He cantado en broma, Octavio, llevando el ritmo ligeramente Talía, y, como pequeña araña, he tejido una obra
leve; he cantado en broma; por ello, sea de un mosquito
este docto canto; toda la exposición armonice 5 graciosamente con su argumento, con el buen nombre de sus jefes
armonicen sus palabras; puede acudir cualquier rival.
A todo el que esté dispuesto a censurar mi juego poético
y mi Musa se le considerará más insignificante, incluso,
que el peso y la fama de un mosquito. Más tarde, en tono
10
más solemne, hablará en tu honor mi Musa, cuando laocasión me ofrezca tranquilos frutos: en tu honor trabajaré versos dignos de tu sensibilidad.
La honra de Latona y del gran Júpiter, su dorada descendencia, Febo, será guía e inspirador de mi canto; y con
15
SU resonante lira mi protector, ya lo críe Arna bañada porlas aguas quiméreas del Janto, ya la gloriosa Asteria, ya la
tierra1 donde la roca del Parnaso abre por dos lados, en
un frente amplio, su doble cima, y el agua murmurante
de Castalia se desliza en limpia corriente.
20
Acudid, pues, gloria del agua Pieria, hermanas Náyades, y acompañad al dios con vuestra graciosa danza.
También tú, venerable Pales
3,
a cuya protección correpresuroso el porvenir de los campesinos:
una buena cría.
Preocúpate de quienes guardan bosques altivos y verdes
selvas; si tú te cuidas, libre me muevo entre montes y
cuevas.
Y
tú, Octavio, digno del mayor respeto, para quienbrota, de sus meritorios escritos
4,
una segura esperanza,sé favorable a mis proyectos,
¡
oh, joven puro! Para ti, en30
efecto, no canta mi obra la funesta guerra de Júpiter, (nitiene en consideración las formaciones con que un día se
erizó en armas Flegra) cuya tierra fue rociada con la
sangre de los Gigantes, ni empuja a los Lápitas contra las
espadas de los Centauros; no hace arder en llamas el
35
Oriente las fortalezas de Erictonio 6; ni el Atos socavado,ni las cadenas arrojadas sobre el inmenso mar tratarán
de buscar, ya demasiado tarde, fama de mi obra; tampoco
el Helesponto pisoteado por los cascos de los caballos,
cuando Grecia tuvo miedo de los Persas que irrumpían
40
de todos lados, sino que ella, deslizándose, suaves cantosen verso ligero adecuados a sus propias fuerzas goza en
componer bajo la dirección de Febo.
Y
todo esto en tuhonor, joven puro. En tu honor pugne por afianzarse una
gloria digna de recuerdo y destinada a permanecer por
45
siempre brillante; para ti en la piadosa mansión aguardeun lugar; a ti debida se recuerde durante años felices
una vida libre, -brillante y grata para los hombres de bien.
Pero volvamos a nuestro proyecto. Ya el sol de fuego
penetraba en sus celestes mansiones; con su carro de oro
50
hacía brillar la blanca luz, y la Aurora había ahuyentadolas tinieblas con sus cabellos de rosa: hizo salir del establo
hacia los pastos feraces sus cabras el pastor; a la cima
de una elevada montaña se dirigió, donde la pálida grama
cubría extensas colinas. Ya se esconden diseminadas entre
55
árboles y matorrales o por los valles, ya rápidas, yendode
un
lado para otro, arrancaban las yerbas verdes conmordiscos tiernos. Se pegaban a cavidades pedregosas,
rocas solitarias, desgarran los madroños suspendidos de
amplias ramas y con voracidad buscan las viñas silvestres
60
de espesos sarmientos. Ésta, de patas, arranca de un fuertemordisco la copa del flexible sauce o de un chopo todavía
tierno; esta otra ramonea las blandas espinas de los arbustos; aquélla, en cambio, se asoma al agua de un arroyo,
limpio espejo.
65
¡Oh, dicha del pastor (para quien no desdeñe, con una
mente ya refinada, la vida del pobre y no guste, tras el
desprecio de ella, sueños de disipación), dicha sin los cuidados que desgarran a los corazones codiciosos -y hostiles!
