Duque, y la academia de Florencia su patria: de donde, luego que llegó la noticia, partió por la posta un sobrino suyo, con orden del gran Duque; y cuando el papa le prevenía suntuoso sepulcro en san Pedro, estando depositado el cuerpo en la iglesia de los santos Apóstoles, tuvo forma de hurtarle, y con gran maña despacharle a Florencia entre unos fardos de mercaderías, adonde, con las expensas del gran Duque, y la disposición y ejecución de la academia, se le construyó un túmulo de tan estupenda grandeza, magesi tad, y ornato, que de personas reales abajo, no se ha visto igual. Tenia de alto cincuenta y seis varas, con admirables estatuas, geroglíficos, inscripciones, e his- ; torias de su vida. Hizo la oración fúnebre el erudito Benedicto Varchi de orden del j duque; con la cual, y la descripción de las honras, y otros elegantes poemas í el asunto, se formó un libro muy curioso, que anda impreso, io cual se po- . drá ver mas ampliamente en el referido Jorge Vasari. r Todo esto se ejecutó en la iglesia de san Lorenzo, donde los señores Mediéis tienen su sepulcro, y hacen sus funerales: y después, de orden de su alteiza, se transladó a su entierro en el convento de santa Cruz de religiosos Fran- í áseos de la observancia; donde la academia le hizo una muy artificiosa urna, con Itres estatuas sentadas sobre ella, que representaban las tres artes, en que tanto se j aventajó, y su retrato de medio cuerpo en una tarjeta con su empresa, todo I ie mármol de Carrara, superiormente ejecutado. Bien merece su lugar a el lado de tan ilustre varón el malogrado cuanto eminente Rafael de Urbino, pues murió de 37 años, llenando en ellos muchos ¡iglos de la posteridad que le vincularon sus inmortales obras. 2 Su cuerpo está ;n santa María la Rotunda, en un magnífico sepulcro, con un ilustre epitafio ;jue le formó el Bembo; y concluye en este dístico: lile hic est Rafael, timnit qiio sospite vinel Rerum magna parens, & moriente morí. No es menos digno el grande Antonio Corezo, cuyo numen, mas dotado del cielo que labrado con el estudio, le adquirió renombre inmortal, y estimadon sin término a sus obras; honrando con su nombre su patria, y ella a él con Tom. I. Y 2 su 1 Vanan, utim. volum. della terza parte. ra multa. Sap. 4. 2 Consuramatum in brevi, explevit tempo- I?3 MUSEO PICTÓRICO. su sepulcro en lo mas florido de sus años: a cuyas cenizas hizo este epigrama Fabio Segni, caballero florentino: Jíujus cum regeret mortales spiritus artus Pictoris Chantes supplicuere Jovi: Non alia pingi dextera, pater alme, rogamus Hunc prater, milli pingere nos liceat. Anntiit his votis snmml regnator olympi, Et juvenem súbito sydera ad alta tnlit, Ut posset melius charitum simulachra referre Prasens, & nudas cerner et indi Deas. También es muy célebre el sepulcro del excelente Andrea Manteña, en Mantua, todo de bronce, con su retrato, y este epitafio: Es se parem hunc noris, si non praponis Apelli, ¿Enea Martinete qui simulachra vides. También la ciudad de Roma hizo tanta estimación de Pedro Cavalino, tan excelente en la pintura, como ejemplar en la vida, que levantándole honorífico sepulcro en san Pablo, le puso este epitafio: Quantum Romana Petrus decus addidit urhi, Pie tur a tantum dat decus ipse Polo. P §. III. ero no quiero detenerme en honras sepulcrales; porque apenas ha habido hombre eminente en Italia de esta profesión, que no las haya logrado: y así paso a las vitalicias, en que solo tocaré las mas señaladas con el orden que ocurrieren, sin graduar sujetos, ni antigüedades, arreglándome a los autores que tratan de esta materia, y a las noticias de los modernos. l Sea el primero el gran Leonardo de Vinci, maestro de Rafael Urbino, cuyos escritos de la pintura acreditan su grande erudición e inteligencia en ella: fue muy estimado de Ludovico Esforcia, duque de Milán; de Juliano de Medicis, gran duque de Florencia; y especialmente del rey cristianísimo Francisco Primero, del cual fue solicitado, y aposentado en su real palacio de Fontenebló, donde le sobrevino la última enfermedad; en cuyo transcurso le visitó su majestad diferentes veces, y en especial cuando recibió el santo Viático fuera de la cama por mayor reverencia, de que a el recogerse le sobrevino un parasismo, y llegándose el rey a sostenerle en sus brazos, parece que aquella noble alma, c por no quedarle mas que desear en lo divino que el favor que acababa de recibir. y en lo humano el que llegaba í lograr; o porque le pareció que estaba de masj en un cuerpo sostenido de tan magnánimo rey, se desprendió, volando a mejor es i Giorgio Vassari, il Cavalier Ridolfi,Pie- Pablo Lomazo,ÍHcencio Carducbi, don Juan Alóntro Belhn, Fr. Josepb de Siguenza, bistor. de so de Butrón, 6V. S. Lorenzo el real, Pacheco, de la Pintur. Juan LIBRO SEGUNDO., 73 esfera, como piadosamente se cree de su honesta vida, dexándole difunto en los reales brazos a los 75 años de su edad !; cuyo funesto espectáculo mereció los mudos panegíricos de las reales lágrimas, que no pudieron contenerse a vista de tan piadoso quebranto. Do Miguel Ángel, y Rafael de Urbino, ya se ha dicho lo bastante; y así paso a el
gran Tiziano Vecelio, cuya estimación es tan notoria, que está de mas todo encarecimiento, pues fueron casi innumerables los príncipes y señores que le honraron, y solicitaron alguna pintura o retrato de su mano; pero quien mas especialmente le honró, fue el invictísimo señor emperador Carlos V, a quien retrató diferentes veces, y por cada retrato le dio mil escudos de oro, que en aquellos tiempos era mas que ahora mil doblones; y finalmente le connaturalizó en España y Alemania, y le armó caballero de espuela dorada, ciñendole por su mano el estoque, y señalándole docientos escudos de renta en Milán; y otros tantos le señaló el señor Felipe II, ademas de otros trecientos que tenia por la señoría de Venecia, que le hizo su patricio, de donde era natural, en la villa de Cador. En el retrato de
Tiziano, hecho de su mano misma, que está en el museo del serenísimo señor gran duque de Florencia, tiene puesto hábito de Santiago; y en otros retratos suyos de pintura y de estampa he visto lo mismo, que sin duda lo debió de obtener después de connaturalizado en España. Pero lo que parecerá increíble es., que su majestad cesárea, movido de la virtud, ingenio, y buenas partes de
Tiziano, y especialmente de la superior eminencia que alcanzaba en el arte de la Pintura, le hizo merced de conde Palatino del sacro imperio, con acuerdo de su consejo, en Barcelona, año de 1553. De cuyo título anotaré aquí el principio, y las cláusulas mas esenciales para satisfacer a algún crítico, y desatar las nieblas de los escrupulosos. CAROLUS. V. Divina favente clementia romanorum imperator augustas, ac rex Germanice, Hispan. &c. Spectabili nostro, & imperii sacri fideli dilecto Titiano de Vecellis, sive equiti anrato, & sacri lateranensis palatii, aulxque nostra, & imperialis consistorii coiniti, gratiam casaream, & omne bonum.- Cutn nolis semper mos fuerit, postquam ad hnjiis casar ea dignitatis cel sitiidinem divinis auspiciis evectifuerimus, vos potissimnm, qui singalari Jide, & observantia erga nos, S? sacrum romamim imperium praditi egregüs moribus, eximiis virtutibus, & ingenuis artibus, industriaque, clari, & excedentes habiti sunt, pra cceteris benevolentia,favore, & gratia nostra prosequi. Attendentes igitur singularem ttiam erga nos, & sacrum romanum hnperinm Jidem, & observantiam, ac prater alias egregias virtutes tnas, & ingenii do- tes exquisham illam pingendi, & -ad vivume0igiendarum imaginiim scientiam, qud quidem arte talis nobis visas es, ut mérito hujus sacali Apelles dici merearis, &c.:::: Aíotu igitur proprio, & certa nostra scientia, animo deliberato, sano quoque principa m, comitum, baronum, procerum, & alrorum nostrornm, £? imperii sacri dilectorum accedente consilio, & de nostra casarea potestatis plenitudine, te pranominaium Titiamim sacri lateranensis palatii, aulaque nostra, & imperialis consistorii comitemfecimus, creavimus, er eximas, & I Giorgio íassari, vita de Leonardo de finci. í74 MUSEO PICTÓRICO. & comitatus palatini, titulo cletnenter inslgnivimus: prout tenore preesent'mm facimus, creamus, erigimus, attollimus, & insignimus, ac alloram comitum palitinorutn, numero, & consortio gratanter aggregamus, & adscribimus, &c¿ Continuándose lo restante del título en concederle todas las inmunidades, exenciones, y preeminencias que es estilo conceder a los demás condes palatinos, como el crear notarios, instituir jueces, legitimar bastardos, &c. Y omito otras singularidades de su vida por no alargarme. Solo diré, que habiendo llegado a noticia de su majestad cesárea, que notaban algunos señores, así españoles como alemanes, el que se familiarizase tanto con un pintor, lo que no hacia con los príncipes, respondió el Cesar: Que principes habia muchos, pero
Tizianos tino solo. Y en otra ocasión, habiéndose caido un pincel, lo levanto el Cesar, y se le dio a Tiziano; el cual estrañando tal exceso, con gran confusión, le res pondió el emperador: El Tiziano merece ser servido por el Cesar. Todo lo cual se hace mas ponderable considerando aquella magestuosa integridad del señor emperador Carlos V, y aquel ánimo real belicoso, todo entregado a los estruendos de Marte. Lo que yo suplico a el mas incrédulo es, que vea el primer tomo de vidas de pintores, que escribió en toscano el caballero Carlos Ridolíí, donde hallará todo esto mas difuso, y carta del señor emperador, en que le trataba de su gentilhombre; y otras del señor Felipe Segundo, de singular honor, que parece imposible que por otro algún medio se logren extremos de mayor honra y estimación. También Dello Florentino famoso pintor 2 fue armado caballero por el señor rey don Juan el II de Castilla año de 142 1. Y rehusando en Florencia el darle la posesión, escribió a el rey, y su majestad a Florencia, con cuya recomendación se la dieron. Gentil Bellino, pintor insigne, que nació el año referido, fue a Constantinopla llamado del emperador Mahometo II, de quien fue muy honra do, y le armó caballero a su usanza, echándole al cuello una cadena de oro de gran valor. Y no esperó mayores honras, porque habiendo pintado de orden del turco una cabeza de sao Juan Baptista, que allá le tienen en veneración por gran profeta, notando el bárbaro que la carne del cuello sobresalía mucho, debiendo encogerse estando cortada, por lo nervioso de aquella parte, para que el pintor lo viese en el natural, hizo traer un esclavo, a quien cortó la cabeza, sin hacer del horror misterio, advirtiendo a el pintor lo notase; el cual, admirado de semejante barbaridad, trató de aviarse cuanto antes, temiendo no le sucediese a él semejante desastre, donde con tan ligeros motivos se cortaban cabezas. A Benedicto Gilandri, excelente pintor, en honra de su habilidad le concedió el rey cristianísimo exención de tributos por toda su vida, que fue por los años de 1493. A Alberto Durero, de nación tudesco, admirable pintor y arquitecto de aquel siglo de 1500 en que floreció, le honró tanto el emperador Maximiliano Primero, que después de otras demostraciones de singular amor y estimación, le hizo grande de su imperio. Diciendo a los grandes que lo murmuraban: Que Al ber- 1 II Cavalier Ridolfi, tom. a . ne le vite di Píe 2 yassari, ubi sufra, teri feneti. LIBRO SEGUNDO. lJ5 berto era muy noble por su persona; pero mucho mas por su ingenio. Y así le mando usar de las armas de los pintores, por honra especial, que son tres escudos de plata en campo azul, las cuales usan hoy los pintores nobles de Flandes. Y después de muchos elogios de sus prendas y buena vida, que escribe Bilibaldo Pircheimero, consagro a su muerte este dístico: Ditrerus totum pingendo ornaverat orbem. Restat, ait, ccelum; sicaue superna petit. No se permite a el silencio el gran Juan de Brujas, natural de la villa de este nombre en Flandes, inventor de la pintura a el óleo, como dijimos en el libr. a . cap. 6, el cual por su eminente habilidad en el arte, y supe rior talento, llego a ser tan estimado del conde de Fundes Filipo Charlois XXXI, hijo del duque Juan Digion por los años de 1420, que le hizo su secretano; y llego a tener tanta privanza con el conde como Apeles con Alexandro. 1 Juan Contari no, excelente pintor veneciano, fue armado caballero por el eñor emperador Kodulfo II por los años de 1 580. Pablo Veronés, eminente pintor, fue premiado de la señoría de Venecia con una cadena rica de oro, que hoy conservan sus descendientes, en señal de honor, por haber sobrepujado a los demás que pintaron en la librería del palaoo de san Marcos; y por estar en aquella ciudad tan estimado, no vino a pintar i en el Escorial, siendo llamado del señor Felipe II, y en su lugar vino Federico Zucaro, que se volvió por no haber agradado a el rey su pintura; pero el Veronés logró en Venecia gran suma de riqueza, honor, y bien merecida estimación. Bacho Bandinelo florentino, famoso pintor y escultor, hijo de Miguel Ángel, fue caballero de la orden de Santiago por merced del señor emperador Carlos V: murió año de 1559. Baltasar Gerbier pintor insigne, natural de Amberes, fue pintor del rey de Inglaterra Carlos Stuardo Primero, y le armó caballero de espuela dorada por tíos años de 1620. Tiberio Tinelli pintor célebre veneciano, que nació año de 1586 fue ar- . mado caballero del orden de san Miguel por merced y orden del rey cristianísimo Luis decimotercio, por el duque Carlos de Crequi, su embajador ex- 1 traordinario en Venecia. Y Jerónimo Muciano, famoso pintor bresciano fue también caballero de hábito. A Felipe Tercio, pintor italiano de gran fama, le honró con merced de há- 1 bito el rey don Enrique de Portugal cardenal; y después el señor Felipe segundo, que le sucedió en el reino, le hizo merced de una encomienda. Andrea Manteña, paduano, de cuyo sepulcro hicimos mención, fue armado caballero de espuela dorada por el duque de Mantua, aunque era de humilde nacimiento, debiendo esta exaltación a su habilidad e ingenio en esta arte. A Juan Belino, veneciano, bien conocido por sus excelentes obras, le armó 1 Pacheco, de Pie tur. ¡ib. 3. cap. 4. I7 6 MUSEO PICTÓRICO. mó caballero la señoría de Venecia, y le enriqueció con grandes donativos en atención a su eminente habilidad. Guillelmo Meda, bellísimo pintor, en premio de su mucha virtud y estudiosos trabajos, fue honrado con el priorato de Marsella, que es muy rico. Peregrin de Peregrini, por otro nombre Peregrin de Bolonia, admirable pin-; tor milanés, discípulo de Miguel Ángel, y de los que pintaron en san Lorenzo el real: fue muy honrado del señor Felipe II, y le dio una plaza de senador de Milán para un hijo suyo j y cuando se volvió a su tierra, llevó mas de cincuenta mil ducados. Gerardo Hontorst, pintor insigne, natural de Utrech, fue caballero de hábito por merced del príncipe de Orange, a quien sirvió, y retrató diferentes veces. Gerardo Segers, pintor de gran fama y experiencia, grande imitador de Vandic, fue honrado de la majestad católica, con la plaza de gentilhombre de su casa, puesto tan honorífico, que le sirven muchos títulos de Castilla: se tiene por cierto que fue caballero de hábito; aunque con tal empleo no necesita de mas calificación, por ser su instituto de caballeros. Antonio Vandic, eminentísimo pintor de cámara del rey Carlos Stuardo primero de Inglaterra, que le armó caballero de espuela dorada, y casó con la con desa de Orje: vivió, y murió católico año de 1641, habiéndose portado en vida mas como príncipe que como pintor; que hasta en esto imitó a su maestro Rubens, de quien hicimos mención en el capítulo pasado. Gonzalo Coco, pintor excelente, fue muy estimado, y armado caballero por el príncipe de Orange por los años de 1 640. A el Josefino, gran pintor, le honró el cristianísimo rey de Francia con el hábito del orden de san Miguel; y hallándose poco gustoso con él, por ser semejante a el de otros artífices, y habiéndolo entendido el papa Clemente Octavo alcanzó de la majestad del señor Felipe III, se le conmutase en el de Santiago, con la interposición de la serenísima reina doña Margarita, cuando la desposó en Ferrara con el duque de Sesar, en nombre de su majestad; aunque otros dicen que la conmutación fue al contrario. Jacobo Tintoreto excelentísimo pintor veneciano rehusó modestamente el ser armado caballero por el rey cristianísimo de Francia Enrique III, y le honró la señoría de Venecia, haciéndole su ciudadano, y concediéndole la ropa que llaman Camanigacomia, que solo la traían los nobles. Miguel Ángel Caravacho fue también caballero del hábito de San Juan, de la sagrada religión de Malta, en atención a su grande eminencia en el arte, en que sobresalió por la puntual imitación del natural. Pablo Guidoto, Dominico Pasigniano, Gaspar Celio, y Sancti Buglioni, llamado el Bullón, todos excelentes pintores de Italia, fueron honrados con hábitos de las órdenes militares de estos reinos por merced del piadosísimo rey de las Españas el señor Felipe III. Guido Rheno, bolones, fue también soberano pintor, y caballero de hábito por merced de su Santidad, y murió año de 1642. David Bech, famoso pintor, fue ayuda de cámara de la reina de Suecia. Y Jaques Calot, pintor insigne, fue caballero lorenés, natural de la villa de Nansi ¡ floreció por los años de 1625., Pe LIBRO SEGUNDO. 1?? Pedro de Gorrona fue caballero por merced del Pontífice, y llego a ser tan rico por la pintura a fresco, que siendo sumamente devoto de santa Martina, le labró un sepulcro tan suntuoso, que en solo él gastó catorce mil doblones, sin lo que gastó en la fábrica de las bóvedas y otros ornatos. Ademas de estos, fueron armados caballeros León Leoni, Francisco Paccioto de Urbino, Francisco Salviati, Juan María Verdezoti, Josef de Arpiñas, Antonio Bloclando, el cavalier Fareli, Leandro Basan, el caballero Máximo, Juan Lanfranco, el caballero Mathias, por otro nombre el calabrés fue caballero de la religión de Malta; y el caballero Cario Marati, que hoy vive con superior eminencia en el arte, lo es también por merced del Pontífice Clemente II; y de el orden de san Miguel, por merced del rey cristianísimo Luis Décimocuarto. Y $. IV. de nuestros españoles Cristoval de Utrech, pintor famoso, fue caballero del hábito de Cristo por merced del rey de Portugal don Juan el III por los años de 1 550. Cristoval López, pintor excelente, fue también caballero del hábito de ' Avis por merced del mismo rey don Juan el III de Portugal. Antonio del Rincón, natural de Guadalaxara, fue pintor de cámara del señor don Fernando el católico; y en premio de su habilidad le hizo merced del hábito de la orden de Santiago, y su ayuda de cámara. El licenciado don Bartolomé de el Ágata, excelente pintor e iluminador, en premio de su virtud e ingenio fue honrado con la abadía de san Clemente de Arezo, en cuyo empleo murió año de 1461. Juan Pantoja de la Cruz fue también pintor de cámara del señor Felipe II, de quien recibió honras muy singulares, y en especial la de ayuda de cámara, empleo de grande honra, pues lo sirven caballeros cruzados.
Alonso Berruguete, pintor insigne, y discípulo del gran Miguel Ángel, fue pintor de cámara del señor Emperador Carlos V, de quien fue muy r estimado, honrándole también con la plaza de su ayuda de cámara: fue jun- : lamente escultor; y llegó a tanto su caudal, que compró el lugar de la Ventosa y otras posesiones, y fundó el mayorazgo, que hoy permanece con título de Condes, aunque en otra casa por falta de varonía. ( ) Baltasar Alvarez, Alonso Alvarcz su hermano, y Nicolás de Frias, todos tres pintores excelentes, y arquitectos, y aun algunos de ellos escultores, fueron honrados por los reyes de Portugal, y armados caballeros del hábito militar de Cristo. Diego de Romulo, pintor excelente, natural de esta villa de Madrid, fuá honrado por la santidad de Urbano Octavo, a quien retrató, con el hábito de Cristo, reinando el señor Felipe cuarto; y el Pontífice cometió a el cardenal de Trejo Paniagua español, que se le pusiese, como lo hizo, en presencia del duque de Alcalá, embajador extraordinario, en catorce de Diciembre de 1625 Tom. 1. Z años, Jun de ¿4rfe, tw. comment. ¡ib. 2. tit. i. oct. 4. i 7 8 MUSEO PICTÓRICO. años; pero murió de allí a poco tiempo, y quedó sepultado en la iglesia de san Lorenzo de Roma. Francisco de Romulo, hermano del referido, fue también excelente pintor, y a instancia del mismo Pontífice alcanzó del señor Filipo cuarto la misma merced que su hermano. Josef de Ribera, llamado el Espafwkto, por ser español, y natural del reino de Valencia, fue excelentísimo pintor, como lo testifican sus obras, tan dignamente estimadas; fue caballero del hábito de Cristo por merced del Pontífice por los años de 1644.
Antonio Moro fue excelentísimo pintor, y gran retratista, y fue pintor de cámara del señor Felipe II: pintó extremadamente acabado y definido, y tuvieron gran precio sus obras. Alonso Sánchez Coello su discípulo fue excelente pintor portugués, y retratador insigne: fue pintor de cámara, grandemente estimado del señor Felipe II; tanto, que habitando en las casas del tesoro, por una escalera secreta que sube a palacio, bajaba freqüentemente su majestad a verle pintar, con singular benignidad y llaneza; y era su casa frequentada de los mayores príncipes y personajes ilustres de su tiempo, especialmente del señor don Juan de Austria, y el Arzobispo de Toledo don Gaspar de Quiroga; y conociendo el gran valimiento, que tenia con el rey, se valían de su patrocinio personas de grande estatura, para lograr sus pretensiones. Y llegó a tanto su caudal, que fundó en Valladolid una Obra Pia de niñas huérfanas, que hoy se conserva. El divino Morales, llamado así, no solo por lo delicado de su pincel, sino porque solo pintaba cosas divinas, fue llamado del señor Felipe II, para pintar en el Escorial; y habiendo visto su majestad el fausto con que venia, irlandó que le diesen una ayuda de costa, y que se volviese; y él dijo: que todo lo que tenia, venia a sacrificarlo a el servicio d¿ su majestad, de quien fue después muy estimado y favorecido, señalándole competentes asistencias para descanso de su vejez.
Juan Fernandez de Navarrete, el Mudo, no fue menos estimado de su majestad, frequentando mucho su obrador en el Escorial para verle pintar, en que fue tanta su excelencia, imitando a el
gran Tiziano su maestro, que habiendo muerto, decia el rey, que no habia sido conocido el Mudo, viendo que no le igualaban algunos extranjeros que habían venido a pintar a el Escorial; y a no haber muerto, le hubiera honrado su majestad con un hábito, según dio a entender diferentes veces; pues ademas de su eminente habilidad en la pintura, era noble, natural de la ciudad de Logroño. Don Juan Caro de Tabira, natural de Carmona, fue excelente pintor en Sevilla; y en atención a su calidad y habilidad, le hizo merced del hábito de Santiago el señor Felipe cuarto, aunque lo gozó poco tiempo, porque murió en lo mejor de su edad. Pablo de Céspedes, eminente pintor, aprendió en Roma de la escuela de Miguel Ángel, donde con sus buenas letras y habilidad en la Pintura, de que hizo demostración en diferentes sitios de Roma, grangeó la prebenda, que traxo y gozo en la santa iglesia de Córdoba su patria, donde se ven excelentes obras LIBRO SEGUNDO. a 79 obras de su mano, como también en Sevilla: filé hombre muy erudito en varias lenguas y buenas letras. El doctor don Pablo de las Roelas, llamado el clérigo Roelas, fue eminente pintor, imitando a el
Tiziano; y en atención a su habilidad y buenas partes, granged el canonicato de la iglesia colegial de Olivares: hay de su mano excelentes obras públicas, especialmente en Sevilla. Don Juan de Xauregui fue muy buen pintor, de cuya mano hay excelentes obras en Sevilla y en esta corte; y por su habilidad, ingenio, y buenas partes, logró el hábito de la orden de Calatrava, y fue caballerizo de la reina doña Isabel de Borbon. No es de omitir fray Juan Bautista Mayno,del orden de predicadores, excelentísimo pintor, y maestro del señor Felipe cuarto en la pintura; que este honor puede contrapesar a todos los referidos, ademas del que por sus eminentes obras se grangeó en la común estimación, como se vé en la iglesia, y convento de san Pedro Martyr de la ciudad de Toledo, y en el oratorio de casa de novicios de san Estevan de Salamanca, donde hay excelentes pinturas de su mano. Pero sobre todos los españoles, fue artífice de su fortuna don Diego Velazquez, dignísimo pintor de cámara del señor Filipo cuarto, de quien recibid tantas mercedes, que apenas se pueden numerar; pero las mas señaladas fueron las de ugier de cámara; después ayuda de la guardaropa, ayuda de cámara, y aposentador mayor; y sobre todo, caballero de la orden de Santiago; en cuyas pruebas llegó a merecer que su majestad le honrase, prefiriéndose a ser testigo, honra digna de su virtud y superiores prendas; y sino le hubiera atajado la muerte, hubiera ascendido a mas altos honores 5 pues la aptitud de su persona ofrecía materia para mas singulares demostraciones. fue enviado extraordinario por su majestad a el Pontífice, de quien recibió honras extraordinarias, y llevó crédito abierto de su majestad para comprar las mas selectas pinturas y estatuas que hallase, como lo ejecutó con grande satisfacion de su majestad. Alonso Cano fue eminente pintor, escultor, y arquitecto, y maestro del príncipe don Baltasar; y hallándose viudo, consiguió del señor Filipo cuarto una prebenda en la santa iglesia de Granada; y habiéndolo resistido el cabildo, por ser hombre iliterato, vinieron dos diputados a hablar a su majestad; y diciendo, entre otras cosas, como Alonso Cano era hombre idiota, su majestad les atajó, diciendo: Bien esta: ¿ Quien os ha dicho que si Alonso Cano fuera hombre de letras, no hahia de ser arzobispo de Toledo ? Y últimamente consiguió su majestad que le diesen diez años de término para que se habilitase j y pasados, se ordenó, y gozó la prebenda hasta su muerte. Don Bartolomé Murillo, el Vandic español, fue dulcísimo pintor, como lo acreditan sus obras, especialmente en Sevilla, su patria, donde llegó a lograr tanta estimación y riqueza, que casó a doña Tomasa Josefa su hija con don Josef de Beytia, que fue secretario del despacho universal; y a don Gaspar Murillo su hijo, que también pintó excelentemente, le consiguió un canonicato en la santa iglesia de Sevilla. Don Juan Bausista del Mazo, yerno de Velázquez, fue insigne pintor de cámara del señor Felipe IV, y ayuda de la furriera, que es ayuda de aposentador mayor, y logró diferentes empleos para sus hijos; como para don Baltasar Tom. I. Zs qu 1 8o MUSEO PICTÓRICO. que murió en el oficio de cerero mayor; y don Gaspar, ayuda de la furriera, y con serge de Aranjuez: todos empleos de mucho honor y estimación en la casa real. Don Sebastian de Herrera fue pintor de cámara del señor Carlos II, y maestro mayor de las obras reales: fue también excelente escultor, y arquitecto: tuvo la llave de furriera, y logró singular estimación en el aprecio del rey y de la reina madre doña Mariana de Austria, por sus excelentes prendas, calidad, y honrados términos; y su hijo fue ayuda de la furriera, y conserge del real sitio de san Lorenzo del Escorial. Don Francisco de Herrera, sevillano, pintor de gran capricho, logró también la plaza de maestro mayor, y pintor del señor Carlos II, junto con la de ayuda de la furriera. Don Juan Carreño Miranda fue también dignísimo pintor de cámara del señor Carlos II, y ayuda de la furriera: logró por su habilidad, nobleza y amable trato superior aprecio en el concepto del rey y de todos los señores; y ademas de los gages y emolumentos de sus plazas, y casa de aposento, le concedió su majestad cincuenta pesos cada mes de ayuda de costa por su real bolsillo. fue electo alcayde de hijosdalgo en su tierra, que era en las Asturias de Oviedo, y en esta corte sirvió la vara de fiel por el estado noble, como ya dijimos. Y últimamente gozaba por su casa el vestido de su majestad del jueves santo: privilegio semejante a el que goza la casa de los excelentísimos señores duques de Uceda, y de Hijar; el uno del vestido del dia del Corpus, y el otro el de Navidad. Don Francisco Rizi fue también eminente y erudito pintor del señor Felipe cuarto, y Carlos II; y tuvo también la llave de furriera, y fue muy estimado de sus majestades por su habilidad y nobles procederes. Don Lucas Jordán fue llamado de su majestad el año de 1692, y fue honrado con la llave de furriera, relevándole de servirla: y para su venida, le mandó dar su majestad, en Nápoles su patria, mil y quinientos ducados de plata, haciendo franco cuanto viniese en su navio, que fue mucho, y vino a cargo del capitán don Antonio González Brito, su yerno, a quien su majestad hizo merced del puesto de superintendente de el tarazanal del reino de Nápoles, con el sueldo de cien escudos al mes: y a Bartolomé de Angelis, también yerno suyo, le hizo merced su majestad de plaza supernumeraria del consejo de santa Clara de Nápoles, con ejercicio y goce, y calidad de entrar en la primera del número que vacase. Y asimismo a Bito del Core, otro yerno suyo, le hizo merced su majestad del oficio de maestro portulano de las provincias del principado de Citra y Basilicata, por dos vidas, con facultad de substituirle. También concedió su majestad a don Lorenzo Jordán, hijo del dicho don Lucas, plaza de presidente de la cámara de la sumaria de Nápoles: y el año de 1699 le hizo merced del oficio de veedor de los castillos del dicho reino, por tres vidas, con diferentes facultades, así de traspasarlas, como de darlas en dote, juntas o separadas, servirlas o substituirlas. A don Josef Jordán, sobrino del dicho don Lucas, le hizo su majestad merced del empleo de abogado de pobres de la gran corté de la Vicaría de Nápoles, con ochocientos ducados de plata de salario, y ascenso a los tribunales. Esto fue sin otras muchas mercedes que hizo su majestad a los discípulos que asistían a Jordán, de diferentes oficios en LIBRO SEGUNDO. 181 en aquel rcyno, sin sus mesadas que aquí gozaron, y la de Jordán, que era de cien doblones, sin otras ayudas de costa para colores y pinceles, coche sustentado y casa pagada. Y si el señor Carlos II hubiera vivido a el tiempo de su partida a Nápoles, no se duda le hubiera hecho alguna merced personal de grande honor: Pero no obstante, volvió a su patria el año de 1702 cargado de honores y riqueza suma: bien que no le hacia falta; porque antes de venir a España, aseguraban pasaba su caudal de docientos mil ducados de plata, y trece mil de renta. Murió en íín en su patria el año de 1704 con universal sentimiento, por hombre tan singular, no solo en su propia manera, sino en imitar la de otros, y en la suma celeridad en el obrar. Don Claudio Coello fue también grandísimo pintor de cámara del señor Carlos II, como lo manifiestan sus obras en esta corte y fuera de ella, al temple, óleo y fresco. Tuvo también la llave de furriera: y aunque fue de adusto genio y poca fortuna, logró en poco tiempo muchas mercedes de su majestad, así de los goces de sus plazas, como de una pensión de trecientos ducados de renta para su hijo don Bernardino, y otras mercedes de ración y del bolsillo, que se continuaron después de su muerte en doña Bernarda de la Torre su esposa. Don Francisco Ignacio Ruiz fue pintor de cámara del señor Felipe V. Gozólo poco tiempo, juntamente con la plaza de ayuda de furriera; y quebrantado de su poca salud, y menos fortuna, murió en breve con créditos de muy ajustada vida. Todos estos han sido pintores de profesión, y que de ella se han mantenido, y por ella han logrado honras tan superiores; haciéndoles a muchos toda la costa el arte, para estímulo de los sucesores, que animados de estos exemplos, alientan su esperanza en los afanes de su estudio ': y para que se califique, por lo que dijimos en el capítulo 4, que siendo esta profesión capaz de dar nobleza, no puede ser obstáculo para derogarla. H s- v. .e tocado en los referidos artífices solamente los actos honoríficos, y premios que han obtenido por la Pintura, sin estenderme a otras circunstancias, así por no propasarme del intento, como porque espero en Dios sacar a la luz pública sus vidas, especialmente de los que han florecido en España, donde se estenderá la pluma hasta donde alcanzare la noticia; porque miro en esta parte nuestra nación tácitamente reprehendida de los extranjeros, que tan diligentes han sido en perpetuar la memoria de sus compatriotas, no solo con las diligencias de la pluma, sino con las puntualidades de la estampa. porque entretanto no queden quejosos algunos eminentes varones que han florecido en estos rey nos, que si bien no han obtenido por la Pintura especiales honras, han sido acreedores de ellas, hallándose en posesión del mérito, y con el honor de la fama que les vincularon sus aciertos 2; haré memoria de los mas sobresalientes con el orden que ocurrieren. El 1 Cuín dignis fructus tribuitur, eandem 2 Non quantum quisque prosit, sed quanti viam capesencibus spes paratur. Symmactus,Hb. quisqus sit ponderandum est. Cicer. de claris 1. cap. 37. orator. i8a MUSEO PICTÓRICO. El insigne
Gaspar Becerra, excelente anatomista, y pintor a óleo y fresco, y grande escultor, discípulo de Miguel Ángel, y natural de Baeza, cuyas obras, en la iglesia de las señoras descalzas de esta corte, y en palacio, dan claro testimonio de su grande ingenio. Blas de Prado, natural de Toledo, y pintor del señor Felipe II. Bartolomé González, pintor del señor rey Felipe III. Yicencio Carducho florentino, excelente y erudito pintor de los señores reyes Felipe III y cuarto, que en repetidas obras del óleo y fresco, en esta corte y palacios reales, acredito su pincel, como su pluma en el erudito libro que escribid en diálogos de la Pintura. Su hermano y maestro Bartolomé también excelente pintor, y muy estimado y honrado de los reyes de España y Francia. Patricio Caxes, excelente pintor del señor Felipe III, y padre de Eugenio Caxes, también insigne pintor del señor Felipe cuarto: como lo fueron Angelo Nardi, y Josef Leonardo, excelentes pintores. Francisco Zurbarán, pintor insigne en Sevilla, grande imitador del Carabagio, estuvo también en esta corte, e hizo algunas cosas en servicio del señor Felipe cuarto, de quien fue tratado con singular amor. Francisco Pacheco, erudito pintor, y muy especulativo, cuyo libro de la Pintura acredita su gran comprehension en esta arte; como también el haber sido maestro de su yerno el gran Velázquez. Luis de Vargas, ejemplar varón, y excelente pintor sevillano: y asimismo Alonso Vázquez, y Francisco de Herrera, llamado el viejo, a distinción de don Francisco de Herrera su hijo el que dijimos fue maestro mayor. Juan del Castillo, excelente pintor, también sevillano, padre, y maestro de Antonio del Castillo, gran pintor en Córdoba, por la manera del caballero Máximo, fue maestro de Alonso Cano, aunque también lo fue Francisco de Herrera el viejo, de Bartolomé Murillo, de Pedro de Moya, que después pasó a Inglaterra, y se perficionó con Vandic; cuya manera imitó, y trasplantó a Granada: donde también floreció Machuca, excelente pintor, y arquitecto, siguiendo la manera de Rafael. Antonio Mohedano, eminente pintor, y gran fresquista, natural de Antequera. Don Juan Niño, en Málaga, pintor insigne, y discípulo de Alonso Cano: como también lo fueron Juan de Sevilla, y Pedro Atanasio en Granada, Miguel Jerónimo de Ciezar, y Felipe Gómez. Fernando añez, natural de la Almedina, fue discípulo de Rafael, y de superior ingenio. Y los Perolas, dos hermanos, naturales de Almagro, pintores, escultores, y arquitectos, discípulos del gran Miguel Ángel. Y Miguel Barroso, dulce pintor, y arquitecto, discípulo de
Becerra, de cuya mano hay una estación en el claustro del Escorial, y otra de Luis de Caravajal, excelente pintor. Juan de Urbina, Felipe de Liaño, Luis Tristán, Feliz Castelo, Luis Fernandez, Josef de Ledesma, Pedro Nuñez, Francisco Lanchares, Alonso de Mesa, Bartolomé de Cárdenas, Francisco Collantes, Juan de Chirinos, Antonio Arias, don Simón Leal, Josef Moreno, don Francisco de Solís, Juan de Espinosa, Andrés de Vargas, y Cristoval García Salmerón, los dos naturales de Cuenca, y discípulos de Hórrente, Josef Donoso, Sebastian Muñoz, Isi- do- LIBRO SEGUNDO. 183 doro Arredondo, Dionisio Mantuano, Josef Romani, Bartolomé Pérez, Francisco López, Alexandro Semin, Jerónimo de Mora, Pedro de Guzman el coxo, Juan de Soto, Jerónimo de Cabrera, Teodosio Mingot, Juan Antonio Escalante, Juan de Cabezalero, Mateo Cerezo, Josef Antolinez, y su hermano don Francisco el letrado, Juan de Toledo, Juan Montero de Roxas, Francisco de Palacios, Miguel Ximcnez, Benito Manuel, don Antonio Pereda, y Francisco Camilo, fueron todos excelentes pintores, cuyas obras, en esta corte y fuera de ella, son mudos panegíricos de su honra y estimación. Como también en Andalucía, ademas de los dichos, don Juan de Valdés, don Sebastian de Llanos, Juan Martínez de Gradilla, don Antonio reinoso, Sebastian Martínez, Josef de Saravia, Cristoval Vela, Juan Luis, Antonio de Contreras en Bujalance, y sus dos hermanas, también pintoras, Pedro de Raxis, don Juan de Alfaro: y en Valencia Pedro de Hórrente, grande imitador del Basan, los dos Ribaltas, Juan, y Francisco, padre, y hijo, excelentísimos pintores, Francisco Piagali, Jerónimo de Espinosa, Joannes, discípulo de Rafael, Bausa, Zariñena, y Luis de Soto mayor; sin otros muchos que omito por no ser molesto. R s. vi. digiosos y eclesiásticos han sido muchos los que han ejercitado esta arte, de que hicimos alguna mención, libro 2. capítulo 2, y algunos con superior excelencia, como fray Sebastian del Piombo, y fray Jacobo de Puntorno, italianos; fray Vicente de santo Domingo, de la orden de san Jerónimo, primer maestro del Mudo; fray Andrés de León, y fray Julián su discípulo, de la misma orden; fray Diego del Salto en Sevilla, y fray Pedro de Montoya, Agustinos; y fray Juan Rizi, excelente pintor, del orden Benedictino; el padre don Francisco Galeas, prior que fue en la cartuja de Sevilla; fray Juan Cotán, lego, en la de Granada; y el padre don Luis Pascual, en Cataluña; fray Juan de la Miseria, carmelita descalzo; y el hermano Adriano, del mismo hábito, en el convento de Córdoba; el padre fray Bartolomé de san Marcos, florentino; y el reverendísimo padre fray Cristoval del Viso, que murió comisario general de Indias en esta corte, con créditos de varón eximio en virtud, de cuya mano son los santos de la orden, que están pintados en el techo del salón del convento de san Francisco de Córdoba; el beato fray Pedro Nicolás Fattor, valenciano, de la misma orden, fue muy devoto pintor ; el padre Daniel Segers, flamenco, de la compañía de Jesús, llamado vulgarmente el Te atino, extremado en la pintura de flores; el padre Cesar Bonacina, milanés j Juan Bruchél, Andrea Pozo, y el padre Jerónimo Gutiérrez, todos de la misma religión. Y en la de los clérigos reglares de san Cayetano el hermano Mateo Zucolino fue célebre pintor, especialmente en la perspectiva, de que escribió con tanto acierto, que el original manuscrito le colocó en su célebre biblioteca el cardenal Barberino;el hermano Francisco María Caselli, cremonés, pintor insigne, como lo muestra en la pintura de la iglesia de santa María de los an- 1 sfpud Pacheco, lib. I. depict. cap. 9. ,84 MUSEO PICTÓRICO. ángeles de la ciudad de Nápoles; y también el hermano Juan Bautista Gakte, florentin, pintor del gran duque, el cual hizo colocar su retrato en la galería de los pintores insignes. De los eclesiásticos, además de los dos prebendados que dijimos, Pablo de Céspedes, y Alonso Cano, juntamente con el canónigo Roelas y otros, la han ejercitado muchos, como Juan Escholio, canónigo de Utrech, único en la pintura por aquella tierra 5 los dos Vidales, prebendados de la santa iglesia de Sevilla; don Juan de Fonseca y Figueroa, hermano del marqués de Ordlana, maestre-escuela, y canónigo de dicha iglesia, y sumiller de cortina del señor Felipe IV fue excelente pintor ': como también en Valencia el licenciado Pedro García Ferrer, y Mosen Francisco Guillen, Mosen Pedro Tomas; y otros muchos como ya dijimos. Con todo lo cual queda calificada la estimación de la pintura, y sus profesores en los siglos pasados, así por los precios tan excesivos, con que han sido remuneradas las pinturas de los hombres eminentes, como por los honores con que han sido por ella ilustrados sus profesores; y por los muchos eclesiásticos y religiosos que se han preciado de tan decoroso ejercicio como decente y digno empleo de tan sagrados institutos. CAPITULO X. De los grandes príncipes, y monarcas del mundo, y otras dignidades, señora,s, y mujeres insignes, que han ejercitado la pintura, y de los escritores de ella. E, §. I. m tanto que los reyes y príncipes estimaron la Pintura, y la solicitaban los pueblos, creció en ella la nobleza 2, y en los artífices el generoso ardimiento de la gloria temporal 3: ¿ Qué ingenios no admiró la Grecia ? Qué artífices no celebró la Italia ? Y qué eminentes sujetos no ha venerado todo el resto de Europa ? Pero que mucho, si los reyes, príncipes y emperadores no solo acrecentaron su nobleza con demostraciones honoríficas, sino que ilustraron su empleo con ejecuciónes personales ! 4 Es el honor el mas vigoroso alimento de las arres, así como el desprecio la insidiosa polilla que las consume S. Innata propensión de la naturaleza humana, aspirar a aquello que ve colocado en la cumbre de la estimación; como abandonar lo que mira abatido en el abismo del desprecio ! 6 Tan tenaz es el respeto de los hombres a los esplendores del honor, que con tener tan vinculado la Pintura el deleite, es en ella mas poderoso el es- tí- 1 Pach. ubi suprá. P iv g- dicator. 2 De Pictura, arte quondam nobili, tune s Monos alit artes, omnesque trahimur ad cura expeteretur a regibus, populisque. Plin. studia gloria. Iacentque ea semper, qua: apud ¡ib. 35. cap. 1. quosque iinprobantur. Cicer. ad init. lib. i. tuse. 3 Duravit artifícibus generosus verae laudis qu.-est. amor,quamdiü regibus, populisque arüum revé- 6 Naturale enirn est eam, quse magni fit renda mansit.jn. de pict.vet. lib. 2. cap. 9. §.6. artem ejerceri frequenter, qus contra res con- 4 Reges ipsi, principesque summi operaiu lemptui habeatur, eam aspernari omnes. Thein ea colocarunt plurimam. Sckejer. de arte mistoc. orat. 2. LIBRO SEGUNDO.,s 5 tímulo de la opinión y los intereses de la fama: felices siglos aquellos en que los príncipes llegaron a gozar el sabroso néctar de la sabiduría, para que el amor midiese con el conocimiento las lineas de la estimación ! 2 Pues mal podrá dirigirlas a los artífices el que estuviese ignorante de las artes 3; causa, que hace í estás declinar de su debida perfección. 4 Siendo pues esta honorífica cualidad una de las mas peregrinas, que accidentalmente ilustran la Pintura, es muy preciso describirla, sin tropezar en la molestia de afectarla. El emperador Constantino Octavo fue tan eminente en la Pintura, que como ya dijimos, bastó a subvenir los varios contrastes de su fortuna, depuesto del imperio de Grecia. 5 El emperador Adriano ejercitó también la Pintura logrando en ella el epitecto de peritísimo. Marco Antonio, filosofo y emperador fue también excelente en la Pintura, y discípulo de Diogencto. También el emperador Alexandro Severo pinto maravillosamente. 6 Lo mismo hicieron los emperadores Justiniano, Valentiniano, Gordiano, Nerón, Elio Aureliano, Marco Aurelio, Augusto, Tyberio, Juba, rey de la Mauritania, y Teodosio Secundo, que entre sus loables costumbres tuvo la prenda de la Pintura, de que se mantenía secretamente por especial virtud moral. 7 El señor emperador Maximiliano II se preció mucho de dibujante; y Renato, rey de Nápoles, de la casa de los duques de Anjoú, fue el mejor pintor de su tiempo. El rey cristianísimo Francisco Valesio el Primero honró los pinceles, imitando a su glorioso abuelo materno: como también el señor rey de Hungría Josef, emperador de Alemania; y el serenísimo señor Carlos Emanuel, duque de Saboya. Y de nuestros ínclitos monarcas españoles apenas ha habido alguno que no la haya ejercitado: los señores Carlos V, Filipo II, III, y cuarto; y los serenísimos infantes sus hermanos la ejercitaron en sus primeros años 8, y pocos ha que en la real guarda joyas de este palacio de Madrid se hallaron dos pinturas de mano del señor Felipe IV, con su real firma; y de orden del señor Carlos II su hijo se trasladaron al Escorial: y no es de omitir que tratando de la música, en cierta ocasión, el señor Filipo II, con algunos de su cámara, que se preciaban de tener buena voz, dijo su majestad con estrañeza: No sabré decir la voz que tengo, porque nunca la he probado. De suerte, que este monarca juzgó en algún modo indecente a la majestad el can- :ar, siendo un arte tan ilustre; y este mismo, y su padre y sucesores se pretom. I. Aa c ¡ a _ i Aden prasmium omnia spectant,ut Pictura suarum, Picturam ejercendo, sibi victum quje- quoque quairquam plurimum habeat in se vo- sivit. Sigisbert. in ebror.. anno 918. uptatis, máxime tamen presentí fructu Jaudis, 6 Adrianum imperatorem fuisse Pictune jpinionisque ducatur. Jun. de pict. vet. lib. 2. peritissimum::: Marcum Antoniutn, philoso- °P- 9- t phum imperatorem illum laudatissimum, ope- 2 lntelhgetitissimos certe artas fuisse prisco- ram Picturx dedisse sub Diogeneto magistro-rum sxculorum magnates, ex eo quo artífices Alexandrum Severum & ipsum imperatorem prosequsbantur amore faciié percipias. Jun. miré pinxisse. Tiraquel. de nobilit. cap. ¡4. nun. 4. w. §.2. 1 11 Cavalier Ridolfi, tom. 1. Francisco de la 3 Naturali vitio fixum est, radicatumque Mote le Foyer, tom. i.tract. 1. instruct. a el Delpectoribus humanis, ut qui non intelligunt ar- fin de Francia. Causiu. cort. sant. tom. 5. in Pullas . non mirentur artífices. Sidon. slpoilin. lib. cheria. I f. cap. 10. 8 ¿4pud Carduch. dialog. 8. (3 doct. Joan. Ro- 4 Propter ignorantiam artis virtutes obscu- drig. de León, & D. Joan, de Xauregui, i¿ Bu , rantur. Vitruv. in proxmio, lib. 3. tron, apnd ipsum. 5 Constantinus imperator, opere manuum 186 MUSEO PICTÓRICO. ciaron mucho de la Pintura, indicio de su grande excelencia. El' príncipe don Baltasar la ejercitó también, y asimismo el señor don Juan de Austria, de cuya mano -he visto yo varias pinturas a el óleo; y llegó- a hacer tan bien de porcelana, que decia Carreño, que a no haber nacido príncipe, pudiera con su habilidad vivir como tal. Y finalmente nuestro católico monarca Felipe V, que Dios guarde, nieto de el ehristianísimo Luis Décimocuarto, siguiendo el ejemplo de sus ínclitos abuelos y predecesores, la ha ejercitado con tal primor, que yo he visto algunos dibujos de pluma de su real mano, que pudieran-acreditar a cualquiera de la profesión; y para mas honrarla, les califica con su real firma. Pero sobre todo, sin agravio de ejemplares tan superiores, nuestro muy santo padre Clemente Undécimo, que hoy rige el timón de la nave de "la iglesia, ha dibujado superiormente, con la dirección y escuela del insigne Carlos Marati: y lo mismo acontece al eminentísimo señor cardenal Aquaviva, nun- 1 ció que fue en España: y apenas hay príncipe en Italia, y aun en los demás reinos extranjeros que no esté condecorado con esta habilidad. O, §. II. o: tros muchos príncipes se han preciado de este decoroso ejercicio, como Valerio Máximo, que fue cónsul; Lucio Scipion, Lucio Hostiliu, Mancinio, Luíció Mumio, Acayco, todos patricios, y caballeros romanos. ' Y de nuestros españoles, el excelentísimo señor conde de Benavente, bisabuelo del que hoy vive; el marqués de Monte- Velo, grande de Portugal, y embajador de Roma' que fue excelente pintor: pasóse a Castilla cuando el levantamiento del reyñi de. Portugal, y no siendo bastantes sus asistencias, se socorrió de la pintura hasta que le premió el señor Felipe IV; y enseño a su hijo y a otros; en tre los cuales fueron don Juan Antonio Asensio, maestro que fue de mathe maricas de los'pages del rey; y don Juan Iiño, gran pintor en Málaga.- ;. El excelentísimo señor duque de Uceda, embajador que fue en Roma,! 1 ha honrado; y aun conserva los instrumentos del arte, que yo he visto, mu; primorosos. También don Pedro de Montezuma, conde de Tula, pintó con @8 celencia; y el marqués del Aula, y el excelentísimo señor duque de Alcalá, vir rey que fue de -Barcelona; y el conde de las Torres, hoy comisario general acompaña esta, con otras muchas prendas de su valor y de su ingenio; Monse ñor Daniel Bárbaro, patriarca de Aquileya; y Monseñor don Juan, arzobisp r £ cantuariense, fueron pintores: El ilustrísimo señor Caramuel se preciaba rrfü cho de pintor, como lo dice en su tratado de la arquitectura 2: y el ilustrísim s.áor don Jerónimo Mascareñas, obispo de Segovia, tuvo también con exc lencia este loable ejercicio, que acompañó con otras muchas virtudes, y aciei tos de su gobierno. Don Rafael Sanguineto, caballero de la orden de Santiago, regidor dees no de. este ayuntamiento de Madrid, y del consejo de Hacienda de su mage tad, fue excelente pintor, y aun en sus últimos años solia tener este deleite. Do Frai i Plin. ubi supr. Tiraquel. de nobilitat. cap. 34. 2 Caramuel, rom. 3. de arekitect. ¡n dedicat, num, 4. LIBRO SEGUNDO. T g 7 Francisco Antonio Ethenhard, caballero del hábito de Calatrava, y capitán teniente que fue de la real guarda alemana, junta esta de la pintura, con otras muchas prendas, de que se adorna su lucido ingenio. Don Tomás Labaña, de la cámara de su majestad, y del hábito de Cristo; Don Pedro de Herrera, y don Juan Valdés, ambos del real consejo de Hacienda, la ejercitaron también; sin que empleos tan superiores obstasen a el deleite de los ratos desocupados: como también don Francisco Velázquez Minaya, de la orden de Santiago, y caballerizo de la reina, y el licenciado Gregorio López Madera, tuvieron excelente habilidad. Juan Pérez Florian, del hábito de Cristo, de la cámara del .señor Filipo II; don Jerónimo de Avanza, del hábito de Alcántara; y don Jerónimo Muñoz, de la orden de Santiago, mostraron su grande ingenio ,en esta arte; como también don Estevan Hurtado de Mendoza, siendo su padre asistente de Sevilla. E. $. III. n señoras de primera clase ha habido también ilustres ejemplares. La serenísima reina doña María Luisa de Borbon, primera esposa del señor Carlos II, pintó de miniatura, lo cual supe yo de su majestad misma, en presencia del señor Carlos II.
Sofonisba Cremonense, dama que fue de la perenísima reina católica de España doña Isabel, mujer del señor Filipo Secundo, fue excelente pintora; y asimismo sus tres hermanas Ana, Europa, jv Lucia, que siendo dama de la reina su hermana Sofonisba, está demás el iecir, que eran de la gran casa de la Angusiola en Faenza. 2 Y otra señola siciliana hubo en esta corte, en tiempo del señor Felipe IV, que hal:ia excelentes retratos en pequeño. La excelentísima señora doña Teresa SarIniento, duquesa de Bejar, ha pintado muy bien; y no ha muchos años, que |e merecí me mostrase una cabeza de nuestra señora, que en Valencia llaman ilel Auxilio, recien hecha de su mano, en cristal, por el reverso, con harto primor. La excelentísima señora doña María de Guadalupe, duquesa de Abeyro lio ha permitido falte en su universal comprehension la de la pintura; cuya inteligencia acompaña con la de todas buenas letras, y pericia universal de lenguas. Irambien la excelentísima señora condesa de Villaumbrosa pintó con primor. Dolía Mariana de la Cueva, Benavides, y Barradas, mujer de don Francisco de Zaras, caballero del hábito de Calatrava, y hermana de otros tres caballeros del hábito, fue excelente pintora en Granada. Pero sobre todas, corona dignamente Istos ilustres ejemplares el de la serenísima reina nuestra señora doña Isabel larnesio, esposa dignísima de nuestro católico monarca, cuya excelente habilillad en la pintura, acompaña otras muchas prendas que ilustran su real persona, I' que la constituyen acreedora, no solo del real tálamo, sino de los corazones le todos sus vasallos. Marieta Tintoreta, hija del famoso Jacobo Tintoreto, fue excelente pintora, ' sus obras muy estimadas de todos los príncipes de Europa. 3 Y Margarita de Tom. I. Aa 2 En- 1 Pacheco, ¡ib. i. cap. 9. in dialog. 2 Doct. Juan. Rodrig.de León, apud Carduchi, 3 11 Cavalier Ridolfi, tom. 2. l8 8 MUSEO PICTÓRICO. Encina hermana de Juan de Encina, o Juan de Brujas, el inventor de la pintura a el óleo, fue excelente pintora. Propercia Boloñesa, excelente pintora y cscultora. Plautila Abadesa, y Lucrecia Quistellia, mirandulana, y Arthemisa Genttileschi, pintoras italianas excelentes. Lavinia Fontana, hija de Prospero Fontana, pintor famoso en Bolonia, fue eran pintora; tanto, que de su mano hay una pintura en el Escorial de una virgen con el niño dormido sobre unas almohadas, con san Juan, y san Josef, y está la virgen levantando un velo para que se vea el niño; y en fin es su pintura muy estimada en Italia: donde también lo ha sido la de Propercia de Rosi, y de la hija del caballero Máximo, y Teresa del Pd, hija de Pedro del Pó, pintor romano. Nuestro Alonso Sánchez tuvo también una hija excelente pintora, ilustrada con otras muchas prendas: como también doña Mariana Duarte, hermana de don Francisco Duarte, presidente que fue de la contratación de Sevilla, ilus trado también con esta habilidad. Hoy es muy célebre en Paris Madama le Hay, por excelente en la pintura de profesión; no siendo inferior en la poesía, música, y grabadura; pues de su mano es grabado el libro que sacó a luz el año pasado de 1706, que anotaremos adelante, §. 7. Susana María, pintora en Augusta, hija de Juan Fischero, pintor. Ana María Schermania fue muy erudita, y con varias artes ilustrada; y especial- mente en la pintura de flores. Ana Felicitas de Neuburg, al óleo, y temple excelente; y en la plástica, y cerífica, superior. María Sybila Gravia francofor tense, también pintora excelente: como también Susana de Sandrart, norimbergense. Entre los antiguos fueron celebradas Timarete, hija de Mycon el menor, que fue de los dos señalados en esta arte l; de mano de la cual fue la antigua y célebre tabla de Diana, colocada en el templo de la diosa en Efeso. 2 Irene j hija, y discípula de Craton, pintó una muchacha, que se colocó en Eleusine. 3 Calipso, que pintó un viejo, y un maestro de armas, llamado Theodoro. AI cistene, que pintó un célebre danzante. Aristarete, hija y discípula de NearcO, pintó a Esculapio. Lala Zicicena, doncella, que se retrató mirándose a un espejo; y tuvo tanta excelencia en la pintura, que en la calidad y en el precio se aventajó a los mas célebres pintores de su tiempo. También Olympia fue excelente pintora, cuyo discípulo fue Antobolo 4; sin otras muchas que omito por escusar prolixidad: solo pido se me permita hacer memoria de doña Francisca Pa lomino, mi hermana, que fue ilustrada con esta habilidad, aunque se malogre en lo mejor de sus años. S.IV t Fuit, & alius Mycon, qui minoris cog- ídem. cap. ti. nomine distinguitur, cujus filia Timarete & 3 Irene Cratini pictoris filia,& discipula ipsa pinxit. Plin. 3$. cap. Q. puellam, qux est Eleusina:. Plin. ibi. 2 Timarete Myconis riliam Dianam in ta- 4 Hcec omina apud Plin. videbis, ubi supré bula, qu Ephesi est in antiquissimis picturx. LIBRO SEGUNDO. $. IV. 189 _Le la Pintura han escrito en todos idiomas; aunque el señor Caramuel, en su tratado de arquitectura, tomo 2. dice: Que de la Pintura se ha impreso poco, y menos que se -pueda leer. Y aunque esto me ha hecho notable disonancia en un varón tan erudito, y en todas letras consumado; mucho mas me admira, que poniéndose a escribir dicho señor Caramuel de la Pintura en el libro citado, como una de aquellas artes, de que se puede adornar el arquitecto, en vez de hacer un breve resumen de su teórica y práctica, empeña todo el tratado de esta arte en disputar si se engañó Virgilio en la descripción del palacio y templo de la reina Dido, y en los amores que dice tuvo con Eneas; y si las ponderadas líneas de Apeles y Protdgenes son Hccion fabulosa, d historia verídica: cierto que el arquitecto quedará grandemente instruido en la Pintura con tales dogmas ! Pues que, si vamos a el artículo cuarto, donde trata de la perspectiva, la cual, dice, se adquiere mas con el ejercicio de echar líneas, y con la experiencia de ver un mismo cuerpo en diversos lupares, que con libros y argumentos ? 2 Verdaderamente que los hombres doctos necesitan de gran reflexión para tratar agenas profesiones; y que esta de la Pintura tiene mas fondo del que algunos han pensado, atendiendo solo a la práctica, sin hacerse cargo de la teórica. Pero si esta facultad es tan desgraciada, que un tan eminente sujeto, que escribió tanto, y en materias muy agenas de su instituto y profesión; y que en sus primeros años se preciaba mas de pintar que de escribir, como el mismo depone de si 3, llegando a tratar de la Pintura, se contenta con esta levedad: ¿que se admira, que otros, en quien no ha concurrido tan alta erudición, o no hayan escrito, o no sea cosa, en su juicio, que se pueda leer ? Estoy cerca de persuadirme, o que no habia llegado a su noticia lo mas peregrino que se ha escrito de esta facultad; o que a mí me parece tal, por no medirse mi cortedad con lo elevado de su talento; pero como quiera que sea, porque otro no incurra en semejante arrojo, haré aquí un breve resumen de lo que yo tengo visto, y sé que se ha escrito de esta facultad en varios idiomas, comenzando por el castellano, en gracia de nuestra nación. En castellano escribió el doctísimo Pablo de Céspedes, racionero de la santa iglesia de Córdoba, varón eximio, y peritísimo en todas artes y lenguas 4: redúxolo en octavas; de las cuales pone muchas Francisco Pacheco en su libro de la Pintura. Escribió también de la perspectiva teórica, y práctica, aunque no se sabe si salió a luz. Juan de Arfe Villafañe escribió otro, intitulado: Varia Conmensuración, de grande utilidad para todas las artes del dibujo, y especialmente para la Pintura, por lo que trata de la simetría, anatomía y arquitectura, impreso en Madrid año de 1675. en folioescribió también el licenciado Gaspar Gutiérrez de los Rios, profesor de ambos derechos, un libro intitulado: Noticia de las Artes Liberales, en que prue- 1 Caramuel, tem. a. de arebitect. tract. 7. ar- 3 Caramuel, tom. 3. de arekitectur. in dedicator. tic 1 . 4 Pacheco, ¿ib. 1 . de la Pintura, cap. 1 . 2 Ídem ibi, í¡' utique, art. 4. , 9 o MUSEO PICTÓRICO. prueba difusamente la ingenuidad de la Pintura, impreso en Madrid año de 1600 en cuarto. Lo mismo hizo don Juan Alonso de Butrón, profesor también de ambos derechos, adelantando el asunto en su libro intitulado: Discursos apologéticos de la Pintura, con profunda erudición y copiosa noticia, en Madrid año de 1626 en cuarto. Vincencio Carducho escribid un libro intitulado: Diálogos de la Pintura, con singulares noticias y erudición: a que añadió a el fin varios informes y pareceres a favor de la Pintura de los ingenios mas clásicos y eruditos de aquel siglo: imprimióse en Madrid año de 1633 en cuarto. Francisco Pacheco, natural de Sevilla, escribió otro intitulado: Arte de la. Pintura, con sencillo y claro estilo, y copiosa explicación de la teórica, y práctica de esta arte: imprimióse en Sevilla año de 1649 en q uarto - Don Feliz Lucio de Espinosa y Malo escribió un resumen intitulado: G7c rías del Pincel, con grande erudición y elegancia. Paulo Pino escribió otro de la Pintura en diálogos, según Pacheco, no sé en que idioma: como también Ludovico Dolce, según el mismo autor. En Portugués, que también es idioma español, aunque no castellano, escribió un tratado muy curioso de la Pintura, simetría, y perspectiva, el Padre fray Felipe de las Chagas, del orden de predicadores, adjunto con otro de la poesía, en cuarto, impreso en Lisboa por Pedro Crasbech año 161 5. De manuscritos que no han salido a luz escribió el padre fray Juan Rici, de la sagrada religión de san Benito, un libro que yo he visto, con mucha erudición e inteligencia profunda de la Pintura, y de todas las artes que la ilusffán. Escribió también don Francisco de Solís, pintor de buen gusto, y grande aplicación a los libros, uno de las vidas de algunos pintores españoles que han sobresalido en las tres artes de Pintura, Escultura, y Arquitectura. E, §. v. m latin escribió un tomo León Baptista Alberti, intitulado: De Pictura prastantissima, & nunquam satis laudata arte Ubri tres, absolutissimi Leonis Baptista de Alberti. Basilete, anno 1540 en octavo; a que añadió el tratado de la estatua para los escultores: fue peritísimo en todas letras, y el primero que escribió de esta arte después de su restauración en estas provincias. Otro, de Justo Ammano Tigurino, enchyridion artis pingendi Jingendiy & sculpendi. Francofurti, anno 157% in cuarto. También Francisco Junio escribió de Pictura veterum un tomo en cuarto, que dio a luz año de 1637 en Amsterdám, con singular elegancia y erudición, así de autoridades latinas, como griegas; y lo amplió después en un tomo de á folio, con admirables notas y adiciones, juntamente con el catálogo de los eminentes pintores, escultores, y arquitectos, y otros artífices de la antigüedad; y lo sacó a luz Juan Jorge Gr¿evio año de 1694. En el mismo idioma escribió Juan Schefero, alemán, un libro de octavo muy dogmático y erudito, intitulado: De Arte pingendi. Carlos Alfonso de Fresnoy escribió un poema latino en verso heroyco, muy ele- LIBRO SEGUNDO., t), elegante y erudito, con la versión y notas en francés; en Paris año de 1684. en octavo. Luis Demoncioso escribió comentarios de la escultura y pintura de los antiguos; en Roma año de 1585 en cuarto. Pinn.icotcca, sive romana pictura, & scnlptura, por Juan Miguel Silos; en Roma año 1673 en octavo. Joachimi de Sandrart, Academia nobilissima artis pictoria. Norimberga anno 1683 en ful. Robeito Flud, de Aíachorcosmi historia, tom. 1. tract. 2. part. 5. escribe tres libros de Arte Pictoria; y otros cuatro de Óptica, o Perspectiva, en la 4. part. Pedro María Canepario de Crema, en su libro de Attramentisy en Venecia, año de 1 6 1 9 en cuarto. Diactyliotheca, de Abrahám Corleo, antuerpiano; en Amsterdam año de 1609 en cuarto. Escribid también Juan Bautista Armenio de veris Pictura praceptis; en Rabena año de 1 5 8 7 en cuarto. Pomponio Gaurico, de Scnlptura, & Pictur.:. Los dos Philostratos mayor y menor; como también Calistrato, y Pedro Gregorio Tolosano, en su Syntagma artis mirabilis. Plinio emplea en tratar de la Pintura todo el libro 35. de su historia natural. Juan Molano, de historia sacrarum imaginum, & picturarum. Policiano. in Panepistemone. Cardano, libro ij. subtiL Vosio, in Graphice. El padre Antonio Posevino, de la compañía de Jesús, de picta poesi; en Venecia año 1603. en folio. Y nuestro grande Alberto Durero escribió superiormente de la simetría, perspectiva, geometría, &c. que aunque su primitivo idioma fue en lengua tudesca, se ha traducido en latin, y en otras lenguas. De perspectiva han escrito muchos: el ilustrísimo señor Juan, arzobispo cantuariense, en latin; Daniel Bárbaro, patriarca de Aquileya-, en roscano; Juan Broquel, de la compañía de Jesús, tres tomos en francés, supresso nomine, cosu única; como lo son los dos modernos de Andrea Pozo, también Jesuíta, con la explicación en latin y toscano, de lo mas peregrino, que en la práctica- se ha visto: el maestro fray Ignacio Dante, del orden de predicadores, catedrático que fue de la universidad de Bolonia, escribid altamente la teórica, y práctica en los comentarios sobre el Vignola, impreso en Roma año de 161 1. en roscarlo -. como 'así mismo el del caballero Lorenzo Sirigati, Sebastiano Serlro, Julio Troyli, y el hermano Matheo Zucolino, déla congregación de clérigos reglares de san Cayetano: Samuel Merolois, y 'juan Cansino: como también la de fray Francisco Nicerón, religioso mínimo, en Paris año de 1638. en folio; y Monsieur de Sargues año de 1647. también en Paris: a que se pueden agregar todos los que han escrito de la óptica, que son casi innumerables; de los cuales se notarán algunos en el libro siguiente. A ]ji §. vi. m toscano se ha escrito mucho de la Pintura en diversos temas. El gran Leonardo de Vinci escribió con singular inteligencia, dogmática, y preceptivamente, impreso en Paris año 165 1 en folio. Federico Zucaro escribió otro tratado de la Idea, con grande erudición, y am- I92 MUSEO PICTÓRICO. ampliación del dibujo, interno y externo, en Turin año de 1607 en folio. Pablo Lomazo, habiendo perdido la vista para pintar, la tuvo para escribir otro volumen muy erudito, en teórica y práctica de la Pintura, en Mila'n año de 1584 en cuarto. Él mismo escribió la idea del Templo della Pittura; otro de rimas, en alabanza de Dios, y de las cosas sagradas; y otro de la forma de las musas, impresos en Milán año de 1 591 en cuarto. Disegno del Doni, donde se trata de la Pintura y Escultura, y otras cosas pertenecientes a estas artes, impreso en Venecia año de 1549 en octavo. Pitture del Doni, donde se trata la delineacion de diferentes figuras morarales, en Padua año de 1 564 en cuarto. Trattato de la P li tura, por fray don Francisco Bisaño, caballero de Malta, en Venecia año de 1642 en octavo. Le nove chiese di Roma, del caballero Balloni, donde trata de las pinturas y Esculturas que hay en ellas, impreso en Roma año de 1639 en dozavo. Le mlnlere della Pittura, compendiosa informatione di Marco Boschinl,en Venecia año de 1664 en octavo. Mlchrocosmo della Pittura da Franzesco Scanelli da Forli, en Cesena año de 1657 en cuarto. Trattato della Nobilitd della Pittura, de Romano Albertí, en Roma año de 1585 en cuarto. Trattato della Pittura del Cavalier Giorgio Vassari, riel qiiale si contiene la prattlca diessa, en Florencia año de 1 6 1 9 en cuarto. Le Vitte de Pittori, Scultori, & Architetti, del mismo autor, en cuatro tomos de a cuarto, en Florencia año de 1 568, y en Bolonia año de 1647. Le belleze della cittd de Fiorenza, donde se trata difusamente de la Pintura y Escultura, escrito por M. Francisco Bochi, en Florencia año de 1591 en octavo; y ampliada por M. Gio Cinelli, en Florencia año de 1677 en octavo ueravu. Nuovo studio di Pittura, Scultura, & Architettura nelle Chiesse di Roma, por el abad Filipo Titi, en Roma año de 1686 en diez y seis. Viagio Pittoresco, por Jacome Borri, en Venecia año de 1 67 1 en diez y seis. Dkhlaratione di tutti ' historia chesi conten gono neli cuadri, posti nuovamente nelle sale del palla zzo dticalle della serenísima república di Venecia, por Jerónimo Bardi Florentino, en Venecia año de 1 660 en diez y seis. Flori d' ingengno, compositioni in lode duna bellissima effigie di Primavera, opera del slgn. Carolo JSÍarattl Raccolti da Gio Batista Atagnovini, en Venecia año de 1685 en cuarto. Dlscorso Intorno alie imagini sacre, c5 profane, del cardenal Paleoto, en Bolonia año de 1582 en cuarto. Trattato della Pittura, e Scoltura, uso, & abuso loro, compuesto por un teólogo, y un pintor, en Florencia año de 1652 en cuarto. Le finezze de a pennell Itallanl, obra de Ludovico Scaramuza, en Pavía año de 1674 en cuarto. X' Inganno degV ' ochl, con un dlscorso della Pittura di Pietro Accolti, en Florencia año de 1625 en folio. Le LIBRO SEGUNDO. a 93 Le Vitte de Pittori, Scaltorl, & Archa et ti, del caballero Juan Balloni, en Roma año de 1642 en cuarto. Le maraviglie degl' arte, overo le vitte de Pittori Veneti, del caballcr Carlos Ridolií, en dos tomos de a cuarto, en Venecia año de 1 648. Vitte de Pittori antichi scrite & illustrate da Carolo Da ti, en Florencia año de 1667 en cuarto. Le vitte de Pjttori, Scoltori, £? Architetti Genovesi, del ilustrísimo señor Rafael Soprani, noble G.-novés, en Genova año de 1674. Noticia de professori del disegno da Cimabite inqua, obra de Felipo Baldinucci en dos tomos de a cuarto; en Florencia año de 1686. Y él mismo escribió las vidas de los abridores de buril, y otro tomo de la vida del Bernino, escultor célebre; y también el vocabulario toscano del arte del disegno. Le Vitte de Pittori, Scultori, & Architetti moderni da Gio Pietro Bellori, en dos tomos de a cuarto, en Roma año de 1672. Felsina pitrice, vitte de Pittori Bolognensi, por el conde don Carlos Cesar Malvasía, en dos tomos, en Bolonia año de 1678 en cuarto. Iconologia di Cesare Pipa, ampliata del signor Zaratini Castellini, en Venecia año de 1645. Dell imagini sacre, dialogi del P. Constantino Phini, canónigo reglar, en Siena año de 1595 en cuarto. La Galería del cavallier Afaximo, distinta in Pitture, e Scolture, en Ancona año de 1620 en diez y seis. Riposo di Rafaello Borghini, en el cual se trata de la Pintura y Escultura, obras, y artífices famosos, en Florencia año de 1584 en octavo. Discorso di Alessandro Lamo intorno d la Scoltura, e Pittura, con la vida de M. Bernardino del Campo, pintor cremonense, en Cremona año de 1 584 en cuarto. Dialogi di JM. Giovanni Andrea Gilio, da Fabriano, en Camerino año de 1564 en cuarto. Figino, overo del fine della Pittura, diálogo del R. P. D. Gregorio Comanini, canónigo reglar lateranense -en Mantua año de 1 591 en cuarto. Origine, e progres so delí Academia del disegno de Pittori, Scidtori, £? Architettori di Roma, por Romano Alberti, en Pavía año de 1604 en cuarto. Due lezzioni di M. Benedetto Varchi, donde se trata la cuestion de la precedencia entre la Pintura y Escultura, en Florencia año de 1 549 en cuarto. Della nobilissima Pittura, e della sita arte, del modo, e della dottrina di conseguirla agevolmente, obra de Miguel Angelo Biondo, &c. en Venecia año de 1 549 en octavo. Vitta di Afichelagnolo Buonarroti, raccolta per Ascanio Condivi de la Ripa Fransone, en Roma año de 1553 en cuarto. Breve compendio della vitta del famoso Tiziano Vezellio di Cadore, cavalliere, e pittore, con ' arbore della sua vera, consanguinitd, en Venecia año de 1622 en cuarto. Tom. I. Bb §. VII. , 94 MUSEO PICTÓRICO. E §. v 1 1. _n lengua francesa se han traducido los mas de los libros italianos y latinos, que se han anotado: y ademas de esto han escrito muchos, con singular inteligencia. Monsknr de Cambray escribió uno intitulado .: La perfection de Ud Peinture. Monsieur Felibien escribió sobre las pinturas de los triunfos de Alcxandro Magno del insigne Monsieur le Bnin, cuyas estampas nos dan claro testimonio de la eminencia de sus obras; y ademas de ser este libro de suma eloqüencia, incluye muy importantes dogmas, para la buena economía de una pintura. () x También otro, sin autor, intitulado: Traite de Mignaturepour apprendrs aisement d peindre sens maistre, en París año de 1676 en diez y seis. Conversations sur la connols sanee de la Peinture, ou par occassion il est parte de la vie de Ritbens, sin autor, en París año de 1677 en diez y seis. Livre de pourtraitture de maistre lean Coitsin, en París año de 1656 ¡i cuarto. Entretiens sur les vies, £? sur les ouvrages des plus excellentes peintres anciens & modernes, du Monsieur Filibien, en París año de 1.685 dos tomos en cuarto. Sentirnens des plus hábiles peintres du cet temps sur la prattique de la Peinture recueillis, & mis en tables de preceptes par Henry Testelein, en París año de 1680 en folio. Sentirnens sur la distinction des manieres de Peinture, desein, & graveure, & des originaux, & copies,par A. Bosse, en París. año de 1649 en dozavo. Abreve de la vie des peintres avec des., reflexions sur leur ouvrages. A Parts chez Nicolás Langlois, Rué S. Jaques, d la Vktoire, en octavo, año de 1699 sin autor Livre d dessiner, compose de tetes tirees des plus beaux ouvrages de Rafael grave par Mademoiselle le Hay, presente d Monsieur de Cotte, Tntendant & Ordonateur General des Bastimens, Jardins, &c. en París año de 1706 en folio. Cours de Peinture par principes, compose par .Monsieur de Piles. A Parts chez Jaques Etienne, Rué Saint Jaques, au coin de la rué de la Parcheminerie d la Vertu. Año. de 1708 en octavo. En flamenco escribió Cario Vanmander un libro de la Pintura, con los fundamentos, y práctica de esta arte, juntamente con las vidas de los pintores italianos, y flamencos hasta su tiempo, impreso en Amsterdam año de 161 8. En lengua inglesa escribió Henrico Peachan un libro intitulado: El perfecto Gentilhombre, donde trata difusamente de la Pintura, en Londres año de 1634 en cuarto. En lengua tudesca escribió Valentin Bolgen de Rufach otro libro, del modo de preparar toda suerte de colores; en Francofort año de 1562 en octavo. §. VIII. () Remarques sur V art de Peinture de CbarJ. ¿41fons. du Fresnoy, num. 77. LIBRO SEGUNDO. ICK 95 D §. VIII. e los antiguos griegos y romanos también escribieron muchos, que la injuria de los tiempos nos ha tiranizado, dejandonos solo a Calistrato, y los dos Filostratos, y la memoria de los demás que reriere Plinio y otros autores ': y así nombraré solamente aquellos, cuyos escritos perecieron con gran menoscabo del arte, y quebranto de sus profesores. El grande Apeles, no contento con haber enseñado a su discípulo Perseo, le escribió un erudito libro de esta facultad; sin otros volúmenes que dice Plinio. 3 Adeo Mytileneo escribió de la estatuaria. 3 Alzetas, de iis, quee Delphis con-' secrata 4, según Atheneo; y según él mismo escribieron también Alexis, poeta, Pherecrates y Diphilo de Pictura. Anaxímenes escribió de las pinturas antiguas, según Fulgencio s; y según Plinio, Antigono, estatuario y pintor, escribió de su arte varios libros. 6 Aristodemo Cario escribió de aquellos mas eminentes varones, que con sus obras y estudio ilustraron esta facultad 7, y los reyes y ciudades que mas se señalaron en honrarla. Artemon escribió de los pintores ilustres 8; y de estos, y de los estatuarios escribió también Calixeno. 9 Y Cristodoro hizo una descripción de las estatuas de Zeuxíppo. IO Demócrito Ephesio otra del templo de Diana Ephesia. " Duris escribió también de Pictura, según Laercio. I2 Y Euphorion, de la escultura de los vasos, según el Scholiaste de Theocrito. ' 3 Eufranor Istmio, pintor, escribió dos libros de la simetría y de los colores. x 4 Hegesandro Delfo escribió también un comentario de las estatuas e imágenes según Atheneo. 5 Hippias Eleo Sophista escribió una disputa de la Pintura, y la Estatuaria, según Filostrato. IO " Hipsicrates escribió de las Tablas, esto es, de las pinturas, según Laercio. 7 Y Jamblico, de imaginibus, según Phocio. l8 El Rey Juba, padre de Ptolomeo, y el primero que imperó en la Mauritania, escribió de la Pintura, de quien cita Phocio el lib. 2. Y también escribió de los pintores, de cuya obra cita Harpocracion el lib. 8. l 9 Melanthio, pintor, escribió también de la Pintura según Laercio. ao Tom. I. Bb 2 El i Utrumque Philostratum, Calhtratum, atque eos, qui omnium manibus tenentur prsetereo, eos tantúm nominaturus, quorum de hoc argumento scripta interciderunt. Jun. de Pictur. veter. lib. 2. cap. 3. 2 Facium est ut Apelles, non contentus discipulum Perseum docuisse, insuper adhúc ad eum de hac arte scripserit. ídem, ibidem. Et lib. 3; . cap. 1 o. IpuJ Atbenzum Deipnosopb. lib. l 3. tap. 8. Ídem, ibidem, cap. 6. & 12. 1 1. (3. 6. 4. Plin. 3 4 y Fulgent. jlctccone. 6 Plin. 34. 8. e 35. 10. 7 Flav. Pbilostrat. in protemio iconum. Placiades, ¡ib. 3. Mytbolog. in 8 Harpacration, apud Junium, de Pict. veter. lib. 2. cap. 3. 9 Photius, apud ipsum, ibi. I o Suidas, bistor. illustr. vir. I a Laert. lib. 9. in Democr. í¿ Atbxneus 12. f. 12 Laert. lib. 1. in T hálete. 13 Scboliast. Tbeocr. adven. 1. edylii 2. 14 Plin. 35. II. ij Athen. lib. y. cap. 13. 1 6 Pbilostrat. lib. l . de vitis Sopbistar. 17 Laert. lib. 7. in Cbrisippo. 18 Photius, apud Junium, lib. 2. cap. 3. 19 Apud Junium, de Pictur. veter. lib. 2. cap. 3. 30 Laert. ¡ib. 4. in Po¡em. , 9 6 MUSEO PICTÓRICO. El erudito Panfilo Macedón, maestro de Apeles, escribió de la Pintura, y de los pintores ilustres, según Suidas.. l Eschilo, Dcmócrito, y Anaxágoras, sus discípulos, escribieron de la perspectiva, según Vitrubio. () Polemon, insigne filósofo y pintor, escribió un libro de tabulis; otro, de pictoribits ad Ant'igonmn; otro, de tabulis in vestibulis; Otro, de tabulis Sycioniis, según Laercio,..Atheneo, Harpocracio, y Estrabon. 2 Porfirio escribió de imaginibus, según Stobeo. 3 Y Praxiteles escribió cinco volúmenes de las obras mas ilustres del orbe. 4 El insigne Protógenes dejó escritos des libros de la Pintura, y de las figuras. 5 Y también Teofanes escribió dla Pintura, según Laercio. 6 Xenócrates escribió de la estatuaria varios volúmenes; y de la Pintura 7, como también Antiono. " §. IX. D, e estos últimos bien pudiera decir el señor Caramuel que no se pueden leer, porque no los alcanzamos; pero de todos los antecedentes tuviera muy poca razón, porque demás de ser muchos, y muy eruditos, corren freqüentemente entre los estudiosos de esta facultad; y los mas señalados de los latinos, franceses, italianos, y españoles, están en mi estudio, y los demás los he visto en el del canónigo don Vicente Vitoria en Valencia, y en poder de otros curiosos. Y omitiendo otros muchos de anatomía, simetría, y fisonomía, que pudiera anotar, como pertenecientes a la Pintura, y otros que de paso tocan de ella algún discurso o tratado, me parece bastarán los anotados para que conste de la erudición de la Pintura, y se perpetúe la memoria de los que la han ilustrado con sus escritos; accidentes que la enriquecen, y ensalzan: como también para que otro no incurra en el arrojo del señor Caramuel, habiéndose escrito de la Pintura tanto y tan bueno en todos idiomas, en lo antiguo y moderno. Y queda concluido el intento, con la noticia de los grandes príncipes, emperadores, reyes, señoras, y mujeres insignes que han practicado la Pintura, para mayor realce y honor de esta ingenua profesión. CAPITULO XI. Repetidos testimonios del cielo en abono de la Pintura, y del cidto de las sagradas hnágems. § I. O N_uanto se agrade a Dios de la adoración de las santas imágenes lo acreditan los portentos; lo declaran los concilios 8; lo canoniza la iglesia; y lo testifican repetidos testimonios del cielo en prodigios de la misma naturaleza, y de imá- i Suidas, verb. Pamphilus. 5 Suidas. () yitrub. in prjef. ¿ib. 7. 6 Laert. ¡ib. 2. in Aristipo. 2 Apud Jun. ubi sup. 7 Plin. lib. 34. cap. 8. i¿ 3 J. cap. 10. 3 Stobxus, cap. 25. eclog. pbis. 8 Ut infrá, §. 2. 4 Plin. lib. 36. cap. j. LIBRO SEGUNDO. I97 imágenes formadas por estraños y maravillosos medios. Quantas, que la religiosa piedad de los rieles ocultó de la sacrilega invasión de los moros, hayan sido milagrosamente aparecidas, d felizmente halladas, lo acreditan nuestras historias, y antiguas tradiciones. cuantos prodigios se hayan experimentado por medio de las imágenes sagradas, así de escultura, como de pintura, no hay pluma que los pueda escribir, ni lengua que los pueda explicar. Y así solo haremos memoria de algunas imágenes, que por medios milagrosos y sobrenaturales han sido formadas 5 y otras, que por medios estraños y preternaturales se han hallado esculpidas. Las repetidas imágenes que Cristo señor nuestro dejó expresadas de su humanidad santísima bastaban para desempeñar el asunto; las de la sabana santa anterior y posterior; la del sudario de su santísima cabeza; las tres de la calle de la Amargura; y la que su majestad imprimió para enviar a Abagaro rey de Edesa: pero ya que de estas hizimos mención en el capítulo tercero de este libro pasaremos a tratar de otras, que por modos milagrosos se han copiado de estas mismas. en tanto, solamente añadiremos las estampas que de sus sagrados pies y manos dejó señaladas en la piedra del arroyo Cedrón, cayendo sobre ella Cristo señor nuestro, cuando le arrojaron de la puente los infames ministros llevándole preso. así mismo las otras dos efigies de sus sacratísimas plantas, que quedaron selladas en la otra piedra del Monte Olivete, donde estaba JesuCristo cuando subió a los cielos, según lo testifica Fr. Antonio del Castillo, como testigo ocular (); donde no es menos apreciable lo que díce del monte que llaman del Precipicio cerca de Nazareth, por haber intentado los hebreos despeñar de él a JesuCristo, en cuya ocasión se íes desapareció, y quedó estampada su sagrada imagen en una de aquellas peñas, con sus mismas vestiduras, que hoy dia, dice este autor, se ven clara y distintamente. ( ) Y así pasaremos á las copias milagrosas. El doctor Carbonell en la historia que sacó a luz del robo del Sacramento de la villa de Alcoy, reino de Valencia, dice está en dicha villa el santo sudario del sepulcro, por estar duplicado desde que se intentó copiar: para lo cual habiéndose traído de Saboya el original, con toda la custodia y cautela conveniente, a ruegos del sumo Pontífice en Roma; se previnieron dos lienzos de la misma proporción y semejanza posible; y habiéndolos ya ajustado, se arrollaron juntamente con el original, para emprender las copias el dia siguiente, prevenidos los dos artífices mas eminentes de aquel tiempo, para quedarse su Santidad con el que saliese mas ajustado; y desarrollándolos el siguiente dia, para emprender la obra, hallaron copiada la santa imagen en cada uno de los dos lienzos tan semejante, que se pudiera dudar cual era la original, si lo antiguo del lienzo primitivo no lo indicase; y habiéndole dado el Papa, sin duda fue San Pió V, una de estas copias a el señor don Juan de Austria, cuando fue a la empresa de la batalla naval, la hizo después colocar en dicha villa de Alcoy con las auténticas de toda esta historia. l En () Castillo, viaje da tierra santa, lib. 2. 1 Doct. Carbonell, histor. del Sacramento de la cap. 4. 4?. 8. villa de Alcoy. () ídem, ibi. cap. 2. ad fin. , 9 8 MUSEO PICTÓRICO. En Valladolid, en el convento de la Laura, de religiosas del glorioso patriarca santo Domingo, se venera un sudario del sagrado cuerpo difunto de Cristo señor nuestro, donde se muestra con universal concurso el dia segundo de la Pasqua, consagrada a los triunfos de Dios resucitado: con pretensión de ser original 5 pero aunque no sea sino copia milagrosa, tiene lo bastante para prodigio, t & Otras muchas copias del santo sudario del sepulcro se veneran en diferentes partes de Europa; pero no se tiene noticia que hayan sido ejecutadas por modo milagroso, sino por medios naturales; aunque algunas son tenidas en esta bue- na fe - De la sagrada imagen de Cristo señor nuestro, enviada a Abagaro rey de Edesa, se han copiado también algunas milagrosamente. La primera fue, cuando llevando la original a Edesa aquel dichoso pintor Ananías, que para este efecto habia sido enviado, llegando a la ciudad de Mabuc a hacer noche, zeloso de la prenda que llevaba, la ocultó entre unas tejas o ladrillos, porque estuviese libre de contingencias; pero llenándose aquel sitio de estraño resplandor, acudió la gente creyendo ser fuego; y despertando Ananías, buscó la sagrada imagen entre las tejas, y en la que tenia de cara se halló milagrosamente copiada; la cual se quedó en aquella ciudad 2, y la original se llevó a Edesa y el rey siendo gentil, la recibió con tan gran veneración, que la hizo colocar en un nicho a la puerta de la ciudad, mandando pregonar, que cuantos entrasen la hiciesen reverencia. Así estuvo muchos años, hasta que un nieto de Abagaro, siendo idólatra, intentó quitar de allí la santa imagen; lo cual entendido por el obispo, que entonces era, hizo poner delante del santo rostro un ladrillo de suficiente tamaño, y después una lucerna encendida, y haciendo tabicar el nicho, se estuvo de esta manera quinientos años, hasta que siendo descubierta, por revelación del cielo, se halló con la lámpara ardiendo, y copiado el sagrado rostro en el ladrillo: llevóse a Constantinopla, donde fue recibida con gran solemnidad, y autorizada con singulares prodigios, y se le dedicó fiesta en las kalendas de Septiembre. 3 San i Fr. Franásc. Gómez, de imagin.S. Dominio. episcopus, ea, qua ipsi licuit usus est provi- ia Sorían. §. 5. dentia. Et quoniam locus, in quo sita erat ima- 2 Postquam ergó cum his revertens Ananias go servabat figuram hemispherii speciem eylinpervenit ad civitatem Hyerapolitanorum, qux dri referentis, accensa ante imaginern lucerna, saracenorum quidem voce dicitur Membic, sy- & imposita tegula, cum calce, & coctislaterirorum autem Mabuc, cumque extra eam civi- bus obstruxisset loci ambitum, redegit murum tatem diveriisset adolescens, in cumulo tegu- in planam superficiem. Constantin. Porpkyrog. larum recenter factarum, qui illie jacebat, sa- apud Cedrenum, competid, bistor. in Tyber. Impe crum illum pannum oceultavit. Circa mediam rot. CJ apud Jacob. Gretser. soc. Jes. trat. de imavero noctem visus est ignis plurimus, illum lo- ginib. non manufactis, cap. 4. cum in orbem circumdare, adeó ur intrá civi- Secundó igitur geminata est hxc imago, fitatem viderentur omnia circumcirca arderé, gura ejus denuó in tegula expressa, cuando disi de se jam timentes exirent, ut inquiíerent de vina revelatione, post nonnullas annorum ceneo, quod videbatur incendio:::: Cum locum es- turias,opportuné in lucem emersit:::: Nam epissent perscrutati invenerunt, quod ab adoles- copus locum ccelitus edectus, invenit hanc dicente Anania illicerat repositum, sed etiam in vinam, integram, & incorruptam imaginem, una qus propé erat, tegula, divinam aliam & lucernam, qua? tot annis non fuerat exexpressam effigiem::: Tegulam quidem, quse in tincta; &i in tegula ante lucernam imposita se divinam expressam habebat effigiem, apud ad ejus custodiam aliam effbrmatam similitudise detinuerunt, tanquam aliquem sacrum, & nem similitudinis, quxin hodiernum diem conpretiosum thesaurum. servatur Edes=. ídem, ibi, cap. 6. Sed quod captabat minimé est assequutus vir 3 Barón, anno Cbristi 944. Zonar. in Román. fraudulentus. Nam cum hoc prsesovisset loci Lacapeno, tom. 3. Annal. LIBRO SEGUNDO. 199 San Pablo ermitaño, sabiendo de esta graiv reliquia, y habiéndole llevado una carta Phocio Patricio de parte del emperador Constantino Porfirogenito, estando el santo anacoreta en el monte Latro, le rogó a Phocio que le tocase a esta santa imagen un lienzo del mismo tamaño que el original para venerarlo por reliquia: hizose así, como el santo lo pedia; y habiéndosele remitido, cuando desplegó halló la santa imagen copiada, tan semejante que parecía la misma original, no habiendo visto tal cosa los que la enviaron r: todo lo cual es del cardenal Cesar Baronio, en la vida de. san Pablo ermitaño. Y últimamente concluye, que después de grandes guerras, habiendo sido aquella ciudad de Constantinopla repetidas veces entrada y saqueada de los sarracenos, por divina providencia fue llevada a Roma esta sagrada imagen, primigenia de nuestro Salvador, donde es venerada en la iglesia de san Silvestre. 2 Y añade un autor, que se han copiado de ella milagrosamente otras tres 3 2 y que otra imagen de Cristo, no mamifiícta, se veneraba en la ciudad de Camulio, en Capadocia, con tradición de ser copiada milagrosamente de la de Edesa, como se puede ver en el padre Jacobo Gretsero. 4 Otra se venera en Genova, ciudad capital de la Liguria, en el templo de san Bartolomé; y aun quieren sea la original. Lo cierto es que ésta no es mas que una, y las demás son copias de ella milagrosamente ejecutadas. 5 Y aunque alguna de estas pueda ser la misma que otra por haber estado en diferentes partes, no contradice a el intento. Del sudario de la santa Verónica, especialmente del que en Roma está colocado en la basílica de san Pedro 6, se han copiado también milagrosamente algunas, que se veneran en diferentes lugares. En Francia hay dos muy célebres: una, que se manifiesta al pueblo en la ciudad de Cahors, en la Gascuña: otra en la diócesi de Laudún en el monasterio de religiosas del Cister, que vulgarmente llaman Monstuvil les Dames, a cuyo espectáculo concurren muchos peregrinos de partes muy remotas: la cual imagen envió el papa Urbano cuarto el año de 1 249 a instancias de una hermana suya, religiosa de dicho monasterio cuya carta pone a la letra Jacobo Chiflecio, traducida de francés en latin. Después se transfirió esta santa imagen a la basílica dunense, en Flandes, el año de 1262, donde se experimentaron raras maravillas, cobrando salud los enfermos, 1 Photium Patritium Constantinus Porphy- rogenitus Imper. miserateum litteris ad S. Pau- lum in monte Latro anachoretam. lile cum ad virum sanctum pervenisset, datis, ac receptis jatn litteris ad reditum accingeretur, unum ab eo ¡anctus petiit, ut non manufacta; Christi imagini, quatn mantile sanctum appeliare mos est, lineum xcualé velum applicaret, idque I sii mittere non gravaretur. Factum est, quod i postulabat, niissumque velum ex animi senten- I tia, quod cum expandisset, Christi effigiem in eo adamusim expresssm,& figuram figura exac- tissimé respondentem vidit; alus auttm nihil tale apparuit. Barón, anno 944 in vita Pauli. 2 Postea bellis ingruentibus, ipsaque civitate Constantinopoliíana ssepé capta, & ab hostibus direpta, Dei providentia factum esse, vt eadem veneranda imagoRomam perlata fuerit, ubi hactenus colitur in titulo S. Silvestri. Ex V1S- Baron. Jacob. Chiflet, in crisi historie, de Untéis sepulchr. Christ. hom. cap. 33. ad fin. 3 Carducb. de Pict. diaiog. 7. 4 In hac Camulianorum civitate erat imago, non manufacta, cujus etiam nientio fit in secunda synodo nizena. Act. 5. Gretser. de imagin. non manufact. cap. 1 2. 5 Alii Genuíe, Liguria: urbe, servari volunt in templo divi Barthoionixi. Haud dubié primigenia est uno in loco; altera miraculo expressa in alio. Chiflet. ibi. 6 Imagines ad archetypum romanum express£e,coluntur publicé muliis locis; celebres sunt in Gallia dux: una, quse populo exhibetur Cadurci, in Vasconia: altera in dioecesi Laudunensi, magno pertgrinantium concursu colitur, in ccenobio virginum, instituti cisterciensis. Chiflet, ibi. cap. 34. 200 MUSEO PICTÓRICO. vista los ciegos, oidos los sordos, habla los mudos, y pies los coxos. ' Y la misma fue trasladada a la iglesia de san Quintín el año de 1495, donde en especial era felicísimo antídoto para los que padecían males de los ojos. De otra hace mención Simocata, autor antiquísimo, aunque no se sabe sí es copia milagrosa de la de Edesa, u de la Verónica 5 pero expresa repetidas ve-J ees, que no era manufacta; cuyo original, dice, estaba en Roma. 2 Esta pues estaba en Constantinopla en tiempo del emperador Mauricio, la cual sacaba en sus exércitos, y con ella logró repetidas victorias; siendo este sagrado auxilio poderosísimo para introducir en los soldados un generoso e invencible espíritu. De estas mismas armas auxiliares usó también felizmente el emperador Heráclio en Persia contra Cosdroas. 3 Lo mismo afirma Cedreno. Y añade, que la misma sagrada imagen llevó Heráclio por auxiliar en su armada, cuando volvió de. África a Constantinopla contra Focas 4, siendo siempre felicísimo prenuncio de sus victorias. Y aun constan en el Menologio griego, que en tiempo del emperador Tiberio II, predecesor de Mauricio, estaba ya en gran veneración esta sa°rada imagen, y fue auspicio feliz de sus triunfos, por los años de 5 8 1 . í Lo cual califican las monedas de oro que en aquel tiempo se acuñaron con la efieie de Cristo señor nuestro, sin duda copiada de esta sagrada imagen,.por la una parte con esta inscripción: D. N. JÉIS. CHRIST. REX REGNANtIUM. Y por la otra la de Justiniano, y Tiberio, con esta letra: D. iV". JUSTIN1ANUS, ETTIBERIUS. PP. A. Y no fue esta sola, que otra se¡ acuñó también de oro, con la efigie de nuestro Salvador por la una parte, y la de Justiniano solo por la otra. 6 De esta misma sagrada efigie cuenta el Menologio griego, que imperando Tiberio en Constantinopla, acaeció que una noble matrona llamada María, del; orden Senatorio, y de la estirpe patricia, viuda, y de muy religiosas costumbres habiendo adolecido de una grave enfermedad y sumamente penosa, destituida ya de todo humano remedio, acordó implorar el auxilio de esta sagrada imagen 5 para lo cual, por medio de personas de su confianza, pidió, y consiguió de los sacerdotes, a cuyo cargo estaba esta divina prenda, que se la permitiesen traer a su casa y oratorio por término de cuarenta días; donde con efecto la tuvo con suma reverencia, y con grande copia de luces, repitiendo siempre sus obsequiosos ruegos: v para su mayor consuelo, puso delante del sagrado rostro un delgado velo o tafetán, del mismo tamaño del de la imagen, con el cual se arro- 11a- 1 Et veré ibi virtute illius Imaginis multis infirmis, sanitas restituta est; cascis visus, surdis auditus, mutis loquela, & ciaudis gressus. Eadem ad fanum S. Quintini delata anno I49v laboraatibus ex oculis máxime optitulata est. Cbiftet. ibi. 2 Dum hostes appropinquare pulverea nubis indicio fuit, Philippieus, Dux ejercitus, Dei hominisqueJesuChristieffigiemcircumfert. Jatn olim fama emanavit,& usque hodie durat, eam effigiem non texentis manu comparatam, aut pictoris arte . coloribusque variatam .sed divinitus efforniatam esse: quo circa etiatn apud romanos, ut non hominis manu confecta celebratur, & sacris, divinisque honoribus coluur. Habent enim archetypum romani, & ut sacrosanctum quid venerantur. Hanc effigiem sacr; veste, velo nempé, nudatam gestans ejercitu obibat, indéque audendi generosam, & inexpugnabilem militibus alacritatem iniciebat. Simacota, lib. 2. cap. 3. 3 Theophanes, in Heráclio. 4 Interim Heraclius, cum magna, & armara clase Constantinopolim appellit .secüm feren, etiatn Servatoris nostii imaginem nullo manu ministerio factam. üedrenut, in Heráclio. 5 Ex gracor, menolog. apud Jacob. Cbiflet, ubi suprá. 6 ¿Ipud Chiflet. ubi suprá. LIBRO SEGUNDO. SOI liaba cuando la encerraba en la urnica o relicario donde se había traido, para lograr por esremedio quedarse con aquel velo que habia participado de aquel sagrado contacto. Cumplidos ya los cuarenta dias, volviéronle a repetir a esta matrona los dolores, tan intolerables, que era imposible moverse de la cama: con euva aflicción llamó a una de sus criadas, la que tenia por mas virtuosa, y le mando traer el relicario de la santa imagen para ver si con su presencia lograba algún alivio su tormento; pero apenas entro en el oratorio la doncella, cuando atónita cayó en tierra,' viendo una ardiente llama que cubría todo el altar y aun descendía hasta el pavimento, batiéndose con tal furia a' unas y otras partes, que parecía la vela de un navio, cuando es fuertemente agitada de los vien- Itos. Otra criada, que acudió a el ruido, fue a dar cuenta a su ama; la cual, toda aturdida, a esfuerzos de la pena, se arrojó de la cama: fue a el oratorio, y viendo aquel espanto, comenzó a pedir a Dios misericordia. Hizo llamar a los sacerdotes, custodios de esta sagrada reliquia, los cuales vinieron con gran comitiva de gente, quedándose todos atónitos a vista de semejante asombro, clamando a el Señor que usase de misericordia; y después de muchas horas, y repetidas preces, se desvaneció aquella celestial flama, dejando el altar y todo el oratorio con gran fragrancia, y libre de toda ofensa. Acudieron los sacerdotes á la urnica donde estaba la santa imagen, y la hallaron ilesa y perfectísima; y sobre todo, estampada en el velo de seda que la patricia le habia aplicado, tan semejante a la original, que apenas se podian distinguir. Admirados todos, adoráronla con suma reverencia: aplicaronsela a la desmayada, la cual se recobró 'lluego a el punto; y haciendo lo mismo con la enferma, se restituyó a su perfecta salud, dando con todos los presentes repetidas gracias a el Autor de la vida que por medio de tan estupendo prodigio, en esta sagrada imagen, le habia concedido la deseada sanidad. J No es de omitir la santa Verónica, que con nombre de la santa Faz se venera junto a la ciudad de Alicante en el rey no de Valencia en un convento de religiosas descalzas Franciscas intitulado de la santa Verónica, tomando el , nombre de esta sagrada imagen, la cual dio en Roma un señor Cardenal a el rector del lugar de san Juan, cerca de Alicante, por joya de singular estimación, halándose sumamente obligado del rector; el cual habiéndola tenido en su poder algún tiempo, después de otras maravillas, sobrevino un año de tan °ran sequedad, que hasta los pozos y fuentes se secaban, tanto, que la ciudad de Alicante determinó después de otros medios hacer una procesión general: y por la relación de los prodigios de esta santa Faz, la sacaron por auxiliar en dicha procesión; donde, habiendo llegado junto a un pino, muy distante de la ciu- i dad, y poniéndose a predicar un siervo de Dios, religioso francisco, teniéndola ¡ en las manos, vio todo el concurso que se elevó en el ayre, y al mismo tiempo aparecieron otras dos imágenes sobre la cabeza del religioso, en todo semejantes á la que tenia en las manos, sobreviniendo a esto en aquel contorno una lluvia tan abundante, que admiró a todo el concurso; y mucho mas, el ver que en todo 1 el ámbito de la procesión no cayó una gota de agua, y que después de esto se quedó tan inmobil el religioso, que no hubo fuerzas humanas que le pu- Tom. I. Ce die- I ¿4pud Jacob. Cbiflet. ubi suprá, cap. 35. 202 MUSEO PICTÓRICO. diesen mover, hasta que infirieron que era voluntad del Altísimo que se le erigiese allí templo, donde fuese venerada su santa imagen. Determinó pues la ciudad de Alicante fabricar allí el dicho monasterio, donde es venerada esta gran reliquia con singular culto y rezo particular señalado por la iglesia: de cuya historia hacen mención don Juan Tamayo de Salazar, y otros autores de gran fe '; y según las auténticas que hay de este caso, es muy creíble que sea una de las tres originales de la calle de la Amargura, o a lo menos alguna de las copias que milagrosamente se han transferido. Hasta aquí de las imagines expresadas con el dedo sapientísimo de Dios 2, ó pintadas por el infinito poder de la divina virtud: de las cuales, si alguno dudare, considere el artífice, dice Hugo de Sancto Victore, y dejará de ser admirable todo lo que se ha dicho j y sino dexáre de ser admirable, al menos no será imposible, porque si el autor se considera omnipotente, nada le será repugnante 3; y mas siendo estos medios tan importantes para que fuesen mudos y perennes testimonios de su inefable amor con los mortales 4; y para que por ellos recordásemos la memoria de su trato con los hombres en carne mortal; de su sagrada pasión; de su muerte saludable; y últimamente, de la universal redención de el género humano. $ 5- a i. a X3astaban pues tan soberanos y repetidos testimonios rubricados con la preciosa sangre de JesuCristo, para reducir la pérfida obstinación de los iconómacos á el religioso culto de las sagradas imágenes: y mas cuando en la escritura sagrada se ven tantas y tan misteriosas, en que Dios se manifestó a los Profetas, como también los ángeles y serafines; ademas de las portentosas imágenes, en las visiones del apocalypsi, de Ecequiel, y otros Profetas; y los repetidos prodigios que la mal formada imagen en la sombra del príncipe de los Apostóles obró, sanando innumerables enfermos que ocurrían a lograr el beneficio de su contacto 6; pero enfurecido el infierno contra estas auxiliares armas de la católica iglesia, abortó segunda vez aquella horrible bestia espantosa del apocalyp i Apud urbem Alicante, maritimam Hispania;, in coenobio monialium ordinis S. Francisci, quod Sancta Marta de Gracia dicitur, depositioadmirabilis iconis faciei dotnini nostri Jesu-Christi, quam Veronicarn vulgus appellat, cujus mirabilia per totam regionem circunferuntur, &C- D. Joan. Tamayo de Salazar, in mar- tyrol. hisp. 5. Kal Decemb. die 27. (i postea in notis ad bec verba: De nostri Salvatoris vultu miraculoso, apud Alicante scripserunt adamusim Fr. Marcas Olisipensis, in chron. minor. 3. part. Hb. 7. cap. 16. (i Fr. Franciscus Gonzaga, bistor. serapb. tom. 2. part. 3. in provincia Falentirt, in prolog. fol. 108 I. (J in commentar. 8. fol. 1 097. ubi effigiem delineavit. ítem F. P. Fr. lincent. Domenec. ordin. prxdicat. in bistor. sanct.Catalum. lib. 2. pag. 326 327. 3 328. 2 Affirmabo prastereá Imagines illas dígito Dei, út loquitur Baronius, sivé divina; virtutis potentia depictas. Barón, ann. 392. . 59. SJ apúd Chiflet. ubi suprá. 3 Cugitet ¡He facientem, harum imaginum, & desinet esse mirabile quidquid erit; etsi mi rabile esse non desierit, tamen iinpossibile non erit, nam si factor omnipotens cogitatur non erit impossibile quidquid erit. Hugo de sanct. Víctor, lib. 2. de Sacramen. part. 4. cap. 1 1. 4 Dicam ego omnes eas, Imagines, non secüs,ac sepulchrales, miraculo factas fuisse; üt essent perennes, & egregii typi amoris Christi Domini erga miseros mortales. Chiflet. ibi. ¡ Ut pet eas, Imágenes, manudneeremur, ir? memoriam sux in carne conversationis; passionis salutífera:; monis, & pranereá mundo fac ta: redemptioni. In synodo conHantinopol. can, 38. 6 Ita ut in plateis ejicerent infirmos, & ponerent in lectulis, ac gravatis, ut veniente Petro, saltém umbra iilius obumbraret quemquam illorum,& liberarentut omner ab infirnútatibus suis. dct. cap. j. LIBRO SEGUNDO. 203 §i 1 en León Isaúnco astutamente sacrilego; Copronimo, sacrilegamente asqueroso; y otros sequaces y sucesores suyos, contumaces perseguidores del culto de las sagradas imágenes. Con funestas y portentosas señales prcdijo el cielo esta lamentable persecución de su iglesia. El mismo año infeliz que le dio principio el rugido espantoso de aquel desvocado León, que dice Teofanes,se vio en el mar un volcan que salia de sus profundos senos, tan ardiente y voraz, que desmintiendo los líquidos cristales de aquel salado elemento, inundó sus playas con ardientes ondas de precipitado fuego. 2 Toda el Asia menor, la Lesbia, y los confines marítimos de Macedonia padecieron los horrorosos efectos de este desusado asombro. Lloro la Syria estragos lamentables: estremecióse, con freqüentes terremotos la infeliz Constantinopla, y otras provincias del Asia, funesto teatro de tantas lastimosas trajedias. 3 Gimieron enfurecidos los vientos, desplomando su violencia los mas levantados edificios; convirtiendo en sepulcros de los muertos los que habían sido albergues de los vivos; y arruinando las estatuas soberbias de los emperadores, en venganza de las injurias de los sagrados simulacros. Todo el oriente se vio inundado en los rigores sangrientos de la divina justicia: tres años padeció el inexorable castigo de la peste, tan sañudamente voraz, que parece quería acabar con todo el género humano; inficionando la corrupción de tantos miserables cuerpos las mas hondas concavidades de la tierra, y corrompiendo los líquidos cristales de sus ocultos senos. 4 Y lo que mas atemoriza es que el nuncio infalible de la muerte, era la señal vivífica de la Cruz, que de un color verdinegro se veía perfectamente formada en los vestidos de los contagiados; sirviendo de sello en la sentencia de la divina justicia la misma efigie de Cristo crucificado en sus imágenes nuevamente ofendido. ¿ Pero qué mucho ? Si las injurias de sus imágenes las siente, como si se ejecutasen en su propia persona. Bien lo acreditó en la de Berito, en Syria, que se tiene por cierto ser de mano de Nicodemus 6, pues habiendo renovado los Judios en aquel santo crucifijo todos los tormentos que la perfidia de sus antecesores ejecutó en la persona de JesuCristo, hasta el de la lanzada, salió de ella tanta copia de sangre, mezclada juntamente con agua, que recogida por los católicos en preciosas vasijas, se enriquecieron con este inestimable tesoro todas las iglesias del oriente; a cuya efusión milagrosa se convirtieron innumerables almas, e instituyeron fiesta todos los años en las kalendas de Noviembre. 7 se tiene por cierto ser esta imagen la misma que hoy se venera en la iglesia del Salvador de la Tom. I. Ce 2 ciu- 1 Apocalypsi. cap. 13. 2 In ipso armo, 726, sestivo tempore, vapor, ut ex camino ignis visus est, ebulire inter Theram, & Therafiam, Ínsulas, ex profundo maris, per aliquot dits, &c. Tbeopb. in histor. erient. Haec quidem adeó horrenda isto anno facta íunt, quó edictum de haeresi est promulgatum: Tali namqtie portento prxvio deceba t bxresün, tanquam noam furiam apparere, quam infernus una,cu:n glohis igneis, evomeret. Barón. tei. 3. anno 726. §. 9. 3 Tbeopb. anno Lomin. 740. 4 Tbeod. Studit. Orat. de S. Platone. Anno Dominé 746. ; Repente singulorüm ves'ibus salutaris crucis signum cerúleo colore, voluta manu aüqua pulcherrimé pingente, sed Dei potiús digito, & superna manu impressum cernebatur. Quicumque ergó talis deprehensus íuerai, divulgabatur, ac statim mors illi afferebatur. Tbeod. Stud. ibidem. 6 Atban. Jib. de imaginibui Savator. Cardinal. Palleot. de imagin. ¡ib. 1. cap. 29. 7 Concil. nicen. 2. act. 4. 204 MUSEO PICTÓRICO. ciudad de Valencia. Y de esta especie se han visto muy repetidos exemplares: y no menos en las imágenes de su madre santísima, como lo acredito su maeestad en la ciudad de Berga en un convento de religiosas, donde un soldado, atrevidamente sacrilego, entrando con otros a saquear, arranco del pecho de una imagen una piedra de cristal, que la devoción le habia aplicado í una efigie de MARÍA santísima de pintura que estaba en el claustro; y a el punto comenzó a brotar tanta sangre, mezclada con leche, que no pudiendo restañarla las porfiadas diligencias de aquel alevoso infeliz, confuso y desesperado, se precipitó en el rio Nayo, para anticipar su justa condenación eterna. 2 ; Pero que hay que maravillar, si esta soberana reina ofreció a los Apóstoles en los últimos desconsuelos de su ausencia estaría presente corporalmente en sus imágenes hasta la fin del mundo ? 3 Bien lo acredita este portento, y otros innumerables que a este modo se han experimentado, de que están llenos los volúmenes. Pues como no habia de indignar su poder el Altísimo contra los agresores de tan detestables insultos l Como la iglesia no habia de empuñar la fulminante espada de las censuras, y los sagrados concilios los temerosos anatemas de sus sagrados cánones en defensa de la inmunidad y culto de las sagradas imágenes Toda la iglesia se armó en su defensa contra la perfidia de los Iconomacos: todo el mundo clamó escandalizado contra su insolencia. No ha definido la iglesia verdad alguna con tanto número de concilios: en Roma se celebró uno, siendo Pontífice Gregorio II; otro en tiempo de Gregorio III; y confirmóse con otro, celebrado en la misma ciudad, teniendo las llaves de san Pedro Estefano cuarto. El santo concilio general ecuménico, séptimo entre los generales de la iglesia, solo se juntó en Nicea para corroborar esta verdad. Lo mismo enseñó el Francofordiense en Francia j el Ecuménico octavo j el Senoncnse; el sagrado de Tremo, contra las nuevas centellas de aquel fuego infernal. Y últimamente el Mediolanense, en el cual se recopilaron todas las definiciones que la iglesia tenia declaradas en orden a el culto de las sagradas imágenes. Pero qué mucho, si el cielo estimula con repetidos prodigios la defensa de tan religiosa causa, fulminando sus iras sobre los hereges, multiplicando portentos en las imágenes, y laureles en sus defensores 4, de que están llenos los libros ? Y no contento con esto, para calificar quan grato le es este obsequio, enviando muchas del cielo; y otras ejecutadas por modos milagrosos y ministerio angélico. De Cristo señor nuestro se han visto algunas, entre las cuales no es la me- 1 Doct. Baüester. lib. de la identidad del Chisto de san Salvador, con el de Berilo. 2 Evulsii ergo de sacro pectore imaginis lapidem, quo avulso mox sanguis ¡acte mixtus de ipso vulnere, in inagna copia sequutus erupit. obraban. Bzon. tom. 14. atino Domini 1302. 3 Notnm fació vobis, quod gratia Domini mei Jesuchrisii, etiam ego corpore ero vobiscum, usque ad consumuiaiionem saeeuli. Non quidcín in Sacramento, quia id nec Ucét,sedin imaginibus pictis, & sculptis: Ec nunc scieüs, quod ego su m prssens illi imagini, tune certé, cuando ibi miracula fieri videbitis. B. Amad.in kibiici. filarían, tom. í.fol. 721. 4 Hinc ebulliit persecutio, & patriarcha relegatus est, sacerdotes, atque episcopi, monachi,ac saculares sanciissimi, alii exilio,& carceribus addicti, alii verberibus, fameque cruciati, nonnuiíi etiam evecti. Hinc extorres in montibus, in 5 peí o neis, & cavernis térras, qui Deo mortale nihil praetulerunt. Tbeodor. Studita, lib. 2. epist. 204. LIBRO SEGUNDO. 2 o 5 menos auténtica la que se hallo ejecutada del Salvador del mundo por celestial I impulso en el templo que el emperador Constantino, después de bautizado, hizo edificar en Roma por mandado de san Silvestre papa; y apareciendo pintada erí una pared milagrosamente esta sagrada imagen se le dio el título de la Basílica. , del Salvador, aunque hoy es mas conocida por la Lateranense. l Bien notorio es el caso del glorioso mártir san Eustaquio, a quien se le apareció yendo a caza un cruciíixo entre las astas de un venado; auspicio feliz de su conversión, y del glorioso laurel de su martirio. () En Polonia la menor, año de 1 46 2, un dia a el ponerse el sol, por espacio de mas de dos horas, se vid en el cielo una imagen de Cristo cruciíicado, caminando con una espada, desde el occidente hacia el mediodía, donde se despareció. 2 En la vida de Teresa López, viuda, natural y vecina de Toledo, y de conocida virtud, refiere el maestro Villegas, que. teniendo especialísima devoción con una santa Verónica, que se venera en aquella Metrópoli, se vid al tiempo de su fallecimiento a su lado, en la cabecera de su cama, una Verónica perfectísima llena de resplandor; lo cual, habiendo notado personas de toda excepción, llegaron repetidas veces a reconocer y examinar la ropa; y no hallando señas de tal cosa, volviéndose a retirarse, veian lo mismo que antes; ( ) cuyas deposiciones pone a la letra dicho autor: premio, sin duda, de aquella intensa devoción, y bien preparada alma, pues murió en opinión de gran sierva de Dios. Sobre el sepulcro de un santo mártir, en Zeylan, se halló grabada en la misma tierra una cruz, del tamaño del santo cuerpo, con tal arte y resplandor, que se conocía ser cosa milagrosa; y mas, cuando habiendo intentado aquellos ba'rbaros borrarla u desfigurarla, no solo no pudieron conseguirlo, pero en comprobación de ser obra del cielo, se vio en el ayre otra cruz sobre aquella resplandeciente como un fuego: causa de la conversión y martirio de muchas almas en aquel mismo sitio. 3 A Tiberio, emperador de Constantinopla, sucedió que hallándose necesitado, í causa de haber dispendido grandes sumas de dinero en socorrer iglesias pobres, vio en un huerto de su casa la señal de la cruz, grabada en una piedra del suelo: mandó quitarla de allí porque no la pisasen; hallaron debajo otra, quitáronla también; fue vista otra tercera con la misma señal, la cual quitada, se halló debajo gran suma de moneda, con que remedió su necesidad y la de muchos pobres. Demostrando el Altísimo con esta maravilla quan bien servido se hallaba de la piadosa largueza de este gran príncipe. () Por el año de 1 2 1 o en la iglesia de nuestra señora de Tolosa de Francia, por el mes de Junio, durante el sitio del fortísimo castillo de Minerva, por aquel gran capitán Monfort, aparecieron innumerables cruces grandes y pequeñas por las 1 ¿4pud Carduch. de Picttir. dialog. j. curios, tom. i. lib. 6. cap 3. () Lip ornan, tom. 6. ii Sur. tom. 5. í¡ alü, () Villegas, Flos Sanct. en la addicion a la apud Barón, in martyrolog. román. 3. part. 2 Auno 1462 in Polonia minore, quadam die, 3 Pater Lucen, lib. 2. cap. 19. apud D. Josef cum sol ad occasum vergeret, plusquam dua- Martínez de la Puente, in bistor. orient. lib. 4. bus horis imago Christi crucifixi, cum gía- cap. 10. dio, ab obecidente ad meridiem,in aere tende- (,) ¡Villegas, tom. 1. vida de san Juan Ele- te visa est, ¿kc. Gasp. Scot. soc. Jes. in pkis. mosinario. 2 o6 MUSEO PICTÓRICO. las paredes de la iglesia: eran como de plata, y de luz muy candida. Aparecían súbitamente, a manera de relámpagos, y duraron quince dias, viéndolas muchísimas personas: pero con modo especial las manifestó el señor a el capellán de dicha iglesia: violas una noche, no por las paredes, sino por el ayre; y que saliendo de la iglesia, seguian una cruz mas grande y eminente. Siguiólas el capellán hasta la puerta de la ciudad, donde vio un varón de noble respeto, que con la espada desnuda las venia a recibir; e incorporándose con ellas, y como auxiliado de las mismas cruces, mató a un gran personaje que salia de la ciudad. (.) Pronóstico feliz del triunfo que lograron entonces los católicos contra los hereges de aquel tiempo: que muy de antiguo tiene ejecutóriados sus gloriosos prenuncios el sagrado estandarte de la cruz de nuestro Redentor. A el emperador Constantino, estando dispuesto a dar la batalla a sus enemigos, se le apareció en el ayre una hermosa cruz muy refulgente con el mote: In hoc vinces: como le sucedió; pues cobrando nuevo aliento el emperador con este soberano auspicio, acometió y venció gloriosamente a sus enemigos. ' Lo mismo sucedió a el rey don Alonso el Octavo de Castilla en la célebre batalla de las Navas de Tolosa; pues habiéndosele aparecido en el ayre otra cruz de varios colores con el mismo epígrafe, cobrando nuevo aliento el rey y sus huestes, acometieron a el campo de Miramamolin Mahomat con tan feliz suceso, que todo lo desbarataron, quedando muertos en él docientos mil moros, sin que se viese gota de sangre en el campo, para testimonio de que el brazo poderoso del Altísimo habia tenido la mayor parte en la victoria; pues de los cristianos solo murieron veinte y cinco. 2 No es de omitir la sagrada cruz de Caravaca, ejecutada y bajada del cielo por ministerio angélico, según cuentan nuestras historias. Ni merece menos lugar la cruz de oro, que hoy se venera en la iglesia de san Salvador de la ciudad de Oviedo: favor dispensado del cielo a el rey don Alonso II, llamado el Casto, a quien se la fabricaron dos ángeles. Tiene esta cruz tres cuartas de alto, y lo mismo de ancho; su grueso es como de un dedo, y su forma algo semejante a la cruz de la religión de san Juan de Malta.. Tiene cincuenta y tres piedras preciosas, camafeos, cornerinas, y cristales; y en los brazos muchas letras, que por brevedad dejó de referirlas, y las podrá ver el curioso, con todo lo demás en el maestro Gil González Davila en su teatro de Oviedo. Don Vicente Mut, en su historia del reino de Mallorca en el libro duodécimo, capítulo primero, hablando del convento de monjas de santa Margarita de la ciudad de Mallorca dice así: Tiene este convento dos preciosísimas imágenes; de la una, que es el santísimo rostro de JesuCristo, llamada la santa Verónica, ya escribe largamente Dameto. La otra es una prodigiosa figura de Cristo nuestro señor, cuya milagrosa imagen fue hallada, como tenemos por: constante tradición, en esta forma: deseando una priora dejar en su trienio alga () Cernay,cap. 38. apud Mag. Serapb. in symbolum ex splendore lucís in coelo conforma- vita S. Dominio a, lib. 2. cap. 7. tum. Gretser. in harto S. Crucis. de apparitione S, 1 Decreta hunc in rrodum pugna, copiis- crtwis. que ascuali robore astantibus,é coeloDeus Corts- 2 sirchiepisc. Rodericus, ¡ib. 8. cap. 10. Ma- tantirium armar., ostendens ei salutare crucis rían. ¡ib. 11. cap. 14. LIBRO SEGUNDO. 2 o 7 guna memoria de su devoción, pidió a una conocida suya un nogal que esta tenia en un hucrtecillo para hacer una iigura de Cristo nuestro señor crucificado: la mujer, que era muy pobre, se escusó diciendo: Que aquel nogal, de el abundantísimo fruto que daba cada año, le ayudaba mucho a pasar sus trabajos. Pero después de muchos ruegos de la una no escuchados de la otra, tuvo ¡el árbol el año siguiente sola una nuez; y un dia de recio temporal le arrancó y derribó el nogal el viento. Reconociendo la voluntad de Dios la mujer, eenvió al convento el árbol; y aserrando el tronco el artíiice, vieron con admiración que habia aserrado un dedo, y fue hallada dentro del mismo tronco la figura de Cristo nuestro señor, que colocaron en la capilla, en que hoy le adoramos. Abrieron aquella sola nuez que tuvo el nogal, y hallaron sobre los ga- ¡ jos, de la una parte el retrato de la Virgen, con dos cherubines a los lados; í y en la otra mitad la imagen de Cristo nuestro señor crucificado, con la Virgen y san Juan. Obra Dios por estas santas y prodigiosas imágenes muchas maravillas. Hasta aqui este grave autor. Muy semejante a este caso es el que sucedió en Flandes en Utrech, a la [(ribera del rio Mosa, de la diócesi Leodiense; pues en el convento de religiosas de la Magdalena se venera un portentoso crucifijo, de estatura natural, el i.cual nació de una nuez que se halló un devoto peregrino en Jerusalen junto a reí santo sepulcro: y habiéndosela dado a una hija suya, esta la sembró en un tihuertezuelo, donde en vez de nogal, nació esta sagrada imagen; la cual se llevó jiconsigo la hija a dicho convento donde se entró religiosa. () El año de 1636 se halló un árbol en el valle de Limache, jurisdicion de i¡ (Santiago de Chile en la América meridional, en el cual estaba perfectamente formada del mismo tronco una cruz, y en ella un crucifijo de estatura natural, de medio arriba distintamente formado, como de medio relieve, incorporado con ¿la misma cruz; y de medio abajo, como envuelto en la sabana santa. Venérase Ihoy esta santa imagen en una iglesia, que le fabricó una señora que tenia su haicienda en el dicho valle de Limache. Y refiérelo como testigo de vista, y Ja Ipone estampada el padre Alonso de Ovalle, de la compañía de Jesús, natural |de Santiago de Chile, en su historia de este reino, capítulo 23. En que parece, Jque próvida la altísima sabiduría, precautela con tan repetidos árboles de la vida leí antídoto contra la muerte espiritual, que nos ocasionó el árbol de la sciencia ten nuestros primeros padres. (##) En la villa de Sumacarcel, del reino de Valencia, en el año de 1657 na " J biendo muerto una viuda, de quien se tenia algún recelo si estaba bautizada, por ¿haber nacido antes de el año 1609 de la expulsión de los moriscos; no obstante Ique su devoción a el santo crucifijo que se venera en aquella villa era muy notoria, como también su buena vida y costumbres; con lo cual, depuesta la du- olda, se le hicieron las exequias delante de aquella santa imagen, la cual quiso L.dar testimonio autentico de la cristiandad de aquella su sierva; pues en una de las ! ve- 11 () Quaresm. tom. 2. lib. 4. cap. 12. sumat eíiam de ligno vitas, & comedat, & vi- í () De Arbore autem scientia; boni, & ma- vat in asternum; emissit eum Dominus Deus de li ne cornedas; in quacumque enitn die comede- paradyso voluptaiis, ut operaretur terram, de í-i¡s ex eo, morte inorieris. Genes. 2. qua sumptus est. Genes. 3. Nunc ergó ne forte mittat manum suam: Et 20 8 MUSEO PICTÓRICO. velas que ante su féretro ardían, se formó de la cera que se iba derritiendo, una perfecta imagen de Cristo crucificado, aunque pequeñita, como de tres dedos de alto, dilatándose la cera pegada al cirio, hasta formar los brazos y cruz: cuyo prodigio se conserva hoy con la misma vela entre las reliquias de aquella iglesia. () En la ciudad de Valladolid, en la iglesia de san Benito el real, se venera una imagen de Cristo crucificado con el nombre del Cristo de la Cepa, por haber sido milagrosamente producido de una vid, estando trabajando en una viña un cristiano y un judio, y disputando sobre la verdad de nuestra religión, y de ser Cristo el Mesías verdadero: a que dijo el judio, que lo creería cuando lo viese salir de aquella cepa, y al punto se vio en ella milagrosamente formado, con admiración del cristiano y confusión del judio, que se convirtió a vista de tan estupenda maravilla. Tiene de largo cerca de media vara, de cuya reliquia hizo donación a dicho convento don Sancho de Roxas, Arzobispo de Toledo, año de 1 4 1 5. ( ) En el convento de san Francisco de esta villa de Madrid se venera otra efigie de Cristo crucificado de cosa de un palmo de largo, formado de una raiz de lirio, sin obra de manos, sino por oculta virtud del Autor de la naturaleza; y se estima por muy singular reliquia. En Jerusalen, cerca del monasterio de san Jeremías, hallaron los religiosos franciscanos una azucena en el campo, de tan estraña hermosura, que les movió a examinar la raiz, o cebolla de tan gran prodigio, donde encontraron otro mayor; pues en ella estaba formada una perfecta imagen de Cristo crucificado, de mas de una sesma de alto, con la debida proporción: la cual, í ruego de unos caballeros flamencos, yendo í visitar aquellos santos lugares, fue traida a Flandes, donde hoy se conserva en Gante, en un convento de religiosas canonesas reglares de san Agustín, con grandes solemnidades, a instancia de sus repetidas maravillas. () En el corazón de santa Margarita de Castelu, de la sagrada orden de predicadores, se hallaron después de su muerte, tres bolicas o peloticas; en la una de las cuales estaba grabado el niño Jesús, reclinado en el pesebre; en la otra su santísima madre; y en la otra el patriarca san Josef arrodillado, juntamente con la misma santa; y el Espíritu Santo en forma de paloma en la parte superior. l Semejante a esto parece lo de san Ignacio, obispo y martyr, que después de muerto, le dividieron los tiranos el corazón por haberle oido decir tenia en él grabado el santísimo nombre de JESÚS; y en una y otra parte se halló estampado este sacratísimo nombre. ( ) En la santa iglesia de Burgos se venera entre otras muchas reliquias de aquella gran metrópoli un velo o cendal de materia tan rara, que sus cualidades se () Doct. Ballester. bistor. del S. Cristo de () Quem cum tortores inquirerent, cut S. Salvador de la ciuded de falencia, tract. i. hoc nomen, Jesu, toties replicara; responda: cap. 3. hoc nomen cordi meo inscriptum habeo, & ideó ( ) Dort- Ballester. bistor. de la identidad del ab ejus in vocatione non cesso; post cujus exces Cristo de S. Salvador de la ciudad de falencia, sum hi,qui hujusmodi verba perceperant, vo- ubi sup. lentes, quod dixtrat curiosius experiri, cor ab! () Quaresm. tom. 2. Elucidat. Terree sanct. ejus corpore evulserunt, quod aureis litteris ¡ib. 4. cap. lo.pcig. 19. inscriptum nomen Jesu repererunt.in testimonio 1 ln Érevlar. sacri ordinis Prxdicatorum, die firor, lllustr. in epístolas D. lgnatii, ad ftnem. 13. ¿ípril. lect. 5. sanct. Margar. Virg. LIBRO SEGUNDO. 209 ignoran; en el cual está la imagen de Cristo cruciiicado; sin que se descubra modo humano de pintura, como cxecutada por manos celestiales, la cual, con gran consuelo de los rieles, se maniiiesta pendiente todos los años por la semana santa en aquel magnífico templo. l No son de omitir las dos efigies de Cristo crucificado, que se veneran en dos columnas, de las muchas que sustentan el singular, magnífico templo de la santa iglesia de Córdoba; donde, hallándose aherrojado un cautivo cristiano, en tiempo que los sarracenos ocuparon estas provincias, faltándole objeto exterior que excitase su religioso culto, movido de impulso celestial, grabó con la uña en diferentes ocasiones las dos referidas imágenes,' cediendo el mármol su natural dureza a tan ligero impulso, que pudo acreditarle de cera. En la una de ellas, que está arrimada a las capillas del costado, que cae hacia el patio de los naranjos, está la efigie del cautivo, de medio relieve, como la mitad del natural, adorando la santa imagen, la cual está defendida con una rejuela de hierro; y serán las dos como de un palmo de largo: que si bien intervino en su ejecución alguna diligencia humana, bien claro es que esta seria inútil, a no concurrir la acción divina. En la Yunta, lugar de la frontera de Castilla a Aragón, áel lado de Tortucra, sucedió que un pastor, tirándole un guijarro a una oveja, dio contra otro guijarro, y se partió arrojando de sí grandes rayos de luz, a cuyo prodigio acudió el pastor, y admirado del caso, llamó a el Cura del lugar, que viniendo con otros muchos vecinos, y reconociendo el guijarro, hallaron que en él se veian formadas de mancha natural de la piedra, las imágenes de Cristo crucificado, y a sus lados san Juan y la Virgen, en la debida proporción unas figuras con otras: y llevándolo a la iglesia de dicho lugar de la Yunta, se colocó allí con la debida veneración, y con el título del Santo Guijarro, autorizado con singulares testimonios y maravillas. Yo he visto una laminita aovada de piedra ágata, cuyo diámetro mayor seria de cuatro dedos, y en ella estaba pintada una santa Bárbara, con ocasión de estar formada en la misma piedra, de su mancha natural, una hostia, con su resplandor y nubes al rededor; y en medio de la hostia se divisaba una efigie del cordero, símbolo de Cristo señor nuestro: que para acasos de naturaleza son muchas puntualidades. Como también, cavando en la ermita del santo Niño Inocente, que está un cuarto de legua de la Guardia, se halló una piedrecita transparente, de una pulgada en cuadrado, por la una parte figurado el santo Niño, y por la otra una cruz sobre una nube, todo de mancha natural: y también un corazón de piedra, con una cruz por uno y otro lado, de que soy testigo de vista. Todos prodigios, que autorizan la pasión de aquel santo inocente. El Padre Eusebio Nieremberg dice que no lejos de Madrid, aunque no se sabe lugar determinado, se halló una piedra, donde estaba, de mancha natural, expresada la efigie de Cristo crucificado 3: no se sabe donde para. Y en otra parte dice hay un animal en la isla de Yambolo, marcado con Tom. I. Dd una 1 Fr. Francisco Gómez, lib. de santo Domingo ropa, ¡ib. i. cap. 8. & in Phisic. Curios, de mutasoriano, § S tione natura, cap. 10. 3 Euseb. Nieremb. de Miraeul. Natur. in Eu- sio MUSEO PICTÓRICO. una cruz muy perfecta. Y del pez, que algunos llaman Bruchete, que tiene en la cabeza las insignias de la pasión de Cristo Redentor nuestro. Donde también hace mención de la granadilla, flor llamada así en las Indias; y hoy bien conocida en estos reinos, con el nombre de pasionaria, por contener en sí todas las insignias de la pasión. No será fuera del intento la imagen de Cristo señor nuestro a la columna, que hoy se venera en Avila en una ermita de la huerta del monasterio de san José, donde la gloriosa santa Teresa de Jesús le hizo pintar, en la forma que se le habia aparecido su majestad, con un rasgón muy grande en el costado; el cual, no pudiéndolo expresar el pintor, según la santa le advertía, están dolé dando la instrucción con mas expresivas señas, cuando volvieron a mirar la imagen, lo hallaron milagrosamente ejecutado, con admiración de la santa y del artífice . Y no es de omitir el prodigio que sucedió habiéndose de retocar esta santa imagen, por hallarse ya muy deteriorada por el año de 1670 con poca diferencia; para cuyo efecto fue allá don Francisco Rizi, hombre de conocida habilidad y buena vida, como lo era también un su discípulo que le acompañaba llamado don Alonso, natural de Villaseca, en el reino de Toledo, y a quien adornaba también la prenda de las buenas letras, en cuya atención después se ordenó de sacerdote. Habiendo pues llevado a los dos para que viesen las santas reliquias de aquel seminario angélico, y entre ellas la del dedo de santa Teresa que allí se venera dentro de un viril; ponderando unos y otros de los circunstantes el dedo que veian de la gloriosa santa: dijo don Francisco Rizi que él no veia dedo alguno en aquel viril, sino una imagen de la santa, y encima otra de nuestra Señora; lo cual acreditó su discípulo diciendo: que él veia lo mismo que decia su maestro. Admirados pues los circunstantes de ver las veras con que lo aseguraban, y siendo personas de todo crédito, determinaron, que respecto de ser ambos pintores, se retirase cada uno en diferente mansión, y sin saber el uno del otro, cada cual pintase lo que habia visto. Hízose así, y ambos pintaron una misma cosa, en la forma referida, con admiración de todos los que concurrieron a este acto, de que se ejecutaron varias copias; y yo he visto algunas con algún adorno de flores al rededor: en que se manifiesta cuanto se sirve el Altísimo de la sagradas imágenes; pues no satisfecho de las que por medios humanos se ejecutan, las multiplica por tantos medios sobrenaturales. Otra imagen de Cristo señor nuestro resucitado se venera en un oratorio de los descalzos de esta sagrada orden en la villa de Madrid, que fue ejecutada con especial influjo del cielo, e instrucción de la santa gloriosa en la forma que se le habia aparecido. También es del caso lo que la santa depone de sí en su admirable vida, que habiendo leido en un libro que era imperfección para las personas que tratan de espíritu tener imágenes curiosas, no quería tener ya en la celda imágenes sino de papel: a cuyo intento Cristo señor nuestro le dijo: Que pues era mejor la caridad que la pobreza, que todo lo que mas despertase a el amor no lo dejase, ni lo quitase a sus monjas: Que el libro hablaba de las muchas molduras y cu- rio- I uípud Vinctnt. CarJucb. de pict. dialog. 7. LIBRO SEGUNDO. 2II riosidades, no de las imágenes: Que lo que el demonio hacia con los hereges era quitarles todos los medios para mas despertar, y así iban perdidos: Y que sus líeles han de hacer ahora mas que nunca, a el contrario de lo que ellos hacen. () No desmerece este lugar el prodigioso caso acaecido al excelentísimo señor conde de Benavente don Antonio, tercer abuelo del conde actual, el cual, siendo mayordomo mayor de la serenísima reina doña Isabel de Borbon, y pasando de palacio a su casa, que era entonces en frente del convento de la Encarnación, y ahora son casas de los excelentísimos señores duques de Alburquerque, encontró un pobre muy lastimado y afligido en el tránsito que hay desde la botica de palacio, hasta la casa del tesoro; y compadecido el buen conde del pobrecito, que ademas de su dolencia, era el tiempo sumamente riguroso, llévasele consigo a su casa secretamente; lavóle los pies; mudóle ropa; dióle de cenar, y recogióle en una cama, que tenia en un retrete reservada para sí. Paso aquella , noche, y por la mañana fuese el conde a palacio, donde se acordó del pobre que habia dejado encerrado; y volviendo a su casa con gran prisa para darle algún desayuno al huésped, abrió el retrete, y preguntando a el hermano como ! estaba; viendo que no le respondía, corrió la cortina; y no hallando a el pobre, llegó a reconocer la ropa de la cama, donde solo halló una efigie de Cristo crucificado, de bulto, del tamaño de una tercia, con poca diferencia, y de admirable perfección: la cual imagen yo he visto y reverenciado diferentes veces por ser prenda vinculada en esta gran casa, en atención a tan singular prodigio: en cuya memoria se erigió, y colocó en el mismo lugar donde fue hallado el pobre una imagen de Cristo crucificado, que hoy permanece: y el señor Carlos I Segundo tenia tal devoción con esta sagrada efigie, que solía pedírsela al conde por algunos días para tener con ella sus coloquios en su retiro. § III. _LI o ha sido menos próvida la divina omnipotencia en las imágenes de MArÍA santísima, que en las de su sacratísimo hijo; pues ademas de las que de Ipaso se han tocado, se hallan otras muchas expresadas por maravillosos medios. jDe una, milagrosamente ejecutada, hace mención Teofanes, que estaba en Bijzancío, con cuyo auxilio salia el emperador Heraclio a las batallas, ademas de la imagen de Cristo, que ya dijimos sacaba en ellas '. Y añade Gretsero, Ique, o bien la Virgen santísima imprimiese su sagrado rostro en algún lienzo, o ilbien sea hecha por manos angélicas; como quiera que sea, excluye todo humano pincel 2 . Otra imagen de MARÍA santísima, muy antigua, y no manufacta, dice se veneraba en Tauromina, del reino de Sicilia. Como también lo es otra, por ditom. I. Dd 2 vi- s () Vida de santa Teresa de Jesús, cap. 40. qua: apud Bizantium est, non hotninis manu 1 Circnnferebat in eadem expeditione He- sed divino miracu)o pietam.TTwaw. apudGret "' taclius adversus Pbocam imaginem Dciparse. non ser. ibi. - manufactam Gretser. soc. Jes. de ¡magín, non 2 Sivé ipsa Virgo linteo alicui faciem suam manufact. cap. 1 5. impresserit; sivé ab angelo depicta fuerit; cer- Hcrac'ius imperator adversus Cosdroam mo- té humanum penniciilum excludat. Gretser. ibi. it iter,ferens secum S. Dei Genitricis iconein, $12 MUSEO PICTÓRICO. vino impulso expresada, que ge veneraba en Valverde junto a el monte Etna, según Octaviano Constantino . En la vida de la sierva de Dios, que comunmente llaman santa Juana de la Cruz se cuenta, que habiendo suplicado a su esposo JesuCristo, a persuasión de sus monjas, se dignase de perficionar una imagen de su madre santísima de j tan mala mano, que quitaba la devoción a sus siervas: el Señor les otorgo esta gracia, v perficionó por su mano aquella imagen. En que es de notar, que para este efecto se vistió Cristo de pontifical con grande majestad, y los ángeles se adornaron hermosamente. 2 Haga aqui reflexión el cristiano pintor en dos cosas: la una, con qué disposición y preparación debe adornar su alma para la expresión de las imágenes sagradas, especialmente de Cristo y su madre santísi- ¡ ma; pues siendo la dignidad de este supremo señor, y la pureza de los espíritus angélicos tan superior a todo lo que se puede considerar, nos quiso manifestar con estas exterioridades el adorno y hermosura con que debemos preparar el alma para empresas semejantes. La otra es, cuanto se sirve su majestad de que las sagradas imágenes estén ejecutadas con la debida perfección; pues tan por su cuenta tomó el perficionar esta para confusión de aquellos, que inconsiderados e ignorantes, pudiera decir sacrilegos, pintan abominaciones indignas y monstruos horrendos, en vez de imágenes sagradas 3: punto digno de gran reflexión en el supremo magistrado de la fé ! Pues si el profeta Rey dice: alabemos a el Señor con campanas bien sonantes, e instrumentos bien templados: Quánto mejor di- rá en imágenes perfectamente ejecutadas 4 ? Y si Alexandro prohibió con edicto público que ninguno le retratase en pintura sino Apeles; ni en bronce sino Policleto; y en bajo relieve sino Pirgoteles í; y aun se castigaba como sacrilego al transgresor: y si en tiempo del señor Carlos II salió orden del consejo para que ninguno de los pintores vulgares hiciese retratos de su Majestad sin aprobación del pintor de cámara, que entonces lo era Carreño: ¿ Qué se debería hacer en las imágenes de originales tan superiores, que exceden toda humana perfección ? Déxolo a la superior censura de tan supremo tribunal; que aun dice mas el texto de lo que yo pondero. El eminentísimo señor cardenal Portocarrero no quiso conceder indulgencia í una imagen por estar muy imperfecta, aun interviniendo en ello los respetosi de una gran señora que lo pidió: ¿ Qué haría, si fuese como algunas que se! ejecutan indignamente en cierta ciudad de estos reinos, y en otras semejantes escuelas de abominación mas que de pintura. Bien i Tauromenii in Sicilia colitur antiqua imagoB. Virginis, non manufacta; cualis etiam esse vi letut illa Oeipars imago, dwinitus picta qus collitur in Valle Viridi,in monte Etna, ut scribit Octavianus Constantinus, in idea operis de sanctis Sicilia;. Gretser. ibi. 2 Apud Carduch. dialog. 7. 3 Et imagines abominationum suarum, & iimulachiorum fecerunt ex eo: proptér hoc dedi eis illud in immunditiam: Et dabo illud in manus alien jrum ad diripiendum, & impiis terrae in prvdam, & contaminabunt illud; & avertam faciem meam ab eis, & violaíunt arcanum meum, & introibunt in illud emissarii, & contaminabunt illud. Ezecb. 7. 4 Laúdate eum in cymbalis bené sonanti bus. Psal. 1;o. 5 Quod imaginem suam, quó certior posreris proderetur, noluit Alexander a multis arti ficibus vulgo contaminan; sed edixit, univers orbi suo, nequis effigiem regís temeré asimilaret asre, colore, cajlatnine; quin solus eam Policletus are duceret, solus Apelles cnloribu delinearet, solus Pyrgoteles cslamine duceret! Praetér hos tres multó nobilissimos in suis arti-' ficiis, siquis uspiam reperiretur alius santissi m;e imaginis regis manus admolitus, haud se-j cus in sacrilegum vindicaturus. Slpulejus, ¿j fioridis, apud Jun. de pict. veter. lib. 2 . cap. 9 LIBRO SEGUNDO. 213 Bien manifestó JesuCristo su indignación con un pintor, a quien se le secó la mano solo por haber pretendido aplicar a una imagen suya la semejanza de Júpiter; si bien arrepentido, se la restituyó el santo obispo Gcnadio '. ¿ Qué haría, sino usase de su piedad con aquellos que se la aplican tan deforme, que ni aun tiene semejanza de hombre, el que fue superior en hermosura a todo el género humano 2 ? Ni cómo asistirá Cristo ni su madre santísima en tales imágenes, como dijimos en el §. 2, no siendo imágenes suyas? Pues una suma fealdad no lo puede ser de una suma perfección 3. No parece tuvo por bastante la divina providencia haber elegido a Beseleel, erudito en todas artes, para la fábrica del Tabernáculo, sino que para mayor satisfacion de Moisés, le dice que le había infundido su espíritu, sabiduría, inteligencia, y sciencia en todas obras: Pero si esto se requería para la fábrica del Tabernáculo, ¿ qué debería ser para lia imagen del Señor que se ha de colocar en él 4? Confusión grande para los i profesores de estas facultades ! Y así debe el ingenio humano desvelarse en la perfecta simetría de las imágenes sagradas, para que nuestro Señor, y su madre sanitísima sean en ellas mas profundamente obsequiados, y se dignen de asistir en i ellas para el remedio de nuestras necesidades. Bien parece acredita esta doctrina, no solo la piedad christíana, sino el caso I prodigioso acaecido en Jerusalen a un devoto pintor, que fue conducido de la chris- : tiandad para hacer diferentes pinturas, y en especial una de Cristo resucitado . para la capilla del santo sepulcro; para cuya expresión se dispuso con cristianas ,; preparaciones, ayunando tres dias a pan y agua, y encomendando a los religiojsos de aquel santo lugar hiciesen oración a nuestro Señor para que lograse la dei bida perfección de aquella santa imagen, de la cual, habiendo ejecutado todo I el cuerpo, y faltando solo la cabeza, se recogió el pintor con ánimo de executarla a otro dia: A la mañana la hallo hecha milagrosamente, con tan estremada perfección, que es el consuelo de cuantos visitan aquel santo lugar (). Semejante a este fue el caso acaecido en Florencia en aquella milagrosa imagen de la Anunciata, en el convento de los Servitas, la cual pintó en la pared un devoto artífice el año de 1252 disponiendo para este fin su alma y cuerpo con oraciones, disciplinas, ayunos y comuniones; y cuando llegó a pintar el rostro del ángel, dijo en su deposición que estaba como fuera de sí, y que le parecía gobernaba su mano otra superior; y llegando a el de la Virgen se quedó dormido: Llenóse la iglesia de resplandor y fragrancia: acudieron a el espectáculo los religiosos, y hallaron aquel soberano rostro hecho sin obra del pintor o . Favor bien merecido, de quien tan dignamente se disponía para empleo digno de JesuCristo, y de sus ángeles () ! Así parece lo debió de considerar el gran Leonardo de Vinci en aquella ce- le- 1 Barón, ann. 41S2. marmore, & gemmis, & diversitate lignorum. 2 Speciosus forma prasfiliis hominum.Pj'. 44. Exod. cap. 31. 3 Quid prodest sculptile, quia sculpsit illud () Fr. Antonio del Castillo, en su viaje de ficior suus conflatile, & imaginem falsam? Ha- tierra santa, lib. 2. cap. 7. ¡ac. 2. 5 Apud Carduch. dialog. 1. 4 Ecce vocavi ex nomine Beseleel, filiiim () Ita vix dici possit, quantam pictores ii, Uri, filii Hur, de Tribu Juda, & implevi eum & laudem, & premium consequentur, qui post spiritu Dei, sapientia, intelligentia, & scien- hac pietatem cum picturis conjunxerint, atque tia in omni opere, ad excogitandum quidquid ánimos hac arte nobilissima ad virtutem, atque fabre fieri potest ex auro, & argento, & aere, coelestia evexeiint. Possevinus, de picta poesi c. 27. 2i 4 MUSEO PICTÓRICO. lebrada cena, que pintó en Milán en el refectorio del convento de santa María de Gracia, orden de predicadores, que habiendo expresado en cada uno de los Apóstoles la hermosura y perfección que a cada cual pertenecía, llegando a la de Cristo señor nuestro descontíó tanto de sí, que la dejó por acabar; y así se conserva hoy por testimonio de tan modesta y cristiana desconfianza, y por el respeto debido a tan grande artíHce. No es nueva esta discreta y retórica figura de Reticencia; pues aquel erudito pintor Zeuxís, que tomó a su cargo el delinear todas las hermosuras mas sobresalientes de la Grecia, llegando a pintar la de Elena, desconiiado de hallar medios para expresar tan excelsa perfección, se valió del tropo de poner en su lugar: Hic locus Helena: este es el lugar del retrato de Elena, cuya belleza es tan superior a toda diligencia humana, que se reserva como divina. Y así, para no dejar las obras sagradas con el desconsuelo de no quedar concluidas, conviene recurrir a los medios espirituales, con cuyo auxilio se vencen las dificultades mas arduas. No dudo que hay algunas imágenes sagradas, que siendo en cierto modo imperfectas, obra el Altísimo en ellas grandes maravillas; pero ninguno ignora que esto lo grang:a la fé y devoción fervorosa del que ruega, y que esta se excitaría mas cuanto mayor fuese el estímulo en la perfección de la imagen. Y yo entiendo que es tan grande la providencia del Altísimo en sus imágenes, que para que algunas no descaezcan en la devoción, procura suplir con prodigios todo lo que les falta de primores: tanto es lo que se deleyta en su cuito, y lo que se agrada de su perfección. Llevando pues adelante nuestro propósito, hace mención el padre Eusebio Nieremberg de una imagen de nuestra señora, que naturaleza por sí sola grabó en una piedra; y está en gran veneración en el convento de religiosas Agustinas de Avila '. Pocos años ha que en Aragón se halló en el campo una azucena, cuya raíz ó cebolla, sin duda con emulación sagrada a la que notamos de Cristo señor nuestro, era una imagen de la Concepción, a cuyo examen movieron algunos actos de reverencia que se notaron en algunas criaturas inocentes y personas de virtud: símbolo tan propio de MARÍA santísima, que no necesitaba de tan claro testimonio para su apoyo 2 . Y propiamente era concepción, pues estaba la imagencica a el modo que la criatura está en el vientre de su madre, cubierta con la túnica o secundina materna. ¿ Pero que diremos de la sagrada imagen de nuestra señora del Pilar, traida por manos de los ángeles, y entregada a el Apóstol Santiago, con la presencia física y real de la reina de los ángeles en carne mortal, en aquella dichosa, cuanto ínclita ciudad de Zaragoza ? Prenda es verdaderamente digna, no solo de admiración y reverencia, sino de ser envidiada de todas las religiones del mundo la dicha de España, por haberse dignado la divina providencia de hacerla deposito de tan precioso tesoro, y del primer templo en que fue venerada su madre santísima: - pre- r Nzereinberg. de miracul. nat. in Europ. lib. Cav.t. 2. 1. cap. 8. Egredietur virga de radice Jese, & ños de 3 Ego ílos campi, & lilium convalliuai. radice ejus ascendet. Jsai. II. LIBRO SEGUNDO. 215 prenuncio feliz del singular culto, en que había de ser obsequiada en estas pro- , vincias, por toda la posteridad j y de la especial protección con que siempre las había de amparar. En la iglesia mayor de Cuenca, habiendo formado la capilla del Sagrario del . mármol de una cantera que se descubrió allí cerca, llegando a aserrar un pedazo que habia quedado, hallaron formada de mancha natural de la misma piedra la ; efigie de la Virgen del Sagrario que allí se venera: aunque otros dicen ser una nutra, y cabeza de obispo, sin duda, por permisión del cielo, en testimonio de gratitud a el ilustrísimo señor don Enrique Pimentel su fundador, hijo de la ex- . celentísima casa de los señores condes de Benavente. En el reino de Galicia, junto a Villanueva de los Infantes, está una ermita, donde se venera una imagen de nuestra Señora en forma de la concepción, que será del tamaño de un dedo, la cual está dentro de un pedazo de cristal, de donde tomó la denominación de nuestra Señora del Cristal; habiéndola hallado así un labrador, sin que se le pueda encontrar comisura, ni se discurra mojí do humano por donde allí se pueda haber introducido, sino que haya sido mi- ¡ lagrosamente formada. Pero lo mas admirable es, que por cualquiera lado que . se mire se le ve el rostro: lo cual no pudiera ser si fuese de vulto; y aun siendo i a manera de pintura, es naturalmente imposible que represente una misma cosa I por toda la circunferencia: cuyo prodigio desmiente toda diligencia humana, y I a la acredita efecto de sabiduría divina: que las cosas sobrenaturales no se pueden I medir con la limitación de nuestras obras . A santa Galla le trajeron los ángeles, labrada por sus manos, en un zafiro, i¡ una imagen perfectísima de nuestra Señora con el niño: y habiéndolo noticiado i la santa a san Juan, papa y mártir, primero de este nombre, fue a verla; y esj; tandola adorando, se repicaron milagrosamente por sí mismas todas las campa- ; ñas de Roma, y la santa imagen se elevó en el ayre; y tomándola los ángeles : en sus manos, la pusieron en las del Vicario de Cristo, el cual la llevó en pro- (I cesión a la iglesia de san Pedro, y aquel dia cesó la peste, que tenia a Roma en j grande aflicción (). En Galapagar, pueblo cercano a el Escorial, se conserva por herencia en po- ol der de un labrador rico un pedazo de vidro o cristal, a manera del antecedeni te, dentro del cual está una imagen de nuestra Señora, como de los Dolores; y I también se le descubre el rostro por varias partes: la cual halló un labrador, ha- | biendo visto que los animales con que labraba la tierra no podían romper por mas que los estimulaba; y llegando a reconocer donde topaba la reja, halló di- 1 cho cristal, que siendo del tamaño del dedo pulgar, fue bastante a detener el ímpetu de tan fuertes animales. Llevólo a su casa el dicho labrador, y por succesion se conserva en ella, experimentando salud muchísimos enfermos, bebiendo el agua donde haya estado esta reliquia. El caso de la milagrosa imagen de nuestra Señora de Guadalupe de México es bien notorio, cuando aquel inocente dichoso indio, llamado Juan Diego, á quien se le apareció su majestad, vino a referir a el obispo lo que aquella gran Se- 1 Non enim metienda est modulo nostro di- sepulcbr. Cbristi Domini, cap. 7. vina virtus. Jacob. Cbiflet. in crisi bistor. d$ lint. {) Spin. tract. áe fest. ac templ, Dei. n. 22. 21 6 MUSEO PICTÓRICO. Señora le había mandado, que fue le erigiese un templo en aquel sitio, y pidiéndole de ello algún testimonio para crédito de su relación, le dio su majestad unas rosas que llevase en el tosco manto, siendo fuera de tiempo, y a el descogerle delante del obispo de aquella ciudad, cayeron las rosas, quedando la efigie de esta gran Señora expresada en el tosco manto de aquel indio, en la misma forma que hoy se venera en aquella tierra, con admiración de aquel reino, y consuelo de todos sus moradores. No es este solo prodigio el que ha obrado la divina omnipotencia en aquellos reinos de la América en obsequio de su madre santísima: pues en el nuevo reino de Granada está a cargo de religiosos del sagrado orden de predicadores la milagrosa imagen de nuestra señora del Rosario de Chiquinquirá, que este es el nombre del lugar, la cual, habiendo sido pintada al temple en una manta de algodón juntamente con las imágenes del apóstol san Andrés, y de san Antonio de Padua, de mano de Alonso de Narvaez en la ciudad de Tunjar, a devoción de Antonio de Santa Ana, y colocada en una capilla de tierra y paja del pueblo de Suta, de donde era encomendero el dicho Antonio de Santa Ana: pasados algunos años, hasta el de 1565, se reconoció que la dicha imagen, por los accidentes del tiempo, poco reparo de la capilla, y lo deleznable de la pin-, tura, vino a quedar casi borrada y desfigurada, y el lienzo con sers roturas bien grandes, sin otras menores; de calidad, que pareciendo estar indecente para el culto, se colocó en su lugar otra de un Cristo crucificado, llevándose _ la de nuestra Señora, tal cual estaba, el dicho Antonio de Santa Ana, que la envió a el pueblo de Chiquinquirá, donde estuvo sin la debida reverencia algunos años, á causa de no reconocerse ya señas de lo que habia sido: hasta que una piadosa y afligida mujer, llamada Maria Ramos, deseando hallar consuelo en sus trabajos, y sabiendo que allí habia estado pintada dicha imagen, compadecida de ver el liezo en el suelo, y en sitio tan indecente, que aunque tenia nombre de capilla, era, por estar sin puerta, albergue de animales inmundos, adorando en su idea la imagen que no veía, colocó el lienzo con mas decencia, donde continuando sus deprecaciones, a esfuerzos de su devoción y ternura, vino a hallar milagrosa, y sobrenaturalmente renovada y pintada dicha imagen, y los dos santos, con admiración y pasmo de todos aquellos pueblos, donde se hicieron auténticas informaciones de este prodigio: continuándose con otro no menor, pues habiendo quedado el lienzo por mucho tiempo con las mismas roturas que antes tenia, sin duda, porque los de poca fé no discurriesen ser otro, fueron des pues insensiblemente resanándose, creciendo milagrosamente la tela, sin que se reconozca señal de humana diligencia. Autorizándose este prodigio con otros mu chos que obra esta soberana imagen en toda aquella comarca, a cuyas expensas se erigió después este pobre albergue en templo suntuoso de la sagrada religión de predicadores '. 1 P. Presentad. Fr. Pedro de Tobar, en su li- de nuestra señora del Rosario de Cbiquinquirú. hro de la relación histórica de la milagrosa imagen A, LIBRO SEGUNDO. § IV. 217 unque nuestro intento es describir las imágenes, que por medios sobrenaturales han sido expresadas, no sera fuera de nuestro proposito hacer aquí mención de las de el glorioso Evangelista pintor san Lucas '. Pues si las que han sido ejecutadas por manos angélicas merecen tanta veneración, no serán menos recomendables las de mano de un tan gran santo, y Evangelista: que si bien no falta autor moderno que pretenda defraudarnos de esta gloria contra la común tradición apostólica y eclesiástica, tan umversalmente recibida en todo el orbe cristiano, y apadrinada de tan graves autores antiguos, que mas de cerca investigaron la verdad, y que no se moverían de ligeros fundamentos, que sin duda habrán perecido algunos en el transcurso de tantos siglos 3: esto no obstante, siguiendo la mas común e inveterada opinión, haremos memoria de las mas notorias, que debajo de esta piadosa creencia están veneradas en diferentes iglesias de la cristiandad. Tres imágenes de la madre del Salvador se veneran, no menos que en Roma, cabeza, y emporio del mundo cristiano, por originales del sagrado Evangelista i san Lucas: una es la de santa María la mayor en la capilla de Paulo V; otra la del Pópulo, en la Via Flaminia; y otra la de Araceli, colocadas en los templos de sus mismos nombres: y la de Araceli parece haber sido la que dicen Ni- iceforo y Baronio, que después de algunos años la hizo traer Pulcheria, hermana del emperador de Constantinopla desde Antioquia, para ponerla en una iglesia, que edificó a su nombre en la Via Ducum 3, juntamente con las faxas y paños de la infancia de nuestro Redentor, las cuales recibió de la emperatriz Eudo- Ixia, a quien se las habia dado Juvenal, obispo de Jerusalen. Todo lo cual recopila con elegancia Jacobo Chiflecio 4. Refiere también autor grave y antiguo que aquel venerable patriarca Ger- n mano, desterrado por la impiedad de León Isaurico, entre las reliquias que sacó de Constantinopla llevaba consigo la efigie del Salvador, que su majestad envió :|í Abagaro; y así mismo la de su madre santísima de mano de san Lucas S. I Tom. I. Ee A 1 Fertur,is quoque primus Chriíti, & que :um ica, ut decebat,genuit, matris;atque item jrincipum Apostolorum effigies pingendi arte idumbrasse: undéin omne deindé habitabilem irbem tám venerandum, & pretiosum opus est ¡latum. Nicef- Calixtus, lib. 2. cap. 43. ítem, 'ib. 14. cap. 2. Rursus, lib. a J. cap. 14. 2 Nobis satis est sanctum Lucam ab antijuitate pictorem habitum esse: cujus existimaionis testes habemus omnes jilos, qui,á S. Luca ühristi, &i Deiparx Virginis imagines picias :sse, scribunt. Gretser. de magín, non manufactis, ap. 19. ut O Glices, Metapbrast. 18 Octob. in i. Luca. Greg. Nacianc. orat. 1. in Julia. Paulin. J Severum,epist. a 2. Petrus de Ribaden. soc. Jes. 18. Octob. Camis. lib. 3. de N Señora, el cardenal Paleoto, discorso in torno alie imagini, lib. 1 . cap. t9. (3 apudipsum Theodor. Lector. S. Ireneo, Ter- ul.Euseb. S. Geronim. S ¿4ugustin, Doroteo, Bela, y Pedro Damiano, Joan. Curopalata,in Tíeopb. 'mper. 3 D. Fr. Francisc. Jiménez ¡obispo . y patriarca de Jerusalen, en su libr. impreso en Granada de orden del señor arzobispo D. Fr. Francisco de Talavera. 4 Fascias infamias Salvatoris, sivé pannos, quitus involvit eum Fisgo Mater, Lucte, cap. 2. Habuit Eudoxia, TheoJosii conjux, a Jnvenale Hierosolymitano episcopo; quas deindé ab Eudoxia acceptas, Pulcheria Augusta coloeavit in templo Fie Ducum, cu m imagine B. Virginis á S. Luca depicta. Chifiet. in crzsi bistor.de lint, sepulchr. Christi, cap. 28. ex Barón, ann. 439. (3 4$ 3. num. 22. (j ex Nicef. lib. 14. cap. 2. Ítem Tleod. Lector, lib. collectan. 5 ínter estera Germanus, Patriarcba Constantiiwpolis, m médium proferebat effigiem Domini, per Tnadeum Abagaro nmsam,& Edesa: coiuervatam. Practerea memons pruditam ab Apostólo Luca imaginem.qua; Rumam adThecphilum missa íuh.Gltcas,apudGrttíerum de ¡magín, non manufactis, cap. 5. 2l8 MUSEO PICTÓRICO. A estas se puede añadir la imagen de nuestra Señora de Loreto, pues también hay tradición muy antigua de ser de mano del sagrado Evangelista san Lucas '. Y senin dice el Padre Juan de Alloza, de la compañía de Jesús, en su libro del cielo estrellado de AÍARIA, se lo reveló así la misma Virgen a don Alexandro, obispo de la iglesia de san Jorge de Tarsacto, en ocasión que $e hallaba desahuciado de una grave dolencia, de que repentinamente se hallo sano, en testimonio de esta verdad. ( ) Como también es de mano del sagrado Evangelista otra, que fue muy estimada y venerada de los Cretenses, la cual, muchos años ha, que fue transferida a Babiera, con una partícula de la santa cruz, y otras muchas y preciosas reliquias; y ahora se venera en Berga en el oratorio del Alcázar, en la Parroquia Aufkirchense 2 . También la Virgen de Guadalupe es de mano de san Lucas, y es la misma con que san Gregorio papa salió en la procesión de la peste de Roma, cuando oyó de los ángeles aquella antífona Regina Cceli, &c. La cual dio el santo á san Leandro Arzobispo de Sevilla: y después, con la irrupción de los moros, huyendo a Toledo algunos sacerdotes con esta y otras reliquias, las ocultaron en un sepulcro de mármol junto a el rio Guadalupe, donde estuvo 600 años sin carcomerse ni pudrirse siendo de madera: y después fue milagrosamente hallada, y se le edifkó templo en aquel sitio 3. Otra imagen de nuestra Señora, de mano del sagrado Evangelista san Lucas se venera en un templo de este santo, que está en el cerro de la Guarda, cerca de la ciudad de Bolonia, donde se colocó, por haberse hallado en la iglesia de santa Sofía en Constantinopla con un letrero que decia: Esta imagen, a pintada por mano de san Lucas, se ha de llevar, y colocar en la iglesia dei san Lucas en el monte de la Guarda. () También es cierto que san Lucas hizo imágenes de Cristo Señor nuestro J así de la edad varonil, como de su infancia, aunque no le trató en vida, poJ relación de su madre santísima, y de los Apóstoles, con quien comunicó mu-| cho, y de quien recibió noticias muy individuales para su Evangelio: especialmente las imágenes del Pópulo todas tienen a su hijo santísimo en los brazos 4 y en Roma en la iglesia de san Juan de Letrán hay una imagen de Cristo Señor nuestro de edad de doce años de mano de san Lucas, la cual dicen qu la perficionó un ángel í: si bien esta puede ser la misma que dijimos del Sal-j vador en el §. 2. Otra imagen de nuestra Señora se venera en Nápoles en la iglesia de sants María la mayor, con la tradición antigua de ser de mano del sagrado E van-i 1 His adde imaginem D. Virginis Lauretanx: Nam & hanc a D. Luca pictam esse, vetus traditio tradit. Vide Tursehn. lib. i. bistor. Laurel ame, cap. 2. C¿ 3. apud Gretser. ibi. cap. 18. ( ) Alloza, en su cielo estrellado de MARÍA, ¡ib. 4. cap. 1 . exenipl. 12. 2 Omitto jam illam imaginem a divo Luca pictam, quae olim cretensibus summo in honore, ac pretio erat; ex qua cxemplum desuniptum ante aliquot centenos annos, cu¡n partícula de ancta cruce, multisque alus pretiosis reliquiis in Babariam pervenit; & nunc asservatur Ber g£e ¡11 sácelo arcis, in parochia Auffkirchens;' Gretser. ibi cap. 1 9. 3 Ludovic. Nonius, in sua Hispan, cap. 6 apud Gretser. cap. 1 8. ( ) Sigonius, in ¡ib. de Bono, episcop. 4 Imó & Lucas, dissertus ille Evangelista imaginem Deiparse cera, & coloribus depinxit sacris brachiis tenentem Dominum. Theepbm lomil. de imagin. restitutione. 5 Cardueb. dialog. 7. LIBRO SEGUNDO. 2, 9 gelista san Lucas. La imagen de nuestra Señora de Atocha, y la de la Almudena también están en esa piadosa creencia. En Trápana, en la iglesia de la Anunciara, hay otra imagen de nuestra Señora, que también es tenida por de mano de san Lucas: otra en la ciudad de Calatayud en España: otra en el relicario de la iglesia mayor de Valencia, de : claro, y obscuro, como de aguada, de una tercia de alto, y una quarta de ancho, donde tienen también el brazo y mano derecha del sagrado Evangelista con que escribió el santo Evangelio, y pintó estas y otras muchas imágenes de Cristo y su madre santísima; mediante las cuales y su predicación, convirtió un sin número de almas en Antioquia y otras partes: que aunque en las que son de talla no sea de mano del santo mas que lo colorido, es lo bastante para que se tengan por de su mano: bien que no estrañaré que lo sea uno y otro, pues se han pisto tantas veces en un sujeto ambas facultades. En cuya atención le venera el .arte por su patrono, y por tal le reconocen todas las academias y cofradías que hay de la Pintura y Escultura desde tiempo inmemorial. No será bien pasar en silencio otras dos imágenes que yo he visto. En el ..relicario del convento de nuestra Señora del Puche, tres leguas de Valencia, hay una pintura de nuestra Señora con el niño, a manera de la que se dice del Pópulo, la cual consta ser de mano de san Sila, uno de los setenta y dos discípu- , los de Cristo: será de tres cuartas de alto, y poco menos de ancho. La otra es como de latón, de bajo relieve, en la misma forma y representación, de cuatro dedos de alto; y en el reverso dice, en idioma valenciano antiguo, ser de mano de san Juan Evangelista, la cual fue dádiva del señor rey jion Jayme a aquel religioso convento, cuyas auténticas están dentro de una baxita contigua a la misma erigie. s. v. I mágenes de santos, ejecutadas sin diligencia humana, también ha habido ij muchas, ademas de las que se han tocado en consorcio de algunas de Cristo y de ,,u madre santísima. Singular es la que se admira junto a el templo o convento de san Elias cerca ie Jerusalen, que es la efigie deste santo profeta, por la parte posterior sellada en i ana piedra viva como si fuera de cera, donde quedó por divina permisión, por íaber sido allí donde el profeta estaba recostado, cuando huyendo de Jezabél, Je despertó el ángel, y le dio los panes y el agua, animándole para caminar lo , jue le restaba. () Peregrina fue la del glorioso patriarca santo Domingo, en Soriano, como : laxada del cielo por mano de la soberana reina de los ángeles, acompañada ie las dos gloriosas santas y titulares de esta sagrada religión santa Catalina marcar, y santa Alaria Magdalena, que hoy se conserva con gran veneración en el ronvento de este gran patriarca en la dichosa villa de Soriano, provincia de Calabria, en el delicioso rey no de Nápoles, frequentada de todos los fieles, y acreditada con repetidas maravillas. () s; Tom. I. Ee 2 Las n] () Fr. Antonio del Castillo, P 'iage de Tierra () Fr. Franciscas Gómez, ordin. prxdic. in anta, lib. 2. cap. 9- bistor. S. Dominici in Sorian. 220 MUSEO PICTÓRICO. Las dos imágenes o retratos que se vieron en Venecia de los dos gloriosos patriarcas santo Domingo y san Francisco antes de nacer, como refiere san Antonino de Florencia, hay opinión de haber sido expresadas por pinceles angélicos, como en prenuncio de estas dos antorchas del evangelio. lo hace muy creíble la conjetura de no haberse restituido la Pintura entonces en estas provin- cias de Europa desde el excidio del imperio romano. ( ) No fue menos misteriosa la imagen del glorioso patriarca san Ignacio de Loyola, en Munebrcga, pueblo esclarecido, y antiguo de la corona de Aragón '{ obispado de Tarazona, donde hoy se venera dicha imagen en la capilla de san Blas dé la iglesia parroquial, adonde fue transladada desde Calatayud, con ocasión de hallarse allí don Roque del Villar, canónigo del Sepulcro, y haber deseado ilustrar a Munebrega su patria con los retratos de los fundadores de todas las..j relio-iones: lo cual puesto por obra, y concluido, acertó a verlo u peregrino, y dijo: faltaba allí la imagen de otro fundador de una nueva religión que había en Roma, y que era español y muy santo, a quien él conocía muy bien. Preguntóle las señas el canónigo para que lo ejecutase el pintor que estaba allí presente. A que respondió el peregrino: que él lo dibujaria en un lienzo para que fuese mas puntual: pusosele aparejado, y dejandosele allí, por ser ya hora de mediodía, se fueron a comer el canónigo y el pintor; y pareciendoles que era] preciso convidar a el peregrino, enviáronle a llamar, y hallando ejecutada la efigie del santo patriarca, no hallaron a el peregrino, ni quien diese razón de él en todo el lugar. Por donde acreditó ser peregrino del cielo; pues no admitia e. acogimiento y hospedage de la tierra que todos buscan, ni la remuneración de su trabajo que ninguno desprecia. Consérvase pues en la iglesia de Munebrega esta santa imagen, acreditada con singulares y repetidas maravillas. (.) En el religioso convento de san Diego de Alcalá de Henares se venera una imagen de cuerpo entero del natural de san Carlos Borromeo, estampada mila- o-rosamente en una sabana de la cama, en que una piadosa mujer solia hospe dar a el santo; y ansiosa de tener su retrato, permitió el Señor quedase estampado con los indumentos de su dignidad, en una de las sabanas de la cama don de dormía el santo, sin que se reconozca allí color alguno material sobrepuesto, sino como teñidos los mismos hilos del lienzo: lo cual he mirado con aten cion y admiración diferentes Veces. Lo mismo testifica la autoridad de san Agustín, acreditando lo que refier Evodo, obispo Uzalense, de otra imagen del Protomartir san Estevan, estam pada en un delicado velo, y remitida a aquella iglesia Afíicana por orden especial del cielo J . Otra imagen de san Jerónimo he visto yo en una piedra ágata, en la que se ve el santo como desnudo en el desierto, con todas sus insignias, ejecutade de mancha natural de la misma piedra, y tanto se ve en el un lado como el el otro; y poniéndolo contra la luz, aun se manifiesta mejor, translueiendos; toda la figura con los demás adherentes. N. () Ut supra, lib. 2. cap. 5. §. 3. 1 August. de diveri. serm. 32. & 33. ü de CM ( ) P. Alonso AnUrade, veneración de las san- vit. Dei, ¡ib. 22. cap. 8. Evod. de miracul. S. Sttím tas i'Jiág&ñes, origen,y milagros de san Ignacio de pban. lib. 2. cap. 4. apud August. tom. 10. Munebrega. Parí. 3. cap. l. §. 2. LIBRO SEGUNDO. 22r No es nueva esta maravilla en este máximo doctor, pues en testimonio de I la piadosa ternura con que frequentó y adoró el sagrado pesebre y portal de líeleu donde nació Cristo señor nuestro, permitió su majestad quedase estampai da su imagen en una piedra, donde hoy permanece, según dice fray Antonio del Castillo en su libro viaje de Tierra santa. ( ) No se debe omitir aquí, aunque debia tener otro lugar, la noticia que he I encontrado de una piedra cristalina que se halló en Filipinas, y en medio de I ella figurado un cordero de color turquesado con la cruz acuestas: símbolo muy .; conocido de Cristo señor nuestro. ( ) En el sepulcro que se construyó en el convento de religiosos carmelitas de i Santa Ana, de la Alberca, en la Mancha, a el venerable cadáver del siervo de I, Dios fray Francisco de la Cruz, después de tabicado, y jaharrado de yeso, se L manifestó a pocos dias en la misma parte la efigie del siervo de Dios de la suerte que estaba en el féretro cuando le hicieron los oficios, dibujada a el parecer cot mo de carbón o lápiz con tal perfección, que todos los que le veian, y habian I conocido, decian que era él mismo. Y toda la superficie que ocupaba le efigie, i estaba cubierta de un género de mancha como de aceyte, que en llegando las manos a ella, se reconocia alguna especie de humedad xugosa, a la manera que I en Alcalá de Henares está la piedra en que fueron degollados los santos mdri tires Justo y Pastor. El cual dicho dibujo, en le forma referida, duró muchos I años; y aun al presente se reconoce, aunque algo confuso. ( ### ) Otras muchas hay, que omito por no constarme sus calidades autenticai mente, o por examen propio, o informe de personas verídicas. Pero basten esi tos celestiales testimonios para calificar, no solo cuanto se sirve el Altísimo del l culto que se le consagra por medio de las sagradas imágenes, sino quanta felicidad logran las líneas laureadas de esta ilustre facultad, pues ha merecido en su | abono tan repetidos como soberanos testimonios, sellados con la poderosa mano 4 de la divina omnipotencia. CAPITULO XII. Prodigios de naturaleza, en abono de la Pintura. Í I. A. sí como el arte se desvela diligente en imitar" la naturaleza, también la naturaleza, traveseando en sus obras, procura imitar a el arte. Que maravillas no se descubren en ese vasto elemento de la Tierra ! Que prodigios no representa el Agua ! Que asombro no manifiesta el Ayre ! Y que portentos no delinea el Fuego ! Todas son, digámoslo así, travesuras de la naturaleza, por emular primores del arte. La Tierra, no solo nos propone la hermosa primavera de matizados vergeles, y alfombras texidas en los amenos prados, cuyo verdor, presumiendo de za- () Castillo, ¡ib. 2. cap. 10. () El licenciado D. Sebastian Muñoz Sua- () Euseb. apud P. Ferdin. Castrillo, soc. rez . comisario del santo Oficio, en ¡a vida del siervo Jes. in Lisiar. 3 u.agia nat. cap. li. de Dios Fr. Francisco de la Cruz, lib. 3. cap. 1 7. 222 MUSEO PICTÓRICO. zafir, y las salpicadas ñores, desafiando los astros, parece pretenden retratar a el firmamento; sino que en las peñas, árboles, yerbas, flores y piedras, forma y pinta imágenes, hombres, historias, y paisajes, como se vé cada dia, especial, mente en las ágatas, donde el arte, con los pinceles, perficiona lo que dejó bosquexado la naturaleza. Los espejos, ya de cristal, yade acero, ü otra nía-, teria de semejante pulimento, parece quieren desempeñar a la tierra, con h perfección de las imágenes, que representan. : Quien podrá disputarle por este medio la perfección de los retratos, que no los igualará el mas elegante pincel ? Ademas de los que forma de los padres en los hijos, y en los hermanos, que a veces no se pueden distinguir; y aun en los que no lo son, se han visto prodigios raros de semejanza; pues ademas de los que refieren Plinio, Macrobio, Pedro Mexía, y otros autores: en Benavente, por los años de 1550. tuvo el conde de aquel estado un lacayo, á quien vino a buscar un mozo que le era muy parecido, diciendo ser su hermano, por haberse ido de su tierra el que lo era, y no haber sabido mas de él; y negándose el lacayo a esta demanda, siendo así que era para obtener la herencia que le tocaba por la muerte de su padre, hubo de ir, a instancias del conde, a el pueblo donde vivia la que suponían ser su madre; y llegando a su presencia, aseguraba ella ser su hijo, y que para mayor calificación, habia de tener una señal en una pierna, y otra en otra parte, que se le hicieron de una quemadura. Admiróse el lacayo, porque era así verdad que tenia aquellas señales; pero él aseguro no haber estado jamas en aquel pueblo; y se hizo información de ser de otro muy distante, y hijo de padres conocidos. () Pero ademas de esto, es bien célebre y notoria la piedra acates, o ágata, del rey Pyrrho, el que tuvo guerra con los romanos, en la cual se veian figuradas las nueve Musas, y Apolo con su citara, no por diligencia del arte, sino por obra de la naturaleza, discurriendo de tal suerte las manchas, que a cada Musa le señalaba la insignia que le pertenecía . Plinio afirma, que dividiendo un trozo de mármol pário, hallaron dentro la imagen del Sueno, que fue el labrador que crió a Baco. 2 . También en las canteras de la isla de Chios, dividiendo un canto de mármol, se halló dentro la efigie, o cabeza de Panisco, diminutivo del dios Pan 3. dejó las fabulosas ficciones del Paladión, que los troyanos creyeron que habia bajado del cielo para titular de la ciudad; y las fantásticas ilusiones de los Efesios, con su estatua de la diosa Diana, que Júpiter les habia enviado del cielo 4. de que hacen mención los actos apostólicos S. pues estas son ficciones ridiculas de la ciega superstición de la gentilidad, que tan vano es decirlas, como () Torquemada, jardín de flores curiosas, co- ditur, gleba lapidis unius cunéis dividentiu l oc¡ I# soluta, imaginem Sileni iniusextitisse. Plin. lib, 1 Regis fama gemina: Pyrrhi illius, qui ad- ¡6. cap. j. apudjun. de piel. vet. lib. i. cap. 4. versus romanos bellum gessit. Namque habuisse 3 Ca neades,apud Ciceronem,ib. 1. de divinat. traditur achatem,in qua novem Musae, & Apo- 4 Ephesiorum sané urbs, qux se odióse salo, citharam tenens spectarentur; non arte, sed tisjactat, ¡edita m esse magns des Diana:, & a sponté natur¡e ita discurrentibus maculis, ut,)ove delapsi simulacri. Jun. de pict. vet. lib. 2. Musís quoque singulis sua redderentur insignia. cap. 1. Plin. nat. bist. lib. 39. cap. I. 5 íftl l 9- a Sic in parioruin marmore mirabüe pro- LIBRO SEGUNDO. 323 mo necedad creerlas l, y paso í otros prodigios de naturaleza verdaderamente tales. Quien no la admira en la variedad manchada de la piel del tigre, del caballo, y de otros animales ? Como también de las matizadas aves, con tantas diferencias de tintas y colores, que apenas se pueden numerar ? Pues en el hombre ! Apenas el color del uno se parece al otro, ademas de la común diferencia de blancos y negros. Pero lo mas peregrino es haberse hallado nación de color verde, cosa que parece increíble. Reriere un autor grave 3, que en tiempo del rey Estefano de Inglaterra, en el año 1 140, en la parte occidental de aquella isla, en Sutfolke, a cuatro o cinco millas del templo del santo rey y mártir Edmundo, donde hay unas cavernas, que en ingles las llaman Vulpittes, y es lo mismo que cuevas de lobos: por una de ellas, en el tiempo de la siega, salieron dos muchachos, varón y hembra de color verde: sus vestidos no se conocían de que , materia eran, y discurriendo atónitos por el campo, los cogieron unos segado- res: su habla no se les entendía, ni querían comer los manjares comunes, con que llegaron a término casi de morir de hambre, hasta que viendo unas habas, ü se arrojaron a ellas y comieron, sustentándose así algunos meses: y después que sz 1 fueron venciendo a comer pan, y los demás alimentos comunes, perdieron el co- 1 lor verde, y adquirieron el común y encarnado, y aprendieron la lengua que les enseñaron. Preguntados, ya que se podían explicar, de donde eran, y como hai bian venido allí ? Respondieron, que eran hermanos, y que en su tierra todos - eran de color verde, y que no alcanzaban mas luz que la que allí había en los crepúsculos; y esta debiera de ser la causa de su color. dijeron también, que se alcanzaba desde allí a ver otra tierra que gozaba de mas claridad; pero que J la dividía de la suya un caudaloso rio: que de su venida no podían decir mas de que guardando un ganado de su padre, sintieron por la boca de una cueva ) un apacible sonido, sin duda ocasionado del silvo de los vientos por los órga- 1 nos de aquellas cavernas, del cual conducidos, caminaron hasta donde los cogieron en la salida: y que en su tierra, ¡ o maravillas de la palabra de Dios ! tam- i bien eran cristianos 3, y tenían iglesias: sin poderse averiguar a que tierras cor- respondía su relación. Este mismo caso refiere a la letra el padre Atanasio Kirchero, de la compañía de Jesús 4; y haciéndose cargo de algunas dudas que sobre ello pueden ofrecerse, les da cumplida solución, teniéndolo por indubitable, según la gravedad de los autores; y de paso reriere otros habitadores subterráneos que se han descubierto en diferentes partes del mundo: como también el padre Gaspar Scoto, de la misma religión, en sus tomos de Física atrios a J. Y no hay que estráñar en la naturaleza esta transmutación del color; pues yo conocí a un caballero de Mérida llamado don Gaspar de Molina, que tuvo una esclava negra, la cual habiendo tenido una grave enfermedad, de que le j resultó ir mudando la piel, vino a quedar totalmente blanca, conservando la simetría de negra. Y en esta corte vimos también un negro blanco llamado así, por 1 a Vani est narrare talia, stulti credere. 4 ¿4tbanas.Kircber.soc. Jes. inmundo subter- : Jan. ibi. tan. lib. 8. sect. 4. cap. 3. 2 Guillerm. Neubrig. lib. 1. de reb. angl. cap.27. 5 Gaspar Scot. soc. Jes. in pbysic. curios, tom. 3 In otnnem terramexivit sonus eorum. sld 1. in apsnU. adüb. 3. de mirabitibus bominum. Rom. 10. 224 MUSEO PICTÓRICO. porque siendo hijo de negros, nació en extremo blanco y 'rubio; pero con la fisonomía de negro. Y así no es nuevo en la naturaleza variar de tintas, y mudar de color por emular a el arte. También por el contrario ha sucedido de padres blancos nacer un hijo negro: lo cual se vio en Grecia; y siendo imputada de adulterio la madre, estando ella inocente, hizo información de que era descendiente de un etiope en cuarto grado ?: tan tenaz es la naturaleza en guardar en sus archivos las estampas de sus imágenes ! Y así se ha visto que algunas notas, señales, d lunares de los padres, no habiéndolos sacado los hijos, los suelen sacar los nietos, como rubricas de la naturaleza. 2 Y en conseqüencia de esto, no es menos admirable lo que se noto en el rey Seleuco, y sus descendientes, que de él se llamaron Sekucidas, a los cuales ennoblecía la imagen de una áncora estampada en el muslo por naturaleza 3. También los Espartanos tenian por divisa en el cuerpo una señal en figura de lanza; y el que no la tenia, no se reputaba por legítimo de aquella nación 4. Y un hijo de Pitón Nisivense, que se tenia por oriundo de los Espartanos, sacó la señal de la lanza después de muchas edades en que ya estaba olvidada í. Ni parece se descuida la naturaleza en inquirir todos los medios que puedan perficionar la imitación, pues hasta el modelar por el mismo natural, executa, como lo suelen hacer los pintores y escultores haciendo moldes de las co sas corpóreas y naturales. Alberto Magno refiere 6 que se hallan muchas piedras, que dentro y fuera tienen imágenes de animales; por la parte exterior tienen los lineamentos, o contornos, y partiéndolas, se halla dentro la figura de los intestinos; lo cual no puede ser de otro modo sino de animales conglutinados en el mismo légamo de que se formó la piedra. Buen testimonio es de esta verdad la efigie de la serpiente cóncava y convexa enroscada, que se vé en las dos piedras que están a la entrada de la capilla de san Luis Beltrán, en el convento de predicadores de la ciudad de Valencia, la cual se halló en la cantera, de donde se sacaba la piedra para la fábrica de dicha capilla: misterio digno de notar ! Siendo, como lo es, divisa de este glo-, rioso santo, en demostración del veneno que le dieron los indios para matarle, de que se libró por la virtud divina. Fulgosio escribe que en Bérgamo, en la iglesia mayor, hay otra semejante i Quídam mulier graeca, cura nigrum peperisset infantulum, adulterii postulara, invepit se cuarto gradu progenie ab aethjope procreatam. Plutarc. apudjun. ibi. 2 Verruc, naevi, lentes parenrum in filiis non visi,alicuando in nepotibus apparuerunt. Ídem, ibidem. 3 Apianus, apud Jun. de pict. vet. lib. 2 . cap. a . Ñeque enim fortuitum fuit, quod -Seleucum regem, reüquoíque ab eo Seleucidas imago ancora? fasmori eorum innata nobilitavir. 4 Apud Thebanos illis,qui appellantur Sparti,s¡gnum quoddam didtur esse generis, lanceain opinor quandam in corport, S¡¿ quisquís id súgni non habeat, non videtur ex Spartis en ess. síusonias. apud Jun. ibid. 5 Ac Pythonis Nisivensis::: dictus genus á sparris ducere, filiorum quídam hasta; figuram in corpore suo in lucem extulit: similitudine generis tám multis potestatibus,tamque ex profundo emergente. Plutarc. apudjun. ibid. 6 Admirabile ómnibus videtur, quod alicuando lapides inveniuntur, qui intus,&¿ foris habent imagines anirnalium; foris enim linea-: menta,& cuando franguntur, reperiiur in hisi figura intestinorum: Qua? quidem alia ratione contingere non potuerunt, nisi ex animali ibi dem in saxum converso. Albert. Magn. lib. i. di reb. metal, tract, 2. cap. p. LIBRO SEGUNDO. 225 en un pdríído, que es mas de estrañar, por ser piedra, cuya dureza no se forja de tan común materia como las demás: la cual dice está colocada por ornato de la pila del bautismo . En Sicilia se hallan muchas piedras en figuras de varios animales, que las tienen por eficaces contra las mordeduras de los escorpiones, y otras sabandijas venenosas 2 . Yo he visto en poder de un curioso una piedra bezal oriental en forma.de un pescadillo, por obra de la misma naturaleza, con la señal de ojos y boca, y otras menudencias tan puntuales que admiran; y habilitado con unas aletillas, y cola de oro, parece un delrin muy caprichoso: y será de cuatro dedos de largo, y de un pulgar de grueso por la cabeza, y a proporción lo demás. También retiere Falopio haber visto una piedra lapislázuli, que la hermoseaban siete estrellas, dispuestas por el orden mismo que en el cielo vemos la Ursa menor 3. Y no contenta con esto, se adelanta la naturaleza hasta formar estatuas. La de piedra sal de la mujer de Loth es bien notoria 4: pero ademas de esta, en una provincia junto a Tripol, en Berbería, convirtió en piedra una constelación todos los animales y plantas; de que refiere el padre Fuentelapeña haber visto melones, setas y otras cosas 5; y que al rey cristianísimo le presentaron un niño y una mujer de dicha provincia vueltos en piedra en acción de amasar, porque los debió de coger en esa postura aquella constelación, o exhalación lapídea, como dice el Abulense sobre el Génesis 6, donde refiere, que hay algunos lugares en que prevalece tanto un influjo mineral, que convierte en piedra no solo las aguas, sino los brutos, y hombres que encuentra. Y en Roma, en el jardin del príncipe Ludovico de Piumbino, hay un hombre convertido en piedra, el cual se reconoce ser humano cadáver, así porque las canillas conservan la substancia de hueso, como porque los lineamentos interiores son de cuerpo humano, adonde el arte no pudo haber entrado 7. En las aguas del Silaris se advierte esta rara particularidad, que cualquier planta que se arroje en ellas, se transforma en piedra, sin perder el color ni la forma que antes tenia; con que vienen a quedar hechas estatuas de sí mismas, y juntamente pintadas y coloreadas (%). En Morabia se hallan pedazos de incienso y myrra cavando la tierra en figuras de brazos, pies y piernas de persona humana; y poco ha que se halló un hombre entero de myrra 8 . En el partido de Soria, junto a el Duero, está la ermita de san Saturio, Patrono de aquella ciudad, sobre un peñasco, en el cual se crian unas lanchitas de piedra, donde se ven estampados unos paisajes, con sus arboles, tan bien picados, que el mas delicado pincel haria harto en imitarlos. También he visto yo otras piedras, que dado el pulimento, se ven unas ciudatom. I. Ff de- i ítem Bergomi in majori fano in porphirite in statuam salis. Genes. t). lapide, qui ad baptisterü ornatum est positus, j Fr. síntono Fuentelapeña, in ente dilucida- tanquatn ducta serpens in orbes circumvoluta do, sect. 2. difie. 7. perspicitur. Fulgos. memorab. lib. i. cap. 6. 6 Abulens. super Genes, cap. i¡.fol. 157. 2 Poteacb. de ittsulis. 7 Fuentelapeña, ibi. 3 Falhpp. lib. fossil. cap. 33. pag- 339. () Cautín, in symlol. select. sytnb. 59. 4 Respiciensque uxor ejus post se, versa est 8 Joan. U .'..:. bistor. de Botetp, 22 6 MUSEO PICTÓRICO. délas y edificios de muy caprichosa y artificiosa composición; y dos de ellas vi en poder de don Felipe de Torres, secretario que fue de cámara de su majestad: y ademas de esto, no es de omitir la variedad hermosa de los manchados jaspes, donde se ven muy artificiosos caprichos l¡ En Cuenca en el convento de san Pablo, orden de predicadores, el dia de san Pedro mártyr, se encuentran algunas guijas con la insignia de la cruz blanca y negra de san Pedro mártir inquisidor. sujetos de crédito afirman que en la india de Portugal se han hallado dos plantas, cuya simiente es cebolla, y se ha traído a estos reinos, que la una lleva en su flor, a manera de rosa, expresada la figura de un hombre, y la otra la de la mujer; y ambas son mas fértiles estando a la vista una de otra. Una planta, cuyo nombre es Antropophora, es tan semejante a un hombre desnudo, que casi no se le diferencia, pues tiene cabeza, brazos, piernas y pies; y sobre todo, tiene la demostración del sexo: lo cual asegura el padre Atanasio Chircherio con grande admiración, como testigo de vista de esta planta, en Roma, en casa de Enrico Covino 2 . Y añade, que también hay unas yerbas que llaman Orchides, que tienen totalmente figura de hormigas: y otras llamadas Apiformes que la tienen de abejas. Y últimamenre dice: que la planta llamada Boromes es tan semejante a un cordero, que sobre tener exteriormente cabeza, orejas, ojos, boca, pies, cola y lana, interiormente tiene carne y sangre, tan semejante a la del cordero, que la apetecen y buscan los lobos, y las zorras, no con menos ansia que la del cordero animal. E, §. II. íl Agua en sus cristalinos espejos retrata cuanto se le opone, formando un vistoso pais, especialmente en la quietud de un estanque, donde nos delinea los árboles frondosos, las montañas remotas, el cielo con sus nubes, y demás accidentes que le hermosean; pero no contento con esto, en sus salobres senos no hay animal terrestre que no imite con sus escamados monstruos, ya de caballos, ya de bueyes, de aves, gatos, y perros; y lo que mas es, hasta los hombres, en los tritones, y faunos, que si bien son tenidos por fabulosos, no faltan autores que lo apadrinan, fundados en casos históricos 3: hasta imitar los trajes de diferentes estados, como de frayles, y obispos 4. Donde podemos también añadir, según los autores citados, las nereidas, ninfas, sirenas, y otros monstruos, que por travesura de la naturaleza, se han visto compuestos de diferentes formas, como suele también el arte travesear en los follages, y grutescos, formando varios monstruos, compuestos de diferentes especies a voluntad del artífice. Pero no solo por este camino pretende el agua la imitación, sino congelando- i Fortuitas gemmarum, lapidumque ma- Gaspar Scot. Soc. Jes. in Pbysic. Curios, ¡ib. 3. culas ab arte non abludentes, ut &¿ reliqua na- cap. 3. turas in simili genere lascivientis miracula. Jun. 4 Ronde letus, apud Gesner. ¿ib. 4. de Aauati- de pict. veter. lib. 2. cap. r. ¡ib. In Báltico mari, anno Domini 1531. captus 3 Chircb in magnetism. plantar, fol. 639. est Vir Marinus, & dono datus Sigismundo Re- 3 Plin. nat. bist. ¡ib. 9. cap. 5. Pausan, ¡ib. 9. gi, qui episcopum insulis ornatum corporis ha- Alexandr. ab sllexand. ¡ib. 3. Genial, dier. cap. 8. bitu quodammodo expnmebat. slpudGasp. Scot. Gesner. ¡ib. 4. de ¿iquatil. Majolus, Ü alii, apud ubi supr. (¿ cap. 4. LIBRO SEGUNDO. 22? dose en diferentes formas y figuras. En la diócesi de Cuenca hay una cueva, que llaman la cueva del agua, donde, de la que destila la misma piedra, se van congelando figuras varias, como de brazos, piernas, y otros miembros humanos. En el reino de Valencia, en el estado de Gandía, hay otra que llaman la cueva de las maravillas; y otra en el estado de Carlet, donde se ven estos y otros semejantes prodigios, cuajándose el agua a manera de cristal u de piedra blanca transparente: y lo mismo se ve en otra que hay en Requena, y en otras muchas partes de España. Afirma el padre Eusebio Nieremberg, que en el puerto de Mongia dejan las olas en las crecientes o flujos del mar esculpidas con toda perfección en los peñascos varias figuras de cruces y ballestas, que en ellos, después del reflujo, se ven grabadas; y volviendo a crecer el mar, se borran aquellas, y se imprimen otras. §. III. E, 1 Ayre también nos manifiesta grandes portentos en la imitación del arte, pues no contento con representarnos la hermosa pintura del arco iris, y en las nubes figuras de leones, caballos, y monstruos horrendos, como también de hombres, y exércitos numerosos, pasa a imitar j,a voz de tal suerte en los ecos, que se pudiera dudar si era persona viviente el que responde; pues ya que no pueda representar el cuerpo, como el agua, o el espejo, parece que con emulación mas gloriosa se empeña en representar el alma. Las siete torres de la ciudad de Zizico estaban hechas con tan admirable disposición, que el eco que resonaba en la primera, lo iban imitando las demás '. Parece que eran émulas de la célebre torre de Ptolomeo en la isla de Pharo, junto a Alexandría, que ademas de su grandeza, era de una piedra tan diáfana y refulgente, que parecía un espejo, y como tal representaba la figura de lo que se le oponía 2 . Pero ya que las siete torres dichas no tenían esta diafanidad, para representar el cuerpo, se empeñaron en imitar el alma, para poderle disputar a la otra la preexcelencia en la imitación. Y lo cierto es, que si el eco, y el espejo se prestasen los efectos, cada uno pudiera presumir de viviente en sus imágenes. dijolo con su acostumbrada viveza el insigne poeta Juan Oovén en este elegante dístico: Nihil in se prater vocem vítale habet eco; Ut vivat speculum non nisl voce caret. Con hermosa elegancia lo tradujo don Francisco de la Torre ingenio .celebro en esta redondilla: De vivo la voz veloz Tiene el eco en su reIexo: Y para vivo al espejo Solo le falta esa voz. Tom. L Ff a Ade- i Plin. ¡ib. 36. cap. i?. 2 Marc.Aurel. in Zenone,iib. I. cap. 40. Plin. Jib. 36. cap. 13. 2 2 'ó MUSEO PICTÓRICO. Adelantó el concepto en una décima, que,para divertir lo pesado á¿ h. prosa me ha parecido la estimarán los curiosos. b - - ' Si me miro en cristal aillo, Si me oygo en eco veloz, Uno es mi bulto sin voz, Y el otro es mi voz sin bulto Copian- con pincel ocultó Jvj ser tan a el natural, . Que alentara en cada cual " Otro yo, si diera en trueco bulto el cristal al eco, voz el eco al cristal. i - . Pero no solo en esto presume el Ayre emular a el arte de la imitación, sino también en imágenes, y figuras fantásticas, o cuerpos aéreos que forma; que, o ya sean por ocultas causas, o por disposición del cielo para nuestro aviso '; o por sugestión diabólica para nuestro engaño a como quiera que sea, pertenecen á la región del Ayre, donde se ejecutan por no ser cuerpos perceptibles a el tacto. Bien lo acreditan las sagradas letras en diferentes casos, especialmente en aquella nubécula misteriosa que tenia semejanza o figura de hombre, para dará entender Dios a Elias que, habia de tomar aquella naturaleza 3., En el África, cesando los vientos, suele engrosarse el Ayre de suerte con algunos vapores, que se forman unas visiones de tan desmesurados monstruos y figuras horrendas al parecer, que a los caminantes que lo ignoran suele causar grande pavor, y aun a algunos la muerte 4. Lo mismo afirma Plinio, repitiendo una gran serie, de diferentes formas, y constituciones de gentes fuera del orden recular, a los cuales llama juguetes de la ingeniosa naturaleza, aunque portentos para nosotros 5. En Islandia, cerca del polo árctico, hay un promontorio, que está arrojando fueo, a manera del monte Ethna, donde se aparecen a los pasageros algunos que allí se han sumergido, o por algún otro caso violento han sido. muertos, con semejanza tan propia a la que tuvieron en vida, que sin esttañarlos les han hablado los que los conocían, o ignoraban su muerte, hasta que se. desparecían aquellas sombras o imágenes fantásticas 6 . . . . En i Soleré Deutn his, similibusque prodigiis, prsmonere homines de futuris cladibus, agnoscunt, non cristiani tantüm, sed ethnici quoque scriptores. Gastar Scot. soc. Jes. in pbysic. curios, tom. I. ¡ib. 6. cap. 3. 2 Spectra sxpé esse doemones constat ex dictis; quoniam frequentér a scriptoribus, máxime chrisrianis, doemones appellantur. ídem, ibi. ib. 2. cap. 17. 3 Ecce nubécula parva, quasi vestigium hominis ascendebat de inare. 3. Reg. cap. 18. 4 In África certé, ventis máxime quiescentibus. atque ob hoc aere concrescente, ímmania quadam spectra, variatum, iremendarumque belluarum formas referentia stuporem, ac metun ignaris injiciunt. Diodor. Sicul. ¡ib. 3. j Tn África: solitudinibus hominum species obvia: subindé fiunt, momentoque evanescunt. Hxc atque talia ex hominum genere ludibria sibi, nobis miracula, ingeniosa fecit natura. Plin. nat. lib. 7. cap. 2., 6 Est in Islandia instila, circá "polum arcticum, promontorium perpeiuis igr.ibus instar Ethna: montis a:stuans, ibique submersorum, sivé alio violento casu occisorum spectra sese offerre congressibus notorum hominum tám manifesta,ut tanquam viventes accipiantur ab ignaris mortis illorum; nec deprehendi errurem priusquam disparuerunt unibrte. Olotes- Magn. lib. 2. cap. 3. apud Gasp. Scot. soc. Jes. in pbysi. tur. tom. 1, lib. 2. cap. 2¿J. .XIBROjSEGUNUO. 229 : En tiempo de san Gregorio Magno, antes dd Ja invasión de los Loúgobarlos en Italia, se vieron en la región 'de el ayre dos ejercitos de hombres arnados; los cuales viniendo a encontrarse, combatieron- con tal furia el uno conra el otro, que en el ¿espacio que duró la batalla cayo, tanta sangre ( que el santo, :omo testigo de vista alirmó que corría por el suelo Bi Que de pinturas a este nodo se vieron en Jerusalen, por espacio de cuarenta-dias, cuando fue' Jasón ontra aquella ínclita ciudad ! Que de escuadrones se vieron formados por el aye ! Que de armas ! Que!de caballos a Y .que de monstruos cuenta el sagrado rex- o! Presagios todos de loé: estragos que después experimentó aquella infeliz ciulad, que había sido señora del mundo 3 ! Semejantes presagios.se vieron antes m el emperador Tito la entrase en imágenes de exérckos que la cercaban 3. Muchos casos pudiera referir de esta, clase, .que traen gravísimos autores, y e otras varias apariciones fantásticas, así entre genilies. como enrié cristianos le. que pone innumerables ejemplos el padre Gaspar; ¡Escoto 3 en su física cu ¡osa, tom. i. lib. 2: adonde remito í el lector, que- allí, veri, portentos niaravi- .osos, que omito, por no hacer de ello especial asunto 4. §. a V. El: 1 Fuego con la parte luminosa hace la sombra del cuerpo que se le. opone, e cuya delineacion, según opinión de algunos., tuyo principio el arte de la Pinira j pues en ella nos muestra en suiiciente forma- una imagen -plana del cuer-r o, que la causa mediante la luz., _ 3 Pero no es esto solo eñ lo que manifiesta eL Fuego la emulación í el arte L la Pintura, sino en imágenes aparentes, con legítima representación, en varios iietf oros ígneos, que se han visto en diferentes lugares' y tiempos tói; ademas te los muchos que se notan en la escritura sagrada r especialmente el carro y ca? (illos de fuego en que fue arrebatado Elias í: a que aludid también el del sel.tico patriarca san Francisco, sagrado Elias de la ley dagracia. En Alemania el año de 1532 cerca delnspruk.se vieron en el cielo porten- sas imágenes: la primera fue un camello cercado de un orbe de fuego-: la otra n lobo arrojando fuego por la boca, y también circundado de un orbe de fuea.: seguíase a esto un león, a el cual un hombre armado al pie de una montaña, i Priusquam I-alia gentili gladió ferienda. 3 Post dies festos, ante soTís cceasum, vi- adreiur, Ígneas, in ccelo acius viaimus, ip- si sunt peí inane ícrri currus totis regionibus, m, qui postea humani generfs fusus est, sanr & armat acies trañántes nubila & eivitati cir- linem coruscantes. Div. Gregor. Maxim, boinil. cunlu.a;. Joteph. ¡ib. 7. ue Bell. jad. cap. 121 izevang. _ 4 Gusfar Scot, soc. Jes. in pbyú. f.urw.t. u i Contigit autem per unnersam Hierosoly- lib. 2. Ü 6. orum civitatem videri diebus cuadrag nta per () Deniqtie inveniens in his, non modo ig- ra equitts discurrenies, aurtas siolas hdbcn- neas rotas etTini, verum ígnita quuque anima- s, &i bastís quasi cohortes, armatos, & cur- lia; &¿ vitos ignem j veluti ex se corusca ionis s equorum per ordines digestos, vi io¡ t;res- instar emitientes Ac juxta ipsasquoque rctlestts . mes fieri cominus, &t scutorum trotus, crga- substamias, congénos carbones igni-; apponi, & 1 Htorum nviltitudinem gladiis districtis cV te- 1 fhitñina ingeniis fragosé igni.s ferOorem emuen- , írum jactus.&aurenruin arn-iorumsplend.reTi, tia. S. Dion. d caiest bterarch. cap. 15 'nnisque generis 1 ricarum. Quapropter orones .; Ecce'cbrnis igneus, & eqoi ¡gnei divise- ¿abant, in bonam monsua convertí. 