I
La maravilla del anfiteatro
65
277
276
No mencione la bárbara Menfis las maravillas de sus pirámides, ni el trabajo
asirio se jacte de Babilonia; no se alaben los afeminados jonios con el templo de
Diana, que el ara abundante en cuernos deje olvidar a Delos
, y que los carios cesen
de ensalzar con elogios inmoderados hasta los mismos cielos el Mausoleo colgado en
el aire vacío. Toda obra humana debe ceder al anfiteatro del César, la fama celebrará
únicamente ésta por todas.
II
Roma ha sido devuelta a Roma
278
Aquí en donde el coloso sidéreo contempla muy de cerca las estrellas
y se
elevan en mitad de la vía altos andamiajes, irradiaban los atrios soberbios del fiero
tirano y había ya una sola casa en toda Roma. Aquí en donde se eleva la augusta mole
del hermoso anfiteatro estaQWQban los estanques de Nerón. Aquí en donde admiramos las
termas
, obra prontamente acabada, un campo inmenso había expropiado las casas
de los míseros ciudadanos. En donde el pórtico de Claudio proyecta sus amplias
sombras, venían a terminar las últimas construcciones del palacio imperial. Roma ha
280
sido devuelta a sí misma y, contigo en el trono, César, hace las delicias del pueblo lo
que las hacía de su señor
281
.
III
Todo el mundo viene a Roma
¿Qué pueblo hay tan apartado, qué gente tan bárbara, César, de la que no
haya espectadores en tu ciudad? Ha llegado el labrador tracio desde el Hemo de
Orfeo; ha venido también el sármata alimentado con la sangre de sus caballos
; y el
que bebe las primeras aguas del Nilo conocido, y aquél a quien zarandean las olas del
Océano más remoto
. Se apresuran a llegar los árabes, vienen precipitadamente los
sabeos, y los cilicios se empapan aquí con sus propias lluvias de azafrán. Llegan los
sicambros con sus cabellos recogidos en un nudo
283
, y los etíopes con sus cabellos
recogidos de otra suerte. Las lenguas de estos pueblos suenan diversas, pero no hay
más que una cuando proclaman que eres el verdadero padre de la patria.
66
284
IV
Paz y tranquilidad sin delatores
La turba molesta para la paz y enemiga del sosiego tranquilo, la que siempre
iba buscando sórdidas riquezas, ha sido deportada a los getulos y el circo no ha
podido dar cabida a todos los culpables: el delator sufre el destierro que él imponía. El
delator está en el destierro, habiendo huido de la ciudad ausonia. Esto puedes añadirlo
a los gastos del emperador
V
Verismo en los espectáculos
Podéis creer que Pasífae se ha unido al toro de Creta: lo hemos visto nosotros,
la antigua fábula ha recibido su confirmación. Que no se admire de sí misma, César, la
longeva antigüedad: lo que la fama canta, lo presenta la arena ante tus ojos
VI
Los dioses al servicio del emperador
Marte, el dios de la guerra, está a tus órdenes con sus armas invictas; pero hay
más: Venus misma está también a tu servicio.
VI b
Hércules superado por las mujeres
La fama ensalzaba un trabajo famoso y propio de Hércules: que el león había
sido abatido en el vasto valle de Nemea. Calle la leyenda, porque después de tus
juegos, oh César, declaramos que esto lo hace ya **un Marte femenino
VII
Reproducción de un mito en el teatro
Lo mismo que Prometeo, atado en las rocas de Escitia, alimentó con su hígado
potente al águila puntual a su cita, así Lauréolo, colgado realmente en una cruz
,
presentó sus entrañas desnudas al oso de Caledonia. Sus músculos desgarrados
palpitaban en sus miembros sangrantes, y en todo su cuerpo no había cuerpo por
ninguna parte
. Por fin recibió un castigo digno: él había clavado cruelmente el
cuchillo en el cuello de su padre o de su dueño; había robado locamente el oro
sagrado de los templos; te había aplicado a ti, Roma, las teas incendiarias; había
superado el criminal las atrocidades referidas por la antigua leyenda, y por ello lo que
era hasta entonces pura imaginación, se cumple en él realmente.
289
VIII
¡Quién las tuviera!
Dédalo, al sentirte devorado por el oso de Lucania, ¡cómo desearías haber
tenido ahora tus alas!
IX
El rinoceronte
Exhibido el rinoceronte por toda la arena, te ofreció, César, un espectáculo
que no prometió. ¡Oh con qué bravura se enfureció incoerciblemente! ¡Qué grande era
el toro
290
, para quien un toro era un pelele!
291
X
El león y el domador
Un león traicionero hirió con su boca desagradecida a su cuidador,
atreviéndose a lastimar las manos que le eran tan conocidas. Pero ha recibido el
castigo merecido por tan gran crimen, y él, que no aguantó el látigo, ha sentido los
venablos. ¡Qué costumbres habrán de practicar los humanos bajo este príncipe, que
desea que hasta las fieras amansen su furor natural!
XI
La caza del oso
Mientras un oso, cayendo de cabeza, rueda sobre sí por la ensangrentada
arena, no pudo huir al ser atrapado por el vesque. Cesen ya los relucientes venablos
de hierro disimulado y no se arroje la lanza balanceada por la sacudida del brazo. Que
el cazador atrape su presa en el vacío del aire, si gusta cazar fieras con el arte del
pajarero.
XII
El espectáculo de una cerda preñada
Entre las crueles peripecias de la caza de fieras ofrecida por el César,
habiéndose clavado una ligera asta en una cerda preñada, salió un cerdito por la
herida de la desgraciada madre. ¡Oh feroz Lucina!, ¿fue eso un parto? Ella hubiera
querido morir herida por más dardos, para que todos sus cachorrillos encontraran
expedita una triste salida. ¿Quién puede negar que Baco nació por la muerte de su
madre?
292
Creed que un dios nació así, porque también ha nacido un animalito.
XIII
El mismo asunto
Una cerda madre, herida gravemente por un dardo y abierta por una brecha,
perdió y dio a un tiempo la vida. ¡Oh qué certera fue la mano que lanzó aquel dardo!
Según yo creo fue la mano de Lucina. Muriendo experimentó la divinidad las dos
Dianas: la una hace parir a una madre, la otra acaba con una fiera
XIV
El mismo asunto
Una hembra de jabalí, ya muy pesada por la carga de su vientre maduro, echó
un cerdito haciéndose madre por una herida; y no quedó inerte la cría, sino que al
morir su madre, echó a correr. ¡Qué gran ingenio se manifiesta en los acontecimientos
imprevistos!
294
.
XV
Proezas de Carpóforo
Junta toda la gloria que tuvo, Meleagro, tu fama, ¡qué pequeña parte es de la
de Carpóforo! ¡Un jabalí abatido!
Él, además, clavó sus dardos a un oso que le
acometía, el mayor que hubo en la acrópolis ártica, y derribó un león asombroso por
su tamaño nunca visto, que pudo ser digno de las manos de Hércules
295
, y de un
golpe, lanzado de lejos, abatió a un veloz leopardo. Pues cuando recogía sus premios,
¡todavía le quedaban fuerzas!
296
XVI
Un toro “divinizado”
El que el toro arrebatado del medio de la arena se fuera a las estrellas, no fue
cosa del arte, sino de la piedad
297
.
XVI b
Un toro en el anfiteatro
Un toro había transportado a Europa por los mares, reino de su hermano
,
pero ahora otro toro ha llevado a Hércules hasta los astros
. Compara ahora, oh
fama, los toros del César y de Júpiter: ambos tomaron un peso igual, mas el primero lo
llevó más alto
300
.
299
XVII
Los animales reconocen la divinidad del emperador
Esto de que, piadoso y suplicante, te adore, César, un elefante, éste que poco
ha era tan temible para un toro, esto no lo hace mandado ni por amaestramiento de
ningún domador; créeme, también él reconoce a nuestro dios.
XVIII
Tigre y león
Habituado a lamer la mano de su despreocupado domador, un tigre, gloria
suprema de los montes de Hircania, ha despedazado cruelmente con sus rabiosos
colmillos a un feroz león. Cosa inaudita y sin parangón en todos los siglos pasados.
298
Nunca intentó nada igual mientras vivía en el interior de las selvas: ha acrecentado ferocidad desde que está con nosotros
301
.
XIX
Toro y elefante
Un toro estimulado con fuego iba por toda la arena lanzando los peleles las estrellas. Sucumbió al fin, no pudiendo resistir a otro cuerno más potente, por así de fácil quitar de en medio a un elefante.
XX
Bondad del emperador
Como una parte [del anfiteatro] reclamaba a Mirino y la otra parte a Triunfo, César hizo la señal con ambas manos a la par. No pudo solucionar mejor el jocoso
conflicto. ¡Qué gran bondad la de nuestro invicto príncipe!
XXI
Orfeo despedazado por un oso
La arena te ofreció, oh César, todo lo que se dice que Ródope
302
contempló en
el espectáculo de Orfeo. Reptaron las rocas y corrió un bosque maravilloso, como cree que fue el bosque de las Hespérides. Había animales salvajes de toda especie
mezclados con el ganado y sobre el poeta planeaban muchas aves, pero él quedó
despedazado por un oso ingrato. Solamente esto sucedió contra la historia
XXI b
El mismo tema
El que la tierra echara súbitamente por una grieta a la osa que iba a devorar a
Orfeo, fue disposición de Eurídice
305
.
XXII
Rinoceronte y oso
Mientras los domadores provocaban asustados a un rinoceronte y se iba
reconcentrando durante largo tiempo la furia de la terrible fiera, desesperaban de
conseguir el combate anunciado. Pero por fin volvió el furor que se le conocía de
antes
. Con su doble cuerno levantó a un pesado oso igual que un toro lanza hasta
las estrellas los monigotes que le echan.
306
XXIII
Un rinoceronte tan certero como Carpóforo
Con un golpe así de certero dirige la fuerte diestra del todavía joven Carpóforo
los dardos del Nórico
. Aquél levantó fácilmente con su cerviz un par de novillos y
ante él se rindieron un feroz búfalo y un bisonte; y un león, huyendo de él, vino a
caer de bruces sobre las armas. Anda ahora, populacho, quéjate de que daba largas.
307
XXIV
Naumaquia
Si hay algún espectador retrasado, llegado de lejos, para el que éste ha sido su
primer día de este sagrado espectáculo
308
, que no lo engañe la Enío
naval con sus
barcos, y las olas idénticas a las del mar: esto, hace poco, era tierra seca. ¿No me
crees? Mira el espectáculo mientras los combates marinos cansan a Marte: a no mucho
tardar, dirás: “esto hace poco era mar”
.
XXV
Una ola compasiva
No te admires, Leandro, de que la ola de anoche haya tenido consideración
contigo: era una ola del césar
311
.
XXV b
Leandro sobre las olas
Dirigiéndose el audaz Leandro hacia sus dulces amores y, cansado, viéndose
apurado por lo encrespado de las aguas, se dice que el desgraciado dirigió esta súplica
a las amenazantes olas: “Perdonadme cuando tengo prisa por llegar, sumergidme
cuando vuelva”
XXVI
Danza de las Nereidas
Un entrenado coro de Nereidas se puso a jugar por toda la superficie del mar
y decoró las plácidas aguas con variadas tablas. Hubo un amenazador tridente de
dientes rectos y una áncora de diente curvo: nos imaginamos los remos y nos
imaginamos una barca y que brillaba la constelación de los Laconios
, grata a los
navegantes, y que se henchían las amplias velas con un seno bien visible. ¿Quién vio
jamás tantas maravillas en las aguas transparentes? O Tetis enseñó estos juegos o los
aprendió
314
.
XXVII
De nuevo Carpóforo
Si la antigüedad hubiera producido un Carpóforo, César, la tierra bárbara no
hubiera temido a la fiera partaonia
, ni Maratón al toro, ni la frondosa Nemea al león,
ni Arcadia al jabalí menalio
316
315
. Armando éste sus manos, la Hidra hubiera muerto de
una sola vez y un solo golpe le hubiera bastado para abatir por entero a la Quimera
.
Él hubiera uñido a los toros que respiraban fuego, sin la ayuda de la Cólquide
, y
hubiera triunfado de las dos fieras de Pasífae
. Si se quiere recordar el viejo mito del
monstruo marino, él solo podría liberar a Hesíone y a Andrómeda
319
. Recordemos las
glorias de las empresas de Hércules: más es haber abatido veinte fieras de una vez.
XXVIII
Naumaquias
Fue empresa de Augusto el enfrentar aquí las escuadras y poner en
movimiento los mares con la trompeta naval
. ¿Qué parte corresponde a nuestro
César? Tetis y Galatea han visto en las aguas fieras desconocidas, Tritón ha visto sobre
las espumas del mar carros [con ruedas] chispeantes y ha pensado que pasaban los
caballos de su señor; y mientras Nereo prepara los enconados combates con los navíos
enfurecidos, se ha horrorizado al ir a pie por las limpias aguas. Todo lo que se
contempla en el circo y en el anfiteatro, esto lo ha presentado en tu honor, oh César,
el agua rica [en portentos]. Que no se hable ya de Fucino ni de los estanques del
†siniestro† Nerón: que los siglos venideros no conozcan más que esta naumaquia
321
XXIX
Vencedores ambos
Prolongando el combate Prisco, prolongándolo Vero y estando igualado el
valor de ambos durante mucho tiempo, se pidió reiteradamente y a grandes voces que
se licenciase a los dos combatientes; pero el César mismo se atuvo a su propia norma:
la norma era luchar, dejando los escudos, hasta que uno de ellos levantase el dedo.
Hizo lo permitido: les dio varias veces fuentes [de alimentos] y regalos
. Sin embargo
se llegó al fin de un combate igualado: lucharon iguales, se rindieron a la par. El César
envió a uno y a otro el bastón [de la licencia] y a uno y otro las palmas [de la victoria].
Tal fue el premio de su valor denodado. Un hecho semejante no se había visto sino en
tu reinado, oh César: que luchando dos, quedaron vencedores ambos
XXX
Las fieras ante el emperador
Huyendo rápido un gamo de unos veloces molosos y usando de mil
estrategias para retardar su captura, se detuvo a los pies de César, suplicante y en
actitud del que ruega, y los perros no tocaron su presa
... Este favor lo obtuvo por
reconocer al emperador. César es dios, sagrado es su poder, creedlo, sagrado: las
fieras no saben mentir
326
.
XXXI
Halagos improvisados
325
Perdona, César, estas improvisaciones: no merece desagradarte quien tiene
prisa por agradarte.
XXXII
La dulce derrota y la victoria insoportable
El ceder ante uno más fuerte es conseguir el segundo puesto del valor; la
victoria insoportable es la que logra uno más débil [que tú].
XXXIII
Grandeza de Domiciano
Dinastía de los Flavios, ¡cuánto te ha quitado tu tercer heredero! ¡Casi fue
preferible que no hubieras tenido a los otros dos!
327
.
EPIGRAMAS
LIBRO I
[VALERIO MARCIAL A SUS LECTORES, SALUD]
Creo haber observado en mis libritos tal moderación, que no pueda quejarse
de ellos quien tenga buen sentido de sí, porque busco la hilaridad conservando,
incluso hacia las personas más humildes, un respeto del que carecieron los autores
antiguos hasta el punto de que no sólo usaron los nombres reales, sino incluso los
más conspicuos. 2.—Que pueda yo adquirir la fama a menos precio, y que la cualidad
suprema que en mí se reconozca sea el ingenio. 3.—Lejos de la franqueza de mis
gracejos un intérprete malicioso y que no escriba epigramas míos: no obra
honradamente quien se manifiesta ingenioso en el libro de otro. 4.— El verismo
lascivo de mis palabras, esto es, del lenguaje propio de los epigramas, yo lo excusaría
si mi obra fuera el modelo; pero así escribe Catulo, así Marso, así Pedón, así Getúlico,
así quienquiera que es muy leído. 5.—Si hay alguien, no obstante, de una severidad
tan afectada, que no resiste ni una sola página escrita en latín, puede darse por
contento con esta epístola, o, mejor, con el título. 6.—Los epigramas se escriben para
los que suelen asistir a los Florales
. Que Catón no entre en mi teatro o, si entrare,
que mire. 8.—Creo que no me saldré de mis derechos si cierro la epístola con unos
versos:
Conociendo los dulces ritos de la jocosa Flora,
las chanzas festivas y la licencia del vulgo,
¿por qué has venido, severo Catón, al teatro?
¿No habrás venido tan sólo para salirte?
I
Gloria del poeta
Aquí está aquél a quien lees, a quien buscas, el Marcial conocido en el mundo
entero por sus agudos libritos de epigramas; a quien tú, lector aplicado, le has dado
en vida y en plena lucidez, la gloria que raros poetas tienen después de incinerados
II
Un editor de Marcial
Tú, que deseas que mis libritos estén contigo en todas partes, y buscas
tenerlos como compañeros de un largo viaje, compra los que en pequeñas páginas
oprime el pergamino. Reserva las estanterías para las grandes obras; yo quepo en una
sola mano. Pero para que no ignores dónde estoy a la venta y no vayas errando sin
rumbo por toda la ciudad, siendo yo tu guía no tendrás duda. Pregunta por Segundo,
el liberto del docto Lucense, detrás del templo de la Paz y del Foro de Palas
III
A su libro
Teniendo tu sitio en mi biblioteca, prefieres, libro mío, habitar las librerías del
Argileto. Tú desconoces, ¡ay!, desconoces los desdenes de Roma, la señora del mundo:
créeme, el pueblo de Marte tiene el gusto demasiado exigente. En ninguna parte hay
peores sarcasmos: los jóvenes y los viejos y hasta los niños tienen nariz de
rinoceronte
. Cuando hayas escuchado un inmenso “¡muy bien!”, mientras
correspondes tirando besos, llegarás a las estrellas manteado con un capote militar.
Pero tú, para no sufrir tantas veces las correcciones de tu señor, y para que su pluma
severa no tache tus retozos, deseas echar tus vuelos, juguetón, por las auras etéreas.
Anda, escápate; pero podías estar más seguro en casa.
IV
Presentación del libro al César
Si por casualidad te topas, césar, con mis libritos, deja de fruncir tu entrecejo
señor del mundo. Vuestros triunfos acostumbran también a tolerar las bromas
, y no
siente pudor un general por ser materia de chistes
. Te ruego que leas mis obras con
esa misma frente con que contemplas a Timele y al payaso Latino
. La censura puede
permitir unas inocentes chanzas
: mis páginas son licenciosas; mi vida, honesta
V
Una broma del César
Yo te ofrezco una naumaquia, tú me ofreces epigramas; creo, Marco, que
deseas nadar con tus libros
VI
Júpiter y Domiciano
Llevándose por los aires el águila al joven, la carga se adhirió ilesa a las uñas
tímidas
; ahora su presa ruega a los leones de César y la liebre juega segura en la
boca inmensa
339
. ¿Cuál te parece mayor milagro? Para uno y para otro hay un autor
supremo: éste es obra del César; aquél, de Júpiter.
VII
El poeta Estela
La paloma, delicias de mi Estela, (lo diré aunque me escuche Verona) ha
superado, oh Máximo, al gorrión de Catulo
. En tanto supera mi Estela a tu Catulo,
en cuanto la paloma es mayor que el gorrión.
341
VIII
Ser glorioso sin morir
En eso de seguir los principios del gran Trasea y del perfecto Catón, de forma
que quieres salvar la vida y no te echas a pecho descubierto sobre las espadas
desenvainadas, haces, mi querido Deciano, lo que deseo que hagas. No apruebo al
hombre que busca la fama con una muerte fácil, apruebo al que puede ser glorioso sin
morir
IX
Cota, ¿hombre o lechuguino?
¡Ay, mi querido Cota!, tú quieres parecer bellido y muy hombre a la vez; pero
el que es hombre bellido, amigo Cota, es una monada de hombre
X
Novio interesado
343
.
Gemelo pide en matrimonio a Maronila, y la desea y la acosa y le suplica y le
ofrece regalos. —¿Tan guapa es? —Ca, no hay cosa más fea. —¿Qué busca, pues, y le
agrada en ella? —Tose
344
.
XI
Buen bebedor
Habiéndose dado a cada caballero diez bonos [de vino], ¿por qué, Sextiliano,
tú solo te bebes veinte? Ya hubiera faltado el agua caliente a los sirvientes que la
traen, si tú no bebieras, Sextiliano, el vino puro
345
.
XII
Providencia divina
Por donde se va a las heladas cumbres de Tíbur, amada de Hércules, y el
blanco Álbula bafea con sus aguas sulfurosas, el cuarto mijero a partir de la ciudad
vecina señala una propiedad, un bosque sagrado y unos campos labrantíos
predilectos de las Musas. Aquí un pórtico rústico ofrecía sus sombras en verano ¡ay,
qué poco faltó para que el pórtico se atreviera a un crimen nunca visto! Porque se
derrumbó de pronto, cuando bajo aquella mole acababa de pasar Régulo en su tronco
de dos caballos. Sin duda temió la Fortuna nuestras querellas, porque no era capaz de
soportar nuestra venganza. Ahora hasta las desgracias agradan; tanto valen los propios
peligros: los techos íntegros no hubieran podido probar la providencia divina.
XIII
Arria y Peto
Al entregar la casta Arria a su marido Peto la espada que acababa de extraer
ella misma de sus propias entrañas, le dice: “créeme, la herida que yo me he hecho no
me duele, pero la que tú, Peto, vas a hacerte, ésa sí me duele”
XIV
El león y la liebre
Hemos visto, oh César, las delicias, los juegos y las diversiones de los leones
—la arena te ofrece también este espectáculo— cuando una liebre, presa de los
dientes acariciadores, tantas veces volvía y corría libremente por la boca abierta.
¿Cómo puede un león hambriento perdonar a la presa capturada? Se dice, sin
embargo, que [el león] era tuyo: por tanto, sí puede
¡Oh mi querido Julio
350
XV
La vida vuela: ¡vive hoy!
, a quien debo recordar sin posponerte ni a uno solo de
mis amigos, si de algo valen la fidelidad prolongada y los inveterados derechos! Se te
viene encima tu sexagésimo cónsul
y tu vida apenas cuenta unos pocos días. No
harás bien en diferir lo que veas que se te puede negar, y piensa que solamente es
tuyo lo que lo ha sido. Te aguardan preocupaciones y trabajos en cadena
351
; los gozos
no permanecen, sino que huyen volando. Aprésalos con ambas manos y con toda la
fuerza de tus brazos, incluso así las más de las veces se nos escapan del seno. Créeme,
no es propio de sabios el decir: “viviré”; la vida de mañana es demasiado tardía: ¡vive
hoy!
353
XVI
Cómo se hace un libro
Hay cosas buenas, hay algunas medianas, son malas la mayoría de las que lees
aquí: un libro no se hace, Avito, de otra forma
354
.
XVII
Abogado o labrador
Tito me fuerza a intervenir con frecuencia en los juicios, y me dice a menudo:
“Es una gran cosa”. Gran cosa es, Tito, la que hace el labrador
XVIII
No mezcles el falerno con el vaticano
¿Cómo te gusta, Tuca, echar al falerno añejo mostos conservados en vasijas
vaticanas?
¿Qué bien tan grande te han hecho esos vinos pésimos? ¿O qué daño te
han causado unos vinos inmejorables? Para mí está claro: es un crimen degollar al
falerno y dar crueles tósigos al vino puro de Campania. Quizás tus convidados hayan
merecido su perdición, pero una ánfora de tanto precio no ha merecido la muerte.
356
XIX
La tos que se lleva los dientes
Si bien recuerdo, Elia, tenías cuatro dientes: una tos escupió dos y otra los
otros dos. Ya puedes toser sin cuidado los días enteros: una tercera tos no tiene ahí
nada que hacer.
XX
Ojalá te sirvieran el hongo boleto de Claudio
Dime, ¿qué locura es ésa? Mientras la multitud de convidados mira, los boletos
los devoras tú solo, Ceciliano. ¿Qué imprecación puedo dirigirte digna de semejante
gula y estómago? Así te comas un boleto como el que comió Claudio
XXI
Error glorioso de Mucio Escévola
La diestra que, dirigiéndose contra el rey, erró el golpe debido a un ayudante,
se introdujo para quemarse en un brasero para los sacrificios
. Pero el enemigo,
piadoso, no soportó tan terrible portento y ordenó que el héroe, alejado del fuego,
quedara en libertad. Pórsena no fue capaz de ver abrasarse la diestra que Escévola fue
capaz de quemar despreciando el fuego. La fama y la gloria de esta mano engañada es
mayor: si no hubiera errado el golpe, habría conseguido menos.
XXII
La liebre y el león
358
¿Por qué escapas ahora, oh liebre, de la terrible boca de un león tranquilo? No
ha aprendido a despedazar animales tan pequeños. Esas garras se guardan para
cervices poderosas y una sed tan honda no se deleita con tan poca sangre. La liebre es
presa de los perros; no llena las grandes fauces. Que el niño dacio no tema las armas
del César
359
.
XXIII
Los invitados de Cota
Tú, Cota, no invitas sino a quien se baña contigo y únicamente los baños te
proporcionan convidados. Me extrañaba por qué no me habías invitado nunca, Cota.
Ahora veo que yo no te he gustado desnudo
XXIV
No te fíes de las apariencias
¿Ves, Deciano, a aquel hombre con los cabellos revueltos, cuyo severo
entrecejo hasta tú lo temes, y que siempre está hablando de los Curios y de los
Camilos
, campeones de la libertad? No te fíes de su cara: ayer se casó como
mujer
362
361
.
XXV
La gloria premio póstumo de los poetas
Publica por fin tus libros, Faustino, y saca tu obra pulida por tu docto espíritu,
que no la puedan condenar las acrópolis cecropias de Pandión, ni nuestros ancianos
silenciarla ni hacerla de menos. ¿Dudas en dar entrada a la Fama que está parada ante
tu puerta? ¿Te da apuro recibir los premios de tus afanes? Que las obras que han de
sobrevivirte empiecen también a vivir por ti: tarde les llega la gloria a las cenizas
Sextiliano
364
XXVI
A un bebedor
, bebes tú solo como cinco filas de caballeros: aun bebiendo agua
tantas veces puedes embriagarte. No te contentas con los bonos de vino de los que se
sientan al lado, sino que pides sus chapas a los de los asientos alejados. Esta vendimia
no pasa por las prensas pelignas ni nace esta uva en los collados etruscos, sino que
esta jarra preciosa que tú agotas es de un opimio añejo
y ha traído sus negras tinajas
una bodega másica. Pídele al tabernero vinaza laletana
, si bebes, Sextiliano, más de
diez vasos.
XXVII
¡Qué buena memoria!
366
Ayer noche, después de habernos bebido creo que diez quincunciales
,
habíamos quedado, Procilo, en que hoy cenarías en mi casa. Tú lo diste en seguida
como cosa hecha y tomaste nota de unas palabras de borracho, sentando un
precedente demasiado peligroso: detesto al convidado de buena memoria
XXVIII
Entre ayer y hoy no hay frontera
Quien crea que Acerra apesta a vino de ayer se equivoca; Acerra bebe siempre
hasta el alba.
Corre el rumor de que tú, Fidentino
XXIX
Un plagiario
, lees mis versos al público como si
fueran tuyos. Si quieres que se diga que son míos, te enviaré gratis los poemas; si
quieres que se diga que son tuyos, compra esto: que no son míos
XXX
Lo que hoy hace ya lo hacía
Diaulo había sido cirujano, ahora es enterrador. Empezó a ser clínico como
pudo
371
.
XXXI
El voto de Encolpo
Oh Febo, Encolpo, amor de su señor el centurión, te ofrece estos mechones,
todos de su cabeza, porque Pudente ha obtenido el apetecido premio ya merecido de
primer centurión. Corta cuanto antes, oh Febo, su larga cabellera, cuando todavía no
se ensombrece su delicado rostro ni con un asomo de vello, y mientras sus bucles
caen graciosamente por su cuello de leche. Y para que tanto el señor como el niño
gocen largo tiempo de tus dones, córtale pronto sus rizos, pero tarda en hacerlo
hombre
372
.
XXXII
No te quiero
No te quiero, Sabidio, y no puedo decir por qué; tan sólo puedo decir esto: no
te quiero
XXIII
Llanto fingido
Cuando Gelia está sola no llora a su padre; si alguien llega, se le saltan
lágrimas forzadas. Quien busca ser alabado, no llora, Gelia; el que siente de verdad lo
siente cuando nadie lo ve.
XXXIV
Haz lo que quieras, pero con recato
Sin guardar, Lesbia, y abiertas siempre tus puertas, pecas
y no ocultas tus
devaneos y te causa más placer un mirón que un adúltero y no te son gratos los
goces, si se quedan ocultos algunos. En cambio, una meretriz aleja a los testigos con la
cortina y el cerrojo y son raras las rendijas abiertas en un prostíbulo del Summenio
374
.
De Quíone, al menos, o de Yade
, aprende pudor: hasta los mausoleos esconden a
las más degeneradas y a las zorras. ¿Acaso mi reprensión te parece demasiado dura? Te
estoy prohibiendo que te sorprendan, Lebia; no que se te tiren.
376
XXXV
No pidas recato a mis epigramas
Te lamentas, Cornelio, de que escribo unos versos poco serios y que no
puede comentar el maestro en la escuela. Pero estos libritos, como los maridos a sus
mujeres, no pueden deleitar si están capados. ¿Qué, si me mandas que entone un
epitalamio sin las palabras del epitalamio?
¿Quién pone vestidos a los juegos
Florales
378
377
o permite a las meretrices el pudor de la estola?
379
Tal es la norma que se
les ha dado a los versos jocosos: que no pueden agradar si no son picantes
. Por
ello, abandonada tu severidad, te ruego que tengas consideración con mis retozos y
juegos y no te empeñes en castrar mis libritos. No hay cosa más torpe que un Príapo
capón
381
.
Si a ti, Lucano, o a ti, Tulo
XXXVI
Dos buenos hermanos
, se os concedieran los destinos que tienen los
lacedemonios hijos de Leda
383
382
, surgiría entre vosotros dos una noble rivalidad de amor
fraterno, porque uno y otro querríais morir antes por el hermano, y el que hubiera
llegado primero a las sombras infernales, diría: “Vive, hermano, tu tiempo y el mío”.
XXXVII
Caprichos de nuevo rico
Exoneras el vientre, y no te da vergüenza, en un desgraciado bacín de oro,
Baso, y bebes en copa de vidrio: cagas, por tanto, más caro.
XXXVIII
Además de plagiario, mal recitador
El libro que recitas, Fidentino, es mío; pero cuando lo recitas mal, empieza a
ser tuyo
384
.
XXXIX
Presentación de Deciano
Si hay alguien digno de contarse entre los más raros amigos, como los que
conocía la antigua fidelidad y la vieja fama; si hay alguien bueno, empapado en las
artes y en la verdadera sencillez de Minerva ateniense y latina; si hay alguien que
guarde la rectitud, admirador de lo honesto y que no ruegue nada a los dioses en voz
baja; si hay alguien apoyado en la reciedumbre de una gran mente, que me muera
ahora mismo, si ese alguien no es Deciano
385
.
XL
Así te coma la envidia
Tú que frunces el ceño y lees estos poemas de mala gana, ojalá que sientas
envidia de todos, envidioso, y que nadie te envidie a ti.
XLI
No eres lo que crees, Cecilio
Cecilio, te imaginas que eres cortés, y no lo eres, créeme. ¿Que qué eres? Un
bufón; lo que un vendedor ambulante del Transtíber que cambia pajuelas de azufre
por vasos de vidrio rotos; lo que quien vende garbanzos en remojo a los ociosos que
lo rodean; lo que el guardián y encantador de víboras; lo que los viles esclavos
vendedores de salazones, lo que el cocinero que pregona ronco salchichas humeantes
por las tibias tabernas; lo que un poeta callejero sin talento, lo que un desvergonzado
maestro de Cádiz
, lo que es la boca impertinente de un viejo verde. Por tanto,
Cecilio, deja de pensar que eres lo que tú solo imaginas: que podrías superar con tus
golpes de ingenio a Gaba y al mismo Tetio Caballo
386
. No se ha dado a cualquiera el
tener nariz
388
387
: el que bromea con estúpida procacidad no es Tetio, sino «caballo».
Habiéndose enterado Porcia
389
XLII
Muerte de Porcia
de la muerte de su marido Bruto y buscando su
dolor las armas que le habían retirado: “¿Ignoráis todavía, dijo, que no podéis negarme
la muerte? Creía que os lo había enseñado mi padre con su muerte”. Dijo y bebió
ávidamente unas brasas encendidas. Anda ahora, turba importuna, y niégale la espada.
XLIII
Comida escasa
Estuvimos en tu casa, Mancino, sesenta invitados y no se nos sirvió ayer nada
más que un jabalí
. Nada de las uvas que se guardan de las cepas tardanas, ni
manzanas enmeladas, que compiten con los dulces panales; ni peras que cuelgan
atadas con una larga hebra de esparto, o granadas púnicas, que imitan [en su color] a
las efímeras rosas; ni la rústica Sasina envió sus piloncitos de queso, ni vinieron las
aceitunas de las orzas del Piceno... un jabalí mondo y lirondo. Pero además, pequeño,
de esos que puede matar un pigmeo desarmado. Y no se añadió nada, tan sólo
miramos todos: la arena
también suele ofrecernos jabalí de este modo. Después de
semejante hazaña, ojalá que no te sirvan jabalí ni por asomo, pero que tú seas servido
al mismo jabalí que Caridemo
391
392
.
XLIV
Sírveme también ración doble de liebre
Que mi edición mayor y la menor contienen las carreras caprichosas de las
liebres y los juegos de los leones, y que yo hago dos veces lo mismo, si esto te parece,
Estela, excesivo, ¡sírveme también tú a mí liebre dos veces!
XLV
También lo hace Homero
Para que no sea el mío un trabajo perdido, publicado en libritos pequeños,
mejor digamos: “y respondiéndole a su vez [le dice]”
393
XLVI
Vísteme despacio...
.
Cuando me dices “tengo prisa, venga, a lo que estamos”, al punto, Hedylo,
languidece y decae debilitada mi Venus. Dime que espere; retenido, iré más deprisa.
Hedylo, si tienes prisa, dime que no tenga prisa.
XLVII
El mismo perro con distinto collar
Hasta hace poco era médico, ahora Diaulo es enterrador; lo que hace de
enterrador también lo había hecho de médico
394
.
XLVIII
La liebre y el león
Los domadores no arrebataron los toros de estas bocas por las cuales entra y
sale una liebre como presa fugaz. Y lo que es más sorprendente, sale más veloz de su
enemigo y algo recibe de su noble voluntad. No está más segura cuando corre en la
arena desierta, ni se refugia con tanta confianza en su cado. Oh liebre insignificante, si
quieres evitar los mordiscos de los perros, tienes para refugiarte la boca del león
XLIX
A Liciniano
396
Varón digno de ser celebrado por las gentes de Celtiberia, gloria de nuestra
España, vas a ver, Liciniano, la alta Bílbilis, famosa por sus caballos y sus armas, y el
Moncayo, encanecido por las nieves, y el sagrado Vadaverón
, con sus abruptos
montes, y el placentero bosque del delicado Boterdo
398
397
, al que ama la feraz
Pomona
399
. Nadarás en las tranquilas badinas del tibio Congedo
y en las agradables
balsas de las ninfas, y tu cuerpo, relajado en ellas, lo vigorizarás en el escaso caudal
del Jalón, que templa el hierro. Allí cerca, la propia Voberca
pondrá a tu disposición
su salvajina para que caces y comas. Los veranos sin nubes los suavizarás en el
aurífero Tajo tupido por la sombra de los árboles; tu sed ardiente la aplacará la helada
agua del Dercenna y del Nuta
402
401
, más fría que la nieve. Pero cuando el nevado
diciembre y el invierno desaforado brame con el bronco cierzo, buscarás los soleados
litorales de Tarragona y tu Laletania
. Allí matarás gamos enredados en flexibles
redes y jabalíes de tus propias fincas, y reventarás a las astutas liebres con un vigoroso
caballo, y dejarás los ciervos para el cortijero
403
. El bosque vecino bajará hasta el
mismo hogar, rodeado de una chiquillería desharrapada. Invitarás al cazador y él
acudirá presto a tu ruego como convidado tuyo. No habrá por ningún sitio zapatos
con lúnulas
405
404
y por ningún sitio togas, ni vestidos que apestan a múrice
. A paseo el
hórrido liburno
407
y el plañidero cliente, a paseo las exigencias de las viudas
. No
interrumpirá tu profundo sueño un reo demudado, sino que dormirás toda la
mañana
. Que otro haga méritos para un largo y frenético “¡bravo!”; tú compadécete
de la gente feliz, y disfruta con sencillez de los goces verdaderos, mientras consigue
aplausos tu amigo Sura
409
. La vida reclama sin ningún descaro lo que queda, cuando la
fama tiene lo que basta.
L
Cocineros homéricos
Si tu cocinero, Emiliano, se llama Mistilo, ¿por qué el mío no ha de llamarse
Taratala?
411
.
LI
La liebre y el león
Una cerviz, si no es de primera categoría, no les apectece a los feroces leones:
¿por qué huyes, presuntuosa liebre, de estos dientes? Está claro, querrías que pasaran
de los grandes toros a ti, y que rompieran cuellos invisibles para ellos. Tienes que
renunciar a la gloria de un destino grandioso: siendo una presa pequeña no puedes
morir ante tal enemigo.
LII
Mis versos son míos, defiéndelos
Te encomiendo, Quinciano, mis libritos, si es que puedo llamar míos a los que
recita un poeta amigo tuyo
. Si ellos se quejan de su gravosa esclavitud, acude en su
ayuda y ponte a su entera disposición, y cuando él se proclame su dueño, di que son
míos y que han sido manumitidos
412
. Si lo dices bien fuerte tres o cuatro veces, harás
que le dé vergüenza al plagiario.
LIII
Ladrón de poemas
En mis libritos hay, Fidentino, una página tuya, una sola, pero señalada con la
impronta inconfundible de su autor, que convierte tus poemas en robo manifiesto. Así
un capote lingónico
entrometido contamina con su grasiento tejido las ropas de
color violeta propias de la ciudad; así denigran los tiestos arretinos
414
las copas de
cristal; así el negro cuervo, cuando vaga al azar por las riberas del Caístro
, es objeto
de burla entre los cisnes de Leda; así, cuando el bosque sagrado resuena con la
variedad de notas del ruiseñor, la picaza contesta desvergonzada con las quejas
cecropias. Mis libros no necesitan ni contraste ni juez
; tu página se levanta contra ti
y te dice: “Eres un ladrón”.
417
LIV
Aquí tienes un amigo
Si todavía, Fusco, tienes algo de tiempo para ser amado, pues tienes amigos
de aquí y los tienes también de allá, te pido un solo lugar, si es que te queda. No me
rechaces diciendo que soy nuevo para ti: todos tus antiguos amigos lo fueron. Tú
examina solamente si el que se te ofrece como nuevo, puede convertirse en un viejo
amigo
LV
La áurea mediocridad anhelada
Si quieres conocer brevemente las aspiraciones de tu amigo Marco, Frontón,
honor esclarecido de la milicia y de la toga, esto es lo que pide: le gusta ser labrador
de un campo suyo y no grande y le gusta un retiro tranquilo entre ocupaciones sin
importancia. ¿Frecuenta los helados mosaicos de piedra espartana y lleva
estúpidamente el “buenos días” matinal alguien que puede, dichoso con los despojos
del bosque y del campo, desplegar ante el hogar sus redes llenas, y coger con el
trémulo sedal un pez que colea, y sacar la miel dorada de una orza de arcilla? ¿Alguien
al que una rolliza cortijera le llena [de comida] las mesas paticojas, y una ceniza no
comprada le prepara los huevos de sus gallinas? Deseo que no ame esta vida quien a
mí no me quiera, y que viva descolorido entre los deberes sociales de la ciudad.
LVI
Vino aguado
La vendimia está empapada por las lluvias continuas; aunque quieras,
tabernero, no puedes vender vino puro.
LVII
Cómo ha de ser mi chica
¿Me preguntas, Flaco, cómo quiero y cómo no quiero a mi chica? No la quiero
ni demasiado fácil, ni demasiado difícil. Una cosa intermedia entre los dos extremos es
lo que apruebo. Ni quiero lo que atormenta ni quiero lo que empalaga
LVIII
Un siervo caro
El mangón me pidió cien mil por un jovencito. Me eché a reír, pero Febo los
dio en seguida. Mi picha se duele de esto y se queja de mí para sus adentros y elogia
a Febo para envidia mía. Pero su picha le ha dado a Febo dos milloncetes de
sestercios
420
. Dame tú esto: compraré más caro
421
.
LIX
¿Tan buenos baños con hambre?
La espórtula de Bayas me da cien cuadrantes
. ¿Qué hace semejante hambre
entre los manjares? Devuélveme los oscuros baños de Lupo y de Grilo; cenando tan
mal ¿por qué voy a bañarme bien?
423
.
LX
El león y la liebre
422
Aunque entres, liebre, por la amplia boca de un torvo león, sin embargo el
león se piensa que está con los dientes vacíos. ¿Sobre qué lomos se tirará o sobre qué
espaldas se lanzará, dónde clavará hondas heridas en los terneros? ¿Por qué molestas
en vano al rey y señor de los bosques? Él no se alimenta más que de presas selectas.
LXI
Ciudades madres de poetas
A Verona le gustan los versos de su docto poeta
; Mantua se siente feliz con
Marón, la tierra de Apono
425
424
con su Livio, con Estela y no menos con Flaco. El Nilo,
rebosante de lluvias, aplaude a su Apolodoro
; los pelignos suenan por Nasón y la
elocuente Córdoba habla de los dos Sénecas y del único Lucano; la jocosa Cádiz se
goza con su Canio; Mérida, con mi querido Deciano
426
; nuestra Bílbilis se gloriará
contigo, Liciniano
428
, y no callará mi nombre.
LXII Bayas, la corruptora
Levina es casta y no cede a las antiguas sabinas. Y aunque es ella más seria
que su adusto marido, como unas veces se baña en el Lucrino y otras en el Averno, y como a menudo se refocila en las aguas de Bayas, sintió que le prendía el fuego: al
irse en pos de un joven abandonando a su marido, llegó una Penélope y se va una
Helena.
LXIII
A un recitador
Me pides que te recite mis epigramas. No quiero: no deseas oír, Céler, sino
recitar
430
.
LXIV
El perfume, en su redoma
Eres hermosa, lo sabemos; y joven, es verdad; y rica, pues, ¿quién es capaz de
negarlo? Pero, cuando te alabas, Fabula, demasiado, ni rica ni hermosa ni joven eres.
LXV
Equívoco de ficus: higo... y otras cosas
Cuando digo ficus, tú te ríes como de un barbarismo y me indicas, Ceciliano,
que diga ficos
. Llamaré ficus a los que sabemos que nacen en los árboles, y llamaré
ficos, Ceciliano, a los tuyos
431
432
.
LXVI
No eres poeta, sino ladrón
Estás en un error, ladrón avaro de mis libros, al pensar que uno puede llegar a
poeta por el precio que cuesta un manuscrito, o un rollo de papiro: un “muy bien” no
se consigue con seis o con diez numos [sestercios]. Busca poemas inéditos y trabajos
en borrador, que no los conoce más que uno solo, y que los guarda bajo llave en sus
armarios el propio padre de las hojas inmaculadas a las que no ha arrugado el
contacto de una barba ruda: un libro conocido no puede cambiar de dueño. Pero si
hay alguno que todavía no tenga pulidos sus bordes con piedra pómez y que no esté
bien adornado con sus husillos y su funda de cuero, cómpralo: yo tengo algunos así y
nadie lo sabrá. Quien recita obras de otro y aspira a la fama, no debe comprar el libro,
sino el silencio
433
.
LXVII
No critiques lo que te falta
“Eres un hombre demasiado libre”, me dices constantemente, Cérilo. ¿Y contra
ti quién dice, Cérilo, “eres un hombre libre”?
434
.
LXVIII
Nevia ha sorbido el seso a Rufo
Haga lo que haga Rufo, para Rufo no existe más que Nevia. Si se alegra, si
llora, si calla, habla de ella. Cena, brinda, pide, niega, hace señas, no hay más que
Nevia; y como no haya Nevia, se quedará mudo. Ayer al amanecer, escribiendo a su
padre, al saludarlo, va y dice: “Nevia, luz de mis ojos, Nevia, sol de mi vida, salud”.
Nevia lee esto y sonríe agachando la cabeza. Hay más Nevias en el mundo, ¿por qué
te vuelves loco, estúpido?
LXIX
Ríe Pan y ríe Canio
Tarento, que solía mostrar su estatua de Pan, ahora, Máximo, empieza a
mostrar la de Canio
436
.
LXX
La obra de un cliente a su señor
Anda, libro mío, a dar el buenos días en mi nombre: debes ir con toda
obsequiosidad a la resplandeciente mansión de Próculo. ¿Quieres saber el camino? Te
lo enseñaré. Pasarás el templo de Cástor, próximo a la blanca Vesta, y la casa de las
vírgenes [vestales]. Desde allí te dirigirás hacia el venerable Palatino por la Cuesta
Sacra, por donde refulgen tantas estatuas de nuestro supremo caudillo. Que no te
detenga la corona radiada del enorme coloso
, mole que se goza en superar la obra
de Rodas. Dobla por donde está el templo del borracho Lieo
437
y se alza la cúpula de
Cibeles con un coribante pintado. Después, a la izquierda, de frente, llegarás a los
ilustres penates y al atrio de una alta morada. Dirígete a ella: no temas los lujos, ni el
soberbio portal; no hay ninguna puerta abierta tan de par en par, ni que la ame más
de cerca Febo y las doctas hermanas. Si te dice “¿pero por qué no ha venido él
personalmente?”, puedes excusarte así: “porque esto que lees, cualquiera que sea su
valor, no ha podido escribirlo un habitual del buenos días”.
Levia celébrese con seis ciatos
LXXI
Brindando por la amada
, con siete Justina, con cinco Licas, Lide con
cuatro, Ida con tres. Que todas las amigas sean enumeradas por el falerno escanciado,
y puesto que no viene ninguna, llégate tú a mí, Sueño.
439
LXXII
Poeta postizo
¿Piensas, Fidentino, que eres poeta merced a mis versos y deseas ser tenido
por tal? Así es como Egle se cree que ha dentado por haber comprado unos huesos y
marfil; así Lícoris, que es más negra que la mora que se cae [de madura], se gusta a sí
misma embadurnada de albayalde. También tú, por este procedimiento por el que eres
poeta, aun siendo calvo, serás melenudo
440
.
LXXIII
La fruta prohibida
Ni uno hubo en toda la ciudad que quisiera tocar a tu mujer, Ceciliano,
mientras fue posible de balde; pero ahora que le has puesto guardianes, son una
verdadera legión los que se la tiran. Eres un hombre ingenioso
LXXIV
Negar la evidencia
Era tu amante, pero eso podías tú, Paula, negarlo. Hete aquí que es tu marido:
¿acaso, Paula, puedes negarlo?
LXXV
Mal pagador
El que prefiere regalar la mitad a Lino antes que prestarle todo, prefiere perder
la mitad.
LXXVI
Los abogados ganan dinero, los poetas besos
Oh mi querido Flaco, preciosa recompensa de mis afanes, esperanza e hijo de
la ciudad de Anténor
, deja para otro tiempo los cantos pierios y las danzas de las
musas: ninguna de estas doncellas te dará ni un real. ¿Qué esperas de Febo? El dinero
lo tiene la caja fuerte de Minerva
442
, ésta sabe lo que hace, ella es la única prestamista
de todos los dioses. ¿Qué pueden dar las hiedras de Baco? El árbol de Palas
443
, negro
[por las aceitunas maduras], inclina sus ramas por el peso. Excepto los hontanares, las
guirnaldas y las liras de sus diosas, nada posee el Helicón más que sonoros pero
inútiles aplausos. ¿Qué tienes que ver tú con Cirra
, o con la ninfa desnuda del
Permeso?
446
445
. El foro romano está más cerca y es más rico. En él suena el dinero, pero
en torno de nuestros estrados y cátedras improductivas no resuenan más que besos
[de los admiradores].
LXXVII
Carino está pálido
Carino se encuentra muy bien y, sin embargo, está pálido; Carino bebe con
moderación y, sin embargo, está pálido; Carino hace bien la digestión y, sin embargo,
está pálido; Carino toma el sol y, sin embargo, está pálido; Carino se tiñe el cutis y, sin
embargo, está pálido; Carino hace el cunnilinguo y, sin embargo, está pálido
LXXVIII
¡Muerte romana!
Devorando una peste corrosiva su garganta inocente, y extendiéndose hasta la
misma cara una negra infección, Festo, después de consolar a sus amigos que
lloraban, permaneciendo él con sus mejillas secas, determinó bajar a los lagos Estigios.
Y sin embargo no ensució su boca piadosa con un veneno oculto, ni retorció sus
tristes hados con el hambre lenta, sino que puso fin a su existencia sin tacha por la
muerte romana, y entregó su alma con la más noble pira
. La fama puede anteponer
esta muerte al destino del gran Catón: César era amigo de Festo
LXXIX
Si no sabes qué hacer, muérete
Siempre estás defendiendo causas y siempre, Átalo, estás haciendo cosas;
tengas o no tengas qué hacer, Átalo, siempre estás haciendo algo. Si te faltan las cosas
y las causas, haces, Átalo, de mulero. Átalo, para que no te falte qué hacer, entrega el
alma
450
.
LXXX
Tacañería asesina
La última noche de tu vida, Cano, has pedido la espórtula
. Lo que te ha
matado, Cano, según creo, es no haber recibido más que una.
LXXXI
De tal palo...
451
Sosibiano, tú sabes que eres hijo de un esclavo y lo confiesas delicadamente
cuando llamas a tu padre “señor”
452
.
LXXXII
Providencia divina
453
Este pórtico que, derrumbado en medio de una gran polvareda, extiende sus
ruinas dilatadamente, ¡velay, de qué gran calamidad se ha librado! Pues un momento
antes Régulo había sido conducido bajo su techado y acababa de retirarse, cuando de
pronto [el pórtico] fue vencido por su gran peso, y después que no temía nada por su
dueño, se desplomó incruento sin riesgo de daños. Régulo, después del susto de un
caso tan lamentable ¿quién negará que te protege la providencia de los dioses, motivo
por el que el hundimiento ha sido sin daños?
LXXXIII
El perro vuelve a su vómito
Tu perrito, Maneya, te lame la cara y los labios: no me sorprendo de que a un
perro le guste comer mierda.
LXXXIV
Un buen paterfamilias
Quirinal no cree que deba tomar esposa, aunque quiere tener hijos, y ha
encontrado la solución: preña a sus esclavas y llena su casa y sus campos de
caballeros–esclavos. Quirinal es un verdadero paterfamilias
LXXXV
La finca fatal
454
.
Vendiendo un ingenioso pregonero unos collados bien cultivados y unas
hermosas yugadas de solares suburbanos, “se equivoca”, decía, “quien piense que
Mario necesita vender: no debe nada a nadie, sino que, más aún, presta dinero.
—Entonces ¿por qué vende? —En esa finca perdió a todos sus siervos, sus rebaños y la
cosecha; de ahí que le haya perdido el afecto al lugar. —¿Quién ofrecerá dinero sino
el que quiera perder todo lo suyo? De este modo el campo perjudicial
no se
despega de Mario.
LXXXVI
Un vecino remoto
Novio es mi vecino y es posible tocarlo con la mano desde mis ventanas.
¿Quién no sentirá envidia de mí, y no pensará que soy feliz a todas horas, ya que
puedo disfrutar de la presencia de mi amigo? Pero está tan lejos de mí como
Terenciano, que gobierna ahora Siena, en la ribera del Nilo. No puedo convivir con él,
ni siquiera verlo, ni oírlo, ni hay en toda la ciudad quien viva tan próximo y tan lejos
de mí. Tenemos que marcharnos bien lejos o él o yo. Sea vecino o inquilino de Novio,
quien no quiera ver a Novio.
LXXXVII
Borracha disimulada
Para no oler demasiado, Fescennia, cargada del vino de ayer, devoras con
avaricia caramelos de Cosmo
. Estos desayunos limpian los dientes, pero no son
ningún obstáculo cuando brota un eructo desde profundidades abisales. ¿Y qué me
dices sobre que huele peor el veneno mezclado con los perfumes y sobre que el
doble olor del aliento llega más lejos? Así pues, deja ya esos engaños demasiado
conocidos y esos subterfugios descubiertos y preséntate borracha simplemente.
456
LXXXVIII
Corona de siemprevivas
Álcimo, a quien, arrebatado a su señor en los años juveniles, cubre la tierra
Labicana con un ligero césped, recibe no un pesado bloque de mármol de Paros
,
que como cosa perecedera da a las cenizas un trabajo inútil, sino unas matas de boj y
las espesas sombras de unos pámpanos y estos céspedes que verdean regados con mis
lágrimas. Recíbelos, querido niño, como testimonio de mi dolor. Este honor estará vivo
para ti por tiempo imperecedero. Cuando Láquesis haya hilado mis últimos años, es mi
voluntad que mis cenizas no descansen de otra forma.
LXXXIX
El cuchicheo
Vas cuchicheando sin cesar al oído de todos, Cinna, incluso lo que se puede
cuchichear oyéndolo todo el mundo. Te ríes al oído, te quejas, acusas, lloras, cantas al
oído; juzgas, callas, gritas, y de tal forma tienes enraizada esta fea costumbre, que
muchas veces, Cinna, elogias al César al oído
458
.
XC
Marimacho
Como nunca te veía juntarte con hombres, Basa, y porque ninguna hablilla te
atribuía un amante, sino que a tu alrededor tenías siempre a tu absoluto servicio un
grupo de tu propio sexo, sin presencia de varón, me parecía que eras, lo confieso, una
Lucrecia. Pero tú, Basa, –¡qué atrocidad!– hacías de macho. Te atreves a unir entre sí
coños gemelos y tu enorme clítoris hace las veces del varón. Has ideado una
monstruosidad digna del enigma tebano
: que, aquí donde no hay varón, haya
adulterio.
XCI
Es fácil criticar sin publicar
Aunque no publicas tus poemas, criticas los míos, Lelio. O deja de criticar los
míos o publica los tuyos.
XCII
Un sodomita
Muchas veces se me queja Cesto con ojos llorosos, Mamuriano, de que lo
tocas con tu dedo. No hay necesidad del dedo: si no te falta otra cosa, Mamuriano,
posee a Cesto todo entero. Pero si no tienes ni un hogar, ni un catre desprovisto de
colchón y de ropa, ni una copa desportillada como la de Quíone o la de Antíope
, si
cuelga de tus hombros una capa raída y descolorida, y si una casaca gala te cubre las
nalgas a medias, y te alimentas únicamente con el olor de la negra cocina, y bebes
agua inmunda echado de bruces junto con tu perro, te hundiré mi dedo no en el culo,
sino en lo que se ha quedado en ojo, pues no es culo lo que ya hace tiempo que no
caga
. Y no digas que soy un celoso malintencionado. En pocas palabras,
Mamuriano: lo de dar por culo, bien comido
461
462
.
XCIII
¡Eran amigos!
Junto al fiel Fabricio descansa Aquino, que se goza de haber sido el primero
de los dos en bajar a las moradas Elíseas. Su doble ara da testimonio de su grado de
centurión primipilo; pero lo más valioso es lo que se lee en su breve epitafio: “Unidos
los dos por el sagrado vínculo de una vida gloriosa y, lo que rara vez conoce la fama,
¡eran amigos!”
XCIV
Una boca nada limpia
Has cantado mal mientras te han jodido, Egle. Ya cantas bien: no hay que
besarte
464
.
XCV
Dame pan y dime tonto
Eso de gritar sin cesar, eso de interrumpir a los abogados en los procesos, eso,
Elio, no lo haces por nada: cobras por callar.
XCVI
No recuerdo su nombre...
Si no te es molesto y no te viene mal, escazonte, te ruego que digas unas
palabras al oído de mi amigo Materno, de forma que él solo las oiga. Aquel amante de
capas oscuras, que viste lana bética y ropa gris, que piensa que los que visten
escarlata no son hombres, y que llama vestidos de mujeres a la ropa de color violeta,
aunque alaba los colores naturales y no lleva más que colores oscuros, tiene una
moralidad verde claro
. Preguntará que de dónde deduzco yo que es un afeminado.
Nos bañamos juntos: no mira nunca hacia arriba, sino que se fija en los sodomitas
comiéndoselos con los ojos y no ve un cipote sin que se le haga la boca agua.
¿Preguntas quién es él? Se me ha olvidado el nombre.
XCVII
Un orador tímido
Cuando todos gritan, Névolo, sólo entonces hablas y te crees un defensor y un
abogado. De esta forma cualquiera es elocuente. Mira, ahora están todos callados.
Névolo, di tu algo.
XCVIII
Podagra y quiragra
Flaco, Diodoro pleitea y sufre de gota en los pies. Pero no paga a su abogado:
eso es gota en las manos.
XCIX
Cuanto más ricos más avaros
Antes no llegabas a tener dos millones [de sestercios], pero eras, Caleno, tan
pródigo y liberal y tan magnífico, que todos tus amigos te deseaban diez millones.
Escuchó la divinidad nuestros ruegos y en el espacio, creo, que de siete meses, cuatro
muertes te han proporcionado esa cantidad. Pero tú, como si no hubieras heredado,
sino robado, esos diez millones, has venido a caer, desgraciado, en una avaricia tal
que los banquetes más suntuosos, los que preparas sólo una vez en todo el año, los
costeas con una miseria de negra calderilla, y tus siete viejos amigos te costamos
media libra de plomo
. ¿Qué vamos a pedir [al cielo] digno de estos méritos? Caleno,
te deseamos cien millones: si esto se cumple, te morirás de hambre.
C
Vieja, revieja y redicha
Afra tiene mamás y papás, pero ella puede ser llamada la bisabuela de sus
papás y sus mamás
467
.
CI
A buen señor, buen esclavo
Aquella mano otrora confidente de mis trabajos, fecunda para su dueño y
conocida de los Césares
, el joven Demetrio, falleció en la primavera de su vida:
había cumplido tres lustros y cuatro veranos
468
. No obstante, para que no bajara a las
lagunas Estigias siendo esclavo, cuando el pernicioso mal abrasaba a su presa, tuve la
precaución de resignar en el enfermo todos mis derechos de señor. Merecía haberse
puesto bueno con mi regalo. Expirando, se dio cuenta de su premio y me llamó
“patrón”, a punto de emprender, como libre, el viaje hacia las aguas infernales.
469
CII
Un pintor astuto
El que pintó tu Venus, Licoris, pienso que es un pintor que cortejaba a
Minerva
CIII
La riqueza lo hizo miserable
471
“Si los dioses me concedieran un millón de sestercios”, decías tú, Escévola,
cuando aún no eras un caballero cabal
, “¡cómo viviría, qué espléndida y qué
felizmente!”. Los dioses te sonrieron favorables y te lo concedieron. Después de ello tu
toga está mucho más sucia, tu manto es peor, tu calzado es de cuero remendado tres
o cuatro veces. Y, de diez olivas, te reservas la mayor parte [para otra comida] y un
solo servicio vale para dos cenas, bebes una espesa zurrapa de vino rosado de Veyes,
los garbanzos hervidos te cuestan un as y una Venus, otro as
472
. Vayamos ante la
justicia, oh falaz y depositario infiel: Escévola, o vive o devuelve a los dioses el millón.
CIV
Los leones imitan la clemencia del emperador
473
Que el leopardo lleve un delicado yugo sobre su nuca pintada y los tigres
feroces soporten el látigo sin rebelarse; que los ciervos tasquen los bocados de sus
bridas de oro, que los osos de Libia se sometan a las riendas y un jabalí, tan grande
como el que se dice que produjo Calidón
, obedezca a unos ronzales de púrpura;
que los torpes bisontes arrastren carruajes, y que la bestia
474
, mandada realizar unos
delicados bailes, no se niegue a los ruegos de su domador negro, ¿quién no creerá que
son espectáculos de dioses? Sin embargo pasa de ellos, como cosa sin importancia,
quienquiera que ve las cazas humildes de los leones, fatigados por la rapidez temerosa
de las liebres. Las sueltan, las vuelven a coger, les gusta tenerlas cogidas, y en su boca
está más segura una presa a la que se complacen en ofrecerle sus fauces abiertas y
transitables y en contener tímidamente la dentellada, porque les da vergüenza triturar
una presa tan tierna, cuando hace nada acaban de derribar toros. Esta clemencia no se
adquiere con la doma, sino que los leones saben a quién sirven
Ovidio
477
CV
El vino añejo
476
.
, el vino que se cría en los campos nomentanos, siempre que llega a
tener mucha edad, su añeja vejez le hace perder sus características y su nombre.
Además, a una tinaja vieja puedes ponerle el nombre que quieras
CVI
Bebe vino puro, que vas a dormir
478
.
Entre copa y copa bebes agua de cuando en cuando, Rufo, y si un amigo te
obliga, rara vez bebes una onza
de falerno rebajado. ¿Acaso Nevia te ha prometido
una buena noche y prefieres sobrios los retozos de unos polvos seguros? Suspiras,
callas, gimes: ¡te ha dicho que nones! Por tanto, ya puedes beber tercios a manta
479
, y
ahogar en vino sin aguar tu duro desengaño. ¿A qué moderarte, Rufo? Tienes que irte
a dormir.
CVII
Buscando un mecenas
Me dices con frecuencia, mi querido Lucio Julio
: “Escribe algo grande, ¡eres
un holgazán!”. Dame sosiego –pero como el que antaño proporcionó Mecenas a Flaco
y a su querido Virgilio
482
481
–, que yo intentaré componer una obra destinada a sobrevivir
a los siglos y arrebatar mi nombre a las llamas. Los toros no quieren verse uncidos
para arar campos estériles: una tierra gruesa cansa, pero resulta gozosa la misma fatiga.
CVIII
Mi libro te saludará en mi nombre
Tienes, desde luego, una hermosa casa –y pido [a los dioses] que la conserves
y que crezca por muchos años–, pero en el Transtíber, mientras que mi buhardilla
mira hacia los laureles vipsanos
: yo ya me he vuelto viejo en este barrio. Tengo que
emprender un viaje para saludarte, Galo, en tu casa de mañana: daría igual, aunque
estuviera más lejos. A ti no te hace mucho el que yo sume un cliente más, pero para
mí significa mucho, Galo, si te quito ese uno. Yo te saludaré en persona más a
menudo a la hora décima
484
483
: por la mañana, en mi lugar, te dará los buenos días mi
libro.
CIX
La perrita Isa
Isa es más picaruela que el gorrión de Catulo.
Isa es más pura que el beso de una paloma.
Isa es más cariñosa que todas las niñas.
Isa es más preciosa que las perlas de la India.
Isa es la perrita de Publio, sus delicias.
Si se queja, creerás que habla.
Siente la tristeza y el gozo.
Apoyada sobre su cuello, se recuesta y coge el sueño,
de suerte que no se la oye ni respirar.
Y, obligada por la necesidad del vientre,
jamás ha ensuciado ni con una gota un cobertor,
sino que llama la atención delicadamente con su patita
y avisa que la bajen del diván y pide que la suban.
Hay tanto pudor en esta casta perrita,
que no conoce a Venus y no hemos encontrado
un marido digno de tan delicada doncella.
Para que el día supremo no se la robe del todo,
Publio la ha retratado pintada en una tabla:
en ella verás una Isa tan semejante,
que ni ella misma es tan parecida a sí misma.
En una palabra: si pones a Isa junto a su retrato,
ora pensarás que las dos son la de verdad,
ora pensarás que las dos son su retrato
485
.
CX
Para epigramas cortos, los tuyos
Te quejas, Veloz, de que yo escribo epigramas largos. Tú no escribes nada. Tú
los haces más cortos.
CXI
Ofrecimiento de un libro
Teniendo tú una fama y una veneración por los dioses equiparables a tu
sabiduría, y una piedad no menor ella misma que tu ingenio, no sabe hacer regalos a
tus méritos quien se sorprende, Régulo, de que se te ofrezca un libro e incienso
CXII
Prisco a secas
Cuando no te conocía, te llamaba mi señor y mi rey; ahora te conozco bien:
para mí serás ya Prisco
487
.
CXIII
Un editor de Marcial
Todas las composiciones que escribí antaño de joven y niño, y todas mis
fruslerías, que ya no reconozco ni yo mismo, si quieres malemplear tus buenas horas y
si te enoja tu tiempo libre, lector, se las pedirás a Quinto Polio Valeriano, gracias al
cual no se les permite perecer a mis entretenimientos.
CXIV
El sepulcro de Antula
Estos huertos próximos a tu casa, Faustino, el pequeño campo y los húmedos
prados son de Fenio Telesforo. Aquí enterró las cenizas de su hija y consagró el
nombre que lees de Antula, más que digno él mismo de ser leído. Lo natural habría
sido que el padre hubiera bajado [antes] a las sombras Estigias; pero ya que no pudo
ser, que viva, para que honre los huesos [de su hija]
488
.
CXV
Vive tranquilo, envidioso
Está chiflada por mí –¡chínchate, Procilo!– cierta joven más blanca que un
cisne recién lavado, más que la plata, que la nieve, que los lirios, que el ligustro; pero
yo suspiro por una más negra que la noche, que las hormigas, que la pez, que los
grajos, que las cigarras. Ya pensabas en crueles ahorcamientos: si te conozco bien,
Procilo, vivirás.
CXVI
El sepulcro de Antula
489
Este pequeño bosque y estas hermosas yugadas de tierra de cultivo los ha
consagrado Fenio al eterno homenaje de unas cenizas. Este sepulcro cubre a Antula,
tempranamente arrebatada a sus seres queridos, y en él se mezclarán con Antula sus
dos progenitores. Si alguien pretende este campo, se lo aviso, que no lo espere: éste
permanecerá perpetuamente al servicio de sus dueños
CXVII
Una librería
490
.
Siempre que te encuentras conmigo, Luperco, me dices al punto: “¿Quieres
que te envíe un propio, para que le entregues tu libro de epigramas, que te devolveré
una vez leído?”. No es necesario que molestes a un esclavo. Está lejos, si quiere venir
hasta El Peral
, y además vivo en una tercera planta, pero alta. Lo que buscas podrás
encontrarlo más cerca. Seguro que sueles ir por el Argileto
491
. Frente al foro de César
hay una librería con sus jambas totalmente escritas de punta a cabo para que pueda
uno leer [los nombres de] todos los poetas. Pídeme allí. No tienes más que preguntar a
Atrecto –así se llama el dueño de la librería– y, del primer o segundo estante, por
cinco denarios
493
492
, te entregará un Marcial pulido con piedra pómez y forrado con
púrpura. —¿“No vales tanto”, dices? ¡Buen tino, Luperco!
CXVIII
De nada demasiado
A quien no le basta haber leído cien epigramas, no es bastante para él,
Cediciano, ningún mal
LIBRO II
VALERIO MARCIAL A SU QUERIDO DECIANO, SALUD
1. “¿A mí qué”, dices, “con una epístola?”. “Pues, ¿no tienes bastante con que
leamos tus epigramas? ¿Qué más vas a decir aquí que no puedas decir en tus versos? 2.
Entiendo por qué la tragedia o la comedia se preludian con una carta, puesto que no
pueden hablar por sí mismas
; pero los epigramas no necesitan pregonero y se
contentan con su lengua característica, es decir, mala. En cualquier página que les
parece, ponen una epístola. 3. Si te parece, pues, no hagas el ridículo y no saques a
496
los cómicos bailando con toga. 4. En fin, tú verás si te gusta enfrentarte a un reciario
con una férula
. 5. Yo estoy sentado entre los que protestan al punto de todo”. 6. Por
Hércules, Deciano, creo que estás en lo cierto. 7. ¿Qué dirías si supieras con qué carta
y qué larga te las tendrías que haber visto? 8. Sea, pues, como pretendes. A ti te
deberán, si es que alguien viene a dar en este libro, el llegar descansados a su primera
página.
497
I
Ventajas de un libro corto
Desde luego que podrías aguantar trescientos epigramas; pero ¿quién te
aguantaría a ti, libro mío, y te leería por entero? Aprende ahora, por el contrario,
cuáles son las ventajas de un volumen sucinto. Lo primero es que me gasto menos
papel; después, que el copista termina con estas cosas en una sola hora, y sin tener
que ocuparse únicamente en mis bagatelas; la tercera circunstancia es que, si por
casualidad te lee alguien, aunque seas malo de remate, no resultarás odioso. El
convidado te leerá una vez hecha la mezcla de la copa quincuncial
, pero antes de
que empiece a templarse la copa escanciada
. ¿Te parece que estás protegido por
tanta brevedad? ¡Ay de mí, para cuántos serás largo incluso así!
499
II
Gloria militar de Domiciano
498
Creta ha dado un gran nombre, mayor lo ha dado África: el que tiene el
victorioso Escipión y el que tiene Metelo
. La Germania otorgó otro más noble,
dominado el Rin, y tú, César, siendo un niño, eras digno de tal nombre
500
. Tu hermano
se ganó con tu padre los triunfos sobre los idumeos
; pero los laureles que se
conceden por la sumisión de los catos son tuyos por entero.
III
¿Deudor tú?
502
Sexto, no debes nada, no debes nada, Sexto, lo confieso; pues solamente debe
quien puede pagar.
IV
Ni madre, ni hermana...
¡Ay, Amiano, qué cariñoso eres con tu madre! ¡Qué cariñosa es tu madre
contigo, Amiano! Te llama hermano, y hermana la llamas. ¿Por qué os apetecen esos
nombres tan sospechosos? ¿Por qué no os gusta ser lo que sois? ¿Pensáis que esto es
un juego y una gracia? No lo es: una madre que quiere ser hermana no se contenta
con ser madre ni hermana.
V
¡No estás en casa!
Que me muera, Deciano, si no me gustaría estar contigo los días enteros y las
noches enteras. Pero son dos mil pasos los que nos separan, que se convierten en
cuatro mil, con la ida y la vuelta. Muchas veces no estás en casa, y otras muchas,
aunque estás, lo niegas. A menudo no tienes tiempo más que para tus pleitos o para ti
mismo. A pesar de todo, no me importa andar dos mil pasos para verte; me importa
andar cuatro mil para no verte.
VI
Lector indolente
Anda ahora, mándame publicar mis libritos. Apenas llevas leídas dos páginas,
miras la última, Severo, y empiezas con largos bostezos. Estos son los poemas que,
cuando yo los declamaba, solías copiar furtivamente, pero en páginas vitelianas;
éstos son los que uno por uno llevabas en tu seno por todos los convites y por todos
los espectáculos; son éstos y otros mejores todavía, por si no lo sabes. ¿De qué me
sirve un libro tan delgado que no es más grueso que ningún husillo, si te lo lees
entero en tres días? Nunca he visto un entusiasmo más indolente. ¿Tan rápidamente
desfalleces de cansancio yendo de viaje y, debiendo llegar corriendo hasta Bovilas,
pretendes desenganchar tu carruaje delante del templo de las camenas
. Anda ahora,
mándame publicar mis libritos.
VII
Un pretencioso zascandil
Declamas lindamente, actúas en las causas judiciales lindamente, Ático
;
escribes lindas historias, poemas lindos; compones mimos lindamente y haces
epigramas lindamente; eres un gramático lindo y un lindo astrólogo; no sólo cantas
lindamente sino que también bailas, Ático, lindamente; eres lindo en el arte de la lira,
eres lindo en el juego de pelota. No haciendo nada bien, pero haciéndolo todo
lindamente ¿quieres que te diga qué eres? Eres un gran zascandil
VIII
Tus versos son peores
506
.
Si algo te parece en estas páginas, lector, o muy oscuro o poco latino, el error
no es mío; lo ha tergiversado el copista con las prisas por cargar versos a tu cuenta.
Pero si crees que no es él, sino yo, quien ha caído en falta, entonces yo creeré que tú
no tienes ni pizca de inteligencia. —“Pero esos versos son malos”. —¡Como si yo
negara lo evidente! Estos son malos, pero tú no los haces mejores.
IX
¡Quién sabe!
Escribí a Nevia y no me ha respondido nada, así que no se dará
. Pero creo
que leyó lo que escribí: luego dará
X
Mejor es nada...
Te elogio, Póstumo, eso de que me des besos a medio labio: puedes quitar
también esta mitad. ¿Quieres concederme un favor todavía mayor e inefable? Guárdate
para ti, Póstumo, esta mitad toda entera
509
.
XI
Selio cena en su casa
Que ves, Rufo, a Selio con la frente anublada; que, deambulando, se patea el
pórtico a deshora; que su rostro serio calla algún sentimiento lúgubre; que su
desmesurada nariz casi toca el suelo; que se golpea el pecho con la diestra y se mesa
los cabellos, ése no está llorando la muerte de un amigo o de un hermano: sus dos
hijos viven y pido [a los dioses] que vivan; sana y salva está también su mujer, y su
menaje y sus esclavos; ni su colono ni su cortijero le han hecho ninguna mala jugada.
—¿Cuál es, pues, la causa de su pesadumbre? —Cena en su casa.
XII
Hueles siempre demasiado bien
¿Qué voy a decir del hecho de que tus besos huelen a mirra, y que tienes
siempre un olor que no es el tuyo? Me resulta sospechoso, Póstumo, eso de que
siempre huelas bien: Póstumo, no huele bien el que siempre huele bien
XIII
Pleitos tengas y los ganes
Te reclama el juez y te reclama el abogado: mi opinión es, Sexto, que pagues
al acreedor.
XIV
Selio el parásito
Selio no deja nada sin probar, nada a lo que no se atreva, cuando se ve al fin
en la necesidad de tener que cenar en casa. Corre al pórtico de Europa
y alaba sin
cesar tu persona, Paulino, y tus pies dignos de Aquiles. Si en el pórtico de Europa no
ha resuelto nada, marcha a los Septa
, por si el hijo de Filira o el de Esón le
proporcionan algo
513
512
. Decepcionado también aquí, se hace asiduo de los templos de la
diosa de Menfis
y se sienta, oh ternera triste, junto a las cátedras de tus devotos. De
aquí se dirige hacia el techo sostenido por cien columnas
514
y desde allí al monumento
donación de Pompeyo y a sus dos arboledas
516
515
. Y no desdeña ni los baños de
Fortunato ni los de Fausto, ni las tinieblas de Grilo o el antro eólico
de Lupo;
porque en las termas públicas se baña una vez y otra y otra. Después de haberlo
probado todo, pero sin la anuencia de los dioses, una vez bañado, corre de nuevo a
los bujedos de la templada Europa, para ver si anda por allí algún amigo retrasado.
Por ti y por tu hermosa joven, lascivo portador, te lo suplico, toro
, ¡invita a Selio a
cenar!
XV
Un escrupuloso
Eso de no pasar tu copa a nadie, lo haces por humanidad, Hormo, no por
soberbia
519
.
XVI
Enfermedad simulada
Zoilo está enfermo: esta fiebre se la provocan sus cobertores. ¿Qué iba a hacer
la púrpura si estuviera sano?
¿Qué haría el colchón del Nilo, qué el teñido por Sidón
con su fuerte olor? ¿De qué hace ostentación la enfermedad, sino de unas riquezas
extravagantes? ¿A ti qué con los médicos? Despide a todos los Macaones
520
. ¿Quieres
ponerte sano? Toma mis cobertores.
Una peluquera se sienta
522
XVII
No es lo que parece
en la primera bocacalle de la Subura, por donde
cuelgan los cruentos flagelos de los verdugos y numerosos remendones tienen sus
puestos
frente al Argileto. Pero esta peluquera, Amiano, no corta el pelo, te digo
que no corta el pelo. —¿Pues qué hace? —Desuella
XVIII
Tal para cual
525
Busco tu cena, Máximo, vergüenza me da, pero busco tu cena; tú buscas otra:
ya somos, por tanto, iguales. Por la mañana vengo a darte los buenos días; de ti dicen
que has ido antes a dárselos a otros: ya somos, por tanto, iguales. Yo formo parte de
tu comitiva y camino delante de un “rey” envanecido; tú perteneces a la comitiva de
otro: ya somos, por tanto, iguales. Bastante es con ser siervo: ya no quiero ser vicario.
Quien es “rey”, no debe, Máximo, tener “rey”
526
.
XIX
Mísera cena de Zoilo
¿Piensas, Zoilo, que me hace feliz una cena? ¿Feliz una cena y, sobre todo,
tuya? Debe ponerse a la mesa como convidado en la cuesta de Aricia
aquel a quien
tu cena, Zoilo, lo hace feliz.
XX
Si los compra, son suyos
Paulo compra poemas. Paulo recita esos poemas como suyos, pues bien
puede uno lo que compra llamar suyo
528
.
XXI
Es más limpia la mano
XXII
¡Ahora me besa Póstumo!
¿Qué tengo yo que ver con vosotros, oh Febo y las nueve hermanas? Hete
aquí que la Musa jocosa es nociva para su poeta. Antes Póstumo solía darme los besos
a medio labio
530
: ahora ha empezado a dármelos con los dos.
XXIII
¿Quién es Póstumo?
Por mucho que me lo pidáis no os diré quién es Póstumo en mi librito. No os
lo diré, pues ¿qué necesidad tengo yo de ofender estos besuqueos que pueden
vengarse tan fácilmente?
531
.
XXIV
La Fortuna cambia a los hombres
[Me decías:] “Si la triste fortuna te hiciere reo, te mostraré mi adhesión vestido
de luto y más pálido que el propio reo; si te ordenare salir condenado de la tierra
patria, seré tu compañero de destierro, por los mares y por los acantilados”. Ella te ha
dado riquezas. —¿Acaso son éstas de los dos? —¿Me das la mitad? —Es mucho.
—Cándido, ¿me das algo? Serás por tanto desgraciado conmigo; pero como un dios de
rostro benigno te dé su anuencia, siendo rico, Cándido, te quedarás solo
XXV
La aporía del mentiroso
Gala, no te das jamás, siempre prometes a mis requerimientos. Si engañas
siempre, ya te estoy requiriendo, Gala: dime que no.
XXVI
Vanas esperanzas
Porque Nevia respira quejumbrosamente, porque tose con dureza y a
continuación te llena el seno de esputos, ¿crees, Bitínico, que ya has conseguido tu
objetivo?. Te equivocas, Nevia te está engatusando; no se muere.
XXVII
El precio de la cena
Los elogios de Selio, cuando va echando sus redes en busca de una cena,
acéptalos tanto si haces una lectura pública como si defiendes un pleito: “¡Bien
logrado! ¡con qué seriedad! ¡qué rapidez! ¡muy mal! ¡bravo! ¡perfecto!”
. —¡Esto es lo
que yo quería! Ya te has ganado la cena, ¡cállate!”.
XXVIII
Eres peor que eso...
Ríete a gusto, Sextilo, de quien te haya llamado invertido y levántale tu dedo
corazón. Por otra parte, Sextilo, tú ni jodes por delante ni por detrás ni te gusta la
boca caliente de Vetustina. No haces nada de eso, Sextilo, lo reconozco. ¿Qué haces,
entonces? No lo sé, pero tú sabes que quedan dos cosas
XXIX
Retrato de un desconocido
535
.
Estás viendo, Rufo, a aquel que ocupa los primeros asientos, cuya mano
enjoyada reluce hasta desde aquí, cuyos mantos han absorbido tantas veces la púrpura
de Tiro, y cuya toga tiene orden de ganar [en blancura] a las nieves intactas, cuya
grasienta cabellera llena de perfume todo el teatro de Marcelo, y cuyos brazos
resplandecen lisos una vez depilados; las lengüetas de sus zapatos recién puestas se
apoyan sobre el calzado con hebilla de media luna, y un cuero de escarlata pinta su
pie sin lastimarlo, y numerosos lunares revisten su frente de estrellas. ¿No sabes qué
es? Quita esos lunares y lo leerás
536
.
XXX
No te pido consejos, sino dinero
Pedía yo por casualidad un préstamo de veinte mil sestercios, que aunque me
lo hubiera regalado, no le resultaba gravoso. Y es que se lo pedía a un rico y viejo
amigo y cuya arca apalea riquezas de sobra. El tal me dijo: “Serás rico, si defiendes
pleitos”. Dame lo que te pido, Gayo, ¡no te pido consejo!
XXXI
¡Insuperable!
Yo me he tirado muchas veces a Crestina. ¿Me preguntas cómo de bien se
comporta? No hay nada que pueda superarla, Mariano.
XXXII
Es malo servir a un siervo
Tengo un pleito con Balbo, y tú, Póntico, no quieres ofender a Balbo. Que lo
tengo con Licinio: éste también es un gran personaje. Que mi vecino Pátrobas allana a
menudo mi campito: te da miedo ir contra un liberto del César. Que Laronia me niega
y retiene un esclavo mío, respondes: “Está sola, es rica, vieja, viuda”. Créeme, no es
cómodo el servir a un amigo siervo. Sea libre quien quiera ser señor mío
XXXIII
¿Por qué no te beso?
¿Por qué no te beso, Filenis? Estás calva.
¿Por qué no te beso, Filenis? Eres pelirroja.
¿Por qué no te beso, Filenis? Estás tuerta.
El que besa todo esto, Filenis, es un mamón
538
XXXIV
Madre degenerada
.
Gustándote Fíleros, comprado por toda tu dote, consientes, Gala, en que tus
tres hijos perezcan de hambre. Tanta consideración se presta a un coño con canas, al
que ya no le está bien ni un amor casto. Que los dioses te hagan para siempre la
coima de Fíleros, ¡oh madre peor todavía que Poncia!
XXXV
A un patizambo
Puesto que tú tienes unas piernas que parecen los cuernos de la luna, podrías,
Febo, lavarte los pies en un rition
540
.
XXXVI
Sé hombre íntegro
No quisiera ni cabellos rizados, ni cabelleras revueltas, no quiero que tu cutis
esté brillante, ni la quiero sucia; no quiero que tengas ni la barba de los que llevan
mitra ni la de los reos
; no te quiero, Pánico, ni demasiado ni poco hombre. Ahora
tienes las piernas peludas y el pecho erizado de cerdas, pero la mente, Pánico, la
tienes depilada
542
.
541
XXXVII
Un grosero aprovechado
Abarres a diestro y siniestro cuanto se pone a la mesa: la teta de cerda y las
costillas de cerdo; un francolín para dos, medio salmonete y una lubina entera, un
filete de morena y un muslo de pollo, y un pichón goteando su propia salsa. Una vez
envuelto todo esto en una servilleta que escurre, lo entregas a tu siervo para que lo
lleve a casa: nosotros estamos a la mesa de brazos cruzados en masa. Si te queda
vergüenza, devuelve la cena: Ceciliano, no te he invitado para mañana
XXXVIII
Ojos que no ven...
¿Me preguntas, Lino, qué me produce mi campo nomentano?
Esto es lo que
me produce mi campo: que no te veo, Lino
545
.
XXXIX
A cada uno lo suyo
544
Regalas vestidos de [color] púrpura y violeta a una adúltera manifiesta.
¿Quieres darle los regalos que merece? Envíale una toga
XL
Fiebres fraudulentas
546
.
Se dice maliciosamente que Tongilio se consume con unas tercianas. Conozco
las trampas del personaje: tiene hambre y sed. Ahora se están tendiendo las redes
traidoras a los tordos bien gordos y se está echando el anzuelo al salmonete y al
robalo. Que filtren el cécubo
547
y el que fermentó el año de Opimio
, que envasen el
morapio falerno en pequeñas botellas. Todos los médicos han recetado a Tongilio que
se bañe. Oh necios, ¿creéis que es fiebre? Es gula.
XLI
Por favor, tú no te rías
“Ríete, si tienes juicio, niña, ríete”, creo que dijo el poeta peligno
; pero no
lo dijo para todas las niñas. Mas aunque lo hubiera dicho para todas, no lo dijo para ti:
tú no eres niña y te quedan, Maximina, tres dientes, pero completamente como la pez
y como el boj
. Por tanto, si crees al espejo y a mí, debes temer la risa no menos que
Espanio al viento y Prisco a las manos
550
, como Fabula, cargada de maquillaje, teme a
un nublado y Sabela, embadurnada de cerusa, teme al sol. Pon una cara más severa
que la esposa de Príamo y que su nuera mayor
551
, evita los mimos del cómico Filistión,
los convites demasiado licenciosos y todo lo que con una graciosa procacidad relaja
los labios en carcajada abierta. A ti te está bien sentarte junto a una madre triste y que
guarda luto a su marido o a su tierno hermano y no dedicar tus ocios más que a las
obras de las musas trágicas. Tú, no obstante, siguiendo mis consejos, “llora, si tienes
juicio, niña, llora”.
552
XLII
¿Por qué no metes la cabeza?
Zoilo, ¿por qué ensucias la bañera lavándote el culo? Para que se ensucie más,
sumerge la cabeza, Zoilo
553
.
XLIII
Todo es común entre amigos
“Todo es común entre amigos”. Ésta es, ésta es tu comunidad, la que tú
proclamas día y noche con grandilocuencia. A ti te cubre una toga lavada en el
lacedemonio Galeso
o que Parma ha hilado de vellones escogidos; a mí, en cambio,
una toga que ha sufrido las iras de los cuernos de un toro
554
, de la que el primer
pelele no querría que se dijera que es suya. A ti la tierra de Cadmos te ha enviado
mantos de Agénor
556
555
; mis púrpuras no las venderás ni por tres monedas. Tú sostienes
tus veladores líbicos en colmillos indios
; mi mesa de haya se apoya sobre unos
ladrillos. Enormes salmonetes cubren tus fuentes damasquinadas
557
; tú, camarón,
apareces rojo en mis platos de tu mismo color
559
558
. Tu cuerpo de camareros podría
competir con el mariquita troyano; en cambio yo, en vez de Ganímedes, recurro a mi
mano
. ¿De tan grandes riquezas no das nada a tu viejo y fiel camarada, y dices,
Cándido, “todo es común entre amigos?”.
560
XLIV
Curarse en salud
Si he comprado tanto un joven esclavo o una toga peluda, como, pongamos
por caso, tres o cuatro libras de objetos de plata, enseguida Sexto, aquel famoso
usurero que conocéis como viejo compañero mío, teme que quizás le pida algo y se
cura en salud, susurrando entre dientes, pero de forma que yo lo oiga: “debo siete mil
sestercios a Segundo, a Febo cuatro mil, once mil a Fileto, y no tengo en caja ni una
perra”. ¡Qué gran ingenio el de mi camarada! Es duro, Sexto, el negar cuando se te
pide: ¡cuánto más duro, antes de que se te pida!
XLV
Llevar leña al bosque
Como no se te empinaba, te has cortado tu miembro, Clipto. Insensato, ¿a ti
qué con el cuchillo? Eras un galo
561
.
XLVI
Tú tanto, y tus clientes, desnudos
Como el Hibla florido se viste de variados colores cuando las abejas de Sicilia
devastan la corta primavera, así resplandecen tus prensas con los mantos puestos bajo
ellas
562
, así brilla tu arca con innumerables batines
, y pueden vestir a una tribu
entera tus togas blancas, tejidas con la lana de más de un rebaño que han producido
las tierras de Apulia. Tú contemplas indolente el invierno de tu amigo medio desnudo
—¡que indignidad!— y a tus acompañantes ateridos de frío. ¿Qué suponía,
desgraciado, robar dos retales —¿por qué remoloneas?— no a ti, Névolo,, sino a las
polillas?
XLVII
¡Prepárate, Galo!
563
Te lo aconsejo, huye de las redes de una adúltera famosa, oh Galo, más
depilado que las conchas de Citerea. ¿Confías en tus nalgas? El marido no va por
detrás; lo hace de dos maneras, o por la boca o por la vagina.
XLVIII
Apetencias
Un tabernero y un carnicero y un baño; un peluquero y un tablero de juego y
unos dados; y algunos libros, pero a elegir; un solo compañero no demasiado rudo, y
un chico ya mayorcito y lampiño por mucho tiempo, y una joven, amada de mi chico.
Procúrame todo esto, Rufo, aunque sea en Butuntos
, y guárdate para ti las termas de
Nerón.
564
XLIX
No hay enemigo
No quiero casarme con Telesina. —¿Por qué? —Es una adúltera. —Pero si
Telesina se entrega a los jóvenes esclavos. —Acepto
565
L
A tal mal, tal remedio
.
En eso de mamarla y beber agua no haces ningún mal, Lesbia. Tomas el agua,
Lesbia, por donde la necesitas
566
.
LI
El uno, muerto de hambre y el otro, saciado
Aun no teniendo frecuentemente en tu arca, Hilo, más que un denario y éste
más sobado que tu culo, sin embargo no te lo llevará ni el panadero ni el tabernero,
sino alguien que presuma de un buen pene. Tu vientre, el pobre, contempla los
festines de tu culo y este desgraciado está siempre muerto de hambre, pero aquél se
harta.
LII
Las cuentas, claras
Dasio sabe contar a sus bañistas. A Espátale, de enormes pechos, le ha pedido
por tres: ella ha pagado.
LIII
Así serás libre
¿Quieres llegar a ser libre? Mientes, Máximo, no quieres; pero, si quieres
conseguirlo, puedes por este medio. Serás libre, Máximo, si no quieres cenar fuera, si
calma tu sed un mosto de Veyes
, si puedes reírte de la vajilla de oro del pobre
Cinna, si puedes darte por contento con mi toga, si por dos ases
567
conquistas a una
cortesana del montón, si no puedes subir a tu piso sin agacharte. Si tienes tal
capacidad, si tanto es el poder de tu mente, puedes vivir más libre que el rey de los
Partos.
LIV
Esposa avispada
568
Qué sospecha de ti, Lino, tu mujer, y por qué parte desea que seas más
púdico, bien que lo ha demostrado con unos indicios seguros, al ponerte como
guardián un eunuco. No hay nada con mejor olfato
569
y más malicioso que ella
LV
Deseaba quererte
Quieres, Sexto, que se te corteje. Yo deseaba quererte. Hay que obedecerte.
Serás cortejado, como tú mandas. Pero, Sexto, si te cortejo, no te querré.
LVI
Tu mujer no es avara, prefiere darse
Tu mujer, Galo, no tiene buen nombre entre las gentes de Libia
por el feo
vicio de una desatada avaricia. Pero son meras patrañas. Ella no tiene por costumbre
en asboluto recibir. ¿Pues qué suele hacer? Se da.
LVII
No todo lo que reluce...
Este hombre, al que veis [andar] lento con pasos inseguros, que vestido de
violeta corta por medio de los Septa, a quien no le gana en capas mi amigo Publio ni
el mismo Cordo, príncipe de los que visten capa, a quien sigue una grey de clientes y
de esclavos y una litera de estreno, con sus cortinillas y sus trencillas, ha empeñado
ahora mismo en el banco de Cladio su anillo de caballero por ocho sestercios, como
mucho, con los que cenar.
LVIII
El grajo con plumas de pavo real
Vestido de velluda toga, te ríes, Zoilo, de mis vestidos raídos. Están raídos, sí,
Zoilo, pero son míos.
Me llamo Mica aurea
572
LIX
Acuérdate de la muerte
. Estás viendo lo que soy: un pequeño cenador. Fíjate
que desde aquí ves el mausoleo del César
. Rompe los lechos, pide vino, corónate de
rosas, perfúmate con nardo: un dios en persona
573
te invita a que te acuerdes de la
muerte.
574
LX
Castigo merecido
Tú, joven Hilo, te estás beneficiando a la mujer de un tribuno militar mientras
sólo te esperas un castigo de los reservados a un menor
. ¡Ay de ti! En medio de tus
retozos, te castrarán. Al punto me dirás: —“No hay derecho a esto”
575
. —¿Qué? ¿Hay
derecho, Hilo, a lo que tú haces?
LXI
¡Qué lengua más sucia!
576
Cuando tus mejillas florecían con un bozo impreciso, tu lengua impúdica
lamía la entrepierna a hombres hechos y derechos. Después que tu triste cabeza se ha
convertido en el asco de los enterradores y en hastío del miserable verdugo, haces
otros usos de tu boca y, consumido por un exceso de envidia, injurias cualquier
nombre que se te ofrece. Más vale que lengua tan nociva se quede pegada a las
ingles, pues cuando las chupaba era más pura
577
.
LXII
¿Lo de atrás para quién?
Si te depilas el pecho, las piernas y los brazos, y si tu minga rapada está
rodeada de unos cortos pelos, esto lo haces, Labieno, —¿quién no lo sabe?— en
atención a tu amiga. Si te depilas el culo, Labieno, para quién lo haces?
LXIII
Si no es amor, es extravagancia
No poseías más que cien mil sestercios, Mílico, que te costó Leda, redimida de
la vía Sacra. Mílico, aunque fueras rico, sería un lujo el amor a tanto precio. —“No la
amo”, dirás al punto. —También esto es un lujo
578
.
LXIV
Decídete de una vez
Mientras te estás formando unas veces como orador, mientras te estás
preparando otras veces para rétor, y no determinas, Lauro, lo que quieres ser, se pasan
los años de Peleo, los de Príamo y los de Néstor
y se te haría tarde ya incluso para
jubilarte. Empieza —sólo en este año han muerto tres rétores—, si es que tienes algo
de voluntad, si es que tienes algo de capacidad técnica. Si la escuela no tiene
prestigio, todos los foros hierven en causas: el mismo Marsias puede convertirse en
abogado
. Venga, vamos, deja de dar largas. ¿Hasta cuándo vamos a esperarte?
Mientras dudas qué vas a ser, puedes no ser nada
580
581
.
LXV
Siento lo que te ha sucedido
¿Por qué vemos más triste a Saleyano? —¿Te parece poco?, me dices, he
enterrado a mi mujer. —¡Oh gran crimen del hado! ¡Oh terrible desgracia! ¿Ha muerto
aquella rica Secundila, aquélla que te aportó en dote un millón de sestercios? Siento
que te haya pasado esto, Saleyano.
LXVI
¡Dichoso ricito!
Un solo ricito se había desprendido de toda la corona de tu cabellera, al no
haber quedado bien sujeto con una aguja insegura. Lálage vengó este crimen con el
espejo en el que lo había visto, y Plecusa cayó herida por culpa de la cruel cabellera.
Deja ya, Lálage, de adornar tus tristes cabellos y que ninguna esclava toque tu loca
cabeza. Que una salamandra la señale
o que una despiadada navaja la monde, para
que tu imagen se haga digna de tu espejo
LXVII
¿Qué haces?
En cualquier lugar que me encuentres, Póstumo, en seguida me llamas a gritos
y tu primera palabra es ésta: “¿Qué haces?”. Esto me dices, aunque me encuentres diez
veces en una hora. Sospecho, Póstumo, que tú no tienes nada que hacer.
LXVIII
Ya no te llamo “rey y señor”
Si ya te saludo con tu nombre, habiéndote llamado antes “dueño y señor”
,
no digas que soy un insolente, he comprado mi libertad con todos mis bienes. Reyes y
señores debe tenerlos el que no se posee a sí mismo y ambiciona lo que ambicionan
los reyes y señores. Si puedes, Olo, pasar sin un siervo, puedes también, Olo, pasar
sin un rey.
LXIX
Hay que ser hombre de palabra
Dices, Clásico, que cenas fuera de casa muy contra tu voluntad; que me
muera, Clásico, si no mientes. Incluso al mismo Apicio le gustaba salir a cenar, y
cuando cenaba en casa, estaba bastante triste. No obstante, si vas a la fuerza, ¿por qué
vas, Clásico? —“Me veo forzado”, dices. —Es verdad, también Selio va forzado
. He
aquí, Clásico, que Mélior te invita a una cena de etiqueta, ¿dónde están tus palabras
rimbombantes? Sí eres hombre, anda, dí que no.
LXX
No quieres aguas contaminadas
No quieres que nadie se bañe antes que tú en la pila del agua caliente, Cotilo.
¿Qué otro es el motivo, sino el no calentarte en un agua llena de poluciones?
. Se te
permite lavarte el primero; pero es preciso que te laves aquí tus partes antes que la
cabeza
587
.
LXXI
Lee tus poemas antes que yo los míos
No hay cosa más ingenua que tú, Ceciliano. He notado que, si alguna vez leo
algunos de mis dísticos, en seguida recitas poemas ora de Marso ora de Catulo. ¿Me
haces este favor, como si leyeras poemas inferiores, para que en su comparación
gusten más los míos? Así lo creo. Pero, Ceciliano, prefiero que declames los tuyos.
LXXII
Una buena bofetada
En la cena de ayer, Póstumo, se cuenta un caso que yo sentiría mucho
—¿quién puede aprobar un hecho así?—, que te dieron en plena cara una bofetada
más sonora que las que el propio Latino le sacude al despreciable rostro de
Panículo
. Y, lo que es más de admirar, corre por toda la ciudad el rumor de que el
autor de tal fechoría fue Cecilio. Me dices que no hay tal cosa. ¿Quieres que lo crea?
Me lo creo. Pero, Póstumo, ¿qué hay de que Cecilio tiene testigos?
LXXIII
A plena conciencia
Liris quiere saber lo que hace. ¿Qué? La mama cuando no está borracha.
LXXIV
Vestirse con plumas ajenas
Materno, ¿no ves a Saufeyo rodeado de togados por delante y por detrás, una
turba tan grande como la que suele acompañar a Régulo, cuando ha enviado un reo
trasquilado a los altos templos?
. No sientas envidia. Hago votos por que nunca sea
ése tu séquito. Estos amigos y cuadrillas de togados se los prestan a él Fuficuleno y
Faventino
591
.
590
LXXV
Aprende de nuestra loba a tratar a los niños
Un león acostumbrado a obedecer al látigo de su confiado domador, y a
soportar tranquilo que le metiera la mano en la boca, se olvidó de la paz, recuperada
de pronto una fiereza cual no la debió tener ni en las montañas de Libia. Y es que dos
cuerpos infantiles de la joven cuadrilla que rastrillaba la arena ensangrentada, cruel y
sanguinario, los destrozó con diente feroz. La arena de Marte no ha visto crimen
mayor. Dan ganas de gritar: “¡Cruel, pérfido, bandido, aprende de nuestra loba a mirar
por los niños!”
LXXVI
¡Vaya herencia!
Cinco libras de plata te ha dejado [en herencia] Mario, a quien tú no dabas
nada: éste te ha dado el pego.
LXXVII
No es largo el poema al que no puede quitarse nada
Cosconio, tú que piensas que mis epigramas son largos, puedes ser útil para
engrasar los ejes [de los carros]
. Con esta regla podrías creer que el Coloso es
grande y podrías decir que el niño de Bruto es pequeño
593
. Aprende lo que no sabes:
muchas veces una sola obra de Marso y del docto Pedón llena dos páginas. No son
largos los poemas que no tienen nada que poder quitarles; pero tú, Cosconio, los
dísticos los haces largos.
LXXVIII
Una buena nevera
594
¿Buscas dónde conservar el pescado en el verano? Consérvalo, Ceciliano, en
tus termas
595
.
LXXIX
¡Astuta invitación!
Me invitas a cenar cuando sabes que tengo invitados, Nasica. Te ruego que me
des por excusado: ceno en casa.
LXXX
¿Cuál es la diferencia?
Fanio se suicidó por escapar del enemigo. ¿No es, pregunto yo, una locura
esto de morir para no morir?
596
.
LXXXI
No es litera, sino ataúd
Aunque tu litera sea más amplia que una de seis portadores; pero, como ésta
es tuya, Zoilo, es un féretro
597
.
LXXXII
Secretos a voces
Póntico, ¿por qué crucificas a tu siervo, después de haberle cortado la lengua?
¿No sabes tú que el pueblo dice lo que él se calla?
LXXXIII
Castigo inadecuado
Has desfigurado, marido, a un desgraciado adúltero y sus facciones mutiladas
echan de menos las narices y las orejas que antes tenían. ¿Crees que te has vengado
suficientemente? Te equivocas: ése puede todavía darla a mamar
El héroe hijo de Peante
599
LXXXIV
Venganza de Venus
era afeminado y fácil para los hombres. Así se dice
que vengó Venus las heridas de Paris. ¿Por qué es un lamecoños el siciliano Sertorio?
Es por esto: Parece Rufo, que Érice
Una guardiana
601
600
fue asesinado por éste.
LXXXV
Do ut des
del agua de nieve hervida, encerrada en finos mimbres, éste
será tu regalo en los días de Saturno. Si te quejas de que en el mes de diciembre te he
enviado un obsequio propio del verano, envíame tú una toga fina.
LXXXVI
Me bastan pocos oyentes
Porque no me vanaglorio con versos que se leen en los dos sentidos
, ni leo
al revés al obsceno Sótades
, porque nunca resuena en mis versos un eco a la
griega
604
603
ni el hermoso Atis me dicta el galiambo, muelle por su debilidad
, no soy,
Clásico, tan mal poeta. ¿Qué dirías si obligaras a Ladas a subir a la fuerza por la
estrecha cuesta de un trampolín?
606
. Es un deshonor el entretenerse en difíciles
bagatelas y es una necedad el poner ahínco en niñerías. Que Palemón
escriba
poemas para los círculos literarios: a mí me gusta agradar a unos pocos oyentes.
LXXXVII
¡Pero si eres más feo que Picio!
Dices que bellas muchachas están enardecidas en tu amor; ¡pero, Sexto, si
tienes una cara como la del que nada por debajo del agua!
LXXXVIII
Con tal que no molestes...
No recitas nada y quieres, Mamerco, ser tenido por poeta: sé lo que quieras,
con tal que no recites nada.
LXXXIX
¿A quién te pareces en eso...?
El que te goces en prolongar la velada con vino en exceso, te lo perdono:
tienes, Gauro, el defecto de Catón
. El que escribas versos con nula inspiración de
las musas ni de Apolo, te lo debo alabar: eso que tienes de Cicerón
608
. Que vomitas,
eso es de Antonio
610
; que te gusta el lujo, cosa de Apicio
. Pero lo de chuparla, dime,
¿de quién tienes ese vicio?
XC
Lo que el poeta anhela
Quintiliano, supremo moderador de la voluble juventud, Quintiliano, gloria de
la elocuencia romana, si me empeño en vivir, siendo pobre y todavía no impedido por
los años, perdóname: nadie se empeña lo bastante en vivir. Déjelo para más tarde el
que desea superar el censo de su padre y atesta sus atrios de bustos colosales de sus
antepasados: a mí me encanta un hogar y unos techos que no repugnen ennegrecerse
de humo, una fuente de agua viva y el rústico césped. Que mi esclavo esté bien
nutrido, que mi esposa no sea demasiado letrera, que mis noches sean con sueño, que
mis días pasen sin pleitos
612
.
XCI
Pide al emperador el derecho de tres hijos
Garantía segura de Roma, gloria del universo, César, por cuya conservación
creemos en la existencia de grandes dioses, si mis poemas, tantas veces recopilados
para ti en libritos de urgencia, han entretenido tus ojos, permite que parezca lo que la
fortuna impide que sea
: que se crean que soy padre de tres hijos. Que esto, si te he
disgustado, sea mi consuelo; que esto sea mi premio, si te he gustado.
613
XCII
Concedido
El derecho que pedí de padre de tres hijos me lo ha concedido, como premio
a mis trabajos poéticos, el único que podía hacerlo. Adiós, esposa: no debe perecer un
regalo del señor del mundo.
XCIII
Pon el libro en el orden que quieras
“¿Dónde está el primero”, me dices, “puesto que éste es el segundo libro?”.
¿Qué voy a hacerle, si el otro es más pudoroso? Pero si tú, Régulo, prefieres hacer a
éste el primero, puedes quitar del título una “I”
LIBRO III
I
Envío este libro desde la Galia
Este volumen, cualquiera que sea su valor, te lo envía desde sus lejanas tierras
la Galia designada con el nombre de la toga romana
. Lees este libro y quizás te
parezca mejor el precedente, los dos son míos, puedes preferir cualquiera. Es posible
que te guste más el que ha nacido en la ciudad señora del mundo: es natural que el
libro patrio supere al galo.
