La vida de
Hans Holbein, pintor
Biografía desde
No se si, por gracia
celestial, algunos en su nacimiento son partícipes de un espíritu artístico,
o, si ciertos lugares mas venturosos por la nitidez del aire, aguza el
ingenio y abre las puertas de la juventud rápidamente, y moviendo el
trabajo, con una buena vivacidad para triunfar, ante las dificultades más
duras en las ciencias y las artes, para superarlas en todo.
No soy lujurioso,
y dejo a ustedes los criterios al respecto en la cosa, pero esto es más
probable que no sea el caso, y que una persona de gran carácter en nuestro
arte surja, y proceda en una tierra, donde nunca antes haya surgido, como
prueba de que el espíritu y el ingenio no son privilegio de una raza o país, porque el ilustre Hans
Holbein, que ha dejado gran nombre, y gloria resonando, con asombro por el
todo el mundo, (por todo lo que podido rastrear), nació en la ciudad de Basilea
en Suiza, en 1498.
Aunque muchos dicen que era originario de Augsburgo, en Suabia,
donde es cierto que
allí nació uno con el mismo nombre, que también fue buen pintor durante ese
tiempo, por lo que creen, que éste es el gran Holbein pero me parece que se
equivocan.
(Hans Holbein el viejo,
The elder, Augsburgo 1460-1524 Isenheim) El padre, y el hijo (Hans Holbein
el Joven, The Yunguer, Augsburgo 1497-1543 Londres)
No se de sus padres, ni con quién estudió. Es muy importante saber,
donde ha aprendido una manera tan hermosa y tan diferente de lo antiguo, y extranjero.
Yo escribí hace una decena de años, a Basilea, para
informarme de lo que se había escrito, y oído, donde vivió, al Doctor Ammersbach,
que era entendido en arte y antigüedades, (porque creo), que había
hecho un inventario de todas las cosas de
Hans Holbein en Basilea, y en Inglaterra, algunas traídas y en manos de un
heredero de Ammersbach también en Basilea, al que me dirigí en los términos
más respetuosos, con el fin de obtener datos y noticias de las cosas,
aclarando el motivo de la misiva. Pero me contestó, que era muy trabajoso
rebuscar eso, y que en justicia no lo haría, sin mediar buenos dineros por
medio.
La respuesta me sorprendió por lo que me atribuía, ya que el
trabajo que realizo en esta cosa, lo hago por amor al arte, y de ninguna
forma por amor al lucro. Mi disgusto, ya que puedo aceptar que no tengan mi
pasión por el arte, pero no es aceptable, que no consientan en que se haga
honor a su ciudad y país.
Digo del doctor Isely: aunque piensan que
debería ser Esely, inamovible como las rocas suizas, sigamos diciendo.
Hans Holbein tiene varias obras dentro de Basilea muy hermosas: En el
Ayuntamiento, y en varias casas privadas. En el ayuntamiento, un baile de
los muertos, con la muerte triunfante ante personas de todas las condiciones.
(Los frescos de la fachada del ayuntamiento,
ejecutada hacia 1520, se perdieron, quedan dibujos preparatorios)
Pero la muerte contra su voluntad toma todos los estados aunque quieran
realizar proezas o pedir milagros. Unos y otros, guerreros oponen a la Muerte: Pero
acaban siendo apuñalados, o la
muerte arrebata a la madre, el amado niño, sin tener en cuenta el dolor de
los padres. A menudo toca el tambor en la guerra: en suma, nadie se
libra, desde el Papa hasta el labrador o el pobre.
Toda esta historia la repite en grabados sobre madera, en un libro muy
interesante de Holbein.#
...(Casi 30 grabados)
No estuvo en Italia. En Basilea entró en amistad del gentil Erasmo de Rotterdam,
que quiso recomendarlo, reconociéndolo y valorándolo, le encargó su
retrato. Siendo Holbein experto en ello, se aseguró de que no pudiera ser
mejor, en arte y en parecido.
(Al menos le hizo 5 retratos. El relato nos
predispone al primero. Existen 2 fechados en 1523 ,
#
#
pero dado que no parece conocer el resto, no podemos presuponer de qué obra
habla, aunque más adelante dice que lo envió a Londres, quizás el de la
National Galery
#
#
#)
Habiendo hecho esto, Erasmo le escribió una
carta amistosa, a su amigo Tomás Moro, en Londres, Inglaterra, para que pudiera entrar por Tomás al servicio del Rey Enrique VIII,
un gran amante de nuestro arte.