2. Ma- runt utrumque, &i ascendit Elias per turbinem ab, cap. j. in ccelum. Reg. 4. cap- 2. :., 23 o MUSEO PICTÓRICO. ña, le halagaba la greña, 'y 'el león le correspondía grato iIj Cuyos significados omito por no ser de mi intento ni profesión. A la muerte del duque Juan, elector de Saxonia j precedió en el cielo la piratura de un árbol marchito, y vuelta la copa hacia abaso; después un caballero muy diligente llevando otro árbol cortadas las ramas; luego se veía una cruz gran de y negra en una densa nube; y finalmente, se vio salir de ella con grande estrépito un espantoso rayo 3 . En el año de 15 34 .el dia tres de Julio, en la villa de Schleswich, hacia la parte meridional, estando el cielo sereno, se vierorrlen el ayre diferentes leo nes, que de diversas partes concurrían a batalla, a los cuales asistía un hombre armado vibrando, una lanza. No lejos de un caballero que allí se veía, cayó una cabeza humana dividida de su cuerpo, adornada con corona imperial. De allí a poco se vio la testa colmilluda de un jabalí, y dos dragones arrojando fuego, Después de esto, se veíala; pintura de una dilatada y hermosa ciudad puesta a h orilla del mar sitiada de.una armada naval, y ejercitos por tierra; sobre la qua. se veía una cruz rxa, ¿jue.xiespues se fue convirtiendo en color funesto y denegrido. Después salía otro caballero refulgente como el fuego, y con imperial diadema en la cabeza, a el cual se seguía un caballo desmontado. Después en una llanura dilatada resplandecían dos ardientes alcázares de fuego junto a un alte 5, monte, en cuya cumbre luna grande águila, ocultando la mitad de su cuerpo cor la eminencia del monte, le coronaba, cercada de algunos hermosos y candido: polluelos. Yeiase también volcada la testa de un león coronado, y un gallo, qu T hiriendo con eí pico, escondía la cabeza, hasta tanto que dividida del cuerpo se perdía de vista, quedando el cuerpo manifiesto. Asistían allí otros leones, 5 junto a la cabeza del jabalí un unicornio, que poco a poco se fue convirtiendo eí dragón; y así mismo se veían otros muchos animales de desusada magnitud y figura. Veíase también en una alta peña un alcázar de fuego, cercado de dos ejercitos, y se registraba una región entera, poblada de muchos lugares, alcázares 1 y villas; pero después fue todo esto consumido y abrasado con fuego: y las ruinas que cubrían la tierra fueron inundadas de un dilatadísimo lago, peonara tiendo solo las torres de aquella gran ciudad que antes habia aprecido; y a a orilla del agua un grande camellón en acto de beber 3. Pintura cierto llena d.-.. maravillas y misteriosos prenuncios de las - turbaciones de Europa en aquello tiempos ! En Silesia el año de 1545 dia después de Pentecostés se vieron tambiei portentosas imágenes en el cielo. De la parte oriental capitaneaba un oso un es cuadron formado, y de la parte occidental le salia al encuentro un león, con biei armadas huestes; y entre uno y otro resplandecía una lucidísima estrella. Poo; después se embistieron los dos ejercitos, y travaron tan fuerte batalla, que vi r. P ¡mi 1 Atipo 153a non procül ab iEnipotente mi-- 2 Joannis ducis Saxonia; & electoris m rae visa; sunt imágenes. Cameluserat prima flam- tem ha;c praecesere picturse. Arbor primó e ma circundatus in orbem: Altera, lupus flam- marcida,& eversa. Expeditus hinc eques, tiu. mam evomens, & flammeo orbe septus: Seque- catam ramis gestans arborem: Tum magna, batur hunc leo; cui vir cataphractus, in nion- atra crux in densa nube: Tándem ex ea tulme ti-um stans aditu, blandé contrtctabat jubam; visum exculi horribili ingenti cum sonitu. Got a blandiri hic vteisira videbatur. Joan. Jonston. Scot. ubi.supr. ¡ib. 6. cjp.. i. §. 2. ciaste 3. Thaumatograpb. cap. hit. 3 Gasp. Scot. soc. Jes. ubi supr. ex Jonston, LIBRO SEGUNDO. 231 veia caer la sangre, y los cuerpos muertos. Y en el discurso de la batalla, una águila real, desprendiéndose de una alta roca, cubría con sus alas el exército leones. Y acabado el certamen, quedó el león resplandeciente entre sus huestes, sin quedar mas vestigios en el del oso, que los miserables cadáveres postrados: á cuyo espectáculo asistían unos venerables ancianos. Concluida la batalla, redujo el león su exército hacia el ocaso. Y después de un breve espacio, un caballero sobre un hermoso caballo blanco, y ricamente aderezado, vino del exército á el sitio de la batalla, y puso sobre el caballo a un hermoso y bien armado mancebo que allí estaba; y caminando acompañado hacia el oriente, se desvaneció con todas las demás especies '. También en la Helvecia, el año de 1478, en varios lugares se vieron en el cielo escuadrones peleando con intrépido furor; y después de algunos dias, se vieron en el ayre cruces de diferentes géneros, y globos de fuego, que cayendo en la tierra a vista de muchos, dejaron en ella vest.gios bastantes para testimonio de esta verdad 2 . Estos y otros semejantes meteoros y cometas de diferentes formas se han visto en todos tiempos, los cuales, dejando en su fuerza los ocultos fines de la divina providencia, nos califican el intento de ser U misma naturaleza émula del 1 arte de las imágenes (). P t $. V. ero no solo émula sino maestra se puede y debe llamar del arte de la Pini tura la ingeniosa naturaleza: pues si atendemos a la constitución de nuestra vista, y la de todos los vivientes sensitivos, veremos que en una de las telas o túnicas de que se organizan los ojos que llaman la retina, se imprimen las imágenes de los objetos para que el sentido forme el acto de visión 3, sin omitir las ideas y caprichos que en las ilusiones del sueño representa en la fantasía, tan [artificiosa, y a el parecer realmente, que parece verdad, como cada uno lo experimenta. Pero aun no es esto solo en lo que mas acredita su pericia esta gran maesjtra; pues para calificar esta indubitable verdad, se experimenta en un aposento Sbscuro, donde, haciendo un pequeño agujero en el tablero de una ventana, estando todo cerrado, en el discurso del dia, poniendo un papel, u otra superficie blanca en frente del agujero, se representan en él con suficiente distinción las 'imágenes de todas las cosas que a la otra parte le son opuestas, aunque inversas Lis figuras, por la intersecacion que las líneas radiales forman en el agujero. Y si en este se pusiere un cristalico convexo, o a manera de lenteja como una uña, asegurado con cera u otra cosa; o un cristal de anteojos de grados, se ven las fisuras con mucha mas distinción y perfección en el color y la forma, tanto, que |el mas delicado pincel no las ejecutará mas definidas. Y 1 ídem, ibiJem. dit & creat. Arlstotel. lib. 2. de generat. cap. 3. 2 ídem, ibidem, cap. 3. 3 Visio fit per modum pictur in retina ocu- () O inia delineamentis primürn describun- li. Gasp. Scot. societ. Jes. in curs. matbem. lib. 19. ur . deindé colon s reopiunt, & molitiem, ck cap. 4. hyp. 3. luriiiem, quasi pictoris oííicio natura cuín con- 2 3 n MUSEO PICTÓRICO. Y para mayor maravilla, y calificación del gran fundamento scientífico con que forma sus imágenes la naturaleza, póngase delante de cualquiera objeto, que quiera delinear aun el mas imperito en el arte del dibujo, un cristal o un velo transparente, tirado en un bastidor, y estando la vista de esta otra parte firme, é inmobil, en proporcionada distancia, vaya delineando con tinta a otra cosa que señale todos los contornos y extremidades de la figura u edificio que tuviere á la otra parte; que hecho esto con toda puntualidad, quedará con tanta perfección lo delineado, que ni el mas perito en el arte lo adelantaría, por estar esto fundado según la naturaleza de los rayos visuales, y las especies visibles, con tan sólidos y firmes principios, que son todos los que constituyen demonstrati- .va la Pintura o perspectiva. Y si delineado esto en el vidrio, se le pusiese luego encima un papel mojado, a breve espacio sacaria todos los perfiles puntualmente. Y lo mismo haria el velo, si delineado con carbón suave, y puesto de plano sobre un papel, se estregase suavemente con un pañuelo: y si fuese velo negro, se puede delinear con una punta hecha de tierra roxa, u de ocre, y hará lo mismo; pero si se dibujare con blanco, se ha de estregar sobre cosa obscura, como lienzo imprimado, pizarra, o tabla. De que se infiere, que por naturaleza vienen las imágenes de todos,los objetos transferidas a nuestra vista por aquel conducto de los rayos ópticos, o pirámide visual, en la misma forma que lo prescriben las reglas del arte. De suerte, que si en la superficie del cristal o velo se: señalase un punto donde directamente la vista inmobil venia a tocar la dicha superficie con su radio centrical o exe de la pirámide óptica, se hallada que todasf las líneas que en razón de perspectiva debian concurrir a el punto principal, con-J f ¡ curririan justamente a el referido punto: fundamento que nos califica los incon-a cusos dogmas de nuestra facultad.;m¡ ti Lo cual nos excita ya a tratarlo fundamentalmente para que conste no solol de la práctica por donde se puede lograr el acierto, sino de la teórica por dond se descubre el fundamento radical de este maravilloso artificio, pues ni el pinto puede estar atado a esta torpe materialidad, ni siempre se puede hallar a propó sito el objeto que necesita para conseguir su delineacion por medio de este arti-j m ficio: ni tampoco sería bien defraudarle a la Pintura la gloria de calificar de scientíficas sus operaciones por medio de la demonstracion, y de principios y reglas in- K; falibles deducidas de ella. Y así, pasaremos a el libro tercero donde se verán 1oí| y fundamentos mas radicales que constituyen esta ingenua profesión: en cuyo abo no se empeñan el Cielo con prodigios, la Tierra con maravillas, el Agua con portentos, el Ayre con asombros, el Fuego con prenuncios, y la naturaleza toda con estupendos milagros para acreditar las obras de la Pintura, mas de por tentos que de artificios '. I LI i Deorum esr inventum pictura, tüm ob Deus Oplim. Maxim. & natura quasi quxdan species, quibus diversa? tempestates anni prara lex Dei pra?cipnum inerementum artibus omni; pingunt;tum ob ea, qus in coelo apparent. imitantibus adjecisse videntur. Jan. ds p'.ct. "jet Pbilostrat. in pronm. icenum. lib. i. cap. I. ím h 2 33 EL DILIGENTE. LIBRO TERCERO. TEÓRICA DE LA PINTURA. THALIA, SIVE MUSA TERTIA. Tertium est instare ad id, quo delectatus es, Scilicét T ha lia, sive meditationem faciens permanere K Cómica lascivo gandeí sermone Thalia. 2 . ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. M J a tercera operación que practicamos en el progreso scientífico, dice Fulgencio, es poner estímulo y diligencia para caminar d aquello que nos ha deleytado. A este acto intelectual llamaron los antiguos Talia y la tercera de las musas, cuyo oficio es plantar, como scientífica agricultor a, las raices; o sembrar las semillas de lo que se pretende cultivar, permaneciendo en la meditación de lo que espera adquirir,y estimulando el animo con la dulzura de su canto virtuosamente lascivo, para que despreciando los abrojos de la ignorancia y el ocio, trate el ingenio de romper, y labrar la tierra incidía de nuestra rudeza, fecundándola con el riego de la doctrina, d fin de lograr la apetecida cosecha en los opimos frutos de la humana sabiduría. Y así, habiendo ya deleytado en los dos libros antecedentes el inge- nio del aficionado con la esencia y cualidades especiosas de la Pintura, n este libro trataremos de estimularle diligente, para que camine solíito d las delicias del arte, paladeándole con la cómica dulzura de Ta- 'ía en las concluientes demostraciones matemáticas y filosóficas de la Pintura; semillas y raices de donde proceden las fragrantés flores, y saponados frutos del apacible, cuanto delicioso vergel de esta maravilla ie las artes. Ú Tom.I. Gg CA- d . i Fulgent. PlaciaJ. mitbol. I. 2 P'irgil. in epigram. 234 MUSEO PICTÓRICO. Lamina i, Figura a Capitulo i. CAPITULO PRIMERO. Principios previos y necesarios para la inteligencia de las proposiciones contenidas en los capítulos siguientes. A, §. I. .unque para la inteligencia de las demostraciones de este tratado su- 'rjongo instruido en, la geometría a el diligente pintor, porque de otro modo no podrán ser exactamente entendidas: no obstante, respecto de que no en todos concurrirá esta circunstancia, me ha parecido poner aquí algunas definiciones, y axiomas de los elementos geométricos: lo uno, por ser necesarias para la práctica de la Pintura; y lo otro, porque aunque no son bastantes para la inteligencia de la demostración, pueden suplir mucha parte; y lo son especialmente para la inteligencia de la construcción y aplicación, que es lo indispensable en los meramente prácticos. !!, ü,; ADVERTENCIA IMPORTANTE. h'empre que se llegare dver algo de lo demostrativo de este capítulo y los siguientes, se ha de sacar la estampa, o lámina que se citare en cada proposición u demostración, la cual se hallará a el fin de este libro, y desplegarla para tenerla presente, e ir reconociendo la figura, que llamare, según su número i. 2. 3. &c. Esto es, primera, segunda, ó tercera figura; notando las letras con que está signada, que correspondan a las del texto: y también se previene, que quanáo se citare sen cillamente alguna definición, o proposición, sin otro additamento, se en tiende de las aquí contenidas, como D. 2. definición segunda: P. 10. proposición diez de este capítulo. Pero si tuviere esta nota Euc. 5. P. se entiende ser la quinta proposición del libro primero de los elementos de Euclides:y si en lugar de la P. tuviere D. será definición:y si ttt,; viere S. será suposición: y si fuere de otro capítulo que el presente, st '' notará el capítulo: y mientras no se citare otra figura, va. obrandi la que está citada. DEFINICIONES. 1. Punto, es el que no tiene partes, o es una nota indivisible, como 1 2. Línea, es una longitud sin latitud. 3. Los términos de la línea, son puntos. 4. Línea recta es la que igualmente está entre sus puntos, o' la meno¡ entre dos puntos, como DE. 5. Línea curva es a manera de una porción circular, como DFE. 6. Línea mixta, d tortuosa es la que camina torcida hacia diferentes par tes, como G. I di íí I Fi mi C, cun T: LIBRO TERCERO. 2 35 8. 9- .14. .15. Línea espiral es la que en forma circular se va enroscando hasta su centro, como H. Superficie es la que tiene solamente longitud y latitud. Los términos de la superficie son líneas. 10. Superficie plana es la que igualmente está entre sus líneas, o a quien Figura 4. se ajusta una línea recta por todas partes, como las superficies A. B. C. D. &c. 11. Superficie concava es la que se imagina en una columna o cilindro Figura 12. por la parte interior, o a quien se ajusta una línea curva por la parte exterior, como A. 12. Superficie convexa es la que circunda la columna, u otro cuerpo semejante por la parte exterior, o a quien se ajusta una línea curva por la parte interior, como B. Y puédese llamar superíicie mixta todas las veces que los dos lados opuestos son curvos, y los otros dos rectos. 13. Superficie esférica convexa es la que circunda a una esfera, o globo por la parte exterior. Superficie cóncava esférica es la que circunda un globo por la parr te interior. Ángulo plano es la inclinación de dos líneas, que se tocan en un Figura a . plano, y no componen una línea recta. El ángulo se divide en rectilíneo, curvilíneo, y mixtilíneo, como A. B. C. 16. cuando una línea recta, cayendo sobre otra recta, hace los ángulos Figura 2. de una y otra parte iguales entre sí; el uno y el otro de dichos ángulos se llama recto; y la línea que cae se llama perpendicular, sobre la otra, como la línea AB. cayendo sobre la CD. sin inclinarse mas a un lado que a otro, forma los ángulos iguales ABD, ABC, rectos; y la AB es perpendicular a la CD. De que se sigue, que el ángulo recto tiene grados determinados, y no puede tener mas ni menos de la quarta parte de los trecientos y sesenta, en que los geómetras dividen la circunferencia: con que son noventa grados los que le tocan. 17. Ángulo obtuso es el que es mayor que un recto, como el ángulo EBC. y este puede crecer o menguar, como no llegue a ser recto, ni sus líneas lleguen a constituir una recta, como CD. 1 8. Ángulo agudo es el que es menor que un recto. Y este también pue- Figura 2. de crecer 6 menguar, como no llegue a ser recto; como el ángulo EBD. y la línea EB. se llama también concurrente, u obliqua, a distinción de la perpendicular. 1 9. Término es la extremidad de cada cosa. 20. Figura es la que está contenida de alguno o algunos términos, co- Figura 4. rao B. A. C. ': a . Círculo es una figura plana, contenida de una sola línea llamada cir- Figura i. cunferencia, como la figura BDCEA. '2. Centro del círculo es un punto que está dentro del círculo, como el punto A. desde el cual todas las líneas rectas, tiradas a la circunferencia, son iguales entre sí, y se llaman semidiámetros. Tom. L Gg 2 Diá- 236 2 3- MUSEO PICTÓRICO. Diámetro del círculo es una línea recta, que tirada por el centro, y de ambas partes terminada en la circunferencia, divide el círculo en dos partes iguales, como la línea BC. Semicírculo es una figura contenida del diámetro, y de la mitad de la circunferencia del círculo, que vulgarmente llaman medio punto, como la figura BDC. Figura rectilínea es la que está contenida de líneas rectas. Figura trilátera es la que está contenida de tres líneas rectas. cuadrilátera la que está contenida de cuatro. Multilátera la que está contenida mas que de cuatro líneas o lados. Figura 4. 29. D¿ las figuras triláteras, la que tiene todos tres lados iguales entre sí, se llama triángulo equilátero, como la figura A. 30. La que tiene solamente dos lados entre sí iguales se llama triángulo isósceles, como la figura B. 3 1 . La que tiene todos tres lados desiguales se llama triángulo escaleno. 24. 25. 26. 27. 28. 3 2 - 33 34 35 36 37 Figura 5. 38 Figura 6. 39 40 Figura 7. 41. 42. 43- como la figura C. Ademas de esto, la que tiene un ángulo recto se llama triángulo rectángulo, como la figura B. Y la que le tuviere obtuso, se llama triángulo obtnsangulo, o ambligonio, como la figura C. Y la que tiene todos tres ángulos agudos, se llama triángulo acutángulo, u oxigonio, como la figura A. Quaáraáo es el que tiene todos sus lados iguales, y todos sus ángulos rectos, como la figura D. Quaárángulo, d quaárilongo, es el que tiene todos sus ángulos rectos; pero no todos sus lados iguales, como la figura E. Rombo es el que tiene todos sus lados iguales, pero ningún ángulo recto, como la figura F. Romboiáes es el que tiene lados y ángulos opuestos iguales; pero ni es equilátero, ni equiángulo, como la figura G. Trapecio es un cuadrilátero, cuyos lados y ángulos son desiguales, como la figura H. Líneas paralelas son las rectas, que estando en un mismo plano, alargadas hacia una y otra parte, in infinitum, no pueden concurrir ó tocarse, como las líneas AB. y CD. JP ar aleló grammo es una figura cuadrilátera, cuyos lados opuestos son paralelos, como la figura ABCD cuando en un paraleldgrammo se tira el diámetro, y por un punto de él dos paralelas a los lados; de suerte, que quede dividido en cuatro paralelogrammos: los dos, por quienes pasa el diámetro, se llaman circa-áiametrum; y los otros dos se llaman sus complementos, como en; la figura ABCD. Sóliáo o cuerpo, es una magnitud, que tiene longitud, latitud, y pro- ' fundidad, como la figura AB. Extremos, o términos áel sóliáo, son las superficies. Cubo es un sólido, que consta de seis planos, iguales y cuadrados, como la figura AB. A.ii- LIBRO TERCERO a 37 44. jlngulo sólido rectilíneo es el que consta de mas que dos ángulos pía- Figura 8. nos que no están en un mismo plano, y concurren en un mismo punto, como el ángulo sólido l.que consta de los tres ángulos planos B A D. D A C. B AC. en distintos planos. 45. Prisma es una figura solida, contenida de planos, cuya planta pue- Figura o. de ser cuadrada, hexágona u ochavada, &c. como .i. 46. Pirámide es un sólido contenido de triángulos, que concurren en Figura 10. un punto, o proceden de un mismo plano, que es la basa, la cual puede ser triangular, cuadrada, pentágona, &c. como B. 47. Cono, o figura cónica, es un sólido, en forma piramidal, cuya basa Figura a i. es un círculo, como C. 48. Vértice, o cúspide del cono, es la punta D. 49. Exe del cono, es la recta que cae desde el vértice sobre el centro de la basa, como D C. 50. Cono recto, es cuando el exe D C. es perpendicular a la basa. 5 1 . Cono escaleno, es cuando el exe D. C. es obliquo a la basa, o no perpendicular. 52. Cilindro r ecto, que es el que principalmente hace a nuestro propó- Figura 12. sito, es un sólido, cuya basa es un círculo, y cuya superficie curva, y el exe de su cuerpo es perpendicular a la circunferencia y centro de la basa, quedando paralelos el plano superior y el inferior, como A B. 53. Esfera es un sólido, contenido de una sola superficie orbicular, den- Figura 13. tro de la cual hay un punto o centro, desde el cual, todas las rectas que se tiran hasta la superficie, son iguales entre sí, como la figura A. 54. Poligono es nombre genérico a todas las figuras que constan de muchos ángulos; como triángulo de 3. cuadrado de 4. pentágono de 5. &c. Llámanse también figuras multiláteras las que pasan de cuatro ángulos, por constar de muchos lados, que son los que constituyen los ángulos: y si son de iguales lados y ángulos se llaman regulares. 55. Linea tangente es aquella que toca, y no corta, ni penetra el cuerpo, superficie, o línea por donde pasa. 56. Potencia de una línea, se entiende ser el valor del cuadrado que puede producir, siendo ella uno de sus lados. AXIO MAS, o SUPOSICIO NES. 1 . Las cosas que son iguales a una misma, son iguales entre sí. De que se infiere, que si una cantidad es mayor o menor que una de dos iguales, será también mayor o menor que la otra. 2. Si a cosas iguales se añaden iguales, los todos serán iguales. 3. Si de cosas iguales se quitan iguales, los residuos serán iguales. 4. Si a cosas desiguales se añaden iguales, los todos serán desiguales. 5. Si de cosas desiguales se quitan iguales, los residuos serán desiguales. 6. Las cosas que son duplas de una misma, son iguales entre sí. Y si una cosa es dupla de una de dos iguales, será también dupla de la otra. 7. Las cosas que son mitades de una misma, son iguales entre sí: y al con- 223 8 MUSEO PICTÓRICO. contrario; si de dos cosas iguales, la una es dupla de alguna, la otra también lo sera. 8. Las cosas que entre sí se ajustan, son iguales entre sí. 9. El todo es mayor que su parte: y al contrario; la parte es menor que su todo. Figura 14. 10. Dos líneas rectas no pueden tener un segmento común: Esto es, que la porción A D. tanto sea de laADB. como de laAD C. siendo ambas rectas por la suposición. 1 1 . Dos líneas rectas, que concurren en un punto, si ambas se alargan hacia aquella parte, necesariamente se cortarán en aquel punto. 12. Todos los ángulos rectos son iguales entre sí. 13. Si una línea recta, cayendo sobre otras dos líneas rectas, hace los ángulos internos, y de una misma parte menores que dos rectos; las tales líneas, alargadas indefinitamente, concurrirán hacia aquella parte donde los ángulos fueren menores que dos rectos: Como la linea E F. riGURA l 5' caymdo sobre las dos rectas AB. CD. Y haciendo los ángulos BEF, DfrE, internos, y de la misma parte menores qtie dos rectos; las tales líneas AB, CD, alargadas indefinitamente, concurrirán hacia, las partes B. y D. 14. Dos líneas rectas no pueden cerrar un espacio, o constituir figura. 15. Si a cosas iguales se añaden desiguales, será el exceso de las enteras igual al exceso de las añadidas. 16. Si a cosas desiguales se añaden iguales, será el exceso de las compuestas igual a el exceso de las primeras. 1 7. Si de cosas iguales se quitan desiguales, será el exceso de los residuos igual al exceso de las quitadas. 18. Si de cosas desiguales se quitan iguales, será el exceso de los residuos igual a el exceso de las primeras. 19. El todo es igual a todas sus partes juntas. 20. Si un entero es duplo de otro; y lo quitado duplo de lo quitado, el residuo será duplo del residuo. P ROPORCIO NES. 1. Proporción de cantidad, o quantidad, es el respecto, o relación que tiene una cantidad con otra; como si es mayor d menor, d igual a aquella con quien se compara. 2. La cantidad es en dos maneras: continua, que son líneas, superficies, y cuerpos: y discreta, que son los números. Y así, la misma proporción que tiene el seis con el cuatro, que es contenerlo una vez y media, esa misma tiene, v. g. con un cuadrado otra superficie, que le contiene; una vez y media; y esta se llama proporción sexquialtera. 3. La que contiene dos cuadrados, se llama proporción dupla: la de tres, tripla: la de cuatro, cuadrupla: la de cinco, quintupla: y así las de- ¡ mas, como séxtupla, séptupla, óctupla, &c. 4. La que contiene un cuadrado, y ademas una tercia parte de él, se a lia- LIBRO TERCERO 39 llama proporción sexquitercia: y si es quarta parte mas, se llama sex quiquarta: y si es quinta parte, sexquiquinta: y si sexta, sexquisexta: si séptima, sexquiseptima, ckc. De suerte, que lo primero es buscar el cuadrado, tomando por medida el ancho de la superficie, que es la linca menor, siendo cuadrángulo; y después ver lo que sobra-, que parte es del cuadrado, para darle la denominación, añadiendo sexqui, si es una, a el nombre de la parte que fuere; como altera, si es mitad; tercia, si es tercera parte; o quarta, &c. Y lo mismo se hace si es dupla, o tripla; y después tiene de mas alguna de las dichas partes; pues se llamará dupla sexquialtera; o tripla sexquitercia, &c. 5. La superlicie, que después de uno o dos cuadrados contiene dos tercias partes, se llamará, después de la denominación de los cuadrados, superbipartiens tercias: y si fueren dos quintas partes, superbipartiens quintas; y así de las demás, como sextas, o séptimas, &c. Y si fueren tres, se ha de decir, supertripartiens cuartas, o quintas, ckc. Y si cuatro, cuadripartiens quintas, o sextas, &c. Y si cinco, quinquepartiens sextas, o séptimas, 8cc. Y también se puede decir dupla, y dos tercios, o tres cuartos, o quintos, &c. Pero no es usado entre . los que medianamente entienden de geometría. Y lo mismo se ha de entender en orden a proporciones en las líneas, y cuerpos. PROBLEMA I. s A. una linea recta dada, tirar una paralela por nn punto dado. ea la recta dada C D, y el punto dado A. Tirese sobre la CD la línea CA, desde el punto A, en cualquier ángulo; y después, poniendo el compás en C, describase con cualquiera distancia la porción G H: y luego, poniendo el centro en A, y con la misma distancia, descríbase la porción B F,y después cortar la FB igual a G H; y tirando la línea BA, por la sección B, esta será paralela a la CD, por el punto dado A. De donde se sigue el modo de constituir un ángulo igual a otro dado, como lo es B A F, a G CU, por la igualdad de los arcos o porciones de circunferencia BF, G H, cuya práctica es muy importante: como también para dividir el ángulo en dos partes iguales, dividiendo el arco B F en el punto Z, y después tirando la LA, que dividirá el ángulo BAF en dos iguales BAL, LAF. 'igura 5. PROBLEMA II. S Sobra una línea recta, y de un punto dado en ella, levantar . una perpendicular. ea la línea recta CD, y el punto dado en ella B; y desde él tómese sobre dicha línea cualquiera distancia, como B D, y otra tanta a el otro lado, como en C; y después, desde el punto D, con la distancia D C, ies- aes Figura 2. 240 MUSEO PICTÓRICO. Figura 2. Figura 16. describase en la parte superior la porción F H, y con la misma distancia, desde el punto C, se describirá la porción A G, que cortará a la FH t en; desde el cual punto, tirada la línea B, será perpendicular a la CD,en el punto 5. como lo demuestra Euclides en la 11. proposic. del libr. 1. PROBLEMA III. Sobre una linea recta dada, y de un punto dado fuera de ella, tirar una perpendicular. I ea la línea recta dada CD, y el punto dado fuera de ella A, desde el cual, como centro, describase con cualquiera distancia la porción C B D, de suerte que corte la CD en dos puntos, como en C. y D: y después, desde el punto D, como centro, y con el intervalo D C, u otro mayor ó menor, como exceda de la mitad de la línea, descríbase en la parte superior la porción F H y después, haciendo centro en C, y con el mismo intervalo, describase la porción G A; y haciendo lo mismo hacia la parte inferior de la línea C D, o con el mismo intervalo, y desde los mismos puntos; o con otros, como a K, buscados desde el centro A, como los primeros, se cortarán las otras dos porciones en L; y después, por las dos intersecciones, y L, tírese la recta O A L, la cual será perpendicular a la CD, como lo demuestra Euclides en la 12. proposic. del li-jfi bro 1. de sus elementos., En que está incluido el modo de dividir una línea en dos partes igua- 1; les, con las intersecciones O, y L; pues la línea OL, divide la CD enb dos partes iguales en el punto B. Como también la formación de uní, triángulo equilátero sobre una línea dada, como la CD; pues hechas lasl dos intersecciones en el punto, en la forma dicha, y tiradas las líneas D, CO, queda constituido el triángulo equilátero CDO. PROBLEMA. IV. Levantar una perpendicular en el extremo de una recta dada. ea la recta dada AB, y del punto B, en su extremidad, se ha de levantar una perpendicular. Tómese sobre la AB cualquiera punto, como C, y desde él, como centro, con la distancia CB, describase la circun-tf ferencia AD B E, que cortará la A B, en el punto A; desde el cual, por el punto C, tirese la recta AC, y alargúese hasta que corte la circunferen-,1 cia en el punto E; y después, por los dos puntos E, y B, tirese la rec- 9 ta E B, la cual será perpendicular a la recta A B, en el extremo B, y j su ángulo será recto, por insistir en el semicírculo AD B E. . CO- D LIBRO TERCERO. 241 COROLARIO. e aquí se sigue, que para formar un cuadrado, estando ya constituido el ángulo recto, como FB E, por la proposición antecedente, se terminarán ios dos lados que subtenden dicho ángulo, como FB, BE, iguales; y después, por el punto E, tirar una paralela a la FB: ( ) Y por el punto F otra paralela a la B E, y quedará constituido el cuadrado JFB E. Y lo mismo se observará para formar cualquiera cuadrángulo, o paralelógrammo rectángulo, quedando los lados opuestos iguales, coma GE AB.AG,BE. s PROBLEMA V. Dada una línea recta terminada ¡formar en ella una linea espiral. )ea la línea dada la CD, la cual sirva de diámetro, que llaman cateto. Figura 1 7. 'Tómese el medio de ella en el punto A. y dividida su mitad, o simidiáme- " tro, en siete partes, con el intervalo de una de ellas, desde el punto A, 'itómese el punto B,y dado el primer semicírculo CD, desde el centro s A, se pase el centro a B, y con el intervalo B D, descríbase el semicírculo DE; y volviendo a hacer centro en A, con el intervalo A E, descríbase ' el otro semicírculo; y de esta suerte variando los centros, se irá continuando hasta su fin: cuya práctica es muy útil para algunas operaciones de la Pintura y Arquitectura. Estos son los principios y prácticas mas precisas para el progreso de ] sste tratado, en la formación de las figuras necesarias para la demonstra- !:¡on de las proposiciones contenidas en los capítulos siguientes; a fin de 5 que los que no tuvieren los fundamentos geométricos, puedan percebií il menos lo práctico de las demonstraciones. Y si alguno estrañare que para principios de la Pintura se propongan ios preceptos y reglas de la perspectiva, lea a Leonardo de Vinci, cuyo erudito libro comienza con estas palabras: 77 Giovane debe prima imvarare prospettiva. Y en el capítulo séptimo dice: Studia prima la ¿tienta, e poi seguita la prattica nata da essa scienza. Tan antiguo es, y ' ixecutoriado en la pintura ser su teórica la perspectiva, u óptica: que si 1 jien parezcan arduos principios, por mas arduo tengo yo el dibujar un ' )jo un muchacho, y actuarle de claro, y obscuro, que tirar una línea f;on una regla, o formar un círculo con un compás. Fuera de que estos h principios no se limitan precisamente en todo su rigor para los mucha- ':hos que comienzan a dibujar, y que no son capaces de comprender I mas de aquella exterioridad material de las cosas, sino mas principalmente para los que comienzan a inventar; que en tanto que no llegan a esto, siempre están en términos de principiantes, pues no han llegado a el fin de la Pintura, que es la invención. Y últimamente, en el presente trajo w. I. Hh ta- 1 () Problem. i. 242 MUSEO PICTÓRICO. tado considero yo la Pintura no el pintor; y ella se adorna indubitablemente de estos principios, como solidos fundamentos en que ha d estrivar lo suntuoso de tan gallardo edificio: en que es menester adveirtir, que para saber la perspectiva teórica, no es necesario saber dibujaí ni saber arquitectura; pues algunos neciamente piensan que la perspec tiva no es otra cosa sino la arquitectura puesta en perspectiva, y eso e tomar la parte por el todo; pues la .perspectiva es nombre genérico, qu comprende la delincación de todo lmage de objetos que ..puedan re presentarse en una superficie: lo cual será calificado en los capítulos si guientes, dónde las lineas substituyen las figuras, sean estas de. la especi que fueren. CAPITULO II. De la proyección scenogrdfica, o perspectiva de cuerpos,y de todo aquell que comprende la delincación de la Pintura. A. unque todo lo que hasta aquí se ha tratado es teórica de esta arte lo que se. trata en este libro, por ser la mas especiosa y privativa suy; usurpa justamente la antonomasia Teórica .d& la PiníiraY así y:su puesto que el objeto formal especificativo de ella yeomo se dko, es toa lo visible, debajo de la razón de imitable en superficie, que- es el prin cipio quod, que dice el Lógico, o la a razón qu¿e: Resta ahora, para pass á lo scientíiico y demostrativo, sentar los púncipios o fundamentos, virtud de los cuales, cada sciencia construye sus demostraciones para lí errar la mas exacta especulación de su objeto. A estos llaman los doct el principio quo, o la razón sub qua; y son los siguientes-- según" a Autores mas clasicos de la Óptica, Pintura, o Perspectiva r que van ne tados al pie, (a ) recogiendo de ellos lo mase especioso y útil para huaj tro intento; y deduciendo, y añadiendo lo que parece mas genuino, . preciso; escusando lo prolijo y difuso, que; ep: ios referidos -autores pe drá ver el diligente pintor. . oidii o D E FIN ICIO N.ES. a Perspectiva, o Pintura, matemáticamente considerad es una sciencia, ]ue considerados, objetos visibles.,, not como ellosiscí en su ser fisico y real, sino como a la vista se nos representan en. superficie de la sección imaginaria de la pirámide visual, por medio c los radios, y ángulos ópticos. s. Objeto: Es todo aquello que se ofrece, o se opone a la¡ vista, y es paz de terminar aquel sentido, o es capaz de ser. visto. De estos objetos, unos son fluidos, y otros solidos. Los fluídoí d SC {a) Euclides,Alkacenus, litellio, Helio- Jíinci; sllhertus Durenis % s Samufl Marafou doro, Líiriseus, Maguí. Fr. Ignat. Dante, Joan. +4rc¿iepisccp. Cat¡tuúriensh DdnA órdin. prcedicat. super JavoiUm fignola Pat. Barbar. Patriarcha ¿tquileiensis; £í quam pM sindrxas Tac(¡uet. societat. Jesu $ Leonard. a res ai a de Pictur. Óptica,C¿ Perspectiva. LIBRO TERCERO. 2 43 son los que se mueven, o corren, como el agua, y otros licores, y son penetrables de otros cuerpos. Divídese el fluido en sutil raro, y denso: sutil, como el fuego; raro, como el ayre; y denso, como agua, aceyte, y otros licores. El objeto sólido se divide en opaco, y trasparente: el opaco es el que no se deja penetrar de la luz, como la tierra, mármoles, y troncos, &c. El trasparente es el que es penetrable de la luz, como el cristal, y otros semejantes. El opaco se divide en duro, o macizo, como leño, 6 mármol, &c. Y en muelle, o blando, como lana, algodón, y seda. Todo lo cual, debajo de la razón de visible, e imitable, es objeto de la Pintura, y de la vista. Radio óptico, 6 línea visual, u objetiva: Es la via o conducto por donde se encamina a la vista la especie, o imagen de algún punto: y el que se encamina a el centro de la basa se llama exe de la pirámide. La linea R B, es radio óptico del punto R, y la SB, del punto S, &c. r Ángulo óptico, o visual, es el concurso de dos líneas, o radios en el -p centro de nuestra vista, o el vértice del triángulo, u de la pirámide óptica, o visual. Este es el ángulo, mediante el cual decimos verse las cosas d los objetos; y es contenido de los rayos enviados de las extremidades del objeto a nuestra vista. Y porque las quantidades de los objetos las juzgamos comunmente transferidas a la vista, por medio de líneas rectas, u diámetros; por tanto, los ópticos suelen atender mas al ángulo visual plano que a el sólido; pero es menester advertir, que no con cualquiera ángulo se puede ver; porque ni puede ser tan grande como el recto, según los mas clásicos autores modernos, ni tan pequeño como el mínimo, que será precisamente invisible; y en la perspectiva, cualquiera ángulo ha de ser divisible, por el exe de la pirámide óptica: y así esto, como las demás cosas en la perspectiva, se han de considerar mas sensibles y naturales que en la matemática, ó pura geometría, porque las ha de percebir el sentido de la vista. 5. Triangulo óptico: es el espacio, o camino por donde se transfiere a la vista la especie o imagen de alguna línea. La basa es la misma línea, y el vértice, o punta, está en nuestra vista. En la figura primera B Q L, es triángulo óptico de la línea Q L, k P orc ] ue su imagen se encamina a la vista por este espacio triangular J en el punto B. J 6. Pirámide óptica, o cónica: es aquel conducto por donde se encamina a la vista la imagen de algún plano o solido. Su basa es el mismo objeto; y la cúspide o punta está en la vista. Llámase también cono visual, o figura cónica, por imaginarse su basa circular, siendo recta, por el círculo que forma la ojeada, que llamamos, de nuestra vista; pero si es obliqua la basa, será un ovalo. En la figura primera, la especie del plano cuadrilátero QFE L, se propaga a la vista por el espacio piramidal Q FE L B, cuya basa es el mismo objeto QFE L, y la punta está en B, que es el punto de la vista. Tom. I. Hh 2 La lo 2. 1. 2 44 MUSEO PICTÓRICO. 7. La visión: es la actualidad de ia potencia visiva, d el acto de la vista, á cuya formación concurren la potencia y el objeto, mediante su especie o imagen; según aquel axioma filosófico: Ab objeto 6? potentia paritur nótala. Para esto es preciso delinear los medios por donde llega a formarse y perficíonarse esta visión. Y aunque la constitución, o anatomía del ojo humano la explica difusamente el maestro fray Ignacio Dante sobre el Vignola, y también los anatomistas: no obstante, remitiendo allí a el estudioso por escusar lo prolijo, las partes que principalmente concurren a la visión en el ojo humano, según el padre Andrés Tacquet, son tres x: La pupila, o círculo cóncavo, que vulgarmente llaman la niña del ojo; el humor cristalino, de figura convexa; y la túnica, que llaman retina, estendida en el fondo del ojo. Por la pupila entran los radios de las especies visivas, a los cuales recibe, y ordena el humor cristalino; y ordenados, los envia, o traspasa a la túnica retina, donde recogidos, se forman distintamente las imágenes de los objetos: por cuya grandeza, o pequenez, distinción, d confusión, parecen las cosas o grandes, o pequeñas, distintas, d confusas, según la graduación de los ángulos, por cuyos medios fueron transferidas a la vista: y a esta imagen llaman los filósofos especie impresa; esto es, imagen impresa en la vista, o en el sentido común, donde hecha la perfecta visión, por el concurso de las dos entidades objeto, y potencia; depurada de su materialidad esta especie por el entendimiento agente, la presenta a el entendimiento pasible, que informado por este medio de la constitución y naturaleza del objeto, produce el verbum mentís, o especie expresa, que es la intelección, o acto de entender, cuyas operaciones son indispensables para la exacta comprehension de las especies o imágenes de las cosas que se nos representan. Y que esta visión se actué en virtud de las imágenes enviadas de los objetos, y no por emanación de la virtud visiva, o rayos visuales, como algunos entendieron, se califica con lo que ano tamos en el libro antecedente, cap. 12. §. 5. de las imágenes de los objetos que se introducen por un agujerito en un aposento obscuro, y se ven estampadas en alguna superficie blanca opuesta, sin que en este maravilloso efecto tengan alguna cooperación los rayos visuales. Esto es por lo que pertenece a la pirámide visual, formada, como hemos dicho, de los rayos, o líneas visuales directamente, sin mezcla de reflexión, y refracción: resta ahora considerar la sección, o corte de esta pirámide radial; de cuya consideración procede la perspectiva, o pintura; pues todo lo que se pinta está debajo de la perspectiva, sección, y proyección scenogrdfica, de la cual vamos tratando; omitida la stereográfica, y ortográfica, que no hacen directamente nuestro propósito. 8. Sección scenogrdfica: es aquella superficie, o plano diáfano, que se ima- 1 Pat. Andraas Tacquet t Societ.Jesu,in curtu Mathem. tractat. deOpic.lib. i.Defin. 4. I LIBRO TERCERO. 245 gina interpuesto, o se interpone entre la vista y el objeto, por el cual pasan los rayos visuales de la pirámide óptica, quedando cortada en dicha sección: esto es, según la común inteligencia, en que toman el efecto por la causa, que es denominación a posteriori, como dice el lógico: pero mas propiamente pudiera llamarse secante, o sector, por ser la superficie que corta la pirámide visual. En la figura primera el plano TXFE, es la sección que córtala pirámide óptica 2 3, S R B, por estar interpuesta entre el ojo B, y el objeto 2 3 S R. A el cual plano u diáfano llaman también línea de la sección, considerando la superficie de este diáfano, mirada de perfil, o por el canto, sin declinar la vista a uno ni a otro lado de ella; y de esta forma se considera solo una línea, en la cual se cortan los rayos visuales, y en ella se mide su altura, u degradación: como en la línea X E del diáfano T XE F, se cortan los rayos 2 B, 3 B, superiores a el ojo B, en los puntos 11 y 1 2, y los S B f R B inferiores en los puntos, h, de dicha línea de la sección. 9. Proyección scenografica: es la impresión, transfiguración, o imagen del objeto, sea el que fuere, en la superficie, plano, u diáfano que corta la pirámide óptica o visual. Para la proyección son necesarias tres cosas: objeto, plano y vista: el objeto es el principio de la proyección, del cual dimanan a nuestra vista los rayos específicos u objetivos: el plano, entre el objeto, y la vista, el cual ha de estar rect© o perpendicular a el horizonte, cortando la pirámide, deja en sí impresa o estampada una cierta imagen del objeto, que viene transferido en la pirámide; y el mismo objeto parece como que se estampa, transfigura, o imprime en dicho plano, diáfano, o sección: y esta impresión, o transfiguración del objeto en el plano, se llama proyección: como en la sección o plano TXFE los rayos RB, SB, 3 B, 2 B, quedan cortados y en los puntos G,, M, P: de que, juntando con líneas estos puntos, resulta la figura P G a M ', semejante a el plano 23.SU,cuya J? IGURA x imagen va transferida a la vista B, por el conducto, o espacio de la pirámide óptica 2 3 SRB. Todo lo cual se hará mas inteligible con las siguientes definiciones. 1 o. La proyección de un punto se hace en aquella parte por donde el rayo óptico penetra, o corta el diáfano de la sección. En la figura primera, el punto R se imprime en el punto M-, en el cual el rayo óptico RB penetra el diáfano de la sección TXEF. y el punto 2vl se dice proyección, imagen, o representación del punto R. 1 1 . Proyección de una línea se hace en aquel sitio en que el triángulo óptico, y el diáfano de la sección se intersecan, o se cortan recíprocamente; o en aquella línea que en la sección, junta las imágenes de los puntos, o extremidades de la línea que se ha de estampar en la superficie de la sección. La línea LE se imprime en el diáfano en la línea KE, en que el Figura a . trian- 24 6 MUSEO PICTÓRICO. triángulo L B E,y el diáfano se cortan recíprocamente: y así la línea E K, del diáfano, es la proyección de la línea L E. Asimismo la línea Q L se estampa en la sección en la recta N K, en la cual se cortan mutuamente el diáfano de la sección, y el triángulo óptico QLB. Con que la NK se dirá imagen, proyección, o apariencia de la recta LQ, que une las proyecciones de los dos puntos A", y K, imágenes de las extremidades de la línea Q L. Y así de las demás. 12. La proyección del plano o superficie se hace en aquel sitio en que el diafano de la sección corta la pirámide, y donde la pirámide penetra el diáfano de la sección; o en aquel sitio, donde las líneas, que unen los puntos proyectos de los ángulos del plano, cierran la figura en la sección. En la rigura primera, la superficie F E LQ se estampa en el diáfano en la rigura F N KE; la cual es común intersección de la pirámide óptica B Q LE F,y del diáfano T X E F, y se dice L N" KE imagen o proyección del plano QFEL; porque con las líneas FN,N K,K E, junta los puntos A r, y K, proyección de los ángulos Q, L, cerrando en la sección la figura FN KE. Resta ahora entender, que toda la constitución de esta pirámide, diáfano, sección, y proyección, es el fundamento radical, y constitutivo de la pintura; pues la sección es la superficie de la tabla, lámina, lienzo o pared que se pinta; la cual se imagina ser un cristal, ó un viril, o cualquiera otro diáfano, por el cual, pasando a nuestra vista los rayos especí ticos de los objetos que están posteriores a la dicha sección u diáfano, se forma la pirámide óptica, quedando estampada en el diáfano, en virtud de esta intersección, una semejanza, o imagen de los objetos, que se suponen, o se imaginan; y es la delineacion de todo lo que se pinta '. Figura i. Como en la figura primera, el punto B es la situación de la vis- ta del que mira. La superficie que se ha de pintar es el plano TXEF t imaginado diáfano, y lo que llamamos sección. Los objetos que se imaginan posteriores a ella, u de ella hacia dentro, son, v. g. el plano cuadrilátero 2 3 üí, que por estar tan distante del diáfano de la sección, sale tan diminutivo en la proyección G IA4P, donde se transfiere, en virtud de la mutua sección imaginada de la pirámide, y el dicho diáfano o superficie. Para el complemento de esta imaginaria proyección, se requieren principalmente cuatro cosas: línea del plano; línea horizontal; punto principal; y punto de distancia. 13. Línea del plano: Es aquella donde termina por la parte inferior la superficie que se ha de pintar, que suponemos ser la sección diáfana, que corta la pirámide óptica. En la figura primera, la línea FE, es la línea del plano, o línea pía- X Vignola, in pretpecttva. definit. a . Fr. Ignat. Dante, super ipsum, ibi. LIBRO TERCERO. 247 plana, o del terreno: y llamase así, porque demuestra el terreno, o pavimento inferior, donde planta la figura, o historia que se hubiere de delinear. 14. Linca horizontal: Es aquella que termina el terreno, o plano inferior a la altura de nuestra vista, en el horizonte natural, y paralela á la línea del plano: y el que está comprehendido entre esta y la horizontal, se llama plano horizontal, por contenerse en él toda la extensión del terreno, hasta el horizonte de nuestra vista: aunque mas propiamente le llamaremos plano perspectivo, a distinción del geo- mc-tiico. En la figura primera, la línea h 5, es la línea horizontal, paralela Figura i. á la línea del plano FE, y a la altura de la vista B, o su igual A, por cuyo punto pasa dicha línea. 15. Punto principal: Es aquel tocamento, que se imagina hacer sobre la línea horizontal, en ángulos rectos con el plano, el rayo centrical de la vista, que viene a ser el exe, centro, d polo de la pirámide óptica, o visual, y consiguientemente de su basa. De que se infiere, que no es tan inseparable el punto de la perspectiva del horizonte natural como algunos han entendido; pues donde quiera que la vista hiciere su tocamento con el exe de la pirámide, '-en ángulos rectos, con la superficie opuesta, allí sera su horizonte perspectivo, d su línea horizontal, como se califica en las bóvedas, y otras superficies superiores á la vista: bien que este no será horizonte natural, sino artificial, o perspectivo: Aunque en diciendo horizonte, siempre se entiende el natural, por. ser el. que mas comunmente usamos;, y el terreno en que de ordinario residimos. k í En la figura primera, el tocamento que está en la superficie de la sección TXE F, sobre la línea horizontal h 5, en el punto A, caucado de la línea B A, centro, y exe de la pirámide óptica, es el punto principal de la perspectiva, o pintura. 16. Punto de la distancia: Es aquel que mide él intervalo que debe mediar entre la superficie de la sección y nuestra vista, en la misma altura de la horizontal, que se regula segunda -mayor línea de la su- . perticie. nm,. En la figura primera el punto B, es el punto de la distancia, que mide él intervalo AB, o su igual DC, que media entre la superficie de la sección y la vista B; y a este concurren las diagonales de los cuadrados degradados, como lo muestra la L K B. Suele añadirse también punto accidental-, que. es donde concurren las figuras fuera de línea, o fuera de -plano; como inclinadas, o puestas acaso: como el punto N en la horizontal HG, para la concur- Figura 2. rencia de las obliquas K. E, Z D, F, que no van a el punto principal 1, donde concurren las erectas principales Si 7, 10 D, RE, y el punto, donde concurren las líneas c f, n f, b f, de la degra- Figura 5. dación del cubo c h; a el cual se le puede también asignar horizonte particular por el punco f, paralelo a la línea bn; y su línea del pía- 2 4 8 MUSEO PICTÓRICO. plano paralela a la m c, obrando en lo demás po? las reglas comunes. Ademas de esto, se requieren cinco especies de líneas, erectas, o perpendiculares, obliquas, paralelas, geométricas, transversales, y concurrentes, o paralelas perspectivas. 17. Línea perpendicular, o erecta: Es aquella que hace ángulos rectos, ó iguales con la línea del plano, y va a el centro del mundo: y también lo son aquellas que hacen ángulos rectos con la superficie de la sección. Figura i. En la figura primera, la línea 4Z), es perpendicular a la línea pla- na F E, porque en su plano geométrico hace con ella ángulos rectos; y por la misma razón lo son también las líneas S F, 10 D, RE. 18. Líneas obliquas: Son aquellas que hacen ángulos desiguales con el plano, o con la superficie de la sección. Figura 2. En la figura segunda, las líneas K E, Z D,0 F, son obliquas á el plano P X T F, y a la línea del plano P F, por no hacer con ella ángulos rectos. 1 9. Líneas paralelas geométricas: Son aquellas que distan igualmente por todas partes, como se dijo en la definición 38. del capítulo antecedente. Figura. 1 2 ° ineas transversales: Son las que atraviesan el plano, siendo paralelas a la sección, como la línea Q L. 2 1 . Líneas paralelas perspectivas, o líneas concurrentes x: Son aquellas que al parecer se juntan, o concurren en algún punto de la línea horizontal: y llamanse paralelas perspectivas, porque en su plano Geométrico son paralelas, aunque en el perspectivo estas mismas son concurrentes; poique los radios que de ellas proceden concurren en un mismo punto: aunque ellas, siempre quedan terminadas antes de este concurso. 22. Líneas paralelas perspectivas, o concurrentes principales: Son aquellas que concurren en el punto principal. Figura i. Las líneas E A, D A, FA, son concurrentes principales, porque concurren en el punto principal A, de la superficie E X T F. 23. Líneas paralelas perspectivas, o concurrentes secundarias: Son aquellas que concurren en el punto de la distancia, y son diagonales de los cuadrados degradados. Figura 2. Las líneas E G, D G, FG, son concurrentes, o paralelas pers- pectivas secundarias, porque concurren en el punto de la distancia G, de la dicha superficie, y no en el principal a, y son diagonales de los cuadrados degradados E 2 D, 23 FD. 24. Líneas paralelas perspectivas accidentales: Son aquellas que proceden de las obliquas, u de las figuras fuera del piano, 6 fuera de línea, colgadas, cayéndose, o puestas acaso, y concurren a su punto accidental, o particular 3, que pueden tener en el horizonte, o fuera' de' l Fr. Ignat. Dante, in pevspectiv. Tu- 2 Fr. Ignat. Dante, super Sígnela, in per Ignoto,defin. f. perspectiv. defin. ti. LIBRO TERCERO. 249 de él, por no coincidir siempre con el plano horizontal; aunque también se pueden hacer por las reglas, generales. Las lineas EN, D N, FN, son concurrentes accidentales, por- Figura 2. que proceden de las obliquas K E, ZD, F, y van a jungarse en el punto accidental JV, de la superficie, o sección P XT F. También es necesaria h inteligencia de cinco especies de iiguras, que son: Figura geométrica y degradada, en Linea, fui a delinea, y fuera de plano. 25. La figura geométrica: Es aquella que está exactamente formada según las reglas que le prescribe la geometría., sin estar aligada a degradación alguna, y lo mismo decimos del plano geométrico. En la figura tercera, el cuadraelo D e hy, es figura geométrica, Figura ?. por estar constituido de lados y ángulos iguales y réceos, sin degradación alguna; y el plano P hy, donde insiste, es plano geométrico. 26. Figura degradada: Ej aquella que con justa regia de perspectiva de- . genera en cierto moeio en quantidad, o en figura, disminuv enevj, 6 estrechándose hacia alguna parte: y lo mismo decimos del plano, o pavimento degradado, d plano perspectivo. En la figura primera, el cuadrilátero 2 3 S R, disminuye en quan- Figurj tidad en el cuadrilátero de la proyección G a Al P, sobre el diafano de la sección TXFE. Y en la figura tercera, el cuadrado F)fg e, es figura degradada del perfecto, o geométrico E e hv; y el plano m n o p, donde insiste el degradado, es plano perspectivo. 27. Figura en linea: Es aquella, cuya planta está paralela, o se ajusta con la línea del plano. En la figura tercera, el cuadrado degradadoy D e.; está en línea, Figura porque la superior fg, es paralela a la línea del plano op, y la inferior D e, se ajusta con ella. 28. Figura fuera de linea: Es aquella, en la cual ninguna de siis líneas es paralela a la línea del plano: y concurren a punto particular. En la figura quarta, el cuadrado p está fuera de línea; porque nin- Figura 4 guno de sus lados es paralelo a la línea del plano c b, y las líneas de su degradación concurren a el punto particular g, y no a el principal a, donde van las principales c a, b a, procedidas ele las perpendiculares b K, el. 29. Figura fuera del plano: Es aquella, cuya planta, o superiicie inferior no es paralela a el plano horizontal; ni las líneas de su degradación concurren a el punto principal, sino a su punto particular. El cubo c b, que está suspenso en el ayre, está fuera del plano, ¿ igura 5 porque su planta no es paralela a la línea del plano, ni las líneas de su degradación concurren a el punto principal a, donde concurren las del cubo D g, que está en línea, sino a el punto particular, fuera del horizonte. 20. Común sección: Es aquel sitio, en que dos líneas, dos superíieies, 6 dos cuerpos se cortan recíprocamente. 31. Punto radical: Es aquel de donde dimanan o proceden alguna o al- i' gun líneas. Tom. I. Ii - s 5 o MUSEO PICTÓRICO. HIPOTESES o SUPOSICIONES. . i. JL odas las cosas visibles difunden su especie o imagen hacia todos los espacios de su esfera o ubicación, las cuales especies ., recibidas en la vista, la determinan e informan. 2. La propagación u difusión de estas especies se hace por líneas rectas, á las cuales llamamos radíos ópticos, o rayos -visuales, o líneas objetivas, o específicas 3. Entre los rayos visuales media algún intervalo o distancia. 4. Aquellas cosas se ven donde los rayos visuales llegan, o cuyos rayos específicos llegan a la vista. 5. Aquellas cosas no se ven, cuyos rayos específicos no llegan a la vista, u donde los rayos visuales no tocan. 6. Las cosas que se ven debajo de un mismo ángulo, o igual, parecen iguales y semejantes, aunque sean desemejantes, y desiguales. Figura i. Como las rectas Q Z, N K, en la vista B, parecen iguales, por- que se miran debajo de un mismo ángulo qB L. 7. Las cosas que se miran debajo de mayor ángulo parecen mayores: y las que se miran debajo de menor ángulo parecen menores. 8. Las cosas que se ven con mas rayos visuales, se ven mas distintamente: y al contrario. 9. El degradado debe ser menor que su perfecto: Porque cualquiera, línea, paralela a la basa de un triángulo, es menor que la basa: y lo mismo es en la pirámide. 1 o. La proyección no puede ser mayor que su objeto, sino igual, o menor de lo que en sí es, o se supone ser. j 1 . La basa del cono, d pirámide óptica, debe comprender dentro de su área toda la superficie de la sección: Porque de otro modo no podrá conducir a la vista las especies de todos los objetos que en ella se representan. Otros añaden: Que las cosas que se ven con rayos mas altos parecen mas altas: y las que se ven con rayos mas bajos, parecen mas bajas. lo mismo se dice de aquellas cosas que se miran con rayos de hacia la mano derecha; o las que se miran con rayos de hacia la mano izquierda, pues cada una parece estar hacia aquel lado, iiácia donde se encaminan los rayos visuales que la tocan. TEO- LIBRO TERCERO. n 5 a TEOREMA PRIMERO. Proposición i. Toda la extensión de los ángulos, deha.ro de los cuales se pueden mirar las distancias, y las grandezas de los objetos, que están debaxo de la línea horizontal, se contiene dentro de los límites del ángulo recto. CONSTRUCCIÓN. Oca dada la disrancia o grandeza indefinita B Z, que comienza desde la Capit. 2. perpendicular AB, que cae sobre ella desde la vista A; y tíresele la pa- Figura 6. ralela AF, y será esta línea horizontal 1, y el ángulo B A F recto. Tómese pues de B Z una porción, por grande que sea, como BE, y tírese la línea AE. Digo: que la grandeza, o distancia BE, está contenida dentro de los límites de el ángulo recto B AF. JLia DEMONST RACIÓN. ía YmezAE, corta, por la suposición, a las paralelas AF, y B Z: luego 2 está con ellas en un mismo plano; pero el ángulo B AE, es menor que el ángulo recto B AF, la parte, que su todo: luego toda la extensión de los ángulos, debajo de los cuales se ven las distancias y grandezas que están debajo de la horizontal, se comprende dentro de la jurisdicion del ángulo recto, que es lo propuesto. s CORO LARIO. iguese de aquí, que todos los ángulos, debajo de los cuales se pueden Figura 6. mirar todas las grandezas y distancias, que están superiores a la horizontal, se contienen también debajo de los límites del ángulo recto, como lo es el ángulo LAF, lo cual se demuestra por la misma razón. L SC NO LIO. la línea AE, o la mas remota que se quisiere tirar, desde el punto A, sobre el pavimento B Z, paralelo a el horizonte A F, se podrá ir acercando infinitamente a el punto F, pero nunca podrá llegar a él. P DEMONST RACIÓN. orque si la línea AE, o la mas remota AZ, pudiese llegar a el punto F, la línea o radio AZ, coincidiría con la línea AF; por proceder Tom. I. Ii 2 ani- 1 Pi.it. slndrxa? Tacquet, societ. Jesu, in 2 Euclldes 7. propbi. ti. cursu matbem. tract. de opitc. lib. 1. proposit. 4. 2 5 s MUSEO PICTÓRICO. ambas del punto radical A ; pero esto no puede ser, porque las dos líneas rectas A M, A E, tendrán el segmento A F común 2: luego nunca podrá la línea A E, ni la mas remota AZ, llegar a el punto F, aunque infinitamente pueda irse acercando. Demuéstrase de otro modo: porque tirado el radio óptico, o visual A E 3, queda constituido el triángulo B AE, por la suposición, cuyo ángulo B, es recto, por la construcción; pero si la línea A E, pasase por el punto F, el ángulo B AE, seria también recto, lo que no puede ser 4: luego la línea visual, o radio óptico A E, por mas que se dilate, nunca podrá llegar a el punto F, aunque mas y mas se le acerque. Figura 6. Demuéstrase en términos precisos de óptica. Tírese por el punto F, la línea de la sección G s. Y digo: que habiendo de encaminar su especie á la vista el punto Z, por el radio AZ 6, penetrando la sección G 7, las dos líneas AZ, FG, se cortarán necesariamente entre las dos paralelas A Ai, BZ 8, por estar todas en un plano mismo: luego necesariamente formarán los dos triángulos equiángulos, y semejantes AFY ', GYZ S; pero si la línea AZ llegase a el punto F, no cortaria la GF, entre las dos paralelas A Aí t BZ, ni podría formar los dichos triángulos: luego, &c. E s APLICACIÓN. ísta proposición nos enseña, que la degradación de cualquiera pavimento, por muy dilatado que sea, estando inferior a la horizontal, y Figura 4. paralelo a el horizonte, nunca puede llegar a la línea horizontal: como se ve en el pavimento f x, cuya degradación llega a la línea X; y por mas que se dilatase, nunca llegaría a la línea horizontal q g, donde está el punto principal a io . Y lo mismo se debe entender de cualquiera pavimento superior a la horizontal, siendo paralelo a el plano inferior j pues nunca puede su degradación llegar a el punto principal: ni puede pasar del punto donde hiciere su proyección el radio de su última extremidad: error, que he visto practicado de algunos poco advertidos. De que se infiere, que el horizonte perspectivo o visual siempre queda algo superior a el natural, cuando el plano emisférico es perfectamente continuado sin intermisión hasta su término: pero esto no es fa- l( cil de suceder en el terreno natural, por la interrupción de cerros, valles, y montañas que aun le suben mucho de punto. Lo que no admite duda es, que el horizonte del mar quede siempre inferior a nuestra vista por la presente demostración; y mas constando de superfice convexa: pero por ser estas diferencias casi impercetibles a nuestra vista, siempre va , arreglado el horizonte perspectivo a el horizonte natural. TEO- 1 Definición 31. 6 Definición 3. 2 Euclides, axiom. Ior. proposición 11. 7 Definición 10. 3 Definición 3. 8 Euclides 7. propos. 11 . y axiom. II. 1. 4 Euclides, corolar. I. proposición 17. I. 9 Euclides 1 f. y 29. proposición I. j Definición 8. a o Definición 15. LIBRO TERCERO. 2 53 TEOREMA SEGUNDO. Proposición a i. Z,a longitud igual, d la distancia de tila día vista, si mira debajo de mayor ángulo que toda la restante longitud aunque se alargue infinitamente. s CONSTRUCCIÓN. ea la longitud indefinita B Z: la vista esté colocada en el punto A, del Figura 6. cual caiga la perpendicular AB, que determine la distancia o altura de la vista. Tómese ahora B H, igual a la distancia AB de la vista A. Digo: que BU se ve debajo de mayor ángulo que toda la longitud HZ y aunque mas se dilate (). D E MO NS TRAC 10 N. T _I- órnese la HE cuanto mas larga se quiera, y tírense A H ', A E j y A F sea paralela a B Z. Y porque son iguales AB, y B H, y el ángulo AB H recto, por ser perpendicular la AB, por la suposición, será el ángulo BAH igual a el ángulo BHA semirecto 2: esto es, a el ángulo FAH; pero el ángulo, debajo de el cual se mira la largueza HE, no puede llegar a igualar el ángulo HAF, o su igual BAH 3: luego la longitud, igual a la distancia que hay desde ella a la vista, se mira debajo de mayor ángulo que toda la restante por mas que se dilate. Demás de esto: Tírese desde la vista A a cualquiera punto de la Ion- p IGURA A gitud B Z, como en G, la línea AG,y tómese otra igual longitud G D. Digo: que también G D se mira debajo de mayor ángulo que toda la restante D Z aunque mas se dilate por la misma demonstracion. -Lis APLICACIÓN. ísta proposición nos da regla para la degradación de las distancias, pues aunque las mas remotas sean mayores, nos las representa menores que las mas próximas: de que se sigue, que las dimensiones de los objetos no se nos representan en aquella proporción de partes que en sí tienen, por las degradaciones 4, u escorzos que ofrecen según su diversa positura y- distancia. TEO- () Tacquet, ibi. Proposición 5. 3 Schol. proposición 1. i Eucüdes 5. proposic. 1. 4 Pat. Tacquet, upuc. lib. 1. proposic. 7. 2 Eucüdes, corolar, 2. proposic. 32. I. s 5 4 MUSEO PICTÓRICO. TEOREMA TERCERO. PaorosiciON ni. Los radios ópticos que estuvieren mas inmediatos a la perpendicular, que cae de la vista a el plano inferior, son menores succesi- vamente que los mas remotos. CONSTRUCCIÓN. Figura 6. ean l° s radios ópticos AC, A H, A G, &c. Digo: que A C, mas cercana a la perpendicular AB, que cae de la vista A, sobre el plano B Z, es menor que A H; y A H menor que AG: y así de los demás. () . . . DEMONSTRACION P orque siendo el ángulo AB Z recto por la suposición, se sigue (), que la potencia de la A C, sea igual a la potencia de las dos líneas AB, y BC, pero la potencia de las dos líneas AB, y B H, es mayor que la de las dos líneas AB, y BC: luego la potencia de la A II, es mayor que la de la A C: luego la AC, es menor que la AH: pues porque el quadrado de la AHes mayor que ©1 de la AC, se siguirá que él lado AH sea mayor que el lado AC; pues los lados 2 tienen entre sí la misma subdupla razón que tienen los mismos' cuadrados. Y de la misma suerte se demonstrará del lado A G, y. los demás que . le sucedieren: Con lo cual queda probado lo propuesto. Demuéstrase mas fácilmente: porque el ángulo A CU, es mayor que el ángulo ABC 3: luego el lado A H es mayor que el lado A C 4; y así los demás succcsivamente: luego, &c. MJs APLICACIÓN ísta proposición nos demuestra, que cualquiera superficie degradada, cuanto mas se aproximare a el punto principal de la vista, sea perpendicular a el horizonte, o sea paralela a el plano, tanto mas se irá Figura 4. estrechando en su degradación: como en la figura quarta el cuadradoo, por estar mas próximo a la horizontal qa g, degrada mucho mas que el Figura r. cuadrado y, que está mas remoto. Y en la figura quinta, el lado g del cubo g D, por estar mas próximo a la perpendicular a g del punto de la vista a, degrada mucho mas que el lado a del cubo Ke, que se halla mas apartado de dicha perpendicular. TEO- () Dante, super ignota, proposic, j. 3 Euclides 16. proposición 1. () Definición 56. 4 Euclides 18. y 19. proposición i. cora- 1 Euclides 47. proposición 1. lar. a ti. 2 Euclides 20. proposición 6. LIBROTERCERO. 55 TEOREMA cuarto. Proposición iv. Toda la extensión de los ángulos, debajo de los cuales se comprehen den las especies de todos los objetos que pueden representarse en el plano de la sección, no pueden llegar d el ángulo recto. CONSTRUCCIÓN. ea la línea de la sección O G; y para la distancia tómese su igual A F, J7 IGURA (J. perpendicular a la mitad de la sección OG ',y por el punto A de la vista, caiga la perpendicular L B, a la línea B G, y tírense la A O, y A G a las extremidades de la sección, y quedará constituido el triángulo isósceles GAO. Digo: que la extensión del ángulo GAO, dentro del cual se incluyen todos los ángulos que pueden pasar por la sección, no puede llegar a el ángulo recto. P, DEMONSTRACION. orque el ángulo B A H se demonstró semirecto 2: Luego también lo es 3 el ángulo HAF, del cual, quitando el ángulo HAG, que no pasa por la sección, quedará el residuo G AF mucho menor que semirecto; pero el ángulo FAO 4 es igual a el ángulo GAF: luego el ángulo total GAO, que comprende la sección G, no puede llegar a ser recto; pues aunque se alargue la sección, también se debe alargar la distancia al respecto $: Luego &c. que es lo que se habia de demonstrar. E APLICACIÓN. sta proposición nos demuestra la distancia que se debe elegir para el uso de la perspectiva, pues debe ser arreglada a proporción de la . grandeza de la superficie, quedando siempre agudo el ángulo piramidal, . a fin de que su ápice o punta pueda, entrando por la pupila del ojo, j llegar a el centro del humor cristalino donde se coordena la visión. Y para que la basa de esta pirámide comprehenda dentro de su área toda la superficie de Ja sección o cuadrado que se pinta 6 TEO- I Definición 16. 3 Proposición 3. 3 Euc lides 29. proposición 1. 4 Euclides 8. proposición I. 5 Euclides, corol. 3. proposición 3. 6 Suposición 1 1 . 256 MUSEO PICTÓRICO. TEOREMA V Proposición v. Dados algunos triángulos de bases iguales, puestos entre dos líneas paralelas, de tal suerte, que concurran con el ángulo superior en un punto y harán en él mayor ángtdo aquelhs que tuvieren menores lados. CONSTRUCCIÓN. Figura 4. J ean los triángulos dados de bases iguales as t, arsacr, ckc. puestos entre las dos paralelas q g,fb, que concurran todos en el punto a. Digo: que el ángulo s a t, contenido de los dos lados a s, a t, menores que los dos lados sa, ar, por la proposición tercera, será mayor que c ángulo s a r '. D EMONSTRACIO N P, orque si el ángulo r a s, no es menor que el ángulo s a t, 6 será igual o mayor. Y que no sea igual, se demuestra así -.Siendo la línea ta t menor que la s a 2, hágasele igual, alargándola hasra el punto v, y tírese la línea sv; y habrá en el triángulo a s v, dos lados, y un ángulo 1 iguales, a dos lados; y a el ángulo de el triángulo s a r, y la basa s v, se- f rá igual a la basa r s: Luego s v, y s t, serán iguales, y los dos ángulo. 1 s t v, y s v t, serán iguales 3; pero los ángulos ars, y v, son iguales Luego también los ángulos a r s, y stv, serán iguales; pero dichos ángulos son alternos: Luego la línea ar, es paralela a la t a 4 lo cual e; " falso, y contra lo supuesto: Luego no es posible que el ángulo rasase: c igual a el ángulo .r a t. Y del mismo modo se demonstrará que no sea ma z yor: luego será forzosamente menor. Y de la misma suerte se demonstra- "' rá que el ángulo car, sea menor que el ángulo ras, que es lo propuesto ' £ APLICACIÓN. AFL J CAL lü N. -Lista demonstracion nos enseña, que de las grandezas iguales, aquellas que están mas cercanas 4 la vista, que llamamos primer término, pa recen, y se han de pintar mayores; porque se miran debajo de mayo ffí ángulo 5: como en la figura primera, la grandeza X.E, parecerá ma "' yor que 3 R, su igual, por mirarse debajo del ángulo XB E, mayo que el ángulo 3 B R, debajo del cual se mira la grandeza 3 R. 1 Dante, ibi. pt oposición 6. 2 Proposición 3. 3 Euclides; . proposición l . PRO 4 EucliJes 27. proposición. I. 5 Suposición 7. LIBRO TERCERO, 257 PROBLEMA PRIMERO, Proposición vi. Dada la situación de la 'vista, hallar- una grandeza, que en altura dada, parezca de una pequenez dada. Sean dados. () La distancia del ojo, pies 30 Altura 5 o La parvidad, o pequenez 6 s CONSTRUCCIÓN. ea la pequenez dada b e: la distancia de la vista e a: la altura e i. Tí- Figura 7. rense las líneas e a y b a: tírese también la perpendicular a g, y con cualquiera intervalo describase la porción dfg, desde el punto a. Tírese tam- bien la línea a as y desde el punto, donde corta la circunferencia, cortese otro arco igual a el c d, en el punto h; y por él, desde a, se tire I una línea recta, y se alargue hasta tocar en la perpendicular e K, en el punto K. Digo: que la largueza a K, parecerá igual a la pequenez, o ,_ parvidad b e, mirada desde el punto a. D E MO NSTR A CIO N. P t s¡ . , JL orque siendo los arcos cd,fh, ¡guales por la construcción en la circunferencia dfgAos ángulos cad,fah, son iguales ': luego la largueza grandeza K, se mira debajo de ángulo igual a el de la parvidad b e; pero las cosas que se miran debajo de igual ángulo parecen iguales 2: luego la largueza, figura, ¿grandeza a 2C, parecerá igual a la parvidad o figura b e mirada desde el punto a, que es lo propuesto. D CORO L ARIO. r e aquí se sigue, que en las distancias grandes la proporción del de- .jj, cremento, u diminución de las grandezas aparentes no se diferencia sen- 1 siMemente de la proporción del incremento de la distancia 3; pues según el incremento de la distancia, o altura crece la magnitud de aquella quantidad, tanto como había de disminuir o decrecer, por razón de la distancia y altura, regulado según la precedente demonstracion. lom. 1. () Tacquet, ibid. proposición 13. I EucliJis 27. propesic. 3. Kk APL1- £ Suposición 6. 3 Tacquet, ibi. proposición 10. 2J 8 MUSEO PICTÓRICO. AP LIC ACIÓN. E asta demonstracion sirve para conocer el incremento, o aumento que se le ha de dar á'una figura colocada en lugar eminente, para que desde el pavimento inferior parezca igual, o iguales si fueren muchas, a una figura dada, esto es, del tamaño del natural; lo cual acaece especialmente en los templos y sitios de semejante magnitud. Pero es menester advertir, que el ángulo que ocupe la figura dada no llegue a ser semirecto, porque de ese modo no cabria otro en la altura perpendicular e K, aunque se levantase hasta el cielo; pues dado que la grandeza dada sea la e, y que el ángulo a ae sea semirecto, y que la que se pide se haya de colocar sobre el punto, habiéndosele de constituir ángulo igual, desde el punto y, en el arco d g, habrá de subtender el &xcofg;y continuado el radio ag, para buscar la extremidad de la figura que se pide, nunca podrá llegar a tocar la línea e K, por ser esta paralela a la a g, por la suposición. Y así es menester también que la altura e K sea capaz de recibir la basa del triángulo, que ha de servir para la formación de la figura que se pide; sino es que sea. en techo plano, o bóveda cóncava. TEOREMA SEXTO. Proposición vi i. La proyección, o imagen impresa en la superficie diáfana de la sección parece ala vista del mismo modo que el objeto de quien es imagen. CONSTRUCCIÓN. Figura i. X-Jisté colocada la vista en B, levantada sobre el plano o terreno a la altura CB. Sea también dada la recta Q L. Y entre la vista, B, y la recta Q L, esté colocada la superficie diáfana, o sección TXEF, perpendicular a el terreno d plano, a DEMONSTRACION. .abiendo pues de propagar su especie 2 la recta Q L, por el espacio triangular Q B L, a la vista B, es necesario que esta especie, difundida por este triángulo óptico QB L, penetre la superficie de la sección, y la corte en la recta NK4; la cual será proyección, d imagen de la misma línea Q L s impresa en la sección, en virtud de la especie suya, que pasa por dicho diáfano: pero N K se mira debajo del mismo ángulo QB L que la misma línea Q L: luego 6 del mismo modo parece a laj vista que la misma recta Q L, que es lo propuesto. H D¡ i Definición 7. S Definición 8. 2 Suposición 1. Euclides, proposición 3. II. 3 Definición 4. 6 Suposición 6. 4 Definición 10. LIBRO TERCERO. 2 59 De la misma suerte, para que el cuadrilátero Q F E L, encamine su especie a la vista B, es necesario que la tal especie, difundida por la pirámide óptica Q FE L B, penetre, y corte el diáfano TXE F; con la cual sección y tránsito, se deja en el diafano de aquella superficie un cierto vestigio o imagen del mismo plano Q F E L, esto es, la lisura FN KE: pero esta imagen se mira debajo de los mismos radios ópticos, y debajo del mismo ángulo piramidal por la vista B que el mismo objeto Q FE L: luego, por la misma hipótesi 6. FN K E, imagen del plano Q FE L, del mismo modo parece que el plano Q FE L. Por la misma razón se demuestra, que la figura N P MK, la cual es imagen, y proyección del plano SQ L R, parece a la vista del mismo modo que el plano S Q L R: y lo mismo se demonstrará de otras cualesquiera proyecciones. D CORO L ARIO PRIMERO. "e esta proposición se colige lo que dijimos del escopo, y fin de la pintura, d perspectiva, el cual no es otro que en un plano o superficie describir aquella figura, o figurar aquella imagen que imprimiría en la sección, que es el dicho plano, el objeto natural, enviando su especie á la vista penetrando la dicha sección, colocada entre la vista y el objeto. COROLARIO SEGUNDO, Y APLICACIÓN O iguese también ser absurdo notable lo que algunos llaman figura fuera de la sección; pues fuera de la sección no puede haber pintura alguna, porque el objeto que estuviese fuera de la sección, esto es, entre la sección y la vista, para enviar su especie a la vista, no habría menester pasar por la sección; y no pasando, no haría su proyección en : ella; y no habiendo proyección, no puede haber pintura ni perspectiva, porque esta es su esencia; y destruida la esencia de una cosa, se destruye la tal cosa, como quitándole a el hombre el ser animal racional, que es esencia suya, se destruirá el hombre. Además de seguirse el absurdo, que se demonstrará en la proposición a o. CORO L ARIO TERCERO. Oiguese también que las líneas concurrentes parecen a la vista paralelas, como lo son las del plano geométrico de donde proceden, pues coinciden unas en otras: y lo mismo se ha de entender de las diaconales, por ser también concurrentes a el punto de Ja distancia, y pa- 1 ralelas entre sí en un plano geométrico, compuesto de diferentes que drados paralelos. n om. I. Kk 2 TEO- s6o MUSEO PICTÓRICO. TEOREMA SÉPTIMO. Proposición viii. Figura i. Las imágenes, o proyecciones de todas las líneas entre sí paralelas, y perpendiculares a la sección, estén superiores o inferiores d la, vista, concurren en aquel punto en que la línea, que sal& de la vista paralela d dichas perpendiculares, toca o penetra la sección. E CONSTRUCCIÓN. isté la vista en B: su altura B C: la superficie de la sección sea el diáfano TXE F (): en el plano horizontal SFE R, estén las paralelas SF t i o D, R L: en el plano lateral, levantado sobre el horizonte, 2 TSF, estén también las paralelas 8 Z, 7 5, 6j: en el plano superior 2 JJ3, estén las paralelas 2, T, 9 4, 3 X, todas perpendiculares a el plano de la sección TXE F. Y finalmente, de la vista B tírese la línea B A, equidistante, o paralela a las antecedentes, que toque la sección en A. Digo: que las imágenes, o proyecciones de todas estas líneas concurren en el punto A. D E MO NSTRACIO N T. órnese en el plano horizontal la recta S F, que ocurre a la sección en F. Desde F, hasta A, tirese la concurrente F A: y porque las líneas B A, F S, por la hipótesi son paralelas, estarán en un mismo plano, a las cuales cortándolas así la concurrente F A, como el radio óptico 5 B t también FASB ', estarán con ellas en el mismo plano: luego el radio óptico £ B, necesariamente corta en un punto P, a la recta, o concur rente F A, tirada en la sección: luego el punto S. hace su proyección en el punto P, de la recta F A: luego la recta FS 2 hace también su pro yeccion en la recta FP, y viene a ser su imagen. Pero la FP, alargada j¡ viene a concurrir en A: luego la imagen, o proyección de la recta FS, ' alargada, concurre en el punto A. Del mismo modo se demonstrará, que las imágenes de las demás paralelas, perpendiculares a el plano de la sec-ní cion, son partes de las rectas concurrentes EA,DA, ZA,GA,JAj, y T A, 4 A, XA, &x. Las cuales proceden de los puntos, en que las d¡-( t chas paralelas ocurren perpendicularmente a las líneas de la sección FEA' T F, XT, y se dirigen a el punto A: luego las imágenes de todas las lí o neas, ckc. que es lo que se habia de demonstrar. - ': JLds APLICACIÓN. Figura i. JLJista demonstracion nos enseña,que el punto principal de la perspectiva ha de ser uno solo, adonde concurran todas las líneas risicas, o imaginaria () Pat.Tacquet, optic.lzb. i. proposición 2. 2 Definición o. y 11. I EucliUes 7. profosic. 1 1. LIBRO TERCERO. 2 6 r rias principales de la Pintura. Con advertencia, que las del plano superior bajan, y las del inferior suben: solo las que están en el mismo plano que la vista, se quedan en la línea horizontal, como la 7 5, porque en ella terminan todas: la cual linca horizontal debe estar siempre colocada a la altura del horizonte natural: y así, es grande absurdo, descubriéndose horizonte en alguna pintura, poner el punto de la perspectiva mas alto d mas bajo que el horizonte, siendo este el que rige la situación de la horizontal. TEOREMA OCTAVO. Proposición ix. Las imágenes de las paralelas, perpendiculares d la sección, tienen d el residuo de las concurrentes la misma proporción que las mismas paralelas d la distancia de la vista. E CONSTRUCCIÓN. isté en el pavimento alguna recta perpendicular, como S F, estam- Figura pada en la sección en FP parte de la concurrente F A.Q") Desde el punto de la distancia C, del pavimento inferior, tírese la línea C D, perpendicular; y será esta la distancia de la vista, igual a B A, que tirada desde la vista a la superficie de la sección, sea paralela a las m.smas perpendiculares. Digo: que FP, es a P A, como SF,á CD, o a su igual B A. P DEMONS TRAC ION orque el radio óptico S B corta la concurrente F A, en P, entre dos paralelas B A, S F: luego FP es a P A ': como SF, í BA, o su igual CD: y lo mismo se demonstrará de las semejantes: luego las imágenes de las paralelas, &c. que era lo propuesto. s CORO L ARIO P R a ME R 0. iguese de aquí, que si las paralelas, perpendiculares a la sección, fueren entre sí iguales, de la proyección de una, se hallará fácilmente la proyección de todas las de aquel plano; ya sea el inferior, ya el superior, ó ya los laterales, como lo muestra la figura primera: pues por ser iguales L E, q F, hallada la proyección de L E, en E K, tirando la K N, paralela a el plano FE, se hallará la proyección de qF, enFN, donde corta a la concurrente F A. C0- () Taequtt, ibi. a Euclidts tj. y 29. Prop. 1. aÓ2 MUSEO PICTÓRICO. CORO L ARIO SEGUNDO. c Oigucse también que las imágenes de las lineas transversales, o paralelas á el plano de la sección, son las líneas paralelas a los lados, o extremidaddes de dicha sección, que unen los puntos de la proyección de los radios procedidos de las extremidades de dichas líneas: como las líneas de los lados del cuadrilongo G IjVIP, en la sección, son paralelas a las de los lados T X, X E, EF,FT, de dicha sección, por proceder de las del cuadrilongo 23 SR, también paralelas a la sección. s COROLARIO TERCERO, Y APLICACIÓN. I K iguese también, que hallada la proyección de las paralelas, perpendiculares a la sección, y de las transversales, se halla también la proyección del paralelogrammo, dado SFE R, pues las líneas F P,E AI, son proyecciones de las paralelas SF,RE, y las transversales FE, P JM t son también proyecciones de las transversales S R, FE: con qu FP ME, será imagen ', o proyección del paralelogrammo S FR E TEOREMA NUEVE. Proposición x. Grandezas iguales, desigualmente apartadas en un mismo plano,y paralelas d la sección, no pueden formar en ella una misma, ó igual proyección. CONSTRUCCIÓN. Figijra 8. "ean las grandezas iguales, y paralelas B C, E F: la sección K L: la vista en A; el plano HF. Digo que las grandezas BC, E F, no pue-; den hacer en la sección K L, una misma, o igual proyección. P D E M0 NSTR A CIO K. ( orque si así fuese, enviarían su especie las dos líneas B C,E F, por un mismo triángulo óptico 3, como elAEF, y pasarían los radios op-lr tices A E, A F, por los puntos B C, de la grandeza B C; pero de esta suerte seria 3 menor la B C, que la EF, que es contra lo supuesto: lue-n go la grandeza B C, no puede enviar su especie debajo del ángulo EAFjk lueo será debajo del ángulo B A C; pero este es mayor que el ángulo E AF, su parte: luego hará la proyección P L 4 mayor que la n o del triángulo AEF: que es lo propuesto. SCHO- 1 Definición. 10. y n. 3 S chollo. a Suposición 6. definición 4. 4 Suposición 7. LIBRO, TERCERO. 263 S C II L a 0. Que B C ser;.- menor que E F, si los rad'ios ópticos A E, A F, pasasen por los puntos B, y C: s¿ demuestra así: P orque en el triángulo AE F estaría la línea BC, paralela a la basa E F l; y serum los dos triángulos AAID, A E F, proporcionales 2: con que seria como AE, a £.F;así yi, a ykfZ; y alternando, como AE, a A JM; así E F,í AID 3: pero yi E, es mayor que A AI: luego E F t e$ mayor que yk"Z: luego si los radios 4 £, yj .F, pasasen por los puntos B, y C, de la línea i? C, seria esta igual a la AID: esto es, menor que E F: lo cual es contra lo supuesto: luego, &c. S; iguese de aquí, de quanra importancia sea el observar en un cuadro historiado la degradación de cada rigura según su distancia; pues por moderada que sea la diferencia, termina ángulo de diferente cantidad. CORO L ARIO PRIMERO. s COROLARIO SEGUNDO, V APLICACIÓN. iguese lo segundo: quan grande absurdo sea Jo que dijimos en el corolario segundo de la proposición séptima, acerca de lo que algunos puramente prácticos divulgan de la rigura fuera' de la sección; pues demás de lo que allí se dijo, se demonstrará aquí su implicación. En esta forma: Sea la sección KZ,,y fuera de ella: esto es, entre ella, y la vista Figura 8. A póngase la magnitud G H, igual., y, paralela a la B C, y en la misma distancia de la sección, que está la B C, de la otra parte. Y porque la G H, no puede estampar en la sección su imagen, encaminan- " dola a el ojo A, volvamos el triángulo óptico hacia dentro de la sección, con la misma distancia .en el punto Y, que es uno de los efugios que toman los autores de este error: y ademas de que de esta suerte ya hace su proyección en h sección y no fuera de ella. Digo: que es absurdo grandísimo 4, porque respecto de ser iguales Jas distancias r y alturas de la vista A, y la vista Y; y' también 'iguales las grandezas GH,y BC, basas de los. triángulos; .y la distancia de ellas a la secación, serán los triángulos ABC, G IY ', iguales entre sí S: y por es- - tar igualmente distantes d¿ la sección a, causarán en. ella una misma ' proyección L P j.y L P, será común sección $ y paralela a la basa de uno y otro triángulo; pero de esta 6uerte podrían grandezas iguales, en 1 desigual distancia, causar una misma proyección. Lo cual no puede , ser ) 1 EucüJes 2: pfopoñc. 6. annüt. 4- 2 Eucíidcs 4. piofosic. 6. 5 Euclides 38. proposic. 1. 3 Euclides- 16. proposic. ¡. 6 Suposición 6. 4 Dante, super y ignota, proposición 33. 2 64 MUSEO PICTÓRICO. ser estando mas cercana de la vista la G H, que la B C l: luego por esta parte es absurdo grande el decir que se puede pintar figura alguna fuera de la sección. Pero si la pirámide, o triángulo no se vuelve hacia dentro, sino que los radios A G, y A H de las extremidades del objeto G H, se alargan hasta tocar en la sección, en los puntos P, y L, se siguen no menores inconvenientes. El primero: que resultará ser la proyección mayor que su objeto. 2 El segundo: que el objeto no será basa de la pirámide óptica, sino la misma sección, y proyección. 3 El tercero: que hará su proyección en la superficie por la parte posterior, y no por la anterior, que es la que la vista percibe 4: con que por todos caminos es error manifiesto: salvándose todos estos inconvenientes con traer la sección mas adelante, y retirar la vista a proporción. PROBLEMA SEGUNDO. Proposición x i. Dada la proyección de una magnitud, y dada una distancia, hallar en ella la justa degradación de otra magnitud igual d la figura dada. % CONSTRUCCIÓN. S ea la magnitud dada B C: la distancia en que se pide la otra magní tud sea el punto F, distante de la línea del plano C H, diez pies. Ti rense las líneas B A, C A, a cualquiera punto de la horizontal; y lueg desde el punto a 7 ", tírese la recta indefinida FE, parálela a C H, valar guese hasta que corte el radio C A, en el punto E. Levántese pues 1 E D, perpendicular a el plano C H, y será paralela a la BC; y termi nada en el radio B A, en el punto D; levántese otra perpendicular sobr. el punto F, igual a E D, que será la G F. Digo: que la G F, es 1. justa degradación de la magnitud, igual a jB C, en la distancia F. DE MONSTR ACIÓN. P, orque el triángulo B AC, está cortado proporciorialmente por la lí nea D E, paralela a la basa B Cs:y por tanto, el triángulo D A E será proporcional 6 a el triángulo B A C 7; y así será como A C, a C B así AE, a ED. Y invirtiendo 8 como BC, a C A; así D E, EA ó componiendo, como B A C, a C B, así DAE, a E D 9 6 como B a í BAC,zsi D E, a D AE; pero B C, se ve en su justa proyeccio; de i Proposición 10. 6 Euclides,corolar. i. 4. proposic. 6. 2 Sebo, proposic. 10. y suposición 10. 7 Euclides 17. proposic. y. 3 Definición . 8 Euclides, corolor. 4. proposición j. 4 Suposición 4. y y. j Euclides 18. proposición, j. j Euclides 2 . proposic. 6, LIBRO TERCERO. debajo del anguloso triángulo B ÁC: luego DE, se ve en su justa proyección, u degradación, debajo del ángulo DAE; pero el ángulo A, es común a los dos triángulos JB AC, y D A E: luego la magnitud DE, 6 su igual a 7 (?, se mira debajo del mismo ángulo que la'magnitud B C: luego la magnitud G a 7, parecerá igual a la BQ, según su distancia, que es lo propuesto. CORO LA RIO PRIMERO. e esta proposición se sigue, que la línea perpendicular de la sección, 6 cualquiera paralela a ella r es conmensuratriz de todas las alturas que se pueden erigir sobre el plano horizontal; pues si sobre el punto E, d Z, se quiere erigir una altura de seis pies, tomados en la perpendicular C B, se infere por la precedente demonstracion que la E D, y la L AI ', cada crual en su distancia, constan de seis pies de altura. s CORO LAR 10 SEGUNDO. iguese también que la línea del plano, como C H ', es también la conmensuratriz de todas las. superficies o plantas que pueden ofrecerse en el plano horizontal; pues si sobre la linea FP, se pide una superficie de dos pies en cuadro, tirese desde A, hasta o, por el punto F, la línea A o; y desde el punto o, hasta 11, tómense dos pies de extensión, y ti- 1 raudo la línea A n, será la p F, también de dos pies en su distancia: y '" luego, tirando la diagonal-, a el punto q, como punto de distancia, f cortará la n a, en r, por donde tirando la r s, se hallará su cuadrado: '" de cuyos ángulos, levantando perpendiculares, se puede erigir el pilar fG. AP LICACION. I JLLsta proposición nos demuestra el único medio para acordar una pin- ¡ tura que conste de diferentes te'rminos o figuras en diversas distancias, ! como sucede en una historia: y lo mismo se ha de observar para otras cosas inanimadas, como columnas, pedestales,. edificios, &c. Tomando por regla una magnitud en primer término de aquellas que se pretenden ] degradar, como la B C, y tirando las dos líneas de sus extremidades a I cualquier punto de la horizontal; y luego, señalando el sitio, donde se h quiere levantar la otra figura o magnitud, hacer lo que se ha dicho pa- U ra la F G, y se hallará la justa degradación de cada una que se busca- 9 re: y esto, aunque esté en diferente plano, como la KY; pues la pa- f tálela KL, va siguiendo el plano por las mismas gradas, hasta encon- M Xrar la línea C A, en el punto L, de donde se levanta la perpendicular L uI, a quien es igual la K Y, por la misma demonstracion que la FG. Y también es importantísima para iiguras en el ayre, buscando en el pavi- Tom. I. Ll men- I Definición a ar. 2 Suposición 6. 2 66 MUSEO PICTÓRICO. mentó horizontal el punto donde cae su perpendicular según su situación: y hallado, tirar por él la paralela a la línea del plano hasta que corte foCA;y desde allí, obrando como está dicho, se hallará su justa proyección y magnitud, según su distancia. Y aunque no haya pavimento donde reconocer el tocamento de su perpendicular, bastará elegir en la línea C A, del triángulo BA C, el punto, en cuya distancia se quiere poner la figura, como en el punto E y y por él tirar la indefinita E F ', paralela a la línea del plano; y desde el sitio donde se ha de colocar la figura, dejar caer la perpendicular G F, hasta que corte dicha línea E F, como en el punto F: y después en la FG, alargada, tomar una magnitud, igual a la E D, en la altura que se quisiere colocar la figura; y esta será la que se busca: suponiendo que la CB, sea magnitud de una figura de primer término, semejante a la que se busca. En que es menester advertir, que para figuras en el ayre, no es preciso que el ángulo A, del triángulo B AC, esté situado en la horizontal, pues lo mismo hará en otro cualquiera punto mas alto, o mas bajo, porque todo va fundado en la misma demonstracion. Y asimismo se puede tomar el triángulo arriba, y la figura abajo, guardando en todo lo demás la práctica antecedente: lo cual es único, e importantísimo medio para la regulación de un historiado. TEOREMA DIEZ. Proposición xii. Si cualquiera triángulo estuviere -puesto entre dos líneas paralelas,yde dos puntos de la paralela superior, equidistantes del ángulo vertical]" del trian gido, se tiraren dos líneas a los ángulos opuestos de la basa,, que corten los lados del triángulo, la línea que se tirare por las intersecciones será paralela a la basa. ' CONSTRUCCIÓN. Figura a o. Oea el triángulo ABC, puesto entre dos líneas paralelas Z E, y B CM { y de los dos puntos D, y E, igualmente distantes del punto A, vértice del triángulo, se tiren las dos líneas E B, y D C, a los ángulos opuestos B, C. Digo: que si por los puntos de la intersección F,G, se tirare la recta JVÍN, será paralela a la basa B C, de dicho triángulo. () s DEMONSTRACION. iendo paralelas por la suposición las dos líneas D E, y B C, se seguirá que los dos triángulos E A G, y G B C l, sean equiángulos y semejantes, por ser iguales los dos ángulos, que se tocan en el punto G. Y asimismo el ángulo E AG, es igual a el ángulo GCB 2; y el ángulo AEG'. {) Fr. Ignacio Dante, super dignóla, a Euclides i?, propone, i. proposición I. 2 Euclides 29. proposic. I. LIBRO TERCERO. i6y á el ángulo G B C: por lo cual, los lados que comprenden estos ángulos iguales, serán proporcionales: y así será E A, a A G, como es B C, a C G 2: y permutando, será E A,á B C, como es A G, a G C. Lo mismo se demonstrará en los dos triángulos AD F,y B C F, que sean equiángulos y semejantes; y que la DA, sea a la B C, como es A F, á FB: pero D A, y AE, son iguales: luego 3 como es A E, a B C, así es A D, a la misma B C. Y porque A E, era a B C, como AG, a CC, también AD, será í BC, como esAF, a 7 1 ?; pero las dos Z4, y -4 E, son iguales: luego como es AE, á. BC, será JGjáGC, y AF, a FB: y consiguientemente será yá (?, a (r í?, como es A E a FB: luego en el triángulo 4 A B C, los dos lados A B, y 4 C estarán cortados proporcionalmente, en los dos puntos F, y G: luego la línea JMN, será paralela a la basa B C, del triángulo ABC: que es lo que se había de demonstrar. D COROLARIO PRIMERO. e aquí se sigue también la conversa J: Que si en cualquiera trian- F IGUR z guio, estando puesto entre dos paralelas, se tirare una línea paralela a la basa; y de los dos ángulos de dicha basa se tiraren dos líneas rectas, que pasando por las dos intersecciones, opuestas a dichos ángulos, concurran en la paralela superior, la tocarán en dos puntos, equidistantes del ángulo vertical de dicho triángulo. CORO LARIO SEGUNDO. 1 Sigílese también, que la figura que resulta de las paralelas F G, B C, en el triángulo B A C, es un qu adra do degradado. s ea el punto principal A 6, y los de la distancia 7 E, y D: y por quanto las líneas C G, B F 8, concurren en A, serán paralelas perspectivas principales; y también porque las B G, CF, concurren en los puntos de la distancia D, y E 9, serán concurrentes secundarias, y diagonales: luego la lígura B FGC, será cuadrado degradado. i Tom. I. 1 Euclides 4. proposic. 6. 2 Euclides a ó. proposic. {. 3 Euclides 1 1 . proposic. 5 . 4 Euclides 2. proposic. 6. J Dante, ubi supij proposic. 2. Ll2 6 Definición 14. 7 Definieion 1 j . 8 Definición 2 1 . f, Definición 22. ¿£70- 2 68 MUSEO PICTÓRICO. SC HO L 10. Que los puntos D, y E, en la paralela superior, equidistantes, del punto A, sean los puntos de la distancia del cuadrado degradado B F G C. Se demuestra así: v3ea la proyección de un cuadrado la figura BC FG: y si el punto de la distancia, para su degradación, no es en el punto E; v. g. o será antes como en H, o después, como en j: y que no sea en H, se demuestra tirando la línea B H; la cual, sino pasa por el ángulo opuesto FG C sino por el punto K, no será diagonal del cuadrado B G: luego el punto H y no será el punto de su distancia '; pero si pasa por el ángulo FG C t se seguirá, que las dos rectas BE, B fí, tengan el segmento B G, común 3 . Ademas, que resultan los dos triángulos AHG, BGC, equiángulos, y proporcionales, como dijimos: Y así será C G, a G A, como es BLiAH: pero CG, era a GA, como esBCÁAE 3: luego B C, tiene a la A H, la misma proporción, que a la AE: luego la A H, es igual a la A E 4: la parte a su todo, lo que no puede ser 5: Luego el punto de la distancia del cuadrado degradado B G, no puede ser antes del punto E: Ni tampoco podrá ser después, como en', por la misma demonstracion: luego forzosamente será en el punto E, o en su igual Z), que es lo propuesto. COROLARIO TERCERO. _Ae aquí se sigue, que la degradación del cuadrado es proporcional a su distancia; y así, con la menor, es menor; y con la mayor, mayor su degradación: Pues como la CG, a A E, así C K, a A H, que es la menor, y así C L, a Aj, que es la mayor. COROLARIO cuarto. Oiguese también, que cualquier paralelogrammo degradado queda dividido por sus diagonales en cuatro triángulos iguales; porque aunque esto geométricamente no es cierto, lo es perspectivamente, pues las dos líneas A B, A C, son paralelas 6 perspectivas; y así los lados F B, G C, perspectivamente son paralelos, y del mismo modo el lado FG, es igual! al lado B C: aunque geométricamente solo sean cuatro triángulos proporcionales, como lo demuestra el padre Clavio en la proposición %$ del sexto de los elementos de Euclides, y se infiere también de la presente demonstracion. APLI- i Definición 16.723. 4 Euclides 9. pvoposic. j. 3 Euclides 10. defin'mon I. 5 Euclides, axioma 9. t, 3 Proposición 13. o Defi(úcion 2 1. JlJjs LIBRO TERCERO. 26$ AP ZICACIO N rfsta proposición califica la concurrencia de las diagonales de los quadrados degradados a los puntos de la distancia, equidistantes del punto principal: y nos dá el fundamento para la práctica de la perspectiva por medio de las dichas diagonales, sea uno, d sean dos los puntos de la distancia: cuya regla conforma con la degradación hallada por medio de la línea perpendicular de la sección, como lo nota Fr. Ignacio Dante, en el lugar citado, y el Vignola en su perspectiva; y como se demonstrará en la proposición 18. TEOREMA ONCE. Proposición xiii. Si dadas dos líneas paralelas, se dividiere la una de ellas en cualesquier partes iguales; y de las tales divisiones se tiraren líneas rectas z un punto de la otra paralela: y después, tomadas en la primera paralela otras tantas partes a el otro lado, iguales d las primeras, se tiraren de ellas otras tantas líneas a otro punto de la segunda paralela, de suerte, que corten todas las primeras líneas; las rectas cine se tiraren por las comunes secciones serán paralelas entre sí, y d las dos primeras. () s CONSTRUCCIÓN. ea la primera línea paralela IF ', dividida en tres partes iguales en los p IGUR j j puntos A, D, E, F; y de los tales puntos se tiren cuatro líneas a el punto B, de la segunda paralela T, C: después, tomando la parte a A, igual á la AF, dividida también en otras tres partes iguales a las primeras en los puntos, H, G, A, de ellos, se tirarán otras cuatro líneas a cualquiera punto, como C, en la parte opuesta de la segunda, que corten a las cuatro primeras: y después, por las comunes secciones S,R, N, jVI, Q y, L, P, K, se tiren tres líneas rectas. Digo: que estas serán paralelas a las dos primeras TC, y a F, y también entre sí. L DEMONSTRACION os dos triángulos CSB, y ISA, como vimos en la antecedente, son equiángulos 2; por lo cual tendrán lados proporcionales 3, y será C£, á B S, como es a A, a A S: y permutando, será CB, a a A,.como es B S, a S A. Lo mismo se demonstrará de los otros dos triángulos C M B, y A MF, por donde será CB, a A F; como B M y í MF; pero a A, y () Dante, ubi supráyproposic. 4. 2 Euclides a $. y 29. proposición i', 1,Definicion 30. 3 Euclides 4. proposición o. -2 7 o MUSEO PICTÓRICO. y A F, son iguales l: luego será B C, a a A, como es B AI, a AIF; pero i? C, era a yl, como i? S, a S yJ: luego será B S, a S A 2, como B Ai, a AIF: con que los lados del triángulo B AF, estarán cortados en los puntos SAI, proporcionalmente 3: luego la línea S AI, será paralela a la A F, y consiguientemente a la B C..Y del mismo modo 4 se demonstrará de las líneas Q L,y P K: luego, &c. que es lo que se había de demonstrar. COROLARIO PRIMERO. Q Viguese de aquí, que así como todas las paralelas perspectivas principales 5, que son las que van a el punto B, concurren en un solo punto; así también las secundarias todas, que son las diagonales 6 de los cuadrados degradados, concurren en otro de la misma horizontal. s CORO LARIO SEGUNDO. iguese también, que hallado el triángulo total G B F, y tirada la paralela V AI, ü otra mas alta o mas baja, y tomadas en la G F, las divisiones ¡guales que se quisiere, como A, D, E, dividiendo en otras tantas partes iguales la V AI, como SRN, serán estas proporcionales a Jas primeras de la G F(), y las líneas que se tiraren por los puntos correspondientes a cada una, como AS, D R, E N, sin alargarlas; concurrirán ocultamente a el punto B, de el ángulo vertical del triángulo G B F f lo cual es muy importante para obras de gran magnitud, por escusar embarazo, que tal vez, o no se alcanza, o no se puede llegar a el punto por algún impedimento. S APLICACIÓN. Xjista proposición nos da el fundamento para la práctica de la degradación de los cuadrados, o losas de algún pavimento, y de cualquiera planta, o superficie, por la diagonal, que es la segunda regla del Vigilóla, invención suya, como lo testifica Fr. Ignacio Dante 7: y es la mas útil, fácil, y cómoda para las operaciones de la Pintura. Y también nos califica, que basta un punto de la distancia, como lo es aquí el punto C: Pues dado un punto, que es donde la diagonal corta a la concurrente principal 8, basta para tirar la paralela; siendo el punto B, el punto principal del tocamento, que hace en la sección el radio céntrico, o exe de la pirámide visual, y es el término de las concurrentes principales 9. También es útilísima para la práctica de los teatros, o scenas edmi- f ¡i la im cas 1 Euclides 6.y II. proposición 5. () Euclides i. proposic. 6. 2 Euclides 16. y II. proposición j. 7 Super ('ignola Jo. 82. ó' in prolog. ai 3 Euclides 2. proposic. 6. 2. tes.ulam. 4 Euclides 30. proposic. l. 8 Definición 22. J Definición 21. 9 Definición 2 1 . 6 Definición 22. LIBRO TERCERO. 2JI cas, levantando sus perpendiculares a las líneas transversales X 5, J6, Vj, &c. en las extremidades 5,6,7, que sean paralelas a el lado Fi; por cuyo medio se hallará la justa situación, y degradación de los bastidores 52,63, 74, &£. En que son de advertir tres cosas muy im- Figura a a portantes, por haberlas visto mal entendidas de algunos puramente prácticos. La primera es: Que los intervalos, d vacíos de F, a 5, de 5, a 6, de 6, í j, &c. no pueden ser iguales, ni voluntarios, para ser proporcionales a sus altaras, d estar en continua proporción. La razón es: porque, suponiéndolos iguales, para ser proporcionales, ha de ser () F 1, a F 5, como 5 2, a 5 6: y alternando, como F 1, a 52, así F j, a j 6; pero F 1, es mayor que 5 2, por la construcción: luego F$, ha de ser mayor que 5 6: luego no puede ser igual, que es lo propuesto. Y lo mismo se demonstrará de los demás intervalos, sean entre sí iguales, o mayores, y menores de lo justo: bien que para los casos de necesidad, es preciso que cedan las regla6, y entonces disimula mucho la concurrencia bien arreglada de las líneas a el punto de la vista pero no por eso deja de tener esta inconseqüencia. La segunda es: Que en suposición que en el intervalo degradado jP8, d el G K, de la figura sexta, que es lo mismo, esté comprehendida una perspectiva de cincuenta pies de fondo, no se podrá incluir otra en el mismo intervalo, que sea de mayor o menor cantidad, sin mudar el punto de la vista, o el de la distancia, o la altura de la horizontal. D E MO NSTRACION. s £ ea la magnitud G, D, de cincuenta pies v. g. comprehendida su de- -c- zr gradación en la altura G K, de la sección G O, tirada su concurrente á el punto de la vista A. Digo: Que sin mudar el punto A, de la vista, ni la horizontal A Ai, no se puede hacer de mayor cantidad, que de cincuenta pies, la degradación G K, no habiendo de exceder del punto o sección K: tómese una magnitud, como de cien pies, en G Z, y tírese la recta ZA, que cortará la sección GO, en el punto F, y quedarán proporcionales los dos triángulos () DGK, y AFK, de la primera, y ZG F, A FY, de la segunda, y serán como DG,iG K, así A F, a FK. Y también como ZG, a G Y; así A F, í FY: luego como DG, a ZG, asi G K, í GY; pero D G, es menor que ZG, por la suposición: luego G K, es menor que GY: luego dentro del termino G K, no se puede actuar perspectiva, que pase de los cincuenta pies dados, sino es que se mude la altura de la horizontal A AI, o el punto de la vista A, en mayor distancia que la A F. Y por la misma razón se demonstrará, que no pueda ser ni menor ni mayor: luego,&c. aunque el degradado GK, se quiera suponer de ochenta (1 Euclides 16. y II. proposición y . a Euclides, ubi suprá. () Proposición 12. '2-2 MUSEO PICTÓRICO. ta d cien pies, siendo de cincuenta, eso es solo imaginario, y es contra lo supuesto. Figura a a . La tercera es: Que dado que se mude todo lo dicho, la altura del último bastidor, o línea 8,9, siempre será la misma, por haber de ser paralela a la basa del triángulo óptico 1 B F l, y comenzar a mover desde el punto 8, de la concurrente inferior, hasta el 9 de la superior 1 B, por la suposición. TEOREMA DOCE. Proposición xiv. Figura 12. Sí la pirámide fuere cortada por una superficie plana, paralela ala basa, hará en la sección una figura semejante a la misma basa. () s CONSTRUCCIÓN. ea la pirámide de basa triangular equilátera A B C, y sea cortada de un plano paralelo a la basa, que haga en la sección la figura G JE F. Digo: que esta será semejante a la basa ABC. P JL c DEMONSTRACION orque las superficies A B C, y E FG, planas y paralelas, qué están cortadas por la superficie D B C 2, harán en sus secciones las líneas B C, y F G, paralelas; y lo mismo sucederá en las otras dos haces, d lados de la pirámide a las líneas AC, y E F, y a zs AB,y EG: por lo quaí. en el triángulo B Z C 3:, la línea G F, será paralela a la basa B C; y así será D B, a B C, como es D G, a G F: y permutando 4, será E B, áj E G, como es B C, a G F. Demás de esto, en el triángulo E) AC, h línea E F, es paralela a la A C: y así, como se dijo en el otro triángulo, será D C, a D F, como es A C, í E F; pero D C,y D F 5, son iguales a E B, y DG: luego será D B, a D G, como A C, a E F ', perc la misma razón que tiene D B, a Z G, tiene también BC, íG F ': lue-J go será B C, a G F, como es AC, a E F 6:y permutando, será B C, C A, como G F, a .Fii, pero B C,y C A, son iguales: luego tambie G F,y FE, serán iguales. Y de la misma suerte se probará que G E, E F, serán iguales a la G F, y que el triángulo G FE, es equilátero, consiguientemente equiángulo, y semejante a la basa ABC, que es propuesto. me () Pr. Ignac. Dante, ibi. 1 Eudides 2. proposición 6. 2 E tic lides i6. proposición II. 3 MucHáts 2. proposición 6. OTR. 4 Eudides 1 6. pnoposicfon j. 5 Eudides ¡. y 28. proposic. 1. ó Eudides 11. y ló. proposkion j. p Libro tercero. 273 otra demo nstracion. ero mas fácilmente se demonstrara lo propuesto: pues por cuanto las líneas £ C, y C A, son paralelas a las G F, y Fji,y no están en el mismo plano, se seguirá que el ángulo B.CA,sea igual a el ángulo GFE; y por la misma razón, el ángulo C A B, será igual al ángulo FE G, y el ángulo ABC, al ángulo E G F por lo cual el triángulo EG F, será equiángulo a el triángulo A B C; y consiguientemente semejante, que es lo que se habia de demonstrar. Y lo mismo se demonstrará de las pirámides cónicas y estando cortadas con una superficie paralela a la basa, como se verá, circunscribiendo un círculo a el triángulo de la basa, y a el de la sección: y como lo demuestra Apolonip Pergeo en el lib. a . de las secciones cónicas, proposición 4. CORO L ARIO P RIMERO. D e aquí se sigue, que sea la pirámide de las haces o lados que se quisiere, siempre las lineas de la sección paralela serán paralelas a los lados de la basa; y por tanto, la figura que resulta en la superficie plana de la sección,, paralela a la basa, será siempre equiángula, y semejante a la basa. CORO L AR 10 SEG UND 0. Oiguese también, que siempre que la basa de la pirámide fuere semejante a la figura que resulta en a la superficie de la sección, esta será paralela a la basa. APLICACIÓN. Em sta proposición nos manifiesta que las magnitudes, paralelas a la. su- | perficie de la sección 2, solo degradan en la quantidad, o magnitud, aumentando, a disminuyendo según su distancia 3; pero no en la figura: pues su proyección, en la superficie de la sección, siempre es equiángula: esto es, de ángulos iguales, semejante, y proporcional a la superfl ¡ficie o figura, cuya imagen es: como se manifiesta en la figura primera, f donde la basa 2 3 SR, de la pirámide óptica 23SRB, se mira cor- Figura X : íada en la sección TXE F, en los puntos Gj AIP; de cuya unión 4 '"resulta otra figura, semejante y proporcional a el plano 2 3 SR, cuya proyección es. lar '_ Tom. I. Mm TEO- 1 Eucüdes 10. proposición it 3 Definición if. 2 Definición l. 4 Definición 8. i c 274 MUSEO PICTÓRICO. TEOREMA TRECE. Proposición x v. Si la pirámide fuere cortada de una superficie plana, no paralela d la basa, la figura que resultará en la sección, será desemejante á la dicha basa. ( ) ., C N S TRUCCJON. S. ea la pirámide E B C, que tenga por basa el cuadrado A B CD, yesté cortada transversalmente, o al sesgo con la superlicie plana G HNO t que no esté paralela a la basa. Digo:que la figura G H NO, que resulta en la sección d cortadura, no será cuadrada, ni semejante a la basa de la pirámide AB CD: para cuya demonstracion es necesario formar una superficie plana, que siendo paralela a la basa corte la pirámide, y también la superficie obliqua, y pase por el punto L, y haga la figura P Q RS, y será cuadrada, por la precedente proposición, y semejante a la basa de la pirámide. Digo pues: que las dos superficies que cortan la pirámide, en la común sección, que es la línea T L X, serán iguales, y que . la supetfi-: cié obliqua G HNO, tendrá un lado menor, y el otro mayor que los lados del cuadrado P.Q RS;y que siendo desemejante a dicho cuadrado, será también desemejante a la basa de la pirámide. DEMONSTRACION. E- n el triángulo EQP, está tirada la HG, supongamos, paralela a la Q P l, y será JE Q, a Q P, como es E H, í HG: y permutando 2, será E Q, í E H, como P Q, a HG; pero E Q es mayor que E H, el todo a su parte: luego P Q, lado del cuadrado será mayor que IÍG A lado del cuadrilátero obliquo. Considérese ahora el triángulo jBiVO,yl veremos que en él estará tirada la recta SR, paralela a la NO: y que del a mismo modo que se ha hecho en el antecedente, se hallará la E N, a la ES, como es NO, a SR: y así, por ser E N, mayor que E S, será 3j¡ también NO mayor que S R. Por lo cual, siendo HG, menor que P Q t y que 5" R, será también menor que NO, que es mayor que SR: luego en la sección de la pirámide, hecha por la superficie obliqua HG NO ¿ resulta una figura cuadrilátera de lados desiguales, y desemejante a el quadrado de la basa de dicha pirámide, que es lo que se habia de demonstrar, COROLARIO PRIMERO. obliqua, y la sección fuere recta, todas las veces que la sección, y la basaj a ] ( ) Fr. Ignacio Dante. 2 EucUJef 16. proposición j. I Escudes 2. proposición 6. 3 Euc lides 2. proposición. 6. LIBRO TERCERO. 375 de la pirámide no fueren paralelas; la figura de la sección será desemejante a la basa: como la pirámide S R E FB, por ser la basa SREF, 'Figura i. obliqua, resulta en la sección recta T XE F, una figura de lados desiguales, y desemejante a la basa, como se ve en la figura degradada FPAfE: y lo mismo se entiende en las pirámides cónicas, como se calificará, inscribiendo una figura curvilínea en el cuadrilongo HG N O, que sea tan- Figura 13. ¡gente a sus lados, en el medio de cada uno: pues saldrá una figura aovada, y desemejante a la que se puede inscribir en el cuadrado de la basa, 1 que será un círculo. s CORO L ARIO SEG UND 0. iguese también, que si la vista estuviere puesta en el ángulo sólido, o Figura a 3. piramidal E, verá del mismo modo, y parecerá a la vista de la misma proporción la figura degradada, y desigual de la sección, que la figura de la misma basa l: pues los radios ópticos EA,EB,EZ),EC t que e terminan en los ángulos de la basa A B C D, pasarán por los ángulos HG NO de la superficie degradada; y consiguientemente las líneas que juntan estos puntos coincidirán con los lados de dicha basa: luego e verá debajo del mismo ángulo piramidal que la basa 2: luego parecerá i la vista del mismo modo que la misma basa; porque aunque hay desigualdad en los tránsitos, las distancias de los objetos son líneas rectas 3, encaminadas a la vista, la cual, como las percibe solo por su extremidad, QO ve mas que un punto 4: esto es, no las ve su longitud. E APLICACIÓN. sta proposición nos enseña quan arreglada es la operación de la pintura a lo que la naturaleza obra en la misma acción de nuestro ver; y a .0 que obra en la sección física o real de cualquiera pirámide o figura roñica, pues también salen degradadas las figuras en la sección, como ;n nuestra perspectiva. Y tambie nos enseña, que sea la sección rec- :a, obliqua, angular, cóncava, o convexa, no. siendo paralela a la ba- 1 ta, la proyección de esta degenerará en la sección; si bien a la vista parecerá semejante a la basa: lo cual se califica con la siguiente proposición. Tom. I. Mm 3 TEO- 1 Proposición 7. fitel. optic. lib. 4. proposición 9. 2 Suposición 6. 4 Euclides 3. definición 1. 3 Tocquet, optic. lii. 1 . proposición r. 276 MUSEO PICTÓRICO. TEOREMA CATORCE. Proposición x v i. Jí. cualquiera superficie, paralela d el horizonte, no estando la vista en el mismo plano, la a verá degradada. ( ) CONSTRUCCIÓN. E jtÁsté el cuadrángulo FQ L E, paralelo a el- horizonte. Digo: que estando la vista en el punto B, fuera del plano donde está el rectángulo FQ L E, lo verá degradado, del mismo modo que si estuviese degradado con justa regla de perspectiva. s DEMONST RACIÓN. ea pues la pirámide óptica FQ L E B, y está cortada de la sección d superficie plana T XE F, donde la común sección es FNKE; en la cual, los dos lados paralelos F N,y E K, alargados, van a terminar, c concurrir en el punto A i, del horizonte a: ahora que el cuadrado, o rectángulo QE, sea visto desde el punto B, en la figura degradada FNKE mas estrecha en la parte superior NK, que en la inferior FE, se demónstrala así: estando pues el rectángulo Q E, puesto dentro a la sección que con el lado FE, la toca el lado inferior del degradado NE, sen igual a el lado del perfecto 3 d plano geométrico Q E, siendo en él li sección común del rectángulo 4, y del plano T 2LF E: con que restan el demonstrar, que la NK, sea menor que la FE, y que le sea paralela para que represente el rectángulo Q E, en su forma degradada 5: y así porque en el triángulo B A N, hay tres ángulos iguales a los tres ángulos del triángulo Q FN, se seguirá, que 6 sea JB A, a AN, como e Q F,í FN: y permutando 7, será BA, a QF, como es AN,í'NF Demás de esto, son también equiángulas los otros dos triángulos B AK y K L E: y así se dirá, ser B A, a L E, como es A K, a KE; pen X E, y Q F, son iguales, por ser lados opuestos del rectángulo: luego sef rá B A, a L E, como es A N r a NF; pero B A, era a L E, como e AKíKE: luego será A N ', a NF, como es A K, a KE: por lo que los lados del triángulo óptico F AE, estarán cortados proporcionalment en los puntos N, y K; por donde la línea NK, será paralela a el lad F E 8 del rectángulo Q E; y consiguientemente a el lado Q Z; pero en triángulo BQ L, está tirada la línea NK, paralela a la basa Q L: Iueg será Q B, a JV J3, como es Q Z, a iVX; pero Q B, es mayor que iVI ( ) Fr. Ignacio Dante, W 1 Definición 26. 2 Definición 21. 3 Definición 24. 4 Definición 29. 5 Definición 2J. 6 Euclides 4. proposición. 6. 7 Euclides 1 6. proposición 5 . 8 Euclides 2. proposición 6. LIBRO TERCER O 277 su parte: luego también Q L; y consiguientemente F E, su igual, será mayor que N K; pero los radios ópticos, d visuales l que dimanan de los ángulos de la basa, de la pirámide óptica Q LE F, pasan en el plano de la sección por los puntos FEN K: luego la vista B, verá el rec tángulo QE, en la figura degradada NE, sección común, que tiene el lado superior N K, menor que el inferior E F, y que son paralelos entre sí: luego cualquiera superficie, paralela a el horizonte, se verá degradada, no estando la vista en el mismo plano, que es lo propuesto. APLICACIÓN'. V_A)n esta proposición se confirma todo lo que hasta aquí se ha demonstrado: y ademas de esto, nos enseña, que el horizonte, o línea horizontal es la regla del concurso de cualquiera superficie o cuerpo que esté inferior ó superior a el horizonte, como sea paralela su planta a el plano, o terreno horizontal; puiís- siempre deben concurrir las líneas, de su degradación á el punto principal A, que está colocado en dicha línea. TEOREMA QUINCE. Proposición- xvxi. iSV la vista estuviere en ti mismo plano con tina superficie plana horizontal, no lo verá. CONSTRUCCIÓN. S. ea la superficie horizontal ZBMA,y este' la vista con ella en un Figura 10 mismo plano en D. Digo: que no la podrá ver. " D E MO NSTRAC 10 N. l JT orque si la pudiese ver, seria mediante el tocamento 2, u de los ra- :i¿ dios que están en el mismo plano, u de los que están superiores, o ingi feriores a él: y que no pueda ser con los que están en el mismo plano', ej como los A D, B D, C D, se demuestra así: porque para que estos radios l3 !|| hiciesen algún tocamento sobre el plano horizontal L A, era preciso que i tuviesen alguna inclinación sobre él 3; lo cual es contra lo supuesto, 6 ¿c que parte estuviese en el plano, y parte elevada sobre él 4, lo que no puei¡; de ser: luego por este medio no veria dicha superficie. Tampoco con los radios ED,FD, superiores a dicho plano, porr f que si alguno de estos, como DN A, cayese sobre el plano A L, se ¡i seguiría que el radio D NA, con la línea plana DM S, cerrasen un espacio en el punto del tocamento A, lo que no puede ser 6: y de la misma 1 Definición 2. 4 Eudides I. proposición II. 2 Suposición 4. 5 Suposición 6. 3 Eudides 5. definición 11. 6 Eudides, axiom. 14. I. 27 8 MUSEO PICTÓRICO. ma suerte se demonstrará de todos los demás radios superiores e inferiores á dicho plano: luego ninguno de los radios ópticos o visuales caerán sobre dicha superficie; pero aquellas cosas no se ven donde los rayos visuales no tocan l: luego estando la vista en el mismo plano con la superficie plana horizontal, no la podrá ver, y solo verá la línea B A, de su extremidad, donde tocan los radios directos, la cual no es superficie 2: luego, &c. Que es lo que se había de demonstrar. E, APLICACIÓN-. ísta proposición nos enseña, que cualquiera pavimento o superficie plana que llegue a estar en la misma línea horizontal, donde está el punto de la vista, no se podrá ver ni por la parte superior, ni por la inferior, sino solamente la línea opuesta de su extremidad, como B C. PROBLEMA TERCERO. Proposición xviii. Dada la proyección de un objeto en la línea perpendicular de la sec cion, hallar la misma por medio de la diagonal en cualquiera de las concurrentes principales, con la misma distancia. y altura de la vista. CONSTRUCCIÓN, V DEMONSTR ACIÓN. FiGURA a a ea dada k proyección del cuadrado, u objeto G A, en la línea de la. sección B A 3, en el punto P, donde el radio óptico G C, corta la sección A B. Tómese pues en la horizontal TC, altura de la vista, la distancia B T, igual a B C: tírese la concurrente G B, y también la diagonal, o paralela secundaria AT 4, que cortará la G B, en el punto X; y tírese la línea XP. Digo: que la sección del punto X, está en la misma altura que la del punto P; y consiguientemente, que la línea XP, es| paralela a la línea del plano G A, y que el cuadrado XA, está tan exactamente degradado con la sección X, de la concurrente GB, por la día gonal T A; como con la sección P, de la perpendicular BA,y que s: proyección es la misma, por uno u otro medio, por estar el triángulo G B A, entre dos paralelas, y tiradas dos líneas de los ángulos de su basa s a dos puntos equidistantes del ángulo vertical eo la paralela superiora. luego, &c. que es lo que se había de hacer. CO I i Suposición 5. 4 Definición ss. 2 Euclides $.y 6. definición 1, 5 Proposición. 12 g Definición í.y 7. D LIBRO TERCERO. COROLARIO PRIMERO. s 79 e aquí se sigue, que la misma proyección hará cualquiera otra de las diagonales en las concurrentes principales; o bien se tiren a un punto o á otro de los dos de la distancia: como la diagonal A C, en los puntos KZM,8ic. S CO RO L ARIO SE.G UND 0. iguese también, que la diagonal es basa de un triángulo, isósceles rectángulo: porque dividiendo ' a el cuadrado en dos mitades, se sigue qife divide también los ángulos por donde pasa en dos mitades: luego siendo estos rectos', los ángulos sobre dicha basa serán semirectos; y siendo forzosamente iguales 3 los dos lados, y recto el ángulo opuesto a la" basa, se seguirá necesariamente 3 que el triángulo sea isósceles rectángulo, cuya basa es la diagonal; o bien sea en su plano geométrico, o en el degradado. & CORO L ARIO TERCERO. iguese también la resolución del problema, en que, dada una pers- Figura a a . pectiva, como el pavimento G JW, se halle el punto principal, y la dis- ¡ tancia con que está ejecutada: pues alargando las dos líneas G V, A S, i hasta que concurran, como en B, allí será su punto principal: y tirando por este una paralela a la línea del plano IF, esta será su línea horizontal: y después, tirando la diagonal G P, y alargándola, hasta que con- l curra en la horizontal, como en el punto C, allí será el de la distancia: - con que está ejecutada dicha perspectiva. E APLICACIÓN. i i ji_usta proposición nos enseña la legítima identidad de las dos reglas de es la línea, que llaman, de la sección perpendicular, y la sección de la diaac jonal, que causa el radio óptico en cualquiera de las concurrentes, y j- jue la diferencia no está 1 en ©tra cosa, sino que para la sección de la sa perpendicular, se considera la supertície, o plano de la sección común, alo:omo si estuviese en el punto A, haciendo ángulos rectos con la línea ] leí plano IF, así la perpendicular B A, como la línea de su basa, o Figura a i. ¡or¡:ado inferior que no se ve, por considerarse el dicho plano visto por el anto, o extremidad suya; la cual no es mas que una línea 4; y de ese modo se considera diametralmente opuesta a la vista C, peto en la eccion de la diagonal se considera vuelta de plano la sección, y paralela . nuestra vista, como si su basa, o lado inferior coincidiese con la línea leí plano IF: pero es menester advertir, que los puntos de donde ha de pro- ® I Euclides 34. proposición I. 3 Euclides 29. definición, i. 3 Euclides, corolario 3. proposic. 33. 1. 4 Euclides 6. definición 1. ü8o MUSEO PICTÓRICO. proceder la diagonal para la sección, siempre se han de tomar a la parte opuesta a el punto de la distancia, como los puntos a HG A, para que la sección sea mas comprehensible. PROBLEMA cuarto. Proposición xix. Dada la altura y distancia de la vista,y dado un plinto en el plano geométrico, hallar su justa proyección en el degradado por medio de la diagonal. CONSTRUCCIÓN. p, Vea la altura y punto de la vista en B, y la distancia en C; y en el plano geométrico E A, sea dado el punto A, cuya proyección se pide en el degradado D F: levántese una perpendicular l desde el dicho punto A t hasta que toque la línea del plano, que será en el punto F. Tómese en la misma línea del plano otra porción igual a la dicha perpendicular, co mo FE, y tírese también la línea E A. Tírese pues la FB, a el punto principal, y después la E C, a el de la distancia. Digo: que la justa proyección del punto A, en el plano degradado, es el punto D, en la co mun sección de la concurrente FB, y la diagonal E C. ! DEMONSTRACION. orque en el triángulo E FA, los dos lados E F, y FA, son iguale por la construcción, y el ángulo F, es recto 2 ., por ser perpendicular 1;; FA: luego el triángulo JE F A, es iso'sceles rectángulo 3: luego la bas; E A 4 es diagonal de su cuadrado; pero también, la E D, es diagonaj por la suposición, y porque concurre en el punto de la distancia C s: luei go también el triángulo E T F es isósceles rectángulo 6 en su forma de! gradada: luego es imagen 7, y proyección del perfecto E FA; pero t lado JE F, es común: luego la basa JE D, será imagen de la basa JE A m el lado FD, lo será también del lado FA: luego el ángulo D, que a el común concurso de estas dos líneas, será imagen y proyección del ár guio A; pero en el ángulo A, está el punto dado en el plano geométi co: luego el punto del ángulo D, es el que le corresponde justame; en el plano degradado: que es lo que se habia de hacer. s gu r . ICI i Prohlbma 3. capítulo I. 4 Corolar. 2. proposición 18. 2 Euclides definición lo. t. . 5 Definición 22. 3 Euclides definición 24. i.y coralar.Z. 6 Proposición 6. proposición 32. 7 Proposición 1 J. LIBRO TERCERO. 2 8i COROLARIO. _Le aquí se infiere que para hallar h proyección de una línea dada, hallados por este medio los dos puntos de sus extremidades, y unidos con una línea, esta será la proyección de la línea dada. APLICACIÓN. -Lista proposición nos da el medio seguro para hallar la situación de cualquiera figura d magnitud en la distancia que la hubiéremos menester, como a seis u ocho, o veinte pies dentro de la sección. Y se advierte, que en esta regla no se pone figurada la basa de la pirámide, que es el objeto que está después, o detras de la sección; porque entendidas ya las proposiciones antecedentes, se debe suponer que la misma proyección encubre, y hace parecer la figura degradada como la misma basa, como se dijo en la proposición séptima, y en el corolario segundo de la proposición quince. Y así, solo se ponen las plantas de los objetos en su forma geométrica, debajo de la línea del plano, o en medio, o a un lado, según hacia la parte que han de parecer en la sección, o cuadro, tabla, o pared j y mas d menos cerca de dicha línea, según la distancia en que se requieren, como se verá en la siguiente proposición: y esto se hace en un papel aparte, en menor tamaño; pero guardando la misma proporción, al respecto en lo grande que en lo pequeño. PROBLEMA V. Proposición xx. Dada la altura y distancia de la vista, y dada en el plano geométrico tina figura plana multilátera, hallar su justa proyección en el degradado. i CONSTRUCCIÓN. Q Oea la altura de la vista en el punto F, y la distancia en G,.y sea dada Figura a 4. d en el plano geométrico A, una figura multilátera o polygona, y sea el i hexágono A x, con sus seis puntas, o triángulos 1,2,3, c - Levántense pues las erectas s, o perpendiculares de todos los ángulos externos sobre la línea del plano CD: y así como del ángulo 4, de la figura A, está levantada la perpendicular 4, 5, 4, y tomando otra porción igual hacia C, en el punto 4, está tirada la diagonal 4,45 así también se vaya haciendo en las perpendiculares de los demás ángulos externos tomando otra igual, desde donde hace su tocamento en la línea del plano; y desde el ángulo radical de su producción, hasta el punto de la terminación de Tom. I. Nn la I Euclides 15. proposición 4. 3 Definición 16, 28: MUSEO PICTÓRICO. la escuadra en la línea del plano, tirar sus diagonales. Después, desde los puncos de las erectas en la línea plana, como son 4,5,3,6,2,1. Tírense líneas muertas a el punto principal F: y hecho esto, tirense también de los puntos de las diagonales en la línea plana, como 4,3,5, 2, 1 líneas muertas a el punto de la distancia G; y donde las diagonales cortaren á sus concurrentes principales, será el punto del ángulo, de donde procedieron unas, y otras J: y luego tirense de punto a punto sus líneas, y se hallará formada la figura B, en el plano degradado. Digo: que la figura degradada B, es justa proyección de la figura A. P, DEMONSTRACIO N. orque el ángulo, o punto 4, de la figura degradada B, es justa proyección 2 del ángulo 4, de la figura geométrica A, por ser el triángulo 4, 4,4, isósceles rectángulo; así en el geométrico, como en el degradado; y el punto 6 del degradado coincide en el mismo punto 6 del perfecto, en la línea del plano: luego la línea 4, 6, del degradado, será imagen 3, y proyección de la línea 4,6, del perfecto. Y de la misma suerte se probará, que las líneas 5, 1 — 5, 3 — 4, 2 — 3, 1 — 2, 6, son proyecciones de las mismas del perfecto: luego toda la figura será proyección legítima de toda la figura: que es lo que se habia de hacer. D CORO ZARIO PRIMERO. _ 'e aquí se sigue, que, sea la figura plana de los lados, y ángulos que se quisiere, aunque esté fuera de línea 4 como ella este, paralela a el horizonte, se hallará exacta su proyección, por la demonstracion presente, sin usar de su punto particular s, o accidental. e t( I s COROLARIO SEGUNDO Y APLICACIÓN. iguese también, que para levantar un cuerpo sobre la planta degradada, siendo rectángulo no es menester mas que levantar perpendiculares F gura í s °b re sus ángulos c0mo cn e l CUÜO LCE;y terminada la altura de las líneas HK, E L, en los puntos K, y L, tirar las concurrentes A K, L A, y donde cortaren a las otras dos perpendiculares, allí será la degradación del piano, y cuadrado superior K L. Figura a 5. Pero si el plano, 6 figura dada, no fuere rectángula, como el hexá- gono B, de la figura quince, levantadas las perpendiculares de sus ángulos, y terminada la altura en la principal del ángulo 6 X, se transferirá a ella la línea del plano, con sus mismas notas, o números de las erectas, y diagonales, perpendiculares a las notas de la planta, en la línea inferior del f 1 Proposición 19. 2 ídem,19. 3 Definición 9. 10. y 1 1. y corolario, pro- posición. 19. 4 Definición 18. 5 Definición 16. J ' LIBRO TERCERO. 283 del plano, y paralela a ella, como la H X: y usando de la misma operación que en la antecedente, se hallara su exacta proyección en la figura P, de la parte superior. Pero por mas fácil medio con la siguiente proposición. PROBLEMA SEXTO. Proposición xxi. Dada la proyección de una planta, hallar la exacta proyección de un sólido, levantado sobre ella, en determinada grandeza. s CONSTRUCCIÓN Y D EMONSTRAC ION. ea la planta degradada el hexágono B: Se ha de levantar sobre ella Figura a -. un sólido o cuerpo de la altura o grandeza E H. Tírense las dos líneas E t, Ht, a cualquiera punto de la horizontal; y levántense las perpendiculares de los ángulos 1,2,3, & c " e pl anta degradada B. Tírense también las paralelas L 5 1, n 4 2; r 3, hasta que toquen la línea E t, en los puntos L, n, r, y se levanten las perpendiculares L m, no, r s: y de los puntos H, m, o, s, tírense paralelas a la horizontal; y donde estas encontraren a las perpendiculares, procedidas de su mismo punto radical x, cada una a la suya, allí sera su terminación: y después, de punto a punto, tirando sus líneas, guardando la forma de la figura, se hallará exacta su degradación en el plano superior del sólido, o cuerpo hexágono, el cual se ha puesto en la figura K, alumbrada., y sin las líneas preparatorias para su mejor comprehension. La demonbtiacion es la misma de la proposición once, por ser grandezas iguales, y paralelas en diferentes distancias, vistas debajo de un mismo ángulo. E AP LIGACIÓN. sta proposición sirve para la elevación de cualquiera cuerpo, sea de los ángulos, y lados que se quisiere, hallada ya la degradación de suplanta por la antecedente: y no solo puede servir para las plantas, y sólidos polígonos, sino ' también para los círculos, y óvalos, dividiendo su circunferencia en las partes iguales que se quisiere. Y usando de la construcción de la proposición veinte, se hallará exactamente la proyección de su planta, corriendo a pulso de punto a punto la línea de su circunferencia. Y si fuere cuerpo, o sólido rectilíneo, se conseguirá por la presente proposi- i- cion, levantando sus perpendiculares, y terminándolas con la sección de las paralelas: y si fuere esférico, no tendrá degradación en la figura, sino solo en la cantidad, según la distancia en que se colocare; pero si mere figura, o solido fuera de plano 2, como el cubo c b, del mismo modo ii¡ que se le aplica punto particular, se le puede aplicar también su línea Figura . horizontal, y del plano, paralela a su planta imaginaria, como a el lado Tom. I. Nn 2 C, I Definición 30. 3 Definición 28. 2 8 4 MUSEO PICTÓRICO. C, y la horizontal, paralela a esta por el punto y; y obrar en todo lo demás por las reglas antecedentes. Y Hnalmente, es tanta la utilidad de este triángulo isósceles rectángulo, que en nuestra facultad merece llamarse el triángulo áureo: porque el que' le tuviere bien comprehendido, no necesita de mas luz que lo que hasta aquí se ha demonstrado para quantas dificultades de líneas puedan ocurrir en la pintura, siendo recta la línea del plano. Y si la sección fuere cóncava, o convexa, u de otea especie, adaptar la dicha línea del plano a la naturaleza de la superficie; y en lo demás, obrar como está demonstrado. Solo resta hallar regla, y demonstracion concluyeme para la elección de distancia. Dos consideraciones tiene esta distancia a una de parte de la potencia visiva: y otra de parte del objeto, u de la superficie de la sección. Esta requiere ser comprehendida de la basa de la pirámide, cuyo semidiámetro sea el intervalo, que media entre el punto principal y el de la distancia. De parte de la potencia se considera el ángulo vertical de la pirámide en tal magnitud, que pueda caber dentro de la vista: respecto de la cual, resuelve Fr. Ignacio Dante: que el mayor ángulo que puede caber en la vista, es el ángulo del triángulo equilátero, que es dos tercios de un recto: con que la distancia será la altura de un triángulo equilátero, que es menor que su lado, por la proposición 47 del primero de Euclides: porque habiendo de entrar el ángulo óptico por la pupila de la vista, y llegar su punta al centro del humor cristalino, para que en él se cooalene la visión, no puede caber mayor, como se demonstrará adelante; pero nos deja el arbitrio de poderle elegir menor, para que su altura sea al menos igual al diámetro de la basa: lo cual nos aseguran las proposiciones siguientes. TEOREMA DIEZ Y SEIS. Proposición xxii. Siempre que la línea horizontal de la distancia no comprehendiere dentn de su ámbito toda la superficie de la sección, se seguirá que el degradado sea igual o mayor . que su perfecto. () CONSTRUCCIÓN. Fxgvra 16. JCisté el punto principal en B, y el de la distancia en C; y la línei horizontal B C, de la distancia, sea menor que la perpendicular A B, de 1: sección '; y córtese de la A B, el segmento B H ', igual a la B C, y po el punto H, tírese la línea CE. Digo: que el lado del degradado A H quedará igual al lado del perfecto A E. S () Fr. Ignacio Dante, ibi. proposición 8. X Euclides 3. proposición 1. DE p LIBRO TERCERO. D E MO NSTRA CION. 285 orque los dos triángulos CB H,y E AH, como hemos visto en las antecedentes, son semejantes, y equiángulos: -con que la misma razón tendrá CB, a B H, que E A, a A fí; pero CB, es igual a B H, por la construcción: luego también E A, lado del perfecto, será igual a AH, lado del degradado; lo que no debe ser 2: luego, &c. Tómese ahora la línea B G, mayor que la línea de la distancia B C. Digo: que el lado del degradado A G, será mayor que el lado del perfecto A D; lo cual se demuestra del mismo modo: porque será C B, a B G, como es D A, í A G: e invirtiendo, será G B, a B C, como es G A,WA D; pero G B, es mayor que B C, por la suposición: luego tamoien G A, lado del degradado, será mayor que el lado del perfecto APLICACIO N. rfsta proposición nos demuestra el inconveniente que se sigue de elegir Figura a corta distancia; pues de no ser, al menos, igual a la mayor línea, que desde el punto principal B, se pueda tirar en la superficie AI F, se sigue, que la basa clel cono no compiehenda dentro de su área -toda la superficie de la sección 3; y consiguientemente, el absurdo contra la suposición nueve, de que el lado degradado salga mayor que su perfecto: lo cual sucederá siempre en todo aquello que quedare fuera del ámbito de la basa de la pirámide óptica, como queda demonstrado: que si bien el paralelógrammo ZF,ú otro mas remoto, siempre será igual a otro cualquiera de Figura los que están sobre basa igual, y entre unas mismas paralelas 4; basta para absurdo, que sus lados degradados salgan mayores que el perfecto: cuyo inconveniente salva la siguiente proposición. . TEOREMA DIEZ Y SIETE. Proposición xxiii. Siempre que la distancia en la sección fuere igual a la mayor línea, que desde el punto principal se pudiere tirar en la superficie, esta quedará totalmente incluida en el ámbito de la basa cónica, y el degradado saldrá menor que su perfecto. CO NSTRUCC 10 N. Oea la mayor línea que se pueda tirar desde el punto B, en la superficie Figura a 7. MF, la recta L B; y seale igual la horizontal de la distancia B C,y tam- I Euclides 4. proposición 6. 3 Suposición 9. 3 Suposición IO. 4 'Euclides, 36. proposición 1. S6 M.USEO PICTÓRICO. frs. también la perpendicular B A: y con este intervalo, desde el centro B, describase la circunferencia C L BE jI. Digo: que la superficie de la sección JMF, quedará toda incluida en la circunferencia C L F; y que los lados de los- cuadrados perfectos A D,,A E, A F, quedarán mayores, que los degradados AG, AH ', AK. D E MO NSTRACIO N. orque si toda la superficie Ai F, no, queda incluida dentro de lá circunferencia C F, basa de el cono, quedará fuera alguna parte; y a esta se podrá tirar una línea desde el centro B, como B N -, pero esta: será mas larga que la B L, por salir fuera de la circunferencia, lo cual es contra lo propuesto: luego, &c. f £ También el degradado saldrá menor que. su perfecto: porque en los a triángulos B CG, y AG D, siendo equiángulos, como se dijo en la antecedente, serán también proporcionales sus lados: luego será la C B, a B G, como es D A, a 4- G; pero suponiéndose C B, igual a B A, será mayor que la B G, su parte: luego también D A, será mayor, que A G: y lo mismo se demonstrará de los otros dos lados de los cuadrados AE y y A F, que quedan siempre mayores, que sus degradados A H, y A K-, porque- siempre la línea CB, será mayor, que la B H, y la B K: que es lo propuesto. J, i. # i COROLARIO. 1 D. "e esta proposición se sigue, que la distancia menor que se puede tomar entre los dos puntos, arreglada a la proporción del plano de la sección, debe ser igual a la mayor línea que se pueda tirar desde el punto principal, centro de la basa del cono, hasta la extremidad mas remota de la superficie de la sección; pues debiendo, ser igual a el semidiámetro de la basa, la cual debe comprender dentro de su ámbito toda la superficie de la sección 2, de este mOdt se conseguirá uño y otro efecto: como lo muestra la figura 17 donde., para la elección del semidiámetro de la basa, o circunferencia MCF, no se ha tomado la línea B G, ni la distancia B yV, sino la B L, que es la mayor ., para que con esto se logre el que la basa comprehenda dentro de su periferia toda la superficie L JrfO F, y el degradado no salga igual, ni mayor que su perfecto. APLICACIÓN. E- ' . sta proposición nos enseña, que la distancia que se ha de elegir para las operaciones de la pintura, entre los dos puntos, ha de ser arreglada! á la proporción de el cuadro, d superficie que se pintare; pues en. el pequeño, será pequeña; y en el grande, será grande: y así ademas de lo dicha 3 Euclides, 15 -y 16. definición i. i. Suposición 10. LIBRO TERCERO. 287 cho en el corolario antecedente, resuelven los mas clasicos autores, que la distancia que se ha de elegir entre los dos puntos referidos es la scxquialtera ': esto es, que la distancia sea tanto y medio del mayor lado de la superficie; o a lo mas, que sea dupla, por si el punto principal se colocare inferior a el plano; o al menos diagonea, por ser esta la mayor línea que se puede tirar en la superficie de la sección, por si el punto principal estuviese colocado en uno de sus ángulos 2 . Sentados estos principios 3, que concuerdan con lo demonstrado hasta aquí en orden al semidiámetro de la basa del cono; se ofrece la dificultad siguiente, de que ningún autor, que yo haya visto, se ha hecho cargo: y con ella daremos fin a este capitulo. DILE'MMA. O el semidiámetro de la basa del cono es igual a la distancia, que media entre la vista, y la superficie de la sección, que es, el exe de la pirámide, o no lo es? Si no lo es: ¿ Para qué se llama punto de distancia el que ya hemos dicho está en la horizontal, distante del centro de la basa, ó punto principal, tanto como la línea de su circunferencia ? Y si lo es, no puede caber el ángulo piramidal o plano que sea por la pupila, o niñeta del ojo, para que su punta llegue a el centro del humor cristalino donde se ha de ordenar la visión. En lo primero concuerdan todos los autores que tratan de esta materia, sin excepta atatlguno, asentando por principio indubitable, que 1 punto de la distancia se llama así, por ser correlativo a la que media entre la sección y la vista 4. En lo segundo concuerdan también, especialmente los modernos, que el mayor ángulo que cabe en la vista es- el de sesenta grados, que es dos tercios de un recto; y es el ángulo del triángulo equilátero . Y si el punto de la distancia ha de estar apartado del principal, u del centro de la basa, tanto como la vista está distante de la sección, se seguirá necesariamente, que el diámetro de la basa será duplo de la altura, 6 2xe de la pirámide, pues esta es igual solo al semidiámetro, y de esta suerte produce justamente un ángulo recto j-el cual no puede caber en la vista, debajo de la hipótesi, de que el ángulo de sesenta grados es el mayor, que llega a el centro del humor cristalino, ocupando sus lados el diámetro de la luz, que es el lado del heptágono del niayor círculo de la esfera de la vista, como se ve en la figura 1 8 donde el ángulo E'C F, de se- F IGUR4 x 8 ¡enta grados, entra por el diámetro de la luz A B, hasta el punto C cen- :ro del humor cristalino, desviado- del centro de la esfera una quinta, o -'xta parte de su diámetro: y tirando la recta AB, queda constituido el ángulo equilátero ABC: luego las líneas G D, H D, que entran por Jos 1 EucUdes, libro 5 . 4 Fr. Ignacio Dante, super dignóla, de- 2 ídem, ibi. difinit. 7. ¿S 1 in sap. regul. 1. cap. 6. annut. 1. 3 Fr. Ignacio Dante, super f-'ignoh,n- 5 Ídem, ibid. (3 Moralois, in penpect. ful. 1. eap. 6. omwt. 1. & e ¡i¡. 2 88 MUSEO PICTÓRICO. Figura 20. los ángulos de la basa del triángulo ABC, habiendo de hacer ángulo mayor f, será dentro del triángulo ABC: luego no podrá llegar a el punto C, que es donde se ordena la visión: luego, o se ha de dar una distancia para la vista, y otra para el semidiámetro de la basa en la sección, como se ve en dichos autores 2;ó no subsiste lo resuelto acerca del punto de la distancia, como nos lo manifestarán las siguientes proposiciones. TEOREMA DIEZ.Y OCHO. Proposición xxiv. Si la distancia o altura del cono fuere igual d el semidiámetro de Li basa, será recto su ungido vertical. Figura 20. s CONSTRUCCIÓN Y DEMONSTR ACIÓN. _ ea la línea A B, diámetro de la basa cónica AE B G;y sobre el centro C, levántese la perpendicular, o semidiámetro C E, que será la altura del cono; y tírense las rectas AE, B E, y quedará constituido el ángulo A E B; el cual, por insistir en el semicírculo AE B 3, será recto; y consiguientemente no cabrá en la vista, según la dicha hipótesi. Y es de notar en un autor moderno 4, que proponiendo diferentes distancias, para que el ángulo sea de menos grados que el recto, resuelve que se puede elegir por semidiámetro de la basa cualquiera de aquellas distancias que fornian su ángulo agudo, sin advertir, que siendo igual a la altura del cono, produce el ángulo vertical recto. TEOREMA DIEZ Y NUEVE. Proposición xxv. 57 el ángulo vertical de la pirámide óptica fuere de sesenta grados, n¡ podrá ser el exe de la pirámide igual a el, diámetro de la basa t ni tampoco a el semidiámetro. CONSTRUCCIÓN Y DEMONSTRACION. JT ormese pues sobre la basa AB, el triángulo equilátero AD B, cu yo ángulo vertical D 5, es de sesenta grados, por ser dos tercios de un recto. Tirese pues la perpendicular D C, sobre la basa A B, y será reetc el ángulo D C B: luego la potencia de la hipotenusa D B 6, será igual a la de las dos líneas DC, y CB: luego la línea D C, sola, que es el exel ó altura de esta pirámide cónica, no puede ser igual a la B D, ni a A B si 1 Euclides Si. proposición i. 2 Fr. Ignacio Dante, ibi. cap. 6. annot. I. figur. 1. 3 Euclides 3 1 . proposición 3 . 4 Mons. Ozaiitin, curs. math. tom. 4. tract. de perspectiv. pract. ai initium, lamina 1 figura 23. 5 Euclides, corolas- . 3. 38. proposición 6 £ucli4ei; 47. proposición I. i I LIBRO TERCERO. 289 su igual, basa de la pirámide equilátera. Tampoco es igual a el semidiámetro, por ser la D C, mayor que la E C: luego ni es igual a el diámetro de la basa, ni a el semidiámetro: La cual distancia pone también por conveniente el referido autor ¡, con otros muchos 1 . TEOREMA VEINTE. Proposición xxvi. 67 la distancia fuere igual d el diámetro de la basa del cono, será el ángulo vertical de ¡a pirámide menor que el del triángulo equilátero. A, CONSTRUCCIÓN Y DEMONSTR ACIÓN. largúese pues la CD, hacia H, y córtese igual a AB, por donde ne- Fjgura 20. cesariamente será mayor que C D 2 . Tirense pues desde las extremidades del diámetro de la basa AB, las dos líneas A H, B H, y quedará constituido el ángulo A H B; pero el ángulo A D B, del triángulo equilátero, por terminar en el punto D,de la perpendicular CU, está incluido dentro del ángulo A H B, y sus lados proceden de las mismas extremidades de la basa AB, del triángulo A H B l: luego el ángulo A H B, es menor que el ángulo A D B, del triángulo equilátero ABD: que es lo propuesto. D COROLARIO, Y RESOLUCIÓN DEL DILEMA. e las tres proposiciones antecedentes se colige, que la distancia mas [arreglada, o largueza del exe de la pirámide óptica, debe ser igual a el diál metro de la basa: porque así, el ángulo piramidal, aun es mas agudo que , el del triángulo equilátero; y por tanto, capaz de entrar por la pupila ¡del ojo, y llegar a el centro del humor cristalino. Y de esta suerte tiene I proporción de igualdad el todo de la distancia, o altura del exe con el [diámetro de la basa, y la mitad de esta altura, o distancia, con el seimidiámetro: pues como el todo a el todo, así la parte a la parte. Y por leso, así como para formar la circunferencia de la basa no se toma el injtervalo de todo el diámetro, sino de su mitad, que es el semidiámetro, iasí también, para usar de la distancia, en la práctica, no hemos de tomar jttoda la altura, d largueza del exe de la pirámide, sino la mitad: porque ]lcomo esta se toma hacia un lado del punto principal en la línea horijzontal, ya el otro lado se considera otro punto, con la misma distancia, jhomo lo muestra la figura 1 o. Unidas estas dos distancias o líneas, vienen ¿á igualar la largueza, o altura del exe de la pirámide, que es la misma, que la del diámetro, cuyo medio ocupa el punto principal, como centro tde la circunferencia, sin que por esto se defraude cosa alguna de las que Tom. I. Oo has- I Ozana, ibi. 3 Euclides 2 1 . proposición 1 . 3 Proposición 2J. 290 MUSEO PICTÓRICO. hasta aquí se han demonstrado y discurrido acerca de la distancia; afttes se enervan, y corroboran, como se califica, y concluye con la siguiente proposición. TEOREMA VEINTE Y UNO. Proposición xxvii. La distancia efi la sección es igual perspectivamente d la de la. vista, aunque esta sea mayor: y puesta la vista en su situación, que es la punta de la pirámide, no percibe otra distancia que la que muestra el simididmetro en la horizontal. CONSTRUCCIÓN. Figura 19. v3ea el cuadro que se ha de pintar E FG H la basa del cono que le comprende, BEFCHG:el punto principal, o centro de esta basa, A: el de la distancia, o semidiámetro, B A: y sea la distancia de la vista en D, la cual sea dupla a el mayor lado del cuadrángulo E H; o sexquialtera a el diámetro de la basa. Digo: que la distancia A B, es igual perspectivamente a la distancia A D; y que puesta la vista en D, no percibe otra distancia, que la A B. P DEMONSTRACION. orque estando la vista en un mismo plano con la horizontal r, por ser la línea A D, perpendicular a la basa en el centro A, si de algún modo podría percibir la distancia, seria en el espacio de alguno de los triángulos; ópticos, como en B AD: porque en el radio óptico A D, por ser el exe, a ó axis de la pirámide, directo al centro de la vista, y de la basa, no ve a mas que un punto, que es su extremidad 2; pero los radios ópticos intermedios de dicho triángulo no le pueden tocar, porque para eso habían de hacer sobre él alguna inclinación; lo que no puede ser 3, por ser líneas rectas 4, y estar con él en un mismo plano, como lo está la vista D. Y mucho menos los demás radios, porque tienen el ángulo de su inclinación, d de su incidencia en el plano de la sección 5: luego la vista D, no verá el espacio del triángulo B AD 6: luego solo verá su extremidad 7 en la línea obliqua BD; pero el lado BD, nace del punto B, de, la distancia, y termina en el punto D, de la vista, que coincide con el punto A, como ya dix irnos: luego la vista puesta en el punto D, soloj percibe la distancia en la línea B D, que coincide con la B A, que junta los dos puntos radicales 8 de la B D: pero en la pintura, o perspectiva, no se consideran las cosas como ellas son, sino como parecen a la vis 1 Proposición. 17. y Euclides 2. propon- 5 Eucüdes 5. definición 11. cion 6. 6 Suposición 5. proposición 17. 2 Definición 3. y a {. y corolar. 2. propo- 7 Proposición 17. y Eucl. in persp. pro-' si cion 1$. fitel. optic. lib. 4. proposición 4. pos. 2 2. Fr. Ign. Dante ibi. Vitel. ubi su- 3 Euclides 1. proposición. 6. pra, proposición 5. 4 Suposición 2. 2 Definición 30. LIBRO TERCERO. 20I v ta 1: luego la distancia A B, aunque en la realidad sea mayor, es igual perspectivamente a la de la vista: y consiguientemente, puesto el ojo en Z, no percibe otra distancia, que la que manifiesta el semidiámetro B A, de la basa del cono. Y de la misma suerte se demonstrará en otro cualquiera de los triángulos, que se imaginan dentro de la pirámide óptica, y pasan por el centro 2; pues cualquiera de ellos es este mismo, y consta de esta misma distancia: porque una vez elegido el semidiámetro, va girando por toda la circunferencia. Y así, el Vignola dice, se puede usar de la distancia por varios modos 3; pero deben preferirse los triángulos que tienen su basa en la horizontal, por ser esta la que regula la altura de fa vista, y la que da. el gobierno a las operaciones de la pintura. Y esta es sin duda la razón porque los autores dicen: que la distancia, o altura de la pirámide cónica ha de ser igual al semidiámetro de la basa; siendo así, que se ve claramente que la practican mucho mayor, como se puede reconocer en el Vignola, Moraloes, y otros autores. APLICACIÓN. E s :: sta proposición nos enseña, que no obstante que el intervalo entre el punto principal, y el de la distancia sea suficiente para la extensión de la circunferencia de la basa, la distancia, o altura del cono, bien que la mas arreglada es la que hemos dicho, puede ser mayor, aunque sea dupla, o sexquialtera al diámetro de la basa, a fin de que la vista pueda, con un movimiento circular, que llamamos ojeada, comprender todo lo executado en la superficie de la sección; pues de este modo será el ángulo mas agudo, y podrá llegar mas prontamente a el centro del humor cristalino, para ordenar la visión 4, y moverse los ángulos mas rápidamente, por ser menores; lo que de otro modo no pudiera ser, sino a partes, moviéndose la cabeza, y la vista a uno u otro lado, y tocando los rayos visuales muy de obliquo los extremos de la superficie; pues cuanto mas directos fueren los rayos, tanto mas perfectamente verá, y comprenderá el todo, y las partes de lo ejecutado en la sección. Y así, esta distancia del exe puede ser mayor, 6 menor: lo cual vemos practicado en la próvida naturaleza; pues los que son largos de vista, se retiran, para comprender los objetos; y los cortos de vista, se acercan, buscando cada uno el ángulo mas proporcionado a su potencia: porque los largos de vista, y mas cuando te va debilitando con la edad, tienen el humor :ristalino mas retirado; y así necesitan de ángulo mas agudo para que alcance; pero los cortos de vista tienen el humor cristalino mas fuera; y así se acercan para ver bien, porque .necesitan de ángulo mayor, aunque sea obtuso: y sin embargo de esta diferencia, todos comprenden los objetos dentro de su vista. Tom. I. Oo 2 Pe- I Definición i. 3 Vignola, regu!. 3. cap. 6. o Euciides 18. proposición 11. 4 Definición']. C 2 9 3 MUSEO PICTÓRICO. Pero es menester advertir, que para lo práctico solo se ha de usar de la distancia del diámetro de la basa, poniendo a cada lado del centro o punto principal la mitad, que es el semidiámetro para la sección de la diaconal. Y de esta misma se ha de usar para la sección de la perpendicular; porque esta, aplicada desde el centro sobre la sección, y moviéndose al rededor, viene a ser el semidiámetro de la basa: y de otro modo no tendrían igual correspondencia estas dos reglas, que en rigor vienen a ser una misma, como lo demonstramos en la proposición 18. de este capítulo. CAPITULO III. En que ss prosigue lo teórico,y demonstrativo de la Pintura en orden d la luz y el color. . T. res consideraciones son precisas en la mas específica constitución de esta arte. La primera,1a proyección. -de los cuerpos,en que se incluyen líneas, y superficies. La segunda, la proyección de la luz. Y la tercera, la proyección del color. De la primera .se ha tratado lo bastante en el capítulo antecedente. De la luz y el color, por ser tan inseparable lo uno de lo otro, trataremos a un mismo tiempo en el presente capítulo: esto es, considerando estas cosas matemáticamente j que considerándolas filosóficamente, son dos. La una, la representación de la quantidad, que pertenece a los cuerpos: y la otra, la representación de la cualidad, que son la luz y el color, por ser cualidades o accidentes que tienen su inherencia en los cuerpos; pero considerándolas pictóricamente, la una llamamos Perspectiva de Cuerpos": y la otra Perspectiva de Zuces. Y por lo que estas dos cosas tienen de filosóficas, no solo usaremos en su explicación, y aplicación de demonstraciones matemáticas, sino también de algunos discursos y demonstraciones filosóficas. Y respecto de que las operaciones de la Pintura principalmente se encaminan a la especulación de los rayos directos, cortados en la superficie de la sección; las especulaciones de la dióptrica, y catóptrica, no son directamente de nuestro instituto, pues las unas miran a los actos de nuestra vista por via de reflexión de las formas visibles en los cuerpos capaces de recibir, y reflexar, o representar dichas formas, como en los espejos planos, es feríeos, cóncavos, cilindricos, cónicos, o prismas: y las otras examinan la refracción, o rompimiento de los rayos visuales, pasando por diferen-, tes diáfanos, ademas del ambiente; como po el agua, vidro, o cristal' de diferentes víseles, o planos, por los cuales, pasando los rayos visuales, se rompen y quiebran, perdiendo su dirección, y encaminándose e diferentes puntos de la superficie opuesta; donde tocando las partes disi-. padas, v. g. de una cabeza, las une en el cristal, o antojo, causando ma-i ravilloso encanto unos y otros primores a la vista del que lo atiende. Y 1 aunque la Pintura indirectamente transciende todos estos exquisitos mi lagros, sin embargo, no es mi animo embarazar a el estudioso en ellos porque mas seria implicarle en laberintos, que estimularle en progresos re LIBRO TERCERO. 2 93 remitiéndole, si le ayudare el genio, a el tercer tomo de la perspectiva practica del padre Jtian Brueil, de la compañía de Jesús, que ocultando su nombre, escribió en idioma francés, donde hallará el curioso fértil materia para satisfacer su afición con este linaje de encantos de la didptrica, y catdptrica: todo lo cual pertenece a las progresiones de la vista. Pero respecto de que las operaciones de la luz tienen tanta uniformidad con las de la vista, que unas y otras se miden por líneas rectas; y que así como nuestra vista en un instante se difunde, y propaga a tocar los objetos que se le oponen, por remotos que estén; también la luz en un instante se dilata a todo el ámbito del emisferio: y del mismo modo que nuestra vista percibe los objetos por reflexión y refracción, también la luz usa estos mismos actos en la transmigración de sus rayos. Respecto pues de este tan idéntico parentesco, podremos discurrir de los tocamentos de la luz por las reglas que nos prescriben las especulaciones de la vista; sentando algunos principios preliminares, y privativos dé este discurso, ademas de -los generales del capítulo antecedente, nirrif-í DEFINICIONES. uminar, o cuerpo luminoso: Es aquel,que es difusivo de su luz: Esto se entiende, o ya sea el luminar natural o artificial, con tal que sea capaz de difundir su luz, como el- luminar D, figura i. capítulo 3. 2. Luz: Es una cualidad, dimanada del cuerpo luminoso, por algún medio, u espacio diáfano, mediante la cual se actúan la vista y los objetos en cuanto visibles: porque aunque los objetos de su naturaleza sean visibles, y la potencia sea capaz de percibirlos, esto es remotamente; pero próxima y actualmente lo son, d se ponen en acto se J gundo de visibles, mediante la luz, como dijimos en el lib. 1 . cap. 9. §. 4. 3. Radio luminoso: Es aquel por donde se encamina la luz a algún pun- Lamina 3. to determinado del objeto que ilumina: como el radio DF, es por Capitulo 3. donde se encamina la luz D, a el punto F, del objeto, d línea A B. Figura a . Y lo mismo que dijimos ele los triángulos, y pirámides ópticas en el capítulo antecedente, se dirá de la luz, servata proportione. Con advertencia, que lo que allá es proyección de la basa a la sección, acá es de la punta a la basa, porque allá van las especies desde los, objetos a la vista, que es la punta de la pirámide; pero acá van los radios luminosos desde la punta, que es el luminar, a la basa, que .son los objetos iluminados. ,4. Luz directa, o primaria: Es aquella que inmediatamente procede de el cuerpo luminoso: como los radios D A,D F,D B, son luz primaria, por ser derivada inmediatamente del cuerpo luminoso Z. , 5. Radio rejiexo, o luz rejiexa, y secundaria,: Es aquella que resulta de la iluminación de la primaria: como en la figura 1. el radio FI t es reflexión de la luz primaria D F. 6. Radio directo: Es aquel, que en su concurso hace ángulos rectos so- Figura 3. bre 294 MUSEO PICTÓRICO. bre la superficie del objeto que ilumina: como en la figura 3. el radio AE, es directo sobre el objeto H a, con el cual hace ángulos rectos. Figura i. 7- Radio obliquo: Es aquel, que no hace ángulos rectos sobre la superficie de el objeto iluminado: como el radio D F. 8. Radio tangente: Es aquel, que no hiere en el objeto recta, ni obliquamente, sino que pasa tocando las extremidades de la iluminación en el objeto iluminado, hasta el punto de su proyección, que es donde se corta en el plano: como el radio DAG, que pasa por la extre- Figura 1 . midad A, de la iluminación A FB, del cuerpo iluminado A B, y hace su proyección en el plano horizontal, en el punto G. 9. Iluminación en el objeto: Es toda aquella parte, que directa, u obliquamente tocan los radios luminosos, y termina en los tangentes: como el lado AFB, donde caen los radios D A,DF,D B, es la iluminación del objeto B A. 1 o. Adumbración: Es toda aquella parte, que en el objeto iluminado por su opacidad, no penetran, ni tocan los radios luminosos, y está diametraímente opuesta a la iluminación, y comienza desde el contacto del radio tangente: como en la figura 1 . el triángulo A B G, es la adumbración del cuerpo opaco B A; la cual comienza desde el contacto A, del radio tangente D G. 1 1 . Esbatimento: Es la sombra, causada de un cuerpo en otro, por la interposición entre él y la luz: como la sombra 1K, de la columna Figura 4. G H, os el esbatimento causado de la interposición del cuerpo B F, entre la columna G H, y el luminar A. 12. Cuerpo diáfano: Es aquel que se deja penetrar de la vista y la luz: como el ayre, el agua, el cristal, y otros semejantes. jo. Cuerpo opaco, o umbroso:Es aquel que no puede ser penetrado dt la luz, ni de la vista, por faltarle la transparencia: como la tierra todo lo que de ella participa. 14. Obscuro: es la privación total de luz, así directa, como reflexa: a le cual llaman otros tinieblas. 35. Planta y situación del luminar: Es aquel tocamento, que se imagina formar en el plano inferior la perpendicular, que cayese desd el luminar a el plano horizontal. El punto E, es la planta, y sitúafigura i. cion del luminar D, por ser el tocamento que se imagina hacer so bre el pavimento E K, la línea D E, cayendo perpendicular des de el punto D. 16. Ángulo de la incidencia-. el que forma el radio incidente coj el plano que toca hacia el lado de su inclinación. 1 El ángulo DGE es el de la incidencia, formado del radio D G, y la línea E G, qu procede desde la planta del luminar, en el plano E K; y también el án guio D F A, formado del radio DF,y la línea FA,del plano B. 27. Ángulo de la reflexión: Es el que se hace del radio remeciente, I Euclides j. definición,y 3. proposición II. LIBRO TERCERO. 295 la misma linca del plano iluminado, que pasa por el punto de la incidencia, que es el mismo de la reflexión, estando todas en un plano '; y siempre es igual este ángulo a el de la incidencia 2: como se experimenta en el bote de la pelota, d golpe de la bola de truco, que con el mismo ángulo que entra, sale. 3 El ángulo 1 F B, es el de la Figura i. reflexión, causado del radio refléctente FI, y de la línea AFB, que pasa por el punto F, de la incidencia del radio D F, sobre el plano AB. i S. Claridad: Es la difusión de el esplendor de la luz primaria, derramado por el ambiente, y es especie de reflexión. 1 o. Esplendor, realce, o toque de luz: Es aquella parte del objeto ilu- minado, donde mas activa y directamente tocan los radios luminosos; el cual se nos hace mas sensible, cuando los rayos visuales tocan el ángulo, d coinciden con el radio de la reflexión. El punto E: Es el esplendor del objeto iluminado E B C, por ser Figura 3. donde directamente toca el radio A E. 20. Relievo: Es el resalto, o bulto que representan la luz y la sombra, rectamente observada en la delineacion, y adumbración de algún cuerpo sobre el plano. Como el bulto, que muestra la columna G H, en virtud del claro y p IGURA 7 obscuro, mediante el cual resalta del plano TJtIP. 2 1 . Contraposición: Es el claro contra el obscuro, o al contrario, el obscuro contra el claro. La pared JrIC: Contrapone en claro í el obscuro E JMD; y la Figura 6. parte BCD, del cuerpo esférico ECDB, contrapone en obscuro í Figura 3. el claro CD Z. 2 2. Color: Es una cualidad inherente en la extima superficie de los cuer- pos opacos: como el blanco, el roxo, el azul, &c. 23. Reverberación: Es la reflexión del color, mezclada con la reflexión de la luz: como en el acero, o plata bruñida, se representan los colores adherentes. 24. Intermisión: Es el obscuro, que media entre la luz y la reflexión, especialmente en los cuerpos redondos: como en la columna G H el Figura 4. obscuro, que media entre el claro G IK, y la reflexión L N, es la intermisión, por interponerse entre la luz primaria, y secundaria. 25. Primer término: Es aquel objeto, que está, d se finge mas cercano á nuestra vista; y así los demás por su orden entre los cuales media alguna distancia. SUPOSICIONES. 1 . a Jos radios luminosos proceden por líneas rectas, como la experiencia misma lo manifiesta en los rayos del sol, que entran por alguna I Euclidet ibi. 3 Tacq. cutí. matb. catopt. lib. 1 . propo- Euclidet, 1 . prop. spec. ticion 3 . 2Q 6 MUSEO PICTÓRICO. na ventana, o agujero, por pequeño que sea: y lo mismo se experimenta en cualquiera luz material. 2. jíngulo de la incidencia: Solo puede ser recto, o agudo; y asimismo el de la reflexión 1: por ser inclinación de una línea sobre un plano. 3. Aquellas cosas se iluminan, donde los radios luminosos concurren, y al contrario. 4. Dos, o mas luminares iguales, y desunidos, no pueden admitirse en una pintura: porque impedirían el relievo,por la perturbación del claro, y obscuro. 5. Luz accidental: Puede permitirse, con tal que sea inferior a la principal, y en puesto conveniente, para que no perturbe su operación. 6. Las cosas opuestas, estando juntas, sobresalen mas. 7. Las cosas contrarias se expelen recíprocamente. 8. La reflexión, y reverberación debilitan la luz y el color. Y lo mismo hace la distancia, que debilita el relievo por el ambiente interpuesto. y vapores terreos; ademas de verse con menos rayos visuales. o. La luz superior vence a la inferior. Muchas de estas definiciones, y suposiciones aplican los o'pticos a la reflexión de los espejos ¿.pero en la pintura las usamos para la proyección y reflexión de la luz en los cuerpos solidos y opacos, donde verdaderamente la hay; pues cuando entra el sol por una ventana en un aposento, no iluminan sus rayos directos todo el aposento, sino los reflexos, o luz secundaria, que resulta del tocamento de los radios directos. Omitimos lo que pertenece a los radios refractos de la catroptrica, por no ser, como se ha dicho, directamente de nuestro instituto. ADVERTENCIA. Siempre que se citare alguna definición, o proposición de este capítulo, se notará sin adición alguna: y si fuere del antecedente, se notará el capítulo: y en lo demás se procederá como en el antecedente. TEOREMA PRIMERO. Proposición i. La acción de cualquiera cuerpo luminoso, inmutable en su forma y sitio, es siempre una misma en el cuerpo homogéneo, opuesto d él inmediatamente, o por algún medio inalterable. CONSTRUCCIÓN. Capitulo q. Oea la virtud de algún luminar dado A; y sea el cuerpo igual homofigura 1. géneo, o transmutable B G; y sea la impresión de la virtud A, en el cuerpo I Euclides 5 . definición 1 1 . LIBRO TERCERO. s 97 po B G, como en C. Digo a que la virtud iluminativa A, imprimirá siempre la iluminación C, en el cuerpo B G, que siempre le es igual, y uniforme. DEMONSTRACION. P orque si se concediese que A, tal vez, hace en el cuerpo B G, la proyección C, y tal vez otra mayor o menor, como B, siendo el objeto homogéneo, y uniforme, procederá la diversidad de esta impresión, no del cuerpo B G, paciente, sino de alguna transmutación de la virtud agente A; pero esto es contra lo supuesto: luego su acción es siempre igual y uniforme, en el cuerpo opuesto a ella inmediatamente, o por medio inalterable, como lo es el diáfano del ambiente: que es lo propuesto. L DEMONSTRACION FILOSÓFICA. a causa necesaria, no impedida, necesariamente produce su efecto en materia idónea, y proporcionada. La virtud A, es causa necesaria, no im- -. pedida; pues se supone pasar por medio proporcionado: y el sujeto B G, también lo es: luego necesaria, e invariablemente producirá su efecto, que [ es la iluminación C. APLICACIÓN E sta proposición nos enseña, que una vez hecha la elección de la luí, o luminar en la pintura de un cuadro, o historia, no puede dejar de alumbrar todas aquellas partes de los cuerpos, o figuras, que directamente le son opuestas en el ámbito de -su circunferencia; no estando impedido este efecto por algún accidente de cuerpo opaco interpuesto. TEOREMA SEGUNDO. Proposición x i. Si de los términos de las alturas paralelas del cuerpo luminoso mas alto y y del cuerpo umbroso mas bajo se tiraren líneas concurrentes, serán proporcionales a dichas alturas. CONSTRUCCIÓN s ea la altura de algún cuerpo opaco, o umbroso la línea A B; y sea la otra altura, paralela del luminar, la línea mas alta D E, cuyo cuerpo Capitulo 3. luminoso sea el punto D; y tírense las líneas E B, y D A, las cuales, Figura a . alargadas, concurrirán en algún punto, como en G, por no ser recto el ángulo EDA. 1 Digo: que la proporción de la línea GB, a la línea G E, y de la línea G A, a la línea G D, será como la proporción de la línea AB, í la línea D E. Tom. I. Pp Z)£- I Euclidet tj. definición t. 29b MUSEO PICTORICÍ). D E MO.N S T R A C ION. or ser paralela la línea B A, a la línea D E, por la suposición . ., el ángulo G BA,.es igual a jpl" ángulo GED;y d.árvgu& G AB, igual a el'anulo GZ)£;y d ángulo DG E, es común a los dos triángulos D G E, y A GB 2: luego la proporción de la línea G B,í la línea- (? E- y es como la B A, a la E D: e invirtiendo 3, será la G E, a,Z?(? ¡ como la E D, a la A B: y. del mismo modo se demonstrará de las líneas G A, y G D, que es lo. propuesto. COROLARIO. S iuese de aquí, que el triángulo proporcional A G B, es la sombra del cuerpo rectilíneo AB, por estar opuesto a la iluminación, y porque el radio tangente 4 D G, hace su proyección en el punto G, sobre ?1 plano EG. 5 - - APLICACIÓN. JCista proposición nos enseña, que la sombra de los cuerpos ha de ser proporcional, no solo a el iluminado, .sino también al luminar; pues con la alteración de este, se varía también la sombra de los cuerpos, sin que estos varíen su altura: como se verá en el siguiente. TEOREMA TERCERO. Proposición ni. Estando invar'iada la altura de un cuerpo umbroso, con la luz mas baja, causará la sombra, mas dilatada que con la mas alta, CONSTRUCCIÓN. Capitulo 3. Oea dado el luminar D j mas alto, y con él haga el cuerpo umbroso Figura i. B A, la sombra BG;y demos que el luminar se colocó en el punto H t mas bajo que el Z; y tirando su radio tangente 6 por el punto A, corte á la línea del plano E G,en K, punto de su incidencia. 7 Digo: que el mismo cuerpo BA, hará mayor sombra con el luminar H ', que está inferior a el luminar T. DE 1 Euclides 29. proposicon r. 4 Definición 8. 2 Euclides 4. proposición 6.. . 5 Definición 10. y 6. -3 Euclides, definición 1 3. & consect. 4. 6 Definición 8. proposición J. 7 Definición 16. p LIBRO TERCERO. 299 D E M N S T R A C a N. ues en el triángulo HKE, como dijimos en la antecedente, será E K, a B K, como la HE, a la AB; pero la proporción de la HE, i la A B, es menor que la D E, a A B; y D E, es a A B, como E G, á BG -: luego la proporción de la E K, a B K 3, es menor que la E G, a BG: luego la sombra B K, es mucho mayor 4, que i? G, del luminar mas alto D: que es lo que se habia de demonstrar. E APLICACIÓN. sta proposición nos enseña, que cuanto mas levantado estuviere el luminar, hará menor sombra el cuerpo iluminado; y cuanto mas bajo estuviere, la hará mayor. TEOREMA cuarto. Proposición iv. El término de la extensión de qiialqiiiera sombra ha de ser forzosamente radio luminoso. CONSTRUCCIÓN. Oea la longitud de la sombra del cuerpo umbroso AB;h. distancia Capitulo 3 . B G, con el luminar D. Digo: que la línea A G, que es el término de la Figura, i. longitud B G, será forzosamente radio luminoso. DEMONSTRACION orque sino lo es, o acaba en él la sombra BG, o no acaba: sino acaba, es contra lo supuesto; pues aquel damos por término de su extensión. Si acaba: luego comienza allí la iluminación, y podrá haber parte iluj minada donde no concurran los radios luminosos. ? Lo que no puede 1 ser: luego el término de la extensión de cualquiera sombra ha de ser fori zosamente radio luminoso. COROLARIO. D. e esta proposición se sigue, que las extremidades de cualquiera sombra han de ser menos fuertes u obscuras que el medio de ella; a lo cual llamamos desperfilado, por estar estas extremidades mas inmediatas a la claridad, que se difunde de los radios luminosos o, que terminan la sombra: lo cual no necesita de mas aplicación. Tom I. Pp 2 TEO- 1 Euclides%. proposición J. 4 Eucüdes IO. proposte. J. 2 Proposición 2. S Suposición 3. 3 Eucüdes 11. proposición ;. 6 Definición 18. 3°° MUSEO PICTÓRICO. TEOREMA V. Proposición v. Capitulo 3. Figura 3. Capitulo 3. Figura 3. En los cuerpos de igual altura, estando el luminar superior d ellos, aquel que estuviere mas cerca del luminar, causará menor sombra. s COSNTRUCCION. ea el punto superior del cuerpo luminoso G; el cual esté mas alto que los cuerpos umbrosos iguales D E ', HZ ', sobre la línea del plano A B: y el cuerpo DE, esté mas cerca del luminar, que HZ; y tirese por el vertice del cuerpo D E, el radio l tangente G E T: y por el vértice, o extremidad superior del cuerpo ZH, tirese también el radio G HB, y será la sombra D ET 2, del cuerpo D E; y del cuerpo ZH, la sombra será Z HB. Digo: que la sombra DET, es menor que la sombra ZHB. T DEMONSTRACION. irese desde el punto H, la línea H K, paralela a la E Ti: y por cuanto en el triángulo TGB, la HK, es paralela a la basa G T 4, concurrirá en la línea A B, entre los dos puntos T, y B. Tirese pues la linea E H, la cual, por la suposición 5, será igual, y paralela a la D Z; pero las líneas E H, y T K °, son iguales: luego las líneas T K, y D Z, son iguales. Y añadiendo a una y otra la T Z, será la línea D T, igual a la línea Z K: luego la sombra 7, ZHK, es igual a la sombra DET, por ser de la misma altura, por la suposición; pero la sombra ZHK, es menor que la sombra ZHB, cuya parte es: luego también la sombra D ET, es menor que la sombra ZHB, que es lo propuesto: lo cual no necesita de mas aplicación. T E O R EMA SEXTO. Proposición vi. Ningún luminar puede alumbrar enteramente la mitad de un cuerpo esférico, siendo este mayor que el luminar. s. CONSTRUCCIÓN. 'ea el luminar A, y el cuerpo esférico iluminado E B C D; el cual sea mayor que el luminar A; y a las extremidades de dicho cuerpo se tiren los radios 8 luminosos tangentes A B,AC. Digo: que el luminar A, no puede alumbrar la mitad de la esfera E B CD. DE- 1 Definición 1 8. 3 Definición a o. y proposición 4. 3 Euclides 3 a . proposición a . 4 Euclides 2. proposición 6. 5 Euclides 33. proposición I. 6 Euclides 34. proposición 1. 7 Euclides 1 . proposición 6. 8 Definición 8. y Euclides 2. definic. 3. p .LIBRO TERCERO. 3pI DEMONST RACIÓN. . orque si puede alumbrar la mitad de dicho cuerpo los radios A C ', AB, serán tangentes a la mitad de la circunferencia, por terminarse allí la iluminación, y comenzar la adumbración: luego la linea que se tirare del contacto B, a el contacto C, pasará por el centro de la esfera o círculo 2, que para el intento lo mismo es: luego la línea B C, hará ángulos rectos con las tangentes A B, A C 3: luego el triángulo ABC, tendrá los dos ángulos sobre la basa B C, rectos: lo que no puede ser: luego harán su tangencia antes de la mitad de la esfera 4: luego el luminar A, iluminará menos que la mitad de la esfera E B C D, siendo esta mayor; j; nunca podrá iluminar la mitad enteramente: que es lo propuesto. D COROLARIO PRIMERO, e esta proposición se sigue, que ningún cuerpo viviente, o racional, ó sensitivo, podrá ser iluminado hasta la mitad, siendo el luminar inferior á él un magnitud; por lo que los tales cuerpos participan de redondez: y lo mismo se entiende de cualesquiera otros cuerpos orbiculares, globosos, o tuberosos: como también se debe entender de la vista, que no podrá de un punto firme ver enteramente la mitad de los cuerpos globosos, quandQ el diámetro de estos excede el intervalo que hay entre los dos ojos. s COROLARIO SEGUNDO. iguese también, que si el luminar fuere igual en magnitud a la esfera, podrá iluminar la mitad; y si fuere mayor, iluminará mas de la mitad, por la misma demonstracion. S; CORO LARIO TERCERO. iguese también, que los cuerpos rectilíneos podrán alumbrarse hasta la mjtad, aunque el luminar sea menor que ellos, por la posibilidad de oponer alguno de sus ángulos a el exe de la pirámide luminosa J: y los cuerpos triangulares, piramidales, y cónicos, oponiendo su ángulo vertical directamente a el de la pirámide luminosa, aun podrán ser iluminados mas de la mitad: si bien en uno, y otro caso será obliqua, y no direcj tamente: de que se infiere la aplicación y uso de este teorema. TEO- 1 Definición 9. y lo. 4 Euclides 32. proposición l . 2 Euclides 17. definición 1. 5 Definición 3. 3 Euclides lü. proposición 3. 3 o ' MUSEO PICTÓRICO. Capit. 3. Figura 3. Figura 4. TEOREMA SÉPTIMO. Proposición vi i. Los radios directos, haciendo su proyección sobre el cuerpo iluminado, harán su reflexión contra la misma via de su incidencia. s CONSTRUCCIÓN. ea directo el radio luminoso A E l sobre el cuerpo H I. Digo: que el radio de su reflexión 2 saldrá contra la misma vía del radio incidente E A, esto es, volviendo por donde él viene. P D E MO NS TRAC 10 N. orque si el radio de la reflexión no vuelve por la misma via del radio directo A E, o saldrá por la via E G, o por la E F; pero por ninguna de estas podrá ser igual el ángulo de la reflexión a el de la incidencia 3, por hacer este ángulos rectos en su concurso 4: luego por ninguna otra via que por el radio incidente E A a, podrá resaltar la reflexión del radio directo A E: que es lo propuesto. Lo cual no necesita de mas aplicación que la siguiente proposición. . TEOREMA OCTAVO. Proposición viii. La luz secundaria, o reflexa, hará su proyección en los cuerpos en la parte de la adumbración. s CONSTRUCCIÓN. ean los cuerpos iluminados el pilar E B, y la columna G H. Digo: que la reflexión, y la claridad 6, especie suya, harán su proyección en el lado de la adumbración de dichos cuerpos 7, como en el lado E FC D, del pilar B E, y en el lado Z N, de la columna G H. DEMONS TRAC ION. Jl orque resultando la reflexión, y claridad, principalmente de los radios directos 8, vuelve su profusión por la misma via de la incidencia 9: luego será opuesto diametralmente su curso a el de la luz primaria; pero la par- I Definición 6. 6 Definición 5. y 18. 2 Definición J. 7 Definición 10. 3 Definición 17. 8 Definición 5. y 18. 4 Definición 6. 9 Proposición 7. S E tu lides 1 3 . proposición 1 r . L.IBROTERCERO. 303 parte de la adumbración en los cuerpos iluminados, está diametralmente opuesta a la iluminación: luego en ella hará precisamente su proyec cion la claridad, o luz secundaria, como en el lado E D, procedida de la claridad IK; y en el lado L JV, de la columna G H, procedida del claro T MP: que es lo propuesto. B DEMUÉSTRASE DE OTRO MODO. orque la luz secundaria, o hará su proyección en la iluminación, o en la adumbración: no puede ser en la iluminación, que es luz superior 2: luego necesariamente habrá de ser en la adumbración. D, COROLARIO TRÍMERO. e aquí se sigue, que cuanto el reflexante estuviere mas inmediato & el reñexado, será mas sensible la reflexión, por . la inmediación a la causa, y por tocarse de mas radios reflexantes. s COROLARIO SEGUNDO. iguese también, que la reverberación hará su proyección por la misma via de la reflexión 3, por ser especie suya. & COROLARIO TERCERO. iguese también, que las cosas iluminadas de la luz plena del dia, serán mas reflexadas; y consiguientemente los obscuros mas débiles, por ser la ; reflexión mas activa, a causa de proceder de iluminación mas poderosa. F JLii APLICACIÓN. sta proposición nos enseña: lo uno, a reflexar los cuerpos adumbra- '" dos, para que no hagan tan agrio, y fuerte el obscuro, y sea mas grato a ' la vista: y lo otro, que esta reflexión, d especie de claro, ha de ser inferior a la iluminación 4, porque debilita la luz; y porque dos luces iguales no se admiten en las operaciones de la Pintura 5. Y para que el estudioso j de esta arte tenga regla para graduar ia reflexión, imagine que la potencia de esta es como la mitad de la primaria 6; y que la serie de las tintas con que el cuerpo iluminado desciende desde el claro superior hasta el 55 obscuro inferior, son seis: las cuatro generales, para labrar; y las dos, pa- ; ' ra tocar de luz, y de obscuro: con que haciendo la reflexión de la tercera ' a tin- 1 Definición 10. losopb. axiom. 2 Suposición 9 5 Suposición 4. 3 Definición 23. 6 Supremum infimi attingit infimum su- 4 Suposición 8. Propterquodunutnquod- premi: Ex commun. philosoph. axiom. que tale, & illud niagis: Ex commun. pbi- Catit. 3. Figura 4. 304 MUSEO PICTÓRICO. tinta de las cuatro generales, goza de la mitad de la potencia de la luz primaria: salvo si el reflexante estuviere mas cerca del reflexado; que en ese caso, podrá alcanzar hasta la segunda; pero con advertencia, que si la reflexión fuere de la tercera tinta, será la intermisión de la quarta ':ys¡ la reflexión fuere de la segunda, será la intermisión de la tercera, despérfilando los extremos en las cosas redondas, con la degradación conveniente para la dulzura. Enséñanos también, que la reverberación ha de ser en la misma parte donde hiere la reflexión; la cual, en los cuerpos tersos o bruñidos j como plata, acero, y semejantes, será del mismo color del reverberante, aunque' con alguna debilitación ?; pero en los que no son tersos, sino qUe están actuados de color determinado, habrá de mezclarse la reverberación con el color del reverberado: de suerte, que si este es azul, y el reverberante es rosado, hará la reverberación morada; porque mezclándose el azul, y el rosado, hacen morado: y si el reverberado es azul, y el reverberante amarillo, hará la reverberación verde 5 porque el azul, y amarillo mezclados, hacen verde, y así de los demás; pero si el reverberante, y el reverberado fueren de una misma especie de color, lo será también la reverberación. í f TEOREMA NUEVE. Proposición ix. Todo esbatimento hará su proyección en la parte de la iluminación de los cuerpos. s CONSTRUCCIO N. _Jea el cuerpo iluminado la columna G H, en la parte IK; y el cuerpo interpuesto entre ella, y el luminar A 3: sea el pilar B E. Digo: que el cuerpo BE, causará su esbatimento sobre el cuerpo G H, en la parte iluminada IK. DEMONST RACIÓN. P orque el término de la sombra del cuerpo B E, es el radio tangente luminoso A CQ 4: luego el espacio triangular CE Q, estará opuesto diametralmente a la iluminación 5 del cuerpo opaco E B: luego en todo aquel espacio triangular no tocan, ni penetran los radios luminosos 6; pero el sólido G H, pasa por aquel espacio umbroso a luego en la común sección 7, que es la parte a K, no podrá ser iluminado: luego en aquella causará precisamente sombra 8; pero esto es en el lado de la iluminación G IK H 9; y procede del cuerpo interpuesto entre el luminar, y el ilu- mi- Definzcion 24. Suposición 8. Definición 1. Definición 8. y 16. y proposición 4. Definición 10. 6 Definición 13. 7' Capítulo 1. definición 30. 8 Suposición 3. 9 Definición 9. y proposición t. LIBRO TERCERO. Se- minado ': luego será esbatimentó: luego este hará su proyección en la parte iluminada de los cuerpos opacos, que es lo que se habia de demonstrar: lo cual no necesita de mas aplicación. TEOREMA DIEZ. Proposición x. Todo esbatimento será mas activo donde la luz directa habia de ser mas activa. s CONSTRUCCIÓN. ea el luminar A, y su planta; y sobre el pavimento inferior esté Capitulo g la columna G H y entre ella, y el luminar, esté interpuesto el cuerpo, o Figura 4. pilar B E, el cual causará con su sombra sobre la columna G H, el esbatimento 1 K. 2 Digo: que el tal esbatimento será mas activo: esto es, mas obscuro en el intervalo a K, que es lo mas activo de la ilumina cion l, que no en lo restante de su circunferencia. P DEMONST RACIÓN. orque en el intervalo a K, ni le toca la luz directa 4 ni la reflexa: s luego en el dicho intervalo habrá total privación de luz 6: luego será el obscuro mas activo; lo cual no puede suceder por el costado LN, que participa de la difusión del claro T AI 7 luego, &c. Que es lo que se había de demonstrar. DEMONSTRACION FILOSÓFICA. onde la causa es mas activa el efecto debe ser mas activo. La causa del esbatimento es la luz, mediante la interposición de cuerpo entre ella, y el iluminado: luego donde ella habia de ser mas activa, será su efec-, to, que es el esbatimento, mas activo; pero es cierto que en la parte 1 K y habia de ser la luz mas activa, por ser el lado de la iluminación 8, a n o haber interposición de cuerpo: luego en ella el esbatimento debe ser mas activo. APLICACIÓN. -Lista dfemonstracion nos enseña, que la fuerza del esbatimento debe; ser, no solo en la plaza del claro esbatimentado, sino especialmente en aquella parte, donde la luz habia de resplandecer mas intensa., que e&, Totn. I. Qq don- 1 Definición II. 2 Proposición 9. 3 Definición. 9. y 19, 4 Definición 4. . ; Definición; . proposición 8. 6 Definición 14. 7 Definición 18. y proposición 8. . . 8 Definietn 9. 3 o6 MUSEO PICTÓRICO. donde había de estar el realce, esplendor ', o toque de luz; pero esto ha de ser con la advertencia de quedar siempre fuerza reservada para apretar los obscuros mas profundos. TEOREMA ONCE. Proposición xi. Todo esbatimento sigue la naturaleza del esbatimentante, y del esbatimentado, CONSTRUCCIÓN. Capitulo 3. Oea el esbatimento el ovalo, o elipsis umbroso K D Z AI, sobre el Figura 3. pavimento, 6 plano N AI; y el cuerpo esbatimentante sea el cuerpo esférico B ECJD. Digo: que el esbatimento KDAIZ, será adaptado a la naturaleza del cuerpo esférico B E C D; y también a la del pavimento NM DE MONST RACIÓN Pe orque haciendo su proyección el luminar A, sobre el cuerpo esférico B E C D, los radios tangentes 2 le tocan en la circunferencia P Q 3, en los puntos P R TQVS: luego haciendo su proyección estos radios sobre el pavimento NAI, terminarán en él la basa obliqua 4 de la pirámide óptica luminosa AKXL YAIZD, S a luego la sección P QRSTV, seguirá la naturaleza circular de la basa K AI 6; o la basa K AI, seguirá la naturaleza circular del cuerpo esférico B C; pues si la vista se pusiere en el punto A, le parecerían, no solo semejantes, sino iguales, por mirarse debajo de un mismo ángulo piramidal 7, aunque geométricamente no lo sean, por no ser paralelas la sección P Q, y la basa K. AI: y por eso no se dice que será semejante el esbatimento a el esbatimentante, sino que seguirá aquella naturaleza: esto es, que si es rectilíneo, será rectilíneo; y si circular, circular, aunque se desfigure, por no ser todas veces la basa de la pirámide paralela a la sección 8, que es el objeto iluminado: que si lo fuere, será la basa, que es el esbatimento, semejante a el objeto iluminado. 9 También se acomoda a la naturaleza del esbatimentado: pues siendo el pavimento N AI, una superficie plana por la suposición; la figura] KL AIZ, por ser basa obliqua de la pirámide cónica A K L AI l0 será un ovalo, el cual también es figura, o superficie plana 1 1: luego el esbatimento sigue también la naturaleza del esbatimentado. Confirmase esto en el esbatimento del pilar BE, que por ser esti cuerpo rectilíneo, forma en el pavimento la figura rectilínea del esbatimen 1 Definición 19. 7 Suposición 6. capítulo 2. 2 Definición 8. 8 Proposición 1 5 . capítulo 2. 3 Proposición 6. 9 Proposición 14. capítulo 2. 4 Proposición 4. 10 Definición 32. cotttulo 2. 5 Definición 3. y definición 6. capítulo a. 11 Euclides ij. jpfinicion 1. 6 Corolar. 2. proposición. 15. capítulo 2. LIBRO TERCERO. 307 mentó E Q R V: y por interponerse el cuerpo circular de la columna G H, forma en ella el esbatimento circular a K l: luego, &c. que es lo propuesto. DEMONSTRACIO N FILOSÓFICA. cualquiera cosa se recibe a el modo de quien la recibe: Uuumqitodque reripitur ad moAum réctpteritis: Luego la luz, recibiéndose en .cuerpo esférico, o circular, hará la pirámide circular; y esta, haciendo su proyección en el plano inferior, hará una figura plana circular: luego si en este hubiere algún cuerpo de otra especie, como la columna G H, Figura 4. que le haya de tocar el esbatimento, se adaptará a la naturaleza circular de aquel cuerpo que toca, aunque el esbatimentante sea rectilíneo: bien que su proyección siempre sea por línea recta, mirándola desde el centro del luminar. E APLICACIÓN. ¡bi sta proposición nos enseña el modo de esbatimentar los cuerpos iluminados sobre el plano en que insisten, 6 sobre otro cuerpo que se les acerque en dirección de su esbatimento: pues en los cuerpos rectilíneos, y sobre otros de esta especie, la sombra ha de ser rectilínea; y si esféricos, circular; pero degradada, según la degradación del pavimento con quien coincide, como si sobre él estuviese un círculo perfecto, y se hubiese de degradar con justa regla de perspectiva: como lo demuestra el ovalo, d elipsis KM. Figura 3. Pero se ha de advertir, que el rigor de los esbatimentas, adaptados á la naturaleza de los cuerpos agentes, y pacientes, mas se expresa en un luminar artificial de noche, cuya iluminación procede de un centro, d en la iluminación inmediata del sol, que no en la luz templada, y difusa del dia; que esta, por faltarle la fuerza, y estar tan interrumpida con la claridad, hace los esbatimentos muy débiles y desperrilados: de suerte, que solo cerca del cuerpo agente, o esbatimentante, los hacen mas sensibles, d perceptibles; pero después se van perdiendo de suerte, que se confunden sus extremidades con el claro, sin determinarse, en todo rigor, en el cuerpo paciente, o esbatimentado, la naturaleza del agente. Tom. I. Qq a PRO- i Proposición 9. - 308 MUSEO PICTÓRICO. PROBLEMA PRIMERO. Proposición xii. Dada la altara y situación del luminar, hallar la justa proyección de la luz, y la sombra en un cuerpo rectilíneo dado, perpendicular a el horizonte. CONSTRUCCIÓN. Figura 5. Oea el cuerpo rectilíneo dado el cubo FE GHCDLAI, perpendicular a el horizonte: la altura del luminar A: su planta, o situación B. Tírense desde los dos puntos A, y B, por los puntos H, y E, las líneas AE, B H, y alarguense hasta que concurran en K. Tírense también otras dos líneas desde los puntos A, y B, por los puntos D, y JVI; y alarguense hasta que concurran en j: y asimismo por los puntos C, y L, que concurran en; y luego únanse con líneas estos puntos L I, Ij,j K KH. Digo que la figura, o espacio L Ij K. H,y los lados C Aí,D H y que circunda, son la adumbración del cubo C H, y los otros CG,C E, FH, son la iluminación. P DEMONSTRACION. orque siendo perpendicular a el horizonte la línea E H, por la suposición, será paralela a la B A, del luminar 2: luego el triángulo proporcional H K E, será la sombra de la línea E H. De la misma suerte se demuestra, que el triángulo AID,es la sombra de la línea D Ali: luego el punto D, hace su proyección en el punto j, por medio del radio A Dj; y el punto E, en el punto K, por medio del radio A E K 4: luego la línea j K, será proyección de la línea D E. Del mismo modo se demonstrará, que la línea C L, hace su proyección en L a; y CD, en Ij: luego la figura L Ij K H s; y los lados que circunda, juntamente con el de su planta, son la adumbración del cubo CU; pero los demás lados del cubo están directamente opuestos 6 a los lados de la adumbración 7 luego los tales lados son la parte de la iluminación: luego, &c. que es lo propuesto. i - - COROLARIO. s iguese de aquí, que hallada la adumbración de un solido, está también hallada la iluminación, por ser la parte opuesta; pues en ella solo puede haber la diferencia de alguna media tinta, como en el lado FU, y algún toque de luz 8 como en los ángulos C F,F E, y FG j lo que nc 1 Definición 15. y Euclides 6. propone. 11. 5 Definición 12. capítulo 2. a Corolario, proposición 2. a 6 Euclides 13.:4. Definición 11. 3 Definición 3. 7 Definición 10. 4 Definición 10. y II. cap. 2. 9 Definición 19. LIBRO TERCERO. 309. no inmuta la esencia de la iluminación: porque, como dice el filosofo: Panes magis & minas non vatiatur species. Lo cual no necesita de mas aplicación. PROBLEMA SEGUNDO. Proposición xiii. Dada la altura, y planta del luminar, hallar la justa proyección di la luz en un cuerpo esférico algo elevado sobre el s plano horizontal. CONSTRUCCIÓN. ea el cuerpo esférico dado ECDB, y esté elevado sobre el plano Figura horizontal N Ai, tanto como de iV,á B, y sea el luminar A, y su planta en el punto j. Tírense pues desde el luminar A, los radios tangentes A Q Ai, AP K l, y también por las extremidades del diámetro horizontal Plas tangentes P N, D, que serán perpendiculares a el plano N AI. 2 Digo: que la adumbración del cuerpo esférico E B D C, comienza desde la circunferencia P RTQVS,y su proyección en el pavimento inferior es el esbatimento K AI. P D E AIO NSTRACIO N. orque los radios luminosos A AI, A K, son tangentes 3 a el círculo P RTQ VS luego desde dicho círculo comienza la adumbración j pero este hace su proyección sobre el pavimento N AI í, en la figura curva K AI y basa obliqua de la pirámide óptica luminosa KAID YA.: luego, &c. que es lo propuesto. D COROLARIO. "e aquí se sigue, que para hallar la proyección de la luz en las figuras, ó cuerpos en el ayre, no es menester mas que buscar la incidencia de sus perpendiculares sobre el pavimento, como dijimos en el capítulo pasado, en la proposición 1 1 . Y como lo demuestran las tangentes P N, DO, perpendiculares, a el plano N AI, mediante las cuales se reconoce donde hace su incidencia en el plano el cuerpo esférico B C, y también lo que se aparta en el pavimento la incidencia del radio AK,úe la incidencia de la perpendicular P N, y la incidencia del radio A Jl ', de la que hace en el pavimento la perpendicular D; con lo cual se califica la proyección del esbatimento K AI, del cuerpo esférico BC:y si estuviese este mas elevado, hiciera su esbatimento mas remoto de la in- 1 Definición 8. 4 Definición 8. 9. y 10 a Euclides n. proposición II. j Proposición 11 . y 1 6 3 Proposición 6. ci- Figüra6. 310 Figura 4. MUSEO PICTÓRICO. cidencia del cuerpo, permaneciendo firme el luminar. Y en lo demás se obrará como en la presente proposición, y las antecedentes. - PROBLEMA TERCERO. Proposición x a v. Dada li altura, y situación del luminar, hallar la proyección de la, luz en tina pared, puesta, en ángulo recto con otra. CONSTRUCCIÓN, Y D E MO N ST R AC 10 N. S _,ea el luminar A; su planta; la pared C B F; y esté en ángulo recto con la pared DC JrfO. Tírense las líneas A L, 1 L, por los ángulos B, y F, que se cortarán en L, y será F L, proyección de FB ': y haciendo lo mismo por los ángulos 0, y C, será el punto Y, proyección del punto C 2: luego L Y, será proyección de C B; pero L F, está cortada con la superficie D, en el punto N 3: luego la A T C, será la restante proyección de C B, desde su punto radical C 4, hasta la sección N: y del mismo modo se prueba ser el esbatimento E G A10 proyección de la sombra de la pared D, que es lo propuesto. PROBLEMA cuarto. Proposición xv. Dada la situación y altura del luminar, hallar la proyección de la luz en un pavimento compuesto de diferentes términos. . s CONSTRUCCIÓN. ea el luminar A; su planta; el primer te'rmino el pilar Y a; y el cubo Z: El segundo termino sea el pilar B E y la columna G H ', quedando entre los dos te'rminos la planta, del luminar. Tírese desde ella, por el ángulo E, la línea indefinita Q; y por el ángulo superior C, perpendicular a este, la A CQ, que se cortarán en el punto Q: y haciendo lo mismo con los demás ángulos superiores, e interiores, se irán hallando en el común concurso, sobre el pavimento O AI, los puntos de su proyección, que juntos con líneas, como se dijo en la proposición 1 1. se hallará la justa proyección de la luz en uno, y otro término. La demonstracion es la misma de los problemas antecedentes. 1 Definición 3, y proposición 12. S Definición i-v. -capítulo 2. 3 Proposición 1 . TEO- 4 Definición 31. capítulo 3. 5 Definición 2$. t LIBRO TERCERO 3 n
TEOREMA DOCE. Proposición xvi.