Si bien no son teñidas dos veces con púrpura asiria lanas
70
compradas con las riquezas de Atalo, si bien el brillo deloro en el artesonado de un palacio
y la belleza de su
decoración no angustian un corazón avaro, ni el fulgor
73 de las piedras preciosas sin ninguna utilidad le está reservado, ni las copas
le ofrecerán los bellos bajorrelieves de
75
Alcón y Beto, ni la perla del mar Indio le resulta valiosa,en cambio, con corazón limpio, muchas veces sobre el
suave césped extiende su cuerpo cuando la tierra en flor,
bordada de yerbas brillantes de rocío en la dulce primavera, atrae las miradas hacia sus campos de variados
80
colores. Y a él, contento mientras suena la rústica flauta,gozando de paz espiritual, lejos de la envidia
y del engaño,
orgulloso de sí mismo, la cabellera Tmolia radiante de
verdes ramas le cubre bajo un manto de pámpanos.
A él
le agradan las cabras dejando escapar de sus ubres la
85
leche, el bosque, una Pales feraz y, en el interior de losvalles, las cuevas siempre umbrías destilando agua de
fuentes renovadas. ¿Quién podría ser más feliz en las
circunstancias más agradables que quien retirado, con una
mente pura
y con un sentimiento estimable, no conoce
90
las codiciosas riquezas, de las tristes guerras no tienemiedo, ni de los aciagos combates de una potente escuadra, ni, con tal de adornar de espléndidos despojos los
sagrados templos de los dioses o de sobrepasar los linderos de su hacienda llevado en carro, ofrece espontánea-
95
mente su cabeza a crueles enemigos? el adora a un diostoscamente esculpido con cuchillo de campo; él honra los
bosques sagrados y dispone de hierbas silvestres, de flores
de varios colores, de inciensos Panqueos
también de un
dulce descanso, de un placer puro, libre, con sencillas
100
ocupaciones.Esto codicia, en esta dirección se orientan todos sus
pensamientos, ésta es la preocupación que yace escondida
en su corazón: abundar en descanso satisfecho con cualquier tipo de alimento, unir su cuerpo cansado a un sueño
105
alegre. ¡Oh, rebaños! ¡Oh, Panes! ¡Oh, delicioso vallede la fuente de las Hamadríades
O
en cuyo sencillo cultotodo pastor, émulo del poeta Ascreo,
pasa una vida librede cuidados con corazón sereno!
Mientras, en medio de tales afanes, apoyándose en su
110
garrote, el pastor está pendiente de sus soleados trabajos115
y, sin ningún arte, con la flauta campestre entona su habitual canto, extiende sus rayos, ya elevado, el ardiente
Hiperión
y diferencias de luz establece en el cielo, pordonde arroja a uno y otro Océano llamas voraces.
115 Y las cabras conducidas por el pastor, sin prisa, ya
buscaban el fondo de los arroyos de agua susurrante, que,
reflejando el cielo azul, daban asiento al verde musgo.
Ya el sol había avanzado hasta la mitad de su curso cuan-
do el pastor empujaba el rebaño hacia espesas sombras.
120 Luego
de lejos vio que descansaba en tu bosque de unverde pujante, ¡oh, diosa Delia!
