La vida de
Joachim Patinir,
pintor de Dinant
Biografía desde
La gloriosa ciudad de Amberes, que había encontrado la riqueza por sus
negocios , se ha acostumbrado a la llegada de artistas de todas partes,
muchos de los cuales han ido a ella, porque al arte le interesan las
riquezas de la ciudad.
Entre otros, también vino Joachim Patinir, nacido
en Dinant que fue un pintor noble de la ciudad de Amberes, que tomo licencia
en el gremio pintores de Amberes en 1515.
Tenía una cierta forma de
hacer paisajes, sutiles y delicados, los árboles se inclinaban un
poco, realizando también hermosas figuras, para que sus cosas fueran
deseadas, vendidas y transportadas a varios países.
Tenía la
costumbre de poner un hombre pequeño haciendo sus necesidades en todos sus
paisajes, por lo que le llamaron el cagón. Este cagón se encontraba a veces
solo buscándolo con mucho detenimiento en el cuadro, como la lechuza en los de Hendrick de Bles.
Patinir, un
hombre que en
virtud de su arte era noble, mientras tanto en su vida era ordinario. Dado la bebida,
se pasaba sentaba todo el día en la posada, gastando su dinero
generosamente, hasta que por necesidad volvía a tomar los productivos
pinceles
Aprendió en su taller François Mostaert, que sufrió la embriaguez
y los arrebatos de su maestro, de modo que soportó mucho con él, ya que
tenía muchas ganas de aprender.
En el momento en que
Alberto Durero estaba en Amberes, gustándole mucho el estilo y las obras de Patinir,
lo retrató sobre una pizarra, o quizás una tabla con un estilete de cobre
#,
una obra muy bien cuidada.
En las casas de los aficionados hay
paisajes muy bellos de Patinir. En Middelburgh en casa de Melchior Wijntgis,
el maestro de la Casa de la Zeca, tiene 3 pinturas muy buenas, una con una
batalla, con muchas figuras, finamente tratadas, mejor que en una miniatura.
Lampsonius,
dice así de Joachim, bajo un retrato en un buen grabado de Cornelis Cort de
Hoorn, (a quien él llama
Curtius), que hizo partiendo de la obra de Alberto Durero
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Que nadie dude que entre todos tenga, más vida en sus imágenes, en
su estilo, que tú, ¡oh Joachim!.
Y no se debe solo, a que el arte de Curtius
te grabase, sino a cuya mano no teme que otros la desafíen:
Durero viendo los paisajes, chozas, rocas, quedó asombrado. Y con un buril
de cobre te hizo un retrato en una pizarra. Rasgos que tomó Cort,
logrando una obra incomparable.