Si la vista se colocase en el centro del luminar, no veria obscuro, ni sombra alguna. E CO NSTRUCCIO N. _jsté colocada la vista en el punto A; y esté opuesto a él el cuerpo Figura a esférico B E C D. Digo: que desde el punto A, centro del luminar, no verá sombra alguna, ni en el objeto B E C D, ni en el pavimento M.N.
DEMOSTRACIÓN. orque debajo de la hipótesi, de que la vista estuviese colocada en el centro del luminar A; los radios visuales de la piramiée óptica KDL AlA t concurrirán, y coincidirán con los mismos de la pirámide luminosa; pues una y otra se entienden constituidas de un mismo modo: luego donde quiera que cayesen los radios visuales, caerían también los luminosos 2 luego todo lo veria iluminado: luego no veria en el objeto sombra alguna. Tampoco en el pavimento NAÍ; porque si alguna hubiese de ver, seria el esbatimento K L 2VlT); pero este es basa de la piramidt óptica y luminosa: luego estando esta cortada con el cuerpo umbroso B C a, ni los radios luminosos le tocarán 4, ni tampoco los visuales: luego puesta la vista en el centro del luminar, no podrá ver, ni, esbatimento, ni adurríbracion alguna del cuerpo que se le opone: que es lo que se pretendía demonstrar. COROLARIO PRIMERO. D; e aquí se sigue, que si la vista se pone en la parte opuesta diame- tralmente a el luminar, con igual distancia del objeto iluminado; de suer te, que el exe de una y otra pirámide sea una misma línea recta, no verá en el objeto, intermedio cosa alguna iluminada s, por ser la adumbración diametralmente opuesta a la iluminación, y estar en esta hipótesi la vista diametralmente opuesta a ella, como en la Figura 8. puesta por planta, el punto A, es el luminar; el punto C, la situación de la vista; y EG, el objeto; y el diámetro ABC, común a las dos pirámides:'y así, puesta la vista en el punto' A, solo verá la iluminación del objeto G F; y puesta en el punto C, solo verá la adumbración. CO- i Definición 3. 4 Definición 13. 2 Suposición 3. j Definición lo. 3 Corolario 2. proposición 15. capítulo 2. 3 i9 Museo pictórico. COROLARIO SEGUNDO. Figura 8. Oiguese lo segundo: que cuanto mas la vista C, se acercare a el punto A, por la circunferencia A D E C, tanto mas verá de la iluminación áú objeto EG; y cuanto mas se acercare hacia el punto C, tanto mas verá de la adumbración, y menos de la iluminación. F APLICACIÓN. rfsta proposición nos enseña la elección de sitio, para ver el objeto iluminado, que pretendemos copiar; pues estando el objeto en B, si nos ponemos en el punto E, que hace ángulo recto con A B, podfemos ver mitad de obscuro, y de claro, que es la mejor elección para el relievo: y desde allí -hacia C, iremos viendo mas de obscuro que de claro; pero especialmente para retratos de señoras, será mas conveniente situarse en el punto D, estaitdo el objeto en B,y el luminar en A, cuya planta viene a formar un triángulo equilátero; y es la mas grata eLccion, como dije, para retratos de señoras, las cuales suelen adokeer de escrupulosas en las sombras, con cuyo melindre suelen también mortificar demasiado á Jos pintores. Y últimamente, nos enseña esta planta la práctica, que hemos de observar en la academia, donde se estudia por el natural; pues estando este sobre el punto B, desde cualquiera punto, o sitio que se elija, por la circunferencia A D EC,se mira con una misma distancia, la¡ qú3Í debe: ser de seis, áocho pies. Advirtiendo, que desde el punto), i el punto H, es la mejor elección, porque participa de mejores plazas de claro,. y ¡obscuro; pues aproximándose a el punto A, sobre, el cual suponemos el luminar,-. verá solo unas medias tintas de los radios oblicuos; sino es que la luz esté muy alta, y los toques de luz 2 del esplendor de lok radios directos 3; y desde el punto H, a el punto C, verá la figura toda obscura, salvo algunos tocamentos de luz por algunos extremos: bien, que estás -suelen seivir para contraponer en algún primer TEOREMA TRECE. Proposición xvii. Todo el empeño de la pintura, es desmentir la superficie qtte pinta. és proposición manifiesta: porque si el empeño de la pintura rs fingir cuerpos, distancias, y profundidades 4 lo cual es contra la naturaleza de la superficie 5: luego todo el empeño de la pintura es desmentirla; pues hace ver en ella lo que en ella no hay, ni puede haber. término, TEO- I Definición J. 3 Definición 19 3 Definición 6. t Definición 7. 4 Euclides 1 . definición 1 1 . 3 Definición 19. 5 Euclides 5. definición I. LIBRO TERCERO. 313 TEOREMA CATORCE. Proposición xviii. La contraposición esfuerza mucho el rompimiento de la superficie. T X ambien es proposición manifiesta: porque la contraposición ha de ser Figura 4. entre dos términos; uno adumbrado, y otro iluminado ', como el término primero YZ, adumbrado; y B EG, segundo término, iluminado; t pero esto no puede ser, sin que entre los dos medie la luz 2, porque de i otro modo no se iluminaría el uno, ni quedaría adumbrado el otro: lueigo forzosamente ha de mediar 3 entre los dos términos contrapuestos al- 1 gun espacio o medio diáfano; pero esto persuade haber distancia entre lestos dos términos; lo cual es contra la naturaleza de la superficie, como ya Idijimos: luego la contraposición esfuerza mucho el rompimiento para ', desmentir la superficie. Lo cual se ve mas expresado en la tigura 7 que es i lo que se habia de demonstrar. Confirmase esto: porque el rompimiento de la superficie se hace mediante la perspectiva de cuerpos, y luces; pero la contraposición es la parte mas armoniosa de la perspectiva de luces, así por su definición 4, como por la demonstracion antecedente: luego, &c. L DEMONSTRACION FILOSÓFICA. as cosas contrarias se expelen recíprocamente 5: la adumbración, e lnminacion entre dos términos contrapuestos son cosas contrarias 6: lue- o se expelerán el uno a el otro; pero esta expulsión aparta mas a el uno íel otro persuadiendo mas ambiente entre los dos contrarios: luego desliendra mas la superficie. TEOREMA QUINCE. Proposición xix. Si contraposición no hay relievo. DEMONSTRACION FILOSÓFICA. P ,0- orque a iguales causas se siguen iguales efectos 7: pero no haciendo Figura a ontraposicion el plano G, sobre el plano M, las causas para el relievo an las mismas en uno que en otro; pues la luz hará su proyección en am- os igualmente, sin que en uno, ni en otro haya obscuro alguno: luego Tom. I. Rr el I Definición 2 1 . 5 Suposición 7. 2 Suposición J. 6 Definición 9. y 10 3 Definición 2. 7 slxioma pbilos. 4 Definición 21. y suposición 6. y 7. 3 a 4 MUSEO PICTÓRICO. el efecto de la representación, u objeccion a la vista, será igual en los dos: luego ninguno resaltará del otro: luego no habrá relievo l: que es lo que se habia de demonstrar. TEOREMA DIEZ Y SEIS. Proposición xx. La contraposición tanto se entiende en la oposición de la luz, como en la oposición del color. DEMONS TRAC ION FILOSÓFICA. Figura a . orque aunque la proyección de la luz sea igual sobre el plano G, que sobre el plano JM, a quien se sobrepone; si el plano AI, fuere v . g. de color azul, u otro inferior a el blanco G, que cualquiera otro lo será, habrá oposición entre los dos 2, y se expelerá el uno a el otro 3: luego por razón del color habrá contraposición entre ellos: que es lo que se había de demonstrar. TEOREMA DIEZ Y SIETE. Proposición xxi. Siempre que d un objeto iluminado le sobreviene un contrapuesto de luz, o claro superior, dicho objeto se rebaja, y obscurece naturalmente. X. ambien es constante proposición: porque la luz, o claro superior con trapuesto, necesariamente debilita, y vence los claros del objeto iluminado de luz inferior 4: luego quedará rebajado, y contrapuesto naturalmente TEOREMA DIEZ Y OCHO. Proposición xxi i. Siempre que d un objeto iluminado, por débil que sea la luz, le sobrevi] niere un contrapuesto obscuro, parecerá el objeto mas claro. ( Jjii is también constante por la misma razón: contrariorum eadem esl ratio, pues las cosas contrarias se expelen recíprocamente 5; y las cos¡ opuestas, estando juntas, sobresalen mas 6: luego, &c. AFLi Vj 1 Definición 30. 4 Suposición 9. 2 Suposición 6. 5 Suposición 7. 3 Suposición 7. '6 Suposición 6.,°l jj. i! ríBRO TERCERO. 3¡í APLICACIÓN DE LAS SEIS PROPOSICIONES antecedentes. JL as seis proposiciones antecedentes nos enseñan la elección de sitio j y colocación del luminar para mejor fingir el ambiente dentro de una historia: porque si ponemos el luminar sobre la misma línea del plano; como sobre el punto B, hará la historia amedallada, y no podrá formarse Figura c el rompimiento de la superficie tan gallardamente, como en la figura 4 metiendo la luz dentro del plano, sobre el punto, para ocasionar la contraposición de el primer término Y Z, contra el segundo B E G; con lo cual se finge mejor el ambiente con la intercepción de la luz, la cual se difunde precisamente por medio del diáfano del ayre: ora sea está contraposición de términos, u de grupos de figuras, edificios, nubes, terreno, bosque, u otros cuerpos semejantes: o bien sea contraposición de cuerpos reb axados, u obscuros, contra algún espacio iluminado, como de gloria, o cielo: bien, que esta contraposición de obscuro contra claro, no se ha de ejecutar en la figura principal del asunto; que esta debe siempre gozar de la luz primaria, como dijimos lib. 1 . cap. 8. §. 1 . Y en esta se habrá de observar la contraposición de claro contra obscuro, aunque este sea con la templanza conveniente, para que no contraste la contraposición del primer término, formando todos entre sí una insensible y armoniosa composición, como observamos en un coro de música, donde ni todos son tiples, ni todos son bajos; sino que contraponiendo unas voces a otras, y unos puntos a otros, los tenores y contra-altos median entre estos dos extremos; y facilitando el tránsito de uno a otro, forman aquella tan sonora pintura del oido, así como la nuestra debe componer una silenciosa música de la vista. Enséñanos también el medio de conseguir el relievo, con la contraposición de tinta, pues es tan importante esta observación, ademas de lo demonstrado, que la misma naturaleza en las figuras de suyo corpóreas lo observa, como repetidamente nos lo manifiesta la experiencia; pues una misma figura, y debajo de una misma luz, si el contrapuesto del campo : es obscuro, la veremos clara, y si el contrapuesto es claro, la veremos obscura, y rebajada de tinta, sin mudar de luz. cuanto mas lo deberemos observar nosotros, rebajando, o aclarando de tinta la figura, según el contrapuesto; pues sin ser corpóreas nuestras figuras, es menester que lo 7 parezcan, batallando siempre contra un enemigo perpetuo, que es la superficie, que sino le desmentimos, desmentirá todo nuestro industrioso trabajo. En esta contraposición de tinta, se incluye también la del color; pues si este es de su naturaleza rebajado, no necesita de tanta diligencia para contraponer a otro mas refulgente: en lo cual debemos advertir la impor- ?l -tanda de la colocación de los colores en las ropas de un historiado, procurando que unos a otros se contrapongan con la moderación conveniente, poique no se confundan unas figuras con otras: para lo cual se darán algunas advertencias en su lugar, tomo segundo de la práctica. Tom. a Rr 2 TEO- 3I 6 MUSEO PICTÓRICO. TEOREMA DIEZYNUEVE. Proposición xxiii. El término principal debe superar en claro y obscuro d los demás términos. CONSTRUCCIÓN Y DEMONSTRACION en el término principal YZ. Digo: que este debe superar en fuerza de claro y obscuro a el segundo término BE G, y los que hubiese sucesivamente de allí adelante: porque mediando alguna distancia entre uno y otro término ', esta debilita la luz, y la fuerza del.relievo: luego a proporción se irán superando, unos a otros; pero a el término principal ninguno le precede 3: luego él superará a todos en fuerza de claro y obscuro, como se califica en la figura 7 que es lo que se habia de demonstrar. D COROLARIO PRIMERO. 'e esta proposición se infiere, que los términos de un historiado estando graduados con iguales distancias, estarán entre sí en continua pro porción 4: esto es, que como el primero a el segundo, así el segundo a el tercero, y el tercero a el cuarto, &c. s CORO LARIO SEGUNDO. iguese también, que la fuerza de los obscuros es la que hace atraer las cosas, y aproximarlas a nuestra vista, a el paso que la debilitación las ale ja; pues en unos y otros términos, los claros son, o pueden ser los mis mos, y la diferencia mas sensible es en los obscuros. E APLICACIÓN rfsta proposición ríos enseña la graduación de los términos en un his toriado, superándose en fuerza de claro y obscuro los unos a los otros pro porcionalmente. En que es de advertir, que este exceso mas depende d los obscuros que de los claros; pues estos, en tanto sobresalen mas d ífla nos, en cuanto es mas o menos el obscuro que se les agrega, pues co! la mayor oposición resaltan masS: lo cual, y otras cosas, se demuestrai en cuerpos regulares, y rectilíneos, porque sea mas comprehensible la d| monstracion, y se escuse la confusión de las figuras irregulares: aunqü todas, por mucho que lo sean, están consideradas debajo de estas mism¿¡ reglas, o físicas o imaginarias. TEO. 1 Definición 25. 4 EucliJes 9. y 10. definición j. 3 Suposición 8. 5 Suposicitn 6. y 7. 3 Definición 2 J. LIBRO TERCERO. 3 ! 7 TEOREMA V E a N T E. Proposición xxiv. La degradación de la cualidad es proporcional d la degradación de la quantidad. DEMONSTRACION FILOSÓFICA. E, is proposición constante; pues siendo la cualidad, que es el color iluminado, un accidente que tiene su inherencia en el sujeto cuanto, o en la quantidad; tanto como este degradare, u degenerare de su natural y verdadero ser físico, tanto degradará necesariamente la cualidad, que inseparable insiste en el sujeto, que es la quantidad. aplicación: sta proposición nos da regla cierta, e infalible, para la degradación, del color y el relievo en las distancias; pues aunque este punto es mas inteligible que demonstrable, por ser mas filosófico que matemático: no obstante, si h figura degrada, por razón de la distancia, a la mitad de su verdadera grandeza, al respecto del primer término, también degradará la mitad de la viveza del color, y fuerza del relievo: como si en el primer termino se habian de graduar seis tintas, para labrar desde el claro superior hasta el obscuro inferior; si degradare la figura una tercia parte de su grandeza, se labrará solo con cuatro tintas; y si degradare la mitad, con tres; y si dos tercios, con solas dos: y por esta regla se puede graduar la templanza del claro y obscuro a el respecto de las distancias, comenzando siempre a descontar por el obscuro sucesivamente, por ser este el que atrae; y debilitándose, aleja. Y para la templanza del color, se puede hacer, mezclando a este respecto en los claros alguna parte de la iluminación del ambiente; y en los obscuros algo del color de las montañas y terrenos, de cuya reverberación participan; como también de lo azulado del ambiente, que en las distancias, las cosas obscuras y terreas las convierte en azules: bien que esto sea con la debida discreción, pues si llegasen a estar azules, se perderían ya de vista; si no que participen algo, a el respecto de su distancia y degradación. TEO- 3 i8 MUSEO PICTÓRICO. TEOREMA VEINTE Y UNO. Proposición xxv. En las distancias primero se pierden de vista las cualidades que las quantidades. E s DEMONSTRACION FILOSÓFICA. is proposición constante: porque aquello que es mas sensible, es mas perceptible a el sentido, y se mantiene mas. La quantidad de los cuerpos es mas sensible, pues se percibe, no solo con la vista, sino con el tacto; lo que no tiene el color, ni la luz, que solo las percibe la vista: luego la quantidad es mas perceptible a el sentido, y consiguientemente se mantiene mas en las distancias que la cualidad, que es el claro, obscuro, y color. TEOREMA VEINTE Y DOS. Proposición xxv i. r ,,.-,_, En las distancias primero se pierde de vista la reflexión que la iluminación., i. DEMONSTRACION FILOSÓFICA. ambien es proposición constante: porque la reflexión debilita la luz: luego será menos sensible su efecto que el de la luz primera, que causa la iluminación 2: luego se mantendrá menos ¡ y consiguientemente se perderá primero de vista que la iluminación. D COROLARIO. 'e aquí se sigue, que en las últimas distancias que llega a percibir la vista, solo se ven las plazas generales del obscuro con la debilitación conveniente, porque las articulaciones que manifiesta la reflexión se pierden. TEOREMA VEINTE Y TRES. Proposición xxvii. En llegando el objeto d tal distancia que ocupe un ángulo indivisible, se perderá de vista. T. DEMONSTRACION. ambien está claro: porque todo ángulo óptico ha de ser divisible por el exe de la pirámide 3; pero este no lo es, por la suposición: porque alias i Suposición 8. 3 Definición 4. cap. 2. 2 Suposición 9. LIBRO TERCERO, 3I9 alias, no seria el mínimo: luego por él no puede encaminarse a h visca especie alguna visible. D DEMUÉSTRASE DE OTRO MODO. "emos que una magnitud llegue a tal distancia que solo ocupe el menor ángulo óptico, que pueda darse: y demos que apartándose mas, ocupa otro ángulo menor, el cual no será divisible; porque a serlo, será ángulo óptico, y habría otro ángulo menor que el menor: luego este ángulo no seria óptico; pero ninguna cosa se ve sino debajo de ángulo óptico 2: Luego en llegando el objeto a tal distancia, que solo ocupe un ángulo indivisible, se perderá de vista; pero aun mucho antes se perderá de vista, por la densidad del ambiente, y la atmósfera, o vapores férreos, que le confunden, y perturban, junto con la debilidad de nuestra vista. Por lo cual demuestra Euclides, en su perspectiva, teorema tercero: que todas las cosas tienen una determinada distancia para verse; pasada la cual, no se verán. CAPITULO IV. JEn que se concluye el intento, con algunos problemas muy útiles d las operaciones de la Tintura. H. .abiendo concluido con los dos empeños mas importantes de esta facultad en los dos capítulos antecedentes; que son, la perspectiva de cuerpos, y la perspectiva de luces, me ha parecido añadir aquí algunas proposiciones, que si bien no son pertenecientes a la óptica, son sin embargo muy útiles a diferentes operaciones, que ocurren en la práctica de la Pintura: y así, en gracia de los estudiosos, las pondré aquí, remitiendo la demonstracion de algunas a los lugares donde las tratan sus autores, y demonstrando las que no tuvieren autor: y así no habrá que citar ninguna de las definiciones, ni suposiciones de los capítulos antecedentes, sino $olo las de los elementos de Euclides. PROBLEMA PRIMERO. Proposición i. Dado un triangulo, resolverle en paralelogrammo rectángulo. s ea el triángulo dado A B C', y sobre la basa B C, dexese caer la per- Figura i. pendicular A G; y dividida esta en dos partes iguales, en el punto E, le- Capit. 4. vantense sobre los ángulos B, y C, las perpendiculares B D, CF, iguales a G E; y desde el punto D, hasta F, tírese la línea D F, que será paralela a BC t y quedará constituido el paralelogrammo rectángulo B D FC, l Definición 4. cap. 3. 3 Definición 1. cap. 2. Figura 2. 330 MUSEO PICTÓRICO. FC, a uz a el triángulo A B C, en la mitad de su altura: lo cual se demuestra en la 42 proposición del libr. 1. de los elementos de Euclides. . COROLARIO. Oiniese de aquí, que cualquiera paralelogrammo, sea, o no rectángulo, que estuviere sobre una misma basa, o igual a un triángulo, y en la misma altura, será duplo del triángulo, sea este de la especie que fuere 2: porque el paralelogrammo HG, está dividido por la diagonal B A, en dos mitades 3: luego es duplo del triángulo B A G: y lo mismo se demuestra del paralelogrammo G I: luego el total HC, es duplo del triángulo total Ti A C PROBLEMA SEGUNDO. Proposición a i. Sobre una línea recta dada, constituir un paralelogrammo, igual en área, d un paralelogrammo dado. s 3ea el paralelogrammo dado A B, y la línea dada CD. Póngase esta en dirección con la A C; y del punto D, por el ángulo B, tírese la línea indefinita D I. Alargúese la A E, hasta que concurra con la diagonal en; y tírense las paralelas IH,BF,DH,yBG,y quedará constituido el paralelogrammo B H, igual a el lado AB, y sobre la línea CD, o su igual B F: porque siendo iguales los triángulos AD I, D a H; quitando de ambas partes los CD B, y D B F, iguales, y los E B a, B IG y también iguales, se quitan de iguales, iguales 5: con que los residuos, o complementos AB, B H, forzosamente quedan iguales, que es lo que se pide 6: cuya demonstracion es de grande importancia, por la suma utilidad que subministran, así los complementos dichos, por la igualdad, como los otros dos, por donde pasa el diámetro, que llaman cinc a diametrum, por la semejanza, y proporcionalidad 7. Y también por ser medio para hallar una quarta proporcional, dados los tres términos B G, B 7", y B C, hallar el cuarto, que es B D; y será como B G, a B a; así B C, á B D, o como IG, a G B; así D C, a C B: lo cual es útilísimo para muy importantes operaciones, como se verá adelante. También se puede hacer el paralelogrammo, que se pide, con un ángulo rectilíneo dado: pues formando el ángulo A E B, igual a el dado, y en lo demás obrando como se ha dicho, resultará el paralelogrammo B H, igual a el dado; y con el ángulo G, igual a el que se pide. Y por este mismo medio se pueden también constituir triángulos iguales a otros dados; siendo sobre iguales basas, y entre unas mismas paralelas 8; y aunque sean con un ángulo rectilíneo dado: guardando la proporción que dijimos en la 1 Euclides 42. proposición r. 2 Euclides 41. proposición I. 3 Euclides 34. proposición i. 4 Euclides 34. proposición i. 5 Euclides 3. axioni. r. 6 Euclides 43. proposición I. 7 Euclides 24. proposición. 6. 8 Euclides .proposición, i. LIBRO TERCERO. 3 21 la antecedente, de ser duplo ckl triángulo el paralelogrammo, que escá sobre la misma basa, y en la misma altura. PROBLEMA TERCERO. Proposición iii. s Constituir un cuadrado igual aun paralelogrammo dado. ea el paralelogrammo dado AD;y alargúese la línea C ' D, hasta F, Figura a quedando D F¡ igual ÁD B, altura del paralelogrammo, y haciendo diámetro la C F, desde el punto medio G, como centro, describase la circunferencia CE F, y alargúese la D B, hasta que toque la circunferencia en el punto JE; y el cuadrado que se describid e sobre la D E, será igual a el rectángulo A B CD; por ser la D E, media proporcional entre la CD, y laZ B, o su igual D F. En que es de observar el modo de hallar la media proporcional entre dos líneas desiguales, por ser un problema útilísimo para muy importantes operaciones de la matemática j el cual lo demuestra Euclides, en la 13. proposición del ó. D £ CORO L ARIO PRIMERO. 'e aquí se sigue, que para constituir un cuadrado igual a un triángulo sea el que fuere, reducido a paralelogrammo, por la primera de este, y e! paralelogrammo a cuadrado, por la presente, será el cuadrado igual í el triángulo, por ser los dos iguales a un tercero. 2 s CORO L ARIO SEGUNDO. igues5 también la conversa de reducir el cuadrado a paralelogrammo, de la longitud que se quisiere, por la antecedente, poniendo el cuadra- Figura 2. do en la línea AC;yh longitud del paralelogrammo, que se pide, en la C D: y en lo demás, como en la antecedente. PROBLEMA cuarto. Proposición iv. s Medir la área, de un paralelogrammo,sea o no, rectángulo. ea el paralelogrammo A B CD: su altura sea treinta pies: su longitud Figura 3. sesenta: multipliqúese el sesenta por treinta; y el producto, que son mil y ochocientos pies, será el valor de toda su área 3; lo cual es útilísimo 30 ' J a 'f " para medir las superficies de paredes, bóvedas, o cielos rasos, que se hu- 1 8ou. Producto. bieren de pintar, aunque sean trapecias, o irregulares, reducientes a Tom. I. Ss tnan- 1 Euclides 14. proposición. 2. y 17. proposición 6. 2 Euclides 1. axíom. I. 3 Euclides, apud Clavium, super 1. definición 2. element. 3 22 MUSEO PICTÓRICO. triángulos; y de triángulos, a paralelogrammos; y de estos, a cuadrados: y sabiendo los pies que arrojan, hacer su avance, para no entrar a ciegas en las obras de conseqüencia. PROBLEMA V. Proposición v. Constituir un cuadrado igual a dos cuadrados dados. Figura 4. Oean los dos cuadrados dados A BCD, EFG H: tómese de cada uno un lado, como CD, del uno, y G H, del otro; y fórmese de ellos el ángulo recto IGK 1: y tírese después la hipotenusa 7iv,que así se llama la línea, o lado q?e en un triángulo rectángulo se opone a el ángulo recto, y el cuadrado que se constituyere sobre la línea 7iC,será igual a los dos cuadrados de las líneas 1 G, G K, que son los A D, y EH. Pero si los dos cuadrados dados fueren iguales, se podrá demonstrar la igualdad del tercero a los dos, sin la 47. del primero de los elementos Figura 5. de Euclides: porque siendo iguales los dos cuadrados G B, B H, y puestos sus dos lados A B, B C, en ángulo recto; tirese la hipotenusa A C, y sobre ella fórmese el cuadrado AF. l Digo que este es igual a los dos quadrados G B, B -.porque en el triángulo A B C, el ángulo A B C, es recto, por la construcción; y los lados AB, B C, iguales, por la suposición: luego los ángulos B AC, B C A, sobre la basa 4 serán semirectos; pero en el triángulo A E C, el lado AC, es común, y el ángulo E, recto; y también semirectos los ángulos E A C, E C A 5: luego todo el triángulo A E C, será igual a todo el triángulo A B C; y el cuadrilateto AB CE, será cuadrado 6; pero el triángulo E F C, por la misma razón, es igual a el triángulo ABC: luego el triángulo total AFCi, será igual a el cuadrado ABC E; pero el triángulo A FC, es mitad del cuadrado AD FC%: luego el cuadrado A F, es duplo del cuadrado B E; pero cada uno de los dos cuadrados G B,B 77, es igual a el cuadrado B E, por ser los lados AB, B C, comunes 9 ¡ luego los dos cuadrados G B, B H, juntos, son también duplos del cuadrado BE JO: luego el cuadrado A F, es igual a los dos cuadrados igualeG B, B H, juntos: que es lo que se habia de hacer, sin la 47. del primero de Euclides. DEMUÉSTRASE MAS FÁCILMENTE. P Figura 5. Jl orque siendo iguales los dos cuadrados G B, B H, hágase de ellos el paralelogrammo A H; y por la tercera proposición antecedente cons- ti- 1 tttlides 1 1 . proposición I. 6 Euclides 29. definición r. 2 Euclides 47. proposic. 1. 7 Euclides l. axiom. 1. 3 Euclides 46. proposic. 1. 8 Euclides 34. proposición 1. 4 Euclides 2. coroiar. 32. proposición t. 9 Euclides 35. proposic. I. j Euclides 26. y 34. proposición 1. lo Euclides 6. axiom. i.y 9. proposición y. LIBRO TERCERO. 323 tiruhle un cuadrado igual, por la media proporcional E K, que insiste, en la circunferencia JO K H; y |stf sera igual a los dos cuadrados G B 1 B H. COROLARJO PRIMERO. D . "e aquí se sigue la conversa; que dado un; cuadrado, como A F, se constituyan dos cuadrados iguales a él, e ¡guales entre sí, haciendo se mirectos los ángulos, sobre la línea A C, y sobre los lados A B, B C,. se constituirán los dos cuadrado iguales a el dado, e iguales entre sí. Y si. se pidieren desiguales, se puede hacer por la primera parte de esta proposición. Y si fuere señalado el lado de uno de los dos cuadrados pedidos, con tal, que. sea menor que la hipotenusa., que es el lado del quadrado dado, como a K; hecho el ángulo recto, hacer una de sus líneas Figura 4. ó lados iguales a el lado de el cuadrado qué se;pide, como a G 2; y después, con el intervalo de la Jiipotenusa, haciendo centro en el punto, describir la porción L K, que cortará la G K, en algún punto, co- Figura 4. mo a: con que G L, será lado del otro cuadrado, que se pide. Y si se dieren dos cuadrados desiguales, y se pidieren dos iguales entre sí, y a los dados, hallada la hipotenusa de los dos desiguales, formar sobre ella los dos ángulos del triángulo rectángulo semirectos, y producirá dos lados iguales, como lo serán sus cuadrados entre sí, y también a los dos propuestos. COROLARIO SEGUNDO. s iguese . también, que la mitad del diámetro de un cuadrado, es lado Figura 5, de uno que sea subduplo, d mitad suya a porque el semidiámetro E C, es lado del cuadrado B E, que está demonstrado, mitad del cuadrado A F. S; CORO L ARIO TERCERO. agüese también, que el cuadrado que se constituyere sobre la diagonal de otro, será duplo de aquel: porque la línea A C, es diámetro, u diagonal del cuadrado' B E, y sobre ella está formado el cuadrado A F, que se ha demonstrado, duplo del cuadrado BE. COROLARIO cuarto. Si iguese también, que el cuadrado que se constituyere sobre la mitad de uno de los lados de otro cuadrado, o sobre la perpendicular, que del, centro del cuadrado cayere sobre uno de sus lados, como la El, será subcuadruplo de dicho cuadrado: porque la E a, es semidiámetro del cuadrado B E 3: luego el cuadrado de la El, será subduplo del quadrado E B; pero el cuadrado E B, se ha demonstrado subduplo del quatom. I. Ss 2 dra- I Euclides r. axtom. i. y Q.proposk. J. 3 Corolario. 2,, 3 Euclides $. proposición 1. 324 MUSEO PICTÓRICO. drado AF -Juego el cuadrado AF, será cuadruplo del cuadrado de la El 1 - Esto es, que el cuadrado de la E a, estará cuatro veces contenido en el cuadrado AF:y de este modo se puede ir dividiendo, y subdividiendo un cuadrado por todas sus partes aliquotas casi infinitamente. 3 s CORO L ARIO V. iguese también, que en los triángulos ambligonios, el cuadrado que se describiere sobre el lado opuesto a el ángulo obtuso, será mayor que los dos de los lados que le comprenden. Y también, que en los triángulos oxigonios, el cuadrado del lado opuesto a el ángulo agudo, será menor que los dos de los lados que le comprenden. PROBLEMA SEXTO. Proposición vi. Dado un cuadrado, triplicarle, quintuplicarle, o multiplicarle, en cualquiera proporción de números, pares, o impares. Esta admirable práctica la enseña el insigne geo'metra pintor Alberto Durero, en el capítulo 30. del libro 2. de su geometría: y después la demonstró el padre Gavio, en la última proposición del sexto libro de Euclides. Figura 6. Oea pues el cuadrado propuesto ABCD, y quiérase hacer .otro siete veces mayor; alargúese la línea B A, hasta el punto E, de suerte, que k A E, sea séptupla: esto es, siete veces mayor, que la B A, y después en la mitad de la B E, se haga centro, como en el punto F, y con el intervalo FE, se describa la circunferencia E G B, y alargúese la A C, hasta el punto G, de la circunferencia. Digo: que el cuadrado H A, que se describiere sobre la A G, será siete veces mayor, que el propuesto D A: porque la A G, es media proporcional entre las dos líneas E A, y AB 3 luego la primera EA, será a la tercera AB, como es el cuadrado H A, de la segunda 4, a el cuadrado DA, de la tercera; pero la E A, se hizo séptupla de la AB: luego también el cuadrado AH, será séptuplo del cuadrado D A: que es lo que se habia de hacer. Y lo mismo será, si la E A, se hiciere séptupla, o quintupla, o en cualquiera otra proporción a la B A: porque siempre el cuadrado de la media, tendrá a el de la tercera aquella misma proporción que la primera línea E A, tu- tu viere a la tercera A B. 3 PRO- 1 Euclides 4. definición J. J Euclides i. corolario 1 3. proposición 6. 2 Euclides 1. definición J. 4 Euclides corolario 20. proposición 6. LIBRO TERCERO. 325 PROBLEMA SÉPTIMO. Proposición vi i. Dado cualquiera paralelogrammo constituir otro semejante, y semejantemente puesto en cualquiera proporción, mayor o menor, á otro paralelogrammo dado. ea el paralelogrammo dado A B CD, y pidese otro semejante a este, y en proporción dupla: para lo cual se hará la E B, dupla de la B A, y Figura 7. hallado el centro F, en el medio de la A E, se describa el semicírculo EGA-, y levantando la B G, la cual, como se ha dicho, es media proporcional entre la E B, y B A. Hágase la A H, igual a la G B, y u resé la HI, paralela a la A D, hasta que se corte con la diagonal A C alargada en el punto . Tírese pues la a K, paralela a la A H, y alarguese la A D, hasta que corte a la indefinita a K, en K, y quedará hecho el paralelogrammo H K., semejante, y semejantemente puesto a el A C, y duplo suyo. La demonstracion es la misma del antecedente ': y a cualquiera punto del diámetro AI, que se tiren paralelas a los lados opuestos, como en Ai, se constituirá un paralelogrammo, semejante á el AI, total, como lo es el AL JIN; y así de los demás que se hicieren, mayores o menores con esta práctica. PROBLEMA OCTAVO. Proposición viii. 1. - Constituir un cuadrado igual d un rectilíneo dado,por irregular que sea. & ►ea el rectilíneo irregular dado A B FG. Resuélvase en triángulos, co- Figura 8. mo ABC, C B D,C D E, EDF, FD G; y por la primera de este capítulo, que es la 42. del 1. de Euclides, irlos reduciendo a paralelogrammos; y estos, en cuadrados, por la tercera de este: y después por la quinta,-que es la 47. del i.de Euclides, irlos reduciendo, cada dos, á uno, hasta que vengan todos a quedar en uno solo, y este será el que se pide. Y lo mismo que se hace para hacer mensurable a esta superficie irregular, se hará para mensurar cualquiera otra de las regulares multiláteras 3, como pentágonos, hexágonos, &c. Pues resueltos en triángulos, y de estos en paralelogrammos, d cuadrados, se puede medir su área, multiplicando un lado por otro, como dijimos en la proposición quartadel presente capítulo. TEO- 1 Euclides 34. proposición 6. a Definición j 4. capítulo r. Figura 9. s2 £ MUSEO PICTÓRICO. .(PROBLEMA NUEVEíi Brovposiciqn. IX. Dado un círculo, constituir otro, que sea subduplo,0 mitad suya. Se " l ea el círculo dado IHQ K. Circunscríbasele un qúadrado 1, como B CD E: y sobre el semidiámetro A D, fórmese el qúadrado A F; y hallado el centro G, por medio de sus diámetros, inscríbase en el un cír- .. a culo, y este será mitad del antecedente 1 HG K: porque como el qúadrado a el qúadrado; así el círculo inscripto a el círculo inscripto: pues su diámetro es igual a el lado del qúadrado, en quien se inscribe 2:.y los círculos tienen entre sí la misma proporción que sus diámetros; pero el qúadrado A F, es mitad del qúadrado B D 3: luego el; círculo G, será mitad del círculo A: que es lo que se habia de hacer, - por la misma razón, el círculo L, será -mitad del círculo G; y consiguientemente eí círculo A, será cuadruplo del círculo L. Y de esta suerte se pueden ir multiplicando, u disminuyendo proporcionalmente; pues como el círculo A, í el círculo G, asi el mismo G, a L,&c. Cuya practica es de nuestro Alberto, libro 1. cap. 41. de su geometría. D 'e aquí se sigue, que para formar un círculo, que sea tres, o cinco, ó siete veces mayor o menor que otro, y así en las demás proporciones impares, hallado el qúadrado, que tenga con el circunscripto del círculo dado la proporción que se busca mayor o menor, por la. sexta proposición de este capítulo, se hallará luego el círculo en la misma proporción inscribiéndole en dicho qúadrado, PROBLEMA DIEZ. Proposición x. s, Constituir un paralelogrammo igual d un círculo dado. 3upuesta la proposición de Archímedes, de que el circulo es igual a el triángulo, cuya basa es igual a la línea de su circunferencia, y la altura a su semidiámetro 4: y sentada la hipótesi de que la circunferencia contiene a su diámetro poco menos que tres veces, y una séptima parte suya, que es como 7. el diámetro., y 22. la circunferencia, hallaremos, que tomada la mitad de la circunferencia, con la misma altura del semidiámetro, se constituirá un paralelogrammo S igual a el círculo. DE- 1 Euclides 7. proposición 4. 4 Ar chime, proposición 5. y 6. apud Tac- 2 sínchimed. proposición 7. apud Tacquet, quet, in geomet. in geomet. J Proposición 1. 3 Corolario 2. proposición £. ' COROLARIO. LIBRO TERCERO. 'W Figura a o. 22. 7- 154. D E M N S T R A C a O N. Q 0ea pues el círculo dado vi: su diámetro sea 14.1a circunferencia 44. tómese la mitad del diámetro, que es 7. y la mitad de la circunferencia, que es 22. y de estas dos lineas hágase el rectángulo AB, y este será igual a el círculo A; en el cual paralelogrammo, multiplicado el 22. por el 7. producirá 154. y esta misma será la área del círculo A, a quien se constituyó igual: cuya práctica imperta mucho para medir cualquiera stíperíicie circular: como también para cuadrar el circuló debajo de esta hipótesi, reduciendo a cuadrado el paralelogrammo, por la tercera proposición de este capítulo. Pero no será fuera de propo'sitó para cuadrar el círculo con 'mayorbrevedad, poner aquí la práctica de Alberto Durero, que es í dividir el diámetro del círculo en ocho partes; y añadiendo una mas a cada extre- Figura a a . mo, como en la figura 1 1 . quedará una línea de diez octavas partes del diámetro del círculo: y esta, tomada por diagonal, u diámetro, constituirá un cuadrado prácticamente igual, o con muy imperceptible diferencia a el círculo dado. Y si dado el cuadrado, se pidiere el círculo, que le sea igual en la forma dicha; dividir el diámetro, u diagonal suya en diez partes, y tomar las ocho por diámetro del círculo que se pide; y este será igual en área a el cuadrado, según esta práctica. Y si se quisiere constituir un triángulo equilátero, igual a el círculo; hallado el cuadrado por la práctica antecedente, dividir un lado en dos partes iguales; y dando tres de estas a el lado -del triángulo equilátero, este será igual a el cuadrado, según nuestro Alberto '; y consiguientemente a el círculo, cuyo cuadrado es: como se vé en el cuadrado AB, que dividido el lado B F, en las partes B E,EF, alargando la B F 7 hasta C, quedando la parte FC, igual auna de las antecedentes B E y E F, queda terminada la linea B C, sobre la cual, formando el triángulo equilátero BCD 2, será igual a el cuadrado A B; y consiguientemente a el círculo, cuyo cuadrado fuere. De que se sigue la conversa, que para formar un cuadrado, prácticamente igual a un triángulo equilátero, divídase uno de sus lados en tres partes ¡guales, de las cuales, tomando dos, por el lado del cuadrado 3, este sera igual a el triángulo equilátero, según esta práctica, y consiguientemente a el círculo, que, según la práctica antecedente, se constituyere igual a el cuadrado. También se sigue de aquí la resolución de un problema curioso, que es: constituir un triángulo equilátero, igual en área a un triángulo escaleno dado: pues reduciéndole a paralelogrammo, por la primera proposición de este capítulo; y después a cuadrado, por la tercera; y por la presente, a triángulo equilátero, quedará concluido el intento debajo de esta hipótesi. PRO- Figura a 2. 1 Sürert. libro. 2. cap. 28. de geometr. 2 Coroar. proposi. 3. cap. 1. 3 Cerolar. j . proposi, cap. 1 . 3 28 MUSEO PICTÓRICO. PROBLEMA ONCE. Proposición xi. Dada {Malquiera figura rectilínea, descripta dentro o fuera del círculo, hacer otra semejante, que sea cuanto se quisiere mayor o menor que la propuesta. Figura 13. Oea pues el triángulo equilátero A B C, descripto dentro del círculo, y hayase de hacer otro, cuyo lado sea la C L: hase de buscar el semidiámetro de un círculo, que sea capaz de un triángulo equilátero, cuyo lado sea la C L:j para esto, de el -centro D, de el triángulo ABC, se tiren las dos líneas rectas D B, y DC; y la D C, se alargue indefinitamente hacia el punto E: y después, de el punto L, se tire la L E paralela a la B D, hasta que concurra con la CD alargada en el punto E. Dio: que la C E, es el semidiámetro de un círculo, capaz de un triángulo equilátero, cuyo lado sea la línea C L. P DEMOSTRACION. orque en el triángulo CE L, está tirada la línea recta DB, paralela a la E L ': luego cortará los dos lados CE, y C L, proporcionalmente en los puntos D, y B: con que será C D, iC B, como es C E+ í C L pero la CD, es semediámetro de un círculo, capaz de un triángulo equilátero, cuyo lado es la C B: luego también la C E, será semidiámetro de un círculo, capaz de un triángulo equilátero, cuyo lado sea igual a la C L: que es lo propuesto. Y lo mismo se observará en cualquiera otra figura regular, de las que se describen dentro o fuera del círculo, tomando uno de sus lados por basa de un triángulo, como CDB, cuyo ángulo vertical D, esté en el centro del círculo: y en lo demás se obrará como queda dicho. Pero si la figura rectilínea dada es grande, y se pide otra menor, estando hecho el triángulo ya dicho DBC, cortaremos del lado CB, un segmento, que sea igual a la línea dada de la figura que se pide menor; y después se tirará una línea dentro del triángulo C DB, por la sección hecha, que sea paralela a la D B; y esta será el semidiámetro del círculo, capaz de una figura semejante a la dada, y cuyos lados sean iguales a el propuesto. Y para mayor inteligencia, imagínese, que el lado C L, es el de la figura grande, y el CB, el de la figura menor que se pide, y la D B, es la línea, que se ha tirado paralela a la -E L, y esa es h que da el semidiámetro del círculo para la figura que se pide menor que la propuesta. co- I Euclides 2. propone. 6. D LIBRO TERCERO, 329 COROLARIO PRIMERO. e aquí se sigue, que para formar cualquiera iígura regular de un lado propuesto, mu dar otra mayor ni menor, bastará formar una de aquella especie, a su voluntad, salga mayor o menor en sus lados que la línea dada, y después, por la presente proposición, buscar el diámetro del circulo, capaz de una iigura, cuyos lados sean iguales a el propuesto de la linca dada. CORO L ARIO SEGUNDO. TI e aquí se sigue también la resolución de un problema curioso, en Figura 1 n que: dada una línea recta terminada, como C L, se halle el centro del círculo, capaz de una figura regular, cuyo lado sea la C L. Hágase, como se ha dicho, otra iigura mayor o menor, de la misma especie de la que se pide; y tirando una línea recta a el centro, desde uno de sus ángulos ¿ como CD: y reconocido el ángulo que forma la DC, con la C B, constituirle igual £ sobre el extremo C, de la línea dada C L; y alargada quanto se quiera la CD, desde cualquiera punto, como D; y con el intervalo D C, describase la porción circular C B: y desde la sección B, tirar otra recta a el punto D: y después otra paralela í esta, desde el punto Z¿ que concurrirá sobre la C D, en el punto E, y este será el centro del círculo; donde se pueda inscribir una figura de la especie que se pide, cuyo lado sea el propuesto de la línea dada. Puédese también hacer, levantando una perpendicular, como FE 2,' en la mitad de la línea dada; y formando en una de sus extremidades el ángulo igual, como se ha dicho, y alargada la línea superior de este áng ilo, hasta que concurra con la perpendicular en el punto E, allí será el centro del círculo que se pide, por ser cierto que está el centro en cualquiera de estas dos líneas 3: luego estará en la común sección. Y también por este medio, dada la figura, se puede hallar el centro del círculo, en quien está inscripta. También es de notar en esta, como en la segunda proposición, el medio de hallar la quarta proporcional, o cuarto término, a tres magnitudes dadas, que llaman Regla de tres: pues compuestas la primera y y segunda en la recta C B, B L; la tercera CD, se componga en cualquier ángulo, en el extremo C; y tírese la D B; y alargada indefinitamente la CD, tírese desde el punto L, la paralela LE; y será D E, la quarta proporcional, 6 cuarto término que se busca. 4 Lo cual se puede hacer también por cantidad discreta, o aritméticamente, diciendo: como 4. a 6.' así 8. a el que se busca. Multipliqúese el segundo término por el tercero y y saldrán 48. pártanse estos por el primero, que es 4. y el qüociente será 12. y este será el cuarto término: porque si cuatro cantidades son proporcionales, el rectángulo de las extretoni, I. Te mai 1 Proposición r. cap. ij 3 Enclides corolario 1. P. y 19. P. 3. ; Pnpos.asn 2. capitulo a . 4 Euclides 12. proposición ó. Figura 13. Figura 14. Figura 14. ¡3° MUSEO PICTÓRICO. mas es igual a el rectángulo de las medias. l Y así se verá, que lo mismo produce multiplicando el 12. por 4. que el 8. por 6. que son 48. También para hallar una tercera proporcional, a dos rectas dadas, se puede hacer por cantidad continua, haciendo igual la B L, a la CD, segunda; y de esta suerte, la D E, será tercera proporcional: porque será como C B, a B L, o a su igual CD; así CD a DE. 2 Y por cantidad discreta se puede hacer, cuadrando el segundo término, diciendo: 6. veces 6. 36. pártolos por el 4. que es el primer término, y el qüociente será 9. y este será el tercer término, d tercera proporcional: porque si tres rectas son proporcionales, el rectángulo de las extremas es igual a el cuadrado de la media. 3 Y así se verá, que lo mismo produce multiplicado el 9. por el 4. que multiplicado el 6. por sí mismo, que son 36. y es su cuadrado. 4 Lo cual es importantísimo para muchos casos: pues por este medio se pueden hacer varias progresiones en continua proporción, buscando a cada dos de las últimas otra tercera; así para degradar figuras, y otros cuerpos, proporcionalmente, como para acrecerlas en diferentes alturas y distancias. s PROBLEMA DOCE. Proposición xii. Hallar el centro de cualquiera figura multilátera regular. T. ?a la figura regular el hexágono BC DE FG. Divídase cualquiera de sus lados, como D E, en dos partes iguales, en el punto K; y con el intervalo ED, desde los puntos -E, y D, descríbanse los dos arcos D H, E H y por la común sección H ', y el punto iv, tírese la línea HA,que será perpendicular a la D E 5 y haciendo lo mismo con el lado FE, tirese por el punto L, la a A. Digo: que donde estas se cortaren, que es en el punto A,aüí será el centro.. o Y esta misma construcción servirá para hallar el centro de jcualquiera.. circunferencia, tomando en ella cualesquiera dos puntos, como D, y -E; y dividiendo por medio el arco D E, tirar la perpendicular HK, alargada cuanto se quisiere; y después tomar otra porción, aunque no sea igual a la antecedente, en la misma circunferencia; y tirada la perpendicular, donde cortare a la otra, allí será el centro: cuya demonstracion se funda en la proposición 1. y 25. de el tercero de los ele-, mentos de Euclides. COROLARIO. k :.v amhien sirve esta práctica para circunscribir un círculo a cualquiera; triángulo, sea el que fuere: pues haciendo esta misma operación en dos; de sus lados, y tiradas -sus perpendiculares; donde estas se cortaren, será el centro de un círculo, que toque todos los tres ángulos del triángulo dado, aunque sea isósceles,,-d escaleno. Pe I Euclides 1 6. proposición 6. i Euclides 2. y 1 1, proposición 6. 3 Euclides 17. proposición 6. Euclides 17. proposición 6. Euclides 10. v il. proposición 1. ÍLuLÍiJes íureiario 1. P. ¡.y 25. P. 3. i LIBRO TERCERO. 33 Pero para inscribir un círculo dentro de cualquiera triángulo, será menester, especialmente sino es equilátero, dividir sus tres ángulos, como en el triángulo A B C; o por lo menos los dos; y tiradas las líneas CD, £ D, donde estas se cortaren, como en el punto D, será el centro del círculo, que se ha de inscribir: y después, tirando una perpendicular, desde dicho punto, sobre uno de sus lados, como la D E, esta será el semidiámetro del círculo inscripto EJFG.Lo cual demuestra Euclides, en la 4. proposición del libro 4. y puede servir también para inscribir un círculo en cualesquiera figuras regulares. PROPOSICIÓN TRECE. Figura 14. Práctica universal para la descripción de cualquiera figuras regulares, y multiláteras que se puedan inscribir en un círculo. Pe or cuanto a el Pintor se le ofrece repetidas veces servirse de las figuras regulares, que se inscriben en un círculo, me ha parecido poner aquí una regla general para formarlas, ayudado en parte del tanteo y práctica; no siendo posible hacerlo del todo geométricamente, por no haber descubierto hasta ahora el ingenio humano la trisección del ángulo no recto; pues solo se puede dividir geométricamente en dos partes, y de aquí irse subdividiendo en números pares, como 2.4. 8. &c. Bien que el ángulo recto se puede dividir, no solo en dos sino en tres, geométricamente, inscribiendo sobre uno de sus lados un triángulo equilátero, cuyo ángulo es dos tercios de un recto: con que el residuo será un tercio de recto: y dividiendo el ángulo del triángulo en dos, quedará el total recto dividido en tres geométricamente. Y estos se pueden también dividir, y subdividir, o geométricamente en pares como 2. 4. 8. &c. o prácticamente en impares, como 3. 9. 15. &c. Y respecto de que el triángulo equilátero es la primera de las figuras regulares, que se inscriben en un círculo, me ha parecido que este sirva de regla para todas las demás: reservándole a el curioso, y especulativo el ver demonstradas las que pone Euclides, en el cuarto de sus elementos, hasta la de quince lados, suponiendo, que estos se pueden dividir y subdividir casi infinitamente. Y porque el triángulo equilátero se forma con el mismo semidiámetro, o abertura de compás, con que se ha formado el círculo, parando el un pie en la circunferencia, como en el punto i% p jCURA T y desde allí describiendo la circunferencia B G C;y por donde corta la entera, en los puntos B, y C, tirada la línea recta B C, esta será el lado del triángulo equilátero. Esto supuesto, habiendo de describirse una figura de quince lados, como dice Euclides en la 1 6. proposición del cuarto, cada una de las circunferencias, como ADC, CFB, B A, contendrá cinco partes de las quince, que ha de tener la figura que se pretende inscribir: porque tres veces cinco son quince 5 y si en el círculo A D CB, se inscribiese un pentágono, cuyo lado sea A D, este contendrá tres partes de las quince, que Tom. I. Tt 2 ha- 332 MUSEO PICTÓRICO. habia de tener el quindezágono: porque cinco veces tres, también son quince. De que se infiere, que la diferencia que hay del triangulo equilátero a otra cualquiera figura regular, que se haya de inscribir en el cír- culo, está contenida entre los dos lados AD, AC, en la circunferencia D C: porque siendo cinco las partes contenidas en la circunferencia A DC del triángulo para la figura de quince lados; y de estas, conteniendo tres el lado del pentágono, se viene a inferir, que para formar el pentágono, dividiendo el arco del triángulo equilátero en cinco partes iguales; y de estas, dando tres a el lado del pentágono, será el exacto para su formación en el círculo, como en el lado A D, que contiene tres partes, de las cinco en que se divide la circunferencia AD C: pues si la diferencia de tres a cinco está entre el lado del triángulo, y el de la figura, que se pretende inscribir, la igualdad del número, que es 3. quedará contenida en el arco A D, de la figura que se hubiere de inscribir: luego todas las veces que el arco ADC de un lado del triángulo equilátero se dividiere en tantas partes quantás se pretende que tenga la figura que se ha de inscribir, tpmando tres de estas, para el lado de la figura, será el exacto para su formación: con -que para urt pentágono, dividirle en cinco partes, y tomar tres -.para el heptágono, dividirle en siete partes, y tomar tres; y así de los demás, tomando siempre tres solamente: porque la igualdad del número de tres, a tres., viene a quedar en el lado de la figura que se busca; y la diferencia entre los dos lados, como C ED. Pero se advierte, para escusar prolixidad, que siempre que se pudiere hallar una figura menor, u de menos lados, que multiplicada por dos, o por tres, produzca la mayor, que es la que se busca, no se ha de hacer la división A C, para la mayor sino para la menor, por facilitar mas la operación, v. g. preténdese hacer una figura de diez lados; no es menester dividir la circunferencia AC, en diez, para luego tomar tres, sino dividirle en cin co; y tomando tres, estará hallado el lado del pentágono; y partiendo el arco de este en dos, será cada uno de ellos lado del dezágono, que se pretendía hacer. Y si hubiese de ser de quince lados, dividir el arco del pentágono en tres: y si de veinte, dividirle en cuatro: y si de veinte y cinco, en cinco; y así de los demás: como si el lado A D, fuese de un heptágono, dividido en tres, producirá una figura de 21. porque 3. veces 7, son 21. y así de las demás. También es de advertir, que el semidiámetro del círculo se repite sei - . veces en' su circunferencia, como el lado CF;y que divididos sus arcos por medio dará una figura de doce lados; y luego, divididos estos, la dará de veinte y cuatro, £cc. Y que la mitad del semidiámetro, según Alber to 1 Durero, mide trece veces la circunferencia: y que el cuadrado se for nía en el círculo, tirando dos diámetros, que se corten en ángulos rectos y estos cortarán la circunferencia en cuatro puntos, que unidos con lí neas, darán la exacta formación del cuadrado: y con estas prácticas pueden ir multiplicando las figuras regulares cuanto se quisiere: que e -lo propuesto. ' PPvO - a ¿llbert. Durer. in geom. libro 2. cap. 19. LIBRO TERCERO. LLI a, ' — ' PROPOSICIÓN CATORCE. 33: Figura a 7. Practicas diferentes para la formrfciwide los ovaos regulares. L' ' ' ( - os óvalos suelen ser de diferentes proporciones;)' la mas común es la (klsexquialtero, que contiene su mayor, lmea diámetro y medio de lo¿ arados, que le componen: como en la figura 16 que contiene el diámetro Figura 16. A C, del círculo A G C F, y el semidiámetro CD, del círculo B HD F: y compuestos estos en la línea AD, dividida esta en tres partes, como AD, B C,C E), con el intervalo de una de estas partes, como A B, desde los centros B, y C, se describen los dichos dos círculos: y desde la común sección ivpor el punto B, se tirará la recta FB, y se alargará, hasta que toque la circunferencia en el punto G: Y esta línea F G, desde' el centró -F, será el semidiámetro, -con que se ha de describir la porción de círculo G H, qué-cumple la formación del óvalo, haciendo lo mismo.des de el punto, o centro E, sobre el lado F. u Este mismo: ovalo se puede variar, cortándose los círculos, o entre B, y C, con lo cual se hará mas prolongado; o entre C, y D, con lo cual saldrá mas recogido: y esto 3 mas d menos, conforme cada uno quisiexe- El otro óvalo llamaremos ¿lupla porque contiene su mayor lína dos diámetros enteros, de los círculos que le componen: los cuales, acomodados en la línea G H, y formados los dos círculos sobre los centros A, y B, se formará otro del mismo intervalo, desde el común contacto E: y divi dido el semicírculo AC B, por mitad, en. los puntos K, y C: desde este, por el punto A, se tirará, la recta CAE); con cuyo intervalo, desde el centro C, se describirá la porción D F;y haciendo lo mismo desde el punto K, con el mismo intervalo, sobre el lado C, quedará el óvalo exactamente formado.; r ' ' El otro se llama óvalo de' puntos dados', porque dado el diámetro Figura 18 mayor A B, y el menor CE): dividido cada uno por su mitad, se ponen " en ángulos rectos, como en el punto E: y dtspues, tomando el intervalo EB, y puesto un pie del compás en D con el otro se señala la sección G, sobre la línea E B; y en el punto G, se pone un clavito o tachuela; y haciendo lo mismo en el lado AE, se pondrá la tachuela F; y poniendo otra en el punto E, se atará un hilo en F, que pasando estirado por la tachuela del punto D, vaya a atar el otro cabo en G; y después, quitando la tachuela de el punto D, se aplicará un lápiz, o carbón, que llevando siempre estirado el hilo, atacado en las dos tachuelas F, y G, vaya corriendo toda la línea por los puntos dados, hasta cerrar el óvalo: por cuya causa llaman también a este: Ovalo de una vuelta de cordel. A el otro llamaremos óvalo voluntario: porque hecho el cuadrado, o rombo ADBC,se alarga el lado C B, hacia G; y D B, hacia H; CA, hacia E; y D A-, hacia F: y hecho esto, el punto C, será centro de la porción E G: el punto E, de la porción F tí: el punto A, de la FE, y el punto B, será centro de la G H: y con los mismos centros se le puede circunscribir alguna faxa, o moldura, así a este, como a los demás. Y se ad- vier- Figura a - A, 334 MUSEO PICTÓRICO. vierte, que si en este óvalo, la figura ABCD, fuere un cuadrado, saldrá el óvalo mas recogido; a manera de el de la figura 1 6. Y si la dicha figura A B, fuere rombo, saldrá el óvalo prolongado, a manera de la figura 1 7 mas, o menos, según fuere mas, o menos agudo el rombo. Y también es de advertir, que si al rededor del óvalo se le hubieren de hacer algunos rayos, como suele ofrecerse; los que estuvieren sobre cada porción concurrirán a el centro, desde donde ella se describió: como los de la porción E F, concurrirán a el punto A; y los de ia porción E G, concurrirán a el punto C, de donde fue formada: y así en las demás. . PROPOSICIÓN QUINCE. Práctica para medir la ana de un óvalo. .unque ya dijimos en la proposición diez el modo de medir la área de un círculo, aumenta no poca dificultad el medir la de un óvalo por lo irracional de su diámetro. Sea pues el diámetro mayor de un óvalo de doce pies y medio, y 12 a el menor sea de ocho. Hágase una suma de estas dos cantidades, y mon- 8 tara veinte pies y medio. Busquese la media proporcional entre las dos lí- neas; la una de ocho pies, y la otra de doce y medio, como dijimos en 20 la proposición tercera de este capítulo, y saldrá de diez pies: porque como el ocho a el diez, así el diez a doce y medio, que es proporción sexquiquarta: y de esta cantidad será el diámetro de un círculo, igual a el óvalo dicho. Y hecho esto, se puede medir el círculo en la forma que dijimos en la proposición diez de este capítulo: y esta misma será la área del óvalo, a quien se constituyó igual. Mas para hallar el valor de la circunferencia, hallado el diámetro, 22 se puede hacer por cantidad discreta, por la regla que dijimos de tres, 1 o diciendo: Si siete de diámetro, me dan veinte y dos de circunferencia; diez, cuantos me darán ? Multiplicar el segundo término por el tercero, y 220 saldrán docientos y veinte. Partirlos por el primero, que es siete, y sale a el qüociente treinta y uno, y tres séptimos; y este será el valor de la cir- - 3 cunferencia. Y en lo demás se obrará como está dicho. [f l Puédese también hallar por cantidad continua, aun mas fácilmente, ' (_ _ buscando una quarta proporcional, que es el cuarto término de la regla de tres, por la segunda proposición de este capítulo; poniendo, donde está el rectángulo E G, el que se formó igual a el círculo de catorce pies Figura 2. e diámetro, en la proposición diez, o el de otro cualquiera: y donde está la línea B C, perpendicular, se pondrá la de el semidiámetro de cinco pies, porque se ha de tomar la mitad de el diámetro: y tirada la paralela indefinita CD, tirar la diagonal IB, y alargarla, hasta que corte la C D, en el punto D, y quedarán proporcionales los dos triángulos BG I, B C D ': con que será BG, a G, como es B C, a CD; pero B G, es semidiámetro de un círculo, cuya mitad de circunferencia es G a: lue- S° 1 Proposición 12. cap. 2. LIBRO TERCERO. 335 goZ?C, es semidiámetro de otro círculo, cuya mitad de circunferencia es C D:y de esta suerte se puede cumplir el rectángulo con las demás paralelas B F, D F, y se halla a un tiempo el valor de la circunferencia que te busca, y constituido el rectángulo C F, igual a el círculo dado j pues el todo a el todo, es como la parte a la parte. & Modo de medir una media naranja, aunque sea aovada. H se hubiere de medir alguna media naranja, aunque sea aovada, reducida su planta a círculo, por la regla antecedente, y hallada la suma, o producto de su área plana, duplicarla, y el producto será el valor de U superficie cóncava de la media naranja: sea su asiento, y montea de medio punto, o sea aovada, con tal que se ajuste a la altura de su semidiámetro menor; o sino, multiplicar el semidiámetro de el círculo por el valor de toda la circunferencia, y la cantidad que saliere, será el valor de la área de la media naranja, siendo su montea de medio punto: porque multiplicado el diámetro entero con la circunferencia entera, el producto es igual a la superficie de la esfera: con que la mitad será igual a la mitad. Lo cual conforma con lo que dice Archimedes, libr. a . proposición 32 '. Y lo mismo que se dice de la superficie cóncava, se puede entender de la convexa. Y si tuviere pie derecho, hallada la línea de la circunferencia, se puede multiplicar por lo que tuviere de altura el pie derecho, y el producto sera su valor, el cual se puede añadir a el de el casco, y sumarlo todo junto. Y si acaso se ofreciere decir los pies cúbicos que tiene el casco de una media naranja, por haber algunos pintores que juntamente, u de afición, ú de profesión, son arquitectos; medida la superficie cóncava, y la convexa, hacer una suma de estas dos cantidades, y entre las dos buscar la media proporcional; y esta multiplicarla por el grueso, o ancho que tuviere el casco, como por dos, o por tres pies, u los que tuviere de grueso, y el producto será el valor de el sólido: pero para cubicar una pared, u otro cuerpo rectilíneo, no es menester mas que hallada la suma de su área, por la proposición quarta de este capítulo, que son los pies cuadrados que contiene la superficie, multiplicar aquella cantidad por el ancho o grueso que tuviere la pared o cuerpo que se haya de medir: lo cual, y en especial lo que toca a la medida de las superficies planas, y concavas, importa mucho a los pintores para hacer el avance de las obras de pintura que se ofrecieren ejecutar en ellas. PROPOSICIÓN DIEZYSEIS. Dividir una línea en las partes que se pidiere, o semejantes a las de otra dada. V JLista proposición la demuestra Euclidcs en la décima del libro sexto de Figura 20. sus elementos; y es útilísima para varias operaciones de la pintura. Sea pues la 1 Et ex ipso apud Tatqtist, in geemetr. proposición 24. n telectis ex ¿licbimed. -6 MUSEO PICTÓRICO. la línea dada A B, que se ha de dividir en siete partes iguales. Tómese otra cualquiera línea indefinita, y tómense en ella siete partes iguales a voluntad: esto es, grandes 6 pequeñas, como en la línea CE): y después, en cualquiera ángulo apliquesele la A B, o su igual C E, y tírese por las dos extremidades la recta D E, y por los puntos 6,5,4, cVc. tírense líneas paralelas a la D E, y quedará dividida la A B, o su igual CE, en las siete partes iguales, que se han pedido '. Y lo mismo se ejecutará, si las partes dadas en otra línea fueren desiguales; y en la que se piden, sea mayor o menor: pues con esta práctica, siempre saldrán proporcionales a las de la línea dada, por ser paralelas a la basa del triángulo. -AJS APLICACIÓN. rfsta proposición sirve para si una cornisa, o un pedestal delineado, u otro cualquiera cuerpo artificial, que conste de molduras o miembros, iguales o desiguales, se quiere hacer mayor o menor: pues si se quiere hacer mayor que la CD, y del tamaño de la AB, tomado su intervalo en el compás, describase la porción B E, desde el punto C, y por donde cortare a la línea D E, en el punto E, se tirará la CE, y quedará dividida proporcionalmente a la C D, con los tocamentos de las mismas líneas, que proceden de la C D. Y si se quisiere que sea menor, como la línea CE, póngase también en cualquier ángulo con la CE); y tirada la E E, por las dos extremidades, y continuando las paralelas por las demas divisiones de la C D, se hallará la CE, menor, dividida proporcionalmente, como la CE): cuya práctica es muy importante para escusar trabajo en semejantes ocasiones. PROPOSICIÓN DIEZ Y SIETE. . . JWodo de ochavar regularmente un paralelogrammo rectángulo. Figura 7. 3ea el paralelogrammo que se ha de ochavar el a P ZO: para lo cual, ochávese primero su cuadrado XEZO; cuyas ochavas serán QS, ST, T V. En que es de advertir, que dividido un lado del cuadrado, como EX, en diez partes y media, y dando tres'á cada extremo, como a ZS y y T, los cuatro y medio ocupa la ochava ST lo cual ejecutado, es de notar que la ochava Q S, del ángulo del cuadrado, es paralela a la diagonal E, del mismo, cuadrado: y así, dejando la ST, en la magnitud hallada, se tirará la diagonal P, del paralelogrammo Y Z; y por el punto S, donde comienza la ochava SQ, se tirará la S R, paralela a la diagonal P; y esta S R, será la ochava que ha de tener proporcionalmente un paralelogrammo en los ángulos, dejando la ST, del ancho en el tamaño que corresponde a la ochava de su cuadrado: Jo- cual se ofrece en la pintura repetidas veces, y en pocas lo he visto bien observado. IN- 1 EncüJe 2. proponed 6. 337 ÍNDICE DE LOS TÉRMINOS PRIVATIVOS del arte de la Pintura y sus definiciones, según el orden alfabético 3 con la versión latina, en beneficio de los extranjeros. La v, significa verbo: la a, activo: la p, pasivo: la n, neutro: la j-, substantivo. Adj. adjetivo: v, verbal par. participio: w, masculino f y femenino, sin. sjnonomos. A A: .BACO, s. m. Aquel cuadrado, que cae debajo del cimacio del capitel dórico. Lat. Abacus. Acabar, v . act. En la Pintura es la segunda mano con que se periiciona el bosquexo. Lat. Finiré. Academia de pintura, s, f. Donde se estudia, dibuja, o copia por el natural desnudo, en varios movimientos; y se confieren las dificultades de el arte, y sus mas radicales fundamentos. Lat. Academia. Joach. de Sandrart. libr. de Pictur. titul. Academia nobilissima artis pictoria. Acción, s,f. Véase actitud. Aceytar, -o, a. En la Pintura. Véase untar. Aceyte de nueces, s, m. Aceyte sacado en prensa, de el xugo de las nueces, para pintar. Lat. Oleum nucían, aut nuceum. Aceyte de linaza para pintar, s, m. Aceyte, sacado en prensa, de el . xugo de la linaza, o semilla del lino. Lat. Oleum linaceum. Acorde, adj. En la Pintura. Véase templado. Actitud, j-,f. Deducido del Italiano Tom. I. Attitude. Acción, movimiento, o positura del natural, para dibujarle, 6 pintarle. Lat. Actus, actio, positura. Sin. Adumbración', s, f. En la Pintura, toda aquella parte que no alcanza a tocar la luz en la figura, u objeto iluminado. Lat. Adumbratio, obutnbratio. Sin. Afecto, s, m. En la Pintura. Véase expresión. Lat. Affectus. Agicola, j-, f. La cola de retazo de guantes, o cabritillas, cocida con ajos, para dar la primera mano a la madera, que se hubiere de aparear, para dorar de bruñido, o pintar (al temple, o al óleo. Lat. Gluten allj's coctum. Agrio, adj. En la Pintura, lo desabrido, y de mal gusto de color. Llámase también mala manera. Del Italiano: Maniera cativa. Lat. Acer t acidns. Aguarrás, s,f. Espiritu de trementina para barnices, y otras operaciones de la Pintura. Lat. Aquarrasis. Aguazo, s, m. Pintura que se hace remojando el lienzo blanco, y se va Vv la- 33 Índice de los términos labrando con aguadas de varias tintas. Lat. Pictura aquatilis.. Albayalde, s, m. Arábigo. Color blanco, transformado de el plomo, para pintar, y para algunas medianas. Lat. Cartisu: Plin. natur. histor. libr. 35. cap. 6. Est & color tertius e candíais Caerusa:::: Nunc omnls ex plumbo, & aceto ft, itt diximus. Albín, s, m. Color carmesí obscuro, que se saca en piedras de las minas del cobre; y sirve en vez de el carmín para pintar al fresco. Lat. Albinas, Riifum. Alcaparrosa. Véase caparrosa. Al fresco: En la Pintura. eme fresco. Almagra, color. Véase tierra roxa. Almártaga: En la Pintura. Véase secante. Almazarrón, almagra, tierra roxa, en la Pintura; Sin. Véase tierra roxa. Al temple: En la Pintura. Véase temple. Amarillo, muy claro. Véase genuli. Anatomía, s,. Gr. Es la organización, tamaño, forma, y sitio de todos los miembros, que componen el cuerpo humano, o cualquiesa otro cuerpo animal. Lat. Anatoim'a. Ancorca, s,f En la Pintura, color amarillo obscuro al óleo, y claro al temple; artificial de yeso mate, y tinta de gualda. Lat. Giallum. Le hay mas claro, y mas obscuro. Anillo, j-, m. El que circunda la coluna por la parte extrema superior, debajo del capitel. Lat. Anmdus. Añil a En la Pintura. Véase indico. Aparejar, v, a. En el dorado bruñido; aquellas manos de cola, yeso, y bol, que se dan a la pieza que se ha ded orar. Lat. Preparare, disponere. Véase imprimar. Aparejos, s, m, pl. Aquellos materiales que sirven a lo dicho. Lat. Praparatio, linimentum. AroMAZAR, v, a. Estregar, o alisar con la piedra pómez el lienzo imprimado, para haberlo de pintar. Lat. Pumice lavigare. Apretón: Aquel golpe de obscuro mas fuerte en algunos fondos de la Pintura: Toque de obscuro. Lat. Ictus obscurior. Aptitud. Véase actitud. Arbotante, s, m. Especie de adorno de la arquitectura, que comienza ceñido arriba, y hacia abajo ensancha, en forma circular, o aovada, y se va enroscando, como línea espiral: deducido del francés, Are boutant. Architectura, s, f. Arte de edificar, y fortitícar, con fundamentos, y reglas matemáticas. Lat. Architectura. Architrabe, s, m. El miembro inferior de la cornisa en la architectura. Lat. Epistyliam. Arco, s, m. El cerramiento del vacio, que queda entre dos pilastras, machoncilios, 6 columnas, por la parte superior, en forma de medio punto, ó semicírculo. Lat. Arcus. Arco agudo, s, m. El que forma algún ángulo curvilíneo en la vertical del cerramiento. Lat. Arcus acutus. Arco chato, escarzano, rebajado, adintelado, Sin. El Cerramiento, que no cumple la vuelta del semicírculo, ni se levanta tanto como el agudo; sino a manera de medio ovalo. Lat. Arcus depressus. Aspalto. Véase Espalto. Azafrán: Color amarillo, naranjado, para iluminar, sacado de la flor del azafrán, desleído con agua. Lar. Crocus. Azarcón, s, m. Color naranjado, rubicundo. Lat. Aíinium. Véase secante. Azul fino, azul de santo Domingo, Sin. Véase cenizas azules. Azul PRIVATIVOS DE LA PINTURA. A.zvl verde, s, m. Azul de costras, Sin. Color celeste, o verde-mar. Lat. Calestis, aut mar ¡ñus color. B BALAUSTRADA, corredor, barandilla; Sin. s, n. Antepecho calado con balaustres, y cornisilla, o pasamano, y su zoco. Lat. Balaust'mum. Balaustre, s, n. Colunilla delgada, redonda, y torneada, cor! diferentes molduras, y miembros; y tal vez en cuadrado. Lat. Balaustium. Llamado así, por ser su hechura a manera del botón de la granada. Bamboche, s, n. Especie de pais, en que se pintan borracheras, o banquetes flamencos. Lat. Convivium. Fpu- ¡iim depictum. Bañar, v, a. En la Pintura, es dar una mano de color transparente, sobre otro, ya labrado y seco; como de carmín, ancorca, o semejantes. Lat. lili ñire. Bañado,p,pas. El efecto del bañar. Lat. Illitum. Baño, j, w. El acto del bañar. Lat. Illinimentnm. Barniz, s, n. Licor compuesto de gomas, y aguas espiritosas, liquidado todo al fuego lento, o al sol, para bañar, y dar lustre y esplendor a: las pinturas. Lat. Atramentum, aut linimentum diaphanum. Plin. natar. histor. lib. 35. cap. 10. Apelles absoluta opera attramento illinebat ita tenui, ut id ipsum repercussu tffrítates color urn excitar et, custodirxtque d puhere, & sordibus. Basa, j-,f. El asiento, que guarnece, y recibe la columna. Lat. Basáis. Bastidor, s, m. Armazón de listones de madera, donde se estiran, clavan, y aparejan los licn¿os para . pintar. Tom. I. 339 Lat. Forma. Schefer. de art. ping. §. 25. Formes vero sunt, quibus lintea servantur explicata. Blanco, s, m. Véase albayalde. Blanco de estuque: de cal, y marmol molido, para pintar a el fresco. Lat. Álbum udoneum. Bóveda, s,f. Aquella techumbre, que cubre, o cierra el edificio, en forma de cañón de medio punto, o esquife, ó artesón. Lat. Fornix laquear. Bozel, s, n. Especie de moldura lisa, que comprende con su cuadrado algo mas del semicírculo. Lat. Astragalus. Bozelon,s,n. Bozel grande. Lat. Astragalus magnus. Bodegón, s, n. Especie de pintura, donde se pintan cosas comestibles. Lat. Caupona depicta. Bodegoncillo." dlmin. Bodegón pequeño. Bol, s, m. Tierra cretosa d gredosa, colorada, que sirve para los últimos aparejos del dorado bruñido; y se. halla muy bueno en España; aunque también se suele traer de Armenia. Lat. Bolum armenkum,aut hispanicum. Borroncillo, o borrón, s, m..hz traza, o mancha.de colorido, donde el pintor hace la, invención para algún asunto, que ha de ejecutar en mayor tamaño, Lat. Inventum. Llámase Borrón, porque se hace déla primera vez, sin mucho definir. Bosquexar j,-p, a. La primera mano con que se pinta un lienzo, lámina, tabla, 6 pared, á. el óleo. Lat. Inchoare. Plin. natur. histor. lib. 35. cap. 1 o. Apelles inchoatnrat aliam Venerem Cois::::: nec qui succederet operi ad proscripta lineamenta inventus est. Bosquexo, s, n. Efecto del bosquexar. Lat. Inchoatio. $QSQuexado, par. pas. Concluido el bosquexo. Latín. Inchoatum. Vv 2 Bo- 34o Índice de lo Botarel,, m. Estribo, que recibe el empujo del edificio: deducido del francés Boutareil. Brocha, s, f. Una escobilla de pelo de jabalí de Flandes, igualado por las puntas, y atado en una hasta, o bastoncillo de pino para pintar. Lat. Penicillits t setis, ant setaceus. Brochones, s, n. Brocha grande para bañar o aparejar. Lat. Penkillus magnas e setis. Brochica, brochuela, Sin. s, f. Brocha pequeña para pintar. Lat. Penicillus mínimas e setis. Broncear v, a. Imitar a el bronce con la purpurina, sobre mano de color mordiente, al óleo. Lat. Airare. Ais imitan. Bruñir, v, a. Sacar lustre a el oro, con diente de pedernal. Lat. Polire. Lavigare. CABALLETE, j, m. Máquina artificiosa de madera, de tres piernas, donde se arrima, y se levanta, ó baja el cuadro que se pinta. Lat. P tuteas, substentaculum, machina pictoria. Schefer..§. 25. Plin. libr. 35. -I cap. 10. Cambiante, f, pres. En la Pintura, un paño, o ropa, labrada de dos fco- . lores im mixtos 5 como los claros de uno 4 y los obscuros de otro 2 deducido de cambiar, trocar, o mudar una 'cosa en otra. Lat. Varié ga'tum. Canecillo, . m. dim. Cierta especie de. adorno, que hate salida por la parte alta, y ceñido por abajo, par recibir el vuelo de la cornisa en la arquitectura. Lat. Cankulum, dimin. de Cdnis. Cana alta, s,f. Lamparte superior de la colima, de "medio arriba. Lat. I'ars columna superior: S TÉRMINOS Cana baja, j-,f. La parte inferior de la columna, de medio abajo. Lat. Pars columna inferior. Cansado, p, pret. En la Pintura, lo que se conoce estar hecho con demasiada fatiga, que le quita la bizarría, - y soltura del manejo. Lat. Fatigatum,Jessum. Caparrosa, s,f. Escoria, que se halla en las minas del cobre; y molida con aceyte de linaza, sirve de secante para la pintura; y se puede poner en la paleta, como las colores. Lat. Vitriolum. Calchantum. ease vitriolo. Capitel, subs, m. La parte superior, que termina, y corona la columna. Lat. Capitellum: deducido del latino caput, que es la cabeza, así como el capitel lo es de la columna. Capitel toscano, s, m. Capitel de la orden toscana, que solo consta de la ' moldura alta, en cuadrado, y el friso liso, y collarino. Lat. Capitellum tuscanum. Capitel dórico, s, m. Capitel de la orden dórica, que tiene lo mismo que el toscano, con algo de mas esbelteza, y algún adorno eñ el friso. Lat. Capitellum doricum. Capitel jónico, s, m. Capitel de la orden jónica de arquitectura, que consta de cuatro volutas, en los quatro ángulos del cimacio, con alguna talla en el medio bozel, y sin friso, ni collarino. Lat. Capitellum jonicum. Capitel corinthio, s, w .Capitel déla orden corinthia de arquitectura, que consta de hojas, y caules, que nacen del collarino, v terminan en volutas en los cuatro ángulos del cimacio, 1 y otras pequeñas en el medio de él con 'un floroncillo. Lat. Capitellum co-tintíiium. Capitel compósito, s, m. Capitel de la ortíen compositu de arquitectura, t]ue PRITATIVOS DE LA PINTURA. 341 que se compone de todos ios antecedentes, con variedad, y hermosura. Lat. Capitellum composhum. Capitel gótico, s, m. Capitel de la arquitectura gótica, y bárbara, compuesto de vichos, animalcjos, y' sabandijas varias. Lat. Capitellum gothictirn, barbarían. Capricho. Véase Concepto. Carbones, o carboncillos, tara dibuxar, s,;;;. Se hacen de palillos de romero, de brezo, avellano, o sauce, quemados en un canon de hierro, y apagados en ceniza fria; y sirven para tantear los dibujos. Lat. Carbones. Cardenillo, s, m. Verde hermoso, del orin del cobre, con los vapores del vinagre: bueno especialmente para iluminaciones, y miniaturas, gastado con zumo de limón. Lat. ¿Eneum . viride, aut cupreutn, a rugo. Cariátides, j, f. Figuras, que usaron los antiguos en la arquitectura, en imitación de las cautivas de Caria, que servian de columnas, poniéndoles unos cestos de flores sobre la cabeza; de que se originaron los capiteles. Lat. Cariátides. Carmín, s,m. Color para pintar carmesí obscuro artificial. Lat. Purpurisum. Carmín fino, s,m. Carmín de grana, 6 cochinilla, y agebe, o alumbre. Lat. Purpurisum superius. Carmín bajo, u ordinario, s, m. Carmín de yeso mate, y cochinilla. Lat. Purpurisum inferius. Cartela, s, f. Especie de adorno de arquitectura, a manera de canecillo, para recibir peso. Lat. Ménsula. Cartelilla, dim. s,f. Cartela pequeña. Lat. Ménsula parva. Cartelón, s, m. Cartela grande. Lat. Alcurnia magna. Cartones, Cartón, s, m. Los papelones, que se hacen a proporción de el sitio, que se ha de pintar, para dibuxar en ellos el asunto, historia, o adorno que se ha de ejecutar. Lat. Charta magna glutinata. Cascadas, s,f. Los plicguecillos mas menudos de las ropas. Lat. Plica. Cabana, o cabañuela, s, f. Pintura de cabanas de pastores, donde hay variedad de animales domésticos. Lat. Diversorium pastorale. Cavle, j-, m. Un cogolluelo, que sale de entre las hojas del capitel corinthio, y terminan sus tallos, uno en el medio, y otro en los ángulos del cimacio. Lat. Caulis, cauliculus. Cebadero, s, m. Pintura de aves domésticas, de varias especies. Lat. Diversorium avium. Celage, j-,m. Pedazo de cielo, pintado en algún país o historia. Lar. P articula caeli. Ceniza,s,f. Véase cernada. Lat. Cinis. Cenizas de ultra-maro: Color azul celeste: género inferior del ultra-marino, que llaman tercera suerte. Lat. Cinis ultra-marina, trans-marina. Cenizas azules: Azul hermoso, especialmente para iluminaciones, y miniaturas, y para pintar al temple. Lat. Ciñeres cerúlea. Cernada, j-,f. Aparejo de ceniza, y cola, para imprimar los lienzos, que se han de pintar, especialmente al temple. Lat. Cinerum linimentum. Charol, s, m. Barniz de la India, de diferentes gomas, y licores, muy duro, lustroso, y terso. Lat. Attramentum indicum. Cianco, s, m. El hueso de la cadera, anca, d cuadril del cuerpo humano; de donde viene el llamarse Ciática el dolor que allí da. Lat. Coxendix. Cianquear,v,a. Sacar bien el cianco la figura que está plantada de aquel la- 34= I N D ICE DE LOS TÉRMINOS lado, sobre cuyo pie carga todo el peso del cuerpo, de suerte que el otro se pueda mover sin desplomarse la figura. Lat. Coxendkem extra- here. Cimacio, s, m. La moldura superior del capitel de la columna. Lat. Cymatium. Cimbra, s,f. La vuelta, que gira el arco de la- arquitectura. Lat. Cymbra. Cimiento, s, m. El fundamento mas iniimo, y profundo del edificio. Lat. Fnndamentnm. Cinabrio,s,m. Véase Ver mellón. Cinta, s,f. En la arquitectura, véase filete, o lístelo. Clarion, j-, m. Llámase así, por ser claro, o blanco: pasta de yeso, y légamo, en forma apta para dibujar en los lienzos imprimados lo que se ha de pintar. Lat. Gipsum. De que procede el llamarse también Gis. Claro, s, m. En la Pintura, aquella parte de la figura, que baña la luz. Lat. Clarum, hicidum, illuminattim. Cogollos, s, m. En la arquitectura, especie de adorno, que se echa en los frisos, y vaciados, con vichos, faunos, y otras sabandijas. Lat. Cauhculiis. Cola de retazo, s, f. Especie de engrudo o pegante, que se hace de retazos de guantes, o cabritillas, cocidos con agua, para pintar al temple, aparejar los lienzos, y piezas del dorado bruñido. Lat. Gluten leve. Collarino, s,m, Aquel anillo, que termina la parte superior de la coluna, y recibe el capitel. Lat. Astragalus, apothesis, annulus. Llamado así, por ser circular, y a manera de anillo. Color, s, m, cualidad, que reside en la última extremidad, o superficie de los objetos visibles: y este en la Pintura se llama color natural. Lat. Color y color atum. Color para tintar, o colores genéricamente, s, tn, Toda la serie de colores materiales, que sirven en la Pintura. Lat. Pigmentum. Plin. lib. 35. cap. 5. Katio pingendi, & de pigmentis. Color artificial: Aquel que es hecho con arte, como algunos de teñir. y de pintar. Lat. Color artificialis. Color mineral: Aquel, que es nativo en las minas de la tierra, sin artificio alguno. Lat. Color mineralis. Colorido,p.pas. Aquella composición, y apacible unión de colores, que de la aplicación de ellos resulta en una pintura. Llámase buen colorido el que es grato a la vista: mal colorido, el que es desabrido. Lat. Coloratum, coloritum, colorum indnctio. Color, t, a. Meter de color. Lat. Colores inducere. columna, s,f. Es un cuerpo de arquitectura, a manera de cilindro, algo mas ceñido por arriba; apto para recibir el peso del edificio, sacada de la proporción del cuerpo humano, que tiene seis pies de altura; y así tiene seis veces su diámetro la columna, que son doce módulos. Lat. Columna. Virgil. Siiblimibus alta, columnis. Vitrub. libr. 4. de arquitectur. cap. 1 . Uti, & ad onus ferendum essent idónea::: Ita columna virilis corporis proportionem, & firmitatem,&venustatem tn adificiis prestare coepit. columna toscana: La primera de las cinco órdenes de arquitectura, y la mas baja, fuerte, y de menos ornato. Consta su altura de doce módulos, que cada uno es la mitad de su diámetro. Retraese por la parte superior una octava parte por cada lado. fue invención de los Toscanos, de quien tomó su nombre. Juan de Arfe, libr, 4. de PRIVATIVOS DE LA PINTURA. e4j ! 4. de Architeetuñ titul. 1 . cap. 1 . Lat. Columba titscana. columna dórica: La segunda de - las cinco órdenes de arquitectura. Tiene de alto catorce módulos. fue invención de los Doros, llamados así de Doro, rey de Acaya, y Peloponeso; el cual, habiendo hecho edifi ir un templo. en Argos, dedicado a la diosa Juno, los arquitectos usaron 'en él esta especie de columnas, a las cuales, y a toda la obra, llamaron deírica. Lat. Columna dórica. Vitrub. lib. 4. cap. i.Et eam doricam appellaverunt, quod in Dorieon civitatibus primum factam eo genere viderunt. columna jónica: Tercera de las ordenes de arquitectura. Tiene de alto diez y seis módulos. fue invención de los Jonios; los cuales tuvieron origen de Jonno; el cual, imperando en el Asia, hizo edificar en Efeso el celebérrimo templo de Diana,. don- ' de se practicó este orden de columnas, llamadas así del rey Jonno. Lat. Columna jónica. Plin. lib. 36. cap. 14. Juan de Arfe, de Architectura. lib. 4. cap. 3. Vitrub. lib. 4. cap. 1. a dnce suo Jone appellaverunt Joniam. Daniel Barbar, siper Vitruv. ibi: JMedivm vero Jonicum, ab Jone, nt inejuit Vitrwv. appellavere. columna corinthia: Quarta de las cinco ordenes de arquitectura. Tiene de alto diez y ocho módulos. fue invención de Calimacp Corinthio, r de donde tomó su nombre. Lat. Columna corinthia. Vitruv. lib. 4. cap. 1. Ad id ejemplar columnas apud corinthios fecit, synymetriajque constituit,ex eoqne in operum perfectionibus connthii generis distribuit ra i ion es. columna composita: La última de las cinco órdenes de arquitectura. Tiene de alto veinte módulos, y no se re- trac por la parte superior mas que la sexta parte, de medio arriba. Lat. Columna composita. fue inventada esta orden por los latinos, a quien dio nombre Latino, rey de Laurento, y para ello se valieron de la orden jónica, y corinthia, añadiendo, otros muchos ornatos; a cuya causa la llamaron composita. Usáronla mucho después en Italia, con gran variedad y hermosura; y 'así se llamó itálica, que es la que el vulgo llama composita. Juan de Arfe, lib. 4. de Architectur. cap. 5. columna attica, cuadrada, o pilastra, Sin. No es redonda, sino plana, y cuadrada, a plomo de arriba abajo, sin retraerse, ni disminuir. Tiene de altura la de lá orden a quien . se arrimare; pues de ordinario sirve para detras de las columnas redondas: y así, si estuviere sola, podrá tener la altura de cualquiera de las cinco órdenes. Lat. Columna attica. fue invención de los atenienses, de dondo tomó el nombre de Attica; aunque r "vu-lgarmente se llama Pilastra; deducido del pilar, que también es cuadrado. Juan de. Arfe, lib. 4. de Archifectur. titul. i.cap.6. Compás, s, m. Instrumento de metal, de' dos piernas, que proceden de un centro, o ee, y terminan en agudas puntas, con aptitud de abrirse, mas ó menos, para formar circunferencias de círculos, y tomar medidas. Lat. CircJluru. Composita. Véase Ordenes de arquitectura o colima composita. Concepto, s, jii. La idea, o dibujo intencional, que forma. el pintor que inventa antes de llegarlo a deline.ir. Y así, llámase bueno, o mal concepto, según es el capricho de lo inventado. Lat. Conceptas, idea, exem- . piar. Con- 344 Índice de los términos Contario, s, tn. Adorno, o moldurilla de la arquitectura, formado de cuentezuelas. Lat. Contarium. Contorno, s, m. La delincación, o perfil exterior, que circunda la figura. Lat. Lineamentum, circumscriptio. Valer. Máxím. exemp. 6. Herent ac stupent hominum oculi in Mis mutis membrorum lineamentis, viva ac spirantia corpora intaeri crecientes. Contraposición, s, . Aquella oposición de luz y de color, que se forma en la pintura de un término obscuro, contra otro claro; o al contrario, para despegar uno de otro, y fingir ambiente. Lat. Contrapositio, oppositio. Copia, s,f. Pintura hecha a imitación de otra, en todo rigor del arte. Lat. Imitatio, trasumptum. Copiar, v, a. Imitar otra pintu ra, o dibujo original. Lat. Imitan', transferre. Copiar del natural: Pintar, imitando en todo rigor el objeto natural, que se tiene presente. Lat. Fingere ad vivum. Corinthio, s, tn. El cuarto orden de la arquitectura, inventado por Hermógenes, y Calimaco, naturales de Corinto, de donde tomo su nombre. Lat. Corinthius. Vitruv. libr. 4. cap. 1. Corladura, s . Barniz, que dado sobre una pieza, plateada de bruñido, la hace parecer dorada. Lat. Linimentum attreum. Cornisa, s, f. Aquel cuerpo superior, de varias molduras, donde termina el edificio, y asienta sobre los capiteles de las columnas. Lat. Corona. Corona. Véase comisa. Cruzerí a, s, f. Aquella arquitectura gótica, bárbara que se usaba, llamada también crestería, y mosayca; de que aun duran algunas fábricas antiguas, especialmenteen templos, y casas principales. Lat. Architectura, bárbara. Cúpula. Véase Media naranja. D DEGENERAR, v. n. en la Pintura es desfigurarse alguna cosa, en virtud de la perspectiva, pasando a parecer otra: como un cuadrado a paralelogrammo; un círculo a ovalo, &c. Lat. Degenerare. Degradación, s,f. Aquella diminución, que en virtud de la perspectiva adquiere en la pintura, mediante la distancia, cualquiera de los cuerpos que en ella se fingen, declinando de su justa y natural grandeza. Lat. Degradatio, diminntio. Degradación de color: La declinación, o moderación de tinta, que en la pintura se observa en los términos que se consideran mas o menos remotos. Lat. Degradatio colorís. Degradación de luz: La templanza de los claros en la pintura, en aquellas cosas que están mas distantes, y mas remotas del luminar. Lat. Degradatio lucis. Dentellón, dentellones,, tn. Especie de moldura, que ordinariamente va debajo de la corona de la cornisa dórica; y es a manera de dientes. Lat. Denticidus. Dan. Barb. sup. Vitruv. lib. 3. Dtnticidus a similitudine sic dictus. Desperfiiar, v, a. Quebrantar la dureza de los contornos, o líneas extremas de un cuerpo en la pintura, de suerte, que haga redondo, y no recortado con línea sensible; sino como término, o extremidad. Lat. Ambire, des mere. Plin. natur. histor. libr. 35- PRIVATIVOS DE LA PINTURA. 345 35. cap. 10. Ambire enim debct se extremitas ¡psa, & sic desinere,; permití at alia post se, ostendatque etiam quod occultat, Pictura. Desperfilado, par. pret. Lo que en la pintura está quebrantado de perfiles, y dulce, sin crudeza. Lat. Dulcís ambiens. Destemplado, par.pret. cuando hay alguna disonancia en la pintura, entre el todo, y las partes. Lat. Discois, dissonus, dissonans. dibujar, v, a. Delinear en superficie, imitando de claro y obscuro alguna cosa visible. Lat. Limare, delineare, imitan. dibujo de aguada: El que está executado con aguadas de tinta, u de otro color. Lat L ineamentum aquaticum. dibujo de carbón: El que está executado con carbón. Lat. Lineamentum carbonaceum. .Plin. natur. histor. lib. 35. cap. 10. Arrepto carbone extincto e focido imaginem in pariete Apelles delineavit.. dibujo de lápiz: El que está executado con lápiz, negro, o colorado, gastado, esfumado, o plumeado. Lat. Lineamentum lapicideum. dibujo de pastel: El que está executado con clarioncillos de diferentes pastas de colores, de que procede llamarse Pastel, que parece colorido. Lat. Lineamentum coloratum. dibujo de pluma: El que está executado con pluma y tinta. Lat. Lineamentum pennaceum. dibujo genérico ', j-, m. Delineacion, figura, o imagen de cosa visible, executada de claro, y obscuro, sobre alguna superficie, Lat. Lineamentum, delineatio, imitatio. Dintel, s, m. La parte superior de la portada, que cierra, y carga sobre las jambas, a manera de umbral. Lat. Limen. Tom. I. Dintorno, s, m. La delineacion de las paites de una figura, contenidas dentro del contorno. Lat. Delineatio interna. Dorar. Véase oro bruñido. Dórico. Véase orden dórico, o columna, dórica. Dulce, adj. Lo que está labrado en la pintura con hermoso, y grato colorido. Lat. Dulcís, gratus, charites, venustas. Plin. lib. 3 5. cap. 10. Pracipua ejus in arte venustas fu it::: Deesse ijs unam illam venerem dicebat Apelles, quam graci Chantes vocant. Duro, s, n. Lo que en la pintura tiene aspereza, y es indigesto, y desabrido á la vista. Lat. Durum. ', E ECONOMÍA, s,f. En la Pintura la recta disposición de una historia, y distribución de lugares, según los personajes que la componen. Es derivado de la palabra gríeco-latina ¿íLconomia. Emprimar. Véase imprimar. Encarnación, s,f. Tinta de albayalde, y roxo, y aceyte graso de linaza, 1 ú de color de carne, para colorir las figuras de escultura. Lat. Incarnatio, color carneus. Encarnación de pulimento. Véase Pulimento. Encarnación mate, u de paletilla: Encarnación sin pulimento. Lat. Incarnatio impolita, temperata, mollis. Engrudo de harina,ó gacha,, fu. El que se hace algunas veces para dar a los lienzos de pintura la primera mano de aparejo. Lat. Gluten farinaceum. Engrudo para parcijear: El que se hace de harina, y cola de retazo, pa- Xx r a 34 6 Índice de los términos ra tapar algunas lacras de los lienzos, que se pintan al temple para los teatros. Lat. Gluten ad subsanandum. Enjutas, s,f. Aquellos triángulos mixtos, que quedan a los extremos de el arco terminando su cuadrado. Lat, Trian guli árcales. Esbatimento,, ra. La sombra que causa un cuerpo en otro, mediante la luz. Lat. Obumbratio. Esbelteza,,. Hidalga, y bien descollada estatura. Lat, Proceritas. Esbelto, adj. Figura hidalga, y de ga- , lante estatura. Lat. Procer. Escorzado, adj. Cuerpo irregular, cuya longitud está degradada, en virc tud de la perspectiva. Lat. Suppres- sum, contractum. Escorzar, v . act. Degradar en la pintura la longitud de un cuerpo tuberoso, o irregular, reduciéndole a menor espacio, en virtud de la perspec- - tiva. Lat. Supprimere, contrahere . dgeradare. Escorzo, s, ra. Degradación de un i cuerpo tuberoso, o irregular, en virtud de la perspectiva, deducido del italiano Schúrcio. Lat. Suppressio, degradatio, contractio. Esfumado, s, ra. dibujo de lápiz, o . carbón, no plumeado, sino estragado, o gastado. Lat. Sfiimatum. Esmalte, s, ra. Color azul, que se hace de pasta de vidrio, o esmalte de plateros, molido. Lat. Cerukum enchaustum. Espalto, s, m. Color obscuro, transparente, y dulce, para baños en la pintura; que por otro nombre llaman Carne momia Lat. Spaltum, caro momia. a Esplendor, s, w. Blanco de cascaras de huevo, molidas, para iluminaciones, y miniaturas. Lat. Splendor, álbum e putamiyibus ovonim. Esquicio, s, ra. Apuntamiento de di- buxo. Lat. Lineamentum inchoatum. Estampa, s,J. dibujo estampado, o impreso con molde, o lámina, grabada, o abierta de buril. Lat. Impressio, imago, effigies impressa. Estarcir, v. a. Traspasar el dibujo ya picado a otra parte, estregando sobre él una mazorquilla de carbón molido. Lat. Perfricare. And. Pozo, societ. Jes. part. 2. de perspectiv. ad fin. sect. 7. Puhisculum ex contuso carbone inspergere, ac peniculo perjricare. Estatua,s,f. Figura de bulto, o' corpórea, en imitación del natural; o bien sea de mármol, plata, bronze, ó madera. Lat. Statua, imago marmórea, argéntea, anea, aut ígnea. Deducido de sto, stas, estar en pie, por ser cosa que de ordinario está en pie, o a lo menos se está quieta en un lugar. Plin. lib. 34. cap. 4, Transit, & a Diis ad hominum statuas, atque imagines multis modis. Estípite, j-, ra. Especie de columna, ó pilastra, a manera de pirámide, la punta hacia abajo. Lat. Stipes, stipitis. Deducido de los maderos, que se hacen agudos por abajo, para clavar en las estacadas. Cass. 1 . Bell, civil. Fossas transversas viis producit, atque ibi sudes, stipitesque praacutos defigit. Estofado, part. pret. Cosa hecha de aquella calidad del estofar. Estofar, v. a. Pintar sobre el oro bruñido algunos relieves al temple, como tarjetas, cogollos, vichas, &c. Y también colorir sobre el dorado algunas hojas de talla. Lat. Pingere in auro. Estriada, par. pret. columna distribuida en estrias. Lat. Columna strigibus excava ta. Estriar, v. a. Socavar las medias cañas a la columna. Lat. Striare, excava- ) PRIVATIVOS DÉLA TINTURA. 347 vare. Daniel Barb. sup. Vitrub. libr. 3. Excavan solent columna. Vitruv. 4. Columnas antevi striari vigitttf strüs oportet. Estrías, s,f. Las cavaduras, o medias ciñas, que se suelen tirar en la columna de arriba abajo, y son veinte y cuatro. Lat. Strix, strigis. Virruv. Lb. 3. de Architcct. Coíi?Hf¡anan striges facunda sunt viginti quatuor. Llámanse también canales. Daniel Barb. sup. Vitruv. ibi . Caví, seu canales, per longum varas modis fiunt. También Lat. Stria. Vitruv. ibidem: Crasitudines striarum faciendee sunt. Estudiar, v . a. En la pintura, llamase el dibujar de modelo, u del natural, especulando lo mejor, y mas perfecto del. Lat. Studere, spcculari. Estudio, s, m. El retiro, donde el pintor tiene los modelos, estampas, y dibujos, para estudiar. Lat. JVluseus pictóricas. Expresado,part. pret. Lo que esta delineado con los afectos, e indicaciones concernientes a la mas genuina inteligencia de la historia que se pinta. Lat. Rxprissum. Plin. libr. $5cap. 1 o. de Timante. Vtluti Cyclops dormiens in párvula tabula: Cujus & sic magnitudinem exprimen; cupiens, pinxit juxta satyros thyrso pollicem ejus metientes, atque in ómnibus ejus operibus intelligitur plus osemper, quam pingitur. ExrRESAR, v. a. Delinear la figura, o historia, que se pinta con todas aquellas calidades, indicaciones, y afectos, que mas conduzcan a la propiedad, y genuina explicación del asunto. Lat. Exprimere. Plin. libr. 35. cap. 1 o. de Aristide. Is omnium pritnus animuvi pinxit, & sensus omneis expressit. Expresión, s,f. El acto de expresar Tm. I. los afectos, e indicaciones en la figura, o historia que se pinta. Lat. Expressio. FÁBRICA,, Edificio de arquitectura, cantería, manipostería, d albañilería. Lat. ¿Edificiutn, cedes. Vitrub. lib. 4. cap. 5. jEdes autem sacra Deorum immortalium. Fachada, s,f.Lz parte anterior, y principal vista del edificio, donde tiene la puerta. Lat. Ex Vitruv. libr. 4. cap. 4. Orthographia, Ptostylos. Faunos, s, m. Monstruos marinos, de que se usa en algunos frisos, y follages de arquitectura. Lat. Faitnus. Faxa, s,f. La que guarnece, y resalta en algunos cuerpos de arquitectura, y es como medio pie de ancho, poco mas o menos, deducido del Lat. Fascia. Festón, j-, m. Un enramado, texido de flores, o frutas, llamado así, porque los usaban los antiguos en sus fiestas. Lat. Festuarium. Festoncillo, dimin. de festo'n. Figura, s, f. Efigie, d imagen de persona, o cosa viviente. Lat. Figura, simulacrum. Figura de mover: Figura pequeña, vaciada de pasta de cera, para moverla en diferentes actitudes y posturas para dibujar o pintar. Lat. Figura movibilis. Figurilla, dimin. de figura. Filete, s, m. Miembro de molduras de arquitectura, el mas delicado, como una lista larga, y cuadrada. Llámase Filete por el filo que hace su ángulo externo. Lat. Listellum supercilium. Florero, s, m. cuadro, o pintura de flores. Lat. Florum pictura. Florón, j-, m. Cierto adorno a maxx 2 ne- 343 Índice de los términos ñera de rosa, de gran tamaño. Lat. FloS magntts. Floroncillo, dimin. de Florón. Follage, s, m. Deducido del Lat. Fothim. Especie de adorno de arquitectura, de cogollos, hojas harpadas, satyros, vichas, y otras sabandijas. Lat. Foliáceas. Llámanse también grutescos, por haberse hallado esta moda en las grutas y subterráneos de Roma -. como también brutescos, por los animales brutos, que en él se introducen. Fresco, s, m. Pintura al fresco, llamada así, porque se hace sobre el estuque fresco, acabado de tenderle el albañil. Execútase con colores minerales, sin otro ingrediente que el ama común. Lat. ¡Jdus. Plin. libr. 35. cap. 7. Qtii colores udo non inducantiir. Friso, s, m. Aquel espacio que media entre el architrabe, y la cornisa, donde suelen ponerse follages, triglifos, y otros adornos. Lat. Zophorus. Vitruv. libr. 3. ítem zophorus, supra epystilium. Frontis, s, m. El cerramiento de la portada, llamado así por ser la frente y parte superior del edificio. Lat. Frons, fastighim. Vitruv. libr. 4. cap. 3. Frons adis dórica ¡n loco, quo columna constituuntur, &c. Daniel Barb. super ipsum, ibi cap. 2. Coronis, & fastigiis ornabant. Frontis abierto: El que no junta ni cierra en el ángulo superior. Lat. Fastighim apertum. Frontis agudo, y cerrado: El que cierra en ángulo agudo. Lzt.Fastigium acutum. Frutero, s, ni. cuadro, o pintura de frutas. Lat. Pictura frugífera. Fuste de la columna: El cuerpo neto de la columna, sin basa, ni capitel. Lat. Fustis columna. G G ASTADO. Véase dibujo de lapiz. Genuli, o genoli, s, m. Color amarillo claro para pintar. Lat. Sandáraca, luteolum belgicum. Gis. Véase Clarion. Gloria, s, f. En la Pintura, algún rompimiento de cielo, donde se pintan ángeles, serafines, resplandor, &c. Lat. (a loria. Y así se dice: La gloria de Tiziano: La gloria de Luaueto; que una y otra están pintadas en el Escorial. Gofo, adj. Figura enana, y de baja estatura. Lat. Figura pigmea. Gola, s, f. Especie de moldura, cuyo perhl es como una S, a manera de cuello, o buche de paloma. Llámase también Talón. Lat. Gola Sima. Vitruv. libr. 4. cap. 3. Reliqua omnia tympana, SimíE, corona, &c. Gola versa: Gola lo de arriba abajo, como la S, vuelta al revés. Llámase también Talón reverso. Lat. Gola versa, Sima versa. Golpeado, adj. En la Pintura, lo que está ejecutado con pinceladas sueltas, y gran magisterio, y libertad. Lat. Ictibus pictum. Gotas, s,f Las seis que se echan en la arquitectura debajo de el triglifo 4 y son a manera de triángulos isósceles; el ángulo mas agudo arriba. Y por la semejanza de las gotas se llaman así. Lat. Gutta. Gothico. Véase Cruzería. Granido. Véase dibujo de lápiz. GRuro,s,m. En la Pintura, una agregación de figuras. Lat. Cumulus: Globus figurarían. Fresnoy, in poema. Figurarum globi, seu cumuli, docum. 12. Grutescos. Véase Follage. Guarnición. Véase Alarco. Gut- PRIVATIVOS DE LA PINTURA. 349 Guttiambar, s, f. Cierta goma, o color amarillo obscuro al óleo, y claro al temple, para iluminaciones, y miniaturas. Llámase así, por ser goma, 6 gotas del color de los ámbares. Lat. Gutta gamba. H H ASTAS, s y f. Ciertos palillos de varias maderas para encañonar los pinceles, y atar las brochas. Lat. Hasta badilas. Historia, s,f. Pintura, que consta de algún caso histórico. Lat. Pictura, histórica. Historiado, adj. La historia bien organizada, y dispuesta en la pintura. De que resulta el llamarse bien o mal historiado, conforme están observadas las leyes del arte para la historia. Hollín,, m. Arab. El que se pega del humo en las chimeneas. Bueno para dibujar de aguadas, y para iluminaciones. Lat. Fidigo. Hornaza, s,f. Color amarillo claro, que se hace en los hornillos de los alfareros, para vidriar: de que resulta el llamarse Hornaza. Lat. Flavumjbrnaceum. Hurtado, part. pret. Lo que en la pintura está tomado de diferentes papeles ágenos. Lat. Raptam, lectum. Hurtar, v. a. En la pintura, componer una historia, tomando las figuras, y otros adherentes de diversos papeles. Lat. Furaré, rapere, legere, eligere. I DEA. Véase Concepto. Iluminación, j-, f. Especie de pintura al temple, que de ordinario se ejecuta en vitelas, d papel terso. Llamada así, porque se suele tocar de luz, o iluminar con oro, o' plata molida. Lat. Pictara illaminata, iUuminatio. Iluminar. Véase iluminación. Imagen, s,j°. Semejanza puntual de alguna cosa corpórea. Lar. Imago. Plín. libr. 35. cap. 10. Imaginum Ule, Apelles, similitudines adeo indiscreta pinxit, &c. Imitación, s, f. La acción de imitar, ó copiar alguna cosa. Lat. Imitado. Imitar, v. a. Copiar, o trasladar alguna cosa de dibujo, o pintura. Lat. Imitar i. Plin. libr. 35. cap. 9. Adeoque sibi in illo placuit, ut versum subscriberet celebran, Zeusis, ex eo invisurum aliquem Jacilius, quam imitaturum. Imprimación, s,f. Aquellos ingredientes, con que se impriman, u aparejan los lienzos. Lat. Gluten, linimentum praparatorium. Imprimadera, s,f. El instrumento con que se imprima, que es a manera de cuchilla, o media luna de hierro, u de madera. Lat. Prceparatrix: instrumentum prceparandi opuspictorium. Imprimar, v. a. Aquellas primeras manos, que se dan a el lienzo, o a cualquiera otra superficie para disponerla apta, pata pintar en ella: llámase también aparejar. Lat. Pr c eparare t disponere. Y llámase imprimar por ser la primera disposición para pintar. Indico, s, m. Azul muy obscuro para pintar, llamado así, porque viene de la India, de cierto zumo de yerbas. Lat. Indicum. Invención: Sacar a luz alguna cosa nueva y nunca vista. Llámase así de el verbo latino Invenio, que es Hallar-, porque aunque sea inventado, Nihil sub solé novum: y lo que se halla, otro lo dejó allí. Lat. In- "vendo. In- 35 Índice de los términos Inventado, o cosa inventada original, part. pret. Aquello que es parto propio del ingenio, sin valerse de trabajo ageno. Lat. Inventum. JALDE. Véase oropimente. Jamba, s,f. Jambas: Los dos lados de la puerta, que mantienen el umbral. Llámase así del italiano, Gamba, que significa la pierna: y estas lo vienen a ser del umbral. Lat. Jamba, astragalas. Jaspeado, part. pret. Imitado a Jaspe. Jaspear, v. a. Imitar el jaspe con las colores de la pintura. Lat. Jaspidem imitar i. Jónico, s,tn. Cosa de arquitectura jo'nica. Véase orden jónica. Lat. Jónica m. Junquillo, s, m. dimití, de junco: moldurilla redonda, como un dedo de grueso. Lat. Junculus. LACA de francia, s, f. Carmín exquisito, muy roxo, y subido de color. Lat. P arpar jssnm gallie a m. Lamido, part. pret. Lo que está en la pintura muy unido, acabado y liso, como lámina, de donde tomo el nombre, u de cosa lamida con la lengua, que queda limpio y liso. Lat. Lubricas, planas. Lápiz, s, m. Piedra gredosa, negra, dócil, y apta para dibujar. Lat. Lapis niger. De donde nació el llamarse lápiz, o lapis. Lápiz blanco: Piedra blanca gredosa, dócil, y apta para tocar de luz los dibujos que se hacen sobre papel de media tinta. Lat. Lapis albas. Lápiz colorado: Piedra colorada, gre- dosa, apta para dibujar de colorado. Lat. Lapis rabeas. Lecho, s, m. Lo que tiene de asiento la piedra en el ediíicio. Lat. Lectum lapidis. Linea espiral, s,J. La que se va enroscando desde la circunferencia hasta el centro; y sirve para las volutas del capitel jónico. Lat. Linea spiralis. Lintel de puerta o ventana. Véase Dintel. Litarge, o litar girio. Véase Secante. Losa de moler. Véase Piedra. Luminar. Véase Luz. Luz, s y f. En la Pintura, es aquel punto, o centro, de donde se ilumina toda la historia, o pintura que se hace. Lat. Lux, laminar, lumen. Luz primaria: La que se deriva en la pintura del centro del luminar. Lat. Lux prima; lumen primum. Schefer. de art. pingend. Prima Jigurarum, seu princeps dramatis, nitro prosiliat media in tabula, sub lumine primo. Luz secundaria: El esplendor, o claridad, que resulta de los cuerpos iluminados; llámase también reflexión. Lat. Lux secundaria, rejlexio. M MACHÓN. Véase Pilar. Manchar, v, a. Ir metiendo las plazas de claro, y obscuro en la pintura antes de definir. Lat. Minire; colores indúcete. Andr. Put. Societ. Jes. in perspectiv. part. 2. tractat. de instituí, ping. Albarium recens: alios, atque alios colon m illitus indacere. Manejado, part. pret. Lo que está pintado con soltura, galante, y sin miedo. Lat. Bene manipulatum. Ma- k PRIVATIVOS DE LA PINTURA. 35 Maniquí, s, m. Figura movible artificial, y que se deja poner en diferentes acciones, a voluntad del pintor: deducido del italiano, Mane qui. Estáte aquí: porque se queda en la postura que le mandan. Lat. St titila mobilis. Manos de aparejo. Véase Imprimar, aparejar. Marco, s, m. La moldura, o guarnición que circunda, o guarnece una pintura; el cual suele ser liso, o tallado; dorado, o negro. Lat. Ornamentum, circumscriptio pictura. Marina, s y f. cuadro, o pintura de mar, y de naves, o puerto. Lat. Marina pictura, Media naranja, s,f. El cerramiento, que sobre el anillo de la cornisa, que I, descansa sobre cuatro arcos, se for- I. ma en bóveda, a manera de cascaron de media naranja, de donde tomo su nombre. Lat. Tholus. I Media tinta, s,f. La tinta general, que se da primero para pintar al teirn pie y fresco, sobre la cual se va la-; brando de claro, y obscuro. Lat. Xnimentum genérale. Medio bozel,s,m. Moldura lisa, que Icomprende un semicírculo su proyectura. Lat. Dimidium bocelhim. Meter de color. Véase Manchar. Metopas. Véase Platos. Miniatura, s,f. Pintura xue se lexe- . cuta, sobre vitela, o papel terso, á. manera de iluminación, pero executado el claro y obscuro punteado, y no tendido. Lat. Pictura minuta. . Llamóse así, porque al principio' se. hacia solo con minio. Modelo natural, s, m. La persona, ó figura desnuda, que se pone en la Academia para dibujar. Lat. Exemplar naturale. Modelos, j-, m. Varios bultos que se hacen de yeso, u otras pastas para es- tudiar, u dibujar, con diferentes formas de figuras, pies, manos, &:c. Lat. Modela gypsea;figmenta lútea, aut plástica. Modulo, s, m. Medida que contiene la mitad del diámetro de la coluna de que usan los arquitectos para sus distribuciones. Lat. Modulus. Vitruv. libr. 4 de architectur. cap. 3. Cujus moduli constitutione rationibus efficiuntur omnis operis distributiones. Moldura alta, j-, f. La cornisilla, que guarnece el pedestal por la parte de arriba. Lat. Corona stylobatis. Moldura baja: La que ciñe el pedestal por la parte de abajo. Lat. Bassis stylobatis. Molada, s,f. Lo que en la pintura se muele de una vez. Y así se dice: una invlada: dos motadas, &c . Moledor, j-, m. El que muele los colores. Lat. Molitor. Moler, v. a. En la Pintura, desleír los colores. Lat. Moleré. Moleta, s y f. La piedra que se trae en la mano para moler. Lat. Moleta. Montea, s,f. La obra de arquitectura', delineada en el mismo tamaño que se ha de ejecutar, Lat. Delineatio schematis. Montear., v. a. Delinear en su tamaño y grandeza la traza de arquitectura que se ha de ejecutar. Lat. Zonteare, delineare. Montería, s, f. Pintura de caza de lieras. Lat. Yenatto montana. Morbidez, s,f. Blandura, suavidad. Lat. Teneritas, mollitudo. Mórbido, adj. Deducido de el italiano: en la Pintura, las carnes, que parecen estar blandas y suaves: de suerte, que parece que si se tientan, se ha de hundir el dedo, como en las naturales. Lat. Morbidtim, dulce, tenerum, mole. Don Lu¡ 152 Índice de los términos Luis de Gongora, en la Tysbe, copla 19. El Etceeteta es de mármol. Cuyos relieves ocultos JJltraje mórbido eran . A los divinos desnudos. Morcillo. Véase Alúsculo. Mordiente, part. pres. cuando está una pintura a medio secar, que aplicándole el dedo parece que pega o muerde. Lat. Alordens. Mordiente: Cierto betún, d sisa que se hace de varios ingredientes para tocar d realzar de oro algunos adornos del temple, y fresco. Lat. ¿Mordican s. Morel de sal, s, mi Cierto color morado carmesí, hecho a fuego, para pintar al fresco. Lat. Riifum e sale livens. Movimiento: En la Pintura. Véase Actitud. Murecillos, s, m. Músculos., o bultillos pequeños, que especialmente se descubren en el rostro de los ancianos. Lat. JMusculi parvi. MúscuLo, x, m. Son unos bultos o morcillos de carne, de que mediante los ligamentos de las membranas, se compone, y organiza el cuerpo humano, y de cualquiera otro anijnal. Y Ilámanse jÍúscu!os, como diminutivo del latino mus; así por la semejanza que tienen con el ratón, por ser redondos y largos, y con algo de cola, como por la velocidad del movimiento que todos tienen. Lat. ¿Iusculus. N EGRO, s, m. Color totalmente obscuro en sumo grado. Lat. Niger,-atrum, Negro 'de carbón: El que se muele para pintar del mismo carbón de en- I N ciña, de vid, cascaras de nuez, y otros. Lat. Niger carbonaceus. Negro de humo: El que se hace del hollín de la pez, d resina quemada. Lat. Fuligo, niger picceus. Llámase también humo de pez. Plin libr. 35. cap. 6. Fit enim ex Jidigine pluribus modis, resina, ve l pie e exustis. Neto, s, m. El pedestal de la columna, considerado desnudo de las molduras alta y baja. Lat. Stylobatis nudus. Noticia, s,f. Parte principal, de que debe estar adornado el pintor: especialmente de la historia sagrada, humana, y fabulosa. Lat. Notitia. O OBRADOR, s, m. Termino vulgar: La oficina, u despacho, a donde el pintor ejerce su facultad. ]( Lat. Officina. Plin. libr. 35. cap. 10. a ( Propter quam, & gratior Alexandro Alagno erat, Apelles, frequenter in ofricinam ventitanti. Obscuro, adj. En la pintura, es aquella parte donde no toca la luz. Lat. Obscuras. 3. ater. Ocre, j, mi Color mineral de tierra amarilla. Lat. Ochra, térra Jlava. Ocre claro: El que es mas claro de color. Lat. Ochra clara,. Ocre obscuro: El que es mas bajo de color. Lat. Ochra obscura. Ocre quemado: El ocre calcinado, que de amarillo se vuelve roxo. Lat. Ochra exusta, térra orocea exusta. Olio, s, mi Véase Pintura al óleo. Ordenes de arquitectur, s, m. Cinco especies de arquitectura, que usaron los antiguos, griegos, y romanos, y son las que hoy se practican, toscana, dórica, jónica, corinthia, y composita. Lat; Ordines architecture. Véase columna. Original. Véase Inventado. Oro PRIVATIVOS DE LA ÍINTVÍA.' Oro bruñido, s, m. El que se hace mediante los aparejos de cola, yeso, y bol, sobre piezas de madera, tallada, d lisa. Lat. Aurum politum. Oro mate: El que se asienta sobre diferentes materias, mediante la sisa, y aparejos del óleo. Lat. Aurum impolitum. Oro molido: El que se muele en panes, con miel; y luego se aclara con agua, para realzar, o tocar de oro las iluminaciones, y miniaturas. Lat. Aurum molitum, trituratum. Oropimente, s, m. Color amarillo para pintar. Llámase también Jalde. Lat. Auripigmentitm; color nativo, según Plinio, lib, 35. cap. 6. Nascuntur sinopis, rubrica, parethotiium, melinum, eretria, auripigmeníum. . ' Ornaza. Véase Hornaza. Ovario j j-, m. Cierta especie de moldura, tallada en forma de huevos,por donde- tomo su nombre del latino ovum, con una listilla que los guarnece. Lat. Otarium. PAFLÓN,, m. El vuelo, o' salida plana que tiene la cornisa, u otra moldura cuadrada por la parte de abajo: deducido del francés, Piar Jbnd: Plano fondo. Lat. Planus fundus. País, s, m. Pintura de arboledas, y cosas de campo. Lat. Pictura agrestis y subdialis. Paisage: Pedazo de país. Lat. Subdialis. Paisillo, dimin. País pequeño: Subdialis parvas. Paleta, s, f. La tablilla, o tabloza, según el italiano,taboloza, donde se ponen las colores para pintar. Tom. I. 353 Lat. Tabella. Papel, s, m. Para dibujar, blanco, pardo, o azul. Lat. Charta,papyrus, albus, fuscus, cerúleas. Paramento, s,m. Loque tiene de frente la piedra de cantería en el edificio. Lat. Paramentum. Pasar perfiles, v. a. Es afianzar el dibujo estarcido, pasándolo con lápiz, o pluma, o cosa semejante. Lat. Firmiúr delineare. Pastel. Véase dibujo de pastel. Pastoso, s, n. Lo que está pintado con buena masa, y pasta de color. Lat. Bene inductum, illitum. Pavonazo, s, m. Color roxo obscuro, á manera del carmin, por quien suple en la pintura .'al fresco, por ser mineral. Lat. Purpurissum -minerale.: según Pozo, de perspectiva, part. Rubella anglicana. Peana, o peana, s,f. Una especie de repisa, que sirve de pie d basamento para plantar alguna figura. Llámase Peana del latino Pes, d Pedánea; por ser' destinada para los pies. Lat. B as sis pedánea, ménsula. Pechinas, j-, f. Aquellos triángulos curvilíneos, que forman los arcos torales al juntarse, recibiendo el anillo de la media naranja. Llámanse así, por formarse de ordinaria í manera de conchas, las cuales en valenciano se llaman Pechines. ttaxu Concha, trianguli árcales curvilhiet. Pedestal., s, m. El que sirve de pie, ó asiento a la basa de la cóluna, y tiene de altura la tercera parte de eMa, según la orden a quien sirviere. Lat. Styllobates. Véase columna. Perspectiva, s,f. Es la sección, o' cortadura de la pirámide óptica, o visual, por donde pasan las especies de los objetos a la vista; y en virtud de esta sección quedan en la superyy fi. 354 Índice de los términos ficie de ella estampadas sus imágenes. Llámase Perspectiva del verbo latino perspicio, que significa mirar. Lat. Perspectiva. Perspectiva de cuerpos: La que nos muestra la delineacion, o figuración de los cuerpos regulares, o irregulares. Lat. Perspectiva corporum. Perspectiva de teatros: La que sirve para la delineacion de los teatros, ó scenas: De que procede el llamarse en latin a Scenographia. Perspectiva de luces: La que trata de la proyección, o incidencia de la luz en los cuerpos, de que procede el claro y obscuro en la pintura. Lat. Perspectiva luminum. Picar el dibujo; v. a. Ir punzando, o pasando con una aguja, o cosa semejante, todos los contornos y perfiles del dibujo, para estarcirlo, o pasarlo en otra parte. Lat. Perforare. Pozo, in perspect. tom. 2. sect. 7. Earum extrema lineamenta perforare. Pictórico, adj. Cosa perteneciente a la Pintura. Lat. Pictorhts 3. Piedra de moler, s, . La losa grande, que sirve en la pintura para moler los colores. Lat. Lapis triturandi colores, seii pigmenta. Piedra pómez, s,f Un asperón, o {ñedra tosca y ligera para alisar los ienzos imprimados, a lo cual llaman Apomazar: deducido de la pómez. Lat. Pumex. Pilar: Un cuerpo de arquitectura, cuya planta es cuadrada, y se levanta í plomo sobre los ángulos, en altura competente, para recibir el peso del edificio. Llámase también Machón. Lat. Pilare. Pilastra, s,f. Véase Colima attica. Pincel, s, m. Instrumento que se hace de cañón de pluma, con pelo sua- ve, para pintar. Llámase así de Pinna, que es la punta de acero, con que antiguamente se pintaba en ceraj ú de Penna, que es la pluma, de que se hacen. Lat. Pennellus penicillus. Pincelada: Deriv. Golpe de pincel. Lat. Ictus pennicilli. Pincelillo, FiNCELiTO, dimin. Pincel pequeño. Lat. Pennicillus minutus. Pincelóte, augm. Pincel grande. Lat. Penicillus magnus. Pintar, v. a. Figurar en un plano imagen de cosa visible: deducido del latino pingo, que significa pintar. Lat. Pingere, figurare, imitari. Pintar de la primera: dejar desde luego concluido lo que se pinta, sin bosquexar, acabar, ni retocar. Lat. Picturam primo impulsu definiré. Pintarrajar, v. a. Véase Pintorrear. Pintor, s, m. veri, o part. pres. El que pinta. Lat. Pictor, part. pingens. Pintoresco, adj. Cosa que está pintada con buen manejo. Lat. ¿ene manipnlata. Pintorrear, v. a. Manchar de varios colores una cosa sin arte. Pintura, s,f. Imagen, o imitación de lo visible, delineada en superficie plana; no solo en cuanto a la forma, sino en cuanto al color, y demás accidentes. Lat. Pictura, ars pictoria. Pintura al fresco. Véase fresco. Pintura al óleo: la que se ejecuta mezclando los colores con aceyte de linaza, u de nueces. Lat. Pictura olearia. Pintura al temple. Véase temple. Planta, s, f. El sitio que ocupa, y sella en el terreno cualquier edificio. Lat. Vestigium. Plata molida, j" t f Panes de plata, que PRIVATIVOS DE LA TINTURA. 355 que se muelen para tocar de luz, o realzar las iluminaciones, y miniaturas. Lat. Argentum trhiiratiim. Véase oro molido. Platear de bruñido. Véase oro bruñido. Platear de mate. Véase oro mate. Platos t s, m. Ornatos, que se ponen en el friso de la arquitectura corintia, entre los triglifos. Llimanse también Aletapas, deducido del griego. Lat. Aletopa. Vitruv. lib. 4. cap. 2. Ut raque enim, & ínter dentículos, & ínter trigliphos, qua sunt íntervalla, Metopas nominantur. Pliegues. Véase trazos. Plinto, s, m. El cuadrado sobre que asienta el tores de la basa de la coluna. Lat. Plmthus, zochus. Plumeado. Véase dibujo de pluma. Pómez. Véase Piedra pómez. Porcelana, Pintura encáustica, ó a fuego, que se ejecuta con colores artificiosamente preparados, sobre lamina de oro, o cobre, desatandolos, y uniéndolos al. fuego, con gran lustre, y hermosura. Lat. Pietura encáustica ., pistura vitrea. Schefer. de art. ping. §. 16. Sitperest ultimum Encaúseos genus in auro. Portada, s,f. Los adornos de arquitectura, que guarnecen, y adornan la puerta en la fachada. Lat. Fasttgium januce., Proyección, s,f. Aquella impresión, ó imagen del objeto, que dejan formada en la sección de la pirámide - óptica, © visual, los rayos especíri- 1 eos, objectivOi, o visuales. Lat. Projectio, deducido de. Projic io, que.es arrojar, o estampar. ProvECTURA, j-,f.. Aquel perfil, que descubre la salida, o vuelo de la cornisa, u otra cualquier.a moldura, fuera de la. línea perpendicular, u del Tom. L bastidor, que se pinta. Lat. Proyectura. Vitruv. de archit. lib. 4. cap. 2. Eorumque projecturas sinuaverunt. Pulimento, s, m. El que se da a las encarnaciones, que llaman de pulimento, con cuerecillos mojados. Lat. Polimentum. Punto de distancia: Adonde concurren las diagonales, que terminan la degradación de sus cuadrados. Lat. Punctum distantice. Punto principal, s,tn. Adonde concurren las líneas de. la profundidad en la perspectiva. Lat. Punctum principale. Pirámide óptica, o visual, s ¡f. La que forman los rayos visuales, difundiéndose desde el centro de la vista, . hasta hacer su basa en los objetos . visibles. Lat. Conus visualis, pyramis óptica. Q cuadrICULA, s,f. cuando para copiar una pintura, se divide en diferentes cuadrados iguales, tanto el original, como la copia, para sacarla mas ajustada: Y llámase también Pitipié'; deducido del francés Pefit pied pie pequeño. Lat. (traficóla, o retícula. cuadro, j-, m. El lienzo pintado, puesto en su bastidor. Lat. Linteum pictym: deducido del cuadrado, por ser cas.i siempre sus ángulos rectos, ó a escuadra. Quarta tinta, j-, f. La que está en cuarto grado de sombra para pintar. Lat. Quarta fineta, o quartum l¡nimentum. cuarto bozel, s, m. Cierta moldurilla, que tiene de salida o proyectura la quarta parte del círculo. Lat. Quartum bocellum. Yy a RAS- 35 6 Índice de los términos R RASGUÑO,s,m. dibujo en apuntamiento, o tanteo. Lat. Lisneamentum inchoatum. Realce, s, m. Golpe de luz en la pintura, en alguna parte superior del claro. Lat. llluminatio, ktus luminis. Realzar, v. a. Tocar de luz alguna cosa en la pintura. Lat. Illuminare. rebajar, v. a. Declinar en la pintura el claro hacia el obscuro. Lat. Lucem supprimere, declinare a lutuine. Recalcar, v. a. Pasar los perfiles del dibujo con un punzón o aguja para que se impriman en otra parte. Lat. JPramere, imprimere. Andr. Pozo, in perspectiv. sect. 7. Aptum erit, tectorium, impressioni aúlihet reci- pienda: ac tum estylo férreo prxmctis levirer ambitus. Recortado, s, n. Lo que en la pintura, no está desperfilado y dulce. Lat. Duritm, acre. Reflexión, s, f. En la pintura, la claridad, o luz secundaria que resulta de la incidencia de la luz primaria en los cuerpos iluminados, y templa la fortaleza de las sombras. Lat. Reflexio lucis. Regla, j-,f. Listón recto de madera, para tirar líneas. Lat. Regula. Relevar, v. a. Salir fuera, ó parecer que tiene bulto la pintura -: deducido de relevo que es levantar mas. Lat. Relevare. Relieve, s, m. La salida, o bulto qie tiene la pintura. Lat. ReUvatk. Rematls,j-, w. Los" que se sobreponen en la arquitectura, para terminar 6 encrespar las extremidades de la fábrica. Yj¿X.-Qrnamenta. . JL c Repisa,s,f. Cuerpo de arquitectura, á manera de canecillo, salido de arriba, y ceñido de abajo, apto para recibir algún peso. Lat. JVlntidus men- sida. Resalto, j-, m. Aquella salida, que tiene alguna faxa, que guarnece algún cuerpo neto de arquitectura: llamado así, por lo que salta, o sale fuera del otro: y del latino resillo, que significa sobresalir, o rechazar. Lat. Resaltum, relevatum. Respiración, s,f. cuando una pintura, después de alguna opacidad de sombras, o figuras, descubre algún pedazo de celage, o desahogo de claridad. Lat. Respiratio, vacario. Charl. Alfon. du Fresnoy, in poemate de pictura: 7psaquejigur¿e: Stipentnr, circumaue globos, locus usque vacabit. Retocar, v. a. Volver a tocar, o pintar, en lo que ya está acabado, recorriendo, y afinando algunas cosas. Lat. Stipremam maniim imponer e, 1 repingere. Retoques, s, m. Algunos golpes del . pincel, después de seca y acabada la pintura. Lat. Iteratio penicilli. Retratar, v. a. Copiar, o formar la puntual imagen de algún sujeto. Lat. Alicujus imaginem pingere. Retrato, s, nu Véase imagen. Reverberación, s, f. Reflexión del color de un cuerpo iluminado en otro bruñido. Lat. Reverberatio, r¿jexio. Reverberar, v. a. Reflexarse, o traslucirse una cosa en otra, en cuanto á su colon Lat. Reverberare rejlectere: De verbero; que es azotar, o golpear una cosa en otra., Roleó, Véase voluta. Rompimiento, s, m. En la pintura, I aquella profundidad, que se finge; de PRIVATIVOS DE LA TINTURA. 51 de suerte que desmiente, o parece rompe la superficie. Lat. Profunditas. Llamase también rompimiento, rasgarse el cielo, descubriendo algún pedazo de gloria, o resplandor. SAGMA, s,f. Deducido del italiano. Cierta medida, que se toma en una regla, donde se anotan de una vez muchos miembros, como todos los de una cornisa. Lat. Sagina. Sangre de drago, s, f. Cierto color roxo, para miniaturas: ilamado . así, por ser sangre de dragrón. Lat. Sanies draconis. Satyros, s, m. Figuras de los follages, medio hombres, y medio cabras. Lat. Satyrus: De que se Hamo satyra en nuestro idioma la sentencia que tiene dos sentidos. Secante, part. pies. El que se hace de aceyte de linaza, cocido con ajos, vidro molido, y litarge, o almártaga de dorar, para usar del en la pin- - tura, porque se sequen presto los colores. Lat. Siccans. Segunda tinta, s, f. El segundo gra- . do, con que el claro en la pintura desciende hacia el obscuro. Lat. Secundum linimentum. Sentidos: Aquellos senos, que hay . entre los murecillos del rostro en los ancianos. Lat. Simts. Símetria, s,f. La proporción, y buena organización. del todo; y partes de una iigura. Lat. Symmetria,proportio. Deducido del griego, Sym - , nutria. Sisa: La que se hace de colores recocidas con aceyte de linaza, para dorar de mate, cuando está mordiente. Lat. Linimentum mordicans. SoBREruESTo, j", m. Algún adorno, que se sobrepone a lo solido, y neto de la arquitectura desnuda. Lat. Superpositum. Sombra, s,f. La privación de luz en la pintura, en aquellas partes opuestas a la iluminación de los cuerpos. Lat. Uniera, adumbratio. Sombra de hueso: La que se hace del . hueso de tocino quemado, de hastas de venado, u de carnero. Lat. . Umbra osea. Sombra de italia: Color pardo gredoso, que se trae de Venecia, muy apto y suave para pintar las sombras de las figuras. Lat. Umbra véneta, ó itálica. Sombra del viejo: Tierra parda, obscura, tosca: llamada así, por haberla descubierto en estas provincias un viejo, d anciano. Es muy apta para las sombras en el temple, y fresco. Lat. Umbra terrea, o senilis. Subientes, part. pres. Los follages, que suben adornando algún vaciado de pilastra, o cosa semejante. Lat. Caults ascendens. Suelto, s, n. Lo que está pintado con manejo galante, y sin miedo. Lat. JExpeditum. TABLOZA. Véase Paleta. Tachuelas $,. Clavillos pequeños que sirven para clavar los lienzos en los bastidores, para pintar. Deducido de Tache, francés: Petit clou. Lat. Clavus parvulus. Talón reverso. Véase Gola. Tambanillo, j-, m. Cierto resalto, o sobrepuesto de arquitectura, con su mocheta y cortes en ángulos. Tamiz, s, m. Cedacillo, para pasar algunos colores: deducido del francés, Tamis petit. Lat. Setaceus parvulus. Tan- 35 8 Índice de los términos Tantear, v. a Comenzar el dibujo con ligero apuntamiento. Lat. In choare lineamentum. Tanteo. Véase rasguño. Tarjeta, s, f. Un adorno de arquitectura, a manera de escudo antiguo: deducido del francés, tárjete. Lat. Scutum, clypeum. Tarjetilla dimin. Tarjeta pequeña. . Lat. Scutulus, clypeolus. Tarjetón, augm. Tarjeta grande. Lat. Clypeus magnus. Templa,s,f.En la Pintura, aquel pegante que se hace de yema de huevo, con un cascarón de agua, batido todo, para pintar al temple: y también la que se hace de la cola fuerte, templada con agua. Llámase también templa la tinta que se hace compuesta de diferentes colores. Lat. Temperatio. Templado, adj. Lo que está acorde, y bien organizado en la pintura. Lat. Temperatum, acorde. Templanza, j-, j°. El acuerdo, y buena organización de una pintura. Lat. Acordatio, temperatio. Templar, v. a. Acordar una pintura, sin que disuene parte alguna de ella. Lat. Temperare: deducido del templar de la música. Temple, s, m. Especie de pintura aquosa, que se hace con ingredientes pegantes, como goma, cola, o templa, de huevo: de que procedió el llamarse temple; porque fue lo primero con que comenzó la templa de huevo, Lat. Pictura glutinosa. Teñir, v. a. En la Pintura, rebajar, ú obscurecer, bañando alguna cosa con color mas obscuro. Lat. Tingere, adumbrare, lumen supprimere. Tercera tinta, s, f. El tercer grado, con que el claro en la pintura desciende hacia el obscuro. - Lat. Tertia fineta, tertium linimentum. Tiento, s, m. El bastoncillo que el pintor tiene en la mano izquierda, para asegurar el pulso de la derecha. Lat. Baccillus, virga. Tierra negra, j-, f. Color mineral, negro, y terroso, importantísimo para pintar al fresco, y temple. Lat. Terra atra véneta. Tierra roxa, s, f. Color mineral, naturalmente roxo: bueno para todo género de pintura; y mas la de España. Lat. Terra rubra. Tierra verde: Pasta gredosa mineral verde, apta para toda especie de pintura, especialmente la de Verona. Lat. Creta viridis veronensis. Tímpano, s, m.Rl vacío entre el cerramiento del frontis, y su cornisa. Lat. Tympanum. Tocar de oro, v. a. Realzar con oro los claros de la pintura en algunos adornos de arquitectura. Lat. Auro ¡Iluminare. Véase mordiente. Tomar, v. a. Véase hurtar. Tomar perfiles: Pasar con carmin, ú otro color, al óleo, todos los contornos de una pintura, para que se impriman en el papel, que se le impone, porque salgan mas ajustados. Lat. Imprimere, lineamenta transportare. Toque de luz, s, ni. Esplendor, ó realce de el claro en la pintura. Lat. Splendor ¡chis lucís. Plin. libr. 35. cap. 5. De ind¿ adiectus est splendor, alius hic, quam lumen. Toque de obscuro: Aquellos golpes de obscuro mas profundos, que se dan en la pintura. Lat. Idus umbra, descensior timbra, atrum. Tores,, m. El bocelon, que asienta sobre el plinto de la basa de la coluna. Lat. Torus. De que procede el llamarse Tores. Tos- PRIVATIVOS DE LA TINTURA. 359 Toscano. Véase Órdenes, de arquitectura. Tozo. Véase Gofo, figura gofa. Trasflorar, v. a. Copiar un dibujo, trasluciéndole en otro papel. Lat. Ad Lucem transferre. Traza, s,f. La delineacion de alguna obra de arquitectura,, u de otra cosa artificial. Lat. Schetnrna, orthographia, vestigium. Trazos, s t m. Los pliegues de las ropas en la pintura. Lat. Pites s'tmts pannorum. Triglifos, s, m. Miembros de arquitectura, cada uno con tres canales, o cavaduras, que se reparten en el friso de la orden dórica; nombre griego, según Vitruv. lib. 4. cap. 3. Lat. Trigliphus. U T TLTRA-MARO, s, m. Azul J hermoso, y permanente en toda especie de pintura, hecho de la piedra Lapis-Lazidi, calcinada; que por traerse esta de la otra parte del mar, se llama el color Ultra-marino: y la suelen traer los armenios. Lat. Trans-marinum. Untar, v. a. En la Pintura, dar un baño tirado de algún barniz, o aceyte, para acabar, o retocar. Lat. Unge re, Uniré. Urchilla, s,f. Cierto color morado artificial, de yerbas, y tinturas: bueno para iluminaciones. Lat. Amethistinus color. I v VACIADO, s, tn. Aquel fondo, que queda en el neto del pedestal, después de la faxa, y moldura que le guarnece; y así en otros se- mejantes. Lat. Vacuus ¡fundus, nctus. Verdacho: Tierra gredosa, verde baxo, mineral. Lat. Creta viridis fusca. Verde-montana: Verde hermoso claro mineral, por hallarse en algunas montañas: bueno para pintura a óleo, temple, y fresco. Lat. Viride montanum. Verde-vexiga, s, tn. Color verde obscuro, hecho de hiél de vaca, y otros ingredientes: b.ueno para iluminaciones. Véndese siempre dentro de vexiga, de donde toma su nombre. Lat. Viride vexicce. Verdete. Véase cardenillo. Vermellon artificial: Color encarnado, el mas hermoso, hecho por arte chimica, de azogue y azufre, calcinados juntos. Lat. Cinnabaris. Vermellon, mineral, s, m. Color encarnado, de piedras de las minas del azogue: bueno para la pintura. Lat. Cynnabrium tninerale. Vichas, s, f. Figuras, de medio arriba mujeres, con alas, y de medio abajo terminan en pescados, 6 aves; de que se usa en follages, y otros adornos, Lat. Figura viformes. Vidro molido. Véase secante. Vitriolo, s, n. Caparrosa, que molida con aceyte de linaza, sirve de secante para la pintura. Lat. Cal' chanthum. Vitriolo calcinado: Quemada, o calcinada la caparrosa, es color roxo, admirable para la pintura a fresco. Lat. Calchanthum exustum. Volutas, s, f. R óleos: deducido del verbo latino Volvo. Que sirven al capitel jónico. Véase columna jónica. Lat. Voluta. 060 Índice, de l y: YESO grueso o pardo, s, Hu El mas ordinario, que se amasa para las obras de albañilería; y sirve para algunos aparejos, o preparaciones de la pintura, y dorado bruñido. Lat. Gypsum rude¿ Yeso mate: El que es mas blanco, y tino: y muerto, y purificado sirve para algunas operaciones de la pintura al temple, y dorado bru- .. a . a .'.'. Ai O-S TÉB.MINOS ñido. Lat. Gypsum álbum mor tuam. 7 ZÓCALO, s, m. Aquel trozo de basamento cuadrado, que se pone debajo de el pedestal, para levantar mas- la obra de arquitectura. Lat. Zo calns. Zoco, s, m. El plinto, o cuadrado en que termina la moldura baja del pedestal. Lat. Zocus. , IN- ,''! I. . ' I N D a C E 361 DE LAS COSAS MAS NOTABLES, 1 CONTENIDAS EN ESTE TOMO. - - : 1 1 ., . El número significa la plana: y esta, dividida en tres partes. La. es al principio": la m. al medio: y la. I al fin de la pagina. ' ' n 1 ; ABOMINABLES vicios, m el lJL . imperio uomarjo. Pag.. 118. m. ÁbmrdQS' grandes que se siguen el? elegir corta distancia en la perspectiva. 28c. m. Academias de la Pintura. 149. f. Accesorio (lo) participa la esencia de su principal. 84. m. Accidente: qué cosa sea. 82. p. Accio Prisco y C.ornelio Pino, pintaron el templo de la Virtud y el Honor en Roma. 52. f. Accionarte integral de la Pintura. 66. m. Como se ha de usar de ella, y que sean tan significativas como las de . los mudos. Ibid. Aceyte de nueces, para azules y, blancos. 56. m. Adam, dotado de sciencia infusa. 1 7. f. Primer pintor, Ibid. Adoración de las imágenes: privil de la Pintura y Escultura. 93.. £ Adriano Emperador: fue excelente en la Pintura. 185.. m. Adumbración: qué cosa sea. 294. m. Advertencia importante para la inteligencia del libro III. 234. m.. Advertencia maravillosa de Cristo nuestro Señor a Santa Teresa, acerca de las Tom. a A ' egio i, imágenes sagradas. 210. f. Ágata:( Licenciado Don Bartolomé de). 177. m. Agatarco, veasp-Eschilo. Aglaófon, Monochromada. 2 1 . p. Aguas del Silaris, convierten en piedra cuanto se echa en ellas. 225. f. Agudeza ingeniosa de Juan Oven acerca del eco y el espejo. 227. m. Versión célebre de Don Francisco de la Torre en verso castellano. Ibid. Águilas, los teólogos y doctores sagrados. .14. p. Agustín Leonardo ( Fr. ) Mercenario, pintor excelente. 98. f. Alberti (León Baptista). 25. m. Alberto Dtirero imitó a Juan de Brujas. 26. f. fue tudesco, pintor insigne: le honró mucho el señor Emperador Maximiliano, y le hizo grande de su imperio. 56. p. Respuesta que dio a los grandes que murmuraban. Ibid. Armas que le mandó usar. Ibid. Elogios y epitafios de su muerte. Ibid. Alcalá ( Duque de ). 1 86. f. Ale avala, se debe de todo lo vendible. 135. m. Alciato, eminente en sus emblemas. ¡6 3 .f. Zz Ale- 362 Índice de las cosas notables, Alexandro Severo, Emperador, exér- Ángulo de la figura dada, no ha de ser' ció la Pintura. 94. p. y 185. p. ' 'semirecto, para- que se pueda erigir Alma (el) es la lamina donde se gra- otra en lugar eminente. 258 p. bó la imagen de Dios. 12. p.,, . Ángulo de la incidencia 3 qué cosa Alonso Alvar ez s véase Baltasar Al sea. 294. f. varez. Ángulo de la reflexión, igualal de la in- Alonso Rerruguefe. 23. f. Füé'disci- cklencia. 294? f. y 5295. p. pulo de Miguel Ángel. trajo de Ángulo mayoral"), que cabe en la Italia la buena manera de pintar al vista, es el de 60. grados, sftp, ni. . olio. 56. p. fue pintor de artifara Ángulo óptico o visual, qué cosa sea. del señor Emperador Carlos V.- 177., 243.- 411. Ha de ser divisible por el f. fue muy rico y fundó un "mayo- exe de la pirámide óptica. Ibid. m. razgo. Ibid. Ángulo que insiste en el semicírculo, es Alonso Cano: fue pintor del señor Fe- recto. 240. f. lipe IV. y por merced de su Ma- Ángulo recto visual, no puede caber gestad, racionero de la Santa Iglesia en la vista. 284. m. de Granada. 179. f. Respuesta que Amulio, cuya escuela era cárcel dorada dio el Rey a los diputados del' ca- dolarte. 162. £ bildo de aquella Iglesia. Ibid: Animal, marcadocon una cruk. 2-1 o. p. Alonso Sánchez Cuello, gran retratista Animales, que tienen excelencia en al- y pintor de cámara, muy estimado gum sentido. 29. p. y honrado del señor Felipe II. fue Antifilo, pintor griego. 2 1. f. muy rico y fundó en Valladolid una Antigüedad de la imagen, y arte de la obra pia de niñas huérfanas. 1 78. m. imitación. 13. p. Alonso Vázquez y Francisco de Her- Antiguos pintores, que dieron gran re- rera, el viejo, excelentes pinto- nombre a sus obras. 75. p. res. 187. m. Antonelo de Alecina, llevo de Flandes Alvar ez ., véase Bal-tasan a Italia la pintura al óleo. 56. p. Atvarez ( Alonso). 1 77. f. Antonio (Marco). 185. p. Ambrosio ( San ) le aplica a Dios el epi- Antonio del Castillo, gran pintor de teto de pintor. 99. f. Córdoba, imitó a el caballero Maxí- Ambrosio de florales, cronista del se- mo. 182. m. ñor Felipe II. 129. m. Antonio del Rincón. -23. f. fue pintor Amor (el), inventor del dibujo. 35. f. de cámara, caballero del hábito de Ana Alaria, y Ana Felicitas, exce- Santiago, y ayuda de cámara del se- lentes pintoras. 1 88. m. ñor Rey Don Fernando el Católi- Anaxiigoras, véase Demócrito. co. 1 77. m. Andrea Alantena, armado caballero Antonio de Vandik., eminentísimo pin- de espuela dorada. 175. f. tor de cámara del Rey de Inglater- Anjion, se aventajó en la disposición ra, que le armó caballero de espue- ó economía. 65. m. la dorada. Casó con la condesa de Ángel ( Miguel ). 1 63. p. Orge: vivió y murió católico y muy Angelo Gadi, insigne pintor, ennoble- rico. 176. m. ció su casa. 162. f. Antonio AIohedano, excelente pintor Angelo Nardi, y Josef Leonardo, pin- y fresquista. 182. f. tores del señor Felipe IV. 182. m.
Antonio Moro, muy favorecido del señor Felipe II. de quien fue pintor de cámara, a 78. p. . Antonio Pereda, excelente pintor.. 5 8. p. Antonio ( Padre ).Posevino, de la compañía de Jesús, elogia la Pintura, i o 1 . f. Escribid de Poesi et Pictura. 64. p. Apeles. 2 1. p. m. Recibid suma grande de áureos por un retrato de Aiexandro. 1 4 1 . m. fue puntual en los retratos. 6 1 . p. Hizo el retrato de Alexandro con el rayo en la mano. 74. f. fue singularísimo en la gracia y bc- . lleza del pintar. 77. m. Cedió al reparo del labrador. 159. f. fue superior a todos en la gracia y buen justo de sus obras. 1 5 9. m. Acusado de Antirilo, movido de la envidia, se libro pintando la calumnia con ingenioso capricho. 1 6 o. p. Engañosamente convidado a la mesa del Rey Ptolomeo, mediante su habilidad se hizo digno del convite. 160. f. fue sumamente - familiar con Alexandro Magno. 169. p. Le cedió éste a Apeles su amada Campaspe. Ibid. Decreto de Alexandro para que él solo les retrate. 161. p. y 212. f. Su discreción en el retrato de Antigono. 158. m. Apellido o renombre de pintor. 22. p. Apolodoro, el primero que pintó con pinceles. 20. p. Apóstol Santiago en España. 22. m. A cualquiera punto de la diagonal de un paraleldgramo, que se tiren paralelas, se constituirá otro semejante y proporciónala el total. 325. p.m. Arato Sic ionio. 20. p. Arco iris: pintura del ayre, y diferentes liguras en las nubes. 227. m. Área de la basa de la pirámide cónica, debe comprender dentro de sí toda la superficie de la sección. 250. f. Argumento histórico. 57. m. Argumento metafórico. 58. m. Aristides Tebano, el primero que pintom. I. 3 6 3 tó el ánimo. 60. f. Inventó el pintar con ceras. 44. m. Aristóteles, pone la Pintura entre las arres liberales. 10.0. m. Aritmética, reside en la pintura. 1 38. p. Arpiñas ( Joscfde) y otros. 177. p. Arquitectura, contenida en la pintura. 141. f. Rcyna y juez de las artes. Ibid. m. Arquitectura y ornatos fingidos; y otras cosas que engañan en nuestros tiempos. 167. m. f. Arte: qué cosa sea? 82. m. Arte militar: no obsta a la nobleza, antes la aumenta. 134. p. Arte sórdida: qué cosa sea? 82. f. Por qué se llama sórdida ? Ibid. Artes liberales: por qué fueron siete, .habiendo muchas mas? 114. f. Artes mecánicas, y sus obras están sujetas a determinado arancel. 135. m. Artes, subalternas a la pintura, honradas por serlo. 127. m. Artes subalternas del dibujo, participan el esplendor de la nobleza de la Pintura. 1 1 2. p. Artes ( las ) se ilustran con lo que padecen. 1 13. p. La ignorancia obscurece su esplendor. Ibid. Artífices: atienden mas al arte que a la naturaleza. 1 19. p. Artífices católicos: deben evitar en el estudio el peligro espiritual. 76. f. De qué medios se valen. Ibid. Artoé's, pintor de paisajes. 58. p. Asclepiodoro, a quien Apeles cedia en las mensuras. 67. p. Asedio de una plaza. 1 55. p. m. f. Astronomía: reside en la Pintura. 138. Atan asió ( D. Pedro ). 1 8 2 . m. Aterio Labeon, pretor, fue eminente en la Pintura. 88. p. y 1 70. p. Aula ( Marques de ). 1 86. f. Aumento de las grandezas, es proporcional a sus distancias. 257..!". Austria ( D. Juan de ). 46. m. Z¿ 2 Au- 564 Índice de las cosas notables, Autoridad de Panfilo, maestro de Apel s. 1 6 2 . f. Avejio ( Exma. Señora Duquesa de ) pintora excelente. 187. m. Axiomas, o suposiciones de la geometría. 237. f. Ayre, pinta el alma imitando la voz en el eco. 227. m. Azucena maravillosa, en cuya raiz se halló un crucilixo. 208. m. Azulejos, Pintura figulina. 44. f. B T3ABYL0NI0S, inventores del Jl3 arte de tapicería. 38. f. Bacho Batídmelo, caballero de la orden de Santiago por merced del señor Emperador Carlos V. 175. m. Baltasar Alvar ez, Alonso Alvarez su hermano, y Nicolás de Frias, caballeros del hábito de Cristo. 177. f. Baltasar Gcrbier, armado caballero de espuela dorada. 175. m. Batídmelo (Bacho) véase Bacho. Barniz que daba Apeles a sus tablas. 48. f. Barnices muy fuertes que usan los indios. 42. m. Bartolomé (Licenciado Don) de Ágata, Abad de San Clemente de Arezo. 177. m. Bartolomé Car ducho, gran pintor, hermano y maestro de V icencio. 1 82. p. Bartolomé González, pintor del señor Felipe III. 182. p. Bartolomé JMuriih, dulcísimo pintor sevillano, y muy rico. 1 79. f. Barroso (Miguel). 182. f. Basilio [San') Magno, honró mucho la Pintura. 99. p. Afirma haberse convertido por las pinturas muchos pecadores. 153. p. Batalla de los Atenienses contra los Persas. 20. m. Batalla Aíaratonia, pintada con el retrato de Mikiades. 162. p. Becerra í Gaspar). 23. f. i¿2. p. Bech, véase David Bdino (Gentil). 174. m. Belmo (Juan). 175. f. Be lo, su estatua. 16. f. Benavente, véase Conde de Benavente. Benedicto Gilandri, honrado del Rey. cristianísimo, por su grande habilidad. 1 74. f. Benco (Gerónimo). 87. p. Berruguete, véase Alonso Berruguete. B crónica, esto es, Vera icón. 204. m. Donde se veneran las tres efigies. Ibid. f. Quien tiaxo de Roma la que se venera en Jaén. Ibid. Beseleel, adornado de toda sabiduría, y elegido de la mano de Dios para la fábrica del tabernáculo. 2 13. p. Bexar ( Exma. Señora Duquesa de ) pintó con excelencia. 187. m. Bien historiado, aunque no sea de figuras, cómo se entiende ? 58. m. Blas de Prado, pintor del señor Felipe. II. 182. p. Bogaro, Rey pagano: se convirtió viendo la Pintura del juicio final. 153. m. Bolonia ( Peregrin de ). 1 76. p. Borbon ( La Serenísima reina nuestra Señora Doña María Luisa de). 1 8 7.1T1. Bordar, arte antiquísima y muy ilustre. 37. f. Cómo se ejecuta? 37. f. Bos ( Pedro y Martin ). 58. p. Bosco ( el ) en los extravagantes sueños. 32. p. Brazo y mano derecha del sagrado Evangelista San Juan, en el relicario de la Santa Iglesia de Valencia. 219. p. Brueil (Juan). 293. p. Bufetes de pasta, con pinturas diferentes. 41. f. CAL- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. CALCAGNINO, véase Celio. Calderón (.Don Pedro ). a ¿6. m. v f. y 1 1 o. m. Calificación del fundamento de la Pintura en la misma naturaleza. 232. p. Método para practicarlo por diferentes medios. Ibid. Calimaco: reprehendido por demasiado diligente, jj. p. Calqt (Jaques). 176. f. Candantes, Rey de Lidia. i6.p. Cano, véase Alonso Cano. Caramnel ( el Ilusivísimo Señor Don Juan). 1 89. m. Caravacho ( Miguel Ángel), a j6. f. Carava] al (Luis de). 182. f. Carducha ( Bartolomé ). 1 82. p, Cirducho ( Vicencio ). 182. p. Carlos V. Emperador. 23. f. Caro de Torres ( Francisco ). 1 23. f. Carreña (Don Juan). 1 80. m. 15 1. m. Ibid. y 132. p. Carro y caballos de fuego, así de Elias, como de nuestro seráfico padre San Francisco. 229. f. Caso de rara semejanza en dos sujetos, acaecido en Benavente. 222. m. Caso maravilloso, del retrato de Polemon filosofo. 86. m. Ponderado en el Concilio Niceno II. Ibid. Caso portentoso, acaecido a' una noble matrona, con una efigie de Cristo Señor nuestro. 200. f. Caso prodigioso, de la eligie del Salvador, que su majestad envió a Abagaro, Rey de Edesa. 178. m. f. Caso prodigioso, acaecido a un Conde de Benavente, con un pobre que se convirtió en cruciiixo, que hoy conserva su casa. 21 1. p. El señor Carlos II. tenia sus coloquios con esta nagen. Ibid. Caso prodigioso de un soldado, por ha- 3 6 S .,bcr profanado una imagen de María santísima. 204. p. Casos, raros, acaecidos a un pintor de - estos tiempos. 167. f. Castillo (Antonio del ). 1 82. m. Castillo (Juan del ). 182. m. Causas opuestas a la pintura a el fresco. y¡y. p. Caxes (Patricio). 182. m. Cayo Adáximo y P. Scipion: se excitaron con las efigies de sus capitanes á empresas gloriosas. 154. p. Eneas .cobró aliento viendo las de sus mayores. Ibid. Célebre tabla de Billareo, pesada a oro por el Rey Candaules. íó. m. Celio Calca gnino, su sentir acerca de la Pintura. 1 o 1 . f. Céspedes (Pablo de). 178. f. Chimabue, restaurador de la Pintura en Italia: la aprendió de los griegos. 54. m. Cicerón, ilustra mucho la Pintura. 1 00. f. Dice que los pintores ven mas que los otros. 157. f. Cinco especies de jiguras, necesarias para la inteligencia de la perspectiva. 249. p. Cinco especies de líneas que conducen a la inteligencia de la perspectiva. 248. p. Claro: resalta mas con la aplicación del obscuro. 316. f. Claudio Coello, pintor de cámara del señor Carlos II. 1 8 1 . p. Claudio Paradino, en sus empresas. 64. p. Clemente undécimo, Pontifice Alaxímo, ha dibujado excelentemente. 186. p. Cleóneo ( Zimon). 20. m. Coco ( Gonzalo ). 176. m. Cotan ( Fray Juan ). 98. m. Contarino (Juan). 175. m. Coello (Alonso Sánchez). 178. m. Cuello, véase Claudio. Color en el natural: qué es? 295. m. Co- 5 66 Índice de las cosas notables, Color en la Pintura: qué sea? ¡29. m. f. Colores, accidentales del temple. 49. f. Colores al óleo: quaies se conservan dentro del agua, y quaies no. 56. m. Colores minerales y artificiales. 34. p. Colores que se pueden usar al óleo, y los que no. 56. m. Colores que hoy usamos en el temple. 49. f. Colores que se gastan en la Pintura vitrea y porcelana. 47. p. y 45. f. Colorido en las cosas naturales. 28. p. Coloso de lienzos que hizo pintar Nerón. 48. p. columnas, véase dos colimas. Colimas del diluvio para resguardo de las ciencias. 18. f. Colimas, trajana y antonina. 166. f. Cómo se ha de usar en lo práctico de la distancia del diámetro de la basa cónica? 292. p. Competencia de Apeles y Protógenes. 1 58. f. Competencia deZeuxisy Parrasio.i 5 94. Composición: qué es? 295. m. Común jfeccion: qué cosa sea? 249. f. Concilio iliberitano: prohibió las Pinturas y porqué? 23. p. Concilios que han aprobado la adoración de las santas imágenes. 204. m. Concluyese que la Pintura es arte liberal. 85. f. Conde de Benavente, fue pintor. 1 86. m. Conde Etnanuel Tesauro. 58. m. Conde de las Torres, ha ejercido la pintura. 186. f. Conocimiento de Dios: incentivo de su amor. 14. p. Consideración filosófica de la luz. 71. f. Consideración filosófica y matemática de la perspectiva. 67. m. Consideración histórica de la luz. 70.1. Consideración matemática de la luz. 72. m. Consideración teológica de la luz. 7 1 . p. Contraposición de color: cuanto importa en la Pintura. 315. f. Contraposición de tinta: cuanto importa en la Pintura. 3 1 5. m. Constantino Octavo, Emperador, se mantuvo de la Pintura. 185.P. lóo.p. Constelación que convirtió en piedra varios animales y plantas. 225. m. Un niño y una mujer vueltos en piedra. Ibid. Constituir un cuadrado igual a el triángulo. 321. m. Constituir un triángulo equilátero igual á otro escaleno. 327. f. Convite de Asnero: fue ilustrado con varias pinturas. 94. m. Copronimo y León satírico, perseguidores de las sagradas imágenes. 203. p. Portentosas señales con que predijo el cielo esta persecución. Ibid. m. Peste inexorable en el oriente, una cruz verdinegra era la señal de los contagiados. Ibid. f. Córdoba, cuna de los ingenios mas felices del orbe. 119. f. Adolesce de negligente en sus hijos con los achaques de contiada. Ibid. Cornelio Tino, véase Accio. Corpóreo en Dios: solo se entiende metafóricamente. 1 1 . f. Cortina que cubre el teatro de las comedias, cómo se pinta. 5 1 . m. Cor ton a ( Pedro de ). 177. p. Cosas contrarias (Las) se expelen recíprocamente como la luz y la sombra. 313. m. Creación de los ángeles, simbolizada en la luz. 71. m. cristiana diligencia de algunos pintores. 66. f. Cristo crucificado, que se le apareció y le habló a San Eustaquio. 205. p. Cristo Señor nuestro, Arquimedes divino, delineó en su sepulcro las efigies de su humanidad santísima. 144. f. dejó a su esposa su corazón en se- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. semejanza de Pintura, y por qué ? 144. p. -dexd su retrato a su esposa la Igle- sia en prendas de su ausencia. 36. p. habló en parábolas y enigmas. 90. ni. y 64. m. -¡se vistió de pontifical para retocar una imagen de María santísima a petición de la venerable sor Juana de la Cruz. 2 1 2. p. cuanto se agrada 6U majestad de que sus imágenes esten bien pintadas. Ibid. Cristoval del Veso (el R. Padre Fr.) pintor. 98. m. Cristoval Je Utrech, español, caballero del hábito de Cristo. 177. m. Cliristaval López, caballero del hábito de Avís, en Portugal. 177. m. Cruz, aparecida al Emperador Constantino al dar la batalla. 206. p. aparecida al Rey Don Alonso el VIII., en la batalla de las navas de Tolosa. 206. m. Cruz de caravaca, bajada del cielo por los ángeles. 206. m. Cruz de oro, en la Iglesia de San Salvador de la ciudad de Oviedo, fabricada por los ángeles. 206. m. Cruz, milagrosamente hallada en un huerto de Tiberio Emperador. 205. f. Cruces milagrosas, que se vieron en la Iglesia de nuestra Señora de Tolosa de Francia, y caso raro procedido de ellas. 205. f. 206. p. Cuerpo diáfano, opaco, umbroso, qué cosa sean? 294. m. Cuerpo homogéneo, qué cosa sea? 2 9 7 . p. Cuerpos (Los) triangulares, cuadrados y piramidales, podrán ser alumbrados aun mas de la mitad, aunque el luminar sea menor. 301. f. Cuervos que volaron a sentarse en las tejas pintadas del teatro de Claudio Emperador. 167. p. Cueva, véase JMariana. Cuevas, donde se congelan, del agua 3 6 7 que destila, varias figuras a manera de piedra blanca transparente. 227. p. Culto de las sagradas imágenes, cuanto agrada a Dios. 1 96. f. D ADA una figura regular, ha- JLum. llar el centro de el círculo en quien está inscripta. 329. m. Dada una linea recta terminada, hallar el centro de un círculo capaz de una figura regular cuyo lado sea dicha línea. 329. p. m. Dado un cuadrado, constituir dos iguales o desiguales entre sí; pero iguales a el dado. 323. p. Dados dos cuadrados desiguales, formar otros dos iguales entre sí y a los dados. 323. m. D amase e no ( San Juan ). i0 2.f. 153-p. Daniel Segers, jesuíta, gran florista. 58. p. David Bech, Ayuda de cámara de la Rey na de Suecia. 1 76. f. dibujo natural y artificial. 3 1 . f. dibujos del Rey nuestro Señor Felipe V., con su real firma. 1 86. p. Defectos de los profesores, y no de la profesión. 1 22. p. Definición de la Pintura de Alberto Durero. 25. m. Imagen de lo visible delineada en superficie. Ibid. Defnicion de la perspectiva. 242. f. Definición del dibujo en común. 30. p. Definición de San Agustín, para el arte liberal. 83. p. Definición de Séneca, para el arte liberal. 83. p. Definiciones de la geometría. 234. f. Delineacion de la sombra, principio de la Pintura. 1 9. p. Delo, florentino, fue armado caballero por el Rey D.Juan el II. 1 74. m. Democrito y Anaxagoras, perspectivos en la antigüedad. 69. m. De- ;68 Índice detias. Demostración del (absurdo de la figura fuera de la sección, por todos los caminos que se quiera discurrir. 26.3. f. Diademas de los reyes de Egipto, grabadas de áspides. 40. m. Diagrafia, escritura viva, que es lo mismo que Pintura. 139. p. Diatra-'de Efe so, véase ficciones. Dialéctica: distingue lo' falso de lo verdadero. 137. m. dibujodeh naturalezaintelectiva.3 2.m. dibujo diminutivo de divus, cosa divina. 35. p. dibujo intelectual. 31. p. . dibujo intelectual, d quimérico. 32. p. dibujo, no es imagen perfecta de lo visible. 3 1 . p. dibujo practico, qué sea? 31. m. Saca á luz las ideas del interno. 32. m. dibujo: sello de Dios. 31. f. dibujo -y divulgo semejantes 35. p. Otras deducciones del dibujo. Ibid. Diego de Rómulo, caballero del hábito de Cristo por merced de su Santidad. 177. f. Transfirióse a su hermano Francisco la merced. Ibid. Diego Saavedra (Don) en sus empresas políticas. 64. p. Diego ( Don ) Velázquez, gran pintor y artífice de su fortuna. fue pintor de cámara del señor Felipe IV., y su aposentador mayor: fue caballero de la orden de Santiago, con otras muchas honras que logro de su majestad. 179. m. , Diferencia de un triángulo equilátero, á otra cualquiera figura regular en que consista? 332. p. Diferencia entre oficio y artificio. 1 2 7. p. Dilema, acerca de la distancia de la perspectiva. 287. m. Diligencia demasiada: defrauda la gracia en la Pintura. 77. p. Dimensiones de los objetos: varían según sus distancias. 253. f. Dioptrica y Caloptrica: no son direc- COSAÍT JíOTASLBS, tamente del instiMuto de lá.Biatura. 292. m. Qué cosa sean ? Ibídi f. Diósi todo lo llena, y- todos los espíritus angélicos y bienaventurados .estan en su presencia. 1 15. m. a es objeto primario de la Pintura sagrada en quant© imitable. 147. p. Modos enigmáticos de expresar las personas divinas. 147. m. é — — es espíritu puro, n.fi )'bI n — r-.fue el primer pintor de las imágenes. 103. m. mas quiso preciarse de pintor, que de escultor; y porqué a 143. fl Discreción de Apeles en el retrato de Antigono. 158. m. ejemplo para retratos de personas soberanas. Ibid. . Discreción de Timantes. 61. p.", Discreción de Zeuxis, en el retrato de Elena. 2 1 4. p. Discreción de un pintor moderno. 59. m. Distancia ( La ) puede ser dupia ó;sexquialtera a el. diámetro de la 'basa. 291. m. Distancia (La menor) que se puede elegir en la perspectiva ha de ser igual á la mayor línea que se pueda tirar desde el punto principal de la superficie de la sección. 286. m. Distancia de la perspectiva, se ha de arreglar a la cantidad de la superficie que se pinta quedando siempre agudo el ángulo piramidal. 255. f. y 286. f. Distinción de las cosas naturales y artificiales. 24. m. Distinción entre el arte mecánico y liberal. 82. f. Distinción de la esencia y la existencia. 24. m. Distinción de los dos santos sudarios taurinense y vesontino. 1 06. p. División, madre de la claridad. 36. f. División y sus calidades. 36. f. División del dibujo. 3 1 . p. División de la Pintura en toda su latí- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO.. titud. 37. p. En temple, óleo y fresco. 47. m. División del argumento histórico. $j. f. División del arte liberal y mecánico. 82. f. Dos consideraciones de la distancia en la perspectiva. 284. m. Dos columnas, donde para precaución del diluvio, quedaron estampados los enigmas de la divina sabiduría. 90. p. Dos modos de Pintura bordada. 38. m. Dónatelo, pintor florentino. 151. p. Despreció la donación de la república de Florencia. Ibid. Dominico Greco, empeñaba y no vendia sus pinturas. 135. f. Dominiquino. 58. p. Dotes del alma en el estado de gloria. 9. p. m. Dragón formidable, pintado en pergamino. 48. p. Dragón pintado, que hizo callar las aves. 167. p. Duarte (Doña Mariana) 188. m. Dinero, véase Alberto. Dulcísimo nombre de Jesús, grabado en el corazón de San Ignacio mártir. 208. f. Duque de Alcalá, virey y capitán general de Cataluña, pinto. 1 86. f. Duque de Uceda, ejerció la Pintura. 186. f. E J-fCMON. 21. p. JLJá Eclesiásticos, que han profesado la Pintura. 97. f. Eclesiásticos de diferentes dignidades que han ejercitado la Pintura. 1 83.m.f. Eclipse de la Pintura. 1 8. p. Comenzó con la declinación del imperio romano. 1 29. m. Economía: parte integral de la Pintura. 65. p. Edicto de Alexandro, que solo le retom. I. 3 6 9. ti atasen Apeles y Lipsipo. 161. p. y 21 2. f. Efecto que causó ¡a efigie de Alexandro en su capitán. 1 6 1 . p. Efectos de la luz, según los matemácos. y. xxi. Efigie de Cristo crucificado en una piedra de mancha natural. 209. f. Efigie de Cristo Señor nuestro, que quedo estampada en una peña del monte del precipicio. 197. m. EJigie de la Virgen del Sagrario de Cuenca, hallada en una piedra de mancha natural. 215. p. Ejigie de la serpiente cóncava y convexa en las dos piedras a la entrada de. la capilla de San Luis Beltran, en el convento de predicadores de la ciudad de Valencia. 224. f. Otra en un pórfido en la Iglesia mayor de la ciudad de Bergamo. Ibid. y 225. p. EJigie del protomartir San Estevan estampada en una piedra. 219. f. EJigie del santo Cristo de la Cena, en San Benito el Real de Valladolid. 208. p. EJigie del venerable siervo de Dios Fr. Francisco de la Cruz en su sepultura. 221. m. Efigie de nuestro Salvador, trasladada á Roma en la Iglesia de San Silvestre. 1 99. p. Copias milagrosas de esta efigie. Ibid. Especialmente en Camulio y en Genova. Ibid. Efigie de nuestro Salvador, ton la de su madre santísima. 217. f. Efigie de San Carlos Borromeo en Alcalá de Henares. 220. m. Efigie de. San Jerónimo en una piedra ágata de mancha natural. 220. f. . Otra del mismo santo, estampada en en una piedra en Belén. 22 1 .. p. Efigie de santo Domingo Soriano, bajada del cielo. 219. f. Las dos efigies de santo. Domingo y San Francisco antes de nacer. 220. p. A ¿a Efi- 37° Índice de las cosas notables, Efigie de una áncora en el Rey Seleuco y sus descendientes. 224. m. Efigie milagrosa de San Ignacio de Loyola en Muniebrega. 220. p. Efigie milagrosamente formada de una raiz de lirio, la cual se venera en este convento de San Francisco de Madrid. 208 ím Efigie repetida de Cristo crucificado, grabada en dos columnas de la Santa Iglesia de Córdoba con la uña del dedo de un cautivo. 209. p. Efigie y copia milagrosa de la que Cristo Señor nuestro envió a Abagaro, remitida a San Pablo primer ermitaño. 1 99. p. Efigks de Cristo Señor nuestro difunto, solo fueron hechas por la divinidad. 1 06. f. Modo milagroso con que fueron ejecutadas, no inmuta la esencia de la obra. Ibid. Efren (San), Siró: no podia contener las lágrimas viendo una pintura. 152. Egipcios: adornaban sus escuelas con los retratos de sus filósofos. 153. f. No tenían otra escritura sino las imágenes de las cosas. 89. f. Fueron inventores de la Pintura. 6. p. m. Usaron la pintura al fresco. 54. m¿ Elección de luminar para la mejor disposición de un historiado. 315; p. El fin de ía Pintura cual es ? 84. f. Elogio singular de la Pintura. ii2.f. Elogios de la luz. 70. m. Elogios del Belori a dibujo. 36. m. Elogios del dibujo. 36. m. Elogios de la perspectiva y de la visita. 69. f. . Elogios singulares de la Pintura, por los -hombres mas eruditos. 163. f. Eloqümcia: propiedad accidental de la Pintura. 152. f. Elota (Marco Ludio). 52. f. y 53. p. Emblema: que cosa sea ? 63. p. En qué casos sirve? Ibid. Emanucl Tesauro, véase Conde. Emperador Carlos V. (el) y la señora reina Doña Juana su madre honraron mucho las artes del dibujo y especialmente la Pintura. 127. p. Emperadores varios, que ejercieron la Pintura. 185. p. m. Empestice, Pintura de varios metales. 40. m. Empresa: qué cosa sea, y en qué casos sirve. 63. f. Encarecimiento de lo hermoso es decir que es una imagen, y por qué ? 1 5 8. p. Encina (Juan de la). 55. f. y 175. p. Encina (Margarita de). 188. p. Enes: inventor de la Pintura. 1 7. p. Enrique ( Don ) Pimenteí, Obispo de Cuenca, de singular virtud. 215. p. Entes de razón: qué sean. 32. m. Entre los griegos se tenia por inútil el que ignoraba el arte de la Pintura. 91. m. En las distancias solo se veri las plazas generales de claro y obscuro. 3 1 8. m. En el derecho ¿anónico, la Pintura es arte liberal. 97. p. Epitafio de Marco Ludio Elota, pintor de Árdea. 1 70. m. Epitectos de la Pintura. 15. m. Esbatimento: qué cosa sea? 294. m. Eschilo y Agatarco: los primeros que pintaron scehas. 69. m. Escopo, y fin de la Pintura, cual es ? 259. m. Escultor: puede serlo sin dibujar con soló modelar. 143. p. Escultura, arte antiquísima, muy ilustre y estimada. 145. rh. Se ejecuta quitando; pero la Pintura dando, y así es arte propia de la divinidad, cuyo atributo es dar. 144. m. Escultura, arte divina, y que a los nobles los hace mas nobles. 145. m. Esencia, o ser metafísico de la Pintura. 25. m. Esfinge: pintábanla en las puertas de los templos. 64. p. Es- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. España: fértil en ingenios y metales. 23. m. Especulación de laPintura, cual es? 84. Esqueletos: su inspección importa mu- cho para la inteligencia de la simetría y anatomía. 66. f. Estampas de los pies y manos de Cristo. 197. m. Las de sus pies en el monte olívete. Ibid. Estatua de Alexandro en Cádiz. 22. p. Estatua de Belo. 1 6. f. Estatuas antiguas: son dogmas del arte, y ninguno las ha excedido, si es que alguno las ha igualado. 166. f. Estatuas deshonestas en Roma, y tantas que parecía otro pueblo de hombres y mujeres de piedra: muchas fueron quemadas. 1 1 9. p. Estatuas de Italia, traducidas a España por Don Diego Velázquez, de orden del Señor Rey Felipe IV. 76. f. Estatuas prohibidas en la escritura sagrada. 18. p. Estatuas que forman naturaleza. 225. m. La de la mujer de Loth. Ibid. Estatutos de las ordenes militares, han denigrado muchas facultades. 1 2 3.111. Estatuarios eminentes antiguos, y sus célebres obras. 145. f. Estilo enigmático: idioma de príncipes y monarcas. 90. m. Es tio diferente de los pintores en sus contratos. 135. f. Estilo matemático acerca de la mecánica. 113. tai. Estimación de la Pintura en todas las provincias de Europa. 95. f. Entre los romanos. 2 1 . f. Estimación singular del Jaliso de Protógenes. 165. m. Estimación y honra que tuvieron los antiguos. 164. m. Estudiar, y no copiar del natural, qué cosa sea ? 158. m. Estudio cékbre del canónigo Don Vicente Victoria, en Valencia. 1 96. m. Tom. I. 37 Estudio liberal, en el sentir de Séneca es el que hace al hombre libre y no sujeto a sus pasiones. 1 1 7. f. Ethc: es lo mismo que costumbre. 60. f. Etiqueta: costumbre observada. 60. f. Eugenio Caxes, pintor del Señor Felipe IV. 1 82. p. Eugenio Gutiérrez ( Fray ), Mercenario, pintor de ceras excelente. 98. f. Evangelio, que escribió Nicodemus. 1 04. m. Exclamación de la grande erudición de la Pintura. 78. f. ejecutória a favor de los pintores para ser admitidos a los oficios del estado noble. 1 1 7. f. ejecutórias de la Pintura donde están protocolizadas. 1 09. p. ejemplo memorable para los que desestiman la Pintura. 1 2 1 . p. ejerckios mecánicos: se reputan por viles. 1 14. p. Exércitos presagiosos en el ayre antes de la destrucción de Jerusalen. 229. p. Muchos ejemplos de esta clase. Ibid. Exércitos en el ayre en tiempo de San Gregorio Magno. 229. p. De el encuentro que tuvieron cayo tanta sangre, que corría por el suelo de que el. santo fue testigo. Ibid. extranjeros: muy diligentes en perpetuar la memoria de los suyos. 1 8 1 . f. F MjlABIO, Cónsul romano, pintó jJL el templo de la Salud. 52. f. Tuvo por blasón el apellido de pintor. 87. m. Fabios, pintores de ilustre familia. 2 1 . f. Fábula de Esopo: del hombre y el león. 39. f. Facultades ilustres: delinean sus especulaciones en alguna superficie. 149. m. Aaa 2 Fa- 37 Índice de las cosas notables, Fama postuma de los hombres eminentes. 114. f. Farnesio ( La Serenísima reina nues- ' tra Sefbra Doña Isabel.) 187. f. Fausto de Rafael Urbino cuando salía de casa, y otras fortunas suyas. 1 63. p. Faxas y paños de la infancia de nuestro Redentor. 217. f. Faylk (Juan de la). 1 16. m. y ibid. Federico Zúcaro: definición de la Pintura. 25. m. El mismo acerca del dibujo. 3 1 . p. Felicidad de la Escultura. 1 1 . m. Felicitas ( Ana ), pintora excelente. 188. m. Felipe ( Fray ), Carmelita, pintor florentino, hallándose cautivo se libró y enriqueció mediante su habilidad. 160. Felipe II: se desdeñó en cierto modo de la música. 185. f. Felipe II, y Felipe cuarto, y los infantes sus hermanos pintaron. 1 29. m. Felipe Tercio, honrado no solo con merced de hábito, sino de una encomienda. 1 75. f. Femando Yañez, discípulo de Rafael de Urbino. 182. f., Feysol (Fr. Juan). 162. f. Ficciones del Paladión de Troya y la Diana de Efeso. 220. f. Fidias, estatuario. 2 o. m. Figura degradada, y plano perspectivo, qué sean. 249. m. Figura de lanza en el cuerpo de los espartanos por naturaleza. 224. m. Figura en línea: qué cosa sea ? 249. m. Figura fuera del plano, qué cosa sea? 249. f. Fuera de la sección es grande absurdo. 259. m. Fuera de línea, qué cosa sea ? 249. m. Figura geométrica: qué cosa sea? y el plano geométrico. 249- p. Figura principal del asunto: debe siempre gozar de la luz. 3 1 5. m. Figura prodigiosa de Cristo crucificado, hallada en el tronco de un nogal en la ciudad de Mallorca; y dentro de una nuez de este árbol otro crucifijo con otras efigies. 207. p. Figura sinecdoche, tomar la parte por el todo. 1 2. m. Figuras de miembros humanos congelados del agua. 227. p. Figuras esenciales y accidentales, cuales son? 65. p. Figuras -pintadas: parece que se mueven y mudan actitud. 145. p. Filocrates, excelente pintor, le honró el senado romano. 131. f. Filomena muda, que en pintura texida delineó su trajedia. 156. f. Filón ensalza mucho la Pintura. 94. m. Filósofos, oradores y humanistas, que elogian la Pintura. 1 00. p. ioi.m. Filosofía natural y moral reside en la Pintura. 39. m. También la racional. Ibid. Filostrato engrandece mucho la Pintura. 1 o 1 . m. Fines decorosos de la Pintura. 122. p. Fontana ( Lavinia). 188. p. Formar fácilmente un cuadrado igual á un triángulo equilátero. 327. m. Francisca ( Doña ) Palomino, pintora en Córdoba. 1 88. f. Francisco Caro de Torres: historia de las órdenes militares. 1 23. f. Francisco (Don) de Herrera, maestro mayor y pintor del Señor Carlos II. 180. p. Francisco de Herrera. 187. m. Francisco Nuñez ( Padre ), de la Compañía de Jesús, en las empresas sacras. 64. p. Francisco de Pedraza, excelente pintor de porcelana. 46. p. Francisco Pacheco, erudito pintor, suegro y maestro de Velázquez. 1 82. m. Francisco Ricci ( Don ), pintor del señor Felipe IV. y Carlos II. 180. m. Fran- O ONU NI DAS H' ÍSTÍ-LJÍRO. Francisco ( Don ) Ig nació Ruiz, pintor áz cámara del Rey nuestro señor Felipe V. i8i.m. 'Francisco Zurbardn pintor insigne en Sevilla. 182. m. Fuerza de obscuro atrae, y la debilitación de estos aleja los términos en la Pintura. 316. m. Fundamento radical y constitutivo de la Pintura. 246. m. Fundamento para la perspectiva, por la diagonal. 270. f. Furor bélico, pintado por Apeles. 62. p. Encadenado en el templo de Jano. Ibid. ra., - - .1 .0 GABRIEL SIMEÓN, excelente en sus empresas. 64. p, Gadi, véase Angelo Gadi. Galeno, acerca de la Pintura, agregan dola a las artes liberales. 84. m. Gaspar Becerra, insigne pintor, escultor y arquitecto. 23. f. 182. p. Gaspar Gutiérrez de los Rios, profesor de ambos derechos. 88. f. Gentil Bclino: muy .honrado del Emperador Mahometo, en Constantinopla. 1 74. m. Su vuelta a Venecia, y porqué ? Ibid. Geografía: reside en la Pintura. 139. f. Geómetras, los llama el derecho civil mecánicos. 1 14. p. Geometría: reside en la Pintura. 1 38. p. Gerardi Honstorst, caballero del hábito, por merced del Príncipe de Orange. 176. p. Gerardo Segers: muy honrado de la majestad católica. 176. p. Gerbier (Baltasar). 175. m. Gerogltfico: qué cosa sea, y en qué ocasiones sirve ? 63. m. Gerónimo Benet, de la Compañía de Jesús, venerable varón y pintor, que fue de profesión. 87. p. 673 Gerónimo ( Don) Mascaren as, Obispo de Segovia.,.y otros Obispos y Patriarcas, pintores. j86. í Gerónimo Mnciano, excelente pintor, caballero del hábito. 1 75. f. . . Giges Lidio, inventor de la Pintura en Egipto. 16. p. Gilandri, véase Benedicto. González (Bartolomé). 182. p. Gonzalo Coco, armado caballero'por el Príncipe de Orange. 1 76. m. Gracia, divina: qué cosa sea? 6. m. Realza la imagen de Dios en el hombre. 7. f. Gracia, gratis data, y sus divisiones. 78. p. m. Gracia en la Pintura, es don 'del; cielo. 77. f. Gracia, o buena manera, parte integral de la Pintura. 75. p. Llamáronla los antiguos Charitcs y Venus. Ibid. Gracia y donayre: es el no sé qué. 75. m. Mas fácil es entenderlo que dehnirlo. Ibid. Gracia y donayre en la Pintura. 21. m. Entre los antiguos la tuvo solo Apeles. Ibid. Graduación de los términos de un historiador. 316. f. Gramática: primer elemento de las ciencias. 137. p. Grandeza, que se le ha de dar a una tígura puesta en lugar eminente. 258. p. Grandezas iguales: parecen, y se han de pintar mayores las que están mas cercanas a nuestra vista. 256. f. Gravia (Maria Sibila) y otra. 188. m. Grecia colocó la Pintura en el primer grado de las artes liberales. 87. m. Grecia mereció ser erario de tantos eminentes pintores y estatuarios, porque supo honrarlos y estimarlos. 89. m. Greco, véase Dominico. Gregorio ( San ) Nazianceno, describió el caso del retrato de Polemon, cuyo 374 ÍNDICE de las cosas notables yo aspecto corrigió la torpeza de una mujer liviana, a 53. f. Gregorio ( San ) Niceno: se enternecía viendo la pintuva del martirio de Santa Eufemia, y lo mismo sucedía a San Asterio, Obispo de Amacea. 1 53. p. Griegos (Los) supieron graduar y estimar las artes. 91. m. Griegos y romanos, usaron la Pintura al fresco. 52. f. y 53. p. Grutesco antiguo, hallado en las ruinas de Roma. 168. f. Guido RJieno: gran pintor y caballero de hábito por merced del Papa.i 76. f. Guidoto (Pablo). 1 76. f. Guijas: con la cruz blanca y negra de San Pedro Mártir. 226. p. Gutiérrez de los Rios (Gaspar). 88. f. Guillelmo de Martilla, excelente en la pintura vitrea. 46. f. Guillelmo. Aleda, excelente pintor, fue prior de Marsella. 176. p. Gutiérrez (Fr. Eugenio). 98. f. H T JTÁBITOS, docente y utente, ,M no es preciso que sean distintos. 149. m. Hallada la adumbración de un sólido, está hallada la iluminación. 308. f. Hebreos: tenían prohibida la Pintura, y por qué? 94. m. f. Herrera (Don Francisco). 180. p. Herrera, véase Francisco Herrera. Herrera (Don Sebastian). 180. p. Hija de Alonso Sánchez, pintora. 1 88. p. Hijo negro, de padres blancos, en Grecia. 224. p. Higiemon: distinguió el varón de la mujer. 20. m.. Hipoteses, o suposiciones para el fundamento de la perspectiva. 250. p. m. f. Historia del hijo pródigo, de pintura lignaria. 4 1 . f. Historiado: ha de constar de mas de dos .figuras. 57. m. Hombre.: en su significado incluye alma y cuerpo, xa. p. Hombre entero de myrra, y otros miembros humanos. 225. f. Honor singular de Zeuxís por el Areopago de Atenas. 162. m. Presentaba sus obras por no haber precio digno de ellas. Ibid. Honor, alimento de las artes, así como el desprecio es la polilla que las consume. 184. f. Honores ? que ha recibido la Pintura de las reales manos de sus majestades y príncipes. 96. f. Honra especial del señor Emperador Carlos V. a favor de la Pintura, en la persona de Tiziano. 128. f. Honstorrst (Gerardo). 176. p. Horizonte natural y artificial, o perspectivo. 247. m. Horizonte natural, algo inferior a el perspectivo, especialmente en la mar. 252. f. Horizonte particular, qué cosa 6ea ? 247. f. Hórrente (Pedro de). 183. m. Huerta ( Fr. Manuel de). 98. f. Humanidad de Cristo, objeto de la formación del hombre. 1 2. f. DENUDAD de la Pintura con la geometría, y aritmética. 2 o. f. Identidad de la sección física de una pirámide, con la sección imaginaria de nuestra perspectiva. 275. f. Identidad de las dos reglas de la seccion perpendicular, y la sección diagonal. 279. f. Idolatría: su principio. 1 8. p. Iglesia antigua del Apóstol Santiago. 23. p. Ignografía: planta de las cosas corpóreas. 68. m. Ili- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. 375 Iliberis: donde hoy está la ciudad de Granada. 23. p. Iluminación en el objeto: qué cosa sea? 294. m. Iluminación: corno se hace ? 50. m. Ilusivísimo (el) Señor Don Juan Caramuel, se preciaba de pintor. 189. m. Lo que sintió acerca de lo que se ha escrito de la Pintura. Ibid. Imagen de Apolo. 40. m; Imagen de Cristo crucificado de medio relieve milagrosamente hallada, incorporada en un árbol en Santiago de Chile. 207. m. Imagen de Cristo crucificado, formada de la cera que chorreaba de una vela en la villa de Sumacarcel, reino de Valencia. 208. p. Imagen de Cristo resucitado, milagrosamente acabada. 213. m. Disposición cristiana del pintor. Ibid. Imagen de Cristo crucificado, nuevamente injuriado en Berito. 203. m. Efusión copiosa de sangre de esta imagen. Ibid. f. Es la misma efigie que hoy se venera en la Iglesia del Salvador de la ciudad de Valencia. Ibid. f. y 204. p. Imagen de Cristo crucificado que se vid en el cielo. 205. p. Imagen de Dios en el hombre. 1 1 . p. Ha de ser en lo incorpóreo. Ibid. f. Imagen de Dios en los ángeles. 4. m. Imagen de la Anunciata en Florencia, acabada milagrosamente. 213. f. cristiana preparación del artífice. Ibid. Imagen de la Concepción en la cebolla de una azucena. 214. m. Imagen de la santísima Trinidad. 5. f. En términos de naturaleza. 6. m. En el orden de gracia. 7. p. En el estado de gloria. 8. m. Imagen del buen pastor, grabada en las patenas de vidrio en la primitiva Iglesia. 46. m. Imagen del cordero con la cruz acuestas en una piedra cristalina, de color turquesado de mancha natural. 221. p. Imagen del Eterno Padre es el Verbo divino.3-.n1. ¿Porqué el Espíritu santo no es imagen del padre y del hijo? Ibid. Imagen del Salvador que apareció pintada milagrosamente en Roma en Ja Iglesia lüteranense. 205. p. Imagen del Sileno, hallada dentro de una piedra. ¡222. f. También la de Panisco en otra. Ibid. Imagen de María santísima, sin diligencia humana ejecutada, de quien el- Emperador Heraclio se auxiliaba en las batallas. 211. f. Imagen de María santísima, no manufacta en Tauromina. 311. f. Otra en Valverde de Sicilia. 212. p. Imagen de nuestra Señora de Guadalupe, de mano de San Lucas. 218. m. Su historia. Ibid. Imagen de nuestra Señora con el niño, labrada por los ángeles en un zafiro, y traída a Santa Galla. 215. m. Imagen de nuestra Señora del Loreto, de mano de San Lucas. 2 1 8. p. Calificase esta verdad con revelación autentica. Ibid. Otra también se venera hoy en Berga. Ibid. Imagen de nuestra Señora de los Dolores dentro ele un pedazo de cristal bruto, hallada dentro de la tierra. 215. f. Imagen de nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. 214. f. Imagen de nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, y su renovación milagrosa. 216. m. f. Imagen de nuestra Señora de mano de San Lucas Evangelista. 21 9. m. Otra en la Guarda, junto a Bolonia. 218. m. Cómo fue allí colocada. Ibid. Imagen de nuestra Señora, de mano de San Sila, de los setenta y dos discípulos de Cristo. 219. m. lina- !7 6 Índice de las cosas notables, Imagen de nuestra Señora dentro de un pedazo de cristal bruto. 215. m. Imagen de nuestra Señora en Nápoles, de mano de San Lucas. 218. f. Imagen de nuestra Señora en una piedra sin obra de manos. 2 1 4. m. Imagen milagrosa en una ermita de la huerta del convento de Religiosas Carmelitas de Avila. 2 1 o. Prodigio que sucedió a Don Francisco Ricci, yendo a retocar esta santa Imagen. Ibid. m. Imagen milagrosa de Cristo resucitado, en el convento de Carmelitas Descalzos de esta Corte. 2 1 o. f. Imagen verdadera; requiere identidad de naturaleza. 1 o. f. y 1 1 . p. Imágenes, de Cristo, no manufactas: son mudos testimonios de su amor, y de nuestra redención. 202. m. Imágenes .deformes: no pueden serlo de Dios, ni de su: santísima, Madre. 213. p. Imágenes de la Pintura, son incorpóreas. 1 2 . p. Imágenes de mano del glorioso Evangelista San Lucas. 22. m. Imágenes fantásticas en el promontorio de Islandia. 228. f. Imágenes, física y realmente delineadas en superficie plana por Cristo Señor nuestro. 1 03. f. y 1 04. p. m. f. Imágenes imperfectas y milagrosas: porque. 214. m. Imágenes que delinea el fuego en la sombra, mediante la luz. 229. m. Imágenes de nuestra. Señora de mano de. San Lucas, una en Trápana, otra en Calatayud, y otra en Valencia. 219. p. Imágenes de nuestra Señora de la Almudena y de Atocha: se tienen por cierto ser de mano de San Lucas. 219. p. Imágenes no manufactas, de la humanidad de Jesu-Cristo. 197. m. Imágenes ópticas: son las pintadas a distinción de las corpóreas. 116. m. Imágenes que dejó Cristo Señor nuestro, todas fueron de pintura. 143. f. Imágenes y figuras fantásticas del ay- re. 228. m. Imitación al Hijo de Dios. 8. p. A el Espíritu Santo. Ibid. A el Eterno Padre. Ibid. Imprimadores y moledores de colores, es oficio aparte. 84. m. Indios ( Los ) usaban de la Pintura en vez de historia, y asimismo otras naciones. 9 1 . p. Indulgencia que no quiso conceder el señor Cardenal Portocarrero a una imagen, por estar imperfecta. 2 1 2. f. Influjo mineral, que convierte en piedra brutos y hombres. 225. m. Hombre convertido en piedra le hay en Roma. Ibid. Ingenuidad de los pintores eminentes, en juzgar sus propias obras. 1 5 9. p. m. Ingenuidad modesta de Zeuxís en el chicuelo de las uvas. 159. m. Ingenuos: qué cosa sea ? 83. m. Inmemorial posesión de la nobleza de la Pintura. 102. f. Inmunidades y preeminencias singulares de la Escultura. 145. m. Inumerahles simetrías en las cosas criadas. 33. m. f. Inteligencia legítima del estatuto de las órdenes militares. 130. p. m. Intermisión: qué es? 295. f. Invención de la herrería y broncería. 1 7. m. Invención de la música. 1 7. m. Inventores de la Pintura, en diferentes paites. 1 9. m. Italianos, muy honrados en los sepulcros de hombres eminentes. 170. m. JA- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. 377 ráCOBO ( Fray ) de Tuntorno, gran pintor italiano. 183. m. . Jacobo Tintoreto, muy honrado por el Rey cristianisimo, y por la Señoría de Venecia. 176. m. Jaques Caot y caballero Lorenés, muy conocido por sus obras. 176. f. Jauregui (Don Juan de). 1 79. p. Jordán (Lucas). 34. f. 1 8 1 . p. y 1 80. m. Josef de Arpiñas, Lanfranco, Cario Manatí, y otros muchos pintores, caballeros del hábito por merced de su Santidad. 177, p. Josef de Ribera, el Españoleto, caballero de hábito por merced del Papa. 1 78. p. Josef Leonardo, véase Angelo Kardi. Josejino: honrado por el Rey cristianísimo con el hábito de San Miguel. 176. m. Conmutóle por el de Santiago, por merced del señor Felipe III. Ibid. Jovio (Paulo). 63. f. Juan Bautista del Alazo, pintor de cámara del señor Felipe IV. 179. f. Juan Bautista ( Fray ) JMaino, del orden de Predicadores, gran pintor y maestro del señor Felipe IV. 98. m. 179.. m. Juan Bemo, honrado y armado caballero por la Señoría de Venecia. 1 7 5. f. Juan Brueil, de la Compañía de Jesús: escribid tres tomos muy eruditos de perspectiva. 293. p. Juan ( Don ) Caro de Tahira, natural de Carmona, caballero de la orden de Santiago. 178. f. Juan Contarino, excelente pintor, fue armado caballero. 175. m. Juan ( Fray) Cotan, de la Santa cartuja, pintor. 98. m. Juan ( San ) Damasceno, a favor de la Pintura. 102. f. Tenia por efkaeísitom. I. mos medios, las pinturas de los mártires para ser santo, y estas convirtieron a San Atañasio. 153. p. Juan de Austria (Don) pintó al óleo y de porcelana. 46. m. Juan ( Don ) de Carreño, pintor de cámara del señor Carlos II. de quien fue muy estimado y de toda la nobleza. 180. m. Preeminencias de su casa. Ibid. fue sumamente divertido en el pintar. 151. m. Gracioso cuento que le sucedió. Ibid. Tuvo la vara de hijosdalgos en las Asturias, y en esta Corte. 132. p. Juan (Don), ¿te Jauregui,gran pintor, caballero de la orden de Calatrava, y caballerizo de la reina. 179. p. Juan de la Encina, natural de Mastrie, en Flandes, inventó la pintura al óleo. 55. f. Llámase también Juan de Brujas. 175. p. fue muy valido del Conde de Flandes y su secretario. Ibid. Juan de la Faille, de la Compañía de Jesús, reprehende el vulgo ignorante de los pintores que no estudian la óptica. 1 16. m. Defecto del pintor, no de la Pintura. Ibid. Juan del Castillo, pintor sevillano. 182. m. Juan de Sevilla, Miguel Jerónimo de Ziezar, y Felipe Gómez, en Granada, discípulos del racionero Alonso Cano. 182. f. Juan de Urbina, y otros muchos pintores excelentes, españoles. 182. f. 183. p. Juan (Don) de Y ai 'des, y otros muchos pintores andaluces excelentes. 183. p. Juan Fernandez de Navarrete, el mudo, fue muy estimado del señor Felipe II. 1 78. f. Juan Fcysol (Fray), renunció la mitra de Florencia para San Antonino. 162. f. y 163. p. Bbb Juan 078 Índice de las Juan Niño ( Don ), gran pintor en Malaga. 182. f. Juan P antoja de la Cruz, pintor y ayuda de cámara del señor Felipe II. 177. m. Jurisprudencia, observada en la Pintura. 140. m. T ACEDEMONIOS, instruían en M J la Pintura para que supiesen juzgar las obras de otras artes. 1 58. f. Lamentable ruina de España en poder de los moros. 1 23. m. Lanf raneo. 58. p. Laurencio (Renato). 103. m. Lavinia Fontana, gran pintora italiana. 188. p. Lázaro (San) monje, quemadas las manos pintó imágenes sagradas. 1 5 2. m. Le Hay ( Madama). 188. m. Lecho nupcial pintado: se halló en las ruinas de Roma. 168. m. Legado (Poncio). 54. p. León Baptista Alberti: definición de la Pintura. 25. m. León Isaurico, véase Copronimo. Leonardo (Fr. Agustín), véase Agustín. Leonardo ( Josef ), véase Angelo Nardi. Leonardo de Vinci: en la Pintura de la cena que ejecutó en Milán, dejó por acabar la cabeza de Cristo. 213. f. y 2 1 4. p. fue maestro de Rafael de Urbino, muy estimado y honrado de grandes Príncipes, y especialmente del Rey cristianísimo Francisco I., en cuyos brazos murió. 1 7 2 .f. y 1 7 3 .p. Leontisco, pintor. 1 9. f. Ley Archiatros de los romanos, a favor de la Pintura. 92. m. Ley de los Emperadores Valente y Graciano, a favor de la Pintura, con singularísimas exenciones. 93. m. Ley 3. de la nueva Recopilación, a fa- COS AS NOTABLES, favor de la Pintura. 1 28. m. Leyes de las Pandectas, reducidas a siete. 1 14. f. Leyes de la Partida también. Ibid. Leyes de la nueva Recopilación, acerca de los oficios. 1 26. m. Libros antiguos de la Pintura que perecieron. 195. p. m. f. y 196. p; Libros de la Pintura en la lengua latina. 190. f. 191. p. m. Libros de perspectiva en varios idiomas. 191. m. Libros que se han escrito o impreso de la Pintura en idioma castellano. 1 89. f. 1 90. p. m. Que se han escrito en lengua francesa. 1 94. p. m. En flamenco. Ibid. f. En toscano. 191. f. 192. y 193. En portugués. 190. m. Lidio (Giges). 16. p. Lienzo pintado de aguja por las soberanas manos de María santísima, con las efigies de Cristo nuestro Señor, y de sus sagrados Apostóles. 1 07. m. Lince, penetra con la vista árboles, peñascos y montes. 28. f. Linea de la sección, como se entiende? 68. f. Línea de la sección, qué cosa sea, y por qué. 245. p. Línea del plano: es conmensuratriz de todas las superficies degradadas, sobre el plano horizontal. 265. m. Línea del plano, u de la tierra, qué cosa sea ? 246. m. Línea ( La ) diagonal de un cuadrado, es basa de un triángulo isósceles rectángulo, aunque esté degradado. 279. m. Línea horizontal, qué cosa sea ? 247. p. Línea horizontal, se ha de colocar a la altura del horizonte natural. 2 6 1 . p. Línea perpendicular de la sección, es conmensuratriz de todas las cantidades que se representan en el plano horizontal. 265. m. Línea perpendicular, o erecta en la perspectiva. 248. m. Li- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. 79 Línea que infinitamente se puede ir acercando a un término sin poder jamas llegar a él. 2 5 1 . f. Líneas concurrentes en la perspectiva, parecen paralelas. 259. f. Líneas concurrentes secundarias, quales son? 248. m. Líneas de la competencia de Apeles y Protdgenes. 48. m. Líneas objectlvas, o específicas, qué sean ? 250. p. Líneas obliquas en la perspectiva, quales son ? 248. p. Lineas paralelas geométricas en la perspectiva, cuales son? 248. m. Líneas paralelas, perspectivas accidentales. 248. f. Líneas paralelas, perspectivas o concurrentes, qué son ? 248. m. Las concurrentes principales cuales son ? Ibid. Líneas transversales, cuales son? 248. m. Lisipo: eligió del natural lo mejor para sus estatuas. 76. p. Lisipo, véase edicto de Alexandro. Lomazo (Pablo). 31. m. López, véase Cristoval. Lorenzo (San) del Escorial. 23. £ Lucas (San). 2 1 8. m. y Ibid. Lucas Jordán: compendio de muchos hombres eminentes juntos. 34. f. fue gran practico, e imitador de las maneras de otros pintores eminentes. 181. p. fue llamado del señor Carlos II., para pintar en el Escorial y otras partes, y recibió de S. M. honras y mercedes muy singulares. 1 80. m. Luis de Carvajal, excelente pintor. 182. f . Luis de Vargas, excelente pintor sevillano. 182. m. Lumina, luz y cuerpo luminoso, qué cosa sea ? 2.93. m. Luminar ( el ) mas alto, hace menor la sombra de los cuerpos iluminados. 299. m. Lucio Scipion, L. Hostilio, L. Mujo. I. mió, y otros Príncipes y Senadores romanos pintores. 486. m. Luz, sexta parte integral de la Pintura. 70. m. Luz secundaria o refiexa, qué cosa sea? 293. f. Luz ( La ) actúa a el diáfano, a el color, y a la vista. 73. p. 'idéntica en sí el color y la sombra. 72. f. No es ni puede ser cuerpo. 7 1 f. Actúa a el diáfano, a el color, y a la vista. 73. p. -es causa necesaria, y no puede dejar de alumbrar el objeto que se le opone. 297. m. Es cualidad difundida del cuerpo luminoso. 72. p. -del dia: hace mayor reflexión, y por qué ? 3O3. m. Luz (La) ni la vista no pueden ver o alumbrar enteramente la mitad de un cuerpo globoso. 301. m. Pero si el luminar fuere mayor que el iluminado, podrá alumbrar aun mas de la mitad. Ibid. se mueve hacia todos los espacios de su esfera. 72. p. M 11 TACHÍN IC A, en vez de Me- U. VA. canica, según el Padre Jacobo Kresa de la Compañía de Jesús. 1 1 4. p. Adachuca, pintor y arquitecto en Granada, por la manera de Rafael. 182. m. Adadama le Hay, pintora francesa excelente. 188. m. Magnitud paralela a la basa de la pirámide, disminuye pero no degenera. 273. f. Mahometanos: tienen prohibida la Pintura, y por qué. 94. f. Adanteña ( Andrea ). 17. f. Adanuel ( Fray ) de Huerta, predicador y pintor de miniatura. 98. f. Bbb 2 Aía 3 8o I.NDICE DE LAS C O S A Si KO T A B LES, Manuel Tesauro describe el simbólico monstruo de los Atenienses. 62. f. Alaratdnia, véase Batalla. Mar cilla (Guillelmo). 46. f. Marco Antonio, Emperador, fue eminente en la Pintura. 1 85. p. Marco Ludio Elota pintó en Árdea el templo de. Juno. 5 2. f. Y las efigies de Atalanta y Elena en Lanubio. 53. p. Margarita de Encina, pintora excelente. 1 88. p. Otras pintoras italianas excelentes. Ibid. María santísima ofreció a los Apostóles estar presente en sus imágenes. 204. p. María Sibila Gravia, y Susana de Sandrarst, pintoras. 188. m. Mariana de la Cueva, ( Doña ) pintora en Granada. 187. f. Mariana ( Doña ) D.uarte, pintora, 188. m. Marieta Tintoreta, hija del Tintorero, pintora excelente. 178. f. Mario, florista excelente. 58. p. Marques de Aula, ejerció la Pintura. 186. f. Marques de Monte-velo, pintor, se ayudó de la Pintura, y por qué. 1 86. m. Enseño a otros el arte. Ibid. Mas mueve lo que se ve, que lo que se oye. 153. f. Mascarelas ( Don Jerónimo ). 1 86. f. Materias sobre que se puede pintar al temple. 5 o. p. Máximo ( Valerio ). 186. m. Maximiliano, Emperador, pintó con grande acierto. 129. p. Mayno (Fray Juan Bautista). 98. na. 1 79. m. . Mazo (Juan Bautista del). 1 79. f. Meda, ( Guillelmo). 1 76. p. Medicina, arte liberal. 92. m. Medicina y anatomía observa la Pintura. 140. m. Medio importantísimo, para hallar la degradación de las figuras en el ayre. 265 S. Medio para hallar la proyección de cualquiera planta, aunque sea circular o aovada. 282. p. Medio para hallar la situación de cualquiera figura en la distancia que se quisiere. 281. p. r-para hallar el esbatimento en el terreno de las figuras que están en el ayre. 309. f. -para hallar el punto principal, distancia, y horizontal de una perspectiva dada. 279. m. -para levantar y terminar un sóli- do en perspectiva. 282. f. m. 283. f. -único para acordar un cuadro historiado, compuesto de diferentes términos. 265. m. Medir la línea de la circunferencia del óvalo. 334. m. Melanthio. 21. p. m. Mente (La) del autor, se ha de atender cuando en la letra hay alguna implicación. 1 24. f. Mercenario, es lo que está sujeto a jornales diarios. 134. f. Metáfora iconológica, es de figuras morales. 62. p. Metáfora instrumental. 61. m. Moral. 5 9. m. Natural. 5 8. f. Vultuosa. 6o.p. Metáfora, madre de toda la sutileza intelectual. 58. f. Metáforas, que pertenecen a el pintor. 58. f. Meteoros de diferentes representaciones en el ayre. 229. p. Varios y portentosos en la Helvecia. 231. p. Método J científico: qué es? 25. p. Metoáio - r monje, pintor, muy siervo de Dios. 169. f. Metrodoro, eminente pintor y filósofo. 145. p. Miguel Ángel, embajador de Florencia a el Papa Julio If. 163. p. Miguel Ángel Caravacho, caballero de la orden de San Juan. 1 76; f. - Miguel Barroso, pintor y arquitecto. 182. f. Mi- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. Miguel ( Padre ) Rpgen'o, de la Compañía de Jesús, se valió de la Pintura para introducir el Evangelio en la China, ¿onde hoy se cuentan por millones las almas convertidas a nuestra santa fé católica. 139. m. Milicia, reside en la Pintura de las batallas. 1 40. p. j linas, moneda antigua, qué valor tenia? 166. p. Miniatura: como se hace? 50. f. Alinio: qué cosa sea ? 49. p. Lo usaban algunos pintores antiguos, y de qué modo? 48. f. Mitad del diámetro de un cuadrado produce otro, que sea subduplo suyo. 293. p. Mitad del semidiámetro, mide trece veces la circunferencia. 332. f. Modestia con que Apeles cedia a otros pintores eminentes. 159. m. Modestia ( La ) no quita el conocimiento de las obras propias. 159. £ Modificaciones de la luz, causan la diferencia de colores. 72. f. Modo de constituir un ángulo igual a otro dado. 239. f. de cubicar d medir el grueso de una pared. 335. f. -de dividir el ángulo en dos par- tes iguales. 239. f. De dividir una línea en dos partes iguales. 240. m. -de estudiar del natural, sin de- xarse vencer de sus defectos. 76. p. -formar un triángulo equilátero so- 38 a linas. 281. p. Modo de hallar la proyección de cual- quiera figura 6 planta, aunque esté . fuera de linca. 282. m. de hallar el centro a los rayos o líneas diametrales de una superficie aovada. 334. p. -de hallar un círculo que sea ma- yor 6 menor que otro, en la proporción que se pidiere. 326. m. -de medir los pies cúbicos de una copula. 335. m. — — de pintar con ceras. 43. f. -de qu adrar el círculo y mensu- rarle. 327. m. -fácil de hallar una quarta pro- porcional. 329. f. -de hallar el centro de cualquiera circunferencia o porción de ella. 3 3 o.f. -de hallar una tercera proporcio- nal a dos líneas dadas. 330. p. -de transferir una cornisa a mayor bre una línea dada. 240. m. De formar cualquiera triángulo. 241. p. De formar un cuadrado. lbid. p. de graduar la reflexión según ar- te. 10 a f de hacer avance para medir las obras de Pintura. 335. f. -de hallar la proyección de mu- chas paralelas iguales, hallada la de una de ellas. 261. f. de hallar la proyección de una 6 menor. 336. m. De formar un exágono. 392. f. Modo y regla para graduar la reverberación. 304. p. Modos enigmáticos de expresar las personas divinas. 147. m. Mohedano ( Antonio ). 182. f. Monedas de oro con la efigie de Cristo Señor nuestro. 200. m. monje (San Lázaro). 152. m. Monseñor Cardenal Aquaviva, también ha dibujado. 186. m. Montevelo (Marques de). 186. m. Montezuma (Don Pedro). 186. f. Monocromadas, pintores de un solo color. 2 1 . p. Monstruos aéreos, y figuras horrendas en el África. 228. m. Extravagantes formas y figuras de varias gentes. Ibid. Moro ( Antonio). 178. p. Morales ( Ambrosio de ). 129. m. Morales, llamado el divino, y porqué ? fue muy estimado del señor Fe- 382 Índice de las cosas notables, Felipe II., y llamado para pintar en el Escorial. a 78. m. Moscovitas, admiten en sus templos las pinturas, pero no las estatuas. 95. p. Moya (Pedro de). 182. m. Muciano ( Jerónimo ). 175- f- mujer negra que se volvió blanca, y otro negro blanco. 223. f. Multitud de pintores mártires. 152. m. Murillo, véase Bartolomé. Música, reside en la Pintura, pues suspende y eleva. 1 38. m. Musivarios y musayco, pintura de piedras embutidas. 4 1 . p. N TACION de hombres de color JL V verde. 223. p. Naciones bárbaras, que ocuparon a España. 23. m. Malees, ingenioso pintor. 58. f. Efecto maravilloso que logró impaciente en la espuma del caballo que pintó. 49. p. Nardi, véase Angelo Nardi. Naturaleza, émula de los primores del arte, pinta en todos sus cuatro elementos. 221. f. Naturaleza, maestra del arte de la Pintura, y por qué ? 231. m. -modela y hace moldes de las cosas naturales. 224. m. -reparte superficie en toda la especie, no en todo individuo. 76. p.