, adonde un día vencidapor su locura llegó, huyendo de Nictelio
Agave , la hija
de Cadrno, odiosa con sus sacrílegas manos y cubierta de
sangre por el asesinato, quien, tras vagar enloquecida por
125
heladas cimas, descansó en tu cueva, destinada a sufrirdespués el castigo por la muerte de su hijo. Aquí también
los Panes, divirtiéndose en la verde yerba, los Sátiros y
las jóvenes Dríades unidas a las Náyades hicieron evolucionar sus coros. No contuvo Eagro
al Hebro, inmóvil
130
en sus márgenes, y a los bosques con su canto, como a ti,¡oh, diosa veloz!, te detenían con el baile, contentas,
haciendo brotar a tu rostro el mucho gozo interior, ellas,
a quienes la propia naturaleza del terreno ofrecía
un hogar
de susurrante murmullo y con su dulce sombra las reponía
135
de su cansancio. En efecto, en primer lugar se alzabanen una pendiente del valle altivos plátanos de anchas
copas; en medio de ellos el impío loto , impío, por haber
sometido a los compañeros del entristecido Ítaco, mientras
su anfitriona les retenía seducidos por un excesivo
140
regalo; por otra parte, aquellas cuyos miembros Faetonte, arrojado del carro de caballos de cascos de fuego yconvertido en
una pura llama, había transformado a fuerza
de dolor, las Helíades, entrelazando sus brazos a tiernos
troncos, dejaban caer blancos velos de sus ramas
145 desplegadas. A continuación, aquella a quien Demofonte dejó
para siempre el dolor de tener que lamentar su perfidia,
i
oh, tú, pérfido para muchas, Demofonte pérfido! i Y ahoralas jóvenes te lloran! La acompañaban los árboles cantores del destino, las encinas, las encinas otorgadas antes
150
que las semillas de la vida, las de Ceres -a aquéllas elsurco de Triptólemo
las cambió en espigas-. Aquí el
pino, confiado como
un gran ornamento a la nave Argo,
adorna los bosques, erizado de vastas ramas, y trata de
tocar las estrellas con movimientos altivos. El negro olmo,
155
el triste ciprés, las umbrosas hayas están allí también, ylas yedras que unen sus brazos al álamo para que no
llegue a herirse ante la muerte de su hermano, ellas mismas escalan las más altas cimas, flexibles,
y pintan de
verde pálido los dorados racimos. Cerca de ellas estaba
160
el mirto, no ignorante de su antiguo destino.Por otra parte, las aves apoyadas en amplias ramas
entonan dulces cantos que resuenan con variados trinos.
Bajo este bosque había agua que, manando de fuentes
frías, se hace oír plácidamente al deslizarse en ligeros
165
arroyos. Y por doquiera que penetra los oídos el cantode los pájaros, por allí repiten sus quejas aquellas cuyos
cuerpos, nadando en el légamo, el agua alimentan. Estos
sonidos los aumenta el eco del aire y todo es ruido bajo
el calor del sol con las chirriantes cigarras.
170
En esto, por todos los lugares de alrededor se echaron
cansadas las cabras al pie de elevados matorrales, a los
que trata de agitar, soplando suavemente, la brisa de un
viento susurrante. En el momento en que el pastor se
recostó junto a la fuente en una espesa sombra, concibió
175
un suave sopor, relajado su cuerpo, sin preocuparse depeligros de ninguna clase; muy al contrario, tranquilo
sobre las yerbas había entregado a un
libre sueño susmiembros sometidos a él. Tendido en tierra, concebía en
su corazón una dulce quietud, como si el azar no hubiera
180
determinado empujarle a inciertos peligros, pues a lahora acostumbrada, y moviéndose por los mismos senderos, una serpiente de colosal tamaño, lleno su cuerpo de
manchas de distintos colores, con la intención de echarse
hundida en el barro mientras apretase el calor, desgarran-
185
do todo lo que se le oponía con su lengua vibrátil, fétidoel aliento, extensamente desenroscaba con sus movimientos sus escamosos anillos. Soplos de viento obligaban a
alzar la vista de la que se acercaba a observarlo todo.