También le
pidió que le llevara el retrato para dárselo a Moro, escribiendo que
el parecido era muy bueno, ya que el que le hizo Alberto Durero no se
parecía tanto (Seguramente se trata del
grabado
#.
La fecha pone en contradicción, o las fechas de los 2 retratos primeros
de Holbein , o el relato inserto al dichoso cuadro, teniendo en cuenta también,
la fecha de llegada a Inglaterra aprox. 1526, no obstante hay un dibujo
atribuido a Durero en el Louvre, fechado 1520 sin la célebre firma
#).
A Holbein le gustó la
ocasión y no esperó para tomarla, abandonando el país con gusto, ya que su
mujer cazurra y huraña, no lo dejaba vivir.
Fue
muy bienvenido y bien recibido por parte de Moro. Ascendido a canciller del
rey moro, complacido con su amigo Erasmo, que le dio carta de recomendación a Holbein
y el retrato, por lo que tenía la certeza de poder demostrar su valía. Moro
lo acogió en su casa por tres años o más, sin presentarlo al rey, porque
quería sacar lo más posible del pintor, antes de que se lo apropiara el rey
mismo, y le pidió hacer varias cosas: el retrato de
Moro
#, de su familia
(Perdida, quedan dibujos preparatorios
#), de sus amigos, y otros conocidos, y otras hermosas
obras para su casa, hasta que quedó satisfecho.
Moro invitó al rey a un
banquete delicioso, y le dejó ver todas las cosas que Holbein había hecho en su casa.
Como el rey nunca tuvo
pinturas tan hermosas, estaba extremadamente asombrado, viendo que
ante sus ojos, aparecían personas que conocía, no como pintados, sino que
parecían vivos.
Moro, viendo el gran placer que el rey tenía en estas
obras, cortésmente se las ofreció en regalo, "Estas cosas las he mandado
hacer para su majestad".
El rey, ante quien quedó agraciado, le pidió
que le informase el maestro, que había hecho ese trabajo, que dónde
se encontraba. Moro le respondió que estaba a su servicio y se lo presentó.
El rey no tomó las pinturas de
Moro, diciendo: Ahora
que tengo al Maestro le pediré lo que quiera.
El rey tuvo a Holbein en
la mayor estima y respeto, y estuvo contento de tenerlo a su servicio. Holbein
realizó varios retratos al rey
#, y otros muy interesantes, que
están en Londres y pueden verse.
En el rey creció el amor hacia Holbein
favoreciéndole, ya que
fue muy bien servido por él.
Se cuenta que en una visita de un conde
inglés a Holbein, para ver sus trabajos, éste estaba pintado del natural u
otra cosa, estando ocupado, pidiéndole al conde que educadamente que lo
excusase, que no podía recibirle, que volviera luego. La cosa es que le
conde no se fue, y subió las escaleras pues consideraba que una persona como
él, tenía que ser tratado por el pintor.
Holbein, habiéndolo visto que
no renunciaba a su rudeza,
persistiendo, tomó al Conde y lo arrojó por las escaleras:
quien, cayendo en inglés, le pidió a Dios, y gritó, Lor, have mercy upon
me!, ¡Oh Señor!, ten piedad de mi. Los sirvientes asombrados por esta horrible
caída, corrieron a socorrer a su Señor, mientras Holbein cerraba y aseguraba
la puerta de su habitación, y escapaba desde arriba por una ventana del techo
por el tejado, y apresuradamente se fue a la corte, donde pidió perdón al
rey por la tardanza sin mencionar el motivo.
Él le acosó pidiéndole el
motivo de la demora varias veces, hasta que le prometió perdonarle, si le
decía ya, fuera lo que fuese.
Habiendo dicho la cosa, el rey hizo
gesto de estar arrepentido de su promesa, diciéndole que no repitiera nunca
actos tan malos, ordenándole que no se fuera lejos hasta, que supiera del
estado del noble.
El conde llegó al rey en una litera todo magullado, muy
apenado, diciendo en voz baja y débil su queja clamando venganza al rey por
haber sido maltratado así, exagerando los sucesos cosa que el rey supo
deducir. El conde una vez que terminó, suplico al rey un castigo por el
maltrato que había sufrido. Pero veía que el rey no se avenía en lo más
mínimo, y que le preguntaba una y otra vez por la causa, demostrando que no
quería aplicar el rigor que deseaba el conde. Éste dejó entender que
sabría tomarse la justicia por su mano.
