INTRODUCCIÓN. .
DEFINICIÓN DE I. LA ECONOMÍA.
SÓCRATES, Y CRITÓBULO.
En cierta ocasión oí á Sócrates discurrir así sobre la Economía.
Sócrates -(a)¿Dime, Critóbulo, hay alguna profesión que se llame Economía , así como hay ciencia (4) Sócrates, Príncipe de los Filósofos, nació en Arenas el quarto año déla 7 7 O l y m f i a d a a n . M . 5,533. ant. ] . C . 4 7 1 . Su Padre
médica, y oficios de Herrero y Carpintero ?
Critóbulo - (a) Yo así lo juzgo.
Sócrates ¿ Y pregunto, así
fué escultor, í cuyo arte se dedicó en su niñez. Pero Criton admirando su raro talento , le retiró de este oficio. N o escribió nada. T o d o s los principales hechos de su vida es necesario verlos en P l a t ó n , Xenofbnte, sus principales discípulos, y Diógenes Laercio. •Su principal instituto fué entregarse todo á la instrucción déla juventud, y dar principios de gobierno. E s menester ser un simple, decía, para creer que los Artes mecánicos no se pueden aprender sin Maestros; y la ciencia de gobernar los Estados, que es el mayor esfuerzo de la prudencia humana, se adquiera sin trabajo ni preparación alguna. Xenof. Memor./¿¿. 4 . Susleccknes excitaron contra él el odio de los Sofistas, que acusándole de haber introducido nuevas Divinidades, dieron con él en una cárcel donde murió con un vaso de veneno á los 7 0 años de su edad. Otros varios rasgos de su vida se verán en las notas que se siguen. (<«) C r i t ó b u l o , hijo de C r i t o n , grande ami-
c o m o podemos determinar los objetos de estas Artes , y las materias de cada una, podremos igualmente demostrar de la E c o n o mía cuáles son sus operaciones? Critóbulo Sí por cierto: el objeto de el buen E c ó n o m o es gobernar bien su propia casa. Sócrates ¿Y sí quiere, no podrá gobernar la ajena, si se le encarga , como lo hace con la propia ? Estamos viendo que el Maestro Carpintero igualmente puede trabajar para otro, que para s í ; con que lo mismo diremos del Ecónomo. Critóbulo Y a se ve. Sócrates ¿Luego el que sepa este arte , aunque por sí no tenga bienes, amigo de Sócrates era un joven bien parecido , pero poco continente. Sócrates en un coloquio que tiene con Xenofonte lib. i . M e mor. es el que nos da estas noticias. (3) A* nés , podrá llevar salario por gobernar la casa de otro , del misino modo que el Arquitecto por fabricar la casa ajena ? Critóbulo Sí por cierto, y un gran salario , si á costa de 4esvelos y trabajos mejora , y aumenta la casa que le lian encomendado. §.
II. DEFINICIÓN DE LA CASA , .
Sócrates ¿Qué te parece que queremos decir con el nombre de Casa ¿ Por ventura lo mismo que habitación o domicilio ; ó comprendemos en el nombre Casa todo cuanto poseemos aun en los lugares mas remotos de nuestra residencia ?
Critóbulo A mi me parece que con el el nombre Casa se entiende todo cuanto uno posee aunque no tenga bienes ningunos en el lugar donde reside.
Sócrates ¿ Tienen algunos hombres enemigos ?
Critóbulo Sí por cierto, y algunos muchos.
Sócrates. Y, diremos que los enemigos de un hombre hacen parte de sus bienes ?
Critóbulo Buena ridiculez seria, si á mas de acarrear enemigos á la casa, se recompensase a un Ecónomo por esto.
Sócrates No tienes que maravillarte Gritó-* bulo pues al principio sentamos que lo mismo era casa que posesión.
Critóbulo Es verdad: pero yo únicamente entiendo por posesión lo útil y provechoso, no lo malo y perjudicial. A 3 §. III. (6) $•
III. DEFINICIÓN DE LA PALABRA BIENES.
Sócrates ¡ T E parece, Critóbulo, llamemos bienes d aquellos solos que son provechosos ? Critóbulo Sí por cierto: pues las cosas per judiciales mas las tengo yo por males, que por Bienes. Sócrates Muy bien: ¿y si uno comprase un caballo, y por no saber montarle, le tirase á tierra , é hiciese daño , será para este Bien el tal caballo ? Critóbulo D e ningún m o d o ; puesto que para ser Bienes han de ser provechosos. Sócrates Según eso ni las tierras son Bienes , si hacen daño al que las labra. Critóbulo Concedo que no son Bienes, si en vez de alimen-
(7) . mentarnos nos ocasionan el hambre y la pobreza. Sócrates ¿ L o mismo diremos de los ganados , si por no saberlos criar y apacentar , fuesen dañosos al ganadero? Critóbulo Y a se ve. Sócrates D e manera , que según tu modo de pensar, únicamente las cosas que aprovechan son Bienes, y las que dañan males. Critóbulo Sí por cierto. Sócrates Pues siendo eso así, en tanto se dirá que uno tiene Bienes,. en cuanto sabe usar de ellos ; y al contrario no lo serán para el que ignore su uso. Por ejemplo: Una flauta será Bien para el que sepa tañerla con perfección ; pero para el que no sepa , equivale lo mismo que si fuera una piedra despreciable, á no ser que la venda.
Critóbulo Lo mismo digo yo ; las flautas son Bienes para el que las
(8) las vende , no lo son para el que las guarda, y no sabe tocarlas. De suerte que en esta parte vamos conformes, Sócrates; puesto qué: queda sentado que Bienes son las. cosas provechosas, consiguientemente la flauta no será Bien para el que no la venda, pues no le: servirá de nada ; y será Bien para el que la venda, por la razón contraria.
Sócrates A mas de esto, es menester saber vender, porque si se vende á quien no sepa hacer uso de la alhaja, ni la cosa vendida es Bien para este, según tu sentir.
Critóbulo Me parece, Sócrates, quieres decir que ni los dineros son: Bienes, si no se sabe hacer uso de ellos.
Sócrates Y tú creo piensas lo mismo; puesto que únicamente tienes por Bienes aquellos de que nos, puede resultar de provecho. ¿Y si no," dime, si uno hiciese tal usó del dinero, que lo gastase con una mala mujer, de suerte que por ella perdiese la salud , el alma y la casa, ¿será para éste provechoso el dinero ?
Critóbulo De ningún modo: á no ser que digamos ser provechoso el Veleño, que hace perder el juicio á los que le comen.
Sócrates Así es Critóbulo ; el dinero , si no se sabe usar, está muy distante de poderse contar entre nuestros Bienes,
I V . SI LOS AMIGOS , Y ENEMIGOS son Bienes. ¿ Qué diremos de los amigos , si uno sabe hacer tal uso de su amistad, que le venga á ser útil y prove- vechosa ? Critóbulo M e parece que son Bienes ; y Bienes mucho mas útiles que los animales, pues nos son aun mas provechosos que ellos. Sócrates Según tu parecer ¿también los enemigos serán Bienes para aquel que de ellos pueda sacar algún partido? Critóbulo Sí por cierto : el buen Ecónomo debe de tal modo saber usar del enemigo, que le venga á ser útil. SócratesYiensas muy bien, Critóbulo; ese es el motivo por qué estas viendo tantas Casas de particulares, que deven su grandeza ala guerra, y ala tyranía. Critóbulo Es verdad, Sócrates ; ¿ pero dime , en qué consiste, que vemos á algunos tener talentos y facultades con que poder trabajando levantar y enriquecer sus Casas, y experimentamos que no lo quieren h a c e r , y por consiguien- guíente les vienen á ser inútiles sus habilidades? ¿ puede ser otra la causa mas de que á los tales no les es Bien , ni provecho el saber? Sócrates i dices eso por los Esclavos? Critóbulo N o por cierto ; sino por algunos que se precian de N o bles , á los que veo que teniendo proporción para aprender, unos el Arte militar, otros la Juris-prudencia, no quieren hacer, uso de sus talentos, á mi modo de entender , por no tener quien les mande. Sócrates ¿Cómo queno tienen quien les mande, quando están deseando con ansia la dicha y felicidad, y sus amos no les permiten conseguirla? Critóbulo i Quiénes son esos Amos invisibles que los mandan? Sócrates N o son invisibles, sino reales , y que tú mismo los conoces por los mas perversos j puesto to que reputas por tales la ociosidad , la pereza y negligencia. Hay también otros falaces y s o lapados , que con capa de placeres procuran esclavizarlos. T a les son los juegos y conversaciones inútiles, que con el transcurso del tiempo aun los mismos engañados reconocen su impostura , Ipero ya quando víctimas del placer no se hallan en estado de obrar bien. Critóbulo N o obstante , Sócrates , hay otros que en medio de estar entregados á estas pasiones, no les sirven de impedimento p'ara ser solícitos en sus intereses , y procurar por mil m e dios conservar y aumentar sus rentas ; y con todo veo arruinarse sus Casas , y venir al estado de pobreza. Sócrates ¡ A h ¡ Critóbulo, también esos son esclavos, y de los los amos mas inhumanos. L a gula, la luxuría, la embriaguez, y la loca ambición de honores desmedidos es qujen los domina y manda tan cruelmente , que mientras están en una edad floreciente, y pueden servirse de ellos, les fuerzan á contribuir con quanto tienen para saciar sus apetitos. Pero después que conocen que no pueden sacar de. ellos provecho por la vejez , los abandonan, los dexan en una vejez miserable, y emprenden executar lo mismo cóh otros. Por lo qual, Critóbulo, no menos debemos pelear contra estos tyranos por nuestra libertad, que contra los que intenten esclavizarnos á fuerza, de armas. Los enemigos, si tienen sentimientos de humanidad , aun quando esclavizan un P u e b l o , con el escarmien- miento de algunos hacen mas cuerdos los demás, y les procuran una vida mas feliz para adelante: pero estas imperiosas pasiones jamás dexande atormentarlos cuerpos y almas de los que hacen suyos , y procurar la ruina de sus casas , hasta que lo consiguen. §.