Y ya, moviendo cada vez más su flexible cuerpo (alza su
190
torso de brillantes reflejos, y en su largo cuello se elevasu cabeza, en la que una cresta brillante, levantada en su
parte superior, se mancha de color rojo, y sus ojos de
fuego lucen con torva mirada), se recorría los lugares en
torno cuando he aquí que ella, enorme, divisa, acostado
195
enfrente, al pastor del rebaño.Con mucha violencia porfía por verle, dilatando en sus
ojos, y por aplastar fieramente lo que está delante en repetidas acometidas, porque alguien había llegado a su propia
fuente. Prepara sus armas naturales: se enardece,
200 muestra su furor con silbidos, su boca resuena, en retorcidas
espirales se agitan los anillos de su cuerpo, manan ,de
todas partes gotas de sangre a causa de sus esfuerzos,
con sus resuellos hace estallar su garganta. Un pequeño
hijo de aquellas aguas asusta a tiempo a aquel contra el
205
que todo se prepara y le avisa con sus picotazos para queevite su muerte. En efecto, por donde los ojos al abrirse
muestran los párpados en protección de las valiosas pupilas, por allí había sido herida la pupila del anciano por
el leve dardo propio de su naturaleza. He aquí que él dio
210
un salto furioso y de un manotazo mató al mosquito.Todo su aliento vital se disipó
y cesaron sus sentidos.
Descubrió entonces cerca a la serpiente, que continuaba
mirándole aviesamente; luego, de prisa, sin aliento, apenas
dueño de sí, retrocedió y con su diestra arrancó de un
215
árbol una fuerte rama; qué azar le ayudó o si fue lavoluntad de los dioses no se podría decir con claridad,
pero pudo vencer los terribles miembros que se revolvían
de aquella serpiente escamosa haciéndole frente
y atacándola con todo su furor; con repetidos golpes tritura sus
220
huesos; por donde la cresta ciñe sus sienes, y, como semostraba lento por el sopor del sueño que había sacudido,
pues el miedo, surgiéndole desprevenido, había entorpecido sus miembros, por eso no se adueñó de su mente un
terrible pánico. Una vez que vio que ella caía muerta, se
225
sentó.Ya fustiga los caballos de su carro la noche, al surgir
del infierno, y perezoso camina desde el Eta de oro el
Véspero, en el momento en que el pastor marcha con
el rebaño recogido, mientras se espesan las sombras y se
230
dispone a entregar al descanso sus miembros fatigados.Cuando el sueño penetró muy ligero por su cuerpo y sus
miembros descansaron con la lasitud propia del sopor
que los había invadido, el espectro del mosquito se le
presentó y triste le entonó reproches por su muerte:
235
"¡A qué extremos llevado!" dijo «por mis servicios, yo queme veo forzado a afrontar una suerte cruel! Por serme
más querida tu vida que la mía misma, soy arrastrado
por los vientos a través de sitios vacíos.
Tú, despreocupado, reparas tu cansancio en medio de una tranquilidad
240
feliz, salvado de horrible muerte; en cambio, a mi corazónlos Manes le fuerzan a pasar por las aguas Leteas. Soy
conducido como presa de Caronte.
¡Ves cómo todos los
umbrales en los templos brillan con el resplandor crepitante de hostiles antorchas! Frente a mí, Tisífone,
ceñida245
toda su cabellera de serpientes, me azota con fuego y golpes crueles; detrás Cérbero ( ¡ cómo se enardecen susbocas ladrando cruelmente!
), cuyos cuellos se erizan portodos lados de serpientes retorciéndose; sus pupilas hacen
brillar el fuego de sus ojos inyectados en sangre. ¡Ay!
250
¿Por qué mi favor ha hecho alejarte de tu deber, cuandote devolví a la tierra desde el propio umbral de la muerte?
¿Dónde está la recompensa a mi piedad, los honores a ella
debidos? Se convirtieron en satisfacciones vanas. Se fue
del campo la Justicia
y aquella antigua Fidelidad. Vi el
255
destino amenazado de otro dejando sin miramientos elmío propio.
A una suerte igual soy conducido: se me inflige un castigo por mis merecimientos. Sea este castigo la
destrucción, con tal de que, por lo menos, se me muestre
agradecida tu voluntad. Surja para ti un deber igual. Soy
260
arrastrado a recorrer lugares apartados, los lejanos lugares que se encuentran entre los bosque Cimerios; en derredor mío se agolpan en todos sentidos los tristes Castigos.En efecto, ceñido de serpientes está sentado el corpulento
Oto, mirando triste desde lejos
a Efialtes
encadenado,265
porque un día intentaron escalar el cielo; Titio, joh,Latona
27!,
preocupado con el recuerdo de tu cólera,'cóleraimplacable en exceso, yace pasto del buitre.
i Me asusto, ay,
me asusto de encontrarme entre sombras tan importantes!