El rey le mostró su descontento,
porque en su presencia se usara un tono así, y dijera de sustituir su
justicia, diciéndole: El caso ahora no lo tienes con Holbein, sino con mi
real persona - añadiendo: ¿Porqué crees que valoro tan poco a ese hombre?,
Puedo hacer siete condes de siete palurdos cuando quiera, pero de siete
condes no puedo hacer un Holbein, ni mucho menos un artista que lo iguale.
El conde quedó asustado y pidió que lo perdonase, y se sometió a sus
órdenes, el cual le impuso, que no intentase hacer daño alguno a Holbein por
la cosa, o tendría un castigo tan duro como si le hubiese infligido la
afrenta al mismo rey, terminando así todo.
Regresando a los trabajos
que Holbein realizó al rey, Un retrato de Enrique VIII de pie
#,
del natural, con tanta expresión que quedaban asombrados al verlo, porque parece que está vivo, y que la cabeza y todos sus miembros se
mueven y agitan naturalmente.
Esta obra se puede ver en Whitehall, obra que
alaba a
su Maestro, que parece haber sido otro Apeles.
También
retrató, los hijos de rey, a saber: Eduardo
#,
María
# , e Isabel
(#
Aunque atribuido, parece flojo para Holbein), muy jóvenes, que también se puede ver en el mismo lugar.
Muchos grandes señores y mujeres, los pintó de manera más auténtica,
por
su mano.
Asimismo, en Londres, en la gran sala de los cirujanos, aún
se conserva una hermosa obra suya, donde los dignatarios del gremio reciben
su privilegio
#.
Aquí está sentado el susodicho rey Enrique, tan alto como del
natural, sentado en un lujoso sillón, una hermosa alfombra ornamental debajo de sus pies,
los dignatarios están de rodillas a ambos lados. Con la mano derecha da los
títulos, y parece recibirlo con la mayor humildad y reverencia un deán.
Hay algunos que piensan, que éste trabajo de Holbein no fue totalmente
terminado, y lo fue, pero después de su muerte, quizás otro pintor lo
terminó
(Richard Greenbury, y
otros), tan sabiamente en el estilo
de Holbein, que ninguno creería que es fruto de varias manos.
Hay
numerosas obras con retratos de personajes que salieron de su mano.
Tantas, que resulta difícil creer, que en los años que vivió pudiera
realizar obras tan trabajadas, además de los dibujos que daba a joyeros,
pintores, grabadores de cobre y madera, y escultores, así como modelos en
cera muy hermosos, porque era un hombre que lograba producir trabajando en
casi todo. Consumado maestro pintando al temple y las miniaturas
Antes
de servir al rey, no tenía conocimiento
de la miniatura todavía, pero encontró allí, en entre los que servían a la
corona, un maestro llamado Lucas, de los más famosos en el género
(Lucas Horenbout,
probablemente), con buen sentido le
tomó amistad, le bastó mirando, para comprender la forma en que lo hacían.
Una vez entendido, lo supero en mucho, digamos, como la luz del sol a la
luna, por composición, dibujo, y pintura.
En Londres, en
la casa de la Hansa, en el
comedor, hay dos grandes y deliciosos lienzos de Holbein pintados al temple,
muy bien llevados. El uno, es el Triunfo de la riqueza, y el
otro, el Triunfo de la pobreza
(Perdidos, quedan reproducciones
#,#).
La riqueza está figurada por el dios Pluto, en la forma de un hombre anciano,
y calvo, sentado en un elegante carro antiguo dorado. Con
una mano está agarrando un cofre de oro. Con la otra distribuye monedas de
oro y plata .
Al lado está, Fortuna y Fama, a menudo las dicen Felicidad
y Gloria. También está rodeado de sacos de oro.
Detrás del carro, están los que se pelean por recoger el dinero tirado.
Por los
lados opuestos del carro están los ilustres y ricos príncipes de la
antigüedad,
como Creso, Midas y similares.
El carro está tirado por cuatro caballos
blancos, conducidos por cuatro mujeres gloriosamente hermosas, cuyos nombres
están sobre sus cabezas o debajo de sus pies. Son
imágenes alegóricas de impulsores de la riqueza. Están todas
desnudas, cabezas, manos y pies, color carne. Los vestidos en blanco y
negro. Los bordes y adornos están pintados en conchas de oro.
