Por muy bucólica que parezca una imagen de niños jugando con las palomas, lo mas aconsejable es que no lo hagan. Difícilmente un niño atrapará a una paloma sana, pero podría hacerlo con una paloma enferma, justo lo que no queremos.
No están todas las palomas enfermas. Sin embargo, muchas de las palomas que habitan en ciudades como Madrid, sí lo están. Las estimaciones según bandadas varía entre el 30% y el 60% de las palomas que portan parásitos, o tienen algún tipo de enfermedad en las ciudades. Aún cuando parezcan sanas, son portadoras. Las palomas urbanas tienen unas condiciones de vida más deficientes y mucho más insalubres que las camperas, su exposición a enfermedades es mucho más alta, y su proliferación en grandes bandadas, hace que se contagian aún más.
Las palomas, urbanas que frecuentan nuestras ciudades, padecen diversas enfermedades, las afecciones más comunes: Enfermedad de Newcastle: una infección que afecta a todas las aves, y que suele ser mortal para las palomas. Se transmite por contacto directo con otras aves infectadas, secreciones oculares, respiratorias, digestivas, restos de plumas, comida y agua en general desechos. podemos observar: movimientos descoordinados, sin equilibrio, caminan mal, incluso convulsiones y parálisis de alas y patas. Tricomaniasis o enfermedad de canker: Causada por el protozoo Trichomonas gallinae. Se observa: atontamiento, diarrea.. Hay muchas más enfermedades: Klebsiella, Enterobacter E.coli, Salmonella, y Clostridium... que afectan a las palomas. Las enfermedades que pueden transmitir a los humanos: salmonelosis, clamidiosis, criptococosis, histoplasmosis, listeriosis, tuberculosis aviar, fiebre paratifoidea, ornitosis, aspergilosis, toxoplasmosis y psitacosis.
Presentan además muchas de ellas defectos genéticos que transmiten a sus crías, con patas con perdidas de dedos, o con falta de alguna pata, trozos de alas etc. por la alimentación que recogen del suelo de las ciudades con elementos muy tóxicos.
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