EN QUÉ V. LAS CONSISTEN verdaderas riquezas. Critóbulo C^Reo, Sócrates, haber oido lo bastante sobre esta materia ; y á la verdad si examino mi corazón , me parece le hallo muy superior á todos estos enemigos. Por lo qual si me quieres dar algunos consejos para aumentar mi hacienda , te prometo no. me servirán de de impedimento estos que tu llamas Señores. E n esta firme inteligencia puedes aconsejarme lo que tuvieses por conveniente. ¿ Y así dime, Sócrates, consideras que los dos estamos bastante ricos, y que n o necesitamos de mas Bienes} Só~ crat. Entendámonos Critóbulo; por lo que á m í t o c a , me parece no necesito de nada, y estoy suficientemente r i c o : pero por lo que á tí pertenece , paréceme que estás p o b r e , y tan pobre que m e causas compasión. Critoh, P o r cierto que no puedo menos de reírme : ¿ pues dime por los D i o ses , á quánto piensas que vendidos podrá ascender el valor de tus bienes ? ¿ Y á quánto los mios ? Sócrates Juzgo que dando con uri buen comprador , todo quánto tengo con la casa, bien valdrá cinco c o minas (a) ; y tus bienes sé ciertamente que valdrán cien veces mas. Critóbulo ¿ Ahora bien , pues si eso conoces , cómo juzgas que no necesitas de mas bienes , y tienes lástima de mi pobreza ? Sócrates L a razón es clara: lo que y o tengo es suficiente para sufragar mis necesidades: pero para el tren que tu gastas , y el papel que representas , no me parece que basta tres veces mas de lo que ahora tienes. Critóbulo ¿ C ó m o es eso ? Sócrates Y o te lo haré palpable : primeramente tu estás constituido en la precisión de hacer freqüentes y suntuosos sacrificios, cuya omisión te atraerá la cólera de los Dioses , y de los hombres. E n segundo lugar necesitas por razón de (<Í ) • Cada mina equivale á doscientos reales,
(17) de estado recibir en casa muchos Huéspedes, y obsequiarlos magníficamente : fuera de esto convidar á tu mesa y regalar á muchos Ciudadanos, si no quieres renunciar á su amistad. Por constitución de la república te veo obligado á contribuir con grandes sumas (a) , para mantener caballos, pagar danzas, r e s i d i r espec| tá(a) Solcn dividió á Atfrenás en quatro clases. Los que tenian 500 medidas de g r a nos ó cosas líquidas de renta , llamados Pen~ tacosiomedimnes , en la primera : los que t e nían 3 0 0 , y podian mantener Caballo en la g u e r r a , llamados Caballeros , en la segunda : Los que tenian 2 0 0 llamas Zeugites, en la tercera : todos los demás que no tenian tanta renta fueron comprehendidos en la quarta, llamados Thetes ó Mercenarios. E n tre las tres primeras clases era dcnde se escogia para las Magistraturas. Estas contribuían con cierta cantidad por año para los B gastos.
<!8)
ráculos, y proteger desvalidos.
Todo esto mientras el estado estd
en -paz. Si sobreviene una guerra, sé positivamente que la República te exigirá
tantas taxas y contribuciones para la prefectura de las galeras (a), que con
dificultad las podras soportar. Y dado cagastos de la República ; los de la
primera con un talento ( m i l e s c u d o s ) ; los caballeros m e d i o ; y
los Zeugites diez minas. "Jul. Tolluc. Ub.S. cap. 1 0 . En las danzas y
expectáculos públicos presidia el mas rico, y hacia los gastos. (a) Athcnas
después que Solón la había dividido en quatro clases , vino Clithenes cien años
después, y la dividió en diez T r i b u s . D e cada una de estas se sacaba los
1 2 0 mas ricos para sufragar los gastos de las A r m a das. T o d o s
contribuían por igual. Esta ley era m u y honerosa, y en el fondo muy iniqua ,
pues pagaba lo mismo el rico , que el menos rico. Demósthenes propuso otra que
ab-
caso te portes con mezquindad, me consta que los Athenienses te multarán, como
si hubieses defrau7
/
dado el erario público. U l t i m a mente estás en la creencia de que eres r i c
o , miras con abandono los aumentos de tus intereses, y vives entregado á los
pasatiempos y frioleras, como si no tuvieses otra cosa en que pensar. V é aquí
Critóbulo porque te tengo lástima , y temo no te suceda alguna quiebra
irreparable , que teabrogaba la precedente , mandando que los Trierarcos ó
Capitanes de galeras, fuesen elegidos no por i g u a l , sino por la valuación
de sus bienes. D e suerte que el que tuviese diez talentos ( 1 0 0 0 0 . escudos
) equípase por sí una galera ; si tenia veinte, d o s , y así en adelante. Los
que tuviesen menos se uniesen con otros hasta completar la suma. Véase el
Demsothenes ¡n orat. de cLislbits.
constituya en una total indigencia. Por lo que á mí t o c a , no me puede
suceder tal desgracia : pues aunque llegue á estar pobre , estoy cierto , ( y tu
también lo sabes ) que encontraré amigos (a) que me remedien ; y como son
tantos, á poco que contribuya cada
(a) Sócrates acostumbrado desde la niñez á una vida sobria y laboriosa , con
poco t e nia bastante. E s increíble el menosprecio que hacia de las riquezas.
Viendo en cierta ocasión la pompa y aparato, que habia introducido el l a x o en
ciertas ceremonias, exclamó felicitándose í sí mismo : ¡O! \J quantas COSAS hay
que yo no necesito! Xenoph. Memora!?, lib. i . N o se avergonzaba de confesar
sus necesidades. Estando un dia entre sus amigos, d i x o : si jo tuviera
dinero, compraría una capa. N o fué menester m a s , para que se originase una
disputa, sobre quien le habia de hacer este corto presence. Sénec. de Benefic. ¡ib,
7 . cap. 2 4 .
0°)
, ( )
2 I
da uno , será mas que suficiente para reparar mi pobreza. Pero tus amigos al
contrario , aunque mas ricos que tú , en tanto te tratan , en quanto consideran
que pueden sacar de tí algún p r o vecho. §. V I .
SI LOS EXEMPLOS PUEDEN SUPLIR
a las Lecciones.
Critóbulo Confieso, Sócrates, que no puedo contradecir nada de quanto has
dicho. Pero por lo mismo ahora es la ocasión de que me des preceptos saludables
, para no llegar á verme pobre y miserable. Sócrates ¡ M e admiro mucho , Critóbulo , de ver tu repentina mudanza ! Poco ha quando yo te decia que era riB
3 co,
co , te mofaste de m i como de un hombre que no sabia lo que eran riquezas ; y
no cesaste hasta que me convenciste é hiciste confesar , que lo que yo tenia ,
no equivalía á la centena parte de, tus bienes. Ahora tú mismo me ruegas , te
instruya y tome á mi cargo tus intereses , para precaver de todos modos tu
verdades ra pobreza. Critóbulo N o tienes que maravillarte, Sócrates;
quando hallo en tí un hombre, que sabe los medios seguros de adquirir bienes, y
aumentar los que se poseen. Quien sabe hacer fructificar un pequeño patrimonio,
espero que mucho mejor lo executará con uno grande. Spcrat. Sin duda no te
acuerdas de lo que poco ha hemos hablado , quando me tapaste la boca diciendo ,
que ni los
fo) .
los caballos, ni las tierras , ni los ganados, ni el dinero , ni otra alguna
cosa eran bienes , sino se sabia hacer de ellos el uso correspondiente. Que de
estas cosas se puede sacar utilidad , nadie lo duda : ¿Y cómo te parece que la
sabrá sacar un hombre , que no las ha tenido en su vida ? Critóbulo Todo
eso es cierto, Sócrates; pero también sentamos, que aunque una persona no tenga
bienes , puede muy bien tener talento para administrarlos. ¿Qué impedimento hay
para que tú tengas esta habilidad ? Sócrates E l mismo que tiene para saber tocar
la flauta aquel, que en su vida ha tenido tal instrumento, ni otro que se lo
preste para aprender. Este es el impedimento que yo tengo acerca de la economía.