Navarrete (Juan Fernandez de). 1 7 8. f. Náutica reside en la Pintura de las marinas. 140. p. Nazianzeno ( San Gregorio ). 1 53. p. Necia inscripción de algunos tapices. Nerón fue deshonestísimo. 118. m. Aprendió la Pinrura por dictamen de Séneca su tutor y maestro. 1 1 7. f. Niceno ( San Gregorio ). 1 53. p. Niceforo y otros autores describen maravillosos efectos de pinturas sagradas. 154. p. Nicias ateniense, estando pintando solia preguntar a sus criaos si habia comido. 151. f. Nicodemus, véase Evangelio. Nicodemus, escultor. 22. m. NicoJ'anes, pintor serio. 2 1 . m. Nicomacho. 2 1 . p. Ninféo ( El ) Bar berino, pintado en las ruinas de Roma. 168. f. Ninguna cosa carece de transparcn cia. 28. f. Ninguno ha sido universal imitador de la naturaleza. 34. p. Niño (Don Juan). 182. f. Nobilísima casa de Fabio, pintor. 169. m. Nobleza: qué cosa es? 89. m. Nobleza de ejecutórias en la Pintura. 110. f. Nobleza ác notoriedad, qué es. 1 02. f. Nobleza de la Pintura en todos derechos y clases. 112. p. Nobleza, no se debe suponer, y así se ha de probar. 81. f. Nombre: no perjudica cuando consta la naturaleza del dominado. 1 1 5 . p. No hay facultad que no haya tenido sus contrastes. 1 1 2. m. No hay verdad sin contradicion en lo criado. 1 1 2. m. No estudiar los fundamentos teóricos, es defecto del pintor, no de la Pintura. 150. p. No le obsta a la Pintura el no estar en las siete artes liberales. 1 14. m. Si lo estuviera se le hiciera manifiesto agravio. Ibid. Nombres de Apeles, Zeuxís, Parrasio y Timantes, inmortalizados por la eminencia del arte. 162. m. Nubécula misteriosa, con semejanza de hombres, representada í Elias. 2 2 8. m. Número ( El ) de los necios es infinito, y quan difícilmente se corrigen. 1 03. m. Nú- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. Número siete, no es de limitación sino de colección y multitud. 1 15. p. Kuíiez ( Padre Francisco). 64. p. O OBJETO en la Pintura, que cosa sea ? 242. f. Diferentes especies de objetos. 243. p. Objeto, cuando liega a perderse de vista en la distancia. 319. p. Observancia, ritual de un pintor. 60. p. Observación de Zeuxis en la hermosa Juno de los agrigentinos. 158. p. Observación importante para un cuadro historiado. 263. m. Observaciones para un retrato. 158. m. Obras de la Pintura, son cierta especie de creación: obras de la Escultura son producción. 145. p. Obras grandes de historia, como se han de organizar? 65. m. Obras de la Pintura son incorpo'reas, y de superior grado. 143'. m. Óptica, Pintura teórica, d teórica de la Pintura. 146. m. Óptica, una de las ciencias matemáticas es la Pintura. 146. m. Orden del Consejo, para que ninguno de los pintores vulgares retratase al señor Carlos II. 2 1 2 . f. Que se debería hacer con las erigies sagradas ? Ibid. Ordenes militares de caballería, para la expulsión de la morisma en España. 1 23. f. Ortografía montea llana. 68. m. Origen de la Pintura incierta. 16. p. Origen de la Pintura en Grecia. 16. f. Oro y plata molida, en que se gasta ? 50. m. Ibid. f. Ovalo duplo. 333. m. Ovalo de puntos dados, o de una vuelta de cordel. 333. m. Ovalo sexquialtero. 333. p. Ovalo voluntario. 333. f. 083 TABLO (San) convirtió muchos -L de la familia de Nerón. 120. p. No es dudable haria lo mismo con Séneca, con quien tuvo tanto comercio. Ibid. Le cedió Séneca a Nerón siete millones y medio que tenia de renta. Ibid. m. No se le probó ser cómplice en la conjuración contra su Príncipe, ibid. m. Cartas recíprocas de San Pablo a Séneca. Ibid. p. Flavio Dextro, Tertuliano, San Jerónimo, y San Agustín, afirman que fue católico oculto. 121. p. Elogios del Padre Causino a favor de Séneca. Ibid. Alguno se atrevió a impugnarle; pero no faltó quien sacase la cara a defenderle. 121. m. Escritor santísimo le llama Tiraquelo. i2 2.p. Pablo de Céspedes, racionero de la Santa Iglesia de Córdoba, eminente pintor y muy erudito. 178. f. Pablo de las Roelas, gran pintor y canónigo de la Santa Iglesia de Olivares. 1 79. p. Pablo Guidoto, y otros tres pintores insignes, honrados con mercedes de las órdenes militares, por el señor Felipe III. 1 76. f. Pablo Lomazo: dice ser el dibujo materia de la Pintura. 3 1 . m. Pablo Veronés, muy honrado de la Señoría de Venecia. 175. m. Llamado por el señor Felipe II. vino en su lugar Federico Zúcaro. Ibid. Pacheco ( Francisco ). 182. m. Pacubio, poeta insigne, pintó el tfimplo de Hércules. 88. p. 169. rii. Paisillos, en lanchitas de piedra por naturaleza. 2 2 5 . f. Ciudadelas en piedras naturales. 226. p. Paladión, véase ficciones. Paleta para poner los colores del óleo. 56. m. Pa- 34 Índice de las cosas notables, Palomino (Doña Francisca). 188. f. Panfilo, maestro de Apeles. 20. m. si. m. Paneo, hermano de Fidias. 20. m. P antoja de la Cruz ( Juan ). 177. m. Pañetes sagrados de la honestidad de Cristo Señor nuestro donde se venera. 106. p. Paralelogramo, es duplo de un triángulo que tenga igual basa y altura. 320. p. Paralítico ( El ) de la piscina en Jeru- - salen. 1 26. p. Para saber la perspectiva teórica, no s es menester saber dibujar. 242. p. Parcialidad de Alexandro Magno con Apeles. 9 1 . £ Partes integrales del dibujo, contor- ? . no, iluminación, simetría y anatomía. 33. p. Paredes pintadas, transportadas a Roma por Murena y M. Varron, des- ; de Lacedemonia. 167. p. Parrasio, pintor insigne. 20. m. Pintó agudamente la insconstante naturaleza de los atenienses. 62. m. Firmaba en sus obras Parrasio el abstinente. 152. m. Pasionaria, flor que contiene las insignias de la pasión. 2 1 o. p. Patricio Caxes, pintor del señor Felipe III. 182. m. Pavimento degradado y paralelo a el horizonte no puede llegar a la línea horizontal. 252. f. Pavimento de los Griegos, pintado de piedras embutidas. 41. p. Ibid. Paulo Jovio, en las empresas militares y amorosas. 63. f. P ansias, el primero que inventó pintar al fresco las bóvedas y sótanos. 53- £ Pedio (Q.). 156. f. y 88. p. Pedraza ( Francisco de). 46. p. Pedro Atanasio, pintor del Rey en Granada. 182. m. Pedro (Don) Calderón, prueba ser la Pintura compendio de las artts. 136. m.y f. Favorecióla mucho. 1 10. m. Peregrin de Bolonia, muy honrado y enriquecido por el señor Felipe 11. Le dio una plaza de Senador de Milán para su hijo. 176. p. Pedro de Cortona, gran pintor y caballero, por merced del Pontífice. fue muy rico y labró un suntuoso sepulcro a Santa Martina. 1 77. p. Pedro de Hórrente, y los Ribaltas, y otros pintores valencianos excelentes. 1 83. r Pedro ( Don ) de JVIontezuma, Conde de Tula, pintó muy bien. 186. f. Pedro de Aloya, imitó la manera de Vandic en Granada. 182. m. Pedro Fernandez, primer maestre de las órdenes militares. 1 24. p. Pedro Pablo Rubens, embajador, y armado tres veces caballero. 163. p. Pedro Gregorio Tolosano, ensalza la Pintura. 101. f. Pedro y ¿Martin de Bos, discípulos de Rubens. 58. p. Perdices, que volaron a la que pintó Protógenes. 167. p. Pereda, véase Antonio Pereda. P erólas ( Los dos) pintores, escultores y arquitectos. 182. f. Perspicacia, propiedad de la Pintura que hace a sus profesores penetrar los mas ocultos primores de la naturaleza. 157. p. Perspectiva, nombre genérico a la delincación de todo linaje de objetos que se ofrezcan a la vista. 242. p. Perspectiva de cuerpos y de luces. 292. m. Perspectiva, parte integral principalísima de la Pintura. 67. m. Pescado con las insignias de la pasión. 210. p. Piedra acates con las nueve Musas de mancha natural. 1-2-2. f. Pie- CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. Piedra ágata, donde estaba de mancha natural una hostia con un cordero en medio, con resplandor y nubes. 209. f. Piedra bezal en figura de un delfín. 0'2j. p. Piedra lapiz-laziüi con las estrellas de la ursa menor. 225. m. Piedras en figuras de varios animales en Sicilia. 225. p. Piedras que dentro de sí tienen efigies de animales de piedra. 224. m. Piedras maravillosas halladas en la ermita del Santo Niño de la Guardia. 209. f. Pierio Valeriano, eminente en los ge- roglíficos. 6 2- f Pimentel, véase Enrique. Pino, ( Cornelio ) véase Accio. Pintar el alma, es expresar los afectos. 60. f. Pintar es mayor deleite que haber pintado. 151. p. Pintar no es mentir, sino fingir. 2 7. p. m. Pintor de la imagen de Dios en el hombre fue el hijo de Dios. 1 2. f. Pintor, ninguno tiene la pintura por oficio. 126. p. Por serlo, se constituye noble, ioi.m. Pintor que no llega a inventar con la debida perfección, siempre está en términos de principiante. 241. f. Pintor que se le secó la mano por aplicar a Cristo la semejanza de Júpiter. 213. p. Arrepentido se la sano el Santo Obispo Genadio. Ibid. Pintor, siempre tiene el libro del estudio abierto en la misma naturaleza de lo visible. 157. m. Sin perspectiva, filósofo sin lógica. 20. f. Pintor, no puede serlo sin ser arquitecto, y el arquitecto lo puede ser sin ser pintor. 141. f. Pintores, admitidos a los oficios del estado noble en estos reinos de España. 132. p. Lo cual es negado a Totn. 1. ; 3%S los oficios viles y mecánicos. Ibid. Pintores con hábitos de las órdenes militares, han conservado el ejercicio de profesores de la Pintura, lo que no sucede en otras profesiones ilustres. 131. m. Pintores del tiempo de la institución de las órdenes militares. 1 29. f. Pintores eminentes, italianos y españoles al fresco. 52. p. Pintores españoles, que han emulado los eminentes italianos. 34. m. Pintores estudiosos, tienen pieza separada para estudio. 85. p. Pintoras, ministros del Verbo, u de la palabra de Dios. 152. f. Pintores no se sujetan a la jurisdicción de la justicia ordinaria. 93. f. Pintores que se aventajaron en la pintura linear. 97. m. Que se aventajaron en la pintura monocromada. Ibid. Que se han señalado en la imitación de la naturaleza. 34. m. Pintores separados de otra profesión inferior para gozar del fuero de la nobleza, admitidos en las cortes de Aragón, y declarada en ellas la Pintura por arte liberal. 132. f. Pintura abraza toda erudición. 64. m. f. Pintura agraviada en los estatutos de las órdenes militares. 1 2í. f. Pintura al fresco, en que consista? 54. m. Sus calidades. 5 1 . f. Pintura al fresco de los sitios públicos en Atenas, y de que modo figuraban los filósofos. 53. f. Pintura al óleo, cuando fue hallada. 55. f. Sus inventores. Ibid. m. y f. Pintura al temple, y sus calidades, es la mas antigua. 47. f. Pintura, arte liberal, hija de todas las buenas artes. 80. p. Pintura, arte architectónica, príncipe de las artes. 141. m. Arte inventada de los dioses. 145. p. Pintura, batalla contra la superficie Ccc y ;86 Índice de las cosa notables, y esta contra la Pintura. 315. f. Pintura bordada. 2,7' m Pintura bordada de mano de la Reyna Scnta Elena. 108. p. Pintura bordada, remitid" de Alemania a el Rey nuestro soior Carlos IL 38. p. Pintura buena: no tiene precio ni tasa. 135. f. Dice Quintiliano que no hay cosa mas noble. Ibid. p. Pintura cerífica: es muy antigua. 42. f. Pintura, ciencia demonstrativa, y porqué? 147. p. Pintura: comunica su nobleza a las artes que participan del dibujo. 1 28. m. Pintura: considerada en abstracto. 24. f. Pintura: consigue mayor triunfo que la Escultura. 143. m. Pintura convalecida en España. 24. p. Pintura: da en cierto modo inmortalidad a los héroes. 160. f. Pintura de aguazo. 5 1 . p. Pintura de Antonelo de Mecina. 56. p. Pintura de Baco en seis mil sextercios. 165. p. Revoco la venta Lucio Mumio, y por qué ? Ibid. Pintura de la misteriosa zarza de Moyses. 59. m. Pintura de la naturaleza en un aposento obscuro. 2 3 1 . f. El modo de lograrlo. Ibid. Pintura de la victoria de M. Valerio Máximo Mésala. 162. p. Pintura del glorioso Evangelista San Lucas. 217. p. Tres se veneran en Roma efigies de María santísima, originales del santo. Ibid. m. Pintura del nacimiento de Adonis en los subterráneos de Roma. 168. f. Pintura del sepulcro de Ovidio, en las ruinas de Roma. 169. p. Pintura de los antiguos, llego a lo sumo de su perfección. 166. f. Pintura de mano de Aristides, pagada en cien talentos. 165. p. Pintura de mano de Juan de Brujas, inventor del óleo. 56. p. Pintura de porcelana y su manufactura. 45. m. Pintura, de quienes ha sido abandonada. 136. p. Pintura de San Miguel en Roma de piedras embutidas. 41. p. Pintura de Scipion con la victoria asiática. 162. p. Pintura de un solo color. 1 9. m. ibid. m. Pintura embutida. 40. p. Embutida, plástica de los indios. 42. m. Pintura eminente, a veces mueve mas que una oración elegante. 1 54. p. Pintura, émula de la omnipotencia. 15. p. Pintura encáustica, cerífica. 42 f. Pintura en España, desde el principio de la religión cristiana. 22. m'., Pintura (La) en estos reinos no. solo está reputada por arte liberal, sino con excelencias superiores a muchas artes liberales. 96. p. Pintura en su infancia. 1 9. p. Pintura ( La ) era liberal en la opinión de Séneca. 1 1 7. m. Pintura, es ciencia superior a todas las artes, aun liberales. 143. p. es ciencia especulativa en lo teórico, y practica en lo operativo. 1 46. m. y 149. p. es hábito adquirido por demonstraron. 258. p. Prueba sus conclusiones con demostraciones, así filosóficas como matemáticas. Ibid. m. -es hija del divino aliento. 1 1. m. es muy otra cosa que los oficios connumerados en los estatutos de las órdenes militares. 125. p. Y así no pudo quedar excluida de ellas. Ibid. m. No desconocieron en la pintura el atributo de liberal. Ibid. f. es óptica, por lo cual es demonstrativa y científica. 143. m. Pintura, espejo para . la perfección de la prole. 156. f. Un labrador logró por CONTENIDAS EN ESTE LIBRO. ¿J 37 por este medio tener hijos muy hermosos. Ibid. Jacob hizo lo mismo para que saliesen manchados los corderillos. 157. p. Pintura, escritura de los pueblos. 139. p. Escritura muda y geroglífica eloqüencia. 9 1 . p. escritura de los Asirios, Caldeos, y Egipcios. 1 7. p. Pintura, exenta de alcabala por no ser venta su enagenacion. 135. m. Tintura: excluye todo linaje de cuerpo. 26. m. 'Pintura férrea, de su manufactura trata Alexo Pümontés. 47. p. Pintura figulina. 44. f. Pintura (La) fue tenida en Roma en la misma estimación que en Grecia. 88. p. ha salido siempre triunfante de sus infortunios, de donde han resultado sus mayores elogios. 113. p. Pintura, ha sido en muchos acto positivo de nobleza, para obtener las órdenes militares. 1 3 1 . f. Pintura, historia muda, idioma común. 139. p. Pintura, idioma universal que le entienden todas las naciones. 154. f. Pintura, incluye la inteligencia de todas las obras de las demás artes, pues cada dia las pinta y ejecuta en su modo. 142. p. Pintura labrada al temple, y sus calidades. 5 1 . m. Pintura lapídea de Apeles, hallada en Roma subterránea. 41. m. Pintura (A la ) le compete la definición del arte in genere. 83. rm Le compete la definición de San Agustín. 86. p. No le compete la definición de la arte sórdida. 83. m. Le compete la definición de Séneca. 87. m. Le conviene la razón de imagen. 22 5. f. y 26. f. No le conviene la definición del arte mecánica. 83. m. Tom. I. Pintura, lenguage angélico y jpor qué? 155. p. Lenguage de mudos, f. Pintura a libro abierto, historia y escritura silenciosa, a 54. m. Pintura lignaria. 41. m. Pintura, lo mismo que perspectiva. 2 6. f. Pintura: la que se enagena no es venta, sino locación. 135. m. No se atiende en ella lo material de la obra, sino lo elegante del ingenio. Ibid. m. Pintura marmórea. 40. f. Pintura maravillosa de Cristo crucificado en la Santa Iglesia de Burgos. 209. p. Pintura metálica. 40. m. Pintura, mira a todas partes, lo que no tiene la Escultura. 145. p. Pintura, muestra de una ojeada, lo que gastaría un libro muchas paginas en recitarlo. 155. m. y 1 56. p. Pintura, mueve mas que lo escrito, y por qué ? 86. m. Pintura, música silenciosa de la vista. 315. m. Pintura ( La ) no forma cuerpo de comunidad de artífices, según las leyes municipales, ni tiene los requisitos establecidos para los oficios y artes mecánicas. 126. f. Pintura ( La ) no está connumerada entre las artes mecánicas. 1 1 6. f. Pintura no excluye superficie alguna para su ejecución. 26. m. Pintura, número trascendente de todas las artes. 139. p. Pintura plástica. 42. p. Pintura, remedio de la ausencia. 1 6 1 .m. refugio de fortunas deshechas. 160. p. reprime las desordenadas pasiones de nuestra naturaleza. 152. p. -requiere soledad, retiro y quie- tud para su ejecución. 152. p. retórica muda, callada eloqüen- cia. 137. m.pintura sagrada, desciende í la imiccc 2 ta- 3 88 Índice de las cosas notables, tacioo de las criaturas con subordinación a su criador. 148. m. Pintura sagrada, teología simbólica. 146. f. Pintura, se cursa en las universidades, en la óptica que es una de las ciencias matemáticas. 149- £ se puede ejercitar en dia de fiesta. 9 7 p. Autores que lo califican. Ibid. Pintura, según la consideración filosófica. 26. f. según la consideración matemá- tica. 26. f. Pintura siendo capaz de dar nobleza, no puede derogarla. 1 8 1 . m. Pintura, si la hubo en tiempo de los tróvanos. 168. p. Pinturaubúdio de otras facultadeso.f Pintura, su inventor Enós. 1 7. p. Pintura tcxida, y su manufactura. 38. m. Pintura, útil y deleytable. 150. p. Pintura vitrea. 46. m. Pintura, virtuoso deleite, propiedad accidental. 1 50. m. Pintura y Escultura, émulas de las obras divinas. 13. p. —han corrido unas mismas fortunas. 1 19. m. -hermanas, pero la pintura her- mana mayor por tener el mayorazgo que es el dibujo. 143. p. y m. Pinturas al fresco en las ruinas del palacio de Tito, Emperador. 168. m. Donde se halló la estatua de Laoconte. Ibid. Pinturas de Árdea, fue su artífice griego, por ser mas antiguas que Roma. 168. p. Pinturas de cera en los funerales antiguos. 43. m. Pinturas de la primitiva Iglesia. 22. m. Pinturas de los antiguos que ninguno. se atrevió a acabarlas, habiendo muerto su autor. 166. m. .— . Pinturas, hechas con solo cuatro colores, se vendían por precio supe- rior. 164. f. Pinturas monocromatas, son de solo un color. 47. f. Pinturas presagiosas, en Toledo. 22. f. Pinturas que forma el agua, no solo de paisajes, sino de diferentes animales y monstruos. 226. f. que forma la: tierra por diferentes medios, especialmente en los espejos. 221. f. 222. p. Pinturas que se traian de fuera para el culto sagrado, por falta de pintores en España. 130. p. Pinturas sagradas, sirven para excitar los ánimos en las misiones. 153. f. Pinturas y estatuas deshonestas en tiempo de los romanos. 1 1 9. m. Piámbo ( Fray Sebastian de). 183.n1. Pirámide de C. Cestio pintada en la parte interior. 1Ó8. m. Pirámide óptica, o cónica, qué cosa sea? 243. f. Pit agora s, Platón y otros eminentes filósofos pintores. 170. p. Pitágoras, y el divino Platón fueron . a Egipto a aprender profundos enigmas de la naturaleza. 90. p. Plano horizontal: qué cosa sea? 247. p. Plano per spectivo: qué cosa sea? 24,7. p. Planta éoromes en todo semejante a un cordero. 226. m.La apetecen los lobos. Ibid. Planta para arreglar la elección de la vista y la luz, para retratos y para estudiar por el natural, o dibujar en la academia. 312. m. Planta semejante a un hombre desnudo. 226. m. Plantas prodigiosas, cuya flor tiene semejanza de varón y hembra. 226. p. Platero: necesita del dibujo por donde ennoblece su arte. 128. p. Platón honra mucho la Pintura. 100. p. Pleito pendiente de la Pintura, y el estado que tiene. 109. f. Pleito vencido a favor de los Escul- to- C O x T E'N'I DAS EN E-S T E LIBRO. o tores de esta Corte. 1 1 o. p. P linio ensalza mutfh la Pintura, a o a . p. Poesía, reside eii'la Pintura, y porqué ? 1 40. p. Poli guato Tas ¡o, pintor monocromada. 20. m. y 2 1 . p. fue excelente en los retratos. Ibid. Pondo Legajo, intenta llevarse las pinturas de Atalanta y Elena. 54. p. Porcelana, pintura de singular primor. 45. ID. Porque ios cortos de vista se acercan . para mirar, y los largos de vista se apartan. 291. f. Portentos de fuego en el ayre, en la . villa de Inspurg. 22.9. f. Portentos en el ayre, en la muerte- del Duque de Saxonia. 23 o. p. Portentosas imágenes que se vieron en el cielo en Silesia. 230. f. Exércitos que se embestían, y se veian caer los cuerpos muertos. 231. p. Portentosas visiones en el cielo en la villa de Schelswic. 230. p. Practica de formar un triángulo equilátero. 331. m. Práctica de las facultades, no se cursa en las universidades. 150. p. Práctica de los amantes, comunicarse los retratos. 35. f. Práctica para circunscribir un círculo, á cualquíera triángulo. 330. f. Práctica para hacer un triangulo equilátero igual a un círculo, y también á un cuadrado. 327. m. Práctica para inscribir un círculo en cualquiera triángulo o tígura regu- lar. 33 l -V- Práctica para inscribir un cuadrado en un círculo. 332. f. Práctica para los teatros de perspectiva, para scenas o altares. 270. f. Tres cosas dignas de observar en estos casos. 271. p. Práctica para ochavar un cuadrado regularmente. 336. f 89 Práctica muy importante para srisjimos sitios de perspectiva. 270. f. Prado, véase Blas. Pragmática del señor Emperador Carlos V. 1 27. p. Praxíteles perliciond el pintar con ceras. 44. m. j Precio. de la celebrada Venus de Apeles. 165. p. Precio del retrato de Alexandro, de mano de Apeles. 165. p. Precios excesivos por algunas pinturas. Precias- exorbitantes de algunas pinturas anticuas. 164. f. Premio (El) alienta los ingenios, lo contrario los desmaya. 133. f. Primer término, qué es. 295. f. Primeros campeones de la Pintura. 2 1 .p. Primitiva (La) Iglesia, mandaba pintar de historia sagrada las paredes de los templos. 154. f. Pr ir cipe ( El) Don Baltasar, y el señor Don Juan de Austria, hermanos del señor Carlos II., pintaron. 129. m. Principio de la Pintura al fresco. 54. m. Principio de la Pintura con eKreino de los Asirios. 16. f. Principio de la Pintura entre los romanos. 2 1 . f. Principio quod en la Pintura, qué sea? 242. m. Principio quo, qué sea en - la Pintura. Ibid. Principios constitutivos del color, son dos. 29. m. Principios preliminares, para la perspectiva de luces. 293. m. Prisco, véase Accio. Privilegio concedido por el señor Emperador Carlos V., a favor de las artes del dibujo. 1 1 o. f. Privilegio del señor Emperador Carlos V., a instancia de un escultor de -la-ciudad de Avila. 1 1 1 . p. Privilegios de nobleza en la Pintura. 110. m. Pro- 39° Índice de las cosas notables, Prodigiosa historia de nuestra señora de Guadalupe de México. 215. f. Progresiones de la luz, tienen uniformidad con las de la vista. 293. p. Propio de la Pintura es el ser arte liberal. 82. m. Propio: qué cosa sea ? 82. p. . . Propcrcia de Rosi, y otras italianas, pintoras. 1 88. p. Propiedad de la Pintura es el honor, 161. m. Proporciones geométricas. 238. m. Protógenes, diligente pintor. 2 1 . m. Pintó el fatigado perro. 49. p. fue calumniado de Apeles, porque no acertaba a levantar la mano de la tabla. 77. p. fue abstinente en la Pintura del Jaliso. 152. m. Proyección de una línea como y cuando se hace. 245. f. Proyección de un plano, como y cuando se hace ? 246. p. Proyección de un punto, donde y como se hace? 245. f. Proyección, scenografía, qué es ? 244. f. Tres cosas necesarias para su formación. 245. p. Puerto de Mongia donde el mar deja estampadas varias figuras de cruces y ballestas. 227. p. Punto accidental, que cosa sea en la Pintura. 247. f. Punto de distancia, cual es en la perspectiva. 247. m. Punto determinado que se ha de elegir para la vista. 30. f. Punto principal de la perspectiva, cual sea? 247. m. Ha de ser uno solo 260. f. Punto que debe observarse en la Pintura para los casos de prueba. 130. f. Punto radical, qué cosa sea ? 249. f. P unt orno ( Fray Jacobo de ). 1 83. m. Púrpura imperial del Emperador ücon. 37- m- Q fXtJADRO de Santo Domingo SojL riano, en qué fue estimado ? I 35-P; cuadro historiado, semejante a un coro de música. 315. m. cuadrado ( el ) que se constituyere sobre la hipotenusa de un triángulo ambligonio, será mayor que los dos que se constituyeren sobre los lados del ángulo obtuso. 324. p. Y al contrario en los triángulos oxigonios. Ibid. cuadrado ( el ) que se constituyere sobre la diagonal de otro será duplo suyo. 323. f. cuadrado ( el ) que se constituyere sobre la mitad de un lado de otro, será subcuadruplo suyo. 323. f. cuanto mas la vista se acercare a el luminar, tanto mas verá iluminado el objeto, y menos cuanto mas se apartare por la circunferencia. 312. m. Quarta ejecutória de la Pintura. 1 08. f. cuatro requisitos para la proyección de la Pintura. 246. f. y 247. p. cuatro consideraciones de la luz. 70. f. cuatro consideraciones de la luz en la Pintura. 73. m. cuatro efectos de la luz, iluminación, adumbración, esplendor y tinieblas. 74. m. Que basta un punto de la distancia. 270. f. Qué debíamos hacer los católicos, si los griegos, siendo gentiles, dieron tanta honra a la Pintura ? 92. p. Quinta ejecutória a favor de la Pintura. 108. f. QuintUiano ilustra mucho la Pintura con otros humanistas, ioi.f. Q. Pedio, príncipe romano, mudo, y pintor. 156. f. y 88. p. RA- CONTENIDAS E ESTE LIBRO. 39 ' R i ADIÓ luminoso, qué cosa sea ? 293. m; Radio óptico o visual: qué cosa sea en la Pintura? 243. p. Radio tangente, luminoso: qué cosa sea? 294. p. Radios ópticos, o rayos visuales, que; sean ? 250. p. Rafael ( San ) Arcángel: acredita la inteligencia del numero siete. 115. p. Rafael de Urb'nw. y.S. p. Le,atribuyen sin cazón, al parecer, algunas pinturas figulinas. 44. f. Rafael (Don) Sanguineto, Don Francisco Thenhard, y otros caballeros de ilustre sangre pintores. 186. f. Rafaeles y jWicaeles: grandes pintores, por ser esta arte de ángeles. 1 77. m. Razón específica en que la Pintura se distingue de otras artes. 2 5 . f. Razón especifica en que se distingue el dibujo de otras virtudes intelectivas. 3.0. m. Razón genérica en la definición del dibujo. 30. p. y m. Razón genérica en que la Pintura conviene con otras artes. 25. f. Razón teológica, por donde la Pintura es superior a la Escultura. 143. 1. Realce, o toque de luz, qué es ? 295. p. Refiexion ( La ) en los cuerpos será mas activa cuando estos están mas cerca de la causa reflexánte. 303. m. Refiexion ( La ): hace su efecto en la parte de la adumbración de los cuerpos. 303. p. Refiexion ( La ) o reverberación, debilitan la luz y el color, y asimismo la distancia. 296. m. Regiones extrangeras, que prefieren las pinturas a su jurisprudencia, y cómo ? 90. m. Regla infalible para la degradación del color y del rejievo en las distancias. 317.111. Regla para graduar los esbatimentos. 305. f. 306. m. y 307. na, De noche con luz material se expresan mejor, Ibid. Rheno ( Guido). 1 76. f. Re l ¡evo: qué cosa sga ? 295. m. Religiosos y sacerdotes que lian exacido la Pintura. 98. m. y 183. m. Recinchaban las yeguas viendo el caballo que pinto Apeles, y el caballo de Akxandro relincho vanelo su retrato con el de su dueño, 1 (77. p. Renato Laurencio, sobr,e Tertuliano en favor de la Pintura. 103. m. Resolución del dilema acerca de la elección de distancia en la perspectiva. 289. m. Restauración de la Tintura. 22. p. En que tiempo? 1 29. m. Retórica: arte de bien hablar, reside en la Pintura. 137. m. Retoques de la imagen de Dios en el hombre. 1 o. p. Retos o desafios, prohibidos por ley divina y humana. 1 24. m. Reverberación, qué es ? 295. f. Reverberación de la divina omnipotencia. 1 5 . f. De la divina sabiduría. Ibid. Del divino amor. Ibid. Reverberación (La): hace su efecto en la misma parte que la reflexión de la luz. 295. m. Rey Don Alonso el Sexto. 23. p. Reyes de España, Principes e Infantes que ejercieron la Pintura. 185. m. y 164. m. Reyes de fudd, retratados en la mesa de la proposición, y otras pinturas de querubines en las cortinas del tabernáculo, y en otras partes, según el Abulense, Genebrard© y Pedro Comestor. 94. m. Retrato de la Cava. 22. f. Ri- 39 2 Índice de iascosas notables, Ribera (Josef de). 178. p. Risci (Don Francisco). 180. m. Rincón ( Antonio del). 177. m. Roelas (Pablo de las). 179. p. Rogerio (Padre Miguel). 139. m. Romanos: llevaban en sus exércitos las efigies de sus proceres. 154. p. Rómulo, véase Diego de. Rosi ( Propercia de). 1 88. p. Rnbens (Pedro Pablo). 163. p. Riiiz (Don Francisco Ignacio). 1 8 1 . m. Ruina de la Pintura en tiempo de los Emperadores, Arcadio y Honorio. 129. m. Ruopolo, napolitano, excelente en flores y frutas. 58. p. QAAVEDRA (D. Diego). 64. p. 3 Sacerdotes, en quien se ha considerado parte de congrua el arte de la Pintura. 98. p. Sacerdotes ( Los ): no pueden ejercer oficios mecánicos. 98. p. Salarios: diputados a las artes liberales, sin perjuicio de su nobleza. 133. m. Samio ( Theon ). 2 1 . f. Sánchez Co'éllo, véase Alonso Sánchez. Sánchez (hija de Alonso). 188. p. Sanguineto (D. Rafael) y otros. 1 86. f. San Lorenzo del Escorial: octava maravilla. 23. f. San Lucas: hizo también imágenes de Cristo Señor nuestro. 2 1 8. m. Por informes de su madre santísima y de los Apostóles. Ibid. Santa Verónica de Alicante: raro prodigio acaecido allí. 201. m. Santiago en España. 2 2. m. Santo crucijixo, nacido de una nuez. 207. m. Santo Domingo ( Fray Vicente de ). 183. m. Santo guijarro donde se halló estampada la efigie de Cristo crucificado, San Juan, y la Virgen a sus lados. 209. m. Santo Sudario, o sabana santa, donde está estampada la efigie de Cristo Señor nuestro difunto, que hoy se venera en Saboya. 105. p. Santo sudario vesontino. 105. m; Texida la tela por las manos de María santísima. Ibid. f. Santo sudario del convento de la Laür ra en Valladolid. 1 98 p. Varias copias del santo sudario. Ibid. Santo sudario del sepulcro en la villa de Alcoy. 197. m. Auténticas de esta sagrada imagen, no manufacta. Ibid. f. Santos Padres, doctores y teólogos, que han favorecido la Pintura. 99. f. Sarracenos: ocuparon a España. 23. m. Scenografía, que es lo mismo, que perspectiva de scenas. 68. m. y 69. m. Sciencia: es hábito adquirido por demonstracion. 148. m. Sciencia-: qué cosa sea? 82. m. Sciencia: especulativa y práctica, qué sean ? 149. p. m. Scipion (Lucio), y otros. 486.. m. Schefero: define la Pintura. 25. m. Sebastian ( Don ). de Herrera: pintor de cámara, y maestro mayor del señor Felipe IV. 180. p. Sebastian ( Fray ) del Piombo, excelente pintor italiano. 183. m. Sección: qué cosa sea ? 68. m. de la pirámide, sea de la especie que fuere no siendo paralela a la basa, degenarará de su objeto. 275. f. -hallada por la diagonal, equiva- lente a la sección de la perpendicular 278. f. -paralela de una pirámide. 272. m. Sigúese también la conversa. 2?-¿f. obliqüa de una pirámide; la figura degenera de su objeto. 274. m. Sigúese también la conversa; Ibid. f. Y que la figura degenerada parecerá a I3 CONTENIDAS £N ESTE LIBRO. $95 la visra del mismo modo que su objeto. 275. p. Sección scenográfica, qué cosa sea?- 244. sea la que fuere, como se ha de hallar en ella la proyección de uu objeto. 284. p. Segunda ejecutória í favor de la inmunidad de la Pintura. 1 1 o. m. Segundo privilegio a favor de la Pintura. 1 1 1 . p. Segundo (Felipe). 185. f. Segundo (Felipe), y otros. 129. m. Segers, véase Daniel. Segers (Gerardo). 176. p. Seguridad de Protdgenes en el sitio de Rodas. 162. m. Se ha de considerar para lo teórico la Pintura, no el pintor. 242. p. Semejanza del dibujo con nuestro entendimiento. 30. f. Semejanza: no es lo mismo que imagen. 2. p. Semejanza: tienenla todas las criaturas con Dios. Ibid. m. Semejanza í el Eterno Padre en los sacerdotes. 7. m. En María santísima. Ibid. m. Séneca: ocultamente católico. 120. p. Abominó todas las artes que no conducían a la virtud en su tiempo, y solo exaltó la filosofía moral. 1 1 7. p. No quiso poner a los pintores de su tiempo en el número de las artes liberales, y por qué 1 Ibid. Sentencia de Apeles a el zapatero. 1 5 9, f. de Eupompo, célebre estatuario. 157. m. de Leonardo de Vinci, acerca de la perspectiva. 24 1 . m. de Lisipo, eminente escultor. 157. m. -de Nicomacho acerca de la her- mosura d¿ Elena. 1 58. f. -del Senado romano, a favor de Sepulcro de Andrea Manteña, y su epiratio. 172. p. de Giotto en Florencia. 170. f. de Micacl Ángel y su nobleza. ijo..í. Pontíiices, Emperadores y Reyes, y otros Príncipes que le honraron. 1 7 1 . p. Su virtud temporal y espiritual. Ibid. m. Libro que se escribió' de las honras funerales. Ibid. -de Rafael de Urbino, en Santa María la Rotunda, en Roma. 1 7 1 . f. San Pablo, fue por voto y autoridad de Séneca. 1 1 9. f. Tom. I. -honorífico de Chimabue, en Florencia. 1 70. m. Sepulcro y epitafio del Corezo. 171. f. De Pedro Cavalino en Roma.i 72. m. Serenísima (La) reina nuestra Señora Doña Isabel Farnesio pinta superiormente. 1 87. f. Serenísima ( La ) reina nuestra Señora Doña María Luisa de Borbon pinta de miniatura. 187. m. Severo, véase Alexandro. Sevilla (Juan), y otros. 182. f. Sexta ejecutória a favor de la Pintura. 109. m. Sextercio: qué valor tenga ? 1 66. p. Si la vista se coloca diametralmente opuesta a el luminar, no verá parte alguna iluminada del objeto intermedio. 311. f. Siete columnas del alcázar de la sabiduría. 116. p. Representan las siete artes liberales, como fundamentos de las demás. Ibid. Siete partes integrales de la Pintura. 56. f. Siete príncipes de los ángeles. 1 15. f. Siete sabios de Grecia, por qué no fueron mas? 1 14. f. Signo instrumental, ayuda a expresar las figuras. 60. f. Signos naturales, para expresión de algunas pinturas. 59. m. Signos por voluntaria observación, de los hombres. 60. p. Simeón (Gabriel). 64. p. Ddd Si- 394 Índice de las cosas notables, Simetría: parte integral de la Pintura, qué cosa sea, y sus diferencias? 66. f. Sófocles el trágico. 64. p. SofonisbaCr enróñense, farra de la Reyna católica, pintora. 187. m. También tres hermanas suyas. Ibid. Solo en España se ha pretendido allanar la Pintura. 89. p. Sombra ( La ) en los cuerpos ha de ser proporcional, no solo a el iluminado, sino a la altura del luminar. 298. m. Sombra del Apóstol San Pedro sanaba los enfermos. 202. f. Subdivisión del dibujo. 3 1 . f. Sudario de la cabeza de Cristo Señor nuestro, difunto, donde se venera. 106. m. - de la Santa Verónica, en la Basílica de San Pedro. 1 99. m. Copias milagrosas de esta imagen, especialmente en Francia. Ibid. Los Emperadores Mauricio, y Heraclio, sacaban por auxiliar una efigie de estas en sus exércitos. 200. p. sujetos ilustres y eruditos que informaron a favor de la Pintura en el pleito del soldado. 109. f. Suma dificultad de la Pintura antigua. 166. m. Superficies degradadas: cuanto mas próximas al punto principal, degradan mucho mas. 255. f . Superioridad infalible que tiene la Pintura a la Escultura. 142. f. Suposiciones para la perspectiva de luces. 295. f. Susana Alaría a pintora en Augusta. 188. m. ti TL4BIRA ( Don Juan Caro de ). 178.. Tabla, o lámina aunque sea de oro, cede a la Pintura. 96. p. Tabla pintada de mano de Bularco. 16. m. Talento: í que precio corresponda en nuestra moneda. 165. f. -valia seis mil reales de nuestra moneda. 135. p. Tapicerías: por dibujos de Rafael de Urbino, de Alberto Durero, Pablo Rubens y David Teniers. 38. f. Tares: inventor de la Pintura. 18. p. Tasio ( Polignoto). 20. m. 2 1 . p. y Ibid. Templo de Apolo Deifico, pintado al fresco. 53. m. de Esculapio, donde se pintaban los enfermos con la narración de la enfermedad y curación. 90. f. -de Hércules en Andalucía. 2 1 . p. de San Feliz, freqüentado de todas las naciones. 39. p. Teología histórica: la Pintura de historia sagrada. 146. f. Teología konológica: en la Pintura, qué es? 146. f. Teología: observada en laPintura. 140.n1. Teon Samio. 21. f. Tercera extcutoria de la Pintura, y su exención. 108. m. Tercero, cuarto y quinto privilegio a favor de la Pintura, m.in. Tercio, véase Felipe. Término (el) "de cualquiera sombra o esbatimento ha de estar desperrilado, y por qué ? 299. f. Términos de un historiado están en continua proporción 316. m. Tesauro (Manuel). 62. f. Tiberio: tuvo en su dormitorio pinturas muy deshonestas. 1 1 8. rn. Tiberio Tineli: armado caballero del orden de San Miguel. 175. f. Tiziano: retrató al señor Emperador Carlos V. 23. f. fue su pintor de cámara. 128. f. fue muy estimado de todos los príncipes, y especialmente de su majestad Cesárea. 1 73. p. Le dio el señor Emperador por cada retrato mil escudos de oro. Ibid. m. Honores singularísimos que- recibió de CONT.ENIDAS.EN ESTE LIBRO. de su majestad Cesárea, y del señor Felipe II. Ibid. fue Conde Palatino del Sacro Imperio. Ibid. Sentencia que respondió el Emperador a los émulos de Tiziano. a 74. p. Excesivo favor. Ibid. Tratamiento de su gentilhombre que le daba el señor Emperador. Ibid. m. Timantes: ingenioso pintor. 21. m. ídem en la Pintura de Polifemo. 5 9. p. singularísimo en los afectos es- pecialmente en el sacrificio de Ingenia. 61. p. Timarete, hija de Micon, y otras celebres pintoras antiguas. 1 88. m. Tintar et a (Marieta). 187. f. Tintoreto ( Jacobo ). 1 76. m. Tmtli ( Tiberio ). 175. f. Todas las cosas se ven debajo de algunos antiguos ópticos. 6j¡ f. Todas las operaciones de la Pintura son demostrables geométricamente. 69. p. Todo lo que se pinta esperspectiva.6y.1p. Togas pintadas, de que usaban los Cónsules y Senadores Romanos, para los vencedores. 39. m. Tolosano ( Pedro Gregorio ). 1 o 1 . f. Toros de Guisando en honor de Augusto. 22. p. Torre de Ptolomeo en la Isla de Faro, como espejo. 227. m. Torres ( Conde de las). 1 86. f. Torres, siete, de la ciudad de Zizico, iban alternando el eco. 227. m. Trazas de la arquitectura son dibujos, pertenecientes a la Pintura. 1 4 1 . f. Tres clases de nobleza, notoriedad, ejecutórias y privilegios. 102. f. Tres consideraciones muy importantes, proyección de los cuerpos, de la luz y del color. 292. p. Tres estados de la imagen de Dios en el hombre, respectivos a las tres especies de Pintura, temple, óleo y fresco. 10. m. Tres modos de proyecciones de la vis- 395 ta. 68. p. Tres pelotillas halladas en el corazón de Santa Margarita de Castelu, con diferentes imágenes en ellas. 208. f. Triángulo áureo, cual es en la perspectiva. 284. p. Óptico, qué cosa sea. 243. m. trisección- dtl ángulo recto: se puede hacer geométricamente, y cómo? 33 1 .m. Trisección del ángulo no recto: hasta ahora no se ha descubierto. 331. m. Turpilio, caballero romano, fue excelente pintor. 88. p. Pintó con la mano siniestra. 169. f. . . TT Y TCEDA ( Duque de ). 1 86. f. J Ulpiano: gran jurisconsulto y pintor. 170. p. fue maestro de Alexandro Severo, Emperador. 94. p. Unos ven las cosas, y otros las miran, y la razón de disparidad. 157. m. JJrbina ( Juan de). 1 82. f. 1 83. p. Utbitio ( Rafael ). 88. p. y 44. f. Utrech, véase Cristoval. Y F'ALDÉS(DonJüande). 183. p. Valerio Máximo, Cónsul, pintor. 1 86. m. Valeriano (San): abomina la música cuando canta torpezas. 118. f. Valeriano (Pierio). 63. f. Vandik ( Antonio de ). 1 76. m. Vargas (Luis de). 182. m. Varones eminentes, antiguos y modernos en quienes concurrieron juntas las dos facultades de Pintura y Escultura. 145. f. Vázquez, véase Alonso Vázquez. Velázquez, véase Diego. Velos, texidos con imágenes en la primitiva iglesia. 39. p. Venus: célebre pintora de Apeles. 1 6 1 .m Ve. 39 6 Índice de las cosas notables, Veronés (Pablo). 175. m. Vicente (Fray) de Santo Domingo, pintor, primer maestro del Mudo. 1 83.n1. Vil: es lo que por bajo precio se com- pra. 134. f. Villaumbrpsa ( Exma. Señora Condesa de), pintora excelente. 187. m. Vinci ( Leonardo de ). 2 1 3. f. y 2 1 4. p. 1 72. f. y 173. p. Vincencio Cardncho, pintor de los señores Reyes Felipe III. y IV. 1 8 2 . p. Vt'nculo de la Pintura y Escultura. 1 8. m. Virtud moral: es la verdadera nobleza. 122. m. Vision: qué cosa sea en la Pintura. 244. p. Medios por donde se actúa la visión. Ibid. Procede de las especies que envían los objetos recibiéndolas la potencia visiva. Ibid. m. Viso, véase Cristoval. Vit rubio: define la Pintura. 25. m. X -TÁNEZ ( Fernando ). 1 8 2. f. JL Yerbas orchides en figura de hormigas. 226. m. Otras llamadas apiformes que la tienen de abejas. Ibid. X EKOFONTE, define la Pintura. 25. m. fAHORIES: penetran con la vis- ¿J ta los senos de la tierra. 29. p. Zeuxís: lo que observó para la mayor perfección de la Pintura de Juno Lacinia. 76. m. fue excelente pintor. 20. m. 21. m. Traia texido su nombre con letras de oro en la vestidura con que salia a los juegos olímpicos. 38. f. Presentaba sus pinturas. 135. f. Y por qué? Ibid. En la Pintura de Penelope le pintó las costumbres. 60. f. Zimon Cleóneo: halló los Escorzos. 20. m. Zúcaro ( Federico). 25. m. y 31. p. Zurbardn (Francisco) 182. m. F a N. . I Cap . 4, Jam. 4, 1 a 3 S 6 7 A= — - 5 TcJc x ! o 1 3 r S K §1 , SPEOM- fes ¡ Tar I Cí' o , ., ÉJWé ntií a Jucundam bxoetat ¿Pictoziatzaxtrry. Cuiiíet linde satisjextilf suzcet ojjus toricient puexi éenius si duocex.it dios. iahcient pLiexi ceruus si cfiKxexi, mrnsí huaefiíezit, fufMr inctfits m jdieg. 0icn KíAntarxiuj an . _ 7J2.3. Jáan'. ccilom" fcaprtt yiftr. i EL MUSEO PICTÓRICO, YESCALA ÓPTICA. PRÁCTICA DE LA PINTURA, EN QUE SE TRATA DEL MODO DE PINTAR a EL óleo, I£MPLE, Y FRESCO, CON LA RESOLUCIÓN DE TODAS LAS DUDAS QUE EN SU MANTPUT ACIÓN PUEDEN OCURRIR. Y DE LA PERSPECTIVA COMÚN, LA DE TECHOS, ÁNGULOS, TEATROS, Y MONUMENTOS DE PERSPECTIVA, Y OTRAS COSAS MUY ESPECIALES, CON LA DIRECCIÓN Y DOCUMENTOS PARA LAS IDEAS o ASUNTOS D£ LAS OBRAS DE QUE SE PONEN ALGUNOS ejemplarES. POR JDON ANTONIO PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO, TOMO SEGUNDO. EN MADRID: EN LA IMPRENTA DE SANCHA. ANO DE MDCCXCVII. Se hallará en su Librería en la calle del lobo. I PRÓLOGO AL LECTOR. -5-íector amigo, esta humilde obra meditada con la exj-riencla de mtícho? años, actuada con el sudor de muchas vigilias, y publicada a costa de grandes expensas, te presento, no para tu enseñanza si eres en ¡a Pintnra experto, sí para tu diversión si eres curioso Pero si aficionado deseas aprovechar, me alegraré te -sirva de nutrimento que es el fin principal a que se dirige como nos lo dicta la caridad,, y nos lo persuade la meliflua eloqüencia del gran Bernardo, excluyendo por indi"nos los otros fines menos decorosoá que pueden especificar ios motivos del saber . Fortuna grande seria de mi insuficiencia aprovechar a otros, logrando el enseñar quien tanto necesita de aprender, que esto consiste en las calidades de la facultad digestiva: pues la vianda que en algunos es letal ponzoña en otros se convierte en saludable alimento. Y así no atiendas a lo poco que yo hubiere aprovechado en el Arte; que tal vez harán en otros mas efecto los documentos que mi insuiiciencia les subministra en este tratado, que lo que en mí han podido labrar en el repetido ejercicio de tantos años, que no todos los genios se pueden graduar por una mensura. Y así vemos en esta facultad muchos toda su vida afanando, sia poder adelantar un dia mas que otro, y otros sin tanto desvelo llegar a pisar la cumbre de la eminencia; de que se verán muchos ejemplares en el tomo de las ''idas de losJ?intores eminentes.que va adjunto a este de la Pra'ctica. Y sin embargo, raro o ninguno ha habido que no tenga muchas nulidades que suplirle: cosa que desarma la mas engreída presunción, de suerte que no sé como hay quien tenga ánimo para desvanecerse.:: Nojuiero yo ser censor de mis españ-les; pero referiré lo que dice el Fresnoy en el catalogo que hace de los primeros ingenios del orbe en esta facultad 3. El cual, después de elogiar a cada uno en aquello que le constituyó dif'no del laurel, dice: de Domenico Guirlandayo, maestro del gran Miguel Ángel, que su manera de pintar fue gótica y muy seca. Que el Buonarróta no tuvo en las acti-, tudes buena elección, y mucho menos en los paños y otros adherentes; que fue extravagante en sus coinposiciones, y temerario en usar de licencias contra la perspectiva; el colorido no muy grato ni natural, y que ignoro el artificio del claro, y obscuro: y pudiera añadir, como otros muchos han notado, Jo indecente e indecoroso de sus desnudos. Que el Perugino fue seco, a'rido, y de mal, gusto. Que Rafael, sobre haber superado a todos los de su tiempo, no dibuxd el desnudo con la especulación que Miguel, ni tuvo la belleza del colorido del Corezo; ni el contracto de claro,. y obscuro del
Tiziano. Que Julio Romano fue el mas duro y seco en el pintar que otro alguno de la escuela de Raíael; y que no Tom. IL a eji- 1 Non enim omnia ómnibus expediunt, & qui scire volunt, ut lucrentur, & cupidítas est non omni animae omne genus pJacei. Ecctes. 37. Simi ouidain, qui scire volunt, iit íedificent,& 2 Sunt quídam, qui scire volunt, ut sciant, charitas est. D. Bemard. & curioíitas est. Sunt quiclam, qui-scite vo- Carkt lonso de Fresnoy de art. grpf, aJ lunc, ui scianiur, Su. vatiitas est. Sunt quídam, f,n II entendió el claro, y obscuro,4hi tampoco el colorido; y que fue rígido y desgraciado en sus composiciones, y mucho mas en los paños y vestimentos. Del Ticiano dice que sus figuras no son las mas bien dibujadas, ni mas bien vestidas con paííos humildes, y de colores bajos, tristes, y de mal gusto. .Del Tintorero dice que sus composiciones de ordinario son bárbaras, y sus contornos no son los mas especulados. Del Corezo que no tuvo. buena elección en las actitudes, ni en la disposición de buenos grupos de figuras; y que su dibujo de ordinario.se halla tropeado. Que. Aníbal no tuvo aquella nobleza. Jas gracias, y la delicadeza de Rafael; y que sus contornos no son tan puros ni tan elegantes. De JKubens. dice .que su modo de dibujar mas sigue su natural flamenco, que la belleza del Antiguo,- porque estuvo poco tiempo en Italia; y así su dibujo no fue el mas especulado. Y de Vandic dice que fue mezquino en el dibujo. A vista pues de estos desengaños en los primeros oráculos de esta facultad, pregunto yo: habrá quien sea de tan desmesurado genio que se atreva a presumir desvanecido que ha llegado a la eminencia del Arte ? habrá quien no se confunda y se humille, conociendo su ignorancia ? Entiendo que sí habrá, y muchos; pues no he visto facultad de quantas he tratado en el discurso de mi vida, en que haya tanto vulgo de ignorantes, presuntuosos y desvanecidos. Ninguno quiere reconocer superior; y aunque vean milagros en otro, los miran con menosprecio, no siendo aun capaces de mirarlos, y tienen por caso de menos valer el celebrarlos. O dolor ! Que llegue la impericia a colocar su solio en el tribunal de la ciencia ! Y que a la ceguera del amor propio no haya colirios que basten a medicarla ! Que la ciencia infla, nos dice el Apóstol ', y aun no se puede sufrir: cómo se sufrirá que hinche la ignorancia ? Confieso que no hay valor jara ello, y mas cuando esto de ordinario sucede en los que menos saben: porque como no saben lo que ignoran, están persuadidos a que no hay mas que saber; cuando todo lo que se sabe es la menor parte de lo que se ignora 2. Y la razón de todo es, porque como aprenden esta facultad sin el subsidio de las letras, cualquiera mínima cosa, que viendo, o leyendo alcanzan, les parece que ya han llegado alo sumo de la sabiduría, y ya se imaginan maestros, y catedráticos de los demás, a quien pretenden embobar con sus documentos y máximas; siendo lo que hacen y lo que dicen la risa y el ludibrio de los bien entendidos 3. Por eso les he querido poner delante de los ojos, después de los fundamentos de la teórica, en quien tienen bien que rumiar, la práctica de esta Arte, para que vean lo sumo a que se estienden sus líneas; y para que ocupados en su especulación se retiren de los espacios ¡magrinarios del amor propio, donde la fantasía fabrica alcázares de viento a la vanidad. Para lo cual me he valido de los autores mas clásicos en cada asunto: como para la simetría, de Alberto Durero, Daniel Bárbaro, v Juan de Arfe. Para la anatomía, del Valverde, y nuestro
Becerra. Para la arquitectura, y perspectiva, del Vínola, Andrea Pozo, y Samuel Mora- lois, 1 Scientia inflar. 1. ííCof. 8. Marcial. s Máxima pars fcorum, qus- scimus, e.it mí- 3 lít sí ubi forte, vel audiendo, vel legen- nima eorum, aux tifchrws.Tiemisioc. PJbilos. do parum aliquid scientia adquisierint . conti- Par; -ienti esr scire, quod nescias A¿- nuñ doctores fieri volunt.&í docere non ea, iert. C:usid'cus. qux cgerint, sed qua: aiidiiTim . & iderint, D'scetidi modus en, si te nescire videbi.';: despicientes exteros. Div. Hievonymus in vit. Biscé, sed assiduej disce, sed uc sapiaSr Fatr. i. p, de S. loan. Egipt. iri lois; ademas de la pra'ctica y espeailacion de tantos años, que es un gran maestro: sin omitir las mas exquisitas menudencias que pueden ocurrir en Ja reducción de los actos de esta facultad, para que nada eche menos el atícion.ido y estudioso. Y respecto de que en estos nueve libros de la Escala Óptica se ha discurrido por las nueve Musas: para que en todo se califique la identid.id de la Pintura con la poesía ', concluye la obra con el Parnaso Español Pintoresco Laureado, con las Vidas de los Pintores Eminentes Españoles; aunque con el rubor de ía disonancia que hacen, a vista de las que los extranjeros nos franquean de sus naturales llenos los mas de delicias, honores, y opulencias; cuanto los nuestros de miserias ultrajes, y desdichas, como hoy se ven en las ciudades mas populosas de España, sino es que hayan tenido otros medios de que valerse. En que discurro hay mas que admirar y que agradecer a los que han llegado a la eminencia del Arte en estos reinos, pues no les lun movido aquellos estímulos de los intereses que en otras regiones disfrutan; sí solo el del honroso laurel de la fama postuma, estimulados de un amor a el arte de la Pintura, que por un oculto destino, o secreto inüuxo les arrebata insensiblemente a la especulación de esta facultad. Ni aun los intereses de las obras públicas les pueden sufragar, porque la penuria del pais no da lucrar a estimarlas; y así no buscan el artífice, sino el precio; no la habilidad, sino el ahorro, sin hacer la debida distinción entre lo bueno y lo mejor, con que de ordinario suelen dar en lo íntimo; sino que el pobre artífice que tiene habilidad, se acomode con el' tiempo a costa de su caudal. No lo digo por mí, pues a quien tan poco merece cualquiera cosa le viene bien: ademas que debo a Dios en esta parte señaladísimas mercedes, que fuera ingratitud negarlas; sino por los hombres de habilidad y méritos muy singulares, a quienes he visto padecer el ultraje de la fortuna. Pues es decir, que los de la profesión ayudan a el que sobresale ? si es mozo dicen que no está la fruta en sazón: si es hombre, que en fuerza de sus obras se ha colocado en crédito, dicen que es muy caro; como sino fuera mas caro lo que ellos tienen por barato; y como si una onza de oro, porque pesa lo mismo que una de plata, se hubiera de regular por el mismo precio. Si está viejo, dicen que ya no hace cosa de provecho, que si fuera cuando mozo, eso sí. Y entonces abominaban lo que ahora celebran: como si el ingenio y los dotes del alma se envejecieran 2. O que estupendos filósofos se pierden las universidades ! Pues mientras el pulso y la vista se mantienen, y la cabeza está en su ser, cada día está la habilidad mas purificada, porque tiene mas cultura, y no es el pintar ir a sacar cepas o danzar sobre una maroma. Y así vimos en Lucas Jordán, que en los últimos años pintaba mejor que cuando tenia treinta; porque la repetición de los actos facilita y aumenta el hábito, y mas cuando la potencia material no desayuda, como en algunos ha sucedido, 6 ya por la demasiada senectud, d ya por algún accidente capital, que inhabilite los órganos corporales. Con que los mismos de la profebion que le habían de ayudar a el que sobresale, son sus mayores enemigos. O justicia de Dios, y como distribuirás a cada uno según su medida ! No digo pues que totom. II. a 2 dos I Poetsinoperumsuorum exordiismusarum minimé vulgaris scientii modos, ac gradus per- opem soleiu implorare. Arilfex quogue princi- cipiet. lun. de Pict. veter. lib. i. cap. i. §. 9. pium trahet a musis: atque eas in primo staiim 2 Nec tarda senectus debiliíat vires an'imi- conaiu advócaos, ex earuui nominibas veros nmcatque vigorem. I'irg. 5. Mneid. ' IV dos lo hagan así: pues no hay regla sin excepción, que siempre una índole noble, y bien acondicionado genio obra según su innata y bien nacida propensión aquello que es mas anoglado a el superior dictamen de la razón. Ruegote no dexes de Ler cosa alguna por entender que ya tu la sabes, pues en leerlo nada se aventura, y tal vez enconuaras el desengaíío; como los que dicen sin verlo que lo inismo dirán otros autores, de que se desengafiarian si lo leyeran. Y compadécete xie quien expone a el arbitrio de la pública censura este inmenso trabajo y desvelo, y su pobre caudal, sin esperanza de recobrar lo uno, ni recompensar lo otro. Que si la alta provideiTcia no me hubiera sufragado, ademas de otros medios extraordinarios, con la habilidad de mi ¿obrino don Juan en el buril, así para la conveniencia, como para el acierto de las láminas, fuera imposible sacar a luz esta obra. Yo me alegraré haber acertado a complacerte en ella, y si lo hubiere conseguido, ceda todo en honra y gloria del Altísimo, y benericio de sus criaturas, ageno de todo temporal interés. VALE. a. PROTESTATIO AUCTORIS. jiidqiíid in frasenti opere dixero Sacrosanctx Romance JEcclesiee sacroqite tidi'i tribunal subjicio: Si enim aliquid decrctis siiis non consonum invcniatur, tamcjnam non dictiim obsecro censeatur. Antonius Palomino & Velasco. TA- TABLA . DE LOS CAPÍTULOS CONTENIDOS EN ESTE TOMO SEGUNDO DE LA PRÁCTICA DE LA PINTURA. LIBRO QÜARTO. EL PRINCIPIANTE, CAPITULO PRIMERO. JLixhortacIon al principlante. Pag. 3. CAPITULO n. Del genio que ha de tener el principiante, pag. 6. CAPITULO III. Del maestro que debe elegir el principiante, pag. a o. CAPITIÍLO IV. Primeros rudimentos del principiante, pag. 15. CAPITULO V. De la simetría del cuerpo humano, p. 1 9. CAPITULÓ VL r- r De la anatomíaíe los músculos del cuerpo humano, pag. 526. CAPITULO VIL, De la anatomía de los huesos del cuerpo humano, pag.j 2,9. _uj CAPITULO VIII. Regla general para la inteligencia de los escorzos. pag. 32. LIBRO V. EL COPIANTE. CAPITULO PRIMERO, c orno el principiante no ha de olvidar el estudio d.1 dibujo, aunque se ponga a pintar, pag. 6. CAPITULO n. Instrumentos que ha de preparar el principiante para ponerse a pintar, p. 39. CAPITULO IIL Modo de imprimar, d aparejar los lienzos, y otras superhcies para pintar, pag. 44. CAPITULO IV. cuales, y quántos sean los colores del olio, y como se han de preparar, y de los aceytes y secantes que sirven para su manejo, pag. 52. CAPITULO V) Como ha de comenzar á.pintar el copian- y .VI piante, y los medios con que ha de ner de la arquitectura, sus especies, y proporciones, pag. 1 oo. facilitar el colorido, pag. 5 7. CAPITULO VI. CAPITULO V. Del colorido de los paños o ropas, y Práctica de la Pintura al temple, pag. 11 oí de los cambiantes de diversos colo- res, pag. 65. CAPITULO VIL De los paisajes, flores y frutas, y otros adherentes. pag. 7Í2. CAPITULO VIII. De los medios que puede usar el copiante para ajustarse mas a el original, pag. 82. LIBRO SEXTO. EL APROVECHADO. CAPITULO PRIxMERO. L LIBRO SÉPTIMO. EL INVENTOR. CAPITULO PRIMERO. ué cosa sea inventar, y si todo lo que es inventado merece el título de original, pag. 122. CAPITULO II. Qué caudal debe tener el pintor en el entendimiento para haber de inventar, y como ha de usar de él. pag. 126. CAPITULO in. o que debe observar el aprovecha- Co'mo ha de examinar el artífice su In- do para pintar por una estampa, o por un dibujo. pag. 87. CAPITULO n. vención, y pui ificarla de todos defectos, pag. 134. CAPITULO IV. Del modo de estudiar por el natural, y De la práctica, y observaciones de la lo que se debe observar en los retra- Pintura al fresco, pag. 143. tos. pag. 90. CAPITULO III. Observaciones para componer una historia tomada de diferentes papeles, pag. 97. CAPITULO IV. Inteligencia que el aprovechado debe te- LIBRO OCTAVO. EL PRACTICO. ,t CAPITULO PRIMERO. 1 J¿ la práctica que debe tener el pintor, y porqué medios la ha de conseguir, pag. 158. '-'afcíi uii a VII CAPITULO II. Inteligencia que debe tener el pintor de la hsíonomía, paía sublimar la perfección de sus obras. 'pag. i6i. CAPITULO IIL De la perspectiva práctica, pag. 167. CAPITULO IV. De la perspectiva de los techos, p. lyC. CAPITULO V. curtirse en las obras de conscquencia, que se ofrecen en la Pintura, pag. 21$. CAPITULO IV. Idea para el ornato de la plazuela y fuente de ésta imperial coronada villa de Madrid, en la entrada de la serenísima reina nuestra señora Doiía María Ana de Neoburg, para las segundas felices nupcias d-1 Rey nuestro ¿eñor Carlos II. año 1 690. pag. ¿27. CAPITULO V. En que se resuelven otras dilícultades Idea y pintura del patio del hospital que ocurren en las cúpulas y sitios cóncavos, pag. 184. CAPITULO VL En que se trata la delincación de los teatros, altares, y monumentos de perspectiva, pág. 188. LIBRO NONO. EL PERFECTO, CAPITULO PRIMERO. D e la gracia, dulzura, y melodía de la Pintura, y por qué medios se llegará a conseguir, pag. 1 96. CAPITULO II. De otras observaciones concernientes a la mayor perfección de una pintura, pag. 203. CAPITULO IIL De las ¡deas o asuntos que suelen dis- Real de esta Corte, que se ejecutd año de 16 93. de orden de esta nobilísima, e imperial villa de Madrid, pag. Í235. CAPITULO VL Explicación de las ideas que se ejecutaron en dos calesines de orden del señor Don Carlos II. y para su real servicio año de 1696, pag, 242. CAPITULO VIL Idea para la pintura de la iglesia Parroquial de san Nicolás de Bari de la ciudad de Valencia, pag. 247. CAPITULO VIIL Descripción de la Idea de la pintura del presbiterio de la iglesia Parroquial de san Juan del Mercado de la ciudad de Valencia, que ejecutó el autor año de 1699. Pg- i9 CAPITULO IX. En que se describe la idea de la pintura del VIH del cuerpo de la iglesia de la Parroquial de san Juan del Mercado de la ciudad de Valencia que ejecutó el autor año de 1 700. pag. 286. CAPITULO X. Idea para la pintura de la cúpula de la capilla de nuestra Señora de los Desamparados de la ciudad de Valencia, ejecutada por el autor año de 1 701. Pg- Í96. CAPITULO XL Descripción de la pintura del frontis, o medio punto del coro, en que termina la bóveda de la iglesia del convento de san Estevan de Salamanca, orden de Predicadores, ejecutada por el autor año de 1 705. pag. 304. CAPITULO XII. CAPITULO XIIL Geroglíficos que formó el autor para el funeral de la serenísima Rey na nuestra señora Doña María Luisa Gabriela de Saboya año de 1714. pag. 316. CAPITULO XIV. Idea que se ofrece a la corrección de la muy veneranda, y erudita comunidad de la Real cartuja de Santa María del Paular para la ejecución de la pintura de la cúpula del sagrario nuevo, pag. 322. CAPITULO XV. De algunas curiosidades, y secretos acesorios a la Pintura, y de importancia para el que la profesa, pag. 327. Idea para la pintura de la cúpula de la C A P a T U L O X V I. capilla del Sagrario en el Real monasterio de la santa cartuja de la Manifactura, y secretos de algunos cocindad de Granada año de 1712. por lores artiticiales, que se gastan en la el autor, pag. 31 2. Pintura, pag. 337, MU- MUSEO P a C T O R a C O5 Y ESCALA ÓPTICA. TOMÓ SEGUNDO. PRÁCTICA DE LA PINTURA. L a B R O Q.'ü A R TO. EL, PRINCIPIANTE, PRIMER GRADO DE LOS PINTORES. Qiiarhim est cap ere id y quod instas. M E L P o M E N E. Id est, capacitas, sive -ponens germina. ' Tdelpomcne trágico proclamat tnasta bhatii. 2 ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. JÍL¿A quarta operación, o acto ntclectual, que pracDicamos en la investigación de la sciencia, es poner medios para adquirir lo que con instancia se ha deseado. A este acto intelectivo llamaron los antiguos yío;e?e, quarta de las nueve musas 3, cuyo oficio es cultivar lo que se ha plantado. Y así habiendo impuesto á el aficionado en el tomo antecedente, en la inteligencia de la constitución y naturaleza del arte de la Pintura, según sus teóricos y scientíficos fundamentos, que son las raices y semillas de este delicioso vergel, sigúese ahora el ingreso a la Práctica en este libro, donde comenzaremos a instruirle en los rudimentos con que debe cultivar este ameno jardin, y ocupar la primera grada de esta escala óptica, para ascender a la eminencia de tan suntuoso alcázar, que asentado sobre tan seguros y firmes fundamentos, se mira incontrastable a los embates del tiempo y accidentes de la fortuna: para lo cual contribuirá benigna la docta Jíelpómene, asegurando con la melodía de su acento la esperanza del fruto que promete la cultura de este apacible vergel: bien que melancólico y adusto en los principios, hasta que le fecunde el suave rocío de los bien observados preceptos, y comience a brotar la variedad hermosa de sus fragrantés fioresi; ' Tom. II. A, CA- 1 Fulgent. flfytbo!. i. 3 Herodüt. sua historia juxta Musarum sf- 2 Virgil. in Epigr. riem. -¿jai;_ o J Mlf$EP PICTÓRICO. TJM :)í 1 L Lo prinuro que ha de considerar el rintipiante. Lo segundo que ha de considerar el principiante. CAPITULO PRIMERO. Exhortación ál pr'mcijpiante. §. I. J ía gran copia de facultades, la suma erudición y fundanientx)s scientíticos 4e que se adorna la Pintura ', parece podia causar horror en vez de servir de estímulo a el principiante para emprender el estudio de esta honorífica profesión; pero este debe considerarlo primero, que las cosas grandes se hicieron para los grandes espíritus; y que seniejantes empresas, aun con no conseguirlas, aseguran ía gloria en intentarlas 2. Con menos se contentaba aquel gran político que ideó el epígrafe: Tn magriis vokñsse satis, pues bastábale la voluntad de emprenderlo, para idearse la gloria de conseguirlo; pero en todo caso nunca desconfie de lograr lo mejor, teniendo presente que en las cosas sublimes siempre son grandes aq.uelías que se acercan a las mayores 3. Lo segundo debe considerar el principiante, que aquellos eminentes ingenios que veneramos, como oráculos de esta facultad, no fueron de otra naturaleza que la nuestra; ni el" que anduvo con ellos tan liberal será con nosotros escaso, pues la mano del señor nunca se limita 4; ni lo infinito puede tener término; siempre tiene que dar y comunicar a sus criaturas; y el que desconfia de esta verdad, hace conocido agravio a su infinita sabiduría y bondad, de cuya naturaleza es difundirse y comunicarse. Y llevando por norte esta santa confianza, ageno de toda vanidad y satisfacción propia, considerando a Dios autor de todo lo bueno 5, no hay que temer dificultad alguna que pueda ocurrir, por insuperable que parezca, sino procurar siempre imitar y seguir a aquellos cuyas obras inmortalizaron sus nombres, sin embarazarse en obstáculos que entibien el continuado curso de esta deliciosa jornada, y que solo pueden amedrentar los genios 1 Aut enim difficultate institutionis tm numerose,atque perplexí deterreri solent; aut eo tempore, quo prsecipué alenda ingenia, .arque indulgencia quadam enutrienda sunt; asperiorutn tractatu rerum atteruntur, jaw. de Pict. vet. ¡ib. I. cap. I. §. 6. 2 IVlagnx rei, quantulumcumque possederis, fuisse participem, non mínima est gloria. Columel. lib. w. de R. R. cap. r. 3 Ñeque illud ipsum, quod est optimum, desperandum est: nam in prsestantibus rebus magna sunt ea,qux sunt optimis próxima. jfí. ibi. §. 8. ex Cicer. de claris ovatorib, ad Brut. 4 Non est abreviara rtianns Domini. Ñeque agravara est auris ejus, ut non exaudiat. Isai. 59. 5 Omne datum optimum perfecrum desursum est deícendens á patre luminum. yacoh. i. 6 Quorum gloriam affectas,eorum opera imitare. Isocrat, ad Nic. LIBRO cuarto, nios tímidos y espantadizos. Un mediano carpintero conocí yo, que habiendo llegado a ser primoroso evanista, preguntándole como lo habia conseguido, respondió: considerando que lo que hadan unas manos aporqué no lo hablan de hacer otras ? Y lo mismo sucedió a' Pedro de Avila, que avergonzado de saber solo, como él decia, acepillar un zoquete, se aplico de suerte a el estudio, que vino a ser consumado arquitecto. _,,,,- Lo tercero debe considerar el principiante, que las fá- Lo tercero que debe cultades que ilustran la Pintura, ni se aprenden todas juntas, considerar el friticini cada una, como si aquella se profesase, porque para eso ' no bastaba una vida; y así no es menester, como discretamente dice ¡truvio en su arquitectura, que sea tan gran geómetra como Euclides, tan gran anatomista como el Vexálio, tan lisionomista como el Porta, tan gran retorico como Cicerón, ni tan grande arquitecto como Vitruvio; porque todas las cosas tienen su medida: que también hay en el saber sus hidropesías '; y es menester evitarlas midiendo el talento con la necesidad: que si este fuere tan feliz, que sin perjuicio de lo principal se pueda extender a lo accesorio, el tiempo y la naturaleza del genio le aconsejarán lo conveniente; pero no siempre es lo mejor lo mas seguro, y a veces lo mas seguro es lo mejor; y en los principios siempre se ha de buscar lo mas seguro, tomando de cada cosa lo que basta, sin empeñarse en lo que sobra; y emprendiéndolo parte por parte sucesivamente sin ofuscarse ni confundirse, vendrá a conseguir fácilmente la posesión del todo 3: teniendo presente el común axioma de gutta cavat lapidem, que una gota horada una piedra, no con la violencia, sino con la repetición, non vi, sed stepe cadendo. Así pues logró Aiexandro hacerse dueño del mundo en pocos años. A que aludió la empresa del caballo, a quien pretendiendo un hombre arrancarle las cerdas de la cola todas juntas, le arrastraba sin conseguirlo; y otro cerda a cerda venia a despoblársela toda sin violencia ni trabajo: y así poco a poco se avanza mucho; y continuando el trabajo con el buen orden y método, se vencen las mas arduas dificultades 4. Por eso esta obra no solo se intitula A'Iiiseo Pictórico, por la varia erudición que Alexandro como se hizo dueño del mwido en pocos años. Tom. IL ' a Delectat artium notitia multarum. Tantum itaque ex illis retineamus, quantum est necessarium. Séneca epist. 88. Plus scire, velle, quam sit satis, intemperantia: genus est. ídem ibiJ. s Non plus sapere, quam oportet sapere: sed sapere ad sobrietatem. Unicuique sicut Deus divisit mensuram. Jíd Romanos 12. A2 el 3 Facillús enim per partes in cognitionemtotiusadducimur..5'. epin. 89. 4 Omnia conando docilis sojertia vincit. Manil. libro astron. vers. 95. Omnia enim breviora reddet ordo, & ratio, & methodus. Jun. de Píct. vet. lib. a . cap, a . §. 7. 4. MUSEO PICTÓRICO. el arte incluye, sino también Escala Óptica, para dar á. entender que se ha de subir a la cumbre por sus gradólo escalones uno a uno, sin precipitarse ni descomponerse. Gran felicidad dejó vinculado el estudio a los pobres, o á los que la fortuna les privó del subsidio de quanciosos vínculos y crecidos patrimonios: pues si las artes y ciencias se dejasen conquistar solo con las riquezas, exccutoriado tuvieran los ricos el epiteto de sabios, y los pobres el vituperio de idiotas. Pero como esta es una mercancía que solo se compra con el trabajo y la aplicación, es gran consuelo pa- 1 ra todo linaje de personas, pues no dejará de graduarse en este concurso el mas desvalido, siendo para el sufragado del genio, aplicación y constancia; y así de ordinario suele La ciencia y el es- ser patrimonio de pobres. indio es patrimonio . . £1 grande Apeles consiguió la eminencia del arte, no d¿ oores. fatigas demasiadas ni tareas prolixas, sino con una cons- tancia de ánimo tan prudente, que sin las congojas del afán,, procuraba no se le pasase dia alguno sin dibujar por ocupado que estuviese '; que esto basta tal vez para que, o se adelante, o por lo menos se conserve lolidquirido, fiando los mayores progresos de mas repetidos actos.. §. II. Lo ¡lUixrto que debe jL últimamente debe considerar el principiante lo que diconsiJerar el princi- ce Quintiliano: Qite ninguna edad parece fue mas feliz que pit- la nuestra, en cuya ensetanza trabajaron tan eminentes ingenios de la- antigüedad 3. Con mas razón lo pudiera hoy decir, con el transcurso de tantos años mas en que han florecido tan felices ingenios, y en ellos otros tantos oráculos de todo linaje de erudición que viven inmortalizados, ya en la tácita eloqüencia de sus libros, o ya en la muda respiración de sus obras. Aquellos eminentes griegos, en los primeros crepúsculos del arte, sin otro maestro que la naturaleza y la innata virtud del ingenio, que próvido el Criador infundió en nuestras almas como centella de su divinidad con solas cuatro colores, y al principio con sola una llegaron a tan superior excelencia, que a Metroclesrerumquasdamesse lo. Nulladies sine linea. í(?m.¿iV. ajebat, quse argento emi possent, 3 Tot nos prsceptoribus, tot ut domum, quasdam vero, quas magistris instruxic antiquitas, ut tempere, & studio ut scientiam. possit videri, nulla sorte nascendi Diog. Laer. ¡b . ó. xtasfelicior,quattiaostra,cui docen- 3 Apelii fuit perpetua consue- dae priores elaboraverunt. Quint. tudo, numquam tam occupatatn m. 2. opud, Jun. ¡ib. 1, de Pict.vet, diem agendi, ur non iineam ducen- cap. i. §. 7. do ejerceret arttm. Píin. 35. cap. .Ot.IrBílO QÜ.ARTO. 5 que sus obras se ícredifaron mas u milagros qiac de aríiííciosjr como lo vimos en el tomo antecedente, libro primero y segundo. Porque la oculta fuerza del ingenio prorumpe a veces en Jos mayores aciertos, guiado solo de un secreto in;ipulso de la naturaleza ', que tal vez le entibian mas que le estinmlan los preccpíos. ' a ' [ a T §. lll anto puede la aplicación del ingenio y la continuación del trabajo, que industrioso llega a superar las mas arduas empresas ?. Y así au£ique a el priftcipio parezcan insuperables, no hay que desmayar, pues todos los principios parecen arduos; y no hay sciencia que ants de eiuprenderla no parezca diiícil 3; pero todos los que a el principio son temores, los convierte el estudio en delicias; y en luces resplandecientes, todas las que parecían tinieblas horrorosas. Deseche pues el principiante el cobarde temor que pe-r rezoso malogra el fruto de los mas A;levados ingenios, considerando que los grandes espíritus nacieron para empresas grandes; que aquellos que las lograron felices, no fueron de otra naturaleza que la nuestra; y que no ha de ser con nosotros escaso el que anduvo con ellos tan próvido; que con la constancia sin fatiga ni congoja, parte por parte se viene a conseguir el todo que no se tarda lo que se- acierta; y que algunos aun sin mas documentos que su ingenio y aplicación han llegado a conseguir mucho; y últimamente, que debíamos afrentarnos de no adelantar aun mas que los antiguos, por hallarnos en posesión de lo que ellos dejaron trabajado para nuestro documento; pues poco se debe a sí el que no sabe mas que lo que le han enseñado, que aunque la pequenez de un pigmeo no pueda medirse con la proceridad de un gigante, si sobre los hombros de este se colocase el pigmeo, no hay duda que conseguiría mayor eminencia. Gigantes han sido de esta facultad los antiguos; pero si hallandonos en posesión de lo que especularon y obraron, procuramos nosotros ascender con el estudio a mayores especulaciones, no hay duda, que aunque seamos de estatura pigmea, podremos descubrir mas tierra que los que fueron de mayor estatura; y sobre todo debe servirle de estímulo a el princí- pian- 1 Credere motlo,qui discet,velit, cerianí qu;inJam viam esse, in qua multa, etianí sine doctrina, prestare debeat per se ipsa natura. Jun. de Píct. 'eter. lib. a . cap. a . §. 6. 2 íuia vis magna est in hominum ingeniis,eo multi, eiiam sine doctrina, aliquid omninm generiim, atque artium consequuntur. Cic. de Orat. lib. 2. 3 Omnia principia sunt difficilia. Ex co'iim. pbilos. axiom. Omne opus ditficilé videtur, antequam lentes. Veget. lib. 2. de re milit. La demasiada atención d los p'íCejHos entorpece a 'veces la mano. El dcmasijílo tetjior y desconfianza desluce muchos iJige- 7110S. Poco se debe a sí el que se contenta con lo que le han enseñado. Estímulos fara el jjrincÍ£Íaníe. 6 MUSEO PICTÓRICO. piante la belleza de esta facultad, el deleite, la diversión, la virtud, el honor, la fama y renombre glorioso que se interesa en este oculto hechizo, en este apetecido cautiverio, y en este por tantos títulos milagroso encanto de los ojos. A - CAPITULO 11. c Del genio que ha de tener el principante. §. L o repugnancia de la naturaleza inútil es el trabajo; y por el contrario es de suma importancia cuando a el trabajo nos guia la misma naturaleza. Es nativa propensión amar aquello a que nos inclina el genio; y es tan poderoso el amor en lo que investiga, que a el mismo trabajo le disfraza en deleite 3: ingenio altamente dotado del cielo requiere el pintor 4; y este excita a la voluntad, para que acompañándole en los apetecidos afanes convierta en delicias los sudores, manifestándose estos secretos impulsos en las primeras travesuras de la edad pueril. Y así acostumbraban los griegos, con providencia sabía, la puericia descubren introducir a sus hijos en los umbrales de esta arte aun en los Con facilidad se percibe lo qite el ingenio apetece. Las tra'Vfsuras de el genio mas tiernos aííos, para que observado su genio, o les inclinasen a otras si en aquella no aprovecharon, d perseverasen en ella si felizmente comenzaban 5; de suerte que la Pintura venia a ser la piedra de toque de los ingenios, mediante la cual se descubrían los quilates de cada uno. Providencia cierto importantísima en las repúblicas, o ya para examinar los genios y no descaminarles la propensión, o ya para labrarlos encontrando la lima con que se han de pulir; que en muchos por faltar esta, se ha visto quedarse en bruto, cargados de la escoria que sacaron de la inculta mina de la naturaleza. Aquel varón singular entre los romanos Paulo Emilio, no 1 Reluctante natura irritus labor est. Tutum ¡ter est, ad quod natura te instruxit.4S'í'í'ca'2íí.3i. Ad hanc legem animus noster aptandus est. JJet?!. epist. 107. 2 Magnum quidtm est tractare artem, ad quam narurx tu sponté propendeas. Jun. de Pict. leter. ¡ib. 2. cap. 2. 3 Máximum ad rem conficiendam adjumentum amare id ipsum quod geratur. Séneca epist. 57. 4 Ingeiiium pictura expetit.Fílix Faver in hist. Suevof. ¡ib. i. c. 8. Pictori non exigua cxlitus dona obtinenda sunt, quibus arte sua dignus videatur.oteí. F¡ud de Michocosm. hist. tract, de Pict. 5 Etenim pueri grascorum átate adhuc teñera, primum artis picturae limen ingressi, iranifestam statim cualiscumque indolis spem prodebant; atque ex ea spe,aut ad alias artes traducebantur, si minus bac arte capi viderentur, aut in arte feliciter inchoata constanter perseverabant. Jun, de Pict. veter, ¡ib. 2. cop. 3. §. I. LIBRO cuarto. no solo aplicó a sus hijos maestros de filosofía y retórica, sino también de escultura y Pintura, como artes convenicn tes para el ornato político de una juventud bien disciplina- Pintura, piedra de da '. Continuándose entre los romanos este acreditado es- ioque de los ingenios tilo, como lo vimos en repetidos discursos, de los libros P'i'riles. antecedentes. .; ojji'ja-: A ( No lo hicieron así los Megarenses, pues .ponían mas estudio en la procreación de sus ganados que desvelo en Ja educación de sus hijos. A cuya causa decia Didgencs, que riías que uno de los hijos de los Megarenses, jxqueria ser lina res de sus ganados 3. Cierta especie de estulticia y des cuido digno de grave reprehensión es desvelarle los hombres en cultivar la hacienda que han de dejar. a sus hijos, y dcxar a sus hijos sin cultivar cargados de hacienda. Por esto exclamaba Crateto diciendo, que desde el lugar mas eminente de cada ciudad, en voz alta se había de repetir: jm que -pensáis, hombres insensatos, que tanto desvelo poncis en adquirir hacienda, y tanto descuido e?i instruir los hijos d quien la habéis de dejar 4 ! Exclamación de Crateto acerca de la educación de los ¡lijos. Q, II. .uanto le falta de disposición a la puericia para elegir lé sobra de viveza a el genio para indicar, debiendo los padres con la observación de lo que esta abunda, suplir el arbitrio que en aquella falta y reconocida por las indicaciones la propensión del genio, hacer elección de aquello que le es mas conforme. Muchos, que fueran eminentes en una facultad j viven violentos y deslucidos en otra. El genio de la Pintura se deja conocer en las travesuras de la puericia, ya con un carboncillo, formando en mal digeridas seíías algunas fi- del genio guras de hombres o animales y otras cosas; ya con la pluma copiando imperfectamente alguna estampa; ya formando de barro u otra materia semejante alguna figurilla o anímalejoj ya traveseando en colores, manchando las paredes y pretendiendo formar algún adorno, pais o casería; y especialmente cuanto importa eU' gir facultad conforme 1 PauIuscertéEmiliusat quantus ille vir! liberis suis, non sophisuis modo.Ói rhetores.sedsculplores etiam, atque pictores magistros acididit. Jim. ibidem. 2 Cumliqneatromanorum quoque antiquinribu'!, hanc liberorum suorum institutionem nequáquam displicuisse. Líem. itUem. 3 l.'ndéetiim Diogenes,videns Megarenses m.ijorem pecurum suoru;ii . quám liberorum ciiram gerere, di.xit: se malle Megarensis ho- Sl minis arietem esse, quám filium. Jun.ibid.ex jílliono vet. hist. a 2. 50. tí Laert. lib, 6. i Diog. 4 Idque ex sententia Cratetis, qui séepissimé dicere solebat, conscendendiim esse editiorem, si fieri posset, urbis locum, &|ex eo auribtis omniuní occinendum: f¿uo tenditis homines, qui reí faciendo omne impenditis studium" Filiis autem quibus opes vestras relinquetis, curam per parvam ! P hitare, de educat. líber. lí lUtWi' MUSEO PICTÓRICO. La desconfianz.a demasiada, suele ser dañosa en los empeños de la opinión. Algunos quieren saberlo todo en un dia. Tareas imprudentes llamaradas de estoca. Ingenios apojleticos en la Pintura. si estas indicaciones se acompañan de un natural modesto, jpacííico, dócil, aplicado y discursivo, este es iegitimamente genio de pintor excelente, que aunque en algunos que lo han úáo, hayan faltado muchas de estas partidas, también les han servido de lunares que, o han atrasado su habilidad, o han obscurecido su fama. No es despreciable en el pintor la osadia; pero esta no se ha de encaminar a la presunción, sino a el empeño; que tal vez en este la tibieza y desconfianza demasiada es dañosa, y malogra . los mas importantes asuntos a la opinión. Todos los extremos son viciosos 5 pero obrar callando con alí];una satisfacción propia, mas cerca está de virtud que de vicio. Mas hablar jactancioso sin explicarse en las obras, mas calificado está de vicio que de virtud. Creed a las obras, dice Cristo Señor nuestro a, no a las palabras: luego estas pueden adolecer de falaces, y quedan las otras con crédito de verdaderas. Modesto y no audaz debe ser el genio del pintor, que aunque tal vez la modestia degenere en desconfianza,. ésta Ic puede empeñar diligente cuanto la satisfacción propia le atrasará confiado. Pocas veces se encuentra el genio ta'h purificado, que no tenga algunos accidentes que le vicien; pero aquel que tuviere menos de reprehensible, ese vendrá a ser el mas apreciable. Algunos hay que todo lo quieren saber en un dia, y encendidos de un furor imprudente, se pasan algunas noches en claro dibujando, y después se entibian tan del todo, que fastidiada la naturaleza, cuando vuelve a la tarea es tan tarde, que ya ha perdido el corto hábito que pudo adquirir en aquella imprudente fatiga. A estas llamo yo llamaradas de estopa, que acabado en breve el súbito incendio, no solo no deja brasa ni rescoldo, pero ni aun ceniza. Estos nunca aprovechan, pues lo que texen por una parte destexcn por otra. Constante y prudente ha de ser el genio del pintor; prudente para repartir sin afán el trabajo; y constante para no descaecer en la continuación, pues el exceso del alimento engendra humores viciosos y accidentes fatales, cuanto el bien distribuido produce nutrimento saludable. Hay también sus apoplegias en la Pintura, que muchos las han pagado con la vida, por no saber medir el alimento con la facultad nutritiva: para esto ayuda mucho la prudencia, distribuyendo el estudio sin perjuicio de la salud y de la tolerancia; pues si el exceso que hizo el apoplético en un dia, lo repartiese en ocho, le aui Operibus credite. Joan, lo- LIBRO QU ARTO.;.-: 9 aumentaria el hábito indubitablemente; lo queino-haria en uno abandonándolo después, porqíue el hábito no se engendra de solo un acto, sino de la repetición de jnuchos. K §. iii. ob f)r. La de ser también dócil y corregible el principiante; por-r que si está bien hallado, con . sus errores, tarde o nunca encontrará los aciertos. Hay ingenios que quieren hacer triaca el veneno, y a estos les sirve de veneno la triaca:, si preguntan, buscan aplauso y no corrección, y estoS'diíicultosamente aprovechan: porque es tan pcjosQ cl ín)or-,de nues-r tras obras, que a los, mismos defectos los convierte Jen jper feccioncs; por esto necesitan de otrqs ojos que 1,0 juzguen, con cuya ista desnuda del propip, anor, pu,i?!4..4iscernif lo que ocultó el amor propio., l..,ijrj.j y .ulon vinmi'. íf'jí ík No se fie en la felicidad dje: ingenio si, letuyieref pues, ademas de ser dilicil hacer este juicio de sí propio, habilidad sin enseñanza es iastirna¡,cuanto la enseñanza sin habilidad es perdida; y dado caso que con el ingenio solo pueda llegar a la eminencia, será siempre tarden pero con la corrección de maestro advertido, llegará mas presto y gon las ventajas de mejorado; y no es despreciaitjle, la- anticipada posesión, del bien a que aspira, y ti goce r mas' dilatado ¡dií q que anhela. Los árboles silvestres vem( u-íructiücaa, peT rocpn tal aspereza que nunca son, giatos áieLgustp.; rnas ifti gettos y cultivados con el arte, llegan a producir, fruto agran dable, dulce y apetecible. No desprecie puqs la cüjt(jrí u principiante, qu.e:,con eso dará el fruto ma. Sft;zQijd$ yirnM
También ha de ser el pintor desinteresado, no porque no sea lícita y decente la cpmpensacion de todo linaje de estudio, sino porque no ha de ser ese el fin a que se diíi tan hofesto- exvTcicio;, sino principalÍ5Ímannte it, iüaytír honra, y gloria de Dios; y a el interés de la fana, .iuejr,éíliS de, taiii nobles operaciones, aníeponiendo ee a toda especi? de ínteres civil y; mecánico; esto s, en quntp álps, del alma, que en cuanto a los, del cuerpo, es in4¡sper;sab-lfe pccspitacia de la vista, por ser;el juez arbitrio de .nueí.Oía obi-as rcomo taraibien la firmeza del pulso queígs,el"m¡ntáo tro cxecutor de ella; y.si,át,p ayudíre. la' l?pp,n; 4'Posicion corporal y iisionomía'ingenipsfi, secá.ip&iibJemeptc dq tinado, para uno de los eminfífites de esta- ure pues el principiante, qil9 no ci de todas estas quaiidades, suplir con la industria y el imperio de la rqn. lo que..le hubiere neg94Q,jl pLaturle?;a, Tom. 11. B pues La habilidad sin enseñanza es lastima; y la enseñanza sin habilidad es perdida. Dotes de naturaleza que ha de ti ner el . lO MUSEO PICTÓRICO. pues todos los animales nacen brutos; y a algunos de suerte ios habilita el arte que llegan a desmentir su especie. Reprehensible cosa sería en el hombre íer inferior en la docilidad y cultura a los brutos, haciéndole superior a ellos el imperio de la razoii; y especialmente se debe entender esto en el dominio de las pasiones, regulándolas con la observancia de la ley divina; pues el principio de toda sabiduría es el temor de Dios ', y sin este todo es vanidad y precipicio, y se malogra el tín principal a donde se deben dirigir todas nuestras operaciones. La Pintura será últimamente considere el principiante que importa tn el fratesar canfor- poco que el arte de Ja Pintura sea todo lo que se ha dicho en los discursos antecedentes, si él lo trata como si fuera el arte mas despreciable del mundo, sin distinción de los oficios menestrales de la república; pues aunque la Pintura en sí será siempre noble y liberal, en el que la usa indignamente será siempre vil y mecánica. CAPITULO III. me él la tratare. A, Del maestro que dihe elegir 4I j)rincijtianfe. yor que: En la Pintura m -L aunque en el arte de la Pintura no es estilo practicado es estilo llamar maes- el renombre de maestro, así por ser arte liberal, como por tros d sus profesores, no se profesión sujeta a examen, mediante el cual se mavporaue. triculan los examinados como tales maestros de las artes mecánicas; esto no obstante, siempre que alguno ejercita la acción de enseííar a otro en cualquieja línea, obtiene justamente el renombre de maestro. Y en esta inteligencia y latitud trataremos del maestro que debe elegir el principiante. Algtinos quieren ser maestras, aun no siendo discípulos. n s. I. estos hay algunos tan lejos de ejercitar la dignidad de maestros, que aun no merecen el nombre de discípulos; y que en buena coiKÍencia no pueden recibir a otros para enseñarlos, cuando aun no saben lo que han menester para S!, pues se comete fraude y engaño tan perjudicial, que el pobre principiante, que mal informado, o poco advertido le eligió para que le sirviera de luz, cuando llega a abrir los ojos, se halla en tinieblas. Y lo peor es cuando malogrado el tiempo mas apto de su tierna edad, se halla tan radicada la ceguera, que no hay colirios que basten a quitarle las cataratas de los ojOs. Tales maestros debían castigarse como de- '"J - -"Initium sapíentia: timor Do- mira. Ptal.xzo. LilBRO cuarto. T II í¡nqüente&; pues siendo ignorantes para sí, presumen ser sar bios para otros. ¿Pero qué diremos si en esto media algún interés? No sé que estén libres del cargo de restitución. Otros hay que solo saben para sí, y no para enseñar; son puramente prácticos y nada scientíficos; hacen lo que saben, pero no saben lo que hacen '; y estos son los menos perjudiciales, pues podrán enseñar la práctica aunque los discípulos se queden a escuras de la teórica. A estos llamara yo articidas, pues con injuria del arte defraudan a la Pintura la prenda mas principal que la constituye noble, igualandola con los olicios serviles que solo se aprenden con la vista y eí- uso, sin investigar la razón de sciencia; d que se sigue el impedir a los discípulos el curso para mayores progresos y defraudarles el caudal, para resolver las diiicultades que accidentalmente ocurren en el arte, y dar conveniente expedición a los empeños que ofrecen obras de superior magni-; tud, quedándose suprimido un viva? genio en la miseria de copiante, sin lograr jamas la apreciable gloria de inventor eminente, que es el rin a donde se dirigen todas las especulaciones de la Pintura. Ingenios perezosos que por no caminar dos pasos mas, se contentan con tomar el agua de los cenagosos arroyuelos, sin buscar el cristalino manantial copioso de donde proceden 2., 1 Otros hay, que muy hinchados de vanidad, ííscalizafi las obras que no saben hacer, sin ver en las suyas lo que hay que fiscalizar: ciegos para el conocimiento propio, y linces para el ageno; acriminan lo que no entienden, siendo deÜnqücntes en lo mismo que acusan; muy loquaces para el vituperio, y mudos para el aplauso. Estos son semejantes á las moscas, que dcxaado lo sano de un cuerpo, solo van á picar donde está la llaga; no con la discreción de la abeja, que sabe buscar lo dulce y desechar lo amargo. Zangaños de colmena que comen lo que no saben labrar; todo soberbia y vanidad, que exprimida no se sacará una gota de substancia. A estos comparara yo también a la higuera que maldijo Cristo Señor nuestro, pues muy populosa de hojas y ramas, carecía totalmente de frutos: mudo geroglífico de una ignorante vanidad 3: con cuyo artificioso engaño suetoin. 11. B 2 len T Viri magistri sunt pictores, qui primiim ip.si esse debent artis scientisimi: non rtspeciu usus soiñm alicujus, sed interioris rationis, fundameniorumque, ut non modo sciant pingere; sed & quaré quidque pingendum sit intelligant: quod in prorsus paucis hodJe repcrias. Schefcr. de att. p't'g' § Ó7. 3 Tardi ingenii est rivuloscon- sectari; fontes rerum, undé aqux nianant,non videre.Cic. . 2. de orat. 3 Cumque vidisset Jesús a Ionge ficum habentem folia, venir, si quid forié inveniret in ea: & cum venisset ad eam,nihil invenir príeter folia. Piare. 11. Omnis arbor, qax non facit fructum bonutn, excideiur,& in ignem miiiemr. Motb. 7. Sin la teórica no se fíiedí dar expedición d las dijicultades que accidentalmente ocurren en la Pintura. No sea el pintor semejante a la mosca, sino d la aleja. 12 MUSEO FICTO RICO. Algunos son hijócritas di la ignoran- Otros hacen misterio de lo que ignoran. len semejantes hombres conseguir séquito en el vulgQi.insrpiente; de estos es menester huir el trato que siempreres perjudicial; ¿peroquánto mas lo será su escuela y doctrinstí.f;! O ji §. 1 1. .q n. r Ooi n02 80j-, tros hay que son hipócritas de la ignorancia, ocultándola con sobrescrito de modestia; y con aquello de mi insujiciencia, y dejyo no sé nada, nos engañan con la verdad; y estos no son los peores, porque solo son malos para sí aunque buenos para ninguno. ol uo Otros disfrazan su insipiencia con el pretexto de que los oyentes no aprendan: estos son mas perjudiciales, pues no se contentan solo con arrogarse injustamente el epíteto de sabios, sino que afectan la tiranía de lo que no tienen ni pueden dar: haciéndose avaros de lo que no son, y ambiciosos de lo que no pueden ser. Otros hacen misterio de lo que ignoran, ponderando la dificultad suma de lo que hacen para satisfacción de lo que no saben hacer. Y lo peor es, cuando la enseñanza siendo inútil en lo necesario, abunda en lo superfluo e indecente. Ocupando a los pobres discípulos en acciones indignas e indecorosas a el arte, defraudándoles el tiempo de que necesitan para su adelantamiento, y usando de estilos mecánicos e indignos de tan noble profesión. - Pero qué diremos si a esto se llega el mal ejemplo, con la distracción de costumbres en el superior ? Esta es la insolencia mas delinqüente ! Convertir la triaca en veneno y en tosigo la medicina ! Con qué esperanza de aprovechamiento reprehenderá el maestro vicioso a el discípulo distraído ? cuando a las voces de su corrección contradice la retórica de sus obras ? Mirando el discípulo autorizados sus vicios con el mal ejemplo del maestro, por mas que los disuada la corrección ! ejemplo os he dado, dijo Cristo Señor nuestro a sus apostóles, para que me imitéis en vuestras obras arreglándolas a las mías '; y así nos lo previene el Rey sabio 2. No dejaba por eso el Redentor de predicar e instruir; pero al mismo tiempo que instruía con las palabras, predicaba con las obras 3: porque fes tan precisa la univocacion de las obras, que aun en Cristo parece fueron menester para acreditar sus palabras. Y aun primero nos dice la Escritura que comenzó a hacer, que a enseñar; porque el verdadero maestro, primero ha de predicar I Exemplum enim dedi vobií, ut quemad müdum ego feci vobis iia & vos faciatis. Joann. 13. a ejemplo didici discipliaatn. Provarb. 24. 3 Coepit faceré, & docere. ftor. I. a. .o 3AjjBiKn:' Qí!J(K:Dlí ¥ car con el excmplo, que persuadir con las voces; y este no solo será eminente en la. tictiasino grande en el reino de los cielos según la promesa de Jesu-Cristo '. . aoí ¿No se si diga jqüáimporta Ba3rquefieiiniatíbtiií).SQav¡rtuo- -so;¡ quq el que scari íiocto.,, puijeo esto ¿olo.'i-se .aventu ra. pl fceneHcio temporal jro en,1a Otro el loísí tlíbla.yida etei naj-'Lo cierto es, qu; Pios es, rlii fuente do COda:4íbiduriai,y nunca ''será acertada, .política tiiümbiar ei. 4gQa[je.se.haiC¿ bebéfvpues lo que,ifaÍDáre. deíadquirir .pocrioauíiiedios hkv- ámanos, !podrá supllrsQ:£Oti la inipctracionjókí'ilosidivinosijip©itOfSi 3Ü desgracia le conduxcre-iíaLpriñcipiaikc bntrc tales esdollosi, qi procure mejorar de.iTiacstio: óaiqo ued¿ idar bien guarnecido de la divina gracia cDa la.fireqüencia de!aicramentos y observancia de laieyísle Dios',-páiix§alir triuntfante corno la rosa entre las espjnaS], y cJ sol.cn los lugares inmundos. Dicha (grande seria aprender en. los errores .agénos 2: loable artilicio, cuanto.peiigroso, sacar como la abeja, dulzura aun: ide las flores rhas- amargas! No -Jo juz imposible, sino ditícuJtoso: pues- así como.en.Jos acierxos ágenos se aprende lo que se ha de 'obrar, en los errores se-e tudia lo que se ha de huir; pero este linaje de doctrina, si en la madurez del juicio puede ser practicable, -en la juventud sencilla, parece imposible, 6 al menos peligroso; pues a el atractivo halago de los vicios.ae arrima, fácilmente la pr9+ pensioh ie nuestra flaqueza. xl Fatal desgracia de nuestro frágil ser ! Que baste un en-tfermo a contaminar muchos sanos, y jno basten muchos sa nos a dar salud a un enfermo ! Por eso hay victorias que se consiguen huyendo, cuando otras se logran avanzando. Virtuoso debe ser Analmente el maestro, ademas de s?r docto en la teórica y experto en la práctica; pbro si todo no se pudiere hallar junto en un sujeto, que a la verdad es difícil, conténtese el principiante con buscar lo mejor: y para suplir lo que faltare, procuraremos con el favor de Dios que en este tomo halle fácil expedición para resolver todas las dudas que puedan ocurrir en la práctica, así como en el antecedente, para las que se ofrecieren en la teórica. VVi.n 'r Estudiar en los errores ágenos, gran linage de doctrina ! Plctorias hay qus se consiguen huyendo, como otras avanzando. '-' a Qui autem fecerit, & docuejit, hic magnus vocabitur in tegno coelorum- Math. 5. Iste est veré sapiens, qui facto suo alios docet, non qui vetbis. D. Hieroti. in vitis PP. part. 2. 2 Pulchrum eít ex aliorum er- roribus vitam no."!tram in tnelius instituere, & quid appetendum, fugiendumvesit,ex aliorum exemplo posset cognoscere. Diodor. Sic. apud. P. yict. in theat. deor. gentil, a . part. in prol. t4 MUSEO-ÍPJCTORICO. El recihir discípulos es una especie de (ontrato reciproco. iVb todos los genios se han de regular por una medida. JSÍo todo se ha de reñir, ni todo se ha de disiiintlar. aunqtie;mi ánimo no es instruiría los maestros, 5á los !que lo presumen sen; no obstante, ademas de lo que; pueden inferir 'dadlos discursos)antecedentes, no excuso el.prevnirles, queésto de recibif discípulos, es una especie deconftirato', en.eli'quaiy así como el discípulo se obliga a servir y obedecer a el maestro, así también el maestro se constituye -obligado a ' instruir y enseñar a el discípulo. Y atender solo a servirse de él, sin darle tiempo competente para estudiar, ni dirigirle para aprender es faltar a el contrato, y es punto de -conciencia y materia de restitución; y mas si como dijimos -inedia algún ínteres; Enconscqüencia de esto está obligado el i-maestro a instrtiir a el discípulo, no solo con las palabras y locumentos del arte, sino con el ejemplo de laá obras, ad " Arirtiendo y corrigiendo prácticamente sus defectos, sin reserva (Cautelosa del medio por donde se han de vencer las. dificultades, y permitiéndoles tal vez que vean manejar para que pierdan el miedo y aprendan, el uso '. ía, í También está obligado' a desengafíar en tiempo a él dis- :ípulo que ve üncapaz ide¡ aprovechar, para que sin perderlo, pueda deliberar él o sus padres, aplicándole a cosa mas proporcionada a su genio: bien que para esto han de preceder las debidas experiencias, pues no todos los genios se han de regular por una misma medida. Que aunque para llegará un término señalado lleguen mas presto los que vuelan que los que corren, y estos antes que los que andan, sin embargo todos llegan; y sin duda mas descansado el que anda que el que corre, y mas capaz de lo que vid en el camino. Ni suele ser el fruto mas sazonado el que mas se anticipa, pues lo contrario nos manifiesta el orden de naturaleza. Y es dura cosa, que las artes mecánicas usen de diferentes medidas, adaptadas a la proporción de las personas, para acomodarles sus indumentos; y que las artes liberales quieran acomodar a todos los ingenios una misma medida; y si esta no le ajusta, darle por excluido. Lo cual es grande absurdo, pues el ser tardo, no es defecto substancial, sino calidad del ingenio. Últimamente se ha de portar el maestro con sus discípulos como el padre con sus hijos, amándolos, tratándolos con agrado, enseñándolos con paciencia, y corrigiéndoles con tolerancia; que ni todo se ha de reñir, ni todo se ha de di- r Tertió ¡ndefessi,qui non oratione solúiti, sed ejemplo queque propriü erudiant: ipsi pingant, ac ad operis speciaculum discípulos admittant, imitantes observent, viiiamelioribuslineisemendent.í'í¿. fer, de art. ping. §, 67. "LIBRO cuarto. 15 disimular: lo primero hace insufribles, y lo segundo relaxados. No quieras ser muy justo, dice el Eclesiástico, hablando de un superior; ser muy justo para sí es bueno, serlo para superior está muy cerca de malo pues los escrúpulos Los escrúpulos de de la imprudencia son tropiezos para la tolerancia. Es nece- ' imprudauia impasario tal vez lisonjear nuestra miseria para que mostrando '' tolerancia. hacer en cierto modo el gusto ageno, vengamos a conseguir el propio; pues el decente desahogo del ánimo es para el trabajo el mas eficaz estímulo. Ha de tener también el principiante gran veneración a su maestro, pues para no ser discípulo puede haber razón; pero siéndolo, no la puede haber para faltar al respeto y obe diencia: y ademas del maestro vivo, debe también el principiante venerar los maestros muertos, que son aquellos, cuyas obras nos enseñan, y cuyos escritos nos advierten, y hablar siempre de ellos con la reverencia que se debe a los que tienen semejante carácter '. CAPITULO IV. n Primeros rudimentos del principiante. 'e cuatro cosas necesita precisamente el principiante, que gOn: genio, scie?icia, experiencia,jy diligencia. De la primera que depende del cielo, se ha tratado lo bastante en el capitulo segundo de este libro. De la segunda tratamos también en el tomo antecedente. De la tercera trataremos en este, pues la quarta depende de su aplicación; y excusaremos de aquí adelante la copia de erudición de textos y autoridades latinas, sino fuere en caso muy preciso, así por no embarazar las márgenes, donde será mas conveniente anotar los documentos, como porque para ellos puede bastar la experiencia de tantos años, y la graduación en que me constituyó el cielo sin maecerlo, como lo han hecho otros muchos. cuatro cosas de que necesita estar guarntcido el principante. E. §. I. s pues máxima incontrovertible de todas las escuelas de erudición, por las cosas mas fáciles abrir el camino para las mas diriciles 2. Vxo respecto de la diversidad de los genios, procurará el maestro tantear el de su discípulo, para aplicarle los medios que le sean mas proporcionados para conseguir I Per mortuos intelligo, qui hanc artem tradidere scripto uamquam addat alios, qui non de arte, sed de operibus ipsis quid memoria prodiderunt. Schef. §.67. s A facilioribus ad difficiliora -est nobis in cognitione procedendum. Ex comm. philos. axitm. Por las cosas fáciles se ha de abrir el camino d las dijiciles. i6 MUSEO PICTÓRICO. guir el fin. Pues tal vez lo que para uno es muy fácil, será para otro dihcil; y cuando unos necesitan de acicate, otros han menester cabezón. Respecto de lo cual, para que el maestro pueda arbitrar en la aplicación de los rudimentos, es menester advertir que el dibujo es el ingreso único e indis- cuatro partes esen- pesable en la práctica de esta facultad i. Este, en lo material, dales dd dilujo. se compone de contornos, dintornos, claro y obscuro. Los contornos son, la delineacion exterior que circunda la figura. Los dintornos son, los que delinean las articulaciones, senos y plegaduras que se contienen dentro del contorno. Claro, son las plazas que baña la luz en el cuerpo iluminado. Y el obscuro, son las plazas donde la luz no toca, que llamamos adumbración. . . Todo esto se ejecuta mediante las líneas, especialmente L AM. a . FiG. K. en los principios, y es lo mas conveniente. Estas por lo general, o son rectas, o curvas, o mixtas. La recta es la que camina derecha de un punto a otro: con que es la mas bre-r ve entre dos puntos. Y así, o sea plana como A, B, o perpendicular, como C, -O, diagonal o transversal, como D, i% nunca degenera de recta. La línea curva es la que deiitt punto a Otro, no camina derecha, sino formando alguna porción de circunferencia; o bien sea hacia aiTÍba, como,;¿, fig. X. ó, hacía abaxp, como C, Z, o hacia arriba sobre mano derecha, como E, 7% o sobre mano izquierda, como G, H, ó. hacía abajo sobre mano derecha, como Z, -, .ó sobre mano izquierda, como ly K.Y de cada dos de estas últimas se puede también hacer una, como desde F, hasta AI; y desdeC, hasta K. Ljif j La línea mixta ordinariamente es en las curvas, com- poniéndose de 4os de sus especies, porque con las rectas rara vez .se juntan; y si se juntan,: no son de un golpe: y aquí vamos, solo a describir las que.- de un solo tiempo o golpe e ejecutan: por eso no descrioimos la línea de la circuri ferencia entera, porque esta,, o se hace coa el compás, 6 vuelta de cordel, o se hace de dos o mas golpes, siendo a pulso; pero nunca estará bien .arreglada, si se examina con el compás. Y así la línea curva mixta es la que comenfe;an- lo de mano izquierda, viene a acabar en forma tortuosa hacia mano derecha, bajando o subiendo a el contrario; pero de suerte que acaben y comiencen en punta ry a el contra-r rio de mano derecha; bajando hacia la izquierda, como A M-t€ji Z), fig. jZ. y unas y otras se pu.dden . imaginar mas o iiu;3 nie- . 1 Delineat¡o.con$istit in exac- dum. Sané qui hac parte poUear, ta rerum pingenJarum definitione. facilé reliqua consequenUír,.,¿'|Cy. Itaque ab hac initium est facían- de ort. fin,. úi. c'-iw.' LIBRO QU ARTO.: a.7 menos inclinadas hacia una parte o hacia otra; y mas o m- iiosi cujcvas '. y'rl §.'ti: H-r on Í7 abida esta noticia, puede el principlante ir habituando la mano a formarlas, pero no haciendo una sola, sino repitiendo muchas juntas, y cruzándolas con otras como se ve en la Hg. F, de suerte que se habitúe y facilite a formarlas sin dilicukad; que si bien en algunos de genio vivaz será ociosa esta diligencia, tengola por convcniejate. a los mas, y por dañosa a ninguno. ., Para esto ha menester prevenir el principiante siete.cosas, que son: cartera, papel, regla, compás, lapicero, carbones y lápiz. La cartera es para dibujar sobre ella, y recoger los papeles, así originales, como copias do lo que fuere ejecutando, porque de otro modo, ni unos ni otros ganarán nada. El papel se supone que es para dibujar; pero si este fuere de marca mayor, o marquilla, o protocolo, será mejor que el fino de escribir: porque este, ademas de no gastar bien el carbón ni el lápiz, se ahonda donde se aprieta, se bruñe, y descompone la superficie tersa del papel y la buena vista del dibujo. La regla sirve o para cuadricular, o cuadrar el dibujo a la proporción de la estampa; y puede ser de dos o tres palmos de largo. El compás sirve para el mismo efecto de quadricular, o tomar otras medidas, como en la simetría, arquitectura, &c. El lapicero sirve d para el lápiz, o tal vez para el carbón, que es a el principio lo mas necesario; y con esto ya está dicho que el lápiz y el carbón son para dibujar. En que conviene advertir, que para tantear el dibujo el carbón ha de ser suave y dócil para que se dexe borrar, estregando con una miga de pan lo que se errare: y para concluir, si se hubiere de hacer con el carbón, ha de sor nías tieso; pero no de suerte que rompa el papel, sino que señale de manera, que soplándole recio no se quite. Así lo debió de ejecutar Apeles en aquel convite, que referimos en la primera parte, retratando a el truhán que le había engañado; con cuya acción se hizo digno de la mesa del Rey Ptolomeo 2. Tan antiguo es el uso del carbón para dibujar. Para esto, los carbones mas usuales son los de romero, brezo, d mimbre, y también son buenos los de nogal: Citos C se Tcm. II. I Primuin autem lineas ducere rectas, curvas, circulares, ovales, & id genus libera manu oportet. Schefer, de at. ping. §. 69. 2 Arrepto carbone extincto e focuii), imaginem in pariete delinea vit. Plin. nat. historia ¡ib. 3J. cap. 10. Cütno ha ík habituar la mano el j)rin- ' cipante d plumear. Lam. i. Tantear si dilujo, se ha de hacer con carbón. Carbones para dibuxar, cómo, de que se han de hacer. ;jfi M U SEO I IjC T 0 R 1 C O. seieoftaíi del lavgo áe rneíKo paimo, ni Rluy gruesos, rti delgados; y atados en un papel de estraza, se moja ¿sie-' ligeramente, y se meten en r:oldo fuerte; y bien cubiertos, se dejan quemar, hasta que por algún respiradero que se_ dexa no sale humo, y entonces se sacan y se meten en oeAÍza fr-ia, ¡bien cubiertos y apretados porque no respiren, y para tíe se ahoguen presto sin pasarse de punto, y sin torcerse. . ' 3 -Con estas prevenciones se pondrá luego a dibujar él '- principiante, comenzando primeramente por las paríes de 'una cabeza, como son ojos, narices, boca y orejas, cada cosa en diferentes posituras y perBks, según se lo ádttiíiistrare el maestro ', ya de frente, ya de lado, o ya en escorzo, que es elevada la cabeza hacia arriba, o inclinada alacia aibajo: con advertencia, que hasta haber dibujado cada una -de estas partos en sus diferencias una o muchas veces, no ha de -pasar a otra, y siempre con la corrección y dirección del maestro. Y después de haberlas corrido todas en esta forma, 'pasará a dibitíar cabezas enteras también en diferentes pertiles, contornos, y posituras, a elección del maestro a quien teniéndolas tanteadas, las ha de mostrar para que le advierta lo que estuviere errado,-y lo corrija antes de pasarlo y sombrearlo con el lápiz. Pues lo que una vez no está bueno en los contornos, menos lo estará sombreado, por mas bien manejado que esté. '' ' El dibiixar no es Algunos pieíisan en viendo un dibujo bien plumeado el j)l:imcar o gastar o esfumado de lápiz, que el que lo hIzO era un gran dibien el lápiz, sino Li buxante, aunque en lo principal esté defectuoso y estropeajirmeza de contornos, . advertir que el dibujo consiste en la firmeza y very c aro y oüSLuro. j contornos con buena simetría, y mancha firme y verdadera de claro y obscuro; y si esto le falta, aunque esté grandemente manejado, estará mal dibujado; y por el contrario, aunque esté hecho con borrones, chafarrinadas, o tachones, si guarda las referidas leyes del dibujo, estará bien dibujado. A la manera que el que hace buena letra y escri- , be mil mentiras, disparares, y defectos de ortografía; de es- te diremos quejlace buena letra, pero noque escribe bien; mas de los grandes doctores, canonistas y teólogos, 8cc. se dice que fueron grandes escritores, d que escribieron grandemente; no porque hicieron buena letra, que tal vez no lo seria, sino por las grandes maravillas, discursos y argumentos que formaron, y conclusiones que defendieron. Y así siempre ha de poner el principiante su mayor cuidado en a I Mox sequuntur partes huma- §. 70. Bapt. Albest. ¡ib. 3. áe Piel. nx, oculi, aures, nasus, 05, ma- yossius ir. Graph. cap. 31. nusijue pedes. S-i-f. de art. pinf. LIBRO cuarto. 9 la firmeza y verdad de los contornos, porque ese es el principal fundamento del dibujo, sin el cual todo va por tierra. n §. III. 'espues de bien ejercitado en las cabezas el principiante, pasará a dibujar manos y pies, brazos y piernas succesivameute; y luego lo juntará todo, pasando a figuras enteras desnudas, con la honestidad conveniente, para organizar todas estas partes con la debida proporción y simetría; de que trataremos brevemente en el siguiente capitulo. Para estos principios o rudimentos hay diferentes escuelas de autores muy clásicos que andan impresas: como son, las de Jacobo Palma, la de el Guerchino de Cento, la de Villamena, las de Estefano de la Bella; y sobre todas, la de nuestro hisigne Esparíoleto Josef de Ribera. Estas dos últimas, por ser las mas aventajadas, no las tengo por las mas convenientes para los principiantes; siéndolo en mi juicio las primeras, por ser mas francas h y estas últimas, para perficionarse y sutilizarse mas, y no causarles horror a el principio. Y cuando estas faltaren, podrá también el principiante pasar estos rudimentos por dibujos de mano de su maestro, y después entrará en estampas, comenzando por las de medias figuras, como los retratos de Vandic, y así se irá habilitando para otras de mas trabajo, y tomar buena instrucción para la economía y ordenación de una historia, que se compone no solo de figuras humanas, sino de otros adherentes, de que es menester ir tomando noticia, y en especial de la simetría y organización de diferentes animales. CAPITULO V. Dihuxará primero el principiante las partes separadas, j después unidas. Escuelas de principios que hay estampadas, qaales son para comenzar, y quales para perficionarse . De Di la. simetría del cnerdo humano. 'e la simetría, que como dijimos en la Teórica, es la proporción y Iniena correspondencia de las partes entre st, y con el todo en los cuerpos animales, han escrito con gran variedad diferentes autores acerca de la que debemos observar en el cuerpo humano '. El insigne Alberto Durero pone diferentes, considerando a el hombre en diversas edades y Tom. II. C 2 cons- I Symnietria, id est mensurarum responsus. Daniel Barb, sup. yitruv. llh. 3. cap. 1. Consisiit autem symmetri.s ratio in quaJam pariiutn ínter se cunctaíum,rei,quaspingitur, convehientia: ut ne grandius sic caput, lie membra longiora, ne exiliores manus, qua corpus reliquum admitüt. Scbef. dt art, pifg. §. 32. La simetría dd hombre se ha de consi'derar en su debida erjeccion. 20 MUSEO PICTÓRICO. constituciones: como de hidalga estatura y proporción, flaco, alto o largo, robusto, fornido, grueso, y demasiadamente graso. Pero respecto de que aquí hemos de considerar a el hombre perfecto en estatura hidalga, y bien proporcionada, según hallamos que fue criado el primer hombre por el ArtiHce Supremo en la edad de treinta y tres años; de esa trataremos, remitiendo las demás a la discreción del artííice, que sepa alargar o ensanchar, según convenga a la accidental constitución de la figura '. Simetría de ocho tamaños de la cabeza, y autores que la apadrinan. Y §. I. aun en esta ha habido variedad de opiniones, pues sobre ser muy común la de diez tamaños del rostro en su altura, no falta quien la haya considerado de nueve, d nueve y medio, d un tercio como fueron Pomponio Gaurico, y maestre Felipe de Borgoña: bien que en Italia fue seguida de los antiguos la de ios diez rostros, resuscitando la que siguieron los eminentes griegos Apeles, Panfilo, Policleto, Fidias, Mirón, y Lisipo. Mas con la venia de tan insignes, como venerables sujetos en esta arte, no han faltado antiguos y modernos que la hayan crecido, para mas hidalguía y esbelteza de las figuras. Nuestro Juan de Arfe, con el ejemplar de
Berruguete, y
Becerra, le da a la figura humana diez rostros y un tercio. Y aun todavía se alargan otros a diez rostros y medio, que componen ocho tamaños de la cabeza, como lo tengo yo observado en las figuras de dicho
Becerra, que están en el libro de anatomía de Valverdc, cuya opinión y mensura tengo por muy exacta; no solo consultando el natural mas perfecto, sino a muy graves autores, de quienes la hallo apadrinada. Vitruvio dice, que la cabeza es la octava parte de la figura humana 2. Daniel Bárbaro, patriarca de Aqaileya, en su comento siente lo mismo, y lo repite en su tratado de perspectiva 3. El insigne Alberto Durero lo califica en el ejemplo segundo de su simetría, donde describe la estatura de un hombre cortesano y de buena proporción 4; d como solemos decir de buen arte. Y de los modernos Joaquin de Sandrart en su tratado de la Pintura distribuye la simetría del hombre bien propor- cio- 1 Communis imaginum mensura secundum longitudinem consideranda est, non vero secundum crasitiem. Joacb. de Saiuhart, in academ. nobilis. art, Pict.part. l . cap. l j . concl. 16. 2 Caput a meijto ad. summutn verticem octív x.fitr. ¡ib. i.ctip. i. 3 Nam si spatium a mentó ad summum verticem intelligas, octo capitum erit totius humani corporis figuratio. Díin. Barb. sup, litruv, ib'i, Í¿ tract. de persp. part. %. c. i. 4 ílberto Durero de symmetria ejemplo 2. L'IBRO cuarto. SI donado en ocho mensuras de su cabeza i. Y es muy conformo u razón que sea la cabeza el modulo, y la raíz de la conmensuracio.i del hombre., por ser ella principio y raiz de todos los miembros del cuerpo, y deposito de la virtud sensitiva e intelectiva .;n:jiq j.i a,,l ¡a Siguiendo pues tan eruditos y prácticos autores, y sobre todo, el dictamen de la razón; pues dicha medida coincide juntamente en su distribución,, como se verá, en aquellas partes mas principales, donde el cuerpo humano hace los áflr gulos precisos para sus movimientos y flexiones, usáremos de ella con el nombre de módulo, por excusar la disoiiancia de tjuc una figura humana se diga tener ocho cabera;? o diez rostros y medio, que esto será hacerla monstruo, j,;aé cuyo efugio se valió el autor, hallándose en cierto caso asaltado de una pregunta impertinente y maliciosa, mas para embarazarle que para oirle, a que era preciso satisfacer jurídicamente, por ser juicio de una obra de Pintura. Preguntado pues por parte del interesado que dijese el autor una por una cuantos rostros tenia cada figura de las que contenia dicha obra, que eran innumerables, por ser la caida de Luzbel y sus parciales, respondió: Que habiéndolas mirado atentamente, ninguna había hallado que tuviese mas que íin rostro, y algunas ninguno porque s miraban por el celebro, y a otras no se les veia la cabeza. Que si preguntaran quantas medidas del rostro tenían, respondería de otro modo. Con lo cual salió galantemente de aquel iaberifltQ, Elígese la cabeza para medida del cuerpo con el nombre de módulo. Resptesta artificiosa del autor, para salir de una empresa didificil. Es 11. isio supuesto, distribuiremos los ocho módulos del cuerpo humano en la forma siguiente, como Ipmuestra la fi- gura a . lámina a . Desde lo alto de la cabeza, hasta el fin de la barba, un módulo. Y este dividido en cuatro partes; una daremos desde el nacimiento del pelo hasta lo alto del casco. Otra a la frente hasta las cejas. Otra de allí a la punta de la nariz. Y la otra de alli hasta el fin de la barba. El segundo módulo, desde el fin de la barba'hasta los pezonciUos de los pechos. De allí a la cintura otro módulo. Desde la cintura hasta el empeyne otro, que es el cuarto, y Lam. i. Distribución de los módulos del cuerpo fiu- mano. I. 2. 3- 4- I Joacbin de Sandrart in academ. nobilis. art. Pie. part. i. cüp. 2. A capite hominis usque ad plantan pedís ejus ocio capitum cumpuiandam lo'igitudinem. 3 Ideó latione factum est, ut á partibus humani corporis tnensurarum ratio habitaiit.&prasertiin a capite, in quo vis omnis sensuum viget. Dan. Barb. stipr. Vitruv. ibi. Totus homo in capite residet. Div. Amb. ¡ib. Hex. m MUSEO PICTÓRICO. 5. y es justamente la mitad de la figura. El quinto desde allí a la mitad del muslo, que es donde termina el músculo que 6. baja desde la ingle. El sexto desde allí a el fin de la cho- 7. quezucla de la rodilla. El séptimo desde la choquezuela hasta la mitad de la pierna, que es donde termina el músculo 8. mayor; de la pantorrilla por la parte de adentro. El octavo y último, desde allí a la planta del pie, el cual tiene de largo poco mas de un módulo, mirándole de lado; y por lo -mas alto cuarto y medio. Medidas del brazo, i;;"' El brazo extendido, haciendo ángulo recto con el cuer- - pó, tiene también cuatro módulos desde la olluela de la gar- ganta, hasta la extremidad del dedo largo, que llaman del I . corazón, en esta forma: Un módulo desde la olluela de la garganta, hasta donde termina el primer bulto del hombro. 2. 3. Otro desde allí a la sangradura, o juego del brazo. El terce- 4. ro desde allí a el nudillo de la muñeca. Y el cuarto desde Los brazos puestos allí a la extremidad del dedo largo. Con que viene a tener en cruz tienen de lar- también ocho módulos de extremo a extremo, puestos en £olomismoqueelcuer- cruz los brazos; y caido el brazo, tiene todo él tres módulo, los justos desde el sobaco, hasta el fin del dedo largo. Eíi cuanto a el ancho tiene el varón dos módulos de hombro a hombro; pero uno y tres cuartos por los pechos; y lo mismo por las caderas, poco menos; y por la cintura módulo y medio, que hacen dos rostros. Las demás medidas menores, por evitar confusión, se pueden reconocer por las divisiones del módulo: como mitad, tercera, quarta, o sex ta parte, &c. como allí está notado. Simetría del hom- Por la espalda consta el hombre de las mismas medidas bre por la escalda. de alto y ancho, correspondientes a los sitios que muestra Ljj 2. figura 3, lámina 2, aunque la composición y organización es muy diversa, como en ella se nota. Y se advierte, que siempre que se citare lámina, o figura, se ha de observar la advertencia importante que se puso en el tomo primero a el principio del lib. 3. fol. 234, que es sacar fuera la estampa que se cita, y tenerla presente para irla observando. S. III. Simetría de la mi- J— 1 cuerpo de la mujer consta de las mismas medidas; pe- ger,en qué dijitre del ro en el ancho discrepan en tener algo mas anchas las ca- hombre. deras y muslos que el hombre; y de hombro a hombro algo mas recogidas, como una octava parte de módulo: y por la cintura tienen módulo y cuarto, como lo muestra la figu- Lam. 3. 4. a 3, lámina 3, y por la espalda la figura 4, lámina 4. Mas sobre todo, se ha de observar en la mujer el que no sea el cuerpo tan musculoso, ni anatomizado como el del va- LIBRO QUARTQI ir. 3 varón; sino mas carnoso, liso y redondo ', jr con algunos hoyuelos como los niños, especialmente en las manos estando extendidas,'y en los codos y rodillas, para indicar la müjw bidez, blandura y suavidad ', -jup-iu,.,, ' onimiíj i:¿ i, olJ.g L §. IV. ios niiíos tienen gran varicílací en sus medias, según las edades ' j pero en los que comunmente se pintan para angdi tos, lo mas arreglado es cOmO a la edad de-d©s años; y ea esta tienen de alto cinco módulos; o tamaños:dQ su cabeza 3. Uno toda ella; otro desde la papadilla hasta, la punta dej estomago; otro de allí hasta el empeyne yijtl primer tercío la cintura; otro desde el empeyne hasta la choquezuela de la rodilla; y otro desde allí a la planta del pie. El brazo tiene de largo dos módulos, y una octava parte; uno desde el nacimiento del hombro hasta' la sangradura; y el otro de allí a el lin del dedo pulgar, y lo restante hasta el fin de la mano; y esta tiene de largo poco mas de quarta parte de modulo: de ancho tiene por los pechos un modulo, y una octava parte, y lo mismo por las caderas, y se retrae por la cintura la dicha octava parte, como lo muestran la figura 5. por los pechos, lámina 3. y la figura -6. por la espalda, lámina 4. ' .j; . .;. Esto es en cuanto a simetría, o prOpOrcidn de las figüras humanas, siendo de buena estatura; que siendo desproporcionados, no hay regla tíxa, pues los mas lánguidos, delgados y secos, precisamente han de ser mas largos; y los rehechos, y chicos de cuerpo, mas coitos; como también los gruesos, que todo lo que ensanchan, acortan. Y así pone el diligentísimo Alberto Durero gran variedad de simetrías, según las diferentes extravagancias de la naturaleza, donde podrá entretenerse el curioso. -" -'-j Con que habiendo el principiante de ¿íclrnear una lígura plantada, y derecha, tirará una línea de la altura que quiere darle; y dividiendo esta en ocho partes iguales, siendo figura adulta, o joven, y dando una de ellas a la cabeza, distribuirá las demás en la forma que dejamos advertido; y sí Sime iría de ios ni- 7Í0Í.'. lÁ -ah tTi Tt,' Aticl'.o del cuírpo del niño. LaM. 3. FIG. 5. LaM. 4. FIG. 6. La desj.roj)orcion no esta sujeta a reglas de simetría. Cómo se ha de haber el prineij)ia7ite para distribuir en una figura sus módulos. 1 Fneminarum autem corpora crasiora sunc, ¿k carnosiora; musculi etiam in iiüs dantur molliores, & pleniores tam rugis, iit in infantibus quoq'ie apparec, quam foveolis; pre.scrtim in tnanibus, gtnuumqne, & cubitorum rcciiiudine. Joach. de Sandrayt ubi siip. 2 Experieaíia lamen clií brevio- libus quoque infantum staturis ftstatur, ut & (Je lüngiotihus. Sandrart ibi. 3 Infantum corpora plerutnque quinqué sunt capiíum: quorum tria ad pubem usque; dúo U5qufe ad gemía, & pedes computtantur. Sandrart uOi svpr. ?.4 MUS£0 PJ'GTORiaO. Otras reglas fcirticulares de la, simetría, ademas dt las generales. Lam. 7. Medidas farticu- ¡ans de la eahiza. LíM. 7. Otras observaciones ara la buena simetría del cuerjo humano. si fuere de niño, a- el respecto, según 49;ámho,ií-cpft ad- vertcncia, que, según Plinio, a el tercer año de:jgii.je,4.ad tiene el niño la mitad de la .altura que ha. de tener; en llegando a su término, aunque yo dijera que ¡á el quinto aña Ac .§. V. ademas de estas medidas generales, hay- otras reglas particulares dignas de observar, según la práctica de graves autores, y la indicación del natural, cuales;son: que la .cabeza humana tiene forma aovada, como se ve en la lámin 7; pero en el varón algo mas cuadrada que en la mujer j y en el niño algo mas redonda, Los ojos sori mas largos que xedondos, y el diámetro de su longitud son dos dedos escasos 5 y lo mismo tiene el intervalo que, iay entre los dos, y el ancho de las ventanas de las narices í y estas tienen de salida otro tanto. La boca mas pequeña tiene lo mismo de largo, poco mas; pero en los hombres tiene tres dedos cumplidos, y lo mismo tiene de ancho la barba, desde la cual, hasta la nariz, se divide aquel espacio en tres paites. La primera ocupa el sobrelabio la otra la boca, hasta el principio de la barba, y dividida en tres partes esta porción, las dos ocupan los dos labios, y la otia el hoyuelo que hay hasta la barba; y esta tiene la otra tercera parte que dejamos. Y de los rincones de la boca, estando la cabeza recta, caen dos perpendiculares, que muestran el ancho de la barba y de los dos nudillos de las clavículas, que están a los lados del hoyuelo de la garganta. Los ángulos de los ojos, internos, y externos, se corresponden en linea recta; las pupilas, o niñas de ellos se mueven siempre hacia un mismo lado; y desde las cejas corre otra línea recta hasta lo alto de las orejas; y desde la punta de la nariz otra hasta lo inferior de ellas, como se ve en la lámina 7. figura A; que las orejas mas tengan de pequeñas y redondas, que de largas en la gente moza: que en los viejos estas y las narices crecen; y en derecho del fin de las orejas acaba el pelo, que cubre el casco. En los brazos y piernas especialmente se advierta, que si un músculo sobresale hacia un lado, del otro lado se hunda el contorno a proporción; de suerte, que vaya la figura flameando, 6 serpeando como la llama, que nunca hace por ambos lados un mismo contorno, y como se puede ver en las cuatro láminas primeras de las figuras: porque de otro mo- I Alias vero juxta Plinii asser- crescunt parteiii. Sandrart part. i. tum, anno artatis aux tertio, us- cap. 2. que ad dimidiam scaturae sux ex- ti ii LIBRO QTJARTO. '5?5 modo parecerá abalaustrada, lo qiial hace suma fealdad, y es contra lo que el natural nos enseña, y la práctica de los grandes artihcjs; y lo mismo se ha de observar en el contorno de todo el cuerpo. También, que los muslos y piernas son mas carnosos por la parte de adentro, y caen mas por allí los músculos que por la de fuera, donde son mas lisos y comprimidos; y al contrario los talones, que salen mas hacia fuera que hacia dentro. Que la punta de la rodilla esté mas alta que la corva; y el codo mas adelante que la sangradura o doblez del brazo. Que los dedos de las manos se Advertencias imadelgazan algo hacia las uñas, y los de los pies se engruesan; portantes en los pes y de estos los qjatro menores siempre están encorvados y manos. unidos; los de las manos libres, y que el de en medio es el mayor; después el anular, luego el mdice, y después el meñique; en los pies el mas largo, es el inmediato a el grueso, los demás se van retrayendo succesivamente, de suerte, que el mas pequeño cae enfrente del juanete del dedo gordo. Ademas de esto, se ha de observar, cuando la figura está en pie, que la cabeza cargue siempre a plomo sobre uno de los pies, o sobre ambos, sino es que esté arrimada, o estrivando sobre otra cosa. Que la mano tiene de largo un ros- Tre s corre spondientro, que son tres cuartos de módulo, y de este la mitad cias iguales en el ctiertiene la palma de largo, y lo m.ismo de ancho, y la otra po humano. mitad el dvdo largo. Que el pie es la séptima parte de la figura; y que desde el encage d-4 hombro, hasta el de la cadera; de este, a el principio de la roddla, y de allí a el talón, son partes iguales. Es S. VI. simetría. isto supuesto, para que el principiante pueda tener in Medio único pa Jjrompttt- cstzs medidas mas generales, especialmente la del ra que el arincipiante hombre, que es la que mas se ofrece, y da la pauta para las fiueda tener in píomp-' dc-mas, reduciremos su simetría a el resumen de una octaíva, í" medidas de la porque con la. ligadura y cadencia del metro, se haga mas comprehensible a la memoria, como lo hizo nuestro Juan de Arfe, aunque no en todas cosas, porque la; multitud no cause confusión, sino solo en esta de la simeffía: en la de ia anatomía de mi'iscuios j y en la de los huesos, y dire- íiios así. Tom. II. OC- 6 MUSEO PICTÓRICO. Recopilación de la tiimtna en una ocia' va. OCTAVA DE L A' S a M E T R í A. Ocho módulos tiene el cuerpo humano, Sien Jo en altura y proporción bien hecho: cuatro desde la olluela hasta la mano, Y otros tantos cabeza, vientre, y pecho; El muslo dos, y hasta la planta, es llano. Tiene otros dos, estando bien derecho: Y de estos cada uno, con certeza, El tamaño es total de la cabeza. CAPITULO VI. Número y distribución de ¡os músculos, según los anatomistas. De la. anatomía de los músculos del cuerpo humano. M. _úsculo, que otros llaman morcillo, es una parte carnosa y orgánica de nuestro cuerpo, principio y raíz del movimiento actual voluntario: de donde quieren algunos que tomase el nombre d movendo; pero mas propiamente de su forma, por ser esta a manera del ratón ', que los latinos llaman mus, y en diminutivo musculus; y así son tan prontos en el movimiento: y constan de membranas que los circundan, distinguen, y ligan unos con otros, para vestir y cubrir los huesos, nervios y tendones, y habilitar los movimientos. L S. I. ios doctos anatomistas consideran esta parte mas exactamente que los pintores, pues distribuyen en la organización del cuerpo humano cuatrocientos y nueve músculos en esta forma: dos, que mueven la frente, tres los parpados, diez los ojos, cuatro la nariz, otros tantos los labios, quatro las mexillas, ocho la quixada, y otros tantos, que mueven el hueso hioide del paladar, diez la lengua, diez y ocho el tragadero, catorce que mueven la cabeza, diez y seis el espinazo, catorce los brazos, ocho las espaldillas o paletillas, á el pecho ochenta y uno, cuatro quesirven a el estomago, y I Universum autem in musculoTum noanullis murcm effingit: undé apud latinos muscuti appelationem fuit adeptui. íalvtrd. anath, Corp. tum, til;. 3. 2 Novem supra cuadringen'oi in universum corfus exurgent ir.uscuíi. (alverd. de anuthoví, corp. hum. ¡ib. 3. cap. 41. LIBROcuarto. [ cStJ Número y distribución de los músculos segim los pintores. y a el vientre otros cuatro: de estos, a el principio de los dos primeros es la cintura, y poco después el ombligo; y a el tin de los otros dos, el nacimiento del empeyne; pero ios dos primeros del estomago y. vientre son los mayores. A el movimiento de los brazos sirven diez, ocho a sus radios, cincuenta y seis a ios dedos de Jas inanos, cuatro a el genital, dos a los testículos, uno a el cuello de la Vcxíga, tre a el orihcio posterior, veinte a los muslos, otros. tantos u laspieonas, diez y ocho a ios pies, y cuarenta y cuatro a sus dedos: y en esta forma los distribuye eL doctor Juan de Valverdo, me'dico y anatomista insigne. Pero los pintores, omitiendo, unos por ocultos, y otros por ser divisiones imperceptibles de algunos., solo consideramos los músculos del cuerpo humano, no descarnado, sino unido en aquella organización externa y maniíiesta a nuestra vista, que se puede considerar quitada la piel, como lo muestran la tigura primera y segunda, las cuales se han hecho así, Lam. a . 2. porque en ellas se descubra en algún modo la organización externa y armoniosa, qne forman, los miisculos ligados, y colocados en su debido lugar, y en la figura y tamaño que á cada uno le compete; y en esta forma extrínseca contamos solos trecientos y setenta y cinco, que en todo conforman en el número y partes que quedan notados arriba los exteriores, en que solo resta advertir dos cosas muy importantes. La primera es, que debemos observar en la expresión t-, 1 ,,,, . 11 1 ' ' 1, Dos observaciones de los músculos, que cuando estos llaman hacia si el hueso acerca de los músculos. que cubren, se hinchan y retraen; pero si el hueso deja libre el músculo, obrando hacia otra parte, y no hacia dónde el músculo le podia llamar, entonces este se alarga y afloia, suavizando y rebajando la hinchazón que antes tenia. Lo cual nota el Valverde, culpando a los pintores que no observan estas diferencias i. í,ri &2;bfiob, übusíj L §. II. ía otra es, que la anatomía solo ha de procurar el pintor saberla para olvidarla; porque algunos por bizarrear de anatomistas, y quizas sin saberla fundamentalmente, han dado en secos, haciendo las figuras desnudas, que parecen desolladas. Rafael de Urbino fue el que comenzó a vestirlas mas de carne; y mucho mas Anibal, y Agustín Carachel, y todos los de su escuela, consiguiendo el aplauso del buen Tom. II. D 2 us- I Pictoresautem,quoniamhunc agere existimant, non sine turpi ertore contractiorem depingunt tniis- culum. ¡''alverd. ibi¡lib, i, tabula 3, ad initium. vaS MUSEO PICTÓRICO. Recopilación de los miisculos en una octava. gusto, sin faltar a la eminencia del dibujo, buena simef ría, é hinchazón de contornos: en que también sobresalió mucho el Corezo, haciendo sus ohras.tan carnosas y relevadas, que parecen de bulto, juntándose a estQ la buena observación de claro y obscuro. - ' '"' ' ít.": Por eso dice nuestro Juan de Arfe, y Pacheco que
Becerra, cuando vino de Italia quitó a
Berruguete mucha parte de la gloria que se habia adquirido, porque hacia sus íi guras mas vestidas de carne y: siendo así, que ambos eran de la escuela del gran Micacl Ángel; pero dejóse llevar demasiado Berruguete de la anatomía, y asi no eran sus figuras tan gustosas a la vista, aunque se le debe toda gratitud, por haber sido el primero que comenzó a desterrar la manera bárbara de estos reinos. ; Ni por esto digo que se han de hacer las figuras como si debajo no tuvieran huesos, musculos.y articulaciones; sino que se considere que sobre estas partes hay cuatro túnicas que las cubren, que son el cutis, o cutícula, la piel, el adife, o grosura, y la membrana carnosa, y asi se han de apuntar las partes orgánicas del cuerpo humano con aquélla moderación y gracia suma que lo muestra el natural mas perfecto y corregido según lo pide la acción. finalmente, que se ha de usar de la anatomía como de la sal en las viandas, que la que basta, sazona; la demasiada, ofende; la que falta, disgusta. Y §. IIL así por esta causa no he querido detenerme mucho en esta parte, pues para el intento basta lo dicho, corroborado con el estudio del natural, y de los rnodelos y estatuas antiguas, donde se halla corregido, pues eligieron de él los antiguos todo lo mejor que hallaron repartido en muchos individuos. Y para que con facilidad pueda el principiante tener pronto el número y distribución de los músculos, pondremos aquí la octava de nuestro Juan de Arfe, aunque en algo reformada, porque en su libro no corresponde la cuenta a el número de los músculos que en ella distribuye, sin duda por yerro de la impresión. OG- I yír. var. comm. lib. 2. P¿icb. lib. 3. cap. J. LIBRO cuarto. 29 O C T a A DE- LA ANATOMÍA DE LOS MÚSCULOS. o;.if¡; - Tienen cuarenta y seis rostro y cabeza, Ochenta y mieve doy al vientre y pechos, Veinte y qtintro d la espalda, y de allí empieza Lo que brazoí y manos deja hechos, Que son noventa y seis pieza por pieza, Y son los que nos causan mas provechos, Ciento y veinte las piernas, y es la cuenta, Cinco sobre trescientos y setenta. .:;,; C A P a T U L O V 1 1. De la anatomía de los huesos del cuerpo humano. E. il hueso es una parte fundamental y orgánica del cuerpo animal, de materia dura mas que ninguna de las que le componen, y con alguna cabidad untuosa o medidos a interna. Estos sirven de armadura para la fábrica y estructura 4el cuerpo animal; pues ninguno hay que no conste de esta misma organización, según la simetría, y constitución de su naturaleza, cubriéndolos luego, y fortiticandolos ' el periostio, los ligamentos, túnicas, músculos y membranas necesarias para el uso y ejercicio de esta vida temporal 2. Cuya comprehension es de suma importancia para lograr la mas exacta inteligencia de la composición orgánica de nuestro cuerpo, no contentándonos solamente con la exterior es? peculaclon 3. 'r §. I. c on variedad dice nuestro Valverde ajustan los anatomistas el número de los huesos del cuerpo humano 4: unos, di- 1 Alia: natnque pro integumento, aut veste sunt, ut cutis, pinguedo, membrana carnosa, & caro; alise osa invicem continent, ut ligamenta. Falverd. de anathom. lib. I . ad init. 2 AliíE instar basis sunt, &propugnaculi, quibus reliqíiae omnes fulciuntur, firmanturque, ut ossa & cartilágines, lalverd. ibi. 3 Ossa omnia, prout in humanis corporibus communiter visuntur, alia supputatione ducenta vinginti quacuor, alia vero ducen- ta & quindecim consurgunt. lalverd, ibi, cap. 39- ad fin. 4 Caeterúm ut ratio cujusque corporis,& in eo membrorum rectiús inteüigi, sstimarique possit, opus fuerit, non exteriori solum contemplatione,sed interiori etianí pricipué ossium, eorumque juncturarum. Scbef. de art. ping. §. 33. Quaedam circa magnitudinetn ratio tenenda est: in qua quidem commensuratione juvat in animantibus piíigendis primúm ossa ingenio subtercelare. Leo. Bap, lib. 2. Definición de los huesos del cuerdo animal. Partes que cubren los huesos, qiiales, y qiiantas son. Distribución de ¡os huesos del cuerfo humano, y cuantos son. go MUSE O- P a C T O:l€í C O. dice, numeran docientos y veinte y juatro; otros docientos y quince. De estos contiene ocho la cabeza; los oidos seis; doce la mexilla superior j dos la inferior; el hueso hioide del tragadero once; el espinazo veinte y cuatro; seis el hueso sacro, y algunas veces cinco, si se desunen sus comisuras; cuatro el anca; las costillas veinte y cuatro; el hueso esternón del pecho se compone de tres, y por otra cuenta son siete; las espaldillas, o paletillas dos, y otras tantas las clavículas, dasillas; seis los brazos; ocho cada muñeca, d brachial; cuatro la palma de la mano; tres de cada dedo; las caderas dos, y con las divisiones de las comisuras son seis; dos huesos, o canillas los muslos; cuatro las piernas; uno, que es la choquezuela, cada rodilla; uno en cada talón, y otro que llaman navicular; cuatro, que forman el empeyne del pie; cinco el pie; tres a cada dedo, excepto el pólice que .tiene solos dos. t:i rArc'4J.':;-.A tiC, Pero los pintores, no considerando los huesos del cuerpo humano según las comisuras por donde pueden dividirse estando desarmados, sino en aquella unión en qué se miran Lam. 5. en un cuerpo recien descarnado, solo con las divisiones de las coyunturas y pegaduras donde se ven con .distinción bien conocida; y excluyendo también todas las ternillas por ser corruptibles, solo consideran en el cuerpo humano ciento y ochenta y dos huesos, pues en la cabeza solamente donde los anatomistas consideran veinte y ocho huesos, solo consideramos nosotros dos; el uno, la que comunmente llamamos calavera; y el otro, la mandíbula o quixada inferior. xví. 6. E hueso esternón del pecho, que llaman escudó del cora- zón, y que los anatomistas le dividen en siete, nosotros le consideramos uno. Las caderas, que por la parte superior llaman ancas, y por la inferior, cuadriles, o caderas; y por la de adelante hueso del vello, y en todo consideran diez huesos d partes, nosotros solo consideramos dos; y también excluimos los once del hueso hioide del tragadero, porque son muy pequeños y ocultos; y así también del hueso sacro y otros. §. 11. T Adverteníias im- 1 Ja que necesita de advertir el pintor es, que el cuerpo portantes acerca de humano solo tiene flexión d doblez en las junturas d covuniOS imesüí, y jiexiones j.,, j intermedios de estas no la hay, ni la ttt d tucrvo humane. j í, 1 -n n 1 j 11 puede haber, porque son canillas mnexibles; que ios brazos solo la tienen hacia dentro, y no hacia fuera, y las piernas ha'cia atrás, y no hacia adelante. Digo esto, porque algunos por bizarrear en las actitudes de las figuras, d por no entender LIBRO Q U A R T O. n dcr bien los cscorzos, violentan de suerte los miembros, que mas parece quieren que estos obedezcan a su antojo, que sujetarse ellos a las leyes que les prescribid su naturaleza. También ha de advertir el principiante, que fuera del Oty.-rs dos partes juego de las coyunturas, le tiene también el cuerpo humano ademas di las co)imen dos partes, que son el pescuezo y la cintura: porque de í¿o;íf time píelos veinte y cuatro huesos que componen el espinazo, los euciyo siete que ocupan la parte del cuello son movibles, y tie- '"'"' nen juego mas hacia adelante que hacia atrás. Los doce siguientes que ocupan las costillas no tienen juego, sino solo alguna mediana flexión. Los otros cinco, de allí hasta el hueso sacro, son los que tienen mas juego; pero mas hacia adelante que hacia atrás, y algo hacia los lados. R §. ni. uera de esto, es de adYertir también, que las veinte y Costillas, quantas cuatro costillas no todas son enteras, y firmes, sino solo las on las enteras, y siete primeras de cada lado, comenzando desde arriba, que 1"'' ' falsas. teniendo su nacimiento en la espina, cierran, y termi- íjan en el hueso del pecho; pero las otras cinco las llaman falsas, porque no llegan a cerrar en el hueso del pecho, sino se van retrayendo cada una dos dedos mas atrás que la otra; y levantando en la punta una ternilla tortuosa, se pegan con l:i antecedente. Y respecto de que los nombres Nombres de ks huede algunos huesos son poco conocidos, se hallarán sus sig- " . don.ii- se hallanilicados en las dos láminas 5. y 6. de los esqueletos, o ana- '"'" tomía de los huesos. Y para lograr el intento, de que el prin- '' 5-7 ' cipiante pueda tener fácilmente en la memoria el numero y distribución de ellos, pondremos aqui la octava de nuestro Juan de Arfe, porque no me parece se puede hacer mas concisa, y a el intento; que aunque mi genio no se ha mostrado esquivo con las musas, también es verdad que lo he excusado siempre que he podido por no estar de él bien satisfecho. OCTAVA. DE LA anatomía DE LOS HUESOS DEL CUERPO HUMANO. Ciento y ochenta y dos, sin las ternillas, Recopilación de ¡os Son los huesos del cuerpo en sus pedazos y huesos del cuerpo hu- En la cabeza dos, dos las asillas, Costillas veinte y cuatro, y seis' los brazos, Cinco el pecho, caderas,y espaldillas, Sesenta pies, y piernas en sus trazos, Z.as manos veinte y siete un par de veces, Y el espinazo ntítve con dos dieces. CA- mano en una octava. MUSEO PICTÓRICO. CAPITULO VIII. Regla general para la hiteligencia de los escorzas. H .abiendo ya delineado la proporción, simetría, y anatomía del hombre, como ejemplar y modelo de todas las de los demás animales, tengo por excusado, o imposible el tratar de otras proporciones; porque demás que seria nunca acabar, el que estuviere en esta bien cursado, se hallará hábil, y expedito para las demás, porque esta las preside a toel cuereo del hom- das a, como epilogo y compendio de las naturalezas corpdbre es epilogo de todas reas, y desempeño de la omnipotencia y sabiduría divina. las naturalezas cor- Pues habiendo sido bastante solo un fat para sacar a las dejáreas, y por qué. -j ¿¿] perezoso caos de la nada, para esta sola parece que con especial atención, a nuestro piodo de entender, se aplicaron las divinas personas a su formación, como lo indica faciamiLS, y como se ponderó en el libro, y capítulo primero del tomo antecedente. Y así, dando esto por bastante, y remitiendo a el estudioso pintor a la especulación, y observación del natural, pasaremos a tratar de los escorzos, por ser una dg las cosas que en la Pintura incluye bravísima dificultad, y adonde muchos tropiezan por falta de conocimiento y especulación. Qué cosa sea es- E, §. I. corzo a Por qué se llama ts corzo en los cuerpos tuberosos ? Lam. 7. Escorzo del brazo. Escorzo dt la pier- na. ts el escorzo una degradación de longitud reduciendo' la d mas o menos breve espacio, según es mas o menos el escorzo en los cuerpos irregulares, globosos, o tuberosos que; no constan de líneas rectas, ni superficies planas, como el hombre, y los demás animales, y cosas semejantes. así, lo que en estos se llama escorzo, en los cuerpos rectilíneos, y planos, se llama perspectiva: siendo así, que no solo lo es lo uno y lo otro, sino todo cuanto se pinta, y se comprende debajo de la sección de la pirámide visual, como mas largamente dijimos en el tomo antecedente. Y así la Iongitud del brazo n, o, lámina 7. fcgla 3. lig., se reduce en la tíg. G a el breve espacio r, j, y en la Hg. H. a el espacio p, q, mucho mas estrecho, por ser mas fel escorzo. por la misma razón en la regla 4. la longitud t, v, de h pierna M, I De animaliuin ca-terorum symmetria dicere, nimis longum foret:::::: Denique qui in homine piíjgendo erit esercitatus, facilé reliquorum animantium figuram asseqaext. ScteJ . cíe ort.ping.. ¡2. ad fin. Por qué se hace mayor o mazor el es- ¿orzo ? L a B R O Q U A R T O. 53 AI, en la K, se reduce a el espacio a, z, y mucho mas cn la L, a el mas estrecho espacio X, por estar mirada la pierna mas directamente por la planta del pie: lo que ocasiona ser mayor el escorzo, y así es mas breve el espacio. De esta materia han tratado regular, y preceptivamente muy pocos; pero de nuestros españoles solo Juan de Apfé se esmeró en ella harto difusamente, y con singular acierto. Y así, para que el que no le tuviere presente, no carezca de este benericio, me ha parecido poner aquí algunas reglas generales, para que cualquiera de mediano ingenio, teniéndolas bien entendidas, pueda comprender en qué consiste h naturaleza del escorzo, y dar cumplida expedición a cualquiera diíicultad, que de esta clase pueda ofrecérsele. 'i odos los cuerpos opacos y terrcos tienen la naturaleza de impedir que la vista, pase; penetrandolos a tocar lo que está posterior a ellos, y así ocultan todo lo que les está directamente opuesto, según su magnitud y anterioridad. Digo según su magnitud, porque el pie X no podrá Lam. 7 ocultar de las cosas mas inmediatas y. posteriores a el mas que lo que ocupa su magnitud y quantidad antepuesto a h pierna L, y dije, según su anterioridad; porque si la cosa pospuesta a él estuviese en suma distancia, podiia ocultar mucho mas de lo que corresponde a su magnitud, estando él en primer término. Hago esta prevención, porque el escorzo no solo incluye la degradación de la parte, cuya longitud se abrevia; sino taniDicu lo que la parte antepuesta, si la hay, encubre, como lo muestran la mano P, en el brazo H, y el pie X, en la pierna L. Regla 3. y 4. lámina 7. iii,a-ii. Prevención importante £ara los es corzos. V X a §. II. ara la inteligencia de lo cual se ha de considerar puesta en perfil, u de medio lado la figura o miembro que se I pretende escorzar. Como si hubiere de ser una cabeza mirando hacia arriba, se ponga en perfil, como la cabeza A, regla i. y luego ¡tirando lincas paralelas horizontales, deduciéndolas desde los sentidos, ángulos, y extremidades mas señaladas, se ajuste la cabeza escorzada hacia arriba' en aqud mismo espacio, que está comprehendido entre las dos paralelas r, y 12. desde la olluela de la garganta, hasta el nacimiento del pelo, incluyendo la frente en el espacio, a w".'S{ después los ojos cn el 3. 4. v así de los demás, como lo muestra la cabeza B, que está mirada de cuadrado, u de fa- chada, que no es k mas agradable postura. PflrQ liabieado de ejecutar dicha cabeza algo inclinadfi' -iTom. II. E a De qué medios se ha dj -valer el pintor para arreglar el escorzo. Lam. 7. -i tjlWíi Siti' 34 MUSEO PICTÓRICO. Escorzo de una cabeza mirando arriba. Lam. 7. Lam. 7. Escorzo de la cabsza mirando abajo. De que medios se ha d¿ -valer el pintor para buscar el escorzo, que pretende ? Lam. 7. á un lado, que es lo mas gracioso, se tirará una línea curva Vertical I. 2. figura C, que es la que cae desde el vértice alto de la cabeza por el medio del rostro, con aquella inclinación que se pretende dar a la cabeza; y desde los tocamentos de las paralelas, como desde la 2. en el principio de la ceja, número 3. se tirarán otras curvas, o transversales, que crucen a la vertical a escuadra en cuanto lo permite la naturaleza de las líneas curvas; esto es, que los ángulos colaterales sean iguales, aunque aquí sensiblemente no lo parezcan por la degradación que participan, a causa del escorzo o perspectiva, en cuyos términos lo son, como la curva 3. 4. 5. 6. 7. 8. 8¿c. y después ajustando las partes del rostro a las líneas que a cada una corresponden, se hallará la cabeza C, exactamente puesta en el escorzo que se pretende. Donde es de advertir, que la longitud de la cabeza A, que comprende el espacio c, f, o e,y, que es el mismo, queda reducida, en virtud del escorzo, a el breve espacio que está contenido entre Jas dos paralelas a . y 9. así en la cabeza B, como en la C, el cual es considerablemente menor; y por este mismo medio se puede hacer mucho mas estrecho el escorzo, echándose mas hacia atrás la cabeza A, con lo cual levantará mas la barba; y tirando sus paralelas en la forma que lo expresa la figura, se hallará ajustado su escorzo, el cual se demuestra en término mas moderado, por evitar la confusión de las paralelas, que saldrían muy juntas. Lo mismo se observará para escorzar hacia abajo una cabeza, como lo manifiesta la regla 2. puesta de perfil la figura D, cuyas paralelas producen el escorzo hacia abajo en la cabeza frontera E, y mas gracioso en la figura ladeada F, donde no hay que añadir cosa especial a lo dicho, sino guardar la misma regla que en la antecedente, bolteando solamente las curvas transversales a el contrario, pues las otras demuestran tener su centro hacía abajo; pero estas hacía arriba. Es S. IIL ísto baste en cuanto a las cabezas; y lo mismo se observará en cuanto a los otros miembros del cuerpo, especialmente en brazos y piernas, que es donde hay mayor dificultad, y lo que con mas frecuencia se ofrece en la Pintura; y así el brazo que se hubiere de escorzar, se pondrá en perfil, u de lado en aquella acción y positura que haya de tener, como en la regla 3. la figura Y; y tirando después sus paralelas desde los ángulos, senos, y extremidades mas señaladas, se observará para ejecutar el escorzo lo mismo que en las reglas antecedentes, donde se verá que es mucho ma- LIBROcuarto. 35 mayor el escorzo en la figura H, que en la G, por estar este visto algún tanto de lado, y el otro mas estrecho de frontero, donde la mano antepuesta encubre gran parte del medio brazo q. En el escorzo de las piernas se, procederá del raisno "inodo, poniendo en perfil la pierna que sé hubiere de escorzar en aquella actitud que se pretende, como lo muestra la figura M, regla 4. y procediendo en lo demás en la conformidad de las reglas antecedentes, se hallará el escorzo mas estrecho de la figura L, que no el de la K, por la razón que se dijo en la precedente regla. Y por este mismo medio se puede considerar el escorzo de toda una figura, poniéndola en perfil en la positura que se necesita, y procediendo en lo demás en la conformidad que queda notado. Donde solo resta advertir, que tanto cuanto el escorzo demuestra la galantería, y magisterio del pintor, tanto le defrauda de gloria en el concepto vulgar, en siendo demasiado, y violento, y mas en la figura principal del asunto, pues no es para todos el manjar exquisito; y la Pintura ha de ser para todos, y ha ' de satisfacer a sabios e ignorantes, como el predicador '; pero con esta diferencia, que la censura del sermón solo dura mientras se predica 6 permanece en la memoria de los oyentes, pero el sermón de las pinturas siempre se está predicando; con que aun después de la muerte está su autor expuesto a la censura del vulgo. Por lo cual, conviene huir siempre lo £ demasiado esdemasiado y violento del escorzo, especialmente en el héroe corzo se ha de huir, del asunto; porque demás de lo dicho, quita mucha parte forque es dañoso. le la gracia y belleza a las figuras, cuanto lo moderado, y conveniente se la aumenta; y esto aiui estando bien delinea- ! do el escorzo, y actuado de claro y obscuro: ¿que será cuando en uno y en otro el pintor peca ? Entonces ya se pueda perdonar la censura. u.;;tÍU3 IX I Sapicntibus, & iusipientibus debitor sum. 1 ü). I. .36 LIBRO V. EL COPIAN TE, SEGUNDO GRADO DE LOS PINTORES. Qidníum est memorar a quod capas '. TERPSICORE, si-ve Musa V. Id est, mtiltam memoriam faciens. Terj?sichore affectiis citharis movet imperat, urget . süP ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. Modo, y forma de estíidiíir de lo antiguo. 1 quinto acto intelectual, que debemos practicar en el orden, y método scientírico, es retener, y conservar lo que se va adquiriendo, para que no se malogre el fruto de lo que se trabaja, con la evacuación de lo que se adquiere. A esta operación scientítica llamaron los mitológicos TcrpsicorSy la quinta de aquellas nueve mentidas deidades, a quienes laurearon en el parnaseo coro 3. Y así en este libro procuraremos instruir al principiante en la observancia y reflexión de los documentos adquiridos, para que mediante ellos, vaya cultivando este ameno pensil, y se constituya hábil para ocupar la segunda grada de esta escala óptica, excitando con esto sus deseos, y la esperanza de ascender a la eminencia, mediante el estímulo de la dulce canora cítara de Terpsicore, que excita, impele, y aumenta los afectos a las apreciables fatigas del estudio, para lograr los crecidos intereses de la scieflcia. CAPITULO PRIMERO. Como el principiante no ha de olvidar el estudio del dibtixo aiinque se ponga d pintar. B §. I. rien pensará el principiante que ha acabado ya con el dibujo, llegando el caso de tomar los pinceles y colores en las manos j pero pensará muy ilial, porque todo su cuidado ha I Fulgent. Mythol. i. 3 Vitg. in Epigram. 3 Herodot. in siia hist, juxta LIBRO V. -57 ha de poner en la observancia de íquel tan sabido precepto de Apolos, que no se pase día sin línea esto es, sin dibujar alguna cosa, por muy ocupado que ?ste '; que no .estandolo, es menester al menos por la noches, especialmente de invierno, dedicarse muy de propósito a ejercitar el dibujo; ya continuando en copiar algunas estampas de las mas corre- . gidas a juicio del maestro, como de las célebres obras de Miguel Angelo, de Rafael, Anibal, Cortona, Lanfranco, y otros 5 ya algunos dibujos de mano, como de aguada, pluma 6 lápiz, o figuras de academia de autores de crédito; 6 ya dibujando por modelos alumbrados de una sola luz material, y que esto sea en papel pardo, u de otra media tinta, para que se puedan tocar de luz los claros, o con lápiz blanco, o con clariones hechos de yeso blanco molido, y no de albayalde, porque se toman y obscurecen con el tiempo. Este linaje de estudio le importará muchísimo para tomar inteligencia del claro y obscuro, y habituarse a copiar del natural, para ir a la academia, si la hubiere donde se halla, de que hablaremos a su tiempo, para lo cual ha de comenzar a dibujar por algunos modelos 6 fragmentos de figuras, como cabezas, manos, pies, brazos y piernas; después algún tronco de cuerpo, o media figura, y algunos modelos de niiíos en diferentes actitudes; y últimamente en estatuas enteras, en que procurará habilitarse mucho: porque como estas son cosas inmobles, aguantan todo el tiempo que el principiante quisiere, 6 hubiere menester para poner su dibujo en perfección, lo que no hará el natural vivo. Y demás de esto, porque como las estatuas, especialmente las de los griegos: como son los Hércules, Gladiatores, Mercurio, Antinoo, Apolo, y la Venus, &c. son hechas con aquel vigilantísimo estudio de los antiguos, juntando en una sola figura toda la perfección de su especie, tienen toda la que en razón de buena simetría se puede desear, dándole hinchazón, gracia y hermosura, que en el natural no se halla en un solo individuo. Y con esta buena leche se habitúa de suerte el ingenio, que aunque el natural que se le pone delante sea mezquino de simetría, le sabe dar grandeza y robustez gigantea. Y este linaje de estudio, junto con las demás venerables antiguallas de las columnas Trajana, y Antoniniana, sepulcro de Ovidio, y las Lucernas antiguas, con las demás maravillas de Roma subterránea, que nos franquea la providencia de las estampas y libros, es lo ,-n,-x-.r. Trrncn que I Apelli fiiit alioquin perpetua ducendoejerceret artem, JPja. 35. consuetudo numquam tam occu- cnp patam diem agendi,ut non lineam Modo de estudiar j)or los modelos. cuanto importa el estudio de los modelos. 10. 38 MUSEO PICTÓRICO. que en Italia llaman cíisegnan de I' anfico, estudm de ío antiguo. Mediante lo cual se hicieron inmortales Miguel Ángel, Rafael de Urbino, Polidoro, Andrea del Sarto, Leonardo de Vinci, y todos los de aquel siglo dichoso, a quien siguió con bien conocidas ventajas la celebérrima escuela de los Carachels, que ha dado a el mundo en tantos discípulos eminentes otros tantos gigantes de esta facultad, como lo acreditan sus obras en galerías, templos, y palacios de príncipes. Y verdaderamente, que quien no logra el estudio de estos milagros del arte, malogra totalmente la sazón del fruto de su habilidad. Y así muchos, y muy felices ingenios, dotados altamente del cielo, han dejado de conseguir su última perfección por faltarles esta parte. Sirva por todos de ejemplo el eminentísimo Alberto Durero, de quien viendo Rafael algunos dibujos hechos cOJí aquella tan extremada gracia que tenia, dijo: que si hubiera ido d estudiar d Italia ninguno se le aventajara. A que él respondió cuando lo supo: Que buen natural habia en su pais para no necesitar de ir d Italia; pero vemos claramente que se engaño, pues sus desnudos son tan lánguidos, y mezquinos, que es lástima; y en los ayres de las cabezas, actitudes y vestuarios le falta una gracia y donayre, que haria mucho mas sublime su habilidad. Es verdad que este gran sujeto, y otros muchos de los siglos pasados, no solo en aquellas regiones, sino mas principalmente en España, tuvieron la desgracia de no alcanzar las obras eminentes, que en las estampas, y libros, como dije, nos franquea la diligente aplicación de los italianos y franceses, sin omitir las mas célebres estatuas; transferidas a nuestros estudios en proporcionados tamaños, haciendo negociación de nuestro propio interés. Llegándose á esto las excelentes pinturas de los extranjeros mas eminentes, con repetidas obras del fresco, ejecutadas por ellos mismos, como se ve en el Escorial, en los palacios reales, y algunos de los templos de esta corte. Todo- lo cual puede suplir mucho, y aun todo, habiendo gran genio, en los que la fortuna les negd la ocasión de desfrutar -aquellos fértiles, cuanto dichosos paisajes. S.:l.L T . . , X ambien importará mucho a el principiante copiar algunas otras cosas inanimadas, como flores, frutas, y algunas vasijas, y trastos de cocina, para ir perdiendo el miedo a copiar el natural, e ir tomando práctica y conocimiento del claro y obscuro. También copiará:lgurtas aves y caza muerta, observando en cada cosa la simetría, color y tintas, de que se. com- LIBRO V. 39 compone, adquiriendo especies y caudal en la mente, para quandü se ofrezca la ocasión de cosas semejantes, sin omitir la observación de todo lo que ocurre a la vista, así de las varias especies de animales, como de las demás cosas inanimadas, haciendo estudio continuo siempre en el libro Estudio de las coabierto de la naturaleza, que es el objeto universal de núes- sas naturaUs. tra imitación; y asi lo ha de ser de nuestra continua especulacion, reparando en la variedad hermosa de los celagos, y horizontes, montañas, y paisajes, hermoseados con la travesura de los airoyuclos, fuentes, rios y mares; procurando tai vez hacer algún dibujo, o ligero apuntamiento de algún sitio caprichoso del natural. CAPITULO IL Instrumentos £ue ha de preparar el principiante para, ponerse a pintar. s. §. I. -i upuesto lo dicho, como inseparable y perpetuo cuidado del estudioso pintOL, habiendo ya de ponerse a pintar: los instrumentos que ha de prevenir para esto, son caballete sino le tiene el maestro, paleta, pinceles, brochas, y tiento. El caballete es para arrimar ti lienzo o tabla que se hubiere de pintar, y poderlo cómodamente levantar, o bajar con unos clavos o estaquillas a los lados, siempre que convenga, cuya forma y disposición parece excusado referirla por ser tan común. La paleta, que el Italiano llama taboloza, es £ ptkta pira para pon:r los colores puros y simples por su orden; la quaí pntar, que calidades ha de tener una tercia de largo, y una quaita de an:ho, ha Ue tena: que es el tamaño mas proporcionado, para que pueda caber desde el dedo pulgar de la mano, hasta la sangradura del brazo aunque puede ser mayor o menor, aovada, o circular; pero siempre es bueno que tenga robadas las esquinas, y en una de ellas, la que cae hacia el pecho, ha de tener un agujero, capaz de que pueda caber el dedo pulgar de la mano izquierda, donde se ha de. sostener; y así por esta parte del agujero, conviene que la paleta sea mas gruesa, y que hacia los demás extremos vaya adelgazando todo lo que pudiere, porque con esto se haga mas ligera. Para lo cual, la madera mas cómoda y usual, de que se suele hacer, es el peral: bien, que aun son m -joies el cerezo-, y azofayfo, que en el reino de Valencia llaman chincholer, o ginjoler, por ser madera mas solida y tersa, y que adquiere un lustre, y una tez de admirable pulimento; pero si hubieren de ser 4P MUSEO PICTÓRICO. ser muy grandes, como de media vara de largo, y una tercia de ancho, se pueden hacer de nogal, o cedro, caoba; y aun mas ligeras son de chopo, u de pino de Segura, u de Flandes, de que se hacen las tapas de las vihuelas, y otros Paletas grandes instrumentos músicos; pero estas paletas tan grandes no son ara ué sirven. para tenerlas en la mano, sino sobre alguna mesita asegura- das, de modo que no se muevan; y estas sirven para bosquexar cosas grandes, porque puedan caber mas colores, y tengan campo bastante para hacer las tintas, y revolver las brochas. Cómo se ha de p-c- Hecha ya la paleta, y bien raspada con cuchilla o con parar la paleta an- vidrio, se le ha de dar una mano de secante muy tirada, d tes que su va para esfregada; y en estando seca, convendrá volverla a raspar, y darle otra mano de secante muy estregada con un paño; y si después de esta, se le diere otra sin raspar, en la misma conformidad, quedará admirable para que las colores y tintas no se rebeban en ella, y dexen manchada o jaspeada la paleta. pintar. Calidades de pinceles que se hati de prevenir para pintar . L §. II. Pinceles muy pequeños de qué se hacen. Pinceles de melóncilio son peregrinos. ios pinceles se han de prevenir hasta una docena y media, surtidos de todos tamaños y calidades; los mayores para manchar las plazas grandes; los medianos para las menores; y los mas sutiles para perfilar y definir las cosas mas delicadas j y también ha de haber uno de bastante pelo, y suave, para ensolver, o unir las tintas unas con otras, y desperfilar los extrenjos. Las calidades de los pinceles soft diferentes, porque unos )n de pelo de brocha fino, otros de colillas de cabra, otros de pelo de perro, otros de ardilla, y otros de meloncillo: los de pelo de brocha son mas fuertes y briosos, y son muy buenos para empastar bien, cuando la color está mas dura: los de perro son mas suaves, y tienen bastante brio, y quieren la color mas suelta, como también los de cabra. Otros suele haber .de pelo de turón, que son admirables, briosos, y suaves; y todos estos se hacen en. cañones de escribir, aunque los de brocha se hacen también en cañones de buytre. Los de ardilla se hacen de todos tamaños, y especialmente son mejores para medianos en cañones de ánade, y para pequeños en los de, paloma, tórtola, 6 perdiz, y aun mas sutiles para cosas pequeñas, en cañones de zorzal, o malvis, o semejantes; mas para esto se hacen también muy agudos y sutiles de cola de gato. Los de meloncillo son peregrinos para todos tamaños, pues los de cañón de escribir son bellísimos para golpear, y definir en lo grande: los medianos, que se suelen hacer en cañones 4e cuervos o grajos, porque tengan resistencia,. y 1- no I LIBRO V. 41 no se abran con k fortaleza del pelo, son bellísimos para cosas mas sutiles, y los mas pequeños para cosas muy delicadas. §. III. jLI modo de hacerlos no dañará el decirlo, pues no to- Aíodo de hacer todos lo saben, ni en todas partes, ni ocasiones se hallan. Y da suerte de fínceles. así, cortado que sea el pelo de cualquiera de las pieles que hemos dicho, lo cual ha de ser por junto a su mismo nacimiento, se ha de tomar de él la porción que corresponde á el tamaño del pincel que se quiere ejecutar, y meterlo por la parre del corte en un dedal cerrado de los de latón; y allí con el dedal se dan unos golpccitos, hasta que se asiente bien el pelo en el hondo, y después se saca, asiéndolo bien por lus puntas, y se sacude aquello corto que tuviere, y con un peynecito delgado se peyna, para sacar aquella borrilla que siempre tiene en la cepa: luego se vuelve por las puntas, y se mete en el dedal; y haciendo la misma diligencia habta que se asiente en el hondo, se saca, y se peyna también por aquella parte, y se vuelve a emparejar por , las puntas en el dedal; y sacándolo con mucho cuidado, ' porque no se desiguale, se ata curiosa y apretadamente con seda cruda, o delgada encerada, o hilo de pira, con el lazo . ' que llaman del puerco; y dando sobre el otro nudo bien fuerte, se corta la hebra, y se le da otra atadura mas hacia la cepa del pelo, procurando siempre que quede lo mas lar- I gp que se pueda hacia las puntas: de esta suerte se van haciendo unos cuantos atados mayores o menores, como se quiere, o lo admite la calidad del pelo; y entre tanto se tienen en agua los cañones que se han de ocupar, para que esten dóciles y correosos, y no se. abran a el atacar el pelo si viene premioso; y dichos cañones se cortan con tixeras por Los caiiones fara la punta lo que baste para que salga bien y derecho el pelo, los pinceles cómo se sin hacer cintura, porque en haciéndola, no hace bien la '" de prevenir. punta, y por la cepa hacia el principio del cañón se le da un corte a el sesgo con navaja, dejando un poco sin acabar de cortar para poder tirar del cañón hacia sí, cuando se ataca. Hecho esto, se elige de los atados que hay el que le viene mas bien a la proporción del cañón para que entre sin demasiada violencia, pero siempre con alguna, porque si entra floxo, luego se sale y no sirve; y en estando elegido, se le aguza la punta del pelo, remojándolo con la boca: y el que fuere melindroso, lo puede aguzar con los . dedos mojándolo en agua, pero nunca se hace tan bien; y Modo de atacar el entrándolo por la parte de abajo, donde está cortado a el ses- fek en los pnce les. go el cañón, se va rempujando con un taco, o estaquilla . Tom.IL F re- 42 MUSEO PICTÓRICO. redonda y chata a la proporción del canon; pero no ajustada de suerte que entre hasta que asome el pelo por la punta del canon lo que baste para que tenga brío y ropa; porque si está muy largo, pierde el brio, sino es que sea para ensolver, que en este caso conviene que no le tenga, y que esté largo; y de esta misma forma se hacen todas las suertes de pinceles mayores o menores que se quisiere. Hast:is para los Las hastas para ellos se hacen de una tercia de largo con fínceles, cómo se ha- poca diferencia redondas y lisas, y en el grueso corrcsponcen, j de que made- ¿jiete a los pinceles a que se han de aplicar, de manera que - por la parte donde ha de entrar el pincel no estén agudas, si- no de suerte que entre algo ajustado para que esté firme; pero por la parte de abajo han de acabar las hastas agudas, así porque teniéndolas en la mano izquierda, no ocupen mucho, como porque se aparten por arriba los pinceles, y no se unten unos con . otros, y se halle fícilmente el que se busca. Estas hastas se suelen hacer de diferentes maderas, las mas ordinarias son de pino, que sea beti derecho; aunque en Madrid es muy freqüente el hacerlas de las varas que venden para los ministros de justicia, y baquetas de escopeta, que son de álamo negro; pero las mejores son de peral, nogal, caoba, cedro, y algunas veces de evano, o brasil: pero estas dos últimas solo son para príncipes y caballeros, o personas muy curiosas que se precian de esmerarse en lo mas primoroso de todos los recados del pintar. Y a la verdad, siendo sin afectación, así habían de ser todos, para que el lustre y esplendor de la Pintura resplandeciese en sus adherentes, sin que el desaliño de algunos menoscavase la estimación, e incuanto importa el munidades del arte, Y porque a la verdad, el ver los recados aseo en los recados del curiosos, aseados, y bien dispuestos, abre las ganas de pintar, fintar. cuanto las cierra el verlo sucio, asqueroso y desaliriado. §. IV. T Modo de hacer las | jas brochas son de cerdas de jabalí, que vienen de Flanbrochas. jg y j mejores y mas suaves. Estas se hacen empare- jando el pelo por la cepa en un crisol de platero, o en una xícara, según la cantidad que corresponde a el tamaño de la brocha que se quisiere hacer, y después tomarlo por las puntas, y peynarlo con los dientes gordos del peyne para que salga la borrilla y pelillos viciosos que siempre tiene; y luego se empareja por las puntas, y se vuelve a peynar, y a emparejar otra vez: y hecho esto, se toma en la mano izquierda por las puntas con mucho cuidado de que no se desiguale, y con la derecha se le mete el hasta en el medio, hasta donde ha de llegar la atadura, y esta se le da con hilo de . LIBRO VUM 43 de cartas a guita, o braiTiante encerado, con el lazo que dó- .ximos del puerco, dejando como una quarta de hilo en el .cabo mas' corto, para doblarle hacia U parte por donde se ha de continuar la atadura, para que al Hn de ella quede Modo de enlazar la una lazadiila, por donde se mete el otro cabo, y tirando ura de las brodel que quedo abajo, hasta que la lazadiila se lleve tras sí el '' otro cabo, dejandolo incluido dentro de las roscas de la atadura., quede la brocha concluida y perfecta, cortando después con tixeras las cabecillas desiguales, que quedan por la parte de abajo. Y prevengo, que las brochas para el óleo han de ser mas cortas., y que tengan brio: mas para el temple y fresco han de ser largas y romas de punta,.no chatas, salvo las grandes, para meter la tinta general. Las bastas para las brochas, que como dije, ordinaria Hastas de las kromente son de pino, aunque también de baquetas de escope- (iias,có-moha7ideser. ta, siendo para brochas grandes y chatas pueden ser iguales; esto es, sin punta hacia el fin de la atadura, haciéndoles en medio de ella una muesquecilla para que la atadura haga presa; pero si han de ser brochas de punta, la ha de tener también el hasta, mas de suerte, que la mayor parte de la atadura sea sobre lo firme, para que se asegure, y también con alguna muesquecilla, porque estas fácilmente se deslizan; N' así lo mas seguro es encolar toda la atadura y cepa, no encerando el hilo para que pegue la cola, y por el consiguiente para que hagan punta es menester que lo emparejado no acabe chato sino redondo; y con esto, y atarlas siempre que se laven, conservan la punta. E. §. V. 1 tiento es una varita o bastoncillo que se tiene en la Tiento, qué es,y mano izquierda con. un cotohcillo de borra, o perilla re- fy qué sir-ve, y de donda a lo último para que no lastime el cuadro, arriman- í"'" '"' '' dolé, para asegurar el pulso de la mano derecha,"que para este fin se pone sobre él: este ha de tener de largo una vara, con poca diferencia, y el grueso del dedo meñique, y ordinariamente se hace en Madrid de las vaquetas que dije, y lo puede ser de cualquicra varita derecha, tiesa, y ligera, aunque algunos curiosos le usan de junco de Indias, évano, caoba, palo santo, y cedro; pefo yo tengo por mejor el mas ligero, como sea tieso, y así le uso de carrizo de caiía bien curada, y que tiene los cafiutos muy largos, y por el consiguiente pocos nudos: y a este para disimularle se le hacen algunas manchas ahumándole con una luz, de suerte que parece junco de Indias; pero este género no es para andar a golpes con los mancebos, como algunos acos- . Totn. II, F 2 tum- .44 MUSEO í Pri C T a K ICO. Gracioso cuento de '%iuas Jordán. Otro cuento gradoso de Carreño. tumbran),.n¡ lo tengo por cosa deceate,. sino para que siriva a ei exeicicio del pintar, como iiníi. de los instrumentos X)ncernientes a ello, y que deben tener el primor que le corresponde: no como le sucedió a un amigo de la profesión con Lucas Jordán, que hallándole un dia pintando delante del rey con un palo de escoba por tiento, habiéndoselo afeado, luego que halló ocasión, le dijo Lucas que no tenia otro, y a el punto el amigo le remitió con otras cosas del arte un tiento muy pulido de évano, con perilla y casqui- Uo de marfil. Volvió el amigo de allí a pocos dias, y le halló pintando con el dichoso palo de escoba por tiento; y entonces le preguntó por el de évano, a que Lucas respondió con mucha fiesta, que aquellos demonios, señalando a los mancebos, no creo que encargaría la conciencia, aunque les concedamos la excepción, tenían la culpa. fue el caso, que había andado a palos con ellos,. y lo había hecho pedazos; y entonces el amigo le presentó otro de junco de Indias, con perilla y casquillo de plata: y este permaneció, o bien por lo inflexible de la materia, o porque temiéndole los discípulos, escusaban las burlas, pues era mas grueso de lo razonable; aunque no debiera de serlo tanto como otro que tenia Carreño, con el cual un dia le quebró un brazo á un mancebo, no debió de ser de burlas, y quejándose justamente el padre de semejante exceso, mas se quejarla el muchacho, le respondió Carreño: Cierto, señor, que ha sido fuerza de desgracia, porque le aseguro d vmd. que con el mayor tie?ito que pude le di;- y bien.se le podía creer. Permítase esta digresión para divertir algún tanto lo molesto de estas materialidades, con lo chistoso de estos casos, y en hombres de tanta clase. Cofidicioncs necesarias simpliciter, ' otras secuadum quid. CAPITULO III. Jilodo de imprimar, o aparejar los lienzos,y otras superjicies para pintar. E. §. I. n ninguna cosa introduce naturaleza la forma, ni produce el efecto que pretende, sin que precedan algunas disposiciones o condiciones; unas antecedentes, y otras concomitantes. De estas son también unas necesarias simpliciter, y otras secundum quid. Las necesarias simpliciter son aquellas, sin las cuales de ninguna manera se puede conseguir el efecto, como sin los pinceles, colores, e ingredientes liquidantes, y superficie apta, no se puede pintar. Bien que vo tIBRO QUINTg).M yo he visto Pintura hecha a el óleo con los dedos en lugar de pinceles; pero esto, aunque es habilidad, mas es falta de limpieza, que sobra de magisterio. Las cosas necesarias seciindiim quid son aquellas, sin las cualcs se puede conseguir de algún modo el efecto; pero con ellas mucho mas faciljnente, como el tiento, el caballete, los aparejos, o prepayiraciones de las superficies para pintar, con las calidades que .se, acostumbra: q.ue aunque con ellas se hace mas fácil y cómodamente, también la necesidad hace algunas veces omitirlas; y sin ellas,, aunque con algún trabajo, se puede conseguir el intento. Yo he visto, en caso de prisa, dar una mano de cola templada a un lienzo, y pintarle áel óleo, sin mas preparación.. Lo mismo se puede hacer, en una tabla, 'f)'°' y en una lámina, o un vidria, estregándole primero un ajoj ' pero esto es bueno para casos de prisa, y de necesidad, que verdaderamente no se puede hacer tan bien, ni tan definido y grato a la vista, como con la? debidas preparaciones. Modo de aparejar un lienzo en casos de c §. n. comenzando pues por las superficies que hoy mas comunmente se pintan, que son los lienzos, porque antiguamente en los tiempos de Miguel Ángel, y Rafael, solo se pintó en tablas o láminas: La primera diligencia que se ofrece es clavar estos en sus bastidores, si no necesitan de pieza, que si la necesitan, eso será lo primero 5 y aunque el coserla mas es oficio de mujeres que de hombres, también es menester advertirles el punto con que lo han de hacer, para que después de estirado el lienzo, quede la costura lo mas disimulada que sea posible. Y así, aunque el punto que llaman de sabana es bueno, todavia es mejor, y menos detenido el punto por cima, con hilo sencillo, fuerte y delgado porque no haga bulto, y nocogicndo de las dos orillas del lienzo mas que el último hilo, o a lo mas los dos, y el punto no apretado, sino sentado no mas; y de esta suerte queda la costura en estirando el lienzo tan disimulada, que apenas se conoce. El lienzo mejor y mas usual para cuadros grandes es el que en Andalucía llaman bramante crudo, y en Castilla angulema; pero también es bueno el guingao, como sea igual y sin nudos, ni canillas: y si fuere para lienzos pequeños, como de vara hacia abajo, es muy bueno el santiago crudo, o el lienzo cjue llaman de coruFia; pero lienzo aprensado, ninguno es bueno, sino es que se moje y estregué muy bien, y se estire, y se seque antes de clavarlo: porque si se clava sin hacer esta diligencia, en dándole de cola, o Cómo se han de coser los lienzos que llevan piezas para que la costura se disimule. Cómo se ha de usar del lienzo apraisado para pintar S el óleo en él. 'r46 MUSEO PICTÓRICO. Aloíio de clavar los lünzos. o gacha, al secarse queda todo lleno de vexigas, y desatina al pobre' pintor., '' -'- 'Elegido que sea el lienzo a proporción de su bastidor, iüe antes tenga de mas que de menos, se han de sentar sobre él las costuras hacia dentro si las tuviere; y si el bastidor tiene travesanos, o escuadras, procurar que estén rebasadas medio dedo hacia la cara donde sienta el lienzo, y este se ha de apuntar primero §n las cuatro esquinas, o ángulos, poniendo dos tachuelas a cada lado del ángulo, sin que haga bolsa, sino bien sentado, y estirando siempre bien la esquina contraria; procurando que las orillas, o revocaduras del lienzo cubran el grueso del bastidor, y que las tachuelas claven mas hacia la parte de atrás que hacia delante, porque así tienen mas íj|meza, y la revocadura queda mas bien asentada; observando que el primer lado que se clavare sea siempre eJ mas tasado, y que este no se estire, sino asentado sin violencia, y después estirar el lado contrario muy bien; y obsenando lo mismo en los otros dos lados, quedará bien sentado y estirado como se necesita. Aparejo de la ga (ha. L §. III. a primera mano de aparejo que se le ha de dar suele ser en dos maneras; la una, y mas antigua, es de gacha: esta se hace cociendo el agua, a proporción de lo que es menester, y echándole después su harina de trigo bien cernida por cedazo delgado, y bien despolvoreada fuera del fuego, sin dejar de menearla, hasta que esté como un caldo espeso; y algunos le echan después un poco de miel, y un poco de aceyte de linaza a discreción, pero no aceyte de comer, porque es muy perjudicial a la pintura, y la hace tomarse, y luego se vuelve a poner al fuego a lumbre mansa, meneándola hasta que vaya trabando, y tomando punto, sin que le queden gnrullos; y con esta se le da la primera mano a el lienzo, con una cuchilla, o imprimadera de chapa de hierro, aunque otros la hacen de haya, d roble; y esta es a manera de media luna o semicírculo . como de una quarta de diámetro, pero que no esté recta la línea por la parte del diámetro, sino suavemente desmentida hacia las esquinas, y estas bien robadas, para que no hagan rastros ni señales en la imprimación, y que el filo de ella esté delgado Cómo Sí- ha de dar tanto como el grueso de un real de plata: y con esta imla primera mano de primadera se ha de ir tendiendo la gacha, y apurándola de afarejo del lienzo. suerte que no quede cargada, sino que tape los poros todos del lienzo, y descubra los hilos, porque lo cargado hace cascarilla, y salta con el tiempo; pero cuidar que no queden cor- JForma de la im primadura. I LIBRO V. 47 corrales, sino que todo esté igual: y especialmente en las orillas es menester ir con cuidado, llevando siempre Ja cu. chilla atravesada, o diagonal; porque si se lleva paralela. á. el bastidor, puede escaparse, y dar en la manga, y es cosa indigna, y muy perjudicial a el arte, y a la persona el mauciiarse en coa ninguna que sea adjacente a él; y para que esto, y lo demás de esta operación se haga mejor, há de ir siempre que pudiere la mano izquierda por detrás del Modo de sentar las lienzo levantándole para que corra rajjor la imprimadera., y costuras. 00 tropiece en los travesanos,, ni en los tilos del bastidor y antes que se seque, si el lienzo tuviere costuras, se han de sentar con un martillo suavemente, llevando por debajo una moleta, con lo cual quedan muy bien disimuladas. Este linaje de aparejo tengolo por bueno para casos de prisa, porque presto se halla hecho, especialmente llevando la gacha la miel y el aceyte de linaza como dijimos; pues no llevándole, como lo hacen los mas, no' lo tengo por bueno: porque en lugares húmedos se enmohece, y escupe p ¿.g g¡ perju- una ftoreeiUa, 6 moho por encima de la pintura, que to- dicLi! el apan-jo de talmente Ja obscurece y perturba; y aunque est fácilmente ¡agacha. se quita estregando el lienzo, pero como esta es especie de corrupción, viene con el tiempo a pudrir el lienzo, que por último es yerba corruptible; v por eso será conveniente, antes de darL la man ) de imprimación de aceyte de linaza, pasarle suavemente h piedra pómez, para que se rebeba la imprimación, penetrando el lienzo, lo cual le preserva de corrupción y de saltar; y también se ha de excusar de repetir scg jnda mano de gacha, por el nesgo que tiene da avexigar y saltar. . IV. V -S— il otro modo de aparejar el lienzo en la primera mano Aparejo de cola de es con cola de reta¿t) de guantes; este se echa en agua si retaco. puede ser el dia antecedente, y después lavarlo y estruxarlo, y ponerlo a cocer, estando bien cubierto de agua limpia; y Modo de conocer en habiendo cocido, que el agua tome color, probarlo en q'-'ncío la cola ata las palmas de las manos, y en viendo que muerde bien una '' punto. con otra, pegando y despegando, está buena la cola, y poniendo ea la boca de otra vasija una esportilla, o cedazo de cerdas, colarla; y si todavía el retazo no está deshecho, afiadiHe agua, y que vuelva a cocer, que hasta que todo se deshaga, siempre tiene que dar; y así repetir lo mismo hasta que se apure. Este aparejo no se puede dar caliente; y así se ha de El aparejo de ¡a aguardar a que se y ele, y en estando elada la cola, se le irá ' " " tstati- dan- '- 46 MUSEO PICTÓRICO. Imprimación a el olio de qué se hace. Molada, qué es. Légamo, y greda insecables d el óleo. Modo de dar las manos de imprimación d el oiio. dando a el lienzo en la conformidad que dijimos de la gacha; pero con la diferencia, que seca la primera mano, se ha de estregar muy bien con la piedra pómez para que corte las aristas y nudillos del lienzo, llevando por debajo del lienzo la mano izquierda, para que ayude, como dijimos, y después se le ha de dar otra mano de cola, y esta no se ha de apomazar. Conviene también, para mayor firmeza del lienzo, estregar las revocaduras con este mismo aparejo, dejandolas pegadas a el bastidor, con lo cual quedan mas bien sentadas, y el lienzo mas libre de desclavarse, y otras contingencias. He §. V. .echo esto con uno o con otro aparejo, se preparará la imprimación a el óleo, la cual en Andalucía y otras partes se hace con el légamo que deja el rio en las crecientes, que después de seco, en los hondos se levanta como unas tejuelas, y con aquello, y a falta de esto con greda, que en Madrid llamai tierra de Esquivias, y es la que gastan los boteros, se hace la imprimación, machacándola primero en la losa con la moleta, d en un almirez, y pasándola por cedazo delgado, a manera del que usan los boticarios; y luego añadirle en la losa un poco de almazarrón, o almagra, para que tome color y cuerpo, y echándole el aceyte de linaza, que hubiere menester, irlo templando e incorporando con la moleta, de suerte que no quede duro ni blando; y después irlo moliendo a partes, que llamamos moladas, cada una tanto como un huevo; y en estando toda molida, añadirle una porción de colores viejas, si las hubiere, que son las que se desechan de la paleta y pinceles siempre que se limpia el recado; y si no, una molada ii dos, según la cantidad, de sombra del viejo, para que se seque presto, porque el légamo y greda son muy insecables. En estando así dispuesta la imprimación en cantidad siíficiente a proporción del lienzo, se le irá dando a este la primera mano, tendiéndola con la imprimadera, y repasándola muy bien hacia arriba, y hacia abajo, porque se tapen los poros, y apurarla de suerte que se vea la superficie de los hilos, y cuidado con las orillas, llevando la. imprimadera atravesada, y levantando el lienzo con la mano izquierda por debajo, para que no tropiece en el filo del bastidor, ni pase a ensuciar la manga como ya se dijo. Hecho esto, y dando lugar a que se seque bien la primera mano, se ha de apomazar en la forma que dijimos; y si todavía hubiere algunos nudillos o tropezones, darle al re- LIBRO V. 49 rededor con la pómez hasta que salgan, pero con cuidado no rompa el lienzo; y hecho esto, darle la segunda mano de impiimaciojí en la misma conformidad, y dejarla que se seque: y en habiendo de pintar en el lienzo volverle a pasar sua'ementc la piedra pómez. E. §. VI. 1 modo de aparejar las tablas para pintar en ellas a el olio es mas fácil, pues estando bien raspadas y lixadas, se le puede dar desde luego con brocha su mano de imprimación a el óleo sin mas preparación; pero de suerte que esté suelta, y bien tirada igualmente, sin cjue quede cargada en una parte mas que en otra, y unida con brocha suave: y en estando esta bien seca, rasparla suavemente con un cuchillo, y darle otra en la misma conformidad; y en casos de prisa puede bastar la primera mano. Algunos acostumbran darle primero udü mano de cola de retazo, pero no lo apruebo: porque demás de lo que la supcrricie se exaspera I con lo que hincha con la humedad, no queda tan penítrado ' en la madera el óleo para su mayor seguridad y dm-acion, por lo que le cierra los poros la cola. También usaban los antiguos, como pintaron tanto en tablas, y algunas de diferentes piezas, por ser grandes, aparejarlas en forma, dándoles primera mano de agicola, que I es la de retazo cocida con ajos, para que si tuviere algo de tea, u de nudos, no salte j y después plastecer con yeso y cola, hecho masa, los nudos y lacras, d juntas que tuviere: y dándole dos 6 tres manos de yeso pardo bien iguales, li-. xarlo, y darle otras dos o tres de yeso mate, uno y otro con cola de retazo, que ni esté fuerte ni floxa, y últimamente lixandola después con lixa muy suave y usada, darle una mano de cola de retazo, y después de ella, una o dos de imprimación a el óleo bien molida: quien lo quisiere hacer así, podrá; pero ya esto se ha dejado, por haberse visto los inconvenientes de saltar los aparejos, y de torcerse, y abrirse las tablas, no obstante que las enervaban, 6 enca-r; ¡ ñamaban por detras con cáñamo y cola fuerte; y mas habiéndose descubierto la industria de los lienzos, que con facilidad se aparejan, se mueven, y transportan arrollados a cualquiera parte, por mucha que sea su magnitud, y en cualquiera contraste que les suceda, son fáciles de aderezar. así hoy solo en cosas de mediano tamaño se usa de las tablas, de suerte que puedan ser de una pieza, y para estas basta la dicha preparación. Las laminas se aparejan en la misma forma que las tablas; Tom. 11. G mas Modo de aparejar las tablas para pintar d d óleo. Como aparejaban los antiguos las tablas para pintar d el olio en ellas. Modo de aparejar las laminas. 