Llamado a las aguas Estigias, apenas queda en el río la
270
cabeza 28 del que reveló el alimento de los dioses, el néctar,cabeza que hace girar en todas direcciones con la garganta
seca.
¿Y qué decir de aquel que, lejos, hace rodar la rocapor la montaña, aquel a quien atormenta el amargo dolor
de haber despreciado a los dioses mientras busca para sí
275
ocios en vano? Acudid, jóvenes, acudid, vosotras , paraquienes enciende las antorchas la funesta Erinis. Como
Himen, después de pronunciar las palabras rituales, os dio
bodas de muerte.
Y además, apiñados escuadrones de sombras, cada uno
2*
en distintas formaciones: la madre 31 de la Cólquide, locaen su crueldad salvaje, maquinando dolorosas heridas
para sus hijos inquietos; inmediatamente después, las
hijas" de Pandión, dignas de lástima, cuya voz se oye
gritar llamando a Itis, Itis, de quien privado el rey
285 Bistonio se entristece hasta el punto de volar a los aires
veloces en abubilla transformado. Por otra parte, peleán-
dose los hermanos
34
de la raza de Cadmo, ya mueven susojos fieros y hostiles uno contra el cuerpo del otro, ya
ambos se han vuelto las espaldas, porque la sacrílega
290
diestra del hermano chorrea sangre.¡Ay, mis fatigas no cambiarán nunca! Soy arrastrado
a lugares diversos todavía más lejos, veo sombras distintas. Me contemplo transportado para pasar a nado las
aguas Elisias. Ante mí, Perséfone
35
apremia a sus heroínas295
compañeras a empuñar antorchas, enfrentadas al que seacerca. La respetada Alcestis
36.
permanece libre de todocuidado, porque entre los Calcodonios detuvo el destino
cruel de su marido Admeto. He aquí que la mujer del
ftaco", la hija de Icario, permanece considerada por
300
siempre como modelo de virtud femenina; lejos tambiénpermanece la turba arrogante de jóvenes pretendientes,
destruida con flechas. ¿Por qué, pobre Eurídice, te desvaneciste en medio de un dolor tan grande, y por qué el
castigo de la mirada de Orfeo incluso ahora permanece
305
contra ti? Osado aquel, por cierto, que consideró un díasuave a Cérbero o que creyó que la voluntad de Dite podía
ser aplacada por alguien, y no temió a Flegetonte enfurecido con sus aguas ardientes, ni a los reinos de Dite, tristes con el moho que los posee, ni a sus mansiones
310 socavadas, ni al Tártaro envuelto en noche de sangre, ni a las
sedes de Dite, inasequibles sin el juez, el juez que tras la
muerte castiga los hechos de la vida; pero la poderosa
fortuna le había hecho osado antes. Ya ríos impetuosos
se habían detenido, y multitud de fieras, siguiéndole por
315
su suave canto, se habían asentado en la región de Orfeo,y ya la encina había sacado fuertemente de la verde tierra
la raíz profunda, (y sus frondas habían cesado en sus
movimientos), y los bosques rumorosos espontáneamente
devoraban los cantos con sus cortezas codiciosas.
320 También contuvo el carro de dos caballos de la Luna que se
desliza entre las estrellas,
y tú, virgen de los meses, detuviste su carrera abandonando la noche. Esta misma lira
pudo vencerte a ti, ¡oh, esposa de Dite!, y devolver a
Eurídice al héroe para que se la llevara. El derecho de
325
la muerte de ninguna forma permitía a la diosa restituirla vida38. Aquélla, por cierto, que había experimentado
Manes excesivamente severos, seguía el camino señalado
y, dentro, no volvió sus ojos hacia atrás ni destruyó los
regalos de la diosa con su lengua; pero tú, cruel, tú, más
330
cruel, Orfeo, tratando de buscar besos queridos, violastelas órdenes de los dioses: amor digno de perdón si el
Tártaro lo conociera. Es duro recordar el pecado.