615
II
Bajo la protección de Faustino
Librito mío, ¿a quién quieres obsequiar? Búscate en seguida un protector, no
sea que, llevado al punto a la cocina ahumada, tu papel aún húmedo se destine envolver atunes frescos o sirvas de cucurucho del incienso y la pimienta. ¿Te marchas
al seno de Faustino? Sabes lo que haces. Ahora puedes echarte a andar ungido con
aceite de cedro y, hermoseado por la doble ornamentación de tu frente, regodearte en
tus dos cilindros pintados, y que la púrpura delicada te cubra y que el título se
enorgullezca con el rojo de la grana. Si él te protege, no temas ni a Probo
III
Una bañista estúpida
Ocultas tu hermosa cara con una crema negra, pero ensucias el agua con tu
cuerpo no hermoso. Cree que la misma diosa te dice por mi boca: “o descubre tu cara,
o báñate con túnica”
617
.
IV
Volveré a Roma cuando sea citaredo
Vete a Roma, libro mío. Si te preguntan de dónde vienes, responde que del
país de la vía Emilia; si preguntan que en qué tierras y en qué ciudad estoy, puedes
contestar que estoy en Foro de Cornelio
. Te preguntarán la causa de mi ausencia.
Dilo todo en pocas palabras: “no podía soportar las molestias baldías de la toga”.
—“¿Cuándo volverá?”, dirán. Tú responderás: “salió de Roma poeta; volverá cuando
sea citaredo”
619
.
618
V
Libro mío, ve a saludar a Julio
Pequeño libro, que vas a ir corriendo a la ciudad sin mí, ¿quieres que te
recomiende a muchos o te bastará uno? Uno solo te será suficiente, créeme, en cuya
casa no serás huésped: Julio
, nombre que está continuamente en mi boca. En
seguida lo buscarás a la entrada de la calle Cubierta, él ahora ocupa la casa en que
antes vivía Dafnis. Tiene una esposa que te recibirá en sus manos y en su regazo,
aunque llegues cubierto de polvo. Ya los veas a la par o ya te encuentres primero con
ella o con él, les dirás: “Marco os envía muchos saludos”. Y basta. Que a otros los
recomiende una carta: es una necedad pensar que a uno han de recomendarlo ante
los suyos.
VI
La toga viril
Ya te amanece el día tercero después de los idus de mayo, Marcelino, en que
debes celebrar una doble fiesta familiar: el aniversario del nacimiento de tu padre, y el
día en que te afeitaste por primera vez
. Aunque le ha dado el gran don de una vida
feliz, nunca este día estuvo más generoso con tu padre.
621
VII
Adiós, espórtula
Adiós ya, centenar de pobrecillos cuadrantes
, donativo que hacía a sus
fatigados clientes un bañista empapado
623
622
. ¿Qué pensáis, amigos hambrientos? Se
acabaron las espórtulas de un patrón orgulloso. “Ya no hay disimulo, ya es un salario
lo que tiene que dar”
624
.
VIII
Cuestión de vista
Quinto ama a Tais. —¿A qué Tais?. —A Tais la tuerta. —A Tais le falta un ojo;
a él, los dos.
IX
¿Qué importa que escriba?
Dicen que Cinna escribe versos contra mí; no escribe el poeta cuyos versos
nadie lee.
Tu padre, Filomuso
625
X
Hereda y se arruina
, te ha asignado una pensión mensual de dos mil
sestercios y te la pagó día por día, porque la necesidad del mañana oprimía tu lujo y
había que ir alimentando a diario tus vicios. Al morir te constituyó heredero universal:
Tu padre, Filomuso, te ha desheredado
626
.
XI
Quinto protesta
Quinto, si tu amada no es Tais, ni tuerta
, ¿por qué piensas que el dístico se
había compuesto contra ti? —Pero algún parecido hay. —¿Es que dije Tais por Lais?
Respóndeme, ¿qué parecido hay entre Tais y Hermíone? Pero tú te llamas Quinto...
¡Ah, bueno! Pues cambiemos el nombre del amante: si Quinto no quiere, que sea
Sexto el amante de Tais
XII
Perfumes sin comida
Ayer, lo confieso, diste un perfume exquisito a tus convidados, pero no
trinchaste nada. ¡Es cosa curiosa oler bien y morirse de hambre! El que no cena y lo
perfuman, Fabulo, creo en verdad que está muerto.
XIII
¡Pobre cocinero!
Como no quieres trinchar el pescado, como no quieres trinchar los pollos y
escatimas por un jabalí
, Nevia, más que por tu padre, acusas y deshaces a golpes al
cocinero, como si todo lo presentara crudo. Así, nunca tendré nada crudo en el
estómago
630
.
629
XIV
Triste desengaño
Tucio, un muerto de hambre, se dirigía a Roma procedente de Hispania. Le
llegaron las habladurías sobre las espórtulas: se volvió desde el puente Milvio.
XV
Amar ciegamente
Nadie da en toda la ciudad más créditos que Cordo
. —Siendo tan pobre
¿cómo se las arregla?. —Está ciegamente enamorado.
XVI
No juegues con tu piel
Cerdón, rey de los zapateros, ofreces combates de gladiadores y lo que te
proporciona la lezna, te lo quita el puñal. Estás borracho, porque, de estar sobrio,
nunca harías eso de querer jugar con tu cuero. Has jugado con tu cuero, pero créeme,
Cerdón, procura ahora atenerte a tu propia pelleja
632
XVII
¡Vaya aliento!
.
Una tarta llevada un rato en torno de los convidados a la hora de los postres
quemaba cruelmente las manos por su excesivo calor; pero la glotonería de Sabidio
ardía más aún. En seguida, pues, sopló sobre ella tres o cuatro veces con todas sus
fuerzas. La tarta se templó un poco y dejó de abrasar los dedos; pero nadie pudo
tocarla: ¡era pura mierda!
633
.
XVIII
Excusatio non petita...
Al empezar a hablar, te quejas de que has cogido frío a la garganta.
Habiéndote excusado, Máximo, ¿por qué recitas?
XIX
¡Qué pena que la osa no estuviera viva!
Cerca de las Cien columnas, por donde unas esculturas de fieras adornan el
paseo de los plátanos, llama la atención una osa. Jugando con ella, el hermoso Hilas le tocaba sus fauces abiertas e introducía en la boca su tiernecita mano. Pero en el
interior del muerto bronce se escondía una rabiosa víbora, con un alma peor que la de
la fiera. No advirtió el niño que era una trampa hasta que sintió la mordedura y murió.
¡Qué pena que no era una osa de verdad!
XX
Rufo Canio se ríe de todo
Dime, Musa, qué hace mi amigo Rufo. ¿Confía a páginas inmortales los
acontecimientos memorables de la época de los Claudios, o bien los que un escritor
falsario atribuye a Nerón? ¿O quiere emular las bagatelas del atrevido Fedro?
.
¿Compone lascivas elegías o severas epopeyas? ¿Se mueve huraño en los coturnos de
Sófocles? ¿O, tranquilo en la escuela de los poetas, refiere graciosas anécdotas
sazonadas de sal ática? Si ha salido de aquí, ¿frecuenta el pórtico del templo
o
recorre indolentemente los pórticos de los Argonautas?
¿Acaso con el sol de la
delicada Europa se sienta otra vez después del mediodía entre los tibios bojes o pasea
libre de duras preocupaciones? ¿Se baña en las termas de Tito, o en las de Agripa, o
acaso en los baños del impúdico Tigelino?
637
636
. ¿O disfruta del campo de Tulo y de
Lucano?
638
¿O corre hasta el cuarto mijero, a la agradable finca de Polión
? ¿O
habiendo marchado ya a la veraniega Bayas, se pasea perezosamente en barca en el
lago Lucrino?
640
—¿Quieres saber lo que hace tu amigo Canio?
641
. Se ríe de todo.
XXI
Estar vivo es su mayor castigo
Un siervo señalado en la frente, salvó a su dueño proscrito. No lo hizo por
conservar a su señor la vida, sino el odio de todos
642
XXII
El glotón Apicio
.
Ya habías entregado, Apicio, a tu glotonería sesenta millones de sestercios, y
aún te quedaban unos diez millones largos. Preocupado por no poder sobrellevar el
hambre y la sed, tomaste como última bebida una copa de veneno. Nunca te
manifestaste más glotón que entonces, Apicio
643
.
XXIII
Una mesa mal situada
Puesto que todos los manjares los traspasas a los esclavos que están detrás de
ti, ¿por qué no te ponen la mesa a la espalda?
644
.
XXIV
Ir por lana...
Un boque, culpable de haber ramoneado una viña, estaba junto a las aras para
morir, Baco, como víctima grata a tus fuegos. Cuando estaba para inmolarlo al dios, el
arúspice etrusco encomendó al azar a un paisano del campo y rudo que, rápidamente
y con una hoz bien afilada, le cortara los testículos para que se fuera el mal olor de su
carne inmunda. Mientras él mismo, inclinado sobre las verdes aras, corta con su
cuchillo el cuello que se resiste y lo sujeta con la mano, quedó al descubierto su
enorme “paquete”, con gran escándalo de los ritos. Lo engancha el rústico con el
hierro y lo siega, pensando que así lo exigían los antiguos ritos de los sacrificios y que
a las primitivas divinidades se las honraba con tales fibras. Así tú, que hasta hace un
momento habías sido arúspice etrusco, ahora lo eres galo: mientras degüellas un
boque, tú mismo te has vuelto un chivo
645
.
XXV
Un rétor frío
Si quieres, Faustino, atemperar un baño hirviendo, en el que apenas pudiera
entrar Juliano, ruega que se bañe el rétor Sabineyo: éste hiela incluso las termas de
Nerón
646
.
XXVI
Un presumido estúpido
Tienes tus fincas a solas y a solas, Cándido
, tus dineros; a solas tienes tu
vajilla de oro, a solas tienes tus vasos de múrrina
647
; a solas tienes tus másicos y a
solas, tus cécubos de Opimio
649
648
; a solas tienes tus sentimientos y a solas, tu
inteligencia. Todo lo tienes a solas y no pienses que pretendo negarlo; pero a tu
mujer, Cándido, la tienes “en compañía”
XXVII
No tienes vergüenza
Nunca me devuelves la invitación, aunque acudes muchas veces a mis
invitaciones. Te perdono, Galo, con tal que no invites a nadie. Invitas a otros: la falta
es de los dos. —¿Cómo?, preguntas. —Yo no tengo cabeza y tú, Galo, no tienes
vergüenza.
XXVIII
El mal aliento
¿Te admiras de que le huela mal la oreja a Mario? La culpa es tuya: le
cuchicheas, Néstor, al oído
651
.
XXIX
Unos buenos anillos
Estas cadenas con su doble grillete, Saturno, te las dedica Zoilo: fueron sus
primeros anillos
652
.
XXX
Una vida inútil
No se reparte espórtula, se sienta uno a la mesa sin cobrar
: dime,
Gargiliano, ¿qué haces en Roma? ¿De dónde tienes tu modesta toga y el alquiler de tu
obscuro chiribitil? ¿De dónde te viene el cuadrante para el baño? ¿De dónde pagas los
favores de Quiona? Puedes decir que vives con el máximo ahorro; pero lo que se dice
vivir, lo haces sin razón ninguna
654
.
XXXI
No te subas a la parra...
Posees, lo reconozco, vastas extensiones de campos, y tus lares urbanos
ocupan el solar de muchas casas, y un gran número de deudores se someten al
dominio de tus arcas, y vajilla de oro macizo contiene tus manjares. Pero no por eso te
den asco, Rufino, los más humildes. Dídimo fue más rico que tú, y Filomelo lo es
XXXII
Viejas sí, cadáveres no
Matrinia, me preguntas si puedo hacerlo con una vieja: pues sí, con una vieja
sí; pero tú eres un cadáver, no una vieja. Puedo con Hécuba, puedo con Niobe,
Matrinia; pero... si aquélla aún no se ha convertido en perra, ni ésta es aún una piedra.
XXXIII
¡Que sea guapa!
Prefiero a la ingenua, pero si ella se niega, viene en segundo lugar la liberta.
En último lugar viene la esclava; pero será preferida ésta a las otras, si tiene para mí
una cara delicada
XXXIV
Eres tú y no eres tú
Por qué eres digna e indigna de tu nombre, voy a decírtelo. Eres fría y eres
negra: no eres y eres Quíone
657
.
XXXV
Sólo les falta el agua
Ves estos peces, famoso relieve cincelado por el arte de Fidias: échales agua y
nadarán.
XXXVI
Ten consideración del cliente veterano
Lo que te presta un amigo nuevo y recién hecho, eso me ordenas, Fabiano,
que te lo preste yo: que arrecido vaya a saludarte todos los días a primera hora, y que
tu litera me lleve y traiga por medio del barro, que ya cansado, te siga a la hora
décima o más tarde a las termas de Agripa, cuando yo me baño en las de Tito. ¿Esto
he merecido yo, Fabiano, a lo largo de treinta diciembres, el ser siempre un recién
llegado a tu amistad? ¿Esto he merecido yo, Fabiano, con mi toga raída pero mía, que
no me consideres aún digno del retiro?
XXXVII
¡Allá vosotros!
Vosotros los amigos ricos no sabéis más que enojaros. No es bonito, pero si os
gusta, seguid con ello
XXXVIII
Si eres honrado, no podrás vivir en Roma
—¿Qué motivo o qué confianza te trae a Roma, Sexto? ¿Qué esperas o qué
vienes a buscar aquí? Dímelo.
—Yo trataré causas, me respondes, con más elocuencia que el propio Cicerón,
y no habrá quien me iguale en los tres foros
.
—Han intervenido en causas Atestino y Civis. A los dos los conocías. Pues
659
bien, ninguno de los dos sacaba para pagar a la patrona.
—Si por esta parte no hay salida, compondré poemas. Apenas los oigas,
pensarás que son de Virgilio.
—Estás loco. Todos esos que ves ahí con sus mantos heladores, son Ovidios y
Virgilios.
—Frecuentaré los atrios de las grandes casas.
—Esto es solución para tres o cuatro. Todos los demás, una turba inmensa, se
mueren de hambre.
—¿Qué debo hacer? Dímelo, porque tengo decidido vivir en Roma.
—Si eres bueno, será una casualidad que puedas vivir
XXIX
¡Vaya ojo!
660
.
La tuerta Licoris, Faustino, ama a un joven que parece el copero troyano
.
¡Qué buen ojo tiene esa tuerta!
XL (XLI)
¡Te puede morder!
Pegado a la copa por la ducha mano de Mentor, hay un lagarto tan vivo, que
aún siendo de plata da miedo tocarlo.
XLI (XL)
El prestamista ¿amigo?
Porque me has prestado ciento cincuenta mil sestercios de las riquezas tan
inmensas como almacena tu arca repleta, te parece, Telesino, que eres un gran amigo.
¿Gran amigo tú, porque prestas? Más bien yo, porque recuperas
XLII
Mal tapado, se ve agravado
662
.
Intentando ocultar las arrugas de tu vientre con ungüento de harina de habas,
Pola, embadurnas tu vientre, no mis labios
. Déjese sencillamente destapado un
defecto, quizás pequeño; el defecto que se tapa, todos piensan que es mayor.
663
XLIII
A Proserpina no se la engaña
Te haces el joven, Letino, con tus cabellos teñidos, tan de pronto cuervo, si
hace un momento eras cisne. No puedes engañar a todos. Proserpina sabe que peinas
canas, ella arrancará el disfraz de tu cabeza.
XLIV
Eres un poeta molesto
Nadie se alegra al encontrarte, a donde quiera que vas se hace el vacío y la
soledad en torno de ti, Ligurino, ¿quieres saber por qué? Eres demasiado poeta. Este
vicio es muy peligroso. Ni a una tigresa rabiosa por haberle robado sus cachorros, ni a
una víbora abrasada a pleno sol, ni a un venenoso escorpión se les teme como a ti.
¿Quién, te pregunto, podrá soportar tamaños trabajos? Me lees cuando me ves de pie y
me lees cuando me encuentras sentado, me lees cuando me pongo a correr y me lees
cuando estoy cagando. Huyo a las termas, resuenas a mi oído; me dirijo a la piscina,
no me dejas nadar; voy deprisa a una cena, me detienes en el camino; me acomodo a
la mesa, me haces salir a medio comer; me quedo dormido cansado, me haces
levantar. ¿Quieres ver el mal tan inmenso que haces? Siendo un hombre justo, honesto
e inocente, eres temido
664
.
XLV
No leas tus versos en la cena
No sé si Febo huyó de la mesa y de la cena de Tiestes
, pero nosotros
Ligurino, huímos de la tuya. Es ella abundante y abastecida de exquisitos manjares,
pero nada en absoluto me gusta cuando tú estás recitando. No quiero que me pongas
rodaballo ni un salmonete de dos libras, tampoco quiero hongos boletos, no quiero
ostras: ¡cállate!
XLVI
Mi liberto te será más útil que yo
Tú me exiges, sin que les vea el fin, mis servicios de cliente. No voy, pero te
envío a mi liberto. —No es lo mismo, me dices. —Te probaré que es mucho más. Yo
apenas podría seguir la litera; él la llevará. Cuando te veas atascado entre la multitud,
él abrirá paso a codazo limpio; yo tengo los costados débiles y delicados. Si tú narras
cualquier cosa en el discurso de la causa, yo me callaré; pero él te berreará un triple
“¡muy bien!”. Que tienes un proceso, él dejará oír sus insultos a grandes voces; el
pudor ha contenido siempre en mi boca las palabras gruesas. —Entonces, agregas, tú,
amigo mío, ¿no me prestarás nada?. —Sí, Cándido, lo que no pueda el liberto.
XLVII
Llevar agua al mar
Por donde la puerta Capena llueve con grandes gotas
y por donde el Almón
lava el hierro frigio de la madre Cibeles
668
667
; por donde verdeguea el sagrado campo de
los Horacios y por donde es un hervidero el templo de Hércules niño, Faustino, iba
Baso en su carro hasta arriba, transportando todos los productos de un campo
fecundo. Allí eran de ver coles de nobles cogollos, así como puerros de las dos
clases
669
y lechugas de asiento
y acelgas muy convenientes para un vientre
perezoso; allí, una pesada percha de lustrosos tordos y una liebre herida por el diente
del galgo y un lechón incapaz de masticar las habas. Y no iba de vacío delante del
carruaje el corredor, sino que llevaba unos huevos protegidos con heno. —¿Baso se
dirigía a Roma? —No, no, iba al campo
671
.
XLVIII
Ya tiene lo que quería
Olo construyó una barraca de pobre; pero vendió sus fincas: ahora tiene Olo
una barraca de pobre
672
.
Escancias para mí vino de Veyes
XLIX
Mejor oler que beber
, cuando tú bebes másico: prefiero oler tu
copa a beber.
673
L
Me invitas a cenar para leerme tus versos
Éste y no otro es el motivo por el que me invitas a cenar: leerme tus versos,
Ligurino. Apenas he dejado mis sandalias
, al punto se presenta un enorme libro
entre las lechugas y el oxígaro
675
674
. Mientras se da largas al primer servicio se nos lee de
punta a cabo un segundo libro; hay un tercero y aún no vienen los postres, y recitas
un cuarto y, finalmente, un quinto libro. Estaría rancio, como pusieras jabalí otras
tantas veces
676
. Pero si no entregas tus malditos poemas para envolver chicharros
,
pronto cenarás tú solo en tu casa, Ligurino
678
.
LI
¿Por qué no te bañas conmigo?
Cuando alabo tu rostro, cuando admiro tus piernas y tus manos, sueles
decirme, Gala: “desnuda te gustaré más”; y siempre evitas compartir el baño conmigo.
¿Temes acaso, Gala, que yo no te guste?
679
.
LII
¿Incendio provocado?
Compraste la casa, Tongiliano, por doscientos mil sestercios, y un accidente
demasiado común en Roma te ha privado de ella. Se ha hecho una colecta de un
millón. Oye ¿no puedes dar la impresión, Tongiliano, de que tú mismo has pegado
fuego a tu propia casa?
680
.
LIII
Vivo muy bien sin ti
Podría pasar sin tu rostro, sin tu cuello, sin tus manos, sin tus piernas, sin tus
tetas, sin tus nalgas, sin tus caderas y, para no cansarme enumerando cosa por cosa,
podría, Cloe, pasar sin ti toda entera.
LIV
Es más fácil decir no
No pudiéndote dar lo que me pides, Gala, puedes mucho más sencillamente,
Gala, negarte a mis ruegos.
LV
Así, también mi perro huele bien
Ya que, por donde quiera que vas, pensamos que es Cosmo el que pasa y que
fluye el cinamomo derramándose por haberse roto el frasco, no quiero que te deleites,
Gelia, con esas fruslerías exóticas. Tú sabes, supongo, que, de esa guisa, puede oler
bien mi perro.
LVI
Sobra vino y falta agua
En Rávena prefiero tener una cisterna a una viña, porque podría vender más
cara el agua
681
.
LVII
El mismo asunto
Un astuto tabernero me engañó hace poco en Rávena: pidiéndole vino
aguado, me lo dio puro.
Baso
682
LVIII
Una villa bien explotada
, la villa de Bayas de nuestro amigo Faustino, ordenada con hileras de
improductivos mirtos y carente de plátanos y de setos de boj bien recortado, no ocupa
espacios baldíos de terreno, sino que se alegra con un campo verdadero y salvaje.
Aquí en todos los rincones se amontonan acervos de trigo y numerosas tinajas exhalan
el olor de viejos otoños. Aquí, al pasar noviembre, con la bruma ya inminente, el
podador de aspecto inculto recoge las uvas tardías. En lo hondo de los valles mugen
feroces los toros y los becerros de frentes aún indefensas retozan con pujos de lucha.
Anda a sus anchas toda la turbamulta del sórdido corral: los gansos, con sus graznidos,
y los pavos reales, salpicados de gemas, y el ave que debe su nombre al rojo de sus
plumas
y las pintadas perdices y las gallinas de Numidia y el faisán de los impíos
colcos
683
. Los airosos gallos cubren a sus hembras de Rodas y los palomares resuenan
a batir de alas de las palomas, zurean de este lado los pichones y del otro las tórtolas
de color de cera. Los puercos siguen ávidos el pienso del halda de la cortijera y el
tiernecito cordero aguarda a su madre con las ubres llenas.
684
Esclavos criados en casa, blancos como la leche, rodean el fuego tranquilo del
hogar y la leña traída del bosque arde a brazados ante los dioses lares los días de
fiesta. El despensero no palidece perezoso por el blanco ocio
ni echa a perder el
aceite un engrasado maestro de gimnasia, sino que tiende las redes capciosas a los
ávidos tordos o su sedal trémulo saca el pez capturado o se trae a casa el gamo
enredado en las mallas.
685
El huerto da gustosamente trabajo a los alegres esclavos criados en la ciudad
y, sin que su sobrestante les dé la orden, los jóvenes de largos cabellos gozan
obedeciendo al cortijero como por diversión y el afeminado eunuco disfruta con su
trabajo. Y el rústico no viene de vacío a dar los buenos días: trae uno miel blanca con
sus propios panales y un queso cónico de los bosques de Sásina, éste otro presenta
unos lirones adormecidos, éste una balante cría de la madre peluda
, otro unos
capones, forzados a no conocer el amor, y las mozas crecidas de los honrados colonos
presentan en canastas de mimbre los obsequios de sus madres. Terminado el trabajo
se invita a los vecinos gozosos y la mesa no guarda avaramente los manjares para el
día siguiente: todos comen y el sirviente, harto de comida, no conoce la envidia hacia
los convidados borrachos.
Por el contrario, tú posees a las puertas de la ciudad
hambre monda y
lironda y desde lo alto de tu torre contemplas únicamente laureles, sin cuidado de que
Príapo tema a los ladrones, y mantienes a tu viñador con pan de ciudad y, sin
producir nada, llevas a tu ficticia villa hortalizas, huevos, pollos, fruta, quesos, vino
mosto. ¿Debe esto llamarse campo o casa urbana alejada?
LIX
Nuevos ricos
687
El zapatero Cerdón te ha ofrecido, culta Bolonia, un combate de
gladiadores
; un batanero lo ha ofrecido en Módena: ¿dónde lo ofrecerá ahora un
tabernero?
688
LX
¿Por qué, en la misma mesa, no comemos lo mismo?
Siendo invitado a la cena ya no como antes, en calidad de cliente pagado
,
¿por qué no me sirven la misma cena que a ti? Tú tomas ostras engordadas en el lago
Lucrino
, yo sorbo un mejillón habiéndome cortado la boca. Tú tienes hongos
boletos, yo tomo hongos de los cerdos; tú te peleas con un rodaballo, en cambio yo,
con un sargo. A ti te llena una dorada tórtola de enormes muslos; a mí me ponen una
picaza muerta en su jaula. ¿Por qué ceno sin ti, Póntico, cenando contigo? Que sirva
de algo la desaparición de la espórtula: cenemos lo mismo.
LXI
¿De qué te quejas?
Me pidas lo que me pidas, dices que no es nada, importuno Cinna. Si no pides
nada, Cinna, nada te niego, Cinna.
LXII
Grandes ostentaciones: alma pequeña
Que compres esclavos por cien mil sestercios y muchas veces por doscientos
mil, que bebas vino con crianza del reinado de Numa, que te cueste un millón de
sestercios una vajilla de no muchas piezas, que una libra de plata se te lleve cinco mil
sestercios, que se te prepare una carroza de oro por el precio de una dehesa, que
hayas comprado una mula por más de lo que cuesta una casa, ¿piensas, Quinto, que
esto lo compras por grandeza de espíritu? Te engañas: esto lo compran, Quinto, los
pusilánimes.
LXIII
Un afeminado pisaverde
Cótilo, eres un lechuguino pisaverde
: esto, Cótilo, lo dicen muchos. Lo oigo
decir; pero dime, ¿qué es un lechuguino pisaverde? —“Un lechuguino pisaverde es un
hombre que dispone ordenadamente los bucles de su cabellera. Que siempre huele a
bálsamos y siempre, a cinamomo; que tararea las canciones del Nilo y las de Cádiz,
que mueve sus brazos depilados según los diversos ritmos, que pasa todo el día entre
los asientos de las damas y siempre está bisbiseando en algún oído, que lee y contesta
billetes llegados de aquí y de allá, que rehúye el manto del codo del vecino, que sabe
cuál es la dama de cada galán, que corre de banquete en banquete, que conoce los
tatarabuelos del caballo Hirpino”
. —¿Qué me cuentas? ¿Esto es, Cótilo, esto es un
lechuguino pisaverde? Cosa muy complicada es, Cótilo, un lechuguino pisaverde.
692
LXIV
Ulises y Canio
La sirenas, suplicio gozoso de los navegantes, muerte deliciosa, y gozo cruel, a
las que antaño nadie abandonaba una vez oídas, se dice que el astuto Ulises las dejó.
No me sorprende. Lo que me sorprendería, Casiano, sería que hubiera dejado a Canio
cuando cuenta sus anécdotas
693
.
LXV
Los besos de Diadumeno
El perfume que exhala una manzana al morderla una tierna joven, el que trae
la brisa procedente de los azafranes de Córicos
, el de las viñas cuando florecen
blancas con sus primeros racimos, el que despide la grama en que acaban de pastar
las ovejas, el del mirto, el de un segador árabe
694
, el del ámbar triturado, el que
despide el pálido fuego con el incienso de Oriente, el de la tierra labrantía cuando
recibe una ligera rociada de una nube de verano, el de una corona que ha soportado
los cabellos impregnados de nardo: ésta es, cruel niño Diadumeno, la fragancia de tus
besos. ¿Qué sería, si los dieras todos ellos sin reservas?
LXVI
El horrendo crimen de M. Antonio
Un crimen equiparable al de las armas de Faros cometió Antonio: una y otra
espada cortó una cabeza sagrada
. Aquélla era, Roma, tu cabeza cuando gozosa
celebrabas los triunfos laureados; ésta, cuando hablabas
696
. Sin embargo la causa de
Antonio tiene peor defensa que la de Potino: éste ofreció su crimen a su señor, aquél
a sí mismo.
LXVII
Sois argonautas
697
Os paráis, muchachos, y no sabéis nada, más perezosos que el Vaterno y el
Rasina
, navegando por cuyas aguas tranquilas sumergís a compás los remos
indolentes. Ya con Faetón
698
699
subiendo suda Aetón
, va encendiéndose el día y la
hora del mediodía desengancha los caballos fatigados; pero vosotros, vagando por
aguas tan plácidas, os entretenéis en una barca segura. No os considero nautas, sino
argonautas
701
.
700
LXVIII
Nuevo aliciente de la lectura
Hasta aquí, este libro se ha escrito para ti, matrona. ¿Me preguntas para quién
va escrito el resto? Para mí. El gimnasio, las termas, el estadio están de esta parte.
Retírate. Nos desnudamos. Ahórrate ver desnudos a los hombres. A partir de aquí,
abandonado ya el pudor después del vino y las rosas, Terpsícore, perdida la cabeza,
no sabe lo que dice y, sin eufemismos ambiguos, nombra con todas sus letras aquel
órgano que recibe altivamente Venus en el mes sextil
, que el encargado de la finca
puso como guardián en medio del campo
703
702
y que una doncella honesta mira
cubriendo sus ojos con la mano. Si te conozco bien, ya cansada, ibas a dejar este largo
libro; ahora, lo leerás ávidamente hasta el fin.
LXIX
Quiénes leen mis libros y los tuyos, Cosconio
Eso de que escribas los epigramas con palabras decentes y que en ellos no
haya ningún cipote, lo admiro y lo elogio. No hay nada más decente que tú y sólo tú;
en cambio, ni una sola de mis páginas se libra de la lujuria. Que éstas por
consiguiente las lean los jóvenes libertinos, las muchachas complacientes y leánlas los
más mayores, pero aquellos a los que su querida trae a mal traer. Por el contrario,
Cosconio, tus palabras edificantes y santas deben leerlas los niños y las doncellas.
LXX
¿Por qué eres adúltero?
Eres el querido de Aufidia, tú, Escevino, que fuiste su marido. El que había
sido tu rival, él es el marido. ¿Por qué te gusta la mujer ajena, la que no te gusta
siendo tuya? ¿Es que sin riesgo no puedes arrechar?
LXXI
Está claro
Si a tu esclavo le duele el nabo y a ti, Névolo, el culo, no soy adivino, pero sé
lo que haces.
LXXII
Guapa, pero tonta
Quieres que te joda, Saufeya, y no quieres bañarte conmigo: sospecho que
hay no sé qué cosa muy rara. O bien los senos te cuelgan flácidos del pecho, o temes
que desnuda se te vean las arrugas de tu vientre, o tu entrepierna se abre desgarrada
por una raja infinita, o algo sobresale en los labios de tu coño. Pero creo que no hay
nada de eso: desnuda eres hermosísima. Si es verdad, tienes un defecto peor: eres
tonta.
LXXIII
¿Qué eres, entonces?
Duermes con jóvenes que la tienen como Príapo, y a ti no se te empina, Febo,
lo que se les empina a ellos. Por favor, Febo, ¿qué quieres que yo me imagine? Me
inclinaría a pensar que eres un afeminado; pero los rumores dicen que no eres
maricón
704
.
LXXIV
¿Por qué te depilas la cabeza?
Te depilas la cara con ungüentos y la calva con mejunjes: ¿tanto miedo tienes,
Gargiliano, al peluquero? ¿Qué harán tus uñas? Porque ciertamente no puedes
recortarlas con resina, ni con lodo véneto
. Si tienes algún pudor, deja de hacer de tu
cabeza un espectáculo. Esto suele hacerse, Gargiliano, con el coño.
705
LXXV
Las torpezas se pagan
Hace ya tiempo, Luperco, que tu miembro dejó de enderezarse, pero, loco de
ti, haces lo imposible por empalmarte. Mas nada logran la ruqueta
ni los bulbos
salaces
, y tampoco te sirve ya la lasciva ajedrea. Has empezado a corromper con tus
riquezas bocas inocentes y ni aun así revive una libido forzada. ¿Podría alguien
admirarse de esto suficientemente o llegar a creer que lo que no se te empina,
Luperco, se te empine por un buen dinero?
707
708
.
LXXVI
Cosas veredes
Arrechas ante las viejas; las jóvenes, Baso, te hastían: no te gustan las guapas,
sino las moribundas. ¿No hay en ello, respóndeme por favor, una locura? ¿No es la
tuya una verga demente? ¡Siendo capaz con Hécuba, eres impotente con Andrómaca!
LXXVII
Gustos raros
No te gusta, Bético, ni el salmonete ni el tordo y nunca te agrada la liebre ni el
jabalí
. Tampoco te petan los canapés ni los daditos de pastel. Ni Libia ni Fasis te
envían sus aves
709
. Los alcaparrones y las cebollas que nadan en una salmuera
putrefacta y la magra de una paletilla rancia
710
, eso lo devoras, y te chiflan las sardinas
saladas y el atún de piel blanca en escabeche; bebes vino empegado y evitas el
falerno. Sospecho que tu estómago tiene no sé qué vicio bien oculto
711
, pues, ¿por
qué, Bético, comes carroña?
LXXVIII
En vez de Paulino, serás Palinuro
Has orinado una vez, Paulino, con tu barca a la carrera. ¿Quieres mear otra
vez? Así serás Palinuro
713
.
LXXIX
Un catasalsas
Ni un solo asunto termina Sertorio y todos los comienza. Éste, cuando haga el
amor, no creo que llegue hasta el final.
LXXX
¡Vaya lengua!
De nadie te quejas, de nadie hablas mal, Apicio; sin embargo corre el rumor
de que eres una mala lengua
714
.
LXXXI
Eunuco entero
¿Qué te importa a ti, galo Bético, el pozo sin fondo de las mujeres? Esta lengua
debe lamerles la entrepierna a los hombres. ¿Por qué te han cortado la verga con un
pedazo de vidrio de Samos, si tanto te gustaba un coño? La cabeza es lo que hay que
castrar, porque, aunque seas capón en las ingles, sin embargo incumples los
mandamientos de Cibeles: estás entero
715
en la boca.
LXXXII
Excesos provocativos de Zoilo
Quienquiera que pueda ser invitado de Zoilo, que cene entre las prostitutas
del Summenio
716
y que, sin estar borracho, beba en la taza desportillada de Leda
:
aseguro que esto es más llevadero y más limpio
718
. Vestido de verde claro
, se tumba
en un lecho ocupado y achucha a derecha e izquierda con sus codos a los
convidados, apoyado en la púrpura y en los cojines de seda. Un esclavo ya crecido
está de pie y cuando eructa le presenta plumas rojas y puntas de lentisco
y, cuando
se acalora, una concubina tendida boca arriba
le hace un poco de aire fresco con un
abanico verde y un esclavo le espanta las moscas con una ramita de mirto. Una
masajista le recorre el cuerpo de pies a cabeza con su hábil técnica y le pasa su sabia
mano por todos sus miembros. El eunuco conoce las señales del chasquido de sus
dedos y, buen sabedor de lo delicado de su orina, gobierna la minga borracha de su
amo mientras éste sigue bebiendo. Él por su parte, volviéndose para atrás hacia la
turba que está a sus pies, entre unas perritas que lamen los despojos de los gansos,
reparte a los gimnastas las criadillas del jabalí
y regala a su concubino los muslos de
las tórtolas; y mientras a nosotros se nos sirven los pedregales
722
de los ligures o
mostos cocidos con los humos de Marsella
724
723
, él brinda a la salud de sus bufones con
un néctar de Opimio
en copas de cristal y en vasos de múrrina; y estando él
empapado en perfumes de Cosmo, no se pone colorado por repartirnos en una
concha dorada la brillantina de una prostituta barata. Vencido por las muchas copas de
siete ciatos
726
725
, ronca; nosotros permanecemos a la mesa y, como se nos ordena que
respetemos silenciosamente sus ronquidos, hacemos nuestros brindis con gestos. Estas
insolencias del desvergonzado Malquión
nos vemos obligados a soportarlas y no
podemos, Rufo, vengarnos: es que la mama.
727
LXXXIII
No puedo ser más breve
Me recomiendas, Cordo, que escriba epigramas más cortos. —Hazme lo que
Quíone.
—No he podido hacerlo más breve
LXXXIV
No me refiero a tu chica
—¿Qué se cuenta tu adúltera? No hablo de tu amante, Gongilión. —¿De quién,
pues? —-De tu lengua.
LXXXV
Castigo inadecuado
¿Quién te movió a cortar la nariz al adúltero? No ha faltado contra ti, marido,
con esta parte. ¿Qué hiciste, necio? Nada perdió de esa forma tu mujer, habiendo
quedado a salvo la verga de tu Deífobo
729
.
LXXXVI
Más lascivos son los mimos
Te anuncié y te avisé, casta lectora, que no leyeras la parte lasciva de mi libro
y, sin embargo, hete aquí que la estás leyendo. Pero, casta lectora, si vas a ver a
Panículo y Latino
730
, mis versos no son más impúdicos que los mimos: lee.
LXXXVII
¡Habría que verlo!
Dice el rumor, Quíone, que a tí nunca te han jodido y que no hay nada más
puro que tu coño. Pero te bañas tapándote en la parte que no debes: si tienes
vergüenza, ponte el tanga en la cara.
.LXXXVIII
¿Se parecen o no se parecen?
Son hermanos gemelos, pero lamen sexos contrarios
. Decidme, ¿son más
semejantes o más desemejantes?
LXXXIX
731
Come lechugas y come emolientes malvas, pues tienes, Febo, la cara del que
va estreñido
732
.
XC
Ni ella lo sabe
Gala quiere, no quiere entregárseme y no puedo decir, puesto que quiere y
no quiere, qué es lo que Gala quiere.
XCI
Justos por pecadores
Dirigiéndose un soldado licenciado hacia los campos de Rávena, su patria, se
le unió al viaje Cibeles con su grey de mediohombres. A nuestro hombre se le había
pegado de acompañante Aquiles, un mozo, fugitivo de su señor, que llamaba la
atención por su hermosura y por su picardía. Lo advirtieron los eunucos y le
preguntaron a qué lado de la cama se acostaba. Pero también él sospechó sus
intenciones secretas, miente y se lo creen. Después de unos vinos se van a dormir, en
seguida la cuadrilla de criminales empuñan el acero y mutilan al viejo, que dormía en
el borde de la cama, porque el joven, protegido por el respaldo de la cama, estaba
seguro. Se dice que en otro tiempo una cierva ocupó el lugar de una doncella
, en
cambio ahora el lugar de un ciervo
734
, lo ha ocupado una minga.
XCII
Mi venganza será terrible
Me ruega mi mujer que le consienta un amante, Galo, pero sólo uno. ¿No le
saltaré yo a éste, Galo, los dos ojos?
XCIII
La momia que se quiere casar
Cuando tienes trescientos consulados
, Vetustila, y tres pelos y cuatro
dientes, pecho de cigarra, piernas y color de hormiga; cuando tienes una frente más
arrugada que tu estola y unos pechos que parecen telarañas; cuando los cocodrilos del
Nilo tienen estrecha la boca comparada con la abertura de la tuya, y croan mejor las
ranas de Rávena, y es más dulce el zumbido de los mosquitos de Venecia, y tu vista
alcanza lo que alcanzan las lechuzas por la mañana, y hueles a lo que los machos
cabríos, y tienes la rabadilla de una ánade flaca, y tu coño le gana a huesudo a un
viejo cínico; cuando el bañero, apagadas las luces, te permite entrar mezclada con las
prostitutas de los sepulcros; cuando para ti es invierno en pleno agosto y ni una
calentura puede quitarte el frío, tienes la osadía de querer casarte después de enviudar
doscientas veces y pretendes como loca calentar a un hombre con tus cenizas. ¿Qué, si
lo pretendiera la losa de Satia?
736
735
. ¿Quién te llamará compañera, quién mi oíslo, a ti, a
quien hace poco Filomelo
había llamado abuela? Y si te empeñas en que hagan
cosquillas a tu cadáver, que se prepare un lecho de los del comedor de Acoro
, el
único que le va a tu himeneo, y que el incinerador presente las teas a la recién casada:
solamente una antorcha funeraria puede penetrar en semejante coño.
XCIV
¿Qué culpa tiene la liebre?
Dices que la liebre no está cocida y pides el flagelo. Prefieres, Rufo,
descuartizar
739
al cocinero antes que a la liebre.
XCV
Buenos días, Névolo
Nunca me das, Névolo, los buenos días, sino que siempre los devuelves, por
más que muchas veces hasta el cuervo suele adelantarse a darlos. Te ruego, Névolo,
que me digas por qué aguardas a que tome yo la delantera, porque pienso, Névolo,
que ni eres mejor ni estás delante
740
. Los dos Césares
me han dado con sus elogios
el derecho paterno de tres hijos. Soy leído por muchas bocas y la fama me concede un
nombre conocido a través de los pueblos sin esperar a la pira funeraria. Y también
esto tiene su importancia: Roma me ha visto de tribuno y me siento allí de donde a ti
te levanta Océano
742
741
. Y sospecho que no tienes tantos sirvientes como ciudadanos he
hecho yo por concesión del César. Pero a ti te dan por detrás; pero tú, Névolo,
mueves muy bien las nalgas
743
. ¡Ea! Ya estás delante
744
, Névolo, tú ganas: buenos días.
XCVI
No presumas, incapaz
Se lo lames, no te tiras a mi chica, y te pavoneas de adúltero y follador. Si
llego a atraparte, Gargilio, callarás.
XCVII
Temo sus heridas
Te encargo, Rufo, que Quíone no lea este librito: la han herido mis poemas,
también ella puede herir.
XCVIII
Más flaco que un sable
¿Qué cómo de flaco tienes el culo preguntas? Puedes dar por culo, Sabelo, con
tu culo.
XCIX
Permíteme la broma
Cerdón, no debes airarte con mi librito: mis versos han criticado tu oficio, no
tu vida. Permite las bromas inocuas. ¿Por qué no voy a poder yo bromear, si tú has
podido degollar?
C
¿Mis versos dignos de borrarse?
Te he enviado, Rufo, a la hora sexta a mi correo, que creo que te ha
entregado mis poemas empapado, pues coincidió que el cielo se desplomaba
lloviendo a cántaros. Eran las mejores condiciones para enviar semejante libro
LIBRO IV
I
Felicitando el cumpleaños a Domiciano
Día aniversario del nacimiento de César
más sagrado que aquél en que Ida
sabedora vio nacer a Júpiter Dicteo, ven, te ruego, muchas veces, tantas que superes la
vida del pilio
748
747
, presentándote siempre con este aspecto, y si es posible más brillante
todavía. Pueda éste honrar frecuentemente a la diosa del lago Tritón, con las hojas de
oro de Alba
encina
750
749
, y que por estas manos tan poderosas pasen muchas coronas de
. Celebre nuestro emperador el retorno de los tiempos en un lustro inmenso y
las ceremonias del Tarento de Rómulo
. Muy grande es lo que pedimos, dioses
inmortales, pero debido a nuestra tierra: ¿qué optaciones pueden ser excesivas en
favor de un dios tan grande?
751
II
La nieve tiñe el manto de Horacio
Contemplaba recientemente Horacio una lucha de gladiadores, solo entre
todos con manto oscuro, mientras que la plebe, y el segundo y el primer rango de
ciudadanos y nuestro venerado jefe llevaban manto blanco. De pronto empezó a caer
nieve de todo el cielo: Horacio contempla también los juegos con manto blanco.
III
La nieve del hijito de César
Mira qué tromba de aguas calladas cae sobre el rostro y sobre el seno del
César. Pero él no se enoja contra Júpiter y, sin mover la cabeza, se ríe de aquellas
aguas congeladas por un frío enervante, acostumbrado
a cansar la constelación del
hiperbóreo Boyero
753
752
y a divisar la Osa Mayor con sus cabellos empapados. ¿Quién se
entretiene en lanzar estas aguas en seco y juega desde el firmamento? Sospecho que
estas son las nieves del hijito del César
754
.
IV
Basa, hiedes que apestas
El olor de los juncos de una laguna desecada, el de los agrios vapores del
Albula, el de las rancias exmanaciones de una piscifactoría marina, el del viejo boque
cuando cubre a la cabra, el del borceguí de un veterano cansado, el de un vellón
empapado dos veces de púrpura
, el del aliento en ayunas de las que guardan el
sábado, el de la respiración entre sollozos de los tristes condenados, el de la lámpara
mortecina de la sucia Leda, el de las cataplasmas hechas de heces sabinas, el de una
zorra en huida, el del cubil de las víboras... prefería eso antes que oler a lo que hueles
tú, Basa.
755
V
El hombre honrado no puede vivir en Roma
Hombre bueno y pobre, sincero de palabras y de corazón, ¿qué deseas,
Fabiano, que te diriges a la ciudad?
. Tú no puedes ser un burdelero, ni un
juerguista, ni puedes citar con voz triste a los reos temblorosos, ni puedes corromper a
la mujer del amigo querido, ni puedes arrechar ante viejas frígidas, ni vender alrededor
del palacio imperial vanos humos
757
, ni aplaudir a Cano ni aplaudir a Glafiro
. ¿De
qué vivirás, desgraciado? —Soy un hombre cabal, un amigo fiel. —Esto no vale nada.
Así nunca serás un Filomelo
759
.
VI
No disimules hipócritamente tu corrupción
Tú, Malisiano, quieres pasar por más casto que una púdica doncella y parecer
de frente pudorosa, siendo como eres más corrompido que el que recita en casa de
Estela libritos compuestos en el metro de Tibulo
760
.
VII
Ayer niño, hoy viejo
¿Por qué, joven Hilo, lo que me diste ayer me lo niegas hoy, duro tan de
pronto tú, que eres la misma ternura? Pones como pretexto la barba, los años, el pelo.
¡Oh noche, qué larga eres, que basta una para hacer viejo a un niño! ¿Por qué te burlas
de mí? Tú, Hilo, que ayer eras niño, dime, ¿por qué razón hoy eres hombre?
VIII
Horario de la vida en Roma: el César lee en la cena a Marcial
La primera y la segunda hora cansa a los saludadores, la tercera pone en
actividad a los roncos abogados; la ciudad prolonga muchos de sus trabajos hasta la
hora quinta
, la sexta trae el descanso a los fatigados; la séptima señala el fin, la
octava hasta la nona es el tiempo de las nítidas palestras, y la novena quiere que
deshagamos con nuestros pies los estrados dispuestos para la cena; la décima,
Eufemo
763
762
, es la hora de mis libritos, mientras dispones con toda atención la ambrosía
de la mesa imperial, y nuestro buen César se deleita bebiendo el néctar celeste,
sosteniendo en su poderosa mano una copita pequeña. Recibe entonces mis juguetes:
nuestra Talía no osa ir con paso atrevido a saludar por la mañana a nuestro Júpiter.
IX
No obras bien
Labula, hija del médico Sotas, abandonado tu marido sigues a Clito, a quien
agasajas y a quien te entregas: no obras como hija de Sotas
X
Doble obsequio: libro y esponja
764
.
Mientras mi libro está fresco y con los bordes todavía sin desbarbar, mientras
las páginas aún húmedas temen ser tocadas, anda, niño, y lleva este ligero obsequio al
amigo querido que ha merecido tener el primero mis bagatelas. Corre, pero provisto
de lo necesario: que acompañe al libro la esponja púnica; ella es muy conveniente
para mis regalos. Muchas correcciones no pueden, Faustino, enmendar mis bagatelas;
un solo paso de esponja, puede
XI
¿Cómo te enfrentas al César?
Mientras hinchado de orgullo te gozas demasiado con un nombre vano, y te
da vergüenza, desgraciado, no ser más que Saturnino
, has provocado una guerra
impía bajo los resplandores de la Osa parrasia
767
766
, como la que suscitó el que tomó las
armas de su mujer de Faros
. ¿Hasta tal punto habías olvidado la fatalidad de este
nombre que cubrió la grave ira del golfo de Accio? ¿Acaso te ha prometido a ti el Rin
lo que no le dio a aquél el Nilo y se habrían concedido derechos más amplios a las
aguas del Ártico? Aquel famoso Antonio sucumbió también ante nuestras armas, el
cual, comparado contigo, pérfido, era un César.
768
XII
La desvergüenza tiene un límite.
No te niegas a nadie, Tais; pero si eso no te da vergüenza, avergüénzate por
lo menos, Tais, de no negarte a nada
769
.
XIII
Canto nupcial
Rufo, Claudia Peregrina se casa con mi amigo Pudente: que la felicidad del
cielo descienda sobre tus antorchas, oh Himeneo
. Tan felizmente se une el precioso
cinamomo al nardo, los vinos másicos a los panales de Teseo
770
; y los olmos no se
enlazan mejor a las jóvenes parras, ni el loto siente más ansia de las aguas, ni el mirto
de las riberas. Sincera Concordia, reina perpetuamente en su lecho, y que Venus se
muestre siempre favorable a esta pareja tan equilibrada. Que ella ame a su marido, un
día ya anciano, pero que tampoco a su marido ella le parezca anciana ni aun cuando
haya llegado a serlo.
Silio
772
XIV
Descansa con mis versos, como Virgilio con los de Catulo
, honor de las hermanas de Castalia
, que con voz potente domeñas
los perjurios del furor bárbaro y obligas a las astucias pérfidas de Aníbal y a los
veleidosos cartagineses a ceder ante la grandeza de los Africanos
773
, deja un momento
tu severidad, mientras diciembre distraído entre los agradables juegos
774
resuena por
todas partes con el cubilete y la tropa juega con las tabas más inseguras que nunca.
Concede algún tiempo de tu descanso a mis musas y no leas con el entrecejo fruncido,
sino relajado, estos libritos permeados por una lasciva jocosidad. Así quizás el tierno
Catulo se atrevió a enviar su Gorrión al gran Marón
776
.
XV
¡Negándote mil, me pides cinco mil!
El día de ayer me pediste mil sestercios para seis o siete días, Ceciliano. “No
los tengo”, te respondí. Pero tú con el pretexto de que llegaba un amigo me pediste
una fuente y alguna vajilla más. ¿Eres tonto tú o me crees tonto a mí, amigo? Te negué
mil sestercios: ¿voy a darte cinco mil?
XVI
Nunca fue ella tu madrastra
Corría el rumor de que tú, Galo, no eras un alnado para tu madrastra mientras
ella fue la esposa de tu padre. Pero esto no podía probarse viviendo tu progenitor. Ya
ha desaparecido tu padre, Galo, y la madrastra sigue en tu casa. Aunque se haga
volver al gran Cicerón de las sombras infernales y te defienda el mismísimo Régulo,
¡no podrás ser absuelto! Una madrastra que no deja de serlo cuando muere el padre,
Galo, no fue nunca madrastra.
XVII
Se te ve el plumero
Me invitas, Paulo, a escribir versos contra Licisca, con cuya lectura ella se
ponga colorada y se llene de ira. Eres maligno, Paulo: quieres dársela a mamar tú solo.
XVIII
Aguas que degüellan
Por donde gotea la puerta próxima a las columnas Vipsanias
y las piedras
resbaladizas están empapadas por un gotear continuo, el agua, muy pesada por el
hielo invernal, cayó sobre el cuello de un niño que pasaba bajo el húmedo techo y,
después de haber causado la muerte del pobrecillo, el tierno cuchillo se derritió en la
cálida herida. ¿Qué es lo que no se permite a sí misma la cruel Fortuna? ¿O dónde no
está la muerte, si vosotras, aguas, degolláis?
XIX
Un buen regalo para el invierno
Te envío esta endromis exótica
, obra tupida de una tejedora secuana,
prenda bárbara que tiene nombre lacedemonio, un obsequio grosero
778
, pero no
despreciable en los fríos de diciembre: ya frecuentes el gimnasio y el tibio trinquete,
ya agarres con tu mano el pelotón lleno de polvo, ya calcules el peso pluma de un
balón desinflado
, o ya pretendas vencer en las carreras al ligero Atas, que el frío
penetrante no se te meta en los miembros empapados en sudor o que Iris, cargada de
agua, no te acogote por sorpresa. Protegido con este regalo, te reirás de los vientos y
de las lluvias y no te verás así de seguro ni con un manto de Tiro
780
XX
La una es necia, la otra molesta
Cerelia es una niña y se dice vieja.
Gelia es una vieja y se dice niña.
No podrías soportar a la una ni podrías, Colino, a la otra:
l
a una es ridícula, la otra asquerosa.
XXI
Un incrédulo
781
.
No hay dioses, el cielo está vacío, afirma Segio, y lo prueba porque, negando
estas cosas, ve que se ha hecho rico.
XXII
Cleopatra en las aguas cristalinas
Después de las primeras mieles del lecho nupcial, y cuando todavía tenía que
aplacarla su marido, Cleopatra se había sumergido en el agua clarísima, para evitar mis
abrazos. Pero el agua traicionó a la que se ocultaba en ella: estaba brillante aunque se
cubría totalmente con el agua. Así pueden contarse los lirios cubiertos por un fanal
purísimo, así un delicado cristal no permite disimular las rosas. Salté al agua y
sumergido le robé unos besos duramente disputados: vosotras, aguas transparentes,
me prohibisteis lo más.
XXIII
Epigramistas griegos y Marcial
Mientras tú, demasiado despaciosa y largamente, te preguntas quién es para ti
el primero o quién el segundo de los que el epigrama griego ha puesto en emulación,
el propio Calímaco ha pasado la palma, Talía, de él al elocuente Bruciano. Si éste,
harto de la gracia ática, llegara a jugar con la sal de la Minerva romana, hazme, te lo
ruego, su segundo
782
.
XXIV
Me hará el trabajo
Licoris ha enterrado, Fabiano, a todas las amigas que tenía. ¡Así se haga amiga
de mi mujer!
XXV
Pensando en el descanso de la vejez
Riberas de Altino, émulas de las villas de Bayas, y bosque cómplice de la
hoguera funeraria de Faetón, y la joven Sola
, la más hermosa de las dríades, que se
unió en matrimonio al fauno de Anténor
785
784
junto a los lagos eugáneos, y tú Aquileya,
feliz con tu Timavo de Leda, aquí en donde Cílaro se abrevó en sus aguas divididas en
siete brazos
, vosotros seréis el refugio y el puerto de mi ancianidad, si pudiera
disponer libremente de mi descanso.
786
XXVI
No me das ni para una toga
¿Quieres que te diga cuánto he perdido, Póstumo, por no haberte visitado de
mañana en tu casa en todo el año? Creo que unas dos veces treinta o creo que unas
tres veces veinte sestercios: perdóname. Una miserable toga, Póstumo, me cuesta más
dineros.
XXVII
Obséquiame para que rabien mis enemigos
Muchas veces sueles alabar, Augusto, mis libritos. Pero hete aquí que un
envidioso lo niega. ¿Sueles alabarme menos por eso? ¿Y qué decir de que,
honrándome no sólo de palabra, me has concedido dones que ningún otro podía
concederme?
¡Velay! El envidioso se muerde de nuevo sus negras uñas. Obséquiame
más, César, para que él rabie.
787
XXVIII
Luperco te va a dejar desnuda
Has regalado, Cloe, al joven Luperco mantos de escarlata de Hispania y de
Tiro y una toga lavada por las aguas tibias del Galeso, sardónices de la India,
esmeraldas de Escitia y cien monedas de nuestro nuevo señor: pida lo que pida tú le
das más y más. ¡Ay caprichosilla de jóvenes depilados! ¡Pobrecita de ti! ¡Tu Luperco te
dejará enteramente desnuda!
788
.
XXIX
Lee este libro como si yo no hubiera escrito ningún otro
Lo que perjudica a mis libritos, querido Pudente, es su propia multitud y una
obra tan abundante cansa y satura al lector. Gustan las cosas escasas: así atraen más
las primeras frutas, así se pagan más caras las rosas del invierno; así el desdén
recomienda a una amante que te expolia y una puerta siempre abierta no retiene a la
juventud. Se cita más veces a Persio
con un único libro que al insustancial Marso
con toda su Amazónida
790
789
. Tú también, cualquiera de mis libritos que releas, piensa
que es único. Así lo apreciarás más.
XXX
Los peces reservados al emperador
Pescador, mira que te lo advierto, huye lejos del lago de Bayas, no sea que te
retires culpable. En estas aguas nadan peces sagrados, que conocen a su señor y
lamen esa mano suya como no hay otra más poderosa en todo el orbe. ¿Qué decir de
que tienen su nombre y cada uno acude a la voz de su guardián al ser reclamado?
.
En cierta ocasión, en estas profundidades, un impío libio, al sacar una presa con su
caña temblorosa, repentinamente ciego por habérsele robado la luz de sus ojos, no
pudo ver el pez que había cogido y ahora, odiando a muerte aquellos anzuelos
sacrílegos, se sienta a la orilla de los lagos de Bayas pidiendo limosna. En cambio tú,
mientras puedes, aléjate inocente después de arrojar a las aguas tus cebos sin
artificio
792
y venera esos peces delicados.
XXXI
No entra tu nombre en el verso
En cuanto a que deseas ser nombrada y leída en mis libritos y que piensas
que es un gran honor para ti, que me ponga malo si no me es también una cosa
gratísima y si no quiero incluirte en mis escritos. Pero te impusieron un nombre
contrario a la fuente de las hermanas
793
, dado por una madre insensible a las letras
,
que ni Melpómene, ni Polimnia, ni la piadosa Calíope con Febo podrían pronunciar.
Por tanto adopta para ti algún nombre que sea grato a las Musas: no siempre es bello
decir “Hipódame”
XXXII
La abeja en la gota de ámbar
Está oculta y resplandece a un tiempo en una gota de Faetón
, de forma que
la abeja parece aprisionada por su propio néctar. Tuvo ella un premio digno a sus
muchos trabajos. Podría creerse que ella misma quiso morir así
XXXIII
¡Ánimo, deseamos leer tus poemas!
797
.
Teniendo tus anaqueles llenos de libros sumamente trabajados ¿por qué no
publicas nada, Sosibiano? —“Mis herederos, dices, publicarán mis poemas”.
—¿Cuándo? Ya es tiempo, Sosibiano, de que se lean tus obras
XXXIV
Una toga más fría que el hielo
798
.
Aunque lleves sucia la toga, no obstante, Átalo, dice la verdad quien afirma
que tienes una toga de nieve
XXXV
Lucha de gamos
Hemos visto dos gamos luchar topándose con todas sus fuerzas y caer ambos
muertos por el mismo hado
. Los perros miraron su presa y el altivo cazador quedó
estupefacto al no necesitar su cuchillo. ¿Cómo unos animales tan pacíficos se
encendieron con tal furor? Así luchan los toros. Así caen los héroes.
800
XXXVI
¡No me la pegas!
Tienes blanca la barba y el cabello negro. Ya sé por qué: no puedes teñirte la
barba y el cabello, Olo, sí puedes.
XXXVII
No puedo seguir escuchándote gratis
“Corano me debe cien mil y doscientos mil Mancino, trescientos mil Ticio, el
doble de esto Albino, un millón Sabino y otro Serrano. De mis casas de alquiler y de
mis fincas saco tres millones cumplidos y mis ovejas de Parma me rentan seiscientos
mil sestercios”. Todos los días, Afro, me estás contando lo mismo y lo recuerdo mejor
que mi propio nombre. Es conveniente que me des algo de eso para que pueda
soportarlo. Remedia esta diaria desazón con algunos sestercios: no puedo, Afro, seguir
escuchando gratis estas cosas.
XXXVIII
Hazte de rogar, pero con medida
Gala, niégate. El amor se sacia si los gozos no se ven atormentados. Pero no
me digas, Gala, que no durante demasiado tiempo.
XXXIX
Pero no tienes plata pura
Tú te has procurado toda clase de objetos de plata y tú solo tienes antiguas
obras maestras de Mirón; solo, trabajos de Praxíteles y de Escopas; solo, relieves del
cincel de Fidias; solo, trabajos de Mentor
. No te faltan tampoco vasos auténticos de
Gracio
802
801
ni vajilla con un baño de oro de Galicia ni bajorrelieves procedentes de las
mesas paternas. Pero, entre toda tu plata, me extraña, Carino, que no la tengas de
ley
803
.
XL
Póstumo me ha engañado
Cuando los atrios de los Pisones estaban en su apogeo, con su árbol
genealógico al completo, y la casa del docto Séneca, tres veces renombrada
, yo te
preferí a ti sólo, Póstumo, antes que a tan grandes reinos
. Eras pobre y caballero,
pero para mí eras un cónsul. He psado contigo, Póstumo, treinta inviernos, teníamos
en común un solo lecho. Ahora tú puedes hacer regalos, tú puedes derrochar, estás
lleno de honores y colmado de riquezas. Espero, Póstumo, a ver qué haces. No haces
nada, y ya es tarde para ir en busca de otro rey
. Fortuna, ¿te parece bien esto?
“Póstumo me ha engañado”.
806
XLI
Lo mejor, tú afónico y nosotros sordos
¿Por qué cuando vas a recitar rodeas tu cuello con una bufanda de lana? Mejor
les vendría ésa a nuestros oídos
807
.
XLII
Así era Amazónico
Si por casualidad alguien pudiera satisfacer mis ruegos, escucha, Flaco, la
descripción del siervo que desearía pedir. Ante todo, que este esclavito nazca en las
riberas del Nilo: no hay tierra que sepa producir más gozosa lascivia. Luego, que sea
más blanco que la nieve, pues en la bruna Mareótide
este color es tanto más
hermoso cuanto más raro. Que sus ojos compitan con las estrellas y que sus melenas
le acaricien delicadamente el cuello: no me gustan, Flaco, las cabelleras ensortijadas.
Que tenga la frente pequeña y que su nariz sea levemente curva, que sus labios sean
encarnados rivalizando con las rosas de Pesto. Que me obligue muchas veces cuando
yo no quiera, y que se me resista cuando yo lo desee, que se comporte de ordinario
con más libertad que su propio dueño. Y que tenga miedo a los jóvenes, que excluya
frecuentemente a las chicas: que sea hombre para los demás y jovencito solamente
para mí. —“Ya lo conozco, y no te engañas, ya que también a mi juicio es un retrato
exacto. Tal era, dirás tú, mi Amazónico”.
XLIII
¡No eres invertido, no!
Coracino, no te he dicho invertido. No soy tan temerario, ni tan audaz, ni
alguien que mienta por gusto. Si te he dicho, Coracino, invertido, que se enoje
conmigo la botella de Poncia
809
, que se enoje conmigo la copa de Metilio
. Te lo juro
por lo tumores sirios
811
, te lo juro por los furores berecintios
. ¿Pero qué te he dicho?
Algo sin importancia y una menudencia que todo el mundo sabe y que tú mismo no
negarás: te he dicho, Coracino, lamecoños.
XLIV
El Vesubio asolado.
812
Éste es el Vesubio, verde hasta hace poco con la sombra de sus pámpanos
,
aquí su famosa uva hacía rebosar los bullentes trujales. Éstas son las cumbres que
Baco prefirió a las colinas de Nisa, por este monte desplegaban poco ha sus danzas
los sátiros, ésta es la morada de Venus
, más grata para ella que Lacedemonia, aquí
había un sitio famoso por el nombre de Hércules
814
. Todo está asolado por las llamas
y sumergido en lúgubre ceniza y los dioses no querrían que esto se les hubiera
permitido.
XLV
Súplica a Febo
Febo, estas ofrendas a incensario lleno te las presenta de todo corazón
Partenio, secretario de palacio
, en favor de su hijo, para que Burro, que acaba de
cumplir los cinco años, iniciando un nuevo lustro, llene con su vida innumerables
olimpiadas
817
816
. Satisfaz los deseos del padre, así te ame el árbol a ti consagrado
y tu
hermana goce de su indudable virginidad
; así brilles tú perpetuamente en la flor de
la vida y, en fin, así no tenga Bromio
820
819
una cabellera tan larga como tú, Febo.
XLVI
Las Saturnales de Sabelo
Las Saturnales han enriquecido a Sabelo
, con razón se pavonea Sabelo y
piensa y dice que no hay nadie más afortunado entre los abogados. Tales fastos y
ánimos se los da a Sabelo medio modio de trigo y de habas molidas, tres medias libras
de incienso y de pimienta, una longaniza con tripa falisca, una garrafa siria de vino
tinto cocido, una helada orza libia de higos junto con unas cebollas y caracoles y
queso. También llegó de parte de un cliente del Piceno un cestillo al que no le cabían
unas sobrias olivas, un juego de siete copas esculpidas por el tosco cincel de un
alfarero de Sagunto, obra de barro de un torno hispano, y un pañuelo adornado con
un ancho arrequive de púrpura. Saturnales más fructíferas no las tuvo en diez años
Sabelo.
Al fuego
822
XLVII
Dos veces quemado
has pintado a Faetón en este cuadro. ¿Qué pretendes haciendo
quemar dos veces a Faetón?
XLVIII
Te sabe a poco
Te gusta que te penetren y, después de penetrado, Pápilo, lloras. ¿Por qué lo
que tú quieres que se te haga, Pápilo, una vez hecho lo lamentas? ¿Te arrepientes de
tu obsceno prurito? ¿O lloras más bien, Pápilo, por aquello de que se te haya acabado
que te penetren?
XLIX
Mis obras son leídas por sencillas
No sabe, créeme, lo que son los epigramas, Flaco, quien los llama únicamente
pasatiempos y juegos. Hace pasatiempos más bien el que describe el almuerzo del
cruel Tereo o tu cena, indigesto Tiestes
, o a Dédalo adaptando a su hijo unas alas
licuables, o a Polifemo apacentando las ovejas sicilianas. Mis libros están exentos de
toda hinchazón y mi musa no se envanece con el ropaje de locos de los trágicos.
—Sin embargo esas obras todos las elogian, las admiran, las veneran. —Lo admito:
alaban eso, pero leen esto
L
Nadie es viejo para todo
Tais, ¿por qué me estás llamando siempre viejo? Nadie es viejo, Tais, para
darla a mamar
825
.
LI
Ricos miserables
Cuando no tenías seis mil sestercios, Ceciliano, eras conducido por todos los
sitios en una enorme litera de seis portadores. Después que la diosa ciega
te ha
concedido dos millones y las monedas han reventado tu bolsa, te has convertido,
fíjate, en peatón. ¿Qué podría yo desearte proporcionado a tus grandes méritos y
honores? Que los dioses te devuelvan, Ceciliano, tu litera.
LII
Todo se contagia
Hédilo, si no dejas de ser transportado por dos cabros uncidos, tú, que hace
nada eras un higo, serás desde ahora un cabrahígo
827
.
LIII
Un cínico de verdad
Éste que muchas veces ves, Cosmo, dentro del santuario de nuestra Palas y
dentro del recinto del templo nuevo, ese anciano con su báculo y su alforja, al que se
le eriza su cabellera blanca y sucia y su barba sórdida le cae sobre el pecho, al que
cubre una burda capa que le hace de esposa de su catre desnudo
, a quien la gente,
al pasar, le da los alimentos que él pide como con ladridos, tú, engañado por su falsa
imagen, piensas que es un cínico. Éste no es un cínico, Cosmo. —¿Qué es, pues? —Un
perro
829
.
LIV
Piensa que estás viviendo tu último día
828
Tú, a quien se le ha permitido tocar las encinas de Tarpeya y ceñir con su
primera fronda tu cabellera
, si eres sensato, Colino, aprovecha por entero tus días y
piensa siempre que es el último el que tienes presente. Nadie ha tenido la suerte de
aplacar a las tres vírgenes hilanderas
830
: respetan el día que han señalado. Puede que
seas más rico que Crispo
832
831
, más firme que el mismísimo Trásea
y más refinado que
el elegante Melior: Laquesis no añade ni un hilo a su tarea, pone en movimiento los
husos de sus hermanas y siempre una de ellas corta el hilo.
Lucio
834
LV
Nombres celtibéricos que a Marcial suenan a gloria
, gloria de tus tiempos, que no dejas que el viejo Moncayo
833
y que
nuestra Tajo ceda al elocuente Arpino
836
. Que el poeta engendrado entre las ciudades
argivas cante en sus poemas a Tebas o a Micenas o a la luminosa Rodas
, o las
palestras de Leda de la libidinosa Lacedemonia; nosotros
, nacidos de celtas e
iberos
839
838
, no nos avergoncemos de hacer resonar en gratos versos los nombres un
tanto ásperos de nuestra tierra: a Bílbilis, la mejor por sus crueles espadas, que vence
tanto a los cálibes como a los nóricos; a Plátea
, que resuena por su hierro, a la que
con su escaso pero inquieto caudal circunda el Jalón, que templa las armas; a Tudela y
a los coros de danzas de Rixamas
841
840
, y a los festivos banquetes de Carduas, y a Péteris,
rojo por sus guirnaldas de rosas
842
, y a Rigas, el antiguo teatro de nuestros padres
, y
a los silaos, certeros con sus ligeros dardos, y a los lagos de Tugonto y de Turasia, y a
los vados purísimos de la pequeña Tuetonisa, y al encinar sagrado de Buradón
, por
el que anda incluso un viajero perezoso, y a los campos de la ondulada Vativesca, que
cultiva Manlio con sus fuertes toros. ¿Te ríes, delicado lector, de estos nombres tan
rústicos? Puedes reírte: prefiero estos nombres tan rústicos a Butuntos
LVI
Regalos interesados
845
Porque envías grandes regalos a los viejos y a las viudas ¿quieres, Gargiliano,
que te llame generoso? No hay ser más avaro ni persona más abyecta que tú y sólo tú,
que puedes llamar regalos a tus insidias. Así de complaciente es el anzuelo falaz con
los peces ansiosos, así engaña a las estúpidas fieras un astuto cebo. Qué es ser
generoso, qué es hacer regalos, voy a enseñártelo, por si no lo sabes: hazme regalos a
mí, Gargiliano.
LVII
Lugares apacibles y gratos
Mientras me retienen las deliciosas aguas del lascivo Lucrino y las cuevas que
calientan manantiales volcánicos
, tú, Faustino, vives en el reino del colono de
Argos
847
846
, a donde te lleva el vigésimo mijero a partir de Roma. Pero hierve el corazón
horrible del monstruo de Nemea
y no es bastante que Bayas arda en su propio
fuego. Por tanto, adiós, fuentes sagradas y gratos litorales, mansión a la vez de Ninfas
y Nereidas. Superad vosotros los collados de Hércules
848
en el tiempo de la helada
bruma, ahora retiraos ante el frescor de Tíbur.
LVIII
¿De qué te avergüenzas?
849
A escondidas lloras la pérdida, Gala, de tu marido. Pienso, pues, que te da
vergüenza, Gala, llorar al hombre
850
.
LIX
Víbora sepultada en ámbar, más lujosamente que Cleopatra
Reptando una víbora por las ramas llorosas de las Helíades
, una gota de
ámbar se escurrió sobre la bicha completamente de frente. Ella, mientras se admira de
verse detenida por el viscoso rocío, quedó rígida aprisionada de pronto por un hielo
macizo. No te enorgullezcas, Cleopatra, por tu regio sepulcro, si una víbora yace en un
túmulo más noble.
LX
La muerte cabalga a la grupa de tu caballo
En los días del solsticio hay que ir a Árdea y a los campos de Castro y a las
tierras que arden bajo la constelación de Cleón
, porque Curiacio condena los aires
tiburtinos por haber sido enviado a la Estigia entre estas aguas tan alabadas. En ningún
sitio puedes quedar exento de tu destino: cuando llega la hora de la muerte, Cerdeña
está en medio de Tíbur
853
.
852
LXI
Cuéntanos algo que nos guste
Gozoso y con aire triunfal, te jactaste recientemente, Macino, de que un amigo
te había regalado doscientos mil sestercios. Hace cuatro días, cuando hablábamos en
la escuela de los poetas, dijiste que las capas compradas por diez mil sestercios eran
un regalo de Pómpula, y juraste que Basa y Celia te habían regalado una sardónica
auténtica ceñida por tres círculos y dos piedras preciosas de color agua mar. Ayer, al
irte inesperadamente del teatro, a pesar de que cantaba Polión, según huías ibas
diciendo que te había llegado una herencia de trescientos mil sestercios, y cien mil por
la mañana y otros cien mil después de mediodía. ¿Qué mal tan grande te hemos hecho
los amigos? Ten ya piedad de nosotros, desalmado, y cállate de una vez. O si esa
lengua no puede callarse, cuéntanos por fin algo que nos guste oír.
LXII
Lo que no da naturaleza...
La negra Licoris se marchó a Tíbur de Hércules, pensando que allí todo se
volvía blanco.
LXIII
Aguas traidoras
Yendo la madre Cerelia desde Baulos a Bayas, murió sumergida por el crimen
de un mar enloquecido. ¡Cuánta gloria os habéis perdido! Semejante monstruosidad no
la habíais hecho en otro tiempo, aguas, ni mandadas por Nerón
LXIV
La finca de Julio Marcial en el Janículo
Unas pocas yugadas de Julio Marcial
855
854
.
, más fecundas que los jardines de las
Hespérides se extienden a lo largo de la cresta del Janículo. Amplios bancales se van
deslizando en los collados y una explanada en lo alto del pequeño alcor goza de un
cielo más despejado y, con la neblina cubriendo las hondonadas de los valles, brilla
con una luz especial: las delicadas techumbres de de una elevada villa se alzan
suavemente hacia las brillantes estrellas. Desde aquí se pueden ver las siete colinas
señoras y apreciar toda la extensión de Roma, e incluso los montes de Alba y de
Túsculo, y todo el frescor que se extiende a las afueras de la ciudad, la antigua
Fidenas y la pequeña Rubra
856
, y el fructífero bosque sagrado de Anna Perenna, quedisfruta con sangre virginal
. Desde allí se ven los transportistas de las vías Flaminia y
Salaria sin que lleguen los ruidos de sus carros, no vaya a ser que sus ruedas resulten
molestas para un sueño placentero, que no es capaz de interrumpir ni el ruido
acompasado de los remeros ni los gritos de los que halan de las barcazas, a pesar de
que está tan próximo el puente Milvio y las barcas vuelan deslizándose por el sagrado
Tíber. Este campo, o más bien habrá que llamarlo mejor mansión, lo recomienda su
dueño. Puedes pensar que es tuya, tan sin envidia y tan liberal, con tan amable
hospitalidad tiene sus puertas abiertas. Se la podría tener por el piadoso hogar de
Alcínoo o por el del recién enriquecido Molorco
857
. Vosotros, los que ahora todo lo
encontráis pequeño, domeñad al fresco Tíbur o a Preneste con cien legones y
entregad Setia, colgada de su colina, a un solo colono, con tal que, a juicio mío, sean
preferidas a todo eso las pocas yugadas de Julio Marcial.
858
LXV
¡Cómo va a ser eso!
Filenis siempre llora con un solo ojo. ¿Preguntáis cómo puede suceder eso?
—Es tuerta.
LXVI
Vida austera de un rico
Lino, tú has vivido siempre en un municipio y no puede haber vida más
barata que ésta. En los idus y rara vez en las calendas has desempolvado la toga y un
solo batín
te ha durado diez veranos. El soto te ha dado el jabalí y el llano, liebre no
comprada; la batida del bosque te ha proporcionado carnosos tordos, el pescado te
llega capturado de los remolinos del río, y una roja tinaja suelta por su espita vinos
que no son de fuera. Y no te han rodeado delicados sirvientes enviados de Grecia,
sino la turba rústica de un hogar sin lujos. La cortijera o incluso la compañera de un
fuerte colono, la tomas por la fuerza cuando te entra la vena al calor del vino puro. Ni
el fuego ha dañado jamás a tu casa ni Sirio a tus campos, ni la mar se te ha tragado
ninguna embarcación ni la has tenido. Nunca has preferido los dados a las simples
tabas, sino que tus únicos juegos de azar han sido unas sobrias nueces. Dime dónde
ha ido a parar el millón de sestercios que te dejó tu avara madre. No se ve por ningún
sitio. ¡Has conseguido, Lino, una cosa difícil!
LXVII
¡No das a un caballero por dar a un caballo!
Gauro, el pobre, conocido por una antigua amistad, pedía al pretor cien mil
sestercios. Decía que solamente les faltaba esta cantidad a los trescientos mil que ya
tenía, para poder aplaudir como caballero cabal al Señor de Roma. El pretor le
responde: “Sabes que debo darles a Escorpo y a Talo
y ojalá no les diera más que
cien mil”. ¡Ah, qué vergüenza de tu arca ingrata, qué vergüenza de su injusta riqueza!
Lo que no das a un caballero, ¿quieres darlo, pretor, a un caballo?
Me invitas por cien cuadrantes
LXVIII
¿A qué me invitas?
862
860
861
.
y tú cenas a base de bien. ¿Me invitas, Sexto,
a cenar, o a sentir envidia?
LXIX
La muerte en la botella
Tú, desde luego, siempre sirves vinos setinos
864
o másicos
, Pápilo, pero
corre el rumor de que tus vinos no son tan buenos. Se dice de ti que con esta garrafa
te has quedado viudo cuatro veces. Ni lo pienso ni lo creo, Pápilo, ni tengo sed.
LXX
La herencia de Amiano
El padre de Amiano, en su lecho de muerte, no le ha dejado en sus últimas
voluntades más que una cuerda seca. ¿Podría pensar alguien, Marulino, que llegara a
suceder que Amiano no quisiera ver muerto a su padre?
LXXI
Ninguna mujer se niega
Hace tiempo que voy buscando por toda la ciudad, Safronio Rufo, si alguna
joven se niega: ninguna joven se niega. Como si fuera una impiedad, como si negarse
fuera una vergüenza, como si estuviera prohibido, ninguna joven se niega.
—¿Entonces no hay ninguna honrada? —Sí, hay honradas a millares. —¿Qué hace,
pues, una mujer honrada? —No se da, pero no se niega
LXXII
Si los quieres, cómpralos
Insistes en que te regale, Quinto, mis libritos. No tengo, pero tiene el librero
Trifón. —¿Voy a dar dinero por tus pasatiempos y a comprar tus poemas estando en
mi sano juicio? No haré, dices, tamaña necedad. —Yo tampoco.
LXXIII
Por fin murió viejo
Estando Vestino, enfermo de gravedad, viviendo sus últimos instantes y a
punto ya de atravesar las aguas estigias, a las tres hermanas
, que estaban hilando la
última guedeja de lana, les pidió que tirasen de los negros estambres con un poco de
morosidad, difunto ya para sí, pero aún vivo para sus queridos amigos. Movieron tan
piadosas súplicas a las tétricas diosas. Entonces, una vez que hubo repartido sus
copiosas riquezas, abandonó este mundo y, después de esto, creyó que moría viejo.
LXXIV
Lucha de gamos
868
867
¿Ves en qué combates tan enconados se enzarzan los pacíficos gamos? ¿Y
cuánta ira hay en unos animales tan tímidos? Arden por competir en una lucha mortal
con sus pequeñas frentes. ¿Quieres, César, salvar la vida a los gamos? Échales los
perros.
LXXV
Confianza amorosa en el marido
¡Oh feliz por tu carácter, feliz, Nigrina, por tu marido y la primera gloria entre
las nueras latinas!. Te complaces en juntar tus bienes paternos con los de tu cónyuge,
gozosa de que tu marido sea socio y coheredero. Así Evadne
haya ardido
arrojándose a la pira de su marido y una no menor fama eleve a Alcestis
a las
estrellas: tú lo has hecho mejor. Con la prenda segura de tu vida has merecido no
verte en la obligación de probar tu amor con la muerte.
LXXVI
Ya sé hacer las cuentas
Me has enviado seis mil sestercios pidiéndote doce mil: para recibir doce mil,
te pediré veinticuatro mil.
LXXVII
Zoilo se ahorcará de envidia
Nunca he pedido riquezas a los dioses, contento con poco y alegre con lo
mío. ¡Pobreza, permíteme la licencia
, retírate!. —¿Cuál es el motivo de este súbito
deseo sin precedentes? —Quiero ver a Zoilo ahorcado
LXXVIII
Un viejo pretencioso
Teniendo ya encerrada tu sexagésima cosecha
y resplandeciendo tu cara,
blanca por tu poblada barba, andas sin rumbo fijo por toda la ciudad y no hay un
asiento matronal a donde, sin poder estarte quieto, no lleves de mañana tus “buenos
días”. Sin ti ningún tribuno tiene derecho a salir de su casa y ninguno de los dos
cónsules se queda sin tus buenos oficios. Y subes y vuelves a subir diez veces a
palacio por la cuesta sagrada y pronuncias a secas
873
los nombres de Sigero y
Partenio
875
874
. Bien que hagan esto los jóvenes, Afer, pero no hay cosa más extravagante
que un viejo pretencioso
876
.
LXXIX
Has hecho un mal trato
Eras siempre mi huésped, Matón, en mi villa de Tíbur. Me la has comprado.
Te he engañado: te vendo tu propio campo.
LXXX
Cada cosa a su tiempo
Declamas teniendo fiebre, Marón: si no sabes que eso es una locura, no estás
en tus cabales, amigo Marón. Declamas estando enfermo, declamas con tercianas: si
no puedes sudar de otra forma, es razonable. —“Pero es que el asunto es importante”.
—Te equivocas, cuando la fiebre abrasa las entrañas, el asunto importante es callar,
Marón
LXXXI
No lo tomes tan en serio
Habiendo leído Fabula un epigrama mío en que me lamento de que ninguna
joven se niega
, al ser requerida de amores una y dos y tres veces, despreció los
ruegos de su enamorado. Venga, Fabula, comprométete: ordené negarse, no ordené
negarse en redondo
878
879
.
LXXXII
Recomendando la lectura de sus poemas
Recomienda también estos libritos
, Rufo, a Vanuleyo y dile que me dedique
algún pequeño espacio de sus ocios y que, olvidándose un poco de sus
preocupaciones y de sus trabajos, no juzgue con oreja demasiado exigente estas
frivolidades mías. Pero que no las lea ni inmediatamente después de la primera o de la
última copa, sino cuando a Baco le gustan sus altercados estando en el medio de su
temple. Si es demasiado leer dos, puedes guardarte la página siguiente: así dividida, la
obra se hará más corta.
880
LXXXIII
El cambiante temple de Névolo
No hay cosa peor que tú, Névolo, cuando estás tranquilo. Por eso mismo,
cuando estás preocupado, no hay cosa mejor que tú. Estando tranquilo, no devuelves
el saludo a nadie, desprecias a todos y para ti nadie ha nacido libre ni ser humano.Estando preocupado, haces regalos, saludas llamando dueño y rey
, invitas.
¡Preocúpate, Névolo!
882
.
LXXXIV
No casta, sino asquerosa
No hay nadie entre el pueblo ni en la ciudad entera que pruebe que se ha
beneficiado a Tais, a pesar de que muchos la desean y la solicitan. —¡Digo! ¿Tan casta
es Tais? —Ni mucho menos: la mama.
LXXXV
Una burda trampa
Nosotros bebemos en vidrio, tú, Póntico, en múrrina. ¿Por qué? No vaya a ser
que una copa transparente permita ver la distinta calidad del vino
LXXXVI
Aprecio del juicio de Apolinar
Si quieres, librito mío, ser aprobado por los oídos áticos
883
.
, te exhorto y
recomiendo que satisfagas al docto Apolinar
, no hay persona más exacta y erudita,
pero tampoco más cándida y bondadosa. Si te tiene en su pecho
885
886
884
, si te tiene en su
boca, no temerás las mofas de los malignos, ni servirás a las caballas de túnica
molesta
. Si él te condena, puedes ir en seguida a las tiendas de salazones, ¡oh
página destinada a que los niños escriban por tu reverso!.
887
LXXXVII
Es bueno tener a quien echar la culpa
Fabulo, tu Basa lleva siempre consigo a un niño de pecho y lo llama su
muñeco y sus delicias y, para que te sorprendas más, no le gustan los niños. —¿Cuál
es, pues, el motivo?. —Es que Basa suele peerse.
LXXXVIII
Para mí serás un hipócrita
No me has enviado ningún regalo en correspondencia de mi pequeño
obsequio y ya ha habido cinco días de Saturnales. Es que no me has enviado ni seis
insignificancias de plata de Septiciano, ni una servilleta, regalo de un cliente rezongón,
ni un tarro que se pone encarnado con la sangre del atún de Antípolis
, ni otro
conteniendo unos pequeños higos de Siria, ni un cestillo de olivas arrugadas del
Piceno
. ¡Para que pudieras decir que te has acordado de mí! Engañarás a otros con
tus palabras y tu buena cara, para mí serás ya un hipócrita declarado.
LXXXIX
¡Ya está bien, librito mío!
¡Ea, ya vale, ea, librito, ya estamos llegando al husillo
. Tú quieres seguir e ir
más adelante y no puedes ya sostenerte en la última parte de la página, como si no se
hubiera cumplido el objetivo que se ha cumplido incluso con la primera página. Ya el
lector se queja y te abandona, ya hasta el mismo copista dice esto: “¡Ea, ya vale, ea,
librito!”.
LIBRO V
I
Para ti, César, donde quiera que estés
Este volumen, ya te encuentres en las colinas de Alba, la de Palas, viendo de
este lado a la Trivia
891
y después a Tetis
, ya sea que las hermanas verídicas reciban
de ti sus respuestas, por donde se hace el agua tranquila del mar suburbano
892
, ya te
agrade la nodriza de Eneas
894
, o la hija del Sol
, o el cándido Anxur, con sus aguas
medicinales, te lo envío a ti, César, tutela feliz y salvación del Estado: estando tú a
salvo, creemos que Júpiter es agradecido
896
895
. Tú dígnate únicamente aceptarlo, yo
creeré que lo has leído y, en mi satisfacción, me abandonaré a la credulidad gala
II
Este libro será inocente
Matronas, donceles y jovencitas, a vosotros os dedico este volumen. Tú, que te
deleitas con el lenguaje más procaz y las sales demasiado vivas, lee los cuatro libros
anteriores, lascivos como ellos solos; el quinto libro quiere regocijarse con el señor
supremo; éste, que lo lea Germánico sin que se tiña su rostro de rubor en presencia
de la virgen cecropia
Degis
899
898
.
III
Los embajadores se maravillan ante el César
, habitante de la ribera que ya es nuestra, Germánico, ha venido a
hacerte una visita desde las aguas sometidas del Danubio. Alegre y sorprendido una
vez visto al que preside el mundo, se dice que habló así a sus compañeros: “¡Cuánto
supera mi suerte a la de mi hermano, porque he podido contemplar de cerca al dios
que él venera desde lejos!”
900
.
IV
No disimules que bebes
Mírtale suele oler fuertemente a vino y, para disimularlo, mastica hojas de
laurel y, astuta, mezcla el vino con hierbas, no con agua. Cuando la veas, Paulo,
acercarse encarnada y con las venas saltonas, podrás decir: “Mírtale ha bebido
laurel”
901
.
V
Ruego al bibliotecario del Palatino
Sexto, adorador elocuente de la Minerva del Palatino
, tú que disfrutas tan
cerca del ingenio del dios
—pues te es permitido conocer las preocupaciones del
señor en el momento de su aparición y los pensamientos más íntimos de nuestro
jefe— te ruego que hagas un sitio también a mis libros, en donde estén los de Pedón,
los de Marso y los de Catulo. Junto al divino poema de La Guerra Capitolina
pon la
gran obra del egregio Virgilio.
VI
Pide a Partenio que presente el librito a Domiciano
Si no os es pesado ni demasiado molesto, Musas, rogad a vuestro Partenio
:
ojalá algún día una amistad duradera y feliz ponga fin a tu vida bajo el reino próspero
de César y seas feliz con el aplauso de la misma Envidia; ojalá Burro
comprenda
pronto a su padre: admite este tímido y breve legajo entre los umbrales del sagrado
palacio. Tú sabes cuáles son las horas más serenas de Júpiter, cuando refulge con un
rostro plácido y que le es propio, con el que no suele negar nada a quienes le
suplican. No temas que yo presente súplicas inicuas, nunca pide cosas grandes ni
molestas una página que, decorada con cedro y púrpura, se enrolla en dos husillos
negros
. No se lo presentes, sino retenlo, como si no lo ofrecieras y no pensaras en
nada. Si conozco bien al señor de las nueve hermanas
907
él mismo pedirá el librito
cubierto de púrpura.
VII
Roma se renueva con Domiciano
Como los incendios renuevan los nidos asirios
cada vez que una sola ave ha
vivido diez siglos, así Roma renovada se despoja de su gastada vejez y ella misma
toma el aspecto de quien rige sus destinos. Te lo suplico, olvídate, Vulcano, de tu
antigua queja
910
909
y perdónanos: somos el pueblo de Marte, pero también el de Venus.
Perdona, Padre: así perdone tu lasciva esposa las cadenas de Lemnos
y te ame
rendidamente.
VIII
Se restablece la ley Roscia Teatral
El edicto de nuestro señor y dios
, por el que determina el orden de los
asientos y los caballeros recuperan netamente sus lugares
912
, Fasis lo elogia en el
teatro, Fasis envuelto en la púrpura de su manto, y declama lleno de orgullo con voz
engolada: “Por fin, podemos sentarnos cómodamente; se ha devuelto la dignidad al
orden ecuestre, no somos aprisionados ni ensuciados por la turba”. Mientras lanza
estas palabras y otras semejantes tendido tripa arriba, Leito
913
mandó a aquellas capas
purpúreas y arrogantes que se levantaran.
IX
¡Ha venido a verme el médico!
Estaba flojo y tú, Símaco, has venido a visitarme acompañado de cien
discípulos. Me han palpado cien manos heladas por el cierzo: no tenía fiebre, Símaco,
pero ahora tengo
915
.
X
No me corre prisa el ser famoso
“¿Qué qué es eso de decir que la fama se niega a los vivos y que a pocos
lectores les gustan sus contemporáneos?”. Régulo, creo que estas costumbres surgen
de la envidia, porque ella prefiere siempre los antiguos a los modernos. Así en nuestra
ingratitud buscamos la sombra en la antigua columnata de Pompeyo; así los antiguos
admiran el templo miserable de Cátulo
. Roma leía a Ennio en tiempo de Virgilio y
Homero fue despreciado por los de su tiempo. Pocas veces aplaudieron los
espectadores las comedias de Menandro y a Ovidio no lo conocía más que su Corina.
Sin embargo vosotros, libritos míos, no os apresuréis: si la gloria viene después de
muerto, no me corre prisa
917
.
916
XI
Elogiando al amigo Estela
Severo, mi querido Estela da vueltas en un solo dedo a sardónicas,
esmeraldas, diamantes y jaspes. Encontrarás muchas perlas en sus dedos, pero aún
más en sus poemas
918
. Por eso, creo, es culta su mano.
XII
Los anillos de Estela
Si Masclión lleva con arrogancia en la frente una pértiga de la que cuelgan
pesos que se balancean, o si el corpulento Nino lleva en sus brazos siete u ocho
niños
, me parece cosa no difícil cuando en cualquiera de sus dedos lleva mi querido
Estela diez doncellas
919
920
.
XIII
Marcial es pobre, pero famoso
Soy pobre, lo confieso, y siempre lo he sido, Calístrato; pero no soy un
caballero desconocido y poco considerado
, sino que leído por muchos en todo el
mundo y, al verme, dicen “éste es”. Y lo que la muerte concede a muy pocos, a mí me
lo ha dado la vida. Por tu parte, tu casa se apoya sobre cientos de columnas y tu arca
encierra riquezas propias de un liberto, y siembra para ti una gran parte de la tierra de
Siene, la del Nilo
922
921
, y Parma de la Galia te esquila rebaños sin cuento. Esto somos tú y
yo: pero lo que yo soy tú no puedes serlo; lo que tú eres puede serlo cualquiera del
pueblo.
XIV
¡Un poco más atrás, por favor!
Naneyo, acostumbrado a sentarse siempre en la primera fila, cuando se podía,
echado dos o tres veces de aquel sitio, alzó sus reales y se sentó el tercero, casi entre
las mismas sillas detrás de Gayo y de Lucio
. Desde allí con el capucho sobre su
cabeza y en actitud grotesca contempla los juegos con un solo ojo. Arrojado incluso de
aquí, llegó al pasillo y, apoyado en el extremo de un asiento, a medio sentarse, con
una pierna se jacta ante los caballeros de que está sentado y con la otra, ante Leito
de que está de pie.
923
XV
Mis versos dan fama a muchos
Es éste, Augusto, el quinto libro de mis entretenimientos y nadie se queja de
verse maltratado en mis poemas
. Muchos lectores se gozan de ver sus nombres
honrados en ellos, porque gracias a mis favores se les da una fama imperecedera.
—“Sin embargo, ¿qué provecho te dan estas atenciones por más que reverencien a
muchos?”. —Aunque, a decir verdad, no me aprovechen, sin embargo estas cosas
hacen mis delicias.
925
XVI
Roma lee y canta mis poemas
Pudiendo componer poemas serios, de que yo prefiera escribir estos regocijos,
tú eres la causa, lector amigo. Tú, que lees y cantas mis versos por toda Roma; pero
no sabes lo caro que me cuesta semejante amor. Pues si yo quisiera defender los
templos del dios tonante, armado de su hoz
, y vender mi elocuencia a los pobres
reos, muchos navegantes me traerían alcuzas de aceite de Hispania, y el seno de mi
toga llegaría a ensuciarse con las más variadas monedas. Pero ahora mi librito es un
comensal y un amigo de jaranas y sus poemas solamente agradan si se reciben gratis.
Los antiguos no se contentaron con los elogios, cuando el mínimo regalo que se hacía
926
a un vate era un Alexis
. —“Bien dicho”, me dices, “me gusta y te alabaré altamente
y sin fin”. —¿Estás disimulando? ¡Me vas a convertir, creo, en abogado!
927
XVII
Pretensiones fallidas
Mientras enumeras tus bisabuelos y tatarabuelos y sus grandes nombres,
mientras crees que para ti es despreciable mi condición de caballero, mientras tú,
Gelia, aseguras no poderte casar más que con alguien de amplios galones, te has
casado con un portador de cestas
928
.
XVIII
Yo no hago obsequios para que me los devuelvan
Porque en este mes de diciembre, en que vuelan las servilletas, las hermosas
cucharas de plata, los cirios de cera, los rollos de papel, y las jarras puntiagudas de
conservas de ciruelas de Damasco, no te he enviado nada fuera de los libros de mi
propia cosecha, quizás te parezca un avariento o un maleducado. Es que yo detesto
las arteras y malas socaliñas de los regalos. Los obsequios son como los anzuelos.
¿Quién ignora que con la mosca devorada se engaña al voraz escaro? Cuantas veces no
regala nada al amigo rico, oh Quintiano, el pobre se muestra generoso
XIX
Un consejo interesado
Si hay que dar crédito a la realidad, grandísimo césar, no ha habido época
comparable a tus tiempos. ¿Cuándo fue dado contemplar triunfos más dignos? ¿Cuándo
merecieron más nuestro reconocimiento los dioses del Palatino?
¿Bajo qué jefe fue
mayor y más hermosa la Roma de Marte? ¿Bajo qué príncipe se disfrutó de tanta
libertad? Tenemos no obstante un vicio y no pequeño, aunque fuera el único: que el
pobre cultiva amistades que no son generosas. ¿Quién reparte sus riquezas con un
viejo y fiel amigo, o a quién acompaña un caballero no ajeno?
931
930
Enviar una cucharilla
saturnalicia de media libra o regalar a las víctimas de un incendio para una toga diez
escrúpulos en total
, se tiene por un lujo y los patronos orgullosos llaman a esto
regalos: quizás haya alguno aislado que haga sonar unos aúreos
932
. En la medida en
que ellos no lo son, sé tú amigo mío, césar: ninguna virtud del príncipe puede ser más
dulce. Hace rato que te estás riendo, Germánico, con gesto burlón
933
, porque te doy
un consejo en mi propio interés.
XX
Sabemos vivir, pero lo dejamos para más tarde
Si me estuviera permitido, querido Marcial
935
934
, pasar contigo unos días sin
preocupaciones, disponer de un tiempo desocupado y disfrutar juntos la verdadera
vida, no conoceríamos los atrios, ni las casas de los poderosos, ni las tormentas de los
pleitos, ni el triste foro, ni las imágenes soberbias de los antepasados; sino los paseos
en litera, los cuentos, los libritos, el Campo
936
, el Pórtico
, la sombra, el Agua
Virgen
938
937
, las termas: éstos serían nuestros sitios, éstas nuestras ocupaciones. Pero
ahora ninguno de los dos vive para sí y vemos que nuestros buenos días huyen y se
nos escapan y, aunque los perdemos, se cargan en nuestra cuenta. ¿Alguien, sabiendo
vivir, lo deja para más tarde
939
.
XXI
Lo que puede la atención
Régulo, el rétor Apolódoto antes saludaba a Décimo llamándolo Quinto y a
Craso llamándolo Magro; ahora les devuelve el saludo aplicándoles sus verdaderos
nombres. ¡Cuánto se consigue con el trabajo y el cuidado! Escribió sus nombres y se
los aprendió.
XXII
Un patrón molesto
Si esta mañana no he querido ni merecido verte en tu casa, Paulo, que tus
Esquilias estén todavía más lejos de mi casa. Yo vivo próximo a la columna de
Tíbur
940
, por donde la rústica Flora ve al antiguo Júpiter
. Tengo que salvar la senda
de la cuesta de la Subura y sus piedras sucias, casi siempre húmedas. Apenas puedo
cortar las largas reatas de mulas, ni esos bloques de mármol que se ven arrastrar con
tantas sogas. Y lo que es todavía más grave, Paulo: que, después de superar tantas
fatigas y llegar cansado, te diga el portero que no estás en casa. Éste es el final de mi
vano esfuerzo y de sudar mi pobre toga: resulta difícil que valga tanto la pena el ver a
Paulo por la mañana. Un cliente servicial siempre tiene amigos inhumanos. A menos
que te quedes dormido
942
, no puedes ser mi patrón.
XXIII
No bastan las apariencias
Te habías vestido, Baso, con colores de hierbas
, mientras estaba muda la ley
de la ordenación de los lugares del teatro. Después que volvió a ponerla en vigor la
preocupación de un censor amante del orden y los caballeros oyen más seguros a
Océano
944
943
, tú no resplandeces más que con vestidos empapados de escarlata o teñidos
de múrice
y, con ello, piensas que das el pego. No hay ningún manto de
cuatrocientos mil sestercios, Baso, o mi amigo Cordo
945
sería el primero en recibir el
caballo
947
.
XXIV
El gladiador Hermes
Hermes, delicia marcial del siglo;
Hermes, instruido en todas las armas;
Hermes, gladiador y maestro de gladiadores;
Hermes, confusión y terror de su propio gimnasio;
Hermes, el único al que teme Helios;
Hermes, el único ante el que sucumbe Advolante
Hermes, que sabe vencer sin herir;
Hermes, sustituto de sí mismo;
Hermes, riqueza de los que alquilan sus localidades;
Hermes, preocupación y cuidado de las esposas de los gladiadores;
Hermes, soberbio por su lanza guerrera;
Hermes, amenazador con el tridente marino;
Hermes, temible con su casco de penacho lánguido;
Hermes, gloria de Marte universal;
Hermes, que lo es todo solo y tres veces único
950
951
.
XXV
¡Cuánto bien harían empleando debidamente sus riquezas!
“Queréstrato, tú no tienes cuatrocientos mil sestercios; levántate, que viene
Leito, ponte de pie, escapa, corre, escóndete”. —¿Hay alguien, ay de mí, que vuelva a
llamar y haga volver al que abandona el asiento? ¿Hay alguien, ay de mí, que le abra
como amigo sus enormes riquezas? ¿A quién voy a encomendar a mis escritos y a la
fama y a la celebración del pueblo? ¿Quién no quiere bajar todo entero a las lagunas
Estigias? ¿No será esto mejor, pregunto yo, que teñir el escenario de una bruma
purpúrea y que empaparlo de esencia de azafrán? ¿O que dar cuatrocientos mil
sestercios a un caballo que ni se va a enterar, para que se vea brillar por todas partes
la nariz dorada de Escorpo?
¡Oh rico inútilmente, oh amigo fingido!, ¿lees y aplaudes
esto? ¡Qué fama dejas escapar!
952
Cordo, porque te llamé el alfa
XXVI
Todo tiene remedio
953
de los que llevan pénula
, hace poco,
bromeando en algún poemita
, si acaso mi verso removió tu bilis, puedes llamarme a
mí el beta de los togados.
XXVII
No te expongas a que te avergüencen
Tú tienes el ingenio, la afición, las costumbres y la raza de caballero, lo
reconozco; lo demás
lo tienes de plebeyo. No tengas en tanto el sentarte en una de
las catorce primeras filas del teatro, para quedarte pálido al ver a Océano.
956
XXVIII
Hombre de mal corazón
Que hable bien y tenga cabeza Mamerco no podrías conseguirlo, Aulo, con
virtud alguna: aunque superes en piedad a los hermanos Curvios
, en serenidad a los
Nervas
958
, en delicadeza a los Rusones
959
, en honradez a los Magros
957
, en equidad a
los Mauricos
961
, en elocuencia a los Régulos
962
, en gracejos a los Paulos
: todo lo roe
con sus dientes llenos de caries. Es posible que creas que es una mala persona; yo
creo que es un desgraciado al que no le gusta nadie
XXIX
Tú nunca has comido liebre
Gelia, si alguna vez me envías una liebre me dices: “Marco, serás hermoso en
siete días”
. Si no te estás burlando, si cuentas, vida mía, la verdad, tú nunca has
comido liebre, Gelia.
965
Varrón
966
XXX
Marcial obsequia al amigo Varrón con sus libros
, que no has de ser negado por el coturno sofocleo ni has de ser
menos aceptable en la lira de Calabria
, aplaza tus trabajos y que no te ocupe la
escena del facundo Catulo
968
967
o la elegía de cabellera bien compuesta
; lee más bien
estos versos no despreciables cuando diciembre ahuma los techos
y que yo te envío
en el mes oportuno, a menos que te parezca más conveniente y agradable perder las
nueces de los Saturnales
XXXI
Un toro manso
Mira cómo salta esta chiquillería sobre unos mansos novillos y cómo un toro
se complace mansamente con su carga. Éste se cuelga de la punta de los cuernos,
aquél corretea por sus lomos y blande sus armas de cabeza a cola del buey. Sin
embargo, su bravura se mantiene imperturbable. No sería más segura la arena y un
suelo plano podría provocar más tropezones. Y no se pierde la tranquilidad de los
gestos, sino que sobre la concesión de la palma el chiquillo está tranquilo y el toro,
preocupado.
XXXII
El mejor heredero
Faustino, Crispo no ha dejado en su testamento ni un céntimo a su mujer. —
Entonces, ¿a quién ha dejado sus bienes? —A sí mismo
972
XXXIII
Como me entere, prepárate
.
Dicen que hay un abogado que censura mis poemas. No sé quién es. Como
llegue a saberlo, ¡pobre de ti, abogado!
XXXIV
La niña Eroción
973
A ti, padre Frontón, y a ti, madre Flacila, os recomiendo esta niña, la delicia de
mis labios y de mi corazón. Que la pequeña Eroción no tiemble de miedo ante las
tinieblas infernales y las fauces horribles del perro del Tártaro. Hubiera cumplido en
seguida los fríos de seis inviernos, si no hubiera ella vivido otros tantos días de menos.
Que juegue ella saltarina entre patronos de tantos años y que con su boquita
balbuciente
charlotee mi nombre. Que un césped suave cubra sus huesos y que tú,
tierra, no seas pesada para ella: ella no lo ha sido para ti.
974
XXXV
Llave inoportuna
Mientras Euclides, vestido de púrpura, clama que sus fincas de Patras le rentan
doscientos mil sestercios y más todavía las de los alrededores de Corinto; mientras
hace remontar su árbol genealógico hasta la hermosa Leda y protesta ante Leito, que
quiere levantarlo
, a nuestro caballero presumido, noble y rico, de pronto, se le cayó
del seno una gran llave. Nunca una llave, Fabulo, fue más nefasta.
975
XXXVI
¡Para que te fíes!
976
.
Faustino, un individuo elogiado en mi librito disimula como si no me debiera
nada: me ha engañado.
Niña
977
XXXVII
Llorando a la niña Eroción
más dulce a mis oídos que el último canto del cisne
; más tierna que
el cordero del Galeso de Falante
979
978
; más delicada que la concha del lago Lucrino
;
niña a la que no son preferibles las perlas del mar Rojo, ni el marfil recién pulido del
elefante de la India, ni las primeras nieves, ni el lirio no mancillado; niña cuya
cabellera supera los vellones de los rebaños de la Bética, las trenzas anudadas del
Rin
, y el color dorado del lirón; por cuya boca exhalaba lo que los rosales de
Paestum, lo que las primeras mieles de los panales del Ática, lo que un terrón de
ámbar arrancado de la mano
981
; niña en cuya comparación el pavo real no tiene
hermosura, aparece sin gracia la ardilla, y el fénix es un ave común. Aún están
recientes las cenizas de Eroción, a quien la dura ley de los peores hados arrebató en
su sexto invierno, pero no cumplido, a ella que era mi ternura, mi gozo, mis delicias.
