La vida de Joris Hoefnagel , pintor
y poeta
de Amberes
Biografía desde
Observo que hay
un mejor uso entre nosotros que entre los otros pueblos, y que consiste,
desde la parte de padres adinerados, enseñar a sus hijos, aún
pequeños, un arte o un oficio, que, en tiempo de guerra o en caso de
expatriación, puedan valerse.
De hecho, es bien sabido que las
vicisitudes del destino alcanzan mucho menos al arte que la fortuna, y que
la profesión que aprendimos en la juventud se vuelve como un ancla de
salvación en penurias, y una preciosa garantía contra los ataques de la
miseria.
El destino permitió, que el muy inteligente Joris Hoefnagel,
de Amberes, tomara experiencia.
Nació en el año 1.545, de padres
adinerados, que insistentemente contra su voluntad, lo empujaron hacia el
comercio, por sus inclinaciones hacia la pintura, no permitían lo que el joven estaba haciendo en casa o en la escuela,
yendo en
contra de lo que la señora la naturaleza esperaba de él.
Si el
maestro le quitaba el papel de sus manos, él recolectaba polvo o arena del piso, y
trazaba imágenes en él ayudado del dedo o un palo; en casa subía al desván,
para poder
hacer dibujos con tiza en secreto.
Un día se le
ocurrió dibujar en una plancha una de sus manos, según la otra. Al ver
esto, un enviado del duque de Saboya, que estaba alojado con su padre,
intervino en su favor, el maestro hizo otro tanto, por lo que a partir de
entonces, Hoefnagel fue autorizado a aplicarse más o menos al dibujo.
También
se dedicó al estudio de las letras, por las cuales mantuvo una inclinación
pronunciada, y se convirtió en un hombre muy instruido, y buen
poeta.
Cuando comenzó a viajar, hizo un gran volumen de
todo lo que le llamó la atención: escenas rústicas, prensas, obras
hidráulicas, escenas de costumbres: bodas, bailes, fiestas, etc. Dibujó por
todas partes pueblos y castillos del natural, con los trajes, como se puede
ver en un libro impreso de vistas de la ciudad, los más pintorescos están
firmados con su nombre: Hoefnagel.
A Calis Malis, en España
(Supongamos que quiere decir Cádiz, y Málaga),
un pintor flamenco le envió, todos los tipos de colores de acuarela
encerrados en una caja, y le sirvió para hacer una bonita vista de Calis, lo
primero que hizo en color
(Hay varias series de dibujos de Cádiz y
poblaciones cercanas, la más temprana que encuentro ¿#?).
Cuando volvió a los Países Bajos, trayendo
muchas curiosidades y representaciones de animales y plantas exóticas,
recibió los consejos de Hans Bol.
Durante su estancia en Amberes,
perdió todo lo que había ganado por su oficio, pues comerciaba con su
padre en piedras preciosas, y escondió miles de florines en un pozo, La
mujer del pintor y un criado no desconocían el hecho; por ellos los soldados
españoles consiguieron robarlo todo, durante el saqueo al que
solemos referirnos como la furia española
Después de
esto Hoefnagel fue a Venecia, acompañado por del
famoso cosmógrafo Abraham Ortelius.
Llegaron a Augsburgo a casa de los Fugger, que les dieron la bienvenida y les aconsejó que visitaran el
estudio del duque de Baviera, en Múnich.
Provisto de una carta de
recomendación de los señores Fugger, se presentaron al duque, quien les
mostró todo y se mostró ansioso para obtener una muestra del talento de
Hoefnagel.
Mostró su retrato, y el de su primera esposa, así como una
pequeña miniatura sobre vitela con animales y árboles.
Cuando los
viajeros regresaron a su posada, fueron seguidos allí de cerca por el
mayordomo del duque, o algún otro personaje de la corte, responsable de
averiguar el precio que Hoefnagel quería para el pequeño paisaje, ya que
no pretendía separarse de los retratos.
