La vida de Dirck Barentsen , pintor de Ámsterdam
Biografía desde
Si
sucede que alguno de estos seres privilegiados, cuya naturaleza estimula las
inclinaciones artísticas, obtiene el favor de poder beber en la fuente de
las mejores enseñanzas, no demoramos observar en él, el crecimiento más
vigoroso, y ver obras tales, que su autor se cuente con razón entre los
pintores, el más famoso.
Tal fue el caso de Dirck Barentsen que, no
contento con haber nacido pintor, tuvo la ventaja de ser infante del ilustre
Titian, y se convirtió en tal hombre, que se puede decir con certeza que es
el más eminente entre los que introdujeron en los Países Bajos, pura y sin
mezclar, la verdadera manera italiana.
Había nacido en Ámsterdam el
año de gracia de 1534; su padre era un pintor bastante bueno que le llamaban
"dooven Barent"(Bernard el sordo, Barend
Dircksz). Se ven una serie de pinturas suyas en el ayuntamiento de
Ámsterdam, donde representa la historia de una secta rabiosa, que en 1535 ideó
el proyecto sin sentido de imponer su dominio sobre la ciudad
(El asalto de los anabaptistas), una cosa
terrible de considerar, y para su tiempo, de bastante buena ejecución
(Se las supone perdidas
en el incendio del ayuntamiento en 1652).
Dirck, de unos veintiún años, se fue a Italia y entró en Venecia con
Tiziano
(No está recogido por el resto de biógrafos de
Tiziano),
quien le mostró mucha bondad y lo trató como al hijo de la casa. Les daba la
bienvenida a los compatriotas que venían a visitarlo, según lo tolerado o
exigido por su maestro.
Dotado, además, de una mente elevada y de una inteligencia notable,
buscó sobre todo la sociedad de los personajes importantes y eruditos, siendo
él mismo muy leído y un buen latinista. Había estado muy atado en Italia con
el Señor de Aldegonde, y sus relaciones continuaron en los Países Bajos, Aldegonde
nunca vino a Ámsterdam sin visitar a
Dirck, y utilizar sus
servicios. Su conexión con Lampsonius, no fue menos íntima. Mantuvieron
correspondencia en latín, lo que demuestra que
Dirck, era un espíritu serio
y cultivado. Además, era un buen músico, tocaba bien varios instrumentos que siempre se vieron en su casa.
Después de
siete años de ausencia, Dirck volvió al país cruzando Francia y vino a
instalarse en Ámsterdam, donde se casó, teniendo por esposa una de las
doncellas más distinguidas de la ciudad. Tenía entonces veintiocho
años, e hizo su retrato y el de su mujer, obras que su hija aún conserva
en Ámsterdam. Son pinturas agradables y bellamente elaboradas, como
también lo es, otro retrato de sí mismo, ejecutado hacia el final de su
vida.
Se dedicó mucho al retrato, al que trató extensamente y al que
sabía cómo dar un buen efecto.
Pintó algunos hermosos cuadros de
iglesias; ante todo, para los arqueros de Ámsterdam una Caida de los
ángeles, con
numerosas figuras desnudas, muy notablemente pintado. Esta obra fue
destruida por los iconoclastas, conservamos un fragmento en la sala de
reuniones de la arqueros.
Su mejor obra es, una Judith que está en
Ámsterdam. Es una excelente pintura.
Una Venus que está en casa de Sybrandt Buyck,
también cuenta entre sus mejores producciones.
Hay, además, en Gouda, en
los frailes, una
Natividad, extraordinariamente bien pintada
a la italiana, es una de sus principales obras.
En Ámsterdam, en casa de Jaques Razet, vemos un
gran lienzo en altura, un Crucifijo, donde la Magdalena está
arrodillada al pie de la cruz, una pintura asombrosamente bien
ejecutada.
En casa de Isbrandt Willemsz, el gran coleccionista de
Ámsterdam, como en
otros lugares, encontramos obras suyas muy hermosas y muchos retratos.
Pero es sobre todo en Ámsterdam, en los lugares de encuentro de las
cofradías, en los arqueros, nos encontramos de su mano hermosos grupos
de retratos ¿#?,
primero, entre los ballesteros, hay un grupo en el que se ve
un tambor extremadamente bien hecho. Luego, en los arcabuceros, un grupo
de personajes está reunido alrededor de una mesa, donde se sirve un guiso de
pescado, que en Holanda se llama pors.
La cofradía de San Sebastián
tiene una excelente tabla, donde aparecen unos rostros bronceados de
barqueros, en una galería arriba, vemos figuras que sostienen un gran
cuerno para beber en plata. Está excelentemente bien ejecutado. En
esta pintura, y en otras, encontramos la hermosa manera italiana Tizianesca.
También hizo un retrato de Tiziano, que todavía está en casa de Pieter
Isaacks, pintor en Ámsterdam.
Cuando hablaba italiano, tenía el acento
perfecto en esta lengua.
Amaba los campos y la agricultura, aunque no
se entregaba a ello, pero el mar no le
gustaba mucho, de lo contrario, con mucho gusto habría visitado Haarlem y
otras ciudades. Era, por otra parte, demasiado corpulento para ir en
carruaje.
Todavía había un Juicio Final de él en Ámsterdam, con las
siete obras de misericordia, quedaron inacabadas, y que se ve en el
hospital. El pintor estaba trabajando en esta creación, cuando murió en 1592,
hacia Pentecostés, a los cincuenta y ocho años de edad.
Nota: leer en Abraham Bloemaert