Y mi amigo Peto me prohíbe estar triste y, al par que se da golpes de pecho y se mesa
los cabellos, me dice: “¿No te da vergüenza de llorar así la muerte de una esclavita,
nacida en tu casa?
983
982
. Yo enterré a una esposa”, añade, “conocida, majestuosa, noble,
rica y, sin embargo, vivo”. ¿Qué puede haber con mayor fortaleza que Peto? ¡Heredó
veinte millones y sin embargo vive!
XXXVIII
Un solo censo ecuestre para dos
Caliodoro tiene —¿quién lo ignora?— el censo ecuestre, Sexto; pero Caliodoro
tiene también un hermano, que dice: “Parte en dos los cuatrocientos mil”, es decir,
“parte los higos”
984
. ¿Piensas que pueden montar dos en un caballo? ¿Qué tienes que
discutir tú con tu hermano, con ese Pólux molesto? Tú serías Cástor, si no tuvieras
junto a ti a Pólux. Siendo como sois uno, ¿vas a sentarte, Caliodoro, dos? Levántate,
que estás cometiendo, Caliodoro, un solecismo
. O imita a los hijos de Leda: no
puedes sentarte junto con tu hermano; siéntate, Caliodoro, alternativamente
985
XXXIX
Un testador astuto
Las treinta veces que has firmado en este año, Carino, tu última voluntad, te
he enviado unas tartas empapadas en miel de tomillo del Hibla
. No puedo más, ten
compasión de mí, Carino, haz testamento menos veces o haz de una vez lo que
continuamente disimula tu tos. He agotado mi bolsa y mis reservas. Aunque hubiera
sido más rico que Creso, sería más pobre que Iro
988
987
, Carino, si otras tantas veces
comieras mis habas
989
.
XL
¿Te crees Paris?
Has pintado a Venus y eres, Artemidoro, ferviente admirador de Minerva: ¿y te
extrañas de que tu obra no haya gustado?
XLI
Serás caballero, pero no marido
Siendo menos hombre que un enervado eunuco y más afeminado que el
concubino de Celene
991
al que invoca con aullidos el castrado galo de la Madre
en
trance, hablas de teatros, de órdenes de asientos, de edictos, de togas con franjas de
púrpura, de idus
993
, de fíbulas
, de censos, y señalas a los pobres con tus manos
pulidas con piedra pómez. Veré si tienes derecho a sentarte en las filas de los
caballeros, Dídimo: en las de los maridos
994
995
, no lo tienes.
XLII
La seguridad de los bienes es su buen empleo
Un astuto ladrón, forzando tu caja fuerte, se te llevará el dinero, un
despiadado incendio aniquilará tu casa paterna, un deudor te negará los intereses y
también el capital, una mies estéril no te devolverá la simiente tirada, una amante falaz
expoliará a tu mayordomo, el mar anegará tus barcos repletos de mercancías. Lo que
se da a los amigos está fuera del alcance de la fortuna. Los bienes que hayas dado,
serán los únicos que siempre tendrás
XLIII
El origen lo explica todo
Tais tiene los dientes negros; Lecania, blancos. ¿Cuál es la razón? Ésta los tiene
comprados, aquélla naturales.
XLIV
Al pan vendrás
¿Qué ha sucedido, Dentón? Dímelo, ¿qué ha sucedido de pronto, que,
invitándote yo a cenar —¡quién lo creyera!— te has atrevido a decir cuatro veces que
no? Pero hay más, ni me devuelves las mirada y me huyes cuando te sigo, a mí, a
quien hace poco solías buscar por las termas, por los teatros y por todas las salas
reservadas. ¡Ya está! Has sido seducido por una mesa más suntuosa y una cocina más
abundante me ha robado el perro. Pero muy pronto, cuando la rica cocina se haya
hartado de ti, ya conocido y abandonado, vendrás a los huesos de tu antigua cena.
Dices que eres, Basa
996
XLV
Dime de qué presumes...
, una hermosa joven. Eso suele decir, Basa, la que no lo
es.
XLVI
Ni contigo, ni sin ti
Mientras no quiero más que los besos que te arranco a la fuerza y me gusta
más tu ira que tu rostro, para rogarte muchas veces, te pego, Diadumeno, muchas
veces. Esto es lo que consigo: que ni me temas ni me ames.
XLVII
¡Y tanto que no cena en casa!
Jura Filón que nunca ha cenado en casa; esto es: que cada vez que nadie lo
invita, no cena.
XLVIII
Sin cabellera, pero sin barba...
¡A qué no obliga el amor! Encolpo
se cortó sus cabellos, sin quererlo su
señor, pero sin impedírselo. Pudente se lo permitió y lloró: así le cedió las riendas su
padre, quejándose de la audacia de Faetón
997
998
, así fue raptado Hilas
, así Aquiles, al
ser descubierto, se cortó gozoso su melena, con el dolor de su madre. Pero tú, barba,
no tengas prisa, no te fíes de esos cabellos cortos, y en compensación a tanto
sacrificio, tarda mucho tiempo en brotar.
XLIX
A un calvo
999
El otro día, viéndote por casualidad sentado a ti solo, te tomé por tres
personas. Me engañó el número de tu calva: tienes cabellos a una parte y tienes a la
otra, y tan largos como los que pueden sentar bien incluso a un adolescente; en su
mitad, tienes la cabeza desnuda y en un largo espacio no se deja ver ni un solo pelo.
Este error te vino bien en diciembre, cuando el emperador distribuyó comida: volviste
con tres raciones. Creo que así fue Gerión
. Te aconsejo que evites el pórtico de
Filipo: como te vea Hércules, estás perdido
1000
1001
.
L
Parásito molesto
Siempre que ceno en casa, si no te invito, Caropino, en seguida hay enormes
resentimientos y eres capaz de atravesarme por medio con la espada desenvainada, si
sabes que mi hogar se ha encendido alguna vez sin estar tú. ¿No se me permitirá,
pues, cometer ni un solo fraude? No hay cosa más reprobable que tu gula, Caropino.
Deja ya, te lo ruego, de vigilar mi cocina y que de vez en cuando mi cocinero te dé
buenas palabras
1002
.
LI
Un grosero o un ignorante en las dos lenguas
Éste que lleva su mano izquierda sobrecargada de legajos, al que rodea un
coro barbilampiño de taquígrafos, que, al presentarle de aquí y de allá codicilos y
cartas, pone cara de persona seria, con aires de Catón, de Cicerón y de Bruto, aunque
le obligue el potro de tortura, no es capaz de decir “hola” ni en latín ni en griego. Si
piensas que son imaginaciones, saludémoslo.
LII
Que no sepa tu mano izquierda...
Recuerdo y no olvidaré jamás cuanto has hecho por mí. ¿Qué por qué lo callo,
Póstumo? Porque ya lo dices tú. Cada vez que empiezo a referir a alguien tus favores,
en seguida exclama: “Me lo había dicho él”. Hay cosas que no está bien que las hagan
dos: basta uno solo para este trabajo. Si quieres que hable yo, cállate tú. Créeme, por
enormes que sean, Póstumo, los regalos se echan a perder con la charlatanería de
quien los hace
1003
.
¿Por qué escribes una Cólquide?
LIII
Destruye tus poemas
. ¿Por qué escribes, amigo, un Tiestes? ¿Qué
tienes tú con Niobe, Baso, o con Andrómaca? El asunto, créeme, que mejor les viene a
tus escritos es Deucalión o, si no te gusta éste, Faetón
1004
LIV
¡Qué mala memoria!
1005
.
Mi amigo el rétor se ha puesto a improvisar: no ha escrito el nombre de
Calpurnio y lo ha saludado
1006
.
LV
Ante Júpiter y su águila
1007
—Dime, ¿a quién llevas, reina de las aves? —Al Tonante.
—¿Por qué no lleva ni un rayo en su mano? —Está enamorado.
—¿Con qué fuego se abrasa el dios? —Con el de un niño.
—¿Por qué miras a Júpiter delicadamente con el pico abierto? —Le hablo de
Ganímedes.
LVI
Cualquier ocupación da más dinero que las letras
Hace tiempo, Lupo, que buscas preocupado y me preguntas a qué maestro
confiar la educación de tu hijo. Te aconsejo que evites a todos los gramáticos y
rétores, que no vea ni por el forro los libros de Cicerón ni de Virgilio, que deje a
Tutilio
con su fama. Como haga versos, deshereda al poeta. ¿Quiere aprender
oficios de dinero? Procura que se haga citaredo o flautista de acompañamiento. Si el
muchacho tiene visos de ser duro de mollera, hazlo pregonero o arquitecto
1008
LVII
Se lo digo a cualquiera: no te lo creas
Cuando yo te llamo “señor”, no te sientas, Cinna, halagado: a menudo también
respondo así al saludo de tu siervo
1010
.
LVIII
¿Vivirás mañana?
Dices que empezarás a vivir mañana, “mañana” dices, Póstumo, siempre.
Dime, ese “mañana”, Póstumo, ¿cuándo llega? ¡Qué lejos está ese mañana! ¿Dónde
está? ¿Adónde hay que ir a buscarlo? ¿Se oculta quizás entre los partos y los armenios?
Ese “mañana” tiene ya los años de Príamo o de Néstor
1011
1009
.
. Ese “mañana”, ¿por cuánto,
dime, se puede comprar? ¿Vivirás mañana? Vivir hoy es ya ir con retraso. Persona
sensata es, Póstumo, quien vivió ayer
1012
.
LIX
Obsequios sin compromiso
Eso de no enviarte plata, de no enviarte oro, lo hago, elocuente Estela, por tu
interés. Quien envía grandes regalos, quiere que se los devuelvan grandes: con mis
cacharros de arcilla no tendrás compromiso
1013
.
LX
No te haré famoso
Aunque me ladres constantemente y sin cesar y me molestes con repugnantes
gañidos, estoy determinado a negarte esa gloria que desde antaño me pides: que, sea
como sea, te lean en mis libros por todo el mundo. Pues, ¿por qué va a saber alguien
que tú has existido? Es necesario, miserable, que mueras en el anonimato. Sin embargo
no faltarán en esta ciudad quizás uno o dos tres o cuatro que quieran roer tu piel de
perro
1014
. Yo tengo mis uñas limpias de tal carroña.
LXI
El procurador de tu mujer
¿Quién es ése del pelo rizado que va siempre pegado a tu mujer, Mariano?
¿Quién es ése del pelo rizado que susurra no sé qué al oído delicado de tu señora y
en cuya silla se apoya con su codo derecho? ¿Ése al que por cada uno de sus dedos se
le mueve un anillo ligero
, que lleva las piernas sin sombra de un solo pelo. ¿No me
respondes nada? —“Ése, me dices, gestiona los asuntos de mi mujer”. —Ciertamente es
hombre de confianza y de aspecto duro, que refleja en su misma cara al hombre de
negocios: no será más activo que él Aufidio de Quíos
. ¡Oh, qué merecedor serías,
Mariano, de las bofetadas de Latino! Yo creo que vas a ocupar el puesto de
Panículo
1017
1016
. ¿Que gestiona los asuntos de tu mujer? ¿Que ése del pelo rizado gestiona
algún asunto? Ése no gestiona los asuntos de tu mujer: gestiona los tuyos.
LXII
A partes proporcionales
Puedes, huésped, quedarte en mis huertos a tu gusto, si eres capaz de
acostarte en el santo suelo o si te traes contigo tus buenos muebles, porque los míos
han levantado ya el dedo
a los huéspedes. Ningún colchón, ni siquiera vacío, cubre
ya las camas desvencijadas y su jergón, podrido y con el cordaje hecho trizas, anda
por los suelos. Tengamos, sin embargo, entre nosotros dos una hospitalidad a la
recíproca: yo he comprado el huerto, que es lo más caro; tú amuéblalo, que cuesta
menos.
1018
LXIII
A un escritor importuno
—“¿Qué te parecen”, me dices, “Marco, mis libros?”. Así me preguntas con
inquietud, Póntico, muchas veces. Estoy admirado, estupefacto: no hay nada más
perfecto que ellos. Hasta Régulo se rendirá ante tus grandes dotes. —“¿Ésta es tu
opinión?”, dices. “¡Así el César te sea propicio; así, Júpiter Capitolino!”. —“¡Más bien a
ti!”.
LXIV
El pensamiento de la muerte invita a vivir
Calisto, échame dos dobles
de falerno y tú, Alcimo, derrite sobre ellos las
nieves veraniegas
1020
1019
. Que mi cabellera llegue a chorrear, empapada en amomo sin
medida, y que las guirnaldas de rosas fatiguen mis sienes. Los mausoleos tan cercanos
nos invitan a vivir, enseñándonos que hasta los dioses pueden morir
LXV
Hércules y Domiciano
El cielo estrellado, aun con la oposición de su madrastra
1021
, se lo dieron al
Alcida
1023
el terror de Nemea, el jabalí de Arcadia
1024
1022
, la victoria sobre el campeón de
la palestra libia, el pesado Erix mordiendo el polvo siciliano, y Caco, el terror de los
bosques, que con una trampa secreta solía llevar a sus cuevas los bueyes a reculas.
Todo eso, César, ¿qué proporción guarda con tu arena? Cada día nos ofrece mayores
espectáculos desde por la mañana. ¡Cuántas presas más grandes que el monstruo de
Nemea son abatidas! ¡Cuántos jabalíes menalios ensarta tu lanza! Aunque se reponga la
triple lucha del pastor ibérico tienes a quien pueda vencer a Gerión
. Aunque se
renueven muchas veces las cabezas de la Lerna griega, ¿qué es la imponente hidra en
comparación de las fieras del Nilo?
. Por méritos tan grandes, Augusto, los dioses
concedieron en seguida el cielo al Alcida, a ti te lo darán tardíamente.
LXVI
Lo que dejas te llevas
Habiéndote saludado muchas veces, nunca saludas tú el primero. Por tanto
serás, Pontiliano, el “Adiós eterno”
1027
.
LXVII
La golondrina morosa
Dirigiéndose según su costumbre habitual a sus retiros invernales los pájaros
del Ática
, una de las aves se quedó en el nido. A su vuelta por la época de
primavera descubrieron el crimen y sus propias congéneres destrozaron a la prófuga.
Recibió su castigo tardíamente: debería haber sido despedazada su madre, la culpable,
pero el día en que descuartizó a Itis
1028
1029
.
LXVIII
Tú les ganas
Lesbia, te he enviado una cabellera de una doncella del Ártico, para que veas
cuánto más rubia es la tuya
1030
.
LXIX
Criminal, ¡mataste a Cicerón!
Antonio, que no tienes nada que reprochar a Potino de Faros
1031
y eres menos
culpable por las listas de proscripción que por la muerte de Cicerón, ¿por qué
desenvainas locamente tu espada contra la elocuencia romana? Este crimen no lo
hubiera cometido ni el mismo Catilina. El impío soldado
es corrompido por el oro
criminal y, a un precio tan elevado, te haces callar una sola voz. ¿De qué te aprovecha
el silencio a precio de oro de una lengua sagrada? Todo el mundo empezará a hablar
en el puesto de Cicerón
1034
.
LXX
Derrochando por las tabernas
1033
Máximo, diez millones largos de sestercios que recientemente le había
entregado su patrono Sirisco se los ha liquidado vagando por las tabernas de taburetes
por los alrededores de los cuatro baños
. ¡Oh, qué gran glotonería es comerse diez
millones! ¡Cuánto mayor todavía, sin recostarse a la mesa!
1035
LXXI
Buen lugar de veraneo
Los sitios por donde la húmeda Trébula
1037
1036
.
presenta sus frescos valles y el
campo verdeguea pasando frío en los meses de Cáncer
, los campos nunca tocados
por el león de Cleona
1039
1038
, y una casa siempre amiga del Noto, hijo de Eolo
, te están
llamando, Faustino. Pasa por estos collados los largos días de la siega: ya tendrás a
Tíbur en invierno.
LXXII
Inversión de papeles
Rufo, quien pudo llamar a Júpiter madre de Baco, ése puede llamar a Semele
su padre
1041
.
LXXIII
¿Qué por qué no te envío mis libros?
¿Te admiras, Teodoro, de por qué no te regalo mis libros, a pesar de que me
los pides tantas veces y con tanto ahínco? La causa tiene su importancia: para que tú
no me regales los tuyos.
LXXIV
Una ruina colosal
A los hijos de Pompeyo los cubren Asia y Europa; a él, la tierra de Libia, si en
realidad lo cubre alguna. ¿Qué tiene de sorprendente esta dispersión por todo el
mundo? Una ruina tan colosal no podía yacer en un solo sitio
LXXV
Si ella es legítima, tu eres adúltero
1042
.
A Lelia, que se ha casado contigo, Quinto, en virtud de la ley, puedes llamarla
“esposa legítima”
LXXVI
Inmunizado contra el hambre
A fuerza de beber muchas veces veneno, Mitrídates consiguió que no le
hicieran daño ni los peores tósigos. Tú también, cenando siempre tan mal, has tenido
buen cuidado de que no pudieras, Cinna, morirte jamás de hambre
LXXVII
¿Oídos complacientes u oídos sordos?
1044
Marullo, dicen que habló muy requetebién un quídam que dijo que llevas
aceite en la oreja
1045
.
LXXVIII
Cena pobre, pero grata
Toranio, si estás penoso por cenar tristemente en tu casa, puedes pasar
hambre conmigo. Si sueles tomar aperitivo, no te faltarán humildes lechugas de
Capadocia, y puerros de fuerte olor
, y un buen taco de atún, disimulado entre
huevos partidos. Se servirá en un plato negro, que tendrás que sostenerlo abrasándote
los dedos, una pequeña col verde, que ha abandonado hace un momento el fresco
huerto, y un botillo sobre blancas puches, y unas habas blanquecinas con panceta. Si
quieres regalarte con los postres, se te presentarán uvas pasas, y peras que llevan el
nombre de los sirios, y castañas asadas a fuego lento que produjo la docta Nápoles
el vino tú lo harás bueno, bebiéndolo
. Después de esto, si por casualidad Baco te
abre el apetito que acostumbra, vendrán en tu ayuda unas buenas aceitunas, recién
cogidas de los olivos del Piceno, y garbanzos hirviendo, y altramuces tibios. Humilde
es mi pobre cena —¿quién puede negarlo?—, pero no fingirás nada ni oirás nada
fingido y te recostarás plácidamente sin hacer el paripé
1048
. Y el dueño de la casa no
leerá un grueso volumen, ni las mozas de la licenciosa Cádiz
1049
harán vibrar en un
prurito sin fin sus lascivas caderas con un temblor estudiado, sino que, algo que no es
ni pesado ni sin gracia, sonará la flauta del joven Condilo. Ésta es mi humilde cena.
Irás detrás de Claudia. ¿Qué mujer deseas tú que vaya delante de mí?
LXXIX
¡Qué cómodo es no tener más que un vestido!
1050
Once veces te has levantado, Zoilo, en una cena y te has mudado de batín
1051
once veces, no fuera que se te pegara el sudor retenido por tu vestido empapado y un
ligero vientecillo perjudicara tu piel con los poros abiertos. Que ¿por qué no sudo yo,
que estoy cenando, Zoilo, contigo? Es que un solo batín da mucho frío
LXXX
Corrige mi librito
Si tienes tiempo, Severo, dedícame una horita corta, y puedes ponerla a mi
cuenta, mientras lees y juzgas mis bagatelas. —“Es duro perder las vacaciones”. —Te
ruego que soportes y aguantes esta pérdida. Y si los leyeres —pero, ¿no soy acaso un
pretencioso?— junto con el diserto Segundo
, este pequeño libro te deberá a ti
mucho más de lo que debe a su propio autor. Porque estará seguro y no verá el
bloque de mármol, siempre en movimiento, del cansado Sísifo
1054
, un libro al que haya
mordido la lima del docto Segundo juntamente con mi querido Severo
LXXXI
Dinero quiere a dinero
1055
Siempre serás pobre, si eres pobre, Emiliano: hoy día las riquezas no se dan a
nadie más que a los ricos.
LXXXII
Prometer y no dar, cosa de hombres sin palabra
¿Por qué me prometías, Gauro, doscientos mil sestercios, si no podías darme,
Gauro, diez mil? ¿Es que puedes y no quieres? Te pregunto, ¿no es eso más torpe? Vete
y así te mueras, Gauro: eres un mequetrefe.
LXXXIII
Ni contigo ni sin ti
Si me buscas, me escapo; si te escapas, te busco. Tal es mi talante: no quiero
lo que tú quieres, Dídimo; quiero lo que no quieres
LXXXIV
Nada me has dado, nada te daré
Al niño, triste ya por dejar sus nueces, vuelve a llamarlo el maestro chillón y el
jugador de dados, traicionado de mala manera por el seductor cubilete, arrancado
hace un momento de la oscura taberna, borracho, pide perdón al edil. Han pasado
enteramente las Saturnales y tú, Gala, no me has enviado ni unos pequeños regalillos,
ni aun siquiera menores que los que acostumbrabas. Pero bueno, váyase así mi
diciembre: seguramente sabes, creo yo, que llegan ya vuestros Saturnales, las calendas
de marzo; entonces te devolveré, Gala, lo que me has dado.
LIBRO VI
I
Ofrecimiento del libro a Julio Marcial
Te envío mi sexto libro, Marcial, querido para mí como el primero: si lo
corriges con oído atento, osará llegar con menos angustia y temblor a las poderosas
manos del César.
1059
II
Domiciano, censor de las costumbres
Era un juego ser infiel al matrimonio de las sagradas teas, un juego también el
castrar varones sin motivo. Ambos crímenes
prohíbes tú, César, y socorres a las
generaciones futuras, a las que mandas que nazcan sin trampa. Ya no habrá ni
espadón ni adúltero ninguno bajo tu imperio; en cambio antes —¡oh costumbres!—
hasta los espadones eran adúlteros.
Ven al mundo
1061
1060
III
Nacimiento de un príncipe
, nombre prometido a Julo el dárdano, auténtico renuevo de
los dioses
; ven al mundo, augusto niño, para que tu padre te entregue después de
muchos siglos las riendas eternas del poder y para que, ya anciano, gobiernes el
mundo junto con él, más anciano. Julia
en persona torcerá para ti los hilos de oro
con su níveo pulgar
1064
1063
e hilará todo el vellón de Frixo
1065
.
IV
Lo que Roma debe a Domiciano como censor
Censor supremo y príncipe de los príncipes, aunque Roma te deba ya tantos
triunfos, tantos templos de nueva planta y tantos restaurados, tantos espectáculos,
tantos dioses, tantas ciudades, más te debe Roma por ser púdica.
V
Cuidado con los préstamos
He comprado unos predios rústicos por una fuerte cantidad de dinero. Te
ruego, Ceciliano, que me des en préstamo cien mil sestercios. ¿No me contestas nada?
Creo que estás diciendo entre dientes: “No me los devolverás”. Por eso, Ceciliano, te
los pido.
VI
El mudo también cuenta
Luperco, hay tres cómicos, pero tu Paula ama a cuatro. Paula ama también al
personaje mudo
Desde que la ley Julia
1067
VII
Divorcios incesantes
, Faustino, ha renacido para el pueblo y el Pudor ha
recibido orden de entrar en las casas, han pasado treinta días —o menos o seguro que
no más— y Telesila se casa ya con el décimo marido
. La que se casa tantas veces
no se casa, es una adúltera en conformidad con la ley. Me molesta menos una
prostituta más a las claras.
VIII
Padre sensato
1068
Dos pretores, cuatro tribunos, siete abogados, diez poetas pedían hace poco a
un anciano la mano de una joven. Él, sin perder un momento, entregó la muchacha al
pregonero Eúlogo. Dime, Severo, ¿acaso obró insensatamente?
IX
A tal posada, tal posadero
1069
.
Duermes, Levino, en el teatro de Pompeyo, ¿y te quejas de que te despierta
Océano?
1070
.
X
No por no haberse concedido está denegado
Pidiéndole hace unos días a Júpiter, por probar suerte, unos millares de
sestercios, me dijo: “Te los dará aquél que a mí me ha dado los templos”. Ése, desde
luego, ha dado templos a Júpiter, pero a mí no me ha dado ni un solo millar.
Vergüenza me da, ay, haber pedido tan poca cosa a Júpiter. Pero, ¡qué poco severo,
qué poco nublado por la ira, con qué tranquilidad de expresión había leído mis
súplicas! Tal es su aspecto cuando concede las coronas a los dacios suplicantes y
cuando va y viene por los caminos del Capitolio. Dime, por favor, dime, diosa
confidente de nuestro Júpiter, si dice que no con esta afabilidad, ¿con cuál acostumbra,
entonces, a decir que sí? Así hablé yo y así me habló lacónicamente Palas, soltando la
Gorgona
: “Lo que todavía no se ha concedido, ¿piensas, necio, que ya está
denegado?”.
1071
XI
Si quieres ser amado, ama
¿De que no haya un Pílades en nuestra época, de que no haya un Orestes te
extrañas? Pílades, Marco, bebía el mismo vino y a Orestes no le servían un pan o un
tordo mejor, sino que la cena era pareja y la misma para los dos. Tú devoras ostras del
Lucrino
, yo me alimento con un ostión lleno de agua. Y no es que yo tenga, Marco,
un paladar menos delicado. A ti te viste la Tiro de Cadmos
1072
, a mí la fértil Galia, ¿y
quieres, Marco, que yo, vestido de sayo, te ame a ti, que vas de púrpura? Para que yo
sea Pílades, que alguien sea mi Orestes. Esto no se hace de boquilla, Marco: para ser
amado, ama
1074
.
XII
¡Pues claro que es suyo lo que uno paga!
1073
Jura Fabula que es suya la cabellera que ha comprado. ¿Acaso, Paulo, jura ella
en falso?
XIII
Ante una estatua de Julia en figura de Venus
¿Quién no te creerá, Julia
, modelada por el cincel de Fidias o quién no te
creerá obra del arte de Palas? El blanco mármol responde con una imagen que habla y
una viva hermosura resplandece en tu plácido rostro. Juega, pero su mano no es
áspera, con el ceñidor acidalio
1077
1076
que arrebató, pequeño Cupido, de tu cuello. Para
recuperar el amor de Marte y el del supremo Tonante, que Juno y la misma Venus te
pidan el ceñidor
1078
.
XIV
Hacer buenos versos es propio de hombres
Aseguras, Laberio, que tú eres capaz de escribir versos bien torneados: ¿por
qué, pues, no quieres? Quien es capaz de escribir versos bien torneados, que los
escriba, Laberio: lo consideraré todo un hombre.
XV
La hormiga en su relicario
Mientras una hormiga vaga a la sombra de un chopo
, una gota de ámbar
atrapó al diminuto animal. Así, la que poco ha, en vida, era minusvalorada, ahora con
sus funerales se ha vuelto valiosa
Tú
1081
XVI
Espanta a los ladrones, pero no a las doncellas
, que espantas a los hombres con tu pene y a los maricas con tu hoz,
guarda estas pocas yugadas de terreno cercado. Así, que no entren en tus pomares
ladrones viejecillos, sino muchachos y niñas bonitas de largas melenas.
XVII
Respeto a los nombres
Quieres, Cínamo, que te llamen Cina. ¿No hay en ello, pregunto, Cina, un
barbarismo? Si tú antes te hubieras llamado Furio, por esa regla te llamarías Fur
XVIII
La sombra que vive en el amigo
La santa sombra de Salonino descansa en tierras de Iberia: sombra mejor que
ésta no contempla las mansiones Estigias. Pero sería un crimen guardarle luto, pues el
que te ha dejado, Prisco
1083
, vive en la parte en que ha preferido vivir
XIX
Orador, al asunto
1084
No trata de violencia, ni de homicidio, ni de veneno, sino que mi pleito trata
de tres cabras: me quejo de que me faltan por un robo de mi vecino. Esto es lo que el
juez quiere que se le pruebe y tú, a grandes voces y en un puro manoteo, hablas de
Cannas, de la guerra de Mitrídates, de los perjurios de la locura púnica y de Silas y
Marios y Mucios. Habla de una vez, Póstumo, de mis tres cabras
XX
Decídete de una vez
1085
.
Te pedí prestados, Febo, cien mil sestercios, al haberme dicho: “¿No me pides,
entonces, nada?”. Pides informes, te entran dudas, das largas y durante diez días me
haces sufrir a mí y también a ti. Venga ya, por favor, Febo, di que no
XXI
Epitalamio para Estela
1086
Al unir para siempre a Jantis con el poeta Estela, Venus le dijo contenta: “No
he podido darte más”. Esto delante de la esposa, pero al oído, otra cosa más maliciosa:
“Tú, castigador, mira de no faltarle en lo más mínimo. Muchas veces yo, llena de rabia,
he pegado al lascivo Marte, cuando él iba a lo que saliera, antes de nuestro legítimo
matrimonio. Pero desde que es mío, no me ha faltado con ninguna amante: ya quisiera
Juno tener un marido tan cabal”. Dijo y le golpeó el pecho con su cinturón místico. Le
gusta el golpe; pero tú, diosa, venga ya, golpea a los dos.
XXII
Eso no es casarse
Porque te cases con tu concubino y al hasta ayer adúltero lo hagas hoy tu
marido para que la ley Julia no pueda condenarte, no te casas, Proculina, sino que te
declaras culpable
XXIII
Si te enojas, menos
Exiges, Lesbia, que mi pene esté siempre a punto para ti. Créeme: la pilila no
es lo que un dedo. Por más que tú la estimules con manos y palabras cariñosas, tu
cara de mandona se vuelve contra ti
1088
.
XXIV
Cada cosa en su momento
No hay cosa más indecente que Carisiano, en los Saturnales va con toga
Marcelino
1090
XXV
Marcelino, la valentía no es temeridad
, vástago auténtico de un buen padre, a quien la hórrida Osa
cubre con su yugo parrasio,
escucha lo que anhela para ti aquel viejo amigo tuyo y
de tu padre y ten estos votos en tu corazón bien presentes: Que tu motivo sea el valor
y que un ardor temerario no te lance en medio de las espadas y de los dardos crueles.
Que quieran las guerras y al feroz Marte los faltos de juicio; tú puedes ser soldado a la
vez de tu padre y de tu general
XXVI
Sótades en peligro
La cabeza de nuestro amigo Sótades está en peligro. ¿Pensáis que Sótades es
un reo? No lo es. Sótades no es ya capaz de arrechar: lame.
Nepote, dos veces vecino
1093
XXVII
Bebe buen falerno
—puesto que vives también cerca de Flora
y
también en la vieja Ficelias
—, tienes una hija, cuyo rostro está marcado por el
retrato de su padre, que da testimonio de la castidad de su madre. Tú, con todo, no
tengas demasiada consideración con el añejo falerno y, mejor, deja las tinajas llenas de
monedas. Que tu hija sea piadosa, que sea rica, pero que beba mosto: el ánfora ahora
nueva se hará vieja junto con su dueña. Que los vinos cécubos no alimenten
únicamente los huérfanos: pueden también vivir los padres, créeme.
1095
Aquel conocido liberto de Mélior
XXVIII
Epitafio de un liberto
, que murió entre el dolor de Roma
entera, breve deleite de su querido patrón, Glaucias, yace inhumado bajo esta losa en
un sepulcro junto a la vía Flaminia. Casto por sus costumbres, íntegro por su pudor,
rápido de ingenio, afortunado por su hermosura. A sus doce mieses recién cumplidas,
apenas añadía el muchacho un solo año. Caminante que lloras estas pérdidas, ojalá no
llores nada
XXIX
Sobre el mismo
No siendo del cuerpo de casa ni un esclavo del tablado de las subastas, sino
un joven digno del amor santo de su señor, cuando aún no podía percatarse de la
generosidad de su dueño, Glaucias ya era liberto de Mélior. Fue esto un regalo a su
manera de ser y a su hermosura: ¿quién ha habido más cariñoso que él o quién más
hermoso, con su cara de Apolo? Los fuera de serie tienen una vida corta y rara vez
llegan a viejos. Todo lo que ames procura que no sea excesivamente placentero
XXX
El que da en seguida da dos veces
Si me hubieras dado inmediatamente seis mil sestercios cuando me dijiste
“toma, llévatelos, te los regalo”, estaría en deuda contigo, Peto, como si hubieran sido
doscientos mil. Pero ahora, como me los has dado con mucho retraso, después de
siete meses o creo que nueve, ¿quieres que te diga la verdad de la verdad? Peto, has
perdido seis mil sestercios
1099
A tu mujer, Caridemo
.
1100
XXXI
¿Por qué lo consientes?
, tú sabes, y lo consientes, que se la beneficia un
médico: quieres morir sin fiebre
XXXII
Suicidios inútiles
Dudando todavía Enío de la guerra civil
y pudiendo quizá vencer, el
voluptuoso Otón condenó a un Marte
1103
1102
que había de costar mucha sangre y con
mano segura se atravesó el pecho de lado a lado. Admitamos que Catón, mientras
vivió, fue más grande incluso que César; pero, al morir, ¿fue acaso más grande que
Otón?
1104
.
No has visto, Matón
1105
XXXIII
Un hombre desgraciado
, cosa más desgraciada que el maricón de Sabelo
,
cuando antes no ha habido cosa más feliz que él. Los robos, las fugas y las muertes de
sus esclavos, los incendios, los lutos afligen a nuestro hombre: ya, el pobre, hasta jode
con mujeres.
XXXIV
Bésame mucho
Dame besos, Diadúmeno, apretados. “¿Cuántos?”, dices. Me estás mandando
contar las olas del océano y las conchas esparcidas por los litorales del mar Egeo y las
abejas que pecorean por el monte cecropio
y las voces y manos que resuenan a
teatro lleno cuando el pueblo ve inesperadamente la persona del César. No quiero
tantos como Lesbia, a fuerza de ruegos, dio al armonioso Catulo: pocos desea el que
puede contarlos
1108
.
XXXV
Te agotas hablando
Las siete clepsidras que a grandes voces reclamabas, Ceciliano, te las ha
concedido el juez a regañadientes
. Pero tú hablas largo y tendido y, medio
recostado, bebes agua tibia de unas botellas de vidrio. Para que sacies de una vez tu
voz y tu sed, te rogamos, Ceciliano, que bebas ya de la clepsidra
Tienes el miembro, Pápilo
1109
1111
XXXVI
Tal para cual
1110
.
, tan largo como la nariz, de suerte que, cuando
se te endereza, puedes olerlo.
Carino
1112
XXXVII
¡Pobre Carino!
no tiene ni rastro de culo, hendido hasta el ombligo, y sin embargo
siente prurito hasta el ombligo. ¡Oh qué picazón padece el desgraciado! No tiene culo;
sin embargo, es maricón.
XXXVIII
Optación por el hijo de Régulo
¿Ves cómo el pequeño Régulo, con tres años todavía no cumplidos, elogia
también él a su padre al oírlo y deja el regazo materno cuando ve a su progenitor y
entiende como suyas las alabanzas a su padre? Al nene le gusta ya el clamor y el
tribunal de los centunviros y la gente apiñada haciendo corro y la basílica Julia
. La
cría de un fogoso caballo se goza así con una gran polvareda, así el novillo de testuz
inerme busca pelea
. Dioses, haced que se cumplan, os suplico, los votos de su
madre y de su padre para que Régulo oiga algún día a su hijo y la madre, a los dos
1114
XXXIX
Los hijos de la esposa de Cinna
Marula, Cinna, te ha hecho padre de siete hijos no libres,
pues ni es tuyo
ninguno ni es de un amigo o hijo del vecino, sino que, concebidos en camastros y en
esteras, exhiben en su propia frente las infidelidades de su madre. Este que entra, un
moro de pelo rizado, confiesa que es descendencia del cocinero Santra; en cambio
aquél de nariz achatada y gruesos labios es el vivo retrato del palestrita Pánico. ¿Quién
ignora que el tercero es del panadero, si conoce y ve al legañoso Dama? El cuarto, con
su frente desvergonzada y su color pálido, te ha nacido del concubino Ligdo: viola al
hijo, si quieres, no es ningún crimen
1117
1116
. A su vez, éste de cabeza de pepino y largas
orejas, que se mueven tal como hacen las de los burros, ¿quién niega que es hijo del
bufón Cirta? Las dos hermanas, la una morena y la otra roya, son del flautista Croto y
del cortijero Carpo. La cuadrilla de los hijos de Níobe
tendrías ya completa, si
Coreso y Díndimo no fueran eunucos.
XL
También caen los amores
Ninguna mujer pudo ser preferida a ti, Lícoris; ninguna mujer puede ser
preferida a Glicera. Ésta será lo que tú: tú no puedes ser lo que ésta es. ¡Qué cosas
hace el tiempo! Amo a ésta; a ti te amé.
XLI
Hablar y callar no puede ser a la par
El que recita en público con la boca y el cuello envueltos entre algodones, ése
está diciendo que ni puede hablar ni puede callar.
XLII
Las termas de Etrusco
Si tú no te bañas en las pequeñas termas de Etrusco, te morirás, Opiano, sin
saber lo que es bañarte. Ningunas aguas te acariciarán así: ni las fuentes de Apono
,
ásperas para las jóvenes
1120
, ni la suave Sinuesa
1121
y la cálida corriente del Páser
o
el soberbio Anxur
1123
, ni las someras aguas de Febo
1124
y Bayas, la reina
. En
ninguna parte se dispone de un cielo tan transparente: incluso las horas de luz son allí
más largas y el día se va más despacio que de ningún otro sitio. Reflejan allí sus tonos
verdes las serpentinas del Taigeto y rivalizan en su variada hermosura las piedras que
los frigios y los libios han cortado a más profundidad. Los opacos ónices despiden
un calor seco y las ofitas se calientan con una ligera llama
. Si te gusta el sistema de
los lacedemonios
1128
1127
, una vez satisfecho del vapor seco, puedes sumergirte en la
Virgen o en la Marcia al natural
, que relucen tan claras y transparentes, que no
puedes imaginarte que allí haya agua ninguna y piensas que el mármol blanco brilla
vacío. No me atiendes y hace rato que me estás escuchando con las orejas gachas y
como distraído: te vas a morir sin saber lo que es bañarte, Opiano.
Mientras a ti, Cástrico
1130
1129
XLIII
Mi campito me basta
, te deleita la feliz Bayas y tu blanca ninfa nada en sus
aguas sulfurosas, a mí me fortalece la paz de mi campo nomentano
y su choza, que
no es una carga para sus hazas
. Esto es lo que vale para mí el sol de Bayas y el
voluptuoso Lucrino
1133
1132
1131
, esto representan para mí, Cástrico, vuestras riquezas. Antes me
gustaba ir a cualquier sitio en busca de aguas famosas y no me daba miedo un largo
viaje; ahora me deleitan los parajes próximos a la ciudad y los retiros cercanos, me
basta con poder estar sin hacer nada.
Te crees, Caliodoro
1134
XLIV
No te hagas mucho el gracioso
, que gastas bromas en tono festivo y que tú solo
rebosas gracia a raudales. Te ríes de todos, lanzas dicterios contra todos: te piensas
que así puedes hacerte agradable como convidado. Pero si yo dijere una palabra,
quizás no delicadamente, pero sí con toda verdad, nadie beberá a tu salud
XLV
En virtud de la ley Julia
Habéis retozado. Basta ya. Casaos, coños lascivos: no se os permiten más que
los amores castos
. Pero ¿son castos estos amores? Letoria se casa con Ligdo: será de
esposa más desvergonzada que lo ha sido antes de adúltera
1136
XLVI
Caballos más inteligentes que el auriga
1137
.
La cuadriga de azul es azotada constantemente con la tralla y no corre: hace
una gran cosa, Catiano
1138
.
XLVII
A la Ninfa de la fuente de Estela
Ninfa, que te deslizas casera por la clara fuente de mi Estela y visitas la
mansión adornada de piedras preciosas de tu señor, ora te haya enviado la esposa de
Numa
1139
desde las grutas de Diana Trivía
, ora vengas como una de las nueve de la
grey de las Camenas, con esta cerda virgen Marco queda liberado de los votos que te
hizo al caer enfermo porque bebió furtivamente de tus aguas
. Tú, aplacada ya de
mi pecado, dame sin riesgo los goces de tu fuente: que la sed me sea saludable.
Respecto a que la turba togada
XLVIII
No te equivoques
1142
1141
te grita un “bravo” tan sonoro, el elocuente
no eres tú, Pomponio, sino tu cena.
XLIX
Un buen Príapo
No he sido labrado a golpes de doladera de un frágil olmo ni la columna que
está empinada con su vena rígida es de una madera cualquiera, sino que ha sido
hecha de incorruptible ciprés, que no teme ni los siglos cumplidos a cientos ni la
quera de una prolongada ancianidad
. A ésta tú, quienquiera que seas, malvado,
témela, porque si con mano rapaz dañas aun el más mínimo racimo de estas cepas, te
nacerá, por más que pretendas negarlo, una higuera del ciprés que se te injerte
Mientras el pobre Telesino
1145
1143
L
Un mal consejo
se juntaba con amigos honrados iba hecho un
asco con una toga fría como el hielo; desde que ha empezado a interesarse por
1144
obscenos sodomitas, compra plata, mesas, fincas él solo
. ¿Quieres hacerte rico,
Bitínico? Hazte cómplice. Nada o muy poco te darán los besos castos.
LI
Si me invitas a cenar, iré
1146
Puesto que convidas a cenar sin mí tan a menudo, Luperco, he encontrado la
forma de hacerte una jugada. Estoy enfadado; por más que me invites y me envíes
recado y me lo pidas… —“¿Qué harás?”, me dices. —¿Que qué haré? Iré.
LII
Epitafio de un barbero
En esta tumba yace Pantagato, muerto en los años de su niñez, ternura y dolor
de su dueño, diestro en recortar las revueltas cabelleras casi sin tocar con las tijeras y
en arreglar las mejillas cerradas de barba. Aunque seas, como debes, tierra, benévola y
ligera
1147
, no puedes ser más ligera que su mano de artista.
LIII
Soñó con un médico y murió
Se bañó con nosotros, cenó entre risas, y a ese mismo Andrágoras, a la
mañana, se lo encontraron muerto. ¿Preguntas, Faustino, la causa de tan repentina
muerte? Había visto en sueños al médico Hermócrates
1148
.
PAG-278
LIBRO VIII
AL EMPERADOR DOMICIANO CÉSAR AUGUSTO GERMÁNICO DÁCICO, VALERIO
MARCIAL, SALUD 1.—Todos mis libritos, ciertamente, señor, a los que tú has dado
fama æesto es, vidaæ se ponen bajo tu protección y gracias a ello, pienso, serán
leídos. 2.—Pero éste, que lleva por título el octavo de mi obra, disfruta de más
frecuentes ocasiones de manifestarte mi piedad filial. 3.—Hube, por
consiguiente, de esforzarme menos en las agudezas, cuyo lugar había ocupado la
materia , a la que, desde luego, he tratado de darle variedad con alguna
inserción de vez en cuando de mis chanzas, para que no todos los versos
aportaran a tu divina modestia elogios que más fácilmente podrían cansarte a ti
que saciarme a mí. 4.— Pero aunque hasta los hombres más severos y de mayor
fortuna han escrito los epigramas con tal estilo que parecen haber emulado el
lenguaje licencioso de los mimos, yo, sin embargo, no les he permitido hablar
tan 1442 licenciosamente como suelen. 5.—Siendo así que una parte del libro æno
sólo la mayor, sino también la mejoræ está ligada a la majestad de tu sagrado
nombre, recuérdese que, a no ser purificados con una lustración religiosa, no se
debe acceder a los templos . 6.—Esto, para que quienes van a leerme sepan que lo
guardaré fielmente, en el mismo umbral del presente librito, he tenido a bien
declararlo con un brevísimo epigrama. 1443 1442 Esto es, al ser muy abundantes
los asuntos que se ofrecían al poeta como susceptibles de ser incluidos en su
libro. 1443 Alusión a la deificación del emperador; cf. 5, 8, 1; 8, 2, 6. 334 I
Propósito Libro, que te dispones a entrar a los penates ornados de laurel de
nuestro señor, aprende a hablar más honestamente con una lengua respetuosa.
Retírate, desnuda Venus; no es el tuyo este librito. Ven tú en mi ayuda, tú,
Palas del César II Jano, atiende a Domiciano El progenitor y padre de nuestros
fastos, Jano, viendo hace poco al vencedor del Histro, pensó que no le eran
suficientes tantos rostros y deseó tener más ojos y, hablando con todas sus
lenguas a la vez, al señor de las tierras y dios del mundo le prometió una edad
cuatro veces la del Pilio 1446 . Añade, padre Jano, la tuya ; te lo rogamos. III
El poeta y Talía —“Cinco habrían sido suficientes, pues seis o siete libritos es
demasiado. ¿Por qué te gusta, Musa, seguir jugando? Tengamos un final decoroso.
Ya nada más puede añadirme la fama: de mano en mano van mis libros por doquier,
y cuando rotas yazcan en el sitio las piedras de Mesala , y cuando los soberbios
mármoles de Lícino 1449 1448 sean polvo, a mí, sin embargo, me leerán las bocas
y muchísimos forasteros se llevarán mis poemas hasta sus tierras patrias”. 1444
Domiciano se tenía por hijo de Minerva y mandó que lo consideraran como tal. Cf.
Suet. Dom. 15, 3. 1445 Alude el poeta al “Jano de las cuatro caras”, Ianus
Quadrifrons, construido por Domiciano en el Foro Transitorio; cf. mi Vrbs Roma,
I, 41-42; III, 172-176. 1446 Néstor, rey de Pilos. 1447 Es decir, la
inmortalidad de los dioses. 1448 Mesala, el protector de Tibulo, restauró la Vía
Latina (Tibul. 1, 7, 57). La expresión del poeta puede aludir a esta obra, o
bien a su sepulcro; cf. 10, 2, 9. 1449 El sepulcro de Lícino en la Vía Salaria
era famoso; cf. Juven. 1, 109; 14, 305 ss.; Pers. 2, 36. 335 1447 1444 1445 .
Había terminado yo, cuando me respondió así la novena de las hermanas , cuya
cabellera y vestido estaban empapados de perfumes: —“¿Es que puedes tú, ingrato,
dejar tus agradables bagatelas? Dime, ¿qué mejor harás, abandonado a la
indolencia? ¿O acaso te gustaría traspasar el zueco a los coturnos trágicos , o
entonar crueles guerras en metros iguales , para que te explique con voz ronca
un engolado maestro y te tomen manía las mocitas casaderas y los muchachos de
buen corazón? Que escriban esos temas los demasiado graves y los demasiado
severos, a los que su candil los ve a media noche hechos unos desgraciados. Tú,
en cambio, adereza con la sal romana tus graciosos libritos: que la vida
reconozca y lea sus propias costumbres. Puede uno dar la impresión de que canta
con un pobre caramillo, con tal que su caramillo gane a la trompetería de muchos
1452 1453 . IV Hombres y dioses te honran ¡Qué grandes concentraciones de todo
el mundo æ¡alegría!æ, ante las aras latinas, hacen y cumplen sus votos su
caudillo! No son estos gozos propios, Germánico, de los humanos solamente, sino
que los mismos dioses, creo yo, ofrecen ahora sacrificios 1454 . 1450 Se refiere
a la musa Talía, que, no obstante, ocupa la séptima plaza en la lista alfabética
tradicional de las musas. 1451 Esto es, abandonar los temas cómicos para
dedicarte a los trágicos. El zueco era el calzado propio de los actores cómicos,
frente al coturno, que lo era de los trágicos. 1452 El hexámetro épico. 1453 Cf.
4, 49. 1454 El día 3 de enero estaba consagrado a orar en todo el imperio por el
emperador; era la “proclamación solemne de los votos”, uotorum nuncupatio; cf.,
Suet. Ner. 46, 2. Cf. etiam Mart. 9, 3. 336 1451 1450 V Todo se agota Regalando,
Macro, anillos a tus amantes, has terminado, Macro, no teniendo anillos 1455 .
VI Antiguallas fofas No hay nada más odioso que las antigüedades del viejecillo
Eucto æprefiero los vasos modelados en barro saguntino) æ cuando el charlatán
cuenta la genealogía de locos de su vajilla de plata y, con su verborrea, hace
que los vinos enmohezcan 1457 : “De la mesa de Laomedonte 1456 fueron estas
copas; para llevárselas construyó Apolo las murallas de Troya al son de su lira.
Por esta crátera entabló combate el feroz Reto con los lapitas; la obra la ves
con desperfectos por la pelea. Estos dos pies de copa reciben su valor del
longevo Néstor 1458 : la paloma brilla por el desgaste del pulgar del Pilio 1460
. Ésta es la taza en que el Eácida 337 1459 mandó mezclar para sus amigos un
vino puro más abundante y más generoso. En esta pátera brindó a la salud de
Bitias la bellísima Dido, cuando el banquete que se dio al héroe frigio” 1461 .
Una vez que hayas admirado bien la antigua orfebrería, en copas de Príamo
beberás “astianacte” 1463 . 1455 A fuerza de hacer regalos, has perdido tu rango
de caballero. El ius anulorum era exclusivo de los senadores, caballeros y
magistrados. 1456 La cerámica de Sagunto era pobre (cf. 4, 46, 14-16; 14, 108);
por eso el contraste es mayor. 1457 Por la larga espera, una vez escanciados,
hasta poder beberlos cuando el anfitrión termine su perorata. 1458 Antepasado
mítico de los troyanos. 1459 Cf. 2, 64, 3, con la nota. 1460 “El Pilio” es
Néstor, rey de Pilos (cf. nota anterior). En Micenas se ha descubierto una copa
de dos asas con una paloma en cada una de ellas; cf. Hom. Iliad. 11, 633: “Una
magnífica copa guarnecida de clavos de oro con cuatro asas, cada una entre dos
palomas de oro, y dos sustentáculos”. 1461 Aquiles; Hom. Iliad. 11, 202. 1462
Eneas; la escena, maravillosamente presentada en Virg. Aen. 1, 723-740. 1463
Esto es, un vino de la edad de Astianacte, nieto de Príamo. Jugando con la
metonimia y con la diferencia de edad entre abuelo y nieto, el poeta quiere
decir que “en unas copas antiguas beberás un vino joven”. 1462 VII Nueve
palabras en diez horas ¿Es esto defender causas, esto, Cinna, hablar con
elocuencia: decir en diez horas nueve palabras? Pero hace un momento, a grandes
voces, has pedido cuatro clepsidras 1464 . ¡Oh, cuánto tiempo puedes, Cinna,
estar callado! VIII Jano se alegra del regreso del emperador Aunque des la
salida, Jano, a los veloces años y renueves con tu rostro los largos siglos;
aunque antes que a nadie te rueguen nuestros piadosos inciensos, te saluden
nuestros votos, te venere la púrpura recién estrenada y todas las magistraturas,
tú, sin embargo, prefieres lo mismo que le ha acontecido a la capital latina:
ver a nuestro dios que vuelve, Jano, en tu mes 338 1466 IX A la ocasión la
pintan calva . 1465 Hace poco Hilas, enfermo de tracoma, quería pagarte, Quinto,
su deuda menos un cuarto. Tuerto, quiere darte la mitad. Acepta cuanto antes; es
breve la ocasión del cobro: como se quede ciego, Hilas no te pagará nada. 1464
Un tiempo adicional de más de hora y cuarto, como para pronunciar un gran
discurso; cf. 6, 35, 1- 2, con la nota. 1465 Aquí “púrpura” está dicho por “los
cónsules”, cuya insignia era la toga praetexta, orlada de púrpura, y que cada
primero de enero, a la cabeza de todos los nuevos magistrados, inauguraban su
magistratura con una procesión y sacrificio ritual en el Capitolio; cf. Ovid.
Fast. 1, 63-86. Sobre la primacía de Jano en el protocolo religioso, cf. mi Vrbs
Roma, III, 172-177. 1466 Domiciano vuelve a Roma en enero del 93, después de
ocho meses en el frente sármata. X ¡Buena compra! Baso ha comprado por diez mil
sestercios unas capas tirias del mejor color. Ha hecho un buen negocio. —“¿Tan
bien ha comprado?”, dices. æYa lo creo: no pagará. XI Amor de Roma al emperador
339 1467 Ya sabe el Rin que has llegado a tu ciudad, pues las voces de tu pueblo
las oye también él. También a las naciones sármatas y al Histro y a los getas
los tiene aterrorizados el propio clamor de una alegría nunca vista. Mientras te
rinde veneración una prolongada manifestación de alegría en el circo sagrado,
nadie se ha dado cuenta de que se ha dado la salida cuatro veces a los caballos.
A ningún emperador æni a ti, Césaræ lo ha amado tanto Roma: ya tampoco puede,
aunque ella quiera, amarte a ti más 1468 . XII No quiero hacer de príncipe
consorte ¿Qué por qué no quiero casarme con mujer rica, preguntáis? No quiero
casarme como mujer de mi esposa. Que la casada, Prisco, sea inferior a su
marido: sólo así llegan a equipararse la mujer y el hombre 1469 1467 Unas
lacernas; sobre este tipo de manto, cf. mi Vrbs Roma, I, 281-282. . 1468
Conclusión ingenua y aguda, pero no resultó verdadera: a la muerte de Domiciano,
el senado se alegró, el pueblo quedó indiferente y tan sólo lo lloraron los
soldados; cf. Suet. Dom. 23. 1469 Marcial sabe que una esposa está siempre
dispuesta a ser dueña; cf. 10, 69; 11, 23; Juven. 6, 460. Cf. etiam P. A.
Marino, Women. Poorly inferior or richly superior: CB 48 (1971), 17-21. Ya lo
había dicho mucho antes Varrón, Memp. Meleagri 301: Si non malit uir uiracius
uxorem habere Atalantam, “si una apariencia de hombre no prefiere tener por
esposa a Atalanta”. XIII Me has engañado Estaba tachado de tonto: lo compré por
veinte mil sestercios. Devuélveme el dinero, Gargiliano: es listo. XIV Cuidas
tus árboles más que a tus huéspedes Para que tus vergeles de pálidas rosas de
Cilicia no teman al invierno y el viento helado no perjudique a los tiernos
planteles, unas cristaleras 340 1470 puestas cara a los vientos invernales del
Sur dejan pasar unos rayos de sol limpios y una luz sin sombras. En cambio a mí
se me da un apartamento cerrado con una ventana no entera en el que no querría
quedarse ni el mismo Bóreas. ¿Así pretendes, cruel, que viva un viejo amigo?
Entonces, estaré más seguro como huésped de un árbol tuyo. XV Compenetración de
Domiciano y su pueblo 1471 Mientras se añade a tu cuenta la gloria reciente de
la guerra panónica y todos los altares ofrecen sacrificios en honor de nuestro
Júpiter que regresa, el pueblo ofrece sus inciensos, los ofrecen agradecidos los
caballeros, los ofrece el senado y una tercera donación enriquece a las tribus
latinas . Roma ha conmemorado también este triunfo guardado en secreto 1473 1472
y no era menos valioso ese laurel de tu paz, puesto que te confías plenamente a
la sagrada veneración de tus súbditos. La mayor virtud de un príncipe es conocer
a los suyos. 1470 Plantaciones de rosa del azafrán, que los romanos importaban
sobre todo de Cilicia, sacándolo por el puerto de Córicos; cf. 3, 65, 2, con la
nota. 1471 El texto dice specularia, que pueden ser una especie de láminas como
ladrillos de vidrio, o el lapis specularis, láminas de talco, o de yeso
transparente, usados también en los ventanales, como se ve todavía en muchas
iglesias de Aragón. 1472 Con ocasión de estas celebraciones, Domiciano repartió
al pueblo un tercer congiarium; cf. Suet., Dom., 4, 5; Vrbs Roma, II, 115. 1473
Cf. 7, 5, 4, con la nota. Domiciano no quiso celebrar este triunfo y se contentó
con ofrecer a Júpiter Capitolino un ramo de laurel; cf. Suet. Dom. 6. XVI No
sales de panadero Tú, que habías sido panadero mucho tiempo, Cipero, ahora
defiendes pleitos y pides doscientos mil sestercios, pero los malgastas y pides
prestado sin cesar. No sales, Cipero, de panadero: no sólo haces pan sino
también harina XVII Paga lo pactado 341 1474 . Defendí, Sexto, tu pleito
habiendo pactado los honorarios en dos mil sestercios. ¿Qué es eso de haberme
enviado mil? —“No contaste nada, me dices, y por ti se ha perdido el pleito”.
—Tanto más me debes, Sexto, puesto que me puse colorado 1475 . XVIII Pocos ceden
en la gloria del ingenio Si sacaras, Cerrino, tus epigramas a la luz pública,
podrías ser leído junto conmigo o incluso yendo tú por delante. Pero hay en ti
tanto respeto por tu viejo amigo, que es más querida para ti mi fama que la
tuya. Así, tampoco Marón intentó las odas de Flaco, el calabrés , aun sabiendo
mejorar los metros de Píndaro, y dejó a Vario la gloria del coturno romano, aun
pudiendo hablar con más poderoso acento trágico. Oro y riquezas y fincas te los
darán muchos amigos; raro será el que quiera declararse inferior en talento.
1476 1474 Como si dijera, “estás haciendo polvo tu hacienda”. Marcial parece
referirse a algún refrán, cuya expresión exacta desconocemos, pero cuyo sentido
podría ser el de “hacer un pan como unas tortas”; esto es, hacer algo de muy
malas consecuencias, como es el derrochar tu hacienda. 1475 De vergüenza. 1476
Publio Virgilio Marón y Quinto Horacio Flaco, que era de Venusa, en Calabria.
XIX No sólo lo parece, lo es Cinna quiere parecer pobre; y es pobre. XX Bueno es
callar lo que no puede ser bueno Aunque compones todos los días doscientos
versos, Varo, no recitas ni uno. No riges y sí riges Fósforo 1477 1478 . XXI
Suspirando por el día de la llegada del César , devuélvenos el día. ¿Por qué das
largas a nuestro gozo? Estando César para venir, Fósforo, devuélvenos el día.
Roma te lo pide. ¿Acaso te traen los carros perezosos del plácido Bootes, puesto
que vienes en ejes demasiado lentos? Podías tomar a Cílaro de la constelación de
Leda. El propio Cástor te cederá ahora su caballo. ¿Por qué retienes al
impaciente Titán? 1479 342 1480 . Ya Janto y Etón reclaman sus frenos y está
despierta la madre nutricia de Memnón . Sin embargo, las estrellas tardanas no
dejan paso a la claridad del día y la luna desea ver al caudillo ausonio. Ven
ya, César, aunque sea de noche: a los astros se les permitirá pararse 1482 ;
viniendo tú, no le faltará al pueblo la luz. 1477 Estás loco y estás cuerdo.
Componer doscientos versos diarios es una locura: no pueden ser buenos. Como no
son buenos, la cordura aconseja no publicarlos. 1478 Lucifer o Lucífero, en
versión latina; Venus o la estrella de la mañana. 1479 El caballo de Cástor.
1480 El Sol. 1481 Caballos del Sol. 1482 La Aurora. 1483 Esto es, no seguir su
curso hacia el ocaso, para poder ver la llegada del César. 1481 1483 XXII Te
quieres quedar conmigo Me invitas a jabalí y me sirves, Gálico, cerdo: soy un
híbrido, Gálico, como te quedes conmigo 1484 . XXIII Azotar al cocinero Te
parece que soy cruel y demasiado glotón, yo, que por culpa de una cena, Rústico,
le pego al cocinero. Si te parece leve ese motivo para azotarlo, ¿por qué otro
motivo quieres, entonces, que se lleve una paliza un cocinero? XXIV Quien ruega
diviniza a aquél a quien se dirige Si por casualidad te pido algo en mi tímido y
grácil librito, si mi página no estuviere falta de probidad, concédemelo. Y
aunque no me lo dieres, César, déjate rogar. No ofenden nunca los inciensos ni
las preces a Júpiter. El que esculpe los rostros sagrados en oro o en mármol,
ése no hace dioses; el que les ruega, ése sí los hace 1485 . XXV No puedo verte
con buenos ojos Me has visto una sola vez, Opiano , estando yo enfermo; a ti te
veré con malos ojos muchas veces. 1486 1484 Híbrido, “necio” y, también, el
cruce de cerda y jabalí; cf. Plin. N. H. 8, 213. Cf. etiam 1, 43, 2, con la
nota. 1485 Por eso, pidiéndote yo a ti, reconozco que eres dios. 1486 Es un
cazador de herencias y por eso, aunque venga pocas veces, puesto que viene
deseando que el enfermo se muera, para éste es como si viniera muchas y lo
mirará mal cada vez que venga a verlo. 343 XXVI Se ven más tigres en Roma que en
Oriente No ha tenido miedo de tantos tigres en los campos orientales un predador
del Ganges, que huye blanco 1487 en un caballo hircano , como tu Roma ha visto
por primera vez, Germánico, sin poder hacer la cuenta de sus delicias. Tu arena,
César, supera los triunfos eritreos 1489 344 1488 y los recursos y las riquezas
del dios vencedor; pues, cuando llevaba cautivos a los indios detrás de sus
carros, Baco se daba por contento con un par de tigres. XXVII ¡Muérete ya! Quien
te hace regalos a ti, que eres rico, Gauro, y anciano, si estás en tus cabales y
te das cuenta, te está diciendo esto: “¡Muérete!” 1490 . XXVIII Envíame también
un manto a juego con la toga Dime, toga, grato obsequio para mí de un elocuente
amigo, ¿de qué rebaño quisieras ser fama y honor? ¿Floreció para ti la hierba
pullesa de Palanto, el de Leda , por donde el Galeso riega los cultivos hasta la
saciedad con sus aguas calabresas? ¿O acaso el tartésico Betis, que apacienta
los rebaños ibéricos, te ha bañado también a ti a lomos de una oveja hesperia?
¿O acaso tu lana ha contado las 1491 1487 A causa del miedo. 1488 De Hircania,
región próxima al mar Caspio. 1489 Como si dijera “triunfos de la India”, cuyo
delta del Indo y todas sus costas occidentales están bañadas por el mare
Erythraeum, actualmente mar de Omán o Arábigo. Se refiere al triunfo de Baco
sobre la India, a donde viajó después de sus aventuras en Tracia con Licurgo,
para dar a conocer la bebida que había descubierto, el vino. Los indios, como
otros pueblos visitados, se rendían a su paso conquistados por los poderes de la
bebida misteriosa. 1490 Sobre los cazadores de herencias, cf., ex. c., 1, 10; 2,
26; 6, 63; 7, 66; 9, 8; 48, etc. 1491 No quiere decir “hijo”, sino “súbdito de
Leda” y, por tanto, “el lacedemonio”, por cuanto que Leda fue reina consorte de
Lacedemonia por su matrimonio con Tindáreo. Palanto fue el fundador de Tarento,
famosa por su lana y situada “en tierra de nadie” entre Apulia y Calabria..
múltiples bocas del Timavo, en el que abreva piadosamente Cílaro con su boca
conductora de astros? 1492 Ni fue decoroso para ti amoratarte con los tintes
amicleos ni los de Mileto eran tampoco dignos de tus vellones . Tú superas a los
lirios y a las flores del aligustre aún no marchitas y al marfil que se blanquea
en los montes tiburtinos 1495 ; ceden ante ti el cisne espartano 1496 345 1494 y
las palomas de Pafos , cede la perla sacada de las aguas eritreas 1498 . Pero,
aunque este regalo pueda emular las nieves recién caídas, no es más cándida que
su Partenio 1500 1499 . Yo no preferiría los tapices de la soberbia Babilonia,
recamados con diversos motivos por la aguja de Semíramis ; no me admiraría más
con el oro de Atamante, así me dieras, Frixo, el carnero eolio 1501 1502 . ¡Oh,
qué risas va a provocar mi manto visto a la par que una toga palatina! 1504 .
1503 XXIX ¿Cómo puede ser breve un libro? Quien escribe dísticos, pienso, busca
agradar con la brevedad. ¿De qué sirve la brevedad, dime, en el caso de un
libro? 1505 . 1492 Se refiere a los Dióscuros, a los que una tradición
mitológica presentaba con los Argonautas bajando por el Timavo hasta el
Adriático guiados por Cílaro; cf., supra, 21, 5; 4, 25, 6, con la nota. 1493 De
Amiclas, en Laconia, en la orilla derecha del Eurotas, aguas abajo y no muy
lejos de Esparta. 1494 La púrpura de Esparta y, sobre todo, la de Mileto eran de
las más apreciadas; pero indignas, dice Marcial, de mancillar la blancura de
esta lana. 1495 Se exponía el marfil al sol de Tíbur, porque se creía que con
ello se blanqueaba; cf. 4, 62; 7, 13, 12. 1496 El cisne de Leda, esposa de
Tindáreo, rey de Esparta. 1497 Isla famosa por el culto de Venus; cf. 7, 74, 4;
Hor, Od. 1, 30, 1. 1498 Cf. 5, 37, 4; 8, 26, 5, con la nota; 9, 2, 9; 10, 17, 5.
1499 La toga que le ha regalado su amigo y a la que dedica el epigrama. 1500
Alude a la etimología del nombre del donante, Parthenos “de blancura virginal”;
cf. 4, 45, 2. 1501 Como si dijera “las agujas de Babilonia” (cf. 14, 150, 2),
tomando la reina por el reino, cuyos bordados eran famosos. 1502 Con tantos
circunloquios, la expresión se hace algo obscura. Atamante y Frixo, padre e
hijo, y el carnero eolio forman parte del mito del vellocino de oro. Por tanto,
el sentido es: “Yo no preferiría a ésta una toga tejida con el vellocino de
oro”. 1503 Una lacerna; cf., supra, 10, 1, con la nota. 1504 Partenio era
prefecto del palacio de Domiciano. Con el quiebro final, el poeta le pide que le
envíe un manto a juego con la toga. 1505 Cf. 1, 110; 2, 77; 3, 83; 6, 65; 9, 50.
1497 1493 XXX Reproducción de tormentos legendarios Lo que ahora se contempla
como juego en la arena del César, fue el súmmum de la gloria 1506 en los tiempos
de Bruto . ¿Ves con qué fortaleza aguanta la mano las llamas, y disfruta con el
castigo, e impone su dominio sobre un fuego atónito? Está él de espectador de sí
mismo y ve con gusto el heroico funeral de su diestra: sea pasto del sacrificio
hasta el final. Y, si no le hubieran arrebatado el suplicio contra su voluntad
1508 1507 , dispuesta estaba su izquierda a introducirse con mayor crueldad en
el fuego mortecino. Se quitan las ganas, después de tal bravura, de saber qué
hizo antes: haber conocido esta mano que he visto es suficiente para mí. XXXI A
uno que pedía el ius trium liberorum Andas declarando de no muy buenas maneras
no sé qué sobre ti mismo, Dentón, que, al haber tomado esposa, pides los
derechos paternos . Pero deja ya de cansar al señor con tus escritos de súplica
y, aunque tarde, vuelve de Roma a tu patria, pues mientras tú, con tu mujer
abandonada lejos y por largo tiempo, andas buscando tres hijos, te vas a
encontrar con cuatro. 1506 Se trata de una representación en la que se aplica en
vivo a un criminal el castigo sufrido por 346 1509 Mucio Escévola, descrito
hermosamente por Liv. 2, 12. cf. 1, 21; 10, 25. Solía aprovecharse la
condenación de los reos para aplicarles las penas legendarias o míticas,
reproduciendo así aquellas escenas; cf. Spect. 3; 7; 8, y mi Vrbs Roma, II,
365-368. 1507 Lucio Junio Bruto, primer cónsul de Roma, junto con Lucio Tarquino
Colatino, el año 245 a. u. c./ 509 a. C.; cf. Liv. 1, 60, 4. 1508 El verismo de
la representación llega a tal grado, que tanto al Escévola auténtico como al
fingido hay que retirarlos de la lumbre contra su voluntad; cf. 1, 21. 1509 El
ius trium liberorum. Cf. Vrbs Roma, I, 178-182. Marcial lo había pedido y
conseguido; cf. 2, 91 y 92. XXXII ¡Paloma mensajera! Deslizándose a través del
aire callado, una dulce paloma vino a posarse en el mismo regazo de Aretula, que
estaba sentada. Hubiera sido esto un azar, si no hubiera permanecido allí sin
hacerle caso y, permitiéndosele la huída, no se hubiera negado a irse. Si es
lícito para una hermana piadosa esperar una situación mejor y si las súplicas
pueden mover al señor del mundo, esta ave te ha venido quizás de las costas
sardas, mensajera del desterrado, estando tu hermano a punto de regresar De tu
corona pretoria XXXIII ¿Por qué ese regalo tan sutil? 1513 347 1512 1510 , me
envías, Paulo, un pétalo y me mandas tenerlo a título de escudilla . Con una
pátina así, rebajada con un suave baño de rojo azafrán 1515 1514 , se había
recubierto recientemente tu impulsor . ¿O es más bien que la uña de un hábil
sirviente ha despegado una fina lámina, que yo creo que es del pie de tu lecho?
1517 1516 . Puede ella captar el vuelo lejano de un mosquito, o moverse con el
ala de una minúscula mariposa. Se mantiene en el aire con el vaho de una lámpara
mortecina, y se rompe con el golpe del vino suavemente escanciado. Con una binza
así se envuelven los dátiles que en las calendas de Jano ofrece junto con un
poco de mísera calderilla un cliente pobre. Menos flexibles crecen las
colocasias de sutil filamento; más gruesos se marchitan por el exceso de sol los
pétalos del lirio; y la 1510 Esto sucedió en el anfiteatro en donde era
frecuente la suelta de bandadas de palomas. 1511 Aretula debía de tener un
hermano desterrado en Cerdeña y el poeta suplica delicadamente por él. 1512
Paulo envía a Marcial una copa de metal tan fino, que el poeta se ingenia para
encontrarle analogías; cf. 11, 18. 1513 Se trata de la corona de ceremonia que
un esclavo sostenía, a modo de dosel, sobre la cabeza del pretor en los juegos
Apolinares. 1514 Phiala, una especie de plato hondo o copa baja y aplanada, sin
pie ni asas. 1515 El azafrán era muy usado para perfumar a los espectadores, cf.
Spect. 3, 8; 5, 25, 8; 9, 38, 5, etc. No obstante, aquí, puede entenderse
también como un color, “rojo azafranado”, igual que “verde esmeralda”, “azul
cielo”, etc. 1516 Pegma, una máquina que se utilizaba en el anfiteatro o en el
circo para representar diversas escenas de fuerza, como, por ejemplo, el
lanzamiento de alguien por los aires. Con frecuencia, para adornar el artefeacto,
se le daba un baño de plata o de oro; cf. Sen. Ep. 88, 22. 1517 Del triclinio,
no del dormitorio. 1518 Planta comestible procedente de Egipto; cf. 13, 57; Plin.
N. H. 21, 87. 1518 1511 . araña no corre, vagando de aquí para allá, por una
tela tan tenue, ni el gusano de seda realiza, suspendido en el aire, un trabajo
tan fino. Más gruesa es la capa de afeites que hay en la cara de la vieja
Fabula; más gruesa es la burbuja que se forma en el agua removida; más fuerte es
tanto la redecilla que mantiene rizados los cabellos como la pomada bátava que
tiñe las cabelleras latinas. Con una telilla así se reviste el pollo en el huevo
de Leda , tales son las cintas que ciñen las frentes adornadas con una luneta.
¿Qué te importa a ti una escudilla, pudiendo enviarme un cazo, pudiendo enviarme
incluso una cuchara —estoy hablando de cosas demasiado grandes—, pudiendo
enviarme una cáscara de caracol, pudiendo, en fin, Paulo, no enviarme nada? 1519
XXXIV A un falsificador Dices que tienes un vaso de plata original de Mis . Lo
que se ha hecho sin tu intervención, ¿es por esto más auténtico? 1521 XXXV Los
iguales se repelen 348 1520 Siendo tan semejantes y tan iguales en la vida, la
peor esposa y el peor marido, me extraña que no os llevéis bien. XXXVI El
palacio de Domiciano De las regias maravillas de las pirámides, César, ríete; ya
la bárbara Menfis calla sus obras orientales 1522 . ¿A qué parte del palacio
parrasio corresponde el 1523 1519 Como si dijera “un huevo de oca”, figura que
adoptó Leda para escapar de Júpiter, que, a su vez, se transformó en cisne para
poseerla. 1520 Contemporáneo de Fidias; cf. 1, 95. 1521 Se trata de un vendedor
de antigüedades, que al propio tiempo era falsificador. trabajo mareótico? Nada
más espléndido ve en todo el mundo la luz del día. Creería uno que se levantan a
la par una sobre otra las siete colinas: el Osa, más bajo, sostuvo al tesálico
Pelión 1524 1525 . Penetra de tal forma en el éter, que, escondido entre
brillantes estrellas, su aguja truena serena teniendo a las nubes por debajo y
se sacia de la arcana divinidad de Febo antes de que Circe vea el rostro de su
padre al nacer 1526 . Ésta, Augusto, sin embargo, que toca con sus pináculos las
estrellas, es una mansión equiparable al cielo, pero es menor que su dueño.
XXXVII Déjate de formalidades y ¡al grano! Porque le devuelves a Cayetano el
recibo, Policarmo, ¿piensas, acaso, que le has entregado cien mil sestercios?
—“Me los debía”, dices. —Guárdate, Policarmo, tu recibo y préstale a Cayetano
dos mil sestercios 1528 349 . XXXVIII Homenaje de Mélior a la memoria de Bleso
El que con piedad constante concede los bienes de su liberalidad a quien será
capaz de sentirlos, trata posiblemente de ganárselo o busca una correspondencia;
pero si uno persevera en honrar el nombre que queda después de la muerte y del
sepulcro, ¿qué busca, sino un alivio de su dolor? Hay gran diferencia entre ser
bueno y querer parecerlo. Esto es lo que, como es de dominio público, ofreces
tú, Mélior , que, preocupándote de las celebraciones solemnes, no dejas que se
olvide el nombre del 1522 Cf. Spect. 1, 1. 1523 Cf. 7, 56, 2, con la nota. 1524
El lago Mareotis era la albufera de Alejandría. Así pues, como si dijera, por
sinécdoque, “los monumentos egipcios”; esto es, las pirámides. 1525 En la
Gigantomaquia, los Gigantes montaron uno sobre otro estos dos montes de Tesalia
y todavía pusieron encima el Olimpo, con lo que llegaron al cielo, cogiendo por
sorpresa a los dioses, que, atemorizados, huyeron a Egipto. 1526 El sujeto, no
expreso, parece ser el palacio de Domiciano. 1527 Circe, hija del sol, a la que
estaba consagrada la ciudad de Circeo, en la costa del Lacio, en el cabo de su
nombre. De esta ciudad se decía que era la primera en recibir los rayos del sol
naciente. 1528 Muy semejante a éste es el epigrama, 9, 102. 1529 Marco Atedio
Mélior; cf. 2, 69, 7; 4, 54, 8; 6, 28 y 29. 1529 1527 difunto Bleso y, sacando
sin tasa de tu arca generosa para honrar el día de su natalicio, el donativo que
haces al gremio fiel y piadoso de los escribientes, tú mismo lo conviertes en un
homenaje a Bleso . Este homenaje se prolongará mientras a ti te quede vida, este
homenaje se le tributará incluso después de tu muerte. 1530 XXXIX El comedor del
palacio imperial Hasta ahora no había un sitio que diera cabida a los convites
de la mesa palatina y a los manjares de ambrosía. Aquí ya dice bien beber,
Germánico, el sagrado néctar y las copas preparadas por la mano de Ganímedes .
Te ruego que aceptes tardíamente ser convidado del Tonante; pero tú, Júpiter, si
tienes prisa 350 1531 , ven tú mismo. XL Advertencia a un Príapo Príapo,
guardián no de un huerto ni de una viña lozana, sino de un bosque poco espeso,
del que has nacido tú y puedes volver a nacer, las manos rapaces, te lo
advierto, recházalas y reserva la leña para el hogar de su dueño; como ésta
falte, hasta tú mismo eres leña. 1530 Para celebrar anualmente el aniversario
del nacimiento de su amigo Bleso, Mélior hace una fundación llamada Collegium
cultorum diei nataliciae Blaesi, dejando el dinero necesario para ella y
encargando de su gestión al gremio de los amanuenses; cf. Senec. Ep. 64, 7-8.
Puede ser Veleyo Bleso, del que habla Plin. Ep. 2, 20, 7. 1531 Se trata del
palacio de Domiciano (cf., supra, 36), terminado hacia el año 92. También
Estacio habla de este palacio en Silv. 4, 2, 18-31; 1, 1, 34; 3, 4, 47-49. 1532
Entiéndase, si tienes prisa en ver a Domiciano. 1532 XLI Marcial paga las
consecuencias æ“Atenágoras, como está triste, no me ha enviado los regalos que
suele enviarme a mediados del mes del invierno”. æSi Atenágoras está triste o
no, Faustino, yo veré; a mí, ciertamente, me ha puesto triste Atenágoras. XLII
La espórtula del pobre Si una espórtula mayor junto a los potentados no te ha
corrompido, como suele suceder, podrás bañarte, Matón, cien veces a cuenta mía
XLIII Tal para cual Fabio entierra a sus esposas, Crestila a sus maridos 351
1533 . , y ambos agitan la antorcha fúnebre delante del tálamo. Enfrenta, Venus,
a unos vencedores a los que espera este final: que una única Libitina se los
lleve a los dos XLIV Vive gozando de lo que tienes 1534 1535 . Título, te lo
aconsejo, vive: siempre es tarde para esto. Aunque hayas empezado estando a las
órdenes del pedagogo , es tarde. Pero tú, pobre Título, ni aun de viejo vives,
sino que te pateas todos los umbrales dando los “buenos días” y sudas ya de
mañana, húmedo por los besos de la ciudad, y, prodigándote por los tres 1536
1533 El baño costaba un cuadrante y en la espórtula solían darse cien
cuadrantes; cf. 1, 59, 1. 1534 Cf. 9, 78. 1535 Esto es, Libitina, la diosa de
los muertos, actuará una sola vez porque ellos se matarán mutuamente. 1536 A la
edad en que se aprenden las primeras letras. foros delante de todas las estatuas
ecuestres, delante del templo de Marte y del coloso de Augusto 1537 1538 , vas
corriendo a diario desde la hora tercia a la quinta . Roba, acapara, llévate,
aduéñate: todo hay que dejarlo. Que tu arca amarillee soberbia repleta de
monedas, que se desplieguen cien páginas de calendas , tu heredero jurará que no
le has dejado nada y, cuando estés tendido encima del escaño o de la losa,
mientras tu lecho fúnebre va creciendo harto de papiro , besará arrogante a tus
eunucos deshechos en llanto; y tu desconsolado hijo, si quieres como si no,
dormirá con tu concubino la primera noche 1542 . XLV Celebrando el regreso de
los amigos 352 1541 Desde las riberas del Etna se me devuelve, Flaco, a Terencio
Prisco: que una perla blanca como la leche señale este día , que se escancie y
que se aclare con el lino flexible 1544 1543 un ánfora turbia, disminuida por
cien consulados . ¿Cuándo le tocará a mi mesa una noche tan feliz? ¿Cuándo se me
concederá entonarme con un vino tan merecido? Cuando la citerea Chipre 1546 1545
me devuelva tu persona, Flaco, habrá un motivo tan bueno para mi regalo. 1537 El
foro republicano, el de César y el de Augusto. 1538 No se trata de Octavio
Augusto, sino de Domiciano, que tenía una estatua ecuestre colosal en el foro
republicano. 1539 Tiempo dedicado a los negocios en Roma. De 8 a 11, hora solar
de Roma (7 a 10 GMT), en nuestro horario. 1540 Las calendas, el primero de cada
mes, era el día en que vencían todos los pagos aplazados; de ahí; las tristes
kalendae de Horacio, Sat. 1, 3, 87. Por tanto, el sentido es: Que el día de las
calendas venzan a tu favor cien pagarés. 1541 Como cebo para que prenda bien el
fuego; cf. 10, 97. 1542 Cf. 1, 15; 5, 58. 1543 Los días felices se marcaban en
el calendario con una piedra blanca; cf. 9, 52, 2; 11, 36, 1; 12, 34, 5-7; Catul.
68, 148 [150]; Pers. 1, 16; 2, 1; Ovid. Met. 15, 41-46. 1544 El filtrar el vino
mediante una manga de lino era necesario porque nunca quedaba limpio del todo y,
con el tiempo, criaba heces que lo enturbiaban al removerlo. También se filtraba
para refrescarlo poniendo nieve en el filtro y, a la vez, para rebajarlo con el
agua necesaria. Cf. 6, 86, 1, con la nota; Hor. Od. 1, 11, 6. Cf. etiam mi Vrbs
Roma, II, 265. 1545 Las vasijas de tierra cocida, por su porosidad, van
perdiendo insensiblemente su contenido con el paso del tiempo. 1546 Citera es
una isla, hoy Cerigo, distinta de Chipre, pero aquí se pone por Venus; como si
dijera “la Chipre de Venus”. 1540 1539 XLVI ¡Qué bueno eres Cesto! Cuanta es tu
honestidad tanta es tu belleza infantil, niño Cesto, más casto que el joven
Hipólito 1547 . Diana te querría a su lado y te enseñaría a nadar. Cibeles te
querría a ti entero 1549 1548 más que al frigio. Tú podrías sustituir a
Ganímedes en el lecho; pero, en tu dureza, no darías a tu señor más que besos.
¡Dichosa la esposa que te inflame como marido primerizo y la joven que te haga
hombre la primera! XLVII Tres en uno Una parte de tus mejillas la llevas cortada
a peine, otra la llevas afeitada y otra, depilada. ¿Quién pensaría que es una
sola cabeza? XLVIII No a todos les sienta bien una capa de púrpura No sabe
Crispín a quién entregó su capa de Tiro al cambiarse de vestido y ponerse la
toga. Quienquiera que la tenga, que devuelva a sus hombros su regalo, se lo
ruego: esto no te lo pide Crispín, sino la capa 353 1551 1550 . No es capaz
cualquiera de llevar prendas saturadas de púrpura ni ese color sienta bien como
no sea a los elegantes. Si te gusta el pillaje y la manía de las ganancias
ilícitas, para poder engañarlo mejor, coge su toga. 1547 Hipólito, protagonista
de la tragedia homónima de Eurípides, era tenido como modelo de castidad, ya que
pagó con la vida su negativa a complacer las proposiciones incestuosas de Fedra,
su madrastra. 1548 Diana era la diosa de la castidad y se mantuvo siempre
virgen. El único mortal que la vio desnuda fue Acteón, que yendo de caza la
sorprendió en el baño; pero, para evitar que divulgara su hallazgo, Diana lo
convirtió en ciervo y fue devorado por sus propios perros; cf. Ovid. Met.
131-252. Con el niño Cesto, en cambio, según Marcial, se bañaría gustosa. 1549
Totum, en el texto; esto es, “entero > sin mutilar > sin castrar”, pero también,
por comparación con el último verso, “que no ha perdido la virginidad”. “El
frigio” es Attis, que se castró enloquecido por Cibeles. Cf. 5, 41, 1-3; Catul.
63. 1550 Es decir, de púrpura. De esta capa de Crispín habla Juvenal en 1, 27.
1551 La abolla es un abrigo que, sujeta al cuello o en el hombro con una
hebilla, cae recta en el cuerpo y permite mover los brazos con toda soltura; cf.
Vrbs Roma, I, 283. XLIX Los banquetes de Domiciano compiten con los de Júpiter
Tan grandioso como se recuerda el banquete del triunfo de los Gigantes y tan
grandiosa como fue para todos los dioses aquella noche, en la que el buen Padre
se puso a la mesa con el común de los dioses y a los Faunos se les permitió
pedir vino a Júpiter, así de grandes son, César, los convites que celebran tus
laureles : nuestra alegría regocija a los propios dioses. Comen contigo todos
los caballeros, el pueblo y los padres y toma Roma manjares de ambrosía junto
con su caudillo. Habiendo prometido cosas grandes, ¡cuánto mayores nos las has
dado! Se nos prometió una espórtula 1554 ; se nos ha dado un banquete en toda
regla ¿El trabajo de quién es la escudilla L Una copa preciosa ? ¿El del maestro
Mis o el de Mirón? ¿Es ésta la mano de Méntor o la tuya, Policleto? 1556 . No
pierde su color oscurecida por humareda ninguna y no teme su cuerpo central a
las llamas que lo recorren. Menos reluce el auténtico ámbar que su amarillo
metal y su feliz aleación de plata supera al níveo marfil 1558 1557 . El trabajo
no desdice del material: así cierra su disco la luna llena cuando brilla con
toda su luz. Hay un macho cabrío cubierto con el vellocino eolio del tebano
Frixo 1559 : por éste 1552 Júpiter, padre de los dioses. 1553 Sus victorias
sobre los sármatas. 1560 354 1555 . preferiría su hermana haber sido
transportada; a éste no 1554 Valorada en cien cuadrantes (cf. 1, 59, 1), una
cantidad ridícula comparada con lo ofrece Domiciano: un banquete “en toda regla”
(cf. 2, 69, 7; 7, 20, 2). 1555 Suet. Dom. 7, 1. 1556 Cf., supra, 8, 33, 2, con
la nota. 1557 Cuatro escultores famosos de la antigüedad griega. 1558 El electro
se componía de cuatro partes de oro y una de plata, resistente al fuego. Su
color parecido al ámbar. La aleación queda bien marcada aquí por flauo metallo y
el niueum ebur. Y estaba tan bien lograda, que su color mejora al del ámbar
auténtico y al del marfil verdadero. 1559 Según este lugar, y 8, 28, 19-20,
Marcial hace a Atamante el primer poseedor del carnero del vellocino de oro; en
realidad fue regalado por Hermes a Nefele para transportar a sus hijos Frixo y
Hele. 1552 1553 lo hubiera deshonrado un esquilador cinifio 1561 355 y tú mismo,
Lieo , quisieras que pastara en tus viñas. Un Cupido de oro con sus dos alas
cabalga a lomos de la res; una flauta de loto de Palas suena en su tierna boca:
así un delfín, gozoso con Arión de Metimna, transportó por los tranquilos mares
su carga melodiosa 1562 . Que este incomparable regalo me lo llene de un néctar
digno de él no una mano cualquiera de la servidumbre del señor, sino la tuya,
Cesto . Mezcla, Cesto, honor de la mesa, los vinos setinos 1565 1564 : me parece
a mí que hasta el niño, hasta el macho cabrío están sedientos. Que fijen el
número de ciatos las letras de Instancio Rufo , pues él es quien me ha hecho
regalo tan grande. Si viene Teletusa y me trae los goces prometidos, me
reservaré para mi amada con tu triente , Rufo. Si anda con dudas, llegaré hasta
siete. Si me deja plantado como amante, para ahogar mis penas, me beberé los dos
nombres juntos 1568 . 1567 LI Amar a ciegas, amar más de la cuenta Áspero ama,
pero a ciegas , a una mujer hermosa en verdad. Así pues, en realidad, Áspero ama
más de lo que ve. 1569 1560 Y no por el carnero; insinuando que este macho
cabrío hubiera sido más seguro y Hele no se hubiera caído de sus lomos y no se
hubiera ahogado en el mar al que dio su nombre, el Helesponto. 1561 Cf. 7, 95,
13, con la nota. 1562 Sobrenombre de Baco. 1563 Metimna es una ciudad de la isla
de Lesbos; Arión, un músico oriundo de esta ciudad que, para no dejarse robar
durante una travesía, se tiró del barco en el que iba tocando la lira. Un delfín
al que había gustado su música lo recogió sobre sus lomos y lo salvó de morir
ahogado. 1564 Cf., supra, 46. 1565 Cf. 1, 106, 8, y 4, 69, 1, con sus notas.
1566 Sobre el personaje, cf. 7, 68, 1, con la nota. Sobre la costumbre de
brindar por una persona bebiendo tantas copas como letras tenía su nombre, cf.
1, 71, 1, con la nota; 9, 93, 4; 11, 36, 7-8; 93, 3. Cf. etiam Vrbs Roma, II,
276-277. 1567 Como si dijera “con tus cuatro copas”, pues un triente (183 cm 3
1563 1566 ) hacía cuatro ciatos (45’75 cm ), siendo el ciato la dosis habitual
por copa en los brindis. 1568 El número de copas lo marca el nombre de Instancio
Rufo; pero a Marcial se le presentan tres posibilidades: acogerse a las cuatro
letras del cognomen, Rufo; a las siete del nombre, puesto en vocativo, I[n]stanti,
y sin pronunciar “n” ante “s”; o sumar las once letras del nombre completo. 1569
Tomando caecus en sentido adverbial: “ama ciego > ciegamente”; pensando en el
dicho que el amor es ciego. 3 LII Los remilgos de un pisaverde Mi barbero, un
niño, pero de una habilidad cual no la tuvo ni Tálamo, el de Nerón, a quien le
tocaron en suerte las barbas de los Drusos , se lo presté, Cecidiano, a Rufo, a
petición suya, para que le arreglara la cara una sola vez. Mientras siguiendo
sus órdenes toca mil veces los mismos pelos, dirigiendo su mano por la censura
del espejo, y le depila la piel y les da un interminable retoque a sus cabellos
ya recortados, mi barbero volvió a casa barbudo 1571 356 . LIII Un león potente
en los juegos de Domiciano Un rugido tan grande como se oye por los descampados
masilios 1570 , siempre que el bosque enloquece por sus innumerables leones
cuando el pastor, pálido [de miedo], encorrala en sus majadas cartaginesas a los
toros asustados y al ganado fuera de sí, otro tanto terror ha bramado hace poco
en la arena ausonia . ¿Quién no pensaría que era una manada? Era uno solo, pero
cuya soberanía temerían hasta los mismos leones, a quien la Numidia de pintados
mármoles concedería la corona. ¡Qué hermosura, qué honor esparcía por su cuello
la sombra dorada de la melena arqueada, cuando plantó cara! ¡Qué dignos de su
espacioso pecho los grandes venablos y qué gozo produjo su noble muerte! ¿De
dónde, Libia, una gloria tan grande a tus bosques? ¿Provenía acaso aquél de la
yunta de Cibeles? 1574 . O más bien, Germánico, ¿esta fiera te la ha enviado
desde la constelación de Hércules 1575 o tu hermano o tu propio padre? 1577 .
1570 Claudio y Nerón. 1571 Cf. 7, 83. 1572 En la región noroccidental de Numidia.
1573 “Romana”. 1576 1574 Stetit, “se plantó”. Es la misma estampa del toro
emplazado en los medios y mirando desafiante todo lo que ocurre en el ruedo.
1575 El carro de Cibeles estaba tirado por leones. En la famosa fuente
madrileña, los leones uncidos al carro de la diosa son dos, una yunta. 1576
Constelación del León, llamada Hercúlea por el león de Nemea. 1577 Tito y
Vespasiano, hermano y padre de Domiciano, habían sido divinizados. 1573 1572 LIV
¡Ojalá fueras menos hermosa, pero más casta! Catula, la más hermosa de cuantas
fueron o son, pero también la más despreciable de cuantas fueron o son, ¡cómo
querría yo que te volvieras menos hermosa o más casta! 1578 . LV Haya Mecenas y
no faltarán Virgilios Como la época de nuestros abuelos se declara inferior a
nuestro tiempo y Roma ha ido a más junto con su caudillo, te extrañas de que
falte el talento del divino Marón y de que nadie celebre las batallas con tan
poderosa trompetería. Que haya Mecenas: no faltarán, Flaco, Marones y un
Virgilio te lo darán incluso tus propios campos. Títiro había perdido sus hazas
lindantes con la desgraciada Cremona y, dolido, lloraba el traslado de sus
ovejas 1579 . Sonrió el caballero etrusco y repelió la maligna pobreza y le
ordenó marcharse en rápida huída. “Toma mis riquezas y sé el mayor de los
poetas, aunque también tú”, le dijo, “ames a mi Alexis”. Asistía aquél,
hermosísimo, a la mesa de su señor escanciando con su mano de mármol los negros
falernos y, después de catarlas con sus labios de rosa, ofrecía unas copas que
podrían provocar al mismo Júpiter. Rompió con el atónito poeta la lozana Galatea
y Téstilis , con sus mejillas quemadas de las siegas, y en seguida tuvo la
inspiración de Italia y de “las hazañas y el héroe” 1582 quien hacía poco que a
duras penas había llorado con voz ruda al Mosquito 1584 1583 . ¿Para qué hablar
de los Varios y de los Marsos y de los nombres de poetas enriquecidos, cuya
enumeración sería muy laboriosa? 1578 Cf. Catul. 21, 2-3; 24, 2-3; 49, 2-3. Esta
alusión a Catulo demuestra que Catulla es la amante de Catulo, Lesbia. Cf. R. A.
La Fleur, Catullus and Catulla in Iuuenal 10, 322: RPh 48 (1974), 71-74. 1579
Reminiscencias de Virgilio en su primera égloga (Títiro), como después en la
segunda (Alexis). 1580 Mecenas, perteneciente al orden ecuestre y de estirpe
etrusca. 1581 Blanca como el mármol, en contraste con el color del vino falerno.
1582 Nuevas reminiscencias de Virgilio: las ninfas Galatea y Téstilis aparecen
en las tres primeras églogas. 1583 Arma uirumque, cita literal de las primeras
palabras de la Eneida (1, 1). Con la referencia genérica a Italia, alude a las
Geórgicas, que pueden tomarse como un tratado sobre la agricultura itálica. 1584
Culex, poema incluido, como sus otras obras de juventud, en la Appendix
Vergiliana. 357 1580 1581 —¿Luego seré un Virgilio, si me das los regalos de un
Mecenas? No seré un Virgilio; seré un Marso 1585 . LVI El pueblo te ama a ti, no
a tus dones Por más que tantas veces repartas grandes regalos y estés dispuesto
a darlos mayores, vencedor de caudillos, vencedor hasta de ti mismo, eres amado
por el pueblo no gracias a tus favores, César; el pueblo ama tus favores, César,
gracias a ti. LVII Picente se sepultó a sí mismo Picente tenía tres dientes y
los escupió todos de una vez estando sentado cabe su propia tumba. Recogió en un
pliegue de su toga los últimos fragmentos de su boca distendida y los enterró
juntos bajo un puñado de tierra. Tiene licencia su heredero para no recoger
algún día los huesos del difunto: este deber ya lo ha cumplido consigo mismo
Picente 1586 . LVIII Más que capas son corazas Como llevas, Artemidoro, unas
capas tan gruesas, podría llamarte con toda razón Ságaris 1587 . 1585 Marcial
bromea diciendo que si él se pusiera a cantar épicamente, nunca llegaría a ser
un Virgilio, siempre se quedaría en un Marso, autor de epigramas, cf. 4, 29, 8.
Buscando un Mecenas, 1, 107. 1586 Después de la incineración del cadáver, sus
deudos debían recoger en una urna los huesos y otros restos mal quemados para
depositarlos en la tumba. 1587 Esto es, “el que lleva sayo” (< sagum); cf. Vrbs
Roma, I, 279. Como nombre propio aparece dos veces en la Eneida (5, 263; 9,
575). Otros piensan que sagaris es un género de escudo y, por tanto, Artemidoro
iría como “acorazado”. 358 LIX Un tuerto, ladrón muy hábil ¿Ves a este hombre
que se contenta con un solo ojo, bajo cuya frente desvergonzada se abre una
cavidad legañosa? No menosprecies al individuo: no hay cosa más rapiñadora que
él. No fue la de Autólico una mano tan hábil. A éste, cuando lo convides,
acuérdate de vigilarlo con todo cuidado: es entonces cuando se pone como loco y,
siendo tuerto, ve con ambos ojos. Los sirvientes, sin saber cómo, pierden las
copas y las cucharas y montones de servilletas se esconden al calor de su pecho.
Tampoco se hace el tonto para robar disimuladamente los mantos que se han caído
del brazo 1589 359 1588 y se marcha con frecuencia cubierto con dos mantos. Y no
le da vergüenza robar arteramente su candil a un adormilado esclavo de la casa,
aunque esté encendido. Si no ha echado mano a nada, entonces le busca las
vueltas a su esclavo con taimada habilidad y le roba sus propias sandalias
LX Te
has pasado Podrías igualar la altura del coloso del Palatino 1591 1590 . , si te
hicieras, Claudia, pie y medio más baja 1592 .
LXI ¡Para ti lo quisiera yo!
Lívido de envidia, Carino está que revienta , llora y patalea y anda buscando
unas ramas altas de donde colgarse. No ya porque me recitan y me leen por todo
el orbe, ni porque, adornado con husillos y cedro, me difunden por todos los
pueblos 1588 Hijo de Mercurio y abuelo de Ulises, era el prototipo de ladrón.
1589 Del brazo de sus dueños. 1593 1590 Para cenar, se quitaban las sandalias,
que guardaba un siervo ad pedes; cf. 3, 23, 2; 50, 3; 12, 60, 12; 87, 1; 14, 65.
1591 Quizás el coloso de Augusto, cf. 8, 44, 7. 1592 Debe ser un personaje
fingido. 1593 Cf. 9, 97. que Roma domina; sino porque tengo a las puertas de la
ciudad una finca de recreo y me llevan hasta allí unas mulas no alquiladas, como
antes. ¿Qué maldición echarle, Severo, al envidioso? Esto le deseo: ¡Así tenga
unas mulas y una finca!
LXII ¡Cómo no vas a tenerlo de espaldas! Picente escribe
sus epigramas en el reverso del papel y se queja de que los compone con el dios
de espaldas 1595 .
LXIII Amante de los favoritos de los poetas Aulo está
enamorado de Téstilo pero no menos arde por Alexis y quizás ahora ame a mi
Jacinto. Anda ahora y pregúntate si es que quiere a los propios poetas, ya que
mi amigo Aulo está enamorado de los favoritos de los poetas.
LXIV Celebra su
cumpleaños unas cuantas veces al año Para pedir, Clito, un regalo y exigirlo,
naces ocho veces en un año y sólo tres o cuatro calendas, creo, no las
consideras cumpleaños. Aunque tienes un rostro más liso que los cantos rodados
de un árido litoral, aunque tienes un pelo más negro que una mora a punto de
caer, aunque con tus mollas temblonas superas a las plumas o a la masa del queso
recién cuajado y la hinchazón te inflama unas tetillas como las que una muchacha
virgen guarda para su marido, tú a mí, Clito, me pareces ya un viejo. Y es que,
¿quién creería que fueron tan numerosos los cumpleaños de Príamo o de 1594 Puede
querer decir que así sabría los quebraderos de cabeza que dan o que, si no
tuviera más que eso, no podría dárselas de rico, como hace ahora; cf. 4, 39; 5,
39; 7, 34; 11, 59. 1595 El juego de palabras auersa charta, auerso deo. ¿Por qué
escribía en el dorso? O para aprovechar el papel, o porque los hacía
interminables, cf. Juven. 1, 5-6. Auerso deo cf. 6, 31, 5; Hor. A. P. 385. 360
1594 Néstor? Ten de una vez vergüenza y medida para tus rapiñas. Y si sigues
burlándote y no tienes ya bastante con nacer una vez al año, te consideraré,
Clito, como no nacido ni siquiera una vez 1596 1597 .
LXV Un lugar sagrado Aquí,
donde el templo de la Fortuna Redux brilla refulgente en un amplio espacio,
había hace poco una explanada afortunada. Aquí hizo su parada 361 1598 el César,
hermoso con el polvo de la guerra ártica, expandiendo de su rostro un fulgor
purpúreo; aquí Roma, ceñida de laurel su cabellera y resplandeciente de blanca
por su toga, saludó a su caudillo con sus aclamaciones y sus aplausos. El gran
mérito del lugar lo atestigua también una segunda donación: se alza un arco
sagrado y proclama el triunfo sobre los pueblos sometidos; aquí dos carros
gemelos cuentan con numerosos elefantes y él, en oro, es suficiente para los
inmensos tiros . Esta es una puerta digna, Germánico, de tus triunfos; tener
estos accesos dice bien de la ciudad de Marte.
LXVI A Silio Itálico Ofreced al
Augusto piadosos inciensos y víctimas por vuestro querido Silio, Camenas. Ved
que el César, primera y única salvación del imperio, manda que 1596 Príamo y
Néstor son ejemplos tópicos de longevidad; cf. 2, 64, 3, con la nota. 1597 Es
decir, considerará que no existe y no le hará jamás ningún regalo. Considerar a
alguien homo non natus, “hombre no nacido”, valía tanto como para nosotros
considerarlo “un don nadie”; cf. 4, 83, 3-4; 10, 27, 4. 1598 Advocación de la
Fortuna como protectora del regreso de los viajeros a su casa. El templo fue
construido por Domiciano para conmemorar una de sus expediciones y terminado y
embellecido a la vuelta de la campaña suevo-sármata, en el año 93. 1599
Entiéndase en su acepción militar; cf. DRAE, s. u. “parada” § 22. 1600 Una
estatua de oro en cada carro. Este emperador no consentía que se fundieran
estatuas propias si no eran de oro o plata y “de buena ley” (Suet. Dom. 13).
1600 1599 vuelvan los seis pares de fascios, al ser cónsul su hijo, y que con la
noble vara resuene la casa castalia del poeta 1601 . En medio de su gozo todavía
puede suspirar por algo: la púrpura feliz de un tercer consulado 1602 . Aunque
el senado diera a Pompeyo y César a su yerno 1604 1603 los sagrados honores,
cuyos nombres honró Jano tres veces reinando la paz 1605 , Silio prefiere contar
así sus varios consulados.
LXVII Para desayunar, tarde; para cenar, temprano
Todavía no te anuncia tu siervo la hora quinta y tú ya me llegas como convidado,
Ceciliano, por más que la cuarta, enronquecida, acabe de suspender los juicios y
la arena canse aún a las fieras de los juegos Florales. Corre, date prisa,
Calisto 1607 362 1606 , y haz volver a los camareros sin bañarse; que se tiendan
los divanes: Ceciliano, siéntate. Me pides agua caliente: aún no me ha llegado
la fría . La cocina, cerrada, está helada, todavía con el fogón sin leña. Mejor
te vienes de mañana; pues, ¿por qué retrasarte hasta la hora quinta? Para
desayunar, Ceciliano, llegas tarde.
LXVIII Frutos de otoño en pleno invierno
Quien ha visto los huertos del rey de Corcira , ése preferirá, Entelo, el campo
de tu casa. Para que el invierno envidioso no queme los racimos purpúreos y el
frío glacial no consuma el don de Baco, tu viña crece protegida por una piedra
1609 1601 A la casa del poeta, que había sido cónsul el año 68 y ahora lo es su
hijo mayor, Lucio Silio Deciano. 1602 Cuando el lictor llegaba a la casa del
cónsul llamaba a la puerta golpeándola con su bastón. 1603 Para el hijo menor;
pero murió poco después. 1604 Se trata de Augusto y su yerno Agripa, esposo de
Julia. 1605 Los fastos consulares con la lista de los cónsules se custodiaban en
el templo de Jano, cuyas puertas abiertas o cerradas eran señal de paz o de
guerra. 1606 Las once de la mañana, hora solar romana; las diez, GMT. En las
casas pudientes había un esclavo encargado de dar las horas. 1607 Esclavo de
Marcial. 1608 El agua caliente era para atemperar el vino. La casa de Marcial no
tenía agua corriente; cf. 9, 18. 1609 Alcinoo; cf. 7, 42, 6. 1608 transparente ,
y la uva queda feliz al abrigo, pero sin embargo no está escondida: así luce un
cuerpo femenino a través de cendales, así se cuentan las piedrecitas en las
aguas cristalinas. ¿Qué no ha querido permitir al ingenio la naturaleza? El
invierno estéril tiene orden de producir los frutos del otoño. 1610 Admiras,
Vacerra 1611
LXIX Mejor vivir que gustarte , solamente a los antiguos y no
alabas más que a los poetas muertos. Perdona, te lo ruego, Vacerra: no vale la
pena morir para gustarte.
LXX Nerva, poeta Cuanto es el sosiego del apacible
Nerva tanta es su elocuencia, pero la modestia reprime su energía y su talento.