50 MUSEO PICTÓRICO. mas para lograr la lisura y terso del aparejo, ha de ser la color remolida, como de blanco y sombra, y un poco de tierra roxa, y siempre conviene estregarle primero un ajo, porque suele tener algunos senos en que no quiere secar la imprimación, y después de bien tendida con brocha o pincel la color se ha de igualar, crespiendola con la yema del dedo pulgar, si es pequefia, o con el pulpejo de la mano, si es grande, pegando y despegando por toda ella, hasta que el crespido quede igual, y luego se ha de unir d con un pincel muy blando y suave, o, lo que es mejor, con Aíodo de unir el pluma de cola de paloma, u de otra ave casera, paaar.jo d las Idmi- suavidad las orillas del pelo por toda la lámina hasta que quede muy tersa e igual; y de esta misma suerte se aparejan los naypes y pergaminos para pintar retratos, e imágenes de devoción, los vidrios, y cualesquiera otros metales; pero los pliegos de papel grueso, o cartones para pintar en ellos, no han menester mas que una mano de color a el óleo con brocha, bien suelta y unida, y muy aceytosa. §. VIL Modo de aparejar -— ios tafetanes y rasos para pintar sobré ellos, estando en tafetanes, y cosas de bastidor bien estirado, se han de dar primero una mano de seda para pintar d cola de retazo caliente, u de agua goma que no esté muy el óleo. fuerte, porque no se avexigue; y sobre esta, en estando se- ca, darle una o dos manos de color a el óleo bien remolida, tirada y unida, y se puede pintar sobre ello en estando seco; pero si han de ser cosas recortadas, dejando campos, o calados de la misma tela, será menester dibujarlo primero en un patrón de papel, y pasado el dibujo de tinta, y picandolo, se ha de estarcir con muñequilla de carbón molido, si es sobre blanco; o de yeso, 6 albayalde en polvos, si es sobre color obscuro, y pasando con tinta en la tela los contornos por donde ha de recortar, darle de la goma, o cola de retazo una mano a todo lo que ha de ocupar la pintura, y después a el óleo, como queda dicho,. procurando no exceder un átomo de las orillas, porque se recala el aceyte, y mancha la tela: para lo cual será bueno exceder algo con la goma fuera del dibujo; pero yo tendría por mejor darle á todo una mano de agua goma, y después estarcir el dibujo, y darle su imprimación a el óleo donde le toca: y sobre ello, en estando seco, volver a estarcir el dibujo para irlo pintando. Mudo de aparejar Pero habiendo de pintar a el óleo sobre pared, supo- la pjreJ para pintar niendo que ella esté lisa cuanto sea posible, se le ha de dar a c! óleo. una mano de cola de retazo bien caliente para que se pene- tre, 'LIBRO V. 51 tre, y en estando seca, plastecer con,1a masilla de yeso y cola a las lacras qi.ie tavijio, y luego darlj su mano de imprimación a ei óleo, y en estando seca, pintar sobre ella; pjro si ha de estar a la inclemencia del tiempo, no conviene darle la primera mano de cola, porque después no se descascare, sino de aceytc de linaza cocido con unos ajos, y un poco de azarcón. Me ha parecido tratar esta materia con tan menndas circunsrancias, aunque a algunos parezca nimiedad, porque ni aparejos, 6 pnpAratodos las saben, ni yo hasta ahora lo he hallado escrito en cioncs para pintar. autor alguno; y no importa menos que la total seguridad de la Pintura, y su p.rpetuidad, como experimentamos, especialmente en los lienzos, destruidos originales muy peregrinos por la mala calidad de los aparejos, con gran dolor y quebranto de los apasionados. Y especialmente en los de nuestro grande español Josef de Rivera, algunos tan tercos y endurecidos, que no solo es imposible arrollarlos, para poderlos transportar de un lugar a otro, sino que aun sin eso están totalmente saltados y destruidos, e incapaces de re— p;. g saltan medio; y todo procede de estar los aparejos tan cargados,' r.mchas pinturas exque con facilidad se quiebran, y se despiden del lienzo, ceLntcs. en llegando con el tiempo a perder totalmente el xugo del aceyte que les da la correa y docilidad. Y por eso no he puesto entre los modos de aparejar los lienzos el de la cernada, que es sobre la primera mano de cola darle al lienzo otra de una cernada, a manera de gacha, de ceniza cernida, y cola de retazo, con lo cual queda el lienzo bastantemente cubierto, y con solo un enxuage de imprimación muy rala a el óleo se le hallan imprimado; y aun sobre la mano de cernada, apomazándola, le dan otra de cola, que todos son medios para facilitar que a poco tieiupo salte la pintura. Y así se ha de tener por regla El modo mas segiiinfalible, que cuanto mas delgada estuviere la imprima- ro de la imprimación. cion, y que se vea la superficie del lienzo, y este se halle mas penetrado y abrazado de la imprimación del óleo, tanto mas segura, hrme y durable será la pintura. Y también advierto, que es menester saberlo hacer para saberlo mandar: bien que en Madrid hay imprimadores de oiicio que nos alivian de este cuidado. Tom. IL G 2 CA- z MUSEO PICTÓRICO. CAPITULO IV. Quaks,jy qimntos sean los colores del óleo, y cómo se han ie preparar y y de los aceytes y secantes iae sirven para su manejo. L §. I. ios antiguos griegos, con solas cuatro colores, que nos dice Plinio, blanco, amarillo, roxo y negro, hicieron aquellas obras inmortales, cuya estimación ponderamos en la primera parte '; no se habian descubierto mas, y yo no lo estraño, pues aun hoy, para bosquexar solemos usar de las mesmas. Y aun con solo blanco y negro se hacen cosas de mucha estimación; pero mas ponderable es lo que se hace con solo el lápiz, o la pluma, estando con la debida perfección del dibujo. Mas dejando por ahora estas antiguallas, y el punto Hlosófico de los colores, sobre si son cuatro, como dicen unos, o son siete, como quieren otros, y que estos son como principios elementares, de que se forman los demás, considerados materialmente como en la Pintura los Colores cara el óleo, usamos hoy, son los precisos y usuales: albayalde bermellón, géniíli, ocre claro, y obscuro, tierra roxa, sombra de Venecia, carmín Jino,y ordinario, ancorca de Flandes verdacho, tierra verde, y verde montaña, negro de hueso negro de carbón, u de humo, añil, o indico, y esmalte. A Colores extraordi- estos se aííaden por extraordinarios el carmin superfino de narios. Italia, o Francia, y el idtramaro y sus cenizas, porque es- tos no se gastan comunmente sino en cosas de especial primor, y algunos lo piden aparte a los dueños, cosa que no lo tengo por muy decente. Colores falsos. Otros colores hay que se suelen gastar a el óleo, como son el espalto, la gutiambar, el azarcón, el cardenillo el azul Jino, jy azul verde, jalde, u oropimente,y hornaza; pero de estos unos son falsos, y otros inudles. Son falsos el azarcón, porque en secándose escupe un sarro, que quita el fondo y dulzura a lo pintado con él. El cardenillo, porque se muda de suerte, que siendo a el principio una esmeralda hermosísima, viene después a acabar en negro. El azul fino, y azul verde degeneran de suerte, que uno y otro vienen a parar en un mal verde. El jalde, sobre tener tantas condiciones para labrarse, es insecabilísimo y falso, pues se toma de suerte que se pone negro. La hornaza también es falsa por insecable y mudable. Los I Lib. I. cap. 2. fol. 21. LIBRO V. 53 Los inútiles son el cspalto, que por otro nombre llaman carne momia, pues ademas de que se puede suplir con el negro de hueso, y mas si es de tocino, afíadiendole un poco de carmin riño y ancorca, es muy insecable, y después de muy ayudado, aun queda mordiente; pero no hay duda que lo han usado grandes coloristas, especialmente en Seilla, y Granada: mas sin él, se pueden hacer grandes milagros. La gutiambar solo sirve para hermosear un paño amarillo, después de bien labrado con los ocres, y el génuli, estando seco, darle un baño con ella molida con secante común, porque es insecabilísima, pero esto, aunque se logra, se puede suplir bastantemenre con la ancorca fina de Flandes; y soy de parecer, que todos los colores que se pueden suplir con los comunes, se destierren de la paleta, porque no es mas que multiplicar embarazos. A estos podemos añadir el color que en España llaman taca de Francia, y en Francia le llaman carmin, como a el carmin, laca, pues cuanto esta es peregrina para las iluminaciones y miniaturas, tanto es falsa para el óleo: porque demás de perder su hermoso color y obscurecerse, es tan insecable, que aun después de seca, a el parecer, si se lava un cuadro después de seis años, se ha de ir a pasear la laca. Colores inútiles. El esmalto. La gutiambar. Laca de Francia. Ve §. n. olviendo pues a los colores, que son útiles y necesarios para pintar a el óleo, de ellos unos son minerales, y otros artificiales. Los minerales son los ocres, la tierra roxa, sombra, verdacho, tierra negra, y tierra verde. El bermellón, aunque suele ser mas hermoso el artificial, si se consigue el mineral que se trae de las minas del azogue, no el de las piedras, sino el de las venas y vetillas menudas, y de esto se escoge el mas relumbrante, es tan bueno y mejor que el artificial, moliéndolo bien con vino blanco, y haciendo de él con el cuchillo unas menudas pastillas en un papel, se guarda, y después se templa a el óleo en la paleta lo que es menester, y no mas: porque templado mucho tiempo, si se mete en el agua, pierde la liga y el color; y si se guarda sin agua, se llena de hollejos; y lo mismo sucede a el génuli, y este y los demás colores son artificiales: y respecto de que todos se venden labrados, bien que de algunos se tratará en el último libro y capítulo de este tomo, solo resta decir del negro de hueso, que es el del tocino, quemado en lumbre fuerte, hasta que se haga ascua, y este es el mejor, aunque también se hace de astas de venado, u de carnero, que- Colores minerales. Bermellón mineral, artijicial. Génuli. Colores artijiciales. Negro de hueso. 54 MUSEO PICTÓRICO. JSÍegro de carvon. Modo de moler los colores. Modo de conservar los colores en el a¿ua. Modo de conservar los colores que no admiten el a"ua. o Modo curioso de conservar los colorís molidos á. el óleo sin estar en anaí Modo de fransfortar los a alores íiiolidos á d óleo., quemadas; y el de carbón, que aunque algunos escrupulosos le buscan de mariíl quemado, de sarmientos, huesos de melocotón, o cascaras de nuez, yo le hallo muy bueno el de carbón de encuia quitadas las cortezas. Todos estos colores se muelen en la losa, desgranzandolos primero con la moleta, hasta hacerlos polvo, y echandolos el aceyte de linaza que hayan menester, de suerte que ni estén duros ni blandos, se van moliendo a porciones, recogiendo la color de rato en rato con el cuchillo, y lo que se reboza a la moleta, para que todo quede igualmente bien molido; porque si no lo está, ni la color empasta bien, ni cunde, ni ái su legítimo color. El albayalde se suele también moler con agua, y echándole allí mismo el aceyte, la despide y se incorpora con él, y es muy bueno; y también se muele con aceyte de nueces para azules y blancos. El modo de conservar estos colores, ya molidos a el olio, es de dos maneras; porque unos se conservan en el agua, y otros sin ella. Los que se conservan metiendo las escudillas donde están en una cazuela, o albornía de agua, son: el albayalde, los ocres, tierra roxa, y sombra; todos los demás aborrecen el agua, porque en ella se les sale el aceyte, y se endurecen, y así de ordinario se tienen fuera de ella en sus salserillas, cubriéndolas con un papel aceytado para que no reciban polvo, ni el papel, que ha de estar pegado á el! is, les chupe el aceyte. Pero el mejor modo de conservar especialmente estos colores que no iidmiten el agua es, encerrándolos en vexigas, o zurronciUos, que fácilmente se hacen de tripas de vaca, teniéndolas como las venden henchidas de ayre, para que se sequen, y no se corrompan; y cortando el pedazo. que pareciere suHciente para la cantidad de color que se ha de encerrar en él, se echa en agua, y en estando hume-, decido, se ata muy bien por el un extremo, y por el otro. se va echando la color con el cuchillo; y en estando toda bien asentada ep el zurroncillo, se ata por el otro extremo, y de esta suerte se guarda y conserva la color sin engrasarse, ni recibir polvo, ni hacer hollejos j y en siendo menester sacar alguna, se le hace una cisura como sangría, y apretando la vexisa, sale la cantidad de color que se quiere; y asi s? prosigue hata que se apura, y es el único y mejor medio para ."ons,er"arlas, y aun para transportarlas rodas molidas para algiuias obras dt? fuera, por no llevar piedra de UToler o en tanto que se busca. Res- LIBRO V. 55 R §.. III. nú tiii .esta ahora decir de los aceytes y secantes que sirveha lu operación de la Pintura; de estos, el mas común y usual es el aceyre de linaza, que en grande abundancia se saca- en Segovia, y otros lugares de Castilla la vieja, aunque notk han descuidado en esto en Andalucía, especialmente en Servilla y Granada. Con este se muelen generalmente todas las colores, porque es mas robusto y secante que el de nueces, del cual solo se usa para azules y blancos a el tiempo de acabar, y especialmente para el ultiamaro; pero €n caso de no haber aceyte de nueces, se puede claritícar el de linaza, echándole en una redoma, y en ella una porción de albayalde en polvo, y rebotarlo muy bien, de suerte que todo parezca blanco, y' dejandolo a el sol, y a el sereno, hacer la misma drlig-encia de enturbiarlo con el albayalde a las veinte y cuatro horas, y haciendo esto hasta tres veces, luego usar de él, porque si se repite mas, se engrasará. Otro aceyte hay en vez del de nueces para azules y blancos, que es el de piñones, dcxandolos enranciar algún tiempo después de quebrantados y descascarados, y luego se machacan en almirez, y calentándolos a el fuego en un pcrolillo, rodándolos con agua o vino blanco, scexprimen en la prensa en sus serillos de esparto fino u de lienzo crudo fuente; y de esta misma forma se saa el aceyte 'de nueces, teniendo abajo u tablerillo con fondo, donde reciba y despida el aceyte por su espita o cañoncito, cayendo en algun.a porcelana o vasija a proposito. Sígnese ahora el. tratar de tos secantes que se pueden usar a el óleo; de éstos el mas común es el de aceyfe de linaza, cocido con azarcón, o litar ge, que por otro nombre llaman almártaga de dorar áXo cual se le puede echar una onza a' media libra de áCeytej y otrit-de 'vidro molidoy una cabeza de ajos sin cascara, quebrantados y y echarlo; to do junto en vasija vidriada, y que le quede otro tanto de vacio; porque poniéndolo a cocer, aunque ha de ser álumbre mansa, sube tanto la espuma, que con facilidad se Saldra; y aun así es menester teneruna cuchara fiia que meterle de cuando en qiiando, tanto para menear los ingredientes y rebotarlo muy bien, quanro para que se .baxe la espuma; y volver a sacar fuera la cuchara, con la cual se sacará4i los ajos para ver si están ya tostados; y en es'tandblo, está ya'Sl secante en su punto;- y luego se arrojan' lo&ajos,'y se de?tá sentar, V ci bellísimo secante. Otro Aceyte de linaza. Aceyte de nueces. Modo de clarificar el aceyte de linaza. Aceyte de pñoñis, cómo se saca. Modo de sacar el aceyte de nueces, y de j'iiwií's. Secante de actyte de linaza. "W i ." 56 MUSEO PICTÓRICO. Otro modo masfO' cil di' secante de aceite de 'linaza. Sacante para azules y blamos. Secantes que se pueden poner en la paleta. Cardenillo, el ma- or secante. Secante de esmalte remolido. Otro se hace mas fácil, y es, echando una porción de colores viejas en un puchera vidriado, y cubrirlas de accyte de linaza, dcxando vacío competente; y en cociendo un ra- ,to.; con ellas a lumbre mansa, meneándolo de cuando en ícuando, apartarlo, y dejarlo aposar, y queda muy claro y excelente secante: y este y el otro, sirven para todas las colores, excepto para azules y blancos, porque estos con él se ponen amarillos, y los otros verdes. Mas habiendo de hacer algún secante para azules y blancos, se puede hacer con aceyte de nueces en una ampoUita de vidrio, echándole vidrio molido a proporción, y un poco de litarge y albayalde molido con el mismo aceyte, y otro poco de azarcón, como una onza de cada cosa, a media libra del aceyte de nueces, rebotándolo con ello una y otra vez, poniéndolo a cocer dentro de agua en un perolito, en habiendo cocido un rato el agua, está hecho el secante, y no es menester que sea a lumbre mansa, pero no muy fuerte. Otros secantes hay que se pueden poner en la paleta, y son excelentes para todas colores: el uno es el vidrio muy bien molido con aceyte de linaza, li de nueces, templándolo como otra cualquiera color, y muy bien remolido, se puede guardar como las colores que dijimos, en vexigas, é irlo sacando y poniéndolo en la palera cuando sea menester. Lo mismo se puede hacer con la caparrosa, d vitriolo molido, como una color a el óleo, y usar de él poniéndolo en la paleta; a que podemos aiíadir la piedra alumbre quemada, y después molida con el aceyte de linaza, aunque este secante no lo he experimentado. Pero sobre todos los secantes, es el cardenillo molido a el óleo, especialmente para carmines y negros, porque en los demás colores seria perjudicial, y aun en estos es menester echarles con moderación, como a tanto carmin como una avellana entera tanto cardenillo como una cabeza de un alfiler, y mezclándolo muy bien con ello, ponerlo en la paleta; pero en los carmines especialmente es menester la discreción del pintor para conocer en que grado es mas o' menos secante el carmin, porque a algunos es menester ayudarles mas, y a otros menos; y a algunos hasta el secante común, y aun sin él se secan muy bien, porque no es beneticio para una color el cargarla de secante, sea el que fuere, porque siempre la ofende algo. Podemos añadir aquí el esmalte remolido con aceyte de nueces, el cual también se pone en la paleta, y puede servir para el ultramaro y el añil; pero también con moderación, especialmente en el ultramaro, porque si es mucho, :vi;r. le LIBRO V. $7 le mata el color: y también, mucho mejor, sirve para el mismo esmalte, y se le puede echar mas cantidad que a los otros azules; pero si todo el esmalte se gasta remolido, se pone negro con el tiempo. Fuera de esto, hay algunas colores que no necesitan de secante, como son el albayalde, génuli, el azarcón, si se hubiere de gastar, bien remolido, y el cardenillo, con las advertencias que se dirán adelante. También los ocres, tierra roxa, y sombra, no estando recién molidos, no necesitan de secante. A todas las demás colores es menester ayudarlas para que se sequen con brevedad, y para esto ayudan también mucho el tiempo, si es verano, y el sol, si es invierno, poniendo las pinturas donde le puedan gozar; y siempre es importante a una pintura a el óleo que goce a el descubierto de los ayrcs, y dl sol algún tanto para que se le quite lo abutagado, que suele mortuicar los colores, especialmente en azules y blancos, y mas si ha estado algún tiempo vuelta á la pared; pero con cuidado si tiene añil, porque si es mucho el sol, se lo llevará. CAPITULO V, Colores q"e no ntcesitan de saante. El añil se lo come el sol J aciimente . Cómo ha de comenzar ¿pintar el copiante y los medios con iine luí de facilitar el colorido. lía §. I. .abiendo pues de ponerse a pintar el principiante, habrá de poner piiniero su paleta de colores, las qiiales es menester que sepa con qué orden se han de colocar, y será en esta forma: por encima del anillo de la paleta comenzará el bermellón, después el blanco, luego se seguirá el génuli, después el ocre claro, luego el obscuro, después la tierra roxa, luego la sombra de Italia, después el carmin, la ancorca, el verdacho, o tierra verde, el negro de hueso, negro de humo u de carbón, añil, o esmalte. Puestos en este orden los colores, y prevenido el secante y los aceytes en sus escudillas o salseriUas, dibujará con clarión de pasta de greda, y yeáo blanco la cabeza que hubiere de copiar, ajusfándola bien.de per liles a el tamaño y proporción de la original, la cual conviene que sea de tinta fresca y hermosa, porque no comience con tintas, adustas y rebajadas, que además de ser mas difíciles, es bien que la primera leche sea la mas regalada y fácil de digerir, para que le tome gusto y afición, comenzará a hacer sus tintas: la primera ha de ser la que llamamos de perfilar, porque con; ella Tora. IL H se Orden con que st han de poner los colores en la paleta. Conviene que el principiante comience a copiar cabezas d¿ tinta hermosa y fresca. Modo de hacer l.is tintas. 58 MUSEO PICTÓRICO. Tinta hermosa de perjilar. Colorido hermoso. Modo de graduar las tintas. Pintura, música de la "jista. Las cuatro tintas generales. Tintas para los frescores de las carnes. se perfila toda la cabeza, y aun se meten los obscuros de las carnes: esta se hace de carrftin, y ocre obscuro, de suerte que haga un medio casi roxo; y si las carnes son muy hermosas, será mejor hacer esta tinta de carmin y ancorca, y un poquito de tierra roxa, y aun de bermellón, porque desperhlandose contra ella las carnes hermosas, les dá un transparente maravilloso. Después entrará con las tintas claras de las carnes, y estas han de ser cuatro: de las cuales, la primera, que llaman media tinta, será de blanco y carmin, y muy poco bermellón, de manera que haga un rosadito claro. La segunda tinta ha de rebajar a esta un grado, o un punto, de suerte que sensiblemente se conozca, que la primera es conocidamente mas clara que la segunda; sin que para esto pueda haber mas medida que el juicio de la vista, y el buen gusto y conocimiento del pintor, de suerte, que esta y las demás vayan bajando a la manera que lo hace en la música, entonando la, sol, fa, mi, re, que para la graduación de este descenso de un punto a otro, no hay juez mas recto que el oido; y así acá lo ha de ser la vista, cuya música es la Pintura. Esta pues segunda tinta se hará mas fácilmente, tomando un poco de la primera, para lo cual se hará de ella mayor cantidad, y añadirle un poco de la tierra verde, u otro azul, como no sea añil; pero si es azul, se habrá de quebrantar con una puntica de génuli, u ocre claro; y asi tengo siempre por mejor la tierra verde, por ser mineral, y no necesitar de quebrantarla el color mas que con la misma tinta rosada primera. Concluida esta tinta segvmda, se hará la tercera, tomando de ella una porción, y añadiendola otro poco, de tierra verde, y alguna puntica de sombra. Después para hacer la quarta, tomar un poco de la tercera, y añadirle otro poco de tierra verde, y algo del negro de carbón, y un poquito de sombra, y aun algo de carmin, y estarán concluidas las cuatro tintas que llaman generales las cuales concurren en todas las cosas corpo'reas que se han de labrar, desde el claro, hasta el obscuro, guardando la. diferencia del color, y después el toque de luz, que se hace añadiendo blanco a la primera tinta, y algún tanto de azul, ó tierra verde en las carnes hermosas; y el toque de obscuro, que se hace en las carnes, añadiendo algo de la tinta de perfilar a la quarta tinta, mas o menos, según lo pide el fondo del obscuro, y tal vez con sombra, carmin, y ancorca se aprietan los obscuros mas profundos. Hechas estas tintas generales, se han de hacer otras para los frescores, que es donde rosea mas la carne, y para la boca, tomando un poco de la primera tinta, y añadiéndole mas LIBRO V. r 59 Modo de imitar Jas tintas. mas carmín, y algo de bermellón; y de esta tomar otra parte, y añadirle mas bermellón y carmín, y linalmente conrcliiir con otra de carmin y bermellón. Esto se ha de entender como documento general, porque como aquí no se tiene presente la cabeza que el principiante ha de copiar, suponiendo que sea de colorido hermoso, como una imagen, se le da esta regla, para que entendido de los colores que se han de formar las tintas, y del modo con que se han de ir graduando y rebajando, las ajuste a el original que copiare en todo rigor; de suerte, que si viere que la tinta cu el original azulea algo mas, le añada a proporción algo de azul; u viere que amarillea, algo de génuíi, u de ocre j si roxea mas, aiíadirle bermellón o carmin, de manera, que de cada tinta lleve parte en el cuchillo, y la acerque a el original a ver si la imita, y hasta que la imite, no pase adelante, si ha de copiar ajustado. También se advierte, que en todo caso las tintas sean algo mas frescas, o hermosas de lo que parecen en el origi- portante paralas tinnal, así por lo que en este han degenerado ya con el tiein- ' ' " copias. po, como por lo que estas se apagan a el unirlas, y mezclarlas unas con otras, demás de lo que aflojan a el secarse; y especialmente en los paños azules, y carmines no hay que dejarse llevar de lo deteriorado del tiempo, porque si estas desde luego se matan, después el tiempo hace su oficio, y quedan muy inferiores a el original. Advertencia ini' H §. II. itna cahza. Lechas ya las tintas en esta forma, comenzará el princi- Modo de co-.nenzar piante perfilando con la tinta obscura toda la cabeza, y los ¡ principiante d em- obscuros fuertes; y después comenzará a meter los claros con ftr . tosquexar pincel de empastar; esto es, que no sea de punta, siendo como supongo la cabeza que pinta del tamaño del natural, con poca diferencia, pues comenzar en cosas pequeñas no conviene, porque no se haga mezquino; y siempre es conseqüencia legítima, que quien puede a lo mas, puede a lo menos; pero lo contrario no se infiere; y así proseguirá en todas las plazas que son de aquella tinta y sin pasar de allí mas que algún tanto, que baste para que pueda unirse, con la que se sigue; y hecho esto, tomar otro pincel de empastar, e ir metiendo la segunda tinta en todas las partes que le tocare, uniéndola con la antecedente con el mismo pincely y de esta suerte continuará con las demás, sin exceder de sus lugares mas de lo que baste para unirse con la siguiente, y sin mojar en el aceyte mas de lo preciso para que está suelta la tinta a,y;eu estando todas las carnes, de la cabezainife . Tom. 11. '" Ha ti- Modo de unir las tintas. 6o MUSEO PICTÓRICO. metidas de color con esta limpieza, tomar un pincel blando y fofo, o una brochuela muy suave y suelta, e irla ' uniendo toda la cabeza con tal suavidad que no se lleve la color, dejandola toda suave, dulce, y hermosa; y en lo que tocare contra el campo, sea el que fuere, convendrá meterlo antes de unir para desperíílar contra él el contorno de la cabeza y lo mismo en las extremidades que tocan contra el pelo, que siempre ha de comenzar muy desperfilado. Hecho esto, volverá sobre ella, reconociendo, y definiendo parte por parte lo que necesitare, con algunos golpecillos de claro, u de obscuro, y los toques de luz con la que dijimos; y para los ojos y cejas la tinta correspondiente, con la sombra, mezclada mas o menos negro, ocre, o blanco, según el color tuvieren las cejas, y cuidar siempre que estén muy desperfiladas, y especialmente hacia el extremo de las sienes, pero el blanco de los ojos que azulee .;, T.V.- un poco. En lo que toca a el pelo, y mas si es suelto y crespo, no Cosas que catijican hay poca dificultad en los principiantes. Y así decia un ex- unpntor. perimcntado, que un pedazo de pelo, una nube, y un árbol bien picado, son prueba de un pintor. Y otro aiíadia, que un pie, una mano, y una oreja bien hechos, calificaban la Modo de hacer el habilidad; y así poner especial estudio en estas cosas. Y vol- felo. viendo a lo del pelo, digo, que primero se ha de meter de color, haciendo una masa de las plazas principales de claro y obscuro, y desperfilandole muy bien contra el campo, y después se dan tales cuales golpecillos de peleteado en los claros y en los obscuros, y no es menester, que sea con pincelito de punta, porque eso lo encrudece, y aun lo ha- , ' ce parecer de esparto, sino con una brochuela, o pincel -;' suelto, y abierto de pelo. §. III. Modo de acabar el -oncluido que sea el bosquexo, y estando muy bien seprincipiante una ca- o,,,se puede acabar de dos maneras; una untándolo primebeza. ro y Otra sin untar; aquella facilita mucho esta no tanto. Sih untar, no hay mas que decir sino que vuelva otra vez á.hacer las tintas, y perfilando la cabeza con la tinta obscura, en la misma .'forma que se comenzó, lá vaya metiendo de xroJor otra vez con mucha limpieza, y no con mucha íolor, hasta que tenga manejo, porque no la podrá definir bien; y uniéndola como se dijo, ir definiendo después cada parte, ajusfándola a el Original cuanto sea posible; y por lo que toca a el pelo, si es algo rubio o castaño, se le pue- de dar un barüto tirado de sombra, con algo de carmín y r¡ 'i an- LIBRO V. 6i ancorca; y si tirare a negro, con negro de hueso, y muy poco de carmín y ancorca. Pero el modo mas fácil de acabar, y el que usaba Lu- ,r 7 r -, 1 T j .. ' , Modo mas fácil d: cas Jordán, con ser tan gran practico, es untando muy tira- acabar. do con barniz de aguarrás, y una quarta parte de aceyte de nueces, lo que se hubiere de acabar; y hecho esto, proceder en lo demás como se ha dicho. Este modo de acabar tengolo por muy fácil y magistcrioso: fácil, porque la color corre con mas suavidad: y magistcrioso, porque se maneja mas libremente, y con lo graso y mordiente del barni, prende la color muy bien y se deja golpear y cargar quarito se quiere, quedando xugoso y lustroso, .que no ncccsfr -oo-i %i iiúVde barniz, sino es que después se retoque sobre seco; y a falta del barniz de aguarrás para untar, se usará del secatlte de aceyte de nueces con unas, góticas de aguarrás. '- Esto de retocar sobre seco tiene gran dificultad, espé- Dificultad dd recialmehte para principiantes. Y así decía Carlos Marati: Cóhii toque, sa dipingere che sa tocéare sopra seco: aquel sabe pintar que sabe retocar' sobre seco, y así dejaremoslo para otro lugar. Sentada esta práctica, que el principiante ha de observar para copiar una cabeza, ha de tener entendido, que lo mismo ha de observar en todo lo que fuere ¿rarncs: y también Frescores, o partes ha de tener por regla general, para la buena i'egulaciOn y donde se enroxece el hermosura del colorido, que el natural se eriróxece algo en cuerpo humano. todas las partes donde hay coyuntura, cómo 'en los hombros, codos, caderas, pies y manos; pero especialmente en los dedos, y mticho mas en los extremos de ellos. Ademas de esto, en la junta de la clavícula, junto a el hoyuelo de la gatgánta, en los pezones de los pechos, vientre y genitales pero mas que todo en los éxtrériios. En todo lo demás, y especialmente donde hay canill-ásVes el color tei-nplado,y casi sin roxo alguno sino es eh 'las carnes muy tóstadas, y de su.natiiraleza roxas. . A i En. el rostro tfs' donde hay gratí variedad de tintas y fres- Frescores del roscores. Por la frente es templado el color a 'proporción dbl íq sujeto'; y en los sobrecejos se enroxece un poco. En las sienes y nacimiento de la nariz es tan templado que casi azulea: luego en los parpados de los ojos se ertróxece algo', y desde ¿1 caballete de la nariz comiehza a enrbxecer, aumentándose a proporción hasta la piinta, y ventanas. Las mexillas,' se suporte, pero mas' en el medio que en los extremos. El sobrclabio templado;, pero qut mas' pique un tanto en ania-'" rillo que en azulado. En los labios ya se supone, pero eiV la baTbá'un poco y también eri'Iá'nuez de la garganta ch' los'fióíiíbrcs: lo'deñías del cüc'Ilor'niuy templado ', esped'álS mente 'fefi' las mujeres 3 pero las orejas siempre róxean V i mas oWiL 62 MUSEO PICTÓRICO. mas en la parte de arriba que en las de abajo, y siempre se ha de entender que estos frescores no entran tan rápidamente que hagan el rostro jaspeado, sino desperíilandose con tal suavidad, que no se conozca donde comienzan o acaban: de suerte, que todo junto componga un color grato, hermoso, y natural. T'-arüdad de coloridos. Colorido mortífero. Diferenda entre el colorido del hombre, ) el de la mujer. Colorido de los vie- 7 §. IV. Oentados estos principios como reglas generales, para que á discreción pueda usar de ellas el copiante, ha menester saber también, que ademas de este colorido hermoso que hemos dicho, hay otros que se alteran, ya con la palidez de un susto, y ya con el sonroxo de la vergüenza, o ya con lo cárdeno de la muerte. En el primero usará del génuli, y del ocre para mezclar en las tintas, con poco o ningún roxo, sino una puntica de carmin. En el segundo usará de la tierra roxa, o bermellón, y carmin en las tintas, añadiéndoles, a proporción, mas o menos, según lo pidiere la parte. Y en el tercero usará lo mas de blanco y sombra, rebajando con ella misma, y el negro de carbón en las tintas obscuras; y en donde habia de haber frescores, usará del blanco y negro, que hace un color cárdeno y mortífero muy natural. Pero ademas de estos coloridos, que por accidente pueden sobrevenir en un mismo sujeto, hay otros coloridos por su naturaleza muy diversos. Primeramente en los hombres por lo general el colorido degenera mucho del de la mujer, participando algo del ocre, y la tierra roxa, y tierra verde, y sombra en vez de lo azulado de las medias tintas del colorido hermoso de las mujeres. Y así a las tintas que dijimos mezclará algo del ocre, y de la tierra roxa, valiéndose para rebajar de la sombra, y verdacho, con algún poco de roxo, según lo pidiere la parte; pues si la parte que se sombrea participa de roxo, también su sombra lo ha de participar: y si el claro es de color templado, también la sombra suya se ha de adaptar a aquella misma naturaleza, y lo mismo digo de. los toques de luz, que sobre roxo sean roxos; sobre templado, templados. ¡j Ademas de esto, el colorido de los viejos, aunque algunos hay -de color fresco y roxo, de ordinario la primera tinta es de blanco y ocre, y después se le va añadiendo tierra, roxa, y aun en algunos el carmin con el ocre hace admirable tinta, y mas si son carnes curtidas; y con la sombra de Italia se van rebajando las demás tintas, añadiendo dpnde convenga algún poco de carmin, o tierra roxa; y para los obscuros fuertes usar de la sombra, y carmin, mas LIBRO V. 6i para perfilar este genero de carnes, es gran cosa el carmín, y ocre obscuro. Y finalmente hay en estos y los hombres campestres tanta variedad de coloridos, que degenerando totalmente del colorido hermoso, comienza el claro con blancq sombra, y no con mucho blanco, y después se va continuando, y rebajando la tinta, ayudada de la tierra roxa y carmin, con la misma sombra hasta el obscuro, de suerte, que hace un colorido bruno, pero muy natural; y aun otro se suele hacer sin blanco alguno, y de color muy fresco, usando para los claros del ocre, o genuli claro, matándole algo con el carmin, o la tierra roxa, y después rebajando con la misma tierra roxa, y el carmin, y en las demás tintas inferiores con la sombra, se viene a hacer un colorido muy fresco en aquella línea. Y últimamente en las carnes esbatimentadas, y que solo se alumbran de reflexión, es donde se prueba el saber colorir; porque en las carnes que gozan de la luz, y mas si son hermosas, ya todos saben que con el blanco y el roxo, el azul y amarillo, se forma un colorido hermoso; pero donde se halla el claro tan rebajado, que si se diese con e'l una pincelada en un claro limpio, pareceria un borrón; y que este borrón llegue a formar tan fresco, y hermoso colorido como el claro ! Uoc opus, h'ic labor. Aquí está ia mayor diiicultad. Pues esta tan grande dilicultad se vence haciendo los claros de blanco, y negro de carbón, en el grado mas o menos obscuro que lo pidiere el caso; y a esta tinta quebrantarla con un poco de ocre claro, y algún tanto de bermellón, y luego hacer otra mas rosadita que la vaya rebajando, y aumentando el roxo en los frescores, y en lo demás ir rebajando con la sombra, y algo de carmin y ancorca, hasta llegar a el obscuro, y se viene a conseguir un colorido, que parece tan fresco y hermoso como el claro. Pero en estos, que son rebajados, por razón de esbatimento, es menester advertir que solo se alumbran de reflexión; y así los claros ha de tener donde habían de estar los obscuros, y los obscuros donde habían de estar los claros, según la regla que dimos en el primero tomo, lib. 3. cap. 3, prop. a o. Poro si las carnes son rebajadas de tinta, no por razón de esbatimento, sino por escasez de luz, o contraposición á un claro, en este caso estará alumbrada regularmente de la luz principal, y no de la reflexión, que es contraria a la principal, como dijimos en dicho lib. cap. 3. Y si la figura rebajada de tinta no fuere de colorido hermoso, como un viejo, o hombre rústico, se podrán hacer los claros de blanco y sombra, con algo de tierra roxa; y Coloridos estrams. Colorido de renexíon. Observación para el colorido esbatimett' tado. Observación para el colorido relaxado j)or cotitrafoiicion, 6 escasez de luz. Colorido rústico rt' bajado. 64 MUSEO PICTÓRICO. y con esta y el carmín ir rebajando la primera tinta, ayudando con la sombra y carmin en las tintas inferiores; y en los obscuros mas profundos, usando del negro de hueso y carmin, si es en primer término, que si no, habrá de quedar con la vagieza conveniente, según el término en que se hallare. JL e §. V. ero donde aprieta mas la dificultad, es en los términos remotos, para los cuales parece se dijo lo bastante en dicho Colando para las ||[ prop. 24. Pero sin embargo diremos ako pa- fíciimt en los termi- o r o r r c_ ci j.iiiui r . 1 copiante quede mas enteramente mstruido en este nos ramios. ' 1 a 1 a j- . . j ui punto. a asi se ha de entender, que la media tinta de blanco y sombra, quebrantada con un poco de carmin, es general para la mancha principal de los obscuros en dichas figuras, ariadiendo algo de ocre 11 de azul, conforme fuere el campo donde insiste, y tocando los claros con una tinta algo doradita, como de ocre y blanco, y un poco de tierra roxa, y los toques de luz, del ocre, y blanco solo; y con esta misma tinta se han de tocar las luces de las ropas, las cuales solo en la primera tinta han de mostrar su color, y ese algo quebrantado, mezclándose en los obscuros con la tinta general de blanco, sombra y carmin, y tal vez podrá servir el mismo campo de tinta general, y por lo menos ha de participar algo de ella: todo lo cual ha de ser a proporción de su distancia, y degradación de cantidad, como diximos en el capítulo citado, dando menos fuerza y viveza de color en los mas remotos, y determinando en los mas próximos algunas partes del desnudo en la mancha de la sombra, y trazos de las ropas. Otra tinta jara También es buena tinta para la mancha general de los los lejos. obscuros el verdacho, carmin y blanco, y una puntica de ocre; también el blanco y negro quebrantado con un poquito de ocre y carmin; y en lo demás proceder como se ha dicho, Pero sobre todo concluyo, que aquella tinta que hiciere mejor el efecto que se pretende, esa será la mas legítima y verdadera, aunque sea hecha con polvo de la calle, como dijo un maestro de armas a dos discípulos que altercaban sobre si era falsa o fina una herida que el uno habia dado a el otro: Que pues a habia dado, era Jina ue la iie se yerra es ¡a falsa. fíb eoí jj CA- o j.ji B roquín, o, i¿ 5 Stí ti CAPITUIO VL ¡os patios Q ¡ropas, y, de lo Del colorido de los panos J [ropas, y os cambiantes espues de las carnes,. por Ser obra ínn-fediatamente procedida del poder .divino, no es lo nienos importante y.d.ííicil el colorido de ks ropas 6 paños de las figuras. Y respecfo de que ahora. suponemos á; '1 'pintor puramente copiante no nos emperiarqnjosi mas que-cxi. decir el modo y los colores ¡con que ha de labrar cada a uno seguq su especie: supor niendo que en todo lo que se h de actuar de claro y obscuro ha de guardar la regla que' dijimos a el principio a capítulo anteccdeiúe ¡de las qiUiatro. tintas generales j y el toque de luz y de obscuro.,. oñ..q a . -,. Y comenzando por los paños blancos, no es lo menos dificultoso que se puede ofrecer. así decia un pintor, que en ellos se conocía el buen gusto, del . artífice, por la diafanidad que han de tener, y tintas,nvas floxas-, respecto de lo que se transparenta, y se reflexa con lo sobresaliente de las luces, que son mas claras quejas de otros. paños, junto con la dificultad de que no destemple su viveza el acuerdo de la composición del cuadro. antes de, explicar su manufactura, es menester suponer, que el pañt) blanco puede ser de una de tres especies, que son lino, seda, o lana. .Si es de lino, sé ha de labrar rcbajando sus tintas con el blanco, y negro de carbón, quebrantándole lo azulado, con una puntica de sombra de Italia, y de esta suerte se concluirá en todas sus tintas, observaiido en ellas la suavidad referida. - Si es de seda el paño blanco, ha de mezclar en el blanco algún poco de génuli, y proseguir rebajándole con blanco, y sombra de Italia, con un poco de negro de carbón, y en las reflexiones mezclar algún tanto de ocre. Pero si es de lana, no tiene que discurrir para labrarle mas que en blanco y sombra, hasta el obscuro, mezclando siempre en los claros alguna puntiea de ocre con el blanco. ,.í:"!. ';, ., !, .b bol §. II. V (Aíic . . ¿.'iíj.'í'jO feUl 113 fos paños amarillos fienen-grán variedad, porque unos son escarolados, otros azufrados, otros gamuzados, y otros naranjados. Los escarolados se' hacen comenzando el claro con el génuli, y añadiéndole ancorca a lá segunda tinta, y Tom. II. la Dijtctiltadsíitna de Jos panos blancos. Paño blanco de lino cómo se labra. Paño blanco de seda cómo se labra. Paño blanco de lana cómo se imita. Paños amarillos cómo se hacen. 66 MUSEO IÍCTOiICO. do. do. do. Amarillo aznfra- á la tercera el ocre claro con ancorca y sombra; y a esta misma añadirle mas sombra y ancorca,- y-'se hará la quarta. Amarillo escarola- y la sombra, y ancorca solas para los obscuros. Puédese también labrar un paño de solo blanco, y sombra, y despuesde seco, darle un baño de ancorca y secante, y tocarle los claros con génuli donde convenga, y apretarle los obscuros con la sombra, y queda un amarillo excelente. Pero si el amarillo es azufrado, o verdoso, ha menester riiezclarle algo de tierra verde en las segundas y terceras tintas del que dijimos escarolado, y no mas. Pero si es gamu- Amarillo gamuza- zado, basta el ocre claro, con el blanco para la primera tinta, y la segunda el ocre sqIo, la tercera el ocre obscuro, y la quarta este mismo con algo de sombra, y un poco de tierra roxa, y para el obscuro la sombra con algo de carmín; pero este mismo se puede labrar maravillosa, y fácilmente con solo el ocre para los claros, y a estie irle rebajando con el carmín, y este con la sombra para el obscuro. í iijiqi,j Pero si el paño hubiere de ser naranjado, se hará' muy bien, añadiéndoles a los ocres un poco de azarcón bien molido; y a falta de él puede servir el bermellón,- y ancorca, y en las últimas tintas la tierra roxa, sombra y carmín. Algunos hacen estos paños con el jalde, u oropimerite quemado en una ampoUita de vidrio, y después quebrantar la misma ampollita, y molerlo con ella con vino blanco, para que el vidrio le sirva de secante; y estando bien molido, hacerlo pastillitas como almendras, y guardarlo, y cuando se haya de gastar, templarlo con el secante común; y para rebajarlo valerse de la tierra roxa, sombra, y carmin: y para los arlaros o toques de luz se usa del mismo oropimente sin quemar, mezclándole un poquito de azarcón; pero este color, como ya dijimos, no lo apruebo, por tener tantas condiciones, y tanta facilidad en tomarse, de suerte que se vuelve negro; aunque esto se puede remediar barnizándole así que esté seco. Xq íi . ]íaranjado. Jalde, u oropimen te, qué modo. Remedio jrara el oro£Ímtnte, Paños encarnados. s §. III. Color de fuego. 'íguense los paños encarnados, de los cuales unos son de color de fuego, y otros puramente encarnados, o' nacarados; de estos se hacen los claros de bermellón, blanco, y carmin, la segunda tinta con menos blanco, y las demás con solo el bermellón, y carmin; y en los obscuros el carmin solo: y sí en estando seco se baña con buen carmin Hno transparente, y si fuere menester, se le tocan los claros, y aprietan los obscuros, queda un color bellísimo. El color de fuego se labra solo con el bermellón, y car- LIBRO V. 67 carmín, sin blanco alguno, y en los fondos se ayuda con negro de hueso; y en estando bien seco, bañándole con buen carmín, y realzando algunos claros con el bermellón puro, y apretando los fondos, queda un paño de grana hermosísimo. L §. IV. ios azules se pueden labrar de diferentes colores: el mas zul de esmalte. común es el esmalte, el cual se bosquexa mezclado algo con el añil, para que tenga cuerpo, y cubra bien el lienzo, y sin mas mixtura que el blanco, mas o menos, para el claro, y obscuro; y en estando seco, se labra solo con esmalte riño y blanco, uno y otro templado con aceyte de nueces, y para mejor se le mezcla a el aceyte un poquito de aguarrás para que se rebeba, con lo cual se asegura, y para que no se corra, y chorree, que lo suele hacer con mucha gracia, y mas si está cargado, y el aceyte algo graso, y entonces es menester ponerlo tendido boca abajo, porque no reciba polvo, hasta que se seque; y otros le ponen en las orillas unos papelitos de estraza, mojándoles la orilla para que peguen, y se vayan chupando el aceyte, y suele ser esto bastante, y no es menester ponerlo boca abajo; pero el modo mas fácil de labrarle a el acabar, es bañando todo el paño bosquexado con el esmalte solo, desatándole con el aceyte de nueces y aguarrás, y después labrar sobre el baño, y apretar los obscuros con el añil solo; y si no hubiere aguarrás, ayuda mucho el aguardiente sola para mojar el pincel; y si esto faltare, no faltará la saliva, que echándole una poca, le detiene para que se rebeba, y no se corra. El otro azul es el de añil, sin mas mixtura que el al- Az.ul de añil. bayalde, uno y otro con aceyte de nueces; y este se puede hacer de la primera, y es lo mejor, y cuando mucho, se puede bosquexar de blanco, y negro de carbón, u de humo, y es bellísimo color y muy dulce de labrar, pero tiene también sus condiciones: y la primera es, que los claros no sean demasiado claros, porque fácilmente afloxa, y así se ha de labrar siempre subido de color. La segunda, y mas importante, es que no se gaste muy aceytoso, sino bien trabado, y no cansarlo. La tercera condición es, que ha de ser preparado, o purificado por alguno de los medios que diremos. El primero es molerle con aceyte de linaza, y envuelto en Modos de pmifi- un papel de estraza, se envía a un horno de pastelería pa- car el añil. ra que por la noche lo dexen dentro, y por la mañana se trae, y viene endurecido y consumido el aceyte, y entonces se vuelve a la losa, y se le echa aceyte de nueces, y repasándole con él, se guarda para irlo gastando. Tom. 11, a 3 El 68 MUSEO PICTÓRICO. Otro modode piri- El Otro modo de purificar el añil es después de molido ficar í a añil. con aceytede linaza, ponerlo en una salstrilla a cocer den- tro de un perolito de agua, y que esté allí cociendo una hora, y después se le quita aquella agua, y se le echa otra, y que cueza otra hora con ella; y repitiendo lo mismo otra vez, queda purificado, de, suerte que la primera agua se verá que sale amarilla, la segunda menos, y la tercera nada. Y respecto de que con estas cociduras queda el añil muy endurecido, se vuelve a la losa, y se le echa el aceyte de nueces que haya menester, para estar bien templado, y se guarda en su vexiga para cuando sea menester. Tercer modo de pii- El tercer modo de purificar el añil es, después de mo- rijicar el aiiil. lido con aceyte de linaza, ponerle en una escudilla, que le quede algún vacio, a cocer en un perolito bien cubierto de agua, y echarle dentro del agua un pedazo de piedra alumbre, o agebe, como una nuez pequeña, y que cueza allí hasta que la escudilla.se descubra, y entonces sacarlo y escurrirle el agua muy bien; y en aquel vacio que dijimos ha de quedar en la escudilla, echar cosa de una onza de espíritu de vino, o aguardiente de abanicos, y pegarle fuego con una cerilla, y dejarlo arder hasta que se consuma el fuego; y hecho esto, queda muy duro el añil, y entonces se vuelve a la losa, y se le echa su aceyte de nueces, y se guarda en su vexiga, y este es, a mi gusto, el mejor medio de pusc cantes para el rificarlo, y mas breve; pero de cualquier modo que se puañil. rifique, se le ha de echar para que se seque o un poco de esmalte remolido, o vidrio molido, o usar del secante que dijimos, del aceyte de nueces, o una puntica de cardenillo, lo cual tengo por mejor, porque para tanto añil como una avellana, basta de cardenillo tanto como la cabeza de un alfiler, y de lo otro es menester mayor cantidad, y en siendo mucho perjudica. Modo de usar del Resta ahora solamente el ultramaro, o azul ultramarino, ultramaro para los con el cual nunca se bosquexa, así por el poco cuerpo que "- tiene para cubrir bien, como porque se gastaría mucho inú- tilmente, siendo como es tan caro; y así se usa de. él en dos maneras, d bañado, o labrado sobre cualquiera de los Ultramaro bañado, otros azules ya concluidos. El gastarlo bañado, no es mas - que después de templado con el aceyte de nueces, darle un baño tiradito a todo el paño con brocha suave, mojando para desleírlo en aceyte de nueces, con unas góticas de aguarrás, y dejarlo bien unido e igua!. Ultramaro labra- Pero habiendo de ser labrado el ultramaro, se pueden 0. ir metiendo sus tintas de claro y obscuro, mezclándole a proporción con el aibayalde de nueces, y ayudando los obscuros fuertes con el añil; y si para esto se baña el paño pri- LIBRO V. 69 primero con el mismo ultramaro, se labrará mas facilmcu- Secante para d nite; y para su secante, o muy poco de esmalte remolido, tramara. ú del secante de aceyte de nueces, o nada. S: §. V. h'guense ahora las ropas de carmín, que no tienen mas sciencia que labrarse con el blanco de linaza, graduando sus tintas regulares de claro y obscuro, y apretar los obscuros con negro si fuere menester: estos paños en estando bien secos, se bañan también de carmin tíno, y hace un color carmesí hermosísimo, y sobre el baño se tocan de luz los claros si lo han menester; y el mejor secante para él, como ya dijimos, es una puntica de cardenillo, si no le basta el secante común. A estos podemos añadir los paños morados, porque la mayor parte de ellos se compone de carmin, principalmente si el morado es carmesí; como si no lo es, será la mayo? parte de azul, y así se compone de estos dos colores, mas ó menos, del uno u del otro, conforme lo requiere el asunto, o la voluntad del artífice; pero cual haya de ser el azul que se le ha de mezclar a el carmin, tiene su dificultad, porque el añil es enemigo mortJl del carmin: y así no hay que mezclarle jamas con él, porque ambos se pierden, y resulta de los dos un color infame, que no se sabe cual es; y así para ordinario el mejor es el esmalte, y que el carmin sea bueno, y no lleve cardenillo ni secante común, sino un poco de esmalte remolido, y sobre este, en estando seco, se puede hacer el morado mas fuio, con ultramaro, y carmin, bañándole primero, y después labrándole con albayalde de nueces, y el dicho morado. Puédese también labrar de añil y blanco el paño que ha de ser morado, y en estando seco, bañarle todo con buen carmin, bien unido e igual, y puede ser que no necesite de tocar los claros según el término en que se hallare; pero si se hubieren de tocar los claros, ha de ser, d con ultramaro, carmin, y blanco, o en vez del ultramaro esmalte íino. Otro morado bajo se puede hacer de negro de carbón, ú de humo, mezclado con el carmin a proporción; y es conveniente para un historiado el variar en unos mismos colores, por si se hubieren de repetir en la multitud de las figuras, sea de suerte que no se tropiece uno con otro; ni tampoco es conveniente que todos los colores sean muy salidos, antes bien se rebajan unos para que salgan otros, como conviene en los de la figura principal, u donde está la acción principal del asunto. Si- Paños de carmin, y su secante. Paños morados. Morado de ultramaro. Otro morado con el añil. Otro morado bajo. Conviene relaxar unos colores jpara que saldan otros. 70 MUSEO PICTÓRICO. MoJ.o de labrar los £años verdes. Modo mas fácil fiara labrar jjaúos verdes. Otro verde mas hermoso. Otro verde de cardenillo. Otro verde con el añil y cardenillo. Verde haxo de añil, y ancorca, y aun otro mas bajo. I §. VI. ligúense ahora los paños verdes, los cuales se pueden hacer de muchas maneras. La primera es bosquexandole desde luego de su color, o bien sea de tierra verde, y blanco, ayudando los obscuros con añil, o negro de humo, y ancorca, 6 usando para las tintas claras del génuli claro, en vez del albayalde; y en estando seco, acabarle con lo dicho, con la limpieza y cuidado conveniente. Pero tengo por menos trabajoso y costoso, y aun mas cómodo el labrar de blanco y negro de humo, u de carbón el paño que hubiere de ser verde, porque así empasta, y cubre mejor la imprimación; y en estando seco, se le dará un baño de tierra verde, y muy poco de ancorca: y si el verde fuere muy obscuro, añadirle un poquito de añil, y después labrar sobre ello con la tierra verde sola, y el génuli claro en lugar de albayalde j y apretando los obscuros con negro, o añil, y ancorca, queda un verde muy hermoso; pero si el verde se quiere mas azulado, se puede usar del blanco en vez del génuli. Otro verde mas hermoso se puede hacer, usando del verde montaña en los claros, con algo de ancorca, hasta donde alcance, mezclándole con el blanco, o el génuli, y rebajandole con la tierra verde, y lo demás que dijimos, y queda un verde hermosísimo. Pero sobre todos los verdes, si permaneciera, es el cardenillo labrado con génuli claro, o con blanco, aunque no es tan bueno, y después de seco, bañado con el mismo cardenillo, este permanece por mucho tiempo hermosísimo; pero en comenzando a declinar, viene a parar en un pardo obscuro infame: pero por si alguno quisiere usar de él, puede asegurarle, barnizándole luego que esté seco, con alguno de los barnices que se dirán adelante. Y si para este paño de cardenillo se labrare antes con añil y blanco, y en estando seco se bañare con el cardenillo, sin otro beneficio, quedará también un verde hermosísimo, tocándole d no los claros, ayudado del génuli, conforme convenga, y en estando seco barnizarle. También se puede hacer otro verde bajo de ancorca y añil, usando del génuli, en vez de blanco y y aun para que sea mas bajo, como para paisajes y terrazos, con el ocre claro, y el añil, y aun mas bajo, con negro de carbón, y ocre claro, que para arboledas, y terrazos, templados y acordes, suele ser bastante: de todo lo cual usará la discreción del artífice donde, y cuando convenga. Otros ' LlS&O V. 7 Otros paños verdosos, y de colores amuscos, fácilmente, quebranraiido con la sombra estóÉi' verdes se pueden conseguir; y si fueren canelados, con blanco y sombra, y un poco de carmin, d tierra roxa, se labran muy buenos: en los demás no hay diilcultad que ocurra, sino en que el pintor los sepa graduar y acordar, aclarando, o rebajando el color, de suerte que no le destemple la historia, sino que toda ella quede como un instrumento bien templado, acorde y armonioso, sin que haya cuerda que disuene. R §. VIL S Paños de colores haxos. ,esta ahora tratar de los paños cambiantes', que son aquellos cuyos claros son de un color, y los obsítoros o tin' tas rebasadas de otro. Estos son eo doce maneras, -f'f '¡b 1 El primero sea el amarillo, porque en ei blanco nohay mas cambiante qué ser dc' seda, lino ó; laria, como -is. dijimos, §. a, el cual se puede cambiar tocando los claros con una tinta azuladita,- clara, y hace muy gracioso color. 2 El segundo sea del encarnado, tocando los claros azules a proporción. 3 El tercero sea tocando los claros de amarillo sobre el mismo encarnado. 4 El cuarto sea sobre los paños de carmin y blanco, tocando los claros con azul. 5 Y el quinto tocándolos con amarillo claro a proporción. 6 El sexto sea sobre el azul, tocawdo los claros con carmín y blanco. 7 Y el séptimo sea, tocándolos con amarillo claro, pero con gran cuidado no se mezcle tanto con el azul, que se vuelva verde; porque del azul, y el amarillo se compone el verde: y así para estos claros es mejor el ocre, y blanco, porque el génuli es muy agrio, y mas próximo a el verde. 8 El octavo sobre el morado, tocando los claros con amarillo, y es un cambiante muy hermoso. 9 Y el noveno sea tocando los claros con verde claro, que hace un color templado y hermoso. I o El décimo sea sobre el verde, tocándole los claros con amarillo. a ri. . II Y el undécimo tocándoselos con encarnado, o xcm sado claro. 12 Y el duodécinjo será tocándolos con morado claro, y hace también un color modesto y hermoso; y así habernos concluido con los cambiantes, los cuales es menester ad- Paiios caminantes. Cambiante de azul, y amarillo. Cambiantes sobre ejicarnado. Cambiantes sobre carmesí. ' Cambiantes sobre azul. ' Cambiantes sobre morado. Cambiantes sobre verde. n M U S E Pi P a C T o R a C o. ivwari .Vi to'rtv.' .10).V. Tres escollos del us.sShv Dos maneras de paisajes. País sujeto d la. historia, cómo se ha de actuar. Pais dominante, sus calidades. Estaciones del dia, mas gratas d la "vista, y ocasionadas ara los jjaises. Pintor docto ha de saber elegir de la naturaleza lo mejor- advertir que son muy difíciles de labrar por la gran limpieza y cuidado que se requiere al despeiíilar los claros con ias medias tintas, que sea con tal suavidad que no se adulxIQ, el color j.pi se le defraude la hermosura a el principal. ul CAPITULO VIL De los pifises, Jlares y frutas, y otros adhir entes. n §. I. 'ecia un pintor experto, que el principiante en la Pintura tenia tres escollos en que tropezar, el uno era el cabello, el otro,las nubes:;y;el otro los árboles, como ya dijimos, y la razón es,, .porque estas tres, cosas son un medio entre lo, fluido y lo. sólido; y así se les ha de dar cuerpo, de suerte ' que parezca que no le tienen, desperfilandoí los extremos;.dt? calidad, que no se conozca donde, acaban; pero estp: aaasi especialmente en las nubes y pelo, .que en ios. árboles bata ' que las hojas o ramas no acaben en sus extremidades tan fuertes de tinta, como en . lo mas frondoso .y acppado., .; Son los paisajes en dos maneras, unos en que la historia se sujeta a el pais, y otros en que el pais se sujeta a la historia. En estos es menester observar la templanza de los: ayres, que son los celages, de suerte que no ofendan a la historia, y que los horizontes no sean muy chillantes, y que estén ala altura del punto de la perspectiva que tuviere, o se considerare en la historia, figura, o pavimento que tenga; y. la- misma t-emplanza en los terrazos, montañas y arboledas, procurando que ayuden, y no ofendan a lo principal. i;J V(; En los paisajes, que han de ser ellos los dominantes, esmenester echarles toda la ley de la hermosura, pero sin pergiles afectados, ni verdes rabiosos, como lo hacen los que poco saben por encubrir a el vulgo su ignorancia coa los afey tes de' los colores gay teros. ' Para esto es menester considerar, que las estaciones del dia mas gratas a la vista, y ocasionadas para fonnar conceptos de contraposición, son el amanecer y anochecer; porque estando el sbl en su zenit, baííando igualmente con sus luces toda la campaiía, rara vez se encontrará concepto caprichoso, sino es por accidente de la naturaleza de las mismas cosas, que las hace contraponer, por la diferencia de tinta, o por la interposición de alguna riube, que con su sombra rebaja un término, contraponiéndole a otro iluminado; y así el docto pintor ha de saber elegir de la variedad LiliBvRO QyiNTQ.; 73 ad de la natqralezajaquellas cosas, que mas conduzcan a gu intK9 í y sean, mas pcasipuaidís para lucir su habilidadj pujftel primer, golpe que;ofrqcf a 1 vista un buen contiepíOys-jlque J;nas5a,dsface a eljuicio de los inteligentes, aunque. las partes no estén tan .j.ije%; digeridas y manejadas como pudieran: y así lo vemos iín,jfiombres eminentes, que. no han sido paisistas de profesión, como
Tiziano, Tinto-' reto, Veronés, Basan, y otros que enr sus historias han hecho paisajes maravillosos, sin estar manejados con aquel primor y paciencia que lo hacen, los qiic son paisistas de profesioíj, porque el pintor de historias está obligado a saberlo hacectodo en aquella forma que; baste para la buena orgaiúj pación de sus conceptos. ., o-rarr , Habiendo pues de emprender un pais que no esté sujeto a historia, muchos lo bosquexan de blanco y negro, ocre, y sombra, metiendo las manchas principales de los árboles en lo ma -.opaco de ellos, sin determinar hojas ní ramas; pero habiéndole de acabar.,' y siendo, como diximos a una aurora, d puesta de sol, se ha de meter primero el celage, comenzando lo mas claro del horizonte con ocre, y blanco, y después se irá siguiendo una tinta rosadita de carmin, y . blanco, cuanto rebaxe a la otra suavemente, y quede bien desperfdada con ella. A esta se seguirá otra mor radita, cuanto rebaxe con suavidad a la antecedente, y que de bien unida con ella. Después "se seguirá la tinta azul con la moderación conveniente, para que rebaxe a la otra, y se una con ella dulcemente, agregando alguna nubecilla, que ha de componerse del azul, y de la tinta del horizonte, tocándole los extremos que se arrimaren hacia él, de la misma iluminación del claro; pero siempre inferior a la luz prinr cipal del horizonte, procurando que el celage quede con vagueza y templanza, de suerte, que cualquiera otra cosa que se le anteponga, le supere en grado de obscuro, y así se aleje el celage, y todo lo terrestre se venga, y se haga mas presente. Sentado este principio, se ha de entender siempre que todo lo terrestre ha de ser mas bajo de tintas que lo celeste, de suerte, que todo junto supere en obscuro a el celage, comenzando con vagueza, respectivamente en las montañas mas remotas, las cuales en una aurora, o puesta de sol, como dijimos, pueden ser de un moradito claro, que con suavidad contraponga a el horizonte; y a estas se pueden seguir otras azules, que con moderación superen a las antecedentes, y a estas se sigan lueo algunos terrazos, arboledas, ó matorrales de tierra verde, blanco, y ocre claro, algo quebrantado con el carmin: y mientras mas se fueren ccrcantom. II. K do Honú res eminentes que han hecho paisajes sin ser paisistas de profesión. Modo de bosquexar el pais. Celage y horizonte para un pais cómo se ha de graduar. Vagueza del celage en los paisajes. Todo lo terrestre es mas bajo de tintas que el celage. Graduación de los lejos de un pais. Términos principales de un país. Fuerza superior de algún claro en unpais.' Arlóles de primer término, con qué tintas se hacen. Modo de picar los árboles. 4 M U S E o í a C T G kI-C O. tío los términos hacia adelante, páirfidén mas del veídé donde convenga, y de la fuerza -de los obscuros, vtvriandó en los terrazos algunas veces la tinta y c algunos' ISfífipazo'i ocreados j-totros algo roxos, d acarminados, otros vefdésj haciendo algunas quiebras y peñascos, divertidos con algunas ramas, troncos y arboledas, y algún arroyuelo u despeííadero de agua; y últimamente en los términos principa-i les dando la mayor fuerza de los obscuros, y algún toca mentó de luz superior en algún troncó o peñasco, que predominando a todo lo demás, lo deja templado, y acOrde. Y en lo que mira a el verde de los árboles, basta la tierra verde de Verona, y tal vez algo de verde mdritaña; pero en los árboles de primer término es donde menos verde se gasta, pues aun la tierra verde se mezcla con ancorca, y sombra, o se hacen con el verdacho común, que para los paisajes es bueno: y últimamente viene a parar en negro, y ancorca, y aun con algo de carmín, para que sean los obscuros mas dulces y xugosos; esto es, en lo mas fondo y coposo del árbol, que en las extremidades de las ramas ha de ir aflojando la tinta de suerte que las puntas de -las hojas se toquen con ocre y verde, y a veces con el ocre solo, procurando diferenciar de tinta unos árboles de otros, haciendo algunas ramas tostadillas, y amarillejas, y aun de tierra.roxa, conforme mas hiciere a el caso. Y en lo que toca a el picar los árboles, requiere muy especial gracia y manejo, que no es fácil de explicar; pero advierto, que las ramas no acaben en agudo, sino agrupadi- ' tas en redondo, sin afectación, sino con un cierto descuido casual, haciendo las hojas de tres en tres, de suerte, que la de enmedio salga algo mas, y se vayan retrayendo otras menores, y mas recogidas, hasta unirse a el tronco; y haciendo varias de esta suerte, se viene a componer una rama grande y hermosa; y repitiendo las demás, según pide la organización del árbol, viene a quedar hermosamente poblado. En que es de advertir, que siempre que de algún tronco o vastago se hubiere de sacar alguna rama, ha de hacer el vastago algún ángulo, movimiento o salida hacia aquella parte; y así ha de ir serpeando, habiendo de sacar vastaguillos hacia una y otra parte; y sobre todo, ayuda mucho para tomar manejo, ver y copiar paisajes del natural, y de hombres eminentes. LIBRO V. 75 Y §. II. supuesto que las flores son también cosa campestre, no será agcno de este lugar el tratar de ellas lo que se puede tratar; que lo cierto es, que el estudio do copiarlas del natural, y de otras de mano de hombres eminentes, como dijimos de los paisajes, enseña mucho mas que cuanto se pueda decir. Tero no obstante, para cuando hayan de hacerlas de práctica, como sucede en algunos casos, daremos algunos documentos, que teniéndolos presentes, importarán mucho para el acierto: bien que para cosas de importancia no conviene tiarlo todo a la práctica, sino valerse de algunos estudios particulares, que tendrá hechos por el natural de diferentes flores, y en varios pertiles, haciendo de ellas una composición armoniosa, y añadiendo en los fondos y extremidades algunas otras de práctica. Y así para estas como para las otras, conviene siempre observar los preceptos de una historia acordemente pintada, colocando en el medio el golpe mayor del claro, y rebajandolo hasta los extremos, pero no de suerte que parezca un globo, 6 superiicie convexa, sino encrespándolo con algunos altos, bajos, y fondos, así de otras flores rebajadas, como de los verdes de sus hojas; y en los extremos sacando algunas ramillas, y florecillas en tal cual parte, que encrespen, y aligeren el ramillete, florero, o guirnalda. También ha de procurar variar de actitud o perfil las flores, que no todas estén de una postura, sino conforme sus calidades, unas de frente, otras de perfil, mas o menos, ya hacia un lado, ya hacia otro, hacia arriba, o hacia abajo, y no hacer muchas do una misma especie, buscando siempre la variedad, que es la que mas hermosea la naturaleza; y especialmente en las flores, donde la diferencia de tintas y simetrías ofrece tanta ocasión para el deleite de la vista, si la sabe ayudar con la buena elección el artífice. También ha de observar en la colocación de las flores la graduación de sus colores de suerte, que cada uno ayude, y no ofencia, 6 embarace a su inmediato, porque cualquiera color sobre otro de su misma especie, con dificultad sobresale; como un blanco sobre otro blanco, un azul sobre otro azul, &c. Pero un blanco sobre un azul; y a el contrario, es buena colocación; a la manora que en la música los nnisoiius no constituyen armonía, sino aquella dulce consonancia de una tercera, una quinta, y una octava; y así también el amarillo sobre el roxo, o jimto a él; el rosado, ó el roxo sobre el blanco i.y este sobre otro cualquiera rejo;;;. . Ka sal- Ohservacioies para lasjiores. Estudios di Jiorgs del natural. En un Jlorn-Q se han de observar los p-e.eptos de una historia. T'ariar de p:rjiles en las ñores. La variedad hermosea la naturaleza. Graduación de los colores. En la música los iinisonus no constituyen armonía. 76 M U S E O P a C T O R a C O. saltan grandemente; como también el amarillo claro, porblanco, y amar i- que estos dos son agudos, o tiples de esta miísica: y resllo claro son colores pecto de ellos, cualquiera otro color es remiso y bajo; con agudos; los demás, que contraponiendo, o invirtiendo, siempre hacen buena, y respecto de ellos, son armoniosa colocación, reservando los colores mas bajos, co- "" mo carmesíes, morados, y verdes obscuros, para los fondos y extremos contrapuestos a campo claro. Observación de los También ha de observar que los verdes sirvan de como verdes m lasjiores. campo a las flores, como se ve en el natural, donde siempre ellas predominan a los verdes, sean de la naturaleza que fueren; y así no se han de subir mucho de claro, y con esto mantienen su color mas hermoso, porque cuanto mas se aclaran, tanto mas descaecen, y pierden su verdor. Sigan las hojas de También ha de observar que los verdes, esto es, las ho- la planta la. natura- jas y vastagos de la yerba 6 planta que fingiere, sean de la leza de lajlor. naturaleza de la flor a donde se arriman, u de donde ella procede j y así en la rosa sean las hojas y vastago de rosal en el clavel, de clavel, &c. R §. III. .asta aquí hemos tratado cuanto lo permite el asunto, de la buena organización de un florero en común: resta T'arias especies de ahora el tratar de las flores en particular. Y comenzando por rosas. la rosa,. como reina de ellas, digo que es mucha su varie- dad; porque las hay blancas, rosadas o encarnadas, disciplinadas, carmesíes, terciopeladas, que llaman carmines, encarnadas, o color de fuego, con el embe's dorado, y otras totalmente amarillas. Las blancas son muy apiñadas, y suelen roxear un tanto cuanto hacia el centro de la simiente; y esta se ve muy poco, y el botoncillo algo verdoso. La encarnada, que es la mas común, es de varias especies, una que llaman rosa de Alexandria, la cual es muy crespa, y no muy poblada de hojas'; y entre las últimas hacia el centro se descubren los granitos de la semilla de color dorado, y el botoncito en medio entre verde y amarillo. Otras llaman de cien hojas, que son muy pobladas y unidas. Otras, que dicen de Dinamarca, son mas crespas, hoja mas menuda y bien poblada, y de mas subido color. Otra especie llaman rosa castellana, las cuales tienen pocas hojas y grandes; y las que se siguen a la primera orden, ocupan los vacíos que hay entre una y otra de las primeras, y en el medio tienen bien descubierta la semilla, como una corona , dorada, con su botón, como las antecedentes. .ob¿Las rosas azotadas son las que en la hechura y simetría se parecen a las de cien hojas, aunque no tienen tantas; su co- LIBRO V. 77 color general es casi blanco, y tiene repartidos en las hojas unos lampazos y rayas mas encarnadas, que la hace muy vistosa. Las carmesics son de color mas subido que el común, y la hechura como las de Alexandría. Las terciopeladas, d carmines, son hermosísimas, pocas hojas, pero muy compuestas: el color carmesí obscuro muy fondo, y su simiente muy dorada, con su botón, que forma todo una corona muy hermosa. Las rosas encarnadas, o color de fuego, son en la he- Rosas da color de chura como los carmines; pero el color de las hojas por la fuego. parte interior muy encendido como el bermellón, y por la parte de fuera de color dorado, o amarillo encendido. Otras hay totalmente amarillas, de color muy perfecto y subido, pocas hojas, y en la composición muy semejantes a las antecedentes; pero también las hay bien pobladas de hojas. es de advertir, que todas estas especies de rosas las he visto naturales en los jardines del Buen-Retiro, y demás palacios Reales, y jardines de seííores. El tronquillo, o vastago de estas flores es espinoso, y Simetría de la holas espinillas son acarminadas. Comienza el capullo en un Ja verde, y -vastago pczoncillo verde, de donde nacen unas penquillas verdes, rosas. que abrazan las hojas del capullo, y estas se retraen hacia el pezoncillo en abriéndose la rosa. Las hojas de su tronco o vj'stago son aovadas, y de la grandeza de la yema del dedo pulgar, con poca diferencia; son algo ásperas, y con puntillas al rededor, y siempre salen del vastago principal unas ramillas a trechos, cada una con cinco hojas; la una en la punta de la rama, y dos a cada lado; estas en la rosa de Alexandría son mas ásperas y grandes, en todas las demás son menores, y mas suaves. s §. IV. iguese ahora el clavel, que también es rey de los vergeles: este siendo doble, es muy poblado, crespo, hermoso, y de varios colores, porque los hay blancos, azotados, morados, carmesíes, encarnadinos, y terciopelados, y todos son de una hechura, mayores o menores, y del medio de la copa les salen dos briznas blancas, que se cruzan, enroscándose una hacia un lado, y otro hacia el otro; y todas las hojas son blancas por el nacimiento, y en los extremos de ellas son algo harpadas con unas punticas, o almenillas. El cañoncillo donde están contenidas, es a manera de bellota verde, y comienza por el pezón con dos ordenes de cuatro punticas verdes muy unidas, y acaba en otras qtiatro mayores. Su vastago es liso, largo, y delgado, y hace un nu- di- Varias diferencias de claveles, su simetría y colores. Vastago, y hojas de la planta del clave!. 78 MUSEO PICTÓRICO. Sitnetría, y composición de la azucena. Ramo deaziicmaj. dillo', del quai despide dos hojas, una a' cada lado, y estas son largas, encorvadas algo hacia fuera, y acanaladas, angostas, y agudas, y su color es algo azulado. La clavellina es de la misnoa hechura y colores, solo que no tiene mas que cuatro hojas. La azucena todos saben que es blanca, pero no todos saben que tiene seis hojas, las tres mayores, que son las ác adentro, y que acaban mas redondas, y las otras tres de fuera, que cubren las juntas de las otras, y acaban mas agudas, y todas tienen' dos venas por el medio, y se encorvan hacia fuera desde su mitad: y dentro tiene la azucena seis vastaguitos blancos, y delgados como alfileres, que terminan en unas semillejas molsudas, como granos de trigo de color de oro, y en el medio otro vastaguiilo mas grueso, y algo verde, que acaba encorvado en un botoncillo mas verde. Esta nunca se pinta sola, sino en un ramo, acompañada con otras que se le siguen, mas o menos abiertas; y los capullos, cuando están para abrir, son largos como nuestro dedo anular, y en medio algo mas hinchados, y poco raenos a los extremos, y a este respecto se van siguiendo los demás: y mientras mas a la punta, disminuyen mas, y van perdiendo el color blanco, degenerando en verdoso, y acarminado. El va'stago principal de esta flor es algo amoretado, y ie ..i planta de la crrueso como el dedo meñique, v va en diminución arrojando dos hojas verdes agudas y acanaladas, una a cada iadoj y lutgo se siguen otras dos encontradas, hasta que llega donde nace la ílor, a cuyo principio echa otra hoja, y lo mismo hace en todas: y el vastaguito de cada azucena es delgado, liso, y redondo como un junco, y casi blanco verdoso: en el pie son las hojas grandes, largas, agudas, y encorvadas. El lirio común es morado, y muy hermoso: componese de seis hojas, las tres boltean hacia abajo, y son terciopeladas, y en el medio una vena molsuda amarillita, y junto a ella se derraman unas líneas, o rayas tortuosas mas claras en la misma hoja, y a el medio de ella se pierden con lo mas fondo del morado, y acaba chata, o casi redonda. Las otras tres hojas, que nacen en medio de estas, suben arriba, encorvándose hacia dentro, haciendo capullo hueco; y estas son algo mas azuladas y crespas, con una vena mas clara en medio, y a el pie de ellas, por la parte de adentro, tiene cada una una hojilla ma.s tiesa, que acaba dividida en dos puntas. Todas estas Seis hojas nacen de un botoncillo, que lo cubre una hojilla rebozada de color de I ldstago y hojas azucena. Simetría, y com posición del lirio. ce- OlLlBRO QUI NT OJIA n cebolIaisétTa; el vastago es liso, 'largo, y verde, y suelen venir en cada uno dos o. tres lirios j la hoja de lai. planta es. larga, tiesa, aguda-, y sin canalesi' a De esta misma' hechura y simetría los hay también blancos totalmente, y muy hermosos. Los capullos después de su vastago verde comienzan rebozados con aquella ceboUeja que dijimos, hasta la mitad, y a el sesgo; y después prosigue el color del lirio, acabando en punta, a manera de una bellota grande." -díesta misnrá hechura los hiy también ma)'ores y menores de o ordinarioyde color; franciscano, o ceniciento obscuro' "íjíI l-r ofi n'jtrlr; . -jiorii: Hay también otra especie de- lirios, (tiíe'ídkman líricos, y son muy hermosos, y varios de color: unos son totalmente morados, y tienen sus tres hojas casi redondas, después de su penquilla, y se revuelven hacia fuerá, y en el medio tienen una venilla de color naranjado; y á el principio de esta hoja redonda se levanta, revolviendo hacia arriba otra hojuela pequeña, que acaba harpada en dos puntas: y luego en el vacío de entre una y otra salen otras tres hojas iarguillas, angostas, y casi derechas, como el dedo índice, y acaban harpadas; y todas, estas ho.jas nacen de un botoncillo verde y pequeík), que se sigue después de otro largo, a manera de hueso de dátil, y algo esquinado. De esta misma hechura y simetría hay otros amarillos, con la venilla en medio de la hoja rednda, muy naranjada y encendida de color; y luego la hojuela chica que tiene junto a sí, ya declina algo a morada, mezclada con el amarillo claro, y luego las tres hojas largas son de color morado casi azulado. También hay otros totalmente amarillos, y muy encendidos, que se crian en las lagunas y sitios pantanosos, q,uc casi son de esta misma hechura, salvo que las tres hojas de abajo son mayores, y las tres de en medio mucho menores que los antecedentes; pero las hojas, y tallos de unos y otros son como los primeros. VáitJgo y hojas de la planta del li- no. Lirios blancos y franciscanos. Lirios líricos morados. Lirios líricos ama' rillos. Lirios palúdicos. E, §. V. 1 tulipán es muy semejante a la azucena, salvo que las seis hojas que tiene, son todas ¡guales, y mas anchas, a manera de hoja de lanza, y todas guardan un mismo orden en el nacimiento de su vastago, y se recogen hacia dentro las tres de ellas por la punta, y las otras tres, que son las de fuera, se quedan casi derechas, y tal vez revuelve una u otra hacia fuera con caprichosa travesura; y cuando ya están muy pasados con la fuerza del sol, se abren del to- Simetría, y variedad de los tulipanes. 8o MUSE O' PICTÓRICO. COIIf Sinutríd, posición dd anemole todo, descubriendo en medio seis vastaguillos, con una beo IJotilla blanca verdosa donde .está la semilla. De estos los hay totalmente blancos, totalmente amar rillos, morados, rosados, y roxos; pero los blancos y amarillos suelen muy de ordinario ser azotados con algunas vetas, lampazos, o líneas, ya de encarnado, ya de morado, ya de carmesí, con travesura y, variedad muy hermosa: estos nacen cada uno de por sí desde la planta, con su vastago liso a manera de junco, y la hoja de la planta es á_ manera de la azucena., pero mucho mayor, y mas gruesa. ., El anemole es también flor muy hermosa y varia: componese de ordinario de ocho hojas, del tamaño y simetría de las de la rosa; y después se le siguen otras menores que median entre las antecedentes, y en el medio tienen yna corona de scmillejas, y hojillas menudas muy populosa, y un botoncillo molsudo verdoso, y a veces amoretado, y casi negro. Simetría, j composición de Id peonía. Simetría del renu- clo. Simetría, y nizacion de la ador midera. orza- Toarías diferencias de las adormideras. ¡ Esta flor también es muy varia, así de colores enteros, como de rayados sobre blanco y amarillo, a manera del tulipán: nace de su vastago desde la planta, aunque con algunas hojillas a trechos, a manera de hoja de peregll, pero mas tosca; y así mismo es la de su planta. La peonía es como una rosota grande, pero muy carmesí, y muy poblada de hojas: nace de su vastago, sin mas botón, y con algunas hojillas verdes harpadas en tres o quátro puntas agudas; y así mismo son las de la planta, aunque mucho mayores y con tallos, y vastagos largos: las hay también campesinas. El renuclo es casi de la mesma hechura, pero poco mayor que un clavel, y de ordinario de color de fuego j pero yo los he visto escarolados, y también blancos. La adormidera es flor muy caprichosa, hermosa, y gallarda: nace de su vastago sin otro botón: tiene primero cuatro hojas muy grandes, angostas en su nacimiento, y anchas, harpadas, y chatas hacia el fin, con muy grocioso desorden. Sígnense entre estas otras cuatro menores, y de la misma hechura, y en el medio tiene un gran penacho de hojuela's menudas enrizadas con hermosa travesura, y en el centro un botón grande, y verde, donde recoge la semilla, y termina en una coronilla con un círculo amarillejo, y una como estrella en medio del mismo color. Esta flor tiene también varios colores, pues las hay enteramente blancas, encarnadas, carmesíes, y moradas. Las hay también matizadas de blanco, y algunos lam'pazos, rayas y golpes encarnados. También otras tienen las hojas grandes blancas, y el penacho azul, encarnado, o morado, y LIBRO V. 8 'i Simetría de la malva real. y del mismo color golpeadas las hojas, especialmente en los fluequecillos de sus extremos. La malva loca, o malva real, también es muy varia de colores, y hermosa: su hechura es a manera de la rosa, pero no tan encorvadas las hojas, siendo mayores las primaras, y las demás van disminuyendo, y encrespándose coa un penacho muy gracioso; y las hay blancor, azufradas, rosadas, encarnadas, y carmesíes, y nacen muchas de un solo vastago. Estas son las flores mayores, y mas notorias; que a haberlas de describir todas, fuera nunca acabar: y así solo diré de las menores, que el jazmin tiene cinco hojas, otras tantas el azahar, el nardo, o vara de Jesé, seis, y su vara y capullos a manera de la azucena. El alhelí, que en Anda- gimasjhres pequeñas lucía llaman aljaili, tiene solas cuatro hojas: otras tantas la mosquera, y la flor de la xeringuilla, y las florecitas de los geldres, 6 mundos: los junquillos, y jacintos a seis, cuya noticia importa para no echarles mas hojas de las que les dio la naturaleza a aquellas que las tienen contadas: cosa que la puede tiscalizar cualquiera de mediana observación. Isfúmcro determinado de ho'uis de al- s §. VL Las frutas por la mayor parte son redondas como la tierra. Simetría íle aku- Oiguense ahora las frutas que también son cosas campesinas, y pertenecientes a el pais, aunque en esto me detendré poco: porque como son cosas e comer, están mas en la noticia de todos, pues todos las manejan; lo que no sucede con las flores, que los mas las miran muy ligeramente. Y así digo, que las frutas, por la mayor parte, imitan lo globoso de la tierra en la forma redonda, de que pocas ' ''í degeneran en ser algo aovadas, como las ciruelas, salvo las imperiales, o cascabelillos, que son redondos: los melones también por la mayor parte son prolongados: la pera también desenera en la forma a manera de campana; esta sue- , . , k,,. j 11 j j Colores de albinias tener algún rosadito tostado en aquella parte donde mas -.y.. la ha batido el sol; y lo mismo tienen otras muchas frutas, y aun mas encendido el color, como son las pomas, que en Granada llaman manzanas morayas, las granadas, las camuesas, los peros agrios, los melocotones, y duraznos: estos dos últimos tienen alguna comisura, o plegadura, como también los alvaricoques, por ser especie ínfima suya lo que no tienen las demás. Las camuesas son algo mas prolongadas, y hacia la flor mas agudas, y alrededor de ella tienen cinco tetillas, 6 pezoncillos, que es su distintivo de las demás frutas de su especie. La asperlega es mas apanetada, y no admite roxo, guardando su color nativo amarillo claro. Tom. IL Las ;8i2 MUSEO PICTÓRICO. Variedad de las Las uvas tienen varios colores y formas, porque unas son u-vas en la forma y redondas, otras aovadas, y otras mas gruesas a el principio color. que a el rin, y son las que llaman de teta de vaca; estas no mudan su color, porque siempre son blancas, y se hacen con el verdacho, ocre, y blanco, tocando los claros con ima tinta azulada, y la reflexión con ocre, y blanco, mas ó menos, según participare de la luz; las otras suelen variar de tintas, porque las hay roxas, y negras y a unas y otras después de la tinta general, se les toca de luz con la tinta azulada, y en la reflexión con el roxo, carmesí, d morado, según su color lo pidiere. Simetría, y dife- Los higos, y brevas tienen la forma de la pera, mas o rem-ias Je ¡os higos y menos crecidos; de unos y otros hay dos castas: unos, que brevas. llaman higos blancos, que son algo verdosos; y otros ne- gros, que tiran algo a morados; y en estando maduros, se rajan por algunas partes, descubriendo lo blanco de la corteza, y tal vez lo roxo de la medula, y granillos de adentro; y esto baste en cuanto a las frutas, por no dejarlas quejosas, habiendo gastado tanto tiempo en flores. CAPITULO VIII. De los medios que puede usar el copiante para ajustarse mas d el original. H S- I. .abiendo ya tratado de las cosas que pueden causar a el principiante mas diflcultad en el manejo, será conveniente tratar también de los medios de que se puede valer para ajusfar mas la copia que hiciere a el original, en razón de Utilidad de la qua- contornos, 6 perfiles j de estos, el mas común es la cuadrí- drícula para ajustar cula, que viene a ser lo mismo que un pitipié, pues no so- ¡as copias, y su uso. |q sijye para lo igual, sino tambiep para lo mayor o menor. Esta pues se forma repartiendo el ancho de la pintura Original en las partes iguales que se quisiere, y en lo alto las que cupieren, sin hacerlas por eso mayores ni menores que las del ancho, aunque quede algún quebrado, como mitad, d tercera parte, &c. y hecho esto, con un hilo y aguja, si fuere lienzo, ir pasando por los mismos puntos señalados en la orilla, atravesándole hasta la otra orilla del ancho, quedando como líneas paralelas a sus lados, y después cruzar las otras líneas, o hilos de lo alto en la misma conformidad; y si fuere tabla, poner unas tacholitas en el cantero de la tabla, en derecho de la señal, y por ellas ir pasando el hilo en la misma conformidad, y quedará la . pin- LIBRO V. 83 pintura perfectamente cuadriculada, como se ve en la figura 4. lámina i. Lam. i. fíg. 4. Hecho esto con la original, y siendo igual el lienzo de la copia, se ejecutari en olla lo mesnio, y con las mismas medidas, pero tiradas las líneas, o con regla y clarión, o con hilo estregado con yeso mate, y después bien estirado de punto a punto, levantarle del medio, y dejarle caer de golpe, para que azotando señale; y así con todas las líneas quedará proporclonalmente cuadriculado con el original, y después se anotarán con sus números i. 2. 3. &c. por su orden las cuadrículas de una y otra pintura, comenzando desde una misma parte en la una que en la otra, como parece en dicha figura. Pero si la copia no es igual, sino mayor o menor en Ohstrvackn para proporción, se ha de guardar la misma regla en el número copias mayores o de las cuadrículas, de suerte, que sean tantas en la copia y" í orit como en el origmal, o bien sean mayores o menores, según fuere mayor o menor el lienzo, como se nota en las dos figuras A, y B; o bien se imagine ser la original A, o B, para que considere ser mayor o menor la copia; pero si esta no es proporcional a el original, esto es, que si el original tiene de alto tanto y medio de su ancho, y la copia algo mas o menos; o si es cuadrado, y la copia no lo es: para esto importa mucho la inteligencia de la regla ác pro porciones, que pusimos en el tomo antecedente, lib. 3. cap. i'JoL loAf. porque en este caso es menester proporcionarle, tomando el lado mas angosto, y cuadrandoíe; y si el original tuviere después de su cuadrado una tercera o quarta parte mas, dársela a la copia, y lo que sobrare, dárselo a donde mas convenga, o repartirlo en los dos extremos de arriba u de abajo, o a un lado o a otro, si es tendido, y luego cuadricular lo que ya está proporcionado, guardando la igualdad del número en las cuadrículas, como en la figura B, que notamos, que aunijue en la realidad es menor que la A, tiene mayor proporción en el lado ít, e; y así tomando el lado e, ", menor, se le busca su cuadrado hasta d, y queda con esto proporcional a la figura A, que se supone ser la original, y es cuadrada; y la porción c, ¿, que sobra a la parte de arriba, se puede dejar para el campo, donde no hay tanta dificultad, aunque también se puede dar la mitad arriba, y la otra mitad abajo; bien que esto de aiíadir cosa substancial, en los principiantes particularmente, se ha de evitar cuanto se pueda, porque no degenere de la perfección de lo demás. Hecho esto, y notadas las cuadrículas con sus números, Como se ha dt ir se irá dibujando con el clarión, observando en qué qua- 'f '' ' '' —, jj. T j, por las cuadrículas. Tom. II. L a dn- 84 MUSEO PICTÓRICO. drícula cae cada cosa, y hasta que parte de ella sube o baja, mas o menos, como se puede notar en las dichas riguras A, y B, y después de dibujado todo, se iiá pintando en la forma que dijimos en el capítulo 5. teniendo gran cuidado de no propasarse de las líneas o contornos que prescribió el dibujo, que llamamos corromper el dibujo, porque será tejer por una parte, y destejer por otra., 3íodo de tomar los ferjiks d d original. E. §. II. Lam. i. Modo de ¡impar el original desfues de tomados los j)erjiles. No debe el copian te habituarse d tomar los perjiles. Otro modo de tomar los perjiles. i Otro medio de que puede valerse el copiante para ajustar en todo rigor su copia a el original, solo puede servir para de igual a igual, que es tomar los perfiles. Esto se hace con carmín, por ser color transparente, y de poco cuerpo, bien desleído con el aceyte de linaza, y con un pincel de punta, pasando todos los perfiles y contornos del mismo original, a la manera que están las dos figuras A, y B, lámina a . y teniendo ya ajustado un cartón o papel grande a su tamaño, plantársele encima, y estando bien asegurado en las cuatro esquinas, estregarle muy bien con un pañuelo para que se impriman los perfiles; y sí para esto se pusiere un rato antes el cartón sobre parte húmeda, sin mojarse, imprimirá mejor. Después se levanta, y puesto sobre el lienzo de la copia, y a la vista el original, se van recorriendo con el pincel y el carmín todos los perfiles que no estuvieren bien señalados; y hecho esto, se hmpia muy bien el original, estregándole con la palma de la mano un mígajon de pan, hasta que se desmigaje todo, sacando el carmín, y dejando muy limpia la pintura Después se pica el papel con una aguja gorda por todos los perfiles; y hecho esto, se estarce sobre el lienzo, estregándole una mazorquilla de ceniza cernida, u de yeso en polvo, y sobre ello se va pasando de perfiles con carmín, y sombra, y después se va copiando con las observaciones dichas en los capítulos antecedentes. Esta práctica, o industria, cuanto es utíl para casos precisos, como retratos, que se repiten, d alguna cosa esquísita, que se ha de copiar puntual, y repetir varias veces, es dañosa para los que desean aprovechar; y así deben huir de ella cuanto sea posible, porque con esto se entorpece la práctica del díbuxí), y siempre es lo mejor la cuadrícula, y aun sin ella en cosas de poca substancia. Otros toman los perfiles con papel delgado aceytado, poniéndolo encima del original, y trasluciéndose, los van pasando con el pincel, y carmín, y después lo pican sobre otro papel limpio, para que este sirva para estarcir; pero LIBRO V. 85. este modo no es tan puntual, porque muchas menudencias se pierden y ocultan. O, §. III. 'tro medio hay muy fácil- y breve para tomar los pep Medio breve y fa. files, y es, con un velo negro, de lo que llaman toquilla " P'' tomar los de humo, o volante de Italia, estirado en un bastidor de tres "'' " " ocuartas de largo, y media vara do ancho, que es cl que tiene dicho volante, aunque también se puede hacer de dos anchos en bastidor mayor, a el respecto, uniendo las orillas a cl tope con seda muy delgada, y que el bastidor no tenga travesano. Dispuesto así este velo, se planta sobre el original, y estando bien asegurado, se van pasando en él los perhles con una punta, o clarión de albayalde en seco, á la manera que están las dichas figuras A, y B; y luego que están todos pasados, se quita de allí, se pone sobre el lienzo, en que se ha de ejecutar la copia: y estando bien asegurado sobre llano, se estrega con un pañuelo suavemente, y se pasa a el lienzo todo lo dibujado en el velo con gran puntualidad y distincfon. Ebt.i industria, de que he usado muchas veces, la hallé Julio Troili, Boen Julio Troili da Spinlamberto, Bolones, que escribió de loñcs, gran perspecperspectiva práctica con grande acierto, cómo lo notamos '°en el tomo primero, l'ib. 2. cap. a o. §. 5. en el catálogo de los escritores de la perspectiva, y es un medio útilísimo, y perenne: porque en sacudiéndole con unas plumas, queda como si tal no se hubiera hecho, y de esta suerte vuelve a servir siempre que se quiere; y si el original fuere mayor Modo de repetir el que él, se puede repetir haciendo unas señales en los cuatro wo. ángulos que ha ocupado, y pasarlo, después de sacudido mas adelante, descubriendo las señales de los dos ángulos inmediatos: y de esta suerte se pueden sacar todos los perfiles de un cuadro, por grande que sea, sin que a este se le perjudique en nada, porque en sacudiéndole con unas plumas algún polvillo que le haya caido, no le queda señal alguna. IJ- 86 LIBRO SEXTO. EL APROVECHADO, TERCERO GRADO DE LOS PINTORES. Sextttm est invenir e de hio simile adid qjiod inveneris '. ERATO, siw Musa VI. Qua inveniens simile dicitnr. JPkctra gerens Erato saltat pede, carmine, "vuku . ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. 3L. ía sexta operación intelectual que practica el hombre en la investigación de la sciencia es comenzar ya por sí a obrar libremente, produciendo algunas cosas semejantes a las adquiridas, y arregladas a los preceptos en que estaban fundadas, para que de esta suerte merezca ocupar la tercera grada de esta escala óptica, y comience ya a coger algunas flores de este apacible vergel, como efectos de la cultura, que con tan gustoso afán ha continuado. A este acto intelectual llamaron los antiguos mytoldgicos Erato' 'i, la sexta de aquellas mentidas deidades del parnaseo coro, y la que comienza a influir en el entendimiento algunas especies que exciten el genio para la invención, fecundando la memoria con el caudal que tiene atesorado en el entendimiento. Para lo cual le instruiremos en este libro en los docunientos que ha de observar, para que prosiga la debida cultura hasta coger los frutos sazonados, que debe producir este delicioso plantío, mediante el copioso raudal de esta hermosa pieride: con cuyo apacible y amoroso concento se convertirán en descanso los afanes, y en delicias los sudores. I FiIgent. Mytholog. i. 3 Herod. bi sua historia juxta 3 Virg. in Epigram, Musarum seriem. LIBRO SEXTO. 87 CAPITULO PRIMERO. Lo que debe observar el aprovechado para pintar por utiA estampa, o por un dibiixo. §. I. N j lo es pequeña la dificultad que trae consigo el haber de pintar el principiante por una estampa d por un dibujo; y así muchos han usurpado las voces de la fama por estos medios, por haber llegado k conseguirlo con eminencia, porque, a la verdad, es un grado ya muy ventajoso, y en que ijíuchos se han quedado bien hallados: porque como el vulgo no distingue entre las cosas que son copiadas d inventadas, si no se deja llevar de aquello que parece bien, de aquí es, que lisongcando el aplauso popular a el amor propio, y este armándose de la pereza y el descanso, descaecen muchos en lo principal del estudio, malogrando el mas peregrino ínteres del trabajo, y defraudándole a este el apetecido logro de la eminencia, con los crecidos intereses de la fama postuma. Escollo es este, que ha malogrado muchos lucidos ingenios, mas por la flaqueza de perezosos, que por la vanidad de satisfechos; y así cuide mucho el principiante, aunque se halle aprovechado, de no perder jamas de yista el estudio, para que se llegue a conseguir el Hn de la jornada, que llegará sin duda por muy poco que cada dia se camine, sin engolosinarse en el sufragio de las estampas, de suerte que haga mansión en la mitad de la jornada, sino que antes sirva esto de alimento para proseguir con mas vigor el camino, tomándolo como estudio, y no como soborno, y observando en cada una aquello que tuviere mas peregrino; ya en la armoniosa composición del todo; ya en la valentía caprichosa de las actitudes; en la certeza infalible de los contornos; en la firmeza invariable de las luces; la observancia, y graduación de las sombras; la templanza de los lejos; la fuerza dominante de los cercas; la organización caprichosa de varios adherentes; el trozo bien regulado de la arquitectura; la respiración de un celage, d rompimiento de gloria; el delicioso descuido de un pedazo de pais, todo bien arreglado, y acorde, de suerte que ninguna cosa embaraza, ni ofende a la otra; antes bien se avaden de suerte, qui si cualquiera de ellas se quita, no pueda subsistir la perfección del todo; a la manera que en la íntegra, y perfecta organización del cuerpo humano cualquiera parte que se le quite le deja diminuto, e imperfecto. De Dijlailtad de pintar el principimte por una estampa, o diiUXO. Grado ventajoso el pintar vÍlh por estampas. El socorro de las esta mpas ha nialo' grado muy lucidos in- Medios que ha de usar el principiante para que le sirva de estudio el uso de las estampas. 88 MUSEO PICTORI-CO. De esta suerte ha de usar el aprovechado de las estampas, considerándolas como medios para el' estudio, no como fines para el descanso; y siendo así, tengolo por muy Temerario arrojo loable empleo de los estudiosos: pues fuera temerario predesJe copante a in- cipicio arrojarse . desde el grado de copiante a el de inven- "entor. tor, sin pasar por los medios que le aseguran sin tropiezos el camino: cosa que ha despeñado a muchos, por faltarles aquel caudal de especies, y copia de noticias con qü las buenas estampas van enriqueciendo la mente, porque se halle fecunda en las ocasiones, para producir elegantes coat ceptos, o partos del entendimiento, que de Otra suerte degenerarán en monstruosos abortos. Dos cosas que hay que suplir en las estampas, colorido, y toques de luz. Ohser'-aciotí para los toques de luz. (Jo! fe de luz principal, asi en el todo como en eadajigura. lia §. II. La diferencia de obscuros gradúa los términos. . Hermosura de una Jigura sola. La propiedad es la mayor hermosura. .abiendo pues de pintar el principiante, o aprovechado por una estampa, habrá de considerar que en esta hay siem-r pre que suplir dos cosas; la una es el colorido; y la otra los realces, d toques de luz: aunque en esta ultima hay algunas tan puntuales, que ni aun eso les falta, pero son muy raras j y así en caso que los haya de suplir el principiante, debe considerar con toda atención lo que dijimos en el tomo antecedente, lib. 3. cap. 3. por todo él, y especialmente la definición 1 9, observando que en las cosas globosas, o que participan de alguna redondez, siempre ha de ser el toque de luz en el medio de la plaza del claro, dejando la media tinta al rededor; y a este respecto en las demás cosas, aquella parte ilimiinada, que mas se acerca a nuestra vista, guardando siempre un golpe de luz principal, así en el todo, como en cada figura proporcionalmente, y rebajando lo demas, para que aquella parte supere, y de esta suerte quede templado, y armonioso; porque de ordinario en las mas estampas todos los claros son iguales, y solo la diferencia de obscuros gradúa los términos. En cuanto a el colorido, que es el mayor empeño, habrá de observar, si es figura sola, echarle toda la ley de la hermosura de colorido, y de colores que pudiere admitir la naturaleza del sugcto, que así nos lo advierte el Fresnoy '. Pero si este fuere adusto, y penitente, como un San Francisco de Asís, un San Antonio Abad, li otro Santo Anacoreta, será su mayor perfección y hermosura lo que mas expresare la austeridad y penitencia de aquel sujeto, y la propiedad en el color, y forma de su hábito. Pe- I Exquisita fiet forma, dum sola figura. Pingitur,¿k multis variata coloribus eato, FresH. art. grapb. LIBRO SEXTO. 89 Pe . II. ero en los asuntos historiados, después de aplicar al héroe principal U superior eminencia que pueda tener, como se ha dicho, se ha de atender en las demás tíguras que ie acompañan a que ninguna le predomine; esto es, que no sobresalga mas que él, ni tanto; y que a este respecto sean todas mas rebajadas, variando de tintas en las carnes: atendiendo no solo a la diferencia del sexo, y la edad, donde Ja misma naturaleza nos lo enseña; sino aun en los que son de una misma edad y sexo, buscando siempre en la variedad la belleza, aplicando a una figura el colorido mas cla ro, y azulado; a otra mas roxo; a otra algo pálido, y a otra .algo trigueño: y a este mismo respecto en los varones de todas edades, según los coloridos, que describimos en el libro antecedente, cap. 5. Y en los adherentcs, y campos guardar aquella templanza, que no descomponga la buena or¿;anizacion de la historia, y la graduación, y contraposición de claro, y obscuro. Pero si en vez de estampa es un dibujo por donde ha de pintar el principiante, será mayor la diHcultad, porque estos de ordinario están menos concluidos, y mas si es solo un rasguño, y apuntamiento del todo, sin digerir las partes. Para esto se necesita no solo de las observaciones antecedentes, sino de poner algún modelo, o el natural, para ejecutar los extremos, y aun los desnudos si los tuviere, procurando coger, no solo el mismo pertíl, o contorno, que mostrare el dibujo, sino que goce el natural, 6 mode-lo de la misma plaza de claro, y obscuro por mayor que mostrare el dibujo, y que conste de aquella misma ex-' presión de afecto; con lo cual se podrá suplir mucho, aunque en los paños, y otros adherentes haya alguna flaqueza: bien que para algún poco de pais, flores, o frutas, sea lícito valerse o bien del natural, en lo que fuere posible; ó' bien de otras, ejecutadas de buena mano, procurando acordar estas y otras cosas adherentes a la historia, de suerte que estén como criadas que sirven, no como señoras que mandan: sujetándose digo a las figuras, no que las figuras se sujeten a ellas. Ohervacion parx fÍ7itar por una estampa historiada. Dificultad de pintar por un dibujo el principiante iomo se ha de vencer. Acuerdo de los adherentes en tina histsria. Tom. ir. M CA- 90 MUSEO PICTÓRICO. CAPITULO II. Del modo de estudiar por el natural, y lo que se, deíe observar en los retratos. Estudio dd natural ha producido hombres eminentes. E. §. I. Miguel Ángel Carava cho. ' Don Bartolomé Murillo. Sevilla ha tenido hombres muy eminentes. i estudio del natural ha producido hombres tan emftnentes que han usurpado justamente el renombre de únicos; pues siendo este el objeto primario, y especiricativo de está facultad, no hay que maravillarse, que continuando en su especulación, llegue a sublimarla, tie suerte que ocupe el lugar de la eminencia, sin dcxar arbitrio a el juicio humano para mas ascender, según la limitación de nuestro talento. Así le sucedió a Miguel Ángel Caravacho, que siendo en sus principios albañil, que tendía el estuque a los pintores para pintar al fresco, reprehendido de su honrado genio, se aplico a pintar por el natural, encerrado en una bóveda, o cueva, usando de la luz de una cl.uaboya, para hacer mas relevadas sus figuras; de suerte, que- cuando comenzó a sacar a el público sus obras, pasmó a Italia, dejandose atrás las de otros muy adelantados. Lo mismo acaeció a nuestro Murillo, que avergonzado de que sus pinturas solo servian para cargazón de Indias, habiendo juntado de este comercio una cantidad considerable de dinero, se vino a Madrid, donde freqüentó el estudio del natural, y aproveclío de suerte, que ayudado de un gran gusto, altamente dispensado del cielo, cuando volvió a Sevilla, y comenzó a sacar obras a luz, pasmados de tan estraño primor, no sabiaii oi'yas fuesen; ni cuando lo supieron podían creer tan no esf perada mudanza: siendo así que habia entonces en; Sevilla hombres muy eminentes,. que le hicieran oposición; pero sin agravio de ninguno, los, aventajó a todos en el buen gusto, sin haber el uno ni el otro tenido grandes maestros de quien aprender, sino con solos unos muy ligeros principios, y lo que la vista podía percibir en las obras de los antiguos ayudados de su gran genio, y natural gusto. aun en el Carabagio no es tanto de admirar, por haberse criado a vista de aquellas eminentes obras de Roma ,' y vestigios de la antigüedad; pero en Murillo, que no salió de España, y se crió en Sevilla, a quien debió los primeros rudimentos, y que aunque en ella hay cosas grandes, no compiten con las de Roma: aquí si age se pasma la admiración ! dejandonos ejemplo en este, y otros, para que ninguno desconfie, aunque la fortuna le haya negado el sufragio de un gran . .- maes- LIBRO SEXTO. maestro, y la ocasión de desfrutar aquellas felices regiones de la Italia, tan ferúlei y fecundas de las maravillas de esta facultad. Pero si la fortuna le deparare ocasión a el aprovechado de pasar a Italia, le ruego que no la pierda, yendo aprovechado; porque no siendo así, se volverá como se fue. Muchos he conocido en el discurso de mi vida que han pasado á Italia con ánimo de adelantar en el arte, pero pocos han logrado este beneficio, y esos han sido lo6 que ya iban aprovechados; así porque estos ya tenían asegurado el genio, como porque se hallaban mas hábiles para percibir con facilidad el fruto, y convertirlo en saludable nutrimento con el calor del estudio; tanto en las célebres estatuas de los griegos, cuanto en las obras eminentes de los italianos en los templos, galerías de los palacios, y frisos de las calles de Roma. Pero los que no han ido aprovechados, o ya por faltarles el genio, o ya por lo poco que se han aplicado, aturdidos de verse en aquel portentoso laberinto de maravillas, primero que convalecen de este asombro, se pasan muchos meses, y aun años, sin haber emprendido cosa de substan-, cía, por faltarles la aptitud, y facilidad necesaria para acometer las obras mas importantes para el estudio; y cansados ya de andar corriendo fortuna, y pasando trabajos en tierra extraña, se acuerdan de las delicias, y el descanso de la suya, y dicen: £a, vamonos a España, que con decir qu& hemos estado en Roma, nos tendrán por los mayores hom-. bres del mundo. Y con esto, y un poco de chachara italiana, y aquello del Campidolio, ti Vaticano, la Piaza. K abona, le Terme ' di Diocleciano, Hercok di Farnesio la Venere di Icdici, il Laoconte di Belbed.ere y Sic. emboban a muchos mentecatos en las conversaciones, de suerte, que los juzgan por unos Migueles, y Rafaeles ! Y mas cuando ven que abominan todo cuanto hacen los otros españoles, notándolo de mal dibujado; y si ven algo sobresalientej que no lo pueden absolutamente despreciar, dicen: Per essere ditfi spagnuolo non e cativo. Como lo dijo uno de estos viendo el cuadro del Castillo de Emaus de mano de Cerezo, que está en el refectorio de los Recoletos Agustinos de'esta Corte, que no pintó mas
Tiziano, ni el Basan, Tin to'eto,,ni Verónés, ni se puede dibujar mas; pero esto dura hasta que se van viendo sus obras, en que los mayores defectos son los del dibujo, que vienen blasonando, como estoy harto de verlo. ¡ O cuantos pudiera nombrar, que quizá de avergonzados, por verse ya descubierta su maraña, se han mueitói-de -pesadumbre ! Y mas cuando htm hallado á otros ue dexron en los rudimentos de la profesión, jnqy Tom, IL M 3 acre- a Wtí C.L Tara ir a estudiar d Italia es 7ncnfsícr ir ya adelantado. Por qué no aprovechan en el arte muchos que -jan d estudiar a Italia. La chachara italiana de ¡os a añoran' tes. .Vi ti II W4 IVW cuadro del Castillo de Emaus d mane de Cerezo. MUSEO PICTÓRICO. Xo qni importa el aprovechar el tiempo. Aguda respuesta d una mordacidad. Gracioso cuento ds Camilo. N'o se desconsuele el que 710 pudiere lograr el ir d estudiar d Italia. Pintores eminentes Españoles que no fueron d estudiar d Italia. No es hombre grande el que nada le falta, sino el que le falta menos. acreditados, y hechos hombres de importancia, porque ei tiempo que ellos anduvieron tunando, los otros estuvieron estudiando a pie quedo, sin perder tiempo ni ocasión, freqüentando las academias, y el estudio del natural en 5us obras, y de la teórica en los libros, y maestros. De uno de estos dijo otro de los pseudo-romanos, que se acordaba cuando N. se contentaba con dos reales, y ahora no había doblones con que pagarle. A que le respondió un su amigo que se hallaba presente: Ahí vera V. md. la diferencia, que hay de cursar las Academias de España, o las hosterías de Roma: respuesta, con que fue corregida su mordacidad. Y así, vuelvo a decir, que el que pudiere lograrlo, sea con las circunstancias que he referido; pues el mismo adagio italiano, y aun español, nos lo enseña: Qtií as sino sci vd d Roma, assino sen ritorna. Por lo cual, tratando Carreño con uno, que para acreditarse de inteligente en la Pintura, blasonaba de haber estado en Roma, cansado ya de oirle, le dijo: En verdad, señor mió, que yo he estado también en la Universidad de Alcald de Henares, y me he venido sin saber siquiera musa musa. Y en varias ocasiones que se ofreció decirle de alguno que habia venido de Roma, y que era un pasmo lo que hacia, como estaba ya tan desengañado de semejantes casos, respondía con gran cachaza: Dexenlo correr, que ello parard. Y anadia: Aliren, señores, estos son unos nublados de verano, que todo es truenos, y relámpagos, viento, y agua, y luego se desaparecen, sin haber sido de beneficio alguno para Id tierra. Y así cuidado coa saber aprovechar la ocasión, que es suma torpeza haber estado en la Atenas de la Pintura, y volverse a ser la irrisión, y el ludibrio de los peritos, aiuique tenga el aplauso de los camuesos. Pero si esta ocasión no se pudiere lograr, no se desconsuele por eso el estudioso, seguro, de que siéndolo, no le faltará el aprovechamien-f to, como lo acreditan los mas eminentes hombres, que ha tenido España. Nuestro Carreño, Rici, Alonso Cano Claudio Coello, Cerezo, Escalante, Cabezalero, Josef Moreno, Antolinez, Matías de Torres, Francisco Ignacio, Valdes el Sevillano, y Ribalta el Valenciaijo, y otros muchos: ninguno de estos fueron a estudiar a Italia, y cada uno por su camino fueron el pasmo de la Pintura, porque en llegando a la eminencia: pcenes magis & mintis non variatur specíes. Pues no se, contempla por hombre eminente solo aquel a quien nada le falta, sino aquel a quien le falta menos, que lo demás es imposible: pues nemo síne crimine vivit. Nuestro Velázquez fue a Italia, pero no a aprender, sino a enseñar: pues, el retrato, que entonces- -hi- - V.. -Zzo LIBRO SEXTO. 93 zo del Papa Inocencio X. ha sido el pasmo de Roma, copiándole todos por estudio, y admirándole por milagro. Y hoy dia se estima por allá una cabeza de mano de Velázquez mas que una de
Tiziano, ni de Vandich; y de nuestro Álurillo no es menos estimada cualquiera obra de su mano. Y así, desengafíemonos, que las ocasiones de adelantar por alia las hay mayores, pero por acá hay las bastantes para los que se quieren aplicar, especialmente desde que se ha fecundado España con tan eminentes estatuas, y pinturas, como hoy veneramos de los primeros artíiices de Europa, y Grecia; y las que nos ha escaseado la fortuna, nos las franquea el beneticio de las estampas, y la noticia de los libros: como lo vemos de la columna Trajana, y Antoniniana, el Sepulcro de Ovidio, las Lucernas antiguas, y Roma subterránea, &c. Velázquez no fue d Italia a aj;rcndt'r, sino a ensenar. Libros de las pinturas, r obras antiguan de Roma. s. §. n. rentados estos principios, y habilitado el principiante en Obras, y estatuas el dibujo de las estatuas, o modelos de proporcionado tama- en que ha de estudiar ño, V habiendo copiado varias estampas de las mas selectas: d principante. como las Galerías de Anibal, de Rafael, de Cortona, Lanfranco, obras de Polidoro, y el Dominiquino, y semejantes, como dijimos en el libro antecedente, entrará a dibujar por el natural desnudo, valiéndose de las especies de la buena simetría, hinchazón, y valentía de contornos, que tendrá observada en las estatuas, y obras referidas, porque no siempre se encuentra el natural tan robusto y proporcionado como es menester; y en pegándose a él demasiado, suele pecar de seco, y mezquino el dibujo: y esto, o bien sea en el retiro de su estudio, si no hubiere Academia donde se hallare, o bien sea en ella cuando la hay. Pero si hubiere de ir a la academia, ha de advertir lo primero que siempre ha de tomar de distancia del natural tanto y medio, poco mas o menos, de la grandeza del objeto i, para poderlo bien comprender. Lo segundo dejar que tomen lugar los mayores, y los que ya se regulan por maestros a nuestro modo. Lo tercero procure, si lo permite el sitio, tomar asiento junto a alguno de aquellos de quienes tiene satisfacción que lo hacen mejor para poder observar algunas cosas, así en la organización de la tigiafa, como en el manejo, y estilo. Lo cuarto observe también, para su gobierno, la planta que para esto pusimos en el tomo) antecedente de la teórica, l'ib. 3. cap, 3. en-la' aplicación di la propos. 16. donde advertimos por mejor sitio desde H, hasta, I),. en la planta de la fí- gu- Lo que ha de observar el principiante en la Academia. 94 MUSEO PICTÓRICO. Cómo ha de comenzar la jxgiira en la Academia el p-incifiante. Corrección que lia de tomar el frincijjiante en la Academia. Cómo ha de dar la pimcra media tinta á el dibujo. Cómo ha de apretar los obscuros sobre la media tinta general. Observación para tocar de luz el dibuxj de Academia, u de ' modelos. Clarion para tocar de luz el dibujo de la Academia. gura 8. lámina 3. con las demás circunstancias que allí podrá notar. Hecho esto, y prevenido el papel pardo, u de alguna media tinta, para que se pueda tocar de luz, y que sea por lo menos en medio pliego de marca mayor, tanteará con el carbón su figura, procurando hacer primero un esquicio, 6 apuntamiento del todo, de suerte que encaxe bien su figura en aquel espacio, sin que sobre, ni faite papel, que esa es la gala del dibujante. Y así apuntada en debida proporción, vaya después digiriendo los contornos con gran cuidado, y observar aquellos que una vez cogiere, porque sí ha de andar mudando cada vez que halla alguna diferencia en el natural, nunca acabará figura. Hecho esto, y en descansando el modelo, que así Je llaman a el natural, enseñará su figura a el que tuviere a su lado, o a el mas experto para que se la corrija; y lo que le advirtiere, óigalo con humildad, y obsérvelo sin re'plica, dándole las gracias. Corregido pues con el carbón lo que le advirtieren, pasará con la punta dll lápiz todos los perfiles, o contornos con los demás apuntamientos de la anatom.ía, qué son los dintornos, y después limpiará el carbón, estregándole con una miga de pan; y hecho esto comenzará a sombrear con el lápiz plumeado; d bien sea colorado, o negro, todas las plazas de la sombra; pero con gran suavidad, e igualdad de plumeadas, y después estregarlo con un trapito, no al hilo de ellas, sino atravesado, desperfilando con el mismo trapo hacia los claros; y concluido esto, ir después apretando con el lápiz, donde convenga, estregándolo tal vez con la yema del dedo meñique, hasta que tenga la fuerza necesaria, reser vando siempre la mayor para los sitios mas profundos. Concluido lo que pertenece a la sombra, y dada alguna media tinta hacia la parte del claro en el campo del papel, y apretándola, mas o menos donde sea menester para despegar la figura, tocará de luz aquellas' partes del claro, donde ve resaltar mas la luz en el natural, en que ha de proceder siempre con gran discreción, no emplastando los claros, sino dejando que sirva la media tinta del papel, y tocando solo en las partes superiores, y mas relevadas, donde la luz hiere mas de recto, y no de obliquo, como dijimos en el tomo primero, ¿. 3. cap. 3. íejin. 19. con lo cual habrá concluido su dibujo; y continuando de esta madera, irá cada dia adelantando, y perficionandose mas, así con la repetición de los actos, como con la observancia de lo que le advierten, y ve ejecutado en otros. Y para tocar de luz las figuras, prevengo, ue nunca use .'del albayalde, porque LIBRO SEXTO. 95 que con el tiempo se toma, y vuelve negro; sino de clariones, hechos de yeso blanco, molido en la losa, después de templado, y endurecido, i'i de clariones de lápiz blanco, que le hay bueno. E, §. III. in cuanto a los retratos, convendrá siempre observar que gocen bien de la luz, huyendo la demasía de las sombras, especialmente en los de las señoras, porque se escusará con esto muchas pesadumbres, y mortiiicaciones, procedidas de la ignorancia. así para esto convendrá poner el natural, si es de hombre, enfrente de sí; y si es de se ñora, mas hacia la mano derecha, observando lo que diximos en el tomo primero, lib. 3. cap. 3. lámina 3. figura 8. Dicha será en este caso encontrar el pintor con sujeto que se contente con lo parecido, sin buscar lo lisongeado, siendo cierto que en los retratos lo mas perfecto es lo parecido: y hay casos en que el pobre pintor se ve en una muy notable tribulación, porque si da gusto a el dueño, pierde el crédito con los desapasionados, que conocen lo desemejante; y si atieifde a lo parecido, queda disgustado el dueño, y mal pagado el pintor, sin saber como escapar de alguno de estos dos escollos. Én esto tiene mucho que trabajar la discreción del artífice, "procurando imitar la que practicó Apeles en el retrato del Rey Antigono, que dijimos en la primera parte; pues siendo defectuoso de un ojo, se le ocultó, poniéndole casi de medio perlil ', con cuya discreción se libró de tropezar en. uno de los dos escollos, de atrevido, u de lisongero, quedando contento, y agradecido el dueño, y el artílice ayroso, y desempeñado, como laureado de discreto. Es menester pues en los retratos, demás de la buena elección de luz que dijimos, observar aquellos tiempos, y ocasiones en que el retratado está de mejor, y mas grato semblante, y color, a la manera que se suele decir: Qué 'buena eptabas ahora para retratada Y esto especialmente SG ha. de observar en personas soberanas; pues aunque entonces no estén así, basta que alguna vez lo estén, y no por ¿90 deja de ser el mismo sujeto. ;-' áodemas de esto j es menester advertir que los pintores ñ© eSlUmos en tan ínfimo estado, que no seamos capaces íncM; ' ., , de Observaciones para los retratos. Tribulación en que suelen roerse ios pintores en algunos retratos. Discreción de apeles en el retrato de Antigono. Lo que se ha de observar en retratos de personas soberanas. i T Observavit hoc in Antigoni pictura 'uJiciosissimiis Apeles. Namcuraurbacusesst lutnineal- .teio, idvi.tium in tabula expioba- re illi noluit, sed ingenioso invento dum obliquum Cfillocat pro reccp, egregia disimulavit. Stlef. § 28, Otras observaciones parafavorecer los retratos de personas soberanas'. 96 MUSEO PICTÓRICO. Observación para tomar el ayre a un retrato. l pintor Sí ha ác sentar para hacer un retrato, aunque sea delante del rey. En qué consiste que una cabeza mire a todas partes. de hacer alguna merced, aun a los mismos reyes. Y así, siempre que en el rostro se pudieren moderar algunas cosas, que no favorecen a el sujeto, como alguna rugí.' .lia, alguna flaqueza, o mal color, sin falcar a los contornos, y a la mancha general de claro, y obscuro, que son los piincipaLs fundamentos de lo parecido, se debe así exrcutar; pues aunque entonces por injuria de la edad, u de otro accidente, no esté puntualmente así, algún tiempo lo estaría. Y se edifica, que esto en el todo no puede perjudicar a lu parecido, porque cuando se ve en alguna distancia un siigcto, en que solo se percibe la mancha general de claro, y obscuro, y se pierden las otras menudencias, no por eso deja de conocerse quien es el sug- to. Con que se inhcre con evidencia, que el contorno, y la mancha general del claro, y obscuro, son el principal fundamento de lo parecido; y que los demas son accidentes, y adminículos que conducen poco a lo substancial del intento. Pero esta excepción sirva solo para personas soberanas, donde haya algo que siplir, no rara todo linaje de sujetos. En lo d.mas, fuera del rostro, con mas razón se les habrá de favorecer: como en la buena garganta, buenas manos, buena planta, y buen ayre det cuerpo en lo que fuere posible. Porque prevengo en esto una cosa importantísima, y es, que antes de emprender el retrato para dibujarle, ha de hacer el pintor que el retratando se ponga en pie, en aquella postura mas airosa que naturalmente puede, y que pretende ponerle el pintor, y en aquella dibujarle, porque en esto consiste el cogerle el ayre y si el retrato fuere de cuerpo entero, se habrá de tener el lienzo desclavado, y apuntado con pocas tachuelas; y en estando dibujado, quitarle, y arrollar la parte de abajo, clavando lo demás en aquella altura que se pueda hacer sentado. Después de esto, le hará sentar a el retratando, y e'I también se sentará, que así se hace, aunque sea delante del Rey, mandándolo su majestad; y si no lo mandare, suplicarle le de licencia para estar bien acomodado para la operación, y de esta suerte comenzar su bosquexo, asegurando lo primero los contornos, y simetría del todo, y partes; y después ir metiendo de color con paciencia, y grande atención a el natural, sin cansarle entonces mucho, ni definir demasiado. En que advierto, que es conveniente, en especial mientras se haceri los ojos, que el retratando mire a el pintor, porque de esa sueite mirará el retrato a todas partes, I Deinde rerutn aliquárutn ea tari quovis modo nefas sit. aut peinteidumesi conditio, ut represen- ricDlo.sum. indi¿numve. Schef. ibi. .0 31LIBR0 SEXTO. J ii 9? 'I tes, y a todos los que le miían; y es una cQsa que cele-l bran muehq los que no lo entienden, ni saben en que consiste.. '; j Despties de fioncluido cl bosquexo, dejandolo secar muy. bien, para haberlo de acabar fácilmente será bueno untarlo muy tirado con 'barniz de aguarrás, y aceyte de nueces; y hecho eto,. bañar los obscuros, y pelo con una tinta de negro de hueso j carmin, y ancorca, y volverlo a meter de color con paciencia, y limpieza, deliniendo lo que baste, sin cansarlo, y retirarse a mirarlo tal vez, y observar algunas cosas, porque importa mucho, como, también las advertencias de alguna persona discreta, meditándolas con prudente juicio; y advirtiendo, que lo bien pintado, pocos lo entienden, fuera de los profesores, pero lo parecido tanto lo entiende el payo, como el mas discreto. Dos cosas encargo mucho a el pintor, que me las debe estimar. La una es que se excuse cuanto pudiere de retratos de niños, porque en estos es impracticable la quietud, y lirmeza de postura que requiere el retrato, y se aventura el crédito, y la utilidad. La otra es que se excuse también de retratos de difuntos, porque demás del horror, ellos tienen de sí mismos la diferencia que hay de lo vivo a lo muerto, y luego que se pasa aquella primera ternura, y tratan los parientes de los intereses de la hacienda, se les olvida el retrato, y el pobre pintor se queda con él a costa de un trago bien amargo. CAPITULO III. Observaciones para componer una historia tomada do diferentes papeles. p X e §. I. Modo fácil de acabar un retrato. litA, ensar el pintor principiante o aprovechado que para lo Dificultad de haque se le ofrezca ha de hallar estampa, d papel a proposito, llar para todo estarnse engañará, porque apenas lo conseguirá tal vez; aunque o algunos tienen en esto tal felicidad y genio, que sin dificultad acomodan la figura que encuentran, reduciéndola a su modo, añadiendo, o quitando alguna cosa, o variando las insignias, instrumentos, 6 atributos; pero esto puede ser . fácil en una ligura, cuyo vestuario no tenga precisión determinada, como ser obispo, o religioso, &:c. y la que se halla tener traje secular; que en este caso, será menester, siguiendo aqueBEi' mancha general de la figura que se ha hallado, habilitarle el traje, poniendo ya esto de su parte, Tom. II. N m- 98 M US E O P a C T O Rl C O. -v.ifc- ingcniandose o por el natural, o vistiendo oh maniquí, que para esto se suele tener grande, o pequeifLO,.cuya dcrlnxion se dijo en nuestro primero tomo, en el índice primero; o cuando no:,' un modelo que venga'bien a k actitud, vestirlo de papel de estraza. - mojado, según la. fijriTÍa del traje, que se pretende, que esto ya es camino para( 'inventar, y es menester de algún modo irle perdiendo el miedo., , Observación para Y si a esto se hubiere de añadir cortÍBa, bufcteficolulo que se hubiere de tía, o algún trozo de arquitectura, o país,- tjodo ha de consañadir en alguna his- j. ¿ j.,. misma luz, y una misma dirección a el- punto de la perspectiva, según, el pavimento en que estuviere la figura, mas o menos elevado., procurando que el horizonte, si le hubiere, esté arreglado a la altura del punto de la perspectiva toria, 6 figura hurta da. Dificultad de cojn' foUi'r una historia de diferentes retazos, y como se ha de acordar. Otro modo de tomar, o aprovecharse para la composición de una historia. P JL e §. IL ero sí o que se busca es cosa historiada, y esto se ha de componer de varios retazos, aqui es donde milita la mayor dificultad: porque tal vez s a la izquierda lo que es menes-. ter a la derecha, y es necesario trocarlo. Tal vez viene bien la acción; pero la luz es diferente. Tal vez están las figuras miradas de punto alto, y son menester de punto bajo. Todo lo. cual necesita el pintor de graduarlo, y acomodarlo de suerte que todo esté acorde, y gobernado debajo de una misma luz, y un mismo punto de perspectiva, observando la degradación de los términos, según sus distancias; pues también puede ofrecérsele una historieja a lo lejos, y hallar una en término principal que le venga bien, y en ese caso es .menester saberla templar afloxando especialmente los obscuros, y no definiendo mucho las menudencias, y degradando las tintas, como dijimos en el libro antecedente. También hay otro modo de tomar, 6 hurtar, que casi es inventar, y es, viendo otra historia bien organizada, tomar solamente aquel concepto del todo: como si en primer término tiene algún grupo de figuras teñidas, y contrapuestas, tocado en alguna extremidad de una luz fuerte, contraponiendo a otro golpe de figuras iluminadas, donde esté el héroe de la historia, o la acción señalada del asunto, siguiéndose después otro término de figuras en media tinta, con algún pedazo de pais, o arquitectura, a que contrapongan, y algún rompimiento de gloria en la parte superior, con semejante organización de contraposiciones. Y así, en vista de este tan bien regulado concepto, formará el suyo el pintor, observando solamente en el todo la misma LIBRO SEXTO. 99 ma graduación, y disposición de términos, arreglando los tragcs, y acciones de las liguras, según conviniere a la ex presión del asunto, y aprovechándose de algunas de las actitudes que le parecieren mas galantes, y concernientes a la historia, y a la mejor expresión de su argumento. Hecha esta composición, se ha de valer despuci para Como se ha de esíudigerirlo del natural en todo lo mas que pudiere, y cspe- ' '' concepto de la cialmente en las carnes, y en algunos paños mas especiales jormada. y señalados, que aquellos suplen por los demás; y también debe hacer dibujo particular de riguras enteras por el natura, si quiere ir adquiriendo habilidad de buena casta, y buena manera, que es la que se consigue con el estudio del natural, no la que se adquiere a fuerza de práctica material de hacer, hacer, que a esta llaman mala manera, y a el Mala manera, U pintor, amanerado. Y siendo la práctica hija del estudio, " solo es hija de la llega a ser tan corregida, que aun lo que se hace de pura Z""''- práctica, parece verdaderamente hecho por el natural; y de ULtia maicut, la j . 1 'j- 1 que es hi;a del esta- esta suerte se adquiere, y se conserva el crédito, y la fama ¿i ¿i natural inmortal de los hombres eminentes, y la bslla maniera que dice el italiano. A este modo de aprovecharse el pintor para sus compo- p ¿ siciones llaman vulgarmente hurtar; siendo así que no le hurtado lo que es todan este nombre a el pintar por estampa, siendo copiada ma do de estampas dipuntualmente, sino solo dicen: es hecho por estampa de tal, ¡-rentes. o tal autor. Y yo no hallo otra razón para esta denominación tan odiosa, sino que el que copia puntualmer(|£ la estampa no le usurpa la gloria a su inventor, porque luego dicen es copia de Rubens, lí de Vandic, &€. Pero el que lo ha compuesto de diferentes papeles es deudor a tantos, que no pudiendo pagar a ninguno, se alza con el caudal de todos; y por esp le llaman hurtar en buen romance, aunque les cojan en un mal latin. Muchos pintores ha habido, que por este medio han Pintores que han logrado gran crédito, y estimación; y de ellos fueron Juan horado endito hurantonio Escalante, que apuró los papeles de Tintorero, y tando de estampas. de Veronés, y les fue tan aticionado, que aun lo que inventaba de suyo, se parecía a aquella casta; y no era esto tanto por falta de caudal, como por afición a aquellos autores. Lo mismo dicen que hizo algún tiempo Alonso Cano? pero mucho más Don Juan de Alfaro, y motejándoselo algunos, decian: hagan ellos otro tanto, que yo se lo perdono. Lo cierto es, que este grado es muy próximo a inventar; porque ademas de que la composición siempre es suya, necesita de gran maña y habilidad para formarla, sin que discorden unas cosas de otras, y queden graduadas debajo de una misma luz, y puntos de perspectiva, potom. 11. Na. nien- lOO MUSEO PICTÓRICO. niendo de su parte algunos adherentes, y aun supliendo algunas figuras. Medios importantísimos fíira (alijicar lo acertado de una pntura. ' N T §. III. ejemplo importante para el examen dt una pintura. O quiero omitir en este lugar un medio importantísimo para caliticar lo acertado de una pintura, especialmente en estas, que ya son casi de invención, y es, el mirarlas por un espejo; porque como las representa a el lado contrario, se miran como agenas, y se descubren mas claros los defectos. Esto no excluye la corrección de los amigos del arte, aunque no todos dicen lo que sienten, unos por cortedad, y otros por mala intención; pero cuando todo falte, no puede faltar el retirar de la vista la pintura, o bosquexada, o acabada, por algún tiempo, y después verla de golpe, que ella dirá lo que estuviere desacordado; porque viéndola todos los dias, se hacen los defectos familiares con el trato: a la manera, que cuando vemos un sujeto extraño, nos hacen disonancia algunos defectos, u deformidades que tenga en su rostro; y después continuando el trato, no solo no se extrañan los defectos, sino que casi parecen perfecciones. Y así, dejando de ver nuestras obras por algunos dias, se miran después como agenas, y luego hace disonancia el defecto u deformidad que tuvieren, y es menester a el punto tildarlo, li corregirlo antes que con la frecuencia de tratarlo llegue la vista a desconocerlo. CAPITULO IV. Inteligencia que el aprovechado dehe tener de la arquitectura, síís especies, y proporciones. n s. I. Arquitectura, ar- J_ o es mi ánimo persuadir que el pintor haya de ser tan t: de suma difieiiltad. arquitecto como el que lo es de profesión, pues para esto no hay vida, porque es un arte soberano, y de suma dificultad, especialmente en la fortificación, y cortes de cantería; y así no admite parcialidades en rodos los sujetos: pero si le ayudare el genio, entonces puede el pintor .buscar los autores que ex profeso tratan de la arquitectura, y van anotados al pie a, porque hay considerable diferencia del arte de edificar a el conocimiento de las proporciones, y comparti- I Autores, que íjf profeso tratan de la arquitectura l-'itruvio, Andrea Palodio, León Baptista Jílber- mien- ti, Scamoci, Sebastian Ser lia, Fr, Lertnza de San Nicolás, y otros. LIBRO SEXTO. lOI mientos que la arquitectura muestra en aquella íorma exterior, que la vista percibe, pues lo que no se ve, no se pinta: bien que el saber nunca daña. por lo menos debe no ignorar aquellos principios mas universales de la facultad que trata; pues ya que no baste para saberla, sirva suHcientemente para no ignorarla. La arquitectura, según conduce a nuestro propósito, prescindiendo como dije del arte de edificar, consta de planta, cimiento, y montea, o alzado. La planta es aquella situación u delincación que forman en el terreno los compartimientos, y distribuciones del edificio en macizos, y vanos. Cimiento es toda aquella fábrica, y argamasa de manposteria, que profunda a el hondo del terrerio. Alzado es, toda aquella elevación, y extensión, que tiene, y muestra sobre la tierra, elevándose sobre los compartimientos de su planta, con gallarda disposición, distribución, y simetría, según el orden con que estuviere ejecutada: observando siempre que vengan vuelos sobre vuelos, vanos sobre vanos, y macizo sobre macizo; esto es, que sobre los vuelos de unas molduras pueden caer otras; y sobre el vano de una puerta pueda caer una ventana; y sobre esta otra; y sobre el vivo de un macizo cargue otro, y no fuera de él, ni sobre los vuelos, aunque tal vez se dispensa, estando repisados, porque las repisas substituyen la firmeza del macizo, como todo lo manifiesta la fig. i. lámina 9. E. §. II. ín la arquitectura puramente de albañilería, o cal, y canto, no es necesario detenernos por no ser de nuestro propósito. La arquitectura noble, que se compone de las cinco órdenes, Toscana, Dórica, Jónica, Corintia, y Compósita, es el asunto de este capítulo. Y aunque de ello tratamos en el primer tomo en la tabla de los términos pri- 0 vativos de la Pintura, no se puede excusar aqui el tratarlo con diferente método, por ser su propio lugar, remitiendo á el curioso a dicha tabla para saber el origen, e inventores de dichas cinco órdenes; y para la inteligencia de su práctica propondremos cuatro reglas generales. La primera regla general que ha de observar el pintor arquitecto es, que la mas baja, o gofa de estas cinco órdenes es la Toscana, y que de allí adelante cada columna, según el orden con que están expuestas, excede a la antecedente en un diámetro de su planta, excepto la Compósita, que sigue la misma proporción que la Corintia. Y siendo como es el módulo, de que usan los arquitectos para la dis- - tri- Diferencia entre el arte de edijicar, y la arquitectura. Planta de la arquitectura qué es. Cimiento. Alzado, quí cosa sea en la arquitectura. Observaciones de la arquitectura. IG. I. LAM. Cinco Órdenes de la arquitectura política. primera regla general del pintor arquitecto. Cantidad en que st excede una orden d otra de arquitectura. lO MUSEO PICTÓRICO. Segunda regla general. El pedestal, tercera parte de la colunn. Cornisa, qnarta parte de la columna. Tercera regla geniral. Q liaría regla general. Wibucion de las partes, la mitad del diámetro de la columna en su phnta, se sigue, que teniendo la caña de la columna Toscana doce módulos de altura 5 la Dórica tiene catorce; la Jónica diez y seis; y la Corintia, y Compósita diez y ocho. La segunda regla general es, que el pedestal en todas las cinco ordenes ha de ser la tercera parte de la altura de la columna, con basa, y capitel, y la cornisa ha de ser la quarta parte. Con que de aquí se sigue, que a el respecto que va creciendo la altura de las columnas, crece también la esbelteza de las demás partes, y así van succesivamente en el todo siendo mayores hasta la Corintia. La tercera regla general es, que la basa en todas cinco órdenes tiene in módulo de alto, y lo mismo el capitel en las dos primeras; y también en la Jónica, si tiene collarino, ó hasta donde cumplen su círculo las volutas; en las otras dos tiene de alto dos módulos el capitel. La quarta regla general es, que en todas cinco órdenes el fuste de la columna en el primer tercio es a plomo; de allí hasta la parte superior se va recogiendo hasta una octava parte por cada lado, no en forma piramidal, sino curvilínea; aunque en la cantidad de la diminución varían algo los autores. Distribución de la $rden Toscana. H S. IIL LaM. 8. FIG. I. abiendo pues el pintor de formar un cuerpo de arquitectura de la orden Toscana con pedestal, distribuirá toda su altura en veinte y dos partes y media; y a cada una de estas partes llamaremos módulo, y este se dividirá en doce partes iguales; y dándole a el pedestal cuatro módulos y dos tercios, se le darán los catorce a la columna, con basa y capitel, y lo restante a el arquitrave, friso, y cornisa, como lo muestra la figura i. lámina 8. axmque por no caber en la altura de la lámina haya alguna diferencia, y esté partida la columna. Y si se hubieren de hacer corredores con arcos, o intercolunios, siempre es conveniente darle, por lo menos, de ancho la mitad de la altura del vano. Los vuelos, y altura de las molduras, así del pedestal, como de la cornisa, se pueden reconocer por los compartimientos del módulo. Solo diré, que el módulo que tiene de altura la basa, se divide en dos partes: la una se da a el plinto, y este tiene de vuelo su cuadrado fuera del vivo de la columna, excepto en la Toscana que tiene algo menos, según se demuestra en la figura 2. siguiendo la diagonal del quaneto del pedestal drado de su planta, ¿: la Otra parte se divide en tres, y aplomo del plinto dt ¿|e estas la una se da a el lístelo, o filete, y las otras dos a el ¡a columna to- LIBRO SEXTO. J6;J tores, o bocelon, que no ha de' salir mas que 'el plinto, y á plomo de este ha de venir el oicto del pedestal, que és considerado sin molduras. a Para hacer regularmente la diminución de la columna, se tirará primero la luiea perpendicular c, ¿i, áo su centro; V tr o , ,.'.. 11-,. riG. 2. LAM. o, donde termina el prmier tercio tirar el diámetro e,J, y en- Diminución regu h parte superior también r, ¡i; y habiendo hecho el semi lar déla cana 'alia de círculo e, g,", sobre el diámetro de una de las extremida- la columna. des del superior, como desde h, dejar caer una paralela a h. c, g y hasta que toque el semicírculo en; y- desde aquel, tocamcnto tirar una paralela a el diámetros, y, como, y y, é, r, y después dividir el espacio a,fy en cuatro partes iguales, como se ve, i. 2. 3. 4. y. de las divisiones tirar también paralelas a el diámetro e, f, hasta que toquen en la' circunferencia e, g, r a hecho esto, se dividirá también el espacio de la caña alta de la columna en otras cuatro partes iguales; y por las divisiones se tirarán sus diámetros o,, í, n, A, j y después levantar una perpendicular desde 1 primera división 1. de el semicírculo, hasta que toque la primera división de la caña alta en el diámetro K,; y hacer lo mismo desde la segunda división 2, hasta el diámetro 117, n, y desde la 3. a el tercero, ikc. y después desde hasta h, por los puntos, n, p, se tirará la linea curva de la columna, de suerte, que con suavidad haga su declinación, sin que parezca piramidal. Y se advierte, que estas divisiones, así de la caña alta, como del semicírculo, pueden: aumentarse, lo que cada uno quisiere; especialmente, si es mucha la grandeza de la columna, g;uardando siempre este mismo orden. Y por lo que toca a los nombres particulares de los miembros de las molduras, y cuerpos, se hallarán notados en la primera íígura, y las siguientes de esta lámina 8. sin necesitar de ponerlos aquí. s §. IV. upuestas ya las reglas generales, que dijimos en el §. 3. Distribución de la se hace fácil la inteligencia de las otras ordenes; pues exce- orden Dórica. dicndo la columna de la orden Dórica en un diámetro a la antecedente, se sigue, que con la basa, y capitel tiene de altura diez y seis módulos; y añadiendo a estos la quarta parte, que son cuatro, para la cornisa; y la tercera parte, que son cinco y un tercio, para el pedestal: se sigue, que toda la altura de esta orden son veinte y cinco módulos, y un tercio; y de esta manera la distribuirá el pintor cuando se le FiG. 3. lam. 8. ofrezca, observando la diferencia en los miembros, y molduras, que muestra la figura 3. lámina 8. Lo Orden Jónica. .8 .KAJ -; -.'i -i .:. .i . Orden Corintia. FiG. 6. LAM. 8. Ordi'n Covipósita, "iiene la projjorcion de la Corintia. FlG. 7. LAM. 8. Variedad del orna' to de la orden Comjjósita. columna Salomónica. Distribución de la cornisa. 104 MUSEO PICTOmCO. Y, Lo mismo, diremos de la orden Jónica, que excediendo 4 la antecedente en dos módulos, tendrá su colima, con basa, y capitel diez y ochoj y añadiendo a estos la tercera, y quarta parte mas de dicha cantidad, será toda su altura veinte y ocho módulos y medio, distribuidos en la forma dicha j y observando k diferencia de miembros, y molduras, que se ve en la figura 4. lámina 8. A que se añade la figura 5. de Ja misma orden, solo con la diferencia de tener íollarino el capitel, y la basa aquella moldura de los dos junquillos entre los dos torcses, o bocelones, por usarlos así diferentes autores. r, Asiraesmo se observará en la orden Corintia, que siendo todo el fuste de su colun de diez y ocho módulos, y tres de basa, y capitel, que hacen veinte y uno; añadiendo á esta canddad su tercera parte, que son siete, y la quarta parte, que s.)n cinco, y un cuarto, vendrá a ser toda su altura treinta y tres módulos, y un cuarto; y hecha su distribución en la forma, que las antecedentes, quedará exáctamente formada esta orden, con la gentileza que le corresponde; observando la diferencia que tuviere en algunos miembros, y molduras, como lo muestra la figura 6. lámina 8. La orden Compósira sigue en sus medidas, y proporciones a la Corintia; solo diferencia en el ornato, en que lisa de gran variedad; ya tomando de las otras lo que le parece; ya inventando lo que mas le agrada, y conduce a su hermosura; como se ve en la figura 7. lámina 8. y aunque en todas, menos en la Toscana, se suelen estriar, o acanalarlas columnas; en esta especialmente se practica mucho, y con singularidad desde el primer tercio hacia arriba, dejando hecho su collarino, y de alli abajo revistiéndole de grutescos, y foUages;. y la división de las esrrias, o canales, suelen ser veinte y cuatro en toda la circunferencia de la columna. También se suelen hacer lisas, y revestidas de festones, y pendientes de flores, o frutas de oro; y en los vaciados de los pedestales se hacen también bajos relieves con vichas, follages, o historias. A esta orden podemos agregar la columna Salomónica, que también es especie de la Compósita, en la variedad, revestida siempre, o las mas veces, de sarmientos, o vastagos de diferentes frutas; observando seis bultos en la distribución torneada de su altura, y en lo demás sigue la variedad, y proporciones de la Compósita. Solo resta advertir por regla general, que de laS partes de la cornisa, el arquitrave es la menor; el friso algo mayor; y la corona mayor que el friso. Lo demás lo enseñan bastantemente las es- tam- LIBRO SEXTO. 105 tampas, y la experiencia; como también en los frontis, que unos son agudos, otros de medio punto, y otros escarzanos, o chatos, y le'oaxados; unos abiertos, y otros cerrados; y en todos se ha de observar, que la última moldura de la cornisa de las portadas, que es la gola, 6 talón reverso, se le quita a la cornisa del dintel, que es el umbral que asienta sobre las jambas, por no ocultar con el la obra que tuviere el tímpano, que es el vacío, que está contenido entre el frontis; pero a este se le pone dicha gola. Y §. V. respecto de que a un ariíticc, y mas siendo arquitecto, se le ofrece muchas veces practicar la regla de la división, ú de partir por entero en grandes sumas; y que esto por las reglas comunes tiene mucho embarazo, y multitud de operaciones, me ha parecido poner aqui este método por camino tan fácil, que sin mas que multiplicar, y restar, se hace la distribución, o partición de la mayor suma que se ofreciere; lo cual caliHcará la tabla numérica que está a el íin de dicha regla, que es como se sigue. Regla de la, división, o modo de partir for entero. 1. JLJ primera figura de cualquier número se drce la que está hacia la mano izquierda, como en el número 357. La figura 3. es la primera, y la siguiente la segunda, como el 5. &c. 2. Debajo del número, que se ha de dividir, y se llama la suma, como el número A, subscríbase el divisor, o el número, por el cual se hace la división, como el número B; de suerte, que si su primera figura fucie menor tjutí la primera de la suma, se subscribirá la primera figura del divisor debajo de la primera figura de la suma, como en el ejemplo P. Y si la primera figura del divisor fuere niayor que la primera de la suma,, se subscribirá la primera figura del divisor debajo de la segunda de la suma, como en el ejemplo A, por ¡ser la primera figura 7.,del divisor B; mayor que la primera figura 5. de la suma A; subscríbese el 7. del divisor li, debajo del 7. de la suma A., que es su segunda figura, mhuí;; Tt r! n)r'r" '; 'L'n'j;-' Lo mismo se exccutará, . cuando las primeras figuras del divisor, y de la suma fueren iguales 5 pero la siguiente del divisor mayor, que la de la suma', como en el ejemplo Q; o si conviniendo también en las segundas Tom. 11. O la io6 MUSEO PICTÓRICO. la tercera, &c. del divisor fuere mayor, que la de la suma. 3. Subscripto el divisor, como queda dicho, véase quantas veces cabe la primera figura del divisor, siempre se entiende de la figura de mano izquierda, en la figura, d figuras de la suma, ya sea una, o dos: si la primera figura del divisor estuviere debajo de la segunda de la suma, nunca pueden corresponder mas que dos figuras de la suma a la primera figura del divisor, y las veces que cabe, anótese por cociente tras la lúnula como C, este se llama cociente particular, d parte del total que se busca; pero ha de ser tal este cociente, que quepan las mismas veces todas las demás figuras del divisor en sus figuras, correspondientes directamente en la suma. Como la figura 7. del divisor B. cabe en 57. de la cuma 5. que son las figuras que le corresponden, ocho veces; pero por cuanto la segunda figura 8. del divisor B, no sabe en los 10. residuos de la suma A, las mismas ocho veces se toma el 7. en 57. solamente siete veces, y el cociente 7. se apunta tras la lúnula, como en C; y por este cociente se multiplica todo el divisor B, empezando desde su última figura, desde el 9. en el caso presente, de la misma manera, como comunmente multiplicamos, y sale el producto D; debajo de él se tira una línea recta, y se restará de las figuras de la suma que le corresponden directamente, y quedará el residuo E, añadiéndole, d bajando la siguiente figura de la suma, como en el ejemplo el a, que es la inmediata a la úldma figura, debajo de la cual estuvo la última del divisor; y será el número E nueva suma, que se habrá de dividir por el divisor B; y esto se observará siempre en las ulteriores operaciones. Para conocer si el cociente se tomó bueno, se ha de observar, que multiplicándole con el divisor B, como queda dicho, el producto D, no ha de ser mayor que los números de la suma, de quienes se ha de restar el dicho producto, porque entonces seria el cociente niayor de lo justo. Ni tampoco el residuo E, antes de bajar la una figura de la suma, como se ha dicho, ha de ser igual, o mayor, sino siempre menor que el divisor B, o el que fuere, porque si qaedára igual, o mayor, seria señal que el divisor cabia mas veces en la suma, y seria el cociente particular menor de lo justo. í .V lA','y,i''j 4. Habiendo formado la nueva suma E,; como queda dicho, se le subscribirá la primera figura del divisor un lugar mas hacia la mano derecha, como en el ejemplo presente debajo de el cero O, que corresponde a Ja inmediata figura de la: suma, debajo 4e la cual estaba antecedente- ') '. .'..racn- I LIBRO SEXTO. 107 mente la primera figura del divisor, y las siguientes figura? del divisor van consecutivamente; de suerte, que la última figura del divisor corresponderá a la última figura de esta nueva suma E. Lo mismo se observará en todas las siguientes operaciones, y se hará la misma operación que antes, buscando un nuevo cociente, que será 2. en el ejemplo presente, y multiplicándole con el divisor B, o con el que lo fuere, y el producto F se restará de la suma E. A el residuo G, se añade la siguiente figura de la suma, como aquí el 3, que es la inmediata a h que baxd antecedentemente, y se compondrá nueva suma G, debajo de la cual se subscribirá el divisor B, una figura mas adelante hacia la mano derecha, como queda dicho; y de la misma manera se continuarán las operaciones, hasta que hayan bajado todas las figuras de la suma A, como se ve en los ejemplos. 5. No es necesario repetir a el divisor, o subscribirle expresamente en todas las operaciones, bastará señalar con un punto el lugar en que ha de estar su primera figura, como en el ejemplo presente en la suma a, debaxo del 8. que es la segunda figura, está señalado el punto donde ha de estar el 7. que es la primera figura del divisor, y se ejecuta la operación como si estuviera subscripto el divisor. ó. cuando ya ha bajado la última figura de la suma, como en N, y se ha buscado el cociente; y restado el producto O, lo que quedare, como en R, será el rei;iduo, que no se puede dividir entre los divisores B: y se añadirá a el cociente total C, por numerador de un quebrado, cuyo denominador será el divisor B, o el que lo fuere, y quedará hallado el total cociente C, compuesto de números enteros y del quebrado, de la suma A, dividida por el divisor B. 7. Si en alguna división particular no cupiere el divisor en sus figuras correspondientes, se pondrá en el cociente un cero O; y bajando una figura de la suma, se promoverán los divisores sin mas operación, como en el exemplo T, y se proseguirá la operación, buscando un cociente nuevo. 8. Si el divisor tuviere alguno o algunos ceros a lo último de la mano derecha, se subscribirán debajo de las últimas figuras de la suma, desde el principio de la operación; y con los demás números del divisor, se ejecutará la división; y los números de la suma, ocupados con los ceros del divisor, se añadirán a la mano derecha del último residuo, si quedare alguno; o si no quedare ninguno, serán ellos el numerador del quebrado, cuyo de- Tom. II. O 3 no- io8 MUSEOTICTORICO. nominador es el divisor entero con sus ceros, como en el ejemplo X. p , La prueba, o el examen es multiplicando el total co- ciente C, de los números enteros con el divisor B, y a el producto se añade el último residuo R, si es que quedo alguno; y si resultare la misma suma A, estará bien hecha la división. Q¡.y La segunda, súmase el último residuo R, si quedo al- guno, con los productos 0,M,K,H,F,D,ysi resultare la suma A, quedará bien dividida; pero se han de colocar en los lugares que corresponden en la plana, mas o menos hacia la izquierda, como se ve en esta señal §. Si pareciere a el lector sacar en un papel aparte la. quenta, o plana siguiente, convendrá para tenerla d la vista en la explicación de ella. A. A. LIBRO SEXTO. J09 A. A. y. 02.613. 849. B. B. 7859d.D 55013. E.E. B. B x r 20131. 7859. 15718. G B H 44133- 7859. 39295- I K 48388. 47154- L M 12344. 7859. N 0 44859. 39295. R. 5564. 17- P. P. 5407r 1 10 49. a 49. 50. 49- 17- T.50436.Ji 4.8.9. a 69. 03- 489. 1536- 14.6.7. 69. C. 5564 — Residuo. 725615 7859 — Divisor. B-— 5503f._"V57V8. H. 39295- K — 47154- M 7859. o._ 39295- R — 5564. A — . 5.702.613.849. 26. Q-5372- f 54i 4.86. 99. 54- 512. 486. 26. X. 47935- 5. 00. 45- 95- 435- 500. 29. 25- 4- CA- no MUSEO PICTÓRICO. CAPITULO V. Práctica de la Pintura d el temple. §. I. Pintura d d tem- -"--ia pintura a el temple, como díximos en el tomo anpk qué es ? tecedente, es aquella, que usa de los colores U quid a dos con ingredientes glutinosos y pegantes, como son cola, goma ó cosa semejante. Los colores que en este linaje de pintura se gastan, son todos los que conocemos; pues ninguno excluye, como lo dijimos en dicho tomo a . lib. a . cap. 6. §. 3. donde también se notan todas las materias, y sucómosehandepre- pertícics sobre que se puede ejecutar dicha pintura. en pamr Lis superficies farden a su preparación, omitiendo las superiicies febles, copara pintar d el tem- mo seda, pergamino, y papel, que pertenecen a la iluniiple. nación, y miniatura, lo que toca a las paredes, tabla, o lienzo, se han de preparar, después de estar bien lisas, y raspadas, con una mano de cola caliente, y si la madera tuviere algo de tea, conviene picarla muy bien, y estregarle unos ajos, y cocer con ellos un rato la cola del aparejo, machucándolos antes de echarlos, y con esta agicola se dará la primera mano a la madera; las otras superficies no necesitan de esta circunstancia. Modo de templar El modo de cocer la cola de retazo ya se dijo en el la cola para pintar d libro antecedente, cap. 3. §. 4. pero aunque la primera mael temple. no de aparejo se ha de dar estando la cola fuerte, después se ha de templar algo mas ñoxa para las otras manos, y mas especialmente para pintar con ella, porque si fiti muy fuerte engrasa, y obscurece los colores; y así es menester añadirle agua a proporción, y probarla en las palmas de las manos, qiianto muerda un poco, y no mas; y así solemos decir apareja fuerte, y pinta con agua sola. Habiendo pues dado esta primera mano de cola a las dichas superlicies, se resanarán las lacras que tuvieren, especialmente las tablas, y paredes, haciendo un plaste de cola, y yeso, a manera de masilla, y con el cuchillo irlas rellenando, y alisando, y después de secas, rasparlas con el Aparejos del tem- cuchillo, o lixa, y darles a ellas otra mano de cola; y heple. cho esto, hacer una templa de yeso pardo, pasado por ce- dazo, y añadirle otro tanto por lo menos d ceniza cernida, . y para los lienzos algo mas, que esté liquidada, de suerte, que sacando la brocha, haga hilo la templa, dejando la brocha cubierta, y con esta darle una mano a la superficie, y si pareciere, después otra; pero si está bien lisa la su- I LIBRO SEXTO. I II superficie, no hay que recargar, sino cuando mucho, estregarla con alguna pómez, o cosa áspera, y después darle otra mano de cola, algo mas templada que la primera; pero siendo lienzos de bastidores en cosa que haya de durar, se puede hacer mas espesa esta cernada, y aun dexarla helar, y darle a los lienzos la mano de aparejo, con cuchilla de imprimar. H §. II. echo esto, se puede dibujar encima lo que se hubiere de ejecutar, especialmente si es historia, d cosas desiguales, y sin precisa correspondencia, que si la han de tener, como las cosas de arquitectura, y adornos, será siempre lo mejor hacer cartón; y tsi este no se puede hacer fuera del sitio, tomando sus medidas, será conveniente hacerle antes de aparejar el sitio, por no maltratar lo aparejado con los agujerillos de las tachuelas. Y esto de los cartones es muy preciso cuando se han de repetir las cosas a el lado contrario, o al revés; porque estando picado el cartón, en volviéndole, y estarciéndole, se halla hecho sin trabajo. Y, d bien sea en los cartones, o bien en el sitio, se ha de dibujar primero con carbón de sauce, li de avellano, sarga, d mimbre, o pino: estos se hacen, rajándolos del tamaíío, o largo de un canon de hierro, que para este efecto se tendrá, 6 un cencerro grande, y que los trozos sean del grueso de un dedo por lo menos; y bien ajustados en dicho cañón a golpe de martillo en los últimos, se ha de tapar, y embarrar, de suerte que no le quede respiradero; y estando así, se ha de meter en el fuego, y dejarlo estar, hasta que esté bien encendido y colorado, y entonces sacarlo, y meterlo en ceniza fria, cubriéndolo bien con ella, y tapándolo con alguna cazuela grande, lebrillo, o barreño, y no sacarlo hasta que esté bien frió, porque se ventearán los carbones, y se quiebran fácilmente; y poniendo uno de estos en una caña, rajándola en cruz por la boca, que ha de estar el carbón, y atándola después con un hilo, se irá apuntando por mayor, y luego se irá digiriendo; y en estandolo del todo,.se pasará de tinta con un pincel; y si esto es en el cartón, se picará con aguja gorda, o cosa semejante, y después se pondrá en el sitio de La obra, y bien asentado con algunas tachuelas, se estarcirá con una mazorquilla de carbón molido, y después se pasará de tinta. El modo de hacer los cartones no será ocioso el decirlo, pues no todos lo sabrán. Primeramente, el papel ha de ser grueso, o bien sea blanco, d pardo, de marca mayor, por- Afodo de dibujar las obras del temple. Importancia de los cartüius para las obras del temple. Modo de hacer los cartcnes. I a 2 MUSEO PICTÓRICO. porque no haya que hacer tantos pegotes, el engrudo de harina bien cocido, y las tachuelas del número doce, o de las de Valladolid. Prevenido esto, si la superikie es plana, facihnente está hecho el cartón, pues se van pjgando de dos en dos, u de cuatro en cuatro, solapando por las orillas lo que baste, y luego se asienta en su lugar, recargando cosa de un dedo sobre su antecedente, y poniendo las tachuelas de suerte que no embaracen después para levantar la orilla, y engrudarlos con la brochuela. Pero si la superlicie es cóncava, y no encañonada, porque así es lo mismo que plana, tiene mayor dificultad, pues necesita de sentarse cada pliego de por sí, y aun cada medio pliego, para que Advertencia j)ara se ajuste a la gracia de la superficie: y cuidado con que a el engrudar las orillas en el sitio no se peguen a él, ni participe del engrudo, porque demás de pegarse el cartón a la pared, de que se sigue el romperse a el levantarlo, aquello que se pega en el sitio es tan perjudicial, y mas si es a el fresco, que en haciendo humedad, sale fuera la mancha después de pintado. Cóno se ha de hacer el cartón para superficie cóncava. el tiempo de encartonar el sitio ue se ha de pintar. He §. III. Modo de matar el X Aecho esto, y teniendo las colores todas molidas a el yeso para pintar a el gg y cubiertas siempre con ella en sus vasijas para que temple. Otro modo de preparar el blanco de espejuelo. "Tintas de ayre, celage. no se sequen ni endurezcan, y en cada color una cuchara de palo para sacar cuando convenga, prevendrá también el blanco de yeso de espejuelo muerto, lo cual se hace templándolo muy ralo, como caldo espeso, en una vasija grande, y que le sobre mucho vacío; porque luego que se reconoce que el yeso va tomando cuerpo, sin cesar de menearlo con un palo, se le añade agua, y se vuelve a menear muy bien, sin dar lugar a que se asiente, ni endurezca; y hecho esto hasta tres o cuatro veces, se conoce estar ya muerto, cuando se ve que el agua anda por encima clara, y entonces tiene ya su punto, y se flexa estar. Este blanco sirve para hacer las tintas generales, mas para poner en la paleta con las demás colores, y para tocar de luz, especialmente cuando ha de ser blanco puro, se usa del. yeso de espejuelo de otra manera, y es templando una ' porción de ello a voluntad, y hecho una pella, y endurecido, antes que se seque, se quebranta en la losa con la moleta; y añadiéndole agua, como a las demás colores, se va moliendo a partes, y echándolo en una cazuela, donde se ' conserva cubierto de agua para dicho efecto. Prevenidas todas estas cosas, pasará el pintor a hacer las ¡ tintas generales; y así para cosas de historia, donde hay cela-; LIBRO SEXTO. 113 lages, y rompimientos de gloria, solo ha de hacer tres tintas,' la una de ocre, y blanco, clarita, y algo de tierra roxa; la otra de blanco, y esmalte para los celages; y la otra de blanco, y negro de carbón para las nubes. Suponiendo, que de estas tintas no se ha de servir siempre como ellas están, sino que tal vez, según la calidad de la cosa, tomara de ellas con la brocha, y echándolas en el campo de la paleta, les añadirá lo que convenga para diferenciar de tinta, ya amoretada coa el carmín, o pabonazo, o ya enroxeciendo con la tierra roxa, o pardeando con la sombra, ocre, o negro. Después hará tintas generales para las cosas de arquitec- Tintas de mármol tura, y adornos; y comenzando por las de mármol blanco,, blanco. tomará del yeso una buena porción con un cucharon, y echarla en una vasija grande, y en un pedazo de ladrillo, ó teja seca, dará una brochada del blanco solo, que esté bien líquido; v después, hecho un caldillo con una brocha en el negro de carbón, echara un poco en el blanco donde quiere hacer la tinta, y menearlo muy bien con una brocha hasta que se incorpore todo, y luego aiíadirle otro poco del ocre claro bien desleido, y menearlo todo muy bien hasta que se incorpore, y después probar la tinta, que toque junto a la brochada del blanco que dijimos, y poniéndola a secar a el calor del sol, u del fuego, ver si la tintü hecha rebaja a el blanco en un grado, de manera que ni esté fuerte, ni floxa: y conforme se viere, aiíadirle lo que le faltare, y cuidar de que no amarillee mucho, sino cuanto quebrante lo azulado del blanco, y negro, porque no haga aplomado. Hecha esta primera tinta, de que se ha de hacer siempre mayor cantidad, se echará en una olla la mitad de ella, y se le pondrá su número t. y una AI: y lo mismo se hará en las siguientes, variando el número 2. 3. 4. y en esta olla se ha de poner también un cucharon para sacar cuando sea menester; y a la que queda en el barreño, o cazolon, se le añadirá mas negro de carbón, y su poco de ocre claro, y después de incorporarla muy bien, probarla con la brocha junto a la antecedente, y ver si después de seca, en la conformidad que la otra, la rebaja en otro grado, y hasta ajustaría, no pasar adelante; y estandolo, echar también 1 mitad en otra olla, y poncile su cucharon, y su número, y letra vV, y pasar a cxecutar la tercera, añadiéndole solo tierra negra, y inia puntica de sombra de Italia; y graduando esta, y hecha la prueba en la conformidad de las antecedentes, pasar a hacer la quarta tinta,. añadiendo a lo que q97 daré de la tercera ma tierra negra, y sombra: y se advierte. que de estas dos últimas con menos cantidad basta que de Tom. 11. P las 114 MUSEO PICTÓRICO. Advertencia ini' jortants fara hacer las tintas. Toques de luz, j de obscuro. Tintas de oros. Tintas de bronce. Tintas deórjído a el icmjjle. Varias maneras de pórjidos. Tintas de fábrica f de qué se hacen. Tintas azules para el temple. las Otras: y que de todas las colores que se fueren echando a las tintas, se supone han de estar bien desleídas con brocha, como caldo espeso, porque si se echan enteras, suelen quedar en el asiento algunos guruUos, que después deshechos, alteran la tinta. Concluidas estas cuatro tintas generales, solo resta decir, que para tocar de luz sirve el blanco puro remolido, y para el obscuro fondo la sombra del viejo. Las tintas de oros se hacen fácilmente con el ocre claro de Valencia, u de coleteros, y blanco, la primera; la segunda con el ocre claro solo; la tercera con el ocre obscuro; y la quarta con este, y la sombra de Italia, y algo de tierra roxa, y después tocar de obscuro con la del viojo, y de luz, añadiendo a la primera otro tanto de blanco remolido, y echarlas en sus vasijas con sus números, y una O en cada una, en demostración de ser tintas de Oro. Las tintas de bronce se hacen añadiendo a las dos primeras un poco de tierra verde, y a la tercera, y quarta un poco de añil, guardando en las pruebas la forma de las antecedentes, y señalando las vasijas por su orden en todas para que no se confundan. Las tintas de pórfido se hacen con esmalte, blanco, y carmin, la primera; y la segunda, rebajando con el esmalte, y carmin; y lo mismo en la tercera; y para la quarta, añadir un poco de añil, y carmin; y si no se quieren tan hermosas, se puede usar del añil en vez del esmalte; y si todavía se quiere mas bajo de color, se puede usar del negro de carbón, en vez del añil; y todavía sera' mas bajo este, si en lugar del carmin se usare del pabonazo, u albín. Las tintas de fábrica, aunque se pueden hacer del negro de carbón, y sombra, graduadas con el blanco, y también con solo blanco, y sombra del viejo, sin embargo, para que contrapongan bien a las tintas de mármol, será conveniente hacerlas de negro de carbón, y blanco, quebrantando lo aplomado con un poco de tierra roxa, y haciendo la primera en tal grado, que rebaxe a la primera de mármol, y podrá esta servirle de toque de luz, y continuar graduando las demás hasta la quarta, añadiendo siempre negro, y tierra róxa a lo que iquedare de la antecedente; y para estas puede servir de obscuro la tierra negra, con un poco de sombra del viejo. Si se hubieren de hacer tintas azules para algún adorno, d medalla de lápiz lazuli, se hará con esmalte, y blanco, quedando por tercera el esmalte solo, y a este añadirle para quarta un poco de añil, y este solo para los obscuros; y para tocar de luz, añadir un poco de blanco a la primera. Pue- LIBRO SEXTO. 1 1 Puedense también hacer estas con solo añil, y blanco, aunque no es tan hermoso. Las tintas verdes se hacen a el temple muy hermosas, usando para la primera del verde montaña, con un poco de ancorca lina; y la segunda con la tierra verde, y algo de verde montaña, y ancorca obscura, y luego rebajar esta, añadiéndole un poco de aiíil, y otro poco de verde vexiga; y para la quarta, añadir mas añil, y verde vexiga, y tocar de obscuro con solo el verde vexiga, y el añil; y de luz, añadiendo un poco de blanco, y ancorca a la primera tinta, y es un verde hermosísimo. Para lo cual se ha de entender, que el verde vexiga no se muele sino echado en agua, quanto le cubra, y así se ablanda, y se usa de él sin cola; y la tierra verde con solo echarla en agua algunas horas, se deshace, y luego darle una vuelta en la losa para que todo se iguale. Puedense también hacer tintas de verde menos hermoso, no usando para la primera del verde montaña, sino de la tierra verde, añadiéndole blanco, y un poco de ancorca; y la segunda de la tierra verde sola, con muy poca ancorca, y luego rebajar las otras, añadiendo a la tierra verde un poco de añil, y verde vexiga, y el toque de obscuro, y de luz, como en la antecedente, y es un verde suficientemente hermoso. Otro verde se puede hacer mas bajo con añil, y ancorca obscura, u ordinaria, y aun con la fina, sin añadirle blanco, y rebajando siempre con el añil, y verde vexiga: y advierto, que este nunca quiere juntarse con tinta que lleve blanco, porque hace mal color, sino solo se ha de usar para endulzar los obscuros del vorde, y darles xugo, y hermosura. Tintas de encarnado, o bien sean de bermellón, y blanco, la primera, o bien de tierra roxa, rebajandolas con el carmín, son bien fáciles, como también las de carmín, y blanco. Lo demás, que toca a tintas de carnes a el temple, no soy de parecer que se ha2;an, por la variedad de los coloridos, ya mas templados, ya mas roxos, ya mas cercados, y nunca se pueden hacer bien con unas mismas tintas; y así no hay para esto cosa mejor que la paleta, y perderle el miedo, como quien pinta a el óleo. No excuso añadir aquí el secreto peregrino de obscurecer el carmín para los fondos; y es, moliéndolo con un poco de xabon, y miel, y después recocerlo un poco, y echarle algo de cola, y toma un fondo admirable. Y esto lo he experimentado en carmín ordinario, y en el de Honduras; pero no en todos los finos, pues en algunos no hace tan buen efecto. Tintas ver di s para el Unij'ií. Otras tintas de vtrde para el templt. Otro verde mas bAxo para el temple. Tintas encarnadas para d temple. Totn. IL V % Con- III MUSEO PICTÓRICO. Ett comenzando a fintar la obra, esta hecha la mitad. Cómo se ha de comenzar a £Íntar d el temple. Prevenciones im- fortantes ara el temple. c §. IV. Modo de desperjilar en el temple. concluidas ya las tintas, y prevenido el recado de brochas, y pinceles, que los mejores son de pelo de jabalí, salvo alguno de melonciUo, dicen los prácticos que está hecha la mitad de la obra; porque para hacer la traza, dibujos, y borroncillos particulares, aparejar, y dibujar el sitio, encartonar, moler los colores, y hacer las tintas, es menester mucho tiempo, porque son cosas muy engorrosas; y así, prevenido todo esto, no se ha perdido tiempo. habiendo de comenzar alguna cosa de las tintas hechas, siempre ha de ser de lo que cae debajo, reservando para después lo que ha de quedar encima, por excusar la impertinencia de andar recortando, o ensuciar lo que está hecho. Para lo cual, estando ya las tintas reposadas, se ha de sacar con el cucharon de aquello que está asentado una buena porción; y si está bien espesa, se le echará de la cola templada, y caliente, lo que baste para desleiría, de suerte, que sacando la brocha haga hilo el chorro, dejando cubierto del color la brocha un tanto cuanto; y si la tinta estuviere muy aguada, se le echará la cola fuerte, para lo cual siempre se ha de tener lumbre, y en ella ha de estar una olla de cola, y otra de agua, y aun otra de cola templada, salvo que si la cola es de retazo blanco de guantes, se mantiene líquida con solo echarle unos tallos, u hojas de higuera, cuanto de un herbor con ellas, y es un grandísimo alivio, lo que no se logra con la de retazo de gamuzas, ni la de tajadas. Y finalmente, en estando ya aparejada la tinta en el jarillo, u otra vasija de asa, se le dará a el sitio que se pretende labrar de aquellas tintas la primera mano ligerita, de suerte, que ni quede cargada, ni relamida; porque si queda cargada, tapa lo trazado, lo cual siempre se ha de traslucir, y si queda relamida, no da su color, y degeneran las tintas que se siguen: y también es menester llevarla desde luego igual sin dejar corrales, porque habiendo de volver sobre lo ya dado, siempre queda desigual, y acamelotado. En estando ya seca esta primera tinta, y prevenida en su jarillo como la antecedente, la segunda con su número, y letra, para que no se truequen, irá labrando con ella en todas aquellas partes que le tocare, extendiéndose algo mas, donde ha de desperfilarse con la siguiente; y donde ella se desperííla con la primera, convendrá ejecutarlo cuando el pincel, o la brocha están ya descargados de ja tima, y entonces suavemente pasarlo con ligereza por aquella extremidad que ha de ser el desperfilado, y aun si ñiere menester, ; mo- LIBRO SEXTO. I ! mojar la punta do la brocha en agua, 6 cola, y pasándola ligeramente por aquel extremo, se consigue el despcrlilado con facilidad: y se advierte, que siempre que se haya de mudar de tinta, se ha de lavar la brocha, 6 pincel, para lo cual se tiene a la mano una cazuela, o porcelana grande con agua, y contra uno de sus lados, apretando el pincel en la misma agua, y revolviéndole a el mismo tiempo, se limpia fácilmente; y lo mismo se ha de hacer siempre que se deja, o muda pincel o brocha, que nunca ha de quedar sucia. Concluido pues lo que pertenece a la segunda tinta, es- Adverteticia im- tando ya seca, y no de otro modo, entrará con la tercera, portaiiU' jjara d tum- observando las mismas circunstancias que en la antecedente; íy cuidado de no estregar una y otra vez sobre lo ya dado, porque se ablanda lo de debajo, y se altera la tinta, sino siempre se ha de procurar labrar con ligereza, y limpieza. Y filialmente, en estando seca la tercera tinta, entrará labrando con la quarta a donde le pertenece con las mismas observaciones. Y concluido esto, tocará de obscuro con la sombra del viejo, como dijimos, en los lugares mas profundos, y no mas, como también de luz con el blanco remolido en los lugares mas altos, v donde la luz chilla, y reluce, dejando servir la media tinta del claro que es la primera. c §. V. on este mismo orden continuará el aprovechado con Observaciones palas demás cosas que se hubieren de labrar de tintas hechas, ra el uso de las tintas observando que la primera lo cubre todo; y la segunda, del temjple. cuando no hay inconveniente de que oculte lo trazado, debe también cubrir todo lo que ha de ser sombreado, o', como dicen, lo suyo, y lo ageno; las demás, lo que les toque. Pero en caso que suceda haberse ocultado los trazos del dibujo, se puede remojar aquello que se encubre con agua sola ligeramente con brocha blanda, y a medio secar, ir apuntando, o con lápiz negro, 6 con la tinta siguiente, lo que convenga, para el gobierno del dibujo; y dejandolo secar, ir labrando después, cubriendo solo con la tinta siguiente lo que le toque, y no mas, para que los registros no se pierdan. Advierto también, que muchas veces en vien do que una tinta que ya tenia cola se ha embebido, le aiía- ácn mas cola para disolverla, con lo cual se engrasa, y obscurece mucho, y mas si es blanco, de suerte, que si se toca de luz con él, mas obscurece que aclara; y así en tales icasos solo se le ha de aiíadir agua caliente, porque lo Advertencia parn si se ocultan los trazos del dibujo en el temfle. ii8 MUSEO PICTÓRICO. lo que se le ha consumido es la humedad, que la cola allí se queda. Cómo se ha de ma- Resta ahora advertir el manejo de la regla para las lí- nejar la regla de ma- neas rectas, especialmente en las cosas de arquitectura; porno en las obras del que no sabiéndola manejar, mas embaraza que ayuda; y temple y fresco. sabiéndola manejar, se tiran facilísimamente las líneas; y no solo no embaraza, sino que también sirve de tiento: esta ha de ser la que llamamos regla de mano, de cosa de ima vara no mas, que para trazar se tendrán otras mucho mayores, y se ha de tener en la mano izquierda, y para aplicarla, se han de poner el dedo meñique, y el pulgar hacia la parte de adentro, y los tres de en medio a la parte de fuera; y de esta suerte se tiene firme, llegándola a la superficie, y se muda prontamente arriba, u abajo, conforme conviene. §. VI. Paleta que se ha xJLhora solo falta advertir el uso de la paleta: esta, aunde usar para el íeni- que los antiguos la usaban de una tabla ancha, como mefle, y fresco. dia vara, y de largo una, y con dos barrones a los extre- mos, bien clavados y empalmados a cola de milano, para que no se tuerza; y otros la han usado de piedra de pizarra grande, la experiencia nos ha enseñado, por lo pesado de estas dos materias, que es mas fácil, y cómodo un lienzo de a vara, bien imprimado, y liso, el cual fácilmente se transporta, y maneja como se quiere; y aun si fuere de tres cuartas, y media vara, es bastante, y se puede tener, en caso necesario, sobre el brazo izquierdo, asegurándola con la mano, para lo cual puede tener alguna manija empalmada a manera de travesano que salga fuera. En esta pues se ponen las colores, tomando cada una con la cuchara, que tiene en su vasija en bastante cantidad, Modo mapt'sterioso especialmente del blanco remolido; y con esto, y tener a la de pintarlas earms d mano la cazolilla de la cola templada, y las tintas del ayre, el templf. para ayudarse de ellas en algunas cosas, perfilara' con la tierra roxa, d albin las carnes que hubiere de pintar, y luego irá empastando con paciencia, y uniendo a el mismo tiempo las .tintas antes que se sequen: y en estando metido de color, a el tiempo que se va secando, ir observando donde conviene tocarle de claro, u obscuro, porque entonces se logra con facilidad, y unión. Pero este modo, a la verdad, aunque es el mejor, no es para principiantes, que a han de ir atenidos a copiar de alguna cosa, y que han menester ver el efecto de lo que hacen, sino para hombres de gran magisterio, práctica, y caudal, por- "i que LIBRO SEXTO. ii que aquí se pinta por fe, pues no se comprehendc en fresco el claro, y obscuro, porque todo está igual, y es la mayor confusión que se puede ofrecer en la pintura. Y así yo soy de opinión que el pintar bien bien a el temple de esta manera es el mayor magisterio que se puede ofrecer, y no menos en flores, paisajes, o cosas semejantes, que para hacerlo mal todo es fácil. Otro modo hay, que es mas para principiantes, y es meter de una tinta general todas las carnes, o bien sean claras, d bien rebajadas, y hechas sus cuatro tintas generales, ir labrando con ellas sobre seco, y donde conviniere enroxecer mas, echar con la brocha de la tinta en la paleta, y allí afiadirle lo que convenga, y continuar en esta forma, hasta que concluidas las cuatro tintas, se le toquen algunos golpes de claro, u de obscuro, donde los haya de menester; y este es modo que admite espera, y se deja mas comprender: estos últimos golpes se pueden hacer con muy galante manejo, plumeándolos o miniándolos con punticos, mas 6 menos menudos, según la magnitud de la cosa, y de la distancia. Las obras de los antiguos tuvieron mucho de esto miniado, que no hay paciencia aun para mirarlo; pero en nuestros tiempos se hace mas labrado, y manchado, que punteado, y es manejo mas libre, y magisterioso, reservando solo el miniar para tal cual parte, u apretón. R §. VII. _esta ahora un primor muy singular, que nos dejaron introducido Miguel Colona, y Agustín Mitteli, pintores insignes Boloíieses, con otras muchas cosas que nos enseñaron en sus heroicas obras; como lo manifiesta la bóveda del salón de los espejos de este Palacio de Madrid, la ermita de San Pablo en Buen-Retiro, la cúpula de la Iglesia del Convento de Mercenarios Calzados de esta Corte, y otras, en que mostraron bien su gran magisterio, y práctica en el temple, y fresco. Es pues este secreto primor, el tocar de oro las cosas que lo permiten; pues de suerte engaña, encanta, y hermosea una obra, estando bien hecho, que muchos no lo admiran, porque lo suponen verdadero y si otros no lo creen ser así, es porque ya lo saben. Para esto es menester primero saber como se hace la pasta, d betún, que llaman el mordiente; y es en esta forma. A una onza de barniz grueso, que llaman en otras partes barniz de Guadamccileros, se ha de echar otra de trementina, y otra de cera amarilla, pero dos de pez griega, y M¿igisterio gratt' de pintar bien a el tem£U. Modo de dar los últimos golpes d el temple. Manera muy fatigada de los antiguos a el temple. Miguel Colona, j Agustín Mitteli, insignes pintores Boloñeses: sus obras en esta Corte. El encanto de tocar de oro las cosas que lo permiten. Modo de hacer el betún, o mordiente, para tocar de oro las obras del temple, fresco. 120 MUSEO PICTÓRICO. y a falta del barniz grueso, puede suplir el secante común de aceyte de linaza, y todo junto derretirlo en una cazuela vidriada, a fuego lento, hasta que se incorpore muy bien, y después dejarlo helar; y si estuviere muy duro, se le echará un poco del barniz; y si muy blando, añadirle cera, y pez griega; y después de incorporado, y helado, ir tomando a pedazos lo que se hubiere de gastar, poniéndolo en una cazolita pequeña, porque no se requeme todo Modo iie usar del junto, y plumeando con él las luces con un pincel de me- 7nordií7ite, j)ara to- loncillo, estando bien suelto, y derretido, irle sentando el oro con la yema del dedo pulgar, sin estregar, humedeciendo un poco el dedo, para arrancar a pedazos el oro del libro, y después sacudirlo en el sitio con un pañuelo, para que las plumeadas queden bien recortadas, y no es menester otra cosa; y se advierte, que esta sisa, o mordiente puede esperar tres y cuatro dias, y en estando helada, se puede sentar el oro. car de oro. Modo de sentar el oro en el mordiente. LI- 121 LIBRO SÉPTIMO. EL INVENTOR, cuarto GRADO DE LOS PINTORES. Scptimum est judie are quod invenías . POLYMNIA, si've Musa VIL Id est, dehctans instrnctione. Signat cuneta, manu, lociuitur Polymnia gestii . ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. M—Ax séptima operación, o acto intelectual que practicamos en el progreso scientífico, dice Fulgencio, es hacer juicio de aquello que se halla, o se inventa, dcleytandose el entendimiento en la reflexión de los medios: por donde ha venido a descubrir el escondido, cuanto precioso tesoro que anhela; y procurando con acertado juicio aplicarlos de suerte que fecunden este delicioso jardin del arte de la Pintura, para que mediante su copioso y saludable riego, vayan germinando sus plantas los opimos sazonados frutos, que con su dulzura lisongean el gusto, cuanto con su belleza deleytan la vista. A este séptimo acto intelectual llamaron los antiguos mythologicos Polymnia, una de aquellas nueve mentidas deidades que veneró la superstición gentílica por oráculos de las ciencias nobles, y honestas disciplinas 3, cuyo oficio es expresar, 6 pintar con la mano las cosas que concibe el entendimiento; y que las figuras, mediante las cuales declara sus conceptos, parezca que hablan, según la expresión de acciones, y de afectos. Y así trataremos en este libro de fecundar la idea del pintor con la noticia, e inteligencia de todos aquellos medios que puedan conducir a el apetecido logro de sus deliciosas fatigas, mediante las cuales merezca ocupar el cuarto grado de esta escala óptica, animándose ya con la cercanía de la eminencia a que aspira a continuar con mayor estímulo sus bien logrados afanes, para llegar a el delicioso término de su apetecida gloria. Tom. II. Q CA- I Fulgent. Mytbolog, i. 3 Herod. in siia kistoria juxta 9 Virg. in Epigram. Musarum seriem. 122 MUSEO PICTÓRICO. Nadie debe glo' riarse de lo que invetita, y jpor qué. La naturaleza tiene número determinado en sus especies, in dividiios, y acciones, V movimientos. Dicho sentencioso de Don Claudio Coello. Figura plantada, sus diferencias, y reglas. CAPITULO PRIMERO. Que cosa sea inventar, y si tocio ¡o que es inventado merece el título de original. I §. I. nventar es lo mismo que hallar una cosa que estaba oculta, escondida, o ignorada, que eso signiíica invenir e, del verbo latino invenio. Y así ninguno debe gloriarse de haber sacado a luz alguna cosa, a el parecer, nunca vista; porque ademas de que todas son especies depositadas por el Criador en la oficina de nuestro entendimiento, y a el se le debe k gloria de todo lo que es bueno '; por ventura se podrá hallar en otra parte; y si no adequadamente en la composición del todo, al menos disipado en partes. Por eso dice el Espíritu Santo por el Eclesiástico, que nada hay nuevo debajo del sol 2, Felices los antiguos, exclama nuestro Saavedra, que .nos robaron la gloria de ser inventores de lo que trabajamos ! Quantas veces, dice, gozoso de haber descubierto alguna máxima importante, la encontré casualmente en otro autor, a quien se la hube de restituir, sin habérsela usurpado, porque no me imputaran el hurto 3. Bien podemos todos imitarle en esta exclamación, y especialmente en el arte de la Pintura, que siendo imitación de la naturaleza, esta no es, ni puede ser infinita en sus especies, individuos, ni acciones, 6 posituras de ellos; y de estas, las que son mas gratas a la vista, y convenientes a el arte, son menos en número. Con que habiendo sido tanto lo que se ha inventado, claro es, que estarán apuradas. Por eso decía Don Claudio Coello, que las actitudes buenas del natural ya todos las habían usurpado: mas no por eso habíamos de omitirlas, que no era justo que por no tropezarme yo con este, u el otro autor, que eligieron las mejores, haya de buscar yo las inútiles, y menos gratas a el arte, y a la vista. Pongo por excmplo: una figura legítimamente plantada, no puede tener mas diferencia que estar cargada sobre el un pie, 6 sobre el otro; y en el pie, que deja movible, no hay mas arbitrio que sacarlo adelante, o llevarlo atrás, poco mas, o poco menos; que la cabeza incline sobre el pie que 1 Omne donum optimum per- cíes. 1. fectum desursutn est descendens 3 Saavedra Empres. Polit. en á Patre luminum. Jacob, i. el prólogo. 2 Nihil sub solé novum. Ec- .LIBRO SÉPTIMO. 123 qíie planta; que sí la pierna sale fuera, el brazo de su lado se quede adentro, y a el contrario. Estas son reglas generales que todos las saben, d las deben saber, y observar siempre que no nos constriña alguna causa a usar de licencia. Pues pregunto: Quántas veces se habrán repetido estas actitudes, o posituras ? Cierto es que no hay figura plantada, donde no veamos practicada alguna de las referidas actitudes; de suerte, que algunos modernos, por bizarrear, ó variar, las desplantan, o las tornean de suerte, que viendo una de estas Carreño en cierta parte, que ya la quitaron, le pregunto a un su amigo de la profesión que estaba con el, de que mano era ? dijoselo el tal; y siendo así que era de sujeto de su aceptación, le respondió: Par Dios, sea de quien fuere, ella está gcrigonceada; y era figura de la gravedad, y serieded de un san Agustin, que debia estar bien agena de semejantes gerigonzas. A tanto como esto obliga el querer apartarse de lo mejor por buscar novedades; siendo así que el arte es tan pro'vido en sus obras, que aunque la actitud en el todo sea la mcsma que otra, siempre tiene diferencia, siendo legítimamente inventada, ya en la acción de una u otra mano mas alta, o mas baja; ya en la cabeza inclinada abajo u arriba, á un lado 6 a otro; ya en la diferencia del traje, y aunque este sea el mismo, en la variedad de los trazos, y elección de luz, y otros adherentes. Con que no nos hemos de privar de elegir las mejores actitudes, y contornos mas gratos, porque los antiguos las hayan desfrutado; antes, bien estos nos enseriaron a buscar lo mejor, como ellos lo hicieron, y así estaraos obligados a imitarlos. Ahon §. II. Gracioso dicho de Carreño. Aunque tina ac' titiid se tropiece con otra, siendo inventada, siempre tiene di' ferencia. ra resta entender, que todo lo que llamamos or¡- v'ó todo lo invenginal, es inventado; mas no todo lo que es inventado es tado es original. original; porque esta es voz como de canonización o calificación de una obra. Y así como para la canonización de un santo, se examina su vida, milagros, virtudes, y perfecciones, así también para la caiiiicacion de una pintura, se u pintura debe han de examinar sus aciertos, perfecciones, y calidad; y no ser perfecta para Haca medianía, sino en grado supremo de perfección, espe- marse original. cialmente en las cosas substanciales. Porque así como en un varón de eximia virtud no descaece su crédito por alguna vcnijlidad, 6 imperfección leve; así también una pintura eminente no debe descaecer de su estimación por algún leve descuido, o mal digerida menudencia, que eso es dejar estampado el sigilo de nuestra fragilidad. Acuerdóme, que Tom. II. Q 2 ce- 124 MUSEO PICTÓRICO. Cómo se han de juzgar las obras de los hombres eminentes. les. Modestia de Ae- Muehos ju-zgan lo que ni entienden, ni saben mirar. i'fcas; celebrando en palacio cierto pintor con grande extremo lo que estaba haciendo Lucas Jordán, le dijo un caballero: que no todas eran de ese parecer, pues decían tener algunos descuidos. A que respondió el tal, que esa era providencia de Dios, para que no le tuvieran por divino, pues aun así parecia mas que humano. De esta suerte se han de juzgar los descuidos de los artífices eminentes, atribuyéndolos a misterio, no vituperándolos como imperfección. Por eso advertidamente introdujo la discreción de Apeles, poner en la rúbtica de las obrs Jaciehat, que es pretérito imperfecto, no dfecit, que es perfecto, dando a entender con la modestia de este epígrafe, que la obra no está perfectamente acabada, sino que todavía le queda que adelantar: precisa limitación de todas las obra humanas, a distinción de las divinas, que solo ellas son las perfectas ' . Y aun siéndolo asi, para enseñarnos su majestad, cuando habla algunas veces de las obras exteriores de su omnipotencia la escritura sagrada, suele explicarse en tiempo imperfecto; pero no cuando habla de la imagen del Verbo 3, por ser tínico, total, y adequado desempeño de su omnipotencia. Mas no el mundo todo, pues pudiera criar millares de mundos, y añadirles mayores, y mas excelentes circunstancias, y perfecciones; y sin embargo nos dice el Génesis: In principio crea üit Deus ccslum, & terram. Y Cristo Señor nuestro, habiendo consumado la grande obra de la redención del gedero humano, la sello con las palabras del Consummatum est, que también es pretérito perfecto, y pasivo, para que indicase el ser aquella obra de su pasión. Y si esto acaece en obras verdaderairiente maravillosas, ¡ qué juicio deberemos hacer de las nuestras Confusión grande de aquellos, que con osada temeridad juzgan las obras agenas, y mas las que son de hombres eminentes, que ni las saben mirar, ni entender, cuanto menos juzgar. Se han de mirar pues las obras de los pintores eminentes con tal veneración, que aun los defectos, no solo se han de considerar como sigilo de nuestra miseria, sino atribuyéndolos mas a misterio, que no alcanzamos, que a descuido, que notemos; pero aun no digo solo en las obras de los hombres eminentes, sino aim de ios que no lo son: pues demás de que así lo ordena la caridad, es una esplendidez hidalga, semejante a la urbciiiidad, que con el igual, es cortesía; con el superior, es deuda; y con el inferior dádiva. Y así la obra que I Dei perfecta sunt ojyera. Denter. 32. Vidit cuneta qux lecerat, & erant valdé bona. Gi'nes. i. 3 Quando prxparabat ocelos, &C. Proverh. 8. 3 Verbumcarofactumest. Jí)í7í, I. Hic est Filius meus dilectus, ¡n LIBRO SÉPTIMO. IHf que mira el pintor no puede dejar de ser de una de estas tres clases; 6 es igual a lo que el hace, o es superior, o es inferior. Si es igual, tanto como la ofende, se agravia; si es inferior, cuanto mas la ensalza, él se sublima; y" sf es superior, sobre darle lo que se merece, él mejora de grado, pues se acerca a lo mas digno; con que siempre viene a redundar en interés propio el aplauso ageno. Ofrecióse un dia, hallándome yo con Don Juan Carreño oyendo misa -en la iglesia de san Gil de esta Corte, reparar en un cuadro de san Pedro Alcántara, que está sobre la capilla de ete glorioso Santo, y es de mano de Don Claudio Coello; y fueron tales las cosas que dijo Carreíío en aplauso de dicha pintura, que yo le dije, que verdaderamente nos enseñaba de todas maneras; pues no solo con los pinceles nos demostraba lo que habiamos de hacer, sino con las palabras cómo habiamos de hablar. A que correspondió diciendo: Aseguro a V. md. que los mejores contornos, y d'tntornos que yo he dado a mis figuras han sido estos; porque con eso, qiiando -ven mis obras, buscan, si hay algo que aplaudir,y omiten lo que hay que vituperar. Sentencia digna de grabarse en bronce 1 Pues seria muy necia contianza pensar que otros han de hablar bien del -que dice de todos mal: porque dado caso que este defecto recayese en hombre muy cabal, lo que juzgo imposible, la mala opinión le buscaria el mas ligero descuido, para acriminarle por muy execrable delito. Bien supo vincular Apeles esta máxima, poniendo en su debida estimación las pinturas de Timantes, que hasta entonces se miraban con desprecio: Ni lo hizo menos