Ni y o B 4 he
(»4).
he poseído jamas bienes, que son los instrumentos para aprender, ni he hallado
otro alguno mas que tú , que quisiese confiármelos para administrárselos. Y has
de estar en la inteligencia, que el que comienza á aprender un instrumento ,
está muy á pique de echarlo á perder : y no quisiera y o hacer mi aprendizage á
costa tuya. Critóbulo V a y a Sócrates , esos son especiosos pretextos con
que procuras evadirte, y no ayudarme á soportar con mas alivio la carga de mis
precisas obligaciones. Sócrates. T e has engañado, Critóbulo : antes bien te
comunicaré con mucho gusto quantos conocimientos tengo. Pero antes dime : Si
vinieses á mi casa á buscar lumbre , y no t e niéndola y o , te mostrase otra
don-
(*5)
donde la hallases , no tendrías á mi ver de que culparme. Igualmente si vinieses
á pedirme agua, creo no tendrías á mal que n o teniéndola yo , te dirigiese á
otro que la tuviese. L o mismo digo de la música ; si queriendo aprender conmigo
este arte , te encaminase y o á otros maestros mas hábiles , y que te darían
gusto si querías dar lección con ellos, ¿ podrías ofenderte de que te daba este
consejo ? Critóbulo T e haría un gran agravio , Sócrates. Sócrates
Pues ahora bien , Critóbulo , yo te daré otros mucho mas hábiles en la economía,
que te instruyan en lo que con tanto anhelo deseas que y o te enseñe. Confieso
que siempre he tenido inclinación á indagar , quienes son en Atenas los mas
hábiles en cada
da oficio. Porque reflexionando alguna vez en qué podría consistir, que en un
mismo arte se veian unos muy pobres , y otros muy ricos; me admiraba por cierto
, y m e pareció asunto digno de averiguar su causa. Inquirí con efecto el m a l
, y hallé ser muy natural lo que acaecía ; pues veia arruinarse los que
trabajaban sin principios ni consejo ; y al contrario los que con prudencia y
método sabían dirigir sus operaciones , dar un mas pronto y rápido aumento á sus
fortunas. De estos espero que podrás aprender , si quieres , á ser un perfecto
ecónomo con la voluntad de los Dioses.
§.VII.
O/)
§. VIL Mxemplos instructivos que como en compendio contienen lo qice se ha. de
tratar en adelante. Critóh. S>ea como fuere , Sócrates, no te he de dexar ahora
hasta que me demuestres lo que has prometido delante de estos amigos. Sócrates
L o haré con mucho gusto, Critóbulo: pero dime, si primeramente te señalo unos
que han edificado casas mal repartidas á mucha costa , otros que con mucho menos
han fabricado habitaciones con toda la comodidad necesaria ; qué te parece ¿no
te habré enseñado una parte bien principal del gobierno económico? Qritób. Sí
por cierto. Sócrates ¿Qué di-
dirás, sí por una ilación precisa te hago ver los primeros, tener un grande y
magnífico menage de casa, y no poder usar de él quando llega la ocasión , ni
saber si está en bueno ó mal estado ; de que provienen enfados para s í , y
quimeras con sus criados : los segundos por el contrario , con menos ajuar
tenerlo t o do á la mano quando lo necesitan? Critóbulo Diré precisamente
que en la casa de unos la casualidad coloca los muebles, y en la de los otros
cada uno ocupa su lugar determinado. Sócrates Dices bien: pero eso del lugar
determinado lo has de entender , no del que le deparó la suerte, sino del que
conviene. Critóbulo También esta es buena lección de economía. Sacra?. T e
mostraré después cosas don-
donde los domésticos, á pesar de las cadenas , por decirlo así, con que están
atados, se están marchando todos los días ; otras donde sueltos y á su libertad
trabajan y apetecen subsistir con sus amos: ¿parécete acaso que esto es menos
importante para el gobierno doméstico? Critóbulo Y o lo creo muy
importante. Sócrates Igualmente verás unos labradores que imputan la causa de su
ruina y pobreza á la labranza , mientras que otros la consideran como el origen
de sus riquezas y opulencia. Critóbulo L o creo: pero esa ruina provendrá
no de los gastos indispensables, sino de los perjudiciales á sí, y á sus casas.
Sócrates Muchos hay de esa clase : pero yo no hablo de esos, sino de los que , no
teniendo pa-, ra comprar los aperos necesarios, di-
(3°)
dicen que son labradores. Critóbulo ¡Y Qual puede ser la causa de eso?
Sócrates T e llevaré también á sus casas , y la sabrás por tus mismos ojos. Critóbulo Si puedo.
Sócrates Es menester que hagas la esperiencia , si
puedes comprehenderlo. Bien me acuerdo que, quando eras aficionado á ver
comedias, te tomabas la molestia de levantarte muy trempano, andar un larguísimo
camino (a), y alguna vez tus consejos fueron causa de que
(a) E n Grecia habia juegos públicos á que concurrían gentes de todas
Provincias; y particulares ó privativos de cada Ciudad. D e la primera clase
quatro eíán los mas solemnes. Los Olympicos , llamados así por la Ciudad de
Olympia ó Pisa , que se c e lebraban en honor de Júpiter , de quatro en quatro a
ñ o s ; los Pythienses consagrados á A p o l o , y celebrados en Delphos de qua-
(31)
,
que yo fuese contigo a verlas: pero para asunto de tus intereses jamas me has
convidado. Critóbulo Confieso , Sócrates , que he sido un tonto en tu
concepto. Sócrates Mas lo has sido contigo mismo. ¿Y qué dirás si te hago ver á
unos que la cria de caballos ha dexado por puertas ; y otros á quienes las
ganancias de este comercio ha hecho ricos y poderosos ?
quatro en quatro años ; los Nemenses de Nemea, Ciudad en el Peloponeso, se
celebraban de dos en d o s ; y los Isthmicos celebradas en el Isthmo de Corintho
, de quatro en quatro en honor de Neptuno. A estos p o dían concurrir de todas
partes siendo G r i e gos ; por consiguiente algunos tenían que andar un largo
camin<?.
J.VIÍL
(3*)
§.
VIII.
Continuación del mismo objeto: modo de aprovecharse de las lecciones y exemplos.
Critóbulo C^onfieso que los estoy viendo, que conozco unos y otros; pero
yo por eso no llego á ser mas rico. Sócrates Es por que los miras sin querer
aprovecharte de su exemplo , así como vas á ver una comedia ó tragedia, no para
hacerte Poeta , sino para deleytar la vista. y el oido. E n quanto al teatro ,
va bien que no lleves otro fin ni objeto; por que no creo quieras ser Poeta.
Pero quanto á la cria de caballos, te ves precisado á mantenerla: ¿pues no.
serias un necio si desprecia-
ciases adquirir los conocimientos posibles en este trato, quando ves la grande
utilidad que tienen para los usos y comodidades de la v i d a , y las lucrosas
ganancias que se sacan de su comercio ? Critóbulo V a y a , Sócrates ¿Tú
quieres que me meta yo ahora á domar potros? Sócrates N o por cierto , sino que
los compres desde chicos, y los vayas criando para tu labranza; porque así en
los hombres como en los animales, hay sus ciertas edades , en las que desde el
principio nos rinden utilidad , y siempre va ésta en aumentó. Buen exemplo de
esto son las mujeres; sí encuentran con un marido que las instruya , cooperan
infinito al aumento de la casa ; si al contrario , aceleran su ruina. Critóbulo
¿Y á quién deberéC mos
(34)
mos echar la culpa de eso , al hombre ó á la mujer? Sócrates Y o no sé ;
pero regularmente del mal de la oveja echamos la culpa al pastor ; y de que un
caballo atropelle á una persona , culpamos al caballero. U n a mujer, si el
marido la instruye bien, y con todo obra m a l , no se puede negar que es ella
la culpable ; pero si el marido no la enseña su obligación, y por ignorancia
yerra ¿no será el marido la causa de esto? Pero hablando en confianza, Critóbulo,
puesto que somos amigos los presentes, dime la verdad : ¿hay persona en el mundo
con quién mas confianza tengas, que con tu mujer? Critóbulo N o por
cierto. Sócrates ¿Y hay otra con quien menos comuniques ni menos
conversación gastes? Critóbulo Nin-
,
(35) - Ninguna ," o muy pocas.
Sócrates - ¿Cuando te casaste, no era tan niña que apenas había visto ni oído lo que era el mundo?
Critóbulo Si por cierto.
Sócrates Pues más de maravillar es, que sepa decir ó hacer lo que conviene, que no el que yerre.