El punto de
fuga de ambas obras parte a ras del suelo. De tal manera que todas las
figuras se ven, sabiamente desde abajo.
La pobreza, se
representa de esta manera: La forma de una anciana dama, sentada en un carro viejo y desgastado, sobre un
haz de
paja atada, que está debajo de una cubierta de paja vieja. Su aspecto define
la miseria, vestida de andrajos
Delante del carro van un hombre y una
mujer, también desnudos, flacos y con harapos desgarrados, retorciéndose las manos y
de triste actitud. El hombre lleva una pala y un martillo. En la
parte delantera del carro se sienta la Esperanza, levantando los ojos al
cielo, de manera sensible. Y otras figuras. Resumiendo es una alegoría
hermosa como una poesía, muy bien distribuida, con buen dibujo y pintura.
Federico Zuccari copió estas dos piezas
#,#
diligentemente a la pluma y la aguada, durante su estancia en
Inglaterra, en el año 1574. Y se consideraban tan buenas que parecían de
Rafael, aunque los italianos se empeñan en dar fama solo a los suyos,
considerándose superiores a cualquier pueblo en el arte.
El mismo
Federico ha confesado aún más: hablando con nuestro Goltzius, en su casa en
Roma, de Hans Holbein y sus pinturas en Inglaterra, dijo que
eran mejores que las de Rafael de Urbino. Testimonio que es libre, y de un
buen juicio audaz, siendo un hombre tan entendido: porque a Italia la
dejaría desprovista del nombre, la fama, y el
trabajo de Rafael, perdiendo alabanzas su laureado pintor. Sin embargo, el
testimonio tal debería bastar para aseverar, que tan genial llegó a ser Holbein en el arte.
El Federico
mencionado anteriormente, también quedó muy sorprendido por un retrato de
una condesa, de cuerpo entero, tan alto como el natural y de pie, con vestido en satén negro
#, pintado con mucho esmero por Holbein. Esta obra
estaba en Londres, en la casa de Milord Pembroke, que pudo ver la
pintura acompañado de pintores y aficionados, quedando tan feliz, que dijo
no haber visto cosa tan buena y tan fina en Roma, y que
estaba asombrado por eso.
En Londres estaba hace poco, un buen amante de
nuestro arte, llamado André de Loo, que compró todo lo que logró
de la mano de Holbein. Este tenía muchos retratos
maravillosos de Holbein. Entre otras cosas, tenía una tabla del natural de la mitad del cuerpo,
sentado en una mesa, en la que estaban pintados unos instrumentos de
astronomía muy curiosos. Siendo el Astrónomo llamado Nicolás
(#
Nicholas Kratzer) , alemán u holandés,
que había vivido en Inglaterra durante treinta
años. Y preguntándole el rey en broma la causa de no poder
hablar mejor en inglés, él respondió esto: Majestad, perdóneme, ¿pero qué se
puede aprender de inglés en treinta
años?. El rey y todos los que lo rodeaban se rieron de
nuevo.
El retrato era muy bueno, y magistralmente hecho.
En casa del antedicho Loo, estaba el retrato del viejo
miilord Cromwel,
de alrededor de pie y medio,
(Entre los dados por auténticos y atribuidos,
tendríamos 5 o 6 retratos de Cromwel, pero ninguno con esas dimensiones ni
aviejado) realizado por Holbein, con gran
saber, como la obra del ilustrísimo Erasmo de
Rotterdam, del que he dicho, y que tenía un gran parecido. También tenía el
retrato del
obispo de Canterbury
#.
El mismo aficionado tenía un lienzo muy grande pintado al
temple, con extraordinaria composición de las figuras, de tamaño natural y
de pie, con el venerado Tomas Moro, con su esposa, hijos e hijas,
digno de admirarse, y muy elogiado, con la que Holbein daba prueba de su
conocimiento (como se ha dicho antes)
(El "como se ha dicho antes", quizás se refiera al
cuadro familiar, donde dijo "y sus amigos", que aquí no dice, para
puntualizar el dónde se hallaba, y que no se refiera a la manera de pintar,
o, se trata de otro cuadro perdido), ahora está
presente en casa de una gran persona, el sobrino de Tomas Moro, de nombre
también Moro, que la compro a los herederos del difunto André de Loo.