Tiziano con Antonio Corregió, a quien sucedia lo mismo; que es hidalguía de un animo noble no sec avaro en los aplausos ágenos. s §. III. Singular ejemplo de Camno. entado pues este irrefragable principio, de que el renombre de original es epitecto de caliticacion de una obra de pintura, se sigue por conseqüencia forzosa, que todo aquello que no mereciere esta calilicacion, tampoco es digno del renombre de original. Ha de ser pues el original justamen- Calidades que ha te inventado de propio estudio, sin fraude, ni rapifía de co- de tener el original sa alguna; sí solo estudiado después, y consultado con el pra merecer este tínatural, y aun este no copiado, cuando no viene justamente " adequado a el Intento, sino adaptado, y acomodado a el asunto, tomando lo (|ue hace a el caso, y supliendo lo demas con la idea del propio caudal, ajustada a el asunto. Yo sé quien hizo una cabeza de Concepción, que a juicio -iw'xj de r.26 MUSE.O PICTÓRICO. de todos era tan bella, q-ie por hipérbole decían, que solo la del cielo podia ser mas perfecta; y esta se hizo por un mu- La idea del artí- chacho, no de muy buena cara, porque la idta suple lo fice suple lo que en el que en 'el natural falta; pues poco miporta que st a mven- natural falta. tada de propio estudio una composición, si en la cxpission de afectos, calidad de los personag'S, propiedad de las üsonomias, y puntualidad de la historia, üaquea, y falta a las leyes de la buena economía, retórica, y poesía; y mucho mas, si a esto se llega la debilidad en el dibujo, así en lo ajustado de los contornos, como en la v.rdad de las plazas del claro, y obscuro ! Aquí es donde todo el cdincio va por tierra, porque es faltarle a la obra el fundamental cimiento para su seguridad. O quantas con estos, u otros defectos mayores, vemos firmadas con el aditamento de inventor, y la presunción de original ! Siendo asunto mas para la risa, y el vituperio, que para el aplauso, ni la comiseiacion! Pues aun de esta se hace indigno un presuntuoso. Concluyo piies diciendo, que el original, que verdaderamente lo es, tiene tal indulto, que aunque su autor lo repita muchas veces, siempre es original, y nunca es copia, sino repetición, por el magisterio, y libertad con que siempre obia,:y con el dominio de mejorar, o mudar lo que tuviere poíi mas conveniente- CAPITULO II. Qué caudal debe tener el pintor en el entendimiento y prtz haber de- mventar,j cómo ha de usar de él. §. L El peligro de arro- Jr muchos ha precipitado el arrojarse a Inventar, sin hajarse a inventar sin el liarse guarnecidos de aquel caudaloso numen, que debe precandal necesario. ¿, empeño tanto; pues hallándose en él, y altándo- les las fuerzas para superarle, conseqüencia forzosa es declinar á el precipicio; pues como sea tan apetecida la gloria d? llegar a pisar la cumbre de la eminencia, algunos genios impacientes quieren desde luego asaltarla sin asedio: en cuya empresa, después de crecidos afanes, solo vienen a conseguir su propia ruina, dejando auti los intereses del escarmiento para los que miran con lástima su precipicio, y Cómo se ha de as- estudian en su ruina su documento. Por ' eso advertidacender d la eminencia mente hemos construido esta escala óptica, para que el del arte. pintor sepa, que caminando por ella de un grado en otro, podrá úr ascendiendo sin contingencias hasta la cumbre, don- LIBRO SÉPTIMO. 127 donde desfrute seguro el premio de sus bien logradas vigilias. Ha de estar el inventor, después de bien instruido en los grados antecedentes, tan dueño del dibujo, que sin diheultad pueda delinear cualquiera lígura, desnuda, o vestida, en la actitud que se le ofreciere, para lo cual deberá ensayarse repetidas veces, esquiciando algunas figuras solas para ir adquiriendo esta pra'ctica, especialmente las que llaman de puntos dados 5 esto es, echando él, u otro, cinco puntos voluntarios en un papel, y acomodando en ellos una íjgura, de suerte, que cada uno de sus extremos caiga en uno de los puntos dados; y después de esto, se pueden hacer de quarro, y de tres; ya ocultando con la misma actitud alguno de los extremos, li poniendo las manos juntas, ó ambas en la cabeza; y de esta suerte habilitado, ir haciendo algunos esquicios, o rasguños voluntarios de grupos de figuras, observando algún concepto de contraposición, y golpe de claro, y obscuro; y si para esto no alcanza su genio, persuádase que no le tendrá para inventar; y así será cansarse en vano, porque no todos tienen aquel caudal, viveza, y osadía que requiere la invención. Pero suponiendo que le tiene, no se ha de contentar que la iigura esté simplemente delineada, sino buscando siempre que la actitud sea lo mas graciosa, y bien contrapuesta de líneas que pueda ser, según la calidad de ella, y lo conducente a el asunto; pues a veces hay unas actitudes tan simples, y tan sin arte, que aunque las dibujara Alicael Ángel, no parecieran bien; porque no constan de aquel contraste armónico con que el arte las pone en buena solfa, y música para la vista. Ha de observar pues en las actitudes la contraposición, que llamamos de líneas; esto es, que los brazos, ni las piernas no hagan líneas paralelas, 6 estén en una misma acción, o perlil, sino que si un brazo se levanta, el otro balanceé, bajando proporcionalmente; y si el uno sale adelante, retire el otro atrás; y lo mismo digo de las piernas; y ademas de esto, que la media figura de arriba borneé hacia un lado, y h de abajo hacia el otro, sin violencia, ni afectación, sino con artificioso descuido. En la figura plantada, ya dijimos lo bastante en el capítulo antecedente; pero en la que acomete, la cabeza vaya tras el brazo que tira adelante. En la figura parada, los miembros, y músculos se muestren con blandura, y suavidad. En la que trabaja, todos los miembros trabajen, y manifiesten con la fuerza la anatomía. En la que camina lentamente, no haya de un pie a otro mas que uno y medio; pe- Lo que importa habituarse en las Jiguras de jjuntos dados. Buscar en las actitudes lo mas gracioso. Qtie las actitudes tengan contraposición de lineas, y cómo se entiende. Bornear las jiguras. 128 MUSEO PICTÓRICO. pero la que huye se desplante, cargando el peso del cuerpo sobre el pie delantero, y aun algo mas; y tal vez alguna Liíerezadelospa- volviendo la cara a ver el enemigo que le sigue: y que los ños en Lis figuras, que paños tremolantes muestren la violencia, y ligereza de la corral, y que vuelan, acción 5 como también en la íígura que vuela no se le han de poner paños, ni ropas pesadas; y aunque ellas lo sean por su naturaleza, usar de la licencia posible para aligerarlas, y tremolarlas. Composición cid todo de una historia. El héroe de ¡a hisria esté en lugar retminente. Agrupar lasjigitras sin que estén apinadas. Escusar la multitud de las Jiguras. F J_JS §. II. sto es en cuanto a cada figura en particular, previniendo que no hay regla que no tenga excepción, cuando el caso precisa, y no deja arbitrio para elegir. Pero en quanto a la composición del todo de una historia, que es en lo que ocurre mayor dificultad, es menester lo primero estar bien puesto en el asunto, y en los personajes precisos que han de concurrir a él; y sobre este intento hacer mentalmente su composición, que llamamos dlbiixo interno: y sin esto nunca pase a poner la mano en el papel, ii en el lienzo, porque todo será andar borrando, y tentando la ropa, sin encontrar el camino seguro del acierto; y sobre todo ponga especial cuidado en que la figura principal del asunto, que llamamos el héroe de la historia, ocupe el lugar mas preeminente, y goce de la luz superior, y todas las demás se vayan gradualmente rebajando hacia los extremos, de suerte, que siempre quede el héroe dominante, y se venga a los ojos, sin que sea menester buscarle, como diximos en el tomo a . lib. a . cap. 8. §. 1 . Ha de poner también cuidado en agrupar las figuras de suerte que no estén derramadas, ni tampoco apiñadas, sino que haya ambiente entre ellas; y especialmente si el persoiiage es grave, y de suprema autoridad, no estén arrinsados a él los asistentes, sino con la debida distancia, y separación, en términos de urbanidad, y buena economía. También ha de procurar que la historia no esté toda sembrada de figuras, sino que haya variedad de grupos, y en diferentes distancias, y que entre unos y otros términos medie algún vacío, que llamamos respiración, para que la vista descanse, a manera de las pausas que hay en la música, que sirven de grande alivio a los cantores, y a los oyentes; y no menos de ornato, y majestad a la ' música, porque a veces daña mas lo que sobra, que lo que falta, como lo dijo Cicerón hablando de Apeles '. Eni Magis ofFendit nimiom quam parum. Cic. orat. ad M. Brufum. LIBRO SÉPTIMO. 129 ,tv;TEntre las figuras, que no son de las esenciales a el asunto, sino que solo sirven de acompañamiento, procure también que ninguna esté ociosa; o, como dice el Fresnoy, no haya liguras de Alquilé, como que están esperando que las ocupen en alguna cosa, porque allí están de mas; sino que una se admire, otra converse, otra señale a el sitio donde se trata el caso, y últimamente, que todas juntas compongan un todo armonioso, y de agradable consonancia, observando, como se ha dicho, el agrupar, contraponer, y expresar, eme así dice el Italiano: Grupo, contrasto, 6? esprcssione. No haya ¿n la historia Jiguras de al' quila: MM III. iii cuanto a los trajes observará el estilo de la nación de quien fuere la historia, y la estación de tiempo en que sucedió: advirtiendo, que los romanos usaron la rasura de la barba, y el pelo corto, como se ve en las efigies de los emperadores. Los griegos, persas, egipcios, hebreos, sarracenos, y casi todas las demás naciones, y nuestros godos, y españoles, hasta el señor rey Felipe IV. usaron la barba crecida. Y en España, el tiempo que estuvo debajo del dominio del imperio romano, es práctico el vestir las figuras, ó santos de aquel tiempo, según el traje de los romanes. Y como casi todas las naciones estuvieron debajo de este dominio el tiempo que duró, es corriente estilo seguir aquella moda, que es la coraza, el tonelete, o media sotanilla, botines, y calzado abierto, y la clámide, o manto, suelto, ó anudado a el hombro izquierdo en un anillo, pasando por debajo del brazo derecho. Pero después que nuestra España, con la entrada de los godos, sacudió el go del imperio romano, comenzó el traje de las calzas atacadas, y cuello alechugado, gorra, y capa corta, que duró hasta el tiempo del señor Felipe IV. que a el principio de su reinado introdujo el traje de la golilla, aunque con alguna diferencia del que alcanzamos en nuestros tiempos; todo lo cual debemos observar en los retratos que vemos de los reyes, y otros magnates antiguos, y héroes de casas ilustres, que nos pueden servir de documento, y regla para estos casos. Pero como de ordinario las historias que se pintan, y mas entre católicos, son de la escritura sagrada, del viejo, ó nuevo Testamento, ademas de las vidas, y martirios de los santos, conviene mucho tener observado el traje de los hebreos, que fue de túnica, y manto talar, con sus turbantes de tocas, dejando sueltos los cabos; pero esto era en la gente de excepción, que en los mancebos, y gente pletof?i. 11. R be- £ los trajes se ha de observar el estilo de la nación de quien fuere la Itistoj-ia. traje romano, de qué se co7nj)onij. Qué tiemjjo duró en España el traje de las calzas atacadas, y cuando comenzó el de golilla. traje de los liebre os. ¥ 13° MUSEO PICTÓRICO. traje morisco, afri- cano y O turco. Tragcs de las demás naciones dtl mundo. trajes particulares de algunas naciones bárbaras. De los medios que se ha de valer el pintor fara la variedad de trajes. beya también usaban media sotanilla, pero no con coraza, sino un traje ajustado, a manera de ropilla, y no con botones, sino con alamares, y la manga justa, con sus brahones; y en las piernas, y muslos unos calcetones hasta la pantorrilla, y de allí abajo sus botines, 6 calzas arrugadas, y chinelas; pero los sacerdotes traían con el manto cubierta la cabeza, a manera de los apostóles, excepto el sumo sacerdote, cuyas vestiduras eran muy raras, y misteriosas, como se puede ver en el Éxodo, y también en la segunda parte del Flos Sanctorum de Villegas en la vida de Aaron, donde poco antes trata también de las Sibilas. Los Mahometanos casi han seguido el mismo tragc que los hebreos, con la diferencia de que no tienen mantos, y que las túnicas son hasta media pierna, y los turbantes mayores, y de diferentes colores, con una joya a el lado siniestro, y de ella sale una garzota, o plumage 5 y las mangas son anchas, y acaban en punta, con alguna borlilla por remate, y concluyen en sus botines, y chinelas de taíiiete; es un traje muy galán, caprichoso, y pintoresco; y también usan sobreropas, aforradas en pieles, y monteras de lo mismo: bien que esto es en la gente noble, que en los plebeyos no hay regla fixa. Los egipcios, persas, caldeos, griegos, asyrios, y demás naciones, fuera de Europa, y América, siguieron casi todos este mismo traje, con muy leve diferencia, hasta los ángaros, armenios, y moscobitas, y aun los polacos, por la vecindad a estas regiones, y por lo menos es práctico usarlo así en la pintura. Pero los indios, ya se sabe que ademas de su color bruno, andan desnudos, coronados de plumas de diversos colores, y de la cintura penden otras para honestar en algún modo su desnudez, y con su aljaba, o carcax a el hombro, su arco, y sus flechas, y tal vez traen algunos paños listados, y recamados. Esto es por lo general, que por lo particular se podran ver en los autores algunas diferencias de trajes en los sár matas, medos, hetruscos, y otras naciones bárbaras, especialmente en el modo de vestirse, y armarse para combatir, de que tratan Polivio, Justo Lipsio, Cornelio Tácito, Tito Livio, y otros. Pero sobre todo importa mucho la observación de las estampas, y papeles antiguos, especialmente de la columna Trajana, y Antoniniana, con otros bajos relieves antiguos, que andan estampados; en que no ayudan poco las de los modernos, que han caminado por esta senda, como son Rubens, Aníbal, el Pousino, y Mons. le Brun. Es- XIBRO SÉPTIMO. 3 E. §. IV. isto es en qtíánto a los trajes en general de las naciones j pero - qué diremos de U comprehension que necesita el inventor para la inteligencia de los hábitos, o indumentos eclesiásticos, así de todas las regiones de la cristiandad, seculares.' como de los sacerdotes seculares, monjes, y- eremitas? Negocio es este no menos arduo, y en que necesita trabajar mucho la observación del mismo natural, porque fuera empeño muy dilatado el describir cada uno. Ademas, que de 'esta materia, y de los demás trajes de Europa hasta su tiempo, escribió doctamente, y lo estampó Abrahan Bruin, y lo eoiirinuü, con los demás trajes del orbe, Juan Jacobo Boysardo; pero con gran puntualidad en nuestros tiempos ha escrito, y estampado altamente todos los trajes de las religiones, y ornamentos eclesiásticos en tres tomos el Padre Filipo Bonani, de la compañía de Jesús, cosa superior ! Y los ha continuado hasta seis, cotí el gabinete de música, órdenes militares, y trajes de diferentes naciones, donde lo podrá ver difusamente el curiosa Y no son estos libros solos los que debe tener el inventor, sino otros muchos de todas buenas letras, especialmente de historias, y fábulas, en que debe ser muy versado, que si fuere latino, bien sabrá los que le hacen a el caso. Pero si fuere puramente romancista, necesita para la historia sagrada tener el Flos Saneionim, donde leerá las vidas de los ptriarcas, y profetas, con las de Cristo Señor nuestro, y su Madre santísima, y las de los santos mártires, confesores, y vírgenes. Para la historia humana, después de la de España por Mariana, hay para lo mas breve y conciso en lo moderno la Corona gótica de Saavedra, y también la historia de España del doctor Don Juan de Perreras, cosa doctísima, concisa, y clara; y para la historia romana los cesares de Mexía, los de Guevara, y otros, que se han traducido de los latinos; y para las Fábulas, demás del Ovidio en romance, son importaiKÍsimos los tres tomos del Teatro de los dioses, que en nuestros tiempos salieron en castellano con grande erudición, cosa importantísima para este linaje de historia fabulosa, no tanto para lo poco que se ofrece en nuestra facultad, cuanto para el conocimiento de las muchas que hay pintadas en los palacios, y casas de príncipes; que es sumo desaliño ver uu pintor una historia, o fábula, y no saber decir lo que es. Vn a trajes de las religiones, y sacerdotes Libros que debe te' ner el inventor. Tow. IL Ra Guar- 1-2 MUSEO PICTOBsI CO. Qué ha de hacer el VJ"uarnecido' pues nuestro inventor con estas armas, y fintor luego que se le fepundadocon estas noticióte,, .dbe, siempre que se le ofrez- ofrece un. asunto que ea algún asunto histórico, huscar el ca en el autor que ha de pintar-i Jg trate, y íkerle muy atentamente hasta, hacerse dueño de todas las circunstancias .que en él cojijcurren; y después de meditarlo, muy despacio, formar, como dijimos, e dibujo interno, g cQOíposicion mental, antes de pasar a ponerlo en Loquehadeobser- ejcecucion;' y si la historia fuere en pavimento regular, ha 'var el inventor, si la de hacer elección del punto principal d; la perspectiva a historia fuere en pa- su discreción, según la altura en que hubiere de estar la cimento, o plano re- obra, y según convenga para la buena ordenación del caso histórico, de.suerte que se goce, y se comprehenda bien; y hecho esto,. poner el plano en perspectiva, por las reglas que dijimosen.el toma i. üb. 3. cap. 2. y especialmente en el problema 2. propos.j 11. que es útilísimo para estos casos observar la regla para . la degradación de las figuras, según sus distancias, hecha elección del tamaño de la prilós inconvenientes mera; porque 'de mo hacerlo así en pavimento regular, se que se siguen de no ob- pueden seguir grandes absurdos; como el quedarse algunas servar la degradación r, dentro del pavimento; y de las figuras según iistaneias yo menores de lo que les toca; de todo lo cual se le .podrá fácilmente ajustar la cuenta, siendo el plaerror de tm gran no regular. Yo sé de un gran pintor, no muy teórico, que pfor. habiendo plantado un ángel en un gran cuadro en cierta dis- tancia sobre una solería, y siendo la íigura del tamaño del natural, no faltó quien le dijese, que el pie de aquel ángel tenia vara y media de largo, siendo así que solo tenia poco mas de una quarta, porque en aquella degradación donde pisaba, ocupaba el pie tres losas; que consideradas abajo en h línea del plano, tenia cada una media vara; en que haefugio de la igno- liándose convencido, puso a el ángel volando; y ademas de rancia de un artífice, esto, borró la solería diciendo, que el ejecutar solería era descubrir un enemigo, como si el arte, que da reglas para degradar una losa, no las diera para degradar un pie que coincide con ella. Otro error del di- Otra vez pintó este mismo artífice un perro, plantado, cho artífice. y visto por las ancas, tan degradado, que la planta de las manecillas venia a estar inmediata a la línea de los pies, y el pavimento tenia el punto muy alto, y el perro estaba en la parte inferior junto a la línea del plano, con que venia a meter los brazuelos por el pavimento; todo lo cual procede de falta de teórica, pues no hay duda que cualquiera cuadrúpedo, estando plantado, sella en el pavimen- to LIBRO SÉPTIMO. 33: to cuatro puntos, que unidos con sus líneas, constituyen Fácil exjiedicion de un paralclogramo de proporción dupla, el cual. es facilísimo esta dificultad. de poner en perspectiva, concurrente a la horizontal de la obra, esté, o nó, en línea, y hallados los cuatro ángulos,, son los cuatro puntos en que ha de sentar los pies, que-r dando en su justa degradación. Y así es importantísimo que el inventor sea teórico, por-, que de no serlo, incurrirá en mil absurdos j y la gracia no está en huir el cuerpo a la dihcultad, sino en saber, y procurar vencerla. Para lo cual conviene tener muy presentes Convine tener muy las reglas que pusimos en el tomo de la teórica, especial- presentes las reglas mente, en el lib. 3. cap. 2. y 3. Y también lo que dijimos de la teórica. en el lib. i. cap. 7. 8. y 9. acerca 'jde las partes integrales de la Pintura para la buena economía, y ordenación del todo; pues no está el primor en el saber inventar, sino en ei saber disponer, como discretamente lo dijo Platón '. R §. VI. ero si la historia hubiere de ser sobre pavimento irregular, como sobre nubes, o terreno campestre, o en el ayre, tiene mas libertad, porque no se le puede ajustar la cuenta, ni justificar el alcance tan fácilmente: bien que siempre ha de caminar debajo de unas mismas reglas, a juicio prudencial, fingiendo las líneas de la degradación imaginariamente, en que es tan fiel la vista bien disciplinada, que sin mas examen que conformarse o no con el objeto, conoce si esta bien, o mal regulado, especialmente si la templanza, o fuerza de los términos distantes no está graduada á el respecto de su degradación de quantidad, como diximos en la teórica, lib. 3. cap. 3. teorema 20. propos. 24. cuya regla es importantísima, y hasta ahora de ninguno que yo ha a visto, discurrida; porque en nosotros la vista es el juez arbitro de nuestras operaciones, así como en la música lo es el oído; y como en esta, sin mas examen, basta la disonancia para calificar de discorde algún punto, así en la Pintura basta la inadequacion de la vista docta con un objeto para convencerle de defectuoso. Esto es, para no detenerse en hacer mas justificado examen: no porque en rigor no le puede haber, pues para ello dimos regla muy ajustada en el tomo de la teórica, lib. 3. cap. 2, propos. 1 1. en la aplicación; que por no repetir, y estar alU la demostración, y la figura en su lámina, remito allí, Si la historia es en paTÍmento irregular, es mas fácil; pero siempre ha de ir debajo de unas mismas reglas. La vista es el juez arbitro de la Pintura, Regla para la graduación de las figuras en el ayre, en pavimento irregular. Non inventionein PkcJro. sed dispositionem laudandatn ese. Fhit. in Sji í4 M U S E o P a C T o Pv a C o. allí a el inventor estudioso, el cual preparado ya con estos antecedentes, formará su invención, procurando colocar en el medio de la superficie el héroe dtl asunto, con el caso histórico, que se pretende expresar, como ya se dijo, lo cual ejecute con tal viveza, que cualquicra lo pueda comprender sin preguntarlo, enriqueciéndolo con la diferencia de sujetos de todas edades, y sexos, y diferencia de acciones, que no se encuentre una con otra, exornándolo con la variedad de algunos adherentes, como pedazo de arquitectura, cortina, celage, o pais, según lo pidiere U calidad de la historia. ,E'ÍJp 0¡ í CAPITULO II I. Cómo ha de examinar el artífice su invendon, y purificarla de todos defectos. A, §. I. .unque no es el menor examen el que se ha dicho en el capítulo antecedente, en razón de perspectiva, eso está bien, para la composición del todo, y la graduación de los términos en quantidad, y cualidad; resta ahora el ir purificando cada parte, de suerte que conste de la debida pcr- _ ., . feccion, en razón de dibujo, en razón de propiedad, y en Bilujo, propia- j dad. y decoro en la, ., . ., ,., mniura " perhcionar la mvencion en razón de dibujo es ne- cesario, especialmente en los principios del inventor, hacer estudio particular de cada figura de las mas señaladas por el natural, y mas si es desnuda; pero aunque no lo sea, siempre será conveniente para observar la buena casta de trazos en los vestuarios, y los golpes ciertos de luz que ofrece el natural, eligiendo siempre la que le convenga, según el grado que la figura tuviere en lo inventado, como si está contrapuesta en obscuro contra claro, tocada de luz por algún extremo, 6 si goza plenamente de la luz, 6 solo le alcanza la mitad; pero lo que es inexcusable, por mas que ayude la práctica, es el dibujar los extremos por el natural, y siempre que se pudieren pintar por el mcsmo, será mucho mejor, por aquella gran luz que ofrece para el colorido, con la variedad, y hermosura de tintas, aplicadas a sus ciertos lugares con tan singular gracia, y propiedad inseparable, que sin él no es posible acertarlo con aquella perfección. Y así encargo mucho sobre todo, que siempre que las carnes se pudieren pintar por el natural, se haa; porque como aquella es obra inmediatamente de un artíhce in- LIBRO SÉPTIMO. 35 infinitamente sabio, está siempre latiendo en ella en repetidos primores aquella infinita sabiduría con que fue formada, y siempre tiene mas y mas que saber, que espetuJar, y que admirar. Pero en los paños o vestuarios solo se podrá tomar un apuntamiento muy ligero del todo por el natural vivo; porque como es preciso que descanse, se mudan luego los trazos de calidad, que es imposible continuar lo comenzado. Lo que no sucede en el desnudo, que aunque descanse, siempre que se vuelve a poner, guardando el mismo sitio, y acritud, se halla lo mismo. Y así para las figuras vestidas, sean de la calidad que fueren, será acertado usar del Maniquí, que si es del tamaño del natural, será lo mas conveniente, porque le venga bien cualquiera traje del natural, como unas armas, un hábito religioso, o algunos indu mentos sagrados. Pero en orden a los trazos, ademas de lo que el mismo natural enseíía, ha de poner gran cuidado en que estos sean apropiados a la naturaleza del paíío que pretende represen tar; pues si es grueso, como un sayal, u otros semejantes, es menester que los trazos sean francos, y no delgados, ni agudos en las quiebras, o senos que hicieren. Y así mismo, si es de seda, tenga aquel lustre, y ligereza de trazos, cascadas, y quiebros, que según su especie le pertenece, para lo cual importa muchísimo la vista, y observación del natural; y mas si es un tafetán sencillo, un volante, una toca, o un cendal, en que es preciso que la delgadeza, y ligereza de los trazos demuestre la calidad de lo que representa. También ha de observar, siempre que pudiere, algún golpe de luz, o plaza grande de claro en los paños, porque da gran majestad a la figura, y a la obra. Pero sobre todo, ha de poner gran cuidado en que los mismos trazos apunten con disimulo el desnudo, no de suerte, que parezcan mojados, y pegados a la figura, como hacían los antiguos, y especialmente los griegos: que por eso digo con disimulo, no con afectación, que ha habido algunos que hasta los músculos quieren señalar en ellos, sino con un cierto descuido que le apunten, y le engalanen; y aunque salgan fuera algunos trazos, como para desmentirle, dejar siempre al descuido algún amago en los mas inmediatos á la figura. Y cuidado en no apretar los obscuros en alguno que cruce, o se forme donde hay macizo, y bulto debajo, que eso se ha de reservar para los fondos donde no lo impide lo sólido del desnudo, y últimamente repare el inventor que todos los trazos o son de figuras de trapecios, ú de triánsulos escalenos. Dificultad de los vestuarios £or el natural. El uManiquí será cofiveniínte al tamaño del natural. Observación jara los trazos de las rojas. Observar en los paños alguna plaza grande de luz. Los paños apunten el desnudo, pero no de suerte que parez can mojados, y pegados a la figura. ¡36 MUSEO PICTÓRICO. Figura de mover, cómo se dispone, y se usa de ella. -Y aunque dije seria conveniente para eso que el Maniquí fuese del tamaño del natural, no embaraza eso para que cada uno se ingenie como pudiere, pues muchos le tienen como la mitad del natural, y otros menos. Y aun se suele vestir de papel de estraza mojado un modelo, acomodando el traje a el intento, y en secándose, puesto a la luz que es menester, se dibuja, supliendo algo que le falte, y se hacen cosas muy buenas. Y mucho mejor con figura de mover, para lo cual se tiene un molde de una figurilla de una quarta de alto, abiertos los brazos, y piernas: y esta se vacia con una pasta, hecha de cera, trementina, pez griega, aceyte de linaza poco, y polvo de ladrillo, y en estando frió lo que baste, se saca del molde, y se pone en aquella actitud que cada uno quiere: y esta se viste luego de papel, o trapos delgados, mojados en agua cola; y cortados lo mas que se pueda a la moda del traje que debe tener, y colgándola de un hilo, u dos, y puesta a su luz competente se dibuja; y después los extremos se estudian por el natural, o modelos a proposito, y se hacen cosas muy excelentes. Y en especial esto es muy importante das paralas bóvedas, para ángeles, y figuras volantes, y escorzadas, como se ofrecen en bóvedas, y otros sitios, que suelen pintarse a el temple, d al fresco, porque en semejantes actitudes no es posible poner el natural: y así tomando de esta suerte el todo de la acción, y estudiando los extremos, como se ha dicho, viene a salir con tanto acierto, como si toda la figura se hubiese hecho por el natural. Figuras escorza- E, §. II. Tres cosas que se J-Jin orden a la propiedad de las figuras, se debe considerar han de atender en or- lo primero la calidad de la persona. Lo segundo, el traje den a la propiedad que le corresponde. Lo tercero, el afecto que le pertenece. de las figuras. gj cuanto a la persona, se ha de poner toda atención en la diferencia que hay de una figura de Cristo Señor nuestro a la de un Alcides, o un Júpiter, no solo en el semblante demonstrativo de aquella suprema deidad, modestia, y severidad, sino en la simetría, y anatomía del cuerpo, si hubiere algo desnudo, que demuestre nobleza, y majestad, no anatomizada, y musculosa, como si fuesen las carnes de un Jayán; y asimismo la severidad en la acción, según el caso que representa. Y a este respecto se ha de considerar Ja de un rey, un príncipe, un juez, i'i otro magnate, que represente en el semblante y acción la calidad de la persona, y la seriedad del acto en que se halla. Aseguro que no puedo mirar sin impaciencia un cuadro de Cristo Señor nuestro L IB P.O SÉPTIMO. 137 tro, dándole la comunión a santa Teresa, que está en cierta parte de esta Corte, que parece que los dos se van a embestir, y un ángel que toca la campanilla, que pudiera escudarse, poniéndole en acto de adoración, tan intrépido, y tan volantes las ropas, como si fuera a hacer una suerte a un toro ! Siendo el acto de mayor seriedad que se puede imaginar. No lo es menos otro de la coronación de nuestra Señora, en que concurren personas de tan alta majestad, pero con acciones tan impropias, indecorosas, e inmodestas, que desmienten la seriedad de tan soberanos personajes. ' Ha de ser pues el inventor buen representante: y así El Pintor ha de como el que lo es, procura revestirse de la calidad del sujeto serbuenreusentante. que representa, observando en la majestad lo serio; en el valor la intrepidez; y en lo truhán lo jocoso: así el Pintor a el tiempo de la invención, se ha de revestir interiormente de toda la farsa de personajes que pretende representar, no solo en el semblante, y en las acciones, sino también en la propiedad de los trajes, según su esfera y calidad. y en la expresión de los afectos, de suerte que por ellos se pueda entender el sentimiento interior, y aun leerse, como en un libro abierto, lo que hablan. Llegándose a es- . to la diferencia de sexos, y edades, apropiando a cada una la ocasión arreglada a su naturaleza: pues las de mujeres han de ser siempre modestas, y no desplantadas. Las de los mancebos vigorosas, y ágiles, cuanto las de los ancianos torpes, y pausadas; las de los niños con simplicidad, y timidez, como dijimos en la teórica mas difusamente en el lib. 1. cap, 7. y especialmente en el §. 7. E. S. IIL m cuanto a el decoro de la invención, bien sea de historia, o bien de figura sola, es menester poner grande aten- Cómo- se debe cau' cion en la honestidad, recato, y decoro de las figuras, lo l P"° cual entre católicos parece reprehensible que necesite de re- P"" ° scenas, flexión este punto: pues aun entre gentiles se juzgó digno de la providencia de los magistrados el celar, y prohibir que se pintase cosa torpe, o deshonesta '. Entre los tebános, fue prohibido con pública ley . Aristides, aunque pagano, se admira cómo los primeros que vieron algunas pinturas obscenas pudieron abstenerse de castigar a el autor de Tow.If. S obra I Cum vero dicere quicquam ñeque picturam,nequestatuamesse inhomHum interilixerimus, clarum talium rerum itnitatricenv. rist, est, quod & aspicere aut picturas, 7. Polit. cap. 17. aut actus défor lies prohihemus. Sit 3 Apud Schefer, S-, S ¡gitur cura' magisttatibus nullam nytiiizc. 8 MUSEO PICTÓRICO. Excomunión mayor, )' otras penas con tra los que pintaren cosas lasci-vas,y deshonestas. Tintares que lian tenido el título de censores, y veedores de las pinturas. obra tan impía '. Pero aun no es menester para prevenir el recato el que la pintura" haya de ser por su naturaleza las- civa, torpe, deshonesta, y provocativa: basta que en la desnudez, especialmente de mujeres, pueda ofender,_ o escandalizar los castos ojos que la miran. Con razón exclama el padre Antonio Posevino sobre este punto diciendo: Pues si los mismos filósofos gentiles, Platón, Aristóteles, y otros prohibieron el pintar mujeres desnudas, porqii¿ su aspecto provocaba los ánimos, l porque el católico magistrado d quien Dios ilustró, y libró de aquellas tinieblas, no hará que el cristiano confiese ser impio el que afirmare que Cristo con Belial y el Arca de Dios con la de Dagon, pueden morar Juntas = ? Pero no carece de providencia este punto en el expurgatorio del supremo tribunal de la Inquisición a el principio, por estas palabras 3: Y para obviar en parte el grave escándalo y daño no menor que ocasionan las pinturas lascivas, mandamos: que ninguna persona sea osada a meter en estos rey nos imagines de pintura, láminas, estatuas, u otras de escultura lascivas ni usar de ellas en lugares públicos de plazas, calles, o aposentos comunes de tas casas. asimismo se prohibe A LOS PINTORES, QVE LAS PINTEN, Y A LOS DEMÁS ARTÍFICES, QUE LAS TALLEN, NI HAGAN, PENA DE EXCOMUNIÓN MAYOR LATE SENTENCIJE, CANÓNICA MO- ifJTlONE PREMISA, y de quinientos ducados por tercias partes, para gastos del santo Oficio, Jueces, y denunciador, y un año de destierro a los pintores, y personas particulares que las entraren en estos reinos, o contraroinieren en algo a lo referido. Y en conseqüencia de esto, muchos pintores han tenido el título de censores, y veedores de las pinturas, como lo tuvo Francisco Pacheco el sevillano, que escribió el libro de la Pintura; y don Josef García Hidalgo decia tenerlo también, d mí, aunque indigno, me hizo esta gracia el Excelentísimo Señor Don Antonio Ibañez Inquisidor general, jjq .-.o-. Tanto como esto mueve, y escandaliza una pintura, 6 escultura deshonesta, que ha obligado a los magistrados su- .premos a fulminar semejantes censuras, con el apercibimien- ,to de tales penas, y condenaciones.' Y, aunque, es verdad, que atendiendo a el rigor de la letra, solo habla de ras lascivas: esto es en actos de su naturaleza torpes, pro- vocativos, y escandalosos, como largamente notamos en la ted- I Impías picturas ego thiror quomodo qui primi viderunt ab eorum artiiicibus & auotoribus uianus absiinere potuerint. risti- ílet wt fine oíat. Istlmic in Nept. a ' Púíevin. de pcsst, Ü pict. cap. vj. o i. jú. Expurgatorio, Regula a. LIBRO SÉPTIMO. 139 teórica, lib. a. cap. 4. § 4. y que siendo como es penal esta ley, se debe restringir: no obstante eso, debemos ha- Bebe el pintor cacemos cargo de la flaqueza humana, y precaver cuanto sea túlico precaver la ruiposible la ruina espiritual del próximo, aunque no sea sino espiritual del pro' por caridad, procurando honestar cuanto sea posible aque- '" lias figuras que aun remotamente puedan provocar en algún modo a deshonestidad; porque como es tan sutil nuestro común enemigo, no solo de medios muy indiferentes, pero aun directamente buenos, y sagrados, suele aprovechaise para nuestra ruina. Yo supe en cierto monasterio de la santa cartuja que a un religioso de aquella casa le hubieron de quitar de la celda una imagen de María santísima de suma perfección, porque su mucha hermosura le provocaba a deshonestidad. Astucia verdaderamente diabólica, forjar del antídoto el veneno, y convertir en tosigo la triaca ! No hay duda que en esta materia interviene aquella tan sabida distinción, que tan doctamente nos enseñan los moralistas del escándalo activo, y el pasivo: que el activo es el que ocasiona la acción r se, y de su misma naturaleza: Escándalo activo y y el pasivo es el que per acadms, y en fuerza de la facili- pasivo cjué cosa. sea. dad y flaqueza del paciente se sigue sin culpa del causante, como en el caso que acabamos de decir del religioso cartuxo. Y así, no siempre está de parte del pintor, ni de la pintura la culpa, cuandor se, y de su naturaleza no es provocativa, ni deshonesta; y en este punto, tanto debiéramos cautelarnos de los desnudos del hombi'e, como de los t j 1 .,, j, A .' lauto se debiera de la mujer, por lo reciproco de los sexos j smo, que como cautelar el desnudo del los hombres son los que escriben, ponen siempre la mira hombre, como el de la en el objeto de su provocación, que es la mujer. Pero si la mujer. estas escribieran sobre este asunto, bien tuvieran que decirj pues no es menos poderosa la flaqueza humana en la debilidad femenil, que en la varonil fortaleza. Y sin embargo, de los desnudos del hombre, como no sean deshonestos, se hace poco caso; pero de una mujer, por poco que sea, nos parece un escándalo. Es verdad también, que la freqliencia de los desnudos del hombre, en que tiene tantas licencias el arte, puede ocasionar la falta de reparo; como también lo extraño del de la mujer, porque rara vez se encuentra, puede excitar con la novedad la- atención, y con pila el peligro. Pero sin embargo de lo dicho, hay asuntos, dejando j., asuntos saaparte las fábulas, que, o no se han de pintar, o ha de ha- grados, que nosepuebcr desnudos, así de hombre, como de mujer. Y sino, den hacer sin ¿lesnu- ¿"cómo pintaremos a nuestros primeros padres en su crea- " hombre,)' dt cion, y en el caso mismo de la primera culpa, en la trans- toin. II. S 3 gre- 140 MUSEO PICTÓRICO. Diferencia entre lo desnudo, y lo deshonesto, o lascivo. Cristo nuestro bien desnudo en su pasión y no escandaliza, sino cotnfadeef. crresion del precepto negativo del Árbol de la Sciencia, y aun en otros posteriores ? Pues para ponderar que un hombre está desnudo, decimos que está hecho un Adán; ademas de expresarlo el sagrado l'exto '. Porque aunque después con la malicia que participaron por la culpa, avergonzados de verse desnudos, procuraron honestarse con las hojas de la hiouera, eso fue solo para encubrir las partes pudendas, que lo demás desnudo se quedó, para padecer indefensos las inclemencias del tiempo en castigo de su culpa, hasta que la divina Providencia los vistió de pieles 2, y ellos lo continuaron, sin duda de los animales que ofrecian en sacriíício, para cubrir, y defender su desnudez. - Y qué diremos de la expresión de las ánimas del purgatorio, y de la resurrección de la carne, y el juicio final ? Déxolo a la prudente consideración del discreto. Y así quisiera yo que se hiciese la de- . bida reflexión sobre este punto, distinguiendo entre lo desnudo, y lo lascivo, u deshonesto, que es a lo que directamente mira el edicto del expurgatorio: porque en mi corto juicio, bien puede estar una figura desnuda, y no estar deshonesta. Y sino ¿ qué diremos de Cristo nuestro bien, desnudo en diferentes actos de su pasión santísima ? Ya veo que me dirán, y con mucha razón, que este objeto no es de escándalo, sino de compasión: no provoca, sino lastima. Bien; y cuando pintamos a su majestad resucitado, glorioso, lleno de hermosura, y resplandor en diferentes casos, hasta su gloriosa Ascensión, qué diremos ? Pues la Escritura sagrada no dice que usase en estos casos su majestad de indumentos algunos, porque los usuales fueron sorteados 3, y los paños del sepulcro allí se quedaron 4. Verdaderamente que es preciso recurrir a la inmunidad de objeto tan superior, que le exime de las leyes de nuestra miseria; y que su propia soberanía, y majestad, es un velo que nos lo disfi'aza, y encubre, concediéndole solo a el culto, y reverencia. dejó aparte con esto muchos santos, y santas en los desiertos, y en los martirios, que precisamente han de estar desnudos, así por la realidad del hecho, como por la costumbre de pintarlos así: como el baño de Bersabé, y de Susana, &C. Pues si así no se pintan, lo atribuyen a impericia del artífice, diciendo, ser poco noticioso, que por huir la dificultad de lo desnudo, se acogió a el sagrado de lo I"" Érat áiitém'' üterque nudus Adam scilicét &i uxor ejus:& non erubescebant. Genes, 2. 2 Fecit quoque Dutninus Deus Adae &[ uxori ejus túnicas pelliceas, &i induit eos. Genes. 3. 3 Paniti sunt vestimenia mea sibi, & in vestem tneam misserunt soriem. Joan. 19. 4 Venit ergo Simón, sequens eum, & intrdivit in monuirenitni, & vidit lin!eomÍ7¡a posita, (j suda rium, quoij fuerat sufcr caput ejus, &c. Joíin, 20. LIBRO SÉPTIMO. 141 lo vestido. Y qué diremos de la pintura del juicio final, tan justamente celebrada, de mano del insigne Miguel Ángel, y colocada en el Vaticano, tan llena de desnudos, y tan sin recato, que muchos de los santos tienen manifiesta su virilidad ? Y colocada en el consistorio supremo de la iglesia católica ? Confieso mi ignorancia, y cautivo mi entendimiento. Y así soy de sentir, salvo el superior dictamen de los doctos moralistas, que se debe hacer distinción entre lo desnudo, y lo deshonesto, y mucho mas de lo lascivo. Y que se pueden pintar las historias sagradas con aquellos desnudos Resolución acerca que las tiene ya recibidas la iglesia nuestra madre, y la eos- de los desnudos en las tumbre cristiana, procurando siempre usar de toda la in- pinturas sagradas. dustria posible para honestar el desnudo en los casos precisos, especialmente en las mujeres: ya con el cabello, ya con algún cendal, si lo admite la historia, ya buscándole la actitud, y contorno mas modesto, o ya encubriendo parte de la figura, con otra que se le anteponga, como Adán, á Eva; y a santa Águeda, u santa Catalina martyr; y algún verdugo que las esté atando. Y finalmente concluyo remi- riéndome a la discreción del artífice cristiano, prudente. En las fábulas hay modesto, y de timorata conciencia, en que solo prevengo, mas licencia, pero no que para las fábulas hay alguna mas licencia, pero ninguna í deshonestidad y para la deshonestidad, y lascivia; sujetando en esto, y en lascivia. todo, mi dictamen a la superior censura de los doctos, y de nuestra santa madre iglesia católica romana. R S. IV. .esta ahora tratar- de otro linaje de pinturas, que sin ser desnudas, ni deshonestas, suelen ser accidentalmente provocativas. Estas son los retratos pequeííos, que llaman de faldriquera y y por otro nombre amatorios; en que no po- El retrato de su nademos negar, que el retrato de su naturaleza es indiferen- turaleza es indierente, y aun pudiéramos decir, directamente bueno, si los fines, ' y el mal uso no le vician, que de esta forma no hay cosa, por buena que sea, que no esté expuesta a la siniestra jurisdicción del abuso. Cristo Seííor nuestro nos dexd repetidos testimonios de esta verdad en diferentes retratos de su humanidad santísima, con que enriqueció a su esposa la Iglesia, para prendas de su amor en los desconsuelos de su ausencia, como difusamente notamos en la teórica, especialmente lib. 2. cap. 3. §. 2. Y así vuelvo a decir, que por lo menos, el ser indiferente el retrato de su naturaleza, no se le puede negar, y consiguientemente el ser lícito. Pero a Xo lícito se hace veces concurren tales circunstancias, que absolutamente le ilícito con el mal uso. ha- 142 MUSEO PICTÓRICO. hacen' ilícito, como el que solicita el retrato de la amiga, para excitar en su soledad su deleite sensual. Esto es verdad, que siendo como es mal uso de la cosa lícita, se lo debe imputar a sí mismo, y no a el retrato. Pero si al pintor le consta que el retrato que le mandan hacer no es para fin honesto, no lo puede hacer con segura conciencia; y mas si la mujer, o cualquiera de los dos son casados, sino es que sean parientes cercanos, y convenga en ello el marido. Así lo siente la común de los doctores, y con ellos el Padre Benito Remigio en su Práctica de Curas al foL a o a . cuando puede ser num. 4. por estas palabras: Es pecado mortal::: pintar, o pecado mortal hacer retratar la amiga, o amigo de la persona que pide se U un retrato. retrate, si se persuade que ha de usar mal del retrato, te- niéndole en su casa, y provocándose con él d ofensas d& Dios; sino es que alguna causa justa intervenga, qu& cohoneste la necesidad, o utilidad de escribir, o pintar, coino se dijo al fol. 76. tratando de las causas j listas que excusan el hacer, o administrar las sosas indiferentes c. Respecto de lo cual, ha menester el pintor portarse en esto con gran recato, y cautela; o bien para excusarse; o procediendo con buena fe, no constandole lo ilícito, al menos con moral probabilidad, pues no le toca examinar las conciencias agenas; y en duda, ninguno debe presumirse malo, en que también pudiera incurrir en juicio temerario. Y aun constandole, parece que dicho autor le excusa de pecado, interviniendo como dice, alguna causa justa que lo Qué causas pueden cohoneste, como el redimir su necesidad, no perder otros excusar de puado un mayores intereses, y ser persona superior, de quien depenretrato ilícito. den sus conveniencias, y que no por eso se ha de remediar el daño, &c. Bien que esta opinión- tiene algunas limitaciones en la 5 1 proposición, condenada por nuestro santísimo Padre Inocencio XI: pues no parece bastan para excusar de pecado mortal en semejantes casos motivos tan leves, sino que se requieren mas graves, como temor de la muerte, mutilación de miembro, y otros semejantes. Lo cual se debe medir según el juicio de varón prudente, y docto. Suestilodelasnacia- pongo que en Francia, Flandes, Alemania, Italia, e In- 7ies extrangeras acer- glaterra, es corriente el tener retratos mayores, y menores ca (k ¡os rttraios. de todas las madamas sobresalientes en calidad, y hermo- sura, sin que de esto se haga melindre, ni misterio alguno; pero en España es mas escrupuloso el pundonor. Y así es menester tratar esta materia con diferente recato. )iji;í3SJ Y Y LIBRO SÉPTIMO. 143 §. V. últimamente, ha de procurar el pintor tan por todos, caminos sublimar la perfección de sus inventivas, que si posible fuere, no se pueda mejorar. Acuerdóme, que hablando en cierta ocasión con Don Juan del Vado, que fue gran maestro de música de la capilla real, acerca de la habilidad de Juan Hidalgo, que también lo fue, me dijo que este no podia hacer sobre un intento mas que una composición, y que él haria muchas; pero que .si de todas estas se sacase una quinta esencia, saldría la dó Juan Hidalgo. Tanto como esto la especulaba, y. examinaba primero. Y así procure el pintor examinar de suerte sus inventivas, que de todo lo que se pueda idear haga un extracto tal, que no se pueda hacer mejor. No será ageno de este proposito prevenir aquí al artítice pintor la cautela con que ha de proceder en pintar etigies, y casos milagrosos de personas I venerables, observando el decretó del señor Urbano VHI. que es el que se sis;ue. y La santidad del Papa Urbano VIII. de feliz memoria, 'en 13 de Marzo del año de 1625 promulgó un decreto en yh. sacra Congregación de la santa romana y universal In- í'quisicion, de él mismo confirmado a 5 de Julio de 1631 í'con el cual prohibe se den a la estampa libros que con- ' tengan vidas, y acciones de hombres ilustres, muertos con fama de santidad, u de martirio, las virtudes, revelacio- ' ncs, y milagros, gracias, y beneficios, como obtenidos í'de Dios, por medio de sus intercesiones, sin ser primero .. . examinados por el Ordinario. Y asimismo reprueba, en virtud del mismo decreto, todos aquellos libros que m el dicho examen fuesen ei? adelante impresos. Y es de advertir, que lo . mismo que se dice de los libros, se entiende de las pinturas, por ser estas libros abiertos donde se lee pintado lo que en los libros escrito. C A P a T U L O a V. 'De la practica, y observaciones de la. Pintura, al fresco T -1 Ji practica de la pintura al fresco tiene aqui so debido Pintura al fresco lugar, porque no es para copiantes, ni pintores tímidos,, ni o es f ara copantes. sujetos a tener precisamente por donde obraí de caudal ageno 44 MUSEO PICTÓRICO. Difínicion de la Pintura al fresco. Disfosúion dfl es' tuque. Cantidades de la cal, y la arena fara el estuque. no; pues aunque siempre ha de haber traza ajustada a las medidas del sitio, y estudios particulares, ya de algunas figuras solas, d ya de algunos grupos de historia, esto ha de ser de caudal propio: mediante lo cual se obra con libertad, magisterio, y dominio, que es lo que requiero este linage de pintura, para que en un dia se pueda avanzar mucho, y la obra tenga menos remiendos, y pegaduras, sin otros intereses de mayor importancia para su lucimiento, como adelante diremos. Es pues la Pintura al fresco, como dijimos en el tomo primero, lib. i. cap. 6. §. 8, la que obra con sola el agua, y los colores mediante la. virtud atractiva del estuque fresco, que cubre la superficie donde se pinta. De donde se infiere, que no se puede dibujar en el mismo sitio cosa alguna que se haya de pintar al fresco, como se suele hacer en el temple, a :ausa de haberlo de cubrir luego el estuque. Llámase al fresco, porque se ha de pintar estandolo el estuque, y no de otro modo: y así no se tiende, ni se señala cada dia mas porción de lo que en aquel dia se pueda concluir, y por eso le llaman tarea, y el italiano giornata, lo mismo que jornada, que es el camino de un dia. Y porque el estuque ante todas cosas se debe preparar, hablaremos primero de su disposición. E. §. II. á estuque debe prevenirse, si posible fuere, cuatro o seis meses antes que se comience a usar de él; y en caso que no sea posible, comenzar por las cosas de arquitectura, y adornos, 'si lo hay, antes de emprender lo que hubiere de historia, o figuras. Fraguase pues el estuque de cal, pasada por arnero, y au;i si puede ser, por cedazo de cerdas algo abierto, y de arena xugosa, y de buena calidad, y no arcillosa, pasada por cedazo de cerdas, para lo cual necesita de estar algo oreada, porque sino cria una cortecilla el cedazo que no la deja pasar; y lo mismo hace la cal, aunque golpeándolo boca abajo, se cae. Las cantidades han de ser ¡guales, que es lo mejor, según tengo experimentado, y mas si no hay el tiempo que dije para que el estuque se dulcifique bien; que si hubiese tiempo sobrado, se podran echar a tres espuertas de cal dos de arena. Y esta mezcla se ha de hacer con aua dulce en algún gran tinajón, estanquillo, 6 artesón muy grande, dondé cómodamente se pueda batir, y dejarle bien bañado, f cubierto de agua. Y si la obraes grande, conviene tener dos de LIBRO SÉPTIMO. '45 de estos depósitos, para que en tanto que el uno se gasta, se vaya preparando el otro. Hcciía así esta mezcla, se ha de batir todos los dias, quitándole primero con alguna tejuela aquella lapa, o espejuelo del salitre que cria encima del agua, que para este tin se dice ha de quedar bien bañado, y cubierto de agua, y dejandole en la misma forma, se hace a otro dia la misma diligencia, y se continua siempre con el agua dulce, sin dcxarle nunca embeber, ni secar. Y de esta suerte viene a estar tan suave, y puriticado de aquella braveza de la cal, que se gasta como una manteca, sin ofensa de las colores, ni hacer aquellas mudanzas de fresco a seco, que a veces deja burlado a el mas experto. Y aunque esto no lo ha de hacer el pintor, conviene que lo sepa, a fin de que lo pueda mandar, y advertir a el al bañil, que para este efecto y otros habrá de asistir, ya sea por cuenta del pintor, o ya del dueño de la obra; porque no todos saben las calidades, y cantidades que esto debe tener, y mucho menos para el manejo. Y antes de tratar de él, debemos suponer la superficie dispuesta en la forma conveniente. Y e5 lo primero, que esté bien seca, y libre de toda humedad, porque no estandolo, se quedará manchado después con el salitre que arroja al tiempo de secarse. Lo segundo conviene que la superficie esté áspera, y raspada, pero igual. Lo raspado, y áspero, importa para que el estuque haga presa, y no se caiga, o se descostre. Lo igual importa para que el estuque no haga quiebras; pues donde quiera que haya algún hondo, como es preciso igualarle para que no degenere de lo demás, de ahí procede, que habiendo de quedar mas cargado en aquella parte, queda siempre algo fofo, y por allí abre, y hace grietas, y aun se cae. Lo tercero importa bañar la superficie muy bien con agua dulce la tarde antes solo aquel pedazo que se haya de pintar el dia siguiente, y lo mismo se ha de hacer también por la mañana antes de tender el estuque, porque esto importa para que mantenga la tarca fresca, y xugosa todo el dia, y mas si es verano j pues cuanto le daña la humedad en lo interior del muro, tanto le aprovecha la que recibe por fuera al tiempo de la manipulación. Y prevengo, que si la superficie estuviere jarrada de antiguo, y lisa, como no sea de yeso blanco muerto, que en ese caso será menester rasparle, bastará picarla muy bien obrando en lo demás como está dicho. Prevenida pues la superficie en esta conformidad, y setom. II. T ña- Estuque dulce,y pU' rificado importa mucho. 't El estuque, aunque no lo ha dt hacer el pintor, conviene saberlo para mandarlo. Preparación de la superjicie para pintar aljresco. Lo que importa el bañar bien la superjicie para pintar al fresco. 146 MUSEO PICTÓRICO. Modo de manijpular el estuque el albalíil -para pintar al fresco. Lo que importa el lavar la tarea el albaiíil. .RKí ax Modo de asentar ti p-inier cartón. Alodo de estarcir el cartón, y recortar la tarea. Lo que se ha de hacer en quitando el cartón de la tarea. ñalada la tarea, o trozo que se ha de tender del, estuque, tomará el albañil una porción de el en una paleta de palo que tendrá en la manO izquierda, y de allí irá tomando con llana, o plana, o palustre, según thestilo de Valencia, y de Andalucía, y lo irá tendiendo en la. superficie .de manera que quede la túnica del grueso de uja-fantO; de real de a ocho, igualándola bien, sin dejar costurones, ni cargado alguno. Lo cual concluido, y antes quí se embeba demasiado, lo ha de ir brufiendo, y apretando con la misma llana, o palustre: y si la tarea fuere grande, no aguardar a tenderla toda para bruñirla, sino a trozos; porque esto importa paia que quede mas firme, y no haga grietas:;,,í;',:. . Concluida pues esta diligencia, ha de lava;r el albaiíil toda, la túnica del estuqué con una mazorca de paño, de lino muy bien remojada j y abultada, paya conseguir tres cosas: La primera, el quitarle lo acerado,, y liso, con lo, cual no pega la color: La segunda, acabarle igualar la superficie, desmintiendo los viajes de la liana: Y la tercera, mover la arenilla, y abrir los poros de lo bruñido, para que haga presa la color, y se consiga mejor pasta, y mas grato manejo: con lo cual deja ya el albañil concluida su operación. n §. III. 'espucs de esto, y sin intermisión alguna, se sacude ligeramente la tarea con un pañuelo para que aquella arenilla superficial que hubiere quedado suelta se caiga, y no sobre los ojos al tiempo de pintar, como sude suceder si es en techo, 6 bóveda, con gran perjuicio, y molestia del artífice, y aun así será bien ponerse unos anteojos conservativos, si no los usa de grados, y después de esto sentar el cartón, ajustado a su sitio, como dijimos en el lib. 6 cap. 5 de la pintura al temple, para lo cual será conveniente que entonces por lo menos esté sentado todo el cartón grande del sitio, para que este primer trozo que se sienta se ajuste bien a los encaxes, y comisuras de todo lo demás, porque en este primero consiste el que todos los siguientes vayan bien. Asentado pues este primer cartón, dibujado, y picado, como se dijo en dicho capítulo del temple, y fixado con sus tachuelas, se estarcirá con la mazorquilla de carbón molido y y también se ha de golpear con ella por toda la orilla, para cortar después la tarea por aquella señal, y que sirva de registro, para ajustar por ella la del dia siguiente, y así de los demás. Hecho esto, se quitará el cartón, y se recortará toda la orí- LIBRO SÉPTIMO. M7 orilla de la tarea, que quedó señalada, donde terminaba, y esto se hará con un cuchillo, ó- paletilla en punta, cortando al soslayo hicia fuera para que no rebabe, ni haga quiebras hacia dentro, porque siempre se ha de tender dos dedos mas de lo señalado, y lo que sobrare no se ha de rozar hasta que esté acabada la tarea, porque ayude a conservar su frescura por las orillas. Después se irán pasando con una punta de lápiz negro, no muy aguda, todos los perfiles de lo estarcido: y los que fueren líneas rectas se tiren con regla; y si Jjubiere algunas curvas que dependan de centro, tirarlas con bramante, y lápiz, que esté atacado en él. Y esto ha de ser de suerte, que demás de señalar lo negro del lápiz, haga algún sulco en el estuque, para que aun después que con h repetición de las tintas se haya perdido el transparente de los trazos del lápiz, el sulco pueda servir de registro. Antiguamente, y no tanto que no lo alcanzase yo, no se picaba el cartón, sino puesto ya, y clavado en su sitio, sobre él iban pasando, o recalcando los perfiles con un pedazo de asta de pincel en punta no muy aguda, con la bastante fuerza, para que pudiese hacer algún sulco en el estuque fresco: y esto solo servia de registro para ir pintando, como hoy se ve en el Pardo, y en otras partes, donde alcanza la vista a comprenderlo, y aun las manos a tocarlo, aunque yo soy de parecer que la pintura al fresco no ha de estar donde se le pierda el respeto, esto es, donde se pueda manosear. Y respecto de esta práctica dibujaban los cartones tan digeridos, y tocados de claro, y obscuro sobre papel pardo, que siempre usaban, que después de haber servido, se estimaban mucho entre los pintores, como hoy se estiman en Italia los de las obras de Miguel Ángel, Rafael, Aníbal, y otros. Pero habiéndose experimentado que esto gastaba el gusto de suerte que cuando el artífice llegaba a la ejecución de la obra, ya no le tenia, se ha excusado este inmenso trabajo. Y mas cuando seria inútil, habiéndolo de estarcir, y ensuciar con el polvo del carbón, cuya práctica, y la de pasar los perfiles con el lápiz, se ha experimentado en nuestros tiempos ser mucho mas cómoda, fácil, y breve. Circunstancias todas no despreciables, cuando conducen á la mayor perfección del fin, en que no conviene esté ya gastado el gusto del artífice. Como también se ha discurrido la ligereza, y comodidad de la paleta con un lienzo imprimado, como dijimos en el referido capítulo del temple. Cétno se han de pasar los perfiles de lo estarcido para pintar aljresco. Estilo antiguo en el modo de recalcar los cartones, dibujados sobre el estuque fres' co. Pintura al fresco no ha de estar donde se le pierda el respeto. Cartones de Micael, Rafael, y otros, se tienen hoy dia en grande estimación. 20 coniiieneestéya gastado el gusto del artífice cuando llega á la obra. Tom. II. Ts Pa- 148 MUSEO PICTÓRICO. P= -[pi f.'r: ' ( JiAO'L agado ya pjies de; perfiles el djbuxo en la pfiíia que hepios c)ichp,.se, ha de volver a sacgdir lo dibuxdo, lenta rnente, porque el cisquiUo de lo estarcido no oferjda las tintas que,§e metierofi encima, y después se ha de, rociar Zoque se hade har toda la tarea' con agua clara, y un jprQchon grande, aun- cer desvies de estar que sea de esparto, algg inachacado j para lo cual se ha de yadilmxadalatarea. jner una vasija con agua limpia, y; su brochón, que no sirva de otra cosa que par rociar, así en esta ocasión, a causa de que eq ella no conviene estregar, porque se borraría lo dibujadp por estar tari reciente, como para rociar también de quandp en cuando lo que se pinta, y mas es verano. Y también se tendrá otra vasija con agua, y su brochón para remojar, y estregar de rato en rato lo que no se pinta por entonces para que no se pase. Porque en dejandolo parr niucho tiempo, hace la cal, o el estuque en la ejitremidad de la superficie aquella telilla, o espejuelo que 1§ cierra los porcs, con lo cual no atrae, ni incorpora en sí la color, y se cae como ceniza. Esto es aunque no llegue á secarse, que si se seca, ya no sirve, y es menester rasparlo, y volverlo a tender, y dibujar; y esta segunda vasija de agua no puede servir para rociar lo que se pinta, porque T w 'f,-.. deja de blanquearse algo estregando la cal, y si con ella se rociara, mancharia la pintura. Esto es haciendo buen tiempo, que si hace yelo fuerte, que es el peor temperamento que puede hacer, se necesita de tener las dos vasijas de agua que dijimos puestas Prevettiiones fara al fuego, para que el agua esté caliente, y con ella se pue- ¡a pintura al fresco ¿ rociar, y bañar la superficie en la forma que queda dicn tumpo de yelo. . y convendrá que el agua de que haya de usar el albañil esté también templada. Y todo esto será rnenester si el yelo es fuerte, porque si llega a helarse la túnica del estuque, es peor que todo lo referido, pues no chupa, ni incorpora, y se cae como ceniza, como lo tengo experimentado j y si todas estas .prevenciones no bastaren, sera preciso dejarlo hasta que pase aquella intemperie. A. §. V. .ntes de pasar adelante, será bien hagamos un breve resumen de los colores que precisamente se gastan al fresco. Estos son todos minerales, y algunos calcinados, o actuados Colores fara pin- en virtud del fuego. Los minerales son: El ocre claro, y íar al fresco. obscuro, la tierra roxa, alb'm, jpabonazo, sombra de Ve- ne- LIBRO SEPJ'XMO.rjM '49 tiectit y, del viejo, tima vcrdey.-fji tierra -negríi. Los de el fuego son: Eheimi esmalta,,el .negro .dé carbón ocrej iiemtido, hornaza, y vitriolo rQinano quemado, y ¿er-' Dteilon, aunque í' este mejor es el mineral. Y en los sitiop descubiertos, ni. el uno ni el otro,, porqué a pocos dias se vuelven ambos de aquel color que tienen en pasta, y. aun peor,. que es un morado vilísimo, y bajo. Y así en tales sitios, o que estén próximos a la inclemencia, no hay que acordarle del benpellon, ni mineral, ni artilicial. Pero en los. sitios cubiertos, y defendidos,de las .influencias, es. be Uísimo color, y se, mantiene, grandemente, de que tengo repetida experiencia.!, para que, mejor se mantenga, no ha de tocar él inmediatamente a el estuque, sino primero se ha de manchar de tierra roxa,y sobre esta labrar con el bermellón, aclarándole con el blanco, y obscureciéndole con el albín, y el pabonazo, y en algunos apretones, anadien o sombra' del viejo, o tierra negra: y queda tan fresco y hermoso, que al óleo no se haria mejor. Los ocres no tienen melindre en labrarse, solo es menester, advertir, que lo que no lleva blanco, se obscurece, y se rebaja mucho a el secarse j bien que el que llaman de coleteros, es mas fiel, y hermoso que el de' Valencia; y la misma calidad tiene la tierra roxa en fortalecerse. El albín, y pabonazo no hacen mudanza, y son los colores que su.plen el carmín tan superiormente, que cogiendo bien fresco el estuque, a veces engañan pareciendo carmín. Y se ad- %'ícrte, que el pabonazo rebaja un grado a el albín; y este no se vende en las tiendas, pero se trae de las minas del cobre en el reino de Jaén; y allí, y en toda el Andalucía, tienen de él mucha noticia los pintores, y doradores, y aun se vende con el nombre de Almagre. La sombra de Venecía es muy falsa, porque afloxa, y aclara mucho al secarse, siendo así que en fresco tiene un íondo admirable; pero después deja burlado a el artífice. Y así gástela quien quisiere, que yo la tengo desterrada de este linaje de pintura, y en su lugar gasto la del viejo, que es bellísima, y fiel para todo, y con ella no hace falta la otra. La tierra verde, que por otro nombre llaman verde de Verana, es un color soberano, y sí no afloxára tan desatinadamente al secarse, no había dinero con que pagarla. Pero si coge el estuque fresco, se mantiene mejor. Y siempre es bueno gastarla para paííos verdes, mezclada con el verde montaña, y alguna puntíca de ocre, porque con lo que este se rebaja, y la tierra verde afloxa, quedan bien. Y el verde montaña por sí solo no se puede gastar al fresco, por eso no le he puesto entre los colores de este ma- ne- Cah'daJes de'algunos colores ara el Jresco. Alhin, y fabonazo para el jresco, y stis calidades. Sombra de Venena, y del 'viejo, sus calidades para el fresco. Tierra verde,) verde montaña. I5P MUSEO PICTÓRICO. nejo, porque, o no agarra, o si agarra, se requema; bien que esto se suple-, gastándolo con leche; pero mezclado con la tierra verde, aguanta, y es muy hermoso, y mas si es del que suele venir .de Venecia en pastillas, que algunos le llaman "veriíe granillo, que esmuchisimo mejor que el que $e vende por acá en polvo. Puédesele mezclar algún tanto de hornaza en los claros junto con el blanco. Y para los Turra negra, be- obscuros en los sitios cubiertos, se puede rebajar la tierra Hísima fara d fres- verde con el añil, y algún poco de ocre, o sombra del vief"' jo. Y si es al descubierto, con el negro de carbón, o som- bra del viejo, 6 tierra negra, la cual es bellísima a todas luces, y a todas sombras, y mas si es la de Venecia, que viene en pelotas. El azul es el escollo de este linaje de pintura; pero no nos ha dejado la suerte arbitrio para elegir, precisancalidades del es- donos a usar del esmalte, que en substancia es vidrio molimaltefaralafintura jo. Este se puede gastar solo, y mezclarse con el blanco, al fresco. y cogiendo el estuque fresco agarra muy bien, usando de una Icchecilla de agua, que haya estado en la cal, y esté ," embravecida con aquel salitre. Pero si ha de estar al des- cubierto, no lo tengo por seguro. Y en este caso será conveniente gastarla con leche de cabras y para rebajar los obscuros, donde no alcanza él solo, se rebajará con el f negro de carbón, y se apretará con la tierra negra. Pero El añil, 6 indico, debajo de cubierto se puede usar del añil para los obscu- (ómo ss fusde usar al j-qs, como en el verde, no para mezclarlo jamas con la cal, Z'"' porque perece; y por eso no lo puse entre los colores del fresco, porque este es de los intrusos. Tengo experimentado que el esmalte puro, d mezclado con el añil, añadiéndole algo de la tierra verde, u de una piedra azulada que llaman ignoto, agarra sin leche maravillosamente. Y' de este Morados al fresco, mismo modo se pueden hacer los morados, mezclándole CÓ7H0 se hacen. al esmalte, en vez de carmin, pabonazo, o albin, a pro- porción; y también necesita de leche para su firmeza, especialmente si ha de estar ai descubierto. Color negro al fres- En cuanto a color negro, el de carbón de encina sin ío. la cascara bien molido, es famoso, cogiendo el estuque bien fresco para que agarre, porque la tierra negra, mezclada con el blanco, pardea mucho, pero es mejor para apretar los obscuros. S. VI. Blanco iie se debe -1-V.esta ahora decir del blanco que se debe gastar al fresgastar alp-esco,y có- co: este es el de la misma cal sola sin la arena, para lo mo sejrejara. cual se elige de la cal viva en terrones la mas blanca: es- ta .OLIRRO SEPTIMO.K ijt ra ' se mata en un trnajon, .que IJaman bafiái en Castilla, regandtiJa de cuando en cuando, hasta que toda desfogue, y se desmorone; y entonces iria cebando de agua, y meneándola hasta que toda esté bien bañada, y cubierta de agua sobrada, y dulce. con esta se ha de hacer k) mismo que di.ve del estuque, quitándole el espejuelo todos los dias, y, aun apurándole el agua todo lo que se pudiere, para que Ik-ojne a enduliarse cuanto antes: y hecho esto, se le vuelve a echar agua dulce en abundancia, y batirla muy bien, vertiendo lo misnio todos ¡ids dias por espacio de cuatro meses'Si pudiere -ser.'; y por este .'inconveniente aquellos que suelen tener obras dé;esta caKdad, conviene -que aun cuando no las hay, hagan esta prevención en . cantidad, y en teniéndola bien curada la cal, y dulcihcada, guardarla e;í pellas, o en alguna vasija grande, dejandola secar. Perbn.tes de apurarle el agua, se ha de. colar por. un cedazo de cerdas bien cerrado, poniéndole sobre dos palos encima del tinajón donde se hqbiere de pasar, y menean- Cómo se ha de aneldo el caldo espesó que se echare en el cedazo con una gazar el blanco para ¡brocha para que pase, y sacudiendo fuera de cuando en el fresco sin molerlo. cuando el cedazo para que cayga la broza que va quedan-r do en él. Y desta manera colando toda la cal, queda como una leche, y se deja sentar, y después se le va apuran- , do el agua, dejandole la que baste, si se ha de usar de ella; II y sino dejarla embeber, y hacer lo que queda dicho. Mas para haber de usar de ella, se ha de tener un cucharon Cómo se han de hagrande de palo para sacar de la que está reposada, e ir ha ' tintas para la ciendo las tintas de fábrica, y las otras generales, según di- Z'' aijusco. ximos en el libro antecedente, cap. 6. tratando de la pintura al temple: solo con la diferencia, de que el blanco ha de ser la cal, y no el yeso. Y el carmin ha de ser el albin, ,, 6 pabonazo; y para usar de las tintas, no se ha de sacar de ' ellas con la cuchara, antes bien se ha de menear la tinta en su deposito con una brocha, y así líquida se ha de echar en la vasija que se ha de tener a la mano, porque este linage de pintura todo es agua. Lj Resta ahora el blanco para la paleta, el cual, si la cal Blanco paralaba- ' está bien dulcihc?.da, podrá ser de este mismo, haciendo de leta al fresco. él otra coladura por cedazo de seda bien tupido, para lo cual ha de estar la lechada de la cal muy aguada, porque IJ de otro modo no podrá pasar: y aun así será menester rae- ' nearlo con brocha, y sacudir las granzas del cedazo de cuando en cuando. Y en aposandose, se halla en el hondo de la vasija un blanco con una cuajada, del cual se ha de usar para la paleta, tomándolo con cuchara que no sirva de otra -cosa. Pe- Ii MU S E G) "tC T O BL a C O. Blanco de mármol para mezclar con la cal que no está dulcí' Jicada. Molinillo para el blanco de mármol, y colores del fresco, y temple. Cómo ha de ser la paleta del fresco. Esponja que se ha de tener para limpiar la paleta del fresco. '31 Pero si el blanco de W cal es de lo 'guardado en pellas, 4 en vasiia, ya Sfcco como dixinvos, será preciso quebrantarlo, y echarlo en agua, y en estando bi¿n remojado, irlo repasando en la losa con la moleta. Y si toda esta preparación del blanco de cal no se pudiere lograr por falta' de tiempo, será preciso buscar algunos pedazos de mármol blanco de lo. mas apurado; y crudo, quebrantarlo y molerlo en mortero de hierro, pasandolo por tamiz o cedazo de botica j y aun si después de esto se pudiere moler en molinillo, que para este efecto, y moler colores en cantidad para estas obras . le tienen algunos, y yo también, será, muy conveniente; y de esta masa sella de mezclar con el blanco que sirve para la paleta por lo menos una tercera, o quarta parte, por ser este el que sirve para carnes, ropas, ¿ores, y cosas mas delicadas. Y siempre que esto se pudiere lograr, no hay que perderlo, porque importa muchísimo, aun estando la cal purilicadaj bien que en este caso se le podrá echar solamente una quarta, o menos parte. t?-:-.- Y así lo usaba Lucas Jordán en todo cuanto pinto al fresco, y aseguraba que en toda Italia se practicaba lo mismo. Y se advierte, que a falta del mármol puede suplir el alabastro, lo 'cual da gran fortaleza a el blanco, porque de la cal, y mármol 'se viene a hacer cierta especie de estuque, como lo gastan los estuquistas, que fingen con él estatuas de mármol, y otras cosas que engañan en el tacto, pulimento, frialdad, y dureza. R §. VIL revenidas todas estas cosas, y puestas las colores molidas, y cubiertas de agua en sus escudillas, d cazuelas, cada una con su cuchara, como dijimos en dicho capítulo del temple, y suponiendo que para las cosas que constan de tintas generales no es necesaria la paleta, pues con ellas se labran en la forma que dijimos del temple, vamos ahora á tratar del uso de la paleta, que es el empeño mayor, la cual puede ser de un lienzo de a vara, como se dijo en el temple, y a lo menos de tres cuartas, para que en ella se pueda manejar la brocha, y hacer las tintas que se ofrecieren sin encontrarse unas con otras, y poner porción bastante de cada color, así por lo mucho que se gasta, como porque no se sequen tan presto; y aun así se han de rociar de rato en rato. Y para limpiar el campo de la paleta cuando se ofrezca, se ha de tener una esponja como el pupo, con la cual, humedecida, se limpia muy bien, y se estruja en I LIBRO SÉPTIMO. 53 en el agua que se tiene a la mano en una cazuela grande y vidriada, así para esto, como para lavar el pincel, d U brocha, cuando se ha de mudar de tinta; y otra limpia para mojar en ella, y desleir la color, y liquidar las tintas que se hicieren. Bien que esta se podrá excusar, no Uegaído a el hondo de la otra con el pincel, que es donde se va aposando lo que se lava de las brochas, y la paleta. Con esto, y buen recado de brochas largas, y pinceles del mismo pelo, que son los únicos que se pueden usar al fresco, porque los demás se queman, salvo los de meloncillo, para algunas cosas sutiles, comenzará a pintar, metiendo primero los campos, o cclages que las figuras tuvieren detras; y siempre ha de observar esto mismo, pintando succesivamente lo que se va acercando mas a nuestra vista, hasta venir a' la figura, o figuras que estuvieren delante, o en primer término. Porque de lo contrario le costará después sumo trabajo el andar recortando por los extremos, y nunca puede quedar bien graduado, ni dcsperfilado como conviene. También debe advertir el pintor fresquista que no ha de emprehcnder de una vez toda la tarea, sino aquel pedazo que pudiere acabar de una sentada prontamente, porque en comenzando a labrar una cosa, es menester no dexarla de la mano hasta concluirla, porque se pasa, y las pinceladas que se dan después no se unen, ni sientan bien, salvo algunos punticos miniados de obscuro en alguna parte. Pero si lo emprendido tarda, por tener de suyo mucho que hacer, y el tiempo c seco, será preciso rociarlo de rato en rato con la brocha del agua limpia, y con la otra remojar estregando la superficie del estuque que se está en blanco. Y aun en tiempo seco, y caluroso, será bueno a lo que se hubiere de proseguir por la tarde, antes de emprenderlo, darle una mano de lavadura con la mazorquilla de paño de lino, con que lava el estuque el albañil, y que esté bien remojada, y con algo del mismo estuque, para que con la arenilla remueva, y abra los poros a lo tendido. Y si con esto se perturbaren demasiado los perfiles de lo dibujado, volverlos a pasar; y lo mismo se puede hacer en tiempo de invierno, y mas si es húmedo, para acabar a otro día, si quedare alguna cosa. . En cuanto a las carnes, después de perfilarlas con tierra roxa, o pabonazo, y ocre, meterá una media tinta general de su color, y después irá rebajando hasta los obscuros, usando para esto de una tinta de esmalte, y tierra verde, mezclándola con el ocre,.y el blanco, y roxo, conforme convenga a la calidad del colorido, y también con la tierra roxa, y la verde, se hacen muy buenas tintas para los obs- Tom. IL V 'M_U Brochas, y pinct' les para el Jresco. No se lia de emprehender toda la tarea de una vez. Lo que se ha de observar al fresco en tiempo seco, y caluroso. Cómo se han de pintar las carnes al Jresco. cu- 154 M U S E O P a C T O R a C O. euros, apretando con la sombra, y albin, y si hubiere mepestcr mas fuerz', con la tierra negra, y pabonazo, Y es Se puede unir la piexiester advertir, que no dejandolo descansar, se puede f intuí a al fresco co- unir como si fuera al óleo, cuando la brocha, o pincel van mo si fuera al óleo. descargados ya de la color.. Y aunque no lo esté, mojandolo en el agua, y sacudiéndole, une, y suaviza las tintas grandemente. Y si esto se hiciere con una brochuela fofa, y suave, humedecida, será mejor. Pero el tamaño de la brocha para éste efecto la habrá de aplicar la discreción del pintor a proporción de las plazas, y tamaño de las figuras; y de esta suerte se consigue una manera labrada, y empastada como a el óleo, sin aquel afán de la manera antigua miniada, 6 punteada, que podia consumir a un bronce. jii Aquí conviene advertir, que después de haber hecho el primer embrión de las carnes, que viene a servir de boshornaza cómo se quexí), se puede usar de la hornaza, mezclándola con el ha de gastar alfresco. blanco, y roxo, y aun con la tierra verde, y bermellón, para reflexar algunos obscuros, y es dulcísimo color, suave, y fuerte en hacer buena tez a las carnes; pero no ha de tocar inmediatamente sobre el estuque, sino después de la primera pasta, para hermosear las tintas, y nunca al des- ,,,-,A cubierto de la inclemencia, y de esta misma suerte se ha de usar de él para los paños amarillos claros, labrándolos primero con el ocre, y blanco. También es muy bueno el vitriolo quemado, para rebajar algunos frescores, y paños roxos; pero no es el que mas falta hace, habiendo el ocre quemado, y los demás roxos. s §. VIII. olo resta advertir el modo de retocar, en caso necesario, la pintura al fresco: porque a la verdad, lo mejor es que no sea menester, y esto se ejecutará, y mas si es al descubierto, con las mismas colores del fresco, gastadas con leche de cabras, porque la de ovejas, y vacas es muy gruesa, bien que en caso preciso se podrán estas aguar para gastarlas, y obrando de esta suerte, se retocará todo lo que lo necesitare, especialmente las juntas de las tareas, y pintar los azules de esmalte enteramente sobre seco, si no se hubieren hecho al fresco. Y aun en los sitios cubiertos se ppdrá usar del azul verde, y azul fino, que llaman de santo Domingo, pero nunca en fresco porque se mueren. Ni tampoco el ultramaro se puede gastar en fresco, porque todo se aclara de suerte con la cal, qpe no se distingue el claro del obscuro. Y así, en sitio cubierto, después de haberlo labrado de esmalte al fresco, se puede labrar de ultramaro con Pl ) L a B R o SÉPTIMO. '55 con leche de cabras, no usando del blanco de cal, sino de una mixtura de albayalde, y yeso de espejuelo, mitad y mitad molido todo junto. mucho mejor seria el blanco si fuese de cascaras de huevo solo muy bien molido; y advierto, que no se puede usar de cola, ni goma, porque la cal les quita la fuerza. Solo tengo entendido que Jordán usaba de. la templa de huevo para retocar algunos salitrados; pero yo no lo he experimentado, aunque lo tengo por bueno, por si no hubiere leche. No puedo dejar de advertir que los antiguos daban una Xoj antípuos cómo mano de una tinta general de blanco, y tierra roxa, antes de alisaban la pintura, pintar, para que la superhcie quedase mas lisa, y tersa: y al fresco. aun después de acabado con aquella fatiga que se ve en sus obras, txn plumeadas, y miniadas, le ponían encima un i pliego de papel de marca imperial, y sobre él iban amole- tando lo pintado fresco hasta que quedase muy liso, y llano todo. aunque esta es una nimiedad, a el parecer, excusada I e inútil, no la tengo por despreciable, habiendo de estar la I pintura muy a la mano, para complacer a el vulgo con este r,'-. r,, ' melindre. Pues, como dijo el Apóstol, deudor soy d los sabios, y dios ignorantes '. a todos es menester pagar en : su moneda. Por eso dije yo que la pintura a fresco no debe ! estar donde se le pierda el respeto, sino en sitios remotos, y distantes, donde solo la goce la vista, y no la profane el tacto. No será fuera del intento advertir aquí a el inventor la gran diferencia que hay en las historias de techos, respecto de las que comunmente se hacen paralelas a nuestra vista, o perpendiculares a el horizonte: bien que si dichas historias ' hubieren de ejecutarse en algunos recuadros, con sus marcos, d molduras talladas corpóreas, o fingidas, se podran hacer conw las comunes. Pero si han de ser en rompimien- - to, claraboya, o celage descubierto, en que se supone estar allí la historia, o suceso fisica y realmente, y no en pintura II transportada, es necesario que las figuras se vean escorzadas, como si se mirasen desde abajo .por los pies; bien que apat-t tando la vista del centro, porque no sea en tanto rigor que haga desabrido. Para lo cual es preciso que estas historias se imaginen en el ayre, y cuando mucho sobre ajgunas nubes, respecto de no poder £star sobre pavimento regular; pues es- te, mirándose por debajo, los ocultara, sino es que estén a él extremo de él, hacia nuestra vista, como sobre alguna grada. Para lo cual se ha de observar lo que se dijo en el capítulo 3. de este hbro §, i. al fin, a que podemos añadir,- que puesto el modelo, o figura que se ha de dibujar, echada Tom. II. V 2 so- I Sapientibus ¿í insipientibus debitor suni. Ad Rom. t. 56 M U S E O P a C T O R a C O. JIodo de hacer la traza de una cúptla en superficie lana. Modo de hacer andamias para conservar la luz en las envidas, y bóvedas de canon. sobre el bufete, donde el pintor está haciendo su traza, o en el medio, 6 a un lado, conforme le convenga, mas d menos levantada, y ejecutandola así como la ve; puesto después el dibujo sobre la vista, hará el mismo efecto que si la hubiese dibujado, mirándola levantada en el ayre. No dejaré de prevenir que estas obras de bóvedas, y techos, se deben mirar con crrande conmiseración, porque no siempre puede hacer el artífice todo lo que sabe, a causa del gran trabajo, y descómodo con que se ejecutan; y a veces falta de distancia para mirarlas por la estrechez del andamio; y el que otra cosa dijere es, que no se ha hallado en ello; y guárdese mucho de pintar de alto hacia abajo, lo que se ha de mirar de abaxo hacia arriba, y mas en sitios cóncavos, porque se ha-i Hará burlado. Quiero advertir aqui otra cosa, que puede ser que mas la estimen los que cursan estas obras, y es el modo de hacer la traza para una cúpula, no habiéndola de hacer en cascaron corpóreo, que será siempre lo mejor, y es, considerando el valor de la línea de la circunferencia de su planta, que es tres veces su diámetro, y una séptima parte mas, como siete con 22, y hallada esta, se puede tender esta línea en un lienzo plano, o papel de aquella longitud, y darle de alto en el medio la quarta parte de su circunferencia, que es la dicha línea, y desde los extremos de esta hasta la dicha altura correr una línea curva en forma de porción de círculo, y en este espacio, contenido de estas dos hneas curva, y recta, formar su traza, que le vendrá maravillosamenre a el sitio, imaginando que la parte. mas alta de. dicha porción en el medio es el centro de la cúpula- 35 .-t ii También es del caso el modo de hacer los andamios para conservar luz, y es, que estos estén inferiores a la cornisa del anillo de la cúpula, por lo menos media vara, y otro tanto estén apartados del vuelo de la cornisa, y en el medio se dexe un escotillón, o vacio a proporción, v sobre este se' levante otro andamio Hxo, que solo dexe siete pies de hueco desde su plano hasta el centro de la cúpula, y después se haga una grada de la misma altura de este andamio que sea movible, y pueda girarse todo al rededor de el; y si se ofreciere, se puedan atravesar unas tablas de él a la grada, por lo cual conviene que esta sea de la misma altura que el andamio segundo, y sirve para las caídas de la cúpula; y a este respecto se pueden hacer los andamios para las bóvedas de cañón, salvo que para el medio se haga un andamio portatil con dos caballos. LI i 8 U f' 157 LIBRO OCTAVO. EL PRACTICO, QUINTO GRADO DE LOS PINTORES. Octavtim est el'igere de qiio jiidkas '. URANIA, Musa VlMiJd ni, caelestis. EUgere enitn iitUe, caduaimque descuere, cáeles te . in-, genhim est. Urania cosli motiis scriitatur, S? astra '. ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. T 'I ia octava operación que practicamos en el orden de saber, es elegir lo mejor de aquello que se ha adquirido, o cultivado. A este acto intelectual llamaron los, antiguos my-f tológicos Urania, la octava 3 de aquellas nueve Picrides que componían el parnaseo coro. Y a esta le múiuXjiXon. celeste; así porque contemplaba los astros, y movimientos esféricos, como porque desechar lo inútil y elegir lo provechoso es acción de un celestial numen 4. 1 ¡ Y así en el presente libro trataremos 4- instruir a el práctico en la mas acertada elección de sus inventivas, que son los frutos, que mediante su cultura, ha llegado a producir este delicioso pensil de las artes. Para que paladeado con su dulce sabroso néctar, se estimule su desvelo a fecundar con el riego del estudio, y vigilante aplicación, las fértiles vistosas plantas de las artes honestas, que como hermoios rutilantes astros enriquecen cuanto ¡lustran la apacible esfera de este celestial museo: y para que con su especulación las examine esta métrica deidad, con cuyo sonoro apacible canto atrayga, y aficione el ingenio del artítice a mas gloriosas empresas, mediante las quaks llegue a ocupar la quinta grada de esta escala óptica, donde la cercanía de la eminencia le sirva de mayor estimulo para no entregarse a el ocio hasta llegar a la cumbre, teniendo el afán por descanso, y por delicia el estudioso desvelo. CA- I Fulgent. Mytbolog. i. 3 Virg. in Epigrum, 3 Herud. in sua historia juxta Musarum seriern. 4 Fulgent. íbi. 158 MUSEO PICTÓRICO, La buena frdctica es la mayor Jelicidad del pintor. El tesoro de la práctica se compra con el estudio. La primera invención ha de ser de propió caudal. Tres maneras de práctica. -. r T CAPITULO PRIMERO. De IcíF'ractlcci qiie aeheYéner el pintor, y porgiiS medios la lia de conseguir. . - .- t a ' J_-is §. I. is la práctica en la pintura, cuando es bien fundada, la mayor felicidad que en el arte se puede conseguir. Es verdaderamente el fruto de lo que se ha cultivado, y trabajado: así como el labrador, que después de romper la tierra, y sembrar la semilla, cultivándola, y escardándola de las malas yerbas todo el año para que no le defrauden el xugo de sus raices, y el juego de los ayres que la desahoguen, y pyriliquen, llega el caso de coger el grano sazonado, y precioso, con cuya cosecha da por bien empleados todos los sudores, y fatigas antecedentes, quedando con aliento para continuar sin congoja sus afanes. Así pues el pintor debe considerar que el fruto, y la cosecha de su culcura es llegar a conseguir la felicidad de una buena práctica; y por llegar a lograrla, debe tener en poco todo linaje de afanes, congojas, y desvelos, como en los grados antecedentes se pasan; pues en comparación de esta felicidad todo es nada, para los crecidos intereses que trae consigo este tan apreciable tbsoro. No me detengo en los mecánicos, y materiales, sino en los heroycos de la fama, y de la fruición, y complacencia propia. Donde hay gusto que se ¡guale a el de poner delante una tabla, o lienzo imprimado, y sin mas revolver papeles, ni buscar estampas, delinear el pintor el asunto que se le ofrece ? Pregunto )0: si esto se vendiera por dinero, que sumas no darían por conseguirlo? Pues este tesoro tan apreciable es el que compra el pintor a precio de los afanes del estudio, y especulación de la pintura. Y'así debe siempre caminar gustoso, poniendo la mira en lo delicioso del Hn, no en lo trabajoso de los medios. Gran cosa es haber llegado a inventar, pero todavía lo consiguen algunos con mucho trabajo, y sudor, demasiadamente atados a el natural, y aun a los papeles, por faltarles la práctica. No digo por esto que se ha xle omitir el estudio del natural; pero en el práctico no ha de ser ya tanto., que no se pueda dar paso sin ¿1, pues la primera invención, o composición, ha de ser de propio caudal, y después para mayor perfección estudiar algunas partes por el natural: y esto basta para sú cumplida perfección. Tres maneras, o especies hay de práctica: La uoa .es de LIBRO OCTAVO. 59 de propia fantasía, adquirida en fuerza de hacer hacer sin atención a reglas ni preceptos del arte, sino salga lo que saliere, guiados solo del vil interés del dinero, sin atención á lo ilustre de la facultad, y a el renombre excelso de la fama postuma; de cuya indigna escuela se inundan los lugares a cargas de pintura, especialmente en Castilla la Vieja. Pero de estos no se debia hacer comemoracion, sino despreciarlos como secta; pues no son hijos del arte los que tan del todo abandonan sus preceptos, obrando siempre a el arbitrio de la contingencia, y del acasp, como dijo nuestro gran Séneca ', por un hábito simple sin fundamento, ni recta razón, que es el constitutivo del arte. La segunda especie de práctica es la que se adquiere copiando de buenas pinturas, dibujos, y estampas, pero sin estudio, ni especulación del natural, aunque no sin noticia de la simetria, y perspectiva, llegando a conseguir una manera fácil, y plausible para el vulgo, sin gran fundamento ni substancia en el arte. A estos llaman Amanerados, porque de tal suerte tienen ya hecha la mano a aquella cierta especie de tisonomias, que no solo se parecen todas, sino que si se les ofrece un retrato, no lo aciertan, porque se van siempre a seguir aquella Hsonomia que ya están habituados. Yo conocí a luio en mis primeros años en Andalucía, que siendo verdaderamente aventajado en esta especie de práctica, y habiendo errado un retrato que se le ofreció, me dijo con ingenuidad: que de doscientos retratos que se le ofreciesen, erraba los ciento y noventa y nueve. Yo entonces, como principiante, me admiré mucho, ignorando el origen de donde esto procediese, y mas cuando veia que algunos principiantes acertaban los retratos que se les ofrecían. Y es el caso, que estos, como todavía no tienen caudal propio con que obrar sino es copiando, y atenidos a lo que tienen delante, se ajustan a lo que ven. Pero el otro que tenia gran caudal, y práctica en su manera, forzosamente declinaba luego por natural propensión á aquel hábito, y facilidadá que le inclinaba su genio, huyendo de la sujeción, y buscando la libertad a que nos arrastra siempre la misma naturaleza. sin embargo, si la manera es fresca, y hermosa, es un grado muy egtimable; pues con el vulgo, que no? distingue los primores mas ocultos, y transcendentales del arte, consiguen gran séquito, estimación, y premio, que para esto importa mucho el aura popular. El tercer grado, o especie de práctica, es la que 11a- mai Non est ars, qu ad effectum casu venit. Stnte. lib. 4. epist. 39. Primera especie de practica. Secta de pintores. Práctica segunda de pintores, que llaman amanerados. Caso gracioso de un pintor tnanerista en orden d los retractos. Tercera especie d práctica, que llaman corregida, y bella manera. i6o MUSEO PICTÓRICO. niamos corregida, y el italiano llama bella mantera, por séí ésta derivada, no solo de copiar pinturas, y estampas excelentes, sino también del repetido estudio del natural, así en las academias, como en su casa en las pinturas que te M se' le ofrecen, no solamente por el natural vivo, sino por excelentes modelos, y otras cosas muebles, sin omitir las flores, frutas, paisajes, y caza muerta. Esta es verdaderamente la e;ran práctica, porque como es deducida del estudio del natural, no solo no le embaraza a el artíiice el caudal propio que tiene adquirido, sino antes le ayuda para ajustarse mas a él, por la costumbre que tiene de copiarlo, estudiándolo, y contemplándolo. Y esto suele llegar a un grado tan sublime, que aun las cosas hechas puramente de práctica, parecen ejecutadas por el natural, por tenerle ya impreso en la mente, y tener la debida inteligencia de la luz para la firmeza del claro, y obscuro, según dejostramos en la teórica, lib. 3. cap. 3. A que ayuda mucho, no solo la continuación del estudio, y especulación del natural, sino la observancia de todo lo que se ve, en quien tiene vivaz aprensiva, estudiando siempre en el libro abierto de la gran naturaleza. §. II. El buen pintor ha ero deseando siempre el pintor práctico la mayor perde ser como el pran ci- acción de sus obras, ha de ser como el gran cirujano, que no es tímido en cortar lo que daña, y ofende a la saludable perfección del todo, aunque sean brazos, y piernas. Y así en viendo que alguna cosa de estas degenera de la debida perfección, o simetría, no le duela el cortar, añadir, o mudar lo que mas convenga. esto, una, y otra vez, hasta que satisfaga a su idea; Porque a lo ya inventado, fácil es añadir, y mejorar, procurando para ello el dictamen, y corrección de los amigos, y a veces de personas de buen juicio, aunque no sean del arte; que tal vez, aun- Caso gracioso acón- que " todas, aciertan. Acuerdóme, que teniendo ya casi teciJo a Don Fran- acabado Don Francisco Rizi un cuadro de la Asunción de cisco Rici. nuestra Señora, con muchos ángeles, que sublevaban el trono, y alguno, como que estaba detras, y solo asomaba las piernas, entró un mozo de trabajo, y encarándose a el cuadro, le pregunto Rici por pasatiempo que le parecía? Y él respondió: Yo, miu Siñor, no entiendu destu; pero no me dirá su merced cuyas son aquellas piernas "i Motivo Documento imvor- lastante para que Rizi las borrase diciendo: que no debió, tantededon Francis- haber en tina pintura brazo, ni pierna, que se pudiese co Rici. preguntar de quien era: documento que debe servir para ruiano. ruja mu- LIBRO OCTAVO. 161 muchos casos. Porque hay personas, que aunque no tengan letras, ni inteligencia del arre, tienen un cierto sindéresis, y dictamen de razón bien regulado por naturaleza, que luego se les ofrece el reparo en lo que no está muy ajustado a la crítica censura del juicio: es verdad que no todas veces aciertan; pero cuando el reparo halla apoyo en el tribunal de la razón, o la bebida es conforme a la necesidad, no se lia de atender a el barro tosco que la conduce, sino a la importancia del beneficio que sufraga. Y cuando le falte a el pintor la ingenua corrección en la pericia de los artílices, o en el recto juicio de personas de buen gusto, p(Kque no todos se atreven a decir su dictamen por no desplacerle, no le faltará, si el tiempo da lugar, la de su propia censura, dejando de ver la obra algunos dias, y después viéndola de golpe; porque entonces ya se ha desprendido algo el amor propio, y se mira como agena, como dije en otra ocasión ', y ella misma le informará la verdad, la cual se ha de corregir, o tildar luego, antes que con la frecuencia de mirarla pueda la vista desconocerla. Y finalmente, no ha de ser el pintor mezquino sino liberal, esplendido, y generoso en gastar los colores sin miedo aunque sean costosos. Ni menos le ha de doler el borrarlo después de muy bien labrado un paíío aunque sea de ultramaro, si conviene a la mayor perfección, como lo vi yo en un cuadro de Carreño de la Concepción purísima, que estando acabado el manto con muy rico ultramaro, tildó algunas cosas, que se le ofrecieron, con negro de humo, para acabarlo después con su legítimo color; por-que siempre se ha de anteponer el interés de la fama a todos los intereses mecánicos. Corrección que no le puede ejtgañar al pintor. El pintor ha de ser liberal, generoso. Exemvlo de Carrei'io en el desprecio de los colores. CAPITULO II. Infeligenc'fa. que debe tener eí pintor de la Jisonomtá Ipara sublimar la perfección de sus obras. -.jllí! JlZás §. I. t s principio constante en la filosofía natural qué la' constitución del cuerpo humano, y la figuración del semblante, son unos índices infalibles de las pasiones, e inclinaciones del hombre; pues aunque siempre tiene dominante cl imperio de la razón, no por eso carece de aquella najo w, . X t|i- I Lib. 6. cap. 3. §. 4. '"fl El semblante, y la constitución del cuerpo en el hombre, son mdices de sus pasiones. 162 MUSEO PICTÓRICO. Las pasiones inclinan, fcro no fuerzan. "1" . Timantes, ingenioso en la Jisonomía,y per' turbaciones . del seni' blaiite. tuial propensión, que inclina, ya que no violente su genio. Por eso se dice vulgarmente que virtudes vencen señales. Y mas claro lo dijo el Apóstol a, que con el entendimiento servia a la ley de Dios, y con la carne a la ley del pecado: no porque prácticamente ejecutasc lo segundo, sino porque aun estando el espíritu pronto para hacer la voluntad de Dios, como dijo Cristo Señor nuestro, la carne, esto es, la parte inferior, y sensitiva, estaba rebelde, flaca, y débil para obedecer 2. Y el mismo Apóstol dice, que en sus miembros sentia otra ley, opuesta a la ley del espíritu 3. Asi se quejaba San Jerónimo en la epístola ad Eiistochium, que teniendo ya sus miembros áridos, y consumidos con la mortificación, ayunos, y penitencias, como raices de árbol seco, todavia el estimulo de la carne coceaba contra el dominio del espíritu 4. Respecto de lo cual, no será fuera de nuestro proposito el tratar aqui de la fisonomía, sin que sus indicaciones perjudiquen, a las virtudes, que pueden contrastarlas en diferentes sujetos, para que el docto y práctico pintor sepa la que debe aplicar al héroe que describe, que sea correlativa a la acción en que le supone empleado. No siendo la menor parte;la que pertenece a las perturbaciones, y accidentes que inmutan el afecto, y color, y desííguran la constitución natural del semblante, en que fue tan peregrino aquel pintor ingenioso Timantes, que Plinio pondera que en, sus obras se leía mucho. mas de lo que la vista registraba S: como lo manifestó en aquel célebre sacrificio de líígenia, donde apuró en los circunstantes toda imagen expresiva de dobr, sublimando tanto la perfección de sus obras con este un exquisito primor, que mereció le cediese en esta parte el grande Apeles, constituyéndose panegirista de las obras de Timantes, menos estimado de lo que merecía en su patria, no siendo él en esta parte negligente, pues en el retrato de Helena parece le pintó las costumbres; y eri .otros que hacia adivinaba Apion,, grande astrólogo, los. sucesos del.ríílratado pQr, las; .expresiones de los retratos; y sin embargo se empeñó en acreditar a su contemporáneo, sublimándole en esta parte '. O cuantos Timantes hubiera, si hubiera muchos Apeles ! Pero el caso es, que presumen serlo, solo jparaj 1 emulciofl, mas no para el aplauso. .. . ..: V.. K aOlOKIfI.': íl Dis- OMOjí. q .:: ',,0 a.i 1 Mente servio legiDei, carne autem legi peccaii'- d Rom. 7. 2 Spiritusqiiidem promptusest, ca,ro autem infirma. Math. 26. ', 3 Video aliam legem in membtis nieis oppositam legi mentis iu; mea:, post. íM. 4 D. Hieren. Epist. aJ Eustoth. de virginitatis custodia. 5 PliiK iiaf. hist. lib, liveapijio. 6 Plin. ibi. LIBRO OCTAVO. 163 n §. 11. .ViWoW 'iscurrlendo pues según el Filósofo, y otros autores, sobre la materia propuesta ', y excluyendo aquellas cosas que son invisibles, como la voz,. el tacto, &c. que lo que no es visible no puedo ser figurable, haremos un breve resumen de aquellas fisonomías, y otros indicantes, que mas comunmente se ofrecen en la Pintura: en que es de advertir, que aunque esto de la fisonomía principalmente se en- Fisonomía, no ss tienda del rostro, como análogo mas principal, se entiende entiende solo de! rostambien secundariamente de todas las demás partes del cuer- ''o i'io también de po, CU)' organización depende de las interiores pasiones, ' organización del y propensiones del ánima en la parte sensitiva. cuerpo. HOMBRE FUERTE, Y ROBUSTO. El hombre fuerte ha de tener la figura del cuerpo derecha, el pelo duro, los huesos, y extremos grandes; ancho el vientre, y recogido hacia si: las espaldillas anchas, y distantes: el cuello fuerte, corto, y no muy carnoso: el pecho ancho: las caderas recogidas: el vello encrespado: los ojos hermosos, ni muy abiertos, ni muy cerrados: el color del cuerpo escualido, bruno, o triguefio: la frente aguda, recta, y no grande: las mexilias, ni carnosas, ni enxutas; y el todo del cuerpo musculoso, y anatomizado: la cual figura es buena para un Hercules, o cosa semejante. HOMBRE TÍMIDO. El hombre tímido no ha de tener el cuerpo recto, sino algo inclinado: el cabello laso, y delgado: el vientre embebido: el color pálido, algún tanto azafranado: los ojos flacos, débiles, y movibles: los extremos del cuerpo flacos: las manos largas, y delgadas: la espalda enxuta: el movimiento tardo, y perezoso, agoviado, y espantadizo. HOMBRE INGENIOSO, Y PRUDENTE. El hombre ingenioso ha de tener el color entre blanco, y roxo: la frente espaciosa, y con entradas: los ojos hermosos, y húmedos: la vista aguda: el pelo, ni sutil, ni grueso: las carnes suaves, no musculosas, ni gruesas; y hátotn. II. X 2 cia I rist. ¡ib, de Pbisiognom. Juan Baptista Porta de Phisiognom. Fisonomía del hombre fuerte, robusto. Hombre tímido. Hombre ingenioso. Hombre insensato. 3V -£64 MU s E o p a c T O R re o. cía el cuello, y espaldas magras; manos, y pies pequeños, y estatura proporcionada. ,. . HOMBRE INSENSATO, Y SIMPLB, ;bxo Y . .'jqoíq El hombre insensato ha de tener el rostro carnoso, y larcfO: la frente grande, y circular: los ojos azafranados: las mandibubs, o quixadas, grandes, y carnosas: el cuello grueso: los hombros relevados; lomos, niuslós, y róétílí carnosas: las piernas largas, y hacia loS tobillos girüésa's-, y redondas: el movimiento, figura, y costumbres seránsegun la semejanza que tuviere a algún animal, como el mas simple de los de carga, según lo describe Juan Bautista 'Porta en su fisonomía. íun: i- a- qc -'. { ." w HOMBRE SIN VERGUENZW. Hombre sin ver- .güenza. El hombre inverecundo, o sin vergüenza, ha de tener el rostro redondo: la nariz aguileiía', los ojos muy abiertos, y refulgentes: los parpados sanguinéos, y gruesos: la frente muy descubierta, y mas ancha de arriba, que por las sienes: y el pelo ralo, y corto: los músculos de las paletillas y lomos muy relevados: el pecho levantado: la postura encorvada: el color sanguino, y roxo: el movimiento acelerado- HOMBRE MODESTO. Hombre modesto. El hombre modesto ha de tener el semblante grato, y bien proporcionado: los ojos alegres, pero no relumbrantes, negros, y no muy abiertos, ni cerrados, y tardos en parpadear: grave en el movimiento, y tardo en las palabras: el cuerpo recto sira afectación: el pelo entre crespo, y laso, y los extremos proporcionados: el color claro, y moderadamente roxo. HOMBRE AN IMO SO. Hombre animoso. Hombre cobarde. El hombre animoso ha de tener el rostro casi cuadrado, la frente grande, y carnosa, y hacia los ojos mas enxuta, y algo soñoliento: ni remiso, ni agudo en la vista: en el movimiento será tardo, y algo inclinada la postura: mas enxuto que grueso, y no muy alto. HOMBRE COBARDE. El hombre cobarde ha de tener el rOitro arrugado, los ojos enxutos, y hundidos: femenil, y pávido el aspecto: la fi- LIBRO OCTAVO. ;i6j figura humillada, y remiso en el movimiento: las piernas delgadas,. y las rodillas ertxutas, y encogidas: magro, seco, y descolorido, y el cabello laso, y claro: el cuello delgado, y largo. no AlB RE A VA R (¡) tcolLv ¿onzu ZXWí.i Íl4 Hombre avaro. Homhre iracundo. A.,. El avaro ha de tener el senjblante remiso, o' cuitado: el color trigueño obscuro: el rostro rugoso, y quasi raido: no carnoso, sino magro, y seco: los cabellos rectos, y negros. HOMBRE IRACUNDO. o &;!( El iracundo ha de tener íel cuerpo recto, y algo sacado de vientre: el pelo crespo, los ojos centelleantes, redondos, y sarfuinos: el color roxo, la frente rugosa: las espaldas anchas, y grandes: ios extremos crecidos, y fuertes, y muy velloso. HOMBRE MANSUETO. El hombre mansueto, y apacible, ha de tener el sem- Hombre mansueto, blante grato, y venusto: la estatura bien proporcionada, y ? faa'bk. fuerte: carnoso, y el tacto húmedo: la ligura algo inclinada: el pelo hondeado, y algo crespo: el movimiento tardo, y grave. HOMBRE PUSILÁNIME. El hombre pusilánime ha de tener el rostro diminuto: Hombre fusilani' los ojos pequeños, el aspecto tímido: el cuerpo magro, y es- me. cualido: los miembros, y artejos delgados, y femeniles. HOMBRE INJURIOSO. El hombre injurioso ha de tener el rostro desapacible, los ojos hundidos, la boca grande, y el labio superior relevado, algo givoso, la nariz roma, y el pelo roxo. HOMBRE PIADOSO. El hombre piadoso ha de tener el semblante alegre, el color blanco, y puro: los ojos carnosos, y húmedos: la nariz bien sacada, derecha, y no aguileña: buena proporción corporal: son también de buenas costumbres, ingeniosos, y astutos, sabios, modestos, y tímidos. Y todo lo contrario tiene el impío. EL Hombre injurioso. Hombre padoso. i66 M USE O Pie T O R a C O. i Mr SiWl ,S:LhffOMBRE LUJURIOSO. Hombre luxurioso . El luxurioso ha de tener el color blanco', y roi ¿1 cuerpo velloso, los cabellos rectos, gruesos, y negros, las sienes vellosas ios ojos carnosos, gruesos-Vy' relumbrantes. A iv.fe wlwc't-L robí.iiuo b,03¡m3i ' 'í'elSbl-.a-.i úi lÁ P Hoynhre ayrado. Hombre rabioso, y desesperado. Risa, y llanto, en qué convienen, y se dijercncian. W'.í- .'.'- "'' -iv.y: '.,i Diferentes causas del llanto diferencian el afecto, y las acciones. or ests líiiismas indicaciones podrá el discreto, y3ecudito pintor expresar también las perturbaciones del ánimo en aquellos accidentes que inríautan súbitamente el semblante; porque diferente cosa es ser habitual, o naturalmente iracundo; o estar- actualmebto.ayrado, con el semblante descolorido, y pávido; los .ojos desencajados, y el aspecto inminente, y furibundo. El rabioso, y dcseáerado, el colori.encendido:. la boca en extremo abierta: los ojos encarnizados, y tan abiertos, que la pupila,. o niñeta, se vea entera, y circundada del blanco del ojo encarnizado: las cejas estiradas, y arrugada la frente: las narices abiertas, y la garganta hinchada. X-á risa, y el llanto se parecen mucho en la boca, y en las mexillas, y también en el cerrar los ojos; y solo se diferencian en las cejas, que en el llanta se constriiíen, y juntan hacia el entrecejo, levantando los ángulos de su nacimiento, pero en la risa se dilatan. También los rincones de la boca, aunque en uno y otro efecto se retiran, en el llanto se abren algo los extremos, inclinando hacia abajo, y en la risa no j sino hacen unos senos hundidos hacia arriba, y de ellos procede una ruguilla hacia abajo, a que acompaña un hoyuelo en la mexilla. También se ha de advertir, que en el llanto las narices se ponen encendidas de color, y asimismo los parpados de los ojos; y también en estando el llanto mas sereno, se levanta, y se hincha el labio alto. Bien que las causas del llanto suelen alterar, o moderar estos indicantes; porque alguno llora con ira; otro con temor; otro por alegria, y ternura; otro por dolor, y tormento; otro por compasión. Y así a estas expresiones han de acompañar las acciones del cuerpo, y las manos: ya levantándolas al cielo, pidiendo justicia: ya mesándose los cabellos con la iracundia: ya encogiendo los hombros, cruzando las manos, y bajando hacia el pecho la cabeza con el dolor, o tormento: ya retirándose el cuerpo, y abriendo las manos, como temblando de pavor. Y así la discreción de artífice hará elección de aquellos ademanes, y acciones mas expresivas que puedan coadyuvar a el efecto lloroso, seguí? la LIBRO octavo: f67 Ja causa que le motiva, como discretamente lo dice Leonardo de N'iuci () en su tratado de la Pintura. La admiración es un efecto que tiene gran variedad en sus expresiones, pues a veces arquea las cejas, abriendo mucho los ojos, y la boca algún tanto: otras veces cierra la boca, hundiendo los labios, y arrugando la frente, y tal vez tomándose las barbas, si las tiene crecidas: otras liaxa las cejas junto u los ojos, y estos medio abiertos, atendiendo a el acto que le admira, ayudándose de las manos, extendiéndolas, y dilatando los dedos. La tristeza tiene mucho de lo que dijimos del llanto; pero sin el puede estar en acto pensativo sentada la Hgura, la mano en la mexilla, puesto el brazo de codo, o sobre algún pedestal, o sobre el muslo, y la cabeza inclinada hacia el pecho, los ojos bajos, y levantado el entrecejo. La alegría es toda a el contrario, los ojos bien abiertos, las cejas dilatadas, la boca abierta, y risueiía, y las manos extendidas en alto. El espanto tiene muchas partes de la admiración, pero no obstante se distingue en lo robado del color, y el encogimiento, mostrando timidez, que siempre la trae consigo; y lo mismo es el pavor, y estupor, que todos son sinonomos. a este modo puede ir discurriendo el discreto pintor las expresiones de afectos mas concernientes a el argumento, o asunto de la obra que pretende delinear: que esta es la parte mas peregrina que puede tener el artíhce para hacerse superior aun a el arte mismo, como lo pondera Plinio, hablando del ingenioso Timantes ', como poco ha notamos, pues dice que en sus pinturas se entendia mucho mas de lo que se miraba; de suerte, que con ser en el arte eminente, en el ingenio era superior a el arte '.Y así esto le sublimó de suerte, que le hizo superior a todos. Tanto como esto importa la retórica expresión de los afectos. Admiración con varias exrtsiones. Expresión de la tristeza. Expresión de la alegría. El espanto, pavor, ó estupor. Timantes, ingenioso en la expresión de los afectos. CAPITULO III. De la perspectiva práctica. §. I. abiendo escrito 'en el tomo antecedente la teórica de la El que -éitiendiere Perspectiva, es conseqüente poner aquí la, práctica para bien la teórica se hará se- 'w"" ¡a práctica. () Leoiiard. de Jinci trat. de la Pintura. I In ómnibus ejusnpetibus intelligitur plus semper quam pingi-' tur. Et cum ars summa sit, ingenium tanien ultra, artem est. Pitnio notiípslor. itb. iiCap. lo. , .. Tom. I. lib. 3. cap. 2. I; i68 MUSEO PICTÓRICO. La teórica enseña la razón de ciencia de lo que se obra. Practica sin teórica, cuerpo sin alma; teórica sin práctica, alma sin cuerpo. Sentencia de Federico Zúcaro en su idea de la Pintura. seguir en todo el método que llevamos. Bien que a mi corto juicio parecia excusado; porque quien hubiere entendido bien los fundamentos de la teórica se hallará dueño para la expresión de la práctica: pues allí los dejamos ya reducidos a el acto externo, y práctico. Pero hay algunos genios tan materiales, mejor dijera mecánicos, que hablarles en la teórica es lo mismo que hablarles en arábigo. Siendo así que es lo que mas necesitan todos, pues de la práctica, el que menos, sabe algo; pero de la teórica muy raro: y aun pudiera decir que ninguno '. No seré yo cl primero que lo ha dicho. Y así juzgan algunos tiempo perdido el que se gasta en el estudio de la teórica: cuando los hombres mas doctos de esta facultad, como Leonardo de Vinci, Federico Zúcaro, Pablo Lomazo, y otros que han escrito de la Pintura, es esto lo primero que aconsejan; porque de esta suerte el pintor se hace scientííico, y capaz para dar la razón fundamental de lo que obra, y para resolver cualquiera duda que se ofrezca, o diticultad que ocurra en la ejecución de sus obras, y mas en bóvedas, ángulos, y otras superficies irregulares. Pues de otra suerte caira en innumerables errores, como los he visto yo aun en artífices de mucha clase, por no saber mas de lo que han visto ejecutar. También digo, que así como la práctica sin teórica es un cuerpo sin alma, la teórica sin práctica es un alma sin cuerpo; por lo cual dice el Zúcaro en su Idea: ¡jiie así como no es digno de alabanza el medico, que solo sabe la teórica de su facultad, y le falta la práctica para saber aplicar los medicamentos convenientes d las enfermedades: así en nuestra profesión, no será jamas perfecto pintor el que no sabe reducir a el acto práctico las reglas y preceptos que dispensa la teórica, antes bien será indigno de tal nombre . Y así es menester juntar uno y otro, para que de las dos entidades o hábitos resulte un compuesto substancial perfecto. Zo primero que ha de advertir el pintor antes de emprender un qiiadro. E. §. II. sto supuesto, lo primero que ha de advertir el pintor antes de emprender el cuadro, o superficie que hubiere de pintar, es hacer elección del punto principal, que es el de la vista, y a donde deben concurrir todas las líneas de la profundidad, que son las que muestran el fondo de la pers- pec- I Pictorum vulgus prothotypon sipe íxpiús exprimendo, nullaní pictorii artis, quam óptica suggeritscieatiatn,adquirit. Joonn. de la Foille Soclet. Jes. tract. de centro fira%'itatu in prcsm. 2 Federico Zúcaro, neU'idea de pittori cap. 8. LIBRO OCTAVO. 169 pcctiva, y li degradación de las cantidades, según sus distancias, para saber de este modo en qué plano mas, o menos degradado ha de plantar su historia, observando para esta las reglas que debamos sentadas en el libro antecedente del inventor, para graduar sus proporciones, según el termino en que se considera en el pavimento. Pero en orden a los cuerpos regulares, y rectilíneos, como son los de arquitectura, y pavimentos superior, ¿ inferior, comenzaremos por lo mas fácil, y comprchensible, y que mas freqüentemente se ofrece, que es formar una so- Alodo de poner una leria. Para esto, supongamos que se hizo elección del punto solería en perspectiva. de la vista en A, lam. 9. y que por él se tira una línea in- Lam. q. deHnita C, A, B, que llamamos horizontal, paralela a la línea del plano, que es la inferior del cuadro, como D, E; y la horizontal será C, A, B. Hecha pues esta diligencia, quiero yo hacer una solería en el pavimento F, G, ligura 1. de losas, como de un pie en cuadrado, y con una faxa al rededor, porque sin faxa ya los hicimos en el tomo de la teórica, lib. 3. cap. 2. lam. 2. YG. 2. íigiira. 1 1, para lo cual tomo primeramente en la línea del plano D, G, la dimensión G, H, y esta misma la voy continuando por toda la dicha línea; y después tomo en la primera dimensión la parte a, G, que es la que ha de servir de faxa, y esta misma porción se ha de ir destacando de cada una de las dimensiones antecedentes, como se ve en dicha lamina 9. figura 2. y después de todos los puntos señalados se han de arar líneas rectas concurrentes al punto de la vista A. Hecho esto, se ha de hacer elección del punto de la Elección del punto distancia, en tal modo y proporción colocado en la hori- " f distancia y sus zontal, que puesto un pie del compás en A, y alargado el ' otro hasta el punto de la distancia, describiendo con este intervalo un círculo desde A, como centro, incluya dentro de su área toda la superficie de dicha solería. Bien que aquí se ha puesto en B, aunque no tiene esta circunstancia para toda la obra, por no dejarlo fuera, y para hacer mas com- prehensible la operación; y aunque basta este, se puede po- Q" basta wi solo ner otro hacia C, p-ro en la misma distancia del punto A, funto de la distancia, '1 í, t- cu 1 y P'' i' sirven. que esta el punto U; y el mismo erecto hace el uno que ei '' - ' otro de recibir en sí la concurrencia de las diagonales de los cuadrados para terminar por este medio su justa degradación. Eito así ejecutado, y tiradas ya, como se dijo, las con- Lineas diagonales, currentes principales al punto principal de la vista, se tirará concurrentes secun- una de las diagonales a uno de los puntos de la distancia, '¡¡''ljjn'"" ' ó a los dos, como desde el punto J, hasta B a u desde H, ' Tom. 11. Y a 1 70 MUSEO PICTÓRICO. á otra tanta distancia hacia C, las cuales líneas se verá que van cortando las concurrentes principales hasta fenecer en el pavimento, como la de H, en F; y por cada una de las secciones, o cortaduras que forman, se van tirando líneas paralelas a la del plano succcsivamente, y de este modo se halla formada la dicha solería de losas cuadradas con su faxa al rededor. Modos diferentes de variar la solería de un pavimento, segiin la presente demonstra cion. JL t §. III. uedese variar esta solería de muchas maneras sin mudar su planta principal. Sea la primera, dividiendo en cuatro triángulos cada losa por sus dos diagonales, como se ve en la losa 4. y continuándolo así en todas las demás, encaminando estas líneas a los dos puntos de la distancia, como la de 4. 7. al punto B, y la otra al que se supone hacia C. Y se advierte, que estos cuatro triángulos, para que se distingan, se han de hacer de diferentes colores, como los dos opuestos inferior, y superior de uno, y los dos de los lados de otro. Y también se puede hacer una losa, dividida en la forma dicha, y otra entera, alternando así en toda la solería, como lo muestran las losas 4. 8. 9. 10. 3. 5, y hará una composición muy artificiosa. También se puede variar este pavimento, haciendo en cada losa un cuadrado inverso, tocajido sus ángulos en los lados de la dicha losa, como lo muestra la 2. y este mismo se puede dividir en triángulos por sus diagonales, variandolos también de color; y asimismo los residuos del cjuadrado circunscripto de la losa: lo cual se puede continuar en todas las demás losas, o se pueden alterar, como en la práctica antecedente. Puédese también variar, haciendo, o inscribiendo dentro del cuadrado de cada losa un octágono, u ochavo, como lo muestra la losa a . donde los lados de los ángulos van a los puntos de la distancia, por haber de ser paralelos a sus diagonales; y este se puede variar de tinta, y también se puede dividir en cuatro porciones, como en él se demuestra, diferenciando de tinta en cada una de las dos opuestas: y esto mismo se puede continuar en todas las losas, 6 alternarlas, como las antecedentes, y también se puede hacer un círculo, robando los ángulos, y que solo toque sus lados. Puédese también hacer dicha solería toda vistas las losas por el ángulo, concurriendo cada dos lados a los puntos de la distancia, como lo muestra la losa 2 . También se puede hacer de cada dos losas una, e irlas alternando a manera de sillería, cayendo la junta de las siguientes en el me- LIBRO OCTAVO. 71 medio de la antecedente; y asimismo los cuadradillos de U$ faxas en los ángulos de las lojas se pueden variar, como lo muestran el de la J, y el de la Q, &c. y así con la discreción del artílíce se pueden con esta sola hacer diferentes solerías de mucho capricho. Y se ha de entender, que lo mismo que se dice de las solerías, y pavimentos inferiores, se practica también en los techos, 6 pavimentos superiores, como lo demuestra la figura 5. lámina. 13. Todo esto será mas comprehensible, habiendo entendido los fundamentos radicales que pusimos en la teórica, sin los cuales lo juzgo diHcuItoso; y así conviene estar bien en ellos, pues para eso se pusieron allí, respecto de lo cual es ex'cusado repetirlos aquí, como también el modo de poner cualquiera planta en perspectiva por medio de la demostración del triángulo áureo, que allí dijimos lib. 3. cap. 2. prop. 19. y se ve practicada en la prop. 20. y en la 21. las cuales, mas que todas, importa muchísimo al perspectivo tenerlas muy presentes; y así le ruego lo procure para hallarse dueiío de cuanto se le pueda ofrecer de esta calidad, hasta poner un circulo en perspectiva, pues el exágono que está inscripto en la figura 15. lámina 2, en dicho tomo, nos da regla para su degradación, robándole los ángulos; ademas que se puede hacer la figura geométrica A de cuantos lados, y ángulos iguales se quisiere: y hallados sus puntos por la misma demonstracion, se puede ir de punto a punto gobernando a pulso la linea circular, y quedará exactamente reducido el circulo en perspectiva j y lo mismo se puede hacer para un óvalo. Es S. IV. El triangulo áureo, importa7itísimo para la reducción de ¿jualqiiiera planta del plano geométrico al persfecti'vo. Modo de poner un círculo, o un óvalo en pcrspecti-va. sto supuesto, reducida ya cualquiera planta en perspec- Observaciones jfara tiva por las dichas reglas del tomo antecedente, se irán le- levantar un edificio soyantando sus perpendiculares, ya de columnas, va de basas, ' '" -" "" pilastras, d pedestales sobre los ángulos de su planta, eri- y Í"''F''giendo primero los cuerpos que están delante, como en la figura K, L, M, B, lámina 9. del presente libro, para que Lam. _g. se vea lo que ocultan de los otros cuerpos que se le siguen, como si se viera puesta en perspectiva la planta sola del orden de columnas jónicas del alzado K, L, y las de pilastras, y columnas del lado M, B, y sobre aquellos cuadrados de su planta se fuesen levantando las basas, columnas, y pilastras del cuerpo de arquitectura K, L, M, B, donde las primeras de la fachada, especialmente K, L, ocultan gran parte de las siguientes; y ademas de esto, sirven de regla para la magnitud de las demás, hallada su degradación por Tpfy. ir. Y 3 las 172 MUSEO PICTÓRICO. las líneas que se imaginan concurrentes al punto de la vista A, por los capiteles, arcos, basas, cornisa, y demás miembros, que se continúan por lo restante del edificio N, O, P, C, A. , ,,, También es menester advertir que la línea del plano no La linea del plano . a 'i a a; a ., siempre es la ultima en que termina ia superhcie del quano siempre es laiUtim.i r a . r t -t' de la sufcrfcie en la dro que se pinta por la parte inferior, como D, Ü, sino parte inferior. también, si hay gradas en aquella donde comienza el pa- vimento, o área, en que ha de plantar el edificio, o ha de comenzar la solería, como en la presente lámina 9. la linea R, S, de la segunda grada, y allí se comenzarán a hacer los compartimientos, o bien para solería, d bien para la planta de las columnas, y pilastras. También es de advertir, que tal vez se ofrece en alguna historia poner solamente dos o tres columnas en un pavimento para ornato de ella, y para dar a entender que el caso histórico que se expresa fue en algún templo, palacio, d casa principal, y no en el campo. Y para esto, hecha elección de la primera columna, como sobre el cuadrado i. de la solería F, G, quiero poner otra en la misma línea, y seis pies mas adentro: para lo cual tiro al punto de la vista la línea H, 7. indefinita; y supongo, que el dicho cuadrado a . tiene dos pies de diámetro, y así tomo los seis pies desde H, hasta J, y de allí tiro la línea diagonal al punto de ia distancia B, y cortará la H, 7. en 7.a seis pies de distancia del cuadrado i. vuelvo a tomar desde J, hasta D, los dos pies que debe tener de diámetro la planta de dicha coluna, que serán en el punto V j y desde allí tirando la diagonal al punto de la distancia B, me dará el cuadrado 7. en la degradación que le toca, según la distancia en que se supone. Quiero poner otra columna, que esté apartada otros seis pies a un lado del cuadrado 7: alargo sus dos paralelas hacia 10. indefinitamente, y tiro las líneas J, V, en dos pies de latitud al punto de la vista, y me darán el cuadrado a o. cortando las dichas paralelas, el cual servirá para la planta de otra columna seis pies a un lado de la 7, por estar en la línea del plano en otros tantos distante del cuadrado I . en cuya dirección está el 7. y de esta suerte se puede Perspectiva aue '" " semejantes casos el hacer planta geométrica, y se iñude ejecutar sin reducirla a perspectiva con las reglas, que prescribimos, cort hacer planta gsomé- las cuales concuerda la presente práctica para cosas leves: irica. pues lo mismo puede suceder para otras cosas artificiales, que se hayan de colocar en cierta determinada distancia, como alguna silla, bufete, &:c. y para su altura usar de la regla que pusimos en dicho libro 3. prop. 21. de la teórica. ,;£: Pue- LIBRO OCTAVO. 7Z R §. V. uedcse también ofrecer delinear en un costado, como en B, M, en la presente lamina 9. alguna distribución de 1 labores, y compartimientos diferentes, como si fuse una gran librería, o vidriera en perspectiva, o cosa semejante y aunque para esto, tiradas las líneas de la profundidad al punto de la vista, se puede hallar su degradación en la lí- ' nea de su planta por medio de la práctica antecedente, tomando sus divisiones en la línea ciel plano, y tirando sus diagonales al punto de la distancia; y donde estas cortaren dicha línea de la planta, levantar sus perpendiculares, que darán la degradación de dichas divisiones: sin embargo, por excusar esc embarazo, y porque tal vez puede no haber sirio donde quepan todas las divisiones en la línea del plano, j me ha parecido para facilitarlo poner aquí una práctica nueva, y curiosa, que es invertir la línea horizontal, tirándola perpendicular a la C, B, en el punto A, y colocando en ella I el punto B, en la misma distancia del centro A, que está en la C, B; y tiradas sus líneas concurrentes a el punto de la vista A, tirar luego su diagonal a el punto de la disrancia que estuviere en la parte superior, y por las secciones que causare en las concurrentes principales, ir tirando sus paralelas a la primera del costado, que en esta práctica se puede también llamar línea del plano inversa, y se hallará exactamente formada en perspectiva la dicha librería, lí otra cualquiera superticie de diferentes labores, obrando en todo con las mismas reglas de la perspectiva común con la horizontal paralela a el plano inferior. Como si el lado M, B, se volviese hacia abajo, haciendo verdaderamente línea del plano la M, B, según la practica común. Esto mismo se puede hacer sr.ocurricsí aflguna otra superticie que fuese paralela a la diagonal del cuadrado de la superficie, 6 paralelogramo, como si fuese odlavado; pues' á cada ochava se le puede aplicar su horizontal paralela a su línea del plano, aunque transversa, pasando siempre por el punto de la vista, que está ya elegido para el todo de la perspectiva principal, y observándole siempre como tal, pa-' ra que juegue 'toda la obra sin "dft'fVijancia, porque de otro modo degenerara;' y lo mismo se há de observar en la dis-' rancia del punto, ó' pinitos que k' demuestran,'á donde concurren las diagonales. Y últimamente, si ocurriese algún cuerpo fuera de línea, tí de plano, aun se le puede aplicar horizonte', y puntó particular de la vista ', y- de la distancia, sin arreglarse a el pun- L.M. 9. FIG. I. Kegla nueva,' curiosa de irsjxíti'va. Línea horizontal inversa. Linea dil flano inversa. Otro modo de practicar la presente re- gli con la '¡orizo7ital, y linea plana transversas. J-íorizonte particular en las figuras fuera delinea,y de plano. 174 MUSEO PICTÓRICO. punto de la vista, elegido para la perspectiva comiin de la obra, como dijimos en la teórica, iib. 3. cap. 2. prop. 21. en la aplicación, pero observando la misma distancia en su horizonte particular. Y asimismo se le aplicaiá su linea del plano paralela a su horizontal 5 y en lo dtmas se piocedtrá según las reglas generales. X §. VI. ambien es conveniente que el pintor considere tal vez Conviem tal vez por planta geométricamente el cdiHcio que hubiere de poner hacer examen de la en perspectiva, colocando también por planta ei punto de persjiectiva for j)lan- . ysiz en la distancia que se debe considerar, y en la par- ta ¿eomcttiía. j 1 (-onvenga, como en medio, o a un lado mas ¿xameu por pUin-, jij- u jjjj , ' -S o menos remoto del medio, para observar de donde se des- ta para colocar el pan-, , 1 , 1 to de la vista. cubre mas aquella parre, o aquel costado que le conviene manifestar para la mejor expresión de su intento. Como en T j la fig. 3. lám. 9. la planta X, Y, mirada desde el punto T, que viene a corresponder a el medio del lado, o fachada X, Z, encubre demasiadamente uno y otro lado, de los interiores, como se ve en el ¿z, ¿, cuya longitud está reducida en la línea de la sección X, Z, a el breve espacio a, e, y lo mismo haria en el otro costado. Pero si la vista se considera en el punto V, que está apartado del medio, descubrirá mucho mas de dicho costado, como ello mismo lo manifiesta, y se conoce en el mayor espacio que ocupa en la dicha sección, como a, c; pero dejando totalmente encubierto el otro costado", h, como lo demuestra el radio V,, que pasando por el ángulo J', de dicha planta, camina recto hasta, sin tocar en otra parte alguna de dicho costado, con que no se verá. Si el asunto prin- Esto se enriende tal vez cuando el asunto principal de eipal es la perspecti- la obra es wna historia, y que solo se mira como accesorio va, Siempre se debe ¿Ha algun pedazo de ediiicio puesto en perspectiva: que I.acer la p anta. j asunto principal es ia misma perspectiva, es indispen- sable el hacer su planta geométrica, y reducirla a su justa degradación por las reglas que prescribimos, y de ella levantar su alzado, según la calidad de la fábrica, y el orden de arquitectura que se elige. Y todo esto hecho en un patrón grande de papel, a proporción del cuadro, y curiosamente pasado de tinta, picarlo, y estarcirlo en él, e irlo metiendo Cómo se ha de po- de color curiosa, y limpiamente aquellas plazas mas genener en practica dicho rales, dejando el deHnir los miembros particulares para el asunto de perspectiva, tiempo de acabar. Lo cual se hace, en estando seco el bos- quexo, untando aquel trozp que se quiere acabar con aceyte de nueces, u de linaza y un poco de aguarrás muy tira- LIBRO OCTAVO. "15 rado: y después las líneas concurrentes, ya de claro, u ya Práctica para ti- ác obscuro, se van reconociendo, y aliñando, poniendo un rar las limas concurhilo fuerte y terso enganchado con un aliiler en el punto rentes siendo a el óleo. principal, y trayendoic hacia todas las partes que convenga, bien tirante, se van determinando todos los miembros particulares de las molduras concurrentes a dicho punto; y Ls que son planas, tirarlas con regla de mano que tenga rebajo hacia la parte del cuadro, porque no hagan rebaba las líneas. Todo esto se entiende siendo a el óleo, que siendo al temple, y al fresco, ya se ha dicho su manipulación. Y j asi pasaremos a otra observación de perspectiva muy pe- I regriiía, ¿ importante. s §. VII. Lam. a o. Absurdo notable uccde pues muchas veces poner en primer término una columna con su pedestal para recoger una cortina, y dar con Cato ocasión a organizar un buen concepto de historia con la contraposición. Y como esto, por ser cosa ligera, se suele apuntar en períil, 6 montea llana, como en la tíg. 5. la'm. 10. el pedestal a, b, c, d, en todo lo que son líneas muertas, o punteadas. Y luego reduciéndolo a perspectiva, como hacia el punto G, se suelen cometer grandes absurdos, por no haberse levantado desde su planta, ni haberse que se suele cometer en hecho cargo de lo que los vuelos de las molduras salen lfcrspectiva. fuera hacia el ángulo externo, como se ve en ¿, y ¿, ni lo que se recogen hacia el ángulo interno, como en a, y c, hasta p,Ylf y también que la columna e, f, se queda fuera del centro de su planta h,, y sin aquella proporción respectiva a el aumento que el pedestal recibe descubriéndosele el costado íí, c, aunque degradado: como también lo que descubre de los paflones de los vuelos de las molduras, ya en la parte superior de los que están inferiores al punto de la vista, que se imagina hacia G, y se hallará en el común concurso de las líneas concurrentes a,j C, c, ya de los inferiores en las que están superiores a dicho punto, como en a, b. Y así, para obviar estos inconvenientes, es menester Modo de obviar esbuscarle la planta de su cuadrado áel neto -del pedestal, te inconveniente. tirando al punto de la vista la línea m,o, y a 'el de la distancia la;, j-, y tirando también otra desde el ángulo w, á dicho punto de la vista, dará su cuadrado donde cortare á la diagonal m, s. Hecho esto, se alargará la A:, c, hasta que corte la diagonal w,, en el punto p'ij lo que hay desde c, hasta , será el aumento que tiene en su planta el qua- 176 MUSEO PICTÓRICO. Aununto que se debe dar d el diámetro de la columna. En la perspectiva mas se contempla día "vista que a la realidad. Lam. 9. Modo de hallar el punto con que está formada una perspectiva. cuadrado de la moldura baja del pedestal mas fuera que el cuadrado del neto m, n, o, s. a este respecto, haciendo lo mismo en la moldura, o capitel de la parte superior, se hallará justamente el aumento de los vuelos en los ángulos externos, y en los internos el retraimiento que forman, recogiéndose respectivamente, como se nota en los ángulos a, Y p- Y por lo que toca a la columna, es menester buscar el centro, o cateto de su planta, como se ve en el centro, desde donde sube la perpendicular, h, que habiendo de considerarse centro de la columna, es preciso transferir su diámetro 2L q, r, igual a e,f, pero por quedar tan diminuta, respecto de la extensión que ha adquirido el pedestal, es también preciso respectivamente darle el aumento r, t, pues conteniéndose su planta dentro del cuadrado o, n; todas las veces que a este se le sigue el aumento del lado o, in, quedará la coLma sumamente diminuta, y contra las leyes de la buena simetría, y proporción con su pedestal; bien que geométricamente no se debe hacer, pues su diámetro siempre es el mismo de donde quiera que se mire; pero en estas cosas de la perspectiva se debe contemplar a la vista mas que a la realidad. Solo resta una cosa muy fácil, que algunos la ponderan mucho, y es: Dada tina perspectiva, hallar el punto d la vista, y el de la distancia, con que está formada; y es, alargando dos de las líneas concurrentes, como H, A, G, A, lamina 9. figura 2, y en su común concurso, que será en A, allí es el punto principal de la vista; y tirando por él la línea horizontal, paralela al plano, y después una de las diagonales, como J, 7. vendrá a cortar la dicha horizontal en el punto B, en el cual será el punto de la distantancia, con que dicha perspectiva está formada. ií í a CAPITULO IV. JEn que se trata de la perspectiva de los techos. Diferencia que in' tervic-ne entre la perspectiva común, y la de los techos, u bóvedas. L §. I. a perspectiva de techos, que el italiano llama di softo in su, no tiene mas diferencia de la que hasta aquí hemos tratado, que el que todas las líneas, superricies, y cuerpos, que en la común son concurrentes al punto principal de la vista, en esta de techos se ven reales, y sin concurso alguno: y asimismo todas las líneas, y superficies que en la común perspectiva se ven reales, y sin con- cur- .r L BllQ o GiT A V O.; i, '77 curso alguno, en la j(k .techos;,4pi,ppncurrtíntes al punto de la vibta., . i;, Con esta generalidad se hará, inteligible la .diferencia que interviene entre la perspectiva comun, y, la de.techps; pues aunque en la realidad, las reglas son unas misjnas la dife,rente positura de la sección las distingue: porqwe ¿p la común, la superficie de la .sección;está perpendicular al ho-r rizonte, y paralela a nuestra vista ¿pero en .1 dei. techos,[© bóvedas está paralela al horizonte, y¡ superior -a nijcstra visr ti; y esta es la causa de invertirse eli orden de; la concurr rencia de las líneas, superficies,.y¡, cuerpos. Y así en la figura 3. lánijna 10. se ye ¡entera, yíeajja planta V, i-, c, d de la columna f. Como también los ángulos de; J cQrnisa.j y demás miembros, todos se ven á'-cuadra, y sii; desfiguración alguna de sus ángulos recfof¡;,salvo en elj arranque de las bóvedas, y cúpulas, que es preciso usar de una,, y otr perspectiva, degradando también las plantas, y paflones, pci ser allí la superficie mixta, pues participa de .lai perpeí? dicular,y de la superior a la vistaj y. así viíaaa.á ser ram bien mixta su perspectiva. Pero las lineas de; lo .pedestales, pilastras, columnas, y demás miembros que i7¡ua.érran subir hacia arriba, puesta esta misma superficie del ppel, superior á la vista, y esta hacia "donde concurren los; r.j;d;ios:i- 2. 3. 4. que están en la parte superior de la lámin e el puntO Q,y son dimanados de los cuerpos de la -figura 3, todas concurren al punto, de la vista, que se imagina en el cor mun concurso de dichos radios en la parte superior de la lámina. Con que desde su planta se. han de, ií,, tirando al punto de la vista todvis las líneas erectas de su alzado, qubr dando las paralelas a la planta en su ser físico, y real de su formación; salvo la diminución que adquieren en,virtud d.e la distancia en que se suponen, como se ve en la cornisa 4, g y de dicha figura 3. respecto de la grandeza que. muestra su planta en el pedestal a, h, c, d, cnh línea, í?, c. La diferente positura de la sección distingue de la común la fsrspecti'va de techos. Lam. lO. Perspectiva mixta. así, formada su planta, como a, b, c, d, Jjgura. lámina a o, supongo, se quiere levantar de su planta m, n, el neto del pedestal K, n, para lo cual, de los ángulos de su planta m, fi, tirense las líneas K, m, r, w., concurrentes al punto principal de la vista, que como diximo§, se imagina en el común concurso de los radios i. 2, 3. 4. que están en la parte superior de la lámina, y le llamaremos el punto Q, como allí está notado; y para darle la justa terminación de su altura, se puede hacer de dos maneras: la Tom. II. Z una Lam. 10. Práctica para la. erección de la pers' pectiva de techos, o bóvedas. tyS MUSEDPICTORICO. una es tirando la línea del plano por la de sii planta w, hasta m, t,y suponiendo que su altura física, y real. n -io.tt';'"t- í'i Práctica para la degradación de las molduras en la perspectiva de teehos. Modo de hallar el punto principal, y el de la distancia en la presente Jigura. sea como desde m, hasta a; o restando su basa, desde o, hasta j,- se tirará la línea,,, al punto de la distancia, que se considera en la horizontal, que debe correr por el punto Q, paralela a la línea del plano, m, n: Ib cual exécutado, se verá que la línea, A,, corta la m,K, en el punto K, por el cual se tirará la recta K, r, paralela a la línea del plano s, p.,y cortará a la, r, en el punto r, y quedará terminada la altura del pedestal m, n, Ky r, en su justa degradación, tirando después la línea K, a i escuadra con la iC, r; con lo cual queda el sólido del neto puesto en perspectiva.'"'' '' ' - Y para hallar las molduras de su capitel, tirada una línea desde el ángulo o de su planta, y terminadas en el punto tí se tira la recta, x, que corta la x,, que procede del ángulo, de su planta, en el punto x: y luego tirando las otras dos líneas colaterales de su cuadrado, se talla exactamente formado el pedestal con las molduras de su capitel;, porque las de su basa se ocultan con el vuelo de la planta de la cornisa a, c, o,p; y de esta forma se pueden ir continuando los demás miembros, deduciendo desde su planta las líneas concurrentes al punto principal, y 'buscándole desde la línea de su plano la justa degradación con la concurrente al punto de la distancia, como lo hicimos en el pedestal. Todo lo cual se hallará así exécutado en la presente lámina lo. figura 3. aunque por la estrechez de las láminas, no esté manifiesto el punto principal Q, ni el de la distancia; los cuales se hallarán alargando las líneas concurrentes en mas dilatada superficie, en su común concurso, en la línea horizontal que debe pasar por el punto principal, paralela a la línea del plano. Pero respecto de que no siempre los techos son planos, ni en ellos todas veces hay extensión competente para colocar en ellos el punto de la distancia, pues de preciso debe estar fuera: se debe advertir, que estas operaciones se delinean en el cartón, ajustado al sitio, como una quarta parte de él, si ha de estar el punto principal en medio, colocándole después en el suelo de alguna pieza grande que sea bien plano, y en él se ajustan los puntos donde conviene, y se tiran a gusto sus líneas con el carbón, y después se pasan de tinta, se pican, y se estarcen; como diximos en la práctica de la Pintura al temple, y al fresco, lib. 6. cap. 5. y lib. 7. cap. 4. Pe p. LIBRO OCTAVO. §. III. 1 ero si la superficie es cóncava, como de ordinario acón- 'Práctica segunda rece, no se podrá usar de esta conveniencia; porque las lí- f' hallar la justa neas que aquí se tiraren rectas, en el sitio parecerían curvas, '¿f'aacion de las Para lo cual es indispensable el valerse do la practica se- 'f'"gunda.que ofrecí en el parágrafo antecedente, para hallar li justa degradación de las cantidades; y es en esta forma. Se ha de hacer en un papel por pitipié el alzado en montea llana del cuerpo de arquitectura, que se pretende poner en perspectiva, y que plante sobre la línea, donde comienza á mover la superticie del techo, o bóveda, que se pretende pintar; ahora sea plana, como a b, figura 2. lámina 10. o Iam. 10. sea cóncava, mas, o menos, com.o lo demuestran las líneas curvas c, d, e; y tirada la línea que le correspondiere de las dichas, conforme fuere la naturaleza de la superticie, a la cual llamaremos línea de la sección, se levantará sobre ella en dicho papel, como en g, el cuerpo de arquitectura, comog,f, en montea liana, según la presente rigura 2; y considerando la vista del que ha de mirar dicha obra sobre el pavimento inferior de la pieza que se ha de pintar ! como en .r, figura 5. que está en la parte inferior de ¿í lá- ' mina, el cual viene a servir de punto de distancia, se tirarán a él todas las líneas de los miembros, y proyecturas de dicho ediiicio, como h, x, t, x, K, x, &c. Y se verá, ' suponiendo que la sección sea z, x, lo primero; que el radio h X, que pasa por el ángulo del plinto de la basa del I ped.stal encubre desde r, hasta h, y consiguientemente to- ' das las molduras que tiene sobre sí; y que en la dicha sección ocupa toda esta cantidad la porción s, r; y todo el neto del pedestal la r, . Que el radio K y x, con el vuelo de la proyectura del capitel del pedestal, ocupa desde t hasta K, encubriendo toda la basa de la columna; y en la sección solo ocupa la porción f, y toda la columna, la porción e, p. Que la projectura de sucapitel encubre todo el arquitrabe, v la mayor parte del Triso; y en la sección s )lo ocupa la porción ©, í, y la o, w, todo el vuelo, y pro- ' jectura de ia c(rmsa.' ' Hecho' eíto, y tiradas las líneas al punto de la vista, en el mismo sitio de k obra, así del pedestal, como de la colima, o aunque sea una línra sola r se van tomando en ' ella pr pitipié mayor, todas las porciones que en el menor del ppel están señaladas en la sección: esto es, que si erí el papel considero yo ser un pie, o una tercia de vara la porción r, j-, con ser tan mínima, en la obra, la he de corí- Toni. II. Z si- I i8o MUSEO PICTÓRICO. Perspectiva de techos sin jormar su planta. Lam. a o. Como se puede fa cilmentc de tina quarta parte, componer' toda una g¿tlena. Otro modo de componer todo el techo de una galería, con una qtiarta farte de su traza. siderar como un pie cabal, que es una tercia de vara castellana. Y esta cantidad le daré en la superficie de la sección á basa del pedestal, encubriendo sus molduras; y a el neto la que le corresponde en r, q, y así de todas las demás que cada una dará la justa terminación de aquella cantidad, á quien corresponde. P. §. IV. uedese también hacer una perspectiva de techos, sin formar la planta, tomando solo la división de sus partes en la línea del plano donde comienza su movimiento j como lo demuestra la Jig. a . íarn. a o. que en la línea a, b, y b, c, están tomadas las divisiones de los miembros i. o.. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. ilexando los espacios convenientes entre cada dos de los machoncillos repisados, a voluntad del artífice 5 terminando en su cornisa, corredor, y pedestales, que carguen sobre el macizo de los machoncillos, y rompiendo en celage; donde se puede pintar alguna historia, o bien sagrada, o biín de fábula, conforme a el instituto de la pieza, o galer ía, de que viene a ser la dicha figura a . una quarta parte; y cuyas líneas concurrentes van i el punto de la que está, en la parte superior de la lámina, junto a la letra Q, y viene a ser el centro de la galería, o salón que se prete:ide pintar. Y esta porción, o quarteron, repetida cuatro veces, compondrá enteramente el techo de una galería de aiquella porción prolongada. Lo cual se haria muy fácilmente, si esta quarta parte se picase por todas sus líneas, ángulos, y divisiones: o bien doblando un pliego grande en cuatro porciones, considerando el ángulo interno del doblez en la Q,y picando dicha figura 1 . 4, ¿, 7, de suerte, que coincida dicha '- con el ángulo interno del doblez, y quedando paralela la línea a, b, a la del doblez interno de dicho pliego; y abriéndolo después, se hallará la traza entera de una galería de la presente disposición, y oroporcion. También se puedfe picar esta sola, d copiada en otro papel aparte í y luego estarcirla cuatro veces sobre un pliego en los cuatro ángulos del paralelogramo, que se imagina de dicha galería; duplicando para el lado mayor la porción, ¿, y para el menor, la í, (?, y después pasarlo de pluma, y quedará completa la traza de una galería, de suerte, que poniendo la superior a la vista en dirección a la, se verá subir todo aquel edificio, como si realmente estuviese levantado sobre las líneas extremas de su plano.:.:, i i- S To- I . T LIBRO OCTAVO. i8i §. V. odo lo cual se hará mas inteligible en la fíg. 4. de dicha lam. 10. donde se supone ser la superficie, o parale- Lam. 10. logranio a, b, c, d, c techo de una galería que se ha de pintar; de la cual el punto e, es el centro, y la porción Práctica para mat',e,b,g,es una quarta parte. Digo pues que si la línea y° inteligencia de la , C de la figura 1. ya picada, se pusiere sobre la línea "' i"j e, de h figura 4. coincidirá el ángulo i, de la una sobre el ángulo b de la otra 5 y en habiéndola estarcido, volverla boca abajo, hacia í, y c, y estarcirla; y guardando el mismo orden en los otros dos quarterones a,y, d, h, se hallará la traza de todo el techo exactamente formada. En la presente práctica de la figura 4. lamina a o. se hará también mas comprehensible el método de la perspec- Planta mas com- tiva de techos. Porque hecha elección del punto principal jrehensihle delapersen el medio de k superficie, como en e, el cual se ha- £"'v techos. liará fácilmente por medio de las dos diagonales a, c, b y d y hecho el cartón de un quarteron de ella como e, h, d,j se quita del sitio, y se pone sobre pavimento, o pared capaz donde se pueda extender la línea horizontal í-,, para colocar el punto de la distancia en tal proporción, que esté apartado del principal por lo menos tanto como es la longitud d, e, que es la mitad de su diagonal, y por lo mas, tanto como la longitud de la galería ¿Z, c, y tirada la ¿', e,, que llamaremos horizontal, o la porción f,, que corresponde a la quarta parte que dijimos del cartón, pretendo yo levantar un edificio sobre la línea d, h, que tenga de altura tanto como la misma d, h. Para lo cual tiro desde el ángulo d, la linea punteada a el punto de la vista; y después desde el punto h, tiro a el punto de la distancia, que está fuera, la línea h, K, que cortará h d, e, en, y hasta allí será el escorzo, u degradación justa de un edificio de la altura d,h, como si fuese el,, c, de la figur. I. y tirando hj, m, paralela a d, h, dará la degradación de todo a:quel costado, contenida: en el trapecio d,j tn, h: la cual será en mayor cantidad en el lado d, a, a,jf por estar mas distante del punto principal j y se hallará fácilmente, tirando por el ángulo j, la línea,j, paralela a la (sf,;, como también se ve en la dicha¿. i. en el lado b c, cuya elevación es mayor que la del lado, o costado a, b. I Todo lo cual ejecutado, y concluido el dibujo en lí- Observación para ' ncas, y pasado de tinta, se pica el cartón, y se estarce en ° (razado en ¡os te - ¿ ii-jji.. 1, ''ios, Itabtenao de ser el techo en su quarta parte, habiendo de ser al temple, y ¿¡I t vi después se repite en las demás en la forma que dijimos en el ' §. an- i8a MUSEO PICTÓRICO. §. antecedente, y pasándolo de tinta, se hallará toda la galería trazada, con solo haber dibujado un quarteron de ella. Pero si hubiere de ser al freo, convendrá dividir la superficie del techo en sus cuatro partes con las líneas, g, f,h, tomadas en el medio de cada lado, y comenzar ajus- Ohservacion para tando la porción del cartón que se hubiere de pintar aquel si hubiere de pintarse j¡ dichas líneas, o ángulos, dejando registrado al fresco lo trazado j extremo, o extremos del cartón, al tiempo de estarcir, y para os ec ios. recortarlos al sesgo, como dijimos en el capítulo del fres- co, lo cual se ha de ejecutar por línea siempre que se pueda, porque se disimula mejor la junta del dia siguiente, a la cual se ha de ajustar la otra porción, de suerte que vengan bien líneas con líneas; y si fueren rectas, registrarlas con la regla, porque cualquiera leve diferencia, es muy perjudicial en estas cosas de arquitectura, y desquaderna toda la obra. S. VI. Observación para .JL ero respecto de que algunos salones, y especialmente los techos de mucha galerías, suelen tener tanta longitud que no se pueden comlongitiid, y corta dis- prehender de una ojeada; y mas si la altura es poca, que " nunca, o rara vez es tanta como se requiere para la com- petente distancia, es menester que el arte se valga de alguna industria para obviar estos inconvenientes; pues habiendo de sujetar toda aquella superficie a un punto, haría un efecto sumamente desabrido a la vista j pues los costados de la longitud quedarían muy estrechos y los extremos de la latitud sumamente dilatados, como se ve en la presente Lam. 10. figura 4. lámina 10. lo estrecho del lado m,h,y lo dila- tado de, . Y asi en estos casos conviene dividir el techo de la galería en dos o tres tramos, como la presente está dividida por la línea y, h; y en esta se puede hacer una viga tallada, y recibida en los extremos con algunos adornos, o repisas; y después trazar un tramo, de suerte que la misma traza se pueda repetir en el otro para la buena correspondencia, salvo si ha de haber figuras, que en estas la correspondencia es defecto, y como tal se ha de huir. Observación para Y si fiiere tanta la longitud que se haya de dividir en cuando se divide el tfes porciones, se puede hacer en la del medio un rompitecho en diferentes tra- niiento en forma anular, descubriendo celage para alguna historicja, y a los extremos otros dos en forma aovada, u otra diferente del medio: mas advirtiendo, que cada tramo de estos ha de tener su punto particular, pero el de en medio le debe tener en el centro de su circunferencia; mas los LIBRO OCTAVO. 183 los otros, 6 le pueden tener en medio, o hacia el extremo que se arrima al inmediato. . . Pe S. VII. ero si la longitud del salón no es tatita que necesite, de Práctica admira' dividirse en porciones, mas la bastante para haber de bus- ble para los techos dt car algún efugio, por huir lo agrio de los extremos, se po- corta distancia. drá usar de una práctica admirable, de que usaron Colona, y Miteli en semejantes sitios, y es, reducir la perspectiva de cada lado a su punto particular, que llaman puntos Puntos transcendentranscendentales, tan ligados entre sí todos cuatro, que no tales qué cosa sean. se embaraza el uno al otro, como se ve en la presente figura 4. los puntos fW,,o, , que el punto wz, sirve para la concurrencia de las líneas de todo el costado , ¿, el punto n, a las de c, í; el, a las del lado b, c, y el punto o, a las de ¿?, ¿¿, sin que uno a otro se embarace; porque en llegando la línea como c,, a su punto, que es la última de aquel lado, pasa sin violencia alguna continuada hasta el punto n, que viene a ser ya el del lado c, d,i donde han de concurrir las siguientes, y así de los demás: que aunque para bien comprenender cada lado se haya de poner el que mira perpendicular al punto que le pertenece, sin embargo, aun desde el medio satisface grandemente a la vista, porque todos cuatro entre sí están sub- ordinados al punto principal que está en el centro, como se califica tirando las líneas m,;í, o,, las cuales se cruzan en e, que es el punto principal, a quien está sujeta toda la obra: y por este medio se consigue, que ni el costado de la longitud quede tan estrecho, por estar tan cercano al punto; ni el de la latitud tan dilatado, por estar de él tan remoto, como se califica en el pilar r, s que viene a quedar reducido a esta proporción, debiendo por la común llegar su degradación a la línea j, . Y también se advierte, que cada punto de los cuatro asignados, puede tener su horizonte, o línea horizontal par- . ticular, paralela a su línea del plano, donde se haga elección de su punto de distancia; pero esta debe ser igual en todos, para que los efectos sean iguales, y correlativos unos á otros, lo cual se ve practicado en el punto o en la línea #,, y en el punto, la x, jy, horizontales. CA- Dijiailtadde tirar líneas rectas en sitios cóncavos. ' Perpendículo para la erección de las líneas en siiperjicie concava. Práctica para tirar las líneas en una ciipula paralelas a su j)lanta. Lam. II. 184 UiJ- MUSEO PICTÓRICO. CAPITULO V. En que se resuelven otras dificultades cjue ocurren en las ctíiílas, y sitios cóficavos. c §. I. íoncluldo ya lo que pertenece a la perspectiva de techos planos, resta ahora la dificultad de tirar las líneas rectas concurrentes, o perpendiculares en los sitios cóncavos, como son bóvedas, y cúpulas, y tal vez en los ángulos. Para lo quaJ son necesarias dos cosas: la primera es, una cercha larga, ;COmo tres o cuatro varas, que es una regla delgada y dócil, para que se dexe doblegar, y ajusfar a la concavidad de la superficie. La segunda, poner un perpendículo, que es un hilo con un plomo, en el centro de la bóveda, u donde se colocare el punto principal; y señalado el punto radical de donde ha de proceder la linca que se pretende erigir, ise ha de poner el pintor a la parte opuesta del centro, teniendo el hilo, del perpendículo por delante; y cerrando el un ojo, mirar con el otro, revolviéndose hasta que encuentre con el hilo, sin tocarle, el punto radical de dicha línea; y hallado que sea, con una caña larga, y en el extremo un carbón, de los que dijimos de sauce en la pintura al temple, ir apuntando algunos registros por donde corresponde el tránsito del hilo, teniendo entre tanto la vista inmóvil, y después poner la cercha, ajusfándola a dichos registros, y tirar su línea, la cual infaliblemente desde abaxo en derechura al punto de la vista parecerá recta, y perpendicular al horizonte, que es lo que se pretende; y de esta suerte se pueden continuar todas las demás que de esta calidad se ofrecieren. si en una cúpula se ofreciere tirar alguna línea, que .corra toda la circunferencia de su alzado, como para un basamento, corredor, o cosa semejante, paralela a su planta, con poner en el centro de la cúpula un cordel, alargándola hasta donde se ha de tirar la línea, y prendiendo con él un carbón, o pincel mojado en alguna tinta, se tirará la línea justamente con igual distancia por toda la circunferencia de su periferia. Pero si una línea hubiere de tirarse que parezca recta, y transversal a la concavidad de la superficie, como en la figura 1. a, é, c, d, lámina 1 1 . por el punto e, es menester para esto atravesar una regla, comoj, ¿-, de la largueza, o mayor de la que se pretende, bajandola, hasta que ' ' pues- LIBRO OCTAVO. 85 puesta la vista en el mismo tránsito de los radios r. 2, q, 4. 5. que vienen desde el punco H, que se imagina ser el de la vista del que mira desde el centro del pavnnento inferior por el espacio li, a, que supongo ser el pavimento del tablado, 6 andamio, venga a tocar dicha regla en el punto e; y entonces con una caña larga, y su carbón, ir notando los puntos, por donde va pasando la regla, mediante los radios visuales, a, K, a, m, n, 0; y por aquellos registros, o apuntamientos, tirar después la línea, o a pulsó, o con la cercha, que aunque alli parezca curva, y realmente lo sea, desde el punto H, del pavimento inferior, parecerá recta. Y si la superficie fuere plana, pero en ángulo con otra, como e,, e, g, de la misma figura a . y se necesita tirar una línea, que pasando por el ángulo e, que forman las dos superficies planas, parezca recta, sin quebrarse en dicho ángulo, poniendo la regby, g, bajandola, hasta que puesta la vista en el plano h, a, como en la antecedente, hasta que venga a tocar la regla visualmente en el punto e: entonces no se necesita mas, que observando los puntos radicahsy, Y g, tirar desde ellos hasta e, las líneas rectas J', e g, e, las cuales, miradas desde el punto H, compondrán una sola recta, sin quebrarse a el pasar por el ángulo e; porque todos los radios que pasan por la regla J g, recta, van a terminar en los puntos 1,2,3,4,5, por los quaks pasan dichas líneas. lo mismo que se ejecuta mirada por punto bajo, se practicará mirada por punto alto, con las mismas observaciones. Y a este mismo respeto se pueden tirar todas las líneas que se ofrezcan, o bien para una cornisa, una cruz, d cosa semejante. Práctica para tirar una linea reaa íransvivsal en una cúpula. Lam. a i. Práctica para tirar tina linca recia farun ángulo, sin ut ea él se idcl;re. D §. 11. e aquí se infiere la resolución de la perspectiva, que ; llaman de rompimiento de ángulos, que para algunos ha , sido rompimiento de cabeza; pues se ve claro, que desde I el ángulo e, concurren las líneas, una hácia, y otra hacia g, cni que poniendo dos puntos a los dos lados, ", y ¿, . a la altura de la vista, concurrirán a ellos todas Lis Inieas, i que hubieren de parecer rectas, y paralelas perspectivas, pasando por el dicho ángulo. I Bien se califica en la regla, o faxa p, q,J¡g 2. l'm. 1 1 . que pasando su líneas por el ángulo x, concurren hacia los lados,, a buscar sus puntos por las notas r, s, t,tí, que están a los extremos de la lamina, y continuando los radios se hallará su concurio. La cual íaxa, doblado el papel Tom, 11. Aa ea Resolución de la perspectiz-a de rom' pimiento de ángulos. Lam. II. Exetnplo del rom' pimiento de ángulos. 1 86 MUSEO PICTÓRICO. Lam. a i- Práctica para continuar una cornisa, 6 cosa semejante, pasando £orHn dnoulo. Demonsíracionftindamental de la perspectiva de ángulos. Lam. 12. en ángulo recto, por el punto .r, y mirada en proporcionada distancia por la parte superior de la lámina, se verá recta, sin que sus líneas se quiebren en el ángulo x. Todo esto se entiende, estando la vista de tal suerte directa a el ángulo, que su exe le divida en dos iguales, mirando de obliquo una y otra superficie. Pero si sucede que la una superficie la mire de recto, y la otra de obliquo, como se supone en la. 3. lam. 1 1. donde la superficie a, ¿n se mira de recto, y la d, c, de obliquo. Y así en h a, ¿, se hará la cornisa e, f, plana, u horizontal, sin degradación, o inclinación alguna; pero en la porción, g, que entra en la jurisdicción de la pared c, ¿í, que se mira de obliquo, es menester que las líneas de sus miembros, estando en sitio eminente, concurran hacia el punto inferior, que en aquel lado corresponda a la altura de la vista. Todo lo cual se califica doblando el papel por la línea c, ¿, y poniéndolo en ángulo recto; pero echado el lado a, by y levantado el c, ¿Z, de suerte que este se mire de obliquo, d al soslayo, y el otro de recto, y se verá, como la porción f, g, concurrente, y degradada, prosigue rectilínea con la e,f, sin que parezca cortarse en el ángulo, que importa mucho para algunos casos. P §. III. ero sobre todo, para coronar el asunto de la perspectiva de ángulos, y reducirla a método scientífico, y fundamental, digo resolutivamente, que este, y otro cualquiera linaje de perspectiva en superficies irregulares, esto es, no planas, consiste su expedición en la inteligencia, y planta de la línea de la sección; o bien sea esta plana, cóncava, ] convexa, d angular. Para lo cual se ha de hacer su planta en forma, y encima de ella, en la altura que se quisiere, el perfil de aquel cuerpo rectilíneo que se pretende representar en dicha superficie, como en la lámina 12. la figura A, que es una cruz, puesta en un ángulo recto, cuya planta es el ángulo B, C, D, y a esta llamaremos línea de la sección; y elegida la altura en que se quiere poner, como en £, 8, de suerte, que parte de un brazo, y del asta, pasen por el ángulo, para que estando fuera de línea, tenga mayor dificultad, se dejarán caer de todos sus ángulos, de uno y otro lado E, y F, líneas perpendiculares a el plano horizontal, hasta que toquen en la línea de la sección, que es la B, C, D, que forma dicho ángulo, como a . a; 2. 2, &c. De suerte que cada línea tenga en el tocamento, que hace en la sección el mismo número, que tiene en el pun- LIBRO OCTAVO. 187 punto radical de la figura de donde procedió, con la diferencia de que el muñere del tocamento tendrá una coma por señal; y lo mismo se ha de hacer en el ángulo, que es la líinea 5—5. que comprchende los puntos 5,6,7,8, donde se cortan las líneas que pasan por dicho ángulo. Y hecho esto, se ha de formar con cada una de dichas Hneas el triángulo isósceles, que dijimos en el tomo i. lib. 3. cap, 2, salvo I que allí es isósceles rectángulo, y aquí por la irregularidad i de la sección, es obtusánguio, o ambligonio; porque las líneas, así perpendiculares, como diagonales, caen de obli- : quo, y no de recto sobre la sección. Lo cual se hará, to- : mando desde el punto del tocamento de la perpendicular en í la sección otra tanta porción de aquella línea, como tiene de longitud la perpendicular: lo cual ejecutado, se ha de tirar una línea de punto a punto de los extremos, que 11a- , maremos diagonal, y viene a ser la basa del triángulo isos- 1 celes, como en el lado E, la línea perpendicular 23 tiene ¡tomada su igual en la sección en el otro número 3. que se le pone un puntillo, para distinguirle de su antecedente; y luego se tira la diagonal ¿--¿' que sirve de basa a el triángulo 3, 3, 3. isósceles ambligonio, y así de todas las demás líneas que van bajando de los ángulos, y secciones de dicha figura. j Hecho esto, se tira la línea recta, A, B, figura 4. lámina 1 1 . en la parte inferior, la cual se supone ser la misma línea de la sección del ángulo recto; porque doblado el papel por la línea punteada 'y, ' hasta que esté a es- , cuadra un lado con otro, queda no solo dicha línea, sino toda la superficie en ángulo recto: y en dicha línea A, B. se traspasan todas las notas, o números en las mismas distancias que están en la sección del ángulo recto, lám. a 2. . comenzando por el medio en el número 5, que es por 1 donde se ha de doblar el papel para formar el ángulo, prosiguiendo todo el lado B, hasta el 7. con sus puntos, o comas, para reconocer que son de las que llamamos perpendiculares, u de las que decimos diagonales. Y hecho lo : mismo hacia el lado A, se tirarán a el punto principal en la parte superior del ángulo todas las líneas de los núme- . ros que tienen la nota coma, y para hallar en cada una el punto que se busca, se ha de tomar su mismo número del , puntillo, y de este se ha de tirar una línea a el punto de la distancia del lado opuesto, que será en la misma horizontal de la parte superior del ángulo, que aun va fuera I de la lámina, y donde la línea del número de la diagonal cortase a la del número de la perpendicular, allí será el punto que se busca. Tom. IL Aa 3 Pon- Diferencia del triángulo isósceles en la perspectiva de ángulos, y por qué ? Lam. II. Transportación de las notas del ángulo recto a la linea plana para la perspectiva de ángulos, Lam. 1 2. i88 MUSEO PICTÓRICO. ejemplo para hallar el punto que se busca en la perspec- tiva de ángulos. Cómo se ha Js calificar si la perspectiva de ángulos está exactamente formada. FlG. a 2.- Pongo por ejemplo: quiero buscar el punto 6 de la figura 4; tiro del número 6 la línea muerta a el punto principal, y después busco en aquel mismo lado el 6 del puntiiio, y tiro otra línea a el punto de la distancia del lado opuesto, y donde esta cortare a la otra, que es en el 6 sin nota, allí será el punto del ángulo que se busca; y señalándole, y poniéndole su número, hacer lo mismo para los demás en uno y otro lado: advirtiendo, que siempre las diagonulcs se han de tirar a el punto do la distancia del lado opuesto para que puedan cortar a sus perpendiculares. Todo lo cual así ejecutado, y hallados todos los puntos de los ángulos de la figura, y los de la sección del mismo ángulo recto, se irán tirando sus líneas de punto a pun-i to, y se hallará exactamente formada la figura 4, la cualjl mirada así tendido el papel, parece que tiene notable deíl formidad, y desfiguración, Pero levantado el papel, frente a á frente de nuestra vista, y puesto en ángulo recto de suer- a te que el exe de nuestra vista divida el ángulo en dos iguales, y esté mirando de recto a la parte superior del ángulo, | ia hallará tan perfecta, y rectilínea, que mas parecerá encanto que artilicio. Y de esta suerte se pueden hacer cosas a maravillosas, observando este mismo método en todo linage de superficies irregulares, o bien sean convexas, como G, H, d cóncavas, como a, K, figura 1 2. CAPITULO VI. Dificultad suma de la perspectiva de los teatros. Bambalinas, qué cosa sean ? En ue se trata la deline ación de los teatros, altares y monumentos de perspectiva. L §. I. ía disposición, y delineacion de los teatros, es un empeíío de suma dificultad; porque haber de hacer una perspectiva, que parezca pintada en un lienzo solo, estando disipada en muchos, colocados en diferentes distancias, es verdaderamente arduísimo empeño. cuando aun siendo en un lienzo solo, será fortuna que salga una perspectiva sin algún tropiezo que la desgracie, y mas cuando en los teatros, por la variedad de las mutaciones, suelen estar las bambalinas, que son las que atraviesan para cerrar la perspectiva por la parte superior, muy considerablemente apartadas de los mismos lienzos a quien se han de unir: negocio de suma dificultad. Pues ep los altares, y monumentos de perspectiva, como no tienen mutación, desde luego se LIBRO OCTAVO. 189 se ajusfan las piezas de un tórmino, quedando unidas unas con otras; pero como el arte abunda de reglas para todo, no hay dihcuirad que le parezca insuperable, Y así tratando de la perspectiva de lo-s teatros, que es donde hay ityor diricLiltad, daremos por supuesto lo que pertenece a los altares, y monumentos, en los cuales, ademas de lo inmutable, aun hay la comodidad de mayor altura que en los teatros nos falta, en grave perjuicio de la esbelteza de la arquitectura que en ellos se tinge, sin poderla encopetar, ni coronar con segundos, o terceros cuerpos. Y así lo primero que en este caso debe considerar el artífice, si estuviere a su arbitrio, es la disposición del tablado, el cual ha de teicr de frente cinco pies, o seis palmos, como lo muestra la figura i. lámina 13. en la hnea c, £¿, y lo demás hasta 8 ha de tener de elevación, u desnibel, como lo muestra la línea c, b. Bien que en esto se podrá usar de alguna licencia, especialmente si el fondo del teatro es mucho, pues siempre se podrá considerar en su extremidad la horizontal j para cuya regulación sirve la línea a b, demonstrando Iz a e h altura de una persona, y la vista en el punto a, y en I? c punto principal que sirva para la dirección, y gobierno de la perspectiva. Esto hecho, se ha de considerar por planta la colocación de los bastidores, o lienzos que han de servir para dicho efecto, lo cual nos muestra la figura 2. de dicha lámina 13. con los números 1,2,3,4, comenzando paralelos a la línea del plano, u de la frente del teatro a, by que viene a ser la mitad, dividido su plano por la línea ¿, c. y elegida la planta, o situación del primero ¿z , de suerte que dexe alguna distancia desde la frente del teatro á su planta para poder transitar; se tirarán las líneas d Cy y íí c a el punto principal, o centro del teatro c. dentro de aquel triángulo a de, se han de colocar los demás bastidores en tal proporción que el intervalo d, c sea la quarta, o quinta parte de la altura del primer bastidor; y á este respecto será el de los demás con su antecedente, como lo muestra la figura a . en donde se ve el teatro en perlil, con la degradación de la altura de los bastidores, en virtud de la línea f,b;y donde el intervalo 1,2, es la quarta parte del bastidor f g; y e intervalo 2, 3, es también la quarta parte del bastidor 2, í, y así de los demas, cuya proporcionalidad se demostró bastantemente en el tomo I. lib. 3. cap. 2. teorema 11. proposición 13. en la aplicación, con otros puntos dignos de observancia. Bien que en los casos de necesidad pueda dispensarse en dar en uno u otro intervalo algún ensanche mas por causa de al- gu- Ventaia de los monumentos, y altaras, respecto de los teatros, para la perspectiva. Altura,y perjil del teatro, o tablado. Lam. a. Planta de los bastidores del teatro. Degradación de los bastidores, y graduación de sus inttr' valos. La necesidad dispensa el rigor de la ley. 9 o MUSEO PICTÓRICO. ouna tramoya, o algún otro accidente, lo cual disimulará Jet buena ordenación de las líneas, teniendo presente esta diferencia, para suplirla al tiempo de la delincación de los bastidores, como se verá en el §. siguiente. He §. II. 1 Lam. 13, Disposición di los bastidores ara su delimación. Observación para en caso de no estar arreglados los bastidores. Fundamento principal para trazar con acierto los bastidores. Lecha pues la traza del teatro que se hubiere de execurar, observando por su pitipié la altura, y proporción de la boca del teatro, d área de su delincación, para haberlo de ejecutar en los lienzos, o bastidores, se han de poner estos en el suelo uno sobre otro, buscando sitio capaz para las operaciones que se irán luciendo, y esto ha de ser, observando lo que demuestra la figitra 3. de la presente lámina: donde colocado el primer bastidor b ., c, se tiran las líneas ¿ a, c a, ni punto principal a, colocado este a la altura que le corresponde, según dijimos en la disposición del tablado; y estando los bastidores hechos en la proporción, y degradación de su alrura, como demuestra la figura a, se irán colocando paralelos al primero, uno debajo de otro, de suerte, que cada uno toque con sus dos ángulos extremos las dos líneas b d, c a- como el segundo bastidor de (fiX2. figura 3. toca con el ángulo e, la línea b ai y con el ángulo ct, la línea c a, y así de los demás. Pero si los bastidores, como de ordinario sucede, no están arreglados a la dicha proporción; o bien por hacerse al arbitrio de los carpinteros; d bien por haber servido en otras mutaciones, se ha de gobernar el artífice para el acierto de su colocación por el perfil de la figura a . de la presente lámina, en que hecha la elección de los intervalos de los bastidores, d bien ajustados a la debida proporción que ya dijimos, d bien al arbitrio de la necesidad, se tirarán los radios desde la planta de cada uno al punto de la vista r; y se verá que el radio del segundo bastidor corta el primeroy ¿-, en el punto a; el del tercero corta en el segundo t en el 2. y así se ha de observar en los siguientes 4, y 5. &c. observando donde corta. el radio de la planta de cada uno en su antecedente. Y esto supuesto, voy a poner el segundo bastidor debajo del primero, como demuestra la tigura 3, observando para ello la altura que me da el radio en el punto i. del primer bastidor ¿, de la a . como si es medio pie, un cuarto, o seis dedos, 8¿c. y bien ajustado en esta altura, irlo llamando hasta que bese el ángulo ¿Z, la línea inferior del triángulo íz ¿: r, quedando paralelo el lado e d, al b c; y en la parte superior señalar el tocamento de la línea b, del dicho trián- gu- LIBRO OCTAVO. [91 guio a h c, para tirar por él a escuadra la línea e f, que sirva de término a su bastidor para la ejecución de la traza; y observando lo mismo en los siguientes bastidores, se comenzaran a trazar, lo cual sin este fundamento seria inútil. F §. III. uestos en este orden los bastidores, comenzará a trazar I el primero, observando por su pitipié las medidas de la : traza, y transportándolas en el bastidor en la debida proporción, cuidar de que la línea recta b c, figura 3. se aproveche todo lo posible en la lilcima extremidad de la parte degradada del edificio que se fingiere, como en la figura 4. la extremidad de la columna A; y en la figura 5. la de la pilastra B; y después para los vuelos, o proyecturas de las cornisas, capiteles, y pedestales, se arrima una tabla bien acepillada, 6 el pedazo que baste, y en ella se dibuja lo que sale fuera de la perpendicular, que es la proyectura, y pasado de tinta se recorta por los extremos; y se previene, que de cada proyectura son menester dos, porque la otra, vuelto el perfil, sirve para el bastidor correspondiente del otro lado. Este primer bastidor se podrá dibujar él solo mas cómodamente, y después de dibujado, acomodar los demás en la forma dicha, y continuar las líneas concurrentes por todos ellos; y después dejandole el grueso de su degradación, como en la parte B, figura 5, por el mismo regis- !tro donde terminan las concurrentes en la formación de sus miembros, ir delineando lo que incluye la parte C; y lo ' mismo se ha de ejecutar en todos, como también sus proyecturas, después de concluidos en cada uno a parte, para que se vayan recortando en tanto que se transporta lo dibuxado en los bastidores de este lado a los del otro, y hasta entonces no se clavan las proyecturas, porque no embai racen para este efecto. Y para transferir lo delineado en los bastidores de una parte a los de la otra, se hace con suma facilidad juntando I los que son correspondientes, cantero con cantero; como por el lado g h, figura 3. y con la regla continuar todas las líneas paralelas que contiene hacia aquella parte, como las del cantero a b, figura 5 . en el espacio C; y terminadas en su lugar, según sus medidas, se truecan los lados, d ' canteros, y se juntan por el otro, como por el ¿ c, figura 3. y entonces desde el tocamento de las concurrentes, del que está dibujado, hasta donde se han terminado las paralelas, se van tirando sus lineas, y queda el uno tan per- . 'US Pro)ecturas, qué son, y cómo se cxc- íHtan. Modo ¡Je continuar la delineacion de los demás bastidores, dibuxado el f rimero. T ' Lam. Practica para transjerir lo trazado de los bastidores de un lado del teatro d los del otro. 192 MUSEO PICTÓRICO. Engrudo f ara parchear las juntas de las proyecturas de ks teatros. Foro, qué es, y cómo se ha de trazar. Lam. 13. Mutación de patio regio. Sitio competente para mirar un teatro en proforciotiada distancia. perfecto como el otro; y pasados de tinta, se sientan las projcctiuas bien clavadas, haciendo haz con la frente del bastidor; y después parcheando la junta con papel de estraza, y engrudo, hecho de la cola de retazo, y harina, se aparejan con una mano de yeso negro, quedando siempre transparentes las líneas de lo dibujado, y si no será menester volverlas a pasar. Réstanos ahora el tratar del foro, que es la parte posterior, o respaldo que cierra el teatro, como en h.Jigura 3. la parte a a j Íl; y en la 4. la parte d e f g, el cual no tiene mas dihcultad, que atar la parte de arquitectura que le pertenece, con la del bastidor inmediato, como lo demuestra la figura 4. en la porción e f, correspondiente a la de los demás bastidores h ij K; y continuando lo restante en la porción e íi,fg, del foro, hasta cerrar toda su área, y atarla con los demás cuerpos, se hallará trazada una mutación de patio, si es como la dicha figura 4. la quaí puede tener segundo foro, como de jardin, para terminar la vista por los vanos ael arco ¿, y la puerta f, y su correspondente; y pintándolo todo de su colorido cada cosa, según dijimos en el lib. 6. cap. de la Pintura al Temple; y colocados los bastidores en sus sitios, hará un efecto maravilloso con sus bambalinas de celage, mirado en la debida distancia, como desde el punto a,Ji'gura i, o algo mas distante, tanto como fuere de ancho la frente del teatro. Bambalinas, cómo se dis£on(n, y se trazan. P §. IV. g'o. ero si la mutación fuere cerrada, como de un salón reserán menester bambalinas de bóveda, o techo, como lo demuestra la figura 5. las cuales se hacen sueltas sin bastidor, y solo se clavan al tiempo de su colocación en un listón, d alfagia por la parte superior. Estas pues se comienzan a colocar para trazarlas, por la mas baja 5 como la ij, figura 3. en la distancia del punto a, que le corresponde, y guardando el medio a plomo de dicho punto; y después se coloca la segunda encima de aquella, como lo demuestra dicha figura, según el exceso de altura que tiene su bastidor, dejando descubierta la parte m, de su exceso, y de esta forma se van colocando las siguientes 5 y en estandolo, se dibujan todas juntas; y después en cada una se va continuando lo que se quedó oculto, y se pasan de tinta, y después se pintan, o en el suelo, o estirándolas en alguna pared. Y supongo, que antes de esto, se han de aparejar, por lo menos, con una mano de yeso, y cernada con brocha, siendo el lienzo bueno de Angulema, que en Andalucía llaman LIBRO OCTAVO. t93 [ man bramante crujió; y así concluidas, so recortan por la parto iiiforiór, según corresponde a su formación, y se colocan en sus lugares, como lo muestra la ligura 3. y se I caliíica en la rigura 5. en los números i. 2. 3. 4. cuyas líneas concurren al punto A, en la cual se muestra un sa- Mutación de salón Ion real con su foro, sitial, y pabellón para la Majestad. Y ''-de csu suerte, y con las mismas observaciones, se pueden variar los teatros, ya de jardin, ya de bosque, murallas, ma- j riña, y tiendas de canfpaiía, haciendo las bambalinas de ce- : lage,-cn algunos lampazos azules en la parte superior y en la inferior con algunas nubes, que se puedan recortar. Nc § V. o puedo excusar el poner aquí también los puntos transcendentes, que dLximos en la perspectiva de techos: bien, que aquí tienen alguna diferencia, pues el principal siempre sirve en la parte inferior y en llegando a el la primera línea de uno de los lados, como c, a Jlgitra 3. y, a, figura 4. pasa la una al punto o, y. la otra al punto ?; y a este concurrirán todas las colaterales de {¿.figura 4. hasta la ultima línea,; así como las del otro lado concurrirán al punto o, hasta la última ¿, o; y después todas las de las bambalinas ¿, ¿y, ", y siguientes, concurrirán al punto r, con lo quaj no dudo que será menos violenta la degradación de uno, y otro lado, como también mas suave la de las bambalinas; y ambien, que los que estuvieren a los lados del teatro lo gozaran mejor; poro a los que estuvieren directamente al medio, nunca les será tan grato: bien, que si los puntos p, o, estuvieren mas cerca del punto a, disimularán mas bajando el punto r; y sin embargo, para donde hubiese de concurrir el Rey, que siempre se le pone el sitial en medio, o alguna otra persona de alta esfera, yo no usara de esta práctica; pero me ha parecido ponerla aqui, por no omitir cosa que conduzca al intento: y para que pueda usar de ella quien quisiere, que yo bien sé que ha habido caso, en que si supieran esta, no hubieran puesto un punto arriba para las cornisas, y otro abajo para los pedestales, cosa indigna ! por contemplar extravagantes caprichos, ó por no saberlos entender. Y ya que hablamos de teatro en que haya de concurrir el Rey, me ha parecido poner aquí las medidas justas del coliseo de Buen-Retiro, que las tomó por mi mano en ocasión semejante, y no le pesará al que las hubiere menester hallarlas aquí. Puntos transceu' dentes en la perspeetiva di ¡os teatros. LaM. a 2. Efectos que causarán ¿os puntos transcendentes. Habiendo de concurrir los Reyes no se debe usar de los puntos transcendentes. Tom. 11. Bb Mi- 194 M U S E O P a C T O R a C O. Jíedidns dd teatro del coliseo de Biien-Retiro. rV A I ir Itura de la Frente desde el pavimento inferior, cinco pies.. Oí Pondo hasta después del segundo foro 41 . pies. Desde allí hasta el último respaldo — "Vv. . 21. pies. Suman sesenta y dos. '. 62. pies. Desnivel del plano hasta el segundo foro, o media vara, y dos dedos o a y í2. dedos. - r Ancho de basa a basa del primer frontis. 39. pies. Luz entre los dos primeros bastidores 30. pies. Distancia desde la frente del tablado, has- 1:7 í' ta la primera canal, siete pies 07, pies. Alto del primer bastidor, veinte y cinco pies 25. pies. Ancho cuatro pies, por estar cerca del frontis 04. pies. De la primera a la segunda canal 06. pies. De la segunda a la tercera 06. pies, y l De la tercera a la quarta, cinco pies 05. pies. De la quarta a la quinta, ocho pies 08. pies. De la quinta a la sexta, una vara; y de allí al foro, vara y quarta Ll- 95 LIBRO NONO. EL PERFECTO, SEXTO, Y ULTIMO GRADO DE LOS PINTORES. Noniim, benl profcrre, qitod elegerís. CALLIOPE, Musa IX. si've opim.f tocis a . Carmina Calh'ope librís heroica niajidat 2. ARGUMENTO DE ESTE LIBRO. JjL-dl noveno acto de nuestro enteiídimiento, que practicamos en la inquisición del saber, y con que llegamos a conseguir el último complemento de la sciencia, es poseerla con toda la integridad de su perfección, gozándola, y desfrutándola según todas las utilidades, e intereses que puede comunicar a el que llegó a el deseado termino de su posesión. A este último acto scientitico, llamaron los antiguos mitológicos Calliope 3, una de aquellas nueve mentidas deidades, y la que cierra el número de aquel métrico, y armonioso coro del Parnaso, que tiene por oHcio cantar con dulce, y bien modulada voz los heroycos hechos de los mas ilustres campeones, delineando con bien cadentes, y armoniosos versos el sucesivo curso de la historia, para inmortalizar con su delicioso canto la memoria de aquellos ínclitos varones, que por sus heroicas hazañas se constituyeron acreedores del immarcesible laurel de la fama. así en este último libro trataremos de imponer a el perfccto.pintor en aquellos mas exquisitos primores que puedan conducir a la mas exacta perfección de sus obras; de suerte, que no contentándose con lo bueno, aspire siempre á conseguir lo mejor, modulando sus obras con la dulce melodía de Calliope: protiriendolas, y cantándolas con aquel tan acertado, y delicioso gusto, que insensiblemente arrebata la atención de quien las mira, o la admiración de quieJí las oye: para que elevado por este medio a lo superior del arte, llegue a ocupar la cumbre de su eminencia, gozando Tom. JI. Bb 2 a I Fulgent. Mytbolog. i. 3 Herod. ?'w sua Intwia (ih, 9. s Virg. in Epigram. 