Critóbulo Y qué, Sócrates, ¿A todas las mujeres prudentes las han instruido sus maridos?
Socrat, No me parece fuera de propósito el examinarlo. Te llevaré á casa de
Aspasia (a),
que en este particular sabe más que yo , y te instruirá de
(a) Aspasia natural de Mileto era una mujer de un talento singular. Se había adquirido el aplauso universal de Atenas; más por la extensión de conocimientos que adornaban su espíritu, que por los atractivos de, su hermosura. Toda la principal nobleza frecuentaba su casa. Sócrates concurría con bastante frecuencia, y no se avergonzaba de llamarse
(36) todo. Por mi parte vivo persuadido, que la mujer buena es una fiel socia de su marido, y ayuda igualmente a mantener las cargas del matrimonio. Por el trabajo y sudor del hombre viene por lo regular el dinero a casa, por la economía de la mujer, se distribuye en lo necesario. El buen régimen en estas operaciones acarrea la
su discípulo , y confesar que había aprendido de ella los preceptos de Retórica. Platón ¡n Menex. Podrá alguno reflexionar, por qué Sócrates no propone por modelo á su mujer. Pero cualquiera que sepa el genio soberbio que tuvo Xantippa su consorte, no extrañará que la posponga. Frecuentemente se dejaba poseer de la ira. Un día después de haberle llenado de oprobios é injurias, cogió una olla de agua sucia, y se la echó por la cabeza : él entonces riéndose, dijo: Era forzoso que descargase el agua una tan furiosa Tempestad, Diog. ¡n Sócrates
(37) felicidad a las familias; el malo, la ruina y la perdición. §. LX. Artes mecánicos y liberales. Puedo también mostrarte, si gustas Critóbulo , todos los otros artífices que mas sobresalen en cada oficio.
Critóbulo - ¿Para qué es molestarte en mostrarlos todos? El conocer los
peritos de todos los artes es dificultoso , y el tomar conocimiento de cada uno
de ellos imposible : bástame que me muestres aquellos mas útiles y decentes por
si los quiero aprender , con los operarios que los ejercen ; y al mismo tiempo
añadas de tu parte , si puedes lo que conduzca para
(38)
mí instrucción.
Sócrates -Tienes razón , Critóbulo. Los oficios mecánicos y bajos no tienen en los estados igual estimación (a), que las artes liberales; y con razón: las personas que los ejercen ( ¿ ) se les permite no haber dado toda la fuerza correspondiente que encierra el Griego. No es menester propalar especies que la diversidad de tiempos ha convencido de locas y presuntuosas. Desengañémonos que son hoy muy diversos los intereses de las Monarquías de los que fueron en tiempos antiguos. Nuestros antepasados llevados de un espíritu guerrero y conquistador , solo honraron las armas y sus profesores , sin atender al menestral que con su sudor manel los tiene la corona y su grandeza. Hoy dia de fomento y alivio de estos son los principales objetos que ocupan la atención mas cultos gabinetes de la Europa. Buen ejemplo tenemos en el nuestro que solo reputa por vil el oficio de la holgazanería.
(39) cen , tanto oficiales como maestros , fatigan el cuerpo. Se ven condenados unos á tener una vida sedentaria , y vivir á la sombra ; otros á estar continuamente al fuego. Y decir que embrutecidos así los cuerpos, no se han de debilitar mas los espíritus, es imposible. Fuera de que ocupados todo el dia , no cuidan de la -amistad , ni del estado. D e que proviene que semejantes hombres ni son buenos para amigos, para defender la patria. Por eso en algunas Ciudades , principalmente quando están en guerra, no se le permite á ningún Ciudadano exercer oficios mecánicos. C 4 $.X.
(4o) 5. X . Política del Rey de Persia. Critóbulo V a y a , Sócrates, y nosotros ¿qué oficios hemos de tomar? Sócrates Imitar sin reparo al R e y de Persia. E n el concepto de éste las mas honrosas y necesarias profesiones son la agricultura, y el arte militar : á ambas á dos protege con especial esmero. Critóbulo Y crees tú , Sócrates , que merezca, ocupar la atención del R e y de Persia la agricultura ? Sócrates Examinemos de cerca su conducta , y sabremos de cierto si la promueve. Quanto al arte militar , no podemos menos de confesar de que tiene de él especialísimo cuidado. E n todas las P r o - vincias tributarias (a) tiene mandado á cada Gobernador el número de caballos , de flecheros, honderos , é infantería ligera que ha de mantener ; de tal manera, que sean los suficientes para contener lo subditos en su deber, y defender la Provincia contra las invasiones de los enemigos. Fuera (a) Provincias tributarias se llamaban t o Perlib. comdas las que componían la dominación les de ésta no pagaban t r i b u t o s . Herodot. ta de estas Provincias , que facilita R e y de Persia. á siana , menos la misma Persia. Los n a t u r a 3. cap. 8 9 . J 9 7 . H a c e una numeración e x a c prehender la extensión de los dominios del C o n c o r t a diferencia se r e ducía a poseer en A s i a , t o d o lo que hoy dia poseen Jos Persas y T u r c o s ; en África , el E g y p t o y parte de la Nubia , c o n las e o s tas del Mediterráneo hasta el R e y n o de B a r ia ; en E u r o p a parte donia. d e la T r a c i a y Mace- (42) ra de esto cada plaza de armas tiene su buena guarnición; cuyo sueldo está á cargo del Intendente , que de esto está comisionado. Todos los años señala el R e y cierto lugar, donde se congregan todas sus tropas , para pasar por sí mismo revista , no solo de las que perciben sueldo , sino aun de las que tienen obligación á matricularse (a)., menos las que están de guarnición en las plazas de armas, (V) E n Persia habia la c o s t u m b r e de m a tricularse todos los h o m b r e s para el s e r v i cio tenia desde la edad de veinte hasta los c i n por un grave delito. O e b a z o , viejo cuenta años. E l pedir el retiro sin causa se respetable por su qualidad y mérito , tenia tres hijos que se preparaban á seguir á D a río primero á la expedición contra los S c y thas , año M . ^ 4 9 0 . lir de Susa le suplicó ant. J . C . 5 1 4 . este padre Al s a í tuviese bien dexarle uno de sus hijos para c o n s u e - m a s , que estas", ó las va a revisar é l , si están inmediatas, ó envía Inspectores de satisfacción , si están distantes. Los Gobernadores, Capitanes generales , y Virreyes que se esmeran en tener c o m pleto el número de tropas que está á su cargo , y hacen ver lo bien provistas que se hallan de armas y caballos j á estos los colma de honores , y llena de beneficios. Los Intendentes, que ó por negligencia ó por codicia no tienen surtida de víveres la tropa de los-Gobernadores de las Plazas, en la hora son severamente castigados , depuestos , y reenvío de su vejez. U n o solo no b a s t a , replico D a r í o ; y o os quiero d e x a r t o d o s tres , y s o bre la m a r c h a los m a n d ó degollar. Herod. hb. 4 . cap. 8 4 . Sfaec. de Ira lib. 3 . cap. 16. (44) emplazados. R e y que así cuida de la tropa , no se puede negar de que es soldado. Veamos ahora quanto d la ¡Agricultura. Por quantas Provincias pasa, repara y examina su cultura. A las que por distantes no puede ver , envia Comisarios de probidad que las exploren. A c a e ce encontrar un Intendente que tiene su Provincia bien poblada, bien cultivada, bien sembrada de árboles ó frutos según la naturaleza del terreno, al instante le pasa á otra Provincia, le remunera , y le dá un asiento distinguido en su Corte. Por el contrario , vé otra Provincia inculta y despoblada, sabe que esto consiste en la aspereza de genio, soberbia, ó negligencia de su Intendente , en la ñora se le castiga , se le depone del em- (45) empleo, y se nombra otro en su lugar. Quien esto hace , ¿diremos que cuida menos de que su R e y no esté bien cultivado, que el que esté en buen estado de defensa? N o debes presumirte, Critóbul o , que está reunida en una misma persona la inspección de estos cargos. Para cada uno de ellos hay su distinto Gobernador: el uno civil, á cuyo cargo está la p o blación , la agricultura, y la recolección de tributos; el otro militar , que cuida de que los presidios y\ las plazas fuertes estén bien guarnecidas. Sucede que el Gobernador militar no tiene bien defendida la Provincia ; entonces el civil le delata á la Corte, de que los labradores y artesanos no pueden trabajar con seguridad: si si por el contrario el militar tiene á cubierto su Provincia, y no obstante vé que el civil la tiene despoblada y sin cultivo, acusa aquel á éste. E n efecto una tierra mal cultivada ni puede proveer á sus propias necesidades, ni á las del estado. Quando la Provincia tiene Virrey , este es quien cuida del cumplimiento de ambos G o bernadores. Critóbulo Confieso, Sócrates, que el R e y de Persia, si eso hace, es igualmente labrador que soldado. Sócrates Pues aun no lo he dicho todo. E n todas las Provincias que hace mansión , ó á qualquier parte que va , su principal cuidado es , hacer que se planten huercas (a) y jardines (que los Persas (a) A la verdad las justicias debían cuidar (47) sas llaman paraysos ) , donde se halle todo género de hortalizas y frutas que la tierra pueda producir. É l mismo se ocupa frecuentemente en estas maniobras,, quando