La del obispo de Canterbury,
de lo mejor de Holbein, se encuentra en casa de un hombre gentil , en
Temple-Bar, frente a Milor Tesorero, que tiene más obras buenas de Holbein y
otros maestros.
En Ámsterdam en Warmoesstraat hay un Holbein muy
bueno, exquisito, de la reina de Inglaterra, con una tela plateada, que
parece ser plata natural (#
Existe una copia de un retrato de Ana Bolena, que podría ser la obra). La gente se pregunta si bajo la pintura no hay un
papel de plata. Algo digno de ver.
He visto dos retratos de Holbein,
pintados por él mismo. Uno,
un redondo pequeño en miniatura muy delicado, (Podría
ser este
# , o este
#, , que se lo presento también corregido el reflejo
#, para que aprecien que sí era zurdo, como dirá más abajo
) en casa de Jaques Razet. El otro,
una cabeza, de grande como la palma de una mano,
(Podría ser 32x26 ctm ¿#?,) bien pintada la carne
rosada muy cuidado , en posesión de Bartholomeus
Ferreris un amante del arte.
Pintando Holbein tenía en todas sus obras, una
cierta firmeza en la ambientación y pintura, colocando sus cosas ordenadas,
y ejecutando muy diferente a otros pintores. Entre otras cosas:
donde tenía que pintar cabellos o barba, los dejaba como al aire indicándolo
con las sombras. Lo dejaba secar, y entonces pintaba los cabellos y la barba
quedando naturales y con apariencia fluida. En otras cosas usaba
procedimientos especiales para conseguir un final grandioso.
Diré,
que como antes el
antiguo pintor Turpilius, caballero romano
(Plinio
el viejo libro35 -20), pintaba con la
mano izquierda, Hans Holbein, tomaba el pincel con la mano izquierda, lo que en
nuestro tiempo se ve y se oye poco, pero en
sus pinturas, y en su trabajo, no le suponía ningún problema, cosa que hacía
con gran habilidad y maestría.
Hemos hablamos antes de sus
dibujos, que ha dado muchas cosas
limpias y hermosas, (aparte de la danza de la muerte, en una pequeña tirada
de grabados), hay otro pequeño libro de imágenes de la biblia, grabados
igualmente en madera, copiados muchas veces, que están impresos en varias
Biblias. En
este libro de figuras hay muchas buenas historias y maravillosas
imágenes, que están muy bien trabajadas.
La mayor parte de éstas
tienen mérito, pero me maravillo de la historia de Ana, Madre de Samuel, y
Elcana su Esposo, también cuando David informa de la muerte de Urias, cuando
Abisag viene a él, y cuando el mensajero de Hiram trae un carta a Salomón
¡Qué hermosa manera! muy llamativa por encima de otras modernas,
donde Salomon está sentado en su trono, con manto de realeza ¿#?, mejor que lo
que hacen algunos modernos, mostrándolo a la antigua con los brazos desnudos.
De este libro pequeño, en elogio de Hans Holbein, el poeta Nicolás Bourbon,
escribió unos versos latinos donde dice aproximadamente:
Reunidos en los
campos Elíseos están Apeles
Zeuxis, y Parrasio.
Apeles con aire
distraído, sus compañeros quieren saber lo que le preocupa.
Éste
les cuenta, que surgió en el orbe el rumor de que ya los pintores antiguos,
solo lo son de nombre, pues únicamente Holbein entre los vivos ha sabido
pintar, pues ningún humano realizó obras semejantes.
Luego el poeta le dice al lector, que gracias a sus obras se le puede alabar
en justicia, y que su corazón está henchido de satisfacción, y, dirigiéndose aún más
como al joven Leser, le dice que en su trabajo se aparten de los raptos de
Ganimedes y las copias de la diosa de Citeres.
Después en dos versos
griegos viene a decir:
¡Extranjero, si quieres ver obras que están
vivas,
mira las que ha creado las manos de Holbein!
Luego de contribuir Holbein, al ornato del orbe con
su noble trabajo, tomó el destino que a todos nos espera aquí en la tierra.
Murió en Londres sufriendo, afectado por la enfermedad de la peste, en
1554 a los 56 años.
Su cuerpo se pudrió en la tierra, pero dejó a la
posteridad su nombre, y una fama que no perecerá.