Pudiendo secar de una larga bocanada la sagrada fuente del Permeso 1613 363 1612
, ha preferido que su sed fuera respetuosa, contento con ceñir sus sienes de
poeta con una sencilla corona, y no dar alas a su fama. Pero, sin embargo, sabe
que éste es el Tibulo de nuestro tiempo quien tenga conocimiento de los poemas
del docto Nerón 1614 . 1610 Cf., supra, 14, 3, con la nota; y también, 4, 22, 5.
1611 Este personaje nos es desconocido; cf., no obstante, 11, 66 y 77; 12, 32.
1612 El futuro emperador; cf. 9, 26. Plinio, Ep. 5, 3, 5, elogia sus versos.
1613 Pequeño río de Beocia cuyo nacimiento en el monte Helicón estaba consagrado
a las musas. 1614 Elogiando a Nerva, Marcial manifiesta buen aprecio de los
versos de Nerón, que, según parece, llamada a Nerva “su Tibulo”. Cf. 9, 26,
9-10.
LXXI Vuelta a empezar Diez años atrás, Postumiano, por el solsticio de
invierno , me enviaste cuatro libras de plata; esperándome más —pues los regalos
deben mantenerse o incrementarse—, me llegaron, sobre poco más o menos, dos. El
tercero y el cuarto [año] trajeron mucho menos. En el quinto, la libra fue,
desde luego, septiciana 364 1615 . El sexto año llegamos a una escudilla de ocho
onzas. Después de éste se me dio raspando la media libra en forma de jícara de
medir . El octavo envió una cucharilla de menos de un sexto 1618 1617 . El
noveno trajo a penas un sacacaracoles más ligero que una aguja. Ya no tiene qué
enviarme el año décimo: vuelve, Postumiano, a las cuatro libras. LXXII A su
libro, que va a Narbona Todavía sin adornar con la púrpura y sin pulir con el
áspero mordisco de la árida piedra pómez, tienes prisa, librito, por seguir a
Arcano, a quien la hermosísima Narbona, la Narbona Paterna 1619 del docto
Votieno , le ordena ya volver a sus tribunales y a su gobierno anual. Algo que
debes pedir con votos parejos te tocará en suerte: aquel lugar y este amigo.
¡Cuánto me gustaría convertirme en mi librito! 1620 1615 Con motivo de las
fiestas Saturnales, que se celebraban del 17 al 23 de diciembre; cf. Vrbs Roma,
II, 339-340. 1616 Cf. 4, 88, 3. En la segunda guerra Púnica, la libra se redujo
de doce onzas a ocho y media, recibiendo el nombre de libra septiciana, de
Septicio. 1617 Cot_la / cotyla se decía de cualquier vasija pequeña utilizada
para medir una hemina o medio sextario, equivalente a unos 274 cm . 1618 Un
sexto de libra; esto es, dos onzas. 1619 3 El nombre completo de esta ciudad era
Colonia Iulia Paterna Narbo Marcia. 1620 Poeta, hijo de un orador del tiempo de
Tiberio. 1621 Así Ovidio quisiera ser el anillo que envía a su amada, Am. 2, 15,
7-10. 1616 1621 . Instancio 1622 LXXIII Dame un amor que me inspire —más puro de
corazón que éste no hay otro, ni que le aventaje en cándida sencillez—, si
quieres dar a mi Talía fuerza y vigor y me exiges poemas inmortales, dame algo a
lo que amar. Cintia te hizo poeta, lascivo Propercio; el talento de Galo era la
bella Licoris; la hermosa Némesis constituye la fama del ingenioso Tibulo;
Lesbia te inspiró a ti, docto Catulo: a mí ni los pelignos ni Mantua me
despreciarán como poeta, si llego a tener alguna Corina, si llego a tener algún
Alexis. LXXIV Cambias de oficio, pero no de tarea Ahora eres gladiador, antes
habías sido oculista. Hiciste de médico lo que estás haciendo de gladiador 1624
. LXXV ¡Oh, galo muerto! De vuelta a su hogar alquilado a altas horas de la
noche, un lingón , nada más salir de la vía Cubierta y de la Flaminia, se
dislocó un tobillo por haber tropezado con el pulgar y quedó tendido en el suelo
todo lo largo que era. ¿Qué iba a hacer el galo? ¿Cómo iba a moverse? El
corpulento señor tenía un esclavo tan poquita cosa, que apenas si podía llevar
el diminuto farol. El azar socorrió y prestó ayuda al desgraciado. Cuatro
siervos marcados 1626 transportaban el cadáver de un pobre, como 1627 1622
Instancio Rufo, protector de Marcial; cf. 7, 68, 1, con la nota. 1623 Como si
dijera Ovidio (natural de Sulmona, en territorio peligno) y Virgilio (de
Mantua), siendo sus amores respectivos Corina y Alexis. 1624 Destrozar los ojos,
antes a sus clientes y ahora a sus adversarios. 1625 Pueblo de la Galia Céltica,
por eso lo llama galo; cf. 1, 53, 5, con la nota. 1626 Una especie de pórtico
cubierto entre la vía Flaminia y el Tíber. 1627 En la frente, con el hierro al
rojo (cf. 6, 64, 24-26; 10, 56, 6; 12, 61, 11), para proclamar que eran de
propiedad pública. Brigadas de estos esclavos recogían por la noche los
cadáveres de los desvalidos que se encontraban en las calles y los llevaban a
enterrar, previa cremación, en las fosas comunes del Esquilino. 365 1623 1625
los que recibe a millares la pira de los desvalidos. A éstos, el esmirriado
acompañante les ruega con una voz queda que lleven a donde quieran el cuerpo
inconsciente. Cambian la carga y echan sobre sus espaldas el inmenso corpachón
encogido en el estrecho escaño. Éste me parece, Lucano, el único entre muchos al
que se le puede decir con toda razón: “¡Oh, galo muerto!” 1628 . LXXVI No te
gusta oír la verdad “Dime la verdad, Marco, dímela, por favor, que no hay nada
que yo oiga más a gusto”. Así me pides, Gálico, y me ruegas siempre, tanto
cuando recitas tus libros como siempre que defiendes la causa de un cliente. Me
es duro negarte lo que me pides. Escucha, pues, algo que es más verdadero que la
verdad: la verdad, Gálico, no la oyes a gusto 1629 . LXXVII Optación Líber, la
más dulce preocupación de tus amigos; Líber, digno de vivir entre rosas
inmarcesibles, si eres sensato, que tu cabellera brille siempre con el amomo
asirio y ciñan guirnaldas de flores tu cabeza. Que los limpios cristales de tus
copas ennegrezcan con añejo falerno y que un dulce amor dé calor a tu blando
lecho. El que ha vivido así, aun falleciendo en la flor de la edad, ése ha hecho
su vida más larga que la que se le había concedido 1630 . 1628 Oh mortue Galle!,
“¡muerto eres, galo!”. Así provocaba el reciario al mirmilón en las luchas de
gladiadores. 1629 Era mal poeta y no buen orador: ésa era la verdad; cf. 5, 63.
1630 Baco; cf. 10, 23, 7-8. 366 LXXVIII Juegos ofrecidos por Estela en honor de
Domiciano Los juegos que desearía la victoria flegrea , los que tu victoria
índica, Lieo 1632 367 1631 , anhelaría como tuyos los ha organizado Estela para
celebrar el triunfo hiperbóreo . ¡Qué modestia! ¡Qué filial devoción! Y todavía
piensa que es poco. No le es bastante el Hermo, sucio del oro revuelto en sus
aguas, y el que es renombrado en el mundo occidental, el Tajo 1633 . Cada día
tiene sus obsequios específicos: no descansa la cuerda de la abundancia 1634
1635 y sobre el pueblo cae de todo a la rebatiña : ora llegan medallones
lascivos en lluvias inesperadas, ora generosas téseras regalan la entrada para
el espectáculo de las fieras, ora los pájaros gozan metiéndose entre los seguros
pliegues de las togas y, mientras están escondidos, se echan a suertes los
dueños, no sea que los despedacen 1637 . ¿Para qué voy a recordar los carros y
los treinta premios a los vencedores, que no siempre suelen dar ni los dos
cónsules juntos? Pero todo esto, César, es superado por el honor tan grande de
que tu propio triunfo te tenga de espectador. 1638 1631 De Flegra, en la
península de Palene, la más occidental de las tres calcídicas, donde, según la
mitología, fueron derrotados los Gigantes en su lucha contra los dioses. 1632
Cf. 8, 26, 7-8. 1633 Domiciano no quiso los honores del triunfo sobre los
sármatas (cf. 8, 15; Suet. Dom. 6, 1), pero celebró los juegos correspondientes.
1634 Ambos ríos, uno en occidente, el Tajo, y otro en oriente, el Hermo (en Asia
Menor), suelen citarse juntos como ríos auríferos; cf. 6, 86, 5. 1635 Se trata
de una cuerda a la que ataban diversos regalos para que el pueblo los arrancara;
cf. Estac. Silv. 1, 6, 10. 1636 Los regalos se le tiraban a la gente para que
los cogiera el que pudiera, como entre nosotros se tiran, por ejemplo, caramelos
en las cabalgatas. Sobre este tipo de dádivas por parte de Domiciano, cf. Suet.
Dom. 4, 5: “Al día siguiente repartió al voleo todo tipo de regalos y, como la
mayor parte había caído en las gradas populares, prometió cincuenta téseras para
cada unos de los tendidos del estamento ecuestre y senatorial”. 1637 Fichas con
figuras obscenas que daban entrada gratuita a los lupanares. 1638 A los pájaros,
se entiende, al tratar de arrebatárselos unos a otros por la fuerza, tirando
cada uno de donde pudiera agarrar al pobre pájaro. 1636 LXXIX Estratagema para
aparecer joven y hermosa Todas tus amigas son viejas o deformes y más feas que
las viejas. Estas acompañantes las llevas y las traes por los convites, por los
pórticos, por los teatros. Así eres tú hermosa, Fabula, así eres joven. LXXX Te
debemos el pasado y el presente de Roma Nos devuelves las sacrosantas maravillas
de nuestros abuelos, y no permites, César, que mueran los siglos antiguos,
cuando se renuevan los viejos ritos de la arena de Roma y lucha el valor a brazo
partido . Así, bajo tu presidencia, se les conserva su honor a los antiguos
templos y, bajo tan culto Júpiter, la cabaña mantiene su divinidad 1640 1639 .
Así, al par que eres fundador, renuevas, Augusto, lo antiguo: a ti se debe lo
que es y lo que fue. LXXXI Gelia vive para sus joyas Gelia no jura por los
misterios sagrados de Dindimene , ni por el buey de la novilla del Nilo 1642 368
1641 ni, en una palabra, por ningún dios o diosa jura Gelia, sino por sus
perlas. A éstas abraza, a éstas cubre de besos, a éstas las llama sus hermanos,
a éstas las llama sus hermanas, a éstas quiere más ardientemente que a sus dos
hijos. Si por alguna desgracia la pobrecilla se quedara sin ellas, dice que no
viviría ni una hora. ¡Ay, qué bien vendría ahora, Papiriano, la mano de Anneo
Sereno! 1639 Lucha de gladiadores desarmados. 1640 Se refiere a la cabaña “de
Rómulo”, que se veneraba en el Palatino. 1643 1641 Sobrenombre de Cibeles, por
el monte Díndimo, en Frigia, donde se celebraban con toda solemnidad los ritos
de la diosa, por quien solían jurar las mujeres. 1642 Osiris e Isis encarnados
respectivamente en el buey Apis y en una ternera. 1643 . Papiriano es nombre
fingido. También lo parece el de Anneo Sereno, a quien se supone un hábil
ladrón. No puede identificarse con el amigo de Séneca, que fue praefectus
uigilum bajo Nerón. LXXXII Acepta, Augusto, el obsequio de los poetas
Presentándote la multitud, Augusto, quejumbrosos codicilos, como yo también
ofrezco a nuestro señor unos pequeños poemas, sabemos que un dios puede atender
a un tiempo al Estado y a las Musas y que también este florilegio te complace.
Sé tolerante, Augusto, con tus poetas: nosotros somos tu dulce gloria, tu
anterior cuidado y tus delicias. No solamente te sientan bien la corona de
encina y del laurel Febo: permite que nosotros te ofrezcamos una corona cívica
de hiedra 1644 1644 De joven, Domiciano había tenido aficiones poéticas. Tenemos
noticia, incluso, de un poema suyo dedicado al asalto del Capitolio por los
partidarios de Vitelio. 1645 La corona cívica de hojas de encina o de roble se
concedía a quien hubiera salvado la vida a otros ciudadanos romanos. Domiciano
salvó el Imperio. La corona de laurel se concedía por las victorias bélicas.
Domiciano había vencido a los sármatas. La corona de hiedra, sumamente ligera,
era propia de los poetas, gremio en el que Marcial quiere incluir a Domiciano,
evidentemente por adulación. 369 1645 .
1. Salud, mi querido Toranio
LIBRO IX
[A su amigo Toranio] , queridísimo hermano. 2. El epigrama que está fuera de la
numeración de las páginas del libro lo he dedicado al ilustrísimo Estertinio
1647 1646 , que ha querido poner mi retrato en su biblioteca. 3. He creído un
deber escribirte sobre él para que no ignores a quién invoco como el tal Avito.
4. Adiós, y prepárate a tenerme de huésped. [Dedicatoria a Avito] Poeta bien
conocido, muy a tu pesar, por tu sublime inspiración, a quien las cenizas
funerarias proporcionarán tardíamente los premios que mereces, que este breve
poema viva en tu honor al pie de mi retrato, que asocias, Avito, con los de
hombres nada desconocidos : “Yo soy aquél que de nadie es segundo en el arte de
las bagatelas, a quien 1648 pienso, lector, que no lo admiras, sino que lo amas.
Que los más grandes canten cosas más grandes; a mí, que no he compuesto más que
pequeñeces, me basta con volver a menudo a vuestras manos”. 1646 Un amigo de
Marcial, cf. 5, 78. 1647 Clarissimus, “ilustrísimo”, es el título dado a los
senadores. Se trata de Estertinio Avito, poeta, amigo de Marcial, y cónsul
suffectus en el 92, cf. 1, 16; 6, 84; 10, 96; 102; 12, 24; 75. 1648 Ponían los
antiguos los retratos de los escritores ilustres en sus bibliotecas, como
sabemos por Cicerón, Att. 4, 8, 2, y Juvenal, 7, 29. 370 I Esplendor eterno de
los Flavios Mientras Jano conceda inviernos a los años, Domiciano otoños ,
Augusto veranos, mientras el gran nombre del Rin sometido se lo arrogue el
grandioso día de las calendas germánicas, mientras permanezca en pie la roca
Tarpeya del padre supremo , mientras con sus ruegos y mientras con su incienso
las matronas aplaquen la dulce deidad de la divina Julia 1650 , permanecerá la
alta gloria de la familia Flavia 1652 1651 junto con el sol y las estrellas y
con la luz de Roma. Todo lo que ha construido una mano invicta pertenece al
cielo. II Todo se lo lleva la coima Siendo como eres pobre para tus amistades,
Lupo, no lo eres para tu amiga y solamente tu verga no tiene ninguna queja de
ti. Ella, la adúltera, engorda con coños de harina candeal 1653 ; tu convidado
come harina negra. Vinos setinos que encenderían las nieves se filtran para la
querida; nosotros bebemos el negro veneno de una tinaja corsa . Te has comprado
una noche, no entera, con las fincas paternas; tu aparcero, abandonado, labra
campos que no son suyos. Resplandece la adúltera reluciente de perlas eritreas;
mientras tú te la tiras, tu cliente es llevado preso por deudas. A la prostituta
se le regala una litera llevada a hombros por ocho sirios; tu 1655 1649
Domiciano hizo llamar a los meses septiembre y octubre, respectivamente,
“Germánico” y “Domiciano”, igual que Julio César y Augusto habían dado sus
nombres a julio y agosto; cf. Suet. Dom. 13, 3. De ahí las kalendae Germanicae,
el día 1 de septiembre. 1650 El templo de Júpiter en el Capitolio. 1651 Hija de
Tito, sobrina, por tanto de Domiciano, que la amó locamente y que la divinizó,
instituyendo en su honor sacrificios anuales; cf. 6, 3, 6; 6, 13, 1. Le paría de
cuando en cuando hijos adoptivos; Juven. 2, 25-35; Suet. Dom. 22. 1652 El templo
de los Flavios; cf., infra, 9, 3, 12; 9, 20. 1653 Panecillos de formas obscenas.
Era costumbre muy extendida hacer estos regalos; cf. 14, 69 (70). A ello se
alude en Vrbs Roma, II, 268. 1654 Cf. 4, 69, 1, con la nota. 1655 De Córcega,
hasta la miel era de poco valor. 371 1649 1654 amigo será la carga desnuda de un
escaño . Anda ahora, Cibeles, y mutila a los pobres maricones: ésta, ésta era la
verga digna de tu cuchillo 1656 372 1657 . III Los dioses no tienen con qué
pagarte lo que has hecho por ellos Todo lo que les has dado ya, César, a los
dioses y al cielo, si lo reclamaras y quisieras presentarte como acreedor,
aunque en el celestial Olimpo se hiciera una gran almoneda y se vieran forzados
los dioses a vender cuanto tienen, Atlas se declararía en quiebra y no habría en
total una onza para que el mismo padre de los dioses pactara contigo. Y es que,
¿qué puede pagarte por los templos del Capitolio 1658 , qué por el honor de la
corona de Tarpeya? . ¿Qué, por sus templos gemelos la matrona del Tonante? 1661
1660 . A Minerva la paso por alto: ella lleva tus asuntos. ¿Qué diré del Alcida
1662 y de Febo 1663 y de los piadosos Laconios? . ¿Qué de los templos flavios
añadidos al firmamento latino? 1665 1664 . Es necesario, Augusto, que esperes y
te aguantes, porque las arcas de Júpiter no tienen con qué pagarte 1656 Cf. 8,
75, 9-14. 1666 . 1657 En memoria de Atis, los sacerdotes de Cibeles, llamados
“galos”, se sometían a la castración ritual; cf. Catul., 63, 1-11 et passim.
1658 El cielo, sostenido en los hombros de Atlas. 1659 Cf., supra, 9, 1, 5. 1660
La corona de hojas de encina los Juegos Capitolinos. Cf. 4, 1, 6; 9, 35, 10.
1661 No podemos señalar los dos templos de Juno construidos por Domiciano. Uno
debía de ser el que Juno poseía en el Capitolio, y había sido destruido en el
año 69. 1662 Hércules. Domiciano le erigió un templo en la vía Apia; cf. 9, 64;
65; 101. 1663 El templo de Apolo en el Palatino, destruido bajo Nerón, fue
reconstruido por Domiciano. 1664 Cástor y Pólux. Su templo en el Foro fue
restaurado por Domiciano. Los llama “piadosos” (< pios) por su ejemplo de amor
fraterno: Eran hijos gemelos de Leda, pero Cástor, engendrado por Tindáreo, era
mortal, mientras que Pólux, de la semilla de Júpiter, era inmortal. A la muerte
de Cástor, Pólux para consuelo de su pérdida, obtuvo de Júpiter la gracia de
pasar con su hermano alternativamente un día en el Hades y otro en el cielo.
1665 Los Flavios, en especial Domiciano, fueron grandes constructores; cf. Suet.
Dom. 12, 1. 1666 Cf. 8, 4. 1659 IV También el silencio se paga Pudiendo uno
acostarse con Gala por dos monedas de oro y más que acostarse, si se añade otro
tanto, ¿por qué a ti, Esquilo, te cobra diez? Por chuparla no cobra Gala tanto.
¿Por qué, entonces? Por callar. V (VI) Domiciano ha restituido el pudor a Roma A
ti, supremo vencedor del Rin y padre del orbe, honesto príncipe, las ciudades te
dan las gracias: tendrán ciudadanos; parir ya no es un crimen. El muchacho,
mutilado por la artería de un avaro tratante de esclavos, no llora la pérdida de
la virilidad que le han arrancado , ni una pobre madre entrega a su hijo
prostituido la recaudación que estipule chulesco el alcahuete. El pudor que
antes de ti no había antaño en la alcoba conyugal, gracias a ti ha comenzado a
haberlo hasta en el lupanar. 1667 VI (VII) No quieres un “hola”, pues toma un
“adiós” A tu vuelta de los pueblos de Libia, Afro, he querido darte los “buenos
días” cinco días seguidos: “No tiene tiempo” o “duerme”, me han dicho al volver
dos o tres veces. Ya está bien. No quieres, Afro, los “buenos días”. Adiós 373
1668 . 1667 Se refiere a un decreto de Domiciano contra la castración de los
niños y otro más reciente sobre la prostitución, al que alude en el verso
siguiente; cf. 2, 60, 4; 6, 2. Cf. etiam Suet. Dom. 7, 1; 8, 3. 1668 En sentido
praegnans, “adiós para siempre”, igual que se despedía a un difunto. Cf. 5, 66,
2. VII (VIII) Defensor de la dignidad humana Como si fuera pequeña injuria a
nuestro sexo que los varones se hayan prostituido para que la gente abusara de
ellos, ya las cunas eran propiedad de los rufianes, para que los niños,
arrancados de los pechos de sus madres, pidieran con sus vagidos unas sucias
monedas: sus cuerpos inmaduros sufrían unos suplicios indescriptibles. No toleró
tales monstruosidades el padre ausonio , el mismo que recientemente ha venido en
socorro de los tiernos efebos, para que una cruel lujuria no los dejara
estériles como varones. Te han querido anteriormente los niños y los jóvenes y
los ancianos; pero ahora te aman también, César, los niños de pecho. VIII (IX)
Justa correspondencia 374 1669 No te ha dejado nada en su testamento Fabio, a
quien tú, Bitínico, si mal no recuerdo, dabas seis mil sestercios anuales. A
nadie le ha hecho él un legado mayor. No te quejes, Bitínico: te ha legado seis
mil sestercios anuales IX (X) No puedes ser libre y glotón 1670 . Aunque cenas
fuera, Cántaro, muy a gusto, gritas y maldices y amenazas. Rebaja esos humos
tremendos, te lo aconsejo. No puedes ser libre y glotón 1669 Domiciano, que dio
un decreto contra la prostitución infantil y otro prohibiendo castrar a los
niños; cf. 9, 5, 4-7. 1670 Los mismos que ya no tienes que pagarle. 1671 Cf. el
modo de sentirse libre en 2, 53. 1671 . X (V) Los dos son listos Quieres casarte
con Prisco. No me sorprende, Paula, eres lista. Prisco no quiere casarte
contigo: también es listo él 1672 . XI El joven Eárino Nombre nacido con las
violetas y las rosas , con el que se denomina la mejor estación del año 1674 375
1673 , que sabe al Hibla y a flores áticas , que huele a los nidos del ave
maravillosa 1676 1675 . Nombre más dulce que el néctar divino, con el que
preferiría ser llamado el mancebo de Cibeles 1677 y el que le templa las copas
al Tonante , que si lo pronuncias en los salones paraísos, responden las Venus y
los Cupidos. Nombre ilustre, muelle, delicado: quisiera decirlo en un verso nada
tosco, pero tú, sílaba incorregible, te rebelas . No obstante, los poetas dicen
Eiarino, pero son griegos, a quienes nada les está vedado y en quienes no
desdice pronunciar Aares y Ares 1679 . A nosotros, que rendimos culto a unas
Musas más severas, no se nos permite ser tan expresivos. 1672 Paula quiere
casarse con Prisco porque es rico. Prisco no acepta a Paula porque no es casta.
1673 Se refiere, como después aclarará, al nombre de Eárino, liberto y favorito
de placer de Domiciano. Además de éste, le dedica los dos epigramas siguientes y
16, 17 y 36 del presente libro. 1674 La primavera, griego e[ar, latín uer. 1675
La miel del monte Hibla, en Sicilia, y la del monte Himeto, en Ática, eran
proverbiales por su calidad. Cf. 5, 39, 3, con la nota. 1676 El fénix, que hace
su nido con materias olorosas, cf. 6, 55, 2. 1677 Attis, cf. 5, 41, 2; 2, 86, 4;
10, 4, 3. 1678 Ganímedes. 1679 La e (breve) de Earinus impide que este nombre
pueda usarse en los versos empleados por Marcial. Una dificultad semejante en,
4, 31. 1680 En griego en el original. Escribimos Aares y Ares, para distinguir
entre “a” larga y breve, duplicando la vocal para la cantidad larga, como ya
hiciera el poeta Acio (s. II a. C.). Cf. etiam Lucil. 355, M 230; Introducción,
nota 223. 1678 1680 XII (XIII) El nombre de Eárino Tienes un nombre que designa
la estación del año nuevo, cuando las abejas cecropias devoran la breve
primavera. Un nombre que mereció ser pintado con una caña acidalia 1681 , que
Citerea se goza en bordar con su aguja. Un nombre como para que lo señalen unas
letras formadas con piedras eritreas 1682 , como para que lo señale una gema de
las Helíades desgastada por el pulgar 376 1684 1683 ; como para que las grullas
lo eleven hasta las estrellas escribiéndolo con sus alas ; que es digno de
resonar únicamente en la casa del César. 1685 XIII (XII) Charada sobre el mismo
nombre Si me diera el nombre el otoño, me llamaría Opórinos; si la hórrida
estrella del invierno, Quimérino; derivándolo de los meses estivales, tú me
llamarías Térino. Al que le dio nombre la estación primaveral, ¿quién es? 1686 .
1681 Del Ática, cuya capital, Atenas, era la ciudad de Cécrope, su fundador. Cf.
el epigrama anterior, v. 3. 1682 La fuente Acidalia en Beocia, donde se lavan
las Gracias, consagrada a Venus. Marcial parece querer decir que las Gracias
bien podían entretenerse en escribir el nombre de Earino en la arena, utilizando
para ello una caña, igual que Venus Citerea lo borda con su aguja. 1683 Perlas
del golfo de Omán y mar Arábigo. 1684 El ámbar, salido de las lágrimas de las
Helíades por la muerte de su hermano Faetón. Al frotarlo, el ámbar despide un
agradable olor 1685 Según la tradición, Palamedes inventó la letra Y al ver el
vuelo de las grullas en forma de cuña. La Y se transcribe en latín por V, que es
la inicial del nombre de la primavera (ver, veris), de cuyo nombre en griego
(cf., supra, 11, 1, con la nota) deriva el de Eárino, “el primaveral”. 1686 Como
bien se ve, se trata de una charada sobre el nombre de Eárino a partir de otros
términos griegos relacionados con las otras tres estaciones. XIV No te ama a ti,
ama a tu cena Éste a quien tu mesa, éste a quien tu cena te lo han ganado como
amigo, ¿piensas que es un corazón de amistad fiable? Le gusta el jabalí , los
salmonetes, las tetas de cerda 1688 377 1687 , las ostras, no tú. Si yo diera de
cenar así de bien, sería amigo mío. XV Más claro, imposible Sobre las tumbas de
sus siete maridos, la criminal de Cloe escribió: “Lo he hecho yo”. ¿Puede haber
menos doblez? 1689 . XVI El espejo y la cabellera de Earino Este espejo,
consejero de su hermosura, y estos suaves cabellos los ha depositado como
sagrados presentes para el dios de Pérgamo aquel niño más grato a su dueño en
todo el palacio, el que con su nombre señala la época de la primavera 1691 1690
. ¡Dichosa la tierra que cuenta con tal presente! No preferiría tener ni la
cabellera de Ganímedes. 1687 Cf. 1, 43, 2, con la nota. 1688 Cf. 7, 78, 3, con
la nota. 1689 Cloe quiso decir “los sepulcros”; Marcial entiende “los muertos”.
1690 Esculapio, a quien los jóvenes dedicaban el corte de su cabellera infantil
al entrar en la virilidad. 1691 Eárino; cf., supra, 9, 11-13. Venerable nieto de
Latona 1692 XVII El mismo tema , que con hierbas medicinales desarmas a los
ovillos y a los rápidos husos de las Parcas, esta cabellera elogiada por su
señor, en cumplimiento de su promesa, te la envía desde la ciudad del Lacio
aquel niño compatriota tuyo y a la cabellera que te consagra ha añadido el disco
resplandeciente 1694 1693 a cuyo arbitrio estuvo a buen resguardo su rostro
afortunado. Tú consérvale su encanto juvenil, no sea que haya estado más hermoso
con la melena larga que recortada. XVIII La casa de Marcial no tiene agua Tengo
—y hago votos por que, con tu protección, César, sea por mucho tiempo— una
mínima casa de campo y tengo un pequeño hogar en la ciudad. Pero un encorvado
cigoñal eleva desde un pequeño valle unas trabajosas aguas para dárselas a mis
huertos sedientos; mi casa, seca, se lamenta de no beneficiarse de agua alguna,
siendo así que el agua Marcia resuena con su caudal vecino mío. El agua que
dieres, Augusto, a mis penates, ésa sería para mí la fuente de Castalia o la
lluvia de Júpiter 1697 . 1692 Esculapio, hijo de Apolo, hijo de Latona. 1693
Eárino procedía de Pérgamo; cf. Estac. Silv. 3, 4, 12. 1694 El espejo en que se
miraba; cf., 9, 16, 1. 1696 1695 Sobre el esfuerzo que exigía el manejo de esta
pértiga para elevar agua, cf. Suet., Tib. 51, cuando habla de condemnare aliquem
in antliam. 1696 Uno de los once acueductos que hacían de Roma la ciudad de las
fuentes. Fue construido por Q. Marcio Rex en 144 a. C. Sus fuentes estaban a más
de 90 Km de Roma y aportaba un caudal de 190.414 m 3 diarios, sólo superado por
el Anio nouus (192.363 m 3 ), comenzado por Calígula y terminado por Claudio.
Pero Marcial sigue sin agua en su casa; cf. 8, 47, 7. Cf. etiam 5, 20, 9, con la
nota. 1697 La fuente de Castalia debe su nombre a la ninfa que se ahogó en ella
huyendo de Apolo. La lluvia de Júpiter hace referencia al mito de Dánae,
fecundada por Júpiter metamorfoseado en lluvia de oro para poseerla y de cuya
unión nació Perseo. El agua del César, por tanto, traerá al poeta inspiración
(Apolo) y fecundidad (Dánae). 378 1695 XIX Quieres cenar, no bañarte Elogias con
trescientos versos los baños de Póntico, que da bien de cenar, Sabelo. Quieres
cenar, Sabelo, no bañarte. XX El solar de la casa natal de Domiciano Esta que se
abre de par en par y se cubre tanto de mármoles como de oro, fue la tierra que
conoció la infancia de nuestro señor . ¡Feliz ella! ¡Con qué grandes vagidos
resonó y qué manos vio andar a gatas y les dio apoyo! Aquí se alzaba la
venerable casa que dio al mundo lo que Rodas y lo que la religiosa Creta al
cielo estrellado 1699 379 1698 . Los curetes protegieron a Júpiter con el ruido
de unas armas como las que eran capaces de sostener los frigios castrados; en
cambio a ti te protegió el padre de los dioses y para ti, César, en lugar de la
lanza y el escudo tenía el rayo y la égida 1700 . XXI ¿Qué es mejor? Artemidoro
tiene un querido, pero ha vendido su campo; Caliodoro tiene un campo en lugar de
un querido. Dime cuál de estos dos ha gestionado mejor su hacienda, Aucto:
Artemidoro ama, Caliodoro ara. 1698 El templo de los Flavios, construido por
Domiciano sobre el solar de la casa en que nació, Suet. Dom. 1. 1699 Cada isla
aportó un dios. Rodas dio a Helios, identificado con el Sol, a Palas o a
Poseidón. De Creta procede Júpiter, cuyo llanto de recién nacido taparon los
curetes haciendo ruido con sus armas para evitar que lo oyese su padre, Cronos,
y lo devorase. Marcial confunde los curetes con “los frigios castrados” de
Cibeles, los coribantes. 1700 La lanza y el escudo eran las armas de los curetes;
la égida y el rayo, las de Palas, protectora de Domiciano. XXII Si yo fuera
rico... Tal vez piensas, Pastor, que yo pido riquezas por lo mismo por lo que
las pide la gente y la multitud ignorante; a saber, para que los terrones
setinos desgasten mis legones y un campo etrusco resuene con innumerables
cadenas de esclavos; para que cien veladores mauritanos estén sostenidos por
colmillos líbicos y láminas de oro crujan en los divanes de mi triclinio y mis
labios no rocen más que cristales de marca y mi falerno vuelva negra a la nieve
; para que unos costaleros sirios vestidos con lana canusina 1704 suden con los
varales 1703 y mi silla de manos se vea rodeada de clientes bien arreglados;
para que mis convidados, hartos de vino, se enciendan con mi copero, al que uno
no querría cambiar ni por Ganímedes; para que una mula llena de barro me ensucie
mis capas tirias 1706 1705 380 1702 1701 y la vara de un masilo gobierne mi
caballo . No hay nada de eso. A los dioses del cielo y a las estrellas pongo por
testigos. —Entonces, ¿qué? 1708 —Para hacer regalos, Pastor, y construir XXIII
¿Dónde está tu corona de laurel? 1709 . —¡Oh, Caro, tú que has tenido la suerte
de amarillear con el oro virginal , dime dónde tienes la corona de Palas! —Mira,
¿no ves refulgente el rostro de mármol 1701 De Setia, actual Sezze, famosa por
sus viñedos. Cf. 4, 69, 1, con la nota; 6, 86, 1; 10, 14, 5; 74, 11; 12, 17, 5;
13, 23; 112; 124. 1702 Cf. 2, 43, 9, con la nota. 1703 Al pasarlo por el filtro.
Cf. 6, 86, 1, con la nota. 1704 De Canusio, en Apulia, a orillas del Aufido, hoy
Canosa di Puglia, provincia de Bari. Su lana era muy buena, pero tiraba a
obscura; cf. 14, 127; Plin. N. H. 8, 190-191. 1705 Entiéndase, de la litera y de
la silla de manos o palanquín. 1706 De púrpura. 1707 Los masilos, vecinos de los
númidas, no usaban ni bridas, ni frenos; gobernaban sus caballos únicamente con
una varita. 1708 Entiéndase, “¿para qué quieres las riquezas?”. 1709 No es
segura la interpretación del epigrama. Puede entenderse en serio y manifestaría
lo que Marcial haría si fuera rico. Pero quizás sea una pura ironía contra las
prodigalidades a lo loco y el afán de construir que se advertía por todas
partes, queriendo imitar todos al emperador. 1710 De Minerva, la diosa virgen.
Caro había conseguido el triunfo en el concurso anual de poesía instituido por
Domiciano en honor de Minerva en su villa albana; cf. 4, 1, 5; Suet. Dom. 4, 4.
El premio era una corona de olivo y oro. El poeta la colocó sobre la cabeza de
un busto del emperador. 1707 1710 de nuestro señor? A esta cabellera ha ido de
buen grado mi corona. Envidia puede tener la devota encina del olivo albano,
porque éste se le ha adelantado a ceñir la invicta cabeza 1712 . 1711 XXIV Has
conseguido corona y estatua del César ¿Quién, al reproducir en un busto las
facciones del emperador, ha superado con el mármol latino al marfil de Fidias?
Ésta es la faz del mundo , éste es el rostro de un Júpiter sereno: así truena
aquel dios cuando truena sin haber nubes. No te ha concedido Palas una corona
sola, Caro; la imagen de nuestro señor, ésa que veneras, te la ha dado ella. XXV
¿Por qué no mirar a las personas hermosas? 381 1713 Cada vez que me fijo en tu
Hilo cuando sirve el vino, me lo censuras, Afro, con una mirada más que torva.
¿Qué delito, pregunto, qué delito hay en mirar a un camarero que es un bombón?
Miramos el sol, las estrellas, los templos, los dioses. ¿He de apartar la vista,
como si las copas me las ofreciera la Gorgona y buscara mis ojos y mi cara? 1714
. Feroz era Hércules, pero permitía mirar a Hilas ; a Mercurio se le consiente
jugar con Ganímedes. Si no quieres que los convidados miren a tus delicados
camareros, invita, Afro, a los Fineos y a los Edipos 1711 Devota de Júpiter, a
quien estaba consagrada. 1716 . 1715 1712 El poeta sugiere que Caro obtendrá
luego el premio en el certamen Capitolino, cuyo premio era una corona de encina,
que irá a parar a la misma cabeza de Domiciano. 1713 Expresión cortesana que ya
vemos en Ovidio, refiriéndose a Augusto: patriae faciem sustinet (Pont. 2, 8,
20). 1714 Los que miraban el rostro de la Gorgona cara a cara quedaban
convertidos en piedra. 1715 Cf. 5, 45, 5, con la nota. 1716 Es decir, a los
ciegos. Fineo, famoso adivino de Tracia, dejó ciegos a los hijos que había
tenido de su primera mujer y Zeus lo castigó dejándolo ciego también a él.
Edipo, héroe tebano, se vació los ojos al enterarse de que había matado a su
padre y que se había casado con su madre. XXVI La musa humilde tiene su gracia
Quien se atreve a enviar poemas al elocuente Nerva, a ti, Cosmo, te dará pálida
esencia glaucina 1717 , violetas y blancos ligustres a un jardinero pestano ,
miel corsa dará a las abejas hibleas . Pero, sin embargo, también tiene su
encanto una musa humilde: apetecen las vulgares aceitunas teniendo sobre la mesa
una lubina. Y no te resulte extraño 1720 1719 que mi Talía, consciente de la
poquedad de su poeta, haya temido tu juicio: hasta el mismo Nerón dicen que le
tuvo respeto a tu oído, cuando, de joven, representó para ti una obra
licenciosa. XXVII Un afeminado corruptor Aunque llevas depilados, Cresto, los
cojones, y la minga igual que el cuello de un buitre, y la cabeza más monda que
los culos prostituidos, y aunque no queda ni un pelo en tus piernas y las pinzas
limpian crueles tu bozo canoso, hablas de los Curios, de los Camilos, de los
Quincios, de los Numas, de los Ancos y de todos los hombres de pelo en pecho que
alguna vez hemos leído, y gritas en tono grandilocuente y amenazador y te
querellas con las representaciones teatrales y con tu época. Pero si entremedias
te tropiezas con un joven sodomita, liberado ya de su pedagogo, y cuyo pene
turgente ha desfibulado el herrero 382 1722 1721 1718 , lo llevas contigo, 1717
Cosmo es un famoso perfumista, cf. 1, 87, 2; 3, 55, 1; 11, 8, 9, etc. La esencia
glaucina es un perfume que se extraía del glaucium flavum, la adormidera marina,
planta de la familia de las amapolas. 1718 De Paestum o Posidonia, hoy Pesto, en
la rinconada sur del golfo de Salerno, antiguamente llamado golfo de Pesto. Eran
muy famosas las rosas que se criaban en sus campos; cf. 4, 42, 10; 5, 37, 9; 6,
80, 6; 12, 31, 3. 1719 La miel de Córcega era inferior en calidad a la siciliana
del monte Hibla; cf. 5, 39, 3, con la nota. Por lo demás, Marcial enumera unos
regalos improcedentes, como si dijera: Ir con poemas a Nerva es como regalar un
mal perfume al mejor perfumista, flores ordinarias a quien dispone de las
mejores rosas, miel mala a las abejas que producen la mejor. 1720 El poeta se
dirige a Nerva. Cf. 8, 70, 7-8. 1721 Grandes personajes de la Roma republicana y
monárquica, modelos de virtudes cívicas; cf. 1, 24, 3, con la nota. 1722 Se
refiere a que al joven le han quitado la fíbula, una especie de cinturón de
castidad, que con frecuencia obligaban a llevar a los adolescentes; cf. 7, 82,
1, con la nota. llamándolo con un guiño, y vergüenza da decir, Cresto, lo que
haces con tu lengua catoniana 1723 . XXVIII El mimo Latino Honor amable de la
escena, gloria de los juegos públicos, yo soy el famoso Latino —tus aplausos y
tus delicias— que fui capaz de convertir a Catón en espectador 1724 1725 , de
relajar la seriedad de los Curios y Fabricios . Pero mi vida no ha copiado nada
de nuestro teatro y me guío tan sólo por las normas escénicas 383 1726 . Y no
podría agradar a nuestro señor sin moralidad: ese dios escudriña bien adentro de
los corazones. Vosotros llamadme parásito del laureado Febo , con tal que Roma
sepa que soy el servidor de su Júpiter 1729 . XXIX La hechicera Filenis 1728
Después de haber sobrepasado cumplidamente, Filenis, los siglos de la vejez de
Néstor , ¿tan rápidamente has sido arrastrada hasta las aguas infernales de Dite
1731 1730 ? Todavía no contabas los muchos años de la Sibila de Eubea ; era
mayor ella por tres meses 1733 1732 . ¡Ay, qué lengua ha enmudecido! No la
acallaban mil subastas de 1723 Con la que profieres sentencias morales propias
de Catón, o te presentas como un tercer Catón. 1724 Sobre este actor de mimos,
cf. 1, 4, 5; 2, 72, 3; 3, 86, 3; 5, 61, 11; 13, 2, 3. 1725 Cf. 1, praef., 7 y 3.
1726 Curio Dentado y Cayo Fabricio Luscino; cf. 1, 24, 3. 1727 Es como si
Latino, parafraseando al propio Marcial (1, 4, 8), dijera: Mi teatro es obsceno;
mi vida, honrada. 1728 Así solían llamarse los mimos, por estar agrupados en un
gremio con ese nombre. 1729 Domiciano; cf. Suet. Dom. 15, 3. 1730 Cf. 2, 64, 3,
con la nota. 1731 Plutón, dios de los infiernos. 1732 De Cumas, que era colonia
de Calcis, en Eubea. 1733 La ironía es evidente, habida cuenta que, cuando fue a
visitarla Eneas, la Sibila de Cumas tenía 700 años. 1727 esclavos, ni la turba
de los devotos de Serapis , ni la cuadrilla de cabelleras rizadas de un maestro
madrugador 1735 1734 , ni las riberas que retumban con la bandada del Estrimón
1736 . ¿Qué hechicera sabrá ahora hacer bajar la luna con su rombo tesalio? .
¿Qué celestina sabrá vender tal o cual lecho nupcial? Que la tierra te sea leve
y que te cubra una suave arena, no sea que no puedan los perros desenterrar tus
huesos XXX La esposa amante Antistio Rústico ha muerto en las crueles tierras de
los capadocios . ¡Oh tierra culpable de un crimen detestable! Nigrina ha
repatriado en su regazo las cenizas de su amado marido y se ha quejado de que
los caminos no hayan sido suficientemente largos. Y al dar la urna sagrada a la
tumba —de la que siente envidia—, luego de haberle arrebatado a su marido, le
parece que ha enviudado dos veces 1740 . 1734 En los misterios de Isis, los
iniciados rompían en un clamor estentóreo en el momento en que se descubría el
cuerpo de Osiris, cf. Juven. 8, 28. Sobre el culto de Isis en Roma y sus mitos,
cf. mi Vrbs Roma, III, 226-227. 1735 Las escuelas se abrían muy temprano y
funcionaban en medio de una gran algarabía; cf. 9, 68, y mi Vrbs Roma, I,
394-96. 1736 El Estrimón, es un río de Tracia y Macedonia, en cuyas riberas se
congregan las grullas para emigrar; cf. Lucan. 3, 199; 5, 711; Juven. 13,
167-170. Virg. Georg. 1, 120. 1737 Este instrumento mágico era un rombo de
madera o de metal atado a una cuerda y al que la hechicera imprimía un de
movimiento de rotación. Con ello se obtenía un zumbido que acompañaba el canto
mágico, en medio del cual anunciaba la hechicera el porvenir; cf. Hor. Ep. 17,
6-7; Ovid. Am. 1, 8, 7; Prop. 2, 21, 11; 28b, 1; 3, 6, 26; Mart. 12, 57, 17.
1738 Esta variante de la fórmula se halla en la Antología Griega; cf. Anth.
Palat. 11, 226. El sarcasmo se hace más evidente por contraste con otros pasajes
del propio Marcial; por ejemplo, 1, 88, 2; 5, 34, 10; 11, 14, 2. 1739 Cf. 6, 85,
3-4. 1740 Otro tipo de esposa amante en 4, 75. 384 1738 1739 . 1737 XXXI El
sacrificio de la oca Cuando Velio andaba de compañero inseparable de las armas
árticas del César, hizo a Marte voto de esta ave por su jefe . La luna no había
completado en su totalidad cuatro veces dos ciclos 1742 1741 y ya el dios estaba
reclamando el voto que se le debía: la oca fue ella misma, corriendo gozosa,
hasta su altar y fue inmolada como víctima menor sobre el fuego sagrado. ¿Ves
que del pico abierto del ave cuelgan ocho monedas? No hace nada que éstas las
tenía guardadas en sus entrañas. La víctima que ofrece por ti, César, un
sacrificio de buen agüero con plata, no con sangre, nos enseña que ya no hay
necesidad de las armas 1744 . XXXII Éstas son las que me gustan 385 1743 Quiero
a la que va de mujer fácil, a la que hace la calle ligera de ropa ; quiero a la
que ya antes se ha entregado a mi esclavo; quiero a la que se compra por entero
con un segundo denario ; quiero a la que ella sola da abasto a tres a la vez. A
la que exige dineros y habla con palabras altisonantes, que se la tire una picha
de la grosera Burdeos. 1746 1741 Una oca, símbolo de la salvación de Roma, en
recuerdo de las que salvaron el Capitolio cuando la invasión gala. 1742 Quiere
esto decir que la guerra sármata no llegó a durar ocho meses. 1743 Era de buen
agüero que la víctima fuera hasta el altar del sacrificio por su propio pie.
1744 Esto es, nos augura la paz. La adulación se sirve de la religiosidad. Era
lo que se estilaba en el reinado de Domiciano, “nuestro dios y señor”, como él
quería ser llamado; cf. 5, 8, 1; 7, 34, 8. 1745 Palliolata, en el texto; esto
es, “vestida con un capillo”. Esta prenda ( palliolum) era una especie de manto
griego (pallium), pero en pequeño, como si dijéramos una esclavina larga, y con
capucha. En este contexto, sin embargo, no creemos que sea pertinente la
capucha, sino el tamaño de la prenda, pues siempre se ha utilizado la ropa
“mini” como reclamo callejero del oficio más antiguo del mundo. 1746 Esto es, el
primer denario incluye “el servicio mínimo” y el segundo, lo que al cliente se
le apetezca. Estas meretrices se llamaban diobolares, “de dos óbolos”, indicando
su doble tarifa a la vez que su poco precio. Cf. P. Fest. 65, 8 L.; Varr. L. L.
7, 64; Plaut. Poen. 270: Seruolorum sordidulorum scorta diobolaria; y cf. Pseud.
648 y 656, con variantes en la lectura. 1745 XXXIII Los honores de rigor En el
baño en que oyeres, Flaco, un aplauso, que sepas que allí está el cipote de
Marón. XXXIV Júpiter siente envidia de Vespasiano Júpiter se rió de las mentiras
de su sepulcro del Ida al ver los templos Flavios de nuestro augusto firmamento
1748 386 1747 y, en medio del banquete, saturado ya de abundante néctar, al
pasar él mismo la copa a su hijo Marte, mirando a la par a Febo y a la hermana
de Febo 1749 , con quienes estaban el Alcida y el fiel arcadio , dijo: “Vosotros
me habéis dedicado los monumentos de Gnosos ; fijaos cuánto más vale ser el
padre del César” 1752 . XXXV Las artes de un parásito 1751 Con estas artimañas
te ganas siempre, Filomuso, la cena, inventándote la mayoría de las cosas, pero
contándolas como si fueran de verdad. Sabes en qué está pensando Pácoro en el
palacio de los arsácidas, cuentas los efectivos del Rin y de Sarmacia, desvelas
las palabras del caudillo dacio confiadas a los escritos, ves los laureles de la
victoria antes de que lleguen, sabes cuántas veces la morena Siena 1753 se 1747
El monte Ida estaba en Creta y en él se enseñaba un monumento al que llamaban el
sepulcro de Júpiter, cf. Cic. Nat. Deor. 3, 42. Pero los cretenses tenían fama
de mentirosos. 1748 Los templos construidos por Domiciano han transformado el
horizonte romano, con sus siluetas recortándose en el cielo. Cf. 9, 3, 12. 1749
Diana. 1750 Hércules y Mercurio, ejemplo de fidelidad hacia Júpiter, nacido y
criado en el monte Cilene, en Arcadia. 1751 En Creta, no lejos del monte Ida.
1752 Es decir, Vespasiano, padre de Domiciano. 1753 Rey de los partos (78-112).
1754 Cf. 5, 13, 7, con la nota. 1750 1754 empapa del Júpiter de Faros , sabes
cuántos barcos zarpan de la costa líbica, para la cabeza de quién nacen los
olivos de Julo 1755 , para quién reserva el padre celestial su corona. Déjate de
tus artimañas, hoy cenarás en mi casa con esta condición: que no me cuentes,
Filomuso, ninguna novedad. 1756 XXXVI Júpiter sólo tiene un Ganímedes, Domiciano
muchos Al copero ausonio , al poco de haberse cortado la cabellera, lo había
visto el niño frigio 1758 1757 , el conocido disfrute del otro Júpiter : “Lo que
tu César, fíjate, ha permitido a su favorito, permíteselo tú al tuyo, supremo
rector del mundo” —le dice—; “ya mi primer bozo se tapa con mis largos cabellos,
ya se me ríe tu Juno y me llama hombre”. Díjole el padre del cielo: “Oh, mi niño
queridísimo, lo que pides no te lo niego yo, sino la realidad misma: mi César
tiene mil camareros similares a ti y en su palacio tan espacioso apenas caben
los varones estrella; pero si el corte de tu melena te diera cara de hombre,
¿qué otro tendré para escanciarme el néctar?”. 387 1759 XXXVII Aunque la mona se
vista de seda... Aunque estés en tu casa y te acicales en plena Subura, y te
hagan las melenas, Gala, que te faltan, y te quites de noche los dientes igual
que las sedas, y te acuestes condimentada con cientos de mejunjes, y ni tu cara
duerma contigo, guiñas con el entrecejo ese que te han puesto por la mañana y no
tienes respeto alguno a tu coño encanecido, al que ya puedes contar entre tus
abuelos. Me prometes, no obstante, mil cosas; pero mi picha es sorda y, por más
que sea tuerta, sin embargo ella te ve. 1755 El Nilo, identificado con
Osiris-Júpiter, que tenía su templo en la isla de Faros, junto a Alejandría.
1756 Como si dijera “a quién se impondrá una corona hecha con ramos de los
olivos de Alba Longa”, cuyo fundador mítico fue Julo, el hijo de Eneas. Es una
alusión a la corona del certamen poético de Alba, igual que a renglón seguido se
alude a la del certamen Capitolino; cf., supra, 23, con las notas. 1757 Eárino,
cf. 9, 16 y 17. 1758 Ganímedes, nacido en Troya, era hijo de Tros, príncipe
frigio, y de Calírroe. Hermanos suyos fueron Asáraco e Ilio, el fundador de
Troya, a la que puso el nombre de su padre. 1759 “El uno”, es el nuestro,
Domiciano; “el otro”, el del cielo, el Tonante. XXXVIII Un hábil malabarista
Aunque a toda velocidad hagas, Agatino, los juegos más expuestos, sin embargo no
conseguirás que se te caiga el escudo . Te sigue aunque tú no quieras y,
revolviéndose por los aires transparentes, se posa ora en tu pie ora en tu
espalda, en la cabeza o en una uña. Aunque el estrado esté escurridizo por la
lluvia de azafrán 1761 388 1760 y huracanados vientos del sur arranquen los
toldos plegados , [el escudo], sin hacerle ni caso, recorre de punta a cabo los
miembros seguros del mozo y ni el viento ni el agua perjudican en nada al
artista. Aunque quieras errar, por más que pongas todo de tu parte, no puedes
fallar: te hace falta técnica para que se te caiga el escudo. XXXIX El
cumpleaños de Cesonia El día primero en amanecer para el Tonante del Palatino
fue éste: en él habría querido Cibeles haber parido a Júpiter; en éste nació
también la virtuosa Cesonia, mujer de mi querido Rufo: ninguna otra hija está
más en deuda con su madre. Su marido se alegra por la doble suerte de sus
plegarias, puesto que le ha tocado amar por dos veces este día. 1760 Los
malabarismos los hacía con el escudo. 1763 1761 Corycio nimbo, en el texto, “por
un chaparrón de Córicos”. Esta ciudad de Cilicia era famosa como puerto
exportador del azafrán de la región; cf., 3, 65, 2, con la nota; 8, 14, 1. 1762
Se refiere al uelarium, el toldo que se extendía sobre los graderíos para
proteger a los espectadores del sol y que había que retirar cuando el viento era
excesivo, dejando el local expuesto a la intemperie; cf. 11, 21, 6; 14, 29; mi
Vrbs Roma, II, 381-382. 1763 Había nacido Domiciano el 24 de octubre del año 51
d. C. 1762 XL El voto de la mujer salva al marido Cuando Diodoro, habiendo
dejado Faros, se dirigía a Roma, al certamen de Tarpeya , Filenis, por el
regreso de su marido, hizo voto de chuparle como una muchacha sencilla eso que
hasta las castas sabinas buscan. Desvencijada la nave por una funesta tormenta,
Diodoro, sumergido entre las olas y quebrantado por el mar, salió a nado en
busca del voto. ¡Oh, demasiado tardo y perezoso marido! Si mi chica hubiera
hecho un voto semejante en la costa, yo hubiera vuelto sin pérdida de tiempo.
1764 XLI Contra el vicio solitario Póntico, eso de que nunca echas un polvo,
sino que utilizas de concubina la izquierda y tu mano está al servicio de Venus
como amante, ¿crees que no tiene ninguna importancia? Es un crimen, créeme, pero
enorme; tanto, que difícilmente le cabe a uno en la cabeza. La verdad, Horacio
echó un solo polvo para engendrar trillizos 1765 1766 ; uno solo Marte, para que
la casta Ilia pariera mellizos . Todo se habría perdido, si, masturbándose uno y
otro, hubieran encomendado a sus manos unos goces asquerosos. Créete que la
misma naturaleza de las cosas te dice: “Eso que desperdicias con tus dedos,
Póntico, es una criatura humana”. XLII Súplica a Apolo en favor de Estela Así te
hagas rico, Apolo, con las campiñas de Mirina 389 1768 1767 ; así disfrutes
siempre de los viejos cisnes 1769 ; así tengas a tu servicio a las doctas
hermanas y tu sacerdotisa 1764 La fama del certamen Capitolino y el ansia de
triunfar en él atraía a contendientes de todo el imperio. Cf. 4, 1, 6, y, supra,
9, 23, con sus notas; 35, 10. 1765 Curiosamente, la mano sexualmente activa era
la izquierda; cf. 11, 73, 4. 1766 Los tres campeones romanos que lucharon con
los Curiacios, trillizos de Alba; cf. Liv. 1, 24-26. 1767 Rómulo y Remo. 1768 En
Mirina de Eolia, en la isla de Lemnos, tenía Apolo un antiguo oráculo. délfica
no mienta a nadie; así te honre y te ame el Palatino 390 1770 : que los doce
fasces , a ruego tuyo, se los conceda rápido a Estela nuestro buen César y le dé
su anuencia. Entonces yo, feliz y deudor de una ofrenda, llevaré a sacrificar
ante tus aras rústicas un ternero con los cuernos dorados. Ya ha nacido la
víctima, Febo: ¿por qué das largas? XLIII Una estatua de Hércules Éste que,
sentado, ablanda la dureza de las rocas tendiendo una piel de león —un dios
grande en un diminuto bronce— y que, echando su cabeza hacia atrás, mira las
estrellas que sostuvo , cuya izquierda se entretiene con una clava de encina y
la derecha con una copa de vino puro, no es una fama ni una gloria reciente de
nuestros cinceles 1773 1772 ; estás viendo un noble obsequio y una obra de
Lisipo . A esta divinidad la tuvo la mesa del monarca peleo 1775 1774 , que,
victorioso sobre el mundo tan rápidamente subyugado 1776 , está muerto. Por éste
había jurado Aníbal, siendo un niño, ante los altares líbicos; éste había
ordenado al feroz Sila 1777 que depusiera su tiranía. Ofendido por los terrores
inflados de orgullo de las cortes inconstantes, ahora se goza en habitar en un
hogar privado y, como antaño fue convidado del tranquilo Molorco 1778 , así ha
querido ser el dios del docto Víndice. 1769 Según una tradición, los cisnes sólo
cantan cuando su muerte está próxima y, por eso, están dedicados a Apolo; cf.
Cic. Tusc. 1, 73, fundado en Plat. Fedr. 85 B; lo niega, sin embargo, Plin. N.
H. 10, 63. 1770 Es decir, los palacios imperiales o, lo que es lo mismo, la
familia imperial. 1771 El consulado; cf. 8, 66, 3. 1772 Para que Atlas
descansara, Hércules lo relevó temporalmente en la misión de sostener el mundo
sobre sus espaldas. 1773 El verso se repite casi literalmente en 14, 93, 1. 1774
Sin duda el artista lo hizo como obsequio a su gran protector, Alejandro.
Representaba a Hércules sentado a la mesa. Fue descrita largamente por Estacio,
en Silv. 4, 6, 32-109. 1775 Alejandro Magno había nacido en Pella, Macedonia.
Juvenal (10, 168) también lo llama Pellaeus iuuenis. Y “peleos” se llaman otros
lugares frecuentados por Alejandro, como Alejandría y Egipto; cf. 13, 85, 2.
1776 Alejandro conquistó el inmenso imperio persa en tan sólo cuatro años
(334-331) y antes de cumplir él los 26. 1777 Hércules. 1778 Se da a entender
que, después de Alejandro, la estatua había pertenecido a Aníbal y a Sila. 1779
El pastor que acogió en su cabaña a Hércules antes de emprender la lucha con el
león de Nemea; cf. 4, 64, 30. 1779 1771 XLIV El autor de la misma estatua Hace
poco preguntaba yo al Alcida de Víndice de quién era feliz obra y trabajo. Se
rió, pues lo tiene por costumbre, y con un ligero movimiento de cabeza me dijo:
—¿Pero es que, siendo poeta, no sabes griego? La base está grabada e indica el
nombre. —“De Lisipo”, leo. Pensé que era de Fidias 1780 XLV Prometeo 391 1781 .
No hace mucho, Marcelino, habías soportado como soldado las Osas hiperbóreas y
las constelaciones perezosas del cielo gético . Mira, ¡qué de cerca van a ver
ahora tus ojos la roca y la leyenda de la montaña de Prometeo! 1782 Una vez que
veas las rocas a las que apelaron a gritos los lamentos sin medida del anciano,
dirás: “Él fue más duro”. Y tienes licencia para añadir esto: “Quien fue capaz
de soportar tales tormentos, ése había modelado merecidamente al género humano!”
XLVI Gelio está siempre de obras Gelio está siempre de obras. Ora pone los
umbrales ora arregla las llaves y compra cerraduras; ahora rehace y cambia estas
ventanas, ahora aquellas otras. Con tal de estar sólo de obras, él hace
cualquier cosa, de forma que al amigo que le pide unas monedas Gelio puede
decirle únicamente estas palabras: “Estoy de obras” . 1780 Hércules, nieto de
Alceo a través de Anfitrión, su padre putativo. 1781 Los artistas ponían su
nombre únicamente al pie de las estatuas más notables. 1782 Cf. 6, 25. 1783 El
Cáucaso. 1784 Prometeo modeló con barro a los primeros hombres, a los que hizo
caminar erguidos, a diferencia de los animales. Como don les dio el fuego, que
había conseguido enciendo una antorcha en el sol. Con ello provocó los celos de
Júpiter, que, después de sucesivos y recíprocos engaños, lo condenó a estar
atado de por vida en la cumbre del Cáucaso, donde un buitre le comía la
entrañas, que se iban renovando sin cesar, para que el suplicio no acabara
nunca. 1785 Evidentemente, como pretexto para no dar nunca nada a los amigos.
1783 1784 . 1785 XLVII Filósofo, pero maricón A los Demócritos, a los Zenones y
Platones, que no has visto ni por el forro, y a todos aquéllos que se
representan desaliñados en bustos greñudos, los mencionas como si fueras el
sucesor y heredero de Pitágoras. Y, ciertamente, no te cuelga una barba menos
corrida. Pero —algo que para los que huelen a boque es deseable y vergonzoso
para los de pelo en pecho— a ti te gusta tenerla tiesa entre tus muelles nalgas.
Tú que conoces los orígenes y el peso de las escuelas filosóficas, dime, Pánico,
¿qué principio filosófico es que a uno se la metan?. XLVIII Promesas sospechosas
Como jurabas por lo más sagrado y por tu vida que me tenías, Gárrico, como
heredero de la cuarta parte de tus bienes, me lo creí —pues, ¿quién va a
desaprobar gustosamente sus propios deseos?— y alimenté mi esperanza incluso
haciéndote regalos; entre ellos te envié un jabalí laurentino de un peso poco
corriente: podrías pensar que era el de la etolia Calidón 1788 1787 . Pero tú,
sin pérdida de tiempo, invitaste a cenar lo mismo al pueblo que a los senadores:
todavía la pícara Roma está eructando mi jabalí. Yo mismo, —¿quién lo creería?—
no me incorporé ni como el último de los invitados, pero tampoco se me ofreció
una costilla ni se me envió la cola . De tu cuarta parte, ¿qué esperanzas puedo
tener, Gárrico? De mi jabalí no me ha llegado ni una onza. 1790 1786 Hircosis
serum est, en el texto; esto es, “para los maricones llega tarde > lo están
deseando”. A los aficionados a cualquier desviación sexual Marcial los
caracteriza repetidas veces por el mal olor, cuya máxima expresión es el del
macho cabrío; cf. 2, 12; 10, 98, 10; 11, 30, 2; 12, 59, 5; 85, 1. 1787 De
Laurento, aldea del Lacio, en la costa, a unos 5 Km al sur de Ostia. Los
jabalíes de esta zona eran de buena talla; pero, al decir de Horacio (Sat. 2, 4,
40-42), su carne tenía mal sabor, pues no se alimentaba de bellotas, como el de
Umbría, sino de ovas y cañas. Cf. 1, 43, 2, con la nota. 1788 Como el de
Meleagro; cf. Spect. 15, 2, con la nota. 1789 Leemos callida, con Lindsay;
otros, pallida, descolorida por la indigestión. 1790 Este bocado tenía
connotaciones sexuales; cf. Testamentum porcelli, 3: Et de meis uisceribus dabo
donabo […] puellis caudam, “y de mis vísceras daré y donaré […] a las muchachas
la cola”. 392 1789 1786 XLIX Esta toga ya es mía Ésta es la famosa toga tan
cantada en mis libritos , la que mis lectores conocen muy bien y le tienen
cariño. Antaño fue de Partenio 393 1791 , regalo memorable de un poeta 1793 1792
. Con ella iba yo como un caballero digno de ver, mientras era nueva, mientras
resplandecía esplendorosa por la pureza de su lana y mientras hacía honor al
nombre de su donante . Hogaño, vieja y difícilmente aceptable para un pordiosero
tiritando de frío, podría uno llamarla “nívea” 1794 con pleno derecho. ¿Qué no
consumís los largos días, qué no los años? Esta toga ya no es parteniana, es mía
1795 L Poemas cortos, pero llenos de vida Que mi ingenio es muy poquita cosa, lo
pruebas, Gauro , así: según tú, hago poemas que gustan por su brevedad. Lo
reconozco. Pero tú, que escribes en doce libros las grandes batallas de
Príamo,¿eres un hombre grande? Yo hago vivir al niño admirado por Bruto 1798 , a
Langón . Tú, Gauro, el grande, a un gigante lo conviertes en barro 1800 1791 Cf.
8, 28. 1792 Cf. 4, 45, 2. 1793 De él nos habla en 11, 1. . 1799 1794 Parthenius,
en griego indica “virginal”, es decir: Mientras estaba intacta. 1795 “Nívea”,
con doble sentido: blanca y fría como la nieve. 1796 “Ya no es virginal, ya es
pobre como yo”. 1797 Sobre Gauro cf. 2, 89; 4, 67; 5, 82; 8, 27. 1798 Una
estatua del escultor Estrongilón muy admirada por Bruto, cf. 2, 77, 3; Plin. N.
H. 34, 19, 82. 1799 Personaje desconocido. 1797 1800 Luteus, con doble sentido:
literal, “de barro”; y figurado, “sin valor alguno”, como en Cic. Verr. 2, 4,
32. 1796 . LI Amor fraterno Lo que siempre pediste a los dioses en contra de la
voluntad de tu hermano, eso, Lucano, te ha tocado en suerte: morir antes que él
. Él te envidia, pues Tulo, aun siendo el menor, ansiaba ir el primero a las
sombras estigias. Tú moras en los campos Elíseos y, como habitante del bosque
ameno, deseas ahora por primera vez estar sin tu hermano; y a Cástor, si en su
alternancia ha llegado ya desde los astros resplandecientes, le ruegas que no
vuelva en el puesto de Pólux LII Aprecio del amigo 394 1801 1802 . Si quieres
creerme, Quinto Ovidio, porque te lo mereces, me gustan tus calendas natalicias
de abril, como las mías de marzo . ¡Dichosos ambos días y fechas dignas de que
yo las señale con piedrecillas más que buenas! 1803 . El uno me dio la vida; el
otro, un amigo. ¡Me dan más, Quinto, tus calendas! LIII Al mismo amigo 1804 En
tu cumpleaños, Quinto, quería darte un pequeño regalo; tú me lo prohíbes: eres
un mandón. Hay que obedecer tus disposiciones; hágase lo que ambos queremos y lo
que a ambos nos gusta: dámelo tú a mí, Quinto. 1801 Son los hermanos Curvios,
Lucano y Tulo; cf. 1, 36, 1, con la nota. El epigrama tiene aspecto de epitafio.
1802 Cf. 9, 3, 11, con la nota. Lucano no quiere la compañía de Tulo para que
éste siga viviendo: al sol se está mejor que en los Campos Elíseos. 1803 Marcial
había nacido el 1 de marzo de un año incierto entre el 38 y el 41 d. C.; cf. 10,
24, 1; 12, 60. 1804 Las piedras buenas eran las blancas, con que se señalaban
los días felices; cf. 8, 45, 2, con la nota. LIV Los pobres obsequios de Marcial
Si a mí se me pusieran lustrosos los tordos con las olivas del Piceno, o el
bosque sabino tuviera tendidas mis redes, o una caña de las que se alargan me
trajera una ligera presa y mi varilla pringosa retuviera pegados a los pájaros,
nuestro cariñoso parentesco te haría el regalo de ritual 1806 y ni hermanos ni
abuelos tendrían preferencia para mí. Ahora el campo oye a los estorninos
escuálidos y los lamentos de los pinzones y anuncia la primavera con los trinos
de los gorriones. De un lado allí responde el labrador al saludo de la picaza,
de este otro el milano rapaz vuela casi hasta las más altas estrellas. Te envío,
en consecuencia, unos regalillos de mi pequeño corral; si los aceptas como
tales, serás mi pariente muchas veces. En el día de los parientes 1808 LV El
mismo tema 395 1807 , en que se regalan muchas aves, mientras preparo los tordos
para Estela, mientras los preparo para ti, Flaco, se me ocurre una multitud
ingente y pesada, en la que cada cual se considera el primero y el más mío. Es
mi deseo complacer a dos; ofender a los más no es apenas prudente; enviar
regalos a muchos es costoso. Haré méritos para el perdón de la única forma que
puedo: ni a Estela, ni a ti, Flaco, os enviaré tordos. LVI Un hermoso escudero
Espendóforo se dirige a las ciudades líbicas como escudero de su señor: prepara,
Cupido, tus dardos para dárselos al niño, ésos con que traspasas a los jóvenes
1805 Las cañas de pescar se hacen más largas mediante tramos que se van
empalmando entre sí por orden decreciente de grosor. 1806 Por estar untada de
liria. 1807 En la fiesta de la Caristia, o de la cara cognatio, el 22 de
febrero, los parientes se intercambiaban algún regalo; cf. mi Vrbs Roma, III,
97. 1808 La Caristia, como en el poema anterior. 1805 y a las tiernas doncellas:
pero que tenga también una pulida lanza en su tierna mano . La loriga, el escudo
y el casco te los devuelvo; para entrar seguro en combate, que vaya desnudo: ni
con una jabalina ni con una espada o con una flecha fue herido Partenopeo 1809 ,
mientras estaba con el casco quitado. Todo aquel que haya sido asaeteado por
éste morirá de amor. ¡Dichoso él, si a alguno le aguarda tan buen destino!
Vuelve mientras eres niño, mientras tu rostro está imberbe: que no te haga
hombre Libia, sino tu Roma. 1810 LVII El gastado manto de Hédilo No hay nada más
gastado que los mantos de Hédilo, ni las asas de los viejos vasos de Corinto, ni
una pierna depilada por los grilletes de un decenio, ni el cuello lleno de
mataduras de una mula con huélfago, ni los relejes que surcan la vía Flaminia,
ni las piedrecitas que brillan en las playas, ni el legón abrillantado por una
viña toscana, ni la toga descolorida de un pordiosero difunto, ni la rueda
baqueteada de un carretero indolente, ni el costado de un bisonte pelado por la
jaula, ni el colmillo ya envejecido de un feroz jabalí. Hay, sin embargo, una
sola cosa y él no lo negará: el culo de Hédilo está más gastado que sus mantos.
LVIII Marcial ofrece sus libros a una ninfa Ninfa reina del lago sagrado, a
quien Sabino , por una piadosa ofrenda, ha dedicado un templo grato e
imperecedero, ojalá que la montañosa Umbría honre siempre tus fuentes y que tu
Sásina no prefiera las aguas de Bayas: acoge plácidamente estos inquietos
libritos, ofrenda mía; tú serás para mi musa la fuente de 1809 En todo el
epigrama subyace un sentido erótico. 396 1811 1810 Partenopeo (= “niño virgen”),
hijo de Meleagro y Atalanta, asistió muy joven a la guerra de Tebas, y luego a
la de Troya en la que pereció; cf. 6, 77, 2; 10, 4, 3. 1811 Cesio Sabino, de
Sásina, buen amigo de Marcial; cf. 7, 97, 1-2; 9, 60, 5. Pegaso . “Todo el que
ofrenda sus poemas a los templos de las ninfas, él mismo avisa qué debe de
hacerse con sus libros” 1812 1813 . LIX Mamurra va de compras Después de un
largo y prolongado paseo al azar por los Saepta , aquí donde la Roma de oro
malgasta sus riquezas, Mamurra examinó unos apetecibles esclavos y los devoró
con los ojos; no esos que se prostituyen a la entrada de los tugurios, sino los
que guardan los tablados de un escondido expositor y a los que nunca ve el
pueblo ni la gente de mi condición. Después, una vez harto 1815 , hizo que le
sacaran las mesas y los veladores que no estaban a la vista y pidió ver el rico
marfil expuesto en lo alto y, después de haber medido cuatro veces un lecho de
seis plazas de concha de tortuga 1817 , se lamentó de que no fuera lo bastante
grande para su mesa de cidro. Consultó con sus narices si los bronces olían a
Corinto 1818 y encontró defectuosas las estatuas, hasta las tuyas, Policleto, y,
después de quejarse de que las copas de cristal estaban estropeadas por pequeñas
motas del vidrio, señaló diez copas de múrrina y las apartó. Sopesó unos viejas
copas dedaleras 1812 La fuente de Hipocreme, alumbrada con una patada de Pegaso.
A las Musas se las llamaba Pegasides, porque se bañaban en esta fuente; cf.
Propert. 3, 1, 19; Ovid. Her. 15, 27; Colum. R. R. 10, 263. 1813 Es como si los
echara al agua, para borrarlos. El mismo gracejo, en 1, 5; 3, 100; 4, 10, 5-6;
5, 53. 1814 Propiamente, “Las Cercas”, “El Cercado”. Era un amplio espacio
porticado en el campo de Marte, cuya construcción comenzó César y terminó
Agripa, para la celebración de las asambleas del pueblo. 1815 Como si dijera
“los romanos ricos”. 1816 De mirar a los esclavos. 1817 Es decir, colgando en el
techo, circunstancia que resalta la impertinencia de Mamurra: hace que le saquen
los artículos más escondidos e inaccesibles para examinarlos bien y, al final,
no compra nada. Sobre estas lujosísimas mesas y sus pedestales, no menos
lujosos, cf. 2, 43, 9, con la nota. 1818 Los lechos del comedor solían tener
tres plazas, como su nombre indica: tri-clinium. Éste era hexa-clinon. 1819 Era
la pasión de muchos pretender distinguir por el olor los vasos auténticos de
Corinto; cf. Petron. 50. 1820 Signauit, les “puso su sello” con el anillo y las
reservó, para que se las mandaran a casa o para que las recogiera luego su
esclavo. Entre nosotros, los compromisos de compraventa no se ratifican con un
sello, sino con una “señal”; es decir, se “señalan” entregando el comprador una
cantidad como arras y parte del pago de lo que se compra. 1821 El calathus era
una copa con forma de dedal, como “el cáliz de una flor”, que también se llamaba
calathus. 397 1816 1819 1821 1814 1820 y, si es que había alguna, las copas
ennoblecidas por la mano de Méntor , y contó las esmeraldas engastadas en oro
cincelado y todo cuanto tintinea más que orgullosamente desde una oreja blanca
como la nieve . Las sardónicas, en cambio, las buscó por todas las mesas 1824
398 1823 y puso precio a unos jaspes grandes. Cuando a la hora undécima ,
cansado, ya se marchaba, compró dos cálices por un as, y se los llevó él mismo
1825 1826 . LX A una corona, enviada por el poeta a su amigo Sabino 1822 Tanto
si has nacido en los campos de Pesto o en los de Tíbur como si la tierra de
Túsculo se ha puesto roja con tus flores; tanto si te ha recogido una cortijera
en su jardín de Preneste como si hace poco eras la gloria de un campo de
Campania, para que le parezcas a mi amigo Sabino una corona bien hermosa, que
piense que tú eres de mi finca de Nomento 1827 . LXI El árbol plantado por César
en el patio de una casa de Córdoba Hay una casa conocidísima en tierras de
Tartesos, allá por donde la rica Córdoba se goza con el plácido Betis, donde los
dorados vellones amarillean por el metal autóctono y una fina capa de oro puro
reviste a los rebaños de Hesperia. En medio de la mansión, dando sombra a toda
la casa, está el plátano de César con su 1822 Orfebre famoso reiteradamente
nombrado por Marcial; cf. 3, 40, 1; 4, 39, 5; 8, 51, 2; 11, 11, 5; 14, 93, 2.
1823 Los pendientes cuajados de piedras preciosas. 1824 Sin encontrarlas. 1825
Las cinco de la tarde, hora solar romana. Una hora menos en GMT. 1826 En
contraste con la reserva de las diez copas de múrrina (v. 14). Parece, por
tanto, que Mamurra no se hacía acompañar de algún esclavo para que le llevara la
compra, como era lo acostumbrado. En ello se ve que no iba tanto a comprar como
a darse importancia. Los dos cálices, por el precio, debían ser de ínfima
categoría. 1827 Es decir, de flores no compradas. Cf. 1, 105, 1, con la nota.
tupido ramaje, el que plantó la diestra feliz de su huésped invicto y por cuya
mano comenzó a crecer el plantón. Parece como si la enramada tuviera conciencia
de su plantador y dueño: así está de lozano y quiere llegar con sus ramas a las
altas estrellas. Muchas veces los faunos han jugado bien bebidos bajo este árbol
y un caramillo trasnochador atemorizó la casa silenciosa; y huyendo de un Pan
nocherniego por los campos solitarios, muchas veces una rústica dríada se
escondió bajo esta fronda; y sus lares guardaron el olor del juerguista Lieo
1828 y, gracias al vino derramado, su sombra creció más tupida; y el césped
quedó cubierto de rojo con las coronas del día anterior y nadie pudo señalar sus
rosas. ¡Oh árbol amado de los dioses, oh árbol del gran César! No temas el hacha
ni el fuego sacrílego. Te es lícito esperar honores eternos para tu fronda: no
te plantaron las manos de Pompeyo 1829 LXII Un olor tapa otro olor 399 1830 .
Por el hecho de usar noche y día vestidos completamente teñidos de púrpura,
Filenis no es presumida ni soberbia: se deleita con el olor, no con el color
LXIII Dime de qué comes… Te invitan a cenar, Febo, todos los maricones. A quien
le da de comer su picha no es, creo yo, trigo limpio. 1828 Seguramente cuando
fue pretor o cuestor en la Hispania Ulterior. En época de Marcial, los dueños de
la casa conservaban el árbol con veneración. Tendría el plátano por entonces
unos 150 años. 1829 Baco. Se refiere a las francachelas que empezaban a los
postres de la comida, la comissatio; cf. Vrbs Roma, II, 274-281 1830 Julio César
había sido divinizado, por ende cuanto había tocado era sagrado; cosa que no
había sucedido a Pompeyo. 1831 Sobre el vicio de tapar un mal olor con otro
peor, cf. 4, 4. 1831 . LXIV Hércules achicado por Domiciano Dignándose tomar los
rasgos del gran Hércules, el César regala un nuevo templo a la vía del Lacio en
donde, al dirigirse por ella a la umbrosa morada de la Trivía 1833 1832 , el
viajero lee el octavo mijero desde la ciudad soberana. Antes era venerado con
votos y sangre a raudales ; ahora venera él mismo como inferior a un Alcida
superior 1835 1834 . A éste, el uno le pide riquezas, el otro le pide honores; a
aquél le hacen, confiados, votos más pequeños 1836 . LXV Al Hércules con las
facciones de Domiciano Alcida, que ahora debes ser reconocido por el Tonante del
Lacio, una vez que muestras las hermosas facciones del divino César : si
hubieras tenido este rostro y estos rasgos por aquel entonces cuando los
monstruos feroces sucumbieron a tus manos, los pueblos no te hubieran visto de
esclavo al servicio del tirano argólico 400 1837 ni soportando su reinado cruel,
sino que habrías mandado tú a Euristeo. Tampoco el traicionero Licas te hubiera
llevado los pérfidos dones de Neso : habrías llegado seguro, sin la condición de
la pira del Eta, a los astros de tu padre supremo, a los astros que tu suplicio
te dio. Y no hubieras hilado los copos lidios de una señora 1839 1832 La vía
Apia, que cruzaba todo el Lacio de norte a sur, era la más antigua y, por ello,
la vía romana por excelencia. No debe confundirse con la vía Latina, que también
cruzaba el Lacio en la misma dirección, pero más al este, y que se juntaba con
la Apia un poco antes de Capua, ya en Campania. Como dice el poeta, Domiciano
hizo construir junto a la vía Apia, a ocho millas de Roma, un templo en honor de
Hércules, en que la estatua del dios reproducía sus mismas facciones; cf. infra,
101. 1833 Aricia, donde Diana Trivía era honrada en un templo famoso; cf. 5, 1,
2; 6, 47, 3. 1834 Es decir, con muchos sacrificios cruentos. 1835 Este Hércules
superior es Domiciano. Hay una íntima relación entre el emperador y su divinidad
preferida, cf. M. Rolland, Principe impérial et divinité, CahNum 58 (1978),
217-229. 1836 A Hércules se le pedía buena suerte; cf. Pers. 2, 12. 1837 Se
podía discutir si Hércules, hijo de Alcúmea, era de Júpiter, o de Anfritrión, su
esposo. Ahora, con las facciones de Domiciano se ve que tiene que ser de Júpiter
y éste debe reconocerlo como tal. 1838 Euristeo, al que luego cita por su
nombre, rey de las ciudades argólicas de Micenas y Tirinto, fue quien impuso a
Hércules los doce trabajos, cf. Hygin. Fab. 30. 1839 El siervo Licas entregó a
Hércules, de parte de su esposa Deyanira, una túnica empapada en la sangre del
centauro Neso y, al ponérsela, Hércules sintió que las carnes se le abrasaban y,
desesperado, se lanzó a una hoguera inmensa que él mismo había mandado encender
en el monte Eta. Cuando estaba a punto de morir, apareció un carro guiado por
Palas que recogió al héroe y lo trasladó triunfalmente a la gloria del Olimpo.
1838 despótica 1840 , ni hubieras visto la Estigia y el can del Tártaro . Ahora
Juno te es favorable 1842 401 1841 , ahora te ama tu Hebe, ahora, si te viera la
ninfa, devolvería a Hilas LXVI Si eres hombre no pidas el derecho de tres hijos
1844 Teniendo como tienes una mujer hermosa, honesta, joven, ¿para qué
necesitas, Fabulo, los derechos de los tres hijos? Lo que pides suplicante a
nuestro señor y dios te lo darás tú mismo, si eres capaz de arrechar. LXVII
¡Quedó limpia! Tuve conmigo durante toda una noche a una joven lasciva, cuyas
picardías ninguna es capaz de superar. Cansado de sus mil maneras, le pedí lo de
los efebos : antes de terminar mi petición y a mis primeras palabras, me lo
concedió. Entre risas y rubores, le pedí una cosa más atrevida: dijo que sí la
lujuriosa, sin pensarlo ni un momento. Pero conmigo quedó limpia; contigo no
quedará, Esquilo, si quieres aceptar este regalo con una mala condición 1846 .
1840 Ónfale, reina de Lidia, que le hizo hilar lana entre sus esclavas; cf.
Donat. ad Ter. Eun. 1027; Mythogr. II, fab. 155. 1841 El can Cerbero (>
Cancerbero), el perro de tres cabezas que guardaba la entrada a los infiernos y
cuya captura fue el último de los trabajos de Hércules. 1842 Juno, como esposa
celosa, se mostró siempre enemiga de Hércules, por ser éste el fruto de una de
tantas de las infidelidades de Júpiter, su esposo. Conseguida la inmortalidad,
Hércules se reconcilió con Juno, que le dio por esposa a su hija Hebe, diosa de
la eterna juventud. 1843 Cf. 5, 48, 5, con la nota. 1844 El que podía ser padre
no recibía nunca este privilegio; cf. Vrbs Roma, I, 178-182; cf. etiam Mart. 8,
31. 1845 Practicar la sodomía. 1846 Parece que lo que Marcial pide es sexo oral.
Ella dice que sí, pero con reciprocidad, condición que Marcial no acepta y, por
tanto, de lo dicho no hay nada. Esquilo no será tan aprensivo. 1843 . 1845
LXVIII Griterío de una escuela antes de rayar el alba ¿Qué tienes tú conmigo,
criminal maestro de escuela, persona odiosa para niños y niñas? Todavía los
gallos crestados no han roto el silencio: ya estás tronando con tu espantoso
sonsonete y tus palmetas. Así de pesados resuenan los bronces al ser golpeados
los yunques, cuando un artesano acopla a un abogado en mitad de su caballo 1848
1847 ; más suave suena enloquecido el griterío en el gran anfiteatro cuando el
gentío anima a su parmulario que está venciendo . Los vecinos pedimos —no para
toda la noche— dormir, pues velar es soportable, desvelarse es insoportable.
Despide a tus discípulos. ¿Quieres, alborotador, cobrar por callar lo que cobras
por gritar? 1850 . LXIX ¿Qué haces cuando te dan a ti? 402 1849 Cuando te tiras
a una mujer, Policarmo, al final sueles cagarte. Cuando se te tiran a ti, ¿qué
haces, Policarmo? LXX A Ceciliano, que se avergüenza de su tiempo “Oh
costumbres, oh tiempos” había dicho Tulio antaño, cuando Catilina tramaba su
sacrílego crimen 1851 , cuando el yerno y el suegro 1852 contendían en fieros
1847 Sabido es que los pollos no cantan hasta que no echan la cresta, atributo
del individuo adulto, el gallo. 1848 Esto es, cuando se está montando la estatua
ecuestre de un abogado; cf. Juven. 7, 124-128. 1849 Luchaban los parmularios con
los reciarios. Domiciano se inclinaba por los primeros, aunque rara vez
triunfaban, por ello su victoria era más celebrada; cf. mi Vrbs Roma, II, 357.
1850 Cf. 10, 74; 12, 57. 1851 Cic. Cat. 1, 2. 1852 César y Pompeyo, que, para
ratificar su alianza en el llamado “primer triunvirato” acordaron el matrimonio
de Pompeyo con Julia, la hija de César a pesar de que el yerno era cinco años
mayor que el suegro. En ninguna otra parte se dice que Cicerón repitiera las
palabras de su Catilinaria con motivo de la guerra civil entre César y Pompeyo.
combates y la tierra, desolada, rezumaba sangre ciudadana. ¿Por qué dices ahora
“¡oh costumbres!”, por qué ahora “¡oh tiempos!”? ¿Qué hay, Ceciliano, que no te
guste? No hay ferocidad ninguna de los jefes, no hay locura ninguna de las
armas; nos es dado disfrutar de una paz y de una alegría indudables. No hacen
nuestras costumbres que te disgusten tus tiempos, sino que lo hacen, Ceciliano,
las tuyas. LXXI Conviven un león y un morueco Es de admirar con qué lealtad han
llegado a convivir un león, honor de las sierras masilias 1853 , y un macho del
ganado lanígero . Puedes verlo tú mismo: están estabulados en una única jaula y
ambos toman a la par alimentos comunes. No se gozan ni con ramón de los bosques
ni con dulces hierbas, sino que una joven cordera sacia su hambre común. ¿Qué
méritos hizo el terror de Nemea, qué la cabalgadura de Hele 1855 403 1854 , para
brillar como luminosas constelaciones de las alturas del firmamento? . Si los
ganados y las fieras pudieran merecer el catasterismo, este morueco y este león
eran dignos de ser astros. LXXII Regalos inadecuados Líber, que has ceñido tu
frente con una corona amiclea , que con mano romana repartes latigazos griegos,
aunque me envías comida metida en un cesto de mimbre, ¿por qué no viene ninguna
botella acompañando a los manjares? Después de 1853 De los masilios, pueblo
númida, cuyo territorio era famoso por sus leones, cf. 8, 53, 1. 1854
Circunlocución, por “mardano” o “morueco”. Resulta un poco difícil el creer,
como dice a continuación, que el mardano coma carne; no tanto, que el león coma
hierba, además de carne. 1855 Helle sobre el carnero, cf. Ovid. Fast. 4, 715;
903; Proper. 2, 26a, 5; 3, 22, 5. 1856 El león de Nemea y el morueco de Frixo y
Hele fueron transformados en las constelaciones de Leo y Aries. 1857 1857 Líber
es un púgil y su relación con Amiclas viene a través de Pólux, patrono de los
pugilatos y nacido en esta ciudad de Laconia, en la ribera del Eurotas. La
corona amiclea es, por tanto, la corona del pugilato. 1856 todo, si hicieras los
regalos en armonía con tu nombre , sabes, me imagino, qué dádivas se me han
debido dar 1859 . LXXIII Un zapatero afortunado Acostumbrado a estirar con los
dientes 1860 404 1858 pieles antiguas y a morder suelas podridas por el lodo y
viejas, posees los dominios prenestinos de tu difunto patrón, en los que me
indigna que hayas tenido una choza. Y, borracho de ardiente falerno , rompes las
copas de cristal y ardes de pasión con el Ganímedes de tu señor. Por contra, a
mí los tontos de mis padres 1862 me enseñaron cuatro letras. ¿A mí qué con los
gramáticos y los retóricos? Rompe las ligeras plumas y rasga, Talía, los
libritos, si puede darle a un remendón esas cosas un zapato. 1863 LXXIV El
retrato de Camonio La pintura conserva la imagen de Camonio solamente de niño y
perdura la pequeña figura de su infancia. Sus facciones juveniles no las recogió
con ningún retrato en cera 1864 su padre amoroso por temor a ver muda su cara
1858 Liber es otro de los nombres de Baco, el dios del vino. 1859 Evidentemente,
buenas botellas de vino. 1860 Se trata de un zapatero. 1865 1861 Otros leen
Praenestina rura , “campos prenestinos”, en vez de Praenestina regna , y decepti
patroni, “de tu patrón estafado”, por defuncti patroni. 1862 También podría
traducirse “y rompes, borracho, las copas de cristal con ardiente falerno”, pues
los recipientes de cristal saltan al echar en ellos un líquido demasiado
caliente. 1863 Parodia de Virgilio, Aen. 1, 392. 1864 Nulla imagine, en el
texto, término con el que se designa la mascarilla de cera que se tomaba al
difunto para luego exponer su retrato en el atrio de la casa como timbre de
gloria de la familia. Téngase en cuenta que Rufo Camonio había muerto en la flor
de la vida lejos de la casa paterna, en Capadocia; cf. 6, 85; 9, 76. 1865 Cf. 9,
7, 6. . 1861 LXXV Baños de madera y termas sin leña Tuca no ha hecho sus baños
con duro granito o con mortero de estructura ni con ladrillo cocido —con el que
Semíramis cercó la extensa Babilonia—, sino con la devastación de los bosques y
con pinos ensamblados, de forma que Tuca puede navegar por sus baños. Así mismo,
en su afán de lujo, ha construido unas suntuosas termas con todo tipo de
mármoles: el que descubrió Caristos 1866 , el que envió la frigia Sinnas 1868 ,
el que envió la africana Numidia 1869 405 1867 , y el que lavó el Eurotas con
sus aguas verdes 1870 . Pero les falta leña... Pon los baños debajo de las
termas LXXVI Camonio retratado en mis versos Ésta que veis es aquella cara de mi
querido Camonio 1872 1871 . , esta era su fisonomía y sus primeros rasgos de
niño. Este rostro había crecido a sus veinte años con más fuerza y la barba se
gozaba en dar color a sus mejillas y su púrpura, ofrendada sólo una vez , había
salpicado hace poco el filo de la navaja barbera. No lo ha visto con buenos ojos
una de las tres hermanas 1873 y ha cortado los hilos después de haberse dado
prisa en su tarea y una urna ha devuelto al padre las cenizas de la pira lejana
1874 . Pero, sin embargo, para que no hable del niño solamente la pintura, este
retrato en mis páginas será más valioso. 1866 Marcial subraya que no se trata de
adobes, ladrillos sin cocer. 1867 Ciudad de Eubea, famosa por sus mármoles. 1868
Synnadius lapis, mármol blanco con vetas violetas y diversas manchas. 1869
Mármol de un bello color dorado. 1870 Mármol verde de Laconia, también llamado
serpentina. 1871 Como si dijera: Pega fuego a los baños para calentar las
termas. 1872 Cf. 6, 85 y 9, 74. 1873 Se refiere a la toga pretexta, orlada de
púrpura, que vestían los niños, y al primer afeitado de la barba. Los jóvenes
romanos hacían ofrenda ritual de ambas cosas, su toga infantil y los restos de
su primer afeitado, al ser investidos con la toga viril. Cf. Vrbs Roma, I, 185;
II, 94-95. 1874 Las Parcas; cf. 4, 54, 5, con la nota. 1875 El joven murió en
Capadocia; cf. 6, 85, 3. 1875 LXXVII El mejor banquete Cuál es el mejor convite
lo discute Prisco en una elocuente página y expone muchos argumentos con un
estilo agradable, muchos con un estilo elevado, pero todos de inspiración
erudita. ¿Preguntáis cuál es el mejor convite? El que no tenga un flautista
acompañando a un coro 1876 . LXXVIII La horma de su zapato Después de enterrar a
siete maridos, Gala se ha casado contigo, Picentino: Gala quiere, pienso yo,
seguir a sus maridos 1877 . LXXIX La afabilidad del emperador Roma odiaba antes
a los criados y a la servidumbre anterior de sus emperadores y la altivez
palatina. En cambio, es tan grande ahora el amor de los tuyos para con todos,
Augusto, que todos y cada uno tienen como secundario el cuidado de su propia
casa. Tan amable es su actitud, tan grande es la consideración que se nos tiene,
tan pacífico su descanso, tan grande la honestidad en su porte. Ningún servidor
del César tiene su propia personalidad —éste es el carácter de una corte
poderosa—, sino la de su señor. 1876 Marcial no parecía sentir mucha simpatía
por los músicos; cf. 3, 4, 8; 5, 56, 9; 6, 39, 19; 11, 75, 3; 14, 215. 1877
Porque Pincetino es un envenenador y ahora la envenenará a ella. Otro matrimonio
de envenenadores, cf. 8, 43. 406
LXXX Un matrimonio bien avenido Pobre y muerto
de hambre, se había casado con una rica y vieja: ella da de comer a Gelio y él
se la beneficia 1878 .
LXXXI Yo gusto a mis lectores. El lector y el oyente
aprueban, Aulo, mis libritos; pero un don nadie de poeta niega que estén
acabados. No me preocupa gran cosa, pues preferiría que los platos de mi cena
gustasen a los convidados antes que a los cocineros
LXXXII El ansia de no dejar
nada 407 1879 . Tenía dicho un astrólogo que tú perecerías pronto, Muna, y, creo
yo, no te lo había dicho mintiéndote. Y es que tú, por miedo a dejar algo
después de tu hora fatal, has agotado dándote al vicio las riquezas paternas y
tus dos millones de sestercios han volado en menos de un año. Dime, ¿no es esto,
Muna, perecer pronto? LXXXIII Una gran ventaja de los espectáculos de Domiciano
Entre las maravillas de tu arena, tan grandes, César, que superan los gloriosos
espectáculos de los antiguos emperadores, nuestros ojos, pero más nuestros
oídos, 1878 Literalmente: “Gelio se come a su mujer (=se come el dinero de su
mujer) y le hace el amor”. Para este significado de pasco / pascor, cf., ex. c.,
Liv. 25, 3, 12; Tib. 2, 5, 25; Virg. Georg. 3, 314-315; Aen. 2, 471. 1879
Marcial no teme las críticas literarias (cocineros) con tal que sus platos
(poemas) gusten al gran público; cf. E. Pasoli, Cuochi, convitati, carta nella
critica letteraria di Marziale: MCr 5-7 (1970-1972), 188-193. 1880 La esencia
del epigrama está en el doble sentido de perire, “morir” y “arruinarse”, ambos
sentidos quiere recoger nuestro “perecer”. 1880 . confiesan que tienen contigo
una gran deuda, puesto que están de espectadores los recitadores profesionales
1881 . LXXXIV Norbano, lector de Marcial Cuando tu sacrosanta fidelidad, Norbano,
se mantenía firme a favor de nuestro señor, el César, frente a una sacrílega
locura , yo me entretenía en componer estos versos, seguro a la sombra pieria
1883 1882 , yo, aquel conocido cultivador de tu amistad. Los de Retia te
recitaban mis versos por tierras de Vindelicia , y la Osa polar no estaba
ignorante de mi nombre. ¡Oh, cuántas veces, sin renegar de tu viejo amigo,
dijiste: “¡Ese poeta es amigo mío, amigo mío!”. Toda mi obra, que antes, durante
dos trienios seguidos, te la daba uno de mis lectores, ahora te la dará el autor
LXXXV El pobre va por delante 408 1884 1885 . Si alguna vez, Atilio, nuestro
Paulo se encuentra un poco alicaído, no se pone él a dieta, sino que pone a sus
convidados. Tú padeces, desde luego, una flojera inesperada y fingida, pero mi
espórtula, Paulo, ha estirado la pata 1886 1881 Y, por consiguiente, nos
libramos de ellos. Según Suetonio ( Dom. 7, 1), Domiciano prohibió actuar en
público a los actores e histriones. 1882 . En el año 88, el legado de Germania
L. Antonio Saturnino sublevó dos legiones del Rin, que lo proclamaron emperador.
La insurrección la sometió Norbano al frente de la octava legión. B. W. Jones,
Martial’s Norbanus: PP 29 (1974), 189-191, piensa que el poema no está dedicado
al represor de la sublevación germánica en el 89, cuyo nombre han revelado
recientemente los documentos epigráficos: Aulus Bucius Lappius Maximus. El
Norbano defensor de Domiciano del que habla Marcial podría ser el prefecto del
pretorio del mismo nombre. 1883 Como si dijera “a la sombra de las Musas”, las
Piérides, por haber nacido en el monte Pieria, en Siria. 1884 La Vindelicia
ocupaba el territorio comprendido entre los Alpes, al sur, y el Danubio, al
norte. Su capital era Augusta Vindelicorum, la actual Ausburgo. 1885 Envía
Marcial al amigo la producción de estos seis años (88-94); es decir, los libros
IV-VIII. 1886 Es decir: “ya está muerta”; cf. la frase en Pers. 3, 105. La
chispa del epigrama es: Deja ya de fingir y cúrate pronto, para que comas tú y
coma yo, pues mi bolsa está tiesa. LXXXVI Hasta los dioses tienen sus penas Me
lamentaba yo con la grey pieria y con Febo, entristecido porque Silio 1888 ,
varias veces maestro con la palabra ausonia 1887 , lloraba la muerte prematura
de su Severo. “Yo mismo”, dijo Apolo, “lloré a mi hijo Lino” 409 1889 ; y volvió
la vista hacia su querida Calíope, que estaba a la vera de su hermano 1890 , y
le dice: “Tú también tienes tu herida 1892 . Mira al Tonante Tarpeyo y al del
Palatino 1891 : con una osadía sacrílega, Laquesis 1894 ha herido a uno y otro
Júpiter 1895 1893 . Viendo a las divinidades sujetas a los hados inexorables,
puedes exonerar de la envidia a los dioses”. LXXXVII Las cosas importantes hay
que hacerlas estando en sus cabales Después de siete copas de opimiano , cuando
estoy tumbado con la lengua estropajosa de tantos tercios seguidos 1897 1896 ,
me presentas no sé qué tablillas y me dices: —“Acabo de ordenar que Nasta —lo
tengo como el esclavito de mi padre— sea liberado. Pon tu sello”. —Mejor será
mañana, Luperco; por el momento, mi anillo sella la botella 1898 . 1887 Las
Musas; cf., supra, 84, 3. 1888 Se trata de Silio Itálico y de Severo, su segundo
hijo; cf. 4, 14; 6, 64, 10; 7, 63; 8, 66. 1889 Era orador y poeta; cf. 7, 63, 5;
11, 48; 50. 1890 Hijo de Apolo y Terpsícore, murió a manos de Hércules. 1891
Apolo y las Musas eran hermanos de padre, Zeus. 1892 Calíope lloraba a su hijo
Orfeo. 1893 El uno es Júpiter Capitolino, a espaldas de cuyo templo quedaba la
roca Tarpeya; el otro es Domiciano, que reside en el Palatino. 1894 La Parca que
fija la longitud del hilo de la vida; cf. 4, 54, 5, con la nota. 1895 A Júpiter,
porque su hijo Sarpedón murió en la guerra de Troya. A Domiciano, porque se le
había muerto un hijo pequeño; cf. 4, 3, 8; Serv. Ad Aen. 1, 100. 1896 El vino de
mejor calidad, por referencia a la añada del consulado de Opimio; c f. 1, 26, 7,
con la nota. 1897 Denso triente, cf. 6, 86, 1, con la nota. 1898 Estando
borracho, para seguir bebiendo, podía uno reservarse una botella, sellándola con
el anillo (cf., supra, 59, 14, con la nota); pero no se podían tomar decisiones
importantes; cf. 1, 27; 12, 12. Cuando tratabas de cazarme LXXXVIII No ceses en
tus obsequios , me enviabas regalos; después que me tienes cogido, no me das
nada, Rufo. Para retener a un cautivo, envíale regalos también al cautivo 1900
1899 , no sea que el jabalí, mal alimentado, se escape de la jaula LXXXIX No es
obligado que los versos sean buenos 410 1901 Obligas a tu convidado a componer
versos bajo unas condiciones demasiado severas, Estela. “Evidentemente, está
permitido escribirlos malos” XC Suplicando a la Venus Pafia el regreso de Flaco
1902 . Recostado en la grama florida, por donde las piedrecitas son arrastradas
por el agua que serpentea en regatos de aljófar por doquier, apartadas bien
lejos todas tus preocupaciones, así horades el hielo con un tercio de tinto ,
roja tu frente por las rosas entretejidas; así tengas para ti solo un joven
concubino y una castísima muchacha arda por ti. La mala fama de Chipre por su
excesivo calor, tenla en cuenta —te lo aviso y te lo ruego, Flaco— cuando la era
trilla las mieses crujientes y se ensaña abrasadora la melena del león 1904 1903
. Pero tú, diosa de Pafos , devuelve indemne al joven, devuélvelo a mis votos.
Así estén a tu servicio las calendas de 1899 Buscando que te nombre heredero en
mi testamento. 1900 El verbo intensivo captare, “tratar de cazar”, supone toda
la voluntad y todas las fuerzas del agente; capere es ya el hecho sencillo de
tomar lo que uno tiene como suyo, captum, “cautivo”. 1901 Parece dar a entender
Marcial que los romanos criaban jabalíes en cautividad; cf. 1, 43, 9, con la
nota. 1902 No es clara la intención del epigrama. Dejamos la traducción en su
sentido literal, porque también se presta a diversas interpretaciones. 1903 Al
filtrar el vino, éste no funde uniformemente la nieve que hay en el colador,
sino que va haciéndole un agujero allí donde cae el chorro; cf. 6, 86, 1, con la
nota. 1904 El sol está en Leo del 23 de julio al 23 de agosto, época de la
trilla y la más calurosa en los países mediterráneos. 1905 Venus, que tenía uno
de sus templos más famosos en esta ciudad chipriota. . 1905 marzo y con incienso
y vino puro y víctimas se te ofrezcan en libación ante tus blancos altares
muchísimos trozos cortados de la torta sagrada. 1906 XCI Prefiero a mi Júpiter
de la tierra Si me convidara a cenar en astros diferentes, de una parte, el
invitador del César y, de otra, el de Júpiter, aunque los astros estuvieran más
cerca y el Palatino más lejos, daría esta respuesta para que la trasladasen a
los del cielo: “Buscad a quien quiera ser convidado del Tonante; a mí, ya lo
veis, me retiene mi Júpiter en la tierra” 1907 . XCII Vive mejor el siervo que
el señor Cuáles son los inconvenientes del señor, cuáles las ventajas del
esclavo, no los sabes, Cóndilo, tú, que te quejas de llevar mucho tiempo de
esclavo. Tu esterilla sin ningún valor te proporciona sueños sin preocupaciones;
Gayo , fíjate, se acuesta sobre plumas sin pegar ojo. Con las primeras luces,
Gayo saluda tiritando a innumerables señores; en cambio tú, Condilo, ni a tu
dueño. “Lo que me debes, Gayo, devuélvemelo”, dice Febo y, desde el otro lado,
Cínamo; esto, Cóndilo, no te lo dice nadie a ti. ¿Tienes miedo al verdugo? La
podagra y la quiragra tienen a Gayo hecho trizas y preferiría sufrir mil azotes.
El hecho de no vomitar por la mañana ni lamer coños, Cóndilo, ¿no lo prefieres a
ser tres veces tu propio Gayo? 411 1908 1906 En ellas se celebraban las
Matronalia (5, 84, 11). Los hombres obsequiaban a sus esposas y éstas
presentaban sus ofrendas a Venus y a Juno; cf. Vrbs Roma, III, 225. 1907
Seguramente Marcial había sido invitado a cenar en palacio y compuso este
epigrama para el caso. 1908 Un ciudadano libre, que puede ser el dueño de
Cóndilo, pero que es cliente de otros señores más importantes. XCIII Celebrando
la construcción del templo de los Flavios ¿Por qué tardas, muchacho, en
escanciar el inmortal falerno? Echa un segundo cuadrante de la orza más añeja.
Ahora dime, ¿cuál de los dioses será, Calaciso, para el que te ordeno escanciar
seis ciatos? 1909 1910 —“Será el César” . Que las rosas entretejidas se acomoden
diez veces a mis cabellos, para que sea el que ha erigido la noble obra de su
sagrada estirpe . Ahora dame diez besos para que salga ese nombre que nuestro
dios ha traído del mundo odrisio 1912 412 1913 . XCIV El médico Hipócrates da
pócimas a cambio de vino Hipócrates me ha dado una pócima preparada con hierba
sardónica 1911 y el caradura de hombre me pide vino mulso. No hubo nunca nadie
tan estúpido, ni siquiera tú, creo yo, Glauco, que a quien te daba bronce le
habías dado oro . ¿Alguien pide un regalo dulce a cambio de un regalo amargo?
Que se lo den, pero si se lo bebe con eléboro 1916 . 1909 Como medida de
capacidad y como su nombre indica, el cuadrante era un cuarto del sextario; unos
137 cm . 1910 3 El ciato era la doceava parte del sextario (unos 45’75 cm 3 ).