196 MUSEO PICTÓRICO. á el mismo tiempo los opimos sazonados frutos de este ameno pensil de las artes, y ocupando el sexto, y último grado de esta scientíHca escala óptica, para que colocado en el templo de la fama, consiga el apetecido premio de la inmortalidad en la memoria postuma de sus eminentes obras. CAPITULO PRIMERO. Dé la gracia, dulzura, y melodía de la Tintura, y por qiic medios se llegará d conseguir. §. I. s máxima de los que aspiran a el camino de la perfección tener por defecto lo que se hace' bien, si se puede hacer mejor. Así lo han practicado varones extáticos en el camino espiritual, con muy crecidos intereses de su alma. Y así lo dijo Platón a nuestro intento en sus Diálogos ', donde aconseja que el pintor no dexe de la mano el pincel, ni declare por acabadas sus obras hasta que no encuentre ay sa que pueda conducir a su mayor perfección. Tres partes que Es pues infalible, según nuestro Pacheco, y la ex- constitiiytn la Pintii- periencia nos dicta, que la pintura perfecta ha de constar ra perfecta. de hermosura, suavidad, y relieve. De este bastantemente se ha tratado en los libros antecedentes, por pertenecer a el dibujo la iirmeza del claro, y obscuro, que es lo que causa el relievo. Y así, trataremos de la hermosura, y después de la suavidad, sin dejar de decir algo del relievo. Qué cosa es her- Es pues la hermosura en el arte de pintar, no lo que mosura en la esjtra comunmente entendemos como suena, sino un cierto ardel ftntar. monioso atractivo, que suspende, y arrebata a el mismo Simil de la música tiempo la atención de quien la mira. A la. manera que una en la Pintura. bien concertada, y armoniosa música embelesa, y roba el ánimo de los oyentes, sin que esto consista solo en los tiples, ni en los tenores, y contraaltos; aíiles bien, ligados unos y otros con lo profundo del contrabajo, hacen pcrefectos que causa fccta la armonía. Así pues la belleza, y buen gusto en la la belleza de la Pin- Pintura, no consiste en los colores mas sobresalientes, y tura perfecta. chillantes, que esto es lo que se suele hallar en las mas in- dignas, sino en saber templar de suerte aquel instrumento pictórico, organizado de diferentes especies de colores, sobresalientes unos, y templados, y bajos otros., que deleite, atraiga, y suspenda la atención de quien la mira, tanto .VV .mt) que I Numquam )ú7or ab exornan- íes picturae fiant. Plato de Lege do cesserit, Jonec iiuilum aJiud Diolog. 6. iiicreinentum supersit, ut pulchrio- 2 Pacheco hht. de la Pintura. LIBRO NONO. [97 que sucede en semejantes casos quedarse como absorto, y enagenado de sí el sugcto, sin articular palabra en un gran rato, hasta que n parado ya de aquel éxtasis, prorumpe mas en afectos de admuaaua, que en hipérboles de alabanza. c S. II. onsiste pues esta belleza en que el golpe principal de la luz, en cuanto lo permitiere la calidad del asunto, esté en el centro de la historia con el mayor esplendor, y hermosura de colores que le competa, a que ayuda mucho lo dcsperhlado de los contornos, y demás partes, huyendo siempre lo agrio, y recortado, que endurece, y hace desabrida la Pintura. También se ha de huir que se encuentren dos colores, ni dos claros igual.s, que son lo que en la música llaman unisonus, que entorpecen, y frustran la dulce cadencia, y melodia de las voces. También ayuda mucho a esto, el que insensiblemente desde aquel centro de la luz, se vaya rebajando hacia los extremos del cuadro, o supenicie que se pinta. Y digo in- i sensiblemente, porque no ha de ser lo rebajado tan sensible, y de golpe, que lo perciba la vista desde luego; sino que apenas se conozca donde comienza. A la manera que un luminar en una noche obscura hace su efecto luminoso mas refulgente en aquel espacio que tiene mas inmediato a sí; pero después se va gradualmente debilitando la luz, o la cía-, ridad, al mismo paso, y compás de las distancias, con una tan insensible cadencia, que aunque la vista lo percibe en el todo, no lo puede serialar en las partes. Aquí entra la discreción del artídce a graduar este do- t cumento con aquella excepción que pidiere la naturaleza del asunto, que no siempre puede estar toda su acción en el c:ntro, y así necesita de observar las reglas de la buena economía, que dijimos en el tomo, y libro i. cap. 8. y en el presente libro 7. cap. 2. de la invención. Y asimismo debe observar, que tanta perfección es en la suma austeridad de un San Francisco de Asis un color quebrantado, y macilento, como el rubicundo, y hermoso en la belLza de la Virgen María en su concepción puiísima. De manera, que en teniendo cada cosa aquel linaje de perfección que en su esfera le compete,es hermoso, y grato objeto a la vista, porque en esta clase no es lo mas hermoso lo mas perfecto antes lo mas perfecto, es lo mas hermoso. También hace mucho al caso la graduación, y casamiento de los colores, porque no todos, y con todos hacen buen maridage, pues un verde junto a un azul, es in- fa- En que consista la belleza, y kun gusto de la Pintura. ejemplo de un luminar en noche obscu- ra. Lo que importa a la hermosura la Lucna elección, y colocación de los colores. 198 MUSEO PICTÓRICO. Exemph, j colores del Arco Iris. fame colocación; pero si entre los dos media un encarnado, hace las amistades. También el azul con un morado es mala vecindad; pero si media un amarillo, se proporcionan: y sobre rodo, el buen gusto es el que todo lo sazona, pues aclarando, u obscureciendo mas un color que otro, o cambiándole a alguno los claros, se remedian muchas discordancias, que suelen resultar a veces en el consorcio de los colores, y mas en el asunto de historia numerosa. En todo nos ofrece documento la misma naturaleza, pues en ella vemos la hermosura del Arco Iris, que ccnsióte en aquella acorde armonía de los colores que le componen, colocando el amarillo claro entre el encarnado a la parte convexa, y el verde a la cóncava: y uno y otro van dceenerando en morado, y azul, o aplomado. De suerte que es digno de observar, que si el encarnado se hubiese de despertilar contra .el verde, haria on el intermedio un color vilísimo, y disonante a la vista; y despertilandose contra el amarillo claro, hace una media tinta de un color dorado, y rubicundo. Y asimismo, el verde se va aclarando en aquel intermedio, de suerte, que no degenera su color mas que en aproximarse al claro, que es mas simbólico a su naturalca: pues cuando queremos labrar un paño verde, usamos del amarillo claro, que es el génuli, para las luces, y este le heimosea el color mucho mas que el blanco. Y también para pasar al azul aplomado toman el intermedio de un carmesí hacia el encarnado, y de un morado hacia el verde. Y asi ha de procurar el pintor con gran vigilancia la mas acorde colocación de los colores, para que de su buena consonancia, y variedad, resulte en gran parte en sus obras la belleza, y buen gusto que requiere la Pintura. Suavidad de la Pintura en qué con- 'sista. Aplicación succesi- "ja de las tintas importa mucho ala suavidad. .U' L III. ía suavidad es otra parte importantísima para la belleza, y buen gusto de la Pintura, la cual no consiste en lo liso, y terso de ella, sino en la unión, y dulzura de las tintas, succesivamente colocadas con tal orden, y consonancia, que de ellas resulte la morvidez, y blandura de las carnes, como en el natural, de suerte que parezca que si se tocan con el dedo, se han de hundir: no han de estar duras, y tiesas, como si fueran de mármol, u de bronce, Y digo succesivamente colocadas las tintas, porque se han de ir siguiendo, y aplicando por su orden; esto es, que a la primera se le siga su inmediata, que es la segunda; y a esta la tercera; y así las demás: porque si se colocan salteadas, 6 invertidas, entra con violencia la declinación del cía- .0:1LIBR0 NONOl'J? 199 claro íiicia el obscuro; y mal podrá conseguirse la unión, dulzura, y suavidad, doado hay violencia, desabrimiento, y repugnancia, como- es la tercera, o quarta tinta sobre. la ' primera; 'p í'- Así lo vemos practicado de 'los mas emiicntcs de nuestra facultad, el gran Rafael de Utbino, el gran liciano,: ' Cerezo, y Anibal, y otros de sus eminentes escuelas. Y de nuestros españoles, el insigne' Pablo de Céspedes, Jua- I nez eJ Valenciano, Carreño, Alonso Cano, y el gran Murillo, sin omitir a nuestro 'elazcJuez, cuya pintura acredita este discurso, pues consiguió la morvidez, dulzura, y suavidad, sin la pensión de lo lamido, terso, y afectado,; I con gran pasta, libertad, y magisterio. Y asimismo lo acr¿ dirán otros muchos españoles que han seguido este grande,' y magisterioso modo de pintar.; ' No excluyo por esto la manera acabada, y definida, I como lo vemos en las pinturas de Corezo, Rafael, Scipión Gaetano, y nuestro Juanez, Alonso Sánchez, Anto nio Aloro, y Morales, que a la verdad satisface a peritos,' é imperitos. Solo digo, que no consiste en eso la suavidad que decimos, sino en la acorde unión, y confederación de las tintas, observando lo acabado, y dciinido, según la proporción de distancia, en que se debe mirar una pintura al respecto de su tamaño. Porque diferente cosa es una pequeña lámina, que se ha de mirar en la mano, o en una muy moderada distancia; 6 un cuadro, cuya grandeza de cerca no se comprende, y para poderlo percibir, es preciso retirarse por lo menos tanto como su mayor línea, para que con eso pueda caber en el ángulo visual. Y así, todas las veces que en aquella distancia, que se debe mirar una pintura para poderla comprender, se ve con la de- bida unión, y dulzura, esa tiene la verdadera suavidad, j aunque de cerca esté aborronada, golpeada, y pastosa, como lo vemos en las cosas de Carreño, Velázquez, y otros; pues si el mismo natural estuviese puesto en aquella distancia, haria el mismo efecto. ;A'jt h Eminentes artífices extranjeros, y españoles que lian fractieaJo la suavidad en la Fintura. v, ; j:, lila o"nsx"i -'ir. -(.oVv,. ,íw La aconte unión, y confederación de las tintas, es la verdadera stiai'idád, d proporción de la superficie que se jinta. La suavidad ha Je ser al respecto de la distancia en que se debe varar una pintura. a Jz í. IV. ía otra parte que conduce al buen gusto y líltima perfección de la Pintura es el relicvo: porque poco importa que tenga hermosura, y suavidad, como lo vemos en muchas, si á mediana distancia pierde totalmente la fuerza, y relievo, que es el alma, y la vida de la Pintura. Y así conviene que el pintor aplique en cbta parte todo su desvelo. Por cuya razón direnws algo acerca de este asunto, ademas de lo que se ha dicho en los libros antecedentes. Para lo cual primeramente ha de observar el pintor buenas, y grandes plazas de claro, y obscuro en sus obras con tal verdad, que si el natural se pusiese con aquella misma luz, no hiciese otras. Y así las mejores serán siempre las que por él se estudiaren. Bien que algunos llegan a tanta felicidad con la freqüencia del estudio, que de práctica hacen cosas con tan maravilloso acierto, que parecen muy estudiadas por el natural, como lo vimos en el insigne Lucas Jordán j pero este es un don altamente dispensado del cielo, pues hemos visto a otros muchos, no menos estudiosos, que no han conseguido esa felicidad, y que han estado siempre atados al. estudio, no solo en el mas leve desnudo, sino aun en el mas ligero cendal, como le sucedía al gran Carlos Maratí hacer varios diseños para un solo pafío por el natural, cuando otros lo consiguen con un leve descuido, sin mas especulación, y no porque le faltaba el caudal para hacerlos maravillosos de práctica; pero de esto no se puede dar documento: mídalo cada cual con sus fuerzas, porque no todos los genios son vaciados en una turquesa. Lo que es muy digno de observar es, que el pintor no ha de hacer los obscuros con igual fuerza en todos los casos: no hablo aquí de la degradación de las disrancias, que eso se supone, sino de los acaecimientos en diferentes sitios. Porque en un aposento cerrado, y con una luz colada, y mas si es de noche, deben tener mas fuerza los obscuros, pues hay menos motivos para la reflexión que los templen, Pero en una historia en el campo, con la luz plena del dia, y mucho mas en una gloria, donde está la claridad tan difusa, es impropiedad suma usar de obscuros fuertes, por la debilidad que en ellos ocasiona la claridad difundida por todo el ambiente. Y así en estos casos, no solo han de ser templados los obscuros, sino rcflexados de los colores adherentes, y tocadas las luces d-l color del luminar. También esfuerza mucho el relieve la contraposición, porque si una figura clara cae sobre campo claro, se confundirán sus claros con el campo; y lo mismo digo, si una figura obscura cae sobre campo obscuro. Y así en todo caso ha de tener el pintor muy presente este documento, porque es importantísimo, como lo demostramos en la teórica, lib. 3. cap. 3. propos. 18. 19. y 20. en especial para las pinturas que se han de colocar en grandes distancias; pues observando bien la contraposición, y las manchas iirmes, y francas de claro, y obscuro, aunque se coloque en la mas remota distancia, y buque de edificio grande, se verá in- a ilBRO NONO. rá infaliblemente, como lo tengo bien experimentado. Y en esto consiste piincipulísinuniente el no confundirse, no eií cargar de color con tal demasía, como algunos piensan, que parece las quieren hacer de relieve; que el arte para relevar, no ha menester el bulto material de las cosas, sino la firmeza de la contraposición, con la fuerza del claro, y obscuro, sobre buenos contornos, §. V. . D Vi ixc que principalísimamente consistía en lo dicho el no confundirse, o perderse de vista una pintura en grande distancia, d eminencia; porque también consiste en la magnitud, o aumento de grandeza que se le debe dar al res- , pecto de la distancia. Y aunque para esto dimos regla fun- damental, y demonstrativa en el tomo de la teórica, lib 3. cap. 2. propos. 6. no dejaré A.9 decir, aunque degenere algo del asunto, lo que prácticamente me ha enseñado la eX" períencia; y es, que lo mas que Llega a disminuir una ígura colocada en distancia grande, es la quarta parte de su magnitud. De suerte, que si yo quiero que una rigura parezca en una grande distancia de seis pies de alto, que s el tamaño del natural, dándole ocho, quedará reducida á seis, porque disminuirá los dos, que es la quarta parte de su grandeza. Y en una distancia, o altura, la mayor que se pueda dar en un gran templo, lo mas que llega a disminuir es la tercera parte de su grandeza. Y así haciendo las figuras de a nueve pies, o tres varas, que es lo mismo, quedará reducida a seis pies, que son las dos varas castellanas de la altura natural de una figura humana; y a est© respecto se irán graduando las demás que se le siguieren, a proporción de sus términos en la distribución de la historia si la hubiere: bien que en estos casos de altura suma, se suele usar de alguna licencia mas en la urandeza de las figuras de primer término, porque la figura principal, d hé- j roe del asunto, quede en la debida magnitud; y en las demas, que van degradando, no lleguen a término tan diminuto, que por la suma parvidad se hagan imperceptibles. Bien se aprovechó de esta licencia Federico Zúcaro en la cúpula, que pintó al fresco en la iglesia mayor de la ciudad de Florencia, como lo dice Vicencio Carducho '; pues asegura que hay en ella figuras de quarcnta pies de alto, y sobre todo un Luzbel, que hace parecer a las otras pequeñas. Que aunque la altura, y distaiKÍa de dicho temtoin. II, Ce pío i Vincent. Car. díalog. i. fol. 9. a¿ fía. KegLx practicabara ¡aorandezis de ¡as Jigmas £)i suma distancia. Pinturas en suma distancia, se puede usar de mas licencia en su grandeza, j por qué í Cúpida pintada de maito de l'e derico Zúcaro, con figura de desmesurada ¡grandeza. ; 202 M U S E o P a C T o R a C o. pío es suma, como lo testilica dicho autor, la grandeza de las figuras es desmesuradísima, con la venia de tan grande artífice, y no pueden dejar de ofender mucho la vista, y venirse sobre los ojos. S- VI. últimamente concluyo con lo que dicen Junio, y lucion de ¡agracia en Schefero acerca de la venus, gracia, y belleza de la pintura ', iaftntura, m-, cierta amabilidad atractiva, que resulta de la puntual observancia, y mas acertada elección de todas aquellas partes que la componen. Y siendo esto así, discurria yo que esta parte de la venus de la Pintura no seria cosa distinta de todas las demás que la constituyen; como son, invención, simetría, color, movimiento, perspectiva, y las demás: y asi el que estas tuviese, indubitablemente poingénua satisfac' seeria la otra; pero no det de ser asi, pues vemos que ion de Adis. Apeles a los artífices de su tiempo les concedía la igual- dad, o ventaja en todas las demás partes de la Pintura; pero que en esta sola dei la gracia, y buen gusto, ninguna le igualaba: con que totalmente la separa de las demas partes integrales, como lo hicimos en el tomo primero, lib. I. cap. 7. de la composición integral de la Pintura, de suerte, que viene a ser la suma perfección que cada cosa puede tener en su esfera, no como en la naturaleza son Sentencia es j)ecÍQsa sino como serian si estuviese en su perfecta integridad. Así de Lisijjo. como decía Lisipo, aquel célebre estatuario, que las esta- tuas de los antiguos estaban hechas como eran los hombres; pero las suyas, como los hombres debían ser 3: de suerte, que no se contentaba con lo mas semejante, sino que aspiraba a lo mas perfecto; y así fueron sus estatuas las mas recomendables de la peritísima antigüedad. Lo que no le sucedió a Demetrio pintor, que fue reprehendido por ser mas amante de la semejanza, que de la perfección 4. Este es el escopo de la Pintura, el auge de la perfección, el término de lo sublime, la melodía de esta voz, el embeleso de este encanto, el cautiverio de los ojos, y la suspensión de los sentidos. Y verdaderamente, dice Schefero, quien esto no consigue, aunque en sus obras exprese la misma naturaleza, es trabajo inútil, y nada apreciable, pues se 1 Jun. de Pict. vet. lib. 3. cap. cuales essent homines; a se, qua" 6. Schefer. de art. ping. §. 38. &í les esse viderentur. Phn. li. 34 sequentibus. cap- 9- s PJin. lib. in. cúp. lo. Ipsis 4 Fuitque ZJfwen'Bí similitudi- csetera omnia coniigiise, sed liac nis quám pulchritudinis amaniior. sola sibi neminem parem. Fttb, ¡ib. lo. cap. lo. 3 Stacuas a veiecibut factas, LIBRO NONO. - 20 o se mira desposeído de la mas especiosa prenda del arte '. A Simil del orador, y la matKra que un orador doctísimo, y de los que dicen ser del representante, un pozo de ciencia, sino tiene gracia, que es lo que llaman predicaderas, no tiene séquito, ni aplauso, ni se le puede oír con gusto. Y también al recitar un poema, uno le representa con tal arte, y tal expresión de afectos, y ac- j cíones, que deleyta, y suspende a los oyentes, al paso que I otro, siendo los versos unos mismos, lo dice con ral de- I sayre, y siniestro sentido, que impacienta, y desazona al I auditorio. Y así procure el perfecto pintor ser en sus obras Máxima imfor- músico elegante, orador cloqüente, y diestro representan- tante de la perjeccion I te, para lograr en ellas el mas especioso carácter de su """ '' última perfección. CAPITULO II. De otras observaciones concernientes d la mayor perfección de tina pintura. s. I. X3asta un solo defecto para destruir la perfección de una Un solo defecto has , obra. 1 no bastan muchas perfecciones a bienquistar un de- . fecto. Por eso dice aquel común axioma: Que lo bueno, ó perfecto ha de proceder de una entera causa; lo malo de cualquiera defecto 2: y así una grande obra con un solo defecto que tenga, no se puede llamar perfecta: por lo cual debe el pintor celar, cuanto su posibilidad alcanzare, ; la entera perfección de sus obras; que si bien esto parece I' repugnante a la fragilidad de nuestra miseria, que nunca, o rara vez deja de estampar el sigilo de su flaqueza, bastará j que este no sea en cosa grave, o capital, dispensándose cu alguna de las cosas leves, o veniales. Y así me ha parecido, porque también sirva de compendio a lo que se ha tratado en los libros antecedentes, poner aquí los documentos, o conclusiones que a este fin trae Joaquín de Sandrart , en su eruditísimo libro de la Academia del Arte de la Pin- : tura 3, aiíadiendo a ellas lo que ocurriere para el mas exacto desempeño del asunto j y son las siguientes. Tom. II. Ce 2 CON- I Qui hoc non observar, Ucet lutn ex quocumque defectu. Ex totatn exprimat naturam, frustra com. Philos. axiom. ' est nec amari potest. Denique des- 3 Jonchim Je Sandrart in yira- titui non levi parte artis intelligi- dem. nobitis. artií Pict0¥ie, part. i. tur. Schef. de art. ping. %. 39. cap. IJ. 3 Bonuní ex integra cansa. Ma- ta a desacreditar una otra. Caso sucedido al autor. Í204 MUSEO PICTÓRICO. CONCLUSIÓN PRIMERA. Tenga siempre el pintor en la práctica de esta noli' lisima arte muy presentes todas las reglas, y leyes qtie le prescribe la teórica, y procure conservarlas con la ma 'tM yor puntualidad í[ue le sea posible. " R£ FZEXION. Acuerdóme que habiendo muerto un gran pintor en esta Corte, y que había estudiado en Roma, le pregunté á un pariente, y discípulo suyo, si en el espolio habían quedado algunos libros de la Pintura ? A que respondió: Que si de la Pintura habia libros ? O desventurados los que aprenden tan ilustre facultad, sin mas estudio, ni especulación que el uso de verlo hacer, como se practica en el ejercicio mas mecánico! CONCLUSIÓN SEGUNDA. Ha perfección de las obras que ocurren en la práctica de la Pintura no se adquiere y ni se consigue con la. eloqüente pomposidad de las voces, sin experiencia, ni estudio, sino con una genuina inteligencia, y una continua aplicación d la retórica de los pinceles, que son los mas eloquentes tropos de la Pintura. reflexión: Poco importa que el pintor sea eloqüente, si los pinceles son mudos: de estos decía Ríci, que sabían el arte de encantar 5 pues con aquella verbosidad encantaban los oyentes, y los tenían en muy elevado concepto, sin que bastase a desengañarlos la balbuciente ignorancia de sus obras. CONCLUSIÓN TERCERA. Xas observaciones y y documentos mas notorios, y practicados de los antiguos, se han de preferir totalmente a las de los modernos estilos y modos de pintar mas fáciles. REFLEXIÓN. Documentos moder- g conclusión se entiende, cuando los estilos moder- nos, que no aerootien,, ,, t r , los auítpuos. "° derogan en lo substancial los tundamentos antiguos; no quan- Sentencia de don Francisco Rici. LIBRO NONO. 305 cuando los subliman a esfera de mayor perfección, y facilidad en el manejo, que sobre ser útil en lo material, no es despreciable en la reputación. CONCLUSIÓN QUARTA. I Siempre que el pintor haya de ejecutar alguna obra 1 insigne, y de grande empeño, procure tener del asunto ' plenísima noticia, porqtie de otra modo incurrirá en mil inevitables errores, REFLEXIÓN. Para esto es preciso que el pintor tenga libros, así de Lil?ros que debe historia sagrada, como también de humana, y aun profana, fir d pintor. por lo que pertenece a las fábulas, de que daremos noticia en el capitulo siguiente. CONCLUSIÓN QUINTA. £l crédito del buen pintor, hábil, y experto, consiste en que en cualquiera de las partes que componen su obra muestre un juicio,jy una idea sublime; o por lo menos se acerque tanto d la perfección, que entre lo sublime de ella, y lo que él hiciere, intervenga muy corta diferencia. REFLEXIÓN. Ofrecense en una historia tanta variedad de cosas, que es casi imposible hacer el pintor cada una, como si aquella fuera su especial profesión, como un pedazo de pais, unas flores, o frutas, &c. pero bastará hacer estas cosas con un modo pintoresco, gracioso, considerándolas, no como principales, sino como accesorias al asunto, a el cual se han de sujetar de forma que no descompongan aquella armoniosat templanza con que está organizado el todo CONCLUSIÓN SEXTA. Variedad de cosas que ocurren en tin historiado,y cómo se han de oraduar. o El que sin tener aplicación al estudio de la Pinturat ni haber visto el trabajo, y especulación que cuesta d los que la ejecutan, ni leído, u oído d los que la ensenan, y explican, sino solamente guiado de su presunción, por haber leído mucho, se persuade entenderla, y se atreve a ejecutarla: este no solo es ignorante, sino que d sí mismo se engaña, presumiendo engañar d los otros. RE- MUSEO PICTÓRICO. Muchos se arrojan inconsideradametite d fintar sin principios, ni documentos algunos. REFLEXIÓN. De estos hay muchos, que en fuerza de una aficiorf impaciente, acompañados de una afluente verbosidad, no solo se persuaden # entender de Pintura, sino que se arrojan inconsideradamente a ejecutarla, sin mas documentos, ni reflexiones, que su innata presunción, en que viven tan bien hallados, como si fueran Timantes, y Apeles: sufragándoles a esto la vanidad de no haber aprehendido de nadie, siendo la fábula, y el ludibrio de los inteligentes, que desapasionadamente lo juzgan, contentándose con la admiración que les tributan ios ignorantes, de ejecutarlo sin haberlo aprehendido. Y tienen razón, porque el que no sabe, cómo ha de haber aprehendido ? CONCLUSIÓN SÉPTIMA. Aunque alguno gaste mucho tiempo en investigar el genuino, y radical fundamento de alguna cosa, no por eso desfallezca su ánimo, ni prosiga hasta vencer el escopo de la dificultad, cjiíe sin duda lo conseguirá, segim aquel vulgar proverbio: Omnia conando docilis solertia vincit. RE FLEXIÓN. Ingniios perezosos, no aspiran d vencer las dificultades. Hay algunos genios que en encontrando el escollo de la dificultad, pasan por encima, sin discurrir en vencerle; y estos son ingenios perezosos, de quienes nunca se puede esperar que lleguen a conseguir el grado eminente de la perfección, pues esta solo se rinde al infatigable desvelo de vencer las mas arduas dificultades. CONCLUSIÓN OCTAVA. Asi como no solamente las costumbres de las regtO' nes, sino el tiempo en que sucedieron los casos históricos que ha de expresar el pintor, son totalmente diversos'. Así el perito artífice debe expresar en sus historias aquel carácter mas especifico, que según el tiempo, y la región, corresponde a cada una, no solo en las figuras, aspectos, y trajes, sino también en las chozas, y cabanas campestres, y los animales que son privativos de aquella provincia. RE- .UJUIBRO NONO. S07 REFLEXIÓN. . Porque seria impropio pintar con golilla Ja historia de Impropiedades que los Modos, y con calzas atacadas las de los Macedonios; pn:den acaecer enuna como también monterías de leones, y tigres en Europa j y '"°" de pintura. de iabalies en el África,- -jwí..¿vv.. í. ., o jont CONCLUSIÓN NONA. Ningún pintor se sujete d seguir precisamente algún método y o manera de pintar:yníin que sea. comunmente redhiba, sino así como la misma naturaleza varía en todas sus Cosas, como lo acreditan los semblantes, así nosotros,v iji it. . i, debemos variar y diferenciarnos unos de otros, procurando siempre caminar de bueno d mejor en todas nuestras obras íj v.r. V RRFLE'.XION. En tanto que el pintor cursa los primeros grados de En los principios su facultad, está bien que se sujete a copiar, y seguir a se ha de imitar a los otros, hasta fecundar la idea; pero luego que se sienta con maestros: después se caudal suticiente para obrar por sí mismo, es conveniente ha de dejar correr lisoltar las riendas al genio para que camine libre por la es- genio. irada que le destinó la naturaleza j pues muchos por seguir á otros, ni bien han logrado imitarles, ni han aprovechado en su particular genio, por haberle violentado, y sacado del curso de su innata propensión. CONCLUSIÓN DÉCIMA. JEl consejo, ejemplo, o corrección de los grandes maestros, que en esta, o aquella parte de la Pintura son tenidos for eminentes, no se ha de despreciar, sino es que muy examinado el punto, se hace concluyente razón en contrario, REFLEXIÓN Es muy digna de veneración cualquiera advertencia de Ceder d la corréelos mayores, y mas icuando en el arte verdaderamente lo cion de los superiores son; y hay algunos mozos tan hinchados de presunción, '' demás de que tienen por caso de menos valer el rendir su dictamen deuda, es mures al mas experto en el arte, cuando el ceder a semejantes sujetos, demás de ser deuda, es interés propio, así por el sobrescrito de la virtud, como por el interés del acierto. CON- sol MUSE o: P a G T O R EC O. CONCLUSIÓN UNDÉCIMA. Los mas doctos aprceian mas d los que saben,y £or qué í sh: lotti'if.w a tV,': ';-' 'Tos grandes artífices siemj)re vhen en la memoria de los prudentes, y doctos; y las obras, que de ellos celebran, ¿os eruditos- i, son. mas _ durables que las que blasonan los indoctos. Y como no se adquieren las artes y y ciencias y si-j fío a costa de muchas vigilias, y expensas: los grandes ingenios ájiad¿i de esto perdonan, para- que después de sus dii-is sean contados en el número de aquellos ínclitos varones, -v. REFLEXIÓN. iíV," . .' ' . -i Verdaderamente que aquellos que mas saben, saben ma% el trabajo que cuesta el saber; pues los que no han cursado un camino, mal podran informar de las leguas, montaíías, peligros, y pasos fragosos que tiene. Así los ignorantes poco aprecian a los que saben: al paso .que los doctos los estiman, porque saben los sudores, y vigilias que cuesta el ascender a la cumbre de la sabiduría en cualquiera facultad. í'" CONCLUSIÓN DUODÉCIMA. Es bien notorio, que la vista entre todas las opera' dones de la naturaleza se aventaja en la celeridad de sj movimiento, pues en un solo impulso de su potencia,y en un solo instante puede registrar,y percibir las especies d innumerables objetos; pero sin embargo en un solo momentó no puede discernirlas, y conocerlas todas. Asimismo si algún principiante en la Pintura felizmente dotado del cielo para esta deliciosa, y celestial arte, desea conseguir la verdadera comprehension fundamental de tanta variedad de objetos, y formas como la componen: es necesar Xío ante todas cosas, que cada una de por sí la examí 9te .y considere parte por parte, sin pasar d la segunda, hasta que la primera la tenga bien impresa en la¡ memoria, y haya conseguido habito siificiente para expresarla sin dificultad. - ' REFLEXIÓN. Parte por parte sí wiene d lograr la comprehension del todo. í: Es constante, que si toda la suma de objetos, y for7 mas que abraza el Arte de la Pintura se hubiese de emprehendcr a un tiempo, sobre ser caso imposible, mas engendrara confusión que inteligencia. Y así, midiendo la dilicultad con nuestras fuerzas, es preciso irla desmenuzando -ViLJ par- LIBRO NONO. 209 parte por parte, para que se pueda lograr la comprchension del todo, como dijimos en el libro 4. de la cola del caballo, cerda por cerda, según la empresa de Alexandro, pues toda junta era imposible arrancarla. I CONCLUSIÓN DECIMATERCIA. i ' En tinajígura. decorosa, y grave, no levante la mano mas alta que la cabeza; ni el codo mas alto tjtie la clavícula; tñ el pie se levante mas que hasta la altura de la, otra rodilla ni alargue el paso mas que la distancia de un pie. REFLEXIO N. E un documento muy justo, porque en una figura ' grave, y seria, todas las acciones han de ser compuestas, y proporcionadas; pues lo desmedido, y descompuesto, se i reserva para las figuras sirvientes, laboriosas, y ágiles, según lo piden sus acciones,' arregladas a la naturaleza del asunto. CONCLUSIÓN DECIMAQUARTA. i En cualquiera figura se ha de procurar la expresión del afecto, por ser el mas indicativo del alma; y lo propio se ha de observar aun en los animales brutos '.pues no será bien hecho pintar dos bueyes arando con aquella soberbia bizarría con que se suele pintar el Bucéfalo célebre de Alexandro; ni como la famosa Ninfa lo, hija, . infeliz de Inaco, d quien fingen los poetas convertida en vaca, erguida la cerviz, enroscada la cola, y corriendo con acelerado curso. F{guragra'vt,y seria, lo sea en sus aC', (iones, y movimientos ., s REFLEXIÓN. Importa mucho en la Pintura la expresión de los afee- Xá expresión de I tos, y la propiedad en las acciones, que también los de- afectos,, y acciones, es muestran, por ser estos los indicantes del alma, que sin ellos, el alma de las figu- las figuras mas parecen exánimes que vivientes. ' CONCLUSIÓN DECIMAQUINTA. Para observar debidamente la proporción del cuerpo y miembros humanos, como también de los brutos, ante todas cosas se ha de procurar la reciproca correspondencia de linos miembros con otros, y que no se coloquen fue ra de su sitio, o contra la naturaleza del sexo. Tom. II. Dd RE' iió MUSEO PICTÓRICO. ta en la Pintura. RE FLEXIÓN. Simetría, y pro- Todo csto prescriben las reglas de la buena simetría; porción, lo que impor- pues esta no puede subsistir, faltando la debida proporción, y correspondencia de los miembros entre sí en tamaño, sitio, y forma, como lo dejamos notado en el libro 4. cap. 5. 6. y 7. de la simetría, y anatomía del cuerpo humano. CONCLUSIÓN DECÍMASEXTA. La medida comnn de las figuras se ha de considerar siempre según su longitud, no según su latitud o grosura. La mensura de la longitud permanece siempre en las Jiguras, aunque se ulíere la latitud. La diferencia de semblantes en la Pintura imite la r.iriedad de la naturaleza. REFlEXJON. 1 Es constante: porque considerada una figura, o perso-' na humana en su debida proporción de ancho, y largo, siesta engruesa, no por eso se acorta; y si adelgaza, tampoco se alarga; aunque lo uno y lo otro parece a nuestra vista por la diferencia de proporción, pues diferente es ser el ancho la qiiarta parte de la longitud, o ser la sexta, o séptima, que la hace mas larga proporcionalmente. CONCLUSIÓN DECIMASEPTIMA. Entre las mas admirables obras de naturaleza, no is la menor el que en una misma especie haya tanta variedad de formas, o semblantes; que bien examinados, ninguno es totalmente semejante al otro. Y así el buen pintor ha de procurar imitar en esto la naturaleza, poniendo todo estudio en la diferencia de los aspectos, y semblantes de una historia. REFLEXIÓN. Lo contrario es defecto reprehensible, y en que muchos han incurrido; y no solo ha de huir en esto la semejanza el pintor, sino también en los contornos, de suerte que no haya muchas cabezas de un mismo perfil, d fi- guras de una misma actitud. CONCLUSIÓN DECIMAOCTAVA. Las cosas contrarias se han de evitar, esto es, d una misma figura hacer los pies la'gos,y el cuello corto; el pi- L a B R o N o N o. u sil fecho enxiito, y los brazos gruesos; y finalmente toda deformidad se ha di hiíir, procurando ajustarse en todo d Lis leyes" que prescribe la misma naturaleza. REFLEXIÓN. . Vemos en algunos antiguos, como Alberto, el Bosco, Correspondencia y otros de aquella escuela, una cabeza muy bien hecha, y ' '° '" Pproporcionada en una figura desnuda, y el cuerpo tan di- '" ' '" partes minuto, y mezquino, que impacienta el verlo j pues no '' corresponde su organización a la simetría de la cabeza y así conviene tener presente la buena correspondencia del todo con las partes, y de las partes entre sí. ! CONCLUSIÓN DECIMANONA. El que intenta copiar algima cosa del natural, es necesario se aparte de él tanta distancia, quanta es la largueza, del objeto dos o tres veces a y asimismo forme con la. vista o la imaginación diferentes líneas rectas, ya perpendiculares, ya transversales, y diagonales, por cuyo medio ajustará fácilmente la delineacion con el objeto que pretende copiar. REFLEXIÓN. Es documento importantísimo, porque sin elegir dis- Distancia compe- . tancia proporcionada para que el objeto pueda caber en la tente para copiar del vista, y ser de ella comprehendido, es impracticable el cOt natural. piarlo, como lo dijimos en la teórica, lib. 3. cap. 2. de la , perspectiva; y de lo contrario se siguen grandes absurdos, . salvo si el pintor fuere corto de vista, que en tal caso habrá de atemperarse a la debilidad de su potencia visiva. No es menos importante el medio de las líneas imaginarias, que son de grandísimo beneficio para sacar copiada justamente una figura del natural, como si se hubiese hecho por cuadrícula. ' CONCLUSIÓN VIGESIJVÍA.. En las obras diminutas, u de figuras pequeñas, no se conocen tan fácilmente los yerros como en las grandes: la razón es, porque en aquellas no se necesitan expresar tanto las partes mínimas como en una figura del tamaño del natural. Líneas imaginarias para ajusfar el dibujo a el natur.il. Tüm. II. Dda RE- 212 MUSEO PICTÓRICO. . n c RE FLEXIÓN. En lo pequeño los Es axioma entre los pintores, que en lo pequeño los defaíos son pequeños; qqq son pequeños, y en lo grande, son grandes; pues y en lo grande son j | pequeño puede ser la diferencia de un cabello. QVflOLÉS 4x11 y en- lo grande puede ser una pulgada, o mas: y así aquello por imperceptible se dispensa, o se oculta; pero esto, por manifiesto, se hace precisamente reparable. CONCLUSIÓN VIGESIMAPRIMA. E.S necesario que el pintor que desea aprovechar en su arte, así en lo público, como en lo secreto, en su casa y fuera de tila, tenga recogido el pensamiento y la imaginativa de suerte que observe, y estudie en cuantos objetos se le pusieren delante de los ojos -, y después en su quietud, y retiro haga reflexión sobre ellos, para tenerlos presentes, impresos en- la memoria, de suerte que los pueda expresar cuando se le ofrezcan '. y de esia suerte el principiante fecundará su idea tanto, que con facili-' dad llegue a ser artífice eminente. REFLEXIÓN. El pintor tiene dixlmos, tratando del inventor, que el pintor siempre abierto el li- siempre tiene el libro del estudio abierto en la misma na- bro del estudio en la turaleza. Y así el estudioso ha de traer consigo lapicero, y misma natiitaleza. papel; porque si acaso la ocasión lo permite, pueda hacer Lapicero, y papel algún apuntamiento de lo que tiene presente, o por lo me- ha de tener consigo el nos en su retiro, haciendo de ello reflexión, lo ejecute, P'- como lo hacen los que son estudiosos. CONCLUSIÓN VIGESIMASEGUNDA. (i vuv yu jic Después que el perfecto pintor háyit ejecutado sobre aín astinto histórico uno, o muchos dibujos, borroncillos, o disefws, es necesario, que los consulte con algún amigo inteligente, y de su mayor confianza, procurando siempre observar en todo la corrección, y elegir aquello que sea mas ajustado, y consono d el asunto,y después estudiar las partes por el natural. iU . . RE- o: ÍL a B R o NONO.: i REFLEXIO K. Hay genios tan fecundos, que sobre un asunto harán Genios mas 6 medifcrentes composiciones: y otros por mas que se desvelen, nos je cundas en el iniiO harán mas que una; pero esta tan meditada, que si db 'f" í" derentodas aquellas se sacara una, quinta esenciaj,;saldria esta sola, ? '"" " a. fercomo ya dijimos tratando de la invención.! Pero sea el geniode los primeros, o sea de los segundos, siempre es confveiiiciite la consulta, para elegir lo mejor o acrisolar, y piirihcar lo discurrido, sublimándolo después con el estudio del natural. CONCLUSIÓN VIGESIMATERCIA. -. El buen pintor ha de tener siempre por norte eí ínteres de la. honra, mas que el de la utilidad mecánica y temporal; y nunca se precipite, ni aligere la obra por motivo alguno, pues esto ha llegado de suerte d corromper algunos genios, que los ha perdido del todo: cuando por ei contrario, con, el continuado estudio, y fervorosa aplivion, se adquiere mas Juicioso, y pleno conocimiento del arte, y se llega a conseguir la gloria, e interés de lajama I y crédito que trae consigo nna y otra utilidad. I RE FLEXIÓN. Nó se'ha de entender este documento tan riguroso, que Importa dejar cori no tenga alguna excepción. Acuerdóme de haber oido a don rertalvez libremente Claudio Coello en cierta ocasión, que era importante tal el gnio para cobrar vez dejar correr libremente el genio para soltar las manos; soltura, y manejo. I y adquirir libertad en: el madejo 5 pero que esto habia de ' ser, teniendo siempre entre manos alguna cosa de estudio para conservar la corrección, y no despeñarse en lo amanerado, y de esta suerte han aprovechado muchos, o los mas. ' - V '' :i si) zo-irifior; . ní CONCLUSIÓN VIGESIMAQUARTA. Entonces, dice Horacio ., llega tina obra d snma per- feccion, cuando al dueño le redunda el gozo de la posesión de ella, y al artífice su deseada utilidad, y conveniencia. RE' 5214 MUSEO PICTÓRICO. Loduké'lj lo'util es el punto fnns criti- 'co del acierta. REFLEXIÓN. f En otra parte dice el njismo Horacio, que aquel consigue el último punto del acierto, que juntó a lo dulce de la fruición el deleite de la utilidad. Y así el complacer a los dueños de la obra, importa mucho, cuando son discretos en el pedir; con lo cual se logra uno, y otro interés: pero líbrenos Dios de dueños imprudentes, que piden contra lo mismo que desean, pues deseando la perfección de su obra tal vez son tan tenaces en algunos despropósitos, que totalmente le defraudan su mayor perfección. .CONCLUSIÓN VIGESIMAQUINTA. Sentencia de Vicencio Carducha en el Juicio de una obra. Los que menos saben juzgan temerariamente las obras agenas. Conocimiento indefectible que debe tener de la perspectiva el perfecto pintor. :'Mn el Juicio de las obras,. aunque tal vez ocurran algunos errores leves, no por eso se han de vituperar, atendiendo d la perfección ventajosa de otras partes iuas principales. Así como el que -pulsa, o tañe un instrumento con excelencia, no porque tal vez yerre una cuerda, ha de ser abochornado con la irrisión de los oyentes. Ni tampoco un diestro sagitario se ha de vituperar, porcjtie alguna vez yerre el blanco asignado para el tiro. REFLEXIÓN. Es una máxima esta muy importante para el juicio de las obras agenas, y el consuelo de las propias. Así le sucedió,á Vicencio Carducho, que estando viendo una pintura con otros de la profesión, notó uno de ellos cierto descuido leve, que habia encontrado; y advirtiendoselo a Vicencio con intención mordaz, le respondió: Os aseguro, que no habia reparado en esa menudencia, divertido en mirar aquellas cabezas tan bien expresadas, y aquel desnudo tan grandemente dibujado,y colorido ! De esta suerte juzgan las obras agenas los hombres de mayor pericia en el arte ! cuando los que menos saben, sueltan atrevidamente la lengua a la mordacidad, buscando solícitos en que cebarla, y huyendo los aciertos, que pueden ser motivos para aplaudirla ! Últimamente, para conclusión de todo, procure el pintor, que desea ser perfecto, tener bien entendida la perspectiva teórica, y prácticamente. Porque ademas de que toda la Pintura es perspectiva; si lo que materialmente suena no lo tiene bien comprehendido, incurrirá en mil ine- a vitables errores, como lo he notado yo en diferentes obras -Xa d? LIBRO NONO. 21 de hombres tenidos por eminentes cu esta arte. Y estos no son defectos leves, sino capitales. CAPITULO III. De las ideas, o asuntos que suelen discurrirse en las obras de consecuencia, tiue se ofrecen en la Pintura. E. §. I. íl formar las ideas para las pinturas, es empresa tan dificil, que aun los hombres mas doctos se han reconocido insuficientes en proponer argumentos de sus discursos, para las inventivas de los pintores. Y no hay que estrañar la proposición; pues ha mostrado la experiencia, que cuanto son mas sutiles en la especulación, y el concepto, tanto mas son impracticables en la ejecución de la Pintura: porque su misma elevación los abstrae, y retira de aquel acto práctico, material visible, de que necesita el arte para la reducción de sus conceptos en forma perceptible al sentido de la vista; pues como esta es potencia corporal, ha menester que los actos del entendimiento sean respectivos a la proporción de aquella potencia que han de espcciiuar, y que necesita de Minerva mas corpórea. Así le sucedió a Lucas Jordán, que aburrido de las ideas, 6 asuntos que en historia sagrada, en que no habia que sublimarse, le subministraba de orden del señor Carlos II. cierto sujeto eclesiástico muy docto, le dijo al Rey: Señor, para esto no basta ser hombres doctos, que es menester juntamente inteligencia de la Pintura. Qon cuyo motivo, su majestad mandó llamar un sujeto de la profesión, en que concurria la circunstancia de las letras, el cual informado de la historia que se habia de expresar, le fue sugeriendo los asuntos, tan arreglados al texto, y al arte, que Jordán loco de contento los besaba, y decia: que i aquellos si que venian ya pintados. I A este mismo sujeto le sucedió, que yendo a cierta ciudad de estos reinos en una casa de religión a ejecutar una obra puramente ijdeal de Pintura, le dijo el superior I de la casa, que los Padres Maestros habian escrito dos ideas . sobre el asunto. A que respondió el artílice: pues vuesa Reverendísima no me las muestre, hasta que, dándome su licencia, escriba yo otra a mi modo. Hízolo así; y habiéndola visto el superior, y manifestadola a los hombres mas doctos, no solo de aquella casa, donde habia muchos, sino de aquella Universidad, que es de las mas célebres de Espa- Pitra las ideas de la Pintura no basta ser hombres doctos, si no tienen inteligencia del arte. Caso sucedido a Lucís Jordán sobre los asujitos que le daban para, sus pinturas. Caso sucedido aun pintor sobre la idea de una obra. ai6 MUSEO PICTÓRICO. paña, resolvió que se cxecutase. El Pintor, sin embargo de esta honra, le suplicó lo manifestase las otras dos ideas que se hablan escrito, para elegir lo mas conveniente. A que respondió el prelado, que en vista de aquella, ya se habian Ingenuidad digna xoto las Otras. Tanto puede la fuerza de la verdad, y de la de aplauso ai humores jazon; pero también merece su elogio la ingenuidad relir,iuy docto:;. oyQsz de los interesados, en ceder modestos a la ventaja de otra forastera inteligencia. Que poco de esto se halla en algunos, que para las obras de mayor empeño andan a I rebusca del baratillo, desconociendo lo ventajoso de lo perfecto ! O quantas obras pudiera notar de esta clase, que en lo público desacreditan la pericia de nuestra nación, pues son las mas patentes a los cxtrangeros ! Pero no es mi ánimo hacer odiosa con dicterios esta humilde obra. Eifintoradaptard No hay duda que los discursos de cualquier hombre Jas idejs a la natU' docto, y erudito serán mas sublimes que los de un pintor raleza dd arte. p docto que sea; pero este los adaptará a la naturaleza del arte, que ha menester contemplar una potencia material, y corpórea, a quien deben ser perceptibles, y proporcionados. Los otros serán tan sublimes, que solo podrá comprchendcrlos la potencia espiritual, como lo es el entendimiento, ademas de otras impropiedades que pueden ocurrir en' los tropos, símbolos, y figuras morales. Pero esto no cx'cluye, que siempre que el hombre docto fiíere inteligente de ia Pintura, será aptísimo para semejantes ideas; que aunque esto sea diticiiltoso, no es imposible. O quanros he visto ilustrados con esta felicidad ! Pero cuantos imbuidos de su impericia ! I Y §. II. Importa que el pin- JL así eh todo caso seria importantísimo que el Pintor, tor sea hombre de al- ya que no fuese docto, fuera hombre de medianas letras, gunas ktras. pgr que por lo menos con la observancia de algunas ins- trucciones, y la práctica de ver notar, y leer diferentes ideas en las vidas de los hombres peritos de esta facultad, sea bastante, y mas si se halla sufragado de un vivaz genio, para discurrir en sus obras las ideas que se le pueden ofrecer, como lo han hecho los mas eminentes hombres de esta facultad; y por lo menos procure entender la lengua italiana, ya que no entienda la latina, para observar en las vidas de los pintores eminentes, que en su idioma escribieron el Vasari, el caballero Ridolíi, el Bellori, y otros las peregrinas ideas que ejecutaron en sus inmortales obras, dignas de memoria eterna, para que con este caudal, y otras instrucciones, que daremos, pueda discurrir con fundamenta lo LIBRO NONO. 217 lo que se le ofreciere, sin haber de sujetarse u discursos agenos, lo cual es sumamente diricil; y así vemos en casos semejantes que salen las obras con tan poco artiticio, y armonía, y tan estériles de conceptos, (jue pierden totalmente la gracia, y el deleite pictórico, por ir atado, y no libre el artífice para formar bu composición, y elegir lo que fuere mas apto, y expresivo a la acción que representa, usando de eruditos anacronismos, y licencias poéticas. No me pondré a referir la celebre expresión de la calumnia de Apeles, y el fliror bélico de Alcxandro, el Genio de los atenienses de Parrasio, y el Giclope dormido de Timantes, con el celebrado sacrificio de Ihgenia, de que ya hicimos mención en el tomo primero, lib. a . cap. 7. §. 4. y siguientes; y otras doctas ideas, que se leen en Plinio, Filostrato, Plutarco, Pausanias, Luciano, y otros célebres escritores que las refieren por los mas ilustres ornamentos del arte. Diré solamente, que habiendo pintado Polignoto el pórtico de Atenas llamado Pecile, consiguió tanta gloria por la erudición de sus pinturas, que sus doctísimos simulacros eran unos documentos mudos, y dogmas eloqüentes, tanto que dieron asunto a Zenon filosofo para enseñar por ellos la filosofía a sus discípulos: emulando sus retoricas imágenes mudas el célebre Liceo, y Academia de aquella ínclita ciudad de Atenas, que fue el erario de la filosofía, y de todo linaje de erudición. Hallará pues el pintor en los referidos autores italianos las eruditísimas pinturas que ejecutó el insigne Rafael de Urbino en el palacio Vaticano, con tal expresión, belleza, e inventiva, que son oráculos del estudio, y asuntos a la admiración. Lo cual no hubiera podido conseouir, sino le hubiera sufragado el norte de su soberano ingenio, enriquecido con la lectura de los buenos libros, y habilitado en las continuas academias de las buenas letras; pues se acredita en algunos de sus escritos, que no fue menos eloqüente en el estilo de la pluma, que en la erudición del pincel. i'tm Lo mismo observará en la galería farnesiana del insigne Aníbal Carachel, y en otras muchas artificiosas composiciones en las obras del Doniinichino, Lanfranco, Albano, Pedro de Gorrona, sus discípulos, y otros eminentes hoiii-bres, sin omitir al peregrino Miguel Ángel, y otros de su escuela; y al celebérrimo Pedro Pablo Rubens en los dd mirables triunfos de la fe, y de la iglesia: los cuales con gran gloria de nuestra edad emularon los mas célebres poe tas, y filósofos de nuestros tiempos, y aun de los pasados; en la erudición de sus pinturas, tm{vií útOMwi i i-nl Tom. 11. ' Ec Pe- Pintura céhhre de Polignoto en el pórtico de Atenas. Rafael de Urbino en las célebns pinturas di a Vatiía7io. Aníbal Carachel, y otros discijjulos suyos. 2l8 MUSEO PICTÓRICO. Cémo se ha de gobernar el pintor quattdo el dueño de la obra le da la idea. Los dueños de las obras han de reservar d el arííjice el modo en la ejecución de la idea. Argumento, 6 asunto histórico, e ideal, ó metafóriíQ. Libros que necesita el pintor jiara lo histórico. ij,;í Libros para la historia humana. Pero cuando suceda que. el artífice, por complacer al dueño de la obra, que es muy justo, se haya de gobernar por agena idea, procure cuanto le sea posible ajustarse a ella en lo que no contraviniere a las reglas del arte, e ilustrarla, enriquecerla, y adelantarla, antes que disminuirla, pues de todas maneras le estará bien a su crédito, y a sus intereses. Y también quisiera yo que los duefíos de las obras," ya que se arroguen a sí la descripción de la idea, o asunto, le reserven al artífice el modo de practicarla. En lo cual he visto rarísimos, tenaces, y perjudiciales caprichos y y que piden cosas tan extravagantes, así en la substancia, como en el modo, que mas puede mover a risa que a indignación. E. §. III. sto supuesto, debe tener entendido el pintor que el asunto, d argumento de una obra puede ser de muchas maneras, como largamente lo notamos en el citado libro i. cap. 7. de la teórica, lo cual importará que tenga presente, así por no repetirlo aquí, como por lo que conduce al intento. Mas ahora, por no dilatarnos, solo le consideraremos en dos maneras: que el uno es argumento histórico, el otro ideal, d metafórico. El histórico se compone de cosas de hecho, y sucesos prácticos, y realmente acaecidos en el transcurso de los tiempos, donde poco tiene en que tropezar el ingenio del artífice, procurando hacerse capaz del suceso, y de todas las circunstancias, y accidentes, que en él concurrieron: exornándolo, si fue en poblado, con algunos trozos de arquitectura, y perspectiva; y si en el campo, con algún pedazo, de pais, celage, y arboleda, según lo que íiiximos tratando de la invención. -i ridurl Para lo cual necesita el pintor de algunos libros, como ya dixiraos, aunque se repitan algunos, especialmente para historia sagrada, la Biblia sacra; y si no fuere latino, í Flos Sanctormn es muy fecundo para este linaje de argumento, pues no solo incluye del Testamento viejo las vidas de los patriarcas,, y profetas, sino del Testamento nuevo las de Cristo Señor nuestro, y de su i"hadre santísima, junto con la innumerable multitud de laureles, y palmas, que en repetidos triunfos han enriquecido la militante iglesia, coronándose en la triunfante la innumerable turba de mártyres, confesores, vírgenes, y anacoretas j que és- útilísimo tratado, no solo para la vida cristiana, sino para la dirección de. los. pintores.. en la expresión de sus vidas, y martyrios..: Para la historia humana procurará tener alguno de los LIBRO NONO. Í2I( muchos que tratan del imperio romano, especialmente Tito Livio, Cornelio Tácito, y Justo Lipsio. De los godos, persas, vándalos, egipcios, y caldeos, Herodoto, y Procopio Cesariense, Quinto Curcio, y Sueronio. De la historia de España alguno de los muchos antiguos, y modernos, que la han ilustrado con sus escritos: como también de la de Francia, Italia, Alemania, y Flandes. Para las fábulas los Metamorfosios de Ovidio, que aun los hay también en castellano; y sobre todo son útilísimos para este linagc de asuntos los tres tomos del Teatro de los Dioses, con que nos ha enriquecido en nuestros tiempos la aplicación del reverendo padre 'ictoria, y el maestro Aguilar, ilustrados con muy singulares noticias, y oportu- ; nísima erudición. Y no es de omitir en Suidas, y en Plutarco la noticia de cualquiera de los ilustres varones que se pretenda delinear. A que también conduce mucho la que I Ambrosio Calepino subministra de cualquiera sujeto seiíala- í do, citando los autores que mas ex profeso la tratan. Pe §. IV. ero viniendo al argumento ideal, o metafórico, aquí es donde el pintor necesita de adelgazar el ingenio; porque la idea no es otra cosa, c[ne nn concepto formal intekcti- -vo, fabricado en la mente del artífice. A el cual llaman los tilósofos especie impresa, que después la constituye expresa la reducción al acto externo, ya con la retorica de las voces; o ya con la muda eloqüencia de los pinceles. Para lo cual necesita el pintor, si no estuviere sufragado de las letras, haber leído mucho, especialmente de asuntos de esta calidad, en las vidas de los pintores insignes, como lo dijimos en el §. antecedente, para que con estas especies ' se vaya enriqueciendo, y fecundando la mente, y se halle apta, y caudalosa para fabricar, y producir semejantes con- I ceptos. Teniendo presente por punto general, que siempre estos, o las ideas han de ser adeqüadas al instituto, y calidad del sitio, donde se hubieren de ejecutar: como si es una galería de príncipes, debe adornarse con hechos ilustres de los mas célebres campeones, y valerosos héroes, como de un Aquiles, de un Héctor, de un Alexandro, y otros semejantes, ingiriendo a trechos algunas empresas del Valor, de la constancia, fortaleza, vigilancia, 8cc. a que le ayudará mucho Pierio Valeriano, Paulo Jovio, Gabriel Simeón, Claudio Paradino, Alciato; y de nuestros españoles Saavcdra en las Políticas, y el padre Francisco Nuñez de Zepcda en las Sacras, como lo notamos en el tomo a . cap. Tom. 11. Ee 2 . ya Libros para Jas fábulas. Argumento ideal, ó metajórico. Especie impresa, y expresa. La idea ha de ser adeqüada al instituto, o calidad del sitio. 20 MUSEO PICTÓRICO. Qué asuntos convendrán en galerías de señoras. Asuntos para monasterios,y conventos. Asuntos para ¡os templos. Asuntos para casas de campo. ya citado. Y, también podrá expresar algunas virtudes de estos mismos hábitos, representadas en figuras simbólicas, o morales, de que hallará fértil cosecha en la Iconología, de Cesar Ripa, ademas de las que en este tomo se tocan, de que se pone índice separado. Y sobre todo, el que tuviere caudal de erudición las podrá componer de las definiciones, que les aplica el angélico doctor Santo Tomás en la 2. a. así en las subalternantes, como en las subalternas. Y si fuere el sitio que se ha de pintar habitacior de señoras, debe huirse totalmente de las fábulas, buscando siempre asuntos nobles, decorosos, honestos, y ejemplares. Para lo cual hay gran copia de mujeres ilustres en las sagradas letras: como una Ester, una Abigail, Déboia, Jael, Micol, Judith, y otras muchas. Y de letras humanas hay mujeres constantes, y valerosas; como Cleopatra, Artemisa, Porcia, Lucrecia, &c. De las santas las Isabeles de Hungría, y Portugal, ademas de otras ejemplares matronas. Reservando las religiosas para monasterios de monjas; y los religiosos, y anacoretas, para los claustros, y salas de capítulo en los conventos,: exornando todo esto a trechos, ó tramos con fi'iiras morales, significativas de las virtudes que practicaron los héroes en aquellos actos que alh se representan. Si fuere templo, conviene elogiar aquel santo, o misterio titular suyo, describiendo en las paredes rectas los casos históricos, porque estos se actuaron en la tierra; y allí se puede expresar el pavimento, lo que no se puede en las techumbres, o bóvedas, donde solo se deben expresar historias en el ayre. Y así conviene demonstrar allí el premio de la bienaventuranza al héroe del asunto, o la celebridad de aquel misterio en la iglesia triunfante, con grande acompañamiento de ángeles, y bienaventurados de todas clases; como si fuere el Sacramento, figurado en el Cordero iobre el libro de los Siete Sellos, y al rededor los Evangelistas, que escribieron la institución de este soberano misterio: como también los sagrados Doctores, y especialmente el Angélico, que tanto se esmeró en describirle, y elogiarle, acompañándole con diferentes casos de la sagrada escritura: como el sacrificio de Abrahan, el convite de los tres ángeles, el socorro de David con los panes de la proposición, &c. Si fuere palacio de recreación, o casa de campo, pue den tener lugar las fábulas, con la debida modestia. También batallas, monterías, y paisajes, con algufias cabanas de pastores, y otros ornaros campestres. i LIBRO NQNO. 22.1 b ít. o:x Y §. V. finalmente concluyo, que para todas estas cosas, yj especialmente para lo simbólico, ademas de los libros que tengo dichos, importará mucho el Theatrum vita humana de Laurencio Veyerlinc, el Hombre simbólico, el Mundci simbólico, la Polyanthea, la Sylva allegorianim, la Psa¿ ftiodia Euchariótica, la Bihliotluca Alar'iana, las concor-; dancias, y la Biblia sacra, para hallar sobre cualquiera pa-; abra que se busque, como virtud, constancia, fortaleza, &c algún concepto peregrino que la ilustre, o algún texto, autoridad, frase, epitecto, d sentencia que la calilique, y realce. A que podran contribuir el Flores Doctorum, Bibliotica Alusarinn Thesaiirus Poetartim, y Flores Docto— f ttw. Y- sobre todo, encargo que en las historias sagradas yidas, y "martyrios de los santos, procure el pintor estar muy exactamente capaz del hecho, para expresarlo con puntualidad, y para no incurrir en muchos, e inevitables errores que cada dia notamos en los que inadvertidos, e ignorantes, sin pías reflexión que la osadía de su impericia, cometen con gran vilipendio del arte, e irrisión de sus artífices: sobre que doctamente escribieron Juan Molano, doctor teólogo de la universidad de Lobayna, y el eminentísimo señor Cardenal Paleoto; y sobre todos, está hoy escribiendo el reverendísimo padre maestro fray Juan Intcrian de Ayala, del esclarecido, real, y militar orden de la Merced Calzada, del claustro, teólogo, y catedrático jubilado de la universidad de Salamanca, cuyas repetidas obras, que gozan la luz pública, acreditan su erudición universal; y cuyos elogios, por huir la nota de apasionado, y excusarle el preciso rubor a su modestia, los reservo a mas bien cortada pluma. Y porque los prácticos ejemplares son mas aptos para enseñar, y mas perceptibles a los menos literatos, que los documentos, y reglas generales, me ha parecido poner en los capítulos siguientes algunas de las ideas particulares, que he podido reservar de las obras, que tengo ejecutadas al fresco, al temple, y al óleo en estos reinos, según se ha permitido a mi cortedad, para que percibido el método, pueda el pintor ingenioso remontar sobre ellas sus discursos 5 a que podrán contribuir mucho las figuras morales que en ellas se tocan, bien que algunas se repiten por la simbolización de los asuntos. No porque mi inutilidad presuma que mis balbucientes discursos puedan servir de pauta á los eruditos, sino solo a los puramente romancistas, que no Otros muchos libros concernientts d las ideas. Juan Molano, y el Cardenal Paleoto, acerca de los errores en las sagradas imágenes. Algunas ideas del autor, para mánijestar el método en semejantes casos. 222 MUSEO PICTÓRICO. no entienden el idioma italiano, ni latino, o no tienen la ocasión de adquirir los libros que dejó notados de las vidas de los pintores eminentes extranjeros: y aun así me contentaré con que sirvan de asunto para discurrir, no para imitar. s §. VI. olo se me ofrece añadir aquí dos cosas, que la una, por no averiguada, y la otra, por sumamente arcana, y profunda, incluyen no poca diticultad. La no averiguada es, si la herida del costado de Cristo nuestro bien fue en el lado derecho, o en el izquierdo; pues no consta del sagrado texto en que lado fuese ' . Y tal vez, que por la positura de la eíigie, viene mas bien la llaga de su costado en el izquierdo, ha parecido a algunos, y tal vez hombres doctos, que es un sacrilegio, o por lo menos, no consono a la verdad, y a el común sentir, el no ponerla en el costado derecho. Y confieso de mí, que mientras no conste otra cosa, tengo por mas probable ei que la herida del costado de Cristo nuestro bien fue en el lado siniestro: porque ademas de dictarlo así la razón natural, pues la acción del ue va a herir a otro cuerpo a cuerpo, y mas estando en quietud, e indefenso, siendo como se supone con la mano derecha, corresponde a el lado izquierdo del paciente: coacuerda el sentir de los santos Padres, y Doctores, que en este misterio se cumplió lo que en la formación de Eva fue prefigurado. Esto es, como dice Serna, que así como Eva fue formada del costado de Adán, estando dormido: así la Iglesia santa, esposa de Jesu-Cristo, fue edit¡cada|.| de su costado, estando poseído del sueño de la muerte ". Lo cual significo el Apóstol aJ Ephes. 5 3. y es común sentir de ios santos Padres, de donde san Ambrosio deduce 4, que Cristo Señor nuestro fue herido en aquel costado, del cual fue formada Eva en Adán; y conforman todos los Doctores, en que Eva fue formada del lado siniestro de Adán, en el cual reside el corazón del hombre, por el grande amor que entre el esposo, y la esposa debe intervenir; y que así Cristo bien nuestro fue herido en el mismo lado, porque la verdad correspondiese a la figura: y también por demonstrar el grande amor, que tenia a su esposa la iglesia, por quien estaba herido su corazón, como se di- 1 Unus militum lancea latus articulo 5. ejus aperuit. Joan. 19. 3 Sacraftientum hoc magnum 2 Sern. suffic. comionat. tract. 8. est, ego autem Jico in Cristo, &i cap. 4í. ubi plures refert Doctoret. ¡11 Eccles. yJd Epbes. í. Ex D. Theni. 3. purt. quxsx. 62. 4 ynbvs. I:b. ;. de Sarr. cnp. l LIBRO NONO. 223 dice Canf. 4 . Otras congeturas pone dicho Serna, donde las podrá ver el curioso. 1 No es la menor la que a mi corted se ofrece en la impresión de las llagas de nuestro seráfico Padre San Francisco, y es, que este dichoso Patriarca tiene la herida del costado en el lado derecho, como consta de sus crónicas, y de su milagroso estante e incorrupto cadáver. Y siendo impresión, es forzoso inferir que Cristo nuestro bien tiene la herida en el costado siniestro; pues este llegando a imprimirse cara a cara, corresponde al lado derecho del recipiente, y no por eso deja de ser legítima, y puntual efigie de su original, como no lo deja de ser la estampa que I se imprime en un papel; porque todo lo que en la lámina es izquierdo, salga en ella derecho, y al contrario. Ni la imagen que se mira en un espejo deja de ser puntual, aunque en ella se hallen trocadas las acciones de su prototypo. Y esta es la causa de que los pintores, y escultores comunmente expresen la herida del costado de Cristo en el lado derecho; porque como todos, o los mas, se gobiernan por las estampas, y estas sacan al derecho lo que en la lámina es izquierdo, siguen lo que ven, sin pasar a mas especulación. , No desayuda a el intento el que en las dos efigies de los santos sudarios, el de Saboya, y el de Bizancio, de que hicimos larga mención en el tomo i. libro 2. cap. 3. §. 2. el uno de su majestad cuando fue bajado de la cruz, estando sangriento su cuerpo santísimo; y cL otro., cuando ya limpio, y ungido, fue puesto en el sepulcro, las cuales trac Juan Jacobo Chiflecio ', ambas tienen la herida del costado en el lado izquierdo: pues si alguno reparare, que siendo estampas, y teniendo la llaga en el lado izquierdo, se infiere que su original la tienaien el lado derecho, a quien se ajustaría la lámina, yo se lo concederé; pero eso favorece mas mí intento, pues el original de estas son los santos j sudarios referidos, y teniéndola estos en el Ikdo derecho,. y bíendo también por impresión, lo que no e puede dudar, j es conseqüencia forzosa que su original, que fue el sagrado cadáver de Cristo Señor nuestro, la tiene en el sinies-:: tro lado. Pero si. los santos sudarios la tienen, en el lado.; izquierdo, contra el orden natural de la impresión, no ha-'.j brá que estraiíarlo,; pues lo milagroso no se ajusta a los araii-:ii celes de la naturaleza. Estas son, a mí ver, congeturas tan racionales, que pueden pasar plaza de evidencias. Y mas quW-í I Vulnera "iti cor meum, sóror . teis-sepuicbraiiéu.CiTitti Domint, ' mea sponsa, &c. cl-risis bittorica, Joan. Jacob. Chífietiut de Un- 224 MUSEO PICTÓRICO. cuando la dilectísima esposa de Cristo nuestro bien, Santa Gertrudis la Magna, aiirma estar aquella ventítna del relicario di la saniísima Trinidad, y retrete de la gloria en el lado izquierdo de Cristo Señor nuestro '. Palabras expresas son de la santa. Y aunque esto pudiera bastar para resolución de la duda, no por eso es mi ánimo el persuadir que precisamente haya de pintarse la llaga del costado de Cristo Señor nuestro en el lado izquierdo, mientras no lo determinare la iglesia; sino solamente dar a en tender, que el hacerlo, no solamente es ageno de todo reparo, smo que antes es lo mas probable, y conforme a el sentir de los Santos Padres, y a el mas racional dictamen, y prudentes congeturas, y aun revelaciones auténticas, aunque solo sea jpermissive. Salvo meliorijudicio. §. VIL á otro punto, que por arcano, y profundo incluye gran dihculcad, es el misterio altísimo de la Trinidad sacrosantaj de que yo he visto algunas pinturas, que sobre ser monstruosas, y heréticas, son ficciones diabólicas, como lo dice Molano -. Pues la una es, pintando una sola persona, o figura con tres cabezas de una fisonomía, contra la real, y física distinción de las tres divinas Personas, y haciendo un monstruo la infinita, y suma perfección del ser de Dios. La cual pintura, o abominación refutaron los célebres Doctores de la Universidad de Lobayna, como lo refiere dicho autor: y antes que todos la refutó por iniqiia san Antonino de Florencia 3. A que añade Molano una ilusión del demonio con dicha figura a un religioso Prt monstratense, para persuadirle desvanecido que habia llegado a merecer ver por sus ojos en carne mortal el inefable misterio de la Trinidad santísima, de que el buen religioso se libró conociendo el engaño, con la asistencia de la divina gracia: lo cual consta en la crónica de Sigiberto Gemblacense, que la continuó Roberto Abad del Monte. También he visto yo varias veces otra efigie no menos monstruosa de la Trinidad sacrosanta, de que hace mención el autor citado, y es una sola cabeza con tres narices y bocas-¿n el rostro, y los ojos correspondientes, para figurar tres semblantes en uno: la cual tiene los mismos absurdos rrsi que 1 'ida, y revelaciones de Santa misino libro. Gerttidis, lib. 2 . de la insinuación de 2 Juan Molano de bist. íocrar, la divina piedad, cap. 4. al fin; y lo imag. lib. 2. cap. 4. confirma en el iib. 3. capitulo 18. 3 S. yínton. de Flor, in Summ. %. i6. al fin, y en el cap. 49, del 3.). tit, 8. cap. 4. §. ii. .o D im R D 1 N o N 0. J K 1)2225 quvi la anteccdenré' vy como tali's' deben -ser borradas, prohibidasvy tefuradá por el Tribunal santúimo de la fe,. como d¡sonantes.vhBféncas, y moiistiuosas. 1 . Y respectó de íque esre c un misterio tan profundo, qae 'el humanO'?rtt&ndimientói noies capaiz de comprehenr derio,'ni riguratlocomo es c¡n 'í,, como lo dicen san D nisio Areopagita,y'san Juan Damasceno ', y nos lo enseña la fe, por ser espíritu puro, incorpóreo, inmenso, que no se circunscriibe de lugar determinado, ó: ubicación algunas'es preciso 'í 'que no pudiendo ser figurado como es en ií, seejecute stV imagen encubierta debajo de aquellos velos, mediante 16s cuales podamos levantar la consideración al conocimiento de lo invisible: acomodándose objeto tan sublime a nuestro material modo de entender, y a la proporción de aquellas cosas qiíe a nuestra limitada compre-íhension son mas familiares, cOmO lo dice el miimo Afeopagita 2. Y así, demás de lo que dijimos en el tomo iI Kbro 2. cap. 7. §. i. describirá una pintura de este inefable misterio, que se ha ejecutado en estos tiempos, y mereció la aprobación de todos los hombres doctos que la vieron y fue poniendo al Eterno Padre en figura de anciano, pa-¡ra denotar la paternidad, y vestido con capa pluvial, u de coro, como sacerdote sumo, que sacrificó a' su Hijo por nuestro remedio: el cetro en ¡a mano izquierda, ' en de monstracion de su omnipotencia, como atributo suyo, y mirando a su Hijo santísimo, que está sentado a su diestra con las seriales de su humanidad, y pasión sacrosanta, y el estandarte de nuestra redención, y los dos sobre un trono de nubes 3, circundado de inmensidad de gloria, y poniendo los pies sobre el globo terrestre 4, sostenido de variedad de ángeles. Y respecto de que el Padre engendra al Hijo por el entendimiento, pasa una línea, o rayo luminoso desde su frente a la del Hijo, que es su inteligencia, y Verbo: los cuales mirándose, y amándose recíprocamente, espiran aquel divino impulso, o amor, que es el Espíritu Santo, procedido de esta mutua espiración 5 para cuya inteligencia suben desde los extremos del rayo luminoso que dijimos Tom.IL Ff 1 Quam imaginem, aiit quám similitiidinem appnnetis ei, qui ubique totus est, & nullo continctur loco? Dion. de cxlesti HyeroYch. cap. t. Invisibilis, incorporei, incircumscriptibilis,&infígurabilisDt;i, quis posset conficere imitationeni? Damasc. ¡ib. 4. cap. 17. 2 Ñeque eniti) fas erat infirmitati nostrs lucere divinum illum que radium, n, 'si sacrorum varletate velaminum, quibus ad sDperiora ferremur, opertum: & his, qiia; nobis familiaria sunt, providentia paterna, naturs mortalium sese accomniodante, vesritum. 2?'o. iH. 3 Qui sedebat super nubein. poc. 14. 4 Coelum mihi sedes est, térra autem scabellum pedum meorunu Etai. 40. que tocan la frente de una y otra figura otros dos, que concurren en punta, o ángulo en la parte superior, y son iguales al antecedente: mediante lo cual queda formado un triángulo equilátero, sobre cuyo ángulo vertical está el Espíritu Santo en forma de paloma, como procedido del recíproco amor del Padre, y el Hijo; tocando así todas tres personas los tres ángulos del triángulo, que son iguales: representando esta íigura, siendo una, la unidad de la divina esencia, indivisa en las tres divinas personas, entre sí iguales, y realmente distintas, como lo son los tres ángulos, y lados de dicho triángulo; en cuyo medio está escrito el sacrosanto nombre de Dios con caracteres hebreos, y circunscripto de un círculo luminoso, por ser figura esta, que no tiene fin, ni principio, para demonstrar en Dios la eternidad, a parte ante, y a parte post, que es sin principio, ni fin; y esta es a mi ver la mas puntual expresión de misterio tan recóndito. Concluyo, y vuelvo a citar al reverendísimo padre maestro fray Juan Interian de Ayala, de cuya omnígena erudición espero nos desempeñará muy ventajosamente en este, y otros asuntos dignos de un tan sublime, y remontado ingenio. Y solo se me permita decir lo que siento en orden a la crucifixión de Cristo Señor nuestro con cuatro clavos, que tan doctamente prueba Francisco Pacheco, sin excluir su probabilidad, lo uno, que tiene contra sí la práctica mas comunmente recibida por la iglesia. Í-.0 otro, que la pérfida obstinación de aquellos ministros de Satanás, poseídos de los demonios, todo cuanto fuese mayor inhumanidad, y tormento mas acerbo, tanto cxecutaron en Cristo Señor nuestro. Y el ser cuatro los clavos, y mas con el subpedáneo, no hay duda que seria menor, aunque esto era lo que comunmente practicaban. A que conduce mucho el afirmar la venerable madre María de Jesús de Agreda, que fue su majestad crucilicado con solos tres clavos; sin que por esto le de mas asenso a su autoridad de la que permite el estado de su causa, y los decretos de nuestra santa Madre la Iglesia católica romana, y del Señor Urbano VIH. Pero no desprecio la opinión contraria pues también tiene buenos padrinos en su defensa. I CA- ,O0;LIBROi NONO. 227 .1,:,,,..: CAPITULO IV. Idea para d ornato cig la plazuela y fuente de esta imperial coronada villa de Madrid, en la entrada de la serenísima reina nuestra señora Doña Jalaría Ana ds Neoburg, para las felices nupcias del rey nuestro señor Don Carlos II. año de 1690. XT ormose un gallardo edükio de elegajtite arquitectura, cuya planta, dejando incluida la fuente de la plazuela de I esta coronada villa, era un medio dezágono, formado sobre docientos y diez pies de línea, Y en el tramo principal de en medio, que hacia foro a la fuente, se levantaba con hermosa simetría un grande arco de mas de sesenta pies da alto, sobre dos gallardas columnas de lapislázuli, estriadas I en el primer tercio, y revestida la caiía alta con festoncillos de frutas de oro, y de lo mismo basas, y capiteles, enriquecido lo restante con variedad de mármoles, y otros adornos de oro, y bronce. Y en el cerramiento de su montea I coronaba una águila real, con un laurel en el pico, la una Aouila, constdagarra sobre un globo, un cetro en la otra, una estrella en don 16. la cabeza, en el cuello otra, en cada ala una, y otra en la cola, y cuatro en el cuerpo, que todas hacen nueve: una de segunda magnitud; cuatro de la tercera; de la quarta una, I y tres de la quinta, distribuidas en sus lugares, según los astrólogos, y abajo este mote: Coeleste Sydus, por ser la decimasexta constelación de las cuarenta y ocho celestes, y ser símbolo tan apropiado de nuestra serenísima reina, que como águila real, y celeste constelación, viene a ilustrar estos reinos con sus benignos, y favorables inHuxos. j Seguíase sobre la clave del arco una hermosa targeta de mármol blanco, sostenida de dos hermosos cupidillos, y c(j ella el retrato de la reina nuestra señora, con tan extremado acierto, y hermosura, que acreditaba los celestiales atributos del águila, que le simbolizaba, competida de luces, y pretendida de estrellan. En el vano del arco estaba el escudo de las armas del priucipado de Neoburg, abrazado de un hermoso tavgeton de pórfido, cuya inexorable dureza hizo obediente el pincel i la blandura amorosa, con que las cortezas, y roleos abrazaban su grandeza; en cuyo medio se miraban repartidos los dos quarteles de una y otra excelsa rajna, cerrando el Tom. II. Ff 2 es- I Sacr. Bosc. p. i, jquilavolans,const. 6. 228 MUSEO PICTÓRICO. Himeneo, escudo la real corona de España, sirviéndole de dosel a tanta celsitud un pabellón encarnado, prendido en la cimbra, y clave del arco en botones de oro, tachonados en la misma fábrica, y a los lados t.obre la cornisa se desgajaban varios trofeos de guerra, en demonstracion de los grandes triunfos, y blasones de su augusta casa. Recibiase este hermoso targeton sobre gallardos golpes de bronce, y mármol blanco, enriquecidos con festones de oro, y flores naturales, y bajaban en hermosos roleos, abrazándose de una gran repisa, donde estaba sentado el dios Himeneo con apacible, y grato semblante, por mirarse instrumento, si 'no causa eticiente de tanta felicidad, prenunciando la que deseábamos en la real succesion, con la variedad hermosa de sazonados frutos, contenidos en la cornucopia de oro que tenia en la mano siniestra; siendo seguro vaticinio de ellos la texida guirnalda de fragrantés flores, que ciñendo sus sienes, lisongeaban hermosamente su rostro: cumpliendo el atributo de su deidad el velo, y teas nupciales, ardiendo perennemente en su diestra mano. Y en una hermosa targeta de oro, y lapislázuli, que tenia debajo 5obre el banco de los pedestales de la fábrica, explicaba su concepto, fundado en los dos significados de este adjetivo scciiiidus, que son segundo, y feliz; gozando en todos los casos de este duplicado sentido, Y siendo segundas nupcias-, segundo Carlos, y segunda María- Ana, por haber sido la primera la reina madre nuestra señora, de lo segundo inferia o feliz; y de o feliz, lo fecundo, en esta forma. Seciindus Hymen. Carolo potentissimo Hispaniarum Afonarcha Secundo. Jaria Anna serenissima Hispaniarum Regina Secunda Secnndis Tadis. Thalamos o siendo foecundos, Qiiia Secundas. España. Armas de España. Alemania. A un lado de este magestuoso trono, y hacia la mano siniestra, estaba la monarquía de España, representada en una gallarda figura, rica, y garbosamente vestida con recamados de oro, bordados de castillos, y leones, y en su diestra la real corona, ofreciéndola a la reina nuestra señora; y en la siniestra el escudo de sus principales armas, que eran el león purpúreo en campo de plata, y el castillo de oro en campo roxo. A el otro lado correspondia Alemania, no menos festivamente vestida, y sembrada la tela de las águilas imperiales, ofreciendo a su majestad, obsequiosa, y cortesanamente .O LIBRO NONOUi, c?.9 te su imperial cotona; y asimiíímo cOn la targcta de sjái armas, que eran xina banda de plata en campo, roxo. 'i,v..,,r( 1 Dilatábase este suntuoso iediiicio a los Jrados.del arcoieh uatro tramos menores a de laasta creintajpjes ide ¡alto;] sii pbnta en porción de círculo ..terminados en: sus pilanasi sobre cuyas mochetas, o capityjcs eiicopetabáiiJ. galaíumcnD'3 su fibrica ocho medallas aovadisií io ako.y de quairo piceel diámetro mayor y guarnecidas dej guirnalda; de laurel de oroi y sostenidas de hermosos, cupidillus; sentados soljra ks volutas que abrazaban las cornisas: y en ellas estaban grabadas ocho de las soberanas. prendas que ilustran ia real persona de la reina nuestra señoka, distribuidas en la; forma siguiente. Daba principia J'á. Belleza Empresentada en una hermosa ninfa, coronada de Jigiistros .,(. y. azucenas, cuya flor, por su blancura, raorvidez,l suavidad, y fragrancia, simboliza la hermosura. '. Tenia asimismo un espejo, vuelto el cris tal hacia fuera, suti bolo también- de la belleza, lacual es un es-pejo, donde jnirandose el hombre á, u mismo, rbpr& sentado en sujeto de mayor, perfección, por el amor, a ai propia especie, se incita a amarse en aquel objeto, de su naturaleza mas perfecto, amable, y. atractivo., Corriíspondia a cada una de estas medallas otra pendien te sobre la pilastra para la expresión de sus motes, y en la ue a esta tocaba se leía el siguiente. 'v Axmas de Alema- nia. Belleza. .unttwíiiiO Reyne en los dos. emisfer'ios Su siempre augusta belleza, Parque d 1¡I naturaleza Deba mayores imperios. Seguíase el Ingenio, signiticado en un gallardo joven desnudo, y con alas de varios colores, para demonstrar la gran velocidad suya, y la variedad de las inventivas en la diversidad de los colores. Tenia también una águila sobre la cabeza, cuya perspicacia visual simboliza la vivacidad, y agudeza. asimismo tenia un arco, y una flecha de tres puntas, por la triplicidad de su especulación, investigando las cosas divinas, naturales, y matemáticas 2, y animaba su targeta este mote. Ingenio. El Ingenio ennoblecido Blasone sin competencia, Pues une con eminencia A. lo hermoso lo entendido. 1 Vier. Paler. Pulchtitudo. 2 Ctcsar Rip.fo!. 339. Pier. a- ler. lib. i.fol. 569. Se- .: V . Lígñeutimidad. Clemencia. Constancia. Afabilidad. 930 MUSEO PICTÓRICO. . Secfuiase a esta la Magnanimidad, que re]¡:-esentaba una mu7er armada,' y con una testa de león sobre la cabeza: demonstrando en lo armado la fortaleza para resistir; y en la testa del león el valor para acometer; y la nobleza de los pensamientos para no ejecutar cosa indigna, e indecorosa a su grandeza ': a cuya medalla animaba el siguiente mote, en que es de advertir, que habiendo sobrevenido una gran borrasca onsú embarcación, se mostró su majestad grandemente animosa, y constante. ?; oi . . --.! -Con su Magnanimidad; .olfiiü: iá URíOiQtte burló dei mar la saña -üíf.- tua-fl¿ -Asegura ¡d' sí., y d España lOíj, .-;; ..yío f Perpetua serenidad, .j uii-. . Luego se miraba la Clemencia representada en una agradable ninfa, con un ramo de oliva en la mano, descansando, con el brazo sobre el tronco del mismo árbol, de donde pendian las Fasces Consulares: para demonstrar, que la Clemencia es una virtud que modera la Justicia, representada en las Fasces Consulares, inclinándose a la misericordia, signiíicada en la oliya 2 j y era alma de este cuer- el Bi na V po el siguiente mote. Porque de los españoles Pechos d ser iris viene, Colocado el solio tiene . La Clemencia en sus dos soles. Seguíase la Constancia, que representaba una matrona, que con el brazo derecho tenia abrazada una columna, que es la parte mas fuerte de un edificio; y con la siniestra mano empaliaba una espada, o puríal, en acto de abrasársela voluntariamente en un brasero ardiendo 3 j en demonstracion de aquella invencible constancia de Mucio Scevola, que se dejó abrasar la mano con el pufial, por haber errado el sujeto cuando intentó matar a Porsena, y mató por él a otro de su guardia í y en la medalla pendiente st leía este mote. Su Constancia, que declina Peregrinas impresiones ., En colmo de perfecciones La hará siempre peregrina. Proseguía luego la Afabilidad, representada en una hermosa doncella vestida de blanco, coronada de flores, y con una I Ripa loonol. fol. 322. S Ripa, fol. 37. 3 Cesar Ripa, fol. 99. lilBRO NONO.'-j]: 231 una fosa en la mano, y el semblante grato .y risueño ', que todo demuestra un trato amable, apetetíb?, y iseillo, cuyo cuerpo aoimabanlos,, siguientes verbos,,. v) ,;10Í3i0.- j L UÍA¿'JJJll Olí 'JlJp f-'-'"'. La Afah¡lUa4,:íSiilt,ieÚas;;,¿¿.j -.i,y¿;¡r ' Flores consagra a su oriente F-Qfqíie pi,ieéian,man fnnte Competir .con laf estrellas. Seguíase luego la Providencia, representada en una hermosa ninfa con un manojo de espigas en la mano derecha, y en la otra una eorniicopia de hutos 2, como se graba en la medalla de Afandio Sevíp y leíase .A,1 tarjeta pendiente el siguiente pióte. En íu. cieh esfd constante; .¿b De la providencia el zelo y y..,; .. lab Porque es Atlante del cielQ,i oa, Íj.jÍíi-ji Y cielo de nuestro tlant4,,W._, .nr',- i-. Daba fin a este hermoso recinto la Liberalidad, cuyoí cuerpo era una agradable, y hermosa matrona, vestida dq blanco, para denotar la sinceridad, y pureza de su ánimoy ageno de intereses, y retribucipres, derramando una cornucopia de joyas, y otras riquezas, con un compás en W mano, demonstrando la medida, y proporción de sus acf. ciones, a distinción de la Prodigalidad, que es con desper-dicio, y desorden 3. Tenia asimismo una águila sobre la cabeza, dando a entender, no consiste esta virtud en sola su actualidad, sino en el hábito intelectual de la mente, como las demás virtudes. Y porque según Plinio {a), es el águila de su naturaleza tan liberal, que hace ostentación en dexar de sus presas alguna porción para alimento de otras aves; y animaban su targeta los siguientes versos. ! Providencia, Liberalidad. Con regia liberal mano, Distribuyendo sus dones, Vincula en los corazones Un dominio soberano. En el medio de cada una de las porciones de estos tramos, que se contenian entre una y otra pilastra, estaba un gallardo targeton enlazado de dos vichas de mármol blanco; y en el primero estaba pintada esta empresa. El Viento Austro, representado en una figura de un gallardo mancebo volando, y soplando contra una nube, de don- £ Viento Austra. X Rip. Iconol. fol. 8. a Rip. Iconol, fol. 439. 3 Ripa, fol. 310. {a) Plin. nat. hist. 232 M U S E O P a C T O R re O. doíide se desgajaba una lluvia, con csiya frescura se fecundaba un hermoso vergel', y este mofe en la parte superior: XJt qiiondam s'ylvis immiirmurat AusUr '. lan oiaro es el cuerpo de esta empresa, que no necesita de exposición, y pusosele esta letra castellana. Del Austro apacible el aura Aspira, porque se vuelva :üAv-iy:i' -1"' ". - ' A Jecundar nuestra selva.:.ij!o¿ La Diosa Juno. Enfrente estaba la Diosa Juno en su carroza, tirada de los dos pabones, y coronada como reina, cercada del arco Iris, como diosa de la serenidad, y Se le puso este lema: Divum incedo Regina 2. Felicidad fue hallar en poeta tan clásico como Virgilio mote tan literalmente de la celebridad del dia: Pues no tiene voz que no sea esencialmente del asunto, aludiendo el cuerpo de la empresa con la serenidad, no solo al inseparable epitecto de nuestra serenisi.ma reina, sino a la circunstancia de Tiaber serenado con i la vista de su deseada real persona nuestra impaciente es- peranza en las prolixas dilaciones de su feliz arribo. Juntando a esta la alusión, no solo del felicísimo nupcial consorcio, sino del real vinculo de consanguinidad; pues continuando el citado verso. de Virgilio, se halla que prosigue: Jovjsque, & sóror, & coniux, que para la alusión; basta cualquiera especie de parentesco, como la hay entre sus magesrades j y atendiendo el ingenio a las referidas metáforas, ' k puso esta letra castellana. De Jove hermana, y consorte, Serenando tempestades Entró reina de deidades. Mirábase en otra una águila quitándole el sombrero de la cabeza a Tarquino Prisco, lo cual fue prenuncio de las futuras felicidades de su fortuna, e imperio, pues llego a coronarse rey de Roma, en que se mantuvo cuarenta y dos años, logrando heroicas empresas, sujetando a sus enemigos, y ampliando su reino con extremada felicidad 3. No tuvo alusión menos literal esta empresa, fundada en la acción cortesanamente precisa de quitarse el rey el sombrero, al ver esta prodigiosa águila alemana: la cual siendo la causal de este descubrimiento, lo es también de sus felices vaticinios. Y no se estrañe, que considerada la reina como águila, le convengan las propiedades de fatídica, tan co- mun- I Virg. Georg. 4. 3 Liv. lib. i. ab Urbe. L a B R o N o N o. 233 mtinmcnte creídas de esta prodigiosa ave, como lo dicen Pierio, Plinio, y todos los que de ella tratan. Pues aun considerada esta águila como esposa, o consorte en el cuerpo histórico de esta empresa, si consultamos a Livio en el lugar citado, hallaremos, que la mujer del referido TarqninO Prisco tenia la gracia de vaticinar: Nam ea mulier fatídica erat, nomine Tanaquil; y fue la que a su marido le descifró el enigma del sucedo. Permítaseme la alusión, porque aun s¡ el nombre Ana de nuestra serenísima reina le buscamos en el de TanaquH, le encontraremos a las primeras letras. En conseqüencia de lo cual se le puso este lema Alaioríi tib'i j y abajo esta letra castellana. El águila, que d ei gran Carlos A descubrirle se inclina, Imperios le vaticina. Enfrente de esta se miraba otra empresa con una águila volando en el ayre, y el Dios Júpiter ábajo ofreciendo sacríiicio al cíelo porque le. fuese propicio en la debelación de los Titanes, a cuyo tiempo vio una águila, que fue auspicio feliz de su victoria ', en que estaba simbolizado el asedio de los moros sobre el presidio de Alarache, que entonces se defendía, y son los Titanes, que pretenden asaltar el cielo de esta monarquía católica. Y cuando el Júpiter español solicitaba obligar con sacrificios a el cíelo, vio venir esta águila alemana, que fue seguro vaticinio de su vencimiento; en cuya conseqüencia se le puso este lema: Atispicium Jcelix, y esta castellana abajo. Contra el Titán africano Verá el Júpiter de España Laureada su campaña. En el medio do cada uno de estos tramos, sobre una repisa, estaban hermosos cupidillos flechando por laureles, en vez de arcos, asegurándose la felicidad de sus amorosos triunfos en la actividad de los imperiales laureles, y explicaba su concepto este mote: E¿r hos ad excelsa. De un tramo a otro de estas porciones, terminadas con arbotantes, y festones pendientes de oro, que encrespaban hermosamente sus líneas, había unos calados, por donde se deicubria un agradable jardín, cuya frescura, y amenidad en lo frondoso de hís árboles, y variedad de las fl )res, acreditaba los freqüentes, y copiosos raudales de la fuenre. Tom. 11. Gg Pa- I Pier. de Aquila. 234 MUSEO PICTÓRICO. Para la providencia de los coches, y desahogo de la. gente, se dejaba de la esquina a la obra, en cada, lado un vano de diez y ocho pies de diámetro, formando en él, en debida proporción, un arco escarzano; y sobre la clave del Armas antiguas, uno coronaba un escudo de las armas antiguas de Madrid, y modernas de esta que son una sierpe de oro en campo azul; y sobre el otro Viilu de Madrid. las modernas de la osa con el madroño en campo de plata, en testimonio de ser el feliz dueño de tan reverente obsequio: y así terminaba la delincación de toda esta obra. Advertencia del £n que se me ofrecen prevenir dos cosas: Li una eSy o''- que habiendo determinado Jíadrid sacar a luz la des- cripción de toda esta felicísima entrada mandó a cada, lino de los autores de las ideas de su ornato, delinear ln suya, elogiándola, no como que el autor habla en ella sino como que hablan los señores capitulares, d quienes la Villa cometió esta dilis,encia: la cual no tuvo efecto por los varios accidentes que sobrevinieron, y mudanza de superiores, y capitulares en su Ayuntamiento; y asi se subsana el sonido plausible de algunas voces elogiando la obra. La otra es, que en una función como esta, que solo es para un dia,y aunque sea para una octava, es decente., y aun preciso exornarla, no solo de motes latinos, sino de inscripciones castellanas, para que luego al punto se haga patente el concepto d los que la ven, sin necesitar de preguntarlo, o inquirirlo. Pero en un sitio, cuya pintura ha de durar perenne, y perpetuamente, no se permiten inscripciones castellanas, sino alguna latina, y esa y qiianto mas breve, y succinta fuere, será mas garbosa porque en estos casos hay tiempo para poderlo especular., o inquirir. Bien que la discreción del Señor Carlos 11. que está en gloria, habiéndose de poner dos epigrafes latinos en dos empresas, que se colocaron en la pintwa de la galería del cierzo del cuarto de, la reina, que es la fihula. de Siqíiis y Cupido en este palacio de Madrid, me man t dó su majestad, que respecto de ser habitación de señoras, pusiese ks motes castellanos, y dejase los latinos. Excepción tan discreta, que puede servir de ejemplo pa-' ra semejantes casos. Como también de que en la pintura de la pieza del despacho de su majestad en Buen-Retiro en que se pintó la monarquía de España sobre un globo, sostenido de dos Ji guras, que dadas de las manos, representaban letras, y armas, ayudándose recíprocamente d la acción; y en otros sitios repartidos diferentes virtudes, y empresas, no quiso su majestad que se pusiese mote alguno. CA- LIBRO NONO. 2¿s CAPITULO V. lííea y pÍ7itiira del patio del Hospital Real de esta Corte j ijue se ejecutó ano de 1693. de orden de as tu nobilísima, e imperial illa de 2vladrid. H abia en el Hospital Real de la Corte, que hoy llaman de nuestra Señora del Buen-Suceso, unos dibujos muy antiguos en el ptio, que aunque ya la injuria de los tiempos los tenia sumamente deteriorados, y confusos, todavía daban a entender, haber sido elogios, consagrados por esta I imperial Villa a el invictísimo señor emperador Carlos V. que fue quien le fundó, con la alta providencia de que haya de seguir siempre la corte; y por eso se llama Hospital Real de la Corte: bien que otros quieren fuese fundación : del señor rey don Fernando el católico, el cual no hai biendo tenido aquí la corte, pues el primero que la puso aqui fue el señor Emperador, no es creíble: y bien que lo comenzase, el señor Emperador lo concluyo, y dotó; y en esta atención se exeeutanun en su obsequio ios dichos elogios de tiempo inmemorial. En cuya consideración, deseando Madrid que se perpetuase esta memoria con tan públicos testimonios, trató de repetif el obsequio, aunque con diferentes ideas, cuyo cuidado cometió a mi insuficiencia, siendo comisarios de esta obra los señores don Lucas de reinalte, y don Pedro de Arce, caballero de la orden de Santiago, y habiendo yo escrito la idea, supuesta la corrección de dichos señores, y hechos los dibujos en papeles acomodados para la mano, los ejecutó en el sitio un discípulo mió: la qiial idea fue como aquí se describe. F §. I. orma timbre en la mitad de aquel costado hacia la sacristía la efigie del sv;ñor emperador Carlos V. exaltada de la V irtud, y el Premio, a quien se inscribió este mote: Aíntiio crescunt; dando a entender, que la virtud heroyca ere- Virtud. ce, alimentada del premio, y este se aumenta a incrementos de la Virtud; a la cual representa una mujer de varonil aspecto: porque como dicen Tito Livio, y Valerio Máximo (?), se deriva su nombre, a viro, vel a viribns, está armada, por el continuo combate con el vicio, y con un Tom. 11. Gz 2 sol ic Tic. Liv. lib. 27. y Val. Max. iib. i. cap. i 236 MUSEO PICTÓRICO. sol en el pecho: porque así como el sol ilustra el mundo con sus rayos, así la virtud ilustra a el hombre, mundo pequeño, con sus vigorosos esplendores: tiene alas, porque se remonta sobre la esfera de su naturaleza, y del uso común de los hombres vulgares: acompáñala un chicuelo con una guirnalda de laurel, en demonstracion del ingenio, que n5 se en- a vejece, así como el laurel conserva siempre su verdor; y una lanza, para ejercicio del valor, porque son letras, y armas los polos de la virtud heroyca, A esta corresponde abatida r la Hereaía, representada en una lisura anatomizada, y seca, cuyo desabrido aspecto representa la privación que tiene del espiritual alimento, y de la belleza con que resplandece la verdad cristiana: tiene descompuestos los cabellos, para demonstrar lo desordenado de sus pensamientos, porque como dice santo Tomas {d), la heregía es im error del entendimiento, d quien obstinadamente sigue la -ooliintad. Está alirmandose sobre los libros heréticos, como los de CalvIno, Arrio, Pelagio, y Lutero; y porque este con especialidad escribió contra los siete Sacramentos, vertiendo sus execrables dogmas por varias provincias, en tiempo del señor Emperador; está la heregía esparciendo siete áspides por el avre: y demonstrando los triunfos, que gloriosamente obtuvo de los protestantes su majestad cesárea, se miran a esta parte varios trofeos, y despojos de guerra. p,-gmio. El Premio está representado en figura de un venerable Anciano, porque para la distribución de los premios es menester muy madura consideración de los méritos; pues sin ellos seria vituperio, tanto del que dá, como del que recibe: está ricamente vestido, porque mal pudiera dar a otros quien no tuviera para sí. Acompáñale un chicuelo con laureles, coronas, y palmas, y con el fruto de la palma; pues esto hace a la utilidad, y lo otro a el honor, que son las dos partes mas principales del premio. El Turco. Álírase a este lado aherrojado el Turco con su turbante, y media luna en la cabeza, y con variedad de trofeos, y despojos de sus armas, en demonstracion de las repetidas victorias que de ellas alcanzó el señor Emperador. Enlaza todo este concepto una inscripción retórica en la targeta inferior, que dice así: Ales prctmio alita virtiis ipsaijue prcemium, Caroli invictissimi, romajjornm regís, Quinti Imperatoris, Hispaniarum primi, nomen augustum immortalitati sacrarunt; & turca, & liares! Jormidabile. (a) D. Thom. 4. Sent. LIBRO NONO. 21 A S. II. la mano derecha de esta empresa está la virtud de la Religión, grave, y modestamente vestida, con la cruz, y Biblia sacra en la mano diestra, la naveta del holocausto en la izquierda, y el Espíritu Santo que la ilustra, sobre la cabeza, con este lema: Firmata ccel'itiis dando a entender, que por celestial divina providencia fue establecida, y conservada: y porque según santo Tomas {a), es la religión una virtud moral, con que rendimos culto al verdadero Dios, tan connaturalmente inserta en el alma, que por ella, como dice Aristóteles, nos distinguimos de los brutos, aun mas que por ser racionales: bien que entre aquellos no falta alguno en quien late con tan superior instinto, que me persuadí a ponerlo por símbolo de la religión, continuando en las demás virtudes, el apropiarles por símbolo alguno de los baitos, que en ellas con singularidad se señalan, por divina providencia, e instinto natural. De la religión lo fue el elefante, de quien dice Plinio, y otros autores (¿), que es dotado de tan esiraña sublimidad de naturaleza, que tiene respeto, y veneración a el sol, y a las estrellas, Paulo Jovio dice (c), que a el gran Dios, y que guarda la religión, y que en apareciendo luna nueva, se lava en un rio; y si se siente malo, acude a Dios, arrojando algunas yerbas hacia el cielo, como pretendiendo que por aquel medio suban sus ruegos a el Señor que por natural instinto veneraj pero los mas concuerdan que da culto a la luna, y así mereció ser preferido por símbolo de la religión. En ejercicio de esta virtud, que resplandeció tan superiormente en la majestad cesa'rea del señor emperador Carlos V, expresé en la medalla del sotabanco, que está debajo de la repisa en que se sienta la figura, el suceso del crucilixo arcabuceado de los hereges, y desagraviado por el cesar: en cuyo caso, notando la exaltación de Cristo, y el abatimiento del saxon, ceñí el asunto a este dístico. Jmphis effigiím Christl qtiam Saxo cacidit Relig'ione kvat Casar, i iíle cadit. Religión. (rt) D. Thom. 2. 2. qiist. 8r. an. . & quast. 84. art. i. {h) Plin. lib. 8. cap. i. Pier. En Val. Sanazar. in Are. (c) Paulo Jovio Empre. mil. lian. lib. j. 238 MUSEO PICTÓRICO. MAGNANIMIDAD . En §. III. correspondencia de esta, se sigue la virtud de la Magnanimidad: la cual es una noble moderación de afectos, dominando con lo inalterable de su constancia la prospera, ó adversa fortuna, negándose a acciones indignas, y concediéndose a empresas gloriosas. Tiene en la cabeza un yelmo con su cimera de plumas, que demuestra lo heroyco, y elevado de sus pensamientos (a"); y el cetro en la diestra, el poder para eraprehcnderlos, y el dominio sobre las pasiones. Tiene armado el pecho, y embrazado el escudo, porque todos los acontecimientos la hallen defendida; su mote: Immob'dis imdique. Simboliza esta virtud entre los brutos el león generoso, de cuya magnanimidad están llenos los autores (i): ostenta con especialidad lo magnánimo, cuando provocado de algún hombre a la lucha, como no se halle herido, se satisface con rendirle, cesando su ardimiento, luego que le ve postrado. Bien como león generoso mostró lo inalterable de su espíritu el invicto Emperador, cuando noticiado de la gran victoria sobre el sirio de Pavía, negd al semblante las demostraciones de placer, y a esta imperial villa de Madrid los regocijos de la victoria- Con felicidad ¡lailé enlazada esta empresa en un dístico de Ovidio (c), que ennobleciendo mis líneas, las honra con la erudición de sus números. Cor por a magnaiumo satis est pr ostras se konii JPiigna siuí-m Ji.n£m cum ¡acet hostis habet. CLEMENCIA. §. IV. Oiiguese la Cleiiieíicia, a quien diííne el cordobés filo'sofo así (d"): Est knitai in constitiundis pcenis; y atendiendo a a la autoridad de tan ilustre varón, la puse con aspecto agrá- 1 dable, coronada de iiores, que son indicativas de la gracia, a y atando las fasces consulares con un ramo de oliva: por- que siendo aquella la insignia de los magistrados en tiempo de los romanos, como dice Plutarco (í), en vez de las fuertes correas (oon que las ataban, pone la Clemencia el [a] D. Thom, 2. 2. quasst. 129. (c) extensio animi avi magna. {d) (h) PJin. lib. íí. cap. 16. Pier. ie) 'aler. Jib. r. Ovid. 3. Trist. Senec. lib. de Clem. Piulare, in Problem. LIBRO NONO. 239 vastago de la oliva, previniendo, que al desprender la segur para la cxccucion de la justicia, se encuentre con la oliva, que es símbolo .de la misericordia; y así tiene depuesta á la mano derecha la espada, que es instrumento del casti go; y a la siniestra los libros, que son depósito de las leyes; y sobre su cabeza se lee el siguiente lema: sine straje v'nidt. Simboliza entre los brutos esta virtud el unicornio (¿r?), no solo en la clemente piedad con que purga las aguas de la ponzofia para beneficio de las otras rieras, sino amparando benignamente las que acosadas de las otras fian de su protección su defensa, tomándola tan a su cargo, que no duda exponer su vida en beneficio del rendido: no carece de apoyo esta verdad en las sagradas letras al psalm. 9 1 ('). Ht skut íinicornis in misericordia. Cierre este discurso otra autoridad de Séneca (c): ISÍtilliim dí'cet magis clemenlia qiianí priiuipcm. No lo pondera menos Claudiano (rf): 6ala dcos íeijuat clemcntia nobis. Muy de asiento parece que moraba esta virtud en el corazón del Cesar, como lo mostró innumerables veces, y en especial, cuando Francisco Esforcia llegó rendido a pedirle perdón, prometiendo incorruptible fe en su servicio, pues le recibió con agradable aspecto, nombrándole Duque de Milán, y dándole nueva investidura del estado, siendo este el punto crítico de la lid; de manera, que lo que no pudieron vencer numerosos escuadrones, venció la clemencia en el generoso ánimo del Cesar; con que Esforcia fue mas poderoso humillado que defendido: todo lo enlaza el dístico, que se lee en la parte inferior. Agmiiia quem mimquam vinciint clementiavincit'. Nam Caroo suplex SJortia pr£vahiit. R V. one fin a los elogios del seiíor Emperador la Liberali- lib£ralidax. dad, la cual como dice el Doctor Angélico (¿), es una Tirtud de animo noble, que da lo que puede, sin esperanza de recompensa. Está vertiendo con la mano derecha I una cornupia de dones, y reserva otra llena con la siniestra, á distinción de la prodigalidad, que todo lo da con desper- ' dicio, y desorden (); y así tiene el compás en la mano, ! ' pa- (i) PHn. tib. 8. cap. 21. iEüaa. Consulatu. de var. hi.tor. lib. 7. (e) D. Thnm. 2. 2. quisr. 117. (') P!a¡in. 91. caví. 1 1. () Arist. in 4. Etlúc. Zr''eí-ai- (c) Scnec. de Clem. tas est meJietas qujedam circa pecu- {d) Ciaud. de cuarto Honorlj nías. .ni 540 MUSEO PICTÓRICO. líERMOSURA. ÍSVIDIA. JííGENJO. ja?ÍORANCIA. para medir las dádivas con la esfera de la p06Íbilidad, a cuyo intento dijo Séneca (a): Non quid te oporteat ¿icci-pe re, sed quid me oporteat daré. Concuerda con esta sentencia el mote que se le inscribe: Nec tiltra, nec citra. Simboliza gloriosamente el águila esta virtud, que defraudarle su derecho en elogios de un emperador fuera agravio conocido, pues tan ejecutóriado le tiene desde el imperio de los persas {F). El alimento que solicitó la industria de esta real generosa ave, reparte, no solo a las compañeras, pero también a las de diferente especie. Bien lo manifestó el señor Emperador, cuando habiendo conquistado el reino de Túnez, se le dio a Muley Hacen con sola una leve ceremonia de reconocimiento: acción que preferí a otras muchas, por ser ejecutada en sujeto de diferente religión: anima la empresa el dístico siguiente. Prodit & in numquam proprios cor Casaris almiim'. Asserit idgue Tiinez testijicatiir Hacen. H. §. VI. .ace debida correspondencia al retrato del seiíor Emperador el de la serenísima emperatriz doña Isabel su esposa, á quien exaltan la hermosura, y el ingenio, enlazados de este mote: Consortiiim difficile, porque dificultosamente concurren en un mismo sujeto. Está la Hermosura coronada de azucenas, que, como dice Pierio (c), son símbolo de la belleza. Mírase su retrato en un espejo, que tiene un chicuelo, vuelto hacia fuera, por demonstrar que la liermosura es un espejo, donde mirando el retrato de nuestra naturaleza en sujeto de mayor perfección, se arrebata el afecto por el amor de nuestra propia especie. Tiene a sus pies la Envidia seca, y consumida, mordiéndose el corazón, áspides por los cabellos, y alimentando la sequedad de sus pechos a una ponzoñosa sierpe. A el Ingenio representa un gallardo mancebo, coronado de laurel, porque nunca el ingenio se envejece: está desnudo, y con alas, por la ligereza, y prontitud del discurso, y la variedad de los asuntos que emprehende; y así un chicuelo está flechando hacia arriba, para demonstrar que aun las cosas celestiales, y divinas no se reservan a su investigación. Tiene a sus pies la Ignorancia, representada en una figura crasa, con orejas de mala especie, vendados los ojos, {a) Senec. de Benef. mal. (b) Arisi. lib. 9. cap. 32. Plin. (c) Pier. Valer. Üb. 19. cap. j. Miían. 7. de Ani- LIBRO NONO. ..í 241 ojos, ricamente vestida, y risueña, como tropezando en s::s errores itorpe, y ciega; enlaza tida esta empresa la inicrip-i cioii retorica, que se lee en !a targeta inferior. - o,;J Conhige foslicissima singiilarissimi viri In Etisabeth Imperatrice, ' ' Ingcnimn, & Pulchrituto congau¿{ent: Jremit Invidiai A littit Igna'via. §. VIL el lado derecho de esta empresa está España corona- i.íva9a. da, y en la targeta d? sus armas las de Castilla, y Leonj y en testimonio de la fe, y amor con que sirve a sus reyes,. se lee sobre su cibeza este lema: Amorc, &Jide; y en la; targota inferior haciéndole lui cortesano obsequio a la Em-í iperatriz, preliricndola a Elisa, hija de Belo, rey de los fenices, que con el nombre de Dido ké tan célebre en el mundo por sus hechos heroycos, como por la fe conyugal, aun después de muerto su esposo; pues por huir segundas ü'.'pcias, eligid voluntariamente la muerte, haciéndose abrasar en la pira de leños, según la costumbre gentílica: dice que la mas digna Elisa, y con el mas digno; esposo, resplandcce coronada de diamantes, porque en el cielo de su trente puedan burlarse de los astros, en este dístico.- - s. Prxcincta, nt valeanf astris illudere, gemmis Dignior, & digno fulget Elisa, viro. §. VIH. 'ímboliza el caballo a este glcirlOsó reino de España, por pa9a. ser el clima que los produce mas ardientes, y generosos. A el lado siniestro pone fin a estos elogios la Nueva España, con su arco, y flechas, algo atezada, y coronada de plumas, con la targeta de sus armas, que componen los dos reinos México, y Perú; v por haber renacido a la religión cristiana, después de las tinieblas de tantos siglos, y aludiendo a los esplendores con que brilla en la sagrada obs-t curidad de li fe, se lee sobre su cabeza este mote: Fidei calígine miccit: y habiendo sido su descubrimiento, y con-r versión en tiempo de la señora Emperatriz, concluye en U targeta inferior con este dístico. Barbara, aurijiro latiii siib climati "vasto Niimine nixa tiio dogmata sacra peto, hcn Toin, IL Hh Sim- i42 MUSEO PICTÓRICO. Simboliza el rinoceronte este reino, así por la robustez de sus moradores, como por ser aquel clima productivo de semejantes fieras. c S. IX. Concluye últimamente hacia la parte que corresponde a lá iglesia, y camarín de la virgen, poniendo en medió su divino simulacro, obsequiado de espíritus angélicos, con diferentes atributos de sus soberanas excelencias. Y respecto de haber sido hallada esta peregrina imagen en la eminencia de un monte inaccesible, se le aplica en la targeta inmediata el texto . Non -potest civitas abscondi siipra montem fosita, &c, Math. 5. y a los lados están el señor Carlos II. y su esposa la serenísima reina doña Maria-Ana de IsJeoburg, en cuyo tiempo se repitió este elogio, convirtiendole en obsequio de la soberana reina de los ángeles, y consagrándole los triunfos del señor emperador Carlos V. por mano del segundo Carlos, reconociéndole autora de estos behelícios, y retribuyéndoselos como a origen, y principio de ellos: así como los ríos, que habiendo sido porción derivada de la inmensidad de las ondas del mar, vuelven a él en demonstracion de gratitud y reconocimiento, siguiendo la metáfora de mar en Mari: todo lo explican los dísticos que incluye la targeta que ocupa la parte inferior de este recinto. Sydereain postquam gemmam patefecit olynipns, Milis tn obsequhim, Ca saris, ¿itque suce Coniugis elogium, sacrat niin Caroius alter. A.d maria, ut rivi, muñera grata Jliinnt. i CAPITULOVL explicación de las ideas que se ejecutaron en dos calesines de orden del señor Carlos II. y para su real servicio año de 1696. H .abiendo determinado el señor Carlos II. que se executase un calesín de muy acomodada disposición para poder ir mas cómodamente, y a la ligera a algunos sitios de su diversión, cometió su majestad la elección, y ejecución de la pintura a el autor de esta obra. Y ejecutado el primer calesín, y ofreciéndose tal vez querer su majestad ir a una parte, y la reina a otra, lo cual no podia ser en uno mismo, mandó su majestad hacer otro con Jas mismas calidades, salvo que la pintura, aunque de la misma mano, fuese di- fe- LIBRO NONO. 243 ferente en la idea; y una y otra se pintaron en la armería del Rey, siendo la idea de la primera en la forma siguiente. E, §. I. m el tablero de la parte posterior de dicho calesin se pintaron el dios Júpiter, y la diosa Juno, conducidos en una carroza de oro por las dos aves atributarías suyas, el águila de Júpiter, y el pabo real de Juno, cuya alusión se funda, no solo en la circunstancia de ser deidades veneradas de la gentilidad, sino que antiguamente los reyes se denominaban con el nombre de Júpiter ': y en conseqüencia de esto se le pone el rayo en la mano, por ser la demonstracion de su dominio, como dice Horacio: Coefo tonante credldimus lovem regnarc. Y el mismo atributo de reina le dan los poetas a la diosa Juno, como lo dice Virgilio 3. Asiste juntamente a el lado de Júpiter el dios Mercurio, que es el ministro de sus legacías, por su grande eloqüencia, y discreción: y así mismo era tenido por conductor, y guia de los caminantes, y arbitro de la paz, y de la guerra, como lo canto Ovidio 4. Pacis, armorum, superis, imisque deorum Arbíter, alato, qici pede carpís iter. A el lado de la diosa Juno asistía también la ninfa Iris, que es su mensagera, como lo dice Natal Comité, lib. 8. Aíythol. cap. 20 í. y por ser Juno diosa del ayre, y a quien se le consagraba el Arco Iris, también símbolo de la paz en todas letras: en cuya atención lo eligió por ilustre empresa de sus designios madama Catalina de Medicis, reina de Francia, en que se ofrecen reparos bien prodigiosos, que omite por ahora la modestia del autor. A el extremo de esta historia se miran dos cupidillos, el uno flechando los harpones del consorcio conyugal, y el otro con las teas encendidas de Himeneo. En conseqttencia de esta idea, y en el tablero de la parte anterior, se mira un geroglítico de la Paz, y sus efectos; porque tanto los oficios de Mercurio, como los de la nintom. 11. Hh 2 fa 1 Rtges autem olim loves voca- 4 Ovid. Fast.;. runt omnes. Naial. Coni. Mythol. 5 Iris fungebatur eodem mtiney cap. r. apud lunonem, quo fungare soiitut 2 Horat. lib. . Oda 5. fuit Mercurius opud lovem. 3 'Ist eg'i, quie divum inceJo re- 6 Gieron Ruchelo, lib. de le gina Jo-visque, impresse. £t sóror,(¿ coniux.y it.Geoig. i. FAZ. SUROR BÉLICO. ABVh'DAKCJA. C1£XGJA. JiíPTUNe. TSTIS. 244 MUSEO PICTÓRICO. fa Iris, son encaminados a este fin. En él está la Paz sujetando a el Furor bélico, embravecido, como el que supone Virgilio aherrojado en el templo de Jano '., Furor imp'ius inhts, Sava sedens siipcr arma, & centinn v'mchis ahen'is JPoít tergum nodis fremit horridiis ore criunto. Y a este mismo paso, con el beneficio de la Paz, se exaltan la Abundancia, y la Ciencia, que están a el otro extremo, porque una y otra se fecundan con el apacible riego de la tranquilidad pacífica. En la parte superior en los dos vaciados, que en forma de estípite reciben la cubierta del calés, están dos cupidillos con dos cifras de los heroycos nombres de sus majestades, como prefiriéndolas a sus honestos harpones por fiechas mas poderosas para sus triunfos. En los tableros del lado derecho, porque se manifieste también en las ondas el imperio do la majestad española, se miraba a el dios ISieptuno venerado por rey d'J océano, conducido, y festejado de los tritones, que son los vasallos de aquel proceloso imperio. Corresponde también a el otro lado la diosa Tetis, su mujer, y reina del océano, conducida como preciosa perla en una concha de nácar, y festejada de las ninfas Nereydas; y en la parte superior está un cupidillo rompiendo sus flechas, como armas inútiles, a vista de tanta perfección; y en lo restante de algunos frisos, faxas, y vacíos estaban hermosos cupidilios texiendo festones, y guirnaldas de palmas, laureles, y flores, para coronar sus amorosos triunfos. §. II. JLyescribesc la pintura del segundo calesín para servicio de sus majestades, en conformidad de lo que dejó prevenido a el principio de este capítulo, cuya idea se dispuso en a la forma siguiente. El asunto principal de esta pintura fue ponderar los triunfos de la Belleza, y el imperio de amor; y habiendo examinado que los cuatro hijos de Saturno, que fue el padre de los dioses de la gentilidad, dividieron entre sí el imperio del universo, reservando Júpiter para sí el cielo, y el fuego a Juno el ayre j Neptuno las aguas; y Pluton la tierra con a 1 Virg. LIBRO NONO. 245 con sus encendidos senos '; y siendo procreada después la diosa Venus, d ya de la mas candida espuma del mar; o,como otros quieren, en una concha de nácar, como preciosa perla, por ser diosa de la hermosura: y corroboradas sus fuerzas con las de su hijo Cupido, hallándolo tíxlo ocupado, y viendo la soberanía de su poder sin dominio alguno, resolvieron dominarlo todo, y que Júpiter, Juno, Neptuno, y Pluton, y todo el resto de los dioses, reconociesen su dominio, y rindiesen vasallage a su imperio. Y en esta; I suposición se ejecutó en el tablero de la parte posterior del calesin la delincación de esta fábula, triunfando en un carro de oro la diosa Venus en la concha de nácar, con un co- vsnus. razón encendido en la mano (¿z) j o porque tiene de su ma- . no los corazones, o por el fuego del amor que introduce i en ellos, conducida de dos palomas, que por ser tan fecun- das, son las aves mas gratas a su deidad =. Y en la parte superior de la popa de este carro se mira presidiendo el dios Cupido sobre el globo del mundo, en demonstracion cupido. de que todo lo domina, en acto de flechar sus poderosos harponcs, vendados los ojos, para significar que a ninguno reserva, ni privilegia. Y así las cuatro deidades referidas, en quien se simboliza el imperio del universo, van sujetas, y avasalladas de su dominio, admirando tan soberano poder 3. Y juntamente va acompañado de varios trofeos, de banderas, insignias, laureles, palmas, espada, y cetro, en que se representan el valor, el poder, y las divisas de varias monarquías, que todos son trofeos de su universal dominio 4, Y en lo restante se miran algunos cupidillos, texiendo varios festones de flores, para coronar sus triunfos. Y para caliHcar mas los de la hermosura con la com-' petencia, porque vencer sin contrario, parece menoscabo del vencimiento, se mira en el tablero del costado derecho á el dios Júpiter, entregándole a Mercurio la celebrada Poma de oro del huerto de las Hespérides, que introdujo la diosa de la discordia en el convite de los dioses, por no haberse hecho mención de ella, intimándole a Mercurio la comisión de que la lleve a Pa'ris en el monte Ida, para que haciendo juicio de las tres deidades Palas, Juno, y Venus, se I Diod. Sicul. ¡ib.6. cap.j. siod. ¡ib. 2. , íinr. Catt. lib. de Imag. Deor. 2 Perqué leves auras iunctis f.ntr. 14.8. invecta columbis. Oi'id. ¡ib. ij. Ferus & Cupido Metamor. Semper ardemes acuens sagitas, 3 Vicit,& Superísamor. Jwc. Cute cruenta. inOcta. ii in H:poI. . , Hyat. ¡ib. 2. 0.A 8. 4 Omnia vincit amor. fi'K£', () Ex amore inagnum fit ho- Eg¡oga. ' " minis incendimn. P¡aut. i¿ He- 246 MUSEO PICTÓRICO. se la entregue a la mas perfecta. Y en el tablero correspondiente a el otro lado va caminando airosa la diosa Venus á esta competencia, produciendo el campo variedad de flores a el contacto de sus hermosas plantas, y Cupidillo animándola con la seguridad de la victoria. En el tablero de la parte anterior se mira la ejecución del juicio de Páris, prefiriendo con el premio de la Manzana de oro a la diosa Venus, en oprobrio de Palas, y Juno: las cuales, como concluida ya la palestra, están vistiéndose, y Palas despechada con ayroso ademan encajándose la celada, como ofendida del desprecio. Agregase a esta fábula tan común un reparo particular, y es, que la diosa Aenus tiene un lucero sobre la cabeza, por ser esta deidad uno de los siete Planetas del ciclo, y porque es muy esencial para este caso; pues aun en juicios tan acreditados como el de Páris, no basta para la seguridad del premio la hermosura de los méritos: es menester también tener estrella; y así, aunque Palas, o Minerva, en quien se representa el valor, y el ingenio, por haber sido inventora de las artes, y ciencias, y Juno, en quien se representan las riquezas, y el poder 2, como no tenian estrella, tampoco tuvieron fortuna. Por eso advertida la Providencia dispuso que no le faltase este celestial carácter a los misteriosos símbolos de las majestades de España; pues el león, coronado rey de la monarquía sensitiva, es uno de los doce signos del Zodiaco; y el águila, coronada reina de las aves, es una de las quarenta y ocho constelaciones del cielo, decimasexta de las que están entre el Zodiaco, y el Polo Boreal 3; y así van expresados estos dos símbolos en los tableros de las compuertas, dominando sobre el globo terrestre, y sobre la cabeza la estrella, 6 lucero, que en un pedazo de cielo, circundado de una guirnalda de flores, traen dos graciosos cupidillos. En las otras porciones mas estrechas hay variedad de flores en festones, vastagos, y pendientes, enlazados de unas bandas, o cintas, trofeos todos que contribuyen a los triunfos de la hermosura, y el amor. CA- I Non solum artium Minerva, Bocac. lib..Gen.Deor. NatalCom. ed armoruui quoque dea est. Ter- Hb. 2. Mytto¡. cap. 4. tui. ¡ib. de coron. milit. cap. 12. 3 Cristoph. CJav. in Spheram. a luno divitiarum dea. loan. loan, de Sacro Bosco. LIBRO NONO. P47 CAPITULO VIL ' Idea para la. pintura de- la Iglesia Parroquial de san Nicolás de Bar a en la ciudad de Valencia. -í JL J. abiendoscle ofrecido a Dionis Vidal, discípulo mío, pintar al fresco la bóveda de la iglesia parroquial de san Nii cola's obispo de la ciudad de Valencia, me pidió con dictamen de aquella ilustre Parroquia, que le formase la ¡dea, que me pareciese mas adequada para aquel sagrado templo. Y habiéndome informado que fue también su antiguo t¡rular el glorioso san Pedro martyr, de la sagrada religión de predicadores, se determinó, ]ue en la una banda del cuer I po de la iglesia se pintasen elogios de san Nicolás de Barí, i y en la otra de san Pedro martyr, . -uc.kií Ha §. L .abiendo pues observado que eran doce los lunetos de dicha bóveda, no sin especial misterio, discurrí hacer elección para cada luneto de uno de los casos milagrosos, y mas seiíalados de la vida de los dos santos, apropiando cada caso a uno de los doce sagrados Apostóles, guardando en todos doce la misma contextura, y lazo retórico que en el siguiente; variando solamente los símbolos, y tiguras, morales, según lo, pidieren las alusiones. E, ' " íl primero que se ofrece ejecutar de la vida de san Nicolás es, cuando habiendo repartido la limosna que llevaba prevenida, llego una pobre baldada a implorar su comiseracion, y no teniendo que darle, la levantó libre, y sana de su dolencia. Este caso se ejecutó en una medalla de colorido, guarnecida de una guirnalda de frutas de oro, y otros adornos que ocupan la mayor parte del capialzado del luneto. Y respecto de que en esta acción imitó el santo a el apóstol san Pedro cuando levantó sano a el paralitico, que a la puerta del templo de Jerusalen le pidió limosna, se pondrá este sagrado apóstol grabado, como de medio relieve, en una medalla que se ringirá de bronce sobre el frontis que guarnece la ventana del formalete. Y para demonstrar la semejanza de estos dos actos, se pondrá en otra targeta, que media XA LIMOSNA. dia entre el apóstol, y nuestro santo el siguiente texto: Af' gcntiiin,& auí¥hii7oh eit mihi: (nod ¿lutem habeo, id tibi do. Acta Apost. cap. 3. v.iii Y. respecto de que en esté caso concurriéronla virtud de la canmiseracloii., y la .limosna, se pondrán estas dos virtudes en las dos enxutas que forma el lunero en los dos extremos inferiores de la historia sostenidas de unas nubes. CONMISERACIÓN, ' ¡i;) rJEistará la .Cciniíiiseracion'' a mano derecha, representada " pj£DAi. una doncella! de rhermoso y grato aspecto, color blanco, y.iójasi carnosos,:inariz aguileña', 'tendrá alas en la espalda, y.estidd de eni&tiiado, y una flama sobre la cabeza, la ma jio siniíístra sobré ei'eeho,;y con. la diestra verterá una cornucopia de varias. cosas útileb a Ja vida, hunaana,, como frutas, lacimos, espigas ¿kc '. yiWiUna targetilla.,;W¡;que terminí eLángulo de laenxuta enifotma.de repisa, jie- leerá este texto: ddgniím est -pietaJs Sacramentífni ¡, i. ad Timoth. 3.;. A la otra mano se pomlrá en la. misma conformidad la virtud de la Limosna, repiesentada en una matrona grave, y de bello aspecto, y hábito -talar, cubierto el rostro con un velo transparente, y hacia la mano izquierda tendrá ri cbgido.ier enfaldo j como que tiene allí la limosna, y con H deCecha, recatándola de la izquierda, estará dando limosna á dos chicuelos pobrecitos, según aquel documento de Chrisn to Seiíor nuestro por san Matlieo (d): Nesciat sinistra tul quid faciat dextera tiia ', y tendrá sobre la cabeza una lu-? terna encendida, y circundada de un vastago de oliva conr sus hojas, y frufo; y en la targetilla de su ángulo inferioc este texto: Facicns eleeniosynas multas pkly. Act. a o. Pondransele en los otros dos ángulos superiores dos an- j geles del coro de los Custodios, cuyo carácter es llevar de Ja mano un niño humildemente vestido, o |fc incensario,' por estar simbolizadas en el humo del incienso nuestras oraciones, que conduce, y ofrece nuestro Ángel Custodio en eJ DIOS, Y su cARAc- consistorío supremo del Altísimo. El primero tendrá este text£R. to: Alerces tna magna nimis. Gen. 15. El segundo este: Surge, & ambula. Act. 3. Y en el remate, o ángulo supe- rior del luneto habrá otra targetilla donde se escriba este epigrafe: Pietate exardens. £rt i.'. §. III. ángeles CUSTO- E (n el segundo luneto se pintó la dotación eje las tres: doncellas por éste glorioso santo, con el recaco, y cautela que 1 Cesar Ripa, foi. 426. 2 Ripa, fol. 131. LIBRO NONO. 'S49 que es notorio: en que practico el documento de Cristo Sefior nuestro por san Aiatco; y así so pondrá en la medalla correspondiente este sagrado ángel con eíití texto: Uf s¡t eleemosyna tua in.abscondito. .ii-3t. u Ponesele a el lado derecho Ja virtud de la Largueza, te'presentada en una hermosa doncella de rostro alegre, y ricamente vestida, que con la mano siniestra tenga una fuente, o azafate lleno de joyas, y monedas, y con la derecha toma un pufiado, ofreciéndolo a Jos que la miran: y asimismo tendrá una águila de oro,. de tamaño proporcionado sobre la cabeza, y una guirnalda de flores con este texto: Iiixta modiim dotis, qitatn virgincs accipere consuevenint. Exod. Í2 2.; "' "' " -'' A el otro lado se pondrá la virtud del Recato, representada en una matrona, con el traje modesto, y de color ceniciento: tendrá en el recjazo un aiminio, recogiéndole con la mano izquierda, y señalando a él con la derecha, y cubierto el semblante con un delicado velo, y en su lugar este texto: Cave, ne qu'is noverit, qiiod hiic veneris. Ruth 3 '. En la parte superior dos archangclcs, cuyo carácter es un pliego cerrado como carta, y pendiente de él un diplo-' ma, o sello de oro. El de mano derecha con este texto; Videte magnalia Domini. Exod. 14. A el de la siniestra es te: Ofjic'ia ministronim eiiis. 2u. Paral. 9. En la targeta superior este epígrafe: Providus, & cautus. . a - §.'it ll¿ri ÍARCUEZA. RECATO. 1 t K S 3 ARCHANGELSS, SU CARÁCTER. .jp n el tercer luneto se expresará la resurrección, que sáft Nicolás de Bari execntó en wñ¡ infante, a quien halló convertido en carbones la huéspeda del santo, volviendo de véc la celebridad.de iu; consagración ';tá 'cuya piedad- feéürrió lá afligida madre coo losi abracados a cfeispojos -de-' los íriOcchteí miembros, donde enconti;o el alivio su congojar, y la vida el inocente niño. Y porque esteácío mibgVoso'ptócediÓ ho solo de habito de caridad, si nh taimbicn'dé'|l-átíhid''; pttí¿ aquella, excitada con Ja cOnmiscuaCiíini tírlcetldfí)' él- amor dH Cr¡adt)r,en la ci:i¡atira para .el herVcHcio Y'tit -ittifelidá'-dH noble r¿C|OnociniÍQíto.á yl hospedage, cxc'Kcytñ-Afy-Aténtii'H recompensa, se;.pQndranr'en las dos. enxutaíMnferiíVHis deí íúneto dos figuras morales, una a mano derecha, que represente la Caridad, la cual estará vestida dg, eyrjijnatío o color de fuego, y sobré la cabeza una flaiiító.iVsÍHniti&ano tiene por único objeto' a Uios-, adonde se pxiániína.: si como el fuego', a qüi?n ninguiu diligencia podrá torcer st Tovi. II. 11 na- CARIDAD. 250 MUSEO PICTÓRICO. GRATITUD, a AGRADECIUIEíiTO. .ctKaif lí. 1 nativa inclinación a lo alto, y quien simboliza en su activo ardor el incendio del amor divino, como dijo Cristo nuestro bien: Ignem vent mittere in terram, & quid voló, nisi ut ardeat. Tendrá así mismo esta figura tres chicuelos, alimentando a el uno a sus pechos, según aquella sentencia de Cristo Seííor nuestro: Quod uni ex miiümis nteis Jecistis mihi fecistis; y representando los demás la triplicidad de esta virtud, pues incluye en sí, como en último acto de perfección a la Fe, y Esperanza, porque sola la Caridad permanece en la patria, como dice el Apóstol: y en la targetilla, en que termina el ángulo inferior del luneto se leerá este texto: Oiiinia vestra in charitate jiant '. Y en el ángulo correspondiente a mano izquierda se pondrá otra figura que represente la Gratitud, la cual tendrá en la mano derecha un ramo de habas, y de altramuces, d lupinos, que en Andalucía llaman chochos, por ser estas legumbres de tan rara virtud, que no solo no gastan la fertilidad a la tierra donde se crian, sino que antes la fecundan, y engrasan mas, como lo dicen los naturales 2. Tendrá una cigüeña en la otra mano, de quien dicen Oro Apolíneo, y Pierio Valeriano, que esta ave mas que otra alguna atiende con gran reconocimiento a sus padres en la vejez, Y por esto era geroglífico del agradecimiento entre los egipcios, y lo grababan en las monedas, y cetros, como dice Pierio 3; y el mismo autor le pone por mote: Gratus aniínns. Como también a el perro, de quien dice que nunca olvida a los que le hacen bien 4: y así se pondrá junto a esta figura mirándola afectuoso y halagüeño, y en la targetilla de su ángulo se leerá este texto: Gratulafio vestra abiindet, adj,) Philip. I. cap. 26. Sobre el frontis que guarnece la ventana del formaletej se fingirá una medalla de bronce, donde parecerá grabada la figura del apóstol san Pablo, a quien imitó nuestro glorioso san Nicolás en la resurrección del infante; pues el Apóstol resucitó a un mancebo, que poseído del sueño, cayó de una ventana estando una noche el santo disputando con sus discípulos en Troade, donde concurrieron las circunstancias de resurrección, movido de caridad y gratitud a ¡el hospedage donde tenia el cenáculo. Y para demonstrar la semejanza de estos dos sucesos, se pondrá en la targeta que media entre el Apóstol y nuestro Santo esta inscripción, o ' sa- i I ii I. ad Cor. x6. a Pinguttcere hos tatú arva, vineoíque diximus. Plin. iib. i8. c. 14. 3 j4tque ego animadverti, quibusdom in numnifs buiutmodi sceptri spt- -Sft .1- ciem, ciconia capite insigtiem esstt Pier. in cicon. 4 Canis porro illos, qui de tt benemeriti fuerint, numquam obüvioni tradit. ídem ibi. LIBRO NONO. 25 "siigrado texto: Kolitc turban; anima euim ¡Psiiis in ifso €st. Act. cap. 20. En cuya composición es de notar, que Wta,! y las dos referidas inscripciones de las virtudes, son todas dcí apóstol san Pablo, a quien imito san Nicolás en el milagro citado; ' ' .; 1 ' . ' Pondransele -también en Ids .dos ángulos superiores del coro de zosrkiNlüneto doí angcjeS' del coro do Jos .Principados, cuyo cav cipadqs, y sv carácter es una antorcha encendida en la mana siniestra, a Ractír. cuya luz se iluminan algunas estrellas; y de estas algunas nubes; el uno tendrá esté moté: Ninüs confürtatiis est Principatns. Psalm. 138. el otro este: Pro principatti Sá tfer'dótiír siii, i. Macab. 7. y en h targeta superior leste epígrafe: Et plus, & gratiis. E. §. V. m et cuarto luneto se pintará el caso maravilloso, en que san Nicolás resucito aquellos tres inocentes niños, convirtiendo juntamente a el mesonero impío, que los habia escabechado. ' Apropíasele el caso del apóstol san Felipe, cuando libertó a la ciudad de Hyerapolis de aquel fiero dragón que se alimentaba de carne humana, y se le pondrá este te- "to: S: est língua ciirationis 1, cst ¿ initigationis. -cf cíes. 26. A la mano derecha se pondrá la virtud de la Justicia Representada en una hermosadoncella vestidai.de bíarteo, y con los ojos vendados. En la mano derecha, tendrá las fa'3=ees consulares, que era la insignia de la justicia de losTiia' gistrados en tiempo de los romanos. en la siniestra una riama, v junto a sí tendrá un avestruz, en demonstracion de que cualquiera caso, por arduo que sea, hade procurar el juez desmenuzarlo, y digerirlo, sin perdonar a fatiga alguna para administrar rectamente justicia, sin que le mueva pasión, ni respeto humano que le haga torcer su rectitud; Todo lo cual demuestra la candidez del vestido, el tener vendados los ojos, y la flama, que siempre se encamina a lo alto; y se le pondrá este texto: Cum intenogaveris corripe iuste. Eccles. 11. A la mano siniestra se pondrá la Verdad, representada en una hermosa doncella desnuda, honestada- con algún velo, y que en la mano diestra levantada tenga el sol, a el cual estará mirando, y en la otra un libro abierto, junto con un ramo de pilma; y dehaxo del pie derecho el globo del mundo, y se le apUeará este texto: Veré scio, quod ita sit. lob. 9. Tom. 11. I¡ a En JUSTICIA. VíRDAS. 353 MUSEO PICTORICO. T£R. CORO DE ZAS riR- Eti la parte superior dos ángeles del coro de las VlrtutüDEs, Y 5UCARAC- des, cuyo carácter es una vara, en reprtíentacion de la de Moisés j y así en la parte superior tendrá dos luces, una á cada lado, y en la inílriür terminará en una cabeza de serpiente, y se le pondrá a el uno este texto: In manu tua 'wirttis, & potentia. i. Paral. 19. a el otro este: Fiat pax in virnite tita. Psalm. 121. y en la targcta superior este " ..epígrafe: Obsecrat, increpat. RELIGIOK. I ZSLO SANTO. CORO DE LAS POTESTADES, Y SU CARÁCTER. s-vi. r f- M,n el qT3Íntp luneto se pintará el caso cuando san Nicor lis afrentó a Arrio en el concilio Niccno, y delante del Emperador dándole una bofetada. Aplícasele el caso de satí Bartolomé apóstol, quandír deíribó, y ultrajó el ídolo de Astaroth en presencia del rey, y de los sacerdotes; y éh áa targeta c írüspondiénté se le pondrá éste texto: lúipii J'ackf eonut jgnominia, Psalm. 82. :. Ala maJiQ derecha se le, pondrá la virtud de la Religión, r.presentada en una murrtjna, grave, y modestamen- -te vestida,, cu íiríO'ei' t;ot.'¡cQn un velo transparente. En ja mano ckreclia tendrá ua libro, y uiia cruz, y en la si-í- -tiiestra una naveta de fuego, o incienso, y junto a ella se pondrá un elefante, si hüNere lugar, por ser símbolo muy propio de ¡a religión; y en su targcta este x.cto Religig piiínda y & ibimxiciilata. ¿.c(Ai. i. A la mano siniestra el Zelo santo, representado en u anciano en hábito de sacerdote, o religioso, que demuestre austeridad. En la mano derecha tendrá un azote, o látigo; y en la siniestra una luz; y se le pondrá este texto: Dum zelat zeliim legis i. Macab. 2. Arriba dos ángeles del coro de las Potestades, cuyo carácter es un dragón aherrojado, con una cadena pendiente de la mano siniestra del ángel; a el uno se le pondrá este texto: Qiiia potistas Dei est. Psalm. 6 1 . a el otro este: Senno V.lius potestate plenas. Eccles. 8. y en la targcta superior este epígrafe: Keligione Jlagrans. I c. -Cin §. VIL el sexto luneto se pintará el caso, cuando el Santo libertó a aquel mancebo cautivo su devoto, mostrándose propicio a los cristianos contra los moros después de muerto: así como lo manifestó el glorioso apóstol Santiago eri la batalla de Clavijo; y se le pondrá en su targeta este texto; Propit'ms esto populo tiio. Deuter. 21. L a i Pon- LIBRO NONO. 253 CORR£SPONP.£K- cía. Pondrascle a el lado derecho la Devoción, representad devoción. en una modesta doncella arrodillacla mirando a el cielo; qup con la mano derecha tenga una lucerna, y en la siniestra un rosario, y en su targeta este' t;í;;xto: ObhiHt Icmdis. mente devota, 2. Paralip. 29. ' ' A el otro lado la Correspondencia, representada en una hermosa doncella, coronada de flores, y con unas bolas de Xruco en la mano derecha, y el taco, junto á,. sí aporque estas con el mismo ángulo que uirran, salen a y en I3 otra mano una traza de una fachada de arquitectura: poique sí en un lado se pone una colún, en el otro ha de corresponder otra: si un remate, otro remate: y si una estatua, I a .otra estatua; y en su targeta se leerá esté texto: Réspice ad ' orationan servi tni. -z. Reo;. 8. - .: En k)s dos ángulos supriores .dos .ángeles del ¡coro d? li Jas Dominaciones, cuyo carácter .es un cetro en la mano izr su carácter quierda, y pendiente de él una piedra de buena magnitud, que le incline hacia abajo; y en el primero se leerá este texto: Dom'nmbititr -populo meo, i. Reg. 9. en el segundQ éste: I.n omni generhtíojie. Psalm. 144. y en la targeta superíor este epígrafe: Vota respcien.s, -, r i DOMINACIONES, T avTika s, §. VIII. rabará la figura de este sa- 'gnense las ideas del otro costado de dicha iglesia, que se ;iplica a el glorioso san Pedro martyr, por el motivo que dir ximos; y se eligió para el primer lunero cuando en su puericia de edad de siete años, le recito a un tío suyo, herege, el símbolo de la fe; y aunque el tío intentó pervertirle en algunos misterios, mostró el santo niño una constancia invencible en ellos. Aplícasele el texto de san Juan Evangelista, en que hablando del Bautista dice: Ut onines crederent per ilhim. loan. a . y en su medalla se le grado Apóstol. A la mano derecha se le pondrá la virtud de la Pureza, © Sinceridad, representada en una hermosa doncella ricamente vestida de recamados de oro, que en la mano derecha tenga una paloma blanca, y en la siniestra, levantada, un corazón; y se le pondrá este texto: In sUnplkitate, S sinceritate De'i, c . ad Cor. a . A el otro lado se le pondrá la virtud de la Doctrina, representada en una niatrona gravemente vestida de color morado; estará sentada, y con los brazos abiertos; y en la mano derecha un cetro, en cuyo remate está el sol: tendrá en el regazo un libro abierto, y sobre la cabeza en alguna dis- rUREZA, o SINCErIDAD. DOCTRINA. 354 M U S E O P a C T O R a C O. cono VE IOS TROnos, Y su CARAC- I X,X-S.V,''- CASTIDAD. YIGllAKCIA. cono DJS LOS QUS' RTTBIÑES, Y SU CArÁCTER. - .V-Ai.J5.t3oa distancia una nubecilla, de la cual cae un rocío, como del cielo, y en su lugar este texto: A iuventnte tiia excijpt 'doctrinani. Eccle. 6. - Dos ángeles del coro de los Tronos, cuyo carácter es el Tetragrammaton sobre el hombro derecho, que es un círculo luminoso con un triángulo equilátero inscripto en él, a el primero se le pondrá este texto: Thronus eitis skiit sol. Psalm'. "88. a el segundo este Thronus ehisjíamma ignis.: Dan. 7. y en la targeta superior este' epígrafe '. Ah Oriente fulgens. 013O X_-in §. IX. el segundo luneto de este glorioso santo se ejecutó, cuando negado a las engañosas delicias del mundo, se entró religioso del sagrado orden de santo Domingo; y aplícasele el caso del apóstol san Andrés, cuando dejadas las redes siguió a Jesu-Cristo. En' su medalla se grabará la figura de este sagrado apóstol, y en su lugar este texto: Relictis rC" fibiis scciitus est etim. Math. 4. '' A la mano derecha se le pondrá la virtud de la Castidad, a quien representará una hermosa, y modesta doncella mirando a el cielo. En la mano derecha tendrá un azote, o disciplina en acto de azotarse, en la siniestra un silicio, ceñida con una faxa, donde esté escrita esta sentencia: Castigó Corpus meum; y a los pies tendrá un cupidillo, vendados los ojos, atadas las manos, y hollándole, roto el arco, y derramadas las flechas, y se le pondrá este texto: Sint himb'i vestri praáncti. Luc. 12. A el otro lado la Vigilancia, representada en una matrona con un libro en la mano derecha, y en la siniestra luia lucerna, y una vara, y junto a sí tendrá una grulla, con una piedra en la garra derecha levantada 5 y en su lugar se pondrá este texto: Lucernce ardentes in manibus vestri s. Luc. 12. Dos ángeles del coro de los Querubines, cuyo carácter es un águila en la mano siniestra, que esté mirando a el sol con alguna distancia, por ser su carácter la sabiduría; el del Ldo derecho tendrá este texto: Ad custodiendnm viam. Genes. 3. el del otro lado con este: Quasi aquila volabit. lerem. 48. y en la targeta superior este epígrafe: Lt castus, &' vigilans. §. X. F -fl-n el tercer luneto de san Pedro mártyr se pondrá cuando el santo hizo hablar a el muchacho mudo de diez años, co- " LIBRO NONO. 255 como san Tadeo a el niño recien nacido en Babilonia, con este texto: Et loquhis est muhis. Math. 9. A la mano derecha se pondrá la virtud de la Clemencia con un ramo de oliva en la mano derecha, y con el brazo izquierdo recostada sobre un tronco del mismo árbol, del cual penden las fasces consulares, y hollando con los pies muchos despojos de armas, con este texto: Lex clementice in lingua eius. Proverb. 31. A el otro lado la Gracia, representada en una hermosa doncella, de aspecto grato, y risueño, mirando a el cielo, donde estará el Espíritu Santo. En la mano derecha tendrá una rama de oliva, y en la siniestra un vaso, y se le pondrá estQ texto: Gratis accepistis, gratis date. Math. a o. Dos ángeles del coro de los Seratines, cuyo carácter es una salamandra en la mano izquierda, cercada de llamas, la cual es una sabandija a manera de lagarto, pero de color pardo, a el de la mano derecha se le pondrá este texto: Quasi ignis exastuans. lerem. 20. a el otro este: In jide & in dilectione, 2 ad Timoth. a . y en la targeta superior este epígrafe: Chmcnter, & gratis. E. §. XI. m el cuarto luneto de san Pedro mártyr se pintará cuando el santo hizo venir la nube que los defendiese del sol para convertir a el herege, como san Simón hizo ver la nube del engaño del ídolo, porque se convirtiese el Rey Baradac, con este texto: Ut convertat corda atriim in fiUos. Luc. a . A el lado derecho se le pondrá la Industria, o Ardid, significado en una hermosa ninfa, que en la mano derecha tenga un cetro, que por remate tiene una mano abierta, y en medio de ella un ojo, y a el nacimiento de la mano dos alas, a manera de las del caduceo de Mercurio, y se le pondrá este texto: Post indiistriam sequettir sapientia. EccI. a o. A el otro lado la Protección, representada en una matrona armada, y con una lanza en la mano derecha, una rama de encina con su fruto; y la izquierda sobre una ara de los sacrificios gentílicos, con este texto: Expandit nuhem in protectionem eoriim. Psalm. 1 04. En los dos ángulos superiores dos figuras en hábito át religiosos, que representen el coro de los santos confesores con sus palmas en las manos, y mirando a lo alto, de donde se deriva un resplandor; y a el del lado derecho se le pondrá este texto: iVirmí; date confessionem, i. Esdr. a o. a el del otro lado este: Confessio eius super Cíe- CLEMENCIA. GRACIA. INDUSTRIA, 6 ARdID. .lft.i.'3VliyLa..VJ .KIOKSVO FE. CONSTANCIA. SJ.EN AVENTURANxA SOBRENATURAL. ?5 6 M U;S;Q; P[I O T O R.I C O. fiim.' Píalnj;ií)4, y en lá, parte supetior; íéíiiiiiaará con este epígrafe; Industria oUgens n el qujnto luheto de sari.. Pedro mártyr se píntafa el Sacrificio desu martyrio, sellando con su sangre su fe como el glorioso apóstol Santiago, i Menon en, defensa de la yerdad evangélica, í y será eltfxto.: Percuserunt in oré gU- ¿;. ludith,it,r;í;-iirn oirjfjeii, oliip OJxqcL .b, j _; rA el lado derecho se pondrá la virtud de la Fe, repreenija en una hermosa doncella y vendados los ojos, vestida de blanco,. y plantada sobre una piedra cuadrada. En la mar no jderecha (tendrá' un cáliz con la hostia, y en la siniestra la jCruz, y el libro, de los santos Evangelios, ly se, le aplicará esCe texto: Ex, ojeriíusji¿¿esconsiínata.e.sf:..:hicoh. 2;; ,, A el otrojadq la virtud de la Constancia,,', sigiifacada eq una. grave matrona, que, con el brazO .derecho tenga abra ijada una columna., y cou la .siniest.ri feíiga,Uin puñal, abra-r sandosela voluntariamente en. el fuegQ de, ÜÍL brasero encen9 dido, y se le pondrá este texto: Videntes Petri constantiam:.:. admircibíintiir. Aqí.,. En la parte superior dos figuras del coro de los Máftyres. El de mano déreí:ha cQrij; un, cuchillo! en la,; garganta, y jesjte texto: De Sanguine- sanctonim' OXXO herida e la cabeza, y unas piedras. en las pianos, y jcsc: Et de sanguine íartynim Jesn. Apoc. 17. y amibos, con pálmas, y láur;olas j y arriba este epigrafe í Fidelis, y, JLin el sexto luneto de san Pedro mar tyr,se pintarán, los jiilagros quel ej santo obró dbspues. de. muerto paraiLoiial se pondrá la i4rfla;de su sadto.cuérpo, y ririédad de flullidos, 9gQs, y leprosos: unos que imploranAlsti. salud; otros .quó yaa han. Ipgfado, así ooAio.acontccia' a los que visitaban q1 sepulcro del glorioso ajiostol santo Tomas, y se le aplicará' este texto: Alirabilis Dieus in y_.A el lado derecho se pondrá la bienaventuranza sobrenatural como premio y corona de los escogidos que -íegitlmaiflente han .peleado, y triunfado en esta militante iglesia, la.cual se reprstará en una hermosísima donpella., vestí-' da ¡de blanco,, y coronaria cofl; una corona de oro,ry piedras preciosa; cej-cada de resplandor. j; los brazos abiertos, Yí toda transportada mirando a el cielo, donde estará un círculo luminoso, y jen il jescfito el notnbre de Dios, .con -Y le- LIBRO NO Ñau M ¡rj letras hebreas, o si no, el triangulo equilátero luminoso inscripto en el círculo; y en el regazo tendrá un corderito blanco, y se le aplicará este texto: Beaii ¡mvuiculati in via-, -i A el otro lado se le pondrá la Inmortalidad, significa- j-iíortalidad da en una hermosa doncella con alas, y vestida de recamados de oro. En la mano derecha tendrá un círculo de .oro, y con h siniestra tendrá el Ave FenLx, y se le pondrá esto texto: In memoria et¿rna erit iiistus. Psalm 1 1 1. En la parte superior se pondrán dos figuras i-del corO ¡de Jas Vírgenes, la una con un cordero, y este texto: Sigfia virgin'ttatis cius. Deuter. 22. la otra coionada de es- --y'. leraldas y oro, y con un ramo de azucenas en. la mano derecha, y este texto: Hostiam Deo in odorem suavitatis. Eplies. 5 . y eñ la parte sup.nior este epígrafe: Obit, vivit §. XIV. . u J— in el pavimento superior, o bóveda del presbiterio de icha iglesia se pintó la Gloria, que es el premio que se da como corona a los que legítimamente pelean en la milicia de este mundo, como lo dice el Apóstol: Legitwie certan ' t'tbus, cuyo texto está escrito en las dos targetas, colocadas en el remate de los dos del altar mayor; y los dos gloriosos I fántos suben a la gloria conducidos de espíritus angélicos, ' cada cual con las insignias de sus triunfos. San Pedro mar- ' dr con dos ángeles; el uno con una segur, y.puñal jr. el otro con una palma, y laureola de martyr. San Nicolás con el libro de los evangelios, y las tres manzanas de oro ., y un ángel con el báculo pastoral, y otro con la mitra. Lo restante se adorna de arquitectura, fingiendo una media naranja con seis lu netos, y en cada uno de ellos está pintado uno de los sagrados doctores de la santa iglesia Romana. En los cuatro del frontis, san Agustín, san Gregorio, san Ambrosio, y san Jerónimo; y en los otros, los dos modernos, santo Tomas hacia el lado de las historias de san Pedro mártir; y san Buenaventura hacía la de san Nicolás; y, repartido en las targetas que tienen a los pies el textodel cvan-i gelio de san Mateo, cap. 5. Vos estis sal t erres, vos estis. iiix miindi, por ser este sitio donde se freqüentan los divinos olicios, a que contribuyeron tanto estos sagrados doctores. % §. XV. T ermina iiltimamente este ornato a los pies de la iglesia con los otros dos Evangelistas, que no están inclusos en el número de los Apostóles. Y así en la parte superior de la Tffm. II. Kk cor- ií. -258 MUSEO PICTÓRICO. c. cixrzj IGLESIA FANTE. TRJUN- HEREGIA. SECTA TASA. MAHOME- ornisa se puso sobre un pedestal, hacia la parte de san Nicola's, a el sagrado evangelista san Marcos con el león a su lado, y en el neto del pedestal el texto: Stmile koni. Jpoc. 4. A el otro lado corresponde san Lucas con el be- -cerrillo, y abajo el texto: Simile vitttlo. Ibidem. Y encima de la ventana del frontis se puso el retrato del papa Calixto III. Rector que fue de esta dicha iglesia: circunstancia digna de especial recomendación, y de la perpetua gratitud, ¡y.jliemoria de aquella ilustre parroquia. 'Debajo de la cornisa, y sobre la puerta principal está pintada la Iglesia triunfante, representada en una hermosa matrona, vestida de pontifical con su tiara. Tiene en la mano derecha el sagrado estandarte de la cruz, y con la izquierda sostiene un templo. A los pies tiene por trofeos las sectas de los hereges, y mahometanos. A aquellos representa una horrible figura de mujer anciana, seca, y engreñada de a'spides, guardando un#s libros intitulados: Arriemos Jíankheos, &c. A las otras simboliza otra vieja, no menos seca, con un turbante, y rnedia luna sobre la cabeza, (desnuda, y las tetas largas colgando, arrugadas, y denegridas, con siete áspides en la mano izquierda, y en la derecha un alfange, que es el idioma con que deíienden sus inferfiales dogmas. Debajo de este triunfo de la Iglesia está una gallarda targeta, donde se lee este texto: Domtis mea domiis ora' t!on¿s vocabitiir. Luc. 1 9. Y un angelito, que está hacia la derecha, tiene otra targeta, donde está este texto: Sapientia adificavit sibi domitm. Y el de la otra mano tiene otra, donde prosigue: Aíiscuit vinum, & proposuit mensam. Proverb. 9. que corresponde literalmente a la capilla de la comunión, sobre cuya puerta está una targeta grande, donde se lee este epígrafe: Sacramentiim vivificans. sobre |a puerta de la capilla del Bautismo otra, donde está esté: Sacramentum regenerans. Continuándose lo restante de los arcos, y pilastras de la iglesia con muy excelentes adornos, niños, y cogollos blancos en los vaciados sobre campo moteado de oro, con muy excelente gusto, y capricho del ingenio del artítíce. CA' LIBRO NONO. 359 CAPITULO VIII. Descripción de la idea de la pintura del preshiterio de la Iglesia Parroquial de san Juan del Alercado de ¡a Ciudad de Valencia, que ex e cuto el autor año de 1699. K abicndose tratado esta obra con calidad de pintar el autor de su inano solamente el presbiterio de dicha iglesia, dejando trazado lo demás, y poniendo para su ejecución personas de su confianza, por no faltar al servicio de su Alagestad, y a la continuación de sus adelantamientos, se empeñó de suerte aquella muy ilustre parroquia en que se continuase todo de su indigna mano: que valiéndose de la autoridad del excelentísimo señor don Alonso Pérez de Guzman, virey, y capitán general entonces de aquel reino, consiguieron que su majestad, que sea en gloria, se lo I mandase, con expresión de tenerle tan presente como si estuviera sirviendo por acá, no negándose la parroquia a sufragar con los intereses proporcionados la ventaja que se suponía. En cuya precisa obediencia trató de venir por su familia, dejandoles a aquellos señores electos de dicha parroquia la idea por escrito de lo ejecutado en el presbiterio. Y entre tanto que volvió, le .hicieron la honra de darla a la estampa, con tan eruditas, y discretas aprobaciones, así del reverendísimo padre Jerónimo Julián, de la compañia de Jesús, como del doctor don Benito Pichón, que aunque a costa de su rubor, y deslucimiento, por la grande eloqüencia, y erudición en todas letras de tan lucidos ingenios, no ha querido privar a el lector de tan sabroso plato, para cebar con él su atención, y conciliar con ella sus intereses. Y así lo pone en la misma forma que se dio a la prensa, excepto la portada, por no conducir x el intento. i Tom. 11. Kk 2 26o MUSEO PICTÓRICO. já. la muy ilustre Parroquia de san Juan del Mercado de Valencia. EL AUTOR. -Jkc i fas mudas Imágenes, que no pudo animar el desmayo del pincel, retocadas ahora con la pluma en estos breves folios, ofrezco a V. S. M. Ilustre: que si aquel en manos de Timantes supo reducir a los estrechos límites de una tabla estaturas agigantadas, a esta en manos de un Curcio, no le falto medio para estrechar a los cortos márgenes de un pequeño volumen al que no cabia en los temimos de un mundo. Anima a las imágenes la valentía del pincel que las j exprime; y cuando ésta falta, sírveles de lengua la pluma que las declara. Uno y otro he procurado par¿ satisfacer al piadoso deseo de V. S. M. Ilustre en el adorno de su templo que he empezado. Si la idea que propongo, ya execu tada en el presbiterio, no ha conseguido toda el alma que debía, suplirán estas breves páginas lo que faltó de viveza á los colores, si es que pluma tan mal cortada puede suplir la rudeza de los pinceles. Por lo menos la idea compendiada en este papel, puesta en manos de V. S. M. Ilustre, que con tanto zelo, cuidado, y expensas se ha aplicado a aumentar el culto divino, alentar la piedad para con Dios, y promover la devoción para con los santos titulares de su iglesia, conseguirá volver a las manos, que tan liberalmente expendieron cuanto condujo para su perfección, puriricando en ellas el desaliíío de las mías, para poder dar la última mano a todo el cuerpo de la iglesia. . Muy Ilustre Señor, B. L. M. de V. S. M. I. Su mas afecto Servidor D. Antonio Palomino Vtlaseo. Ap'o- LIBRO NONO. 2ÍI i liO-' '.'('.' jíprohacion dtl Revefendhimo Padre Jerónimo Julián, de ¡a Compania de Jesús, catedrático de Prima de teología Examinador Sinodal, Calificador del Santo Oficio &e. Por comisión del Señor doctor don Josef de la Torre y Orumbella, doctor en ambos Derechos, Canónigo doctoral de Li santa Metropolitana Iglesia de Valenciay Oficial, y Vicario, General en Sedevacante de este Arzobispado, &c. H.-!!;yrr' e leído la explicación que escribe don Antonio Palo- i mino, pintor de Cámara de su majestad, de la pintura, con qúc su primoroso pincel ha ilustrado el presbiterio del 1 templo del señor san Juan: No encuentro cosa que disuene a la fe, y buenas costumbres. Pero la mucha erudición I con que su noble estudio declara en el papel lo que en el lienzo ofrece a la vista, me deja dudoso si el corte de su pluma es mas bien templado, que diestra la valentía de su pincel. Antes podrá juzgar alguno que está de sobra uno de los dos empleos; pues quien hubiere visto lo eloqüente de aquella pintura, y lea ahora lo animado de este escrito, dirá con razón, que ni el pincel, siendo tan vivo, necesita de la pluma, cuando hablan las imágenes: ni la pluma, siendo tan expresiva, necesita de pincel, cuando sus rasgos saben dar cuerpo a lo que escriben. Platón en su República dice {a), que los pintores estudian en el gran libro del Mundo, porque todo él es materia de su arte, aun lo que goza exenciones de invisible. Pero nuestro don Antonio, como tan único en el pincel, también es singular en el libro. San Juan en su Apocalypsi (F) comparó el cielo a un libro, pero arrollado, y cerrado: En este estudió el autor con tan felia aplicación, que supo desplegarle, y abrirle, haciendo patentes con la luz de los santos Padres los misterios mas arcanos, que el Evangelista escribió en enigmas: pudiendo decirse desde hoy con nueva gloria, que el templo de la Parroquial de san Juan es el comento del Apocalypsi del mismo santo (t). Dichoso llamó san Juan al que lee y ove lo que escribió en aquel libro: Ambas felicidades debemos al pincel y pluma de don Antonio pues esta nos ha- (fll Diahg. 10. de Repuhl. (c) Beatus qui ]egit,& audit b) Coelum recessit, sicut liber verba prophetie hmus. pe, i. 3. involutus. jpoc, 6. 14. s62 MUSEO PICTÓRICO. habla a los oídos, aquel a los ojos, con tanta viveza a entrambos, que se pueden confundir sus oficios: Este es mi dictamen. En este colegio de san Pablo de la Compañia de Jesús, Valencia, a 3. de Junio de 1 700. Padre Jerónimo Julián de la Compañía de Jesús, Imprimatur. D. José de la. Torre Vie. Gen. Imprimatur. Z). Francisco Faus. R. F. A. i Apro- XIBRO NONO.TJM 363 'Aprohnciojí de don Benito Pichón, doctor en sagradn Teología, Comisario d¿ la santa Inquisición í de la £laya, y mar de Valencia. J_a veneración que tuvieron los gentiles a sus mentidas deidades, les motivó a ofrecerles suntuosísimos templos ' como en Roma a Jano su fundador Romulo 2: en Babilonia Semiramis a Júpiter Bclo 3: en Efeso las Amazonas á. Diana 4: en Egipto a Hermes, y a Mitras s: en Siracusa Gelon a Ceres, y a Proserpina: y a este ejemplo itan numerosa multitud como refieren las historias. Y deseando Dios extinguir este error, mandó en el desierto a JMoyses fabricase el, portátil templo del Tabernáculo 7, ase gurandole su asistencia en el propiciatorio: y pareciendole a David, que no era justo que le faltase a Dios una casa donde habitase con dcxencia 9; delineó aquel suntuosísimo templo que después fabricó Salomón °. Y a su exemplo el sumo Sacerdote Onias construyó otro excelentísimo en Heliopolim ". Los católicos, que con su ardiente zelo, hicieron naturaleza la religión, considerando que no hubo naciofi tan dichosa que tuviese tan familiares a sus dioses como de nosotros lo es nuestro Dios 12 desde el tiempo de los apostóles erigieron muchísimos templos '3, no solamente a Dios, sino a su Madre santísima '4, y a los santos 'í, procurando en todos la devoción adelantarse lo posible ei la hermosura, adorno, y riqueza de ellos i; co mo de muchos refiere san Cirilo '7, san Gresorio el Nacianzeno 18 san Próspero '9, y tantos que no es posible nu- 1 Flavius lopisc. in yl-jreliano. 13 Originem apostólica, 6e 2 Ex T-arron. S. tigustin. afud evangelice traditionis doceret verosin. tJe nhq. Rom. lib. 3. cap. 3. tüstiores ¡líos cristianos in singu- 3 Diodor. lib. I. cap. 4. lis agris aediculas sacras habuisse 4 Píin. hist. njtur. Hb. 36. cap. Pkilon. itidieus, lib. de supp. virt. 14. Pausan, in .iicbaieis, Strabon Euseb. Emis. lib. 2. list. eccies. ¡ib. 14. ' cap. 6:9Jiceph.Calixt. lib. 2. c. 35. í S. .¿4ugust. de civ. Dei, lib. 8. 36. 40. 41. 42. cap. J3. lác'oh. Bosiuí de cruce, ¡ib. 14 Thom. Boscius de sing. ecclfs. 5. cap. II.' Sozomen.i hkU-i'Eccles. lib. 9. cap. 6, Guil. Tyrius, lib. 22. lib. 7. cap. 15. 1 j de bello sacro cap. 3 . Francisc, 6 Diodor. lib. TI. cap. l. rias, lib. de imit. B. íirg. c. 20. 7 Caiet. in Exod. cap. 15. d, 9. r? Durat. de Ritib. Ecclesiast. 8 Exod. 25. V. 22. lib. I. cap. 2. rum. 2. & 4. 9 Paraiip. i. wts. I. 16 TheoJ. lii. i. de Groic. offect. 10 3. R'g. cap. 7. 8. a 9' y cur. Leo Mog. serm. 3. cuadra, 11 Egesipp. ¡ib. i. lit. i. Ni- ges.Optot. lib. a . & i. ad Paranwni, cepb. Calixt. lib. t. cap. 6. losepb. 17 S. Cyril. Cathech. 24. lib. 12. .¿4ntiqu¡t. cap. 9- de bell. 18 S.Grego. Nazianzen.orat.il. iudaic. lih. a . cap. penuit. in laúd. Gorgon. (J orat. l . in lulian. 12 Déut, cap. 4. n. 7. S. Thom. 19 S. Prosper. lib. de promis. ¿í in opuse. 57. pradict. part. 3. cap. 8. al64 MUSEO PICTÓRICO. numerar los que escribieron varios autores ', y venera hoy lá piedad católica. Y con razón, porque s¡ los jüdiós que servían la sombra de la ley, se esmeraron tanto en el adorno de los templos, así en el que fabrico'v Salomón, como en la reediíicacíon de Esdras 2, de Zorobabel 3, y de Herodes 4, los católicos, que veneramos en ellos al verdadero Sol' de Justicia, era forzoso que nos adelantásemos en la f ostosa, y rica fábrica de los templos. Estas eran las voces con que el santo Pontitice Félix IV. persuadía en aquellos a calamitosos tiempos a los .Obispos, para que solicitasen la fábrica de los tempios, con la mayor majestad, y grandeza posible í, y observando esta magnánima piedad los muy ilustres parroquianos de an Juan del Mercado, ofrecen a Dios, y a sus gloriosísimos Patronos la excelsa, rica, y íTiagníticentísíma fábrica de su templo, donde apuran los primores a la pintura, a la estatuaria, y a la celatura, para qlie este templo, como el de Salomón, no solo sea el asombro entre los magestuosos con que Valencia ha manifestado lo afectuoso de su religión, sino también entre los mas celebrados del orbe . Entre los mas lucidos adornos con que mando Dios que se hermosease la excelente fábrica del Tabernáculo, fuá con varias pinturas, y de colores naturales 7, que con todasíi propiedad son los del fresco 8. Salomón le puso en las pa redes de su templo 9: lo que motivo a los primitivos christíanos, como al Obispo de Marsella asegura el Magno Gregorio, que las admitiesen en los de los católicos °, como del de san Teodoro escribe el Niceno, que en sus bcivedas habían pintado su martirio: Y lo mismo reliere san Paulino que mandó ejecutar en el que renovó del mártir - a Sigon. lib. 3. ÍJ" 20. Imp. Occident. Georg. Fab. ¡ib. de Rom. Antiq. Andreas Fulin. lib. de Antiq. Rom. Optat. lib. 6. S trabón, ¡ib. lo. cop. 14. Dwat. ubÍMipr. lapk 4. n. l. 2 a . EsJras cnp. 1 . 6' 4. .3 1. Mucbahieor. cap. 4. v. j5. 4 losepb. til'. a; . Antiq. luJaicor. cap. 14. Ribera in Haggceum, cap. 2. vers, 10. num. 53. 5 Si luJa;i, qui umbrs legis deserviebant, hxc facitbant, &c. £. Feiix ly. epist. ad umnes Epis, aptid Barí. Carranz. in Summ, Concil. fol. 180. 6 Domus autem, quam asdificati voló Domino, talis esíe debet, ut iii cuneas regionibusnominetur. I, Paraüp. 21, v, 5. f Natucaiiísimis coloribus im- buí velamina Dominus Deus vor Juit. Lippom. in Exod. cnp. 35. v. 31, fol. 813. üornel. Alap, in d. cop, Exodi. 8 luliuí Cesar. Bulenger. de pictm ¡ib. í. cap. 2. C.-csius de Miner. lib, 2. cop. 5. sect. 2. num. 14. 9 Fecit in.eis cherubim,& palmas, & picturas varias. 3. Reg. 6. vers. 29. Designan! niiracuia, qu2 fíunt a sanctis:::: picturx quoque prominentes in templo sunt varia virtutum opera. Laurel, in Sylv, verb. pingere. 10 In Jocis venerabilibus sanctorum depingi historias non sine tatiune vetustas admisit. íS". Gre'. Mag. in regist. epist. ¡ib. 9. epist. 9 1 1 S. Gregor. Nicen. orat. d ¡aud. Sanct. (3 Mas. Tkiodori, i 1' .1; I 'LI'BRO NONO. Í265 tír san Félix. ' Adriano lo testifica de Jas Basílicas de san Silvestre, sao Marcos, y san Julio en Roma ', y de otras muchas cuenta Molano 3, así para que en el libro grande t3e los templos leyesen los católicos las heroicas acciones de los santos mártires 4, como para que de contemplaf aquellas pinturas, consiguiesen ios innumerables provechos que san- Epifanio, y san Gregoíio ponderaron en el Con- ; cilio segundo de Nicea 5; y otros Padres que nuevamente ' reHert el eruditísimo Cardenal Aguirre . "' Pero lo que principalmente enseiían los isantos Padres, que se habia de pintar en los templos, eran las historias de la Sagrada Escritura del viejo, y nuevo Testamento 7, para que los colores fuesen las sílabas en que los doctos, y los rudos leyesen los misterios que el Espíritu Santo dicto en la sagrada página, y sacasen de tan saludable doctrina la utilidad de su enseíianza 8. Y siendo entre todos los libros canónicos el mas admirable, y de mas utilidad para la Iglesia Católica el sagrado Apoculypsis, que en la Isla de Pathmos escribió san Juan 9, fue soberano acuerdo que en la bóveda I de s-ü templo se pintasen estas sacras profecías: porque así como para los doctos las pintó con tanta valentía la elegante pluma de san Juan 'o, quedasen también perifraseadas para todos con los eruditos pinceles de don Antonio Palomino ", debiendo esta ciudad a su estudio leer en este templo comentadas aquellas revelaciones soberanas que la Iglesia venera como sacramentos 12. om. 11. Ll Pu- j a S. Paulin. Episc. Notan, Na- 1 tal. 10. de oriiatu t-cces. S. Felicis. -2 adrián. Je imag. od Carol. ' Mae. Clip. 18. 19. b2. 8ó. 127. 6" 141. 3 Molan. de SS. Imag. lib. i. , pictur. Clip, 3. Ci ¡ib. 2. cap. 14. I 4 Omnia nobis tamquam in libro quodam qiii linguarutii interpretationes contineat coloribus artificióse depingens certamina, arque labores martyris nobis expressil.-i'. Gregor. Nicen. ubi supr. I j Concil. Nicen. 1 1. act. 4. j. 6. [í 7- ' 6 S. yíugust. S. Tbom. D. Mart. de yala yírchiep. laient. Suarez, ¿5 aíij apud aguirre, iom. a . Concil. Hispan, a Can. 36. Concil. lllibertin, I in comment. twvo. ' 7 Historijs veteris & novi Tesi tanient! parietes lempli replere convenit. Concil. Nicen. l i. ntt. 4. Concil. Trident. sess. 25. cap. De in- vocatione venerat. í¿ reliq. 8 Sicut enitn per syllabarum eloquia, qu5 in libro feruntur, sa- lutem consequuntur omnes: ita per colorum imaginariam operationem & sapientes & idiotx cuncti, ex eo quod in promptu est perfru- untur luilitate. Concil. Constantinopol, ¡y 111- yíct. 10. Can. 3. 9 S. Hieran, in Prolog. Bibl. 8. Dionys. .Alex. in lib, de Re.prom. Rtip. in Prolog, in .Spocal. Hugo etiam Prolog, in jkpocol. 10 Pictores:: colores coloribus pertr.iscentes:: pingunt imagine?, & mirabilem historiam videntibus prafstant: Sic & prophets velut qiiidam pictores sunt virtutis,ac mih'tiaí. S. loan. Cbris, in supersc. psalm. 5 o. 11 Calamus penicilli, peniciljus calatni smulus esi; ut alter alteri laboris sui commodet usum. Buler.g. lib. l. de pict. cap. l. 12 Liber enim Apocalypsis tot haber sacramenta qiiot verba. .S". Hieron. ubi supr. Rupert. Prolog, in .ípocaíyp. Euseb. lib. 7. hist. c. 23, Rih. disp. praced. Comment, in pacalyp. cap. j. 1 566 MUSEO PICTÓRICO. Pusieron los antiguos todo su cuidado en la elección de los artífices que habían de pintar los templos. Considerando que aunque fue gloria de Apeles la imagen de Venus que pintó, lo era también de los ciudadanos de Coos porque poseían en su república tan rica tabla '. Ut Vnj.-artificis labor est, & gloria Coói. Por esta razón no fiaron a otros pinceles las paredes del templo de Apolo Deifico que a los de Paneo 2, y de Polignoto 3, tan celebrados en aquellos tiempos 4: ni las del templo de Diana en Efso, que le contaban por una de las siete maravillas 5, sino al grande Apeles: ni los ciudadanos de Árdea el de Juno, sino a Marco Ludio Elota 7: y Dios a Bcseleel, y í Ooliab les dotó de las ciencias necesarias para que fabricasen, y pintasen el Tabernáculo 8; ni los muy ilustres parroquianos de san Juan podían elegir i. otro que a don Antonio Palomino, tan erudito, y versado en todas buenas letras 9, como lo dfce este papel ', que con tanto magisterio ha escrito, tan excelente en la pintura del fresco, como lo publican sus obras, y con especialidad este presbiterio: de modo que si viviera Apeles, y le mirara, no dudo que después de la admiración, diría lo que de la tabla de Baco que pintó Protógenes: Es muy grande el trabajo,y es admirable la obra', solo faltan las Gracias para que la suban al cielo ". Celebra Plinio las tablas de Atenion Maronites, porque sus líneas manifestaban su erudición ' .. las de Panfilo, J porque voceaban la extensión de todas las artes, en que | resplandecía su artífice '3: a Eufranor Isthmio, porque con sus ( 1 Ovidiusv.de Apelle, G Caiami- m'úiarh. N'atol. Comit. ubi supr. de, lib. 4. de Ponto. lo Hoc magis de hoc libro iu- 2 Paneus:: I)elphis templum no- dico, quod excedunt, atque emi- ' bilissimus Appollims pinxit. Natal. nent quae in eo scripta sunt huma- a Com. lib. 7. mytholog. cap. i6. na: auditionis modum, & sit in eo 3 Plin. ¡ib. 3;. cap. ii. Rabis. admirandus ómnibus sensus quem, Text. in officin. verb. pictor. & ego admiror atque veneror. Dio- 4 Plato, lib. 3. Politic. Arist. nys.Alex.apudEiiseb.l.'j.tist.c.Zl. lib. 6. de Poét. Clem. Alexandr. Pro- 1 1 Ptimum Apellem, conspectreptico, Vlut. in Simone. Natal. Com. taealalysi pictura,ita obstupuisse, " ubi supr. ut vox eum deficeret, sero autem 5 Carlius Rodig. lib. 23. cap. 6. dJxisse::Ingens labor est, & admi- J¡ Rabil. Text. in officin. verb. septem rabile opus, desunt tamen ei Gra- orbis miracula. tix,qux sua opera ad coelum ex- 6 Plin. lib. 35. cap. 8. Natal, tollant. Plin. lib. 2. cap. 10. Plutar. Comit. ubi supra. in Demetrio. Erasm. lib. 6. Apopbtb. 7 Plin. ubi supr. cap. 10. 12 Athenion Maronites; in ip- 8 Exod. cap. 35. V. 30. 6 31. sa pictura eruditio elucet. Pí. ¿ Lipp. & Com. Alap. ubi supr. supr. cap. 1 1. 9 Pictura est ars omnium opti- 13 I'amphilus::: ipse Macedo matum artium alirici Gracias fa- natione, priiuus in piciura ómnibus li LIBRO NONO. 267 sus doctos libros daba la razón de sus pinceladas: a Metrodoro, porque siendo gran pintor, era igualmente filósofo: Quién duda que con mas razón aplaudiera el mismo Plinio á don Antonio Palomino, si viera el presbiterio que ha pintado ? que no a aquellos grandes pintores, porque recorioceria excedido a Eufranor en la expresión de las dignidades de los héroes 3 del viejo, y nuevo Testamento: a Aristides Tebano en los movimientos de los ánimos 4: en los afectos ' a Dionisio Colofonio 5: a Nielas Ateniense, no solo en lo ' colorido, sino en el dibujo de las estatuas que mas pare- ' cen corpóreas que pintadas; proporcionando con la ópti- ' ca las distancias,?, con la etica para el puesto; y todo imitado con tanta propiedad 9, que a la posteridad le quedará que envidiar, no que imitar: como de los pinceles de Apolodoro, decia Plutarco '°; y mejor que Parrasio podrá firmar en el presbiterio "., Íí . lam dico, Profecto huíüs adest artis meta reperta mihi. Y los parroquianos, para la posteridad, con letras de oro podian escribir en este templo el elogio, que en el de Ju- ' no los ciudadanos de Árdea a Marco Ludio Elota, por el acierto con que le pintó . Dignis digno loco picturis condecoravit Regina lunonis suprema coniíigis templiim areus Liidius Elotas Jtolia oriundiis Quem nunc& post semper ob artem hanc Árdea laudat. Doct. Benito Pichón. Tom. IT. Ll 2 Des- bus literiseruditus,pra!cipué arith-,7 Ab Óptica vero pictura su- 'ineiicíe,& georaetricae, sine qui- mit rationes quibus consideret quo- 'bus negabat artem peifid. posse. modo qua: longius minora ap- Piin. ut supr. cap. 10. pateant, &c. Buknger. ¡ib. i. I Plin. ubi supra. cap. I. 3 Metrodorus idemque philo- 8 Cceüut Rodigin. ¡ib. 29. antiq. sophus magnx in utraque scientia ¡ect.cap.i.Ctsssius de Minera¡y¡ib. authoritatis. Ptin. d. ¡ib. cap. 10. 2. cap. 6. sed. 3. num. 7 3 Euphranorprimusvidetur ex- 9 P¡at. j4rist. P¡ut. Vitruv.d prcsisse dignitates hcroum. PUn. aHj optid Cíetsium, d. ¡ib. cap. J. ubi supra. sect. 2. num. 3. 4 Aristides Thebanus:: primus 10 Invisurum aliquem potius iinimürum motus imitatus esc. Na- quam imitaturum. P¡ut. opus. dt ¡ta¡. Comit. ubi supra. glo'- theniens. 5 jiian. ¡ib. 4. var. bist. it theneus Dipnosoph, ¡ib. it, 6 Nicias Atheniensis:: Ita in- cap. íi. venit Cüloribiis clarum, & obscu- 12 Ardeatis templi pictorem, iruui, ac luciJum, ut eius picturx prasertim civitate donatum ibi, & non pictx, sed consistere per se carmine, quod est in ipsa pictura apparerent. Nato¡. Comit. ubi supr. his versibus. PUn. ¡ib, 3;. cap, i. -í68 MUSEO.f IvíDTORICO. ístilo repetidamente ODservado, así de los profesores del arte de la Pintura, como .de los .erudito humaxti¿tas, y teólogos, ha sido siempre el apropiarlas ideas, ©asuntos jue se han.de pintar en sitio inmóvil, a el instituto -de la pieza dandcise ejecutan. Así lo aconseja Vdtruvio,, y. el docto León Bapnsta Alberti, en su TratadO;de Arquitectura; y en el de sus Diálogos Vicencio Carducbo, tan docto en el pincel, como en la pluma. Acredito esta, máxima la primitiva iglesia haciendo pintar en los templos las vidas, y martirios de los .cantos titulares suyos, y los misterios mas importantes de nuestra fe, y redención a; para que sirviendo de historia muda, y escritura silenciosa el libro abierto de las pinturas, leyesen en él los imperitos lo que recatan de.su noticik ilos libros ¡prefiriendo para el negocio mas -importante de nuestra salud aquella arte, cuyas sagradas flechas se introducen por el mas poderoso de los sentidos 3: siendo estímulo para la virtud la constancia de los invencibles mártires, cómo incentivó para la perseverancia el premio dignamente obtenido de sus gloriosos triunfos. . logrando a un tiempo en las valientes expresiones del pincel, honesto recato la vista, sagrada meditación el discurso, pasto delicioso el alma, ornato decoroso el templo, y culto reverente el hacedor Sujpremo a quien se consagra. No apartándose pues el autor de tan sagradamente autorizadas máximas, y siendo esta ilustre Parroquia condecorada con el título de los gloriosos santos Juanes Bautista, y Evangelista, es preciso que rodo el ornato de su templo se -encamine, así a elogiar las virtudes de sus vidas, y proezas de sus martirios, como a coronarlos con el inmarcesible lau- .1 .'i.-.'. . .níDtfiq reí 1 Definimus, cum omni' dllí- tin. can. 6. gentia, & cura venerandas, & 2 Nam quod legentibus scrip-i sartctas imágenes ad inodum-, & tura, hoc idiotis pra?$tat Pictura' formam veneranda, & viviñcaniis cernentibus; quia in ipsa ¡gnoran- crucis e coloribus, & tesselHs, aut tes vident quid sequi debeant: in -alia qua-vis materia commodé pa- ipsa legunt qui iitteras nesciunt: ratas, dedicandas, & in templis undé, & precipué geniibus pro lee- sahctis Del collocandas, haben- tionfe Pictura est. D. Greg. Pop. Tdasque, tutn in sacris vasibus, & ¿¡i. 9. episí. 9. ad Masilien. Episc. vestibus, tum in parietibus::: iVia- 3 Imaginum aspectus sr"""" ximé autem itnaginem Domini, & tum compunciionis solet prestare Dei Salvatoris nostri lesu Chris- contueniibus, & eis queque, qui ti; deinde::: Deiparx::: Angelo- utreras ignorant, quasi vivas do- rum::: & omnium deinde sancto- ininicx historia: panderelectionem. i-um. Concil. Nicen. 11. act. 7. apud . Beda tom. 8. epist. 9. Je tedph Loüisam, 6" guirre in Concil. liiber- Salomón. LIBRO N- ON 0¿ U K §69 reí de la inmortalidojd como a vajientos campeones de nqesri tía religión. Lo primero se reserva para algunos trán$itosí del 'Cuerpo de Ja iglesia. Lo segundo es preciianiente destinado al presbiterio donde por ser el sitio iitias digníVí. ' término de la fábrica,' se- vean gozando de labienaentuianxa f último término da nuestra felicidad, y prei$iio reseíyda I para los justos que en esta vida, asistidos,d. ' ben lidiar valientes, y vencer constantes Y así los dos gloriosos santos:,se miran - qojoa dos qíioei presWiierio, en los sitios principales.,, como hjjrofg del asuriÉo; I demostrando el Bautista en. Ip.adustp de su. desnudez lá, i austeridad de su vida solitaria; y en la tiinica de. pieles de. ' camello lo peregrino de su.predicacion enelíjiiundo,; y; I ocupando el sicÍQ..de la ma;io derecha en.fwpiel tronp de ¡ gloria, por el privilegio de haber, sido santükado, antes, de j nacer 3; y como precursor, yr líiinistro, del bautismo-; dei í Chrisro Señor nuestro. No cedierido a estas juít4mente .glo-, riosas prerogativas las del sagrado Evangelista en ser eham- ! do de Cristo 4, y por su niisma boca . de&laradp ppr_hij& de María santísima 5, de quien. fue perpetuo j, y. felicís'invgi capellán.:::l. c.j .,j;.. ,. ti,.. .: . - o -' . Colocanse pues los dos -santos- en el sitip-ínas directo.váf la," vista, sin mezclarse con las demás figuras, 'para que, &e encuentren sin dilicultad, cpmp, principales ..Qbjetos. de Ja atención; cuyo documento notó disQcetamenter Fresnpy.. . . Prima figurartmi, seit princeps dramatis, líltro: ' Prosiliai inedia in tabula- suh .lamine prino .-jai Fiikhrior ante aiias, rgliq.vis mee opera jigiiris . -m Y porque solo Dios es causa .eticie.nte de la gloria, y par% ¡ demonstrar el centro de donde procede la que ilustra aq,neli , emisferip; como también porque los dos santos no estén ep- j mp acasp, sino, según el precepto inveteradp de lp§i,.rii:i i ditps de esta arte, estén las figuras que prganizan el cuerpp histórico de una, pintura, olkiosas, y pcupadas en 1 mismo ' asunto que se describe; se ppne el símbolo.,, o figuKa de ; Cristo Señor nuestro, representado en el cordero 7, sobre el misteriosp librp de Ips siete Sellos.; dandp ásuntp al Bau-' X. I Nam'&qui certat in" agone ñas. serm. j. contra yírrian. Hieronon coroiiabimr, nisi leglritnécer- nyw. in cap. i. Icrem. .ímb. in Juch. taveiit. 2. ad Timorh. a.'bpfr. 4. cap. l. iá servia 6. in nat. loan.-, ' 2- Hilar. Can. 2. in Mvth. S. 4 Quem diligebaí Icsus; loas Tkorii. inCaten. cap. i. flíuti-. ' -13 i'r.f. 23.,¿;;;tn "-"5 El Spiíitu Sancto feplebitur -5- Mulier,ecce(iUus ttius.-#aa adhuc éx-uteru matris sxix. Luc. i. i. vei-s. 27.; nufn. i;. Id est in útero m.itris a ..6 . Fresn()i Ue'uArte gra'pnjcáíiíi peccaro originali sanctificatu.s esu .u7" .¡ipocalyp. ?. vers. f). AretB S. Tiom. 3. p. q. 27. art. 6. jitha- Umb. Haym. 3 alij opud Rib. ud ¡it. Sfo MUSEO PICTÓRICO. tista para que esté en acto tan personal suyo, como señalando al cordero, por el Ecce Agnus Dei, que exclamó la primera vez que vio a nuestro Salvador ': It mostrando el camino para los que le siguen, cumpliendo el Pr a-ibis enim ante faciem Domini parare -olas eius . Y al mismo tiempo, dando motivo este sagrado Evangelista, para que atendiendo a este misterio, advertido del ángel del Señor 3, esté en acto de escribirlo en el misterioso libro del Apocalypsi, llegándose a este el de la reina soberana de los ángeles, que a la mano derecha, en el sitio mas inmediato al trono de Dios 4, está representada en aquella prodigiosa mujer del cap, 12. del Apocalypsi, con las misteriosas señales que la describe el Evangelista: vestida del sol, para demostrar, que cuanto en pura criatura pudo dispensar la divina gracia, penetró el abismo de la divina Sabiduría, anegada en el golfo inaccesible de aquella inmensa luz S. Calzada de la Luna, en que se representa la iglesia que siempre implora su patrocinio, quedando hermosa como la Luna, Pulchra ut Luna, recibiendo su esplendor de los rayos del sol divino Cristo Señor nuestro, a quien concibió en su vientre 7. Sobre su cabeza la corona de las doce estrellas en que se representaban los doce Apostóles: Y doce prerogativas singulares de María santísima: cuatro celestiales; su Concepción; la Anunciación j la obra del Espíritu Santo; y la Encarnación: -cuatro de su cuerpo santísimo; su virginidad sin mancha; su fecundidad sin corrupción; su preñez sin molestia; y su parto sin dolor: otras cuatro de su corazón; su modesta mansedumbre; su devota humildad; su magnánima credulidad; y el martirio de su corazón 9. Conduciendo esta soberana reina con ayroso ademan la hermosa turba de las vírgenes que seguían al Cordero, según el cap. 4. del Apocalypsi: donde se mira sanra Ursola, como capitana de las once mil, con bandera blanca por divisa de la l toan. I, 'oers. 1, "g- iii- de natura, (¿gracia, c.ó, t Luc. t. vert. 'j6 6 S. Gregor. iib. 34. Moral, c. 7. 3 Mittens per angelum suum Ecclesia magis Luna intelligenda lervo suo loanni. Id est mysteria xiátlnt.S.Eern. serm.insif;numniag. Apocalypsis, ibi cap. a . vers. 1 . Hu- 7 .¿4mb, de inst. firg.Ü 4. Exam, go ad lit. 2. Hier. sup. Isa. 66. íug. Exp. 70. 4 ylrnold.Carnotens.de ¡aud.F'ir- O 1%. de civit. Dei 32. gin. apud Novarim umb. lirg. Iib. 8 iug. sup. poc, Hom. 91. ü 4. num. 1728. ([uast. 42. in Exod. Riber. ad lit. 5 Quidquid nobilitatis . quid- 9 Duodecim Stellas istas, duoquid divinitatis, & quidquid xter- decim prerogativas gratiarum, innicatis, & totum in orbem diffus- telligere videatnur quibus María sum est, & productum in illoíeter- singulariter adornatur. Si quidem no supposiio, quod generavit bea- invenire est in Maria prasrogativas tissima Virgo Maria, invenitur. coeli, praerogativas carnis, prxros". Bern. serm, 6. de gloria Virg. gativas cordis. S. Bern. serm. tup. 5. Ti, I. p. q._ 26. art. 6. ad 4. S. signum magnum, col. 262. LIBRO NONO. 271 la virginidad, animando a santa Incí, que ansiosa por buscar al Cordero, se adelanta diligente a las demás que en hermosa turba acompafian a la reina de los ángeles, según aquel verso del TProfeta: Addticentur regi irgines post eam '. Animando a este concepto mudo el texto que se advierte en una targeta, que se mira pendiente en las claraboyas, que finge la perspectiva al extremo de este coro, que dice, hablando de las vírgenes, según el Evangelista: Seqiinnttir agniim qiiociimqtie ierit. Cuya variedad hermosa ilustrada de varios trajes, y recamados diferentes, demuestra la copia de virtudes con que se adorna la esposa, según aquel verso de David: Circumamicta varietatibus 3. Y siendo el Amor divino el que las excita, e impele a este sagrado acto amoroso, se mira simbólicamente representado en una figura moral, e ideal de un mancebito hermoso 4, demostrando en su desnudez el desasimiento que hemos de tener de las cosas terrenas, y afectos mundanos J, para caminar con ligereza a celebrar las sagradas nupcias del. esposo 6; y deponiendo toda perezosa tardanza, como lo demuestra batiendo incesantemente las alas 7, y llevando en la mano siniestra éí corazón encendido en caridad, según lo que dijo Cristo por san Lucas, cuya flama se encamina derecha a su criador, figurado ?n el Tetragramtnaton, que es un triángulo equilátero, inscripto en un cífculo luminoso, en cuya misteriosa figura se demuestra la Trinidad santísima: pues siendo una esta figura, representación de la unidad de la Esencia divina, consta de tres ángulos, y lados iguales, representación de las tres divinas Personas 9, demostrando juntamente el círculo la eternidad por carecer de fin, y de principio 'o. Coronase asimismo de llores el amor divino, como también las vírgenes, imitando los deliquios amantes de la esposa en los cantares: Ftilcite me Jior'ibiis qnia amore langueo ".Y últimamente se honesta con un volante morado, por ser color, y librea pro- pia- 1 Psalm, 44. vers. a 5. 2 poc. 14. -vers. 4. Christum per coelum discurrere, nunc hunc, nunc illuc, & post eum iré virgines. Rih. ad lit. cum Aug. lib. de sanct. virg. cap. 27. ¿í 38. CÍ cum primis. Bed. i¿ Anshert. 3 Psuni. 44. veri. 15. Id est varietatibus muliarum virtutum, & operum. Hugo ad lit. 4 Secundum Fulgentium, Is¡dorumque amoris imago puei fuit alatus. Rob. Olchot. figur. 7. 5 yietor Antiocb. in cap. 16. Marc, num. 32. August. lib. I. de doct. christ. cap, 22. Theod.Hb. 16. quícst. 3. 6 ylpocal. I. vers. 9. 7 ventosas addidit alas, Fécit & humano corde volare Deum. Propert. apud Pier. laler. lib. 46. cap. De Fascib. 8 Ignetn veni mittere ¡n terram, & quid vulo iiisi ut ardeat. Luc. cap. 12. vers. 29. 9 Pier. Valer. Hyerogl, lib. 39. cap. 40. 10 Pier. Valer, ubi supr, cap. 6. 1 1 Can, 2. vers. J. AMOR HJVINO. 272 MUSEO PICTORICO. píamente simbólica del amor; y con la mano deré'dhá esta señalando al cordero, para demostrar el término, a donde se dirigen sus amantes impulsos. Y porque considerado el amor, como propiedad relativa en las personas divinas, es atributo personal del Espíritu Santo a, se mira en forma de candida paloma, presidiendo en este acto amoroso, esparciendo sus rayos por todo aquel emisferio, y especialmente hacia la reina de los ángeles, para demostrar la plenitud de gracia de su Concepción purísima, y circuido de hermosa guirnalda de serafines, por ser el amor propiedad característica de estos soberanos espíritus, abrasados en el fuego de la caridad . Otra peregrina circunstancia autoriza la elección del Espíritu Santo en forma de paloma en aquel sitio: pues ademas de haber concurrido en aquella forma a la acción mas gloriosa del Bautista en el Jordán 3; tiene esta gloriosa ave siete singulares propiedades 4, que la constituyen mas apropiada a esta idea, por ser correlativas a los siete selloat del misterioso libro, y expresivas de los siete dones del Espíritu Santo 5. Pues siendo este libro representación de la Escritura sagrada, y misterios de nuestra redención, significa el primero sello, según Hugo Cardenal, ademas de la común de signilicar los siete Sacramentos de la ley de gracia, la profundidad de las sentencias: el segundo, la multiplicidad de los sentidos: el tercero, la variedad de los tropos, 6 figuras retóricas: el cuarto, la incomprehensibilidad de las mismas cosas: el quinto, la obscuridad de los misterios: el sexto, la suavidad de las alegorías: el séptimo, la infalible verdad de todo lo que en sí encierra. Y aunque, según el Evangelista, solo el Cordero soberano, figura de Cristo Señor nuestro, fue digno de abrir el libro, y descifrar los misteriosos enigmas de sus sellos 7; esto se entiende en cuanto al hecho de descifrar con su humanidad santísima, pasión, vida, y muerte, los símbolos, y figuras que en misteriosa alusión significaban todas las demostraciones de su inefable amor, por incluir especialmente siete misteríos 1 Nomen amoris::: secundum quod personaliter sutnitur,est propriutn nomen Spiritus Sancii. D. Thom. 1. p. qii¿est. 37. art. l. Ipse Spiritus Sanctus est amor. D. Gregor. Hom. in Pent. 2 Seraphim,idest ardentes,aut igniti: nomen supreiiii ordinis angelorutn, qui ab ardore charitatis sic appellati sunt. Lauret. Sylv. allegor. ibí. 3 Et vidit Spiritum Dei dei- cendentem sicut columbam, & venientem super se. Math. 3. v. 16, 4 loan, a sanct. Geminian. iib, 4. cap. 79. 5 ugust. sup. poc. hom. 4. 