la. estación lo permite. Critóbulo A buen seguro , Sócrates, que en la inmediación del jardín que el R e y cultive, estarán los mas deliciosos en árboles y demas producciones. Sócrates Quando el R e y dispensa sus gracias, los primeros llamados son los buenos Militares; porque está persuadido que no puede haber labradodar de plantar huertas en t o d o s los pueblos, principalmente en aquellos que están en los caminos reales del R e y n o . N o se sabe la para abaratar gente q u e de ellas se mantiene en los años estériles. Ni quanto influyen nufacturas y c o m e r c i o . los jornales de la agricultura , fábricas, m a - (48) dores , sino hay soldados que los defiendan. E n segundo lugar vienen los labradores que mas se han esmerado en cultivar y hacer fructificar sus tierras ; porque vive seguro que no pueden subsistir los soldados, sino hay labradores que los mantengan. §. XI. Elogio de Cyro el joven. Cruentan que Cyro , el mejor de todos los Reyes (a) , solia decir (a) C y r o , de quien aquí se h a b l a , n o fué tienen que R e y ; á n o ser que se quiera h o n r a r con este título £ los pretendientes, que no mas d e r e c h o á la c o r o n a que la ambición. E n X e n o p h o n t e es disculpable este h o n o r le hace , por haber militado b a x o de sus banderas, hasta la batalla dé C u n a x a , de donde se siguió la retirada de los dkz mil. ,(49) tír á aquellos a quienes dispensaba sus gracias ; que con mayor razón era él acreedor á ellas, pues excedia á todos en la cultura de sus tierras , y en la defensa de sus estados. Critóbulo Según eso, Sócrates, también C y r o se gloriaba de ser igualmente diligente labrador, y buen soldado. Sócrates Si por cierto; si hubiera vivido mas , su gloria hubiera sido sin igual. D e esto dio frecuentes pruebas en diferentes ocasiones ; y especialmente quando tomó las armas para hacer valer sus derechos á la corona contra su hermano. D e ninguno se cuenta que desertase de sus banderas á el quartel enemigo, y sí infinitos que del Real enemigo pasasen al suyo. Este es el gran testimonio de la bondad de D los (50) los R e y e s , hallar vasallos que á todas partes voluntariamente les acompañen , y que quieran esponer á su lado la vida en los peligros. A Cyro , mientras vivió, nunca faltaron de su lado sus amigos ; después de muerto, tuvieron por punto de honor el imitarle , menos Arieo. que mandaba el ala izquierda. Este es aquel Cyro que á mas de otras demostraciones de benevolencia con que honró á L y sandro , quando fué á Sardes á llevarle los presentes de las naciones aliadas, él mismo le conduxo á sus jardines; como el mism o Lysandro contaba después á cierto huésped en Megara. Admirado el General Lacedemonio de la hermosura de sus árboles, de la igualdad de sus plantíos, de la . ( 5 0 la rectitud de sus ^calles, de la simetría de sus ángulos, de la suavidad de olores y fragrancia que por todas partes que iban les acompañaba , prorrumpió fuera de sí diciendo : T o d o me admira , todo me embelesa ; pero de lo que yo me maravillo mas,, es de la habilidad del que lo trazó y dispuso. Oyendo esto C y r o , sintiendo dentro de sí una cierta complacencia , respondió: Quanto ves , y quanto admiras, de todo he, dado yo el plan, todo lo he trazado, y una parte de ello está plantada por mis manos. Entonces L y s a n d r o , con^ templando y viendo las ricas vestiduras que le cubrían , el suaveolor que de sí echaban , .el. pre-. cioso esmalte de sus collares y brazaletes, con el de mas adorno D 2 que que le autorizaba, le dixo : ¿Que dices Cyro? ¿Tus manos mismas han plantado esto? ¿Maravillaste de eso , replicó C y r o ? Pues y o te juro por el Dios Mitres (¿z), que jamas me sucede , quando estoy bueno, sentarme á la mesa sin haberme antes fatigado y sudado , ya en las evoluciones militares, ya en el cultivo de mis jardines , ú otro qualquier honesto exercicio. ¡ A h Príncipe! exclamó entonces L y s a n d r o , agarrándole de la m a n o : ¡Con razón se os tiene por el mas feliz de los R e yes , pues á el poder añadís la virtud! (a) Los Persas adoraban al Sol b a x o e s te n o m b r e , y era el que tenia el p r i m e r lug a r entre sus D i o s e s . §.XIL (53) §. XII. Elogio de la T Agricultura. he contado esto, Critóbul o , para que veas que ni las personas mas altas deben desdeñarse de la cultura del campo. L a agricultura es una ocupación que deleyta al mismo tiempo que enriquece. Su ejercicio dá fuerzas al cuerpo para el desempeño de qualquier destino propio de un hombre honrado. L a tierra provee á sus cultivadores en premio de su trabajo lo necesario á la vida y á los placeres. Los perfumes que exálan nuestros altares , lo que compone el adorno de nuestras estatuas , lo que sirve á nuestra mayor decencia y compostura, todo lo dá de sí D 3 la ]j?Q (54) la tierra. Son tantos los animales que cria, tantos los que mantiene , (también la cria ele ganados es parte de la agricultura ) que después de alimentados nosotros , sobran aun para aplacar con su sacrificio la cólera de los Dioses, y para nuestros ministerios. Pero esta abundancia , estas riquezas no son premio de la ociosidad y desidia, sino fruto de la aplicación y trabajo. L a vida del campo acostumbra á sufrir los rigores del Invierno , y calores del Verano. Su profesión exercita las fuerzas, hace robustos los jornaleros , y enseña á los amos á ser diligentes, precisándoles á madrugar y aprovecharse del tiempo. Pues tanto en el campo como en la Ciudad hay ciertas diligencias , que re- (55) tequierefí tiempo proporcionado. Se quiere servir á la República con su caballo , ¿qué cosa mas cómoda para criarlo que la agricultura ? Se quiere servirla á pie, ¿ qué ocupación mas proporcionada para robustecer el cuerpo? L a agricultura nos excita la inclinación á la caza , dándonos facilidad para mantener perros , y bosques para criar animales. Los caballos y perros se mantienen de la agricultura , pero también estos la rinden su utilidad. E l caballo dando facilidad al amo. de ir á cuidar por la mañana de sus labores , y volver por la tarde ; el perro ahuyentando las fieras para que no hagan daño en los sembrados y ganados, é infundiendo valor al dueño en la soledad. L a tierra , en el heho rnisD 4 mo m o de producir sus riquezas a campo raso , anima al labrador á defender con las armas sus frutos contra qualquier usurpador. E n fin, ¿qué arte hace á los hombres mas aptos para correr, saltar , ó disparar el dardo que la agricultura ? ¿ Quál recompensa con mayores usuras á sus profesores? ¿Qué otra recibe con mas gusto á los que la exercen, ni franquea con mas liberalidad quanto necesitan ? ¿ Quál puede agasajar mejor un huésped ? ¿ E n qué parte podemos pasar el I n vierno con mayor abundancia de leña para calentar nuestras piezas y nuestros baños , que en la quinta ? Pues el V e r a n o , ¿dónde con mas gusto ? L o cristalino de las aguas, la suavidad de los vientos , la frescura de las sombras, to- todo nos convida á pasarlo en la Aldea. Aquí es donde se tributan á los Dioses las primicias mas gratas y reverentes. Aquí donde con mayor concurso y alegría se celebran las festividades. Últimamente, esta es la ocupación mas natural al criado , mas suave á la mujer, mas apetecida del niño , y mas agasajadora al amigo. De suerte que dudo pueda haber para un h o m bre honrado riquezas mas placenteras , profesión mas deleytable, ni exercicio mas conducente para la vida. L a tierra, como Diosa , enseña é instruye al hombre. Sus producciones son una lección continua de justicia. A l que con mayor estudio se aplica á contemplarla, recompensa ciento por: uno. ( 5 « ) uno. Acaece alguna vez que el labrador endurecido con el trabajo , se vé privado de sus mieses por las huestes enemigas; el espíritu y valor que ha adquirido en esta ocupación , le infunde ánimo para invadir con la v o luntad de los Dioses las tierras de sus contrarios , y contrapesar sus infortunios. E n tiempo de guerra mas seguro es buscar el sustento con la espada , que con el arado. L a agricultura nos inst r u y e , para que nos prestemos un mutuo auxilio. L o mismo necesita el General hombres para oponer á los enemigos , que el labrador operarios 'para las labores del campo. E l que quiera cultivar la tierra con ganancia , necesita de tal modo haberse con sus criados, que trabajen con (59) con gusto , y obedezcan lo que se les manda. Igual conducta debe observar el General con sus tropas ,-'premiar los que executen lo dispuesto , y castigar los desobedientes. L a obligación de exhortarlos y á veces animarlos, no es menor en el Labrador respecto de sus colonos , que en el General respecto de sus soldados. L a esperanza del premio es necesaria al esclavo igualmente que al libre; y si cabe, m a s , para que subsista y no huya. ¡Ahí ¡qué bien dixo el que dixo , que la agricultura era madre y nutriz de las demás artes! Si ésta se halla en buen estado , todas las artes florecen ; pero si por algún infortunio se vé abandonada é i n culta, las otras artes perecen, y casi totalmente cesa el comercio demar y tierra. §.XIH. (6o) §.