Por tanto, en este primer brindis consume los dos cuadrantes que había mandado
sacar de la tinajilla. 1911 Caesar tiene seis letras; tantas como ciatos se
escancian para el brindis; cf. 1, 71, 1, con la nota. 1912 El templo de los
Flavios construido por Domiciano, cuyo nombre tiene diez letras: Domitianus;
cf., supra, 1 y 20. 1913 Como si dijera “de Tracia”. Diez letras cuentan
Germanicus y Sarmaticus, sobrenombres que Domiciano tomó a raíz de sus campañas
odrisias y germánicas. 1914 El ranúnculo sardo, planta de jugo muy amargo, que
provocaba convulsiones y contracciones, de la cara, resultando un gesto como
cuando uno se ríe, de ahí la “risa sardónica”. Otros leen Santonica, por
Sardonica, en cuyo caso se trataría del ajenjo o absenta, planta también muy
amarga (absinthium absinthium), cuyas distintas clases y cualidades medicinales
describe Plinio, N. H. 27, 28, 45-53. 1915 Bronce y oro, en griego en el texto,
cavlkea y cruvsea, respectivamente, para hacer más patente la referencia a
Ilíada, 6, 232-236, donde Glauco, enloquecido por Zeus, cambia sus armas de oro
por las de Diomedes, que eran de bronce: “nueve bueyes a cambio de cien”,
apostilla Homero. 1916 Para que recobre la cordura, pues el eléboro se recetaba
para curar a los locos; cf. Hor. Sat. 2, 3, 82; Plaut. Pseud. 1185; Men. 913;
Rud. 1006; Petron. 88. 1914 1915 XCV ¿Cuál es su nombre? Atenágoras fue antes
Alfio; ahora ha empezado a ser Olfio desde que ha tomado esposa 1917 . XCV b
¿Quién es Atenágoras? Preguntas, Calístrato, por el verdadero nombre de
Atenágoras. Que me muera, si sé quién es Atenágoras. Pero piensa que yo,
Calístrato, digo su nombre verdadero: no me equivoco yo, sino vuestro amigo
Atenágoras. 1918 XCVI Quiero curarte, no robarte El médico Herodes le había
substraído a un enfermo un cazo de trasegar vino. Pillado in fraganti, dijo:
“Necio, ¿pero es que bebes?” 413 1919 XCVII Un envidioso de Marcial Revienta de
envidia un quídam, queridísimo Julio . , porque Roma me lee; revienta de
envidia. Revienta de envidia porque en cualquier aglomeración siempre se me
señala con el dedo; revienta de envidia. Revienta de envidia porque ambos
Césares me han concedido 1917 Epigrama obscuro, como el siguiente, que aparece
unido a él. 1918 Otros leen puto, en vez de puta; es decir, “yo creo que digo”.
1920 1919 Como diciendo: Si no quieres perderlo es que lo usas. Y si lo usas, es
que bebes. Y como bebas, te mueres. ¿No ves que no te robo, sino que te hago un
favor? 1920 Cf. 1, 15, 1; 4, 64, 1, con sus respectivas notas. el derecho de los
tres hijos ; revienta de envidia. Revienta de envidia porque tengo a las puertas
de Roma un ameno cortijo y una pequeña casa en la ciudad; revienta de envidia.
Revienta de envidia porque caigo en gracia a mis amigos, porque soy su convidado
con frecuencia; revienta de envidia. Revienta de envidia porque se me quiere y
se me aplaude: ¡Así revienten todos los que revientan de envidia! 1921 XCVIII
Lluvia benéfica No en todas partes se ha perdido la cosecha de uva, Ovidio. Las
grandes lluvias han tenido su provecho. Corano ha cosechado cien ánforas de agua
A Marco Antonio 1923 XCIX El poeta envía su obsequio le gustan mis musas, Ático,
al menos si su tarjeta de salutación dice la verdad. Marco, gloria indiscutible
de la Tolosa querida de Palas, a quien engendró la Tranquilidad, alumna de la
Paz. Tú, que puedes soportar las grandes incomodidades de los viajes, ve, libro,
como prenda de mi amistad en la distancia. Poco valor tendrías, lo confieso, si
ahora te enviara un comprador; tu gran valor como regalo será tu autor 1925 414
1924 . Es muy distinto, créeme, si se bebe el agua que fluye de la fuente o la
que está parada en una charca estancada. 1921 Hoy diríamos “el título de familia
numerosa”. Los dos Césares pueden ser Tito y Domiciano, o Vespasiano y Tito; cf.
2, 91 y 92; 3, 95. D. Daube, Martial, father of three: AJAH 1 (1976), 145-147,
piensa que se lo concedió Tito en 80-81, y de nuevo Domiciano en 82. 1922 Corano
era sin duda un tabernero que bautizaba el vino más de la cuenta. 1923 Es muy
posible que sea M. Antonio Primo, de Tolosa, buen general de Vespasiano. 1924 La
predecesora de la actual Tolosa, en el departamento francés del Alto Garona.
1925 La misma idea en 9, 84, 10. 1922 . Me invitas por tres denarios C Es muy
corto el jornal y me mandas que, bien de mañana, vestido con la toga, haga
antesala, Baso, en tu atrio; después, que me pegue a tu lado, que abra paso a tu
palanquín, que vaya contigo a visitar más o menos a diez viudas. 1926 Gastada
está, desde luego, mi pobre toga y no vale nada y es vieja; pero no me compro
una, Baso, por tres denarios. CI Los dos Hércules Vía Apia, a la que santifica
un César venerable en forma de Hércules , fama suprema de las vías ausonias, si
deseas conocer las hazañas del primer Alcida , aprende: Domeñó al libio 1930 y
se llevó las manzanas de oro ; desciñó del cinturón escítico a la amazona armada
con su pelta 1932 415 1931 ; añadió la piel del león al jabalí arcadio 1934 ;
eliminó de los bosques al ciervo de pezuñas de bronce y a los pájaros de
Estinfalia 1936 , del firmamento; volvió de la laguna Estigia con el perro 1935
, impidió que la hidra fecunda se regenerara de sus muertes 1938 1933 1937 1928
, bañó los bueyes de Hesperia en 1926 La cantidad es respetable, pues equivale
al doble de una espórtula ordinaria; cf. 1, 59, 1. 1927 A la caza de sus
herencias. 1928 Cf., supra, 64 y 65. 1929 Hércules, nieto de Alceo. 1930 El
gigante Anteo, hijo de Poseidón y Gea, que reinaba en Libia. 1931 Del jardín de
las Hespérides, cf. Hygin. Fab. 30; Mythogr. 1, Fab. 38; 11, Fab. 16, 1.
Preferimos la lectura de, entre otros, Heraeus (aurea poma), en perjuicio de la
de Lindsay (raraque poma), a quien seguimos de ordinario. 1932 Hipólita, la
reina de las amazonas, de cuyo cinturón se había encaprichado Admeta, la hija de
Euristeo, y éste impuso a Hércules el trabajo de conseguirlo. La pelta era un
escudo pequeño, en forma de media luna. Cf. Hygin. Fab. 30; Mythogr. I, Fab. 63.
1933 El león de Nemea; cf. Hygin. Fab. 161; Virg. Aen. 8, 295. 1934 El jabalí
del monte Erimanto; cf. Spect. 27, 4, con la nota. 1935 La cierva de Cerinea;
cf. Mythogr. I, Fab. 63 y III, Fab. 15; Hygin. Fab. 30; Virg. Aen. 6, 802. 1936
Hygin. Fab. 30; Serv. ad Ecl. 10, 69. 1937 La captura del can Cerbero; cf.
Mythogr. I, Fab. 48; Hygin. Fab. 30; Virg. Aen. 6, 295-301; 8, 296297. 1938 La
hidra de Lerna; cf. Mythogr. I, Fab. 62; III, Fab. 13; Virg. Aen. 6, 803; 8,
300. 1927 1929 el río etrusco 1939 . Éstas, las gestas del Alcida menor ;
escucha las del mayor, al que venera el mijero sexto desde la acrópolis albana
416 1941 1940 . Recuperó los palacios imperiales, dominados por déspotas
detestables ; hizo sus primeras armas en defensa de su Júpiter 1943 1942 siendo
un niño; aun cuando ya llevaba él solo las riendas de la casa Julia, las
traspasó y se quedó el tercero en su propio círculo; tres veces quebró los
pérfidos cuernos del Histro sarmático 1944 , tres veces bañó con la nieve gética
su caballo sudoroso; habiendo rehusado varias veces, por modestia, a celebrar
sus triunfos, se trajo de la región hiperbórea un nombre como vencedor 1945 . Ha
regalado templos a los dioses, normas a los pueblos, paz a las armas, astros a
los suyos , al cielo constelaciones, guirnaldas a Júpiter . La divinidad
hercúlea no es suficiente para tan grandes acciones: que nuestro dios preste sus
rasgos al Júpiter tarpeyo 1948 CII Lo que no puedo pagar es mío Me devuelves el
recibo, Febo, de los cuatrocientos mil; mejor, hazme un préstamo, Febo, de cien
mil. Busca otro ante quien jactarte de tan vano regalo: lo que no puedo pagarte,
Febo, es mío 1950 . 1939 Los bueyes de Gerión y el río Tíber; cf. Fab. 30;
Mythogr. I, 68. 1940 Como puede comprobarse, esta relación de los trabajos de
Hércules está desordenada, le faltan tres (los establos de Augías, el toro de
Creta y los caballos de Diomedes) y le sobra uno (la muerte de Anteo, que es
previo a las manzanas de las Hespérides). Un comentario extenso de los doce
trabajos puede verse en Serv. ad Aen. 8, 299; cf. etiam el propio Marcial, Spect.
27. 1941 El templo estaba a la vera de la vía Apia, a seis millas de Alba y a
ocho de Roma (cf., supra, 9, 64, 6). Una milla romana, 1’478 Km. 1942 Vitelio y
los suyos. 1943 Si Domiciano emula a Hércules, su padre, Vespasiano, debe
equipararse a Júpiter, padre de Hércules. 1944 A su hermano Tito. 1945 El
Danubio, cuyos ribereños se adornaban la cabeza con cuernos, cuya rotura se
tomaba como signo de derrota. 1946 Germánico o Sarmático. 1947 Catasterizando,
esto es, divinizando a Vespasiano, a Tito y a Julia, su sobrina. 1948 Con motivo
de los certámenes poéticos del Capitolio y de Alba; cf. 4, 1, 6; 9, 3, 7-8; 23;
35. 1949 Al Júpiter del Capitolio; cf., supra, 86, 7, con la nota. 1950 El mismo
tema en 8, 37. 1946 1947 1949 . CIII Dos gemelos hermosísimos ¿Qué nueva Leda te
ha parido unos sirvientes tan semejantes? ¿Qué Lacedemonia desnuda ha sido
cautivada por otro cisne? . Pólux le presta su fisonomía a Hiero, Cástor se la
presta a Asilo, y en ambos rostros resplandece su hermana, la tindárida 1952 417
1951 . Si hubiera habido una belleza así en Amiclas de Terapnas cuando unos
regalos menores vencieron a las dos diosas , habrías sido plantada, Helena, y el
dardanio Paris se habría vuelto al Ida frigio 1954 con estos Ganímedes gemelos.
1955 1951 Júpiter, que se transformó en cisne, para poseer a Leda, que, huyendo
del dios, se había transformado en oca. 1952 Helena, cuya belleza era
extraordinaria, hija de Leda y Tíndáreo, aunque los mitólogos la tienen por hija
de Júpiter. 1953 Helena y sus hermanos habían nacido en Terapne, pero fue
raptada en Amiclas, donde se había trasladado su padre. Marcial considera que
ambas ciudades son una sola, pero, aunque están muy cerca la una de la otra, son
dos ciudades distintas a orillas del Eurotas, aguas abajo de Esparta y muy cerca
de ella. 1954 En el juicio de Paris, Juno le ofrceció el imperio del Asia con
todas sus riquezas; Minerva la gloria y la sabiduría; Venus la posesión de
Helena. Paris prefirió esta última oferta, rechazando las otras dos. Pero, dice
Marcial, si ya hubieran nacido estos gemelos, Paris se los habría llevado a
ellos, sin hacer ni caso de Helena. 1955 Monte de la Tróade, donde tiene sus
fuentes el Escamandro, el río de Troya, y donde Paris pastoreaba los rebaños de
Príamo. El poeta lo llama frigio para distinguirlo de su homónimo cretense. 1953
LIBRO X I
Deja de leer el libro donde quieras Si te parece que soy un libro
excesivo, largo y con un colofón que no llega, lee sólo algunos epigramas y seré
librito. Tres o cuatro veces doy fin a la página con un epigrama corto: hazme
para ti todo lo breve que tú mismo deseas. II Segunda edición corregida y
aumentada La publicación de mi décimo libro, precipitada la primera, me ha hecho
recordar ahora que la obra se me escapó de las manos . Leerás algunos epigramas
conocidos, pero pulidos por una lima reciente. La parte nueva será la mayor.
Lector, sé favorable con unos y otros, lector, mi tesoro, que el día en que Roma
te entregó a mí, “no tengo nada más valioso que darte”, me dijo; “gracias a éste
escaparás a las mansas aguas del odioso Leteo y sobrevivirás en la mejor parte
de ti mismo. El cabrahígo agrieta los mármoles de Mesala 1957 418 1956 y el
mulero se ríe osadamente de los caballos de Crispo partidos por la mitad . En
cambio, a los escritos no les perjudican los robos y los siglos corren a su
favor, y únicamente estos monumentos no conocen la muerte”. 1958 1956 Por tanto,
el décimo libro, tal como lo tenemos, está corregido y aumentado. La primera vez
salió el 95; esta segunda, el 98. Domiciano había sido asesinado en el 96 y es
curioso que, después de tantas adulaciones, el poeta no vuelve a nombrarlo para
nada. 1957 Cf. 8, 3, 5, con la nota. 1958 Como si dijera que hasta los
monumentos funerarios de los grandes personajes llegan a convertirse en
escombros. Crispo fue cónsul dos veces. III Esos poemas sórdidos no son míos
Conversaciones propias de esclavos, asquerosas mordacidades, y repugnantes
infamias propias de una lengua chismosa, que no querría comprarlas por una
pajuela de azufre un tratante de vasos vatinianos rotos , las difunde cierto
poeta amigo del anonimato y quiere que parezcan cosas mías. ¿Te crees esto,
Prisco? ¿Que el loro hable con voz de codorniz y que Cano 1960 1959 arda en
deseos de ser un vulgar gaitero? . Manténgase la fama negra lejos de mis libros
, a los que una joya de rumor de alas blancas pone por las nubes. ¿Por qué voy
yo a esforzarme con esa bajeza por ser conocido, cuando el silencio me puede
salir gratis? Tú que lees un Edipo 1963 1962 IV Mi poesía sabe a hombre o un
Tiestes, el del eclipse 419 1964 , o Cólquidas o Escilas 1966 , ¿qué lees, sino
monstruosidades? ¿A ti qué el rapto de Hilas ; qué, Partenopeo 1968 y Atis? 1969
¿Qué te aprovechará Endimión, el durmiente, 1959 Vatinio era un zapatero que
había inventado unos vasos especiales para beber, con cuatro bocas y a imitación
de su propia nariz; cf. 14, 96; Juven. 5, 46-48. Sobre el comercio de los vasos
rotos, cf. 1, 41, 3-5. 1960 Flautista famoso; cf. 4, 5, 8. 1961 Tocador de una
especie de gaita gallega. 1962 Marcial no compone villanías; cf. 7, 72. 1963
Marcial se refiere a los libros que recogen las leyendas de que son
protagonistas cada uno de los personajes que enumera. En este caso, Edipo, que
mató a su padre y se casó con su madre. 1964 Cf. 3, 45, 1, con la nota. 1965 La
leyenda de la hechicera Medea, cuyas criminales aventuras inspiraron a Eurípides
y Séneca, entre otros. 1966 El monstruo marino del estrecho de Mesina o la hija
de Niso, rey de Megara, que traicionó a su padre y a su patria por amor a Minos,
rey de Creta, siendo repudiada por éste al enterarse del parricidio. 1967 El
querido de Hércules, raptado por las ninfas; cf. 5, 48, 5, con la nota. 1968 Uno
de los siete jefes contra Tebas. 1969 Sobre Atis y sus trágicos amores con
Cibeles, la Gran Madre, cf. Catul. 63. 1970 Endimión fue expulsado de Olimpo por
haberse atrevido a enamorarse de Hera y, en castigo, fue condenado a dormir un
sueño eterno en una gruta del monte Latmos, en Caria. Aremisa, bajo el aspecto
de Selene/la Luna, lo descubrió una noche a la luz de sus rayos y, prendada de
su hermosura, volvió cada noche a contemplarlo extasiada sin despertarlo,
besándolo con su luz. 1970 1967 1961 1965 o el niño despojado de unas alas que
se derriten , o un Hermafrodito que odia las aguas, sus enamoradas? ¿Qué placer
te provocan los vacuos divertimentos de un pobre papel? Lee aquello de lo que la
vida pueda decir: “¡Es mío!”. Aquí no encontrarás ni centauros, ni gorgonas, ni
arpías: mis páginas saben a hombre. Sin embargo, Mamurra, no quieres descubrir
tu propia manera de ser ni conocerte a ti mismo… Léete los Orígenes 1971 de
Calímaco. V Una síntesis del Ibis de Ovidio Quienquiera que, con desprecio de la
estola o de la púrpura , haya ofendido con versos impíos a quienes debe venerar,
que vaya errante por la ciudad, expulsado de puentes y costanas , y que, el
último entre los mendicantes de voz ronca, vaya pidiendo los mendrugos de pan
duro que se echan a los perros. Que el interminable diciembre, el invierno
húmedo y su covacha cerrada le prolonguen el frío inaguantable. Que llame
dichosos y proclame felices a los que llevan en el escaño mortuorio 1975 1974 .
Pero, cuando lleguen los hilos de la hora suprema y la noche inacabable 1977 ,
que sienta la riña de los perros 1976 y que espante a las aves carroñeras
agitando el sudario. Y que no se acabe con la muerte el castigo del suplicante,
sino que, ora en carne viva por los látigos del severo Eaco 1978 420 1979 1973
ora abrumado por el monte 1971 Alusión al mito de Ícaro, que, por acercarse
demasiado al sol, en contra del aviso de su padre, se le derritieron las alas de
cera con las que había escapado volando del laberinto de Creta; cf. H. Szelest,
Die Mythologie bei Martial: Eos 62 (1974), 297-310. 1972 Calímaco había escrito
un breve poema sobre los orígenes de las leyendas mitológicas. Sobre la idea de
este epigrama, cf. 4, 49; Juven. 1, 4-13 y 52-54. 1973 Como si dijera “las
matronas”, cuyo atributo era la estola, y “los niños”, que vestían la toga
pretexta, orlada de púrpura, hasta su mayoría de edad. Otros entienden que la
púrpura representa aquí a los magistrados. No hay por qué excluirlos; pero
creemos el poeta piensa sobre todo en los niños, en paralelo con la célebre
máxima de Juvenal (14, 47): maxima debetur puero reuerentia, “al niño se le debe
el máximo respeto”. 1974 Lugares en que solían ponerse los mendicantes. 1975
Orciniana sponda en el texto, “escaño orciniano”, por referencia a Orco, dios de
la muerte. Cf. 2, 81; 8, 75, 9-14. 1976 Los que hilan las Parcas; cf. 4, 54, 5,
con la nota. 1977 Dies tardus , “el día que tardea”, que no acaba de llegar y,
por tanto, la noche es interminable, como la que reina en los infiernos. Como si
dijera “las sombras de la muerte”. 1978 Disputándose su cadáver como presa, lo
mismo que las aves de rapiña. 1979 Uno de los jueces del infierno, juntamente
con sus hermanos Minos y Radamante, cf. Ovid. Met. 13, 25-28; Hygin. Fab. 72 y
155; Propert. 4, 11, 19; Hor. Od. 2, 13, 22. 1972 de un Sísifo que no para 1980
ora sediento entre las aguas del viejo charlatán , apure completamente todas las
leyendas de los poetas; y cuando la Furia le ordene confesar la verdad,
remordiéndole la conciencia, que grite: “Yo los escribí” VI Ansiando la llegada
de Trajano 421 1982 . Felices aquéllos a quienes la suerte ha dado contemplar a
nuestro caudillo resplandeciente con los soles y los astros árticos . ¿Cuándo
será el día en que el Campo de Marte y todos los árboles y ventanas lucirán
adornados de jóvenes matronas latinas? 1984 1983 ¿Cuándo habremos de ver las
dulces esperas y la larga polvareda levantada por el César y toda Roma en la vía
Flaminia? ¿Cuándo llegaréis vosotros, caballeros y númidas de abigarradas
túnicas del Nilo, y la voz del pueblo será únicamente “ya viene”? 1985 VII
Suplicando al Rin que envíe a Trajano Oh Rin, padre de las ninfas y de todos los
ríos que beben las escarchas odrisias , ojalá disfrutes siempre de aguas
transparentes y no te trille con sus roderas la rueda bárbara de un insolente
boyero 1986 1987 ; ojalá corras no sólo habiendo sido 1980 Sísifo estaba
condenado a no parar en su trabajo de subir una enorme roca hasta la cumbre de
un monte; cuando llegaba arriba, la piedra se le escapaba rodando hasta el pie
del monte y vuelta a empezar. 1981 Tántalo, condenado por haber revelado los
secretos de los dioses. 1982 Los versos irreverentes citados al principio; pero,
posiblemente, también algún libelo contra el propio poeta, obra de cualquier
poetastro. 1983 El senado había enviado una legación de entre los senadores
elegidos a suerte para rendir homenaje a Trajano, que estaba en Germania, por su
nombramiento como emperador; cf. Tac. Hist. 4, 6. 1984 Para contemplar la
entrada triunfal de Trajano, que tardó casi dos años en volver a Roma después de
su nombramiento. 1985 La escolta de Trajano, compuesta por caballeros romanos y
jinetes númidas, seguramente masilos; cf. 9, 22, 14; 10, 13, 2; 12, 24, 6; Virg.
Aen. 4, 132. 1986 De Tracia. 1987 Que, cuando en invierno esté helado, no sea
atravesado a pie enjuto por los carros de carga de los germanos. 1981 sometidos
tus cuernos de oro , sino siendo romano en ambas orillas: El Tíber soberano te
ruega que devuelvas a Trajano a sus pueblos y a su ciudad. 1988 VIII No es
bastante vieja Paula quiere casarse conmigo; yo no quiero casarme con Paula. Es
vieja. Querría, si fuera más vieja 1989 . IX Soy muy conocido, pero menos que el
caballo Andremón Por mis versos de once pies y de once sílabas y por mi gracia a
raudales, pero no malsana, soy conocido por todas las naciones, yo, el famoso
Marcial, y siendo conocido por todos los pueblos —¿de qué tenéis envidia?—, no
soy más conocido que el caballo Andremón 1991 . 422 1990 X Los señores son a la
vez clientes Como quiera que tú, que inauguras el año con los fascios laureados
, te pateas de mañana mil umbrales dando los buenos días, ¿qué pinto yo aquí?
¿Qué nos dejas, Paulo, a nosotros, que somos parte de la plebe de Numa y de su
apiñada muchedumbre? A quien se fije en mí, ¿voy yo a llamar “mi rey y señor”? .
Esto haces tú mismo, pero, ¡con cuánto mayores halagos! ¿Qué yo vaya en el
séquito de una litera 1988 A los ríos, como a los dioses, se los representa con
cuernos, símbolo de sus potencias divinas. Aquí los llama de oro por las arenas
doradas que arrastraba; cf. 7, 7, 3; 9, 101, 17. 1989 Para heredar antes. 1990
Los dísticos elegíacos (hexá-metro más pentá-metro) y los endecasílabos falecios.
1991 Conocemos el nombre de algunos caballos famosos, como Passerinus y Tigris
(7, 7, 10), Hirpinus (Juven. 8, 63). Aquí parece que se habla del caballo de
Escorpo, CIL VI, 10052. 1992 Es decir, “que eres cónsul”. 1993 Así llamaban los
clientes a sus patronos; cf. 1, 112; 2, 18 (donde nos habla también de un
patrono que era a la vez cliente); 68, 2; 3, 7, 5; 4, 83, 5; 6, 88, 2. 1993 1992
o de una silla de manos? Tú no rehúsas ni llevarlas a hombros y te peleas por ir
el primero por todo el barro. ¿Que yo me levante una y otra vez ante quien
recita sus versos? Tú estás siempre de pie y tiendes hacia su cara tus dos manos
a la par. ¿Qué hará un pobre, a quien no se le permite ser cliente? Vuestra
púrpura ha dado el despido a nuestras togas 1995 . 1994 XI Entre amigos todo es
común 423 1996 No hablas de otra cosa que de Teseo y de Pirítoo y te crees,
Caliodoro, émulo de Pílades . Que me muera si tú eres digno de presentarle el
bacín a Pílades o de apacentar los puercos de Pirítoo. —“Sin embargo”, dices,
“he regalado a un amigo cinco mil sestercios y una toga lavada, como mucho, tres
o cuatro veces”. —¿Y qué hay de que Orestes no le regaló nunca nada a Pílades?
1997 . El que hace regalos, por muchísimos que haga, más niega. 1998
XII Vendrás
tostado por el sol, pero de poco te servirá Tú, que te diriges a los pueblos de
la Emilia 1999 y a Vercelas , amada de Apolo, y a las llanuras del Po de Faetón, que me cueste la vida, Domicio, si no te despido con gusto, aunque sin ti no
me resulte agradable ni un solo día; pero mi añoranza vale tanto como que tu
cuello requemado, siquiera por un solo verano, lo
liberes del yugo del urbanita. Ve, te lo suplico, y a
través de tu piel, que lo está deseando, bébete todos los soles. ¡Oh qué guapo,
mientras estés de viaje! Y vendrás imposible de ser reconocido por tus pálidos
amigos y la turba descolorida envidiará tus mejillas. Pero el color que te haya
dado el camino, te lo arrebatará Roma en un santiamén, aunque vuelvas negro, con
cara de egipcio.
XIII (XX) A su amigo Manio Que me lleve hacia sus riberas
auríferas el celtíbero Jalón, que tenga ganas de visitar las casas colgadas de
mi patria, tú, Manio , querido para mí desde los primeros años y tratado con una
amistad de la infancia 424 2002 , tú lo provocas: no hay en tierras de Iberia
otro más cariñoso ni más digno de un amor de verdad. Contigo era yo capaz de que
me gustaran como huésped hasta las cabañas gétulas de un cartaginés sin agua y
las barracas escitas. Si tienes los mismos pensamientos, si es mutuo nuestro
cariño, Roma estará para los dos en cualquier sitio. XIV (XIII) Te va mal porque
te va bien 2003 Aunque un carruaje con butacas transporte a tus sirvientes
llenos de afeites, y tus jinetes libios suden entre una nube de polvo , y tus
triclinios llenos de cobertores rodeen no sólo a Bayas, y Tetis 2005 2004
palidezca untada con tus ungüentos, y los tercios de setino 2006 rompan 2007 tus
copas de cristal purísimo, y no duerma Venus 2002 No sabemos nada más de este
amigo de la infancia de Marcial. Este es el primer poema en que Marcial muestra
deseos de volver a Bílbilis. 2003 Praetextata amicitia, “con una amistad de toga
pretexta”, la que vestían los niños hasta la edad viril. 2004 Cf. 9, 22, 14; 12,
24, 6; Senec. Ep. 123, 7; Virg. Aen. 4, 132. 2005 Bayas y Tetis, por metonimia,
“la playa” y “el mar”. Era frecuente que las grandes villas tuvieran los
comedores al borde del mar y aun sobre las propias aguas. 2006 Setini trientes,
servicios de vino de Setia equivalentes a un tercio del sextario; cf. 1, 106, 8,
y 6, 86, 1, con sus notas. 2007 Por estar demasiado frío. Las vasijas de cristal
“saltan” al echarles un líquido muy frío o muy caliente. sobre mejores plumas,
tú te pasas las noches tendido ante el portal de una prostituta de lujo y su
puerta, ¡ay!, sorda, se empapa de tus lágrimas y los suspiros no dejan de
abrasar tu pobre corazón. ¿Quieres que te diga por qué te va mal, Cota? Te va
bien XV (XIV) Obras son amores Dices que tú no te dejas ganar por ninguno de mis
amigos; pero, para que esto sea verdad, pregunto, Crispo, ¿qué haces? Cuando te
pedí prestados cinco mil sestercios, me los negaste, siendo así que a tu arca,
repleta, no le caben tus dineros. ¿Cuándo me has dado un modio de habas o de
farro, a pesar de que tus campos los labra el colono del Nilo? ¿Cuándo se me ha
enviado una toga corta por los días del gélido invierno? ¿Cuándo me ha llegado
media libra 2009 de plata? No veo ningún otro motivo por el que creerte amigo,
sino que sueles peerte, Crispo, en mi presencia. XVI (XV) Buena puntería 425
2010 Apro, con una aguda flecha, le traspasó el corazón a su mujer, que tenía
una buena dote; pero fue mientras jugaba. Apro sabe jugar. XVII (XVI) Pagar con
la misma moneda Si llamas regalar a prometer y no dar, Gayo, voy a superarte con
mis dones y mis regalos. Toma todo lo que los astures cavan por los campos
galaicos, todo lo que tiene la corriente de oro del rico Tajo, todo lo que el
negro indio encuentra entre las 2008 Si él no fuera tan rico y dichoso, la
Fortuna, que es de por sí caprichosa y envidiosa, no le haría fracasar en esto.
2009 Medida de capacidad para áridos de 8’788 litros. 2010 La libra romana
equivalía a 327 gramos. 2008 . algas eritreas y todo lo que guarda en su nido el
ave sin igual , toda la púrpura que la exagerada Tiro recoge en el caldero de
Agenor 426 2012 2011 . Todo lo que tienen todos, tómalo como lo das. XVIII
(XVII) Pobre de ti, como Macro lea mis versos Privar a Macro del tributo
saturnalicio es, Musa, tu vano deseo: no te es lícito; él en persona lo pide, y
reclama las gracias de siempre y versos que no sean tristes, y se queja de que
han enmudecido mis bagatelas. Pero ahora está dedicado a los largos libros de
los ingenieros. Vía Apia, ¿qué vas a hacer, si Macro lee esos versos? 2014 .
2013 XIX (XVIII) ¡Qué clientes más necios! Ni Mario invita a cenar ni envía
regalos, ni da avales ni quiere prestar, pero tampoco tiene. Sin embargo no
falta una multitud que haga la corte a un amigo improductivo. ¡Ay, qué fatuos
clientes tienes, Roma! 2015 . XX (XIX) Admiración del poeta hacia Plinio el
Joven Este librito no suficientemente docto y poco serio, pero, sin embargo,
nada catetillo, anda, llévaselo, Talía mía, al elocuente Plinio . No supone gran
esfuerzo coronar la empinada vereda de punta a punta de la Subura. Allí verás en
seguida un 2011 El ave Fénix, cf. 6, 55, 2. 2016 2012 Agenor, fundador del reino
de Tiro, padre de Cadmo y de Europa, antecesor de Dido. 2013 Esto es, los
regalos de ritual en las fiestas Saturnales. 2014 Macro era procurador de la vía
Apia, encargado de su mantenimiento; si se entregaba la lectura de los versos de
Marcial, se olvidaría de las obligaciones de su cargo. 2015 Se trata sin duda de
un rico avaro y de sus necios clientes. 2016 Plinio el Joven. Orfeo al que
salpica el surtidor de un húmedo teatro y las fieras admirándolo y el ave real
2018 427 2017 que le llevó al Tonante al joven frigio raptado; allí, la pequeña
casa de tu querido Pedón está esculpida con unas alas de águila más pequeñas.
Pero mira de no llamar a deshora, borracha, a su docta puerta. Dedica los días
enteros a la seria Minerva, mientras estudia para los oídos de los centunviros
lo que los siglos y las generaciones futuras podrán comparar hasta con los
papeles de Arpino . Irás más segura a la hora de las lucernas tardanas. Ésta es
tu hora: cuando se entusiasma Lieo , cuando la rosa es la reina, cuando están
empapados los cabellos. Entonces, que me lean a mí hasta los rígidos Catones
2020 2021 . XXI Que mis versos los entienda todo el mundo Escribir lo que a
duras penas entendería el mismo Modesto y a duras penas Clarano 2023 2022 , ¿qué
placer, pregunto, Sexto, te produce? Tus libros necesitan no un lector, sino un
Apolo 2024 . A juicio tuyo, Cinna 2025 fue más grande que Marón . Ojalá tus
versos sean elogiados, ¡ea! Los míos, Sexto, que les gusten a los gramáticos,
aunque sin gramáticos 2027 . 2017 La palabra theatrum está sugerida por la forma
semicircular de la fuente, con las piletas dispuestas a manera del graderío de
un teatro. El agua del surtidor llegaba hasta la estatua de Orfeo en actitud de
amansar las fieras. 2018 El águila real que raptó a Ganímedes. 2019 Cicerón.
Plinio era abogado y los centunviros eran los jurados que entendían de los
procesos civiles. Los discursos de Plinio se han perdido, parece que sin gran
detrimento para la literatura romana, aunque seguía a Cicerón como modelo; cf.
Plin. Ep. 1, 5, 12. 2020 Sobrenombre de Baco. 2021 Una buena parte de este poema
lo cita con gran complacencia el mismo Plinio, Ep. 3, 21. 2022 Julio Modesto,
discípulo del gramático Higinio, o Aufidio Modesto, comentador de Virgilio. En
cualquier caso, un entendedor sagaz de las obras literarias. 2023 Gramático
recordado por Ausonio, Porfirión y Servio. 2024 El intérprete de los oráculos,
sobre todo en su advocación como Apolo Pitio, en Delfos. 2025 Poeta
contemporáneo de Catulo que escribió un epilion titulado Zmyrna,
tradicionalmente tenido por muy oscuro. Hasta nosotros no han llegado más que
tres versos. 2026 Publio Virgilio Marón. 2027 Es decir, que sean claros e
inteligibles a todo el mundo, sin necesidad de que los expliquen los gramáticos.
2019 2026 XXII Sabia precaución ¿Por qué salgo frecuentemente con un emplasto en
la barbilla o con los labios, teniéndolos sanos, pintados con blanca cerusa? ¿Me
lo preguntas, Filenis? No quiero besarte 2028 . XXIII Ancianidad serena Ya
cuenta Antonio Primo, feliz en su plácida edad, quince olimpiadas completas y
vuelve su mirada a los días pasados y a sus años seguros y no teme las aguas del
Leteo 2029 , ya más próximo. A sus recuerdos ningún día les resulta ingrato ni
molesto, no hubo ninguno del que no quiera acordarse. El hombre cabal ensancha
el espacio de su vida. Vivir dos veces es esto: poder disfrutar de la vida
anterior. 2030 XXIV A las calendas de marzo, día de su cumpleaños Mis natalicias
calendas de marzo, día más hermoso que todas las calendas, en el que me envían
su regalo hasta las muchachas , cincuenta y siete libaciones y esta naveta de
incienso aporto a vuestros altares. Vosotras —pero si conviene a mis ruegos—
añadid dieciocho años a los presentes, os lo suplico, de forma que me dirija
2031 2028 Sobre el personaje, cf. 2, 33; 4, 65; 7, 67 y 70; 9, 29; 40; 62; 12,
22. Sobre los besucones, cf. 11, 98. 2029 Setenta y cinco años, dado que para
Marcial una olimpiada dura un lustro: cinco años. Cf. 4, 45, 3- 4. 2030 El río
que hacía de frontera entre los infiernos y los Campos Elíseos. Para llegar
hasta ellos, las almas de los bienaventurados debían sumergirse en sus aguas
para olvidar sus dolores humanos. 2031 El primero de marzo eran las “calendas de
las mujeres” ( kalendae feminarum), porque en ese día consiguieron las sabinas
la paz entre sus parientes y los romanos que las habían raptado. Se celebraba
también ese día la fiesta de las Matronalia. Cf. Vrbs Roma, III, 225-226. Por
tanto, lo que Marcial quiere decir, con manifiesta intención hiperbólica, es que
su cumpleaños “pone al mundo del revés”: las protagonistas de esas fiestas son
las matronas, a las que sus maridos agasajan con regalos; en cambio él, con
motivo de su cumpleaños, en vez de dar regalos, los recibe y, además, hasta de
las solteras, que en las otras solemnidades del día no tenían nada que hacer.
428 a los bosques sagrados de la joven elisia sin verme todavía torpe por una
vejez extrema, pero habiendo completado las tres edades de la vida 2032 .
Después de esta vida de Néstor 2034 , no pediré ni un día más. XXV Falsa
valentía El Mucio escenificado hace unos días en la sesión matutina 429 2033 ,
el que puso su mano en el fuego, si te parece un hombre de aguante y duro y
valiente, tienes la inteligencia de la gente de Abdera 2036 2035 . Y es que
cuando, con la túnica molesta delante, te dicen “quémate la mano”, sale más caro
decir “no lo hago” XXVI Puedo darte un nombre perdurable Varo, conocido poco ha
por las ciudades paretonias por el sarmiento latino 2040 2039 y jefe inolvidable
para tus cien hombres, pero que ahora, promesa frustrada para el Quirino
ausonio, estás enterrado como una sombra extranjera de la costa lágida. No me
fue dado rociar con mis lágrimas tus frías mejillas, ni añadir pingües inciensos
a tu triste pira 2041 2038 ; pero con mi verso eterno se te da un nombre
inmortal : ¿acaso también esto, falaz Nilo, puedes negármelo? 2032 Proserpina.
2033 Juventud, madurez, ancianidad. Nuestro poeta no alcanzó los 75 años de vida
deseados. 2034 Ejemplo tópico de longevidad; cf. 2, 64, 3, con la nota. 2035
Matutina harena , “en el anfiteatro de la mañana”. Se trata de una
representación en vivo del episodio de Mucio Escévola ante Porsena. Cf. 1, 21;
8, 30. 2036 Los abderitas, en Tracia, como los beocios, pasaban por ser personas
muy lerdas; cf. Juven. 10, 50. 2037 Cf. 4, 86, 8, con la nota. 2038 Haciéndolo,
pierde la mano, pero salva la vida. Indica el poeta que lo hizo por sufrir un
mal menor. 2039 Por sinécdoque, “egipcias”. Paretonio era una ciudad en la costa
libia, a unos 250 Km al oeste de Alejandría. 2040 La insignia del centurión, cf.
Vrbs Roma, III, 525. 2041 Cf. 6, 85. 2042 Marcial es consciente de la
inmortalidad que otorgan sus versos; cf. 5, 15 y 60; 10, 2, 11-12. . 2037 2042
XXVII Nadie te considera En tu cumpleaños, Diodoro, el senado se sienta a tu
mesa como convidado y pocos caballeros dejan de adherirse y tu espórtula reparte
con largueza treinta sestercios por cabeza 2043 . Sin embargo, Diodoro, nadie te
cree nacido XXVIII Jano, mantén siempre cerrado tu templo 430 2044 Padre
hermosísimo de los años y del mundo brillante, a quien invocan el primero los
votos y las preces oficiales , antes habitabas, completamente accesible, un
reducido hogar por cuyo centro hacía su tría toda Roma 2045 . Ahora tus umbrales
están bloqueados por los dones del César y cuentas tantos foros, Jano, cuantas
caras presentas 2047 2046 . Pero tú, venerable padre, agradecido por tan grandes
presentes, refuerza tus férreas cerraduras con un cerrojo a perpetuidad 2048
XXIX Disfrutas a costa mía La bandeja que solías enviarme por los días de
Saturno . , se la has enviado, Sextiliano, a tu querida; y con mi toga 2050 2049
. , la que me regalabas por las calendas 2043 Cinco veces la ordinaria, que era
de 100 cuadrantes (cf. 1, 59, 1); esto es, 25 ases o 6 sestercios y un as. 2044
Es decir, “eres un don nadie”; cf. 8, 64, 18, con la nota. 2045 La uotorum
nuncupatio del primero de año, cf. 8, 8; Vrbs Roma, III, 172; 173; 180. 2046
Igual que la hilera de hormigas, pasando constantemente por el mismo sitio, o la
tría de las abejas, entrando una tras otra por la piquera, dejan bien marcado su
camino. 2047 Precisamente en el foro romano el Ianus Geminus o Bifronte, que
servía de paso para atajar camino. Domiciano restauró el templo y construyó
otro, dedicado a Ianus Quadrifons, en el Foro Transitorio, llamado luego de
Nerva. Los otros foros eran el republicano, el de Julio y el de Augusto, cf. mi
Vrbs Roma, I, 27; 41-42; y sobre el culto de Jano, ib., III, 172-177. 2048 Esto
es: danos una paz eterna, ya que el templo de Jano sólo estaba abierto en tiempo
de guerra. 2049 Las fiestas Saturnales, 17-23 de diciembre, en que los romanos
se intercambiaban regalos de todo tipo. 2050 Con el dinero que te has ahorrado
al no regalarme la toga de costumbre por mi cumpleaños. llamadas de Marte 2051 ,
le has comprado un batín verde claro. Ya empiezan a salirte gratis las queridas:
te las beneficias, Sextiliano, a costa de mis regalos. 2052 XXX La villa de
Apolinar en Formias 431 2053 ¡Oh dulce litoral de la templada Formias! A ti,
cuando huye de la ciudad del severo Marte y, cansado, se despoja de las
preocupaciones que le inquietan, Apolinar te prefiere a todos los lugares. Ni el
dulce Tíbur de su casta esposa, ni los retiros de Túsculo o del Álgido 2054 , ni
Preneste y Ancio los admira él así. A la seductora Circe 2056 o a la dárdana
Gaeta 2055 2057 no las echa en falta, ni a Marica , ni al Liris ni a Salmacis
2059 , bañada en el venero Lucrino 2060 . Aquí lo más alto de Tetis 2058 lo riza
un viento ligero; y no está el mar como sin fuerzas, sino que la calma viva del
ponto mueve el pintado bajel con la ayuda de la brisa, lo mismo que, con el
abaniqueo de la púrpura de una joven a la que no le gusta el calor , llega un
fresco saludable. Y el sedal no busca su presa en un mar lejano, sino que la
liña echada desde la alcoba y desde la cama la engancha un pez al que se ha
visto desde lo alto. Si alguna vez 2062 2051 Las calendas de marzo, el mes de
Marte, día del cumpleaños de Marcial; cf. supra, 10, 24. 2052 Cf. 2, 46, 4, con
la nota. 2053 Sobre estas villas, cf. Vrbs Roma, I, 85-90. 2054 Domicio
Apolinar, buen amigo de Marcial; cf. 7, 26, 1, con la nota. 2055 Monte próximo a
Túsculo, ciudad de la que hoy día no quedan más que unas ruinas próximas a
Frascati. 2056 La hechicera Circe, expulsada de su patria, fijó su residencia en
la costa, al Oeste de TarracinaAnxur, dando su nombre al lugar: el cabo Circeo.
La llama “seductora” (blanda) pensando, quizás, en el largo romance que Ulises
mantuvo con ella; Cf. Hom. Od. 10, 187-471. 2057 La llama “dárdana”, esto es,
“troyana”, porque debe su nombre a Cayeta, la nodriza de Eneas, enterrada en
aquellos parajes; cf. Virg. Aen. 7, 1-7. 2058 Ninfa que tenía dedicado un templo
y un bosque sagrado en la desembocadura del Liris, no lejos de Minturnae, ciudad
de la que sólo quedan las ruinas, pero que ha dado nombre a dos localidades
próximas, Minturno y Marina de Minturno, en el extremo sur del Lacio; cf. Hor.
Od. 3, 17, 7-8; Vrbs Roma, III, 273. 2059 La ninfa Salmacis amaba locamente a
Hermafrodito, hijo de Hermes y Afrodita. Como no se viera correspondida, pidió a
los dioses que le permitiesen abrazar al joven tan fuertemente que nada ni nadie
pudiera separarlos. Los dioses la escucharon y, desde entonces, los dos cuerpos
se fundieron en uno solo, siendo a la vez hombre y mujer. La leyenda se sitúa
tradicionalmente en el monte Ida, pero Marcial hace a Salmacis ninfa de las
fuentes del lago Lucrino. Cf. Ovid. Met. 4, 285-388. 2060 Cf. 1, 62, 3, con la
nota. 2061 Summa Thetis, metonimia por “la superficie del mar”. 2062 Marcial
imagina a una muchacha acalorada dándose aire con el pico de su manto y
refrescando, de paso, a sus acompañantes. 2061 Nereo siente la tiranía de Eolo ,
la mesa, segura con lo suyo, se ríe de las tempestades: una piscina cría los
rodaballos y las lubinas en la propia casa, la delicada morena acude nadando
hasta su cuidador, el nomenclátor 2063 cita a un mújol conocido y, a la orden de
que se acerquen, acuden los viejos salmonetes. Pero, ¿cuándo permites, Roma,
disfrutar de eso? ¿Cuántos días formianos 432 2064 le concede el año a quien
está enganchado al ajetreo de los asuntos de la ciudad? ¡Felices, oh, los
porteros y los cortijeros! Eso se dispone para los señores; está a vuestro
servicio. XXXI Te comes un hombre, Caliodoro Ayer vendiste un esclavo por mil
doscientos sestercios 2065 para cenar bien, Caliodoro, una sola vez Y no cenaste
bien. Un salmonete de cuatro libras que te compraste fue la pompa y el plato
fuerte de tu cena. Dan ganas de gritar: “¡Esto no es un pez, tragón, no lo es!
¡Es un hombre! ¡Te estás comiendo un hombre, Caliodoro!” 2067 . XXXII Ante un
retrato de Antonio Primo 2066 Esta pintura que honro con violetas y con rosas,
¿me preguntas, Cediciano, qué rostro retrata? Así era Marco Antonio Primo en los
años de su madurez: con esta cara se ve joven siendo anciano. ¡Ojalá pudiera el
arte retratar el carácter y el alma! No habría en la tierra una sola tabla más
hermosa. 2068 2063 Como si dijera, “en caso de galernas”. Nereo y Eolo son
metonimias por “el mar” y “el viento”, sobre los que ejercen respectivamente su
poder divino. Estamos ante una bella égloga. 2064 Es el siervo dedicado al
cuidado de los peces; pero se le da irónicamente el nombre del esclavo encargado
de apuntar al oído de su señor el nombre de quienes lo visitaban o, al
cruzárselos en la calle, lo saludaban o convenía que él los saludara. También se
llamaba nomenclátor al esclavo que cantaba el nombre de los platos en los
grandes banquetes. Irónico es también el verbo “cita”, que es término técnico
del leguaje judicial. 2065 Días “para pasarlos en Formias”. 2066 A precio muy
bajo. 2067 El pez y el siervo se computan por el mismo dinero; cf. Juven. 4, 25
ss. 2068 Cf. 9, 99; 10, 23. Sobre otros retratos, cf. 9, 74 y 76. XXXIII
Respetar a las personas, censurar los vicios Munacio Galo, más sencillo que los
antiguos sabinos, que superas en bondad al anciano cecropio , así la casta Venus
te conceda conservar el ilustre abolengo de tu consuegro con el indisoluble
matrimonio de tu hija, para que tú, por si acaso unos versos emponzoñados de
verde cardenillo dijera una malquerencia envidiosa que son míos, los apartes de
mí, como ya haces, y sostengas que no escribe tales poemas cualquiera que es
leído. Mis libritos han aprendido a guardar esta norma: respetar a las personas,
hablar de los vicios. 2069 XXXIV El poeta pide al emperador favor para los
clientes Concédante los dioses, César Trajano, todo lo que mereces y quieran
ratificar a perpetuidad lo que te han concedido. Tú que restituyes sus derechos
al patrono injustamente despojado —ya no será él un desterrado para sus
libertos—, eres digno de poder conservar entero 2070 al cliente, como tú
—permítaseme solamente probar la verdad— puedes hacerlo. Que lean a Sulpicia
2071 XXXV La poetisa Sulpicia, modelo de castidad todas las jóvenes que desean
satisfacer a un solo marido 2073 2072 ; que lean a Sulpicia todos los maridos
que desean complacer a una sola 2069 De la ciudad de Cécrope, Atenas. Epicuro o
Sócrates; cf. 7, 69, 2-3. 2070 Es posible que Trajano renovara la disposición
dada por Vitelio, según la cual el señor que volvía del destierro recobraba sus
derechos sobre los libertos. Cf. Tac. Hist. 2, 92. 2071 Sin merma de sus
derechos. 2072 No sabemos nada de esta poetisa contemporánea de Marcial, cf.,
infra, 38. La vemos también citada en Ausonio, Centón Nupcial, 11, y en Sidonio
Apolinar, Carm. 9, 262. 433 esposa. Ésta no cuenta la locura de la Cólquida , ni
refiere la cena del cruel Tiestes 2075 , ni cree que hayan existido Escila 2076
434 2074 y Biblis , sino que enseña amores castos y limpios, juegos, encantos y
gracias. Quien apreciare como es debido sus poemas dirá que no hay mujer más
descarada, dirá que no hay mujer más recatada. Tales creería yo que fueron los
juegos de Egeria al amparo de la húmeda gruta de Numa. Con esta condiscípula o
con esta maestra, estarías mejor enseñada y con más pudor; pero, de haberla
visto a la par y a la vez que a ti, el duro Faón se hubiera enamorado de
Sulpicia. 2078 2077 En vano, pues ella no viviría ni como esposa del Tonante ni
como querida de Baco ni de Apolo, de habérsele arrebatado a Caleno XXXVI El
vinazo de Marsella Todo lo que recogen las inmorales humaredas de Marsella ,
cualquier tonel que toma solera por el fuego, de ti, Muna, nos llega. Tú envías
a tus pobres amigos a través de los mares, a través de largos caminos, tósigos
terribles; y no a un precio asequible, sino al que se daría por contenta una
tinaja de falerno o de Setia 2080 , querida por sus bodegas. Para no venir a
Roma en tanto tiempo tienes, pienso, este motivo: para no beber tus propios
vinos. 2073 La condición de uniuira, “esposa de un solo marido”, fue siempre un
timbre de gloria para las mujeres romanas. 2074 Medea. 2075 Parece que Marcial
confunde a Tiestes con Atreo, pero la crueldad del uno y del otro corrían
parejas; cf., 3, 45, 1. 2076 Ninfa amada por Glauco, cuya esposa, Anfitrite, no
pudiendo reprimir sus celos ni recuperar a Glauco, hizo que la hechicera Circe
transformara a Escila en un horrible monstruo que fue a refugiarse al estrecho
de Mesina, donde devora a los navegantes que se aventuran por sus dominios. 2077
Ninfa que amó a su hermano y fue convertida en fuente, Ovid. Met. 9, 454 ss.
2078 Y no a Safo, aunque según parece, era ésta la que sentía por Faón un amor
no correspondido: cf. Ovid. Her. 15. 2079 Su esposo, cf., infra, 38. 2080 Los
marselleses tenían la mala fama de adulterar el vino ahumándolo, cf. 3, 82, 24.
2081 Hoy Seze, frente a las marismas Pontinas (13, 112, 1). El Campo Falerno
estaba en Campania, lindante con el Lacio. Los vinos de estas dos denominaciones
de origen solían citarse juntos; cf. 12, 17, 5. Cf. etiam 6, 86, 1, con la nota;
8, 50, 19. 2079 . 2081 XXXVII Si quieres algo para Hispania... Integérrimo
cultivador del derecho y de la equidad de las leyes, que gobiernas el foro
latino con tu palabra verídica, Materno , si a tu paisano y antiguo compañero
tienes algo que encargarle para el océano galaico.... ¿O acaso crees preferible
coger en el litoral laurentino ranas asquerosas y finas agujas antes que
devolver a sus cantiles al salmonete capturado que pareciere ser de menos de
tres libras? ¿Y cenar de plato cumbre insípidos ostrones y crustáceos a los que
cubre con su caparazón liso una pequeña concha mejor que unas ostras que no
envidian a las conchas de Bayas y que devorarían los siervos sin que se lo
prohibiera el señor? 2082 435 2083 . Aquí llevarás a gritos hasta las redes una
zorra hedionda y la sucia presa morderá a tus perros; allí, apenas recién
sacadas de la pesquera llena de peces, las redes todavía húmedas enredarán a mis
liebres… Mientras hablo, hete aquí que el pescador vuelve con la espuerta vacía
y el cazador llega orgulloso de haber cobrado un tejón: toda tu cena viene hasta
la orilla del mar desde el mercado de Roma. Si tienes algo que encargar para el
océano galaico... 2085 . XXXVIII En el decimoquinto aniversario de bodas de
Caleno y Sulpicia 2084 ¡Oh dulces quince años de matrimonio, Caleno, con tu
querida Sulpicia que un dios te ha concedido y completado! . ¡Oh noches y horas
todas, que han sido señaladas con piedras preciosas del litoral índico! 2086 .
¡Oh, qué batallas, qué combates de una y otra parte ha contemplado feliz vuestro
lecho y vuestra lucerna, embriagada 2087 2082 Curiacio Materno, jurisconsulto
amigo y paisano de Marcial, cf. 1, 96, 2; 2, 74, 4; Tac. Dial. 2 y 11. Parece
que fue uno de los jurisconsultos a los que el emperador había concedido el ius
publice respondendi. 2083 Tanta era la abundancia y la calidad de la pesca en
Hispania. Materno debe escoger entre ir a disfrutar de ella o quedarse con las
vulgaridades itálicas. 2084 Aquí-allí, Italia-Hispania. 2085 Después de las
comparaciones interesadamente favorables a Hispania, repite literal e
irónicamente el verso 4. 2086 Cf., supra, 35. 2087 Los días felices se marcaban
en el calendario con una piedrecita blanca, perlas, en este caso. Cf. 8, 45, 2;
9, 52, 5; 11, 36, 1; 12, 34, 7. de los efluvios de Niceros! . Has vivido, oh
Caleno, tres lustros. Esta es toda la vida que se te computa y sólo echas
cuentas de los días de matrimonio. Si de ellos, después de mucho rogarle,
Átropos 2088 te devolviera siquiera uno, lo preferirías antes que cuatro veces
una vejez pilia 2090 . 2089 XXXIX Más vieja que Eva En eso de jurar que naciste,
Lesbia, en el consulado de Bruto, mientes. ¿Naciste, Lesbia, en el reinado de
Numa? Así, también mientes. Y es que, por lo que refieren tus generaciones,
dicen de ti que fuiste modelada con el barro de Prometeo 2091 . XL No era un
maricón Como me decían que mi Pola estaba siempre a solas con un maricón, entré
de improviso, Lupo. No era un maricón A primeros del mes de Jano 2092 . XLI
Divorcio interesado 2093 abandonas, Proculeya, a tu viejo marido y le ordenas
que se guarde sus bienes para él 2088 Perfumista de la época. Cf. 6, 55, 3; 12,
65, 4. 2089 Una de las Parcas; cf. 4, 54, 5, con la nota. 2095 436 2094 . ¿Qué,
pregunto, qué ha sucedido? 2090 Cuatro veces los años de Néstor, rey de Pilos.
Idéntica expresión en 8, 2, 7. Cf. 2, 64, 3; 4, 1, 3; 6, 70, 12; 9, 29, 1; 10,
24, 11; 11, 56, 3. 2091 Eres la primera mujer que apareció en el mundo. 2092 Es
decir: era algo todavía peor; un adicto a cualquier perversión sexual. 2093 Como
si fuera uno de los magistrados que en esa fecha inauguraban sus cargos. 2094
Vetus, en el texto. No “anciano”, sino “tu marido de siempre”, igual que decimos
“un viejo amigo”. 2095 Res sibi habere suas. Es la fórmula legal del divorcio;
cf. mi Vrbs Roma, I, 155, n. 363. ¿Cuál ha sido el motivo de este repentino
dolor? ¿No me respondes nada? Te lo diré yo: era pretor. La ropa de púrpura para
los juegos Megalenses le había de costar cien mil sestercios 2097 437 2096 , por
más que dieras unos espectáculos parcos en exceso, y las fiestas populares le
habrían llevado veinte mil. Esto no es un divorcio, Proculeya: es un negocio.
2098 XLII El bozo de tus mejillas Tienes un bozo tan poco firme, tan suave, que
el aliento, el sol, el aura ligera lo rinde. Con una pelusilla semejante se
cubren los membrillos sin madurar, que brillan al ser despojados de ella por el
pulgar de una joven. Cada vez que te doy cinco besos demasiado fuertes, tus
labios, Dídimo, me vuelven barbudo. XLIII Un campo bien rentable Ya es la
séptima esposa, Fíleros, que entierras en tu campo . A nadie le produce un
campo, Fíleros, más que a ti. XLIV Sé amigo de ti mismo Quinto Ovidio, que vas a
ir a ver a los britanos de Caledonia y a la verde Tetis y al padre Océano,
¿dejas, por tanto, las colinas de Numa y los descansos de 2096 Se celebraban en
el mes de abril, en honor de Cibeles. En su inauguración, el pretor vestía de
púrpura, cf. 4, 67; Juven. 11, 193, 5. 2097 No se trata del precio de la púrpura
propiamente dicha, sino de todos los gastos de representación que lleva
aparejados el hecho de vestir la púrpura, esto es, de presidir los juegos. 2098
Los juegos Plebeyos, del 4 al 17 de noviembre. En ellos, los pretores daban a su
costa un banquete ritual para todo el pueblo. 2099 Cf. Pers. 2, 14. 2100 Región
del Norte de Britania. 2099 2100 Nomento y no te retiene tu casa de campo y tu
hogar, anciano como eres? Tú aplazas los goces de la vida, pero Átropos 2101 no
aplaza también sus estambres y se te apuntan todas las horas. Habrás demostrado
a un amigo querido —¿quién no elogiaría esto?— que la palabra empeñada es para
ti más valiosa que la vida. Pero que seas devuelto, para quedarte, al fin, con
tus queridos sabinos y para contarte a ti mismo entre tus amistades 2103 . 2102
XLV Tienes mal gusto Si mis libritos dicen algo agradable y dulce, si mis
páginas dan resonancia a algo honroso, tú lo juzgas fofo y prefieres roer una
costilla, siendo así que te ofrezco ijada 2104 de jabalí laurentino. Bebe
vaticano , si te relames con el vinagre; mi damajuana no le va a tu estómago
2106 . 2105 XLVI De nada demasiado Quieres decirlo todo, Matón, lindamente. Dilo
también alguna vez bien; dilo ni fu ni fa; dilo alguna vez mal 2101 Cf. 1, 105,
1, con la nota. 2102 Cf., supra, 38, 13, con la nota. 2107 . 2103 Es decir, deja
de viajar, ten consideración para con tu persona y pórtate como el mejor amigo
de ti mismo. 2104 Esto es, chuletas de vacío, que, como no tienen hueso, no
tienes que roerlas y, además, son las más gustosas gracias al sabor que les da
la grasa de la riñonada. Sobre el jabalí laurentino, cf. 9, 48, 5, con la nota.
2105 El vino del campo Vaticano era de muy baja calidad; cf. 1, 18, 2; 6, 92, 3;
12, 48, 14. 2106 Como quien dice: alimentándote de bazofia, te sienta mal lo
exquisito. 2107 Acusaba Matón a nuestro poeta de desigual, 7, 90. Relación entre
belle y bene, cf. 2, 7, 7. La misma idea se expone en 1, 16. 438 XLVII
Requisitos de una vida feliz Lo que hace más feliz la vida, gratísimo Marcial ,
es esto: una hacienda no ganada con el trabajo, sino por herencia; un campo no
desagradecido 439 2108 , un hogar siempre encendido; pleitos nunca, toga poca ,
la conciencia tranquila; un vigor congénito, un cuerpo saludable; una prudente
sencillez, unos amigos de la misma condición; unos convites fáciles, una mesa
sin artificio; unas noches sin borracheras, pero libres de preocupaciones; un
lecho nada triste y, sin embargo, púdico; un sueño que haga cortas la noches; lo
que uno sea, querer serlo y no querer más nada; el último día, ni temerlo ni
desearlo 2111 . 2110 XLVIII Marcial convida a sus amigos a cenar Le anuncian sus
devotos a la ternera de Faros la hora octava y la cohorte de lanceros ya se
retira y recibe el relevo . Esta hora templa las termas, la anterior exhala
excesivos vapores y la sexta da calor en las desmesuradas termas de Nerón.
Estela, Nepote, Canio, Cerial, Flaco 2114 2113 , ¿venís? Mi sigma tiene siete
plazas; somos seis, añade a Lupo. Mi cortijera me ha traído malvas, para
aligerar el vientre, y los variados productos que tiene mi huerto, entre los
cuales está la lechuga de asiento y el puerro de corte 2108 Cf. 4, 64, 1, con la
nota. 2117 2115 ; y no falta la menta, que hace eructar, ni la hierba 2109 Que
paga con buenas cosechas los cuidados que se le dan. 2110 Poca vida “de
sociedad”, cuyo símbolo era la toga y que era obligada en los actos oficiales y,
sobre todo, en la visita mañanera de los clientes a sus patronos. 2111 Sobre las
aspiraciones de Marcial, cf. 1, 55; 2, 90; 6, 43. 2112 La ternera de Faros o del
Nilo (cf. 8, 81, 2) es Isis. A las dos de la tarde sus sacerdotes le daban la
hora a la diosa y cerraban el templo. Sobre su culto en Roma, cf. Vrbs Roma,
III, 354-356. 2113 Relevo de la guardia pretoriana en el palacio imperial. 2114
Amigos de Marcial, como también Lupo, a los que nombra aquí y allá por toda su
obra. 2115 Sobre este tipo de lecho de comedor, cf. 14, 87, y mi Vrbs Roma , II,
244-245. Otras cenas de Marcial en 5, 78, y 11, 52. 2116 Cf. 3, 47, 8, con la
nota. 2117 Ajetes, los tallos del ajo porro, cortados todavía tiernos, antes de
que florezcan; cf. 3, 47, 8, con la nota. 2109 2112 2116 afrodisíaca 2118 ;
huevos cortados coronarán el pez lagarto aderezado con ruda y habrá tetas de
cerda 2120 440 2119 maceradas en salmuera de atún. Con esto, los entrantes. La
pequeña cena se servirá en un solo servicio: un cabrito arrancado de las fauces
del lobo feroz y bocaditos que no necesiten el cuchillo del trinchante y habas,
comida de artesanos, y berzas vulgares. A esto se añadirá un pollo y un pernil
superviviente ya a tres cenas. Una vez hartos, os daré fruta en sazón y vino sin
zurrapas de una cántara nomentana 2121 que cumplió dos trienios en el consulado
de Frontino . Vendrán después bromas sin malicia y una libertad que mañana no
será de temer y nada que quisieras haberte callado: Que mis invitados hablen de
los verdes y los azules y mis copas no sentarán a nadie en el banquillo. XLIX
Las copas de oro piden vino excelente Bebiendo tú en copas de a tercio adornadas
con amatistas y estando como una cuba de tinto opimiano 2126 2125 , me das a
beber un sabino recién envasado y me dices, Cota: —“¿Lo quieres en una copa de
oro?”. —¿Alguien quiere vinos de plomo en copas de oro? 2118 La oruga o jaramago
o, quizás, la ajedrea o satureya; cf. 3, 75, 3-4, con la nota. 2119 El pez que
Marcial llama lacertus / lacerta no está identificado. Además de los varios
lugares donde lo nombra Marcial, lo encontramos citado en Cic. Att. 2, 6; Juven.
14, 131; Mart. 11, 27, 3; 12, 19, 1; Plin. N. H. 32, 146. 2120 Cf. 7, 78, 3, con
la nota. 2121 Cf. 1, 105, 1, con la nota. 2122 Es decir del año 98. Venía a
tener, por tanto, unos seis años y medio. 2123 Cf. 1, 27. 2124 Facciones de las
carreras del circo. Los invitados mantendrán, por tanto, conversaciones
anodinas; cf. Vrbs Roma, II, 369-370. 2125 Y, por tanto, merecedoras de un vino
de primera calidad, como el setino y el falerno; cf., supra, 36, 5-6, con la
nota. 2126 El vino de mejor calidad, por referencia a la añada del consulado de
Opimio; cf. 1, 26, 7, con su nota. 2127 De ínfima calidad. Cf. 4, 85. 2122 2123
2124 2127 L Dolor por la muerte de Escorpo Que rompa las palmas idumeas 2129 441
2128 , triste, la Victoria; golpea, Favor, tu pecho desnudo con mano cruel; mude
el Honor sus atavíos y a las llamas inicuas arroja en ofrenda, Gloria
entristecida, tu cabellera coronada. ¡Ay qué crimen! Caes, Escorpo, malogrado en
tu primera juventud, y unces tan pronto los caballos negros. Aquella meta,
siempre veloz y ceñida para tus carros, ¿por qué ha estado también tan cerca
para tu vida? 2131 . LI Primavera en Ánxur 2130 2132 Ya el toro tirio contempla
la constelación del carnero de Frixo y el invierno huye de Cástor, que toma el
relevo . Ríe la campiña, se viste la tierra, se visten también los árboles; la
adúltera ática 2133 2134 llora a su Itis ismario . ¡Qué días, Faustino, qué días
de Rávena te ha robado Roma! 2136 2135 . ¡Oh soles, oh descanso en túnica! ¡Oh
bosques, oh fuentes y playa con un suelo firme de arena mojada y Ánxur
resplandeciente por las aguas marinas y tumbona que no es espectadora de una
única 2128 Cf., 4, 67; infra, 53. 2129 Idumea, al sur de Judea, famosa por sus
palmeras. 2130 Para vestirse de luto. 2131 La palabra meta, usada en sentido
figurado, “límite” de la vida, y en el propio, “mojón del circo”, situado al
final de la espina central de la pista. Era el punto más difícil de las
carreras, pues los carros debían invertir allí el sentido de su marcha,
ciñéndose lo más posible al muro, para acortar el radio de la curva y, por
tanto, la longitud del recorrido, sin chocar contra la pared y sin perder
velocidad. 2132 Tarracina, por otro nombre; hoy, Terracina. En la costa del
Lacio, en el centro de la bahía formada por el cabo Circeo y el de Gaeta. Se
llegaba allí por la vía Apia, después de cruzar las marismas Pontinas. 2133 Son
los signos zodiacales de Taurus (21 de abril a 20 de mayo), Aries (21 de marzo a
20 de abril), Gemini (21 de mayo a 21 de junio). Estamos, pues, en plena
primavera, que por expolición sigue significándose en las cláusulas siguientes.
2134 Filomela mató a Itis y fue metamorfoseada en golondrina, símbolo de la
primavera; cf. Ovid. Met. 6, 451-674. 2135 Es decir, “tracio”. El Ísmaro es un
monte de Tracia, de cuyo rey Tereo era hijo Itis. 2136 El texto no es claro.
2137 Sin toga, vistiendo sólo la túnica; como si dijéramos “en mangas de
camisa”; cf., supra, 47, 5. 2137 agua, que de un lado ve los barcos del río ,
del otro los del mar! Pero allí no están los teatros de Marcelo y de Pompeyo
2139 2138 , ni las tres termas , ni los cuatro foros unidos 2141 442 2140 , ni
el excelso santuario del Tonante Capitolino y los templos que brillan próximos a
su propio cielo. Cuántas veces creo yo que, cansado, le dices a Quirino : “Lo
que es tuyo, guárdatelo; lo que es mío, devuélvemelo”. LII La confusión era
fácil Había visto al eunuco Telis en toga. Numa dijo que era una condenada por
adulterio 2143 . LIII Epitafio de Escorpo Yo soy el famoso Escorpo, la gloria
del circo clamoroso, tus breves aplausos y deleites, Roma, el que la envidiosa
Laquesis , arrebatándome en mi noveno trienio 2145 , al contar mis victorias,
creyó que era un anciano 2144 2146 . 2138 Se refiere al canal que drenaba las
marismas Pontinas, paralelo a la vía Apia, que era navegable para barcazas de
sirga; cf. Hor. Sat. 1, 5, 1-26. 2139 Se olvida del de Balbo. 2140 Las de
Agripa, Nerón y Tito. 2141 El republicano, el de César, el de Augusto y el Foro
Transitorio o de Nerva. 2142 Es decir, a Roma simbolizada por esta antigua
divinidad sabina. 2143 Éstas y las prostitutas vestían toga por ley, en lugar de
la stola de las matronas, cf. Vrbs Roma, II, 316-317. 2144 La Parca que mide el
hilo de cuya longitud depende la duración de la vida de cada mortal; cf. 4, 54,
5, con la nota. 2145 Esto es, cumplidos los veinticinco años y sin cumplir los
veintisiete. 2146 Cf., 4, 67; supra, 50. Otros epitafios de jóvenes en 6, 52; 68
y 85. 2142 LIV ¡Así, cualquiera! Pones unas buenas mesas, Olo, pero las pones
tapadas. Es ridículo: así, también yo puedo tenerlas buenas. LV Marula sopesa y
mide Siempre que Marula sopesa con sus dedos un pene tieso y lo mide
detenidamente, dice sus libras, escrúpulos y séxtulas . Cuando el mismo, después
de la faena y de su lidia en los medios 2148 443 2147 , queda flácido como una
correa floja, Marula dice cuánto más liviano es. Así que eso no es una mano,
sino una balanza. Me ordenas, Galo LVI ¿Hay algún médico especialista del
cansancio? , que esté a tu servicio los días enteros y que me cruce tres o
cuatro veces tu Aventino. Saca o repara Cascelio un diente enfermo; quemas,
Higino, los orzuelos dañinos para los ojos; no saja pero quita Fanio un divieso
que supura; los estigmas vergonzosos de los esclavos 2149 2150 los borra Eros;
el Podalirio de las hernias cuentan que es Hermes. Para curar a los derrengados,
dime, Galo, ¿quién hay? 2147 Libras, scripula sextulasque, en el texto, cuya
intención hiperbólica es evidente. La libra romana equivalía a 327 gramos; el
escrúpulo era 1/24 de la onza o 1/288 de la libra, esto es 1’135 gramos; la
séxtula era 1/6 de la onza o 1/72 de la libra, 4’54 gramos. En el marco
castellano de la antigua farmacia, un escrúpulo equivalía a 1’198 gramos. La
séxtula conserva el nombre y el valor. 2148 Entiéndase en el sentido “torero”,
con evidentes connotaciones eróticas. 2149 Cf. 1, 108. 2150 El texto no es
claro, pero se entiende que se refiere a los estigmas con que se denigraba a los
esclavos en la frente; si éstos conseguían la libertad trataban de borrarlos;
cf. A. Spallici, I medici e la medicina in Marziale, Milano, 1934. 2151 El
médico del ejército griego en Troya. 2151 LVII ¡Cara pimienta! Me enviabas una
libra de plata; se ha quedado en media, pero de pimienta. No compro tan cara,
Sexto, la pimienta. LVIII En Roma no hay tiempo para la poesía Los apacibles
retiros, Frontino 2152 , de la marina Ánxur y las cercanías de Bayas y la casa
de la playa y el bosque del que no tienen conocimiento las insufribles cigarras
en los ardores de Cáncer 2154 y las marismas del río 444 2153 , mientras los he
frecuentado dedicaba mi tiempo a festejar contigo a las doctas piérides 2155 .
Ahora la grandísima Roma nos tritura. ¿Cuándo tengo yo aquí un día mío? Me veo
zarandeado en el mare mágnum de la ciudad y pierdo la vida en un trabajo
estéril, mientras cuido unas desagradecidas yugadas de mi finca suburbana y un
hogar vecino tuyo, venerable Quirino. Pero no solamente ama el que frecuenta los
umbrales día y noche ni semejante pérdida [de tiempo] dice bien con un poeta.
Por los para mí venerables ritos de las Musas, por todos los dioses te lo juro:
incluso sin oficiosidades, te quiero. 2157 LIX No me gustan los lectores
exquisitos Si la página está ocupada por un solo lema, te la saltas y te agradan
los más breves, no los mejores. Tienes servida una opípara cena y montada a
mercado 2152 Sexto Julio Frontino, escritor, buen amigo de Marcial, cónsul por
segunda vez en el 98 y por tercera en el 100. 2153 Cf., supra, 51. 2154 El Sol
entra en Cáncer en el solsticio de verano, teóricamente el 22 de junio, y
permanece en él hasta el 22 de julio. 2155 Es el canal navegable nombrado más
arriba (51, 10). 2156 Las Musas. 2157 Al contrario que el campo que haría las
delicias de Marcial; cf., supra, 47, 4. 2156 completo, pero sólo te gusta lo
exquisito. No necesito yo un lector demasiado goloso. Me gusta éste: el que sin
pan no se queda harto. LX El maestro Ciruela Le ha pedido al César los derechos
de los tres discípulos, estando Muna acostumbrado a enseñar siempre a dos 2158 .
LXI Sepulcro de Eroción Aquí descansa en una sombra prematura Eroción , a quien,
por un crimen del destino, ha matado su sexto invierno. Quienquiera que seas
después de mí el rey de mi pequeño campo, dales anualmente a sus exiguos manes
lo que es de justicia. Ojalá que, con tu hogar siempre encendido, ojalá que, con
tu familia sana y salva, sea ésa la única lápida motivo de llanto en tu tierra.
LXII ¡Vacaciones! 445 2159 Maestro de escuela, deja descansar a tu inocente
cuadrilla. Ojalá que, a cambio, numerosos melenudos oigan tus lecciones y se
encariñen de ti los que hacen coro a tu delicada mesa y que ningún contable ni
un rápido escribiente se vean rodeados por un corro mayor. Los días luminosos se
abrasan con los fuegos del León 2161 2160 y el ardiente julio cuece las mieses
ya tostadas. El cuero escítico, erizado de 2158 Broma sobre el ius trium
liberorum, que aquí toma por los alumnos; cf. 2, 91, 6; 92, 1; 3, 95, 6; 9, 66,
2; 97, 6. 2159 Cf. 5, 34 y 37. Es una recomendación que hace cuando tiene
determinado volver a España. 2160 Es decir, “niños y muchachos”que todavía no
han rendido el tributo de su cabellera al tomar la toga viril. 2161 La
constelación de Leo, en la que está el Sol desde el 23 de julio al 22 de agosto.
Cf. 9, 90, 11-12. horribles correas, con el que fue azotado Marsias de Celenas ,
y las tristes palmetas, cetro de los pedagogos, que descansen y duerman hasta
los idus de octubre: en el verano, los niños, si están sanos 2163 , bastante
aprenden. LXIII Epitafio de una matrona ejemplar 446 2162 Unos mármoles
ciertamente pequeños estás leyendo, viandante, pero que no han de ceder ante las
piedras de Mausolo y de las Pirámides. Dos veces fue examinada mi vida en el
Tarento romano 2164 y no perdió nada antes de su pira funeraria. Juno 2166 2165
me dio cinco hijos y otras tantas hijas: todas sus manos cerraron mis ojos. Me
tocó también en suerte una rara gloria del tálamo y hubo un solo pene conocido
por mi pudor. LXIV Legitima la ligereza de sus versos Si vinieres a dar con mis
libritos, mi reina Pola , acoge mis chanzas sin fruncir el ceño. Tu gran poeta,
gloria de nuestro Helicón, aun cuando cantaba feroces guerras con la trompeta
pieria 2168 2167 , sin embargo no tuvo reparo en decir en un verso lascivo: “Si
ni siquiera me dan por culo, Cota, ¿qué pinto yo aquí?” 2162 Vencido por Apolo
en el arte de la música, el sátiro Marsias fue desollado vivo y azotado
duramente por el vencedor; cf. Ovid. Met. 6, 383-400. 2163 El clima de Roma en
verano era muy perjudicial, sobre todo para los niños. 2164 El sepulcro de
Mausolo en Caria. De donde procede nuestro “mausoleo”. 2165 2169 . No se trata
de la ciudad homónima, sino de un lugar del Campo de Marte, en Roma; cf. 4, 1,
8, con la nota. Dos veces se celebraron los juegos seculares dentro de estos
años: en el 47 por Claudio y en el 88 por Domiciano. Seguramente esta señora
había sido elegida para figurar en los desfiles entre las más honorables. 2166
Diosa de los nacimientos bajo la advocación de Juno Lucina. 2167 Al dar a la
viuda de Lucano el título de “reina”, le está dando el tratamiento que los
clientes daban a su patrono; cf., supra, 10, 10, 5, con la nota. 2168 De las
Musas. 2169 En lo que nos queda de la obra de Lucano no se lee tal verso. LXV No
me llames hermano Dado que te jactas de ser munícipe de Corinto, Carmenio, sin
que nadie te contradiga, ¿por qué me llamas hermano, a mí, hijo de iberos y
celtas y ciudadano del Tajo? ¿Acaso da la impresión de que nos parecemos en la
cara? Tú vas radiante con tu cabellera rizada; yo, obstinado en mis greñas
hispanas. Tú, sin un pelo, gracias a la depilación diaria; yo, con las piernas y
las mejillas erizadas de pelos. Tienes una boca balbuciente y una lengua sin
fuerza; más fuerte que yo hablarán mis ijares . No es tan diferente la paloma
del águila, ni la huidiza gacela del impávido león. Por tanto, deja de llamarme
hermano, no vaya a ser, Carmenio, que te llame hermana. LXVI ¿Ganímedes
cocinero? ¿Quién, pregunto, tan mal nacido, quién ha sido ése tan chulo que te
ha ordenado, Teopompo, que te hicieras cocinero? Esta cara, ¿aguanta alguien
violarla con una negra cocina? ¿Mancilla con el fuego grasiento estas melenas?
Mejor, ¿quién tendrá a su cargo las jarras, quién las copas de cristal?
¿Mezclados por qué mano tendrán mejor sabor los falernos? Si a tan celestiales
camareros les espera semejante final, que Júpiter utilice ya de cocinero a
Ganímedes Hija de Pirra 2172 447 2171 LXVII Genio y figura... . , madrastra de
Néstor, a quien Niobe, siendo una niña, vio canosa, Laertes, siendo un anciano,
llamó su abuela, Príamo su nodriza, Tiestes su 2170 El texto está corrompido,
pero el sentido es claro: Tú eres un afeminado; yo, un hombre bragado. Es ésta
una de las muy contadas ocasiones en que nos separamos del texto de Lindsay, que
lee filia donde otros corrigen por ilia. 2171 Cf. 12, 64. 2172 Pirra, salvada
del diluvio con su esposo Deucalión. La protagonista es, pues, tan vieja como el
mundo. Idea que se refuerza por acumulación de hipérboles sobre personajes
tópicos por longevos y por antiguos. 2170 suegra, sobreviviendo ya a todas las
cornejas , enterrada por fin en este sepulcro, Plucia arde en deseos por el
calvo Melantión. 2173 LXVIII No hagas el amor en griego Aunque no tienes tu casa
en Éfeso, ni en Rodas, ni en Mitilene, Lelia, sino en el barrio Patricio , y
aunque tu madre, que nunca se aderezó, sea de los colorados etruscos y tu
rústico padre de la comarca de Aricia, me tienes hasta el gorro de “dueño mío,
miel mía, corazón mío” 2174 . ¡Qué vergüenza! ¡Una compatriota de Hersilia y de
Egeria! 2176 2175 . Estas palabras, óigalas el lecho, y no cualquier lecho, sino
el que las amantes tienen preparado para los hombres lascivos. ¿Deseas saber
cómo hablar, casta matrona? ¿Es que, en el triquitraque amoroso, puedes ser más
seductora? Tú, por más que te aprendas Corinto de pe a pa y trates de imitarla
por entero, sin embargo, Lelia, no serás en absoluto una Lais 2177 . LXIX Cambio
de papeles Pones vigilantes, Pola, a tu marido; no los aceptas tú misma. Esto
es, Pola, tomar por mujer al marido 2178 . 2173 Dicen que estos animales viven
de 5 a 9 generaciones humanas. Herodoto les atribuye 300 años de vida; otra
fuente, 900. Cf. Cic. Tusc. 3, 69; Lucr. 5, 1085; Hor. Od. 4, 13, 25; Juven. 10,
247. 2174 Sobre el Esquilino, es decir, en el centro de la ciudad. 2175 En
griego en el original, porque en esa lengua decía Lelia sus melindres. 2176 Lo
vergonzoso es que hable así “una romana de pura cepa”. Hersilia era la esposa de
Rómulo y Egeria, la amiga de Numa. 2177 Lais era la típica cortesana de Corinto.
2178 Ordinariamente era el marido quien ponía bajo guardia a su mujer; aquí
sucede lo contrario, cf. Tac. Ann. 11, 25. Naturalmente, esta Pola no es la
viuda de Lucano. 448 LXX ¿Cuándo tengo tiempo para escribir? Como apenas si sale
un libro mío en todo un año, soy para ti, docto Potito, reo de dejadez. Pero,
¡cuánto más justo que te admires de que salga uno, cuando tantas veces se me
pasan sin sentir los días enteros! Todavía de noche, visito a los amigos, que ni
me devuelven los buenos días; felicito también a muchos, a mí, Potito, nadie.
Ahora mi anillo sella en el templo de Diana, diosa de la luz, ahora me arrebata
para ella la hora prima, ahora para ella, la quinta; ahora me retiene el cónsul
o el pretor y su acompañamiento de regreso a casa; muchas veces hay que oír a un
poeta todo un día. Pero es que tampoco se le puede decir que no impunemente a un
abogado, ni a un rétor o a un gramático, si lo buscan a uno. Después de la hora
décima, ya cansado, voy en busca de los baños y de mis cien cuadrantes 2179 .
¿Cuándo, Potito, se va a componer un libro? 2181 LXXI Matrimonio feliz
Quienquiera que seas, que ambicionas para tus padres una muerte tardía y feliz,
lee con amor la breve inscripción de este mármol: “Ha sepultado en esta tierra
Rabirio a sus sombras amadas, ningunos otros ancianos yacen con una suerte más
bienhadada: dos veces seis lustros de casados cerró su última y apacible noche,
ardieron con una sola pira sus dos funerales. Pero los añora como si se los
hubieran arrebatado en sus primeros años”. No puede haber nada más injusto que
estos lloros 2182 . 2179 Los testigos solían legalizar con su sello los
documentos oficiales (testamentos, manumisiones, divorcios, etc.) en los templos
en donde luego se archivaban. 2180 La espórtula; cf. 1, 59, 1, con la nota. 2181
Esta misma idea cf. 10, 58; 11, 24; 12, 57. 2182 Porque estos ancianos habían
conseguido su plena felicidad (vv. 4-5). 449 2180 LXXII ¡Adiós, adulaciones! En
vano llegáis a mí, Adulaciones, pobres criaturas de labios desgastados: no estoy
dispuesto a decir “mi señor y dios” . Ya no hay sitio en esta ciudad para
vosotras, idos lejos, a los partos tocados con turbantes, y deshonradas,
rastreras y de rodillas, besad donde pisan sus reyes vestidos de colores. Aquí
no hay “señor”, sino “emperador” 2184 2183 , el “senador” más justo de todos,
por quien desde la morada estigia se nos ha devuelto la Verdad sin aderezos, con
sus cabellos secos . Bajo este príncipe 2186 , si eres sensata, Roma, guárdate
de utilizar las palabras de antes. LXXIII Ante todo, aprecio tu detalle y tu
juicio Una carta de un elocuente amigo , me ha traído una agradable prenda, el
regalo austero de una toga ausonia que Fabricio no 2187 , pero que sí querría
ponerse Apicio y querría Mecenas, caballero de César [Augusto] 450 2188 . De
enviármela otro, esta toga hubiera sido para mí menos valiosa; que no satisface
a los dioses una víctima herida por una mano cualquiera. Ha venido enviada por
ti: si no pudiera amar tu regalo, Marco, podría amar mi nombre 2190 2189 . Pero
vale más que el regalo y es más de agradecer que el propio nombre el detalle y
el juicio de un sabio. 2183 Porque ha muerto Domiciano. No es que este emperador
ordenara formalmente que se le diera tal título, pero lo sugirió cuando dictando
en el senado un documento, empezaba así: “ordena nuestro dios y señor”, cf. 5,
8, 1, con la nota; 7, 34, 8-9. 2184 En el sentido etimológico de “general en
jefe del ejército”. 2185 Es decir, “sin perfumes” o, lo que es lo mismo, sin
afeites que disimulen la el verdadero ser de las cosas. 2186 Trajano. Con ello
manifiesta el poeta que toda Roma en tiempo de Domiciano hablaba como él. 2187
Quizás Marco Antonio Primo; cf. 9, 49; 99; 10, 23; 32. 2188 Quizás se refiera a
Cayo Fabricio Luscino, modelo de austeridad (cf. 9, 28, 4) y que, por tanto,
rechazaría una toga tan lujosa. Cf. etiam 1, 24, 3. 2189 Apicio y Mecenas se
citan aquí como modelos de buen gusto. Bajo el nombre de C. Apicio nos ha
llegado un tratado de gastronomía, De re coquinaria. Sobre Mecenas, cf. Juven.
12, 39; Hor. Od. 1, 20, 5; 3, 16, 20. 2190 Quizás la toga llevaba bordado el
nombre de Marcial o quizás el poeta se alegra de que el regalo se lo haga
alguien que se llama Marco, como él. 2185 LXXIV Sólo quiero poder dormir Ten ya
consideración, Roma, con tu cansado cumplimentero y con tu cansado cliente.
¿Hasta cuándo, dando los buenos días entre maceros y clientes de baja condición,
ganaré cien cuadrantes en todo el día 2191 451 , siendo así que Escorpo en una
sola hora se lleva como vencedor quince pesados sacos de oro recién acuñado? Yo,
como premio por mis libros —pues, ¿qué culpa tienen?)—, no quisiera los campos
de Abulia; no me seduce el Hibla ni el Nilo, productor de espigas, ni la uva
deliciosa que desde lo alto de las pendientes setinas contempla las lagunas
Pontinas. ¿Qué anhelo, preguntas, pues? Dormir 2194 . 2193 LXXV A todo se llega
Tiempo atrás, Gala me pidió veinte mil sestercios, y lo confieso, no era ella
demasiado cara. Pasó un año: “Me darás diez mil sestercios” dijo ella. Me
pareció que me pedía ella más que antes. Pidiéndome ya dos mil después de seis
meses, yo le daba mil numos . No quiso aceptarlos. Habían pasado dos o tal vez
tres calendas, ella misma me pidió espontáneamente cuatro áureos 2195 . No se
los di. Me rogó que le enviara cien numos, pero esta suma me pareció también
demasiado costosa. Una magra espórtula me juntó con cien cuadrantes 2197 2196 .
Se le apeteció. Le dije que se la había dado a mi esclavo. ¿Acaso pudo hacer una
rebaja mayor? La hizo. Se me ofrece gratis, Gala se me ofrece por la voluntad.
Yo digo que nanay. 2191 La espórtula; cf. 1, 59, 1, con la nota. 2192 Cf. 10, 50
y 53. 2193 Cf. 4, 69, 1, con la nota. 2194 Es decir, no tener que madrugar, como
se veían obligados a hacer los clientes. Sobre otras circunstancias que no le
dejaban dormir a Marcial, cf. 9, 68; 12, 57. 2195 Numo, nummus, fue la
denominación que se impuso en el Imperio para designar al sestercio. 2196 El
áureo valía 25 denarios y el denario, 4 sestercios. Pedía, por tanto, 400
sestercios. 2197 Era la cantidad ordinaria. Cf. 1, 59, 1, con la nota. 2192
LXXVI Mevio se hiela de frío, un mulero viste de púrpura ¿Te parece esto justo,
Fortuna? Un ciudadano que no es de Siria o de Partia, tampoco caballero
procedente de las subastas capadocias de esclavos, sino de casa, de la plebe de
Remo y de Numa, amigo simpático, honrado, inocente, instruido en ambas lenguas ,
cuyo único, pero gran defecto es que es poeta, Mevio, se hiela de frío bajo una
capucha parda y el mulero Incitato 2198 2199 reluce de púrpura. LXXVII La fiebre
hace de médico Caro no hizo nunca otra cosa peor, Máximo, que eso de haberse
muerto de una calentura. También ella cometió un crimen. ¡Fiebre cruel y dañina!
Si al menos hubiera sido una cuartana 2200 … Debió reservarse él para su médico
LXXVIII Un gobernador como hay pocos Vas a ir, Macro, a los litorales de Salona
452 2202 2201 . Irá contigo una lealtad nada común y el amor por lo recto y el
poder, que cuando lleva de compañera a la honradez, siempre vuelve más pobre.
Feliz colono de una tierra rica en oro , nos devolverás un gobernador con los
bolsillos vacíos y desearás que se den largas y, cuando se vaya, irás en su
séquito, dálmata, con lágrimas de alegría . Yo, Macro, iré en busca de los
celtas y de los feroces iberos acompañado de tu recuerdo. Pero, sin 2198 El
latín y el griego. 2199 En 11, 1, 16, se le empareja con el auriga Escorpo. .
2205 2200 Era una malaria benigna, que no ocasionaba la muerte; pero, por no
cuidarse, Caro dejó hacer a la fiebre lo que seguramente hubiera hecho el
médico. 2201 Esto es, para que lo matara el médico. 2202 Capital de Dalmacia, en
la costa del Adriático, a donde Macro iba de gobernador. 2203 Que Dalmacia era
rica en oro lo vemos también en Plin. N H. 33, 3, 67. 2204 Que se retrase la
vuelta de Macro. 2205 Udo gaudio, en el texto, “con alegría húmeda”. 2203 2204
embargo, cuantas páginas mías lleguen de allí, escritas con una caña del Tajo,
lleno de peces, nombrarán a Macro. Ojalá que sea leído yo entre los antiguos
poetas y que no pongas por delante de mí a muchos de los anteriores, sino que yo
sea para ti menor únicamente que Catulo. LXXIX Torcuato y Otacilio Torcuato
tiene un palacio hacia el cuarto mijero; hacia el cuarto ha comprado una pequeña
finca Otacilio. Torcuato ha construido unas termas resplandecientes de mármoles
variados; una bañera ha puesto Otacilio. Torcuato ha puesto en su campo un
bosque de laurel; cien castaños ha plantado Otacilio. Estando Torcuato de
cónsul, él fue alcalde de barrio y no se creyó inferior en tan alta dignidad.
Como el enorme buey reventó en otro tiempo a la pequeña rana, así, me imagino,
Torcuato hará reventar a Otacilio. 2206 LXXX ¡Cuántas lágrimas se evaporan en el
alma! Eros llora cada vez que pone sus ojos en las copas de mirra moteada o en
los esclavos o en las mesas de cidro demasiado nobles y deja escapar unos
suspiros del fondo de su pecho, porque el pobrecillo no puede comprar los Septa
453 2207 enteros y llevárselos a casa. ¡Cuántos hacen lo que Eros, pero con los
ojos secos! La mayor parte se ríen de las lágrimas y las tiene dentro. 2206 Vici
magíster, “jefe de distrito”, cargo tan insignificante que Juvenal (10, 102) lo
llama pannosus aedilis, “edil andrajoso”. 2207 Es decir, demasiado caras para
sus posibilidades. Sobre estas mesas de maderas nobles, cf. 2, 43, 9, con la
nota. 2208 Cf. 2, 14, 5. 2208 LXXXI La complaciente Filis Habiendo ido dos a
casa de Filis por la mañana para echar un polvo y deseando uno y otro ser el
primero en poseerla desnuda, Filis prometió que se entregaría a los dos al mismo
tiempo. Y se entregó: el uno le levantó el pie; el otro, la túnica. LXXXII
Servicios inútiles que minan mi salud Si mi sufrimiento añade algo a tu
hacienda, de mañana o incluso desde la media noche llevaré la toga y soportaré
las rachas estridentes del inicuo aquilón y sufriré las lluvias y aguantaré las
nieves. Pero si no te pones más rico ni en un cuadrante gracias a mis lamentos y
a los tormentos de un hombre libre, mira, te lo ruego, por mi cansancio y déjate
de esfuerzos en vano, que a ti no te aprovechan y a mí, Galo, me perjudican.
LXXXIII Calva mal disimulada Recoges de aquí y de allá tus cuatro pelos y la
anchurosa explanada de tu resplandeciente calva la tapas, Marino, con las
melenas de los temporales. Pero, movidos al impulso del viento, se vuelven y son
devueltos a su sitio y tu cabeza desnuda la ciñen de este lado y del otro con
grandes mechones. Podría pensarse que entre Espendóforo y Telesforo está
Hérmeros, el de Cidas . ¿Quieres reconocer con mayor franqueza que eres un
anciano, para que parezca de una vez que eres una sola persona? 2210 . No hay
cosa más ridícula que un calvo melenudo. 454 2209 2209 Espendóforo y Telesforo
parecen ser dos adolescentes de cabelleras lujuriantes; cf. 9, 56, y 11, 26.
Hérmeros, sería famoso sin duda por su calvicie; pero nos es totalmente
desconocido, lo mismo que Cidas. 2210 Cf. 5, 49. LXXXIV ¡Vaya compañía! ¿Te
extraña por qué Afro no se va a dormir? Ya ves, Cediciano, con qué mujer está a
la mesa. LXXXV La barca hundida salva a su patrón Ya bien anciano, Ladón,
marinero de una barca del Tíber, se preparó unos campos próximos a sus amadas
aguas. Como el vago Tíber los invadía a menudo con sus aguas torrenciales y
destrozaba los sembrados con las crecidas del invierno, la barca jubilada, que
estaba en lo alto del ribazo, la llenó de piedras y la puso frente al vado . Así
desvió la crecida de las aguas. ¿Quién podría creerlo? Una barca hundida sirvió
de ayuda a su dueño. 2211 LXXXVI Pelotari y pelele Nadie se calentó en las
llamas del amor por una nueva amiga tanto como ardió Lauro en su pasión por la
pelota. Pero quien era el primer jugador, mientras estuvo en la flor de la edad,
ahora, después que ha dejado de jugar, es el primer pelele 2212 . 2211 El sitio
por donde el río se desbordaba. 2212 La esencia del epigrama radica en el juego
de palabras entre pila, “pelota” (v. 2), y prima pila (v. 4), “pelele” o
espantajo que se echaba al toro en el anfiteatro para enfurecerlo. De ser el
mejor “pelotari”, Lauro ha quedado en un “pelele”. Cf. Spect. 9, 4; 2,43, 6; 14,
53, 2. 455 LXXXVII Obsequios a Restituto en su cumpleaños ¡Ea! Que la piadosa
Roma sea consciente de las calendas de octubre del elocuente Restituto ;
felicitadle con todas vuestras lenguas y votos. Celebramos su natalicio, ¡callad
pleitos! Váyase lejos el cirio del cliente esquilmado 2213 y las inútiles
tablillas de tres hojas y las pequeñas servilletas que esperen a los festejos
del gélido diciembre . Que compitan en sus regalos los más ricos: que el
engreído tendero de Agripa 2216 2215 le lleve mantos compatriotas de Cadmo ; que
el acusado de una noche de riñas y borrachera le envíe al abogado túnicas
especiales para la cena; una joven difamada le ha ganado el pleito al marido,
que le traiga, pero ella en persona, unas sardónicas auténticas; que el anciano
admirador de sus viejos antepasados le regale obras del cincel de Fidias; que el
cazador le lleve una liebre, el colono un cabrito, el pescador sus botines de
los mares. Si cada uno envía lo que es lo suyo, ¿qué piensas, Restituto, que ha
de enviarte un poeta? 456 2217 LXXXVIII Demasiado cumplidor Cota, vas buscando
todos los decretos del pretor; recoges hasta las tablillas de cera. Eres un
hombre obsequioso 2218 . 2213 Puesto que este Restituto al que se dedica el
poema es abogado (v. 12), podría ser el Claudio Restituto, al que Plinio escribe
una carta (6, 17) y menciona en otra (3, 9, 15). 2214 Y que por tanto no podía
hacer regalos substanciosos. 2215 Las fiestas Saturnales, 17-23 de diciembre.
2216 Es decir, de los Septa de Agripa, en donde estaban las tiendas más lujosas;
cf. 2, 14, 5; 2, 57, 2; 9, 59, 1. 2217 Cadmo era hijo de Agenor, rey de Tiro.
Por tanto, mantos de Tiro o, lo que es lo mismo, de la mejor púrpura; cf.,
supra, 17, 7. Cf. etiam, 2, 43, 7; 6, 11, 7; 11, 1, 11. 2218 El epigrama no es
claro, unos interpretan según un escolio de Gronov a Cic. Ros. Am. 2:
officiosiores dicuntur qui uolunt ad suum officium pertinere ut rapiant causas
defendendas. Cota iría prestando servicios a los pretores para que le confiaran
causas. Otros entienden que Cota es un jurisconsulto tan cumplidor de su deber
que va en busca de todos los decretos (libelli) e incluso minutas y borradores (cerae)
del pretor, para el cumplimiento más estricto de su oficio, cf. Lieben, Ph. Woch.
1930, 458. 2214 LXXXIX Hermosa Juno de Policleto Esta Juno, Policleto, obra tuya
y feliz timbre de gloria que quisieran haber merecido las manos de Fidias,
resplandece con un rostro tan hermoso, que hubiera vencido en el Ida a las
diosas condenadas por el juez sin vacilación . Si a su propia Juno, Policleto,
no la amara su hermano, capaz sería el hermano de amar a tu propia Juno 2220 .
XC No soples las cenizas 457 2219 ¿Por qué, Ligeya, depilas tu coño ya chocho?
¿Por qué remueves las cenizas de tu propia pira? Tales refinamientos están bien
en las jóvenes, porque tú ya ni por vieja puedes ser tenida. Esas lindezas,
créeme, Ligeya, no las hace la madre de Héctor, sino su esposa. Te equivocas si
crees que es un coño eso a lo que una picha ha dejado de prestarle atención. Por
eso, si tienes vergüenza, Ligeia, no le arranques su barba a un león muerto. XCI
Pedir peras al olmo Almón está rodeado de eunucos y a él no se le endereza. Y se
queja de que su Pola no pare ni por asomo. 2219 Paris, el pastor del monte Ida,
que en su célebre juicio prefirió a Venus sobre Juno y Minerva. 2220 Juno era
hermana y esposa de Júpiter. XCII Sacrificio común Marrio, partidario y
compañero de la vida tranquila, ciudadano del que se gloría la antigua Atina ,
te encomiendo estos pinos gemelos, ornamento de un salvaje bosque sagrado, y las
encinas de los faunos y las aras del Tonante y del hórrido Silvano 2222 2221 ,
erigidas por la mano a medio educar de mi cortijero, a las que muchas veces ha
teñido la sangre de los corderos o de los chivos; y a la diosa virgen, señora de
este santo templo 2223 , y a quien ves como huésped de su casta hermana , a
Marte, titular de mis calendas, y el bosque de laureles de la delicada Flora, al
que fue a refugiarse cuando la perseguía Príapo. A todas estas benévolas
divinidades de mi pequeño campo, tanto si tú las aplacas con sangre como con
incienso, dirás: “Dondequiera que esté vuestro Marcial, ved que con esta mi
diestra, juntamente conmigo, os ofrece sacrificios como sacerdote ausente.
Vosotros tenedlo por presente y dadnos a los dos lo que el otro desea”. XCIII
Envía sus libros a Sabina Si vieres antes que yo, Clemente, las regiones
eugáneas de Helicaón y sus campos coloreados por las parras enramadas 2226 458 ,
llévale a Sabina Atestina mis poemas todavía no publicados, pero recién
adornados con su envoltura de 2221 Ciudad volsca, en el Lacio, al SE de Roma y
al N de Montecasino, lindando con el Samnio. 2222 Dios itálico de los bosques (
silua, en latín), cuyos rasgos se confunden con los Faunos, con el griego Pan y
hasta con Marte, Mars Siluanus, en Catón, Agr. 83. 2223 Diana. Esta
recomendación la hace Marcial al salir hacia Hispania. Cf., supra, 61. 2224
Marte y Diana eran hijos de Júpiter, aunque de distintas madres. 2225 Helicaón,
hijo de Antenor, fundador de Padua, Patauium. Sobre los eugáneos, cf. 4, 25, 4,
con la nota. 2226 Para formar estos emparrados se obligaba a las parras a
enredarse en los árboles; cf. Virg. Georg. 1, 2. 2227 Seguramente la esposa de
Clemente, que sería oriunda de Ateste, ciudad al SO de Papua, a orillas del río
Adigio. 2225 2227 2224 púrpura . Igual que nos gusta la rosa que se corta con la
punta del pulgar, así también nos agrada una página nueva y sin ensuciar por una
barbilla 2228 XCIV Estas frutas no son de mi campo No guarda mis pomares una
serpiente masilia ni tengo a mi servicio el campo regio de Alcinoo, sino que con
árboles nomentanos 459 2230 2231 2229 mi huerto crece seguro y sus frutos sin
ningún valor no temen a los ladrones. Así que te envío estas manzanas como de
cera de mi otoño, que acaban de nacer en plena Subura 2232 XCV A otro perro con
ese hueso El niño te lo ha devuelto, Gala, tu marido y te lo ha devuelto el
querido. Éstos, creo yo, están diciendo sin lugar a dudas que ni te han catado
XCVI Suspirando por las riberas fecundas del Jalón 2234 . Te admiras
frecuentemente, Avito, de que yo hable demasiado de pueblos remotos, habiéndome
hecho viejo en la capital del Lacio, y de que tenga sed del aurífero Tajo y de
mi patrio Jalón y de que añore los campos descuidados de una pequeña torre bien
abastada. Me gusta aquella tierra en la que una pequeña hacienda 2228 Se trata
de la primera edición del
libro X.
Sobre el envoltorio de púrpura, cf. 3, 2, 10;
5, 6, 19. 2229 Cf. 1, 66, 8. 2230 Como el dragón Laón, que guardaba el jardín de
las Hespérides; cf. 13, 37. 2231 Cultivando árboles autóctonos, en vez de
especies exóticas, no se tienta a los ladrones. Cf. 1, 105, 1, con la nota. 2232
Plumbea mala, “frutas de plomo”, en el original, por analogía con los objetos de
plata que, cuanto más plomo se añadía a la aleación, menos valor tenían; cf. 1,
99, 15; 10, 49, 5; 74, 4. 2233 Eran compradas en las tiendas de este barrio; cf.
7, 31. 2234 Ninguno de los dos quiere reconocer al niño. Pero entonces, ¿a qué
perversión sexual se han dedicado contigo? . 2233 . me hace feliz y unos pocos
recursos me hacen nadar en la opulencia. Aquí se le da de comer al campo, allí
da de comer; el hogar se templa aquí con un fuego maligno, allí luce con una
lumbre enorme. Aquí es costosa el hambre y ruinoso el mercado; allí la mesa
queda enterrada por las riquezas de su propio campo. Aquí se gastan en un verano
cuatro togas o más, allí una sola toga me abriga durante cuatro otoños. Anda,
hazles ahora los honores a los patronos, siendo así que todo lo que no te
proporciona un amigo puede proporcionártelo, Avito, un lugar. Mientras se
preparaba la pira de Libitina XCVII ¡Mala suerte! con papiro para que ardiera
ligera, mientras la esposa compraba llorosa la mirra y la canela 2235 , ya
preparada la fosa, ya el escaño, ya el embalsamador, Numa me nombró su heredero:
se ha curado. 460 2236 XCVIII Cambia de carácter o de camareros Sirviéndome el
cécubo un camarero más afeminado que el doncel del Ida y más elegante puesto a
la mesa que tu hija, que tu mujer, que tu madre y que tu hermana, ¿quieres que
me fije más bien en tus lámparas, tus mesas antiguas de cidro y sus patas de
marfil? Sin embargo, para no recostarme a tu mesa bajo sospecha, preséntame
esclavos del montón y de tu sórdido cortijo, con el pelo cortado 2238 ,
desaliñados, rudos, cortos de talla, hijos de un porquerizo que huele a boque.