6 Hugo in Apocatyp. cap. 5 . v. I. 7 j4pocalip.;. Septem sigilia Hbri clausi designant mysteria Christi, qua? in scriptura sacra clausa erant ante Incarnationem. Lauret. Sylv. aliegor, ibi. LIBRO NONO. 373 ríos profetizados acerca de Cristo Señor nuestro, Encarnación, Pasión, Resurrección, Ascensión, venida del Espíritu Santo, resurrección de la carne, y juicio final: O siete , sellos, con que estuvo cerrada, y oculta la divinidad en Cristo, el desposorio de la Virgen, la pasibilidad de su , cuerpo, la circuncisión, la huida a Egipto, las tentaciones del desierto, la cruz, y el sepulcro ' . Pero la exposición en , varios sentidos de todos estos misterios, para que se haga I su inteligencia patente a la torpeza de nuestro entendiniienj to: la Paloma soberana, hablando por la boca de ios san- . tos padres, piofctas, y expositores sagrados, que son voces del Espíritu Santo, ilustrándolos con sus siete dones ha descifrado los siete sellos de este misterioso libro. Es la primera de estas siete propiedades de la Paloma, según el Doctor Angélico 2, habitar cerca de las aguas; porque viendo en ellas, como en espejo, al gavilán, putda precautelarse de sus garras; lo cual pertenece al Don de la Sabiduría, por cuyo medio los santos, y expositores sagrados, no pierden de vista las corrientes caudalosas de la Escritura sagrada, para defenderse de las asechanzas del enemigo. La segunda es elegir para su alimento los mejores granos; lo cual pertenece al Don de la Ciencia, con la qaal los santos eligen para su pasto espiritual las mejores, y mas saludables doctrinas. La tercera es criar los polluelos, o palominos ágenos; lo cual pertenece al Don de Consejo, con que los justos alimentan con saludable pasto de ejemplo, y doctrina a los hijos de estrañcis dogmas, o que han degenerado de los de la verdadera religión. La quarta es que no hiere con el pico; lo cual pertenece al Don del Entendimiento, con el cual los santos no hieren ni destrozan la verdad de las buenas ciencias, para pervertir a otros, como hacen los heregcs. La quinta es que la Paloma carece de hiél j lo cjual pertenece al Don de la Piedad, o Mansedumbre, con la cual los santos vencen los impulsos de la ira. La sexta es que pone su nido en cavernas de edificios, o piedras; lo cual pertenece al Don de la Fortaleza, con la cual los santos en las llagas de Cristo Señor nuestro, que es piedra firme, ponen su nido; esto es, su refugio, y su esperanza. Y última- ;mente, tiene la Paloma por canto el gemido j lo cual pertenece al Don del Temor de Dios, con el cual los santos se deleytan.con el gemido de sus culpas. , Haceii pues armoniosa consonancia estos siete Dones, correspondiendo a las siete propiedades de la Paloma, con Totii. II. Mm la 1 'ii'g- sup. poc. bo. 4. Pjjp. Resurrect. t:ii i-J'IUZ 4. sup. j4poc. Bernar. snn. i. dt ..a D. Tb. ¡. p. q.:¡9. art,6. ad 4' 274 MUSEO PICTÓRICO. la inteligencia de los siete sellos del misterioso libro: pues á la proftindidad de las sentencias corresponde el Don de la Sabiduría: a la multiplicidad de los sentidos el Don de la Ciencia: a la variedad de los tropos el Don de Consejo: a la incomprehensibilidjd de las cosas el Don del Entendimiento: a la obscuridad de los misterios la Mansedumbre; con que sin descaecer perseveran indagando su mas genuiíia intelicfencia: a la suavidad de las aleatorias el Don de la Fortaleza, para no torcerlas a siniestros sentidos: y últimamente, a la certeza infalible de su verdad el santo Temor de Dios, con que desconfiando de sí propios los doctores sagrados, y temiendo por su miseria, no apartarse del recto camino de la verdad, la abrazan, y siguen asistidos de la gracia del Espíritu Santo. También representa la Paloma la Iglesia Católica ': y así en los cantares el esposo Cristo Señor nuestro, a su esposa la Iglesia la llama Paloma, por estar ilustrada con los Dones del Espíritu Santo, que en forma corporal de Paloma se apareció visiblemente en el bautismo de Cristo Sefíor nuestro 3: para que se entendiese que en los demas que recibían el santo bautismo, bajaba invisiblemente el Espíritu Santo: por donde es muy del intento en aquel sitio, siendo este sacramento tan freqüentado en una ígLsia parroquial, y tan especial en esta, que es por antonomasia ¿el Bautista. Hijo de Paloma, afirman algunos expositores sagrados, que significa aquel epitecto Bar-jona, con que Cristo Señor nuestro nombró a san Pedro, cuando le confesó por hijo de Dios vivo 4: bastante asunto para que los sucesores de san Pedro, y todos los que obtienen la dignidad sacerdotal, se digan hijos del Espíritu Santo; pero espi.-cialmente, no solo el reverendo Clero de esta ilustre parroquia, sino todos sus parroquianos; pues según otros autores, la voz Bar-jond significa .hijo de Juan S. quien mejor puede apellidar esta gloria, que aquellos que son hijos de san Juan en esta ilustre parroquia; y especialmente los que renacieron en ella a ía vida espiritual de la gracia, por la regeneración del santa bautismo ? Con que ademas de la significación del Espíritu Santo, tiene alusión la Paloma a la iglesia, al bautis- w. . -X. 1110, I S. C¡p..cont. Nov. D. Thom. 3. part. q. 39. art. 6. ad 3. i 3 Cant. 2. vers. 10. pontus, 4 Beatus es Simón Bar-jona. rig. apud Gisler. ad ¡it. in apead. Math. 16. vers. 17. Bar-jona lin- 3 Et ideó circa Christum bap- gua nfisira sonat filius columbx. tizatum corporal! spetie -Spiritus S.Hil.iüHieon.apudS.Thom.in Sanctus visibiiiier de.scendit; ut cath. ad lit. super omnes baptizandos invisi- y Euthim. Paíchas, Euseb. Gal- .biliter postea crda.mr descexidere. ¡icón. ap. Slveir. íib. ó. f, j. w. 1 1 $ LIBRO NONO. 275 nio, a la ilustre parroquia, y sobre todo a los siete sellos del misterioso libro que allí se representa. De este dice el Evangelista, que estaba escrito por de dentro, y por de fuera '; significando en esto a Cristo nuestro Redentor, en quien estaba la divinidad oculta, debajo del velo exterior de su humanidad santísima 2; descifrando con su encarnación todos los enigmas, y misterios 'que incluían los siete sellos 3; cuyo número misterioso no denota limitación, sino compendiosa multitud, por ser ini numerables los que en él estaban encerrados 4. I Circundan este trono variedad de ángeles, con atributos del Sacramento en espigas, y racimos de uvas, para demostrar las dos especies, en que el cordero soberano, que allí se venera, se nos comunica sacramentado; y especialmente uno de ellos está incensando el trono í, conformando con el texto: Ascenciit fumiis incensoriim de orationihus sanctorum de manii angelí: signitícando con esto las oraciones de la iglesia, y el culto que a Dios se le consagra en ella 7. Repartense otros muchos ángeles por todo aquel espacio, 'demostrando los auxilios, que como ministros del amor 'divino disparan sus flechas, especialmente hacia el hermoso escuadron de las vírgenes, para que heridas con repetidos harpones, se enciendan a seguir al cordero con mayor estímulo. Otros están repartidos en coros de música, para cantarile al cordero el nuevo cántico, según aquel texto: Dignas est agnus acc'ipere honor em . Otros chicuelos previenen palmas, y laureles para los triunfos del amor divino. Otros festones, y guirnaldas de flores con que coronar a sus esposas. Prosigue luego la turba de los profetas, patriarcas, y sacerdotes al lado de san Juan Evangelista, en representa- ,cion de aquellos ancianos que veneraban al cordero, según el cap. 4. del Apocalypsi 9, Los cuales representan el reino de Dios, como lo dice el mismo capítulo, cuyo texto se mira f¿icrito en la targcta, que en aquel lado corresponde a la de las vírgenes: Fecist'i nos Deo nostro regnum, & sacerdotes °. Tom. II. Mm s, En- I I Librumscriptutn intus,& fo- aurenm. yioc. 8. am. 3. flSjSignatum sígillis septetn. .íoc-. 6 poc. 8. ven. 4. Hug. ai lit, f 5. vers. I. 7 Gregor. sup. cant. 3. ' 2 Bernard. serm.i. de Resurrert. 8 pocalyp. 5. i'err. 12. 3 Rap. lih: 4. sup. .Ipoc. 9 Ortg. sup. Exod. kom. ir. 4 MíUroh de rium. septenar. ¡.de o pocal. 5. vers. 10. Regnum ' sonm. scip. Bastí. Exatner. tom. 13. ergo Dei ex hominibus Christus fe- , 5 Et álius ángelus venir, & ste- c'n. Rih. in poc. cap. i. w, 43. ' tit ante altare liabens thuribulum ex .i-ímbr. ¡J Aret, ! a ¡G MUSEO PICTÓRICO. Entre ell os ocupan el lugar mas inmediato al trono los padres, y e sposo de la Virgen, como privilegiados en felicidad tan supre ma. Sigúese después Noé, que con su familia representa a Cristo Señor nuestro, y los Apostóles '. Tiene en las ma nos la figura del Arca del diluvio, la cual, en sagrada alegoría, representa la iglesia católica, por medio de la cual nos salvamos y los que no entran en ella perecen. Y también porque así como al Arca las ondas no la sumergían, antes la elevaban: así las tribulaciones, y persecuciones de los enemigos de la iglesia, no solo la ofenden, sino que de ellas sale mas refulgente, y triunfante. Y así como el Arca era de lefios; así en el sagrado leño de la cruz de nuestro Redentor nos salvamos, y libramos de la inundación del pecado. Simboliza también el Arca de Noé el cuerpo de Cristo Señor nuestro, demostrando la herida de su costado la ventanica que estaba en el costado del Arca, con otras muchas alegorías, y moralidades que se pueden ver en los expositores sagrados, en Lipomano, y otros. Sigúese Isaí, o Jesé padre de David con la vara misteriosa, de cuya raiz procedió la genealogía de Cristo Señor nuestro 3, representando esta vara en su solidez a María santísima, y su integridad virginal 4. Prosigue el Patriarca Abrahan, que significa gran padre, ó padre de multitud 5. Tiene junto a sí arrodillado a su hijo unigénito Isaac, en el acto, y representación del sacrificio 5: cuyo extremo de amor, y obediencia, representa al Eterno Padre 7, que encendido en nuestro amor, llegó a' darnos a su hijo unigénito para sacrificarlo por nuestro remedio 8. Y también representa a los sacerdotes, que ofrecen el hijo de Dios a su Eterno Padre en el incruento sacrificio de la misa. Y así como Isaac fue concebido de mujer estéril 9 j así Cristo fue concebido de Virgen, fuera del curso regular de la naturaleza. Y así como Isaac llevó la leña para su sacrificio; asi Cristo, como hostia mas: soberana, jlevó sobre sus hombros el sagrado leño de la cruz en que fue 1 Epipb. I. adv. hieres, tomo 2. 4 Tert, adv. lu. Amh, lib. I. de Bed. íup. Genes. 5. instit. virg. 9. 2 Orig. sup. Genes, bom.2. Hier, 5 Habrahammagnuspatermul- 1 I. adv. lovin. ug. de catechizan. titudinis gentium. Acceí. 40.0. 20. rudi. 27. ¿j' i. de Civil. Dei. 26. (í 6 Genes. 22. 1 12. cont, Faust. i.Gregor.hom. 38. 7 S'- Greg. Rupert. Cbrisost, íí a úpud Laur. Sylv. allegar. alij Paires, aptid Lippom, in cateen. a 3 Consuetudo hebróeorum est, Genes. 22. ; Ut radicecn appellent etiatn virgam 8 Sic Deus dilexit mundum, i, ipsam, quae succiescit ex radice, ut ut Filiutn suum unigenitum datet. , Isai. n. Egredietur vitga de radi- loan. 3. vers. 16. ce lessas, id est de David filio Jes- 9 Genes. 18. vers. 1 1. tx, Rib. j4poc. cap. j. vers, j. I LIBRO NONO. 277 fue sacrificado. Y así como Isaac no padeció el sacrificio, sino en su lugar un cordero ' 5 así el Verbo divino no padeció, sino la humanidad santísima de Cristo. Y así como Isaac fue unigénito, Cristo Seiíor nuestro lo fue, no solo en cuanto Dios, sino en cuanto hombre 2. Prosigue el Patriarca Jacob, hijo de Isaac, y de Rebeca: llámase también Israel, que se interpreta: El qtie domina, o prevalece con Dios, cuyo nombre le puso el ángel, con quien tuvo aquella misteriosa lucha 3. fue padre de ios I doce patriarcas, que constituyeron los doce Tribus de Isi rael. Tiene junto a sí la escala, a quien los expositores sa- ¡ grados han dado tan misteriosas inteligencias, y entre ellas ) la de representar al Verbo humanado, por cuyo medio as- ! cenderia a Dios la naturaleza humana en la posteridad elec- ) ta de Jacob 4, uniéndose hipostaticamcnte con ella la persona del Verbo. Acompariale el profeta David con su torre, que ademas de representar la iglesia, y los predicadores, y ministros del Evangelio que la defienden, es atributo de María santísima, que por su humildad se hizo fuerte, hermosa, y grata á los ojos de Dios í. Prosigue Moyses, que significa traído, o sostenido de las aguas 5, cuando por sus padres fue expuesto en ellas I dentro de la cestilla 7. Y según que fue hijo de hebrea, y i adoptado por la hija de Faraón, representa a Cristo Señor nuestro, que fue hijo de la sinagoga, pero recibido de la iglesia 8. Y así como Aloyses fue ocultado para librarle de la crueldad con que a otros infantes quitaban la vida: así Cristo se ocultó al mundo, y se libró de la tiranía con que sangriento Herodes le buscaba entre tantas vidas inoi centes 9, Y así como tomó el nombre de Moyses de las aguas por donde fue conducido 1°: así los católicos toman el nombre de las aguas del santo bautismo, que instituyó i Chriito, por donde son conducidos al gremio de la iglesia. I Y según que Moyses presidia al pueblo, tratando con Dios, re- I Geres. 32. verT. 12. & a j. 3 Tert. adv. ludcc. Clem. Icx. I . pxxJn. . G a . jrr, Orig. sup. Gen., koin. 8. ií a ?. imb. de Isa. i. Chris. sup. Géir. tom. 47- ' 3 Genes. 32. vers. 28. 4 Scala quam vidit lacob, Ge-r nes. 28. Christuní designare potes:, per qi'am in Deum ascenderet iptius lacob videntis electa posteritas. Latoet. ex -ug. 12. cont. Fav. 26. Ber. sup. Gen. 28. Geor. yetiet. Cent. 2 tam. 8- cnp. 7. j Collum B. Viíginis estsicut Turris David, hoc est eius humilitas:::: quia eius humilitas est fortis, & pulchra, & grata Deo. Lauret. ex Ryp. sup. Cant. 3. 7. 6 Lauret. Sylv. aHeg. ibi, 7 Exod. 2. vers. 3. 8 Basil. de Spirit. Sane. 14. Greg. Nis. de vit. Moys. Tert. adv. Míirc. 2. Cyr. de Trin. 1. p Math, 2. vers. 14. 10 Moyses, nomen gyptiutn tractum ex aquis signifícat. Caiet. in Exod. 2. vers, 10. 278 MUSEO PICTÓRICO. representa al prelado eclesiástico, que principalmente debe cuidar de las cosas divinas i. Y en cuanto fue enviado antes de la ley nueva, puede representar a san Juan Bautista, que fue enviado antes que Cristo Señor nuestro 2. Tiene sobre su cabeza las dos luces, de donde vino a llamarse su rostro: Facies cornula 3, demostrando los misterios de la ley, cuyo esplendor no podian sufrir los hebreos, ni penetrar sus misteriosas 4 luces. Y las primeras Tablas, donde estaba escrita la ley que recibió de la mano de Dios en el monte Sinaí, por haberlas quebrado, demostraban la ley an- tigua que se habia de acabar: y las segundas, que permanecieron enteras, la ley evangélica, que habia de durar para siempre 5. Sigúese su hermano Aaron, primer sacerdote, y pontífice entre los hebreos, el cual por varios títulos es iigura de Cristo Señor nuestro, y especialmente por el de sumo sacerdote: como también es figura de nuestro ángel custodio, en cuanto es hermano mayor de M )yscs, y le asistid para ir contra Faraón: así como el ángel custodio es hermano mayor del hombre por la comunicación de la naturaleza, y precedencia de su creación, y le ayuda contra las astucias del enemigo 7. Está revestido Aaron con los indumentos; o vestiduras sacerdotales, en que se contemplan las propiedades mas pcregiinas de Cristo, y sus particulares virtudes, y riquezas de su divinidad . La alba, o túnica interior, llamada Biss'ma, que era una especie de lino muy blanco, y suave como una seda muy fina, representaba la justicia 9, y la castidad 1°, y también la sabiduría de las cosas divinas, e inmortales: como la exterior la sabiduría de las cosas humanas ". También demostraba la alba, o túnica talar, llamada así, porque llegaba hasta los talones, la carne de Cristo limpia, y pura, o su humanidad, y encarnación 12. Como también la túnica interior, y exterior, significaba el cuerpo, y ánima de Cristo Señor nuestro '3. La túnica exterior hiacintina, que es un color entre azul, y viola- ' a Lauret. in Sylv, a Lir. sup. E:x-od. 3. 3 ExOii. 34. vers. 29. 4 Cornuta facies Moysis designa! mysteria legis splendentia, quorum fulgorein infirmi substinere nequibant. OTÍg. sup. Exod. iom . 12. 5 Tabulx lapídea:, qus confract£e fuerunt, legem veterem significaban t, quae cessatura erat:::: Tabulse vero posteriores non confracta legem novaxn adumbrant. Orig. sup. Rom. 3. (¿ sup. Genes. hom. 9. 6 Et cum ungitur Aaron figura est Christi. Levit. 8. Hilar, in Psal. 132. 7 Giegor. Nis. de vit. Mos. 8 Exod. 28. 39. Levit. 8. a.Ter. adv. Marc. 4. Rup. in Exod. ¡ib. 4. de Trin. & Opcr. cap. 23. 9 Gregor. 2is. de vit. Moys. 10 Glos. otd. sup, Exod. 28. 1 1 Lauret. ibi. 1 2 Orig. sup. Levit. hom, 4. Ru' pert. uhi-sup. S. than. 13 Bed. sup. Genes. 37. LIBRO NONO. 79 lado, denotaba, ademas de lo dicho, la vida celestial, no mezclada en cosas terrenas, y que dura para siempre K Y la orilla en que terminaba, alternada de campanillas, y granadicas de oro, demostraba la conversación, y trato de Cristo Señor nuestro con los hombres, cuando comenzaron a sonar las voces de su predicación, desde el bautismo de san Juan . El supcrhumeral, que el hebreo llama £fhü¿í, y el griego Epomts, el cual se ponia sobre sus hombros el sumo sacerdote, y estaba bordado de oro, jacinto, y púrpura con entorchados de viso 3, demostraba, por su .variedad, la obediencia de la caridad con que el mismo Cristo, hijo de Dios, tomó sobre sus hombros la carga de nuestros pecados en el sagrado madero de la cruz, para satisfacer por ellos; y como sumo sacerdote, de su misma carne, ofrecerse sacrilicado en ella a su Eterno Padre 4. Y el tener el supcihumeral las dos piedras onichinas, o cornerinas en forma de medio globo, donde estaban esculpidos los nombres de los doce hijos de Jacob í, signihcaba los dos hemisferios del mundo, por ser esta piedra hacia el centro de color terrestre . Y el mismo cielo signihcaba también, con sus dos grandes luminares, por ser transparente, y do color algo azul en la circunferencia 7. Demonstraban también estas dos piedras, que ocultando el sacerdote sus pasiones, y afectos terrenos, en lo exterior parezca todo celestial, para que sirva de ejemplo, y espejo, donde los demás corrijan sus acciones . El Racional d pectoral, bordado también como el superhumeral, y con los cuatro ordenes de las doce piedras donde estaban esculpidos los nombres de los doce Tribus de Israel 9, puesto en el pecho del sumo sacerdote, demuestra en Cristo el dominio supremo para juzgar al género humano, representado en los doce Tribus de Israel '°. como dijo su majestad a sus apostóles por san Matheo ": Sedebitis & tos siiper sedes duodccim indicantes diiodecim Tribus Israel; y por eso se llamaba Raí ion ale iudicii '2. Y I Geor. Pent. Cant. 2. tom. 3. cap. 6. S. Hifr. epist. ad l'uhirl. Iip. %. G'g- ' regist. lih, i. c. 24. art. 3. Lif ornan, in Exod. cop. 2b'. lect. 4. injine. 3 Rupert. iib. 4- Exod. i8. num. 23. DuranJ. uhi inf'á num. 10. S. Pfosper. part. 2. cap. 3. 3 Exod. 28. "uers. 4. 4 Rupe't. ut sup. S. Hieran. Beda, aptid Lppom. uhi sup- . lect. 2. 5 Exod, 2'¿. iiers. 6, 6 G¿oy. yeni't. cant. l. tom. 7. tap. 33. Pbilo. Hebr. ítb, 3. de vna Moys. Rapert. uhi stipr. S. Hieron. 7 Georg. íenet. ubi sub, Guilier. Durand. in rational, Iib. 3. num 6. Ruper. ubi supr. 8 ídem Georg. cant. 2. tom, i. cap. 6. S. Greg. in pusoral, part, 2, cap. 3. Bed. apud Lippom. ubi supr. 9 Exod. 28. vers. 9. 10 lam vero rationale judicij prophetiam,quSE: peTcla[nat,& prdicat, & fuiurnm iiidicium s¡,'Jtiificat. Cem. .lex. Iib.;. Strom. I a Malh. (íip lO. vers. a8. 13 Rup, 4. sup. Exod. 23. 38o MUSEO PICTÓRICO. Y el estar conjunto al supeihumeral demostraba, que las palabras en el sacerdote han de conformar con las obras a: y en Cristo signüicaba la conjunción de la misericordia, y la justicia 2, Y últimamente, el pectoral era imagen del cielo, demostrando con sus doce piedras los doce signos del Zodiaco: como también el cielo místico de l.i iglesia, adornado con los doce sagrados Apostóles 3. El Balteo, o cingulo bordado con que se cenia el sacerdote, demostraba el misterio de la Encarnación con que se unieron las dos naturalezas divina, y humana 4. Demuestra también la continencia, y mortificación de las pasiones 5, según lo que dijo Cristo Señor nuestro por san Lucas: Sitit liimbi vcstri pr a cinc ti, &c . Tiene sobre su cabeza el sumo sacerdote Aaron la tiara bisina, que significaba el cielo, para demostrar el desprecio de las cosas terrenas, aspirando a las inmortales 7. Y la lámina de oro, donde estaba grabado el santo nombre de Dios, que se sobreponia inmediata a la frente del sacerdote, demostraba la divinidad en Cristo, o representaba al mismo Dios, que debe tener en su mente el sacerdote, para norte de sus pensamientos, contemplando siempre su presencia. El Ara, o altar del holocausto, donde el sacerdote ofrecia a Dios los sacrificios, el cual era formado de leños de Scthim 9, madera incorruptible, e incombustible, que algunos interpretan de CclÍio, y cubierto de bronce °, demuestra la cruz de Cristo Señor nuestro, en la cual se ofreció al Padre Eterno aquella hostia salubérrima de su sacratísimo cuerpo ' í; la cual se representa en el cordero, que se mira ardiendo en el altar, figura del Sacramento de la Eucaristía 12: con cuya incruenta sagrada victima cesaron todos los sacrificios que en las sagradas letras se advierten, y le prefiguraron '3. Por esto se descubren en término mas distante los sacerdotes que llevaban el Arca del Testamento, como cosa que solo era sombra '4, y figura de la realidad. Era tambieil formada esta Arca de madera de Sethim, y cubierta de oro, en i 1 S. Greg. in past. part. 2. c. 2. 2 Pbil. 3. de vita Moys. S. Hier. Rup. apud Lippom. ahi supr. 3 Clem. A¡ex- 5. Strom. Pbil. 3. de vita Moys. Tert. adv. May. 4. D. Hier. de vest. sacerd. Guiller. Duran, tit supr. num. 6. 4 Laur. Syv. alleg. ibi, 5 Bsd. sup. Prov. 3 1 . 6 Luc. cap. 12. vers. 33. 7 Amb. Je Tob. 20. Hier. de vest. sacer. 8 Hieran, ubi sup. S. Cyril. lib. 9 . Thesau. cap. 2. Hier. Rupert. opui Lippom. ubi supr. lect. 3. in fine. 9 Exod. 7. vers. a . 1 o S. Greg. Bed. apud Lippom in Exod. cap. 27. ect. l. in fine. I a ¿. a . de Spir. Sanct. sup. 9. Greg. sup. Ezec. hom. 22. 12 Orig. sup. Levit. hom. 19. íí sup. Gen. bom. 8. Rupert. in Exod. ¡ib. 4. cap. 7. I 3 Bed. sup. Ezec. a . Orig. sup. Num. boni. 4. 14 a . Corinti, a O. vers, 1 1 . LIBRO NONO. 281 en la qiul se veneraban tres cosas: las Tablas de la Ley, la urna del Maná, y k vara florida de Aaron '. En ella estaba representada la carne purísima de Cristo, que dentro de sí tenia al Verbo eterno. La madera incorruptible representaba sus miembros soberanos, que no vieron la corrupción j y estaba cubierta de oro, como Cristo de sabiduría, y caridad -. Y las Tablas de la Ley signiticaban la sabiduría divina en Cristo 3. La urna del Maná su ánima santísima, llena de divinidad. Y la vara de Aaron su sacerdocio, e imperio 4. Representando también el Arca a la beatísima virgen Muría, que dentro de sí encerró al Verbo humanado, y fue sagrario del Espíritu Santo; y dentro, y fuera resplandecía con el oro purísimo de su virginidad, y santidad 5. Y respecto de que el reino de Dios, que representaban los ancianos, que veneraban el cordero, se compone de ambos sexos 6, se miran en el recinto inferior de sobre la cornisa, con la debida separación del trono de la gloria, algunas de las mujeres ¡lustres del viejo Testamento, por haber sido en acciones heroicas, ímbolos, en equívocas, y misteriosas alegorías, ya de Cristo Señor nuestro, ya de su Madre santísima. Mírase la primera en aquel lado Ruth, en traje de labradora, con la macolla, d manojo de espigas que había recogido de las que dejaban los segadores de Booz 7, en que, ademas de ser las espigas símbolo tan conocido del Sacramento, representaba el recogerlas la aplicación de la palabra de Dios 8. Y en haberla recibido Booz por su mujer, representa a la gentilidad, que después fue hecha esposa de Cristo, subiendo desde ios pies a la cabeza: así como Ruth, que antes de ser el.gida por Booz, estuvo recostada á los pies de su lecho 9, porque era Moabita; esto es, de aquellos que no entraban en el gremio de la iglesia por ser idolatras. Y sobre todo, es símbolo de María santísima; pues de aquel matrimonio procedió Obed patriarca, abuetom. II. Nn lo 1 yíJ Hcbr. 9. V. 4. 2 Jes eiiim Dei est sanctissimum Chrisii Corpus, in quo (to;)tat nos habitare voluit. In his vero per Arcam, qu.-c in tabernáculo erat, Ídem rursus nobis, quod per partes ostenditur. Constituía enim fuit ex lignis, quac putredinem non patiuntur,ut incorriiptibile cnrpus Christi es?e perdiscas. S. Cyril. ¡ib, 4- Siip- loan. cap. 28. 3 "'S- "P- Num. hom. 10. 4 . siip. Psaim. 131. Cyril. 4. loan. 28. 5 S. Berv.ar. serm. incipiente .íve María. Amb. ser. 80. Ric. de S. Vid. a . de Arca mystic. 6 Simile erit regnum ccelorum decem virginibus. Math. 2i;.vers. y. S. Hier. Mihi videtur:::ad omne hominum genus, hxc comparatio pertinere. S. Greg. Ex utroque sexu fidelium muititudo colligitur. lideatur. S. Tkom. in Cath. Mot. 35 . 7 Ruth. 2. vers. 16. 8 Ruth. i. a. Ainb. 3. de fide 5. 9 Ruth. I. cap. 2. 3. Glos. ord, sup. Luc. 21. RUTH. sSs MUSEO PICTÓRICO. JAEZ. MARÍA DE ARON. JUVITH. lo de David, de quien desciende la genealogía de nuestro Salvador, i. Sigúese Jael, que fue mujer de Haber Zimo, la cual mató a Sisara, capitán de los enemigos del pueblo de Israel, atravesándole las bienes con un clavo. es también símbolo de María santísima, la cual hirió la cabeza de la serpiente, común enemigo del pueblo de Dios, y de todo el género humano 2. Prosigue María, la hermana de Aaron, y de Moyses, cuyo nombre signitíca exaltada, o mar de amargura, o myrra del mar, doctora, o señora del mar 3 j cantando alabanzas al Señor al son del timbalillo, con aquel cántico que comienza: Cantemus Domino, glorióse enini manificatus est 4, en reconocimiento de haber pasado el pueblo de Israel el mar Bermejo a pie enxuto, y libradoíos del cautiverio de Egypto, y poder de Faraón. En lo cual es símbolo de la Iglesia católica 5, cuando alaba a Dios por los que pasan por las aguas del bautismo . también es símbolo de María santísima en esto, y hasta en el nombre 7; Acompañanle otras damasde Israel, dando gracias al cielo y algunos muchachos de diferentes edades, y sexos, conformando con el texto: Ex ore infantiiim, & lactejítium perfecisti landeni 8. que era la costumbre de los hebreos 9. Sigúese la hermosa, y valiente Jndith, qi¡e signiiíca la que alaba, o coniiesa al Señor 1°, viuda, sania, y continente; la cual degolló a Holofernes, y libertó al pueblo hebreo del sitio que le tenia puesto ": en que fue símbolo de la humanidad de Cristo Señor nuestro, con la fue abatido el demonio, y también lo es de la iglesia ca tólica, que con su hermosura le sujeta, y avasalla 12. Lo es también, y mas propiamente de María santísima, que cortó la cabeza de Holofernes; esto es, holló la cabeza dp la serpiente antigua ' 3, que por tantas partes nos tiene sitiados cual 1 Numer. 16. Pine. lih. 3. de In. Moii. cap. 14. §. 7. & J'iis. apucl Francisc. Garau Deip. Elucid, in Elucid. 35. §, I. Cí 2. 2 . 4. vers. 21. Ergo una mulJer prestitit quod universa non potuit hebrseotum acies iahel expressa virginis figura, ut Sisara tartarti hostis fuit. Hinc fit quod sxpé unius virginis vissterneredcEnionetn potest. Novar. Vmb. Virg. íib. 4. ex cuYSu 84. íium. 773. 3 Magalian. sect. 11. annot. 2. per tot. in cant, Moys. 4 Exod. i;, num, 20. íideatur, Lipp. ad Ut. 5 Zeno. leronens. ¡. 2. serm. 14. 6 Magalian. in cant. Moys. sect, I 1. vers. 20. annot. 5. num. 4. 7 Magalian. ex Gregor. Nisen. mlnos. (3 Sedul. ubi supr. annot. 4 num. . í¿ J. 8 Psaim. 8. vers. 3. 9 S. Hilar, in prolog. sup. Psalgi. S. Bernard. in sent. orig. in Exod. kom. 6. I o Laurel, ibi. I a ludith, a 3 . vers. a o. 12 ludith si¡.'ui!ícat Kcclesiam, & interpreíatur confiícns, & glorifirans::: & significar IViaria Vitginem. Hug. in ludith. cap. 8. r 3 Hier. ad Salvituim- Celada in luditb. a num. i. tract. append. o ' L a B R o NONO. 28': dos, y combatidos '. Acompáñale el Abra, o criada con su talega, que llevaba prevenida para ocultar la cabeza de Holofernes, que demuestra los que siendo esclavos de sus afectos, siguen los impulsos de la gracia, y vienen a conseguir su libertad, como esta la vino a conseguir de su ama, a quien siguió en esta empresa '. Acompañan también a Judich otras i damas de Israel, alabando al Señor, que las libro de tan pesada servidumbre 3.;; Al otro lado se mira la prudente, y hermosa Abigaíl; que mereció oir de la boca de David: Beneciictum eloquium I tuum. 4, porque con su discreción, y belleza aplaco la justa indigiiacacion de David contra su marido iSlabal. Lleva con sus criados los dones que ofreció a David para su socorro, y de su ejercito 5: símbolo bien conocido de María santísima, que con la hermosura, y plenitud de su gracia, y prudencia nos deliende, y ampara de la justa indignación de Dios 6; pareciendo tan grata a sus- ojos, que ella sola mereció tener en sus purísimas entrañas al Verbo humanado 7, constituyéndose esposa del Espíritu Santo, así como Abigail fue elegida de David para su espcjsa, por su hermosura, discreción, y prudencia 8. Prosigue la hermosa reina Esther, que por su belleza, siendo hebrea, fue ekorida para esposa del rey Asnero, libertó a su pueblo de la muerte, volviéndose la indignación del rey contra Aman que la solicitaba. Está con la demostracióndeí desmayo que le sobrevino en este acto, temiendo la severidad de su marido, cuando mereció oir de su boca aquel privilegio: Aon pro te, sed pro ómnibus hite Ux constituta est 9: Cuyo texto maniíiesta un negrillo en una banda blanca, sosteniéndola sus damas, que en el semblante manifies' tft el sentimiento de ver en su dueño tan lastimoso deliquio. Es con repetidos títulos símbolo de María santísima, pues fue privilegiada en la ley .común del pecado original; Non pro te, sed pro ómnibus lex. Y asimismo, por haber libertado, al íí;énero,humanp del. universal excidio., quepifTí' tendía Aman nuestro común enemigo, y estar intercediendo píH' los pecadores, sin desmayar su ánimo jamas en la presencia del Rey supremo para librarnos de la muerte eterna i. Tom. IL ..,,.,, .-, ,-.,,: -'-tt Circuit qujeréns quein devore!. 1. Pstr. 5. i'jrr.S. I' Lauret. ibi -hi-jUiL. 3 Judit. A'.vers. ij. 4 i; Reg. z.nieif. 52. J a . Rcg. vers. 25.. . j' -u 6; S'-n Bmnv. in -speruh lect. a o. Kovat. in utiiir. Virg. Ub'. ex curi.: 83. fiiim. 766. . .' ' 7 Sola sine ejemplo placuisti Nn 2' Domino nostro lesu Cristo. Ec'-rt c¿es. in íitiyboti. Beata DeiGtnitric. .% Bup.iv Reg. lib. 2. cap. l¡-,-y 9 EstLer cap. 15. vers. 13. .. 10 Esther quae írgur.ai Mariasin: quT.es! peiitio tua !£;iher, & quid vi'ífieri? Kiiant) si dimidiam regni tnei pariem pcii;r,is inipecrab-i; Adií quetr. iUa reíwvud.ií:Si inveiii gratiain in ocuUis cuis, da mihi po- pu- ABJGAIL. £STH£R. 2284 MUSEO PICTÓRICO. RAQUEL. DEBORA. Prosigue la hermosa Raquel en trago de pastora con la 7agaleja conduciendo los corderillos '. Representa la iglesia católica, de cuya hermosura prendado el divino Jacob, contrajo con ella nuevas nupcias, pretiriéndola a su hermana Lia, en quien se representaba la ley antigua 2. Y mas propiamente representa a María santísima, de cuyas sagradas, fecundas, virginales entrañas procedió el Redentor del género humano: así como de Raquel procedió el patriarca José, que por tantos títulos es figura de Cristo nuestro Señor. Y especialmente por la providencia del trigo con que libró a Egyp. to, y a sus hermanos de la hambre mortal que les aíligias como Cristo Señor nuestro 3, librándonos de la hambre mortal de la culpa, previene repetido el remedio a sus her-j manos los hombres 4; y especialmente a los católicos en el sagrado pan eucarístico. s. . Concluye la hermosa, y sapientísima Débora, juez, profetisa de Israel, debajo de la palma, donde resol viajl como en su tribunal, las cuestiones del pueblo. Tiene en sul diestra el bastón de General, como gobernadora de Israel, y. el Libro de los Jueces en la siniestra. Representa la Leyi porque como abeja sagrada 7 preparaba los dulces panales del nutrimento espiritual, para que el pueblo viniese al conocimiento de Dios, y a consagrarle el debido culto 9. Y mas propiamente representa a María santísima, no solo por la palma, que es atributo tan suyo, qiuisi palma exaltata, &c ' °. sino por ser nuestra reina, y emperatriz de los cielos, y de los ángeles; refugio " de nuestras cuitas; amparo, y consuelo de afligidos; que con sus soberanas inspiraciones, y protección, nos gobierna, y dirige por el camino mas seguro para conseguir el iin de la bienaventuranza eterna. pulum meum, pro quo obsecro. Ecce quomodi) María postulat, pro servientibus suis. Ricmd. a S. Laurent. de laúd. yirg. a ib. 2. part. 2., Lira sup. Esther. cap, 7. Novar, ubi íup. num. 115. 1 Genes. 29. "vers. 6. 2 Rachelem TOÍnurem, & pul- ;hram, qax prius sterilif fuit, post foecuaJa, Ecclesiam indicare, f-icionh. Mai . tu glos. oidin. upud Lipp. Genes. 29. lecl. í.' Hugo in Genes. 29. ludáeis, qui per Liam significantür. S. linc. Ferr.serm. de Sanct. Innocent. num. 13. 3 S. Bern. hom. 2. super missus, col. 54. Rupert. in Genes, ¡ib. 8. c. 20. 4 Vade autem ad fratres meos, & dio eis: ascendo ad Patrem ineuhi, & Patrem vestrum. loan, 30. vtrf. 7. 5 Hier. super Ps. 8. Aagust. in lud. 49. (3 serm. 84. 6 Erat autemZ'fíorfl prophetisa uxor Lapiddth, quas iudicabat populum in iilo tempore. ludith, 4. num. 4. . y, 7 Hugo in ludicum cap, 4. 8 Dulciora super mcl, & favum. Psalm. 1 8. Gen. 24. Torn. t. l. 9 Debora, idest lex sancta, & iusta, & bona misit & vocavit Barach fiJium Abinoen, idem populum iudaiciim patrem Deumiabijs honorantem. Rup. in lud. ¡ib. i. cap. 6. . 10 Cant. 7. vers, 7. Garau ubi supr, num. 26. 1 1 Sub tuum praesidium confugimus sancta Dei genitrix. Eccle sia in OJjic. B. yirg. i LIBRO NONO. 285 na. Y también porque Debora con su prudencia, valor, y es- . píritu profetico libertó al pueblo de Israel de la servidumbre, y I cautiverio, que padeció por espacio de veinte años en poder I del rey Jabin Cananeo ': Así como María santísima ños lii bertó del pesado yugo de la culpa, concibiendo en sus purii simas entrañas al Salvador del mundo, para que por este medio saliésemos de la esclavitud del demonio, cuyo dominio estaba tan ejecutóriado desde el principio del universo 2. Sirve últimamente de guarnición, o marco a esta numerosa historia el arco, que divide el casco del presbiterio de la nave de la iglesia. Este se mira adornado de estuques, o grutescos iingidos de mármol blanco, con el campo escamado de oro, rematando en- otros adornos con tan bien mentido relieve, que, sin que sirva a la ponderación, contradice la vista a la experiencia del tacto. En la clave de este arco se mira una targeta, en cuyo casco, fingido de lapislázuli, parecen grabadas dos divisas, como relevadas de pro, luia la cruz con la banderilla, escrita en ella el Ecce Agniis Dei 3j y la otra el cáliz con la sierpecilla: atributo de los dos sani tos Juanes 4; para dar a entender, que este glorioso templo i se ilustra con uno, y otro timbre, cuyo concepto anima el cpigrafe, que se mira enlazado en la misma targeta: Utroqne stemmate fiUget: duplicando los blasones de uno y otro santo con las duplicadas palmas que a uno y otro lado se advierten, en atención a los dos epitectos de vírgenes, y mártires, que en los dos ínclitos patronos concurren: cuya protección se empeñará oficiosa en la gratitud a sus ilustres ' parroquianos, que zelosos de la mayor honra, y gloria de Dios, y culto de sus santos titulares, se desvelan obsequiosos en idear los mas exquisitos primores del arte, y del ingenio, para satisfacer al zelo ardiente que los inflama; claro testimonio de su devoción: plausible ejemplo a la posteridad: y mérito acreedor del laurel supremo de la inmortalidad. CA- t . j loan. i. ven. 19. cap. 6. Hugo ad lit. 4 Moian. de kist. sanct. imag. 2 Garau Deip. elucid. triumph. lib.:;. cap. 20. de Pict. loan. Bap. 6" 8. §. 7. d. ¡ib, cap. 58. de Pict. loan. Evang. 286 MUSEO PICTÓRICO. CAPITULO IX. i £n que se describe la idea de la pintura del cuerpo de la iglesia de la parrocjiíial dt san Juan del Alercado di la ciudad de Valencia, que ejecutó el autor año de 1700. c. §. I. A SIGS HORARIOS ontinuo'se la idea del presbiterio de san Juan del Mercado, que describimos en el capítulo antecedente, en la bóveda de su iglesia en diferentes misterios del Apocalysi, especialmente del capítulo 14. describiendo el trono del Señor, donde preside la eHgie de Dios Padre, acompañado de gran turba de ángeles, que estarán cantando en diferentes coros de música. Y para demostrar los nueve de los ángeles, sepondrán algunos signiferarios de ellos (.7), como el de los 3£ LOS NUEVE co- Custodios, con cl inccnsarío, que presenta en el trono del t ROS DE LOS AKCE- Scñor nucstras oraciones, demostradas en el humo del incienso. De los Arcángeles, el que lleva el rescripto con el diploma, o sello, como nuncio, que este es su oficio. De los Principados, el que tiene una antorcha, que ilumina unas estrellas.; De las Virtudes, el que tiene una vara, y sobre ella un ojo resplandeciente. De las Dominaciones, el que tiene el cetro,. de donde pende una piedra, que le inclina a la tierra. De las Potestades, el que armado enfrena la furia de un dragón. De los Tronos, los que sostienen sobre sí el Tetragrammaton, que representa a el mismo Dios. De los Querubines, el que tiene en la mano siniestra una águila volando a beber los rayos del sol divino. Y el de los Serafines, el que tiene en la mano siniestra una salamandra, cercada de llamas de fuego, por ser los que están mas abrasados, e inmediatos a aquel amoroso incendio de la divina esencia. Ponese también, según el mismo capítulo, el ángel del | Apocalypsi Apóstol Valenciano san Vicente Ferrer, el cual está volando en medio del cielo hacia el arco toral del presbiterio con el libro del evangelio eterno, y en acto de amenaza, señalando a lo alto con la mano derecha, de donde procede aquella misteriosa sentencia: Timete Deum, & date illi honorem, c. A quien acompañan en debida distancia otros muchos santos valencianos, continuándose la turba de los bienaventurados en repetidos coros, y distancias, (fl) Dionys. de Ccelest. Hier. LIBRO NONO. 287 liasta que, según la representación, llegan ya a perderse de vista. Continúase este acompañamiei)to hacia el trono del Sei ñor en diferentes coros de Bienaventurados: como de martii res, confesores, patriarcas, anacoretas, &c. donde se expresan los mas conocidos, y especialmente los santos españoles. Hacia el extremo de la bóveda a los pies de la iglesia se I mira la batalla de san Miguel, y los demás ángeles, sus sei qüaces, contra aquel formidable dragón, cuya figura está expresada con todas las señales que le describe el Evangelista, fuera ya de la bóveda, en el medio punto, donde termina sobre la puerta de los pies de la iglesia. Tiene la cola cercai da de multitud de estrellas, en demostración de la tercera parte de los ángeles infelices que siguieron su partido, según 1 el cap. 12. del Apocalypsi. Con cuya metáfora se excusa la deformidad de expresarlos en las figuras horrorosas, indignas de ocupar tan sagrado sitio, y de perturbar la vista con objetos tan abominables. Y hacia esta parte se mira un ángel con un rotulo, donde se lee el texto: Deposiih fotcntes di sede según aquel que dice el capitulo 14. Cecidit, cecidit Bahylon illa magna. A quien corresponde otro a el lado I contrario, donde está gran número de santos con el Exali tavit humiles, en conformidad de aquella voz: Beati morttii, &c. Y hacia el extremo del frontis, o medio punto, en la parte opuesta a el dragón, se mira aquel ángel, que subía I del oriente con el signo Thau, que es la cruz, y este, y ' otros van señalando en sus frentes a' los siervos de Dios con j este signo, que demuestra el gremio de los predestinados. §. II. V JLin los doce espacios, que determina la división de los I doce luneros de las ventanas, se pondrán los doce frutos del árbol de la vida, según el cap. 22. del Apocalypsis, que I representan los doce Apostóles ': los cuales ocuparán la . parte superior de aquel espacio sentados sobre tronos de nui bes, como jueces, que han de presidir, y juzgar los doce Tribus de Israel, que los prefiguraron 2 . los cuales se miran formados con sus atributos en doce estatuas de estuco, que I están al pie de las pilastras en la parte inferior; y así se coi locaron los doce Apostóles en el sitio referido, cada uno con I Fructus duoJecim ligni -vitie 2 Seilehitis super sedes duode- sunt püstoü. Laiir. verb. Fraetus. cim iudicantes duodecim Tribus Rup. 13. sup. Apoc. Israel. s88 MUSEO PICTÓRICO. con las insignia?, o instrumentos adequados para ser conocidos: comenzando por el apóstol san Pedro, y continuando los demás, según el orden con que los describe la iglesia. h D §. III. PAZ. 3. 'ebajo de estos doce tronos se colocaron doce estatuas fingidas, y tocadas de oro, que representan con sus propios pombres, e insignias los doce frutos del Espíritu Santo, para descifrar con ellos la figurativa representación de los Apostóles en los mismos doce frutos del árbol de la vida, las cuales están en pie, y vienen a plantar sobre el pedestal que CARIDAD. X. media entre las ventanas. Comenzando por la Caridad, re- presentada en una matrona, con una flama de luego sobre la cabeza, y un chicuelo a los pechos, y otros dos a los lados, abrazándola, y mirándola con grande afecto. Seguiase a esta la figura de la Paz, representada en una hermosa doncella coronada de oliva; en la mano derecha tiene el caduceo de Mercurio, y en la izquierda una cornucopia de frutas, y espigas; porque a la serenidad de la paz se sigue la abundancia de los frutos. Seguiase a esta la Longanimidad, representada en una matrona, mirando al cielo con semblante grato, y los brazos abiertos, y levantados. Prosigue la Benignidad, a quien representa una hermosa matrona, que con ambas manos se exprime los pechos, destilando leche; y a un lado tendrá una ara con el fuego encendido. Sigúese la Fe, a quien representa una matrona sobre una basa cuadrada, que en la mano derecha tendrá un cáliz, y en la izquierda la cruz y para mas expresión tendrá vendados los ojos. Prosigue luego la Conciencia, representada en una doncella con el corazón en las manos, mirándole, y examinándole con grande atención. a Sigúese el Gozo espiritual, a quien representa un nitncebo hermoso, coronado de flores, en la mano derecha un tirso, que es un bastoncillo nudoso rodeado de yedras, y flores, y en la siniestra una cornucopia de frutas. Prosigue luego la Paciencia, representada en una modesta matrona, inclinada la cabeza, con un yugo sobre los hombros, las manos aprisionadas con esposas, y algo levantadas, en acto de conformidad, y los pies descalzos subre cambrones espinosos. BONDAD, g. Sigúese a esta la Bondad, representada en una hermosa doncella, coronada de ruda, con semblante grato mirando al ZOÍfGANlMIDAD. J- BENIGNIDAD. 4' FE. 5. CONCIENCIA. uozo. y. PACIENCIA. 8. LIBRO NONO. ¡89 al cielo, y en las manos un nido de un pelicano con sus polluclos, rasgándose el pecho para alimentarlos. Prosigue la Mansedumbre, a quien representa una hermosa doncella, coronada de oliva, y un elefante junto a sí, sobre el cual pone la mano derecha, y en la izquierda un corderito. Sigúese la Modestia, representada en una hermosa, y modesta doncella, con los ojos bajos, los brazos cruzados, y en la mano derecha una pelota, que cuando con mas fuerza se abate, mas se levanta, y a los pies tendrá una corona, í quien estará hollando. Prosigue después, y concluye la Castidad, representada en una doncella de semblante honesto, en la mano derecha tendrá unas disciplinas, en acto de castigarse, y en la izquierda un silicio, ceñida con un cíng'ilo ancho, donde esté escrita aquella sentencia de san Pablo: Castigo eorpus meum, y a los pies tendrá un cupidillo hollándole. A los pies de la iglesia, y eiiel medio punto que forma el frontis, donde termina la nave, se continúa esta con tal arte, así con la gloria, conlo con la disposición de los lunetos, que no se sabe donde acaba, desmintiendo sus ángulos con la perspectiva, y rebajando los adornos, y frontis de la ventana, de suerte que contrapongan a la diafanidad de la gloria, con lo cual parece mas remota; y a los lados de la ventana, sobre dos pedestales del antepecho que se finge, están dos estatuas sentadas, que la una representa la Humildad contra "la soberbia de Lu¿bel, representado en el dragón que está en aqusl mismo lado; y la otra de la Verdad cuyo camino siguieron los escogidos, o bienaventurados qué están hacia aquella parte. - - Representaba la Humildad una modesta, y' grave matrona en traje, y aspecto,' inclinada- la cabeza;, cubierta con su manto y Ios-ojos basos, con un corderito en el regazo', y en la mano derecha un manojo de celidonia, por ser está yerba tan humilde, -que nunca se kvanta del'suelo, y siempre está pegada opnlá tierra;y'al: mismo paso" tiene maraví llosa virtud para adarar, y aun restituir la vista: pues de elk se valen las golondtirtas, pOFriátüVal instinto para dársela a sas hijos, porque' haten ciegos Vy así abro los ojos a elprápio conocimiento fíáfa mas abatirse, y humUlarse-.- "'' dLa: Verdad serepresenta-'ehüíla hermosa -doncella des nuéá, perO horieada todo íó pbáíble cOn un manto,'íá cual tendrá un sol levantado étf la' ítiano izquierda, mirándole con grande atención; en la otra' mano un libro abierto, y una palma, v debajo d'.l pie doi echo un globo terrestre, así -porque despícela en defensíi -de la verilad- todas las íTom. II. Oo co- MANiESUMBRí JO. MODESTIA. IX. CASTIDAD. a a,. O,. HUMILDAD. .íM''" S.f9. ViRDAD. 290 MUSEO PICTÓRICO. cosas mundanas, como lo han acreditado tantos gloriosos mártires, como porque ella fute hija de la tierra, según aquel verso del Profeta: Ventas de térra orta est. ÜOMBRX. .ü a;. PROTECCIÓN. .&' ANUNCIACIÓN. SANTIFICACIÓN. P JL a §. IV. ara elogio mas particular, y personal de los gloriosos dos santos Juanes Titulares de esta ilustre Parroquia, se determinó formar unos óvalos, o medallas apaisadas, de competente proporción, sobre los arcos de las capillas en el espacio que media entre ellas y la cornisa, donde se expresasen diferentes casos históricos de sus vidas, terminando cada una en la parte superior con dos tíguras morales, ejecutadas de estuque, que representen las virtudes que en ellos practicaron, y una targeta en el friso de la cornisa de la misma materia, donde se escriba el epigrafe que le corresponda. Y comenzando por la primera medalla, que cae sobre la puerta principal a los pies.de dicha iglesia, respecto de que ésta abraza uno y otro lado, en que se han de repartir las historias de los dos santos, se hizo de los dos un gero- 1' - 'O ghtico, en que estaban sobre un trono de nubes una águila, y un cordero, simbolos de los dos santos, teniendo. sobre sí una iglesia, cuya fachada era la misma de esta ilustre Parroquia; y en la parte superior una nube, de donde bajaba un sol con gran copia de resplandor, que. bañaba dicha iglesia: dando a entender, que los dos santos,, 4sí como la ilustran con su nombre, también la ensalzan con su protección: y asi como el nombre es uno,"U protección también es una: por lo cual se le pusieron ks dos figuras morales de-la Protección, y el Nombre: este representado en un anciano, revestido como para el minstetijo del bautismo, con una concha en la mano derecha ríep" acto de bautizar, y en la izquierda un libro abiertOi nde está escrito: loannes est nmen eitis. ., .:' . .,,, La Protección, representada en un, mancebo b re un .delíin, tocando una lira, y .-arriba en la. targeta este¡ epígrafe: Nomine numine. , % ':n]ñvi: . 'I . En k; primera, que después de esta se sigue híeia el Jado:del evangelio, se pone la anunciación del ángel a Zacarías, vestido de sacerdote de la ley antigua, del hijo, qu? iiabia de tener.: y en segundo término, la visitación de nuestra Señora á, isanta Isabel, efl íuyo íJasp fue santiíicad6 el Bautista; y así se le pondrá en, la targeta ieste lema: Pradk' tus, ¿2? Pr.¿¿kt¡is. Y para las tigurasijiorales a la mano derecha la Anunciación, represtntada en ufi ángel con un pliego, y sello pendiente. A,1a mano i;zq;y|jf rda la Santiíicacion, -oj oO " . vv .wo 1 rC" .0 LIBERO NONO. 2.91 -ki oíaiT? ESTERILIDAD. FECUNDIDAD. representada en una hermosa doncella Wxando la cabeza, y encima el Espíritu Santo, difundiendo sobre ella sus rayos, y estará con los brazos cruzados, inclinada con humildad, ly tendrá una corona de oro en la cabe;:, con piedras preiciosas, y al cuello una gargantilla, que remate en un joyel ¡muy rico. '" obt-ií -e.iqji,jí;jüiji; 1.1J c. 2 Scguiráse a esta lá segunda medalla de esta banda, en la cual se expresa el nacimiento del Bautista, en cuya con- .sequencia milagrosa, por la esterilidad de santa Isabel, se le pondrá en la targeta superior este lema: Te steriíi natus. Y las figuras morales serán a la mano -derecha la Esterilidad, representada en una mujer flaca, macilenta, y triste, cubierta con su manto la cabeza tendrá una rama seca, u de ¡sauce en la mano derecha, y en la izquierda una targeta ¡con una cabeza de muía. A el otro lado estará la Fecundidad, significada en una matrona de semblante grato, y alegre, coronada de ramas de la mostaza 5 y en el regazo tendrá una gallina con sus pollos. 3 Sígnese a esta historia la despedida dfe sus- padres, alendo todavía niño san Juan, para irse al desierto í acción repugnante a la puericia, y propia de la mayor edad 5 y así e le pondrá el ir.ote: Ab infantia sensx. Y las figuras mo- puericia. rales serán la Puericia, representada en una muchacha riem dose, y con tinas sonajas en la mano derecha, y en la otra |un rehilete, o r evolandera. Y a el otro lado la Senectud, representada en una mujer anciana, macilenta, y arrugada, que en la mano siniestra tenga un reloj de arena a el fin de la hora, y un par de anteojos, y con la otra sosteniéndose ;2n un báculo. la il 4 Sigúese a esta la quarta medalla, en que se expresa el ,:aso cuando estando instruyendo a san Andrés, e informanidole de la venida del Salvador, debajo de la metáfora del Cordero de Dios a quitar los pecados del mundo, le vio ¡cruzar a lo lejos, y no habiéndole visto otra vez en carne mortal, le conoció, y señalo al instante, diciendole a sarr Andrés: Ecce Agnus Dei; ecce qiti toUit peccata' mtindi; así se le pondrá en la targeta superior este epígrafe: Provheta Altisshni. Y las figuras morales serán, la una el Conocimiento, representado en un anciano, que en la mano si- :niestra tenga una antorcha encendida, alumbrando a un 1¡- ;5ro, a donde estará señalando con la derecha. La otra será ,ia Profecía, significada en una matrona, con un lucero sojrc la cabeza, y abrazada de un cisne, 5 Sigúese la quinta historia, cuando el Bautista dichoso bautizó a Cristo Señor nuestro, obedeciendo su precepto; y así se le .pondrá en la targeta superior este lema: Sacerdos Tom. II. üo 3 mag- Í.Í.J senectud. .c; EL CONOCIMIENTO. profecía. $i MU-SEO PICTÓRICO. 0B£D1£SC1A. MISISTZRIO SAc£RJOTAL. CASTIDAD. C0RR£CClOíi0- ÍR£a£N5I0a. .C-iíi'liV Z£ZO SASTO. CONSTAKCIA. XX LA riRTPD. JÍOKOR. magfiüs-.''lis virtudes, o figuras, morales- sefán la Obcdienr cia, representada en una doncc:lia,de.ro¿tro noble y modesto, vestida de habito reUgioo, que en la mano derecha tengA xSid yg., y con U izquierda uja rytigo sobrií, sus hombros, donde, gsmi esatbo.; iíi¿jim mum,j¡yiave. .oír será eJi Ivlinisterio Sacerdotal, representado en un sacerdoce, con si capa pluvial, una concha en la mano derecha levantada en acto de bautizar, y.eri la mano.siniestfa una targcta., en cijr yo casco 'eoU paje superior estará gf abacio el Kspuíitu Saar ío.y y en el medio escriio el texto; sj_qu¿j ríjífl-tusjuenV, y abajo unas ondas- . .., .6 Sigúese la predicación a Hefodes, repretlndiendofe sü desordena lascivia; en cuya consquencia se 4e pondrá e0 la targeta superior este epígrafe: Cnstitatém diligit, lasci viam corripit. Y las figuras morales serán, ala mano dere-? cha la Castidad, representada en una hermosa donceüa, con iiabito tnodesto, y vm ¿zote en la mano derecha, en acto de castigar a un cupidillo, que tendrá a los pies hollandoÍQ y atadas ias manos, roto el arco, y derramadas ks ñechas. Tená esta figura un ceñidor ancho, donde esfe escrití Sint liimbi -cistri pr¿tcincti; y en la mano izquierda una lycern ardiendo, A el otro lado estará la Corrección fiiter- na, representada en una mujer anciana, que erjja mano i guierda tendrá un azote, y con la derecha estafa corrigiendo con U pluma algunas letras en una plana, o pape4. 7 Sigúese la séptima historia, que es la degollación, o fnartirifi del Precursor glorioso; a cuyo caso se le pondrá en la targeta superior este epígrafe: Zclo incensus, constantia obiatus. las figuras morales serán el Zelo Santo, repreSentado, en un anciano vestido de sacerdote, o religioso, con un azote levantado en la mano derecha, y en la izquierda una luz. A el otro lado la Constancia, representada en una hermosa matrona, armada el medio cuerpo, y con la ma4 m no derecha tendrá abrazada una columna, y con la izquierda tendrá un puñal, poniéndola sobre un brasero ardiendo, dejándosela abrasar voluntariamente. Concluye la octava historia del Bautista en el presbiterio con la exaltación, y culto de su sagrada cabeza por el emperador Teodosio el Menor en el templo, que le erigid en Constantinopla, a quien se le puso en la targeta superior el epígrafe: Honos virtutis pramium. Y las figuras morales serán la Virtud, representada en una hermosa doncella, gallardamente vestida, y con alas: tendrá una lanza en la mano derecha, y con la izquierda ofreciendo un laurel, v ella estará coronada de otro, y en el pecho tendrá un sol. La Otra será el HopQr, repjresentado ea un anciano de venerable ( ) LIBRO NONO; ?93 ble aspecto, coronado de palma, y laurel con un colht de oro al cuello, y manillas, o brazaletes ricos en las iixuñeeas: en la mano derecha tendrá uila lanza, y en la siniestra uij escudo, en el cual estarán dcliní'ados dos templos, con clnxQte: Jbíji; tenniuus haret, aludiendo, a los dos tgniplps de Alaijfer lo, que el uno era del Honor, y el otro de la Virtud a pfcr cü con tal arte edificados, que a el del Honor no habiajfif'trada, sino por el d¿ la virtud. iao¿ Si 'H ú .ev 1.1 I-IF. . HIGNIDAD. FAVOR. .cL.arinií. s. y. :-n Y,_- 1 iiguense ahora las historias de la otra banda, pertenecientes a el sagrado evangelista san Juan; y comierlzaíla primera junto a la de la puerta principal de los pies di' Ja iglesia, en la cual se expresa U vocación dei.evangclista-.á 1 Apostolado por Cristo Señor nuestro y;§.q.le;.puso.en % targeta superior este epígrafe.; EUcttis.,í. '£ÍtUctiis.'-yi& figuras morales serán la Dignidad,. representfada en uaa jer- ínosa matrona, bien aderezada,. y que J.ieva sobre sí pn gran peso, como una piedra cuadrada de buvín tamaño,,qHe:k agovie el cuerpo; pero la piedra muy tallada, y llena ag molduras, frisos, y florones de oro. Y a el otro lado catara el Favor, significado en un hermoso mancebo ar-r niado, que en la mano derecha tenga un cetro, inclinado hacia la tierra, y en la izquierda un escudo, en que este grar bado el mar, y en él un delfin.;r, 2 En el segundo ovalo se pondrá la administración del Sacramento de la Eucaristía por el sagrado Evangelista a Alaría Santísima, como capellán suyo; y en la targeta sur perior este mote: Sitpremum tindlqiic muniis. Y las figuras morales serán el Misterio representado en un anciano, cubierta la cabeza con su manto, el dedo índice de la mano derecha en la boca, como encargando el silencio, y con la otra mano mostrando un anillo. A el otro lado el Ministerio, ministerio. representado en un mancebo con alas, y en acto de incensar. 3 Sigúese después de este caso el martirio de la Tina de aceite, ejecutado en el Evangelista por el emperador Domiciano, de que se libró milagrosamente; y así se le pondrá en la targeta este epígrafe: Inanis insania. Y las figuras morales serán el Martirio, representado en un hermoso mancebo, medio desnudo, con rostro alegre mirando al cielo, los brazos cruzados sobre el pecho, donde se vean algunas heridas, como de azotes, y un cuchillo clavado en la garganta, y junto a sí un holocausto humeando. La otra será la Maravilla, con una flama sobre la cabeza, seííalando con la mano derecha a lo alto, arqueadas las cejas, y -vv i -a MISTERIO. 3ÍARTIRX0. JÍARAVIILA. 294 MUSEO PICTÓRICO. SOZZDAD. SABIDURÍA Diri- JiA. .e.'z.aivioi SIV1N2DAD. MI. SSeAKlO, .Xíí'ÍIlV'V.'A. lA es. COKMISSRACIOJ, 6 C0M.PASI02Í, y-GOh ia izquierda tendrá la flor que llaman maravilla, 6 campanilla. 4 Sigúese la quarta medalla de nuestro glorioso Evangelista, cuyo caso es, cuando desterrado a la lila de Pathmos, tuvo la ilustración del libro del Apocalypsi, que escribió en ella, expresando la visión del cap. 1 2- de aquella misteriosa mujer con alas, que terminando el horizonte, estaba vestida del sol, kc. y a un lado la batalla con el dragón y pondrásele arriba el mote: In soUtudine !Sapunt;a. Y las iiguras morales serán la Soledad a la mano derecha, signihcada en una íigura grave, y modestamente vestida, cubierta la cabeza, y encima de ella un páxaro solitario, y en en el regazo tendrá una liebre, y en la mano izquierda un libro. La otra será la Sabiduría divina, representada en una hermosa matrona, con una flama sobre la cabeza; tendrá en la mano derecha un escudo, en que estará grabado el Espíritu Santo, difundiendo sus rayos, y en la siniestra el libro cerrado de los siete sellos. 5 Sigúese la quinta medalla, donde se expresará el caso cuando precediendo un trueno espantoso, se oyó aqiii JJa tremenda voz, con que san Juan comienza su Evangelio: In Principio erat Verhim, c. declarando la gent ración eterna de Cristo antes que la temporal; y asi se le ponoiá arriba este lema: Perterritiis mysterio. las figuras morales serán la Divinidad, vestida de blanco, con un resplandor, cercada la cabeza, repartido en tres flamas, de cuyos extremos se forme un triángulo equilátero luminoso, y que en las dos manos tenga dos globos, uno celeste en ia derecha, y otro terrestre en la izquierda. La otra sera el Espanto, que se representará en una mujer, con las manos abiertas, y el semblante desfigurado, y espantoso, en acto propio de admiración y espanto de ver algún gran portento. 6 Sigúese la sexta medalla, en la cual se expresa el caso del veneno que dieron los infieles a el santo Evangelista, librándose de su efecto, mediante su bendición, y resucitando a muchos, que de haberle bebido murieron; y se le pondrá arriba este lema: Virus, & obititm siiperans. Y las figuras mxOrales serán la Fe, significada en una hermosa doncella, vendados los ojos, el cáliz en la mano derecha, y la cruz con el libro de los santos evangelios en la izquierda. La otra será la Conmiseración, significada en una matrona de grave, y piadoso aspecto, que la mano derecha tiene en el pecho, con el corazón inflamado, y herido de una flecha, y en la izquierda una cornucopia de dones, vertiéndolos para beneficio de los necesitados. 7 Sigúese la séptima historia, en la cual se expresa quan- do LIBRO NONO. '95 do cl santo EvangcÜsta, dispuesta ya la fosa de su sepulcro, dio su espíritu a el Señor, con universal desconsuelo de los presentes; y así se le puso en la targeta superior este lema: Pretiosa in conspectu Domini. Y las figuras morales son, la Muerte de los Justos, representada en un esqueleto, ricamente vestido, y con una mascarilla hermosa; tendrá en la mano derecha una targeta, o escudo, en que esté grabada el Ave Fénix, ardiendo, y batiendo las alas sobre la pira de sus aromáticos leños, y en la izquierda tendrá una cruz. La otra será la Bienaventuranza, signihcada en una hermosísima doncella, con alas, y transportada mirando al cielo, de donde le viene, por debajo de una nube, un gran resplandor, significativo del lumbre de gloria que se coníiere a los bienaventurados para que puedan lograr la visión beatifica, proporcionándose nuestro entendimiento, mediante esta elevación, con un objeto tan sublime, y superior á nuestras fuerzas. Tendrá así mismo los brazos abiertos, y levantados, en la mano derecha una guirnalda de flores, y en la izquierda un ramo de laurel, y una palma, en demostración de los méritos, y triunfos que ha obtenido, y al cuello una hermosa gargantilla, que remate en un rico joyel en mitad del pecho, y también sus brazaletes muy ricos, y sortijas, que todas son preseas del esiposo a la esposa, corno se ve en las sagradas letras. 8 Concluye pues la octava, y líltima historia de esta banda, en que se expresa el caso, cuando el glorioso Evangelista se apareció una noche, juntamente con cl apóstol san Phelipe, vestidos de blanco, y en caballos blancos, a el Emperador Teodosio el Menor, y le alentaron con su auxilio vr que diese la batalla a Juliano Apóstata, como lo ejecutó, consiguiendo la victoria; y se le pone en la targeta superior este lema: AuxiUatiir vofis. Las figuras morales son el Auxilio, representado en un mancebo gallardo, y fuerte, bien armado, y con una espada levantada en la mano derecha, en acto de acometer, y en la siniestra una rama dfii encina con sus hojas, y fruto. La otra será la Victoria, representada en una matrona, con alas, y en la cabeza cl yelmo, y cimera de plumas, el medio cuerpo armado a la xomana, en la mano derecha tendrá una cornucopia de varios dones, y riquezas, y en la siniestra una palma. Esta historia:, y la. última de la otra banda, vienen a I caer: dentro del presbiterio a los lados del altar mayor, no sin misterio, por ser casos postumos a la vida de los santos, no estando ya en está vida mortal; y así era razón que ocupasen distinto, y mas eminente lugar. Con tí?do lo cual quedan elogiados de -todas maneras los dos gloriosísimos santos LA MUERTE LOS JUSTOS. DE BIENAVENTURANZA. AUXILIO, SOCORRO. VICTORIA. O SO- 296 MUSEO PICTÓRICO. tos Juanes, Bautista, y Evangelista, Titulares, y Tutelares de esta ilustre Parroquia, no solo en la descripción de la gloria, y exposición de algunos misterios del Apocalypsi, en cjue tienen tanta parte, sino en la dclineacion particular de sus heroycos hechos, y gloriosos triunfos; que todo ceda en la mayor honra, y gloria de Dios, y de sus santos. De los luneros de dicha bóveda no se hace mención, porque estaban ya ejecutados de otra mano: solo uno, que habia quedado en blanco fue de la mia, que cae sobre la puerta do la capilla de la comunión, y tiene a los lados de la ventana dos vichas de color de pórfido, y encima una esfinge, enigmática en su figura; y así tiene en la targeta del frontis este lenva: Aíeliora latent: aludiendo, no solo a lo escondido de los enigmas, y misterios del Apocalypsi, contenidos en la idea de la Pintura, sino a otros primores ocultos de la perspectiva, ejecutados en el mismo luneto desmintiendo sus ángulos, que como desde abajo hacen el efecto que se pretende, se quedan ocultos, e ignorados de los que lo miran. CAPITULO X. Idea para la pintura de la bóveda de la capilla de nuestra Señora de los Desamparados de la ciudad de Valencia, ejecutada por el autor ano de ijoi. PINTURA DE LA BÓVEDA, H §. I. .abiendo de ser la pintura de dicha bóveda un panegírico mudo de las glorias, excelencias, y prerogativas de esta soberana Señora, y especialmente de aquellas que mas se adaptaren a el glorioso timbre de protectora de los Desamparados, que q,s el tema a que principalmente ha de dirigirse la retórica sileticiosa de esta oración delineada: se pondrá en la parte superior a el retablo, y mas directa a la vista, un hermoso trono de nubes, y ángeles, donde esté presidiendo la Trinidad santísima, ante cuyo supremo consistorio, v hacia la diestra del Hijo de Dios, según aquel verso: Astitit Regina d dextris tais, &c. se colocará esta soberana reina con real corona, y con la vestidura bordada de oro, in vestitu deaurato, sin que le falte el acompañamiento hermoso de las vírgenes: Addiicentur Regi Virgenes post eam. para expresar el atributo de protectora de los Desamparados, estará en acto de interceder por ellos a su hijo sacratísimo, que con grato semblante la atenderá, complacido de su ruceo: LIBRO NONO. ¡97 go: Sola, stne exemlo placiiisti Domino nostro Tesu Cristo, y tendrá por insignia de su glorioso renombre el ramo de azucenas en la mano, en demostración de señalar, para asunto de su deprecación ha'cia los pobres desamparados de este miserable mundo: coadyuvando este mismo intento los dos inocenticos debajo de su manto, u de las alas de esta candida paloma: Vini columba naa, &c. Sub umbra alarum tuaruir protege, me. Acompañarán lo restante del casco superior de la bóveda el coro de los sagrados Apostóles, los mas inmediatos a el trono: Sedebitis super sea¿s duodecim, íudicantes, &'c. Continuaran los Profetas, Patriarcas, Mártires, y Confesores, en que tendrán su debido lugar los santos valencianos, como los mas interesados en esta soberana prenda: interpolándose varias tropas de ángeles en. diferentes coros de música, demostrando a el mismQ tiempo esta celestial comitiva los gloriosos timbres de ser esta Señora reina de los ángeles, de los Apostóles, Profetas, Patriarcas, Vírgenes, Mártires, Confesores, y de todos los Bienaventurados, que todo conduce a el intento, pues esfuerza nuestra contianza, quanro acredita la protección, la excelencia de quien la practica. F §. II. el recinto inferior de las ventanas, respecto de haberse tapado las tres que estaban mas directas a la vista sobre el retablo, así porque dexen la superricic mas libre para la execucion del trono referido, que es el objeto principal del asunto, como porque a el mirarle no deslumbrasen la vista con lo destemplado de sus luces: ExceLns sensib'ile led'¡t seni sitm, quedan cinco ventanas en lo restante de la bóveda, , las quaíes se adornarán con sus jambas, dinteles, y frontis, y otros ornatos que mas convengan a su mejor simetría; ter- : minándolas contra el ambiente de la gloria, y ligándolas 1 con una balaustrada, que en forma de porción de círculo . caminará de una a otra: en cuyos intermedios, respecto de . ser cuatro los que quedan libres entre las cinco ventanas, se pondrán cuatro riguras morales, demostrativas de cuatro ex- , celencias, de las que la Iglesia canta a esta soberana Señora, las mas concernientes a el titular de abogada, y asilo de los Desamparados, que son: Saltis infirmorum, Refughwi peccatorum, Consolatrix afjlictorum, Auxilium Chris- ' tianonun.
DISPOSICIÓN, HORNATO DE LAS VENTANAS.
III. L.:í; i:- t a primera, que es la Salud de los enfermos, se representará en una hermosa matrona, sentada gravemente sobre una repisa, con un vaso en la mano derecha ', y en la siniestra: un bastón nudoso, con una sierpe enroscada en él; y a el ludo derecho tendrá junto a sí una cigüeña, con un ramo de orégano en el pico.
El estar sentada demuestra el reposo, y descanso que recibe el paciente con el beneficio de la salud. El vaso en la mano, demuestra las bebidas medicinales, en virtud de las cuales se adquiere este beneficio 2. Y místicamente representa la gracia que en virtud de la protección de María santísima, se comunica para beneficio de la salud espiritual y temporal de los que cordialmente la invocan en sus dolencias. El bastón nudoso representa los dias críticos de las enfermedades; y la sierpe es símbolo de la salud, porque todos los años se rejuvenece, mudándose la piel; y es animal tan cuidadoso de la vida, ademas de ser muy sano, y bueno para muchas medicinas 3, que escriben varios autores, que por su natural instinto halla una yerba eficacísima para corroborar la vista, y otra para restituirse la vida, aun después de muerta: cosa increíble, aun con el subsidio de tan graves autotes ! Y en las sagradas letras vemos que Dios le ordenó a Moyses que fabricase la serpiente de metal, puesta sobre el madero, con cuya vista recibían salud los que se hallaban heridos de la ponzoña mortífera. Y últimamente la cigüeña 4 es símbolo de la salud, y de la medicina; porque ademas de que por instinto natural busca el orégano para curarse, especialmente cuando se siente herida de las serpientes, con quienes tiene continua bafalla J: con la largueza de su pico, y cuello se administran la metiicina conveniente a su salud, para aligerarse el estomago: de donde tomaron motivo los físicos metódicos para la invención del clister . Y ademas de esto, el orégano ahuyenta las serpientes, y malas sabandijas, y es antidoto contra su ponzoña; y así también la tortuga lo busca, cuando sien- 1 Pausan, apud Cesar Rij), in nam eius herbx pastione, ciconia Iconol. siomachi fastidium levant. Pter. 2 Rip. ibi. lib. 27. 3 Plin. hist. nat. uíristot. de not. j Apud Aristotelem, ciconix, animal. ciim vulnus acceperint eas enitn 4 Quod si ciconiam, ori teñen- cum serpentibus assidué dimicate tera origani ramusculum, qiiis fi- cognitum, origanum plagí impogurarit; hierogliphico eó medici- niint. Pier. Val. Ith.;8. nam sibi compacatam indicabit 6 Pier. Val. de Ibi. ' L'L a B R o NONO. J í 299 siente haber comido alguna víbora, para librarse del efecto de su veneno '. 'J. Debajo de esta figura se pondr? una targeta, de proporción capaz, para fingir grabada en su casco una historieja de ' medio relieve de algún milagro de esta soberana Señora, ' concerniente a esta prerogativa 5 y en el remate de la tari geta este lema: Salus, I i' 83 3ip invio:) a §. IVJ- Í-J2 a segunda, que es el Refugio de los pecadores',' se '- refugio. presentará en un hermoso mancebo, armado, de gallardo espíritu, y gracioso aspecto; a el lado derecho tandrá un altar á lo antiguo, y sobre él pondrá la mano derecha, empuñando una espada desnuda, y en la mano siniestra tendrá un escudo, en cuyo campo estará grabada una áncora, y-un deltin enroscado en ella. -' :. El mancebo armado demuestra estar dispuesto a todo trance para defender, y amparar a el que se acoge a su proteccion, y castigar a el que osado profanare él altar, que crá entre los antiguos el último refugio de aquellos que de Otro modo no podian librarse de la ira de su enemigo 5 pues si alguno se refugiaba en él, ninguno habia tan intrépido que profanase aquel sagrado lugar, cediendo siempre a la religión la ira. Y por eso Virgilio, introduciendo a Priamo en ' el último riesgo de su vida, sin esperanza humana de defensa, finge a Hecuba, exhortándole que se acogiese a el altar, para asegurar su vida con el respeto de lareligion. 2, -' El áncora grabada en el escudo es también símbolo del refugio 3: Quod si sola anchara, niaiiti pratenta,Jigtira- retttr, refuginm indicabat, como previniendo el resguardo en jjrenuncio de alguna tempestad. El Dellín era tenido entre los antiguos en gran veneración, por la experiencia de haber socorrido a muchos en sus naufragios, como a Arion, Anfión, Taras, Palemón, Pha- ' lanto, Telemaco, y otros muchos; de suerte, que entre ellos se tenia por delito el pescarlo, comerlo, o hacerle la menor ofensa 4. Tom. II. Pp 2 Ten- I Origani ípecies est, quatn a sequebantur, ut ewm ñeque vena- testudine, cum ea viperam ederit, rentur, neque ul¡o pació ladere adincolumitatem carpí, dicit Aris- fas iudicarent: qua: quidem relli- toteles, & ab eo Flutarchus. Pier, gioin xtarem, usqce nostratn pro tal. ihi. pagata est, cum multo? reperias, a Firg. JEn. lih. í. qui delphinum, vel iíuerfícere, vel 3 Pier. verb. Rtfugium. Vcíci . ea de causa scelus putent: 4 Vetares vero ea de caua quod quaeilam illi sint cum huma- (íelphinum tama venaratione pro- no genere comertia. ''. ibi. JEX CONSU£ÍO. (?.Q M U SE O,P a Q T O R a C O. M (ji-. Tendrá a§iniQsmo dQb4:i.(vde su mpm un targetdn,. para grabar en su peto otro milagro de esta sagrada Imagen C9íi,alusion t esta prerctjtyft:, y en la parte superior de éheste lema efugiiun.: w %b.x. ¿i ""S ,Gion. D K-r rri s v.V. iguese la tercera, que es el Consuelo de los afligidos: Consolatrix apíictoriim, la cual se figurará en una hermosa matrona, coronada de flores, halagando con afecto enternecido a un chicuelo afligido, y lloroso, juntando su cabeza a la del chicuelo, y el corazón ardiendo nianifiesto en el pecho, .ijfj cÓBf ía mano derecha señalando a esta soberana Señora. - . i Ponese en edad de matrona, porque para consolar a un afligido se necesita especial discreción, y prudencia '; y. en esta edad es mas connatural que en otrai, especialmente en el sexo femenino, que es mas flexíblcj y, devoto, singularmente para enternecerse en cualquiera aflicción, la (jual es medicina muy poderosa para consolar a el triste; pues si la mente del que consuela está poseida de diferente afecto, que el que llega afligido, nunca logrará el fin que solicita; y así es necesario llorar con los que lloran 2, para que unidos los dos afectos, se transforme sin repugnancia la pena en la impresion que solicita el consuelo 3. j,; Ponese su cabeza sobre U del chicuelo afligido, porque así como el hierro para unirse con otro, no solo es menester que ambos se caldeen, sino que necesitan de llegarse uno a otro, para que con los golpes del martillo llegue a fraguarse la unión: así el que ha de atraer a el afligido a el dictamen de su consuelo, no solo ha de caldearse en la fragua de la caridad, revistiéndose del dolor del que padece, sino que ha de unirse a él, esto es, hacerse de su parte, para que logre con los golpes de la prudente persuasión convertir el desconsuelo en gustosa tranquilidad. Está coronada de flores, por el atractivo que tienen, así por I Consolatio mitis debet esse, non áspera, qua: rr.agis dolorem leniat, moerorem mitiget, quatn commotionem excitet. cimbros, in ¡ib. de losepho. 3 Qui non soliim gaudere,cum gaudentibus, sed flere, cum flentibus norunt, leniuntur áspera, relevantur gravia,& superantur adversa, ug. sup. loan. 3 Quum volumus afñictum quendam a moerore suspendere, ordo consolationis esi, uc studeamus prius mcerendo eius luctui concordare. Dolentem non potest consolari qui non concordat dolori: quia eó ipso quoda mcerentis afflictione discrepar, minus ab illo recipitur, qui mentís cualitate separatur. Sed emoliri prius debet animus, ut afflictio congruat: congruens inJisereat: inhxrens trahat: nec ferrum ferro coniungitur si non atrinque exusiione ianis iiquetur. Gregor, in Moral. jLLBRO NONO:in 301. por su Jhcrrhosura, como por su fragrancia:.cuyító calidades ha dc.tjínur el consolador, no solo.en.Ja hermoSira- atractiva de siis. afectos, sino en.la dultdfragrancia.. de su palabrás; Descubre en el pecho su coraáon con laflatna de la tfá ridad 2, para demostrar, que del incendio de- esTa' soberana virtud procede el piadoso afecto del consuelo, mif ando siempre como objeto primario de esta operación -á -Dios: así como .la llama que siempre seencamina a lo alw), sin ide' genf3rac;da su propensión narivaii. ¿n . j, njgtíri nsd. Y últimamente está concia; mano derecha seííalandoá esta soberana Señora, ¡para deiriostCar 3 la fuente perenne de dondfe dimana todo nuestro remedid, y consolación, -'t! o -ti (Pondráseie debajo de.esta figura su targeta-i'á medatleñ, grabado .en su casco algún casoi milagroso de' esía-' sobéráhá Kcyna, que tenga alusión a la presente prerogátívS, y en ¿1 remate se pondrá esto lema: Solat'ium.: — .-;;ij:íI c §. VI.. 'oncluye la quarta de estas figuras idbáléS' que es-?i Auxilio.de Jos pecadores: Auxilium pccccjtQmm-lx cualé- auxilio. presentará un hermoso mancebo, armado, y 'con alas, pUés'i ta la mano siniestra sobre un escudo, doride estai-á grabado un navio en aira mar, hinchado el velamen, demostrando ser impelido del viento en popa, y en la mano derecha tendrá un nido de golondrinas. '"-' '-' Tintase mancebo yy con alas, para dar a entender la celeridad con que acude a auxiliar a los que lo necesitan, como lo dice Ovidio Ad opem brev'is horaferenda est 4-,y ponese armado, porque el efecto del auxilio, no solo es ayudar a el beneficio propio, sino defender del daño agenO; El escudo es claro indicio de la defensa, y la nave en altar mar con el viento en popa, demuestra el efecto del auxilio, por cuyo medio somos inspirados, y conducidos a el puerto de la .seguridad por medio de la protección de esta soberana Señora: a cuyo intento parece haber dicho el poeta: Ad te confugio, sirplex tucí numina poseo 5. El nido de los polluelos de golondrinas, chillando, según Xenofonte, y otros autores, era entre los antiguos geroglífico de la imploración del auxilio en los pueblos, demostrando el nido la patria; los moradores, los polluelos; y I Chariras De¡ diffusa est in 3 Deus est Pater noster, qui cordibiis noíXúf.. d Rom. j. dilexit nos, & dedit consolationem _2 Charitas est actio rectitudi- siernam. 2. ad Thesal. cap. 2. nis oculossemper habensin Deurn. 4 Ovid. 4. Metani. Secuitdumug.G in ii.ser.t.dist.2. f- firg.i. Mn. 302 MU SEO PICTÓRICO. y el clamor, la imploración del auxilio: de donde viene Íp. que dice Ezequias en su cántico: Stcut pullus henindinis ¡t clamabi. '; y. es muy. del caso este símbolo, siendo todos los moradores de esta ilustrísima ciudad y reino igual- ípente interesados en los auxilios que por la intercesión de esta soberana Señora nos dispensa la divina bondad. J-: Pondrase últimamente dcbajo de esta figura su medalla, ó targeton, con. alguno de los muchos milagros de esta soberana Imagen, que tenga alusión a este renombre; y en su remate se pondrá este lema: AiixiUiim. Estas figuras, respecto de suponerse solamente morales, ó ideales, debían ser de bronce, para distinguirse de las físicas, y reales que constituyen el ámbito de la gloria; pero estando con bastante separación de las referidas en el recinto de las ventanas, se pueden hacer de colorido, para mayor hermosura, y dcleyte déla obra. c §. VIL Concluirán últimamente debajo del trono de la Virgen, sobre la cornisa, en los dos ángulos, que quedarán hasta las primeras ventanas, dos actos, de los que mas especialmente practican los congregantes de este piadoso instituto. En el primero, cuando inspirados del cielo, por medio del repetido milagro de la inclinación de la azucena que tiene en la mano esta soberana Imagen, buscan algún desamparado; lo cual se demostrará conduciéndolos un ángel, que señala el sitio donde está, que es el medio que tenemos para demostrar las divinas inspiraciones, que de ordinario son sugeridas por medio de los espíritus angélicos, que están por el Altísimo destinados a nuestra custodia 3, como ministros suyos. En el otro ángulo concluirá el otro acto, en que habiéndole hallado, le recogen con piadosa decencia, poniéndole en las andas, para cuidar del sufragio de su alma, y del beneficio de su cuerpo. En medio de estos dos actos estará una targeta, en cuyo casco se fingirá grabado un buitre en el nido con sus hijuelos, sajándose un muslo con el pico para su alimento j lo cual era entre los egipcios geroglífico de la piedad que se emplea en I Invenies apud Xenofontem, gium in Polyantkeo. verb. Auxiliutn, hirundines in nido, ore patente i¿ apud Pier. íal. Ub. 22. pictas, populus auxiliuin implo- 2 Isoiie cap. 38. rantes, hierogliphjcé significari. 3 Omnes siint administratorij Nidus enim patriam, os vero ada- spiritus ia tninisterium mj.ssi. ¿ pertuiu clamorem 5 &i imploratio- Htbr. i. iiem populorum ostendit. JípuJLan- .o -LUBRO NONO. 3S en los desamparados ', no solo por la innata penetración de su sentido para hallar ios cadiveii-s, aunque estén a la otra parte del mar, según afirma san Jerónimo, sino mas propiamente porque en ciento y veinte dias que dura la crianza de sus poliuelos, se niega a el ordiiurio ejercicio de buscar su alimento, por no dejarlos desamparados: Ne pullos deserat, socorricíidose para esto de su misma substancia, sino ocurre accidentalmente otra cosa,-de que prontamente se socorra, sin hacer falta a este cuidado. Así como los congregantes de este piadoso instituto, negándose a sus ordinarios ejercicios, por no dejar desamparado a el que buscan, persevera, á costa de su propio sudor, y. substancia, hasta- conseguir -el fin, a que les conduce tan piadoso zelo. Y califica la eleccloin de esta empresa el haber sido reputada esta ave entre los egif cios, y mas especialmente en España 3, por símbolo sepulcral, que es el hn a que en lo temporal se dirige la vigilancia de esta santa congregación: pondrásele en sa remate á' esta medalla este lema: Desertoriim protectio; no desayuda a eJ intento la naturaleza tan estraña del buitre, pues concibe sin ayuntamiento masculino, y así no hay misculo en su especie: cuya aplicación se deja a la discreta reflexión de los doctos. Con todo lo cual quedará elogiada esta soberana reina QOmo protectora de los Desamparados en la piadosa continua deprecación a su sacratísimo hijo, como reina de los Angelas, Apostóles, Profetas, Vírgenes, Confesores, &c. como Salud de los enfermos, como Remigio de los pecadores, como Consuelo de los afligidos, y como Auxilio de los católicos, para que todo linaje de conflicto asegure su remedio en la protección de esta soberana reina. Concluyendo el tema de esta oración visible la descripción del instituto, que milita con superior exsmplo debajo del estandarte glorioso de esta elcstial Belona María Santísima de los Desamparados, A cuyo mayor obsequio, estas primeras balbucientes lineas consagra humildemente rendido su mas indigno, y obligado siervo. Z). Antonio Palomino, y Velasco. CA- 1 Ad háec gyptii Sacerdotes I miserationem per vulturem, ftmoi ra sua rostro proscindi;niein,expiii mebant. Illa enim centum & vigin- ti diebus, quihiis in filiorum educatione detinetur, nurrquain ad prxdam longiut provoiat, uni illi curx intenta, ne pullos deserat, de que propinquo tanium, qus fuerint in promptu convenatur. PíVr. áe Culture. 2 (uin etiam, ut O. Hierorymus attestatur, transmarina cada- vera sentiiint. pud Pier. ibi, veri. Dcsigfatio. 3 Tam pro natura, quain funeris signo accepta esi lixc avis á veterihu.s. Olim aurem apud lber;s vuitiires eraní pro Sepulchro:::ob id dicta Sepulchralís. Pier. ibi. Sillius. 13. Tellure, ut perhibent ismos antiqups Ibera, E anima obscenas consumit corpora vultur. ;'ia3íi V.
LA IGLESIA. MUSEO PICTÓRICO. CAEll'ULO XL ob nc" Kilo .
de La pintura del frontis o medio punto del co KOfjfi que termina la bóveda de la iglesia del convtnto di- áaV.Estevan de Salamanca, orden de Predrcadores oni¿, íSíeecittadci por don Antonio Palomino Velasco., ', pintor- de su jSdagestadaño:dfi'-jo. s icndo el instituto de este sagrado sitio cantar alabanzas el Criador en esta Militante Iglesia, en representación de las que perennemente cantan en la Triunfante los celestiales coros de los bienaventurados espíritus, pareció muy aproposito pintar en dicho sitio la Iglesia Militante, y la Triunfante.; significando aquella la congregación, y unión de todos los rieles, qu# militan debajo de la bandera de Jesucristo '; y esta el premio que está preparado para los qne legítimamente pelean, y para cuya expresión se puso en la parte inferior de este sitio la Iglesia Militante sobre una hermosa carroza, con alusión a aquella misteriosa qnadriga de Zacarías 3j y está representada la Iglesia con una hermosa matrona, como esposa de Jesu-Cristo 4, vestida de pontifical, con la tiara en la cabeza, y sobre ella el Espíritu San-i to; así por ser el que iníira, y dirige la Iglesia 5, como por ser el autor de la gracia, para entrar en ella por la puerta del santo bautismo . Tiene en la una mano el libro misterioso de los siete sellos 7; y sobre este libro está la custodia con el Sacramento de la Eucaristía, por estar representados en los siel Sellos los Misterios, y Sacramentos de la Iglesia, y ser este el mayor, y el que por antonomasia se llama el Sacramento 9. En la otra mano tiene el estandarte de nuestra redención, que es la cruz, donde nuestro Redentor acabó de perficionar esta segunda Eva, emanando de su costado los siete Sacramentos, que con los evangelios, y demás misterios, componen, y hermosean mistica- men- I Nihjl aliud est Ecclesia quam caetus hominum evocatorum. ío- ¡yanthea ibi. a Non coronatur nisi qui legitimé certaverit. 3. ad. Timoth. 2. a. 3 'Zachar, cap. 6. 4 Spunsa autem dicitur Ecclesia,&pecuüar¡cer Ecclesia ex gentibus: & fideles, & etiam anima::: Ítem Fccles¿a Triumphans. Lauretuí in Sylva. Cant. 2. 6. 3. Veni, & ostendatn tibi Spotisam uxorem agni. pocal, 21. c. 5 Non enim vos estis qui loquimini, sed Spiritus Sanctu.s qui loquitur. in vobis. Math. 10. 6 Nisi quis renatus fuerit ex aqua, & Spiritu Sancto. loan. 3. 7 upocal. 5. a. 8 Rupert. 4. sup. u4pocal.- 9 Omnium miraculorum abipso factorum máximum. D. Ti, ; L a B R O N O N O. k 305 mente la iglesia católica, esposa dilectísima suya; y junta la cruz tiene un libro abierto donde se leen estas palabras; Xi¿er Generatíotüs lesu Christi, por ser con las que comienza el nuevo Testamento; y está sentada sobre una piedra cuadrada, como la ciudad santa de Jerusalen. .3. A uii Jado, en la parte superior, está la Verdad 4, con un sol eq la mano, de cuyos rayos, y del Espíritu Santo, se ilumina 5. Y a el otro lado está el Doctor Angélico con la plu ma en la mano, y un libro en Ja otra, mirándola con semblante grato, para enriquecerla, y adornarla con las preciosa? joyas de su sabiduría, guarneciéndola cora ios incontrasta-i bles baluartes de su doctrina, y defendiéndola de su§ eneytnigos con los fulminantes cañones de sus plumas 7, Ac .1 nu O Lcompafianla también las virtudes morales, Prudencia. [ Justicia, Fortaleza, y Templanza, como raiz de las integrales, por cuyo medio derruye, y avasalla los vicios, que en la parte inferior del carro van atropellados de sus tundas, figurados en los animaiss, que los se verá adelante V. §. in. a llevado este carro deraqaellos cuatro misteriosos c¿ ballos, de color vario, de la referida cuadriga, que en sprir tir de sagrados expositores, se entiende de los blancos, y negros; lo cual simboliza la sagrada religión de predicadores 9, como lo aplica la Iglesia en el oficio de san Vicente Fcrrer 1°: signiticando también los cuatro Evangelistas $ar variet8te:::& fili Tyri in muneri- Tom. II. svffic. conc, tract. 8 T Sern cap. 41. Unitas Ecclesix qux late patet in Sarratreniorum omninm communiune, & societate. D. ugust. de Baftism. 2 Til eit Petrns, & super lianc petram asdificabo Ecclesiam tneam. Math. 16. 3 Civitas in cuadro posita. pocal. 2 1 . 4 Ecclesia Dei vivi columna, & fitmamentum veritatis. i.. adTinioth. t,. ? Fulget cnim Ecclesia non suo, stíü Chrisii lumine, & splendorcm sibi accersit de sule lustí- !ije. nthr. ¡ih. 4. Hexam. epist. 8. 6 Astiiit Regina a dextris tuis in vestitu deauíaiu: circumdau bus vultum tuuin deprecabuntur, omnes di vites plebis. Psalm. 44. 7 Terribilis ut.casnorum,a,ciqs ordinata. Cant,, 6. 8 TabernaculumChristi est Ecclesia; Tabernaculum lu.sti qufelbet fídelis anima. Unüm fit ex lignis imputribilibus: aliud ex Sanctis animabus: tertium ex Donis, & Virtutibus. Hug. 1. 3. de Clau. ahim, 9 Nfg. Card. ex D. Hieren, ibi. 10 Quatuor recta rotis agitar mirabilis cuadriga Domini, Vincentius cuiii Cristo iungitur trino Prxdicatorutn cardini, quoriim virtute fide regitur, &c. ducun hi reddám Evangelij, velut eqiii 'fortes, Si varij. EccUsia in Offisii eiusdem. -V iiv - a x'S. VIRTUDES TEOlOGALES. DEVOCIÓN. ARMAS IGLESIA. DE LA IGLESIA FAlTE. TRIlTií' 306 MUSEO PICTÓRICO. grados ', como partes tan integrales de está mística esposa '. Y hacia la proa del carro se miran las Virtudes Teologales írtas adelantadas, como que se encaminan directamente a Diois; y especialmente la Caridad, que es la que permanece én la patria, y la que guia, y dirige esta cuadriga, por ser h que encamina todas nuestras buenas obras a el ultimo, y verdadero fin. Delante de estas se mira la Devoción, excitándolas a la del rosario; y la Esperanza está as.da del que tiene én la mano el glorioso patriarca santo Domingo, señalando i lá Virgen, de quien recibió este singular favor, animándolas, para que por medio de la devoción del sagrado rosario aspiren los fieieis de la Iglesia Militante, a lograr la suma felicidad de la bienaventuratiza en la Jerusalen triunfante. Junto a la Igl sia está un chicuelo con una targeta, en cuyo campo se mira una granada, y una campiña, g.roglífico de la Iglesia 3, y estará coronada la targeta con las llaves y liara pontificia 4. .up D §. IV. 'elante de este carro se miran atropelladas de los caballoi tres figuras, que representan la ignorancia, el error, y la Heregía, que rabiosa se morderá las manos, viendo su ruina, rasgados sus papeles, y los falsos dogmas de sus libros. . n j V. X3iguese a esta delincación de la Iglesia Militante la descrip cron de la Triunfante s, donde los justos logran la corona dt la bienaventuranza, que es el premio que se grangearon ei esta vida por sus buenas obras, con los méritos de Jesu-Chrií to, logrando la visión beatífica, y posesión del sumo bien po él entendimiento, elevado con el lumbre de gloria, para toca objeto tan improporcionado, y distante de sus fuerzas na turales: de cuya unión, y posesión en esta innumerable multi tud de bienaventurados, resulta la Jerusalen, o Iglesia Triun íante, que se describe en la parte superior de este sitio. X Quidrjgx Dei sunt quatuoi Evangelistae. Laur. & ug, de Civ. Hei. 32. 2 Columna autem, & firitiaxnentum Ecclesias est Evangelium. Iren. lib. 3. cap. i. 3 Punicum malum tintinabulo adiectum Pier. Val. lib. 45. p.121. 4 Trado tibi claves Regni coelorum, &c. 5 íar va civitas est militans Deo in térra Ecclesia parva inqiiam coir paratione eius, qua: tríumphat i. ccelis, pauci in hac civitate sun viri, Sancti scilicét, & electi Deí Olimpiad. in Ecclesiast. cap. 9. a 6 yípocal. 21.2. Confitebuntu cceli mirabilia tua Domine; etenirj veritatem tuam in Ecclesia Sanctíj rum. Psalm. 88. Est etiam Ecclesi' magna cztus Beatorum. Lciur. a Sylv., .o JI LIBRO NONO. 307 Y respecto de que el objeto especificativo de esta felicidad suprema es el mismo Dios, se pondrá la Trinidad Santísima en lugar eminente, sobre un trono de nubes ', asistido, y sostenido de variedad de espíritus angélicos; y a la , mano derecha estará María santísima intercediendo por los i viadores de este mundo, y por La exaltación de su Iglcsiaj ; a el otro lado san Juan Bautista, como privilegiado entre I los nacidos ': a María santísima sigue el coro de las vírgenes 3, V a Cristo el de los Aporróles 4, a el Bautista el de los mártires, donde ocupa lugar preeminente, y cercano á el trono del Señor, el glorioso protomartir san Estevan intercediendo por esta religiosa familia, como titular, y tu- ¡ telar suyo ?. Sígnese el coro de los confesores, y entre estos, i y los mártires, aquellos santos de esta sagrada religión, que , han obtenido estos gloriosos timbres, y asimismo los nai turales de esta ilustrísima ciudad, y universidad ccleberrimaj I -lo restante acompaña variedad de ángeles en coros de música, y en orros actos de reverencia, y culto a su Criador, y . otros con palmas, y laureolas, para coronar a los que Icgítir ' lilamente han peleado, y triunfado en la Militante Iglesia.
DESCRIPCIÓN DE LAS VIRTUDES, y Jiiiras simbólicas que acompaftan día. Iglesia . . Militante. E LA VERDAD. §. VI. stá representada eft una hermosa doncella, aunque des- - vsrdao. nuda, honestada con algún velo; en la mano derecha tiene ! un sol, y con la otra un libro abierto, y una palma, y a los pies un globo terrestre. I Represéntase desnuda, por denotar la sencillez, y pui reza de la verdad, sin artihcio, ni ficción alguna: por lo I cual dice Séneca, que la verdad es una simple oración, j Tiene el sol en iá mano, así porque la verdad ama la luz, y la claridad; como porque mira a Dios, que es el verdadero sol, y es la misma verdad, como lo dijo Chris- ; to Señor 7 nuestro. Tom. 11. Qq 2 El 1 Ecce gloria Dei apparuit in tanquam palmites adherere. Rab, ' nube. Ex.:d. i6 nubes & caiigo in Serm. de Imtit. sokmnit. omn. SS. circuitu eius. Psa!m. 96. 5 Funde preces viro dcoto ti- 2 Non surrexit rnaior interna- bi nunc collegio. Ecclísia inOffi¿. tos mulierum. jVíirA. 11. 6. eiusJ. Adducentur Regi virgines post 6 Senec. Epist. 5. ajli. jPíb"'. 44v 7 Kgu sum vía, veritas, & vi- 4 Hi veirx yiti, idest Cristo, ta loan. 14. írudencja: 308 MUSEO PICTÓRICO. El libro abierto demuestra las ciencias donde se estudia, y acrisola la verdad, y la palma significa su fortaleza: porque así como la palma no cede a el peso, antes se opone a él, así la verdad no cede a su contrario; pues aunque muchos la. impugnen, siempre resplandece, y queda triunfante, como se ve en tantos invencibles mártires, que por defensa de la verdad evangélica han derramado su sangre, adornando con repetidas palmas, y laureolas la Militante Iglesia. Tiene a sus pies el globo terrestre, así porque desprecia las cosas terrenas, y caducas, por aspirar a las celestes, y eternas, como por haber nacido de la tierra, según el Profeta Rey 2. DESCRIPCIÓN DE LA PRUDENCIA. _Lia Prudencia se representa en una matrona con dos ros| tros, de los cuales el posterior es de anciano: se está mirañrj do a un espejo, y tiene una sierpe rodeada a un brazo. La Prudencia es una virtud, que según san Agustín 3, ordena lo presente, acuerda lo pasado, y previene lo futuro. Por eso se le pone en la parte posterior de la cabeza el rostro de anciano, con que mira lo pasado; y en la anterior el otro, con que ordena lo presente, y previene lo futuro, regulando sus acciones con el espejo. La sierpe es símbolo de la Prudencia, porque cuando recela algún riesgo, resguarda la cabeza, cercándola con repetidas vueltas, y lazos de su cuerpo, para defender la vir- y animal que principalmente en ella reside. Y así nos enseña, que por resguardar la virtud, hemos de exponer a los golpes de la fortuna cualesquiera otras cosas, por muy estimadas que sean, que esta es la verdadera Prudencia: por I0 cual dijo Cristo Señor nuestro, que seamos prudentes, como las serpientes 4. JUSTICIA. JUSTICIA. JLia Justicia está vestida de blanco, en la mano derecha tiene las fasces consulares, junto con la segur, y en la siniestra una flama, y junto a sí la espada, y el peso: se viste de blanco, porque el Juez debe ser limpio, sin mancha de soborno, ni de propio interés, o pasión que pueda torcer la rectitud de la justicia; lo cual demuestra también la flama, que 1 Plin. nat. hist. vident. 2 Píflw. 84. 4 Estote prudentes, sicut íer- 3 "g- od Herem. ierm. de Pro- pentes. Míc. a o. 6. LIBRO NONO. 309 que siempre se encamina a lo alto, sin que baste diligencia alguna para torcer su natural impulso; y así la justicia ha de estar siempre recta, sin torcerse por respetos humanos, ni fines siniestros, mirando siempre a Dios que es. Ja verda- I dera justicia. ' ' Las fasces consulares eran entre los romanos, la ¡nsig- ¡ pia de los magistrados, que llevaban los litores '; y el peso, y la espada es para pesar, y medir el, castigo según el mé? rito de la causa. LA FORTALEZA. na mujer armada, vestida de color leonado', con el ''OR- ! brazo izquierdo abraza una columna,,, y, .en la manO; derecha tiene una lanza.;'.;r:;.L% ' , ' '( Ponese armada, para demostrar que ha de estar apercebida para resistir los embates de la fortuna con ánimo constante; lo cual demuestra también el color leonado, porque el león entre los egipcios era símbolo de la fortaleza . Abraza la cokiru, así porque esta es la mas fuerte de las partes del ediHcio, como por ser la que sostiene el peso de las demás, y ser para eso instituida, aoii, .; u c'.t:j;' La lanza demuestra, que no solo consiste la fortaleza en resistir, sino también en acometer, y' humillar la soberbia y arrogancia de los que injustamente la asaltan, según aquel íiúondL vciOtú:Vim vi repeliere lipet. ., s. LA TEMPLANZA. e representa en una mujer con un cíngulo en la mano, según aquel texto: S'int liinibi vestri pracincti 3; y en la otra un freno, para denotar que la Templanza ha de corregir, y enfrenar los desórdenes de nuestros apetitos, y pasiones 4. s §. VIL LA FE. e representa en una hermosa doncella vestida de blanco, vendados los ojos, y con el cáliz en la mano derecha, y ua libro en la izquierda, y en acto de moverse con diligencia. Demuéstrase actuosa, y diligente, por denotar quan necesfrio es el obrar junto con ei creer. Pues como dice el "."w"- apos- I Tit. Liv. ihi. .3 ZfUC, 12. rf. s Piír. fl. rer. Virtus. 4 Fifr. iaijib. ¡6. (¿ o. FE. 3IÓ M U S EiC P a C T'O R a C O. apostoí Santiago ', la Fe sin las obras está muerta a y con ellas se viviHca, y pertkíona. n jiuq; El cáliz se le pusiO por representación del Sacramento eucarísíico el cual e& misterio de-Fe: Álysterhnn Juiei; y por lo mismo tiene los ojos vendados, porque la Fe solo ha de creer,-n(J'ver, ríí' examinar, que éso no seria Fe, sino evidenciá Y el Libro cerrado demuestra' la escritura sagrada,dond& sá egcierran los listerios de, la fe católica. £SF£HANZ4 .Í5Í0TL CARIDAD .5. i. u ESPERANZA. na hermosa doncella vestida de verde, coronada de íTóires de almendro, la -mano derecha sobre el corazón, los ojos levantados al cielo, y en la mano siniestra una áncora. 1 El vestido verdf' denota el verdor de las yerbas, que dan esperanza de las mieses;' así como la flor del almendro.' anuncia también los frutos con mas anticipación que otra. El áncora se le pone por ser instrumento de seguridad para obviar los accidentes que pueden perturbar la esperanza en la dilación del bien;que se desea; por eso p)ne los ojos en el cielo, porque aquel es el sumo bien, a que aspira, con los afectos de su corazón, signiticados por la mano en el pecho. na mujer vestida- de roxo',' .qué en la mano derecha tiene un corazón ardiendo, y con la siniestra abraza a un chicuelo, y en la cabeza tiene una flama. La Caridad es un hábito de la voluntad infuso de Dios' " que nos inclina a ainatle como a nuestro último ün, por sí mismo, y al próximo por Dios, como a nosotros mismos 3; Y así el corazón ardiendo, y la flama sobre la cabeza, de-r muestrafl el amor en -Dios; y el abrazar al chicuelo el amof del próximo, dirigido también a Dios, según lo que dijo Cristo Señor nuestro: Quod'iifíifx minimis mdsfccist'is mihi fecistís 4. El color roxo del vestido, porTa semejanza con el color de la sangre, denota, que hasta la efusión de la sangre f sacriflcio-de la vida se ha de estender la verdadera caridad según dijo el Apóstol: Alaiorem charitatem nemo habety qiiam ut animam suam onat qttis pro amicis suis í. LA . a Nam Filies sineopetibusmortua est,&ex operibus consumatur. iacob. 2. d. 2 Chantas Dei diffusa est ¡a cordibus nostris per Spiritum Sínctum,Uidatusestnobis..íítora,5j. 3 JEst rectissirralinimi, afelio, qua diligitur Deus propter se, SÉ proximus propter Deum. luxta August. G in 3 . sent, dist, 2 2, 4 Math. 2 j. (. ' j ej. 15. .. LIBRO NONa'JZA S ZADEVOCION. na hermosa dorttélla modestamente vestida, hincada de rodillas, con una riama sohre-Ja cabeza y; ..un rosario ' en Ja mano. ofc.r'Jfr't. j Lib5-| [j, . Es la Devoción, según el Doctor Angélico' una va I hintad pronta, y dispuesta para obrar lo que sea del servicio de Dios I. Por esto tiene la flama sobre la cabeza, porque todos sus pensamientos se dirigen a Dios, como la llama que siempre se dirige a lo alto: y ponese de rodillas, por ser esta la postura mas apta para los ejercicios de devoción j y así mismo con el rosario en la mano, por ser este en lo exte rior el medio mas significativo de la devoción. a ii P JL a §. Vil I. OS SIETE ANIMALES QUE SIMBOLIZAN IS '% ara la Soberbia el pabo, para la Avaricia el lobo, para la Luxuria la cabra, para la Ira el oso, para la Gula el avestruz, para la Envidia el perro, y para la Pereza la tortuga . ZA IGNORANCIA. U-r T na mugar con rostro diforme, y carnoso, coronada ae adormideras, caminando descalza en campo lleno de abrojos, y espinas, vestida suntuosamente de oro, y piedras preciosas, cuya moralidad se deja entender bastantemente 3. Un EL ERROR. hombre tosco en hábito de caminante, o peregrino, vendados los ojos, tentando con un bordón para hallar el : camino. Los ojos vendados demuestran la ceguedad del entendimiento así como el bastón demuestra el sentido, con cuya guia, sin la dirección del discurso, es preciso caec : en muchos errores 4. DUYQClOjf. oía IOS SI£TE VICIOS. JGHQRANCIA. ERROR. LA X Est voluntas prompta faciendi, quod ad Dei servitium prtiner, D. Tb, 3. 3. iuíest. 8i. art, i. 3 PUn. nat. bist. (i Pifr, ial. ibi. 3 Cesar Rip. iÜ, 4 Ibidem. 31 M US EO FICTO Ri C O. J ná vieja seca,y flaca ie espantoso, aspecto, los cabellos de áspides, emcscados,deiuo.í!tí.ai)do, s.us pensamientos nocivos, el pecho descubierto, las tetas pendientes j secas, y arrugadas, incapaces de dar nutrimejito saludable: tendrá €n Ja mano siniestra un libro medio abierto,, de donde se ven alir áspides-; y con la mano derecha estará en acto de arrojar jalgunos, solicitando introducir sus infernales sectas. y¿ Y se advierte, que afinque en algunas de las sobredichas figuras morales, por causa dó la composición del historiado, y de -algunos actos que ejercitan, no se vean todos sus símbolos, o insignias; teniejodo algunas, se supone teiier las demás, que por la dicha razón se ocultan. CAPITULO XII. 'idea para la pintura de ln mpul de la capilla del Sagrario en el real monasterio de la santa cartuja de la .z3i:)rT 5Liii'¿ ¿31 trL:6nidad de Granada .año de í 7.1 a por don Antonio Palomino y Velasgo, Pintfr d§ Cámara, : mas antiguo dflRy miSJtro smor. H. i I' k Lase de pintar en dicha (cúpuk en ia parte mas directa a ja vista, y háeia la mitad de su movimiento, la custodia, y forma del santísimo Sacramento, con algunos serafines a el pie de dicha custodia, la cual estará puesta sobre el globo terrestre, según aquel texto (a): Qni possuit prodigia siiper terram; y este globo Je tendrá sobre sus hombros, como sagrado atlante de este místico cielo, el glorioso patriarca sai Bruno, según prosigue el texto; Qiioniam ego sum JDeus, xaltabor in gentibus exa.lt abor in térra a y estará el santo arrodillado §obre una nube refulgente, acompañado de anr geles, y serafines: y a los lados del tantísimo estarán dos postrados, pon alusiojí 4 aquellos que dice Isaias (¿); y asi-r mismo otros serafines, que formarán un círculo, o corona en la parte superior. Mas arriba estará el trono de la Trinidad santísima, acompañado también de ángeles, y serafines, y a la mano derecha testará la reina de los ángeles (c) Astitit Regina d destris tuis, (a) Psalm. 45 (¿) Jíai.6. (c) Psalm. 44 LIBRO NONO 313 tais, a quien seguirá cl coro de las vírgenes: Additcentur Keg't virglnes post eam, que siguen a el cordero inmaculado Cristo Señor nuestro en el Sacramento eucarístico: que seqiintiir cigniim, c. A el otro lado estará el sagrado precursor san Juan Bautista, a quien seguirá el coro de los profetas, patriarcas, anacoretas, y solitarios. En la parte superior se pondrá el coro de los sagrados Apostóles: Sedcbitis siipér sedes duodecim indicantes; y lo restante se ocupará con otros santos mártires, y confesores, y algunos de la religión cartusiana, y otros naturales de estos reinos de Castilla. En otras partes se pondrán coros de ángeles con instrumentos, y papeles de música; y los sagrados doctores de la Iglesia se pondrán los mas cercanos a el Sacramento, en especial aquellos que mas se señalaron en escribir de este soberano misterio: como san Agustín, y santo Tomas, &c. y los cuatro sagrados Evangelistas se reservan para colocarlos en las cuatro pechinas de diclia capilla. E, §. II. m el recinto del sotabanco, o pie derecho de la cúpula se harán cuatro compartimientos de corredor, que vengan a terminar, formando cada uno un semicírculo, en un pedestal, capaz de recibir una figura sentada, y abajo una targeta con dos chicuelos, d angelitos; y en los vacíos de estos corredores se han de colocar unas medallas aovadas, en proporcionada grand.za,.en cuyo casco, o peto de color de oro se han de hngir grabadas historias del Testamento nuevo, que tengan alusión a el Sacramento j y estarán guarnecidas de adornos de pórfido, y oro, encopetados con un jarrón de flores, para encrespar, y divertir las líneas sobre el anillo de la córnjsa, de suerte; que vienen a ser cuatro figuras, y quatro medallas, d historias, en la forma siguiente.
En la principal, que estará en el medio mas directo a za fe. nuestra vista, se pondrá la Fe, representada en una figura moral, o iconologica, como una modesta virgen, vestida de blanco, para denotar que no necesita de la mixtura de las ciencias, que son los colores que artificiosamente se introducen en el blanco, no necesitanda este de tintura alguna mas que de su natural candor, y pureza. Y así el católico, para la ilustración de la fc, no ha menester mas sciencia, ni artificio que la sinceridad, y pureza del alma, mediante la divina gracia. Tendrá esta figura vendados los ojos, significando que Toni. II. Rr no RELIGIÓN MONAStICA. 314 MUSEO PICTÓRICO. no es menester ver lo que se ha de creer, pues como dice san Gregorio {a): Fidcs non habet meritiim, tibi humana, ratio -prcebit experimentiim. Tendrá así mismo en la mano derecha el libro de los santos evangelios, y en la siniestra el cáliz, así porque estamos obligados a creer los santos evangelios, como por ser el Sacramento eucaristico misterio de fe: ysterhimjidei, &c. En la targeta, que tendrá debajo esta iigura, se leerá este texto (F): Beati qiii non videnint i crcdidcrnnt. En la medalla, que se le sigue hacia la derecha del que mira, se fingirá grabada de medio relieve la institución del Santísimo Sacramento en la noche de la Cena. E. §. III. nfrente de esta figura, y hacia la parte de la iglesia, le corresponderá otra de la Religión monástica, representada en una matrona grave, y modesta, cubierto con un velo el rostro, para denotar que nos hemos de negar a el deleite de todos nuestros sentidos: y también porque mediante la contemplación, vemos a Dios en esta vida, como debajo de enigmas, J y velos, como dice el Apóstol: Per spccidum in anigmate. Tendrá esta figura en la mano derecha un crucifijo, como objeto, y fin de todas sus obras; y así mismo unas disciplinas, y un silicio, como instrumentos de penitencia, y mortificación; y en la mano siniestra tendrá una lucerna encendida, demostrando lo ardiente, y devoto del afecto, siempre dirigido a el criador, como la luz, que camina siempre derecha a lo alto. Estará vestida de una rúnica blanca, y ceñida, para denotar en lo uno la candidez, y pureza del alma, y en lo otro quan ceñidos, y ligados hemos de tener nuestros afectos, y pasiones; que por eso se llama religión, d religando: porque ademas de lo que la ley de Dios a todos nos manda sujetar, y ligar ! nuestras pasiones a el yugo de su santa ley; a los religiosos les i: Ki inanda religarlas; esto es, sujetarlas mas estrecha, y rigurosamente con la aspereza, y continua mortificación, lo cual deno- j tara el manto, que será de color entre ceniciento, y amoi'etado. 1 i- a En la targeta inferior suya se leerá este texto: Sint him-¿i vestri pr¿ecinct¡, & lucerna ardentes in manibiis vestris. u La historia que se ha de grabar en su medalla inmediata será la refección de Cristo Señor nuestro en el desierto, ministrada por los ángeles después del ayuno, y del triunfo de las tentaciones. del enemigo. 'ítj.:. La c (a) D. Gregw.iim. 26. ib) loan. 20. a ( ILIBRO NONO. 3í, L §. IV. fa otra figura, hacia el lado del evangelio, será el Sileft- ü sjzsh'cio, i cío, representado en un anciano, grave, y modestamente ! vestido, aplicando el tledo índice a la boca, en demostración de callar; y represéntase anciano, porque la edad senil i persuade mas naturalmente el silencio, como aquella que lía I mas del cre'ditn de sus obras, que de la ostentación de sus palabras. Tendrá a el lado siniestro un patillo con una piedra en la boca, o el pico; porque siendo esta ave muy graznadora, sin armonía, ni consonancia alguna, se corrige de ' este defecto, teniendo la piedra en el pico, la cual le impide el graznar. Tendrá también esta figura un ramo de pérsigos en Ja mano derecha, por haber sido este árbol consagrado a Arpocrato y dios del Silencio, a causa de tener la hoja semejante a la lengua humana, y la firuta a el corazón; y coma este es el principio de la vida, y esta depende del uso de la lengua (): JÜór.r S? vifa ia tndnihis lingii¡£, con el Silencio asegura la contingencia; y se leerá en su targeta este teXoiVítam SiUntio h-ansigentes (y). ) La historia de la medalla inmediata será el convite de Marta áCristo Señor nuestro, y María Syu secns Recias JDomini E, §. V. nfrenté de esta figura, y a el lado de la epístola estará solssap. la Soledad, representada en una matrona, vestida de blanco, para (Jenotar !a pureza de su ánimo, enagenado de todo li- , nage de afectos, y pasiones, o negocios que la manchen, ¡y ofusquen. a Tendrá sobre la cabeza el páxaro Solitario, según el texto del Profeta; y debajo del brazo derecho una liebre, por ser este animalcjo tan solitario, que no solo habita los lugares desiertos, sino que nunca, o rara vez se hallan dos juntos en un lecho. Tendrá así mismo un libro en la mano siniestra, para denotar que el fin del hombre solitario debe ser el estudio, la doctrina, y contemplación, porque de otro modo la Soledad fuera cosa indigna, y vituperable, corpo dice Aristóteles (c); y se le pondrá en su targeta este texto (d): Sicut fas ser solitnriiis in tecto. Tom. II. Rr 2 En a Proverh. 18. tr [b) Estítr. 13. (c" .'írist. ¡ib. a . Polit. (d) Psalm. 101. i6; MUSEO PICTÓRICO. En la medalla inmediata se expresará la Cena de Cristo Señor nuestro, y sus do& discípulos en el cantillo de a maus, donde le conocieron a el tiempo de partir el pan, y donde iban como solitarios, y peregrinos.; c §. VI. .QL..-iX.XCl ion todo lo cual queda formado en este recinto un concepto de la Iglesia Militante, donde con el principal fundamento de la fe, se erige el sagrado edificio de la rehgion mona tica, y especialmente es un panegírico mudo de la sagrada religión cartusiana, fundándose con singularidad en el silencio, soledad, contemplación, y doctrina, por cuyos medios se asegura el logro de la bienaventuranza eterna en la Jerusalen Triunfante, representada en la gloria, que so expresa en todo el ámbito de la cúpula, dirigiéndose los repetídos inciensos de esta santa comunidad a el mayor obsequio de este soberano Señor Sacramentado. CAPITULO XIII. Cerogltficos que formó el autor para el funeral de la m serenísima reina nuestra señora Doña Alaria JLuisa Gabriela de Saboya año de i-ji. ' .§. I. X Xabiendo puesto ya en los capítulos antecedentes varias ideas de obras de pintura, para que sirvan de alguna luz a los menos versados en letras, y a los doctos de asuntQ para corregir, y adelantar, en que prevengo la satisfacción de repetirse algunas figuras, y tropos, por la univocacion de los asuntos, me ha parecido también poner algo perteneciente a geroglíficos, por ser este uno de los temas que suelen ofrecerse a el pintor, especialmente en funerales de príncipes, y personas reales. Y así habiendo encontrado los últimos que se me ofrecieron a el funesto asunto de la mas tierna, y fragranté flor saboyana, la serenísima reina nuestra señora Doña María Luisa Gabriela de Saboya, que está en gloria, los pondré aquí con la misma sinceridad que las ideas antecedentes: previniendo solo, que en este linaje de asuntos no se han de poner figuras humanas, sino alguna mano, ó esqueleto, si fuere fúnebre el asunto; y en lo demás remito a el lector a lo que dijimos a este propo'sito en el tomo i. libro 2. capítulo 7. §. 11. donde se describen las calidades que debe teiier el geroglíficp, y los varios asuntos a que se des- . LIBRO. NO N0.2TJM íj. destina. Y así paso a el tema propuesto, protestando mi dictamen, que en asuntos que.soií d£ una especie, los metros I deben ser de una especie y mensura: porque ademas de pe-' I dirlo asila acorde consonancia de los números, baCe tamb¡(l á la vista notable disonancia la desiproporciou de las cantidades. §. II. Aíurió su 2Ia gestad d los veintpy cmco años de su edád¿ que es d el, qiúm, (ustro. r, .ji intara'se en k parte superior una mano, que' sale, I de una nube con un compás, y á.el extremo de cada punta ' un pentágono, ambos iguales, y lá abertura del compás, , igual a uno de sus lados, y en I de mano derecha un el I vel, en el otro una. rosa también iguales, y entre los do i este signo, r a que dignifica igualdad, y, arriba por píi tüSc'.i .íiEcualitm a y en la tarat inferipri t.edondilí Término fue tan succinto El'dé'siévitalSjirrera', 1 Porque ni en esto excedieraí . obsí ' £1 lustro d Felipe V. Con alusión d sus hijos príncipe, e infantes. 2 XTlase de pintar en el medio una leona coronada, muerta, o como dormida; y al lado derecho un espejo, quebrantado en tres pedazos,como así, cuyas líneas forman una Yl que es letra inicial del nomlxe de la reina y en cada uno de los fragmentos se mire una cabeza de cachorillo de leon| con una flor de Us encima, por ser calidad del espejo quebrado el que cada fragmento represente por sí; y a el lado opuesto salgan de una nube dos manos de esqueleto con arco, y flecha, apuntando a el espejo; y en la parte superior. este; mote: Undique rsfert., y abáxo esta Qué importa, infiel parca dura Quiebr.es tni vital aliento, Si rniro en cada fragmento Repetida mi figura. Mu- iS. MUSEO PICTÓRICO. JMurió dehaxo del crisis septenario, y en el año 714. -— - reinado i-y Febrero 14. S.IÍ ' e ha de pintar hacia la mano derecha un círculo luminoso, como de una tercia de diámetro; y en medio de él un reloj de arena con alas, y debajo de él el número 714. En la parte inferior otro círculo semejante, y en medio un cetro real, y debajo el número 1 4. A el otro lado otro círculo semejante a los antecedentes, y en medio de él el signo de Aquario, y debajo de él el número 14. En el medio estará una corona con alas hacia la parte superior, y mas arriba saldrá de una nube de resplandor una mano, como que la espera recibir; y encima se leerá este hemisrichio: Septem subiecta trioni. Virg. Y de cada uno de los círculos salga un rayo piramidal luminoso, que se encamine su influjo hacia la corona, y por el medio de él un rayo encendiao roxo, en esta forma: — J j— y en la targeta inferior se leerá esta redondilla. Por huir tanta violenta. Invasión del Septenario, Volando de mejor erario, Será de su imperio exenta. S. V. Con alusión al quebranto de España, Sicilia, y Saboya. ' 4 JL intese una tumba regia, con su almohada, coroha, y cetro, sobre unas gradas j y en segundo término tres grandes montes, cercados de mar, y combatidos de olas muy crespas, y levantadas, y arriba este mote: Aquee pravaluerunt nimis. Genes. 7. y en la targeta inferior se leerá esta. Bien pueden en tal quebranto Anegarse el Lilibeo, JEl Piamonte, y Pirineo £n ondas de amargo llanto Con % LIBRO NONO. 319 §. VI. Con alusión d el esplendor de su belleza, y tiernos años. 5 X intese un vergel de diferentes flores, y en medio I se descuelle una rosa grande, y hermosa, pero algo inclinada, y como que se va deshojando a el impulso de un vientecillo, que estará hacia la derecha en la parte de arriba, figurado en la cabeza de un chicuelo, con alas de mariposa, como que sale de una nube, soplando con ímpetu, cuyo I vapor se encamine derechamente a la rosa; y a el otro lado I una mano do esqueleto, que sale de una nube con una se- I gur, como que va a cortarla, y arriba este verso: Puben- tesque rosa primos moriuntur ad austros. Stat, lib. 3. Sylv. y abajo esta castellana. Xa regia púrpura hermosa, Fragranté esplendor del prado, A. impulsos del Cierzo ayrado I Ya es lastima dolorosa. §. VIL ! Con alusión d la menguants de la luna de Enero en qíie murió su Afagestad, 6 JCin la parte superior, hacia la derecha, se pintará la luna menguante, con las puntas hacia la izquierda; y a el j otro lado en un círculo luminoso, el signo de Aquario; y i en el medio una luna entera con corona real en media tinta, ' y solo tocada de luz, como de luna menguante, por el lado derecho, adonde le tocará un vapor luminoso, que bajará de la otra luna; y por lo restante algunas estrellas turbadas, y opacas, y arriba este verso: Decrescens tenehris, langucntia lamina condit. Syl. Ital. lib. 12. de bell. pun. y abajo esta letra. Nocturno planeta errante, En su curso decadente, Presagio ha sido inclemente De la luna mas brillante. Con- 120 MUSEO PICJORItO. I §..1VIII. Con alusión d la poca segiirjfddd, o ohstatjte el verdor de los años. TT Q.rv XXase de pintar la muerte sentada sobre varios despojos reales, en la mano siniestra una corona, y un cetro, a quien estará mirando, y la derecha enarbolada con la guadaña, en acto de amenazar, y a el lado izquierdo un pedestal, y la columna, vasa, y capitel caídos en el suelo, y en la parte superior este epígrafe: Omnia mors aquaf. Claud. lib. 1 3. de Rapt. Pros, y abajo esta.; J JEl edificio mas fuerte Y el real cetro,y corona, Qiiando duración blasona, Hs trofeo de la muerte. §. IX. Con alusión d haber muerto su magestad d el nacer el sol, debajo de la metáfora de Clicie, que le busca así que nace. 8 X intaráse el sol en el horizonte hacia la derecha, y en la parte superior salga otro mayor, y mas refulgente por debajo de una nube, y abajo estará un vergel, y en el medio se descollará un girasol con dos alas, desprendido de su vastago, como que vuela a el sol superior de arriba, donde se leerá este lema: Salem aspiciens, y abajo esta. A el desplegar su arrebol El planeta mas brillante, Se desprendió Clicie amante En busca del mejor sol. § X. Dehaxo de la metáfora de perla que dentro de una concha. se concibe, y trasladada d una joya se encierra en tina caja. 9 X intaráse una concha de nácar de buena proporción substenida de una mano que saldrá de una nube, y en medio de la concha una perla redonda de buen tamaño, para que en LIBRO NONO. M oas en la distancia se perciba, y de la parte superior, como de entn." unas nubes, bajará hada la tonchá un resplandor como rocío de la aurora; y en la parte inferior estará una urna de bronce, aludiendo alas del panteón del Escorial, levan- uidd la tapa, y una mano de esquejeto que salga de una nu- Iv, y ttyiga en la mano una grande joya, y en el medio de Ha otra perla, del. mismo tamaño que. la de la concha, guarnecida de oro, esmaltes, y piedras preciosas: con alusión a i.is niuchas "prendas, y virtudes de la reina, guarnecidas con I oro de la divina gracia; y la mano del esqueleto estará en .ccion de irla a entrar en la urna, y en la parte superior se loeiá este lema: Ortíi & ínter itu clausa 5 y en la targetj inferior esta castellana. . Si en hreve nácar la aurora Perla hermosa la concibe: y Hoy y que joya, se percibe,¿ Urna grande la atesora. 3 Con observación de haber muerto el Jiercoles de Ceniza por la mañana, en cpie la Iglesia nos actierda la ins- '¿ tahiltdad de nuestro ser con el polvo de la ceniZ(t,vtÍBi lo X ingirase una tumba, desde el medio hacia abax0 del lienzo, con su paño regio, y encima su almohada, corona, y cetro; y de la parte superior vendrá un rayo de luí hacia la corona; y de hacia la derecha saldrá . de entre una nube una mano de esqueleto, con la cual tendrá un rotulo con este lema: Aíemento, quia pulvis ¿j-; y a el otro lado, algo mas baja otra mano de viva, vertiendo un platillo de ceniza; y de hacia la tumba saldrá un vientecillo, que se lleva, y arroja la ceniza, y en.latrgeta inferioc esta redondilla. í Sin ceniza hoy solemniza La Iglesia el ceremonial'. Pncs con este polvo real Está de mas la ceniZiZ Tom.IT. Ss CA- 324 MUSEO PICTÓRICO. CAPITULO XIV. líüa que se ofrece d la. corrección de la muy vetieranda y erudita comunidad de la real cartuja de Santa Marta, - del Faidar para la ejecución de la pintura de la -I ri ciípda del sagrario nuevo. ¡XXablendo pues en este presente año de 1 723. determinado adornar de pinturas la célebre capilla del Sagrario del religioso, y real monasterio de la cartuja de Santa María del Paular,- cuya eminente arquitectura es digno desempeño del esclarecido ingenio del insigne arquitecto, y maestro mayor don Francisco Hurtado Izquierdo, dejando en ella inmortalizado su nombre, se cometió este cuidado a mi inutilidad: y siendo la principal de sus cúpulas la del sagrario, donde ha de estar el tabernáculo, en que se ha de colocar, y venerar el augustísimo Sacramento de la Eucaristía, se formó idea nueva, con especiales alusiones, y figuras de este soberano misterio, la cual estando ya ejecutada, aunque de mi indigna mano, ha parecido a los aficionados no desmerecía este lugar; y así se ha ingerido en este tomo, suponiendo que las demás pinturas de dicho sitio seguirán el mismo asunto, salvo- las capillas particulares que le componen, que siguen, y seguirán el asunto del santo, o santa que en ellas se ha de colocar: como en la de la Concepción, que ya está pintada Media proporcional gefimstriía.
las pechinas, cuya medida, aunque superticial, por ser triángulos curvilíneos, incluye no poca dificultad, y mas para los que no están instruidos en la trigonometría, y logaritmos, me ha parecido poner aqui dos reglas fáciles, e inteligibles para medirlas, y será en la forma siguiente. Sea pues la pechina que se ha de medir el triángulo curvilíneo A, B, C, lámina 4. figura M. Puédese primeramente, tirando la perpendicular D, C, repartiendo en ella tantos pies como tuviere su altura, y también en la A, D, B, c.ui;va los que le cupieren {y desde las notas de ellos dejar caer paralelas a la D, C, como allí está notado: y después por las notas de esta tirar curvas paralelas a la A, B, como la a f K, y haciendo la suma de los pies que salieren enteros, y reduciendo los medios, y cuartos de los residuos, y los quebrados mínimos, midiéndolos por dedos cuadrados, y la suma de ellos, partiéndola por 256. el cociente será los pies que arrojan dichos quebrados, que juntos a los enteros, la suma de todo será el valor de la área de la pechina; y esta medida, aunque tan mecánica, la vi practicar a un grande arquitecto. Pero mi cortedad discurrirá otra práctica, a mi entender mas fácil, y mas scientífica. Tírese una línea recta desde el extremo A, de la línea curva A, D, B, hasta el extremo B, y tírese una paralela a esta por el punto D, tangente en (dicho punto a la línea curva A, D, B, y será la e f:, y entre estas dos líneas A, B, y í,y, busquese la media proporcional geométrica, como dijimos en el tomo a . de la Teórica, lib. 3. capitulo 4. problema 3. y tírese entre las dos en el lugar que le toca, como, j y haciendo lo mismo con el lado B, C, y el lado A, C, quedará formado un triángulo rectilíneo de las tres medias proporcionales, igual a el curvilíneo A, B, C, prácticamente, o por lo menos tan aproximado, que sea imperceptible la diferencia: el cual es mensurable, tomando por vasa uno de sus lados, y multiplicándole por la mitad de su altura, como se dijo en dicho lugar, proposición i. y si tuviere boquilla en la parte inferior, como g, h, se pueden tirar dos líneas rectas desde los puntos, y ¡¡, hasta el punto D, y quedarán constituidos tres triángulos, que son A D g. D g h, y D h B, los quales por las reglas que dijimos en dicho tomo, lib. 3. cap. 4. problema 8. y antecedentes, se pueden resolver en paralelogramos, estos en cuadrados, y los cuadrados en uno, que los incluya a todos, y este será igual a dicha pechina, o triángulo curvilíneo, y multiplicado un lado por otro, dará en el producto el valor de la área de la pechina; y |i este qua- LIBRO NONO.íj fí 37 cuadrado total se quisiere reducir a un paralelogramo sobre una linca dada de determinada mensura de pies, para que mas cómodamente se pueda mensurar, se ejecutará p?r el problema 7. proposición 7. de dicho capítulo: todo lo cual es facilísimo, teniéndolo bien comprehendido; y tengo posi-! tiva complacencia, en que se ofrezcan tocar estos puntos, pa-? ra que se conozca la suma importancia de .dichos problemas, por si algunos piensan que se han puesto acaso, o por mera curiosidad, u ostentación de ingenio, y no por ser precisos, é importantísimos para diferentes operaciones de estas 3x7 tes; y toda esta operación se puede hacer en un papel apar-j- te por pitipié en el tamaño que se quisicrq, 9 en el rnis-j- mo cartón de la pechina qu se hiciere para pintarla puesí to sobre plano. .jjhd CAPITULO XV. Zs algunas curiosidades, y secretos accesorios d la Pintu ra yy de importancia ara el que la profesa H. §. I. nao: -ríroí; .ay algunas cosas, que aunque sean en sí de corta enffdad, importa mucho el saberlas en algunos casos, o ya para ejecutarlas, o ya para saberlas pandar, o para conocer si se hacen bien. Otras hay, que en, la necesidad, o carencia de ellas, nos holgaríamos mucho saberlas hacer, por ser ellas de su naturaleza artitíciales. En tiempo de las guerras pasadas nos llegó a faltar totalmente el carmín tino, y el bermellón, juntamente con el albayalde, y el ultramaro, y otras muchas colores, que sabiendo su manifactura, no faltaría algún curioso que nos sacase de este conflicto. Y así comenzando de las primeras que dije, trataremos de los barnices que sirven tal vez para barnizar las pinturas, y para otras curiosidades., §. II. .CÍW 30 E,o-=bb 1 primero que se ofrece es el de aguarrás, que comútir Barniz de aguar mente se llama así, y este se hace poniendo a derretir dos ras, d mas común. onzas de trementina, y otras dos de pez griega, y en estaivdolo, apartarlo del fuego, e irje echando poco a poco el aguarrás, hasta cuatro onzas, meneándolo con un palito, y en estando incorporado, guardarlo en una redoma, o cosa vidriada, muy bien tapado; y si en probándolo, pareciere que Qsú espeso, echarle mas aguarrás. Y se advierte, que siempre que se hubiere de barnizar alguna cosa, convieiie que Ail i% 328 MUSEO í'lCTOrvICO. Barniz di almád ga, j aguarrás. Otro modo. Bitrntz di agiurras, gonuí ioful. qae l.i pintura, y el barniz estén calientes, y sobre este- "barniz se puede muy bien retocar. { 'Otro se hace de almaciga molida . y muy limpia, v puesta en utra vasija vidriada, echarle tanto aceyte de nueces, íjuanro baste a que este bien bañada la almac¡¿;a, y Jucíjo bonerU a derretir a fuego letuo, meneándola con un palico; y en estando bien ¡neorprada con el aceyte, aparrarla del flieio, y echarle otra tanta aguarrás como la cantidad que hubiere del almicig.i, y el aceyte de nueces, y es aun mcjor que el antecedente para retocar sobre el; y en habiendo retocado la pintura volverla al sol para que se seque presto, y ho reciba poK"0; y si se quiere qin? se seque mas presto, se puede hacer sin el aceyte de nueces, echándole en su iur un poco de aguarrás para derretir el almáciga, y después proceder como se ha dicho; y también se puede retocar sobre este, advirtiendo siempre, qite de barniz se ha de probar primero, por si se quiere mas suelto, añadirle aguarrás, o aquel Ingrediente, licor con que se disuelven las gomas, portjiíe menos inconveniente es que sea menester liquidarlo, que condensarlo. Otro se hace admirable de aguarrás, y tercera parte de goma copal, molida, y derretida primero a el friego con unas gotas del aguarrás; y en estandolo, apartarla, y echarle la dicha cantidad del aguarrás, meneándolo hasta que se incorpore, y después coLulo, lo que convendrá en todos los barnices, porque siempre las gomas dejan algún asiento, y guardarlo en una ampolla de vidrio muy bien tapada; v este se puede dar a la sombra, para retocar sobre el, y síik) ai sol para que se seque luego. Siguense ahora los de aguardiente de abanicos, o espíritu de vino; y el primero, y mas común se hace tomando dos onzas de grasilla limpia, y molida, y echarlas en nna ampolla de vidrio, y también otras dos onzas de aguardiente de abanicos, o espiritu de vino; y estando bien tapada, ponerla a el sol fuerte, o a fuego lento, teniendo sobre el en mediana distancia la ampolla en el aTe pendiente de un cordelito, y en estando bien incorporado, aparrarlo, v echarle media onra de aceyte de espliego, 6 en su lugar uiu onza de aguarrás, y es maravilloso, no solo para pinturas, v escuituras, sino para fingir coral, y otros colores lustrosos, como charol, mezclándolos con 1, y también para barnizar las Advtrtencia para piezas de plata, porque no se tomen. Y se advierte, que si este barniz no se da estando caliente él, y la pieza que se ha de barnizar, se aniebla, y destmve la obra; pero echándole -el aceyte de espliego, o el aguarrás, se libra de esta con- Bítrniz di grasi Ba, j aguardiente. líkm h vk 1 barniz de ¿rasilla -tingetKia. Otro LIBRO NONO. 329 Otro bamií se hace con uxu onza de menjui, y dos del aguardiente de abanicos, e incorporarlos con fuego lento, y aparrándolo echarle media onza de trementina de beta bbnca. Entre los barnices para la pintura, no será razón omitir el de clara de huevo, que por lo menos no arriesga la pintura, pues siempre se le puede quitar bvandolo con agua sola, y una esponja, y se lleva tras sí el humo, o b SLiCicdad de las moscaj que tuviere, y queda la pintura como si se acabara de pintar; y entonces se puede volver a barnizar con la misma clara de huevo. Esta pues se echa en una ajofayna, o porcelana muy limpia, y allí se bate con la misma brocha, que se ha de dar, como quien bate el chocolate, hasta que toda ella se convierte en espuma como una nieve, y de:pues con esta misma se le da con la brocha a toda la pintura muy igual, de suerte que ni quede cargada, ni relamida; y aunque entonces hace espuma en el mismo lienzo, luego se liquida, y últimamente se seca, y queda bellísimo, pero requiere darse en tiempo fresco, porque si es en tiempo de calor, se aniebla, y entonces es menester llevar la pintura a parte fresca, epmo bóveda, o sótano, y repasarla" toda coa agua sola con la brocha; y así en tal tiempo será mejor darle desde luego este barniz en sitio fresco, y dejarlo secar allí. O. IIL 'tro barniz se hace que llaman corladura, y sin'e para hacer que una pieza plateada parezca totalmente dorada. Ponese en una olla vidriada nueva, y de mucha mayor capacidad, una libra de aceyte de lituza, con una cabeza de ajos mondados, y a fuego lento, porque sube mucho el acc)tc es faene, se dejará cocer, hasta que los ajos estén quemados, y entonces se sacan, y se echa una libra de resina de pino, ima onza de acíbar, una onza de litargillo, ctra onza de grasilla, otra de pez griega, advirtiendo que esté todo birn Ijcapio, y de esta suerte se irá cociendo todo junto a fuego lento poco a pocO y en estando todo deíleido,.e incorporado, se sacará una gótica con un cuchillo limpio, se estenderá con el dedo, y teniendo cuerpo., y el color transparente dorado, esta ya en su perfección, y síxio, dejarla cocer mas- Y después para haber de usar de ella, se pone a el sol la pieza plateada que se ha de corlar, juntamente con dicho barniz; y en estando uno y ottp,bien caliente, se le da a la pieza uru mano bien tirada con una brocha tiesa, o moJia, de suerte que quede muy igual, y transparente: y en los planos que hubiere, palmearlos con la mano bien limpia para mas igualarlo j y en estando seco de esta mano, se hace lo Tom. II. Tt roes- Barniz de nunjui. Barniz de clara de hurvo. Barniz di (crladura. M§Jdeusar de la 33° MUSEO PICTÓRICO. Barniz de charol. Modo de usar del barniz de charol. _'Si s hubieren de gastar colores, u oro molido en el charol. Charol blanco. mismo con la segunda, y con esta sube de color lo que'Lasta a y dejandolo secar, queda corlado, de suerte, que los que no lo saben, no lo distinguirán del oro brufíido; y esto sirve especialmente para funciones de entradas de reina, funerales, canonizaciones, y otras semejantes, en que se hacen jarrones, targetas, y otros adornos de pasta plateados, que con este barniz se hallan dorados fácilmente, y a poca costa. Otro barniz se hace muy peregrino para imitar el charol que viene de la India. Para lo cual se ha de tom¿ir medio quartillo de espíritu de vino, y a este se le han de echar tres onzas de goma laca molida, que sea la mejor, y mas limpia que hubiere, y dentro de una redoma se ha de poner a el sol, hasta que se conozca que está ya bien desleido, e incorporado todo; y luego se cuela, y se guarda en una redoma bien tapada. Para usar de este barniz, es menester que la pieza que se hubiere de charolear esté muy lisa; y si no, será menester aparejarla como si se hubiera de dorar de bruñido; y si el charol ha de ser negro, se hará con negro de humo, molido primero en seco en la losa, y desleido en él njismo barniz, y se le darán a la pieza, de este, u de otro ¿olor, dos o tres manos; y después de ejecutado el charol, se' ha de pulir fuertemente con tripol, y después de liso con un poco de ante para lustrarlo, y quedará terso como un cristal; y si se hubieren de fingir algunas figres, figuras, o labores de oro molido, se han de gastar con el mismo barniz, pero mejor será con goma, y después pasarle la piedra de bruñir: y los colores es menester que estén muy remolidos con aguarrás, 'si se ha de usar de ellos con el barniz; y si no, con agua co- 'mun, y después volverlos a barnizar, y pulirlo como se ha 'dicho: y esto se puede ejecutar sobre cualquiera piedra es- 'tando bien lisa, y pulida. Y para hacer él charol blanco, se hacer el mismo barniz, "solo con la diferencia que en Vez de la goma copal, se le "echa la misma cantidad de menjii de almendrada para que sea hias claro; y aparejada la pieza con yeso blanco bien moli- 'do, como para pintará el téniple, y no del yeso mate, se 'bmñecon la piedfa, y se 'hacen a el temple las labores qtib se quisiere, y luego se barniza dos o tres veces, y se pufe omodijimos en el negro;' y no me pareceria mal que pa- ' el blanco se mezclase con el yeso otro tanto albayal¡fe t)ipn 'molido, porque xo lo)bscurezca el barniz. £i);.nu flor.: Otro o. L'IBRO NONO. 3;;i §. IV. te. _ 'frécesele tal vez a un pintor abrir de agua fuerte alguna Barniz para abrir, cosa, o bien porque no en todas partes hay abridores de bu- orabardeauajuerril, o bien porque no todos saben dibuNar, y destruyen el dibujo que se les entrega, de suerte que es menester mandarles borrar el nombre del autor, como me ha sucedido a mí mas de una vez; y así me ha parecido poner aquí este secreto, de que tengo experiencia, y satisfacción. JModo de hacer el k-rrniz para cortar de agxi'a'fiierte, y su operación y cómo se hace el agua fuerte. orna cinco onzas de pez griega, cinco de resina de pino, ó a falra, de resina común, hacerla derretir toda junta en una olla vidriada a lumbre mansa, meneándolo de cuando en cuando sobre la lumbre; y en estando bien derretido, se han de echar cuatro onzas de ace'te de nueces, lo mxi añejo que se halle, y mezclarlo bien sobre la lumbre media hora, d algo mas; después dejarla cocer, Itasta que parezca toma cuerpo todo junto; quitarlo de la lumbre, y dexarlo se enfrie, y si tocándolo con un palo fria, hace un hilo como le arrope, entonces está ya bueno; y después de frió se ha de pasar por lienzo nuevo lino, y tapido, y colarlo en cosa vidriada, y apurar el colador que caiga bien; y cuanto mas añejo el barniz, es mejor. Después unta la lámina con el barniz, sembrándola toda de góticas con un palillo, y con la palma de la mano se ha de notar para unirlo: después de untada la lámina se ha Át ahumar para que coja negro con una vela de sebo; y después de ahumada, se pone la lámina sobre lumbre mansa en hueco a y que la: lumbre esté al rededor, y no debajo, o' en medio; y en enupezando a humear, probar si está algo duró con una piuita de aguja, y se verá si está bastante seco, d incorporado con la lámina, v procurar que no le caiga polvo; y así mientras está en la lumbre poner un toldo por encima. Para pasar los perfiles del dibujo en la lámina, se muele Modo de pasar los el albayalde a el agua, y después de esto se hace muñequi- perfihs del dibujo a Ha de lienzo, y se estriega por la espalda del dibujo, y en la lamina. esta forma se pone sobre la lámina barnizada, y se va' pasando los perfiles con una aguja, que esté roma de punta, para que se impriman con el blanco en la lámina. Tvm. 11. Tt 2 Mo- n ( n MUSEO PICTÓRICO. Jodo de hacer el aguafuerte para abrir la lámina. Modo de hacer el aguajuerte, o vinagrillo. Modo de usar del agua j lurte. T. Cómo se ha de impedir que coma el a o ua Juerte. oma azumbre y media de vinagre, el mas fuerte que se hallare, seis onzas de sal armoniaco, el mas blanco, transparente, y limpio, seis onzas de sal blapca de comer, quatro onzas de cardenillo, ha de ser muy puro, y seco, sin costrillas, ponerlo todo junto, muy molidas las cosas secas, y meterlo todo en una olla vidriada, buen rato mas grande que los ingredientes que lleva, de suerte que sobre la mitad, porque cuando cuece, levanta el hervor, y se perdiera todo si no tuviera bastante hueco; esto se ha de cocer en grande lumbre, y muy encendida, porque cueza aprisa tres hervores grandes, y no mas; y cuando se juzga que quiere levantar el hervor, se descubre la olla, y con un palo limpio, que no haya tocado a grasa, se revuelve dos o tres veces, y se tiene cuidado que no se vaya, y después quitarla de la lumbre, y dejarla enfriar cubierta, y echarlo en una redoma, ó frasco de vidrio, tapada con un pergamino mojado; es menester dejarla pasar dos dias antes de servirse de ella, después probarla en una lámina puesto el barniz; y si parece está fuerte, echarle vinagre ordinario. Para echar el agua fuerte en la lámina, se hace en esta forma: pondrás la lámina, ya untada con el barniz, sobre una tabla que sea mayor que ella, fixandola con irnos clavitos, y cubriendo las orillas con una pasta, que harás de cera, y trementina, iguales cantidades, de suerte que no tenga parte alguna por donde pueda entrar el agua fuerte, la cual echarás en un barreño, o lebrillo que sea vidriado, y pondrás la lámina que esté diagonal, de suerte que no llegue a el agua, y con una escudilla ¡ras echando el agua continuamente por el espacio que fuere menester, y de cuando en cuando volverla por los otros lados, de suerte que el agua fuerte no esté detenida, sino siempre vertiente en la forma que se ve aquí. _;. i; Para impedir que coma el agua fuerte.donde no conviene, se toma una escudilla vidriada, y se echa un poco de aceyte de comer, ponía sobre la lumbre, y estando bien caliente el aceyte, echa un poco de sebo de flor, y estando bien unido, o derretido, y meneándolo con un palo, dexar car dos gotas sobre cosa fria, y si las gotas quedan juntas, es seiíal de tener bastante sebo; y si estuviere duro, echar aceyte, y que cueza una hora, y con un pincel muy sutil- -tirv a iT men- LIBRO NONO. 333 mente se va dando aquellas partes que ha comido el agua fuerte, y no se quiere que rompa mas; pero antes se le echa agua común a la lámina, y se deja que se enxugue para poderla dar con el sebo, y aceyte, y luego se prosigue con lo demás; después para quitar el barniz, se estrega la lámina con carbón de pino, y ha de ser con mucha suavidad. En orden a la lámina, harás que un calderero la forje y MoJo de preparar bata del tamaño que la hubieres menester, de modo que sea la lamina para atrir un canto de real de a ocho mayor que lo que se ha de gra- aguajuerte. bar en ella, procurando que sea del cobre mas Hno y limpio que se hallare, y poniendo todo cuidado que se bata toda mi.iy por igual, sin que apenas quede señal del martillo, y dejandola de un grueso de un real de á.dos a lo menos j Hotala muy bien con una piedra de amolar, y aceyte, hasta que no quede desigualdad, ni señal de martillo; y si hubiere quedado alguna, limpiarla con un migajon de pan, para quitar el graso del aceyte: vuélvela a dar con piedra pómez dulce, y agua, hasta que quede sin el menor rasguño; luego haz lo mismo con el carbón, en lugar de la piedra pómez, o con pizarra; y por último brúñela muy bien con el bruñidor grueso de acero, y aceyte, y vuélvela a limpiar con pan, y quedará que te puedas ver en ella y envuélvela en un papel, hasta que quieras barnizarla. r c §. V. Concluido ya lo que toca a barnices, no será fuera de jo .j,,y proposito decir como se puede quitar el barniz a una pintura, barniza tina pntura. cuando la ha barnizado quien no lo entiende; y mas si el dicho barniz se ha anieblado, como lo hace el de grasilla, d si se lava con agua, que suele quedar todo el lienzo de color de ceniza j 6 si está muy cargado, y relumbrante que no se deja gozar bien la pintura, que a los que poco saben, Jes parece que en eso consiste su mayor perfección, siendo así que debe ser a el contrario, que tenga xugo, y no relumbre. Son pues dos los modos de quitar el barniz que han llegado á mi noticia, bien que yo ninguno he experimentado. El primero es con aceyte común bien caliente, pero no tanto que queme, y con una brocha tiesa, y estando la pintura también caliente, irle dando a partes, no todo junto, hasta que se quite, y después limpiarla con pan, y sacudido, darle con aceyte de nueces caliente, y aguarrás, y dejarla quatro, o seis horas, que embeba lo que quisiere, y después limpiarla con miga de pan; y este es el perfecto barniz para El perfecto barniz las pinturas viejas, comunicarles el xugo, y substancia que para las pinturas vieles ha consumido el tiempo. j- )., Otros m MUSEO PICTÓRICO. Otro modo de quitar el barniz a las j)ÍHturas- Alodos diferc7ites de dorar de matí'. Cómo, r cuando se lia de sentar el oro en la sisa. - Otros quieren, que en vez de la brocha se estregué el aceyte caliente, echándolo con una candileja, con un casco de cebolla: cada uno haga la prueba como quisiere, que yo no lo he experimentado. El otro modo para quitar el barniz k una pintura es con agua fuerte de plateros, estregándola en la pintura con una brocha mocha, y cuidado no se lleve tras sí la pintura; esta queda de esta operación muy resequida, y con el aceyte de nueces, y aguarrás se le restituye el xugo, y de esta suerte queda como si estuviera acabada de pintar. S. VI. V frécese tanibicn en las obras dorar de mate alguna cosa ligera; y para no tener necesidad de llamar dorador, conviehe saberlo hacer: que si hubiere de ser de bruñido, no se lo aconsejo a el que no fuere dorador, porque es tan delicado en los aparejos, y otras circunstancias, que con gran facilidad se echa a perder una obra. El modo pues mas común de dorar de mate, es dándole primero a la pieza que se ha de dorar ima mano de cola de retazo, no fuerte, y caliente, salvo si fuere de piedra, hierro, u otro metal, vidrio, o cristal, que en estos casos desde luego se puede dar la sisa sin mas aparejos, después otra de imprimación, bien molida, a el óleo; y en estando esta seca, darle una mano de sisa bien tiradita, e igual, de suerte que en ninguna parte quede cargada; y'no se ha dexiar muy espesa, sino bien sueltecita, y corriente, para que no señale los rastros del pelo de la brocha'; y supongo, que la pieza ha de estar"muv lisa, porque si no, será menester plastecerla primero, y aparejarla muy bien a el temple; y después de lixada con lixa gastada, darle su mano de cola de retazo, y proceder en lo demás como se ha dicho. Dada pu.es la mano de sisa, se ha de aguardar a que esté mordiente, y estandolo, irle sentando el oro; y si el espacio es grande, que quepan panes enteros, o medios, poniendoIosHn cartelas, 6 bien de naypes de Francia, o hechas de papel imperial, poco menos que una carta, o como vez y tnedia el pan; de suerte que quede fuera de la cartela un ribete, del pan de oro, como un canto de real de a ocho, a fin de que tocando levemente con la orilla de la cartela en la sisa, prenda en ella la orilla -del pan, y retirando la cartela, quede bien tendido, y después se vaya sentando con el algodón, y estregándolo con él suavemente, y lo mismo se J' hará con los medios panes; pero los quartcroncs, ii otros pedazos menores se han de sentar con uh velloncico de algodon LIBRO NONO. 3 Oí 3on en pelo, humedeciéndolo algún tanto con la boca para que pueda prender, y sentar el oro j y teniendo buen lustre la sisa, queda el oro refulgente como s¡ fuera bruñido. Pero si el dorado es sobre madera que esté bien labrada, Otro modo de dorar y lisa, bastará darle una mano de cola fuerte de tajadas, ' mffque esté bien suelta, tanto cuanto dexe lustrosa la Ilipcrhcie, y se le puede luego sisar encima, y proceder en lo demás como se ha dicho; y aun si es cosa de prisa, se le puede dar una mano de barniz de aguarrás bien tirada: y luego que esté mordiente, que será en breve, irle sentando el oro, y lo mismo se puede hacer en cualquiera materia solida, como hierro, vidrio, bronce, &c. sin mas aparejo que darle el barniz, y dorar sobre él y lo mismo que se dice del ": oro se entiende de la plata. Pero si se ofrece escribir algunas letras sobre cosa pintada Letras de oro so- á el temple, o al fresco, en habiéndolas dibujado, se han Umj?le, óres' de pasar de cola de retazo caliente, y no floxa, y sobre ella dar el barniz, y se pueden luego dorar; y supongo que todo lo dicho es por abreviar, porque también se puede hacr con la sisa común, pero es mas tardo, y el barniz de aguarrás es mas pronto, pues en menos de medio cuarto de hora está ya hábil para dorar, y la sisa ha menester por lo menos un dia en invierno, y medio en verano. También se suele ofrecer en tafetanes, o lienzo delgado Labores de plata u hacer algunas labores o letras, de suerte que no se manche: ° tafetán. lo cual se hace muy fácilmente con una sisa a el temple de jj áeltempit, cola fuerte de retazo, y miel, ¡guales cantidades, cubriendo con dicha sisa lo que se ha de platear, u dorar; y luego que se yele, o cuaje, sentar el oro, o la plata suavemente con el algodón, sin apretar, ni estregar hasta que esté seco, y entonces se sacude, y esto basta, y cuando mucho, se recortan con un pincel de punta, y el color del tafetán; y si fuere sobre lienzo blanco, se pueden recortar con negro de carbón muy bien molido, desatado con goma, pues con tinta de escribir no conviene, porque se recalarla en el lienzo. Y, §. VII. a que hemos dicho de la sisa al alio para dorar de mate, Modo de hacer la será bien decir con qué, y cómo se hace. Y así el primero, sisa del oUo para doy mas común modo de hacerla es de colores viejas, que son ios desechos de las colores cuando se limpia la paleta, y mientras mas rancias mejor, las cuales se han de poner a recocer a la lumbre, en una escudilla, o cazuela vidriada, echándoles un poco jde secante, cuanto se baííen, y tomen xugo y después de bien recocidas, meneadas, y estrujadas con ' 33 MUSEO PICTÓRICO. con alguna cuchara en la lumbre, apartarlas, y en sosegandose, colarlas sobre la losa por tela üe cedazo de seda bien tapida, o un pañito delgado, y exprimirle bien con el cu- ' chillo y después, si pareciere remolerlas, y está concluida la sisa: y se advierte, que ha de estar bien rala, y si no lo estuviera! echarle un poco mas de secante., porque para usar de ella no se ha de mojar en otra coóa mas que en ella misma; y ei estando hecha, guardarla en una cazuela, o puchero vidriado, tapándola muy bien con un pap.i, poique no reciba polvo, ni pelusa, que todo le es dañoso; y para haberla de usar no es menester calentarla, y de esta suerte se puede conservar mucho tiempo. Oíro modo de hacer En caso de no haber colores viejas, se puede hacer de sisa del óleo para do- sombra de Italia, albayalde, y ocre claro, con un poco de rar, o patear. azarcón, muy bien remolido todo con aceyte de linaza; y después todo junto hacerlo una tinta, y ponerlo a cocer, echándole un poco de secante, cuanto se cubra, y menearlo, y que se recueza bien, y luego está hecha la sisa, y no es menester colarla, sino guardarla bien tapada, como se ha dicho. Observaciones ini' j)ortantes para los estados de armas. Nombres, y mimC' ro de los colores en los nobiliarios. Oí §. VIII.
Observación para las celadas en los escudos.
Observación para las coronas en los escudos. "frécense también a el pintor hacer algunos escudos de armas, y estos los dueños no siempre los dan coloridos, sino dibujados, o estampados, como se hallan en los nobiliarios, o como los dan los reyes de armas, cuando no se les pide otra cosa; y para esto es necesario saber el estilo que en esta materia se practica. Y así lo primero es de notar, que los metales no son mas que dos, oro, y plata: los colores son cuatro: azul, que llaman blaii: a el roxo, goles: a el negro, sable: a el verde, sinoble: a que podemos añadir la purpura, que se trata con su propio nombre. Demás de esto, no puede haber color sobre color, ni metal sobre metal: solo es permitido en,el escudo real de Jerusalen, que tiene la cruz de oro, sobre campo de plata. Las celadas han de mirar hacia la mano derecha del escudo, porque ninguna puede estar frontera, sino es de varón libre, no reconociente superior. Los colores de loa plumages han de imitar a el color, y metal principales del escudo. Si por timbre se pusiere algún animal, 6 ave, ha de ser el mismo del escudo, habiéndolo en él. Las aves, animales, peces, y cualquier instrumento que haya en el escudo, han -de tener la frente hacia la derecha. Corona no la puede poner en el escudo, si no varón libre, no reconociente superior, sino fuere por gracia particular. Coronel pueden ponerle los Grandes, y Títulos, '..: n ' Y ) a a B R o íN O N O.j u ¿ r n y. últimani(?ntíi;;pa(ía significar en la estanipa los colores y metales Qn los e$Gu,d;Os, se ha,ce. ei) la forma que se verá en la lamina a 2. donde. el primer escudo A, que está todo el campo punteado, es indicación de ser de oro. El segundo B, que esta todo blanco, a p Lita. El tercero C, que tiene las Imeas atravesadas;, tt horizontales, es indicación del color azul. El quarro D,.que tiene las. líneas a plomo, o pcrpepfdiciilares a el horizonte, es índice del color roxo. El quinto E,quo tiene las .líneas crui:adas a cscuadra, demuestra ser njgro. El de la F, que tiene las líneas diagonales, que bar xau del lado derecho hacia el izquierdo del escudo, es indicación de verde. 1 Q¿. G, que tiene las lineas diagonales", que bajan del hdo siniestro del escudo hacia el dereclo, demuestra el color de purpura, que es morado carmesí, lii deja H, demuestra los Veros y que. tocan a el ilustre apellido de Yelasco,, los cuales por estax rayados á. el través, dejnucstran ser azules,, sobre el campo blanco, que es plata. Y d de la Y, demuestra también, la, forma dí los .4r7;;oj- negros sobre campo desplata. ' . v.o; Colores, y metales para los escudos, qué indicaciones tienen en la estarupa. CAPITULO XVI. ..' a íanífactiira ., y Secreto de 'aligitnoS de los colqne les giie.se. gastoJimM Pintura. azon será que el tiltramaro sea preferido por su noble-za, pues desde su púraer orlgen.ía tiene en la. preciosa pie ¡í .lapislázuli de que:6e compone i-cuya. majQifac.tura es; en ésta, .ünnera. Primeramente se ha, de calcinar Ja .piedra, esto es, hacerse ascua viva.- jlfentro Je alguna vasija nueva de. bar-? ro, li de hierro.; Hecho.',estO a se ha de matar-, o apagar deatro de un pAícl:ro mijevo vidiiadoijen vinagre muy fuerte tapándolo muy bien, que no respire. Después se ha de que? bvantác.en.un almireack hierro, ú;de póriido, que leysuelen tener bs boticarios y y quitarle toda la escoria, ai tuviere algonaY estando ya bien molido en secó, y. .pasado por cegado, o tamiz delgado, se, molerá en losa fuerte de Ja vihuela con aguardiente, y aceyte. de linaza, mitad, y.mi-j tad,, PiCon aceyte.de 'jueces sólo,Jiasta que esté como, el pensamiento. Luego se hace una pasta, o pastel de tres onzas y media de resina, dos onzas de almáciga, otras dos de trementina de Venccia, tres onzas de pez griega buena, cinco de cera virgen, que es la amarilla de toral, que no haya serhoiii. II. Vv vi- ''eros, qué son en los escudos de armas. Armiños, cerno son en los escudos. )i, oicrasíliU Ultramaro, cómo se saca del lapislázuli. Pastel para el ultramaro, cómo y de qué se hace. 338 MUSEO PICTÓRICO. vido todavía, tres onzas de aceyte de linaza: las gomas, y el almáciga se machacan un poco; y estas, y la cera se derriten primero, y después se echa lo demás. Estas cantidades se entienden para una libra de piedra, y a este respecto se pueden graduar para mayor, o menor cantidad, las cuales se ponen a derretir a fuego lento, en la forma dicha; y en estando todo incorporado, y meneándolo muy bien, para ver si está en punto, se echan unas gotas en agua fria; y si se caujan luego, está buena la pasta: la cual, quitándola del fuego, se ha de colar por un paño delgado, o tela de cedazo a y dejandolo sosegar hasta que no humee, se echa en agua fria, y se va recogiendo, o uniendo con una cuchara, o espátula grande, para reconocer bien el punto que tiene, que ha de ser, ni duro, ni blando; y después se limpia la cazuela, y se vuelve a echar en ella la pasta, y se pone al fuego lento, y en estando derretido, se le echa poco a poco el ultramaro, y se va meneando muy bien, hasta que todo esté incorporado j y luego se aparta, sin dejar de menearlo, hasta que se vaya espesando, porque no se apose en el hondo. Ultramaro, cómo Hecho esto, se dcxa estar así una semana, o mas, se sacadela j)Mta,ó bien tapado, y guardado donde no reciba polvo; y desf-tel. pues se mete la pasta en agua tibia, y de allí a un rato, que haya tomado algo de calor, se le va apretando, d estrujando con la cuchara, o espátula contra los lados de la vasija, que será una aljofayna, o porcelana, y si co- mienza a salir el color, proseguir; y si no, ponerle aua mas caliente, hasta que se dé. Y se advierte, que la primera tintura que sale en el agua, es la primera suerte, y esta se aparta en una vasija vidriada, y en aposandose el color, se va decantando el agua, hasta que el color quede puro, y seco; y continuando de esta manera, se sacan segunda y tercera suerte, hasta que la pasta queda sin mezcla de color azul. De este secreto puedo asegurar que lo tengo experimentado a la letra, y que sale bien: solo puedo decir, que de cada onza de piedra en crudo tasadamente sale poco mas de un adarme de ultramaro, después de las dichas operaciones, sino es que otro tenga mejor mafia, o mas fortuna; pero si a todos sucede así, yo no me admiro que se venda tan caro. -rii Sí- s LIBRO NONO. 339 §. II. iguese ahora el modo de hacer carmín no y aunque yo Carmin rino,í-£;jMo no lo he experimentado. Para lo cual se ha de hacer cantidad se hace. de lexía de ceniza de encina, la mejor, y de las yerbas sosa, y barrilla, y cociendo estas cosas en cantidad de agua, se hará tan fuerte, que puesta sobre la lengua, pique mucho. Tomara'nse pues tres, o cuatro pucheros, o un azumbre de dicha lejía, y se echarán en una olla nueva, la cual se pondrá a el fuego de carbón fuerte, y estando bien caliente, dentro de dicha olla se pondrá una libra de tundiduras, o retazos de escarlata, grana, o cosa de su especie, e irlo infundiendo poco a poco con un palo, y dejarlo cocer lentamente, hasta que la lejía extraiga bien el color de las dichas tundiduras, o retazos: y para reconocerlo, convendrá sacar un retazo, y después de exprimido, meterlo en agua fresca, y si no le queda color alguno, apartar del fuego dicha olla; y si todavia se le reconoce algún color, dejarla cocer mas, y después de apartarda, se colará por paño de cañamazo, o manga de lienzo no muy tupido, bañándole primero en dicha lejía.
Después se ha de tomar un barreño, o lebrillo vidriado, donde estén preparadas seis onzas de alumbre, bien desleído en otras tantas escudillas de agua, y se echará de esta lexía poco a poco a la tintura del otro barreño, meneándolo todo muy bien a una mano, sin dejarlo, hasta que llegue a hacer espuma, y entonces dejarlo, sin echarle mas de la lexía de la piedra alumbre; y después de reposado, se le ha de echar agua caliente en abundancia, meneándolo muy bien con el palo, y se dejará reposar por espacio de una hora, o mas: y cuando se viere todo el color de la tintura precipitado abajo, y el agua clara encima, decantaráse el barreño, hasta que salga el agua clara y si todavia tiene el agua algún color, se le echará mas de la lexía de la piedra alumbre, y lo que quedare abajo, se pasará por manga de lienzo, como se dijo antes, pero mas tapido; y el agua que saliere, si tiene algún color, se ha de volver a echar en la manga, hasta que salga clara, o no salga, por estar ya espesa la color como cola, y entonces sacarla de la manga, y echarla en un barreño sin vidriar, que sea bien ancho de suelo, y le cubra un dedo, u dos en alto, y dejandolo a la sombra, se cortará en tejitas con un cuchillo, antes que se seque, y en estando ellas desunidas, irlas apartando sobre una tabla, o un amero a la sombra, hasta que se acaben de secar. Algunos añaden, para darle Tom. 11. Vv a cuer- 340 MUSEO PICTÓRICO. cuerpo a la pasta, un poco de almidón, batiéndolo con ella, hasta que esté muy bien incorporado. Y se advierte, que a falta de las tundiduras, o retazos de grana, o escarlata, se puede suplir cada libra de tundiduras con dos onzas de cochinilla. Otros hacen la lexia de ceniza de sarmientos dos partes, y una de cal viva; y de esta suerte hacen tres cociduras, después las juntan, y queda una sola, que ni es muy fuerte, ni muy floxa; y de esta usan para dicho efecto. Carmín superfino Pero habiendo de hacer carmin superhno, como el de de Venecia. Venecia, se tomará un azumbre de la lexía de sarmien- tos, que acabamos de decir, y puesta en una olla nueva á el fuego conveniente para que cueza, luego que empieza a hervir, se apartará de la lumbre, y se le echará dentro libra y media de goma laca, y otro tanto de grana, ó cochinilla en grano, lo cual estará una noche en efusión, meneándolo de cuando en cuando, o lo mas que se pudiere, y a la mañana se colará por un cañamazo, exprimiéndolo muy bien, y a lo que saliere se le echará de la lexía, que dijimos de piedra alumbre, meneándolo, hasta que haga espuma, y después echarlo todo dentro de la manga de lienzo crudo tapido, para que en ella se quede el color, y vaya saliendo el agua; observando en lo demás lo que se dijo en la antecedente, salvo, que en Modo dehacerlan- vez de hacer tcjitos de la pasta, se pueden hacer lantejuelas, tomando un poco con la punta del cuchillo, y sacudiéndolo sobre un papel hasta apurarlo. §. III. Bermellón mine- Cjiguese ahora el bermellon, que es color sumamente útil lú, dónde se halla. y necesario para la pintura; y aunque es verdad que le hay mineral, que se cria en las minas del azogue en unas venas muy relumbrantes, que están en las comisuras de las piedras brutas, sin embargo es mucho mas hermoso el artificial, el cual se compone de azufre, y azogue, en esbermellon artifi- a forma: se tomará una libra de azufre, y quebrantado cú,de qué se campo- en menudos pedazos, se echará en una cazuela nueva vine, y su manifactura, driada, la cual se pondrá a lumbre mnsa, meneándolo con un palito, hasta que todo esté bien derretido; y entonces se le ha de ir echando poco a poco con un papelito encañonado hasta media libra de azogue, sin cesar de menearlo, hasta que todo esté muy igualmente incorporado. Prevención para y para que los humos, que son muy dañosos, no ofendan, que . je a bueno ponerse una cabeza de vidrio, que las hav he- liumos del bermellón, aii-indo se hace. ' proposito, y en estando todo bien mcorporado, apar- LIBRO NONO. ir 341 apartarlo de la linribrc, y dejarlo en'riar: lo qiial queda hecho una pasta inuy dura, y será menester quebrir la cazuela para sacarlo. Hecho esto, se niolerá h pasta lo que baste para poderla introducir en una redoma capaz para su cantidad, y después se ha de embarrar toda con barro, y paja, para que no quiebre, y se caiga; y en la boca se le ha de poner una chapita de hierro, o latoncillo, que la cubra bien, la cual también, ha de estar tomada con el barro, y en el medio ha de tener un agujerito del tamaño de una lanteja, para que por este respire, y también se pueda meter un, alambre de hierro del gruesQ que baste para poder menear lentamente k pasta; y en estando enxuto el barro, se pondrá' la redoma entre cenizas con poco rescoldo, de suerte que esté cubierta hasta el cuello, y después se le dará' fuego de llama a las, cenizas, pero lento, y se veri que comienza primero a salir por el agujerito de la chapa una virgulita de humo negro, después blanco, el tercaro amarillo, y el cuarto roxo j y en viendo esta señal, apartar de presto el fuego, y después la ceniaa, y últimamente apartar la redoma, y dejarla en'riar; y en estandolo, quebrarla, y se hallará el bermellón perfectísimo: y se advierte, que durante el fuego, se ha de menear la pasta de rato en rato con el alambre que dijimos. Este secreto es admirable, y puedo decir que es experimentado a la letra. D §. IV. igamos ahora del Albayalde, que es el pan de la pintura al óleo, pues sin él no se puede pintar, porque ayuda a todos las colores para graduar los claros, carnes, y paños blancos. Este pues se hace de chapas de plomo no muy gruesas, poniéndolas sobre unos palos atravesados en alguna vasija de barro vidriada, y debajo cantidad de vinagre fuerte, pero que no toque a ellas, y después tapar muy bien la boca de la vasija con una tablita ajustada; y tomada con yeso, y por espacio de un mes, se pondrá entre estiércol, para que participe algún calor, y al cabo de este tiempo descubrirla, y se hallará el albayalde en las chapas, y en el suelo de la vasija; y en rayendo lo uno, y recogiendo lo otro, se puede repetir la misma operación, hasta que el plomo se apure, y en recogiéndolo todo lavarlo en agua clara; y dejandolo asentar, y apurándole el agua, se puede echar en unas xícaras, o vasijillas vidriadas, que hay como cubileteros, y se harán unos piloncillos, como los que vienen de Venecia para el uso de la pintura; y si se hubiere de hacer cantidad grande, se puede tomar pa- 542 MUSEO PICTÓRICO. Génnli claro, hecho de albayalde.
Azarcón, 6 minio, hecho del albayalde. para ello una tinaja vidriada, y proceder en lo demás como se ha dicho.
Puédese hacer del albayalde génnli claro muy fácilmente, poniéndole a quemar en pedazos pequefíos, si es poco, sobre la paleta de la lumbre; y si es mucho, en una cazolita vidriada, y luego que esté bien amarillo, quitarlo de la lumbre: y es maravilloso, no solo para paños amarillos, sino también para carnes hermosas. También se puede hacer minio, o azarcón del albayalde, tomando la cantidad que se quisiere, y quebrantado meterlo dentro de un botecillo de vidrio bien tapado, y embarrado con estiércol, y tierra de alfareros, y de este modo se pondrá en un horno de vidrio al fuego de reberbero por una noche, y a la mañana quitarle, y dejarle enfriar, y se hallará el minio en toda perfección; bien que yo no lo he experimentado, y se podrá hacer la prueba en horno de pan. N S. V. se hace. Cardenillo, o ver- X O es de Omitir la manifactura del cardenillo, que en defe, cómo, de que algunas partes llaman verdete, el cual se hace de chapas de cobre grandes, según la cantidad que se quisiere hacer, y se ponen con mosto que esté cociendo, y en la forma que dijimos del albayalde; bien que la vasija puede ser algún barril, o cubo de madera, y bien tapado, y embarrado, dejarlo estar así por diez dias, y después abrirlo, y sacar las láminas, o chapas, rasparles el orin verde, y volverlas á poner una y otra vez, haciendo lo mismo hasta que se consuman; pero se advierte, que después del primer extracto, se le ha de añadir siempre un poco de vinagre fuerte: y aun otros lo hacen con solo el vinagre en la confor- Otro modo de hacer midad que dijimos del albayalde. Después se junta todo, y con vinagre se le da un repaso en la losa, y hecho una masa blanda, se echa en unas vexigas de vaca, y así se deja secar, y se guarda. Otros echan gran cantidad de limaduras de cobre en vinagre faerte, en cantidad que las cubra bien; y puesto así en una vasija vidriada, tapada, y embarrada, lo dejan entre estiércol por quince, o veinte dias, y después lo hallan todo convertido en cardenillo; y si le ha quedado algo, se lo apuran, y guardan lo demás como se ha dicho, y sin necesitar de molerlo, estando todo igualmente transmutado, que sino será menester añadirle vinagre muy fuerte, y después de revolverlo todo muy bien, volverlo a tapar, y cubrir como se dijo; y pasados otros quince dias, abrir la vasija, y recogerlo. c¡ cardenillo. Otro modo de hacer el cardenillo. LIBRO NONO. 343 Y para dar fin a la obra, me ha parecido hacer memoria de la Urchilla j color morado, y de pocos cono-cido, y excelente para iluminaciones, y para sombrear al- Hdadcs. gunos dibujos; y aunque pudiera decir su manifactura, que es de zumo de lirios morados, y piedra alumbre, no es mi intento ese, sino manifestar una transmutación pcre- Transmutación de grina que tine, y es, que echándole en vez de agua agrio ' urchilla en carmede limón, se transmuta en color de carmín, o de sangre ' de drago; con que siendo un solo color, viene a ser dos, y de ambos se puede usar para iluminaciones, miniaturas, y dibujos. FIN. índice DE LAS COSAS MAS NOTABLES CONTENIDAS EN ESTE SEGUNDO TOMO. El número significa la página. La p. al principio: la m. al medio. Layí a el iin de ella: y la t. toda. JBSURDO notable que se suele zTH- cometer en la perspectiva, y el modo de obviarle. Pag. 175. m. Academia, y el modo como ha de estudiar, y proceder en ella el principiante. 93. m. f. Actyte de hnaza, de nueces, y de piñones, y como se sacan. 55. p. m. Advertencias importantes acerca de los Iiuesos y flexiones en el cuerpo humano. 30. f. . importantes en los pies, y manos. 25. p. . Águila, constelación xvi. 227. m, Albjyalde, cómo, y de que se hace. 341. m. Alexandro, como se hizo dufip del mundo en pocos aííos. 3. f. Algunas ideas del autor, para elm.éfodo en semejantes obras, 221, f. ; Algunos son hipócritas de la ignorancia. 12. p. quieren ser maestros aun no siendo discípulos. 10. f. quieren saberlo todo,en un dia. 8. m. Ancho del cuerpo del niño. 23. m. Aíiibat y otros discípulos suyos. 2 a 7. f. Antiguamente los Reyes se íinp,mina- ban con el nombre de Júpiter. 243. p. Aiíil, y modos de purihcarle, y sus secantes. 67. f. se lo come el sol. 57. m. Aparejo de la gacha. 46. m, de la pared para pintar al óleo. 50. f. ———de las la'minas para pintar. 49. 50-p. ..,.,-.., de tafetanes y rasos para pintar al óleo. 50. m. -de cola de retazo. 47. f. ——de las tablas para pintar al óleo. 49- "- .. - Aparejos bien hechos cuaoto importan para la duración. 5 a . m. Argumento histyrjco e ideal, o metafó-; , rico. 2 1 8. m. Arquitectura yriis partes, y sus cinco ordenes. iou,p.,m. f. 102. t. 103. -, t. 104. t. h í'L; Asuntos para, galerías de señores, monasterios, templos, y casas de campo. 220. m. f,,: ' sagrados, que no se pueden pintar sin desniídos.::i39, f. Autores, cn ex profeso tratan de la arquitectura." 1 00.-- f. .,.,,.j Azarcón hecho, del albayalde. 342. p. BAM- 73 Índice de las cosas mas notables, B TAMB AZ INAS, qné son.'cójLJ mo se disponen y se trazan. 192. f. Barniz de menjui. 3529. p. para abrir de agua fuerte. 223 i.p. sus operaciones. 33 1 . m. de charol, y sus observaciones. 330. p. m. dü grasilla, y sus contingencias. 328. f. -de clara de huevo. 329. p. de corladura. 329. f. m. Barnices diferentes de aguarrás. 327. f. 328. p. m. Don Bartolomé Murillo. 90. m. Blanco, y amarillo claro son colores agudos; todos los demás respecto de estos son remisos. 76. p. Xós brazos puestos en cruz tienen de largo lo mismo que el cuerpo. 22. m. Buena manera, la que es hija del estudio del natural. 99. m. CAÑONES para los pinceles, ccJmo se han de prevenir. 41. f. Carbones zxn dibujar, cómo, y de qué se han de hacer. 17. f. Cardenillo o verdete, cómo, y de qué se hace. 342. m. Carmín Jino, y superfino, cómo se ha- cen.339. t. 340. m. Caso gracioso acaecido a don Francisco Rici. 160. m. Su documento.- 160. f. Cautela que ha de tener el pintor de las pinturas obscenas. 137. f. La chachara italiana de los ignoran- - tes. 91. ni. J Censuras contra los que hicieren pintu- - ras, o efigies deshonestas. 138.- m. - - J?i cielo a manera de libro cerrado. 261. f. — La ciencia, y el estudio son patrimonio de pobres. 4. m. Clarion para tocar de luz el dibujo de la academia. 94. f. Clavos de la crucifixión de Cristo cuantos fueron. 226. m. Colores para el óleo, sus diferencias, y calidades, su preparación, y conservación. 52. t. 53. t. 54. t. Orden con que se ponen en la paleta. 57. m. ——que se gastan en la pintura al fresco. 148. f 149. t. 150. t. -que no necesitan de secante a el olio. 57- p- Cómo se ha de dar la primera mano de aparejo a el lienzo. 46. f. Cómo se ha de haber el principiante para distribuir en una figura sus módulos. 23. f. Cómo se puede de una cuarta parte trazar un salón. i8o. m. Cómo se ha de usar del lienzo aprensado para pintar a el óleo en él. 45. f. Cómo se han de coser los lienzos que llevan pieza. 45. m. Cómo ha de habituar la mano el principiante a plumear. 1 7. p. Cómo se han de juzgar Jas pinturas agenas. 1 24. p. Condiciones necesarias simpliciter, y otras secundum quid. 44. f. Con facilidad se percibe lo que el ingenio apetece. 6. m. Contraposición esfuerza el relieve 200. f. Corrección que no le puede faltar a el pintor. 1 6 1 . m. Costillas, cuantas son las enteras, y cuantas las falsas. 3 1 . m. El cuerpo del hombre es epílogo de todas las naturalezas corpóreas, y por qué? 32. p. DE CONTENIDAS EN ESTE SEGUNDO TOMO. 737 D 'rF.FINCION'de los huesos del JL cuerpo animal. 29, m, La demasiada atención a los preceptos entorpece a veces la mano. 5. m. l demasiado temor y desconlíanza desluce muchos ingenios. 5. m. De que medios se ha de valer el pintor, para arreglar el escorzo. 33. f. Z)c que medios se ha de valer el pintor para buscar el escorzo que pretende. 34. f. Demostración fundamental de la perspectiva de ángulos 186. m. La desconjianza demasiada suele ser dañosa en los empeños de la opinión. 8. p. Desmido, tanto se dehía cautelar el del hombre como el de la mujer. 139. m. Dlhuxará primero el principiante las partes separadas, y después unidas, 1 9. p. D'ilnixo, propiedad y decoro en la pintura. 134. m. Dicho sentencioso de Claudio Coello. I 22. f. Diferencja. entre lo desnudo, y lo deshonesto. 155. m.' -entre la perspectiva de techos, y la común. 176. f. J de las historias de techos a las . comunes. 155. m. Dificultad de los vestuarios, y sus ob- sei'vaciones. 135. p. ' -de componer una historia de diferentes retazos. 98. ni. -de pintar bien por estampa el principiante, 87. p. if" ' de pintar por un dibujo el principiante. 89. m. ►——de tirar lineas rectas en sitios cóncavos. 1 84. p. Tom. a 11. Dionis Vidal, pintor 247. p. Discreción de Apeles en el retrato de Antígono. 95. m. Distancia competente para copiar el natural. 2 1 1 . ra. Distribución de los huesos del cuerpo humano, y cuantos son. 29. f. ———de los módulos del cuerpo humano 2 1 . f. Medidas del brazo. 42. m. Dos observaciones acerca de los músculos. 27. m. Dotes de naturaleza que ha de tener el principiante. 9. f. jCo dulce, y lo útil es el punto crítico del acierto. 2 1 4. p. E E TZ aparejo de la cola ha de ser estando elada. 47. f. Bl buen pintor ha de ser como, el gran cirujano. 160. m. El demasiado escorzo se ha de huir, porque es dañoso. 35. f. El dibujar no es el plumear, o gastar bien el lápiz, sino la firmeza de contornos, y claro, y obscuro. 18. m. Elígese la cabeza para medida del cuerpo, con el nombre de módulo. 2 1 . m. El que entendiere bien la teórica se hará dueño de la práctica. 167. f. El semblante y la constitución del cuerpo en el hombre, son índices de sus pasiones. 1 6 1 . f. En comenzando a pintar a el temple, y fresco, está hecha la mitad de la obra. 116. p. En la música los unisonns no componen armonía. 75. f. En la pintura no es estilo llamar maestros a sus profesores, y por qué. a o. m. En lo pequeño los defectos son pequeños, y en lo grande son grandes. 212. p. Aaaaa En 73 Índice de las cosas mas notables. E71 qué consista la belleza, y buen gusto de la pintura. 1 97. p. En qué consiitc que una cabeza mire a todas partes. 96. f. En teniendo caudal el pintor, debe cor- rer libre el genio. 207. m. Eptqfio a la muerte de don Diego Velázquez. 5 24. m. Escándalo activo, y pasivo, qué cosa sea? 139. m. Escorzo de la cabeza mirando abajo. 34. m. -del brazo. 32. f. de la pierna. 32. f. -de una cabeza mirando arriba. glas 34. m. Escritores acerca de los errores en las sagradas imágenes. 221. m. Eos escrúpulos déla imprudencia impacientan la tolerancia. 1 5 . p. Escuelas de principios que- hay estampadas, cuales son para comenzar, y cuales para perficionarse. 19. m. Estímulos para el principiante. 5. f. Estudiar en los errores ágenos, gran linage de doctrina. 1 3. m. Estudio eximio del gran Carlos Marati. 200. m. . del natural ha producido hombres eminentes. 90. p. de las cosas naturales. 39. p. Examen de la perspectiva por planta geométrica. 1 74. t. Exclamación de Crateto acerca de la educación de los hijos. 7. m. ejemplo de Carreño en el desprecio de los colores. 161. m. Explícase la visión del cap. 1 2. del Apocalypsis. 270. m. Expresiones diferentes de las perturbaciones del ánimo. ió6.t. FELTCTDAD de Lucas Jordán -í. en hacer de práctica. 200. p. Figura de mover, como se dispoiie, y se usa de ella. 136. p. de desmesurada grandeza de mano del Zúcaro. 201 . f. a v: " grave y seria, lo sea en sus acciones, y movimientos. 209. m. plantada, sus diferencias y re- . 122. f. sola, ha de gozar de toda hermosura. 88. f. Fisionomías diferentes del hombre, según sus pasiones. 163. 164. 165. 166. y 167. Flores, sus calidades, especies, y diferencias. 75. 76. "]]. 78. 79. 80. y 81. Forma de la imprimadera. 46. f. Foro qué es, y como se ha de trazar. 192. p. Fray Vicente de Santo Domingo, pintor. 370. m. Frescores, o partes donde se enrogece el cuerpo humano. 61. m. . . Frutas, sus especies, formas, y diferencias. 8j. m. f. 82. p. m. . G - ' ' GENULI claro, hecho del albayalde. 342. p. Gracia en la Pintura, qué es. 202. p. Gracioso cuento de Carreño. 92. m. cuento de Lucas Jordán. 44. p. —dicho de Carreño. i2q. m. Gránelo, y Fabricio hijos del Bergamasco. 362. f. XA CONTENIDAS EN ESTE SEGUNDO TOMO. H XA habilidad sin cultura es lasrlma, y la cultura sin habilidad es per dida. 9. m. ííastas3.í2i los pinceles, como, y de que maderas se hacen. 4:. p. de las brochas', cómo ha de ser. 43. m. Herida del costado de Cristo, no consta en que lado fuese. 222. m. puédese poner en el lado izquierdo, como mas probable. 224. p. Héroe de la historia esté en lugar preeminente. 1 28. m. Hombres eminentes que han hecho paisajes sin ser paisajistas de profesión. 73- P- W DEA del artífice ha de suplir lo JL que en el natural falta. 126. p. La idea ha de ser adeqüada a el instituto, o calidad del sitio. 219. f. Importa que el pintor sea hombre de algunas letras. 216. f. Imprimación a el óleo, de qué, y co'mo se hace. 48. m. Ingenios apopléticos en la Pintura. 8. f. perezosos no aspiran a vencer las dificultades. 206. m. Ingenua satisfacción de Apeles. 202. m. Ingenuidad digna de aplauso en hombres doctos. 216. p. X A desproporción no está sujeta a reahs de simetría. 23. m. La longitud permanece en las figuras aunque se altere la latitud. 210. m. Lapicero y papel debe traer consigo siempre el pintor. 212. m. Tom. III. 739 Las travesuras de la puericia descubren el genio. 2 13. p. Libros que debe tener el inventor. 131. m. T-de que necesita el pintor para los asuntos. 2 1 8. m. f. 21 9. p. Líneas imaginarias para ajusfar el dibujo con el natural. 211. f. Lo lícito se hace ilícito con el mal uso. 141. f. . Lo primero que ha de considerar el principiante. 2. p. Lo segundo que ha de considerar el principiante. 2. m. Lo tercero que debe considerar el principiante. 3. m. Lo cuarto que debe considerar el principiante. 4. f. Los antiguos, como alisaban la Pintura al fresco. 155. m. Los mas doctos aprecian mas a los que saben, y por qué ? 208. m. Los que menos saben juzgan temerariamente las obras ajenas. 214. (. M líyW'ALA manera, la que solo es hlj-fUL ja de la práctica. 99. m. Manera muy fatigada de los antiguos á el temple. 1 1 9. m. M. Li'.dio Elota, celebrado por la Pin tura del templo de Juno. 267. f Máxima importante de la perfección de una obra. 203. m. Media proporcional geométrica. 326. f. Medidas particulares de la cabeza. 24.m. Medios importantes para el examen de una pintura. 1 0.0. p. Medio único para que el principiante pueda tener in promptu las medidas de la simetría. 25. f. Medios para conseguir el caudal de la invención. 126. f. 127. t. 128. p. Miguel Ángel Carabagio. 90. m. Aaaaa 2 Mch 740 Índice de las cosas mas notables, Jodo de íonocer cuando la cola está en punto. 47. f. magisterioso de pintar las carnes a el temple. 1 1 8. f. . de transportar los colores molidos á el óleo. 54. f. de hallar el punto con que está formada una perspectiva. 176. m. . de hacer las tintas a el óleo para comenzar el principiante. 5 7. f. 58. f. de hacer los andamios para las cú pulas y bóvedas, conservando la luz. 156. f. Jodo nuevo y peregrino para la cuenta de partir por entero. 105. m. de tomar los perfiles a el original de diferentes maneras. 84. m. de atacar el pelo en los pinceles. 41. f. de enlazar la atadura de las brochas. 43. p. de comenzar a pintar el principiante, y sus observaciones. 59. m. , de sentar las costuras. 47. p. de acabar lo bosquejado el principiante. 60. f. 61. t. de retocar la pintura al fresco, 154. f. de trazar una cúpula en superficie plana. 1 56. m. de hacer el agua fuerte, o vinagrillo para abrir de agua fuerte. 332.p. de quitar el barniz a una pintura- 333' de clavar los lienzos. 46. p. y forma de estudiar de lo anti- 36. f 37. p. -de hacer toda suerte de pinceles. 41. p. Modos diferentes de dorar de mate, 334m- 335- Pmodo secreto de tocar de oro en el temple, y fresco. 1 1 9. f. de hacer las brochas. 42. f. Modos de medir las pechinas. 3 26. p. m. guo- O Modo de estudiar por los modelos.3 7 .m . fácil de acabar un retrato. 97. p. de hacer la sisa a el óleo para dorar de mate. 335. f. de aparejar un lienzo erl casos de prisa, y otras superficies. 45. p. Muchos se arrojan a pintar sto. principios, ni documentos. 206. p. Mutación de patio regio. 192. m. de salón real. 193. p. N ÍA NATURALEZA tiene número determinado en las acciones, y posituras de sus individuos. 1 22. m. Ni todo se ha de reñir, ni todo se ha de disimular. 14. f No haya en un historiado figuras ociosas. a 29. p. No debe el copiante habituarse a tomar los perfiles. 84. f. No es hombre grande el que nada le falta, sino el que le falta menos. 92. f. Nombres de los huesos, donde se hallarán. 3 1 . m. No sea el pintor semejante a la mosca sino a la abeja. 1 1 . f. No todos los genios se han de regular por una medida. 14. m. Número determinado de hojas de algugunas flores pequeñas. 81. m. y distribución de los músculos, según los anatomistas. 26. f. y distribución de los músculos. según los pintores. 27. m. O OBRAS y estatuas en que ha de estudiar el principiante. 93. m. Observación para la pintura de los templos. 268, m, o¿. CONTENIDAS EN ESTE SEGUNDO TOMO. Observaciones para una solería en perspectiva. 169. m. Sus tlifcrencias. 1 70. 171. para la buena simetría del cuerpo humano. 24. f. que ha de tener presentes el pin- 4| tor para inventar. 132. t. 133. t. 134- Ppara las copias mayores o menores que su original. 83. m. Observaciones para pintar bien por estampas. 87. f. de los verdes en las flores. 76. p. — importantes para los escudos de armas. 336. m. f. -para la disposición de una his- 741 roria. 168. f. 1Ó9. p. para levantar un cdihcio sobre su planta en perspectiva. 171. f. 172.P. -varias para los retratos. 95. m. Original no debe llamarse todo lo in- ventado si no, es perfecto. 1 23. f. Oropimente y sus calidades. €6. m. Otras dos partes, ademas de las coyunturas, donde tiene juego, 6 flexión el cuerpo humano. 31. p. observaciones para pintar al fres- ; co, y algunos recados. 1 5 2. f. ii-' 1 54. p. m. Otros hacen misterio de lo que ignoran. 1 2. m. Otro cuento gracioso de Carreño. 44. m. paisajes a y sus diferencias y calidades. 72. m. 73. t. 74. t. JPaletas grandes, para que sirven. 40. p. Paleta para pintar, que calidades ha de - tener. 39. m. como se ha de preparar antes que sirva. 40. m, que se ha de usar a el temple, y - fresco. 1 18. m. Taños amarillos y sus diferencias. 65. f. 66. p. m. azules y sus diferencias. G-j. t. blancos y sus diferencias, di. m. cambiantes, sus diferencias y calidades. 7 1 . m. f. " de carmín y su secante. 69. p. -' — de colores bajos. 7 a . p. encarnados y sus diferencias, (id. f. morados y sus diferencias. 69. m. f. — verdes y sus diferencias. 70. t. 68. t. Tara ir a estudiar a Italia ha de ir ya adelantado. 91. p- Tara las ideas de la pintura no basta ser hombres doctos, sino tienen alguna inteligencia del arte. 215. m. T artes que cubren los huesos, cuales, y cuantas son. 29. m. Teügro de arrojarse a inventar sin el caudal necesario. 126. m. Tinceles de meloncillo son peregrinos. 40. f. que se han de prevenir para pintar. 40. m. muy pequeríos, de que se hacen. 40. f. Terspectiva de techos sin formar su planta. 180. m. f. mixta, y observaciones para la de techos, a jj m. f. 1 78, t. 179. t. -de los teatros, altares y monu- mentos. 188. f. 189. t. y sig. Tn la perspectiva mas se contempla a la vista, que a la realidad, a 76. m. El pintor adaptará las ideas a Ja naturaleza del arte. 216. m. Tintares antiguos, en que se aventajaron. 266. f. Tintar católico ha de precaver la ruina espiritual del próximo. 139. p, docto ha de saber elegir de la naturaleza lo mejor. 72. f. Tintores eminentes españoles que no han 742 Índice de las cosa han estudiado en Italia. 92. f. Pintor, ha de ser buen representante en su Arte. 137. m. , ha de ser liberal y generoso en las colores. 161. m. Pintores que han tenido título de censores de las pinturas por el santo tribunal de la Inquisición. 138. f. Pintura al temple, su práctica, y demas recados. 1 10. t. 1 1 1. y sig. t. ——al fresco, no es para copiantes. 143. f. célebre de Polignoto en el pór- tico de Atenas. ¡217. m. Pinturas en los templos, mandadas pintar por san Gregorio Magno, 264. f. Pintura de Baco, de Protdgenes, celebrada por Apeles. 260. f. Pinturas indignas de la Trinidad Santísima, y el modo mas expresivo de este sacrosanto misterio. 2 24. m. Pintura, música de la vista. 58. m. i piedra de toque de los ingenios pueriles. 7. p. Za pintura será en el profesor conforme él la tratare. 10. m. Plazas grandes de claro y obscuro esfuerzan el relievo. 200. p. Poco se debe a sí el que se contenta con lo que le han enseñado. 5. f. Por las cosas fáciles, se ha de abrir el camino a las difíciles. 15. f. Por qué se llama hurtado lo que es tomado de papeles diferentes. 99. m. Por qué es perjudicial el aparejo de la gacha. 47. m. Por qué se hace mayor o menor el escorzo. 33. p. Por qué se llama escorzo en los cuer- , pos tuberosos. 32. p. Por qué no aprovechan muchos que van a estudiar a Roma. 91. m. práctica sin teórica cuerpo sin alma; , teórica sin práctica alma sin cuerpo. S MAS NOTABLES, 168. m. La práctica buena es la mayor felic'dad del pintor. 158. p. Practica y observaciones de la Pintura al fresco. 143. f y sig. Prácticas para techos de corta distancia. 183. p. Práctica para mayor inteligencia de la perspectiva de techos. 181. p. — para tirar una línea recta por un ángulo. 185. m. Prevención importante para los escor- zos. 33. m. Progeturas qué son, y cómo se exe- cutan. 191. m. Puntos transcendentes en la perspecti- tiva de teatros. 1 93. m. Puntos transcendentales, qué eos sean 183. m. Q fUADRICULA, su utilidad y 5 uso, 82. f. cuadro del castillo de Emaus de mano de Cerezo. 9 1 . f. cuando puede ser pecado mortal hacer un retrato. 142. m. cuanto importa el aseo en los recados del pintar. 42. m. cuanto importa el estudio de los modelos. 37. m. Qiiatro partes esenciales del dibujo. 16. p. cuatro cosas de que necesita estar guarnecido el principiante, a 5. m. Qué cosa sea escorzo i 32. m. R TT APAEL de Urbino en las plnjl turas del Vaticano. 217. m. P.I recibir discípulos es una especie de contrato reciproco. 14. p. Recopilación de la simetría en una ceta- CONTENIDAS EN ESTE SEGUNDO TOMO. 743 tava. 2 5. p. RecopUacion de los. músculos en una octava. 29. p. de los huesos del cuerpo huma- no en una ocíava. 3 1 . f. Regla de mano, cómo se ha de manejar al temple, y fresco. 118. p. — nueva y curiosa de perspectiva con la línea horizontal, y del plana inversas, a j práctica para la grandeza de las figuras en suma distancia. 201. m. Reglas particulares de simetría, ademas de las generales 124. p. Relievo última perfección de k Pintura. 199. f. Respuesta artificiosa del autor para salir de una empresa dificil. 2 a . m. Resolución acerca de los desnudos en las pinturas. 141. p. Retrato, de su naturaleza es indiferente. 141. f. s BC ANTES diferentes -s u Sentencia de don Francisco Rici. 04. m. especiosa de Lisipo. 202. m. Sevilla ha tenido siempre hombres eminentes en la Pintura. 90. f. Simetría de ocho tamaños de la cabeza, y autores que la apadrinan. 20. m. del hombre por la espalda. 22. m. La simetría del hombre se ha de considerar en su debida perfección. 20. p. Simetría de la mujer, en qué se difiere del hombre. 22. f. t de los niños. 23. p. Simil del orador, y el representante. 203. p. Sitio competente para mirar un teatro de perspectiva. 192. m. Sitio que debe ocu]at el héroe del asunto. 269. m. f. Siíavidád de la'pintura, en qué consista. 198. f. 159, p. m. T.'brjy. ",; TANTEARA dibujo se ha de hacer con carbón, a 7. m.XTÁK ., Tareas imprudentes, llamaradas.de estopa. 8. m. Temerario arrojo desde copiante a inventar. 88. p. Templos edificados por los católicos desde el tiempo de los Apostóles. 263. f. " que edificaron los gentiles a sus mentidas deidades. 263. p. Tiento, qué es, para qué sirve, y de que maderas se hace. 43. f. Tiznantes ingenioso en la fisionomía, y perturbaciones. 162. f. Todo lo terrestre es mas bajo ds tintas que el celage. 7'¿. f. trajes de naciones, y sus diferencias para las historias. 129. m. f. 130. t. P- de calzas atacadas, qué tiempo I ' T duró en España, y cuando comenzó el de la golilla a 29. m. Tres correspondencias iguales en el cuerpo humano. 25. m. Tres cosas que se han de atender en la propiedad. 136. f. Tres escollos del principiante. 72. m. Tres especies que hay de práctica. 158. f. 159. t. " Tres partes que hacen la pintura perfecta. 1 96. m. Triangulo aúreo, importantísimo para la reducción de cualquiera planta en perspectiva. 171. m. VA' 744 Índice de las cosas Mas notables Y¡'- n) - 2 .03 F 'ARIAS especies de coloridos. 6¿l m. f. 63.. t. 64.,t. Vehizquez no fue a Italia a aprender, sino a enseiíar. '93'. p. Vermellon mineral. 340. m. El artificial cómo 'se hace. 340. T." Victorias 2Ly que se consiguen huyendo, como otras avanzando. 13. f. Xa vista es el Juez arbitro de la Pintu- ¡ ra t así como de la música lo ;s el oido. 133. f. Ultramaro, como se hace del lapislázuli, y sus operaciones. 337. m. "' —y su uso, y secantes. 68. f. 69. p. Urchilla, y su transmutación en carmesí. 343. p. Usar de las estampas como estudio, no como descanso. 87, f.

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