XIII.
Poder de los Dioses,
Critóbulo .IVÍe parece Sócrates, que has hablado bien en quanto has dicho. Pero en la agricultura h a y infinitos accidentes , que no puede precaver la prudencia del hombre. Los granizos , las heladas, la escasez ó abundancia de aguas, la niebla , y otros muchos infortunios son enemigos que nos llevan á veces las mas bien cuidadas y cultivadas cosechas. ¿Quintas veces no viene una peste que asóla nuestros mas bien mantenidos rebaños ?
Sócrates Estaba en el entender , Critóbulo , que no ignorabas que los Dioses eran dueños absolutos, tanto de las ope-
(6i) operaciones de la Agricultura, c o rno de las del arte Militar. V e s al General en la guerra implorar el patrocinio de los Dioses antes de dar la batalla , y procurar saber por las entrañas de los animales y vuelo de las aves lo que ha de hacer , y lo que h a de omitir ; pues ¿por qué has de presumirte que es menos necesaria su protección para las cosas del campo ? T e n entendido, Critóbulo , que el hombre prudente ruega á los Dioses por sus frutos húmedos y secos (¿z), por sus bueyes, por sus caba-r líos,
(
me hizo sacar una conseqüencia que comuniqué á m i muger. Si en la corta capacidad, la dixe, de un navio se halla lugar destinado para todo ; si ni el violento impulso de las olas y vientos, n i el gran terror y espanto que éstas infunden, es bastante para hacer perder el orden , y no h a llar lo que se busca ; ¿no seremos unos necios , que teniendo en casa grandes piezas para cada cosa , firmes y estables en el continente , no sepamos introducir el orden y arreglo para cada una? ¿No será esta una ignorancia crasa? Y a te he dicho la gran! ventaja y conveniencia que trae consigo la buena disposicioja^de muebles, y la facilidad de dar 'g\ cada uno su conveniente destilo, j E l gusto que causa tener, ^ g a r / G 3 dé-
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determinado para los zapatos y vestidos de qualquier clase que sean. L a complacencia que se recibe en tener á recado las alfombras , la batería de cocina , y demás necesario para la mesa. A u n las ollas , pucheros y platos, p a rece bien tenerlos con simetría, aunque esto tal vez te lo ridiculizará un pisaverde , pero no un hombre serio. D e aquí se seguirá que la simetría dará después nueva gracia y realce á todas las demás cosas. Cada una de ellas bien colocada representará un coro de muebles , cuyo centro sobresaldrá á medida de la justa situación de sus partes; del mismo modo que un coro orbicular , no solo por sí es un espectáculo admirable, sino que su centro embelesa y encanta á los espectadores. Fue-
Fuera de que, si es cierto ó no lo que digo , podemos experimentarlo á poca costa y trabajo. N i nos debe desalentar, querida esposa , la dificultad de hallar un hombre que sepa el repartimiento de cada mueble , y tenga memoria para acordarse de su sitio. Vemos que Athenas contiene i n finitos mas muebles que nuestra casa ; y no obstante á qualquier criado que mandes te traiga tal cosa de la p l a z a , no hayas miedo que dude por donde ha de ir, n i donde lo ha de comprar. De esto no es otra la causa , sino que cada cosa tiene su puesto determinado. A l contrario, acaezca que andes buscando á un h o m b r e , y que éste tal ande haciendo contigo la misma diligencia , las mas de las veces os G 4 can-
(i°3) .
cansareis primero , y desistiréis del empeño , que lleguéis á encontraros. L a razón es clara; porque no habéis designado lugar donde esperaros. §. IX.
de la casa.
(104)
Disposición general
JKstas son , amigo Sócrates, las lecciones que me acuerdo haber dado á mi muger sobre el arreglo de los muebles y su uso. Sócrat. ¿Y qué tal Ischómaco? te pareció que oia con gusto lo que procurabas enseñarla?Zr^f/f#.¿Qué mayor prueba quieres de su atención , que el haberme prometido que seria cuidadosa en adelante ; y estarme su rostro m a nifestando el sumo gozo de h a ber
ber bailado ideas claras y ordenadas en vez de inciertas y confusas? Fuera de que me suplicó que en el instante mismo arreglase los muebles como lo habia dicho. Sócrat. ¿Y cómo se los distribuíste? Ischóm. Primeramente me p a reció mostrarla toda la capacidad y conveniencias de la casa; pero no creas , Sócrates , que la hermosura de sus piezas consistía en el adorno de ricas y costosas pinturas, sino en la perfecta correspondencia y aptitud para su destino. De suerte que cada quarto estaba diciendo para lo que era. L o interior y mas seguro pedia naturalmente el tálamo, los ricos tapices y alfombras, y las mas costosas alhajas. L a parte mas seca de la casa era buena para el trigo ; la mas fria para
.0°5)
ra el v i n o ; las piezas claras, para la labor y demás maniobras que requieren luz. A mas de esto la mostré las salas para visitas y tertulias bien adornadas y situadas en tal conformidad , que fuesen frescas en Verano , y calientes en el Invierno. Hícela ver que la casa estaba toda situada al medio-dia ; de donde claramente podia inferir, que en el I n vierno la bañaria mucho el sol, y en el Verano la sombra. L a conducí á la habitación de las mugeres que tenia puerta distinta y separada de la de los h o m bres para el baño. De este m o do se evitaba que la familia extragese alguna cosa , ó fuese consentidora para que sus hijos lo hiciesen , sin saberlo nosotros. Los buenos criados, si llegan á te-
(io6)
tener hijos, se hacen por lo regular ellos y su familia mas afectos que antes á la casa ; pero los malos sirven de capa á su muger é hijos para obrar mal contra sus amos.
(io )
7
§. X.
Distribución
particular bles.
de
mue-
tespues que lo recorrimos t o d o , dividimos el menage por clases. Comenzamos primeramente á recoger en una pieza todo lo necesario para los sacrificios. Separamos los adornos y galas festivas de la muger. Hicimos lo mismo con las ropas de ceremonia del hombre, y vestiduras para la guerra. Pusimos con separación los tapices y alfombras pa-
(io8) ra las habitaciones de las mugeres , y para las de los hombres. Elegimos sitio diferente para el calzado de la muger y para el del hombre. Procuramos no confundir las armas é instrumentos militares con las ruecas, usos , y demás utensilios mugeriles, los instrumentos de moler el trigo con los de la despensa, los muebles de cocina con los del baño, los de amasar con los de la mesa. Destinamos lo que habia de servir diariamente, con separación de lo que se habia de usar en los convites y dias festivos. Hicimos también repuesto separado de las provisiones mensuales, de las que se habian hecho para todo el año. Esta distribución conduce mucho para calcular los gastos y necesidades de una casa. $.XL
(109)
§. XL
Criados mayores , y principalmente de las Amas de llaves.
JOLecha la separación de muebles por clases, llevamos cada cosa á su lugar conveniente. E n tregamos después á cada doméstico aquellos utensilios que sirven diariamente al uso ordinario; v. g. los instrumentos de amasar y cocer el p a n , los de guisar, hilar, debanar , texer y otros semejantes , previniéndoles el sitio propio de cada uno , y encargándoles el buen estado en que nos los debian volver. L a custodia de aquellos otros que sirven, para una festividad, para obsequiar un huésped, ó para qualquier otra
otra urgencia precisa, se la d i ro ante todas cosas la mostramos el lugar conveniente de cada u n o , tomándola una exacta razón de lo que se la entregaba , y poniendo su señal á cada cosa. L a diximos que su cargo era dar á cada doméstico lo necesario á su ministerio. L a recomendamos la gran memoria que debia tener de acordarse á quien lo entregaba , para recibirlo después , y volverlo á colocar donde lo habia sacado. Este empleo de Ama de llaves se lo confiamos á aquella de toda la casa, que nos pareció mas continente en la comida , en el vino , en el sueño , y en la conversación con los hombres. Ademas tuvimos consideración á la mayor memos á una Ama de llaves. Pe-
. ( °)
rI
memoria, exactitud y cuidado, tanto para prevenirnos las disensiones que la podian ocasionar sus descuidos, como para que esmerándose en darnos gusto, remunerásemos sus servicios. Para -acostumbrarla á que nos tuviese afecto y cariño, tomamos el medio de comunicarla nuestras alegrías y satisfacciones , quando las teníamos ; dándola igualmente parte de nuestros disgustos y pesares, si los habia. Procuramos hacerla diligente y cuidadosa en el gobierno y aumento de la casa , dándola nuestra confianza, y haciéndola sabidora de nuestros bienes y riquezas. Nuestra conducta era bastante á excitarla á la justicia. Hacíamos mas aprecio y estimación de los h o m bres de bien, que de los injustos; de-
demostrándola que los primeros pasaban una vida mas abundan^ te y feliz que los segundos. $.