Te perderá este regomello: no puedes, Publio, tener esta manera de ser y estos
camareros. 2235 La diosa de las pompas fúnebres. 2236 Para embalsamar el
cadáver. 2237 Ganímedes. 2238 Cf. 2, 43, 9, con la nota. 2239 Esto es, salidos
de la pubertad; cf., ex. c., 9, 16 y 17. 2237 2239 XCIX Más feo que Picio Si
este rostro de Sócrates fuera romano, habría sido como el de Julio Rufo en sus
Sátiras 2240 . C No pretendas competir conmigo ¿Por qué mezclas, necio, tus
versos con los míos? ¿A ti qué, desgraciado, con un libro que te acusa? ¿Por qué
quieres reunir en un rebaño a las zorras con los leones y hacer a las lechuzas
semejantes a las águilas? Aunque tengas uno de los dos pies de Ladas 2242 2241 ,
estúpido, en vano correrás con una pata de palo. CI Entre bufones Si por
casualidad volviera, devuelto desde los Campos Elíseos, el famoso viejo Gaba, al
que el éxito le sonreía con su César 2243 , quien oyere a Capitolino y a Gaba
haciendo chanzas a la par, diría: “¡Gaba, paleto, cállate!”. 2240 Julio Rufo
puso su retrato, como era habitual, en la portada de su libro de sátiras; pero
aparecía tan feo como Sócrates, a quien proverbialmente se le atribuía cara de
sátiro. 2241 De hurto o, mejor diríamos, de plagio; cf. 1, 53. 2242 Corredor
famoso, cf. 2, 86, 8. 2243 Gaba era un bufón de la corte de Augusto; cf. 1, 41,
16. 2244 Bufón del tiempo de Trajano. 461 2244 CII Poeta por plagio ¿Preguntas
por qué procedimiento ha llegado a ser padre Filino, que no ha echado un polvo
en su vida? Eso, Avito, que te lo diga Gaditano, que no escribe nada y, sin
embargo, es poeta 2245 . CIII Anunciando a los bilbilitanos su llegada
Compatriotas, a los que Bílbilis Augusta me cría en un escarpado monte que ciñe
el Jalón con sus rápidas aguas, ¿es que no os resulta grata la gloria fecunda de
vuestro poeta? Pues soy vuestro honor y vuestro renombre y fama. Y no debe más
su Verona al fino Catulo y no menos querría ella que a mí me llamaran suyo. A
cuatro siegas se les ha añadido el trigésimo verano desde que, sin mí,
presentáis a Ceres vuestros pasteles rústicos, mientras yo habito las murallas
hermosísimas de la soberana Roma: los reinos ítalos han mudado mis cabellos 2246
. Si recibís de buena gana al que vuelve, voy; si mostráis sentimientos
desabridos, estoy autorizado a volverme. 462 2247 CIV Encarga a Flavo que le
prepare en Bílbilis un buen retiro Ve, librito mío, ve de compañero de mi
querido Flavo a través de los mares, pero de olas propicias, y con una travesía
fácil y vientos favorables, pon rumbo a las alturas de la hispana Tarragona.
Desde allí tomarás un carro y, a buena marcha, la alta Bílbilis y tu Jalón
posiblemente los verás en la quinta jornada. ¿Preguntas que qué te encargo? Que
a los colegas —pocos, pero viejos, y que no veo hace treinta y cuatro inviernos
2249 2248 — los saludes inmediatamente nada más llegar; y que a continuación
2245 Doble sentido: Además de plagiario, Gaditano podía ser “el padre de la
criatura”. 2246 Los treinta y cuatro años que Marcial había pasado en Roma; cf.,
infra, 104, 10. 2247 Se han encanecido. 2248 El texto lo dice a la inversa: te
rota tollet, “te tomará un carro”. 2249 Cf., supra, 103, 7. recuerdes a nuestro
Flavo que me prepare un retiro agradable y no costoso por su precio, para que
haga de tu padre un perezoso. Esto es todo. Ya llama enfadado el capitán y te
reprocha el retraso y la mejor brisa ha puesto el puerto en franquía. Adiós,
librito. Creo que sabes que el barco no espera por un solo pasajero. 463 LIBRO
XI I A su libro ¿A dónde vas tú, a dónde, librito ocioso, revestido con una
púrpura no cotidiana? ¿Acaso a ver a Partenio? Desde luego que sí. Anda y vuelve
sin que te haya abierto. Él no lee libros sino libelos 2250 y no tiene tiempo
para las Musas o lo tendría para las suyas 2252 2251 . ¿Es que no te crees lo
bastante dichoso si te tocan en suerte unas manos más humildes? Dirígete al
pórtico del vecino Quirino 464 2253 turba más ociosa Pompeyo o la niña de Agenor
o el veleidoso capitán de la primera nave . Hay allí dos o tres capaces de
revolver la polillas de mis bagatelas, pero una vez que se hayan cansado las
apuestas y chismorreos sobre Escorpo e Incitato 2254 II Mi libro es un reflejo
de la realidad de la vida Fruncido entrecejo y frente severa del duro Catón e
hija del labrador Fabricio 2257 y lujos enmascarados 2258 2256 y regla de las
costumbres y todo lo que no somos en nuestra vida privada, ¡fuera de aquí!
Mirad, mis versos están gritando “¡vivan las 2250 Uno de los secretarios de
Domiciano; cf. 4, 45, 2. 2251 Entiéndase sin el sentido peyorativo que esta
palabra tiene en español. Aquí vale tanto como “expedientes” o “informes”.
Partenio debía de estar al frente del negociado de las peticiones a libellis.
2252 Tenía pujos de poeta. 2253 El pórtico del templo de Quirino. Lo llama
“vecino”, porque Marcial vivía por allí. 2254 Los pórticos de Pompeyo, de Europa
y de los Argonautas, representados aquí por Jasón, capitán de la nave Argos.
Jasón es “veleidoso” (leuis, en el texto) porque repudió a Medea por el amor de
Creúsa o Glauce, la hija de Creonte; cf. 2, 14, 10 y 15-16. 2255 Aurigas
famosos, sobre todo el primero; cf. 4, 67, 5; 5, 25, 10; 10, 50: 53; 74, 5; 76,
9. 2256 Cf. 1, praef.; 5, 51, 5; 9, 28, 3; 10, 20, 21; 12, 3, 8; 6, 8. 2257
Citado, al igual que Catón, como ejemplo de severidad y austeridad de
costumbres. Su hija fue dotada por el senado en atención a su pobreza; cf. Val.
Max. 4, 4, 10. Cf. etiam 1, 24, 3; 9, 28, 4; 10, 73, 3. 2258 Con la máscara de
la hipocresía. . No tiene una 2255 . Saturnales!” 2259 : no sólo está permitido
sino que bajo tu presidencia, Nerva , es un placer. Lectores severos, aprendeos
de memoria al intrincado Santra . Nada tengo yo que ver con vosotros: este libro
es mío 2262 . III ¡Oh, si en Roma tuviéramos otro Mecenas! No sólo los ociosos
de la ciudad se gozan con mi pimpleide 465 2261 ni dirijo mis poemas a los oídos
desocupados, sino que, entre las escarchas Géticas, junto a las enseñas de
Marte, mi libro lo soban los duros centuriones; y se dice que Britania recita
mis versos. ¿Qué provecho saco? Mi bolsa ni se entera de eso. Pero, ¡qué poemas
inmortales podía entonar y qué grandes batallas hacer resonar con la trompeta
pieria, si los dioses compasivos, puesto que han devuelto al mundo un Augusto ,
te dieran también, Roma, un Mecenas! IV Súplica en la inauguración del tercer
consulado de Nerva Reliquias sagradas y lares de los frigios, que el heredero de
Troya prefirió antes que sacar las riquezas de Laomedonte a punto de arder, y
tú, Júpiter, figurado ahora por primera vez en oro imperecedero , y vosotras,
hermana e hija por entero del padre supremo 2266 2265 , y tú, Jano, que ya por
tercera vez presentas el nombre de 2259 Días de gran regocijo y licencia,
celebrados del 17 al 23 de diciembre. Cf. 12, 81, 1, con la nota. 2260 El
emperador; cf. 8, 70, 1; 9, 26, 1; 11, 4, 6; 11, 7, 5; 12, 6, 2. 2261 Liberto de
Pompeyo, gramático y duro censor de Salustio. Escribió De antiquitate uerborum y
De uiris illustribus, con demasiada técnica y dificultad. Restos de sus
tragedias vemos en Ribbech, Trag. Rom fr. 264. 2262 No reivindica la propiedad
intelectual, sino el carácter desenfadado y divertido del libro. 2263 “Mi musa”,
acuñando el sobrenombre a partir de la fuente Pimplea, en Pieria, de donde
deriva otro gentilicio de las Musas, ampliamente utilizado, como aquí en el v.
8. 2264 Nerva sube al trono en octubre del año 96. La falta de mecenas, 1, 107;
8, 55. Cf. Juven. 7, 53-97. 2265 Nerva mandó colocar en el Capitolio una estatua
de Júpiter toda ella de oro macizo. 2266 Juno y Minerva, esta última salida del
cerebro de Júpiter y, por tanto, hija sólo suya, sin compartirla con una madre.
2263 2264 2260 Nerva a los fastos purpúreos , os suplico con toda piedad:
guardad todos a este jefe, guardad al senado: que éste viva conforme a la manera
de ser del príncipe; aquél, conforme a la suya propia. 2267 V Nerva sería amado
por todos los antiguos romanos Tienes tanto respeto, César , por la rectitud y
la equidad como tenía Numa 2269 2268 . Pero Numa era pobre. Lo difícil es esto:
no traicionar la moral por las riquezas y, aun cuando uno haya superado a tantos
Cresos , ser un Numa. Si volvieran los antiguos padres, nombres gloriosos, si
fuera permitido desalojar el bosque Elíseo, te veneraría Camilo, invicto por la
libertad 466 2271 2270 ; Fabricio, de ofrecérselo tú, aceptaría el oro 2272 ;
Bruto se gozaría de tenerte de jefe; Sila, el sanguinario, te entregaría el
imperio, cuando fuera a deponerlo 2273 2274 , y te amaría el Magno junto con
César, ciudadano de a pie, y Craso te regalaría todas sus riquezas. Hasta el
mismo Catón 2277 2276 , si al ser llamado volviera de las sombras infernales de
Plutón, sería cesariano. 2267 En 97 Nerva inauguraba su tercer consulado,
designado aquí por el color púrpura que orlaba la toga pretexta. 2268 Se dirige
a Nerva. 2269 El sucesor de Rómulo en el trono de Roma. Fue célebre y admirado
por su religiosidad. 2270 Creso, rey de Lidia en el s. VI a. C., ha pasado a la
historia como paradigma de una persona inmensamente rica. Por lo demás, la frase
es ambigua: lo mismo puede querer decir que Nerva ha vencido militarmente a
muchos ricos como que ha logrado ser el más rico de los ricos; pero, sin
embargo, en ambos casos se porta como si fuera pobre. 2271 Marco Furio Camilo,
llamado el “segundo fundador de Roma” por sus victorias militares; cf. 1, 24, 3.
2272 Se dejaría sobornar; cf., supra, 2, 2, con la nota. Cf. etiam 1, 24, 3.
2273 Posiblemente, Marco Junio Bruto (c. 85-42 a. C.), el cesaricida. 2274 Sila,
el dictador; cf. 9, 43, 10. 2275 Gneo Pompeyo Magno, enemigo a muerte de C.
Julio César, pero unidos ambos en la admiración por Nerva. 2276 Marco Licinio
Craso, el otro miembro del primer triunvirato junto con César y Pompeyo. 2277
Marco Porcio Catón, el Uticense, adversario acérrimo de la política de César.
Pero no es que se le haga aquí renunciar a sus ideas, sino que, siendo Catón “anticesariano”
(por Julio César), el poeta hace un juego de palabras diciendo que sería
“cesariano” por el césar Nerva. 2275 En los días larderos 2278 VI Son los
Saturnales, ¡venga alegría! del viejo que lleva la hoz , en los que manda como
soberano el cubilete de los dados, tú, Roma, llevando el píleo 467 2279 ,
permites, pienso yo, divertirse con versos que no den trabajo. Te has sonreído,
luego está permitido, no me lo prohíbes. ¡Marchaos lejos de aquí, preocupaciones
que hacéis palidecer! Cualquier cosa que se nos venga a la boca, digámosla sin
pensarlo dos veces. Prepara, muchacho, unos medios tercios 2281 2280 , como los
que Pitágoras le servía a Nerón ; prepáralos, Díndimo, pero en mayor número.
Sobrio, no soy capaz de nada ; en bebiendo, quince poetas vendrán en mi ayuda.
Ahora dame unos besos, pero como los de Catulo 2284 , que si son tantos como él
dijo, te regalaré El Gorrión de Catulo VII La adúltera Paula no engaña a su
marido Ya, ciertamente, no le dirás, Paula, al estúpido de tu marido, cada vez
que quieras irte demasiado lejos a ver a tu querido: “El César me ha ordenado
que vaya por la mañana a su villa de Alba; sí, el César, a Circeyos” . Ya ese
cuento se acabó. Bajo el principado de Nerva puedes ser una Penélope, pero no te
deja el prurito y tu antigua condición. ¿Qué harás, desgraciada? ¿Simularás que
una amiga se ha puesto enferma? El marido se pegará a su señora acompañándola
personalmente e irá también 2286 2278 Uncti, en el texto, “untados [de grasa] >
grasientos > de orgía”, como nuestro carnaval y su jueves “lardero”. 2279 Los
días Saturnales, dedicados a Saturno, que segó los genitales a Urano, su padre,
con una hoz. 2280 El píleo era una especie de bonete con el que tocaban los
libertos. Era, por tanto, el símbolo de la libertad y como tal se utilizaba por
toda la gente en los días de las Saturnales. 2281 El tercio del sextario era el
triente (183 cm 3 ), que equivalía a cuatro ciatos, siendo ésta la medida
habitual para los brindis; cf. 1, 71, 1; 106, 8; 8, 50, 21 y 24; 9, 93, 2, todos
con sus notas. 2282 Pitágoras, copero de Nerón, con quien éste se casó haciendo
el papel de mujer; cf. Tac. Ann. 15, 37. 2283 Puede tener connotaciones
sexuales, teniendo en cuenta la referencia a Catulo que viene a continuación.
2284 Aludiendo al famoso poema 5 de Catulo. 2285 Esta última frase es ambigua:
puede indicar, por sinécdoque, el libro de los poemas de Catulo o,
figuradamente, el pene. 2286 La villa albana del emperador estaba en la montaña,
cerca del lago Albano; Circeyos, en la costa, al O y no lejos de Ánxur /
Terracina; cf. 5, 1; 10, 51, 8. 2283 2285 2282 . contigo a ver a tu hermano y a
tu madre y a tu padre . Así pues, ¿qué estratagema preparará tu ingenio? Otra
adúltera se diría quizás histérica 468 2287 , y que querría descansar en los
baños de Sinuesa 2289 2288 . ¡Cuánto mejor lo haces tú, que, cada vez que te da
la gana de ir a echar un polvo, prefieres, Paula, decirle la verdad a tu marido!
VIII Las esencias de los besos de un joven Lo que exhalan los perfumes desvaídos
de un afeminado que se aderezó el día de ayer 2290 ; lo que [exhala] el último
hálito que cae con el chorro de azafrán ; lo que las manzanas que van madurando
en su caja invernal; lo que el campo lujurioso con sus árboles en primavera; lo
que las sedas de la emperatriz salidas de los telares palatinos; lo que una bola
de ámbar calentada por la mano de una doncella ; lo que una ánfora de negro
Falerno rota, pero a distancia; lo que un jardín que hace detenerse a las abejas
sicanas 2293 ; lo que desprenden los alabastros de Cosmo y los altares de los
dioses; lo que una corona que acaba de desprenderse de la cabellera de un rico.
¿Para qué decirlos olor por olor? No hay bastantes. Mézclalos todos: esa
fragancia tienen por la mañana los besos de mi favorito. ¿Quieres saber su
nombre? Si es por lo de los besos, te lo diré. —Lo has jurado. —Tú quieres
saber, Sabino, demasiado. 2287 Para vigilar que estas visitas son reales y no
fingidas. 2288 En el sentido etimológico; cf. 11, 71. 2289 En la costa, en el
extremo sur del Lacio, lindando con Campania y el monte Másico, por lo que
también era famosa por sus vinos, aparte de sus balnearios, que todavía
subsisten hoy día en Mondragne; cf 6, 42, 5; 13, 111; 11, 82. 2290 El texto es
dudoso: hesterni drauci / dracti, “invertido / frasco”. 2291 Con azafrán
perfumaban el anfiteatro, cf. Spect. 3, 8; Epigr. 5, 25, 8; 8, 33, 4. 2292 Cf.
mi Vrbs Roma, I, 281; Juven. 9, 50-51. 2293 Era proverbial la calidad de la miel
del monte Hybla, en Sicilia; cf. 2, 46, 1; 5, 39, 3; 7, 88, 8; 9, 26, 4; 10, 74,
9. 2294 Perfumista famoso de la época. 2292 2291 2294 Glorioso por la corona de
Júpiter IX Ante el retrato de Mémor , fama del coturno romano, Mémor respira
resucitado por el arte de Apeles 2296 . 2295 X Entre hermanos Turno ha dedicado
a las sátiras su poderoso ingenio . ¿Por qué no al género de Mémor? Era su
hermano 2298 . XI Devolvamos a las mesas el honor antiguo 469 2297 Quita,
camarero, las copas y los vasos cincelados del tibio Nilo y dame sin que te
tiemble el pulso las copas desgastadas por los labios de mis abuelos y lavadas
por un sirviente con el pelo cortado 2299 . Restitúyase a las mesas su antiguo
honor. Beber en una joya 2301 2300 dice bien en ti, Sardanápalo 2302 , que
rompes un Mentor para orinal para tu querida. 2295 Mémor obtuvo la corona del
vencedor en el certamen Capitolino instituido por Domiciano. El poeta finge
hablar ante un retrato de este laureado autor de tragedias. 2296 La pintura.
2297 Cf. 7, 97, 8. 2298 Y no quiso rivalizar con él. 2299 Porque las copas son
de poco valor y no importa, si se caen y se rompen; cf. 12, 74, 8. 2300 Los
esclavos dedicados a la cocina y a la limpieza, iban pelados al rape. En cambio,
los que servían la mesa solían llevar largas cabelleras rizadas, ya que se
destinaba a este menester a los jovencitos que todavía no habían hecho la
ofrenda ritual de su cabellera al llegar a la edad viril; cf., ex. c., 9, 36.
2301 Había vasos labrados en ónice u otras piedras preciosas; pero puede indicar
cualquier vaso lujosamente adornado de pedrería. 2302 Rey de Asiria, también
conocido como Asurbanipal, prototipo de los lujos extravagantes. 2303 Un vaso
cincelado por Mentor; cf. 3, 40, 1; 4, 39, 5; 8, 51, 2; 9, 59, 16. 2303 XII
Hijos, los que quieras; pero padre y madre... Que te concedan, Zoilo, el derecho
de los hijos, incluso de siete, con tal que nadie te dé a ti una madre; nadie,
un padre 2304 . XIII Ante el sepulcro del mimo Paris Quienquiera que seas,
viajero que trillas la vía Flaminia, no pases por alto este noble mármol. Las
delicias de la Urbe y el ingenio del Nilo , el arte y la gracia, la diversión y
el placer, el honor y el dolor del teatro romano, y todas las Venus y Cupidos
2306 están enterrados en este sepulcro: en el de Paris XIV Epitafio para un
hijito de su colono 470 2305 2307 . Herederos, no enterréis al pequeño colono,
pues la tierra, por poquita que sea, para él es pesada 2308 . XV Mis páginas son
lascivas; pero mi vida, honrada Tengo páginas que podrían leer la esposa de
Catón y las horribles sabinas ; pero quiero que este libro sonría todo él y que
sea más atrevido que mis otros libros. 2304 Para que sigas siendo homo non natus,
es decir “un don nadie, un pelele”; cf. 4, 83, 3-4; 8, 64, 18; 10, 27, 4. 2305
La Urbe y el Nilo, Roma y Egipto. 2306 Reminiscencia de Catul. 3, 1. 2307 Muerto
el 83; cf. Suet. Dom. 10, 1; Juven. 6, 87; 7, 87. 2308 Como si dijera, “n o es
leve”, que es lo que se desea al difunto con la fórmula canónica: sit tibi terra
leuis, “que la tierra te sea leve”; cf. 5, 34, 10; 9, 29, 11. 2309 “Horribles”,
porque son de temer, tanto por su carácter estricto como por su aspecto
desaliñado. 2309 Éste, que se empape en vino y que no le dé rubor estar sucio de
los aceites cosmianos 2310 , que juegue con los chicos, que ame a las chicas y
que no hable con rodeos de aquella de la que todos nacemos, la madre de todos, a
la que el venerable Numa llamaba picha. Estos versos, sin embargo, acuérdate que
son saturnales, Apolinar 2312 : este librito no refleja mis costumbres 471 2313
. XVI Todos leerán estos versos ligeros 2311 Lector que eres serio por demás, ya
puedes marcharte a donde te venga en gana: estos versos los he escrito para las
togas romanas; ya mis páginas se vuelven lascivas con los versos de Lámpsaco y
hacen resonar las castañuelas con mano tartesia 2315 2314 . ¡Oh, cuántas veces
golpearás tu manto con la verga tiesa, aunque seas más serio que Curio o que
Fabricio! También tú, jovencita, leerás las picardías y los entretenimientos de
mi librito corrida de gusto, aunque fueras de Padua 2316 . Lucrecia se ruborizó
y dejó mi libro, pero delante de Bruto 2318 . Bruto, retírate: leerá. 2310 Ni el
vino ni los perfumes de Cosmo se aplicaban al libro de propio intento; se le
contagiaban de los lectores que, en medio de las Saturnales, no lo soltaban de
la mano. Sobre el perfumista Cosmo, cf. 1, 87, 2; 3, 55, 1; 11, 8, 9; 18, 9; 49,
6; 12, 65, 4, etc. 2311 No son de excluir las connotaciones sexuales tanto al
referirse a ellas como a ellos. 2312 Cf. 7, 26. 2313 El mismo aviso en 1, 4, 8;
9, 28, 5-7. La idea se encuentra también en Catul. 16, 5-11; Ovid. Trist. 2,
353-354; 3, 2, 5-6; Apul. Apol. 11. De otra forma piensan Cic. Cael. 8; Fam. 9,
22; Senec. Ep. 114, 4. 2314 Perífrasis para decir “priapeos” o “de Príapo”, que,
según el mito, había nacido en esta ciudad de la Tróade, situada junto a la boca
de los Dardanelos que da al mar de Mármara. Actualmente, Lâpseki. 2315 Esto es,
“gaditana”. Las Gaditanae puellae eran famosas en Roma como bailarinas de
movimientos lascivos; cf. 1, 41, 12; 5, 78, 26; 6, 71, 2; 14, 203. 2316 Curio
Dentado y Cayo Fabricio Luscino; cf. 1, 24, 3. 2317 Era proverbial la moralidad
de las mujeres paduanas; cf. 6, 42, 4. 2318 Lucrecia era para los el supremo
ejemplo de fidelidad conyugal. Estaba casada con Lucio Tarquinio Colatino y, al
ser violada por Sexto Tarquinio, prefirió suicidarse antes que vivir deshonrada,
no sin antes sublevar al pueblo romano contra la monarquía de los Tarquinios.
Lucio Junio Bruto encabezó la rebelión, expulsó al rey Tarquinio el Soberbio y a
su familia y estableció la república, siendo su primer cónsul, con Tarquinio
Colatino como colega; cf. Liv. 1, 57-60. 2317 XVII No todos mis versos son
obscenos No todas las páginas de mi libro son para la noche; encontrarás también
algo que leer, Sabino, por la mañana. XVIII El “latifundio” de Marcial Me
regalaste, Lupo, una finca a las puertas de la ciudad, pero tengo una finca
mayor en mi ventana . ¿A esto puedes decirle finca? ¿Llamar finca a esto? Una
finca en la que una mata de ruda hace de bosque de Diana; que la cubre el ala de
una cigarra chillona; que una hormiga se la come en un solo día; que el pétalo
de una rosa en capullo es para ella una corona; en la que no se encuentra más
hierba que pétalos de Cosmo 2320 2319 o pimienta verde; en la que ni un pepino
puede reposar recto ni un una serpiente, habitar entera. La huerta difícilmente
alimenta a una sola oruga y los mosquitos se mueren, una vez quemados los sauces
, y un topo me hace de cavador y de arador. No puede bostezar un hongo ni las
brevas agrietarse o las violetas abrirse. Un ratón arrasa toda su extensión y es
temido por el colono como el jabalí de Calidón 2323 y, llevada por las uñas de
Procne voladora 472 2322 , toda mi siega está en su nido de golondrina y, aunque
esté sin su hoz y sin su picha, no hay sitio para el medio Príapo 2325 2324 .
Recogida la cosecha, apenas si llena una caracola y el mosto lo encierro en una
nuez empegada. Te equivocaste, Lupo; pero sólo en una letra, pues en el momento
en que me diste la finca, preferiría que me hubieras dado una cena 2319 Un
tiesto con alguna planta. 2320 Posiblemente, nardos, que eran muy buscados por
los perfumistas como Cosmo. 2321 No “enhiesto”, sino “sin doblarse”. 2322
Utilizados como leña para el hogar. 2323 El jabalí de Meleagro; cf. 1, 104, 6;
9, 48, 6, con sus notas. 2324 Hija de Pandión, rey de Ática, que fue
metamorfoseada en golondrina. 2325 O sea, lo que queda de Príapo, que, privado
de sus atributos, no es más que la mitad de sí mismo. 2326 El poeta juega con
dos palabras que, como dice, sólo se diferencian en una letra: me has dado un
praedium (= una finca) y hubiera sido mejor un prandium (= una comida). 2321
2326 . XIX Una lengua demasiado exquisita ¿Preguntas, Gala, que por qué no
quiero casarme contigo? Eres una mujer culta y mi picha comete con frecuencia
solecismos 473 2327 . XX Al pan, pan, y al vino, vino Lee, envidioso, estos seis
licenciosos versos de César Augusto , tú que lees las palabras castizas poniendo
mala cara: “Como Antonio se tira a Glafira, Fulvia me impone esta pena: que yo
también me la tire a ella. ¿Que yo me tire a Fulvia? ¿Y si Manio me pide que le
dé por culo? ¿Lo haré? No creo, si soy sensato. —O follas o reñimos, dice ella.
—¿Qué hacer, si mi picha me es más querida que mi propia vida? ¡Que toquen las
trompetas!” . Está claro que disculpas los atrevimientos de mis libritos,
Augusto; tú, que sabes hablar con llaneza romana. 2329 XXI Flaccidez de lo de
Lidia Lidia lo tiene tan flojo como el culo de un jinete de bronce, como el
rápido aro que resuena con sus cascabeles de metal , como la rueda tantas veces
lanzada contra el trapecio al que traspasa 2331 2330 , como un viejo zapato
mojado de agua fangosa, como las redes ralas que esperan a los tordos errantes,
como el toldo negado al noto en el teatro de Pompeyo , como el brazalete que se
le ha salido a un maricón tísico 2333 2332 , como un colchón vaciado de su lana
leucónica , como los calzones viejos 2334 2327 Se juega con un equívoco obsceno:
eres una redicha y no se la chupas a cualquiera. 2328 Nótese que se trata “de”
César Augusto (es decir, Octaviano), no “del” César Augusto (es decir, el
emperador). 2329 Como si dijera: “¡Toque de combate!”; esto es, “prefiero
reñir”. 2330 Cf. 14, 168-169. 2331 Está claro que se trata de algún ejercicio
circense, pero el sentido exacto se nos escapa. 2332 Cuando el viento arreciaba,
por razones obvias, se retiraban los toldos. 2333 Está tan delgado, debido a su
enfermedad, que le resbala en el brazo y se le sale. 2328 de un bretón pobre y
como la repugnante garganta de un pelícano de Rávena . Dicen de mí que hice el
amor con ella en una piscina de agua de mar. No lo sé. Creo que lo hice con la
piscina. XXII Doble juego de un invertido Eso de restregar por tu rostro
endurecido los tiernos besos del níveo Galeso, eso de yacer con Ganímedes
desnudo es —¿quién lo niega?— demasiado. Pero date por satisfecho, deja al menos
excitarle sus partes con tu mano fornicadora . En los jóvenes imberbes peca más
ésta que la picha y los dedos provocan y adelantan la virilidad. De ahí la
sobaquina, el vello prematuro y la barba que sorprende a su madre y que no les
guste bañarse a la luz del día. La naturaleza ha dividido al varón en dos
partes: la una ha nacido para las mujeres, la otra para los hombres. Usa la
parte que es tuya 2337 . XXIII Capitulaciones matrimoniales Sila está dispuesta
a casarse conmigo no sin condiciones; pero yo no quiero casarme con Sila bajo
condición alguna. Sin embargo, como insistía, le dije: “Me darás de dote como
esposa un millón en oro. ¿Qué menos podría ser? No te cataré como marido ni
siquiera la primera noche y no tendré contigo comunidad de lecho. Y abrazaré a
mi querida y tú no me lo prohibirás y, cuando yo te lo ordene, me enviarás a tu
esclava. Ante tus propios ojos, me dará besos lascivos un joven esclavo, si es
el mío como si es el tuyo. Vendrás a las cenas, pero te recostarás a la mesa tan
distante, que mi manto no se toque con el tuyo. Me darás un beso de tarde en
tarde y no me lo 2334 La tribu gala de los leucones o leucos era famosa por la
calidad de la lana de sus ovejas. Su capital era Tullum, actual Toul, en la
Lorena francesa, departamento de Meurthe-et-Moselle. Su territorio, sin embargo,
se extendía hacia el SE, hasta el Franco Condado, donde estaba Alba Leucorum,
hoy Blamont, departamento de Doubs. 2335 Descrito por Plin. N. H. 10, 131. 2336
También la lengua es calificada como fututrix; cf., infra, 61, 10. 2337 Estos
principios de moralidad son sorprendentes y aparecen luego con frecuencia en
este libro. 474 2336 2335 darás por tu propia iniciativa ni me lo darás como si
fueras mi esposa, sino como si fueras mi anciana madre. Si puedes aguantar esto,
si no te resistes a soportarlo todo, encontrarás, Sila, a quien quiera casarse
contigo” 2338 475 . XXIV ¡Qué tiempo tan precioso pierdo contigo! Mientras te
acompaño y te devuelvo a tu casa, mientras presto oídos a tus charlatanerías y
aplaudo todo lo que dices y haces, ¡cuántos versos podían nacer, Labulo! ¿No te
parece que es un perjuicio si lo que Roma lee, busca el forastero, no ridiculiza
el caballero, se sabe de memoria el senador, elogia el abogado, el poeta
desuella, perece por tu culpa? ¿Es esto verdad, Labulo? ¿Quién va a tolerar eso
de que, para tener tú un mayor número de pobrecillos togados , sea menor el
número de mis libros? ¡En casi treinta días ya, apenas si he terminado una sola
página! Es lo que pasa cuando el poeta no quiere cenar en casa 2340 . 2339 XXV
Prepárense los de servicios auxiliares Aquella su famosa verga, salaz en exceso
y conocida de no pocas jóvenes, ha dejado de empinársele a Lino. ¡Ten cuidado,
lengua! 2341 XXVI Más feliz que Júpiter con Ganímedes ¡Oh, mi grato descanso!
¡Oh, mi dulce tormento, Telesforo, cual no lo hubo nunca entre mis brazos! Dame
besos, mi niño, húmedos de añejo falerno, dame copas 2338 Se trata de una
parodia de “capitulaciones” matrimoniales desde la perspectiva “machista”. El
contrapunto “feminista”, donde las condiciones las pone la mujer, en Juven. 6,
280-285. 2339 Esto es, de unos pobres clientes. 2340 Si no quiere pasar hambre,
el poeta se ve obligado a perder el tiempo adulando a los ricos; cf. 10, 70.
2341 Es claro: ahora pedirá que le pongan la boca. aminoradas por tus labios .
Si sobre esto añadieras los verdaderos goces de Venus, negaría que a Júpiter le
vaya mejor con Ganímedes. 2342 XXVII Quiero que mi amiga sea digna de todo Eres
de hierro, si se te puede enderezar la picha, Flaco, cuando tu amiga te pide
seis ciatos 2343 de garo, o te solicita dos trozos de atún o un fino pez lagarto
, y no se cree digna de un racimo entero de uva, ella, a quien una esclava le
lleva gozosa en una fuente roja 2345 las heces del garo, pero para jalárselas
ella al momento ; o cuando se restriega la frente y deja a un lado el pudor y
pide cinco vellones en bruto para un capillo 2348 2347 . En cambio, que mi amiga
me pida una libra de perfume de pétalos o verdes esmeraldas o una pareja de
sardónicas; y que no se conforme sino con las mejores sedas del barrio Etrusco
2349 como si fueran de bronce 2352 2350 o que me pida cien monedas de oro . ¿Te
piensas tú ahora que yo quiero regalarle esto a mi chica? No quiero; pero quiero
que mi chica sea digna de esto. 2342 Con menos contenido, por haber tomado tú
antes un sorbo para catarlas. 2343 Cf. 1, 71, 1, con la nota. Téngase en cuenta
que el vocativo Flacce tiene seis letras. 2344 Tal vez, una anchoa. Cf. 10, 48,
11, con la nota. 2345 Porque es de arcilla. 2346 Porque sus acompañantes no
soportar el mal olor de esa salsa putrefacta. 2347 Este gesto, como entre
nosotros guiñar el ojo, se utilizaba como insinuación sexual. 2348 Vellones
mugrientos, sin lavar, tal como están recién esquilados. Sobre el capillo, cf.
9, 32, 1, con la nota. 2349 Perfume elaborado por destilación de pétalos de
nardo, mirra y otras esencias; cf., supra, 18, 9 ; Plin. N. H. 13, 15. 2350
Barrio comercial de Roma, delimitado por el Foro, el Capitolio, el Velabro y el
Palatino. 2351 Aureolus, en latín; cf. 10, 75, 8. 2352 “Como si fueran ases”. El
as valía 1/400 del áureo. 476 2344 2346 2351 XXVIII Un loco bien cuerdo Nasica
se lanzó como un poseso sobre el Hilas del médico Eucto y lo atravesó 2354 .
Éste, creo yo, estaba cuerdo. Cuando con tu vieja diestra XXIX No entiendes de
caricias 2355 477 2353 empiezas a trastear en mis lánguidas partes, tu dedo
pulgar, Filis, me estrangula. Y es que, cuando me dices “ratón”, cuando me dices
“luz de mis ojos”, creo que difícilmente puedo recuperarme en diez horas. No
sabes de caricias. Dime: “Te daré cien mil sestercios y unas yugadas de tierra
de cultivo en Setia 2356 ; toma vinos , casa, esclavos, vajilla con
incrustaciones de oro, mesas”. No hacen falta los dedos: menéamela, Filis, así.
2357 XXX Peor les huele a los de tu oficio Dices que la boca les huele mal a los
abogados y a los poetas; pero al que la mama, Zoilo, le huele peor. 2353 Nasica
hizo con el ayudante de Eucto lo que Hércules con el verdadero Hilas, su
favorito; cf 5, 48, 5, con la nota. 2354 En sentido obsceno. 2355 Curiosamente,
en Roma, ellas utilizaban la derecha para darles gusto a ellos; pero ellos se
daban gusto a sí mismos con la izquierda; cf. 9, 41, 2; 11, 73, 4 2356 Una de
las mejores tierras en cuestión de vinos. Cf. 4, 69, 1; 10, 36, 6, con sus
notas. 2357 Vinos de distintas denominaciones de origen. XXXI Calabaza en todos
los platos Cecilio, el Atreo de las calabazas, tal como a los hijos de Tiestes ,
las descuartiza y las corta en mil pedazos. Las comerás en seguida, en el mismo
aperitivo, las servirá en el primero y en el segundo plato. Te las volverá a
poner en el tercero; de ellas preparará los postres finales. De ellas hace el
repostero unos pasteles insípidos; de ellas guarnece no sólo piezas variadas
sino también los dátiles conocidos en los teatros . De ellas sale para su
cocinero una variada menestra, de forma que 2360 2359 creería uno que le han
servido lentejas y habas; imita los hongos y los botillos y la cola de atún y la
diminuta morralla. Sobre ellas pone a prueba sus artes el despensero, para dar a
una hoja de ruda, el muy astuto, a fuerza de diversos sabores, los gustos de
Capelio . Así llena Cecilio sus perolas y sus bandejas, sus lisas escudillas y
sus fuentes hondas. A esto lo llama magnificencia, esto lo considera elegante:
servir tantos platos por un solo as. 2361 XXXII Eso no es pobreza, es miseria No
tienes ni toga, ni hogar, ni un lecho comido de chinches, ni una estera tejida
de juncos amantes del agua, ni un esclavo joven o viejo, ni tienes una sola
sirvienta, aunque sea una cría, ni cerrojo, ni llave, ni perro y copa . Tú, sin
embargo, Néstor, quieres ser llamado pobre y parecerlo y tratas de hacerte un
sitio entre el pueblo 2363 478 2362 . Mientes y te engañas a ti mismo con un
falso honor. Pobreza no es, Néstor, no tener nada 2364 . 2358 Cf. 3, 45, 1, con
la nota. 2359 Era frecuente que, en los intermedios, se ofreciese un generoso
refrigerio a los espectadores; cf. Suet. Dom. 4, 5. 2360 Otros leen hinc por ut.
2361 Es decir: todos los gustos que sabía dar a las comidas Capelio, que parece
ser un cocinero famoso. Otros, sin embargo, entendiendo que capelliana (<
capellianus) deriva de capella, “cabrilla”, interpretan como “sabor a cabrito”;
cf. Lewis & Short, Latin Dictionary, s. u. “capellianus”, donde se cita expresa
y únicamente este lugar de Marcial. 2362 Hay aquí abundantes reminiscencias del
poema 23 de Catulo. 2363 Es decir, entre los que, siendo pobres, pero no
menesterosos, llevan un modesto pasar. 2364 Eso es miseria, que en latín sería
egestas, “indigencia, pobreza de solemnidad”. 2358 XXXIII No venció el Nerón,
sino el equipo verde Los verdes alcanzan la palma más a menudo después de la
muerte de Nerón y, se llevan victoriosos muchos más premios. Anda ahora, envidia
corrosiva, di que has dejado ganar a Nerón: evidentemente no ha ganado Nerón,
sino los verdes 2365 2366 . XXXIV Una casa bien situada Apro se ha comprado una
casa, pero ni una lechuza querría que fuese la suya: así de oscuro y de viejo es
el cuchitril. Lindando con ella tiene el elegante Marón sus huertos. Apro
cenará, no vivirá, bien. XXXV Solo entre la multitud Siendo así que convidas a
trescientos que me son desconocidos, te extrañas de por qué no acudo a tu
invitación y me das las quejas y buscas querella. No me gusta, Fabulo, cenar
solo. 2365 Se trata de un alias de Domiciano, el caluus Nero de Juvenal (4, 38).
2366 El epigrama parece muy intencionado: Domiciano favorecía a los verdes hasta
el punto que los azules les dejaban ganar. Pero, muerto Domiciano, siguen
triunfando los verdes; luego no ganaban por influencia suya, sino por su propia
valía. Cf. 6, 46; 10, 48, 23; 14, 55; 131. 479 XXXVI Día señalado con piedra
blanca Gayo Julio me marca este día con una piedra blanca . ¡Viva! ¡Ahí está,
devuelto a mis votos! Me alegro de haber desesperado como si ya se hubieran roto
los hilos de las hermanas 2368 480 2367 . Se alegran menos quienes no han temido
nada. Hipno , ¿a qué aguardas, perezoso? Escancia un falerno inmortal: votos
como los míos piden vino de una tinaja añeja. Bebamos cinco ciatos y seis y
ocho, para que resulte Gaius Iulius Proculus 2370 . XXXVII Demasiado anillo para
un dedo Zoilo, ¿por qué te gusta engastar una gema en toda una libra [de oro] y
echar a perder una pobre sardónice? Ese anillo, les hubiera venido a la medida a
tus piernas: pesos así no les van bien a los dedos. XXXVIII Tenía una gracia
oculta Un mulatero acaban de venderlo en veinte mil sestercios, Aulo. ¿Te
extraña un precio tan elevado? Era sordo 2367 Cf. 8, 45, 2, con la nota. 2368
Las Parcas. Cf. 4, 55, 5, con la nota. 2371 . 2369 “Sueño”, en griego. Es, por
tanto, un nombre parlante, que cuadra perfectamente a este esclavo perezoso.
2370 Se brinda con tantas copas como letras tienen los tres nombres. Sobre esta
costumbre, cf. 1, 71,1, con la nota. 2371 Y, por tanto, no podía enterarse de lo
que hablara su señor; cf. 12, 24. 2369 XXXIX Soy todo un hombre, no me trates
como a un niño Fuiste, Caridemo, el mecedor de mi cuna y el guardián y compañero
asiduo de mi infancia. Ya se ennegrecen los paños del barbero con la barba que
me corta y mi chica se queja porque se pincha con mis labios. Pero para ti no he
crecido: te tiene horror mi cortijero, ante ti tiembla mi intendente, ante ti mi
propia casa . Tú no me permites ni jugar ni enamorarme ; quieres que a mí no se
me consienta nada y quieres que a ti, todo. Me reprendes, me vigilas, me das las
quejas, lanzas suspiros y a duras penas se domina tu cólera para no echar mano a
la férula. Si me visto de púrpura o me perfumo los cabellos, exclamas: “¡Nunca
habría hecho eso tu padre!”. Y me llevas cuenta, con el ceño fruncido, de las
copas que bebo, como si la jarra ésa fuera de tu bodega. Déjame; no puedo
aguantar de liberto a Catón 2373 . Que ya soy yo todo un hombre, dígalo mi
amiga. XL Dolor de muelas inoportuno 481 2374 Luperco ama a la hermosa Glicera y
él solo la posee y solo le manda. Como se quejaba de que en todo un mes no le
había echado un polvo, queriendo explicarle el motivo a Eliano, que se lo
preguntaba, respondió que a Glicera le dolían las muelas 2375 . 2372 Ante ti, no
ante mí. Y no sólo los del cortijo, sino incluso los de la casa de la ciudad.
2373 Ni seguir siendo niño ni dejar de serlo. 2374 “A hombre como Catón”, que
pasaba por ser la severidad personificada; cf. 1, praef.; 9, 28, 3; 10, 20, 21;
11, 2, 1; 15, 1; 12, 3, 8; 12, 6, 8. 2375 Cabe una interpretación inocente,
según el tenor literal de las palabras, y otra maliciosa. Sin darse cuenta,
Luperco estaría declarando su perversión sexual: no utiliza la vía ordinaria,
sino que la da a mamar. 2372 XLI Pastor demasiado celoso por su rebaño Por
preocuparse en exceso el pastor Amintas de su ganado y por gozarse de la fama y
lozanía de su rebaño, desgarró unas ramas, que se doblaban con el peso , y una
exuberante fronda, cayendo él detrás de los frutos sacudidos . El padre prohibió
que el árbol fatal sobreviviera a su cruel botín y condenó a la pira a los leños
culpables. Que el vecino Yolas tenga gordos sus cerdos, Ligdo, a mí me basta con
que tú lleves la cuenta de las ovejas. XLII Ofréceme temas vivos Pidiéndome
epigramas vivos, me propones temas muertos . ¿Qué se puede hacer, Ceciliano?
Quieres que te produzcan miel del Hibla o del Himeto y le pones tomillo de
Córcega a una abeja cecropia 2379 . XLIII También lo hacía Júpiter y otros
muchos 482 2378 Al sorprenderme encima de un joven esclavo, me lo recriminas con
gritos furiosos y me recuerdas que tú también tienes culo. ¡Cuántas veces le
dijo eso mismo Juno al libertino Júpiter! Él, sin embargo, yace con Ganímedes ya
crecido. A Hilas lo ponía con el culo en pompa el de Tirinto 2381 2377 , dejando
a un lado su arco. ¿Te crees 2376 Lo mismo puede ser el peso del pastor que el
de los frutos del árbol. 2377 Las bellotas que vareaba y el ramón que cortaba
para que comieran sus cerdos. 2378 Es natural que ante la inmensa variedad de
temas, de casos, de anécdotas, de noticias que maneja nuestro poeta, aprovechara
los relatos y sugerencias y dichos de sus amigos, cf. 12, Ep. 3. 2379 Esto es,
“a mí”, que soy al epigrama lo que a la miel las abejas del Ática, tierra de
Cécrope. Por otra parte, la miel del monte Hibla (en Sicilia) y del Himeto (en
Ática) era de una calidad proverbial. Todo lo contrario que la de Córcega, que
dejaba un regusto amargo; cf. 5, 39, 3, con la nota. 2380 Cf. 5, 48, 5, con la
nota. 2381 Hércules. 2376 2380 tú que Mégara 2382 no tenía nalgas? La huidiza
Dafne era el tormento de Febo, pero el joven de Ébalo 2384 483 2383 hizo que se
apagaran aquellas llamas. Aunque Briseida se acostaba muchas veces vuelta de
culo, el Eácida tenía más cerca a su imberbe amigo . Déjate, pues, de dar
nombres masculinos a tus cosas y hazte cuenta, esposa 2385 2386 , que tú tienes
dos coños 2387 . XLIV Amigos sospechosos No tienes hijos y eres rico y nacido en
el consulado de Bruto . ¿Te crees que tienes amigos de verdad? Los tienes, pero
los que tenías de joven, los que tenías de pobre. Los que tienes nuevos, ésos
quieren tu muerte 2389 XLV Demasiadas cautelas . 2388 Siempre que cruzas el
umbral de una habitación con su letrero, sea un chico o una chica quien te ha
sonreído, no te contentas con los postigos y la cortina y el cerrojo, y pides
una reserva mayor: se enmasilla, si es que hay sospechas de la más mínima
rendija, y los pequeños agujeros que taladran las agujas lascivas . No hay
nadie, que ora se tira a un chico, Cántaro, ora a una chica, con un pudor tan
solícito y remilgado . 2391 2382 Megara, hija de Creón, esposa de Hércules (Hom.
Od. 11, 269 ss.), de la que tuvo ocho hijos. 2383 Ninfa de la que se enamoró
Apolo / Febo, pero que huyó de él y se transformó en laurel para que no la
poseyera. 2384 Jacinto, amado por Apolo, que lo mató sin querer, por una trampa
de Céfiro, celoso de esos amores; cf. 14, 164; 173. 2385 El Eácida es Aquiles,
nieto de Éaco; Briseida, su esclava y su imberbe amigo, Patroclo. 2386
Seguramente es un tópico literario, pues no parece que Marcial llegara a
casarse; cf. Introducción, nn. 96-98. 2387 Quiere decir que la sodomía con una
mujer es lo mismo que el sexo vaginal; no así con un hombre. 2388 Como si dijera
“en tiempos de la República” y, por tanto, “más viejo que Matusalén”. 2389 Son
cazatestamentos y buscan heredarte. 2390 Compárese éste con el proceder de
Lesbia en 1, 34. 2391 Lo que Cántaro quiere ocultar no pueden ser más que dos
cosas: la fellatio y el cunnilingus. 2390 XLVI Útil sólo para servicios
auxiliares Ya no se te endereza como no sea en sueños, y tu minga, Mevio,
comienza a mear entre tus pies, y excitas tu picha de trapo con dedos cansados,
y ni aun provocada levanta su cabeza muerta. ¿Por qué atormentas en vano a unos
pobres coños y culos? Dirígete a las alturas: allí, una picha vieja está viva
XLVII ¿Por qué esas precauciones? 484 2392 . ¿Por qué evita Látara todos los
baños preferidos por multitudes de mujeres? Para no joder. ¿Por qué tampoco se
pasea tranquilo a la sombra de Pompeyo ni se dirige a los templos de la hija de
Ínaco? Para no joder. ¿Por qué su cuerpo embarrado de linimentos lacedemonios lo
baña con la gélida Virgen? 2394 Para no joder. Puesto que tanto evita el
contacto con el sexo femenino, ¿por qué Látara lame el coño? Para no joder.
XLVIII Silio, heredero de Cicerón y de Virgilio A este mausoleo del gran Marón
le rinde culto Silio 2396 2395 , que posee unas yugadas de tierra del elocuente
Cicerón. Como heredero y dueño de su tumba o de sus lares, a ningún otro
hubieran preferido ni Marón ni Cicerón. 2392 Se refiere a la boca. 2393 “Bajo el
pórtico de Pompeyo”. Cf. 2, 14, 10; 11, 1, 11. 2394 La hija de Ínaco es Io, pero
Marcial parece referirse a Isis, cuyo templo era un auténtico burdel (cf. Juven.
6, 489). La confusión puede deberse a que tanto Io como Isis se representaban
con forma de ternera. Cf. etiam mi Vrbs Roma, III, 396. 2395 El acueducto de la
Virgen, aqua Virgo, que abastecía al Campo de Marte y era muy nombrado por la
frescura de sus aguas; cf. 5, 20, 9; 6, 42, 18; 7, 32, 11; 14, 163. 2396 Silio
Itálico, el escritor, gran amigo de Marcial, compró un campo que había
pertenecido a Cicerón y en el que estaba la tumba de Virgilio, que honraba
religiosamente; cf. 4, 14, 1; 6, 64, 10; 7, 63, 1; 8, 66; 9, 86, 2; 11, 50; Plin.
Ep. 3, 7. 2393 XLIX (L) Socaliñas de Filis No hay para ti un momento en que,
ciego de pasión, no me desplumes, Filis. ¡Con tanta maña haces tus rapiñas! Que
si tu falaz sirvienta llora por haberse dejado el espejo 2398 2397 o una perla
se te cae del dedo o de la oreja una piedra fina. Que si unas sedas robadas
pueden ser un buen negocio; que si me muestran vacío el ónice de Cosmo ; que si
me piden una ánfora envejecida de negro falerno, para que una bruja charlatana
conjure tus pesadillas; que si —para que yo compre una buena lubina o un
salmonete de dos libras— se ha apuntado a cenar en tu casa una amiga rica 2399 .
Ten de una vez vergüenza y respeto por la verdad y la justicia: no te niego,
Filis, nada; no me niegues, Filis, nada. L (XLIX) Silio honra a Virgilio Para
honrar las cenizas, ya casi abandonadas, y el sagrado nombre de Marón, quedaba
uno solo, y pobre . Silio determinó acudir en ayuda de una sombra querida y
Silio, no siendo él menor poeta, honra al poeta 2401 485 2402 . 2397 Comienza la
relación de peticiones que Marcial pone en boca de Filis, todas ellas tópicas.
2398 No llora por el olvido, sino por el castigo recibido en razón de ese
olvido; cf. 2, 66. 2399 Y, por tanto, es preciso comprar otro. Filis traslada a
Marcial la petición de compra. 2400 Filis quiere cenar bien, pero oculta su
intención diciendo a Marcial que va a ir acompañada de esa otra amiga. 2401 Se
refiere al propietario al que Silio Itálico compró el campo en que estaba la
tumba de Virgilio; cf. supra, 48, 2402 El texto de este último verso no es
seguro pero el sentido es claro: Silio, aunque no es un poeta menor que
Virgilio, o quizás por eso, le rinde tributo de admiración. 2400 LI Ticio está
bien dotado Es tan grande la columna que le cuelga a Ticio como la que veneran
las muchachas de Lámpsaco . Éste, sin que nadie le acompañe ni moleste, se baña
en unas termas grandes y suyas propias. Sin embargo, Ticio se baña falto de
holgura. 2403 LII Marcial invita a cenar a un amigo Cenarás bien, Julio Cerial,
en mi casa ; si no tienes ninguna invitación mejor, ven. Podrás estar al tanto
de la hora octava 2404 ; nos bañaremos juntos: ya sabes qué cerca están de mi
casa los baños de Estéfano. De entrada se te servirá lechuga, útil para mover el
vientre, y ajetes cortados a sus propios porros 2405 ; luego conserva de atún
joven y mayor que un delgado pez lagarto 486 2407 2406 , pero con guarnición de
huevos sobre hojas de ruda. No faltarán los otros huevos, cocidos por unas
delicadas brasas 2408 , ni queso curado al fuego del Velabro y olivas que han
sentido los fríos del Piceno 2410 2409 . Esto bastará para el aperitivo.
¿Quieres conocer el resto? Te mentiré, para que vengas: pescados, moluscos,
tetas de cerda y unas aves cebadas, de corral y de las marismas, que ni Estela
acostumbra a ponerlas sino en contadas cenas. Más te 2411 2403 En el culto de
Príapo, para recabar la fecundidad; cf., supra, 16, 3, con la nota; Vrbs Roma,
III, 82- 83. 2404 Copia casi literal de Catul. 13, 1. Otras cenas de Marcial,
con menú parecido y otros invitados, cf. 5, 78; 10, 48. 2405 Como si dijera: Pon
tú la hora, pero la octava no está mal. Era la hora del baño, y le dice que esté
al tanto como recordándole que no deje de fijarse en el reloj de sol. 2406 Son
los tallos del ajo porro, que se cortan todavía tiernos, antes de que florezcan;
cf. 3, 47, 8, con la nota. 2407 El pez así nombrado en latín no está
identificado; cf. 10, 48, 11, con la nota. 2408 Enterrados en una fina capa de
brasas. 2409 Entre los quesos ahumados eran especialmente apreciados los que se
preparaban en el Velabro, barrio romano en el que desembocaba la vaguada que iba
del Foro al Tíber, el Vicus Tuscus, entre el Palatino el Capitolio; cf. 13, 32.
2410 O sea, cogidas del olivo bien entrado el invierno. 2411 Cf. 7, 78, 3, con
la nota. prometo yo: no te recitaré nada, aunque tú nos vuelvas a leer de punta
a cabo tus Gigantes o tus Geórgicas, próximas al inmortal Virgilio LIII Claudia
Rufina 487 2412 . Claudia Rufina, aunque sea oriunda de los cerúleos britanos,
¡qué alma de la raza latina tiene! ¡Qué hermosura de porte! Romana pueden pensar
que es las matronas itálicas; las áticas, que es suya. Demos gracias a los
dioses porque, fecunda, le ha dado hijos a su virtuoso marido y porque espera
tener yernos y nueras, siendo una niña . Ojalá quieran los dioses que sea ella
feliz con su único marido y que sea feliz siempre con sus tres hijos! 2413 LIV
Ladrón y siervo fugitivo Los perfumes, y la canela, y la mirra que huele a
funeral, y el incienso a medio quemar de mitad de la pira, y el cinamomo que has
robado del lecho estigio, truhán, sácalos, Zoilo, de tu seno asqueroso. De tus
pies han aprendido a obrar mal tus manos perversas. No me extraña que seas un
ladrón tú, que eras un prófugo. LV Búrlate del cazador de testamentos Eso de que
te anima Lupo a ser padre, Úrbico, no te lo creas. No hay nada que menos quiera
él. El arte del cazador de testamentos consiste en dar a entender que quiere lo
que no quiere: desea que no hagas lo que te está rogando que hagas. Que tu
Cosconia diga sólo que está encinta: Lupo se pondrá ya más pálido que una 2412
Por lo que Marcial dice aquí, Julio Cerial había compuesto una Gigantomaquia y
unas Geórgicas. Pero nada más sabemos sobre el particular. 2413 Es eufemismo:
será suegra antes que vieja. parturienta. Pero tú, para dar a entender que has
seguido los consejos del amigo, muérete de forma que él piense que has sido
padre 488 2414 . LVI Soportar la miseria es propio de almas grandes Porque
alabas demasiado la muerte, estoico Ceremón, ¿quieres que me asombre y que
admire tu grandeza de espíritu? Esta virtud te la da tu cántaro con el asa rota,
y tu hogar triste, que no calienta con fuego ninguno, y la esterilla, y las
chinches y la armazón de tu camastro desnudo y tu toga, pequeña y la misma noche
y día. ¡Oh, qué gran hombre eres, que puedes privarte de las heces de un vinagre
enrojecido, de una colchoneta de paja y de un pan negro! ¡Ea! Que tu colchón
engorde con lana leucónica , y que una púrpura sin estrenar cubra tu lecho, y
que duerma contigo el muchacho que, al escanciar el cécubo hace un momento,
había castigado a los convidados con su boca de rosa: ¡Oh, cómo desearás vivir
tres veces los años de Néstor 2416 2415 y no querrás desperdiciar ni un minuto
de un solo día! En las situaciones difíciles es fácil despreciar la vida; se
porta con fortaleza de espíritu quien puede vivir en la miseria 2417 . LVII Te
ofrezco mis poemas, docto Severo ¿Te admiras de que envíe mis poemas al docto
Severo , siendo así, docto Severo, que te invito a cenar? Júpiter está saturado
de ambrosía y vive de néctar; nosotros, a pesar de eso, le ofrecemos a Júpiter
entrañas crudas y vino puro. Puesto que la generosidad de los dioses te ha
concedido todo, si no quieres lo que tienes, ¿qué aceptarás, entonces? 2414 Esto
es: no le dejes nada en el testamento. 2415 Cf., supra, 21, 8, con la nota. 2416
Ejemplo de longevidad; cf. 2, 64, 3, con la nota. 2417 Así se vive libremente,
cf. 2, 53. Cf. etiam, supra, 32, 8. 2418 2418 El texto no es seguro. Este Severo
es sin duda el poeta (buen amigo y buen poeta, puesto que lo llama “docto”) al
que dedica el poema 5, 80. Cf. etiam, 7, 84. LVIII Trances comprometidos Cuando
ves que yo quiero, Telesforo, y me notas en erección, me exiges un buen dinero
—imagina que yo quiero decir que no: ¿puedo?— y, como no diga bajo juramento “te
lo daré”, retiras esas nalgas que te lo permiten todo contra mí. ¿Qué hacer si
mi barbero, blandiendo la navaja desnuda, me exige entonces su libertad y una
fortuna? Aceptaría el trato, pues en ese momento no es un barbero quien exige,
sino un ladrón: razón muy poderosa es el temor. Pero cuando la navaja se haya
guardado en su curvo estuche, le romperé al barbero piernas y manos a la vez. En
cambio, a ti no te haré nada, sino que mi picha, después de limpiarse en el
colchón, le dirá a tu insaciable avaricia “que tome por culo” 2419 489 . LIX
Anillos sin joyero Carino lleva seis anillos en todos y cada uno de sus dedos y
no se los quita ni por la noche ni al bañarse. ¿Preguntáis cuál es el motivo?
—No tiene “estuche de anillos” 2420 . LX Mejor, las dos en una ¿Preguntas si es
más apta para el amor Flogis o Quíone? Quíone es más guapa; pero Flogis tiene
unas ansias… tiene unas ansias, que sería capaz de enderezar el colgajo de
Príamo y que no dejaría ser un viejo al viejo Pelias; tiene unas ansias que
cualquiera quisiera que las tuviera su chica, que podría curarlas Critón, pero
no 2419 En griego, en el texto. 2420 “Dactilioteca”, helenismo, dactyliotheca en
el original, con grafía latina. 2421 2421 Flogis sólo aparece en este epigrama;
no así Quíone; cf. 1, 34, 7; 3, 34, 2, con la nota; 3, 83, 2; 3, 87, 1; 3, 97,
1. Higia . En cambio, Quíone no está a su trabajo ni colabora con palabra
ninguna: podría uno pensar que está ausente o que es de piedra. Si fuera lícito,
oh dioses, implorar de vosotros tan grandes favores y quisierais concedernos
bienes tan preciosos, haríais que el cuerpo que tiene Quíone lo tuviera Flogis y
Quíone las ansias que tiene Flogis. 2422 LXI El asqueroso Naneyo Marido por la
lengua, adúltero por la boca, Naneyo es más marrano que los labios del Submemio
. A éste, cuando lo ve desde su ventana de la Subura, la obscena Leda cierra
2423 el lupanar vacío [de clientes] y prefiere besarlo por abajo antes que por
arriba: el que no hace nada entraba por todos los tubos de las vísceras y, con
una voz segura y muy en su papel, decía si en el vientre de la madre había un
niño o una niña, no puede enderezar —albricias, coños, pues vuestra preocupación
ha terminado— su lengua fornicadora 2424 . Y es que, por pegarse, sumergido, a
una vulva hinchada y escuchar a los niños que lloran dentro, una enfermedad
innombrable 2425 le ha destrozado su parte golosa 2427 . Ahora no puede ser ni
puro ni impuro LXII No es que cobre, es que paga Lesbia jura que a ella nunca se
la han tirado gratis. Es verdad. Cuando quiere que se la tiren, suele pagar.
2422 Critón médico e Higia médica. Era ésta hija de Esculapio y diosa de la
salud; pero siendo mujer no podía curar a Flogis, pues ésta no necesita un
médico, sino un hombre. 2423 El barrio chino de Roma; cf. 1, 34, 6; 3, 82, 2;
12, 32, 22. 2424 Para que no haya testigos de sus guarrerías. 2425 Cf., supra,
22, 4, con la nota. 2426 Por ser deshonrosa. El texto dice indecens, “falto de
decoro, indecente”. 2427 Cf., infra, 85. 2428 Por culpa de su enfermedad, ni
tiene limpia la lengua ni puede hacer porquerías con ella. 490 2428 . 2426 LXIII
Ten cuidado, curioso Nos miras fijamente, Filomuso, cuando nos bañamos, y luego
preguntas que por qué tengo unos esclavos imberbes que la tienen como Príapo.
Contestaré sin rodeos a tu pregunta: Les dan por culo a los curiosos, Filomuso.
LXIV Yo sé más de lo que te crees No sé qué escribes, Fausto, a tantas chicas;
lo que sé es lo que ninguna chica te escribe a ti. LXV Celebración de un
aniversario Cenan a cientos, convidados por ti, Justino, para cumplir con el que
fue tu primer día. Entre ellos, lo recuerdo, solía no ser yo el último, y este
honor no me suscitaba envidias. Al día siguiente renuevas la solemnidad del
convite festivo: para tus cientos de invitados naces hoy; para mí, mañana 2429
491 . LXVI Y, encima, sin una perra Eres no sólo delator, sino calumniador; no
sólo defraudador, sino traficante; no sólo eres un mamón, sino entrenador de
gladiadores. Me asombra, Vacerra, cómo no tienes perras. 2429 El sentido es
oscuro. Tal vez quiera decir: “serás alguien para mí a partir de mañana, hoy
eres un don nadie”. Sobre este valor de natus, cf. 4, 83, 4; 8, 64, 19; 10, 27,
4. LXVII ¡Muérete ya! No me das nada en vida; dices que me lo darás después de
muerto. Si no eres tonto, Marón, sabes qué estoy deseando. LXVIII A cada cual,
lo suyo Pides cosas pequeñas a los grandes, pero ni aun eso te dan los grandes.
Para que te dé menos vergüenza, Matón, pídeles cosas grandes LXIX Una perra de
caza 492 2430 . Criada entre los entrenadores del anfiteatro, cazadora,
intratable en el bosque, cariñosa en casa, me llamaba Lidia, fidelísima a mi
dueño Dextro, que no hubiera preferido tener la perra de Erígone 2431 , ni el de
raza cretense que, siguiendo a Céfalo, llegó con él hasta la estrella de la
diosa que trae la luz 2432 . No se me llevó una larga sucesión de días, ni la
edad inútil 2434 2433 , como fue el destino del perro de Duliquio 2435 . Me mató
el fulminante colmillo de un jabalí con espumarajos , tan grande como el tuyo,
Calidón 2430 Cf. 12, 13. 2437 , o el tuyo, Erimanto 2438 2436 . Y no me quejo,
aunque fui 2431 Erígone tenía un perra tan fiel que se suicidó al suicidarse su
dueña. Al convertirse Erígone en la constelación de la Virgen, la perra se
convirtió en la Canícula. 2432 Los perros de raza cretense pasaban por ser los
más cazadores. 2433 La Aurora, que, enamorada de Céfalos, se lo llevó al cielo
para convertirlo en el lucero de la mañana, y su perro lo acompañó. 2434 La
vejez. 2435 El perro de Ulises, procedente de este islote del mar Jónico,
próximo a Ítaca. Se llamaba Argos y fue inmortalizado por Homero como modelo de
fidelidad porque esperó a su dueño durante veinte años y, al verlo, se murió.
cf. Hom. Od. 17, 291-327. 2436 Esto es, furioso; que echa espumarajos por la
boca a causa de su furia. 2437 El jabalí de Meleagro; cf. Spect. 15, 2, con la
nota. 2438 El del cuarto (tercero, en otras versiones) trabajo de Hércules. Cf.
Spect. 27, 4, con la nota. enviada prematuramente a las sombras infernales: no
pude morir con una muerte más noble. LXX No vendas a tus esclavos favoritos
¿Eres capaz, Tuca, de vender a quienes has comprado por cien mil sestercios? ¿A
tus dueños 2439 anegados en lágrimas de vender, Tuca, eres capaz? ¿Ni sus
caricias, ni sus palabras o sus quejas espontáneas , ni sus cuellos heridos por
tus dientes te conmueven? ¡Qué crimen! Con su túnica levantada por delante y por
detrás, quedan al aire sus partes y se les mira 2442 493 2441 la picha que tus
manos han cascado. Si te gusta el dinero contante y sonante, vende la plata, las
mesas, las copas de múrrina, los campos, la casa; vende los esclavos viejos, te
lo perdonarán; vende los de tu padre: para no vender a tus favoritos, véndelo
todo, miserable. Es un lujo comprarlos —¿quién lo duda o lo niega?—, pero mucho
mayor lujo es venderlos LXXI La mejor medicina 2443 Leda le había dicho a su
marido, un viejecillo, que estaba histérica, y se queja de que necesita que le
echen un polvo; pero, llorando y gimiendo, dice que no vale tanto su vida y
afirma que, mejor, está dispuesta a morir. Su hombre le ruega que viva y que no
renuncie a sus mejores años, y le deja que le hagan lo que ya no hace él. En
2439 Como si dijera “tus amantes”. Lo mismo que a la amante se le decía
cariñosamente domina, al amante masculino también se les decía dominus; cf., a
título de ejemplo, 11, 73, 6 (domina); 12, 66, 8 (dominus). Cf. etiam, “dueña /
dueño” como términos amorosos en español. 2440 Se fuerza el orden lógico de las
palabras; pero queremos reflejar el quiasmo que presenta el texto entre las tres
primeras palabras del hexámetro y las tres últimas del pentámetro: uendere,
Tucca, potes […] potes, Tucca, uendere. 2441 Y, por tanto, dichas con toda
naturalidad y sin las convenciones de la “buena” educación. 2442 Por el posible
comprador. 2443 Lo uno, por su precio; lo otro, porque la vida de Tuca será muy
distinta sin ellos. . 2440 seguida vienen los médicos y se retiran las médicas
494 2444 . Y la abren de piernas . ¡Oh, gran medicina! 2446 LXXII ¡Ya quisiera
Príapo! Nata llama minina a la de su amante; comparado con él, Príapo está
capado 2447 . LXXIII Inútil espera Siempre me juras, Ligdo, que vendrás cuando
yo te lo pida y pones la hora y pones el sitio. Cuando me he acostado en vano ,
erecto por una prolongada comezón, a menudo acude en mi ayuda, en puesto tuyo,
mi izquierda 2448 . ¿Qué imprecación te echaré, embustero, por ese
comportamiento y esa tu manera de ser? Que lleves la sombrilla, Ligdo, a una
amante tuerta 2450 . 2444 Los maridos celosos tenían buen cuidado de que a sus
mujeres las tratasen médicas en vez de médicos. 2445 En sentido obsceno. La
expresión latina, como dice el texto, es tollere pedes, “levantar los pies”; cf.
Petron. 55, 6: “¿Acaso para que una matrona se levante de pies, libertina, en un
cobertor adúltero?”. Hasta Cicerón juega con la frase para referirse a Clodia,
la Lesbia de Catulo, si bien es verdad que se disculpa por ello; cf. Att. 2, 1,
5. Cf. etiam Mart. Epigr. 10, 81, 4, donde se da, además, la fórmula que designa
el ataque por detrás: “levantar la túnica”. 2446 Como si dijera: “¡Mano de
santo!”. 2447 “Es un galo”, como los sacerdotes de Cibeles, todos ellos
castrados; cf. 1, 35, 15, con la nota; 3, 24, 13; 6, 49, 2; 9, 2, 13, con la
nota. 2448 Esperando que vengas, pero no vienes. 2449 Cf., supra, 29, 1, con la
nota. 2450 Que no podrá ver bien lo guapo que eres, de donde te procederá para
ti una gran humillación. 2445 2449 LXXIV El rético Bácara ha confiado su pene a
un médico rival para que se lo cure. Bácara será un galo 2451 . LXXV Proceder
sorprendente Tu esclavo se baña contigo, Celia, tapado con un suspensor de
bronce. ¿Para qué, pregunto, si no es citarista, ni flautista de coro? No
quieres, según creo, verle la picha. ¿Por qué, pues, te bañas con la gente? ¿Es
que para ti todos nosotros somos espadones? Entonces, para que no parezcas tener
celos, suéltale a tu esclavo la hebilla 2453 . 495 2452 LXXVI Por un poquito
más, ¿qué importa? Me fuerzas, Peto, a que yo te pague diez mil sestercios,
porque Bucón te ha estafado doscientos mil. Que no me perjudiquen a mí, te lo
ruego, faltas que no son mías. Tú, que puedes perder doscientos mil, pierde diez
mil. LXXVII Tiene ganas de cenar En cuanto a que Vacerra se pasa las horas y
está sentado el día entero en todos los escusados 2454 , Vacerra tiene ganas de
cenar, no de cagar. 2451 Con doble sentido: dejará de ser rético para ser galo
(gentilicio) y eunuco, como los sacerdotes de Cibeles, porque el médico
aprovechará la ocasión para castrarlo; cf., supra, 72, 2, con la nota. 2452 Que
estaban obligados a guardar castidad. 2453 Del suspensor, para poder quitarle
completo “el cinturón de castidad”. 2454 Estos lugares eran muy frecuentados y,
por ello, un buen sitio para encontrarse con alguien que invitara a cenar; cf.
5, 44, 6. LXXVIII Que te haga hombre una maestra de la Subura Entrégate a los
abrazos femeninos, entrégate, Víctor y que tu picha aprenda un oficio que no
conoce. Se está tejiendo el velo de tu prometida, ya se está preparando la
doncella, ya la recién casada va a rapar a tus favoritos. Una sola vez le
permitirá ella a su ardiente marido darle por el culo: mientras teme las
primeras heridas de un dardo desconocido. Su madre y su nodriza te prohibirán
que eso suceda con frecuencia y te dirán: “Ésa es tu mujer, no tu mancebo”. ¡Ay,
qué sofocos, qué dificultades pasarás, si el coño es para ti una cosa extraña!
Así que ponte de aprendiz en manos de una maestra de la Subura. Ella te hará
hombre: una doncella no enseña bien. LXXIX Tus mulas tardonas Por haber llegado
hasta el primer mijero a la hora décima , se me acusa de un delito de perezosa
lentitud. No es ésa una culpa del camino, tampoco es mía, sino tuya, Peto, que
me enviaste tus mulas. LXXX Bayas y mi amigo Marcial Al litoral dorado de la
feliz Venus, a Bayas 496 2456 2455 ; a Bayas, regalo encantador de la poderosa
naturaleza; aunque con mil versos elogie, Flaco, a Bayas, sin embargo, no
elogiaré con la suficiente dignidad a Bayas. Pero prefiero a Marcial, Flaco, más
que a Bayas 2457 . Desear a ambos a un tiempo sería anhelo propio de un
exagerado. Pero si 2455 Llegaba tarde a la cena. A esa hora debería estar ya a
la mesa. Marcial cita a sus amigos a la hora octava, para el baño previo a la
cena; cf. 10, 48, 1; supra, 52, 3. 2456 En Campania, en el cabo Miseno, al norte
del golfo de Nápoles. Una de las playas más famosas en todas las épocas de Roma
y, desde luego, la más de moda en la época de Marcial. Sobre las aguas de Bayas
y el lago Lucrito, prototipo de lugares disolutos, cf.. 1, 62, 3; 3, 20, 20; 60,
3; 4, 57; 5, 37; 6, 43; 68; 9, 58; 10, 30, 10. 2457 El epigrama parece la
respuesta a una invitación de Flaco para que lo visite en Bayas juntamente con
su amigo Julio Marcial. Sobre este amigo, cf. 4, 64, 1, con la nota. por un
regalo de los dioses me fuera dado esto, ¡qué de alegrías suponen Marcial y
Bayas! LXXXI Egle, entre dos pasmarotes El espadón Dídimo trata de tirarse a
Egle a medias con un viejo, y la joven yace seca en medio del lecho. El uno por
su impotencia y el otro por sus años no sirven para el negocio, así que a ambos
los pone calientes sin resultado su empeño. Ella, suplicante, ruega por sí y por
los dos desgraciados, que al uno lo hagas joven y al otro, Citerea 2458 ,
hombre. LXXXII Eso no lo hizo el agua Volviendo el convidado Filóstrato de las
aguas de Sinuesa , empujado por la noche, a su apartamento alquilado, por poco
si se enfrenta a un cruel destino imitando a Elpénor 2460 497 2459 , al rodar de
punta cabeza por las escaleras de la primera a la última. No hubiera sufrido,
Ninfas, tan grandes peligros, si hubiera bebido él, mejor, vuestras aguas.
LXXXIII ¡Ya pagarán! Nadie vive gratis en tu casa sino los ricos y los sin
hijos. Nadie, Sosibiano, alquila su casa más cara 2461 . 2458 Venus, diosa del
amor, que tenía en la isla Citera, en el Egeo, uno de sus santuarios más
célebres. 2459 Era famosa por sus balnearios y por sus vinos másicos: este
Filóstrato lo prueba; cf., supra, 7, 12, con la nota. 2460 Compañero de Ulises
que se quedó dormido, borracho, sobre el tejado de Circe y se mató, al caerse de
allí; cf. Hom. Od. 10, 552-560. 2461 Por las herencias que espera conseguir de
ellos. LXXXIV Barbero desollador Quien no busque bajar todavía a las sombras
estigias que huya, si es sensato, del barbero Antíoco . Con cuchillos menos
crueles se desgarran los blancos brazos, cuando la turba fanática se pone en
trance a los ritmos de la música frigia 2462 ; con más delicadeza diseca Alcón
las hernias estranguladas y reduce con mano diestra los huesos fracturados. Que
rape éste a los cínicos sin recursos y los mentones de los estoicos, y que
libere los cuellos de los caballos de su crin llena de polvo. Que desuelle 2465
498 2464 éste al pobre Prometeo al pie de la roca escítica: reclamará el ave
carnicera a pecho descubierto 2466 ; Penteo se refugiará junto a su madre ,
Orfeo junto a las ménades 2468 2467 , al simple sonido de las bárbaras armas de
Antíoco. Todas estas cicatrices que contáis en mi mentón, parecidas a las que
hay en la frente de un viejo pugilista, no me las ha hecho una esposa enojada
con sus uñas enfurecidas: es la navaja de Antíoco y su mano criminal. De todos
los seres vivos, sólo el chivo tiene inteligencia: toda su vida con barba, para
no sufrir a Antíoco. 2469 LXXXV Ahora no te escapas Tu lengua ha sufrido una
parálisis repentina, Zoilo, mientras lamías . Ciertamente, Zoilo, ahora joderás
. 2471 2462 Sobre otros barberos, cf. 6, 52; 7, 83; 8, 52; 14, 36. 2463 Los
sacerdotes de Cibeles y de Belona (5, 41, 3; 12, 57, 11), en su furor ritual, se
herían cruelmente hasta llenar con su sangre el altar de la divinidad, creyendo
unirse a ella de esa forma. 2464 Famoso cirujano de la época; cf. 6, 70, 6. 2465
El término ( radere, “raer”) es tópico como sinónimo de “afeitar”, contrapuesto
a “rapar” ( tondere, “cortar a tijera”); cf. 2, 17, 5. Lógico, pues los barberos
romanos, como los griegos, desconocían el uso de la brocha y el enjabonado,
limitándose únicamente a humedecer un poco la barba con agua. Había quien
prefería quemarse la cara antes que someterse al suplicio del afeitado; cf. Cic.
Off. 2, 25. No son de extrañar, por tanto, las hipérboles que vienen a
continuación comparando a este barbero con los más crueles ejemplos de la
mitología. 2466 Prometeo fue condenado a que un buitre le comiera eternamente
las entrañas en castigo por haber robado el fuego a los dioses. 2467 Penteo, rey
de Tebas, había sido despedazado por su madre. 2468 Orfeo fue descuartizado por
las mujeres de Tracia. 2469 ¿Estuvo casado Marcial o habla un personaje
ficticio? Cf. Introducción, nn. 96-98. 2470 El mismo suceso en 11, 61, 13-14;
cf. 11, 30; 6, 91. 2463 2470 LXXXVI Esto ya es gula Para aliviarte la garganta,
constantemente irritada por una tos seca, el médico, Partenopeo, receta que se
te dé miel, nueces, tortas dulces y todo aquello que impide que los niños estén
enfadados. Pero tú no dejas de toser en todo el día. Esto no es tos, Partenopeo,
es gula. LXXXVII La indigencia te ha hecho hombre Eras rico en otro tiempo, pero
entonces fuiste pederasta y no conociste ni una sola mujer en mucho tiempo.
Ahora vas detrás de las viejas. ¡A cuánto obliga la indigencia! Ella hace de ti,
Caridemo, un follador. LXXXVIII Carisiano está indispuesto Lupo, dice Carisiano
que ya hace muchos días que no puede gozar a un hombre. Al preguntarle los
compañeros el motivo, dijo que tenía el vientre suelto LXXXIX Prefiero las que
tú has tocado ¿Por qué intactas me envías, Pola , las guirnaldas? Ajadas por tu
mano prefiero tener las rosas. 2473 2471 Ya que no puedes dedicarte a esas otras
actividades sexuales desviadas. 2472 Con ello descubre que era de su preferencia
el papel pasivo. 499 2472 . XC Gustos duros No apruebas ni un solo verso que
corra por un sendero suave, sino los que triscan por quebradas y altos
peñascales y, para tu gusto, cosa más valiosa que los poemas meonios 2474
consideras “columnita de Lucilio, aquí yace Metrófanes” . Y lees atónito “de la
tierra frugífera” , y todo lo que vomitan Accio y Pacuvio. ¿Quieres, Crestilo,
que yo imite a poetas que sean antiguos y que te gusten? Que me muera, si no
sabes a qué sabe una picha 2476 2477 . XCI Triste muerte de una esclavita La
hija de Eolio, Cánace, yace sepultada en este sepulcro , una pequeña para la que
su séptimo invierno fue el último. ¡Ay, qué crimen! ¡Ay, qué desgracia! Viajero,
que tienes prisa por llorar, no se permite aquí quejarse de la brevedad de la
vida. Más triste que la muerte es la clase de muerte. Una horrible úlcera se le
llevó el rostro y echó raíces en su tierna boca y la enfermedad, en su crueldad,
se le comió hasta los besos y sus labios no fueron entregados enteros a la
hoguera fúnebre. Si en un vuelo tan precipitado tenían que venir sus hados,
debían haber venido por otro 500 2478 2473 Aunque coincida el nombre, esta Pola
no es la viuda de Lucano (cf. 7, 21 y 23; 10, 64), sino otra, que aparece en
otros varios lugares y que no sabemos ni siquiera si es la misma en todos ellos;
cf. 3, 42; 10, 40; 69, 91. 2474 Como si dijera “homéricos”, pues la tradición
consideraba a Homero nacido en Quíos o en Esmirna, ciudades lidias las dos, en
la región de Meonia. 2475 Es un verso de Lucilio; cf. mi libro La sátira latina
(Madrid, Akal, 1991), p. 97. 2476 El gusto arcaizante de Crestilo se manifiesta
en la dureza del verso anterior, que aprecia más que todas las obras de Homero,
y en esta cláusula completamente arcaica (terrai frugiferai, en el texto), como
corresponde a su autor, Ennio (239-169 a. C.). Lucilio murió hacia el año 103;
Accio, vivió c. 17085 y Pacuvio, 220-c. 131, todos ellos a. C. 2477 Con doble
sentido: “no entiendes de literatura” y “entiendes de perversiones sexuales”.
2478 Marcial siente mucha humanidad por los esclavitos. Al padre de la niña
Cánace lo llama Eolio, el rey de los lestrigones que aparece en la Odisea. 2475
camino. Pero la muerte tuvo prisa por cerrar el camino de su voz deliciosa, para
que su lengua no pudiera conmover a las diosas inexorables 501 2479 XCII Desde
luego que no eres vicioso . Miente el que te dice vicioso, Zoilo. No eres un
vicioso, Zoilo, sino el vicio. La casa pieria 2480 XCIII Arde la casa de un
poeta de Teodoro se la han llevado las llamas. ¿Os parece bien esto, Musas, y a
ti, Febo? ¡Qué crimen! ¡Qué fechoría y qué delito de los dioses, que no han
ardido a la par la casa y el dueño! XCIV Lo que me indigna de un poeta judío Que
te pongas bien pálido de envidia y vayas por todas partes desprestigiando mis
libros, te lo perdono, poeta circunciso, eres listo. Tampoco me preocupo de eso
de que, aunque desuellas mis poemas, los plagias: también en eso, poeta
circunciso, eres listo. Me tortura otra cosa: que, siendo nacido en la misma
Jerusalén, te beneficias, poeta circunciso, a mi chico. Fíjate, lo niegas y me
lo juras por los templos del Tonante. No te creo: júralo, circunciso, por
Anquíalo 2479 Las Parcas; cf. 4, 54, 5, con la nota. 2480 Como si dijera
“residencia de las Musas”. Teodoro era un poeta, como se ve, no muy grato a
Marcial; cf. 5, 73. 2481 2481 Este final es un tanto oscuro por la identidad de
Anquíalo. S. Leanza, Iura, uerpe, per Anchialum (Marziale XI, 94, 8): BStudLat 3
(1973), 18-25, piensa que en esta frase hay que ver probablemente la fórmula
hebraica ‘im haj’, que significa “por el Dios vivo”. . XCV Imagínate una
palangana de inmundicias Siempre que caigas en los besos de los que la chupan,
imagínate, Flaco, que sumerges tu cabeza en un baño de asiento 2482 . XCVI
Bárbaro, deja beber al chico Aquí brota el agua Marcia, no el Rin, germano. ¿Por
qué te pones en medio y apartas al chico del chorro de la caudalosa fuente?
Bárbaro, después de apartar a un ciudadano, el agua victoriosa no debe apagar a
un criado la sed de los cautivos XCVII Contigo no puedo En una noche soy capaz
de echar cuatro; pero que me muera, si en cuatro años puedo cumplir contigo,
Telesila, una sola vez. XCVIII Los besucones molestos No hay manera, Flaco, de
evitar a los besucones. Acosan, entretienen, persiguen, salen al paso de aquí y
de allí, a cualquier hora, por cualquier sitio. Ni una úlcera maligna o una
pústula inflamada, ni un mentón repugnante y unos sarpullidos asquerosos, ni
unos labios untados de grasiento cerato, ni el goteo de una nariz resfriada
servirán de nada. Lo mismo besan a los acalorados que a los arrecidos y al 2482
Cf. 2, 42; 6, 81. 2483 El verso tercero admite más de una interpretación según
cómo se entienda ministro. Lo vemos como dativo; pero hay quien lo ve como
ablativo No obstante, el epigrama es claro: Se ve que estando bebiendo un niño
en una fuente, se acercó un germano y lo apartó para beber él primero. Marcial
se lo recrimina. 502 2483 . que se reserva el beso de bodas. No te librará la
cabeza cubierta con capuchas ni una litera protegida con pieles y cortinas, ni
te protegerá una silla de manos cerrada repetidas veces : el besucón entrará por
cualquier rendija. Ni el mismo consulado, ni el tribunado o los seis fascios, ni
la amenazadora vara del lictor dando voces alejará al besucón 2485 2484 . Aunque
te sientes tú en lo alto del tribunal y estés administrando justicia a las
gentes desde tu silla curul, el besucón subirá por aquí y por allá. Besará al
que tiene fiebre y al que llora, le dará un beso al que bosteza y al que nada:
se lo dará al que está cagando . El único remedio de esta plaga es hacerse amigo
de uno a quien no se quiera besar 2486 2487 . XCIX ¡Con cuidadito! Cada vez que
te levantas del sillón —ya lo he notado a menudo— tus miserables túnicas se te
meten, Lesbia, entre las nalgas. Cuando intentas sacarlas con la derecha o lo
intentas con la izquierda, las apartas entre lágrimas y gemidos: tanto las
aprietan las dos Simplégadas de tu culo y tanto penetran entre tus exageradas y
cianeas nalgas . ¿Deseas enmendarte de este feo defecto? Te enseñaré: Lesbia,
opino yo, no te levantes ni te sientes. 2488 C Ni tan flaca ni tan gorda No
quiero tener una querida, Flaco, tan seca que sus brazos puedan ceñirlos mis
anillos; que con las nalgas a pelo, rasque y con las rodillas, pinche; que tenga
una 2484 Es decir, cada vez que la abran los moscones. 2485 Se trata del pretor,
precedido de seis lictores, que con sus varas iban abriendo paso al magistrado
entre la multitud. 2486 Cf., supra, 77, 1, con la nota. 2487 Son besos fingidos
de los que van buscando herencias o sencillamente ser invitados a cenar. 2488
Symplegades se llamaban dos islotes o escollos en la entrada del Bósforo tracio,
llamadas también Cyaneae (cf. 7, 19, 3). Fingían los poetas que eran móviles (su
nombre griego significa “rocas que se chocan”) y que, al entrar entre ellas una
embarcación, se aproximaban entre sí para oprimirla y echarla a pique. Hasta que
pasó entre ellas la nave Argos y quedaron inmóviles; cf. Val. Flac. 4, 637 ss.
503 sierra en la espalda, que la rabadilla le sobresalga del culo. Pero tampoco
quiero una amiga de mil libras. Me gusta la carne, no las grasas 504 2489 CI
Mejor vista que un lince . ¿A una Tais tan delgada has sido capaz, Flaco, de
ver? Tú, creo yo, eres capaz de ver, Flaco, lo que no existe 2490 . CII Callada
estás mejor No ha mentido quien me ha dicho que tenías buen tipo, Lidia, pero no
cara. Así es, si guardas silencio y si, recostada, estás tan muda como está de
callada una cara retratada en cera o en pintura. Pero cada vez que hablas
estropeas hasta tu buen tipo, Lidia, y a nadie le perjudica más su propia lengua
que a ti. Ojito con que no te oiga ni te vea el edil: hay prodigio siempre que
empieza a hablar una estatua CIII No me lo explico Es tan grande tu honestidad
de espíritu y de aspecto, Safronio, que me sorprende que hayas podido llegar a
ser padre 2489 Sobre estos gustos de Marcial, cf. 1, 57; 9, 32. 2492 . 2490
Puesto que Flaco es el destinatario de éste y del epigrama anterior, bien
pudiera ser Tais la protagonista de los dos. 2491 Así presenta el poeta a esta
mujer estúpida. El edil era el encargado de recoger y dar cuenta al senado de
los prodigios. 2492 Es decir, que no te haya destinado tu dueño a ser de por
vida su favorito y, por tanto, condenado a la castración. 2491 . Esposa 2493 CIV
Sé Lucrecia de día; pero Lais, de noche , vete de casa o acomódate a mis
costumbres. No soy yo ni un Curio ni un Numa ni un Tacio . A mí me gustan las
noches pasadas entre alegres copas, tú tienes prisa por levantarte [de la mesa]
con mala cara por el agua que has bebido 2494 . Tú gozas a oscuras, a mí me
gusta retozar con la lámpara por testigo y quedar deslomado a plena luz del día.
A ti te ocultan los corsés y las túnicas y los mantos opacos, pero para mí nunca
está bastante desnuda una mujer en la cama. A mí me enloquecen los besos que
imitan los arrullos de las palomas, tú me los das como los que acostumbras a
darle a tu abuela por la mañana. Tú no te dignas darle alegría al negocio 2497
2496 ni con tus movimientos ni con tus palabras ni con tus dedos, como si
estuvieras preparando el incienso y el vino. Los esclavos frigios se masturbaban
detrás de la puerta cada vez que su mujer se sentaba a caballo de Héctor y,
aunque el de Ítaca roncara, la casta Penélope acostumbraba a tener siempre la
mano donde tú sabes. Te niegas a que te dé por detrás: esto se lo concedía
Cornelia a Graco, Julia a Pompeyo, Porcia a ti, Bruto . Cuando las dulces copas
no las preparaba aún el camarero dardanio 2499 2498 , Juno ocupó para Júpiter el
lugar de Ganímedes . Si a ti te gusta la seriedad, admito que seas una Lucrecia
todo el día, de la mañana a la noche; por la noche, quiero una Lais. 2493 No
parece que se refiera a su propia esposa —¿estuvo casado Marcial?—, sino que el
epigrama sería un tópico sobre la esposa excesivamente pudibunda; cf.
Introducción, nn. 96-98. 2494 Grandes personajes de la antigüedad romana, que no
van muy a la zaga del propio Rómulo, tomados como prototipos de virtudes; cfr.
1, 24, 3. 2495 Ella se retiraba al empezar la comisatio, en que se bebía
abundantemente; cf. mi Vrbs Roma, II, 274-81. 2496 Como resultado de los juegos
eróticos. 2497 Es evidente el sentido erótico. 2498 A los ejemplos míticos de
mujeres virtuosas, añade ahora a grandes matronas romanas. Todas consideraron
que no era un desdoro para su virtud, sino todo lo contrario, hacer lo que dice
Marcial, sin que a nosotros nos conste que lo hicieran, ni tampoco lo contrario.
2499 Como troyano que era, Ganímedes descendía de Dárdano. 2500 Es decir,
practicó la sodomía. 505 2500 2495 Me enviabas una libra 2501 CV No te vuelvas
tan tacaño ; me envías, Gárrico, un cuarto. Al menos págame, Gárrico, media. CVI
Lee por lo menos cuatro versos Vibio Máximo, si tienes tiempo de saludar, lee
solamente esto, ya que, por una parte, estás ocupado y, por otra, no eres
excesivamente trabajador. ¿Pasas por alto también estos cuatro versos? Has sido
listo. CVII Entre cumplidos Me devuelves el libro desenrollado hasta el husillo
y como leído, Septiciano, por entero. Lo has leído todo. Lo creo, lo sé, me
alegro, es verdad. Así me he leído yo enteros tus cinco libros. 506 2502 2501
Expresión braquilógica. Se entiende: “una libra de plata”. Y se vuelve a
entender: “piezas de vajilla de plata que pesan una libra”. 2502 “Hasta el
final”. La forma ordinaria de los libros era el volumen, “rollo”, que tenía en
su extremo un husillo o eje (umbilicus) sobre el que giraba la membrana escrita,
según se iba desenrollando para leerlo. Ese eje podía ser de diversos
materiales, algunos muy lujosos, y sus extremos (que en latín se llamaban cornua,
“alas”) sobresalían de todo el conjunto. Por eso, llegar en un libro ad sua
cornua, como aquí, o ad umbilicos, como en 4, 89, 2, es tanto como “llegar al
final” del libro. Cf. etiam 1, 66, 11; 2, 6, 11; 3, 2, 9; 5, 6, 15; 8, 61, 4.
CVIII Do ut des Aunque podrías darte por satisfecho con un libro tan largo,
lector, aún me pides algunos dísticos. Pero Lupo me pide los intereses [de su
préstamo] y mis esclavos el sustento del día. Lector, págales. ¿Callas y
disimulas? Adiós 2503 No me das dinero, no hay epigramas. 507 2503 .
LIBRO XII
VALERIO MARCIAL A SU PRISCO, SALUD
1. Sé que yo debo hacer de abogado defensor
de mi muy contumaz desidia de tres años. Por ello , no habría que justificarla
entre las conocidas ocupaciones, también propias de la vida urbana, por las que
conseguimos, con excesiva facilidad, dar la impresión de ser molestos más que
cumplidores de nuestras obligaciones 2504 . Con mayor razón, en esta soledad
provinciana, donde como no me dedique al estudio hasta la exageración, me
encuentro aislado sin solaz y sin excusa. —2. Escucha, pues, las razones. —3.
Entre ellas, la mayor y principal es que echo de menos los oídos de la ciudad, a
los que estaba acostumbrado, y me parece litigar en un foro que no es el mío. Y
es que, si hay algo en mis libritos que guste, me lo dictó el oyente: aquella
sutileza de los juicios, aquella ingeniosidad de los temas, las bibliotecas, los
teatros, las tertulias, en las que los placeres no son conscientes de estar
estudiando, en suma, todo aquello que abandoné por puro capricho, lo estoy
echando de menos como si me hubiera equivocado. —4. Se añade a esto la
cazurrería mordaz de mis convecinos, la envidia en vez del buen juicio, y uno o
dos malvados, muchos, en una pequeña localidad. Frente a esto resulta difícil
tener a diario buen humor. No te extrañes, pues, de que yo haya mandado a paseo,
indignado, lo que solía hacer exultante. —5. Pero, para no negarte nada a ti,
que no sólo acabas de llegar de la Ciudad , sino que me lo reclamas, —tú, a
cuyos favores no correspondo, si sólo te ofrezco lo que puedo—, me impuse como
obligación lo que acostumbraba a ser un placer, y me he dedicado a los libros
unos poquitos días, para ofrecer a tus oídos , tan familiares para mí, sus
regalos de bienvenida. —6. Quisiera que tú estos poemas 508 2507 , que
únicamente en tus manos no corren peligro, no consideres gravoso valorarlos y
examinarlos a conciencia; 2504 Por haber sido su dejadez tan obstinada y
duradera. 2505 Las de los clientes para con sus patronos. 2506 Roma, la ciudad
por antonomasia. 2507 Téngase en cuenta que los romanos leían siempre en voz
alta. 2508 2508 Marcial ofrece a su amigo Terencio Prisco, de vuelta a España,
un libro muy breve (12, 1, 3), compuesto en muy pocos días el año 101. Luego le
añadió otros epigramas que tenía compuestos antes del 101, por ejemplo 4, 5, 11,
para que tuviera más cuerpo. La forma en que lo tenemos nosotros fue ordenada e
incrementada después de la muerte del autor. 2506 2505 y, lo que es para ti lo
más difícil, que dictamines sobre mis bagatelas dejando a un lado su brillante
apariencia, no sea que envíe a Roma, si así lo decretares, no un libro hispano,
sino a un hispano 2509 . I Ofrecimiento del libro a Prisco Mientras reposan tus
redes y tus ladradores molosos y el bosque está en calma al no haberse
descubierto ningún jabalí 2511 509 2510 , podrás, Prisco, dedicar tus ocios a mi
breve librito 2512 . Ni la hora es estival ni la perderás entera 2513 II A su
libro, que envía a Roma desde el Jalón Quien no hace mucho solías ser enviado de
la Ciudad . a las naciones, ahora —¡viva!— irás a Roma como forastero, libro,
desde las gentes del aurífero Tajo y del sombrío Jalón, ríos que una tierra
poderosa me da como patrios. Sin embargo no serás un huésped ni pueden decirte
advenedizo a ti, de quien tantos hermanos tiene la alta morada de Remo. Dirígete
por derecho propio a los umbrales venerables del templo nuevo, donde se le ha
devuelto su casa al coro pierio 2515 2514 . O si te pareciere mejor, 2509 Es
decir, al artesano autor de esa espléndida presentación del libro. La broma de
Marcial consiste en decirle a su amigo Prisco: Fíjate sólo en el contenido del
libro. No tengas en cuenta la presentación material. Es tan brillante que, si la
alabas como se merece, los romanos van a querer “fichar” para sus talleres al
artista que la ha preparado y no tendré más remedio que enviarlo a Roma en vez
de enviar el libro. 2510 Hoy llamamos a estos perros “dogos”, muy adecuados para
la caza mayor por su corpulencia y fortaleza; cf. Spect. 30, 1. 2511 De haber
levantado alguna pieza, los perros atronarían el bosque con sus ladridos. 2512
Cf., supra, epist. 6, con la nota 5. 2513 El día, por oposición a la noche, es
“la luz” o, lo que es lo mismo, el tiempo que va del orto al ocaso del sol. Ese
tiempo, cuya duración cambia a diario, los romanos lo dividían siempre en doce
horas, cuya duración, como es lógico, era distinta cada día. En el solsticio de
invierno, el día más corto del año, sus horas duraban 46’ 42”; frente al
solsticio de verano, el día más largo, en que cada hora duraba 75’ 33”. Esta
segunda es la hora “estival” de la que habla el poeta. 2514 Roma. 2515 El templo
“del divino Augusto”, construido en la falda del Palatino, frente al Capitolio,
se llamó también Templum Nouum. Trajano reconstruyó una antigua biblioteca que
había adosada a sus muros y que estaba dedicada a las Musas, llamadas aquí “el
coro pierio” y “nuestras nueve señoras”. pásate por la entrada de la Subura.
Allí están los elevados atrios de mi querido cónsul: habita sus penates
laureados el elocuente Estela, el ilustre Estela, que tiene sed del agua de los
hiantes 2516 . Allí, una fuente de Castalia se envanece de su caudal cristalino,
de donde cuentan que han bebido a menudo nuestras nueve señoras. Él te dará a
leer al pueblo y a los senadores y a los caballeros, y él mismo te leerá de
punta a cabo con las mejillas no muy secas. ¿Para qué reclamas un título? Que se
lean dos o tres versos: todos dirán a voces que tú, libro, eres mío 510 2517
2518 III Prisco es el mecenas de Marcial Lo que para Horacio y para Vario y para
el supremo Marón . fue Mecenas, el caballero nacido de reyes atávicos 2520 2519
, eso dirán a las gentes y a los pueblos que has sido para mí tú, Prisco
Terencio, la fama parlera y los libros antiguos. Tú me haces de inspiración, tú,
si de algo parezco ser capaz, tú me das el derecho a una pereza propia del
hombre nacido libre 2521 . IV Ofrece a Nerva una selección de poemas El trabajo
demasiado largo de mi libro undécimo y el del décimo lo he recortado y la obra
roza la brevedad. Que lean la edición amplia los desocupados, a 2516 Los
beocios, en cuyos dominios se encontraba el monte Helicón, consagrado a las
musas. 2517 La fuente de Castalia, también dedicada a las musas y al dios Apolo,
estaba en el monte Parnaso, en Fócida. 2518 Ya había dicho nuestro poeta que sus
libros no necesitan ni testigos, ni juez; cf. 1, 53, 11. 2519 Virgilio, al que
Marcial llama por el cognomen muchas más veces que por el nomen (Marón, 25
veces; Virgilio, 8 veces). Normalmente, en sociedad se utilizaba el cognomen,
reservando el nomen para la intimidad, tal como hace Cicerón, a quien su mujer
llama Tulio y Tulio se llama él a sí mismo en todos los títulos de las cartas
que escribe a su mujer o a Tirón, su secretario; cf. Cic. Fam. libros 14 y 16
passim. 2520 Cf. la expresión de Horacio, Od. 1, 1, 1: Maecenas, atauis edite
regibus, “Mecenas, nacido de reyes atávicos”. Marcial la modifica para convertir
en pentámetro lo que en Horacio es un asclepiadeo. 2521 El derecho a vivir sin
depender de ningún trabajo “servil”, dedicado a un trabajo “liberal”, como es el
componer versos. Aquí añaden otros la segunda mitad del epigrama VI (vv. 7-12).
“Bien por tu espíritu…” hasta el final, en nuestra traducción, que, como dijimos
al principio, sigue el texto de Lindsay. quienes has dado unos ocios seguros;
tú, César, lee ésta: posiblemente leerás también aquélla 2522 . V Ya está
pavimentada la vía Sacra Poemas, que hace poco ibais a Pirgos , la del litoral,
marchad por la vía Sacra: ya no tiene polvo 2524 . 2523 VI Con Nerva reinan las
virtudes Le ha tocado en suerte a la corte ausonia el más benigno de los
próceres, Nerva. Ahora se nos permite gozar por entero del Helicón . La recta
Fidelidad, la Clemencia risueña, la Autoridad prudente, ya vuelven; los
duraderos Terrores han emprendido la huída. Tus pueblos y gentes, piadosa Roma,
esto es lo que piden al cielo: que tengas siempre un caudillo semejante y el
actual, por mucho tiempo. ¡Bien por tu espíritu, que muy pocos tienen, y por tus
costumbres, que un Numa, que un risueño Catón 2526 511 2525 podían haber tenido!
Dar con largueza, prestar ayuda, acrecentar los censos modestos , y dar lo que
apenas si concedieron los dioses propicios, ahora está permitido y es cosa
sagrada. Pero tú, bajo un príncipe sin sentimientos y en tiempos difíciles, has
osado ser bueno. 2527 2522 Marcial envió a Nerva una selección expurgada de los
libros 10 y 11. Este epigrama debía de ser su introducción. 2523 Importante
ciudad comercial de la costa de Etruria, a unos 65 Km de Roma, de la que sólo
quedan las ruinas. A su puerto iba a llegar el barco en el viajaba desde
Hispania el libro de Marcial. Una vez allí, ya puede pensar en entrar al Foro
romano por la vía Sacra, la misma por la que los generales victoriosos
desfilaban en triunfo. 2524 Porque acaba de ser pavimentada. Este dato fecha el
epigrama en el 96. Con ello quiere ganarse el favor del emperador. Aquí añaden
otros los versos que figuran como VI, 1-6, en Lindsay, al que seguimos.
Desaparece así, en esos editores, nuestro epigrama VI (cf., supra, 3, 6, con la
nota), asignan el número VI a nuestro VII y saltan directamente al VIII
numerándolo como tal; es decir, en estas ediciones no se numera como VI o como
VII ningún epigrama. 2525 El monte de las musas, en Beocia. Ya habían pasado los
celos literarios de Domiciano, aunque también Nerva tenía aspiraciones poéticas,
cf. 9, 30, 7-8. 2526 Esto es, si Catón hubiera sido menos severo, hubiera podido
compararse con tus virtudes. 2527 A estos censos les diríamos hoy “líquido
imponible” y, por extensión, “patrimonio”. VII Si es por pelos, una niña Si
tantos años tiene Ligeya como pelos lleva en toda su cabeza, tres años tiene
2528 . VIII Trajano, émulo de César La diosa de las tierras y de los pueblos,
Roma, a la que nada se le equipara ni nada se le aproxima , echando cuentas hace
poco con alegría de los años futuros de Trajano a través de tantas generaciones,
y viendo en tan gran caudillo un soldado valiente y joven y marcial, dijo
gloriándose de tal príncipe: “Próceres de los partos y caudillos de los seres,
tracios, saurómatas, getas, britanos, puedo mostraros un César: venid”. Palma
2530 2529 IX Un buen gobernador de Hispania gobierna, dulcísimo César 2531 , a
nuestros iberos y la Paz peregrina disfruta de su gobierno tranquilo. Por tanto,
te damos gracias contentos por un regalo tan grande: has enviado a nuestras
tierras tus propias costumbres. 512 2532 2528 Este dístico no es elegíaco
(hexámetro y pentámetro), sino que está formado por dos endecasílabos falecios,
hecho que se repite en diez ocasiones más (20, 26, 30, 37, 41, 47, 69, 71, 73,
89). Once dísticos sobre 38 poemas en falecios de los 98 que, a su vez, componen
este libro XII. 2529 Cf. Propert. 3, 22, 17; Hor. Carm. Saec. 9-12. 2530 Aulo
Cornelio Palma, cónsul en el 99 junto con Cayo Sosio Senecio. 2531 Trajano, que
había sucedido a Nerva en enero del 98. 2532 No es plural “de autor”, sino “sociativo”.
Trajano era también español, de Itálica, y por tanto, los iberos eran tan
“suyos” como de Marcial. X Nadie está contento con su suerte Africano tiene cien
millones; sin embargo va a la caza de testamentos. La Fortuna a muchos da
demasiado; suficiente, a ninguno. A Partenio 2533 XI Que Partenio presente mi
librito a César , amigo tuyo y mío, dile, Musa, “salud” ; pues, ¿quién bebe con
más largueza del caudal aonio? 2535 513 2534 ¿La lira de quién sale mejor
templada de la gruta de pimplea? . ¿A quién de su grey pieria Febo ama más? Y si
por suerte —pero esto apenas es de esperar— está desocupado, que él
personalmente entregue mis poemas al emperador, pídeselo, y que con sólo cuatro
palabras este tímido y breve librito le recomiende: “Tu Roma lo lee”. 2536 XII
Borracho eres una cosa y sobrio, otra Todo lo prometes cuando toda la noche has
estado bebiendo; por la mañana no cumples nada. ¡Polión, bebe por la mañana!