A vosotros, en la mansión de los piadosos, a vosotros os aguarda
335
enfrente el escuadrón de los héroes.
Aquí también ambos Eácidas, Peleo y el valeroso Telamón, se alegran seguros a causa de la inmortalidad de su
padre, a cuyas bodas Venus
y la Virtud unieron su gloria:
a éste le cautivó, le hiere (de amor una mortal), pero
a aquél le amó una Nereida4'. Se encuentra asentada aquí
340
la gloria de la suerte compartida en unos jóvenes , altiempo que uno de los dos refiere que los fuegos Frigios
fueron rechazados de las naves Argólicas con salvaje crueldad. iOh! ¿Quién no podría contar los conflictos de
guerra semejante, que vieron los hombres de Troya y los
345
Griegos, cuando la tierra Teucria chorreaba gran cantidadde sangre, el Simunte y el agua del Janto, y cuando, junto
a la costa Sigea, Héctor, jefe fiero
y colérico, veía a los
Troyanos con corazón hostil dispuestos a llevar fuegos,
muerte, armas
y heridas contra la Rota Pelasga? En efecto,
350
e1 propio Ida, que abunda en fieras en sus cimas, suministraba de sí mismo ramas a sus hijos codiciosos, el Ida,su nodriza, para que toda la costa del litoral Reteo se
convirtiera en cenizas, quemada la flota con llama resinosa. De un lado se alzaba enemigo el héroe Telamón,
355
y con el escudo por delante ofrecía pelea, y del otro se'hallaba Héctor, honra suprema de Troya, fieros ambos,
(como el enorme estruendo alzado en el cielo por los
rayos, enfureciéndose el uno con teas y flechas por si
lograba cortar a la flota su vuelta a Argos), el otro,
360 protegido con sus armas, porfiando por rechazar de las naves
las heridas de Vulcano. De estos honores se mostraba
alegre en su rostro el Eácida,
y el segundo, porque, derramada su sangre por los campos de Dardania, Héctor recorrió Troya con el cuerpo muerto. Del otro lado gritan
365
dolorosamente porque Paris mata a éste y porque el motivo de valor de este otro, sus armas, cae abatido mediantelos engaños del Ítaco. El hijo de Laertes le vuelve la
cara y, ya vencedor de Reso Estrimonio y de Dolón, ya
con el Paladio, se muestra alegre entre ovaciones
y otras
370
veces tiembla. Ya fiero muestra su horror ante los Cicones, ya de Lestrigón...
a él, la Escila voraz ceñida de losperros Molosos, el Ciclope Etneo, la temible Caribdis, los
sombríos lagos
y el sucio Tártaro le aterran. Aquí también
se asienta el Atrida, descendiente de la raza de Tántalo,
375
luz de Argos, bajo cuyo mando la llama Dórica hundióhasta sus cimientos las fortalezas Erictonias. Te pagó, ay,
su deuda el Griego a ti, Troya, mientras te precipitabas
a tu ruina; te pagó, forzado a morir entre las aguas del
Helesponto. Aquella fuerza dio testimonio en su día de
380
las vicisitudes humanas, para que nadie, enriquecido conel regalo de su propia suerte, se lance transportado por
encima del cielo: toda gloria se rompe con el cercano
dardo de la envidia. Se dirigía a alta mar la flota Argiva
buscando su patria, enriquecida con el botín de la
385 fortaleza Erictonia. Llevaba de compañero un viento favorable,
en ruta por un mar apacible. Una Nereida, desde la
superficie del agua, daba señales por todos lados a las
curvadas naves en dirección a alta mar cuando, bien
por el destino de los cielos o bien por la salida de algún
390
astro, de todas partes se cambia la bonanza: todo loalteran los vientos, todo los torbellinos; ya las olas porfían por alzarse a las estrellas, ya amenazan desde lo alto
con arrebatar sol y astros, y el fragor del cielo con lanzarlos contra las tierras. Aquí la flota recientemente
395
alegre, ahora inquieta, está rodeada de miserables hados,muere sobre las olas y rocas de Cafereo o por los escollos
Euboicos
y por las extensas costas Egeas, mientras el botín
de la saqueada Frigia, flotando de un lado para otro,
náufrago ya, se agita todo en medio del oleaje.