Höfnaghel, que nunca se
había creído artista, ni había presumido saber nada, estaba muy desconcertado;
pero Ortelius, animándolo, pidió para él cien coronas de oro que el duque
contó sin dificultad, ofreciendo además a Hoefnagel entrar a su servicio, lo
que prometió hacer a su regreso de Italia.
El duque le dio entonces,
doscientas coronas de oro para pagar el viaje de la mujer del
pintor, que estaba en los Países Bajos, y a quien Hoefnagel encontró en
Múnich a su regreso.
Así que Hoefnagel sacó más provecho de su arte de lo
que esperaba, porque se había ido a la aventura, creyendo que encontraría
trabajo en la factoría en Venecia, como agente comercial.
En Roma acompañó a Ortelius
a casa del cardenal Farnese, quien preguntó a Ortelius sobre el relato
de Hoefnagel. Le hizo ver los dos retratos ya nombrados al cardenal,
quien suplicó enérgicamente mantener al pintor a su servicio,
prometiéndole hasta mil coronas al año, pero Hoefnagel se disculpó,
diciendo que había dado su palabra al duque de Baviera, lo que molestó
mucho al cardenal, gran amante del arte, que precisamente, se vio privado del mismo
excelente miniaturista don Julio da Corvatia
(Giulio Clovio),
los viajeros pudieron
verle rendir su noble alma a Dios
(1578).
Hoefnagel, habiendo regresado de Roma y Venecia, entró al servicio del
duque, que le dio una buena pensión, y anualmente un buen traje de terciopelo, y un hermoso
abrigo.
También recibió de Fernando, duque de Inspruck, doscientos
florines (es decir, una pensión de cuatrocientos florines de nuestra
moneda), por una duración de ocho años, tiempo que tuvo que dedicar a
iluminar un muy hermoso misal escrito a mano, Hoefnagel, que era
tan ingenioso y hábil como educado, encontraba una manera de representar en los márgenes, en las iniciales, o donde hubiera lugar, todo tipo
de emblemas y pequeñas escenas relacionadas con el texto, y cuando el
término de ocho años que le habían exigido para terminar, entregó su trabajo
tan extraordinariamente perfecto, uno podría preguntarse si una vida
entera podría haber sido suficiente, para hacer tantas cosas de la mano de
un solo hombre.
El duque de Inspruck pagó por esta obra dos mil coronas
de oro y una cadena de oro de cien coronas.(Debe
ser el libro de horas de Philip of Cleves
#)
Hoefnagel también produjo cuatro volúmenes para el emperador Rodolfo; el primero, de
cuadrúpedos;
el segundo, de
reptiles; el tercero, de
pájaros, y el cuarto,
peces;
recibió, de este jefe, mil coronas de oro.
También adornó con sus iluminaciones una obra del mejor calígrafo
# de
todo el mundo, siendo ejemplos tomados de los reinos de la naturaleza, y
que ilustró de la manera más inteligente, es extremadamente bonita y
recreativa de ver.
De esta manera entró al servicio del emperador,
siendo bien pagado y disfrutando de un magnifico salario anual.
Conozco pocas obras suyas en nuestro país, a excepción de una bonita
pequeña
pieza propiedad de Jacques Razet, en Ámsterdam, algo digno de ser
preservado
Para escapar del ruido de la corte, Hoefnagel se fue a vivir a
Viena, siempre muy estudioso, se quedaba despierto hasta altas horas de la
noche, se levantaba a las cuatro de la mañana, ocupado
escribiendo versos, en lo que también fue muy bien entendido. Era tan
buen latinista que habiendo frente a él un libro en latín, lo leía en
flamenco como si hubiera sido escrito en ese idioma.
Era un hombre
benévolo y hablador. Murió en 1600, a la edad de cincuenta y cinco
años, dejando un hijo, Jacques Hoefnagel, excelente y hábil pintor