2537 2533 Partenio fue asesinado en el año 97, por tanto el poema es anterior a
la publicación del libro XII. 2534 El verso imita en el contenido, y casi en la
fórmula, el titulus o inscriptio de las cartas. 2535 La fuente Castalia,
consagrada a las musas, que estaba en Beocia, también llamada Aonia; cf. 4, 14,
1; 7, 12, 10; 22, 2-4; 63, 4; 8, 66, 5; 9, 18, 8; 12, 2, 13. 2536 Una gruta de
Pieria, en Macedonia, de donde surgía una fuente dedicada a las musas, las
Piérides. 2537 Sobre los compromisos adquiridos entre los vapores del vino, cf.
1, 27; 9, 87. XIII Sale más barato el odio Los ricos, Aucto, consideran la ira
un tipo de negocio: odiar cuesta más barato que dar 2538 . XIV No te expongas
por una liebre Te aviso que utilices con más moderación tu veloz caballo de
caza, Prisco, y no te lances con tanta fuerza detrás de las liebres. Muchas
veces ha dado satisfacción a su presa el cazador y ha caído despedido de su
bronco caballo para no volverlo a montar. Trampas, hasta la campiña las tiene y,
aunque no haya zanjas ni ribazos ni canchales, los terrenos llanos suelen
engañar. No faltará quien te ofrezca tamaños espectáculos, pero que caiga con
ojeriza más leve hacia su sino 2539 . Si te gozas en los peligros que exigen
corazón, cacemos al acecho —está más seguro el valor— jabalíes etruscos. ¿Por
qué te gustan las riendas temerarias? 514 2541 2540 Más a menudo, Prisco, se les
ha dado a ellas reventar al cazador que a la liebre. XV Todos ricos con Júpiter
Todo lo que brillaba en el palacio parrasio se ha dado a nuestros ojos y a
nuestros dioses 2543 2542 . Admira Júpiter las llamas escíticas de un oro
verdegueante 2538 Manifestándose airados nadie se atreve a pedirles nada; cf. 3,
37. 2539 Por su muerte accidentada. 2540 Esto es, que su muerte me provoque
menor odio hacia el destino, puesto que lo quiero mucho menos que a ti. 2541
Como si dijera, “galopar temerariamente”. 2542 Lo llama aula Parrhasia en
recuerdo de Arcadio que llegó de Parrasia, en la Arcadia, cf. 7, 56, 2 y 99, 3.
2543 No es claro que el poeta aluda aquí a Nerva y a Trajano. Seguramente habla
de los dioses de Roma, simbolizados todos ellos en Júpiter. Hay una ligera
alusión a la tiranía de Domiciano, que gozaba en ser llamado Júpiter. 2544 y se
pasma ante las delicias y los pesados caprichos de un déspota soberbio. Éstas
son las copas que dicen bien con el Tonante, éstas son las que dicen bien con el
camarero frigio . Todos, junto con Júpiter, somos ahora ricos; pero no hace
mucho... Vergüenza da, ¡ay!, vergüenza da reconocerlo. Todos, junto con Júpiter,
éramos pobres. 2545 XVI Cambiaste tus campos por sodomitas Has empeñado, Labieno,
tus tres campitos. Has comprado, Labieno, tres sodomitas. Sodomizas, Labieno, a
tus tres campitos 515 2546 . XVII Una fiebre bien cuidada Preguntas por qué en
tantos días, Letino, no se te va la fiebre y andas lloriqueando a todas horas.
Va en la litera contigo a la par y a la par se baña; cena hongos boletos,
ostras, tetas de cerda 2547 , jabalí ; se pone ebria a menudo de setino y a
menudo de falerno y no bebe cécubo 2549 2548 sino pasado por agua de nieve ; se
recuesta a la mesa rodeada de rosas y negra de amomo, y duerme sobre plumas en
un lecho de púrpura . Acostándose magníficamente, viviendo tan bien en tu casa,
¿quieres que tu fiebre prefiera irse con un Dama? 2551 2552 2544 El oro parece
verde porque refleja el color de l as esmeraldas engastadas en él. Entre las más
renombradas de estas piedras preciosas estaban las de Escitia; cf. 4, 28, 4.
2545 Ganímedes. 2546 Cf., infra, 33. 2547 Cf. 7, 78, 3, con la nota. 2548 Cf. 1,
43, 2, con la nota. 2549 Tres de las más renombradas denominaciones de origen de
vinos. Sobre el setino, cf. 4, 69, 1; el falerno, 1, 18, 1; el cécubo, 2, 40, 5,
los tres lugares con sus notas. 2550 Cf. 6, 86, 1, con la nota; 14, 103. 2551
Cf. 2, 40. 2552 Bajo este nombre se indica un pobre cualquiera, cf. 6, 39, 11;
Hor. Sat. 2, 5, 18. 2550 XVIII Marcial vive feliz en su Bílbilis natal Mientras
tú quizás andas de aquí para allá sin descanso, Juvenal , por la bulliciosa
Subura o te pateas el monte de la soberana Diana ; mientras de puerta en puerta
de los poderosos te hace aire la toga que hace sudar 516 2554 y, en tu vagar, el
Celio mayor y menor 2556 2555 te fatigan, a mí, después de muchos diciembres
reencontrada, me ha acogido y me ha hecho un campesino mi Bílbilis, orgullosa de
su oro y de su hierro. Aquí cultivo perezoso con un trabajo agradable el Boterdo
y la Plátea —las tierras celtíberas tienen estos nombres demasiado rudos —,
disfruto de un sueño profundo e interminable, que a menudo no lo rompe ni la
hora tercia 2558 , y ahora me recupero de todo lo que había velado durante tres
decenios . No sé nada de la toga, sino que, cuando lo pido, me dan de un sillón
roto el vestido más a mano. Al levantarme, me recibe un hogar alimentado por un
buen montón de leña del vecino carrascal y al que mi cortijera rodea de multitud
de ollas. Detrás llega el cazador 2560 , pero uno que tú querrías tener en un
rincón del bosque . A los esclavos les da sus raciones y les ruega que se corten
sus largos cabellos el cortijero, sin un pelo. Así me gusta vivir, así morir
2563 . 2553 Décimo Junio Juvenal, el escritor (55-138). 2554 El Aventino, en
donde se elevaba el templo de Diana, muy celebrado en Roma. 2562 2555 Como en
10, 30, 14-15, Marcial imagina al cliente abanicándose con el pico de la toga,
para aliviarse del calor que ésta le da. 2556 La colina del Celio tenía
propiamente dos cumbres, el Caelius y el Caeliolus. 2557 1, 49, 7; 4, 55, 13.
2558 Cf. 4, 55, 9. 2559 Tres horas después de salir el sol, que era la hora
habitual de levantarse. 2560 Exactamente, 34 años; cf. 10, 103, 7. Sobre las
dificultades para dormir en Roma, cf. 9, 68; 10, 74; 12, 57. 2561 El esclavo
encargado de proveer de caza a la despensa de la casa. 2562 Porque su aspecto
exterior no le permiten presentarse ante nadie medianamente refinado. 2563 Estas
aspiraciones, ahora cumplidas, aparecen en 1, 55; 2, 90; 6, 45; 10, 47 y 74.
2559 2553 2557 2561 XIX No comer por haber comido no es tiempo perdido En las
termas come lechuga, huevos, pez lagarto . Y que él no cena en casa, dice Emilio
2565 . XX Cuestión de nombres 517 2564 ¿Que por qué no tiene, preguntas, Fabulo,
esposa Temisón? Tiene hermana XXI Marcela es Roma para mí ¿Quién pensaría que
eres, Marcela 2567 , munícipe del helado Jalón y que has nacido en mi tierra?
¡Tan poco común, tan delicado es tu paladar! El Palatino diría, con que te oyere
incluso una sola vez, que eres suya. Ninguna mujer, ni nacida en el corazón de
la Subura ni criada en la colina del Capitolio, puede competir contigo. Y
tardará en salir una gloria de nacimiento foráneo a quien más le cuadre ser una
nuera romana . Tú haces que se mitigue mi añoranza de la ciudad señora del
mundo: tú sola vales para mí una Roma. 2569 2564 Cf. 10, 48, 11. 2565 Cf. 5, 47.
2566 Cf. 2, 4. 2567 La protectora de Marcial en su retiro de Bílbilis; cf.,
infra, 31; 2568 El epíteto puede indicar “helado”, cf. 14, 33, 2: gelidis aquis;
o robusto por el hierro, cf. 1, 49, 12: qui ferrum gelat. 2569 Esto es, casarse
con un ciudadano romano. ¿Fue Marcial ese marido? Cf. Introducción, nn. 92-98.
2568 2566 . XXII La indecente Filenis ¿Cómo de indecentemente tuerta es Filenis
quieres que te diga en dos palabras, Fabulo? Ciega, estaría más decente Filenis
518 2570 XXIII Y el ojo, ¿qué? . Dientes y cabellos comprados —y no te da
vergüenza— llevas. ¿Qué harás con tu ojo, Lelia?. No se compra 2571 . XXIV ¡Qué
bien estaríamos juntos los tres! ¡Oh, deliciosa soledad, carro bretón , más
agradable que una carroza y que un carro galo, regalo para mí del elocuente
Eliano! Aquí conmigo tienes licencia, aquí, Juvato 2573 2572 , para hablar
cualquier cosa que te venga a la boca: ningún conductor negro de un caballo
líbico ni corredor arrezagado va delante de nosotros; no hay por ningún sitio
mozo de mulas : los caballitos guardarán silencio. ¡Oh, si estuviera aquí de
testigo Avito 2575 2574 , no temería yo un tercer oído! ¡Qué bien se pasaría así
el día entero! 2570 Esto es, estaría más guapa. 2571 Cf. Anthol. Palat. 11, 310.
2576 2572 El couinnus era propiamente el carro de guerra de los britanos y de
los belgas. Llevaba sus ejes armados de hoces. Roma acomodó este vehículo para
viajes; iba descubierto, aunque podía adaptársele una capota, tenía dos ruedas,
un asiento para dos plazas y lo conducía el propio viajero: por eso lo llama
“deliciosa soledad”, por la ausencia de oídos indiscretos. El essedum era un
carro semejante, de origen galo; la carruca, “carroza”, un vehículo que
empleaban tanto los hombres como las mujeres dentro y fuera de Roma. 2573 Amigo
de Marcial, a quien no conocemos por otro lugar. 2574 Éstos tenían fama de
alcahuetes y entrometidos. Por eso, si el puesto lo ocupa un sordo, es un
tesoro; cf. 11, 38. 2575 L. Estertinio Avito, poeta, amigo de Marcial, cónsul
suffectus en 92; cf. 1, 16; 6, 84; 9 praef.; 10, 96 y 102; 12, 75. 2576 No me
importaría que hubiera una tercera persona, si ésta fuese Avito. XXV Das más
crédito a mi campo que a mí Cuando te pido, Telesino, dinero sin garantías, “no
tengo”, dices. Eso mismo, si por mí responde mi campito, lo tienes. Lo que no me
prestas a mí, un viejo compañero, Telesino, se lo prestas a mis pequeñas coles y
a mis árboles. Mira, Caro te lleva a los tribunales , que te asista mi campito.
Buscas un compañero de destierro: que vaya mi campito. 2577 XXVI (XXVII) ¿Quién
dice la verdad? Dices que unos ladrones te han violado, Senia. Pero los ladrones
lo niegan XXVII (XXVIII) Confundes calidad por cantidad Yo bebo copas de dos
ciatos, tú bebes, Cinna, copas de once . ¿Y te quejas de que no bebamos lo
mismo? Hermógenes 2581 2580 . XXVIII (XXIX) Hermógenes, ladrón de servilletas es
tan ladrón de servilletas, Cástrico , como difícilmente lo fue Masa, creo yo, de
monedas 2583 519 2582 2579 . Aunque tú vigiles su mano derecha y le sujetes la
2577 Caro es un delator; cf. Juven. 1, 36; Tac. Agr. 45, 1. 2578 Quizás ellos
insinúan algo peor. 2579 Un ciato cabía 47’75 cm 3 ; once ciatos, por tanto, son
un poquito más de 525 cm ; cf. 1, 71, 1, con la nota. 2580 Al parecer, un
cliente se queja a su patrono de que no le da el mismo vino que bebe él. El
cliente está pensando en la calidad del vino, como en 10, 49; pero el patrono le
contesta refiriéndose a la cantidad. 3 2578 . izquierda , encontrará de qué
manera llevarse tu servilleta: el hálito de los ciervos absorbe así a una
serpiente aletargada 2584 2585 ; así arrastra a lo alto Iris las aguas que
caerán 2587 . Recientemente, cuando se solicitaba el perdón para Mirino 520 2586
que estaba herido, cuatro servilletas que distrajo Hermógenes; cuando el pretor
pretendía sacar su servilleta blanqueado con greda , al pretor que le birló la
servilleta Hermógenes. No había llevado nadie servilleta por temor a los robos,
el mantel que robó de la mesa Hermógenes. Si esto también falta, desvalijar 2589
los lechos por la mitad y las patas de las mesas no le da miedo a Hermógenes.
Aunque los espectáculos se caldeen con un sol nada moderado, se recogen los
toldos 2591 2590 cuando llega Hermógenes. Se dan prisa, trepidantes, en arriar y
atar las velas los marineros siempre que por los alrededores del puerto aparece
Hermógenes. Huyen los calvos que se visten de lino y la turba del sistro ,
cuando entre los adoradores se planta Hermógenes. A la cena Hermógenes
servilleta no llevó nunca; de la cena siempre se la llevó Hermógenes. 2592 XXIX
(XXVI) Haciendo enteramente igual, no ganamos lo mismo Como te trillas
innumerables umbrales por la mañana siendo senador, te parezco ser un caballero
dejado, porque no corro de un lado para otro con las 2581 Nombre fingido, “hijo
de Hermes”, por ser este dios el patrón de los ladrones; cf. 8, 59, 4, con la
nota. 2582 Este nombre es una conjetura de Lindsay. En los códices falta una
palabra que se corresponde exactamente con el quinto pie del hexámetro. Los
editores proponen diversos nombres, todos ellos, como es lógico, de estructura
dactílica. 2583 Bebio Masa, procónsul de la Bética, condenado por ladrón en 93,
bajo la acusación de Plinio el Joven, Plin. Ep. 6, 29, 8. 2584 La mano izquierda
era la preferida de los rateros, como si hubiera nacido para robar; cf. Ovid.
Met. 13, 111: natae ad furta sinistrae. 2585 Sacándola de su madriguera. Sobre
esta leyenda, cf. Plin. N. H. 8, 50; Lucr. 6, 756. 2586 Hija del dios marino
Taumante y Electra, una ninfa oceánica. Ovidio dice que es “la que alimenta con
agua a las nubes”; cf. Ovid. Met. 1, 271; 4, 480. 2587 En forma de lluvia. 2588
Sobre esta gladiador, cf. Spect. 20, 1. 2589 En los juegos circenses el pretor
daba la señal de empezar agitando un pañuelo grande, Vrbs Roma, II, 371. 2590
Para robar los cobertores de los triclinios y los materiales preciosos de las
patas de las mesas. 2591 Los que protegían del sol a los espectadores. 2592 Los
adoradores de Isis llevaban vestidos de lino, iban con la cabeza afeitada y
haciendo sonar el sistro; cf. 9, 29, 6; 10, 48, 1. 2588 primeras luces por la
ciudad y no me llevo, cansado, miles de besos de vuelta a casa. Pero tú [lo
haces] para agregar nombres nuevos a los fastos purpúreos , o para dirigirte a
los pueblos de los nómadas o de los capadocios; en cambio yo, a quien obligas a
interrumpir el sueño a mitad y a soportar y a padecer el barro matinal ¿qué
busco? Cuando mi pie sin rumbo se me sale del zapato roto y me cae un súbito
chaparrón de agua gorda 2594 , y no llega mi esclavo, llamado a gritos después
de quitarme el manto, se acerca tu esclavo a mi oreja helada y me dice: “Letorio
te invita a cenar con él”. ¿Por veinte sestercios? Yo no voy; prefiero el hambre
a tener yo una cena como recompensa y tú tener una provincia y que hagamos lo
mismo y no ganemos lo mismo 2596 . 2595 XXX No es amigo quien no sirve para una
juerga Abstemio, sobrio es Apro. ¿A mí, qué? Así elogio yo al esclavo, no al
amigo. XXXI La hacienda que me regaló Marcela Este bosque, estas fuentes, esta
sombra entretejida de los pámpanos vueltos hacia arriba , esta corriente guiada
de agua de riego, estos prados y rosales, que no ceden al Pesto de las dos
cosechas 2597 , y todas las hortalizas que verdean y no se hielan ni en el mes
de Jano, y la anguila doméstica, que nada en un estanque cerrado, y esta torre
de un blanco resplandeciente que cría palomas de su mismo color, obsequios son
de mi dueña. A mi vuelta después del séptimo lustro 2593 “Consulares”; cf. 11,
4, 5. 2594 Como gobernador. 2598 521 2599 2595 No es una lluvia natural, sino
las aguas negras que se arrojaban por las ventanas al grito de “¡agua va!”. 2596
Los ricos prestando su obsequiosidad, cf. 10, 10; en busca de testamentos 12,
10. 2597 Se trata sin duda de un emparrado o un cenador. 2598 Las rosas de Pesto
eran famosas; cf. 9, 26, 3, con la nota. 2599 Exactamente, a los 34 años; es
decir, en el curso del séptimo lustro, ya casi vencido, pero sin llegar a
cumplirlo; cf. 10, 103, 7. 2593 , Marcela me ha dado estas casas y estos
pequeños reinos. Si Nausícaa me concediera los huertos de su padre, podría
decirle yo a Alcínoo: “Prefiero los míos” 522 2600 XXXII Los pobres bagajes de
Vacerra ¡Oh vergüenza de las calendas de Julio! 2601 . . He visto, Vacerra, tus
trastos, los he visto. Los que han quedado sin embargar por el alquiler de dos
años los llevaba a cuestas tu mujer, una pelirroja con siete crenchas, y tu
encanecida madre con la gorda de tu hermana. Unas Furias 2602 las creí, salidas
de la noche de Dite . Con ellas delante, seco por el frío y por el hambre y más
pálido que un boj nada reciente , un Iro de tus tiempos , tú las seguías.
Creería uno que se mudaba la cuesta de Aricia 2606 2605 . Iba un camastro de
tres patas, una mesa de dos y, junto con una lucerna y una cratera de cornejo,
un orinal roto goteaba por el lado recortado. A un brasero con cardenillo lo
sostenía el cuello de un ánfora; que había tenido arenques o menas incomibles lo
manifestaba el olor hediondo de una orza, como difícilmente llega a ser el tufo
de una piscifactoría marina. Y no faltaba un cuarto de queso de Tolosa ni una
corona de cuatro años de negro poleo y ristras peladas de sus ajos y cebollas,
ni la olla de tu madre llena de la resina repugnante con que se depilan las
esposas sumemianas 2608 . ¿Por qué buscas casas de lujo y te ríes de los
caseros, pudiendo, oh 2600 Los jardines de Alcinoo, rey de los feacios, eran muy
celebrados en la antigüedad, cf. 4, 84, 29; 7, 42, 6; 8, 68; 10, 94, 2. Cf.
etiam Hom. Od. 6, 255-328. 2601 Era la fecha de vencimiento de los contratos de
alquiler, préstamos, etc. 2602 Las Furias o Erinias, en Atenas llamadas
Euménides, eran unas diosas infernales que habitaban el Erebo, la región más
profunda del reino de ultratumba. Su número varió, pero al final quedaron
reducidas a tres: Alecto, Tisífone y Megera. Se las representaba con cabelleras
de serpiente, desgreñadas, con ojos llameantes y dientes rechinantes, empuñando
una antorcha encendida o un puñal. 2603 Sobrenombre de Plutón, dios de los
infiernos. 2604 A medida que envejecen, las hojas de boj van adquiriendo un
color amarillento hasta secarse del todo. 2605 El mendigo de la Odisea, cf. Od.
18, 6; cf. en Marcial, 8, 59; 11, 66 y 77. 2606 Era famosa esta cuesta por estar
llena de mendigos pidiendo limosna a los viajeros que pasaban por la vía Apia, a
cuya vera estaba Aricia, a unos 30 Km de Roma; cf. 2, 19, 3; 10, 68, 4; Juven.
4, 117118; Escol. de Pers. Sat. 6, 55. 2607 La ciudad francesa de ese nombre;
cf. 9, 99, 3. 2608 “Esposas”, uxores, en el original, es eufemismo. En el barrio
del Sumemio, junto a las antiguas murallas servianas, vivían las prostitutas de
ínfima condición; cf. 1, 34, 6; 3, 82, 2; 11, 61, 2. 2603 2604 2607 Vacerra,
alojarte de balde? Esta pompa de tus trastos es la que corresponde a un puente
2609 . XXXIII Se ha quedado sin campos, pero no sin “higos” Para comprar jóvenes
esclavos, Labieno vendió sus huertos ; nada, sino un campo de higos, tiene ahora
Labieno Treinta y cuatro siegas 2611 . XXXIV No hay que aficionarse demasiado a
nadie 2612 523 2610 , si no recuerdo mal, he pasado contigo, Julio . Sus
dulzuras se han mezclado con amarguras, pero, sin embargo, han sido agradables
en su mayor parte. Y si todas las piedrecitas, distintas y de dos colores, se
apartan a un lado y a otro, vencerá el montón blanco al más negro . Si quieres
evitar ciertas amarguras y guardarte de los mordiscos de un alma afligida, no te
hagas demasiado familiar para nadie: gozarás menos y menos sufrirás. 2609 Cf.
10, 5, 3; Juven. 14, 134. 2610 El mismo personaje e idéntica situación, supra,
16. 2611 El mismo juego sobre la palabra ficus en 1, 65, con sus notas, y en 4,
52. 2614 2612 Como unas veces dice que estuvo en Roma 34 “diciembres” o
“inviernos” (10, 104, 9-10; supra, 18, 7) y otras, como aquí y en 10, 103, 7,
dice que fue ese mismo número de “veranos” o “siegas”, hemos de concluir que
Marcial salió de Roma en primavera, faltando poco para cumplir su trigésimo
quinto “verano”. Estuvo, pues, en Roma, casi 35 años. 2613 Cf. 1, 15, 1; 4, 64,
1, con sus respectivas notas. 2614 Alusión a la costumbre de señalar los días
con una piedra blanca o negra, según su condición de afortunados o desgraciados,
cf. 8, 45, 2, con la nota; 9, 52, 4-5. 2613 XXXV Nunca se dice todo Como si
vivieras conmigo, Calístrato, con toda confianza, sueles decir con frecuencia
que yo te la he hincado. No eres de tanta confianza como quieres, Calístrato,
que se te crea, pues quien cuenta esas cosas, muchas más se calla Cuatro libras
o dos 2616 XXXVI Labulo, puedes ser mucho mejor para tu amigo, una toga heladora
y un abrigo tres cuartos, a veces unas monedas de oro tintineando en la mano,
que pueden estirarse dos calendas: porque nadie más que tú, Labulo, hace esos
regalos, no eres, créeme, buena persona. ¿Qué, entonces? Por decir verdad, eres
el mejor de los malos. Devuélveme a los Pisones y a los Sénecas y a los Memios y
a los Crispos, pero los de antes 2618 524 2617 : te volverás inmediatamente el
último de los buenos. ¿Quieres presumir de la carrera y de tus pies? Vence a
Tigris y al veloz Paserino . No es gloria ninguna adelantar a los borriquillos.
XXXVII Crítica ingeniosa, sí; mala intención, no 2619 Ansías demasiado parecer
de buena nariz. El de buena nariz, me gusta; no me gusta el infestado de pólipos
2620 . 2615 En cuestiones de sexualidad los romanos consideraban vergonzoso y,
por tanto, inconfesable todo lo que se saliera del sexo vaginal o anal. 2616
Expresión braquilógica, por libras “de plata”; cf. 11, 105. 2617 Cf. 3, 38, 9;
4, 34, 2. 2618 Quiere decir Marcial que los personajes contemporáneos
pertenecientes a esas linajudas familias, ya no son lo que eran sus antepasados.
2619 Sobre estos caballos, cf. 7, 7, 10. 2620 Nasutus, con el doble sentido de
“narigudo” y de “buen olfato” como crítico. Criticar es cosa buena, llevar
demasiado lejos la crítica, puede proceder de la envidia. Y es una enfermedad,
como lo es tener la nariz infestada de pólipos (polyposus). Cf. 1, 3, 6; 41, 18;
2, 54, 5; 5, 19, 17; 12, 88; 13, 2, 1; 14, 96, 2. 2615 . XXXVIII ¡No hay
peligro! De éste que anda día y noche entre los asientos de las mujeres ,
conocido en toda la ciudad, resplandeciente de cabellera, moreno de ungüentos,
muy brillante por su púrpura, tierno de cara, ancho de pecho, depilado de
piernas, que a menudo se pega a tu mujer como compañero inseparable, no hay nada
que temer, Cándido, no jode. XXXIX De nada demasiado Te odio porque eres bello,
Sabello; bello y Sabello es cosa insoportable. Un bello, en fin, quiero antes
que a Sabello. ¡Así te pudras, Sabello bello! XL No quiero nada tuyo, pero
muérete 525 2622 Mientes, te creo; recitas malos poemas, te aplaudo; cantas,
canto; bebes, Pontiliano, bebo; te pees, disimulo; quieres jugar a las damas, me
dejo ganar. Una sola cosa hay que haces sin mí, y me callo. Sin embargo, nada en
absoluto me das. “A mi muerte”, dices, “te trataré bien”. No quiero nada, pero
muérete. 2621 Cf. 3, 63, 7. 2622 Cabe otra traducción: “¡Ojalá te pudras,
Sabello, a lo bello!”; esto es, “bellamente”. El efecto de este epigrama radica
en la repetición en eco de bellus Sabellus, que hemos tratado de conservar,
forzando un tanto el orden de palabras y manteniendo la “elle” en la
transcripción del nombre, “Sabello” por “Sabelo”, para que rime con “bello”. Cf.
1, 9, con la nota; 2, 7; 3, 37; 63; 7, 85; 10, 46. . 2621 XLI Más que ser,
parecer No te basta, Tuca, con ser goloso; no sólo ansías que te lo llamen, sino
que ansías parecerlo. El barbudo Calístrato se desposó XLII Boda de homosexuales
ayer con el rudo Afro, con el mismo ritual con que una doncella es costumbre que
se despose con un hombre. Alumbraban en cabeza 2624 2623 las antorchas, cubrió
su rostro el velo de novia y no te faltaron, Talaso, tus palabras 2625 . La
dote, también se fijó. ¿Todavía no te parece esto, Roma, suficiente? ¿Esperas,
acaso, que también para?
XLIII Para decir eso, no hace falta ser elocuente De
tus versos libidinosos me has leído, Sabelo, los demasiado expresivos, como no
los conocen las chicas de Dídimo 2627 ni los libros lascivos de Elefantis . Hay
allí nuevas posturas eróticas, como las que se atreve a practicar un putañero
degenerado: qué es lo que se dan y se callan los invertidos, con qué forma de
2623 En español, “se casa” tanto el hombre como la mujer. En latín se utilizan
expresiones distintas: la mujer “se pone el velo en honor del novio” (nubere +
dativo con el nombre del novio); el hombre “toma por esposa a la novia” (ducere
uxorem + acusativo con el nombre de la novia). Esta diferencia léxica permite
juegos conceptuales como el de este primer verso (nupsit = “se casó haciendo de
mujer”), con una sola palabra, sin más aclaraciones; o el aguijón de 1, 24, 4,
con sólo dos palabras: nupsit heri, “ayer se casó haciendo de mujer”. 2624 Del
cortejo nupcial. 2625 Esta divinidad itálica del matrimonio, cuya primera
noticia se remonta al rapto de las sabinas, era constantemente vitoreada durante
la deductio de la novia al grito de “Talasse! Talassio!”; cf. Livio, 1, 9, 12;
Vrbs Roma, I, 141. 2626 De esta forma se casó Nerón con su copero Pitágoras; cf.
11, 6, 10; Tac. Ann. 15, 37. Cf. etiam Juven. 2, 107. 2627 Debía ser un rufián
que hacía que sus pupilas cantaran o declamaran versos muy obscenos. 2628
Poetisa griega muy apreciada por Tiberio, Suet. Tib. 43, 2. 526 2626 2628
acoplarse copulan cinco, qué encadenamiento mantiene apareados a más, qué se
puede hacer con la luz apagada. No valía la pena que fueras tú elocuente. Único
2629
XLIV Buenos y sencillos poetas, tú y tu hermano , que tienes un nombre
unido a mí por nacimiento consanguíneo y un corazón pariente del mío por sus
inclinaciones, aunque compones poemas que sólo les van a la zaga a los de tu
hermano, no eres menor en inteligencia, sino superior en ternura. Lesbia podría
amarte juntamente con el gracioso Catulo y seguirte la tierna Corina después a
Nasón . Y no te faltarían céfiros, si te animaras a largar las velas. Pero te
gusta la costa 2631 2630 . Esto también lo tienes de tu hermano. XLV La cabeza
de Febo A ti, que te tapas con una piel de cabrito las sienes y la coronilla de
tu calva desnuda, a ti, Febo, te lo dijo con gracia el que dijo que tenías la
cabeza calzada. XLVI Ni contigo ni sin ti Difícil y fácil, agradable y áspero
eres a la vez: ni contigo puedo vivir ni sin ti. 2629 Seguramente, Valerio
Único, pariente muy cercano de Marcial. Algunos creen que era hermano suyo. 2630
Lesbia y Corina son, respectivamente, las amantes de los poetas Cayo Valerio
Catulo y Publio Ovidio Nasón. 2631 Cf. Hor. A. P. 28: Serpit humi tutus nimium
timidusque procellae. 527 Galo y Luperco 2632 XLVII Dame pan y dime tonto venden
sus versos. Niega ahora, Clásico, que los poetas estén cuerdos. XLVIII No quiero
ser invitado a cenas a las que no pueda corresponder Si me pones boletos y
jabalí como si no valieran nada y crees que no es ése mi deseo, lo acepto; si
crees hacerme feliz y pretendes ser inscrito como heredero gracias a cinco
lucrinas 2634 2633 , adiós. Espléndida, sin embargo, es tu cena, lo confieso,
muy espléndida; pero no será nada mañana, más aún, hoy, más aún, en este mismo
instante, nada que no conozca la desgraciada esponja de un palo asqueroso , o un
perro cualquiera y un urinario al borde de la calle. De los salmonetes y de las
liebres y de las tetas de cerda éste es el final: un color de azufre y un dolor
insoportable de pies 2636 . No tenga yo a tan alto precio ni los festines
albanos ni los banquetes del Capitolio y de los pontífices 2638 528 2637 . Que
un dios en persona me haga partícipe del néctar: se volverá vinagre y vino
picado y aguado de una tinaja vaticana . Busca otros invitados, maestro en
cenas, a los que conquiste la regia suntuosidad de tu mesa. A mí invíteme un
amigo a unos filetillos improvisados: una a la que puedo corresponder es la cena
que me gusta. 2632 Un poco forzada resulta la idea de L. Hermann, Martial,
Epigrammes (XII, 47): Latomus 34 (1975), 757-760, cuando dice que Marcial se
goza en juntar en una evocación de un verso de Ovidio (cf. Trist. 4, 10, 63, o
quizás ib. 5, 1, 17) los nombres de dos personajes celebrados por Pasennus,
indicando que el verso de éste se aproxima al verso de Ovidio. 2633 Cf. 1, 43,
2, con la nota. 2634 Ostras del lago Lucrino; cf. 1, 62, 3, y 3, 60, 3, con las
notas. 2635 La esponja que, atada a un palo, servía para limpiar las letrinas;
cf. Sen. Ep. 70, 20. 2636 La ictericia, caracterizada por el color amarillo,
como el del azufre, que toma el enfermo, y la gota. Éstas son las consecuencias
de la gula. 2637 Parece aludir a los de Domiciano en su villa de Alba, aunque
Suetonio dice que eran moderados; cf. Dom. 21. 2638 Sobre estos sacerdotes y sus
cometidos, cf. Vrbs Roma, III, 337-340. 2639 El vino de la colina Vaticana era
flojo y de mala calidad; cf. 1, 18, 2; 6, 92, 3. 2639 2635 XLIX Guardián, sácame
de pobre Lino, pedagogo de una cuadrilla con largas cabelleras , a quien llama
dueño de sus cosas y a quien confía la rica Postumila sus piedras preciosas, sus
objetos de oro, sus vinos, sus concubinos: ojalá que tú, probado por una
fidelidad indefectible, seas preferido a todos por tu señora; socorre, te lo
suplico, a mi pobre locura y custodia alguna vez descuidadamente a los que de
mala manera abrasan mi corazón, a los que noche y día suspiro ansioso por verlos
en mi seno, hermosos, níveos, a pares, gemelos, grandes... no a los niños, sino
a los solitarios 529 2641 . L ¡Qué gran escenario para un solo personaje! 2640
Plantaciones de laureles, platanares, pinares que llegan al cielo y baños para
más de uno los tienes tu solo, y para ti se alza un elevado pórtico de cien
columnas, y pisado por tus pies reluce el ónice, y tu hipódromo polvoriento
cascos veloces lo hacen resonar, y el flujo del agua al pasar canta por doquier;
tus atrios se extienden a lo lejos. Pero ni para cenar ni para dormir hay sitio
por ningún lado. ¡Qué bien malvives! 2642 LI La ingenuidad no termina nunca de
aprender ¿De que tantas veces engañen a nuestro Fabulino te extrañas, Aulo?
Siempre el hombre bueno es un novato. 2640 Los alumnos de este pedagogo eran
niños: aún no habían ofrecido a Esculapio su cabellera, cuyo corte ritual se
hacía al llegar a la virilidad; cf. 1, 31; 4, 42, 7-8; 5, 48, 6; 9, 16, 6, con
la nota; 36, 11. 2641 El texto dice uniones, masculino en latín y de ahí el
equívoco con el que juega el poeta; propiamente, “perlas gruesas engastadas a
solas en una joya”. 2642 ¡Cuánta magnificencia para no tener una casa habitable!
LII Sempronia, raptada, volvió a su marido Acostumbrado a ceñir sus sienes con
la corona pieria , y voz no menos celebrada por los reos estupefactos, aquí está
sepultado, aquí, Sempronia, aquél tu querido Rufo 2644 530 2643 , cuyas cenizas
—y él— arden de amor por ti. Se cuenta de ti una dulce historieta en los campos
Elíseos y se queda boquiabierta ante tu rapto hasta la tindárida . Mejor tú,
que, habiendo abandonado al raptor, volviste; ella, ni aun llamada repetidamente
quiso seguir a su marido. Se ríe y a tus amores troyanos presta oídos Menelao
2645 : absuelve al frigio Paris vuestro rapto. Cuando un día lejano te reciban
los gozosos lugares de los justos, no habrá en la mansión estigia una sombra más
conocida. No ve con ojos ajenos, sino que ama Proserpina a las raptadas: esos
amores tuyos te ganarán el favor de la señora 2646 2647 . LIII Riquezas y
avaricia de Paterno Teniendo dineros y riquezas tantas cuantas poseen, Paterno,
escasos ciudadanos, no regalas nada y te acuestas sobre tus tesoros como el gran
dragón del que cantan los poetas que fue el guardián del bosque sagrado de
Escitia . Pero la causa, como tú mismo recuerdas y repites sin cesar, es tu
hijo, de una feroz rapacidad . ¿Pero es que buscas tú necios y patanes para
burlarte de ellos y sorberles el seso? De este vicio siempre fuiste el padre
2649 2643 De las Musas. Rufo era poeta y orador forense. 2650 . 2644 No podemos
precisar sobre este matrimonio formado por Rufo y Sempronia, que pueden ser
nombres fingidos, como muchos otros de nuestro poeta. 2645 La hija de Tindáreo,
rey de Esparta, era Helena, cuyo rapto por Paris provocó la guerra de Troya.
Sempronia, por su parte, no parece que fuera raptada, sino al contrario,
devuelta al lecho conyugal. 2646 Menelao, marido de Helena, escucha con una
sonrisa displicente la historia amorosa de Sempronia, que le recuerda su propia
peripecia troyana. 2647 Porque Proserpina había sido raptada por Plutón, que la
hizo reina y señora de los infiernos, donde él era el dios. 2648 En la Cólquide,
donde se conservaba el vellocino de oro, custodiado por un enorme dragón, que
fue vencido por Jasón con ayuda de Medea. 2649 También podía entenderse: “la
causa de esa terrible rapacidad es tu hijo”. 2650 Es decir, te pongas como te
pongas, el único culpable eres tú. Si tu hijo es como dices, no hace otra cosa
que seguir tu ejemplo; cf. Juven. 14, 1 ss. 2648 LIV Ya es bastante, si eres
bueno Cabellos rojos, rostro negro, una pierna más corta, un ojo perdido: gran
cosa haces, Zoilo, si eres bueno 2651 . LV Un beso no se niega nunca El que os
recomienda que os deis gratis, muchachas, es de lo más imbécil y de lo más
desalmado. Gratis, no os deis; besad gratis. Esto Egle no lo da, esto lo vende a
precio abusivo —pero que lo venda: besar bien, ¡cuánto vale!—, esto lo vende
también y no con poco botín: pide ella o una libra de perfume cosmiano o cuatro
veces un par de piezas de la nueva moneda , para que no sean sus besos
silenciosos, para que no sean malignos, para que no niegue la entrada con los
labios cerrados. Esto 2654 531 2653 , sin embargo, lo hace por su buen corazón,
pero es lo único: la que rehúsa dar gratis un beso, no rehúsa, Aegle, lamerlo
gratis LVI Ponte enfermo de una vez 2655 . Te pones enfermo diez veces o más en
un solo año, y esto no te perjudica a ti, Policarmo, sino a nosotros. Y es que,
cada vez que te levantas, reclamas las albricias a los amigos. Un poco de pudor:
ponte enfermo ya, Policarmo, una sola vez . 2651 Las desgracias físicas se
consideraban como indicio de un alma despreciable. En este sentido se burlan de
ellas los satíricos. 2652 No el hecho de besar, sino el hacerlo bien. 2653 La
última acuñación debía de tener mejor ley que las antiguas. 2654 El no mantener
cerrados los labios. 2655 En sentido obsceno, “lamer el coño”. El latín
distingue sin confusión posible entre lingere, “lamer”, y fellare, “mamar,
chupar”. Éste se practica sólo con el miembro viril; aquél, en cambio, se lleva
a cabo, generalmente, en la entrepierna específicamente femenina, pero puede
practicarse también en el orificio común a mujeres y hombres; si no, no habría
“lameculos”. 2656 Es decir: “muérete de una vez”. Cf. 8, 64; 12, 40, 6. 2656
2652 LVII En Roma no se puede pensar ni dormir ¿Que por qué, preguntas, voy con
frecuencia a mis pequeños campos del árido Nomento y al hogar rústico de mi
cortijo? Ni para pensar, Esparso, ni para descansar tiene lugar en Roma el
pobre. Le quitan a uno la vida los maestros de escuela por la mañana, por la
noche los panaderos, los martillos de los caldereros todo el día. De este lado,
un cambista golpea su mesa asquerosa, sin otra cosa que hacer, con un montón de
monedas neronianas 2658 532 2657 ; del otro lado, un batidor de pepitas de oro
de Hispania azota con su brillante bastón el yunque desgastado; y no se calma la
turba posesa de Belona 2659 , ni el náufrago charlatán con su torso fajado , ni
el judío enseñado por su madre a pedir, ni el legañoso vendedor de mercancías
azufradas 2661 . ¿Quién puede contar los perjuicios de un sueño perezoso? Dirá
cuántos bronces son azotados por las manos de la ciudad, cuando la luna
eclipsada es vapuleada con el rombo de la Cólquide . Tú, Esparso, ignoras esas
cosas y no puedes saberlas, viviendo delicadamente en los dominios de Petilio
2663 , cuya mansión a pie llano mira despectivamente las cimas de los montes, y
posees un campo en la ciudad y un viticultor romano —y no hay mejor otoño 2665
2664 en los collados falernos— y un amplio recorrido para tu carro de puertas
adentro y, en todo lo hondo, un sueño y un descanso no estorbados por ninguna
cháchara y sin más luz del día que la que 2657 Cf. 1, 105, 1, con la nota. 2658
Esto es, acuñadas en tiempos de Nerón. 2659 Diosa de la guerra, confundida aquí
con Cibeles, cuyos devotos, llegados al trance, proferían grandes alaridos al
son de címbalos y otros instrumentos de percusión; cf. 5, 41, 3; 11, 84, 4;
Juven. 6, 511-512. 2660 Para ocultar que no son ciertas las lesiones que
pregona. 2661 El azufre se ha utilizado siempre como ingrediente para muchos
filtros mágicos y como remedio para algunas enfermedades de la piel; cf. 1, 41,
4; 10, 3, 3. 2662 Es “perezoso” porque tarda en llegar, dejando al sujeto
desvelado, con todos los perjuicios que eso conlleva. 2663 Es decir, la
hechicera Medea y, por extensión, cualquier hechicera. Se creía que los eclipses
eran efecto de los encantos de las hechiceras, que se servían sobre todo de un
huso, o una peonza para atraer a la luna. Se trataba de neutralizar los efectos
perniciosos haciendo ruido con todos los objetos de bronce que se hallaban a la
mano; cf. 9, 29, 9, con la nota; Juven. 6, 440-443. 2664 Que han sido antes de
Petilio y ahora son de Esparso o, también, que siguen siendo de Petilio, pero
Esparso vive allí en calidad de liberto, encargado de la administración de esas
fincas. 2665 Se refiere a “la cosecha de uva”, cuya vendimia se hace en otoño.
Sobre el falerno, cf. , supra, 17, 5, con la nota. 2660 2662 dejas entrar. A mí
me despiertan las risas de la multitud de transeúntes y Roma está a mi cabecera.
Agotado por el tedio, siempre que quiero dormir, me voy a mi villa LVIII Una
buena pareja Tu mujer te llama aficionado a las esclavas y ella lo es a los
costaleros de las literas: sois, Alauda, tal para cual. LIX ¡Volver a Roma para
esto! Tantos besos te da Roma a tu vuelta poco ha, después de quince años, como
Lesbia no le dio a Catulo . A ti la vecindad entera, a ti tu peludo colono te
acosa con besos que huelen a choto; por aquí te asedia un tejedor, por allá un
batanero; por este lado, un zapatero nada más besar la piel 2667 , por el otro,
el dueño de un mentón peligroso 2669 2668 ; por este otro, un hemipléjico del
lado derecho y, por el de más allá, un legañoso y un chupapollas y un lamecoños
recién satisfecho. Ya no te ha merecido tanto la pena volver. 2670 Día hijo de
Marte 2671 LX Cumpleaños de Marcial en Bílbilis , en que por primera vez vi la
luz rosada y el grandioso semblante del dios de las estrellas, si te va a dar
vergüenza de que se te rinda culto en 2666 Otras circunstancias que le hacen
perder el sueño, cf. 9, 68; 10, 74. 2667 Cf. Catul. 5. 2668 Se refiere a la
costumbre que tenían estos artesanos de estirar las pieles ayudándose con los
dientes; cf. 9, 73, 1-2. 2669 Por tener alguna enfermedad deshonrosa, quizás
herpes o eccema; cf. 4, 36, 2; 10, 22; 11, 98, 5; Plin. N. H. 26, 2. 2670 Uno
con tracoma. 2671 Marcial había nacido el 1 de marzo, kalendis Martiis; cf. 9,
52, 3; 10, 24, 1. 533 2666 . el campo y en unas aras verdes, tú, a quien yo
había rendido culto en la capital de Lacio, perdóname por no querer ser esclavo
de mis calendas y querer disfrutar de la vida el día en que nací. Descomponerse
uno el día de su propio cumpleaños no sea que a Sabelo le falte el agua caliente
2672 2673 ; y, para que Alauda beba un vino puro transparente, pasar el cécubo
turbio por un filtro inquietante 534 2675 2674 ; y también, ir y venir uno por
entre sus propias mesas, recibir a unos y a otros y levantarse durante toda la
cena pisando unos mármoles más fríos que el hielo : ¿qué razón hay para soportar
y sufrir por propia voluntad esto que, si te lo ordenara tu rey y tu señor 2676
LXI A uno que deseaba que Marcial escribiera de él, aun en contra Temes, Ligurra,
que yo componga contra ti unos versos y un poema breve y lleno de vida, y deseas
parecer digno de este miedo. Pero en vano lo temes y lo deseas en vano. Los
leones de Libia se lanzan contra los toros, no son molestos para las mariposas.
Te aconsejo que busques, si te empeñas en ser leído, al poeta borracho de un
negro burdel que, con un tosco tizón o con creta deleznable, escribe sus versos
para que los lean los que van a cagar. Esta frente tuya no ha de ser marcada con
mi estigma 2678 . 2672 Sobre el sentido praegnans de uiuere, “vivir”, cf. 5, 58;
8, 44, 1. 2673 Para mezclarla con el vino. 2674 Alauda y Sabelo son personajes
romanos, no bilbilitanos, que no merecen que Marcial se desviva por ellos. Sobre
Alauda, cf., supra, 58, 2; para Sabelo, 3, 98, 2; 4, 56; 6, 33, 1; 7, 85, 2; 9,
19, 2-3; 12, 39; 43, 2. 2675 Por ser de mala calidad o estar estropeado. Sobre
la costumbre de filtrar el vino, cf. 6, 86, 1, con sus notas. Sobre el vino
cécubo, cf. 2, 40, 5, con la nota. 2676 El anfitrión estaba descalzo y así iba
cuando se levantaba de la mesa. Al comenzar la cena, antes de recostarse en los
divanes, todos los comensales se quitaban sus sandalias y las dejaban al cuidado
de un esclavo, que se quedaba toda la cena a los pies del diván de su señor (seruus
ad pedes). Cf. 3, 23, 2; 50, 3; 8, 59, 13-14; 12, 87; 14, 65. 2677 Así llamaban
los clientes a su patrono; cf. 1, 112, 1; 2, 18, 5; 3, 7, 5; 5, 19, 13, etc.
2678 Figuradamente. En sentido propio, estigma era el hierro rusiente con el que
se marcaba a los esclavos en la frente; cf. 6, 64, 24-26; 8, 75, 9; 10, 56, 6.
2677 , te negarías?. LXII Invocación a Saturno en favor de Prisco Gran rey del
cielo primitivo y del mundo anterior , bajo quien había un perezoso descanso y
ningún trabajo, ni el rayo demasiado tiránico ni merecedores del rayo, ni había
sido rasgada la tierra hasta la morada de los manes, sino que era rica para sí
misma 2680 535 2679 , ven alegre y complaciente a estos festejos solemnes de
Prisco : te cuadra asistir a tus propios ritos. Tú, padre óptimo, a su regreso a
la patria en el sexto invierno lo devuelves de la ciudad latina del pacífico
Numa. ¿Ves cómo una magnificencia semejante a la de un mercado ausonio cuelga en
tu honor y con qué lujo se te honra? ¿Qué poco parcas son las manos y las fichas
2682 de la mesa generosa, qué ricos presentes se cuentan, Saturno, para ti? Y
para que estas ofrendas tengan más valor y aceptación, no sólo es un padre sino
un hombre frugal quien así celebra tus ritos 2684 2683 . Pero tú, dios santo
—ojalá seas amado por siempre en tu diciembre —, manda que estos días se le
repitan muchas veces. LXIII Córdoba, haz callar a ese poeta que recita mis
versos Córdoba, más fecunda que el aceitoso Venafro y no menos perfecta que una
tinaja de Istria 2687 2686 , que superas a las ovejas del blanco Galeso 2679
Saturno, cuyo reinado, anterior al de Júpiter, se identifica con la Edad de Oro;
cf. la expresión 2688 Saturnia regna en Virg, Egl. 4, 6; 6, 41; Aen. 8, 319-327;
11, 252. Cf. etiam Ovid. Met. 1, 89-112; Tibul. 1, 10, 1-12. De la pervivencia
de este tópico literario, sirvan como ejemplo Fray Luis de León (Noche serena,
estrofa 12: “Rodéase en la cumbre / Saturno, padre de los siglos de oro; / tras
él la muchedumbre / del reluciente coro / su luz va repartiendo y su tesoro”) y
Cervantes: “Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos
pusieron nombre de dorados, etc.” (Quijote, I parte, cap. 11). 2680 No se había
inventado la minería y la tierra se guardaba para ella sus riquezas minerales.
2681 Su padre festejaba la vuelta de este joven a Hispania, su patria; cf.,
supra, epist. 2682 De un mercado romano. Se refiere al lujo de manjares
dispuestos para el banquete ritual. 2683 Eran unas chapas de metal que se
utilizaban para sortear regalos. 2684 El hecho de que Prisco sea un hombre parco
resalta más el lujo de la celebración. 2685 A mediados de diciembre se
celebraban las fiestas Saturnales. 2686 Ciudad del Samnio, en la cuenca alta del
Volturno, famosa por sus olivares. Hoy Venafro, provincia de Isernia. 2687
Continente por contenido: el aceite que contiene esa tinaja. La península de
Istria, en el extremo norte del Adriático, también producía muy buen aceite.
2681 2685 , sin ser mendaz por ninguna concha ni humor , sino por tus rebaños
teñidos con su color al natural, dile, te lo ruego, a tu poeta que tenga pudor y
que no recite de balde mis libritos 2689 . Lo soportaría si lo hiciera un buen
poeta, a quien yo pudiera causarle dolores a la recíproca. Un soltero pone los
cuernos sin talión ; un ciego no puede perder lo que arranca 2692 536 2691 . No
hay cosa peor que un ladrón desnudo, ni hay seguridad mayor que la de un mal
poeta 2693 . LXIV El más guapo, a la cocina Al que por su faz y su melena
superaba a sus sonrosados camareros, Cinna lo ha hecho su cocinero. Cinna es una
persona golosa 2694 . LXV Filis me pide un ánfora de vino Como la hermosa Filis
se me había entregado con largueza una noche entera de todas las formas, y
pensando yo por la mañana qué regalo hacerle —si una libra de perfume de Cosmo o
de Niceros, o un buen peso de lana bética, o diez áureos de la acuñación de
César — abrazándose a mi cuello y haciéndose la zalamera con un beso tan largo
como el zureo de las palomas, se puso Filis a pedirme un ánfora de vino. 2695
2688 Río, casi un riachuelo, de Tarento. La lana de sus ovejas ribereñas era
famosa por la blancura que tomaban al ser lavada en sus aguas. Llama la atención
que, mientras Marcial lo califica de “blanco”, Virgilio le dice “negro”. Cf.
Virg. Georg. 4, 126. 2689 Para teñir la lana de color púrpura, dándole un color
fingido, mendaz, puesto que no es el suyo. 2690 Cf. 1, 29; 66, 13-14. 2691 No
hay posibilidad de pagarle con la misma moneda. 2692 Si un ciego le arranca un
ojo a alguien, tampoco se le puede aplicar el “ojo por ojo” de la ley del
talión. 2693 Porque nadie tratará de plagiar sus poemas. 2694 Y no piensa más
que en la cocina, creyendo que un cocinero hermoso, preparará mejores platos;
cf. 10, 66. 2695 Es una cantidad de dinero muy respetable. Diez áureos
equivalían a mil sestercios, cuarenta veces los cien ases que le producía a
Marcial su espórtula de Bayas (cf. 1, 59, 1). Además, se pide que sean áureos
“de César”, que tenía cada uno 8’10 g de oro, mientras que las acuñaciones
posteriores de curso legal en tiempos de Marcial eran de 7’79 g. 2690 LXVI
Vendes la casa muy barata Por cien mil sestercios has comprado una casa que
deseas vender por una cantidad incluso menor. Pero estás engañando al comprador
con una sutil artimaña, Ameno, y un chamizo pretencioso se oculta bajo las
riquezas. Resplandecen los lechos con incrustaciones de nácar de primera y unas
raras mesas macizas de cidro de Mauritania 2696 ; una délfica nada sencilla
sostiene vajilla de oro y de plata; hay de pie unos esclavos a los que yo les
suplicaría que fueran mis dueños 2697 . Luego, hablas de doscientos mil y
aseguras que no vale menos. La casa amueblada, Ameno, la vendes barata 2699 .
LXVII Idus de mayo e idus de octubre Idus de mayo, trajisteis al mundo a
Mercurio 537 2700 2698 ; Diana vuelve en los idus de agosto 2701 ; Virgilio ha
hecho sagrados los idus de octubre . Que puedas celebrar muchas veces tanto
estos como aquellos idus, tú que celebras los idus del gran Marón 2703 . 2696
Cf. 2, 43, 9, con la nota; 9, 22, 5; 31, 3; 59, 7-10. 2702 2697 Era un tipo de
mesa de tres pies y tomaba su nombre por referencia al trípode de la pitonisa
délfica. 2698 En sentido erótico, como en 11, 70, 2, con la nota. 2699 El
comprador cree haber hecho un buen negocio; pero el negocio lo ha hecho Ameno,
que, gracias a los muebles, ha sacado el doble de lo que le costó la casa. 2700
Nuestro poeta fecha el nacimiento de Mercurio el 15 de mayo porque ese día del
495 a. C. Roma le dedicó el primer templo. 2701 Un 13 de agosto, día de los
idus, se dedicó el templo de Diana en el Aventino. 2702 Virgilio nació el 15 de
octubre del año 70 a. C. 2703 Silio Itálico celebra con más honor el nacimiento
de Virgilio que el suyo propio, cf. 4, 14; 11, 48 y 50. Marcial también veneraba
con admiración a Virgilio, 3, 38, 8; 5, 56, 5, etc. Cf. etiam, supra, 3, 1, con
la nota. LXVIII ¡No me despertéis! Cliente mañanero, causa de que yo dejara
Roma, frecuenta, si eres listo, los atrios fastuosos. Ni soy yo abogado ni apto
para pleitos desabridos, sino un perezoso y un tanto viejo y un compañero de las
piérides . Me encanta el sosiego y el sueño, algo que me negó la gran Roma. Me
vuelvo, como también aquí haya vigilia 2704 LXIX Tus amigos son como tus obras
de arte Como tus pinturas y tus copas, Paulo, todos los amigos los tienes
originales 2706 . LXX Riquezas mudan costumbres Cuando no hace mucho un
esclavito zambo le llevaba a Apro las servilletas y una vieja tuerta se sentaba
sobre su pequeña toga y un masajista herniado le echaba una gota de aceite, era
un severo y áspero censor de los bebedores: decía a gritos que había que romper
las copas y derramar el falerno que bebiera un caballero recién bañado. Pero
después de haber heredado de un anciano tío paterno trescientos mil sestercios,
no sabe irse sobrio de las termas a casa. ¡Oh qué poder tienen unas copas
preciosas y cinco esclavos de largas cabelleras! En los tiempos en que era
pobre, Apro no tenía sed. 2704 Las Musas; cf. 7, 63, 3. 538 2707 2705 Parece que
sus munícipes de Bílbilis iban a consultarle cosas, como hombre muy sabido, y
llamaban a su puerta demasiado temprano para él. 2706 Archetypos, en el texto,
“modélicos”. En 7, 11, llama archetypas nugas a los epigramas escritos de su
propia mano. 2707 Cf. 1, 18, 1, con la nota. 2705 . LXXI Lo que va de ayer a hoy
No hay cosa, Ligdo, que no me niegues, cuando te la pido; en cambio, en otros
tiempos, Ligdo, no me negabas nada. LXXII Siendo labrador, compras frutos del
campo Al haber comprado las yugadas de un campito que se esconde cerca de los
sepulcros y el techo apuntalado de una casita poco sólida , abandonas los
pleitos de la ciudad —tus predios, Pánico— y los beneficios pequeños, pero
seguros, de una toga raída. De asesor jurídico, solías vender trigo, mijo,
cebada para infusiones y habas; ahora, de labrador, lo compras 2709 . LXXIII Lo
creeré cuando lo lea 539 2708 Heredero tuyo, Catulo, me dices. No me lo creeré
como no lo lea LXXIV Lo más sencillo tiene sus ventajas Mientras un mercante del
Nilo te trae a su vuelta una cristalería, acepta unas copas del circo Flaminio
2711 . ¿O son más audaces éstos que envían tales regalos? Las 2708 Los
monumentos funerarios se alzaban a las salidas de Roma, a los lados de las
grandes vías. El campo era tan pequeño que quedaba oculto por los sepulcros.
2709 Antes vendías porque te sobraba de los obsequios que te hacían tus
clientes. Otro labrador semejante en 3, 47; cf. también, 13, 12. 2710 Escrito en
el testamento y, aun así, podría volverse atrás, como en 10, 97. 2711 Era el
distrito noveno, según la relación de las “catorce regiones” de Augusto que nos
dan los regionarios del siglo IV. Su demarcación coincidía prácticamente con el
tradicional Campo de Marte, donde había una importante zona comercial en torno a
los Saepta; cf. 9, 59, 1-2. 2710 , Catulo. joyas baratas tienen una ventaja: a
ningún ladrón le llaman la atención, Flaco, estas copas cinceladas y no se
vician con el agua demasiado caliente . ¿Qué decir de que el invitado beba sin
que el camarero se preocupe y de que unas manos temblonas no teman que se les
caigan? Esto también tiene su importancia: que brindarás con ellas si tuvieras
que romper, Flaco, la copa 2713 . LXXV Prefiero los maricones a las riquezas
Politimo corre al lado de las chicas 2714 ; niño 540 2715 2712 contra su
voluntad se confiesa Hipno; hartas de bellotas tiene sus nalgas Segundo;
afeminado es Díndimo, pero no quiere serlo; Anfión pudo nacer chica. Los
caprichos y la altanería de éstos y sus lujos lastimeros los prefiero, Avito, a
cinco veces doscientos mil 2716 LXXVI Con pan y vino... 2717 de dote para mí. Un
ánfora de vino te la dan por veinte ases, un modio de trigo por cuatro. Borracho
y con el estómago lleno, no tiene un céntimo el agricultor 2712 Los recipientes
de cristal “saltan” al echar bruscamente en ellos un líquido demasiado caliente.
2718 2713 Como mandan los cánones que es obligado hacerlo después de cualquier
brindis que se precie; cf. 2, 15. 2714 Para portarse y ser tratado como ellas.
2715 En sentido erótico, “favorito”. 2716 Glande, en el texto, jugando con los
significados “bellota” y “glande” y, por extensión, el pene; cf. Celso, 7, 25.
2717 Esto es, un millón de sestercios. 2718 Parece una crítica a la situación
económica de los pequeños agricultores, debido a la caída de los precios a causa
de las importaciones masivas de productos básicos como el trigo y el vino. .
LXXVII Se le escapó un cuesco Mientras con muchas súplicas saluda a Júpiter
estando de pie, estirado hasta la punta de las uñas, Etón, en el Capitolio, se
peyó. Se rió la gente, pero el propio padre de los dioses, ofendido, castigó a
su cliente a cenar tres noches seguidas en casa. Después de esta calamidad, el
pobrecillo Etón, cuando quiere ir al Capitolio, se dirige antes a los sillicos
Paterclianos y se pee no ya diez, sino veinte veces. Pero, aunque se haya
precavido pedorreando, saluda a Júpiter apretando el culo. LXXVIII Me cuesta
menos darte la razón No he escrito nada contra ti, Bitínico. ¿No quieres
creértelo y me pides que lo jure? Prefiero darte satisfacción 2719 . LXXIX Hay
que negar algo Te he dado muchas cosas que me pediste; te he dado más de lo que
me pediste: no cesas, sin embargo, de pedirme más y más. Quien no niega nada,
Aticila, la chupa 2720 . LXXX Si nadie es malo, tampoco nadie es bueno Para no
alabar a quienes lo merecen, Calístrato alaba a todo el mundo. Para quien nadie
es malo, ¿quién puede ser bueno? 2719 Esto es, escribiré contra ti. 2720 Como si
dijera, “termina llegando a lo más bajo”. 541 LXXXI Cuanto más rico, más tacaño
En los días de invierno y en las fiestas de Saturno me enviaba Umbro una alícula,
siendo pobre; ahora me envía un álica: es que se ha hecho rico LXXXII Un
parásito pegadizo 542 2721 No es posible deshacerse de Menógenes en las termas y
en los alrededores de los baños, por más que emplee uno toda su maña. Cogerá con
su derecha y con su izquierda el tibio trigón , para apuntarte a ti en muchas
ocasiones las pelotas ganadas 2724 2723 . Recogerá y te traerá del polvo el
balón fofo , aunque ya esté bañado y hasta calzado. Si coges tus toallas, dirá
que son más blancas que la nieve, aunque estén más sucias que el babero de un
niño de pecho. Al atusarte tus cuatro pelos con una pasada de peine, dirá que
has arreglado la melena de Aquiles 2725 . Escanciará él mismo 2727 los brindis
con los posos de una botella ahumada 2728 2726 y secará sin cesar el sudor de tu
frente. Todo lo alabará, lo admirará todo, hasta que, aburrido de sus mil
fastidios, le digas: “¡Ven!” 2729 . 2721 Las fiestas Saturnales se celebraban
del 17 al 23 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la consagración
del templo de Saturno en 497 a. C. y con el solsticio de invierno, el día más
corto del año; cf. Varr. L. L. 6, 2: Dicta bruma, quod brevissimus tunc dies est,
“llamado ‘bruma’ porque entonces es el día más corto [del año]”. 2722 Juego de
palabras con alicula y alica, como si la primera fuera diminutivo de la segunda,
que no lo es. Alicula, que dejamos en latín, es una prenda de abrigo para el
invierno (cf. Vrbs Roma, I, 283). Alica, que es latín y español, es un alimento,
una especie de gachas o gofio; cf. 2, 37, 6; 13, 9, 2; 13, 6, 1; Vrbs Roma, II,
212-213. De todas formas, lo que el poeta quiere decir es que los regalos de
cuando Umbro era pobre valían mucho más que los que hace de rico. Es una idea
que vemos muchas veces en Marcial; cf. 1, 99; 103; 2, 24; 3, 37; 4, 51; 12, 13.
2723 Sobre este tipo de pelota y su juego, cf. Vrbs Roma, II, 295. 2724 Esto es,
Menógenes hace trampas en el juego de pelota apuntando a favor del posible
anfitrión tantos que en realidad gana él. 2725 Cf. 4, 19, 6-7, con la nota; 7,
32, 7. 2726 Estratagemas de los parásitos, cf. Vrbs Roma, II, 250-255. 2727
Anticipándose a los camareros encargados de hacerlo. 2728 Se creía que una
vasija ahumada daba mayor suavidad al vino que en ella se envasaba. 2729 “A mi
casa a cenar”, se entiende; cf. 2, 14; 9, 35. 2722 . LXXXIII Por fin se ha
callado Fabiano, el que se reía de las hernias, al que no hace mucho temían
todos los cojones, ya que decía contra las hidroceles hinchadas 543 2730 cuanto
ni los dos Catulos dirían, de pronto, en las termas de Nerón, se ha visto a sí
mismo el pobre y ha comenzado a callarse 2732 . LXXXIV Todo de marfil Yo no
quería, Politimo, profanar tus cabellos , pero me alegra haber concedido esto a
tus súplicas. Así de precioso estabas, Pélope recién pelado, y, con tu mata de
pelo cortada, resplandecías de una forma que tu prometida te creería todo de
marfil 2734 . LXXXV No se sabe qué es peor 2733 Dices que a los sodomitas les
huele la boca. Si esto, según dices, Fabulo, es verdad, ¿qué crees tú que les
huele a los lamecoños? 2730 Hidropesía de los testículos. 2731 Puede referirse a
los poemas satíricos de Catulo; aunque algunos creen que habla de Catulo el
Mimógrafo, cf. 7, 4; Juven. 8, 186 ss; 13, 111; Suet. Calig. 57. 2732 Tanto
puede ser porque sus genitales fueran exageradamente grandes (con lo cual,
debería aplicarse sus propias críticas) como por lo contrario, en cuyo caso
estaría claro que sus improperios no se debían más que a un sentimiento de
inferioridad. 2733 Por hacérselos cortar, al haber llegado a la edad viril; cf.
9, 16, 2, con la nota. 2734 Pélope tenía un hombro de marfil, que le pusieron
los dioses para subsanar el daño causado por Ceres, que se lo comió sin darse
cuenta del crimen de Tántalo. 2731 LXXXVI Ya me explicarás qué haces Tienes
treinta niños y otras tantas niñas. Tienes una sola picha y no se te empina.
¿Qué estarás haciendo? LXXXVII Para no perder las sandalias, va descalzo Cota se
queja de haber perdido dos veces las sandalias, por llevar a un esclavito “de
pies” descuidado , el único que en su pobreza le asiste y le hace de
acompañamiento. Ha tenido una idea, hombre sagaz y astuto, para que sea
imposible causarle más veces semejante perjuicio: ha empezado a ir descalzo a
las cenas 2735 LXXXVIII Ya no es el que era Tongiliano tiene nariz; lo sé, no lo
niego . Pero ya nada, excepto nariz, tiene Tongiliano. 544 2737 LXXXIX Los oídos
no están calvos Por vendarte con lana la cabeza, Carino, no te duelen los oídos,
sino los cabellos 2738 . 2735 El esclavo “de pies”, seruus ad pedes , era el que
estaba durante toda la cena a los pies del lecho de su amo, pendiente de lo que
éste pudiera necesitar y guardándole, entre otras cosas, su calzado; cf., supra,
60, 12, con la nota. 2736 En realidad, una estratagema para disimular su miseria
y que no podía comprar nuevas sandalias. 2737 El juego de palabras consiste en
que a Marcial le hablan del “olfato crítico” de Tongiliano y él hace como que
entiende “una nariz superlativa”, como la del famoso soneto de Quevedo; cf. 12,
37, con la nota. 2736 . Marón ofreció un voto 2739 XC Votos y contravotos , pero
en voz alta, por un amigo anciano que tiene unas graves y calenturientas
tercianas: que si el enfermo no era enviado a las sombras estigias, moriría una
víctima grata al gran Júpiter. Los médicos empezaron a dar esperanzas de una
curación segura. Ahora Marón hace votos para no cumplir su voto. XCI Temor al
veneno Siendo común para ti con tu marido, Magula, el lecho y siéndolo el
querido, ¿por qué, dime, no lo es también el camarero? Suspiras; hay una razón:
te da miedo la botella 2740 . XCII ¿Cómo serías, si fueras otra cosa? A menudo
sueles preguntarme, Prisco, cómo sería yo si me volviera rico y fuera de pronto
poderoso. ¿Crees que alguien puede contar su comportamiento futuro? Dime, si tú
te convirtieras en león, ¿cómo serías? 2738 Esto es: Si por vendarte la cabeza
quieres dar a entender que tienes dolor de oídos, estás muy equivocado. Nosotros
entendemos que tienes “dolor de pelos”, o sea, que quieres disimular tu
calvicie; cf., supra, 12, 45. 2739 Marón es un cazador de testamentos. 2740
Porque tanto el marido como el querido podían ponerle veneno en el vino para
deshacerse de ella. 545 XCIII Marido estúpido De qué manera besar al querido
delante del cónyuge lo ha encontrado Labula. A su pequeño bufón lo besa hasta la
saciedad; a éste, empapado de sus muchos besos, lo agarra el querido al punto y,
bien lleno de los suyos, a su sonriente dueña al instante lo devuelve. ¡Cuánto
mayor bufón es el marido! XCIV Dime en qué género literario no vas a escribir
Escribía yo una epopeya, te pusiste a escribir otra: la dejé, para que mi poema
no pasara por émulo del tuyo. Se trasladó mi Talía a los coturnos trágicos, te
pusiste tú también la túnica larga . Toqué las cuerdas de la lira, bien
trabajadas por las Camenas calabresas 2742 2741 , los plectros me los arrebatas
—¡ambicioso!— nuevos . Me atrevo con la sátira, te empeñas en ser un Lucilio .
Me entretengo componiendo ligeras elegías 2745 546 2744 , tú también compones lo
mismo. ¿Qué género puede haber más humilde? Comencé a escribir epigramas, hasta
de aquí pretendes tú una palma que ya es mía. Elige lo que no quieras —pues,
¿qué pudor es quererlo todo?— y, si algo no lo quisieras, Tuca 2746 , déjalo
para mí. 2741 La ropa talar era característica de los personajes trágicos, no
menos que el coturno. 2742 Por referencia a la obra lírica de Horacio, aunque
Venusa, su patria chica, estaba entre Apulia y Lucania. 2743 Cuando todavía los
tengo recién estrenados. 2744 Cayo Lucilio, muerto c. 103 a. C., creador de la
sátira romana como género literario. 2745 Como las de Ovidio, Propercio o Tibulo,
género considerado “ligero” por comparación con la “gravedad” épica. 2746
Sempronio Tuca (7, 41), si es que detrás de este nombre hay un único personaje
al que Marcial presenta repetidas veces como ejemplo de ostentación y emulación
envidiosa; cf. 1, 18; 6, 65; 7, 77; 9, 75; 11, 70; 12, 41. 2743 XCV Lecturas
poco recomendables a solas Los libros obscenos de Musecio 2747 , que compiten
con los libros sibaríticos , y sus páginas salpicadas de sales picantes, léelos,
Instancio Rufo ; pero que esté contigo tu chica, no sea que impongas un himeneo
a tus manos libidinosas 547 2749 y te hagas marido sin mujer. XCVI Tú a lo tuyo
y deja a los criados lo suyo Cuando te es conocida la vida y la fidelidad de tu
marido y ninguna otra ocupa ni calienta tu cama, ¿por qué, como si fueran tus
rivales, te atormentas, necia, con sus sirvientes, cuya pasión amorosa además de
breve es también pasajera? Te demostraré que los esclavos te dan más a ti que al
señor: ellos hacen que tú seas la única mujer para tu marido; ellos le dan lo
que tú no quieres darle como esposa . “Pero si se lo doy,” —dices— “para que su
amor de esposo no ande de aquí para allá, a lo que caiga, lejos del tálamo”. —No
es lo mismo : quiero un higo de Quíos, no quiero uno marisco 2753 2752 . Para
que no dudes qué es un higo de Quíos, el tuyo es marisco . Una casada y una
mujer deben conocer sus terrenos. Déjales sus papeles a los esclavos, cumple con
el tuyo 2754 2747 Poeta que no conocemos. 2755 . 2748 Refiriéndose a un tal
Hemiteón, autor de poemas obscenos, que era de Síbaris, en la Magna Grecia. 2749
Un mecenas de Marcial que llegó a ser gobernador de la Bética en 101-102; cf. 7,
68, 1, con su nota. 2750 “No sea que te masturbes”; cf. 9, 41. 2751 Cf. 11, 78,
5-8; 104, passim. 2752 Cf. 11, 43. 2753 Sobre los higos mariscos, grandes pero
insípidos, y los de Quíos, un poco picantes, cf. 7, 25, 7-8; 31, 2; 13, 23. 2754
“Es insípido”, entendiendo ficus en sentido obsceno. 2755 Cf. 11, 22, 9-10. 2750
2748 2751 XCVII No es tuya, te la compró tu esposa Teniendo por esposa a una
joven cual apenas la pediría con sus votos un marido exigente —rica, noble,
erudita, casta—, haces trizas, Baso, tu entrepierna 2757 2756 , pero con los que
llevan melena , los que te has preparado con la dote de tu esposa. Y así, al
volver a su dueña, languidece una picha comprada 548 2758 por muchos miles; y es
que ni aun solicitada con dulces palabras ni impulsada por el blando pulgar se
levanta. Ten de una vez vergüenza o vayamos a juicio. No es ésta tuya, Baso: la
vendiste. 2760 XCVIII Optación por el nuevo procónsul Instancio Betis, ceñido en
tu cabellera con una corona de olivo, que tiñes vellones dorados con tus
purísimas aguas; a quien Bromio , a quien Palas ama; a quien el rey de las aguas
2762 2761 abre un camino navegable a través de las blancas olas: que con
venturosos presagios penetre Instancio en tus riberas y que este año les vaya a
tus pueblos como el pasado. No ignora la carga que es suceder a Macro 2763 : el
que calcula su carga, puede llevarla. 2756 El texto es dudoso: [uotis] improbis
/ improbus [maritus]. Seguimos la segunda lectura. 2757 Latus, en sentido
obsceno, “los órganos sexuales”; cf. Lucil., en Non., 260, 30; Ovid., Her., 2,
58; 19, 138. 2758 2764 Jovencitos que conservan su melena sin cortar por no
haber llegado a la virilidad; cf. 9, 16, 2, con la nota. 2759 Comprada por la
esposa, que ha aportado al matrimonio una dote de muchos cientos de miles de
sestercios. 2760 Cf. 11, 29, 1-2. 2761 Sobrenombre de Baco, dios del vino, como
Palas Atenea es la diosa del olivo. Vino y aceite eran ya en la antigüedad dos
importantes productos de la agricultura bética. 2762 Neptuno. 2763 Instancio
Rufo, procónsul de la Bética en 101-102 y protector de Marcial; cf. 7, 68, 1,
con la nota. 2764 Probablemente Belio/Bebio Macro, el procónsul al que sustituye
Instancio Rufo y, luego, cónsul en el 103 ó 104. 2759 LIBRO XIII XENIA 549 2765
I Este libro es mi juego, con el que ni gano ni pierdo No vaya a ser que a los
atunicos les falte una toga y un capillo a las olivas o la sórdida polilla tema
un hambre indigente, echad a perder, Musas, —mío es el perjuicio— mis papiros
del Nilo: ved que la bruma, borracha nuevas. Mis dados no luchan a muerte con
las tabas generosas marfil con un can 2769 . Este papel es para mí las nueces
2770 2767 2768 , reclama agudezas ni un seis tumba mi , este papel es para mí el
cubilete: este juego no produce ni pérdidas ni ganancias. II Yo juzgo con
severidad mis obras Por más dotado de nariz que estés, aunque seas todo nariz ,
tan grande que Atlante no habría querido llevarla a cuestas ni rogándoselo 2772
2771 , y aunque puedas tú 2765 Etiquetas de dos versos para presentar los
regalos que los amigos se intercambiaban con motivo de las fiestas Saturnales
(17-23 de diciembre). Todos los dísticos son elegíacos (hexámetro más
pentámetro), excepto el 61 (dos trímetros yámbicos escazontes) y el 81 (dos
endecasílabos falecios). Este libro, como el siguiente, se publicó en las
Saturnales del 84 u 85, es decir, antes que todos los libros de epigramas, pero
después de Los espectáculos. Cf. Introducción, p. 21. Cf. etiam G. W. M.
Harrison, Some xenia and apophoreta from Martial just in time for Christmas: CB
56 (1980), 43-44. 2766 Es decir, el papel que Marcial desecha podrá servir de
envoltorio al pescado y a las aceitunas o de pasto para la polilla; cf. 2, 46,
10; 3, 2, 4; 50, 9; 4, 86, 8; 6, 61, 7-8; 11, 1, 14; 14, 37. 2767 Los días
festivos y desenfrenados de las Saturnales; cf. 12, 81, 1, con la nota. 2768 Nos
apartamos de Lindsay tomando la lectura talo por telo, “tabas” en vez de
“armas”. 2769 Es una forma de decir que no juega nunca a las tabas ni a los
dados. Por eso es imposible que nadie le gane aunque haya sacado un can, canis,
“el perro”, pues, en realidad, ésta era la peor jugada posible y perdía ante
cualquiera otra. Se daba cuando todas las piezas, 3 ó 4 tabas o dados,
presentaban la misma cara. Sobre el juego de las tabas y de los dados, cf. Vrbs
Roma, II, 317-320. 2770 Con ellas y con huesos de alberges y de otras frutas
jugaban los niños; cf. Vrbs Roma, II, 288-289. 2771 Nasutus, que significa tanto
“el de buena nariz física” como “el de buen olfato crítico”. Cf. 12, 37, con la
nota. 2766 burlarte del mismo Latino , no puedes decir contra mis bagatelas más
de lo que yo mismo he dicho. ¿Qué placer habrá en roer diente con diente? Hace
falta carne, si quiere uno quedar saciado. No pierdas tu tiempo. Guarda tu
veneno para aquéllos que se admiran a sí mismos; yo sé que esto mío no es nada.
Sin embargo no es excesivo este “nada”, si cándido de oídos, si con cara no
mañanera vienes a mí. 2773 Todo el tropel de Xenias III Cada dístico llevará su
título en este delgado librito te costará al comprarla cuatro sestercios. ¿Que
cuatro es demasiado? Podría costarte dos, y aún haría negocio el librero Trifón
2776 2775 . Estos dísticos puedes enviárselos a tus huéspedes en vez de un
regalo, si tan escasas son para ti las perras como para mí. Mediante unos
títulos tendrás los nombres añadidos a los contenidos . Pasa de largo, si algo
no le cae bien a tu estómago 2778 . 2777 IV Incienso Para que tardío sobre el
palacio del cielo Germánico mande y para que largo tiempo sobre las tierras,
ofrece piadosos inciensos a Júpiter. 2772 La hipérbole es digna del célebre
soneto A una nariz, de nuestro Quevedo: Atlante prefiere cargar con el mundo
entero antes que con esta nariz. 2773 El actor de mimos más famoso de la época
de Marcial; cf. 1, 4, 5; 2, 72, 3; 3, 86, 3; 5, 61, 11; 9, 28, 1. 2774 El poeta
recomienda leer sus versos cuando ya se han despejado las ideas y han
desaparecido las malas caras del madrugón a que se ven obligados los clientes;
cf. 1, 4, 6; 4, 8, 11; 14, 11; 7, 12, 1-2; 10, 20, 18-21; 10, 64, 2. 2775 Se
comprueba que el título del libro, Xenia, es original del autor. 2776 Cf. 4, 72,
2. Otros libreros que venden sus libros, 1, 2, 7-8; 3, 1-2; 113, 5; 117, 9-17.
2777 Con ello se ve que los títulos de los dísticos son propios del poeta. Ya
advertimos al principio que los de los libros precedentes son nuestros. Cf.
Spect. 1, nota 2. 2778 “Si algo no es de tu gusto”. Ésa, dice el poeta, es la
utilidad de los títulos: poder saltarse lo que no guste. 550 2774 . V Pimienta
Cuando te toque en suerte la carne color de cera de la oropéndola que reluce con
su lomo abierto Yo, álica 2781 2780 , si tienes buen paladar, añádele pimienta.
VI Álica ; vino mulso podrá enviártelo un rico. Si no quiere enviártelo un rico,
cómpralo. Si unas pálidas 2782 VII Habas habas con su vaina espuman en tu
marmita roja, a las cenas de los elegantes con frecuencia puedes decir que no.
VIII Trigo Llena tus ollas plebeyas de puches de Clusio , para que harto, una
vez vacías 2784 , dulces mostos 2785 bebas. 551 2783 2779 Papafigos y becafigo,
por otro nombre, aunque éste se aplica a otros pájaros igualmente golosos de
higos, como la curruca y el paro o rabilargo. Cf. infra, 49, lem.; Plin. N. H.
29, 86. No obstante, Plinio utiliza más el nombre galgulus ( < galbus, “de color
verde claro”, característico de las ropas de los afeminados; cf. 1, 96, 9; 3,
82, 5), que en Marcial es galbulus y galbina; cf. 13, 68, lem. y 1; Plin. N. H.
10, 73; 96; 30, 94. 2780 Presentada despatarrada en el plato. 2781 Una especie
de gachas o gofio espeso; cf. 12, 81, 3, con la nota. 2782 Porque están secas.
Téngase en cuenta que las habas se cosechan en primavera y las Saturnales son en
diciembre. 2783 “Puches de harina de trigo de Clusio”. Clusium, en Etruria, al
SO del lago Trasimeno, hoy Chiusi, provincia de Siena. 2779 Recibe lentejas del
Nilo, regalo de Pelusa IX Lentejas : son ellas más baratas que el álica 2787 ,
más caras que las habas 2788 . X Flor de harina 552 2786 Ni las cualidades de la
flor de harina serías capaz de enumerar, ni sus usos, dado que el panadero
tantas veces la tiene a mano, y el cocinero. XI Cebada Lo que el mulero no dé a
sus mulos, que se callarán, acéptalo. Esto yo se lo he dado de regalo al
mesonero, no a ti 2789 . XII Trigo en grano Trescientos modios de la cosecha de
un labrador líbico, tómalos, para que tu campo suburbano no muera 2790 . 2784
Vacías de las gachas. Era creencia popular que el mosto se suavizaba y endulzaba
envasándolo en vasijas que hubieran sido tratadas con esas puches. 2785 Vino
nuevo, de la cosecha del último otoño. 2786 Pelusium, en la desembocadura del
brazo más oriental del Nilo. Las lentejas de la región, que salían por su
puerto, eran muy celebradas; cf. Virg. Georg. 1, 228. 2787 Cf., supra, 6. 2788
Cf., supra, 7. 2789 Supone el poeta que el mulero robará la cebada de su patrón,
para venderla al mesonero. 2790 Esto es, para que puedas fingir que el trigo
procede de tu campo y tus amigos no crean que está yermo. Se gastaban muchas
bromas sobre la esterilidad de las fincas suburbanas que, en el caso de que XIII
Acelgas Para que tomen sabor las insípidas acelgas, comida de jornaleros, ¡ay,
cuántas veces acudirá al vino y a la pimienta el cocinero! XIV Lechugas La
lechuga, que solía cerrar las cenas de nuestros abuelos, dime, ¿por qué nuestras
comidas las abre ella? XV Leña sin humo Si cultivas unos campos por la zona de
Nomento , al cortijo te recomiendo, campesino, que lleves leña 2792 . XVI
Rábanos 553 2791 Estos rábanos que se gozan con el frío invernal y que te doy a
ti, en el cielo suele comerlos Rómulo 2793 . fueran reales (que no siempre lo
eran, como en 12, 72), se destinaban al recreo más que a la producción; cf., ex.
c., 3, 47. 2791 Como hacía el propio Marcial, que tenía allí una finquita; cf.
1, 105, 1, con la nota. 2792 Para no ahogarte de humo, debido a la mala calidad
de la leña del terreno. 2793 Era fama que a Rómulo le gustaban mucho los rábanos
y seguía comiéndolos en el cielo; cf. Sen. Apol. 9, 5. XVII Manojo de col Para
que estas berzas descoloridas no te den asco, con agua nitrada vuélvase verde la
col. XVIII Puerros de corte 554 2794 Tallos de puerros tarentinos, que huelen
que apestan, siempre que los hayas comido, da los besos con la boca cerrada. XIX
Puerros de cabeza Envía los mejores puerros la boscosa Aricia 2796 2795 : en su
blanco tronco, mira sus verdes melenas. Estos el campo de Amiterno 2797 XX Nabos
los cría en sus huertas fértiles: los de Nursia 2798 , unas pelotas 2799 ,
podrás comerlos más baratos 2800 . 2794 Es el tonsile/sectile/sectiuum porrum de
10, 48, 9; Juven. 3, 293; Colum. R. R . 11, 3, 30. Solía comerse con lechuga,
ib.; cf. 3, 47, 8, con la nota. 2795 Sobre esta otra clase de puerro, capitatum
porrum, cf. 3, 47, 8, con la nota; Colum. R. R. 11, 3, 32. 2796 Columela ( R.
R.10, 139) la llama “madre del ajo porro”, mater Aricia porri . Cf. 12, 32, 10,
con la nota. 2797 Ciudad sabina en la cuenca alta del Aternus, el río que
desemboca en Pescara ( Aternum), hoy en día San Vittorino, provincia de
L’Aquila. 2798 Ciudad también de la Sabina, en el extremo norte, entre la Umbría
y el Piceno, pero sus aguas vierten al Tíber. Es la actual Norcia, provincia de
Perugia. Debe su fama, más que a sus nabos, a su hijo Benito, santo y padre del
monacato en la Iglesia occidental. 2799 “Redondos como pelotas”. Las tiernas
espinas 2801 XXI Espárragos que crecen en la marítima Rávena no serán más
agradables que los espárragos silvestres. XXII Uva de piel dura Inadecuada para
las copas y uva inútil para Lieo ; pero, no bebiéndome, seré para ti néctar 2803
. El higo de Quíos 2804 XXIII Higos de Quíos es semejante al añejo Baco 555 2802
2805 que envió Setia : él mismo lleva consigo puro vino y él mismo, sal. 2800
Plinio, N. H. 19, 77, reconoce la supremacía de los nabos de Amiterno sobre los
de Nursia, aventajando ambos a los del Lacio. 2801 Metonimia para designar los
espárragos cultivados en Rávena, de los que dice Plinio ( N. H. 19, 19, 54) que
eran notables por su grosor y su peso, algunos de tres libras (sic!); pero, como
hoy en día, se preferían los “trigueros”. 2802 Sobrenombre de Baco y, por
metonimia, “vino”. 2803 Gracias a su hollejo duro, era la más adecuada para
guardarla colgada; cf. Suet. Aug. 76; Cato. R. R. 7, 2. 2804 Cf. 12, 96, 9, con
la nota. 2805 Nueva metonimia por “vino”. 2806 Sobre los higos de Quíos, al
propio tiempo jugosos y picantes, cf. 4, 69, 1, con la nota. 2806 XXIV
Membrillos Si te sirvieran membrillos pochos de miel cecropia , dirías: “Estos
membrillos enmelados 2808 me gustan”. Somos las frutas de Cibeles XXV Nueces de
pino 2810 556 2809 2807 : lejos de aquí apártate, viandante, no sea que vaya a
dar nuestra caída contra tu pobre cabeza. XXVI Serbas Somos serbas, las que
tensan los vientres demasiado sueltos. Con más acierto darás estos frutos a tu
favorito que a ti 2811 . XXVII Racimo de dátiles El dátil dorado se regala en
las calendas de Jano; pero, sin embargo, éste suele ser el regalo del pobre 2812
. 2807 Esto es, “ática”, por Cécrope, fundador de Atenas y primer rey de Ática.
Sobre las excelencias de la miel ática, cf. 6, 34, 4; 7, 88, 8, con la nota; 9,
12, 2; 11, 42, 3-4. 2808 Cf. 1, 43, 4; 7, 25, 7. 2809 Simplemente, “piñas”. 2810
El árbol de Cibeles era el pino, que simbolizaba a Atis muerto y que ocupaba un
lugar central en sus ritos; cf. Ovid. Met. 10, 103-105; Vrbs Roma, III, 391.
2811 Cf. 11, 88. 2812 Tanto si lo hace (8, 33, 11-12) como si lo recibe (11, 31,
10). XXVIII Tarro de higos de Siria Estos que te han llegado envasados en un
tarro redondo y cónico, pequeños higos de Siria, si fueran más gordos, serían
higos 2813 557 . XXIX Bote de ciruelas de Damasco Ciruelas rugosas por la
sequedad de una vejez extranjera; tómalas: suelen deshacer el atasco de un
vientre duro. XXX Queso de Luna Queso sellado con la marca de la etrusca Luna :
procurará a tus esclavos miles de comidas 2815 . XXXI Queso vestino 2814 Por si
quisieras sin carne tomar desayunos frugales, este queso te llega de la cabaña
de los vestinos . 2816 2813 Entiéndase: “No serían higos pequeños; serían higos
normales”. Hay un juego de palabras intraducible por falta de un término español
para designar esos “higos pequeños”, cottana, en latín, distintos de los higos
normales, ficus. Pero la diferencia no era sólo el tamaño, sino que las llamadas
higueras de Siria fructificaban tres veces al año: las brevas, a comienzos del
verano; luego, los higos y, ya bien entrado el otoño, volvían a florecer y
salían las cotanas, “que se alimentan de los fríos”, hieme fetus nutriente, dice
Plinio, N. H. 13, 59. Cf. Mart. 4, 88, 6; 7, 53, 7. 2814 Ciudad del norte de
Etruria, junto a la desembocadura del río Macra, que era no sólo la linde con
Liguria, sino el límite occidental de la Italia peninsular, como el Rubicón lo
era en la costa oriental. De ahí hacia el norte, ya era Galia. 2815 Los quesos
de Luna eran famosos por su enorme tamaño; cf. Plin. N. H. 11, 241. 2816 Pueblo
de la vertiente oriental de los Apeninos hasta la costa, donde tenían su
capital, Aternum, la actual Pescara. XXXII Queso ahumado No el queso que se cura
con cualquier fuego ni con cualquier humo, sino con el del Velabro 2817 Trébula
: ése sabe bien. 2818 XXXIII Quesos de Trébula nos ha producido; nos recomienda
un doble mérito: se nos pone a punto tanto con un fuego suave como con agua 2819
XXXIV Cebollas 558 . Como está vieja tu mujer y tú tienes muerto el miembro, de
nada sino de cebollas puedes hartarte 2820 . Vengo como hija lucánica 2821 XXXV
Longanizas de una puerca del Piceno: de mí se les da a los blancos puches una
sabrosa guarnición. 2817 Cf. 11, 52, 10, con la nota. 2818 Cf. 5, 71, 1, con la
nota. 2819 Los quesos muy secos pueden saborearse mejor fundidos al fuego o un
poco húmedos. 2820 La cebolla pasaba por ser afrodisíaca; cf. 3, 75, 3-4; Vrbs
Roma, II, 224. 2821 Si los embutidos no los inventó Lucania, al menos les dio
tanta fama que ése es el étimo de nuestra “longaniza”. Téngase en cuenta la gran
distancia que hay entre la Lucania y el Piceno. XXXVI Cestilla de olivas Ésta
que viene sustraída a las almazaras del Piceno , la oliva, abre y, la misma,
cierra los banquetes. XXXVII Limones O provienen éstos de las frondas del huerto
de Corcira 559 2822 o éstos eran los frutos del dragón masilio 2824 . XXXVIII
Calostro 2823 Esto que el pastor ha robado de la primera leche de sus madres a
unos cabritos que todavía no se tienen de pie, unos calostros, te los doy. XXXIX
Cabrito Animal retozón y nada bueno para el verde Baco , que reciba su castigo;
ya él, aunque cegajo, ha hecho daño al dios 2826 . 2822 Cf. 1, 43, 8; 4, 46,
12-13; 88, 7; 5, 78, 20-21; 7, 53, 5; 9, 54, 1; 11, 52, 11. 2823 De Alcínoo; cf.
4, 64, 29; 7, 42, 6; 10, 94, 2; 12, 31, 10. 2824 El dragón que guardaba el
huerto de las Hespérides; cf. 10, 94, 1. 2825 Entiéndase por “las viñas”. 2826
Por haber ramoneado alguna viña; cf. 3, 24, 1-2. 2825 XL Huevos Si la clara de
un blanco radiante envuelve las yemas de color azafrán, que la salsa hesperia de
escombro sazone los huevos 2827 560 . XLI Cochinillo de leche La cría alimentada
de la leche pura de su perezosa madre póngamela a mí y que el rico coma jabalí
etolio 2828 . XLII Acerolas y granadas No te doy acerolas y granadas de ramas
líbicas , sino de mis árboles nomentanos 2830 . Escogidas de mis ramas
suburbanas XLIII Lo mismo 2831 2829 te envío granadas y acerolas del terreno. ¿A
ti qué con la líbicas? 2827 Vrbs Roma, II, 212, 236. 2828 Como el de Meleagro;
cf. Spect. 15, 2, con la nota. 2829 El sentido de apyrina, cf. Senec. Ep. 85, 5;
Plin. N. H. 13, 112; 23, 106. 2830 Cf. 1, 105, 1, con la nota. 2831 De su finca
de Nomento, a unos 15 Km de Roma; cf. 1, 105, 1, con la nota. XLIV Tetas de
cerda No pienses comer aún teta de cerda: hasta tal punto a todo lo largo de la
ubre 2832 no sólo chorrean, sino que de leche fresca están sus pezones a
reventar Volatería líbica y del Fasis 2834 XLV Pollos de gallina que yo tuviera,
la recibirías; pero, de momento, toma aves de mi corral. XLVI Priscos tempranos
En nuestras ramas maternas habíamos sido priscos baratos: ahora, en las
adoptivas, somos priscos caros 2835 . 2832 La ubre de las cerdas no está
recogida en la parte trasera del vientre del animal, como en las vacas, cabras u
ovejas, sino que se extiende a todo lo largo del vientre, en dos filas de mamas
unas veces con seis y otras con siete pezones cada una. De ahí que Juvenal (12,
74) califique como algo “nunca visto” los treinta pezones de la cerda que mostró
a los troyanos el solar de la ciudad que fundarían; cf. Virg. Aen. 3, 388-393.
2833 Dice el poeta al destinatario del regalo: No tengas prisa en cocinar esta
ubre, pues está demasiado fresca. Y, como consecuencia no dicha, pero sugerida:
Déjala manir hasta que consiga su punto. 2834 Hoy diríamos “gallinas de Guinea”
y “faisanes”, así nombrados éstos ( Phasiana auis ) por ser oriundos del valle
del Fasis, el río que desemboca en el mar Negro en la ciudad homónima, hoy Poti,
en la Cólquide, hoy Georgia; cf. 3, 58, 16; 77, 4; Plin. N. H. 10, 132. 2835
Calpurnio Sículo (2, 42) habla de los priscos injertados en ciruelos “precoces”.
Parece que estos “priscos precoces” de Marcial serían esos híbridos de que habla
Calpurnio y no serían otros que los albaricoques (prunus Armeniaca), que se
cosechan en mayo-junio, mientras que el melocotón (prunus Persica), se recoge
bastante más tarde, entre agosto y octubre e, incluso, noviembre, según las
variedades. 561 2833 . La Ceres 2836 XLVII Panes del Piceno picentina crece con
el níveo néctar igual que una ligera esponja se hincha con el agua absorbida.
XLVIII Boletos 562 2837 Plata y oro fácil es enviarlos, y un abrigo, y una toga.
Enviar boletos es difícil 2838 . XLIX Becafigos 2839 Puesto que me alimenta el
higo, puesto que me mantengo de dulces uvas, ¿por qué, mejor, el nombre no me lo
ha dado la uva? L Trufas Las que rompemos con nuestra tierna cabeza la tierra
nutricia, las trufas, somos las frutas que vienen después de los boletos . 2836
La diosa de los “cereales”; por metonimia, “el pan”. 2840 2837 Según Plinio, N.
H. 18, 106, el pan del Piceno, elaborado por un procedimiento especial, se
ensopaba en leche para ablandarlo a la hora de comerlo. Obviamente, así
empapado, el pan aumentaba de volumen, “crecía”. 2838 O porque ya escasean mucho
en esta época del año (mediados de diciembre) o porque pueden ser sospechosos de
intento de envenenamiento. Y es que, entre las numerosas especies de los hongos
boletos, hay algunas comestibles y de sabor exquisito, como el boletus edulis,
muy apreciado por los romanos; pero las hay también muy venenosas, como el
boletus luridus, con el que se decía que envenenaron al emperador Claudio. Cf.
1, 20; 3, 45, 6; 60, 5; 7, 20, 12; 78, 3; 11, 18, 15; 31, 13; 12, 17, 4; 48, 1;
13, 50; 14, 101. 2839 Cf., supra, 5. 2840 Cf., supra, 48, con la nota. LI Una
decena de tordos Quizás a ti te agrada una corona tejida de rosas o de rico
nardo; en cambio a mí, la hecha de tordos 2841 . LII Ánades Entero, desde luego,
sírvase el ánade; pero solamente en la pechuga y en el cuello es sabroso: lo
demás, devuélveselo al cocinero. LIII Tórtolas Cuando tenga yo una lustrosa
tórtola, lechuga, recibirás el adiós. Y guárdate los caracoles. No quiero
malgastar mi hambre. Que me lo sirvan cerretano 2842 LIV Pernil ; hasta tendrá
pase el enviado desde los menapios 2843 : los refinados, que se harten de
paletilla 563 2844 . 2841 Los tordos se vendían unidos los unos a los otros
formando una especie de collar; cf. 3, 47, 10. Sobre ésta y otras aves que
comían los romanos, Vrbs Roma, II, 233-236. 2842 Pueblo de la Hispania
Tarraconense. Su territorio coincidía prácticamente con la actual comarca de la
Cerdaña, entre las actuales provincias de Lérida y Gerona, con capital en
Puigcerdá, lindando con Andorra y Francia. 2843 Pueblo cuyo territorio era
ribereño del Rin, sobre su orilla izquierda, ocupando las actuales Holanda y
Bélgica. 2844 Cf. 3, 77, 6; Varr. R. R. 2, 4, 10. Está de dulce 2846 LV
Paletilla 564 2845 . Date prisa y no hagas esperar a tus queridos amigos, pues
no quisiera yo cuentas con una paletilla rancia 2847 LVI Parias . 2848 A ti
quizás te chiflen más las de una cerda vacía ; a mí las parias de la matriz de
una cerda grávida me chiflan. LVII Colocasia 2849 Te reirás de la hortaliza del
Nilo y de su pelusa pegajosa, cuando con dientes y manos arranques sus
filamentos obstinados 2850 . LVIII Hígado de ganso ¡Fíjate cómo de hinchado está
el hígado, mayor que un ganso grande! Admirado, dirás: “Esto, pregunto, ¿dónde
ha crecido?” 2845 Cf. la nota anterior. 2846 Musteus, “dulce como el mosto”.
2851 . 2847 No te hagas esperar tanto tiempo que vaya a ponerse rancia, cosa que
por nada del mundo querría yo que sucediera. 2848 Así llaman los campesinos a la
placenta de las hembras recién paridas. Cf. 7, 20, 11, con la nota. 2849 El
útero de una hembra sin preñar carece, evidentemente, de placenta y su valor
culinario es el mismo que el del estómago e intestinos utilizados para los
“callos”. 2850 La colocasia cocida se quedaba como formando hilos; cf. 8, 33,
13; Plin. N. H. 21, 87; Pallad. R. R. 3, 24, 14; 5, 3, 5. Según Servio, Ad Ecl.
4, 20, se conoció en Roma cuando Augusto dominó Egipto. LIX Lirones Entero para
mí duerme el invierno y estoy más que gordo en ese tiempo en que nada me
alimenta, sino el sueño 2852 . LX Conejos Se goza en vivir el conejo en los
cados excavados. Enseñó a los enemigos él los caminos secretos 2853 . LXI
Francolines 565 2854 Entre los sabores, pasa por ser de las aves el primero el
gusto de los francolines jónicos. LXII Gallinas cebadas Se ceba no sólo con
harina dulce fácilmente la gallina; se ceba también con la oscuridad. Ingeniosa
es la gula 2855 . 2851 El hígado de los gansos cebados con higos, iecur ficatum,
era sumamente apreciado; cf. Juven. 5, 114; Hor. Sat. 2, 8, 88. 2852 Cf. 3, 58,
36. Sobre cómo engordaban los romanos a los lirones, bocado muy apreciado; cf.
Varr. R. R. 3, 15; Plin. N. H. 16, 18. 2853 Cuniculus, significa también la
galería o mina militar, por analogía con las que excavan los conejos; cf. Caes.
B. G. 3, 21, 3; 7, 22, 2 y 5; 24, 2; etc. 2854 Cf. Plin. N. H. 10, 133. 2855
Esto es: Un buen gastrónomo inventa cualquier cosa con tal de satisfacer su
deseo. Para que, agotados en exceso sus ijares LXIII Capones , no adelgazara el
gallo, perdió los testículos. Ahora será para mí un galo 2857 . 2856 LXIV El
mismo asunto Se le agacha en vano la gallina a su estéril marido. A éste le iba
bien ser de la madre Cibeles el ave 2858 . LXV Perdices Se pone a las mesas
ausonias esta ave rarísimas veces: a ella sueles jugar en la piscina a menudo
2859 . LXVI Palominos No violes con diente perjuro las tiernas palomas, si has
sido iniciado en los ritos de la diosa de Gnido 2860 . 2856 El texto es aún más
antropomórfico: nimis exhausto inguine, “excesivamente agotada su ingle” o
“entrepierna”, para expresar el exceso de actividad sexual. 2857 Gallus en sus
dos sentidos: “gallo” y “galo”, sacerdote castrado de Cibeles; cf. 2, 14, 2; 8,
75, 16. 2858 Puesto que es capón, como sus sacerdotes; cf. el epigrama anterior.
2859 El sentido del segundo verso no es claro: ese juego de “hacer la perdiz”
quizás sea “peerse en el agua imitando la voz de la perdiz”. 2860 Las palomas
estaban consagradas a Venus, uno de cuyos templos más famosos estaba en la
ciudad de Gnido, en el extremo de la península actualmente llamada Resadiye, en
Turquía, provincia de Mugla Ili. 566 La libido 2861 LXVII Palomos la adormecen y
embotan los palomos torcaces: que no coma este pájaro quien desea ser lascivo.
La oropéndola 2862 se caza con cañas LXVIII Oropéndolas y redes, cuando se
hincha con su jugo todavía verde la uva en agraz. 2863 LXIX Catas 2864 A
nosotros nunca nos ha dado Umbría catas panonias: prefiere a su dueño enviarlas
de regalo Pudente. LXX Pavos reales Te admiras siempre que extiende sus plumas
llenas de perlas, ¿y eres capaz de entregarlo, desalmado, al cruel cocinero?
2861 Inguina, “la entrepierna”, pero ahora como abstracto; cf., supra, 63, 1.
2862 Cf., supra, 5, 1, con la nota. El nombre de la oro-péndola se forma con su
denominación técnica, oriolus oriolus, por el color amarillo vivo (áureo)
característico del macho, y la creencia de la que se hace eco Plinio (N. H. 10,
96), según la cual este pájaro duerme colgándose de las ramas con las uñas, como
un péndulo. 2863 Empegadas con liria. 2864 No se conoce qué pájaro de Panonia
hay detrás de este nombre. 2865 Dominus, el favorito que lo tiene dominado; cf.
11, 70, 2. El dueño de Pudente podría ser Encolpo; cf. 1, 31; 5, 48. 567 2865 Me
da nombre mi plumaje rojo LXXI Flamencos ; pero mi lengua es sabrosa para los
golosos 2867 . ¿Qué, si fuera una lengua charlatana? 2866 LXXII Faisanes Fui
transportado por primera vez en la nave Argos: antes yo no conocía nada más que
el Fasis 2868 . LXXIII Gallinas de Guinea 568 2869 Aunque de gansos romanos
estuviera harto Aníbal, él no comió nunca, inculto, las aves de su tierra 2870 .
LXXIV Gansos Esta ave conservó los templos del Tonante de Tarpeya . ¿Te admiras?
Aún no los había construido un dios . 2872 2871 2866 Su nombre es phoenicopterus,
transliteración de foinikovptero", compuesto de foi'nix, “de color púrpura”, y
pterovn, “ala, pluma”. Nuestro “flamenco”, formado a partir de “llama”, también
ser fija en su color de fuego. Cf. 3, 65, 14, con la nota. 2867 Cf. Plin. N. H.
10, 133; de su exquisito sabor y de su preparación culinaria habla Apicio, De re
coq. 6, 1-2. 2868 Como si dijera “la Cólquide”, a la que pertenece el río Fasis
y con la que se relaciona el mito del vellocino de oro y la expedición de los
Argonautas. Cf., supra, 45, con la nota. 2869 Llamamos “de Guinea” a esta
gallinácea que los romanos llamaban “de Numidia” o “de Cartago” (Numida
meleagris). Entre nosotros, el nombre común es “pintada”, por el característico
moteado blanco sobre fondo gris oscuro que presenta su plumaje. 2870 Se entiende
como incultura gastronómica el hecho de preferir el ganso a la pintada. LXXV
Grullas Desordenarás las líneas y no volará la letra entera, como abatas una
sola ave de Palamedes 2873 . LXXVI Chochas 569 2874 Que yo sea chocha o perdiz,
¿qué importa, si el sabor es el mismo? Es más cara la perdiz: así sabe ella
mejor 2875 . LXXVII Cisnes Dulces cantos con su lengua sin fuerzas entona el
cisne, cantor él mismo de su propio funeral 2876 . 2871 Cuenta Tito Livio (5,
47) que los gansos dieron la alarma cuando los galos escalaron de noche el
Capitolio, tan sigilosamente que ni los centinelas ni los perros los sintieron.