400
Aquí se encuentran otros héroes iguales por la honra
debida a su valor, y en medio de estas moradas están
asentados todos, todos aquellos a los que Roma venera
como la gloria del mundo. Aquí están los Fabios
y los
Decios, también los valientes Horacios, aquí también la
405
antigua fama de Camilo, que no ha de morir jamás.Curcio también, a quien un día, en medio de Roma, consagrado a la guerra, un turbión hizo desaparecer entre las
aguas; también, sufriendo en su cuerpo el ardor del fuego,
el discreto Mucio, ante quien se retiró atemorizado el
410
poder del rey Lidio. Aquí Curión, compañero de ilustrevalor, y aquel Flaminio que dio su cuerpo consagrado al
fuego. Así, pues, con justicia, semejantes mansiones, honras a su piedad
...
y a los generales Escipiones, ante cuyosrápidos triunfos los muros de la Cartago Líbica tiemblan
415
sometidos. Ellos con su renombre cobren vigor. Yo estoyobligado a visitar los lagos sombríos de Dite, privados,
ay, de la luz de Febo, y a soportar el extenso Flegetonte, donde,
¡
oh, excelente Minos ! , separas las prisiones de los criminales de la sede de los piadosos. Por420
consiguiente, a hacer la defensa ya de mi muerte, ya demi vida los crueles Castigos me obligan a latigazos por
orden del juez, aunque tú seas la causa de mi desgracia
y no te presentes como testigo, sino que oyes esto sin
poner mucha atención, con ligeros remordimientos, y, sin
425
embargo, cuando te marches, todo lo harás disiparse enlos vientos. Me voy para no volver jamás: tú ama las
fuentes, los verdes árboles de los bosques, los pastos,
contento, pero mis palabras piérdanse por los aires dilatados». Así habló y, triste, con las últimas palabras se
430
retiró.Cuando su indolencia le abandonó, preocupado y lamentándose seriamente en su interior, no soportó por más
tiempo el dolor que había penetrado sus sentidos por la
muerte del mosquito y, en todo lo que le permitieron sus
435
fuerzas de anciano, con las que, no obstante, había derribado luchando a un peligroso enemigo, junto a un arroyoescondido bajo una verde fronda diligente se dispone a
labrar el terreno. Lo traza en forma circular y buscó para
su servicio una mancera de hierro con objeto de apartar
440
del verde césped la tierra con malas yerbas. Ya su preocupación siempre presente, que le hace terminar la laboremprendida, le llevó a acumular el montón de tierra reunido, y con un enorme terraplén hizo levantar un túmulo
en el círculo que había trazado. Alrededor de él,
445 ajustándolas, coloca piedras de fino mármol teniendo siempre
presente su preocupación constante. Aquí el acanto, la
rosa casta de rubor de púrpura
y violetas de todas clases
crecerán. Aquí está también el mirto Espartano
y
el jacinto,aquí el azafrán producido en los campos de Cilicia;
450 también el laurel, gran gloria de Febo, aquí la adelfa y los
lirios, el romero cultivado en regiones próximas, la hierba
Sabina que para los antiguos imitó al rico incienso, el
crisantemo, la brillante yedra de pálido racimo, el boco
acordándose del rey de Lidia; aquí el amaranto, el verde
455
bumasto y el tino siempre en flor; no falta de allí el narciso; la vanidad ante su belleza con el fuego de Cupidohizo arder sus propios miembros,
y de todas cuantas flores
renuevan las primaveras, el túmulo está sembrado por
completo. Luego, en el frente se encuentra un epitafio que
460
la letra, con el silencio de su voz, hace perdurable:«Pequeño mosquito, el pastor del rebaño a ti, merecedor
de ello, este monumento, a cambio del regalo de su vida,
te pagan.