Recompensas
(II.)
XII.
y castigos de los do-* mésticos.
Cx >n efecto conferimos á la tal el dicho empleo ; pero y o entonces dixe á m i muger : T o do^ lo que acabamos de hacer es inútil, si tú no cuidas de que permanezca el arreglo. Hícela ver que para estar una república bien gobernada, no bastaba á sus Ciudadanos tener buenas leyes , sino establecían al mismo tiempo Ministros que las hiciesen observar , premiando á los obedientes, y castigando á los transgresores. Tu
T ú eres , querida esposa , la legisladora , y la que ha de hacer observar las leyes en tu casa. A tu cargo está recorrer, quando te parezca , sus muebles y alhajas , lo mismo que está á cuenta del gobernador de un presidio rondar de quando en quando sus centinelas. T ú misma debes examinar el estado de cada cosa, lo mismo que el Senado pasa revista á los caballos y caballeros» E n tí reside la potestad , como si fueras reyna , de distinguir y premiar á proporción á los que mejor cumplan sus deberes, igualmente que reprehender y castigar á los que lo merezcan. A c a so te quejarás , y con razón , de que por lo que hace á nuestros haberes, te impongo mas cargos y obligaciones que á tus criados H mis-
.(»3)
1
mismos. N o obstante debes c o n siderar que los criados, en tanto participan de los bienes de sus amos , en quanto los manejan, cuidan y guardan , pero de ningún modo pueden hacer uso de ellos sin el consentimiento de sus Señores. T o d o es del amo , él es el único que puede disponer de ello á su voluntad. ¿ A quién interesa mas el aumento de nuestros bienes ? á nosotros. ¿ Quién aventura mas en la pérdida de nuestros efectos ? nosotros. Pues á nosotros es á quien incumbe mayor cuidado y esmero en nuestra hacienda. Socrat. ¿Qué tal, Ischómaco? ¿se rindió á tus persuasiones? Ischóm. Juzgas muy mal de m í , me respondió , si crees que el cuidado y vigilancia sobre mis bienes es para mí una carga
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ga pesada. Mas lo sería sin duda , si en vez del cuidado, me impusieses el descuido y negligencia. E l orden de naturaleza tiene establecido, que así como una muger virtuosa encuentra mas facilidad en criar y educar sus hijos, que en abandonarlos; igualmente una muger prudente repute por mas suave cuidar de sus bienes , que disiparlos. E l ver en buen estado su casa, es la mas dulce satisfacción para una m u ger discreta. Sócrat, Por Juno, que tu muger , Ischómaco , tiene entendimiento de hombre.
H 2
J.XII.
( i i 6)
§.
Afeyte
XIII.
di las mu*
y compostura geres.
Ischóm. O t r a s acciones aun v o y á contar -que te harán ver su gran talento , y la ciega subordinación que tiene á mis mandatos. So'-* crat. ¿ Quáles son ? dímelas por los Dioses , pues mas deseo ver la virtud en el modelo de una muger viva , que la hermosura y gracias representadas por Zeuxís de una pintada. Ischóm. Viéndola un dia muy untado el rostro de albayalde , para parecer mas blanca que lo que era ; sus mexillas pintadas de bermellón, para que el artificio desmintiese en lo rubio la realidad; con unos zapatos de tacón a l t o , fingiendo
do mas altura, que la que la naturaleza la habia prestado , la dixe: dime, querida esposa, habiendo de venir á unirse mis bienes con los t u y o s , ¿de qué modo me estimarías mas , y me tendrías por mas fiel esposo ? ¿ Si te hubiera manifestado á punto fixo m i hacienda , sin exagerar mis rentas mas allá de la v e r d a d , ni encubrirte nada de lo que tenia ; ó si hubiera procurado engañarte , ponderando mis riquezas , mostrándote a l hajas y aderezos al parecer brillantes , pero que en el fondo encubrían una materia menos noble , y aparentando en mis vestidos colores falsos en vez de verdadera grana ? La Mug. ¿A que viene ahora ese lenguaje? ¿ cómo habia de presumir yo que tú habías de portarte de ese modo? Si H 3 hu-
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hubieras sido t a l , no te hubiera querido y 6 tanto como á mi vida. Ischóm. Pues bien , muger, quando nos casamos, ¿ no hicimos un don mutuo de nuestros cuerpos? La Mug. Así es. Ischóm. Y baxo ese supuesto , ¿ de qué modo te agradará mas el mío? ¿Si procurase yo con el arreglo de vida presentártelo sano y robusto, y por consiguiente de buen color á tu vista ; ó si te lo mostrase untado de bermellón, y las mexillas d a das de albayalde, de suerte que te engañase, y en vez de mi verdadero rostro vieses y tocases una pintura animada ? La Mug. Mas apetecería tocarte á tí solo , que con el bermellón; mas gustaría ver la tez de tu rostro, que la del albayalde; y mas desearía m i rar tus mexillas al natural y sanas, que
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que con composturas. Ischom.Del mismo sentir soy y o , querida esposa. Y o aprecio y estimo mas tu color natural, que el que te presta el albayalde y bermellón. A s í como los Dioses han establecido que las yeguas , vacas y ovejas no necesiten afeytes ni colores postizos para agradar i los caballos , bueyes y carneros; del mismo modo el h o m b r e , lo que mas estima, es el rostro natural y sin compostura. Estos artificios podrán tal vez servir de incauto lazo á los extraños , pero jamas engañar á los que se están tratando á todas horas, aunque se intente. H a y mil ocasiones en que mutuamente pueden sorprehenderse ; ó al levantarse de la cama serán cogidos en el fraude antes de componerse ,• ó el sudor H 4 con-
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convencerá su impostura , o el llanto descubrirá su cautela, ó el baño manifestará la realidad. Sócrat. Dime por los Dioses , Ischómaco, ¿qué fué lo que respondió á eso ? Ischóm. Su mudanza fué la respuesta. Desde el momento mismo renunció á sus afeytes y vanas composturas , procurando en adelante presentárseme natural y con decencia. N o obstante me preguntó , si acaso la podria dar algún consejo para ser hermosa y bella en la realidad, sin necesidad de artificios para parecerlo.
( °)
I2
,
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J.XIV.
(I2l)
5.
XIV.
CONCLUSIÓN. El exer cirio y trabajo son los ver-* daderos preservativos de la hermosura de las muger es.
S i consejo, Sócrates, que y o la d i , fué que no estuviese sentada servilmente todo el d i a , sino que como Señora (pues los Dioses la habian puesto en este cargo ) procurase asistir á la pieza de la labor , para enseñar á las que no supiesen tanto como ella, y aprender al mismo tiempo de las mas instruidas"; que visitase el cernedero , que estuviese presente á ver sacar y medir las provisiones en la despensa, y que
que lo recorriese todo , mirando si cada cosa estaba en su l u gar conveniente. Esto la haría ser diligente para la casa , y podría servirla de paseo. L a recomendé también mucho el exercicio, como humedecer y amasar la arina , sacudir, limpiar y componer los vestidos , tapices y alfombras. C o n este trabajo y movimiento, la dixe , comerás con mas apetito , disfrutarás una salud mas constante , y tendrás en la realidad un color mas hermoso y permanente. Fuera de que un rostro natural , y una decente compostura son estímulos fuertes para una criada , quando se trata de disputarla el premio de su trabajo , principalmente si aprecia mas servir por inclinación y afect o , que por violencia y repugnan-
nancia. Las mugeres que se están todo el día con gravedad mano sobre mano, dan motivo á que se haga de ellas el mismo juicio, que de las que usan adornos y artificios para sorprehender. Pero tengo el consuelo , Sócrates, que mi muger se ha aprovechado bien de mis lecciones , y tiene al presente la conducta de vida que te estoy contando.
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LA
(124)
LA DE
E C O N O M Í A XENOFONTE. L I B R O II.
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PUNCIONES DE LOS HOMBRES. PRÓLOGO. Lo que mas dehe apreciar el hombre es el mérito personal.