2872 Domiciano había reconstruido el templo de Júpiter, después de que hubiera
ardido ya tres veces; cf. 9, 3; Suet. Dom. 5. 2873 La letra formada por las
bandadas de estas aves en sus vuelos migratorios era una A o una L (lambda
mayúscula) o una Y (ípsilon mayúscula), que es la letra que dicen inventada por
Palamedes viendo la formación de la grullas en vuelo. Cf. 9, 12, 7; Lucan. 5,
711-716; Plin. N. H. 10, 58-60. Sobre el aprecio de estas aves por los
gastrónomos, cf. Plin. l. c., in fine; Hor. Sat. 2, 8, 85-87. 2874 Es la
rusticula (gallina) de los romanos (scolopax rusticola), cuyo nombre español más
difundido, chocha y chochaperdiz, es onomatopeya del grito inconfundible de esta
ave cuando alza el vuelo espantada. Se llama también picuda y becada (que es su
nombre catalán, del celta bec, “pico”), por tenerlo de gran tamaño. El apellido
“perdiz” le viene por el color de su plumaje. También se le dice agachadiza,
pero éste es un pájaro distinto (gallinago gallinago), más pequeño que la
chocha, aunque prácticamente idéntico en el pico y el plumaje y hasta en el
grito de espanto. 2875 Cf. Juven. 11, 16. 2876 El tópico “canto del cisne”; cf.
5, 37, 1, con la nota. LXXVIII Porfiriones 570 2877 ¿Ave tan pequeña tiene
nombre de un gran gigante? También tiene el nombre de un verde, de Porfirión
2879 . LXXIX Salmonetes vivos 2878 Respira en el agua de mar traída, pero ya sin
fuerza, el salmonete. Desfallece. Dale el mar de verdad: se pondrá fuerte. LXXX
Morenas La morena grande que nada en las profundidades sicilianas no tiene
fuerzas para sumergir su piel quemada por el sol 2881 . LXXXI Rodaballos 2880
Por más que una amplia fuente contenga al rodaballo, el rodaballo es más amplio,
sin embargo, que la fuente. 2877 Ave no identificada. 2878 Tal era el nombre de
uno de los gigantes que lucharon contra los dioses; cf. Hor. Od. 3, 4, 54. 2879
De un auriga “del equipo verde”, el de Domiciano, en las carreras del circo; cf.
6, 46, con la nota. 2880 Cf. Plin. N. H. 9, 169. 2881 Aplica Marcial a las
morenas esta cualidad, que Arist. Hist. Anim. 8, 3, 4, y Plin. N. H. 11, 12,
atribuyen a las tortugas. LXXXII Ostras Ebria del Lucrino de Bayas, acabo de
llegar yo, una ostra ; ahora, en plan de juerga, estoy sedienta del renombrado
garo Nos ama el cerúleo Liris 2884 2883 . LXXXIII Quisquillas , al que el bosque
de Marica 571 2882 protege: de ahí que las quisquillas seamos una enorme
multitud. Este escaro 2886 LXXXIV Escaro 2885 , que llega consumido por las olas
del mar, por sus vísceras es bueno; el resto no sabe a nada 2887 . 2882 Las
ostras del lago Lucrino, cerca de Bayas; cf. 3, 60, 3, con la nota. 2883 Sobre
esta salsa tan famosa, cf., infra, 102 y 103; mi Vrbs Roma, II, 256; 258, n.
518. 2884 La quisquilla o camarón ( palaemon elegans ) es un crustáceo parecido
a las gambas, pero más pequeño. Vive en aguas someras, menos de dos metros de
profundidad, en las zonas de charcos de marea y en los estuarios de los ríos con
abundante vegetación acuática. 2885 Ninfa tutelar del Liris, cf. 10, 30, 9, con
la nota. 2886 Oriundo de Creta y Rodas, los romanos lograron aclimatar este pez
en las costas del Lacio y de Campania. Era muy buscado, sobre todo, como dice
Marcial, por sus entrañas y, más concretamente, por el hígado. Cf. 5, 18, 8; Hor.
Epod. 2, 50; Sat. 2, 2, 22; Suet. Vit. 13, 2; Apul. Apol. 39, 3; Vrbs Roma, II,
237-238. 2887 Sobre el aprovechamiento de una sola parte del animal, cf., supra,
52, sobre el ánade; 71, de los flamencos, la lengua. LXXXV Coracino 572 2888
Arramblan contigo, coracino, como el número uno del mercado del Nilo: no hay
gloria superior para el sibaritismo alejandrino 2889 LXXXVI Erizos de mar . 2890
Ése, aunque pinche los dedos con su caparazón espinoso, en quitándole la
corteza, será un tierno erizo 2891 De nuestra sangre teñidos . 2892 LXXXVII
Múrices , ingrato, llevas tus mantos, y no es esto bastante: te servimos de
comida 2893 . 2888 Se trata de la “tilapia del Nilo” ( oreochromis Niloticus),
un pez que, además de ser muy apreciado como manjar, gozaba de un gran
predicamento mágico y religioso como símbolo del renacer de la vida;
seguramente, porque una de sus características es la de incubar sus huevos en la
boca, que sirve también de refugio a los alevines en su primera edad. Plinio lo
cita repetidas veces con el nombre de coracino como ingrediente de recetas
medicinales; cf. N. H. 32, 56; 70; 106; 127; 145; 9, 57; 68. 2889 Pellaeae gulae,
“para la gula pelea”, de Pela, la patria chica de Alejandro Magno, en Macedonia;
pero, por extensión, se llama “peleo” a cualquier lugar relacionado con
Alejandro; aquí, la ciudad y el país del Nilo, Alejandría y Egipto; cf. 9, 43,
7, con la nota. 2890 Echini, en el texto, no ericii ( ericius). Se trata, por
tanto, del erizo de mar, echinus esculentus, distinto del erizo común o
terrestre, erinaceus europaeus. 2891 Se comía sazonado con vinagre en una salsa
de miel, perejil y menta. 2892 Los múrices segregan un líquido parecido a la
púrpura, que al igual que ésta, se utilizaba como tinte. 2893 Cf. 5, 23, 5; Hor.
Sat. 2, 4, 32; Plin. N. H. 9, 125 ss., con una amplia exposición sobre la
púrpura. LXXXVIII Gobios Por espléndidos que sean los convites en tierras
vénetas , el entrante de la cena suele ser el gobio La lubina de lana 2895 .
2896 LXXXIX Lubina recoge las bocas del Timavo eugáneo 573 2894 , apacentándose
de las aguas dulces junto con la sal marina 2898 . XC Dorada 2897 No toda dorada
merece alabanzas y precio, sino la que tenga como único alimento las conchas del
Lucrino 2899 . 2894 Región de la Galia Cisalpina de la que toma su nombre la
ciudad de Venecia. 2895 Con este nombre se conocen varios peces, tanto fluviales
como marinos, ninguno de ellos de gran valor, ni económico ni gastronómico. Cf.
Plin. N. H. 9, 176-177; Vrbs Roma, II, 238. 2896 “Suave y blanca como la lana”;
cf. Plin. N. H. 9, 61: luporum laudatissimi qui appellantur lanati a candore
mollitiaque carnis, “de las lubinas, las más elogiadas las que se llaman ‘de
lana’, por la blancura y la suavidad de su carne”. El nombre científico de la
lubina (dicentrarchus labrax) no conserva ningún vestigio de su nombre latino,
lupus, “lobo”, por ser un pez depredador y carnicero, que ataca rápidamente a
sus presas; no así el español, que antes que “lubina” la llamó “lobina”, el
catalán (llop, llobarro, de donde “robalo/róbalo”), el francés (loup), el
vascuence (lupi, lupiyá), etc. 2897 Cf. 4, 25, 4-5, con las notas. 2898
Efectivamente, la lubina es una especie eurihalina (“que soporta amplias
oscilaciones de la salinidad”) y, por ello, aunque es eminentemente marina, se
adapta a las lagunas costeras de baja salinidad e incluso al agua dulce de los
estuarios. Plinio (N. H. 9, 61) prefiere las lubinas pescadas en los ríos. Llega
incluso a decir (N. H. 9, 169) que los mejores peces lobos se dan en el río
Tíber inter duos pontes, “entre los dos puentes”; para unos, en la isla
Tiberina, que está unida a la ribera izquierda por el puente Cestio y a la
derecha por el Fabricio; para otros, entre los que nos contamos, un poco aguas
abajo, entre los dos puentes más antiguos de Roma, el Senatorio o Janiculense,
luego puente Emilio y hoy puente “Roto”, y el puente Sublicio, donde desagua la
cloaca Máxima. 2899 En efecto, la dorada se alimenta de moluscos y las ostras
del lago Lucrino eran famosas por su exquisito sabor; cf. 1, 62, 3, y 3, 60, 3,
con las notas. XCI Esturión A las mesas palatinas el esturión enviad: que los
manjares de ambrosía los adornen regalos poco frecuentes. XCII Liebres Entre las
aves, el tordo, si algo hay seguro siendo yo quien lo juzgue; entre los de
cuatro patas, el manjar número uno, la liebre El setígero 2902 2901 XCIII Jabalí
574 . temible para los campos de Diomedes que cayó por la lanza etolia 2904 ,
tal era. XCIV Gamos 2903 Por su colmillo se teme al jabalí, defienden sus
cuernos al ciervo: los pacíficos gamos, ¿qué, sino presas, somos? 2905 2900 “Las
mesas imperiales”, pues el emperador, como dios que es, se alimenta de ambrosía.
Según Macrob. Satur. 2, 12, para servir el esturión, se coronaban los sirvientes
y tocaba el flautista una marcha de entrada; sobre su aprecio, cf. Cic, Fin. 2,
24; Hor. Sat. 2, 2, 47; Plin. N. H. 9, 60; 32, 153. Cf. etiam Vrbs Roma, II,
237. 2901 Cf. Vrbs Roma, II, 232. 2902 Saetiger, en el texto, “el que lleva
cerdas > el jabalí”. 2903 Como si dijera “los campos etolios”. Diomedes era hijo
de Tideo, rey de Etolia. 2904 El jabalí es el de Calidón (al que emula el que
ahora se regala) y la lanza, la de Meleagro, hijo de Eneo, rey de Calidón, en
Etolia; cf. Spect. 15, 2, con la nota. 2905 Siempre se los presenta tímidos y
huyendo; cf. Spect. 30, 1-4; 3, 58; 4,74; Virg. Ecl. 8, 28; Georg. 3, 539. 2900
XCV Órix De las fieras de la mañana, no es la última presa el fiero órix : ¡por
la muerte de cuántos perros me consta! Éste era aquél sometido, Cipariso 2907
XCVI Ciervo , a tu cabestro. ¿O más bien éste era, Silvia, tu ciervo? 2909 2908
XCVII Lalisio 575 2910 Mientras es un tierno onagro y sólo de su madre el
lalisio se alimenta, este infantil 2911 pero breve nombre tiene. 2906 El oryx
gacella beisa es un bóvido africano que modernamente ha quedado restringido a
los países del NE (Etiopía, Sudán, Somalia, etc.). Es de un tamaño respetable
(unos 180-200 Kg) y bastante peligroso, pues tiene unos cuernos robustos y
rectos con los que ataca a poco que se le incomode. Los romanos los importaban
del país de los gétulos, entre las actuales Argelia y Libia; cf. Juv. 11, 140;
Plin. N. H. 11, 255, que, sin embargo, dice que tienen un solo cuerno. Su carne
era muy apreciada y estaba entre las consideradas puras; cf. Vulg. Deut. 14,
4-6. 2907 O sea, el órix no es la última presa cazada porque, en vez de ser
cazado, es él quien caza a los perros. 2908 Las ninfas tenían un ciervo al que
mimaban con todo cariño. Pero quien más y mejor lo cuidaba era Cipariso, el
muchacho más hermoso de la isla de Cos. Sin embargo, un día en que salió de
caza, Cipariso mató al ciervo sin querer y, al darse cuenta de su error, lloró
amargamente pidiendo a los dioses que le hiciera llevar luto eterno. Apolo,
incapaz de consolarlo, lo transformó en ciprés (kupavrisso", en griego), para
que estuviera siempre presente en los duelos y fuera el compañero de los
afligidos. Desde entonces, y porque su madera pasa por ser incorruptible, es el
árbol de los cementerios. Cf. Ovid. Met. 10, 106-142. 2909 Otro ciervo famoso,
favorito de Silvia, abatido por Julo/Ascanio, el hijo de Eneas; cf. Virg. Aen.
7, 475-510. 2910 Lalisio, -ionis, es el nombre del pollino del onagro ( equus
hemionus onager); cf. Plin. N. H. 8, 174, que le atribuye un gusto exquisito. En
las estepas asiáticas donde subsiste el onagro, casi en trance de extinción,
todavía se caza por su carne y por su piel, con la que se fabrica un cuero
especial. 2911 Porque es de origen expresivo, como es propio del lenguaje
infantil. 2906 XCVIII (XCIX) Cabra montés Colgada de lo alto de un risco verás
la cabra montés: estarás esperando que se caiga; ella mira con superioridad 2912
a tus perros. XCIX (XCVIII) Gacelas Como capricho, a tu hijo pequeño dale una
gacela. Agitando sus togas suele indultarla la turba 2913 . He ahí un hermoso
onagro 2914 C Onagro . Debe despedirse la cacería de los dientes eritreos 2915 :
deshaced ya los pliegues de las togas. 576 2916 2912 Despicit, “mira desde
arriba” y “mira con desprecio”, consciente de que los perros no pueden
alcanzarla. 2913 Los espectadores del anfiteatro, que no quieren que la
destrocen los perros. Sobre las deliciae de los niños; cf. Vrbs Roma, II,
284-285. 2914 En el anfiteatro. Sobre la caza del onagro a campo abierto habla
Virgilio de pasada (Georg. 3, 409). 2915 Como si dijera: Hay que evitar que al
onagro lo despedacen los perros eritreos, que son los cazadores. Pudieran ser
perros molosos, que llegaron a Molosia, en el Epiro, importados por Alejandro
Magno desde el Tibet y la India, cuya costa occidental baña el mar Eritreo.
Sobre estos perros, fuertes como sus descendientes (dogo, mastín, San Bernardo,
bulldog, etc.) y, por ello, muy utilizados en los espectáculos del anfiteatro y
como perros de presa, cf. Spect. 30, 1; 12, 1, 1. 2916 Remouete sinus , en el
texto. Quiere decir: Desabrochaos las togas, para agitarlas, como en el epigrama
anterior. CI Aceite de Venafro Esto te lo sudará la baya del campano Venafro :
cada vez que te das ungüento también a esto huele. CII Garo de los socios 577
2918 2917 De la primera sangre de escombros todavía respirando, recibe garo de
lujo, un regalo caro. De un atún antipolitano 2919 CIII Ánfora de salmuera , lo
confieso, soy hija: si lo fuera de un escombro, no habría sido enviada a ti 2920
. CIV Miel ática Este afamado néctar te lo ha enviado desde los bosques de Palas
la abeja devastadora del Himeto de Teseo . 2921 2917 Aunque Marcial sitúe esta
ciudad en Campania, la verdad es que pertenecía al Samnio, en el vértice con el
Lacio y Campania. Cf. 12, 63, 1, con la nota. 2918 El mejor garo procedía de
Cartagena y se llamaba garum sociorum , por referencia a una importante sociedad
mercantil que parece que monopolizaba este producto; cf. Plin. N. H. 31, 93-94;
cf., supra, 82, 2, con la nota. 2919 De Antípolis, en la Galia Narbonense, hoy
Antibes, en el departamento de Alpes Marítimos. Era una antigua colonia fundada
por los focenses de Marsella; de ahí su nombre griego. 2920 El garum sería
demasiado caro, como el del epigrama anterior, y sería el regalo adecuado para
un destinatario de más categoría. 2921 Sobre la calidad de la miel ática del
monte Himeto, cf. 5, 39, 3, con la nota. Palas / Minerva es la diosa protectora
de Atenas y Teseo es para los atenienses el héroe por excelencia, comparable a
Hércules. CV Panales sículos Cuando regales unos panales sículos procedentes de
los collados del corazón del Hibla, estás tú autorizado a decir que son de
Cécrope La vendimia gnosia 2923 CVI Vino de uvas pasas 578 2922 . de la Creta
minoica ha producido para ti esto que suele ser el vino mulso del pobre 2924 Que
este vino empegado . 2925 CVII Vino empegado ha llegado de la vitícola Vienna ,
no lo dudes: lo ha enviado Rómulo en persona para mí 2927 . 2922 Cécrope fue el
fundador de Atenas, capital del Ática. Es, por tanto, una metonimia para
referirse a esta región, cuya miel competía con la del monte Hibla; cf. 5, 39,
3, con la nota. 2923 De Gnosos, ciudad del norte de Creta, centro de la
civilización cretense entre 2000-1400 a. C., hoy Knossós. Su nombre va unido a
los mitos sobre su rey Minos, el Minotauro, el Laberinto, Dédalo, Teseo, Ariadna
(que es “la gnosia” por antonomasia, ex. c. en Propert. 1, 3, 2), etc. 2924
Porque es el vino dulce “natural” y, por tanto, más fácil y barato de obtener
que las complicadas mezclas de vino y miel para conseguir el mulso propiamente
dicho (cf., infra, 108). Solía hacerse de la uva Apiana, secada al sol antes de
exprimirla, Plin. N. H. 14, 81, y 80-85 passim. Sería esta uva el equivalente a
nuestra moscatel o pedro-ximénez. 2925 Entonces como ahora, no se le ponía pez
al vino para cambiarle el paladar, sino a las tinajas y odres en que se envasaba
para impermeabilizarlos y, como es natural, el vino tomaba un sabor especial.
2926 Cf. 7, 88, 2, con la nota. 2927 Parece ser un cosechero o comerciante en
vinos amigo de Marcial. 2926 Enturbiáis, mieles áticas 2928 CVIII Vino mulso ,
el nectarino falerno . Este vino conviene que sea mezclado por Ganímedes 2930 .
CIX Vino de Alba 579 2929 Esto te lo ha enviado de las bodegas del césar una
dulce cosecha , que se complace a sí misma en el monte de Julo 2932 . CX Vino de
Sorrento ¿Bebes vino de Sorrento? No utilices ni vasos de múrrina pintados ni de
oro: te darán copas suyas propias estos vinos 2934 . CXI Vino falerno De los
trujales sinuesanos han llegado los másicos . ¿Encubados, preguntas, bajo qué
cónsul? No había ninguno 2928 Cf. 5, 39, 3, con la nota. 2929 Cf. 1, 18, 1, con
la nota. 2936 . 2935 2930 Para no desgraciarlo. En la mezcla debían observarse
bien las proporciones, porque podía resultar poco acertada. De ahí que se
requiera una mano tan experta como la del camarero de Júpiter. Cf. Hor. Sat. 2,
4, 24-27. 2931 De las viñas que tiene Domiciano en los alrededores de Alba; cf.
4, 1, 5; 5, 1, 1. El vino albano competía con el falerno y el de Setia; cf. Plin.
N. H. 14, 64. 2932 El monte sobre el que el hijo de Eneas fundó Alba Longa. 2933
Por los colores naturales de la piedra; cf. 14, 113; Plin. N. H. 14, 92-93; 33,
5; 35, 158; 163; 36, 198. 2934 Vasos de tierra de Sorrento; cf. 14, 102; Plin.
N. H. 35, 160. 2931 2933 CXII Vino setino La que contempla colgada los campos
Pontinos, Setia , ha enviado unas tinajas añejas desde su pequeña ciudad. Estos
fundanos 2938 CXIII Vino fundano los produjo la próspera otoñada de Opimio 580
2937 . Exprimió el mosto el cónsul y él mismo se lo bebió. Como cepa “trebolina”
2940 CXIV Vino del Trifolio , no soy, lo reconozco, de la primera categoría de
Lieo 2941 ; entre los vinos, sin embargo, seré la séptima. 2935 Sinuesa era la
última localidad del Lacio, sobre la bifurcación de la vía Apia con la Domiciana,
en la vertiente norte del monte Másico, que era el límite con Campania. En la
vertiente sur estaba el campo Falerno. Vino másico y falerno son intercambiables
como denominación de origen. Cf. 1, 18, 1, y 4, 69, 1, con sus respectivas
notas. 2936 Entiéndase: No había cónsules. Hipérbole para decir que es un vino
viejísimo; más viejo que la propia república romana, puesto que se remonta a la
época de los reyes. 2937 Sobre el vino de Setia y sobre esta ciudad, asomada a
las marismas Pontinas desde lo alto de un monte, cf. 4, 69, 1, con las notas;
10, 74, 10-11. 2938 Vinos de Fundi, la capital del campo Cécubo, en la vía Apia,
a medio camino entre Terracina/Ánxur y Formias; cf. 2, 40, 5. 2939 El vino de
mejor calidad, por referencia a la añada del consulado de Opimio; cf. 1, 26, 7,
con su nota. 2940 El Trifolio es un monte de Campania, no lejos de Nápoles,
famoso por sus viñas y vinos, que tanto Juvenal (9, 56) como Plinio (N. H. 14,
69) presentan como vinos “plebeyos”. Trifolium da el español “trébol”, sobre el
que hemos formado el neologismo con que traducir el latín trifolina. 2941
Sobrenombre de Baco y, por metonimia, el vino. 2939 CXV Vino cécubo Los cécubos
generosos maduran en Amiclas de Fundos ; sus cepas, incluso nacidas en plena
marisma, verdeguean. ¿Vas a beber signino 2943 CXVI Vino signino 581 2942 , que
retiene el vientre suelto? No vayas a sujetarte demasiado, ten una sed moderada
2944 . Como te regalen un ánfora mamertina CXVII Vino mamertino 2945 con la
vejez de Néstor , cualquier nombre puede tener 2947 2942 Cf., supra, 113, 1, con
la nota. . 2943 Signia estaba a unos 40 Km de Roma, saliendo por la vía Latina y
a la derecha de ella. Hoy Segni, provincia de Roma. Según la tradición fue
fundada por Tarquinio el Soberbio y era una de las ciudades mejor fortificadas
de Italia. Cf. Liv. 2, 21, 7. 2944 De los efectos medicinales de este vino habla
Plin. N. H. 14, 65. 2945 Los mamertinos eran los habitantes de Mesina, en
Sicilia. Así llamados por unos mercenarios de origen umbro que se adueñaron de
la ciudad a comienzos del siglo III a. C. y que se llamaban a sí mismos “los
soldados de Marte”, pero en lengua osca, que dice Mamers, Mamertis, donde el
latín tiene Mars, Martis. Cf. Ch. T. Lewis – Ch. Short, A Latin Dictionary, s.
u. Mamers. 2946 Es proverbial la vejez fecunda de Néstor; cf. 2, 64, 3. 2947 Las
ánforas solían tener una etiqueta en la que constaban los datos fundamentales
sobre su contenido; cf. 1, 105, 4, con la nota. Lo que el epigrama quiere decir
es que, en el caso de las ánforas mamertinas, diga lo que diga la etiqueta, el
vino puede que no sea de esa denominación de origen, sino de cualquier otra.
Plinio (N. H. 14, 66) cita algún otro vino que se hacía pasar por mamertino.
2946 CXVIII Vino tarraconense Tarragona, que sólo se rendirá ante el Lieo
campano , ha producido estos vinos émulos de las tinajas etruscas. CXIX Vino
nomentano La vendimia nomentana te da mi Baco 582 2949 2948 : si te quiere
Quinto, beberás mejores vinos 2950 . De las damajuanas espoletinas CXX Vino
espoletino 2951 , las que están más carcomidas las querrás 2953 más que si
bebieras mostos falernos. 2948 Lieo es sobrenombre de Baco y metonimia por el
vino. De Campania eran vinos tan afamados como el másico y el falerno; cf. 1,
18, 1, y 4, 69, 1, con sus respectivas notas. Cf. Plin. N. H. 14, 71, donde dice
que los vinos de Tarragona, de Lauro (quizás, Liria) y de Baleares son
comparables por su elegancia con los primeros de Italia; no, con los vinos
etruscos, que son de los mejores. Cf. etiam Plin. N. H. 14, 61-71, passim, sobre
la clasificación de los vinos. 2949 Metonimia por “vino”. Le dice “mi” porque el
poeta se refiere al vino cosechado en su finca de Nomento; cf. 1, 105, 1, con la
nota. 2950 El vino de Nomento precisaba cinco años para ser bueno de verdad; cf.
1, 105. Quinto Ovidio tenía un buen campo junto al de Marcial y parece que sus
vinos eran mejores que los de Marcial, que sin embargo otras veces (10, 48, 19)
son alabados. Cf. 1, 105, 1, con la nota. 2951 Sobre el vino de Espoleto, cf.
14, 116. Esta ciudad, hoy Spoleto, provincia de Perugia, estaba en Umbría, no
lejos de Trebia, escenario de una de las más importantes batallas de la segunda
guerra Púnica. 2952 Las que tienen estropeada la envoltura de mimbres, cañas o
pleita de esparto con que se protege el envase de vidrio (cf. 2, 85, 1). El
deterioro de la vasija se toma como signo de vejez/calidad del vino que
contiene; cf. 11, 49, 7. 2953 Con valor imperativo. 2952 CXXI Vino peligno
Mársicos turbios envían los colonos pelignos 583 2954 : no te los bebas tú, sino
tu liberto. CXXII Vinagre 2955 Un ánfora de vinagre del Nilo no la tomes por
cosa sin valor: siendo vino, valió menos 2956 . CXXIII Vino marsellés Cuando tu
espórtula borre de la lista cien ciudadanos de una vez, puedes servir vinos
ahumados de Marsella 2957 . 2954 El vino peligno era la referencia de lo que no
debe ser un buen vino; cf. 1, 26, 5; 14, 116. 2955 Los marsos y los pelignos
eran pueblos limítrofes, a caballo sobre los Apeninos, y con frecuentes
intercambios entre ellos. Los marsos ocupaban la cuenca del lago Fucino y los
valles altos del Liris. Los pelignos, en cambio, estaban en la vertiente
adriática, en torno a Sulmona, patria chica del poeta Ovidio. 2956 El vinagre de
Egipto tenía mucha fama. Juvenal (13, 85) lo llama Pharium, “de la isla de
Faros”. La razón de su bondad era que templaba su acritud con una delicada
dulzura, como la miel del Himeto combina su dulzura con cierta acritud (Cic.
Hort. en Non. 240, 31). 2957 Cuando el patrono repartía la espórtula iba
tachando de la lista a los clientes que la recibían. Y lo que el epigrama quiere
decir es que, cuando en una sola sesión alguien pague cien espórtulas, en
metálico o invitando a sus clientes a comer, está autorizado a resarcirse de ese
gasto ahorrando en el vino. El de Marsella estaba entre los más inferiores (cf.
3, 82, 23; 14, 118), aunque había quien lo vendía a precio de oro (cf. 10, 36),
y Plinio (N. H. 14, 68) el vino que critica es el de Narbona, no el de Marsella.
Que Nepote 2958 te ponga ceretano CXXIV Vino ceretano 2959 . Creerás que es
setino . No se lo pone a todo el mundo. Se lo bebe con tres 2961 . CXXV Vino
tarentino 584 2960 Noble no sólo por sus lanas, sino también fértil por sus
viñedos, el Aulón , que te dé a ti sus preciosos vellones; a mí, sus vinos.
CXXVI Perfume Perfumes a tu heredero nunca le dejes; ni vino. Quédese él con las
perras; estas cosas dátelas a ti por entero. CXXVII Coronas de rosas El invierno
te regala, César, coronas tempranas. Antes la rosa era de la primavera; ahora se
ha hecho tuya 2963 2958 Vecino y amigo de Marcial; cf. 6, 27, 1; 10, 48, 5. .
2959 Vino de Caere, ciudad etrusca conocida también como Agylla/Agilla y Chaire/Chaisrie,
hoy Cerveteri/Cervetri, a unos 30 Km al NE de Roma. 2960 Sobre Setia y el vino
setino, cf. 4, 69, 1, con la nota. 2961 Mejor diríamos “con cuatro gatos (=
amigos o invitados)”. El latín dice “tres” donde nosotros decimos “cuatro” o
“dos”, para indicar un número pequeño: caer cuatro gotas, haber cuatro gatos,
tener cuatro pelos, poner cuatro/dos letras/líneas, explicar en cuatro/dos
palabras, etc. Ejemplos en latín: Plaut. Mil. 1020; Trin. 963; Ter. Phorm.
638-639; Cic. Verr. 2, 1, 98; Fam. 9, 19, 1; Quint. 9, 4, 78. 2962 Valle y monte
célebres por sus viñas cerca de Tarento, cf. Hor. Od. 2, 6, 18; Serv. Ad Aen. 3,
553. 2963 Cf. 6, 80. 2962 Mientras en batín 2966 LIBRO XIV APOPHORETA 585 2964 I
[Al lector, sobre las Saturnales] 2965 se divierten el caballero y el senador
soberano, y mientras le quedan bien a nuestro Júpiter los píleos que se ha
puesto y el esclavo vernáculo no teme que el edil esté mirando cuando agita el
cubilete tan cerca los estanques helados pobre 2970 2969 2967 2968 , recibe las
suertes cambiantes del rico y del : que cada cual dé sus premios a su invitado.
“Son fruslerías y bagatelas y, si lo hay, algo de menos valor que eso”. ¿Quién
lo ignora? ¿O quién niega cosa tan manifiesta? Pero, ¿qué voy a hacer mejor,
Saturno, en estos días de borracheras , que tu propio hijo te ha concedido a
cambio del cielo? 2972 , aunque vea 2971 ¿Quieres que haga versos a 2964
Etiqueta que se supone llevaban los diversos objetos sacados a suerte ofrecidos
por el anfitrión en una cena, que en ocasiones constituía una verdadera lotería
(cf. 12, 62, 11-12). Podían tener lugar en cualquier día del año, cf. Vrbs Roma,
II, 279-280. El librito se publica en diciembre del 85; cf. A. Martin, Quand
Martial publia-t-il ses Apophoreta?: ACD 16 (1980), 61-64. 2965 Éste y el del
epigrama siguiente no son títulos originales de Marcial. Sobre las Saturnales,
cf. 2, 85, 2; 4, 46; 88, 2; 5, 19, 11; 84; 7, 53, 1; 10, 18, 1; 29, 1; 11, 2, 5;
6, 1-4; 15, 11-13; 12, 81, 1, con la nota; 14, 71; 72; 182. Cf. etiam Estac.
Silu. 1, 65-82. 2966 Synthesis, era una prenda que se usaba en privado para
estar por casa y, públicamente, en los días Saturnales, en los que estaba mal
visto ir con toga; cf. 6, 24, 2. Fuera de las Saturnales ocurría lo contrario:
estaba muy mal visto presentarse en público con esta ropa, como Suetonio critica
a Nerón (51). Cf. Vrbs Roma, I, 273-274. 2967 El mismo Domiciano se ponía el
pileus, el gorro propio de los esclavos liberados, como signo del ambiente de
libertad que reinaba por toda Roma; cf. 11, 2 y 15; Vrbs Roma, I, 297-298. 2968
Durante las Saturnales estaba permitido el juego; el resto del año,
terminantemente prohibido; cf. 4, 14, 7-9; 5, 84, 1-5; Hor. Od. 3, 24, 58; Vrbs
Roma, II, 320-321. 2969 Una de las bromas de las Saturnales era echar al agua a
alguien vestido. Al esclavo no le importa correr ese riesgo de las Saturnales
ante el placer que estas fiestas le proporcionan al poder jugar sin que el edil
lo sancione. 2970 Se alternaban regalos fastuosos con otros ridículos; así, por
ejemplo, Heliogábalo sorteaba premios tan dispares como “diez camellos”, “diez
moscas”, “diez libras de oro”, “diez libras de plomo”; cf. Hist. Aug. Elagab.
22, 1. 2971 Cf. 11, 6; infra, 182. 2972 Júpiter destronó a Saturno, su padre.
Tebas o a Troya o a la criminal Micenas? —“Juega —me dices— a las nueces”. —Yo
no quiero perder las mías 2974 . 2973 II [Presentación del libro] En cualquier
sitio que quieras puedes poner fin a este librito. Toda la obra está
desarrollada en dísticos . Los títulos, si preguntas por qué se han puesto, te
lo aclararé: para que, si lo prefieres, sólo leas los títulos. 2975 III
Tablillas de cidro Si no fuéramos maderos cortados en delgadas tablillas,
seríamos la noble carga de unos colmillos líbicos 2976 . IV Tablillas de cinco
hojas Con la muerte de los novillos, cálida se pone la corte feliz de nuestro
señor, cuando con quíntuples ceras 2977 se concede un alto honor 586 2978 . 2973
Temas de la tragedia y de la épica, a los que Marcial hace ascos; cf. 4, 49; 5,
53; 10, 4 y 35. 2974 El juego de las nueces, y ellas mismas como fruto, era
típico de las Saturnales; cf. 5, 30, 8; 7, 91, 2. 2975 Todos ellos, dísticos
elegíacos (hexámetro más pentámetro), excepto nueve, que son dos endecasílabos
falecios. Son éstos: 8, 10, 37, 39, 40, 52, 56, 148, 206. 2976 Seríamos tableros
de mesas cuyas patas serían colmillos de elefante; cf. Cf. 2, 43, 9, con la
nota. 2977 Las tablillas para escribir estaban recubiertas de una fina capa de
cera. 2978 Cuando el emperador anunciaba la concesión de alguna dignidad, se
ofrecía un sacrificio. V Tablillas de marfil Para que las ceras descoloridas no
oscurezcan tus ojos cansados, letras negras tinten para ti el níveo marfil. VI
Tablillas de tres hojas Entonces no considerarás mis triples tablillas regalos
sin valor : cuando tu amiga te escriba que está al llegar. VII Tablillas de
pergamino Piensa que son ceras, aunque éstas se llamen pergamino: borrarás
cuantas veces quieras renovar lo escrito 2980 . VIII Tablillas de Vitelio Aunque
todavía no las haya leído la joven, sabe qué desean las tablillas vitelianas
2981 . 2979 Ciertamente era un obsequio muy ordinario, cf. 7, 72, 2; 10, 87, 6
(se repite literalmente el mismo verso). 2980 Sobre el pergamino se borraba con
una esponja mojada. Sobre las tablillas enceradas lo más que se podía hacer era
apisonar la cera con el mango del punzón para tapar la incisión. Esto valía para
corregir unas pocas letras, pero era inviable para toda la tablilla. 2981
Llamadas así por el nombre de su fabricante. Eran pequeñas y elegantes, aptas
para billetes amorosos, cf. 2, 6, 6. 587 2979 IX El mismo tema Porque nos ves
muy pequeñas, piensas que somos enviadas a una amiga. Te equivocas: esa tablilla
también pide dinero. X Folios mayores No tienes por qué considerarlos regalos
pequeños, cuando un poeta te regala folios en blanco 2982 . XI Folios de cartas
Enviado ora a un conocido superficialmente ora a un querido camarada, a todos
suele este folio llamar “suyos” 2983 . XII Cajitas de marfil Llenar estas
cajitas, como no sea de moneda amarilla, no está bien: la plata, guárdenla
maderas baratas. 2982 Porque podría haberlos llenado de poemas críticos para con
el destinatario. 2983 En sentido praegnans, “su querido”, “su amigo”. Es una
referencia a la fórmula epistolar del saludo: Fulano dice salud “a su (querido)”
Mengano. Bien es cierto que esto viene de perlas, por ejemplo, a las cartas de
Plinio; no tanto a las de Cicerón. 588 XIII Cajitas de madera Si todavía queda
algo en el fondo de mi cajita, será un regalo. —No hay nada. —La propia cajita
lo será. XIV Tabas de marfil Cuando ninguna taba se te quede con la misma cara ,
dirás que te he hecho yo un gran regalo. XV Dados No sea yo, el dado, igual en
número a las tabas 589 2985 2984 , con tal que tenga yo con frecuencia una
apuesta mayor que las tabas 2986 . XVI Torrecilla 2987 La mano tramposa que sabe
tirar las tabas amañadas, si las tira por medio de mí, no sacará nada más que
deseos. 2984 Cuando todas las tabas mostraban una cara distinta se llamaba “la
tirada de Venus”, iactus Veneris. Era la mejor jugada. Cf. Vrbs Roma, II,
317-319. 2985 Las tabas eran cuatro, los dados dos o cuatro. 2986 Efectivamente,
las apuestas a los dados solían ser mayores que a las tabas; cf. 4, 66, 15; Vrbs
Roma, II, 319-320. 2987 Era un cubilete en forma de torre, para echar los dados
o las tabas. XVII Tablero de juego 590 2988 Por esta cara, los dados se me
cuentan con una puntuación de doble seis ; por la otra, la ficha de distinto
color se la come una pareja enemiga XVIII (XX) Fichas 2990 Si juegas a la guerra
de los ladrones emboscados, estas fichas de piedras preciosas serán tus soldados
y tus enemigos 2991 . XIX (XVIII) Nueces 2992 Un juego menor parecen las nueces
y nada perjudicial. Muchas veces, sin embargo, a los niños se les ha llevado las
nalgas 2993 . 2988 Igual que entre nosotros el parchís y el juego de la oca,
este tablero tiene un juego por cada cara: uno que se jugaba con dados (ludus
duodecim scriptorum, “las doce líneas”) y otro que se jugaba con fichas (ludus
latrunculorum, “los ladrones”), que sería parecido a las damas o al ajedrez; cf.
7, 72, 8; infra, 18 (20); Vrbs Roma, II, 321-323. 2989 En el juego de las doce
líneas, al contrario que con las tabas, la “tirada de Venus” se daba cuando
todos los dados (en este caso dos) sacaban un seis. 2990 Juego de los ladrones.
2991 Para jugar a los ladrones; cf. epigrama anterior. 2992 Los juegos con las
nueces era típicamente infantiles; hasta tal punto, que su abandono ( nucibus
relictis) era sinónimo de haber llegado a la mayoría de edad. Sin embargo,
también los adultos jugaban a las nueces, sobre todo en los días de Saturno;
cf., supra, 1, 12. Cf. etiam 4, 66, 16; 5, 30, 8; 84, 1; 7, 91, 2; 13, 1, 7; 14,
185; Ovid. Nux, passim; Vrbs Roma, II, 288-289. 2993 Cuando hacen novillos, por
estar entregados al juego, el maestro los zurra severamente. Sería posible, pero
no probable, una interpretación obscena. . 2989 XX (XIX) Escribanía Habiéndote
tocado la escribanía, procura dotarla de plumas. Yo te he dado el resto, tú
prepara lo secundario. XXI Plumier Tuyos serán estos plumieres provistos de sus
estilos; si se los das a tu niño, será un regalo no sin importancia. El
lentisco, el mejor 2994 XXII Mondadientes ; pero si un pincho de madera te
faltare, tus dientes una pluma aliviar puede. XXIII Limpiaoídos Si con una
persistente comezón te pica el oído, armas te doy adecuadas para tan grandes
pruritos. Para que tus cabellos empapados XXIV Aguja de oro no manchen tus
espléndidas sedas, que una aguja fije y sujete los bucles. 2994 Cf. 3, 82, 9.
2995 591 XXV Peines ¿De qué servirá este boj que con mil dientes hendidos se te
regala, para no encontrar aquí 2996 ni rastro de cabellos? La loción de los
catos enciende 2997 XXVI Pelucas las cabelleras teutónicas: podrás ir mejor
arreglada con cabelleras cautivas 2998 . XXVII Jabón Si a teñir te dispones, ya
canosa, tus longevos cabellos, toma —¿a dónde te llegará la calva? 2999 — unas
bolas matiacas 3000 . 2995 De los aceites de los perfumes. 2996 En tu cabeza.
2997 Hace más vivo su color rubio. Los catos eran un pueblo germano cuyo
territorio abarcaba los actuales Länder de Hesse y Turingia y su capital era
Mattium, posiblemente Wiesbaden (Aquae Mattiacorum), donde se fabricaba un tinte
para el pelo (Mattiacae pilae) que se menciona en el epigrama siguiente. 2998 A
las romanas les gustaban los cabellos rubios de las mujeres germanas y, para
tenerlos como ellas, podían teñírselos o utilizar postizos hechos con las
melenas de las prisioneras, que es lo que aquí aconseja Marcial. Cf. Vrbs Roma,
I, 308-311. Ovidio (Am. 1, 14, 45-49) se refiere a la costumbre germánica de
entregar la propia cabellera al vencedor como tributo de sumisión; cf. H. L.
Levy, Hair!: CW 62 (1968), 135. 2999 Cuando aparecían las primeras canas,
algunas mujeres se teñían el pelo (cf. Ovid. Ars am. 3, 163162), pero otras iban
arrancando los pelos blancos hasta que, con el tiempo, llegaban a quedar calvas;
cf. Tibul. 1, 8, 41-46; Macrob. Sat. 2, 5, 7. 3000 Cf. el epigrama anterior, con
la nota a su primer verso. Cf. etiam, sobre la “espuma bátava”, 8, 33, 20. 592
XXVIII Sombrilla Recibe unas sombrillas para superar el sol excesivo; incluso
aunque haga viento, te protegerán tus propios toldos. XXIX Causía En el teatro
de Pompeyo estaré contigo de espectador: Mandado suele negarle al público los
toldos 3001 . XXX Venablos Recibirán a los jabalíes y harán frente a los leones,
traspasarán a los osos con tal que la mano sea firme. XXXI Cuchillo de monte Si
lamentas que se hayan desprendido tus venablos de largo arpón, esta arma corta
atacará cuerpo a cuerpo al enorme jabalí. 3001 “Mandado” sería el nombre del
encargado de accionar los toldos que protegían a los espectadores del sol. En
vista de su negligencia, el mejor compañero que puede llevarse uno es un
sombrero de ala ancha. 593 XXXII Parazonio Éste será ornato de la milicia y
presagio de un grato cargo , un arma digna de ceñir el costado de un tribuno.
XXXIII Puñal 594 3002 Un puñal al que un pequeño círculo marca en su curva hoja.
A éste lo templó rusiente el Jalón con sus aguas heladas 3003 . XXXIV Hoz La paz
segura de nuestro jefe me ha encorvado para usos pacíficos. Ahora soy de un
labrador, antes fui de un soldado 3004 . XXXV Hachuela Celebrándose una triste
almoneda liberar numerario, ésta se compró por cuatrocientos mil 3005 . 3002 El
parazonio (lit. “junto al cinturón”) era una especie de machete griego que
llevaban los oficiales, como distintivo de su rango, colgado de un tahalí en su
costado izquierdo; cf. Vrbs Roma, III, 465. 3003 Cf. 1, 49, 12; Vrbs Roma, III,
465. 3004 Como si dijera: “Ahora (que soy curva = hoz) mi dueño es un labrador,
antes (que era recta = espada) lo fue un soldado”. La operación contraria, la
conversión de las hoces en espadas, cf. Virg. Georg. 1, 507-508: squalent
abductis arva colonis et curvae rigidum falces conflantur in ensem, “quedan
yermos los campos, requisados los colonos, y las curvas hoces se funden para
rígidas espadas”. 3005 Se entiende “sextercios”. El precio es exageradísimo, por
pura broma, dado que estas imitaciones en miniatura de la segur que figuraba en
las fasces se utilizaban como amuletos. XXXVI Herramientas de barbero Para
cortarte el pelo, éstas son las herramientas adecuadas; para las uñas largas,
ésta es la útil; aquélla, para las mejillas. XXXVII Estantería Como no me des
libros selectos, dejaré entrar a las polillas y a las feroces cucarachas.
Produce cañas 3006 XXXVIII Fajos de cañas muy apropiadas para el papel la tierra
menfítica: que tus techos se encañicen con los otros humedales 3007 . XXXIX
Lámpara de alcoba De tu gozoso lecho lámpara confidente, aunque hagas todo lo
que te apetezca, callaré. 3006 Calamos, “cañas para escribir”; no una caña
vulgar, (h)arundo. Lo mismo que chartae, “papel de escribir”. 3007 Entiéndase:
“Con las cañas criadas en otras zonas húmedas”. Las cañas del Nilo son demasiado
nobles para un menester tan ordinario. 595 XL Luciérnaga 596 3008 La suerte te
ha concedido una esclava de tu lámpara que pasa vigilante la noche entera. XLI
Lámpara de varios picos 3009 Aunque doy luz a convites enteros con mis llamas y
teniendo tantas mechas, me llaman una sola lámpara. XLII Cirio Este cirio te
prestará fuegos nocturnos, pues le han sustraído la lámpara a tu mozo 3010 .
XLIII Candelabro corintio 3011 Las candelas me dieron mi nombre antiguo. La
lámpara de aceite no había conocido a nuestros ahorrativos antepasados. 3008 No
se trata del gusano de luz, sino de un pequeño farol en el que la llama estaba
protegida en un estuche de vidrio. 3009 En Pompeya y en Herculano se han
encontrado lámparas hasta de cuatro mechas. 3010 Cf. 8, 59, 11-12. 3011 De
bronce de Corinto. XLIV Candelabro de madera Estás viendo que soy leña; como no
tengas cuidado con mis lumbres, se te convertirá, de candelabro, en una gran
lámpara 3012 597 . XLV Pelota pueblerina Esta pelota aldeana que está repleta de
plumas fáciles 3013 , es menos blanda que un balón y menos compacta que pelota
común XLVI Pelota de a tres 3015 . 3016 3014 Si sabes lanzarme con hábiles tiros
de izquierda, soy tuya. ¿No sabes? Cateto, devuelve la pelota. 3012 Las llamas
de sus varias mechas prenderán la madera y convertirán el candelabro en una
única e inmensa lámpara. 3013 Paganica, “campesina”; cf. Vrbs Roma, II, 294-295.
3014 Para los campesinos, las plumas son “fáciles de conseguir”. 3015 Cf. los
epigramas siguientes, y 7, 32, 7. 3016 Trigonalis pila, “pelota de las tres
esquinas”. Sobre este juego, cf. 4, 19, 5; 7, 72, 9; 12, 82; 3; Vrbs Roma, II,
295. XLVII Balón 598 3017 Marchaos lejos, jóvenes. A mí me cuadra una edad
delicada: al balón está bien que jueguen los niños; al balón, los ancianos.
XLVIII Harpastos A éstos los roba veloz en el polvo de Anteo 3018 el culturista
que hace grande su cuello en un vano esfuerzo 3020 . XLIX Pesas 3019 ¿Por qué se
pierden tus fuertes brazos con estúpidas pesas? Entrena mejor a los hombres la
cava de una viña. L Gorrito 3021 Para que el inmundo ceroma no enlode tus
brillantes cabellos, en esta piel podrás esconder tu cabellera húmeda. 3017
Follis, “fuelle”. Como entre nosotros, una badana bien cosida en cuyo interior,
a modo de cámara neumática, se inflaba una vejiga de cerdo. Era un balón
típicamente infantil; cf. Testam. porcelli, 3: Et de meis visceribus dabo donabo
[...] pueris vesicam, “y de mis vísceras daré donaré [...] a los niños la
vejiga”. Cf. etiam Vrbs Roma, II, 296 3018 Con este tipo de balón se practicaba
un juego parecido al rugby. Por eso Marcial siempre lo relaciona con el polvo y
con el verbo rapio, “arrebatar, robar”; cf. 4, 19, 6; 7, 32, 10; 67, 4; Vrbs
Roma, II, 296. 3019 “Del gimnasio”, por metonimia de Anteo, que, por su lucha
con Hércules, estaba considerado como el luchador por antonomasia y, por tanto,
cliente asiduo del gimnasio. 3020 Tener un cuello musculoso era el anhelo de los
atletas; cf. Juven. 3, 88-89. 3021 Cf. 7, 67, 5-6. LI Rascadores Pérgamo los ha
enviado. Ráscate con su hierro curvo. No enfurtirá tan a menudo el batanero tus
toallas. LII Aceitera de cuerno Me llevó poco ha en su frente un novillo.
Auténtico de rinoceronte me creías 3022 . LIII Cuerno de rinoceronte Contemplado
hace poco en la arena ausonia de nuestro señor , éste será para ti; él, para
quien un toro era un pelele 3024 . LIV Sonajero Si algún esclavito llorón se te
cuelga del cuello, que agite con su tierna mano estos sistros parlanchines. 3022
Los ricos solían llevar a los baños el aceite para sus masajes en cuernos de
rinoceronte, cf. Juven. 7, 130. 3023 El emperador. 3024 Cf. Spect. 9, 4, con
idéntico final del pentámetro: cui pila taurus erat . Cf. etiam Spect. 22, 6; 2,
43, 5-6; 10, 86, 4. 599 3023 LV Flagelo No conseguirás nada con este flagelo,
por más que azotes sin cesar, si tu caballo corre por el equipo rojo 3025 . LVI
Dentífrico ¿Qué tienes tú conmigo? Que me tome una joven: no suelo limpiar
dientes postizos. LVII Mirobálano Esto, que ni Virgilio ni Homero nombran en sus
versos , se compone de perfume y de nuez 3027 . LVIII Afronitro 600 3026 Eres un
paleto. No sabes cómo me llaman con mi nombre griego. Me llamo espuma de nitro.
Eres griego: afrónitro 3028 . 3025 Ni los rojos ni los azules eran bien vistos
por Domiciano, hincha de los verdes; cf. 6, 46; 10, 48, 23; 11, 33; cf. Vrbs
Roma, II, 369-370. 3026 La palabra myrobalanum, con sus cuatro primeras sílabas
breves, no podía entrar en el hexámetro. 3027 La llama “nuez” porque éste era el
nombre genérico de todos los frutos con cáscara como la nuez. Era como una
avellana semejante a una almendra que producía un árbol procedente de la India a
través de Egipto. Con ella se hacía un ungüento para el cabello. 3028 Aphon_trum,
en el texto, de ajfrov", “espuma”, y nivtron, “nitro”. LIX Opobálsamos 601 3029
Me gustan los bálsamos: éstos son los perfumes de los hombres. Oled a los aromas
de Cosmo 3030 vosotras, nueras 3031 . LX Harina de habas Grato regalo será para
tu vientre arrugado y no inútil, si a los baños de Estéfano 3033 te diriges a
plena luz del día. 3032 LXI Linterna de cuerno Como linterna guía del camino me
llevan, dorada por las llamas que encierro, y segura está en mi seno la pequeña
lámpara. LXII Linterna de vejiga Aunque no soy de cuerno, ¿acaso soy más oscura?
¿O piensa el que viene de frente que soy yo una vejiga? 3029 Bálsamo de La Meca,
puro y líquido, de olor muy subido y fragante. 3030 Sobre este famoso
perfumista, cf. 1, 87, 2, con la nota. 3031 “Jóvenes matronas”, “mujeres casadas
todavía jóvenes”. 3032 Cf. 3, 42, 1-2; 6, 93, 10. 3033 Dueño o encargado de unos
baños vecinos de la casa de Marcial; cf. 11, 52, 4. Ebria, nos 3035 revienta la
tocadora LXIII Tibias 3036 602 3034 con sus carrillos como una cuba: muchas
veces toca dos a la par; otras muchas, un monaulos LXIV Zampoña 3037 . ¿Por qué
te ríes de que yo esté amasada con cera y cañas? La zampoña que por primera vez
se montó, tal era 3038 . LXV Sandalias forradas de lana Si por casualidad te
faltara tu esclavo y te viniera en gana ponerte las sandalias, el propio pie
hará de esclavo para sí mismo 3039 . 3034 La tibia romana, correspondiente al
aulós griego, era un instrumento de viento que nada tiene que ver con nuestra
“flauta”, a pesar de que se suele traducir así. Nuestra flauta es un instrumento
sin lengüeta; la tibia y el aulós son instrumentos de lengüeta. 3035 Son las
tibias las que hablan. 3036 Tibicina (masc. tibicen), en el texto, que, de suyo,
significa “la que hace cantar a la tibia”, “la tocadora de tibia”. 3037 Monaulos,
en el texto, es un helenismo que designa el aujlov" / tibia “simple”, movno".
Pero con frecuencia, como dice Marcial, un mismo tocador (o tocadora, como aquí)
tocaba dos tibias a la vez, pudiendo ser éstas del mismo o de distinto tono.
3038 La flauta de Pan, que el dios armó pegando entre sí los canutos de caña con
cera; cf. Virg. Ecl. 2, 32-33. 3039 No necesitará ayuda para calzarse. Cf. 12,
60, 12, con la nota. XVI Sujetador Podías sujetarte el pecho con una piel de
toro, pues esa piel no da cabida a tus tetas. LXVII Mosquero de pavo real 603
3040 La que impide a las asquerosas moscas lamer tus manjares fue la cola
soberbia de un ave sin igual. LXVIII (LXXI) Mosquero de buey 3041 Si tuvieras la
ropa sucia de polvo amarillento, sacúdala con suaves latigazos la ligera cola.
LXIX (LXVIII) Torta de Rodas 3042 No golpees con el puño los dientes de un
sirviente que se equivoca; que se coma la torta que te ha enviado la luminosa
Rodas 3040 “De plumas de pavo real”. 3041 “De un rabo de toro”. 3043 . 3042
Estas famosas tortas se hacían de varias substancias machacadas. Se tomaban
duras; tanto, que masticarlas era lo mismo que si a uno le dieran un puñetazo en
los dientes. 3043 Cf. 4, 55, 6. LXX (LXIX) Príapo candeal 604 3044 Si quieres
quedar saciado, puedes comerte a mi Príapo; aunque rosigues sus mismas partes,
serás puro 3045 . LXXI (LXX) Puerco Te dará unas buenas Saturnales este puerco,
cebado con encina entre jabalíes espumantes 3047 . LXXII Morcilla 3048 La
morcilla que a ti te llega en mitad del tiempo de la bruma , me había llegado
antes de los siete de Saturno 3044 “De harina de trigo candeal”. 3050 . 3045
Porque esto no es una felación, práctica considerada impura; cf. 2, 61, 8; 3,
75, 5; 87, 2; 6, 50; 66, 5; 9, 63, 2; 67, 7; 11, 61, 14. Como broma y como
amuleto, eran frecuentes los pasteles con detalles obscenos; cf. 9, 2, 3, con la
nota. 3046 Sinécdoque, “con bellotas”. 3047 Metonimia, “rabiosos”; tanto, que
echan espuma por la boca. 3048 Botulus. No es segura la identificación del
embutido que responde a este nombre. Gelio (16, 7, 11) dice que botulus equivale
al genérico “embutido” (farcimen), que no aparece en Marcial. En cambio, sí
aparece el diminutivo botellus (5, 78, 9; 11, 31, 13), antecedente, quizás, de
algo más que del nombre del botillo de El Bierzo (León). Apicio da una receta
para el botellus (2, 3,2) distinta de los farcimina (2, 5, 1-4). Cf. Petron. 49,
10; 66, 2. 3049 Cf. 12, 81, 1, con la nota. 3050 El obsequio recibido servía de
regalo para otro; no era raro este comportamiento, sobre todo entre los pobres.
3049 3046 LXXIII Loro Yo, un loro, de vosotros los nombres de otros aprenderé.
Esto he aprendido por mi cuenta a decir: “César, ave”. LXXIV Cuervo Cuervo
saludador, ¿por qué consideran que la chupas? En tu cabeza no ha entrado picha
ninguna 3051 . LXXV Ruiseñor Llora Filomela el sacrilegio del incestuoso Tereo y
la que fue una joven muda 3052 es famosa como ave canora. LXXVI Picaraza
Picaraza habladora, como mi señor con voz clara te saludo. Como no me veas,
dirás que no soy un ave 3053 . 3051 Creían los antiguos que los cuervos parían y
se ayuntaban por el pico; cf. Plin. N. H. 10, 32. 3052 Tereo violó y cortó la
lengua a su cuñada Filomela para que no lo denunciara. Sobre su metamorfosis y
la de su hermana Procne en ruiseñor y golondrina, respectivamente, cf. Ovid. Met.
6, 412-674. 3053 Cf. 7, 87, 6; 9, 54, 9. En Petron. 28, una picaza colgada sobre
el dintel en una jaula de oro saluda a los que entran en la casa. Cf. Pers. Prol.
9 y 13. 605 LXXVII Jaula de marfil Si tienes uno tal cual el que lloraba la
amada de Catulo, Lesbia , aquí puede vivir. Estás viendo un marfil 3055 LXXVIII
Botiquín del arte médica, un botiquín. Tendrás el regalo que Pacio desearía que
fuera el suyo 3056 . LXXIX Látigos Jugad retozones, pero sólo jugad, esclavos.
Éstos los tendré guardados por cinco días 3057 . Mal vistas en exceso por los
niños LXXX Férulas y gratas a los maestros, palos ilustres, por el regalo de
Prometeo, somos 3059 . 3054 Cf. Catul. 2 y 3. El texto del segundo verso no es
seguro. 3055 Sinécdoque, “una caja de marfil”. 3056 Pacio sería, sin duda, un
médico. 3058 3057 Durante los días Saturnales se borraban las diferencias entre
esclavos y señores. Se llegaba incluso a que los señores sirvieran la mesa a los
esclavos. Era un recuerdo de los “siglos saturnios”, la edad de oro, en que no
había clases sociales. Pero, como dice Marcial, se trataba sólo de un juego.
Pasados estos días, los dueños volvían a empuñar el látigo, símbolo de su
autoridad. 3058 Cf. 10, 62, 10; 11, 39, 10 3059 Según el mito, Prometeo robó a
los dioses el fuego llevándoselo prendido en una mata de cañaheja (ferula
communis). Cf. 2, epist., 4, con la nota. 606 3054 LXXXI Alforjas No llevar la
comida mendigada de un barbudo desnudo y no dormir con un perro hosco piden las
alforjas 3060 . LXXXII Escobas Que las escobas han tenido su valor lo atestigua
la palmera; pero, en la actualidad, vacaciones a las escobas ha dado el
recogemigajas Esta mano 3062 LXXXIII Rascador de marfil 607 3061 . te defenderá
de las molestas pulgas que piquen tus espaldas, o si hay algo más repugnante que
las pulgas. LXXXIV Librería Para que la toga o el capote no les hagan barbas a
tus libros, este abeto dará larga vida a tus papeles. 3060 Dirigido al parecer
contra un cínico; cf. 4, 53. 3061 No se tenía por elegante recoger los
desperdicios del suelo con la escoba; cf. Hor. Sat. 2, 4, 83. 3062 El rascador
tenía la forma de una mano. 3063 “Este mueble de abeto”. 3063 LXXXV Lecho del
color del pavo real 608 3064 Da nombre al diván el ave hermosísima por el
colorido de sus plumas, ahora de Juno; pero antes era Argos 3065 . LXXXVI Silla
de montar El aparejo de tu brioso caballo, cazador, tómalo, pues suelen salir
higos de un caballo a pelo 3066 . Recibe un lecho de media luna LXXXVII Lechos
de media luna incrustado de carey. Caben ocho: que venga todo el que sea amigo
mío 3068 . 3067 LXXXVIII Fuente de aperitivo Si crees que tengo incrustado el
caparazón de una tortuga terrestre hembra, te engañas: soy un botín masculino
del mar 3069 . 3064 Posiblemente, de madera de limonero, con líneas jaspeadas
onduladas, comparable a la cola del pavo real. 3065 Argos quedó metamorfoseado
en el pavo real, el ave de Juno, y sus ojos (tenía cien) se transformaron en los
ocelos de la cola del ave; cf. Ovid. Met. 1, 625-723. 3066 Cf. 1, 65, 4, con la
nota; 7, 71. 3067 Sigma, “lecho de triclinio en forma de la letra sigma”, letra
que en su grafía de final de palabra tiene forma de media luna menguante: « _ »
; cf. 10, 48, 6, con la nota. 3068 En otra ocasión sólo caben siete y, además,
da la lista de invitados; cf. 10, 48, 5-6. 3069 La concha de tortuga marina
macho era la más apreciada de todas, incluidas las de tierra. Recibe ricos
bosques 3070 LXXXIX Mesa de cidro , regalo atlántico. Quien te hiciere regalos
de oro, te los hará menores 3071 . XC Mesa de arce No soy veteada, desde luego,
ni soy hija de un bosque moro; pero conocen también mis maderas manjares
espléndidos. XCI Colmillos de marfil Los que soportan los enormes cuerpos de los
toros, ¿preguntas si podrían sostener los tableros libios? La encina 3073 3072
XCII Regla de cinco pies marcada con muescas y terminada en una punta aguda
suele muchas veces descubrir las trampas de un contratista. 3070 Sinécdoque,
“árboles > madera”. 3071 Estas mesas costaban verdaderos capitales; cf. 2, 43,
9, con la nota. 3072 Esto es, servir de pie para las mesas citadas en la nota
anterior; cf. l. c. y Vrbs Roma, I, 97. 3073 “Un listón de encina”. El pie
romano equivalía a 29’44 cm. Por tanto, esta regla tenía aproximadamente 1’5 m.
609 XCIII Copas originales No es ésa una gloria reciente ni propia de nuestro
cincel. En éstas Mentor el primero, mientras las hacía, bebió 3074 . XCIV Copas
atrevidas Nosotras somos copas plebeyas de vidrio atrevido y nuestro cristal no
salta con el agua hirviendo. XCV Escudilla 3076 610 3075 de oro cincelada Aunque
me ruborice, como de buena cuna, por el metal galaico , me glorío más de mi
arte, porque de Mis es este trabajo 3078 . XCVI Copas de Vatinio Recuerdo sin
valor del zapatero Vatinio , una copa recibe; pero aquella nariz fue más larga
3080 . 3074 Cf. 3, 40 (4 1), 1; 4, 39, 5; 8, 51, 2; 9, 59, 16; 11, 11, 5. 3079
3075 Porque, siendo copas de poco valor, se utilizan sin miedo a que se rompan;
cf. 12, 74, 3-8. 3076 Cf. 8, 33, 2, con la nota. 3077 El oro de las Médulas; cf.
4, 39, 7; 10, 17, 3. 3078 Cf. 8, 34, 1; 51, 1. Había grabado las figuras del
escudo de Atenea Prómachos, en la Acrópolis. 3079 Cf. 10, 3, 3-4, con la nota.
3080 Puede tener doble sentido: Vatinio tenía “más nariz” y “más olfato” > “más
sentido crítico”. Cf. 12, 37, con la nota. 3077 XCVII Bandejas damasquinadas No
deshonres este gran plato damasquinado con un pequeño salmonete; como mínimo,
debe tener dos libras La vajilla arretina 3083 3082 . XCVIII Vajilla arretina
611 3081 no la desprecies demasiado, te lo aconsejo. Un exquisito era Pórsena
3084 con sus cacharros etruscos. Extranjero lebrillo 3085 XCIX Lebrillo , de los
tatuados britanos he venido; pero ya prefiere llamarme suyo Roma. 3081 Cf. 2,
43, 11. 3082 Debet habere , “debe tener” y “debe pesar”, igual que en frases
como “este cordero tendrá (= puede que pese) unos veinte kilos”. Cabe, pues, una
doble interpretación, aunque el sentido final sea el mismo: “La fuente debe
contener un salmonete de dos libras, como mínimo” o “el salmonete que le va a
esta fuente debe pesar, como mínimo, dos libras”. La libra romana equivalía a
0’327 Kg. 3083 De Arretium, en Etruria, hoy Arezzo, en la cuenca alta del Arno,
capital de la provincia de su nombre. Cf. 1, 53, 6; Plin. N. H. 35, 160. 3084
Rey de Clusium, ciudad etrusca a unos 65 Km al sur de Arezzo, hoy Chiusi,
provincia de Siena. Pórsena trató de reponer a los Tarquinios en el trono de
Roma y es famoso, entre otros episodios, por el de Mucio Escévola; cf. 1, 21,
con la nota; 10, 25; Liv. 2, 9-13. 3085 Era un recipiente en que se fregaba la
vajilla, según el escoliasta de Juvenal a 12, 46. C Panaca Si no te es
desconocida la tierra del docto Catulo 612 3086 , has bebido vinos réticos con
mi tiesto 3088 . Aunque los boletos 3090 CI Boletera 3089 3087 me hayan dado tan
glorioso nombre, estoy al servicio, ¡ay qué vergüenza!, de las coles de
primavera. CII Copas de Sorrento Recibe unas copas no nacidas de una arcilla sin
valor, sino obra pulida de un alfar de Sorrento 3091 . Los tercios setinos 3093
CIII Colador 3092 de nieve , te lo recomiendo, rebájalos con mi nieve; con un
vino de menos categoría puedes teñir los linos 3094 3086 Vasija de barro,
desconocida para nosotros con ese nombre. . 3087 Verona; cf. 1, 7, 2; 1, 61, 1;
10, 103, 5; 14, 195, 1; Catul. 67, 34; 68, 27; 35, 3; 100, 2. 3088 Sobre la uva
y los vinos de Retia, en la vertiente meridional de los Alpes, región del
Trentino-Alto Adigio, al norte de Verona, cf. Plin. N. H. 14, 16; 26; 41; 67.
3089 Boletaria < boletus, plato para servir hongos boletos o, también pudiera
ser, cesta o alacena para guardarlos. 3090 Se entiende, “hongos” boletos (
boletus edulis ), que los romanos preferían a las trufas; cf. 13, 50. Cf. etiam
1, 20; 3, 45, 6; 7, 20, 12; 78, 3; 11, 18, 15; 31, 13; 12, 17, 4; 48, 4; 13, 48,
2. 3091 Rotae, “del torno de un alfar” de Sorrento, en el cabo de su nombre, que
cierra por el sur el golfo de Nápoles. 3092 Colum, colador de metal, diferente
del filtro de tela, saccus. CIV Manga 3095 de nieve Atenuar la nieve también
sabe mi lino: más fría de tu colador no brota el agua 3096 . CV Cantarillas de
servir No le faltará agua fría, no le faltará caliente a quien la pida; pero tú
deja de hacerte el gracioso con tu sed insaciable. CVI Cántaro de barro Se te
regala este cántaro rojo de asa arqueada. Con él iba el estoico Frontón a buscar
el agua helada. CVII Vasos A nosotros nos aman los sátiros, a nosotros Baco, a
nosotros su tigre borracho, enseñado a lamer los pies empapados de su señor 613
3097 . 3093 Cf. 6, 86, 1, con sus tres notas. 3094 Abstracto por concreto,
“manga de tela” para colar el vino, que, lógicamente, teñía la tela. 3095 Cf.
nota al lema anterior. 3096 Cf. el epigrama anterior. 3097 Cf. 8, 26, 8, con la
nota. CVIII Copas saguntinas Para que tu camarero las coja y la guarde sin
preocuparse, recibe estas copas hechas de barro saguntino 3098 . CIX Copas con
pedrería ¡Cómo reluce el oro enjoyado con los destellos escíticos , fíjate!
¡Cuántos dedos ha desnudado esa copa! 3100 CX Frasco para beber En esta joya,
que conserva las etiquetas de Cosmo 614 3101 3099 , puedes beber, sibarita, si
tienes sed de esencias de hierbas 3102 . CXI Cristalería Como tengas miedo de
romper la cristalería, la romperás. Pecan las manos demasiado seguras y las
demasiado preocupadas 3103 . 3098 Cf., supra, 94, con la nota. Cf. etiam 4, 46,
14-16; 8, 6, 2. Plinio ( N. H. 35, 160) aprecia más que Marcial estas piezas de
la cerámica de Sagunto. 3099 Con los destellos “de las esmeraldas” de Escitia;
cf. 4, 28, 4; 5, 11, 1. 3100 Era costumbre deshacerse de los anillos para
engastarlos en las copas, cf. Juven. 5, 43-44. 3101 Famoso perfumista de la
época; cf. 1, 87, 2. 3102 Foliata (< foliatum), “perfumes extraídos por
destilación de pétalos”, normalmente, de nardo; cf. 11, 18, 9; 14, 146, 1.
Algunos gustaban de mezclar estos perfumes con el vino; cf. Juven. 6, 303 y 465;
Plin. N. H. 13, 8-18, passim. 3103 Lo mismo se peca por exceso que por defecto;
cf., supra, 94, con la nota. La nube que llegará de Júpiter CXII Nube de vidrio
, derramará agua abundante para mezclar tus copas 3105 ; ésta te dará el vino
3106 . 3104 CXIII Copas múrrinas Si bebes vino caliente, una copa múrrina casa
con el ardiente Falerno y se consigue con ella mejor sabor para el vino. CXIV
Fuente cumana Este tiesto rojizo de tierra cumana te lo ha enviado, como paisano
suyo, la casta Sibila 3107 . CXV Copas de vidrio Estás viendo una genialidad del
Nilo : deseando añadirles a éstas más adornos, ¡ay, cuántas veces desbarató el
autor su obra! 3108 3104 Metonimia por “el cielo”, como en Hor. Od., 1, 1, 25:
sub Ioue frigido, “al relente del sereno”. 3105 Como l os romanos raras veces
bebían el vino puro ( merum), antes de servirlo en las copas era necesario
“mezclarlo” con agua, con miel, etc.; cf. Vrbs Roma, II, 265; 269. 3106 Como si
dijera: Aunque este recipiente tanga figura de nube, no te preocupes: tiene
vino. El agua te la darán las nubes de verdad. 3107 La Sibila de Cumas, en la
punta norte del golfo de Nápoles, fue la guía de Eneas en su bajada a los
infiernos; cf. 9, 29, 3; Virg. Aen. 6, passim. 3108 Del país del Nilo, Egipto;
cf. 12, 74, 1. 615 CXVI Garrafa para agua de nieve Bebes vinos de Espoleto o los
encubados en las bodegas marsas . ¿Para qué quieres el noble frescor del agua
hervida? 3110 CXVII Lo mismo No beber nieve, sino beber agua recién salida de la
nieve , lo inventó una sed ingeniosa. Mezclar los humos 3112 CXVIII Lo mismo de
Marsella con agua de nieve, déjalo, muchacho, no sea que te salga más cara el
agua 3113 . CXIX Orinal de barro Mientras me reclaman con un chasquido de dedos
y el doméstico se retrasa, ¡oh, cuántas veces el colchón se ha convertido en mi
rival! 3109 Ni los vinos espoletinos ni los marsos eran de buena calidad; cf.
13, 120 y 121. 616 3114 3111 3110 Hervir el agua para enfriarla después era
perder el tiempo, tratándose de vinos flojos, cf. 2, 85, 1- 2. 3111 Cf. 5, 64,
2; supra, 103-104. 3112 Como si dijera “los vinos ahumados”; cf. 3, 82, 23; 10,
36, 1; 13, 123. 3113 Más cara que el vino; como el refrán que avisa que no debe
costar más el collar que el perro. 3114 Cf. 3, 82, 15-17. 3109 CXX Cuchara de
plata Por más que ligula me digan los caballeros y los senadores, lingula soy
llamada por los indoctos gramáticos 3115 . CXXI Sacacaracoles Soy apropiado para
los caracoles, pero no menos útil para los huevos. ¿Sabes acaso por qué se me
llama más bien sacacaracoles? CXXII Anillos 617 3116 Antes muchos, pero ahora
pocos amigos nos regalan. Dichoso quien tiene por compañero a un caballero no
ajeno 3117 . CXXIII Estuche para los anillos Muchas veces un anillo pesado
resbala de los dedos con ungüentos; segura estará, sin embargo, tu joya bajo mi
custodia. 3115 Hay un juego de palabras intraducible entre ligula, “cuchara”, y
lingula, “lengüeta”, diminutivo de lingua, “lengua”, que, a su vez, relaciona
con lingo (< lingere), “lamer”. El epigrama pretende ridiculizar a los
gramáticos que se empeñaban en decir lingula como prueba de la diferencia entre
el habla culta y la vulgar. 3116 Parece que era una cucharilla para tomar los
huevos pasados por agua, pero cuyo mango terminaba en punta. Por ese lado, se
utilizaba para agujerear los huevos y sorberlos, crudos o pasados por agua, y
también para sacar los caracoles. ¿Por qué, pues, la llaman “sacacaracoles” y no
“rompehuevos”? 3117 Quiere decir que es suyo, que le debe a él la dignidad de
caballero por haberle regalado los 400.000 sestercios necesarios para el censo,
que era tanto como regalarle el anillo distintivo de los caballeros; cf. 4, 67;
5, 19, 10; 8, 5, 2. CXXIV Toga A los romanos, señores del mundo y pueblo togado
los hace aquel que ha dado los astros 3119 a su augusto padre 3120 . CXXV El
mismo tema 618 3118 Si te es fácil perderte el sueño matinal, desgastando a
menudo la toga te llegará la espórtula 3121 . CXXVI Endromis 3122 Es un regalo
de pobre, pero no es de pobre su uso; te envío, en vez de un abrigo de lana,
este albornoz. 3118 Imitación de Virg. Aen. 1, 281-282: [mecumque fovebit]
Romanos rerum dominos gentemque togatam, “[y conmigo favorecerá] a los romanos,
señores del mundo y pueblo togado”. 3119 Dicho por “el cielo” y éste, por “la
inmortalidad”, como consecuencia de haberlo divinizado. 3120 Domiciano erigió un
templo a los Flavios (cf. 9, 1, 8-9) y dispuso que se asistiera a los
espectáculos con toga. 3121 Marcial considera un suplicio tener que vestir la
toga para ganarse la espórtula y, por eso mismo, es una delicia librarse de
ella; cf., ex. c., 1, 49, 31; 3, 4, 6; 46, 1; 9, 100; 10, 19, 4; 47, 5; 12, 18,
17. Sobre la espórtula, cf. 1, 59; 80; 3, 7; 14; 30; 60; 7, 86, 9; 8, 42; 50,
10; 9, 85; 10, 27; 75, 11; 13, 123. 3122 Manto grueso de lana, equivalente a
nuestro albornoz, por el uso que se le daba en el gimnasio, aunque se usaba
también fuera de él con otros fines muy distintos; cf. 4, 19; Vrbs Roma, I,
283-284. Este tejido canusino 3123 CXXVII Telas obscuras de Canusio , muy
parecido al mostillo revuelto, será tu regalo. Alégrate: no se hará pronto
viejo. CXXVIII Capote con capucha 619 3124 La Galia te viste con un capote con
capucha de los santones . Hace poco era el capote de los cercopitecos. CXXIX
Telas rojas de Canusio 3126 Roma se viste más de oscuro; la Galia, de rojo, y
les gusta este color a los niños y a los soldados. CXXX Capote de cuero 3127
Aunque te pongas en camino bajo un cielo por demás sereno, nunca sobra esta
prenda de cuero para las lluvias repentinas. 3123 Cf. 9, 22, 9, con la nota.
3124 Bardocucullus, cf. 1, 53, 3; Vrbs Roma, I, 284. 3125 Pueblo del que toma su
nombre la región francesa de la Santoña, cuya capital era Mediolanum Santonum,
hoy Saintes, departamento de Charente-Maritime, punto importante del Camino de
Santiago. Cf. Juven. 8, 144-145. 3126 Cf., supra, 127, con la nota. 3127 Paenula,
cf. Vrbs Roma, I, 280-281. 3125 CXXXI Capas de color escarlata 620 3128 Si eres
hincha de los azules o de los verdes, ¿por qué coges el escarlata? Mira de no
hacerte tránsfuga con este sorteo 3129 . CXXXII Píleo 3130 Si tuviera posibles,
me gustaría haberte enviado toda la capa; ahora te envío un regalo sólo para tu
cabeza. CXXXIII Capas béticas No tengo una lana mendaz ni me cambio en el
colador . Quédese eso para las capas tirias. A mí me ha teñido mi propia oveja
3132 CXXXIV Sujetador pectoral . 3131 Sujetador, comprime los pechos crecientes
de mi amada, para que haya algo que coja y tape mi mano 3133 3128 Lacerna, cf.
Vrbs Roma, I, 281-282. . 3129 Esto es, aceptando la capa de color escarlata que
te ha tocado en el sorteo. Y lo de tránsfuga está dicho con toda intención, pues
Domiciano era de los verdes. Cf. 6, 46; 11, 33, con sus respetivas notas. 3130
Plilleus/pileus, cf. Vrbs Roma, I, 295-298. 3131 “En el caldero de cobre” o “cociol”,
en el que, hasta tiempos de nuestras abuelas, se hervía la ropa para hacer la
colada. Lo que quiere decir esta capa bética es que, como no está teñida, no
destiñe con el lavado. 3132 Cf. 12, 63, 1-5. 3133 Cf., supra, 66. CXXXV Capas
blancas 621 3134 Nos recomendamos por nuestra utilización en el anfiteatro,
cuando la blanca capa cubre las togas heladoras 3135 . CXXXVI Ropa de cena 3136
No son conocidos nuestros ni los tribunales ni los compromisos con la justicia.
Éste es nuestro trabajo: recostarnos sobre lechos de colores CXXXVII Bufanda
3137 . Si, cuando voy a recitar, te he dado por casualidad una invitación, que
esta bufanda proteja tus orejas. CXXXVIII Sobretodo 3138 En época invernal no
sirve de mucho la ropa ligera; mi felpa calienta vuestros palios. 3134 Lacernae,
cf. Vrbs Roma, I, 281-282. 3135 La misma calificación para la toga en 12, 36, 2.
Cf. etiam 4, 34. 3136 Quizás, como en otros lugares, synthesis; cf. 2, 46, 4,
con la nota. 3137 Cf., infra, 142 (141). 3138 Laena, manto de abrigo que muchas
veces se ponía sobre la toga o el palio; cf. Vrbs Roma, I, 282- 283. CXXXIX
Mantel Que lienzos felpudos cubran con toda distinción tu cidro ; en mi mesa
redonda, un tapete circular puede bastar. CXL Capuchas de Liburnia 622 3140 3139
No has sabido, oh necio, unirnos a tu capa. Te la habías puesto blanca;
quítatela azul turquesa 3141 . CXLI (CXL) Babuchas cilicias No las ha formado la
lana, sino la barba de un macho mal oliente : la planta de tus pies podrá
cobijarse en un seno del Cínife 3143 . 3139 Sinécdoque por “mesas de madera de
cidro”. Sobre estas lujosas mesas, cf. 2, 43, 9, con la nota. 3140 Región entre
Istria y Dalmacia, en la actual Croacia, de donde procedían las famosas naves
liburnas y que no debe confundirse con la ciudad casi homónima Liburnum, hoy
Livorno. 3141 Le pasó como a un tal Horacio (cf. 4, 2): que, con la lluvia,
destiñó la capucha y le manchó la capa. Sobre la turquesa (lat. callaina, esp.
“calaíta”), piedra preciosa que da nombre a este color, cf. Plin. N. H. 37,
110-111. 3142 El boque o cabro. Pero no se utilizaba sólo la barba, sino el pelo
de todo el cuerpo, especialmente el de la crin. 3143 El Cínife era un pequeño
río de Libia, cerca de las Sirtes, cuyas cabras eran famosas por su pelo. Sin
embargo, en el título, llama “cilicio” a este calzado por su origen. Parece que
fue en Cilicia donde comenzaron a utilizar el pelo de las cabras como fibra
textil. Cf. 7, 95, 13, con la nota; 5, 50 (51), 11. 3142 CXLII (CXLI) Síntesis
623 3144 Mientras la toga disfruta descansando durante cinco días, estarás en tu
derecho de ponerte esta prenda 3145 . CXLIII Túnicas paduanas Los tejidos
paduanos de tres hebras consumen muchos vellones y sus gruesas túnicas puede
cortarlas una sierra. CXLIV Esponja Te cae en suerte esta esponja, útil para
limpiar las mesas cuando, después de exprimirle el agua, se hincha aliviada.
CXLV Capote enguatado Tal es mi blancura y la gracia de mi guata tan grande, que
quisieras llevarme hasta en plena siega 3146 . 3144 Especie de batín de estar
por casa; cf. 2, 46, 4, con la nota. 3145 Durante los días Saturnales, de cuya
fiesta era la síntesis el traje “oficial”; cf., supra, 1, 1, con la nota. 3146 A
pesar de que es vestido de invierno; cf. 6, 59. CXLVI Almohada Empapa tu cabeza
con esencia de Cosmo , la almohada tomará el olor. Cuando tu cabellera ha
perdido el perfume, las plumas lo conservan. 624 3147 CXLVII Ropa de cama
enguatada Tus cobertores de felpa relucen con los edredones de púrpura. ¿De qué
te sirven, si te deja helado tu vieja esposa? 3148 CXLVIII Colchas Para que los
cobertores no estén al descubierto en una cama desnuda, te llegamos nosotras,
inseparables hermanas 3149 . CXLIX Camiseta Las pechugonas me dan miedo.
Entrégame a una tierna doncella, para que mi lino pueda disfrutar de un pecho
inmaculado. 3147 Cf., supra, 110, con sus notas. 3148 Cf. 4, 5, 6; 13, 34. 3149
Cf. Vrbs Roma, I, 94. CL Ropa de cama polímita Te hace estos regalos la tierra
de Menfis: superada está ya por la carda del Nilo la aguja de Babilonia 3150 .
CLI Cinturón Por el momento soy bastante largo; pero si con un dulce peso tu
vientre se hincha 3151 , me volveré entonces para ti un cinturón corto. CLII
Guata cuadrada Las colchas te las enviará la tierra del docto Catulo , nosotras
somos del país de Helicaón 3153 . CLIII Corpiño 625 3152 Que te dé la túnica un
rico; yo puedo ceñirte por delante. Si fuera rico, te haría ambos regalos. 3150
Babilonia era muy celebrada pro sus bordados en colores, cf. 8, 28, 17-18; Lucr.
4, 1029 y 1124- 1128; Plin. N. H. 8, 196. 3151 Habla el cinturón y se dirige,
evidentemente, a una mujer que puede quedar encinta. 3152 Verona, a orillas del
Adigio; cf., supra, 100, con la nota. 3153 Es decir, de la ciudad rival de
Verona por razón de vecindad, Padua, fundada por Anténor, padre de Helicaón; cf.
1, 76, 2; 4, 25, 3; 10, 93, 1. CLIV Lanas de color amatista Estando ebria de la
sangre de la concha sidonia 626 3154 , no sé por qué se me llama lana sobria.
CLV Lanas blancas 3155 Notable por sus vellones de primera, Apulia; Parma, por
los que siguen; a Altino lo alaba la tercera oveja 3156 . CLVI Lanas tirias A
nosotras nos regaló un pastor a su amada lacedemonia : peor era la púrpura de su
madre Leda 3158 . 3154 Amethystinae, en el original, de ajmevqusto", “amatista”,
pero también “que no está borracho”. Además, se creía que la piedra amatista
preservaba de la borrachera. 3155 La púrpura de Sidón; cf. 2, 16, 3; 11, 1, 2.
3156 Altino es la más importante de las ciudades que dieron origen a Venecia;
como si dijéramos, la Venecia antigua. Cf. 4, 25, 1; Vrbs Roma, I, 266-267. 3157
Paris y Helena, que era hija de Leda. 3158 Es decir, Paris regala lana de Tiro
porque es mejor que la púrpura de la propia Tiro, que era la mejor del mundo.
3157 CLVII Lanas polentinas No sólo lanas enlutadas de vellones negros 627 3159
, sino que también acostumbra esta tierra a producir sus características copas
3161 . CLVIII Lo mismo 3160 Esta lana es en verdad de pena, pero nacida para los
sirvientes de pelo corto, como los que reclama una mesa entre los de segundo
rango CLIX Borra leucónica 3162 . ¿Que está el bastidor demasiado próximo a las
plumas aplastadas? Toma estos vellones raídos a los capotes militares leucónicos
A las plantas palustres 3164 3163 . CLX Borra circense cortadas en trozos “borra
circense” les llaman. Ésta, en vez de la leucónica 3166 , compra el pobre como
yacija. 3159 De Pollentia, en Liguria, en la confluencia del Stura con el Tanaro,
hoy Pollenza, provincia de Macerata. 3160 Eran negros, pero muy apreciados,
aunque Plinio ( N. H. 8, 191) dice que eran blancos; que los negros eran los de
Hispania, en contradicción con lo dicho antes aquí (cf. 12, 63, 3). 3161 Cf.
Plin. N. H. 35, 160. 3162 No los que servían la mesa, sino los encargados de
limpiarla y de barrer el suelo. 3163 Una vez confeccionados, se tundían y
raspaban para quitarles el vello de la lana. La borra resultante se utilizaba
como relleno para los colchones. Cf. 11, 21, 8, con la nota. 3164 Palus, en el
texto, “la laguna, la charca” por “la vegetación que se cría en la laguna”; esto
es, aneas o espadañas, juncos, juncia, carrizo, etc. 3165 Cf. Senec. De Vit.
Beat. 25, 2. 3165 CLXI Plumón Cansado, podrás descansar en plumas de Amiclas que
el plumón interior del cisne te ha dado. CLXII Heno 628 3167 Que tu endeble
colchón engorde sisándole a la mula. A los lechos apretados no llega la pálida
preocupación. CLXIII Campanilla Devuelve la pelota. Está tocando la campana de
las termas. ¿Sigues jugando? Bañado sólo en la Virgen 3168 quieres irte a casa.
CLXIV Disco Cuando no hacen más que volar resplandecientes los pesados platos
del disco espartano, estaos lejos, muchachos: que una sola vez sea él culpable
3169 3166 Cf. epigrama anterior. 3167 Ciudad de Laconia y, por extensión,
Laconia, en cuya capital, Esparta, reinaba Tindáreo, marido de Leda, a la que
Júpiter poseyó metamorfoseado en cisne. Cf. 8, 29, 9, con la nota; 9, 72, 1;
103, 5. No debe confundirse esta Amiclas con su homónima de Fundos; cf. 13, 115.
3168 El acueducto Agua Virgen, Aqua Virgo , que tenía fama de llevar el agua más
fría de todos. Así pues, quiere decirse que, como los baños calientes se habían
cerrado, este bañista tendrá que contentarse con el baño de agua fría. Cf. 5,
20, 9, con la nota. 3169 Apolo mató involuntariamente con su disco a Jacinto,
cf., infra, 173. . Le devolvió a Eurídice al vate 3170 CLXV Cítara ; pero él la
perdió por desconfiar de sí mismo y amar con impaciencia. CLXVI Lo mismo Del
teatro de Pompeyo, muchas veces se ha expulsado a la que se llevó tras ella los
bosques y amansó a las fieras 3171 . CLXVII Plectro Para que no te salga una
ampolla ardiente en tu desgastado pulgar, que plectros de un blanco radiante
3172 adornen tu dócil lira. CLXVIII Aro Hay que hacer correr a la rueda: me das
un regalo útil. Éste será para los niños un aro; para mí, en cambio, un círculo
cantarín 629 3173 . 3170 Orfeo, que consiguió gracia a su arte con la cítara que
los dioses le permitieran bajar a los infiernos para rescatar a Eurídice; pero
Proserpina le puso como condición que no la mirase hasta que no llegaran al
mundo de los mortales. En el mismo umbral de la salvación, Orfeo se dejó llevar
por su impaciencia, miró a su amada y la perdió para siempre. Cf. Virg. Georg.
4, 453-527; Ovid. Met. 10, 1105; 11, 1-66. 3171 Cf. epigrama anterior. 3172 Las
púas para pulsar los instrumentos de cuerda eran normalmente de marfil. 3173 Cf.
epigrama siguiente. CLXIX Lo mismo ¿Por qué en el amplio aro el arete va ruidoso
de un lado a otro? Para que la gente que viene de frente abra paso a los
círculos sonoros CLXX Estatua de la Victoria en oro 630 3174 . Ésta se le da sin
sorteo a quien el Rin ha dado su nombre verdadero . Echa diez veces falerno,
muchacho 3176 . CLXXI “El niño de Bruto” La gloria de tan pequeña estatuilla no
es oscura 3177 en barro ; de ese niño, Bruto era el amante. CLXXII Sauróctono en
bronce corintio Al lagarto que repta hacia ti, niño pérfido, perdónalo 3178 3179
: él está deseando morir entre tus dedos. 3180 3174 Se trata de aros adornados
con cascabeles que van sonando al tiempo que el aro rueda; cf. 11, 21, 2; Hor.
A. P. 380; Ovid. Ars am. 3, 383; Trist. 2, 1, 486; 3, 12, 20. Cf. etiam Vrbs
Roma, II, 287. 3175 Domiciano que tomó el nombre de Germanicus por sus victorias
allende el Rin. 3176 Tantas copas como letras tiene Germanicus. Cf. 1, 71, 1,
con la nota; 9, 93, 7-8. 3177 En griego en el original. 3178 Cf. 2, 77, 4; 9,
50, 5; Plin. N. H. 34, 82. 3179 Copia de la estatua de Apolo Sauróctono de
Praxíteles. 3180 Esto es, no lo mates con tus flechas. La estatua representa al
dios como apuntando al lagarto con una flecha. 3175 CLXXIII Jacinto pintado en
una tabla Desvía del odioso disco sus ojos que se apagan el joven de Ébalo ,
culpa y dolor de Febo 3182 . Masculino entró a la fuente CLXXIV Hermafrodita de
mármol , salió bisexual. Una parte es de su padre, lo demás lo tiene de su
madre.
3183 CLXXV Cuadro de Dánae ¿Por qué Dánae de ti, rey del Olimpo, recibió
dinero, si Leda se te entregó gratis? 3184 CLXXVI Máscara germana Soy,
entretenimiento de un alfarero, la máscara de un pelirrojo bátavo. Esta cara de
la que tú te burlas un niño la teme. 3181 Jacinto, al que se llama “de Ébalo”
como si fuera hijo de algún personaje de este nombre; pero no hay tal. Es una
simple referencia a su origen espartano. 3182 Tu dolor es facinusque meum, “tú
eres mi dolor y mi crimen”, pone Ovidio ( Met. 10, 198) en boca de Febo. Y ello,
porque estaba enamorado de él y porque, jugando a lanzar el disco, le dio sin
querer un golpe mortal. Cf., supra, 164; 11, 43, 8; Ovid. Met. 10, 162-219. 3183
La fuente de la ninfa Salmacis; cf. 6, 68, 9; 10, 30, 10, con la nota. 3184
Dánae hija de Acrisio, rey de los argivos, y de Aganipes. Encerrada por su padre
en una torre, recibió la visita de Júpiter en forma de lluvia de oro, de cuya
unión nació Perseo. Cf. 9, 18, 8. 631 3181 CLXXVII Hércules en bronce corintio
Siendo un infante estrangula a las dos serpientes y sin mirarlas. Ya podía la
hidra temer sus tiernas manos 3185 . CLXXVIII Hércules en barro Soy frágil; pero
tú, te lo advierto, no desprecies la estatuilla. No le da vergüenza al Alcida de
llevar mi nombre. CLXXIX Minerva de plata Dime, doncella feroz, puesto que
tienes tú el casco y la lanza, por qué no tienes la égida. —“La tiene el césar”
3186 . CLXXX Cuadro de Europa Convertirte en toro mejor podías, padre óptimo de
los dioses, en el tiempo en que tuviste a Io como vaca 3187 . 3185 Hércules en
la cuna mata a las dos serpientes enviadas contra él por Juno, celosa de
Alcúmena; cf. Virg. Aen. 8, 288-289. La hidra de Lerna, Spect. 27, 5; 9, 101, 9.
3186 Cf. la coraza de Domiciano, en 7, 1 y 2. Cf. etiam 9, 20, 10. 3187 Júpiter
se transformó en toro para poseer a Europa, que conservó su forma de mujer. En
cambio, a Io la poseyó bajo forma humana y la transformó en vaca para ocultar su
adulterio a Juno; cf. Ovid. Met. 568-624. Cf., supra, 85. 632 CLXXXI Leandro en
mármol Clamaba entre las olas encrespadas el audaz Leandro: “sumergidme, olas,
cuando venga de regreso” 3188 . CLXXXII Estatuilla de un giboso en barro
Borracho dio a las tierras, pienso yo, estos monstruos Prometeo . Con el barro
saturnalicio ha jugado hasta él. CLXXXIII La “Batracomiomaquia” 633 3190 de
Homero Lee hasta el final las ranas cantadas por el poema meonio y aprende a
poner buena cara 3192 a mis bagatelas. CLXXXIV Homero en hojas de pergamino La
Ilíada y el enemigo del reino de Príamo, Ulises, se esconden encerrados juntos
en muchos pliegos de piel. 3188 Cf. Spect. 25; 25 b, con la nota. 3189 Prometeo
modeló en arcilla al primer hombre; 9, 45, 8; 10, 39, 4; Hor. Od. 1, 16, 13-16.
3190 Poema épico burlesco atribuido a Homero: Batalla de ranas y ratones. 3191
De Homero, llamado “meonio” considerándolo oriundo la región de Meonia, en la
cuenca alta del Hermo, en Lidia. 3192 Frontem soluere, propiamente “relajar la
frente”, no estar con el ceño fruncido. 3191 3189 CLXXXV El Culex 3193 Recibe,
estudioso, el Culex del elocuente Marón de Virgilio , no sea que, en soltando
las nueces 3195 , leas “las armas y el héroe” 3196 . CLXXXVI Virgilio en
pergamino 634 3194 ¡Qué pequeño pergamino ha dado cabida al inmenso Marón! La
primera página lleva su propio retrato. CLXXXVII La “Tais” de Menandro 3198 Con
ésta puso en escena por primera vez los lascivos amores de los jóvenes. Y no fue
Glícera la amada del joven 3199 ; lo fue Tais. CLXXXVIII Cicerón en pergamino Si
llegares a tener por compañero de viaje este pergamino, piensa que emprendes un
largo camino en compañía de Cicerón. 3193 “El Mosquito”, poema de la Appendix
Vergiliana y que, como todos los de la colección, aunque unos más y otros menos,
se discute que sea de Virgilio. 3194 Cf. 12, 3, 1, con la nota. 3195 Cf., supra,
1, 12; 19 (18), con la nota. 3196 La Eneida, nombrada a veces por sus palabras
iniciales: Arma uirumque cano... Marcial considera ésta una lectura demasiado
seria para el ambiente de las Saturnales. Mejor leer obras burlescas como el
Culex o la Batracomiomaquia (cf., supra, 183) 3197 Cf. 12, 3, 1, con la nota.
3198 En griego en el original. 3199 “El joven”, adulescens, es el protagonista
típico de las comedias de Menandro y, por imitación, de Plauto y Terencio.
Menandro, a pesar de tener a Glícera como amante, hizo a Tais protagonista
femenina de esta obra. 3197 CLXXXIX El Monobiblos de Propercio 635 3200 Cintia,
poema juvenil del elocuente Propercio, recibió fama; no menos dio ella 3201 .
CXC Tito Livio en pergamino En unas exiguas pieles se condensa el inmenso Livio,
que no cabe entero en mi biblioteca 3202 . CXCI Salustio Éste será, según
aseguran las opiniones de personas doctas , el primero entre los historiadores
romanos: Crispo 3204 . 3200 Así titulan los manuscritos el libro I de Propercio,
aunque parece que el título original del autor fue Cynthia, el nombre de su
amada, primera palabra del primer poema del libro. Es una forma de referirse a
un poema que ya hemos visto más arriba (185, 2) a propósito de la Eneida y que
Marcial utiliza en la palabra inicial del presente epigrama. 3201 Cf. 8, 73, 5.
3202 La obra de T. Livio se componía de 142 libros, circunstancia que la hacía
difícilmente manejable. Esto hizo que desde fecha muy temprana comenzaran a
circular períocas como éstas a que alude Marcial. Sin embargo, las que han
llegado hasta nosotros, incluida la colección de prodigios de Julio Obsecuente,
son del siglo IV. Cf. nota siguiente. Cf. etiam D. Sansone, Totus Livius, 14,
190: CB 57 (1981), 86-87. 3203 Cf. Quintiliano, 10, 32 hablando de su estilo.
Cf. R. Reggiani, Osservazioni su Livio, Sallustio e Lucano in tre epigrammi di
Marziale (14, 190, 191, 194): Vichiana 5 (1976), 133-138: En estos epigramas se
reflejan tres aspectos de la crítica literaria: para T. Livio la amplitud de la
obra; para Salustio, su estilo arcaizante; para Lucano, su valor de poeta épico
criticado por muchos. 3204 Cayo Salustio Crispo. Sobre la costumbre de nombrar a
las personas por su cognomen, cf. 12, 3, 1, con la nota. 3203 CXCII Las
“Metamorfosis” de Ovidio en pergamino Este bloque, que está formado por
múltiples hojas, contiene para ti los quince libros de poemas de Nasón 3205
Abrasó la lasciva Némesis . 3206 CXCIII Tibulo a su enamorado Tibulo, a quien
agradó que no hubiera nada en toda su casa 3207 .
CXCIV Lucano Hay algunos que
dicen que yo no soy poeta; pero el librero que me vende piensa que sí 3208 .
CXCV Catulo Tanto la gran Verona debe a su Catulo, cuanto la pequeña Mantua a su
Virgilio. 3205 Publio Ovidio Nasón y sus quince libros de las Metamorfosis. Otro
al que Marcial nombra por su cognomen; cf. 12, 3, 1, con la nota. 3206 Marcial
confunde a Némesis con Delia, las dos amantes que enardecieron a Tibulo. Némesis
es la diosa que personifica la venganza y castiga severamente a quienes caen en
la desmesura. Por ello, en los versos de Tibulo es un nombre “parlante”. Cf. 8,
73, 7. 3207 Este segundo verso es cita casi literal de Tibul. 1, 5, 30. 3208
Cf., supra, 191, 1, con la nota. 636 CXCVI “De la utilidad del agua fría” 637
3209 de Calvo Este papel que te dice las fuentes y los nombres de las aguas,
mejor nadaba él en sus propias aguas 3210 . CXCVII Mulas enanas Una caída tuya
de estas mulas no tienes que temerla. Casi sueles sentarte más alto en el suelo.
CXCVIII Cadilla galicana Las monadas de mi pequeña cadilla, si quieres oírlas,
una página entera me resulta corta para contarlas 3211 .
CXCIX Asturcón 3212
Este pequeño caballo astur, que mueve a compás sus rápidos cascos, viene de unos
pueblos auríferos. 3209 Parece el título de una obra desconocida del poeta Cayo
Licinio Calvo, poeta y orador contemporáneo de Catulo y Cicerón, que lo citan
como abanderado de un movimiento de renovación literaria que, siendo el mismo,
tiene dos nombres: los neotéricos en poesía y los neoáticos en oratoria. 3210 El
destino de un mal poema es el agua para ser borrado; ora frotándolo con la
esponja, ora sumergiéndolo directamente en agua; cf. 1, 5; 3, 100; 4, 10, 5-6;
6, 57, 4; 9, 58. Marcial no habla aquí más que de estos poemas de Calvo sobre
las aguas. No sabemos cómo pensaba de su obra poética en su conjunto, que tanto
apreciaban Catulo, Tibulo y Ovidio, pero no Horacio. 3211 Cf. el elogio de la
perrita Isa en 1, 109. 3212 El asturcón es un caballo de la familia de los ponis
cuyo hábitat natural, como su nombre indica, está en el antiguo territorio de
los astures; esto es, incluyendo la zona norte de León. Su alzada media es de
1’25 m aproximadamente; pero, a pesar de ese pequeño tamaño, es un animal
fuerte, además de ágil. Entre los romanos era muy apreciado como montura de
viaje por su paso acompasado y de buen andar; cf. Rhet. Ad Her. 4, 63, 4; Plin.
N. H. 8, 144; 166. CC Perro lebrel No para sí, sino para su amo caza el fogoso
lebrel, que te traerá la liebre ilesa entre sus dientes. CCI Palestrita Yo no lo
quiero porque gane, sino porque sabe agacharse y ha aprendido aún mejor “la
lucha estando tendidos” 3214 . CCII Simio 638 3213 Simio hábil en esquivar las
saetas lanzadas, como yo tuviera cola, era un cercopiteco 3215 . CCIII Chica
gaditana 3216 Con tal temblor se menea, tan zalameramente se excita, que habría
convertido en masturbador al propio Hipólito 3213 En sentido obsceno; cf. 13,
64, 1. 3217 . 3214 Con sentido obsceno. En griego en el original, th;n
ejpiklinopavlhn, “la lucha de atletas en inclinación”. Cf. Suet. Dom. 22:
clinopalen, que M. Bassols traduce por “la palestra de la cama”. 3215 No sabemos
a qué viene este epigrama. 3216 Sobre las puellae Gaditanae, cf. 1, 41, 12; 3,
63, 5; 5, 78, 26-28; 6, 71, 2. 3217 Hipólito fue un modelo de castidad; cf. 8,
46, 2, con la nota. CCIV Címbalos Los bronces que lloran los amores celenos de
la Madre, los vende a menudo el galo 3219 hambriento. CCV Joven esclavo 639 3218
Tenga yo un chico imberbe por su edad, no por la piedra pómez, y que por su
culpa ninguna chica me guste a mí. CCVI Ceñidor de Venus Ponte al cuello, niño,
una prenda de amor sincero , un ceñidor que conserva el calor del regazo de
Venus 3221 . CCVII Lo mismo Toma este ceñidor impregnado del néctar de Citerea
3220 ; este cinto encendió de amor a Júpiter 3223 . 3222 3218 Atis, natural de
Celenas, en Frigia, fue el gran amor de Cibeles, la Madre y Gran Diosa. Cf. 5,
41, 2. 3219 Singular genérico o colectivo por “los galos”, los sacerdotes de
Cibeles. 3220 Cf. Catul. 13, 9. 3221 Cf. 6, 13, 5-8. 3222 Sobrenombre de Venus,
que según el mito pudo nacer en esta isla, actualmente llamada Cerigo, al sur
del cabo Malia, en Grecia. 3223 Juno se lo pidió a Venus para inspirar amor a
Júpiter, cf. Hom. Il. 14, 214-221; 312. CCVIII Taquígrafo Aunque las palabras
vuelen, su mano es más veloz que ellas; todavía la lengua no ha concluido su
trabajo, su diestra sí. CCIX Concha Que la concha marina ponga lisa la corteza
mareótica 640 3224 : la caña correrá por un camino sin tropiezos. CCX Bufón 3226
Su estupidez no es simulada, ni fingida por un arte dolosa. El que no es más
listo de lo justo, ése es listo. CCXI Cabeza de carnero Has cortado su blando
cuello a un mardano digno de Frixo . ¿Ha merecido esto el que te ha dado la
túnica 3228 , cruel? 3224 De la albufera de Marea, en cuya barra estaba situada
Alejandría. El papiro que se pulía rascándolo con conchas, cf. Plin. N. H. 13,
81. 3225 El cálamo, la caña que se utiliza como pluma. 3226 Cf. 3, 82, 24; 6,
39, 17; 8, 13; 12, 93. 3227 El morueco del vellocino de oro, que llevó a Frixo y
a Helle sobre sus lomos para salvarlos de Atamnte, su padre. 3228 Tunicam dedit
es equívoco: “la túnica de lana que llevas” o “la lana que a él le servía de
túnica”. 3227 3225 CCXII Enano Si miras únicamente la cabeza del personaje, lo
creerías Héctor. Si lo ves de pie, lo creerás Astianacte 3229 .
CCXIII Rodela
Ésta, que a menudo suele ser vencida, que vence raras veces, para ti rodela
, será el escudo de un enano.
CCXIV Jóvenes comediantes En esta compañía
no habrá ningún Aborrecido , pero cualquiera podrá ser el Embustero doble .
CCXV Fíbula
Dime con franqueza, a los comediantes y a los citaristas,
fíbula, ¿qué les reportas? —“Que joden más caro”
CCXVI (CCXVIII) Pajarero , sino con el
canto se engaña al pájaro, mientras la caña engañosa se alarga con la mano
callandico 3237 642 3236 .
CCXVII (CCXVI) Gavilán
Depredador ha sido de aves.
Sirviente ahora ése mismo de un pajarero, caza las aves y le da pena no haberlas
cazado para sí .
CCXVIII (CCXVII) Mayordomo
Dime cuántos y por cuánto
deseas cenar y no añadas ni una palabra: la cena la tienes preparada.
CCXIX
Corazón de buey
Puesto que, siendo un pobre abogado, escribes versos que no te
proporcionan ni un chavo, recibe el corazón que tienes
CCXX Cocinero
No tiene bastante con el solo
oficio un cocinero. No quiero ser esclavo de su paladar. Un cocinero debe tener
el gusto de su dueño.
CCXXI Parrilla con espetos
Que esta rala parrilla sude
para ti con un curvo costillar; que un fiero jabalí humee en su largo espeto.
CCXXII Panadero repostero
Mil dulces figuras de productos te elaborará esa mano:
para éste únicamente trabaja la ahorradora abeja.
CCXXIII Pasteles de carne
¡Levantaos! Ya está vendiendo a los niños sus desayunos el panadero y las
crestadas aves del alba 3241 resuenan por todas partes.