Sócrat. 3V|[e parece , Ischómaco, que he oidó lo bastante de las funciones y deberes de tu muger, dignas á la verdad de sumo aprecio, por la parte tan principal que toca á entrambos. A h o r a quisiera me contaras las obligaciones que están á tu cargo ; de cuya relación , resultarán á un tiempo dos pro-
( S) provechos; la complacencia que tú tendrás en recordar los hechos que tanta reputación te han adquirido , y el gran gusto de que te seré deudor en oír el por menor y aprender , si puedo, las acciones de un hombre honrado y virtuoso. Ischóm. T e contaré, Sócrates, con mucho gusto lo que hago, para que al mismo tiempo me corrijas , si en algo te parece que no obro con rectitud. Socrat. ¡Yo corregirte! ¡yo reprehender á un hombre que tanto se ha esmerado en llegar á ser el modelo de la virtud! principalmente quando soy tenido comunmente por un charlatán, por un hombre que fabrica castillos en el ayre (a), y ( l o que se reI 2
(a)
T o d o esto alude á lo que h e m o s d i cho
reputa por la última infelicidad) todos me llaman el pobre! Este apodo, amigo Ischómaco, seria sin duda el que me hubiera llegado mas al alma,á no haber encontrado el caballo de ese Nicias que acaba de llegar á Athenas. Viendo
d i o en la vida de S ó c r a t e s . Sus enemigos habian tirado 2 0 anos antes á indisponerle con el pueblo. Para ridiculizarle se habían lido de Aristóphanes. En vaefecto este poeta
bien sea p o r resentimiento p r o p i o , pues S ó crates aborrecia sus c o m e d i a s , bien por soborno de sus enemigos prestó su pluma para un efecto tan duce una sobre la S c c n a cesta indigno. C o m p u s o una al Filósofo metido en
c o m e d i a intitulada las Nubes; en la q u e introcolgada en las nubes, vendiendo como un
m á x i m a s ridiculas. E n todos los actos procura el poeta hacer hablar á Sócrates h o m b r e lleno de vanidad, a m o r p r o p i o , vend e d o r de novedades y c o r r u p t o r de la juventud.
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do que las gentes iban en pos de este animal solo por verle, y oyendo en todas partes hacer de él conversación , llegúeme al que le cuidaba , y pregúntele: ¿Ese caballo nociendo que quien tal pregunta hacia , no podia tener muy sano el juicio , volvió la cara y me dixo : ¿Estás loco? ¿qué bienes quieres tenga un caballo? Esta respuesta me dio motivo á hacer esta otra reflexión: Si un caballo es tenido por bueno y estimado de todos sin tener riquezas, solo por la disposición natural y gallardía, y o también puedo ser bueno y apreciado de todo el mundo, sin dinero, solo por mis virtudes y pensamientos. Por lo qual, querido Ischómaco , cuéntame exactamente tus acciones; pues
tiene muchos bienes? E l m o z o , co-
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pues con la instrucción que reciba , estoy resuelto á seguir tu exemplo desde mañana. Este dia es bueno para comenzar á ser virtuoso (a). Ischóm. T ú te burlas, Sócrates; pero no obstante te explicaré en el modo posible las acciones en que procuro ocupar m i vida.
(a) l o que O Sócrates se burla de los que d e al x a n la enmienda para el dia de m a ñ a n a ; ó es mas regular , el dia siguiente era uno de de esta conversación aquellos
que los antiguos llamaban supersticiosamente m a s felices que los o t r o s .
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§.
I,
Como entre otras cosas se deben pe-* dir riquezas d los Dioses: Ver* dadero uso de estas.
Oon vencido por mí mismo de que los Dioses jamas conceden ia prosperidad a los ignorantes y perezosos , y que aun los prudentes y activos no obtienen todos su favor , mi primer cuidado es el culto de los ' Dioses. Hago los esfuerzos posibles por medio de súplicas y oraciones, para que me concedan una perfecta salud , fuerza en el cuerno, honor y estimación en la república , agrado y benevolencia con mis amigos, salir con felicidad de las batallas, y aumento de bienes I por
por justos medios. Sócrat. ¡Qué! Ischómaco , ¿también tu anhelas por las riquezas, sabiendo que á proporción de su aumento te vendrán los cuidados? Ischóm. Sí por cierto , también y o tengo esa solicitud. L a cosa mas gustosa para mí, Sócrates , es tener con qué hacer magníficos sacrificios á los Dioses , con qué remediar las necesidades de mis amigos, y con qué contribuir al adorno de la Ciudad , en quanto pueda. Sócrat. Tienes razón en quanto dices » Ischómaco ; pero para esos gastos es menester ser muy poderoso. Ischóm. ¿Y por qué no he de ser y o lo bastante? ¿Quando hay ciudadanos que no pueden vivir sin el auxilio de sus amigos j y otros que se tienen por muy dichosos con hallar el alimento diario? Fuera
ra de que los que no solo saben gobernar su casa, sino dar aumento á sus rentas , ¿por qué no han de ser reputados por ricos y poderosos? ¿y qué mejor uso podran hacer de su fortuna , que consagrarla en adorno de la república y en alivio de sus amigos? Sócrat. Es verdad; muchos hay que podemos por la experiencia h a cer el elogio de esos tales. Pero ahora quisiera volviéramos al principio, y me dixeras ¿qué haces para gozar de salud, estar robusto , y salir con felicidad de las campañas? Pues por lo que hace al aumento de la casa , espero que después me darás las suficientes lecciones.
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§.n.
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J.
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II.
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exercicio procura la salud, el trabajo las riquezas.
Ischóm. U na sola respuesta satisfará á esas preguntas , pues son consiguientes unas de otras, (guando un hombre come solo para alimentarse y soportar el trabaj o , la sobriedad le conserva una perfecta salud , y el trabajo le adquiere robustez y fuerzas. Si el exercicio es en las evoluciones militares, le infunde este valor para salir mas bien de qualquier peligro ; si es en los negocios domésticos , le procura mayor actividad y vigilancia para aumentar su casa y no descuidarse. Sócrat. Hasta aquí, Ischómaco, me pa-
parece que te comprehendo; pues dices que en el trabajo, actividad y exercicio, es donde un hombre puede hallar el origen de tantos bienes. Pero yo desearía saber qué especie de trabajo exerces para tener salud y robustez, qué clase de exercicio para aprender el arte m i litar , y qué cuidados son los tuyos para adquirir riquezas con que aliviar á los amigos , y socorrer las urgencias del estado. Ischóm. Velas aquí , Sócrates ; primeramente acostumbro levantarme de la cama á una hora en que puedo aun hallar en casa á qualquier persona , por si tengo precisión de verla. Si tengo que hacer alguna diligencia en la Ciudad , la evaquo, y esto me sirve de paseo. Si por el contrario no tengo asunto alguno de importancia , manI3 do
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(*34) do al muchacho me saque el caballo al campo. Y o voy á pie, y te aseguro, Sócrates , que es para mí mas agradable este paseo, que el de los pórticos del Circo. Después que he llegado á la heredad , veo lo qué hacen los criados, si plantan, barbechan, siembran , ó recogen fruto , y examino como se executa cada cosa. Substituyo al método antiguo otro nuevo , sí me parece mejor. Hechas estas maniobras monto en el caballo , le hago exécutar las mismas evoluciones que si estuviera en la guerra , estrechándole á pasar unas veces en •oblíquo y otras en recto , declives , repechos , fosos y arroyuelos. Pero siempre con el cuidado de no perniquebrarle con estas Operaciones. Acabado este exerci-
cicio le dexo descansar y revolcarse; después se lo entrego al muchacho para que le conduzca á casa, y lleve al mismo tiempo lo que se necesite á la Ciudad. Y o me vuelvo ya andando, y a corriendo, y al instante v o y á limpiar el caballo. C o m o , pero con tal precaución que pueda pasar el dia ni repleto el estómago, ni vacío. Sócrat. Por Juno, Ischómaco, que me da gusto en oírte. Pues no puedo dexar de admirar un método que te procura aun tiempo la salud y las fuerzas con el exercicio, la ciencia militar con las evoluciones, y las riquezas con la diligencia. L a experiencia misma nos está diciendo el buen efecto que en tí ha causado esta conducta. Pues te vemos regularmente sano y ro14 bus-
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busto por particular providencia de los Dioses, y te numeramos entre los hábiles en montar á caballo y acaudalados. Ischóm. Pues no obstante este método de v i d a , y que muchos me reputen por hombre honrado y virtuoso como t ú , Sócrates, poco ha decias , soy muchas veces la víctima de la calumnia é injusticia. J . I1L
JBxef'citarse en la elocuencia.
Sócrat. Quisiera preguntarte, Ischómaco, ¿si haces algún estudio para justificar tus acciones, ó reprehender las de otro, quando llega la ocasión ? Ischóm. ¿ Pues no e s , Sócrates, un perpetuo estudio de la justificación de m i conduc-
ducta , fio hacer daño á nadie , y hacer bien á quantos puedo? ¿No es una continua acusación y reprehensión para los malos, saber estos , que yo los tengo á muchos por injustos para s í , á algunos •para el estado , y á ninguno per bienhechor y generoso ? Sócrat. ¿Pero yo quisiera me dixeses si te tomabas algún trabajo en producir (a) y explicar estos conceptos ? Ischóm. Continuamente estoy
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